Activismo Judicial
Activismo Judicial
Activismo Judicial
JUDICIAL
en chile
¿Hacia el gobierno
de los jueces?
1
Activismo Judicial en Chile ¿Hacia el gobierno de los jueces?
Primera edición de 500 ejemplares
Agosto 2013
Editado por:
2
Dedicamos este libro a todos los jueces y demás
miembros del Poder Judicial que, con su esfuerzo diario
y sin estridencia, le dan vigencia a nuestro Estado de
Derecho y sentido al viejo ideal liberal de que vivimos
bajo el gobierno de las leyes y no de los hombres.
3
4
AGRADECIMIENTOS
5
y eficientes ayudantes, este proyecto sencillamente no habría sido posible
de realizar.
6
INDICE
PRÓLOGO.....................................................................................................................................11
INTRODUCCIÓN….................................................................................................................15
7
Capítulo 4. Judicialización de los planes privados de salud.............................81
4.1 El artículo 38 ter de la Ley de ISAPRES.........................................................83
4.2 Jurisprudencia del Tribunal Constitucional...............................................85
4.3 Jurisprudencia de la Corte Suprema..............................................................93
4.4 Conclusiones..............................................................................................................105
8
Capítulo 9. Condicionantes externas: medios de comunicación y crítica
académica..................................................................................................................................194
9.1 Activismo y medios. El caso de El Mostrador........................................194
9.2 La crítica académica............................................................................................203
9.3 Conclusiones............................................................................................................211
CONCLUSIONES.....................................................................................................................243
NOTAS ........................................................................................................................................248
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................283
1. Libros y artículos nacionales
2. Libros y artículos extranjeros
3. Otros documentos
9
10
PRÓLOGO
11
En todo caso, estamos frente a un fenómeno que se ha extendido hoy a
diversas actividades y ámbitos, como lo demuestra el excelente trabajo de los
profesores José Francisco García y Sergio Verdugo que me ha correspondido
el honor de prologar. La pregunta que motiva la publicación de este libro
es si nos encontramos como sociedad frente a un cambio paradigmático
en la forma en que uno de los tres poderes clásicos del Estado –el poder
judicial– actúa frente al conflicto que le toca discernir y, de paso, pero
no fortuitamente, define nuestra sociedad. Me parece que la respuesta,
alcanzada tras analizar diversas prácticas que se están llevando a cabo
actualmente por tribunales superiores de justicia, es la correcta. Concluyen
los actores que estamos en presencia, ya no larvada, sino plenamente
abierta y consciente, de una consolidada forma de activismo judicial, cuyos
objetivos son evidentes y criticables, y sobre los cuales se hace un deber
ponerlos en conocimiento de la opinión especializada, a fin de alertar sobre
las consecuencias que puede tener sobre nuestro diseño institucional.
A mi juicio, este tema cobra cada vez más relevancia y no puede soslayarse. Las
opiniones acerca del rol de los jueces pueden ser muy diversas y la extensión
de su labor en la construcción y mantenimiento de una democracia motiva
una reflexión de fondo que recién comienza a asomarse. Lo preocupante
de este escenario es que no son pocas las voces que se alzan para elogiar el
comportamiento y los fallos de algunos magistrados que declaradamente
(ya sea en su función difusora o a través de sus resoluciones) promueven
ampliar su función hacia el modelamiento del Estado sin un apego estricto a
12
las normas jurídicas escritas por el legislador, sino más bien en consonancia
con sus propias convicciones acerca de la justicia y el derecho.
13
proponen varias medidas tendientes a disminuir la discrecionalidad de los
jueces al decidir las cuestiones sometidas a su conocimiento.
Julio, 2013
Roberto Guerrero V.
14
INTRODUCCIÓN
15
En este escenario, y luego de pasar por la Corte de Apelaciones de Te-
muco, el caso llegó a la Corte Suprema. En sentencia del año 20123, esta
Corte determinó que María Inés Ramírez no había sido perturbada en sus
derechos por un acto arbitrario, ya que había razones suficientes para el
mismo, y tampoco habría sido ilegal, ya que, en opinión de la Corte, se
habría ajustado a las leyes respectivas 4.
16
fuente de trabajo, el sustento de ella y su familia. Ese es el trasfondo
humano y jurídico de la presente acción (…)”6.
17
Llama la atención que el juez Muñoz reconozca que el “tema asumido”
no es el análisis de normas, sino que “la vida misma (…)”, ya que con ello
delimita el origen de las reglas que, a su juicio, deben aplicarse. Aquellas
que se acercan más a la moral “de la vida” que a las reglas jurídicas dictadas
por cuerpos democráticos.
18
subjetivos de equidad del juez de turno. ¿Era ésta la solución adecuada?
Así, esperamos entre otras cosas, que este libro sea útil para los mismos
jueces, colaborando con una reflexión que, estimamos, sólo puede traer
beneficios tanto para una concepción fuerte y robusta de la independencia
judicial, como acerca del tipo de democracia en la que queremos vivir.
19
Las ideas que propondremos se organizan de la siguiente forma:
En la tercera parte, revisaremos los que, a nuestro juicio, son las condicionantes
internas y externas del activismo judicial sobre la base del análisis de su
estructura institucional, la cultura judicial imperante, y un entorno externo
que, a nuestro juicio, no ayuda a minimizar este tipo de comportamiento
judicial.
20
Así, en primer lugar, en el capítulo 7, identificamos un primer condicionante
interno que probablemente incide en la existencia de comportamientos
activistas y que, a nuestro juicio, podrían orientar el debate futuro para
solucionar los problemas derivados del mismo; éste se relaciona con el
sistema de nombramiento, evaluación, disciplina y el rol que cumple la
Academia Judicial en la formación de los jueces.
21
se desarrolle sin mayores formas de control y con incentivos contrarios.
22
PRIMERA PARTE
ACTIVISMO JUDICIAL. LA TEORÍA
23
CAPÍTULO 1
ACTIVISMO JUDICIAL. LA TEORÍA
Esta crítica puede invocarse, como se verá, para casos de diversa naturaleza.
Entre ellos, existen situaciones de excesivo garantismo en materia penal,
falta de deferencia en materia de regulaciones ambientales y energéticas,
defensa de intereses de grupos de interés específicos o en materias poco
mediáticas como el caso de la Municipalidad de Pucón, que relatamos
en la introducción. A veces, estas decisiones judiciales se traducen en
dejar de utilizar reglas jurídicas específicas, en la aplicación de alguna
moral extrajurídica asociada a la adjudicación de derechos para grupos
de interés particular, y otras veces en la declaración de ilegitimidad de las
mismas, como ocurre en algunos casos de control de constitucionalidad
de las leyes o en la revisión judicial de decretos del Poder Ejecutivo, o en
cualquier otra hipótesis donde, existiendo una respuesta jurídica clara,
el juez se aparta de ella para seguir lo que cree personalmente correcto.
24
dentro del sistema político, y de teorías jurídicas acerca de la interpretación
normativa y la función jurisdiccional. No es nuestro propósito resumir o
zanjar este debate -el que por lo demás ha dividido a la academia desde
hace muchos años, y en el que constitucionalistas y filósofos del derecho
en particular han realizado grandes aportes-. En todo caso, no puede
perderse de vista que este tipo de discusiones deben ser examinadas bajo
nuestra tradición política-jurídica actual.
25
1.1 Supuestos previos para estudiar el activismo judicial
26
consentir en un escenario de debate sobre con acusaciones de activismo.
Tal vez quienes han estudiado el problema del activismo con mayor pers-
pectiva científica son los profesores norteamericanos Cross y Lindquist,
quienes señalan que el ataque contra el activismo judicial en Estados Unidos
(en particular contra algunos ministros de la Corte Suprema) cobró fuerza
durante la era de la denominada “Corte Warren”3, la que destacó “por sus
numerosas y controversiales sentencias” 4. Como sintetizan los autores, un
juez activista era aquél que creía que la Corte Suprema podía jugar un rol
positivo promoviendo reformas sociales de tipo progresista5.
27
Parte de la literatura norteamericana asocia el activismo judicial al control
judicial de las leyes, asumiéndose que este es el escenario más probable
de activismo13. Esto es normal en EE.UU., atendido a que en dicho país
todos los jueces pueden, por sí solos, controlar las decisiones políticas de
órganos representativos. Ello ha hecho que cierta literatura “mida” el acti-
vismo utilizando los casos en que los jueces han invalidado legislaciones14,
cuestión que también ha ocurrido para estudios de tribunales de otras
partes del mundo, como en tribunales europeos15, en Canadá16 , e incluso
(y con ciertos matices) en Chile17.
Como puede verse, si en algún momento algún autor sostuvo que el acti-
vismo era una discusión propiamente norteamericana y asociada al control
judicial de las leyes, esa afirmación se encuentra totalmente superada23.
Incluso, hoy es posible encontrar literatura que afirma que es más posible
encontrar activismo judicial fuera de los tribunales norteamericanos, en
tradiciones más cercanas a la europea-continental24.
28
que, a nuestro juicio, permiten extraer algunos elementos unitarios.
Los autores que se han referido a esta cuestión, pueden ser clasificados
en diferentes grupos. En primer lugar, algunos asumen que el término
es propio del debate popular extrajurídico y que requiere de respuestas
desde la academia legal28. En este contexto, Green sostiene que la mejor
manera de entender el activismo judicial es identificar los casos en que los
jueces han violado estándares culturales sobre la función judicial29. Esta
realidad cultural, en EE.UU. se sostiene en una tradición de fuerte discreción
judicial, cuestión que no ocurre en Chile, un país mucho más formalista,
cuya educación legal se sostiene en los códigos y la interpretación literal.
Si Green intentara definir el activismo judicial para el Poder Judicial chileno,
probablemente lo asociaría con la falta de aplicación de elementos de
nuestra propia tradición jurídica, como la falta de apego a las palabras de
las leyes, la existencia de silogismos que no se siguen de manera lógica o
que quiebran el principio de no contradicción y la manifestación de opi-
niones políticas y morales en las sentencias30. Todos estos elementos son
ajenos, en general, a nuestra cultura judicial, la que suele ser formalista en
la manera en que presenta sus sentencias. El ejemplo de la Municipalidad
de Pucón mostró al juez Muñoz quebrando estos estándares de cultura
judicial señalados.
Otro grupo de autores indica que existe activismo cuando un juez “no
permite elecciones de política a otros funcionarios gubernamentales… no
prohibidas claramente por la Constitución”31, o cuando las cortes alteran
significativamente las preferencias de las mayorías parlamentarias o las
concepciones del constituyente32. Para este grupo de autores, el activismo
se suele oponer al judicial-restraint, y el juez actúa discrecional y libremente,
sin mayores ataduras a su potestad, con el fin de “hacer justicia” (do justi-
ce)33. La diferencia entre activismo y judicial-restraint, no es que uno legisle
y el otro interprete, ya que ambos consideran un grado de Derecho y un
grado de política. La diferencia entonces, es más una cuestión de grado
(degree) que de tipo (kind)34. Los actores representativos (como el Alcalde
en el caso de la Municipalidad de Pucón) hacen más política que Derecho,
y los jueces deberían hacer más Derecho que política.
29
es la norma que entrega la mayor cantidad de principios y valores generales
que incrementan el campo de acción en que los jueces pueden trabajar.
En este sentido, se ha dicho que el activismo supone un “conflicto entre
tribunales y poderes políticos en cuestiones de política constitucional”35.
También, cuando un juez no permite que la democracia prime en casos
donde la “aplicación de la Constitución o de la ley es tan clara que posee
las cualidades tradicionales del Derecho en vez de la filosofía moral o po-
lítica. Esto significa implementar los actos del Congreso y las decisiones
del Ejecutivo en vez de derrotarlas”36 . Si intentáramos usar esta versión
del activismo judicial en Chile, probablemente nos acercaríamos al análisis
de recursos de protección (como ocurrió en el caso de la Municipalidad
de Pucón, y como examinaremos -en la parte 2- en lo relativo a los ca-
sos sobre protección de la salud y de regulación del medio ambiente) y,
también, a casos donde el Tribunal Constitucional (“TC”) ha controlado la
constitucionalidad de la ley o de decretos supremos (esta parte no será
objeto de análisis en este libro).
Por otro lado, una autora que ha escrito entre nosotros, ha hecho una in-
teresante distinción entre judicialización y activismo, términos que suelen
confundirse y cuya diferenciación puede ayudarnos a entender mejor lo
que entendemos por activismo judicial. Para la judicialización, los tribuna-
les adquieren mayor protagonismo37. El activismo, en cambio, se vincula
con la actuación de los tribunales, siendo identificado con una “postura
proactiva del juzgador”38.
30
niega la existencia del mismo y, en consecuencia, se validan los compor-
tamientos judiciales que han sido reprochados de activistas.
Para este tipo de defensa del activismo, en general, los argumentos des-
cansan en la protección de minorías que se estiman postergadas, a veces
en nombre de la igualdad40 . Así, por ejemplo, se ha dicho que los jueces
deben “abrir la puerta de la justicia a los pobres”41 , o se ha sostenido que
el activismo es útil para alcanzar la “justicia social”42.
31
en una idea deliberativa de democracia. En este sentido, los jueces “se
encuentran, en términos institucionales, en una excelente posición para
favorecer la deliberación democrática. En efecto, el Poder Judicial es la
institución que recibe las quejas de quienes son, o sienten que han sido,
tratados indebidamente en el proceso político de toma de decisiones”46.
En todo caso, no deja de ser interesante que para el autor no sea razona-
ble esperar que los jueces trabajen en pos de una mejora en el status de
grupos minoritarios:
32
a disposición de la gente; de los excluidos. Mecanismos por medio
de los cuales se podrá llamar la atención de la clase política acerca
de lo que (erróneamente) hacen. O cómo [sic] ocurre en el caso de
los derechos sociales, como mecanismos para llamar la atención
por lo que no hacen en absoluto. Para insistir con la idea con la que
comencé este trabajo: no confiamos en las cortes en tanto cortes,
sino en tanto son instrumentos capaces de causar un impacto en
el sistema político que se irá perfeccionando hasta que podamos
exigir que las cortes salgan de escena. De hecho el mismo trabajo
de las cortes en este sentido debiera ser la semilla de su propia
desaparición –en tanto cortes ´juricéntricas´. Para que ello ocurra…
el sistema político debe ser capaz de ´sentir´ ese golpe. De acusar
recibo. Debe ser capaz de entender que ´algo no está funcionando´
y debe ser mejorado”51.
Como puede observarse, Lovera le pide a las cortes que cumplan un rol
que se encuentra fuera de su función. Y lo hace de manera consciente
porque estima que existen razones políticas urgentes que así lo ameritan.
Este tipo de posiciones, que de manera directa convocan a los jueces a
convertirse en activistas de causas que se estiman importantes, son la
mejor confesión de que es posible que exista activismo por parte de ellos.
Con ello no sólo se demuestra que las posiciones que niegan el activismo
adolecen de falencias que pueden ser incompatibles con la realidad, sino
que además manifiesta que existe un espacio para que el activismo pueda
operar en la judicatura chilena.
33
fundamentales y la justicia. El fantasma del gobierno de los jueces suele
aparecerse frente a ellos.
34
o menor medida, inevitable en ciertas circunstancias, entonces la existen-
cia de ese tipo de recetas puede resultar saludable en el sistema. Incluso,
pueden ser útiles para desincentivar los casos de activismo. El problema
es que ellas, en general, plantean el dilema de equilibrar una regla fuerte
de independencia judicial con un control adecuado de la labor de los
jueces. Volveremos sobre estas ideas más adelante.
En la literatura, los críticos del activismo judicial son más comunes que sus
defensores. Normalmente, y como ya lo señalamos, el término “activismo”
se utiliza para atacar una sentencia, un juez o un grupo de jueces, y no
para defender los resultados de dicha sentencia55. Previo a desarrollar las
críticas, es importante señalar que el activismo judicial no sólo ha gene-
rado contra-argumentos, sino que también reacciones doctrinarias que
intentan corregirlo o minimizarlo.
35
Lo interesante de este tipo de reacciones que apuntan a disminuir el im-
pacto del activismo judicial, es que ellas trabajan bajo un supuesto crítico
implícito contra el activismo, el que puede fundamentarse en alguna (o
varias) de las críticas que a continuación desarrollamos. Sobre estas, lo
primero que debe advertiste que es responden a naturalezas diversas.
Simplificando el tipo de crítica que el activismo ha recibido, las resumiremos
en tres grupos. Primero, distinguiremos una crítica democrática asociada a
la función judicial; luego, una crítica económica o de incapacidad técnica;
y, finalmente, una crítica relativa a la (in)eficacia probable de la sentencia
dictada por un juez activista.
Por un lado existe una crítica asociada a la función de los jueces. Se suele
argumentar que el activismo desconoce su verdadera función, propiamente
judicial62. Así, se identifican dos problemas de legitimidad: la democrática
(no respetar lo que deciden los órganos electos por actos de jueces no
electos) y la “contra-constitucional”, con sentencias contrarias a la Consti-
tución63. Así, la naturaleza de la función judicial se vincula directamente
con la manera en que vemos la democracia y el constitucionalismo 64.
36
La crítica de la elite que se beneficia por el activismo conduce a un ar-
gumento que dice que quienes no son capaces de ganar una elección
(o de vencer en la deliberación legislativa), buscan convencer a un grupo
de jueces para obtener la satisfacción de sus demandas 66 . El activismo
les entregaría una posibilidad menos costosa que el lobby parlamentario
para satisfacer sus demandas67. Desde luego, esto daría pié a la acusación
de que el gobierno de una minoría a la que le molestan los resultados
electorales es la que en definitiva resuelve los problemas sociales 68. Si a
ello se agregan las teorías que dicen que los tribunales tienen la palabra
final (presentes entre nosotros), el problema se agrava 69.
37
(como efectivamente lo han hecho) que estos argumentos son falsos en un
contexto de debilidad de las instituciones democráticas71. Si el Congreso
no es representativo, entonces no da garantías de proteger a las minorías
excluidas. Independiente de que este tipo de argumentos sean o no váli-
dos (lo que es muy discutible), es importante precisar que de ellos no se
sigue que sean los jueces los que se encuentran en una mejor posición
para satisfacer las demandas que se estiman insatisfechas.
Por otro lado, existe una perspectiva de análisis bastante interesante, de-
sarrollada por Sunstein, quien prefiere hablar de “maximalismo” para re-
ferirse a los casos de jueces que expanden sus facultades por sobre los
otros poderes del Estado. En términos similares a los expuestos dentro
de esta sección, Sunstein argumenta que el “maximalismo” no mejora la
deliberación colectiva ni el accountability de las instituciones, sino todo lo
contrario. Para este autor, el maximalismo que promueve ideales demo-
cráticos es un proyecto fácilmente imaginable. Pero los jueces saben que
pueden equivocarse y por esta razón son generalmente cautelosos de
no entregar la última palabra en procesos políticos en curso72. Lo anterior
se debe a que, y aunque estuvieren en lo correcto, decisiones judiciales
amplias, tempranas y hasta apresuradas en relación a los tiempos políticos,
38
pueden tener efectos sistémicos desafortunados73. Volveremos sobre estas
ideas en el capítulo 10, sección 3.
Esta crítica sostiene que las formas de activismo judicial que invaden
órbitas legislativas o ejecutivas pueden resultar en costos sociales im-
portantes cuando las cortes invaden competencias técnicas o cuando
buscan obtener una percepción de la distribución de preferencias en la
sociedad74. El proceso judicial de toma de decisiones no es eficiente en
esta tarea, ya que no ha sido diseñado para ello75. Los déficits procesales
harían difícil obtener decisiones que aseguren una observancia técnica
suficiente, participativa y que se haga cargo de las externalidades que las
decisiones producen.
Tal vez una de las áreas donde mayor desarrollo ha habido sobre estas
discusiones en EE.UU., la introdujo el caso Chevron, donde se plantea el
problema de la deferencia que deben tener los jueces con las definiciones
técnicas de la autoridad administrativa especialista76. En el capítulo 2 y
en el capítulo 10, sección 2, veremos que esta discusión no es del todo
ajena a nosotros.
39
sido evaluadas bajo los estrictos criterios técnicos que suelen acompañar
los diseños regulatorios o de política pública78.
40
por dicha decisión, lo que se hace complejo si esos gobernados gozan de
ciertas posiciones de poder (ya sea público o privado, formal o informal)85.
Existe evidencia que sugiere que la coerción judicial activista puede te-
ner éxito cuando el proceso político es demasiado débil86, pero la regla
contraria debiera regir cuando el proceso político es fuerte. Entonces, ¿no
será mejor orientar el debate hacia preguntas que se dirijan a fortalecer
los procesos políticos?87.
41
judicial. El juez Easterbrook, por ejemplo, indica que es un término “resba-
ladizo” y “vacío” que depende de los ciclos políticos89. Para este autor, en
realidad, “activismo” no es otra cosa que “jueces actuando mal”, y todos
tienen una posición diferente acerca de cuándo un juez actúa mal, lo que
se relaciona con la discusión acerca del rol que debe jugar el precedente
judicial y el respeto por la democracia90.
42
que permita predecir sus resultados con antelación, y guardar la debida
coherencia en casos similares, siempre intentando no crear reglas nuevas.
Esta actitud judicial se opone al activismo, que suele ser maximalista de la
función judicial y entregar respuestas amplias con la construcción de reglas
poco predecibles y resultados que se alejan de los méritos particulares de
los procesos puntuales. Es en esta actitud maximalista en que es posible
identificar casos de activismo, como examinaremos en la parte 2 de este libro.
Por otra parte, es importante considerar que los argumentos que niegan
el activismo suelen estar presentes entre los principales acusados de ser
activistas (los jueces), por lo que no debe extrañarnos encontrar este tipo
de respuestas desde el mundo de la judicatura. La defensa (¿corporativa?)
de la función judicial parece ser un lugar común en muchos países98.
43
suficiente, comparándola con el Derecho aplicable. Ello acerca la me-
todología a análisis más cualitativos que no pueden separarse de la ca-
suística. Por lo anterior, la pretensión de nuestro libro no es demostrar
la existencia sistemática de activismo, sino que sólo constatar que hay
muestras relevantes que han provocado impacto en diversas áreas, todas
relacionadas con el comportamiento de jueces pertenecientes al Poder
Judicial. Ello no probará, desde luego, que todos los jueces sean activistas,
pero descartará los argumentos negacionistas del activismo y hará un
llamado de alerta para poner más atención en el futuro, demostrando
que el activismo existe, se usa, y produce efectos sociales importantes.
44
aunque no tenga competencia para ello. Por esto, es frecuente
observar una tendencia a reducir los obstáculos procesales, los
que ceden ante principios sustantivos de justicia105. Así, las cor-
tes amplían sus propios poderes106, por ejemplo, mediante una
interpretación expansiva de las leyes, como ocurre cuando la
sentencia crea obligaciones que no emanan clara y precisamente
del lenguaje de la norma interpretada107. Para ello, puede invocarse
razones amplias como “la justicia”, o “la dignidad humana”, o de-
rechos fundamentales como la igualdad o la libertad personal108.
Así, los jueces activistas suelen seleccionar normas ambiguas y
amplias para tomar sus decisiones, ignorando otras normas más
claras que también podrían ser atingentes al caso109.
45
problemas asociados al common-law norteamericano no estén
presentes122.
46
SEGUNDA PARTE
ACTIVISMO JUDICIAL
LA PRÁCTICA EN CHILE
47
CAPÍTULO 2
MEDIO AMBIENTE Y ENERGÍA
48
el impacto del procedimiento de consulta del Convenio 169 de la OIT3.
Podría pensarse que este estado de cosas deriva de una regulación ambiental
insuficiente, de un completo laissez faire que deja en el desamparo a todo
aquel que vea afectado sus derechos por estos proyectos. Sin embargo, si
bien existe una serie de perfeccionamientos posibles a la recién remozada
institucionalidad ambiental, sostener que en Chile estamos ante una regu-
lación precaria es producto de la mala fe o derechamente de ignorancia.
49
proyectos, la legislación ambiental dispone que es la Evaluación de Impacto
Ambiental (EIA) el procedimiento que determina si se ajusta a las normas
vigentes; procedimiento de evaluación ambiental que finaliza con un
acto administrativo terminal que otorga una autorización administrativa
(la Resolución de Calificación Ambiental o “RCA”) que es vinculante para
los organismos de la Administración asociados a la calificación ambiental7.
50
Al igual que en los otros capítulos de análisis de jurisprudencia, no bus-
caremos demostrar que todos los casos sobre esta materia representan
ejemplos de activismo judicial, sino que algunos de los razonamientos
judiciales existentes en los fallos que se pronuncian sobre estos casos, se
encuentran presentes algunos de los elementos relevantes de éste.
51
parte de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, la empresa apeló ante la
Corte Suprema.
52
ponerlas en ejecución apenas esté concluido el estudio, que deberá
ser realizado por una entidad reconocida e independiente, no se ha
excedido en sus facultades. En efecto… le corresponde velar porque
se eliminen o controlen todos los factores, elementos o agentes del
medio ambiente que afecten la salud, la seguridad y el bienestar de
los habitantes en conformidad a las disposiciones de ese cuerpo
normativo y su reglamento, de manera que el estudio ordenado no
constituye una sanción sino que importa una medida para lograr la
eliminación o control de tales situaciones”13.
En abril de 2011, vendría el caso Pitama14, otro caso relevante cuya historia
procesal data desde 2003, cuando se inició un juicio ante el 10° Juzgado
Civil de Santiago, donde la Asociación de Canalistas del Embalse Pita-
ma demandó a la Concesionaria Rutas del Pacífico, con el objeto de que
reparara el daño ambiental que habría provocado en dicho embalse e
indemnizara los perjuicios.
Una de las cuestiones más llamativas de Pitama fue que la Corte sostuvo
que la obligación de la concesionaria no se agotaba con el cumplimiento
53
estricto de las medidas descritas –en la RCA– para exculparse del daño
ambiental, sino que, sostuvo que “su obligación era llevar a cabo todas
las acciones que permitieran mitigar y reparar adecuadamente el impacto
ambiental negativo de su actividad, única forma de entender un desarrollo
sustentable, que es al que tiende el legislador”16.
54
del SERNAGEOMIN, constituye una ilegalidad y que tal ilegalidad esa su vez
una amenaza a los derechos fundamentales a la vida y a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación22. Se trata de una información esencial que
debe existir antes de la votación para la aprobación o rechazo del proyecto.
Cabe destacar que en este caso existió un voto disidente relevante de los
ministros Héctor Carreño y Pedro Pierry, quienes consideraron que el infor-
me cuestionado es un acto intermedio o de trámite de un procedimiento
complejo, por lo que carece de aptitud necesaria para privar, perturbar o
amenazar cualquier garantía constitucional.
55
Copiapó, como al denominado “Proyecto Central Termoeléctrica Castilla”
que consistía en una central termoeléctrica que buscaba proveer de energía
al Sistema Interconectado Central (SIC).
Existen, al menos, dos aspectos relevantes de este fallo que hacen de éste
un buen ejemplo de activismo judicial.
56
indirectamente por un proyecto o actividad en un área determinada”30.
57
propio estándar, la exigencia de presentación conjunta de un proyecto
porque estima que en realidad “es uno solo”, siendo que ambos responden
a objetivos distintos y son tratados en forma separada en la propia ley36.
58
Lo anterior, sostiene la Corte, se sustenta en la aplicación del principio
preventivo que ha inspirado a la ley 19.300; principio que no solo es “uno
de los principios rectores de la Ley N° 19.300”40 sino
2.3 Evaluación
59
no desviaciones a la Resolución de Calificación Ambiental, siendo
del todo improcedente que tal labor sea entregada a los órganos
jurisdiccionales, cuya misión, sin duda, no es reemplazar a las entidades
de la administración sino sólo, tratándose de un recurso de protección,
determinar si los actos de la autoridad (o de particulares, en su caso)
han sido arbitrarios o ilegales (aunque tratándose de la garantía del
Nº 8º del artículo 19 de la Constitución Política de la República se
requiere arbitrariedad e ilegalidad) y han afectado algunos de los
derechos mencionados en el artículo 20 de la carta fundamental,
sin perjuicio, de las acciones ordinarias que sean procedentes, tanto
en el orden civil como administrativo”46.
60
jurisprudencia de la Corte, discrepamos con él respecto de que estaríamos
ante un “aparente” activismo judicial, porque de “aparente” no tiene nada.
“El día que las instituciones del Estado que deben resolver estas ma-
terias tengan la confianza de la ciudadanía, de seguro esas personas
no recurrirán a los tribunales. Se van a conformar con las decisiones
justas y pluralistas de los organismos. Hoy, en virtud de estas acciones
que se emprenden por las organizaciones sociales, el Poder Judicial
tiene la confianza de la gente53.
61
hacia estos tribunales especializados a los que el legislador les ha entregado
la tarea de abocarse a resolver de manera técnica diversas controversias
en este ámbito.
62
para revisar un procedimiento administrativo complejo como el
de evaluación ambiental. El recurso de protección en esta materia
requiere de la afectación al derecho a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación, por un acto u omisión ilegal de una persona
determinada. La Corte de Apelaciones, y luego la Corte Suprema
deben decidir rápidamente, en un procedimiento regulado en forma
simple y con bastante libertad (como debe ser en una acción de
este tipo), si hay un acto que amerite actuar con urgencia; pero al
revisar una RCA en realidad están revisando la invalidación de un acto
administrativo complejo, en el que han intervenido muchos órganos
del Estado, y que tiene graves consecuencias tanto para el impulsor
del proyecto como para los que se oponen a éste. La esencia de la
acción de protección es ser un recurso en que los tribunales puedan
tomar medidas inmediatas por afectación de derechos fundamentales,
en que conocen del caso por los argumentos de los intervinientes
y otras diligencias o informes. Pero no parece ser la instancia más
adecuada para evaluar vicios de ilegalidad de un acto administrativo
tan complejo como la RCA”57.
63
2.4 Convenio 169: El factor Brito
64
Minera Proyecto Catanave” por ser contrario, no solo a una serie de dere-
chos fundamentales, sino que por no respetar el Convenio 169 de la OIT.
65
Así las cosas, la decisión atacada debió dar cumplimiento al referido Con-
venio, “por cuanto al momento de su dictación éste se encontraba vigente
y por ello el disidente estima que se incumple el deber general de funda-
mentación de los actos administrativos, porque no es consecuencia de un
claro proceso de consulta en el que se hayan tenido en cuenta aquellos
elementos para el razonamiento y justificación que esta particular auto-
rización requiere”69.
2.5 Conclusiones
66
ciertos principios –en este caso que informan la legislación ambiental–
pero utilizándolos de forma que logren esquivar normas legales expresas.
67
CAPÍTULO 3
TOMAS DE ESTABLECIMIENTOS
EDUCACIONALES
68
la existencia de diversos actores políticos (especialmente de oposición) y
sociales (como la CONFECH y el Instituto Nacional de DD.HH. -INDH) que
opinan en relación a los casos.
En esta parte del libro, no demostraremos que todos los casos sobre esta
materia representan ejemplos de activismo judicial. Nuestro propósito es
acreditar que en algunos de los razonamientos judiciales existentes en las
sentencias que resuelven estos casos, se encuentran presentes algunos de
los elementos relevantes sobre el activismo.
En primer lugar (3.1), explicaremos por qué las tomas son ilícitas. Argumen-
taremos que no existen dos versiones posibles en relación a este punto y
que el sistema jurídico entrega una respuesta clara al respecto. En segundo
lugar (3.2), daremos a conocer algunas sentencias específicas constatando
los puntos que nos parecen polémicos. Finalmente (3.3), analizaremos si las
sentencias citadas con anterioridad cumplen con las variables que, a nuestro
juicio, permiten identificar el activismo judicial. Para ello, no solamente se
necesita demostrar que ellas son contrarias al ordenamiento jurídico, sino que,
además, examinaremos cuáles de las luces de alerta se observan en estos casos.
69
3.1 Las tomas son ilícitas
Existen diversas razones jurídicas por las cuales las tomas son ilícitas, las que
sintetizaremos brevemente. Primero resumiremos las razones jurídicas que
impiden proteger las tomas mediante el derecho a la protesta (la libertad
de expresión y el derecho a reunión, en nuestro lenguaje constitucional)
y, en seguida, sintetizaremos los bienes jurídicos que se encuentran lesio-
nados por las tomas.
70
casos, suelen sostener que con las expulsiones se ha violado el derecho a
la educación de quienes se manifiestan10, sin preocuparse de que la causa
de la medida disciplinaria es, justamente, la infracción de las posibilidades
de educarse de los estudiantes que no estaban en toma. Este argumento
se ha entregado a tal extremo, que ni siquiera se ha ponderado (al extremo
de ni siquiera mencionar) el derecho de quienes no se manifiestan, o de
quienes habiéndose manifestado, no fueron expulsados11.
Por otro lado, las tomas también infringieron la autonomía de los estable-
cimientos educacionales (artículo 1 de la Constitución) al no permitirle
una administración libre12, cuestión que los jueces normalmente no con-
sideraron: “(…) muchas veces las decisiones de los jueces tuvieron conse-
cuencias políticas no deseadas, que probablemente significaron menores
espacios de libertad y objetividad por parte de los Tribunales al momento
de fallar estos casos”13. Con ello, además de infringir una de las facultades
de la libertad de enseñanza14, se infringió el derecho de propiedad, el que
resulta ser un límite que
71
3.2 La jurisprudencia relativa a las tomas
Por una parte, existen fallos que acogen los recursos de protección de
estudiantes, ordenando que se reintegren a sus colegios respectivos, en
atención a que su derecho de propiedad habría sido vulnerado18. Estas
sentencias argumentan que del contrato de matrícula entre el alumno y
el colegio emanan derechos protegidos por la Constitución.
72
de la propietarización de los derechos sociales y en otros no. Nuestra
posición ha tenido cierta acogida por otro sector de la jurisprudencia, lo
que demuestra que, al menos en esta materia, los jueces no han operado
de forma unánime19.
73
3.2.3 Igualdad
74
3.2.4 Debido proceso
En muchos casos, las Cortes han usado el argumento del “debido proceso”
de las medidas disciplinarias. Bajo este razonamiento, las Cortes no ana-
lizan directamente la constitucionalidad de la toma, sino que se limitan
a estudiar si la medida de expulsión siguió ciertos pasos que se estiman
como adecuados para sustentar una decisión justa26.
75
referirse a este derecho debido a que no tienen atribuciones para darle
tutela mediante la acción de protección. Por eso, el debido proceso ha
sido útil para remover el obstáculo procesal mediante la introducción de
un principio lo suficientemente amplio como para entregarles un gran
nivel de discrecionalidad a la propia Corte.
Puede que existan casos donde el debido proceso se haya infringido y que
el resultado de la sentencia se avenga a Derecho. Esa conclusión requiere
de un análisis casuístico basado en los hechos de la causa. El problema se
da en aquellas sentencias que elevan los estándares de revisión del debido
proceso sólo para este tipo de casos.
76
república democrática. Cuando quienes se ven más directamente
involucrados en ella –para estos efectos, dígase alumnos– utilizan
vías ortodoxas para ejercer esa crítica y demandar las innovaciones,
hasta que se convencen de la ineficacia de su rutina y se valen, por
decisión muy mayoritaria, de ejercicios de presión colectiva, someti-
dos nada más que a las acciones por los delitos que cometan (…)”31.
77
Esta consecuencia es inaceptable por diferentes razones.
