Psychos Love Forever S.J. Ransom
Psychos Love Forever S.J. Ransom
Psychos Love Forever S.J. Ransom
Psychos Love
Forever
Serie psychos in love
libro 3
S.J. Ransom
3
Para todas las mujeres que aman a un buen novio de libro alphahole
psicópata, este es para ti porque me apoyaste a través de este viaje. ¡Gracias y
nos vemos!
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1 6
AYRES
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Sentado en la silla de plástico duro me estoy cabreando. Kronos me envió un mensaje hace
diez minutos diciendo que habían capturado a Haydes. A petición de Charlotte, no lo han
matado. Un regocijo enfermizo y retorcido me invade al pensar en arrancarle la piel del
cuerpo con mi bate.
El personal de urgencias no me dejó ir al quirófano con ellos. Casi le doy una paliza al
médico antes de recordar que sólo intenta ayudar a Charlotte. Me han desterrado a la sala de
espera para sentarme a preocuparme solo.
Los pensamientos sobre la muerte de Charlotte inundan mi cerebro y mi ansiedad se dispara.
Jadeando por el pánico, me levanto de un tirón de la silla. Caminar de un lado a otro mientras
me aprieto el labio inferior entre los dientes no ayuda. Si se muere... No, no se puede pensar
así. No morirá. Mi gatita es una guerrera.
Hypnos acertó con ella, pero también es suave como un gatito y nerviosa como un conejito. 8
Sonrío al ver cómo todos la vemos de forma tan diferente, pero ella es todos sus apodos en
un hermoso paquete.
Busco en Internet un artículo que nos guste a los tres. Suena un pitido y una voz de mujer se
escucha por el altavoz.
-Código azul. Quirófano uno. Código azul. -
Joder. Corro hacia la puerta del quirófano, pero cuatro enfermeras me impiden el paso. Joder.
Joder. Joder. Me fallan las piernas y caigo de culo al suelo.
- ¿Sr. Powers? - Mi visión se nubla y me falta el aire. Una enfermera está delante de mí y me
pasa la mano por los ojos para que me concentre.
- ¡Sr. Powers! - Su voz es aguda.
- ¿Sí? - Mis ojos se niegan a concentrarse en ella. -Estoy bien, pero...-
Ella me interrumpe. -Nos entrenaron para esto. Toma un poco de agua, te ayudará. Volvamos
a la silla. -
Antes de que pueda hacer un amago, el Dr. Martin Forsythe entra por la puerta como si fuera
el puto dueño con Hypnos y Kronos a su lado.
Kronos retumba en la sala. Todos se detienen un momento y se le quedan mirando. -Será
mejor que no muera; si lo hace, nadie en este hospital estará a salvo. –
-Maldita sea, nunca pensé en perder a Charlotte, - dice Hypnos, y el pánico que se desvanece
aumenta de nuevo. Esta maldita sensación de hundimiento interior tiene que desaparecer.
-Dr. Forsythe, lo estábamos esperando. - La enfermera parece inestable mientras lo conduce
al quirófano.
Kronos me estrecha en sus brazos cuando lo miro y me balanceo. La puta locura burbujea en
mi interior, a punto de explotar. Hypnos viene detrás de mí y nos sujeta a los dos.
-Tenemos al bastardo, - me susurra Hypnos al oído. Pero no es suficiente. Sólo la visión de él
tendido en el suelo, muerto, bastará.
-Charlotte es fuerte. Puedes estar tranquilo. Estamos aquí. - Kronos me acaricia el pelo.
Ponérseme dura es un pecado en este momento, pero sus pollas palpitan contra mi cuerpo.
Hypnos me besa la oreja derecha y apoya la cabeza en mi hombro mientras Kronos me frota
el pelo. Mierda, me he acostumbrado a esta mierda suave y agradable. Bajo el pánico
subyace un poderoso impulso de mandarles a la mierda, pero el maldito confort y la
seguridad que me ofrecen me tranquilizan.
Mis emociones por fin se calman de una puta vez. Miro a Kronos mientras Hypnos me frota
el costado. El lado izquierdo de la boca de Kronos se levanta en una sonrisa burlona.
-Nuestra chica, sí, ¿me oyes? Nuestra chica va a estar bien. Relájate y apóyate en nosotros. 9
Te tenemos. Además, Doc está aquí y cuidará de ella. -
No volveré a llorar. Maldición, estas emociones me están matando. Si esto es lo que se siente
al estar enamorado, entonces el amor puede irse a chupar una polla. Mi corazón grita,
diciéndome que me calle. Que mentirme a mí mismo y actuar como si no quisiera estar aquí
está mal.
Que le den. ¿Y qué si soy un poco marica en este momento? Tienen razón. Apoyarme en
ellos es lo más inteligente. Dejando caer mi cabeza sobre el hombro de Kronos, suelto mis
fuerzas mientras empiezo a sollozar en un intento de lavarlo todo.
2 10
KRONOS
Hypnos me mira fijamente mientras sostenemos a Ayres. Por mi vida, no puedo llorar,
incluso mientras Ayres solloza. Hypnos tiene los ojos llenos de lágrimas y está a un segundo
de llorar. ¿Yo? No, seco como un hueso. Odio estar muriéndome por dentro, pero tengo que
ser fuerte.
Soy la fuerza que necesitan, y siempre seguiré siéndolo. Aunque quiera derrumbarme, seré su
roca. La mano de Hypnos me toca mientras nos envuelve en un abrazo. Mi corazón se
rompe, pensando que podemos perder al bebé que lleva Charlotte. Yo tampoco quiero perder
a Charlotte. Ella se ha convertido en mi todo, junto con estos dos hombres.
-Basta ya. Esto no está sucediendo. Charlotte no querría que fuéramos débiles en este
momento. Ella nos ve como cualquier cosa menos débiles, maldita sea. - Agarro a Ayres por
la cabeza y tiro de él hacia arriba.
No lo dejo hablar. No. Lo beso, saqueando su boca con mi lengua. Dejando de lado todos los
pensamientos aparte de sus labios en los míos, le doy lo que necesita. Necesita conocer mi
preocupación, mi dolor y mi puta pasión. Se lo estoy dando todo.
Hypnos se pone de espaldas a la pared y empujo a Ayres contra él. Sus ojos brillan de
necesidad. Estoy seguro de que mi necesidad imita la suya. Hypnos sujeta a Ayres por la
cintura.
-No deberíamos hacer esto. No aquí y no sin Charlotte. -
Le sonrío. ¿Ahora es él el sensato? Lo aprieto y le susurro: -Te besé para mejorar tu estado
de ánimo. -
-Oh. - Joder, ¿es eso un atisbo de rubor en su cara?
Antes de que pueda burlarme de él, Doc sale. Nos mira con una curiosidad que nunca antes
había visto en su cara. Dando un paso atrás, dejo espacio a Ayres e Hypnos para que se
muevan y se enderecen.
- ¿Qué está pasando? - Exijo.
-Vayamos a un lugar privado. -Se dirige a la capilla y me siento mal. Tengo un nudo en el
estómago cuando entro en la capilla y cierro la puerta.
- ¿Por qué jodidos mi hija...? -
No termina antes de que Hypnos se le eche encima.
- ¿Qué jodidos acabas de decir? - exige mientras agarra el abrigo de Doc con ambas manos.
Ayres se queda de pie, con la rabia apoderándose de sus facciones. Me alegro, porque me
estaba dando un poco de miedo verlo derrumbarse.
Doc murmura y yo suspiro. -Hypnos, suéltalo. Déjale hablar. - ¿Qué demonios está pasando 11
ahora? Hypnos está actuando como Ayres, volviéndose salvaje y medio loco, y Ayres está
actuando como Hypnos y siendo sensible. Mierda, este lío nos ha jodido de verdad.
-Es la viva imagen de Dove, mi difunta esposa, - me espeta Doc. Nunca ha superado el hecho
de que la matara en el accidente.
-Ex mujer, - le gruño. La mención de Dove me hace sudar. La quería cuando era más joven.
Joder, es una putada, pero a veces me pregunto si me siento atraído por Charlotte por haber
deseado antes a su madre. Sacudo la cabeza. Sé que no es así.
-Sí, bueno, mi hija está en la UCI con un agujero de bala. Y está embarazada. - Nos fulmina
con la mirada. -Ahora, ¿de qué jodidos la conocen? -
Ayres se ríe maníacamente, y yo aprieto los dientes antes de hablar. -Ella fue testigo de un
asesinato y nosotros...-
Doc se desenreda de Hypnos y corre hacia mí, con toda su fuerza. -Hijo de puta. - Dejo que
me dé una bofetada antes de darle un puñetazo en las tripas.
-Quizá si no la hubieras dejado crecer en el sistema... y ser vigilada por Haydes... no
estaríamos en este puto lío. -
Mi puño golpeaba su cara después de cada palabra. Quiero que sienta el puto dolor por el que
estoy pasando ahora mismo.
-Kronos, detente. - Puedo oír a Hypnos suplicándome, pero no puedo. No lo haré. Esto es
culpa suya por dejar que su hija se acerque a Haydes.
- ¡Mientras perseguía coños, dejó a Charlotte sola durante veintiún años! - Mi fuerte voz
llama claramente la atención del personal porque llaman a la puerta en cuestión de segundos.
-Seguridad del hospital, ¿todo bien? Hemos oído gritos. -
Hypnos se endereza la corbata y se dirige a la puerta. Ayres me ayuda a sentar al doctor en
un banco. Una vez sentados, Hypnos abre la puerta.
-Sí. Acabamos de recibir malas noticias. - Ayres mira a Hypnos y el guardia ve sus ojos
hinchados de llorar.
-Lo comprendo. Trate de no gritar. Siento su pérdida. -
Debe tomar el encorvamiento de Doc como pena. Francamente, no podría importarme
menos. Le sujetamos con fuerza y mi mano libre le tapa la boca para que no pueda hablar.
El guardia se marcha e Hypnos vuelve a cerrar la puerta. Tiemblo de ganas de matar a
alguien, pero me reprimo.
-Nunca podrás ver ni tocar a Charlotte cuando hayas terminado de cuidarla. Ni siquiera
mereces estar en la misma habitación que ella. - Hypnos se sienta en un banco delante de
nosotros y se da la vuelta.
-Ahora, dinos todo lo que le pasa. - 12
Le suelto la boca y sale sangre a borbotones. Es sólo una pequeña victoria. Quiero más.
-La bala la atravesó, pero dejó fragmentos en ella. Los hemos limpiado, - explica Doc.
-Mi hija no merece ser tratada como tú...-
Ayres le abofetea.
-No es tu hija, cabrón. Es tu paciente. Después de esto, tu servicio será para nosotros,
cuidando de nuestros hombres, y se requerirá tu lealtad. -
Continúo, intentando no romperle el cuello. Me interrumpe. -No puedes quedarte con mi hija
y.…-
Hypnos se mete la corbata en la boca. Sonrío con maldad. -Creo que diríamos lo contrario.
No la querías y ahora no tienes derecho a ella. - Me levanto y me coloco sobre él. -Cumplirás
o nadarás con los tiburones en el río Sabine. -
Asintiendo, confirma que entiende mis exigencias. - ¿Está Charlotte lista para recibir
visitas?- Pregunto, ansioso por ver a mi conejite.
Él asiente y yo sonrío. - ¿Y el bebé? -
Hypnos y Ayres sintonizan la conversación, queriendo saber, como yo, si el bebé sigue vivo
o no. -Va bien. Tanto Charlotte como los bebés se pondrán bien. Charlotte necesitará tiempo
para curarse, pero los bebés están sanos. Habrá que hacerles revisiones a menudo hasta que
Charlotte esté totalmente recuperada. –
-Perfecto. - Sus palabras finalmente me golpean. Le agarro y le miro fijamente a los ojos. -
¿Qué jodidos quieres decir con bebés? -
Hypnos y Ayres miran al doctor con los ojos muy abiertos. -Charlotte está embarazada de
gemelos. -
Por. EL. Jodido. Del. Amor. Hermoso. Gemelos. Hypnos permanece callado mientras Ayres
se tambalea. Con la cabeza en su sitio, me dirijo a él. -Ayres, lleva a Doc a urgencias y que lo
limpien. Hypnos, ven conmigo. -
Ayres no se inmuta y me vuelvo hacia él, con el ceño fruncido por la preocupación. - ¿Estás
bien? -
Me dedica una sonrisa triste, pero dice que está bien. Maldita sea, eso no debería
preocuparme ni ponerme duro. Pero lo hace.
-Sí, sólo quiero ver a Charlotte. -
Joder, ¿quién diría que el pequeño Ayres tiene corazón?
3 13
HIPNOS
¿Qué coño vamos a hacer con dos bebés? Repito una y otra vez las palabras de Kronos
mientras miro fijamente a Charlotte. No ha movido ni un músculo desde que llegamos aquí
después de la debacle con Doc. Kronos está sentado junto a la ventana, con la mandíbula
desencajada y los ojos cerrados. No estoy seguro, pero casi creo que bromeaba cuando dijo
que debíamos dejarla embarazada.
Creo que estoy extasiado. El sueño de ver el vientre redondo de Charlotte con nuestros hijos
es suficiente para excitarme. Soy un cabrón. Todo el mundo lo sabe. Diablos, hasta yo puedo
admitirlo, pero eso no me impide acercar mi silla al lado de su cama.
Con manos suaves, retiro la funda de sus piernas. Dejo que mis dedos recorran su rodilla
derecha hasta el muslo. Sus piernas se abren, lo que me hace sonreír. Incluso desmayada,
sabe a quién pertenece.
- ¿Qué jodidos estás haciendo? - pregunta Ayres. Le veo acercarse a nosotros.
-Jugando con mi guerrera. - Pensé que era obvio.
-Tío, la han sedado para ayudarla a curarse, - lo dice como si eso debiera significar algo. Sus
ojos se detienen en el vértice de ella y gime.
-Exacto. No puede luchar contra nosotros, y mírate, estás duro como una puta roca. -
Ayres le toca el pie y Kronos se acerca, acercando la segunda silla. Se sienta al otro lado de
la cama y nos mira. -Ayres, bájate los pantalones, - exige.
Eso es todo lo que necesita Ayres para salir del modo "papá" y convertirse en el psicópata
hormonal furioso que todos adoramos. Se quita los pantalones y los calzoncillos sin
protestar.
-Hypnos, gira la cabeza y chúpasela. Pon esa polla gorda, dura y lista. -
El gemido sale de mis labios antes de que pueda contenerme. Ayres me agarra del pelo y me
abre la boca con su polla. No es suave con la forma en que empieza a usar mi boca. Diablos,
eso me gusta. Miro a Ayres mientras mi nariz choca contra su estómago y él gruñe. Joder, mi
polla palpita al oír su naturaleza territorial.
-Maldita sea, Hypnos. Sigue mirándome así mientras te tomo la boca como la zorrita que
eres. -
Me entran ganas de morderle, pero Kronos se levanta riendo. Se coloca a mi derecha y agarra
el pelo de Ayres. -Cierra la boca, Ayres. Estás a punto de ser mi pequeño gatito. -
Joder, qué caliente. Mi mano se introduce en el coño de Charlotte mientras Kronos le baja
los pantalones.
.Ayres lo mira y parpadea. -No hay lubricante. - Kronos me guiña un ojo y agarra las caderas 14
de Ayres.
-Exacto. - Kronos empuja hacia dentro y pone una mano sobre la boca de Ayres para evitar
que su grito penetre la silenciosa habitación. Le chupo la polla con fuerza.
Me pierdo en el coño caliente de Charlotte, cedo a mi necesidad y saco la polla. -Eso es,
Hypnos, saca esa polla y súbete a la cama. Estaremos justo detrás de ti. -
Mi culo se aprieta al pensar en Ayres clavándose en mí mientras tomo a nuestra chica.
Subiendo a la cama, mi polla palpita mientras veo mis cuatro dedos en nuestra chica. Joder,
necesito esto tanto. Está viva. Esto me ayudará a recuperarme de la idea de perderla.
Los latidos del corazón de Charlotte se aceleran, y creo que puede saber que estamos aquí. O
al menos, esa es mi esperanza. Lentamente, insoportablemente, empujo dentro de su coño.
Este es probablemente el momento más suave que hemos tenido con ella, y no está despierta
para disfrutarlo. Miro hacia abajo y la visión de mi polla dilatando su raja a mi alrededor me
pone a punto de correrme antes incluso de que empiece la diversión.
La cama cruje cuando Ayres se sube a ella y empuja mi espalda para que mi culo quede más
alto. Su polla penetra mi cuerpo y yo gimo, amando el ardor que siente cuando me penetra
hasta los cojones de un solo empujón. Mientras se hunde en mí, avanzamos, tomando juntos
a Charlotte.
Kronos se sube a la cama y, mientras penetra a Ayres, los ojos de Charlotte se abren y
vuelven a cerrarse. - ¿Qué jodidos? - No me lo esperaba.
- ¿Has visto eso? - Ayres me susurra al oído, esperanzado de que se esté despertando.
-Se supone que está sedada. Joder, sabe cuándo despertarse y darnos placer, - dice Kronos
mientras nos empuja de nuevo hacia delante.
-Sigue. - Ayres me lame la oreja, follándome más fuerte.
Avanzo con sus empujones, dejando que el placer aumente. Charlotte gime y esta vez sus
ojos permanecen abiertos. Hay pánico en sus ojos, como si no supiera lo que está pasando.
Dios, mi polla se pone más dura; para ser sincero, es doloroso.
-Pequeña Guerrera, está bien. Estamos aquí. - Parpadea y mira a su alrededor, pero se fija en
mí. - ¿Nos sientes dentro de ti? -
Su asentimiento es todo lo que necesitamos para acelerar el paso. Kronos gruñe mientras se
folla a Ayres dentro de mí, y yo goteo pre-semen dentro de Charlotte. Mi cuerpo arde por la
necesidad de llenarla. No puede hablar por el tubo de respiración. Suavemente, le acaricio el
pelo.
-Déjanos amarte, pequeña guerrera. Te necesitamos. - Le beso la oreja. Aunque no nos diga
nada, está empapada. Joder. Sí, le gusta. Por alguna razón, eso es extremadamente
importante para mí.
-Conejita, eres una niña tan buena. Nos tenías tan preocupados, - dice Kronos bruscamente, 15
aunque se nota el alivio en su voz. Acelera el ritmo y Ayres me llena el culo con su semen.
Maldita sea.
No deja de follarme. No, me agarra del pelo y se inclina para mirar a Charlotte. -Hola,
gatita.-
La sonrisa en su voz me hace feliz. Realmente se estaba volviendo loco ante la idea de
perderla. Demonios, todos lo estábamos. -Joder, Hypnos, haz que se corra. Necesito ver
venirse a mi coneja. –
Eso es todo lo que necesita Ayres para poner una mano entre nuestros cuerpos. Le da un
golpecito en el clítoris y sus ojos se cierran. -Abre los ojos. -La demanda sale de mí.
Su coño se aprieta alrededor de mi polla, haciéndome gemir. -Sí, pequeña guerrera, coge mi
polla. - No puedo evitar empujar más rápido mientras su espalda se arquea sobre la cama.
La humedad empapa mis huevos. -Así me gusta. Muy buena por correrte sobre mí. -
Kronos gime y Ayres empuja más dentro de mí mientras lleno a Charlotte con mi semilla. Se
bajan de la cama y mi culo chorrea semen. Eso no es lo que estoy viendo. Diablos no, es mi
semen saliendo de ella. Eso no es suficiente.
-Voy a buscar a la enfermera, - nos informa Kronos mientras nos enderezamos. Con tres
dedos, Ayres empuja mi semen de nuevo dentro de ella.
-No queremos que se desperdicie. No es que importe. Nuestra pequeña ya está embarazada. -
Sentada en la silla, mi corazón palpita desbocado mientras ella me mira. Le sonrío,
asegurándole algo. ¿De qué? No estoy seguro. Ayres le aparta un mechón de pelo de la cara y
le toca la frente.
Joder, nos está domesticando.
4 16
DR. FORSYTHE
-No me vas a dejar, joder, - le grito a mi mujer. Mi Paloma no puede dejarme sólo porque le
moleste el tipo de trabajo que se hace a mi alrededor.
-No podemos criar a un niño en este ambiente. No es seguro. - Me suplica, pero no la
escucho.
-Si sales por esa puerta, sabes que te mataré. - La amenaza es falsa. Hacer daño al amor de
mi vida sería estúpido. Además, tiene en sus manos el regalo más preciado que jamás podría
recibir.
-Entonces muévete conmigo. Salgamos de Timberland y alejémonos de los hermanos
Powers. - Joder, si eso fuera posible, se habría hecho hace años.
-Este es nuestro hogar, y ellos han ayudado a darte esta casa. Estamos acostumbrados a un
estilo de vida de lujo. Si nos mudamos, no podremos permitírnoslo. -
La razón es una mierda. Diablos, cualquiera puede decirlo, pero irnos es firmar nuestra
sentencia de muerte.
-Bien. Entonces trabajamos en un plan para salir de aquí en los próximos meses. -
Sé que esto no va a suceder, pero para hacer feliz a Dove, estoy de acuerdo. -Muy bien, mi
amor. - Besar esos deliciosos labios suyos la distrae del pánico que está experimentando.
###
Sin embargo, Dove se fue. Hizo un plan y lo ejecutó. Le costó la vida y a mi niña. Joder. Ha
estado aquí todo el tiempo. El café que estoy sorbiendo sabe a alquitrán mientras pienso en la
pelea que me dio. Era una mujer ardiente, y me lleva a creer que Charlotte es como ella. Eso
espero.
- ¿Dr. Forsythe? -
Parpadeando, me giro hacia la mujer que me habla y veo que es la enfermera de Charlotte. -
¿Sí? -
-Está despierta. - La enfermera me sonríe y, por primera vez en años, mi corazón late
frenéticamente de felicidad.
-Gracias. - Salgo corriendo de la sala de descanso y me dirijo a la habitación de Charlotte.
Las enfermeras y los chicos están allí hablando de su estado.
-Todo el mundo, atrás de una jodida vez. Déjenme llegar a ella. - Es mi hija, maldita sea, y 17
merezco verla. El personal de enfermería se congela y se gira hacia mí. Normalmente tengo
un comportamiento mejor que este, pero mi cuerpo está en shock. Todos me miran hasta que
Hypnos me gruñe.
-Ni se te ocurra tocarla. - Hypnos se pone delante de mí.
-Muévete. Tengo que asegurarme de que está bien. - La necesidad de verla me está matando.
Me he perdido veintiún años de su vida. No me la perderé más.
Hypnos mira a Kronos y éste asiente levemente. Más vale que dé su consentimiento.
Caminando hacia Charlotte, la enfermera le quita el tubo de respiración lentamente. -
Charlotte...- ¿Qué puedo decir?
La enfermera más cercana retrocede y noto que tiembla. O está muerta de miedo por mí o
por los tres matones que las rodean.
-Las constantes evolucionan y su respiración es estable, doctor, - dice la segunda enfermera
mientras pone cubitos de hielo en la boca de mi hija. Mierda. Quiero cogerla en brazos y
llevármela lejos de todos.
- ¿Quién eres? - La voz de Charlotte sale en un tono susurrante. Empieza a toser y le aparto
el pelo de la cara mientras la enfermera le limpia la boca.
-Dr. Forsythe pero...- Ayres gruñe y yo dejo de hablar. Está bien, está bien. De acuerdo.
Pasitos de bebé.
-P…- Tose y traga más cubitos de hielo. - ¿Por qué hay tanta gente aquí?
Los chicos se ríen junto a algunas enfermeras. -Bueno, Charlotte, hubo un accidente y
necesitábamos asegurarnos de que la preciada carga que llevas saliera bien de la operación. -
Ante mis palabras, sus ojos se abren de par en par y el pánico se filtra por sus poros. Joder. -
Cariño. Estoy...- Las lágrimas caen por su cara en una rápida sesión. Mierda, no quiere estar
embarazada. O al menos, así es como me estoy tomando esto.
-Charlotte, ¿no quieres tener hijos? - Tomo su mano entre las mías y le pido que sea sincera
conmigo.
Kronos se acerca a la cama. -No importa si los quiere o no. Va a tener a nuestros hijos. -
Ella se encoge en la cama. -Lo siento. - Ella berrea y su ritmo cardíaco se dispara.
-Ya basta. La estás asustando. - Doy un paso alrededor de la cama y los fulmino con la
mirada.
-No. No pensará mal de tener nuestros hijos, - dice Ayres.
Hypnos se acerca al otro lado de la cama, lejos de las enfermeras que atienden a Charlotte, y
se inclina para susurrarle al oído. Su actitud cambia por completo y se relaja.
-No es que no quiera tener hijos, es que...- No termina. Joder, toda su conducta es sumisa y 18
asustada. Le han hecho un número.
-De nuevo, Charlotte, no tienes que decidir ahora mismo. Por el momento, quiero que
descanses. Tengo mucho que discutir con los hombres, y las enfermeras se ocuparán de lo
que necesites. -
Les hago un gesto para que me sigan y salgo de la habitación con ellos pisándome los
talones.
- ¿Qué jodidos crees que estás haciendo? - Kronos se me echa encima al segundo de cerrarse
la puerta. Me rodean en círculo y sé que es mejor andarse con cuidado.
-Si no quiere tener a los bebés, no la obligaremos. - Mantenerme firme es probablemente lo
más estúpido que puedo hacer, pero mi hija tiene derechos.
-Sobre nuestros cadáveres está nuestra chica renunciando a nuestros bebés. - Kronos me ruge
mientras Ayres se acerca. Hypnos se queda de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y
cara de cabreo. Siempre ha sido el más sensato.
-Eso se puede arreglar. - Me niego a retroceder.
Ayres se ríe y arremete contra mí. Mi espalda choca contra la pared con tanta fuerza que me
quedo sin aliento. -Mira, hijo de puta. Charlotte no va a abortar a nuestros bebés. Si se te
ocurre meterle esa idea en la cabeza, te meteré mi bate de béisbol de alambre de espino por
el culo. -
Está bien, lo admito, es un pensamiento aterrador, pero una forma de mantenerte firme con
estos tipos es permanecer calmado y sereno. -Es su elección. -
Kronos me quita a Ayres de encima y lo miro. -Nunca has sido un padre para ella. ¿Por qué
empezar ahora? –
Bueno, esto está fuera de lugar, pero me enderezo la corbata y suspiro. -Me la arrebataron. Si
hubiera sabido que estaba viva, puedes apostar tu culo en esto. La habría criado. -
Hypnos tira de ambos hacia atrás. Dejan que los mueva, pero me hace sonreír. -Ayres, creo
que el Doctor ha olvidado su lugar. -
Mi cabeza se gira rápidamente para mirarle. -Espera, estoy pensando en Charlotte y en su
cordura. No debería ser obligada a.…- Mis palabras son cortadas con un rápido puñetazo en
las tripas por Kronos.
-Cállate de una puta vez. Deja hablar a Hypnos. Creo que esto puede ser agradable. - Kronos
golpea a Hypnos en el hombro, y por primera vez, veo la muerte en sus ojos. Mierda, eso
sólo ha pasado una vez antes.
-Llévalo a la cabaña y ponlo con Haydes, - susurra y Ayres carcajea.
