Buteler Caceres - Civil 1
Buteler Caceres - Civil 1
Buteler Caceres - Civil 1
BUTELER CÁCERES
-.- Ei Pro)isor- de Derecho Civil en la Facutlad da Derecho y Ce i nca
is
\ Sociales de la Unlyeljldad Naco
i nal dt Córdoba. D[redor del Instilólo
' de Derecho Civil "HenochO! Adular', Mei mbro de Número y Secretarlo
Académcio di la Academa i Nacoi nal de Derecho v Ce i nca
i s Sociales.
M a n u a l d e
D e r e c h o C i v i l
Parte General
ÍNDICE
CAPITULO I
INTRODUCCIÓN
indica . 13
CAPÍTULO II!
PERSONAS
(Continuación)
CAPÍTULO IV
PERSONAS
(Continuación)
7 ) Incapacidad 109
1. Incapacidad de derecho. Concepto , 109
2. Incapacidad de hecho. Concepto 109
• 3. Contraposición y diferencia entre una y otra noción 110
4. Los incapaces de hecho o de obra. Los absolutamente incapaces.
Los relativamente incapaces , 111
5. La interdicción civil del penado 113
ó. Otras incapacidades especiales. Carácter 114
. 7. Los defectos físicos y ciertas enfermedades como impedimentos
para el otorgamiento de algunos actos jurídicos 115
QTjProtección de los Incapaces 117
£T~} La representación necesaria 11?
2. La representación promiscua del Ministerio de Incapaces 117
3. La autorización ludida! : '.?.'. 118
4. Patria potestad. Tutela. Cúratela. Concepto de cada institución 1 i8
CAPÍTULO V
PERSONAS. ; "
(Continuación)
1. Menores!.^ 12l
í. Clasificación |2l
2. Situación jurídica del menor adulto ..., ."„.. 12Í
3; Facultad-para celebrar contrato de trabajo y para ejercer
profesión con título habilitante. Legislación comparada : 124
índice 15
CAPÍTULO VI
PERSONAS
(Continuación)
•;}'! :<• Afip^-i'--
11
.» Dementes ;.;....;.jt^ .135''..
1. Nomenclatura legal. Requisitos para la declaraciónJudicial-
de incapacidad '. .'.'....[."....'iX'.'lt.l.'l.i fe'!-.-¡ |135
2. El juicio de insania; los denunciantes, las'partesr •'y.•iif-r e
procedimiento en general :'. '.'./'.',..,'.' .1.'......'!...'......
. \alordeldictamen médico-psiquiátrico... L!.....t:.-...."..^.;.'L4.!':.i'.;:l
, , -. .. . j. . . . , - , , - ; .; ¡i ~v!^--i\-:. ^l''|.H¿íiS!¡¡t||.
. La declaración mdicia de incapacidad y os efectos, respecto,'•u*¡i,&i
de los actos posteriores, los anteriores a la sentencia y losi! ÍÍSS^,.
actos ilícitos '...-....•.....'.'..".'..i'I
5. Situación jurídica del demente no sujeto a curatelí i s m m i
i :..•
16 Manual de Derecho Civil
a. Actos entre vivos atacados de nulidad en vida del demente 146
b. Actos entre vivos atacados de nulidad después de
muerto el demente .-„ ]46
c. Nulidad de las disposiciones de última voluntad 147
6. El agregado al art. 482 ...: 148
17. El problema de los Intervalos lúcidos ...,,....' 149
8. Valor y alcance de la cosa juzgada , 150
9. Cesación de la incapacidad 150
Sordomudos 150
.1'. Requisitos para la declaración judicial de incapacidad 150
; 2. La sentencia y sus efectos. Cesación de la incapacidad 151
Inhabilitados 151
:1. Estadas intermedios o fronterizos. Legislación comparada 151
3. Análisis del art. 152 bis. Conclusiones .- 153
CAPÍTULO Vil
PERSONAS
(Continuación)
CAPÍTULO VIII
COSAS Y BIENES
S Frutos y productos
Cosas que están en el comercio y fuera del comercio
111, Las cosas consideradas con relación a las personas. Remisión
189
190
190
IV E[ patrimonio 191
Definición. Composición del patrimonio 191
1
El patrimonio como atributo de ta personalidad. Critica 191;
(3.? La concepción finalista del patrimonio. Consecuencia ...,.^.í.7^!92.'
18 Manual ds Derecha Civil
4. El concepto ¡urídico de patrimonio referido al derecho sucesorio: ..
el principio de la sucesión en la persona , ...... 192
5. El concepto de patrimonio referido al deiecho.de las isbligaciones:
el patrimonio del deudor prenda común de'los acreedores 193
6. Universalidad de hecho ¡. 193
CAPÍTULO IX
HECHOS Y ACTOS JURÍDICOS
• 2. Imputabilidad 212
3. El nuevo art. 906 (ley 17.711) ,,.... 213
CAPÍTULO X
ACTOS JURÍDICOS
CAPÍTULO XI
ACTOS JURÍDICOS
(Continuación)
CAP]tULOXir- : - ! ; |.^V;i. •• •
ACTOS JURÍDICOS ¡>{#¿§íi',1'& '^"•'-•••'- -•• • .-••.•••.
(Continuación) ¿Y-J-y:¿-,-••••'•
'.'i',::.ey.&'* •í--, v u'1 L.'l,ii3M-M '•.:••
I. La buena fe en los 3 ctos'; jurídicos':':Vicios 'pro pi'ós de los actos jurídicos.
' • Simulación \.¿..:£:±Z:L;.:?^!:Í^*..:J.-.: I....'. 263 _4'i
&#£ .
índice 21
! I. Definición.Caracterización 264-lt
' •'• 2. Tipos de simulación. Absoluta y relativa. Modalidades de
;
la simulación relativa 267*IT.
:
3. Simulación lícita e ilícita 268
4. El ejercicio de la acción de simulación.entre las partes 268 ->tf.
5. La prueba. El contradocumento. Concepto, naturaleza y efectos 269 ..At-
'•'• 6. Ejercicio de la acción de simulación por terceras. La prueba 273 •* ^
'• 7. Efecto de la declaración de simulación 274 _«$.
8. Prescripción de la acción de simulación 274 -41,
1!.- El fraude '. 274 -4X
1. Definición del acto fraudulento. Caracterización 274 - Al.
. 2. .Remedio jurídico contra el fraude: la acción revocatoria.
Fundamento jurídico de la acciónrevocatoriarespectodel deudor
y del tercero que haya de tolerarla _..... 275 -\"L
3. Quiénes pueden ejercer la acción - 276 - \\
4. Actos que pueden ser revocados 277 - A t
5. Requisitos de la acción según que el acto atacado sea.a título
oneroso o a título gratuito. Análisis de los requisitos 278 - **-
6. Ejercicio de la acción en contra de! subadquirente 281 - At
7. Efectos de la revocación 282
8. La acción revocatoria y la acción de simulación ,. 284
III. La lesión , .,..-. ;284 - ^
1. Antecedentes. Fórmulas objetivas. Fórmulas subjet¡vo-ob|etivas 284 -Al
2. Análisis del agregado al art. 954, ley 17.711 286-Al
CAPÍTULO XIII
ACTOS JURÍDICOS
(Continuación)
CAPÍTULO XTV
ACTOS JURÍDICOS
[Continuación)
CAPÍTULO XV
ACTOS ILÍCITOS
v ^ f e i CAPÍTULO XVI
^ • ^ l ^ A ^ r o g ¡LÍCITOS
-i:':-!"-if¿v i¡ (Continuación)
)<•['••
'-••I:? Delitos y cuasidelitos : 375
s
"*"l. Definición. Método del Código Civil 376
'2- .Apreciación crítica 376
r'. ..,/[• Legtáaqóntomparada 377
indemnizar nacida del acto ilícito.
:|!'Í3:|pb3ieación;|é Íridemn¡¡
• •r^'-í'i.iíiii."-'
índice 25
III. La acción civil nacida del delito •
CAPITULO XVII
ACTOS ILÍCITOS
(Continuación)
I. Responsabilidad indirecta
Bibliografía 415
INTRODUCCIÓN
I. DERECHO OVIL
Este orden nunca.fue observado en América. Una primera razón: tales códigos
o compilaciones, las más de ellas, eran ignoradas entre nosotros. Segunda razón:
reinaba soberano el.arbitrio judicial.
Enrique Martínez Paz dice: "Eí abogado estaba precisado, ante todas las cosas, a
demostrar la existencia de la ley que invocaba y a demostrar después que era aplicable a s
según el orden de prelación establecidos' y concluye: "De esta manera. ¡as resoluaones
jurisprudencia eran la combinación de la habilidad con la ignorancia". La conclusión defini
es ésta: leyes dispersas, desconocidas; reinaba, pues, la inseguridad jurídica en
lugar de reinar la seguridad jurídica.
El transcurso del tiempo llevó al gran anhelo: la codificación de todo'el
derecho argentino.
La primera iniciativa orgánica, orientada a promover la codificación de nuestro
derecho, la constituye el decreto de Urquiza, de fecha 24 de agosto de 1852,
refrendado por.su ministro Luis ). De la Pena. Por ese decreto se disponía la
Constitución de una Comisión General Codificadora, dividida en cuatro secciones,
cada una de las cuales estaba dedicada, respectivamente, al derecho civil, al derecho
comercial, al derecho penal y al derecho procesal.
En la funda mentación de ese decreto se dice, entre otras cosas, y usando el
lenguaje de la época: "En poco se habría aventajado, con una constitución nacional
y con constituciones provinciales, que estableciesen los poderes públicos, que
definiesen y delimitasen sus atribuciones, que declarasen que la persona .del
hombre, su libertad, su propiedad, su honor, todos los derechos individuales,
constituyen algo sagrado que nadie puede tocar sino con arreglo a las leyes, si al
mismo tiempo, recurriendo a esas leyes nos encontramos con el caos, donde tales
derechos/tan altamente proclamados, quedasen sin cesar expuestos a los golpes
de la arbitrariedad y a la acción de los malos instintos'.
La fúndariientación'del decreto finaliza así: "El presidente provisorio dé la
Confederación Argentina aspira a la gloria de queen el tiempo que le cabe la suerte
de estar a4a'cabeza de los destinos de la República, marque el primer paso hacia la
gran obra,de la codificación",- .
La.sección-a la.que se'encargaba la preparación de un proyecto de Código
Civil, estuvo constituida por. un miembro redactor, el doctor Lorenzo Torres-y dos
miembros relatores, los doctores Ale|o Villegas y Marcelo Gamboa.
Introducción 35
Inmediatamente después, el doctor Lorenzo Torres renuncia a la' misión
encomendada por razones de salud; y con Fecha 3 de setiembre del mismo año se
acepta esa renuncia y se nombra en su lugar-ai doctor Dalmacio Vélez Sársfield.
La Iniciativa de Urquiza no fructifica; las luchas políticas intestinas,' donde
resplandecía el supremo anhelo de lograr la unidad y la definitiva organización
nacional, postergan la realización de esa Iniciativa.
No obstante ello, la iniciativa de Urquiza se transforma en precepto
constitucional: Constitución de 1853, art. 64, inc. 11; Constitución de 1860, art.
67, inc. 11, donde se confiere facultad al Congreso de la Nación para dictar ios
códigos fundamentales.
Urquiza nombra a Vélez Sársfield, en setiembre de 1854, como miembro
redactor de la sección encargada de preparar el proyecto de Código Civil.
Vélez SársFíeld prepara, junto con Eduardo de Acevedo, el proyecto de Código
de Comercio para.la provincia de Buenos Aires que eiitra en vigencia en 1859, y
que por sanción del Congreso de la Nación de 1862 viene a convertirse en Código
de Comercio de ía República Argentina. De esa manera, el primer código de derecho
privado fue el Código de Comercio.
Coautor de este Código fue Vélez Sársfield; ello no obstantél'rto pUdo evitar
ser víctima de la calumnia. En el Congreso de la Nación se llegó a, ÜjsÉi&.qije Vélez.
Sársfield había hurtado el trabajo ajeno; Esta calumnia, que ast pt dgtjWS¡ílárríáh,a
dentro de lo que es un juicio, histórico, ha quedado plenamente; desvirtuad ai )Só>
trabajos recientes.- entreotros, el de un colega, profesor de dé'récftc(carftérciál de
la Universidad Nacional de Córdoba, doctor Héctor Cámara,'quien! háfeiertdó íin
estudio prolijo de los borradores del Código de Comercio, que se iíohserv'áh en el
Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, llega a lá| comprobación
fehaciente de la coparticipación efectiva de Vélez Sársfield en la ¡preparación de'
ése proyecto de Código de Comercio. ''
Por imperio del precepto constitucional a que me he referido -arti 67, inc. l! 1, de
la Constitución de 1860-,.y después de lograda la reincorporación de Buenos Aires a la'
Confederación Argentina, se dicta en el año 1863 la ley 36, cuyo art['"l° confiere al
Poder Ejecutivo de la Nación la facultad de nombrar comisiones parala preparación de
los proyectos de Código Ovil, Comercial, de Minería y las ordenanzas/del éjércítói'
En cumplimiento de la ley 36, el presidente de la República, Bartolomé, Mitre,
por decreto de fecha 20 de octubre de 1864, encomienda al doctor, dalmacio.Vélez •;
Sársfield, la tarea de la preparación de un proyecto de Código Civili Éste .Heaeto, >
fue refrendado por Eduardo Costa, ministro de Justicia e Instrucción.Publícale), í\
nresidente Mitre. •/. .*• ^If'ñwfó -í;
Es de notar la siguiente circunstancia histórica; ya en 1852, Urquiza po^r¿jálisá,¡í(i
ojos en Dalmacio Vélez Sársfield, cuando se trata de preparar un prayéetot¿ei¡S£ ajgQ$jf¡
Civil para la República Argentina. Llegamos a 1864, ya Vélez Sarsfíéjd-jiábíái sipá|íí
coautor del Código de Comercio para la provincia de Buenos Airj^^áríséL rf'jnj"1
doce años y Mitre le encomienda la preparación del proyecto de G&digói'GÍv ¡'para
:
1 tí!fcw3
36 Manual de Derecho Civil
la República Argentina. A juicio de sus contemporáneos, y en atención al inmenso
caudal de sabiduría y experiencia de que gozaba, parecía el hombre predestinado
' para acometer esa tareí magna de elaborar un proyecto de Código Civil.
• En cumplimiento c el mencionado decreto de 1864, Vélez Sársfield se consagra
enteramente kHa tarea, con disposición excepcional, acaso sin precedente. Dicen
sus biógrafoé que no potas veces lo sorprendían las horas del alba en pleno trabajo
intelectual. Es asícomo!en julio de 1865, remite al Poder Ejecutivo el proyecto del
Primer Libro del Código Civil, acompañado de un memorándum u oficio de remisión,
donde formula una'serie de manifestaciones respecto de cómo ha trabajado, de
los principales antecedentes de que se ha servido, etcétera. Muy a menudo
habremos de referimos a este documento: el oficio de remisión con que acompañó
el proyecto del Primer Libro del Código Civil.
En el año 1866, remite el proyecto de las dos primeras secciones del Segundo
Libro; en ¡867, remite al Poder Ejecutivo el proyecto de ¡a Tercera Sección del
Segundo Libro; en 1808 concluye el Tercer Libro; y en 1869 da término a la obra.
En agosto de ese año, remite el Proyecto al Poder Ejecutivo de la Nación.
El Poder Ejecutivo remite el Proyecto al Congreso de la Nación, el que, en
definitiva, resuelve sancionarlo a 'libro cerrado'. Esa actitud del Congreso
representó, si se quiere, un acierto, porque nunca se habría logrado posiblemente
„ la sanción del Código, sometido a una revisión Integral por las dos cámaras que
3 componen el Congreso de la Nación. Por otra parte, no obstante todo el respeto
que pudieran merecer los diputados y senadores de la Nación de aquel entonces,
no estaban en condiciones de afrontar esta tarea de la revisión total de! proyecto
a los fines de la sanción, A su vez, hay precedentes de sanción a libro cerrado. Se
logró de ese modo conservar la estructura y la unidad orgánica del trabajo
compuesto por Dalmacio Vélez Sársfield.
La ley 340 es la que dispone la sanción del proyecto y es de fecha 25 de
setiembre de 1869. Y el decreto de promulgación es del 29 del mismo mes y año.
Esa ley 340, disponía en su art. I ° que el Código Civil entraña a regir como ley de la
República a partir del l°deenerode 1871.
Adviértase que el Código Civil ha cumplido el centenario de su vigencia el
I o de enero de 1971.
Dedicaremos álgiinas.breves palabras.ala personalidad del codificadorv, sobre
todo, al valor de su/obra!'
Cabe destacar; como ya lo señalé, que Vélez Sársfield reunía un inmenso
caudal de cultura jurídica, una excepcional experiencia en el foro y asimismo, todo
un bagaje considerable de conocimientos a través de la función pública, que
desempeñó ininterrumpidamente, en los cargos más encumbrados: fue
parlamentario.'minístrd/fúe el verdadero jurisconsulto de la época, cuyo consejo y
asesoramiento sé'rfec|'L¡¿'rí|a;'cuantas veces fuese menester.
Recodaremos1 lo ^ue^áfirma Segovia en el Prólogo de su obra fundamental
sobre el Código-Civil: *>EI Código Civil es un monumento de sabiduría, que hace honor altís
a! talento y sagacidad de'íu autor a la República Argentina, nuestra patria'. •
Introducción. 37
2. Fuentes
-:»*VP»-«V
.40 Manual de Derecho Civil .
•Repárese que en nuestra sinopsis figura en último término el derecho romano.
Esto puede parecer unaiparadoja, pero vuelvo a aclarar, nosotros no hacemos otra
cosa que presentar una sinopsis de los trabajos jurídicos que han servido de ,A
antecedente inmediato [para la elaboración de) Código Civil argentino. El derecho
romano, fuente suprema de sabiduría jurídica, es un derecho ecuménico, de virtud
perenne, del que se nutre todo el derecho privado moderno y contemporáneo. Es
la última síntesis de todos !os códigos de la época. Nosotros mencionamos el
derecho romano en sexto término, porque no han sido !as leyes romanas, ios
fragrnentos del derecho justinianeo, los que han servido para elaborar los artículos
í}e|!_C6dígo Civil; pero el contenido sustancial de todo el Código Civil argentino,
cc¡rrpel de todos los códigos' de su época, es el derecho romano.
Á$: i
Cofidüsióti
3. Método
(I) Respecto de los derechos reales sobre inmuebles, a más del requisito deja.
Imprescindible, para la perfección de la adquisición y para que ella* sea opon'iÓk
la exigencia de la inscripciiJn'rejiíiral ordenada por e! nuevo art. 2505 del C6dl¿¿
porley 17.771). completado por la 17.801. I. ,i riT'( '
m
44 Manual de Derecho Civil
activo del derecho, que se llama acreedor; la persona que es el sujeto pasivo del
derecho, que.se llama deudor, y la prestación, que es el objeto de esa relación jurídica',
. v En la susodicha nota, vienedespués un cuadro integral de contraposición o
de comparación, para destacar diferencias entre derecho personal y derecho real.
> Es tan grande la'preocupación por hacer notar la diferencia entre estas
categorías (lo personal y lo real), que se vuelve a repetir sustancialmente Igual cosa,
aun cuando de modo incidental, cuando se habla del dominio internacional, en
nota al art. 2507 del Código Civil. En esa nota consta este pasaje: "Hay otro dominio
que se llama dominio internacional. Todo lo que antes hemos dicho de los derechos
absolutos y de los derechos reales, es exactamente aplicable al dominio,
internacional, o propiedad de Estado a Estado. No consiste en una relación espe-
cial de acreedor y de deudor entre una nación y otra, sino en una obligación ge-
neral de todas las naciones, obligación pasiva, como toda la que es relativa a los
derechos reales, obligación de inercia, de respetar la acción de cada pueblo sobre
su territorio, no turbarla, ni imponerle obstáculo alguno'.
!
Una sola reflexión: el concepto clásico de derecho real de que hacen mérito
las definiciones ya comentadas, la de Ortolán. la .de Demolombe, reproducidas
sustancialmente en el Código de Prusia (Parte 1, Tít II, § 125), en el de Austria, art.
307; en el de Chile art. 577, dejan.entrever que la relación carece de algo que jamás
puede [altarle, del término pasivo. En realidad, no es que carezca la relación del
-, ; . .término pasivo, sino que se hace abstracción de éste porque decimos: es el mero
•,;',, í^ebér de respeto del derecho ajeno, puro deber de inercia, de acatamiento, de
;];. mnter\ido tan sólo negativo y que no es constitutivo del derecho, por oposición a
;;'; \ 'la. pt)|ligación, propiamente dicha.
"' •íí;^!?P^sCaW?TI0S ' as características que danfisonomíaInconfundible al deber de
El derecho civil argentino no está todo comprendido dentro del Código Civil,
sino que, además, tenemos un sinnúmero de leyes, algunas de gran entidad e
importancia, que lo modifican y lo completan.
Para informar sobre estas leyes, que son tantas, remito a las ediciones actuales
del Código Civil, que. en apéndice, las contienen todas.
Comenzaré refiriéndome al derecho de familia, contenido en la Sección I! del
Libro f. Es precisamente el derecho de familia, el que ha sufrido más mutaciones en
el transcurso del siglo de vigencia que tiene el Código Civil argentino.
En primer lugar, mencionaré la ley de matrimonio civil, 2393, la que secularizó
el matrimonio civil, ya que el Código Civil había instituido el matrimonio canónico,
obligatorio entre las personas que profesaban el culto católico.
Además mencionaré la ley 11.357. dada en llamar "Ley de los derechos ci-
viles defamu[er","modificldapor la ley géñTráraéTefcrmáTarcódigo Civiri'?.? Ti"; ~
la ley de patronato de menores, 10.903; la ley de adopción, o que incorpora al
régimen civil argentino la institución de la filiación adoptiva, ley 13.252; la ley 14.367,
que reforma lo atinente al régimen de la filiación, a modo de suprimir todas las
discriminaciones dentro del ámbito de la filiación Ilegítima, para consentir tan sólo
esta distinción: hi|os legítimos o hijos matrimoniales e hijos extramainmonmles la ley r
14.394. que en lo que toca al matrimonio modifica la ley de matnmonio civil innova ¡ ,
respecto de la edad nupcial: el art. 14 deesa ley establece como edad nupcial* ^ ,'
los 14 años para la mujer y los 16 años para el varón; la ley 12 331 deproffiaxis^ i1'
de las enfermedades venéreas, cuyo art. 13, in fine, establece la prohibición de*
i
50 Manual de Derecho Civil j
contraer matrimonio a toda persona que padeciere una enfermedad venérea
en estado de contagiol3).
Si nos referimos a los derechos reales, tenemos la ley llamada de propiedad J
horizontal, 13.512; y para no sobreabundar en esta reseña informativa, remito a
los apéndices de las ediciones actuales del .Código Civil, donde hay índices por
materia e índices cronológicos de todas las leyes, decretos leyes y decretos
reglamentarios, que tienen vinculación con e! derecho civil.
(21 Más a delante-hemos de referimos a la ley 23,264, vigente desde' bctuhre dé 1985, laque
Introduce cambios sustanciales en materia de filiación y patria potestad.
introducción St
Se debe agregar también un tercer antecedente, io que se da en llamar el
Anteproyecto de reformas del año 1954, cuya paternidad es públicamente
reconocida a! jurista Jorge Joaquín Uambías, profesor distinguidísimo y publicista
prestigioso a través de sus trabajos de doctrina en materla.civil y al mismo'tiempo
miembro de la ludicatura Nacional.
Llegamos al año 1968 y en él, el 22 de abril se sanciona y promulga la leyque
lleva el número 17.711, que es la ley de reformas del Código Civil argentino la que
entra en vigor el IQ de julio de 1968. ' • , -.•
Aunque esta ley, entre los artículos nuevos, los reformados y los derogados,
no llega a doscientos^es con todo de una inusitada magnitud y e§táid ¡seminada a
través de todo el Código Civil y las leyes que lo modifican e Integran. Se,lo'advierte
en el Primer Título Preliminar, así como en los cuatro libros, y. también en el título
complementario. •,.•..
Por eso no nos llamará la atención que al tratar cada uno de los temas de
nuestra materia mencionemos repetidamente la susodicha ley 17.711.
I. Contenido. Análisis
Remitimos a lo que ya hemos dicho al tratar del plan y del contenido del
Código Civil.
IV EL DERECHO SUBJETIVO
I. PERSONAS EN GENERAL
1. Concepto y definición
I concepto de persona; se
;
4. Personas dé exigencia visible: .concepto .
'...,.. ... . . . . . . . i
..<Elart.-51 del-Código .Civil define a las personas de existencia visible de esta . 'lt i
manera: 'Todos los entes que presentasen signos característicos de humanidad,f;i. ,.'J¿;. ...
.sin distinción; 'de cualidades o accidentes, son personas de existenciajréible?!''»i:','; Jl:¿í.i.;;'
Nodejade.llamar.laatendóniestadefinlcióniUhcódigocivilJa'má^ i
>un tratado de 'antropología,'porque definir a la. persona de existencia'^jsllbleiieí,^.!^"
ente humano individual; no es tareaque incumba al Código Civjíiril^ "nlngün£>ley.r/.f:iív;. '
5B ManualtíeDerecha Civil
Ahora bien, reparemos en que esta definición representa, en cierta medida,
una reminiscencia romanista; la. que nos lleva, a-recordar la-llamada teoría del
"monstruo" o del "prodigio", la. que más se vincüla-con la-leyenda y la mitología
antigua, que con los conceptos ¡urídicos.y antropológicos, la teoría del monslrum o
pwdigium, tan difundida en el mundo antiguo, entendía que la mujer podía dar a luz
un ser híbrido que participase, además de la naturaleza humana, de la de otra
especie animal. La teratología, rama especializada de la embriología, sostiene
terminantemente la imposibilidad de que pueda darse el caso del 'monstruo" o
"prodigio", por grandes y graves que sean las deformaciones que pueda padecer la
criatura humana después de ser dada a luz.
Por otra parte, la definición dice: "sin distinción de cualidades o accidentes";
de manera que naciere como naciere, la persona humana nacida con vida es per-
sona humana, es persona de existencia visible.
Las personas de existencia ideal o personas jurídicas, en estricto concepto,
no están definidas por el Código Civil, aun cuando el art. 32 se refiere a ellas por
exclusión: "Todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer
obligaciones, que no son personas de existencia visible, son personas de existencia
ideal, o'personas jurídicas".
Aquí no se las define, como se'advertírá, ya que definir es decir "qué es" la
cosa o el concepto definido, y aquí no se nos dice qué es la persona de existencia
ideal o persona jurídica.
Adelantaremos la definición que ya daremos cuando estudiemos las perso-
nas jurídicas. Diremos que "la persona jurídica es una creación del pensamiento
jurídico fundada en la realidad social, en virtud de la cual, los grupos humanos
organizados; en atención a sus fines son investidos de personalidad-jurídica y
considerados sujetos de derechos y deberes jurídicos".
(I) Rocca, Ival, "La prote.ccjórj [urfdlca de Iq Intimidad ee encuentra en estada parlamentarlo*, en
LL.. número del 27 de enero de 1975; Risolía, Marco Aurelio. "A propósito de la protección
jurídica de la Intimidaren'É,D.! número de) 19 de noviembre de 1974; Guastavlno, Elias R.
"La Irregular tra mi taclórTde'laléy; protectora de la Intimidad y los alcances de la invalidez".
en LL, número del 3 de manso-de 1975. ^
í-¡Vf-; -
Personas • 61
0I
BCongresó Nacional, al derogarla, la reemplazó por la ley 21.173 , la que mantiene
intacto en lo sustancial, el contenido del texto de la ley derogada.
La ley actualmente vigente, la 21.173, incorpora al Código Civil el nuevo art.
1071 bis, cuyo texto es el siguiente: HEI que arbitrariamente se entrometiere en la
vida ajena, publicando retratos, difundiendo correspondencia, mortificando a otros
en sus costumbres o sentimientos, o perturbando de cualquier modo su intimidad,
y el hecho no fuere un delito penal, será obligado a cesar en tales actividades, si
antes no hubieren cesado, y a pagar una indemnización que fijará equitativamente
el juez, de acuerdo con las circunstancias; además podrá éste, a pedido del
agraviado, ordenar la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar,
siesta medida fuese (fuere) procedente para una adecuada reparación". Cotejado
el texto precedente con el'contenido de la ley derogada 20.889 nótanse cambios'
que'hemos de señalar. En cuanto a supresiones, cuentan las siguientes: a) la cláusula
inicial {"luda persona tiene derecho a que sea respetada en su vida íntima"), la que
sólo-es preámbulo, y por lo tanto, sobreabundante y difícil de conciliar con la
sobriedad; cualidad que tanto ha de cuidarse en la redacción de las leyes; b) se
elimina también la frase "aun sin dolo ni culpa", la que, con razón o sin ella, suscitó
críticas; c) suprímese, a la vez. !a "divulgación de secretos'. En cuánto a agregados,
vayan éstos: a) "arbitrariamente", de suyo justificado, para que la norma sea explícita
respecto a la conducta antijurídica'del ofensor; b) "y el hecho no fuere un delito
penal"; c) súmase a la indemnización equitativa, el siguiente aditamento: "además,
podrá (el juez), a pedido del agraviado, ordenar la publicación de la sentencia en
un diario o periódico del lugar, si esta medida fuere .procedente para una adecuada
reparación". En fin, entendemos que asimismo ha mejorado la proposición, con la
•sustitución del concepto "de lorazonable",por el criterio de" equidad", a los"fines
de valuar la indemnización. "
El bien jurídico protegido por el derecho a la "intimidad", es la reserva dt la vida
privada, de la persona. En cuanto-es un derecho inherente a la.persona-o
"personalisímo:, es innato, vitalicio, absolülo, extrapatrimoniat 'e inenajenable. Si
quisiéramos definirlo, remitimos a la monografía laureada de que es autora la
profesora adjunta, Dra. Matilde M. Zavala de González, editada por Abeledc—Fferrot,
Buenos Aires/junio de_l 982; y sobre el mérito de este libro, damos por reproducido
el juicio vertido en el Teólogo. El "derecho a la intimidad 'es un derecho pmonalístmo
que protege la reserva espiritual de la vida privada del fiambre, asegurándola libre desenvolvi
en lo personal, en sus expresiones y en sus afectos'. iv
tora concluir, el derecho a "la intimidad" -diremos- en buena hora ha sido
incorporado al Código Civil. Ello no obstante, no todo está hecho y estamos aun
b
t.' A, * '
i * ,
(2) Sanción del 30 de setiembre de 1975; promulgación, decreto del 15 de octubre de 1975 >^
i r
62 Manual de Derecho Civil
distantes de que se cumpla el anhelo que anida en la doctrina contemporánea. A pesar
de que seamos sobreabundantes, recordemos el dictamen preliminar que elaboramos
con otros distinguidos colegas en el IV Congreso Nacional.de Derecho.Gvil: "En una
futura revisión del-Código Civil ha dé incorporarse a la Sección [ del Libro i, un Título
nuevo qué contenga una legislación orgánica sobre los derechos de la personalidad o
personalísimos, en cuanto derechos subjetivos especiales" (Actas, t. I, p. 102).