3.3 Conclusiones
Ya demostrado que las tomas son ilícitas (3.1), y acreditado que opiniones
judiciales precisas han tolerado las mismas con argumentos incompatibles
con su antijuridicidad, por ejemplo, argumentando el ejercicio legítimo de
derechos ejecutados durante éstas, es importante tener en cuenta que
existen diferencias entre los jueces, que sirven como voces disidentes a
estos procesos y pueden actuar como denunciantes del activismo. Además
de los casos ya citados, nos parece relevante una sentencia derivada de
una acción de protección entablada por un grupo de alumnos en contra
del colegio Benjamín Vicuña Mackenna, y contra el alcalde Pablo Zalaquett,
que es anterior a muchos de las sentencias citadas precedentemente:
“Que sin perjuicio de que la acción adoptada por los afectados fue
ilegal en sí misma, pues no existe texto legal ni doctrina alguna que
legitime una toma (…)
78
(…) Es evidente que no constituye un medio lícito de emitir opi-
nión el apoderamiento u ocupación de hecho y violenta, ni aún
temporal, de un establecimiento de enseñanza pública, causándole
perjuicios o permitiendo que otros se los causen, privando al resto
del alumnado de asistir normalmente a clases. No es lógico tratar de
justificar tal actitud refugiándose en que con la toma y destrozos se
está ejerciendo el derecho de opinar por cualquier medio. Tal preten-
sión es reprochable por ser evidentemente ilícita y no corresponde
protegerla ni tampoco tolerar la impunidad que se busca mediante
la interposición abusiva del presente recurso acusando a las auto-
ridades, obligadas a reprimir esos actos, de infringir el derecho a
emitir opinión. Muy por el contrario, al sancionar a los responsables
de la toma del colegio y de los perjuicios causados en el inmueble,
los recurridos se ajustaron plenamente al mandato constitucional
que los recurrentes pretenden infringido y, de no haber actuado
los recurridos como lo hicieron, habrían incurrido en abandono de
sus obligaciones”34.
De esta manera, las Cortes fallan contra el Derecho (las tomas son ilícitas)
aun cuando utilicen argumentos paralelos para evitar confesar la ilicitud
de las mismas. Todos ellos asumen, en general, la legitimidad de ellas
cuando, por ejemplo, se argumenta que se viola el derecho de propiedad
de los alumnos sin considerar la relación contractual completa, la que ha
sido quebrantada producto de la toma. Ello también sucede cuando se
sostiene que la igualdad exige que las medidas que deben adoptarse
79
deben ser iguales para todos, sin comparar los casos frente a los cuales
se alega su aplicación y, probablemente, no para tolerar la consecuencia
nefasta e injusta que se sigue de dicha afirmación: la expulsión de un
número indeterminado de alumnos.
80
CAPÍTULO 4
JUDICIALIZACIÓN DE LOS PLANES
PRIVADOS DE SALUD
81
PGS que ofrecen, pero éste debe ser el mismo para todos sus afiliados,
sin hacer distinción por sexo, edad o condición de salud. El proyecto
establece que tampoco se podrá rechazar a un afiliado que provenga
de otra Isapre, pero sí a los del Fondo Nacional de Salud (“Fonasa”). Para
evitar que las Isapres seleccionen los riesgos a los que pueden someter-
se al entregar planes de salud a diferentes cotizantes –hay un incentivo
natural para que las Isapres intenten atraer sólo a personas de bajo costo
esperado de salud (jóvenes sanos)–, se contempla un fondo “solidario” de
compensación de riesgos. Este fondo compensaría la diferencia entre el
costo esperado de un afiliado y el valor del PGS. El proyecto contemplaba
además, en su versión original, la introducción de índices referenciales de
los costos de la salud (denominado el “IPC de la salud”)4.
¿Por qué era necesario realizar una reforma tan significativa a un sistema
que, sin perjuicio de diversos perfeccionamientos importantes y necesarios,
estaba funcionando relativamente bien e incluso, había sido objeto de
importantes modificaciones en 2005, bajo un amplio consenso político?
82
afiliados, se trata, en suma, de un caso de “fijación de precios” judicial.
La denominada judicialización de la salud ha llegado a niveles insospe-
chados. En efecto, mientras en 2007, los recursos de protección contra
las alzas en los planes de Isapres llegaban a 737, en 2008 a 5.193, en 2009
a 6.244, en 2010 a 7.368; en 2011 sumaron 21.497 y en 2012 se duplicaba
esta última cifra a 43.407. Solo el primer semestre del 2013 es equivalente
al total de 20127.
Bajo este contexto, el presente capítulo busca analizar uno de los casos
más interesantes de activismo judicial, presente no solo, como veremos,
en la jurisprudencia de la Corte Suprema, sino también en la del TC. Para
ello, en primer lugar (4.1), describiremos el mecanismo legal de reajuste de
planes privados de salud (artículo 38 ter de la Ley de Isapres) y su paso por
el Congreso. En segundo lugar (4.2), se examinarán dos hitos relevantes
en la jurisprudencia del TC en la materia: el denominado caso Isapre I y
la sentencia que declara la inconstitucionalidad de diversos numerales
del artículo 38 ter de la Ley de Isapres. En tercer lugar (4.3), se analiza la
jurisprudencia reciente de la Corte Suprema. Para ello se estudian algu-
nos precedentes previos a las sentencias del TC, como también el que
denominaremos caso Banmédica, que llevó la discusión en esta materia
a otro nivel. Finalmente (4.4), analizaremos si las sentencias citadas con
anterioridad cumplen con las variables que, a nuestro juicio, permiten
identificar el activismo judicial, esto es, si se observan algunas luces de alerta.
La regulación de las alzas de los precios de los planes de salud privados surge en
el contexto de la antigua “ley larga” de Isapres8, que tiene su origen en un proyecto
de ley ingresado al Congreso Nacional en julio de 2001, para modificar diversas
regulaciones producto del Plan Auge y que entrará en vigencia en julio de 2005.
Con esta ley, se establece que dichas alzas deben ceñirse a una
compleja regulación que detalla la misma. Se trató, por lo demás, de
una materia originalmente introducida en la Comisión de Salud del
Senado y luego largamente discutida por sus miembros; es más, no
83
sólo hubo una propuesta sino que se presentaron diversas alternativas
que fueron complementándose a medida que avanzaba el debate 9.
84
Así, desde la perspectiva de la historia de la ley, el mecanismo elegido
serviría para equilibrar dos bienes en juego que, a juicio de los legisladores,
valía la pena resguardar: por un lado, la protección a los denominados
cotizantes cautivos y, por el otro la libertad de elección.
85
en la medida en que pasaron a ser centrales sus argumentaciones para
los debates en sede de protección.
86
a su patrimonio, dejando a cada uno de ellos como “cotizante cautivo”,
sin que se prevea la existencia de una contraprestación en beneficios,
equivalente al aumento del precio referido.
Para la tesis de la horizontalidad, “no sólo los órganos del Estado de-
ben respetar y promover los derechos consustanciales a la dignidad
de la persona humana, sino que esa obligación recae también en los
particulares”22; y en relación a la fuerza normativa directa, se trata de
una característica conforme a la cual ésta se irradia al ordenamiento ju-
rídico entero, al punto que ninguna de sus disposiciones puede quedar
al margen de o en pugna con la supremacía que es propia de ella”23.
87
En segundo lugar, y dado lo anterior, sostiene el TC que las isapres:
Por otro lado, es posible observar una serie de efectos que tendrá el fallo
en el mercado de la salud. El Tribunal reconoce que la Isapre se atuvo
a las normas legales y administrativas para aumentar el precio del plan
pero, no obstante ello, el alza sería inconstitucional pues en éstas tam-
bién “tienen que ser respetados y promovidos los atributos que integran
el derecho a la protección”28 . En otras palabras, no bastaba con cumplir
la ley, sino que era necesario considerar otros principios y disposiciones
constitucionales al momento de modificar el precio.
Finalmente, cabe destacar que en este caso, existieron dos votos disidentes.
88
Uno estuvo firmado por los ministros Colombo, Bertelsen y Correa y el
otro por Navarro. En el primero de los votos disidentes, se sostuvo, por
ejemplo, que la Constitución no prohíbe que los particulares que proveen
un bien o servicio esencial modifiquen unilateralmente, dentro de límites
fijados por la autoridad competente, el precio que cobran por el bien o
servicio que producen –invocándose conceptualmente el principio de
subsidiariedad–; que los criterios fijados por el legislador para regular el
alza unilateral de los precios no establecen una discriminación arbitraria
y que no existe elemento alguno que permita sostener que la magnitud
en el alza que autoriza la ley implique una discriminación arbitraria; y,
que el precepto legal impugnado no vulnera el derecho a la protección
de la salud, como tampoco el derecho de propiedad, ni la libertad de
elegir un sistema de salud.
Con este fallo, el TC se pronunció acerca de una regulación que las Cortes
de Apelaciones del país ya conocían bien pues, por la vía de la protección,
habían tornado inaplicable para todo aquel que, ante un alza en el precio
del plan, recurriera a tribunales33.
89
Como sostiene Cordero, existían una serie de razones que explicaban la
importancia de esta sentencia y las expectativas que creaba :
90
incluidas las visiones de las Isapres y el Ejecutivo –que defendieron la
constitucionalidad de la norma–38 .
91
“no estableciéndose en la fijación de la relación máxima entre el
más alto y el más bajo de los factores de cada tabla que surge del
número 4 del inciso tercero del artículo 38 ter, ninguna precisión ni
regla especial para las personas que se encuentran en situación de
obtener las prestaciones de seguridad social, se vulnera su propó-
sito esencial: “La Seguridad Social tiene su razón de ser en que los
administrados están sujetos a contingencias sociales. La necesidad
de proteger de estas contingencias al ser humano y a los que de
él dependen emana de su derecho a la existencia; de la obligación
de conservar su vida y hacerlo en un nivel digno y acorde con su
condición de tal” [citando a Héctor Humeres]”43.
Al final del día, y como puede observarse del razonamiento del TC, el
tribunal se transforma directamente en regulador del sistema privado de
seguros de salud, centrando el debate sobre políticas públicas de salud
en el 17% más rico de la población.
92
4.3 Jurisprudencia de la Corte Suprema
93
y la autoridad administrativa posee discrecionalidad fuerte”49.
94
al propio Ministro de Salud, Jaime Mañalich, a sostener que ésta era un
“bombazo” al sistema de salud52.
95
De este modo se salvaguardan, por una parte, los legítimos intereses
económicos de las instituciones frente a las variaciones de sus costos
operativos y, por otra, “se protege la situación de los afiliados, en la medida
que la revisión de los precios sólo resultará legítima por una alteración
objetiva y esencial de las prestaciones, apta para afectar a todo un sector
de afiliados o, a lo menos, a todos los que contrataron un mismo plan”57.
“[…] es dable colegir que la Isapre Vida Tres S.A. actuó arbitraria-
mente al revisar los precios del plan del reclamante y proponer las
modificaciones indicadas en la comunicación que le dirigiera, sin
haber demostrado en los términos exigibles las modificaciones de
precios del plan de salud en razón de variación sustancial de costos
para asegurar la equivalencia de las obligaciones del contrato de
salud con un estándar de razonabilidad y justicia que asegure el
equilibrio de las prestaciones, variaciones”60.
96
En este sentido, la Corte sostuvo:
97
autorizada expresamente por el legislador–, sino que, a diferencia de las
sentencias de enero, la Corte, emite una serie de cuestionamientos tanto
a los órganos administrativos expertos en materia estadística referido a
la cuestión del denominado “IPC de la salud” –INE y Superintendencia
de Salud–, como, a la industria misma de las Isapres.
98
encima de la fluctuación de la unidad de fomento. Para la Isapre, enton-
ces, estaría reconocida la norma legal que faculta la adecuación de los
contratos de salud, acreditado que los costos de la canasta de salud se
incrementan por sobre el IPC; y determinado este aumento por un ente
público independiente y a cargo de la fiscalización de las instituciones
de salud previsional. Debido a lo anterior, entonces, no sería procedente
reprochar de arbitrario e ilegal el incremento del plan.
99
costos y cuyo ejercicio no persiga sólo un mayor lucro para una
de las partes”70.
De esta manera se salvaguardan, por una parte, “[…] los legítimos intere-
ses económicos de las instituciones frente a las variaciones de sus costos
operativos” y, por otra, “se protege la situación de los afiliados, en la me-
dida que la revisión de los precios sólo resultará válida por una alteración
esencial de las prestaciones, apta para afectar a todos los afiliados de
una Isapre o, a lo menos, a todos los que contrataron un mismo plan”71.
100
“[…] no puede ser aceptado porque se está pretendiendo un trata-
miento diferenciado de reajuste cuyo solo efecto será que los afiliados
deberán soportar un mayor precio para sus planes de salud sin que
ello les vaya a reportar nuevos beneficios, desde que lo buscado
por la Isapre es asegurar un determinado nivel de rentabilidad”74.
101
los proveedores de salud, sean clínicas o redes ambulatorias”. Dado que el
indicador del costo operacional de las Isapres sólo considera la variación
del valor de las prestaciones del sector privado,
“[…] surge el reparo de que dicho índice pueda ser controlado por
las propias instituciones de salud previsional a través de la propie-
dad de los prestadores, los cuales podrán incrementar sus precios y
luego éstos ser traspasados por las Isapres en sus reajustes anuales,
convalidando el aumento a través de ese mecanismo”78.
102
La sentencia fue acordada con el voto en contra del Abogado Integrante
señor Pfeffer, quien estuvo por desestimar la acción de protección dedu-
cida al estimar que el reajuste se adoptó razonadamente sobre la base
de aplicar como factor de adecuación al precio base del plan de salud el
denominado “IPC de la Salud” construido por la Superintendencia de Salud,
ajustándose en su rango inferior. Justifica su disidencia en el hecho que
las Isapres están facultadas por mandato legal para revisar al término de
la anualidad respectiva, el precio base del plan de salud de sus afiliados,
y eventualmente adecuarlo a la nueva realidad de costos 83; basado en
que no habría tenido sentido dotarlas de tal atribución si no fuera cierto
que en el ámbito de la salud el costo de las prestaciones crece por sobre
la variación del IPC o de la UF, tendencia por demás internacional que se
explica, entre otros, por el envejecimiento de la población, el aumento
del gasto en licencias médicas, el mayor número y frecuencia de las
prestaciones que se demandan, etc. 84.
103
“[…] no puede silenciar su opinión frente a la gravedad de lo que
se afirma en el motivo décimo quinto del fallo en alzada, en cuanto
parte de la premisa de que la integración vertical de la mayoría de
las Isapres abiertas con los proveedores de salud, sean clínicas o
redes ambulatorias, envolvería el riesgo de que aquellas controla-
ran el indicador de su costo operacional, desde que podrían hacer
incrementar los precios de los proveedores relacionados y luego
ser éstos traspasados vía reajustes anuales a sus afiliados alteran-
do a través de ese subterfugio el Índice del IPC de la Salud. Una
afirmación tal, en mi opinión, se construye en base a supuestos
no comprobados. Desde luego presupone que existe integración
vertical y que las prácticas de los actores podrían estar guiadas por
acciones concertadas para manipular los precios de las prestaciones
de salud. De ello este disidente no tiene antecedentes –al menos no
constan en estos autos–, y en cualquier caso si ello fuere efectivo la
institucionalidad consulta los órganos y procedimientos destinados a
poner pronto remedio a situaciones tan anómalas como aquellas”87.
104
fundamento jurídico suficiente como para resolver casos concretos. Las
luces de alerta se encuentran muy presentes en este comportamiento,
en tanto los jueces aspiran a que el sistema sea corregido mediante la
impulsión de decisiones que no respetan la decisión de los órganos de-
mocráticamente electos y que, más todavía, alteran las bases mismas de
las políticas sobre las cuales dicho sistema está construido.
4.4 Conclusiones
105
Estamos ante uno de los casos más relevantes de incertidumbre regula-
toria que haya existido en un sector, por un lado, y un caso paradigmá-
tico de judicialización de derechos sociales, por el otro, generado, como
hemos visto, a consecuencia de la jurisprudencia maximalista tanto de
los tribunales superiores de justicia como del TC que, en definitiva, está
“congelando” la facultad –legal– de las Isapres de ajustar los planes de
salud de sus afiliados, sin entregar mayores criterios respecto de que alzas
no sería arbitrarias, y entregando argumentos del tipo “existencia de inte-
gración vertical” o la existencia de “altas utilidades” para impedir las alzas.
Como puede observarse, todo lo anterior conduce a que las Cortes incrementen
sus poderes de vigilancia sobre el sistema, buscando dar respuestas directas
a problemas mayores que los planteados en las contiendas precisas. En
106
este ejercicio, se invocan principios generales como la igualdad, sin un
mayor desarrollo asociado a alguna metodología de análisis o a ataduras
interpretativas. Los casos son resueltos con un formato que se entrega de
manera casi automática, promoviendo con ello una industria del litigio
en materia de salud que parece no tener fin.
107
CAPÍTULO 5
DEL GARANTISMO PENAL AL
ACTIVISMO JUDICIAL
108
Constataremos que, normalmente, la filosofía garantista se ejercita mediante
estrategias o técnicas jurídico–procesales que incrementan los espacios
de libertad del juez para defender los fines del garantismo(5.3). Entre
estas técnicas, analizaremos la herramienta de la exclusión de pruebas
que inculpan a un imputado, ejercida de forma impropia; la estrategia de
reducir las posibilidades de que los entes persecutores del delito puedan
solicitar que se reviertan o que se impugne una sentencias desfavorables
al interés de la seguridad pública, detectando algunas inconsistencias; y
la manera en que los jueces están limitando la procedencia de la prisión
preventiva mediante un escrutinio especialmente alto y, también, aplicando
los beneficios de los condenados de forma excesiva.
Luego de analizar brevemente estas técnicas (no son las únicas), analizare-
mos (5.4) un caso conocido que nos parece interesante (el caso Pitronello),
donde es fácil advertir la inexistencia práctica de suficientes ataduras
interpretativas que disciplinen la labor de los jueces, lo que les permite
buscar aquella versión de la ley que sea compatible con los intereses más
garantistas. En quinto lugar (5.5), revisaremos brevemente el interesante
caso del séptimo juzgado de garantía de Santiago, donde creemos que se
ha desarrollado un foco de garantismo suficientemente ilustrativo de una
versión extrema del activismo que analizamos en este capítulo.
La materia que tratamos en este capítulo es, tal vez, una de las más sen-
sibles en que se han observado casos de activismo judicial, debido a que
muchas personas ponen atención al problema de la persecución penal.
Por un lado, los medios de comunicación dan cobertura a los hechos
delictuales atendida la preocupación social por la seguridad pública y,
también por las condiciones penitenciarias de los presos. Por otro lado,
los políticos se preocupan de este problema por ser uno de los que más
interesan a la población –como lo ha mostrado la encuesta CEP–Adimark
109
de las últimas dos décadas–; los electores buscan en sus representantes
personas que les puedan dar mayores seguridades; la oposición suele
culpar al Gobierno de turno cuando las tasas de delincuencia se incremen-
tan, y el Gobierno suele felicitarse cuando éstas bajan. Existen, entonces,
preocupaciones genuinas de parte de muchos actores políticos, y de la
población en general. En este contexto, el comportamiento de los jueces
en materias penales juega un delicado y complejo rol, sin perjuicio de que,
obviamente, los jueces no son los únicos actores relevantes en materias
criminales y muchas otras instituciones tienen, en conjunto, influencia en
la denominada “batalla contra la delincuencia”1.
110
de las razones para dar al garantismo una connotación negativa, radica en
´(...) que una mayoría exigiría cuidar menos las garantías de unos pocos y
asegurar en contrario la tranquilidad de los más´”5.
111
5.2 El “garantismo penal” y su utilización en Chile
Estas ideas han tenido alguna acogida explícita por parte de jueces chilenos
influyentes. El Presidente de la Corte Suprema ha dicho que “pudiera ser
que hubiera algo de eso [refiriéndose al garantismo]”10; y un Presidente
subrogante de dicha Corte, defendió algunas ideas del garantismo, al
interpelar “a los abogados para (...) que se sumen a la minoría de los que
(...), con autonomía e independencia, se identifican como garantistas”11.
112
en Chile, está contenido en las palabras del juez Carlos Cerda, quien ha
dicho en una entrevista que la cárcel debe estar reservada para personas
muy excepcionales dependiendo de sus vivencias personales pasadas12;
y que la sociedad es, en general, la culpable por los delitos:
Entre otras razones, por lo anterior es que, para el juez Cerda, es necesario
que la privación de libertad casi no debiera ser utilizada. En efecto, ella,
en su opinión, no sirve para rehabilitar:
113
esto no tiene vuelta y el mundo se nos viene encima por el tema de
la delincuencia. Y yo personalmente creo que, siendo un problema
serio la seguridad de un país, Chile puede buscar otras alternativas
culturalmente hablando, más razonables para solucionar sus problemas
de seguridad. Todavía falta mucho que hacer en prevención, todavía
hay un debe respecto de la respuesta que puedan dar los servicios
policiales para reprimir y atender antes que el delito se cometa. En
segundo lugar, las cárceles no sirven para rehabilitar a nadie. En tercer
lugar, los sistemas de rehabilitación en Chile no existen. Bueno, y ahí
es donde está el tema. Y esto hay que tomarlo con un cierto grado
de seriedad y no trabajar sobre la base de eslóganes”15.
“el regalo más grande que Dios le puede haber dado a un juez es,
justamente, permitirle encontrar en aquellos que son mirados como
una lacra social, su gran humanidad. No hay alguien que mata, roba,
viola o tortura, que no tenga una explicación (...)”16.
Entonces, el problema nace cuando los jueces utilizan este tipo de razones
como criterio jurídicamente válido y judicialmente obligatorio. Para ello,
normalmente se utilizan técnicas procesales y de interpretación que, lo que
114
ha sido denominado por algunos expertos como el “hipergarantismo”17.
“(…) expuso que una vez condenado intentó encontrar trabajo, pero
que le fue muy difícil. Contó, apresuradamente, que como sabe
manejar –cosa que aprendió con la ayuda de un tío cuando era
jovencito– se ofreció como chofer de un camión en una empresa.
Le dijeron que debía tener una licencia profesional que no poseía”19.
Ante ello, había sido imputado en más de una ocasión por uso malicioso
de licencia de conducir falsificada:
115
En nuestra opinión, este tipo de razonamientos, inspirados en una legítima
y humana compasión y en un probablemente acertado diagnóstico del
sistema, no son propios de la función propiamente judicial23.
116
millones de dólares en hacer una reforma procesal penal que no ha
hecho más que cambiarle la cara al procedimiento inquisitivo (…)”26.
Ejemplos como este son cada vez más frecuentes en la prensa. Hemos
visto casos de jueces que critican el hacinamiento carcelario y lo validan
como criterio para tomar decisiones judiciales30, y algunos casos donde
jueces se muestran compasivos de los imputados, intentado mostrar raíces
ideológicas mucho más allá de lo que establece la ley. Así, por ejemplo,
en un sintomático reportaje periodístico de Qué Pasa denominado “La
rebelión de los jueces” una jueza ha dicho:
Cabe hacer presente que algunos de estos jueces forman parte de la asociación
de jueces “Jurisdicción y Democracia”, que constituye una plataforma para
expresar su visión32. Desde este movimiento, promueven las “exigencias de
117
un moderno estado democrático de derecho” y critican el diseño actual
del Poder Judicial33 . Se trata de magistrados que debaten frecuente y
públicamente, influenciados por otros jueces mayores como Carlos Cerda,
como da cuenta un reportaje de la Segunda, comentando un fallo en que
un juez de garantía habría dejado libre a un barrista de la Universidad de
Chile que confesó el crimen de un hincha de Colo Colo34. Esta asociación
de jueces, en un hecho inédito, y producto de las críticas que algunos
dirigentes políticos realizaron al garantismo de algunos tribunales penales
al dejar en libertad a imputados con evidencias que, ellos estimaban, eran
suficientes para acreditar su culpabilidad (los conocidos casos Boqueteros y
Escudo Humano), desafió a dichos dirigentes a un debate, quienes aceptaron.
La discusión con el senador RN Alberto Espina y el diputado RN Cristián
Monckeberg, tuvo amplia cobertura en los medios de comunicación, y
generó un hecho inédito en Chile35.
Una de las técnicas jurídicas más utilizadas por los jueces para quitarle
posibilidades a los entes persecutores de hacer efectiva la política criminal
pre–establecida, es excluyendo la evidencia que los mismos han reco-
lectado. Es un principio bastante conocido el hecho de que las pruebas
obtenidas de manera ilícita no puedan fundar una acusación criminal,
debido a que de lo contrario se generaría el incentivo para que los órga-
nos estatales persecutores vulneren los derechos de aquellos que están
siendo investigados.
118
se plantea cuando la herramienta de la exclusión de la prueba por parte de
los jueces, es utilizada de manera selectiva, frente a imputaciones penales
que han sido fundadas en evidencias que no han podido reprocharse de
ilícitas. De esta manera, el instrumento de la exclusión de la prueba pue-
de transformarse (como de hecho ha sucedido) en una técnica jurídica
propicia para el garantismo penal.
119
Como puede verse, el juez de garantía declaró inaplicable un precepto
legal específico, desconfiando del procedimiento castrense en términos
abstractos y teóricos. Ante una acción de inaplicabilidad asociada a lo
anterior, el Tribunal Constitucional tuvo que pronunciarse respecto de la
causa, constatándose que el juez de garantía había vulnerado el debido
proceso al excluir medios probatorios fundamentales. No correspondía, a
juicio del Tribunal Constitucional, que un juez de garantía deje de aplicar
preceptos legales38. Recordemos que la crítica del juez de garantía decía
relación con que el sistema castrense no le había dado suficiente confianza.
Para Alejandro Leiva, profesor de Derecho, con esto el TC:
120
anterior constituye) un antecedente objetivo suficiente para establecer
la legítima duda que plantea el recusante y, por lo mismo, frente a
una posible falta de neutralidad del juez afectado, la recusación que
se pretende debe ser declarada”42.
Ello dio pié para que, en seguida, el mismo Juzgado resolviera de oficio
declarar nulas todas las audiencias de preparación de juicio oral respec-
tivas. Este caso fue muy tratado en los medios, y dio origen incluso a re-
portajes que investigaron al tribunal de manera más general, constatando
la existencia de activismo en diversas otras materias, e identificando los
vínculos del mismo con ideas como las de Carlos Cerda43. En efecto, en
esta investigación de La Segunda, se indicó que:
121
5.3.2 Reducción de las posibilidades de impugnación de
los entes persecutores
Una segunda estrategia que se ha utilizado para favorecer los espacios del
garantismo penal, es limitar las posibilidades de que los entes persecuto-
res de los delitos (típicamente la Fiscalía y eventualmente el querellante)
puedan impugnar alguna decisión judicial que estiman incorrecta. De
esta manera, la sentencia del tribunal de primera instancia que favorece
al imputado por un delito, sería final. Esta situación contrasta con el ele-
mental principio que indica que las sentencias merecen una revisión (doble
instancia) cuando una de las partes se ha sentido agraviada, cuestión que
sólo podría ser satisfecha cuando se dicta una sentencia desfavorable
para el imputado, y no cuando se lesiona el interés de la sociedad en la
persecución efectiva de los delitos.
122
Con esta doctrina, la Corte Suprema deja sin posibilidad de que el interés
de la sociedad en perseguir los delitos sea protegido frente a violaciones
jurídicas detectadas en primera instancia. Las razones de texto no son
especialmente directas, ya que se basan en una interpretación que ha
sido contradicha en otros casos de índole diferente, donde la propia Corte
ha reconocido que los órganos del Estado sí tienen derechos. Por esto, el
profesor Manuel Núñez criticó recientemente las contradicciones a que
esta sentencia lleva:
Los jueces suelen emplear ciertas técnicas procesales para beneficiar im-
putados y condenados. Existe una conexión entre la doctrina garantista
cuando el uso de este tipo de técnicas se hace de manera relativamente
excesiva. Así, como ha dicho Matus:
123
“Un juez del orden criminal que ha visitado los penales y centros
de internamiento de su jurisdicción parece sentir una comprensible
opresión en el fondo de su corazón cuando debe condenar a alguien
a la deshumanización y degradación física y moral que significa la
vida en esos lugares de encierro”50.
Este tipo de medidas produce que “(…) por tratar de evitar la cárcel,
se ha llegado al punto de hacer imposible la ejecución de otras
sanciones y medidas (…)”53.
En este sentido, tal vez una de las técnicas más comunes es el uso de un
escrutinio muy fuerte para resolver las solicitudes de prisión preventiva.
Como parece ser un lugar común en la literatura, hoy las prisiones preven-
tivas casi no se otorgan54. Sin embargo, llama la atención que esta medida
se use de forma selectiva y ella casi nunca proceda para casos vinculados
a otras formas de activismo judicial. Como ha mostrado un estudio de
Libertad y Desarrollo respecto de causas vinculadas a protestas sociales
que generan desórdenes públicos, donde las estadísticas demuestran que
es menos probable lograr una prisión preventiva en este tipo de casos
que en otros55.
124
Lo anterior hace crecer la percepción social relativa a la mal llamada “puerta
giratoria”. No se trata de que los jueces deban utilizar la prisión preventiva
de manera indiscriminada. Todo lo contrario, ésta debe ser una medida
excepcional que persiga satisfacer de manera estricta los fines que el le-
gislador ha establecido. Esta es la mejor manera, creemos, de equilibrar el
principio de la presunción de inocencia con el interés por la persecución
penal efectiva. Sin embargo, una posición extremadamente garantista
haría hasta inútiles las disposiciones legales, sin poder satisfacer los fines
políticos detrás de las causales de la prisión preventiva, y que han sido
establecidos por el legislador. Por ello, creemos, los jueces deben ser muy
rigurosos en el examen de la concurrencia de dichas causales y, si ellas
proceden, deben aplicar, de manera efectiva, la medida solicitada. Este
instrumento de la prisión preventiva es, probablemente, uno de los más
desafiantes para poder equilibrar una posición judicial que no responda
a la necesidad del populismo penal, ni al del “hipergarantismo”.
125
a Pitronello58 . En seguida, el Ministerio Público presentó un recurso de
nulidad, el que fue rechazado por la Corte de Apelaciones de Santiago
en un fallo dividido.
La opinión del juez Antonio Ulloa fue compartida por especialistas que
manifestaron su opinión en medios de comunicación. Este fue el caso,
por ejemplo, de Tatiana Vargas, profesora de Derecho Penal de la Univer-
sidad de Los Andes59, y de Alejandro Leiva, profesor de la Universidad del
Desarrollo 60. Por otra parte, también se discutió públicamente la legalidad
del otorgamiento del beneficio de libertad vigilada 61.
126
la lectura de la prevención del juez Ulloa, quien expone de manera muy
clara y rigurosa los alcances de la ley chilena 64.
127
tribunal se han encontrado, además de la polémica por el caso Moyano:
anomalías en las transcripciones de las sentencias 66; se constató una re-
solución del juez Álvarez dejada sin efecto por la Corte de Apelaciones,
debido al rechazo por parte del Séptimo Juzgado de acceder a la prisión
preventiva, ordenando sólo el arresto domiciliario nocturno en el famo-
so y mediático caso Heidi sobre prostitución infantil 67; un rechazo en la
solicitud de arresto domiciliario contra un menor de edad, formalizado
por quemar un auto y participar en un saqueo durante una movilización
estudiantil (lo que finalmente fue revertido por la Corte de Apelaciones) 68;
rechazó dos veces acoger a trámite una querella del Subsecretario Ubilla
en el caso de los Sobreprecios, invocando discutibles (hasta caprichosas)
razones formales 69; además de verse involucrado en irregularidades a
propósito del mediático caso de los Quesitos Mágicos70.
128
la Corte de Apelaciones, conociendo de un recurso de nulidad formulado
por el Ministerio Público:
129
e invalidar la sentencia del Séptimo Juzgado de Garantía. Quedan en
evidencia las manifiestas debilidades del fallo absolutorio que, de manera
incomprensible, utilizó razonamientos ilógicos para determinar que el delito
no se había demostrado. Con ello, se observa un incremento infundado
de los estándares probatorios, junto con una exigente interpretación del
tipo penal, en especial referida a la expresión “apoderamiento”.
5.6 Conclusiones
130
observa que la filosofía del garantismo está pasando a formar parte de
la misma cultura judicial, gracias a la influencia de jueces como Carlos
Cerda. Volveremos sobre este punto en el capítulo 8.2.
131
CAPÍTULO 6
DESACATO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE
En los casos que revisaremos en este capítulo, la respuesta clara está acre-
ditada por sentencias del TC conociendo de recursos de inaplicabilidad
que se presentaron incidentalmente con ocasión de la tramitación de
algún proceso ante un tribunal ordinario. En estos casos, el TC entrega
una explicación jurídica precisa frente a la pregunta concreta realizada,
y las Cortes deciden no seguirla mediante explicaciones que han sido
duramente criticadas por parte de los autores1. A tal punto ha llegado la
crítica, que el profesor Manuel Núñez tituló un trabajo suyo, comentando
una de estas sentencias, con la frase “Se acata pero no se cumple”2.
Cabe hacer presente que nuestra cultura jurídica suele concordar en que
el TC tiene el monopolio del control de constitucionalidad de la ley, y que
las Cortes tienen la obligación de seguir las sentencias de inaplicabilidad
que este tribunal dicte con ocasión de procesos pendientes en ellas3. Esta
ha sido, en general, la opinión que ha entregado de manera mayoritaria
(sino unánime) la literatura especializada4.
132
De todos los casos encontrados, seleccionamos tres sentencias que nos
parecen especialmente interesantes. La primera (6.1.), se refiere al caso de
multas TAG, de la Corte de Apelaciones de Santiago; la segunda (6.2.), al
caso del Pago del Bono, de la Corte Suprema; y la tercera (6.3.), al caso del
Matrimonio Homosexual, de la Corte de Apelaciones de Santiago. Luego de
examinar brevemente estos casos (6.4.), evaluaremos el comportamiento
judicial desplegado en ellos de acuerdo a nuestras luces de alerta.
133
resolver el caso. Y si la norma en cuestión fuera aplicable (como de hecho lo
era), entonces la Corte no debería dejar de aplicarla. Sin embargo, la Corte,
lejos de aplicar la norma impugnada, desconoció y discutió los argumentos
del TC: “la indemnización no puede constituir jamás una fuente de lucro
para quien la pretende, puesto que se trata de retribuir precisamente el
monto exacto del perjuicio, ya que de otra manera existiría una suerte de
enriquecimiento injusto para el acreedor y, de contrapartida, un empo-
brecimiento injusto para el deudor”7.
134
en la que no se encontraba el ministro11. De esta manera, la Corporación
Administrativa del Poder Judicial no le pagó al ministro Gómez lo que éste
requería, situación que el propio ministro Gómez estimó contraria a sus
derechos fundamentales. Producto de lo anterior, el ministro dedujo un
recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, la que
formuló un requerimiento de inaplicabilidad ante el TC. De esta manera,
era el TC el llamado a evaluar si la ley cuya aplicación era impugnada de
inconstitucional podía o no ser declarada inaplicable para el caso concreto.
Con este argumento, la Corte Suprema privó de toda relevancia a las sentencias
135
de inaplicabilidad originadas con ocasión de acciones de protección. De
esta manera, el derecho fundamental reconocido constitucionalmente
pasó a tener un carácter secundario, produciendo una indefensión frente
a las inconstitucionalidades producidas por el legislador. Por lo anterior,
este fallo ha sido muy criticado por la doctrina. Así, por ejemplo, Manuel
Núñez ha estimado que con esto, los fallos “se acatan pero no se cumplen”16;
Eduardo Gandulfo constata que este caso provocó un “escándalo jurídico”
al “apartarse manifiestamente de una línea del Derecho sobre la cual había
una communis opinio”17; Luis A. Silva señala que el “(…) criterio sostenido
en la sentencia (…) torna inútil toda sentencia de inaplicabilidad”18; Ignacio
Covarrubias ha dicho que, con este caso, las sentencias del TC han quedado
en “entredicho”, estimando “absurdo” el razonamiento de la Corte Suprema,
la que “hace caso omiso” de la Constitución y transforma al recurso de
protección en “un recurso de mera legalidad”19. Asimismo, Christian Viera ha
dicho que “(…) los efectos de la interpretación de la Corte son gravísimos
desde la perspectiva del sistema de interpretación constitucional, del Estado
de derecho y por qué no decirlo, del sistema democrático”20; Libertad y
Desarrollo sostuvo que el fallo de la Corte Suprema “(…) sienta un precedente
grave”, desde que pone en duda “(…) el sentido de que exista una acción
de inaplicabilidad”21; y, en un sentido similar, Clara Szczaranski sostuvo
otro comentario que denuncia un daño terrible al Estado de Derecho22.
