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A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, a 14 de junio de 2010,

habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en

el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden

de votación: doctores de Lázzari, Soria, Hitters,

Pettigiani, Negri, se reúnen los señores jueces de la

Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para

pronunciar sentencia definitiva en la causa A. 70.717,

"P. , C. I. y otro contra Provincia de Buenos Aires.

Amparo. Recurso de inaplicabilidad de ley".

A N T E C E D E N T E S

I- La Cámara de Apelación en lo Contencioso

Administrativo con asiento en La Plata confirmó, por

mayoría, la sentencia de primera instancia en tanto ésta

hizo lugar a la acción de amparo y ordenó al Ministerio de

Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires que

"garantice, en su respectiva área, a los accionantes C. I.

P. y A. J. S., la satisfacción de las necesidades básicas y

al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires que

garantice, en su respectiva área, la cobertura de la

prestación de tratamiento por médicos clínicos, psicólogos

y psiquiatras, grupos de autoayuda para entrenamiento a

padres y familiares y el tratamiento de rehabilitación que

sus patologías requieren, y por el tiempo que ello resulte

necesario" (v. fs. 171 vta./172 del sub lite).


Asimismo -haciendo mérito del recurso de

apelación interpuesto por la actora- extendió el contenido

de la condena imponiendo a la demandada la procura de la

implementación del programa relativo al acceso a una

vivienda, "dentro de las disponibilidades operativas y

presupuestarias vigentes, a favor de la amparista y su hijo

menor, a quién deberá proveerse además la cobertura

asistencial que requiriera en cuanto al acompañamiento

terapéutico específicamente solicitado, incluido en los

términos del pronunciamiento que se confirma con el alcance

expuesto, todo lo que deberá ser tramitado dentro de los

diez días de dictada la presente y acreditado en la causa"

(v. sentencia de cámara obrante a fs. 225/236 del sub

lite). En el mismo acto, y haciendo lugar a los recursos de

apelación incoados por ambas partes, se extendió la condena

a la Municipalidad de La Plata.

II- Contra tal pronunciamiento, la Asesora de

Incapaces -en representación de C. P. y su hijo de siete

años de edad- interpuso un recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley (fs. 242/256).

III- Oída la señora Procuradora General de esta

Suprema Corte de Justicia, quien aconseja el acogimiento

del recurso citado en función de la debida protección de

los intereses tutelados por la señora Asesora de Incapaces,

dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en


condiciones de pronunciar sentencia corresponde plantear y

votar la siguiente

C U E S T I Ó N

¿Es fundado el recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley?

V O T A C I Ó N

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de

Lázzari dijo:

I.1. La Cámara de Apelaciones en lo Contencioso

Administrativo con asiento en La Plata, por mayoría,

rechazó el recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía

de Estado, confirmando de esa manera -y en cuanto interesa

para resolver el recurso en tratamiento- la decisión del

Juzgado en lo Criminal Nº 2 del Departamento Judicial La

Plata, de fecha 28-VIII-2009 (v. fs. 167/172), por la que

se declaró procedente la acción de amparo promovida con

fundamento en la delicada y apremiante situación

socioeconómica, de salud y habitacional de la parte actora

-conforme constancias de la causa que se individualizan- y

en las prescripciones de los arts. 12.3º y 36.8º de la

Constitución provincial; 42, 75.22º de la Constitución

nacional; Declaración Americana de los Derechos y Deberes

del Hombre y la Convención Internacional sobre la

Eliminación de Todas las Formas de Discriminación y

jurisprudencia de la Corte Suprema federal.


Previamente, el titular del Juzgado en lo

Contencioso Administrativo Nº 1 del Departamento Judicial

La Plata había hecho lugar al pedido de una medida

cautelar, ordenando al Ministerio de Desarrollo Social de

la Provincia de Buenos Aires la realización de manera

inmediata de un relevamiento de la situación integral en

que se encuentran las personas representadas por la Asesora

de Incapaces y, en caso de constatar la necesidad de

instrumentar acciones positivas, arbitre de inmediato las

medidas de protección que garanticen la satisfacción de las

necesidades básicas y de rehabilitación que se impongan en

virtud de las circunstancias (v. copia certificada de la

resolución del 11-V-2009, a fs. 160/163 del sub examine).

2. Para así decidir, la Cámara consideró

acreditada una situación de extrema vulnerabilidad en

materia de salud, así como respecto de la situación

socio-económica de la señora P. y de su hijo menor de edad

-ambos discapacitados- que los coloca en una posición de

carencia de las necesidades básicas en la materia. Tal

estado de necesidad y la vigencia de cláusulas

constitucionales y de instrumentos internacionales de

Derechos Humanos, adujo, imponían al Estado conductas

positivas en resguardo de los derechos invocados.

Consideró, además, que los agravios expresados

por la Fiscalía de Estado relativos a la falta de


concurrencia de los requisitos del amparo no podían

prosperar por cuanto el argumento de que era una vía sólo

utilizable en situaciones extremas en que peligraba la

salvaguarda de derechos fundamentales, se desvanecía al

considerarse la plataforma fáctica descripta y la índole de

los derechos constitucionales invocados.

En lo atinente a la competencia del poder

jurisdiccional para dar solución al reclamo formulado por

la actora, remarcó que el acceso a la justicia en amparo de

los beneficios enmarcados en el ámbito de la asistencia

social u otros inherentes a los denominados derechos

sociales, económicos y culturales no podía verse inhibido

con fundamento en que se trataba de situaciones que sólo

podrían ser atendidas por los otros poderes estatales, sino

que, antes bien y al contrario, el caso concreto suscitaba

el ejercicio de la función judicial.

En tanto la situación fáctica que dio sustento al

decisorio no había sido controvertida por la demandada,

entendió que lo resuelto en la causa era el resultado de

someter a revisión judicial la vigencia y observancia de

las normas operativas existentes para dar solución a la

situación en que se encontraba la amparista, respetando la

potestad de selección que incumbía al poder administrador,

razón por la cual, no había en el caso ni menoscabo de la

división de poderes, ni intromisión indebida en las


potestades de la Administración.

En relación al embate formulado por la demandada

consistente en que la sentencia implicaba "…una condena de

futuro de imposible cumplimiento", el tribunal sentenciante

aseguró que tal agravio no poseía asidero, por cuanto la

prestación debida por la Provincia de Buenos Aires -y en la

cual incluye asimismo a la Municipalidad de La Plata- se

ajustaba a las particulares circunstancias de la causa y a

la normativa aplicable (arts. 20 inc. 2º y 36, Const.

Prov.; 75 inc. 22º, C.N.; 12 inc. 1º y concs. del

P.I.D.E.S.C.; 26 y concs. de la C.A.D.H.; 27 y concs. de la

C.D.N.; y leyes 10.592, 13.163 y 13.298).

En función de lo dicho, consideró necesario no

sólo confirmar lo resuelto en primera instancia sino

asimismo extender la condena, ordenando al "Ministerio de

Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos (…) procurar

la implementación del programa relativo al acceso a una

vivienda dentro de las disponibilidades presupuestarias

vigentes, a favor de la amparista y su hijo menor, a quien

deberá proveerse además la cobertura asistencial que

requiriera en cuanto al acompañamiento terapéutico

específicamente solicitado, incluido en los términos del

pronunciamiento que se propone confirmar con el alcance

enunciado, todo lo que deberá ser tramitado dentro de los

diez días de dictada la presente y acreditado en la causa".


II.1. La impugnante denuncia en su recurso

extraordinario de fs. 242/256 que C. P. y su hijo A. -ambos

discapacitados- son objeto de violencia familiar por parte

de los miembros de la familia de origen de la actora. Cita

antecedentes probatorios de la causa e invoca derechos

constitucionales e internacionales violados por parte de la

sentencia de la Cámara en lo Contencioso Administrativo de

La Plata, en tanto -aduce-, su contenido, pese a acoger

favorablemente los planteos oportunamente efectuados, no

reconoce que éstos son exigibles inmediatamente por tutela

y no admiten postergaciones ni condicionamientos dado que

deben ser garantizados de manera actual y urgente, debiendo

ser objeto de un trato eficaz y concreto por parte del

Poder Judicial a través de "medidas de aplicación

inmediata".

Desarrolla su argumentación acerca de la

operatividad de los derechos consagrados en los tratados

internacionales de derechos humanos, con citas de doctrina

y fallos de la Corte Suprema federal y de este Tribunal en

la materia.

Explica que existe una obligación mínima de los

estados de asegurar la satisfacción de por lo menos los

niveles esenciales de cada uno de los derechos, y en

particular respecto del derecho a un nivel de vida

adecuado.
Señala que el pronunciamiento de la alzada ha

incurrido en absurdo en tanto se ha percibido de manera

limitada y parcial la pretensión propuesta, violentando el

principio de congruencia, al no hacer referencia alguna en

su parte dispositiva a la prestación del subsidio

alimentario que fuera oportunamente solicitado.

Asimismo, aduce que el absurdo también se

patentiza al haberse apreciado erróneamente la prueba

agregada a la causa, la cual da cuenta cabal de la

existencia de una situación de violencia familiar en la que

se encuentran la señora P. , su concubino y su hijo menor

de edad.