. • • . • ^ A ! . ' ^ % V Í •.!•...••
A. El nombré '.'•'•
1. Conceptos; Elementos
,**-&'
Personas 63
o patronímico, llamado invariablemente apellido, elemento familiar del nombre,
porqué es común a todos los miembros de una misma estirpe.
de esto <
cosas que.la ley misma;;permite.que no-pocos apelativos •seansu
apellidos, asf León, Juan,; losé/como lo sabemos, no obstante^fjgen^||'aMe.'rM^^||
apelativos, también suelen usarse como apellidos. ,.¡<it"""""""'"
66 Manual de Derecho Civil -1-
\ • Cuarta restricción; están prohibidos los primeros nombres idénticos a los de
los hermanos vivos. Restricción perfectamente explicable: si son tres o más hijos ,
) de-una familia, uno solo podrá llevar, un primer nombre, y ese primer nombre no $
. podrán llevarlo los demás; verbigracia si uno de los hijos lleva como primer nombre
luán, los otros hermanos no podrán llevar corno primer nombre el de luán.
i Quinta restricción; está prohibido el uso de mas de tres nombres. Restricción
que se explica, ya que habla entre nosotros, sobre todo en una época relativamente
lejana, el prurito de acumular nombres, de ponerte a.la persona cuatro o más nombres;
l esto solía ser frecuente en los apelativos femeninos; Esta restricción tiene generalidad
en todo lo que concierne al uso del nombre, dentro del derecho comparado.
' He de referirme ahora al uso del apellido.
1 En primer lugar; hijos matrimoniales. Así se los llama por imperio de la ley )
14.367. No me convence la denominación. Aunque sea estrictamente legal, entiendo-
~l~ que no hay razón valedera que Impida llamarlos hijos legítimos, y a los demás; hi]os
, extramalrimoniaíes.
Los hijos legítimos, llamados "matrimoniales", llevarán el primer apellido del
) padre. A pedido de los progenitores, podrá inscribirse el apellido compuesto.de!
padre, o bien, agregarse al apellido del padre el de la madre. El interesado, que
deseare llevar el apellido compuesto del padre o el doble apellido, el del padre y el
i de la madre, podrá solicitarlo ante el Registro del Estado Civil y Capacidad de las
Personas, desde los 18 años. Se agrega en párrafo aparte: una vez adicionado, el
' apellido no podrá suprimirse.
) . , - , . . . . . .
hijos exltámatrimoniaks
1
Si el hijo extramatrimonial es reconocido por uno solo de sus progenitores,
adquiere su apellido; si ha sido reconocido1 por ambos a dos; simultánea o
sucesivamente, adquiere el apellido del padre. No obstante ello, podrá agregarse
i el apellido de la madre, tal como se dispone en el art. 4o, respecto de los hijos Jt
matrimoniales. Cabe esta salvedad: sí el reconocí miento del padre fue posterior al
de la madre, podrá con autorización judicial, mantenerse el apellido materno, cuando
i el hijo fuere públicamente Conocido por ese apellidó. El hijo estará facultado, don
autorización judicial, para hacer la opción, dentro de los dos años de haber cumplido
1
los 18, o dentro de los 2 arios de sú emancipación; o del reconocimiento paterno,
:
) si fuere posterior. '' •"• •"• '- (
Si la madre fuere viuda, el hijo llevará su apellidó de so!ter'a¡ es decir, el apellido
i' que terifa la madre cuando era soltera. : '
M
,1 ' ' .' ' " ' .' I
Hijos extmmatrintoniales no reconocidos '•• ' '••''• -; l
:
I* ; El-oficiál"dél Registro del Estado Civil anotará coriun^ apellidó' cdrtiúnj al
\ menornó reconocido/salvo que hubiere usado apellidoren cuyo cáso;jlé' impondrá >
éste. Aclaremos; se loinscribe en el Registre del Estado Civil y Capacidad de lias
1.1 Personas, ycomo no puede |amás dejar de tener un apellido, eljefe'.del. Registró le
, impondrá un apellido, pero si ya tuviere en uso:un apellido,, prevalece éste, i
Personas 67
Si mediare un reconocimiento posterion el apellido se sustituirá por el del
progenitor que lo reconociere, en la forma ordenada en el art. 5 o . S¡ Fuere conocido
por el apellido Inscripto, estará facultado para mantenerlo, de acuerdo'con las
reglas del mismo artículo. Se agrega al final: "Toda persona mayor de 18'añosque
careciere de apellido, podrá pedir ante el Registro del Estado Civil la inscripción del
que hubiere usado*.
La ley de divorcio vincular, del 12 de ¡unió de i 987, la que lleva el N° 23.515.
ha modificado los arts. 8°y9°dela ley 18.248, que regulan el uso delapellido del
marido por la mujer casada o separada. El nuevo art. 8 o de la recordada ley 23.515
dispone, bajo el influjo Incontenible de los nuevos tiempos, que el que.|arnu|er
casada haya de añadir a su apellido, el de su marido, precedido de la preposición
"de", ha dejado de ser una obligación, para constituir tan sólo una opción: p'odrá
-hacertosHeplngdereT-ErTiuevoart790delasobredichaley;haquedadcrenrnéndado-
en estos términos; 'Decretada la separación personal, será optativo párala-mujer
llevar el apellido del marido. Cuando existieren motivos graves, los jueces, a¡pedido
del marido, podrán prohibir a la mujer separada el apellido marital. Si la mujer
hubiere optado por usarlo, decretado el divorcio vincular, perderá taPété/echbísálvb
acuerdo en contrario, o que por el ejercicio de su industria, comercio o profesión
fuese conocida por aquél y solicitare conservarlo para sus actividádés'v'^l-
La mujer viuda está autorizada para pedir ante el Registro dél'Estadb Civil la
supresión del apellido marital. Si contrajere nuevas nupcias perderá1 el apellido de
su anterior cónyuge. ..<•.
Declarada la nulidad del matrimonio, la mujer perderá él apellidcrmá'ntdr:Nó
obstante lo cual, si lo pidiere, será autorizada a usarlo, cuando tuviere Hijos y füéíe
cónyuge de buena fe. Igual criterio regirá para tos matrimon¡üs:;disueltbs'por
aplicación del art. 31 de la ley 14.349, respecto de la cónyuge inocente' tjiíe no
pidió la disolución del vínculo. ' ' ,l ' i
Respecto de los hijos adoptivos, el art. i 2 de la ley 18.248, ha sido rnódifiCado
por la ley de adopción N° 19.134, art. 17, el que dispone: *EI hijo áábptÍv¿:Íleváfa
el apellido del adoptante, o su apellido compuesto si éste solicita su agregación.
En caso de que los adoptantes sean cónyuges a pedido de éstos,podrá.agregarse
al adoptado el apellido compuesto del padre adoptivo o el de la madre Si? iJ¡í'—-
iva.-
En uno y.en otro caso, podrá,S. el adoptado después de los, dieciochb; añ.qs' solicitar,
esta adición. Si la adoptante3 fuese viuda o mujer casadajcuyo mari$a..ncfthijpíe^éí -1
adoptado al menor, éste llevará' ' el
-' apellido
-'-'"-'- de
-•-; aquélla, salvo que ex'istieran^ausaSi -
justificantes para imponerle el de casada". • ¡ . ¡ -. j IIH-I.JÍSSVM
Como ésta materia se torna por dem ás¿m i nu ciosa, • prolija'jífcsbpíej
reglamentaria, remito a todas las disposiciones-de la ley-¡l'8-.248,atií^35|n laiíü
del uso del apellido.. ;, - < i i¡ii»l
Hemos dicho que el nombre en cuanto atributo de la personalldaíps
característica inconfundible: es inmutable. Pero ésalhmut&bllidad^^Brl
entenderla en términos absolutos, La propia ley regla, larppsit
-Vi
ilfi
i'í'!'e¿'p^i5*' táéídefecho
.¡fe.
Personas. 69
1 Por eso decimos: el "grado de aptitud", ya que es una noción esencialmente
relativa. En el estado actual del derecho, el hombre, por su condición de tal;tlerie
jjt personalidad jurídica y capacidad de derecho. A ningún hombre puede [altarle
totalmente; en algún grado la ha de tener; pero así también, ningún hombre puede
tenerla capacidad de derecho en grado absoluto,siempre está limitada, o restringida
por la ley, en atención a razones de política ¡urídica. Por eso. es que Freitas fids
habla de "grado de aptitud". "^—'~ --,
I La definición de Freitas agrega: "de cada clase de personas'. Esto es as(aporque
desde el punto de vista de las limitaciones a !a capacidad de derecho, las personas
están agrupadas, constituyendo clases o categorías en razón de' §u función;
1
investidura, estado y otras circunstancias. Ello se explica mejor si sereparaen qué
I la incapacidad no se da en razón del individuo mismo, sino de su particularcondiclón
o posición; así tenemos la Incapacidad de derecho de-los tutores, de los curadores, de
• los jueces, etc.. A esto se refiere la definición, cuando habla de "clase de personas".
j Se dice grado de aptitud de cada clase de persona y se agrega: "para ejercer
por sí o por otras personas, los actos que no le son prohibidos".
La ley usa aquí^un método inverso, indirecto, ya que le sería imposible decir
¡ para qué son capaces las personas, sino que nos expresa que lo sontpara todo
] aquello que nolesestá prohibido/De ahí se deduce que dentro delderecho civil
positivo la regla es la capacidad, y la incapacidad es la-excepción: '•• ••%*••# *J;
i Tal fórmula rige tanto para las personas de existencia visible cuanto para las
de existencia Ideal, =' ". ?. - ''.
'• " ••'• ..ts^UíM"' '-
i . . . . w , .
2. Capacidad de hecho
v. Según Freitas 'es la aptitud o grado de aptitud de las personas de existencia visi&le.:
para ejercer por sí, actos de la vida civil",
i La capacidad de hecho, llamada también capacidad de obrar, presupone la
voluntad; y la voluntad sólo se da respecto del ser racional, del'ente metafísico,
que el Código Civil llama persona de existencia visible.
1
" Además, esta capacidad de hecho o de obrar puede darse de un modo pleno
.—-y-total; y también-puede faltar.de modoabsolutoTy asimismo puede faltar, o darse*
en cierta medida, en cierto grado,: por ello decimos que "es la aptitud o grado de
j aptitud". ' ' 'L'"-. •
¿ Pero, además de las personas de existencia visible, están las de.exlstencla;:' • :j
. ideal, o personas jurídicas, que son sólo producto del pensamiento jurfd,ieg, J^tgs¡:.{¿¿í|
I puras realidades intelectuales, son sólo un concepto y como tales rip .pueden^tene"í||í^-
j, voluntad ni aptitud:para obrar, sólo pueden-obrar por intermedio deJaicap^z^vJ^je^*
I de su representante, que serán uno O varios hombres. • - ' ; , ! iif-|'**s!sífcl!
En conclusión: el ente persona de existencia idea!, que.c
de derecho, sólo vive en el mundo del pensamiento jurídica carec|lE
70 Manual de Derecho Civil
sentido común nos impide concebir la capacidad de obrar, que presupone voluntad,
respecto de las personas de •existencia ideal.
/tentó respecto de la capacidad de hecho como de la capacidad de derecho
rige en el derecho civil positivo este axioma: la capacidad constituye la regla ge-
neral; la capacidad se da en un sentido ampÜO: e indeterminado; y la incapacidad
constituyela limitación, la restricción, esto es, la excepción.
El Código Civil formula esta regla en los arts. 52 y 53.
Respecto de la capacidad de derecho de las personas de existencia visible el
art. 53, nos dice: "Les son permitidos todos los actos y todos ios derechos que no
les fuesen expresamente prohibidos, independientemente de su calidad de
ciudadano y de su capacidad política".
Este artículo reafirma la conclusión que hemos extraído: la capacidad
constituye la regla general-, y la incapacidad, en cuanto es limitación, restricción es,
en definitiva. Id exctpciéh.
• Respecto dé la capacidad de derecho, las1 personas ¡o pueden todo, menos
lo que les está'exprésamente prohibidos
Ei art. 52 nosdice. respecto de la capacidad de hecho: "Las personas de existencia
) visible son capaces de adquirir derechos o contraer obligaciones. Se reputan, tales
todos los qué eñ este Código no están expresamente declarados incapaces".
En conclusión: todas las personas son capaces; menos aquellas expresamente
declaradas incapaces por ¡a ley.
D. El domicilio
m
m ,
• Personas 75
mujer casada pueda padecer algún menoscabo en el ejercicio de su libertad civil",
o de otro.modo, sentirse estar subordinada a la autoridad del marido.
El art.-91 del Código Civil dispone: 'La duración del domicilio de derecho, depende de
la existencia dei hecho que lo motiva...".
Con más exactitud diríamos: depende de la razón de hecho ode larazónlegal en
virtud de la cual se le impone. De manera que si hay divorcia ordenado por sentencia
judicial, desaparece ia razón en virtud delacuaí.se le impone^e! domicilio, legal a la
mujer casada; recobra, por ende, la facultad inalienable de constituir su propio domicilio,
o sea, de establecer su domicilio real o-voluntario donde le pluguiere.
Una consideración idéntica, y más clara aun respecto de la mujer viuda. La
muerte del marido ha disuelto el vínculo matrimonial y, por ende, la viuda recupera
en su integridad la facultad inalienable de constituir su propio domicilió o de
establecersu domicilio real o voluntario donde le pluguiere. Podrá conservar el que
ya tenia, a título de domicilio real, o voluntario, o podrá cambiado:
Igual consideración respecto del caso en que se haya declarado la nulidad,
del matrimonio. En esta hipótesis, la mujer recupera la facultadle constituir su
domicilio real o voluntario donde lo crea conveniente.
Ha de considerarse muy especialmente esta hipótesis: la Incapacidad civil
del marido establecida por sentencia judicial que dispone su interdicción en razón
de demencia o sordomudez. Nos preguntaremos: ¿Cuál es el domicilio de la mujer
casada, en esa circunstancia?
Sí la mujer desempeña las funciones de curadora no.hay problema, se dará la
superposición de dos domicilios legales^ el lugar del domicilio será'el mismo. El
problema puede presentarse cuando la función de curador la desempeña otra per-
sona que no es la esposa. El sentido común nos dice quejio tendría ninguna razón
de ser imponerle a la mujer casada el domicilio de! curador de su marido, de modo
que en'ese caso, recobra la facultad de constituir su propio domicilio.
El domicilio real o voluntario está definido en-la primera cláusula del ar't. 89.
Dice esta disposición-, "Eí domiciíio real dé las personas es ellugar donde tienen establecido
el asiento principal de su residencia y de sus negocios'...".
El domicilio real se constituye facto et animo, vale decir; por el hecho de
establecer fa residencia con carácter habitual en un'determinado lugar, acompañada
esa circunstancia de la intención de tener ahí el centro dé todas las relaciones, o eí
asiento jurídico.
De manera que en este domicilio, sobresalen dos elementos:;. I l^liele tiento,
de hecho: la residencia habitual; y 2) el elemento anímico o volitivo:¡lff;íri tención*
de tener en ese lugar de la residencia habitual, el asiento jurídica! o) felpenroKde
todas las relaciones. Ambos elementos a dos, se integran recíproe'áfriérMfa modiSiíj
, !
^''''ffi«¡ r«r'"'
ó.'Deíe^Inffio^dei'iiomiciliQreal - '
:
¡ K ; . -itt'!i
.• . y•j;K.', '
El^árfiBJ:}fe djce^F^ra que la habitación cause domicilio, la residencia debe ser
riaíjÍL a&'río' ^eáidéíjtal; alinqüe no:se tenga intención de fijarse allipara siempre",
-.5{i.t!r
á'r'aiá'determinación del domicilio real ha de'estarse a la
reside er habitual, aun cuando la intención no sea radicarse en ese
encarecer es que la residencia tenga carácter
, éj&sp{jjdádií!pe permanencia; y al mismo tiempo; qué vaya acompañada del
elemp'nÍR'aríírniijtii que ya-hemos señalado.
•fl'iDódigoljrivil considera el caso de que la persona tenga residencia estable en
distiritQ$|ugares.fJE] art. 93, nos dice: "En el caso de habitación alternativa en diferentes
lugares,,e¡ dorriiejiio esel lugardonde se tenga la familia, o el principal establecimiento".
Y^fárt! 94!agrega: "Si una persona tiene establecida su familia en un lugar, y'
sus rjesecjos en.otro, el primero es el lugar de su domicilio".
•;.iMepór!deístas dos dlsposiciones;\entenderemos que siempre prevalece el
lugar donde está establecida la familia, porque la familia representa, con respecto
a la pejs,ória. todo el cúmulo de las más grandes afecciones. Si la persona.no tiene
fam¡|i^e).|á.farriiÍla-no-tierie residencia estableen .ningún-lugar, -y a-pesar-deellok-
pe;sona tiene distintos establecimientos .donde suele estar, o radicarse, será una
cuest-jór^d^. hecho que deberá dilucidarse en cada caso concreto: el determinar
cuál es'^|;es'tablécimiento principal, y ese establecimiento principa! determinado,'
en ei pMb^oñcre'to',' será¿I lugar de su domicilio.
ElCódigo Civil profesa él-principio de la unidad del domicilio. Así como una
persona no puede dejar de tener un domicilio, tampoco puede tener más de un
domicilio. Queda aclarado que me estoy refiriendo ál domicilio general, que es ¿1
domicilio propiamente dicho, o domicilio por antonomasia. |unto:con el domicilió
general puede concurrir un domicilio especial, que como veremos, no es otra cosa
que una derogación, para ciertos y determinados efectos jurídicos, del principio
general del domicilio.'^ veremos que, en el caso de la mujer casada, cuyo domicilio
general es legal, si ejerciera el comercio podrá tener un domicilio especial, y será el
lugar donde tiene su sede mercantil: el establecimiento o escritorio dondé-^
desempeña su-actividad de comerciante (art. 27, Inc. 3D, del Código de Comercio?.
PERSONAS
(Continuación) i .' i.\ "• tí- '-
. .(•.'•; i. \ I;IJ ti
-.••' T; '•
L PRINCIPIO DE EXISTENCIA DE LAS PERSONAS V
,,V,.;..-j,
A. Primer período: personas por nacer
«HMftlflilí-rí.tL...,:
.1. El principio del Código Civil Justificación
1
• • " ••'••" '• • ' " ' ^ ^ r t t i f e i r á ' ^
Distinguiremos en la existencia (jurídica de las perstíndSs'JGCSiplpaaoS^fel,
..primero, que comienza con la concepción,de la ¡criatura ien el¡elai KÍ^raSír(c¡fy;
;¡culmina.coni el nacimiento con vida.-, asegundo, que selnlci^c^rpelj^lClrOijeritQj
: de la persona, y acaba con |a muerte. • , ;••. .i i>-. :K.Ml]fe f^JI&ii^''-
Se-.usaíla locución: "personas por nacer", para significar el pri nel^r|o4p|de ja
,-lleva-esta otra: "De la existencia de las personas antes. de[ nacimientoí|\ j>jfíf)ij[ jíi.-.: ,*.
¡i..;, ,-, íEÜart. 63, nos dice: "Son personaspor nacer las cjue _np¡l¡if qíériaójpáclfio
^están, concebidas .en. el .seno materno*. •? . \<'i'Mn.eí?')CÍ\ i-
•;.;-ti:* La<-nQta a este artículo, recordando lo. a Freirás, afirma .queilíLperson.i.|por.'
lrpacer5np>es una persona futura,,sino.una pe rspna, .actual, por ciaafjto,,es. urente
que ya existe dentro del claustro materno. ,-..•-, (. ,. - IÍM^I.;'^ H
'VJi. ¡, .HgrVfQ-rips.dice correlativamente: "Desde laiGonee ación er},eis6np materno
¿ cqm.ien|aÍa,eHStendadelasp^
..algunos..derechos, comc.si .ya, hubiesen .nacido...Esos der,|'d)ios^quedan
•, jrreyocablernente adquiridos, si. los. con cébidos, en el sero mater^&fl'aciéréfticón
yfáa, aunque .fuera por instantes después de estar Reparé dos de su¡jmáaye:,;-,ta»"'
De esa suerte.a, el Código:Clyll argentino prp.clama el^¡tísínc3iaUg
i.del por inacer. La criatura humana, aun antesiqana&lo
.personalidad jurldica.del
84 Manual de Derecho Civil
ya es persona para ¿I derecho, ya es sujeto del derecho, tiene personalidad jurídica
y goza, por ende, de capacidad de derecho o de capacidad para Ja titularidad de
los derechos civiles.
Este enunciado del Código Civil es, si se quiere, original; ello no obstante,
diríamos que ya hace parte de nuestra tradición jurídica. Tal originalidad se inspira
en Freitas. He dicho originalidad, porque e¡ régimen imperante en el derecho civil
universal, en todos los códigos conocidos, es el viejo concepto heredado del
derecho romano, según el cual, la criatura humana sólo es persona luego de que ha
nacido; antes no lo es. Por recurso de.ficción, se entiende que el no nacido aun es
como si estuviese ya nacido al tiempo.'d¡?. la; concepción en cuanto haya de
aprovecharle, o si se trata de sus propios'deréchos. Pero antes del nacimiento no
existe la persona, por ende, no :hay. capacidad! de derecho; ello no obstante, el
derecho universal le reconoce derechos, y le dispensa protección al por nacer,
pero esos derechos están como en suspenso, a la espera de que se produzca el
nacimiento con vida. Es asf como el régimen del'derecho universal formula en
estos términos ¡a situación jurídica del por nacer: sólo puede adquirir luego que
haya nacido, antes no puede haber adquisición, no hay persona, ni puede haber
tampoco representación, porque falta el representado. Los derechos que adquiriere
el por nacer en el momento de producirse el nacimiento retrotraen sus efectos a la .
época de ¡a concepción.
Se contrapone a ese sistemael régimen original del Código Civil argentino,
que formula en estos términos la situación jurídica del por nacer. Concebido ya en
el claústrd'rnatérno el ser humano,ya espersoriá, yaes sujeto, goza de capacidad
de'dérech'ó'iy puede adquirir, "ello no obstante, esa personalidad Jurídica y esa
•adqulsición'cle derechos quedan irremisiblemente pendientes del nacimiento con
vida. Si no'se produce el nacimiento con vida, o si la criatura muriere durante el
parto, o' antes de la completa separación del claustro materno, habremos de
entender, a tenor de lo dispuesto por el art. 74 del Código Civil, que se la considera
como síno hubiese existido. De manera que en nuestro régimen hay adquisición
de derechos antes del nacimiento, pero para que esa adquisición se consolide con
carácter irrevocable y definitivo, es imprescindible que ocurra el nacimiento con
vida. En el régimen imperante en el derecho civil universal se dice lo contrarío. La
adquisición de derechos sólo puede tener lugar en el momento mismo de producirse
_el.nacimiento.Ello no obstanteresosderechosadqüíilcíoaretrotraen entonces sus
efectos a la época de la concepción.
Es necesario que quede bien claro: a pesar de la diferencia entre el régimen
universal y el del Código Civil argentino, es de notar que ésta sólo está en la
formulación técnica de la situación jurídica del por nacer. Sólo en eso hay diferencia, n
lo demás, porque hemos dicho que el régimen universal, heredado del concepto
romano, dice asf; e¡ por nacer no es persona sino después del nacimiento, pero por
recurso de ficción se entiende que está ya nacido al momento de la concepción, si
se trata de sus propios derechos, o en cuanto haya de aprovecharle. El Código Civil
i; i<
j~ Personas 85
formula las cosas de modo distinto, pero sustancialmente no hay cambios: El por
nacer adquiere derechos desde la concepción en adelante, y esa adquisición queda
Q pendiente del hechocierto del nacimiento con vida, ocurrido el cual, !a adquisición
se consolida con carácter definitivo e irrevocable.
En el régimen generalizado, el que prevalece frente a ia originalidad de nuestra
Código Civil, no puede hablarse nunca de representación de la persona, porque la
persona no existe antes del nacimiento, y no existiendo el representado no puede
1
haber representación, por eso se habla de la "curaduría al vientre", o del "curadcjr
' al vientre'. En cambio, en el original sistema del Código Civil argentino, la persona
existe antes del nacimiento; por lo tanto, puede haber representación.
Asi nos explicamos que el Código Civil, en el art. 54, ¡nc. Io, declare que la
' persona por nacer es absolutamente incapaz; y que el Inc. I ° del art. 57 instituya la
representación de la "persona'por nacer*.
Dentro de estos conceptos: representación de la persona o simple curaduría de bienes,
el propio Freltas advierte, que en la curaduría de bienes no puede faltar'|amás la
idea de representación de la persona, porque los bienes materiales o inmateriales,
Integran un acervo y no son representados en sí mismos, en cuanto cosas, sino
con relación a un derechohabiente, con relación a un sujeto a quien pertenecen
esos bienes; de manera que Freitas mismo destaca esté concepto; aun en la sim-
ple curaduría de bienes, no falta nunca la idea de la representación'de la persona.
En conclusión, el régimen del Código Civil argentino instituye lá representación
de la persona por nacer,' porque1 el ndsáturuses persona, aun cuando rio haya nacido.
8 ]ustijicaáón
Este es el principio adoptado por el Código Civil: ta personalidad jurídica del por
nacer. Nosotros adherimos a la postura del Código Civil en esta materia, porque ella
i^ se ciñe al concepto ontológico de "ser*. Bien es verdad que la criatura humana
antes de nacer sólo se desarrolla y subsiste a expensas del organismo de la madre;
pero al mismo tiempo, es también una verdad innegable que cuando está gestándose
el embrión humano en el claustro materno hay ya, biológicamente, un nuevo ser,
una criatura, un ente, una realidad biológica. Además, si tomamos posición desde
otro punto de vista, desde el punto de vista filosófico, confesional, adherimos a ta
doctrina-perenne en-esta-matena: ese-ente "blológlcordespügraela concepción
en adelante, constituye un principio de organización que está en condiciones de
recibir su forma sustancial, lo que llamamos e! alma, la que es Infúndida por Dios
•f en el cuerpo, suficientemente dispuesto para recibirla. De ese modo, entendemos
que el enunciado del Código Civil tiene una justificación racional, aparte de que la
tiene ya por haber un principio de ser, un ente biológico que cons'ituye una rea'tdad
\ Innegable, aun cuando toda su vida se desenvuelva a través de la madre oa expensas
r
de su organismo. j
•De esta manera, reí enunciado del Código Civil ríos evita una sene de i*
complicaciones "que pueden presentársenos para explicar la situacfón'jun'dica del ^ \i
ri>^> i i "" R
as Manual de Derecho (MI
por.nacer. Hablamos,de,sus derechos; y, ¿cómo hablaríamos de sus derechos sr
comenzamos, afirmando que no existe el su|eto? Incurriríamos en una contradicción
flagrante; ,00 puede haber derechos¡sin sujeto.
De ahí que se haya formulado una.serie de teorías para explicarla existencia
de estos derechos,, y que se hable de derechos futuros, de atrecho en expectativa o de
sujeto indeterminado. Como lo diceBibiloni, si hay derechos, es algo así como reconocer
implícitamente la existencia del sustentáculo del que penden esos derechos.
Eludimos así la necesidad de dar cualquier otra.explicación.. Antes del nacimiento
hay personalidad jurídica, hay capacidad.de derecho; de ahí que esos derechos
tengan por sujeto a la llamada persona por nacer o al nasáturus.
3. Ca representación '
! ' Si tenemos en cuenta lo ya expuesto, concluiremos que para que la persona por
nacer.adquleraib¡enes, ya sea por actos entre vivos, por donación, como asimismo, por
herencia, seráinecesario que esté concebida en e! momento de la adquisición, para
que*ésta seipueda producir. SI no estuviera concebida, no podría adquirir, porque
faltárfa:el sujeto. Advirtamos, pues/la gran importancia jurídica que tiene conocer el
momento exacto en que ocurre la concepción* ya que de ese hecho depende la
adquisición de los derechos que puedan corresponder a la persona por nacer.
El momento en que ocurre el fenómeno biológico de la concepción es un
. verdadero misterio, es un secreto de la naturaleza, que está fuera de toda
comprobación científica, y ni aun la propia madre puede saberlo. Ante 'esta
Imposibilidad para saber el preciso momento en que ocurre el fenómeno biológico
de la concepción, el derecho civil debe recurrir a la experiencia, y determinar con
certeza, siempre relativa, no el momento en que ocurre, ya que no es posible; pero
por lo menoslá ¡época, fijando un lapso dentro del cual debe de haberse producido.
