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MARTA PEIRANO . CONTRA -°, ELFUTURO £ LOR RESISTENCIA CIUDADANA FRENTE ” é fF AL FEUDALISMO CLIMATICO WASMaquinas GEOINGENIERIA: EL BUENO, EL FEO Y EL MALO En El Ministerio del Futuro, la novela que Kim Stanley Robinson publicé a finales de 2020, una combinaciéa de calor y humedad mata a veinte millones de personas en una region de India en menos de una semana. Mueren cocinados por dentro, porque la humedad no deja sudar. El limite de temperatura que podemos tolerar depende de nuestra temperatura interna, y esta se gestio- na sudando. Al evaporarse, el sudor dispersa nuestro calor inter- no y nos refresca. Pero, para que el sudor se evapore, hace falta que se encuentre en un medio que no sea mis caliente y hame- do que si mismo. Ese limite es de 35 °C en un termémetro a la sombra envuelto en un pafio mojado bajo una corriente de aire. El nombre oficial es wet-bulb temperature 0 WBT, una tempe- ratura superior a la del cuerpo (38,9 °C) y una humedad del 77 por cicnto. Un bafio turco a temperatura de sauna, en que el cuerpo humano pierde la capacidad de regular su temperatura interna y se cocina por dentro, aunque beba agua sentado a la sombra y delante de un ventilador. Cuando le preguntan por qué decidié empezar la novela con una escena tan aterradora, Robinson responde que le horroriza 79CONTRA EL FUTURO que suceda aunque, técnicamente, la WBT ha tenido ya lugar. En ciudades de los Emiratos, Arabia Saudi, India y Pakistan. También ha sido registrada en varios puntos de México y Venezuela, pero no ha matado a millones de personas todavia. Los modelos dicen que muchas de las zonas mas pobladas del mundo van a experi- mentar esa clase de temperatura htimeda en los proximos sesen- ta afios, causando millones de muertos. Probablemente no haga falta esperar tanto. La inspiracién para la novela fue una ola de ca~ lor que sacudié al estado indio de Andhra Pradesh en junio de 2015, matando a miles de personas. Antes de esa, la ola de calor de Chicago de 1995 acabé con la vida de casi mil personas, dejé sin luz a 49.000 familias y sembré el caos en la ciudad. Ningu- na superé los treinta grados de temperatura de bulbo hamedo. En julio de 2021, una tromba de agua desbordé rios y arra- s6 casas, terminando con la vida de cientos de personas en Ale- mania. En un solo dia, casi medio millén de alemanes se queda- ron sin suministro eléctrico, sin carreteras, sin Comunicaciones y sin ferrocarril. Pocos dias mis tarde, la ciudad china de Zheng- zhou sufrié una tormenta tan fuerte que, en menos de una hora, habia inundado la linea 5 del metro, matando a docenas de personas. Tres dias ms tarde, una ola de calor recorrié el oeste de América del Norte, dejando cientos de fallecidos por muer- te stibita. Ese verano, los incendios forestales de California, Es- pafia y Siberia emitieron 1.760 megatoneladas de carbono en la atmésfera. Segin el servicio de cambio climatico de Coperni- cus, 2021 fire uno de los afios mas calurosos jamés registrados, pero hace un tiempo que cada afio lo es. «Cada afio durante el resto de tu vida va a ser el afio mas caluroso jams registrado —comenté el profesor de ciencias atmosféricas Andrew Dessler, de la Universidad de Texas—. Eso significa que 2021 sera uno de los mis frios de este siglo. Disfritalo mientras dura». 80MAQUINAS. En junio de 2021, el Organismo Nacional de Administra- cién Ocednica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos anuncié que la concentracién de CO, en la atmésfera habia batido un nuevo récord. Esta cantidad se mide en partes por millon (ppm).' Cuando empezé a registrarse en 1958, durante el primer Afio Geofisico Internacional, marcé 315 ppm, pero sabemos que antes de la Revolucién Industrial la cantidad era de 280 ppm. Ese es nuestro punto de referencia. Fue David Keeling, el quimico que habia conseguide registrar la molécula de CO, en el Observatorio de Mauna Loa, en Hawai, quien descubrié que la suma crecia constantemente y que la acumu- lacién atmosférica de esos gases provocaba un efecto invernade- ro que incrementaba la temperatura global. Por eso se Ilama «curva de Keeling», y cada vez sube mis rapido. En mayo de 2021, el Observatorio de Mauna Loa registré un maximo de concentracién histérica de 421,21 ppm. El NOAA explicé que la tiltima vez que habia habido tanto CO, en la atmésfera habia sido en el Optimo Climitico del Plioceno Medio, hace tres millones y medio de afios. Entonces la tempe- ratura era de 2-3 °C por encima de la que habia en la era prein- dustrial y el nivel del mar era entre quince y veinticinco metros superior. El dato Ilamaba especialmente la atencién en el con- texto de la pandemia, cuya estrategia inicial de contencién ha- bia reducido drasticamente el transporte aéreo y la actividad industrial. Los gobiernos y las industrias contaminantes se comprome- ten desde hace afios a cumplir objetivos para no superar el limite de 1,5-2 °C. Nunca son vinculantes, lo que significa que pue- den prometerlos sin cumplirlos y sin que haya mas consecuen- cias que un poco de indignacién general y la aceleracién del proceso de destruccién planetaria. De hecho, el Informe sobre 81CONTRA EL FUTURO la Brecha de Produccién del Instituto Medioambiental de Esto- colmo, que analiza la discrepancia entre los compromisos gu- bernamentales y sus planes de inversiones, demuestra que ni si- quiera lo estan intentando. Para hacerlo, tendriamos que reducir la produccién de energia con combustibles fosiles un 6 por cien- to cada afio durante la préxima década. Los gobiernos proyectan aumentarlo un 2 por ciento anual. Nuestro presupuesto colectivo de CO, hasta 2040 es de un total de quince gigatones, pero, segiin los planes estatales, vamos a emitir un total de cuarenta gigatones anuales, que vendrian a sumarse al resto de los gases de efecto invernadero que ya estan aparcados en la estratosfera. El Informe sobre la Brecha de Emi- siones de la ONU concluye que la suma de decisiones de los gobiernos a escala mundial nos conduce a un aumento de 2,7 °C en lo que queda de siglo. Hay proyecciones que sitdan esa cifta por encima de los 4 °C. Cualquiera de las dos es una sentencia de muerte; solo varian en la velocidad de la ejecucion. La cum- bre del clima empieza a parecer un consorcio de alcohdlicos bien vestidos que juran dejar la bebida pidiendo copas en un bar con botellas suficientes para ahogar los préximos veinte afios de su vida. La verdad es que somos adictos a los combustibles fosi- les. Hace falta mas que voluntad. En este momento, los combustibles fsiles suponen el 84 por ciento de nuestras fuentes de energia. Los usamos para traba- Jat, para resguardarnos de los elementos, para viajar y fabricar cosas, para cocinar y conservar lo cocinado, para operar caderas y entretener a las masas. Pero también para vestirnos, empaque- tar comida y medicamentos, para construir carreteras, computa- doras ¢ instrumentos de precisién. Todos los aspectos de nuestra vida estan tocados por los combustibles fésiles. Hay otras ener- gias mas sostenibles, pero los siguen muy de lejos, como la ener- 82MAQUINAS gia hidraulica (6,4 por ciento), las renovables (edlica, solar y biodiésel, 5 por ciento) y la nuclear (4,3 por ciento). Y tenemos mil millones de personas viviendo sin electricidad, sobre todo en zonas rurales, que no han contribuido a la crisis climatica. Seria moralmente inaceptable exigir que paguen por ella, re- nunciando a las infraestructuras que tanto mejoraron la calidad de vida de otras personas en paises mds desarrollados. Al mismo tiempo, una parte considerable de esa poblacién vive en paises con grandes reservas petroliferas, con petroleras nacionales que se dedican a la exportacién, como los Emiratos, Brasil o Nigeria. No podemos prohibir que quemen sus propios combustibles fosiles para calentar a su poblacién. Pero los paises que mas han contribuido —y mis siguen contribuyendo— a la crisis clima- tica no sienten la responsabilidad de reducir sus emisiones si no lo hacen todos los demas. Todo eso es un problema. Pero hay otro todavia