-Joder, sí, lo tengo. - Ayres me agarra de la corbata y tira de mí. -Si peleas conmigo, acabaré
contigo aquí mismo. Me importa una mierda si alguien está mirando. -
Ir con él es la única opción. Joder, esto no debería estar pasando así. Para no montar una 19
escena, muevo los pies y sigo a Ayres fuera del hospital. Perdición. Eso es todo lo que se
siente. Mi inminente perdición...
Todo porque me niego a renunciar a Charlotte.
5 20
CHARLOTTE
Abrumada. Esa es la única emoción que puedo procesar en este momento. No hay una vida,
sino dos creciendo en mi vientre. Aborto. Me estremezco al oír la palabra y sacudo la cabeza
con fuerza. Matarán al médico por haberlo mencionado.
Miro alrededor de la habitación y veo a las enfermeras. Decirles que no quiero a nadie más
en mi habitación podría ser bastante fácil de lograr. Algo me retiene mientras me froto el
vientre con la mano derecha. ¿Los desafío? ¿Puedo vivir sola, ir a la universidad y no
preocuparme cada día de que me localicen? No. Sé que no puedo. Sería una quimera si
ocurriera. Los chicos están obsesionados conmigo, y ahora que estoy embarazada, es
probable que no vuelva a salir de casa.
¿Tan malo es? La voz en mi cabeza se debate conmigo sobre abrir la boca y pedir ayuda. Del
tipo que me aleja de ellos y me pone a salvo. En algún lugar seguro. Me duele el corazón
cuando pienso que no son mi refugio seguro, y le doy la razón a mi cerebro. No, no es malo.
Es... suena a paraíso, pero ¿cómo puedo aceptar el hecho de que estos hombres son los que
me violaron y torturaron?
Me estremezco al recordar lo mal que lo pasé con Haydes, y cómo su traición me partió por
la mitad. Me tiembla el labio inferior y me tiemblan las manos al pensar en lo mucho que le
quería. Siempre fue mi persona favorita en todo el mundo. ¿Cómo ha podido hacerme esto?
Me viene a la cabeza la imagen de un calabacín y jadeo. No, nada de pensar en eso. Estaba
huyendo por una razón. Por esos tres. Ahí está otra vez, esa voz interior, tranquilizándome
porque ya no estoy con Haydes.
Ellos cuidarán de ti; han venido a por ti.
Cerrando los ojos, intento no pensar en lo que significa si me quedo con ellos. Sin embargo,
lo único que veo es mi vientre hinchado con sus bebés y a los tres custodiándome. ¿Confío
en que lo que estoy viendo es real? ¿Cómo puedo hacerlo? Me han hecho locuras. Se me
escapa un sollozo cuando pienso en deshacerme de los bebés. No puede ser. No puedo.
-Señora, - se me quiebra la voz, pero la enfermera que tengo más cerca sonríe.
-Por favor, que sepan que no... no voy a deshacerme de los bebés. Necesito ver a esos
hombres que están fuera. - No está claro por qué quiero verlos.
Eso no es verdad. Sabes exactamente por qué quieres verlos. Mi cerebro se burla de mí, y
mientras la enfermera sale, puedo oír a los tipos discutiendo.
- ¡Es mi hija! - Mis ojos se abren de golpe y todo el mundo se queda inmóvil. La enfermera
que estaba a mi lado jadea y me mira. Me ruborizo cuando abre la boca y luego la cierra. Me
pregunto si estará pensando lo mismo que yo.
- ¿Qué? - Por fin tengo voz suficiente para gritar. Todos se vuelven hacia mí y veo la mirada 21
asesina en los rostros de mis tres hombres. Mis hombres. Me sonrojo e intento incorporarme,
pero una enfermera me detiene y me dice que me quede quieta.
Kronos llega primero y me agarra la mano. -Charlotte, tú...- Le fallan las palabras y baja la
mirada, cerrando los ojos.
- ¿Qué quería decir con eso de, es mi hija? Mi padre murió cuando yo era una bebé. –
El médico que dice ser de mi sangre lanza un grito estrangulado mientras Ayres e Hypnos
intentan alejarlo de la habitación.
-Por favor, basta. - La súplica hace que todos se paralicen. -Yo... Déjenlo ir, ahora mismo. -
Kronos se ríe, pero Ayres e Hypnos me sonríen.
-Como quieras, Gatita. - Ayres se acerca a mí y me besa la frente. -Te están saliendo garras.
Me gusta. -
Sus palabras me producen un gran placer y le sonrío como la tonta enamorada que soy. Mi
mano se estrecha alrededor de la de Kronos. Hypnos se sienta en el borde de la cama junto a
mi pie izquierdo y lo acerca a su regazo. Los tres abrazándome me tranquilizan. Me siento
con los pies en la tierra.
- ¿Quién eres? - le pregunto al doctor.
-Me llamo Dr. Mario Forsythe. Soy tu padre, - responde con empatía. Su mirada es genuina y
preocupada. ¿Podría ser realmente mi padre? -Tu madre se llamaba Dove. Te puso Charlotte
por la...-
-La telaraña de Charlotte, - susurro. Me sonríe.
-Sí. Y tienes la preciosa sonrisa de tu madre, pero mi nariz. - Se acerca un poco más a mí y
tiemblo. Kronos se mueve para impedir que se acerque.
-No pasa nada, Kronos. - Le miro mientras retrocede un poco para colocarse más a la
cabecera de la cama en lugar de justo a mi lado. Pero no le suelto la mano.
-Nunca te haría daño, Charlotte. Eras el bebé más precioso del mundo. A tu madre le
encantaba que nos sentáramos a hablar mientras te daba el pecho. Eras el bebé más
adorable.- Sus ojos se llenan de lágrimas y oigo la emoción que fluye a través de sus
palabras. Cuando me tiende la mano, Hypnos y Ayres se agarran a él.
-Dejenlo ya. No va a hacerme daño. No estoy preocupada con ustedes tres aquí para
vigilarme como bulldogs. -
Esto les hace reír y la tensión se alivia. -Solo queremos asegurarnos de que estás a salvo, -
dice Ayres, y yo lo miro.
- ¿Seguro? ¿Hablas en serio? - Se me acelera el corazón. Su descaro hace que mi cuerpo
tiemble de rabia. - ¡Si acaso, debería querer alejarme de ustedes tres! -
Esta vez ha sido alto y claro. Sin crujidos, sin toses, sólo pura rabia en mi voz. Los chicos se 22
mueven y Mario parece muy satisfecho consigo mismo. -Y no te conozco. Me gustaría
conocerte, pero hasta entonces, sé profesional. -
¿Qué demonios me pasa? ¿De dónde ha salido este espinazo y cómo lo mantengo? Kronos
me muerde la oreja y entonces recuerdo cuál es mi sitio. Tragando saliva, miramos a Mario y
las enfermeras se marchan para dejarnos tiempo para hablar.
Temblorosa, me tiembla el labio inferior y los nervios se me desbocan. -Lo siento. - Hypnos
me sonríe.
-Mi Pequeña Guerrera por fin ha salido a jugar, ¿verdad? -
Le miro y me aprieta la pierna. -Pero eso no significa que no vayamos a castigarte por esa
boca tan traviesa que tienes. -
Ayres me agarra la teta derecha y aprieta. -O mostrar a nuestra pequeña gatita que su lugar
está debajo de nosotros, sirviéndonos. -
Ok, eso no es justo. Me excita que sean así. Asustada y excitada. ¿Cómo funciona eso?
Kronos vuelve a la vista y me mira mientras se sienta.
-Siempre teniendo que enseñarte tu sitio...- Me besa la mano izquierda y me acaricia la
mejilla. - ¿Quieres quedarte con los bebés, Conejita? -
¿Me está dando a elegir? -Sí, - les digo a todos, porque renunciar a estos preciosos pequeños
que llevo en mi vientre no es una opción. Nunca lo ha sido.
- ¿Quieres conocer a tu padre? - me pregunta Hypnos con enfado. No parece gustarle la idea.
No respondo. En su lugar, rebato. -Trabaja para ustedes tres, ¿verdad? -
-Sí, - dice Ayres mientras toma asiento en la silla junto a la cama. -Trabaja para nosotros
desde antes de que tú nacieras. -
Eso tiene mucho sentido. Dios, ojalá mi madre estuviera aquí para poder preguntarle qué
hacer. Los chicos no me presionan para que hable, pero no creo que esté en mí decir que no.
-Sí, pero sólo bajo mis condiciones. No quiero que ustedes tres actúen como si tuvieran que
vigilarme todo el tiempo. -
Kronos se ríe entre dientes e Hypnos me sonríe. Ayres me hace cosquillas en la parte inferior
del brazo, desde la muñeca hasta el codo, haciéndome soltar una risita. -Aquí no ha
cambiado nada, Charlotte. Eres nuestra. No olvides que nos perteneces. -
Las duras palabras de Kronos se asientan en mi interior, y la realidad de la situación no ha
cambiado. Sigo siendo su víctima secuestrada. Duele pensar eso. -Pensé que...-
Kronos levanta la mano en el aire. Se acerca a mi cara y me mira a los ojos. Hay ira allí... ira
que no entiendo. Me tira bruscamente del pelo y me obliga a mirarle. -Basta, Charlotte.
Pensaste mal. Sí, vinimos por ti porque Haydes tenía algo que nos pertenecía. Ahora,
descansa un poco. - Sus crueles palabras me golpean mientras se levanta. Me confunde el 23
rápido cambio de su actitud.
Kronos sale por la puerta e Hypnos suspira. -Volveré, Pequeña Guerrera. Tengo que ver
cómo está el prisionero. Ayres, quédate aquí y cuida de ella. Se calmará. –
6 24
KRONOS
Salgo furioso de la habitación antes de estallar. Los pensamientos de rabia e ira se mezclan
con el deseo por Charlotte. Pensar en perder a Charlotte me vuelve loco. Quiero rabiar y
hacer un agujero en la pared. Cada vez que la miro, la veo como lo que realmente es. Mi
vida. Diablos, ella me está dando bebés. Me he matado trabajando para darles una vida a
Hypnos y Ayres. Eso incluye a Charlotte y a nuestros bebés ahora, también. Tuve que salir de
la habitación porque soy un bastardo y no puedo decirles mis verdaderos sentimientos.
Reaccioné como un puto gilipollas, pero así me va. El sol y el aire me golpean al salir del
hospital y aúllo de dolor.
-Bueno, definitivamente la cagaste. - Hypnos se acerca a mí y pongo los ojos en blanco. Ese
hombre nunca me deja en paz con mis pensamientos. Siempre está metido en mis malditos
asuntos, pero lo necesito. Me mantiene cuerdo. Joder, es una píldora difícil de tragar.
-Sí, bueno, lo que dije era verdad. No ha aprendido su maldito lugar. - Gilipollas. El diablo
dentro de mí va y viene, llamándome la atención.
-Tú la amas. Ese podría haber sido el comienzo de la conversación en vez de mostrarte como
un gilipollas dominado por el alfa. -
Me guiña un ojo y quiero abofetearle. Joder. ¿Cómo coño sabe que la quiero? No digo nada y
subo a la camioneta para largarme de aquí. Hypnos sube y enciende la radio. Sí, exactamente
lo mismo.
###
La casa está en blanco. Sin Charlotte aquí, no es más que un cascarón vacío, y puede que
haya puesto en peligro lo que los chicos y yo hablamos. Tenerla en casa y a nuestros
pequeños correteando por aquí. Joder. Parece que es lo único que puedo seguir viendo.
-Lástima que tengamos que mantener vivo a Haydes, - gruñe Hypnos.
-Sí, - le respondo zumbando. ¿Por qué jodidos estoy tan emotivo? Me irrita muchísimo.
Cuando paso junto a Hypnos, me agarra por el cuello. Nunca ha sido el dominante entre
nosotros, pero joder, qué caliente. Me empuja contra la pared y me besa. -Basta, Kronos.
Estás cayendo en espiral porque no tienes el control. -
Tiene razón, pero no quiero admitirlo. No, la necesidad de llevármelo por delante y
demostrarle quién coño manda en esta relación es asombrosa. Antes incluso de que surjan las
palabras, su lengua está en mi boca.
El beso es abrasador y apasionado, y no se puede negar lo que hay entre nosotros. Mi cuerpo 25
se hunde en la pared mientras él se apodera de mi espacio.
-Buen chico, Kronos. Te tengo, - susurra contra mis labios y mi polla palpita con fuerza.
Demasiado dura. Me quita la mano de la garganta y me la pasa por el pecho. - ¿Necesito
follarte para calmar tu culo? –
Su reclamo sobre mí me jode el cerebro. La idea me excita y consiento. -Sí. - Estoy seguro
de que esperaba que lo mandara a la mierda. Diablos, probablemente debería decirle que
haga exactamente eso. Mi cuerpo zumba con la necesidad de que cumpla y me folle.
-De acuerdo entonces. - Hypnos me agarra del pelo y le miro. Mierda, este papel servil es
nuevo. Maldita sea, me pregunto qué pensaría Charlotte de mí así. Mi polla se enfurece ante
la visión de verla con un látigo, dispuesta a domarme. El semen me gotea por la punta.
-Quítate la camiseta, ahora, - me exige, y todo en mí grita que desobedezca, pero no lo hago.
No, me quito la camiseta y se abalanza sobre mí como un rayo. Me muerde el pezón derecho,
tirando de él entre los dientes.
-M-más Hypnos. - Accede a mis súplicas. Una mano áspera me agarra la polla por debajo de
los vaqueros y quiero que me la saque y la acaricie con fuerza y rapidez.
Hypnos retrocede y casi protesto. Joder, ya me siento como una zorra quejica, pero necesito
esto. Joder, creo que lo estoy deseando. Me baja los vaqueros y los calzoncillos hasta los
tobillos.
-Ponte de rodillas, Kronos. - Se está tomando en serio este momento de mando, y no podría
estar más orgulloso de él. Espera a que me deje caer, y decido bajarle la cremallera de los
pantalones y sacar su gran polla.
Mirándole, me relamo los labios. -Haz que duela, Hypnos. Por favor, las putas emociones
son...- Empuja dentro de mi boca, hasta las pelotas en un movimiento fluido. Empuja sus
caderas contra mi cara y no se detiene. No voy a ninguna parte con sus manos sujetándome
la cara.
-Eso es, Charles, chúpamela como la zorrita que eres. - Mierda, me duelen las pelotas cuando
sus palabras me inundan. Por un momento me pregunto si lleva mucho tiempo queriendo
hacerme esto, pero no pregunto. Diablos, no. Me concentro en succionar su polla hasta el
fondo de mi garganta.
-Acaricia tu polla, pero no puedes correrte hasta que mi polla esté dentro de ese culo.-
Maldita sea. Sus palabras son tan calientes. Me aprieto la polla con fuerza para no eyacular
ahora mismo.
7 26
HIPNOS
-Charles, mírame. - Saco mi polla de su boca y él se queda mirando, lamiéndose los labios.
Nunca lo había visto tan sumiso, y Dios... es una sensación embriagadora.
Le toco suavemente la mejilla y le sonrío. - ¿Quién es tu dueño?- Mi voz sale como si
intentara pasarla por un rallador de queso.
-Nadie. - Está siendo petulante. Le doy una bofetada.
-No me mientas, Charles Powers. - Le tiro de la mandíbula hasta que tiene la boca abierta y
le meto la polla hasta la garganta mientras le pellizco la nariz. -Si vas a mentir puedes
ahogarte.-
Cuando tose y llora, me retiro. - ¿De quién eres? -Exijo, manteniendo un agarre firme en su
mandíbula. Me gruñe y le doy la vuelta poniéndome de rodillas.
Le bajo los pantalones bruscamente para que solo se le vea el culo y se la meto dentro. Su
único sonido es un gruñido, y me parece bien. Le agarro del pelo y de la cadera y le meto un
solo golpe. Su culo se abre y me siento como Dios cuando se relaja y se somete a mí. Poseer
a Kronos en este momento es como ganar el trono del Olimpo.
- ¡Jódete! - me grita, pero yo me río.
-Eso es exactamente lo que estoy haciendo... follarte. Ahora deja de comportarte como una
zorrita y deja que te oiga decirlo. -
Vuelve a embestirme y aprieta mi polla. Joder, qué bien sienta. No puedo evitar follarlo con
más fuerza. Estamos follando tan fuerte que parece que nos movemos por el suelo.
-Xavier. - Gime y veo cómo su semen salpica el suelo. Su polla se sacude en su mano y se
detiene cuando el último chorro de semen sale de él. -Tú, Ayres y Charlotte son mis dueños.-
Su voz es apenas un susurro, pero me da lo que quiero. Gimo mientras me corro en su culo. -
¡Joder, Charles! - Lo atraigo hacia mí y le levanto la cabeza.
Lo giro hacia mí y le beso suavemente los labios. Sus labios saben salados y me doy cuenta
de que está llorando. Mi culo duro, siempre en control, frío como el hielo, hermanastro y
amante, finalmente está dejando salir sus emociones.
Nos quedamos un rato abrazados. Temo decir algo, preocupado de que Kronos decida darme
una paliza por lo que hicimos. No habrá disculpas por ello. Se merecía todo lo que pasó. Lo
necesitaba.
-Tenemos que ver a Haydes. - Resopla bruscamente y se aparta de mí. La capa de hielo ha 27
vuelto, y es una pena. Sé que es necesario, pero verlo vulnerable y en sintonía con su lado
más suave fue hermoso.
-Tienes razón. - Me subo los pantalones y le ayudo a ponerse en pie. Me mira y una
expresión de concentración se instala en su rostro.
Nos dirigimos al sótano y encendemos las luces. Haydes está exactamente donde lo dejamos,
encadenado al techo y colgado de los hombros. Kronos se acerca a él y le saca los cuchillos
de los muslos. La sangre brota y él sonríe.
-Bueno... parece que por fin te tenemos exactamente donde queríamos. - Se burla de Haydes
mientras pasa el filo del cuchillo por su camisa manchada.
-Joder...- Me río al ver cómo se esfuerza por pronunciar las palabras. Por otra parte, con la
cantidad de sangre que Haydes ha perdido, no me sorprende que apenas pueda decir. "Tú."
Sin embargo, aquí está burlándose de Kronos. Parece que algunas cosas nunca cambian.
Suspirando, me acerco a Kronos. -Recuerda, le prometimos a Charlotte que no lo
mataríamos. -
Está temblando de ira. Está escrito por todas partes. La dureza de su mandíbula, la rigidez de
sus hombros y el temblor de sus manos al mirar a Haydes me dicen que está a punto de
perder los nervios.
-No me importa. Tiene que morir. - Su ira vibra y Haydes se ríe. La puta madre se ríe de
nosotros. Cierro los ojos un segundo y oigo el balanceo de las cadenas.
Abro los ojos y veo a Kronos dándole una paliza a Haydes. - ¡Kronos! - Mi tono es cortante
e irritado.
- ¿Qué? - me ladra, pero no deja de golpear a Haydes. Tengo que detenerle. Esto le hará daño
a Charlotte, y no podemos hacerlo. La idea de causarle algún tipo de dolor ahora mismo no
me gusta nada. Es su deseo tenerlo vivo, y debemos concedérselo. No hay manera de que no
podamos. Tenemos que permitirle esto.
-Aléjate de él. - Exijo y me pregunto si puedo enfrentarme a Kronos en una pelea. Joder, no
quiero hacerlo. Es estúpido siquiera pensar que tendría que hacerlo.
Otro golpe aterriza en el estómago de Haydes. Joder. Agarro a Kronos y me golpea con el
codo. Maldita sea, es incontrolable. Retrocedo y busco la pistola eléctrica en el calabozo,
pero en su lugar encuentro un bate.
-No me obligues a pegarte, Kronos. - Estoy listo para detenerlo. ¿Quiero hacerlo? No. Joder,
no quiero, pero tengo que hacerlo. Matará a Haydes esta noche, y Charlotte lo odiará. Esto es
por su propio bien.
Kronos sigue golpeándolo, así que golpeo. El bate hace contacto con sus hombros, y se
tambalea sobre una rodilla. Me mira fijamente mientras respira hondo e intenta orientarse.
Creo que le he pegado demasiado fuerte, y la culpa me ahoga.
- ¿Te atreves a defender a esta escoria? ¿Ese hombre que nos arrebató a Charlotte? - Se 28
levanta y, por una vez en mi vida, me alegro de que no lleve sus pistolas.
-No, él no. Estoy haciendo esto por ti y por Charlotte, Kronos. Por favor, aléjate. Lo hemos
revisado y sí, tenemos que ponerle una venda en la pierna porque sacaste los cuchillos, pero
está bien. Acabemos con esto, ¿de acuerdo? -
Antes de que pueda detenerlo, me lanza el cuchillo y lo esquivo. Pero no antes de golpearle
con el bate en la mandíbula. Cae de bruces sobre el frío cemento y Haydes se ríe. Apenas se
oye, pero yo la oigo.
-Cierra la puta boca. - Tiro el bate al suelo y me apresuro a ver si Kronos está muerto. Si lo
he matado, nunca me lo perdonaré. Cuando lo toco, puedo sentir su pecho subir y bajar. Está
bien. Tal vez.
Contrólate, Hypnos. Estás entrando en pánico sin razón. Esto tenía que hacerse. Inspiro
profundamente, exhalo y cuento hasta diez. Tomo el botiquín y vendo a Haydes, mirándolo
todo el rato.
- ¿Por qué no podías dejarnos en paz? - le pregunto, queriendo saber de verdad.
-Tengo mis razones. Tienes que saber. Charlotte siempre ha sido mía y, cuando salga del
hospital, decidirá dejarme ir. No está en su naturaleza hacer daño a nadie. -
¿Podemos dejarlo ir? Es una bomba a punto de detonar, y si está detrás de toda la mierda que
ha pasado, tiene que irse. Le inyecto una pequeña dosis de somnífero, para no tener que oír
más sus gilipolleces. Debería dejarle descansar unas horas mientras me ocupo de Kronos.
Sin embargo, esa estúpida semilla de duda parpadea dentro de mí. ¿Charlotte elegirá a
Haydes?
8 29
AYRES
-Charlotte, sé que esto es duro para ti. - Intento tranquilizarla. Es algo difícil de hacer cuando
yo soy el malo a sus ojos. Kronos le dijo la cosa más cruel. Estaba equivocado. Las cosas
han cambiado, y no quiero volver a ser la persona que ella teme.
-No entiendo por qué no puedo dejarlos. Quiero mi libertad, pero no la tengo. No tiene
ningún sentido. -
Está llorando y lo único que puedo hacer es sentirme como un cabrón por haberla puesto en
esta situación. La tomo de la mano y le susurro que todo va a salir bien. Que un día se dará
cuenta de por qué es importante que estemos juntos. Estoy a punto de decirle que la quiero,
pero sé que no está preparada. En lugar de eso, dejo que se acueste sola.
Charlotte por fin se duerme y miro a mi gatita. Si intenta huir, sé que la seguiré. Diablos,
estoy tan confundido como ella con estos malditos sentimientos. Me tienen desorientado.
Mientras me pregunto por qué no puedo sentarme, camino de un lado a otro, queriendo saber
por qué tardan tanto. Nunca he sido un hombre paciente, y parece que hoy no voy a
encontrar esa paciencia.
Mi teléfono emite un pitido mientras arreglo las mantas en la esquina de la cama de
Charlotte.
Hypnos: Necesito ayuda.
Mierda. ¿Qué demonios ha pasado? Han atado a Haydes. ¿Se ha soltado?
Yo: Joder, ¿qué ha pasado?
Aparecen los tres puntos, pero tarda una eternidad.
Hypnos: Kronos se puso como una fiera y tuve que usar uno de tus bates con él.
Yo: No lo muevas. Déjalo en el sótano.
¿Por qué en el infierno me pediría ayuda Hypnos? ¿Qué coño voy a hacer? ¿Darle una
palmadita en la espalda y enseñarle cómo arreglar la situación?
Hypnos: Creo que le he roto la cara.
Respira hondo, me digo. Respiraciones profundas, joder. Estoy agitado, preocupado y
estresado al máximo. Por eso Kronos es el líder. Él sabe cómo manejar esta mierda. Yo no.
Maldita sea, no puedo dejar a Charlotte. No podemos llamar a Doc. Creo que hemos perdido
nuestra ayuda médica interna.
Hypnos: ...
-Ayres. - Salto cuando Charlotte me llama por mi nombre. Se suponía que estaba durmiendo 30
y recuperándose. Con paso rápido, me acerco a ella.
- ¿Qué te pasa, gatita? - La evalúo, frenético porque está herida. Dios, ¿qué demonios pasa
con estas emociones? Nunca me estreso, joder. Todo el mundo sabe que soy el relajado. El
que se ríe de todo, el bromista y el hermanastro de los dos gilipollas. De acuerdo, también
soy el más psicótico, y quizá por eso estoy reaccionando tan mal.
Charlotte se ríe suavemente y yo le sonrío. -Deja de preocuparte por mí, estoy bien. - Me
coge la mano y eso me alegra el corazón.
Sentado en la silla, mi teléfono emite cuatro pitidos más. - ¿Necesitas cogerlo? -
Niego con la cabeza, no quiero perder este momento con ella. -No pasa nada. -
Me mira fijamente y me pierdo en su mirada. Nunca he conocido a una persona más fuerte
en el mundo que Charlotte. -Yo…-
Suena mi teléfono y suspiro. - ¿Qué? - medio grito al teléfono.
-He llamado a una ambulancia para que venga por Kronos. No responde, aunque respira. -
Cierro los ojos mientras manchas negras flotan alrededor de mis ojos. Sí, definitivamente la
tensión ha subido. Mi cabeza gira cuando siento el tacto de Charlotte contra mi brazo.
- ¿Ayres? - Su voz es tan pequeña, incluso asustada. Odio que sienta eso por nosotros.
Diablos, nosotros le hicimos esto, y es nuestra culpa, pero no tiene que gustarme.
-Está bien, Charlotte, dame un segundo, dulce gatita. - Me inclino y beso su frente.
-Tráelo y lo prepararemos para que esté en la habitación de Charlotte. Eso lo hará feliz, y
Charlotte nos tendrá a todos juntos. - Joder, ¿cómo coño se había torcido todo?
-Entendido. Ayres, lo siento. - Cuelga antes de que pueda decirle que se calle de una puta
vez. Probablemente no tenía elección en el asunto si tenía que herir a Kronos. Soy una
maldita bala perdida en todo momento. Kronos, no tanto. Esto significa que algo tuvo que
provocarlo.
-Es... era uno de ellos...- Charlotte balbucea y se sonroja. ¿Está intentando ocultar que se
preocupa por nosotros? Casi me río de mis estúpidas ilusiones.
Juego con un mechón de su pelo y miro a la persona más preciosa del mundo. Es un regalo
del cielo, y mis emociones están a flor de piel, lo que significa que todo lo que sale de mi
boca son tonterías. Eso es lo que me digo a mí mismo. ¿Por qué no puedo aceptar que estoy
enamorado de ella?
Pongo fin a mis pensamientos y sonrío malvadamente a mi chica. -Sí, hubo un accidente en
la cabaña. Haydes está vivo, si es eso lo que te preocupa. - Mi tono es malicioso e irritado.