Según Inexperiencia, está demostrado qué el procesó de gestación del ser humano
en:el:claustró=matemo:se produce en un lapso que oscila entre un máximo y un
mínimo:'Utilí2¡a!ndó esos datos concretos, el derecho civil fija las siguientes normas;
•el'plazo'Snáxj^o de duración del embarazo es de 300 días, excluido el día del
alumbramiento. El plazo mínimo es de 180 días, también excluido el día del
alumbramiento;'y a la vez; otra disposición establece que la concepción debe ocurrir
en los 120-díaa intermedios entre el plazo máximo de 300 días y el mínimo de 180.
As( lo determinan los arts. 76 y 77 del Código Civil.
El art. 77:nos dice: *El máximum de tiempo del embarazo se presume que es
de trescientos días y el mínimun de ciento ochenta días, excluyendo el día del
nacimiento'. Esta presunción no admite prueba en contrario".
ba-nueva !ey-23r264ren su artrl ° modifica el carácter de ia presunclónrde]ará
de ser íuñs et de iure, esto es, presunción absoluta, para ser tan sólo relativa, iuris
íattlum, en cuanto admite prueba en contrario.
Establecidos así los plazos máximo y mínimo de la duración del embarazo,
cabe(quei.ríqs;pregu.n_temos ¿cuál será entonces el tiempo en que se produce la
cpncepciiSn^.Ej art, Zp nos lo dice: "La época de la concepción de los que naciesen
vivos.queda fijada en iodo el espacio de tlempo.comprendido entre el maxlmun y
eljnfairnum.d^ladurac.jón.fiel embarazo*.
„.. ,.,;.Esío es; esos.i.29.:i¿[gg¡i:firnprendidqs entre Jos 300 y los 180..para ilustrar
sobre el punto, pongamosíurejemplo; el nacimiento ocurre el 28 de qctubre de un
Personas - 89
añp no bisiesto. Para el cómputo excluyase el 28 de octubre, día del nacimiento,
.rerpontémonos hacia atrás, 300 días, esto es, el lapso que corre desde el i° de
enero hasta el 27 de octubre. Nuevamente contemos hacia atrás 180 días, esto es,
e| |apso que corre desde el 1 ° dei mayo hasta el 27 de octubre. El tiempo de la
copcepclón serán Ios-I 20 días intermedios que corren ¿«de el 1° de enen>(\asta eí 30
ieabúl. Además,.lo tocante a los plazos a que venimos refiriéndonos es de .
Importancia muy particular en derecho de familia, ya que la calidad de la filiación
•viene a depender de que-la concepción haya ocurrido en tiempo prqpio, como
dlqe otrp.pasaje del Código Civil, vale decir, en ese lapso intermedio de los 120 días
comprendidos entre el máximo de los 300 y el mínimo de los 180.
•• i :
, i Será menester la denuncia del embarazo, a los fines de que tenga lugar la
representación de las personas por nacer Instituida por el Inc. I ° del art. 57 del
Có;digo Civil.
. Laspersonas autorizadas están enumeradas en los arts. 65 y 66. El art. 65
nos dice: "Se tendrá por reconocido.el embarazo de la madre, por la simple
declaración de ella o del marido, o de otras partes interesadas".
,. •-, Yelatt. 66 enumera en sus tres incisos a las partes interesadas;'Son partes
interesadas para este fin:
Io) Los. parientes en genera! del no nacidovy todos aquellos a quienes los
bienes hubieren de pertenecer si no sucediere el.parto, o si el hijo no
naciere vivo, o si antes del nacimiento se verificare que el hl|o no fuera
concebido en tiempo propio.
2a) Los acreedores de la herencia.
• 3o) El Ministerio de Menores".
Lo de los parientes en general del no nacido, se explica por el interés tan
Sólo moral, que haya de asistirles, ante la inminencia de un fraude que pueda
consumarse en perjuicio del propio por nacer.
El resto del primer inciso se explica de suyo. Todos aquellos a quienes los bienes
hubÍeren-de^perttnecer,"srno"sucediere;el"r^ito"0"sl"ocurriese"el"parto"y"la"crlatüra ""
naciere muerta,En ese caso, ya losabemos, se la considera como si no hubiera existido,
art. 74.0 blen,.sl naciera viva, pero no hubiere sido concebida en tiempo propio, esto,
es.en el lapso de los 120 días intermedios de que habla el art. .76,
El inc. 2o menciona a los acreedores de la.herencia a.quienes Ies.a5i5te.un
interés legítimo; y el inc 3o al Ministerio de Menores, o bien el Ministerio J?úblico;;¡1, '-¿
de Menores e incapaces: Es.te organismo es parte esencial en .todacuestión extra-,f5-?f.""-!'ii'. l
judicialo judicial quedeíalguna manera importe a.la persona o atosiriteresésldélun^ík'^
incapaz, tal como ^preceptúa el ait¡ 59 del Código-Civil, que exig&jrtejnisiblernentea^)'5ígá|
y bajo pena de nulidad su intervención. •-- •,,.i¡. e¿,-»^^^^§i*§f,í'|si.
90 Manual de Derecho civil
. Con'motivoideólos derechos que haya de adquirir el por nacer,.ta1>cuat'lo
comenta la literatura ¡urídicaide todos los tiempos, puede darse la ocasión pata
consumanfraudes..
••- • Enprimef lugar, el. fraude puede ser perpetrado en perjuicio-del propio por
nacer; en segundo lugar,- el'fraude puede ser perpetrado en perjuicio de los legitirhos
intereses de-terceros. '• •
"¡.- En él primer caso: fraude perpetrado en perjuicio del propio por nacer. Es lo
que se Harria erv-la literatura -Jurídica ocultación o supresión de parto.' Ilustremos con
un ejemplo: la viuda encinta, y a la que ha de nacerle un hijo postumo: Imaginemos
que el marido en vida le ha hecho una donación, con la cláusula expresa de que
esa donación quedará sin efecto o será revocable en e! caso de la.supernacencia
de hijos (art,. 1868 del Código Civil); se explica entonces que, eliminado el fruto de
su vientre, no se dará I a-posibilidad de que se frustre esta-expectativa; y la madre
conservará el derecho que se le ha otorgado por donación del marido.
- '-.- Segunda hipótesis:'fraude consumado en perjuicio de terceros. Esto es lo
que se da éri llamar suposición o simulación de parto. La madre.encinta, viuda,
dado el caso de que vivan sus suegros, concurrirá a la herencia del marido
juntamente con ellos;.con los.ascendientes del esposopremuerto. Puede tener
interés, para eliminar a los ascendientes del marido de la sucesión, en fingir, simular,
la existencia de un hijo-nacido vivo. Por otra parte, esa madre; ere ejercicio de la
patria potestad, gozará del usufructo legal que le.corresponda por la administración
de los bienes que adquiera por herencia el hijo, mientras dure su minoridad.
•. Con íes tos ejemplos hemos ilustrado los dos casos de que nos habla la
literatura jurídica-respecta de fraudes:
Esta materia está regulada en el art. 69 del Código Civil: "Cesará la representación
de las personas por nacer el día del parto, si el hijo nace con vida, y comenzará
entonces la de los menores, o antes del parto cuando hubiere terminado el mayor
plazo de duración del embarazo, según las disposiciones de este código".
La doctrina nacional ha señalado el defecto de puntuación de que adolece la
norma transcripta. Ello no obstante, no habremos de empeñar ningún esfuerzo
para poner en claro el pensamiento que expresa la mencionada-disposición.
Entiéndase, ante todas las cosas, que la representación dejas personaspor nacer
cesa Indefectiblemente el día del parto, ocurra ¡o que ocurriere.
Si.'laxriatura-naciere-viva.-cesará.la-representacióndelapersona-por-nacer,
para dar lugar a la representación de los menores, instituida por el inc. 2° deliart.
57 del Código Civil, concordante con el inc-; 2° del art. 54 del Código Civil. •
,SI la criatura naciere ¡muerta, a tenor.de] art. 74 del Código Civil, se la considera
como sino hubiera existido; por.Icrtantp cesa también la representaciónuEs obvio,
no puede haber representación si falta el representado. > • .-•--- :¡. -'i •->
• Por otra parte,:si la criatura naciera v!va,.pero lo fuere:después de transcurrido
el plazo máximo de duración-del embarazo, por ejemplo/a los30 l-,302!o;3Ü3-días,
contaderos desde el díá-de la muerte del.padre; cesa también la representación,- La
disposición comentada^se refiere al caso delhifo postumo, quelnace despuésde la
>H5 jt!-
i
Personas 93
nuerte del padre. Para que .sea la!, será indispensable que nazca dentro desplazo i
náximo.Noserá hijo legítimo, si nace después de transcurrido el lapso de los 300 días.
u
-•sta
\
' Se llama viabilidad, a la actitud biológica del recién nacido para prolongansu
vida fuera del claustró materno. !
Respecto del concepto de viabilidad, cabe distinguir entre viabilidad ¡en
sentido propio y viabilidad en sentido impropio. ,, •*< . ;
La viabilidad en sentido propio estriba tan sólo en la madurez del feto. Se dará el
requisito de la-viabilidad en,sentido propio cuando el proceso de gestación: del feto
haya durado el término mínimo indispensable que debe durar, esto es, 180 días, t
Personas 95
• La viabilidad en sentido impropio, no sólo incluye la viabilidad'en-¡sentido
propio, sino también cualquier defecto de conformación orgánica que pueda augurar
una muerte pronta. Inminente.
El Código Civil, en el art. 72, repudia categóricamente el requisito de la
viabilidad: basta tan sólo el nacimiento con vida.
Dice el mencionado art. 12: "Tampoco importará que-los. nacidos con'vida
tengan imposibilidad de prolongarla, o que mueran después de nacer, por un vicio
orgánico interno, p por nacer antes de tiempo". - - — <;•• ¡
El rechazo de la teoría de la viabilidad no es sólo categórico, sino .que.¡es
terminante, rotundo.
La argumentación aducida para.Justificar el rechazo del requisito,deja,
viabilidad está dada con verdadera lucidez por Savigny, reproducido en nota al art: '
72. La síntesis de la argumentación; dice así: "Esta doctrina no fien?'ningún
fundamento, pues es contraria a los principios generales sóbrela capacidad de
derecho inherente al hecho de la existencia de una criatura humana, sin
consideración alguna a, la mayor o menor duración que puede tener esa existencia.
Este es el derecho general, y no se comprende qué motivo.haya para introducir
una restricción respecto del recién nacido. La muerte que sobrevenga puede provenir
de circunstancias exteriores y no de ia viabilidad. Por otra parte ¿cómo conoceré!
día de la concepción? ¿qué médico puede decir que el nacido no ha estado sino
178 días en el vientre de la madre, y no los 180, los seis meses fijados por las leyes?
Se abriría asf, una puerta a la incertidumbre de los juicios individuales, y a las
opiniones siempre dudosas de los facultativos, sobre el tiempo que el hijo hubiese
estado en el vientre materno, por la imperfección de su constitución material, que
vendría a decidir de los derechos más importantes". Y se agrega: "Decimos lo mismo
respecto de los vicios orgánicos que el recién nacido presente. No porque una persona
parezca con signos indudables de una pronta muerte, queda incapazde derecho. Sería
preciso también que la leyfijarael tiempo en'que el vicio orgánico debía desenvolverse
para causar la incapacidad del recién nacido, y la ciencia por cierto no podría asegurar
qué días, o qué horas de vida le quedaban al nacido con un vicio orgánico*.
Acaso hay en este momento consenso unánime respecto de qué el requisito
de la viabilidad carece de razón de ser, de asidero,.de fundamento. • •
Por otra parte, algunos de los regímenes iegislativos-qüe adoptaron la. teoría
de.la viabilidad, la han abandonado ya y para obviar todos los Inconvenientes ya
señalados con tanta penetración .y agudeza por Savigny, el solo nacimiento can
vida llevaba a presurnir la aptitud de viable. Precisamente, ef Código francés, que
mantiene la teoría de la viabilidad, entendido según ia dpctriria y la ¡urispruderieiá,.
llega a la conclusión de que nacimiento con vida lleva a presumir la viabiljdád.i|
. Hay códigos, como el español, que exigen que-la.• tristura.haya!fyMfe2$j)
horas fart. 30). _ i -J'lliiii
. Para terminar con este punto, vuelvo a remitir a Savignyi|quien cQrmeíi
"Apéndice" a su obra umversalmente difundida en distintas lenguas¡-5¿jf($
rr "1 "T".Li
'C -:Mir„
Personas 97
serjtencias judiciales que den origen, modifiquen o alteren el estado civil y capacidad
detaspersonas, puede ser de competencia del derecho sustantivo, del derecho civil,
i Lo tocante a la organización administrativa del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas, puede ser de competencia de las provincias o de
las| municipalidades.
: Respecto del. nacimiento, el art. 79 del Código Civil nos dice: "El día del
nacimiento, con las circunstancias del lugar, sexo, nombre, apellido, paternidad y
maternidad, se probará en ¡a forma siguiente".
La prueba.es lo que en el lenguaje jurídico se llama "la partida". Asíhablamos
de ¡partida de nacimiento, partida de defunción, partida de matrimonio. .
; ¿Y qué es la "partida"? Es el asiento que consta en los libros respectivos del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, o bien ios testimonios
auténticos extraídos de esos asientos.
El art. 80 del Código Civil dice así: "De los nacidos en la República, por
certificados auténticos extraídos de los asientos de ios registros públicos, que para
tal fin, deben crear las municipalidades, o por lo que conste de los libros de las
parroquias, o por el modo que el Gobierno Nacional en la Capital, y los gobiernos
de provincia determinen en sus respectivos reglamentos".
El articulo al que acabo de referirme instituye el Registro municipal.
Cabe distinguir entre nacimientos ocurridos antes de la creación del Registro
del Estado Civil, y nacimientos ocurridos con posterioridad a la creación del Registro.
En la hora actual, sobreabunda aclararlo, el Registro Civil de las Personas
está organizado en todas las latitudes de la República.
Como dato ilustrativo, cabe recordar que el Registro municipal de la ciudad
de Córdoba data de 1881. Si se quisiera probar el nacimiento de una persona con
anterioridad al año 1881, ¿cuál será la prueba idónea? No será otra que la constancia
que obre en los libros de la respectiva parroquia. Si el nacimiento es posterior a la
creación del Registro del Estado Civil de las Personas, la prueba idónea será la
partida extraída de ese Registro.
Más adelante veremos que, aun después de haberse creado el Registro, esa
constancia bautismal que obra en el registro parroquial tiene valor de prueba
supletoria; pero la única prueba Idónea, si el nacimiento es posterior a la creación
del Registro, no es otra que la partida, o el testimonio auténtico de la.pártida
extraído del respectivo asiento del Libro de Nacimientos del Registro.
En la institución del Registro, se ha observado todo un proceso. Ei art. 80
instituye el Registro municipal. Por imperio del art. 113 de la ley de matrimonio
civil, 2393, ese Registro municipal se convierte en el Registro provincial; de esa
manera, asunto tan importante y de tanta consideración como la prueba del
nacimlentó.y la muerte de las personas, no queda librado al solo desenvolvimiento,
verdad érameriteIncipiente, que aun hasta ahora se observa en algunos pueblos y
localidades déla campiña argentina; queda así organizado el Registro provincial. V'
L.Como.-'hemos'dlcho, lo relativo a la prueba de estos hechos'es¡materla .
privativa, del ¡derecho civil, del derecho sustantivo pero lo tocante a'la •
SS Manual da Derecho Civil
3. Prueba supletoria
La materia está reglada por el art. 85, el que nos dice; "No habie.Qdo registros
públicos, o por falta de asiento en ellos, o no estando los asientos en la debida
forma, puede probarse el día del nacimiento, o por lo menos el meso el año, por
otros documentos o por otros medios de prueba":
Entenderemos entonces que a falta de la prueba idónea, como lo es la
partida de nacimiento, procederá en principio la prueba supletoria, prevista en
el antedicho art. 85.
Para la procedencia de esa prueba será imprescindible la demostración pre-
via de la imposibilidad de obtener la prueba idónea, que es la partida. Es por ello
por lo que el art. 85, nos dice; 'no habiendo registros púdlicos". Desde luego; en la
actualidad no habremos de concebir la inexistencia del Registro, y entonces no
cabe más posibilidad que la de ia destrucción, como ocurrió en San |uan, a
consecuencia del terremoto; o 'por falta de asiento en ellos", agrega el art. 85: es el
caso no poco frecuente de la omisión de la inscripción del nacimiento en el Registro
del Estado Civil y Capacidad de las Personas. Y se añade: 'o no estando los asientos en
la debida forma". Claro está que si las irregularidades de que adolece la partida dan
lugar a su nulidad, también será procedente hacer uso de la prueba supletoria.
Para la procedencia de Ja prueba supletoria, será menester aportar ante el
¡uez competente la certificación del Registro que diga que no hay asiento o que no
consta la inscripción.
La prueba supletoria suele ser, en la mayoría de los casos, la prueba testimo-
nial; agreguemos, respecto de nacimientos ocurridos después de la creacióndet
Registro, a falta de partida, la anotación parroquial u otrosí escritos cualesquléíá'í
tendrán valor de prueba supletoria de carácter documental.; - O&ÍW
El art. 87, nos dice: "A falta absoluta de prueba dé la edad, porcualquiéTájatí
los modos declarados, y cuando su determinación fuere Indispensables sé deSi^
por la fisonomía, a juicio de facultativos, nombrados por el Juez*. ''i|$iWJ
j; '. '•!?' I
2. La prueba supletoria
Personas 101
i' Respecto de la prueba testimonial de la defunción, habremos de advertir que
para que ella constituyese prueba admisible, valedera, era.indispensable, según
precedentes jurisprudenciales, aun cuando no uniformes, que los testigos diesen
fe de que hablan visto el cadáver. Para poner término a las vacilacionesque reinaban
enidoctrina y en jurisprudencia, se ha agregado al art. 108 un apartado, incorporado
por imperio de la ley 14.394 (art. 33), que dice: "En los casos en que el cadáver de
una persona no fuese hallado, el juez podrá tener por comprobada la muerte y dis-
poner la pertinente inscripción en el registro, siempre que la desaparición se hubiera
producido en circunstancias tales que la muerte deba ser. tenida como cierta. Igual
regla se aplicará en los casos en que no fuese.posible la Identificación del cadáver".
El precedente de esta disposición, lo hallamos en el Anteproyecto de
Blbiloni, art. 57, Verbigracia: se tendrá como cierta la muerte del individuo que
cae al abismo insondable; o del obrero, que en el fondo del subsuelo de la
explotación de una mina, queda sepultado por un desmoronamiento;.o del pasajero
del trasatlántico que cae al mar y no reaparece, en todos esos casos no será posible
, -acreditar la existencia del cadáver; pero se dará el caso previsto en la disposición
comentada: la desaparición se ha producido en circunstancias tales, que la muerte
debe ser tenida por cierta. Y se agrega: "igual regla se aplicará en los casos en que no
fuese posible la Identificación del cadáver". Es la hipótesis de la destrucción de los
restos mortales, a modp de no dejar dato alguno para la identificación. Para aclarar
más aún tengamos presente que esta previsión legal contenida en el último apartado
del actual art. 108 del Código Civil, evita que se llegue al procedimiento de la declaración
de muerte presunta. . •-
Esta materia está reglada en el art. 109 del Código Civil, el que nos dice: "Si
dos o más personas hubiesen fallecido en un desastre común o en cualquiera otra
circunstancia, de modo que no se pueda saber cuál.de elias falleció primero, se
presume que fallecieron todas al mismo tiempo, sinque se pueda alegar transmisión
alguna de derecho entre ellas".
Esta-d¡sposic¡ón,desdeluego-atinada,-sensata,-elimlna4a7a-desprestiglada
teoría de los antemorientes, desarrollada especialmente dentro del derecho francés.
La nota a este art. 109 alude a esa teoría, la que está elaborada sobre la base de
presunciones faltas de todo asidero: presunciones, si se quiere, enteramente
caprichosas y arbitrarias. Dentro de esa teoría de las presunciones, algunos
entendían que la edad era decisiva para determinar quién habfa muerto; primero;
otros entendían que había que atenerse al sexo. En el caso de la edad, después de
1 la pubertad y hasta los 70 años, se entendía que el de más.edad había fallecido
primero .que el de menos edad; en el caso del sexo, se entendía que la rr|ujer ha^ía
fallecido primero que el varón. E¡ solo sentido común es:suf ¡cien te- para razonar,
L
102 Manual de Derecho Civil ,
sobre este punto, y entenderque él régimen de las presunciones de derecho debía
ser abandonado: afortunadamente así lo fue.
La importancia del asunto está en esto: que por diferencias minúsculas de'
tiempo entre la muerte de uno o del otro, se creaba un problema respecto del
derecho sucesorio. Así, si marido y mujer hubieren muerto en un siniestro, y no
fuere posible dejar establecido a ciencia cierta quién había muerto primero, de
acuerdo con la norma ya comentada se entenderá que murieron ambos a dos al
mismo tiempo, simuicáneamemte, sin que haya transmisión alguna de derechos
hereditarios entre los esposos.
IV LA AUSENCIA
1. La ausencia no calificada
^ , .
Personas 103
Yel Inc. 3 o del art. 757, establece; "La consignador* puede" tener lugarV-l 3o)
Cuando el acreedor estuviese ausente*. •'••• ' • •-/-".-' : !- ¡ IEI *..-•'. • ..
En ese caso el respectivo juicio de consignación se sustanciará, por aplicación
de las normas de derecho procesal, mediante un curador ad /ítem, que habrá de
designarse para la tramitación del juicio. AsimiSmd, también sertan'casos de
aplicación los previstos en los arts, 2846, 3203 y 3463 del Código Civil.'' •'
. .••••.v..'íJ'í,í-.;--'
3. Simple ausencia o ausentes con bienes en estado dé aBá'rídb'no^n ,
La curaduría de bienes • ''" •ki^¡^sw|fr pfa
jiiíí'i-ííS, >(,
járirrngjaja tercera hipótesis de ausencia calificada, la que al mismo
tiemRi>;gsí|aíl j^go,mpjeja: la ausencia con presunción de fallecimiento.
ParajqjSfj el caso quede configurado, han deconcurrirtres requisitos, a saben
I Q)La:¿esa parición de la persona de su domicilio o residencia en la República;
. •i.#°)>^íl#,nS3UI?0i,idel plazo prefinido.por la ley;
3°) La falta de toda noticia, información, sobre el paradero del ausente.
Estas tres circunstancias, miradas en su conjunto, acumuladas, lievan a inducir
la Rresiineióji,1 de .muerte. Esta institución de la ausencia con presunción de
.fallecimiento., exarriinada a la luz del derecho comparado, muestra dos modalidades
característica^-• . - .
. .. La. jnsjjtjxlón tiene su origen en el viejo derecho germánico, donde la ausencia
pro brigada'decuria perdona por espacio decinco a veinte años, autorizaba a los
jueces para'declarar la muerte. Es así como en el derecho germánico se habla de
'declaración de muerte.'
••"frente"al! concepto germánico de la institución, tenemos la orientación del
régimen francés1, donde se habla de ausencia presunta, de declaración de ausencia,
•y algb'más aú'níldel traspaso de los bienes del "ausente" a quienes sean sus herederos,
ya en posesión provisional, ya en posesión definitiva. Pero dentro del pensamiento
Francés no se: asocia a la declaración de ausencia el concepto de muerte y se mantiene
indefinidamente/por prolongado que sea el tiempo transcurrid o, ia' situación de
dudar.de.lncéKidumbre; nunca se llega, pues, a definir la situación.
'<'.•'-;(>Frénte'«,estos dos sistemas, el Código Civil argentino adopta un régimen
intermedio.. ELiautor del Código-Civil se inspira en Freitas, y recoge así tanto el
conc'epto'germánico de !a institución, cuanto el concepto francés. Por eso es por
lo que en nuestro.Código hablamos de declaración de ausencia con presunción de
fallecimiento. Quienes fueren herederos al día del fallecimiento presuntivo, declarado
por. sentencia, entran en posesión provisoria de los bienes.Posteriormente, en
posesión .definitiva. Observemos cómo se combinan los dos elementos: el
-germánico y elfrancés: —: • •—: :
. . E] Código Civil iegislaba sobre la ausencia con presunción de fallecimiento,
en la SeeciÓRÍ del Ub.ro i. Título VIII, cuya leyenda dice: "De las personas ausentes
con presunción de fallecimiento", vale decir, !a institución se integra, no solamente
cpn.eféj ementó" de linaje francés, la sola declaración de ausencia, sino que, se le
suma^elílhetealente germánico: la declaración de muerte. Este título comienza con el
art. 110 yconcluye con:el 125.
Yafeábemels tjüé^eñ' 1954 se dicta la ley 14.394 la que, entre otras tantas
cosas, legisla'.sobre lai.a'usencia.Pbr una parte viene a suplirla laguna, el vacio que
. advertíanlos en'el Gódigo'íéiviij porque'legislaba, única y exclusivamente, sobre los
? .Personas 105
ausentes con presunción de fallecimiento y omitía legislar sobre lo que se llama simple
agencia o ausencia con bienes en estado de abandono, donde [ajusticia civil ha de inte
para proveer de administrador a esos bienes cuya administración no-está ¡confiada a
nadie; ni aun representante legal, ni a un representante voluntario de! ausente.
i La mencionada ley 14,394; a partir de su art. 15 hasta el 21 inclusive, legisla
sobre la simple ausencia o ausencia con bienes en estado de abandono. Este juicio
:de ausencia culmina con la designación del curador, que se hará cargo de la
administración de esos bienes. Se trata, pues^ de una simple curaduría de bienes;
por ello, posteriormente, la ley 17.711 ha.derogadoelinc:5°delart. 54 del Código
Civil.que instituía la interdicción civil, o capacidad absoluta de los "ausente declarados
tales en juicio', porque se trata, en estricto concepto, de una simple curaduría-de
bienes, aunque el art. 20 de la mencionada ley 14.394 nos diga que "las calidades
•personales, facultades y obligaciones del curador del ausente, se rigen por lo
dispuesto en el Código Civil respecto a ¡los tutores y curadores". Pero, Insisto: se
'trata de una simple curaduría de bienes, y no de otra cosa. Esa curaduría de bienes
-ya lo hemos dicho-a tenor del art. 21 déla antedicha ley 14.394, termina: lQ)por
1 ai presentación del ausente, ya en persona o por apoderado; 2°) por la muerte del
mismo; 3o) por su fallecimiento presunto, judicialmente declarado.
.- • • La ley 14.394, además de suplir la laguna que había en el Código Civil, reforma
todo el régimen de la ausencia con presunción defallecimiento, instituido en los arts. 11
a 125 del Código Civil. Esta ley legisla sobre ausencia con presunción de
fallecimiento, a partir del art. 22 hasta el 32 inclusive.
Entenderemos que la ngéva regulación jurídica de la ausencia con
presunción de fallecimiento mantiene sustancialmente la estructura que.tenia
la institución dentro del régimen organizado por el Código Civil, en los ya
mencionadosarts; 110 a 125.
Ellono obstante, reitérase que'he dicho que el último.régimen creado por la
ley 14.394, mantiene "sustancialmente" la estructura que tenía la institución en el
Código Civil; con todo, introduce cambios y reformas que en alguna medida, y si se
quiere apreciable, alteran la fisonomía de la institución.
Para dar la información sobre el alcance y significación de estos cambios dentro
.del régimen de la ausencia con presunción de fallecimiento, consideramos tres aspectos.
1 "-aspecto .-La nueva legislación sobre esta'm a teriaca "venido a actualizarla
institución, ponerla al día diríamos, esto es, a adecuarla a las modalidades de la
época presente. Imaginemos-el contraste de lo que ocurría en. los tiempos, de.iá. ¡
elaboración y sahclón del Código Civil, hace ya un siglo, y lo que ocurre'.enila .-.,. . W m
__..;_ i, J-J ':_ • " ,._"",• _'._.:_._.,. . C.^ÜJ.JJ ;L .i:=;,kW.t'.-r • •:•..':»
•
• Personas: 107
herederos a esa fecha.entran en posesión de los bienes, bajo Inventario y,en•cajldad
de propietarios, y el derecho de dominio habrá de ser. Inscripto en el Registro
correspondiente, con.la respectiva prenotación (art 38, ley 14.394). Ahora vienen
las limitaciones: entran en posesión de los bienes en calidad de dueños, pero-tan
solo-gozan de la facultad de administrar, y hasta podrán hacer partición de-esos
bienes; pero.para enajenarlos o.gravarlos necesitarán autorización judicial, tan.- 28,
ley-14.3941.Transcurridos cinco años de la prenotación, ya los herederos gozan/sin
restricción alguna de la facultad de administrar y disponer de esos bienes: podrán
enajenarlos y gravarlos (art. 30, ley 14.394). Con todo, tanto durante el periodo de
la prenotación, como después, los herederos gozan tan sólo de un dominio revo-
cable, en los términos previstos por el Código Civil en el art. 2661 y siguientes,
particularmente el art. 2663. Esto quiere decir que, reaparecido el ausente, deberá
hacérsele entrega de los bienes.
