Reumen Teoria 3-Mio
Reumen Teoria 3-Mio
Reumen Teoria 3-Mio
Bibliografía;
- Lacan, J. (1955-1956) El Seminario 3. Las Psicosis. Cap. 19 Conferencia: Freud en el Siglo.
- Lacan, J. (1953) Función y campo de la palabra y el lenguaje en Psicoanálisis. En Escritos I. Cap.1
- Lacan, J. (1954-55) El seminario 2. El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Capítulo 19
(punto3)
Objetivos -Situar las condiciones históricas del surgimiento de la enseñanza de Lacan.
Establecer el sentido del retorno a Freud. Analizar los tres registros como hipótesis de
lectura de la realidad humana y la experiencia analítica. Diferenciar sujeto de yo y Otro de
otro.
Contenidos: El retorno a Freud. Contexto histórico del psicoanálisis en los comienzos de la
enseñanza de Lacan. Críticas a los pos freudiano: el olvido de lo inconsciente, la
autentificación de lo imaginario. Contribución de los instrumentos conceptuales de la
lingüística, la dialéctica y la antropología estructural. Concepto de Sujeto. Diferencia
sujeto-yo.
La articulación campo del lenguaje y la función de la palabra. Concepto de
intersubjetividad y diferencia sujeto-yo. El deseo de reconocimiento. Presentación de los
tres registros como hipótesis de lectura de la realidad humana y de la experiencia analítica:
lo imaginario, lo simbólico y lo real.
El retorno El esquema
a Freud. Seminario Lambda.
3, la psicosis. Cap 19.
El trabajo de Lacan con la locura estuvo marcado desde el comienzo a través de mujeres, que entran por la vía
de la paranoia. Si Freud inventó el psicoanálisis a partir de las mujeres histéricas, Lacan se introduce en el
psicoanálisis a partir de las mujeres paranoicas. Una de ellas será sobre la cual trata su tesis. En 1931, Lacan se
adentra más en la doctrina freudiana y apoyándose en sus trabajos comienza a elaborar su tesis de medicina. Es
en este contexto en que se produce su encuentro con la lectura de Freud.
Cuando Lacan comienza a tener contacto con el psicoanálisis, este se encontraba atravesado por dos teorías en
disputa; por un lado, se encontraba Melanie Klein, la llamada escuela inglesa que tomó aspectos de los últimos
desarrollos de Freud, tales como la segunda tópica, la constitución del superyó y se basó en más allá del
principio de placer. Por otro lado, se encontraba Anna Freud, que pertenecía a la escuela americana y se
interesaba en la psicología del yo, por lo tanto su centro era fortalecer el yo.
Lacan en sus obras, pretende retomar a Freud, ya que muchos de los y las psicoanalistas de la época habían mal
interpretado varios conceptos importantes o directamente se habían olvidado de ellos; “intentar restituir la
perspectiva que muestra el relieve propio de la obra de Freud, actualmente borrado” (pág. 338). La idea de
Lacan es leer a Freud, desde Freud, no pretende modificar nada sino hacer una relectura; “una obra se juzga
midiéndola con sus propios criterios” (pág. 337).
¿Qué dirección indica este retorno a la verdad de Freud?; la de un estudio positivo cuyos métodos y cuyas
formas están dadas en esa esfera de las ciencias, llamadas humanas que conciernen en el orden del lenguaje, la
lingüística.
Volver a los conceptos teóricos que Freud forjó en su teoría, pero volver a la historia que tienen esos conceptos,
hacer una reflexión de los fundamentos de los conceptos, que respuestas está dando Freud a qué preguntas. Ver
si esas respuestas siguen vigentes para las preguntas que nos hacemos hoy. De los términos más vivos de su
experiencia psicoanalítica, el icc y la sexualidad. Crítica a los que reducen las reglas técnicas a recetas.
Lacan propone una justa vuelta al estudio en el que el psicoanalista debería ser maestro, el de las funciones de la
palabra. Ante el deterioro del discurso psicoanalítico. Porque parece que desde Freud el campo central de nuestro
dominio, la palabra ha quedado a un lado. Le importa tomar en serio la palabra. Leer a Freud a la letra para
considerar los dichos a la luz del decir freudiano.
El campo del psicoanálisis; el objetivo del psicoanálisis es integrar a la ciencia todo un campo objetivable del
hombre y mostrar su supremacía. El psicoanálisis debería ser la ciencia del lenguaje habitado por el sujeto.
Desde Freud, el hombre, es el sujeto capturado y torturado por el lenguaje; el sujeto está capturado por el
lenguaje y tomado como un objeto, al cual despojan de todo su ser y le atribuyen por medio del lenguaje, de los
significantes, determinadas características a las cual se aliena, y las cree como propias.
Se trata de un lenguaje que lo tortura, pues lo que se dice del sujeto lo determina y éste se ve sometido a esos
dichos que los significantes le atribuyeron, se haya condicionado a actuar según aquello que de él se haya dicho.
pá g. 1
Además remite a una psicología de una ciencia y de objetos perfectamente definidos. El psicoanálisis es
realmente una manifestación del espíritu positivo de la ciencia en tanto explicativa. Está lo más lejos posible de
un intuicionismo. Nada tiene que ver con esa comprensión apresurada, cortocircuitada, que tanto reduce y
simplifica su alcance. Para saber verdaderamente de qué se trata, basta con abrir la obra de Freud y ver el lugar
que ocupa allí, cierta dimensión que nunca ha sido adecuadamente destacada.
Para Lacan la originalidad de Freud, fue el recurso a la letra; ¿Cuál es ese otro que habla en el sujeto, y del
cual el sujeto no es ni el amo ni el semejante, cuál es ese otro que habla en él? Si los ste no estuviesen para
sostener esa ruptura, esos desplazamientos, esos aislamientos del deseo humano, este no tendría ninguno de los
caracteres que hacen el fondo del material significativo que el análisis brinda.
Freud y la teoría del yo; trato de evitar dos escollos, el primero es el dualismo. Hay una cierta tendencia de hacer
del icc otro yo, una especie de yo malo, un doble, un semejante simétrico del yo, cuando en realidad en la teoría
de Freud, se muestra que eso que se llama nuestro yo es cierta imagen que tenemos de nosotros mismos, que nos
proporciona un espejismo, de totalidad sin duda.
La función del yo es designada como análoga en todo a lo que se llama en la teoría de la escritura un
determinativo. Pues, para Freud el yo es una especie de determinativo mediante el cual algunos de los elementos
del sujeto, son asociados a una función especial que surge en ese momento en el horizonte de su teoría, a saber la
agresividad. Considerada como característica de la relación imaginaria con el otro, en la que el yo se constituye
por identificaciones sucesivas y superpuestas. Su valor móvil, su valor de signo, lo distingue del otro escollo que
quiere evitar, que es la entidad del organismo como un todo.
Lacan critica a la Psicología del Yo; Freud en su teoría del Yo, quiso alejarse del espejismo de la famosa
personalidad total, que reconquistó a la escuela americana, en la que se trató de restaurar la primacía del yo. Es
un desconocimiento completo de la enseñanza de Freud. La personalidad total es lo que Freud distingue como
fundamentalmente ajeno a la función del yo.
El yo ni siquiera es el lugar, la indicación, el punto de alineamiento, el centro organizador del sujeto, él le es
profundamente disimétrico. No puedo esperar mi realización y mi unidad del reconocimiento, de otro, que está
capturado conmigo en una relación de espejismo. A su vez, en la técnica de la transferencia, se evita totalmente
la relación de yo a yo, ese espejismo imaginario que podría establecerse con el analista donde el sujeto no está
cara a cara con el analista. Todo está hecho para borrar todo lo que tenga que ver con una relación dual, de
semejante a semejante.
La técnica analítica deriva de la necesidad de una oreja, de otro oyente. El análisis del sujeto solo puede
realizarse con un analista. Así, el icc es esencialmente palabra, palabra del otro y solo puede ser reconocida
cuando el otro se la devuelve a uno.
Pensar que el análisis está destinado a servir de pasarela para acceder a una especie de penetración intuitiva, y de
comunicación fácil con el paciente, indica un profundo desconocimiento. Si el análisis no hubiese sido más que
un perfeccionamiento de la relación médico-enfermo, literalmente no la necesitaríamos.
La doble alienación en el movimiento de la teoría freudiana; el otro como imaginario. La tradicional CC de sí, se
instaura en la relación imaginaria al otro. De ningún modo la unidad del sujeto puede realizarse en este sentido.
De ningún modo puedo esperar mi realización y mi unidad del reconocimiento de otro que esta capturado
conmigo en una relación de espejismo. Por otro lado, está el otro que habla desde mi lugar, aparentemente, ese
otro está en mí. Es otro cuya índole es totalmente diferente que la del otro, mi semejante.
La doble alienación en Lacan; que sufre el sujeto es a la imagen y a las palabras (lo simbólico). Se aliena a la
imagen del yo ideal que le viene del Otro. Y se aliena simbólicamente a los significantes del Otro, a los dichos
del Otro, constituyéndose así sujeto barrado, en falta, algo de él le falta e intenta llenar esa falta.
Sujeto ≠ yo; no hay sujeto sin la sujeción de la palabra, a su vez es la que nos mortifica, la padecemos.
Efecto por estar atravesados por lo simbólico.
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En cambio, el yo es un determinativo. Es una alienación del sujeto, un espejismo que tiene la función de
brindarnos la idea de unidad. Por la vía del yo no accedemos al descubrimiento del sujeto del icc. El yo no tiene
contundencia, no está ahí el sujeto.
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Lenguaje y palabra; pertenecen a dos campos diferentes. El lenguaje son todas las palabras, el código
compartido, pertenece al campo imaginario, son las palabras vacías. Y la palabra es lo singular, propio de un
sujeto particular, va a estar dicha por el sujeto del ICC, pertenece al campo de lo simbólico y son las palabras
plenas.
Palabra vacía; pertenece al campo de lo imaginario, no aporta una verdad, no se interviene. Discurso del yo a yo.
No permite el reconocimiento del sujeto, el sujeto se pierde en palabra vacía. El sujeto habla en vano. Es la
chácara, el manilillo de las palabras.
Palabra plena; pertenece al campo de lo simbólico, es fugaz, se trata de un fallido, olvido. O verdadera. Es la que
hace que advenga el sujeto del icc, del lenguaje, no el yo. Se accede a la verdad del sujeto por palabra plena. El
otro puede reconocerme y acceder así a un nuevo sentido. Es al que el analista tiene que escuchar y hacer una
intervención, un corte de sesión. Escuchar que algo se dijo, y sancionarlo, marcarlo. Se dijo la verdad del sujeto
ICC.
¿Cómo escuchamos a la palabra plena? El paciente dice algo y lo escuchamos de otra forma, en otro sentido, de
manera distinta. La teoría de la comunicación E-R, emisor tiene un mensaje que se dirige al receptor y el
receptor escucha eso. Pero lacan hace una revisión crítica y va decir, que entre el paciente y el analista, Freud
sitúa lo ICC. Esto quiere decir, que eso que el paciente dice va poder ser escuchado de un modo particular por el
analista y devuelto al paciente. El analista va a realizar una puntuación sobre aquello que escucho de particular.
El paciente escucha del otro su propio mensaje en forma invertida. En esa maniobra saca al paciente de la
palabra vacía, del registro imaginario, para ponerle de frente al sujeto del ICC.
Operación del psicoanalista en el discurso del analizante; el psicoanalista sabe mejor que nadie que la cuestión
en él es entender a que “parte” de ese discurso está confiado el termino significativo, y es así en efecto como
opera en el mejor de los casos. Tomando el relato de una historia cotidiana, por una fábula, un largo relato por
una expresión repentina, o al contrario un simple lapsus por una declaración harto compleja, y aun el suspiro de
un silencio por todo el desarrollo lirico al que suple.
Para Freud, se trata de una rememoración, es decir una historia, que hace descansar sobre el único fiel de las
certidumbres de fecha la balanza en la que las conjeturas sobre el pasado hacen oscilar las promesas del futuro.
Se trata más bien, de la verdad porque es el efecto de una palabra plena que reordena las contingencias pasadas
dándoles el sentido de las necesidades por venir, tales como las constituye la poca libertad por medio de la cual
el sujeto las hace presente.
Triada de concepto; Esto genera la frustración porque nosotros no podemos dar cuenta de nuestro ser si no es
por medio de la palabra. Todas esas palabras que me significan los otros, que intentan dar cuenta de mi ser, no
alcanza a cubrir por completo al ser. Esto genera frustración, porque no puedo dar cuenta de lo que soy, si no es
por medio de la palabra, pero la palabra no da cuenta de todo, queda un resto y hay algo que no logra ser
simbolizado. Es una paradoja.
Y lo mismo pasa con la imagen, imagen identificada que da cuenta de mi yo, pero ese yo, no logra dar cuenta de
todo mi ser. Por eso hay una doble alienación.
Siempre queda un resto, todo ser no queda capturado ahí. Esto nos introduce al campo de lo Real, es aquello que
el ser que no logra ser capturado ni por las palabras (simbólico) ni por las imágenes (imaginario).
