OCUPACIÓN
OCUPACIÓN
OCUPACIÓN
Introducción
Desde un sentido jurídico amplio hay ocupación cuando alguien aprehende una cosa
muebles con ánimo de dueño (se apropia de ella). Con ello es adquirida la posesión sobre la
cosa, pero para que sea adquirido el dominio es necesario que la (i) cosa sea susceptible de
propiedad privada y que (ii) actualmente carezca de dueño (res nullius). Si la cosa tiene
dueño, solo adquiere la posesión que podría permitir adquirirlo vía prescripción adquisitiva.
Modo de adquirir: originario, a título singular, gratuito, por acto entre vivos.
Teóricamente puede ser aplicada a toda clase de bienes, muebles e inmuebles, pero de
conformidad al art. 590 en la doctrina nacional solo se reduce a los muebles.
Si bien el art. 606 solo fija su ámbito de aplicación, esta puede definirse como modo de
adquirir el dominio de las cosas que carecen de dueño, mediante la aprehensión material
con la intención de adquirirlas, siempre que dicha adquisición no esté prohibida por la
leyes ni por el derecho internacional.
Requisitos
- Porque nunca lo han tenido: (i) animales bravíos o salvajes (art. 608),
(ii) los productos naturales que arroja el mar (art. 624), (iii)las cosas
comunes a todos los hombres (no apropiables).
En el Derecho chileno no son ocupables los inmuebles porque no los hay sin dueño.
Conforme con el art. 590, si no hay dueño privado, el suelo nacional pertenece al Estado.
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Base: “Los bienes, la propiedad y otros derechos reales”, Daniel Peñailillo Arévalo y Apuntes de
Bienes Cristián Boetsch Gillet.
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3. Que la cosa sea aprehendida: es el hecho en que consiste la ocupación. Implica
atraparla lográndose un contacto físico del ocupante con la cosa ocupada, que la
deja a su merced. Sus caracteres varían, principalmente por las características físicas
de la cosa o su especie. La aprehensión puede ser:
- Real
- Presunta: la que sin consumarse en atrapamiento, con su actividad el
sujeto logra tener la cosa a su merced, controlada o gobernada (ej. en la
caza, tesoro desenterrado).
Debido a esta exigencia de aprehensión material, se entiende que solo pueden adquirirse
por ocupación las cosas muebles corporales. Esto se distingue de la posibilidad de poseer
cosas incorporales, cuya discusión cobra importancia para establecer de un modo general la
posibilidad de mantener una tenencia y posesión sobre esta especie de cosas. Caso CEB.
Peñailillo: estima que la exclusión de las cosas incorporales como objetos del modo
ocupación queda fortalecida si es intentado construir la hipótesis de que puedan subsistir
sin dueño. Así, para que sea ocupable un Derecho tendría que se concebido sin dueño y eso
se generaría por su renuncia, provocando su extinción ya sea Derecho real o personal.
Clases de ocupación
Art. 619: Los animales bravíos pertenecen al dueño de las jaulas, pajareras, conejeras,
colmenas, estanques o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego que recobran su
libertad natural, puede cualquier persona apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que
actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos, teniéndolos a la vista, y que por lo
demás no se contravenga al artículo 609.
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El art. 617 determina el momento en que se entiende que el cazados o pescador se apoderó
del animal y lo ha hecho suyo por ocupación:
o Cuando lo ha tomado materialmente
o Los ha herido gravemente
o Cuando el animal ha caído en trampas o redes.
El art. 618 dispone que un cazador o pescador no puede perseguir un animal bravío que ya
perseguía otro cazador; si así lo hiciere y se apoderase de él, podrá el segundo reclamarlo
como suyo.
Además, existen otras normas sobre pesca y caza en el CC, en las que esas actividades son
relacionadas con la propiedad de los inmuebles en los que se desarrollan.
o Reglas relativas a la caza: arts. 609 y 610 (i) Se puede cazar en tierras propias; (ii)
No se puede cazar en tierras ajenas, salvo con permiso del dueño o salvo que no
estuvieren cercadas, plantadas o cultivadas. Pero ni aún en este último caso se podrá
cazar, si el dueño prohibió expresamente la caza y notificó la prohibición. Dicha
notificación puede hacerse a los interesados personalmente o por medio de avisos en
los diarios, o por carteles colocados en los accesos al respectivo predio; (iii) Si se
caza en tierras ajenas sin permiso del dueño, en los casos en que es obligatorio
obtenerlo, establece la ley dos efectos: (a) Lo cazado quedará para el dueño del
terreno; (b) El cazador deberá indemnizar al dueño del terreno todos los perjuicios
ocasionados.