peor. La temperatura media mundial lleva zumentando una me- dia de 0,2 °C por década desde los afios setenta. La mayoria de los modelos predicen que seguir4 creciendo durante al menos dos décadas, incluso si todos los paises hacen todo lo que esta en su mano para mantenerse por debajo de los 1,5 °C. Para conseguirlo, los partidos ahora en el Gobierno tendrian que imponer medidas drasticas y probablemente impopulares sobre una poblacién cada vez mis polarizada y furiosa sin la esperan- za de ser recompensados con resultados visibles a corto plazo. Tendrian que asumnir el coste politico de hacer lo que es nece- sario sabiendo que, durante bastante tiempo, todo ird a peor. Incluso si todo el mundo cumpliese con los objetivos, el in- dicador principal de que el esfuerzo ha funcionado podria no ser mas que una ralentizacién del aumento de la temperatura. A pesar del empeiio, las olas de calor seran més largas y los in- 83CONTRA EL FUTURO cendios forestales mas devastadores, el nivel del mar subira mas rapido y se acelerar la sexta extincién. No hace falta ser futu- rélogo para prever que el oportunismo politico sabra capita- lizar esa realidad desafortunada con campafias que declaren su ineficacia y destruyan el plan. Afrontar una cadena causa-efecto tan larga requiere politi- cos capaces de hacer lo que es necesario, en ambos extremos del espectro ideolégico. Visionarios con verdadera voluntad de servicio ptiblico y un sentido histérico de la responsabilidad. Lideres capaces de atravesar la espesa niebla de individualismo, miedo y partidismo que domina el ecosistema politico con un proyecto a largo plazo que motive a la poblacién hacia una dé- cada de esfuerzo colectivo, con la ciencia como tnica certi- dumbre y el futuro como tinica recompensa. Como decia Kah- neman, esto no se nos da bien. ¥ no refleja a la clase politica que tenemos en este momento. La que tenemos parece haber deci- dido que podemos seguir emitiendo cantidades astrondmicas de CO, —y haciendo crecer la economia— porque pron- to podremos eliminarlas mec4nicamente con tecnologias de «descarbonizacién», Es el futuro que promocionan los oligopo- lios, los gigantes energéticos y las grandes tecnolégicas porque requieren lo que ellos necesitan: mas dinero publico, mAs gasto energético y una cultura de la excepcionalidad que ofrece a las naciones desarrolladas una cierta ilusién de control. Una vez mas, el capitalismo extractivo se presenta como la tinica solu- cién a la enfermedad que produce. Aseguran que cs demasiado tarde para todo lo dems. Lo dicen la Agencia Internacional de la Energia, los depar- tamentos de transicién energética, las agencias meteoroldgicas y hasta el IPCC. Para mantener el calentamiento global por deba- jo de 1,5 °C antes de 2100 ya no basta con reducir las emisio- 84MAQUINAS nes; también hay que disminuir parte de las que se han acumu- Jado. Esto a menudo requiere una explicacién. Muchos imaginan que los gases de efecto invernadero se disipan, como el humo del tabaco cuando paramos de fumar cigarrillos y abrimos para airear la habitacién. Pero estos gases se parecen mis a la basura: si no los saca nadie, se acumulan y no se van. Dentro de cien aiios, la mitad de los gases que hemos produ- cido este afio seguirdn alli. Alguien tiene que sacarlos. La can- tidad depende de lo mucho que hayamos reducido las nuevas emisiones. Esto no requiere de mecAnica cudntica, basta con una calculadora. Si cumplimos los compromisos de Paris, esa cifra seria de unos cien gigatones, dos veces la cantidad que la humanidad produce en un afio. Si seguimos al ritmo actual, la cuenta se dispara a mil gigatones; eso significaria retroceder veinte aiios de emisiones globales, solo para conservar el plane- ta como est hoy. A los gobiernos les gustan los proyectos de geoingenieria porque son espectaculares, heroicos y rimbombantes, y exigen inversiones de dinero piblico en lugar de sacrificios politicos, ademas de prometer resultados visibles antes de la siguiente campaiia electoral. A la poblacién le gustan porque ofrecen optimismo sin sacrificio, entretenimiento sin responsabilidad. Son como los viajes a Marte, una historia de un desastre medioambiental y una tecnologia que nos salva que se podra seguir en Netflix, debatir en Twitter y memetizar en TikTok e Instagram sin renunciar a las botellas de plistico, los modelos de temporada, los aviones a la playa y el chuletén. Mejor toda- via: estan libres de culpa porque, si no funcionan, no puede ser culpa nuestra porque no hicimos nada. Para perder hay que jugar. Finalmente, si los paises no cumplen los objetivos o los calculos de la industria no son los correctos, siempre podemos 85CONTRA EL FUTURO inyectar un buen chorro de diéxido de azufre en la atmésfe- ra para que sus particulas reflectantes nos protejan del sol. El problema es que no existe una tecnologia lo suficientemente rentable, escalable y sostenible para hacer ninguna de las dos cosas. EL ASPIRADOR DE PARTICULAS La jerga que describe las tecnologias de captura y extraccién de carbono es tipicamente obtusa. La «captura» se refiere al proce- so de atrapar el CO, en el momento y el lugar donde se est produciendo. Por ejemplo, en el momento en que sale de la chimenea de una fabrica o de una planta eléctrica. La «extrac- cién» se refiere a aspirar el didxido de carbono que ya se ha instalado en la atmésfera. En cualquiera de los casos, una vez capturado o extraido, el diéxido de carbono necesita ser utilizado o almacenado. Eso se llama «secuestro» de carbono, y el com- promiso de conseguir economias de carbono cero, 0 de emisio- nes netas cero, implica seguir quemando una cantidad indeter- minada de combustibles fésiles pero gestionando los gases que producen. Las tecnologias de captura, extraccién y secuestro de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) fueron las grandes pro- tagonistas de la XXVI Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climitico, la tercera desde el Acuerdo de Paris y la iltima antes de la publicacién de este libro, que tuvo lugar en Glasgow, Escocia, en noviembre de 2021. La prioridad es capturar las emisiones de las centrales eléc- tricas. Han aumentado un 60 por ciento en las dos tiltimas dé- cadas,’ y el IPCC observa ya en su informe de 2014 que,si nadie hace nada, esa cifta se habr4 doblado en 2050. La promesa im- 86MAQUINAS plicita es que, si hubiese una tecnologia capaz de contener la toxicidad del modelo energético desde el origen, entonces no haria falta cambiar tanto el modelo, independientemente de que se queme carbén, biomasa 0 gas natural. Es un fuerte incen- tivo para la industria, que, como la alimentaria, puede vender obesidad y wellness al mismo tiempo mientras asegura que el poder es del consumidor. Esta tecnologia forma parte de los escenarios de contencién de todos los informes gubernamenta- les,a pesar de que solo existe una instalacion de captura y alma- cenamiento de carbono de este tipo a escala industrial, y no es precisamente un relato de éxito. Boundary Dam, la vieja central termoeléctrica de Saskatchewan, Canada, es propiedad de la empresa publica SaskPower y tiene una capacidad instalada de 140 megavatios. En 2014 su director ejecutivo, Mike Monea, anuncié que habjan incorporado una tecnologia capaz de cap- turar hasta un millén de toneladas, el 90 por ciento del CO, que la planta generaba cada afio quemando carbén, y almacenarlo de manera permanente. «El carb6n est cogiendo mala fama en todo el mundo —ex- plicé en la reunién anual de la Asociacién de Carb6n de Cana- d4—, asi que en 2008 decidimos construir la primera planta de carbén limpia del mundo». Se gastaron mil quinientos millones de délares, con un fuerte apoyo del Gobierno central, el regional y la Agencia Internacional de la Energia. Un millon de toneladas son 250.000 coches circulando durante un afo. También tenian Ja esperanza de poder alargar la vida de la central unos treinta afios mas. Antes de dos afios, SaskPower habia demandado a SNC-Lavalin, la empresa de Montreal que disefié la tecnologia, y a AB Western, la empresa