Objeto, Sexo y Sublimación

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EL OBJETO PARA EL PSICOANÁLISIS DEL 2000

Introducción

El presente articulo busca rastrear qué se entiende por objeto en psicoanálisis del año
2000 a la fecha. Para poder hacer dicho recorrido me he valido de los artículos que han
sido publicados en diversos medios académicos, con el fin de encontrar allí la actualidad
del tema que he decidido investigar, de forma tal, que la revisión hecha en el presente
artículo es el resultado de la lectura y contraste de los materiales encontrados, para
poder llegar finalmente a una definición de ¿qué se entiende por objeto en el
psicoanálisis actual?

El objeto y su existencia.

La idea de objeto en psicoanálisis surge para dar peso y existencia al circuito pulsional,
es decir, sin el objeto el circuito de la teoría pulsional de Freud pierde aquello que causa
que la pulsión y la libido, se queda sin uno de los cuatro elementos que lo permiten:
empuje, fuente, objeto y destino “Las pulsiones (reproducen/compensan) la relación del
sujeto con el objeto perdido” ( Del trieb de Freud y el deseo del psicoanalista , escritos
II.CITADO POR COLETTE SOLER EN EL ENCUERPO DEL SUJETO CUANDO
HABLA D ELA PULSION DE MJUERTE) La pulsión entonces es un concepto que da
forma al objeto, es a través de ella que el objeto existe, pues ésta recorre al objeto para
devolverse al sujeto.

En primer lugar aparece como algo paradojal (paradojasdelobjeto). El objeto falta pero a
su vez el objeto aparece de forma alucinatoria en el deseo ( Enrique acuña, paradojasdel
objeto pag. 9), el objeto le pertenece al sujeto, pero a su vez le es extraño (pg, 10
paradojas del objeto)

El objeto está vinculado a la ciencia y sus usos, pero también a una forma de concebir
en pscioanáliss un objeto que concierne al sujeto, que no es técnica . Die Sache, Die
objekt y Das ding son términos utilizdos por Freud para nombrar lo que tiene que ver
con el objeto, el primero simbólico en la fantasía, el segundo imaginario y el tercero
real. (parajoasdelobjeto Enrique acuña)

“Freud extrae seno y heces del campo del estudio de las neurosis; en cambio, Lacan extrae los
objetos voz y mirada del campo de la psicosis” pag 21 paradojasdelbjeto.
Existen para el actual ´sicoanálisis conco formas del objeto: voz, mirada, falo, heces, seno.

Con la mirada se establece que es el objeto que por excelencia ubica al sujeto como objeto,
pues allí se trata de pensar que es más mirado por el mundo que mirado por si mismo, es ciego
para si mismo. En ese orden de ideas el sujeto es objeto a su vez. Por estar también afuera, el
objeto tiene que ver con la causa de la realidad, cuestionando si existe o no, si puede
positivizarse el objeto causa de deseo siendo este paradójicamente ausente y vacío.

El objeto de la satisfaccipon pulsional no es el mismo del amor, el primero es parcial,


puede cambiar y el segundo es único, familiar. Por lo tanto la idea es plantear que el
objeto de la pulsión y el del amor son recorridos de forma distinta por la misma
pulsipon o la libido. ( recalcati en su conferencia magistral, iniciando) (el amor y le
objeot paradojas del objeto) En la relectura a Freud, plantean la dos vías del objeto, la
anaclitica, que s eapoya en el otro y la narcisista.

Por ultimo se sigue planteando que el objeto a en el dispositivo anañitico lo encarna el


analista, atravesado por un análisis y que causa en el otro un deseo de saber por
suinsocnciente.

El objeto es resto del encuentro con el significnate, que interviene sobre la libido y
arroja un quantum fuera de la organizacipon libidinal, es algo no simbolizado, está por
fuera de la lívido narcisista y la libido de objeto ( paradojasdelobjeto pag 35) El objeto
también aparece en el amor.

El objeto también es tomado para referirse a lo que se desprende de la actividad de los


artistas, de sus trabajos y obras de arte.

El objeto de arte | Arte y Psicoanálisis - ElSigma

El objeto ha permitido grandes alcances clínicos particularmente en la clínica d ellos


duelos y la melancolía, en cada uno tratado de forma distinta, en el duelo parece posible
ceder el objeto, en la melancolía por ser del orden de la psicosis, ésta cesión del objeto
parece mucho más dolorosa, esto es trabajadao en LA MODA NEGRA, DUELO Y
MELANCOLÍA.
Se retoman aportes postfreudianos sobre el objeto ene l duelo , principalmente de
Anraham y Melanie Klein, los cuales enfatizan los vinvulos primeros del sujeto con la
madre. LA MODA NEGRA PAG 63

Duelo y objeto (aacademica.org)

VAN 8 ARTICULOS

MÁS UN LIBRO LA ER´ROTICA DEL DUELO EN TIEMPOS D ELA MUERTE


SECA.

