Casa Del Infinito
Casa Del Infinito
Casa Del Infinito
Allí hemos levantado una casa como si de un muelle frente al mar se tratara. Una casa que
es un podio coronado por un plano horizontal superior. Sobre ese plano horizontal rotundo,
despejado y desnudo, nos situamos frente al horizonte lejano que traza el mar por donde se
pone el sol. Un plano horizontal en alto, construido en piedra, en travertino romano, como si
fuera de arena, un plano infinito frente al mar infinito. Nada más y nada menos.
Para materializar este plano horizontal elevado, que es la estancia principal de la casa,
construimos una gran caja de 20 metros de frente y 36 metros de fondo. Y bajo los primeros
12 metros excavamos dos plantas en el sólido capaz de piedra para desarrollar todo el
programa de la vivienda.
Los romanos estuvieron allí hace un puñado de siglos. Bolonia, las ruinas de las factorías
pesqueras romanas donde elaboraban el garum y levantaron algunos templos a sus dioses,
está a la vuelta de la esquina. En su honor hemos construido nuestra casa, como una
acrópolis en piedra, en travertino romano.
Para que esa plataforma tenga más fuerza incorporamos todo el terreno hasta el muro de
entrada que nos separa de la calle, también en travertino romano. La entrada a la casa,
traspasado este muro, se hará “en trinchera” por unas escaleras excavadas en el plano de
la plataforma.
Un poeta griego, diría que éste es un verdadero temenos, el lugar donde, según la
mitología, los dioses se encuentran con los hombres.
Sobre la desnuda plataforma de piedra, tres muros nos guardan la espalda y los costados
protegiéndonos del fuerte viento allí dominante. A veces pareciera que alguien allí abriera el
odre de los vientos de Eolo. Los mismos vientos que empujaron la embarcación de Ulises
en su nostos.
Allí hemos levantado una casa como si de un muelle frente al mar se tratara. Una casa que
es un podio coronado por un plano horizontal superior. Sobre ese plano horizontal rotundo,
despejado y desnudo, nos situamos frente al horizonte lejano que traza el mar por donde se
pone el sol. Un plano horizontal en alto, construido en piedra, en travertino romano, como si
fuera de arena, un plano infinito frente al mar infinito. Nada más y nada menos.
Para materializar este plano horizontal elevado, que es la estancia principal de la casa,
construimos una gran caja de 20 metros de frente y 36 metros de fondo. Y bajo los primeros
12 metros excavamos dos plantas en el sólido capaz de piedra para desarrollar todo el
programa de la vivienda.
Los romanos estuvieron allí hace un puñado de siglos. Bolonia, las ruinas de las factorías
pesqueras romanas donde elaboraban el garum y levantaron algunos templos a sus dioses,
está a la vuelta de la esquina. En su honor hemos construido nuestra casa, como una
acrópolis en piedra, en travertino romano.
Para que esa plataforma tenga más fuerza incorporamos todo el terreno hasta el muro de
entrada que nos separa de la calle, también en travertino romano. La entrada a la casa,
traspasado este muro, se hará “en trinchera” por unas escaleras excavadas en el plano de
la plataforma.
Un poeta griego, diría que éste es un verdadero temenos, el lugar donde, según la
mitología, los dioses se encuentran con los hombres.
Sobre la desnuda plataforma de piedra, tres muros nos guardan la espalda y los costados
protegiéndonos del fuerte viento allí dominante. A veces pareciera que alguien allí abriera el
odre de los vientos de Eolo. Los mismos vientos que empujaron la embarcación de Ulises
en su nostos.
Querríamos que esta casa fuera capaz no sólo de detener el tiempo, sino además de
permanecer en la memoria y en el corazón de los hombres. La casa del infinito.