Lexicologías Material de Clases

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UNIDAD 1.

La lexicología y su campo de estudio


Objetivo:

Reconocer las etapas del aprendizaje de la lectoescritura a través del estudio del proceso de
aprendizaje del lenguaje oral al escrito a fin de demostrar la importancia de la didaxis durante el
mismo.

1. Lexicología y semántica

La semántica es la ciencia que se ocupa de los significados de las palabras de una lengua y de
los cambios de significado que éstas experimentan. Por ello, podemos decir que hay una
semántica sincrónica, que estudia las agrupaciones de palabras en sus significados en un
momento determinado, agrupando las palabras en campos semánticos y una semántica
diacrónica, que estudia los significados de las palabras a través del tiempo, es decir, los cambios
de significados, creación de nuevas palabras, desapariciones etc. En la historia de una lengua, el
término Semántica fue acuñado en 1897 por el gramático francés Michel Breál.

Por su parte la lexicología se refiere al estudio de las unidades léxicas de una lengua y de las
relaciones sistemáticas que se establecen entre ellas.

Tareas de la semántica léxica:

 Caracterizar el significado de las palabras


 Dar cuenta de las relaciones de significado entre las palabras

• hombre-persona

• caballo-córcel

 Caracterizar los distintos tipos de significado.

• amagar- hacer finta Diferencia social

• fresa-frutilla Diferencia geográfica

 Variación contextual del significado. El significado de las palabras varía en mayor o


menor medida según el contexto en el que aparezca.

(1) Juan se fue de jarra (Juan fue a beber alcohol)

(2) Juan empezó el libro (empezó a leer, a escribir, empezó a armar)

El cambio semántico. Las palabras amplían sus significados y adquieren contenidos nuevos para
adaptarse a las nuevas realidades. Por ejemplo, el componente del significado que hace
referencia a la forma de los objetos permite una exitosa extensión de significado basada en la
forma.

(3) ratón como roedor

(4) ratón como dispositivo informático

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Lexicología
EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS

a. Concepto de SEMA y SEMEMA :

SEMA: Son las unidades mínimas significativas que tienen las palabras. Es la mínima unidad de
significado de la Semántica. Por ejemplo, la palabra sillón está formada por los semas “asiento”,
“con respaldo”, “con brazos”, “para una persona” que constituyen el significado de ese signo
lingüístico.

SEMEMA: Se llama así al conjunto de semas. El semema se expresa mediante el lexema, que es
una unidad léxica.

b. Campo semántico

Es un conjunto de palabras que comparten uno o más rasgos de su significado pero se


diferencian en otros, es decir, tienen semas comunes y semas diferentes. Ej.: Las palabras violín,
viola, violonchelo pertenecen al campo semántico de los instrumentos musicales de cuerda con
arco. Semas diferentes serían el tamaño y el sonido. Las palabras sillón, silla, sofá, taburete
pertenecen al campo semántico de instrumentos que sirven para sentarse y los semas diferentes
serían “con respaldo” o “sin respaldo”, “con brazos” o “sin brazos”, “de cuatro patas” o “de una
sola base”, etc.

c. Campo asociativo:

Es diferente del campo semántico. Se produce un campo asociativo cuando, al leer u oír una
palabra, vienen a nuestra mente otras palabras que tienen, para nosotros, alguna relación con
ella. El conjunto de todas estas palabras se conoce como campo asociativo. (Ej.: playa, sol,
verano, mar, montaña… se relacionan entre sí por asociarlas con las vacaciones; locutor, radio,
cadena, anuncio, programa… forman el campo asociativo de los medios de comunicación. Las
palabras que pertenecen a un campo asociativo no necesitan tener semas comunes, como en el
campo semántico.

d. Denotación y connotación:

LA DENOTACIÓN es el significado objetivo de las palabras, común a todos los hablantes de


la lengua. Es el significado que nos dan los diccionarios.

LA CONNOTACIÓN consiste en los significados subjetivos que pueden envolver el


significado objetivo de las palabras. Estos significados son distintos para cada hablante o grupo
de hablantes, y tiene que ver con la afectividad de los hablantes, con su cultura, etc.

Lexicología y lexicografía
El significado de las palabras, lo estudia la Lexicología (o Semántica léxica). Desde el punto de
vista de las palabras individualmente contempladas, la Lexicología estudia qué es el significado
y cómo está constituido, y desde el punto de vista del conjunto del léxico de una lengua, la
Lexicología estudia cómo se organizan los significados de las palabras.

El léxico de una lengua, asociado a su significado, está recogido en los diccionarios generales,
que elaboran los lexicógrafos, especialistas en lexicografía, una disciplina que constituye una
aplicación de la lexicología que se ocupa de la elaboración de diccionarios generales. La
Lexicografía práctica se ocupa de la confección de los diccionarios, la Lexicografía teórica de la

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Lexicología
reflexión sobre cómo deben ser elaborados, principios generales sobre los que se basa la
confección de diccionarios y su tipología

La perspectiva de la lexicología es estudio del léxico desde un punto general y científico. La


lexicografía que estudia el léxico con un fin práctico, su fin es elaborar diccionarios, a
diferencia de la primera que se dedica, en parte, al estudio de los morfemas de la lengua, es
decir, al estudio de las palabras. Para hacer un acercamiento más concreto, se toma la
lexicología, como la ciencia lingüística que estudia el léxico o vocabulario.