Otra cuestión digna de señalarse es la siguiente: la ley 14.394 ha eliminado e!
art. 125 de! Código Civil, que a juicio de todos los autores nacionales que han
acometido su estudio, su análisis, constituía un verdadero gallmatíasirenteramente
incompatible con el régimen de la ausencia con presunción de fallecimiento,
adoptado por el Código Civil en el Título VIH, Sección i. Libro 1,
3" aspecto: Destacaremos que, no obstante mantenerse sustancialmente
la estructura de la institución, se advierte una cierta fisonomía distinta. Precisamente,
notamos que las reformas introducidas acercan más la institución al régimen
germánico, ya que los efectos de la declaración de muerte presunta, a más de
proyectarse en el orden patrimonial, alcanzan también al vínculo matrimonial, tal
cual trasciende de la primera parte del art. 31 déla ley 14.394. Firme la sentencia
judicial que declara la muerte presunta, el cónyuge del ausente recupera su
capacidad nupcial y puede, por ende, contraer nuevo matrimonio, cosa que nunca
ocurría por imperio de la ley de matrimonio civil, 2393, art. 63, el que ha quedado
derogado por el ya mencionado art. 31, primera parte, déla ley 14.394.
La ley de divorcio vincular 23.515 coincide con lo dispuesto en el ya recordado
art. 31, primera parte, de la ley 14Í394, ya que en su art. 2 i 3, inc. 2, establece como
causal de disolución del matrimonio, "el que contrajera el cónyuge del declarado
ausente con presunción de fallecimiento". A su vez, la antedicha ley (art. 9o), deroga
la segunda parte del art. 31 déla 14.394, cuya vigencia estuvo en suspenso por impe-
rio de! decr. ley 4070, ratificado por ley N° 14.467.
Recapitulando diríamos: I °) la institución ha sido actualizada, adecuada a las
modalidades de la época presente. Esto lo observamos, sobre todo, en la abreviación
de los plazos; 2o) en lo que se refiere al efecto patrimonial de la declaración de
muerte presunta, esto es, a la transmisión hereditaria, advertimos cómo, en'el
llamado período de la prenotación, que corresponde al período de la posesión
provisional de los bienes de que hablaba el Código Civil, se da un paso más adelante;
y esos bienes son Inscriptos a nombre de lo herederos que eran tales-al
presuntivo del fallecimiento, es decir, entran en posesión de los bienes feortí £ÍH
m
1i¥
108 Manual de Derecho Civil
propietarios^ áün cuantío su dominio no es tan sólo revocable, sino que está
sumamente'limitado^llederiadrhinistraryhacerparticióndeesosbienes^perono
podrán ena|eñarlos ni gravarlos ein autorización judicial. En un tercer .aspecto,
decimos que1larreformá;Introducida en la institución,.la aproxima más al régimen
germánico; es-más radical el-efecto, es más amplío, ya que si bien nunca se pro-
ducé de pleno'dereeho la disolución del vínculo matrimonial, con todo, el cónyuge
del ausente recupera Incapacidad nupcial, en los términos del ya comentado art.
31 delaley 14.394.
•¡t
PERSONAS
(Continuación)
I. INCAPACIDAD
Para que quede suficiente mente claro el concepto de una y otra noción, la
de incapacidad de derecho y la de incapacidad de hecho, vamos a cotejarlas, o
contraponerlas, para que de ese modo el contraste nos muestre con diafanidad la
caracterización de cada uno de estos conceptos.
La incapacidad de derecho nunca puede ser absoluta, siempre será relativa,
y más aún, de carácter especial. Pbr el contrario, la incapacidad de hecho o de
obrar puede ser ahoiula, como puede ser relativa.
La incapacidad de derecho perjudica al propio incapaz que la padece y está
impuesta por la ley, con miras a dispensar protección jurídica a otros intereses
distintos de los del incapaz. En cambio, la incapacidad de hecho aprovecha, única
y exclusivamente, al incapaz; está instituida tan sólo en, beneficio de éste; está
organizada por la ley para dispensarle protección.
Por otra parte: la incapacidad de derecho es irremediable, insubsanable. Por el
contrario, la incapacidad de hecho es remediable, es subsanable. ¿De qué manera la
ley subsana el impedimento para obrar que padece el incapaz de ha¡cho? Mediante el
instrumento jurídico de la representación, necesaria. Es así como el art. 56 del Código
Civil nos dice; "Los Incapaces pueden, sin embargo, adquirir derechos o contraer
obligaciones por medio de los representantes necesarios que les da la ley".
El art. 54 del Código Civil enumera las personas que padecen incapacidad
absoluta de hecho. Textualmente dice así:
"Tienen Incapacidad absoluta: Io) las personas por nacer; 2o) los menores
impúberes".
Estos son los que aún no han cumplido los 14 años y se reputan sujetos
faltos de discernimiento para lo licito (art. 921),
"3o) Los dementes". A este inciso habremos de entenderlo a través del art.
140 que lo completa, y que dice: "ninguna penona será habida po'f demente, 'para los
efectos que en este Código se determinan, sin que la demencia sea previamente certificada y
declarada por juez competente".
Sigue enumerando el art. 54 del Código Civil: '4o) Los sbrdomudos que no
saben darse a entender por escrito".
Habremos de entender que este inc. 4° se refiere a los sordomudos declarados,
tales a imagen y semejanza del demente por sentencia y sometidos, por ende,-í 5
:
interdicción civil (art. 154). ( •: i"i' Ís|í
o
Repárese en que el inc. 5 del antiguo art. 53 del Código Civil ha sido dedgadoííi
Este ¡nc. 5o mencionaba entre las personas que tienen-incapacidad absbíu a;a*los&
liliNlakfj-felill
112 Manual de Derecho Civil
auúntis-decjmdostajes, én juicio. Sobre este punto ya hemos aclarado las cosas. Ya
sa^empsSije^^'tp ¡pe. 5o del mencionado artículo, creó una alarmante
despngfjtajíñpsrí cdoqtrjna y en jurisprudencia para interpretarlo. Esa desorientación
tenkl'cBnlpd^ís ¡implicación. ElCódigo Civil previo en este inc. 5o la ausencia con
6ien^4f\}éMMí4?i $ía%3!!l?; pero, no obstante ello, la previsión legal quedó sin
conténidoj'al&iitri'C|iporque en el Código Civil se legisló, única y exclusivamente,
sotire QÜSmt¡mi$$rj&ütáfai-<jf fallecimiento. Había un vacío que, como ya lo sabemo
vino a-cu¿ri|ljjá l^y'-i.iip^.la que, a partir del art. 15 en adelante, hasta.el 21
inclusive, legisla sobre, la simple-ausencia, o ausencia con bienes.en estado de
• abandono, a. losünes de la designación del-curador que se hará.cargo de la
administración de-tales bienes, hasta que el ausente reaparezca, en persona o por
apoderado; o haya muerto-, p se haya declarado judicialmente su fallecimiento presunt
Se instituyela simple curaduría de los bienes del ausente. De esa manera el antiguo
inc. 5? del art. 54 del Código Civil carecía de todo sentido. Esto justifica que haya
sido derogado. Advirtamos también que el- criterio que prevalecía en derecho .
comparado, en el caso.de la simple ausencia, era éste: la institucion.de la curaduría
de bienes, y no la cúratela a la persona. En verdad, la cúratela a la persona no tiene
razón de ser; va más allá de los fines que el derecho civil contempla, que-no son
otros que los de proveer a la administración de los bienes cuya guarda y
conservación no están;confiadas a alguien.
El art, 55 del Código Civil-se refiere a los Incapaces de incapacidad relativa.
Este articulo ha sido objeto de una doble reforma: el inciso primero ha.sldo
reelaborado; el inciso segundo, que Instituía la incapacidad civil de la mujer casada,
ha sido derogado, como lo han sido las otras disposiciones correlativas, a saber;
arts. 57, inc.-*3, y 60.
. Al mismo tiempo, en consonancia con la derogación de! Inc. 2o del art. 55, se
ha reelaborado el art. I o de la ley 11.357, el que en la actualidad prescribe: "La
mujer mayor de edad, cualquiera sea su estado, tiene plena capacidad civil"">.
De esta manera, el art. 55 quedó reducida a una sola y única hipótesis, la del
llamado "menor adulto", esto es, el menor que ya ha cumplido los 14 años y posee
discernimiento para los actos lícitos, pero que aún es menor de edad y no está
emancipado. La reforma, con acierto que no habremos de dejar de ponderar,
sustituye la antigua fórmula empleada-por este artículo,-por otra de factura técnica
irreprochable, que dice así: "Los menores adultos sólo tienen capacidad para los
actos que las leyes les autoricen a otorgar".
Una de ellas es la del religioso profeso. Cabe advertir que no es una incapacidad
de carácter general, sino que son restricciones de carácter especial a la capacidad
civil de la persona.
Es indispensable caracterizar este concepto de religioso profeso. Llámase tal a
aquel que, previa formulación formal y solemne del triple voto de obediencia, pobreza
y castidad, hace.renunciamiento de los bienes .del orden temporal y se somete por
entero al prior o superior de la comunidad a la cual ingresa. De esa manera no
confundiremos ai religioso profeso con el simple sacerdote, el sacerdote seglar.
, Estas restricciones que afectan al religioso profeso, son las siguientes:
¡) Incapacidad para contratar, sancionada por el art. 1160 del Código Civil,
i salvo que al contratar lo hiciere en nombre de la comunidad a la cual
t pertenece, o bien efectuare compras a dinero de contado.
2| El religioso profeso no puede desempeñar la función de tutor, ni la de
I curador: arts. 398, inc. 16, y 475,
3| No puede ser testigo en los instrumentos públicos, art. 990.
Cabe considerar la naturaleza de estas incapacidades de derecho que afectan
i al religioso profeso, freí tas clasifica inexplicablemente a los religiosos profesos
entre los Incapaces de hecho, y afirmo que lo hace inexplicablemente porque la sola
salvedad contenida en el ya mencionado art. i 160, que le prohibe al religioso profeso
> contratar, ríos da a entender con claridad que esta persona tiene capacidad de hecho,
tiene capacidad de obrar, por cuanto puede contratar, si lo hiciere en nombre y
representación deja comunidad a la que pertenece. En verdad, no son incapacidades
i de hecho, sino incapacidades de derecho, estoes, restricciones que coartan, en cierta medida,
el goce de los derechos civiles, y al mismo tiempo, crean un impedimento para el
desempeño de fundones civiles, como la de tutor, curador y testigo.
t Si quisiéramos explicamos la razón de ser de estas Incapacidades de derecho
que afectan al religioso profeso, diríamos que subsisten a modo de un resabio'de
la arcaica institución de la muerte civil por profesión religiosa. No obstante haberse
i abolido ía institución por imperio del art. 1103 del Código Civil, subsisten estas
restricciones a la capacidad de derecho. A modo de apreciación final, agregaría
que tales restricciones a la capacidad de derecho, sancionadas en contra del
) religioso profeso, carecen, en este momento, de todo sentido de actualidad, como
lo dicen con elocuencia el ritmo y la orientación de la vida actual. ' '•• ¡
Personas 115
Otras de las incapacidades especiales es la que padece el comerciante fallido.
Entre ellas está la Incapacidad para contratar sobre los bienes que forman la masa
de la quiebra o del concurso, mientras no haya celebrado concordato con sus
acreedores. Además, el comerciante fallido tampoco puede desempeñar la función
de tutor ni de curadbr, arts. 398, inc. 6o, y 475. Ni tampoco puede ser testigo en
los Instrumentos públicos, art. 990.
Respecto de la incapacidad para contratar que afecta al comerciante
fallido/sancionada por el art. 1160, la doctrina no es uniforme en la apreciación
del carácter que tiene esta prohibición. Freitas, también Inexplicablemente,
clasifica al comerciante fallido entre los incapaces de hecho o de obrar. La
afirmación carece de todo asidero.
Si nos ubicamos frente a la alternativa de si es incapacidad de hecho o
incapacidad de derecho, habremos de afirmar que es incapacidad de derecho o
restricción a la capacidad de derecho. Hay autores, civilistas algunos, los más
comercia listas, que entienden que la incapacidad para contratar sancionada por el
art. 1160 ni siquiera constituye, en estricto concepto, una Incapacidad, sino que
es un efecto jurídico ineludible, forzoso, dimanado de ese estado ]urfdico que se
llama desapoderamiento, consecuencia necesaria de la declaración judicial de falencia
o de concurso civil. Tal declaración crea algo así como una interdicción para dis-
poner de los bienes que forman !a masa de la quiebra o del concurso y esa
interdicción es lo que se llama desapoderamiento.
Aun cuando acojamos esta apreciación de que la incapacidad para contratar
del comerciante fallido no es n! siquiera una incapacidad, con todo, preferiríamos
clasificarla como incapacidad de atrecho- y sobre todo, no cabría otra manera de
expresarse respecto de las demás restricciones que padece el comerciante fallido,
como lo son para desempeñarse como tutor, curador o testigo en los instrumentos
públicos. En definitiva, estas restricciones son incapacidades de derecho, aun cuando
cabe tener en cuenta que la incapacidad para contratar, sancionada en el art. 1160,
se nos muestra como un efecto jurídico forzoso e ineludible del desapoderamiento que
trae aparejado la declaración de falencia o la declaración de concurso civil.
Y, para concluir con estas incapacidades especiales, diremos que el simple
sacerdote seglar o aquel que tan sólo recibió las órdenes sagradas, no puede ser
fiador, con las salvedades contenidas en la misma disposición que sanciona esta
limitación ala capacidad civil, estoes, art. 2011, inc. 6o.
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, i ¡ gh$í!&i
116 Manual de.Derecho Civil
incapacidad absoluta de estas personas: del demmtey del sordomudo, Aparte de estos
casos, entendemos que en .general los defectos "físicos, las enfermedades, no
constituyen.una causa' de incapacidad; pueden constituir un impedimento o una
inhabilidad:legal para otorgar o celebrar determinados actos jurídicos, o para e!
desempeño de ciertas funciones civiles.
Entre otros casos, tenemos el del ciego. El ciego no puede ser tutor ni
curadorni testigo en¡los instrumentos públicos ni en-los testamentos, arts.
398, ¡nc.'2°,:475, 990 y 3708. Asimismo, el ciego no puede otorgar testamento
cerrado, tal cual trasciende del art. 3665, el que exige para poder otorgar testa-
mento cerrado saber leer y escribir.
Otro caso: elmudo. No puede ser tutor ni curador, arts. 398, inc. 2o y 475.
Tampoco puede ser testigo en los testamentos, art. 3708. Y cabe referirse de
modo muy especial a la prohibición contenida en e! art. 3651, la que veda
expresanteal mudo otorgar testamento por acto público. Esta prohibición no
tiene explicación alguna,' carece de sentido, por cuanto el Código Civil nos
dice, en el art. 3656; "El testador puede dictar el testamento al escribano, o
dárselo ya escrito, o sólo darle, por escrito las disposiciones que debe contener
para que las redacte en la forma ordinaria'.
De manera que la mudez jamás constituye un impedimento que pueda hacer
imposible la observancia de ninguna formalidad legal. El mudo no podrá dictar de
viva voz sus disposiciones pero podrá darlas por escrito, para que el escribano
redacte el testamento de acuerdo con ellas y en la forma ordinaria.
. Otro caso: el sordo. El sordo no puede ser testigo en los testamentos, art.
3708. Asimismo, el sordo no puede otorgar testamento por acto público, arts.
3.651 y 3658'TÍa prohibición que rige respecto del sordo para otorgar testamento
por'acto público, tiene sí su explicación) por cuanto el ya mencionado art, 3658
impone, bajo pena de nulidad del testamento, la observancia de ésta Formalidad:
concluido el testamento, ha de ser leído por el escribano, en presencia del testador
y de los testigos. De ahí trasciende que el testador debe escuchar la lectura del
testamento; y, como es obvio, el sordo, en razón de su impedimento físico, no
puede observar esta exigencia legal.
Refiriéndonos a enfermedades, en general, v después_deJas reformas
Introducidas por la ley 17.711, diseminadas a través de todo el Código Civil y de las
leyes que lo modifican y completan, sólo cabe referirse al Impedimento eugenésico
aún vigente, contenido en la llamada ley de.profilaxis de las enfermedades venéreas,
12.331„,.cuyo,-art. :I3 prohibe, contraer matrimonio a toda persona que padezca
enfermedad venérea en período de contagio. Y me he referido de antemano a las
reformas introducidas por la ley 17.711, porque esta ley derogó otro impedimento
eugenésico, el que estaba consagrado en la ley de profilaxis de la enfermedad de la
lepra (ley 1 i.359, arí^l'7), irn.pedime.nto que prohibía a todo leproso contraer
matrimonio con otrq leproso q^con ptra persona sana.
Personas 117
][• PROTECCIÓN DE LOS INCAPACES
1. La representación necesaria
i
De más está decir que cuando nos referimos a los Incapaces, recordamos, única
y exclusivamente a los Incapaces de hecha o incapaces de obrar, que son los incapaces,
propiamente dichai, enumerados en los arts. 54 y 55 del Código Civil, a los que cabe
agregar el art. 12 del Código Penal, que Instituye la interdicción civil del penado._
Dijimos en su oportunidad que la incapacidad de hecho siempre aprovecha.
al;incapaz y está instituida en su exclusivo beneficio. Los. incapaces, en verdad, no
podrán obrar por sí, ello no obstante, el art. 56 del Código Civil nos dice: 'Los
incapaces pueden, sin embargo, adquirir derechos o contraer obligaciones por
medio de los representantes necesarios que tes da la ley".
H art. 57 nos dice quiénes son los representantes necesarios de los Incapaces.
En lugar de detenemos en el análisis de este artículo, procuraremos compendiarlo,
resumirlo, y de ese modo diremos que la representación legal necesaria de los incapaces
comprende tres Instituciones, a saber; la patria potestad, la tutela y la cúratela.
Antes de pasar adelante, cabe observar que el ya mencionado art. 57, en el
Inc. 2o, que se refiere a los menores en general, no emancipados, suple la omisión
que antes se advertía en ese inciso, se hablaba tan sólo de los tutores-, y el nuevo
¡nc. 2o de dicho art. 57, dice ahora: sus padres o tutores.
Al mismo tiempo, en el inc. 3 o fue derogada la representación necesaria del
ausente, en concordancia con la derogación del inc. 5o del art. 54. Por último, el
antiguo ¡nc. 4 o del art. 57 ha sido también derogado, juntamente con sus
correlativos, inc. 2o, art. 55 y art. 60. De manera que la representación necesaria, a
través de las.tres Instituciones nombradas, patria potestad, tutela y cúratela,
constituye el instrumento jurídico legal que remedia, que subsana, el impedimento
que padece el incapaz.
3. La autorización judicial
Algo más aún, en los casos en. que los representantes necesarios de los
incapaces hayan de efectuar actos de disposición, expresamente previstos en el
Código Civil, no bastará la sola intervención del Ministerio Público de Menores e
Incapaces, será indispensable el recaudo de la autorización Judicial.
' Téngase presente que los actos jurídicos otorgados por personas incapaces
adolecen de nulidad; y habremos de preguntar: ¿con qué fines está instituida esa
nulidad? Esa nulidad está instituida en beneficio exclusivo del incapaz; esa nulidad
sólo a él aprovecha; y sólo podrá ser alegada por el incapaz o por quien lo represente.
De tal suerte, tenemos la visión integral del régimen tuitivo organizado por el Código
Civil, para dispensar amparo jurídico a la persona incapaz, a saber:
Representación necesaria;
Intervención promiscua de! Ministerio de Menores e Incapaces; Auto-
rización judicial;
Y el remedio jurídico de la nulidad,
I.'MENORES '.,/,' .
La edad, en cuanto revela el proceso natural y gradual de desarrollo de las
facu Itades inte I ectua I es, sirve de criterio para regular la capacidad civil dé las_p_grsc£
ñas. Así, pues, la distinción entre minoridad y mayoridad.ngió descfe antaño, rige en"
ía"a"ctualidad y regirá por siempre, ya que se asienta sobre la ley natural. La rriinoridad
corresponde al estado de incapacidad: la mayoridad, a la capacidad civil'nlena.
Elart. 126 del Código Civil, enmendado por la ley 17.771, establece el Ifmite
de la minoridad a los 2! años, en lugar de los 22. La innovación há sido acogida
favorablemente de modo unánime, y está prestigiada por todos los'precedentes
contenidos en los trabajos de revisión integral del Código ClviVa saber: Anteproyecto
de Bibiloni, Proyecto de Reformas de 1936, Anteproyecto Llárribíás dé 1954/Para
justificar la innovación, acasbbastará aducir una sola razón":'la'uniformidad
legislativa, ya que salvo una que otra rara excepción, la horma de'los' 2 L'añbs có'mb
límitede la minoridad tiene carácter universal ."•:.-•.-.
ifcí
124 Manual de Derecho Civil
4) Los actos que representan el reducido margen de libertad civil que la ley conc
menor adulto, son ios que puede obrar por si, libremente. Está la previsión del art. 283 de
Código Civil/Tnodificado por.la ley 23.264: "Se presume que los menores adultos,
si ejercieron algún empleo, profesión o industria, están autorizados por sus padres
para todos los actos y contratos concernientes al empleo, profesión o industria sin perjuic
de lo dispuesto en el art. 131. Las obligaciones que de estos actos nacieren recaerán
únic amen te -sobre los bienes cuya administración y usufructo o sólo el usufructo,
no tuvieren los padres".
Agregúese lo establecido en el art. 286 del Código Civil, enmendado por la ley
23.264: "El menor adulto no precisará la autorización de sus padres para estar en juicio,
cuando sea demandado aiminalmente {acusado o querellado), ni para reconocer hijos ni pa
El menor adulto'puede hacer donación de aquellos bienes que, hubiere
adquirido por el "ejercicio de alguna profesión o industria" (art. 1807, inc. 7, infine).
Consideraremos ahora lo más importante: Las atribuciones incorporadas al
art. 128 del Código Civil.
Debo referirme a las facultades nuevas conferidas por la ley 17.711 al menor
adulto, a través del agregado incorporado al art. 128 del Código Civil, el que dice
así:" ...Desdejos dieciocho años el menor puede celebrar contrato de trabajo en •
actividad honesta sin consentimiento ni autorización de su representante, quedando
a salvo al respecto las normas del derecho laboral. El menor que hubiere obtenido
título habilitante para eí ejercicio de una profesión podrá ejercerla por cuenta propia
sin necesidad de previa autorización.
- "En los dos supuestos precedentes el menor puede administrar y disponer
libremente los bienes que adquiere con el producto de su trabajo y estar en juicio
civil o penal por acciones vinculadas a ellos".
Consideramos en primer lugar lo que podríamos llamar "la capacidad laboral".
Cuando la .disposición menciona el derecho laboral se refiere al derecho laboral
"máteriaTo sustantivorel quecontlenetodo-un sistema-de-normas .que-dispensan_
amparo jurídico a todo aquel que trabaja, al mayor de edad, y con más razón, al
que es menor de edad.
La iniciativa cuenta con precedentes que la prestigian. Dentro de la legislación
extranjera, cabe mencionare! art. 3 o del Código Civil italiano. Entre los precedentes
nacionales, cuenta la Recomendación N° 3, votada por el III Congreso Nacional de
Derecho Ovil reunido en Córdoba, en octubre de 1961.
En segundo lugar,-,el.menor que hubiere obtenido título habilitante para el
ejercicio de una profesión/'P°drá ejercerla por cuenta prOpia, sin necesidad de
previa autorización .Respecto de esta, facultad, no pocos entendemos que también
Personas 125
rige el requisito de la edad de los 18 años; otros opinan que basta, sin más, el solo
título habilitante. Nuestro parecer se funda en esta razón: es de tal magnitud la
facultad de administrar y disponer, respecto de los bienes adquiridos con el fruto
del propio trabajo, ya e n e ! ejercicio,de la actividad laboral en relación de
dependencia, ya en el ejercicio de una profesión, que pareciera Indispensable que
!a facultad esté condicionada también por la exigencia de la edad.
Por otra parte, respecto de título habilitante hay también opiniones dispares:
algunos entienden que tftulo habilitante tan sólo lo será el que habilita para el
ejercicio de las llamadas profesiones liberales; v.gr.: abogado, médico cirujano,
ingeniero civil, Ingeniero especializado en cualquiera de las ramas de la ingeniería,
odontólogo, bioquímico, etcétera. Nosotros participamos de un criterio más amplio,
atentos a la realidad de las cosas y el espíritu que anima a la disposición lega!.
Consideramos que título habilitante es cualquier título que habilite para el ejercicio
de una actividad técnica'o especializada, cualquiera que sea. Estarían incluidos los
títulos intermedios. Entre otros; el de perito constructor, perito electricista, el de
kineslólogo, el de obstetra, etcétera. '
La última parte del agregado concede tanto al menor de 18 años cumplidos
que trabaja en relación de dependencia, cuanto a| menor que ejerce su profesión
con título habilitante, la más amplia facultad de administración y disposición de
los bienes que constituyen su peculio personal, esto es, de los bienes adquiridos
con el fruto de su propio esfuerzo. Estas dos facultades concedidas por el agregado
al art. 128, traen a nuestras mentes el recuerdo de modos muy particulares de
emancipación civil previstos y reglados en códigos latinoamericanos, como el
Código del Brasil y el del Perú. El Código del Brasil, entre los medios de emancipación
tí lege, prevé, estos casos: el ejercicio de un empleo público en el carácterde titular
y la colación de grado científico en cursos de enseñanza superior.
Ello no obstante, no nos confundamos: hemos dicho que estas dos facultades
nos recuerdan esos particulares modos de emancipacicVi ex lege reglados en los
códigos mencionados; empero, dentro del agregado al art. 128, no se legisla sobre
emancipación civil, sino que simplemente se confiere la facultad, ya para celebrar
contratos de trabajo en actividad honesta y con sujeción al derecho labora!, ya
para el libre ejercicio de la profesión,^! se cuenta con título habilitante.
' Habremos de formular una última reflexión, respecto de la edad, en cuanto
-slrve-decrlterio-para-repJar.ia-capacidad.fleneral de la persona. ^__^__
Aparte de la edad de 2 f años, límite de la minoridad, dentro de una apreciación
integral de nuestro orden jurídico, tendríamos la edad "tipo", que sería la dé los 18
años: a esa edad el menor puede ser habilitado para el ejercicio de sus derechos civiles,
art, 131, apartado 3o; para ejercer el comercio, art. 131, apartados 4o 10 y II del
Código de Comercio; para contratar libremente en el orden'laboral art 128 apartado
2o; para ejercer libremente su profesión por cuenta propia, si gozare de titulo habilitante
art. 128, apartado 2o; para otorgar testamentó, art. 3614 del Código Civil y asir vez
para el ejercicio activo de los derechos políticos, si estuviera enrolado Sólo'quedaría
como norma de excepción la edad nupcial: 16 y 18 años (mujer o varanl % ** "-í^
" a' '
126 Manual de Derecho Civil
4. Cesación de la incapacidad
A tenor del primer apartado del art. 128, entenderemos que la incapacidad
del menor cesa luego que haya cumplido la mayoridad, esto es, los 21 años, o
cuando se haya emancipado. La disposición dice así: "Cesa la incapacidad de los
menores por la mayor edad, el día en que cumplieren veintiún años, y por su
emancipación antes que fuesen mayores".
\feremos enseguida que la reforma habría sido verdaderamente acertada y
prolija, si esté primer apartado del art. 128, al hablar de emancipación, hubiera
mencionado los dos modos de emancipación actualmente vigentes: emancipación
ex lege, por el matrimonio normalmente contraído por el menor con edad nupcial; y
la-emancipación por habilitación de edad, regulada en el 3? apartado del nuevo
art. 131 del Código Civil.
II. EMANCIPACIÓN
2. Formas de emancipación
Bajo el Imperio de! derecho vigente, renovado e integrado por la ley 17.711.
habremos de distinguir dos modos de emancipación: la emancipación ex lege, que se
obtiene de pleno derecho por el matrimonio contraído por un menor con capacidad
nupcial y la llamada emancipación dativa, o venia aetatis, o habilitación de edad, reglada,
como ya lo he anticipado, en el apartado 3 o del nuevo art, 131 del Código Civil, i
SÍSWÜÍ-.
Personas 127
3. Emancipación por matrimonio. Caracteres
4. Efectos
p. Matrimonio declarado nulo o anulado por sentencia (art. 132 del Código Civil)
Esta es la regla: si el matrimonio fuere anulado, la emancipación será de
ningún efecto desde e| día en que la sentencia de nulidad pase en autoridad de
cosa juzgada. La emancipación dejará de producir efecto desde la sentencia en
adelante. Los efectos producidos hasta el día de la sentencia se mantienen intactos,
inalterables. De esa manera, la primera parte del art. 132 del Código Civil deroga la
regla sancionada por el art. 1050, el que dispone que toda sentencia de nulidad
retrotrae sus efectos a ia fecha inicial del acto, vale'decir, obra ex tune. La segunda
parte del art, 132, dice: "En el caso del matrimonio putativo, subsistirá la
emancipación respecto del cónyuge de buena fe".
. Llámase matrimonio putaüvo al que se tiene por válido, o que produce los efectos
del rriatrlrnbnio válido, hasta el día de la sentencia que lo declarase nulo o anulase, en
razón de la buena fe de los contrayentes, de ambos a dos, o de uno solo de ellos.
El agregado al art, 132 reproduce el criterio elaborado por la doctrina nacional
sóbrenla base de un esfuerzo de exégesis de los textos legales, y que no obstante ser
considerablemente mayoritario, difería en su alcance. Una de las posiciones entendía
que en el caso del matrimonio putativo, ia sola buena fe del cónyuge menor mantenía
subsistentes los efectos de la emancipación, o bien le infundía a ésta carácter
irrevocable. La otra tesis llegaba a la misma conclusión, pero tan sólo para el caso
del matrímonlocon"descendenclarEl'argumento era el siguiente: analizado eltextc
de la ley de matrimonio civil, art. 88, inc. 3o, que habla de cuáles son los efectos del
matrimonio respecto del cónyuge de mala fe, se dice que el de mala fe soportará las
cargas de lá patria potestad, pero no gozará de los derechos. Contrario SÍHSÜ, se dijo
que el de buena fe no sólo soportará las cargas, sino que gozará de los derechos.