En relación con ello, explica que la sentencia

atacada, si bien reconoce el derecho a una vivienda digna,

deja librada la implementación de dicho derecho a "la

existencia de un programa relativo (…) dentro de las

disponibilidades operativas y presupuestarias vigentes (…)

lo que sin duda repercute negativamente sobre la salud de

mis representados, quienes se encuentran sometidos diaria y

cotidianamente a hechos de violencia familiar por parte de

su familia de origen, con quienes comparten la sede donde

se asienta la precaria morada donde residen" (v. fs. 251

del sub lite).

Concretando sus agravios, manifiesta que la

alzada ha desoído su petición de otorgamiento de un


subsidio para solventar los gastos de una vida digna para

el núcleo familiar actor, y asimismo, la necesidad

imperiosa de proveer una vivienda digna a los accionantes,

inmersos en una desesperante situación de violencia

familiar.

Finalmente, argumenta que la decisión impugnada,

al resolver como lo hace, viola las mismas normas que

pretende aplicar, lo cual resulta claro al supeditar el

acceso a una vivienda digna a la existencia de programas y

una tramitación administrativa que -en los hechos- redunda

en una vulneración de los mismos derechos fundamentales que

se busca hacer valer, todo lo cual constituye en su

entender una violación del principio de igualdad y de

acceso a la justicia.

2. Dada la vista de la causa a la Procuración

General de esta Suprema Corte, ésta dictaminó que atento a

la excepcionalidad fáctica del caso, consistente en la

situación de incapacidad mental de madre e hijo menor, con

más la incapacidad visual del niño y el ambiente de

violencia familiar que los rodea, y en virtud de lo

prescripto por normas constitucionales y de derechos

humanos, corresponde -para la debida protección de los

intereses tutelados por la señora Asesora recurrente-

acoger favorablemente la impugnación en tratamiento,

debiéndose revocar en lo pertinente la sentencia de la


Cámara en lo Contencioso Administrativo con asiento en La

Plata y asimismo disponer que tanto la Provincia de Buenos

Aires como la Municipalidad de La Plata realicen las

acciones positivas que requiere la demanda -vivienda,

acompañante terapéutico y subsidio mensual- a favor de la

actora y su hijo, ambos incapaces, dentro de un plazo

perentorio breve atento la urgencia del caso, con

determinación de la sanción para el caso de incumplimiento

por parte de la Administración condenada (v. fs. 266/274

del sub lite).

III- Adelanto que, en mi opinión, el recurso en

tratamiento resulta fundado.

En primer lugar, me referiré a la cuestión del

carácter definitivo de la sentencia impugnada,

circunstancia que adquiere relevancia a la luz del

planteamiento esbozado por la demandada en su memorial de

fs. 285/291.

Debo recordar que es principio de aplicación

genérica que los pronunciamientos pueden ser definitivos

cuando se demuestra que lo decidido genera un agravio de

imposible o insuficiente reparación ulterior, y que lo que

interesa saber es si al recurrente le queda -o no- una vía

jurídica para solucionar su agravio: si no existe ninguna,

la decisión es definitiva y -por ende- susceptible de

recursos extraordinarios (conf. doct. causas Ac. 73.411,


"Unión Tranviarios Automotor", res. del 29-II-2000; Ac.

79.766, "Combustibles Vázquez Hermanos S.R.L.", sent. del

17-X-2001; Ac. 75.817, "Fentanes", sent. del 11-IX-2002;

Ac. 95.178, "Leiva", res. del 8-II-2006; entre otras).

Este Tribunal ha dicho que la doctrina legal de

esta Suprema Corte que declara que las resoluciones de las

cámaras de apelación en materia de amparo no son

susceptibles de recursos extraordinarios ante ella, ha sido

redactada en términos generales y como principio, por lo

que su concreta aplicación depende de circunstancias que

deben ser evaluadas en cada caso (conf. Ac. 73.411, "Unión

Tranviarios Automotor", cit.).

En particular, se ha dicho que resulta definitiva

la sentencia que resuelve la acción de amparo cuando lo

decidido ha asumido entidad definitiva, ya que ha cerrado

de modo total y por un camino indirecto, la vía de amparo

que, más allá de las limitaciones que impone su propia

naturaleza, tiene gravitación procesal autónoma y por eso

mismo resguardable por esta Suprema Corte (arts. 15, 20

inc. 2, 160, 161 inc. 3 "b" y concs., Constitución

provincial; conf. causa Ac. 78.529, "Spolita", sent. del

19-II-2002).

Así, el Tribunal ha tenido ocasión de considerar

equiparables a definitivas, resoluciones que "generan un

agravio de imposible o insuficiente reparación ulterior"


(conf. Ac. 90.131, 29-XI-2004; Ac. 96.844, 4-X-2006 y Ac.

90.339, 16-IV-2008, entre otras), valorando favorablemente,

asimismo, en otros supuestos recursos extraordinarios

contra sentencias de amparo en que las particularidades de

las situaciones personales, familiares y fácticas del caso

imponían ampliar positivamente los marcos de admisibilidad

formal del recurso, a fin de evitar tales riesgos (doct.

causas Ac. 73.411 cit.; Ac. 75.066, 30-VIII-2000; Ac.

98.383, 22-IX-2004 y Ac. 94.675, "L., L.", res. del

26-IV-2006).

De acuerdo a lo antedicho, considero que no

existe óbice alguno en cuanto a la admisibilidad del

recurso impetrado. Razón por la cual me abocaré al análisis

de su procedencia.

IV- Despejada entonces esta primera cuestión

formal, corresponde acotar el marco de tratamiento del

presente recurso a sus justos términos.

Los agravios expresados en el escrito de fs.

242/256 respecto de la sentencia de Cámara son los

siguientes:

a) El pronunciamiento atacado ha incurrido en

absurdo material, en la aprehensión intelectual e

interpretación del contenido de la apelación oportunamente

deducida por la Asesora tutelar, por lo que se ha

configurado una violación del deber de congruencia. Ello


por cuanto la alzada no ha tenido en cuenta la expresa

petición de la concesión de un subsidio que permita la

subsistencia del núcleo familiar.

b) Asimismo, según indica la recurrente, la

Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo con

asiento en La Plata ha apreciado erróneamente la prueba

producida y agregada, prescindiendo de aspectos

sustanciales que surgen de ella. Principalmente, en cuanto

habría cometido un error palmario, grave y manifiesto que

importó el dictado de una sentencia dogmática, que

prescinde de pruebas esenciales y decisivas obrantes en

autos, concretamente en los aspectos vinculados con la

situación de violencia familiar en la cual conviven los

actores.

c)Por otra parte, afirma que al resolver de la

manera en que lo hizo, la Cámara de Apelación ha violado

las mismas normas que invoca en el fallo que dicta (arts.

14 bis, 31, 33 y 75 inc. 22º de la Constitución nacional;

11 inc. 2º, 36, 37 y cctes. de la Constitución provincial;

1, 3/6, 9, 17, 19, 23, 25, 28 y cctes. de la Convención

sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad; 1/3,

6, 23/28 y cctes. de la Convención sobre los Derechos del

Niño; 1, 2, 6, 7, 11, 12, 13 y cctes. de la ley 13.298 y 1,

4 y cctes. de la ley 10.592), al supeditar la efectividad

del derecho a la vivienda de los actores a la existencia de


programas en el ámbito provincial y/o municipal, agravando

su situación de vulnerabilidad (v. fs. 252/255).

V- En función de ello, se impone el tratamiento

de los agravios expresados por la recurrente:

A) Se constatan en el examen de las actuaciones

las siguientes contingencias: la actora posee una

deficiencia mental moderada, producto de una enfermedad

congénita (hipotiroidismo), que produjo secuelas

psicofísicas permanentes e incapacitantes del orden del

80%, según informes de reconocimiento médico; no ha

alcanzado la lecto-escritura ni reconoce el valor del

dinero; observándose fallas en su memoria global por

déficit de desarrollo (v. fs. 54, 96/97 y 101/102 del sub

lite). Por tal razón se encuentra en trámite el proceso de

curatela a su respecto.

Su concubino y padre del menor, D.S. , ha sido

judicialmente declarado incapaz, habiéndose nombrado como

curadora definitiva a su madre, A. M. C. (conf. constancias

de fs. 41 del sub examine).

El menor A. , de actualmente 6 años de edad,

posee un diagnóstico de "ceguera secundaria a anoftalmía

bilateral e importante retraso en su desarrollo global.

Está a cargo de su abuela materna, con severa disminución

visual, por intervención de un juez de menores ya que ambos

(se refiere a los padres biológicos) son débiles mentales"


(conf. Informe médico de fs. 80/81). La familia primaria de

la actora -que convive con ella- también presenta severas

dificultades, atento a su situación de carencia de recursos

y situaciones de alcoholismo en su padre y hermano.

Los ingresos netos del núcleo familiar ascienden,

según constancias probadas de la causa, a la exigua suma de

$ 199,92 (v. fs. 33 y 39). Resultando evidente que la madre

y curadora del señor S. -la señora A. M. C.- no puede

prestar asistencia económica a los nombrados en la medida

de sus necesidades particulares (sus ingresos ascienden a

la suma de $ 800, conf. constancias de fs. 33). La

constatación del grupo familiar numeroso y de ingresos

mínimos, "con dificultades para cubrir las necesidades

básicas" ha sido observada y acreditada por profesionales

en el marco de la causa que tramita ante el Fuero de

Familia (v. constancias de fs. 51 del presente y cuerpos

anexos que corren agregados por cuerda).