Los fines de ésta es teorizar, definir, clasificar las unidades del nivel léxico. Designa también la
reflexión teórica acerca de los problemas planteados por la elaboración de los diccionarios, de
donde se considera que los criterios lexicológicos aparecen reflejados en los cientos de
diccionarios que existen.

La lexicología junto con la lexicografía se ocupa de los problemas teóricos y prácticos de la


elaboración de los diccionarios.

Pues el trabajo de ésta no solo está centrado en teorizar y formar equipo con la lexicografía para
la creación de diccionarios, también hace parte de la importantísima tarea del estudio de la
creación de nuevas palabras o formación léxica. Dentro de la formación de una nueva palabra o
formación léxica, existen varios mecanismos. El resultado de una unidad léxica nueva es un
neologismos (nuevas formas en el idioma) este puede afectar al significante, al significado o a
los dos. Así pues tenemos neologismos de forma, contenido y de forma & contenido.

Como bien nos podemos dar cuenta la lexicología estudia el fenómeno de formación y
transformación de las palabras, de aquí, el por qué es tan importante los estudios lingüísticos
tanto como para ayudar en la elaboración de los diccionarios o para el simple hecho de analizar
las palabras desde su formación hasta las unidades significativas que componen a esas palabras
- significados fraseológicos y pragmáticos. Las influencias de la lexicología y la lingüística
general sobre la lexicografía se ven evidenciadas en la consideración de la lengua hablada y los
niveles subestándares, también gracias a la lingüística la lexicografía adoptó una perspectiva
sincrónica. La distinción entre homonimia y polisemia, denotación y connotación. Cuando un
diccionario informa sobre la estructura preposicional de un verbo.

A partir de siglo X aparecieron las glosas de los monjes Emilianenses, que fueron la primera
manifestación de los diccionarios. Estas glosas eran una breve explicación en lengua vernácula
o las llamadas lenguas romances del contenido de las palabras de un texto en latín. Estas
manifestaciones dieron el primer paso para la elaboración del diccionario bilingüe, que en los
XV y XVI predominan especialmente en latín-español.

En términos sencillos y concretos la lexicografía es la disciplina de la lingüística aplicada.


Subdisciplina de la lingüística general que se ocupa del estudio del léxico, pero con métodos y
fines distintos de la lexicología. Como ya lo había mencionado, su fin siempre está ligado a la
elaboración de los diccionarios o con la teoría de la elaboración. También describe las
características de la unidad léxica, analiza, regula la forma y el uso de la palabra. Tiene una
finalidad, la de enseñar una lengua. Su objetivo principal es el de registrar las unidades léxicas
del significado.

Algunos autores clasifican de diferente manera la lexicografìa. Porto Dapena, por ejemplo, la
clasifica en dos grandes grupos: científica y Técnica.

Científica: descripción del léxico en los diccionarios (léxico)

*Descriptiva e histórica: se encarga del estudio de los diccionarios que existen y existieron.

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Técnica: * Teórica; metodologías para hacer diccionarios

* Pirática; Elaboración misma del diccionario

Relación entre La Lexicología y La Lexicografía: Estas dos comparten unas relaciones de


sentido.

Sinonimia: todos sus significados sean idénticos. Coincidan en denotación y connotación,


tengan la misma distribución.

Antonimia: es una relación semántica de oposición, los antónimos se expresan en grados


diferentes. Ejemplo. Alto- Bajo.

Complementariedad: es considerada como un tipo de antonimia pero no es radical. En la


complementariedad la afirmación de un significado implica la negación de otro. (Vivo- muerto)

Reciprocidad: también se considera un tipo de antonimia, pero la relación entre termino no es


gradual y aquí hay una interdependencia entre los dos significados (comprar- vender)

Hipertermia: un término A es hipónimo de un término B, si todos los miembros que forman la


extensión de A son miembros de la ext. De B (Manzana - fruta)

Objeto de Estudio en Común: las dos disciplinas tienen como objetivo estudiar el léxico, en un
principio científico.

Diferencia en cuanto a la metodología: En cuanto a su forma de proceder la lexicología y la


lexicografía se diferencian básicamente de tres maneras:

a) En primer lugar la lexicografía es práctica, consiste en una serie de metodologías- aquí citaré
solo una, las entrevistas. En la lexicología predomina la teorización, por ello de que ésta sea
teórica.

b) La lexicografía es atomista, estudia la palabra de forma aislada. La lexicología se la concibe


como sistemática, por que estudia las relaciones de palabras. Predomina más en esta el campo
de la significación.

c) La lexicografía es analista, la lexicología es sintética, por que va de lo concreto a lo general.

1.3. Lexicología y terminología

La diferenciación entre lexicología y terminología (y por extensión entre lexicografía y


terminografía) partiendo meramente de la unidad léxica es una cuestión bastante polémica ya
que a menudo incluso los propios diccionarios de la lengua general recogen acepciones de
palabras que se podrían clasificar como términos, dado que los conceptos que designan
pertenecen a dominios de especialidad.