9 REFERENCIAS.

¿Qué relación pueden tener dos conceptos psicoanalíticos con el sexo y la sexualidad?
Son dos conceptos del psicoanálisis que merecen una revisión a la luz de la clínica. A
diario los psicoanalistas nos vemos confrontados con las nuevas formas de sexualidad y
los usos que se hacen del cuerpo en el acto sexual.

Sexo y la sexualidad.

El objeto

Pocas veces puede uno plantearse el encuentro con el objeto, incluso parece algo del
orden de lo imposible ¿por qué? En la teoría psicoanalítica el objeto inicialmente se
plantea como perdido. En el proyecto de psicología para neurólogos, Freud retoma el
lugar del objeto y su proximidad con el sujeto, no sin plantear que el primero se
encuentra afuera del sujeto y que se espera de él una acción específica, por ejemplo,
calmar el hambre a través del alimento. Ese mismo objeto es el que Lacan pone
entredicho en el seminario 4, partiendo de la posible relación de objeto que un sujeto
pueda tener con él. Por medio de la relación que el niño establece con la madre y el
lugar del objeto en la neurosis y la perversión, Lacan afirma aquí que “el objeto es
exactamente nada. Es un viejo vestido raído, una antigualla.” (Seminario IV. La relación
de objeto, pag 196. Edición Paídos). Es decir, en ese encuentro entre el sujeto y su
objeto hay una nada en juego.
La preocupación de Lacan por el lugar del objeto en psicoanálisis no parte de aquí, ya
en seminarios anteriores ha puesto al yo como otro objeto en la teoría y la experiencia
analítica, desplegando todo el estatuto imaginario del mismo, de ahí que uno pueda
hacer una lectura con los tres registros: real, simbólico e imaginario sobre el objeto en la
teoría lacaniana. Esto último se sustenta en que Lacan a la altura del seminario 10
propondrá la caída de este objeto a partir de la división subjetiva, por lo tanto, este
objeto ya no es algo explícitamente fuera del sujeto como se puede pensar con Freud en
el proyecto de psicología, sino que se encuentra entre él y el Otro que lo introduce a la
cultura. Precisamente, es en ese seminario y luego de pasar por sus elaboraciones en el
seminario 7 sobre Das ding, que vuelve sobre el Unheimlich freudiano, aquello familiar
que se puede tornar extraño, ominoso; una dimensión distinta del encuentro con el
objeto que no se encontraba en sus elaboraciones previas.
Con lo anterior, se hace más palpable este cambio de perspectiva del seminario 4 al 10,
cuando rescata de la pluma de Freud sus elaboraciones sobre lo ominoso y le da una
dimensión de encuentro al sujeto con su objeto, ya no se trataría solo de ese objeto
como nada, sino del encuentro del sujeto con esa nada. El objeto ya no es una nada sin
presencia, ahora a la altura de este seminario empieza a tener una presencia angustiante,
lo que se puede encontrar en él es el horror de la nada.
Se trata entonces de dimensionar las consecuencias del encuentro del sujeto con el
objeto, y esto implica ir más allá de la definición del objeto en psicoanálisis, sin que
esto último deje de ser importante pero no concluyente. Para Diana Ravinovich, el
objeto, es objeto a y es “ya residuo, resto, de la división subjetiva. Pero es aún
significante, además de imaginario. Se ubica en el intervalo significante y su estructura
es la del corte” ( pag 142 el concepto de objeto en psicoanálisis, versión digital) Con el
agregado del a como objeto, se introduce una idea de presencia del objeto, se puede
articular ahora como a y no como cualquier objeto, ya sea los del mundo o los del
sujeto: mirada, heces, falo, seno, voz.