B) Se desprende asimismo, de la prueba producida

en la causa, que existe una situación de violencia

familiar, clara y reiteradamente denunciada, por parte de

la familia de origen de C. P.. Concretamente tal situación

es producida por las conductas adoptadas por el padre de la

nombrada (R. P., con hábitos alcohólicos) y su hermano

(conf. surge de los informes del I.P.A.C., obrantes a fs.

76/77 y 78/79, "rasgo de familia típicamente


multiproblemática, en este caso particular, abuela, madre y

padre con discapacidades y abuelo y tío alcohólicos y una

modalidad relacional violenta"; Informe Psicológico de fs.

82/83; Informe Social de fs. 89/90 e Informe Psiquiátrico

de fs. 101/102). Agravadas tales circunstancias por el

hecho de que su madre "en la actualidad ha perdido casi

totalmente la visión" (conf. constancias del informe social

de fs. 74, de fecha 18-IX-2007).

Tales acontecimientos dieron lugar a la

iniciación de la causa judicial caratulada "P., C. I. s/

protección contra la violencia familiar Ley 12.569",

radicada en el Tribunal Colegiado de Instancia Única del

Fuero de Familia Nº 2 del Departamento Judicial La Plata

(conf. constancias de fs. 69 y 2 cuerpos judiciales en

fotocopias agregados por cuerda a la presente).

La gravedad del caso surge evidente, pero resulta

aún más compleja a poco que se repare en que tal como lo ha

expresado el Informe Institucional del IPAC la particular

situación de vulnerabilidad del menor A. requiere la

constitución de un grupo familiar sólido y alejado de todo

ambiente de violencia y privaciones materiales. En tal

sentido, el Instituto Técnico de Asistencia para Ciegos y

Disminuidos Visuales de la ciudad de La Plata, donde C. y

su concubino asisten diariamente expresa literalmente que:

"Al iniciar A. la concurrencia a estimulación temprana en


IPAC, encontramos indispensable trabajar con el grupo

familiar (padre-madre-hijo y por las características del

caso, indispensablemente la familia extensa), dada la

peculiaridad de la educación que conlleva el caso de los

niños con condición visual de ceguera en las cuales se

necesita del vínculo primario para la exploración y

aceptación del entorno (personas y objetos) (…) Pero en

este trabajo no fue posible garantizar la continuidad de

dichas actividades en el contexto hogareño por las

dificultades ya expuestas, por cuanto el progreso en el

proyecto, y por ende en el desarrollo de las posibilidades

de A. , se ha dificultado" (v. informe institucional

obrante a fs. 78/79 del sub examine). Tales circunstancias

han llevado al límite inaceptable de que con 4 años de edad

el menor "no tiene hábitos independientes en las

actividades de la vida diaria (higiene personal,

alimentación y vestimenta). Con respecto a la alimentación,

no mastica y desconoce el uso de utensilios cotidianos

(taza, cuchara, tenedor, etc.). Se comunica a través del

lenguaje gestual y oral (balbuceo), que es escaso. Emite

sonidos e imita, pero no dice ninguna palabra concreta.

Tampoco responde al si y al no" (conf. Informe Inicial de

la Profesora de Ciegos y Disminuidos visuales de la Escuela

especial 3434, v. fs. 88), tampoco tiene control de

esfínteres (cfr. Informe médico de fs. 80/81). Asimismo,


registra un antecedente de internación por desnutrición a

los dos años de vida (v. informe médico de fs. 80/81).

Las condiciones de violencia en el núcleo

familiar ampliado, además "provocan crisis de angustia y

agresión" en la pareja de D. y C., que los hacen

"retroceder en adquisiciones" e "independencia" (conf.

Informe del cuerpo de docentes del I.P.A.C., obrante a fs.

86 e Informe Psicológico de fs. 82/83; en sentido similar

se expresa el Informe de Médicos Peritos Psiquiatras

obrante a fs. 101/102).

Esta cruel realidad revela un cuadro dramático,

con riesgo previsible para las condiciones de existencia

digna no solo de la actora sino de las personas que

conviven con ella y principalmente de su hijo menor A.. En

consecuencia, una correcta comprensión del delicado

problema que se suscita no permite cerrar los ojos ante su

evidencia, que por lo demás, no ha sido contradicha en

ninguna instancia del proceso por las demandadas.

VI- Tal como tiene expresado en numerosos

precedentes esta Suprema Corte, la valoración de los hechos

y de la prueba en general, como la de los escritos

postulatorios son típicas cuestiones de hecho de las

instancias ordinarias y no revisables en sede

extraordinaria, salvo en el supuesto de absurdo (conf.

causas A. 69.344, "Brisa Serrana", sent. del 4-VI-2008; A.


69.592, "Basilico", sent. del 6-V-2009, A. 69.321, "Bellia

Munzón", sent. del 27-VIII-2008; A. 69.506, "Vigil", sent.

del 1-IV-2009, A. 69.606, "Martín", sent. del 3-VI-2009; C.

101.107, "Arbizu", sent. del 23-III-2010; entre otras).

En los párrafos que siguen, procuraré demostrar

que, precisamente, ésta es la situación que se presenta en

los presentes actuados.

En tal sentido, debo recordar que el concepto de

"absurdo", tal como ha ido elaborándose por esta Suprema

Corte, denota un error grave y ostensible que se comete en

la conceptuación, juicio o raciocinio al analizar,

interpretar o valorar las pruebas o los hechos susceptibles

de llegar a serlo, con tergiversación de las reglas de la

sana crítica en violación de las normas procesales

aplicables de todo lo cual resulta una conclusión

contradictoria o incoherente en el orden lógico formal, e

insostenible en la discriminación axiológica (conf. causas

A. 69.017, "Salguero", sent. del 3-VI-2009 y C. 105.234,

"Villegas", sent. del 17-II-2010).

Por ello, ha considerado esta Corte la existencia

de absurdo en casos en que en la conclusión elaborada por

los integrantes del Tribunal de grado, éstos soslayaron

realizar un análisis integral, preciso y conducente, de un

elemento fáctico esencial de la causa (conf. doct. causa L.

83.193, "Amaya", sent. del 5-XI-2008).


En el caso de marras, tal como lo alega la

Asesora Tutelar en su escrito recursivo, y asimismo ha sido

puesto de manifiesto en detalle en el punto V- de este

mismo voto, la sentencia de Cámara obrante a fs. 225/236

del sub lite ha omitido una consideración razonada de las

constancias de la causa, en tanto ellas -como quedó

evidenciado- trasuntan un hecho sumamente grave, que no

puede permitir ningún tipo de demora en la reversión de los

efectos nocivos e indignos que la situación fáctica de los

actores se encuentra generando. A partir de allí, juzgo que

se configura la existencia de absurdo en la conclusión

elaborada por los integrantes del tribunal de apelación, en

tanto éstos soslayan realizar un análisis integral, preciso

y conducente, de varios elementos fácticos esenciales de la

causa (conf. doct. causa L. 83.193, ya citada).

Concretamente, el a quo -tal como lo denuncia

expresamente la recurrente- no hace mérito de la situación

de violencia familiar (que se presenta en autos), ni de los

condicionamientos que inhiben a la actora hacer efectivo

cualquier cambio de vida tanto por su incapacidad como por

su posición social, tratando el caso solamente desde un

plano asistencial de colaboración.

Ha dicho asimismo el Tribunal que el vicio de

absurdo se configura con el desvío palmario y notorio de

las leyes de la lógica o el razonamiento viciado de tal


modo que lleve a conclusiones contradictorias o

incongruentes con las constancias de la causa (conf. causa

A. 69.199, "Rosl", sent. del 6-V-2009; A. 69.036,

"Sandoval", sent. del 15-VII-2009). Circunstancia que queda

evidenciada en autos por cuanto la Cámara, pese a contar

con numerosos informes médicos, psicológicos, de asistentes

sociales y de entidades dedicadas específicamente al

tratamiento de personas con discapacidades, que daban

cuenta de la necesidad urgente de que la actora contara con

un lugar habitable separado de su familia de origen, sumado

a ello su ostensible y manifiesta carencia de recursos

económicos autónomos o derivados, dispuso en su condena que

"se hace lugar al recurso de apelación interpuesto por la

Asesora de Incapaces en representación de la Sra. C. P. y

su hijo menor de edad, y se ordena al Ministerio de

Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos (…) procurar

la implementación del programa relativo al acceso a una

vivienda dentro de las disponibilidades presupuestarias

vigentes, a favor de la amparista y su hijo menor, a quien

deberá proveerse además la cobertura asistencial que

requiriera en cuanto al acompañamiento terapéutico

específicamente solicitado, incluido en los términos del

pronunciamiento que se propone confirmar con el alcance

enunciado, todo lo que deberá ser tramitado dentro de los

diez días de dictada la presente y acreditado en la causa…"


(v. fs. 235 del sub examine).

Las medidas así adoptadas, si bien son favorables

a los reclamos de la actora, atento a las particulares

circunstancias de la causa, se presentan como

insuficientes, y carentes de todo efecto reparatorio con el

grado de urgencia precisado. Ello conduce a que la

sentencia impugnada si bien hace lugar parcialmente a los

agravios oportunamente denunciados por la actora, no logre

adecuar su condena al objeto que se ha impuesto obtener en

punto a una protección eficaz.