El problema es obviamente la imposibilidad de trazar objetivamente, sin tener en cuenta otros


aspectos externos a la propia unidad léxica, un límite entre palabra y término. Por lo tanto, surge
la cuestión de qué organismo o institución va a tener la autoridad para decidir sobre el estatus de
una unidad léxica.

Para intentar dar una respuesta a la cuestión que planteamos en el título de este apartado,
comenzaremos exponiendo de forma muy general la situación actual en el mundo de la

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Lexicología
lexicología y las implicaciones que ha tenido en nuestra postura, que defiende un acercamiento
de las disciplinas bajo la denominación de lexicografía especializada o lexicología
terminográfica.

Teoría general de la terminología de Eugen Wüster

El padre de la terminología moderna como disciplina autónoma e independiente fue Eugen


Wüster, industrial austríaco, a quien se le considera fundador de la llamada escuela de Viena o
escuela vienesa de esa disciplina. Él escribió, en la década de 1930, una tesis doctoral acerca de
normas técnicas internacionales en electrotecnia, y publicó en 1968 un diccionario llamado The
Machine Tool, en donde volcó los hallazgos y conclusiones de su tesis doctoral. Su
Introducción a la teoría general de la terminología se publicó, a título póstumo, en 1968. En ella
dice que la terminología debe ser una disciplina autónoma y autosuficiente, que puede valerse
de la lexicología y de la lingüística, pero siempre reclamando su autosuficiencia y su autonomía.

Aunque las teorías de Wüster se han cuestionado y debatido a fondo, lo cierto es que, sin él, la
terminología como disciplina no habría podido avanzar y desarrollarse hasta el punto en que se
encuentra hoy día. Aunque desde entonces se han ido reformando sus postulados, ya nadie
cuestiona que se trata de una materia autónoma.

Según Wüster, la terminología es patrimonio de los especialistas, de los expertos, que son los
que entienden, organizan y estructuran este dominio. Una vez que los especialistas estructuren
como ellos crean conveniente su campo de la terminología, los demás usuarios tienen que
adaptarse a él. Para entender esta visión tradicional de la terminología, se puede recurrir a una
comparación con la televisión: la mayoría de personas no saben cómo funciona, pero aun así la
usan.

Se trata, por tanto, de un enfoque normativo, que pretende imponer el uso, pretende establecer la
univocidad de los términos para así evitar posibles ambigüedades y problemas de comunicación.
Para ello, el término es tratado como uniforme y estático en el tiempo, espacio y grupo social;
no hay matices ni connotaciones afectivo-sociales. El término está impoluto, es perfecto para su
uso. Lógicamente esto es así porque su función es la de normalizar.

El problema de la teoría de Wüster es que la asignación, uso y significado de los términos no es


ni mucho menos tan sencillo como él pretendía hacer creer.

En primer lugar, la TGT obvia la complejidad que rodea a las unidades terminológicas. El uso
va más allá de lo normalizado, va siempre por delante de lo normalizado. En el momento en que
se normaliza, un término ya está obsoleto, porque el uso siempre va por delante de la
normalización.

Además, se trata de un modelo idealizado ("lo que debiera ser"), que silencia la diversidad y la
variación, que no tiene en cuenta la dimensión social y restringe su dimensión comunicativa a la
producida entre especialistas y profesionales. Esta dimensión comunicativa es, en realidad,
mucho más amplia: no sólo lo especialistas o profesionales hacen uso de la Terminología. Hay
muchos más usuarios que los que describe Wüster, y además son mayoritarios, cuyo uso de la
terminología no es menos válido, eso sí, aumenta la complejidad del estudio de la disciplina
enormemente. Esto quiere decir que, en realidad, el significado que se le da al concepto viene
determinado por la situación comunicativa.

Bases de la propuesta de Teresa Cabré

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Lexicología
La investigadora de la Universidad de Pompeu Fabra, España concibe una nueva teoría de la
terminología, después de hacer algunas objeciones a a la teoría de Wüster bajo los siguientes
principios:

a) Concebimos la terminología como un campo de conocimiento necesariamente interdisciplinar


que debe integrar aspectos cognitivos, lingüísticos, semióticos y comunicativos de las unidades
terminológicas. Una teoría que quiera dar cuenta de esta interdisciplinariedad debe permitir una
aproximación multidisciplinar a las unidades terminológicas.

b) El objeto de la terminología son las unidades terminológicas, por ello nos centraremos en una
teoría de los términos y no en una teoría de la terminología.

c) Las unidades que transmiten el conocimiento especializado pueden tener un carácter


lingüístico o no lingüístico, pero denominaremos unidades terminológicas o términos
únicamente a las que tienen carácter lingüístico y se dan en el seno de la lengua natural.

d) Estas unidades son al mismo tiempo iguales y diferentes a las unidades léxicas de una lengua,
denominadas palabras en lexicología. Su carácter específico radica en sus aspectos pragmáticos
y en su modo de significación. Su significado es el resultado de una negociación entre expertos
que se produce dentro del discurso especializado mediante la realización de predicaciones que
determinan el significado de cada unidad.