Con lo anterior quiero indicar que si bien el objeto ha sido pensado como perdido, como
nada y como un vacío inconmensurable, este a su vez puede materializar esa nada o
encarnarla, por ejemplo, al objeto mirada lo soportan los ojos; de la misma manera al
objeto a en la experiencia analítica lo soporta un analista. Por otra parte, está ese objeto
de la angustia, que, por ejemplo, ya no seria los ojos como soporte sino como horror, es
el caso de quién se saca los ojos y dice verlos tirados en el suelo sangrantes, la mirada
hace presencia aquí en su forma real.
La especificidad del a entonces es capturar algo del orden del encuentro para el sujeto,
de la dimensión de lo inconmensurable, de eso íntimo, pero a su vez extraño que trae
nuevamente Lacan de Freud y lo ominoso. Ahora bien, resulta paradójico ver como el
mismo sujeto en algún momento es objeto. Aquel que se dirige al objeto encuentra una
mano que también puede tomarlo por objeto, es ahí donde el horror o la angustia nos
invade, cuando somos objeto de una voluntad desconocida.
Esto nos lleva al encuentro que interesa al psicoanálisis, al del sujeto con el trauma y
con la Cosa, provenientes de lo real. (Colette Soler pag 46, de un trauma al Otro).
Esto puede ser ubicado de forma topológica, es decir, pensando el trauma como un
agujero, como “troumatismo” a propósito del juego de palabras que Lacan utiliza para
resaltar en el idioma Francés el lugar del agujero que tiene el trauma en la experiencia
humana, agujero que cuando es traumático expone el campo del goce del sujeto, de la
Cosa en sí que Lacan ubica del lado del sujeto y que para Colette Soler hace solo parte
del sujeto, no del Otro (pag 65, de un trauma al Otro), razón por la que le parece que
desde Freud la pregunta con el objeto ha sido “¿cómo puede uno salirse de sí mismo
para desear algo afuera? “ ( pag 72, De un trauma al Otro) y por eso aquí Cosa y objeto
no son lo mismo, de acuerdo a los planteamientos de Soler. El objeto pasa por el
discurso no por el lenguaje o lalengua.
Que Colette Soler introduzca el objeto como parte del discurso nos lleva a plantearnos
el lugar del objeto en los cinco discursos que Lacan estableció.

La construcción de estos discursos , ubica al objeto en función de cuatro lugares que se


van desplazando en el sentido de las manecillas del reloj. Así, el objeto a en el discurso
del analista es el agente, aquel que produce y direcciona un trabajo sobre el sujeto
divido por el Otro vía la cadena significante, la cual tiene por producción debajo de ese
trabajo al S1, al significante 1, pero, al parecer este saber no logra conectarse con la
verdad, no hay una flecha de la producción que se dirija a la verdad, en cambio, se
dirige al agente nuevamente. La verdad aparece debajo del agente dirigiéndose a él. Si
el analista es entonces la encarnación de ese objeto a y agente del análisis, la verdad se
dirige a él como S2, como un saber sobre esa verdad. Quizá ahí se ubique la pregunta
por el paso del sujeto como analizante a analista, es decir, atravesado un análisis, el
analizante ya sabe algo de su inconsciente ¿pero sabe cómo producir ese saber? Dejo
abierta la pregunta.

El sexo no es un concepto psicoanalítico, pero si es para Freud el origen y causa de la neurosis,


claro está que se dice más que es la sexualidad la cusa de la neurosis, no el sexo a secas, este
último pertenece al terreno de lo que él llamaba el coito¸ sin embargo, luego Lacan afirmó
sobre el dispositivo analítico “En él se habla de coger, y se dice que la cosa no va” ( Colette
Soler; la maldición sobre el sexo p. 9) . El sexo a secas que se prolifera en los goces de los
cuerpos atravesados por las redes sociales y una imagen especular nueva, distinta,
traumatizada e hipersexualizada, nos habla de un real que aún es chocante hasta para los
mismos analistas, que aterrorizados por los excesos prohíben al paciente estar en orgias
o definirse como promiscuos.

. Por último, la sublimación, ese destino de la pulsión que muchos creyeron la


desexualizaba, quitándole sexo y erotismo, pero que Lacan volviendo a Freud encuentra
que el debate con Jung sigue vivo ¿cuál es el fin con desexualizar la libido y la pulsión?

Advierte Freud en lo ominoso sobr el intereés del psicoanalista sobre la estética, y dice:,,,,

La plasticidad del objeto en la vida erótica y sexual hace que se preste para el encuentro
y desencuentro sexual escuchado en la cotidianidad de la clínica. Cada vez se suman
más personas a lo irremediable del encuentro sexual: es imposible, no es plenamente
satisfactorio, se agota fácilmente y se necesita de su parcialidad con recurrencia, todas
formas del vacío con el que los enfrenta la realidad del objeto. Esto termina
transformándose en síntomas: adicción al sexo, eyaculación precoz, inapetencia sexual,
pánico al encuentro sexual, asexualidad, entre otras muchas formas de nombrar lo que
cada quién hace con su vida erótica y con el sexo a secas, al que ahora llamamos casual.

en la Continuación de las lecciones' de introducción al psicoanálisis {Meue Folge


der Vorlesungen zur Einfiihnmg in die Psychoanalyse, 1932)?: «Llamamos sublimación
cierto
tipo de modificación del fin y de cambio del objeto, en el cual entra en consideración
nuestra valoración social» (2).