136
institución del matrimonio. Se trató de un caso complejo, que tuvo varios
votos particulares y prevenciones23. No obstante, el voto de mayoría (e
invocando diferentes motivos) rechazó la solicitud de inaplicabilidad, por
lo que la norma siguió rigiendo para la gestión pendiente que motivó la
solicitud incidental de la Corte de Santiago al TC.
Llama la atención, por otro lado, la prevención del ministro Alejandro Solís,
quien compara a Chile con legislaciones de otros países, cita uno de los
votos de minoría del TC y a algunos autores que han tomado partido frente
a esta lucha moral que significa el matrimonio homosexual. Con ello, el
137
ministro Solis constata algunos cambios que se estarían produciendo en
nuestra sociedad y concluye:
Esta conclusión resulta algo confusa y contradictoria. Resulta que los “ma-
teriales jurídicos” restringen la aplicación de algún sentido de justicia, y la
interpretación jurídica debe ceñirse a normas, pero esta puede ser efec-
tuada de manera estratégica. Esta forma estratégica debe ser sensible a
“implicaciones ideológicas”, pero excluyendo “ideologías personales”. El
objetivo sería encontrar un “significado convincente”. En otras palabras,
el juez Solis dice, de manera indirecta, rechazar el activismo judicial, pero
parece justificarlo por razones “estratégicas”.
6.4. Conclusiones
138
similares33 y, también, en otros casos suscitados en Chile que no hemos tratado
en este libro34. No obstante lo anterior, y como explicamos anteriormente,
nuestro sistema jurídico ordena a los jueces ordinarios a obedecer las
sentencias de inaplicabilidad del TC, por lo que éstos jueces no deberían
cuestionar su competencia en materias constitucionales. Si el TC entrega
una respuesta jurídica clara frente a un problema complejo, entonces los
jueces deben seguirla.
Lo común en estos casos, es que parece ser que los jueces decidieron ra-
zonar sobre la base de sus propias concepciones subjetivas de justicia, las
que no encuentran una respuesta directa en el sistema jurídico ni en las
sentencias del TC. Así, por ejemplo, en multas TAG se estimó que existía un
“empobrecimiento injusto”. Otro aspecto relevante es la manera en que se
le quita autoridad a las sentencias del TC con el objeto de incrementar los
poderes propios. De esta manera, en Matrimonio Homosexual, se estimó que
la competencia de este Tribunal quedaba definida por la orden de la Corte
y que su respuesta era sólo “académica”. Con este tipo de consideraciones,
es natural observar explicaciones procedimentales dirigidas a incrementar
los propios poderes de las Cortes en desmedro de los poderes de control
constitucional del TC. De esta forma, en Pago de Bono, la Corte Suprema
le quitó toda relevancia a la sentencia de inaplicabilidad para gestiones
vinculadas con acciones de protección.
139
solucionar ellas los casos, eludiendo entregar razones para obedecer las
sentencias constitucionales. Así, frente a una respuesta jurídica clara, las
Cortes prefieren utilizar lo que ellas entienden correcto, no obstante la
opinión contraria de una parte importante (sino de todos) los especialistas,
que estiman que el TC tiene el monopolio del control de constitucionalidad
de la ley.
140
TERCERA PARTE
CONDICIONANTES INTERNAS Y EXTERNAS
DEL ACTIVISMO JUDICIAL EN CHILE
141
CAPÍTULO 7
CONDICIONANTE INTERNA N° 1:
DISEÑO INSTITUCIONAL DE LA JUDICATURA
Y FORMACIÓN DE LOS JUECES
142
algunas instituciones relevantes del diseño de la judicatura: el sistema
de nombramiento de los jueces, en particular el de la Corte Suprema; los
serios déficits que presenta nuestro sistema de evaluación de jueces o
calificaciones; y las falencias en materia de régimen disciplinario. En tercer
lugar (7.3), se evalúa el rol que está cumpliendo actualmente la Academia
Judicial. Surgen aquí varias inquietudes: el riesgo de cooptación desde
la judicatura (en particular de la Corte Suprema) al Consejo Directivo
de la Academia y con ello a la ejecución de los diversos programas de
capacitación; problemas asociados al diseño y objetivos de los progra-
mas de perfeccionamiento y habilitación; el riesgo de la uniformidad; y
la percepción de que existe un exceso de capacitación en contenidos
–una suerte de “subsidio” a las malas escuelas de derecho– y déficit en
cuestiones asociadas a metodologías de elaboración, razonamiento, y
fundamentación de las sentencias. Finalmente, en las conclusiones (7.4),
resumiremos algunos de los puntos centrales del capítulo.
143
del personal administrativo, calificaciones, ascensos, comportamiento
profesional, entre otros; las cuales realiza colectivamente, por medio de
plenos que no resultan operativos, con enormes carencias de información,
altos grados de discrecionalidad, sin procedimientos que cuenten con
estándares adecuados de transparencia y con una muy baja productividad.
144
y otros espacios de desarrollo profesional. Para la época fue un
cambio de magnitud, cuya conducción me tocó liderar como
ministra de Justicia, y que logró generar importantes avances
como la corresponsabilidad en el actuar de los tres poderes del
Estado y madurez en la construcción de consensos institucionales.
El alto quórum requerido para las aprobaciones de los candidatos
propuestos era una prevención para que ningún sector determinado,
“instalara” perfiles judiciales específicos en los estrados mayores”7.
145
malas decisiones de nombramiento ante la opinión pública.
Es por ello que, y como veremos, parece mejor tener a la política involucrada
en este proceso, arriba de la mesa, pero con niveles de transparencia y
escrutinio mayores. Por el contrario, el mecanismo de designación de
jueces ordinarios y de ministros de Cortes de Apelaciones abre un espacio
de mucha mayor discrecionalidad al Ejecutivo y a la Judicatura y, lo que
es peor, con niveles de opacidad altos.
146
del Escalafón General del Poder Judicial como del Escalafón especial
de Empleados. La calificación debe fundarse en antecedentes objetivos
y considerar, además de las anotaciones practicadas en la respectiva
hoja de vida y el informe de calificación, ciertos parámetros que, en
principio, parecen relacionados con el buen desempeño de la función:
responsabilidad, capacidad, conocimientos, iniciativa, eficiencia, afán de
superación, relaciones humanas y atención al público, en consideración
a la función o labor que corresponda realizar y magnitud de la misma13.
Con todo, este sistema ha sido criticado no tan sólo desde una pers-
pectiva académica16 sino desde la propia Judicatura. En efecto, una de
las quejas más frecuentes de los jueces jóvenes es que los criterios de
calificación no son objetivos, sino unos totalmente subjetivos como el
“afán de superación”17.
147
7.2.3 Régimen disciplinario
Los dilemas en esta materia son complejos: ¿quién tiene que velar por
el cumplimiento de los deberes funcionarios de los jueces? ¿Qué pasa
si el juez no mantiene dicho apego a la legalidad?
148
independencia judicial de cada juez en el cumplimiento de su labor, que a la
posibilidad real de que se sancione a jueces que, con su conducta, traspasan
estándares disciplinarios básicos y establecidos de manera objetiva. Como
se verá en el capítulo 11, se requiere una revisión profunda en esta materia.
149
fiscales y ministros de la Corte Suprema–, la participación anual en actividades
de perfeccionamiento de los cursos dictados por la Academia al régimen
de promociones. Bajo este régimen, los funcionarios judiciales pueden ser
calificados en la lista de mérito y obtener posibilidades de ascender; lo
que, en todo caso, se da en un marco en que resulta totalmente indiferente
el desempeño que éste haya mostrado, su grado de participación y el
resultado obtenido en la capacitación, ya que lo único considerado es
la participación presencial26 .
150
percepción de que existe un exceso de capacitación en contenidos –una
suerte de “subsidio” a las malas escuelas de derecho– y déficit en materia
de capacitación en cuestiones asociadas a metodologías de elaboración,
razonamiento, y fundamentación de las sentencias.
151
responde a criterios ideológicos conservadores que afectan valores
fundamentales de la justicia, como la independencia e imparcialidad”35.
Como señaló María Inés Horwitz en una de sus intervenciones en el Foro
Judicial 2011 comentando un intento de “innovación” en esta materia:
152
Respecto del primero, ha sostenido que existe un consenso importante
en torno a los problemas de diseño del mismo. Así, en primer lugar, a
su juicio, existe una oferta relativamente pareja, que no es demasiado
atractiva 40. Segundo, está la cuestión del “turismo judicial”, esto es, la
ciudad donde se realiza y, en particular, la fecha del mismo –cursos en
primavera y verano son preferidos a invierno– 41. Para Aldunate no existe
todavía un concepto claro en torno a qué significa “perfeccionamiento”
de un juez y a cuáles son las habilidades específicas en las que se ten-
dría que perfeccionar el juez; sería absurdo, a su juicio, enseñarle a un
juez “cómo tiene que pensar”, un “razonamiento judicial”; sería absurdo
también “enseñarle la ley”42, dado que se supone que el juez debiese
estudiar y los jueces debiesen conocer las leyes.
153
tiempo capacitándose y por lo tanto de qué estamos hablando
finalmente. Entonces parece que vivo en la matrix, porque esa
no es mi realidad, la verdad es que la pregunta que los jueces
nos hacemos desde la experiencia, desde el conocimiento, de las
falencias de uno, desde las falencias que uno sabe del que está
al lado, desde el conocimiento de las falencias que tiene el que
resuelve revisando nuestras resoluciones, sabemos que tenemos
un problema en esa área… Y si la jurisprudencia tiene un déficit
de calidad abismante ¿por qué sucede eso? Nosotros leemos un
fallo y decimos con toda claridad ¡pero éste donde estudio! Y lo
dicen ustedes [abogados y expertos], lo dicen todos los días, en-
tonces de qué estamos hablando cuando ni siquiera nos hacemos
la pregunta de si es necesario replantearse un modelo que ponga
en el centro del modelo de organización de la judicatura el tema
de la capacitación”45.
Una tercera inquietud en esta materia dice relación con la forma en que
se seleccionan las instituciones y los profesores que participan en el
proceso de capacitación. Si bien los cursos se licitan –impidiendo un
modelo en exceso judicializado donde la formación provenga directa-
mente desde la cúpula de la judicatura–, se observan “ciertos nichos de
capacitación cooptados ya sea por representantes de la judicatura o de
las Universidades” 46, existiendo “aprensiones en relación a la transparen-
cia e idoneidad de los procesos de selección”47 , y debiendo evaluarse
los mecanismos de selección “de manera que no genere una suerte de
“industria de la capacitación” ni respondan a una reproducción de la
cultura institucional48 .
154
analizada–, el que ella no se dé en condiciones de competencia y plu-
ralismo puede pasar a ser un problema.
155
composición plural, la que se va generando de manera continua. “Entonces
creo”, prosigue el director, “que perder eso por esta vía y decir “vamos a
lograr una especie de filtro” por la vía de la capacitación es complicado”51.
En efecto, como hemos visto, una capacitación uniforme puede ser
precisamente el vehículo utilizado tanto para mantener un status quo
negativo, como para imponer o propagar doctrinas, filosofías o culturas
judiciales que simpaticen con los ideales del activismo en cuanto sirven
para avanzar determinadas agendas o corrientes ideológicas al interior
de la Judicatura.
¿Se estarán refiriendo a casos como éste Blanco y Morales cuando nos
hablan de la existencia de “ciertos nichos de capacitación cooptados
ya sea por representantes de la judicatura o de las Universidades”, de
“aprensiones en relación a la transparencia e idoneidad de los procesos
de selección”, y de la existencia de una suerte de “industria de la capacita-
ción” que pueda estar al servicio de reproducir la cultura institucional?53.
Si a ello sumamos cuáles son las Universidades desde las cuales suelen
egresar los postulantes de la Academia Judicial es posible observar cómo
se puede amplificar este efecto “uniformidad”.
156
que, con la incorporación de notas de la universidad pasan a ser 40,
los que son sometidos a entrevista personal, para finalmente quedar
un promedio de 24 seleccionados. La fórmula para filtrar se basa en
las notas conseguidas en la universidad y en el examen de grado que
tienen asignado un 20%; el 80% restante corresponde a los resultados
que obtengan en las dos pruebas de conocimiento y luego hay una
entrevista personal que aplica la institución54.
157
Dando cuenta de lo anterior, el director de la institución, Eduardo Aldunate,
explica que entonces se había detectado cierta “asimetría entre las notas
de las distintas escuelas de derecho –en una escuela más exigente un
cuatro podía ser equivalente a un seis de otra menos exigente– de modo
tal que egresados no tan buenos podían desplazar a otros que, a pesar
de su calidad, tenían notas más bajas”58 .
“Los reparos apuntaban al hecho de que ONGs que suelen tener roles
activos en causas judiciales a favor de las comunidades más extremas,
puedan al mismo tiempo impartir estas clases a los magistrados,
158
especialmente –dicen en la industria– a los profesionales que integran
las cortes. Lo ideal, añaden, sería que hubieran participado institu-
ciones académicas para impartir este tipo de perfeccionamiento”62.
No estamos diciendo que esta ONG esté en lo incorrecto (ese es otro debate).
159
Nuestro punto es que una visión tan ideológicamente comprometida,
que no reconoce la diversidad de opiniones, no es la mejor receta para
formar jueces y futuros magistrados. En este contexto, la uniformidad
comienza a parecer, al menos, una cuestión algo incómoda. Porque una
cuestión es que se encuentren niveles altos de uniformidad tanto de los
alumnos de la Academia –aunque ya hemos visto que dependiendo del
uso de los promedios de egreso se altera la relación entre instituciones
tradicionales y privadas–, como de los académicos e instituciones que
los capacitan –y hemos visto que existe bastante simetría–; y una muy
distinta es que la uniformidad comience una cara tipo ideológico. Este
es uno de los caminos más eficaces, creemos, de generar espacios para
que los activistas capturen las doctrinas judiciales, promoviendo el uso
de la función judicial como vehículo de transformación social.
Finalmente, una tercera inquietud que tiene impacto en esta materia, dice
relación con la existencia de un exceso de cursos destinados meramente
a repasar contenidos y no desarrollar habilidades y metodologías propias
a la actividad de juzgar; por ejemplo, razonamiento judicial, redacción y
fundamentación de sentencias, uso de metodologías o tests por áreas
de derecho, entre otros.
160
Judicial puede realizar un aporte notable, sirviendo de transmisión de
estas metodologías hacia los jueces y futuros magistrados.
7.4 Conclusiones
161
CAPÍTULO 8
CONDICIONANTE INTERNA N° 2:
CULTURA JUDICIAL
162
el activismo judicial. Ello nos llevará a buscar respuestas alternativas; y
en particular, a analizar la arquitectura intelectual del activismo judicial
chileno. Así, en segundo lugar (8.2), se analiza la obra intelectual del juez
que puede ser considerado una fuente intelectual del activismo judicial
en Chile: El juez Carlos Cerda. Examinar críticamente sus ideas acerca de la
función judicial nos parece de la mayor relevancia, especialmente porque
se trata de un juez, como veremos, que es una fuente de inspiración
entre las nuevas generaciones de jueces, teniendo un rol importante en
su formación, a la vez que ocupa hoy un rol destacado en el Instituto de
Estudios Judiciales. Finalmente, en las conclusiones (8.3) nos referiremos
a los aspectos principales del capítulo.
163
Desde la perspectiva de su nombramiento, los actuales ministros del
máximo tribunal han sido nominados (y aprobados por el Senado) por los
siguientes Presidentes: Lagos (19%); Bachelet (48%) y Piñera (24%, incluida
la ministra Chevesich y quedando 2 vacantes por llenar).
164
la Universidad de Chile, tanto en Santiago como en Valparaíso, o en la
Universidad de Concepción; época marcada por un fuerte estatismo en lo
económico y una radicalización de los proyectos políticos –especialmente
de izquierda– pero, y más importante aún, un ambiente político –con
gran presencia de abogados de dichas casas de estudio– e intelectual
vinculado a la academia legal que veía el derecho, el ordenamiento jurídico
y sus instituciones como una traba a la reforma o cambio social lo que
implicaba la necesidad de su radical transformación.
165
“El hecho de que durante varias décadas el sistema económico
chileno estuviera centrado en la sustitución de importaciones y
dejar en manos del Estado importantes decisiones en la materia
contribuyó a acentuar tales rasgos [retraimiento o marginación de
los jueces]. En efecto, en el marco de dicho sistema económico,
muchos de los conflictos importantes se solucionaban a través de la
intervención de actores políticos, llegando solo en escaso número a
la esfera judicial. Este corporativismo ha tenido como complemento
una perspectiva formalista de los jueces acerca de su papel. Ambas
características se han retroalimentado”9.
166
intentará poner el derecho –y sus formas alambicadas– al servicio de la
reforma social –sentando un precedente y pasando a ser paradigma de
la posibilidad de esquivar el Estado de Derecho.
167
Para Novoa el diagnóstico estaba claro: el derecho no solo estaba estancado
sino que era incapaz de adecuarse a las transformaciones económicas,
políticas y sociales en curso. Con todo, no deja de ser interesante la especial
aproximación al concepto de Derecho que elabora en 1965 en un famoso
artículo: “… el Derecho constituye un conjunto de reglas de conducta
que se imponen coactivamente a los hombres por la autoridad pública,
con el objeto de lograr una convivencia pacífica y segura, que permita
al individuo su propio perfeccionamiento y que aliente al progreso de
la sociedad”16.
Como destaca Brahm, el aporte del profesor Novoa fue fundamental para
sacar adelante el programa radical de transformación de la Unidad Popular,
ya que por la vía democrática vigente no se contaba con las mayorías
necesarias: “De ahí que debiera avanzarse hacia el objetivo buscado a través
de medios –en general– indirectos y por vías tradicionales: aprovechándose
de la normativa existente”18. Novoa, entonces, fue capaz de “sacar a la
Unidad Popular del callejón sin salida en que se encontraba al asumir el
gobierno”19, proporcionando las herramientas para que el nuevo régimen
pudiera, en sus propias palabras, “imprimir un rumbo profundamente
transformador a las condiciones económico sociales dentro del marco
jurídico de una sociedad netamente burguesa”20 y manifestando que: “el
Presidente Allende ha reiterado su voluntad de ajustarse a la legalidad
vigente con solamente las modificaciones y reformas que dentro de
ella misma puedan lograrse, no obstante admitir que se trata de una
‘legalidad burguesa’”21 . Así, la solución al dilema la darían los famosos
“resquicios legales”, esto es, el recurso a normas legales existentes, que,
usadas adecuadamente y en forma masiva debían transformarse en “medios
indirectos para alcanzar la socialización”22.
168
estaba en auge”24, la academia legal, sostiene Sierra, “se volvió autocrítica y
apuntó a la enseñanza legal con el objeto de superar la supuesta arritmia
con que el derecho participaba de la marcha de la sociedad”25.
8.1.3 Evaluación
¿Por qué es relevante este análisis histórico? Porque nos entrega una visión
relevante acerca de los ingredientes que nutrieron la formación jurídica
de quienes hoy siendo parte de la Corte Suprema, dirigen los destinos
del Poder Judicial, configurando el ethos de la cultura judicial. Ello no
implica, obviamente, que no haya existido una evolución posterior, ni que
asumamos que la enseñanza recibida se cristalizó de manera absoluta, pero
hay que recalcar que se trata de una generación que posteriormente no
cursó estudios de postgrado, no tuvieron que pasar por la capacitación
de la Academia Judicial, y tampoco son, en general, académicos.
Más importante aún, este análisis contextual nos lleva a una segunda
cuestión: conectar la cultura judicial imperante con el surgimiento en los
últimos años del activismo judicial.
Porque si bien estamos, como hemos visto anteriormente, ante una Corte
Suprema cuyos miembros, en forma mayoritaria, construyeron sus primeras
armas jurídicas bajo la influencia de la idea de que el derecho debe
estar al servicio de la reforma social, han estado constreñidos por aquella
fuerza que es aún más poderosa en nuestra historia jurídica y judicial:
el formalismo, el que, en todo caso, no ha sido neutro en términos de
169
los valores de los que ha ido acompañado. En efecto: (a) en lo jurídico,
han primado visiones y aproximaciones más bien positivistas –e incluso
podría decirse, siguiendo a Baraona, que nuestra propia versión criolla de
ius naturalismo ha sido positivista28 –; (b) en lo económico, visiones más
bien estatistas; y (c) en lo político, de deferencia con la administración de
turno –lo que no solo incluye a los gobiernos de la Concertación, sino
que antes, y con mayor razón, al régimen militar–.
¿Cómo es posible que bajo esta cultura judicial formalista, inercial, haya
podido surgir una filosofía judicial tan disruptiva y diferente con lo conocido
como el activismo judicial?
170
manera muy precisa en abril de 2006, cuando su nominación por parte
del ex Presidente Lagos, fue rechazado en el Senado–.
171
“… para decir la verdad, otras veces encogió la ley para homenajear
sus convicciones. Rechazó, por ejemplo, las nulidades matrimoniales
y amenazó a los testigos con procesarlos por mentir. Y hubo también
casos en los que hizo oídos sordos a las reglas. Así ocurrió cuando
trajinó la intimidad de una jueza más allá de lo que la ley autorizaba.
Se trata, por supuesto, de casos de distinto peso moral. Pero todos
tienen un rasgo en común. En todos ellos, Cerda es más leal con
lo que él estima es la justicia material de cada caso, que con las
decisiones que subyacen en la ley”29.
172
derecho moderno. […] Me pregunto, sin embargo, qué haría el juez
Cerda frente a una ley que a él le pareciera moralmente incorrecta
o socialmente inadecuada. ¿Pondría él su opinión por sobre la que
subyace en la misma ley? ¿O preferiría, como el juez Holmes, decir
que le complace aplicar leyes que estima injustas, porque así les
enseña a los ciudadanos que una cosa es su opinión y otra la opinión
del pueblo representada en el Congreso? Todo indica que, puesto
ante esa disyuntiva, el juez Cerda habría preferido su propia opinión.
Y no la de la ley”31.
173
columnista le planteó una situación que le parecía insostenible: que
un magistrado de jornada completa cumpliera media jornada en
una universidad. El magistrado optó por dejar el plantel. Su labor
de formación la volcó entonces a la preparación de los jueces. Fue
muy influyente en la formación de la Academia Judicial. Los primeros
proyectos de esta instancia surgen del Instituto de Estudios Judiciales
que dirigía Hernán Correa de la Cerda, muy amigo de Cerda, y la
primera directora de la Academia fue Leonor Etcheberry, también
cercana”34.
Pero, ¿cuáles son sus ideas, cuáles los vehículos de influencia sobre estas
generaciones de jueces, del “viejo” y del “nuevo” sistema judicial, cómo
evaluar dicha influencia?
174
deducción a partir de los textos legales:
Tras evaluar los pasos que siguió el juez para llegar a la regla aplicable
–según la cual la vida y la integridad física deben ser atendidas, a todo
costo, por quienes pueden y en ciertos eventos deben hacerlo–, en lo
que ahora interesa a nuestra investigación, Cerda se pregunta acerca
de cómo podría respetar el derecho positivo dicho juez si este prohibía
claramente el ejercicio ilegal de la medicina. La respuesta del juez chileno
es propia del realismo jurídico: “Ocurre que el juez buscó en el conjunto
de reglas de derecho las que legitimaran su decisión. Y encontró una…
Los argumentos del fallo y su justificación jurídico–positiva hicieron que
la Corte de Orleans lo mantuviera”39.
175
El juez Cerda culmina el análisis del caso preguntándose qué hubiese
pasado de no existir una norma jurídica excepcional como la que había
sido “buscada” por el juez; ¿no habría podido absolver al “curandero”?
Para Cerda la respuesta es:
“Por cierto que no, pues en tal evento el magistrado habría encontrado
en el derecho positivo normas escritas, reglas generales no escritas,
principios del derecho o tópicos suficientes para legitimar jurídicamente
su decisión. Entre ellos y sólo a modo de ejemplos: la prohibición
de la negligencia culpable; la garantía del derecho a la vida, a la
integridad física y a la protección de la salud; el estado de necesidad;
el tópico ´el derecho no debe ceder ante la violencia del derecho´,
o aquel según el cual ´nadie está obligado a la imposible´, o el otro
que dice ´la acción oportuna es permitida´, o el que sostiene ´lo
insoportable no puede ser derecho´”40.
En otras palabras, para Cerda una vez que la decisión justa o correcta del
juez estaba tomada, sobre la base de los hechos del caso, en realidad,
aunque el juez tuviera norma expresa, todavía para el juez francés era
posible legitimar o fundamentar su propia visión del caso, echando
mano a cualquier principio, aforismo o máxima jurídica que encuentre.
Un verdadero baúl de justificaciones. El razonamiento del juez Cerda al
caso concreto del “curandero”, analizando –y hacia el final aconsejando– al
juez francés, prende diversas luces de alerta, y lo sitúa precisamente bajo
diversos indicadores de activismo judicial.
176
en el mundo esparciendo sus consecuencias, en un compromiso
con los demás que asume el nombre del Derecho”41.
Este discurso parece más una arenga política que un análisis teórico de la
función judicial. Esto va mucho más allá de introducir mística a la función
de los jueces (cuestión valiosa en sí misma). Las palabras de Cerda apuntan
a transformar a los jueces en autoridades que entreguen las recetas para
resolver los problemas de la sociedad y satisfacer las expectativas políticas
de la misma.
177
derecho para explicar las manifestaciones del juicio jurisdiccional, en
el seno de una concepción del proceso inundada por el legalismo.
Esos cientistas suponen la sumisión del juez a la ley positiva. Y le
permiten interpretarla sólo en caso de lagunas, obscuridades o
antinomias. ¡Falacias! La realidad es otra, como pretendo haber
explicado. Los artículos 19 a 24 del Código Civil no son necesarios.
Inteligidos en su ordenación textual, son erróneos porque alteran
el orden hermenéutico natural, que prefiere el principio del artículo
24 y posterga el del artículo 19 inciso 1°. En todo caso y por ello
mismo, jamás podrán constituir motivo o disculpa para que un juez
que se precie de tal deje de hacer justicia”44.
178
Cayo, para permitirme ingresar a la patria?; y cuál, por su parte Draco;
y así, muchos a la vez. El juez no guardó silencio, puesto que se
irguió de inmediato y con la seguridad del humilde, habló: no he
interpretado norma alguna, simplemente he sido juez” [destacado
en el original]47.
Para Cerda, las anteriores, son “experiencias”, medios que nunca pueden
ser consideradas por un juez como parte verdadera de su formación:
“Ellas apuntan al saber, porque conciben al juez como el conocedor de
leyes, conceptos y técnicas. Y a la justicia, como el adecuado manejo de
esos ingredientes”50.
179
Pero para el juez, este tipo de formación “técnica” no es “verdadera
formación”. Y si bien no es partidario de desatender este aspecto –que
llama técnico– pues lo concibe como inherente al perfeccionamiento de
los jueces51, es un convencido que una verdadera formación judicial “ha de
preferir la personalidad y sólo a través de ella abordar la sistematicidad”52.
Para él, formar jueces es, prioritariamente
180
los académicos norteamericanos que estudian este tipo de fenómenos).
Para Cerda, el realismo es un ideal normativo, esto es, algo a lo que los
jueces debieran aspirar. Para ello, Cerda necesita convencerlos acerca de
una percepción especial de su rol que se aleja enormemente de la cultura
jurídica formalista que hemos tenido tradicionalmente en nuestro país.
Lo grave de Cerda, repetimos, no es su diagnóstico (que no tiene, en
realidad) sino su llamado normativo a identificar el Derecho con lo que
la persona del juez subjetivamente estima correcto independientemente
de las normas dictadas por los cuerpos políticos.
181
que aquella se sustenta vincula a su autor, en último término, a su
conciencia. Y la conciencia no se presta, no se calca, no se recibe,
ni se guarda. A través de su obra, modestamente creativas, el juez
se alza como el precursor de las innovaciones jurídicas, es decir,
como un educador social”59.
182
El derecho –lo jurídico– apunta a lo justo de un caso concreto. Por
consiguiente, no predicamos del juez que aplica las leyes, sino del
juez que dice lo justo, esto es, del que hace derecho”63.
Dos factores más son ilustrativos de las ideas de Cerda de cómo lograr
el cambio hacia un nuevo concepto de jurisdicción: “democratizar” y
“crear conciencia de lo primordial”. Respecto de lo primero, sostiene que
la “democratización” evoca tres ideas rectoras: “a) término del divorcio
entre el derecho de los tribunales y la vida social; b) jurisdicción con
fundamento social; ramificada en la comunidad, y c) un Poder Judicial que
va al hombre, el lugar del ciudadano que procura alcanzar al aparato”65.
183
Se trata de una idea que, en principio, tiene pleno sentido para quienes
no compartimos los ideales del positivismo jurídico y el monopolio de la
ley como fuente del derecho. Sin embargo, Cerda va un paso más lejos:
En el que será uno de los párrafos más citados del juez en el futuro,
prosigue su ruta:
184
día más imperfecto, toda vez que más que con la formalidad, la
razón y la a menudo ficta voluntad en que aquella subyace, esos
valores condicen con una lucidez, autenticidad, lealtad y fidelidad
a la naturaleza humana. Condicen –digámoslo– con un corazón
grande, con una fuerza interior, con un espíritu, con la capacidad de
amar. La materia de vuestro oficio es la maraña de conductas de los
hombres, ansiosos y anhelantes de libertad, integridad e igualdad.
Se os invita a un arte. Modelad esa experiencia con el molde del
compartir equitativo. La obra, entonces, será hermosa, porque justa”74.
Más allá de los hechos del caso, o la decisión judicial de la jueza del 2°
Juzgado de Letras de Valdivia que, en definitiva, eximió de responsabilidad
penal a la nieta –entre otras razones porque en el medio ambiente en que
habitaba la reo predominaban concepciones mágicas que no reconocían
relación de causalidad, para explicar los fenómenos biológicos de la
enfermedad y la muerte, o que atribuían poder sobre natural a ciertos
objetos y ceremonias y admitían la hechicería como fuente mágica del
daño– , el juez Cerda está más bien preocupado de escrutar las especiales
características de esta jueza para enfrentar los hechos del caso –quizás,
queriendo dar a conocer su modelo ideal de juez, su propio “Hércules”75
ante “casos difíciles”–:
185
Afortunadamente, sostiene el juez Cerda, la jueza objeto de análisis se comportó
en los términos descritos. Porque para el autor, la personalidad del juez es, pues
“otro elemento de la esencia de la contienda, del proceso y de la jurisdicción toda”77.
Lo más interesante de esta charla, en todo caso, está por venir. Ellas dicen
relación, en primer lugar, con la legitimidad de la decisión, y en segundo,
con las “fuentes de la decisión verdadera y justa”.
Para Cerda, de lo dicho se desprende que la norma particular –la que emite
el juzgador– arranca de esa confluencia de elementos que se anidan en
la naturaleza del caso concreto:
186
dominante entre los congéneres de la hechora y en la sociedad toda,
y en fin, de las personales concepciones, ideas y valoraciones de la
juzgadora. Cada uno de estos elementos, así simplificados, pugna
por su justa ubicación en ese equilibrio áureo con que se presenta
al juez la verdad al momento de la convicción”79.
187
decidir los casos de acuerdo a cómo los hechos del mismo los afectaran
o estimularan, y no sobre la base de las reglas jurídicas; los jueces son así
responsivos a los hechos y no responsivos o sujetos al derecho a la hora
de sentenciar84. En otras palabras, sus fallos responden a lo que los jueces
consideran como correcto o justo respecto de esos hechos, y no tanto a
las reglas y razonamientos legales.
Se debe notar que los realistas son escépticos de las reglas legales (rule–
skepticism); no porque lo sean respecto de la existencia o coherencia
conceptual de la norma jurídica, pero sí acerca de si las normas tienen
algún impacto causal significativo en la decisión judicial. Como hemos
visto, la decisión judicial se basa principalmente en la posición de los
jueces, bastante temprana, de lo que es correcto o justo sobre la base de
los hechos del caso y no sobre las reglas legales aplicables.
188
descriptivas y normativas que su visión sobre la decisión judicial generaba,
sino porque sus esfuerzos teóricos carecían de sofisticación suficiente 88.
La influencia del juez Cerda y sus ideas sobre la función judicial han sido
relevantes en la formación de nuestros jueces tanto del “viejo” como del
“nuevo” sistema judicial. Tres ejemplos nos permitirán mostrarlo.
189
como dice Raúl Zurita, el miedo crecía hasta que nos esfumaron
desde el otro lado el alma. Y continúo aludiendo a Zurita y digo
que cuando Chile era un desierto, cuando no había un alma que
caminara en las calles, cuando sólo los malos parecían estar en
todas partes, hubo pocos que tendieran sus brazos y permitieran
pensar que era posible que las rocas se derritieran. Uno de esos fue
el ministro Cerda, o don Carlos”92.
Porque el coraje del juez Cerda al enfrentar a la Corte Suprema de los 80’s
puede hoy, si seguimos al juez Advis, equipararse en algún sentido a las
persecuciones disciplinarias que sufrirían algunos jueces de garantía “que
se toman en serio el cargo”:
190
peligros de tomarse en serio el cargo de juez son casi los mismos”.
191
de Apelaciones de Santiago, en diciembre de 200197, y que fue utilizado
por Solís para explicar la función judicial, y que ya hemos analizado en
la sección 8.2.2.
8.3 Conclusiones
192
Es por lo anterior, que hemos examinado críticamente algunas ideas
relevantes del juez Cerda, puesto que, nos parecen, pueden ser consideradas
parte de la arquitectura intelectual del activismo judicial en Chile, sirviendo
como correa transportadora entre las antiguas ideas sobre el derecho y
el cambio social de los 60’s con las actuales que sirven para llevar a cabo
conductas activistas. Examinar críticamente sus ideas acerca de la función
judicial nos pareció de la mayor relevancia, además por ocupar hoy un
rol destacado en el Instituto de Estudios Judiciales.
193
CAPÍTULO 9
CONDICIONANTES EXTERNAS:
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CRÍTICA
ACADÉMICA
194
por el público. Todo ello contribuye a generar condicionantes externas
que forman parte del escenario dentro del cual los jueces deben trabajar.
195
acuerdo unánime, es curioso que la participación del resto de los ministros
que concurren al fallo casi no sea considerada, basándose en opiniones
de “expertos en tribunales”:
196
Finalmente, llamó la atención el artículo del periodista de dicho medio
Héctor Cárcamo, titulado “Histórico fallo de la Suprema ordena transparencia
sin precedentes para la regulación financiera en Chile”9, de 18 de enero de
2013. Se trata de un artículo interesante; no sólo tiene una gran fotografía
del ministro Muñoz –¿busca entregarle el crédito de la sentencia?–, pese
a que en ningún momento del artículo se sostiene que fue el autor de la
sentencia objeto de análisis, sino que, en general, hace un recuento de
los últimos “supremazos” que está dando la Corte en diferentes sectores:
197
que poseen acciones de empresas que están bajo su paraguas”10.
Cuando meses después el ministro pasó a ser parte de una nueva quina
formulada por la Corte Suprema, y habiéndose convertido en el candidato
198
de La Moneda ante el Senado para llenar la vacante de la ministra Sonia
Araneda, en un nuevo artículo, “Las claves detrás de la quina que la Suprema
propuso ayer para llenar cupo en el máximo tribunal” 17, de 11 de diciembre de
2012, se repitió la misma línea argumental del artículo anterior agregando
un sugerente subtítulo “El lado B del candidato”18.