Charlotte se aparta de mí y mi corazón se hunde. Maldita sea, soy un gilipollas. -No me
preocupaba Haydes. Sé que no lo matarás, ya que te pedí que no lo hicieras. - Baja la mirada
y le tiembla el labio inferior. Si vuelve a llorar, puedo perder la cabeza.
-Quería saber si Hypnos y Kronos estaban bien, - susurra. 31
Podría ser un imbécil y decirle que no es asunto suyo. Mierda, eso es lo que debería hacer,
pero las putas emociones me están debilitando. -Sí, Hypnos está bien. Kronos se volvió un
poco loco y para evitar que matara a Haydes, Hypnos tuvo que hacerle daño. -
Ella jadea y las lágrimas corren por sus mejillas. - ¿Está... está muerto? -
-No, Gatita, no está muerto. Sin embargo, llegará pronto y cuando los médicos lo revisen en
urgencias, probablemente lo pondrán en tu habitación. Así podremos estar todos juntos. -
El pequeño resoplido que me da cuando me mira a los ojos me hace llorar. Esta chica es
definitivamente mi perdición. No es que me preocupe. Quiero ser deshecho por ella.
Deshecho y desmontado para ser su perfecto papi.
-Cálmate, dulce gatita. - Beso sus labios y la miro. -Todo va a salir bien. - Ella se relaja
contra mi tacto y eso me hace extasiarme.
-Papi. - Una palabra. Es todo lo que hace falta para que mi reserva se haga añicos. Cuando
mis pensamientos frenéticos se alejan y me centro en Charlotte, mi corazón se detiene.
-Gatita, - susurro contra su garganta mientras recorro con la boca el lado derecho de su
cuello.
Mueve la cabeza hacia un lado, dejando al descubierto más carne, y mi corazón late a un
ritmo acelerado. La cremallera de mis vaqueros va a quedar impresa en mi polla si mantengo
esta maldita erección durante mucho más tiempo. Apartarme de ella es lo más jodidamente
difícil, pero vuelvo a sentarme en la silla.
- ¿Por qué has parado? -Su voz es ronca, llena de deseo insatisfecho.
Se me escapa una risita. -Bueno, puede que no lo recuerdes, pero ya te follamos una vez, mi
niña cachonda. ¿De verdad quieres que te folle mientras estás en esta cama? -
Charlotte se sonroja y baja los ojos con recato. Es la puta cosa más mona. ¿Cómo puede ser
tímida después de tanto tiempo? Sus ojos brillan cuando vuelve a mirarme. Madre mía. Me
tiemblan las manos al verla apartar la tapa y abrirse de piernas. Es como si hubiera tomado
una decisión. Que, si está en esto, va a jugar como quiere.
-Quiero a papi dentro de mí ahora mismo, - exige con actitud impertinente. Bueno, maldita
sea.
Gruño, me levanto, me bajo los pantalones negros y me subo a la cama. - ¿Quieres a papi,
pequeña zorrita? -
Mientras la agarro del pelo y me abalanzo sobre su húmedo coño, gimo. -Sí, definitivamente
eres la zorrita de papá. Tienes el coño empapado, gatita. - Me sonríe y lo noto. Los latidos de
mi corazón acelerándose en mi mente mientras me envuelve alrededor de su dedo.
Las palabras que salen de mi boca son sucias, pero ella se las traga todas. Es como si la
incitaran a ser mi gatita mala. Maldita sea, nunca pensé que sería así.
Mis pensamientos se ven interrumpidos por el pitido de una máquina. Charlotte suelta una 32
risita y se acerca para pulsar un botón. El pitido desaparece, pero la miro para asegurarme de
que está bien.
-Fóllame más fuerte, papi. –
9 33
CHARLOTTE
¿Qué demonios me pasa? Primero, le digo al médico que se largue. Ahora, ¿le exijo a Ayres
que me folle? Quizá debería venir un psiquiatra a examinarme. Mis pensamientos se
convierten en un deseo lujurioso mientras Ayres me penetra con su polla. Esto podría ser un
alegato de locura, pero me encanta cómo me llenan. Está lavando los sentimientos de Haydes
y su traición. Tengo que dejarle hacer esto. Es una compulsión que me haga su chica sucia.
-Papi. - Gimo cuando toca mi punto G. Ese pequeño botón de placer dentro de mí que parece
encender mi fuego y obligarme a ser más sumisa hacia ellos. Ya hablaré de eso más tarde.
Ahora mismo, quiero concentrarme en la sensación de la enorme polla de Ayres llenándome,
haciendo que me apriete a su alrededor.
No oímos abrirse la puerta, pero el ruido de los platos nos hace mirar hacia ella. - ¿Qué...? -
-Lárgate de aquí, -ordena Ayres y hace todo lo posible por mantenerme a cubierto. La pobre
persona probablemente esté marcada de por vida al vernos follando en una cama de hospital.
La puerta se cierra de golpe y suelto una risita. No puedo evitar encontrarle la gracia.
Ayres me mira y yo le devuelvo la mirada, aún excitada. - ¿Te parece divertido, gatita? -
Me muerdo el labio para intentar no reírme demasiado, pero no lo consigo. -Sí. - Me pellizca
el cuello antes de morderme el labio inferior. Gimo y empujo mis caderas contra las suyas. -
No pares, papi. Por favor, no me importa si entra alguien más. -
¿Quién es esta chica? ¿Qué estoy haciendo? No, ¿qué me pasa? Todas las preguntas y
pensamientos cesan en cuanto Ayres pone su mano contra mi garganta y aprieta. No me
sujeta con fuerza, pero sí lo suficiente para mantenerme en mi sitio.
-Pórtate bien y tendrás lo que quieres. - Ayres empuja sus caderas para enfatizar exactamente
lo que voy a obtener de él. No me deja moverme. No, literalmente me desafía a moverme
con esa ceja levantada. Oh, ¿es... es este un nuevo juego al que estamos jugando? El placer
de tenerlo dentro de mí aumenta y parpadeo cuando me invade una oleada de felicidad.
-Esa es mi gatita, quédate quieta. - Se retira y deja solo la punta dentro de mi cuerpo
tembloroso. Me está tomando el pelo. Casi me duele de lo mucho que quiero sentir cómo me
penetra con su polla, cómo se adueña de mí.
Me aprieta la garganta, casi hasta ahogarme, pero no lo hace. -Esos bebés que llevas dentro
son nuestros. Los mantendrás a salvo como lo haremos con ustedes, ¿verdad, gatita? -
Por primera vez, veo algo en sus ojos que parece amor. Mis ojos lo buscan, tratando de
encontrar respuestas que creo estar inventando. - ¿Soy libre? - Susurro alrededor del duro
agarre de mi cuello.
-Nunca. - Se abalanza sobre mí y todo lo que se arremolina en mi interior me provoca un 34
fuerte orgasmo. Grito cuando me suelta del cuello y me agarra por las piernas para
ponérmelas sobre los hombros. Ayres me folla con fuerza
Ayres me folla con más fuerza a cada embestida, tratando de encontrar su propia liberación.
Tiemblo entre sus garras y cierro los ojos. Su mirada es demasiado intensa para seguir
mirándole. Soy una cobarde, o quizá estoy demasiado cautivada por el placer que me obliga
a sentir.
Una risita dentro de mi cerebro me recuerda que he sido yo quien ha iniciado esta sensual
sesión. Pongo los ojos en blanco y dejo que el deseo, la satisfacción y la felicidad se instalen
en mí. Ayres me besa y gime mi nombre en mi boca. Un segundo después, siento su caliente
semen en lo más profundo de mi cuerpo. Tiemblo cuando un mini orgasmo me golpea y me
arqueo dentro de él.
-Mi dulce, hermosa y ardiente gatita. - Me besa por toda la cara y se separa de mí cuando ha
soltado la última gota. -Haces que me olvide de cómo debo actuar. -
-Qué quieres decir? - le pregunto, esperando que esto no se convierta en un motivo para que
vuelva a hacerme daño.
-Significa que me estás cambiando, y estoy intentando aceptarlo, amor. -
¿Amor? Quiero cuestionarle su elección de palabras, pero no lo hago. ¿Y si ha sido un
accidente y ni siquiera se da cuenta de que lo ha dicho? ¿Podría querer decir realmente que
soy su amor? Dios, me siento como una patética niña coqueta que quiere aferrarse a
cualquier bocado de amor que pueda encontrar.
El momento de preguntarle se acaba demasiado rápido cuando se desliza fuera de la cama y
baja la cabecera. - ¿Qué haces? -
- ¿Me limpias? - pregunta, casi inseguro de la petición.
Me lo está pidiendo. No me está exigiendo ni obligando. Mi corazón se rompe en cientos de
maripositas felices flotando alrededor. Dios mío. Me lo ha pedido.
-Sí, claro, papi. -
Después de un poco de maña, encuentra la forma de bajar la barandilla y yo me arrimo al
borde de la cama para que me alcance la boca. Tal vez... tal vez pueda lanzar algo aquí que
nos haga felices a los dos. No estoy segura de sí hago esto para complacerlo, evitar que me
haga daño o si ansío este tipo de atención.
- ¿Cómo te limpio, papi? - Lo miro con las pestañas semi bajas, y me convierto en una niña
inocente que quiere complacer a su padre.
-Yo te enseñaré, gatita. - Me coge suavemente la cabeza con la mano y me unta los labios
con su semen y el mío. -Abre bien la boca, en una gran O para mí. -
Hago lo que me dice y le miro. -Ahora, cierra la boca alrededor de mi circunferencia y 35
chúpala como si fuera una piruleta. Deberías amarme, lamerla hasta que esté descuidada y
húmeda. -
Entra en el juego de roles impecablemente y yo me sonrojo por él. -Qué buena gatita,
cogiendo la polla de papá. Ahora sé su niña grande y tómala más profundo. –
Mi mente ha desaparecido y ahora sólo soy su gatita. Cierro los ojos y me porto como una
niña buena, bajo la boca hacia su polla. Me empuja contra la úvula, pero trago y voy más
allá. La necesidad de tomarlo todo y volverlo tan loco como yo es feroz.
-Lo estás haciendo muy bien, ayudando a papi a limpiarse. Una chupada más y estaré listo.
Luego me ocuparé de ti, cariño. -
Su tono es suave, casi como si estuviera asombrado de mí. Quiero conservar este lado de
Ayres para siempre.
10 36
HYPNOS
HAYDES
Me permito recordar la primera vez que mi padre me dio un arma. Kronos se cabreó
muchísimo y le dijo que la pistola era suya. Mi padre se volvió contra él y lo abofeteó.
-Cualquiera puede usar un arma, cabrón. - Mi padre tenía una malicia en el corazón que nos
transmitió tanto a mí como a Hypnos. Sin embargo, se rompió el culo para volvernos a todos
locos de remate. Me obligó a aprender todas las armas y me dijo que un día todos
gobernaríamos esta ciudad.
Es curioso que fuera un mentiroso. Me echó y no les dijo nada de que éramos de sangre. Está
bien, ahora no importa. Estoy atrapado en estas cadenas ...
¿O no?
Me duele la pierna como un demonio y necesito algo de beber. Aparte de eso, me niego a dar
nada. Esos gilipollas me han dejado drogado durante horas y no van a volver, al menos de
momento.
Respiro hondo, tiro hacia abajo con todas mis fuerzas, y el dolor que me recorre es glorioso.
Grito mientras me arden los brazos y siento un cosquilleo en la espalda. Joder. Tengo que
salir de aquí. Cierro los ojos y cuento hasta cien. Empujo cada respiración hacia mis
músculos, deseando estar lo más tranquilo posible.
Viendo a Charlotte en mi mente, tiro hacia abajo tan fuerte como puedo. El grito que sale de
mí es escalofriante. La rabia me invade mientras lo hago una y otra vez hasta que las manos
se me escapan de las cadenas. Tengo el hombro derecho dislocado, de eso estoy seguro.
Tengo cortes en las muñecas, pero no importa. Lo que importa es ponerme lo bastante bien
para encargarme de esos cabrones de una vez por todas.
Vale. Estoy mintiendo.
Mi prioridad número uno es poder quitarles a Charlotte y luego matar a cada uno de ellos
lentamente.
Muy despacio.
Desplomándome, intento levantarme, pero las piernas me flaquean y el hombro me estorba. -
¡Levántate, hijo de puta! - me grito a mí mismo. Si no se me ocurre cómo empezar a
moverme, me quedaré atrapado aquí.
Y puedo darme por muerto si vuelven a aparecer y sigo aquí.
11 40
CHARLOTTE
No estaba pensando en Haydes hasta que Hypnos dijo algo. Estaba preocupada por Kronos y
por él. Hay un malentendido entre nosotros que necesita arreglarse. Me duele el corazón al
pensar que Hypnos no me quiere. Peor aún, cree que yo no lo quiero.
La vía intravenosa en mi brazo me recuerda que no puedo salir de la cama, pero estoy
dispuesta a arrancármela de cuajo si eso significa que puedo ir tras Hypnos. Arrojando las
sábanas con fuerza, salto de la cama y me tambaleo. No esperaba estar tan mareada. Me
agarro a la barandilla y me estabilizo. Yo me encargo.
-¿Señorita? - Levanto la vista y veo a la enfermera. -No debería estar fuera de la cama".
-Venga a quitarme esta vía del brazo, por favor. - Tiemblo con mi petición. La necesidad
imperiosa de ir tras Hypnos es aplastante.
-Lo siento, pero usted… -
Le interrumpo. -Ahora, o me la arranco. -
Esto hace que se mueva. Se acerca, me quita la vía del brazo y agarro la manta para
envolverme.
-Usted.... -
Salgo por la puerta antes de que pueda terminar. ¿Por dónde se fue? - ¿Charlotte? -
-Ayres. -Lloriqueo. -Hypnos, salió furioso de aquí. Necesito encontrarlo. - La urgencia en mí
está haciendo que se filtren cosas raras en mi mente. ¿Qué importa si está enfadado? Qué
importa si piensa que no lo quiero. No debería quererle.
-Gatita. - Me atrae hacia su pecho y me acaricia el pelo. -Vuelve a la cama. Iré a ver a
Hypnos. -
-No. - Sacudo la cabeza furiosamente. -Quiero hacerlo yo. Le he disgustado, es culpa mía. -
Suspirando, Ayres me ayuda hacia las escaleras. -Odia los lugares cerrados cuando está
enfadado. Habrá ido a las escaleras. -
-De acuerdo. - Me agarro a su brazo para que me ayude a caminar. Dios, no puedo creer que
esté tan débil. La herida del hombro izquierdo me está matando y ahora entiendo por qué me
pusieron la vía. Pero eso no importa, porque Hypnos me necesita. Puedo sentirlo.
-Charlotte, ¿qué está pasando que te tiene frenética por llegar a Hypnos? - Puedo oír el
sonido incrédulo en su tono. Este hombre me talló. Exigió que soy suya y que nunca me
dejará ir. ¿Por qué voy tras él?
-Porque me guste o no, estoy ligada a ustedes tres. No lo pedí, pero los elijo a ustedes tres 41
antes que a Haydes cualquier día de la semana. No me traicionaste. ¿Quiero estar atada a
todos ustedes? No. Quiero mi libertad, pero no permitiré que Hypnos piense algo que no
debería. -
Resoplo mientras subimos los dos siguientes tramos de escaleras. Dios, estoy fuera de forma.
-Quieres ser libre. ¿Por qué tienes que librarte de nosotros para ser libre? -
¿De verdad Ayres no lo entiende? Casi pongo los ojos en blanco, pero llegamos a la azotea y
veo a Hypnos. Está de rodillas, con la cabeza entre las manos, y grita.
-Gatita, ahora no es el momento de que vayas allí, - me susurra Ayres, pero no le hago caso.
Caminando tan suavemente como puedo, me dirijo hacia él. - ¿Hypnos? -
Gira la cabeza y me mira fijamente. -No puedes dejarme en paz, ¿verdad? -
-No. -
Tanto Hypnos como Ayres jadean ante mi respuesta de una sola palabra. Me cansé de ser el
ratón. Me llama guerrera, pues está a punto de ver uno. -Levántate y deja de compadecerte. -
Ayres se ríe entre dientes, pero me vuelvo hacia él y le fulmino con la mirada. Levanta las
manos y se gira en silencio. Me vuelvo hacia Hypnos y ahora está de pie. Se eleva por
encima de mí, pero pongo las manos en las caderas, aunque hago una mueca de dolor al
mover el brazo izquierdo.
-No me dejaste terminar y huiste como un cobarde sintiéndote culpable en lugar de reconocer
lo que hiciste. - Lo pincho con el índice derecho. -Deberías avergonzarte de ti mismo incluso
por pensar estupideces. -
Ayres no dice nada. Hypnos me mira divertido. -Me llamas Pequeña Guerrera, bueno,
¿dónde coño está mi guerrero? Ayres es papi. Tú no lo eres, y no quiero que lo seas. Deja de
estar celoso. No me gustas así. - Al final de mi pequeño discurso resoplando, estoy gruñendo
y golpeando mi puño contra su pecho.
-Y, además, Kronos es el Amo. Tú eres...- Hago una pausa. ¿Qué es? Mi Hypnos. El estúpido
traidor de mi cerebro se ríe. -Bueno, eres mi guerrero, Hypnos, y si sacaras la cabeza del culo
cinco segundos, verías que me gusta así. Aunque no quiera. -
Me giro para irme, pero Hypnos me agarra del pelo y me atrae hacia él. Sus labios están
sobre los míos, impidiendo que mi grito de sorpresa escape de mi boca. La sensación de su
lengua en mi boca me hace gemir y lo rodeo con los brazos. El maldito hombro me escuece,
pero lo aguanto porque necesito estar más cerca de él.
Al apartarse, Hypnos me mira, buscando algo. -Qué? - Pongo los ojos en blanco y él suelta
una carcajada.
-Mi Pequeña Guerrera ha venido a buscarme, ¿verdad? -
-Sí. - Me suelta el pelo y me sujeta la cara con su gran mano.
Apoyo la mejilla en su palma y suspiro. -Es todo una locura y un desastre. No sé lo que estoy 42
haciendo, y no estoy segura de sí debería estar haciéndolo. Debería querer alejarme de todos
ustedes, pero me tienen hecha un lío. -
Se ríe entre dientes y me besa la mejilla que tengo expuesta. -Lo mismo, pequeña guerrero.
Lo mismo digo. - El aliento caliente de Hypnos me hace cosquillas en la oreja y tiemblo.
-Deberías estar en la cama, pequeña. Tenemos que llevarla abajo antes de que Kronos se
despierte y piense que le ha pasado algo más. -
Ayres interrumpe nuestro momento y ambos le miramos. - ¿Está despierto? -
-No, pero ya lo conoces. El imbécil testarudo encontrará alguna forma de luchar contra la
maldita medicina sólo para poder vigilar a Charlotte. -
Eso me calienta, pero no quiero que me calienten. ¡Uf! Es raro sentirse así. Es una bola de
deseo revolviéndose dentro de mí. Desearía poder describirlo mejor porque no es sólo deseo,
es mucho más profundo. Contentarme con ellos tres. Sentir que estoy loca porque en el
fondo quiero olvidarme del mundo y estar con ellos.
13 43
AYRES
Pues que me jodan de lado. Hypnos fue puesto en su sitio por Charlotte, y joder, espero que
nunca vuelva esa actitud contra mí. De acuerdo, eso es mentira. Mi polla está dura como un
maldito ladrillo, y quiero inclinarla y follármela mientras se la chupa a Hypnos. Por
desgracia, ahora no es el momento. Respiro hondo y ayudo a Hypnos a guiar a Charlotte de
vuelta a su habitación médica.
- ¿Está bien Kronos? - pregunta. Está realmente preocupada. Veo cómo Hypnos se pone
rígido, pero le respondo.
-Sí, Gatita. Está bien y, aunque estará fuera de combate durante un tiempo, se recuperará. -
Hypnos suelta un suspiro y bajamos el primer tramo de escaleras.
Charlotte se tambalea y tropieza en el último escalón, pero Hypnos la agarra. Se acurruca
contra él y yo sonrío mientras ella se disculpa. -Lo siento. Supongo que estoy más débil de lo
que pensaba. -
Con una carcajada, atraigo a Charlotte hacia mí. -Cállate. Se te ha acabado la adrenalina y
tienes que volver a la cama. Qué niña tan traviesa por salir de ella. -
-Voy a abrir la puerta, - dice Hypnos, rodeándonos. Tiene cara de culpable, y supongo que
voy a tener que joderle para que se tranquilice de una puta vez. Eso será en otra ocasión.
Tengo que concentrarme en llevar a nuestra chica a su habitación.
Cuando entramos, tienen a Kronos conectado y las máquinas pitan.
- ¡Kronos! - Charlotte gime, y sé lo que tengo que hacer.
- ¿Hay sitio para que ella esté en la cama con él? - pregunta Hypnos antes de que yo pueda, y
sonrío. No me lo esperaba, pero me alegro de que los dos pensáramos lo mismo.
La enfermera mira nerviosa a su alrededor antes de asentir con la cabeza. -Sí, le haremos
sitio. -
-Gracias. - Le respondo y la tumbo a su lado. -Ha estado disgustada y creemos que será feliz
a su lado. -
-Bueno, eso es muy dulce y ya que está aquí, ¿podemos volver a ponerle la vía? -
-Sí, puede. - Noto cómo Charlotte se acurruca con Kronos mientras respondo por ella. No se
resiste ni discute. No, va directa a su pecho y suspira de felicidad. Joder, nos quiere. Sé lo
que dijo en el maldito tejado, pero por la forma en que actúa con nosotros, tiene que ser
amor.
Hypnos y yo salimos de la habitación mientras arreglan a los dos. Él mira hacia abajo 44
mientras se apoya en la pared de enfrente de donde yo estoy en el pasillo.
- ¿Qué demonios ha pasado? - le pregunto.
-Mira, tú y Kronos son...- Se detiene y mira hacia abajo. -Ustedes dos son sus favoritos,
¿vale? No soy su papi ni su amo. Está claro que los quiere a los dos. -
- ¿De qué jodidos estás hablando? No somos del tipo celoso. ¿Qué coño, tío? -
Parece que no puedo dejar de hacer preguntas rápidas. -Si se entera de que soy pariente de
Haydes, me va a matar. -
-No estás emparentado con él. - Me mira y veo la verdad.
-Sí, lo somos. Medio hermanos. -
- ¿Cómo? - Mi mente se está volviendo loca. Como loca por esto. No puede ser.
-Padre, se folló a mi madre, que era la criada. Estuvo casado con la madre de Haydes antes
de que ella huyera. Ella es la única que no murió. -
La cabeza me da vueltas mientras lo miro. Parientes consanguíneos. El cabrón tiene dos hijos
de verdad. -Joder. - No sé qué más decir.
-Debería irme. Sé lo que dijo, pero es imposible que me quiera. No como a ustedes dos. -
Sin dudarlo, le doy una bofetada. Abofetear a Hypnos es como abofetear una encimera de
granito. Se le traba la mandíbula y duele muchísimo, pero al menos la mano sólo me escuece
y no está rota. -Contrólate. Estamos juntos en esto. Siempre Hypnos. Somos nosotros tres
contra el mundo. Nuestra chica, ¿recuerdas? Se levantó de la cama por ti. Incluso me
desobedeció para hacerlo. Recuérdame que le dé unos azotes más tarde. -
Esto hace que se ría entre dientes mientras se frota la mejilla. -Si vuelves a pegarme, te daré
una paliza. -
Se me escapa una risita malvada. -Entonces aguántate y ponte las bragas de niño grande.
Demonios, yo soy el más pequeño, y parece que soy el único que piensa como un adulto
ahora mismo. Tú y Kronos tienen que ponerse de acuerdo para que yo pueda ser el chico
adorable del grupo. -
Me abraza. -Nuestras emociones están fuera de control. Nos tiene enredados en nuestros
sentimientos. Demonios, no sé cómo lidiar con ello. -
Suspiro y le devuelvo el abrazo. -Sí, yo no... joder, ¿quién iba a pensar que de verdad
teníamos corazón? -
Nos miramos, y entonces lo sé. Nuestro amor no es convencional. Estamos demasiado
unidos para ser hermanastros. Demonios, siempre hemos sido así. Es una locura, pero
Charlotte llevó esto a un nuevo nivel. Tengo que hacerlo mejor. Diablos, no puedo entrar en
pánico. Tengo que asegurarme de que siga queriéndome. De que nos ame a todos.
- ¿Ayres? - Hypnos me sujeta la cara, obligándome a centrarme en él. - ¿Adónde has ido? - 45
-Yo ...- Se me escapa una carcajada y creo que las mejillas me arden de vergüenza. -Sí,
estaba en modo pánico. Creo que tenemos que ser mejores para ella. -
-Sí, y no. Ella nos quiere como somos. Si somos demasiado amables, puede aburrirse. Hay
que mantenerla alerta. -
Hypnos mueve las cejas y yo pongo los ojos en blanco. -Sí. Estamos muy jodidos. -
- ¿Me lo dices a mí? - Me río y seguimos agarrados. Si he de ser sincero, me siento bien
entre sus brazos. Es seguro. Demonios, esta mierda emocional es dudosa.
-En serio, ¿cuánto daño le he hecho a Kronos? -
-Tío, el médico dijo que tenía un poco de moratón en la sien. Quieren mantenerlo sedado
porque estaba peleando con el equipo de urgencias. -
-Oh. - Hypnos cierra los ojos mientras se desploma contra la pared aliviado. ¿De verdad le
preocupaba tanto que le hubiera hecho daño? ¿Imparable, impenetrable, Kronos?
-Tiene la espalda algo hinchada alrededor de los hombros, y puede que le hayas causado un
poco de dolor en los próximos días, pero se recuperará. Todos sabemos que hiciste lo que
tenías que hacer. Kronos... bueno, Kronos es un desastre emocional, como todos nosotros.
Todo esto es nuevo, pero lo solucionaremos. -
Suspira y me da una palmada en el hombro. -Joder, qué bien. -
Las enfermeras salen de la habitación y nos dicen que podemos volver a entrar. Les damos
las gracias y entramos. Vemos como Kronos y Charlotte roncan. Joder, esta es nuestra
familia. Hypnos va y se sienta en el lado donde Charlotte está tumbada. Esto me deja la silla
en el lado de la cama de Kronos. Diablos, no me importa.
14 46
KRONOS
Lo último que recuerdo es que estaba luchando por quitarme a Hypnos de encima. ¿Por qué
estoy en una habitación con un tubo en la nariz y por qué demonios hace tanto calor aquí?
Siento los ojos como cuchillas mientras los abro lentamente. Me cago en la puta. Un suave
ronquido llega a mis oídos y miro hacia abajo. La cabeza me da vueltas de vértigo y me
reclino hacia atrás. Mierda, ¿qué me ha pasado?
- ¿Kronos? - La sola idea de girar la cabeza hacia el sonido me marea.
- ¿Qué? - Refunfuño.
-Me alegro mucho de que estés despierto. - Ah, es Hypnos. El lamentable hijo de puta.
Debería dispararle. Sí, eso suena bien. Un brazo me rodea por la cintura y por fin miro hacia
abajo. Charlotte está acurrucada a mi alrededor, con la cabeza sobre mi pecho y una rodilla
entre las mías.