Entonces lo frustrante es que lo único que tenemos de aquello que nos viene del otro, por medio de la imagen y
la palabra, mientras más somos “eso” más nos alejamos del ser.
Ojo con reforzar ese yo que trae el paciente, porque eso es lo que despierta la agresividad, el ser/ente del sujeto
denuncia que él no es eso, que hay otra cosa, algo que no está capturado ahí. Entonces, por la vía del yo lo único
que vamos a encontrar es agresión, frustración y tenemos que ir por el lado de lo simbólico, porque ahí el sujeto
del ICC es lo que va a estar más cerca de eso real que no pudo terminar de pasar. La frustración produce
agresividad. Es aquello que no logra ser capturado por lo real, lo que no es ni yo ni sujeto, es el ente que está por
fuera de aquellos.
La regresión implica que el psicoanalista ubique lo que debe ser oído del sujeto en cuanto yo. Para esto el relato
de una historia cotidiana lo dejará pasar, y sólo tomará como cargado de valor aquellas expresiones repentinas,
impremeditadas que dan cuenta del estado de ánimo. El analista irá construyendo, por medio de las
puntuaciones, el sentido de lo que el sujeto dice.
Método psicoanalítico; asunción del sujeto de su historia en cuanto está constituida por la palabra dirigida al
otro. El icc no está dentro, es discurso pero no hay acceso como el discurso CC. Es la parte que falta, es el
capítulo censurado.
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El tiempo de comprender y el momento de concluir son nociones que se han definido en un teorema puramente
lógico. Es esta asunción por el sujeto de su historia, en cuanto que está constituida por la palabra dirigida al otro,
la que forma el fondo del nuevo método al que Freud dio nombre, psicoanalítico.
La originalidad del método está hecha de los medios de que se priva, es que los medios que se reserva bastan
para constituir un dominio cuyos límites definen la relatividad de sus operaciones.
Sus medios son los de la palabra en cuanto que confiere a las funciones del individuo un sentido; su dominio es
el del discurso concreto en cuanto campo de la realidad trans individual del sujeto; sus operaciones son las de la
historia en cuanto que constituye la emergencia de la verdad en lo real.
Concepto de ICC que aparece en este texto; El ICC es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco
u ocupado por un embuste; es el capítulo censurado. Pero la verdad puede volverse a encontrar; lo más a menudo
ya está escrito en otra parte, a saber;
-en los monumentos; esto es mi cuerpo, es decir el núcleo histérico de la neurosis donde el síntoma muestra
la estructura de un lenguaje.
-en los documentos de archivos; son los recuerdos de mi infancia.
-en la evolución semántica; responde al stock y a las acepciones del vocabulario particular de cada sujeto.
-en la tradición; en las leyendas y mitos de la historia personal.
-en los rastros; conservan inevitablemente las distorsiones. Rastros que permiten la estructuración de la
historia.
-El ICC es aquella parte del discurso concreto en cuanto transindividual que falta a la disposición del sujeto para
restablecer continuidad de su discurso CC.
-El ICC del sujeto sea el discurso del otro, es lo que aparece más claramente aún que en cualquier otra parte en
los estudios que Freud consagró, a lo que él llama la telepatía, en cuanto que se manifiesta en el contexto de una
experiencia psicoanalítica.
*Este esquema ilustra los problemas suscitados por el yo y el otro, el leguaje y la palabra. Se distingue lo
simbólico de lo imaginario, se establece relación entre elementos y se muestra que el yo es constitución de lo
imaginario.
Por un lado, hay un otro, que es mi semejante (a’), las personas con los que me identifico, de alguna manera es
intercambiable el yo del otro.
Y hay un Otro primordial (A), que es el que nos determina, que calan, me marcan como sujeto. No cualquiera de
los semejantes es el Otro. La marca significante es del Otro hacia el sujeto.
Y por otro lado, el yo es un objeto, el primer objeto de amor con el que me identifico, que me viene del otro. El
yo es una construcción imaginaria. Es una forma fundamental para la constitución de los objetos. En particular,
ve bajo la forma de un otro especular, a aquel que por razones que son estructurales llamamos, su semejante. Esa
forma del otro posee la mayor relación con su yo, es superponible a éste y se la escribe como a’.
A su vez, la S de sujeto, se trata de un sujeto analítico, es decir no es un sujeto en su totalidad sino en su
abertura. Este sujeto, no sabe lo que dice. Se ve en a y por eso tiene un yo, donde puede creer que él es el yo. El
sujeto no sabe lo que dice porque no sabe lo que es. Pero se ve del otro lado, de manera imperfecta a causa de la
índole fundamentalmente inacabada del urbild especular, que no solo es imaginario sino ilusorio.
El yo, el otro, el semejante todos estos imaginarios son objetos porque son nombrados como tales en un sistema
organizado, que es el muro del lenguaje. El sujeto arma una falsa realidad a partir del muro.
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Cuando el sujeto habla con sus semejantes lo hace en el lenguaje común, donde a medida en que el sujeto los
pone en relación con su propia imagen, aquellos a quienes les habla también son aquellos con quienes se
identifica.
Los Otro, los verdaderos sujetos, están del otro lado del muro del lenguaje, allí donde en principio no los alcanzo
jamás, es decir que generalmente a ellos se apunta cada vez que se pronuncia una verdadera palabra, pero
siempre se alcanza a a’, a’’.. Se apunta siempre a los verdaderos sujetos, pero sin embargo hay que contentarse
con sombras. El sujeto está separado de los Otros, los verdaderos, por el muro del lenguaje.
El lenguaje sirve tanto para fundarnos en el Otro como para impedirnos radicalmente comprenderlo y de esto se
trata la experiencia analítica. El análisis debe apuntar al paso de una verdadera palabra, que reúna al sujeto con
otro sujeto, del otro lado del muro del lenguaje. Es la relación última del sujeto con Otro verdadero, con el Otro
que da la respuesta que no se espera, que define el punto terminal del análisis. Lo que pasa en el análisis es entre
el yo del sujeto y los otros, todo el progreso del análisis radica en el desplazamiento progresivo de esa relación,
que el sujeto pueda captar en todo instante, más allá del muro del lenguaje, como transferencia, que es de él y
donde no se reconoce.
Se trata de que el sujeto descubra de una manera progresiva a qué Otro se dirige verdaderamente aun sin saberlo,
y de que asuma progresivamente las relaciones de transferencia en el lugar en que está y donde en un principio
no sabía que estaba. El muro del lenguaje se encuentra en la relación imaginaria de a y a´. Frena y hace de muro
a la palabra plena. Dicho muro da cuenta del lenguaje, del discurso cotidiano que posee un código compartido,
remite a las palabras vacías que dicen describir al sujeto. Pero cuando la palabra plena aparece, allí será cuando
algo del yo aparezca, y cuando el muro sea momentáneamente atravesado.
“Allí donde ello estaba, yo debe advenir”; Lacan dice que se puede dar dos sentidos; tomar a este ES como la
letra S. Allí está, siempre está allí. Es el sujeto. Se conoce o no se conoce. Esto ni siquiera es lo más importante:
tiene o no tiene la palabra. Al final del análisis es él quien debe tener la palabra, y entrar en relación con los
verdaderos Otros. Ahí donde el S estaba, ahí el ICH debe estar. Es ahí donde el sujeto reintegra auténticamente
sus miembros disgregados, y reconoce, reunifica su experiencia.
En Freud, el yo por mecanismo de represión pierde el gobierno de determinadas representaciones, por lo tanto
pasan a lo icc, se reprimen. Para que se dé la dirección de cura, esas representaciones que estaban en el ello (que
por represión perdió), tienen que volverle al yo.
Entonces Lacan lo retoma y lo piensa según su esquema, el sujeto del icc es el ello de Freud; donde ello estaba
(lo equipara con el sujeto del icc) yo debe advenir. Dirección del análisis es que pueda aparecer el sujeto del icc,
se apunta a la escucha y dirección de la cura.
Objetivos; Introducir la problemática del registro imaginario a través del estudio del
estadio del espejo.
Analizar los alcances de la identificación narcisista en tanto fenómeno ilusorio en el que el
yo se reconoce y se aliena.
Contenidos; El registro de lo imaginario. El estadio del espejo: papel de la imagen y las
identificaciones. Constitución del yo como función de desconocimiento. Función de la
alienación, de la insuficiencia a la anticipación. El cuerpo en su dimensión imaginaria:
El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia
psicoanalítica
El estadio del espejo, remite a una fase por la cual pasan los bebés entre los 6 y 18 meses. Se trata de una etapa
por medio de la cual se lleva a cabo la constitución del Yo. Esto acontece de la siguiente manera; el bebé al
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nacer, parte de una insuficiencia natural, de una prematuración natural, biológica, la cual hace que tenga una
insuficiencia del dominio de su cuerpo, y se perciba como fragmentado. Pero cuando se lo pone frente a un
espejo aquel se verá allí y reconocerá su propia imagen.
El estadio del espejo consiste en; una identificación, una transformación producida en el sujeto cuando asume su
imagen, donde su predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso del término
IMAGO.
El hecho de que su imagen especular sea asumida de forma jubilosa, con una impotencia motriz y con
dependencia a la lactancia que caracteriza a este estadio del infans, parecerá por lo tanto que manifiesta, en una
situación ejemplar, la matriz simbólica en la que el yo se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse
en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función
de sujeto.
La función del estadio del espejo se nos revela entonces como un caso particular de la función del imago, que es
establecer una relación del organismo con su realidad, o con el mundo interno-externo.
Entonces, el ajetreo jubilatorio se da porque la imagen, o mejor dicho, la gestalt, una exterioridad, que va
anticipar una unificación que el sujeto todavía no experimento, esto es que el espejo le devuelve una imagen de
unidad de manera anticipatoria. Se da porque el infans parte de una insuficiencia motriz, que está dada por la pre
maturación (nacemos antes de que se termine de desarrollar el aparato neurológico, que nos permite tener el
dominio de nuestro cuerpo, control motriz) que frente a esa insuficiencia del dominio del cuerpo, esa imagen nos
anticipa una unificación. En este entonces la insuficiencia aparece como un momento superado.
El estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación.
Sin embargo, en lo real no hay una unidad, sino que el yo se encuentra fragmentado, entonces la imagen viene a
cumplir la función de ortopedia, remplaza aquello que no está, el control motor. Por lo tanto la imago consolida a
ese yo que todavía se encuentra inmaduro, insuficiente.
Pero a la vez esa imagen con la que el bebé se identifica da cuenta de una alienación imaginaria, ese yo que se
constituye da cuenta no de lo que el sujeto es, sino de lo que los Otros hicieron y le dijeron que es. Al mirarse en
el espejo el bebé no supo automáticamente que era él, fue el Otro el que le dijo “ese sos vos”, ese con “x”
características sos vos, y ahí el bebé dio cuenta de que el de la imagen en el espejo era él, pero él según cómo los
Otros lo significaron.
Imago; representación mental de nosotros mismos, no necesito mirarme al espejo para saber quién soy. Siempre
hay una distancia entre lo que yo siento que soy y la imagen me devuelve, una insuficiencia, se trata de la
discordia primordial entre el cuerpo ligado a la imagen y el cuerpo fragmentado, el cuerpo real. Es como un
factor dinámico, una discordia entre lo que el niño experimenta y el cuerpo reconocido en la imagen. Lo que él
experimenta, el poco control que posee de su estabilidad, de sus movimientos. Discordia entre verse como
totalidad y percibir la fragmentación de sus movimientos.
2 identificaciones; a su imagen (gestalt) o imagen especular y hacia un semejante.
El sujeto se aliena a la imagen, se identifica a esa imagen pero se confunde con esa imagen y se ve desde donde
no es.
En el momento en que culmina el estadio del espejo, se inaugura por la identificación con la imago de un
semejante y el drama de los celos primordiales, la dialéctica que desde entonces liga al yo con situaciones
socialmente elaboradas, el yo socializador.
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otro, y la imagen del otro viene a cautivar en él este sentimiento. Ej, la caída de un compañero, ambos lloran. Se
da este fenómeno cuando la diferencia de edad entre los compañeros permanezca por debajo de cierto límite, no
puede superar un año de diferencia.
Entonces, el efecto del transitivismo, se da porque el yo desde un inicio, es otro. Construimos nuestra imagen del
yo en relación a esa imagen que nos devuelve el espejo, esa imagen que tiene cierta distancia de mí. Es el otro
del espejo, hay cierta distancia entre un yo y el otro y la imagen de ese yo. El efecto transitivo se da entre lo que
se siente y lo que se percibe. Es específico de la constitución subjetiva particular.
El yo es otro, ese golpe del otro se siente. Relación recíproca entre la imagen y ese cuerpo y esa sensación del
cuerpo. Distancia entre el yo erógeno y el yo virtual del semejante.
La identificación da fundamento a la forma de causalidad psíquica, es un fenómeno irreductible y la imago es esa
forma definible en el complejo espacio- temporal imaginario que tiene por función realizar la identificación
resolutiva de una fase psíquica, esto es, una metamorfosis de las relaciones del individuo con su semejante.