De ahí, pues, que se daría esta situación incompatible. Por una parte, este señor
sería potestad habiente: y por otra, atienijuri, sujeto a potestad,
A su vez, el matrimonio habrá sido contraído debuena fe cuando por ignorancia
o error de hecho excusable no se haya conocido-el impedimento que io viciaba de
nulidad, tal cual trasciende del art.,90 déla ley de matrimonio civil, 2393.
::L?:
Personas 129
c. Divorcio
Por último, el djvorcio ordenado por sentencia en nada altera la situación jurídica
del cónyuge menor y, por ende, subsistirá intacto el régimen de la emancipación. Es
esto lo que disponed art. 73, 2a parte, ley de matrimonio civil, 2393. •
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130 Manual de Derecho Civil
la aptitud de éste. La habilitación por los padres se otorgará por instrumento público
que deberá Inscribirse en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas,
Tratándose de la habilitación judicial bastará.la inscripción de la sentencia
en el citado registro.
La habilitación podrá revocarse judicialmente cuando los actos del menor
demuestren su inconveniencia, a pedido de ios padres, de quien ejercía la tutela al
tiempo de acordarla o del Ministerio pupilar". -
1) Menor de edad sujeto a patria potestad. En ese caso, el menor si ha cumplido
los dieciocho años obtiene la habilitación, con su consentimiento, por
• decisión de ¡os padres en ejercicio de la patria potestad. El nuevo texto es
explícito respecto a lo que no puede dejar de concurrir: el consentimiento
del propio menor, tal cual lo requieren los antecedentes de códigos civ-
iles extranjeros, como e¡ de España, art. 318; Colombia, art. 313; El Sal-
vador, art. 274; Puerto Rico, art. 233.
2) Eí menor sujeto a tutela. En ese caso, quien habrá de otorgar la habilitación
de edad será el juez, en virtud de sentencia, oído el Ministerio de Menores
e Incapaces, y a pedido del tutor o del propio menor, previa sumarla
información sobre las aptitudes de éste. Esa sentencia habrá de anotarse
también en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.
' Destaquemos los caracteres que tiene esta emancipación por habilitación
de edad, en contraposición a la otra emancipación, la que se obtiene, ministerio
legis, por el matrimonio regularmente contraído por un menor con edad nupcial
Esta emancipación-por habilitación de edad es expresa, y al mismo tiempo
es formal, ya que constará de modo auténtico, o en escritura pública, o bien en
sentencia judicial. Asimismo, esta forma de emancipación es revocable, tal cual lo
preceptúa e! apartado 5o del art, 131 - "La habilitación podrá revocarse judicialmente
cuando los actos del menor demuestren su inconveniencia, a pedido de tos pa-
dres, de quien ejercía la tutela al tiempo de acordarla o del ministerio pupilar".
La revocación, por lo tanto, asumirá todo el carácter de ¡uicio contencioso.
Respecto de las ventajas que puede presentar la revocación recordaremos, entre
otros, a Uarfibías, con quien coincidimos enteramente: se busca con la revocación
un remedio eh caso de que la habilitación de edad resulte manifiestamente
Inconveniente, en atención a la conducta o al comportamiento del menor. La
habilitación de edad habrá, de lograrse entre los 18 ya cumplidos y los 20 años,
vale decir, ya muy próxima la edad de los 21 años de manera que las más de las
veces, nos ha de enseñar la experiencia, el remedio será tardío, extemporáneo, y
por lo tanto ineficaz. Imaginemos que se obtiene la revocación a los 20 años
cumplidos o poco antes. Se habrá alterado una situación jurídica ya creada por la
habilitación de edad, obtenida por decisión paterna o materna, o bien por sentencia
judicial; y ese nuevo estado durará tan sólo un lapso breve, que puede ser un año
o menos de un año. En conclusión: la revocación ha de redundar más en
inconvenientes que en ventajas.
• personas 131
6. Situación jurídica del- menor emancipado
i • í w M
132 Manual de Derecho Civil
situación jurídica, pero sólo la emancipación por habilitación de edad es suscepti-
ble de ser revocada:
"b) Es regla la capacidad de los emancipados. Las únicas excepciones son las
previstas en los arts. 134 y 135, a las cuales debe adaptarse toda otra previsión
legal que se refiera a los emancipados".
Debe también quedar establecido de modo terminante que el efecto
característico e Inconfundible de uno y otro modo de emancipación es la cesación
de la patria potestad, o en su caso, de la tutela. Es obvio, y así se lo entiende
umversalmente, que el emancipado, ya de un modo, ya de otro, adquiere libertad
civil, deja de ser alieni iuris para pasar a ser sui iuris. Ello no obstante, los arts. 306,
Incl 4 o y 455; inc. 2o, in fine, no se adecúan a la Incorporación de la emancipación
dativa. Es por esa razón por la que el IV Congreso Nacional de -Derecho Civil,
recogiendo una apreciación acaso unánime, estableció en la mencionada
"Recomendación, apart. II, inc. a),"lo siguiente:-
Aconsejar que: "Se Introduzcan aclaraciones en los arts. 128 ('" párrafo),
306, Inc. 4 a y 455, Inc. 2o, inftne, para incluir en tales normas y en términos explícitos,
la categoría del emancipado por habilitación de edad".
Una segunda cuestión planteada es la relativa a sí el emancipado por
habilitación de edad puede contraer libremente matrimonio o, por el contrario,
requiere el consentimiento de sus padres, Este punto, donde las opiniones son
dispares en doctrina, está ya resuelto en nuestro derecho positivo actualmente
vigente. La ley 23.264, en su art. 12, dispone sustituir el art. 10 de la ley 2393, por
el siguiente: "La mu) er_m.ayQr.de dieciséis años v el hombre de dieciocho aunque
estén ga^ap^os^rfia&ilitaddnde^grfn^^uedenxasarseentresíocon otra per-
sona_sin_eIjonsentimlento de su padre u de su madre, o de aquel de ellos qiie"ejerza 1á
patria potestad.i_Q_sin el de su tutor, cuando rp i [íguno de ellos la e erce o en su
ctefectó' gin_el dej juez1. La solución muestra cierta incone'rencla respecto de'la
situación jurídica del emancipado. La emancipación trae consigoy de pleno derecho,
la cesación de la patria potestad o de la tutela, en su caso: el menor ya emancipado
deja de ser persona alieni iuris para pasar a ser sur iuris. De ahí que sería estrictamente
jurídica la opinión que siempre hemos defendido: el emancipado por habilitación
de edad ha de requerir venia judicial para contraer matrimonio, sin perjuicio de que
los padres del menor, o el que hubiese ejercido la patria potestad, o en'su caso,
quien fue tutor, sean oídos por el juez.
Bien es verdad que el nuevo art. 131 del Código Civil, ordenado por ley 23.264,
ha eliminado el penúltimo párrafo, el que establecía que "A los efectos itl ejercicio dil
comercio por el habilitado, deberá cumplirse con las disposiciones del código respectiv
no obstante', a-más deque la remisión podría tenerse por ociosa, de ninguna manera
pierde fuerza "de'convicción el argumento, acaso irrebatible de que la actividad
mertund'l ha de regírseVo^su ley propia, el Código de Comercio, arts. 10 y 11. Tanto
es así que la ley 23.2ó4^ártrH'7?dispone sustituir el inc. 1 del art. 11 del Código de
Comercio, el que hab'fá'de:decií/'Conteniendo autorización expresa del padre y de ía
l
Personas 133
a. Prohibiciones absolutas
Las prohibiciones absolutas son las contenidas en el art. 134, el que reformado-
por la ley 17.71 ¡, dispone: 'Los'emancipados no puederc.ai.con autorizaciáiUudk,
.cial: 1 °). Aprobar cuentas de sus tutores y dadesjipiauito; ?f3.JtJflCfr donación de
blenesjjue hubiesen'recibido a título gratuítoT3°) Afianza r obligaciones".
La prohibición co7\teHBa~eT^"ña?crpHñ^io"eT'cTira;'obvia"'y mira
precisamente a proteger al emancipado, quien de ninguna manera podrá por acto
privado, aprobar las cuentas de sus tutores O darles finiquito; para ello será Indis-
pensable la sustanciación del juicio de cuentas, con las exigencias procesales del
caso, esto es, con la intervención del Ministerio Pupilar. Adviértase que esta
disposición es concordante con otras afines y que tienen la misma inspiración; a
saber: arts. 465 y 840, inc. 5o.
La segunda de las prohibiciones también estaba en el antiguo art. 134 del
Código Civil, pero tal cual está sancionada en la actualidad se contrae, única y
exclusivamente, a los bienes que el emancipado hubiere recibido a título gratuito,
esto es, pro-donato o pro-legato. De manera que respecto de lo que constituye el
peculio personal del menor.-formado con-el-iruta.de.su solo esfuerzo._r.iene plena
facultad de administrar, y de disponer. Recuerden que el propio Código Civil, en el
art. 1807, inc. 7o, in /rué, y refiriéndose, al simple menor adulto y no al emancipado,
le confiere facultad hasta para hacer donaciones de los bienes que haya adquirido
con el ejercicio d? alguna profesión o industria.
Respecto de la prohibición contenida en el inc. 3o, diremos que ya estaba en
el Código Civil, en el art. 2011, Inc. i", esto es, la prohibición absoluta para obligarse
como fiador. .;....
Habremos de decir que, no obstante las modificaciones introducidas,''t^ari;..;,
134 conserva sustancialmente su estructura técnica. «¡ií--?^^'
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PERSONAS
(Continuación)
I. DEMENTES
Debemos detenernos en el análisis del art. 141 del Códigd Civil, que ha sido
reelaborado por la ley i 7.7 ] 1,
El antiguo art. 141, decía: "Se declaran dementes los individuos'dé" uno y
otro sexo que se hallen en estado habitual de manía; demencia1'o imbecilidad,
aunque tengan intervalos lúcidos, o la manía sea parcial". ':; '' [ '^' ' '_'
Esta disposición está completada por la contenida e'nl'ÉÍfart; 469] "Son
incapaces de administrar sus bienes, el demente, aunque' te'figá •¡qterValós lucidos,
! !
y el sordomudo qué no sabe leer ni escribir*. . "' '"'' "
El nuevo art. 141 dice así: "Se declaran incapaces por demencia las personas
que por causa de enfermedades mentales no tengan aptitud dárawiglr su persona
o adrninistrar sus bienes". ''" . ' ' '' '"'i : " '
' La nueva disposición nos sugiere varias reflexiones. En prirtiér; lugar, asoma el j j
manifiesto propósito de una depuración técnica,, al haberle é1irhih"a¡01a-cláslfijación?j":í
dé las enfermedades méntaies cotitenida en él'antiguo |rt'. '141'dí&éódigó Ciyir¡!:a'íj^
saber: manía, demencia, imbecilidad. Este antiguo art. \;41,,erá/ré^róducc]ónj:ex^ij^
tual del art. 79 del Esboco de Freitas. Y por su parte, corresponsal'art'¡4.89¡aeÍ',í«
Código Civil francés. Freitas, én la nota al mencionado art; 79" dé i¿ij •lábaro» íiSsj;
dice que la clasificación a que nds referimos fue tomada ^é: Pínet/^qÜiénl.'po^fsua
136 Manual de Derecho CNil
En segundo lugar, se ha conservado la palabra demencia la que, a tenor de un
pasaje contenido en nota el art. 3615 del Código Civil, tiene sentido amplio, lato,
comprende todos los géneros de la locura, abarca todas las variedades y
manifestaciones de las enfermedades mentales que pueden constituir la causa de
la declaración judicial de incapacidad. Si ello es así, entenderemos que la palabra
demencia, trasladada al lenguaje estrictamente técnico-científico, ese lenguaje
empleado en la ciencia siquiátrica, el que usan los médicos legistas, correspondería
al concepto de aihnación. o bien, enajenación mental. Si quisiéramos dar una
caracterización de lo que es enajenación mental, remitiríamos a la célebre definición
dada por un eminente siquiatra argentino, Nerio Rojas, la que dice así: "La enajenados
mental es un trastorno general y persistente de ios funciones intelectuales, cuyo estado p
es ignorado o mal comprendido por el enfermo, a,ue produce la desadaptación lógica y ac
normas del medio ambiente, sin provecho ni para él ni para la íociedad". En esta defi
resplandecen cuatro ideas: I) La enajenación mental, tal cual lo dice la expresión,
es especialmente intelectual, de manera que viene a contraponerse a eso que suele
llamarse locura moral, o bien perversiones instintivas. 2] Tal cual suele decirse en
siquiatría, el demente, esto es, el insano, el loco, ignora su propia desgracia, carece
del sentido de autocrítica, de ahí que la definición diga que el estado patológico que
padece e! enfermo es ignorado por él, o bien, mal comprendido. 3) En atención al
instinto gregario del hombre hay una tendencia incoercible a someterse a tocio lo
que sea norma imperante en el medio ambiente donde uno vive, donde actúa y se
desenvuelve y la característica inconfundible dd demente es precisamente su
inadaptación a las normas del medio ambiente; es, por definición, un inadaptado. 4)
Esta inadaptación constituye un verdadero infortunio que padece el propio enfermo,-y
que en lugar de redundaren su beneficio redunda ensu perjuicio y en el de la sociedad.
De esta manera podríamos contraponer la Inadaptación mental a esas manifestaciones
sublimes de inadaptación, como el caso del héroe, del mártir, del santo.
Rorotra parte, el nuevo texto del art. 141 asocia al requisito'biológico, como
invariablemente suele decirse, esto es, al requisito patológico, a la enFermedád misma,
lo que también se llama el requisito jurídico, es decir, la ineptitud para gobernar la propia
persona o para administrar los bienes. De esa manera viene a configurarse lo que se
llama el fundamento combinado o mixto de la declaración judicial de incapacidad.
Al mismo tiempo se ha eliminado lo de intervalo lúcido; ello no obstante, ese
intervalo lúcido eliminado en el art. 141, queda subsistente en el art. 469 del Código
Civil. A su vez, todo cuanto atañe a intervalo lúcido ha quedado intacto en el Código
Civil, no sólo en el ya mencionado art. 469, sino también en losarts. 921, 1070.
3709 y, sobre todo, en el art. 3615. Esta disposición, al referirse a la facultad de
testar respecto a los dementes^ nos dice:"... Los dementes sólo podrán hacerlo en
los intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos y prolongados para
asegurarse que la enfermedad ha cesado por entonces".
SI este concepto que vie.rte el art. 3615, sobre intervalo lúcido, lo examinamos
a través de sus precedentes, diremos que esto es lo que se llamaba en el derechp
Personas 13/
dé Justinlano intervafla perfeclissima, y entendido de acuerdo con un criterio
estrictamente clínico-siquiátrico, diremos que ese intervalo lúcido o intermita
perfectissima, caracterizado en el ya mencionado art. 3615, constituye la cesación dé
la'enfermedad. el "retomo al estado de salud, aun cuando puedarioser definitivo,
aun cuando quede un fondo de predisposición para futuros episodios. Pero no
olvidemos esta conclusión: as( caracterizado; el intervalo lúcido no es otra cosa
que la cesación de la enfermedad o el retorno al estado de salud.
Añadiría, en fin, que el art. 141 reelaborado, acaso pudiera aspirara mostrar una
factura más perfectible y enteramente adecuada a todo el contexto del Código Civil.
Habríamos preferido decir: "Se declaran dementes las personas que por causa de
enfermedad mental, carezcan de aptitud para dirigir sus actos o administrar sus bienes'.
Nos hemos referido al requisito mixto que exige la declaración judicial de
incapacidad y, reiteramos, decimos mixto porque además de lo patológico de la
enfermedad en sf misma, se suma lo otro: la ineptitud para gobernar las propias
acciones o para administrar los bienes.
Retirémonos ahora a losrequisitosjurídicos que condicionan la declaración ju-
dicial de incapacidad, materia regulada en los árts. 142 y 145 del Código Civil.
]°) Será indispensable que concurra instancia de parte interesada. Dice al
respecto el art. 142: "La declaración judicial de demencia no podrá hacerse
sino a solicitud de parte, y después de un examen de facultativos".
2o) Se exigirá un dictamen de expertos, de médicos especializados, de
"/acuitatiros' dice el Código Civil; que verifiquen el estado mental del
presunto demente.
3o) Será menester que la persona denunciada como demente haya cumplido
ya los 14 años, por cuanto la que no los ha cumplido es absolutamente
incapaz; y en ese caso, Vendrían a superponerse dos interdicciones.
En resumen, los tres requisitos jurídicos son: l) Instancia de parte interesada;
21 examen de facultativos; 3) que la persona haya cumplido los 14 años.
" 5") Cualquiera persona del pueblo, cuando el demente sea furioso o incomode a sus vecin
En verdad, este inciso es una disposición insólita, inexplicable; no tiene
asidero el darle intervención a 'cualquiera persona del pueblo", para injerirse en un
asuntode tanta importancia y significación como es éste de demandarla declaración
de incapacidad por causa de demencia.
Lo único que cabría, sería el de reconocerle a cualquiera del pueblo, la
atribución, y al'mismo tiempo el deber, de formular ante la autoridad policial
competente, a cargo de los servicios dé seguridad de la comunidad, el hecho de
que hay un demente cuyo estado es tal que puede causarse daño a sí mismo, o
causarlo a terceros, o representar un peligro para la tranquilidad pública. Por otra
parte, hemos anticipado que aquí hay una enumeración taxativa; pero el inc. 5o
Personas 139
desvirtúa el carácter de tal enumeración, ya que el derecho de demandar la
declaración judicial de incapacidad rio sólo atañe al esposo o esposa no divorciados,
a los parientes, al Ministerio de Menores, al cónsul respectivo, sino a "cuálctuitra del
pueblo-. Tal derecho no le está reconocido a un socio, a un amigo íntimo pero st le
está reconocido a cualquiera del pueblo. Uama la atención que la Reforma no haya
derogado el inc. 5o del art. 144. Sobre todo porque la Reforma, como veremos más
adelante, en el art. 482, en sus dos extensos agregados, prevé y regula la Intervención
policial y la de los parientes en todo lo que pueda atender a la internación y al
aspecto asistencia! del demente, o de.cuaíquiera otra persona que sin ser demente
adolezca de inhabilidades o. anormalidades síqulco-intelectúales, que pueden
depararle perjuicio para sf, o bien peligro para terceros y para la tranquilidad pública.
Si esta materia ya está regulada por nuevas normas incorporadas al art. 482, el inc.
5o del art. 144 carece de todo sentido.
Es indudable sobre ello elconsenso unánime, que el defensor del'presunto
clemente, ef llamado curador ad litem y el "Asesor de Menores e Incapaces", son
partes en el juicio de insania.[arts. 59 y 147 del Código Civil). La duda se suscita
respecto de los denunciantes, las personas enumeradas en el art. fa4 del Código
Civil y elpropio denunciado como demente.
En verdad, la materia, en la medida en que incumbe al orden estrictamente
procesal, o no está reglada, o si lo está, reinan la duda y las vacilaciones. El Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, actualmente vigente (ley 17.454 del
20/9/67), en su art. 627, al tratar de la prueba, dispone: "El denunciante únicamen-
te podrá aportar pruebas que acreditan los hechos que hubiese invocado; y el
presunto Insano |ós que hagan a la defensa de su capacidad". Al mismo tiempo; el
art. 633, 2a parte, concede recurso de apelación contra la sentencia definitiva, al
denunciante, a! presunto insano, B\ curador provisional y al Asesor dt Menores e\ncap¡aces._
Entre los códigos procesales provinciales, cuenta el de Córdoba, ;cuyo art: 1174
prescribe: "Todas /as actuaciones se fiarán con intervención del Asesor de Menores, y del que
hubiera solicitado la declaración de incapacidad*. A su vez, el art. 1177 establece:
"El denunciado como incapaz, si pretendiera seroído, será admitido corrió parte".
Nuestro modo de verlas cosas nos lleva.a adherir al criterio expuesto por
Alfredo Orgaz, en: la 2* edición (Editorial Assandri, 1961) de su libro Personas
individuales. El concepto-dé "parte", según una correcta doctrina procesal., es
"univoco", y designa siempre,: "a aoue'í que pide en nombre propio [o en cuyo, nombre se
pide) la actuación de una voluntad de la ley, y aquel ¡rente ai cual es pedida"..De ahi>pues,:,
que tanto el denunciante como el denunciado son partes;-como lo son el curador.
ad lilem. y el Asesor de Menores e Incapaces. Ceñidos a este
a este pensamiento,Jn£js¿jj;
pensamiento,™-sé
. concibe que.se ponga en movimientoel proceso por quienes lenes a púormo p^edeo-séí^ -&,
considerados "partes". Precisamente, ast los llama el art,
a 142 del Gódigo^éM&p
textualmente dice: "que la declaración Judicial de demencia no podtéjhaceté&§jj^¡M
. iw. i
a solicitud de parte'. Ahora bien, observa Orgaz con acierto que las lirjutadpii
puedan padecer las facultades de las partes en este pleito se ex$!í¿¡ r
k¿lií!
140 Manual de Derecho Civil
atenta su sola naturaleza: aquf no se controvierten intereses de orden privado;
antes por el .contrarióla controversia recae "sobre una materia de interés u orden
público, ajena-a la sola voluntad de los particulares, por tanto, indisponible'.
¿Qué otras razones podrían aducirse para justificar la intervención personal
del presunto .demente en la sustanciación del juicio de insania?
• Diríamos que concurren dos argumentos:
l°| Aun promovido el juicio de insania, el presunto demente, denunciado
cómo tal, es no obstante ello, persona capaz y sólo dejará de serlo cuando
haya sentencia firme que ordene su interdicción civil.
2a) Concurre también un principio constitucional, el de la Inviolabilidad de la
defensa en juicio.
Además del curador aA lilem,. e! juez podrá nombrar también un curador
provisorio para que se haga cargo de los bienes de! demente.
Art. '148; "Cuando la demencia aparezca notoria e indudable, el juez mandará
Inmediatamente recaudar los bienes del demente denunciado, y entregarlos, bajo
inventarlo, a un curador provisorio, para que los administre".
Aclaremos: este curador provisorio sólo está investido de atribuciones para
efectuar actos meramente conservatorios de los bienes; es un simple depositario,
o guardador, mientras se sustancie el juicio de insania. No'Je caben otras facultades
que las 'conferidas a los curadores de los bienes; art. 488: "Los curadores de los
bienes están1 sujetos a todas las trabas de los tutores o' curadores, y sólo podrán
ejercer actos'administrativos de mera custodia y conservación, y los necesarios
para el cóbr'o'de los créditos y pago de las deudas".
fe
m
;
í
i
•Personas 141
!-, Superemos el texto literal de la disposición y digamos que, en definitiva, se
C " . ex ge up diagnóstico preciso, fundado, circunstanciado, donde se diga cuál es la
[I-SS5»
. ¡enfermedad mental de que adolece el denunciado, dando las características, los
.síntomas, las manifestaciones que ella presenta, etcétera.
m -.^\ -.'.,El juez de derecho goza de la atribución, dlrfa soberana, de decidir según su
.iflf ai-saber y entender". Esa atribución gravitará decisivamente en caso de que el.
•dictamen no aporte una dosis de convicción suficiente en un sentido o en otro;
¡¡aun asfel juez podrá pedir que se amplíe el dictamen, podrá designar otro médico
M ¡u ¿tros médicos para que ilustren su criterio ai respecto; y más aún, gozará siempre
. Ide, la facultad indelegable de decidir soberanamente según su convicción.-Empero,
,$cabe formular esta reflexión: si hay un dictamen de dos o más médicos, congruente,
harmónico, fundado, circunstanciado, integral, que arribe a una conclusión en un
m§ ise'ntido o en otro, entiendo que el juez no podrá apartarse de ese dictamen, porque
¡si[bien el ¡uez de derecho goza de la facultad irrenunciable de decidir en último
(término sobre la materia controvertida, a pesar de ello, él no es idóneo en estas
icosas, como lo son los médicos especializados. Por otra parte, el dictamen médico
,P"-.p''!' i-ácaso esté de más aclararlo- no es un simple testimonio pericial ofrecido y
¡producido en juicio, a instancia de parte, sino una exigencia ineludible de derecho mate-
m mal, que condiciona la declaración judicial de incapacidad, con arreglo a lo prescrlpto
en el art. 142 dei Código Civil.
É É Í f M
142 Manual de Derecho Civil
Cabe referirse en primer lugar a la situación de los actos jurídicos otorgados,
por e! demente. En.segundo lugar, a la responsabilidad por actos ¡lícitos. . _
Respecto de los primeros, trataremos de los actos posteriores a la declaración
de incapacidad. Esta materia está reglada poruña disposición especial, la del art.
472, que dice: "Si la sentencia que concluya el juicio, declarase incapaz al
demandado, serán de ningún valor los actos posteriores,de administración que el
incapaz-celebrase".
Hay consenso unánime en la doctrina nacional contemporánea, respecto de-
que la locución empleada en este artículo, "actos de administración', ha de
entendérsela en sentido lato, amplio, esto es, abarca la totalidad délos actos
jurídicos entre vivos; están incluidos tanto los actos de administración, cuanto los
actos de disposición. Sería de aplicación al caso, una regla elemental de'sentido
común la que nos enseña que dentro de lo más va incluido lo.menos. SI hasta ios
simples actos de la administración ordinaria están fulminados con la sanción de
nulidad, con mayor razón lo-estarán los actos de disposición, llamados también
actos-extraordinarios de administración, los que menoscaban la sustancia del
i patrimonio o bien alteran el destino económico de los bienes. En conclusión: los
actos jurídicos posteriores a la declaración judicial de incapacidad, son nulos y de
nulidad absoluta. Respecto del carácter absoluto de la nulidad, hay algunos autores
i que sostienen otra opinión: entienden que la nulidad no es absoluta, sino relativa,
i a pesar de lo cual! si nos atenemos al criterio dominante, reafirmamos nuestra
' ' conclusión: tales actos son nulos y de nulidad absoluta. El articulo que comentamos
i sólo podría dejar alguna duda respecto de los actos de última voluntad-; el .testa-
mento. La duda que pudiera quedar se disipa a través de todo un cúmulo de
1
¡ argumentos ¡urídico-legales, según ios cuales, el demente declarado tal por
( j sentencia no puede otorgar válidamente ninguna clase de actos jurídicos. Además
del art. 472, está el 54, inc. 3a y su complemento, el art. 140. A tenor de estas
i '' disposiciones, reiteramos- que el demente declarado tal por sentencia, p'adece
incapacidad absoluta de hecho. En segundo lugar, no encontraremos dentro del Códi
Civil ni una sola disposición que, a título de excepción, quiebre el rigor de esta
i regla. En tercer lugar, verificada judicialmente lá insania y dispuesta la interdicción'
( civil del demente, hay ya cosa juzgada sobre su estado de incapacidad. De esta ma
incapacidad absoluta del demente declarado se torna una verdad legal .de fuerza
i irrefragable, que nunca podrá ser argüida por prueba en contrario. La sentencia a
que me he referido es.de las que el derecho procesal contemporáneo llama "sentencia
constitutiva de estado". Esa situación de incapacidad absoluta que dimana de la
) cosajuzgada, a.tenordelosarts. 151 y 152, ha de mantenerse inalterable, mientras
-, una nueva sentencia no haya dispuesto eí levantamiento de la interdicción* Por otra
parte, el art. 1040 del Código Civil nos dice que: "El acto jurídico para ser válido,
) debe ser otorgado por persona capaz de cambiar el estado de su derecho".
, Y el art. 1041, a modo de primer corolario de la premisa que sienta el artículo
precedente, dice así: "Son nulos los actos jurídicos otorgados por personas
Personas 143
absolutamente-incapaces por su dependencia de una representación necesaria".
Y, para mayor abundamiento, la nota al art. 1041 menciona al menor impúber,
ai demente y al sordomudo.
En verdad, hay una sola cosa controvertida en doctrina nacional: si el demente
ya declarado tal en juicio puede otorgar testamento válido, en los Intervalos lúcidos
que 'sean sufidentimenle, ciertos y prolongados para asegurarse que la enfermedad f\a ce
por entonces', tal cual lo prescribe el art. 3615.
La'doctrina nacional está dividida en este punto. Las más de las opiniones
son adversas. Asociamos la nuestra a la Opinión mayoritaria que entiende que
el demente declarado tal por sentencia na puede otorgar testamento durante
un intervalo lúcido.
Hay-otras opiniones, y no pocas, que sostienen que sí puede otorgar testa-
mento válido el demente declarado; tal, en los intervalos lúcidos. Conviene aclarar
que la controversia tan sólo tiene proyección en el campo puramente teórico, V no
así en la práctica, ya que los repertbrios.de jurisprudencia no-nos deparan urí'solo
caso donde la materia haya sido considerada. Y se explicaque así sea,-por cuanto-la
hipótesis es de suyo harto excepcional,-insolitísima. La controversia esTsi se quiere,
intrascendente. Conclusión definitiva: los actos jurídicos posteriores a la declaración
de incapacidad por causa de demencia, son nulos y.de nulidad absoluta. Lo son tanto
los actos jurídicos entre vivos, afirmación que nadie discute, cuanto e-testamento^.
Ceñidos a la sinopsis, nos referiremos a los actos anteriores, materia reglada
por el art. 473 del Código Civil: "Los anteriores a la declaración de pineapaqdád
podrán ser anulados, si la causa de la interdicción declarada por eí juez,? ¡existía
públicamente en la época en que los actos fueron ejecutados". -... . ..oY^jjá .
