La Vorágin1

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La vorágine

La obra la vorágine cuyo autor es José Eustasio Rivera nos habla de Arturo Cova
un personaje audaz y aventurero que escapa de la sociedad bogotana junto con
Alicia y se dirigen hacia los Llanos Orientales donde son separados; Arturo
comienza a seguir a Alicia hasta llegar a la selva amazónica. Allí se da cuenta de
la precaria situación en la que están los trabajadores que explotan caucho. Pero
¿qué tan mala era esta situación?, y ¿cómo afectaba esto al entorno natural.

Eustasio nos cuenta que los explotadores de caucho tenían prácticamente


esclavizados a sus trabajadores, quienes tenían que sufrir las condiciones
climáticas de la selva, la humedad, el calor intenso e igualmente estaban
expuestos a enfermedades selváticas provocadas por las picaduras de los
mosquitos que provocaban graves afecciones a su salud incluso la muerte.
Además, la selva era un lugar desconocido y lleno de peligros del cual el hombre
poco conoce como dice el mismo autor en la obra” Esta selva sádica y virgen
procura al ánimo la alucinación del peligro próximo. El vegetal es un ser cuya
psicología desconocemos”

Además de la pésima situación de trabajo en las que estaban estas personas,


también se afectó bastante al entorno natural, destruyendo a la vegetación y a la
fauna de la selva, a la vez que se está sobreexplotando el árbol del caucho. Pero
esto no les importaba a las compañías explotadoras de caucho, lo único que les
importaba era obtener el recurso y venderlo a costa de todos estos problemas los
cuales afectan tanto al hombre como a la naturaleza y hasta personas ajenas al
problema como es el caso de Clemente Silva quien fue en busca de su hijo y
terminó dentro de esta problemática. Como dijo el escritor Wade Davis” Por cada
tonelada de caucho producida, asesinaban a diez indios y centenares quedaban
marcados de por vida con los latigazos, heridas y amputaciones que se hicieron
famosos en el noroeste amazónico”

En conclusión, todos estos problemas fueron causados por esta fiebre del caucho
y el deseo de obtener este recurso sin importar lo que costara. Se puede pensar
que esta situación  solo ocurrió a finales del siglo diecinueve  y que quedó atrás,
pero no desafortunadamente esta situación se sigue presentando en la actualidad
a pesar de todos los esfuerzos de organizaciones ambientalistas,  de las personas
que protegen el ambiente, hasta el de cumbres internacionales donde se  ha
tratado este tema todavía hay gente y empresas que creen que los recursos son
ilimitados y tratan de explotarlos sin pensar en las consecuencias humanas y
ambientales que se pueden generar.  Si queremos realizar un cambio debemos
empezar a hacerlo desde nosotros mismos y que los gobiernos igualmente se
comprometan a aplicar ese supuesto desarrollo sostenible, evitar la contaminación
y destrucción del medio ambiente, que comprendan que los recursos son limitados
y que si quieren explotarlos lo hagan de una forma en que no se afecte o al menos
se reduzca considerablemente el daño a las personas y al medio ambiente.            

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