199
“Para quienes le conocen, Rubén Ballesteros es una persona amable,
con un perfil de “negociador, capaz de escuchar, sensible a los equi-
librios internos de su institución, y también con los temas sociales”,
señala un abogado vinculado estrechamente a la defensa de los
derechos humanos. “Lamentablemente también es un fanático an-
ticomunista con una mala causa: la inocencia de Augusto Pinochet
y la aplicación de la Ley de Amnistía para los militares involucrados
en delitos de lesa humanidad”21.
200
A pesar de la proactividad del medio en esta materia, esta línea argumental
no fue relevante en el debate público.
201
como parte de la “vieja política”, sino que también lo compara con Frank
Underwood, un personaje ficticio de una serie de televisión denominada
“House of Cards”. En la serie, Underwood es un parlamentario que de-
sarrolla una estrategia sofisticada para vengarse de los miembros de su
partido (incluido el Presidente de EE.UU.) que no cumplieron la promesa
de nombrarlo Secretario de Estado. En su estrategia, Underwood utiliza
diversos métodos que implican mentir, engañar, traicionar e, incluso, ase-
sinar. Para El Mostrador, y a propósito del análisis del comportamiento del
senador Escalona en relación a la confirmación del nombramiento de la
jueza Chevesich:
“En estos días está en boga una serie en internet que se llama “House
of Cards”, que cuenta la trastienda de la política en Washington. Su
protagonista es Frank Underwood, un político demócrata, de menos de
60 años, leal, inteligente, clave para su partido, que es dejado de lado
por los suyos, porque los tiempos requieren otros actores. Underwood
reflexiona en silencio y piensa detenidamente su venganza, cómo
pasar la factura a todos aquellos que lo traicionaron. Como dicen en
televisión, cualquier semejanza con la realidad es solo coincidencia”31.
En primer lugar, es relevante considerar que los medios ejercen una influencia
importante en los casos jurídicos controversiales, y particularmente en los
procesos de nombramiento a la Corte Suprema –lo que también sucede
en casos de designación al Tribunal Constitucional–. En efecto, pasan a
ser un actor más. Dicha influencia no está solo dada porque muchas ve-
ces sean las propias partes en un litigio o sus abogados quienes, por sí o
contratando asesores comunicacionales, intenten hacer uso de los medios
de comunicación para avanzar sus posiciones, sino también los medios
202
pasan a ser un espacio utilizado por otro tipo de actores, por ejemplo,
ONGs, activistas de la sociedad civil, actores políticos, etc.
En los países de tradición continental como Chile, los grandes juristas suelen
ser académicos o profesores de Derecho. Ello es diferente en países de
common law o derecho común donde los grandes juristas suelen ser más
bien ciertos jueces, típicamente de los tribunales superiores de justicia, que
iluminan, además, la enseñanza del derecho a las nuevas generaciones.
Eso explica, por ejemplo, las numerosas biografías escritas sobre ellos.
203
contemporánea, Silva Bascuñan o Cury, son verdaderos bastiones del derecho
nacional, cuyos tratados, manuales y publicaciones académicas son de
lectura obligatoria para los estudiantes de derecho, sin importar la casa de
estudios a la que asisten o la zona geográfica en la que se ubica la misma.
Pero junto con lo anterior, y para los efectos de nuestro análisis sobre acti-
vismo judicial, los académicos cumplen un rol fundamental de escrutinio
respecto de las sentencias de los jueces. En efecto, por crítica académica
entendemos aquella que realizan los profesores de derecho e investiga-
dores en sus publicaciones, respecto de las sentencias de los jueces, pero,
y tan importante como lo anterior, acerca la actividad de juzgar y de la
forma en que los jueces deberían, a juicio de estos expertos, comportarse
frente a preguntas jurídicas específicas. La academia, de esta forma, contri-
buye a generar un entorno crítico donde los jueces se ven presionados a
fundamentar lo mejor posible sus actuaciones. Para que este beneficioso
efecto tenga lugar, sin embargo, se requiere de la existencia numerosa
de publicaciones actualizadas, que vinculen las investigaciones con la
jurisprudencia; y se necesita también de algún tipo de transmisión que
haga de vínculo entre la academia y la Judicatura; rol que podría cumplir
la Academia Judicial en sus programas de formación, los abogados liti-
gantes al proporcionar información a los jueces, los tribunales superiores
de justicia al exigir altos niveles de fundamentación de las sentencias de
jueces inferiores que revisan, las Facultades de Derecho con la contrata-
ción de profesores con jornada académica y la publicación de revistas
especializadas; y la prensa especializada.
Así, por ejemplo, hoy, en nuestro país, la crítica académica a las sentencias
judiciales es probablemente, una de las vías de rendición de cuenta más impor-
tantes que enfrentan los jueces de su labor, y existen una serie de publicaciones
académicas que tienen, al menos como objetivo indirecto, ese propósito33. Sin
ir más lejos, el anuario de doctrina y jurisprudencia de Libertad y Desarrollo
Sentencias Destacadas, ya en su novena versión, tiene como objetivo explícito ese.
204
Y es que además, la reacción del “mercado” es bastante rápida: sentencias
controversiales o particularmente relevantes –lo que en el sistema anglosajón
son los leading cases, aquellos llamados a ser utilizados como precedentes
futuros– son rápidamente analizadas en columnas de opinión de medios
especializados (por ejemplo, El Mercurio Legal, Diario Constitucional o
en la Revista del Abogado), blogs legales, y de manera más mediata en
publicaciones de corte académico.
Su fuerza, además, está basada en que a los jueces les importa su reputación,
ya que “les preocupa ser (y no meramente que los demás piensen que son)
205
“buenos jueces”36, “respetan la inteligencia y el conocimiento especializado
de los juristas académicos de primera categoría”37, y precisamente en virtud
de su independencia están abiertos a una gran cantidad de influencias,
incluidas aquellas ejercidas por las críticas, “de escaso impacto si los jueces
estuvieran sujetos a los poderosos incentivos y condicionantes a las que
están sometidas los empleados que carecen de la independencia que
tiene un juez”38.
206
Asimismo, para el autor, a pesar de que los académicos han tenido enorme
influencia en modificar ámbitos enteros del derecho, no han conseguido
influir en la actitud de los jueces en relación con la actividad de juzgar, lo
que, más que cambiar las doctrinas específicas aplicadas por ellos, exigiría
cambiar el entorno judicial, esto es, la estructura de incentivos y límites o
constricciones que influyen en el comportamiento de los jueces, lo que
implica buscar influir en instituciones tales como el Congreso o el Ministerio
de Justicia: “Darles lecciones a los jueces acerca de sus propios límites no
tendrá efecto alguno”44.
207
intervienen ampliamente los secretarios judiciales–, lo que más bien ha
servido para generar una mitología en torno a los jueces, y no a describir
con realismo un proceso complejo donde intervienen distintos actores:
208
es, a un estatuto de inamovilidad que los dote de una independencia tal
que, no importando lo que digan o escriban, conservaran su puesto. La
posibilidad de tener que, en el futuro, volver al ejercicio profesional, podría
operar como un factor de inhibición.
Para que lo anterior sea más efectivo, sería conveniente que nuestra cul-
tura judicial fuera avanzando en: mejorar la transmisión de los contenidos
académicos a los jueces, exigir mejores niveles de fundamentación y ar-
gumentación por parte de los tribunales superiores de justicia a los jueces
de menor jerarquía, que los tribunales superiores se preocupen de insertar
una dogmática jurídica más sofisticada en sus decisiones, desarrollando
metodologías judiciales precisas (ver capítulo 10 de este libro), entre otras
cosas. Creemos que el rol de la academia puede profesionalizarse aún más
y los beneficios de la misma pueden multiplicarse.
Hoy, sin embargo, el lugar de los académicos ha sido ocupado (en muchas
ocasiones) por activistas de diferentes grupos de interés que intentan
presionar a los tribunales para obtener resultados favorables a sus de-
mandas sociales. Este tipo de activistas suelen elaborar argumentos que
se presentan como académicos, y que pueden conducir a situaciones
indeseables cuando la información que entregan y las demandas que de-
fienden no se contrastan con una pluralidad de visiones sobre el problema.
En otras palabras, estos activistas suelen considerar sólo los argumentos que
les son favorables, y para que ellos puedan ser un aporte (y no generadores
de asimetrías de información), su información debe ser contrastada con
las opiniones contrarias, de manera que los jueces puedan, efectivamente,
209
buscar la mejor respuesta posible analizando todas las aristas del problema.
Cuando la academia es débil, o ha sido capturada por estos grupos de
activistas, o cuando ella no existe y es desplazada por activistas concretos,
es muy probable que los beneficios de la crítica académica desaparezcan
y sólo tiendan a impulsar nuevas formas de activismo.
Si bien este no es un problema que todavía sea masivo entre los jueces
chilenos, ya observamos que algunos grupos organizados se visten con
argumentos académicos para promover el activismo y, de esta forma, influir
para que sus demandas sociales sean escuchadas55.
De esta forma, los jueces podrán trabajar con información más perfecta
y, todavía más importante, tendrán certeza de las razones que entregarán
los críticos de la sentencia judicial. Así, los jueces tendrán más estímulos
para incrementar sus niveles de fundamentación, para ser más rigurosos
210
en oír los distintos tipos de argumentos presentes y para evitar entregar
decisiones que parezcan caprichosas o derivadas de sus subjetivos sentidos
de justicia. De esta manera, la academia puede ser (aunque no siempre lo
sea) un buen elemento para generar un escenario menos propicio para
el activismo judicial.
9.3 Conclusiones
211
reportea los nombramientos contribuye a transmitir las señales relativas
al criterio que los políticos están utilizando. Bajo los supuestos implícitos
en sus noticias, existen presunciones sobre los buenos o malos criterios,
y ellos son relevantes en la transmisión de dichas señales.
212
CUARTA PARTE
PROPUESTAS PARA MINIMIZAR
EL ACTIVISMO JUDICIAL EN CHILE
213
CAPÍTULO 10
COMPORTAMIENTOS
JUDICIALES ALTERNATIVOS
214
Para nuestro propósito, no es relevante identificar todas las metodologías
disponibles para los jueces. No basta señalar algunos ejemplos que de-
mostrarán que ellas existen, y son una alternativa jurídicamente válida y
socialmente conveniente. La lista de metodologías que propondremos no
es taxativa. Solamente abordaremos brevemente aquellas que nos parecen
especialmente relevantes.
215
se asocia a los hechos particulares de los casos puntuales, asociando la
sentencia a los méritos individuales de los procesos y pre-definiendo la
manera en que el tribunal deberá llegar a una decisión. Esto, es probable,
lo alejará de la aplicación sus convicciones personales y lo acercará a una
mejor y más sofisticada respuesta jurídica.
Es importante precisar que existen países con mayor consenso jurídico que
otros respecto de sus metodologías judiciales. Algunos tienen culturas jurí-
dicas más homogéneas y otros observan un mayor nivel de debate acerca
de la forma en que los jueces deben actuar. No existen, probablemente,
ordenamientos judiciales occidentales donde sólo una filosofía jurídica
prime. No obstante, creemos que en Chile existe una tradición jurídica
con elementos suficientemente unitarios como para que las metodologías
judiciales puedan emplearse con éxito. Ello se demuestra en la existencia
de una cultura jurídica con rasgos de común identificación: la educación
legal y la práctica judicial son relativamente formalistas; apegadas a la
interpretación literalista de las leyes; basadas en la separación de funcio-
nes; las disidencias judiciales son normalmente excepcionales (salvo en
ciertas Cortes, como en el Tribunal Constitucional) y la unanimidad es la
regla general; el respeto por los ministros de las Cortes es fuerte; existe
una carrera judicial que, salvo excepciones (aunque importantes), se suele
respetar y promover, asentada en una formación judicial centralizada y una
cultura común basada en y el respeto por la Constitución y la voluntad
del legislador.
216
Así las cosas, creemos que existe un escenario especialmente propicio
para combatir el activismo judicial desde dentro del Poder Judicial. A él hay
que sumarle incentivos institucionales que corrijan los problemas detec-
tados en el capítulo anterior, y metodologías como las que proponemos
a continuación.
Si bien en EE.UU. las doctrinas sobre el judicial restraint han tenido serios
detractores8, una parte importante de la literatura la sigue defendiendo 9,
y ella forma parte habitual de la retórica judicial10. Parte de la literatura
citada discute si estas teorías son efectivamente capaces de disciplinar
a los jueces y eludir el activismo y, aunque parece no existir acuerdo en
torno a su verdadera eficacia, la filosofía judicial existe, y se ha invocado
incluso entre nosotros, como veremos. Por otra parte, cabe precisar que
las doctrinas de la deferencia han tenido una fuerte aplicación en diversas
materias, especialmente, en el área de las regulaciones administrativas y
en el respeto que deben tener los jueces por las interpretaciones técnicas
de los especialistas en las agencias administrativas especiales, como seña-
lamos cuando citamos el famoso caso Chevron y sus consecuencias11. De
esta manera, estas teorías han ido mucho más allá de la revisión judicial
de la ley, y se han asociado a un comportamiento exigido generalmente
en las más diversas áreas12.
217
con el objeto de respetar los diversos ritmos que los diferentes Estados de
la comunidad internacional tienen en materia de protección de derechos
fundamentales. Así, se ha hablado de pluralismo interpretativo en esta
materia y se ha desarrollado una doctrina denominada como el “margen de
apreciación”, una suerte de auto-restricción que las Cortes internacionales
se atribuyen para equilibrar la defensa de los DD.HH. con la deferencia
debida a las políticas democráticas adoptadas con Estados que son parte
de un tratado internacional13.
Aunque han sido objeto de críticas14, este tipo de teorías son comunes en
tribunales internacionales de DD.HH. (especialmente en el Europeo) aunque
no han tenido gran acogida en el contexto interamericano, probablemente
por la tendencia de la Corte Interamericana de DD.HH. (“Corte IDH”) hacia
visiones universalistas omnicomprensivas15. En este sentido, nosotros mis-
mos hemos propuesto estudiar la adopción de algún estándar de revisión
similar por parte de la Corte IDH, como metodología para disminuir la
discrecionalidad actual con que actúa16.
En los casos del Tribunal Constitucional, varios autores se han referido a esta
materia, comenzando por la doctrina de la deferencia razonada que Patricio
Zapata ha promovido (basada en la presunción de constitucionalidad de la
ley y la separación de funciones estatales)19 y que ha sido acogida (no sin
218
polémica) por parte de la jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional20,
y tratada por académicos21 y ministros del dicho tribunal22. En los casos
de la Corte Suprema, han sido los profesores de Derecho Administrativo
quienes más se han referido a una necesaria deferencia técnica que los
jueces ordinarios deben tener respecto de la regulación, a la que ya nos
referimos en el capítulo 223. Ello es aplicable no sólo a recursos de protec-
ción, sino a acciones de nulidad contra actos administrativos, a acciones de
responsabilidad del Estado y a otras que podrían invocarse en materia de
Derecho regulatorio. Lo anterior podría tener insospechadas consecuencias.
Ya conocimos algunos casos en materia ambiental y energética, y el día
de mañana pueden proliferar otros en materias que involucren diversas
agencias administrativas, como las Superintendencias, que en nuestro país
parecen gozar de mucha deferencia en sus actuaciones24.
Para el autor, una cuestión central del debate acerca del activismo judicial
(o más bien del maximalismo, como prefiere abordarlo) dice relación con
conciliar la labor judicial con el ideal de democracia deliberativa. No solo
el proceso político debe tomar las decisiones más importantes (y que son
por definición las que nos dividen con mayor frecuencia), sino que los
jueces deben promover en su labor judicial tanto la deliberación política
(reflexión, entrega de razones y la negociación en el proceso político),
como el accountability (rendición de cuentas por parte de los electores
a los actores del proceso político)25. Este enfoque le permite además al
proceso político ampliar su espacio para adaptarse a los desarrollos futuros,
permitiendo el que se vaya agregando nueva información y perspectivas
a la controversia en cuestión26.
Sunstein conceptualiza a los jueces minimalistas como aquellos que “evitan reglas
amplias y teorías abstractas, e intentan enfocar su atención sólo en lo que es
indispensable para resolver disputas específicas. A los minimalistas no les gusta
trabajar de manera deductiva (…) ponen mucha atención a los hechos del caso”27.
219
En términos prácticos, el minimalismo puede ser una ruta útil para que un
tribunal colegiado que presenta fuertes divisiones, pueda converger en
una decisión muy básica ante la imposibilidad de llegar a acuerdo. Si esto
es así, sostiene Sunstein, el minimalismo no sólo será deseable sino inevi-
table28. Así, para el autor, el minimalismo se vuelve más atractivo cuando:
(1) los jueces deben resolver en medio de incertidumbre factual o moral
(legalmente relevante) y circunstancias cambiantes; (2) todas las soluciones
posibles puedan ser revertidas en casos futuros; (3) no es necesaria una
planificación anticipada; y (4) las precondiciones para el autogobierno
democrático no están en juego y los objetivos democráticos no son pro-
movidos por la decisión judicial29.
Por lo demás, no podemos olvidar, sostiene Sunstein, “que los jueces suelen
usar el silencio por razones pragmáticas, estratégicas o democráticas. Por
supuesto, es relevante estudiar lo que los jueces dicen; sin embargo es
igualmente importante examinar lo que no dicen, y por qué no lo dicen”32.
220
de la excesiva complejidad de las controversias. En este caso, el camino
minimalista tendrá especial sentido: cuando un tribunal “está resolviendo
un asunto de alta complejidad sobre el cual existen convicciones pro-
fundas y en que el país está dividido (sobre bases morales u otras)”35. La
complejidad puesta estar asociada a la falta de información suficiente, la
existencia de circunstancias cambiantes o la incertidumbre moral (y que
sea legalmente relevante)36.
Pero aunque sea correcta, sostiene Sunstein, las cosas pueden salir muy mal
dado que se pueden producir consecuencias no intencionadas adversas
(un tema que es recurrente en Sunstein)38:
221
tratarán de minimizar la suma de los costos de la toma de decisiones y
los costos por errores judiciales en sentido amplio 41. Así, por ejemplo,
cualquier decisión judicial relativa a la aplicación de la garantía de la li-
bertad de expresión a controversias relativas a las nuevas tecnologías de
información, incluyendo internet, debe ser estrecha (narrow), porque una
decisión amplia, en este momento del tiempo, tiene altas probabilidades
de ser errónea42. Caso equivalente resulta el diseño de buenas reglas en
un mercado tan cambiante como el de las telecomunicaciones 43.
Así, si los jueces cometen errores al decidir, y si los costos por error judi-
cial son mayores si los jueces deciden de forma amplia y detallada (width
and depth), el minimalismo encuentra justificación como una forma de
aumentar más que disminuir la justicia, y de aumentar más que disminuir
la protección de los derechos 44.
Más que una teoría sobre la función de los jueces, el minimalismo es útil
como estrategia judicial para definir la manera en que ellos deben entregar
sus decisiones, atendidas las ventajas ya expuestas. Una tesis como esta
probablemente no operaría de manera idéntica en nuestro país, ya que
habría que evaluar de qué forma ella podría ser administrada por jueces
que no están acostumbrados a fallar bajo el razonamiento del precedente
formal.
222
10.4 Estándares o tests que disminuyan la discrecionalidad
de los jueces
Recogiendo lo anterior, entre nosotros, hemos dicho que estos tests pue-
den servir para “objetivizar el control que realiza el tribunal”, incrementar
la seguridad jurídica y mejorar las posibilidades de control académico
223
sobre las sentencias 47. Además, “una aplicación continua y permanente
de estos tests va obligando al juez a razonar y a seguir la metodología
que ha utilizado para casos similares al momento de fundamentar una
nueva sentencia”48.
Por todo lo anterior, creemos que sería saludable que la Corte Suprema
avanzara en la construcción, evaluación y aplicación consistente de tests
en las más diversas áreas. Los ejemplos vistos en la parte 2 son, en general,
malos casos de construcción de estándares judiciales, porque no definen
con precisión la manera en que deben resolverse casos futuros similares.
Un ejemplo de ello es lo que ocurre con las sentencias de las Isapres, don-
de los criterios jurisprudenciales que se exponen se suelen alejar de los
méritos individuales de los casos sobre la base de estándares asociados
a una visión concreta del sistema de salud, y no del carácter arbitrario o
224
razonable concreto de las alzas específicas de un plan de salud singular.
10.5 Conclusiones
225
CAPÍTULO 11
REFORMAS AL DISEÑO INSTITUCIONAL DE
LA JUDICATURA Y A LA FORMACIÓN
DE JUECES
226
más que en contenidos. Finalmente, en las conclusiones (5), resumiremos
algunos de los puntos centrales abordados en este capítulo.
Para el lector atento será evidente, al concluir el capítulo, que las reformas
propuestas, en conjunto, buscan alterar de manera sustantiva la fisonomía
del gobierno judicial, hoy en manos de la Corte Suprema (como hemos visto
en el capítulo 7), la que, a nuestro juicio, debe limitarse a cumplir su rol de
corte de casación, tomando sólo aquellos casos, de manera discrecional,
que le permitan unificar la jurisprudencia. De ahí la importancia de la
introducción en el proyecto de ley que establece el Código Procesal Civil,
el recurso extraordinario y su admisibilidad; primer paso en la dirección
descrita. Todo lo anterior, para efectos de la cultura jurídica chilena, es
una verdadera “revolución copernicana”.
227
Ministerio de Justicia. Además, se encarga del presupuesto judicial4.
228
se presenta ante el Senado para su ratificación. Es saludable que exista
discusión pública cuando hay nombramientos, y esperar un plazo razonable
entre la designación del Presidente de la República y la audiencia del
Senado permita que ésta se desarrolle con más profundidad y publicidad.
Algunas de estas ideas han sido también promovidas entre nosotros por la
senadora Soledad Alvear, quien goza de un liderazgo indiscutido al interior
de la oposición en materias judiciales. En efecto, descartando modificar en
lo sustancial el sistema de nombramiento, la senadora propone “vigorizar
los procesos de oposición, participación, deliberación y decisión en la
designación de la Corte Suprema, que sean lo más conocidos, racionales,
transparentes y fundados posibles, en todas sus fases e instancias”7.
Por otro lado, parece fundamental que los veintiún cargos sean abiertos
a la competencia externa, esto es, que quienes pueden optar a la Corte
Suprema no sean sólo jueces de carrera. Actualmente, esto sucede sólo
respecto de cinco de ellos y los otros dieciséis provienen de dentro del
Poder Judicial. Si un juez está consciente de que el puesto superior al que
aspira puede ser ocupado por otro individuo que exhiba mérito suficiente,
ello constituiría un incentivo no sólo para mejorar su desempeño, sino que
para enmarcarse dentro de un comportamiento más acorde con el estándar
esperado. Asimismo, si cualquier abogado de la plaza o académico, con
trayectoria destacada, puede aspirar a postular a ser Ministro de la Corte
Suprema, también tiene estímulos para desarrollar una carrera previa de
excelencia. Si crece el universo de candidatos posibles, se incrementaría la
competencia, la que operaría como un valioso mecanismo de selección
de los mejores.
229
estándares de transparencia y los niveles de exigencia en el escrutinio de
los candidatos, podría contribuir decididamente a mejorar el proceso de
selección de ministros de cortes de apelaciones y jueces.
Por otro lado, en los países en los que se cuenta con Consejos Judiciales,
son, la mayoría de las veces, estas instancias las que evalúan el desempeño
judicial.
230
En efecto, si hay un consenso que se ha instalado en el mundo desarrollado,
y en particular en los países de la OCDE, es avanzar hacia sistemas de
evaluación por desempeño, sistema que ha buscado establecer parámetros
y criterios objetivos para la evaluación de los jueces, tanto respecto de
aspectos cuantitativos como cualitativos12.
231
o reemplace por otro más simple y que a la vez asegure la objetividad e
imparcialidad del proceso”14.
232
Sin embargo, la propia experiencia internacional ha ido generando buenas
prácticas en esta materia. En Francia, por ejemplo, la Corte de Apelaciones
de Paris formó un comité de expertos de evaluación de la calidad de
sentencias en 2003. En 2004, se evaluaron 200 casos y en 2006, 1.500. Se
establecieron dos criterios de evaluación: (a) del proceso de la decisión
judicial y (b) de la decisión judicial misma18.
Por otro lado, en 2002, en los Países Bajos, entró en funcionamiento un sistema
integral de evaluación de tribunales basado en el control de estándares de
calidad, basado en una evaluación anual del funcionamiento del tribunal;
y uso de benchmarking entre tribunales para evaluar cumplimiento de
estándares de calidad. Por otra parte, cada cuatro años, se realiza una
evaluación de percepción de usuarios; una de satisfacción interna respecto
de la función, la organización y el equipo administrador; y una de un
comité independiente externo mediante informe público y al Ministerio
de Justicia. Ello es a su vez complementado por evaluaciones de pares
(jueces a jueces respecto de trato a las partes del proceso, conducta y
calidad de las sentencias); y procedimientos de reclamo frente a jueces
y funcionarios. Una evaluación de 2007 demostró los buenos resultados
de este enfoque19 .
En primer lugar, bajo este esquema, las metas de gestión deberían ser
fijadas, de manera muy similar a lo que sucede en el modelo de Conferencia
Judicial americano, por una Comisión de integración múltiple (jueces de
distintas instancias y expertos en gestión) y encabezada por el Presidente de
la Corte Suprema, que se reúna un par de veces al año para primero definir
y luego analizar las políticas generales de planificación de la institución.
La ejecución de estas políticas generales estará a cargo de una Gerencia
Judicial (compuesta exclusivamente por expertos con conocimientos
en administración), entre ellas, por ejemplo, el seguimiento periódico
(trimestral) del cumplimiento de las de los compromisos de desempeño
y metas de gestión.
233
los indicadores de desempeño. El funcionario que no llegue a ese piso (por
ejemplo, por 2 años consecutivos), podría ser apartado de la institución.
Por otro lado, bajo la lógica del Consejo Judicial, encontramos que, por
ejemplo, en España, los jueces tienen cargo vitalicio y sólo pueden ser
removidos por ciertas causales que incluyen renuncia, pérdida de la
nacionalidad española, condena por delito, ser inadecuado para el cargo,
o como resultado de procedimientos disciplinarios. El CGPJ investiga e
impone sanciones fundadas en procedimientos disciplinarios en su sesión
plenaria o a través de su Comité Disciplinario21.
235
que los Ministros de las Cortes de Apelaciones ejerzan funciones no
jurisdiccionales).
Con todo, y volviendo a mirar las buenas prácticas del derecho comparado
para ser implementado en Chile, la cuestión disciplinaria suele abordarse
mediante el establecimiento de un Código de Ética Judicial, Código que se ha
venido proponiendo para Chile en el último tiempo y que busca establecer de
forma clara qué conductas judiciales atentan contra estándares éticos mínimos:
independencia, imparcialidad, honestidad, celeridad, etc. En el centro de los
Códigos de Ética Judicial se encuentra la idea, como lo establece el canon
N°2 del Código Modelo de Ética Judicial norteamericano que la actuación
judicial debe no sólo evitar ser impropia sino evitar la “apariencia” de impropia,
236
por el daño que esto último también puede generar al Poder Judicial27.
Junto con el establecimiento expreso de normas de conducta, debiera
revisarse la institucionalidad que debe aplicarlo, para lo cual el proyecto de
ley presentado por el Ejecutivo, antes analizado, y con las observaciones
críticas planteadas, podría ser un buen punto de partida.
Como quedó de manifiesto entre los miembros del Foro Judicial 2011, y en
la buena síntesis de Blanco y Morales, existen dos perspectivas diferentes
respecto de la dirección que debe tomar el rol que juega la Academia
Judicial en la formación y capacitación de los jueces.
237
Para algunos, la provisión de actividades de formación y perfeccionamiento
a través de la Academia Judicial debe ser potenciada, introduciéndose
mejoras que permitan dotar de mayor flexibilización en el diseño de cursos,
que posibiliten la utilización de metodologías innovadoras y tecnologías en
la actividad docente, otorgando además la posibilidad de que la Academia
pueda responder de manera más oportuna y proactiva a las modificaciones
legales e institucionales que puedan afectar el quehacer de la judicatura.
Para otros, su función, debiera ser más bien de articuladora, certificadora
y fiscalizadora de las capacitaciones. En esta visión, su rol no sólo se limita
a gestionar aquellas capacitaciones concursadas por ella misma, sino que
también supone que opere como una suerte de certificador de aquellas
capacitaciones auto-gestionadas por los propios jueces. Así, en estos
casos, su rol también podría vincularse a la unificación de la prestación de
programas de postgrados, de manera que las actividades de capacitación
no sean entregadas exclusivamente por la Academia, pero si certificadas
por ella, con el objeto que exista mayor diversidad, considerando además
que las mismas deben ser funcionales al ejercicio de la Judicatura, evitando
que estas sean instrumentalizadas por los participantes29.
238
capacitación; iniciativas auto-gestionadas por parte de grupos de jueces,
pensado en las necesidades concretas que van teniendo los jueces a lo largo
del trabajo judicial; o bien, asociada a la posibilidad de realizar estudios
de postgrado que sean reconocidos u homologados30. En todo caso, la
potestad de reconocer u homologar cursos por parte de la Academia
operadores externos ya existe en la ley de dicho órgano.
Por otro lado, incluso bajo un modelo mixto, se abre el desafío de repensar
una fórmula en que se asegure el pluralismo de la enseñanza de distintas
visiones, sensibilidades, doctrinas para abordar las diferentes temáticas,
para no enfrentarnos a las consecuencias negativas que indicamos en
el capítulo 7. El riesgo de la uniformidad es muy alto. En efecto, una
concentración tan alta de postulantes por un lado, y de profesores por el
otro, de un grupo pequeño de universidades, es una mala noticia desde
diversos frentes. Ello debiese llevar a la propia Academia Judicial y al
legislador a generar incentivos al pluralismo en la postulación y docencia
de los cursos de manera proactiva. Como hemos visto en esta materia,
no es neutral la forma en que se utilicen indicadores como el promedio
de egreso o la nota del examen de grado.
239
Derecho de las Universidades de los Andes, Adolfo Ibáñez y del Desarrollo
(que hoy no participan o lo hacen muy excepcionalmente) por promover
la judicatura como un lugar interesante y desafiante profesionalmente
para sus alumnos y egresados, y participando de forma decidida en los
procesos de licitación de cursos en la Academia Judicial.
240
podría colaborar en la generación de una cultura judicial que entienda los
enormes costos y problemas que la aplicación de los sentidos individuales
y subjetivos de justicia pueden traer a la sociedad.
Por otro lado, es útil que, desde la Academia Judicial, se conversen estrategias
para enfrentar casos, de manera que los jueces guarden los más exigentes
principios de la ética y los más prácticos criterios para evitar caer en activismo.
Un entrenamiento en el manejo de “casos difíciles”, en la administración
de litigios de interés mediático y en la gestión de conflictos con fuertes
intereses presentes, pueden ser útiles para fortalecer la función judicial
y, en definitiva, impedir la captura de la judicatura por parte de agendas
de grupos de interés más allá de lo que el Derecho requiere.
11.5 Conclusiones
Así, en primer lugar hemos planteado algunas ideas que buscan perfeccionar
el sistema de designación de los ministros de la Corte Suprema, en particular,
sacando a la Corte Suprema de la generación de la quina, y de no ser así,
aumentar los niveles de transparencia de dicho proceso. Asimismo, creemos
fundamental aumentar el nivel de escrutinio que realiza el Senado. En
materia de ministros de Cortes de Apelaciones, planteamos que, respecto
de los primeros, es posible y conveniente replicar el modo existente
respecto de la Corte Suprema. Respecto de los jueces ordinarios, parece
interesante, si lo anterior no es conveniente, avanzar hacia un sistema de
Alta Dirección Pública.
241
disciplinario de los jueces, junto con promover un sistema basado en
parámetros objetivos, que aseguren el debido proceso a los jueces y una
nueva institucionalidad que lo implemente, se realza la importancia de
los Códigos de Ética.
242
CONCLUSIONES
243
CONCLUSIONES
244
desenvuelven, parecen ser insuficientes como para desestimular estos
comportamientos indeseables en la teoría y comprobados en la práctica.
Las preguntas que este libro realiza (más que las respuestas que entrega),
nos parecen importantes para el debate público. Para nosotros se trata
de un primer esfuerzo, en algún sentido, una primera conversación sobre
un tema que comienza a instalarse entre nosotros.
Ello nos lleva a pensar que buena parte de lo anterior se debe a que no se
ha puesto suficiente atención a cuestiones elementales del Poder Judicial.
Hace falta una evaluación del diseño del Poder Judicial, y en ese sentido
creemos haber hecho un aporte, a lo menos parcialmente. El llamado es a
que la comunidad en general y la jurídica en particular perciba y entienda,
que los arreglos institucionales no son neutrales, y que ellos condicionan
el comportamiento de los jueces al (no poder) equilibrar adecuadamente
dos de los grandes principios de la organización judicial: la independencia
y el accountability. Los condicionantes de este comportamiento no están
siendo lo suficientemente robustas y equilibradas para frenar, controlar y
desestimular los actos activistas de este tipo de jueces, dañando con ello
estos dos grandes principios ya mencionados.
Con estas ideas, nuestro propósito no ha sido atacar al Poder Judicial. Todo
lo contrario, creemos que ellas podrían colaborar con un robustecimiento de
la función de los jueces, lo que pasa, entre otras cosas, por un entendimiento
del poder de la Corte Suprema como órgano encargado de unificar la
jurisprudencia y aplicarla de forma coherente en su práctica. Creemos que de
este debate sólo pueden extraerse beneficios tanto para la independencia
judicial como para el Estado de Derecho.
245
estrategias judiciales que nuestro sistema contempla (como la prohibición
de la ultra petita) podrían sofisticarse las metodologías por las cuales los
jueces sentencian. En la creación de métodos para enfrentar los casos
está la receta para la reducción de los espacios de discrecionalidad que
incrementan las posibilidades de activismo.
246
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
247
NOTAS
Introducción
1. Entre otros, ver MUNICIPALIDAD DE PUCÓN, Oficio N° 1166, de 28 de diciembre de 2011 y el Informe de la Muni-
cipalidad de Pucón que contesta el recurso de protección, en Corte de Apelaciones de Temuco (2012), rol 4-2012,
de 31 de Enero de 2012.
2. Ver un análisis más completo y detallado de este caso (y de estas preguntas) en nuestro trabajo, VERDUGO y
GARCÍA (2013). También, ver el comentario crítico de Luis Cordero en http://www.elpost.cl/web/temas/nacional/753-
mara_ins_de_pucn.html [fecha de consulta: 5 de junio de 2013]..
3. “Ramírez Rojas con Municipalidad de Pucón”. CORTE SUPREMA, sentencia rol 1785-2012, de 30 de mayo de
2012. Ver también la decisión de la CORTE DE APELACIONES DE TEMUCO (2012), rol 4-2011, de 31 de enero de 2012.
4. Sumado a las razones entregadas por la Municipalidad, la Corte Suprema aplicó los artículos 5 y 36 de la Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades, que definen la naturaleza precaria y discrecional del permiso municipal
en cuestión.