de Alberta que la construy6. Las demandas eran secretas pero fueron filtradas a la prensa. Decian que la tecnologia habia costado el triple de lo que esta- 87CONTRA EL FUTURO blecia el proyecto original y que tenia «serios problemas de di- sefio», porque funcionaba muy por debajo de la capacidad pro- metida. La empresa tenia contratos con clientes que contaban, con el diéxido de carbono para sus procesos de «recuperacién optimizada de petrdleo», uno de los posibles usos «circulares» del CO, y los estaba incumpliendo sin remedio. En 2015, Sask- Power publicé un informe en el que admitia su equivocaci6n en un texto lleno de extraiios condicionales. «Cuando la planta fuera operativa, las condiciones econdémicas y técnicas del pro- yecto probablemente habrian cambiado, mostrando que quiz no habia sido la mejor decisién, especialmente considerando el precio de los diferentes combustibles. Este era el caso de Boun- dary Dam». En el mismo informe sugieren que habria sido mejor para todos cerrar la planta e invertir en energias renovables. En 2021 la planta no habia superado la captura del 37 por ciento, menos de la mitad de la cantidad proyectada, y se enfrentaba a proble- mas técnicos que ponian en crisis su sostenibilidad, incluyendo apagones generales que no solo afectaban a la captura de carbo- no sino a su principal raz6n de ser. SaskPower ha cancelado los tres emprendimientos de captura de carbono que tenia proyec- tados argumentando que no le sale a cuenta, especialmente cuando est tan bajo el precio del gas natural. En el interesante libro Super Polluters, el profesor de Socio- logia de la Universidad de Colorado Don Grant analiza la base de datos de emisiones de la industria energética, para descubrir que esta fuertemente concentrada. Hay un pufiado de centra- Jes que producen una cantidad desproporcionada del volumen total, y estan en China, Estados Unidos e India. No es sorpren- dente; son los tres paises que m4s subvencionan los combustibles fsiles junto con la Union Europea, un subsidio total de 5,3 bi- 880 ee MAQUINAS lones de délares anuales en todo el mundo, 0 el 6 por ciento del PIB global.* Eso significa que una soluci6n a escala, centrada en esos supercontaminadores, no solo seria deseable para sus paises de origen, sino que tendria un impacto positivo muy considerable en el resto del mundo. No haria falta que todas las economias hicieran el esfuerzo. Bastaria con que lo hicieran tres. Otra ventaja de este tipo de captura es que facilita politicas de repa- racién por emisién de gases, porque permite cuantificarlas. A diferencia de los combustibles, los gases de efecto invernade- ro son particulas que se dispersan en el aire. La cantidad exacta es dificil de monitorizar, de pesar, de analizar. Es mucho mas facil medir el flujo de gas, electricidad o gasolina de un negocio y establecer un porcentaje apropiado de captura de emisiones que medir las emisiones mismas. Seria absolutamente deseable que las tecnologias de captura de carbono fuacionaran bien. Pero de momento son caras y experimentales, no escalan lo sufi- ciente y, con un mercado de emisiones que tiene a diez euros Ja tonelada de CO,, no hay incentivos suficientes para que cambie. Al precio y la ineficacia de las tecnologias disponibles hay que afiadir un tercer factor: producen més emisiones que las que capturan. Es el caso de Scotford, la planta de mejoramiento de Shell que transforma bettin de arenas bituminosas en crudo sintético para refinarlo en petrdleo en Alberta, Canada. En 2015, la ter- cera petrolera mas grande del mundo anuncié un proyecto de captura y almacenamiento de carbono llamado Quest, otra gran colaboracién publico-privada capaz de capturar un millén de * Segiin datos del International Monetary Fund (Global Fossil Fuel Subsidies Remain Large: An Update Based on Country-Level Estimates). 89CONTRA EL FUTURO toneladas de diéxido de carbono al afio. Segiin una investiga- cién de la ONG Global Witness, la planta habria sido capaz de capturar cinco millones de toneladas de CO, desde que empez6 a funcionar en 2015, pero generando 7,5 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en el proceso, lo que nos deja un saldo neto de 2,5 millones de toneladas, 0 625.000 coches circu- Jando durante un afio sin parar. Hay unas veinticinco plantas de estas caracteristicas en todo el planeta, operando con resultados insignificantes 0 directamente desconocidos. Incluso en el caso de que funcionaran, no seria suficiente. Aunque lo fuera, des- pués vienen la construccién y los transportes. Una Orca Aunque descarbonicemos la energia, los barcos y los aviones, la fundicién de acero y la produccién de cemento seguiran que- mando combustibles fosiles mas allé de 2050. Desde que Joseph Aspdin lo patenté en 1824, el maleable y duradero conglome- rado de rocas calcinadas con el que construimos casas, aceras, puentes y carreteras ha sido el material mAs utilizado de la his- toria del hombre. El proceso quimico que usamos para calcinar sus ingredientes es responsable del 8 por ciento del total de los gases de efecto invernadero. A pesar de la proliferacion de nue- vos materiales y del resurgimiento de la madera en el sector de la construccién, el cemento sigue siendo el material mds barato y duradero y su produccién se ha multiplicado por cuatro desde los afios noventa. China consumié mas cemento entre 2011 y 2013 que Estados Unidos en todo el siglo xx. Es improbable que esto pare. Segunda en la jerarquia de soluciones tecnolégi- cas para salvar el mundo esta la Ilamada «captura directa», una 90MAQUINAS operaci6n que consiste en cobrar a terceros por succionar dié- xido de carbono directamente del aire. La mas grande se llama Orca, que significa «energia» en islandés. Inaugurada en Hellisheidi en septiembre de 2021, Orca es Ja gran ballena blanca de su categoria, una colaboracién entre la empresa suiza de captura directa Climeworks AG y la firma is- landesa de almacenamiento de carbono Carbfix. Construirla ha costado quince millones de délares y se asegura que puede atrapar unas cuatro mil toneladas métricas de diéxido de car- bono por afio. Incluso en el caso de que lo consiga sin producir nuevas emisiones —Orca usa la energia de una planta geotér- mica local— es una cantidad ridicula, la misma de CO, que exhala cada tres segundos nuestra civilizacién. Para capturar los diez mil millones de toneladas anuales que necesitamos harian falta dos millones y medio de Orcas. Ese es el primero de los problemas. El segundo es que sale a unos ochocientos délares por tonelada de CO,, un precio que, de momento, solo son capaces de pagar empresas como Microsoft, la pasarela de pagos Stripe o Swiss Re, la mayor reaseguradora del mundo. Luego hay curiosidades. La banda de rock Coldplay contraté a Cli- meworks para cancelar parte de las emisiones de su ultima gira, Music of the Spheres. «Hemos pasado los tiltimos dos afios consultando con expertos medioambientales para hacer que este tour sea lo més sostenible posible y seguir aprovechando el potencial de la gira para que las cosas avancen», dijo Coldplay en su comunicado. Explicaron que Orca cngulliria la mitad de su huella, mientras que, para la otra mitad, han puesto fichas en proyectos de reforestacién, regeneracién de suelos, introduc- cién de vida salvaje, carbono azul y restauracién de praderas submarinas. «No lo conseguiremos a la primera, pero estamos comprometidos a hacer lo que podamos y compartir lo que o1CONTRA EL FUTURO. aprendamos». Un ejemplo que seguir, sobre todo por las pro- motoras, pero con pocas posibilidades de Megar al mainstream. Es demasiado caro. «Orca ha pasado de cero a uno —explica en una entrevista el doctor Julio Friedmann, investigador del Centro de Politica Energética Global de la Universidad de Columbia—. Ahora sabemos que podemos hacer mas Orcas. Imaginamos que los costes se reduciran, que su eficiencia crecera, etc., pero lo que tenemos ahora es una sola unidad que captura cuatro mil tone- ladas de CO, del aire cada afio». Con la ayuda de sus primeros clientes, y el apoyo de instituciones y