La imagen le da forma al yo por lo tanto, posee un poder morfogénico y con este argumento Lacan explica los
dos hechos de la etología;
- Trabajo de Harrisson. Este trabajo indicó que las palomas no ovulan si no tienen a la vista a otra paloma (sea
macho o hembra), sin importar si los demás sentidos están siendo percibidos (olor, gritos). Para que la
paloma realice el proceso de ovulación es necesario poseer visión de otra paloma, macho o hembra, o
también verse a sí misma en un vidrio o espejo, esto también desencadenará la ovulación. Otro investigador
mencionó que la secreción de leche en las bolsas de los machos no se produce si no puede ver a la hembra
empollando los huevos.
- Trabajo de Chauvin. señala dos tipos de saltamontes el gregario y el solitario. La aparición del tipo gregario
requiere de la percepción, en los primeros periodos larvarios, de la forma característica de la especie, es así
que dos saltamontes peregrinos solitarios puestos en compañía evolucionarán hacia el tipo gregario.
El esquema original es el ramillete invertido. Donde las flores están abajo escondidas en una caja. Por el efecto
del espejo cóncavo el ojo ve que las flores aparecen arriba.
Lacan realiza ciertas modificaciones, el jarrón pasa a estar en la caja y arriba ubica las flores. Entonces, el objeto
real son las flores que se encuentran paradas en la mesa y el jarrón por abajo, en la caja. Esto constituye la
imagen real, gracias a la presencia del espejo cóncavo. Luego, ubica el espejo plano y va a dar lugar a la imagen
virtual, que en el esquema se observa como detrás del espejo plano, que está el jarrón con las flores arriba de
una mesa. En realidad, se refleja los objetos que tiene en frente.
Además, el observador debe estar parado en un lugar determinado, para que se produzca la ilusión. El sujeto que
observa está parado en un punto en el que solo puede captar esa escena en el espejo. Entonces, la mirada del
observador que se dirige al espejo, no logra ver la imagen real pero si lo puede ver como imagen virtual. Ese ojo
es el sujeto, que está en el orden simbólico. El ojo debe ocupar cierta posición, debe estar en el interior del cono.
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Entonces, ese ojo significa que, en la relación entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que de
ella resulta, todo depende de la situación del sujeto. La situación del sujeto está caracterizada esencialmente por
su lugar en el mundo simbólico; en el mundo de la palabra.
El jarrón representa el cuerpo en tanto organismo, se ubica en el campo de lo real porque en la constitución del
yo, el organismo está perdido, no es accesible a la mirada, no somos cc de los órganos que forman parte del
cuerpo, el sujeto no tiene aprensión de su cuerpo más que lo imaginario.
Las flores, son objetos reales que son las pulsiones, se relacionan con la constitución del cuerpo erógeno.
Reflejan las tensiones y descargas. No se trata del mismo cuerpo que representa el jarrón, sino que en este caso al
ser un cuerpo erógeno, el Otro va traducir todas esas pulsiones, tensiones, descargas, necesidades y se va a ir
conformando ese cuerpo de los agujeros, se va a ir satisfaciendo.
El florero simboliza la forma unitaria, imaginaria del cuerpo, vemos al florero desde lo imaginario.
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Relación entre el sujeto y el yo; hay una distinción del lugar allanado para el sujeto sin que lo ocupe y del yo que
viene a alojarse en él. El ICC se produce en el encuentro del sujeto con la imagen narcisista, es decir cuando el
sujeto encuentra esa imagen en condiciones que le hacen aparecer que ella usurpa su lugar.
Yo: es una función de desconocimiento. El yo viene a servir en el lugar que ha quedado vacío para el sujeto, por
lo que éste no puede sino aportar a él esa distorsión.
Sujeto: las estructuras intra subjetivas representan en ellas la relación con el otro y permite distinguir la doble
incidencia de lo imaginario y de lo simbólico. Cuya importancia para la construcción del sujeto es que a partir
del momento en que tenemos que pensar al sujeto como el sujeto donde “ello” puede hablar, sin que él se entere.
Ideal del yo- yo ideal; en la relación del sujeto con el otro de la autoridad, siguiendo la ley de gustar, lleva al
sujeto a no gustarse al capricho del mandamiento. El yo ideal, a riesgo de no gustar, solo triunfa si gusta a
despecho del mandamiento. El ideal del yo como modelo y el yo ideal como aspiración, sueño.
La función del modelo es entonces dar una imagen de como la relación con el espejo, o sea la relación
imaginaria con el otro y la captura del yo ideal sirven para arrastrar al sujeto al campo donde se hipostasia en el
ideal del yo. Las marcas son insignias que remiten al ideal del yo.
UNIDAD 3- La estructura del lenguaje
Bibliografía;
° Lacan, J. (1957-58) El seminario. Libro 5. Las formaciones del inconsciente. . Cap. 1 (punto 1 y 2) y
cap. 2 (pp.32-34).
° Lacan, J. (1957). La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. Escritos 1.
° Lacan, J. (1958) La Significación del Falo. Escritos 2.. (pp. 670-673)
° Lacan, J. (1960) Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2.
(pp.784 a 787)
Objetivos; Poder construir la definición de sujeto e inconsciente a partir de la estructura
significante. Especificar y articular los conceptos de necesidad demanda y deseo- Analizar
el primer piso del grafo del deseo
Contenidos; El registro de lo simbólico. Concepto de estructura en Lacan. Subversión del
algoritmo saussuriano: el significante y significado. Leyes del lenguaje: metáfora y
metonimia. La significación. Cadena significante y leyes de articulación. La tesis del
inconsciente estructurado como un lenguaje. El problema del estatuto del sujeto del
inconsciente. Necesidad, demanda y deseo. El grafo del deseo: el primer piso, la célula
elemental. Pasaje al segundo piso.
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Es decir que para emitir un discurso la materialidad sobre la que me apoyo son los elementos del lenguaje (letra).
El lenguaje es de donde tomamos material para el discurso.
El discurso concreto sería el discurso particular de un hablante, (en Saussure el habla), mientras que “lenguaje”
sería la estructura que preexiste al sujeto (en Saussure lengua).
Las características de la letra son indivisibilidad y localización. Sostiene la diferencia de un significante con otro.
Es decir, la identidad de una letra se constituye por el lugar que ocupe y por su diferencia con otra letra. Cada
letra establece siempre una relación de sustitución o contigüidad con otro elemento produciendo un significante
y, por tanto, un particular efecto de sentido. La letra como soporte material es lo que el discurso concreto toma
del lenguaje para producir los significantes.
La letra, la f , la p, o cualquiera de ellas, es sustrato material, mínimo e indivisible, que conforma en su seriación
al significante, y es entonces condición del sentido.
La letra es estructura localizada del significante, es decir instrumento de la inscripción significante.
La letra se articula en la linealidad de un discurso y juega con sus efectos de equívoco y homofonía, subvirtiendo
la linealidad del relato, (pensemos en el Sig de Sig/norelli y de Sig/mund)
La letra en el inconsciente es el significante en tanto localizado.
Para Lacan como para Freud el inconsciente este hecho de letra. Creemos que el inconsciente es de palabra,
porque el dispositivo es de palabra, pero es de letra.
-La letra en el ICC; La letra es la estructura esencialmente localizada del STE.
El inconsciente es de letra, por eso, Lacan al escribirlo pone S1…S2, (que es una reducción de la cadena,) y
escribe la letra S de la palabra significante. Los siguientes valen por letras por eso pongo S y no significante 1,
significante 2
La letra mata, como dicen, cuando el espíritu vivifica. No lo negamos, habiendo tenido que saludar aquí en algún
sitio a una noble víctima del error de buscar en la letra, pero preguntamos también cómo viviría sin la letra el
espíritu. Las pretensiones del espíritu sin embargo permanecen irreductibles si la letra no hubiese dado pruebas
de que produce todos sus efectos de verdad en el hombre, sin que el espíritu intervenga en ello lo más
mínimo. Esta revelación, fue a Freud a quien se le presentó, y su descubrimiento lo llamó el ICC.
1960- en Subverción del sujeto
“El inconsciente, a partir de Freud, es una cadena de significantes que en algún sitio (otro escenario, escribe él)
se repite e insiste para interferir en los cortes que le ofrece el discurso efectivo…”
El inconsciente interfiere en los cortes entre S1 y S2. Es una cadena que remite a “otra escena”. Toda formación
del inconsciente implica dos escenas. Por ejemplo, en el sueño tenemos tanto el contenido manifiesto como el
contenido latente (inconsciente)
El inconsciente no es ni S1 ni S2 sino aquello que pudo aparecer en el intervalo. Al inconsciente no le queda otra
chance que aparecer y desaparecer, por eso Lacan habla del inconsciente como pulsación temporal, se abre y se
cierra. Para que haya corte entre un significante y otro, tiene que haber articulación de un significante y otro.
Donde hay ausencia de corte no hay posibilidad de inconsciente, por ejemplo, en las psicosis.
1971- seminario de un discurso que no fuera del semblante.
La letra;
* está ubicada del lado de lo real. “La escritura, le letra, está en lo real, y el significante, en lo simbólico”
*No es límite, no es frontera, es litoral, es borde (que se mueve) entre significante y goce, entre saber y goce,
entre simbólico y real. ¿“La letra no es propiamente litoral? El borde del agujero en el saber, que el psicoanálisis
designa justamente cuando lo aborda, con la letra, ¿no es lo que ella, justamente, traza?”
*Hace agujero en el sentido. En la pérdida de sentido se pone en acto el agujero del sentido.
*El trazo fuera de sentido de la letra, hace borde a lo que es del orden del goce. “Entre goce y saber, la letra
constituiría un litoral”.
La letra juega doblemente como signo para leer y como marca de un borde.
El analista como lector, deja la escritura a cuenta del decir del analizante. Está entonces la posibilidad de
desligarse del significante y de un abordaje de lo real por el sesgo de la letra. Hay un viaje posible de lo litoral a
lo literal por el cual la letra aparta del significante el goce que colindaba con él
1972 y 1973- seminario 20, aun.
La letra es algo que se lee. Hasta parece que se lee a raíz de la palabra misma. Se lee, y literalmente (…) en el
discurso analítico no se trata de otra cosa que de lo que se lee” (p.38).
En La tercera, en 1974, Lacan asegura: “…a partir del momento en que se pesca aquello que en el lenguaje hay
¿cómo decirlo? de más vivo o más muerto, a saber, la letra, únicamente a partir de allí tenemos acceso a lo real”.
pá g. 11
Saussure; cuando él crea la lingüística estructural viene en respuesta a la relación entre las palabras y las cosas
(objetos materiales del universo) ¿tienen una esencia que la palabra logra capturar? Para dicho autor (Saussure)
las palabras y las cosas no tienen ninguna relación, no hay nada en el objeto, en la materia que determine la
forma en cómo se los pronuncie. Las relaciones las encontramos en el universo del lenguaje, sólo se encuentran
en el universo de las palabras. Los elementos del lenguaje son el signo lingüístico y éste está constituido por; el
significado y el significante. El significado es el concepto, qué entendemos por la palabra que escuchamos. Y el
significante es lo que se escucha, lo hablado, la imagen acústica. Las relaciones se dan entre los signos
lingüísticos, las palabras van a significar una cosa, u otra en función de las cadenas discursivas en las que estén
insertas.
Entonces, si la relación no es entre las palabras y la cosa, se da entre los signos lingüísticos. Porque en sí mismo
no significa nada. Porque las palabras se entienden siempre en función de la cadena discursiva en que está
inserta. No tiene un valor en sí mismo sino que se lo da en relación con otros signos lingüísticos.
Lacan; invierte el signo lingüístico; ste/sdo. El significante entra de hecho en el significado, a saber, bajo una
forma que, no siendo inmaterial, plantea la cuestión de su lugar en la realidad. Primacía del ste, lo pone en la
parte superior y refuerza la barra de resistencia que divida al ste y sdo. Resalta que un ste puede significar
muchas cosas. Saca la flecha porque no hay un único ste para un sgo y el círculo que garantizaba la unidad del
signo porque la estructura del lenguaje es un encadenamiento del lenguaje, el sgo es efecto del ste.
El algoritmo, en cuanto que él mismo no es sino pura función del STE, no puede revelar sino una estructura del
STE a esa transferencia. La estructura del STE es, como se dice corrientemente del lenguaje, que sea articulado.
Lo importante son los ste que determina al concepto. Lo importante es la palabra que lo nombra. Por eso ubica al
ste arriba y al significado abajo.
Para Lacan la estructura del lenguaje es S1…S2… es la combinación de dos o más significantes. Una
significación siempre remite a otra, nunca da cuenta de un significado cerrado.
El ste en sí mismo no significa nada, siempre el valor/ significado de esa palabra va a estar determinado por los
otros ste a los que este encadenado.
El significado de las palabras está determinado por la cadena en la cual se inserte. Por eso el ste es determinante,
hace cadena, cadena ste. La significación esta esbozada todo el tiempo pero no hay una palabra que nos
determine por sí misma el significado de la oración.
