Lecciones y Estudios Derecho Penal
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Lecciones y Estudios
de Derecho Penal
y de Procedimiento Penal
Gustavo E. L. Garibaldi
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Lecciones y Estudios
de Derecho Penal
y de Procedimiento Penal
Gustavo E. L. Garibaldi
Garibaldi, Gustavo E. L.
ISBN
CDD
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina
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SAP
Argentina
Índice general
Capítulo I
El derecho penal
de la sociedad de riesgos
I. Introducción............................................................................................... 1
II. Sociedad de riesgos ................................................................................... 2
III. Dogmática penal de riesgos ...................................................................... 3
IV. Delitos de peligro ....................................................................................... 14
V. Los riesgos procesales ............................................................................... 16
VI. La reiteración delictiva como riesgo en la fase ejecutiva........................ 18
VII. Interrogantes .............................................................................................. 19
VIII. Derecho penal paradojal en la sociedad de riesgo ................................. 20
Capítulo II
Dolo, suerte y azar
X Gustavo E. L. Garibaldi
Pág.
Capítulo III
Introducción al problema de la punición
de la tentativa y de la no punición
del desistimiento voluntario
I. Itinerario ..................................................................................................... 43
II. Imputación objetiva .................................................................................. 44
III. La norma jurídico penal ............................................................................ 46
IV. Vinculación con la problemática de la tentativa ..................................... 49
V. Comienzo de ejecución de una tentativa................................................. 56
VI. ¿Ilícito fijo o graduable? ............................................................................ 59
VII. ¿Punición de la tentativa inidónea? ......................................................... 62
VIII. Desistimiento de una tentativa. Ubicación dogmática ........................... 64
IX. Voluntariedad del desistimiento .............................................................. 68
X. Presupuestos del desistimiento de una tentativa inacabada y acabada 69
XI. Desistimiento y concurrencia de personas ............................................. 72
XII. Epílogo ........................................................................................................ 73
Capítulo IV
Imposición judicial de penas
y derecho de defensa en juicio
I. La justificación del castigo ........................................................................ 75
II. Datos y algunos consensos ....................................................................... 80
III. ¿Pena máxima posible, más pena selectivamente aplicada o pena mí-
nima necesaria? ......................................................................................... 81
IV. La determinación de la pena .................................................................... 85
V. Sistemas legales ......................................................................................... 99
VI. Sistemas de guías ....................................................................................... 104
VII. Jurisprudencia nacional ............................................................................ 107
VIII. Doctrina ...................................................................................................... 111
IX. Cuestiones procesales vinculadas al derecho de defensa en juicio....... 115
X. Influencias del sistema adversarial .......................................................... 115
XI. Discusión de las partes acerca de la pena que corresponde imponer .. 117
XII. Cesura del juicio ........................................................................................ 121
XIII. Principios del plea bargaining y consecuencias sobre la determina-
ción de la pena en los sistemas regulados ............................................... 122
Pág.
XIV. Pena que supera la requerida por la fiscalía ............................................ 126
XV. Síntesis y algunas conclusiones ................................................................ 133
Capítulo V
Sistemas de juzgamiento de delitos
en la Argentina. Los Códigos
de Procedimiento Penal federal
y de la provincia de Buenos Aires
I. Introducción............................................................................................... 139
II. Origen de los sistemas inquisitivo y acusatorio ...................................... 140
III. El sentido en que se emplean las denominaciones: inquisitivo y acu-
satorio ......................................................................................................... 148
IV. Notas salientes de los sistemas de enjuiciamiento inquisitivo y acusa-
torio ............................................................................................................. 151
V. Características e influencias de los sistemas acusatorio e inquisitivo en
en el enjuiciamiento regulado por dos Códigos de Procedimiento Pe-
nal de la Argentina ..................................................................................... 155
VI. Observaciones............................................................................................ 163
VII. Presupuestos y algunas conclusiones ...................................................... 171
Capítulo VI
Delitos contra la Administración Pública.
Corrupción. El caso de la Argentina
I. Introducción............................................................................................... 175
II. Delitos contra la Administración Pública ................................................ 176
III. Delitos y crímenes. Competencia ordinaria y federal............................. 179
IV. Tiempo de los procesos y condenas por corrupción .............................. 180
V. Las raíces históricas de la corrupción y la anomia ciudadana ............... 183
VI. Algunos casos resonantes ......................................................................... 186
VII. Observaciones............................................................................................ 190
Capítulo I
El derecho penal
de la sociedad de riesgos (1)
I. Introducción
Intentaré mostrar cierta evolución del derecho penal. Desde
su concepción como derecho de daños, aplicable frente a la rea-
lización de ciertas conductas que producen una modificación del
mundo exterior y afectan bienes jurídicos protegidos bajo amena-
za de pena, hacia la conformación de un derecho de riesgos, de-
sarrollado en un cierto contexto social y normativo. Un derecho
persistente en la idea de evitar la generación o el aumento de ries-
gos de toda especie. Uno frente al cual, el potencial infractor debe
agudizar su atención si no quiere ser sorprendido con el hecho de
que el incumplimiento de cierto deber es, en rigor, una conducta
delictiva. Un derecho que pondera riesgos después de cometidas
las infracciones, con el objeto de prevenir nuevas generaciones o
aumentos de riesgo.
A tal fin, ilustraré acerca de la llamada sociedad de riesgo glo-
bal, para luego abordar puntuales aspectos de la dogmática penal,
de los delitos en particular, del derrotero cautelar que conlleva el
proceso penal, de las medidas de seguridad, y de ciertas cuestiones
que se plantean en la etapa de ejecución de la pena privativa de
libertad.
Finalmente, formularé algunos interrogantes y mostraré cierta
paradoja de la sociedad de riesgo en donde está inserto el derecho
penal de riesgo.
2 Gustavo E. L. Garibaldi
(2) Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, Siglo XXI, Buenos Aires, [1999]
2009, p. 5.
(3) Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, cit., p. 49.
(4) Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, cit., p. 57.
(5) Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, cit., p. 52.
(6) Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, cit., p. 67.
4 Gustavo E. L. Garibaldi
vean como consecuencia de una decisión, sino que tengan una atribu-
ción externa” (9).
“Un riesgo es un aspecto de las decisiones, y éstas pueden tomarse sólo
en el presente (…) bajo la perspectiva probable/improbable, y esto aun-
que se sabe que lo que va a suceder sucede como sucede y no de otra
manera” (10).
(9) Luhmann, Niklas, Sociología del riesgo, Triana Editores, Universidad Ibe-
roamericana, México, 1998, p. 148.
(10) Luhmann, Niklas, Sociología del riesgo, cit., p. 162.
(11) Cfr. Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, cit., p. 132.
(12) La conducta punible supone una “acción típica, antijurídica, culpable y que
cumple otros eventuales presupuestos de punibilidad” (Roxin, Claus, Derecho penal.
Parte general. Fundamentos, La estructura de la teoría del delito, cit., p. 193).
(13) Cfr. Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
B. de F., Montevideo - Buenos Aires, 2012, p. 591.
(14) Cfr. Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general. Fundamentos, La estructura
de la teoría del delito, cit., p. 196.
(15) Cfr. Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
cit., ps. 591-592.
(16) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo, cit.,
p. 594. Destaca que todos tienen análogas posibilidades de garantizar la seguridad
jurídica.
(17) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, ADPCP, vol. LXIII,
2010, p. 282. Duff es especialista en fundamentos de la pena y de la responsabilidad
penal, profesor de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y profesor emérito
de la Universidad de Stirling (Escocia).
(18) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., p. 281.
(19) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., p. 291.
6 Gustavo E. L. Garibaldi
(20) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., p. 281.
(21) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., p. 281.
(22) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., p. 281. En
nota, envía a Hudson, Bárbara, Justice in the Risk Society, London: Sage, 2003.
(23) Duff, Antony, “La criminalización de las puestas en peligro”, cit., ps. 293-294.
(24) Cfr. Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general. Fundamentos, La estructura
de la teoría del delito, cit., p. 196.
(25) Entre otros, Jescheck, Eser, Schönke - H. Schröder.
(26) Cfr. Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general. Fundamentos, La estructura
de la teoría del delito, cit., p. 203.
(27) Cfr. Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
cit., p. 615.
(28) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo, cit.,
p. 618.