una importante cantidad de subsidios, Climeworks espera rebajar el precio a entre cien y doscientos délares. Seria importante debatir cuénto dinero pt- blico podemos destinar a la factura de la captura directa para que las empresas mas contaminantes puedan esquivar las multas sin dejar de contaminar. Es posible —y deseable— que, invirtiendo la cantidad sufi- ciente de dinero, tiempo e ingenieros, todo eso pueda resolver- se. Rescatarnos «en el tiltimo minuto» es parte del drama de la tecnologia que nos salva, del Arca de Noé a Iron Man. Colén salié de San Sebastian de La Gomera camino de Japén, pensan- do que lo separaban 3.860 kilémetros porque en El libro de las maravillas Marco Polo habla de una isla llamada Cipango que esta «a mil quinientas millas apartada de la tierra en alta mar y [que] tiene oro en abundancia pero que nadie [quiere] explotar, porque no hay mercader ni extranjero que sc haya Iegado al interior». Por suerte para Colén (y por desgracia para millones de indigenas), en lugar de Japon se tropez6 con América. El explorador encuentra siempre lo que no busca. No hay gloria sin dolor. Pero, incluso en el caso de que un genio inventase una maquina capaz de devolver la atmésfera a las 280 ppm de CO, 92MAQUINAS que tenia en 1785, hay un problema irresoluble: la captura direc- ta no detiene ni revierte la acidificacién de los océanos. Lo explicaba el bidlogo marino Howard Dryden, jefe del Global Ocean Exploratory Survey, en la COP26: «Incluso si consiguiéramos la neutralidad de carbono en 2030, los niveles de acidificacién seguirian subiendo hasta superar el pH 7,95, lo que mataré a la mitad del océano». No sabemos exactamen- te lo que pasard si cruzamos esa linea, pero Dryden tiene algunas ideas. Para empezar, produciria una reaccién en cadena que desintegraria las conchas del fitoplancton, a! que llama «dos ver- daderos pulmones del planeta», porque capturan mas CO, que todos los bosques juntos. Sofiamos con ser rescatados por inge- nios que contaminan mis de lo que limpian, que cuestan mas de lo que ahorran, que no estan a la altura del problema y que no han funcionado nunca, pero nos escandalizan los antivacunas por su fanatismo e irracionalidad. Mr Orcas Hay tecnologias naturales de captura de CO, que llevan funcio- nando sin cortes de suministro ni grandes interrupciones desde mucho antes de que nosotros leg4ramos. Son tan sostenibles que funcionan exclusivamente con energia solar. Por un lado, el 30 por ciento de todo el CO, que producimos es absorbido por las capas superficiales del mar y secuestrado en las capas més profundas del océano. Por otro, las plantas capturan didxido de carbono y cocinan con el agua y minerales del suelo para pro- ducir los aziicares que las alimentan, exhalando oxigeno en el proceso. Los animales que se comen a las plantas digieren los azi- cares y liberan parte de ese CO, con el aliento, los gases y los 93CONTRA EL FUTURO excrementos, que a su vez alimentan a las plantas, que vuelven a almacenar el carbono. En este ciclo rapido, el secuestro de este diltimo es relativamente inestable. El ciclo mas largo ocu- rre cuando las plantas y los animales mueren y el material de descomposici6n resultante queda secuestrado en estratos mas profundos de la tierra, en formatos mas estables y permanen- tes. Durante millones de afios, los bosques, las formaciones rocosas y los fondos marinos fueron guardandose los restos de plantas, animales, dinosaurios y monstruos marinos en forma de petrdleo, carb6n y gas. Yacian sin ser perturbados, hasta que llegamos nosotros. En honor a la verdad, los humanos tardamos poco en descu- brir la existencia de esas reservas y encontrarles utilidad. Dios manda a Noé impermeabilizar su arca con betan, algo bastante corriente. Pero no empezamos a explotarlas de forma industria- lizada hasta 1859, cuando el coronel Edwin Drake perforé su primer pozo en el valle de Oil Creek, en Pennsylvania, inaugu- rando la era de las petroleras. Como todas las leyendas lovecraf- tianas, taladrar en las profundidades suele abrir alguna puerta infernal. Tres décadas y miles de pozos mas tarde, llegaron los motores de explosién y de combustién y un nuevo mundo em- prendié el vuelo. Desde entonces, hemos ido quemando la cuerda por los dos extremos. Por un lado, hemos aprendido a extraer las reservas de carbono estables y quemarlas para romper sus moléculas y usar la energia resultante, llenando la atmésfera de metano, CO, y otros gases contaminantes. Por otro, hemos ido eliminando a los agentes de la captura y secuestro de CO,. Poco menos de media hectarea de bosque de secuoyas gi- gantes captura cuatro mil toneladas de CO,,. Son arboles autéc- tonos de California y los seres vivos mas grandes y longevos del planeta, con una edad media de 500-700 afios, aunque hay 94|, MAQUINAS ejemplares de més de tres mil afios todavia en circulacién. Tam- bién son enormes contenedores de biomasa. Crecen a gran ve- locidad (hasta tres metros al afio) y son mas baratos que una planta de captura y secuestro de CO,, por no mencionar su eficacia comprobada a lo largo de los 240 millones de aiios que llevan en el negocio. Se estima que solo en los tres principales incendios que arrasaron California entre 2020 y 2021 desapare- cié casi el 20 por ciento de la poblacién mundial de estos arbo- les, el equivalente a mas de 260.687 orcas. A quince millones de délares por Orca, cabe preguntarse si no valdria la pena invertir los cuatro billones de délares equivalentes en proteger los bos- ques milenarios que quedan para que sigan haciendo su trabajo durante 240 millones de afios mas. O, al menos, dejarlos en me- jores manos que las de la industria minera, petrolera, maderera o ganadera. NUEVE MIL MILLONES DE ORCAS «Los colonizadores robaron la tierra de los indigenas california- nos, que sabian cémo vivir bien con la ecologia y quemar vege- tacién en ciertos momentos del afio para mantener sano el paisaje y mantenerse a salvo (de incendios) —explicaba Eliza- beth Weil en un ensayo sobre la California postapocaliptica publicado en la revista de The New York Times—.* Después los colonos mataron a los natives californianos con la ayuda del Gobierno. Ahora muy poca gente mantiene esas practicas indi- genas y no hemos devuelto la tierra a las tribus». De hecho, un grupo conservacionista llamado Save the Redwoods League compro un bosque de secuoyas de 211 hectireas solo para po- nerlo en manos del Consejo Intertribal de Vida Salvaje de 95CONTRA EL FUTURO Sinkyone, que representa a las diez tribus que habitan la zona desde tiempos inmemoriales. El Andersonia West, un bloque de la Costa Perdida californiana encajado entre el Parque Estatal Sinkyone de Vida Salvaje y el bosque Usal en el condado de Mendocino, llevaba casi dos siglos en manos de una familia ma- derera. En cuanto obtuvieron la potestad legal sobre el territo- rio, empezaron por devolverlo a su nombre original, Tc’ih- Léh-Diii, o «Lugar donde corren los peces». Las tribus creen que el daito sufrido por el bosque y el expo- lio padecido por sus ancestros forman parte de un trauma com- partido que solo puede repararse de forma compartida con el resto de las especies del bosque, escuchandolo y aprendiendo a sanar con él, «El trauma intergeneracional significa que los hu- manos sufren el duelo y el dolor heredado de generaciones pa- sadas y les afecta profundamente —explicé Hawk Rosales, miembro de la tribu apache y exdirector del consejo de Sink- yone, durante la rueda de prensa—. La tierra no es diferente. Est4 compuesta de comunidades de organismos vivos que tam- bién han sido heridos y traumatizados. Si aprendemos a prestar atencién, podremos entender mejor cémo la tierra experimen- ta el trauma y tener la compasién, la compresién y el respeto capaces de integrarse en nuestro modo de vida». Los pueblos indigenas ofrecen un proyecto de reparaci6n climitica diferente al de los emprendedores de las tecnologias de captura y secuestro de CO,. Es un proyecto simbidtico y no extractive que vale por miles de Orcas y que, a diferencia de las nuevas soluciones