Cierro los ojos mientras lucho contra las lágrimas. Malditas lágrimas. -Quería estar aquí
contigo. -
Echo un vistazo al otro lado, gracias a Dios que la sensación de mareo ha desaparecido, y
veo a Ayres. - ¿En serio? -
La sorpresa en mi voz casi me avergüenza, pero pienso en lo mucho que significa para mí y
lo dejo pasar. ¿Y qué si ahora parezco una zorrita? -Gracias. - Es todo lo que consigo decir.
Charlotte se remueve y muevo la mano para acariciarle la espalda. Se tranquiliza al instante y
parpadeo. Se siente cómoda conmigo. Me tiembla la mano mientras hago movimientos
lentos y firmes a lo largo de su columna. -Mierda, Ayres, yo...- Por un momento me guardo
mis pensamientos, inseguro de querer dejarlos salir al mundo. Decidiendo que ahora es tan
buen momento como cualquier otro, continúo. -Ahora entiendo cómo te sentías en Urgencias
esperando a saber de Charlotte. La quiero conmigo en todo momento. -
Se ríe entre dientes y lo fulmino con la mirada.
-Lo siento. -
Hypnos interrumpe mis pensamientos y le miro. -Deberías sentirlo. ¿En qué estabas
pensando? ¿Golpearme con un bate de béisbol? -
Mira hacia abajo y luego hacia arriba. Hay fuego en sus ojos, y que me aspen si mi estúpida
polla no se agita. -Ibas a romper nuestra promesa con Charlotte. Tu rabia te hizo
incontrolable. Estabas más allá del pensamiento racional, y ni siquiera estaba seguro de si
sabías lo que estabas haciendo. Tuve que hacer algo, y no lo lamento, joder. -
-Charlotte sería más feliz si no tuviéramos que lidiar con Haydes. - Soy inflexible en esto. Es 47
imposible que Charlotte no quiera a ese hijo de puta muerto.
-Eso no lo sabes. Nos pidió que no lo matáramos, - dice Ayres. Por supuesto, él interviene.
Tiene que opinar, sobre todo.
La rabia me hace palpitar la sien y gruño al intentar levantarme de la cama. Charlotte se
acurruca contra mí y, cuando me muevo demasiado, el dolor de espalda me sacude. Vuelvo a
caer sobre la cama y respiro hondo, luego otra vez. Joder.
- ¿Kr... Kronos? - La forma tímida que tiene Charlotte de decir mi nombre me hace
centrarme en ella. Me mira con preocupación. Mierda.
- ¿Qué? – Gruño e inmediatamente me odio por ser tan idiota.
-Estás despierto. - Sonríe y me abraza a ella. ¿Qué coño está pasando? En serio, debo haber
estado soñando, ¿no?
-Sí, estoy despierto. -
Charlotte me pasa un dedo por el pecho y me pregunto qué coño está pasando por enésima
vez. ¿Charlotte quiere estar con nosotros? ¿Va a deshacerse de los bebés? Me duele la cabeza
con las preguntas dando vueltas.
- ¿A qué juego estás jugando, Conejito? - le pregunto a Charlotte mientras me abraza. Lo
hace lo mejor que puede con una herida de bala. Es entrañable, la verdad.
Hypnos se ríe. - ¿En serio? ¿Se alegra de verte y tú no puedes alegrarte por ello? –
-Cierra la puta boca. - Resoplo, y es Ayres el que se ríe.
-Maldito cascarrabias, - murmura.
-Bueno, prueba a que te golpeen en la cabeza. - Parezco una adolescente malhumorada.
-Kronos, siento... haber estado emocional y creo que, quizá si me sincero sobre lo que siento,
todos podamos sincerarnos. -
Charlotte me mira, haciéndome señas con los ojos para que escuche y oiga de verdad lo que
dice, pero no estoy seguro de poder hacerlo. Odio no tener el control y, ahora mismo, siento
que estoy perdido.
-Por ti, estoy dispuesto a escuchar siempre que no se trate de los bebés siendo abortados. -
Mi tono es firme, pero le acaricio la cara con una mano para demostrarle que estoy dispuesto
a escucharla.
Me dedica una sonrisa radiante y mis emociones de antes empiezan a amontonarse sobre mí.
Me esfuerzo por no dejar salir las lágrimas.
-Quiero a los niños. - Sus palabras me inundan y siento la verdad en lo más profundo de mis
huesos.
Cuando no digo nada, me mira. -Yo ...- Sus palabras la abandonan y creo que va a decirme 48
algo malo. Mi columna se pone rígida y me preparo para la batalla.
-Podría haberlos delatado. - Hypnos y Ayres levantan la vista, sorprendidos, y yo la miro a
ella. Mi Conejita, con esos preciosos ojos suyos, mirándome fijamente, desafiándome a ser el
malo que soy.
- ¿Pero? - le pregunto. La tensión en la habitación me está matando. Quizá no quiera saber lo
que está pensando. Me inclino para besarla, pero ella retrocede.
-No quiero. La gente me dirá que me has lavado el cerebro, pero estoy a salvo de...-
Charlotte se detiene un momento y mira hacia abajo. Le tiembla el labio inferior cuando
vuelve a levantar la vista. -De Haydes y ahora que llevo a tus hijos, podrías ser más amable
conmigo. -
Ayres se ríe entre dientes y da una palmada en la cama. No veo qué tiene tanta gracia.
Hypnos se echa hacia atrás en su silla, como si esto fuera algo bueno. - ¿Quieres hacer
alguna exigencia más, Conejito? -
-Sí, sólo una más. -Se acurruca contra mí, y me pregunto por qué, pero luego me doy cuenta
de que no importa una mierda. No está huyendo de mí y está dispuesta a rodearme con sus
brazos.
-Quiero que salgamos y seamos una familia de verdad. Basta de mantenerme oculta. - Esos
preciosos ojos verdes me ruegan que vea lo que ella necesita. Joder, me enamoro un poco
más de ella cada vez que habla. Me rodea con el brazo y mueve la cara contra mi pecho. -Por
favor, Kronos. -
- ¿Por qué no te ocupas de esta erección que has provocado y luego lo discutimos? -
Mientras Charlottes me besa el pecho, mi polla palpita por su boca.
15 49
CHARLOTTE
Kronos es un oso gruñón. Siempre tiene ese tono que grita no me jodas. Pues qué pena.
Quiero abrazarlo y, aunque debería salir corriendo, ya he aceptado que estoy loca. No pasa
nada, son psicópatas, así que ¿por qué no puedo ser mentalmente inestable con ellos?
En lugar de darle lo que quiere, le muerdo el pezón. Estoy jugando con fuego. De verdad,
pero parece que no encuentro el botón de "me importa un bledo". Gime y me aparta la cara
con el pelo agarrado con fuerza.
-Conejita. - Suelto una risita y le chasqueo los dientes.
-No soy tu zanahoria para mordisquear. - Se resiste a sonreír.
-No, pero tu polla dura dice que quiere ser mordisqueada. -Me he puesto como una fiera... ¡y
con él! ¿Qué me pasa? Ahora está en el suelo, pero eso no significa que no vaya a hacer que
uno de los otros dos me rompa el culo.
-Has estado pasando demasiado tiempo con Ayres. Tienes una boca de sabelotodo. -
-B…-Ayres me tapa la boca con una mano.
-Para mientras vas ganando, gatita. Ahora muévete por la cama y toma su polla en tu boca.
Es mezquino por tu parte hacerle esperar. -
Abro mucho los ojos y parpadeo mirando a Kronos. Ahora es todo chulería. Esos preciosos
ojos verdes centellean de alegría mientras pongo los ojos en blanco. Me suelta el pelo y me
susurra al oído mientras me aparto de su cuerpo.
-Así me gusta, pequeña. - Kronos pronuncia las palabras pequeña, que suenan como una
amenaza y una promesa a la vez. Cómo que quiero ser su pequeña buena.
Se me corta la respiración, me duelen los pezones y se me aprieta el coño. Yo... él... sí, mi
cerebro en blanco. Sin pensarlo dos veces, desciendo por su cuerpo, besando hasta llegar a su
polla.
La polla de Kronos es tan grande y dura que está cubriendo la sábana. Con cuidado, se la
quitó de encima y gime. Miro a Hypnos y me guiña un ojo. Es agradable que no me estén
forzando. Yo tomo la iniciativa y me gusta.
Le soplo en la punta de la polla y veo cómo brota el semen. Me muerdo el labio para
contener mi risita de niña, porque ya está empujando hacia mi boca. Me echo hacia atrás y lo
miro.
-No, quiero ir a mi ritmo. - Lo miro con severidad y él se ríe, y eso parece darme valor para
seguir. Aunque no soy grosera, y siento que estoy siendo un poco fuera de lugar para mí. Les
echo la culpa a ellos. -Por favor, - añado mientras beso la parte superior de su polla.
-Joder, - grita, y Ayres me recorre la columna con las manos. -No pares, nena. - 50
Hypnos me coge del pelo y me lo aparta de la cara con sorprendente suavidad. Mis sentidos
se desbocan mientras todos nos dedicamos a esta mamada. Me meto a Kronos en la boca y
opto por provocarlo, empujando la lengua contra su punta. Sus caderas me empujan con
fuerza y sonrío.
Ayres no deja de tocarme ni de provocarme mientras empujo mi lengua en la abertura.
Aunque me ofrece cierta resistencia, consigo deslizar sólo la punta. Kronos aúlla y su polla
gotea semen. -Joder, joder, Charlotte, tú...-
Veo cómo Hypnos sujeta la cara de Kronos y susurra: -Deja que pase. Dáselo, se lo ha
ganado. - Es lo más genuino que les he visto. Se adoran, y verlos así es reconfortante.
Ayres me mete un dedo en el culo y jadeo de dolor. Al hacerlo, fuerza mi lengua a entrar más
profundamente en el agujero de Kronos y él grita mientras yo bajo la boca, chupándosela.
Ayres me mete un segundo dedo y gimo. Mi culo, a pesar de haber sido usado un poco, no
está acostumbrado a la intrusión. Tiemblo mientras muevo las caderas hacia sus dedos.
- ¡Maldita sea! - grita Kronos, y siento su semen intentando pasar mi lengua. Zumbo
alrededor de su pene y él me golpea la cara con las caderas. Se retira para que mi lengua
salga de su agujero y se corre en toda mi boca y mi cara.
Me lamo la boca y gimo cuando siento su sabor en la lengua. Me vuelvo a tragar su polla,
asegurándome de que no tiene nada más que darme. Miro a Hypnos, que me mira atónito.
Me pregunto qué le asombra tanto, ya que literalmente se la he chupado antes. Ayres me
mete un tercer dedo en el culo y yo le grito.
-Demasiado... demasiado. Papi, por favor. - Siempre estoy en conflicto cuando se trata de
sexo en mi culo. Lo quiero, pero no lo quiero. Es confuso.
-Vuelve a gatear hasta el pecho de Kronos y pon una pierna entre las suyas y follate su
pierna. Deja que te veamos disfrutar. -
Mi cuerpo palpita con la demanda. Hypnos se desabrocha los pantalones y se acaricia la
polla mientras me muevo. Kronos me mira mientras yo le miro.
- ¿Dónde aprendiste a hacer eso? - Me gruñe. Sabe que era virgen cuando me cogieron.
Seguro que sabe que estoy improvisando.
-No tengo ni idea. - Me encojo de hombros y me acomodo contra él.
-Me la chuparás así todas las veces a partir de hoy, ¿me entiendes, Conejito? -
Habla tan en serio que sé que no se le puede replicar. Es una exigencia, una regla, y más vale
que se cumpla. -Sí, lo entiendo, Amo. -
-Ese es mi conejita buena. Recuesta tu cabeza en mi pecho y deja que Ayres juegue contigo
mientras ves a Hypnos correrse. -
Mientras me tumbo y veo a Hypnos acariciarse la polla, quiero chuparle el piercing Príncipe 51
Alberto. La idea de causarle un poco de dolor pero muchísimo placer me hace gemir. Mi voz
interior se ríe. ¿Quién es esta chica? Soy yo. Soy la chica que pone a sus hombres de rodillas,
haciendo cosas por ella.
Ayres llama mi atención cuando se retira y me deja respirando con dificultad. Pensar en ellos
de rodillas, inclinándose ante mí, me pone muy caliente. Giro la cabeza y le miro. - ¿Quién
dijo que podías parar? -
Sus ojos se agrandan, pero Kronos ríe entre dientes e Hypnos gime. Rápidamente me doy la
vuelta y le veo dar largos y duros golpes contra su polla. -Más rápido, - le digo, y él me mira
con esa sonrisa descarada.
Hypnos me sonríe orgulloso. -Esa es mi guerrera. -
No puede evitar gemir de nuevo mientras juega consigo mismo. Ayres me da una palmada en
la nalga izquierda y me agarro a Kronos. Tiemblo cuando me separa las nalgas y me mete
cuatro dedos.
-Oh. Oh. - Se me cierran los ojos y me agarro a la pierna de Kronos. -Más. Oh, papi, joder,
más. -
Kronos me agarra la cara y me obliga a mirarle. -Cuidado con esa boca, conejita mala. -
Confundida, me muerdo el labio. No lo hagas, Charlotte. No le presiones. - ¿Por qué? -
Ayres me da otra palmada en el culo e Hypnos se levanta. Se acerca a la cama y, por el
rabillo del ojo, veo su polla y el semen que gotea de su agujero. Abro la boca para él, ávida.
Cuatro dedos ásperos me agarran el culo mientras froto mi coño húmedo contra el muslo de
Kronos. Está crudo y arenoso, pero ¿quién demonios se preocupa por eso?
-Gira su cabeza hacia mí, Kronos. - La voz de Hypnos se tensa mientras Kronos me gira
hacia él.
Mantengo la boca abierta y él me sonríe. -Muy buena pequeña guerrera. -
16 52
HYPNOS
Cuando la llamamos por sus apodos, se ilumina. Es lo más bonito que he visto nunca.
Demonios, es una de las cosas más sexys de ella. Ver cómo se mete los dedos de Ayres en el
culo y cómo se folla la pierna de Kronos me pone a cien.
-Abre la boca, - le digo. Ya la tiene abierta, pero la quiero más abierta. Quiero verle la úvula
mientras descargo mi semen en su garganta. Tiembla y gime pidiendo más.
-Maldita sea, está empapada. Su coño tiene mi muslo tan jodidamente mojado, que apuesto a
que podrías metérsela hasta el fondo. - Las crudas palabras de Kronos me ponen al límite y
apunto mi polla directamente a sus labios.
No acierto, la miro a los ojos y me río cuando se sobresalta. -Estate quieta, gatita, - dice
Ayres mientras le mete un cuarto dedo, y ella grita. Todo su cuerpo se convulsiona cuando el
orgasmo se apodera de ella. Mi semen sigue chorreando cuando Ayres saca los dedos de su
culo. Se acerca al lavabo, pero estoy demasiado absorto en Charlotte para preocuparme de lo
que hacen los demás.
La cara de Charlotte está cubierta de mi semen y sonrío. Sí, está caliente. Kronos le sujeta el
pelo con la mano, obligándola a mantenerse en pie. Se le cierran los ojos. Apenas está
despierta. Ayres se acerca y le lava la cara y Kronos la suelta.
-Descansa, amor, - le susurro mientras Ayres se toma su tiempo para limpiarle el culo y el
coño. Demonios, Kronos tenía razón. Tiene todo el muslo mojado.
No tiene sentido perder todo ese dulce néctar. Me agacho y chupo en su muslo. Gruñe, pero
lo sujeto y lo lamo desde la rodilla hasta donde tiene los huevos.
-Joder, es tan jodidamente dulce cuando está cachonda. -´
Gimo y lo chupo, haciendo que se estremezca. No esperaba que lo hiciera, pero no puedo
contenerme.
-Si sigues así, puedes chupármela, - me dice Kronos. Creo seriamente que es un mecanismo
de defensa para no tener que admitir que está tocado o que quiere más.
- ¿Kronos? - Charlotte suena como si estuviera haciendo una pregunta. Todos nos detenemos
y la miramos. Esos ojos somnolientos, apenas abiertos, encierran una mirada soñadora. -Me
alegro de que estés bien y de que no hayas matado a Haydes. -
Él inhala bruscamente y la mira. - ¿Por qué? -
Ayres y yo nos miramos, con los ojos muy abiertos, sorprendidos. Aunque Charlotte no abre
los ojos, le recorre el estómago con el dedo.
-Porque Haydes es un manipulador y tú le hiciste el juego. Sin embargo, no lo mataste, y eso 53
significa que respetaste lo que yo quería. -
- ¿Vas a pedir verle? - Suena como si Kronos hubiera necesitado todo lo que tenía para
formular esa pregunta. Su voz es ronca, y su respiración errática. Su ira hace que su ritmo
cardíaco se dispare.
Su pregunta hace que Charlotte abra los ojos y nos mire a todos. -Todavía no. Puede que lo
vea más tarde. - Parece muy enfadada, con los ojos entrecerrados y la nariz respingona. -
Necesita saber exactamente por qué no volverá a tenerme. -
Eso nos tranquiliza a todos. ¿Tiene ella lo que se necesita para poner a Haydes en su lugar?
Ella lo conoce desde hace mucho tiempo. Demasiado tiempo.
-Bueno, nadie va a hacer nada esta noche. Descansemos y empecemos el nuevo día sabiendo
que estamos todos juntos. -
Kronos vuelve a acercar la cabeza de Charlotte a su pecho y yo vuelvo a meterme la polla en
los pantalones. Ayres acomoda las mantas sobre ellos y se sienta. Charlotte me mira y sonríe.
Esa pequeña elevación del lado izquierdo de sus labios me provoca algo. Joder, esta chica es
peligrosa.
###
DR. FORSYTHE
-No se acerquen a mi familia, - les exijo. ¿Cómo coño se atreven a visitar a mi mujer? -
¿Qué hacías en la oficina? Tu padre dijo que ibas a ocuparte de la banda de los
Timberwolves. -
Kronos me agarra por el cuello y me fuerza contra la pared. -Mi padre me dejó al cargo de
gobernar esta familia mientras él está de luna de miel. -
Mi mente corre a mil por hora. - ¿Qu...? - Kronos me aprieta hasta casi bloquearme las vías
respiratorias. Mis ojos se ponen en blanco y siento que la vida me abandona.
-Cállate. A partir de ahora, harás lo que yo te diga, joder. ¿Lo has entendido? -
Me sacude tan fuerte que mi cabeza golpea la pared y veo estrellas. -Sí. - Digo y me suelta.
-Bien. Ahora, si quieres que guarde el secreto de que te estás tirando a su mujer, te sugiero
que tengas a tu segunda mujer, Dove, y a tu hija en la oficina el próximo lunes. Por lo que a
ti respecta, ya no son tu problema. -
No puedo perder a mi familia. - ¿Qué vas a hacerles? -
Se ríe cruelmente y sonríe satisfecho. -Lo que me salga de los cojones. -
Sacudo el recuerdo de mi mente y me doy cuenta de que perdí a Catalina, María y Dove. Sí,
Dove fue mi tercer matrimonio. Joder, siempre pensé que había perdido a mi hija, pero no.
Ella está en ese hospital con ellos. Ellas son la razón por la que Dove se fue. ¿Cómo consigo
que Charlotte me crea?
Desconocido: Necesito tu ayuda.
¿Qué jodidos?
Yo: ¿Cómo conseguiste este número? ¿Quién jodidos eres?
Pulso enviar antes de replantearme mis palabras. Nadie más que mis pacientes tiene este
número.
Desconocido: Conozco tu número desde que tienes el teléfono desechable. Soy un hacker,
¿recuerdas?
Yo: Joder. Si eres Haydes, no puedo ayudarte. Ya lo sabes.
Desconocido: Ayúdame y te devolveré a tu hija. Pero cuanto más habla, más se confirma mi
sospecha de que es Haydes.
Decido arriesgarme y acuso a la persona de disparar a Charlotte. 56
Yo: No, tú disparaste a mi hija.
Nunca he sabido mantener la calma. Mi primer instinto es alterarme y gritar. Así que siempre
me llaman después de la fiesta de sangre y vísceras. Si Haydes cree que voy a ayudarle, se
está buscando otra cosa.
Desconocido: Apuntaba a esos bastardos. Escúchame, le han lavado el cerebro. Si podemos
alejarla de ellos, podremos darle una vida normal.
Eso es todo lo que quiero para ella. Está embarazada, y esos imbéciles la aterrorizaron hoy
en la habitación del hospital. La cagaron de miedo. Si hago esto bien, podría acabar con la
vida de Haydes y recuperar a mi hija.
Yo: Bien. Dime la hora y el lugar.
Haydes: Encuéntrame en Wonderland, Texas, en el Duchess Inn. En una hora.
No le respondo. No. Me siento aquí, con los ojos cerrados, las manos temblorosas y la polla
palpitante por la necesidad de orinar. Sé que es una tontería. Debería levantarme e ir al baño.
Sin embargo, el dolor dentro de mi polla me hace darme cuenta de que estoy vivo, y soy un
tonto. La policía tiene más posibilidades de acabar con esos cabrones. Sin embargo, aquí
estoy planeando con Haydes.
Realmente no hay opción aquí. Si les dejo tener a Charlotte, les dejo ganar. Mi vida ha estado
en este juego del gato y el ratón desde la primera vez que me encontré con ellos. Ellos han
tenido todas las cartas, y estoy cansado de eso. ¿Cómo sería vivir sin el estrés de tener que
mirar por encima del hombro? Podría llevarme a mi hija lejos, muy lejos de aquí.
Y así como así, estoy pensando en el pasado con mi dulce Dove.
18 57
CHARLOTTE
AYRES
KRONOS
-Voy a ver si consigo que les den el alta. No podemos estar aquí tirados todo el maldito día.-
Ayres sale malhumorado de la habitación. Bien, necesito un momento a solas con mi
conejita.
La sujeto de la oreja con los dientes y, cuando dice mi nombre con ese gemido jadeante que
tiene, la suelto.
-Kronos, - vuelve a decir cuando me separo de ella. Es casi como si me suplicara que me la
llevara. Sé que necesitamos curarnos. Necesita descansar y dejar que su cuerpo se recupere.
-Charlotte,- le digo y la miro a los ojos. -Me alegro de que no tengamos que obligarte a
quedarte con los bebés. -
Mierda, me siento crudo ahora mismo. La idea de ser débil me cabrea muchísimo, pero con
ella estoy dispuesto a mostrar un lado más amable. Eso espero. No me lo pone fácil porque
puedo ver la necesidad rebelde de desafiarme dentro de ella. Diablos, esa llama arde con
fuerza y no estoy seguro de si quiero aplastarla o cultivarla.
-Bueno, son mis bebés después de todo. - Sí, como dije, ese fuego está ahí, y espero que se
quede. Significa que cuando se someta será mucho más genuino.
-Sí, y tú eres nuestra. Esos bebés son tan nuestros como tuyos. No intentarás huir de nuevo,
¿verdad? -
Parece culpable durante medio segundo y le agarro el pelo con más fuerza. -Charlotte,- le
advierto. Dios, espero que sepa que está más segura con nosotros. Cuidaremos de ella. Tiene
que saberlo, maldita sea.
- ¿Qué? - me dice. - ¿Esperas que me acueste y lo acepte ahora? ¿Que acepte que me pegues
como antes? - Me tira de la mano, intentando apartar mi mano de su pelo. Vuelvo a sujetarle
el pelo y tiro de ella hacia abajo.
- ¡Basta! - Le ladro. -No olvides tu sitio. - Me siento jodidamente mal diciéndole eso. Es una
maldita reina y yo sólo soy un maldito bufón de la corte. Mi corazón se acelera y todo lo que
quiero hacer es disculparme, pero si muestro debilidad, temo que ella haga algo estúpido.
- ¿Ah, sí? Mi lugar debajo de ti. No lo he olvidado. -Charlotte cierra los ojos.
-Esto no ha terminado, Conejita, - le digo. Es imprescindible que sepa que no toleraré nada
menos que su obediencia en esto. No puedo perderla.
Se niega a decir ni una palabra más, y yo podría ser un auténtico gilipollas ahora mismo,
pero no lo seré. En lugar de eso, le suelto el pelo, pero mantengo un brazo firme contra sus
hombros y dejo que se enfurruñe.
Muy pronto, su respiración se estabiliza y pienso en lo que vamos a hacer. Que Haydes salga 64
al mundo nos perjudica a todos. Saber que puede volver por Charlotte me corroe por dentro.
Ayres vuelve a la habitación y me mira. -El médico vendrá dentro de unas horas para ver
cómo están. -
Le hago un gesto para que venga y se siente. - ¿Qué pasa, Kronos? -
-Creo que va a huir otra vez. - No tiene sentido tratar de ocultar lo que siento al respecto. Mi
voz está llena de lágrimas no derramadas y frustración. -No creo que crea que no volveremos
a hacerle daño. –
Me mira un momento y luego se encoge de hombros. Ayres no intenta bromear ni esbozar
una sonrisa. Es raro verle así. -No la culpo, Kronos. Piensa en todo lo que le hemos hecho.
Tiene derecho a sentirse como se siente. -
Lo miro con la boca abierta. - ¿Estás...? -
Me pone la mano en la boca y niega con la cabeza. -Déjame terminar. - Bueno, de acuerdo
entonces. -Odio que se sienta así. Cuando estoy cerca de ella, me siento completo. Me hace
sentir la necesidad de protegerla, de calmarla. Diablos, si soy honesto, quiero ser su papi las
veinticuatro horas del día, y no me importa si eso me convierte en un marica o no. -
Joder, se ha enamorado de ella. -Quiero que me diga que me quiere. - Me mira,
desconcertado, y sé que probablemente es la primera vez que dice esas palabras y las dice en
serio. -Lo peor es que... quiero devolvérselas. -
Me mira incrédulo. Pobre tonto. -No sé si puedo ayudarte en eso, Ayres. Todo esto es
jodidamente nuevo, y no estoy seguro de qué demonios hacer al respecto. -
- ¿No sientes lo mismo? - La mira con lo que pensé que era lujuria, ¿pero ahora me dice que
es amor?
- ¿Cómo demonios voy a saber qué hacer? Nunca he estado enamorado. - Las palabras salen
de mí antes de que pueda detenerlas. ¡Joder! Parece que mi cerebro y mi boca no se hablan
porque sigo hablando. -Quiero a los bebés y a ella. No hay vida sin ustedes y Charlotte. -
Ayres se levanta y me abraza. Quiero apartarlo, pero no lo hago. No, uso mi único brazo libre
y lo abrazo. -Superaremos esto, - susurra y vuelve a sentarse. Me gustaría estar de acuerdo.
-Si vuelve a huir y se hace daño o pierde a los bebés, me volveré loco de remate. -
-Como que ya estamos ahí. Nos acabamos de abrazar. - Se ríe, y ese es el Ayres que conozco.
-De acuerdo, listillo. - Refunfuño hacia él. Me guiña un ojo. Malditos guiños. Si tuviera
ganas de levantarme, le quitaría el pellejo. Pero estoy demasiado agotado para que me
importe.
21 65
HAYDES
-Pajarita, ¿estás lista para ir al colegio? - le pregunto a Charlotte mientras leo el mensaje
de Martina.
M: Van a atacar el territorio de los Timberwolves esta noche a las nueve.
Yo: ¿Qué está haciendo la policía para arreglarlo?