(29) Es posible remontarse a 1970, apenas superado relativamente el enfrenta-
miento entre causalistas y finalistas, con la publicación de su monografía “Política
criminal y sistema del derecho penal”.
8 Gustavo E. L. Garibaldi
(30) Roxin, Claus, Política criminal y sistema del derecho penal, Hammurabi, Bue-
nos Aires, 2000, p. 101.
(31) Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general. Fundamentos, La estructura de la
teoría del delito, cit., ps. 362 y ss.
(32) Su libro dedica ochenta páginas, en el apartado 7º, al tratamiento de la im-
putación objetiva, especialmente vinculados a la cuestión del riesgo (Jakobs, Gun-
ter, Derecho penal, Parte general, Marcial Pons, Madrid, 1997, nros. II-VIII, ps. 241-
287).
(33) Jakobs, Gunter, Derecho penal. Parte general, cit., p. 9.
10 Gustavo E. L. Garibaldi
Véase su ejemplo:
“… quien empuja por descuido a otra persona, de modo que ésta está a
punto de caer, ha de sujetarla: un mandato; si la persona empujada al
12 Gustavo E. L. Garibaldi
caer intenta sujetarse al brazo del sujeto descuidado, éste no puede líci-
tamente retirarlo…” (46).
14 Gustavo E. L. Garibaldi
Una renuncia radical al elemento volitivo del dolo que aquí ni si-
quiera es mencionado como “fenómeno psíquico acompañante” (56)
o, como en Sancinetti, dependiente del grado de probabilidad re-
conocido (57).
(56) Cita textual, en Bacigalupo, Enrique, Hacia el nuevo derecho penal, cit.,
p. 319, envía a Puppe, Ingeborg, ZstW, 103 (1991), p. 40.
(57) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, Hammurabi, Bue-
nos Aires, 1991, p. 209.
(58) Struensee, Eberhard, Exposición y abandono de personas. Los delitos de te-
nencia en problemas capitales del derecho penal moderno, cit., p. 83.
(59) Jakobs, Gunter - Cancio Meliá, Manuel, Derecho penal del enemigo, Thom-
son - Civitas, Madrid, 2003.
(60) En esa línea, el art. 14, Cód. Penal, que vedaba la concesión de libertad condi-
cional a los reincidentes, extiende su prohibición a los delitos previstos en los arts. 80,
inc. 7º, 124, 142 bis, anteúltimo párrafo, 165 y 170, anteúltimo párrafo. También, la
ley 12.256, de Ejecución PBA, art. 100, no permite el otorgamiento de salidas tran-
sitorias a los condenados por homicidios agravados previstos en el artículo 80, Cód.
Penal, salvo el inciso 1º; delitos contra la integridad sexual, previstos en los arts. 119,
segundo, tercero y cuarto párrafo, 120, segundo párrafo, 124, 125, 125 bis, 126, 127 y
128, Cód. Penal; privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte del art. 142
bis, último párrafo, Cód. Penal; tortura seguida de muerte del art. 144ter, inc. 2º, Cód.
Penal; homicidio en ocasión de robo del art. 165, Cód. Penal; secuestro extorsivo, si
se causare intencionalmente la muerte de la persona ofendida, previsto en el art. 170,
anteúltimo párrafo, Cód. Penal.
(61) V. gr., ley 26.485 de Protección integral a las mujeres, art. 26; o ley 12.569, pro-
vincia de Buenos Aires, art. 7º. Se complementan con ciertos cursos de acción, en-
tre los que destaco como ejemplo en San Martín, provincia de Buenos Aires, que la
Fiscalía general emitió la instrucción 1/13, considerando la necesidad de diseñar un
procedimiento especial en casos de alto riesgo de violencia intrafamiliar y de género.
Se clasifican perfiles del agresor, entre los que cuenta su historial de conductas vio-
lentas, de consumo, de celos o control, de desprecio y falta de arrepentimiento, entre
otras. También, de vulnerabilidad de la víctima, entre los que menciono su percep-
ción de peligro de muerte e intentos de echarse atrás en la decisión de abandonar o
denunciar al agresor.
16 Gustavo E. L. Garibaldi
(62) Robles Planas, Ricardo, “Sexual predators. Estrategias y límites del derecho
penal de la peligrosidad”, Revista para el análisis del Derecho, Facultad de Derecho,
Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, InDret 4/2007. En línea http://www.indret.
com/pdf/478_es.pdf, consulta: 8/8/2018.
(63) Struensee, Eberhard, Exposición y abandono de personas. Los delitos de te-
nencia en problemas capitales del derecho penal moderno, cit., ps. 110-117.
(64) Struensee, Eberhard, Exposición y abandono de personas. Los delitos de te-
nencia en problemas capitales del derecho penal moderno, cit., ps. 93-94.
(65) Hegglin, Florencia, Los enfermos mentales en el derecho penal, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2005; Righi, Esteban, Teoría de la pena, Hammurabi, Buenos
Aires, 2001, ps. 163-166.
(66) Righi, Esteban, Teoría de la pena, cit., p. 193.
18 Gustavo E. L. Garibaldi
(67) Arts. 17/19, 54, ley 24.660; arts. 105, 147, ley provincia de Buenos Aires,
12.256.
(68) Faucher, Pascal, “Libération Conditionnelle: Une mesure sous tensions”,
en Le droit de l’exécution des peines. Une jurisprudence en mouvement. Revue Pé-
nitentiaire Droit Pénal, Numéro spécial, Congrès AFDP, Éditions Cujas, Paris, 2007,
p. 127.
(69) Faucher, Pascal, “Libération Conditionnelle: Une mesure sous tensions”, cit.,
ps. 128-129.
VII. Interrogantes
20 Gustavo E. L. Garibaldi
Capítulo II
I. La materia penal
(1) Base de la clase de inauguración del ciclo lectivo 2017, en la Cátedra de Dere-
cho Penal y Procesal Penal de la que el autor es profesor titular, Facultad de Derecho
de la Universidad de Buenos Aires.
24 Gustavo E. L. Garibaldi
(2) La versión simple del caso la presenta Villar cuando atribuye a Katz el objetivo
de encontrar una justificación no consecuencialista de la punición menor de la ten-
tativa, tratando de demostrar que una clase inusual de intento no exitoso es menos
26 Gustavo E. L. Garibaldi
grave moralmente que uno exitoso, pero más grave que la clase usual de intento no
exitoso. En Villar, Mario, Suerte penal. Un estudio acerca de la interferencia de la
suerte en los sistemas de imputación, colección Tesis doctorales, Didot, Buenos Aires,
2016, p. 171.
(3) Así, citado en Greco, Luis, “Las reglas detrás de la excepción. Reflexiones res-
pecto de la tortura en los grupos de casos de las ticking time bombs”, Revista para el
Análisis del Derecho, Barcelona, InDret, 4/2007, abril 2007, p. 5. Se refiere al asunto
“Gäfgen c. Alemania”, resuelto por la gran sala del TEDH, sentencia del 1/6/2010, rec-
tificada el 3/6/2010.
28 Gustavo E. L. Garibaldi
(4) Pitlevnik, Leonardo G., “Arte y derecho penal. La lotería de Babilonia: cuando
el castigo depende del azar”, Revista de Derecho Penal y Procesal Penal, 200-4-626.
(5) Pitlevnik, Leonardo G., “Arte y derecho penal. La lotería de Babilonia: cuando
el castigo depende del azar”, cit., p. 627.
(6) Pitlevnik, Leonardo G., “Arte y derecho penal. La lotería de Babilonia: cuando
el castigo depende del azar”, cit., ps. 628-629.
(7) Pitlevnik, Leonardo G., “Arte y derecho penal. La lotería de Babilonia: cuando
el castigo depende del azar”, cit., ps. 628-629.
(8) Pitlevnik, Leonardo G., “Arte y derecho penal. La lotería de Babilonia: cuando
el castigo depende del azar”, cit., ps. 631-632.
30 Gustavo E. L. Garibaldi
(11) Cfr. Kaheneman, Daniel, Pensar rápido, pensar despacio, Debate, Buenos Ai-
res, 2016, ps. 105-106.
(12) Rojo, Alberto, El azar en la vida cotidiana, Siglo XXI, Buenos Aires, 2014, p. 50.
(13) Cfr. Rojo, Alberto, El azar en la vida cotidiana, cit., p. 60.