VII- En vista a la plataforma fáctica enunciada,

la cuestión se circunscribe a determinar si sólo ordenar al

Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios

Públicos, que procure la implementación del programa

relativo al acceso a una vivienda dentro de las

disponibilidades operativas y presupuestarias, a favor de

la amparista y su hijo (fs. 231 vta.), constituye una

medida adecuada a los fines de garantizar que ninguna forma

de discriminación está involucrada de conformidad a las

obligaciones que los tratados imponen en relación a estos

sujetos de tutela preferencial (arts. 14, 16, 28, 75 inc.

22 y 23 de la Const. Nac. y 2.2 del Pacto de Derechos

Económicos, Sociales y Culturales).

Para ello es necesario recapitular los hechos que

son de interés para este proceso y las normas aplicables al


caso a fin de evaluar si ha habido un defecto en la

valoración de los textos que regulan la relación sustancial

debatida.

Así, en cuanto a los hechos, cabe reseñar

respecto de la señora P. y su hijo que:

a. conforman un grupo desfavorecido por varios

motivos: la condición de mujer y niño, ambos discapacitados

físicos; la situación económica presenta un cuadro

desgarrador, porque la madre no puede proveer, en forma

autónoma para sí ni para su hijo, los medios de

subsistencia; ni cuenta con la apoyatura del otro

progenitor, quien, a su vez, se encuentra en idénticas

condiciones -incapaz y sin ingresos- y la familia ampliada

que los rodea genera un ámbito de maltrato, además de

carecer de recursos suficientes para funcionar como sostén;

b. necesitan de cuidados especiales que atiendan

las particularidades que derivan de su situación específica

(servicios especiales de salud y educación);

c. a partir de la convivencia con la familia

ampliada, se constata una situación de riesgo, a raíz de la

violencia ejercida por los integrantes del último grupo,

que torna al lugar que viven en inseguro, indigno y sin

paz;

d. la señora P. está imposibilitada de acceder a

una vivienda o afrontar los gastos que demanda un


alojamiento alejado de los parientes en forma autónoma, por

las razones antes referidas.

En las condiciones expuestas, se aprecia que las

únicas opciones con que cuenta la amparista, a estar a la

sentencia, pasan a ser las siguientes: una primera,

consistente en seguir como hasta ahora, conviviendo con la

familia ampliada, sin lo necesario para cubrir lo mínimo

para la subsistencia, en un clima de constante agresión, a

la espera de la concreción en sede administrativa de un

programa que la incluya en el otorgamiento de una vivienda,

supeditado todo ello a la disponibilidad presupuestaria. Si

ello es intolerable, la segunda alternativa es mas

desesperante aún, porque lo único que les resta es quedar

en la calle, sin vivienda y sin medios, con todo lo que

esto implica desde la particular vulnerabilidad que porta

el grupo desventajado -compuesto por discapacitados, mujer,

niño- y en esta hipótesis los riesgos se acrecientan

incluso desde la perspectiva de ser víctimas de todo tipo

de abusos, incluso desde la perspectiva sexual.

Ahora bien, en el ingreso de lo jurídico,

interesa recordar que la no discriminación y la igualdad

son componentes fundamentales de las normas internacionales

de derechos humanos y son esenciales a los efectos del goce

y el ejercicio de los derechos económicos, sociales y

culturales. Asimismo, según el art. 2.2 del Pacto


Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales, los Estados partes deben "garantizar el

ejercicio de los derechos que en él se enuncian sin

discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,

idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen

nacional o social, posición económica, nacimiento o

cualquier otra condición social"; con el alcance de ser una

obligación inmediata y general en el Pacto, cuando se dan

algunos de los motivos prohibidos de discriminación (v.

Observación General N 20 del Comité de Derechos Económicos,

Sociales y Culturales, año 2009, puntos 1, 2, 3, 7, 16, 17,

28, 33, 36, 38).

Sabido es que la pertenencia a un grupo como el

aquí descrito merece particular consideración y la adopción

de medidas específicas para superar las dificultades antes

expuestas, pues de lo contrario no se pueden hacer realidad

los derechos garantizados en el referido Pacto.

De manera explicativa el art. 7º de la Convención

sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad expresa

"1. Los Estados Partes tomarán todas las medidas necesarias

para asegurar que todos los niños y las niñas con

discapacidad gocen plenamente de todos los derechos humanos

y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con

los demás niños y niñas. 2. En todas las actividades

relacionadas con los niños y las niñas con discapacidad,


una consideración primordial será la protección del interés

superior del niño".

Particularmente importante, resulta asimismo lo

preceptuado por la citada Convención en su art. 16º en

cuanto a la protección de dichas personas respecto de

ámbitos violentos, especialmente cuando estos se generan en

el seno familiar: "1. Los Estados Partes adoptarán todas

las medidas de carácter legislativo, administrativo,

social, educativo y de otra índole que sean pertinentes

para proteger a las personas con discapacidad, tanto en el

seno del hogar como fuera de él, contra todas las formas de

explotación, violencia y abuso, incluidos los aspectos

relacionados con el género. 2. Los Estados Partes también

adoptarán todas las medidas pertinentes para impedir

cualquier forma de explotación, violencia y abuso

asegurando, entre otras cosas, que existan formas adecuadas

de asistencia y apoyo que tengan en cuenta el género y la

edad para las personas con discapacidad y sus familiares y

cuidadores, incluso proporcionando información y educación

sobre la manera de prevenir, reconocer y denunciar los

casos de explotación, violencia y abuso. Los Estados Partes

asegurarán que los servicios de protección tengan en cuenta

la edad, el género y la discapacidad (…) 4. Los Estados

Partes tomarán todas las medidas pertinentes para promover

la recuperación física, cognitiva y psicológica, la


rehabilitación y la reintegración social de las personas

con discapacidad que sean víctimas de cualquier forma de

explotación, violencia o abuso, incluso mediante la

prestación de servicios de protección. Dicha recuperación e

integración tendrán lugar en un entorno que sea favorable

para la salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y

la autonomía de la persona y que tenga en cuenta las

necesidades específicas del género y la edad." (el

destacado me pertenece).

De su lado, y en específica vinculación con la

situación que plantea el recurso en tratamiento, el art.

19º de la referida Convención con claridad meridiana

dispone "Los Estados Partes en la presente Convención

reconocen el derecho en igualdad de condiciones de todas

las personas con discapacidad a vivir en la comunidad, con

opciones iguales a las de las demás, y adoptarán medidas

efectivas y pertinentes para facilitar el pleno goce de

este derecho por las personas con discapacidad y su plena

inclusión y participación en la comunidad, asegurando en

especial que: a) Las personas con discapacidad tengan la

oportunidad de elegir su lugar de residencia y dónde y con

quién vivir, en igualdad de condiciones con las demás, y no

se vean obligadas a vivir con arreglo a un sistema de vida

específico; b) Las personas con discapacidad tengan acceso

a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria,


residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad,

incluida la asistencia personal que sea necesaria para

facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad y

para evitar su aislamiento o separación de ésta;(…)". E

igualmente el art. 23º prescribe que: "Los Estados Partes

prestarán la asistencia apropiada a las personas con

discapacidad para el desempeño de sus responsabilidades en

la crianza de los hijos(…)4. Los Estados Partes asegurarán

que los niños y las niñas no sean separados de sus padres

contra su voluntad, salvo cuando las autoridades

competentes, con sujeción a un examen judicial, determinen,

de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables,

que esa separación es necesaria en el interés superior del

niño. En ningún caso se separará a un menor de sus padres

en razón de una discapacidad del menor, de ambos padres o

de uno de ellos. 5. Los Estados Partes harán todo lo

posible, cuando la familia inmediata no pueda cuidar de un

niño con discapacidad, por proporcionar atención

alternativa dentro de la familia extensa y, de no ser esto

posible, dentro de la comunidad en un entorno familiar".

Específicamente, se encuentra prevista la

pertinencia del acceso a una vivienda digna, como parte

integrante del derecho a un nivel de vida adecuado, que en

lo que respecta a las personas con discapacidad, encuentra

previsión en el art. 28º de la Convención: "1. Los Estados


Partes reconocen el derecho de las personas con

discapacidad a un nivel de vida adecuado para ellas y sus

familias, lo cual incluye alimentación, vestido y vivienda

adecuados, y a la mejora continua de sus condiciones de

vida, y adoptarán las medidas pertinentes para salvaguardar

y promover el ejercicio de este derecho sin discriminación

por motivos de discapacidad".

Con idéntico sentido, la Convención de los

Derechos del Niño en sus arts. 2 y 23, al considerar

necesario mencionar la discapacidad explícitamente en el

artículo sobre la no discriminación, resalta como medios de

igualación la necesidad de que el Estado adopte todas las

medidas que sean oportunas para garantizar que el niño sea

protegido contra toda forma de discriminación, para que el

objetivo diseñado en el preámbulo, que los "derechos

iguales e inalienables", esté reconocido para todos.

En sentido concordante, la ley 26.061, que aborda

los derechos y garantías del niño, menciona en forma

reiterada a los "organismos del Estado" como los encargados

de controlar y garantizar el cumplimiento de las políticas

públicas orientadas a fortalecer la familia y proteger el

interés superior del niño (arts. 5, 11, 14 y 15) y, en

particular, incorpora el estándar legal de protección

prioritaria a ciertos grupos (arts. 5, 28, 33 y 35),

incluso con una asignación privilegiada y de intangibilidad


de los recursos públicos que los garantice (art. 5 inc. 4);

dichas prescripciones normativas se ven incluidas, por lo

demás, en los arts. 5, 6, 7, 14, 18 y concordantes de la

ley 13.298 y 4º, 6º, 7º, 8º y concordantes de la ley

10.592.