M: No lo están haciendo. La nómina ya está muy extendida. Sabes que el Jefe está
involucrado.
Yo: Sí. Por eso quería que vinieras a trabajar para mí. Te negaste y ahora estás metida en
un buen lío.
M: No te preocupes, lo tengo bajo control.
Yo: Asegúrate de que así sea, o no volverás a tener otra foto de Charlotte.
Soy un imbécil. No, me digo a mí mismo. No, no lo soy. Martina eligió a Ayres hace años,
y bueno, esta es su penitencia por joderme. Además, es mejor si Martina nunca llega a ver
a Charlotte. De esa manera, puedo controlar quién influye en mi pajarita, y no quiero a
Martina cerca de ella.
###
Esperar a que llegue Doc es aburrido. Sigo teniendo recuerdos del pasado y, francamente,
estoy cansado del pasado. Necesito concentrarme en el futuro que tengo con mi chica.
-Sal Haydes, estoy solo, - me llama la voz de Doc.
Procedente de la otra habitación de la zona, extiendo mi arma. Rápidamente, escaneo la zona
y veo que, efectivamente, el Doc está solo.
-Gracias por venir. - Sin poder mantenerme en pie demasiado tiempo, me desplomo contra la
pared. -Necesito que me cure. -
-Sabes que no puedo. Si me pillan contigo, soy hombre muerto, - dice con inseguridad. ¿Ha
olvidado quién demonios soy?
-Bueno, entonces, no nos andemos con rodeos. Pon un puto parche en mí o te mato. ¿Tengo
que recordarte que, aunque mi puntería sea terrible, conozco suficientes formas de mutilarte
antes de que pases la puerta? -
Se estremece y asiente. -De acuerdo. Me imaginé que dirías eso. -
La forma en que dice Haydes me pone los nervios de punta. Me estremezco mientras la 66
sangre sigue bajando por mi pierna. ¿Por qué tarda tanto en venir? Cierro los ojos y trato de
controlar mi paciencia.
-Deberías haber sabido que lo seguiría. - Hypnos me da mucho miedo, pero tiene razón.
-Bueno, hermano, me alegro de que estés aquí. No creí que fueras tú quien aparecería. - Me
burlo de él. Es lo más fácil de hacer. Es un cobarde por pasar a la acción. Sonrío, aunque me
atrapa. Sabe que me tiene, pero no conoce mi pequeño secreto.
-Doc, sí, ve a curarle. No puedo dejar que se nos muera. Si lo hace, Charlotte no estará
contenta. -
- ¿Cómo está mi pajarito? - Me burlo. Es estúpido, pero lo hago de todos modos.
Su mano me rodea la garganta y me susurra al oído: -Ella no es nada tuyo. Voy a dejar que el
doctor te cure para poder llevarte al calabozo. Estaré vigilándote, así que estás jodido si crees
que volverás a liberarte. -
Me río entre dientes y avanzo como si me balanceara. Cuando Hypnos viene conmigo,
reboto hacia atrás, golpeándome la cabeza contra su nariz. Su agarre sobre mí se libera y me
giro, empujándole lejos de mí. Aunque estoy débil, no voy a rendirme y morir. Hoy no.
Intentar moverme con la pierna como está es peligroso para mi salud. La sangre brota aún
más rápido y mi cabeza está mareada. Miro hacia Doc. Está de pie, con los ojos muy abiertos
y la boca abierta por la sorpresa.
-Bueno, no te quedes ahí parado, cúrame, - le exijo. Hypnos utiliza su cuchillo para
arrinconarme contra la pared.
-Estúpido hijo de puta. - Gruñe y yo me quedo quieto. No tiene sentido seguir pinchando al
oso. Sonrío cuando su nariz parece rota.
Perfecto.
22 67
HIPNOS
Cuando Doc me llamó, no pensé que fuera a ayudarme. La cosa es que ha sido leal durante
tanto tiempo. Incluso si nos cagamos en él, nos va a ayudar. Haydes debería haberlo sabido.
Fue una estupidez llamarlo. Lo tengo y voy a hacer de su vida un infierno hasta que
Charlotte nos dé el visto bueno para matarlo.
Haydes se queda callado mientras le ato las manos a la espalda y hago que Doc le eche un
vistazo. Puede que antes de esto tuviera algo parecido a cariño por Haydes. Es un adversario
digno, y salvó a Ayres una vez. ¿Pero ahora? No, nada podría hacerme cambiar de opinión.
Arderá en el infierno por lo que le ha hecho a Charlotte. Un día todos lo haremos también,
pero por ahora, ella nos quiere, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para asegurarme
de que eso ocurra.
Doc tarda una hora en curar sus heridas. Lo ha noqueado para que no oponga más
resistencia.
-Es estúpido tenerlo cerca. Es una bala perdida y está esperando para volver a atacar, -
comenta Doc mientras recoge el material médico que no ha utilizado. Prende fuego al cuenco
en el que ha metido los artículos usados. Sin pruebas siempre es mejor.
-Charlotte lo quiere vivo. -Siento que me estoy mordiendo las uñas al decirlo.
- ¿Cómo está? - me pregunta con una esperanza genuina de que le vaya bien. Quizá
realmente quiera formar parte de su vida. Si supiera lo que le hizo a Dove, haría que lo
mataran. Hmm ... eso es una idea. Deshacernos de toda la gente de fuera... ¿Sólo nosotros
cuatro? Joder, me gusta esa idea.
-Se está recuperando y está feliz de tener a los gemelos, - le digo sin emoción. Lo que pasa
con el doctor es que, si descubre un punto débil, lo mordisquea hasta que te ha destrozado y
te tiene en su telaraña.
Sin embargo, por dentro estoy rebosante de lo que creo que es alegría. Nunca la había
sentido antes, así que tener esa emoción es extraño. No sé si quiero saltar o gritar de alegría.
¿Alegría? Joder, me estoy volviendo tan malo como Kronos y Ayres.
-Cuando la lleves a casa, me gustaría verla. Conocerla. - Coge a Haydes por el lado izquierdo
mientras yo lo hago por el derecho. Lo sacamos del edificio y lo metemos en mi todoterreno.
-Dependerá de ella, Doc. Ella tiene la última palabra. - Francamente, no lo quiero cerca de
ella, pero mantengo lo que dije.
-Entiendo. - Suena abatido, y normalmente me alegraría. Ahora, lo siento por él. Demonios,
yo también lo siento por mí. Tengo que hacer de niñera de la zorra de Haydes mientras esos
dos del hospital pueden estar con nuestra chica.
### 68
Mi teléfono suena y gimo. ¿Por qué Ayres y Kronos siempre piensan que tienen que
vigilarme?
Ayres: ¿Tienes a Haydes?
Yo: Síp.
¿Por quién me toma? Por supuesto, lo tengo.
Ayres: ¿Doc contigo?
Yo: Nop.
¿Por qué coño iba a estar? Mi agitación ante toda la situación me está fastidiando. Es como si
estuviera demasiado agitado y no quisiera estarlo.
Ayres: Mañana llevaremos a Charlotte a casa.
Yo: Genial.
¿Genial? Joder le acabo de mandar genial. ¿Qué coño me pasa? Nada. Ni una maldita cosa
porque están acostumbrados a respuestas mías de una sola palabra. Cierro la puerta del
calabozo de un portazo y gruño. No, en serio, me pasa algo. Estoy cabreado por todo y tengo
unas emociones jodidamente raras. Se contradicen y no me gusta.
Tengo los tobillos de Haydes encadenados a la cama. Su cuello está en un collar de metal
unido a un perno en el suelo. Sus brazos, bueno, están esposados a sus muslos. El bastardo
no se moverá pronto. Dando una vuelta por la cabaña, la miro con ojo crítico. Este no es
lugar para criar bebés. Demonios, no es lugar para que esté Charlotte. Voy a tener que
arreglarlo.
Me pongo al teléfono y pido pintura nueva para las paredes. Los pisos están desnudos.
Alfombras. Necesitamos alfombras. Joder, ¿por qué hay cien diferentes?
A la mierda, voy a buscar la ayuda de Charlotte. Le envío una foto rápida a Ayres.
Yo: Enséñasela a Charlotte y pregúntale cuál le gusta.
Ayres: Dice que el azul oscuro y el blanco.
Sonrío. Esas eran las dos que había estado mirando. Una en el salón, junto a la chimenea.
Maldita sea, puedo vernos revolcándonos en la alfombra y a Charlotte tomándonos a todos.
La polla se me pone dura y tengo que cerrar los ojos para contener mi necesidad.
Yo: ¿Y estas?
Otra ronda de fotos de los muebles del salón y del dormitorio. Suena mi teléfono y la voz de
Charlotte me inunda el oído. Siento un cosquilleo en la columna vertebral y me detengo un
momento, disfrutando de la forma en que me llega.
-Hypnos, ¿qué estás haciendo? - Suena emocionada, feliz de hablar conmigo. 69
-Um...- Nunca me quedo sin palabras. Ahora sí. -Quería saber qué te gustaría. -
- ¿Estás decorando para mí? - Se ríe burlonamente y yo reprimo un gemido.
-No. Quiero saber lo que te gusta para comprar exactamente lo contrario. -
Eso no era lo que quería decir, maldita sea. Bueno, demasiado tarde para retractarme.
-Mi guerrero seguro que está agrio ahora mismo. Yo también te echo de menos, y me
gustaría tener el juego de sofá de cuero y madera con la mesa de centro de roble, por favor.
En cuanto al dormitorio, necesitamos una cama tamaño Alaska, así que probablemente
deberías intentar encontrarla. -
Lo dice con aire de autoridad, y que me aspen si no se me escapa el semen. - ¿Algo más, su
alteza? -
-Ooh. - Hace una pausa y sonrío. Joder, ¿estamos flirteando el uno con el otro? -Eso me
gusta, pero soy tu Pequeña Guerrera, y no lo olvides. -
Charlotte me cuelga. Me cuelga, joder. Un segundo después recibo un mensaje de texto.
Ayres: Por favor...
Miro el texto y me doy cuenta de que el mensaje es de Charlotte. Mierda, esta niña podría
darme órdenes y yo la seguiría como un maldito perro. Esas dos palabras me derriten.
Parpadeo, intentando tragarme esta estúpida emoción que tengo ahora mismo. ¿Cómo
jodidos voy a volver a ser duro con esta chica?
23 70
CHARLOTTE
Estar en la cama es aburrido. Sobre todo, si estos dos no quieren jugar conmigo. Respiro
hondo y miro a Ayres en el sofá de la habitación. Está dormido y Kronos también.
Levantarme es probablemente una mala idea, pero necesito hacer algo. Estirarme, caminar,
¡algo!
Un millón de preguntas pasan por mi cabeza. ¿Está Hypnos arreglando la cabaña para
nosotros? ¿Supone Haydes una amenaza para todos nosotros? ¿Qué pasa con el Dr. Forsythe,
y podemos tener una relación como padre e hija? ¿Seré una buena madre?
Rápidamente y en silencio, salgo de la habitación. Menos mal que la enfermera me ha traído
una muda. La idea de tener que quedarme una noche más me desanima, pero es por la salud
de Kronos, no por la mía. Un médico me dijo que tenía el alta médica y que podía irme
cuando quisiera. Me negué a hacerlo. Kronos se iría si yo me fuera, y aún no está listo para
que le den el alta.
La enfermera levanta la vista y me sonríe. - ¿Necesita algo? -
Sacudo la cabeza. -Busco la cafetería. - Vale, he sido mala, he cogido la cartera de Ayres.
-Baja a la segunda planta. Gira a la izquierda desde los ascensores y al final del pasillo estará
la entrada. -
-Gracias. - Con ánimo, me dirijo a los ascensores. Me muerdo el labio y me río para mis
adentros. Estoy sola por primera vez en meses.
Al entrar en el ascensor, pienso en lo que voy a hacer. ¿Voy a ir a la cafetería o voy a salir
por la puerta principal? Mi mente se acelera y me siento débil. ¿Lo hago? Salgo directamente
del hospital.
Las puertas se cierran y me tiembla la mano. Me relamo los labios y pulso la G de la planta
baja. Aire fresco. Es todo lo que digo. Voy a tomar el aire. No puede hacer daño, ¿verdad?
Mi pie golpea el suelo de linóleo a medida que me acerco a la planta baja. ¿Qué estoy
haciendo? Si me cogen, estoy... no, no estaré muerta, pero definitivamente estaré en
problemas. ¿Tan graves serán esos problemas, Charlotte? Mi mente me asedia y siento que
se me ponen duros los pezones. Dios mío, me excita la perspectiva de que se pongan duros
conmigo.
Libertad. No, quiero mi libertad. Oler el aire fresco, ver a otras personas y no ser mantenida
como un animal. Las puertas se abren cuando suena el timbre. Me quedo helada mirando por
primera vez a personas que no son mis enfermeras o los chicos.
-Hola, - susurro y salgo del ascensor. El chico y la chica me miran como si estuviera loca y,
bueno, probablemente lo esté. Esto es tan estúpido. Tan idiota, pero está pasando.
Tengo que demostrarles que no voy a seguir aguantando sus gilipolleces. ¡Ja, sí que lo 71
harás! Maldita sea la voz de mi cabeza.
Cuando las puertas se abren hacia la salida, salgo y pienso: esto es todo. Puedo irme y aclarar
mis ideas.
- ¡Charlotte! - Ayres me llama a gritos y me doy la vuelta. Viene de la salida de la escalera y
salgo corriendo. Corro. Dios mío, esto está muy mal, pero... quiero que me persiga. Lo
necesito. ¿Por qué? Joder, si me pilla, le contará a todo el mundo lo que he hecho. Nunca me
dejarán salir del
calabozo. Me meterán allí con Haydes y... ¿y si deciden que lo mejor es dejar que Haydes me
tenga?
"¡Charlotte!" Ayres debe de haber ido en dirección contraria porque suena distante. Me
agacho detrás de un camión e intento calmarme. No debería correr. Los quiero. No, maldita
sea, los necesitas. Son los padres de tus hijos.
Le digo a mi voz interior que se calle, que necesito ser libre. Necesito hacer las cosas a mi
manera y ellos nunca lo permitirán.
"No sé dónde coño se ha ido. Huyó". Ayres suena tan enfadado, pero hay un pánico en su
tono que nunca había oído antes. Se está acercando y yo avanzo y retrocedo hacia la
carretera. Veo un pequeño centro comercial al otro lado de la calle. Si puedo llegar hasta allí,
puedo... puedo, ¿qué? Estoy tan jodida como ellos. No estoy tratando de escapar en absoluto.
No, los estoy provocando. Es como si necesitara que me mostraran su lado malo para
obligarme a no pensar en lo mucho que los amo. Señor, ayúdame.
Sin pensarlo, cruzo la calle y suenan las bocinas de los coches. Por favor, que lo consiga.
-Ven aquí lo más rápido que puedas, - dice Ayres casi demasiado cerca. -Charlotte, ni se te
ocurra. Detente ahora mismo, gatita. -
Llego al otro lado de la carretera, me giro y le veo en el borde del otro lado. -No. - Le guiño 72
un ojo y suelto una risita mientras me doy la vuelta. -Atrápame si puedes. -
-Oh, la gatita va a ser una mocosa, ¿verdad? - Mantener una conversación con él ahora
mismo me está ralentizando. Me doy la vuelta y corro hacia la tienda más cercana. Es una
pequeña cafetería que parece hogareña.
Alcanzo la puerta y la abro. Puede que mi estupidez haya puesto a los bebés en peligro.
Desde luego, me ha valido al menos un maldito azote. Respiro hondo, entro en la cafetería y
siento el olor del café. Oh, un café con leche de vainilla francesa.
Antes de llegar al mostrador, unos brazos me rodean y huelo la colonia de Ayres. -Mi gatita
malcriada tiene muchos problemas, - me susurra al oído para que solo yo lo oiga.
Tiemblo en sus brazos y giro la cabeza, sonriéndole. -Pero ha sido divertido, ¿verdad? -
Entrecierra los ojos. -Me diste un ataque de pánico. Era peligroso y podrías haberte hecho
daño. Peor aún, huiste de nosotros... otra vez. -
-No, no hui de ustedes, quiero mi libertad sin ustedes respirándome en la nuca las
veinticuatro horas del día. Quiero estar a la intemperie y no ser una esclava sexual, sino
alguien en quien confíen para volver a ustedes. - Mis palabras le hieren. Veo la expresión de
asombro en su cara y quiero retirarlas.
24 73
AYRES
Al mirar a Charlotte a los ojos, veo que lo que dice va en serio. Quería que la atrapara, pero
también quiere su libertad. No es posible. Si dejamos que el mundo la vea, la toque o incluso
hable con ella, podemos perderla. Eso no es aceptable. No puede ocurrir.
La suelto y, aunque quiero tomarla sobre mis rodillas, señalo el mostrador. -Cómprate una
bebida y un croissant. Sé que me has quitado la cartera. Mi gatita es una ladrona. -
Charlotte me mira y luego vuelve a mirar el mostrador. Esa sonrisa me estremece el alma. La
acompaño hasta el mostrador y el chico le sonríe. Charlotte retrocede y me coge de la mano.
Joder. A lo mejor no se mete en líos.
-Hola guapa, ¿qué te pongo? - El chico chasquea el chicle y le guiña un ojo. Estoy a dos
segundos de pasar por encima del mostrador.
Charlotte gruñe y me mira. -Creo... creo que esto ha sido un error. -
El chico del mostrador no parece entender sus dudas. - ¿Estás bien? -
-Deja de hablar, - ladra ella sin mirarlo. Le toco la cara e inmediatamente se tranquiliza.
-Te llevaré a otro sitio. - No me suelta la mano mientras salimos de la tienda.
-Era raro, - refunfuña Charlotte y yo me río. Oh, sí, ella no quiere ser libre en absoluto.
- ¿Por qué has huido, gatita? - le pregunto mientras la llevo a un pequeño restaurante de
nuestra propiedad. Nunca ha estado aquí y no sabe que somos los dueños. A lo mejor hay un
buen sitio para que lo visite sin que la molesten los asquerosos de este mundo.
Tú eres el asqueroso, imbécil. Ignoro mis propios pensamientos, intentando escuchar a
Charlotte sin interferencias de mi cerebro.
-Quería... - Se detiene cuando abro la puerta y la ayudo a entrar. La camarera me mira y sus
ojos se abren de par en par.
-Por aquí, Sr. Powers, - dice, y maldigo mi reputación. Estaría bien no tener que ver cómo la
gente se acobarda ante nosotros. Bueno, al menos por el bien de Charlotte.
Cuando estamos sentados, Charlotte me mira. - ¿Podemos sentarnos en el mismo lado? -
Joder, si pudiera reír ahora mismo, lo haría. -Sí, Gatita. -
Sonríe y se sienta delante de mí. Después de sentarme, el camarero viene inmediatamente y
me da una botella de champán. -Hoy no, Donna. Por favor, trae dos vasos de agua y unos
palitos de pan para empezar. -
-Enseguida, señor, - dice con familiaridad.
-Ayres...- exige Charlotte. La miro y la camarera también. -Se llama Ayres, para ti. - 74
Oh, mi gatita está celosa. Me encanta. Joder a mi polla también. -Sí, señora, le pido
disculpas. - La camarera se va inmediatamente y me vuelvo hacia Charlotte, riendo.
-Ahora dime por qué has huido. - Le aparto el pelo rebelde de la cara. Eso me recuerda que
tengo que comprarle un cepillo.
-Quería oler el aire fresco. Ver el mundo por un momento sin sentirme como un animal
atrapado. -
Sus palabras me matan. Sé que quiere su libertad, pero ni siquiera soporta que otros le
hablen. ¿Cómo va a estar si nos retiramos? ¿Se pondrá a matar si ve que alguien coquetear
con nosotros o vuelve a llamarnos señor? Maldita sea, soy un bastardo enfermo. Quiero verla
matar a alguien. Sí, definitivamente no voy a decirle eso.
- ¿Todavía quieres tu aire fresco? - Pregunto, esperando que diga que no, pero tendré que
hablar con los chicos si dice que sí.
-Me gustaría tomar el aire fresco con ustedes tres. No quiero estar atada y obligada a ser una
esclava. - Baja la mirada y, aunque quiero decirle que no es una esclava, sé que la hemos
tratado como tal.
Suavemente, le levanto la cara por la barbilla. -Charlotte, no lamento nada de lo que hicimos,
pero llevas en tu vientre a nuestros hijos. Algunas cosas pueden cambiar y otras no. Siempre
seremos unos gilipollas posesivos y no queremos compartirte con el mundo exterior. Sin
embargo, quizá podamos salir y actuar como seres humanos seminormales. -
-Papi, -susurra. Demonios, se ha puesto en modo pequeña y probablemente ni siquiera se da
cuenta. Es vulnerable. ¿Qué jodidos hago? Ya sabes qué hacer, gilipollas. La estrecho entre
mis brazos y la abrazo.
-Shh, Gatita. Te tengo. Se te ha ido la adrenalina y te estás desplomando. Voy a traerte algo
de comida y luego volveremos sanos y salvos al hospital. Imagino que Hypnos estará allí y le
contará a Kronos lo que has hecho. -
Se pone rígida y no puedo evitar reírme. -Serás sincera con ellos y aceptarás tu castigo,
¿verdad, pequeña? -
Asiente con la cabeza, pero se niega a hablar. -Usa tus palabras de niña grande, gatita. - Le
acaricio la espalda, queriendo que se dé cuenta de que son papi y gatita, no yo siendo el malo
Ayres.
-Lo entiendo. Lo siento, papi. - Gime y se acurruca más contra mí. Mi pobre gatita es tan
valiente, pero sigue siendo una niña que me necesita. Necesita que la guíe. Se produce un
cambio en mí. Ya sabía que estaba enamorado de esta hermosa mujer, pero ahora toda mi
alma lo sabe. La estrecho entre mis brazos y nos quedamos en silencio mientras esperamos a
que vuelva el camarero.
Envío una nota rápida a Hypnos para informarle de dónde estamos. Deslizo el teléfono sobre 75
la mesa y dirijo toda mi atención a mi niña.
-Papi, ¿crees que me van a hacer mucho daño? - Esa pregunta me atraviesa y respiro hondo.
Sí, le haremos daño por haberse ido sin nosotros. Así es como estamos hechos. No hay nada
que detenga lo que eres.
-Gatita, la respuesta es sí. Te has ganado un castigo por huir. No hay forma de librarse de
eso. Entiende, sin embargo, que, en lugar de venir de un lugar de miedo y bronca, viene de la
corrección y el amor. -
Su cabeza se levanta rápidamente y me mira fijamente. - ¿Amor? - Maldita sea, no quería
decir eso. Estas emociones apestosas parecen hacer que se me suelten los labios. Retirarlo la
destrozaría y lo que creo que es amor brillando en sus ojos lo demuestra.
-Sí, - susurro. La confianza que normalmente desprendo se me ha ocultado. Mierda, ahora
mismo soy vulnerable. Podría haber interpretado mal toda la situación y ella podría usar esto
en mi contra.
Charlotte sonríe y me besa. El movimiento me sobresalta. Antes de darme cuenta, se sube a
mi regazo y yo reprimo un gemido. Joder, estamos en un lugar público y no deberíamos estar
haciendo esto. ¿Por qué? me dice mi cerebro. Sí, ¿por qué? El jodido sitio es mío. Puedo
hacer lo que me salga de los cojones.
Cuando nos separamos, la camarera nos trae el agua y los palitos de pan. - ¿Quiere que les
dedique unos minutos? -
Charlotte suelta una risita y la mira. -No. Con los palitos de pan bastará. -
Me toca reír y sacudir la cabeza. -Tráenos los espaguetis de la familia. No puedes comer solo
grisines, gatita. -
Me hace un mohín, pero vuelve a sentarse. Echo de menos su calidez de inmediato. -Saldrá
enseguida. – La camarera vuelve a irse y miro a Charlotte mientras devora el pan.
Ese gemidito sexy que emite me hace reajustarme. Moja el pan en la salsa después de
arrancar otro trozo y me lo acerca a la boca. Parpadeo. Mierda, nadie ha hecho esto por mí.
Demonios, ¿alguna vez he querido que alguien intimara tanto conmigo?
-Vaya, qué acogedores parecen. –
25 76
KRONOS
CHARLOTTE
HYPNOS
De pie junto a Kronos, observo cómo Ayres entra en Charlotte. Primero huyó. Luego se burló
de nosotros. ¿Y ahora? Ahora nos pone un cebo. Es como si supiera que necesitamos esto.
Nos está dando permiso para ser rudos con ella, sin decir las palabras.
-No entiendo una mierda de lo que está pasando ahora, Hypnos. - Kronos nunca se queda sin
saber qué decir o cómo proceder. Esto es nuevo.
-Bueno, Ayres se está follando a nuestra chica hasta que sea nuestro turno. - Afirmo lo obvio,
pero sé que no se refiere a eso. Estoy tan jodidamente confundido como él.
-No, no me refiero a eso. Quiero decir, ella... ella dijo que nos amaba y nos eligió. Sin
embargo, ella huye. Nos está provocando para que seamos malos con ella. -
- ¿Tal vez es su lenguaje de amor? - ¿Qué jodidos acabo de decir? En serio, ¿de dónde viene
esa mierda?
Kronos se ríe y me mira. -Ayres está completamente enamorado de ella. Moriría por ella, y
sé que tú también. Puedo ver el anhelo en tus ojos. ¿Qué demonios nos pasa? -
-Bueno, ya es demasiado tarde. No vamos a matarla. Charlotte es nuestro eslabón perdido,
supongo. - Me resigno al hecho de que no puedo vivir sin ella. No sé si estoy completamente
enamorado de ella, pero dejarla sola no es una puta opción.
Los gemidos de Charlotte me sacan de mis pensamientos. Kronos ya se ha acercado y está
tocando su cuerpo. Es una mujer magnífica y no debería sentir celos. Estos hombres se
desean tanto como yo. Se ha prendado de Ayres y estaba tan preocupada por Kronos.
¿Puedo creer que siente algo por mí? ¿Que soy su guerrero? Joder, no quiero lidiar con esto
ahora mismo. Charlotte gime y la follan duro. Lo hace con gracia y un estilo propio.
Cuando sus ojos se cruzan con los míos, sonrío. -Ven aquí, por favor, Hypnos. Te necesito.-
Me encuentro caminando hacia ella sin una sola duda o vacilación en mi mente. Me ha
llamado y no pienso defraudarla. Aunque me sienta perdido.
Kronos me guiña un ojo mientras ella intenta alcanzarme, pero no puede. -Tócame. Quiero
tocarte. - Suplica que la libere de sus ataduras.
-No. Las chicas traviesas no pueden tocar, - dice Ayres mientras le golpea el culo y se viene.
Su semen le recorre la columna vertebral.
Kronos frota el semen de Ayres en su piel y un poco en su polla. No necesitará lubricante. No
con lo mojada que está Charlotte. Menea el culo para él mientras Ayres vuelve a ponerse los
pantalones. Se acerca a mí y me besa los labios.
- ¡Sí! - exclama Charlotte mientras Kronos se la folla con una potencia que parece gustarle. - 84
Más. Oh, Kronos, más. -
Sus suplicas son hermosas y Kronos se ríe, dándole una palmada en el culo y diciéndole que
acepte lo que le den. Mi polla está muy dura cuando Ayres la saca de mis pantalones.