. Por imperio de un principio genera!, todo acto jurídico, en £uamo,;esjpor
definición un acto voluntario, debe ser otorgado con discernimiento.!; intéhdóri.y ,
libertad; de manera, pues, que si quien lo otorgó padecía un estado de.¿eniericia,
carecía de discernimiento, el acto será anulable, art. 1045, I a hipótesis, conqordapte
con el art. 92 L última parte. , H i ¡;,i:¡ukv
Sinperjuicio de que las cosas así sean por Imperio de un principjoigeheraí; la
norma especial a que me estoy refiriendo, contenida en el art. 473,!m'irá.á¡|á<3 litar
la prueba; y de ese modo exige tan sólo para la anulación del acto queseprlébe
que la misma causa en virtud de la cual se declaró la interdicción yá'existía,
públicamente, en la época w que (os actos fueron celebrados. Aclaremos más aúhí,se. trata
de un demente ya declarado tal por sentencia y a quien se le ha nomÉraHoi'uri
curador definitivo; este curador deduce acción de nulidad contra un actáj.eritre
vivos celebrado por ef demente dos años antes de la sentencia. Bastará simplemente
que pruebe que la misma enfermedad, ya verificada judicialmente, en VirttfdMfla
cual se declaró'ia interdicción civil del demente, existía públicamente en la^oca'efi-
que el acto fue celebrado. "En la época" esto es, meses:antes, meses';después;;
además, existía o debía existir, como un hecho manifiesto, notorio, púéljcaljrfsjlfllí,.: I-
Ensfntesis: los actos del demente celebrados con anterioridad 4 ¡a''d||iarWán *'' • *''
de incapacidad-, aun cuando atacados de nulidad después de lajsehteneíalMe tí
• " I I
S\: I
144 '-] Manual de Derecho Civil
inCerdicc¡Ón|^pn;a^¡p«jy de nulidadretea. Ahora bien: no está demás aclarar
que qyle.ni-¡0fQRU.'sieie,a:ía demanda de nulidad.y defendiere -la validez del acto,
cargará corita pruebadel intervalo lúcido.
Este.3rti.473i no termina ahf; la ley 17.711 ha incorporado el siguiente agregado:
"Sj la deméncja. 00. eraiiiotoria, la nulidad no puede hacerse valer, haya habido o.no
sentencia¡.d¿yineapaeidad(..eontra contratantesdebuena fey.a título oneroso".
Esteagregado hpdespertado, en ¡adoctrina nacional, una gran preocupación.
Se ha señalado Su-íncpnveniencia, atenta a su sola factura litefal.su desubicacíón
y la falta daill .correcto.criterio'de política legislativa que lo puede justificar. . .
AlfredPiOrgaz, en actitud crítica y decidida, afirma, entre otras cosas, 'que la
reforma, con grave '•inconsecuencia, y con más grave injusticia práctica, extiend
posteriores la:regla quísolo esraionaBle en relación a los actos anteriores a la decla
colige de-ahfiquejfCéniíioS'al.texto literal, podría interpretarse que, sí la .demencia
no era notariáj laiirtUlidad sería inoponíble a I os. contratan tes de buena fe. y a título
oneroso, aufilíiasta'en;el-caso de que el'contrato haya sido celebrado por un
de mente interdicto: des pues de la sentencia de incapacidad.
• Por su.pártej el doctor Guillermo'A. Borda, queriendo explicar la innovación,
manifiesta: &Ea-refomaivwo a colocar las cosas en ¡u lugar. No sólo reafirmó la correc
interpretación del anterior••art.473, sino que amplió la solución aun a ios dementes
declarados, coñíos^que^ha acentuado la protección de los terceros de buena fe y con ello
la de la seguridad-jurídica".' '
Una interpretación que lleve a semejante conclusión es, en nuestro parecer,
-insQstén¡blé3¡pirfámosi'máls: entraña, si se quiere, un contrasentido jurídico.
•Í Desconoce el (princ'Ipfo-de la cosa juzgada, echa por tierra todo el régimen de la
'interdicción dél'-dernenteyestá en contradicción con los arts. 54, inc.-3°; 57, inc.
:3ÜM40, 151,472/1040 y 1041,
Afortunadamente hay, si se quiere, consenso en cuánto a que el agregado al
art. 473 rige, única ^exclusivamente, respecto délos actos celebrados por un demente
declarado, o bien, respecto de los celebrados con anterioridad a la declaración
incapacidad. Es ésta, pues, la única Interpretación razonable. Aun así entendida la
nueva norma, cabe considerar los reparos que se'le han formulado. Para justificarla
se aduce \a protección de ¡OÍ¡terceros de buena fe y con ello, lo de ¡a seguridad jurídi
verdad no se trata aquf de la necesidad imperiosa de dispensar ampjrojurídicp.a
Jos4erceros-de4íuenaTfe-y;adquirentes~de^eteírícTs~réalés o personales .sobre
inmuebles, cuyo titulo,fue posteriormente invalidado, o.bien, declarado nulo o
anulado,por.s^nteocia. pjrernos .31 respecto, que.adherimos decididamente a. la
enmiendajnGorporad^al.arr. 105 i, porimperio.de la ley 17.71-1,.la que satisface un
anhelo-qu.e anida .einJe|i!De.nsamientp jurídico universal. Recordaremos a Eiihilpni
quien, entre otras, gosas^aflrmaba enfáticamente que el primer artículo del Código
Civil que debía. •refqr¡ma.rse,, era el 1051. Y parafraseando su pensamiento,
entenderemos queden Ja./reforma. de tal. artículo se.míra nosólo-a poner.remedio a
la inseguridade I n certidumbre .que reinaban mientras seconsentfa Improcedencia
ÉÉE¡&L
llí'íWÍÍ
I
i Personas 145
'-£$ Wji"' 'Jn9'SCI^rriinada de la acción reipersecutoria sino también, a evitar que se consumasen
tíM'i&'Ái
í
!tí;ib¡ív'3ye daderas iniquidades. En este pensamiento renovador, el valor seguridad jurídica no
;Se divorcia del valor justicia; antes, por el contrario, ambos-a dos se asocian para
MiM- - ;]pgrar un Verdadero progreso legislativo. En' el caso que nos preocupa, no juega, en
íes rictez de concepto, la noción de terceros propiamente dicha, o sucesores atítulosin-
Mi •guir. El agregado al art. 473 contempla las relaciones directas entre partes, entre co-
co itratanf.es. entre los que han concluido el negocio Jurídico; y precisamente, el sa-
m iprl Icado, en nombre de la seguridad ]urfdica,es el demente, lo que entraña, sin du-
' ,da una inconsecuencia, por cuanto la ley sólo se ocupa de él para protegerlo, en ra-
•tí ¡-i jó i de que sus actos celebrados en estado de demencia carecen de lo esencial; no
50 i voluntarios, sino involuntarios. Atenta la gravedad que encierra la nueva norma, en
su aplicación práctica -ya se lo ha destacado-será menester exigir un estricto con-
tralor de las circunstancias que la condicionan; auténtica onerosidad y cabal buena ¡e.
i - i Por otra parte, el agregado al art. 473 no estaría en armonía con el sano
propósito de política legislativa que sirve de Inspiración a otras instituciones:
reparar ante todas las cosas, en la situación del que se halla en inferioridad de
condiciones; v.gr.; la Inhabilitación judicial -entre otros casos- de los disminuidos
en sus facultades (art. [52bis);laúHUÍaridnomüdi/Í£ario>idelcontratoporcausade
&;- lesión subjetiva (art. 954, 2a parte). v.
Nuestra conclusión definitiva se concreta en el despacho unánime que no
llegó a tratarse en sesión plenaria, producido por la Comisión N° 2, a la que cupo el
estudio de este tema, en el IV Congreso Nacional de Derecho Civil;
"1) Declarar que la nueva norma ordenada por la ley 17.7II, a modo de
agregado al art. 473 del Código Civil, entendida de manera razonable, será de
aplicación, única y exclusivamente, respecto de los actos entre vivos celebrados
por un demente no declarado, o bien, respecto de los celebrados con anterioridad
a Ea declaración judicial de su incapacidad.
^Il) Aconsejar la conveniencia de la eliminación del agregado al art. 473, a fin
de mantener intacto el régimen integral de protección que el Código Civil dispensa
B! I' al demente, aun al no declarado; a través de la norma de la anulabilidad de los actos
que otorgare, prevista en la primera hipótesis del art. 1045".
Fieles a la sinopsis, nos referiremos a los actos ilícitos. Esto es lo que también
se llama capacidaddelictiva o capacidad deimputaciónrRi ge alrespecto'una'nbTma
de carácter especial, la contenida en el art, 1070 del Código Civil, que dice; "No se
reputa Involuntario el acto Ilícito practicado por dementes en lúcidos intervalos,
aunque ellos hubiesen sido declarados tales en juicio...".
Quiero evitar confusiones: nos estamos refiriendo, única y exclusivamente, a
la capacidad de imputación, a los fines de que el autor material del daño causado
a tercero sea responsable por la indemnización correspondiente;- esta V
responsabilidad está condicionada indispensablemente por la lmputabj(jd¿y.rflbrajte:' ••;"'
del acto: el demente, mientras obre como demente, es sujeto Inirnpút4.b1é;t^graíí^^.
bien: aun siendo demente,-y aunque esté declarado tal en juIclojseráMrnj^'tábíeffe'J*;''*•'*-••;
, J § § B I ^ R ^
146 Manual de Darecho Civil
por imperio del art. 1070, y por ende, será responsable por las consecuencias
dañosas de sus actos ilícitos, si en el momento mismo de obrar el acto ilícito obró
con uso de razón, obró en sus cabales y tuvo conocimiento v comprensión de su
acción delictiva. Aquí ya no rige la distinción entre dementé declarado y demente
no declarado. Basta tan sólo atenerse al .instante mismo en que el acto es
perpetrado: si en ese Instante obraba como sujeto perfectamente normal, con
plena comprensión de su acción delictiva, será imputable. La distinción entre
demente declarado y no declarado, sólo gravita en el orden procesal, para discernir
lo tocante a la carga de la prueba: si se trata de un demente declarado, dimana de
la sola sentencia de interdicción una presunción fiominis. En ese caso, el que. cargará
con la prueba será el demandante, el actor, vale decir, su prueba habrá de concretarse
en la demostración de que el sujeto, en el momento mismo de obrar, lo hacía con
discernimiento. Si se trata de un demerite no declarado, la presunción hominis, es
de que obra con discernimiento; y, por lo tanto, será el demandado en juicio, o
quién lo represente, el que deberá cargar con la prueba.
M R
148 Manual do Derecho Civil
art. 3615. cuando dice que "... Los dementes sólo podrán hacerlo (otorgar testa-
mento) en los intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos y prolongados
para asegurarse que ia enfermedad ha cesado por entonces", se refiere a los
dementes no declarados, y np a los ya declarados tales por sentencia y que padecen
interdicción civil. Damos1 por reproducidos todos los argumentos ya expuestos para
fijar el cabal sentido del art. 3615. Remitimos al pasaje en nota al mencionado
artículo, y que dice asi: *Se dirá que es inútil este artículo, porque para los actos
jurídicos la persona debe estar en su perfecta razón: pero poruña doctrina general
los actos ejecutados por una persona que no está en su completa razón, no pueden
ser anulados después de su muerte, cuando la Incapacidad de esa persona no ha
sido declarada en juicio. El artículo, pues, hace una excepción al principio,
decidiendo de una manera absoluta que los dementes no pueden testar; así, aunque
el testador hubiese muerto sin estar juzgado como demente, sus disposiciones
testamentarlas podrían ser atacadas como hechas por un demente; porque el
ejercicio de las facultades intelectuales debe exigirse con más rigor en las
disposiciones-gratuitas que en los actos a título oneroso".
Para mayor abundamiento, remitimos también a nuestro trabajo, El CódigoCivil
y la reforma. Algunos aspectos, Editor Víctor R de Zavalía, Bs. As., 1971,11, ps. 34 a 37.
La materia está regulada porlosarts. 15! y 152. El 151 dice: "La sentencia
sobre demencia y su.cesación, sólo hacen cosa juzgada en el juicio civil, para los
) efectos declarados en este Código, mas no en juicio criminal, para excluir una
imputación de delitos o dar lugar a condenaciones"..
Y el 152 nos dice: 'Tampoco constituye cosa juzgada en el juicio C¡ vil, para los
" efectos de que se trata en los artículos precedentes, cualquier sentencia en un
juicio criminal que no hubiese hecho lugar a la acusación por motivo de la demencia
del acusado, o que lo hubiese condenado como sr no fuese demente el procesado'.
A tenor de estas disposiciones, la sentencia que dispone la interdicción civil
de una persona por causa de demencia sólo hace cosa ¡uzeada respecto de su
estado de incapacidad de hecho o incapacidad negocial; y esa incapacidad, como
ya lo sabemos, es absoluta, atento los términos del art. 54 del Código Civil. Recalco:
de los arts. 151 y 152 trasciende lo siguiente: la sentencia hace cosa juzgada sobre
el estado de incapacidad negocial absoluta que padece un demente ya declarado
tal por sentencia, y sometido en lo que hace a su persona y a la administración de
sus bienes al gobierno de un curador.
9. Cesación de la incapacidad
H. SORDOMUDOS
El art. 153, concordante con el inc. 4o del art. 54, nos dice: "Los sordomudos
serán habidos por Incapaces para los actos de la vida civil, cuando fuesen tales
que no puedan darse a entender por escrito".
La reforma parece haber olvidado lo que es tan conocido en la actualidad: los
procedimientos técnicos de readaptación de los sordomudos. Mediante estos
procedimientos puede lograrse que el sordomudo esté en condiciones de
comunicarse con las demás personas, de darse a entender por cierto lenguaje muy
particular. En estos procedimientos de readaptación, juega ese conocido principio
' • de que.hay una ley natural de compensación: la falta de uno de los sentidos, agudiza
f i f i ,
Personas' 151
•' de tál.manera y en tal gradólos demás, que en medida apreciable se puede llegar a
m í • superar el impedimento.
.•ü-L irEn atención a estos antecedentes de rigurosa actualidad, algunos códigos,'
te , clla'rído hablan de la incapacidad del sordomudo, dicen así: "Los sordomudos que
rio'saben-expresar su voluntad de una manera indubitable' (Código del Perú.arts.-
, 9°¡ iKC.-3ü=y 555, inc. 3o).
••'•:':-ÍTA los fines de la declaración de Incapacidad del sordomudo, habrá Ue
; observarse todo cuanto esté dispuesto respecto del demente. Es esto precisamente
;-ló!qué' nos dice el art. 154; "Para que tenga.lugar la representación de los sordomudos;
r.déb'e precederse como con respecto a los dementes; y después de la declaración
••¡'•oficiar/debe observarse lo que queda dispuesto respecto a los dementes".
-• -Recuérdese asimismo que el art. 155 del Código Civil ha sido reformado.
i'teeiáborado, por la ley 17.711. El nuevo articulo dice asi: "El examen de los
• facultativos verificará si pueden darse a entender por escrito. Si no pudieren expresar
sli voluntad de ese modo, los médicos examinarán también si padecen de
1
enfermedad mental que les impida dirigir su persona o administrar sus bienes y en
' tal caso se seguirá el trámite de incapacidad por demencia". ^
'.... La nueva disposición recoge la posición que parece Insinuarse eri la doctrina
de
está dispuesto'
¡srésiiécto del demente, tal cual lo preceptúa el ya recordado art. 154 del Código Civil/)
;II1. INHABILITADOS
I. Estados intermedios o fronterizos. Legislación"comparada
*
-,, .¿f La innovación, en1 materia de derecho de las personas, acaso ífa}rrias¥
: trascendente, es la incorporación del régimen de. la inhabilitación;juüíjbiafífi
M estructurado a través del nuevo art. 152 bis.
m i ]:•••
152 Manual da Derecho Civil
La institución ha venido a suplir un vado que se advertía en el Código Civil, y
que la doctrina nacional señalaba de consuno. Desde el punto de vista de la
normalidad síquico-intelectual, las personas estaban clasificadas tan sólo en dos
categorías: los sanos mentales, plenamente capaces y los insanos o alienados,
absolutamente incapaces, luego de que su estado de alienación hubiese sido verificado
y declarado por sentencia. Se omitía considerar la situación intermedia, la de los
llamados fronterizos o semlalienados, esto es, aquellas personas que padecen,
por causas cualesquiera, una disminución de sus facultades o bien anomalías
psicopáticas, que han de contemplarse para organizar su protección legal; y v.gr.t
los débiles de espíritu, ios alcoholistas crónicos, toxicómanos, etcétera. Nerio Rojas,
entre otros, afirma que quienes están en esa zona intermedia, que no son ni alienados
ni tampoco normales, son los más. .
La Iniciativa de la.reforma recoge, en verdad, un anhelo acaso unánime de la
doctrina nacional, y que no pocas veces pujó por concretarse, de un modo o de
otro. A su vez, sobreabundan los precedentes de legislación extranjeratM, que han
difundido la institución, a través de su modalidad fundamental. Es del caso discurrir
sobre su verdadera naturaleza, organizada, como lo está, sobre la base del régimen
de la asistencia. Bien es verdad que por imperio del art. 152 bis, inc. 3o, segunda
parte, ha de nombrarse al inhabilitado un curador, el que no tendrá el carácter de re-
presentante necesario, como lo tiene el curador del demente, sordomudo o penado
que padece interdicción civil, en los términos del art. 12 del Código Penal, sino que
ha de cumplir una simple función de asistencia. Es por eso por lo que no cabe clasificar
al inhabilitado como incapaz, ya que obra personalmente, aun cuando controlado,
asistido, con la necesaria conformidad de su curador, respecto de los actos de dis-
posición entre vivos y de los de administración que le hubiesen sido prohibidos en la
sentencia de*inhab¡lltación. A pesar de que su capacidad puede resultar consi-
derablemente restringida en el orden patrimonial, por razones de protección a sus
intereses, o bien, a los de su familia, habrá de entenderse, a modo de regla gene-
ral, que es capaz, de capacidad restringida y que le está permitido obrar por sí,
todo cuanto no le esté prohibido (argumento del art.-53 del Código Civil}.
Las categorías legisladas en el art. 15 2 bis son cuatro; a saber;
• a] Seriedad habitual, o si se quiere, ebrios consuetudinarios o akofioiistas crónicos
b) Toxicómanos, o personas familiarizadas con el uso de estupefacientes.
c)—Los-íí¡smi«uiíiosín-siisfBcuf(fliJÉS,-mientras-elcaso-no-caiga-baio-eHm-
perio'del art. I4l del Código Civil. La expresión difundido es la de
débiles o insuficientes mentales.
(!) Código francés, arts. 499 y 513; Código Italiano, art. 415; suizo, arts.
o
370 y 395; alemán, arts. 6o,
m y 1910; venezolano, arri.409y4ll; peruano, art. 555, fhcs. 1°, 4 . 5°. art. 57óyss,; brasileño,
arts. 6°. 459y 460; mexicano, art. 450. Inc. 4o; portugués, art. 152; chileno, art. 442;español, arts.
32, 201, Inc. 3 , y art. 221 y ss.; colombiano, art. 53; portorriqueño, art. 168, Inc. 3o, y art. 187.
o
Personas 153
d) Quienes por la prodigalidad en los actos de administración y disposición
de sus bienes expusiesen a la familia a la pérdida del patrimonio.
Es de señalar que en los tres primeros casos, alcoíioíistas crónicos, toxicomanías,
I s disminuidos en sus facultades, o débiles o insuficientes mentales, el nuevo régimen mira a
[ roteger a la persona u el patrimonio del inhabilitado; por el contrario, en el caso de la
prodigalidad, la reforma inspirada en cierta orientación de la doctrina, y en algunos
precedentes extranjeros, entre otros el Código del Brasil, ha dado un paso cauto,
prudente, y ha puesto su preocupación tan sólo en la protección del patrimonio fa-
miliar. De ahí que respecto de los tres primeros casos, y por remisión del IV apartado
.del inc. 3 o del art. 152 bis, podrán'demandar la inhabilitación judicial todas las
personas enumeradas en el art. 144. En cambio, respecto de la inhabilitación del
pródigo, tal derecho sólo incumbe al cónyuge, ascendientes o descendientes.
» . , .
Personas 155
6) Los actos prohibidos al Inhabilitado celebrados sin la conformidad
del curador, serán de ningún valor por Imperio del art, 18 del Código
Civil. Clasificados desde el punto de vista de su invalidez, serán nulos
y de nulidad relativa.
7) Respecto de la prescripción de la acción, nos topamos con una
incongruencia inocultable. A falta de previsión que prescriba un
término menor regirá el de diei'años establecido en la 2" parte del
art. 4023, enmendado por la ley 17.940. En cambio, si se trata de la
acción de nulidad de los actos celebrados por incapaces suletos a
tutela o cúratela, el plazo de prescripción es de dos años, de acuerdo
con el art. 4031. ¿Cómo habremos de justificar esta disparidad?: para
los actos viciados de nulidad-por incapacidad desús agentes, el
término de prescripción es de dos años-, por el contrario, la acción de
nulidad por violación de las prohibiciones que afectan al inhabilitado,
que ni siquiera es incapaz, sino capaz, aun cuando de capacidad
restringida, el término, Inexplicablemente, está quintuplicado, es de
diez años. Sobre el desorden introducido en materiB'de plazos de
prescripción, Insistiremos másadelante.
M
PERSONAS
(Continuación)
I. PERSONAS JURÍDICAS
1. Concepto
Recordemos que el art. 32 del Código Civil se refiere a la otra categoría de perso-
nas reconocida en el derecho civil universal. Son las llamadas personas de existencia
ideal o personas jurídicas. El antedicho art. 32, reza textualmente: "Todos los entes
susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones, que no son personas de
existencia visible, son personas de existencia Ideal, o personas ]urfdicas".
Tengamos presente asimismo que en doctrina suele llamárselas personas
v morales o personas colectivas.
Hemos-prevenido ya que el art. 32 no define a la persona de existencia ideal
o persona jurídica desde el momento que no dice "qué es'. Y nosotros sabemos
que definir, es decir qué es la cosa o el concepto definido. Si quisiéramos dar una
definición, repetiríamos la que desde hace tanto tiempo venimos dando y diríamos
que la persona de existencia ideal o persona jurídica, es una abstracción del
pensamiento jurídico fundada en la realidad social, en virtud de la cual los grupos
humanos organizados, en atención a sus fines, gozan de personalidad jurídica y
están dotados de capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones.
individuos que integran elgrupo Q conglomerado social son algo asf como las células
del tejido social y que ¡constituyen, en su Integridad y en su conjunto, los actos de
volición y.las deliberaciones del organismo social, así como el ente humano indi-
vidual, a través del entendimiento, de la voluntad, del habla, da a conocer su
voluntad.Esta teoría se nutre de una dosis inaceptable de fantasía, está elaborada
a fuerza de metáforas; entendemos que no es posible la asimilación del ente social
colectivo al organismo humano individual,
i Dentro de estas teorías realistas hay otras que se apartan un tanto de ese
exceso de fantasía y se esfuerzan por sostener que dentro de la persona Jurídica o
ente colectivo, hay una voluntad que viene a ser diferente de las voliciones de los
individuos rqjs.mos que componen el grupo. Merece mención especial, dentro de
es^a.concepción realista voluntarista, el nombre de un eminente jurisconsulto
alemán contemporáneo: Girlte. De su construcción dimana ese concepto tan
difundido en'la actualidad, que sustituye el concepto de representación de la persona
jurídica, por el del órgano de voluntad de la persona jurídica. Más adelante nos referimos
de modo mu,y particular a esta teoría del 'órgano".
Están las otras doctrinas realistas que fundan el realismo en el concepto del
interés por cuanto entieqden que, aparte de los intereses de las personas que
integran el organismo colectivo, hay un interés distinto, diferenciado de! ente mismo
llamado persona jurídica; puesto de manifiesto tal interés, el ente colectivo se
identifica coi^ él y viene a constituir así un sujeto. Sobresalen, entre otras, las teorías
desarrolladas por juristas como Saleilles. gran figura contemporánea de la doctrina
francesa; merece mención muy especial un jurista italiano contemporáneo. Ferrara,
quien nos dtce que la personalidad jurídica constituye la vestimenta que tiene el
organismo colectivo para presentarse en el mundo jurídico. La personalidad jurídica
del ente ideal viene a ser algo así como la configuración jurídico-legal de eseinterés
que representa el grupo humano organizado dentro del tráfico jurídico.
[NJO omitiré referirme al pensamiento de Hauriou, a través de su teoría de la
institución [Teoría de la institución y de la fundación, traducción al castellano por A. E.
Sampay,,Bs.As., 1968). Reproduzco a continuación su última síntesis: 'Los elemento
de toda institución corporativa, Institución-perSona son, como safemos, fres: 1") la idea d
obra a-realizar en un grupo-social;-!") elpoderorganizado puesto al serviáo-de tsiaiieap
realización; 3°) las manifestaciones de comunión que se producen en el grupo social resp
¡deq u.su realización. Recordemos además que para nuestras instituciones, se produce un fe
de incorporación, es decir, de interiorización del elemento poder organizado y del el
manifestaciones de comunión de los miembros del grupo,'dentro del marco de la idea a r
que esta incorporación conduce a la personificación. Y ella conduce a esto tan cómoda
que, en realidad, el Corpus, mismo que resulta de la incorporación es ya un cuerpo muy
espiritualizado: el grupp4elos.¡n\embros está absorbido allí en la idea de la obra, los
están absorbidos en?un\poder*de realización, y las manifestaciones de comunión res
manifestaciones psíquic$$rjiajo este aspecto, todos esos elementos son mds.espirituales que
materiales, y este cuerpo es de naturaleza psicofisica-. Eí elemento mas importante de toda i
Personas 161
corporativa es el de la ¡dea de ¡a obra a reaílzar en una agrupación social o en beneficio
esa¡agntpaáón. Todo cuerpo constituido lo es para la realización de una obra o de una empr
Una sociedad-anónima es la puesta en marcha de un negocio, es decir, de una empresa de l
un fiospital es un establecimiento constituido para la realización de una ¡dea caritativa: etcé
Para concluir con esta reseña harto somera sobre las doctrinas que quieren
explicar la naturaleza de la llamada persona jurídica, diremos que adherimos a la
concepción realista. Sostendremos que la persona jurídica es una realidad, pero es
tan sólo realidad ideal, realidad que vive en el mundo del pensamiento jurídico.
Sólo de espaldas a la realidad podríamos sostener que el ente ideal, persona (urídica,
es una realidad ontotógíca o una realidad metaffslca que pueda asimilarse al ente
metafísico individual llamado hombre. Por eso nos despierta viva simpatía la
concepción de Ferrara que, como hemos dicho, sostiene que la personalidad Jurídica
de que goza es la configuración legal de este interés representado por el grupo humano
organizado, dentro del tráfico jurídico. No niega en ningún momento que sea una
realidad, pero destaca con claridad que es una realidad tan sólo ideal, que asienta
sobre un sustrato, y ese sustrato es precisamente grupo humano organizado y puesto
en movimiento dentro del tráfico jurídico, grupo donde se destaca un interés que lo
identifica y que, por su parte, constituye la razón de ser de la personalización.
Personas 16S
J ;,,F
I(ifíffíí;
I L . • Las simples asociaciones civiles y religiosas jornalmente constituidas serán por
És^ití; 'j'9 t! nt0> y e n s u carácter de "sujetos de derecho", a más de capaces, responsables,
'sis!?;! lasf • tn el orden contractual como en el extracontractual. Esta responsabilidad no
mWi exc uirá la de los socios, por imperio-del art. 1713, aplicable según'remisión
É s a * * .¿Rnlenida en la última pane del art. 46. En tal aspecto se distinguen de las perso-
jrjas jurídicas que gozan de autorización para funcionar (Inc. 1°, 2a parte, art. 33),
J f t a las nue están regidas por el art. 39. Ahora bien: las simples asociaciones, no
fefeí'í
¡satisfecho regularmente el requisito formal ordenado por el art. 46, carecerán
¡Éfj-: contrario sensu, del carácter de sujetos de derecho: no son personas jurídicas.
', i En verdad, lo que ha despertado preocupación, y justificada, es el régimen de
^sponsabilidad establecido en la 2a parte del art. 46, respecto de estas asociaciones
!
tjue no son personas jurídicas. Se dice textualmente:"... lodos ios miembros ¡andadores
l
'ds"tí asociación y sus administradores asumen responsabilidad solidaria por los actos de isla'.
"Respecto de los fundadores es de preguntarse: ¿lo serán indefinidamente, aun
:
después de desvinculados de la asociación?; y ¿tal responsabilidad -muerto.el
(¡fundador- alcanzará a los herederos? o, por el contrario, ¿la responsabilidad de los
-fúridadores se limitará tan sólo a la que dimane de la ilicitud del acto constitutivo?;
M'í;:-L--.: ¡•.¿asólo serán responsables los administradores, en cuanto a los actos ulteriores?;
'¿o:Únicamente lo serán quien o quienes hayan tenido participación directa en el
.acto generador de responsabilidad? La disposición sugiere, a priori, todas esas dudas;
y al mismo tiempo, la variedad de criterios interpretativos.
i 5,,., Adherimos a los reparos formulados al nuevo art. 46 y, sobre todo,' nuestra
m ..opinión se suma a la de los que deploran que la reforma haya prescindido de
m .antecedentes tan provechosos como el Proyecto de formas áe 1936, arts. 101-105;
tf Anteproyecto Üatnbías, arts. 120-125, ya que uno y otro contienen un régimen
adecuado y satisfactorio aplicables las simples asociaciones.
m CoHciusioMes ..
Son personas jurídicas de carácter privado;
I r 1) Las asociaciones y fundaciones_gug_reunieren todos los requisitos del
"ík't • iñcrPTFparte, art. 33~" '. ~—
;:.':!• 2) Las sociedades civiles"y comerciales constituidas de acuerdo con el
derecho específico que las rige (inc. 2°, 2a parte, art. 33JT ~ r 7
fe- —3j—Las5implesasoclaciones-fonTialmente.constltuidas,.seeún los términos _
~dei nuevo art. 4óHaslpeeli'sui:aráetera'e^¿é7oTde derecho, son personas
(uriciicas y van incluHasen~e! me. 2", 2" parte del art. 33"
m
166 Manual de Derecho Civil
ella requiere necesariamente la aptítud,de voluntad. De suerte, pues, que el ente
idea! se desenvuelve en el mundo deltráfiee jurídico a través de ]a cabeza visible
de quien o de quienes, según su5 estatutos, ejercen su representación. Nos dice al
respectó el art.-35.del Código Civil: "tas personas jurídicas pueden, para los fines
de su institución, adquirir los derechos que este Código establece, y ejercer [os
actos que no les sean prohibidos, por el ministerio de los representantes que sus
leyes o estatutos les hubiesen constituido".'