técnicas, ha demostrado una gran eficacia y es perfectamente escalable. Segan un informe elaborado por trein- ta expertos en conservacién en colaboracién con lideres indi- genas y organizaciones de derechos humanos,’ los pueblos in- digenas del mundo ocupan por lo menos 3.800 millones de 96MAQUINAS hectareas en el planeta, aproximadamente la cuarta parte de la superficie terrestre. Son mAs de nueve mil millones de orcas que se resisten a la industrializacién, pero que van perdiendo terreno aiio tras afio por falta de legitimidad administrativa. José Grego- rio Diaz Mirabal, portavoz de la Coordinadora de las Organiza~ ciones Indigenas de la Cuenca Amazénica (COICA), explica en el informe que «gran parte de los territorios indigenas ya estan concesionados a petroleras, mineras, sin respetar que ahi esta- mos los pueblos indigenas. Es por eso que la falta de titulacién es una debilidad». En las tltimas décadas, esa debilidad ha facilitado la destruc- cién de los principales capturadores de CO, del planeta, las selvas tropicales. En los afios noventa, las selvas del cuerno de Africa y el Amazonas eran capaces de secuestrar el 15-17 por ciento de las emisiones globales. Después de una década de incendios, explotaciones madereras y ganaderia intensiva, su capacidad se ha reducido a un 6 por ciento. Los lideres sociales, ambientales e indigenas del Amazonas luchan a vida 0 muerte contra un bloque implacable de intereses econdmicos que, desde los acuerdos de reparacién de tierras de la década de 2000, se im- pone a través de la violencia. En 2020 hubo 227 asesinatos de lideres ambientalistas que luchaban contra el expolio y la defo- restacion. Un informe de la ONG Global Witness sefiala que los go- biernos no estan protegiendo a los defensores ambientales, sino todo lo contrario; en muchos casos perpetran violencia contra ellos directamente y en otros podrian ser complices de empre- sas. (La agroindustria y el petréleo, el gas y la mineria aparecen como los principales detonantes de los ataques contra personas defensoras de la tierra y el medioambiente —explicaba Rachel Cox, jefa de campajias de la ONG, en la presentacién del infor- 97CONTRA EL FUTURO me—. Al mismo tiempo, son las industrias que propician el cambio climAtico a través de la deforestacién y el aumento de las emisiones de carbono». La investigacin, que recoge datos desde 2012, indica que las industrias que estan causando la crisis climatica y los ataques contra defensores ambientales en conni- vencia con los gobiernos locales son las de extracci6n de made- ra (23), construcci6n de represas (20), agroindustria (17) y mi- neria (17). «La exigencia de tener las mayores ganancias [...] al menor costo posible parece traducirse con el tiempo en Ia idea de que quienes obstaculizan el proyecto deben desaparecer», anota el ambientalista estadounidense Bill McKibben, lider del proyecto 350.org. Los gobiernos populistas han demostrado una fuerte pro- pension ala violencia y a la destrucci6n del habitat, con especial incidencia en Colombia, México y Brasil. Desde que Jair Bol- sonaro lleg6 al poder en 2019, la deforestacion en la region amazénica de Brasil ha aumentado un 30 por ciento, gracias a una combinacién de incendios, tala masiva, explotacién agrope- cuaria y mineria invasiva. «Usamos los minerales como gran palanca para el desarrollo econdémico», dice Silas Camara, dipu- tado y presidente de la Comisién de Energia y Mineria. Segin el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina, se han abierto miles de explotaciones ilegales en territorios indi- genas que emplean técnicas metaltirgicas basadas en quimi- cos como el cianuro, tan peligroso que est4 prohibido en varios paises de Europa por su toxicidad para el suelo y los recursos hi- dricos. Pero el verdadero protagonista de la deforestacién ama- zonica es la carne. Brasil es el mayor exportador de carne de vacuno del mun- do. Tanto Amnistia Internacional como Greenpeace han de- nunciado en repetidas ocasiones que la destruccién de la selva 98MAQUINAS forma parte de un proceso delictivo que comienza con la ocu- pacion ilegal de tierras —muchas de ellas en reservas indige- nas— que luego son taladas y quemadas para ser pasto del gana- do. Asimismo, Brasil es el principal exportador de soja, el producto que alimenta a las explotaciones de ganaderia intensi- va de todo el mundo. La soja no solo se traga la selva a velocida- des nunca vistas, desplazando a las poblaciones indigenas con un, monocultivo que aniquila su biodiversidad. También requiere grandes cantidades de energia e infraestructuras para su transpor- te y explotacion, convirtiéndola en una de las grandes fuentes de CO,. En 2020, la Universidad de Bonn calculé la cantidad de CO, emitido por tonelada de soja brasilefia en la cadena de suminis- tro, y descubrié que llega a contaminar doscientas veces més que el resto de las exportaciones.® Aunque tiene miltiples apli- caciones, mas del 90 por ciento de toda esa soja se utiliza exclu- sivamente para alimentar ganado, que al digerirla produce una gran cantidad de metano, un gas que atrapa 86 veces més calor en la atmésfera que el CO,. Nuestro apetito insaciable por la fibra muscular de otras especies esté a punto de convertir los mayores sumideros de carbono del planeta en mAquinas de pro- ducir gas. De hecho, un anilisis pionero de mas de treinta cien- tificos’ publicado en marzo de 2021 sugiere que algunas partes del Amazonas podrian estar liberando ya mds carbono que el que almacenan. «Tenemos un sistema del que hemos dependido para contrarrestar nuestros errores —explicaba en la revista Na- tional Geographic Fiona Soper, coautora y profesora adjunta de la Universidad McGill—, y hemos superado con creces su capaci- dad de proporcionar un servicio fiable». Sofamos con Orcas mecAnicas mientras dejamos morir a las de verdad. 99CONTRA EL FUTURO, PLANTAR, REFORESTAR, RESTAURAR Curiosamente, el poder descuida la conservacién de los grandes bosques y selvas tropicales, pero abundan las iniciativas de refo- restacion, La mas famosa es la Gran Muralla Verde de Africa, un proyecto para plantar cien millones de hectareas de arboles a lo largo del Sahel, un espacio de transicion entre el desierto del Sahara en el norte y la estepa sudanesa en el sur que cruza el continente de lado a lado. Hace quince afios la ruta estaba cu- bierta de bosque, pero hoy es una zona semidrida en mitad de un proceso de rapida desertificacién. En otras palabras, en la lucha entre el Norte y el Sur el desierto va ganando. El Banco Mundial y el Fondo Mundial para el Medioambiente invirtie- ron mil millones en 2007 para impulsar la iniciativa, que une a Jas doce naciones africanas del Sahel, bajo la premisa de que los arboles traerian agua, comida y trabajo a una regién condenada, pero también de que el mundo necesitaba expandir ese pulmén. En lugar de enviar profesionales a cubrir las areas proyectadas, el modelo fue dejar en manos de los agricultores la gestion de sus propias tierras, estableciendo un incentivo econdémico ini- cial por plantar Arboles que mantiene vivas a las familias duran- te las vacas flacas, pero cuyos resultados deberian inspirar per- manencia a mas largo plazo, contribuyendo a la captura de CO, al mismo tiempo que sostienen la economia local.