-Estás luchando contra lo que sabes que es verdad, - me susurra Ayres al oído mientras me
besa la oreja. ¿Cuándo coño se ha vuelto tan listo?
-No estoy negando nada. - Sueno malhumorada, incluso para mí mismo, mientras veo a
Kronos poseer a Charlotte. Ella gime por él, follando con él.
- ¿Ves lo perdida que está en nosotros? - El aliento de Ayres me acaricia el cuello y me
estremezco.
-Sí. - Es todo lo que puedo decir mientras pienso en cómo me mira mientras Kronos le azota
el culo.
Hay tanto amor brillando en sus ojos que casi duele mirarla. -Ella es nuestra. Somos el uno
del otro. Deja de retroceder, - me exige con un puño duro alrededor de mi polla. Mis ojos se
cierran y mi cabeza cae sobre su pecho. Si tan solo fuera así de sencillo, no estar en guardia.
Kronos se sale y le cubre el culo con su semen. Se acerca a su cara, impidiéndome verla.
Segundos después, se inclina y la besa.
Desatándola, Kronos la obliga a arrodillarse. Ayres sigue acariciando mi polla mientras la
lleva a cuatro patas hacia mí.
-Siento haber sido una mala chica. - Me mira mientras se disculpa. Tiene los ojos muy
abiertos y me mira directamente a la polla. Sonrío y le toco la barbilla, obligándola a
mirarme a los ojos.
-Te gusta ser una niña traviesa, ¿verdad? - Se sonroja de lo lindo y asiente. - ¿Estás lista para
mi polla, pequeña guerrera? -
-Por favor. Necesito que me llenes. -Sus palabras me conmueven. Cuando miro a Ayres, está
cogido de la mano de Kronos y ambos sonríen grandes y atrevidas sonrisas. Esta chica no
sabe lo que me hace. A nosotros.
-Bueno, si lo pones así, Pequeña Guerrera, no puedo negártelo. - Cojo su correa y la llevo de
vuelta al todoterreno. -Verás, teníamos un plan, pero elegiste jugar y ese plan cambió. Sin
embargo, quiero demostrarte que este todoterreno va a ser uno de tus lugares favoritos para
follar. -
La ayudo a arrastrarse hasta el asiento trasero y la tumbo sobre los cojines. Bajamos la parte
superior de los asientos, para convertirlo en una cama. Antes de cerrar la puerta, miro a mi
hermosa guerrera que me mira. Ella sonríe y abre las piernas.
Es increíble lo sumisa que puede ser y a la vez mantener ese fuego en su interior. Me pierdo
entre los pliegues brillantes de su coño, deseándola, anhelándola.
-Hypnos, - susurra, y me meto entre sus piernas. ¿Cree que voy a follarla duro y no disfrutar 85
de ese coño? Qué equivocada está. Sonrío en su clítoris mientras lamo su raja. Se sobresalta
y la sujeto por las caderas.
Ayres maneja y yo devoro su coño. Si las emociones fueran tan fáciles como el sexo, ganaría
el oro. Pero no lo es y me pierdo entre los celos de no ser más para ella. Sin embargo, cuando
me llama por mi nombre y me introduce en su ardiente calor, siento que lo soy todo para ella.
28 86
CHARLOTTE
El viaje en coche es un torbellino de orgasmos y de hacer el amor con Hypnos. Creo que
ahora disfruto con el sexo en el coche. Me abraza durante el resto del trayecto y siento su
corazón latir rápida y erráticamente. Mi mente es una neblina de felicidad y satisfacción. Es
como si esta bola de calidez y seguridad me llenara cada vez que me demuestra que soy
suya.
Cuando cierro los ojos, me quedo dormida, soñando con cosas que sé que probablemente no
ocurrirán. Como que me querrían y querrían más bebés. Me veo como madre y feliz de
formar una familia. Es una idea estúpida, teniendo en cuenta que son unos auténticos
psicópatas y que probablemente se desharán de mí en cuanto empiece a mostrar una
barriguita.
Me despierto con una respiración agitada y estoy llorando. Maldito sueño. Ya no estamos en
el coche, sino en una cama enorme. Me sonrojo pensando que Hypnos no bromeaba cuando
me preguntó qué tipo de cama quería. Pero, ¿cómo ha tenido tiempo de traerla hasta aquí?
Sacudiendo la cabeza, miro a la derecha. Ayres está dormido boca arriba y Kronos está a mi
izquierda. ¿Dónde está Hypnos? Me tiemblan las manos mientras me deslizo fuera de la
cama y miro a dos de los hombres que se han convertido en mi mundo. El cuadro no está
completo sin Hypnos.
Se me ocurre una idea arriesgada mientras cojo la cuerda que veo en el suelo y empiezo a
atar a Ayres a Kronos. Reprimo una risita mientras paso la cuerda por la cabecera y la ato.
No van a ir a ninguna parte. Bueno, podrían intentarlo, pero no llegarían muy lejos.
Me pongo una camisa azul de botones y salgo del armario para ver a dos hombres que me
miran desde la cama.
-¿Qué jodidos creés que estás haciendo? - Mi corazón se acelera ante las letales palabras de
Kronos.
Me acerco a la cama y les toco a ambos los pies. -Es hora de que veas que no soy una niña
pequeña. Soy suya. Siempre seré suya pero hay algo que tengo que hacer y no quiero tu
interferencia. Aprenderás que soy...- Hago una pausa, intentando encontrar las palabras
adecuadas.
-Nuestra reina, -me suple Ayres. Le sonrío.
-Así es. Yo soy la reina y ustedes son mis reyes, pero ya no me lo callaré. -
-Charlotte, ¿qué tienes que hacer? - Pregunta Kronos, casi frenético.
-No te preocupes Kronos, volveré. Si no puedes confiar en mí ahora, entonces es mejor que
me vaya. -
Ambos protestan, pero yo salgo por la puerta, la cierro y giro por el pasillo hacia lo que creo 87
que es la entrada del sótano. Me duele el corazón por lo que tengo que hacer. Pero hay que
hacerlo. No hay otra opción.
Todas las puertas están abiertas menos la última de la izquierda. La empujo y cruje. El aire
frío me hace temblar, pero no importa. Mi plan sigue siendo el mismo: llegar al sótano. Estoy
bastante segura de que sé lo que tienen escondido ahí abajo, y me será muy útil.
Unas voces amortiguadas me golpean cuando me acerco a las escaleras que llevan hacia
abajo. El alivio me invade cuando veo a Hypnos junto a Haydes. Haydes está atado al techo
y cuelga con los dedos de los pies rozando el suelo.
-Hypnos, - digo lo bastante alto para que me oiga.
Se da la vuelta y marcha hacia mí. -¿Qué demonios haces aquí? -
Le toco la cara y le dejo ver dentro de mi alma. Esto es algo que necesito. -Es mío, - susurro
e Hypnos se estremece.
-No. Pequeña guerrera, tú no eres...- Le corto con un beso. Las cadenas que sujetan a Haydes
suenan y sonrío contra los labios de Hypnos.
-Sí. Los otros dos están atados y, si me detienes, te dejaré indefenso a ti también. - Es una
amenaza, una que realmente no puedo cumplir. Hypnos me saca por lo menos veinte kilos de
ventaja.
Me alejo de él y me acerco a Haydes, que me mira. Con una rabia que nunca antes había
sentido, le doy una bofetada. -Confiaba en ti. -
Escupe sangre al suelo y siento la satisfacción correr por mis venas. Vuelvo a abofetearle. -
Tú... me traicionaste. - Un gruñido sale de mi boca mientras Hypnos se coloca detrás de mí.
Me pone las manos en los hombros y le devuelvo la mirada.
-Charlotte...- empieza, pero Haydes habla por encima de él.
-Soy su hermano. - Las palabras flotan en el aire como bombas. Casi me fallan los pies, pero
me mantengo firme y vuelvo a mirar a Hypnos.
-Dice la verdad, por desgracia, es mi hermanastro. - Hypnos baja la mirada, avergonzado.
-Así que, Pajarita, mientras tú permites que tu verdadero atacante y psicópata te toque, yo
estoy aquí, con su sangre. Eso te hace medio mía. -
La rabia me invade. Está delirando. Me alejo de Hypnos y cojo lo primero que encuentro en
la mesa junto a Haydes.
-Hypnos, quiero que veas lo que tu reina guerrera está a punto de hacer. - Mientras jugueteo
con el cuchillo que tengo en la mano, miro a Hypnos. Me mira con un regocijo en los ojos.
Hypnos da un paso hacia mí y me agarra del pelo.
-Reina, ¿eh? - Gruñe y me besa. Hago girar el cuchillo entre mis dedos. Lo siento incómodo
en la mano, pero no lo suelto.
Sé que es el arma elegida por Hypnos, no la mía. Pero siento que necesita verme usar algo 88
suyo para lo que estoy a punto de hacer.
-Sí, reina. - Me muerdo el labio, preguntándome si tal vez estoy siendo demasiado atrevida.
Hypnos me mordisquea la oreja y susurra: -Ten cuidado, pequeña guerrera. -
-Reina Guerrera. Hazlo bien. - Exijo y le guiño un ojo mientras clavo el cuchillo en el brazo
derecho de Haydes.
-Perra. - Haydes gruñe y le rajo la mejilla izquierda.
-Aún no has visto nada. - La audacia de Haydes. Arruinó todo lo que teníamos. Era mi
mentor, hermano, guardián, y yo confiaba en él. El hecho de que piense que todavía puede
tener algo que decir en mi vida o actuar como si yo fuera suya es ridículo.
-Charlotte, - me susurra Hypnos al oído. Le miro. Tiene las pupilas dilatadas y está duro
como una piedra.
- ¿Sí, Hypnos? - Me besa. Sin tapujos, me besa con fuerza. Jadeo cuando se separa de mí.
Gimo y voy tras su boca.
¿Quién iba a decir que rebanar a un hombre podría excitarme? -Xavier. Mi nombre, llámame
Xavier, por favor. - Su ruego de que le llame por su nombre de pila me tiene al borde del
orgasmo.
-Xavier. - Ni siquiera consigo terminar de decirlo antes de que vuelva a estar sobre mí. Se
retira y me sujeta la cara.
-Te amo, Charlotte. - Abro mucho los ojos ante su confesión. Los sentimientos que me
invaden me dan vértigo.
-Xavier... - Lo abrazo.
Haydes ríe a carcajadas y ya he tenido bastante.
Me giro hacia él, le clavo el cuchillo en el pecho y se queda con la boca abierta. -Muere,
gilipollas. - Lo apuñalo de nuevo. La sangre salpica por todas partes, pero no me importa.
Hypnos me quita el cuchillo mientras la sangre gotea de Haydes. -Está muerto, dulce
Guerrera. Nuestra Reina. -
Mi mente está agotada mientras miro fijamente a Haydes. Yo lo maté. Yo. Yo lo hice. La
sangre me cubre, y ni siquiera me inmuto al ver cómo Haydes da su último suspiro. Me
invade una sensación de paz al saber que se ha ido.
29 89
KRONOS
Nos ha llevado algún tiempo soltarnos de los nudos de Charlotte. Estoy muy orgulloso de
ella. Diablos, no esperaba lo apretado o complejo de sus habilidades con las cuerdas.
Mientras buscamos en la cabaña, oímos una conmoción en el sótano. Ayres y yo bajamos las
escaleras a tiempo para ver a Charlotte masacrando a Haydes. Hypnos tiene una expresión
de puro asombro y excitación. Mi polla se pone dura y Ayres silba.
Hypnos se gira a tiempo para vernos, pero vuelve a mirar a nuestra chica. Es brutal cómo lo
está apuñalando y tengo suerte de que nunca tuviera un cuchillo cuando la cogimos esa
primera vez.
-Está muerto, dulce Guerrera. Nuestra reina, - dice Hypnos en un tono que nunca antes había
oído de él. Es amable y me doy cuenta de que este es el momento en que baja la guardia.
Charlotte también lo ha capturado. Nuestra reina. Joder, se da la vuelta y está cubierta de la
sangre de Haydes.
Un último jadeo de él y se ha ido. Nuestra chica lo mató. -Se ha... se ha ido, - susurra, e
Hypnos la coge en brazos.
-Dios mío, que carnicería, - dice Ayres, y se ríe. -Habría pagado dinero por ver más, pero con
un bate de béisbol. -
Por supuesto, hace una broma, pero la sonrisa en la cara de Charlotte y la risita que sale de su
boca merecen la pena. -Papi, necesitaba mi arma de guerrera para encargarme del hombre
malo. - Oh, esa vocecita suya tan mona me va a matar. Me duele la polla, pero lo ignoro.
Tenemos que limpiarla.
Charlotte sigue mirando a Hypnos y se muerde el labio antes de hablar. -No sabía que era tu
hermano. - Hypnos se estremece y nos mira.
-No es nada mío, Charlotte. - Apoya un momento la frente en la de ella. -Tú lo eres todo para
mí. -
Tiene toda la razón. Definitivamente, ella es nuestro todo. Lo veo besarla, abrazándola a él.
Es de lo más erótico verlos a los dos cubiertos de sangre y a Charlotte sin apartarse de él. O
de nosotros.
-Alguien tiene problemas, - digo cuando pasan a nuestro lado. Charlotte me mira y sonríe.
- ¿Qué me va a hacer, amo? - Se me corta la respiración y le toco el pelo. Ella es lo más
preciado de mi vida. Creo que la mirada que me dirige Hypnos es la misma que yo le dirijo a
él. Estamos locamente enamorados de esta chica y no podemos parar. Es como un choque de
trenes a punto de ocurrir, pero no vamos a salir de las vías.
-Lo que coño queramos hacerte, Gatita. - Ayres interviene mientras nos lleva a todos 90
escaleras arriba.
- ¿Estás enfadado porque lo maté? - Charlotte susurra a Hypnos. Saber que ella le quitó la
vida significa mucho para nosotros. Podría haberle jurado lealtad, pero no lo hizo. No. Ella
nos eligió hasta el final.
-No, pequeña reina. Me alegro de que se haya ido. Debería haberse ido hace mucho tiempo.-
Ayres gruñe de acuerdo mientras Hypnos sigue hablando de lo malo que fue Haydes con
nosotros.
-Sólo lamento que hayas tenido que ser tú quien lo hiciera. - Entramos en el baño y Ayres
enciende la ducha.
-No lo sientas. Tenía que hacerlo. Tenía que sacarlo de mi vida para siempre. Para
demostrártelo. - Lo dice muy en serio. Hay un temblor en su tono, pero no llora. Sólo puedo
imaginar lo que significa haberlo matado.
-Vamos a limpiarte. - Sonrío mientras Hypnos la pone en pie. Charlotte levanta los brazos a
los lados para que podamos quitarle la camiseta.
-Recuérdame que nunca te cabree, mi conejita. - La beso mientras el rocío me golpea la
espalda. Ella sonríe, haciéndome saber que por ahora está bien.
- ¿Por qué me he vuelto a meter en líos? - Gimotea mientras Ayres enjabona su cuerpo. La
friega y Hypnos le lava el pelo. Me quedo mirándola, sin avergonzarme de decir que es la
mujer más sexy que he conocido.
-Estás en problemas porque nos ataste juntos. - Hypnos termina de enjabonarle el pelo y la
aparta de nosotros. Quiero gruñir, pero no lo hago. Esta vez no. Viendo cómo enjuaga
suavemente el jabón y cómo Ayres limpia el resto de su cuerpo mientras ella está bajo el
agua, acaricio mi polla.
El agua cae en cascada a lo largo de su cuerpo y no puedo aguantar más. Le lamo el pecho
derecho y le chupo las gotas del pezón. Su mano sube y empuja mi cara hacia ella. Suelto
una risita contra su cálida piel.
-Kronos. - Me suplica que continúe. ¿Cómo podría negarme? Tomo ambos pechos con las
manos y los masajeo mientras Ayres se arrodilla y le abre las piernas. Creo que va a
enjabonarla, a limpiarla, pero no lo hace.
- ¡Oh! - Charlotte gime cuando Ayres se aferra a su clítoris.
-Este es tu castigo. - Hypnos le gruñe al oído desde atrás. Le golpea el culo y se introduce en
ella. Charlotte abre mucho los ojos y gime pidiendo más.
-A la Conejita le gusta esto, ¿verdad? - le pregunto antes de morderle el pecho izquierdo. Su
carne entre mis dientes palpita con los latidos de su corazón, pero sigo mordisqueando.
-Sí, amo. Más. Más, por favor. - Ya ni siquiera habla con frases completas. Es excitante verla
en la agonía de la pasión.
Ayres redobla sus esfuerzos y le mete tres dedos en el coño. Hypnos sigue dándole golpes 91
fuertes, largos y uniformes en el culo. Beso a Charlotte, intentando decírselo todo con la
boca y la lengua. Que es lo mejor que he tenido nunca. Ella lo es todo para mí y es el
pegamento que nos mantendrá unidos. Admitirle esas cosas me haría débil, sin embargo, así
que ella lo recibe en una súplica silenciosa de mis ojos.
Charlotte grita en el cuarto de baño lleno de vapor mientras su orgasmo la recorre como un
cohete. Hypnos la agarra por las caderas y la penetra salvajemente. Ayres gime mientras se
aparta de su coño y se coloca a mi lado. Las pollas de ambos están duras, pero no nos
movemos. No, observamos cómo Hypnos se pierde dentro de Charlotte mientras ella nos
mira con las pupilas dilatadas y una sonrisa soñolienta en la cara.
30 92
AYRES
###
Me estiro, gimo y miro a mi alrededor. Kronos e Hypnos están a mi lado, pero Charlotte no
está. Joder. ¿Ha vuelto a huir? Me entra el pánico y despierto a los dos.
- ¡Se ha ido! - Prácticamente grito de frustración.
Ambos gimen y miran a su alrededor. -Joder, su lado de la cama está frío, - dice Hypnos
mientras sale corriendo de la cama.
Kronos gruñe. - ¿Por qué hace eso? -
Los miro y siento que una parte de mí se ha ido. -Vamos a buscarla. -
Antes de que podamos salir del dormitorio, Charlotte entra con una bandeja llena de comida.
Todos respiramos hondo e intentamos calmarnos. Parece que esta chica nos va a tener en
alerta máxima.
-Buenos días, -nos dice alegremente como si no acabara de provocarnos un maldito infarto.
Cuando deja la bandeja en el suelo, nos abalanzamos. - ¿Por qué dejaste la cama? –
- ¿Por qué no nos has despertado? -
- ¿Por qué sigues dejándonos? -
Hablamos todos a la vez y ella se ríe. -Por Dios, chicos, cálmense. Primero fui por comida.
Tenía hambre. Ahora como por tres. -
Se sube a la cama y tira de las almohadas a su alrededor para ayudarse a sentarse. Mientras
toma la bandeja de la comida, todos volvemos a la cama. -Segundo, no los desperté porque
quería sorprenderlos con el desayuno en la cama. -
Charlotte me tiende una taza de café. -Es solo, con uno de azúcar. - No bebo café, pero lo
haré por ella.
Mientras continúa, les da a Kronos y a Hypnos una taza también. Ella bebe zumo de naranja.
-No sabía cómo les gusta sus bebidas mañaneras, pero pensé en probar esto y si no está bien,
me lo dicen. -
Ninguno de nosotros dice una maldita palabra. No queremos decepcionarla. -Y para la última 94
pregunta, no voy a huir. Además, todos disfrutan persiguiéndome. -
Maldita sea, nos tiene ahí. Perseguirla es un maldito afrodisíaco. Respiro hondo y la miro.
"Está bien, tal vez exageramos. -
Se ríe de nosotros y sacude la cabeza. -Ustedes tres siempre exageran. Es como sus
reacciones características. -
Oh, está pinchando al oso y ni siquiera lo sabe. Kronos la mira y acerca su cara a la suya. -
Escucha con atención, Conejita. - Espera a que se calme. -No podemos soportar la idea de
que estés lejos de nosotros. Aunque es divertido perseguirte, llevas a nuestros bebés y no
queremos que te hagan daño. -
Sus facciones se suavizan, y se funde con él. -Lo siento, amo. - Mi polla elige ese momento
para excitarse, y me odio por ello. Ahora mismo, es un momento entrañable, y lo único que
quiero es hundirme en su calor. Hypnos está sentado frente a todos nosotros y desplaza una
almohada delante de su erección. Ah, así que no soy la única persona con este problema.
Charlotte reparte la comida. Miro hacia abajo y veo huevos revueltos, tostadas y fruta. No
hay carne. Hmm, eso no servirá.
-Tenemos que ir a la ciudad a comprarle vitaminas. También necesitamos más carne, - digo,
pensando en voz alta.
-Oh, tienen carne de sobra, pero yo quería más fruta. - Me mira con tanta inocencia que
tengo que parpadear y apartar la mirada. A veces me duele mirarla porque estos sentimientos
me queman.
-Me encantaría ir al pueblo a comprar ropa, si es posible. - Charlotte podría habernos pedido
que le trajéramos la luna y moriríamos intentando dársela.
-Aquí tienes ropa, pero sí, si no te queda bien, te compraremos lo que quieras, - dice Kronos,
y yo asiento con la cabeza. Sí, lo haremos. Me pregunto qué aspecto tendrá con vestido.
31 95
CHARLOTTE
Los chicos han sido increíbles conmigo. Ahora mismo estamos todos acurrucados,
disfrutando de la compañía de los demás. Es una locura. Nunca pensé que estaría aquí. Pero
lo estoy. Hypnos me ha dicho lo que siente, pero estoy en guerra conmigo misma: ¿es real?
¿Todos me quieren? ¿Pueden hacerlo?
Tiemblo en los brazos de Kronos y me atrae hacia él. Me pongo boca arriba y él sonríe. -
¿Qué pasa, Conejita? -
Me ruborizo y me muerdo el labio. Kronos gruñe y me besa. -Si quieres que te folle
bruscamente, sigue mordiéndote ese labio. - Suelto una risita y tiro de él para besarlo más
tiempo. Ahora lo entiendo y lo aguanto.
-No me importaría que me follaras bruscamente. - Se ríe y niega con la cabeza.
-Tengo otros planes, como llevarte a una cita. -
- ¿Una cita? -Odio interrogarlo, pero mi corazón necesita saber si estaba diciendo la verdad.
-Sí. - Me besa la garganta y gimo. Ayres se levanta de la cama y sacude la cabeza. -Quédate
aquí. Kronos, Hypnos y yo tenemos algunas cosas que hacer antes de que puedan ir a tu cita.-
- ¿Qué pasa con las compras? ¿No vienes? - Le miro, confusa.
-La tienda va por ti, Charlotte, - dice Hypnos, y entrecierro los ojos.
- ¿Por qué? Creía que íbamos a ir de compras juntos. - No sé por qué esto es importante, pero
necesito que estén aquí conmigo. Dios, no soy una aferrada en fase cuatro, pero me está
entrando el pánico.
Ayres se acerca a mí mientras me levanto de la cama. -Gatita, para. Te estás preocupando por
nada. No te vamos a dejar sola en casa, pero tenemos cosas que hacer. -
Me fuerza la cara con las manos para que le mire. Lo hago y su sonrisa fácil hace que me
calme un poco. -Respira hondo, pequeña. Tenemos que enterrar a Haydes. -
Al oír hablar de Haydes, siento náuseas. La realidad de lo que hice me golpea. -Oh. - Yo lo
maté. En un ataque de rabia, que nunca había sentido antes, le quité la vida y me dejaron. -Sí,
eso sería una buena idea, - susurro.
No voy a llorar delante de ellos. Una cosa es ser valiente y hacer lo que hay que hacer, y otra
saber que soy responsable de que alguien muera. La vocecita de mi cabeza se ríe. “Se lo
merecía. Te hizo daño y ya no le necesitas. Los tienes a ellos. Son lo que quieres. Deja de
lloriquear por lo hecho.”
Ayres me besa y yo lo rodeo con mis brazos. -Papi volverá más tarde a por ti. - Le sonrío 96
porque, ¿cómo no hacerlo? Es increíble y me hace sentir segura de su dominio.
Kronos se acerca a mí y me pasa una mano por el pelo. -Conejita, esta noche eres toda mía.-
Me pone una mano en el cuello y me obliga a levantar la barbilla. -Sé mi niña buena, ¿vale?-
Asiento y le paso una mano por el pecho. -Sí, amo. - Me muerde los labios y se dirige hacia
la puerta. Se vuelve hacia mí y me mira como si estuviera contemplando algo. -Sabes,
Hypnos, ¿por qué no te quedas con ella? Ayres y yo podemos encargarnos de la limpieza. -
Hypnos sonríe y me atrae hacia sus brazos. -Me encantaría. -
-Estoy totalmente de acuerdo, -le susurro en el cuello, y él me lame la oreja.
Ayres y Kronos nos dejan y miro a Hypnos. - ¿Qué vamos a hacer? -
-Se me ocurren unas veinte cosas que hacerte, pero, sinceramente, quiero llevarte fuera y
enseñarte algo. - Tiene una sonrisa infantil en la cara y no puedo resistirme.
-De acuerdo. - Miro hacia abajo y me río. -Voy a necesitar más ropa, ¿no crees? -
-Sí, nada de salir desnuda. -
Entramos en el armario y me quedo de piedra. Aquí hay ropa más que suficiente, quizá no
necesite ir de compras. Toco los trajes que sé que son de Hypnos. Sólo lleva su atuendo
profesional. Me pregunto si podré conseguir que lo haga hoy.
Elijo una camisa Henley gris brezo y unos vaqueros azules. -Esos no son tuyos, Pequeña
Guerrera. -
Pongo los ojos en blanco y se los doy. -No, son para ti. -
-Yo no me pongo esto. - Mira las prendas como si le hubiera ofendido. Me echo a reír.
- ¿Te los pondrías para mí? - Lo fulmino con la mirada y espero que parezca que le estoy
suplicando un poco.
Resopla y se pone la camisa. Le queda como un guante. -Está buena, - digo, en voz baja, con
la esperanza de que también le queden bien los vaqueros.
-Me aprieta demasiado, - murmura. -Pero por ti, me lo pondré. - Le sonrío.
Se pone los vaqueros y luego unos calcetines y unas zapatillas. -Estás estupendo, Hypnos. -
- ¿Dónde voy a poner mis armas? -
Se me escapa una carcajada. - ¿Vamos a necesitar armas? -
Tiene una mirada severa. -Nunca se sabe. -
Saco una camiseta y unos pantalones cortos para mí. -Hoy no, ¿vale? Vamos a disfrutar el
uno del otro sin preocuparnos de si necesitamos armas o de si vamos a pelearnos. -
Hypnos me ayuda a ponerme los zapatos. -Creo que podemos hacerlo. - Me roba un beso y 97
me coge de la mano, sacándome del armario. Estoy emocionada por ver lo que quiere
enseñarme. Parece importante.
Mientras salimos, me pregunto cómo ha cambiado mi vida: de estar encerrada y golpeada a ir
de la mano de Hypnos. Estoy loca, ¿verdad? Me cuestiono, pero cuando llegamos a una zona
de tierra que parece que antes era un jardín, dejo de preocuparme por lo que está pasando.
- ¿Qué es esto? - pregunto emocionada.