Rilke afirmaba algo: “Verdaderamente la vida creativa está muy cerca de la sexual, a su
dolor y placer, de sus voluptuosidades” ( Cartas a un joven poeta, pag 21). No es en
vano que sea un poeta quién lo diga, dado que, es el poeta quien nos devuelve al
carácter creativo y reproductivo del sexo y la sexualidad. El origen de la vida se
encuentra allí, en el acto sexual, incluso para el donador de esperma, que, aunque su
actividad sea tan solitaria, necesita la maduración del esperma vía la contención y la
excitación sexual, quizá por eso el camuflaje para Lacan tenía que ver más con la
provocación y la libido, que con la adaptación (CITA DEL SEMINARIO 11).

En el caso del hombre de los lobos, Freud se interesa mucho por la escisión (spaltung)
que el sueño había producido en el paciente y que posteriormente vendría a conectarse
con la historia de los 7 cabritos o la vida de Cristo, llamando a esto último, las
sublimaciones sádicas y masoquistas del paciente.

Por otra parte, ya en Tótem y tabú Freud llama la atención sobre el modo en que los
pueblos originarios concebían el arte:

Por ultimo los cuatro pintores que nos han acompañado hoy: Frida Kahlo , Van Gogh,
Hokusai y Lucian Freud, nos vienen a enseñar que no se trata de desvincular el sexo, la
sexualidad y el erotismo de la sublimación, hay otra cosa en juego, y ponen en el cuadro
la mirada de eso que no queremos ver y está velado.

La sublimación, tiene que ver con algo de la necesidad por crear un sinthome, que cree
otra forma totalmente desvinculada de un diagnóstico psiquiátrico, o de una estructura
clínica, porque aquí ya no se trata de vivir con el síntoma sino con la creación y esto
implica un ardúo trabajo sobre e objeto que causa y exsacerba al sujeto. Lucian Freud
necesitaba conocer e intimar con las personas que retrataba, más que su desnudez,
pintaba su intimidad, la cuál en esa condicipon se le hacía más a fin a la condicipon
animal, por otra parte gastaba todo su dinero, no quería ahorarse nada, sentía que eso
esgrbaba su proceso de creación, parece entonces que lo necesario es ese vacío del
objeto, seguir trabajando sobre esa falta que está más allá del velo y el objeto. Entonces
el sexo como la vida misma, palpita y angustia al sujeto porque en él también está
escrita la falta.

Por otra parte, parece que hay que volver a la idea freudiana del arte que convoca, y ala
del arte que transforma lo abyecto en otra cosa. La fascinación por el vacío y lo absurdo
ya no es suficiente.

El problema de la sublimación

Referencias

Sigmund Freud. (1866-1899). Proyecto de psicología para neurólogos. Tomo I. Traducción de


James Strachey. Amorrortu Editores. Buenos Aires, Argentina.

(1939). Moisés y la religión monoteísta. Traducción de James Strachey. Amorrortu


Editores. Buenos Aires, Argentina.

Diana Rabinovich. (1988). El concepto de objeto en la teoría psicoanalítica. Sus incidencias en la


dirección de la cura. Editorial Manantial. Buenos Aires, Argentina.

Tomás Eloy Martinez. (1998). Lugar común la muerte. Editorial Planeta. Bogotá, Colombia.

Jacques Lacan. (1957). El seminario. Libro 4. La relación de objeto. Editorial Paidós. Buenos
Aires, Argentina

(1960). El seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis. Editorial Paidós. Buenos Aires,
Argentina

(1962) El seminario. Libro 10. La Angustia. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.

Oé, Kenzaburo (2011). Cuadernos de Hiroshima. Editorial Anagrama S.A. Barcelona, España.

Ibuse Masuji. (1966). Lluvia Negra. Traducción de Pedro Tena. Editor digital: Titivillus ePub
base r1.2.

Charles Pellegrino. (2011). El último tren de Hiroshima. Los sobrevivientes recuerdan el pasado.
Grupo Editorial Norma. Bogotá. Colombia.

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