Es la cadena del STE donde el sentido insiste, pero que ninguno de los elementos de la cadena consiste en la
significación de la que es capaz en el momento mismo.
Se vincula a la metonimia con el deseo inconsciente. Este es el que se encuentra en el entre dos, en la hiancia
significante, es aquel que los significantes no logran capturar por medio de la significación, y es el que buscará
salir del entre dos, de la hiancia. Pero en su intento de salir nunca logrará hacerlo porque siempre será deseo de
otra cosa, siempre remitirá a otra cosa, y a otra y a otra. Como la metonimia, se tratan de palabras que siempre
remiten a otra, pero nunca son la palabra original, el deseo del inconsciente siempre irá hacia objetos señuelos,
pero nunca podrá hallar el objeto a causante del deseo. Y se desea porque algo falta, y algo falta por el hecho de
ser sujetos del lenguaje, porque la estructura de él al significarnos, automáticamente está dejando por fuera algo
de lo real y de ahí vendrá lo eternamente faltante (objeto a) y por ello siempre se será sujeto deseante porque se
es sujeto en falta. La metonimia a su vez coincide con lo que Freud llamó desplazamiento, el cual se trata de un
mecanismo de defensa inconsciente, en el cual la mente redirige, desplaza ciertas emociones de una
representación que es percibida para el sujeto como inconciliable, inaceptable, a otras representaciones menos
intensas, pero ligadas a la primera por una cadena asociativa. Esta última representación está remitiendo a otra
pá g. 12
cosa, pero esa otra cosa es imposible para el sujeto hallarla porque se le hace inaceptable la intensidad que la
original posee.
El deseo ICC es lo que el ste no logro capturar y siempre remite a otra cosa- metonimia.
-Relaciones Paradigmáticas, al margen del discurso las palabras, que ofrecen algo en común se asocian en la memoria y así se hacen grupos. Estas
coordinaciones que no tiene apoyo en la extensión, se denominan relaciones asociativas o paradigmáticas. Se producen en el plano de sistema y no asociación.
Una familia de términos que no presentan un orden determinado.
Sincronía. METAFORA; Asociación. CONDENSACION. SINTOMA. Sustitución de un ste por otro con un sentido. Una palabra por otra. Es cambiar una palabra por otra. Lo
que queda por debajo es lo reprimido. Cuestión del ser.
La metáfora, se relacionan dos entidades de diferentes dominios, el síntoma como formación sustitutiva y la
condensación. Se diferencia de la metonimia en el sentido de que ésta se produce en el plano del sistema, no en
el de la sucesión como en la metonimia. En la metáfora las palabras, al margen del discurso, se asocian en la
memoria y forman grupos de semejanza, se pueden relacionar dos entidades de dominios distintos. Y se la
vincula con el síntoma justamente porque éste proviene del dominio de lo real, viene de la hiancia significante,
es lo que no pudo quedar capturado por la significación de los significantes y buscó salir de la hiancia por medio
de los síntomas. El síntoma se encuentra del lado de la metáfora, porque es una formación sustitutiva, donde se
sustituye una representación inconciliable por una representación sustituta por falso enlace. A su vez la metáfora
coincide con lo que Freud llamó condensación, y la cual se caracteriza por ser una formación compuesta en la
cual el sentido surge del sin-sentido, por medio de la cual se transforma un contenido latente (real) en un
contenido manifiesto caracterizado simbólica e imaginariamente, es aquella que dificulta el relato manifiesto. La
metáfora, el síntoma, la condensación puede percibirse en los chistes, en los lapsus, en las palabras mal
pronunciadas y formuladas.
La chispa creadora de la metáfora; no brota por poner en presencia dos imágenes, es decir dos ste igualmente
actualizados. Brota entre dos ste de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena ste,
mientras el ste oculto sigue presente por su conexión (metonímica) con el resto de la cadena.
Dos grandes estados del ste; una dimensión sincrónica la batería ste, el gran otro y la otra es la dimensión
diacrónica que supone el encadenamiento, la sucesión.
-El icc es el discurso del Otro; con un A, es para indicar el más allá donde se anuda el reconocimiento del deseo.
Es decir, ese Otro es el Otro que invoca incluso mi mentira como fiador de la verdad en la cual él subsiste. En lo
cual se observa que es, con la aparición del lenguaje como emerge la dimensión de la verdad.
El inconsciente es producto del discurso del Otro, en el momento mismo en que el Otro significa a un sujeto,
todo aquello que no pudo ser capturado por la significación del Otro va a quedar perdido, va a introducirse, o
crear el registro de lo real donde se halla lo inconsciente.
En el mismo momento donde el Otro significa al sujeto, además de crear y decir lo que ese sujeto es, también
está creando su inconsciente a donde irá a parar todo lo que también es, pero de lo cual no podrá tener acceso a
ello porque no lo puede significar, porque el discurso del Otro lo dejó por fuera
pá g. 13
La otra línea es la del discurso racional, en la que ya están integrados cierto número de puntos de referencia, de
cosas fijas. Se trata de la línea del discurso corriente, común como lo admite el código del discurso que yo
llamaría discurso de la realidad. Es también el nivel donde se producen menos creaciones de sentido, porque ahí
el sentido ya está dado. Es donde se produce el famoso discurso vacío.
Una va en sentido contrario de la otra, por la simple razón de que se deslizan una sobre otra. Pero una corta a la
otra. Se cortan en dos puntos perfectamente reconocibles.
En el momento en que el Otro significó la demanda del sujeto, al mismo tiempo dejó algo por fuera sin capturar
en esa demanda, se trata del deseo, que queda en el registro real, es aquello que el bebé verdaderamente anhelaba
en su necesidad y que no fue significado por el Otro como demanda, es lo que quedó perdido, el objeto a.
Las necesidades del sujeto mítico estarán sujetas a las demandas que el Otro signifique. Así las necesidades del
sujeto mítico quedarán alienadas a las demandas que el Otro haya significado, entonces las necesidades
retornarán como demanda, y él se constituirá como un sujeto barrado, dividido porque algo de su necesidad se
perdió, no fue capturado por el Otro y entonces ya no es un sujeto mítico completo, sino que ahora es un sujeto
dividido debido a la estructura del lenguaje, debido a que las significaciones del lenguaje.
En la cadena del llamado, cadena del SGTE =S...>S´, que en el grafo completo aparece representada como
Significante….>Voz se producen dos puntos de entrecruzamiento;
1° corte del vector es el “lugar del Otro” (donde está A). El Otro como lugar, es una dimensión diacrónica, la
estructura del lenguaje, el sujeto es determinado a partir de los SGTEs que van apareciendo, se va haciendo la
cadena del SGTE como una continuidad en el tiempo.
A= Significante del otro. El sujeto se encuentra con el universo del lenguaje que está representado en otro(A).
Este es el tesoro de lo significantes, tener ese lugar dentro del lenguaje. Las necesidades del ser humano pueden
encontrarse en este universo del lenguaje, en el orden simbólico. La tensión fisiológica (dolores estomacales por
jugos gástricos, en el caso del hambre) puede ser puesto en palabras “el niño tiene hambre”. Ahí le pregunto, y lo
que me responde produce la significación donde se da el mensaje. EL OTRO COMO LUGAR.
2° corte es “el significado del Otro” donde está s (A). El Gran Otro (A) queda arriba porque el llamado, la
demanda va al Otro (esto se ve en el grafo completo). Símbolo que da cuenta que el sujeto está determinado por
los significantes del Otro. El lugar del sujeto lo determina el Otro, el A de la omnipotencia, el que marca,
representa la significación del sujeto. Se trata de una dimensión sincrónica, es la escritura o estructura del habla,
porque la significación aparece como producto terminado. El sujeto incorpora el discurso de una sola vez y para
siempre. Es el Otro el que sanciona, qué va a significar el sujeto, esa significación remite al Otro. Para significar
al sujeto, el Otro lo hace de una vez y será diferente la significación para cada sujeto.
= Sujeto mítico de la necesidad. Este se encuentra con un significante (A) que lo marca de una forma
particular y permite el advenimiento del sujeto (sujeto barrado, marcado por la castración).
Circuito metonímico imaginario; i(a)- m-S(A)-A
Cortocircuito de petrificación; $-i(a)- m-I(A)
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están sujetas a la demanda, retornan a él alienadas. Esto no es efecto de su dependencia real, sino de la
conformación significante como tal y del hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro.
Lo perdido va a una represión primordial, y algo de eso retorna. Lo que la necesidad no pudo constituirse en ste
o no se hizo demanda, aparece como retoño, que es lo que se presenta en el hombre como el deseo. No se
articuló en la demanda, pero hay un retorno que es lo que se presenta en el hombre como deseo.
La demanda no es solo lo que se pide, sino de la presencia, que este el otro. Manifiesta la relación primordial con
la madre, por estar preñada de ese Otro que ha de situarse más acá de las necesidades que puede colmar. Lo
constituye ya como provisto del privilegio de satisfacer las necesidades, es decir del poder de privarlas de lo
único con que se satisfacen.
La demanda es una traducción significante entre lo que pide el niño y entre el objeto que la madre ofrece. El otro
se hace pedir por ese niño. Esa traducción que el otro hace, es lo que se hace demandar por ese hijo, porque es
lo que después le ofrece como objeto.
Lo que el niño demanda al otro en relación con sus necesidades, es la presencia del otro.
Ese privilegio del Otro dibuja la forma radical del don de lo que no tiene, o sea lo que se llama su amor.
Amar es dar la falta buscando completud, es dar lo que no se tiene. Que la madre de o no de ya pone en prueba el
amor. La presencia de la demanda, la particularidad del obj de la necesidad se anula y el sujeto pasa a demandar
una prueba de amor. Esa prueba de amor es que el Otro esté. Toda demanda es de amor.
Necesidad, particularidad. Demanda es incondicionada (absoluto e imperativo), porque a la madre no se le
puede poner condiciones, ni limites, es insatisfecha por estructura, no se trata de ningún objeto de satisfacción
sino es demanda de amor y el deseo le pone condiciones al Otro. Si el deseo de la madre es el falo, el niño quiere
ser el falo para satisfacerla.
La particularidad de la necesidad aparece en la condición absoluta (sin medida) del deseo. Hay una necesidad de
que la particularidad así abolida reaparezca más allá de la demanda. Reaparece conservando la estructura que
esconde lo incondicionado de la demanda de amor.
El deseo no es ni el apetito de la satisfacción, ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de la
sustracción del primero a la segunda, el fenómeno mismo de su escisión. El deseo es el resto, algo de la
necesidad que no puede pasar por la demanda. Tiene dos características, es particular del sujeto y condición
absoluta, pone condición a la demanda. El deseo esta articulado en la cadena, pasa por debajo pero no es
articulable en ste porque no se puede poner en ste.
En subversión del sujeto; “allí donde se trata del deseo, encontramos en su irreductibilidad a la demanda el
resorte mismo de lo que impide igualmente reducirlo a la necesidad. El deseo sea articulado, es precisamente la
razón de que no sea articulable”.
“el deseo se esboza en el margen donde la demanda se desgarra de la necesidad; margen que es el que la
demanda, cuyo llamado no puede ser incondicional sino dirigido al Otro, abre bajo la forma de la falta posible
que puede aportarle la necesidad”.
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Aforsimo: sentencia breve y doctrinal, el dicho de la madre es una sentencia breve y doctrinal que se propone
como regla.
Oráculo: afirmación decisiva y tajante que se admite sin discusión por la gran autoridad de quien la emite.
Cuando se dice que la madre posee una oscura autoridad se dice porque el poder está inscripto en un solo
significante aislado, y al estar aislado ya no hay posibilidad de remitirse a otro significante, a un S2 que lo
aclararía, sino que su poder está en que su palabra vale sólo como S1. Si no se articula es oscuro, porque no se
puede saber qué dice, a qué refiere.
Rasgo unario: es la primera marca que permite la inscripción de los significantes y la diferenciación de un
significante con otro. Un significante no tiene identidad por sí mismo, un significante siempre remite a otro.
pá g. 16
Ese deseo de la madre, más allá del hijo, es lo que marca que no hay esa completud imaginaria. Justamente eso
es la castración imaginaria; se plantea como menos phi, se instaura la castración como lo que falta a nivel
imaginario.
El padre simbólico viene a instalar el falo simbólico (phi), la función es legalizar que eso falta por estructura.
Ahí está el falo como ste de la falta. Significante de que eso falta por estructura. Los ste no pueden decir todo,
hay un resto, siempre queda un agujero y este es lo que Lacan lo escribe como Significante de una falta en el
otro S (A). El otro que sabía todo, omnipotente, en este tiempo queda en falta, no es posible traducirlo todo, esto
lo va a inscribir el ste del nombre del padre. El falo en tanto simbólico.
El pasaje del Edipo implico instaurar el falo simbólico, que el ste no puede dar cuenta de todo, que hay un
agujero y esto nos remite a buscar. Entonces en el pasaje por el Edipo, la significación del falo permitió la
inscripción en los registros simbólico e imaginario, de esa falta real.