Habremos de entender que para el derecho civil objetivo, no hay otro acto
de la persona jurídicai que no sea efacíoproducido por el representante legal de ía~
persona jurídica: tan sólo esos actos obrados dentro de los límites de los poderes
conferidos, se reputan actos de la persona jurídica. Dice al respecto el art. 36: 'Se
reputan actos de las personas jurídicas los de sus representantes legales, siempre.
qüTñoexceílaTi"tos'límitesdesiímlnisterio. En lo que excedleren,"sóío producirán
étectorespectodélos mandataríosT
' Dentro dé la concepción~3eTcódigo Civil,repftoto,bajo la inspiración de
Savigny y a través de Freitas, en materia de personas jurídicas, se mantiene incólume,
inalterable, el concepto )urfdico_de representación. Este, por fuerza de las cosas,
nos lleva a distinguir entre, representado y, representante. Una cosa es el ente_ idea
persona jurídica, el representado y otra distinta, lo es eí representante. Son dos figura
perfectamente diferenciadas. /
Este concgptode representación¿sí expuesto, es decir, ceñido con severidad
yrigora loque se llama stricíu sensu "representación", ha sido renovado por otro
concepto; la llamada teoría del órgano, qtje por su parte, constituye un ingrediente de
la teoría realista, que entiende que la persona jurídica tiene una voluntad propia,
distinta y diferente de las voluntades de los entes individuales que integran el sustrato
personificado. Esas personalidades individuales en su apreciación síquico-metafísica,
no tienen nada que ver con esto otro que es la voluntad de h persona jurídica.
La teoría del árgano, contrapuesta a la teoría de la representación, nos dice
que vienta producirse como una [uñón o identijicagón entre el representado y el
representante. De manera que no cabe distinguir, aislar, separar a uno del otro. Lo que
se llama representante, a tenor de la teoría del órgano, no es otra cosa que un simple
instrumento de_expresión de la voluntad" propia d^jgrsoTjáluTídTca. Ei apone de
esta concepción ha sido indudablemente ilustrativo, valioso, digno de consideración,
sobre todo en materia de responsabilidad de la persona jurídica por actos ilícitos de
sus administradores y directores, o bien, agentes, empleados o subordinados.
Ello no obstante, ja teoría dej_6rgano asienta forzosamente sobreestá premisa:
la persona jurídica tiene uha voluntad propia que es distinta de la voluntad de los
entes¡individúales que la'jntegran. Tal afirmación, analizada á~la luz del sentido
^omún, a la luz de la razón natural, no llega nunca a convencer. Nosotros
consideramos., que es sólo de espaldas a la reaíidad como puede'hablaraede una
voluntad propia que pertenezca al ente ideal, que sólo representa iíñ fenómeno de
Wm
$?•'
#ñfe?ÍiSs!¥^ Personas 167
¡Ja?JiP^tí;""'' * r
IwSs'.^.^-;;
^.^{fi¡póitas¡¡ o de personalizació'n del grupo humano organizado, fenómeno que logra_el
• "pensamiento ¡un'dico, servido del instrumento racional de la abstracción._
De manera que en materia dé representación tenemos ejconcepto específico,
ISSf *'•'*'• t,,'4 ffinu'no' de representación; y este otro concepto delrirgung^dondeya no cabe distinguir
|fp$$ : ,i:" eñ'tre representado y representante.
La última parte del ya citado, art. 36 nos dice que los actos de los
representantes, en lo que excedieren los límites de su ministerio sólo producirán
efecto respecto de los mandatarios, vale decir ios representantes,
Ei art. 37 nos depara un criterio de orientación para juzgar de los poderes de
ios representantes legales de la persona Jurídica; nos dice: "Si los poderes de los
; mandatarios (leamos representantes) no hubiesen, sido expresamente designados
. en los respectivos estatutos, o en los instrumentos qué lo autoricen, la validez de
'•-los actos será regida por las reglas del mandato"..'
Recordemos que dentro del Código Civil no se ha estructurado la teoría gen-
• eral de la representación; y sólo está regulado de modo orgánico lo tocante a la
representación voluntaria, esto es, aquella que se funda en el contrato de mandato,
contrato nominado, legislado de modo especial por el Código Civil, eri la Sección
;líi, del Libro II. Precisamente en ese título del mandato,- el IX de la Sección y Libro
citados, tenemos el art. 1870, el que prescribe que toda representación se rige por
. ¡as reglas del mandato, contenidas en ese Título. El inc. 2° de este artículo nos
dice: "Las disposiciones de este título son, aplicables:
2o} A las representaciones de las corporaciones y de los establecimientos de
utilidad pública'.
Disposición que concuerda con el ya recordado art. 37 del Código Civil, el
que,dispone que, a falta de previsión contenida en los estatutos respecto de lá
amplitud de los poderes conferidos, o bien en ios instnimentos que hayan aprobado
tales estatutos, serán de aplicación las reglas del mandato.
De suerte que todo cuanto está dispuesto de modo especial en los arts.
1930,31,32,33 y 36, en materia de mandato, habrá de. aplicarse, subsidiariamente,
a larepresentación de las personas jurídicas.
En las disposiciones a que me he referido, se consideran las dos situaciones:
el caso en que el representante obre dentro de los poderes conferidos, o bien,
obró sin poderes, o excediéndolos.
i¡J;j.' En las mencionadas normas se regulan uno y otro caso. Se tiene siempre el)
cuenta la conducta del tercero que contrata con el mandante: o lo hace de büéhí
o de mala fe. Dejamos esto para más adelante, cuando presentemos un esbozo§Í
la teoría general de la representación en los actos jurídicos. ' j Sfi^^F',!
• i i S y i S p••••!,•
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168: Manual de Derecho Civil
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¿CIDAD DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
!Í
172 Manual da Derecho Civil
i
con ocasión-de sus funciones", es deadvertir que ha mereddo'serios reparos formulad
pj}r Uambías. Ei argumento critico se concentra en el giro con ocasión de sus ¡uncione
el que, entendido según su tenor litera], infundiría al precepto una amplitud excesiva,
inaceptable'.! V se agrega que con ese criterio la persona jurídica responderá por los
dafi6s'!ocás)ónados!en accidentes ÍH ítinere provocados'por sus directores o
administradores. Se llega a tal conclusión a través de la sola factura del nuevo art.
flj.^Ello ñó^bstante,1 consideramos, de acuerdo con el pensamiento de !os más,
que se ¡mp^rie la exigencia ineludible de esforzarse por llegar a una interpretación
correcta y razonable, para lo cual no habremos de improvisar, sino que echaremos
manó del/concepto dominante en doctrina y prestigiado por precedentes
Jurisprudenciales, al procurar delimitar el ámbito de la responsabilidad del principal
por los actos 'ilícitos de los subordinados. Hay responsabilidad cuando el daño ha
sidocaúsa'cji? en ejercicio de la ¡unción-, por el contrario, noloTíabrá cuando lo sea ta
sólo'"con ocasión de ella, esto es cuando el daño producido guarde una relación
meramente accidental, extema, y resulte manifiestamente ajeno a lo que es iTfundón.
Ahora bien: no será indispensable que el acto dañoso pertenezca realmente
sil ejercicio de la función, bastará que corresponda aparentemente a ella; de ese mod
queda incluido en el concepto todo ejercicio irregular, abusivo o indebido, con tal
d^e que en apariencia pueda considerarse comprendido dentro de la función.
' '\; Pijséjda de este criterio, la labor jurisprudencial podrá morigerar la conclusión
exage'ríid,a.;.'yí al mismo tiempo inadmisible, a que pudiera llegarse, ceñidos a la
sig^¡fiqacióríitextual de la palabra ocasión.
;¿r-íi"-Rcar-jQtra'parte, aun cuando la estructura del texto, el nuevo art. 43, pudiera
sugerirle! jcugtingo entre la responsabilidad de la persona jurídica por los daños
causa.dQs;bqr.íf/rectores.!/ administradores, de la que haya de corresponderé por los .
da.ño^:GÍiusádós por sus subordinados, la diferencia no tiene asidero, sería inadmisible.
No c'at¡rfa. sostener la existencia de dos regímenes diversos: uno aplicable a los
dafiojs causados por directores y administradores; otro para los causados por los age
y subordinados. La índole de la responsabilidad es la misma, diríase igual, idéntica:
responsabilidad indirecta por el hecho ajeno, sea el de los directores y administr
dejos .gentes o subordinados. A su vez, tampoco cambia la naturaleza ni el régimen
j uríBií;pj.de _esta. respo nsab il i da d, -sea el -pñnápal-o indirectamen te responsable,- u
sona:jurífJica o de existencia Ideal; o lo sea una de existencia visible. En consecuencia. -
el crjjtefjc¡ique ha de servir para delimitar ei ámbito de esta responsabilidad será
slempréel mismo. La fórmula empleada en el nuevo art. 43 regirá también para los
dañQs.causacbs por los subordinados a pesar de que al respecto nada diga el art.
1113,13 parte; Aun así, ha de estarse a la conclusión correcta y razonable, difundida
en la doctrina y. acogida por la jurisprudencia, la que repudia el concepto de ocasión,
literalmente entendido; y adhiere al de ejercicio de la función, interpretado latosenstt,
esto estrío sol o-el ejercido, real, sino el aparente, o aquellos actos que hayan de
repií^rge como compfpndj.g^sjdentrp de la función.
Personas 173
PRINCIPIO DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
,„-,*. iEry conclusión:, I a reforma combina el sistema.de la autorización estatal para las
asociaciones y fundaciones que reúnan todos los requisitos a que se refiere el inc.
174 Manual de Derecho Civil
2o, segundaparte del art. 33, con el principio de la libertad corporativa sancionado
con toda liberalidad a través del art. 46, 2a parte.
i; E L O B J E T O D E L O S D E R E C H O S
!,
i.
Cosas y bienes 179
í g ^ í ó s objetos materiales; y los bienes, en sentido restricto, por oposición a las cosas.
SfiSgS.i^tíáon'los objetos- ¡«mu liria íes.
fM'ní^^í 'i¿* •' Para mayor ilustraciónremito al primer párrafo de la nota ai art. 2311, donde
;*í^,:^i;sise'lo recuerda a Freitas, que como he anticipado, sirve de Inspiración al Código
ií^í^Civir en esta materia. Conviene aclarar que la segunda parte de la nota reproduce
£: -''un fragmento de Demolombe, ilustre comentarista del Código Napoleón, como ya
>' '.j-'iló sabemos, don de el concepto de cosa en sentido jurfdico se confunde e identifica
"r.j con el concepto de "bien". De ahí, pues, que para el Código Napoleón, que sigue la
l i l i l í ^ ^inspiración romana, las cosas se clasifiquen en corporales e incorporales.
í-rst'T Una aclaración más; "los objetos materiales susceptibles de tener un valor", dice el
i;, árt. 2311. Es creencia acaso unánime que la ley aquí quiere referirse a valor
m ÍJ. /'económico, a valor en dinero, a valoren cambio, esto es, a las cosas que representan
if-janqueza material. Tal cual lo aclara la nota al art. 2312, las cosas, en cuanto
íí.'if'c'b'hstituyen parte integrante del patrimonio, como los bienes en general,
; | ^'representan riqueza material. Ello no obstante, el concepto de cosa no puede
V •.(t^icoñtraerse exclusivamente a las cosas dotadas de valor económico, o a las cosas
íí ' 'que tienen valor en dinero o valor pecuniario. Esto de 'susceptible de tener un valor"
p Tláy* que entenderlo con cierta amplitud. Recordaremos a Ulpiano (Ley 49, Digesto,
'.»• de verborum significatione, 50, 16) para quien bien es todo aquello que bonifica, que
| ' es capaz de depararle al hombre algún bienestar, alguna satisfacción, aun cuando
el valor de la cosa sea puramente ideal, no evaluable en dinero. Es así como no
jiegaremos que son cosas ciertos objetos que representan tan sólo un valor afectivo,
'úríícá y exclusivamente; por ejemplo: la fotografía diminuta de mi antepasado que
;fejí^,. ¿conservo como una reliquia entre mis cosas íntimas; el mechón de cabello de la
feífíí •?¡P|i'mera n 'í a ^ ^ ' a madre conserva con gran cariño dentro del mundo de sus cosas
íntimas, también son cosas, aunque económicamente no representan nada. De
^modo que si un doméstico desleal sustrae furtivamente el mechón de cabello o la
¿ I diminuta fotografía del tatarabuelo, ha Incurrido en el delito de hurto, porque eso
^üííHi%es. Juna cosa", aun cuando no tenga valor económico.
El agregadoi incorporado al art. 2311 del Código Civil, por imperio de la ley
17.711, dice: "Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía valas fuerzas
naturales susceptibles de apropiación".
i Esto es lo que en doctrina se llama Ja nueva categoría de cosas.
En la época contemporánea se ha disputado insistentemente respecto
de la verdadera naturaleza de las energías; v.gr.. la energía eléctrica'; se ha
i planteado ese dilema, de carácter más cjentffico que jurídico, sin perjuicid de
"la repercusión jurídica que puede tener la disputa, esto es: la energía ¿és o¡,no
r,es una cosa? Las opiniones siempre estuvieron divididas; aun cuando parecí/era
imponerse la opinión que entiende que es cosa, •.•• í-:-'ir.-í#';
rifa
180 Manual da DBrecho Civil
Además de la energía eléctrica, enterados estamos nosotros de esta nueva
energía: la energía nuclear, la que ha causado tal impacto en ei mundo
contemporáneo que no sería exagerado decir que todas las graves vicisitudes de
este mundo en que vivimos no son sino una proyección inmediata de este
descubrimiento, de este nuevo y agigantado paso dado dentro del proceso de
progreso técnico-científico. Todas las cosas que han pasado tal vez no son
suficientes para encarecer ¡a proyección inmensa, insospechada, que tiene aún la
gravitación de la energía atómica, dentro del mundo actual.
Y agrega el segundo párrafo del nuevo art. 2311: "y las faenas de la naturaleza", "te
sabemos, y acaso está de más que lo recordemos, lo que significan como potencia!
técnico e industrial ciertas fuerzas de la naturaleza, p. e|: las grandes caídas de agua.
En resumen, tanto las energías como las fuerzas de la naturaleza, constituyen
cosas y están sujetas a! régimen Jurídico de las cosas, a tenor de la última parte del
nuevo art. 2311 del Código Civil. Una sola condición se requiere: 'quesean susceptibles
de apropiación', porque de lo contrario estaríamos dentro de ese viejo concepto
romano de las cosas comunes, como la luz del so!, el aire, la atmósfera, etcétera.
Vale decir, que todo aquello que, sin dejar de ser elemento de vida indispensable
para el hombre, no se considera ni puede considerarse cosa, porque no es suscep-
tible de tolerar el señorío del hombre, no es susceptible de apropiación. .
Ei art. 2312, nos dice: "Los objetos inmateriales susceptibles de valor, e igualmente las
cosas, se llaman bienes".
Reparemos en que el vocablo "bien" está empleado en dos acepciones: en
una acepción estricta, "bien* se contrapone a "cosa", porque cosa designa el objeto
materia!, susceptible de valor, y "bien" el objeto inmaterial susceptible de valor.
Ello no obstante, la expresión en plural "bienes", comprende tanto las cosos, ob|etos
materiales, como los bienes; objetos inmateriales. Recalco: el vocablo "bien" ha de
entendérselo a tenor de la primera cláusula del art. 2312, en una doble acepción,
en sentido restricto: opuesto a "cosa"; y en sentido ampüo: comprendiendo tanto
las cosas, objetos materiales, como los objetos inmateriales.
Y la segunda cláusula del art. 2312, agrega: "EÍ conjunto de los'bienes de una
persona constituye su patrimonio".
1. Inmuebles y muebles
> Esta distinción entre muebles e inmuebles viene a reemplazarla vieja distinción
ro'manaresmancipi a res nec mancipi. I<TC^¡--CÍ'>Í1I*S -. <~= r «-<!"* t '*%(*< ~)
Si avanzamos en el curso de la Edad Media y llegamos a la Edad Moderna, y
sobre todo, si nos detenemos dentro de lo que se llamó el régimen feudal,
observaremos cómo en ese momento histórico, la distinción entre, muebles e
inmuebles cobra una grandísima importancia socioeconómica, a puntó de que se
eritendfa que sólo eran de valía y consideración la tierra, los inmuebles; y respecto
de los muebles, tenía vigencia aquel adagio ya enteramente relegado al olvido, que
decía así; res mob'úi,resviíe. ¿Y porqué ocurría esto? Porque ya sabemos que la tierra,
aparte de representar la granriqueza desde el punto de vista de su explotación
económica, era factor de dominación política en la época feudal.
Claro está que llegamos ala época contemporánea, llegamos al siglo XIX, y
entonces este concepto que negaba valor a la riqueza moblllaría, queda relegado
al olvido; compenetrados estamos de cuan grande es la importancia adquirida por
los valores mobiliarios a través del progreso industrial, del capitalismo, del comercio
internacional. En el concepto actual, la riqueza mobillaria representa una gran
riqueza de tanta o más entidad que la propia riqueza inmobiliaria.
Ello no obstante, la distinción entre muebles e inmuebles mira a proyectarse en
lo futuro, a perdurar, atento a la naturaleza misma de una y otra categoría de cosas.
í|it ff.^í."
184 Manual.de Deracho Civil
• c)
186 Manual de Derecho Civil.
los muebles se adquieren por ¡a sola posesión de buena fe, fundada en
un título de adquisición de carácter oneroso, y siempre que no sean
robados, ni perdidos (art. 2412). Llamamos especialmente la atención
sobre el nuevo artículo Incorporado al Código por la ley 17.711, que lo es
el art. 4016 bis, el que Instituye la prescripción de las cosas muebles: *EI
que durante tres años ha poseído con buena fe una cosa mueble robada
o perdida, adquiere e¡ dominio por prescripción. Si se trata, de cosas
muebles cuya transferencia exija inscripción en registros creados o a
. .crearse, el plazo para adquirir su dominio es de dos años en el mismo
supuesto de tratarse de cosas robadas o perdidas. En ambos casos la
posesión debe ser de buena fe y continua".
ch) Asimismo, hay una diferencia notoria en cuanto- a la ajnglitud_deja
transmisión de derechos, según se trate de muebles o inmuebles. En
caso de InmuebleTeTsucesor no p.yede.tenerjTiá5.defech.o^flue_igs<lue
tenía su causante, por imperio del art. 3270, y con la salvedad establecida
en el nuevo art. 1051, el que ha sido reformado por la ley 17,711, Por el
contrario, respecto de los muebles no rige el axioma que dice que nadie
puede transmitir a otro un derecho que no tiene o. más extenso que el
que tiene, salvo que la cosa sea robada o perdida (arts. 2412, 2413 y
3271). Hemos de concretar, a título de síntesis el principio que rige en
materia de cosas muebles no registrables: La adquisición debutwiftJ*"""
cosa, mueble ño rob~all<Cñ\ perdMa^Sundada en untítulooneroso, confier
derecho al poseedor eTütrácter de propietario. En consecuencia, es necesario
que concurran los siguientes requisitos: 1) posesión, 2) título (oneroso),
3) buena fe, 4) res habite (no robada ni perdida).
d) Por otra parte, los inmuebles pueden ser objeto del derecho real de hipote-
ca y anticresis; los muebles sólo pueden serlo del derecho real de prenda.
e) Respectóle la facultad de administración de bienes^nos, también se
advierte cierta diferencia. En el caso de los Inmuebles las facultades son
..;,_ más restringidas; y es así como los padres no pueden enajenar ni gravar
• lÓslñmüéblesde sus hijos sin autorización judicial (art! 297n3l"exlgencia"
r..,.no.rige respecto de la enajenación o gravamen de cosas muebles.
., -•~r7i¡ : '- :
*J-|
Cosas y bienes 167
Inmediatamente después de-estudiar las cosas fungibles veremos qué son
las cosas consumibles y no consumibles porque es conveniente distinguir fungíbiüdad
de consumibilidad. como lo hace Vélez Sársfield en ia nota al art. 2241, a tenor del
pensamiento de Marcadé.
La fúngibilidad es una cualidad que no mira a la cosa en sí, sino a la Intención.
Para establecer el concepto verdadero de fúngibilidad habrá que estar a la voluntad
de las partes; de ahí que la fúngibilidad no sea una cualidad de la cosa, ni se deter-
mine en razón de su naturaleza, sino en razón de la intención de las partes en los
negocios jurídicos. Podernos dar e! ejemplo que trae la nota al art. 2241: "Sí yo os
prestó un Código en el que he puesto algunas notas y os encargo que me lo
devolváis, el libro no es fungible, Pero slal contrario un librero pide a un impresor
un Código que de pronto necesita, para devolverle después otro ejemplar igual, el
libro es fungióle".
De ahf, pues, que la misma cosa pueda ser fungible o no fungible. Cuando lo
es, está concebida en función de género; cuando no lo es, lo está en función de
individuo. *•
'• El art. 2327, nos dice: "Son cosas principales las que pueden existir para sí
mismas y por sf mismas". ^ '
Y el^328 agrega: "Son cosas accesorias aquellas cuya existencia^ naturaleza_
son determinadas por otra cosaTdtTla cual dependen, o a la cual están adheridas".
En artículos sucesivos, el Código Civil se refiere de un modo casuístico a
distintas hipótesis para discernir cuál es la cosa principal y cuál es la cosa accesoria.
7. Frutos y productos
ynot
190 Manual de Derecho Civil
de otro, entenderemos que dentro de esas facultades que confieren poder general .
de administración cabe la posibilidad de la enajenación y venta de ios frutos; eso
constituye un simple acto de la administración ordinaria. Igual consideración podría
hacerse con respecto a ciertos productos, pero no a todos. Recuérdese que en el
caso del producto, el provecho que se obtiene de la cosa es a expensas de la
sustancia y menoscabo de la cosa misma, como el ejemplo que acabamos de
comentar: la tala del basque.
El art. 2336, nos dice; 'Están en el comercio todas las cosas cuya enajenación
no fuere expresamente proKíEfda o dependiente dé~una autorización pública'.
~~ Y ef~?y-F7, agrega: 'Las cosas está^Füera"^éTco1ñercio, o^óTsulñénaje-
¿labilidad absoluta^o_oor_su Ínená]eñab"flí3a3 relativa*.
De este modo se ha de"3ístinguir entre cosas absolutamente inenajenables,
o bien inalienables; y cosas relativamente inenajenables, que necesitan una
autorización previa para enajenar.
A tenor del ya mencionado art. 2337: "Son absolutamenteinenajénables:
' 1 °) Las cosas Cuya venta o enajenación fuere expresamente prohiHajTp]g lálj^.
Vgr.:"toc]ás" las cosas q"ué constituyen parte dén%ninio~p^blícodel Estado
Federal o dé los^stados provinciales o de_tos~municipios. Todo espigs
absolutamente inalienable?]
"2°) Las cosas cuya enajenación se hubiere prohibido por actos entre VÍV.QS_O
disposiciones de última voluntad, en cuanto este Código permita tales prohibiciones".
Recordemos al respecto lo que dispone el art. 26 13, respecto de la prohibición
de enajenar; dice ast la mencionada disposición: 'Los donantes o testadores no
pueden prohibir a los donatarios o sucesores en sus derechos, que enajenen los
bienes muebles o inmuebles que tes donaren o dejaren en testamento, por mayor
término que_ej dé^cjgraftffs^: ~ • '
""^"A^íajJelaciaTisulá^einenajenabiÜdad existe nunca puede rebasar los diez años.
El art. 2338 se refiere a las cosas rejatjvamente inenajenables, y lo soruiquejlas
que necesitan una autorización previa- para su enajenación. Vgr.: el caso dejos
bjenes pertenecientes" a los Incapaces, especialmente los inmuebles, para cuya
enajenaclórTse requiérela" prevÍa_aulorizqcl3ñ~jucfícial, que fiálitOjOggajilrlel
.representante necesario: padre, tutor o curador. •
IV EL PATRIMONIO "
Elart. 2312, nos dice en su segunda cláusula: "E/ron/untode (os Bienes de una
' persona constituye su patrimonio".
Este concepto, parafraseado por la nota al mencionado artículo; puede
ampliárselo, Integrárselo, diciendo que el patrimonio es la."universalidad jurídica
de todos los derechos activos y pasivos pertenecientes a una persona en cuanto
son bienes, esto es, en cuanto son susceptibles de apreciación pecuniaria".
El patrimonio está integrado, tal cual acaba de decirse, por todos los bienes
que constituyen riquezas, que son evaluables en dinero- qué son; susceptibles de
apreciación pecuniaria.
Dentro de ellos tenemos los derechos reales, los derechos sobre las cosas,
esto es, sobre todas ías partes de la naturaleza no libre sujetas al señorío jurídico
•del hombre; tenemos además los derechos personales o de crédito, llamados
' ftámbién según tradición secular "obligaciones"; tenemos, aslmismoi lo que se da
.! en- llamar la propiedad intelectual, que invariablemente sá' la llama asf, y cabe
:•-. distinguirla deloque se llama derecho real de dominio, definido por el¡Código Civil
•• en el art. 2506: "El dominio es el derecho real en virtud del cual una cosa se encuentra
sometida a la voluntad y a la acción de una persona".
. {'"• Propiedad, en cambio, en sentido ampíio, es todo bien o valor que está en
:
¡nuestro patrimonio y que nos pertenece. Poreso además déla propiedad privada
¡oderecho real de dominio y todos los otros derechos reales, agreganios la propiedad
.•intelectual, en cuanto tiene valor patrimonial.
i. i; Respecto del patrimonio hay lo que se llama la "teoría clásica", cuya paternidad
!
f jse atribuye a los autores Aubry y Rau.
;• ¡f.'f Según esta teoría, el patrimonio se confunde e identifica torvla persona
i |rriisma, a punto de que se afirma que el patrimonio es ufiaeríianáción deíla*
.' 'personalidad jurfdicé; es lo que también se llama patrimonio-persOria1.fíemanéraf!
¡ !pues, qué según esta teoría el patrimonio no está constituído'por'un.^bnjtirito'
bienes, sino, que no es otra cosa que la aptitud o disposición' poténcláíjjilé'la^
192 Manual da Derecha Civil
sona en cuanto sujeto de derechos, para tener patrimonio o para adquirir bienes.
De ese modo, se identifica con la persona misma, es una calidad inherente. Si es
una emanación de la personalidad, no puede haber persona sin patrimonio, aun
cuando la persona carezca en absoluto de bienes; aun cuando ni siquiera tenga lo
imprescindible paraiatender a su^propio sustento y se tenga que ver precisada a
sustraerlo, a hurtarlo o robarlo, aun esa persona tiene patrimonio, porque aunque
no tiene bienes, en absoluto, con todo tiene aptitud para adquirirlos. Al mismo
tiempo, ninguna persona puede tener más de un patrimonio, ya que éste se
confunde e identifica con la propiapersona. Asimismo, el patrimonio es indivisible y
, es también inalienable.
Diremos, y con razón, que esta es la teoría metafísica del patrimonio; y en
actitud cn'tica, no podemos confundir la personalidad ¡urfdica misma mirada
respecto de todas las cosas del mundo exterior sobre las cuales puede proyectar
su señorío, con esas cosas consideradas como un conjunto, como una universalidad,
y en cuanto pertenecen a una persona determinada.
Este concepto del patrimonio peisona o concepción metafísica del patrimonio, está
destinado a-quedar relegado al olvido, para ser sustituido por ese concepto nuevo,
contemporáneo, el de patrimonio-fin. o si se quiere, el patrimonio es lo que es, vale
decir, un conjunta de Bienes afectados a ünfinjurídico. 5¡ ello es así, si el patrimonio es
conjunto de bienes afectado a un fin jurídico, no es exacto que no pueda haber per-
sona sin patrimonio. El que carece en absoluto de bienes no tiene patrimonio. Tampoco
es exacto que el patrimonio sea único, indivisible e .inalienable.
tora Ilustrar sobre este nuevo .concepto, recordemos los casos siguientes: en
la aceptación beneficiada, uno es el patrimonio de laherenda, y otro u otros el del
o de los herederos beneficiarlos; la quiebra es un patrimonio, ya queies una suma
de bienes en trance de liquidación; la sociedad de responsabilidad limitada es¡un
patrimonio, por cuanto es un capital social, un conjunto de bienes-y valores
afectados a un fin jurídico. _ ^
6. Universalidad de hecho
^ ; m m m m - -
Í P
J U I:
Í-:
El art. 896 del Código Civil, nos dice: "Los hechos de que se trata en esta
parte del Código son todos los acontecimientos susceptibles de producir alguna
adquisición, modificación, transferencia o extinción de los derechos u obligad ojíese
Y parafraseando el concepto expuesto en esta disposición, la nota respectiva
contrapone el concepto de hecho causa productora de derechos, al concepto de hecho
>
::-íí]^í|;;b;:>6j
(1) Consúltese sobre Dtrecfio Territorial General para ¡os Estados Praiíunas. la traducdón'.anotadaj
precedida de Nota de Introducción, efectuada y publicada por el lnstltuto.deí)e1^ho£]viQ¿;?0i¿
"Henoch D. Agular", en Boletín del Instituto de Derecho Civil, año XII, N*''Í^1^47^ps"^ÍSH||§5^
56; y parágrafos 3 y 4, Tft. IV "De las declaraciones de voluntad" (ps. 8&E8lj?|¡,S'?^»fe^||Íp^í
19fl Manual de Derecho Civil
j objeto de los derechos, o de las relaciones jurídicas. Vgr.: el nacimiento con vida es
causa eficiente, o causa fuente, porque luego de que se produce, el ser humano
) adquiere automática mente con carácter definitivo e Irrevocable la personalidad
•( jurídica. La pared que tiene que levantar el albañil en su condición de deudor de
una prestación de hacer,.esjambién un_hecho,-ese hecho es e| pbjeto-de-un derecho.
j " Cuándo "decimos "hecho causa eficiente", entiéndase bien: no es el hecho
'. en su apreciación tan sólo empírica, sino el hecho en cuanto de antemano está
regido por.lá.ley, y al es'tarlo, deberá producir en tales y cuales condiciones, tales y
i cuales efectos, vale decir: un hecho o varios hechos conjuntados, en cuanto
constituyen el factum condicionante de una consecuencia jurídica condicionada:
•' v.gr.: producida la muerte de una persona, acompañada de la vocación hereditaria
l legítima de quienes le sobreviven, en su carácter de personas capaces para
sucederlé, y asimismo, de la aceptación de la herencia, todo ese conjunto de
I hechos y circunstancias configuran el factum, el que luego que se produce
] concretamente, hace.también que indefectiblemente se produzca el resultado,
vale decir, la transmisión hereditaria.