5. Voto disidente del juez Muñoz en CORTE SUPREMA (2012), rol 1785-2012, de 30 de mayo de 2012.
6. Voto disidente del juez Muñoz en CORTE SUPREMA (2012), rol 1785-2012, de 30 de mayo de 2012.
7. Voto disidente del juez Muñoz en CORTE SUPREMA (2012), rol 1785-2012, de 30 de mayo de 2012.
8. Voto disidente del juez Muñoz en CORTE SUPREMA (2012), rol 1785-2012, de 30 de mayo de 2012.
9. Voto disidente del juez Muñoz en CORTE SUPREMA (2012), rol 1785-2012, de 30 de mayo de 2012.
PRIMERA PARTE
ACTIVISMO JUDICIAL. LA TEORÍA
Capítulo 1. Activismo judicial. La teoría
1. KMIEC (2004).
2. Un ejemplo en que los problemas del activismo se planteaban, aunque no con idéntico lenguaje, es la filosofía
de la auto-restricción o auto-contención judicial (judicial restraint), la que de alguna manera hoy es considerada
como antónima del activismo. Sin perjuicio de que más adelante explicaremos esta filosofía (ver capítulo 10, sección
2), cabe hacer presente que ella tiene como antecedente las tensiones entre los políticos y los jueces federales que
existieron desde poco después de la independencia de los EE.UU. En efecto, grandes personajes históricos de la talla
de Jefferson, Jackson y Lincoln habrían criticado la labor de la Corte Suprema, mucho antes de que los académicos
intentaran explicar la forma correcta en que los jueces deben actuar.
3. Sin perjuicio de ello, cabe recordar otra época donde hubo ataques fuertes a jueces-legisladores: la de la era del New
Deal. Ver un artículo ya clásico que se refiere a la discusión sobre el rol de los jueces en esa época en PRITCHETT (1958).
4. CROSS y LINDQUIST (2012) p. 2. Cabe indicar que la “Corte Warren” fue un periodo que transcurrió entre 1953 y 1969
y en que la Corte fue presidida por el ministro Earl Warren. Fue un polémico período donde los progresistas dominaron
la mayoría de la Corte y lograron generar precedentes importantes en materias social y moralmente importantes.
5. CROSS y LINDQUIST (2012) p. 2. Otros autores han sostenido (desde hace muchos años) que la eficacia real del
activismo es dependiente del apoyo político. De lo contrario, el activismo judicial sólo podría tener éxito en un
escenario de debilidad política de la autoridad democrática. MENDELSON (1975).
6. “Durante la era de la Corte Warren, los conservadores se quejaban amargamente, incluso haciendo llamados
a acusar constitucionalmente a algunos ministros de la Corte Suprema. Los conservadores llamaban a la “auto-
restricción judicial” o al “construccionismo estricto” en reemplazo del activismo judicial progresista. Ellos sostenían
que cuando los jueces progresistas rechazan las leyes democráticamente aprobadas a favor de posiciones progresistas,
de manera activista, destruyen el derecho de los ciudadanos a la participación democrática y al autogobierno”. Ver
CROSS y LINDQUIST (2012) pp. 4-5. Sobre una explicación conservadora del verdadero rol de los jueces en torno a
la labor judicial, ver BARNETT (1987) pp. 274-276.
7. Cross y Lindquist sintetizan la posición de los juristas progresistas: “En la actualidad la realidad ha cambiado radi-
calmente y las acusaciones en torno a que los conservadores de la Corte Rehnquist son los reales activistas judiciales,
248
han pasado a ser comunes. El Director de la ACLU declaró que la Corte Rehnquist era “una corte conservadora que
había pasado a ser una de las cortes más activistas de la historia norteamericana”. Muchos profesores destacados
han liderado estas críticas. Cass Sunstein sostuvo que estamos ante un “destacado periodo de activismo judicial
de derecha”. Erwin Chemerinsky ha criticado a los jueces conservadores por involucrarse en un “activismo judicial
conservador agresivo”. Jack Balkin y Sandy Levinson sostuvieron que “el activismo judicial de la Corte Warren ha
sido reemplazo por uno más intenso y conservador”. Mientras buena parte de las críticas han estado orientadas a
la declaración de inconstitucionalidad de leyes, se critica a los miembros conservadores de la Corte Suprema el no
“respetar el precedente”. Sin embargo, los progresistas nunca fueron tan críticos con las sentencias activistas de la
Corte Warren”. Ver CROSS y LINDQUIST (2012) pp. 5-6.
8. Yendo más allá, incluso ha habido autores que se han auto-declarado activistas para ciertas causas y para otras
no. Un interesante ejemplo es el planteado por Randy Barnett, quien construye un término denominado pragmac-
tivism, concepto inventado por él para vincular el pragmatismo político-jurídico con el activismo. Bajo este prisma,
Barnett distingue diferentes tipos de activismo, algunos de los cuales se encuentran en una suerte de posición
híbrida intermedia. BARNETT (1984).
9. Por ejemplo, HELLMAN (2002) p. 254. En el lado progresista habría activismo de la Corte Warren y la Corte Burger;
y el activismo conservador se habría observado en la Corte Rehnquist. Sobre esta última Corte, véase el esfuerzo
de RINGHAND (2007).
10. Así, por ejemplo, se ha sostenido que mientras los progresistas tienden a obtener victorias judiciales mediante
el activismo, generalmente el actuar de los conservadores es luchar porque los jueces les permitan dar la batalla al
interior del proceso político. GRAGLIA (1996) p. 298.
11. CANON (1983) p. 247.
12. Interesante resulta, por ejemplo, el debate al interior de los académicos más conservadores. Algunos defienden
una suerte de activismo basado en principios constitucionales (sobre la distinción entre la función judicial en un
sentido conservador tradicional y un activismo judicial basado en principios conservadores, ver BARNETT -1985-
1987-2004 - y CALABRESI -2005-) y otros reprochan de la receta judicial y la tildan peyorativamente de activismo.
La mayoría de los conservadores prefieren una metodología judicial basada fuertemente en el texto y en el sentido
original de la Constitución (ver, por ejemplo, los referentes conservadores SCALIA -1997- y BORK -1991-), pero
existen diferencias en torno a si dicho originalismo conduce a un juez activista defensor de un Estado libertario o si
ese originalismo lleva a exigir judicial restraint (CALABRESI -2005- p. 1083).
13. Por ejemplo, PERRY (1984), WOLFE (1997), TUSHNET (2003), GRAGLIA (1996), JONES (2001), ROOSEVELT III (2009),
HELLMAN (2002) p. 258.
14. Por ejemplo, en RINGHAND (2007).
15. Por ejemplo, SMITHEY y ISHIYAMA (2002).
16. CHOUDHRY y HUNTER (2003).
17. Ya citábamos el trabajo de ZAPATA (2010).
18. Un ejemplo interesante resulta lo sucedido en Argentina a propósito del debate sobre el derecho a la protesta
y el rol de los jueces satisfaciendo las demandas de los grupos movilizados. Ver, por ejemplo, a quien defiende la
utilización de los tribunales para la defensa de grupos de interés específicos. Así, por ejemplo, para defender minorías
desventajadas y a diferentes movimientos sociales. Ver GARGARELLA (2007) pp. 57 y 80-82.
Este autor, incluso, confiesa defender derechamente el activismo judicial para corregir situaciones que estima injustas
y confiar así en la “buena voluntad de los jueces”. GARGARELLA (2007) p. 169.
19. Se ha dicho que existe un escenario muy propicio para el activismo en estos países, donde la existencia de jueces
activistas se explicaría por factores políticos como competencias partidistas y apoyo político, antes que por factores
institucionales. SMITHEY y ISHIYAMA (2002).
20. Sobre activismo en la Corte Constitucional coreana, ver HEALY (2000); en Cortes Constitucionales de países que
pertenecieron a la órbita soviética, ver SADURSKI (2008); en Colombia, ver CEPEDA-ESPINOSA (2004); en Alemania,
ver BENVINDO (2010) pp. 31-81; en general, ver HENNIG (2012) y, relacionado con Cortes europeas, ver a Ferreres,
quien sostiene que el modelo centralizado de justicia constitucional está más propenso al activismo judicial en el
judicial review que el modelo descentralizado FERRERES (2004) p. 1730. Si este autor tuviera razón, entonces Chile
sería un buen caso para estudiar el activismo judicial.
21. En la Corte Internacional de Justicia, ver MCWHINNEY (2006); en la Corte Europea de DD.HH., ver VOETEN (2007);
en la Corte Penal Internacional, ver SCHABAS (2008).
22. En India, ver CASSELS (1989), VERMA (2001), SATHE (2001); en Canadá, ver CHOUDHRY y HUNTER (2003); en
249
Turquía, ver TEZCUR (2009); en Japón, ver ITOH (1990); en Brasil, ver BENVINDO (2010) pp. 83-131; en el Reino Unido,
ver EDWARDS (2002), COHN y KREMNITZER (2005).
23. Así, por ejemplo, Kent Roach argumentó que el debate sobre activismo sólo tiene cabida dentro de sistemas
de judicial review fuerte, y no débiles como el caso de Canadá. ROACH (2001). Tushnet contesta el argumento de
Roach preguntándose si los sistemas de judicial review débiles pueden transformarse en sistemas de control fuerte.
TUSHNET (2003) p. 90.
24. Ver, por ejemplo, a FERRERES (2004).
25. Miriam Henríquez distingue dos tipos de activismo (moderado y fuerte) y aplica dichas categorías a ciertas sen-
tencias en materia de salud. Ver HENRÍQUEZ (2010). Javier Couso vincula la idea de activismo judicial con el proceso
de consolidación de la democracia y la judicialización de la política. Lo interesante de este trabajo, es que el autor
argumenta que el activismo judicial en este contexto puede ser poco eficaz e incluso contraproducente, poniendo
en peligro la propia independencia del Poder Judicial. Ver COUSO (2004). Francisco Zúñiga revisa un autor francés y
parte de la literatura norteamericana. Sostiene que el debate sobre el activismo judicial es aplicable a Chile, aunque
su análisis parece más centrado en el Tribunal Constitucional. ZÚÑIGA (2010). Patricio Zapata, por su parte, distingue
los jueces “deferentes” de los “asertivos”, explicando la diferenciación sobre la base del análisis de la filosofía de dos
ministros diferentes del Tribunal Constitucional (Mario Fernández y Francisco Fernández). Termina identificando un
“eje asertividad-deferencia”. ZAPATA (2010) p. 25. La asertividad se asocia a un concepto de la misión del Tribunal
Constitucional como un tribunal que falla de acuerdo no a una lógica del Derecho positivo, sino a una basada en
los “principios y la justicia”. ZAPATA (2010) p. 24.
26. VERDUGO y GARCÍA (2013).
27. Por ejemplo, ver el debate que han sostenido VERGARA (2013), VERGARA (2013-A), GARCÍA (2012) y GARCÍA (2013).
28. GREEN (2009) p. 3.
29. GREEN (2009).
30. Sobre la cultura judicial chilena existen múltiples trabajos. Probablemente uno de los mejores logrados es el de
Lisa HILBINK (2007).
31. GRAGLIA (1996) p. 296.
32. SADURSKI (2008) p. 96.
33. WOLFE (1997) p. 2.
34. WOLFE (1997) p. 2.
35. ITOH (1990) p. 169.
36. EASTERBROOK (2002) p. 1404. Por otra parte, y dentro de este grupo de autores, también se ha sostenido que el
activismo es “el hábito de no fundamentar el control constitucional (judicial review) en las normas de la Constitución
escrita”. PERRY (1984) p. 69. También, derechamente se ha dicho que el activismo es “revisar judicialmente una ley
mediante una sentencia adversa al resultado del proceso político”. HELLMAN (2002) p. 253.
37. Como ejemplo, para la autora, esta centralidad puede deberse a cuestiones como la centralidad de la Constitución,
su fuerza normativa, y los derechos fundamentales. HENNIG (2012) pp. 434-437
38. HENNIG (2012) p. 438. Esto se vincula, para la autora, con el neoconstitucionalismo, aunque puede tener una
aplicación mucho más amplia. HENNIG (2012) p. 440.
39. Además, sugerimos examinar el concepto, más amplio, dado por el BLACK´S LAW DICTIONARY (2006) p. 391.
40. COVER (1982); WRIGHT (1968) pp. 26-27. En un sentido similar al de Lovera, se ha dicho que el activismo es útil
para invalidar leyes dictadas en gobiernos dictatoriales. Este es el caso de un trabajo que analiza la Corte Consti-
tucional Coreana. HEALY (2000)
41. Ver el trabajo de VERMA (2001) p. 148, sobre las cortes en la India
42. SWYGERT (1982). OJO, que este auto res un juez federal (que defiende sus poderes, obviamente)
43. GARGARELLA (2007) p. 19.
44. GARGARELLA (2007) p. 57. También, ver el siguiente ejemplo, donde destacad los trabajos de Fiss y Ely: “(…) en un
viejo, pero todavía influyente trabajo (…) Owen Fiss defendió un ´principio de defensa de los grupos desaventajados´
según el cual los jueces tienen el deber de corregir ´las injusticias propias del proceso político´. Dicho principio acon-
sejaba a los jueces tomar un rol activo, orientado a ´mejorar el status´ de ciertos grupos que no reciben un trato igual
por parte del poder público (…). En otro trabajo, también notable pero más reciente John Ely sugiere que es posible
justificar un rol activo por parte de los jueces en tanto y en cuanto dicho activismo se dirija a alcanzar ciertos fines
socio-políticos específicos. Particularmente, y en su opinión, los jueces deberían concentrar sus energías en impedir
la exclusión del proceso político de determinadas minorías ‘insulares’ ” GARGARELLA (2007) p. 169.
250
45. GARGARELLA (2007) p. 57.
46. GARGARELLA (2009), Tomo II, p. 969.
47. GARGARELLA (2007) p.169.
48. Más aún, la distinción entre derechos fundamentales y derechos sociales sólo se sostendría para Gargarella, “a
partir de una visión clasista del derecho”, donde en realidad los victimarios de derechos de terceros son las víctimas
de un sistema injusto: “Según entiendo (y no creo esto sea algo difícil de aceptar), en una amplísima gama de casos
las ocupaciones de tierras que se producen, los “cortes de ruta”, y otras alteraciones del orden semejantes nos hablan
mucho menos de la perversidad de quienes desarrollan tales acciones, o de su odiosa hostilidad hacia los derechos
de los demás, que de su grado de desesperación jurídica –en definitiva, de la gravedad de las violaciones de dere-
chos que sufren–. Esta desesperación se debe, de modo habitual, a la falta de satisfacción de sus necesidades más
básicas (vivienda, alimentación, trabajo) combinada con la ausencia de remedios institucionales genuinos frente a
tamañas y masivas violaciones de derechos. Pedirle a los más afectados que, frente a tales gravísimas violaciones,
se “muevan” constitucionalmente sin poner en crisis los derechos de los demás es pedirles algo bastante cercano
a lo imposible –imposibilidad que, además, se ha generado a partir de una previa construcción estatal–. En efecto,
y para dar algunos ejemplos de lo dicho: si los medios de comunicación los ignoran (salvo que provoquen algún
escándalo) es porque los pocos que quedan en manos del Estado no les prestan debida atención, y todos los restan-
tes… no consideran sus demandas como lucrativas para los fines que los rigen… Si ya no existen tierras al alcance
de los menos favorecidos es porque el Estado ya las ha repartido… Si los alimentos básicos quedan fuera del alcance
económico, es porque el Estado se comprometió antes con la libertad de precios que con el reaseguro de ciertos
objetivos constitucionales más básicos (p. ej., la provisión de un mínimo de alimentos para cada uno)”. GARGARELLA
(2007) p. 80-81. Por ello es que para el autor resulta incorrecto identificar a quienes protestan –y con ello lesionan
derechos de terceros– “como violadores de derechos y no, fundamentalmente, como víctimas del derecho”. Por ello es
que también es incorrecto que “no [se] reconozca que las principales violaciones de derechos cometidas en nuestra
sociedad (p.ej., las referidas a la no satisfacción de los derechos vitales más básicos) no son sólo responsabilidad del
Estado, sino también de aquellos particulares que se benefician con la producción de tales violaciones de derechos
(p. ej., a través de la obtención de mano de obra más barata)…”. GARGARELLA (2007) pp. 81-82.
49. Así, por ejemplo, Gargarella, ha señalado que la Corte Suprema argentina “haya incumplido tan regularmente
con sus deberes más importantes… nos hablan de cuestiones estructurales y no simplemente de problemas en torno
a personas”. Tal vez, estos problemas estructurales, sostiene “tengan que ver con sistemas de designación que han
permitido que, casi inexorablemente, la Corte haya estado compuesta por integrantes varones, con una formación
religiosa similar, y con una común afiliación a la clase media o media alta”. GARGARELLA (2007) pp.122-123.
50. LOVERA (2010) p. 132
51. LOVERA (2010) pp. 136-137. Cabe hacer presente que, en otro trabajo de ese mismo año, el profesor Lovera
propone algo parecido relacionado con los derechos sociales. El argumento, resumido, indica que como el Congreso
no tiene representatividad debido al sistema binominal, una parte importante de las demandas de la población han
sido desoídas. En este contexto, los tribunales deben jugar un papel importante, por lo que propone “resultados
políticos de la intromisión judicial”. Ver LOVERA (2010-A) pp. 240-242.
52. JONES (2001).
53. FRUEHWALD (2000).
54. SWYGERT (1982) pp. 443-444. Ver también el texto de BARTON (2003).
55. Por lo mismo se ha dicho que la expresión “activismo” tiene, en general, una connotación negativa JONES (2001)
p. 143.
56. Este autor propuso reducir el ámbito de la revisión judicial de la ley sin suprimirla. Así, la inconstitucionalidad
sólo podría ser declarada si el legislador hubiera incurrido en un error evidente que no deje dudas. Con ello, Thayer
promovía la existencia de jueces federales moderados, que ejercieran su rol de control del poder político de forma
prudente. THAYER (1893).
57. Ver, por ejemplo, a POSNER (2012), quien ha argumentado que las teorías thayerianas están muertas. Cabe
señalar que el juez Posner viene trabajando en esta posición escéptica del self-restraint desde hace muchos años.
Por ejemplo, ver algunas respuestas a debates similares en POSNER (1983).
58. Ver, por ejemplo, SOTO (2009).
59. Tal vez el autor más importante es Patricio Zapata. Ver ZAPATA (1994) pp. 6-22, ZAPATA (2002) pp. 69-33, y ZAPATA
(2008) pp. 225-289. Sin embargo, Patricio Zapata no es el único. Incluso ha habido jueces que han promovido estas
teorías e incluso las han invocado en sentencias judiciales concretas. Ver, por ejemplo, CARMONA (2012), donde se
251
examina la jurisprudencia del TC al respecto.
60. Ver, por ejemplo, NÚÑEZ (2012) y MATTE (2013), cuyos trabajos han servido para denunciar casos de activismo
en diferentes áreas (en la obediencia de sentencias constitucionales, en el primero, y en el problema de las “tomas”
de establecimientos educacionales, en el segundo). Nosotros también hemos aportado a este tipo de literatura. Ver
VERDUGO y GARCÍA (2013).
61.Un ejemplo interesante al respecto es el argentino. Ver, por ejemplo, algunos documentos electrónicos: GARGA-
RELLA (2007); MARANIELLO (2008)
62. PERRY (1984) p. 71.
63.PERRY (1984) p. 72.
64. En resumen, “los jueces están simplemente imponiendo sus preferencias políticas sobre la sociedad, sin mayor
responsabilidad electoral o fidelidad a la Constitución. Por esta razón, el activismo judicial es generalmente catalo-
gado como un ejercicio inapropiado de poder jurisdiccional”. CROSS y LINDQUIST (2012) p. 3.
65. Tampoco sería recomendable que los jueces sean los “intérpretes” de la voluntad de popular, al estilo roussoneano
del “legislador” que, en palabras del propio Rousseau, era una función más propia de dioses que de hombres. “Para
descubrir las mejores reglas sociales que convienen a las naciones, sería preciso una inteligencia superior capaz
de penetrar todas las pasiones humanas sin experimentar ninguna; que conociese a fondo nuestra naturaleza sin
tener relación alguna con ella; cuya felicidad fuese independiente de nosotros y que por tanto desease ocuparse
de la nuestra; en fin, que en el transcurso de los tiempos, reservándose una gloria lejana, pudiera trabajar en, un
siglo para gozar en otro. Sería menester de dioses para dar leyes a los hombres”. Ver el capítulo VII de su clásica obra
titulada “El Contrato Social”.
66. BORK (1991) p. 17.
67. Ver, por ejemplo, ELHAUGE (1991), quien argumenta que los grupos de interés podrían no ser tan influyentes en
el proceso político y que las propuestas para expandir el control judicial sufren de la falacia de nirvana, ya que el
proceso de adjudicación, como el de regulación, son imperfectos y susceptibles a la influencia de los grupos de interés.
68. GRAGLIA (1996) p. 294.
69. Estas tesis han sido discutidas entre nosotros. Ver, por ejemplo, y aunque asociados a la autoridad del TC, a SILVA
(2012) y VERDUGO (2013).
70. GRAGLIA (1996) p. 294.
71. LOVERA (2010), LOVERA (2010-A).
72. SUNSTEIN (2001) p. 26.
73. SUNSTEIN (2001) p. 27.
74. ANANT y SINGH (2002) p. 4438.
75. Cabe hacer presente que este tipo de críticas han sido desarrolladas entre nosotros a propósito del debate de los
derechos sociales. Aunque el problema de los derechos sociales parece estar conectado con el del activismo judicial,
ambos conceptos responden a terminologías diferentes. No obstante lo anterior, es valioso examinar de qué manera
argumentos similares se cruzan entre ambas temáticas. Entre los críticos, un buen ejemplo puede observarse en SOTO
(2009). Entre los defensores, ver un buen ejemplo de respuesta a las objeciones presentadas en FIGUEROA (2009).
76. Ver, United States Supreme Court (1984), Chevron U.S.A. Inc. v. Natural Resources Defense Council, Inc., 467
U.S. 837.Sobre esta materia existe mucha literatura y discusiones jurisprudenciales. Ver una historia completa en
HICKMAN y PIERCE (2010) pp. 518-662.
77. Por ejemplo, ver CORDERO (2012) .
78. Ver FIGUEROA (2009).
79. Ver, por ejemplo, SUNSTEIN (1994) .
80. Así, el tribunal “podría no llegar a producir la reforma social apropiada aunque lo busque (…). La decisión del
tribunal puede activar a las fuerzas opositoras y desmovilizar a los actores políticos que la favorecen. Puede pro-
vocar una intensa y negativa respuesta social, deslegitimándose en el proceso, así como el objetivo perseguido. De
manera más modesta, puede impedir la deliberación social, la negociación, el aprendizaje, y la evolución moral en
el tiempo” SUNSTEIN (2001) p. 59.
81. Sobre una mirada económica crítica acerca del impacto que una Corte activista puede tener en los grupos de interés,
y las posibilidades que estos tienen en las Cortes antes que ante la legislatura, ver una posición escéptica en MERRILL
(1997). Como dice este autor, “el activismo judicial (...) agrega picante al sistema político”. MERRILLL (1997) p. 226.
82. SUNSTEIN (2001) p. 46. Los costos por errores judiciales pueden provenir tanto de una suma de errores pequeños
o bien de pocos errores pero de gran envergadura. SUNSTEIN (2001) p. 49.
252
83. SUNSTEIN (2001) p. 49. Caso equivalente resulta el diseño de buenas reglas en un mercado tan cambiante como
el de las telecomunicaciones SUNSTEIN (2001) p. 49.
84. SUNSTEIN (2001) p. 49.
85. En general, sobre una exploración de esta idea, ver MENDELSON (1975).
86. MENDELSON (1975) p. 63.
87. A esta pregunta podría sumarse la ausencia de procedimientos que aseguren una participación política y
ciudadana más amplia que el derecho individual de los directamente interesados a ser oídos durante el proceso
judicial. Generalmente (y salvo algunos casos puntuales en el TC), los procesos judiciales carecen de canales amplios
de participación, lo que es especialmente grave tratándose de causas que puedan generar consecuencias sociales
importantes.
88. “Algunos se quejan de que el juez activista actúa ´cómo si fuera un legislador´ y no un juez. El significado preciso
de actuar ´como si fuera legislador´ raramente es desarrollado. Algunas veces, ésta crítica pareciera no significar
mucho más que el que un juez esté decidiendo un tema controversial, pero el núcleo de la crítica sugiere que se está
ante ´creacionismo´ judicial, y no la mera aplicación del derecho”. CROSS y LINDQUIST (2012) p. 4.
89. EASTERBROOK (2002) p. 1401.
90. EASTERBROOK (2002) pp. 1402-1403.
91. Ver, por ejemplo, el argumento de Roberts, para quien toda conceptualización es esencialmente normativa,
porque siempre se presupone una manera dada anteriormente acerca de cómo los jueces deben comportarse.
ROBERTS (2007) p. 570.
92. Aunque escasa, como veremos más adelante, en Chile existe literatura que examina el activismo judicial desde
diversas perspectivas. Hace poco se publicó un artículo de una profesora brasilera, en la revista del Centro de Estudios
Constitucionales, que plantea algunas dudas de naturaleza similar a las que aquí se resumen. Ella alega, entre otras
cuestiones, que el activismo carece de un concepto unívoco. Ver HENNIG (2012). Cabe hacer presente, eso sí, que el argu-
mento de Hennig se orienta a la judicatura propiamente jurisdiccional. De esta manera, su razonamiento no es aplicable
a los alcances de este libro, que se focaliza en los tribunales ordinarios pertenecientes al Poder Judicial, y no en el TC.
93. KMIEC (2004) p. 1443.
94. ROOSEVELT III (2009) p. 3.
95. Esta es la tesis central del libro de ROOSEVELT III (2009), quien prefiere reemplazar la idea de activismo por una
basada en la legitimidad de la justificación de las decisiones, y evalúa (y defiende) diversas sentencias de la Corte
Suprema que han sido acusadas de activista. Argumenta que estas sentencias son aceptables en cuanto compor-
tamiento judicial porque ellas sostienen posiciones razonables en términos de respetar o no la acción revisada. De
esta manera, libera a la Corte de responsabilidad.
96. EASTERBROOK (2002) p. 1403, ROBERTS (2007) pp. 574-600. Sin perjuicio de estas ideas, Easterbrook igual
propone una definición que para él es más manejable, aunque finalmente dice que todos los jueces pueden caer en
ella, por lo que la definición pierde valor y debería, por lo tanto, ser “abolida”. EASTERBROOK (2002) pp. 1409-1410.
97. Por lo mismo, insistimos, en este libro propondremos más adelante la existencia de filosofías judiciales alterna-
tivas al activismo (ver capítulo 10) y, al final de esta parte, propondremos algunas maneras relativamente fáciles y
comprobables de identificar el activismo judicial (ver sección 6).
98. Estos son ejemplos de algunos jueces que de alguna manera han defendido de manera explícita el activismo
judicial o negado la posibilidad de que los jueces sean deferentes o auto-restrictivos en su función: SWYGERT (1982)
-juez federal C.A. EE.UU.- defiende explícitamente el activismo; EASTERBROOK (2002) -juez federal C.A. EE.UU.- quiere
abolir concepto de activismo; POSNER (1983), POSNER (2012) -juez federal C.A. EE.UU.- es escéptico del self-restraint
; WRIGHT (1968) -juez federal C.A. EE.UU.- defiende la Corte Warren; JONES (2001) -law clerk- defiende un “tipo de
activismo” que asocia a “aspectos estructurales de la Constitución.
99. Por ejemplo, EASTERBROOK (2002), SMITHEY y ISHIYAMA (2002), CHOUDHRY y HUNTER (2003), RINGHAND (2007)
100. Por ejemplo, ver HELLMAN (2002) p. 257. En extenso, sobre esta materia, ver el estudio crítico de ROBERTS (2007)
101. Así lo ha sostenido de manera explícita, por ejemplo, SADURSKI (2008) p. 96.
102. EASTERBROOK (2002) pp. 1405-1406.
103. HELLMAN (2002) p. 259.
104. Incluso algunos críticos del concepto mismo de activismo han admitido la posibilidad de que exista una legi-
timidad objetiva en las decisiones de las Cortes, e incluso han propuesto maneras de hacerlo. Un buen ejemplo en
ROOSEVELT III (2009) p. 4.
105. WOLFE (1997) pp. 3-4.
253
106. WOLFE (1997) pp. 4-5; POSNER (1996) p. 318. Aunque en un sentido diferente, ver EASTERBROOK (2002) p. 1404;
HELLMAN (2002) p. 254. Esto genera un escenario propicio para el activismo cuando el rango de casos es amplio y
las materias variadas. SMITHEY y ISHIYAMA (2002) p. 720.
107. HELLMAN (2002) pp. 260-261. A veces, incluso puede significar la creación de derechos. ZÚÑIGA (2010) p. 61
108. El activismo intenta dar contenido a garantías constitucionales generales mediante discursos retóricos imprecisos
y generales WOLFE (1997) p. 2. Mediante este tipo de argumentaciones, las Cortes suelen “poner” (put) valores adi-
cionales a la Constitución cuya pertenencia es discutible. PERRY (1984) p. 70. Normalmente, las sentencias activistas
son muy retóricas. Ver, por ejemplo, COHN y KREMNITZER (2005). Mediante este tipo de técnica, se pueden utilizar
conceptos constitucionales abiertos (como due process o equal protection) para dar respuestas precisas, donde es
probable ver que jueces utilizan sus propias predilecciones. WRIGHT (1968) pp. 1-2.
109. Con todo, para que el problema de la interpretación sea un buen identificador del activismo, se requiere precisar
la existencia de alguna metodología disponible. Respecto de ello, existe mucha discusión en EE.UU. (no tanto en
Chile), lo que hace complejo utilizar este elemento allá y menos acá. KMIEC (2004) pp. 1473-1475.
110. WOLFE (1997) p. 4.
111. En general, se ha identificado el activismo con metodologías de aplicación judicial, tales como el principio de
proporcionalidad y el balancing test. Estas metodologías abren la puerta, en ciertas ocasiones a identificar la discusión
sobre activismo. Ver un buen estudio de estas materias, aplicado a los casos de Alemania y Brasil, en BENVINDO (2010)
112. WOLFE (1997) pp. 2-3, YOUNG (2002) p. 1141.
113. YOUNG (2002) pp. 1147-1149.
114. CANON (1982) pp. 242-243.
115. WOLFE (1997) p. 3. Así, por ejemplo, algunos autores “miden” el activismo de manera cuantitativa sobre la base,
entre otras variables, de si se siguió o no el precedente. Por ejemplo, RINGHAND (2007)
116. CANON (1982) p. 241.
117. Por eso el activismo a veces se asocia con el control constitucional de la ley, aunque no de manera exclusiva
WRIGHT (1968) p. 2. La Corte Warren fue acusada de activista no porque utilizara los poderes judiciales (que antes
ya se habían utilizado), sino porque ellos se pusieron al servicio de una agenda para cambiar el status quo y no para
preservarlo. WRIGHT (1968) p. 2.
118. CANON (1982) pp. 244-245.
119. GRAGLIA (1996) p. 296.
120. YOUNG (2002) p. 1141.
121. KMIEC (2004) p. 1471.
122. Ver, por ejemplo HELLMAN (2002) pp. 263-264.
123. WOLFE (1997) p. 4.
124. Ver una aplicación de esto al activismo en YOUNG (2002) pp. 1151-1154.
125. YOUNG (2002) p. 1152.
126. Este pareció ser el caso de los jueces Holmes, Brandeis y Stone respecto del activismo de la Corte Suprema.
Aunque el punto es discutible, hay quienes creen que el reproche de activismo que estos jueces hacían obedecía más
bien a un movimiento táctico que a una filosofía jurídica. Por ejemplo, COVER (1982) p. 1288.
127. EASTERBROOK (2002) p. 1404.
SEGUNDA PARTE
ACTIVISMO JUDICIAL: LA PRÁCTICA EN CHILE
Capítulo 2. Medio ambiente y energía
1. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) pp. 261-62.
2. MORAGA (2012) p. 377.
3. INFORME DE LA COMISIÓN ASESORA PARA EL DESARROLLO ELÉCTRICO (CADE) (2011); COMISIÓN NACIONAL DE
ENERGÍA (2008); FUNDACIÓN FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE (2012). Para un análisis de estos
informes ver MORAGA (2012) pp. 376-378.
4. Estos son presentados por terceros a los proyectos (personas naturales o jurídicas, organizaciones ciudadanas,
alcaldes, diputados y/o senadores) en contra de la autoridad (COREMA regional/Comisión de Evaluación, Dirección
Ejecutiva de CONAMA/Dirección Ejecutiva del SEA, Secretarías Regionales Ministeriales, tales como SEREMI de Salud
o Dirección General de Aguas). MORAGA (2012) p. 380.
254
5. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) pp. 264-65 y MORAGA (2012) p. 379.
6. Ver GUILOFF (2010-A)
7. CORDERO (2012) pp. 370-71.
8. CORDERO (2012) pp. 367-68.
9. Corte Suprema (2009), rol 1219-2009, de 22 de junio de 2009.
10. CORDERO (2012) p. 360. Sobre el caso Campiche ver GUILOFF (2010).
11. Corte Suprema (2010), rol 6383-2008, 27 de julio de 2010.
12. Shell sostuvo que no existía un tipo infraccional que contemplara la contaminación de suelo urbano; que el
Seremi excedió el marco de su competencia al ordenarle la instrucción de un estudio de suelo; y, finalmente que la
resolución en cuestión daba por establecida una relación de causalidad entre la actividad de Shell y la contaminación
en el sector de la playa de las petroleras, pese a que tal relación no se encontraba acreditada.
13. Ver considerando 16°, sentencia de la Corte Suprema (2010), rol 6383-2008, 27 de julio de 2010.
14. Corte Suprema (2011), rol 396-2009, de 20 de abril de 2011.
15. Corte de Apelaciones de Santiago (2008), rol 2386-2005, de 17 de octubre de 2008.
16. Ver considerando 29°, sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago (2008), rol 2386-2005, de 17 de octubre
de 2008.
17. BOETTIGER (2012) p. 281.
18. Ver considerando 28°, sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago (2008), rol 2386-2005, de 17 de octubre
de 2008.
19. Ver considerando 19°, sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago (2008), rol 2386-2005, de 17 de octubre
de 2008.
20. BOETTIGER (2012) p. 282.
21. Corte Suprema (2012), rol 2463 – 2012, de 11 de Mayo de 2012.
22. Ver considerandos 9° y 10°, sentencia de la Corte Suprema (2012), rol 2463 – 2012, de 11 de Mayo de 2013.
23. CORDERO (2012-A).
24. CORDERO (2012-A).
25. Ver considerandos 5° y 6°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 2463 – 2012, de 11 de Mayo de 2012.
26. CORDERO (2012-A).
27. Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
28. Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
29. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) p. 268.
30. Ver considerando 20°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
31. Ver considerando 21°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
32. Id.
33. Considerando 22°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
34. Considerando 29°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
35. Id.
36. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) p. 272.
37. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) p. 270.
38. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) p. 270.
39. Considerando 50°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
40. Considerando 51°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
41. Considerando 33°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 1960-2012 de 28 de agosto de 2012.
42. CORDERO (2012-B).
43. CORDERO (2012-B).
44. BAEZA Y JIMÉNEZ (2013) p. 272.
45. Corte Suprema (2005), rol 1853-2005, de 30 de mayo de 2005.
46. Considerando 10°, Corte Suprema (2005), rol 1853-2005, de 30 de mayo de 2005.
47. CORDERO (2012) p. 359.
48. CORDERO (2012) p. 359.
49. CORDERO (2012) p. 364.
50. CORDERO (2012) p. 375.
51. El Mercurio: “Presidente de la Suprema critica que jueces sean quienes están resolviendo temas ambienta-
255
les”, de 11 de mayo de 2013. Disponible en http://impresa.elmercurio.com/mermobile/pages/newsdetailmobile.
aspx?Ifr=1&dt=2013-05-11&PaginaID=18&bodyid=3&SupplementId=0&Anchor=201305-11_18_0 [Fecha de
consulta 26 de junio de 2013]..