El atravesamiento del Edipo sirve para poder darle una lectura desde lo imaginario y lo simbólico a esa falta que
es estructural, esto se hace a través de la castración (eso falta en imaginario y simbólico).
Castración simbólica; S (A).
Castración imaginaria; menos phi
-Relación con sem 11; lo real y lo simbólico se crean al mismo tiempo, con esto de que algo entra y algo no
entra en los significantes. Y lo que no entra es lo real y ahí se monta ese icc estructurado como un lenguaje. El
icc tiene un soporte real, donde está el obj a y la sexualidad; el icc estructurado como un lenguaje es el icc
cuando lo miramos desde el campo simbólico, pero al mismo tiempo queda un resto que es lo real. En lo real se
ubica al obj a y la sexualidad. Estudia a la sexualidad desde la pulsión.
El Edipo se desarrolla en 3 tiempos, ¿Cómo ingresa?, ¿qué lugar ocupa? El bebe ocupa el lugar de objeto del
deseo del Otro, lugar de la falta. El lugar de falo imaginario de la madre.
-Objeto como real, perdido por estructura, agujero, vacío.
-Objeto en tanto imaginario, objetos señuelos, “ah…lo q me falta es esto”. Cada uno lo nombra como quiere. A
partir de ubicar el obj imaginario, se va construyendo el yo ideal en un marco simbólico, se forma en función del
lugar del deseo para el otro, lo que somos para el otro, se entrama así; lo simbólico y lo imaginario.
Primer tiempo; lo que el niño busca, en cuánto deseo, es poder satisfacer el deseo de su madre, es decir, ser o no
ser el objeto del deseo de la madre. Así introduce su demanda. Ingresa como falo imaginario; es el lugar que el
niño ocupa para la madre. Es el lugar particular de su deseo. Lugar que completa a la madre. El niño construye
su yo ideal con la referencia a ese falo imaginario de la madre. Se forma el yo ideal. Entonces, la instancia
paterna se introduce bajo una forma velada o todavía no se ha manifestado.
Segundo tiempo; en el plano imaginario, el padre interviene como privador de la madre. Es el estadio nodal y
negativo, por el cual lo que desprende al sujeto de su identificación lo liga, al mismo tiempo, con la primera
aparición de la ley en la forma de este hecho. El padre todo poderoso es el que priva.
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Entonces, en este tiempo el padre se afirma en su presencia privadora, en tanto es quien soporta la ley, ya no se
presenta de una forma velada.
Es el Tiempo la castración imaginaria (–fi). El padre imaginario, interviene rompiendo esa complementariedad
que hay entre el niño y la madre. La madre empieza a desear otras cosas por fuera del niño. Esto da lugar a Dos
efectos; del lado del hijo ya no va ser la justa medida del Otro, de aquello que le falta la madre y por lo tanto el
niño pasa a estar castrado. A la madre le falta otra cosa, ya no lo necesita. El niño ya no está más en el lugar de
objeto sino que comienza advenir un sujeto. $ y A
Entonces al principio, es un S pero a medida que se vaya corriendo del lugar como objeto, va comenzar aparecer
como un $. A su vez la madre aparece con la A barrada, porque está en falta, desea otra cosa. Ni el niño es el falo
imaginario de la madre, ni la madre lo tiene, ambos están en falta. Castración a ambos.
Tercer tiempo; de esta depende la salida del complejo de Edipo. El padre ha demostrado que lo daba solo en la
medida en que es portador de la ley. Si la etapa del segundo tiempo ha sido atravesada, ahora es preciso en el
tercer tiempo, que lo que el padre ha prometido lo mantenga. Interviene en el tercer tiempo como el que tiene el
falo y no como el que lo es. Por eso puede producirse el giro que reinstaura la instancia del falo como objeto
deseado por la madre y no ya solamente como objeto del que el padre puede privar. El padre puede darle a la
madre lo que ella desea, y puede dárselo porque lo tiene.
Se forma el ideal del yo, que marca ciertos referentes enmarcados en lo social, cultural en función de cómo ser.
Es el modelo en función de cómo ser mujer (parecer, ser el falo, seducción) y como ser hombre (parecer, tener el
falo, virilidad).
Entonces, el padre se revela en tanto que él tiene. Es la salida del complejo de Edipo. Es favorable si la
identificación se produce con el que interviene como quien lo tiene. Esta identificación se llama Ideal del yo. El
padre interviene como real y potente.
Este tercer tiempo es lo que Lacan denomino “La metáfora del nombre del padre”.
METAFORA; es un significante que viene en lugar de otro significante. Esto es el
padre en el complejo de Edipo.
Desde el deseo de la madre (dm) se va a dar un significado al sujeto o significado
al hijo. Este se significa como falo imaginario, lo que le falta a la madre para
completarse. [Primer tiempo del Edipo]
Donde antes estaba el deseo de la madre, hay una sustitución significante. Entonces, el significante del nombre
del padre sustituye al deseo de la madre, que va a dar lugar al nombre del padre, el Otro y el falo simbólico.
El nombre del padre; es padre simbólico. Tiene la función de legalizar que la falta es por estructura. Esta es la
función del falo simbólico (es la función del deseo porque marca que la falta es por estructura) es el significante
de la falta.
Entonces, en términos reales hay un agujero y lo que hace el ste del nombre del padre es darle un marco legal a
ese agujero, que luego se van a ubicar distintos objetos señuelos.
El padre resta al hijo de ese lugar del falo imaginario de la madre. Si no interviene el nombre del padre, el niño
puede interpretar que es su culpa la falta o el corte que hace la madre.
El significante fálico es el ste de la falta, los ste por más palabra que tratemos de poner, siempre es insuficiente
para decir lo que nos pasa, lo que queremos. Siempre hay algo que queda por afuera. No hay una palabra que
pueda representar al sujeto.
Lo que el padre plantea con la metáfora, es que el ser es algo que puede buscarse a lo largo de toda la cadena ste.
IMPORTANTE; Somos sujetos de deseo, de discurso y como contra cara hay un objeto, resto, perdida, falta.
El falo son las formas de dar cuenta esas faltas estructurales, de manera simbólico (ste en una falta en el otro) e
imaginario (menos fi). Falo como Ste de la falta por estructura.
¿Cómo se lee la falta x estructura, que es el objeto real? Por el falo imaginario (fi minúscula) y el falo simbólico
(FI mayúscula, instaura que la falta es por estructura). La forma de marcar la castración; menos fi (castración
imaginaria) y ste en la falta del otro (castración simbólica).
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° Lacan, J. (1960) Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2..
(pp.794 -798 y 803)
° Lacan, J. (1962-63) El Seminario10. La angustia. Cap. 2 (punto2 y 3), cap. 3 (punto 3), cap. 4 (punto 1, p.60
y punto 3), 5(pp. 71 a 73, punto 2 y 3), 6 (punto 2),7 (punto 1 y p.103,110,111), 8 (punto 1) y 12 (punto 1,
pp.174 a 177 y punto 3)
° Lacan, J. (1964) El Seminario11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Capítulo 2, 13 y 14.
Objetivos; Situar la relevancia y consecuencias de la invención del objeto a en la enseñanza de
Lacan y conocer las conceptualizaciones sobre la angustia, fundamentales en la praxis analítica.
Conocer y comprender la torsión lacaniana del concepto de Inconsciente y de pulsión.
Aprehender la articulación entre el síntoma y el fantasma
Contenidos; La constitución del objeto “a” como causa del deseo. Diferencia entre el deseo
como “deseo del Otro” y deseo causado por un objeto. La angustia ante el deseo del Otro, ante
la falta de la falta. Señal de lo real. Lo que no engaña. El grafo de la división subjetiva. Esquema
óptico simplificado.
Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Reordenamiento de los principales
conceptos de la teoría psicoanalítica. La nueva definición del inconsciente. El concepto de
pulsión. La novedad en el abordaje de la pulsión a partir de su satisfacción. Matema de la
pulsión. Circuito pulsional. Grafo del deseo: segundo piso
Estructura y función del fantasma y del síntoma. El significante de la falta en el Otro. El fin de
análisis. Grafo del deseo: Grafo de la pregunta. Lado izquierdo del segundo piso. Matema del
fantasma
Cap 2-Punto 2 y 3.
Hegel: con respecto a la dependencia del deseo que viene del Otro, con lo que enfrentamos, es con el Otro como
cc. Por lo tanto, en Hegel el Otro es aquel que me ve y esto da inicio a la lucha de puro prestigio, donde el deseo
se ve concernido.
En el sentido hegeliano, el deseo de deseo es deseo de un deseo que responde a la llamada del sujeto. Es deseo de
un deseante, y éste es el Otro. El sujeto lo necesita para que lo reconozca, para percibir el reconocimiento, esto
es, que el Otro instituira algo, designado por a, que es de lo que se trata en el plano de aquello que desea. Ahí
está todo el obstáculo, al exigir ser reconocido, allí donde soy reconocido, no soy reconocido sino como objeto.
Obtengo lo que deseo, soy objeto, y no puedo soportarme como objeto, debido a que dicho objeto que soy es en
su esencia una cc.
Lacan: el Otro está allí como inconsciencia constituida en cuanto tal. El Otro concierne a mi deseo en la medida
de lo que le falta. Es en el plano de lo que falta sin que él lo sepa dónde estoy concernido del modo que más se
impone, porque para mí no hay otra vía para encontrar lo que me falta en cuanto objeto de mi deseo. Por eso, no
solo no hay acceso a mi deseo, sino tampoco sustentación posible de mi deseo que tenga referencia a un objeto.
El $ expresa la necesaria dependencia del sujeto respecto al Otro en cuanto tal. Este Otro como lugar del
significante.
En sentido lacaniano, el deseo de deseo es el deseo del Otro. La relación del deseo del Otro, con la imagen
soporte de este deseo, precisamente porque ello introduce una ambigüedad respecto a la imagen especular. El
deseo, es deseo en tanto que su imagen-soporte es el equivalente del deseo del Otro. Ese Otro es una A tachada
porque es el Otro en el punto donde se caracteriza como falta.
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Lado derecho; campo del ICC. Lado izquierdo; campo del Otro.
Con respecto al Otro, el sujeto está marcado por el rasgo unario del ste en el campo del Otro. Hay, en el sentido
de la división, un resto, un residuo. Por eso, los aparecen los dos términos $ y a; el sujeto marcado por la barra
del ste y el a minúscula, objeto, residuo de la puesta en condición, del Otro, están del mismo lado, el lado
objetivo de la barra.
Están ambos del lado del Otro, en el lado objetivo de la barra; puesto que el fantasma, apoyo de mi deseo, está en
su totalidad del lado del Otro. Lo que ahora está de mi lado es lo que me constituye como icc, a saber, A, el Otro
en la medida que yo no lo alcanzo.
Hay un sujeto mítico y otro tesoro de los significantes, que en el encuentro se produce una castración de ambos
y esto da como resultado la constitución de un objeto, el objeto a perdido por estructura.
Cap 3-Punto 3. Esquema simplificado del modelo óptico- formas que adquiere el cuerpo
LADO IZQUIERDO:
-Espejo cóncavo: producir imágenes reales.
-El jarrón por debajo, es el objeto real. Cuerpo como organismo, biológico, el
que estudia la medicina, perdido. Por eso coloca el –phi.
-El jarrón de arriba, es la imagen real. Cuerpo erógeno, el cuerpo que siente, que
se satisface, se excita, se fastidia, se tensiona.
-Espejo plano; detrás se forma la imagen virtual
LADO DERECHO: plano imaginario
-El jarrón conforma la imagen virtual. Cuerpo en tanto yo, ideal, narcicismo, ideal del yo. Como construcción
idealizada, es la imagen de nosotros mismos.
-I’(a); yo ideal, yo especular. Es la imagen virtual de una imagen real, no aparece nada.
-i(a); el i es la imagen y el a es el objeto a, que queda revestida por la imagen. Esta dado en la experiencia
especular y es autentificada por el Otro.
-I; al fondo del esquema está el ideal del yo. Construcción simbólica en el campo imaginario.
-El cuerpo erógeno y el cuerpo imaginario, se construyen alrededor de una falta, por eso se coloca el objeto a y el
menos phi (castración imaginaria). En el lado derecho el menos phi es el lugar que ocupa y en el lado izquierdo
se encuentra el a del objeto de deseo.
→ El falo aparece como; en todo lo que es localización imaginaria, el falo aparece bajo la forma de una falta. En
la medida en que se realiza en i(a), lo que se llamó imagen real, imagen del cuerpo que funciona en lo
material del sujeto como propiamente imaginaria, osea libidinizada, el falo aparece en menos, como un
blanco, menos phi. A pesar, de que el falo es sin duda una reserva operatoria, no sólo no está representado en
el plano de lo imaginario, sino que está circunscrito y cortado de la imagen especular.
→ El a aparece como; resto, residuo, ese objeto cuyo estatuto escapa al estatuto del objeto derivado de la imagen
especular, es decir, a las leyes de la estética trascendental. El a se encuentra como soporte de la función del
deseo.