* Segiin la Convencién de Naciones Unidas de Lucha coatra la Desertifi- cacién, ya se ven brotes verdes. Nigeria le ha robado al desier- to cuatrocientas mil hectareas de terreno, y esperan que la senda verde avance de manera orginica. El tiempo de proceso y la implicacién local son dos factores cruciales en el éxito de estos proyectos. Hace falta espacio de prueba y error. Muchos de los que se saltan alguno de los dos 100MAQUINAS factores para acelerar el proceso y optimizar resultados suelen fracasar. El 11 de noviembre de 2019, el Gobierno turco se pro- puso plantar once millones de arboles en un solo dia, celebran- do para ello una ceremonia masiva que llend 81 ciudades del pais de voluntarios plantadores de rboles, incluidos el presiden- te Recep Tayyip Erdogan y su esposa, que inauguraron la jor- nada en Ankara, la capital, levantando sendas palas por una Turquia mis verde. Lo llamaron «Gelecege nefes ol», que signi- fica «Sé un respiro para el futuro». En Gorum Celilkan, una ciudad del norte de doscientos mil habitantes, un centenar de voluntarios planté 303.150 arboles en una sola hora, rompiendo el récord Guinness de esa categoria. Tres meses més tarde, el 90 por ciento de los arboles estaban muertos. Habian sido plan- tados «en un momento inadecuado, por manos no expertas, en una temporada con pocas Iluvias», pero «incluso si los hubieran plantado en el momento y con la preparacién adecuados, el éxito seria del 65 al 70 por ciento». Asi lo explicé el portavoz del sindicato forestal turco, Siikrii Durmus, al diario The Guar- dian,’ contradiciendo el relato oficial, que declaraba un éxito del 95 por ciento. Los Arboles y las fechas tienen que estar bien elegidos, pero los incentivos también. Sembrando Vida, un programa que el Gobierno de México lanz6 en 2018 y que beneficia a mas de cuatrocientos mil campesinos en veinte estados del pais, acabé dafiando mis territorio que el que salvé. Aparentemente, los agricultores clareaban el bosque para poder plantar los Arboles por los que recibian el subsidio. El sistema de monitoreo sateli- tal Global Forest Watch indica que en 2019 se perdieron 72.830 hectareas de cobertura forestal. Es raro que los gobiernos y em- presas que emprenden estas campajfias hagan un seguimiento de los resultados 0 admitan los errores cometidos, ofreciendo una 101CONTRA EL FUTURO. auditorfa o un andlisis productivo del ejercicio con animo de mejorar las futuras ejecuciones, no solo para si mismos sino para el resto de la comunidad internacional. Eso es porque suele tra- tarse de una campafia de marketing, disefiada para proyectar responsabilidad ecolégica donde no la hay. Plantar Arboles es la herramienta perfecta de greenwashing. Es menos arriesgado politicamente que devolver tierras, mas conveniente que acabar con el plastico y mds barato que poner una Orca o pagar por los vertidos, pero suena positivo, preciso y especifico. Plantar Arboles es sinénimo de vida, de futuro y de prosperidad. Este es el perfil de campafia que se ha ido formali- zando en los ultimos afios. Primero anuncias que vas a plantar un mill6n de Arboles en un dia, calculando los beneficios am- bientales sin restar las externalidades de la operacién y asumien- do que todos prosperan, lo cual sabemos que no ocurrira. Des- pués compras Arboles baratos de crecimiento rapido y dejas que sean los voluntarios quienes los planten, porque ademas de ba- rato es vistoso, y ofrece a los ciudadanos un agradecido respiro dentro de la alienacién general. Prescindes de los expertos por- que piden cosas locas, como comprar especies autéctonas que no destruyan la diversidad ni se beban el presupuesto hidrico de toda la region en cuatro dias. También quieren dejar un presu- puesto especial de mantenimiento para asegurar que prosperan © convocar la ceremonia dentro del ciclo natural de la planta, en lugar de respetar tu calendario electoral. (Concepcién tipica de Jas granjas de producci6n intensiva, donde la inseminacién arti- ficial garantiza que los animales crian de acuerdo con el calen- dario del mercado en lugar de con el ciclo natural, a costa de gran cantidad de sufrimiento, muerte y antibidticos). Finalmente, el dia sefialado, con una Barbour y una pala, dejamos que el presidente, candidato o CEO se manche las ro- 102MAQUINAS dillas de tierra limpia para bafiarse en la gloria verde del ritual, confiando en que ningiin periodista tendr4 tiempo de volver en una semana para ver cudntos arboles han sobrevivido o podra calcular el CO, que ha generado la operacién. Es fenome- nalmente popular, no solo entre politicos y ayuntamientos sino también entre multimillonarios, bancos y multinacionales, en especial las mAs contaminantes, desde c4rnicas como Cam- pofrio y lobbies del plastico como Ecoembes hasta cadenas como Starbucks y plataformas de consumo masivo como Pornhub. La reforestacion es el nuevo negro. Todo gloria, cero fact-checking. Consecuentemente, la ONU ha declarado el periodo que nos separa de 2030 como el «Decenio sobre la Restauracién de los Ecosistemas», y mas de un centenar de paises han prometido regenerar cerca de ochocientos millones de hectdreas de suelo. Seria crucial establecer unos estandares de calidad para la ejecu- cién y el seguimiento de los proyectos, teniendo en cuenta los precedentes actuales. Pero todo esto nos distrae del elefante en la habitacién, la propuesta mas contundente, barata, eficiente y sostenible, que, sin embargo, nos parece imposible de imple- mentar: cambiar de dieta. UNA DIETA PARA LA SALUD PLANETARIA. La crisis climatica amenaza nuestra capacidad de alimentar a una poblacién mundial en crecimiento, pero nuestro modelo alimentario es una amenaza en si mismo. La industrializacién de la cadena alimentaria es la causa principal de obesidad y de las llamadas ENT o «enfermedades no transmisibles» (cardiovascu- lares y respiratorias, cancer y diabetes), que son responsables del 71 por ciento de las muertes que se producen en el mundo. 103CONTRA EL FUTURO En otras palabras, la dieta mata a mas gente que el sexo sin pro- teccin, el alcohol, las drogas y el tabaco juntos. (Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 es la reducci6n de Jas muertes prematuras por ENT en un 33 por ciento). También es uno de los principales agentes de degradacién medioambien- tal alo largo de toda su cadena de suministro, inchaidos la produc- cién, el procesamiento y la distribucién. Tanto es asi que, si consiguiéramos reducir a cero todas las emisiones de todas las dems industrias, no podriamos quedarnos por debajo del limi- te de 1,5 °C sin reducir drasticamente las que produce nuestra dieta."” La curva empeora muy rpidamente. David Tilman y Michael Clark, de las universidades de Oxford y Minnesota, calcularon en 2014 que el crecimiento global proyectado hasta 2050 aumentaria las emisiones en un 80 por ciento."'! Fi- nalmente, parece ser una fuente de alimentacién muy poco eficiente. La carne y los lacteos proporcionan el 18 por ciento de las calorias y el 37 por ciento de las proteinas de nuestra dieta, pero usan el 83 por ciento del suelo” y se beben mis del 90 por ciento del agua. En la era del big data, los ordenadores cuanticos, la revolu- cién genética y la biotecnologia, cuesta creer que no seamos ca- paces de disefiar un sistema de produccién alimentaria que sea asequible, accesible y saludable para todos sin poner en crisis la estabilidad climitica y la resiliencia del ecosistema. De hecho, lo somos. La Comision EAT-Lancet, un consorcio de treinta y siete cientificos de prestigio mundial, procedentes de institucio- nes cientificas de distintos paises y de disciplinas dispares, se propuso establecer un consenso cientifico que abordase los dos problemas al mismo tiempo y de forma global. Su solucién es una reforma del sistema alimentario mundial capaz de alimen- tar a diez mil millones de personas con comida saludable sin 104MAQUINAS. transgredir los limites planetarios. Y una dieta, The Planetary Health Diet («La Dieta para la Salud Planetaria»). La composicién de la dieta tuvo dos fases. Primero, los nu- tricionistas revisaron la literatura cientifica disponible y actuali- zada para disefiar una dieta basica y completa, compuesta de productos integrales, no refinados. Después llegaron los cienti- ficos del clima y fueron apartando de su dieta todo aquello que causara emisiones en exceso 0 una pérdida de biodiversidad, o que implicara grandes extracciones de agua potable, tierra fértil, nitrégeno y fésforo. Entre unos y otros parecen haber llegado a la misma conclusién que Michael Pollan en El dilema del omni- voro: «Come comida. No mucha. Sobre todo plantas». La Dieta para la Salud Planetaria consiste principalmente en frutas, ver- duras, nueces, cereales en grano y legumbres y proteina vegetal, con un consumo moderado de proteina animal (un filete o hamburguesa de cien gramos por semana, o