52. La Tercera: “Rubén Ballesteros: “[Chevesich] es una persona preparada para ser ministra de la Corte Suprema”, de 2
de junio de 2013. Disponible en http://www.latercera.com/noticia/nacional/2013/06/680-526277-9-ruben-ballesteros-
chevesich-es-una-persona-preparada-para-ser-ministra-de-la.shtml [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
53. La Tercera: “Rubén Ballesteros: “[Chevesich] es una persona preparada para ser ministra de la Corte Suprema”, de 2
de junio de 2013. Disponible en http://www.latercera.com/noticia/nacional/2013/06/680-526277-9-ruben-ballesteros-
chevesich-es-una-persona-preparada-para-ser-ministra-de-la.shtml [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
54. CORDERO (2012-C).
55. CORDERO (2012-C).
56. CORDERO (2012-D).
57. BOETTIGER (2012-B).
58. CORDERO (2012-C).
59. DONOSO (2012) p. 174.
60. DONOSO(2012-A).
61. CARRASCO (2011).
62. Ver CONTESSE y LOVERA (2011).
63. CONTESSE (2012); MATTA Y MONTT (2011); MEREMINSKAYA (2011); VALDIVIA, (2011); FERNÁNDEZ Y DE LA PIEDRA
(2011).
64. Donoso (2012) p. 181.
65. Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
66. Considerando 1°, sentencia Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
67. Considerando 2°, sentencia Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
68. Considerando 2°, sentencia Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
69. Considerando 3°, sentencia Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
70. Considerando 3°, sentencia Corte Suprema (2011), rol 2262-2011, de 16 de junio de 2011.
256
7. “(…) se observa cierta tendencia a considerar que la ocupación de los inmuebles, contra la voluntad de sus
administradores o dueños y con el objeto de manifestarse contra determinadas políticas, representa el ejercicio
de un derecho. En la medida que no haya verdadero consentimiento del dueño del inmueble y en que la ocupación
se sustente en la fuerza (posiblemente asociada a figuras penales como la coacción), estas formas de reunión son
contrarias a derecho puesto que violentan la propiedad y los derechos de quienes laboran o ejercen otras activida-
des de relevancia constitucional en dichos establecimientos (…)”. BRONFMAN, MARTÍNEZ y NÚÑEZ (2012) p. 301.
8. MATTE (2013) p. 367 y p. 396.
9. “El derecho fundamental a la educación no solo asegura el derecho de acceso a los establecimientos educacio-
nales de todo nivel (…) sino también el derecho de permanecer en el establecimiento educacional respectivo libre
de limitaciones arbitrarias o discriminatorias mientras se desarrolle el estudio o proceso educativo respectivo (…)”.
NOGUEIRA (2010-A) p. 312.
10. Este es el caso, por ejemplo, del INDH. Ver INSTITUTO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS (2012) p. 42.
11. Otro derecho que se ha invocado como vulnerado, aunque probablemente de manera secundaria, es la libertad
de trabajo (artículo 19, N° 16, de la Constitución) de aquellas personas cuyas ocupaciones dependen de que el es-
tablecimiento educacional permanezca operativo. La validez de este argumento no parece tan obvia y dependerá
de los alcances que se le den a este derecho fundamental. Probablemente tendrá mayor aplicación si se acepta la
doctrina que sostiene que la liberta de trabajo supone el derecho a “mantenerse” en dicho trabajo, como ha ocurrido
con una parte de la literatura. Por ejemplo, ver NOGUEIRA (2010) p. 404. Por otra parte, existen sentencias que han
desestimado este argumento. Ver, por ejemplo, Corte de
12. MATTE (2013) p. 397.
13. MATTE (2013) p. 398.
14. La “organización”, como facultad derivada de la libertad de enseñanza (artículo 19, N° 11, de la Constitución)
consiste en “(…) establecer algo para lograr un fin, coordinando las personas y los medios adecuados, como asimismo
el manteneros (…) proseguir en lo que se está ejecutando, amparar a alguien en la posesión o goce de algo”. SILVA
(2008) p. 240. De acuerdo a esta definición ¿violan las tomas la facultad para “organizar” los establecimientos
educacionales?
15. LIBERTAD Y DESARROLLO (2011) p. 9.
16. Por ejemplo: “(…) administrar… esta facultad, insistimos, con vigor, es de la esencia del dominio (…). Aunque no se
la nombre expresamente en la Constitución y las leyes, no hay duda que siempre está implícita (…)”. CEA (2004) p. 532.
17. En una acción de protección presentado las autoridades de un colegio en contra de un grupo de personas que
se tomaron un colegio, la Corte de Apelaciones de Santiago determinó que: “Los hechos que se denuncian (…) son
vulnerantes de la garantía constitucional establecida en el artículo 19 N° 24 de la Carta Fundamental, toda vez que
efectivamente se ha impedido a los propietarios del Colegio Terraustral del Sol el ejercicio de todas las actividades
inherentes al dominio, ya sea en cuanto a las dificultades para la disposición de las instalaciones del colegio, como
asimismo, con el impedimento a percibir las subvenciones educacionales que dependen de la asistencia a clases, la
cual, por el hecho de las tomas efectuadas por unos cuantos alumnos, ha repercutido en la imposibilidad de que otros
estudiantes asistan a ellas. Además de lo anterior, el acto mismo de la toma implica un acto arbitrario que no puede
escudarse en un supuesto ejercicio del derecho a reunirse o manifestarse, sino que por el contrario, la sola afectación
de la propiedad ajena transforma inmediatamente el acto en abusivo, salvo casos de necesidad- y por ende, debe
quedar al margen del derecho”. Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 18.624-2012, de 2 de abril de 2012. En
una causa diferente, ante la Corte de Apelaciones de Arica, un voto individual del juez Christian Le-Cerf Raby, se
señaló que “ (…) en relación al derecho de propiedad amparado en el numeral 24 del artículo 19 de la Constitución
Política de la República, cabe señalar que el actuar de las recurridas y quienes les acompañan constituye una priva-
ción y perturbación en el legítimo ejercicio del derecho de propiedad de la recurrente, en particular de las facultades
de uso y goce del dominio de la recurrente sobre el inmueble (…) por cuanto por la ocupación desplegada por las
recurridas en la propiedad raíz señalada no puede usar del inmueble en cuestión y menos puede gozar o disponer
del mismo y de los bienes muebles que le guarnecen al no tener acceso alguno a ese bien raíz, lo que se traduce en
una limitación extra-constitucional impuesta de facto por las recurridas, ya que en este ámbito cualquier restricción
solo puede emanar de una ley general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o de
interés nacional, calificada por el legislador”. Corte de Apelaciones de Arica (2011), rol 287-2011, de 29 de septiembre
de 2011, voto del Ministro Christian Le-Cerf Raby. Agradecemos las referencias proporcionadas por Paulina Lesser.
18. Por ejemplo, ver ejemplo Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 2.266-2012, de 4 de mayo de 2012.
19. Ver un ejemplo contrario de la doctrina correcta en Corte de Apelaciones de San Miguel (2012), rol 26-2012,
257
de 13 de abril de 2012, el que fue revocado por la Corte Suprema (2012), rol 3.179-2012, de 14 de agosto de 2012.
Sobre estas sentencias, ver también el comentario de MATTE (2013) pp. 387-389. Otro caso similar, donde se usó el
argumento de la propiedad fue Corte de Apelaciones de San Miguel (2011), rol 252-2011, de 28 de octubre de 2011, en
un argumento que fue eliminado por la Corte Suprema (2011), rol 10.705-2011, de 23 de noviembre de 2011, aunque
el fallo fue confirmado por otras razones.
20. La mayoría de los recursos en este ámbito fueron acogidos por las respectivas Cortes de Apelaciones. Corte de
Apelaciones de Santiago (2012), rol 2.266-2012, de 4 de mayo de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago (2012),
rol 19.823-2011, de 17 de julio de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago (2011) Rol 8.433-11; Corte de Apelaciones
de Santiago (2012), rol 3.380-2012, de 3 de abril de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago (2011), rol 17.744-2011,
5 de diciembre de 2011; Corte de Apelaciones de Santiago (2007), rol 2.955-2007, 22 de agosto de 2007. También
hay casos en la Corte Suprema (2007), rol 720-2007, de 19 de abril de 2007, Corte , de 18 de Agosto de 2011: Corte
Suprema (2008), rol 4.043-2008, de 16 de diciembre de 2008, Corte Suprema (2011), rol 9.878-201, de 27 de octubre
de 2011. Ver, también, los fallos citados por MATTE (2013) pp. 389-393.
21. Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 2.678-2012, de 26 de abril de 2012.
22. Por ejemplo, ver Corte Suprema (2012), rol 3.279-2012, de 10 de julio de 2012. Ver otros casos donde se utilizaron
argumentos similares en MATTE (2013) pp. 372-376.
23. Corte de Apelaciones de San Miguel (2011), rol 252-2011, de 28 de octubre de 2011.
24. Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 3.533-12, considerando 9°, de 16 de mayo de 2012.
25. Estos argumentos, por lo demás, ya habían sido acogidos por jurisprudencia contraria. Ver MATTE (2013) p. 375
26. Véase, por ejemplo, Corte de Apelaciones de Temuco (2011), rol 173-2011, considerandos 4°, 5° y 6°, de 30 de
septiembre de 2011. Asimismo, Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 1.441-2011, considerando 8°, de 4 de
julio de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 3.533-2012, considerando N° 9, de 16 de mayo de 2012.
Ver otras sentencias adicionales en MATTE (2013) pp. 376-387.
27. Ver MATTE (2013) p. 380 y MATTE (2009).
28. Prueba de ello, es que en una acción de protección acogida por una Corte de Apelaciones, la Corte Suprema no
compartió su concepto de garantías procesales, confirmando la sentencia por otras razones. Ver Corte de Apela-
ciones de San Miguel (2011), rol 252-2011, de 28 de octubre de 2011 y Corte Suprema (2011), rol 10.705-2011, de 23
de noviembre de 2011. En este fallo de la Corte Suprema, hubo dos jueces disidentes que estimaron que esta razón
(el cumplimiento del debido proceso) era suficiente para haber revocado la sentencia de la Corte de Apelaciones
y rechazar el recurso de protección. No obstante ello, se impuso la defensa de los estudiantes por otras razones,
derivadas del derecho de propiedad y de la igualdad al no expulsar a otros alumnos.
29. Corte de Apelaciones de Concepción (2013), rol 1.867-2012, de 10 de enero de 2013.
30. MATTE (2013) p. 387.
31.Corte de Apelaciones de Santiago (2006), rol 5.751-2006, de 22 de diciembre de 2006.
32. Hubo disidencia en la sentencia de la Corte de Apelaciones (Ángela Radovic) y en la sentencia confirmatoria de
la Corte Suprema (ministro Gálvez). Ver Corte de Apelaciones de Santiago (2006), rol 5.751-2006, de 22 de diciembre
de 2006 y Corte Suprema (2007), rol 720-2007, de 19 de abril de 2007.
33. Corte de Apelaciones de Valdivia (2011), rol 421-2011, de 18 de octubre de 2011. Una opinión similar ha sido
entregada, además, por la Corte de Apelaciones de Antofagasta: “Que siendo éste un conflicto de naturaleza política
y no jurídica –controversia acerca del derecho- es en este ámbito en que procede darle la debida solución y no en
sede jurisdiccional como se pretende en este caso en que están involucrados estudiantes, padres, apoderados y
autoridades municipales y de gobierno, tanto provincial, regional o nacional”. Corte de Apelaciones de Antofagasta
(2011), rol 578-2011, considerando 14, de 29 de septiembre de 2011.
34. Corte de Apelaciones de Santiago (2007), rol 2.955-2007, de 22 de agosto de 2007.
35. Un caso interesante lo representa un recurso entablado por un colegio en contra de un grupo de estudiantes que
se apoderaron del recinto. Sin perjuicio de que la Corte rechazó el recurso interpuesto por existir un juicio pendiente
por el delito de usurpación, nos parece acertada la opinión particular del ministro Le-Cerf Raby, quien opinó que se
debía ordenar el desalojo de los estudiantes del establecimiento: “(…) el actuar de las recurridas y de las personas que
las acompañan es ilegal, ya que no existe texto, norma o doctrina alguna que legitime la conducta desarrollada, que
no es otra que ocupar sin título legal un inmueble ajeno e impedir a sus legítimos propietarios o poseedores la libre
disposición de aquél, amén de no permitirles desarrollar en el predio las funciones para las cuales está destinado.
No obsta a esta calificación la circunstancia de si la acción desplegada por las recurridas configura o no un tipo
penal determinado ya que en sede de protección la ilegalidad de la conducta es más amplia que en el campo penal
258
donde rige el principio de tipicidad (…). Asimismo, el proceder de las recurridas y del grupo que les acompaña resulta
arbitrario (…) toda vez que la denominada “toma” no tiene justificación alguna en el entendido que dicha conducta
se traduce en imponer a otro una situación determinada e impedir a otro hacer lo que desee respecto de un bien de
su propiedad, en ambos casos, mediando la fuerza, es decir, no es más que un acto violento que afecta a terceros,
independiente de los motivos que se den para explicarlo o justificarlo (…)”.Corte de Apelaciones de Arica (2011), rol
287-2011, de 29 de septiembre de 2011, voto del ministro Christian Le-Cerf Raby.
259
26. Considerando 40°, sentencia Tribunal Constitucional (2008), rol 976, de 26 de junio de 2008.
27. Considerando 41°, sentencia Tribunal Constitucional (2008), rol 976, de 26 de junio de 2008.
28. Considerando 55°, sentencia Tribunal Constitucional (2008), rol 976, de 26 de junio de 2008.
29. Considerando 59° y 63°, sentencia Tribunal Constitucional (2008), rol 976, de 26 de junio de 2008.
30. LIBERTAD Y DESARROLLO (2008).
31. Por ejemplo, JORDÁN (2008).
32. Por ejemplo, MARTÍNEZ (2008), SOTO (2009) y COVARRUBIAS (2011).
33. SOTO (2009) p. 171.
34. Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
35. CORDERO (2011) p. 153.
36. Se trata de los artículos: 116 del Código Tributario, Tribunal Constitucional (2007), rol 681, de 26 de marzo de
2007; artículo 171 del Código Sanitario, Tribunal Constitucional (2009), rol 134, de 25 de mayo de 2009; y artículo
595 del Código Orgánico de Tribunales, Tribunal Constitucional (2009), rol 1254, de 29 de julio de 2009.
37. Ver CONTRERAS ET AL (2011).
38. CORDERO (2011) p. 155.
39. GARCÍA (2011).
40. Considerando 143°, sentencia Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
41. Considerando 144°, sentencia Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
42. Considerando 159°, sentencia Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
43. Considerando 159°, sentencia Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
44. Considerando 160°, sentencia Tribunal Constitucional (2010), rol 1710, de 6 de agosto de 2010.
45. CORDERO (2011) p. 159.
46. CORDERO (2011) p. 159.
47. Corte Suprema (2001), rol 3599-2001, de 10 de septiembre de 2001.
48. Considerando 3°, sentencia Corte Suprema (2001), rol 3599-2001, de 10 de septiembre de 2001.
49. FIGUEROA (2009) p. 588.
50. Considerando 7°, sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol 1539-2008, de 28 de mayo de 2008.
51. El Mostrador: “Ministro Mañalich toma revancha contra la industria y lo califica de “bombazo”, el nuevo golpe
del Poder Judicial que esta vez apunta a las Isapres” de 9 de enero de 2013, Disponible en http://www.elmostrador.
cl/noticias/pais/2013/01/09/el-nuevo-golpe-del-poder-judicial-que-esta-vez-apunta-a-las-isapres/ [Fecha de
consulta 27 de junio de 2013]..
52. El Mostrador: “Ministro Mañalich toma revancha contra la industria y lo califica de “bombazo”, el nuevo golpe
del Poder Judicial que esta vez apunta a las Isapres” de 9 de enero de 2013, Disponible en http://www.elmostrador.
cl/noticias/pais/2013/01/09/el-nuevo-golpe-del-poder-judicial-que-esta-vez-apunta-a-las-isapres/ [Fecha de
consulta 27 de junio de 2013]..
53. ZÚÑIGA (2011).
54. Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
55. Considerando 4°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
56. Considerando 5°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
57. Considerando 5°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
58. Considerando 6°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
59. Considerando 6°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
60. Considerando 8°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
61. Considerando 9°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
62. ZÚÑIGA (2011).
63. Considerando 13°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
64. Considerando 14°, sentencia Corte Suprema (2012), rol 8443-2012, de 7 de enero de 2013.
65. Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
66. LIBERTAD Y DESARROLLO (2013); GARCÍA (2013).
67. En esta parte nos hemos basado principalmente en LIBERTAD Y DESARROLLO (2013).
68. Considerando 6°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
69. Considerando 6°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
70. Considerando 7°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
260
71. Considerando 7°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
72. Considerando 10°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
73. Considerando 10°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
74. Considerando 11°, sentencia, Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
75. Considerando 11°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
76. Considerando 11°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
77. Considerando 14°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
78. Considerando 15°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
79. Considerando 15°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
80. Considerando 16°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
81. Considerando 16°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
82. Considerando 2°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
83. Considerando 1°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
84. Considerando 3°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
85. Considerando 4°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
86. Considerando 4°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
87. Considerando 10°, sentencia Corte Suprema (2013), rol 9051-2012, de 29 de abril de 2013.
88. El Mostrador: “Ministro Mañalich toma revancha contra la industria y lo califica de “bombazo”, el nuevo golpe
del Poder Judicial que esta vez apunta a las Isapres” de 9 de enero de 2013, Disponible en http://www.elmostrador.
cl/noticias/pais/2013/01/09/el-nuevo-golpe-del-poder-judicial-que-esta-vez-apunta-a-las-isapres/ [Fecha de
consulta 27 de junio de 2013]..
261
garantista-de-la-suprema-manda-mensaje-y-reafirma-doctrina-ante-agenda-reformista-de-pinera/. [Fecha de
consulta 26 de Junio de 2013]..
6. “Es reconfortante apreciar la preocupación que se manifiesta por la indefensión aparente en que quedan los quere-
llantes cuando en procedimientos especiales o producto de la aplicación mecánica de ciertas disposiciones relativas
al archivo y término de la investigación se conceden salidas alternativas, rebajas penológicas y hasta el término
sencillo o con sobreseimiento de las causas, sin siquiera oír al representante de las víctimas o privándole de hecho
de la posibilidad de presentar acusación particular o incluso querella. Este es un giro respecto de las observaciones
del año pasado que más bien tendían a fortalecer las decisiones de los operadores institucionales frente a las de los
intervinientes particulares. Este cambio de apreciación debe celebrarse pues denota el reconocimiento que se hace
de que ciertas limitaciones a las actuaciones de los querellantes podrían ser contrarias al reconocimiento indirecto
que ha hecho el Tribunal Constitucional de que, mientras no exista una prohibición expresa constitucionalmente
justificada que limite el ejercicio de los derechos del querellante, y particularmente cuando es víctima, la interpretación
de la ley procesal ha de hacerse de tal modo que ella no le prive de sus derechos a ejercer la acción penal, dentro
del procedimiento establecido. “Ver Tribunal Constitucional, rol 1001-2007 de 20 de enero de 2008. MATUS (2012).
7. Ver, en especial, GARGARELLA (2008).
8. GARGARELLA (2007-A).
9. GARGARELLA (2007-A).
10. Ver comentario frente a esta frase del Editorial de El Mercurio: “Estado de Derecho e interpretación de la ley”,
publicado el 3 de enero de 2013, Disponible en http://diario.elmercurio.com/detalle/index.asp?id=%7b97e9756c-
694c-4fca-a031-892e8bbab569%7d [Fecha de consulta: 12 de junio de 2013].
11. El Mostrador “Sector garantista de la Suprema manda mensaje y reafirma doctrina ante agenda reformista
de Piñera”, de 19 de octubre de 2010, Disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/10/19/sector-
garantista-de-la-suprema-manda-mensaje-y-reafirma-doctrina-ante-agenda-reformista-de-pinera/[Fecha de
consulta 26 de Junio de 2013]..
12. “¿Quiénes debieran ser los que hubieran de cumplir sus condenas encarcelados? […] ´tal vez nada más aquellos
que, porque no han tenido la posibilidad de conocer, de rozar las cosas bondadosas, viven en un ambiente de cosas
odiosas, aquel que nunca conoció el amor sino sólo el trato con el otro de supremacía, de fuerza, de poder (...) el
que no conoce otro roce. Pues el que no tiene conciencia de otro -alteridad- no puede entenderse a sí mismo, y ésta
es una cuestión fundamental, dado que para quien no existió esa dimensión de alteridad es muy difícil que haya
identidad, conciencia de sí mismo, lo que se troca en merma de la responsabilidad ética, porque no se puede discernir
entre lo que es bueno y lo que no lo es´. Su única identificación es ´ser el mejor, el superior, el más fuerte, el capo de
lo que sabe hacer, es decir, delinquir´. Es un mundo en que los parámetros son distintos”.
Revista Desafío: “Juez Carlos Cerda: “No creo que la privación de libertad sea el mejor camino para rehabilitar”,
Disponible en http://www.desafio.cl/articulos-anteriores/1-entrevistas/283-juez-carlos-cerda-qno-creo-que-la-
privacion-de-libertad-sea-el-mejor-camino-para-rehabilitarq [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
13. Revista Desafío: “Juez Carlos Cerda: “No creo que la privación de libertad sea el mejor camino para rehabilitar”,
Disponible en http://www.desafio.cl/articulos-anteriores/1-entrevistas/283-juez-carlos-cerda-qno-creo-que-la-
privacion-de-libertad-sea-el-mejor-camino-para-rehabilitarq [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
14.Revista Desafío: “Juez Carlos Cerda: “No creo que la privación de libertad sea el mejor camino para rehabilitar”,
Disponible en http://www.desafio.cl/articulos-anteriores/1-entrevistas/283-juez-carlos-cerda-qno-creo-que-la-
privacion-de-libertad-sea-el-mejor-camino-para-rehabilitarq [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
15. The Clinic: “Milton Juica: “Lo de las cárceles es un tema político”, de 27 de Diciembre de 2010, Disponible en
http://www.theclinic.cl/2010/12/27/milton-juica-lo-de-las-carceles-es-un-tema-politico/ [Fecha de consulta 26
de Junio de 2013]..
16.Revista Desafío: “Juez Carlos Cerda: “No creo que la privación de libertad sea el mejor camino para rehabilitar”,
Disponible en http://www.desafio.cl/articulos-anteriores/1-entrevistas/283-juez-carlos-cerda-qno-creo-que-la-
privacion-de-libertad-sea-el-mejor-camino-para-rehabilitarq [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
17. LIBERTAD Y DESARROLLO (2012) p. 13. Por esto mismo, Juan Enrique Vargas ha dicho que “el problema, a mi juicio,
es la aplicación mecánica y formalista de las garantías, sin apreciar si efectivamente los valores del sistema se han
puesto en peligro. Eso es lo que llamo el hipergarantismo, que creo sí constituye un problema”. La Segunda: “Jueces
garantistas en la mira del Gobierno: Jóvenes, empoderados... y desafiantes”, Disponible en http://www.lasegunda.
com/Noticias/Nacional/2012/10/788249/jueces-garantistas-en-la-mira-del-gobierno-jovenes-empoderados-y-
desafiantes [Fecha de consulta: 10 de junio de 2013]..
262
18. ZAPATA, (2011).
19. ZAPATA, (2011).
20. ZAPATA, (2011).
21. ZAPATA, (2011).
22. ZAPATA, (2011).
23. Otro buen ejemplo lo da una entrevista que dio el juez Luis Avilés: “La ley es la que es garantista. Y cuando un
juez la aplica, donde esté es garantista. Por lo tanto, cuando usted deja en prisión preventiva a alguien, está siendo
garantista porque invocó la ley con las razones de la ley. Y cuando deja a alguien en libertad porque no le han dado
razones suficientes, también está siendo garantista. La pregunta que hoy debiera invitar a reflexionar es ¿qué legitima
a un juez para disponer de la vida, la libertad y la propiedad de una persona? Y esa respuesta sólo está en la ley, que
es la única expresión democrática. Sin embargo, hoy el garantismo es casi una palabra peyorativa”. Ver entrevista
al Juez Avilés. Qué Pasa: “Los jueces no estamos en un concurso de popularidad”, de 2 de julio de 2010, Disponible
en http://www.quepasa.cl/articulo/1_3661_9.html [Fecha de consulta: 3 de junio de 2013].
24. RIEGO (1998) p. 39.
25. El Mostrador: “Jueza del caso Mackenna dice que la tortura sigue siendo un método policial y critica clasismo
de la prensa”, de 7 de marzo de 2013, Disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/03/07/jueza-
del-caso-mackenna-dice-que-la-tortura-sigue-siendo-un-metodo-policial-y-critica-el-clasismo-de-la-prensa/
[Fecha de consulta: 12 de junio de 2013].
26. El Mostrador: “Jueza del caso Mackenna dice que la tortura sigue siendo un método policial y critica clasismo
de la prensa”, de 7 de marzo de 2013, Disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/03/07/jueza-
del-caso-mackenna-dice-que-la-tortura-sigue-siendo-un-metodo-policial-y-critica-el-clasismo-de-la-prensa/
[Fecha de consulta: 12 de junio de 2013].
27. Cooperativa: “Corte Suprema respaldó sistema criticado por jueza del caso Pablo Mackenna”, de 7 de marzo de
2013, Disponible en http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/judicial/corte-suprema/corte-suprema-respaldo-sistema-
criticado-por-jueza-del-caso-pablo-mackenna/2013-03-07/163513.html [Fecha de consulta: 12 de junio de 2013]..
28. Adn: “Presidente de los Magistrados respaldó críticas de la jueza Valeria Echeverría, de 7 de marzo de 2013,
Disponible en http://www.adnradio.cl/noticias/nacional/presidente-de-los-magistrados-respaldo-criticas-de-la-
jueza-valeria-echeverria/20130307/nota/1854965.aspx [Fecha de consulta: 12 de junio de 2013].
29. Emol: “Corte criticó los dichos de jueza Echeverría por caso Mackenna”, de 12 de Marzo de 2013, Disponible en http://
www.emol.com/noticias/nacional/2013/03/12/588133/acuerdo-jueza.html [Fecha de consulta: 12 de junio de 2013]..
30. Por ejemplo, el juez Luis Avilés ha sostenido que “(…) no tengo las estadísticas a mano, pero no vamos a decir
que las cárceles chilenas están vacías. Todo lo contrario”. Qué Pasa: “Los jueces no estamos en un concurso de po-
pularidad”, de 2 de julio de 2010, Disponible en http://www.quepasa.cl/articulo/1_3661_9.html [Fecha de consulta:
3 de junio de 2013]. ; RIEGO (1998) p. 39.
31. Qué Pasa : “La rebelión de los jueces”, de 3 de noviembre de 2011, Disponible en http://www.quepasa.cl/articulo/
actualidad/2011/11/1-6904-9-la-rebelion-de-los-jueces.shtml [Fecha de consulta: 3 de junio de 2013].
32. “Este movimiento se creó cuando empezamos a preguntarnos cuál es el rol del juez del siglo XXl en una sociedad
democrática moderna. Y al hacer esa definición, dijimos no, este ropaje no nos acomoda, porque hoy la organi-
zación es jerárquica y vertical y se piensa al juez desde el poder y no desde los derechos de los ciudadanos, como
sí se le visualiza en todo el mundo”. Declaraciones de la jueza María Francisca Zapata ver, Qué Pasa: “La rebelión
de los jueces”, de 3 de noviembre de 2011, Disponible en http://www.quepasa.cl/articulo/actualidad/2011/11/1-
6904-9-la-rebelion-de-los-jueces.shtml [Fecha de consulta: 3 de junio de 2013]. Ver la página web de este grupo:
http://jurisdiccionydemocracia.cl [Fecha de consulta: 3 de junio de 2013].
33. Ver por ejemplo una carta al director contestando una Editorial del diario, Nancy Bluck, Patricio Souza, Eduardo
Gallardo y Maria Francisca Zapata (Jueces de Jurisdicción y Democracia) (2012): “Jueces de J&D contestando una
Editorial de El Mercurio”:, publicada el 23 de septiembre de 2012, Disponible en http://jurisdiccionydemocracia.cl/?
s=Respuesta+a+editorial+mercurio+jueces [Fecha de consulta: 3 de junio de 2013].
34. La Segunda: “Jueces garantistas en la mira del Gobierno: Jóvenes, empoderados... y desafiantes”, Disponible
en http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2012/10/788249/jueces-garantistas-en-la-mira-del-gobierno-
jovenes-empoderados-y-desafiantes [Fecha de consulta: 10 de junio de 2013].
35. Ver, por ejemplo, Emol: “Los mejores “rounds” del inédito debate de jueces vs. Parlamentarios”, de 6 de julio de
2007. Disponible en http://www.emol.com/noticias/nacional/2007/07/06/261726/los-mejores-rounds-del-inedito-
debate-de-jueces-vs-parlamentarios.html [Fecha de consulta: 12 de junio de 2013].
263
36. Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, RIT O-7819-2010; Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago,
RUC 1000455791-9, de 7 de agosto de 2012.
37. Séptimo Juzgado de Garantía (2012): audio de la audiencia preparatoria de Juicio Oral, desde 6 de agosto de 2012.
38. Tribunal Constitucional (2013): rol 2292, de 24 de enero de 2013.
39. Alejandro Leiva (2013): “Caso Moyano y activismo de jueces”, carta al Director de El Mercurio, publicada el 27 de
enero de 2013, Disponible en http://www.elmercurio.com/blogs/2013/01/27/8765/Caso-Moyano-y-activismo-de-
jueces.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013].
40. Ver art. 196, Nº 10, del Código Orgánico de Tribunales.
41. Corte de Apelaciones de Santiago (2013), rol Corte Nº265-13, de 26 de marzo de 2013.
42. Corte de Apelaciones de Santiago (2013), rol Corte Nº265-13, de 26 de marzo de 2013, considerandos 6 a 8.
43. La Segunda online: “Radiografía al 7º Juzgado de Garantía: El tribunal que levanta polémica por asesinato del
cabo Moyano”, de 25 de Agosto de 2012. Disponible en http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2012/08/775638/
radiografia-al-7-juzgado-de-garantia-el-tribunal-que-levanta-polemica-por-asesinato-del-cabo-moyano [Fecha
de consulta 26 de junio de 2013].
44. La Segunda online: “Radiografía al 7º Juzgado de Garantía: El tribunal que levanta polémica por asesinato del
cabo Moyano”, de 25 de Agosto de 2012. Disponible en http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2012/08/775638/
radiografia-al-7-juzgado-de-garantia-el-tribunal-que-levanta-polemica-por-asesinato-del-cabo-moyano [Fecha
de consulta 26 de junio de 2013].
45. Corte Suprema (2012), rol 5654-2012, de 10 de octubre de 2012.
46. NÚÑEZ (2013) p. 213.
47. “La doctrina de la titularidad pública, que es expresamente descartada por una relevante decisión de la Segunda
Sala de la Corte Suprema (caso Bombas), no es coherente con las premisas que sustentan tanto la parte dogmática
general de la Constitución de 1980 como el régimen detallado de los derechos constitucionales en el capítulo III de
la misma”. NÚÑEZ (2013) p. 214.
48. LIBERTAD Y DESARROLLO (2012) p. 9.
49. LIBERTAD Y DESARROLLO (2012) p.14.
50. MATUS (2011).
51. ZAPATA (2011).
52. Agrega el autor que los “(…) tribunales en estos casos actúan de la manera más simbólicamente posible: se hace
como que se condena, pero la condena se suspende; se hace como que se imponen condiciones, pero las condiciones
no se exigen; y se dan por cumplidas, con el solo transcurso del tiempo. Se trata de una manera algo extraña, pero
muy generalizada, de conceder indultos por vía judicial, que opera en más del 50% de los casos en que los imputa-
dos llegan a ser condenados. Y si en el 50% de los casos en que se ha comprobado la responsabilidad del acusado
y es condenado, no se impone una pena efectiva y las condiciones para su suspensión no se hacen exigibles, ¿qué
justificaría esforzarse en hacer efectivas las medidas cautelares dispuestas para personas cuya pena probable no
es la de prisión sino uno de los “beneficios” de la Ley Nº 18.216? ¿Para qué hacer exigibles las condiciones en una
suspensión condicional del procedimiento, si de ser condenado, nada se le exigiría?¿qué sentido tiene encarcelar al
que debe una prestación de un acuerdo reparatorio, si de ser condenado, tal prestación puede omitirse? Esta es la
base del asunto y el por qué el sistema de medidas alternativas no funciona. Mutatis mutandi, el mismo razonamiento
de fondo se aplica en el sistema de Responsabilidad Penal Adolescente: ¿para qué imponer sanciones como la multa
o los trabajos en beneficio de la comunidad si éstas quedarán entregadas a la voluntad del condenado? ¿Cómo, se
preguntan los jueces, es que estas sanciones resultarían, de aplicarse, más severas que uno de los “beneficios” de la
Ley Nº 18.216 previstos para los adultos?”.
53. MATUS (2011).
54. Por ejemplo, MATUS (2012-A).
55. Ver LIBERTAD Y DESARROLLO (2011-A).
56. Cuarto Tribunal de Juicio Oral de Santiago (2012), ruc 1100557630-1, de 15 de agosto de 2012.
57. Parte resolutiva de la sentencia del Cuarto Tribunal de Juicio Oral de Santiago (2012), ruc 1100557630-1, de 15
de agosto de 2012.
58. Prevención del juez Ulloa, en sentencia del Cuarto Tribunal de Juicio Oral de Santiago (2012), ruc 1100557630-1,
de 15 de agosto de 2012.
59. Tatiana Vargas, (2013): “Ley Antiterrorista”, carta al Director de El Mercurio, publicada el 9 de enero de 2013, Disponible
en http://www.elmercurio.com/blogs/2013/01/09/8233/Ley-antiterrorista.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
264
60. Alejandro Leiva (2012): “Caso Pitronello”, carta al Director de El Mercurio, publicada el11 de agosto de 2012,
Disponible en http://www.elmercurio.com/blogs/2012/08/11/5360/caso_pitronello_2.aspx [Fecha de consulta 26
de junio de 2013]..
61. Francisco Estrada (2012): “Fallo del caso Pitronello”, carta al Director de La Tercera, publicada el 19 de Agosto
de 2012, Disponible en http://diario.latercera.com/2012/08/19/01/contenido/opinion/11-116454-9-fallo-del-caso-
pitronello.shtml [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
62. Lorena Fries (2012): “Ley Antiterrorista”, carta al Director de El Mercurio, publicada el 1 de septiembre de 2012,
Disponible en http://www.elmercurio.com/blogs/2012/09/01/5682/ley_antiterrorista.aspx [Fecha de consulta 26
de Junio de 2013]..
63. Gonzalo Rodríguez (2012): Caso Pitronello”, carta al Director de El Mercurio, publicada el 10 de agosto de 2012,
Disponible en http://www.elmercurio.com/blogs/2012/08/10/5341/caso_pitronello_1.aspx [Fecha de consulta 26
de junio de 2013]..
64. Prevención del juez Ulloa, en sentencia de Cuarto Tribunal de Juicio Oral de Santiago (20112), ruc 1100557630-1,
de 15 de agosto de 2012.
65. Ver, por ejemplo, la crítica del ministro del interior en The Clinic: “Hinzpeter por el caso Pitronello: “Nos cuesta
imaginar que alguien coloque una bomba sólo para causar daños a una propiedad”, de 15 de agosto de 2012.
Disponible en http://www.theclinic.cl/2012/08/15/hinzpeter-por-el-caso-pitronello-nos-cuesta-imaginar-que-
alguien-coloque-una-bomba-solo-para-causar-danos-a-una-propiedad/, del ministro vocero de gobierno http://
ciperchile.cl/ciper-radar/64ouc9lh1i) [Fecha de 26 de junio de 2012], y del ministro de justicia en Ciper: “Ribera y fallo
Pitronello: ‘’Esto es algo sumamente raro’’, de 7 de Agosto de 2012. Disponible en http://ciperchile.cl/ciper-radar/
chkmnsvw48 [Fecha de consulta 26 de Junio de 2013]..