32 98
HYPNOS
CHARLOTTE
Aferrándose a Hypnos, hunde su lengua en mi boca y gruñe. -Eres una maldita diosa. No una
reina, mi amor. Una diosa. - Tiemblo de necesidad en sus brazos mientras le rasco la espalda
con los dedos. Dios, lo deseo tanto.
-Ejem. - El sonido viene de detrás de mí, pero no me importa. Grito mientras Hypnos me
deja colgada por algo más que su lengua.
- ¿Qué? - Gruñe y Ayres se aparta para dejar entrar al Doctor Forsythe en la habitación. Doy
un paso atrás y me medio escondo detrás de Hypnos.
Kronos entra en la habitación mientras Ayres mira el pecho de Hypnos. -Parece que el buen
doctor quería hablar con su hija y saber qué pasa con los bebés. -
Hypnos resopla y Ayres sonríe. -Nuestra pequeña ha encontrado la manera de trinchar a la
gente. Estoy deseando ver lo que hace con un murciélago. -
Me río entre dientes, me asomo por detrás de Hypnos y sonrío a Ayres. Él me guiña un ojo y
Kronos viene a pararse frente a nosotros. - ¡Bueno, serás hijo de puta! ¿Dejaste que te
tallara?-
-Sí, lo hice. Es mi arrepentimiento por lo que le hice. - Suena orgulloso de lo que ha hecho y
de que esta talla sólo significa que tiene para siempre mi inicial sobre él.
-Charlotte, sal de detrás de Hypnos ahora, - exige Kronos.
No sé si está enfadado conmigo o si sólo quiere hablar conmigo. Su tono es tenso y tengo
miedo. Aunque estoy segura de que no hace falta, me preocupa.
-No. Estoy desnuda. -
Hypnos se pone rígido ante mis palabras. Me sujeta del brazo para mantenerme detrás de él.
-Deja de jugar, Charlotte. Ven aquí, - vuelve a decir Kronos.
- ¿Puede alguien pasarme una camisa? - Mi pregunta parece sorprenderles al darse cuenta de
que no estoy jugando. No saldré de detrás de Hypnos hasta que esté vestida.
Kronos recoge mi camisa del suelo y la pone en la mano de Hypnos. Hypnos lo empuja hacia
atrás y yo le sonrío. -Gracias. -
Después de ponerme la camisa, cuadro los hombros y salgo de detrás de Hypnos y miro a
Kronos. -No te enfades conmigo. Yo no quería tallarlo, pero luego él dijo que lo quería. Y
francamente, no me disculpo por ello. Ahora, ¿qué quieres, gruñón? –
Ayres se agacha debido a lo fuerte que se está riendo. -Me ocuparé de tu obstinación, 102
conejito, más tarde. - Me atrae hacia sí y me besa en la frente. -Por ahora, por favor, habla
con tu padre, para que nos deje en paz. -
- ¿Haces un trato conmigo? - Levanto una ceja y veo la sonrisa de satisfacción en su cara. Le
gusta que me comporte como una mocosa descarada.
Me atrae hacia él y me pasa una mano por el pelo. -Sigue así y agotaré ese culito antes de
que lleguemos a nuestra cita. - Cómo me excita eso.
- ¿Me lo prometes? - Suelto una risita y me alejo de él. Miro a mi padre y no sé qué pensar.
Aún no sé si quiero hablar con él.
-Hola, Dr. Forsythe. - Elijo ser profesional. Creo que es lo más sensato, ya que no lo siento
como un padre.
-Hola, Charlotte. Me gustaría hablar contigo a solas, si te parece bien. - Se acerca a mí y yo
retrocedo hacia Kronos. Sólo su tacto me tranquiliza.
-Yo ...- Kronos me sujeta los hombros e Hypnos me cubre el lado izquierdo mientras Ayres
lo hace con el derecho. -No. Prefiero que hablemos con los chicos de aquí. No te conozco y,
aunque te conociera, mi historial de secuestros es demasiado alto. -
Los chicos ríen entre dientes, pero noto lo tensos que están. -Me parece justo. Quiero
conocerte y tener una relación contigo, pero lo haremos bajo tus condiciones. -
Esto parece tranquilizar a los chicos y a mí. -Vamos al salón. Esta sala no es para discutir
asuntos. -
Todos esperamos a que el Dr. Forsythe se mueva y lo seguimos. Oigo a Ayres susurrar a los
otros dos. -Uf, Charlotte nos tiene cogidos por las putas pelotas, ¿verdad? -
Kronos gruñe e Hypnos se ríe. -Sí, nos tiene cogidos por las pelotas, y no me gustaría que
fuera de otra forma. -
Sonrío para mis adentros, fingiendo que no he oído nada de lo que han dicho. Una vez en el
salón, me siento en el sofá y los chicos se arremolinan a mi alrededor mientras el doctor
Forsythe se sienta en la silla.
Me mira y veo que el dolor le cruza la cara. -Quiero decirte que siento no haber sido...-
Levanto una mano para silenciarle. -No. - Respiro hondo e intento que la ira no suba
demasiado rápido dentro de mí. -No quiero disculpas. Es una pérdida de tiempo y los dos lo
sabemos. -
-Tienes razón, Charlotte. Aun así, si lo hubiera sabido...-
-Sabías que seguía viva, Haydes me lo dijo. Me ocultó de ti después de que vinieras a
buscarme. Has sabido todo este tiempo que ellos, - señalo a los chicos, -tenían a alguien y tú
no comprobaste a esa persona. Así que no, no quiero tus disculpas. Ahora, ¿qué quieres? -
-Haydes...- Balbucea. -Recibí una llamada sobre la muerte de tu madre y supuse que tú 103
también habías muerto. No fui a buscarte. -
-Bueno, eso lo hace aún peor. - Suspiro. Mi paciencia se agota. Lo único que quiero es
acabar con este hombre, pero parece empeñado en arreglar las cosas.
-Quiero llegar a conocerte. Iremos despacio y a tu ritmo. El pasado, como has dicho, ha
quedado atrás. Tendremos que seguir adelante, y me gustaría formar parte de tu vida. -
- ¿Y no intentarás secuestrarme? - Todos los chicos me miran y yo los miro. Esto es
importante para mí. No puedo soportar pasar por otra traición y un secuestro a la vez.
-En absoluto. Me encantaría saber qué quieres hacer en la vida y mantenerte. Si te quedas
con los niños, significaría que sería abuelo. -
De acuerdo, puedo verlo. Los chicos no están saltando a matarlo. De hecho, sé que lo han
llamado en el pasado. Deben confiar en él, o al menos eso parece.
-Con dos condiciones. - Lo miro y asiente. -La primera, que me digas por qué te dejó mi
madre. -
Se tensa y parece como si quisiera discutir al respecto. Sin embargo, asiente y continúo. -
Número dos, dime por qué nos fuimos de Timberland hace once años. - Cuando le pregunto
eso, parece confuso, pero Kronos se sobresalta.
¿A qué viene eso?
34 104
DR. FORSYTHE
Mi hija es muy dura, pero tengo que decírselo. Tengo que decirle que no fui un buen hombre.
Alejé a su madre. Mi amor por ella nunca murió, y seguí buscando lo que ella me dio en
todos los lugares equivocados.
-Trato hecho, - le digo. Me giro en la silla para verla un poco mejor y empiezo con el número
dos. -Empecemos con por qué te fuiste de Timberland hace once años. -
Charlotte asiente para que continúe. -Tu madre se puso en contacto con su hermana un mes
antes del accidente. Decía que las condiciones de trabajo se habían vuelto insoportables y
que ya no podía cumplir las exigencias de su jefe. -
Miro directamente a Kronos. Él era su jefe entonces. -Oh. ¿Así que estábamos buscando un
nuevo trabajo para ella? -
La idea de arruinar su relación con estos tres, cruza mi mente, pero no estaríamos seguros en
ninguna parte si hiciera eso. Mentir es mi única opción. -Sí. Ella quería darte un nuevo
comienzo, lejos de Timberland. -
- ¿A dónde íbamos? –
Dios, si lo hubiera sabido te habría seguido.
-Desafortunadamente, no sé esa respuesta. No estaba segura de sí su jefe la seguiría. -
Charlotte parece decepcionada y entonces hace la única pregunta que sé que no debo
responder.
- ¿Conocías a su jefe? - Su tono es tan esperanzado por tener respuestas. Me duele decirle
otra mentira.
-No lo conocía. Charlotte, no era un buen tipo entonces. Demonios, no lo soy ahora. Sabes
que trabajo para estos tres tipos, y sabes que he hecho cosas turbias por eso. Estaba absorto
en mí mismo cuando tu madre y yo estábamos juntos. -
Joder, duele decirle esto. -Tu madre me dejó cuando tenías cinco años. Nunca estaba cerca y
me acostaba con otras mujeres. Joder, apenas te conocía y, sinceramente, si hubieras acabado
conmigo, no estoy seguro de que hubieras estado mejor. -
Charlotte jadea y mira a Kronos. Él le sonríe, mintiéndole con todo lo que lleva dentro. Él es
la razón por la que su madre está muerta.
-Así que fuiste un marido y un padre de mierda, - dice Charlotte a bocajarro y yo me río. Es
como su madre y ni siquiera lo sabe.
-Sí. He crecido mucho desde entonces y sé que aún no me he ganado el derecho, pero por
favor, Charlotte, déjame intentarlo. –
La miro, esperando que al menos me dé una oportunidad. 105
No dice nada durante un buen rato. Me retuerzo en la silla cuando responde. -De acuerdo.
Hay que tener valor para venir aquí después de lo que pasó en el hospital. Si no me gusta
algo de lo que dices, quiero que me respetes cuando te diga que te vayas. O si te digo que no.
Significa que no. -
-Entendido, - le digo inmediatamente. Mi hija se levanta hacia mí y la miro asombrado. Me
recuerda a Dove cuando no quería hacer algo.
-Bien. A partir de la semana que viene, mis revisiones serán semanales hasta que la herida
esté completamente curada. - Charlotte me mira fijamente. -Me encantaría que me remitieran
a un buen médico que me cuide y los bebés. -
Mi primera vez dándole un consejo. Joder, no puedo meter la pata. -Por supuesto, trabajo con
varios médicos que pueden ayudarte. Todos, si quieres. -
Obtengo una sonrisa genuina de ella, y siento que toda mi alma se recompone. -Perfecto.
Pero si nos disculpas, tenemos que comer y me gustaría descansar un poco. Kronos me lleva
a una cita. -
-Charlotte, si me permites, me gustaría llevarte a la cita con el médico la semana que viene
con los chicos. - Probablemente estoy presionando, pero necesito estar cerca de mi hija. Ella
es absolutamente magnífica.
-De acuerdo. Me parece bien, - dice. Los chicos se levantan y sé que se me ha acabado el
tiempo.
-Muy bien. Nos vemos. Hasta la semana que viene. - Charlotte se levanta y se acerca a mí.
Me quedo quieto porque temo que, si doy el primer paso, ella salga corriendo. Me abraza y
se me parte el corazón. Dios mío, me he metido en un lío, pero es precioso.
-Hasta luego, padre. - Con eso, salgo de la cabaña. Salgo antes de que Kronos me alcance.
-Nunca podrás decirle quién era el jefe de su madre. -Su tono es amenazador.
Abro la puerta del coche y le miro. -No me corresponde a mí decírselo, pero si no lo haces y
ella se entera...- Dejo las palabras en suspenso. Él sabe que es una traición.
-Por eso, si dices una palabra, te enterraré en el bosque junto a Haydes. -
Su amenaza no es una amenaza en absoluto. Es una maldita promesa. No debería
presionarlo, pero tiene que confesar. Si le hubiera dicho la verdad a mi adorada Dove, tal vez
aún estaría aquí, y yo habría conocido a mi hija.
-Dile la verdad, Kronos. Sólo hazlo ahora para que esté al descubierto y no vivan con una
mentira entre ustedes. No vendrá de mí. Nunca. Pero que sepas esto... sí se entera por alguien
que no seas tú, te dejará. –
Lo dejo así y subo al coche. Mientras arranco el coche, miro a Kronos. Tiene la cabeza
gacha, y conozco bien esa sensación.
Es probable que el pobre desgraciado pierda a Charlotte en cuanto le cuente la verdad, pero 106
al menos puede que consiga arreglar las cosas.
Mientras me alejo, pienso en mi dulce Charlotte y, por primera vez en mi vida, siento que
tengo una actitud positiva. Tantas preguntas y pensamientos pasan por mi cabeza ante la
posibilidad de ser padre.
Infiernos. Abuelo.
35 107
KRONOS
Me quedo clavado en el sitio mientras veo a Doc marcharse. Tengo la cabeza llena de
pensamientos y el corazón me pesa. Tan, tan jodidamente pesado.
-Charlotte pregunta por ti - Ayres me hace dar un respingo al tocarme el brazo.
-Sí, lo sé. - Estoy temblando.
-Kronos, ¿qué te dijo Doc? - Ahora está frente a mí, mirándome a los ojos, pero no estoy lo
bastante concentrado para verlo con claridad.
-Me dijo que debía contarle a Charlotte la verdad sobre su madre, y que fui la razón por la
que estaba huyendo. -
Ayres frunce la nariz y levanta una ceja. - ¿Qué? -
-La mujer a la que chocamos hace once años era la madre de Charlotte. Ya conoces esa parte,
pero lo que no sabes es que le di un ultimátum a Dove Camillo. O renunciaba a Martina o
ocupaba su lugar. Fue después de descubrir que nos estaba traicionando con Haydes. –
-Joder, Kronos, esto...- Se aparta un paso de mí y yo agacho la cabeza. Soy plenamente
consciente de lo que esto podría significar.
-Sí. Lo sé, Ayres. No, quiero decir que tengo que decírselo. - Mi voz suena cruda, y me duele
gritar al mundo. Esperaba que esto nunca saliera a la luz.
-Se lo vas a decir esta noche, ¿verdad? -
Caminamos hacia la casa y suspiro. -Sí. Quiero que salga a la luz para que después podamos
arreglar las cosas. -
-Esto va a ser una mierda. Está ahí dentro ahora mismo, parloteando sobre cómo quieres
llevarla a una cita. Esto la va a destrozar. -
Ayres me impide entrar en la casa. -¿Por qué tienes que decírselo? Es historia. Podríamos
enterrarlo junto con todo lo demás. -
Miro al hombre que tengo delante, veo a un amante, a un hermanastro y a uno de los pocos
hombres en los que confío. Está intentando proteger lo que tenemos, pero si quiero tener una
vida con todos ellos, sé que tengo que hacerlo.
-Todo irá bien, Justin. Te juro que estará bien. - Estoy mintiendo descaradamente.
Entramos en casa y Charlotte está poniendo platos en la mesa. -Ya era hora, - nos regaña.
Dios, quiero meterle la polla hasta la garganta. En lugar de eso, me acerco a ella y le beso la
frente.
-Siempre tienes esa boca inteligente, ¿verdad? -
Me dedica la sonrisa más bonita y le brillan los ojos. Joder, está contenta. Honestamente, 108
feliz y yo soy el canalla que va a arruinarlo. Quizá Ayres tenga razón. Me sacudo ese
pensamiento inmediatamente. Sé que no es así.
-La gente de la tienda llegará enseguida. Como es tu noche, vamos a llevarte a un spa para
que te arreglen el pelo y las uñas. -
Cuando Charlotte se sienta, se sonroja. - ¿No vienen los tres? –
Los chicos se ríen. -Estaremos allí, pero no vamos a entrar. Yo estaré delante e Hypnos
detrás. Ayres tiene algunos recados que hacer. -
-Oh, está bien. - Se relaja visiblemente. Hago una nota mental para preguntarle por qué no
quiere estar sola.
-Comamos para que podamos irnos. - Veo a todos comer y me obligo a digerir la comida
porque no tengo apetito y temo lo que tengo que hacer.
###
Estoy fuera, esperando a que Charlotte termine su cita de spa El sol se pone y contemplo el
horizonte. Es hermoso y tranquilo. Tan contradictorio con lo que siento. Ayres se me acerca y
asiente. Tiene lo que necesitamos. Bien.
-Aquí tienes. - Me da la bolsa y saco la caja que es mía.
-Gracias, Ayres. - Trago saliva para no emocionarme.
-Haremos que funcione. -
Suena mi teléfono y veo que es Hypnos.
H: Está bajando las escaleras del salón.
Yo: Gracias.
-Muy bien, es la hora. - Me abraza e Hypnos aparece por el edificio. Mientras se alejan, entro
en el vestíbulo.
Dios mío. Charlotte lleva el pelo semirecogido y le ondea a lo largo de los hombros mientras
baja los escalones. Con el corazón acelerado, subo las escaleras para encontrarme con ella a
mitad de camino. Va maquillada y no me gusta. Mi conejita es demasiado bonita para estar
cubierta de esas cosas.
He hecho muchas locuras en mi vida, pero de lo único que nunca me arrepentiré es de haber
secuestrado a Charlotte. Ella está cuatro pasos por encima de mí en su vestido casi
transparente. Es de encaje transparente con flores rojas en el corpiño. Quiero arrancárselo y
meterle la polla contra la barandilla. Demonios, no me muevo mientras ella baja las escaleras
de una en una. Estoy congelado en el sitio.
Ayres está más abajo, e Hypnos está de pie en la base del último escalón. -Joder. - Ayres 109
exhala e Hypnos deja caer su teléfono.
Charlotte es una visión de la que nunca pensé que formaría parte. No merezco la belleza que
tengo ante mí, pero voy a aceptarla. Mi corazón late a un ritmo desenfrenado cuando ella
llega hasta mí. Está un poco tambaleante, así que la agarro, estabilizándola. Me hace sonreír
darme cuenta de que puede que sea la primera vez que lleva tacones. Pero nuestra reina los
llevará ahora. Se los ha ganado.
-Gracias, amo. - Se sonroja por el pequeño desliz de mi apodo.
La atraigo hacia mí, le beso el cuello y la estrecho contra mí. Mi reina. Mi conejita.
Demonios, mi todo. Le susurro al oído: -Esta noche es Charles, amor. -
Sus brazos se aprietan más a mi alrededor, y siento su aliento contra mi cuello. -Charles,-
susurra, y el semen se filtra en mis calzoncillos. Esta chica... estoy jodido y bajo su hechizo
para el resto de mi vida. Siento su boca en mi oreja y jadeo. -Eres todo mío esta noche, -
susurra, y juro por todo lo que es sagrado que estoy agarrado de un hilo.
-Estás preciosa, - dice Hypnos, y es exactamente lo que necesito para controlarme. Me doy la
vuelta y le tiendo el brazo derecho para que lo coja mientras Ayres por fin encuentra el
equilibrio. Sube las escaleras y le coge el otro brazo.
-Gatita, estas increíble, -exclama Ayres y me doy cuenta de que los tres somos los más tontos
de la sala. No importa, es nuestra y podemos hacer lo que nos dé la gana.
36 110
CHARLOTTE
Charles. Su nombre se repite en mi cerebro. Él es mi Charles. Es una locura que esté aquí.
Pero no lo cuestiono. No, están siendo muy dulces y siento que me aprecian.
Hypnos y Ayres me ayudan a subir al coche mientras Kronos se sienta en el asiento del
conductor. Ayres me abrocha el cinturón y me besa.
-Pórtate bien con él, gatita, - me advierte, y yo suelto una risita.
-Lo haré, - prometo mientras Hypnos se desliza por la puerta y me besa. Me pone la mano
sobre la zona que le he cortado y me mira. Es una promesa silenciosa entre nosotros.
-Hasta pronto, pequeña guerrera. - Me deja y cierra la puerta. Estoy sola con Kronos y me
siento increíble.
Conducimos en silencio un momento, y entonces no puedo evitarlo. Siento la necesidad de
decirle lo especial que es esto para mí.
-Tú... tú eres la primera cita de mi vida. - Mis palabras salen tímidamente y no puedo evitar
soltar una risita. Puede que sea feroz y su reina en algunos aspectos, pero sigo siendo una
chica tímida e ingenua. Puedo admitirlo.
Kronos se vuelve hacia mí al detenerse en un semáforo en rojo. -Más te vale. - Gruñe y alzo
la mano para tocarle la cara. Se relaja de inmediato y me besa la palma de la mano.
- ¿Adónde me llevas? -No importa adónde me lleve. Estar con él es más que suficiente.
-Pensé que te gustaría ver el ballet y que te sirvieran la cena. -
Nunca he ido al ballet, pero no puedo decírselo. En lugar de eso, sonrío. -Me parece
estupendo. Nunca he ido, así que será algo nuevo. - Aunque creo que habría sido divertido ir
a por una hamburguesa con queso y pasar tiempo juntos.
-¿Te gusta el ballet? - Se ríe entre dientes y miro su perfil. Es tan guapo que a veces duele
mirarlo.
-No. - Respondo con sinceridad y él para el coche.
- ¿Quieres irte o hacer otra cosa? - Me mira fijamente, tratando de medir mi interés.
-Es la primera vez para mí, - susurro y le miro. -Pasar tiempo contigo, hagamos lo que
hagamos, es suficiente. -
-No me gustaría desperdiciar ese vestido tuyo, pero tengo una idea mejor. Cancelaremos el
ballet y compraremos algo de comida de camino al centro. -
-¿Seguro que no estás enfadado? – Preocupada muerdo mi labio inferior y él tira de él.
-Deja de preocuparte, coneja, esto es tan bueno como el ballet, si no mejor. Estaremos solos.- 111
Me da su teléfono y me dice que le lleve comida a una dirección que reconozco. Es donde
trabajaba mi madre.
Cuando llegamos al edificio, el repartidor ya está allí. Le da la comida a Kronos, pero me
mira fijamente.
-Hola, Jacob. - Kronos me aprieta la mano y veo que le tiembla la mandíbula.
-Todos en la escuela pensaban que te habías mudado. -
Kronos me atrae hacia él con un gruñido.
-No, me tomé el semestre libre para estar con mi familia. - No es mentira, pero tampoco es
verdad.
-Bueno, química no es lo mismo sin ti. Que pases buena noche. - Jacob se marcha mientras
Kronos vuelve a gruñir. Me río entre dientes.
- ¿Qué? -le pregunto. Me arrastra hasta el edificio. No me contesta mientras abre la puerta y
la cierra detrás de nosotros. Entramos en el ascensor y deja las bolsas de comida en el suelo.
Antes de que pueda volver a preguntarle qué me pasa, me atrae hacia sí por el cuello y me
besa. Este es un reclamo duro. No hay otra forma de describirlo.
Cuando se separa, apenas puedo respirar. Apoya la frente en la mía y cierro los ojos. -Odio
ver a alguien o algo cerca de ti. No quiero que nadie te hable. -
Sus palabras pueden sonar duras, pero están impregnadas de su amor y sus celos. -No quiero
estar con nadie más, Charles. Ustedes tres lo son todo para mí. -
La verdad sale a borbotones de mí, queriendo que sepa lo mucho que significan para mí.
Abro los ojos y me mira fijamente. Al abrirse la puerta del ascensor, nos saca de la caldeada
neblina que hemos creado.
-Después de ti, - dice con voz ronca.
Las imágenes de mi madre en el escritorio y yo corriendo por ahí, chocando con las cosas me
golpean. -Charles... - Le devuelvo la mirada y él resopla.
-Todavía no, Charlotte. Vamos al despacho. - Siento un déjà vu al oler la menta y la lavanda
de la habitación.
Me hace pasar al despacho, cierra la puerta y echa el pestillo. -Tengo que contarte algunas
cosas. -
Me sienta en el escritorio y no me mira mientras saca la comida de las bolsas. -Háblame, por
favor, - le ruego.
Kronos me mira y me besa. Se deja caer en la silla y me sube el vestido para que pueda estar
entre mis piernas. Mi cuerpo zumba cuando me toca los muslos desnudos.
- ¿Recuerdas cuando venias a trabajar con tu madre? -Su pregunta es tan baja que apenas 112
puedo entender lo que dice, pero lo entiendo.
-Sí. - Le paso una mano por el pelo y me mira. ¿Por qué parece arrepentido?
-Yo soy la razón por la que te fuiste de Timberland. -
- ¿Te refieres a la noche en que destrozaste el coche y murió mi madre? - Digo en voz baja.
Fue un accidente. ¿Cómo podía estar enfadada con él por un accidente?
-Esa noche estaba borracho y recibiendo una mamada de una mujer aún más borracha. Era
mi cumpleaños. -
Le paso la mano por el pelo y le agarro la nuca. Quiero que me mire. La sensación de que
algo grande está a punto de salir de su boca me abruma. - ¿Y? -
-Charlotte, tu madre estaba huyendo para mantener a salvo a tu tía Martina. Yo quería a tu
madre. Demonios, la perseguí durante años. La presioné para tener sexo y salir conmigo. -
Bruscamente, le echo la cabeza hacia atrás. Se me nota la rabia. - ¿Por qué? -
Tiene el descaro de sonreírme. -Porque era un capullo. Demonios, sigo siendo un capullo,
Charlotte. No te merezco. Para ser honesto, ninguno de nosotros te merece. Le di a tu madre
un ultimátum para entregarnos a su hermana o tomar su lugar. Ya sabes lo que te hicimos.
Habría sido peor para ella. -
Me tiembla todo el cuerpo. - ¿Querías a mi madre? ¿Me perseguieron porque los vi matar a
alguien o porque les recorde a ella? -
Me pongo en pie y me alejo de él. A él no le gusta y se levanta de la silla. -No te alejes de mí,
Charlotte. -
Con la cabeza dándome vueltas, intento no asustarme. Después de todo este tiempo, he
manejado todo lo que he podido con aplomo, pero ahora mismo no lo estoy. Quiero estar
enfadada por la muerte de mi madre, pero lo peor es que estoy celosa de que la quisiera a ella
y, al parecer, también a mi tía.
-Responde a mi pregunta, - le exijo. Me sonríe. Uf, la audacia y la arrogancia de este
hombre. Me agarra y me besa. Me calla para que no le exija más.
Mi espalda choca contra la pared y él se empuja contra mí. -Fue hace años. Eso no importa.
Lo que importa somos nosotros. Tú, yo, Hypnos y Ayres. Ese es nuestro futuro. No puedo
disculparme por mi pasado. Pero puedo decirte que he vivido con la muerte de tu madre
durante años. Eso lo lamento. La forma en que gritaste me perseguirá para siempre. -
Le golpeo el pecho y él me agarra del pelo, obligándome a levantar la cabeza. -Lo siento,
Charlotte. -
Niego con la cabeza. -No, no lo sientes. - Lo escupo y él me agarra la barbilla y me la
aprieta.
-Sí que lo siento. Entonces era estúpido y joven. No tengo otra forma de compensártelo que 113
quererte a ti y a los bebés que llevas. -
Sus labios se posan en los míos y me besa. Muerdo con fuerza su lengua cuando intenta
metérmela en la boca. Él gime y yo lo empujo. Todo está mal. Muy mal. Me alejo de él e
intento llegar a la puerta, pero me agarra.
-Te lo he dicho, Conejita, no me des la espalda. -
Y con ira, que no estoy segura de poder controlar, me vuelvo contra él. -Me das asco.
Demonios, debería marcharme y exigirles que me dejen en paz. - Incluso mientras digo esto,
mi corazón se rompe.