dos raciones de pollo 0 pescado). Lo admite, pero no lo considera necesario. Los vegetarianos pueden seguir siendo vegetarianos y vivir una me- dia de diez afios mas. También limita el consumo de lacteos y azticares afiadidos. En el propio informe explican que, si su objetivo principal fuese solo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, entonces la dieta seria estrictamente vegana, pero «no esta claro que la dieta vegana sea la opcién més saludable» para toda la poblacién. Se busca un equilibrio nutritivo con alimentos dispo- nibles y eficientes, con una huella de carbono razonable en re- lacién con su aporte calérico y nutritivo. Pero destaca la impor- tancia crucial de reducir drdsticamente el consumo de carne porque su produccién contribuye demasiado a la desigualdad econémica y a la degradacién de la salud piblica y medioam- biental, ademas de consumir muchos mis recursos que los que 105CONTRA EL FUTURO. devuelve. Seguir comiendo carne de forma indiscriminada «ga- rantiza la continua degradaci6n de la salud piiblica y la incapa- cidad colectiva de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y los Acuerdos de Paris». No todo el mundo puede dejar de comer carne todos los dias. Hay paises donde es mAs barato comer una hamburguesa que fruta y verdura, porque esta mas subvencionada o porque el clima limita el acceso a estas durante largos periodos anuales. Ese no es el principal obst4culo. Una investigacién publicada en Nature calculé que, solo con que los 54 paises mas ricos del mundo siguieran la dieta planetaria, el resultado seria equiva- lente a que todos los paises cumplieran al cien por cien los pro- pésitos de la COP26.No solo por las emisiones que ahorra, sino también por los territorios que libera. «Sabemos que cambiar de dieta puede ahorrarnos una enorme cantidad de emisiones evi- tando las que produce la agricultura para el consumo animal —explicaba Paul Behrens, profesor de la universidad holandesa de Leiden y lider del proyecto de investigaci6n—, pero ocurre que también nos ahorramos enormes cantidades de terreno que puede ser empleado para secuestrar carbono de la atmésfera». Si los paises mas ricos del planeta —un tercio del total— adopta- ran la dieta propuesta por los cientificos, se liberaria una canti- dad proporcional de tierra ahora dedicada al pasto, el maiz o la soja que, en su estado natural, volveria a ser una verde maquina de captura y secuestro de CO,. Un «doble dividendo climatico», declaran los investigadores, capaz de sacar cien mil millones de toneladas de CO, de la atmésfera en lo que queda de siglo. En realidad es un triple dividendo, porque aumenta la superficie de bosque disponible y los humanos somos mas inteligentes, mas sanos y mas felices cuando tenemos acceso a entornos naturales. El fendmeno se llama «biofilia». 106MAQUINAS ‘TRIPLE DIVIDENDO CLIMATICO: SANOS, SOSTENIBLES Y FELICES «Nunca estaremos realmente sanos, satisfechos 0 contentos si vivimos apartados y alienados del entorno en el que hemos evolucionado», aseguraba Stephen R. Kellert, uno de los padres del concepto, en su libro Birthright. People and Nature in the Mo- dern World. Nuestro cerebro evolucioné durante millones de afios para adaptarse a su larga travesia por la sabana, mientras que la emigracién masiva a entornos urbanos tiene menos de doscientos afios. Un gran paso para la humanidad y un paso muy pequeiio para la evolucién. Por eso pasear por «la natura- leza» nos hace sentir bien. Mas que bien. «De pie en el suelo desnudo, con la cabeza bafiada por el aire alegre y levantada hacia espacios infinitos, todo egoismo mezquino se desvanece —dice el ensayo mis célebre de Ralph Waldo Emerson—. Me convierto en un globo ocular transparente; no soy nada; lo veo todo; las corrientes del Ser Universal circulan por mi; soy parte © particula de Dios».'* Hoy tenemos herramientas que explican algunos de los fendmenos que experimentamos en el bosque. Por ejemplo, que respiramos unos compuestos volatiles lla- mados «fitoncidas» que las plantas usan para protegerse de los hongos y los insectos, y que activan y multiplican nuestras célu- las NK, asesinas naturales que destruyen células infectadas y cancerosas.'* Tras la visita devastadora del Agrilus planipennis, un bello escarabajo de color esmeralda que tumbé cien millones de Arboles en Norteamérica, la incidencia de enfermedades cardio- vasculares y respiratorias aumenté notablemente entre los veci- nos de las zonas afectadas.'® Simplemente mirar un rato los ar- boles reduce los niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas del estrés. Nuestras neuronas visuales responden tanto a la in- fluencia de lo verde que hasta mirar una fotografia de un bosque 107CONTRA EL FUTURO durante un rato suficiente disminuye la presién arterial, reducien- do notablemente los niveles de ansiedad, depresi Un estudio por barrios en la ciudad de Baltimore concluyé que un 10 por ciento mas de Arboles equivale a un 12 por ciento menos de delincuencia."® «Es chocante lo fuerte que es la corre- lacién», comentaba el lider de la investigacién Austin Troy, di- rector del Centro de Investigacién de Transporte de la Univer- ny violencia. sidad de Vermont.'’ Mas interesante todavia, la exposicién a los Arboles nos ayuda a pensar mejor. En su famoso libro Biofilia, el adorado bidlogo E.O. Wilson habla de nuestra «tendencia innata a concentrarnos en lo vivo y en los procesos de lo vivo». Nuestro cerebro no ha evoluciona~ do para mirar una l4mpara, una pantalla o una pared. La natura- leza, con su despliegue de elementos cambiantes sin un patr6n aparente, estimula nuestra atencién de forma difusa y reparado- ra, mientras que los entornos urbanos la exigen de forma direc- ta y multiplicada, agotando nuestras reservas. La ciudad es ex- tractiva, mientras que el bosque es restaurador y expansivo. Como explica de forma astuta la divulgadora cientifica Annie Murphy Paul en su fascinante The Extended Mind, la naturaleza expande y aumenta nuestro cerebro. Por ese motivo las mejores universidades y centros de investigacién estan rodeados de bos- ques. Y los colegios, institutos, carceles y hospitales de todo el mundo deberian estarlo también. La comunidad indigena podria proteger gratis y de forma eficiente las mAquinas de captura y secuestro de carbono que sabemos que funcionan. La comunidad cientifica ha propuesto un modesto cambio de dieta capaz de mejorar radicalmente nuestra salud, reducir radicalmente los gases de efecto inverna- dero y expandir nuestra capacidad intelectual. Ninguna de las dos soluciones requiere grandes inversiones 0 un exceso de con- 108MAQUINAS fianza en la capacidad de tecnologias experimentales para opti- mizar a tiempo su eficiencia o resolver los problemas técnicos que les impiden crecer. Sin embargo, no solo son rutinariamente des- cartadas por las administraciones, sino que son ninguneadas por los grandes medios de comunicacién. Por qué la ruta mas corta, barata, sensata y eficiente hacia una solucién necesaria es, no obs- tante, la mas improbable? Daniel Kahneman diria que es el ti- pico problema que no sabemos resolver. Y es verdad, pero es mas complicado que eso. OTRAS MANERAS DE SER HUMANO La dieta esta fuertemente vinculada al relato fundacional de lo que somos. «Der Mensch ist, was er iBt», declara Ludwig Feuer- bach en 1850. No podemos cambiar de dieta sin cambiar de ser, y dejar de ser para ser otra cosa es una forma de muerte, si no de la carne al menos si del ego. Erik Erikson, un gran renovador de Freud en el campo de la psicologia evolutiva, explicaba que este problema presenta dos partes. Por un lado, tenemos una identidad individual que se describe como una persistencia de la uniformidad con uno mismo. Comer es un comportamiento que se repite varias veces a lo largo del dia y que requiere aten- cién y esfuerzo continuos; es por lo tanto una marca profunda en nuestra identidad individual. Por otro, tenemos una identi- dad social que consiste en compartir caracteristicas de base con otros, y la comida es uno de los ejes principales de nuestra vida social. La dieta nos define como grupo, no solo en las diferentes culturas sino en la especie. Nuestra dieta es una parte importan- te de quiénes somos en el contexto del planeta, esas historias arquetipicas anteriores al verbo que constituyen las partes me- 109CONTRA EL FUTURO canicas de nuestro cértex cerebral. Los cuentos que nos conta- mos para poder sobrevivir. Dejar de comer carne desafia el rela- to de superioridad sobre el entorno y el resto de las especies que nos reconforta y nos hace sentir seguros. Por otra parte, la exis- tencia misma de los pueblos indigenas demuestra que ese relato mesopotamico basado en la superioridad divina y la explota- cién indiscriminada no es el tinico que existe. Hay otras mane- ras de ser humano que no dependen de la explotacién y la acumulacién. Ensu tltimo libro, The Dawn of Everything. A New History of Humanity, el antropdlogo David Graeber y el arquedlogo David ‘Wengrow van a buscar las pruebas de otra clase de civilizacion, un desarrollo urbano cuyo relato no esté anclado en Ja inevita- bilidad de la explotacién de clase, la acumulacién de bienes y la esclavitud. Para su sorpresa, encuentran decenas «escondidas a plena luz del dia».'