Ley N° 19.473 es una norma especial que regula la materia, estableciendo principalmente:
(i) la prohición general de la caza y captura, salvo respecto de las especies indicadas en la
misma norma; (ii) establece las zonas en las que está prohibida la caza; y (iii) dispone de
reglas que regulan las técnicas de caza y captura.
o Reglas relativas a la pesca: arts. 611 al 616. El art. 611 se remite a la legislación
especial sobre la materia. Conforme al art. 17 de la Ley N° 18.892, Ley General de
Pesca y Acuicultura, para solicitar autorización de pesca en el Mar Territorial, el
solicitante, de ser persona natural, deberá ser chileno o extranjero que disponga de
permanencia definitiva; si el solicitante fuere una persona jurídica, deberá estar
legalmente constituida en Chile. Dicha ley regula todo lo relativo a los permisos de
pesca, concedidos por la Subsecretaría de Pesca, en los cuales se especifica la
embarcación, las especies que pueden pescarse y la zona geográfica en la que se
puede operar2.
El art. 612 autoriza a los pescadores para un uso limitado de las playas del mar.
El art. 613 los autoriza para hacer uso de las tierras contiguas a la playa, hasta una
distancia de 8 metros; no podrán sin embargo tocar las construcciones allí
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Existe un proyecto de ley que busca declarar la “nulidad” de la Ley N°20.657, que introdujo las
modificaciones actualmente vigentes en la Ley de Pesca Nº 18.892.
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existentes, ni atravesar las cercas o introducirse en las arboledas, plantíos o siembras
que allí hubiere.
El art. 614 establece limitaciones a los dueños de las tierras contiguas a la playa, en
la zona de 8 metros indicada: deben dejar trechos suficientes y cómodos espacios
entre los edificios, cercas o cultivos, para las labores propias de los pescadores.
El art. 615 prohíbe a los que pesquen en ríos y lagos usar los edificios o cultivos o
atravesar las cercas existentes en las riberas. Sin embargo, el DFL 34 de 1931,
permite a los que pesquen en ríos y en lagos de uso público (art. 597), ocupar en las
faenas de pesca las riberas, hasta una distancia de 5 metros. El art. 616 hace
aplicables a la pesca en aguas ajenas, las normas relativas a la caza del art. 610.
Sobre la procedencia y caracteres de las actividades de pesca y caza surgen los siguientes
argumentos en el Derecho y doctrina comparada:
Son fructus fundi: pertenecen al dueño del fundo en el que están.
Son res nullius: carecen de dueño y puede ser adquiridos por cualquiera mediante
ocupación. Existiendo un Derecho subjetivo a cazar y pescar.
Son bienes de toda la comunidad, pudiendo solo cazar y pescar en virtud de una
autorización de la autoridad.
Que no son cosas, forman una categoría intermedia entre personas y cosas,
formando parte de la naturaleza no perteneciendo a los hombres.
Estas posturas sirven de fundamentos para las distintas legislaciones especiales que regulan
la caza y la pesca.
Normas especiales
Abejas
Art. 620: Las abejas que huyen de la colmena y posan en árbol que no sea del dueño de
ésta, vuelven a su libertad natural, y cualquiera puede apoderarse de ellas, y de los panales
fabricados por ellas, con tal que no lo hagan sin permiso del dueño en tierras ajenas,
cercadas o cultivadas, o contra la prohibición del mismo en las otras; pero al dueño de la
colmena no podrá prohibirse que persiga a las abejas fugitivas en tierras que no estén
cercadas ni cultivadas.
Palomas
Art. 621: Las palomas que abandonan un palomar y se fijan en otro, se entenderán
ocupadas legítimamente por el dueño del segundo, siempre que éste no se haya valido de
alguna industria para atraerlas y aquerenciarlas.
En tal caso estará obligado a la indemnización de todo perjuicio, inclusa la restitución de
las especies, si el dueño la exigiere, y si no la exigiere, a pagarle su precio.
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B. Ocupación de cosas inanimadas:
La invención o hallazgo es definida como una especie de ocupación por la cual el que
encuentra una cosa inanimada que no pertenece a nadie adquiere su dominio
apoderándose de ella (art. 624). Es requisitos: (i) se trate de cosas inanimadas; (ii) carezcan
de dueño; (iii) sea aprehendida con el ánimo de apropiación.
