S1 Lectura Literatura Infantil Fabian
S1 Lectura Literatura Infantil Fabian
S1 Lectura Literatura Infantil Fabian
LA LITERATURA INFANTIL
I.La literatura:
Es un vocablo que proviene del latín «litterae» y se refiere al cúmulo de saberes que tiene una persona para
escribir y leer de forma correcta. La combinación entre la gramática, la retórica y la poesía es lo que hace a la literatura un
género diferente a la manera ordinaria de hablar y escribir.
Es gracias a esto que la RAE aplica como definición de literatura el hecho que esta puede llegar a ser una vía libre
para expresarse a través del lenguaje, solo que se hace una manera artística, con imaginación y visión.
1.1. Definición.
Según Matilde Indacochea:
“Es un desglosamiento, una rama de la misma literatura, en su sentido de expresar belleza, pero con caracteres específicos,
con personalidad propia. Es pues la manifestación de lo bello al alcance e interés del niño, es también la expresión del
mundo poético del niño.
Todo lo que se escribe para los niños sencilla y bellamente y todo lo que los niños producen en sus emociones de
alegría, en sus actividades intensas y en sus penas, forman el contenido de la literatura infantil” (1).
Flores Carlota, dice al respecto: “(…) Es una forma de literatura destinada a la infancia, concordante con las
características e intereses específicos de esa edad, trascendente en la vida del hombre, elaborada con un lenguaje estético
que supera la simplicidad, que es profunda y que se logra, diáfanamente, comunicar una visión del mundo, visión real y
mágica a la vez. Asimismo, afirmar que es el producto de una actitud particularmente creativa frente a la realidad que
permite la configuración de un mundo pleno de valores que se comunica a los niños” (2).
Real Calvo, Tomás pone de manifiesto: “Es la literatura destinada al mundo de la infancia, responde a las características e
intereses de esa edad en la vida del hombre, elaborada con un lenguaje estético que comunica una concepción del mundo,
una visión real y mágica a la vez, desarrollando la creatividad y transformando la imaginación y la fantasía del niño” (3)
De la Cruz Eduardo, fundamenta: “La literatura infantil es una luminosa aventura donde indudablemente existe un inmenso
boscaje por descubrir. No olvidemos que esta literatura aparece en cuanto se cree en el niño como un ente autónomo, en
cuanto la Psicología nos habla de un ser con sus propias peculiaridades y la Pedagogía acepta que el niño no debe ser
tratado como un hombre pequeño (…) La creatividad es uno de los ejes principales de toda actividad educativa. Una labor
en la que se relacionan y se conjugan el niño, el lenguaje y la creación fantástica” (4).
Analizando las citas vertidas he llegado a la siguiente conclusión: Que, la Literatura Infantil es una rama de la misma
Literatura, destinada a la infancia, responde a las características e intereses de esa edad. Dado que la literatura se
desenvuelve en el plano emocional elaborada con un lenguaje estético logra comunicar una concepción del mundo, una
visión real y mágica a la vez, desarrollando la creatividad y transformando la imaginación y la fantasía del niño. Todo que
se escribe para los niños sencilla y bellamente y todo lo que los niños producen en sus actividades intensas, forman el
contenido de la literatura infantil.
La literatura infantil desarrolla la creatividad, la imaginación, desinhibe al niño, lo que se busca es que todos y cada uno
de los educandos desarrollen al máximo su optimismo personal en la creación.
La curiosidad y la admiración son motores básicos de la creatividad y el niño es curioso por naturaleza.
La necesidad de crear, especialmente a través de la fantasía, es una realidad latente en el ser humano, en su estructura
interna, que requiere afirmar para proyectarse posteriormente. Por ello la labor del maestro es promover al máximo las
potencialidades imaginarias del niño a fin de afirmar su propio desarrollo biopsicosocial sin ser perturbado por
condicionantes extraños a ese desarrollo. Por lo tanto, si el niño no dispone de fantasías, tampoco tendrá más adelante la
fuerza necesaria para enfrentarse a las adversidades. La infancia es el período de nuestra vida en el que más debe
alimentarse estas fantasías. En tal sentido la literatura infantil es fuente inagotable de creación y la creatividad es un proceso
de aprendizaje consecuente de una pedagogía liberadora.
