La Heterotopía Del No Lugar

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Urbano

ISSN: 0717-3997
[email protected]
Universidad del Bío Bío
Chile

Ocampo Failla, Pablo Periferia. La heterotopía del no-lugar.


Urbano, vol. 7, núm. 9, mayo, 2004, pp. 92-95 Universidad del Bío Bío
Concepción, Chile

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9292929292 ••••• SECCION INTERUNIVERSITARIA
PERIFERIA. LA HETEROTOPÍA DEL NO-LUGAR
Dr. Arquitecto PPaablo Ocampo Failla1

Telespectador evocadora de los monumentos, o la ciudad globalizada


del flujo y del deseo, han disputado continuamente su
Hay momentos de la ciudad donde nadie ni protagonismo en la escena urbana, sin que ninguna
nada permanece. Para definir el modo en que se se haya materializado completamente.
habita en ellos es necesario descubrir la identidad de Ajeno a este conflicto, pero atrapado entre sus
quién se desplaza a través de la ciudad. Una tarea momentos de suspenso, indecisión o fracaso, se des-
bastante difícil, si se considera que el tránsito pliega un vacío residual sin ningún tipo de discurso,
siempre viene acompañado de una pérdida de salvo una nueva manera de experimentar la ciudad a
identidad. partir de la incertidumbre. Una experiencia asociada al
Durante el siglo XX, la interpretación de la ciudad cambio, a la falta de orientación y a la falta de seguri-
ha derivado en una constante acumulación de utopías. dad, que determina la indiferencia de quienes lo
La ciudad purificada de la era de la máquina, la ciudad reco- rren. Cada día, miles de personas en todas
partes del mundo se desplazan a través de vacíos
como éste, sin poder reconocer ningún tipo de
identidad. En cual- quier ciudad, por histórica o
moderna que sea, existen momentos donde nada ni
nadie puede permanecer. Solamente resta transitar lo
más rápido posible.
Por lo tanto, para comprender estos vacíos con
toda su carga de espacio sin uso ni significado, los
arquitectos deben comprender el comportamiento de
quienes se desplazan a través de ellos. Una alternativa
que arroja nuevas incertidumbres, ya que toda forma
de tránsito implica una pérdida de identidad que no se
puede resolver mientras se está en movimiento. 2 Es
posible que quienes se desplazan a través del vacío
tengan como objetivo tanto la búsqueda de identidad
como su anulación (el vacío siempre ha dado paso a
bifurcaciones).
Una disyuntiva que el director alemán Win
Wen- ders ha intentado resolver en favor de la
identidad. En sus películas, el vacío siempre sirve de
telón de fondo para narrar el tránsito de personajes
amnésicos y de- presivos que buscan algún punto de
apoyo para poder reconstruir sus vidas. Y como
normalmente ocurre en este tipo de emplazamientos,
los únicos referentes existentes son infraestructuras
completamente anóni- mas (torres de alta tensión,
autopistas, líneas del ferro- carril, aeropuertos, nodos
de congestión, peajes, hote- les, moteles y estaciones
de servicio) que se dirigen hacia cualquier parte.3
Indicaciones urbanas. ¿Dicen algo…?

1
2
Arquitecto, Docente Escuela de Arquitectura, Universidad de Santiago, Santiago de Chile. E-mail:
El principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, pone límites estrictos al grado de precisión con que se pueden determinar las propiedad
Para más información sobre el tema véase: ABOUT TIME. Einstein’s Unfinished Revolution. Paul Davis. Ed. Simon&Schuster. New York. 199
Uno de estos tránsitos es Alice in the Cities (1973), en donde un escritor alemán, deriva por las autopistas de Estados Unidos con la inten

3
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Sin embargo, desde la experiencia directa y sin