Puede recaer sobre cosas muebles que nunca han tenido dueño o que antes tuvieron. Para
efectos de prueba, es importante analizar las circunstancias que rodean la cosa (para
sostener que esta extraviada o no pertenece a nadie).
- Cosas muebles que nunca han tenido dueño: piedras, conchas y otras
sustancias que arroja el mar, y que no presentan señales de dominio
anterior (art. 624). Res Nullius.
- Cosas muebles que no tienen actualmente dueño, pero lo tuvieron:
como las monedas que se arrojan para que las haga suyas el primer
ocupante (art. 624). Se refiere principalmente a las cosas abandonadas
(res derelictae).
El propietario puede haber perdido o dejado olvidada alguna cosa, no debiendo confundirse
con las cosas que carecen de dueño. No habrá adquisición por ocupación ni extinción del
dominio.
Tesoro: la moneda o joyas u otros efectos preciosos que elaborados por el hombre han
Estado largo tiempo sepultados o escondidos sin que haya memoria ni indicio de su dueño
(art. 625).
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quedan como de aplicación subsidiaria (para el caso en que las especies halladas sean
tesoros sin que tengan un valor histórico, científico o arqueológico).
d) Deben ser objetos elaborados por el hombre. Se incluyen objetos formados a partir
de elementos de la naturaleza, pero trabajo humano les debe haber agregado algún
valor (no se incluye por ejemplo una pepa de oro).
e) Es necesario que hayan Estado sepultados o escondidos por el hombre=sumergidas
en la tierra o escondidas sobre ella, requiriendo alguna actividad para descubrirlas.
Las cosas situadas en la superficie serán más bien cosas extraviadas o abandonadas.
f) La ocultación debe ser por largo tiempo (subjetivo). Permite disipar la duda del
extravío si es largo.
g) La elaboración del hombre indica que las cosas tuvieron dueño, sin que exista
memoria o indicio de este (no deben ser cosas perdidas).
h) El descubrimiento puede ser fortuito o producto de una búsqueda.
i) Se requiere necesariamente una aprehensión con ánimo de dueño, que sirve para
determinar quien lo aprehendió primero (ej. trabajadores de una construcción).
El art. 627 se refiere al permiso que cualquiera pueda solicitar para cavar en suelo ajeno,
para sacar alhajas o dineros que asegure pertenecerle y estar escondidas en él. Para ello: (i)
Debe señalar el paraje en que están escondidas; (ii) Debe dar competente seguridad de que
probará su derecho sobre las especies; y (iii) Debe dar competente seguridad de que
abonará todo perjuicio al dueño. Concurriendo estos requisitos, no podrá oponerse el dueño
a la extracción de dichos dineros o alhajas.
El art. 628 se pone en el caso que no se pruebe el derecho sobre dichos dineros o alhajas:
las
especies serán consideradas o como bienes perdidos o como tesoro encontrado en suelo
ajeno, según los antecedentes y señales. Si se considera como tesoro, previa deducción de
las costas, se dividirá en partes iguales entre el denunciador y el dueño del suelo. En todo
caso, a éste último puede convenirle más que se le indemnicen los perjuicios, renunciando
en tal caso a su porción en el tesoro.
Encontrada por alguien una especie al parecer perdida, debiera iniciarse un procedimiento
para restituirla al dueño y decidir que ocurrirá si no aparece (dispuesto en los art. 629-634).
Art. 629 CC: Si se encuentra alguna especie mueble al parecer perdida, deberá ponerse a
disposición de su dueño; y no presentándose nadie que pruebe ser suya, se entregará a la
autoridad competente, la cual deberá dar aviso del hallazgo en un diario de la comuna o de
la capital de la provincia o de la capital de la región, si en aquélla no lo hubiere.
El aviso designará el género y calidad de la especie, el día y lugar del hallazgo.
Si no apareciere el dueño, se dará este aviso por tercera vez, mediando treinta días de un
aviso a otro.
Elementos
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una especie para luego continuar con las gestiones prescritas. Mientras no la
entrega, su deber es conservarla con la diligencia de un buen padre de familia.
Efectos
Subastada será tenida como irrevocablemente perdida para el dueño (en virtud de su
demora puede considerarse un abandono). Si el hallador hubiere omitido las diligencias que
ordena la ley, pierde su porción en beneficio de la Municipalidad y queda sujeto a la acción
de perjuicios y, según las circunstancias, a la pena de hurto (hipótesis que corresponde al
tipo de "hurto de hallazgo" contemplado en el art. 448 del CP).