Lo importante en toda educación es conocer y respetar la autonomía de la mentalidad infantil y rechazar todo aquello
que tanto, teóricamente como en la práctica pedagógica pueda prestarse a confusión.
El arte infantil aparece cada vez más como una auténtica actividad creadora, en relación con las posibilidades de cada
edad y cada individuo.
Por cierto, todo debe partir del niño y el maestro sólo debe motivarlo. No conviene en esta etapa presentarles productos
ya elaborados. Al contrario, es el niño, en forma individual o colectiva, quien debe elaborar su original labor.
El niño es, pues, colocado en el terreno de la creatividad, donde librado a su propia imaginación ahondará en la
invención de nuevas situaciones.
los antecedentes de los cuentos y las fábulas, se trata de la historia de Calila e Dimna, las del Libro de los Ejemplos o del
Libro de los Gatos.
Los años 1668, 1678 y 1694, Juan de la Fontaine publica sus célebres Fábulas llenas de amenidad y vida intensa,
inspirado en la literatura clásica oriental de (Esopo y Fedro), estas fábulas influyeron en los diferentes países de Europa,
especialmente en España a través de autores como Félix María de Samaniego, Tomás de Iriarte, Eugenio Hartzembuch.
Posteriormente aparece La vida del Lazarillo de Thormes y de sus fortunas y adversidades cautivando el interés
de lectores de distintos estratos sociales, a esta se suma el romancillo Hermana Marica de Góngora y Los Pastores de
Belén de Lope de Vega.
Después de la aparición de Orbis Sensualium Pictus, de Amos Comenius, Charles Perrault publica sus Cuentos
causando gran revuelo en la imaginación y fantasía de los niños.
b. Siglo XVIII y comienzos del Siglo XIX:
El siglo XVII llamado también afrancesado se caracterizó por el predominio del espíritu racionalista y
científico, dejando un poco relegado a lo imaginativo o fantástico. En este periodo la literatura infantil brinda
más atención a los aspectos formales y educativos.
En 1774, Jhon Newberry edita el primer libro ilustrado para niños El lindo cuentecito de bolsillo, por esos mismos
años aparecen las obras infantiles inmortales de Daniel Defoe Robinson Crusoe y la de Jonathan Swift, Trabajos de Gulliver.
c. Siglo XIX y comienzos del Siglo XX:
Aparece una gran preocupación por cultivar las almas infantiles, pero sin poder captar sus verdaderos intereses.
En España por influencia de la literatura francesa e inglesa aparecen importantes fábulas como las de Tomás de Iriarte
y Félix María Samaniego que, como hemos dicho líneas arriba, tenía mucha influencia de los Griegos Esopo y Fedro y del
francés La Fontaine, sin dejar de lado su preocupación pedagógica.
Durante este período destaca mucho el género de los cuentos, los que llegan a predominar y se producen en
abundancia y cargados de mucha fantasía. Destacan los siguientes autores: Los hermanos Grimm, Hoffmann, Andersen,
Goldsmith, Charles y Mary Lamb, Walter Scott, Stevenson, Charles Dickens, Lewis Carrol, Pushkin, Kiplin, Washington
Irving, Mark Twain, Gogol, Anton Chejov, Julio Verne, Fernan Caballero, Juan Valera, Benito Pérez Galdós, Armando
Palacios Valdez, Emilia Pardo Bazán y muchos otros.
d. Siglo XX:
La producción literaria infantil del siglo XX también es abundante en todos los países del mundo debido a muchos
factores, entre ellos, a la preocupación por el cultivo armónico del niño y a la adecuada formación de su personalidad.
