Losada - La Función de Diririgir
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CAPITULO 13
LA FUNCIÓN DE DIRIGIR EN LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA1
Carlos Losada2
Introducción
¿Por qué las personas actúan de una manera y no de otra? ¿Por qué se decididen
por una alternativa y no por otra? Sin entrar en consideraciones de mayor enver-
gadura, parte de la explicación radica en los marcos conceptuales que el cerebro
desarrolla para captar y entender cómo funciona la realidad circundante. El hecho
de dirigir no es una excepción. Al dirigir se procede de acuerdo con pequeños
modelos mentales, muchos de ellos inconscientes, en gran parte cambiantes y en
todo caso poco formalizados.
Se requiere explicitar y tomar conciencia de este conjunto de esquemas
mentales para poder analizarlos y enriquecerlos. Al ejercer la función directiva de
una manera más consciente, se abre para quienes la ejecutan todo un campo de
aprendizaje y mejoramiento. No deja de sorprender que una actividad que ocupa
a muchos profesionales entre 10 y 14 horas de su vida diaria durante los años de
mayor vitalidad haya merecido tan poca reflexión explícita.
La finalidad de este escrito es favorecer el mejoramiento de la función direc-
tiva mediante reflexiones y marcos conceptuales que permitan el análisis y el
enriquecimiento de esos modelos mentales que influyen de manera significativa
en la actividad directiva. Me propongo ante todo buscar que este material sea útil,
dentro del rigor académico necesario. Sin embargo, espero hacerlo en un estilo
ameno, alejado de la redacción científica más propia de otras publicaciones y
evitando citas excesivas.
1
El presente artículo es una versión resumida de dos trabajos previos del mismo autor sobre la función directiva.
Véanse Losada 1997a y 1997b.
2
Carlos Losada i Marrodán es licenciado en Derecho por la Universidad Central de Barcelona, y licenciado en
ciencias empresariales y master en dirección de empresas por la Escuela de Superior de Dirección y Administra-
ción de Empresas (ESADE). Actualmente es especialista sénior en reforma del Estado en el Banco Interamerica-
no de Desarrollo. En su calidad de experto en la reforma estatal ha colaborado con varias misiones de Naciones
Unidas. Asimismo ha desarrollado diversos trabajos con las administraciones de Argentina, Chile, Colombia,
Nicaragua, Ecuador y Guyana. Ha sido director general de la Función Pública y secretario general de Adminis-
tración y Función Pública (Cataluña, España) y miembro de la Comisión de Coordinación de la Función Pública
de España. También ha seguido la carrera académica como profesor en la Universidad Ramón Llull y la Univer-
sidad Autónoma de Barcelona, así como en otras universidades e instituciones académicas. Ha publicado diver-
sos artículos y libros sobre temas de gestión y ha colaborado en varias investigaciones en el ámbito público.
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Entre los expertos, estoy en deuda con las investigaciones y publicaciones de Henry Mintzberg, Rose Marie
Stewart, Mark Moore, Alain Mitrani, Les Metcalfe y John Kotter. Entre los colegas de la vida académica, estoy
especialmente agradecido con el equipo de profesores que hacen parte del Instituto de Dirección y Gestión
Pública de ESADE y con los diversos expertos de otros centros académicos con los que éste colabora; entre los
colegas profesionales, debo gratitud a los muchos funcionarios y cargos de la Generalitat de Catalunya; por
último y en lo que respecta a mis alumnos, estoy en deuda particularmente con los participantes del programa
Función Gerencial y Administración Pública, quienes asistieron a largas sesiones de cátedra con la intención de
mejorar su actividad pública.
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Una primera respuesta a la pregunta sobre qué tipo de puestos deben considerarse dentro de la "función
directiva" sería: aquellos en los que los componentes de dirección priman sobre los componentes profesionales
o técnicos (jurista, economista, docente, médico). Se consideran componentes directivos:
- la responsabilidad global sobre los resultados de una área de actividad organizativa;
- la autoridad sobre un colectivo más o menos amplio de personas;
- la autoridad sobre recursos económicos, materiales y de otro tipo;
- un grado de discrecionalidad alto en la toma de decisiones.
Esto implica una serie de peculiaridades importantes a la hora de caracterizar el trabajo que los directivos han de
realizar. Siguiendo los parámetros que en 1943 sistematizara Edward N. Hay (Albet, 1995), estos puestos tienen
las características siguientes: a)consiguen sus resultados a través de otros puestos y son guiados a su vez "desde
lejos"; b) inciden y deciden en las cuestiones estratégicas de la organización o de una de sus partes, con implicaciones
de mediano y largo plazo; c) tienen un alto nivel de responsabilidad (con margen de libertad para actuar y por
ende un nivel de impacto directo considerable sobre magnitudes relativamente importantes de la organización);
d) abordan niveles de problemas caracterizados por la complejidad, amplitud y ambigüedad de su definición.
