Reflexiones Sobre La Identidad Del Ingeniero

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CRHISTIAN N.

MEDINA SANCHEZ

REFLEXIONES SOBRE LA IDENTIDAD DE UN INGENIERO

ABSTRACT

Este artículo expone las diferentes opiniones que se plantean sobre la identidad profesional de
los ingenieros como profesionales, algunos profesionales la destacan con simplemente ciencia
aplicada y otros creen que esta va más allá, otros optan por creer que es una pérdida de
tiempo disolverse discutiendo este tipo de cosas .

ARGUMENTACION

A causa del debate del que fue objeto “Es menester que los ingenieros filosofen?”, se
disgregan tres posiciones respecto al que hacer profesional del ingeniero: En primer lugar , la
de aquellos que manifestando un discreto acuerdo con el artículo, disienten de su tono
marcado por lo que tiene de distanciamiento de la ciencia. Son los que simpatizan con la
consideración de la ingeniería como ciencia aplicada. En el polo opuesto están los que no solo
piensan que hay que acentuar la distancia con la ciencia, sino que consideran, con un punto
adicional de radicalidad, que habría que sustituir la difundida consideración de la ingeniería
como ciencia aplicada por algo así como la de la ciencia como ingeniería teórica, y ante la difícil
viabilidad de esta propuesta reaccionan llevando a un extremo la separación conceptual de la
ingeniería y de la ciencia (o quizás, más bien, la de ingenieros y científicos). En tercer lugar se
encuentran aquellos que piensan que la cuestión de las relaciones con la ciencia resulta un
problema menor, o secundario, cuando se trata de buscar la especificad de la ingeniería. A
estos les ha parecido que en el artículo de referencia se emplea demasiado tiempo en analizar
esas relaciones y demasiado poco en lo que consideran realmente interesante: definir el
ámbito propio de la ingeniería, su método y sus peculiaridades.

Al cuestionar, las relaciones entre ciencia e ingeniería, en realidad debería hablarse de las
relaciones entre ingeniería y ciencias de la naturaleza como la física, química, biología y
geología, porque la ingeniería se reclama de la ciencia en la misma medida que pueden hacerlo
profesiones como la medicina, o ámbitos del conocimiento como la historia (posiblemente la
primera ciencia) o la economía. Ya hemos comentado anteriormente como en la génesis del
quehacer técnico, en los albores de la humanidad, representación y utilización aparecen
entrelazados. La metodología de la ingeniería es tan científica como cualquiera de las demás
profesiones, pero se ve obligada a salir al paso cuando se dice de ella que es ciencia aplicada y
lo que realmente se está pretendiendo decir, de manera indirecta, es que es ciencia sico-
natural aplicada. En esto se parece ocultar la pretensión de decir que la ingeniería es
exclusivamente la aplicación a casos concretos de los resultados obtenidos por las ciencias de
la naturaleza. Es justamente contra este pensamiento contra el que estamos reaccionando y
cuya impropiedad tratamos de argumentar. El mejor conocimiento de las propiedades de las
cosas que han logrado las ciencias de la naturaleza permite al ingeniero desplegar su
imaginación en concepciones cada vez más audaces. El conocimiento de las propiedades de las
cosas acumulado por la ciencia puede ayudar a establecer las condiciones que hagan posible
plasmar las concepciones del ingeniero; es decir, contribuyen a conocer los límites de lo que
no habiendo sido producido por la naturaleza puede, sin embargo, llegar a ser. Establece unos
límites insoslayables a lo concebido. Contribuye a delimitar el campo en el que se mueve lo
posible. Lo importante, sin embargo, es que los productos de ese despliegue de imaginación
no están implícitos en aquellos conocimientos. Y es precisamente en el acto de creación o de
concepción, en el que consiste ese despliegue de imaginación, en el que se pone de manifiesto
lo más peculiar de la ingeniería. Así pues la ingeniería es una profesión que está asociada a las
actividades de un cuerpo profesional con una función social, cuyos métodos y procedimientos
se nutren de lo que en el mundo moderno se conoce como ciencia en su sentido más amplio:
la aplicación de la racionalidad y la experiencia a la construcción de nuestra concepción del
mundo. Sin embargo, la actividad del ingeniero, en sus formas excelsas, se desencadena en un
acto de creación, mediante un proceso que no conocemos bien pero en el que se produce el
germen de una idea, de la concepción de algo que ayudara a resolver un determinado
problema practico. Es claro que el complejo proceso de esa germinación se produce sobre un
substrato de conocimientos previos que la modulan, acotando a priori lo posible. Esta base de
conocimientos constituye el patrimonio propio de cada rama de la ingeniería y forma un
trasfondo sobre el que brota el acto de creación. Para plasmar en algo concreto y tangible lo
que ha sido capaz de concebir, el ingeniero recurre a la razón y a la experiencia, de forma
análoga a como lo hará un científico, pero buscando fundamentalmente la utilidad del
producto, sin olvidar que, por otra parte, pueden estar presentes componentes estéticas.
Decía uno de los grandes ingenieros españoles, Eduardo Torro ja, que la ingeniería es
observación y calculo. Es cierto, y con ello se invocan los fundamentos racionales de esta
profesión. Pero olvidaba modestamente Torro ja otra característica esencial de la ingeniería: la
concepción; en la que, por otra parte, él era un maestro {quizás por eso mismo, porque la
consideraba tan natural, no creyó necesario hacerla explícita.

OPINION PERSONAL

En opiniones de artículos anteriores tuve la osadía de referirme a la ingeniería simplemente


como ciencia aplicada, pero reflexionando en este artículo, tuve la oportunidad de leer otras
verdades que me hacen dudar de mi postura sobre la ingeniería como ciencia aplicada. Bien es
sabido que la ingeniería se alimenta de otras ciencias puras para darle explicación científica a
sus creaciones, pero también sabemos que otras profesiones también se alimentan de otras
ciencias puras y sin embargo su relación con la ciencia no es discutida. Esta disyuntiva me hace
reflexionar sobre la identidad real de los ingenieros y su relación con la ciencia, tanto así que
pongo en duda mi propia opinión en los artículos anteriores.

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