Por lo que respecta a quienes defienden la propuesta de carácter autónomo de la terminología,


dicen que esta se basa en la existencia de dos objetos de estudio diferentes: las palabras para la
lingüística y los términos especializados de las ciencias para la terminología

Relaciones entre los signos léxicos


Objetivo: Identificar la relación entre los signos léxicos a través de la descripción y análisis
entre los signos léxicos: sinonimia, Hiperonimia e Hiponimia, antonimia, polisemia y
homonimia para su correcta aplicación a un texto.

La similitud semántica es quizá la relación intuitiva que con mayor frecuencia establecen los
hablantes. La sinonimia representa el extremo de la similitud de contenidos que es la
equivalencia. La antonimia parece representar el otro extremo, la diferencia entre dos términos
donde uno parece negar al otro.

En el caso de la sinonimia con decir que dos términos significan lo mismo o apuntan a lo mismo
está dicho lo fundamental y en el caso de la sinonimia podemos decir que son los significados
extremos de dos entidades lingüísticas que no se tocan. Blanco y negro o caliente y frío son los
extremos más recurrentes en cuanto a opuestos se refiere, pero no así cucaracha y alcalde,
aunque ambos territorios sean

3.1. La sinonimia

Sinonimia: es la relación semántica de semejanza o identidad que se establece entre dos o más
palabras de la misma categoría gramatical cuando se da un parecido notable entre sus
significados. No es frecuente la sinonimia absoluta, es decir, la posibilidad de intercambiar
cualquier contexto una palabra por otra que tenga una misma significación. Otras veces el nivel
del habla hace que no resulten distintas una palabra u otra con significado parecido. En este caso
hablamos de sinonimia contextual, es decir, el contexto y la circunstancia determinan el vocablo
que convenga. Otras sinonimias, la referencial se da entre palabras que remiten a un mismo
referente; y la de connotación que se da entre términos que sugieren las mismas sensaciones.

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Lexicología
Tipos de sinonimia

 Sinonimia conceptual. Los términos relacionados remiten al mismo referente y


significan lo mismo (a veces puede haber una cierta preferencia de un dialecto por una
forma y la preferencia opuesta en otro dialecto). Por ejemplo:

o asno – borrico,
o marido - esposo,
o alberca - piscina.

 Sinonimia referencial. Los términos relacionados remiten al mismo referente pero no


significan lo mismo, no presentan exactamente los mismos rasgos significativos. Por
ejemplo:

o limonada – mezcla líquida,


o mesa - mueble.

 Sinonimia contextual. Los términos relacionados pueden conmutarse únicamente en


determinados contextos. Por ejemplo:

 Las legumbres son pesadas (indigestas)


 Tu amigo es muy pesado (cansino)
 Este trabajo es pesado (duro, arduo).

 Sinonimia de connotación. Los términos relacionados están cargados de valoraciones


subjetivas, tanto que se pierde el significado objetivo. Por ejemplo:
o Miguel es un monstruo de la informática (genio, hábil).

3.2. La Hiperonimia e Hiponimia

El sema es el rasgo mínimo de significado de una palabra. El conjunto de semas de una palabra
es el semema. Si los sememas de dos o más palabras tienen algo en común, llamaremos a esa
parte compartida archisemema, que tiene su correlato formal en el archilexema. Desde el punto
de vista del fenómeno que vamos a estudiar, la hiponimia, esta parte común se llama
hiperónimo

a) Hiperonimia: Llamamos hiperónimo a la palabra cuyo conjunto de semas comprende todos


los semas de los demás miembros del campo semántico. Dicho de un modo más sencillo, es la
palabra cuyo significado engloba el significado de todas las demás palabras del campo. Por
ejemplo, la palabra “flor” será el hiperónimo de todas las palabras que puedan definirse como
flores (clavel, rosa, etc.).

b) Hiponimia: Llamamos hipónimo a cualquier palabra que contenga todos los semas de un
hiperónimo, pero además contenga otros semas que la distinguen e individualizan. Por ejemplo,
“rosa”, “azucena”, “clavel”, “margarita”, etc. son hipónimos del mismo hiperónimo “flor”.

Los hiperónimos pueden funcionar por los hipónimos, por eso hay autores que los han llamado
“supraordenados” o “hiperordenados”. Por tanto, un hipónimo incluye su hiperónimo como
sema genérico; de esta forma, mientras que la hiperonimia supone una relación de
supraordenación, la hiponimia es una relación de subordinación, o inclusión extensional del
hiperónimo en el hipónimo en la terminología de Lyons.

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Lexicología
Cuanto menor sea el número de hipónimos de un hiperónimo, mayor será el número de semas
específicos de éstos y, por tanto, mayor su precisión de significado.

La hiponimia es una implicación unilateral: un hipónimo supone su hiperónimo, pero no


viceversa y los cohipónimos no se suponen entre sí y no son sinónimos los unos de los otros.

La siguiente gráfica nos muestra lo anteriormente dicho.

Ejemplos prácticos:

 El león se escapó de la jaula. La fiera estaba hambrienta.


 Llevaba unas rosas en la mano. Dejó las flores en un jarrón y se acercó.
 Han traído los muebles, pero ni la cama ni el armario caben en el cuarto.