También la señora P. merece particular

consideración por su discapacidad, ante la pérdida de sus

medios de subsistencia por circunstancias independientes de

su voluntad (arts. 16, 33, 75 incs. 19, 22 y 23).

A ello se suma, como acota Cecilia Grosman, la

implicancia refleja del destino del niño con relación a sus

progenitores, de esta forma: "En otros términos, los

derechos económicos sociales y culturales de los niños y

también sus derechos civiles, se hallan íntimamente

asociados a los de sus progenitores. Si éstos no se

respetan, también resultan desconocidos los derechos de sus

hijos" (en "Los derechos de los niños en las relaciones de

familia en el final del siglo XX. La responsabilidad del

Estado y de la sociedad civil en asegurar su efectividad",

"La Ley", diario del 2 de diciembre de 1999; ver también

los conceptos que surgen sobre la relación trabajo, familia

y proyecto de vida a partir de los fallos de la C.S.J.N. en

las causas "Milone", sent. 26-X-2004 y "Aquino", sent. 21-

IX-2004; ídem. "Villagrán Morales y otros (caso de los

niños de la Calle)", 19-XI-1999, en especial párr. 144; OC


17, del 28-VIII-2002).

Frente a esta combinación de obstáculos físicos

que en la vida diaria este grupo con discapacidad y pobreza

enfrenta, sin posibilidad de cambio y con el agravamiento

de un entorno familiar hostil, la medida dispuesta por la

alzada -promover la implementación de un programa de

vivienda- no es efectiva en la práctica, pues involucra una

aspiración, la que está condicionada a las asignaciones

presupuestarias y al tiempo que demande la creación del

programa. Tan es así, que aunque la implementación tenga un

resultado promisorio, el tiempo de diligenciamiento en su

puesta en marcha no alcanza a ser una respuesta eficaz y

oportuna, para combatir los problemas que presentan las dos

opciones antes mencionadas: seguir viviendo con la familia

ampliada violenta o, en todo caso, quedarse sin hogar. Es

por ello, que la alzada, pese a haber considerado que madre

e hijo son sujetos de especial protección constitucional y

que requieren de un trato diferente en función de sus

condiciones especiales, ha desentendido en la práctica los

derechos que reconoce.

En tales condiciones, ante el pedido concreto de

la provisión de una vivienda digna donde constituir un

vínculo familiar autónomo y libre de violencia y de

cobertura de las necesidades básicas insatisfechas, y por

entrar en juego dentro del proceso aplicativo del derecho,


los derechos vinculados con la protección de la familia

(arts. 14 bis, 16, 19, 28, 75 incs. 22 y 23 de la

Constitución nacional; VI de la Declaración Americana de

los Derechos y Deberes del Hombre; 16 párr. 3, 22 y 25 de

la Declaración Universal de Derechos Humanos; 2.2, 3, 6,

12, 18 y 27.2 de la Convención de los Derechos del Niño;

17, 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,

2.2, 10, párr. 1, parte 1 y 11 del Pacto Internacional de

los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; 23 del

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art.

36.1 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires);

la realización de los derechos de los niños integrantes de

la misma (art. VII de la Declaración Americana de los

Derechos y Deberes del Hombre; 25.2 de la Declaración

Universal de Derechos Humanos; 2.2, 3, 6, 12, 18, 23, 24 y

27 de la Convención de los Derechos del Niño; 19 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos; 2.2, 10. 3 y

11.1 y 12 inc. a del Pacto Internacional de Derechos

Económicos Sociales y Culturales; 24.1 del Pacto

Internacional de Derecho Civiles y Políticos; 36. 2 y 3 de

la Constitución de la Provincia de Buenos Aires) así como

la promoción de medidas que favorezcan la integración de

una persona con discapacidad (arts. 16, 33 y 75 incs. 19,

22 y 23 de la Constitución nacional; XI de la Declaración

Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 25.1 de la


Declaración Universal de Derechos Humanos; 12 del Pacto

Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales;

36. 5 y 8 de la Constitución de la Provincia de Bs. As.) y

conformar un grupo social identificado como de mayor

vulnerabilidad por ser un hogar multiproblemático (arts. 14

bis, 16, 19, 75 inc. 19, 22 y 23; 2.2, 3, 6, 12, 23, 24 y

27.3 de la Convención de los Derechos del Niño; 36.1 de la

Constitución de la Provincia de Bs. As.), juzgo necesario

determinar una específica conducta a desarrollar en lo

inmediato por el Poder Administrador, a fin de revertir

cuanto antes la insostenible situación fáctica descripta,

concretar la consecución de la igualdad y que se cumpla con

el mandato constitucional de asegurar la protección

integral de los derechos.

VIII- Por lo demás, y como producto del

desarrollo del proceso, la Administración se encuentra

desde hace más de un año en conocimiento de la delicada y

apremiante situación padecida por la señora C. P. y su

núcleo familiar, sin que -pese a contar con dos sentencias

en su contra- haya dado solución al reclamo inicial, en

cuanto a las medidas necesarias para garantizarles de un

nivel de vida adecuado, que comprenda un subsidio de

subsistencia y la posibilidad de llevar adelante una vida

familiar en condiciones de igualdad con las demás personas,

atendiendo a las particularidades propias de una familia


cuyos integrantes poseen, todos, diversas incapacidades

físicas y psíquicas (v. mi voto Ac. 99.204, sent.

20-IX-2006, Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia).

De lo que se trata, en síntesis, es de dar

efectivo cumplimiento a la Convención de los Derechos del

Niño, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,

Sociales y Culturales, y los restantes tratados citados,

que después de la reforma tienen jerarquía constitucional y

en los que el Estado asumió el compromiso internacional de

promover políticas tendientes a la efectividad, la igualdad

de trato y oportunidad respecto de personas tan frágiles

como son los niños, la progenitora con graves problemas de

salud y su grupo familiar. En este sentido, he sostenido en

otra causa (Ac. 86.250, sent. del 23-XII-2003), que la

referida reforma constitucional, en el art. 75 inc. 23

impone que el Estado debe asumir la concreción de medidas

de acción positiva que garanticen la igualdad real de

oportunidades y de trato y el pleno goce y ejercicio de los

derechos reconocidos por esta Constitución y por los

tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos,

en particular respecto de los niños; por tanto, el juez

debe interpretar las normas existentes a la luz del

principio de acción positiva (con cita de Kemelmajer de

Carlucci, Aída, "Las acciones positivas" publicación de la

Asociación de Abogados de Bs. As., abril de 2001; también


ver Ac. 84.856, sent. 26-II-2003).

En efecto: la Cámara en lo Contencioso

Administrativo ha definido de manera excesivamente

imprecisa las prestaciones debidas por la Provincia de

Buenos Aires y la Municipalidad de La Plata, al punto tal

que por su propia generalidad, ellas mismas resultan

insusceptibles de hacer efectiva una protección rápida y

concreta frente a la acuciante situación en que se

encuentra la señora P. y su familia.

En dichas condiciones, resulta imperioso que esta

Suprema Corte disponga medidas de acción positivas y

concretas para garantizar de inmediato el goce de los

derechos fundamentales acreditadamente vulnerados. Tal como

lo ha expresado el Comité D.E.S.C. (Observación General Nº

4), "los Estados Partes deben otorgar la debida prioridad a

los grupos sociales que viven en condiciones desfavorables,

concediéndoles una atención especial (…) a pesar de los

problemas causados externamente, las obligaciones dimanadas

del Pacto continúan aplicándose y son quizás más

pertinentes durante tiempos de contracción económica" (v.

punto 11º).

Por tales razones, cobra plena actualidad la

necesidad de proveer de inmediato a una solución respecto

del problema habitacional. De ello surge claro, según

entiendo, que sin el reconocimiento de prestaciones


positivas por parte del Estado, se continuarán vulnerando,

por omisión, derechos y principios de raigambre

constitucional y convencional.

A los fines de brindar herramientas para la

delimitación del contenido de la condena, en cuanto a la

concreta prestación que se impone a través de la presente,

habrán de tenerse en cuenta las pautas orientadoras

observadas por el Comité D.E.S.C. (C.E.S.C.R., Observación

General Nº 4, 6º período de sesiones, 1991).

Al respecto, resulta destacable que, en la

reglamentación del art. 11, párrafo primero del PIDESC,

dicha Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas

estableció que: "el derecho a la vivienda no se debe

interpretar en un sentido estricto o restrictivo que lo

equipare, por ejemplo, con el cobijo que resulta del mero

hecho de tener un tejado por encima de la cabeza o lo

considere exclusivamente como una comodidad. Debe

considerarse más bien como el derecho a vivir en seguridad,

paz y dignidad en alguna parte. Y así debe ser por lo menos

por dos razones. En primer lugar, el derecho a la vivienda

está vinculado por entero a otros derechos humanos y a los

principios fundamentales que sirven de premisa al Pacto.

Así pues, ‘la dignidad inherente a la persona humana´, de

la que se dice que derivan los derechos del Pacto, exige

que el término ‘vivienda´ se interprete en un sentido que


tenga en cuenta otras diversas consideraciones, y

principalmente que el derecho a la vivienda se debe

garantizar a todos, sean cuales fueren sus ingresos o su

acceso a recursos económicos. En segundo lugar, la

referencia que figura en el párrafo I del artículo 11 no se

debe entender en sentido de vivienda a secas, sino de

vivienda adecuada. Como lo han reconocido la Comisión de

Asentamientos Humanos y la Estrategia Mundial de Vivienda

hasta el Año 2000 en su párrafo 5: ‘el concepto de vivienda

adecuada´… significa disponer de un lugar donde poderse

aislar si se desea, espacio adecuado, seguridad adecuada,

iluminación y ventilación adecuadas, una infraestructura

básica adecuada y una situación adecuada en relación con el

trabajo y los servicios básicos, todo ello a un costo

razonable" (conf. punto 7º).