Podemos destacar a J.M. Barrye con Peter Pan y Wendy, Waldemar Bonsele con Maya, La Abeja, Johana Spiri y
Heidi, Selma Lagerlof con El maravilloso viaje de Nils Holgersson.
También podemos citar a Horacio Quiroga y sus Cuentos de la Selva, Rabindranath Tagore y El Cartero del Rey,
Gabriela Mistral Ternura, además está también El Tesoro de la Juventud donde se recogen leyendas y cuentos tradicionales
del mundo. También existen colecciones de cuentos, biografías, compilaciones de cuentos de la edad media, Grecia y
Oriente y la permanente reedición de las obras clásicas.
En la poesía también existen importantes antologías dirigidas a los niños entre ellas tenemos las producciones de
Rubén Darío ¿Cuántos quieres, niña bella?, La Rosa Niña, Los Motivos del Lobo, las obras de Juan Ramón Jiménez,
Platero y Yo, Verde Verderol, El niño Pobre, La Carbonerilla Quemada, abril, La Cojita, el libro Canciones de Federico
García Lorca; también destacan Rafael Alberti, José María Permán, Amado Nervo, Juana de Ibarbourou, Ramón Pérez de
Ayala, etc.
En el presente siglo también viene tomando gran auge el teatro para niños, por lo que es justo citar a autores como
Jacinto Benavente con Y va de Cuento, La Cenicienta, Eduardo Marquina La Muñeca Irrompible, Ramón del Valle Inclán
La Cabeza del Dragón.
Cuando se inicia el proceso de colonización en el Perú después de la Conquista, también se inicia un nuevo proceso
en la literatura y se considera al Inca Garcilaso de la Vega como el primer mestizo de América quien, en sus Comentarios
Reales de los Incas, narró lo que los mismos indios le contaron cuando él era niño, como él mismo dice esta obra no es
más que la transmisión fiel de la tradición oral que él recibió de su madre, hermanos, tíos y otros mayores.
En los Comentarios Reales, se encuentran mezclados con hechos históricos, relatos que parecieran estar escritos con
la más fina fantasía infantil tales como: De un caso extraño que pasó en el Valle de Hacarí, o, La Aventura de Rodríguez
Niño y los Galeotes.
Se puede considerar una pieza representativa de la literatura infantil de esta época a La Descripción del Perú, realizada
por Pedro Serrano y que Garcilaso nos presenta al iniciar Los Comentarios Reales…, esta historia narra las peripecias de
un náufrago en unas islas del Caribe y que además de ser bastante amena guarda mucha semejanza con Robinson Crusoe,
de Daniel Defoe, escrito 110 años después en Inglaterra.
d. En la República:
Podemos considerar a Mariano Melgar como el autor que inaugura la literatura infantil en la época republicana.
El escribió hermosas y profundas fábulas que dedicó a los niños, no sabemos si consciente o inconscientemente; sus
fábulas hacían una crítica a la sociedad colonial donde hay una clara identificación por la causa indígena, implícita ternura
por lo nativo, mezcla de tradición hispánica y emoción rural, dominio de las formas del discurso literario occidental y también
incorporación de formas literarias quechuas, logrando con todo ello un mestizaje que se proyecta hacia el futuro.
Hay influencias indígenas que se puede avizorar en las fábulas de Melgar y son ellas las que le imprimen al texto el
carácter de literatura infantil, éstas son:
• Recurrir a personajes comunes de los indígenas, que son los animales.
• El sentido alegórico.
• La riqueza de percepciones y sensaciones que lo coloca muy cerca del mundo de los niños.
También es preciso señalar que Melgar utilizó la fábula para decir cosas e ideas que no se realizaban abiertamente
que cuestionaba el orden social existente.