ningún tipo de narración, la incertidumbre que embar- que le entrega la guía turística, donde la complejidad
ga a estos vacíos provoca la anulación de todo tipo de una ciudad o de un paisaje se resume a unas cuantas
de identidad, hasta el punto en que nadie está anécdotas sin importancia. En este sentido, el telespec-
dispuesto a habitarlos. Están ahí, extendidos al tador siempre actúa como un turista, ya que cree firme-
costado de las autopistas o ocultos detrás de paneles mente conocer un contexto porque simplemente lo
publicitarios y muros medianeros. De esta manera, ha recorrido protegido en trenes de alta velocidad,
para quién se desplaza a través de ellos la única auto- buses turísticos o vehículos arrendados. Incluso,
relación que puede establecer es visual, tal como algu- nos de los telespectadores más apasionados ni
ocurría en la ciudad industrial entre el flâneur y la siquiera miran directamente el contexto que les rodea.
vitrina.4 Como si tuvieran un ojo de vidrio, el alcance de su
Pero no se puede definir a quienes transitan por mirada es equivalente al alcance del zoom de su
los vacíos de la ciudad contemporánea a partir de las cámara digital. Sea como sea, el resultado es siempre
formas de percepción de la ciudad industrial. El trán- el mismo: una percepción del mundo reducida al
sito creativo del flâneur de Walter Benjamin se ha tamaño de la panta- lla de televisión, del lente o de la
convertido en un mito que no es posible en la actuali- ventana del automó- vil.
dad y menos en emplazamientos dominados por la El segundo comportamiento es la atrofia de la
incertidumbre. Si el habitante de la ciudad industrial percepción táctil. Una vez asimilado el comportamien-
todavía disfrutaba del paseo a pie, ningún habitante de to anterior, cualquier intento poético de describir la
la ciudad contemporánea se desplaza a través de sus realidad de forma directa es desechado por la excesiva
vacíos sin la protección de su vehículo; no importa la y compleja información que contiene. El telespectador
hora que sea. Lo que sumado a la velocidad de despla- ya no necesita experimentar la realidad, sino analizar
zamiento, al aire acondicionado, a la información de la las imágenes y los textos que posee, convirtiéndose
radio, a la indicación del tránsito, a la publicidad en un burócrata de la percepción.7 Por medio de la
ubicada al costado de la vía y por último al mensaje del mani- pulación de datos de terceras fuentes, se dedica a
teléfono portátil, anula cualquier posibilidad de diálo- evitar toda forma de enfrentamiento directo con las
go con el entorno inmediato. cosas, ya que un shock háptico podría ser peligroso. Es
Esta neutralización nos permite afirmar que quién probable que desde la perspectiva del telespectador,
transita a través del vacío se comporta como un tele- el mundo sea un gran hipermercado donde no
spectador que no comprende la profundidad de las importa el conte- nido sino la etiqueta y los datos
cosas, pero sí sus imágenes. Por ello, no es casual que que ella contiene. Da igual el sabor del producto, si
el vacío quede fácilmente escondido tras la delgada es dulce o amargo. Lo importante está escrito en el
lámina de papel del anuncio publicitario. Un modo de reverso, donde se indica la fecha de elaboración, de
defensa que rescata constantemente al telespectador caducidad y también los sabo- rizantes y colorantes
del enfrentamiento directo con la profundidad. A dife- que hacen imposible detectar los pocos productos
rencia del flâneur, el telespectador no transita para naturales que todavía contiene.
descubrir sino para evadir. Su indiferencia respecto de El tercer comportamiento es la imposibilidad de
su entorno lo ha llevado a desarrollar comportamien- reconocer identidades. Una vez asimilados los dos
tos que paradójicamente lo identifican. 5 Algunos de síntomas anteriores, el telespectador ya no se identifica
ellos son los siguientes: con nada que no sea fruto de una imagen. Por un lado,
El primero de estos comportamientos es la no está interesado en establecer la identidad de las
reduc- ción de la mirada. El telespectador comprende la cosas, ya que confunde fácilmente su profundidad con
reali- dad a partir de síntesis que no expresan su el plano bidimensional de su imagen. Pero por otro
compleji- dad.6 Su conocimiento de un lugar es lado, tampoco tiene interés en demostrar su propia
equivalente al identidad, lo que le lleva a transitar a través de los

4
Simmel describe esta patología aludiendo a la gran ciudad: «He aquí algo característico para la sociología de la gran ciudad. Las relaciones
De hecho, la inercia del telespectador ha generado la aparición de una serie de mecanismos que le permiten desplazarse sin ejecutar un movim
Para nadie es una sorpresa que su principal ventana, la televisión, no pueda emitir programas de alto contenido cultural sin anular su teleaud
Véase: Violencia en sus distintos ámbitos de expresión. Ed. Dolmen. 2ª edición, Santiago 1997. Pag. 12, 13.
Uno de estos ejemplos es la telemedicina utilizada corrientemente por los médicos contemporáneos para no examinar directamente a sus pac

6
7

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Cientos de personas que se mueven en el vacío urbano.


espacios más anónimos de la ciudad moderna. Se sien- través del vacío de la ciudad. Una alienación total de
te atraído por la violenta neutralización con que la la identidad del ser humano, que como explica Guy
multitud de los contenedores de consumo difumina Debord en «La Sociedad del Espectáculo», determi-
todas las identidades, desde la pertenencia a una clase na que la imagen del objeto deseado sustituya la
social hasta aquella que tiene que ver con el rostro. 8 Sin realidad de la propia existencia: «Cuanto más con-
embargo, como explica Marc Auge, por más que se templa menos ve; cuanto más acepta reconocerse en
esconda, tarde o temprano llega el momento de las imágenes dominantes de la necesidad, menos
pagar y con ello está obligado a demostrar su comprende su propia existencia y su propio de-
identidad por medio de su tarjeta de crédito.9 seo.»10
La sumatoria de estos comportamientos comien- No obstante, a pesar de esta autolimitación, el
za a delinear el anónimo perfil de quién transita a vacío sigue estando detrás de las imágenes. En cada

8
Este hecho, ya había dado origen a la historia detectivesca y a una serie de famosas novelas de crímenes urbanos a principios del siglo XX. En
POESÍA Y CAPITALISMO. Walter Benjamin. Traducción Castellana. Ed. Santillana. Madrid 1998. Pag. 58.
Pero, el telespectador no está dispuesto a asumir ningún tipo de protagonismo. Obsesionado por llevar su tránsito anónimo hasta las últimas

registradoras.
9 Para Guy Debord el cerebro del grupo Situacionista, «La alienación del espectador a favor del objeto contemplado (que es resultado de su prop
10

Véase: LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO. Guy Debord. Traducción castellana. Ed. Pre-textos. Valencia 1999. Pag. 49.
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fisura, cada ranura, o cada uno


de los intervalos que separan
anuncios y fachadas de conte-
nedores, se esconde el abismo
visual que identifica a este tipo
de emplazamientos. Una pre-
sencia inquietante que también
se presiente en los límites don-
de las utopías publicitarias, ar-
quitectónicas y urbanísticas se
disipan súbitamente.
Momentos como éste se re-
gistran cuando la pupila del tele-
spectador se dilata profusamen-
te, buscando algún punto de apo-
yo en medio de un vacío que por
lo demás es fruto de su propia
indiferencia.

La ciudad, un lugar, un no encontrarse...

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL

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Ed. Dolmen. 2ª edición, Santiago 1997.
L’espace critique. Paul Virilio. Ed. Christian Bour-
Filmografía referencial:
geis. 1ª Edición. Paris 1984.
Vértigo. Alfred Hitchcock.

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