→ ¿Cuándo surge la angustia?; surge cuando un mecanismo hace aparecer algo en el lugar que llamare, natural,
el lugar menos phi, que corresponde al lado derecho del grafo, al lugar que ocupa, en el lado izquierdo, el a
del objeto del deseo. Es cuando la falta viene a faltar.
Lacan ubica el objeto a del lado izquierdo del esquema porque lo concibe como algo perteneciente al registro de
lo real, algo que no entró en lo imaginario. Y del lado derecho, donde se encuentra la imagen especular, se ubica
el menos phi actuando como castración imaginaria, una falta, se dice que es necesario que haya ausencia, y será
allí donde algo podrá aparecer. Si el menos phi, que refiere a una reserva libidinal que no invistió la imagen
especular sino que aparecerá invistiendo el propio cuerpo. De no haber reserva libidinal, si el menos phi no
estuviera, los objetos a no podrían constituirse y sobrevendría la angustia porque no habría nada perdido, y se
alcanzaría la completud quedando el sujeto estancado, porque no habría un algo por lo cual seguir. Pero como se
sabe, nunca se podrá encontrar el objeto a, siempre en su lugar aparecerán objetos señuelos que permitirán que el
sujeto no se quede “estancado”, porque podrá percatarse que lo que se está por encontrar o lo que se encontró es
pá g. 20
tan sólo un objeto señuelo no el propio objeto a, entonces la pulsión lo dispondrá, empujará automáticamente a
comenzar a rodear otro objeto señuelo del objeto a.
Cap6. Punto 2.
Angustia
● Angustia ante el Deseo del Otro
pá g. 21
-Es cuando se precentifica el objeto a. Si el objeto deja de faltar el sujeto, se siente completo, se angustia.
La angustia se siente ante lo real. Lo real es irreductible del significante, angustia ante el objeto a, o a lo
irreductible de lo real.
-Angustia de la castración; Lacan propone que no es en absoluto la angustia de castración en sí misma, lo que
constituye el callejón sin salida final del neurótico. Sino que, la forma de la castración, en su estructura
imaginaria, ya está dada en -phi, en el nivel de la fractura que se produce ante la proximidad de la imagen
libidinal del semejante, en un momento de cierto dramatismo imaginario. De ahí la importancia de los accidentes
de la escena que por esta razón se llama traumática. La fractura imaginaria presenta toda clase de variaciones y
de anomalías posibles, lo cual indica que algo en el material es utilizable para otra función que, da su pleno
sentido al término castración.
Aquello ante lo que el neurótico recula no es la castración, sino que hace de su castración lo que le falta al Otro.
Hace de su castración algo positivo, a saber, la garantía de la función del Otro, ese Otro que se le escapa en la
remisión indefinida de las significaciones, ese Otro donde el sujeto no se ve sino como destino, pero destino sin
término, destino que se pierde en el océano de las historias.
-Estructura de la Angustia; la primera cosa a plantear sobre la estructura de la angustia, es que la angustia está
enmarcada. A veces se ve aparecer en los sueños una forma pura, esquemática, del fantasma. La relación del
fantasma con lo real, en el sueño se ve la hiancia súbita de una ventana. El fantasma se ve más allá de un cristal y
por una ventana que se abre. El fantasma está enmarcado. Lacan plantea que la angustia está relacionada a lo
siniestro o lo ominoso y que se genera a partir de la conservación de ciertos elementos de la realidad y la
aparición de nuevos elementos que no son de la realidad. Lo ominoso, lo que provoca angustia es volver a
sentirse en el lugar de objeto el otro, en el lugar del objeto que complementa a la madre (momento del sujeto
mítico).
Lo horrible, lo oscuro, lo inquietante, todo aquello con lo que traducimos unheimlich, se presenta a través de
ventanillas. Es enmarcado como se sitúa el campo de la angustia. Súbitamente, de golpe, es el momento de
entrada en el fenómeno de lo unheimlich, siempre se encuentra la escena que se plantea en su dimensión propia,
y que permite que surja aquello que, en el mundo, no puede decirse.
Usa la metáfora del teatro; ¿que se espera cada vez que se levanta el telón, sino ese breve momento de angustia?.
Ese que pronto se apaga, pero que nunca falta en aquella dimensión por la que, cuando vamos al teatro, hacemos
algo más que ir a sentar nuestras posaderas en el sillón pagado a un precio más o menos caro, el momento de los
tres golpes y del telón que se alza. Sin este tiempo introductorio, que pronto se elide, de la angustia, nada puede
adquirir el valor de lo que se determinara a continuación como trágico o cómico.
Es el surgimiento de lo heimlich en el marco lo que constituye el fenómeno de la angustia, y por eso es falso
decir que la angustia carece de objeto.
-Angustia es lo que no engaña; la angustia es el corte neto sin el cual la presencia del significante, su
funcionamiento, su surco en lo real, es impensable, es este corte que se abre y deja aparecer lo inesperado, la
visita, la noticia, lo que expresa tan bien el pensamiento, como el pre sentimiento, lo que está antes del
nacimiento de un sentimiento. A partir de la angustia se puede tomar cualquier orientación, es ese lo que no
engaña, lo fuera de duda. La angustia no es la duda, la angustia es la causa de la duda. La angustia no es la duda,
la angustia es la causa de la duda.
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● Cuando el sujeto se percata que no se alcanzó el deseo, la satisfacción de él, el objeto a, sino sólo un
sustituto de él.
● Cuando el sujeto siente que quedó en el lugar de objeto del deseo del Otro.
Cap 8. Punto 1.
El objeto a es el objeto causa del deseo, sostiene el deseo pero no es el objeto del deseo, porque en este caso está
perdido. El objeto a está detrás del deseo. Si yo deseo es porque hay detrás un objeto a causando ese deseo. No
se trata de un elemento de la cadena significante, sino que es un objeto efecto de un corte, donde en cada objeto
hay un corte.
¿Qué es lo que se desea? No es el zapatito, el seno ni ninguna otra cosa en la que encarnen el fetiche. El fetiche
causa el deseo. El deseo, por su parte, va a agarrarse donde puede. No es en absoluto necesario que sea ella quien
lleve el zapatito, el zapatito puede estar en sus alrededores. Ni siquiera es necesario que sea ella la portadora del
seno, el seno puede estar en la cabeza. Pero todo el mundo sabe que, para el fetichista, es preciso que el fetiche
este ahí. El fetiche es la condición en la que se sostiene su deseo.
El deseo tiene que ver con objeto sustitutos, esos que están perdidos. La satisfacción de la pulsión tiene que ver
con rodear objeto, pero no esos objeto a perdidos, sino objeto señuelos, que vienen al lugar de ese objeto
perdido.
Los objeto a se constituyen por la relación del sujeto con el gran otro; ej el objeto oral, pecho, se constituye
como perdido, por la demanda al gran otro. En cambio el objeto anal se constituye como perdido por la demanda
del otro, madre, la demanda está en el otro hacia el sujeto. Demanda que viene del gran otro. Demanda educativa
por excelencia. La educación de esfínteres es la demanda del otro. . Mientras que el objeto escópico e invocante
se relacionan con el deseo del otro o el deseo dirigido al otro. Estos objetos dejan un lugar vacío, donde se
instalan objetos señuelos, engañosos.
El objeto a no es el fin del deseo, la meta del deseo, sino su causa. En tanto que el deseo es efecto basado y
constituido en la función de la falta. Si deseamos es porque algo nos falta. Si deseamos ser sujeto deseante es lo
mismo que ser sujeto en falta, deseamos ser sujetos en falta. El deseo se constituye porque el objeto se perdió.
Formas del objeto a que se constituye como perdido;
-Pecho- oral
-Heces- anal
-Mirada- escópico
-Voz- invocante
pá g. 23
Tercer esquema de la división subjetiva
Hay tres pisos; al principio una x que solo podemos nombrar retroactivamente, que es, el
acceso al Otro, el goce, el punto de mira esencial en el que el sujeto debe situarse. Luego el
nivel de la angustia, constitutivo de la aparición de la función a. Y donde aparece $ como
sujeto del deseo es en el tercer término.
-PRIMER PISO: “x” que indica “el goce” pertenece al campo de lo Real, lo que no puede
ser inscripto en SGTE, es el piso del goce mítico, el goce de la completud, el momento en
que el sujeto se registra como la medida justa que el Otro necesita, para completar su falta [lo cual es una
fantasía, una ilusión alucinatoria a lo que queremos volver pero que es imposible porque somos al mismo tiempo
sujetos del lenguaje (en lo Simbólico) y sujetos de la falta (en lo Real)].
-SEGUNDO PISO; el sujeto pretende ubicarse como objeto que le falta al otro, para completarlo y asegurarse
que en algún lugar hay goce. El sujeto se inventa otro que pudiera estar completo. Se pretende ser ese objeto que
le falta al otro. El neurótico hace de la falta del otro, lo que el otro le demanda. Antes de encontrarse con la
incógnita de que desea el otro, el sujeto se responde con el fantasma (respuesta anticipada). Lo que desea es lo
que me pide (demanda). Cuando el sujeto se ubica en el lugar de a, como siendo el objeto que le falta al otro o
queriendo colmar la demanda, ahí es donde se angustia. Porque en el lugar donde tendría que haber una falta,
aparece el objeto. “yo soy lo que le falta al otro”. Falta la falta. Hace de su castración algo positivo (al otro le
falta pero yo puedo ser eso que lo complete). Se posiciona como objeto que le falta al otro.
El objeto a es el objeto por medio del cual el sujeto obtiene un goce propio, el objeto a es causa y plus de goce.
Este objeto a es un objeto separador, aunque luego devenga tapón de la falta. Si el objeto a actúa como falta
indica que motorizará el deseo, y si actúa como obturizador indicará el plus de goce. En principio ante un niño
debe haber un Otro que posea una falta, que tenga un vacío donde pueda inscribirse el niño. Ese vacío tiene que
tener un borde. Primero hay escisión, angustia por el objeto a y después hay causa del deseo a partir de que el
objeto a se perdió.
*Sem 11; existen diversas posibilidades de la función del objeto a, el cual nunca se halla en la posición de ser la
mira del deseo. Es o presubjetivo o fundamento de una identificación del sujeto, o fundamento de una
identificación que el sujeto niega*
-TERCER PISO; soportar que el otro esta castrado, no tiene todos los ste y él tampoco lo tiene. Esto abre el
camino para la búsqueda.
pá g. 24
exterior o la realidad, que le permita alcanzar su meta, la satisfacción. Entonces, la pulsión parte de la fuente,
que eso genera un empuje a buscar el objeto que lo satisfaga, primero en el campo anímico pero como no se
logra, se genera un movimiento al exterior en busca de un objeto de la realidad, que permite la satisfacción que
es la meta. La fuente se relaciona con lo somático.
Lacan; si nos quedamos con esa concepción, no hay mucha diferencia con el instinto animal; la relación es entre
eso que parte del cuerpo y el objeto que viene de afuera y calma la necesidad de alimento. Intenta buscar esa
diferencia en los desarrollos de Freud. Lacan desprende la pulsión del lado de lo orgánico y queda del lado de lo
psíquico; no hay nada natural ni orgánico, tampoco es una bisagra entre lo orgánico ni lo psíquico. Las
verdaderas pulsiones son sexuales, por lo tanto articula lo sexual con lo psíquico.
“lo primero que dice Freud de la pulsión, valga la expresión, es que no tiene ni día ni noche, ni primavera ni
otoño, ni alza ni baja. Es una fuerza constante”
Elementos de la pulsión;
→ Empuje; en esto coincide con Freud, la pulsión implica una fuerza constante. Es la tendencia a la
descarga. Lo diferencia del estímulo, proviene del mundo externo.
→ La meta; Lacan se pregunta ¿cómo es posible que el objeto sea el encargado de generar la satisfacción?
Y entonces ¿como es posible la sublimación? Freud la describe como alcanzar la satisfacción pero con un
objeto que no es aquel que la pulsión desea al inicio. El objeto puede faltar y la pulsión satisfacerse igual,
entonces el objeto es lo más contingente de la pulsión.
La meta es la satisfacción, sin embargo la satisfacción no es el encuentro con el objeto, Lacan pone en
tela de juicio este enunciado entonces lo que plantea es que la pulsión se satisface en el recorrido que se
hace alrededor del objeto. Este objeto, es el objeto a.
“El neurótico pena demasiado”, la satisfacción de la pulsión está dada en el recorrido, que es paradójico
ya que el sujeto apunta a que esa falta es por estructura, todo el recorrido hace emerger un sujeto. En ese
contorneo de que el objeto no era ese, va emergiendo un sujeto, entonces eso al neurótico lo hace pensar
demasiado. Y la función del análisis es poder bordear simbólicamente, legalizar que esto falta por
estructura. Reforzar ese tercer tiempo del Edipo donde se marca que esa falta es por estructura y que hay
objetos señuelos, que indican que no es ahí.
La pulsión puede satisfacerse sin haber alcanzado aquello que, desde el punto de vista de una
totalización biológica de la función, satisface supuestamente su fin reproductivo, precisamente porque es
pulsión parcial y porque su meta no es otra que ese regreso en forma de circuito.