1.4. Características:
Según Matilde Indacochea: La literatura propia para niños debe tener sus características peculiares e inconfundibles,
sólo ligeramente variable a medida que evoluciona la edad del niño. Así las características de la literatura infantil deben
ser:
1. Objetiva y Concreta. - hay que tener en cuenta que el niño hasta la segunda infancia no puede entender nada abstracto;
él que tiene una fuerza creadora, da vida a los seres inertes, haciéndolos hablar y es capaz de sostener diálogos con los
objetos inanimados.
La percepción es su vida espiritual y cuando se le presenta un motivo de lenguaje, escueto de formas, el niño muestra
su desagrado, no lo entiende.
Todo lo que se escribe para el niño versos, fábulas, narraciones, cuentos debe presentar personajes activos, en acción.
El mundo Infantil es concreto y objetivo y a esta cualidad debe responder la primera característica de la literatura.
1. La Sencillez y el Primitivismo. - El primitivismo literario es una característica esencial para ser comprendido por
los niños. Así como el hombre primitivo tuvo su despertar ante la naturaleza exuberante, sintiéndose primero
atemorizado por esas fuerzas que él no entendía, así el niño que no renueva la trayectoria de la humanidad, no
está revestido con el ropaje de su sencillez y de la claridad.
Aquí cabe hacer mención a una anécdota de Tolstoi. Habiendo escrito, con todo cariño, un cuento para su nieta le
preguntó, satisfecho de su obra, si le había gustado. La nieta le contestó que sí, pero que más le gustaban los cuentos de
su nodriza. Sobre esto cabe la reflexión de que los niños gustan más de las narraciones sencillas, orales, que de los escritos
con madurez científica.
3. Carácter Imaginativo. - Siendo la imaginación la facultad característica del niño; facultad sorprendente que llega a
constituir hasta la fuente del genio y más aún, del genio poético, es el elemento principal que contribuye a avivar el interés
del niño en el desarrollo de sus ideas.
Todos los Psicólogos están de acuerdo en que en la mente del niño la imaginación es la actividad con que su conciencia
comienza a elaborar los materiales, adquiridos con las representaciones de su intuición, la imaginación anima sus juegos,
llena los objetos de personificación, transfigura la realidad y si tal poder tiene esta importante facultad, se debe tener cuidado
de fomentarla porque en la fantasía puede caber toda la verdad absoluta a la par que controlarla para evitar que su abuso
conduzca al niño a la mentira y a la extrema exageración.
Siendo la literatura la clave para despertar la imaginación infantil se a de procurar que ella llegue hasta la infancia ya
que esta facultad va en proporción inversa a la edad. Teniendo en cuenta que la imaginación pasa por fases o etapas que
se podían circunscribir en cuatro, hay que considerar:
1º El paso de la imaginación pasiva a la creadora. Ósea la percepción ilusoria de las cosas (imaginación subjetiva).
2º La presencia del animismo. Por el cual el niño da vida a todos los seres inanimados y los incorpora al mundo interior.
3º La aplicación de imágenes. De su mente a sus juegos, que para él son sus trabajos, y
4º Cuando ya más grande el niño, aparece la imaginación que lo capacita para entrar en contacto con el maestro, la
escuela y el libro que se podría llamar la imaginación intelectual, siendo ésta la que influencia el desarrollo de la aptitud
literaria del niño.
Bajo el punto de vista de esta característica al pensar o escribir para los niños hay que darles la mayor suma de alegría,
hay que dejarlos mecerse en dulces ficciones en su mundo ilusorio de fantasías antes que la edad de la adolescencia abra
las puertas cerradas de su mundo subjetivo, para transponerlo en el conocimiento de la realidad del mundo objetivo.
5º La espontaneidad. Es la característica de esa literatura en la cual la belleza de los pensamientos brota de por sí como
los renuevos de un campo florecido: es el brillo, el colorido, el contraste y la acción libre sin las barreras de las reglas
gramaticales y de la creación del mundo diferente del adulto. Por la espontaneidad en la literatura infantil fluye lo bello con
toda naturalidad.