66. El Mercurio (2013): “Juez Álvarez debe informar por cambios en resolución”, de 26 de Enero de 2013.
67. Emol: “Caso Heidi: Corte ordena reingreso a la cárcel de principal regenta”, de 3 de mayo de 2013. Disponible en
http://www.emol.com/noticias/nacional/2013/05/23/600112/caso-heidi-corte-ordena-reingreso-a-la-carcel-de-
principal-regenta.html [Fecha de consulta 25 de junio de 2013]..
68. La Segunda (2013): “Desde ´mala señal´ hasta ´aberración´: Fuertes críticas a juez por liberar a menor formalizado
por quemar auto”, 21 de abril de 2013.
69. Se pide “al Ministerio [del Interior] que presente de nuevo un escrito y aclare su situación puesto que lo debe
hacer el ministro y no el subsecretario, y aclarar en qué condición Rodrigo Ubilla firma el documento, ya sea como
ministro subrogante o en su defecto, invocar alguna norma para que actúe en nombre del ministro”. El escrito había
sido presentado por Luis Hermosilla, un conocido abogado litigante.
70. La Nación: “Reprenden a jueces por rencillas en caso quesitos”, de 3 de junio de 2008, Disponible en www.lanacion.
cl/noticias/site/artic/20080602/pags/20080602213926.html [Fecha de consulta 26 de junio de 2013].; El Mostrador:
“Luces y sombras de investigación contra jueces del Sépt. Juzg.de Garantía” , de 16 de junio de 2008, Disponible en
http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2008/06/16/luces-y-sombras-de-investigacion-contra-jueces-del-sept-
juzg-de-garantia-2/ [Fecha de consulta 26 de Junio de 2013]..
71. Ver La Segunda: “Radiografía al 7º Juzgado de Garantía: El tribunal que levanta polémica por asesinato del cabo
Moyano”, de 25 de agosto de 2012, Disponible en http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2012/08/775638/
radiografia-al-7-juzgado-de-garantia-el-tribunal-que-levanta-polemica-por-asesinato-del-cabo-moyano [Fecha
de consulta 26 de junio de 2013]..
72. Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago (2012), rit O-4891-2012, ruc 1200358526-1, de 30 de octubre de 2012.
73. Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 3112-2012, de 12 de diciembre de 2012.
74. Corte de Apelaciones de Santiago (2012), rol 3112-2012, de 12 de diciembre de 2012.
75. “Es más, en cierta medida, la dispersión y las incoherencias de la legislación parecen contribuir a la difusión de la
peligrosa y extendida idea de que la ley penal no es lo relevante a la hora de juzgar un hecho y de que su interpretación
y aplicación prácticamente no está sujeta a las limitaciones impuestas por su literalidad, derivadas del viejo principio
de legalidad, sino a otros principios y valores (ajenos a la legislación) cuyas consecuencias en la interpretación se
ofrecen como sustitutos más o menos coherentes. El problema de esos otros principios y valores es que al no ser
objetivables, dependen de la adhesión subjetiva de unos y otros al momento de aplicarlos. Por eso es necesario que
el legislador democrático aclare las valoraciones reales que la comunidad que represente tiene hoy en día de lo lícito
y lo ilícito, para permitir a los operadores del sistema penal un trabajo de interpretación objetivamente fundado en
la ley, previsible y seguro”. MATUS (2013).
76. MATUS (2011).
265
Capítulo 6. Desacato constitucional de la Corte
1. Por ejemplo, ver LIBERTAD Y DESARROLLO (2007), GANDULFO (2011), NÚÑEZ (2012), SILVA (2012), SZCZARANSKI
(2012), COVARRUBIAS (2012), LIBERTAD Y DESARROLLO (2012-A), VIERA (2012) y VERDUGO (2012).
2. Ver NÚÑEZ (2012).
3. Ello arranca del tenor literal de las normas que regulan la acción de inaplicabilidad. Bajo estas normas, se dice que
el Tribunal debe resolver la “inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga
ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la Constitución” (artículo 93, N° 6, de la Constitución). En
opinión del propio TC, este precepto significa que “(…) declarado por esta magistratura que un precepto legal preciso
es inaplicable, queda prohibido al tribunal que conoce de ella, aplicarlo”. Esta declaración se trata de un considerando
relativamente recurrente en la jurisprudencia del TC. Ver algunas sentencias citadas en PICA (2012) p. 134.
4. En general, los autores han entendido que del texto citado en la nota anterior, se deriva la obligación de los jueces
de seguir las respuestas jurídicas entregadas por el TC. Así, por ejemplo, Francisco Zúñiga opina que si la sentencia
es estimatoria y declara la inaplicabilidad, entonces el juez ordinario no debe “aplicar el precepto legal declarado
inaplicable”. Ver ZÚÑIGA (2010) p. 29. Ver una opinión similar en MOHOR (2011) p. 117; y también en COLOMBO
(2009) p. 68. Por otra parte, Luis Silva señala que “la reforma constitucional de 2005 estableció la primacía de este
tribunal [el TC] respecto del resto de los tribunales de la República, en cuanto a la interpretación de la Constitución
(…)”. Más adelante, agrega que las partes y el juez son los “únicos obligados a observar la sentencia de inaplicabili-
dad (…) la inaplicabilidad impide que el juez aplique el precepto legal en el mismo sentido en que ha sido declarado
inconstitucional”. Ver SILVA (2012-B) pp. 366-367. Por su parte, Rodrigo Pica agrega que, como efecto, la sentencia
de inaplicabilidad genera un vacío normativo, ya que el juez no puede aplicar la norma impugnada. Este vacío nor-
mativo debe ser cubierto con las reglas del sistema de fuentes del Derecho. PICA (2012) pp. 134-135. Normalmente,
sin embargo, este vacío no es tal, ya que los propios casos entregan elementos suficientes como para llenarlo. Por
ejemplo, si una sentencia declara la inaplicabilidad de una norma porque estima que ésta es discriminatoria en el
caso concreto, entonces lo que corresponde aplicar para el juez ordinario es la situación de igualdad que el TC intentó
corregir mediante su decisión y que la norma declarada inaplicable obstaculizaba. Se volverá, en otras palabras, a
la regla general que el precepto legal cuestionado impedía aplicar.
5. Ver Tribunal Constitucional (2007), rol 581, de 26 de diciembre de 2006.
6. Ver considerando 16 de Tribunal Constitucional (2007), rol 581, de 26 de diciembre de 2006.
7. Ver considerando 9, sentecia de la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 2097-2006, de 4 de mayo de 2006.
8. Considerando 12, sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 2097-2006, de 4 de mayo de 2006.
9. Son los ministros Mario Rojas y Lamberto Cisternas, y el abogado integrante Hugo Llanos.
10. Ver, especialmente, LIBERTAD Y DESARROLLO (2007), que señaló: “El fallo de la tercera sala de la Corte de Ape-
laciones (…) puede sentar un precedente grave en la forma como se relaciona el Poder Judicial –en particular los
tribunales superiores de justicia- con el Tribunal Constitucional, específicamente cuando estamos hablando de la
aplicación, al caso concreto, de normas que han sido declaradas aplicables por el TC (por no ser inconstitucionales),
más aún si son decisorias en el caso concreto. Además, en este caso, el análisis de constitucionalidad del precepto en
cuestión (artículo 42 de la Ley de Concesiones), fue solicitada de oficio por la Corte. Si bien no existe norma expresa
que obligue al tribunal de fondo (Corte) en este caso a aplicar el precepto que ha sido declarado inconstitucional
(la declaración de inaplicabilidad tiene por efecto práctico, sacar una norma del universo de normas posibles que
tiene un juez para fallar el caso sometido a su conocimiento); los argumentos que han sido esgrimidos (…) llevan
a concluir que la Corte de Apelaciones se equivocó en su análisis. Más aún, cuando en la práctica, los argumentos
que invoca la Corte importan una declaración de facto de inconstitucionalidad del precepto legal (fundado en el
derecho de propiedad). Hay quienes, con buenos argumentos, cuestionan la constitucionalidad del artículo 42 de la
Ley de Concesiones, sin embargo, habiendo sido interpretado el precepto legal por el TC, a la Corte de Apelaciones
lo que le correspondía era la aplicación de la norma al caso en cuestión, sin embargo, optó por construir una tesis
propia, cuestión que no tan sólo desconoce el razonamiento del TC, sino parece un precedente grave y negativo que
menoscaba la certeza jurídica de nuestro sistema legal (…)”.
11.Ver el artículo 4 de la Ley 19.531 y su modificación contenida en la Ley 20.224.
12. NÚÑEZ (2012) p. 158.
13. Tribunal Constitucional (2011), rol 1881, de 3 de Noviembre de 2011.
14. Corte de Apelaciones de Valparaíso (2011), rol 300-2010, de 6 de mayo de 2011.
266
15. Corte Suprema (2011), rol 4518-2011, de 30 de noviembre de 2011.
16. NÚÑEZ (2012) pp. 164-169.
17. GANDULFO (2011) p. 25.
18. SILVA (2012) p. 593.
19. COVARRUBIAS (2012).
20. Este autor agrega: “Si seguimos el razonamiento de la CS, nunca un precepto declarado inaplicable podrá ser
alegado como tal en un juicio que descanse en una norma cuestionada, pues antes de la sentencia de inaplicabilidad
era conforme a la Constitución, y proceder de forma contraria supondría una actuación retroactiva que genera incer-
tidumbre (…). No hay moraleja pero sí desafíos. Por de pronto, que el defensor y último intérprete de la Constitución
ha de ser el TC (…) ya es tiempo que nuestros Tribunales Superiores comiencen a beber de perspectivas hermenéuticas
abiertas, porque arbitrariedad no es ilegalidad y enfrentarnos a la primera causa del recurso de protección supone
un esfuerzo intelectual mayor que no se agota en la positividad de las normas. Y desde esta perspectiva, la sentencia
de la CS ha quedado al debe”. VIERA (2012).
21. LIBERTAD Y DESARROLLO (2012-A) p. 4. En seguida, agrega: “La Corte Suprema da muestras de reticencia a
implementar la reforma de 2005 lo que es perjudicial para la necesaria comunicación entre ella y el Tribunal Cons-
titucional”. LIBERTAD Y DESARROLLO (2012-A) p. 5.
22. “(…) hay una cuestión de forma esencial que se está vulnerando peligrosamente: el estado constitucional y
democrático de derecho, esto es, las reglas del juego, el procedimiento que nos dice como [sic] debemos resolver
nuestros conflictos. Eso es el estado de derecho, básicamente certeza, seguridad, igualdad jurídicas. Lo opuesto
al arbitrio del genio, bueno o malo. Lo opuesto al gobierno del hombre y sus vísceras, a veces muy cargadas para
el propio lado o muy ciegas por el estrecho punto de vista de que dispone el mirador”. SZCZARANSKI (2012). Ver
también VERDUGO (2012).
23. Tribunal Constitucional (2011), rol 1801, de 12 de abril de 2011.
24. Como se ha advertido en la literatura y parece haberlo observado, a lo menos parcialmente, la Corte de Apelaciones,
el diseño de la acción de inaplicabilidad puede presentar un problema. Cuando los jueces son los que solicitan el
pronunciamiento, están incurriendo en el riesgo de adelantar y dar a conocer sus propias opiniones constitucionales
en la materia, en circunstancias que deben mantenerse imparciales hasta que el proceso haya finalizado (donde
deben entregar su opinión a través de la sentencia). Detrás de este tipo de solicitudes, se encuentra una natural
duda o sospecha de constitucionalidad que, evidentemente, no se manifiesta si los jueces no acuden al TC, o si se
llega a él por la vía de una acción presentada por las partes del proceso (y no por el propio juez del fondo). Sobre
esta materia, ver un análisis concreto de casos en NAVARRO (2011) pp. 104-119.
25. Corte de Apelaciones de Santiago (2010), rol 6787-2010, de 9 de diciembre de 2011, considerando 9.
26. “Que, a pesar de haber mal interpretado el Tribunal Constitucional la medida para mejor resolver decretada por
esta Corte y de haber rechazado una acción de inaplicabilidad que nunca fue presentada, los señores Ministros de
esa Magistratura, a través de los votos particulares, emitieron individualmente opiniones variopintas sobre el tema
de fondo discutido en el presente Recurso de Protección, por lo cual, el pronunciamiento solicitado por esta Corte
se encuentra indirectamente cumplido”. Corte de Apelaciones de Santiago (2010), rol 6787-2.010, de 9 de diciembre
de 2011, considerando 12.
27. Corte de Apelaciones de Santiago (2010), rol 6787-2.010, de 9 de diciembre de 2011, considerando 13.
28. Corte de Apelaciones de Santiago (2010), rol 6787-2.010, de 9 de diciembre de 2011, voto de prevención del
ministro Solis.
29. NÚÑEZ (2012) p. 170 y VERDUGO (2012).
30. COVARRUBIAS (2012).
31. Agrega que “(…) parece reforzarse una peligrosa trizadura en la teórica integralidad de nuestro ordenamiento jurídico
constitucional. En los hechos, hay baches de desregulación y normas que se pasan por alto”. SZCZARANSKI (2012).
32. Por ejemplo, LIBERTAD Y DESARROLLO (2012-A) p. 5 y VERDUGO (2012).
33. Ejemplos de lo anterior se pueden observar, por ejemplo, en países como Alemania, Italia, Polonia y Hungría. Ver
GARLICKI (2007). Otro ejemplo interesante tiene lugar en Corea del Sur. HEALY (2000) p. 222.
34. Ver otros casos similares en SILVA (2012) pp. 593-596.
35. Sobre los problemas de la denominada “insuficiencia de la supremacía constitucional” ver los interesantes
trabajos de Luis Alejandro Silva. Ver SILVA (2012), SILVA (2012-A) y SILVA (2012-B).
267
TERCERA PARTE
CONDICIONANTES INTERNAS Y EXTERNAS DEL ACTIVISMO
JUDICIAL EN CHILE
Capítulo 7. Condicionante interna N° 1: diseño
institucional de la Judicatura y formación de los jueces
1. Como sostiene Navarro: “Producida la independencia, se busca en nuestro país el establecimiento de instituciones
republicanas. Es así como, luego de diversos textos e intentos fallidos, la Constitución de 1823 crea la Suprema Corte
de Justicia, designándola como la “primera magistratura judicial del Estado” y otorgándole la “superintendencia
directiva, correccional, económica y moral ministerial sobre todos los tribunales y juzgados de la nación”. Se le
otorga, además, la función de “proteger, hacer cumplir y reclamar a los otros poderes por las garantías individuales
y judiciales”, plasmándose así su rol de tribunal superior y sus atribuciones protectoras”. NAVARRO (2007) p. 145.
2. Ver VARGAS (2007) pp. 103-104.
3. Para Vargas, los mecanismos de control eran de diversa índole: el reclutamiento normalmente se producía por
medio del acceso a un puesto de secretaría o a un cargo del escalafón primario en un lugar pequeño y alejado de
las ciudades asiento de Corte de Apelaciones. Tanto éste, como los ascensos posteriores, dependían de la inclusión
en ternas elaboradas por los superiores; los superiores calificaban anualmente a todos sus subordinados, siendo
determinante de tal calificación la carrera del funcionario e incluso su permanencia en el Poder Judicial; los su-
periores también detentaban amplias facultades para imponer medidas disciplinarias; el manejo administrativo
regular era ejercido de manera muy directa y centralizada por la Corte Suprema y, en menor medida, por las Cortes
de Apelaciones. Esto tenía consecuencias en la persona de los jueces (permisos, traslados, acceso a la capacitación,
etc.), como también en la dotación de infraestructura y recursos para el funcionamiento del tribunal; existían sis-
temas de control administrativo, como las visitas ordinarias, que permitían a los superiores asumir en plenitud la
competencia del inferior; existía un amplio régimen de recursos jurisdiccionales, incluyendo algunos automáticos
(como la consulta) y, en general, otorgaban a los superiores una facultad amplia de revisión y reforma con muy
poca carga de fundamentación (siendo paradigmática al respecto la queja); y estaba la posibilidad de excluir a un
inferior de la competencia en los casos de mayor relevancia por medio de la designación de un ministro en visita o
cuando la ley lo establecía directamente. VARGAS (2007) pp. 110-111.
4. Entre estos se pueden destacar el que los salarios de los jueces se han incrementado sustancialmente, siendo
actualmente una de las opciones profesionales mejor rentadas, sobre todo para quienes comienzan su carrera
profesional; el sistema de reclutamiento en la base se ha cambiado por concursos de acceso y un curso de formación
en la Academia Judicial, con procesos que ya no son discrecionales sino competitivos y más objetivos; el número de
jueces ha crecido enormemente, habiendo incluso problemas para llenar plazas vacantes, debiendo sucederse uno
tras otros en forma constante los cursos de formación de la Academia judicial; y la pirámide que forma el Poder
Judicial se ha aplanado enormemente. Si antes los jueces tenían razonables posibilidades de ascender en la jerarquía
luego de períodos razonables, hoy ello es mucho más incierto. A lo anterior se debe sumar el que los jueces jóvenes
han dejado de ser sometidos a un largo proceso de adaptación, sino que acceden con bastante rapidez a cargos
relevantes. Su autoestima suele ser alta y también ha aumentado su capacidad argumentativa y su sofisticación
intelectual. Pero, además, los cambios procesales que han introducido la oralidad han por una parte incrementado
su protagonismo y, a la vez, han restringido sustancialmente la amplitud del sistema de recursos jurisdiccionales,
haciéndolos además más exigentes en cuanto a su justificación. Los sistemas de gestión administrativa, por su parte,
se han sofisticado, limitando el manejo discrecional de los superiores y situando ahora muchas de las decisiones
cotidianas de gestión al nivel de los tribunales de primera instancia. VARGAS (2007) p. 112.
5. El artículo 82º de la Constitución Política, en su inciso primero, establece que: “La Corte Suprema tiene la super-
intendencia directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma
el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones y los tribunales electorales regionales”. Se remite a
esta norma a su vez, el artículo 540º del Código Orgánico de Tribunales.
6. Lo que para Hammergren implica al menos considerar cuatro funciones críticas al buen desempeño de la Judica-
tura: (i) monitoreo del desempeño y fijación de políticas institucionales; (ii) manejo de los recursos o administración;
(iii) selección de recursos humanos; y (iv) manejo de la carrera judicial y de la carrera administrativa (más allá de
la selección) ver HAMMERGREN (2005). Para la autora, la primera es esencial al gobierno institucional, pero las
otras tres funciones son importantes para condicionar su éxito. Estas funciones no tienen que ser realizadas por la
268
misma unidad organizacional, pero sí tienen que ser coordinadas. Sin embargo, cada una tiene objetivos distintos,
y un dilema de la organización actual es cómo asegurar la coordinación adecuada sin confundir los objetivos, o
simplemente hacer caso omiso a alguno de ellos. Hoy, existe una tendencia de combinar las dos primeras, haciendo
de la administración la función principal o hasta exclusiva, y/o de combinar las otras (enfatizando la selección), o de
mantenerlas demasiado separadas. Efectivamente la administración y la selección siguen recibiendo más atención,
mientras que el Gobierno y el manejo de la carrera tienden a ser olvidados.
7. ALVEAR (2012).
8. Este busca acentuar el aspecto de legitimidad democrática y de accountability ex ante de los ministros. Pero
además, salvo que se forme una mayoría suficiente (60 de 100 senadores) que logre bloquear la nominación del
Presidente (cuestión que ha sucedido en muy contadas ocasiones), se asume que el Presidente debe nombrar un buen
candidato y recibir los beneficios (o los costos) políticos de hacerlo, requiriendo de una mayoría simple del Senado.
9. Es de público conocimiento que los dos principales bloques políticos van alternando en la aprobación de los
candidatos de su preferencia.
10. Un diagnóstico similar es el que tiene la senadora Alvear. En efecto: “…resulta relevante revisar en el tiempo
algunas externalidades negativas que dicho mecanismo ha debido padecer, y que se relacionan, entre otros factores,
con una temporada magra en consensos legislativos y un clima político a ratos impredecible. Esto ha traído como
consecuencia que los 2/3 constitucionales arriesgan ser abordados como un factor de imposición, en lugar de acuerdo
y que su composición desafía la sensibilidad que el Ejecutivo debiera considerar al momento de hacer su propuesta,
de manera que ésta última se presente con solvencia a la decisión legislativa”. ALVEAR (2012).
11. Por ello se les trata dentro de las “fallas de mercado”.
12. Artículo 273º del Código Orgánico de Tribunales. Los órganos que efectuarán las evaluaciones serán: la Corte
Suprema en pleno; las Cortes de Apelaciones en pleno; el Fiscal Judicial de la Corte Suprema; los Fiscales Judiciales
de las Cortes de Apelaciones y los jueces letrados. Ver artículo 273º del Código Orgánico de Tribunales.
13. Art. 277º del Código Orgánico de Tribunales.
14. Art. 278º del Código Orgánico de Tribunales. Las listas son: Sobresaliente (6.5 a 7); Muy Buena (6 a 6,49); Satis-
factoria (5 a 5,99); Regular (4 a 4,99); Condicional (3 a 3,99) y Deficiente (menos de 3). Se considerarán en la “lista
de mérito” a aquellos que hubieran obtenido un puntaje sobresaliente o muy bueno.
15. Art. 278º del Código Orgánico de Tribunales.
16. Ver, por ejemplo, BORDALÍ (2007) y GARCÍA (2009).
17. Art. 277º del Código Orgánico de Tribunales.
18. VIAL (2008).
19. Ver NAVARRO (2007) pp. 152-153.
20. Ver, por ejemplo, BORDALÍ (2007) pp. 71-80.
21. Ver Sitio web de la Academia Judicial, Disponible en http://www.academiajudicial.cl/academia/ [Fecha de consulta
26 de Junio de 2013]..
22. Ver Sitio web de la Academia Judicial, Disponible en http://www.academiajudicial.cl/academia/ [Fecha de consulta
26 de Junio de 2013]..
23. GONZÁLEZ (2003) p. 299.
24. Ver comentario de Juan Enrique Vargas en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS
JUDICIALES (2011) p. 163.
25. BLANCO Y MORALES (2011) p. 180.
26. BLANCO Y MORALES (2011) pp. 180-181.
27. BLANCO Y MORALES(2011) p. 179.
28. De acuerdo al artículo 2° de la Ley N° 19.346 se trata de: a) El Presidente de la Corte Suprema, o quien lo su-
brogue, el que presidirá el Consejo por derecho propio; b) El Ministro de Justicia, quien podrá hacerse representar
por el Subsecretario de la cartera; c) Un Ministro de la Corte Suprema, elegido por ésta en una única votación; d) El
Fiscal Judicial de la Corte Suprema; e) Un Ministro de Corte de Apelaciones elegido, en una única votación, por los
funcionarios de la segunda categoría del Escalafón Primario. La elección se hará un mismo día y hora en la sede de
cada Corte de Apelaciones, en la forma que determine el Reglamento; f) Un miembro de la segunda categoría del
Escalafón Primario del Poder Judicial, elegido por la directiva de la asociación gremial de carácter nacional que reúna
al mayor número de integrantes de dicho Escalafón Primario; g) Un representante de las asociaciones gremiales de
abogados existentes en el país elegido por sus Presidentes, de entre ellos, y h) Dos académicos con más de cinco
años de docencia universitaria, designados por el Presidente de la República, con acuerdo del Senado. Los miembros
269
indicados en las letra, c), e) y f) durarán cuatro años en sus cargos, mientras mantengan su calidad de funcionarios
del Poder Judicial. Los integrantes señalados en la letra h) durarán en sus cargos igual período. Todos los miembros
precedentemente indicados podrán ser reelegidos. Los restantes permanecerán en funciones mientras desempeñen
el cargo en virtud del cual integran el Consejo. El Consejo sesionará con la mayoría absoluta de sus miembros en
ejercicio y adoptará sus acuerdos por simple mayoría de presentes, sin perjuicio de las excepciones previstas en
esta ley. Se desempeñará como Secretario del Consejo el Director de la Academia, con derecho a voz y no a voto.
29. El Director de la Academia tendrá la representación judicial y extrajudicial de la institución y le corresponderá:
dirigir y fiscalizar de modo directo e inmediato las actividades académicas, administrativas y financieras de la Aca-
demia; ejecutar los actos y contratos administrativos o privados que la Academia celebre; proponer al Consejo los
programas para postulantes al Escalafón Primario del Poder Judicial, para el perfeccionamiento profesional para
optar al cargo de Ministro de Corte de Apelaciones y para el perfeccionamiento de los funcionarios y empleados
del Poder Judicial, los docentes que sea necesario contratar para la realización de los programas o cursos que deba
impartir directamente la Academia, y la memoria y balance anuales; fiscalizar el desarrollo de las actividades que
la Academia encomiende a terceros o que califique como aptas para el perfeccionamiento de los funcionarios o
empleados judiciales; y ejercer las facultades que el Consejo Directivo le delegue y ejecutar sus acuerdos. Artículo
6° de la Ley N° 19.346.
30. Para poder serlo por un tercer período consecutivo y para los siguientes deberá contarse con el voto conforme de
las dos terceras partes de los miembros en ejercicio del Consejo Directivo. Con todo, el Consejo Directivo tendrá la
facultad de poner término a sus funciones anticipadamente, mediante acuerdo adoptado por la mayoría absoluta
de sus miembros en ejercicio, en sesión especialmente convocada al efecto. Todo ello de acuerdo al artículo 5° de
la Ley N° 19.346.
31. Por ejemplo, Fernando Atria sostuvo como miembro del Foro Judicial 2011 que: “Creo que la Academia no
puede cumplir su función de la mejor manera posible mientras esté bajo el control de la Corte Suprema y es así de
simple”. Ver comentario de Fernando Atria en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS
JUDICIALES (2011) p. 163.
32. BLANCO Y MORALES (2011) p. 179.
33. Ver CHAYER (2013).
34. Id.
35. BLANCO Y MORALES (2011) p. 179.
36. Ver comentario de María Inés Horwitz en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS
JUDICIALES (2011) p. 172.
37. Id.
38. BLANCO Y MORALES, (2011) p. 179.
39. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011).
40. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 156.
41. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 156.
42. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 156.
43. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 155.
44. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 155.
45. Ver comentarios de la Jueza Francisca Zapata en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE
ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 166.
46. BLANCO Y MORALES (2011) p. 181.
47. BLANCO Y MORALES (2011) p. 181.
48. BLANCO Y MORALES (2011) p. 181.
49. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) pp. 162-163.
50. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p.157.
51. Id.
52.Sitio web Derecho U. Chile: “Facultad entre las dos entidades con más adjudicaciones de Academia Judicial”, Dis-
ponible en http://www.derecho.uchile.cl/noticias/89101/facultad-entre-las-dos-entidades-con-mas-adjudicaciones-
de-a-judicial [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
53. BLANCO Y MORALES (2011) p. 180.
54. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
270
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
55. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
56. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
57. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
58. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
59. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
60. El Mercurio Legal: “De qué universidades son los egresados de la Academia Judicial”, de 12 de marzo de 2012.
Disponible en http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-y-reportajes/2012/03/12/De-que-universidades-
son-los-egresados-de-la-Academia-Judicial.aspx [Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
61.Qué pasa Minería: “Consulta indígena del Convenio 169: Tiempo de definiciones”, de 29 de agosto de 2013. Dispo-
nible en http://www.quepasamineria.cl/index.php/actualidad/item/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-
169-tiempo-de-definiciones/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-169-tiempo-de-definiciones?start=1
[Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
62. Qué pasa Minería: “Consulta indígena del Convenio 169: Tiempo de definiciones”, de 29 de agosto de 2013. Dispo-
nible en http://www.quepasamineria.cl/index.php/actualidad/item/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-
169-tiempo-de-definiciones/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-169-tiempo-de-definiciones?start=1
[Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
63. Qué pasa Minería: “Consulta indígena del Convenio 169: Tiempo de definiciones”, de 29 de agosto de 2013. Dispo-
nible en http://www.quepasamineria.cl/index.php/actualidad/item/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-
169-tiempo-de-definiciones/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-169-tiempo-de-definiciones?start=1
[Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
64. Qué pasa Minería: “Consulta indígena del Convenio 169: Tiempo de definiciones”, de 29 de agosto de 2013. Dispo-
nible en http://www.quepasamineria.cl/index.php/actualidad/item/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-
169-tiempo-de-definiciones/948-consulta-ind%C3%ADgena-del-convenio-169-tiempo-de-definiciones?start=1
[Fecha de consulta 26 de junio de 2013]..
65. Ver Sitio web del Observatorio Ciudadano, Disponible en http://www.observatorio.cl/qsomos [Fecha de consulta].
66. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 177.
271
transformación que los gobernantes se sienten llamados a realizar: una revolución en libertad o un socialismo no
violento”. BRAVO, citado en BARAONA (2010) pp. 437-438.
11. SIERRA (2002) p. 4.
12. SIERRA (2002) p. 4.
13. SIERRA (2002) p. 4.
14. VILLALONGA (2008) p. 47.
15. Citado en VILLALONGA (2008) p. 49.
16. Citado en VILLALONGA (2008) p. 56.
17. Citado en VILLALONGA (2008) p. 96.
18. BRAHM (1999) p. 336.
19.BRAHM (1999) p. 336.
20. Citado en BRAHM (1999) p. 336.
21. Citado en BRAHM (1999) p. 337.
22. BRAHM (1999) p. 337.
23. BARAONA (2010) p. 438.
24. SIERRA (2002) p. 1.
25. SIERRA (2002) p. 1.
26. GONZÁLEZ (2003) p. 311.
27. GONZÁLEZ (2003) p. 311.
28. BARAONA (2010).
29. PEÑA (2006).
30. PEÑA (2006).
31. PEÑA (2006).
32. Fortín Mapocho: “¿Quién es Carlos Cerda?”, de 12 de octubre de 2010. Disponible en http://www.fortinmapocho.
com/detalle.asp?iPro=1437 [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
33. Fortín Mapocho: “¿Quién es Carlos Cerda?”, de 12 de octubre de 2010. Disponible en http://www.fortinmapocho.
com/detalle.asp?iPro=1437 [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
34. Fortín Mapocho: “¿Quién es Carlos Cerda?”, de 12 de octubre de 2010. Disponible en http://www.fortinmapocho.
com/detalle.asp?iPro=1437 [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
35. CERDA (1992)
36. CERDA (1992) p. 170.
37. CERDA (1992) p. 170.
38. CERDA (1992) p. 175.
39. CERDA (1992) p. 177.
40. CERDA (1992) p. 177.
41. CERDA (1992) p. 178.
42. CERDA (1992) p. 178.
43. CERDA (1992) p. 178.
44. CERDA (1992) p. 216.
45. CERDA (1992) p. 218.
46. CERDA (1992) pp. 218-219.
47. CERDA (1992) p. 219.
48. CERDA (1992) p. 223.
49. CERDA (1992) p. 223.
50. CERDA (1992) p. 224.
51. CERDA (1992) p. 224.
52.CERDA (1992) p. 224.
53. CERDA (1992) p. 224.
54.CERDA (1992) p. 224.
55. CERDA (1992) p. 224.
56. CERDA (1992) p. 224.
57. CERDA (1992) p. 226.
58. CERDA (1992) p. 271.
272
59. CERDA (1992) p. 271.
60. CERDA (1992) pp. 272-273.
61. CERDA (1992) p. 274.
62. CERDA (1992) p. 274.
63. CERDA (1992) p. 274.
64. CERDA (1992) p. 274.
65. CERDA (1992) p. 276.
66. CERDA (1992) p. 277.
67. CERDA (1992) p. 277.
68. CERDA (1992) p. 276.
69. CERDA (1992) p. 76.
70. CERDA (1992) p. 76.
71. CERDA (1992) p. 76.
72. CERDA (1992) p. 77.
73. CERDA (1992) p. 77.
74. CERDA (1992) p. 77.
75. Como sabemos, Hércules es el modelo de juez ideal propuesto por Ronald Dworkin.
76. CERDA (1992) p. 202.
77. CERDA (1992) p. 203.
78. CERDA (1992) p. 206.
79. CERDA (1992) p. 206.
80. CERDA (1992) p. 207.
81. CERDA (1992) p. 207.
82. Ver por ejemplo CERDA (1992) p. 84.
83. Ver, por ejemplo, STEPHENSON (2009).
84. LEITER (2005) p. 261.
85. LEITER (2005) p. 261
86. LEITER (2005) p. 270.
87. LEITER (2005) p. 270.
88. LEITER (2005) p. 261
89. LEITER (2005) p. 261
90. Entre los cuatro hitos destacados encontramos un debate con los parlamentarios RN Alberto Espina y Cristián
Monckeberg en materia de justicia penal donde se destaca: El Mercurio: “Los mejores “rounds” del inédito debate de jueces
vs. parlamentarios”, de 6 de Julio de 2007. Disponible en: http://www.emol.com/noticias/nacional/2007/07/06/261726/
los-mejores-rounds-del-inedito-debate-de-jueces-vs-parlamentarios.html [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].;
y Jurisdicción y Democracia: “Jornada de Homenaje a Jueces Exonerados durante la dictadura” (2007), disponible en
http://jurisdiccionydemocracia.cl/hitos-relevantes/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
91. En efecto, J&D manifiesta en esta parte de su página web (“hitos relevantes”) que el grupo: “no se caracteriza por
ser un grupo pasivo, callado ni mucho menos conformista. Muy por el contrario. Desde sus inicios ha demostrado
ser un motor de cambios, de debate y posicionamiento de ideas a nivel judicial y académico y con repercusiones
mediáticas….. Es así como hemos querido incluir en esta sección aquellas actividades que han generado gran im-
pacto en nuestro medio judicial e incluso a nivel de medios de comunicación y que demuestra nuestra capacidad
de organización y convocatoria y los valores que hemos promovido e impulsamos al interior del movimiento”. Ver
en sitio web Jurisdicción y democracia: “Hitos relevantes”, disponible en: http://jurisdiccionydemocracia.cl/hitos-
relevantes/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
92. Ver en sitio web Jurisdicción y Democracia: “Discurso pronunciado por Pedro Advis”, disponible en: http://jurisdic-
cionydemocracia.cl/wp-content/uploads/Discurso-homenaje-C.-Cerda.pdf [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013]..
93. Ver en sitio web Jurisdicción y Democracia: “Discurso pronunciado por Pedro Advis”, disponible en: http://jurisdic-
cionydemocracia.cl/wp-content/uploads/Discurso-homenaje-C.-Cerda.pdf [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013]..
94. Ver en sitio web Jurisdicción y Democracia: “Discurso pronunciado por Pedro Advis”, disponible en: http://jurisdic-
cionydemocracia.cl/wp-content/uploads/Discurso-homenaje-C.-Cerda.pdf [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013]..
95. La segunda: “Radiografía al 7º Juzgado de Garantía: El tribunal que levanta polémica por asesinato del cabo
Moyano”, de 25 de agosto de 2012. Disponible en:
273
http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2012/08/775638/radiografia-al-7-juzgado-de-garantia-el-tribunal-
que-levanta-polemica-por-asesinato-del-cabo-moyano [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013]..
96. La Segunda: “Radiografía al 7º Juzgado de Garantía: El tribunal que levanta polémica por asesinato del cabo
Moyano”, de 25 de agosto de 2012. Disponible en: http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2012/08/775638/
radiografia-al-7-juzgado-de-garantia-el-tribunal-que-levanta-polemica-por-asesinato-del-cabo-moyano [Fecha
de consulta: 27 de junio de 2013]..