32 Gustavo E. L. Garibaldi
34 Gustavo E. L. Garibaldi
(27) Dehaene cita, en esa línea, a Lau Rosenthal, 2011; Velmans, 1991 y Wegner,
2003 (Dehaene, Stanislas, La conciencia en el cerebro. Descifrando el enigma de cómo
el cerebro elabora nuestros pensamientos, cit., ps. 121-122).
(28) Dehaene, Stanislas, La conciencia en el cerebro. Descifrando el enigma de
cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos, cit., p. 122.
(29) Dehaene, Stanislas, La conciencia en el cerebro. Descifrando el enigma de
cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos, cit., p. 123.
(30) Dehaene, Stanislas, La conciencia en el cerebro. Descifrando el enigma de
cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos, cit., p. 124.
(31) Dehaene, Stanislas, La conciencia en el cerebro. Descifrando el enigma de
cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos, cit.
Afirma Dehaene:
“La hipótesis de que el cerebro actúa como un estadístico bayesia-
no es una de las áreas más candentes y debatidas de la neurociencia
contemporánea” (32).
36 Gustavo E. L. Garibaldi
Desde el uso del lenguaje, dice que tuvo buena suerte si el tren
casi lo atropella, pero logra salvar su vida por fracción de segundo.
Que tuvo mala suerte, si el tren efectivamente lo lesiona gravemen-
te. En ambos casos, los trenes, de ordinario, no atropellan gente y el
escenario no deja de ser probabilísticamente idéntico.
Desde el control de las consecuencias de lo que se hace, no ha-
brá habido control cuando se desea que salga el número veintidós,
aunque fuera uno mismo quien metió la mano en la bolsa que tenía
todas las opciones, hizo la mezcla y lo sacó para su propia sorpresa.
Tampoco lo habrá ni será verdadera la afirmación, si se acier-
ta a la hora al responder que son las 21, cuando el reloj ha estado
detenido justamente, desde esa hora, exactamente desde tres días
antes.
No será verdadero que se está en la calle de un barrio poblado
si se escoge al azar la única casa real de un conjunto de maquetas
montado a lo largo y se tuvo la suerte de abrir justamente esa puerta.
Entre las dos propuestas extremas a las que me refería en el
punto anterior, se ha intentado resolver, de algún modo, la encru-
cijada que presenta la cuestión del control de lo que se hace y la
responsabilidad penal.
Así, a partir de cierto acuerdo acerca de qué es libertad de orga-
nización, se resuelve el presupuesto de atribución de responsabili-
dad penal por aquello que se controla (Jakobs). Habría así libertad
de organización y responsabilidad por la defraudación de expecta-
tivas en el ejercicio de cierto rol dentro de una organización. Ha-
bría control si hay libertad de organización, ya que todo se controla
a partir de ese acuerdo inicial. En palabras de Villar: “La condición
de control se asienta en el sinalagma (…) de la libertad de organi-
zación y responsabilidad por las consecuencias” (37). Para clarificar
con un ejemplo no penal, si se es libre de asistir a la clase, hay con-
trol y responsabilidad, cuando se defraudan expectativas acerca de
cómo comportarse en clase, de acuerdo con el rol de estudiante o
profesor que significa tal interacción. La suerte no defrauda expec-
tativas respecto de ninguna actuación.
Otra posibilidad deriva de considerar irrelevante el correlato
objetivo del control (Sancinetti). Luego, todo se controla subjetiva-
V. Mi posición: el dominó.
Además, unas pocas afirmaciones seguras
38 Gustavo E. L. Garibaldi
(38) Pitlevnik, Leonardo G., Delimitación del dolo y la culpa en el ilícito penal,
Ad-Hoc, Buenos Aires, [2002], 2007, p. 16.
(39) Pitlevnik, Leonardo G., Error y delito, Hammurabi, Buenos Aires, 1995.
40 Gustavo E. L. Garibaldi
VII. Epílogo
Capítulo III
Introducción al problema
de la punición de la tentativa
y de la no punición
del desistimiento voluntario (1)
I. Itinerario
44 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 45
46 Gustavo E. L. Garibaldi
Cito textual:
“Por tanto, ambos bandos de la discusión tienen la mitad de la razón:
hay un problema de dolo, pero los criterios para su determinación están
aportados por la teoría de la imputación objetiva. Se trata de la formula-
ción (completa) de la norma comprometida” (7).
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 47
(9) Binding, Karl, Die Normen und ihre Übertretung, Leipzig, 1916, vol. “Normen
und Strafgesetze”, p. 4.
(10) Kaufmann, Armin, Teoría de las normas, Depalma, Buenos Aires, 1977.
(11) Cfr. Kaufmann, Armin, Teoría de las normas, cit., p. 379.
(12) Kaufmann, Armin, Teoría de las normas, cit., p. 167.
(13) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal, Parte general, Reppertor, Barcelona,
1998, ps. 26-27.
48 Gustavo E. L. Garibaldi
(14) Cfr. Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
B. de F., Montevideo - Buenos Aires, 2012, p. 540.
(15) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo, cit.,
p. 568.
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 49
(16) Art. 17.I: “La conspiración existe cuando dos o más personas se conciertan
para la ejecución de un delito y resuelven ejecutarlo. 2. La proposición existe cuando
el que ha resuelto cometer un delito invita a otra u otras personas a ejecutarlo. 3. La
conspiración y la proposición para delinquir sólo se castigarán en los casos especial-
mente previstos por la ley”.
Los Códigos Penales españoles, en rigor, siempre penaron actos preparatorios. Los
más autoritarios, con carácter general (1850, 1928, 1944). Los más liberales, limitán-
dose en la parte especial a ciertos casos expresamente determinados (1848, 1870 y
1932). El Código Penal de 1995 no castiga con carácter general ningún acto prepara-
torio, no obstante, por ejemplo, además de las formas mencionadas conspiración y
proposición, amplía el concepto de provocación al incluir en el art. 18, la apología del
crimen o enaltecimiento de su autor (cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte
general, cit., p. 331).
50 Gustavo E. L. Garibaldi
(17) Cfr. Farré Trepat, Elena, La tentativa del delito, Bosch, Barcelona, 1986,
p. 138.
(18) Farré Trepat, Elena, La tentativa del delito, cit., ps. 138-139.
(19) Farré Trepat, Elena, La tentativa del delito, cit., p. 140.
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 51
52 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 53
(25) Cfr. Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, Hammurabi,
Buenos Aires, 1991, ps. 358-359.
(26) Se sitúa como momento relevante de la teoría subjetiva en la historia de la
dogmática jurídico-penal una sentencia del RG alemán del 24/5/1880, que coincide
con la entrada en vigor del Código Penal del Imperio de 1871 y con la aparición de
la primera edición del Lehrbuch de F. von Liszt en 1881. Ella marca el comienzo del
fin de la hegemonía que tenían las teorías objetivas desde tiempos de Feuerbach. Se
condenó por tentativa de aborto la maniobra realizada con una sustancia comple-
tamente inocua para la salud, tanto del feto como de la madre y, por tanto, absolu-
tamente inidónea para producirlo. El tribunal asumió los argumentos dogmáticos
que venía sosteniendo Von Buri, para rebatir las tesis que pretendían la impunidad
de tentativas no peligrosas para los bienes jurídicos (cfr. Alcácer Girao, Rafael, La
tentativa inidónea. Fundamento de punición y configuración del injusto, Comares,
Granada, 2000, ps.17-18).
54 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 55
(31) Cfr. Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., p. 360.
(32) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps. 360-366.
56 Gustavo E. L. Garibaldi
V. Comienzo de ejecución
de una tentativa
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 57
58 Gustavo E. L. Garibaldi
(33) Farré Trepat, Elena, La tentativa del delito, cit., ps. 156-181.
(34) Ejemplo en Struensee, Eberhard, en Dolo, tentativa y delito putativo, Ham-
murabi, Buenos Aires, 1992, p. 38.
(35) Ejemplo en Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 339.
(36) La solución de Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit.,
ps. 460-463.
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 59
(37) Cfr. Robert, Jacques-Henri, Droit pénal général, cit., ps. 216-217.
(38) Cfr. Mayaud, Yves, Droit pénal général, cit., p. 305.
(39) Cfr. Robert, Jacques-Henri, Droit pénal général, cit., p. 218, quien envía a
Prothais, Alain, Tentative et attentat, LGDJ, Paris, 1985.