6º El Dramatismo. Como el mundo interno del niño su imaginismo es un constante drama, toda expresión literaria que
llegue a él dramatizada para satisfacer su necesidad de actividad se deja entender por él y satisface su urgencia de
movimiento.
El dramatismo hace vívidas en el niño las emociones sentidas, ya sea en los relatos o en sus lecturas y las graba de un
modo indeleble en el alma infantil. Toda la esencia de alegría o aflicción que los niños sienten mientras se desarrollan las
diversas escenas de una narración, muchas veces estructuran sus inclinaciones para el futuro.
Los personajes que el niño conoce en plena acción a través de la leyenda, la narración, la historia, con la sensación del
movimiento unida a la belleza se graban no sólo en su conciencia del presente sino en el subconsciente para que más tarde
sienta asomarse estos recuerdos.
Invención natural y drama son pilares de la literatura que satisface los intereses del niño dándole vivacidad.
7º Humorismo. Esta es también una característica que hace falta en la literatura infantil, pero no el humorismo profundo
del adulto, ese humorismo que es un contraste de los sentimientos, sino el humorismo espontáneo y jovial de la niñez que
brota como risa sonora cuando según palabras de Claparede: El niño deforma la verdad pasando por embustero no siéndolo
en verdad, para prolongar esa comedia de su alma en la cual él mismo es el juguete a medias.
La literatura para niños debe estar salpicada de humorismo ingenuo que los haga reír con el repique vibrante cuyos ecos
sigue oyendo, aun cuando deje de ser niño.
1.5. Fines:
La literatura infantil en el Perú para utilizar un eufemismo- no debe ser únicamente literatura infantil, sino mucho más
que ella, tanto que incluso esté a punto de no parecerlo. Y ello se impone como una exigencia de la realidad, para sostener
lo cual nos basamos en algunos hechos al parecer contradictorios pero que más bien resultan complementarios.
En primer lugar, el niño por su capacidad de asombro y encantamiento establece una relación con la palabra en un
sentido más trascendente que el que puede establecer un adulto, para quien la palabra ya perdió poder y sortilegio, hechos
que se mantienen vivos en los niños, para quienes aquella aún tiene carácter de ¡don! Pero no solamente la palabra, sino
también las diversas formas del discurso, así por ejemplo el cuento que para el niño es aún rito, sacramento y adoración.
En segundo lugar, el niño es espectador, no convidado pero presente, de la programación de todas las series que
pasan por televisión, que le abren prematuramente los ojos a una serie de hechos pasionales, mezquinos, de infamia y
violencia. Situaciones y conceptos que antes no eran precisamente el mundo típico del niño, razón por la cual un universo
que queramos mantener como muy particular del niño resulta insostenible y para ellos insoportablemente soso.
En tercer lugar, el compromiso que tiene la literatura infantil con la realidad social y el Proyecto histórico de una
transformación radical de las actuales estructuras sociales, políticas y culturales, la hace salir de sus causes tradicionales
y optar por fórmulas quizá poco relacionadas con la literatura, pero sí más consecuentes con el hombre y su destino sobre
la tierra.
Bajo este ordenamiento es que analizaremos cuáles son las perspectivas y fines que debe tener la literatura infantil en
el Perú en donde el derecho al pan no debe reñirse con el derecho a la belleza haciendo que estas dos dimensiones del
hombre coincidan; porque así como luchamos por un derecho a la alimentación, al techo, al vestido, luchemos también por
tener acceso a las fuentes de la cultura y formación espiritual a través del arte, que felizmente para el niño no es cualquier
rapto desesperado o genial, tampoco aquel acto imprevisto o casual, sino manifestación humana con el mayor sentido, y
sometido al fuego lento de la razón, la emoción y la fe.
