El Tenis-Historia
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Antes, Anna Comnena, hacia el siglo XII, alude a un juego parecido al tenis
en Bizancio. En Inglaterra Enrique VIII, que era un excelente tenista,
construyó en 1530, el famoso lugar de Hampton Court para llevarlo a cabo.
Su hermano Enrique VII, también gran deportista, invitó en 1506 al rey de
Castilla, Felipe I el Hermoso, a jugar una partida de tenis contra el marqués
de Dorset en Windsor.
También en Escocia tenía este juego gran predicamento como deja ver el
excelente campo de tenis construido en 1539, todavía en uso, en el
Falkland Palace. Otros reyes de la Corona inglesa, como Carlos I y Carlos II,
fueron excelentes tenistas que tomaron la iniciativa de construir sus
propios lugares de juego en Whitehall, como los describe en su famoso
Diario Samuel Pepys.
Luis XIV, era un entusiasta y también su hijo. De hecho, los aposentos para
el juego de tenis en Versalles fueron escenario, el 20 de junio de 1789, de
los inicios de la Revolución Francesa. Numerosos grabados en cobre, de
los siglos áureos, reflejan el juego del tenis, con su red y su raqueta.
Parece que el tenis actual, es una evolución del que se practicaba en París
en vísperas de la Revolución en el Tennis Royal o jeu de paume, cuyos
jugadores en vez de raqueta o pala utilizaban la palma de la mano.
Ser el mejor tenista del mundo lleva consigo conseguir los cuatro: el
primero en conseguirlo el mismo año fue el norteamericano John Donald
Budge, en 1938.
Incluso otra tenista, Lili Álvarez, fue la primera española que participó en
unos JJ.OO., (París 1924), contando sólo 19 años. Y ya antes, a finales del
siglo XIX, las mujeres demostraron en competiciones tan prestigiosas
como Wimbledon, sus habilidades con la raqueta.
Antes del año 1870, el tenis era denominado por los franceses “Jeu
de paume” o juego de la palma, en clara alusión a cómo se golpeaba
la pelota.
Historia de la raqueta
En cuanto al utensilio fundamental para afrontar todos estos juegos,
la raqueta de tenis, procede o se inspira en la del juego de frontón y
hasta la década de los 1960 se mantuvo casi sin cambios. Un
fabricante inglés de raquetas de tenis, Sir Bussey, conocedor de las
cuerdas de tripa que en Lyon fabricaba Pierre Babolat, le visitó en
1875. Le preguntó si era posible fabricar cuerdas de violonchelo muy
largas, ya que estaría encantado en comprarle tantas cuantas fuera
capaz de producir.
Babolat, preguntó que para qué las quería, a lo que dijo el inglés:
“Sencillamente, para mis raquetas de tenis, pues he llegado a la
conclusión de que no hay en el mercado producto mejor que el suyo”.
Pero la raqueta tenía pocas posibilidades de evolución. En 1960 René
Lacoste, campeón francés, que en 1925 había ganado los primeros
torneos internacionales franceses, tuvo la ocurrencia de fabricar una
raqueta de acero, invento que siguió perfeccionando con su hijo
François Lacoste hasta 1980.