→ El objeto es lo más contingente de la pulsión. El objeto a es un vacío, alrededor del cual lo bordea la
pulsión. El objeto es real, vacío y a ese vacío se coloca el objeto a que es el objeto señuelo, como es el
falo imaginario, ej título que nos permite hacer el borde alrededor de la carrera. Eso nos ordena un
circuito que nos permite ver hacia donde transitamos.
Hay algo que nos obliga a distinguir esta satisfacción del puro y simple autoerotismo de la zona erógena
y es el objeto que con demasiada frecuencia confundimos con aquello sobre lo cual se cierra la pulsión.
Ese objeto de hecho no es otra cosa más que la presencia de un hueco, de un vacio, que según Freud,
cualquier objeto puede ocupar, y cuya instancia solo conocemos en la forma del objeto perdido a
minúscula. El objeto a minúscula no es el origen de la pulsión oral. No se presenta como el alimento
primigenio, se presenta porque no hay alimento alguno que satisfaga nunca la pulsión oral, a no ser
contorneando el objeto eternamente faltante.
La satisfacción de la pulsión es parcial; siempre en relación al objeto que está perdido por estructura, es
parcial porque nunca va ser eso.
Entonces hay dos momentos; uno es cuando se va al encuentro o mejor dicho el desencuentro con el
objeto porque no era eso lo que se buscaba y otro es la vuelta, el retorno. En este momento de la
desilusión, ocurre la emergencia del sujeto; no podemos pensar sujeto sin pérdida de objeto (ej la madre
da la mamadera y eso da cuenta que no era eso lo que se quería y nos muestra lo agujereado del ste). Es
lo que nos constituye como sujeto en falta, sujeto de deseo, sujeto del icc.
Sujeto en falta, ¿Qué le falta? El objeto, porque el objeto señuelo no era el objeto que verdaderamente le
faltaba, sino que ese objeto que falta está en el campo de lo real y nunca lo vamos a tener. No hay
pá g. 25
satisfacción para la pulsión, siempre va ser parcial. Esto nos permite ir a buscar otra cosa. Porque
falta, deseamos.
→ La fuente; se reconocen por su estructura de borde. Es el punto partida de la pulsión, sale de ahí y
termina ahí.
Se emparentaba a lo somático, la pulsión parte del cuerpo pero Lacan se pregunta ¿de qué cuerpo se
habla? El cuerpo del que parte la pulsión es el cuerpo pulsional que se va creando en relación a ese objeto
que falta. La pulsión parte del corte del cuerpo que va a ir constituyendo a ese cuerpo pulsional.
El cuerpo orgánico se recorta y da lugar al cuerpo erógeno, ej en la alimentación hacemos como el
recorte de la boca. El cuerpo que se satisface en la pulsión es el cuerpo erógeno, formado por zonas
erógenas y esas son las fuentes que se recortan en la pulsión.
La pulsión para Lacan es un tipo de demanda. La necesidad pasa por el lugar del Otro, y la respuesta del Otro al
llamado del sujeto introduce los significantes de la demanda del Otro, es ante esos significantes que el sujeto
inconstituido de la necesidad, se desvanece, se aliena. Se aliena la necesidad en la demanda del Otro. La
respuesta del Otro introduce la demanda del Otro, cosa que queda planteada en el matema de la pulsión. Es por
este desvanecimiento y por la no satisfacción en el objeto de la pulsión se infinitiza la demanda.
Entonces, el recorrido de la pulsión, se inicia por la demanda del Otro. Es por la demanda del Otro que la pulsión
aparece en el sujeto, a nivel de la pulsión se está hablando de los significantes del Otro. Para Lacan la pulsión es
introducida por el Gran Otro.
Pero del lado del sujeto la pulsión es muda, no se articula en palabras; en subversión del sujeto Lacan explica
que; La pulsión esta “tanto más lejos de hablar cuanto más habla”; pero no quiere decir que no hable o no se
haga oír. Entonces se trata de algo que está más allá de lo simbólico; es un real aunque suponga al lenguaje como
dándole una estructura de ese real. La pulsión es un tipo de demanda a la que nada la detiene.
Frases;
“Lo que adviene de la demanda cuando el sujeto se desvanece en ella”
“La pulsión es un tipo de demanda; $ <> D. Supone el juego de los significantes del otro. Del lado del
sujeto no se articula en palabras, es muda. No tiene estructura de palabra. Es una demanda que nada
detiene”
“Satisfacción de la pulsión, no ya puesto en la demanda del otro, sino en relación al goce. La pulsión se
satisface, impersonal, la pulsión se satisface en el sujeto”
Montaje de la pulsión; es un montaje que se presenta primero como algo sin ton ni son. Tiene que ver con la
forma en que se ordenan los elementos de la pulsión que lacan subvierte de la forma que se venía pensando. Es
un armado, planificación, no es algo natural. Collage surrealista. Elementos; empuje, la fuente, el objeto y la
meta. Son disyuntos, aparecen como un conglomerado de partes.
Es el montaje a través del cual la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que
conformarse con la estructura de hiancia característica del ICC.
Y es un montaje pre-subjetivo, porque aparece aún cuando el sujeto del inconsciente no se ha constituido por
eso se lo denomina como sujeto acéfalo que, se opone al fantasma que es subjetivo es una construcción del
sujeto. Por ello, no posee ninguna “cabeza” que la comande.
Circuito de la pulsión;
Aim; es el camino que tiene que recorrer, es el trayecto.
Goal; es la meta. Es haber marcado un punto y con ello, haber alcanzado la meta.
Bord; borde, zona erógena.
Freud presenta la pulsión utilizando los recursos de la lengua, apoyándose en sistemas
lingüísticos; voz activa (pegar), refleja (pegarse) y pasiva (ser pegado). Lacan cambia esta
última por “hacerse pegar” destacando el carácter activo de la pulsión. Es así, que en este
tercer tiempo, Freud decía que aparece un sujeto, por lo tanto antes no había ninguno. Entonces el sujeto aparece
cuando la pulsión cierra su circuito y luego, vuelve sobre la fuente. “No hay ya un sujeto, el de la pulsión, sino
que lo nuevo es ver aparecer un sujeto. Este sujeto, que es propiamente el otro, aparece si la pulsión llega a
cerrar su trayecto circular. Solo con su aparición en el otro, puede ser realizada la función de la pulsión”.
“El sujeto se dará cuenta de que su deseo no es más que un vano rodeo para pescar, engarzar, el goce del otro,
en la medida en que al intervenir el otro, el sujeto se dará cuenta de que hay un goce más allá del principio del
placer”.
pá g. 26
Con respecto al fantasma, Lacan va decir que el tercer tiempo de la pulsión coincide con la posición de objeto en
el fantasma, es decir, que hacerse parte de la gramática de la pulsión se corresponde con una posición del sujeto
en el fantasma. El fantasma va a quedar constituido cuando la pulsión cierre su circuito, es decir, a nivel del
tercer tiempo. Por lo tanto, en el fantasma se produce la satisfacción pulsional.
“Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir”; todo el circuito pulsional se da porque
hay un Otro, el viviente se inserta en un universo ste, simbólico y es el agente, que va a ir haciendo la traducción
y es el encargado de producir ese doble corte; crear y agarrar todo lo que pueda ser traducido a palabras y en ese
mismo acto, queda por fuera un montón de cosas que es lo real. Entonces es en el campo del otro que se produce
objeto y sujeto, simbólico y real. Ese viviente se ingresa en un mundo del lenguaje y por eso se crea un
desgarramiento entre lo que accede al código del lenguaje y lo que no va a quedar. Y de eso que no queda
inscripto es de lo cual se soporta lo ICC, motoriza a la pulsión, es alrededor de donde giramos todo el tiempo.
¿Quién tiene el decir? El otro, que va a quedar soportado en un agente, que este ocupando el lugar del Otro. Y el
eco en el cuerpo, refiere al pasaje del cuerpo orgánico que queda perdido, y el cuerpo que se crea, que es el
cuerpo erógeno, pulsional. ¿Y cómo se crea ese cuerpo pulsional? Bordeando un objeto que no está. Todo se da
por acción del Otro.
La pulsión se satisface en un contornear. La pulsión sale de un borde que duplica su estructura cerrada, siguiendo
un trayecto que retorna y cuya consistencia solo puede asegurarla el objeto, el objeto como algo que de ser
contorneado. Esta articulación nos lleva a considerar la manifestación de la pulsión, el modo de un sujeto
acéfalo, pues todo en ella se articula en términos de tensión y su relación con el sujeto en tan solo de comunidad
topológica.
√ El matema, indica todas las relaciones posibles entre el sujeto y el objeto a ($<>a).
“El fantasma, es la posición subjetiva frente a los otros. El sujeto queda identificado a un objeto que se
hace ser en el fantasma. Retomando la gramática de la pulsión de Freud, el fantasma queda en el tercer
tiempo de la pulsión. El fantasma determina, incide sobre la satisfacción pulsional de cada uno, la forma de
gozar de cada uno es ordenada y regulada por el fantasma de cada uno. Da una manera de ser, uno se
ubica en un lugar”
El sujeto a menudo pasa desapercibido, pero allí está siempre, así sea en el sueño, la ensoñación, o cualquier
otra forma más o menos desarrollada. El sujeto se sitúa él mismo como determinado por el fantasma. De esta
forma, el fantasma es el soporte del deseo y no del objeto. El sujeto se mantiene como sujeto deseante.
El objeto del deseo, en el sentido corriente, es o un fantasma que es en realidad el sostén del deseo, o es un
señuelo. Los neuróticos se ubican como objeto en el fantasma, en función de haber leído la demanda del otro. Se
ofrece como objeto para completar al otro, se hace ser en el fantasma frente a la pregunta del deseo del Otro,
¿Qué quiere de mí?; “lo que me demanda”, ahí está la pulsión. El sujeto se puso en el lugar de lo que el Otro
demanda y esto lo responde por medio del fantasma.
Sé requiere que el Otro primordial esté en falta, que no sea un todo compacto, todo saber o todo goce, para que
sea posible que el sujeto emerja con su pregunta. Si el Otro desea es porque algo le falta. Cuando el Otro no se
presenta con su falta es llamado Goce en el lugar del Otro, si hay goce no hay campo de inscripción posible
para un sujeto. No se puede preguntar si el Otro se presenta como poseedor de todo saber, y así no habrá
emergencia del sujeto. El recorrido de la pulsión del niño se inicia con las demandas del Otro (pórtate bien,
pá g. 27
lávate los dientes, hace la tarea, etc.). En un principio somos hablados, las palabras son impuestas y es un trabajo
tomar la palabra. Se entra al campo del Otro como objeto, soy el objeto que tapa la falta en el Otro, y se sale de
allí como sujeto.
El objeto es lo que más distingue a una pulsión de un instinto, porque es lo más variable. El instinto es fijo, el
objeto en la pulsión es variable. El objeto de la pulsión, con el cual el sujeto goza se fija en el fantasma, y esto es
el problema del fantasma, la fijación del objeto de la pulsión en la fantasma, el objeto que debería variar queda
fijado. Debido a esto el sujeto se hace representar en su vida de una manera fija y estereotipada. El sujeto queda
fijado a una modalidad de goce (se hace cagar, es la muñeca de mamá, es la oreja muda de todos, etc.). El
problema del fantasma es que nos deja ubicados en una misma posición ante los distintos avatares de la vida. Por
ello en análisis hay que construir el fantasma, ver cuál es modo fijo de goce, y así hacer que el sujeto lo descubra
y pueda decidir en base a su saber acerca de él, si seguir en esa posición fija o modificarla.
¿Cómo encuentra el niño el significante que señala el goce en el Otro, o lo que le falta al Otro? Molestando, por
medio de las preguntas. Y por más que se le responda siguen preguntando, porque no buscan la respuesta, buscan
la imposibilidad de la respuesta, buscan capturar qué es lo que le falta al Otro, y allí donde algo falte será donde
podrá alojarse el niño e ingrese al campo del Otro.
¿Cuál es la importancia de extraer este significante sin sentido? Si el sujeto puede hacer ese recorte, ya dejara de
ser el objeto a del Otro, dejara de ser el objeto que obtura su falta para el pasaje al acto inaugural y estructural.
Cuando perciba que hay falta en el Otro pasará a hacerse representar como un objeto de goce exclusivo, y
posteriormente cada vez necesitará menos el apoyo en el Otro, y pasará a apoyarse en su propia construcción
fantasmática.
Lograr armar un fantasma es separador respecto del Otro. Entre el niño y el Otro media la respuesta
fantasmática, y así deja de ser el objeto del Otro, y emerge como falta en ser, sujeto divido. El sujeto no
solamente es lo que representa a un ste para otro ste, no solo es lo que está entre ste. Sino que el sujeto es objeto,
tiene una cara ste y una cara objeto.
Lacan dice que el fantasma es un listo para llevar. Como una prenda confeccionada con significantes, y un
objeto. Al fantasma se lo lleva puesto, en las escenas de nuestra vida. El analista hace que ese fantasma pase de
un “listo para llevar”, a uno que posea el propio estilo singular del sujeto.
El fantasma permite:
● La separación del Otro.