(40) Desde la perspectiva subjetivista, la distinción entre tentativa acabada e ina-
cabada es clave, en tanto, la equiparación de respuestas punitivas entre tentativa y
60 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 61
(45) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps. 411-414.
(46) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps.414-415. En
su segunda tesis doctoral, entre otras cosas, para mostrar que la condena de Jakobs
contra el subjetivismo no se compadece con su admisión de punibilidad de la ten-
tativa inidónea; y que no es cierto que una teoría subjetiva no tiene cómo distinguir
preparación de tentativa. Una idea tras la cual, entiende, se oculta la suposición de
que el dolo es el mismo en los niveles de la preparación, ejecución y consumación. En
Jakobs, Gunter, Fundamentación subjetiva del ilícito y desistimiento de la tentativa,
Hammurabi, Buenos Aires, 2004, ps. 98 y ss.
(47) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 344.
62 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 63
Luego, escribe:
“… la teoría subjetiva no tiene un problema en las consecuencias prácti-
cas: en principio, existe acuerdo en que la tentativa irreal y la supersticio-
sa son impunes. El problema es más bien teórico: cómo se fundamenta
esta impunidad (…) una teoría subjetiva tendría que dar una respuesta
(51) También tratado por Alcácer Girao, Rafael, La tentativa inidónea. Funda-
mento de punición y configuración del injusto, cit., ps. 17 y ss.
(52) Un análisis crítico de las propuestas de cada uno, en Sancinetti, Marcelo,
Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps. 463-509.
(53) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., p. 487.
64 Gustavo E. L. Garibaldi
(54) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., p. 487.
(55) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps. 500-504.
(56) Sancinetti, Marcelo, Teoría del delito y disvalor de acción, cit., ps. 500-504.
(57) Se puede consultar un desarrollo completo de los efectos del engaño, favore-
cido por el Estado en función de investigación, respecto del empleo de agentes en-
cubiertos, en Garibaldi, Gustavo, Las modernas tecnologías de control y de investig-
ación del delito, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2010, cap. VI, ps. 135-180.
Introducción al problema
Dolo, suerte
de la ypunición
azar de la tentativa … 65
66 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
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azar de la tentativa … 67
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Introducción al problema
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70 Gustavo E. L. Garibaldi
(65) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 341, nro. 61.
Introducción al problema
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72 Gustavo E. L. Garibaldi
Introducción al problema
Dolo, suerte
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azar de la tentativa … 73
XII. Epílogo
Capítulo IV
(1) La primera parte es contenido de la clase de inauguración del ciclo lectivo 2018
en la Cátedra de Derecho Penal y Procesal Penal de la Facultad de Derecho de la Univer-
sidad de Buenos Aires a cargo del autor. La parte procesal y de garantías fundó su aporte
en el Seminario de investigación de la misma Facultad, agosto-diciembre 2018, sobre
garantías constitucionales vinculadas a problemas procesales concretos.
(2) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, Reppertor, Barcelona,
1998, p. 708.
(3) Vianna se refiere a la mayor parte de las críticas recibidas por las tecnologías
de rastreo electrónico, diciendo que, aunque pudieran estar siendo pensadas como
un instrumento de reducción de la población de las prisiones, se proyectan en Brasil
como mecanismos para incrementar el rigor de la ejecución penal. Enuncia como
condición de concesión del régimen abierto de las salidas transitorias o de la liber-
tad condicional (Vianna, Túlio, “Do rastreamento eletrônico como alternativa a pena
de prisão”, en Monitoramento Eletrônico em Debate, Lumen Juris Editora, Río de Ja-
neiro, 2012, p. 193). Jobin Do Amaral menciona que la población encarcelada en los
Estados Unidos de América se quintuplicó en 25 años. A una muy alta tasa de encar-
celamiento cada 100.000 habitantes en 2008, suma el hecho de que se ha extendido
la población bajo tutela penal. Ese año había 7.308.200 ciudadanos bajo la égida del
76 Gustavo E. L. Garibaldi
control penal, vale decir, más del 2.3% de la población total del país; o 1 de cada 31
adultos (Jobin Do Amaral, Augusto, Do rastreamento eletrônico como alternativa a
pena de prisão, en Monitoramento Eletrônico em Debate, cit., p. 45).
(4) Cfr. Hilgendorf, Eric Brian - Valerius, Brian, Derecho penal, Parte general,
Ad-Hoc, Buenos Aires, 2015, nro. 6, p. 3.
(5) Hilgendorf, Eric Brian - Valerius, Brian, Derecho penal. Parte general, cit.,
con envío a BVerGe, t. 32, p. 98.
(6) Roxin, Claus, Problemas básicos del derecho penal, Reus, Madrid, 1976, p. 11.
(7) Hilgendorf, Eric Brian - Valerius, Brian, Derecho penal. Parte general, cit.,
nro. 10, p. 3.
(8) Kant, Inmanuel, La paz perpetua, Tecnos, Madrid, [1795] 2013, p. 39.
(9) El derecho está ligado a la facultad de coaccionar. Kant, Inmanuel, La me-
tafísica de las costumbres, Tecnos, Madrid, [1797] 2005, p. 40.
(10) Kant, Inmanuel, La metafísica de las costumbres, cit., p. 166.
(11) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 47.
(12) Cfr. Mizrahi, Esteban, “La legitimación hegeliana de la pena”, Revista de Fi-
losofía, vol. 29, nro. 1, Madrid, 2004, p. 14.
(13) Mizrahi, Esteban, “La legitimación hegeliana de la pena”, cit., p. 15.
78 Gustavo E. L. Garibaldi
(14) Hegel, Georg W. F., Sistema de la eticidad, Editora Nacional, Madrid, 1983,
p. 41.
(15) Ver Feuerbach, Anselm, Tratado de derecho penal, Hammurabi, Buenos Ai-
res, [1801] 1989, p. 125.
(16) Ver Liszt, Franz, “La idea de fin en el derecho penal”, Enseñanza del derecho y
material didáctico, Serie J, nro. 15, Universidad Nacional Autónoma de México - Uni-
versidad de Valparaíso de Chile, Méjico, 1994, ps. 114-115.
(17) Así, Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 49.
(18) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 49.
80 Gustavo E. L. Garibaldi
(19) Cfr. Informe anual SNEEP, 2016, tomando una población estimada por el
Indec para 2016 de 43.590.368. En línea http://www.saij.gob.ar/docs-f/estadisticas-
sneep/2016/InformeSNEEPARGENTINA2016.pdf, consulta: 15/8/2018.
(20) Informe Anual 2016, Procuración Penitenciaria de la Nación, “La situación de
los derechos humanos en las cárceles federales de la Argentina”. En línea http://www.
ppn.gov.ar/sites/default/files/Informe%20Anual%202016_0.pdf , consulta: 15/8/2018.
(21) Cfr. Informe SNEEP, cit.
(22) Informe SNEEP, cit.
(23) En línea https://datos.bancomundial.org/indicador/VC.IHR.PSRC.P5, con-
sulta: 15/8/2018.
(24) Cfr. “Informe Estadístico de la Procuración Penitenciaria de la Nación”, De-
partamento Investigaciones, actualización noviembre 2014. En línea http://www.
ppn.gov.ar/sites/default/files/Estad%C3%ADstica%20carcelaria%202014_1.pdf, con-
sulta: 15/8/2018.
82 Gustavo E. L. Garibaldi
(28) Anitúa, Ignacio, “Justificación del castigo”, Enciclopedia de filosofía y teoría del
derecho, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 2015, vol. 3, cap. 58,
p. 2223.
(29) Anitúa, Ignacio, “Justificación del castigo”, cit.
(30) Anitúa, Ignacio, “Justificación del castigo”, cit.
(31) Anitúa, Ignacio, “Justificación del castigo”, cit.
(32) Cfr. Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón, Teoría del garantismo penal, Trotta,
Madrid, 1998, p. 331.
84 Gustavo E. L. Garibaldi
(36) Cfr. Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 331.
(37) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 332.
(38) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 332.
(39) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 335.
(40) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 335.
(41) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 332.
(42) Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, cit., p. 335.
86 Gustavo E. L. Garibaldi
(43) Cfr. Zysman Quirós, Diego, Sociología del castigo, Didot, Buenos Aires, 2013;
Genealogía de la determinación de la pena, Didot, Buenos Aires, 2012, p. 95.