Así pues, el concepto de "adecuación" es

particularmente significativo en lo que a Derechos

Económicos, Sociales y Culturales se refiere, y

particularmente lo es en materia de "vivienda digna". Para

precisar aún más estos conceptos, la Observación General Nº

4 que es materia de cita, desarrolla en su punto 8º los

aspectos centrales a tener en cuenta al momento de proveer

el acceso a la morada (a saber: "seguridad jurídica de la

tenencia"; "disponibilidad de servicios, materiales,

facilidades e infraestructura"; "habitabilidad";


"asequibilidad"; "lugar" y "adecuación cultural").

De acuerdo a ello, deberán tener especialmente en

cuenta las condenadas que la ubicación de la vivienda que

se proporcione deberá ser cercana a la del sitio donde

realizan sus actividades diarias (I.P.A.C.), tal como los

mismos actores lo han solicitado según constancias de estos

actuados (v. fs. 256 vta.).

IX- Por ello, propongo hacer lugar al recurso

extraordinario interpuesto, y ampliar la condena ya

impuesta a la Provincia de Buenos Aires y a la

Municipalidad de La Plata, disponiendo que -coordinada y

solidariamente- provean en un plazo que no exceda de los 60

días a partir de notificada la presente, por la vía y/o

modalidad jurídica que corresponda, una vivienda adecuada a

la familia constituida por C. P., D. S. y su hijo menor A.

S.. En su caso, y hasta tanto se dé cumplimiento a la

aludida prestación, las demandadas deberán cubrir a su

exclusivo costo -y dentro de las siguientes 48 horas- el

alojamiento de los nombrados en un hotel o complejo

habitacional similar que reúna las condiciones arriba

explicitadas.

Corresponde asimismo ordenar a las accionadas,

Provincia de Buenos Aires y Municipalidad de La Plata que

incluyan a la señora P. y su grupo familiar (D. S. y

A.S. ), en un régimen de subsidios mensual que garantice un


equivalente al monto móvil del salario mínimo y vital, para

satisfacer las necesidades de supervivencia de su familia,

el cual deberá hacerse efectivo a nombre de su

representante legal, mientras no varíen las circunstancias

fácticas del caso (conf. arts. 12 incs. 1º y 3º, 15, 20

inc. 2º, 26, 28, 36 y 39 inc. 3 de la Constitución

provincial; 14 bis, 19, 33, 75 incs. 22º y 23º, C.N.; 2º,

11º y cctes., P.I.D.E.S.C.; 3º, 4º y cctes., C.D.N.; 4º, 5º

y 26º, C.A.D.H.; 8º, 22º y 25º, D.U.D.H.; 1º, 3º, 4º, 7º,

16º, 19º, 23º y 28º de la Convención sobre los Derechos de

las Personas con Discapacidad; ley 10.592 y ley 13.298).

A la cuestión planteada, voto entonces por la

afirmativa.

Costas a la vencida (arts. 289, C.P.C.C. y 19,

ley 13.928).

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor

Soria dijo:

1. Adhiero a la solución propuesta por el doctor

de Lázzari y en lo pertinente a los puntos III, IV y V, en

cuanto a la definitividad de la sentencia y al relato de

las circunstancias fácticas de la causa, cuya palmaria

gravedad surge acreditada con los informes obrantes a fs.

41, 54, 80/81 y 101/102, que dan cuenta de la discapacidad

que padecen tanto los progenitores como el menor que

conforman el grupo familiar, de los exiguos ingresos que


perciben (fs. 33 y 39), así como la situación de violencia

familiar constatada (informes de fs. 76/77 y 78/79, 82/83,

89/90, 96/97 y 101/102) y las demás constancias que surgen

de los autos -que obran por cuerda- "P. , C. s/ Curatela" y

"P. , C. I. s/ Protección contra la violencia familiar (ley

12.569)" en trámite ante el Tribunal de Familia n° 2 de La

Plata.

2. Sin embargo, entiendo que la sentencia del a

quo no exhibe las notas de grosera absurdidad que pregona

el recurrente. Los jueces, en su carácter de intérpretes de

la ley, deben en cada caso verificar la situación fáctica

mentada por la norma en debate, de acuerdo a las

pretensiones deducidas por las partes en sus formulaciones

constitutivas de la litis y así, gozan de arbitrio

prudencial para determinar la solución jurídica. El exceso,

el puro discrecionalismo, el razonamiento viciado, que

supera lo meramente objetable o discutible, exhibiendo un

error grave y manifiesto que conduzca a conclusiones

claramente insostenibles o inconciliables con las

constancias de la causa, es lo que provoca el absurdo que

da lugar a la descalificación jurisdiccional (causa C.

96.280, sent. de 3-III-2010).

Desde esta perspectia, la sentencia de la Cámara

no es reprochable por vía de absurdo, a tenor de los

planteos y circunstancias fácticas sobre los que conoció.


En la decisión aquí impugnada, ordenó a los demandados

-parcela en la que extendió la condena a la Municipalidad

de La Plata- el arbitrio en el término de diez días de las

medidas positivas necesarias para obtener el acceso de C.

P. y el niño A. a los derechos fundamentales vulnerados, en

términos que fueron planteados en la demanda (fs. 1).

Puntualmente, la pretensión deducida por la Asesora de

Incapaces giró en torno a que "se brinde una vivienda

adecuada para [los actores] y su grupo familiar, o en su

defecto, subsidio equivalente a los fines de sufragar un

alquiler mensual para una vivienda. Asimismo, se otorgue

acompañante terapéutico más un subsidio asistencial

equivalente al salario mínimo vital y móvil mensual hasta

que se consiga una inserción laboral acorde … con la

articulación de recursos desde la salud mental a los fines

de posibilitar la vida familiar … libre de violencia

familiar (ley 12.569) y que se posibilite alcanzar el mejor

desarrollo posible en materia de salud física y psíquica"

(fs. 3 vta.).

En primera instancia se hizo lugar a la acción de

amparo ordenando al Ministerio de Desarrollo Social que

garantice, en su respectiva área, a los actores la

satisfacción de sus necesidades básicas y al Ministerio de

Salud la cobertura de la prestación de tratamientos por

médicos clínicos, psicólogos y psiquiatras y el tratamiento


de rehabilitación que sus patologías requieren y por el

tiempo que resulte necesario (fs. 167/173).

Apelada por ambas partes la sentencia, la alzada

hizo lugar al recurso deducido por la actora y dispuso la

adopción de conductas positivas por las autoridades

provinciales y municipales, en el sentido pretendido (fs.

231 vta., voto de la doctora Milanta, con adhesión del

doctor Spacarotel). De tal modo, por mayoría, resolvió

ordenar al Ministerio de Infraestructura, Vivienda y

Servicios procurar la implementación del programa relativo

al acceso a una vivienda, dentro de las disponibilidades

operativas y presupuestarias vigentes, a favor de la

amparista y su hijo menor; de igual modo dispuso que se le

provea la cobertura asistencial solicitada (fs. 235).

3. En esta instancia extraordinaria la actora

ahonda sobre la modalidad de ejecución del mandato judicial

que requiere esta causa. En tal sentido, el recurso de

inaplicabilidad de ley obrante a fs. 242/256 pone en

evidencia que, ante las particularmente críticas

circunstancias que rodean el caso, el test de efectividad

de la tutela judicial (arg. art. 15, Const. pcial.), que se

desprende de la confrontación entre la solución provista

por el a quo y la situación de suma aflicción que padecen

los actores (fs. 245, 250 vta. y 254 vta.), arroja un saldo

insuficiente o negativo. La inusitada e inusual gravedad


del caso tornan procedente, entonces, acoger favorablemente

el planteo y ajustar la decisión de grado en punto a la

eficacia concreta e inmediata del fallo.

Por tal motivo, adhiero a la solución propuesta

por el doctor de Lázzari en el punto IX de su voto. La

condena deberá precisar que la asignación gratuita del uso

de una vivienda a favor de los actores, lo sea bajo la

modalidad jurídica que corresponda en función de las

opciones a que pueda acudir la autoridad provincial en

cumplimento del presente mandato judicial y en tanto no

varíen las circunstancias fácticas.

Con el alcance que surge de la presente, voto por

la afirmativa.

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor

Hitters dijo:

Hago propio el relato de antecedentes (capítulos

I y II), como asimismo las razones expuestas para sostener

la definitividad de la sentencia puesta en crisis (capítulo

III), la exposición de los agravios traídos por la

recurrente (capítulo IV), las circunstancias fácticas del

caso (capítulo V) y el desarrollo argumental que demuestra

el absurdo en que ha incurrido el tribunal a quo (capítulo

VI), formulado en el excelente voto de mi distinguido

colega, doctor de Lázzari, adhiriendo asimismo a la

solución por él propiciada para el caso (capítulo IX).