* Desde el mismo momento en que empie- zan a establecerse las primeras civilizaciones mesopotamicas, surgen asentamientos masivos de cazadores-recolectores en el este de Europa que prosperan durante ochocientos afios sin un Gobierno central totalitario, una administracién conjunta o una plaza central. Carecen de las jerarquias de privilegio hereditario de las primeras ciudades sumerias, que se manifiestan en des- cripciones pictéricas 0 arquitecturas monumentales, mausoleos, templos y palacios. Tampoco hay documentos escritos que muestren un sistema contable de recaudacién centralizada. En cambio, construyen con piedra, cuecen ceramica y hasta parece que inventan la metalurgia, creando herramientas, armas y joyas con piezas de oro y cobre que excavan en pozos de hasta trein- ta metros de profundidad. Estas primeras ciudzdes que emergen al norte del mar Negro, en Ucrania y Moldavia, llegan a tener mis de diez mil habitantes, y construyen miles de viviendas en 110MAQUINAS, una red urbana distribuida en circulos concéntricos, aparen- temente autogobernados, que Wengrow y Graeber comparan con «los anillos de un Arbol». Ocupan espacios liminares entre la estepa y el bosque, una zona ondulada de barranco erosivo y temperaturas moderadas que hoy ha sido completamente defo- restada y colonizada por ciudades, centros industriales, la explo- taci6n agricola y la extraccién minera. Al otro lado del Atlantico encuentran el ejemplo de Tlax- cala, con ciento cincuenta mil habitantes, donde Hernan Cortés firma su alianza con los tlaxcaltecas en 1519. Escribe el conquis- tador que tiene un Gobierno muy parecido al de «las reptiblicas de Venecia, Génova y Pisa, porque no tienen un jefe supremo». Mantienen a raya al imperio azteca gracias a la buena organiza- cién de su ejército y a su buena organizacién politica, que favo- rece la asociacién civica y castiga la emergencia de lideres po- pulistas, el modelo opuesto al de la faraénica capital azteca de Tenochtitlan. Mucho antes, en la ciudad que los aztecas bauti- zaron como Teotihuacan, «donde los hombres se convierten en dioses», la sociedad fundacional que en el siglo 1 Levanta el tem- plo de Quetzalcéatl, la piramide de la Luna y la piramide del Sol, tipicamente dindstica y jerarquica, sufre una transforma- cién. Tres siglos después, con una poblacién de mAs de cien mil habitantes y en pleno apogeo comercial, Teotihuacin abandona la construccién de templos y palacios para embarcarse en un proyecto de desarrollo urbano sin precedentes; levanta amplias zonas residenciales llenas de espaciosas y acomodadas vivien- das para todos sus habitantes, equipadas con elaborados sistemas sanitarios y espacios comunitarios para la vida social, convir- tiéndose en la ciudad mas grande y préspera del Nuevo Mundo. «Teotihuacan destaca de manera tnica con unos principios de planificacién muy diferentes —escribe Michael E. Smith, 111CONTRA EL FUTURO, arque6logo de la Universidad de Arizona en la revista Archaeo- logy Magazine—,” y sus bloques de apartamentos representan. un modelo tinico de residencia, no solo en Mesoamérica sino en el mundo de la planificacién urbana a escala planetaria». Ambos modelos demuestran que somos capaces no solo de vivir de forma més igualitaria sino también de cambiar hacia formas més igualitarias de coexistencia y prosperar. Otro relato es posible. Lamentablemente, hay un segundo obstaculo mas grande y pesado para la adopcién de las medidas mas simples hacia una reparacion medioambiental: la devolucién de tierras, la gestién racional de los recursos y la reduccién de la industria agroalimentaria son la mejor esperanza para el planeta pero la peor amenaza para el capitalismo. Y, como decia Fredric Jame- son, es més facil imaginar el fin del mundo que el fin del capi- talismo. GEOINGENIERIA CONTRA EL FIN DEL CAPITALISMO En El Ministerio del Futuro, la comunidad internacional reaccio- na con desolacién ante la muerte de millones de indios durante la ola de calor, y despliega una nube de propésitos contra el calentamiento global que rapidamente se desinflan y se disipan en la rutina habitual. Ante la inconsistencia del resto de las na- ciones y la amenaza de otra ola letal, el Gobierno indio decide contravenir los acuerdos internacionales y dispersar cantidades industriales de didxido de sulfuro en la atmésfera, con la espe- ranza de bajar las temperaturas. Es la primera intervencién cli- mitica en un libro que se toma muy en serio las soluciones que la ingenieria ha propuesto para mitigar el desastre climatico, desde bombear agua de debajo de los casquetes polares para 112MAQUINAS evitar que se derramen en el océano hasta inyectar nieve en el Artico para ralentizar su calentamiento. También es el aconteci- miento que aterra a Kim Stanley Robinson y que desata una cadena de sucesos. Aunque se trata de una novela antidistopica, las cosas empeoran notablemente antes de mejorar. «La geoingenieria solar presenta exactamente las propieda- des opuestas a la descarbonizacién —explica Gernot Wagner, autor de Geoengineering. The Gamble—. El problema no es cémo motivar a la gente para que la adopte, sino como impedir que lo haga demasiado, demasiado pronto y de forma esttipida». A di- ferencia de las tecnologias de captura de carbono, es relati- vamente barata y tiene un impacto global. Segiin sus defensores, ya sabemos que funciona. En 1991, meses después del primer informe del IPCC, un crater del arco volcdnico de Luzén, en Filipinas, desperté de un suefio de quinientos aiios, inyectando casi veinte millones de toneladas de diéxido de sulfuro en la estratosfera. La erupcién del monte Pinatubo no solo le hizo un bonito agujero a la capa de ozono. Al oxidarse en contacto con la atmésfera, algunos de esos gases se transformaron en una capa de Acido sulfirico que envolvié a la Tierra, haciendo descender su temperatura medio grado, justo a tiempo para firmar la De- claracién de Rio sobre el Medioambiente y el Desarrollo de Naciones Unidas en la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro, celebrada en junio de 1992. Seguin sus detractores, el didxido de carbono podria generar fuertes cambios en los patrones de pre- cipitacion, afectando a las cosechas. «La inycecién de sulfato estratosférico debilita los monzones de verano afticanos y asia— ticos —dijo el IRCC—, y provoca la sequia en la Amazonia». También podria elevar todavia més la acidez de los océanos. Peor atin, el «choque de terminacién» que se produciria al con- cluir stibitamente la siembra de la atmésfera con particulas de 113CONTRA EL FUTURO. azufre podria generar el efecto opuesto al deseado. La Tierra podria combatir el tratamiento precipitando un aumento brus- co de la temperatura. Seria la clase de apocalipsis que nos ima- ginamos. Rebelarse contra ese futuro empieza por imaginar un final mejor.
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