(44) Malarino, Ezequiel, “Estudio preliminar”, en Zaffaroni, Eugenio (dir.), Co-
lección de criminalistas perennes, Hammurabi, Buenos Aires, vol. 9, p. 41.
(45) Cfr. Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, Hijos de Reus, Ma-
drid, 1914, ps. 85-86.
88 Gustavo E. L. Garibaldi
90 Gustavo E. L. Garibaldi
(59) Beccaria, Cesare, De los delitos y de las penas, Alban, Madrid, 1822, ps. 184-
186.
(60) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 687.
(61) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 688.
(62) Kai Ambos cita a Esselborn, Küper, Kräupl, Vormbaum y Naucke. Escribe, con
referencia a la más radical posición de Naucke: “Las exigencias de Beccaria —aboli-
ción de la pena de muerte y de la tortura— y sus principios —proporcionalidad, le-
galidad, daño social— serían demasiado superficiales y mal fundamentados, como
para poder fijar los límites infranqueables del Estado de Derecho que corresponde a
un Derecho Penal humano (Naucke, 2005, ps. XXV y ss.). Su teoría general es dema-
siado poco concreta, su ‘sentimiento de humanidad’ (Naucke, 2005, p. XIX) es ‘irra-
cional’ además de ser ‘falto de contenido’, como para poder oponerse a los excesos
inhumanos del Derecho Penal en su configuración y aplicación concreta (Naucke,
2005, p. XXII y ss.). Para esto se necesitaba no un jurista bien intencionado e ilustrado
(secular), sino uno ‘(que no hay en Beccaria) bien formado en las técnicas jurídicas,
pero escéptico contra toda forma de dominio’ (Naucke, 2005, p. XXIV). El contrato so-
cial ‘inevitable’ de Beccaria, del cual nadie puede zafarse, conduce a la inevitabilidad
y necesidad del castigo y con ello a un Derecho Penal aún más poderoso (Naucke,
1989, p. 45; 2005, p. XLI). La fundamentación utilitarista del Derecho Penal de Becca-
ria conduce a que los principios postulados por él no fueran discutidos ‘como límites
absolutos de todo derecho penal, sino (…) como justificación de la finalidad del cas-
tigo’ (Naucke, 1989, p. 50); se trata, entonces, de fundamentación (legitimación), no
de limitación del derecho penal” (Ambos, Kai, “Cesare Beccaria y la humanización
del derecho penal. Una lectura crítica con especial énfasis en su fundamento sobre
92 Gustavo E. L. Garibaldi
(67) Malarino se refiere con algún detalle al proceso de la Columna Infame, elevada
sobre la Vedra dei Cittadini, en Porta Ticinese, Milán, que trataba como enemigos de
la patria a Gian Giacomo Mora y Guglielmo Piazza, a quienes Verri consideraba már-
tires de la época (Malarino, Ezequiel, “Estudio preliminar”, cit., ps. 17-23).
(68) Malarino, Ezequiel, “Estudio preliminar”, cit., ps.60-61. En su exposición del
Seminario Intercátedras de Derecho Penal en la UBA, el 15/5/2018, Malarino pun-
tualizaba sobre la metodología de Pietro Verri, diciendo que de una micro historia, se
siguen los argumentos racionales característicos del iluminismo.
(69) Malarino, Ezequiel, “Estudio preliminar”, cit., p. 75.
(70) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, Hammurabi, Buenos Ai-
res, 1989, t. 1.B, ps. 112-113.
(71) Referencias, en Zysman Quirós, Diego, Sociología del castigo, cit., p. 97.
(72) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 112.
(73) Cfr. Zysman Quirós, Diego, Sociología del castigo, cit., p. 97.
(74) Cfr. Ramos Vázquez, Isabel, “La individualización judicial de la pena en la
primera codificación francesa y española”, cit., p. 333.
(75) Su obra L’individualisation de la peine, se editó por primera vez en francés en
1898.
(76) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., ps. 41-42.
(77) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., ps. 44-46.
94 Gustavo E. L. Garibaldi
del legislador napoleónico cuando se redactó el Código de 1810, seguía estando prin-
cipalmente en garantizar al ciudadano la seguridad jurídica a partir de un férreo
principio de legalidad. No podemos olvidar que, a diferencia de lo que ocurría en la
vecina Inglaterra, en la que el sistema de common law confiaba la defensa del ciuda-
dano a los jueces, en los nuevos estados de Derecho continentales nacidos de la Re-
volución se desconfiaba profundamente de la figura del , y se pretendía construir un
nuevo modelo jurídico basado exclusivamente en el imperio de la ley”.
(85) Cfr. Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., ps. 47-48.
(86) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., p. 48.
(87) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., p. 48.
(88) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., ps. 136-137.
(89) Saleilles, Raymond, La individualización de la pena, cit., p. 117.
96 Gustavo E. L. Garibaldi
(96) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 688.
(97) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 689.
(98) Cfr. Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
B. de F., Montevideo - Buenos Aires, 2012, p. 28.
(99) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo, cit.,
p. 29.
(100) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
cit., p. 37.
(101) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
cit., ps. 38-39.
98 Gustavo E. L. Garibaldi
(102) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 745.
(103) Silva Sánchez, Jesús M., Aproximación al derecho penal contemporáneo,
cit., p. 45.
(104) Cfr. Robert, Jacques-Henri, Droit pénal général, Thémis droit, puf, Paris,
2005, p. 504.
V. Sistemas legales
La evolución en materia de determinación de penas se ha veni-
do produciendo en el siguiente sentido.
Penas indeterminadas; bien de absoluta indeterminación, vin-
culadas especialmente a la idea de tratamiento de la escuela po-
sitivista italiana; bien de duración no fijada en la sentencia, sino
condicionada por la evolución del tratamiento, en países escandi-
navos y n los Estados Unidos de América en los años cincuenta del
siglo XX (105).
Penas proporcionadas al delito cometido, frente a la revisión
crítica del concepto terapéutico del derecho penal, resaltando la
relevancia de su determinación en función de ese parámetro (106).
Preferibles, en tanto limitan el ejercicio punitivo del Estado y brin-
dan seguridad jurídica al condenado.
Cabe señalar que la proporcionalidad ha venido perdiendo te-
rreno en este siglo, con respuestas de extrema dureza frente a fenó-
menos antes desconocidos de terrorismo o ante delitos que afectan
más allá de las fronteras, como el tráfico de armas o estupefacien-
tes. Ya se alertaba sobre ese endurecimiento en los noventa (107). Do-
mésticamente, incluso, la dureza se ha ido incrementando frente a
otros delitos considerados flagelo, como las afectaciones a la inte-
gridad sexual o la violencia de género.
El Código Penal argentino de 1921 considera suficiente orientar
a través de una serie de pautas vinculadas al hecho y al infractor.
Antes, dispone que los jueces fijarán la condena en función de pau-
tas atenuantes y agravantes.
El art. 40, Cód. Penal, establece que “las penas divisibles por
razón de tiempo o de cantidad, los tribunales fijarán la condena-
ción de acuerdo con las circunstancias atenuantes o agravantes
particulares a cada caso y de conformidad a las reglas del ar tículo
siguiente”.
El art. 41, Cód. Penal, a tal efecto, ordena aquello que se debe
tener en cuenta, en estos términos:
(105) Cfr. Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 688.
(106) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 689.
(107) Mir Puig, Santiago, Derecho penal. Parte general, cit., p. 690.
(111) Code Pénal, 101º éd., Dalloz, con anotaciones de Yves Mayaud, Universidad
Paris II.
(112) Mayaud, Yves, Droit pénal général, puf, Paris, 2015, ps. 197-200.
(113) Mayaud, Yves, Droit pénal général, cit., ps. 197-198, A, nros. 1-4 y 6.
(125) Conde, Gabriela - Yohai, Matías M. - Mones Ruiz, Miguel, “La hora ilumi-
nada del juez. Un análisis de los criterios de determinación de la pena a la luz del
nuevo Anteproyecto de Código Penal”, cit.
(126) Conde, Gabriela - Yohai, Matías M. - Mones Ruiz, Miguel, “La hora ilumi-
nada del juez. Un análisis de los criterios de determinación de la pena a la luz del
nuevo Anteproyecto de Código Penal”, cit., p. 146.