-Oh, Conejita, vas a aprender exactamente lo que ganas cuando no escuchas. –
37 114
AYRES
Hypnos y yo pasamos cuatro horas preparando la casa. Los dos sabemos que, si Kronos le
cuenta a Charlotte lo que ha pasado, todo esto se puede ir al traste. Odio ser yo quien prepare
el sótano para atar a mi gatita. Hypnos lleva veinte minutos en silencio, paseándose por el
maldito suelo. Yo no estoy mucho mejor.
Las luces de fuera iluminan la casa e Hypnos deja de andar. - ¿Crees que realmente
necesitamos el sótano? - pregunta. Suena como si se estuviera mordiendo las uñas,
intentando que le salgan las palabras.
-Dios, espero que no. - Se me revuelve el estómago cuando oigo abrirse una puerta y luego
otra. No hay voces y sí, estoy flipando. Hypnos se me adelanta y abre la puerta.
Charlotte está en brazos de Kronos. No está despierta y casi me da un infarto, pensando que
tuvo que dejarla inconsciente. - ¿Qué ha pasado? - le pregunto.
Kronos no dice nada mientras entra con nuestra chica. -Se ha quedado dormida de camino a
casa. -
- ¿Se...? - A Hypnos no le salen las palabras.
-No ha ido muy bien. Está enfadada conmigo y estoy bastante seguro de que me odia. La
folle hasta la sumisión. -
Parece que la ha cagado y que está enfadado consigo mismo. No importa, ella sigue aquí. -
¿Dónde quieres ponerla? -
Kronos me mira bruscamente y suspiro. -Yo... he preparado el sótano para ella. - Su profunda
inspiración me hace mirarle directamente a los ojos.
-No necesitamos eso. Si volvemos por ese camino, básicamente le habremos dicho que nos
importa una mierda cómo se sienta. Se ha arriesgado para hacer lo mejor con nosotros. Creo
que lo mejor que podemos hacer es seguir colmándola de amor y darle lo que necesita.
Tiempo. -
Sus palabras son definitivas. Ha decidido y, por una vez, no es matar o morir. Es paciencia.
Hypnos le sonríe y yo parpadeo tras ellos mientras entran en el dormitorio.
-Preparamos esta habitación también, en caso de que sea una buena noche, -dice, casi con
aprensión.
Kronos la coloca en la cama y le quita los zapatos. Le quita el vestido y la deja en sujetador y
ya está. Me río entre dientes. - ¿Dónde está su ropa interior? -
Me mira con una sonrisa de satisfacción mientras la saca de su bolsillo izquierdo. -Tuve que
metérsela en la boca para que se callara. -
Me río e Hypnos sonríe. -Claro que lo hiciste. Perro astuto. - 115
En cuanto está bajo el edredón, la miramos, tan tranquila. - ¿Quieres hablar de ello? - le
pregunto, inseguro de si está preparado.
Kronos suspira. Ladea la cabeza hacia la derecha y le seguimos hasta la sala de estar. -El
problema es que ella tiene razón. No tenemos derecho a retenerla. No después de lo que he
hecho. -
Hypnos salta de su silla. -No. No vamos a renunciar a ella. -
Tiro de él hacia abajo y lo beso. -Cállate. No lo haremos. Ahora, deja que Kronos termine. –
Kronos se pasa una mano por la cara y mi corazón late erráticamente. No la entregaremos,
¿verdad? No quiero preguntar. Si la respuesta es afirmativa, quemaré a todo el puto mundo
hasta que Charlotte no tenga más remedio que aceptarnos.
-Ella discutió conmigo hasta que me la follé en el escritorio. Fue complaciente por un
tiempo, pero luego me pidió que la dejara quedarse con el Dr. Forsythe. Simplemente no
pude hacerlo. De ninguna manera volveré a perderla de vista. -
Kronos sacude la cabeza, con los ojos desenfocados, y sé que no puedo dejarla escapar. De
ninguna manera. -Coqueteó con el guardia delante de mí. Casi lo mato, pero la detuve. Me la
follé en el coche para dejarle claro que nunca coqueteará con nadie que no seamos nosotros.
Esa boca tan lista que tiene no paraba de hablar, así que le quité las bragas y se las metí a la
fuerza en la boca. -
Hypnos me mira y yo le miro. Joder, nuestra niña se está volviendo más atrevida. -Tuve que
atarla y meterla en el asiento trasero para calmarla. -
La boca de Kronos se transforma en una sonrisa, y me doy cuenta de que está reviviendo el
momento. -Intentó por todos los medios soltarse, pero cuando me dio una patada en el
asiento, paré y le di por el culo. Al final, se desmayó. No estoy seguro de que quiera
quedarse con nosotros, pero como dije, moriré antes de permitir que otro la tenga. -
-Maldita sea, - juro y me levanto. Kronos se acerca a mí.
-Ella nos quiere. Sé que nos quiere. Charlotte elegirá quedarse. - Está tan seguro, pero no veo
ninguna convicción en sus ojos.
-Más te vale, joder. - Me alejo y me quito la ropa. Me meto en la cama, me acurruco
alrededor de Charlotte y miro a los otros dos. -Bueno, metan sus culos en la cama. Nos
ocuparemos de esto por la mañana. –
###
La lluvia gotea silenciosamente por las ventanas mientras me despierto. Me giro y veo que
tanto Hypnos como Kronos se han ido, y Charlotte sigue durmiendo. Me levanto y voy al
baño.
Me lavo las manos, me miro en el espejo y me pregunto si podremos tener aquí a nuestra 116
chica. Dios, pienso en el maldito sótano y en cómo preparé la jaula. Me pone enfermo pensar
en meterla en ella, pero si eso la mantiene sana y salva con nosotros, lo haré.
Oigo gemidos y me apresuro a entrar en el dormitorio. Charlotte está jugando con su clítoris,
mordiéndose el labio inferior.
-Te veo, gatita. - Demonios, ¿cómo podría no hacerlo? Se lo frota despacio, mirándome
directamente. - ¿Quieres jugar esta mañana? -
Me tira una almohada y gruñe. -Son ustedes tres. Todo es culpa suya. Siento que puedo...-
Deja de hablar y levanta las caderas de la cama. Joder.
Me muevo hacia la cama y ella gime. -Arrodíllate y arrástrate hasta la cama. - Su voz ha
bajado a un nivel sensual y mi polla se pone en posición de firmes.
Charlotte me mira fijamente, rogándome que haga lo que me pide mientras me da un
espectáculo. - ¿Qué ha dicho? -
¿Cuándo coño ha llegado Kronos aquí? Me giro y Charlotte también. Tanto Kronos como
Hypnos están aquí, mirándonos.
-Ayres, - Charlotte dice mi nombre y yo me giro rápidamente hacia ella. -Te quiero entre mis
piernas, haciéndome sentir mejor. -
Oh Dios, la orden en su voz lo dice todo. No nos va a dejar. Diablos no, ella nos quiere.
Bueno, no voy a negarle nada. Puse mi rodilla izquierda en la cama, luego la derecha.
-Buen chico, así me gusta. Ahora ven aquí y ayúdame a correrme. Vamos a enseñarle a
Kronos e Hypnos cómo puedes hacer que me corra. -
Joder. Todo mi cuerpo zumba cuando me da órdenes. Nunca nadie me da órdenes. Sin
embargo, aquí estoy, como una pequeña perra, haciendo lo que Charlotte me ordena.
38 117
CHARLOTTE
Cuando me desperté y vi que estaba sola, casi me pareció que lo había soñado todo y que
seguía con Haydes. Que él no me había disparado y que no lo había matado. Pero entonces oí
que se encendía el fregadero y todo volvió a mí. Ayres salió y me pilló jugando conmigo
misma. Estoy tan mal que pensar en lo que Kronos me hizo anoche me excitó.
Exigirle que me cuide es nuevo para mí. Creo que podría acostumbrarme porque está duro
como una piedra mientras se arrastra hacia mí. Verle cumplir mis órdenes me hace correrme
a chorros. No puedo evitarlo y acabo golpeándole. Ni siquiera se inmuta, sino que se aferra a
mi cuerpo y se mete mi clítoris en la boca. No se detiene, a pesar de que mi cuerpo ha
terminado de tener un orgasmo increíble.
Kronos se acerca a la cama y me acerco a él. Aún estoy asimilando todo lo que ha hecho. Lo
que me ha dicho, pero estoy dispuesta a pasarlo por alto si eso significa que puedo
conservarlos. Es una locura. Debería huir a las colinas, pero los estoy atrayendo hacia mí,
para poder estar completa. No quiero estar sola. Ellos completan los eslabones perdidos de
mi vida.
-Por favor. - Me vuelvo hacia Hypnos y él no duda en subirse a la cama. Su cabeza va
inmediatamente a mi pecho mientras Kronos me besa en el cuello. Ayres se aparta de mi
coño y besa la parte superior de mi montículo.
-Estar lejos de ustedes, duele solo con pensarlo. No es una opción. Lo sé... - Tragando saliva,
miro primero a Hypnos. -Todo lo que hicieron tenía una razón, pero no lo entiendo del todo.-
Lo beso. -Pero los perdono. -
Levanto a Ayres para que esté a mi altura y le rodeo con las piernas. -Tómame, soy tuya. -
Me penetra profundamente y suelto un fuerte gemido. Es tan grande que siempre me
sorprende que quepa dentro de mí.
Ayres está hasta las pelotas dentro de mí, palpitando contra mis paredes. Miro a Kronos. Me
besa la cara y su barba me hace cosquillas en la piel.
-Amo, - susurro, y sus ojos se abren de par en par. Ayres se retira y vuelve a acariciarme por
dentro. Aparto los ojos de Kronos por un momento y disfruto de cómo me llena. Siento
humedad en la mejilla y me doy cuenta de que Kronos está llorando. El fuerte e infalible
Kronos llora por mí.
-Por favor, no me dejes, - me susurra al oído para que sólo yo lo oiga. Ayres me golpea y
sólo puedo concentrarme en Kronos.
Giro la cabeza, le beso la oreja y le susurro: -Lo hecho, hecho está. No puedo cambiarlo.
¿Desearía que nunca hubieras ido tras mi madre? Sí, pero... eso fue años antes que yo, y no
te lo reprocharé. -
Kronos me besa con tal vigor que me deja sin aliento. Hypnos se ríe y siento a Ayres 118
cubriendo mi coño con su esperma caliente. -Nunca los dejaré. - Les juro a todos ellos. Ayres
se desploma en mis brazos y los otros dos nos abrazan de lado.
###
Cuando vuelvo en mí, sigue lloviendo y los chicos roncan. Me río de mí misma, pero me
tomo el tiempo de mirarlos. Para memorizar su aspecto cuando están tranquilos. El hecho es
que estoy ignorando lo que siento por lo que ha pasado. Lo hago a propósito, porque cuando
no pensamos en el pasado, somos felices.
Eso es todo lo que quiero: ser feliz. Es una idea aterradora, pero me niego a dejarla pasar.
Pero voy a tener que poner algunas exigencias. Es evidente que se excitan cuando me pongo
firme con ellos.
Salgo de la cama, me doy una ducha y sonrío al pensar en lo que me hicieron la última vez
que nos duchamos juntos. No me atrevo a tocarme. Me distraería demasiado y tengo una
misión. Voy de puntillas al armario y me pongo una camiseta y unos leggings. La moqueta es
cálida aquí en el dormitorio, pero los demás suelos van a estar fríos, así que me pongo unos
calcetines.
- ¿Adónde crees que vas? - chillo sorprendida cuando Ayres se queda mirándome. Me llevo
la mano al pecho y vacilo un poco.
-Iba a buscar comida y luego...- Ayres me empuja hacia él.
- ¿Y luego qué? - Me pasa las manos por la espalda.
-Luego iba a despertaros a todos para hablar de mis exigencias. -
La parte izquierda de su boca se tuerce en una mueca y yo sonrío. -Exigencias, ¿eh? -
Asiento y beso su pecho desnudo. -Sí. Exigencias. -
-Descarada, gatita. Debería darte unos azotes, pero no lo haré. Te has portado muy bien con
nosotros. -
-Gracias, papi. - Me acerco y le beso la boca.
-Justin, - susurra contra mis labios, y yo profundizo nuestro beso. Ahora sé todos sus
nombres de pila. Es algo importante para mí, porque mi primera petición iba a ser el
verdadero nombre de Ayres.
No puedo evitar la sensación de saber que todos me han dado su nombre de pila.
Separándome de él, le miro a los ojos. Me sonríe y lo abrazo contra mí. -Te amo, Justin. -
Tiembla cuando digo las palabras, pero el momento se rompe cuando Kronos entra en el
armario, seguido de Hypnos. Le tiendo una mano a Kronos, y él se acerca a mí.
-Charles, te amo. - Vuelvo a mirar a Hypnos y sonrío. -Bueno, Xavier, no me dejes colgada 119
ahora. -
Hypnos se ríe entre dientes y se acerca a nosotros. -Yo también te amo, Xavier. Ahora todos
son mi vida. - Nuestro vínculo se hace más fuerte con las palabras que pronuncio.
Me miran, embelesados, y sé que a partir de ahora no tendré que preocuparme de nada más
que de darles amor y recibir su devoción eterna.
EPÍLOGO 120
HYPNOS
8 meses después...
Charlotte está despierta, deambulando por el jardín exterior de la casa que hemos construido.
Hemos tardado meses en terminar la casa de cinco dormitorios y cuatro baños. Fue una
exigencia que hizo aquel día en el armario. Un hogar para criar a nuestros hijos. Cuando nos
lo dijo, pensamos que se refería a los gemelos. Dejó caer otra bomba y nos dijo que quería
tres hijos más. Cinco niños corriendo por la casa. Mi mente no lo comprendió al principio,
pensando que seríamos unos padres terribles, pero no podemos negar a nuestra reina.
Los gemelos llegaron un mes y medio antes de lo previsto, dándonos el susto de que algo iba
mal. Doc nos trajo al mundo a los bebés sin complicaciones. Atenea y Afrodita, dos de las
mejores bebés del mundo, están en sus moisés exteriores.
Me alegro de que estén en casa. Kronos ha sido un manojo de nervios todo el tiempo que han
estado en el hospital. Menos mal que teníamos que terminar algunos proyectos. La casa y el
jardín están terminados para las bebés y Charlotte.
Observo atentamente cómo Charlotte admira las flores. Me rasco una zona donde me
cortaron esas malditas espinas del rosal. Pero me importa una mierda. La expresión de su
cara cuando las toca hace que mi corazón explote de placer.
Se gira y mi mundo se detiene. - ¿Has hecho esto por mí, Hypnos? - Esos inquietantes ojos
verdes se clavan en mí, buscando mi alma. Me pierdo en sus profundidades.
-Sí, todos hemos colaborado para darte este jardín, pequeña guerrera. - Charlotte acorta la
distancia que nos separa y se detiene al otro lado de mí. Los bebés se interponen entre
nosotros y, por el rabillo del ojo, veo a Ayres en la puerta trasera, mirando a Charlotte.
Kronos está en el otro extremo del jardín y también lo veo mirando. Parece que no pueden
pasar cinco minutos sin que nuestros ojos busquen a nuestra chica.
Su mano recorre mis antebrazos y me sube las mangas. He aprendido que le encanta ver mi
marca. Cierro los ojos mientras sus dedos trazan la P de mi brazo. Me excita que toque algo
que antes me cabreaba. Diablos, casi puedo correrme con el más simple roce de ella.
Compartimos este vínculo ahora que ambos estamos marcados. Se vuelve loca cuando uno
de los chicos lame la C de mi pecho. -Respiras con dificultad. - Me sonríe, sabiendo
exactamente lo que me está haciendo. Tiemblo y no puedo dejar que siga hablando.
La atraigo hacia mí, aplasto mis labios contra los suyos y gimo cuando su sabor se infiltra en
mi boca.
-Hypnos. - Gime en mi boca mientras intento introducir mi lengua en la suya. Suelta una
risita y yo gimo. A veces es tan provocadora.
Tiene una mirada juguetona mientras la reprendo. -Deja de hablar, pequeña guerrera. Deja 121
que te bese. - Se zafa de mi agarre y la mocosa me saca la lengua y se retuerce.
Oh, infiernos, no. - Sale corriendo. -Oh, Pequeña Guerrera, deberías saberlo mejor. - La
persigo justo cuando Kronos se acerca y Ayres sale tras ella.
- ¿Estás huyendo? - exige Ayres con ese tono duro de padre. -Charlotte, trae ese culo tan
mono aquí ahora mismo. -
Los bebés hacen un escándalo y Charlotte deja de correr. Ah, así es como la atrapas. Me río
entre dientes cuando vuelve con los bebés. Ayres me guiña un ojo mientras se guarda el
móvil. El muy cabrón ha puesto una grabación de ellas llorando.
- ¿Qué pasa, preciosas mías? - Se inclina para mirar a nuestras bebés dormidas. Cuando se da
cuenta de que están profundamente dormidos, nos fulmina con una mirada severa.
-Me has engañado. -El labio inferior sale en un fuerte mohín y Kronos murmura. No soporta
que haga pucheros. Es como si ella tuviera que estar sonriendo todo el tiempo o él no es
feliz. Ayres vive para hacerla poner mala cara y así poder ponerse su gorro de papi y
mimarla. ¿Yo? Bueno, a mí me encanta chupar ese labio inferior y convertir esos pequeños
morritos en una gran O con mi polla.
-Claro que sí, - dice Ayres y la abraza. -Todavía te estás recuperando. No corras. -
Charlotte resopla y Kronos se acerca por detrás mientras yo tomo a Athena. La única forma
de diferenciar a nuestras bebés es que los ojos de Atenea son grises y los de Afrodita azul
oscuro. Kronos toma a Afrodita mientras Ayres toma a Charlotte.
-Estoy bien. Quería jugar. - Oh, ese tono. Aunque Ayres tiene ese vínculo especial con ella
por sus momentos de niña pequeña, ese tono nos pone a los tres al borde de querer devorarla.
-Lo sé, Gatita, pero te quiero demasiado como para dejar que te hagas daño. Además, no
podemos tenerte demasiado cansada para alimentar a las gemelas. -
Charlotte le rodea el cuello con los brazos y vuelve a mirar a Kronos. -Te amo, Conejita. - Él
le guiña un ojo y ella le devuelve el guiño. -Yo también te amo, Kronos. -
Después de acomodar a los bebés sobre una manta en el salón, Kronos se sienta en el lado
más alejado del sofá y yo en el centro. Ayres se sienta en el lado más cercano a la puerta.
Charlotte está recostada sobre todos nosotros, pero me mira fijamente.
-Mi Guerrero, - susurra y sonríe. -Te amo. -
-Yo también te amo. - Si me hubieran dicho que mi vida sería así hace un año, me habría
reído de cualquier tonto que lo pensara. Ahora, no puedo verme sin mis seres queridos. Mi
para siempre está aquí... con mi familia.
EPÍLOGO 122
CHARLOTTE
Hoy es el día en que me caso. Mi corazón palpita agotadoramente rápido. No sé si algún día
podré aceptar que tengo tres maridos. Aunque no me gustaría que fuera de otra manera. No
tenerlos no es una opción. Llaman suavemente a la puerta y grito que pasen.
-Hola. - Levanto la vista, un poco confusa, cuando entra la mujer. -Soy la cita de Martin.-
Ella se sonroja y yo sonrío. Bueno, mi padre me ha estado ocultando cosas. Esa es una
historia para otro día.
- ¿Tienes nombre? - pregunto mientras me miro en el espejo, preocupada porque tengo un
pelo suelto.
-Oh, lo siento, sí, qué tonta soy. - Se acerca a mí y me tiende la mano. -Soy Christine
Johnson. Trabajo en Gotham Valley. -
-Oh, me han hablado mucho de esa ciudad, pero nunca he estado. - Le doy la mano y me
encojo de hombros antes de darle un abrazo. -Será mejor que trates bien a mi padre o haré
que mis maridos se encarguen de ti. -
Es una amenaza. Una amenaza real y, cuando se retira, veo el nerviosismo en sus ojos.
-Él... Yo... Somos colegas, pero quiero una relación con él. Espero que entiendas que nunca
le haría daño. -
Una cosa que he aprendido a hacer es leer a una persona. Me está diciendo la verdad y
sonrío. -Bien, entonces espero que papá y tú lo consigan. Es un buen hombre, aunque un
grano en el culo. -
Christine se ríe y veo que se relaja. -Espero que no te importe, pero Martin pensó que podrías
necesitar una amiga. Hay otra señora esperando fuera. Se llama Quinn. También hay otra
mujer aquí llamada Lucía. Dijo que es de los Timberwolves. -
¿Cómo conseguí amigas? ¿Se me permite tener amigas? Basta, me digo. Tienes que
calmarte y aceptar que quizá tus hombres por fin te permitan tener amigos fuera de casa. -
Me encantaría verlas. ¿Van a estar todos en mi fiesta de bodas? -
Christine se ríe entre dientes. -Sí, los hombres decidieron que teníamos que conocernos
todas. Toma. Algo antiguo. - Me entrega un broche de una paloma y se me saltan las
lágrimas. -Esto era...- Me quedo sin palabras y Christine me coge la mano.
-Tu padre dijo que era de tu madre. Póntelo, por favor. -
Asiento con la cabeza. -Por supuesto. - La puerta se abre y mi padre está allí. 123
Mira a Christine con auténtica adoración. Qué bien. Se vuelve hacia mí y camino hacia él. -
¿Estás lista, amor? -
-Sí, estoy lista para casarme, -susurro, y él me abraza. Después de un rato, me toma de la
mano, se la pone en el brazo derecho y me lleva al altar.
El hombre que nos precede pone cara de asco, pero lo ignoro. Veo a mis psicópatas. Charles,
Justin y Xavier me miran fijamente. Me siento avergonzada, pero nada va a impedir que esta
boda suceda. Son mi aliento, mi corazón y mi alma. Parecen ansiosos por ver si me acerco a
ellos hasta el altar, y creo que nada que no sea el infierno bajando a la tierra me detendrá.
Cuando entro en el círculo que están formando, les sonrío. Los latidos de mi corazón se
aceleran y el aire parece haber abandonado mis pulmones.
- ¿Tienes el collar? - pregunta el hombre, y Charles, mi Kronos, se adelanta. Está seguro de
sí mismo y me engancha el hermoso collar al cuello. Tiene incrustaciones de esmeralda y
diamantes negros.
-Lo tengo. - Las lágrimas brillan en mis ojos, a punto de caer sobre mis mejillas. Las
contengo. -No llores, Conejita. - Me guiña un ojo y da un paso atrás.
- ¿Tienes la pulsera? -
-Sí, la tengo. - Xavier, mi Hypnos, se adelanta. Su mano tiembla cuando me coge la muñeca.
Me besa el pulso y me ajusta la pulsera de diamantes blancos y negros a la muñeca. Pesa
mucho, pero no lo haría de otra forma.
Retrocede y el hombre resopla. Quiero gritarle, pero no lo hago. No, hoy es mi día y nos
glorificaré quedándome quieta y sin mostrar mi locura.
- ¿Tienes el anillo? -
-Lo tengo. -Justin, mi Ayres, da un paso adelante y desliza el anillo de diamantes en mi dedo.
Su otra mano sale y toca mi mejilla. -Preciosa gatita, - susurra y da un paso atrás.
-Estos tres hombres, Charles, Xavier y Justin Powers te han jurado su amor eterno, Charlotte
Camillo. Ahora es el momento de hablar si deseas que esta tri-unión no se produzca. -
Cada uno de mis hombres me mira, endureciéndose. Cómo siguen dudando de mí. -Yo,
Charlotte Camillo, siempre los amaré, y acepto que son míos como soy suya. A partir de hoy
seré Charlotte Powers. -
Me acerco a Kronos y lo beso, deslizando mi anillo en su dedo. -Gracias, mi amor, por ser mi
aliento y mi camino. -
No quiere dejarme ir. No, me besa de nuevo y los invitados se ríen. Doy un paso atrás y me
acerco a Hypnos. Lo abrazo y le beso. -Gracias por ser mi alma y mi luz. –
Después de colocarle el anillo en el dedo, nos apartamos, ambos con lágrimas en los ojos.
Con un último toque suave, paso a Ayres.
Me atrae hacia él y no puedo evitar reírme mientras devora mi boca. 124
-Gracias por ser mi corazón y mi hogar. - Me da la mano y le pongo el anillo.
Dando un paso atrás, miro fijamente al hombre, esperando las palabras que todos
necesitamos oír. -Los declaro marido y mujer. Esta unión está ahora unida en la santidad de
esta iglesia. Puede besar a la novia. -
Kronos se acerca a mí primero, y me acerco a él. -Te amo, - le susurro. Me atrae hacia él y
me abraza.
-Ahora eres mía, Conejita. - Me besa y siento que Hypnos viene detrás de nosotros mientras
Ayres se acerca a nuestro lado derecho.
Me doy la vuelta, cojo a Hypnos en brazos y gime mientras le beso. -Mi pequeña guerrera,
me has hecho el hombre más feliz del mundo. - Ambos nos reímos porque sabemos que hay
otros dos hombres aquí igual de felices.
Con un largo beso, Hypnos me muestra su verdadero amor, pero quiero oír las palabras de
sus labios. -Te amo, Hypnos. - Me mira a los ojos y me toca la cara.
-Yo también te amo. -
Ayres, siempre tan impaciente, tira de mí hacia él y los chicos se ríen. -No podía esperar ni
un segundo más para tener mi boca sobre ti. -
No me deja hablar antes de que su lengua explore mis labios. Cuando se separa, gime. -Te
amo muchísimo. -
Las lágrimas caen y no puedo detenerlas. -Yo también te amo. -
Las luces de las cámaras parpadean mientras salimos juntos de la iglesia. Tiemblo entre
Ayres e Hypnos, con Kronos a la cabeza. Puede que no seamos una pareja tradicional y
probablemente seamos muy tóxicos, pero estamos juntos.
Somos psicópatas enamorados para siempre.
THE END
AGRADECIMIENTOS 125
Me gustaría dar las gracias a las siguientes personas por ayudarme a hacer de Psychos lo
mejor que puede ser:
Tori Ellis- Eres increíble editando mis libros. Siempre me siento segura y protegida contigo a
cargo de la edición y el formateo.
Cady Verdiramo- Mis portadas para esta serie son de fuego. Nunca podría haber imaginado
que los libros fueran tan bonitos y fenomenales sin ti.
Jacci Gipson- Como mi lectora alfa eres fantástica y no podría pedir una persona mejor para
ayudarme. Como mi amiga, eres como una hermana y tu apoyo significa el mundo para mí.
Kelly Raber- Como mi asistente personal y lectora alfa siempre estás ahí empujándome y
pidiéndome más. No podría hacer esto sin ti y tu apoyo es oro para mí. Como amiga, eres
como una hermana y tu apoyo significa mucho para mí.
A todos mis alfas, betas, ARC y equipos de calle: ustedes son lo que hace que mi trabajo
merezca la pena. Me empujan, me animan y me dedican su tiempo, les agradezco todo lo que
hacen por mí.
A B- Tú sabes quién eres y sabes lo que significas para mí. Has estado conmigo desde el
principio, cuando estábamos sentadas en Target y se me ocurrió esta idea. Tu apoyo, ánimo y
locura son maravillosos.
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