Este calzado me aprieta. Voy a tener que cambiar de zapatos.

3.3. La antonimia
La antonimia se puede situar dentro del marco de algunos fenómenos semánticos muy
específicos, como la homonimia, la sinonimia y la polisemia. Sin embargo, su estudio se ha
relegado a un lugar secundario en vista de que, al parecer, no presenta interés semejante al que,
por ejemplo, tienen la sinonimia y la polisemia en las relaciones onomasiológicas y
semasiológicas.

La antonimia ha sido un aspecto de la significación de las palabras tan descuidado, que ni


siquiera se acostumbra definirla en los manuales de semántica o en los textos de lexicografía; y
—si acaso se menciona— se da por sobrentendido en qué consiste.

La antonimia es la relación que se establece entre aquellas palabras del texto que tienen
significados opuestos. Sirve para dar cohesión al texto porque normalmente contrapone un
término con otro que ha aparecido antes, estableciendo entre ellos una relación de contraste.

Situar la antonimia en el terreno lingüístico que le corresponde resulta la clave para entender lo
que ella es. El análisis del contenido semántico de los antónimos no debe limitarse a la
consideración de que éste puede ser polisémico y, en consecuencia, interferir en las relaciones

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Lexicología
autonómicas la antonimia se coloca en el nivel de los significantes, sin advertir que, en realidad,
pertenece al de los significados.* Lo que opone la

antonimia no son dos significantes en cuanto tales, sino dos significados, representados —claro
está— por dos formas de expresión, o, dicho con palabras más técnicas, dos sememas
('malo/'bueno') expresados mediante dos lexemas (malo y bueno).

Este supuesto permite delimitar con exactitud el terreno en quese lleva a efecto la antonimia: en
el de la sustancia del contenido.
Ejemplos:

Pedro guardaba un recuerdo bueno del viaje de fin de curso. Marta tenía uno malo.

Los listos se las arreglan y los tontos sucumben.

Los niños salieron; los mayores se quedaron.

3.4. La polisemia y la homonimia

•La POLISEMIA consiste en la existencia de varias acepciones para un mismo significante.


Estas dependen del contexto en que se use. Por lo común, todos los significados contextuales
surgen de un núcleo originario que se ha ido ampliando por los mecanismos de la metáfora, la
metonimia, etc.

Conjugando en una definición todas las ideas anteriores, puede decirse que la antonimia es un
fenómeno semántico que sucede en el plano de la sustancia del contenido, y que consiste en que
algunas de las unidades de un mismo campo semántico se agrupen en parejas oposicionales
léxicas, cuyos miembros, los antónimos, constituyen un par mínimo de sememas, expresados
por dos lexemas pertenecientes a la misma categoría gramatical; par mínimo de sememas, cuyo
rasgo distintivo los hace ser nocionalmente contrarios.
Ejemplo:

“echar una mano”


“dar una mano de pintura”
“pedir / conceder la mano”
“mano de obra”
“mano de santo”

La mayoría de las unidades léxicas son polisémicas.

• La HOMONIMIA consiste en una coincidencia entre significantes puramente casual, por


razones históricas. Con frecuencia, las palabras homónimas pertenecen a categorías
gramaticales distintas.

Los términos homónimos pueden ser:

a) Homógrafos: Se pronuncian y se escriben igual:


haya (árbol) / haya (subjuntivo de haber);haz (conjunto) / haz (imperativo de hacer)

b) Homófonos:
Se pronuncian igual, pero se escriben diferentes:
haya / aya (‘niñera); vaya (verbo ir) / valla (‘cercado’)

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Lexicología
En los diccionarios, las palabras polisémicas aparecen como una sola entrada con varias
acepciones; los homónimos se presentan como entradas distintas, numerada con subíndice.

El léxico español
Objetivo:

Reconocer la riqueza del léxico español mediante el análisis de los principales fenómenos
léxicos de la lengua española para identificar las palabras patrimoniales.

4.1. Palabras patrimoniales

Las palabras patrimoniales son las palabras castellanas que tienen su origen en el latín vulgar
que se impuso en los pueblos conquistados por los romanos. Este latín vulgar fue mezclándose y
adaptándose a las lenguas de las poblaciones indígenas; posteriormente se fragmentó en las
lenguas romances. Estas lenguas sufrieron algunas transformaciones fonéticas y semánticas a lo
largo de los siglos. Estas transformaciones se produjeron en su mayoría hasta el siglo XVIII, en
el que queda fijado el sistema fonológico español en sus aspectos más importantes.

Estas palabras han evolucionado hasta el punto de que, a veces, no se puede reconocer su
"paternidad" latina. En medio de ambas, hay toda una evolución y vacilación entre diversas
soluciones que sólo se encontrarán si se estudian los textos medievales y renacentistas.