Cabe indicar que los arts. 629 a 639 están complementados o modificados por numerosas
disposiciones especiales, particularmente del ámbito del Derecho Administrativo. Entre
ellas, el DL 3.063 sobre Rentas Municipales, que establece en su art. 43 que entre las rentas
variables de las municipalidades se encuentra el precio de las especies encontradas; dispone
la norma que el plazo para reclamar las especies encontradas será de un mes contado desde
la fecha en que hubieren llegado a poder de la municipalidad. Si dentro de los 6 meses
siguientes a la fecha del remate el dueño de la especie perdida lo reclamare,
lamunicipalidad estará obligada a entregarle el valor que hubiere obtenido en el remate,
menos los gastos.
E. Especies náufragas: art. 635, son los objetos que proceden de una nave que
naufraga, consistentes en los fragmentos de ella, efectos pertenecientes al aparejo
o carga y las cosas que son arrojadas al mar para aliviar la nave en una
emergencia.
Estas cosas no son ni res nulllius ni res derelictae. El dueño se ha desprendido de ellas, pero
no para eliminarlas de su domiinio sino forzado por las circunstancias. Tampoco son
extraviadas, al menos inicialmente.
Según las reglas, quienes vean o sepan de tales especies "denunciarán el hecho a la
autoridad competente, asegurando entretanto los efectos que sea posible salvar para
restituirlos a quien de derecho corresponda". No pueden ser ocupadas porque tienen dueño.
Y agrega que "los que se los apropiaren, quedarán sujetos a la acción de perjuicios y a la
pena de hurto".
En estas circunstancias, las reglas aplicables a las especies náufragas son semejantes a las
de las especies al parecer perdidas. Tienen dueño, que no ha abandonado su dominio, y, por
tanto, no pertenecen al primer ocupante; salvadas, deben ser puestas a disposición de su
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dueño y restituidas al que pruebe serlo; éste, por su parte, está obligado a pagar los gastos
causados y el premio de salvamento.
ambién deben ser consideradas las normas para restos náufragos contenidas en la Ley de
Navegación y los Tratados Internacionales.
F. Captura bélica:
Captura bélica: es la apropiación de los bienes muebles e inmuebles del Estado o de los
particulares enemigos, efectuada en guerra de nación a nación.
- Conquista: aplicada a territorio.
- Botín: captura bélica de cosas muebles en la guerra terrestre.
- Presa: naves y mercaderías quitadas al enemigo en el mar.
- Represa: recuperación de las cosas tomadas en presa.
Los bienes adquiridos por captura bélica pertenecen al Estado (art. 640). Los particulares
no pueden adquirir el dominio de los bienes de naciones enemigas, neutrales ni menos
aliadas, por esa forma de ocupación.
Hoy en día la guerra es de Estado a Estado, y por ello, el Derecho Internacional establece
que no sólo la vida de los ciudadanos debe ser respetada, sino también la propiedad
particular (Cuarta Convención de La Haya, art. 46). En consecuencia, en la guerra terrestre
sólo pueden ser objeto de captura bélica las propiedades del Estado enemigo, no las
privadas.
No rige para la guerra marítima la inviolabilidad de la propiedad privada; los beligerantes
tienen el derecho de confiscar como presas a naves mercantes y mercaderías enemigas e
incluso neutrales, bajo ciertas circunstancias. Actualmente, el derecho de presa es ejercido
por buques de guerra o cruceros auxiliares, o sea, sólo los Estados pueden ejercer dicho
derecho (la institución del “corso marítimo” fue abolida en la Declaración Naval de París,
de 1856).
¿Por qué la diferencia entre la guerra terrestre y la marítima? Se dice que el único medio
para debilitar al enemigo en la guerra marítima es capturando sus buques mercantes;
impidiendo su comercio, se quiebra su resistencia.
Los arts. 641 y 642 se refieren a las presas hechas por bandidos, piratas o insurgentes, es
decir, por particulares de un Estado beligerante. No adquieren el dominio y cualquiera
puede recuperarlas para ponerlas a disposición de su dueño (eso significa la expresión
"represarlas" que emplea el art. 641).
Los represadores deberán restituir las especies a sus dueños, pero tienen derecho a que
éstos les abonen el precio de salvamento (o sea, lo que debió pagarse a los bandidos, etc.),
el cual se regulará por aquél que en casos análogos, se paga a los apresadores en guerra de
nación a nación (art. 641).