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Mal iría una organización pública si todos sus directivos, desde el jefe de negociado hasta el director general,
decidieran convertirse en líderes de cambios significativos, cuando lo que quizás se necesita es estabilidad y
"ajuste delicado".
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Como casi todo en las organizaciones, entre más sabemos sobre ella, más requerimos tener una visión contin-
gente, es decir, más necesitamos tener en cuenta las diversas variables que afectan de manera significativa el
trabajo directivo. Ante una situación de crisis organizativa se requiere un perfil de función directiva distinto al
que exige una situación de paulatino crecimiento; visto desde otra perspectiva, no es lo mismo dirigir un centro
penitenciario que gestionar como máximo responsable una delegación regional de Hacienda o un programa de
potenciación del asociacionismo juvenil.
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7
La muestra de la investigación de H. Mintzberg es muy reducida. Sin embargo, tiene el atractivo de que
contiene directivos del sector público y del sector privado. A.A. Costin (1970) amplió sustancialmente la mues-
tra, y al parecer los resultados reafirmaron los datos de Mintzberg. En 1970, Costin realizó un estudio compara-
tivo de 100 directivos medios del sector público y otros tantos del sector privado y concluyó que no existían
diferencias significativas en el tipo de trabajo, o lo que él denominó la "naturaleza directiva" de este tipo de labor.
Asimismo concluyó que los dos colectivos realizaban las funciones identificadas por Mintzberg.
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realidad, junto al hecho de que muchas de las actividades que entran en la agenda
directiva son impuestas por terceros (visitas derivadas de las acciones del jefe,
8
En el presente artículo, rol y función se utilizarán como sinónimos, aunque tienen contenidos en parte distintos:
las funciones son los aportes que el puesto de trabajo hace a la organización, mientras que los roles son los
comportamientos exigidos al ocupante del puesto para el buen funcionamiento de aquélla.
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Alian (1981) obtuvo datos a través de diversas metodologías complementarias (encuestas, observación directa,
entrevistas en profundidad) sobre un total de 1.476 directivos públicos, todos ellos del ayuntamiento de la ciudad
de Nueva York. Su objetivo era identificar las actividades realmente realizadas por ellos. A través del análisis del
trabajo de campo identificó 57 tareas centro o "núcleo" común de la función directiva, que fueron agrupadas en
seis dimensiones o macrofunciones: 1) supervisión de empleados; 2) armonización o creación de consenso para
asegurar la viabilidad de un determinado programa de acción; 3) gestión de información ; 4) actividad de análisis
y evaluación (de propuestas, problemas, oportunidades); 5) generación de cambio y 6) monitoreo o control.
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El estudio de Flanders y Utterback (1985) presenta de una manera resumida una de las investigaciones más
amplias en esta materia: el Management Excellence Inventory (MED. Se trata de un instrumento diseñado para
ayudar a la selección, provisión de puestos, formación y otros componentes de la política de personal directivo
en la administración federal de los EE.UU. Se basa en un modelo de competencias requeridas para el ejercicio de
las funciones comunes de puestos directivos. Se realizó un amplio estudio en el terreno (Flanders y Utterback,
1985:404) con la finalidad de identificar cuál era el contenido de las responsabilidades de los puestos directivos
o lo que el MEI denomina funciones directivas. La muestra inicial y las posteriores revisiones del trabajo superan
las 10.000 observaciones. Las funciones directivas detectadas fueron: 1) identificación y actualización de infor-
mación externa relevante; 2) interpretación y comunicación de información relevante a la unidad del propio
directivo; 3) representación de la unidad; 4) coordinación con otras unidades externas 5) planificación del
trabajo de la unidad; 6) orientación del trabajo de la unidad; 7) presupuestación; 8) administración de recursos
materiales; 9) gestión de personal; 10) supervisión; 11) monitoreo del trabajo de la unidad, y 12) evaluación de
programas.
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previstas y de cambios que escapan al control del directivo. Los tipos de conflictos
o crisis son muy variados, y en su resolución el factor tiempo tiene una gran
incidencia pues surgen repentinamente y modifican los planes del directivo, quien
en muchas ocasiones les confiere una prioridad absoluta sobre el resto de sus
actividades. Es evidente que todo directivo dedica una gran parte de su tiempo a
reaccionar rápidamente ante situaciones de crisis o conflictos, cuya presión desea
reducir lo más pronto posible. Nos encontramos ante un rol puramente reactivo.
Algunos autores (cf. Drucker) consideran que más que un rol se trata de una
patología, pues le impide al directivo ser proactivo y anticiparse a los aconteci-
mientos. Lo cierto es que se trata de un rol inherente a la organización que se
apoya en la estructura directiva donde hay mayor poder y conocimiento para dar
respuesta a las crisis que van surgiendo.