Ejemplos de Palabras Patrimoniales:

aurum → oro
salire → salir
poenam → pena
hominen → hombre
rotam → rueda
annum → año
pedem → pie
oculum → ojo
insulam → isla
ferrum → hierro
capillum → cabello
lactem → leche
nocte → noche
mensem → mes
recuperare → recuperar
citare → citar
animam → alma
clamare → llamar
clavem → llave
computare → contar
filium → hijo
limpidum → limpio
litigare → lidiar
operam → obra
ovum → huevo
planum → llano
plenum → lleno
recitare → rezar

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rupturam → rotura
solitarium → soltero
strictum → estrecho

4.2. Cultismos y semicultismos

-Los cultismos.

Los cultismos son las palabras de origen latino que se han incorporado al castellano sin apenas
sufrir cambios ni transformaciones. Son, por tanto, palabras muy similares a las latinas de las
que proceden.

Estas palabras han sido introducidas en el castellano en diferentes épocas de la historia, pero
sobre todo en los siglos XV, XVI y XVII, épocas de latinización del lenguaje. En su origen,
eran palabras propias de escritores cultos. Estos escritores necesitaban vocablos para designar
conceptos nuevos o por necesidades expresivas o artísticas. Con el paso del tiempo estas
palabras pronto pasaron a la lengua estándar, siendo hoy, desde una perspectiva sincrónica,
palabras de uso y significado muy común.

La mayoría de los tecnicismos son cultismos. También se emplean para términos literarios,
jurídicos y filosóficos de la cultura clásica. En otros casos, construyen neologismo, como el
nombre de la mayoría de las disciplinas científicas.

Es frecuente que el término clásico recuperado exista ya, de manera transformada, en el acervo
lingüístico. En ocasiones, la voz latina se introdujo muy pronto en el castellano evolucionado
semántica y fonéticamente, y más tarde esa misma voz latina se volvió a introducir en el idioma
con su forma y significado originarios, dando lugar a un doblete: un étimo latino que ha dado
lugar a una voz patrimonial y a un cultismo. La voz patrimonial se da por las leyes de la
evolución fonética, y por otro lado el cultismo se daba por la pronunciación correcta para
introducir terminología técnica o especializada, que no apareció en la lengua romance por su
desuso.

Hay unos cultismos que son muy antiguos (más de 3 mil años) y que fueron pronunciados por
Aristóteles, preservados por Cicerón y todavía se escriben más o menos igual. Otros cultismos
son muy nuevos.

Ejemplos:

Bove > bóvido («buey»)


Apicula > apicultor («abeja»)
Fraternus > fraterno
Ataraxía (del griego ἀταραξία, "desapasionamiento")
Legislar (construida a partir del latín legislator)
Fabrica > fragua(palabra patrimonial) > fábrica (cultismo)
Esotérico, etimología y praxis.
Epistemología, panspermia y entropía.
Laicus > laico (cultismo) > legro (palabra patrimonial)
Examen > examen (cultismo) > enjambre (palabra patrimonial)
Spiritum > espíritu
Humerus > húmero
Toxicus > tóxico
Vagus > vago

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Semicultismos: son palabras derivadas del latín que no han realizado por completo su
evolución fonética normal detenida por la presión de los ámbitos cultos, especialmente la Iglesia
poseedora del conocimiento y del latín más puro mientras la población utilizaba las voces
patrimoniales.

Y finalmente una tabla con ejemplos muy interesantes de semicultismos o palabras semicultas y
también cultas:

AZOFRA, María Elena (2016, octubre 24) Consideraciones sobre el concepto de cultismo.
Volumen 23, Revista de Filología Románica, 2006.

Procesos de formación de palabras en español


Objetivo:

Conocer las etapas del proceso de formación de palabras en español mediante el análisis de su
formación nominal y verbal a fin de comprender el funcionamiento del mismo.

La formación de palabras es la disciplina de la lingüística que se ocupa de la creación de


palabras nuevas, es decir, estudia los mecanismos según los que se producen muevas unidades
léxicas.

La formación de palabras es un proceso mediante el cual se crean nuevas palabras a partir de


otras ya existentes. Tales procesos están regulados mediante las “Reglas de Formación de
Palabras” (RFP), las cuales tienen un doble papel: permiten crear nuevas palabras y, al tiempo,
analizar la estructura de las palabras complejas ya existentes. (Jesús Pena: p.236)

El objetivo de la formación de palabras consiste en ampliar el repertorio léxico por


procedimientos morfológicos. Tales procedimientos permiten satisfacer la necesidad de
designar una realidad objetiva o subjetivamente nueva mediante la actualización o modificación
de un significante preexistente.

La lengua se vale de procedimientos morfológicos para la formación de palabras; el resultado de


estos procedimientos son las ‘palabras complejas’. Estas se forman, fundamentalmente, a través
de dos tipos de procesos: la ‘derivación’ mediante afijos (prefijos y sufijos) y la ‘composición’.
Así, p. ej., releer deriva de leer mediante la adición del prefijo re- y constitución, de constituir,
mediante el sufijo -ción, añadido tras la eliminación de las marcas gramaticales del verbo (-i- y -
r, en este caso). A veces, la prefijación y la sufijación operan de forma simultánea y solidaria, en
un proceso que denominamos ‘parasíntesis’, como en la formación del verbo en-trist-ec-er,
donde el prefijo en- y el sufijo -ec- se han unido a la vez al adjetivo triste para crear un verbo
derivado. En cuanto a la composición, un nombre como altavoz es un compuesto formado por la
combinación de dos palabras: el adjetivo alta y el nombre voz. Las palabras compuestas pueden
también recibir, como cualquier tipo de palabra, afijos derivativos.