Por eso, el creador de la literatura infantil no puede decir expresiones tan simples y que es frecuente oír en boca de
poetas y narradores que lo repiten a diestra y siniestra porque suponen que cae bien, como: escribo porque me gusta, o
escribo y no corrijo, o escribo porque tengo demonios interiores. En literatura infantil se escribe cuando se tiene algo
importante que decir, con el grado más alto de conciencia y con la mayor dosis de responsabilidad; se escribe habiendo
superado todo lo ingobernable que puede haber en el alma humana, y mirando los fines últimos a los que se piensa debe
arribar el hombre y la sociedad.
Fines de la Literatura Infantil en el Perú
“Es misión del escritor de literatura infantil ofrecer en su trabajo la verdad, pero ésta no tiene que ser una verdad a medias,
ni una buena intención, ni una mentira piadosa; tiene que ser además de una verdad estética una verdad ética producto de
una correcta posición política, consecuencia de la investigación rigurosa y exhaustiva del acontecer social, económico y
cultural, efecto de una gran vivencia interior confrontada con la realidad, que es tan dramática y a cosante para todos
nosotros; por todo ello no creo en la literatura infantil ni esquemática, ni ingenua, ni en aquella que parte de un altruismo a
ultranza ni tampoco en la que cree en una bondad a toda prueba”(7).
“Debemos escribir partiendo de la realidad, con las características que impone el medio social, de saber que muchos niños
no sólo ya conocen su atroz situación, sino que son testigos –aunque mal tratados- de cómo se desenvuelve la historia. Ya
no podemos cubrirle los ojos al niño, ni nosotros taparnos el sol con el dedo de una mano” (8).
El niño en las barriadas del Perú ha ganado la calle, la conoce, sabe de todo el drama que en ella se desenvuelve. Ya no
hay niños ingenuos, los hay desnutridos, apáticos, desolados, por eso se equivocan quienes intentan a través del arte
preservar el candor o pureza del niño, cuando lo mejor sería fortalecerlos para un mundo que va exigir de ellos
extraordinarias pruebas de valor. Por eso se ha dicho con gran acierto que, si bien la literatura debe inclinarse a celebrar
el cumpleaños de una flor, con mucha frecuencia debe detenerse a celebrar el cumpleaños de un niño al que nunca le han
celebrado cumpleaños.
“Necesitamos una literatura infantil que destruya la falsedad y mistificación que siempre el sistema ha incurrido en presentar
y que tan buenos defensores tiene ahora en los medios masivos de comunicación, con el agravante que estos ensalzan
modelos trasplantados y totalmente ajenos a nuestra realidad. No mistificar, incluso realidades tan respetables como la
patria, la madre, el maestro; Sino presentar la realidad, tal como es, porque incluso así es más hermosa que sí la
inventáramos” (9).
Dirigirnos por fin no con cuentos ni poemas de pacotilla- a ese niño que ayuda a trabajar a sus parientes en el mercado,
que lava carros y con la propina compra historietas; o bien ir preparando algo para ese más pequeño que duerme en el
cajón de la carreta de la madre que gana unas monedas como vendedora ambulante.
“También es importante en literatura infantil dejar de lado las actitudes paternalistas que se basan en la creencia de que el
niño es un Proyecto de hombre, un impedido y casi un minusválido; descartando esa pedantería proteccionista con que
algunos se recubren al escribir literatura infantil, pues el niño conoce mucho más de lo que todos nosotros sospechamos”
(10).
La mejor protección al niño no es esa egoísta e hipócrita de encerrarlo en una caja de cristal cuando afuera campea el
oprobio, la destrucción y la muerte, sino lo que lo prepara para la vida, pero además la que corrige y enmienda la sociedad
en todo lo que ella tenga de corrupta, lugar inevitable donde el niño tiene que vivir, razón por la cual es suicida volvernos
de espaldas a ellos.
“Es otro fin de la literatura infantil, recrear nuestra historia, rescatando las versiones orales que han dado nuestros pueblos
acerca del mundo, escribiendo sobre nuestros personajes y paisajes, hechos en donde la participación del hombre común
cuya actuación siempre ha sido generosa y hasta heroica quede relevada” (11).