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Si represadas las especies no aparecieren sus dueños a reclamarlas, se procederá como en el
caso de las cosas perdidas; pero los represadores tendrán sobre las especies que no fueren
reclamadas por sus dueños en el plazo de un mes, contado desde la fecha del último aviso,
los mismos derechos como si las hubieran apresado en guerra de nación a nación (art. 642).
Vemos por tanto que la ley no asimila por completo las cosas represadas a las cosas
perdidas, porque los derechos de los represadores son distintos de los derechos que tiene la
persona que encuentra un bien perdido.
Por cierto, la mayor preocupación sobre el incidente se refiere al impacto ambiental que
puede tener la fuga, sobre todo porque más de 460 mil de los salmones estaban siendo
sometidos a un tratamiento con antibióticos. Igualmente, algunos temen que al estar
acostumbrado a ser alimentados con pellets no buscarían alimento por sí mismos y morirían
por inanición con la consiguiente contaminación de las aguas por la descomposición de sus
restos. Otros, como Greenpeace, han señalado por el contrario que los salmones, siendo
depredadores, pueden devorar especies nativas del mar y de los ríos próximos.
Se ha informado que la empresa ha desarrollado un plan de contingencia con dos wellboats
y pescadores artesanales, para recuperar el máximo de ejemplares de los salmones
escapados. El plan de rescate duraría al menos 30 días. Sólo un 5% de los salmones, al 20
de julio, ha sido recuperado.
Por nuestra parte, y para los fines de este comentario, nos interesa el problema del derecho
de dominio de los salmones fugados. Como sabemos, el Código Civil distingue, para
efectos de la adquisición de la propiedad, tres clases de animales: los bravíos o salvajes (lo
que viven naturalmente libres e independientes del hombre), los domésticos (los que
pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la dependencia del hombre) y los
domesticados (aquellos que siendo bravíos se han acostumbrado a la domesticidad y
reconocen en cierto modo el imperio del hombre). Así lo dispone el art. 608 del Código.
Sin duda, los salmones, aunque nacidos y criados en jaulas, son animales bravíos, ya que el
mismo precepto da como ejemplo de esta categoría a “las fieras y los peces”. No parece
posible aplicar a los peces la calidad de animales domesticados, porque difícilmente estos
animales reconocen el imperio de los seres humanos (quizás algunos peces o más bien
mamíferos acuáticos amaestrados de circos o acuarios podrían llenar este concepto). En
todo caso, ya se sabe que los animales domesticados se consideran animales bravíos desde
que pierden la costumbre de volver al amparo y dependencia de sus amos (art. 608.2 CC),
es decir, desde que se fugan.
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https://corraltalciani.wordpress.com/2018/07/22/salmones-en-fuga/
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El dominio originario de los animales bravíos se produce por ocupación, ya que en
principio se trata de res nullius, es decir, cosas que no pertenecen a nadie. La ocupación de
los peces se llama justamente pesca (art. 607 CC).
Tratándose de crías de animales ya ocupados, como parece ser el caso de los salmones
cultivados en cautiverio, la propiedad se adquiere por accesión continua o de frutos
conforme con el art. 646 del Código Civil (aunque algunos niegan que se trate en verdad de
un nuevo modo de adquirir y sostienen que se trata solamente del ejercicio de la facultad de
goce del derecho de propiedad).
La pregunta que se plantea es qué sucede cuando estos animales se escapan y dejan de estar
bajo el control de sus dueños. El Código Civil dispone una norma expresa sobre la
situación: “Los animales bravíos pertenecen al dueño de las jaulas, pajareras, conejeras,
colmenas, estanques o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego que recobran su
libertad natural, puede cualquier persona apoderarse de ellos y hacerlos suyos, con tal que
actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos, teniéndolos a la vista, y que por lo
demás no se contravenga al artículo 609”. Esta última disposición se refiere a que no se
puede cazar en tierras ajenas sin permiso del dueño; para la pesca parece que debe aplicarse
lo mismo conforme al art. 616 que establece que corresponde la misma sanción del que
caza en tierras ajenas sin permiso al que pesca en aguas ajenas, pero lo cierto es que hoy
esto es inaplicable ya que todas las aguas son consideradas bienes nacionales de uso
público y ya no existen los ríos o lagos de propiedad privada.