(127) Cfr. Zysman Quirós, Diego, “Sistemas penales comparados y determinación
de la pena en Europa”, cit., p. 628.
(128) Zysman Quirós, Diego, “Sistemas penales comparados y determinación de
la pena en Europa”, cit., p. 629.
(129) Zysman Quirós, Diego, “Sistemas penales comparados y determinación de
la pena en Europa”, cit., p. 629.
(141) TPenal Buenos Aires, sala II, 29/6/2010, “IAG s/recurso de casación”.
(142) TPenal Buenos Aires, sala V, 3/10/2013,“ECD s/recurso de casación”.
(143) Yohai, Matías, en Pitlevnik, Leonardo - Muñoz, Damián (dir.), Análisis de
los fallos “Ramírez” y “Agüero” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. A propó-
sito de la determinación judicial de la pena, jurisprudencia penal de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, Hammurabi, Buenos Aires, 2018, vol. 24, ps. 51-84.
(144) Cfr. Yohai, Matías, en Pitlevnik, Leonardo - Muñoz, Damián (dir.), Análisis
de los fallos “Ramírez” y “Agüero” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. A pro-
pósito de la determinación judicial de la pena, jurisprudencia penal de la Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación, cit., “Introducción”.
VIII. Doctrina
(173) Supe de primera mano que eso no estaba definido cuando el proyecto estaba
prácticamente concluido.
(175) Ac. Plenario, 12/12/2002, expte. 6467, en “Fiscal ante el tribunal de casación
solicita acuerdo plenario”.
(177) Cfr. Langevin, Julián H., “Los límites punitivos del juzgador en el proceso
penal”, LL del 8/8/2007.
(178) Garibaldi, Gustavo - Bellagio, Aníbal - Castro, María del Carmen, El jui-
cio criminal y la determinación de la pena bajo presupuestos del acusatorio, cit., p. 65.
(179) “… El juzgamiento racional fundado en conceptos jurídicos rigurosamente
formales debe ser cotejado con el tipo de juzgamiento orientado primariamente en
tradiciones sagradas en las que no se encuentra una base clara para la solución de
los casos concretos. Así los litigios son resueltos a través de una justicia carismática,
es decir, por las ‘revelaciones’ concretas de un oráculo, la condena de un profeta
o por una ordalía; o por una justicia de cadí, no formalista, fundada en juicios de
valor éticos concretos u otras valoraciones prácticas; o bien como justicia empírica,
formalísticamente, pero sin requerir la subsunción del caso en conceptos racionales,
sino recurriendo a ‘analogías’ y con referencia e interpretación a ‘precedentes’…”
(Weber, Max, “Formas racionales e irracionales de administración de justicia”,
extractos de Rheinstein, Max [ed.], en Max Weber on Law in Economy and Society,
Harvard University Press, 1954, ps. 349-56).
te, fundar luego un pedido de pena. Las más de las veces estimada
antes, en algún momento del proceso (v. gr., al requerir la elevación
de la causa a juicio, al proponer juicio abreviado, evaluar la proce-
dencia formal de la suspensión del juicio a prueba o las medidas de
coerción personal), con frecuentes diferencias respecto de la que se
solicita imponer en juicio.
Es explicable, bajo cierta lógica, que se reserve la cuestión se-
gún lo que el debate pueda mostrar. Se entiende que sustancial-
mente durante su desarrollo (como buena parte de casi todo en
Tribunales) se irán pensando, delineando y no solo como entiendo
pudiera, ratificando agravantes. Aquellos que se invocarán luego,
en los alegatos o discusión final.
Una técnica que impide a las defensas, al tiempo de la recep-
ción de la prueba, saber concretamente cuáles serán esas pautas y
luego, en todo caso, deberán intuir al interrogar. Incluso antes, a la
hora de ofrecer prueba.
Si no estuviera prevista en la ley procesal la cesura del juicio, la
defensa, sorprendida frente a la invocación de pautas agravantes
por la acusación, carece, en principio, de alternativas. El respeto
por el contradictorio en este punto requiere al contrario, bien que
en cualquier caso se prevea la cesura, bien que se anticipen agra-
vantes antes del cierre de producción de prueba en el debate. A fin
de que la defensa pueda aún, en su caso, ofrecer prueba de des-
cargo.
De ordinario la Fiscalía no delinea agravantes, las defensas no
lo exigen y, generalmente, tampoco resisten adecuadamente en
los alegatos las pautas propuestas. Ni principal ni subsidiariamen-
te, si su pretensión central fuera pedir la absolución. Al menos no
responden, si no son instadas en tal sentido, y cuando lo hacen,
muchas veces confunden los planos de análisis para resistir (v. gr.,
cuestionan la prueba material del agravante invocado y no su con-
sideración como pauta de agravamiento), muy raramente piden ce-
sura del juicio y, generalmente, no aciertan en el ofrecimiento de
contraprueba específica.
El déficit de la parte acusadora, a su vez, no es solamente aquel
detalle de enunciación inicial. Es frecuente escuchar fiscales que
sin más piden pena por sobre el mínimo legal, sin decir por qué.
En ocasiones, aunque no mencionan agravantes. En todo caso, sin
Capítulo V
Sistemas de juzgamiento
de delitos en la Argentina (1).
Los Códigos de Procedimiento
Penal federal y de la provincia
de Buenos Aires
I. Introducción
(1) Publicado como monografía por Ad-Hoc, Buenos Aires, 2015. Base de su apor-
te en el Seminario de investigación de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, agosto-diciembre de 2015, sobre “Principios del Modelo Adversarial
de Enjuiciamiento”.
(2) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, Hammurabi, Buenos Aires,
1989, t. 1.B, ps. 23-24.
(3) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 25.
(4) La inquisición de los herejes se ubica en el Concilio de Verona de 1184, papa
Lucio III.
(5) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2013,
t. I, p. 268.
Imposición
Sistemasjudicial
de juzgamiento
de penasde
y derecho
delitos en
de la
defensa
Argentina
en juicio
… 141
(6) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 26. La Constitutio
Criminalis Carolina o Lex Carolina, por ejemplo, es un cuerpo de leyes del Sacro Im-
perio Romano Germánico, aprobado en 1532.
(7) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, cit., p. 263.
(8) Siglos V al XV.
(9) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 28.
(10) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 209.
(11) Cfr. Marinho Marques, Leonardo A., A Hiper-Racionalidade Inquisitória, en
Processo Penal, Constituição e Crítica, estudos em homenagem ao Prof. Dr. Jacinto Nel-
son de Miranda Coutinho, Lumen Iuris Editora, Río de Janeiro, 2011, p. 478. El Im-
perio abarcó desde -27 hasta 476, año de la caída de Occidente, sobreviviendo 1000
años más el Imperio Romano de Oriente.
(12) Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes
históricos y comparados. La antigüedad clásica”, p. 1. En línea http://www.catedra-
hendler.org/doctrina_in.php?id=15, consulta: 10/6/2015.
(13) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 34.
(14) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., ps. 39-40.
(15) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., ps. 47-48.
(16) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., ps. 49-50.
(17) Cfr. Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, Gedisa, Méjico, 1986,
ps. 76-77.
(18) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 52. Langer explicó
que en el siglo XII se distinguía entre proceso inquisitivo y acusatorio. Mientras en
aquel, los funcionarios públicos podían iniciar un proceso por propia iniciativa con
base en la existencia de rumores, el acusatorio exigía una acusación escrita practica-
da por un individuo (Langer, Maximiliano, en conferencia, “La larga sombra de las
categorías acusatorio-inquisitivas”, 8/4/2014, Departamento de Derecho Penal y Cri-
minología, Facultad de Derecho, UBA).
Imposición
Sistemasjudicial
de juzgamiento
de penasde
y derecho
delitos en
de la
defensa
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(19) Cfr. Langer, Maximiliano, en conferencia, “La larga sombra de las categorías
acusatorio-inquisitivas”, cit.
(20) Cfr. Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., ps. 92-94.
(21) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 69.
(22) Maier, Julio, Derecho procesal penal argentino, cit., p. 70.
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ción, como límite a una punición que hasta el influjo de las ideas de la Revolución
Francesa consideraba que toda acción encaminada a la comisión de un delito era ya,
una infracción (cfr. Farré Trepat, Elena, La tentativa del delito, Bosch, Barcelona,
1986, p. 142).