● La orientación en la realidad.
pá g. 28
Tres posicionamientos ante el deseo, tres modalidades patológicas que tiene el sujeto de posicionarse como
deseante:
● Al modo insatisfecho, modo característico de la histeria.
La relación del fantasma y el síntoma en cuanto a cómo se posiciona el sujeto en relación al deseo. Al fantasma
hay que atravesarlo, no destruirlo, esto podrá darse en la larga travesía de un análisis donde se le podrá dar al
fantasma mayor flexibilidad respecto a cómo se posicionará el sujeto en diversos escenarios. Para que el sujeto
pueda dar otras respuestas a los acontecimientos de su vida.
-El fantasma cubre lo real, el horror de lo real, que sólo puede ser abordado de a poco, de a pedazos, y nunca
completamente.
-El fantasma implica estar bajo la instancia tutelar del padre, por tanto si el fantasma no es atravesado, aún
siendo adulto en edad, se seguirá en posición infantil.
Entonces;
√ El fantasma es el sostén del deseo. Da la posición al neurótico con respecto al deseo. El fantasma da una
respuesta de cómo posicionarse ante el deseo del otro.
√ El fantasma regula el goce. Regula un modo de gozar. Se ve en la repetición, en qué lugar queda el sujeto en
el Otro. El Otro es producto de que el sujeto repite. Lo que se repite en el discurso nos da la dirección de la
cura. En la repetición vemos el goce. El modo de goce, es el modo de satisfacción pulsional.
√ Cuando hay un desfallecimiento de la cobertura fantasmatica, vacila, trastabilla, se angustia. Cuando no sé
que soy para el otro.
pá g. 29
→ Resumiento; se parte de una necesidad (flecha hacia arriba). Luego se inserta en el mundo simbólico- A-
pero con un resto. Algo de la necesidad se logra traducir a los significantes y se forma un sujeto, pero hay
algo que no se traduce. Eso es el objeto a. Y la diferencia produce el deseo.
pá g. 30
($<>D); Pulsión. El Otro hace la traducción significante y oferta un objeto. Pero la particularidad es que ese
objeto que el Otro me dé a mi pulsión, nunca va ser el objeto que verdaderamente
me falta, porque está perdido por estructura. Es en el recorrido pulsional, que
primero se crea la ilusión de que va ser el objeto que me complementa pero al
bordearlo me doy cuenta que no, y vuelvo a la fuente, en esa confirmación
permanente de que no es el objeto, se va creando el sujeto. Porque la condición
para que sea cree un sujeto es que haya un objeto perdido, que le falte y por eso se
ubica la pulsión. Es la manera de escribir la falta del objeto del lado derecho. La
pulsión muestra que el objeto falta por estructura. El sujeto se dirige al otro
pidiéndole el objeto, le demanda al otro que le responda.
Fantasma en la neurosis; hace un cortocircuito. Es una respuesta anticipada por el
deseo del Otro, para no ver la castración simbólica. Esto le permite sostener la
ilusión de completud. Sostenerse ahí en ese detenimiento, es hacerse demandar
por el Otro y eso le permite quedarse detenido.
¿Hacernos demandar por Otro qué? Que nos prohíba algo que es imposible por estructura. El neurótico se
hace prohibir por Otro, algo que es imposible.
Fin de análisis; apuntar atravesar el fantasma, y poder acceder a la falta, la castración simbólica que es por
estructura. Así nos enfrentamos con el significante de la falta en el Otro. Gracias a la falta se puede realizar el
movimiento del deseo.
Síntoma; es el significado del Otro, S(A). En instancia de la letra decía que el síntoma es una metáfora,
donde las metáforas son sustituciones de significantes que se cambia un significante por otro significante. La
metáfora por excelencia de la neurosis, es la metáfora del nombre del padre. N del P sustituye al deseo de la
madre. Este deseo le daba un significado al hijo.
El síntoma, refuerza ese significante del N del P, porque esa operación que resta al hijo del deseo de la madre,
siempre tiene fallas. El síntoma refuerza la función fallida del N del P.
Relación entre síntoma y fantasma; soluciones de compromiso para no confrontar con el significante de una
falta en el Otro. En el análisis, se parte del síntoma porque es lo que el sujeto trae, se hace hablar ese síntoma,
para poder atravesar el fantasma. En análisis se visualiza como se representa el sujeto a ese Otro que lo hace
demandar y que lo mantiene alejado a su deseo, se trata de atravesar todo esto, para llegar al significante de la
falta en el Otro que tiene que ver con reforzar la castración simbólica.
El síntoma esta comandado desde el fantasma. El fantasma comanda la creación de síntomas, el síntoma es
una formación de compromiso entre la pulsión y la defensa, implica la satisfacción sustitutiva de una
moción pulsional, es una formación del inconsciente como los sueños, los lapsus, los fallidos y los chistes,
pero a diferencia de ellos el síntoma se caracteriza por su fijeza, por la fijación continua de un goce.
En el análisis no hay que eliminar el goce, hay que transformarlo de enemigo de la vida a amigo de la vida,
reciclar el goce podrido para que este ya no se interponga entre el sujeto y su deseo (saber hacer con el
síntoma). 2 formas de fin de análisis; atravesar el fantasma y saber qué hacer con el síntoma.
UNIDAD 6- Los cuatro discursos
Bibliografía;
° Lacan, J. (1969-70) El Seminario17. El reverso del psicoanálisis. Cap. 1 (Punto 1, 3 y 4). Cap.2 (punto 1 y
2). Capítulo 3 (punto2 y 3). Cap. 7 (pp. 109 - 110). Cap.10 (pp.158-159).
Objetivos; la formalización de los cuatro discursos.
Contenidos; Los cuatro discursos como forma de matematizar la transmisión psicoanalítica: amo,
histérico, universitario y analítico. Matemas de los cuatro discursos.
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Un discurso está ocupado por 4 lugares que tienen elementos; los toma desde el
concepto del significante “un significante representa a un sujeto para otro
significante”. A este nivel de estructura significante, todo lo que debemos saber es
cómo opera. Así somos libres de ver qué ocurre si escribimos las cosas de tal
forma que se dé a todo el sistema un cuarto de vuelta. Cuando se realiza esta operación, se obtiene cuatro
estructuras.
Esta fórmula dice que en el preciso instante en que interviene S1 en el campo ya constituido por los significantes
en la medida que se articulan ya entre ellos como tales, al intervenir sobre otro, sobre otro sistema, surge esto, $,
el sujeto en tanto dividido. En este trayecto surge algo que se define como perdida, esto es lo que designa la letra
que se lee como objeto a.
La pérdida de objeto, es también la hiancia, el agujero que se abre a algo que no se sabe si es la representación de
la falta de goce, que se sitúa por el proceso del saber en tanto éste adquiere un acento muy distinto, porque desde
entonces es saber escandido por el significante.
Distintos tipos de saber; saber hacer, saber epistémico y saber no sabido. El saber se diferencia del goce. El
saber es todo aquello que el significante logra capturar y el goce queda por fuera en el campo de lo real, aquello
que el significante no logra capturar.
-Lo representa con cuatro matemas que tiene cuatro términos, que muestran las posiciones relativas: agente, el
otro, el producto y la verdad – esos lugares son ocupados por cuatro elementos cuyos símbolos son: S1 , S2 , $, a
– los lugares siempre son fijos lo que va rotando son los elementos en el sentido inverso de las agujas del reloj
para formar el matema de cada discurso.
- En los matemas del Discurso los lugares o fases son inamovibles: *la dirección de la flecha es lo que
determina* un “agente” que se dirige a un “otro” para provocar un efecto (flecha en sentido izquierda a
derecha), genera “la verdad” y como efecto aparece “el producto”(flecha en sentido derecha a izquierda)
Agente: arriba a la izquierda, es el orador del discurso. Está determinado por la
verdad pero no sabe nada de ella porque esta reprimida. Y se dirige al otro, una
relación insatisfactoria, de la impotencia, porque siempre algo va faltar. Y se
produce la producción. // otro: arriba a la derecha, es a lo que se dirige el
discurso // producción: abajo a la derecha, esto es lo que ha creado el discurso, lo
de afuera, el efecto //verdad: abajo a la izquierda, esto es lo que el discurso intenta expresar, el sujeto no tiene
acceso a eso, es lo reprimido, oculto por eso está abajo en el matema con la barra de la represión. Esta verdad
determina al agente. // entre producto y verdad aparece una doble barra, indica “la imposibilidad” porque hay
algo inaccesible al campo del saber, los elementos tiene sus límites y aparece algo de lo Real. Imposibilitado por
la barra de la represión y por la doble barra de la imposibilidad.
-Las cuatro variables o elementos que ocupan estas posiciones son: S1: es el rasgo unario, es la primera marca
del SGTE, es el significante que inaugura lo Simbólico y al mismo tiempo lo Real (no todo queda inscripto en
SGTE) // S2: el conocimiento, es la batería de SGTEs que ya existe, son todos los SGTEs, toda la relación entre
SGTEs produce un sentido vinculado “al saber” // $: el sujeto barrado, el sujeto dividido, el sujeto marcado por
los SGTEs // a: el objeto perdido, el “objeto a”.
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El S2 pasa al lugar del agente (profesor). Ocupa el lugar dominante en la medida
que el saber ha ido a parar al lugar del orden, del mando, al lugar ocupado en un
principio por el amo. Es un todo saber, esto se produjo por la filosofía que arranco
al esclavo su saber y lo transformo en un saber epistémico, fraccionado. En el lugar
del agente se ubica el saber, se trata de un querer saberlo todo que se dirige al objeto del conocimiento
(estudiante), donde se recibe el saber. Es un objeto distinto al objeto del psicoanálisis, porque la ambición de
ese saber universitario es querer saberlo todo. Se dirige al objeto queriendo capturarlo todo. Por lo tanto se
produce un $ ya que hay una imposibilidad, siempre aparece algo nuevo. Hay algo de ese querer saberlo
todo, que se nos escapa y nos deja en falta.
Lo que desconoce todo ese saber es aquello que lo condiciona, el S1 (marca que el lenguaje produce en los
seres humanos desgarrando lo instintivo, lo natural y nos introduce en este universo simbólico). Esto lo
desconoce el agente universitario, esa determinación que está pegada a lo real.
A LACAN; al echarlo de la organización, comprobó que su enseñanza no era universitaria. Lacan llega llamar
su enseñanza “anti universitario”. Porque su forma de enseñar es distinta, no estuvo a las órdenes del amo del
saber.
Discurso analítico;
Este es la verdadera subversión respecto al discurso amo. Es darlo vuelta al discurso
del amo. El discurso del analista está en las antípodas del discurso del amo.
El saber en el lugar de la verdad, es un saber no sabido. Al quedar en un lugar de la
verdad, siempre queda con un resto, no es posible verlo todo. Lo que se espera de un
psicoanalista es que haga funcionar su saber cómo termino de verdad, por eso es lo que se “encierra en un medio
decir”; la verdad es un medio decir, es media dicha, porque no se puede decir todo.
El analista en el lugar de agente que pretende ubicarse como objeto causa de deseo, es decir, como causando el
deseo del analizante, causando que el analizante quiera analizarse. El objeto designa algo opaco, oculto. El
analizante no sabe nada del deseo del analista en cambio, el analista es aquel que tiene “un supuesto saber algo”.
Debido a que en el lado del analista, se encuentra el saber (ya sea el saber supuesto o el que obtiene del
analizado). Sin embargo, no transmite saber, no dando una respuesta, sino poniendo a la falta por estructura en el
centro. Se dirige a un $, no al yo. El analista apunta al no saber, que la persona tenga más preguntas que
respuestas. De toda esa relación se produce el S1, se trata de rescatar en esa persona particular, cuales fueron
esas marcas.
Distinto es que en el discurso del amo ubica como centro a ese sujeto que sabe todo, un yo completo, pero en
este discurso ubica como centro a la falta.
Discurso histérico;
En el lugar del agente se encuentra el $(histérica). El analista apunta que haya un $, no
quiere que haya un yo y para que aparezca un sujeto que se pueda interrogar.
Histerizar el discurso es poder colocar en el lugar del agente, el $, es decir poder
quedar interpelado por la división subjetiva, es el sujeto que se pregunta por su
división. De tanto preguntarse el sujeto va produciendo los S1, esas marcas singulares de su historia que se
arman y se construyen en el análisis. Y a partir de esas marcas se produce un saber no sabido.
En el discurso de la histérica, la vemos aparecer bajo la forma del síntoma. Se sitúa y se ordena alrededor del
síntoma. Es decir, presenta su síntoma al otro (s1), al analista, que cree que es el amo y lo que la histeria quiere,
es un amo. Debido a que s1 es el significante amo y busca ese significante. Entonces el síntoma se dirige al s1,
en el lugar del otro, está el significante amo.
En el lugar de la verdad está el objeto a que resta, que falta, no ingresa al campo de lo simbólico. Que todo el
tiempo va a estar causando la división del sujeto, no podemos saberlo todo. Su verdad, es que le es preciso ser
objeto a para ser deseada, causar el deseo del otro, goza en la satisfacción.
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