I- LOS DECISORIOS DE LAS INSTANCIAS ANTERIORES:

Tal como quedara de manifiesto en los referidos

antecedentes, la Cámara de Apelación en lo Contencioso

Administrativo con sede en La Plata, por mayoría: i)

confirmó el pronunciamiento de grado; ii) extendió la

sentencia de condena respecto de la Municipalidad de La

Plata y iii) ordenó al Ministerio de Infraestructura,

Vivienda y Servicios públicos, procurar la implementación

de un programa relativo al acceso a una vivienda, dentro de

las disponibilidades operativas y presupuestarias vigentes,

a favor de la amparista y su hijo menor, a quienes deberá

proveerse, además, la cobertura asistencial que requirieran

en cuanto al acompañamiento terapéutico específicamente

solicitado (fs. 235).

Cabe recordar que el Tribunal Oral en lo Criminal

nº 2 del Departamento Judicial La Plata, que conociera del

presente amparo en primera instancia, al hacer lugar a la

acción interpuesta, ordenó: i) al Ministerio de Desarrollo

Social, que garantice, en su respectiva área, a los

accionantes, C. I. P. y A. J. S., la satisfacción de las

necesidades básicas y ii) al Ministerio de Salud, que

garantice, en su respectiva área, a los accionantes, C. I.

P. y A. J. S., la cobertura de la prestación de tratamiento

por médicos clínicos, psicólogos y psiquiatras, grupos de

autoayuda para entrenamiento a padres y familiares y el


tratamiento de rehabilitación que sus patologías requieren

y por el tiempo que ello resulte necesario fs. 171

vta./172).

II- LOS AGRAVIOS:

En esencia, la accionante trae a consideración de

este Tribunal dos agravios:

i) La falta de expreso pronunciamiento del a quo

respecto del subsidio asistencial mensual equivalente al

salario mínimo, vital y móvil.

ii) El condicionamiento del derecho al acceso a

la vivienda de sus representados, a la existencia de un

programa, dentro de las disponibilidades operativas y

presupuestarias vigentes.

Fundó el recurso bajo análisis en las causales

referenciadas por el doctor de Lázzari en el punto IV de su

voto, al que remito para evitar reiteraciones innecesarias.

III- EL SUSTRATO FÁCTICO DEL CASO:

Los hechos descriptos por el juez del primer voto

en el capítulo V, así como las constancias de autos, dejan

en evidencia la extrema situación de vulnerabilidad en que

se encuentran los representados por la recurrente: i) los

progenitores resultan discapacitados mentales (el padre,

D.S. , ya ha sido declarado judicialmente incapaz; respecto

de la madre, C.P. , se encuentra en trámite el proceso de

curatela), requiriendo atención en varios temas (servicios


de salud y educación; supervisión permanente de terceros);

ii) el menor A. padece ceguera secundaria a anolftalmía

bilateral e importante retraso en su desarrollo global;

iii) los ingresos del grupo familiar ascienden a $ 199,92

(fs. 33 y 39), resultando evidente las dificultades

existentes para lograr una inserción laboral de acuerdo a

sus capacidades; iv) sufren una situación reiterada de

violencia familiar por parte del padre y hermano de C. ,

quienes conforman parte del grupo conviviente; v) C. padece

crisis de autoagresión y agresión que dificultan su

integración social con compañeros y personal del Centro de

Día al que concurren, que encontrarían origen en los

hábitos de desorden y violencia en la que conviven los

familiares; vi) El desarrollo de las posibilidades de A.

(hijo de la unión de C. y D. ) también se ve gravemente

afectado por tal contexto (con cuatro años de edad el niño

no logró hábitos independientes en las actividades de la

vida diaria [higiene personal, alimentación, vestimenta];

no mastica, desconociendo el uso de utensilios; se comunica

a través de lenguaje gestual y balbuceos, no dice ninguna

palabra concreta, tampoco responde al si y al no; no tiene

control de esfínteres); vii) la sugerencia para superar

esta crítica situación es la constitución de un grupo

familiar sólido, en un espacio propio, con el

acompañamiento de un asistente terapéutico en el domicilio,


sin perjuicio de la continuidad de la concurrencia al

Centro de Día y de los tratamientos médicos en curso.

IV- EL ABSURDO:

i) El condicionamiento del derecho al acceso a la

vivienda de sus representados, a la existencia de un

programa, dentro de las disponibilidades operativas y

presupuestarias vigentes.

Como anticipara, coincidiendo con el análisis

formulado por el doctor de Lázzari en el capítulo V de su

voto, entiendo que ante la particular gravedad de semejante

contexto fáctico, el derecho a acceder a una vivienda

reconocido por el a quo, no pudo quedar condicionado o

diferido a la implementación de programas o a las

disponibilidades operativas y presupuestarias de la

Administración; tal modo de resolver no resulta derivación

razonada del derecho vigente de acuerdo a un análisis

integral de las constancias de autos, lo que amerita la

descalificación de tal parcela del acto sentencial con

fundamento en la doctrina del absurdo (arts. 14 bis, 75

incs. 22 y 23, C.N., 1, 3 a 6, 9, 17, 19, 23, 25, 26, 28 y

concs. de la Convención sobre los derechos de las personas

con discapacidad, 1, 2, 3, 4, 6, 23 a 28 y concs. de la

Convención sobre los Derechos del Niño; 1.1, 2, 17, 19 de

la Convención Americana Sobre Derechos Humanos -Pacto de

San José de Costa Rica-; 2.1; 9, 10.1, 11.1, 12.1 y 2.d del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales; arts. 1, 2, 9.1, 10.1, 10.2.f, 12, 16, 18 del

Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre

Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,

Sociales y Culturales ["Protocolo de San Salvador"]; 11, 36

incs. 1, 2, 5, 7, y 8 de la Const. prov.).

Como reiteradamente lo ha señalado este Tribunal,

por absurdo ha de entenderse el error palmario, grave y

manifiesto que conduce a conclusiones contradictorias,

inconciliables e incongruentes con las constancias

objetivas de la causa (conf. Ac. 58.938, sent. del

17-X-1995; Ac. 63.556, sent. del 8-X-1996; Ac. 64.347,

sent. del 18-II-1997; Ac. 71.327, sent. del 18-V-1999; Ac.

80.070, sent. del 11-VII-2001; Ac. 89.233, sent. del

6-VII-2005; Ac. 91.321, sent. del 15-III-2006; C. 94.916,

sent. del 19-IX-2007; C. 98.310, sent. del 14-IV-2010).

Una adecuada ponderación de las circunstancias

detalladas en el capítulo III -en particular, la incidencia

del reiterado cuadro de violencia familiar en el marco de

una situación de vulnerabilidad derivada de diversas

discapacidades- conlleva a descalificar la decisión de

reconocer el derecho de acceder a una vivienda, aunque

condicionando su efectividad a la implementación de un

programa por parte del Ministerio de Infraestructura,

Vivienda y Servicios Públicos, dentro de sus


disponibilidades operativas y presupuestarias vigentes;

ante tal crítico contexto, todo diferimiento importa la

negación de los derechos comprometidos.

En tal sentido, esta Corte ha resuelto que

resulta absurdo el pronunciamiento que prescinde de la

consideración de circunstancias relevantes o esenciales a

efectos de conformar el adecuado plano fáctico del caso

(conf. causas Ac. 41.166, del 10-IX-1991; Ac. 53.574, sent.

del 4-IV-1995; L. 57.563, sent. del 2-VII-1996; Ac. 75.756,

sent. del 4-IV-2001).

ii) La falta de expreso pronunciamiento del a quo

respecto del subsidio asistencial mensual equivalente al

salario mínimo, vital y móvil:

Lo mismo puede predicarse respecto de la otra

parcela objeto de agravio. Ello por cuanto, si bien es

evidente que el subsidio concretamente reclamado por la

Asesora de Incapaces en favor de sus tutelados puede -en

abstracto- entenderse incluido en la fórmula "…

satisfacción de las necesidades básicas…" acuñada por el

Tribunal de primera instancia como parte del contenido de

la condena impuesta a la Provincia, que fuera confirmada

por el a quo (razón que, por lo demás, motivara la

desestimación de la aclaratoria deducida al respecto por la

Asesora de Incapaces [ver fs. 240 y 258]), la urgencia que

se deriva de las particulares circunstancias de la causa,


impone -como ya quedara expuesto- la adopción de mandatos

concretos, de cumplimiento inmediato.

El dispositivo, en los términos detallados, exige

una ulterior actividad administrativa o jurisdiccional de

concreción, lo que conspira contra la respuesta inmediata

que el caso amerita. Adviértase, como corroborante de lo

antedicho, que la curadora designada en autos, tras

notificarse de la sentencia dictada en primera instancia,

se presentó requiriendo al Tribunal que a los fines de

facilitar la ejecución de la sentencia de mérito,

especifique las medidas que debe tomar el Ministerio de

Desarrollo Social para la satisfacción de las necesidades

básicas de los causantes (fs. 185).

V) RESPONSABILIDAD DEL ESTADO

Las muy particulares y gravísimas circunstancias

que quedaran reseñadas en el punto III) imponían al Estado

la obligación de actuar en resguardo de los derechos

fundamentales de los afectados (arts. 14 bis, 75 incs. 22 y

23 de la Const. nacional; arts. 1, 3 a 6, 9, 17, 19, 23,

25, 26, 28 y concs. de la Convención sobre los derechos de

las personas con discapacidad; arts. 1, 2, 3, 4, 6, 23 a 28

y concs. de la Convención sobre los Derechos del Niño;

arts. 1.1, 2, 17, 19 de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos [Pacto de San José de Costa Rica]; arts.