Ofrecer el verdadero rostro del país, rescatando sus valores más auténticos, contribuyendo así a reforzar una genuina
conciencia nacional.
“La literatura infantil debe darle al niño seguridad en sí mismo, autoconfianza en su cultura y en sus posibilidades para
conducir su destino. Debe afianzar su identidad no haciendo de él un ser asustadizo, ni tímido, menos un ser pasivo e
indiferente” (12).
En un medio social en que al niño o joven se le imparte sistemáticamente una dosis muy alta de alienación, debe ser el
freno a tal influjo e impulsora de una toma de conciencia frente a su realidad. Debe recuperar la tradición folklórica local y
regional y si es posible proyectarla en todo lo que ella tenga de universal.
“La literatura infantil debe brindar una comprensión de la sociedad como un proceso tendiente a lograr la realización de las
mejores posibilidades del hombre, sensibilizando al niño para que asuma valores propios que coadyuven a hacer que
impere el bien entre individuos y pueblos” (13)
El arte infantil en la sociedad actual con signos de deshumanización, violencia y asfixia, debe ser despertador de la
conciencia de ser hombres en el más alto nivel de espiritualidad, que es lo mismo que ayudar a formar un hombre
cabalmente desarrollado.
“La literatura infantil debe ser en nuestro proceso cultural un sujeto –signo de comprensión del mundo y a la vez de
superación de las situaciones injustas- coherente con el principio de que no solamente es importante comprender la
realidad, sino que hay que transformarla” (14).
Una literatura infantil que enseña al niño conformismo con el mundo actual, sencillamente es antihistórica, alienante y
perversa, porque no se puede considerar una conciencia sana a aquella que acepte la mendicidad, la corrupción y el
desprecio a la vida.
Toda literatura debe propender a destacar valores como la solidaridad, la noción de que todo bien se consigue por el
trabajo y no por la suerte, que tanto campea en los cuentos infantiles, trabajo que no debe ser egoísta sino coherente con
los fines comunitarios y sociales, y debe inculcar algo muy importante que nos concierne a todos: nuestra responsabilidad
para hacer que impere la justicia, reto y lucha en un mundo que urgentemente lo necesita.
“Finalmente, en una realidad en donde, como ha sido dicho, es un desafío para hacer niños felices sin que a su vez sean
corruptos. Porque tampoco una opción realista, significa una visión sombría ni estar condenados a presentar aspectos
deprimentes de la realidad” (15).
Al contrario, una literatura que tenga poder transformador tiene que ser esencialmente vital, construida sobre la base
del optimismo, la alegría y hasta el júbilo. Porque son los poetas y artistas los últimos que deben perder la capacidad de
ser y hacer para los demás la felicidad, de cantar a la vida, al ideal de lo hermoso y perfecto, dentro de una perspectiva de
lucha. Por algo, un hombre muy sabio dijo: El mejor medio para hacer buenos a los niños es haciéndolos felices.
ACTIVIDAD
1.- realiza un organizador grafico de la lectura y prepárate para su exposición.
REFERENCIAS
(1) INDACOCHEA P. Matilde Literatura Infantil. Pág. 54.
(2) FLORES DE NEVADA. Reflexión y Crítica Carlota.
Entorno a la Literatura Infantil Pág.17.
(3) REAL CALVO, Tomás. Literatura Infantil Pág.8.
(4) DE LA CRUZ, Eduardo. Literatura Fantástica de niños. Pág.24.
(5) SALAS Luzmán y Literatura Infantil, LOZANO Daniel Cajamarca Perú 1997. Pág.19.
(6) SANCHEZ LIHON, Danilo Literatura Infantil Pág. 10.
(7) SANCHEZ LIHON, Danilo Op. Cit. Pág. 160.
Fuente: https://concepto.de/literatura/#ixzz69MvxALpe