Cortázar y El Humor

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CORTÁZAR Y EL HUMOR

Actividad 1

Fragmentos
«Pero seamos serios y observemos que el humor, desterrado de nuestras letras
contemporáneas (Macedonio, el primer Borges, el primer Nalé, César Bruto,
Marechal a ratos, son outsiders escandalosos en nuestro hipódromo literario),
representa mal que les pese a los tortugones una constante del espíritu argentino en
todos los registros culturales o temperamentales que van de la afilada tradición de
Mansilla, Wilde, Cambaceres y Payró hasta el humor sublime del reo porteño que en
la plataforma del tranvía 85 más que completo, mandado a callar en sus protestas
por el guarda masificado, le contesta: ‘¿Y qué querés? ¿Qué muera en silencio?’».

«A los humoristas les pegan de entrada la etiqueta para distinguirlos higiénicamente


de los escritores serios. Cuando mis cronopios hicieron algunas de las suyas en
Corrientes y Esmeralda, huna heminente hintelectual hexclamó: “¡Qué lastima,
pensar que era un escritor tan serio! Solo se acepta el humor en su estricta jaulita, y
ojo con trinar mientras suena la sinfónica porque lo dejamos sin alpiste para que
aprenda».
Cortázar, Julio. «De la seriedad en los velorios», en La vuelta al día en ochenta
mundos. México,

1. Según Cortázar, ¿forma parte el humor del espíritu argentino? ¿Por qué?
2. En un texto breve, exponer el punto de vista personal al respecto. ¿En qué
perciben o no el «humor argentino»?

Actividad 2:
En 1962, Julio Cortázar publicó un libro llamado Historias de cronopios y de famas,
que había sido escrito a principios de la década de 1950. El libro está dividido en
cuatro partes. La primera, «Manual de instrucciones», contiene manuales de
instrucciones para actos tales como cantar o llorar. Luego le sigue «Ocupaciones
raras», que describe las andanzas de una familia extraña. A continuación,
encontramos «Material plástico», que incluye textos variados, y la serie culmina
con «Historias de cronopios y de famas», que informa sobre la idiosincrasia y otras
vicisitudes de estos seres. Los textos que componen este libro pueden leerse en
muchas claves y el humor es una de ellas.
Leamos los fragmentos del libro. Cada uno corresponde a una de las partes
mencionadas.

Conversen entre todos en torno a los siguientes ejes:

Los recursos de humor utilizados.

El tipo de lenguaje empleado. En particular, observar y explicar las


variaciones de una parte a otra.

Las funciones culturales del humor.

El significado –probable– de cada texto. ¿A quién le corresponde fijar el


significado o la finalidad de los textos? ¿Al autor o al lector?

Historias de cronopios y de famas (fragmento)

Instrucciones para subir una escalera (Manual de instrucciones)


«Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera
tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte
siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular,
conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente
variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes
verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión
momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados
como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el
anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación
producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de
una planta baja a un primer piso».
Simulacros (Ocupaciones raras)
«Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o
fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros
que no sirven para nada.
Tenemos un defecto: nos falta originalidad. Casi todo lo que decidimos hacer está
inspirado –digamos francamente, copiado– de modelos célebres. Si alguna novedad
aportamos es siempre inevitable: los anacronismos o las sorpresas, los escándalos.
Mi tío el mayor dice que somos como las copias en papel carbónico, idénticas al
original salvo que otro color, otro papel, otra finalidad. Mi hermana la tercera se
compara con el ruiseñor mecánico de Andersen; su romanticismo llega a la náusea.
Somos muchos y vivimos en la calle Humboldt.
Hacemos cosas, pero contarlo es difícil porque falta lo más importante, la ansiedad
y la expectativa de estar haciendo las cosas, las sorpresas tanto más importantes
que los resultados, los fracasos en que toda la familia cae al suelo como un castillo
de naipes y durante días enteros no se oyen más que deploraciones y carcajadas.
Contar lo que hacemos es apenas una manera de rellenar los huecos inevitables,
porque a veces estamos pobres o presos o enfermos, a veces se muere alguno o
(me duele mencionarlo) alguno traiciona, renuncia, o entra en la Dirección
Impositiva. Pero no hay que deducir de esto que nos va mal o que somos
melancólicos. Vivimos en el barrio de Pacífico, y hacemos cosas cada vez que
podemos. Somos muchos que tienen ideas y ganas de llevarlas a la práctica. Por
ejemplo, el patíbulo, hasta hoy nadie se ha puesto de acuerdo sobre el origen de la
idea, mi hermana la quinta afirma que fue de uno de mis primos carnales, que son
muy filósofos, pero mi tío el mayor sostiene que se le ocurrió a él después de leer
una novela de capa y espada».
Acefalía (Material plástico)
«A un señor le cortaron la cabeza, pero como después estalló una huelga y no
pudieron enterrarlo, este señor tuvo que seguir viviendo sin cabeza y arreglárselas
bien o mal.
En seguida notó que cuatro de los cinco sentidos se le habían ido con la cabeza.
Dotado solamente de tacto, pero lleno de buena voluntad, el señor se sentó en un
banco de la plaza Lavalle y tocaba las hojas de los árboles una por una, tratando de
distinguirlas y nombrarlas. Así, al cabo de varios días pudo tener la certeza de que
había juntado sobre sus rodillas una hoja de eucalipto, una de plátano, una de
magnolia foscata y una piedrita verde».
Viajes (Historias de cronopios y de famas)
«Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son
las siguientes: un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad
de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y
labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario
del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los
médicos de guardia y sus especialidades.
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad,
se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero
antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de
‘Alegría de los famas’».
Cortázar, Julio. Historias de cronopios y de famas. Buenos Aires, Sudamericana,
1986.

Actividad 3:
En 1979, Cortázar publicó Un tal Lucas, en el que se incluyen dos secciones de
textos breves sobre un personaje llamado Lucas y una sección de misceláneas. El
libro tiene mucho humor e incluye diversos registros que se superponen, dando
dimensión al personaje de Lucas.

Leamos algunos fragmentos de este libro. Luego, individualmente, redacten una


biografía de una carilla sobre el personaje de Lucas, con datos imaginarios. El
texto deberá cumplir los siguientes requisitos:

reproducir el estilo y la estructura de una biografía de un diccionario


enciclopédico;

citar bibliografía complementaria;

estar escrito en clave humorística.

Un tal Lucas (fragmentos)

Lucas, sus compras


«En vista de que la Tota le ha pedido que baje a comprar una caja de fósforos,
Lucas sale en piyama porque la canícula impera en la metrópoli, y se constituye en
el café del gordo Muzzio donde antes de comprar los fósforos decide mandarse un
aperital con soda. Va por la mitad de este noble digestivo cuando su amigo Juárez
entra también en piyama y al verlo prorrumpe que tiene a su hermana con la otitis
aguda y el boticario no quiere venderle las gotas calmantes porque la receta no
aparece y las gotas son una especie de alucinógeno que ya ha electrocutado a más
de cuatro hippies del barrio. A vos te conoce bien y te las venderá, vení en seguida,
la Rosita se retuerce que no la puedo ni mirar.»
Lucas, su patriotismo
«Del país me queda un olor de acequias mendocinas, los álamos de Uspallata, el
violeta profundo del cerro de Velasco en La Rioja, las estrellas chaqueñas en
Pampa de Guanacos yendo de Salta a Misiones en un tren del año cuarenta y dos,
un caballo que monté en Saladillo, el sabor del Cinzano con ginebra Gordon en el
Boston de Florida, el olor ligeramente alérgico de las plateas del Colón, el
superpúlman del Luna Park con Carlos Beulchi y Mario Díaz, algunas lecherías de la
madrugada, la fealdad de la Plaza Once, la lectura de Sur en los años dulcemente
ingenuos, las ediciones a cincuenta centavos de Claridad, con Roberto Arlt y
Castelnuovo, y también algunos patios, claro, y sombras que me callo, y muertos».
Cortázar, Julio. Un tal Lucas. Barcelona, Ediciones B, 1989.

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