Un ejemplo es barriobajero, en donde el sufijo -ero se ha afijado al compuesto barrio bajo.

El léxico español, además de las voces populares, producto de una evolución espontánea desde
los periodos más antiguos, contiene cultismos; unas y otros pueden ser la base para la formación
de palabras complejas, de modo que tenemos dobletes del tipo herr-ería / ferrería o agu-oso /
acu-oso. También los afijos pueden venir por vía popular o culta; así el prefijo de sobre-
alimentar / super-valorar o el sufijo que aparece en bon-dad / leal-tad son ejemplo de afijos
patrimoniales y cultos, respectivamente (> Cap. 1). Para la formación de nuevas palabras
compuestas, el español se basa mayoritariamente en formas patrimoniales pero, a veces, estas

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Lexicología
alternan con formaciones cultas, como dentífrico del latín dente(m) “diente” + fricare “frotar”,
frente a pasta de dientes, o telescopio, del griego tele- “lejos” y -scopio “observar”, frente a la
voz castiza, menos usada actualmente, catalejo. No es infrecuente que las formaciones cultas se
especialicen para un determinado significado y las que se hacen sobre base popular, para otro.
Un ejemplo bien conocido es el nombre biblioteca, formado por dos temas griegos (biblio- y -
theca), que hace referencia al lugar donde se clasifican y custodian libros, frente al nombre
patrimonial, librería, que reservamos para la tienda donde estos se venden o el mueble donde
colocarlos.

Dado que el latín y el griego han sido, y siguen siendo hasta hoy, la principal base para la
creación de términos de la ciencia y la tecnología, no es raro que encontremos en nuestro léxico
formaciones, con el mismo o parecido significado, que en unos casos se han hecho sobre un
tema latino y, en otros, sobre uno griego, como es el caso de oculista / oftalmólogo o
puericultura / pediatría. Puede ocurrir, incluso, que en la formación de una palabra se combinen
un tema latino y uno griego, como en mamografía o canódromo.

5.1. Formación nominal

Las designaciones y las definiciones de las distintas operaciones de la formación de palabras


son muy variadas dependiendo del método lingüístico o de los distintos lingüistas. Aunque falta
un consenso mayoritario sobre las denominaciones y delimitaciones de los tipos de formación
de palabras, los lingüistas generalmente son de la misma opinión con respecto a que «el efecto
de la formación de palabras es la ampliación del vocabulario de una lengua a través de medios
interiores al propio sistema […]» (Almela Pérez, 1999, pág. 18). Por esta vía aparecen
designaciones de realidades nuevas. Al lado de los préstamos de otras lenguas, creación ex-
nihilo y dotación de un nuevo significado a un significante ya existente, la formación de
palabras forma parte de los procesos de la neología, es decir, de la renovación del léxico.

La formación de palabras consiste simplemente en la unión de varios contenidos y significantes.


Parece haber acuerdo general en que la formación de palabras tiene conexión tanto con la
gramática como con el léxico. «La formación de palabras es una parcela lingüística con
contenido propio, no confundible con el de otras, por mucho que se relacione con ellas»
(Almela Pérez, 1999, pág. 24).

En el presente capítulo queremos ofrecer breves características de los distintos mecanismos de


la formación de palabras nuevas tal como los clasifican Lubomír Bartoš y Hana Valíková en su
tratado La formación de palabras en español (2002).

Derivación

El concepto de la derivación consiste en la agregación de uno o más afijos a una palabra que ya
figura en la lengua. Dicha palabra se suele denominar palabra primitiva. Así aparece un
contenido nuevo por el cual se enriquece el vocabulario.

Los afijos derivativos son de tres tipos: distinguimos entre prefijos, interfijos y sufijos, según su
posición en la palabra.

Los prefijos son los que se colocan delante de la raíz. Como ejemplos de las palabras prefijadas
citamos antesala, desencanto, infidelidad. Estos afijos tienen significado léxico, no son capaces
de cambiar el acento de la palabra derivada y generalmente no cambian la categoría léxica de la
palabra originaria.

Los interfijos se pueden definir de la siguiente manera, empleando la definición de Eva


Spitzová:

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«Los interfijos se colocan entre la raíz y el sufijo o la terminación verbal, es decir, no aparecen
como elemento final de la palabra: mujer-c-ita, polv-ar-eda, mat-orr-al […]. El significado y la
función de los interfijos no quedan claros. Algunas veces, su presencia se debe a razones de
orden fonético […], en algunos verbos parece tener significado léxico […]» (Spitzová, 2001,
pág. 6).

Los sufijos se posponen a la raíz, pueden ser todavía seguidos por desinencias, o sea, afijos
flexivos. Los sufijos tienen significado léxico y gramatical. Las palabras derivadas mediante
sufijos son, por ejemplo: fiable, martillazo, quemadura. El sufijo suele atraer el acento de la
palabra.