(37) Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes
históricos y comparados. La antigüedad clásica”, cit., p. 2.
(38) Cfr. Langer, Maximiliano, en conferencia, “La larga sombra de las catego-
rías acusatorio-inquisitivas”, cit., con referencias a Hélie, Faustin, en Traité de l’Ins-
truction Criminelle (parágrafo 308).
(39) Cfr. Caravajal, Zunilda, “Reformas procesales penales en Francia”, Revista de
Derecho y Ciencias Penales, nro. 15 (23-33), Universidad San Sebastián, Chile, 2010,
p. 24.
(40) Cfr. Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes
históricos y comparados. La antigüedad clásica”, cit., p. 2.
(41) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, cit., p. 286.
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(47) Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes his-
tóricos y comparados. La antigüedad clásica”, cit., p. 3
(48) Cátedra Hendler, “El ejercicio de la acción penal pública, Antecedentes his-
tóricos y comparados. La antigüedad clásica”, cit., p. 3.
(49) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, cit., p. 270.
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(50) Cfr. Langer, Maximiliano, en conferencia, “La larga sombra de las categorías
acusatorio-inquisitivas”, cit.
(51) “Kennedy v. United Kingdom” (26839/05), 2011, 52 EHRR 4, parágrafo 184: “La
Corte reitera que de acuerdo con el principio de igualdad de armas, como una de las
características del concepto más amplio de juicio justo, cada parte debe haber teni-
do una oportunidad razonable de presentar su caso bajo condiciones que no la pon-
gan en desventaja sustancial con su oponente (vea, por ejemplo, Jespers v. Belgium,
nro. 8403/78, Decisión de la Comisión, 15 Octubre 1980, Decisions and Reports (DR)
27, p. 61; Foucher v. France, juzgado 18 Marzo 1997, Reports 1997-II, § 34; and Bulut
v. Austria, juzgado el 22 Febrero 1996, Reports 1996-II, p. 380-81, § 47)”. Langer, en de-
finitiva, duda de toda posición radical de defensa del modelo acusatorio, explica que
el Tribunal Europeo no incluye en el contenido del acusatorio muchas características
del common law, exigiendo la modificación de sus procedimientos a jurisdicciones
continentales y anglosajonas. Aunque dejándoles, a la vez, lugar para mantener nor-
mas e instituciones preexistentes (Langer, Maximiliano, en conferencia, “La larga
sombra de las categorías acusatorio-inquisitivas”, cit.).
(52) Jacot, Martine, “Le droit pénal français sous influence anglo-saxonne?», Le
Monde, 1/6/2004.
(53) Delmas Marty, Mireille, “La mise en état des affaires pénales, Comisión Jus-
tice pénale et Droits de l’homme», La Documentation Française, Paris, 1991. En línea
http://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/914059500/
0000.pdf, consulta: 8/6/2015.
En el informe final, al tratar sobre el principio de garantía judicial, dice: “Se trata de
un principio particularmente sensible, que ha dado lugar a numerosas opiniones. La
propuesta de la Comisión de separar, en aplicación de ese principio, las funciones de
investigación y jurisdiccionales, ha suscitado un amplio debate. Varias muestras de
preocupación surgen claramente: Una mayoría ha señalado el peligro de una refor-
ma que da lugar a un que es privado de sus funciones jurisdiccionales, una suerte de
‘súper policía’ u ‘oficial policial mejorado’, que al mismo tiempo ‘no tiene poder’; la
eventualidad de una tal reforma, conduce obligatoriamente a preguntar por el futuro
del Ministerio Público y por su estatus; tal separación estructural aumentará el for-
malismo y provocará un desequilibrio entre las funciones de investigación y de con-
trol, en detrimento de aquéllas; los servicios policiales tendrán el sentimiento de una
sospecha injusta en su contra y ‘perderán motivación’. En fin, la eventual institución
de la Colegiación en la etapa de la investigación, plantea reacciones encontradas. La
Comisión se ha esforzado por responder a estas preocupación es mediante el desa-
rrollo de diversas razones justificantes, según ella, de la separación de funciones ju-
risdiccionales y de investigación, precisando la forma en que se puede materializar
tal separación”.
(54) El principio séptimo del informe final dice: “Todo acusado tiene derecho a ser
informado, sin demora y en forma detallada, de la naturaleza y causa de la acusación
formulada en su contra; a defenderse por sí o ser asistido por un abogado elegido por
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V. Características e influencias
de los sistemas acusatorio e inquisitivo
en el enjuiciamiento regulado por dos Códigos
de Procedimiento Penal de la Argentina
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(72) En la provincia de Buenos Aires, delitos con pena no superior a 6 años de pri-
sión.
(73) Hechos suscitados por motivos de familia, convivencia o vecindad, causas
cuyo conflicto es de contenido (exclusivamente) patrimonial (art. 6º).
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(74) Esa ley logró en el Congreso Nacional el progreso que no había conseguido
el proyecto acusatorio en que trabajaron los juristas Maier y Binder, promediando la
década de 1980.
(75) Probablemente, creyendo que las críticas que se formulaban a la institución
de Instrucción no tenían que ver con la pérdida de imparcialidad del magistrado y
luego, que se corregían permitiendo que aliviara su carga laboral.
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VI. Observaciones
social del lugar donde tiene vigencia la ley. Las tradiciones y la me-
moria forman prejuicios, constituyendo elementos que se inscri-
ben en las prácticas y en el uso del lenguaje (77). La ley procesal de
la provincia de Buenos Aires se aplica desde hace casi dos déca-
das. La cultura de operadores influidos por modales y expresiones
aprehendidas, así como su propia historia de prácticas inquisitivas,
condicionan y conforman una orientación particular de lo legisla-
do. Por lo naturalmente conservador del ámbito, con mayor inten-
sidad que la natural tendencia de adaptación de la ley a la propia
cosmovisión que caracteriza a la Argentina. Los jueces de Garan-
tías se convierten con frecuencia en reaseguro de que la Fiscalía
nada olvida en el desempeño de su rol, antes que en control y pues-
ta de límites a la investigación preliminar a cargo de los fiscales; la
rapidez y desformalización terminan siendo superficialidad, arbi-
trariedad y protocolización burocrática veloz en el legajo de siem-
pre, que luego agrava un sistema de enjuiciamiento que carece de
estándares de calidad para cantidad de delitos bien graves, que así
son resueltos como causa correccional por unipersonal profesional;
la consagración de situaciones facultativas, como el juicio directí-
simo o la cesura ante jueces profesionales, son institutos práctica-
mente inaplicados; la incorporación de piezas leídas que raramen-
te se leen en forma pública termina sellando la suerte y sentido de
la decisión adoptada y no responde al sistema de excepcionalidad
legislado; la posibilidad de que los jueces profesionales formu-
len preguntas aclaratorias, también de modo excepcional, genera
prácticas que terminan abriendo nuevas líneas de interrogación a
la Fiscalía; se confunde la no aplicación del sistema de examen y
contra examen de testigos en esos juicios, con la inexistencia de re-
gla alguna para la interrogación de testigos; los acuerdos de juicio
abreviado en un sistema que no importa admisión de responsabi-
lidad se realizan sin estudio acerca de las posibilidades probato-
rias que en uno u otro sentido genera una investigación preliminar
deficitaria, inválida o contradictoriamente formalizada, o peor, di-
rectamente se confunde acuerdo con admisión de participación;
es común presenciar cómo se ejerce con anárquica arbitrariedad
la facultad fiscal de no consentir una suspensión del juicio a prue-
ba peticionada por la defensa; se ejercita una atribución no previs-
ta, cual es la de anular el debate ante jueces profesionales frente a
(77) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, cit., p. 256.
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(78) Cfr. Binder, Alberto M., Derecho procesal penal, cit., p. 280.
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(84) Una cuestión que, por años, ha quedado fuera de la legislación material.
una simple extensión del perdón a delitos que no son de acción pri-
vada, pero, además, no es ni mucho menos evidente una diferente
naturaleza que permita distinguir en uno y otro caso la mayor par-
te de las causales enumeradas.
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Capítulo VI
Delitos contra
la Administración Pública (1).
Corrupción.
El caso de la Argentina
I. Introducción
Me propongo tratar la regulación y penalidades establecidas por
la legislación argentina para los delitos relacionados con corrup-
ción. Señalaré qué conductas se encuentran previstas bajo amena-
za de pena y la distribución de competencias para su juzgamiento.
