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Lírica española
Luego de realizar un análisis sobre la lírica de los pueblos clásicos (Grecia y Roma),
se puede proceder a estudiar el modo de hacer lírica en idioma español. Para ello,
hay que ubicarse en el Renacimiento, el “siglo de Oro español” y a la época barroca,
lo que permitirá investigar un poco sobre la vida y las principales obras de Garcilaso
de la Vega, de Luis de Góngora, de Francisco de Quevedo y de Sor Juana Inés De
La Cruz. Entonces, ¿qué pasó con la Edad Media? Se pudiera pensar que no hubo
lírica, pero no es verdad. Si el Renacimiento brindó una lírica madura, la Edad Media
la posee en semilla y desarrollo.
2. La lírica medieval
El Renacimiento estuvo en su apogeo entre los siglos XV y XVI y continúa hasta los
inicios del siglo XVII. Es una época que abarca la vida del hombre en su totalidad.
En cuanto a lo literario, surge como una oposición hacia lo medieval y se va a
inspirar en los grandes modelos grecolatinos y en su afán de poner al hombre en
primer plano.
En España hubo dos figuras poéticas centrales durante el renacimiento. Fray Luis
de León y Garcilaso de la Vega. Para efectos de este estudio, se analizará la obra
de Garcilaso de la Vega, ya que es el poeta lírico prototipo del Renacimiento
Español y que rompe (con mucho más ímpetu) con el modo de hacer y de pensar
medieval.
Garcilaso provenía de una noble familia castellana. En 1510 ingresó en la corte del
emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas.
Participó en la expedición a Rodas (1522) y en 1523 fue nombrado caballero de
Santiago. En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue
coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal
mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después
a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate,
durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, Garcilaso fue trasladado a
Niza, donde murió.
En Garcilaso se puede distinguir un doble plano: el real y el poético: en el plano real,
él ama y se casa con doña Elena de Zúñiga, dama de la Emperatriz de Francia,
hermana de Carlos V. En el plano poético, cultivó el amor ideal, platónico y toscano
en la realidad. Para el poeta hay una mujer que destaca y deja una profunda huella
en sus versos: la dama portuguesa Isabel de Freire.
Sus poemas: su obra es exigua. Tuvo una vida breve y ajetreada, pero
escribió lo suficiente para que pasara a la inmortalidad y se le llamara el “príncipe
de los líricos castellanos”. Su obra poética consta de 3 églogas, 2 elegías, 5
canciones, 1 epístola y 38 sonetos.
Églogas:
-La primera está escrita en estancias de 14 versos. En ella, bajo los nombres
de Salicio y Nemoroso está el propio Garcilaso. El primero se queja del desdén
de Galatea (Freire) y el segundo expresa su sufrimiento por la muerte de Elisa.
-La segunda está escrita en tercetos. Hace referencia al duque de Alba y a la
duquesa.
-La tercera está escrita en octavas de versos endecasílabos que se llamaran
octava real y será la estrofa de los poemas del Renacimiento Español. Es una
bella idealización de un paisaje del río Tajo.
Elegías:
-La primera fue dedicada al Duque de Alba con motivo de la muerte de su
hermano.
-La segunda está dedicada a Boscán, su gran y entrañable amigo.
Canciones: las cinco son de inspiración toscana y en ellas imita a Horacio,
Virgilio, Petrarca y Zannázaro. La más importante de las 5 es la titulada “Flor de
Gnido”.
Epístola: está destinada a su amigo Boscán. En ella ensalza su amistad. Está
escrita en verso libre; es decir, sin rima.
Sonetos: estos 38 sonetos fueron los primeros de elaboración perfecta que
aparecen en la lírica castellana. El tema común es el amor y muchos de ellos
representan situaciones vividas por el poeta.
Si de mi baja lira
tanto pudiese el son que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento;
y en ásperas montañas
con el suave canto enterneciese
las fieras alimañas,
los árboles moviese
y al son confusamente los trujiese;
4. Lírica barroca
Es una lírica que adquiere nuevos matices, unos más rebuscados y ostentosos.
Matices que le pertenecen a un fenómeno complejo que surge en el siglo XVII y
que busca abandonar la serenidad clásica para dar paso al mundo en movimiento
y los sentidos. Este nuevo arte se llamó Barroco. La literatura española reacciona
especialmente a este movimiento y surge así la lírica barroca que se caracteriza por
el rebuscamiento y el afán de ofrecer originalidad frente a la sencillez renacentista.
A continuación, de la mano de Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Sor Juana
de la Cruz, se darán a conocer las principales características de esta lírica y su
alcance hasta la actualidad.
Ambos poetas mantuvieron entre sí una gran rivalidad y son, junto con Lope de
Vega, los principales autores de la lírica barroca.
De Góngora hay que decir que era muy temperamental, difícil, burlón, duro y muy
dado al mal humor; pero a la vez era un espíritu refinado y exquisito así como
revolucionario y reformador.
Sus enemigos fueron muchos. Entre ellos destacaron Lope de Vega y sobre todo
Francisco de Quevedo con quien rompió amistad por simples razones literarias y
jamás volvió a reestablecerlas. Las trifulcas literarias entre ellos son históricamente
famosas.
Como Góngora es lírico y el lírico mete en sus poemas su espíritu, podemos ver en
estos rasgos algo de lo que hay en sus versos:
Su obra literaria fue muy amplia y diversa ya que lo probó casi todo en temas y
géneros literarios. El teatro es lo menos logrado y popular de su producción. Más
trascendencia se visualiza en su prosa. Sin embargo, hay obras que destacan entre
las demás: “El Buscón”, “Los Sueños” y “La hora de todos”. Su obra poética está
constituida por unos 875 poemas que cubre casi todos los subgéneros de su época,
en especial el satírico. La primera impresión de sus poemas se conoció con el
nombre de “Primera parte de las Flores de poetas ilustres de España”. De forma
póstuma, la mayor parte de sus poemas aparecieron publicados en dos obras: “El
Parnaso español” (1648) y “Las Tres Musas Últimas Castellanas” (1670).
A los 17 años entra en la vida religiosa y es allí donde explota su proverbial afición
por la literatura, convirtiéndose así en la máxima figura lírica del barroco
hispanoamericano a partir de la segunda mitad del siglo XVII. Ya en la última
década del siglo XVII Sor Juana se desprende de sus libros y se dedica a una vida
ascética hasta que enferma y muere a la edad de 44 años.
Su obra es bastante abundante y comprendió diversos géneros como la prosa, la
poesía y el teatro.
Ella fusiona y trabaja a la perfección la doble vertiente del Barroco (El
culteranismo y el conceptismo) y son tres los temas que ocupan la primacía de su
obra lírica: la religión, el amor y la mujer.
Entre su obra lírica más destacada se encuentran, entre los poemas extensos,
“El Primer Sueño” y el “Divino Narciso”.
En poesía menor dejó romances y villancicos.
Fue una gran sonetista y escribió además redondillas y décimas.
5. Conclusión
Fuentes consultadas
Peña Hurtado, Raúl y Yepez, Luis Rafael: (1988) Lengua y Literatura- Primer año
diversificado, Caracas-Venezuela, Distribuidora Escolar, S.A.