2.1; 9, 10.1, 11.1, 12.1 y 2.d del Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales; arts. 1, 2,

9.1, 10.1, 10.2.f, 12, 16, 18 del Protocolo Adicional a la

Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales ("Protocolo de

San Salvador"; arts.11, 36 incs. 1, 2, 5, 7 y 8 de la

Const. provincial).

La insuficiencia de las respuestas ensayadas por

las administraciones (Provincia y Municipalidad de La

Plata), quedan en evidencia ni bien se atiende al

mantenimiento estructural de la afligente situación de los

legitimados activos que se ve agravada conforme transcurre

el tiempo.

En tal contexto, y en ejercicio de la

jurisdicción, compete al Poder Judicial adoptar las

decisiones más idóneas para asegurar la efectividad de los

derechos de los accionantes. De ningún modo puede verse en

ello un propósito de sustituir a los otros poderes del

Estado en la definición, programación y ejecución de las

políticas públicas, ni tomarse su decisión como una

valoración o emisión de juicio general respecto de

situaciones cuyo gobierno le son ajenas.

Como señalara en votos anteriores "…el art. 1.1

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos edicta

que los países se comprometen a 'respetar' los derechos y

libertades reconocidas en dicho cuerpo y a 'garantizar' su


libre y pleno ejercicio; y el art. 2 completa el concepto

proclamando que si los derechos y libertades mencionadas en

el art. 1 no estuvieran ya garantizados por disposiciones

legislativas o de otro carácter ... los Estados parte [sus

tres poderes] se comprometen a adoptar ... las medidas

legislativas o de otro carácter que fueran necesarias para

hacer efectivos tales derechos y libertades". Estos dos

preceptos perfectamente alineados e imbricados marcan las

reglas generales que operan como el árbol de levas de todo

el sistema. El Estado debe 'respetar' y 'garantizar' el

cumplimiento de sus obligaciones y si quedara algún hueco

tutelar, debe adoptar las conductas pertinentes para llenar

dichos baches (art. 2).

No debemos olvidar que, según ese Tribunal, para

cumplir con el mandato del mencionado art. 2, es necesario:

1) 'el dictado de normas'; y 2) el desarrollo de prácticas

conducentes al acatamiento efectivo de los derechos y

libertades consagrados en el pacto aludido... "Este deber

general del Estado Parte implica que las medidas del

derecho interno han de ser -como se dijo- efectivas

(principio del effet utile), para el cual el Estado debe

'adaptar' su actuación a la normativa de protección de la

convención" (conf. Corte I.D.H. Caso Yatama vs. Nicaragua,

cit., párr. 170. Caso Caesar, sentencia del 11 de marzo de

2005, Serie C Nº 123, párr. 91; Caso Lori Berenson Mejía,


sentencia del 25 de noviembre de 2004, Serie C Nº 119,

párr. 219; Caso Instituto de Reeducación del Menor,

sentencia del 2 de septiembre de 2004, Serie C Nº 112, párr

206; y Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes

Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18-03 de 17-09-2003,

Serie A No. 18, párr. 101 y párr. 78, entre otros; v.

asimismo C.S.J.N., Fallos 328:2056; causas Ac. 102.434, "De

Narváez", res. del 17-X-2007; A. 68.782, "Colegio de

Bioquímicos", sent. del 22-XII-2008; L. 88.775, "E. E.",

sent. del 23-III-2010).

A la par, el principio aludido importa que el

derecho en cuestión sea interpretado y aplicado de manera

que sus salvaguardas sean prácticas y efectivas (Corte

I.D.H., Caso Baldeón García vs. Perú, sentencia del 6 de

abril de 2006; Caso de la "Masacre De Mapiripán" vs.

Colombia, sentencia del 15 de septiembre de 2005, Serie C

No. 134, párr. 105; Caso Hilaire. Excepciones Preliminares.

sentencia de 1 de septiembre de 2001. Serie C No. 80, párr.

83; Caso del Tribunal Constitucional. Competencia.

sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 55,

párr. 36; y Caso Ivcher Bronstein. Competencia. sentencia

de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 54, párr. 37; en

el mismo sentido, v. Corte Europea de Derechos Humanos,

McCann and Others v. The United Kingdom, sentencia del 27

de septiembre de 1995, Series A no. 324, pars. 146-147; mi


voto en causas Ac. 98.830, "R. L.", sent. del 31-VII-2006;

A. 69.391, "Apoderado del MO.PO.BO", sent. del 20-X-2007).

En definitiva, según la Corte Interamericana de

Derechos Humanos los arts. 1.1 y 2 del Pacto de San José de

Costa Rica, obligan a los países no sólo a respetar los

derechos y libertades reconocidos por ella, sino a

garantizar su libre y pleno ejercicio (doct. Corte I.D.H.

Caso Y. vs. Nicaragua, Sent. del 23-06-2005, Serie C Nº

127, parr. 120 y 170; esta Corte: Ac. 98.260 "L. R.", sent.

del 12-VII-2006).

VI- CONCLUSION:

Por las razones expuestas, reitero mi adhesión a

la solución propuesta para el caso por mi distinguido

colega, doctor de Lázzari, en el capítulo IX de su voto.

Con tal alcance, voto por la afirmativa.

Costas a la vencida (arts. 289 C.P.C.C.; art. 19

ley 13.928).

El señor Juez doctor Pettigiani, por los motivos

indicados por el señor Juez doctor Hitters, votó también

por la afirmativa.

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor

Negri dijo:

1. La descripción de la facticidad hecha por la

instancia de grado se ajusta a la prueba recogida y es en

lo sustancial idéntica a la que se realiza en el voto que


inicia este Acuerdo.

Si las normas nacionales e internacionales

vigentes debían llevar a una solución distinta, el

conocimiento del caso llega a esta Suprema Corte no por

absurdo, sino como consecuencia de que las mismas no han

sido bien aplicadas.

2. Se presentan en autos personas con capacidades

disminuidas, en situación de pobreza extrema y en un

entorno de violencia familiar.

Diversos derechos humanos se encuentran así

vulnerados: en general, el de una vida acorde con la

dignidad del ser humano.

3. Las soluciones, por decirlo de algún modo,

típicas (curador, internación del enfermo, exclusión de los

violentos, asistencia médica y sicológica, inclusión en

planes de vivienda) se revelan en el contexto señalado

insuficientes o lentas.

En ese sentido las que propician mis colegas

preopinantes son mucho más eficaces, en la medida que

integran y complementan las que decidió el tribunal a quo.

4. No es posible evaluar, por ahora, el impacto

que tendrá este fallo como precedente judicial, entre los

particulares y en los tribunales provinciales.

La gravedad del caso no impide una reflexión

sobre la realidad circundante: la que advierte un número


importante de situaciones que se podrían considerar

análogas y a las que por un principio de igualdad va a

tener que proporcionárseles, en su momento, un tratamiento

similar.

5. Acaso este hecho sirva como advertencia al

poder político: la justicia social debe llegar antes y no

después de la justicia judicial.

Con estas reflexiones adhiero a los votos que me

anteceden (las variantes técnicas que proponen no les ha

impedido fundamentar de manera unánime la procedencia del

recurso) y doy el mío por la afirmativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la

siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por

mayoría de fundamentos concordantes, corresponde hacer lugar al

recurso extraordinario interpuesto y ampliar la condena ya

impuesta a la Provincia de Buenos Aires y a la Municipalidad de

La Plata, disponiendo que -coordinada y solidariamente- provean

en un plazo que no exceda de los 60 días a partir de notificada

la presente, por la vía y/o modalidad jurídica que corresponda,

una vivienda adecuada a la familia constituida por C.P. , D. S.

y su hijo menor A.S. . En su caso, y hasta tanto se dé

cumplimiento a la aludida prestación, las demandadas

deberán cubrir a su exclusivo costo -y dentro de las


siguientes 48 horas- el alojamiento de los nombrados en un

hotel o complejo habitacional similar que reúna las

condiciones arriba explicitadas.

Corresponde asimismo ordenar a las accionadas,

Provincia de Buenos Aires y Municipalidad de La Plata que

incluyan a la señora P. y su grupo familiar (D. S. y

A.S. ), en un régimen de subsidios mensual que garantice un

equivalente al monto móvil del salario mínimo y vital, para

satisfacer las necesidades de supervivencia de su familia,

el cual deberá hacerse efectivo a nombre de su

representante legal, mientras no varíen las circunstancias

fácticas del caso (conf. arts. 12 incs. 1º y 3º, 15, 20

inc. 2º, 26, 28, 36 y 39 inc. 3 de la Constitución

provincial; 14 bis, 19, 33, 75 incs. 22º y 23º, C.N.; 2º,

11º y cctes., P.I.D.E.S.C.; 3º, 4º y cctes., C.D.N.; 4º, 5º

y 26º, C.A.D.H.; 8º, 22º y 25º, D.U.D.H.; 1º, 3º, 4º, 7º,

16º, 19º, 23º y 28º de la Convención sobre los Derechos de

las Personas con Discapacidad; ley 10.592 y ley 13.298).

Costas a la vencida (arts. 279, 289, 291 y concs.

del C.P.C.C.; 19, ley 13.928).

Regístrese y notifíquese.
EDUARDO JULIO PETTIGIANI

HECTOR NEGRI EDUARDO NESTOR DE LAZZARI

DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS

JUAN JOSE MARTIARENA

Secretario

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