Son muchos los ejemplos de resolución de conflictos que podemos encon-
trar en la actividad diaria de un directivo público: situaciones de enfrentamiento
entre dos subordinados, una necesidad repentina de material, un problema con
un proveedor, un recorte imprevisto de presupuesto, entre otros.
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Rolde monitor. Este es uno de los roles que probablemente el directivo realiza de una
manera menos consciente y que sin embargo le ocupa una gran cantidad de tiempo.
En una palabra, el directivo siempre monitorea. Una posible definición del rol de
monitor sería: el conjunto de comportamientos orientados a buscar o recibir infor-
mación relevante para el funcionamiento de la organización y las variables con ella
relacionadas (entorno), así como para su futuro. El directivo recibe información de
las operaciones internas, de los acontecimientos externos, análisis e informes de
temas diversos, ideas y tendencias que se producen en su entorno y que le permiten
estar al día. Asimismo recibe presiones internas y externas que le proporcionan
información valiosa. Pero, señala Mintzberg (1983), la información más relevante
para el rol de supevisión no es la que recibe el directivo por los cauces formales, sino
la que le llega informalmente y sobre todo de forma verbal, y que es consecuencia
de su red de contactos personales en todos los niveles dentro y fuera de su organi-
zación. Sin embargo, en la administración actual, este flujo puede significar no sólo
algo normal y habitual de la función directiva, sino que puede manifestar mas bien
un déficit real de información formalizada (como cuadros de mando, investigacio-
nes sociológicas, evaluación de políticas públicas, etc.).
Entre otras cosas, el directivo utiliza la gran cantidad de información que
recibe desde su posición privilegiada para:
Hasta ahora hemos expuesto los elementos comunes a todo cargo directivo. Sin
embargo, cada puesto directivo tiene sus peculiaridades que en ocasiones lo lie-
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gan a diferenciar sustancialmente del resto. Tan es así que muchos fracasos direc-
tivos se explican por la decisión de replicar el tipo de actitudes, habilidades y
El primer tipo de variables relacionadas con el puesto de trabajo son las siguientes:
1) tipo de organización de la unidad bajo la autoridad formal del puesto directivo
(cuáles son los sistemas de coordinación y los parámetros de diseño utilizados: si
se trata de un modelo simple o si más bien responde al modelo burocrático, etc.);
2) tamaño y antigüedad de la unidad subordinada; 3) sistema técnico utilizado
(tipo de tecnología, métodos de trabajo, etc.); 4) nivel del puesto; 5) función
monitoreada (personal, prestación de servicios, etc.); 6) cultura organizativa
imperante en la unidad (valores y comportamientos dominantes); y 7) clima labo-
ral y tipología de la relación con superiores y subordinados.
Algunos estudios en este terreno señalan que las funciones directivas se
ven afectadas en la medida en que el puesto directivo se acerca más a la cúspi-
de organizativa (Alian, 1981). El rol de representación adquiere especial rele-
vancia en los puestos más altos, como lo demuestra el caso paradigmático de
los alcaldes de ciudades. También es evidente que la dirección de organizacio-
nes compuestas fundamentalmente por profesionales acentúa unos papeles (el
de enlace y asignador de recursos, por ejemplo) con respecto a otros (como el
de innovador, pues aparentemente en este tipo de organizaciones la innovación
tiende a nacer de los propios profesionales) (Mendoza, 1995). Asimismo, el
hecho de monitorear una función como podría ser la administrativa en un tipo
de modelo organizativo burocrático —caso de los gerentes judiciales, por ejem-
plo— tiende a acentuar los roles de asignación de recursos y de gestión de
anomalías (Losada, 1989).
El segundo grupo de variables que afectan la función directiva está constituido por
aquellas relacionadas con el entorno, y especialmente las vinculadas con el tipo o
configuración organizativa en la que se encuadra el puesto directivo, así como con
las relaciones personales que se establecen con superiores y otros directivos sin
dependencia directa.
Aquí también son relevantes los sistemas de coordinación y los parámetros
de diseño utilizados en la organización en que se ubica el cargo directivo, esto es,
LOSADA 415
Las variables relacionadas con la persona que ocupa el puesto son fundamen-
talmente las que tienen que ver con las características biológicas y el perfil psico-
lógico del directivo (personalidad, carácter, estilo de liderazgo); estatus social y
otros determinantes socioeconómicos; la formación recibida (estudios superio-
res, experiencia previa), y el tiempo que lleva ocupando el puesto, entre otras
cosas.