97. Corte de Apelaciones de Santiago (2011): rol 6787-2.010, de 9 de diciembre de 2011.
274
14. El Mostrador(2012): “Diputados de oposición reclaman por criterios de sala laboral de la Corte Suprema” , de 15
de agosto de 2012, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/08/15/diputados-de-oposicion-
reclaman-por-criterios-de-sala-laboral-de-la-corte-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
15. El Mostrador (2012): “El perfil del candidato preferido por la moneda para la Corte Suprema”, de 13 de agosto
de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/sin-editar/2012/08/13/el-perfil-del-candidato-preferido-por-la-
moneda-para-la-corte-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
16. El Mostrador (2012): “El perfil del candidato preferido por la moneda para la Corte Suprema”, de 13 de agosto
de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/sin-editar/2012/08/13/el-perfil-del-candidato-preferido-por-la-
moneda-para-la-corte-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
17. El Mostrador (2012): “Las claves detrás de la quina que la Suprema propuso ayer para llenar un cupo en el
máximo tribunal”, de 11 de diciembre de 2012, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/12/11/
las-claves-detras-de-la-quina-que-la-suprema-propuso-ayer-para-llenar-un-cupo-en-el-maximo-tribunal/ [Fecha
de consulta: 27 de junio de 2013].
18 El Mostrador (2012): “Las claves detrás de la quina que la Suprema propuso ayer para llenar un cupo en el
máximo tribunal”, de 11 de diciembre de 2012, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/12/11/
las-claves-detras-de-la-quina-que-la-suprema-propuso-ayer-para-llenar-un-cupo-en-el-maximo-tribunal/ [Fecha
de consulta: 27 de junio de 2013].
19. El Mostrador (2013): “Presidente de la Suprema pone presión al senado y respalda nominación de Chevesich al
máximo tribunal”, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/04/presidente-de-la-suprema-
pone-presion-al-senado-y-respalda-nominacion-de-chevesich-al-maximo-tribunal/ [Fecha de consulta: 27 de
junio de 2013].
20. El Mostrador (2011): “El complejo pasado en DD.HH. del principal candidato a presidir la Corte Suprema”, de 19
de diciembre de 2011, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/12/19/el-complejo-pasado-en-
dd-hh-del-principal-candidato-a-presidir-la-corte-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
21. El Mostrador (2011): “El complejo pasado en DD.HH. del principal candidato a presidir la Corte Suprema”, de 19
de diciembre de 2011, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/12/19/el-complejo-pasado-en-
dd-hh-del-principal-candidato-a-presidir-la-corte-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
22. El Mostrador (2011): “Pese a su pasado en DD.HH. la Suprema elige a Rubén Ballestero como su nuevo presidente”,
19 de diciembre de 2011, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/12/19/pese-a-su-pasado-en-
ddhh-la-suprema-elige-a-ruben-ballesteros-como-su-nuevo-presidente/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
23. El Mostrador (2013): “Los fallos anticonsumidores que juegan en contra del ascenso de Chevesich a la Suprema”,
de 5 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/05/los-fallos-anti-consumi-
dores-que-juegan-en-contra-del-ascenso-de-chevesich-a-la-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
24. El Mostrador (2013): “Los fallos anticonsumidores que juegan en contra del ascenso de Chevesich a la Suprema”,
de 5 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/05/los-fallos-anti-consumi-
dores-que-juegan-en-contra-del-ascenso-de-chevesich-a-la-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
25. El Mostrador (2013): “Los fallos anticonsumidores que juegan en contra del ascenso de Chevesich a la de 27 de
junio de 2013, http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/05/los-fallos-anti-consumidores-que-juegan-en-
contra-del-ascenso-de-chevesich-a-la-suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
26. El Mostrador (2013): “El desconocido voto favor del Mamo Contreras que puede complicar la nominación de
Chevesich a la Suprema”, de 17 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/17/
el-desconocido-voto-a-favor-del-mamo-contreras-que-puede-complicar-la-nominacion-de-chevesich-a-la-
suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
27. El Mostrador (2013): “El desconocido voto favor del Mamo Contreras que puede complcar la nominación de
Chevesich a la Suprema”, de 17 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/17/
el-desconocido-voto-a-favor-del-mamo-contreras-que-puede-complicar-la-nominacion-de-chevesich-a-la-
suprema/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
28. El Mostrador (2013): “La Suprema de juega a full por Chevesich en la antesala de su concurrencia de hoy al Senado”,
de 19 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/19/la-suprema-se-juega-a-
full-por-chevesich-en-la-antesala-de-su-concurrencia-de-hoy-al-senado/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
29. El Mostrador (2013): “La Suprema de juega a full por Chevesich en la antesala de su concurrencia de hoy al Senado”,
de 19 de junio de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/19/la-suprema-se-juega-a-
full-por-chevesich-en-la-antesala-de-su-concurrencia-de-hoy-al-senado/[Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
275
30. El Mostrador (2013): “El apoyo de escalona a Chevesich y su estrategia para recuperar el poder”, de 21 de junio
de 2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/21/el-apoyo-de-escalona-a-chevesich-
y-su-estrategia-para-recuperar-el-poder/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
31. El Mostrador (2013): “El apoyo de escalona a Chevesich y su estrategia para recuperar el poder”, 21 de junio de
2013, disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/21/el-apoyo-de-escalona-a-chevesich-y-su-
estrategia-para-recuperar-el-poder/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
32. El Mostrador (2013): “Los votos de Chevesich a favor de Pinochet en crímenes de la Operación Cóndor y el asesinato
de Prats”, disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/06/24/los-votos-de-chevesich-a-favor-de-
pinochet-en-crimenes-de-la-operacion-condor-y-el-asesinato-de-prats/ [Fecha de consulta: 27 de junio de 2013].
33. Este es el caso, por ejemplo, de la revista Actualidad Jurídica, que edita la Facultad de Derecho de la Universidad
del Desarrollo. Lo propio ocurre con el Anuario de Derecho Público, de la Universidad Diego Portales; y con medios
más tradicionales, como la Gaceta Jurídica, la Revista de Derecho Público de la Universidad de Chile, y con revistas
indexadas como la Revista Chilena de Derecho, entre muchas otras.
34. POSNER (2011).
35. POSNER (2011) p. 229.
36. POSNER (2011) p. 229 .
37. POSNER (2011) p. 229 .
38. POSNER (2011) p. 229 .
39. POSNER (2011) p. 230 .
40. POSNER (2011) p. 230 .
41. POSNER (2011) p. 230 .
42. POSNER (2011) p. 230 .
43. POSNER (2011) p. 238 .
44. POSNER (2011) p. 242 .
45. POSNER (2011) p. 243.
46. POSNER (2011) p. 243.
47. POSNER (2011) p. 243.
48. POSNER (2011) p. 243.
49. En este sentido, y respecto de lo primero, los estudios críticos de la actividad de juzgar deben ser estudios diferentes
a las biografías, por un lado y las mediciones de tipo cuantitativo del desempeño judicial, por otro. Para el autor, el
tipo de estudio crítico más iluminador: “compararía la opinión del juez en algún caso notable con la opinión del juez
del tribunal inferior, el historial del caso y los informes del abogado y los argumentos orales junto con cualesquiera
memorias internas escritas por el juez, por sus colegas o por su secretario judicial. El objetivo sería determinar el rigor
y la completitud de la opinión del juez; si fue cuidadoso al recurrir al precedente; el valor que añadió a los informes,
argumentos y contribuciones que fueron hechas por parte de los secretarios judiciales y otros jueces y, por tanto,
la originalidad de la opinión en cuestión; y que añadió, si es que añadió algo, a la comprensión a nivel teórico del
problema. La interacción entre el juez y sus colegas sería una importante perspectiva de estudio dado que, al igual
que sucede en los deportes de equipo, el desempeño por parte de un juez puede verse afectado de forma decisiva
por sus colegas: ¿son de los que apoyan o de los que compiten?¿van buscándoles defectos a sus opiniones o tratan
de hacer sugerencias útiles?¿es tratado de manera imparcial por el juez a quien se le ha asignado la redacción de
la opinión del tribunal?¿están sus colegas en la misma onda política y metodológica que él?¿hasta qué punto son
sus opiniones realmente opiniones del grupo?”. POSNER (2011) p. 244.
50. POSNER (2011) pp. 248-249.
51. Este es el caso, por ejemplo, de las Universidades Diego Portales, Católica de Chile, Católica de Valparaíso, de
Chile, de Valparaíso y de Los Andes.
52. Ver, por ejemplo, la Revista Chilena de Derecho, la Revista Chilena de Derecho Privado, la Revista de Estudios
Constitucionales, la Revista de Derecho de la Universidad Austral, de la Universidad Católica de Valparaíso, de la
Universidad Católica de Valparaíso, etc.
53. Existen muchos casos, como La Semana Jurídica, El Mercurio Legal, Diario Constitucional, etc.
54. A los buscadores gratuitos y públicos de tribunales y órganos administrativos, se suman algunos particulares,
como West Law, por ejemplo.
55. Ya pusimos el ejemplo del Instituto de Derechos Humanos en las causas de las “tomas” de los establecimientos
educacionales (ver capítulo 3). Otro ejemplo se asocia con la formación de los jueces por parte de ONGs como el
276
Observatorio de Pueblos Indígenas (ver capítulo 7) y con la presencia de “clínicas de interés público” en causas
energéticas y ambientales.
56. Ver OLSON (2011). Ver también un comentario sobre esta obra en VERDUGO (2013-A)
CUARTA PARTE
PROPUESTAS PARA MINIMIZAR EL ACTIVISMO
JUDICIAL EN CHILE
Capítulo 10. Comportamientos judiciales alternativos.
1. Por ejemplo, ver la descripción de POSNER (1983) pp. 11-14.
2. Resulta interesante el aporte de BARNETT (1997), quien analiza diversas materias conectadas con principios
jurídicos, interpretación constitucional, y fuentes de tradición jurídica como una manera de evaluar diversas res-
puestas al activismo judicial.
3. Sobre la cultura judicial chilena, ver, entre otros, el trabajo de HILBINK (2007).
4. No haremos el esfuerzo de determinar los elementos de nuestra cultura judicial. Asumiremos, como ya señalamos,
que ellos se encuentran en los supuestos ya citados.
5. Como ya lo adelantábamos, el problema de la deferencia y el self restraint fue invocado con fuerza cuando sec-
tores conservadores comenzaron a criticar el activismo judicial de la “Corte Warren”. Bajo este período de la Corte
Suprema norteamericana, los jueces desarrollaron su tarea maximizando el uso de las reglas legales disponibles
para la solución de la controversia jurídica concreta a la que se están avocando, y minimizaron la injerencia de su
decisión en el proceso político y en la definición de políticas públicas y regulaciones, las que debían haber estado en
poder de los representantes electos del pueblo, responsables ante la ciudadanía.
6. THAYER (1893).
7. Ver, por ejemplo, a POSNER (2012), quien ha argumentado que las teorías thayerianas están muertas. Cabe señalar
que el juez Posner viene trabajando en esta posición escéptica del self-restraint desde hace muchos años. Por ejemplo,
ver algunas respuestas a debates similares en POSNER (1983).
8. Véase una crítica reciente en POSNER (2012). Para este autor Este autor opina el self restraint ha muerto debido
a que tiene fundamentos débiles, a que en la práctica existen jueces activistas que la deferencia no ha sido capaz de
disciplinar, a la influencia de la corte Warren, y a la gran popularidad de teorías judiciales expansivas incompatibles
con la auto-restricción.
9. Ver una respuesta directa a los argumentos de Posner en KRAMER (2012) y EPSTEIN y LANDES (2012). Para un
intento de evaluar el judicial self-restraint de manera empírica, ver HUQ (2012).
10. Para los críticos, en todo caso, la auto-restricción judicial no es más que un pretexto de quienes están discon-
formes con los resultados o interpretaciones de determinados fallos. Ver MURPHY et al (2002) p. 141, y pp. 311-312.
11. Ver, por ejemplo, HICKMAN y PIERCE (2010) pp. 518-662. En este caso (Chevron), la deferencia obliga al juez a
seguir el test de dos pasos (two-step inquiry). “El primer paso le obliga a examinar la ley de cuya aplicación se trata;
si concluye que su sentido es claro para resolver el caso cuestionado, esto le obligará a examinar la Ley de cuya
aplicación se trata, si concluye que su sentido es claro para resolver el caso cuestionado, esto le obligará a contrastar
ese sentido con el que propugna la administración y el problema termina ahí. Pero si el juez concluye que el sentido
de la Ley es ambiguo, esto es, que en su texto no resulta inequívocamente una solución precisa para la cuestión
planteada, entonces debe adentrarse en el segundo paso, que consiste en dar deferencia a la interpretación que
haya hecho la Administración, siempre que no sea abiertamente irrazonable”. GARCÍA DE ENTERRÍA (1995) p. 191.
12. La revisión judicial en Estados Unidos de las actuaciones de la agencia se centra en aspectos orientados al:
control del procedimiento seguido por la agencia (no un control de mérito), donde se analiza el proceso que llevó
a la agencia a tomar una determinado decisión; control del expediente, donde se analiza el conjunto de informes,
documentos, audiencias, etc., que conforman el expediente administrativo; y, aplicación de la doctrina del hard-look
(mirada dura), que implica que el juez analice el proceso analítico de la agencia conducente a la decisión final, esto
es, porque tomó una decisión y descartó otras. Como recuerda Comella, en el pasado, el estándar de revisión aplicado
tradicionalmente a los reglamentos había sido el arbitrary and capricious: “Este criterio se traducía en un primer
periodo en una mínima indagación en la racionalidad de la norma, esto es, su capacidad general para acomodarse
al mandato legislativo. Con el tiempo, esta doctrina general de interdicción de la arbitrariedad se desdobló en un
criterio de racionalidad y otro de razonabilidad. Este último supone una indagación más profunda en el concreto
277
proceso decisorio, al objeto de averiguar si la resolución final fue emitida a la luz de una completa información sobre
el problema a resolver y si las técnicas adoptadas permiten un cumplimiento de los fines propuestos que guarde
una relación de proporcionalidad en relación a los objetivos de la ley. En todo caso, se trata de un juicio negativo; el
tribunal nunca se pronuncia sobre cuál hubiera sido la solución óptima, sino únicamente sobre si la adoptada puede
incluirse dentro del elenco de las posibles. Ello acota el campo de discrecionalidad administrativa, excluyendo de
la competencia judicial el juicio de oportunidad. En la idea del hard look lo que interesa es el procedimiento como
mecanismo suficiente para examinar la diligencia del órgano en procura de una decisión bien informada”. COMELLA
(1997) pp. 53-54. En este sentido, sostiene el mismo autor: “exigir a la agencia que desvele la gama de alternativas
consideradas y las razones técnicas o jurídicas para el rechazo o adopción de cada una de ellas, el tipo de datos
obtenidos o las extrapolaciones realizadas y su justificación, suponen en realidad un examen sobre la conveniencia
o la proporcionalidad de los aspectos sustantivos del reglamento”. COMELLA (1997) p. 56. Así, el juez americano,
no construye su propio expediente (e.g., analizando e incorporando nuevos documentos), sino que analiza y vuelve
sobre el proceso efectuado por la agencia. Hay, por tanto, bastante deferencia respecto de la interpretación de la
agencia, porque se acepta su mayor experticia en el ámbito regulatorio. Ello no obsta, como se ha visto, a que en-
frente una revisión judicial exigente. Por lo pronto, mucho mayor que la enfrenta el legislador. En efecto, el escrutinio
tradicional aplicado por los jueces para analizar una regulación, el estándar de “racionalidad”, será mayor o menor
dependiendo de su fuente, legislador o agencia. En el primer caso, la deferencia será mucho mayor. Ver MASHAW
(1997). Wald ha puesto de relieve dos aspectos relevantes de este esquema de revisión judicial. En primer lugar, y
en sintonía con lo que veíamos anteriormente, dado que muchas veces hay un mandato del legislador a la agencia
para tomar en cuenta el análisis económico de una determinado medida (e.g., balance costo-beneficio), ello implica
a su vez un desafío para los jueces respecto del control de este parámetro. En segundo lugar, ello no implica que los
jueces puedan reemplazar las regulaciones propuestas por el legislador y la agencia por sus propias convicciones
en materia de política o regulaciones. WALD (1984) pp. 44-45.
13. Sobre el margen de apreciación, ver, entre otros, a SWEENEY (2005); DEL TORO (2007) pp. 33-41; BENAVIDES
(2009) y BARBOSA (2011).
14. Por ejemplo, ver GARCÍA R. (2007).
15. BENAVIDES (2009) p. 308.
16. Ver VERDUGO y GARCÍA (2012) pp. 195-196.
17. Recordemos que el recurso de inaplicabilidad de la Constitución de 1925 se usó muy poco. Bajo la Constitución
de 1833 no hubo control constitucional entregado a tribunales independientes. Recién en la reforma constitucional
de 1970 se creó el Tribunal Constitucional, y sólo con controles preventivos. El control represivo abstracto, que opera
sobre leyes vigentes y con efectos generales, fue introducido recién con la reforma constitucional de 2005.
18. Interesante resulta la investigación de Enrique Navarro, quien da cuenta de una suerte de control de constitu-
cionalidad especial en Chile (aunque muy atenuada, por cierto) durante el siglo XIX. En su libro, el profesor Navarro
da cuenta de la opinión de connotados comentaristas, como Jorge Huneeus, José Victorino Lastarria y Manuel
Carrasco. Ver NAVARRO (2011) pp. 13-21.
19. Ver ZAPATA (1994) pp. 6-22, ZAPATA (2002) pp. 69-93 y ZAPATA (2008) pp. 225-289. También existen teorías
constitucionales entre nosotros que promueven que el Tribunal Constitucional no tiene la última palabra, y que esta
pertenece al poder político. Este tipo de razonamientos suelen complementarse bastante bien con teorías como la de la
deferencia razonada, en cuanto a su justificación democrática. Ver un ejemplo en un trabajo reciente de SILVA (2012).
20. Ver un ejemplo en TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, sentencia rol 626, de 16 de Enero del 2007. Recientemente,
una sentencia discutió internamente el punto en un fallo dividido. Ver Tribunal Constitucional, sentencias roles
1960 y 1961, de 10 de julio de 2012. Por otra parte, cabe hacer presente que parecen existir ministros del Tribunal
Constitucional que han declarado públicamente su compromiso con deberes similares a la deferencia, como ocurre
con la “prudencia con que el Tribunal deba acoger las inconstitucionalidades que se le planteen”. Este es el caso, por
ejemplo, de la ministra Marisol PEÑA (2007) p. 211.
21. Ver, por ejemplo, el trabajo de POYANCO (2013) y los problemas planteados por ATRIA (2000), SILVA (2012), SILVA
(2012-A) y VERDUGO (2013). Ver, también, la tesis de POMAR (2013).
22. Además del trabajo de Marisol Peña, ver el de Carlos CARMONA (2012).
23. Entre otros, ver esta discusión en CORDERO (2012).
24. Sobre esta materia, ver también, GARCÍA (2010) y GARCÍA Y VERDUGO (2010).
25. SUNSTEIN (2001) p. 4.
26. SUNSTEIN (2001) p. 53.
278
27. SUNSTEIN (2001) p. 9.
28. SUNSTEIN (2001) p. 57.
29. SUNSTEIN (2001) p. 57. Sin embargo, para Sunstein puede valer la pena intentar una solución amplia y deep
(maximalista) cuando: (1) los jueces tienen confianza considerable en el mérito de esa solución; (2) la solución puede
reducir los costos de la incertidumbre para futuros jueces y litigantes; (3) es importante contar con una planificación
anticipada; y (4) un enfoque maximalista promoverá objetivos democráticos sea creando las precondiciones para la
democracia o imponiendo buenos incentivos a las autoridades electas, incentivos ante los cuales son responsivos.
Sunstein (2001) p. 57.
30. SUNSTEIN (2001) p. 5.
31. SUNSTEIN (2001) pp. 24-25.
32. SUNSTEIN (2001) p. 5.
33. SUNSTEIN (2001) p. 26.
34. SUNSTEIN (2001) p. 27.
35. SUNSTEIN (2010) p. 5.
36. SUNSTEIN (2010) p. 5.
37. SUNSTEIN (2001) p. 59.
38. Ver, por ejemplo, SUNSTEIN (1994)
39. SUNSTEIN (2001) p. 59.
40. SUNSTEIN (2010) p. 5.
41. SUNSTEIN (2001) p. 46.Los costos por errores judiciales pueden provenir tanto de una suma de errores pequeños
o bien de pocos errores pero de gran envergadura. Sunstein (2001) p. 49.
42. SUNSTEIN (2001) p. 49.
43. SUNSTEIN (2001) p. 49.
44. SUNSTEIN (2001) p. 49.
45. Por lo mismo, la idea de construir tests ha sido invocada por jueces norteamericanos como una manera de contestar
a la anomalía democrática del comportamiento judicial que se observa en dicho país. BREYER (1999) p. 50 y p. 55.
46. Por esto, tal vez, parte de la doctrina chilena parece haberse interesado en estudiar la construcción de tests por
parte de tribunales extranjeros. Por ejemplo, ver CORREA (2003), quien se interesa en estudiar la manera en que
algunos tests resuelven la colisión entre el interés público-colectivo y el individual.
47. GARCÍA (2010) p. 261.
48. GARCÍA (2010) p. 309.
49. FERMANDOIS (2010) y GARCÍA (2011). Sobre una visión crítica del test de proporcionalidad, ver COVARRUBIAS (2012).
50. GARCÍA (2011) p. 102.
51. De hecho, y a modo de ejemplo, se ha dicho que la “auto-restricción” no es, en sí misma una filosofía completa sobre
el comportamiento judicial, ya que este factor debe relacionarse con otras variables relevantes. POSNER (1983) p. 22.
279
2. GAROUPA Y GINSBURG (2007).
3. En esta parte hemos seguido un trabajo anterior. Ver GARCÍA Y MANCUSI-UNGARO (2007).
4. Una comisión de selección, rama del CGPJ, está encargada del contenido y estructura de los exámenes. Esta comisión
se compone por miembros elegidos por el CGPJ o el Ministerio de Justicia. En 1994, la responsabilidad de la Academia
Judicial y el control del proceso de selección habían sido delegados al CGPJ. Además de las funciones disciplinarias y
en menor medida promocionales, la CGPJ tiene cierta función en el control de la administración judicial. El Ejecutivo
todavía ejerce mucha autoridad al regular al personal administrativo de las cortes, la infraestructura judicial, y los
recursos. El Ejecutivo está también a cargo de la administración de las pensiones. Incluso más importante es el hecho
de que el Legislativo controla la mayoría de los salarios de la Judicatura a través del estatuto, siendo la minoría de
las categorías controladas por el Ejecutivo.
5. Ver VIAL Y CORREA (1991).
6. El modelo de los Consejos Judiciales presenta en su diseño diversas complejidades que deben ser consideradas a la
hora de evaluarlo –a lo que se suma el hecho que en derecho comparado encontramos modelos muy diversos unos
de otros, por lo que no puede hablarse unívocamente de ellos–. Las diferencias se centran en cuanto a la extensión
de sus atribuciones (totales, importantes o mínimas); rol o peso relativo que juega la Corte Suprema o el resto de los
jueces; composición y forma en que son seleccionados sus integrantes (por un mismo órgano o varios); el tamaño;
rol que juegue la política partidista en estos aspectos, entre otros. Todas las variantes anteriores son fundamenta-
les a la hora de exigir resultados del modelo en términos de independencia, grados de politización, eficiencia, etc.
Además, el diseño institucional debe evitar facilitar los intentos de “captura” por parte de los grupos de interés, los
que se desplazarían desde los superiores jerárquicos, hasta el Consejo Judicial. Asimismo, existe bastante evidencia,
tanto respecto de los modelos europeos como de los desarrollados en Latinoamérica que muestra que este modelo
de Consejos Judiciales, no ha generado mayor independencia, eficiencia o disminuido la politización. Ver GAROUPA
Y GINSBURG (2007). Entre nosotros, Vargas ha profundizado en alguna de estas críticas a este modelo: “(i) A los
Consejos se les entregó la totalidad de las funciones del Gobierno Judicial pues aquella que hemos llamado repre-
sentación política por historia y peso institucional fue conservada en las Cortes Supremas. Incluso en las restantes
quedaron también zonas oscuras, de intersección de facultades. Todo ello redundó en una constante y desgastante
pugna de poderes entre las Cortes Supremas y los Consejos, costándole muchísimos a éstos encontrar su definitivo
nicho. (ii) Por lo general los Consejos han sido tan permeables a las influencias políticas en el manejo de las carreras
judiciales como antes lo eran los otros poderes del Estado. Incluso, como lo comprueba la experiencia española, los
cambios intentados en su composición no han sido eficaces para diluir los compromisos políticos de sus integrantes
con el sector que los designa. (iii) Los Consejos no han servido para profesionalizar y por ende hacer más eficiente la
administración de los tribunales. En parte por su integración mayoritaria sino exclusiva de abogados; en parte por
tratarse de órganos colegiados, del todo ineficientes a la hora de tomar decisiones cotidianas de gestión; en parte
porque ellos mismos han creado costosas estructuras burocráticas pero poco profesionales que se superponen y
encarecen las que ya existían en los Poderes Judiciales”. VARGAS (2005) p. 5.
7. Para lo anterior, propone tres propuestas bastante concretas de perfeccionamiento del proceso: “1. Entregarle
publicidad y transparencia al proceso de oposición de candidatos y a la votación que tiene lugar en el Pleno de la
Corte Suprema para conformar la quina de candidatos al máximo tribunal. No basta con saber los votos que cada
candidato tiene, sino también conocer los méritos que se esgrimen para su incorporación. Esto es especialmente
relevante si existen varias quinas a proveer en un corto periodo de tiempo. Qué decir si concurren nuevas interpre-
taciones por parte de la Corte Suprema, en torno al procedimiento constitucional de designación. En ambos casos
estamos frente a actuaciones que pueden alterar la “oferta judicial” de buenos candidatos, limitando con ello la
actuación posterior del Ejecutivo y el Congreso. Esto apareja el efecto que los candidatos, cuya quina considere el
Ejecutivo, sean ampliamente conocidos. El estándar no se limita, por tanto, al nombre propuesto por el Jefe de Es-
tado al Senado ya que el Presidente de la República tendrá mayores incentivos para fundar y razonar su elección. 2.
Regular la publicidad en la Comisión de Constitución del Senado, de manera que la persona propuesta tenga ocasión
de dar cuenta de su “visión judicial” en una audiencia siempre pública (televisada) y documentada (con registros).
3. Votación pública y fundada en el acuerdo adoptado por el Senado en Sala, de manera que dicha publicidad sea
consistente con lo informado por la Comisión de Constitución y aumente los grados de responsabilidad, frente a la
ciudadanía, del nominado y del proceso que culmina”. Ver ALVEAR (2012).
8. Ver, por ejemplo, intervención de Javiera Blanco, en BLANCO Y MORALES (2011) p. 173.
9. ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JUDICIALES (2011) p. 154.
10. Ver comentario de Rafael Blanco, en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS JU-
280
DICIALES (2011) p. 161.
11. La Conferencia judicial fue establecida en 1922 como un foro a través del cual los jueces podían discutir y desa-
rrollar estrategias para mejorar el desempeño judicial. La Conferencia judicial está integrada por el Presidente de la
Corte Suprema, el Presidente de la Corte Internacional de Comercio y un juez de distrito por cada circuito regional
judicial elegidos por mayoría de voto de los jueces dentro de cada circuito en particular. Una característica relevante
de la Conferencia Judicial, es su composición exclusivamente judicial y el hecho de no tener atribuciones en los
nombramientos judiciales. A diferencia de otros países que delegan la carga administrativa en las Cortes superiores,
como es el caso chileno, en Estados Unidos el Congreso explícitamente delega la administración de las cortes a la
Conferencia judicial y no a la Corte Suprema. Así, la Conferencia fiscaliza la oficina de administración de las cortes
a través de sus propios comités asignados para conocer de materias específicas tales como personal, espacios y
seguridad, salarios y beneficios. Así, mientras la política general de administración judicial es establecida por la
Conferencia judicial en un nivel macro, la autoridad también se delega y es manejada más eficientemente por cada
corte a un nivel micro. Por lo tanto, el Presidente de cada corte dirige diariamente la administración de su propia corte
con la ayuda de los empleados de la misma de acuerdo a la política general llevada a cabo por la Conferencia judicial.
Ver GARCÍA Y MANCUSI-UNGARO (2007).
12. Ver DECKER ET AL (2011).
13. Se buscaba que cuando las cortes estuvieran conformadas por siete o más ministros; el órgano calificador ya no
sería más la Corte en pleno, sino una comisión integrada por cinco de sus miembros, designados para este efecto
anualmente. Respecto de los parámetros de evaluación, éstos serán fijados por un auto-acordado de la Corte
Suprema, previo informe de la Corporación Administrativa del Poder Judicial.
14. JUICA (2011).
15. Ver GARCÍA (2012-A).
16. VARGAS (2007) pp. 117-118. Resulta fundamental que a la hora de diseñar incentivos, como son los bonos por
desempeño, se eviten los “componente base”, que en la práctica implica garantizar un bono a todo evento, o en otras
palabras, un aumento de sueldo directo. Ello desnaturaliza un instrumento que busca premiar la productividad.
Asimismo, si bien la existencia de bonos de desempeño institucional y colectivos es positiva en la medida en que
buscan premiar aumentos de productividad en determinadas unidades organizacionales (e.g., un tribunal, una sala,
o la que se determine), debieran ir siempre acompañados de un bono de carácter individual, dado que sabemos que,
en cualquier acción colectiva, se produce el efecto de free-riding o polizón, esto es, aprovechar los beneficios de la
acción colectiva (esfuerzo del grupo), sin incurrir en los costos del mismo (esfuerzo personal). Ello de suyo puede ser
injusto, dado que no premia los esfuerzos individuales de productividad que generaron el aumento de productividad
colectivo En un sentido similar VARGAS (2007) p. 118. Obviamente, los bonos (tanto colectivos como individuales)
deben ser diseñados evitando los incentivos perversos propios de un sistema de bonos basados en cuestiones cuan-
titativas, de ahí la importancia de los ponderadores (varias variables que se potencian o neutralizan las unas a las
otras). Con ello evitamos lo que hemos visto en el pasado: jueces “express” que para recibir el mencionado bono son
capaces de fallar en pocos días el equivalente a muchos meses de trabajo.
17. Ver DECKER ET AL. (2011) .
18. Ver DECKER ET AL. (2011). En el primer caso se analizaron las siguientes preguntas: ¿existió un reporte en la audien-
cia? ¿qué tipo de audiencia fue? ¿qué tipo de decisión fue? ¿fechas de audiencia, de la sentencia y la publicidad? Por
otro lado, entre los criterios de evaluación de la decisión judicial se encontraban: ¿se establecen los hechos de forma
clara? ¿se mencionan las pretensiones de las partes? ¿está motivada la sentencia? ¿se mencionan las bases legales
del fallo? ¿la sentencia se hace cargo de los costos? ¿se especifican los días en que comienzan a correr intereses y
multas? ¿se especifican los mecanismos de ejecución de la sentencia?
19. DECKER ET AL. (2011).
20. Las quejas deben inicialmente presentarse al Presidente de la Corte de Apelaciones (Chief Judge) dentro del
circuito en el cuál el juez tiene asiento. Los empleados de la corte enviarán una copia al juez contra el cuál se realiza
la queja, y el Presidente rápidamente revisará cualquier queja. Luego de una revisión no resolutiva, el Chief Judge
declarará inadmisible la queja o concluirá los procedimientos si han sido puestos en marcha o si no son necesarios.
La mayoría de las quejas no son admitidas, principalmente porque se basan en un fallo particular del juez o en
elementos del procedimiento de un caso que no se relaciona con un mal comportamiento judicial. Si el Presidente
cree que es necesaria una mayor investigación, nombrará un Comité especial integrado por él mismo junto con
igual número de jueces del circuito y de distrito dentro de su circuito. El Comité luego investigará la conducta del
juez y emitirá un informe al Consejo del circuito judicial con sus conclusiones y recomendaciones para una acción
281
apropiada. Ver GARCÍA Y MANCUSI-UNGARO (2007).
21. Más aún, si un juez es condenado por crimen, el CGJP tiene la facultad para proponer una sanción que reemplace
la remoción si el delito es penado con menos de 6 meses de presidio.
22. Dice el Mensaje: “La existencia de instituciones como éstas que se hagan cargo de las fiscalizaciones disciplina-
rias de los integrantes del Poder Judicial, fortalece la necesaria probidad y el buen comportamiento en el ejercicio
de la función judicial, tanto de Ministros y jueces como de auxiliares de la administración de justicia y empleados
judiciales. Sin embargo, tales facultades deben ser ejercidas con sujeción a normas de procedimiento adecuadas, que
reflejen el respeto por los principios básicos del debido proceso, como la bilateralidad de la audiencia y el derecho a
impugnar. No es posible concebir un ejercicio adecuado de la potestad que se entrega al Ministerio Público Judicial
sin un contexto procedimental justo y equitativo, como el que el presente texto propone (…) Así, la obligación del
investigador de indagar y agregar al expediente tanto los antecedentes que perjudiquen como los que beneficien
o exculpen al afectado, la clara posibilidad de descargos, la amplia posibilidad de prueba, la garantista forma de
notificación contemplada, entre otras garantías, no vienen sino a demostrar el espíritu que ha inspirado el presente
proyecto, en pro del respeto del debido proceso”.
23. Donde se propone una estructura interna especialmente dedicada a la prevención, investigación y eventual
propuesta de sanciones, respecto de los actos relativos a la disciplina judicial. Con ello se busca fortalecer la probi-
dad y el buen comportamiento en el ejercicio de la función judicial, tanto de Ministros y jueces como de auxiliares
de la administración de justicia y empleados judiciales. Con esto se opta por un camino radicalmente distinto a lo
planteado en el pasado donde se buscaba eliminar la institución, dado que muchas de las funciones de este órgano
o bien coincidían con el ámbito de competencias del Ministerio Público propio de la Reforma Procesal Penal o eran
atribuciones de menor entidad.
24. El proyecto elimina toda atribución de carácter jurisdiccional o consultiva –tanto en lo criminal como en lo civil- y
le da un puro carácter fiscalizatorio; es decir, le otorga atribuciones para investigar cualquier irregularidad de índole
disciplinaria, reservándose la aplicación de la correspondiente sanción al superior jerárquico. La reforma permite que
se genere una especialización en relación con el control disciplinario, impidiendo que otras autoridades judiciales
dediquen su escaso tiempo a investigar irregularidades dentro del tribunal. Eso sí, la imposición de la sanción es
de atribución del superior. Otro punto relevante es que se regula la investigación de los fiscales. Se determina un
procedimiento legal que dota de una mayor transparencia a la investigación.
25. En miras a denunciar toda falta o abuso en la conducta de los funcionarios judiciales, estableciéndose incluso
la obligación para los fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones, de tener diariamente una audiencia pública
destinada a oír las quejas verbales o escritas que cualquier persona quiera interponer contra algún funcionario
sobre el cual detente facultades disciplinarias.
26. Otras críticas que se han formulado a este proyecto dicen relación con que se mantiene, innecesariamente, la
figura del Ministro de Fe que debe autorizar toda actuación del investigador; la tramitación es escrita, sin audiencias;
el fallo se elabora a partir del informe y los antecedentes acompañados por el investigador, no existiendo propiamente
un juicio disciplinario ante el órgano sancionador, con derecho a defensa y actividad probatoria; se establece una
suerte de consulta obligatoria ante la Corte Suprema; y, no queda clara la idoneidad de la composición del órgano
investigador –el Ministerio Público Judicial– para abordar la tarea que se le encomienda. VARGAS (2007) pp. 120-121.
27. MODEL CODE OF JUDICIAL CONDUCT (2004).
28. BLANCO Y MORALES (2011) pp. 178-183.
29. BLANCO Y MORALES (2011) p. 181.
30. Comentario de Juan Enrique Vargas en ASOCIACIÓN NACIONAL DE MAGISTRADOS-INSTITUTO DE ESTUDIOS
JUDICIALES (2011) p. 164.
31. BLANCO Y MORALES (2011) p. 181.
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