Esto es solamente un esbozo de la derivación muy resumido, en los capítulos siguientes le


dedicaremos más espacio, ya que forma parte del objetivo principal del presente trabajo.

Composición

Este proceso de la creación de nuevos lexemas consiste en la unión de dos o más unidades
léxicas independientes –palabras, raíces, bases– en uno solo. Las palabras formadas por la
composición contienen, pues, por lo menos dos raíces o bases. En los ejemplos de compuestos
que siguen, podemos ver que en las palabras compuestas intervienen lexemas identificables, que
pueden aparecer aislados.

Ejemplos:
aguamar → agua + mar
sordomudo → sordo + mudo

En español las palabras compuestas pueden escribirse en una palabra, en dos palabras unidas
mediante el guión o como dos palabras separadas. El modo de escribir no es decisivo para
considerar una palabra como compuesta. Los constituyentes de un compuesto deben representar
una unidad semántica coherente, es decir, expresar una idea única. Entre los constituyentes del
compuesto no se puede intercalar ningún elemento. Los dos constituyentes no pueden cambiar
su posición y en una frase desempeñan funciones sintácticas idénticas, como sujeto, objeto o
atributo.

El significado semántico del compuesto se puede o deducir de sus componentes, o los


componentes pueden perder un matiz de su significado o pierden todo su significado básico. Las
palabras compuestas se pueden dividir en varios grupos.

El nombre de los compuestos ortográficos lo reciben estructuras con morfemas libres


gráficamente unidos (limpiabotas, trágalotodo). Otro grupo lo constituyen los llamados
compuestos sintagmáticos (mando a distancia, guerra civil, palabra clave), donde los
constituyentes han alcanzado una coherencia semántica sin síntesis ortográfica.

2.3. Parasíntesis

Este procedimiento de creación léxica se basa en que a la palabra primitiva se le agrega un


prefijo y un sufijo, ambos a la vez.

La acción del prefijo y del sufijo es simultánea, las formas intermedias no existen como
palabras autónomas. Por ejemplo, el parasintético desnatar es verbo formado sobre el
sustantivo nata a través del prefijo des- y el sufijo -ar. Ni *desnata ni *natar existen por sí
mismos.

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Lexicología
La categoría léxica de la palabra resultante es generalmente la de verbo (entristecer, anochecer,
ablandar) o la de adjetivo (desalmado, embellecido, aterciopelado).

Algunos lingüistas hablan también de la parasíntesis en composición. La nueva unidad léxica es


producto de la composición y la derivación de manera que los dos mecanismos operan en ella
simultáneamente. La palabra compuesta no puede aparecer en la lengua sin el afijo. El segundo
componente del compuesto no existe como palabra independiente. Palabras parasintéticas
serían, por ejemplo: sietemesino, quinceañero, ropavejero.

5.2. Formación verbal

El español se mueve mucho más libremente que otras lenguas románicas, por ejemplo, el
francés o el italiano, en el dominio de la formación de palabras. Su libertad parece no conocer
obstáculos, sobre todo cuando se trata de "crear" verbos nuevos.

El español posee una gran cantidad, muchos de ellos más o menos recientes, cuya existencia en
otros idiomas románicos es casi imposible. Doy aquí una lista bastante rica de tales verbos, con
la anotación de que mi cosecha es el producto de poquísimas y no muy sistemáticas lecturas,
pertenecientes, en su mayoría, a la prensa periodística.

Caducar (elementos ya en parte caducados en otras literaturas europeas), calibrar (calibrando


siempre... lo que brotó de sus entrañas), capitanear, cerciorarse, clausurar (La exposición...
acaba de ser clausurada: El ministro... clausuró el acto académico con un discurso; el curso será
clausurado el 15 de marzo), comerciar (España comercia con 140 países), comisionar (llegó
comisionado por la Unesco; N. M. es quien ha comisionado al autor para sus investigaciones
históricas), conceptuar, concretar, concursar (cf. más abajo cursar), conexionar, consignar (la
literatura consignaba las diversas formas de futuro), convalidar (El bachillerato español
convalidado en Alemania), convulsionar, costear (España ofreció costear su funcionamiento),
culpar, cursar (cursó los primeros estudios; no sea cursada la invitación).

Opositarse), orbitar "poner (un cohete) en órbita", originarse, ostentar (Ostentaban el puesto de
director de la Sociedad General de Autores de España).

Papeletear, petardear, posesionar (bien posesionada de su papel hermano; se posesionó del


Decanato), posibilitar (cf. más arriba imposibilitar), presenciar (las 3000 personas que
presenciaban la representación), presionar, prestigiar (intelectuales que prestigien la reunión),
prologar, promocionar (tiene por objeto promocionar al gitano social).

Reflexionar (~ con responsabilidad y gratitud), relacionarle) (temas relacionados con el


movimiento cooperatista), rumorear.

Sesionar, silenciar (no debe silenciarse en este lugar la obra de...), simultanear (~ sus tareas).

Traicionar, transitar (10.000 coches han transitado por la carretera),turistear (en el habla de una
señora chilena).

Ubicar, ultimar (El Club Alpino está ultimando los preparativos de una expedición), uniformar
(uniformizar).
GARCÍA, María (2020) La formación de las palabras, s/e

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