Así, es posible que el carácter del directivo se imprima sobre sus funciones,
como por ejemplo cuando un individuo cuyo perfil psicológico se caracteriza por
la introversión tiende a desarrollar con menor dedicación de lo que requiere el
puesto de trabajo aquellas funciones relativas a las relaciones interpersonales
(liderazgo y enlace, entre otras). También es posible identificar influencias entre el
tiempo que alguien lleva ocupando un puesto y las funciones directivas. Es común
que las personas que acceden a un cargo directivo tiendan a desarrollar con más
intensidad durante las primeras semanas sus roles de monitor y enlace (Mintzberg,
1983 y Gabarro, 1986).
Si bien existen estudios sobre la visión contingente de la función directiva, no
se dispone de un conjunto de conocimientos sistematizado y menos de una sínte-
sis que pueda ser de utilidad para el directivo. Se trata de uno de los campos que
requieren mayor investigación.
Sin embargo, vamos a profundizar un poco más sobre lo que comporta
desarrollar la actividad directiva en el ámbito público.
416 CAPITULO 13. LA FUNCIÓN DE DIRIGIR
Rol de líder
La respuesta a esta pregunta se puede dar en varios niveles: desde para ganarse un
sueldo hasta para contribuir a los fines organizativos. La perspectiva organizativa
nos conduce hacia el segundo tipo de respuesta. En definitiva nos interesa saber
para qué la organización requiere los roles ya mencionados. Aun si la respuesta
parece evidente, exige un cierto nivel de reflexión.
Si se presta atención a los papeles que cumple el directivo puede observarse
cómo a través de ellos éste hace tres aportes significativos a la organización; estos,
a su vez, pueden ayudar a responder a la pregunta más filosófica del para qué.
En suma una organización requiere:
El directivo debe actuar en estos tres ámbitos o áreas para conseguir el im-
pacto deseado de la política pública, el cual sólo será posible si coinciden:
Síndrome del "yo soy político, la gestión no es cosa mía" (véase la Figura
13.7):
• definición deficiente de la política pública,
424 CAPITULO 13. LA FUNCIÓN DE DIRIGIR
Concepto de competencia
Cabe aquí preguntarnos: ¿Cuáles son las competencias genéricas que pueden
favorecer el ejercicio de roles directivos? Ofrecemos a continuación uno de los
modelos más divulgados y que puede tener utilidad para los directivos. No pre-
tendemos que sirva de guía o "mandamiento", ya que por su complejidad y rique-
za la realidad directiva y de la persona humana en general sobrepasa ampliamente
un simple listado de competencias, por muy riguroso que éste sea. Como hemos
dicho, queremos simplemente ofrecer un punto de referencia que estimule la
reflexión y el diagnóstico de las capacidades propias en relación con las requeridas
por la organización.
Teniendo en cuenta los nuevos retos que se están dando en el entorno y las
tendencias de tipo organizativo, Mitrani et al (1992) identifica un conjunto de
competencias relevantes para el conjunto de los directivos.
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a) Personales
• Motivación por el logro: Preocupación por trabajar bien o por competir para
superar un estándar de alto nivel.
• Preocupación por el orden y la calidad: Esfuerzo por disminuir la incertidumbre
mediante controles y comprobaciones, y a través del establecimiento de unos
sistemas claros y ordenados (véase la relación con los roles de control).
• Iniciativa: Predisposición para emprender acciones, mejorar resultados o crear
oportunidades (véase la relación con el rol de innovador).
• Búsqueda de información: Curiosidad y deseo por obtener información amplia y
concreta para llegar al fondo de los asuntos (véase la relación con el rol de
monitor).
c) Competencias de influencia
• Impacto e influencia: Deseo de producir un impacto o efecto determinado sobre
los demás, de persuadirlos, convencerlos, influir en ellos o impresionarlos con el
fin de lograr que sigan un plan o una línea de acción (véase la relación con los
roles de enlace y liderazgo).
Estas son las competencias que podrían permitir el desempeño de los roles
directivos genéricos señalados. No obstante, una adecuada identificación de las
capacidades requiere un análisis de los aspectos concretos más relevantes para
cada organización y para cada puesto directivo.
Comentario final
Hemos visto a lo largo de este artículo cómo a partir de las necesidades básicas de
toda política pública, el directivo debe desempeñar una serie de roles con base en
sus propias competencias, materia prima para mejorar su desempeño. Todo ello se
convierte en una agenda que concreta la función directiva en el trabajo cotidiano.
Al final de este recorrido debemos volver a la finalidad que nos proponía-
mos al inicio de este escrito, esto es, revisar y enriquecer nuestro propio modelo
mental sobre lo que significa dirigir. La trascendencia de este trabajo radica en
señalar que son esos modelos inconscientes (quizás un poco menos insconscientes
después de esta reflexión) los que guían la acción del directivo.
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REFERENCIAS
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sejero de Estado (Suiza). IDEHAPE, Buüetin-Informations trimestrielles de ¡'Instituí de