Me referiré a la demora que sufren las investigaciones y a la es-
casa cantidad de condenas que registra el sistema judicial argen-
tino en general y la justicia federal en particular. Una escasez que
comprende los últimos 35 años de democracia y que, en general, no
registra avances significativos en tanto se mantiene en el gobierno
el signo político al que pertenece el funcionario sospechado.
Luego, informaré acerca de las raíces históricas y ciertas par-
ticularidades de los comportamientos ciudadanos pasibles de ser
vinculados con la comisión de esa especie de delitos. Incluso, sobre
actitudes que van desde la complicidad con modalidades corrup-
tas, hasta la resignación frente a lo que se vive como realidad no
modificable.
Mencionaré el sentido en que se están pensando reformas al
Código Penal vinculadas al título de los delitos contra la Adminis-
(2) Cfr. voto del juez Schiffrin, refiriéndose en punto V al legado de Roma. Trans-
cribe, con cita de Carrara, los conceptos que proporciona Cicerón —el pensador polí-
tico por excelencia— en “Los Oficios”. Luego, explica que ese crimen se extendió a las
conductas mencionadas (CFed. La Plata, sala II, 8/10/2016, expte. 3290/2005).
(3) Un resumen sistematizado de los tipos directamente relacionados con la co-
rrupción y mención de los hechos que investiga la Dirección de Investigaciones de
la Oficina Anticorrupción, así como otros tipos penales vinculados, se puede con-
sultar en Sosa, Omar J. (coord.), Perspectiva del derecho penal sobre los actos de co-
rrupción. El rol de la Oficina Anticorrupción, PNUD/OA, Buenos Aires, 2012, caps. 3
y 4.
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(6) La ley 24.937 (1997) fue reformada por ley 26.080 (2006) que aumentó el con-
trol político del Consejo y, nuevamente, por ley 26.855 (2013), parcialmente declara-
da inconstitucional por la CS.
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rica. Fue convertido durante el siglo XVIII en uno de los más fre-
cuentados por las flotas inglesa y portuguesa, que introducían sus
mercancías eludiendo las prohibiciones que imponían la Corona y
la legislación castellana. Era por el puerto porteño que se practica-
ba el intercambio de las mercaderías europeas y la venta ilícita de
productos agropecuarios que ofrecía Buenos Aires. Así, ingresaban
a la ciudad a través del comercio ilegal tanto personas sometidas a
esclavitud como diversos productos tales como aguardiente, azú-
car, telas y tejidos (13).
La referencia permite afirmar que en Buenos Aires el comercio
ilícito y el contrabando eran bien conocidos en tiempos de la Colo-
nia. Pasados más de dos siglos, no escandaliza en la Argentina la
conducta de funcionarios públicos que brindan favores a cambio
de recompensas que, sin duda, constituyen conductas ilegales. En-
tre muchos ejemplos, menciono el otorgamiento de licencias para
la construcción de edificios de determinadas alturas que violan los
códigos de edificación; pagos a guardas de la Aduana en aeropuer-
tos internacionales para introducir bienes que no pueden ingre-
sar libremente; devolución de un porcentaje del dinero pagado a
prestadores privados de servicios médicos para poder mantener la
condición de prestador (14). Algunos son de relativa cercanía, como
la concesión de obra pública con sobreprecios (15); la omisión de la
Agencia estatal de recaudación de impuestos de perseguir a quien
retiene e invierte ilegalmente millones de pesos en pagos de terce-
ros, por estar adecuadamente relacionado con la administración
gobernante, donde se debía depositar el dinero retenido; la conni-
vencia para con la defraudación previsional; la explotación fraudu-
lenta de los beneficios de televisación del fútbol por el canal públi-
co; la derivación de fondos públicos a universidades nacionales con
autonomía en la gestión, con el objeto de eludir controles estatales.
Agravado, en muchos casos, porque no solo se procura un benefi-
(13) Cfr. Olivero, Sandra, “El comercio ilícito en el Río de la Plata: el pago de la
costa en el siglo XVIII”, Temas Americanistas, nro. 18, Universidad de Sevilla, 2005,
ps. 60-61.
(14) Ejemplos que menciona Isuani, en Isuani, Ernesto A., “Anomia Social y Ane-
mia Estatal. Sobre la integración social en la Argentina”, 1992, p. 2. En línea http://
www.academia.edu/7564728/, consulta: 17/8/2018.
(15) Es sintomático escuchar referencias a sobreprecios en la obra pública que se
consideran escandalosos y se atribuyen a la gestión 2004/2015. Una implícita admi-
sión de valores históricos que las referencias parecen considerar más tolerables.
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cio mal habido con el destino que fuera, sino la asociación de fun-
cionarios con grupos empresarios que luego realizan otras diver-
sas maniobras para volver a introducir la ganancia obtenida en el
circuito legal del dinero. Otras veces, no se trata sino de testaferros
o simples prestanombres, utilizados sin pudor por quien detenta
el poder, confiando básicamente en su capacidad de influir, para
asegurar impunidad.
Con frecuencia, ciertas conductas ilegales ni siquiera son per-
cibidas claramente como tal por quien cotidianamente incumple
con las leyes. Es que el apego de la ciudadanía a la legalidad es
bajo. Basta con observar el comportamiento de quienes conducen
vehículos y el de los peatones. El principio de confianza y las ex-
pectativas de cumplimiento de reglas que regulan esa crucial inte-
racción se transforma muy frecuentemente en pura desconfianza y
nula expectativa. En las intersecciones de cualquier calle sin semá-
foro, el conflicto que puede generar la prioridad de paso se resuelve
a la Argentina, pero no sobre la base de leyes o reglamentos. Otro
buen ejemplo es lo que se ve bien cerca del lugar donde vivo. Allí,
el municipio colocó un poste con un cartel que decía “Prohibido
arrojar basura, Municipalidad de Tigre”. Alguien tapó con pintura
negra la palabra “Prohibido” y, debajo del cartel, muchos cumplen
con el mandato y arrojan basura.
El ofrecimiento de pago de cualquier mercadería o servicio
eludiendo impuestos, sugerir o recibir la sugerencia de entrega de
dinero por la policía de tránsito frente a una falta menor, el juego
o la venta ilegal, son modalidades que no llaman mayormente la
atención.
También se vincula a la corrupción el bajo el valor que se asigna
a la verdad. De allí que no se considera con rigor el significado e
implicancias de mentir en declaraciones juradas o incluso en tes-
timonios judiciales, exponiéndose al riesgo de persecución penal
propia, encubriendo falsedades que muchas veces están vincula-
das a actos corruptos.
Cualquier intento de tolerancia cero a la corrupción generaría
problemas en numerosos frentes y así, por acción u omisión, se
suele flexibilizar la consideración del asunto. El gobierno actual,
por ejemplo, evaluaba, al asumir, no tratar la llamada ley del arre-
pentido para casos de corrupción, con el fin de lograr avances en el
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(18) La investigación tuvo lugar a partir del hallazgo de dinero cuyo origen no
pudo justificar, escondido en el baño de su despacho en el Ministerio.
(19) Se intima la adquisición de una empresa en quiebra a través de una sociedad
y cierto financista, mientras el vicepresidente de Cristina Fernández era ministro de
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Economía (del presidente Néstor Kirchner), con el objeto de contratar con el Estado
nacional la impresión de billetes (papel moneda) y documentación oficial.
(20) Se investiga la protección selectiva desde la AFIP de empresas vinculadas a
ciertos empresarios, entre los que cuenta el mencionado exbancario de la provincia
de Santa Cruz.
(21) La investigación tuvo lugar a partir de la intervención policial ocurrida la ma-
drugada del 14/6/2016 en un lugar vinculado a la Iglesia Católica, donde el exsecreta-
rio de Estado, José López, fue detenido en poder de varios bolsos que contenían una
suma cercana a los u$s 9.000.000, que religiosas ayudaban a ingresar.
VII. Observaciones
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(28) Voto jueza Schiffrin, cit. El segundo opinante Álvarez manifestó que si bien
no debe descartarse la propuesta del primer voto, consideró que no correspondía
pronunciarse acerca del punto, en virtud de su propuesta de remisión de la causa a
la Fiscalía.
(29) Voto juez Calitri, cit.
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