En suma, puede verse que la sola fuga de los animales bravíos, en este caso los salmones,
no extingue el derecho de dominio que tenía el propietario anterior, en este caso la empresa
Marine Harvest Chile, en la medida en que éste vaya en seguimiento de los especímenes
fugados, teniéndolos a la vista. Por ello, si esta persecución se mantiene, y mientras se
mantenga, no es lícito a otros pescadores apoderarse de los salmones fugados. En caso
contrario, se aplicará la regla que se dispone para el cazador o pescador que va en
persecución de su presa: “No es lícito a un cazador o pescador perseguir al animal bravío
que es ya perseguido por otro cazador o pescador; si lo hiciere sin su consentimiento, y se
apoderare del animal, podrá el otro reclamarlo como suyo” (art. 618 CC). Si esto se aplica a
los casos en los que el pescador persigue a peces bravíos que son res nullius, con mayor
razón deberá aplicarse a los casos de animales bravíos, con dueño, que se han escapado
(cfr. Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, reimp. 1992,
t. VII, vol. II, Nº 528, pp. 38-39).
Para que se mantenga el dominio de los animales bravíos fugados el Código exige que el
dueño vaya en “seguimiento” de ellos y además que los tenga “a la vista”. En primer lugar,
hay que señalar que no es necesario que sea el mismo dueño quien persiga a los animales
que se han escapado, y que perfectamente, como ha sucedido en este caso, pueden ser
personas a las que el dueño ha encomendado esa persecución, ya que éstas actúan a nombre
y por cuenta del primero (Claro Solar, ob. cit., Nº 528, p. 40).
Más delicada es la exigencia de que los persecutores tengan “a la vista” los animales
fugados. Esta norma proviene del criterio de Gayo que se conservó en el Digesto: “Mas se
entiende que [el animal] recobra su libertad natural, o cuando haya desaparecido de nuestra
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vista (quum vel oculos nostros effugerit), o cuando de tal modo esté a nuestra presencia,
que sea difícil su persecución” (D. 41.1.5).
Pensamos que esta exigencia no debe aplicarse de manera literal, menos cuando se trata de
peces que difícilmente pueden observarse con el sentido de la vista. Lo que importa es que
la persecución se realice de manera inmediata en el tiempo y en la distancia de los animales
fugados, con lo cual bastará que ellos puedan ser rastreados usando las nuevas tecnologías a
través de instrumentos que miden sus movimientos o captan algunos signos que emanan de
sus cuerpos (por ejemplo, si tienen algún dispositivo o chip que emite algún tipo de señal).
En este sentido puede tenerse en cuenta el caso especial de la fuga de abejas de una
colmena que se contiene en el art. 620 del Código Civil. Según esta norma, las abejas que
huyen de la colmena y posan en árbol ajeno, vuelven a su libertad natural, y cualquiera
puede apoderarse de ellas, y de los panales fabricados por ellas, con tal que no lo hagan sin
permiso del dueño en tierras ajenas, cercadas o cultivadas, o contra la prohibición del
mismo en las otras. Se trata ahora de animales domesticados que se fugan, y por tanto pasan
a ser animales bravíos que tienen la calidad de cosas sin dueños, y como tal admiten la
ocupación por personas distintas del dueño. No obstante, la misma norma dispone que “al
dueño de la colmena no podrá prohibirse que persiga a las abejas fugitivas en tierras que no
estén cercadas ni cultivadas” (art. 620 CC). Se observa, entonces, que el dominio de las
abejas fugitivas no se pierde por el solo hecho de que hayan abandonado la colmena
anterior y se hayan asentado en algún árbol que no es de propiedad del dueño de la
colmena. Bastará que el dueño de ésta se haya preocupado de ubicarlas y perseguirlas, para
lo cual se le deben dar facilidades incluso si se trata de ingresar a tierras ajenas en la
medida en que no estén cercadas ni cultivadas. Se observa, que en este caso, el Código no
exige, porque sería imposible, que el dueño tenga a la vista a las abejas que han escapado
de sus colmenas.
Por todo lo anterior, entendemos que los salmones que se fugaron del centro de cultivo de
Isla Huar han seguido siendo propiedad de la empresa Marine Harvest Chile y lo seguirán
siendo en la medida en que se mantengan las operaciones destinadas a la recuperación de
los ejemplares fugados. Cuando estos sean nuevamente capturados, no operará la ocupación
como modo de adquirir, sino que simplemente continuará el dominio que la empresa dueña
ya tenía sobre ellos.
Lo que se dice respecto de los salmones vivos, se deberá aplicar también para aquellos que
hayan muerto, en la medida en que sus cuerpos sean todavía aprovechables aunque no sean
ya susceptibles de consumo humano.
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