Á ' • |
Heerioi'y actos Jurídicos 199
!>"• •••: Dentro de los actos voluntarios lícitos, cabe tina1 subdivisión: el simple acto
voluntario lícito, caracterizado en el art. 899 y su notafy éídfctü Jurídico, al que
Uríiversalmertte la doctrina llama también negocio Jurídico/bajo elínflujo de la
nomenclatura ale_mana,_cara.cterJzado en.el art 944rel que dicei^Sbrvactcg jurídicos"
"los actos'voiuntarios lícitos, que tengan por fin inmediato, establecer entre las perso-
nas relaciones Jurídicas, crear, modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos".
:
¡ • • Preguntemónos qué diferencia hay entre el acto jurídico, llamado también
negocio jurídico, y el simple acto voluntario lícito.. Contestamos: el acto jurídico o
riégocio jurídico se caracteriza porque debe tener por fin inmediato establecer
relaciones jurídicas entre las personas. Entenderemos que no es la voluntad por sT
sola,, o como expresión del solo libre albedrío, la que va á.producir los efectos-
jurídicos, sino esa voluntad en cuanto la ley de antemano la condiciona y la regula
en sus efectos. Es por eso por lo que también solemos decir queja voluntad en ese
caso es la causa material; y la causa formal es la ley, porque la voluntad produce efectos
cuando la ley le infunde virtud generatriz. •.. , .-.
Ahora bien: el art. 899 caracteriza lo que se llama el simple acto voluntario
lícito, y dice así: 'Cuando los actos lícitos no tuvieren por fin inmediato alguna
adquisición; modificación o extinción de derechos, sólo producirán ese efecto en
los casos en que fueren expresamente declarados". _
Esto es, la voluntad no va dirigida a producir efecto jurídlqo alguno, y si del
acto se sigue algún efecto, ese efecto se produce por él solo Imperkudejia ley. La
nota ilustra con ejemplos como el de la negotiomm gestio o gestión de negocios: el
caso de aquel que se hace cargo, por ejemplo, de la propiedad ajena que requiere
indispensablemente reparaciones urgentes en su interior, el dueño estáiausente,
de viaje, y no ha dejado instrucción alguna; y el vecino comedido se cdnvlerte-en
gestor. Interviene motu propño en la cosa, ajena y se hace cargo d^jaquellas
reparaciones impostergables y de esa. mañera hace una relación' jurídica. Todo
cuanto hizo el gestor en provecho de la propiedad ajena, habrá de serié reembolsado
del mismo modo, el gestor compromete en-su gestión su propia diligencia o la que
acostumbra a poner en sus propios negocios (art. 2291, 2a parte-Jrha nacido pues
una relación jurídica sin que la voluntad haya estado de antemano orientada a
crearla, a generarla. Otros ejemplos: actos tan sólo materiales, como la siembra en
campo ajeno, como el descubrimiento del tesoro, de los que nacen efectos jurídicos
especialmente previstos en la ley.
Los actos ilícitos, de acuerdo con la metodología del Código^ Civil, en cuanto
constituyen fuente generadora de obligaciones civiles, se clasifican étiMitos y cuasidelitos.
El art. 1072 del Código Civil se refiere muy especialmente'f\delito y lo define
efi"estdS términos: "El acto^ilícitd'éíecijtaao'asab^
la persona o los derechos o otro, se llama en este Có'digo^déJito* '•'"'" ''-'•
El Código no define directamente lo que se llama "cuasidelito" ni tampoco
• usa esta expresión-en elTítulo'Kde la Sección II del Libro Ji'nl'e'n.la leyenda del
título ni en ninguno de sus artículos, aun cuándo usé la1 palabra'tU^ftyélitcrérU |
algunas notas de ese Título; vgr.: notas a losarts. I'l 1¡Í y lífíl! 1 !"' 1 -^ 1 ' 1! #¡$#1$$;
200 Manual de.Derecho Civil
Al mismo tlempq, el antiguo art. 4037, ubicado en la Sección III del Libro I\í
usaba la palabra cuasidelito. Tal artículo ha sido reformado por la ley 17.711. Para
mayor abundamiento, [remitimos a las notas a la Sección I del Libro 1!, a los arts.
499 y 1498, donde accidentalmente, al enumerar las fuentes de las obligaciones,
se usa la palabra 'cuasidelito'.
El art. 1109 caracteriza impltcllamente lo que llamamos cuasidelito, esto es,
acto ilícito que no es delito Recordemos que al respecto, el Título IX, de la Sección II
del Libro II, dice así: "De las obligaciones que nacen de los hechos Ilícitos que no
son delitos". Recordemos al mismo tiempo el art. 1108, el que ha sido derogado
por la ley 17.711, y que decía así: "Los artículos 1070-71 -73 - 7 4 - 7 5 y 76 son
aplicables a los actos, ilícitos kecdos sin intención de causar daño'. La caracterización
del cuasidelitova incíuldaen la proposición contenida en la primera cláusula del
art. 1109, la qué dice: "Todo el que ejecuta un hecho, que por su culpa o negligencia
ocasiona uri daño-a otro, está obligadoa la reparación del perjuicio. Esta obligación
es regida por'las mismas disposiciones relativas a los delitos del derecho civil".
Clasificación
Hechos
V gr.: nacimiento, muerte, demencia,
externos o
meteoros, etcétera
naturales
/ Actos lícitos Simple acto voluntario
Hechos • k art. 898 art. 899 y nota
Vb 1 unta rio s
jurídicos vActo jurídico: art. 949
art. 897
Actos ilícitos
art. 898, Delito: art. 1072
Hechos ^contrario sensu Cuasidelito: art, 1109
humanos •
Involuntarios
\ art. 900
\
II. LA VOLUNTAD
2. El discernimiento. Caracterización
. Está aptitudque se llama discernimiento está regulada por dos factores: uno
de ellos es,la edad,.Va sabemos que el dato concreto revelador del grado de
desarrollo orgánico de la persona es la edad.
Hecfioa y actos lurttflcos 203
El derecho civil positivo adopta invariablemente el criterio abstracto y no el
concreto, vale decir, clasifica a las personas en: personas con discernimiento y perso-
ñas sin discernimiento, y para esto toma como base la edad. Bien es verdad que este
criterio no será el más certero, el más exacto, porque la aptitud de discernir varía
de persona a persqna, depende del mayor o menor grado de precocidad, de!
ambiente en que se desenvuelve, etcétera. Pero el criterio abstracto, si bien puede
no ser el más exacto, es el que satisface una exigencia de seguridad.
Además, dentro de !a edad, cabe considerar la conducta de la persona
referida á la ley: actos lícitos y actos ilícitos. De ese modo, el art. 921 del Código
Civil nos dice que poseen discernimiento para los actos Ifcitos, los menores de
edad que hubieren cumplido los 14 años. La edad del discernimiento para los
actos lícitos, comienza a los 14 años.
En cambio, respecto de los actos ilícitos. la edad del discernimiento comienza
a los 10 años. Este distinto criterio se explica de suyo; una cosa es juzgar de la
bondad o licitud de nuestras propias acciones, donde ya desde la más temprana
edad asoma ese sentido muy especial de la conciencia moral, estimulada por la
educación y otra cosa es juzgar de la conveniencia o inconveniencia de nuestras
acciones respecto de nuestros propios Intereses, para eso se requiere más madurez;
por ello la edad del discernimiento para lo ilícito se anticipa, es a los 10 años y en
cambio, la edad del discernimiento paralo lícito, esa los 14 años.
Los menores que no han cumplido los -14 años, en cuanto carecen de
discernimiento para lo lícito son absolutamente incapaces-, los que ya han cumplido
los 14 años, aunque incapaces, poseen discernimiento y son relativamente incapaces.
Llegada la mayoridad, se dará la capacidad civil plena, y entre tanto, el de 14
años cumplidos, que se llama "púber" o "menor adulto", que no ha llegado aún a
la mayoridad, puede por la emancipación convertirse en persona capaz, de
capacidad limitada.
Reiteramos lo afirmado en otra oportunidad. Si reparamos en la edad, que es
el dato que sirve para regularlo tocante al discernimiento, respecto de la capacidad
negocial, tendríamos 4 categorías de personas:
1) Las personas faltas dé discernimiento: absolutamente incapaces; menores
impúberes, que no han cumplido 14 años;
2) -las personas con discernimiento, menores que ya tienen 14 años,
llamados adultos, relativamente incapaces.
3) Menores emancipados: ¡imitadamente incapaces-,
4) Mayores de edad o personas que ya han cumplido 21 años: plenamente
capaces. • ¡
Respecto de la capacidad delictiva o capacidad de imputación, tenemos:
11 Inimputables: actos ilícitos obrados por los menores que no rian
cumplido 10 años; '' :
2) Imputables: actos ilícitos obrados por menores que ya han cumpiídííi
¡Oañós.
I-1 l|jli|fl¡l•'
"•<ÍL, .
•; ¡ i
¿204 <m ¡Manual de 0Brecho Civil
.4;¡El discernimiento y la salud mental
Jr
Otro ¡factor que: egula el discernimiento es la salud mental; como es obvio,
¿la'facultad'general de.conocer, esa luz de la inteligencia que siempre ilumina la
i voluntad . ^ d a 1 'de :u(r Érnodo pleno en toda persona mentalmente sana, y falta
•ífin tijda ¡perdona 'dfri¡ Gamente insana o. alienada, -es decir, dementé, según el
lengua¡e'delKódigo;C¡v.il. :
.. •-.).«• Pe-ahfíquerel'.árt! 921, disponga: "Los actos serán reputados .hechos sin
diácemirnién'tG |;.-. j.'qomo^tanibién los actos de los dementes que no fuesen
practicados^iri Intervalos lúcidos...*.
:• ««i Sólo puede preocuparnos esta salvedad: 'tos actos de los dementes que no fuesen
prqdicados mintervalos táádos".
y rLiiiSi nos¡ubicamos en el caso de un demente no declarado, entenderemos,
eníprinciplQÍIque si otorga actos jurídicos con lucidez, discernimiento, aptitud
deíra.zórr,íabiendolo que hace, obrando conscientemente, ese acto será válido,
aun cuándo el sujeto que lo otorgó sea demente. Por el contrario, la salvedad
del intervalo lúcido es enteramente inaplicable respecto del demente declarado,
el que padece Interdicción civil y que, según el principio de la cosa juzgada y
lasMisposieiones correlativas, es incapaz, de incapacidad absoluta, y no puede
otorgarválidamente acto jurídico alguno (arts. 54, inc. 3°; !40, 151, 152, 472,
1040,1041 y¡nota). Remitimos a cuanto quedó ya suficientemente explayado al
analizarla situación jurídica del demente, Incluso, el solo caso controvertido,
el de si el demente declarado puede testar durante los Intervalos lúcidos.
Recordamos también que respecto de la capacidad delictiva o capacidad de
imputaciórr*los actos ilícitos perpetrados por un demente, aun yadeclarado
tal, son, en principio, imputables, si al perpetrarlos obró en un intervalo lúcido,
o si tuvo conciencia y comprensión de sus actos. Rige también aquí la regla
espedal'dispuesta en el art. 1070 del Código Civil,
Y para concluir, el art. 921 nos dice: "Y íos practicados por los que, por cualquie
accidente,, están sin.uso _de xazón"_ _
Se refiere a la privación accidental del discernimiento por causas cualesquiera;
vgr.: ei sueño hipnótico, el embotamiento alcohólico, la acción cumplida bajo el
influjo de estupefacientes o de drogas que privan del uso de razón, etcétera. Ahora
bien: la última parte del art. 931 rige tan sólo respecto de los actos lícitos; en
cuanto a los Ilícitos, cobra imperio la regla especial aplicable a la capacidad de
imputación o capacidad delictiva,, sancionada por el ya recordado art. 1070, el que,
entre otras cosas, dispone::"No se reputa involuntario el acto ilícito |... | ni los practicad
en estado de embriaguez, si no se probare que ésta fue involuntaria".
Hechos y actos Jurídicos 205
61 La Intención. Caracterización
Freitas nos dice: "La intención es el discernimiento aplicado at'acto de que se trata".
Nosotros, parafraseándolo, decimos que la intención es e!. discernir en acto, por
oposición al discernimiento, que es el discernir en potencia. El haber discernido en e!
caso concreto, el haberse representado todos los motivos determinantes de la
acción, el haber tenido conciencia cabal de lo que se hacía, eso se llama intención
en el lenguaje del Código Ovil, que siguefielmentea Freitas; y se llama "reflexión*
en el Código General para los listados Prusianos.
Aun cuando haya discernimiento, puede faltar la intención. Ya veremos en su
oportunidad que pueden concurrir vicios como el error o la ignorancia, o bien el dolo,
y en ese caso faltará la intención. Pero la intención presupone siempre el
discernimiento; no podemos concebir la intención sin el discernimiento, ya que
aquélla no.es otra cosa que el discernimiento aplicado al caso de que.se trata. Así
como no podríamos concebir una persona que vea, si no tiene la aptitud visual;
pero sf podemos concebir una persona que, teniendo aptitud visual plena, perfecta,
no vea porque esté distraída, enteramente ajena a lo que pasa: tendrá la aptitud,
aun cuando en el caso concreto no la haya empleado. Así, quien alegarefluejaita
la intención, deberá! nroducir_la_pruéba de! vicio que puede excluirla, qué será él
vicio dejnsLQJanoranUa, o bien el dolo.
Una sola reflexión agregare: en ei lenguaje común cuando se dice "intención",
se entiendeesta palabra en el sentido de designio, propósito determinante.de la
acción; en el lenguaje filosófico, se habla de Intención para significar la causa final;
aquí, en el Código Civil,inspirado en Freitas, la intención no es ni una ni otra cosa,
la Intención es lo que el Código General para los Estados Prusianos llama 'reflexión';
vale-decir, Ja. conciencia plena, y cabal.dd.acta-de_que.se_trata,_eLconocimlento_¿„
concreto del estado de las cosas. ...;,«'..
I. Noción -;. i -
«&.
Hechos y actos ¡uridicos 209
certidumbre en la expresión de la voluntad. En efecto-, si la declaración es expresa, no hay
sobre el elemento caracterizante del acto, que es la intención. Pero cuando es tácita, la intenció
ha de aflorar mediante razonamientos y deducciones".
Conocemos el viejo adagio que está en.boca del vulgo y que dice que el que
calla, otorga. Este adagio no tiene vigencia dentro del orden jurídico, donde la
regla es ésta: el silencio es un signo negativo, el que calla ni afirma ni niega; el
silencio sólo excepcjonaimente puede constituir un modo de manifestación o
declaración de la voluntad.
El art. 919 del Código Civil, después de sentar la regla a que acabo de referirme,
y que dice que el silencio es signo negativo, se refiere a los casos de excepción en
que el silencio puede constituir una manifestación o declaración de voluntad: "El
silencio opuesto a actos, o una interrogación, no es considerado como una
manifestación de voluntad, conforme al acto o a la Interrogación, sino en los casos
en que haya una obligación de explicarse por'la ley o por las relaciones de familia,
o a causa de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes".
Ilustremos cada uno de estos casos de excepción.
El art. 920 nos dice: "La expresión de la voluntad puede resultar igualmente
de la presunción de la ley en los casos que expresamente lo disponga".
En-definitiva, estamos siempre dentro del concepto de voluntad tácita, con
esta sola diferencia: en la declaración tácita de voluntad propiamente dicha se parte
de un hecho real, efectivo, consumado; en cambio, en la manifestación de la voluntad
inducida por presunción de la ley se parte de uh hecho presunto, se trata de aquello
que regular, normal, invariablemente ocurre. Para demostrarlo, demos ejemplos.
Remisión de la deuda: art. 877, el que caracteriza ¡o que es remisión de la
deuda, y dice así: 'Habrá remisión de la deuda, cuando el acreedor entregue
voluntariamente al deudor el documento original en que constare la deuda, si el
deudor no alegare que la ha pagado".
• Y elarüculo siguiente, el 878, nos depara el e|emplo de manifestación de la
voluntad inducida de una presunción de la !ey, dice así¡ "Siempre .que el documento
original dé donde resultéis tleuda, se halle en poder del deudor, se presume que! el
acreedor se lo entregó voluntariamente, salvo el derecho de éste a probarlo contrarió".
ti,.
Hechos y acias jurídicos 211
Desde luego la presunción es iuris lantum-, y cabe así la posibilidad de que el
acreedor pruebe que el documento le fue sustraído, por la fuerza o mediante
maniobras dolosas.
Otro ejemplo: dentro del mismo título, art. 887: "La. existencia-de-la. prenda
en poder del deudor hace presumir la devolución voluntaria, salvo el derecho!del
acreedor a probar lo contrario'. • ¡^y;;;.'
Recordemos que la prenda civil se constituye y queda perfecta cotílá^ntrégá
efectiva de ¡a cosa que hace el deudor al acreedor, distinta de la comércial;íq\ié es
la que juega un papel preponderante en el tráfico lúrfdico: la llamada .tambief1.pn3n.da
sin desplazamiento, o bien cómo la llama el doctor Héctor Cámara, ¿hip'ótWa^
mobiliaria" ya que la cosa queda en posesión del propio deudor, quien^usajyjgdza
de ella. En el caso analizado, también juega una simple presunción: iurifeMtjj|t^
por ende, el acreedor puede argüiría, probando, por ejemplo, que la cosa.pfgrtó$da
le fue hurtada o robada por el deudor. . i'h'-S^;S^f|ilW^,
Después de referirnos a los cuatro modos de manlfestaciónjíP^iaivolM^id; '
habremos de entender, a modo de conclusión, lo siguiente: qufi^^BáMrrfásMjti
manifestación expresa o positiva y manifestación tácita. En el caso de la mariiféspKiófii
por el silencio, o bien hay manifestación tácita de la voluntaaád3bjM|nái':
manifestación expresa, como en el caso en que hay relación entre e|i )}í¡étiGiS
y las declaraciones precedentes; y en la manifestación inducida de un a-í3re|Hí^ít$B
de la ley, entenderemos que hay manifestación tácita, con la dlferendajeqnMgUf
no se parte de un hecho efectivo, real, sino de uno presunto, estol ¡3slcgeífjD')Í[ie;'
ordinariamente ocurre. ""y "'"'lbl
El art. 90i del Código Civil inspirado en el Código General para i lósflsfl J ¿ ^ .
Prusianos nos presenta la siguiente clasificación dejas consecuencias dé lólnee ;íos;
voluntarios, a saber: a) inmediatas; b) mediatas; c) casuales. • ->:i •^•'M'ifk fjfe
A tenor del antedicho artículo, las consecuencias de un hecho quéacostiírr rjraft
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas se:llaman en'esteCóé Igo
consecuencias inmediatas. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión
de un hecho con un acontecimiento distinto se llaman consecuencias mediatas? ias';
consecuencias mediatas que no pueden preverse, se llaman consecuencias casuales:®' r. .-'
Tómase indispensable ilustrar estos, conceptoscon un ejemplo:!;echarer itJsí
mano de lo que entre nosotros podemos llamar un precedente ya clásico^quí 18sí
precisamente el ejemplo empleado por Agujar en La-voiunlad jurídicd.-paráAlü's rár;j
sobre cada una de estas categorías; este es el ejemplo: el enfermo dúe háidefeatih
,-,- a
sometido _ una
..__ ,_. ., quirúrgica;
intervención ,_.,__.__ como
__J- ...
ya; __,. J - se:i
sabemos __ «MUMtítt[?||p
lR
•íe' MlSS
¡Si. Mp
21Z Manual de Derecho Civil
anestesia general y a raíz de ello se produce el estado de insensibilidad total
del paciente: consecuencia inmediata. Lo que tenía que ocurrir según el curso natural
y ordinario de las cosas.
En segundo lugar, administrada la anestesia general, una lesión orgánica grave,
cardíaca, hace que del' estado de letargo el paciente pase a estado de muerte:
consecuencia mediata, la que resulta de lá conexión del hecho causa (la anestesia
administrada) y un acontecimiento distinto; una afección cardiaca.
En tercer lugar, imaginemos que esa consecuencia mediata haya sido
Imprevisible, esto es, que no obstante el summun de la diligencia puesta por los
médicos en la previa revlsación del paciente, no se hubiera llegado a conocer esta
lesión Insospechada que trajo como consecuencia fatal la muerte del paciente.
Tendríamos entonces la consecuencia casual en cuanto fue imprevisible; la misma
consecuencia sería mediata y no casual, si no se observó la diligencia que debió
observarse en el análisis integral y previo del paciente.
Otros autores se han esforzado por ilustrar con otros ejemplos.'Yo después
de discurrir ejemplos he retornado al mismo de Agular, porque creo que es el que
mejor puede iluminar, ilustrar sobre lo que es cada una de estas categorías.
Obsérvese que lo que cuenta para distinguir entre consecuencia mediata y
consecuencia casua\ es el criterio de la pmisibilidad.
2. Imputabílidad
El antiguo art. 906 del-Código Civil, tomado como los anteriores a.que me he
referido, del Código General para los Estados Prusianos, adolecía de una manifiesta,
incorrección en su factura literal. Este antiguo artículo decía: "Son lmputables¡las .
. ^í-.'-i-^iíi f.
214 Manual de Derecho Civil
consecuencias casuales de los hechos reprobados por las leyes, cuando la
casualidad.de ellas ha sido perjudicial por causa del hecho".
Para aclarar más el pensamiento de esta proposición, echemos mano a la
traducción castellana del Landrecht efectuada en nuestro Instituto de Derecho Civil,
tiempo ha, bajo la dirección del profesor doctor Horado Valdés, con la intervención
del profesor doctor Carlos Roth, en su doble calidad de traductor dé alemán y profesor
de delecho civil, y a tenor de dicha traducción, el art. 906, correspondiente al
parágrafo 13, Tít..3, Parte General, debería haber dicho: 'También se responde de
las consecuencias simplemente casuales de un acto reprobado por las leyes, cuando
la Casualidad de esas consecuencias ha resultado perjudicial sólo por causa del acto".
Si discernimos la proposición entenderemos que sé requería, en primer lugar,
un acto ilícito, un acto reprobado por las leyes; en segundo lugar, que la
consecuencia dimanada del acto fuere caso fortuito o consecuencia imprevisible;
y al mismo tiempo, perjudicial, dañosa, tan sólo por causa del acto. Y yendo a los
comentaristas que ilustraron sobre esta hipótesis en sus glosas al Código General
para los Estados Prusianos, nos topamos con estos ejemplos: El deudorya incurso
en mora responde hasta por la pérdida fortuita de la cosa, esto es, hasta por el
caso fortuito o por la consecuencia dañosa imprevisible (art. 513), ya que resulta
perjudicial por un acto contrario a derecho, porque si la cosa hubiese estado en
poder del acreedor, la pérdida no se hubiese producido. Con todo, una solución de
equidad ampara al simple deudor moroso-, no responderá por la pérdida o deterioro
fortuitos, sí la cosa se hubiere perdido o deteriorado, igualmente, estando en poder
del acreedor; véase Código Civil, arts. 789,892,2435-3779. En cambio, elrigorde
la norma se toma inexorable respecto del poseedorvicioso, esto es, el que hubo la
cosa en virtud de un delito, hurto, robo, etc.: éste responde irremisiblemente por la
destrucción o deterioro fortuito, y aunque el dueño no lo hubiere podido evitar,
estando la cosa en su poder (arts. 2436y 1091),
El niíevo art. 906, dispone; *En ningún caso son imputables las consecuencias
remotas, que no tienen con el hecho ilícito nexo adecuado de causalidad".
1
Desde el Congreso dé Derecho Civil de 1961, hubo preocupación y empeño
, por recomendar, como expresión de anhelo, una fórmula unificada en materia de
responsabilidad civil, que al mismo tiempo que incluyese la reparación en especie
! y la hiciese extensiva al daño moral, en todos los casos, debía también contener la
, exigencia ineludible de la relación de casualidad adecuada. Los reformadores han
impuesto en términos explícitos esta exigencia del nexo causal adecuado, que acaso
! 'sobreabundaba, porque tal cual lo advierten autores como Aguiar, Soler y el propio
..Alfredo Orgazique recuerda a estos dos citados anteriormente, el Código Civil,
' ¡inspirado enellxmdrecht, había introducido el criterio de la relación de causalidad
I adecuada que4e.be, mediar entre el acto ¡lícito y el resultado, que es el daño; y ese
nexo causal.adecuádo no es nada más que el simple cálculo de probabilidades de
<. • acuerdóle o n'el cúatóabrá'de extenderse, según regla de sentido común, en el caso
^ córicréto';;qué;-f Ékés.ü|tado"tiene por causa determinante o condición indispensa-
' ble, el ácto/ílfato'déquése trata.- '
Hechos y actos jurídicos 215
Esta materia del nexo causal es sumamente engorrosa, oscura, y en la doctrina
penal germánica ha dado lugar en el curso de un siglo a un desarrollo magnífico;
pero con demasiada teorfa, demasiada especulación doctrinaria, demasiada sutileza,
para caer en definitiva en !o único que puede orientar al juzgador: el criterio de lo
que es probable, razonable, "según el curso natural y ordinario de las cosas".
Nunca me habría opuesto a que se ingiriese una norma que dijese que en
ningún caso, ni en el orden contractual ni en el extracontractual, la responsabilidad
pueda extenderse más allá de las consecuencias dañosas que guarden nexo causal
adecuado con el hecho ilícito o con el incumplimiento contractual.
Ahora bien: aclarados' quedan el alcance y las aplicaciones prácticas del
antiguo art. 906 del Código Civil. El nuevo art. 906 adolece de una falla técnica
manifiesta. Debió mantenerse a toda costa la tecnología empleada por el Código
Civil en esta materia, según la cual, sólo cabe distinguir, a tenor délos arts. 901,
y ss„ entre con-secuencfas inmediatas, mediatas y casuales (o bien, Imprevisibles,
enteramente equipa-radas en el concepto al caso fortuito). La reforma Incorpora
otra categoría nueva, lo cual habrá de contribuir a oscurecer las ideas: ¿Para
qué hablar de consecuencias remólos? ¿Y cuáles son éstas? ¿Son las mediatas, las
casuales? Es de lamentar que se haya pecado contra la sobriedad, que en éste
caso se imponía con todo rigor. Habría bastado sin más, que se hubiera dicho.
"En ningún caso son imputables las consecuencias que no tienen con el hecho
Ilícito nexo adecuado de causalidad".
El desacierto técnico en que incurre el nuevo art. 906 al habiar de
consecuencias remotas, de ninguna manera puede llevar a entender que sé ha
alterado la estructura sistemática del Código Civil, para el que sólo cabe distinguir,
a tenor de los arts. 901 y siguientes, entre consecuencias inmediatas, mediatas y
casuales. No creo que dentro de lorazonablepueda decirse que se agrega una cuarta
categorías de consecuencias, las "remotas", como si fueran distintas a las "casuales"
(Véase Borda, "La reforma de 1968 al Código Civil. ND 144, Ramella", en Reformas al
Código Civil, Editorial Orbir, ps. 51-52). Esta apreciación no está en pugna con el
art. 905, donde se dice indebidamente consecuencia casual, cuando en verdad y tal
cual lo destaca la doctrina nacional, se trata de la consecuencia inmediata, la que es
no sólo previsible, sino que fue "prevista" (art. 904), vale decir, fue tenida 'en miras";
y se habría configurado entonces la hipótesis del dolo eventual.
Por otra parte, la eliminación del antiguo art. 906 es, si se quiere,
intrascendente: los casos de aplicación de la proposición que él contenía, conservan
plena vigencia, a través de no pocos artículos del Código Civil que no han sido
derogados: 513, 789,892.1091, 2294,2435,3426 y 3779 (Véase Trigo Represas, en
"Examen y crítica de la reforma del Código Civil', en t. 2, Obligaciones, comentario al.
art. 906, no. IV ps. 139-140). fc-1
La íiitima síntesis sobre esta materia, donde acaso el exceso de especulación
teórico-filosófico, en verdad ha oscurecido .
aclararlo, sería ésta: La teoría de la "causa Í
ft!8l» B
El 6 Manual de Derecho Ovil
invariablemente a ¡KrieS; coincide con la acogida por el Código Civil, bajo el
preceden!6 Inmediato del tandrecht, y que se anticipó al laborioso .proceso de
construefltón científica de la doctrina alemana posterior. Tal cual lo afirma Alfredo
.prgai,iCLJya;aprec¡ación coincide, sustancialmente, con el pensamiento de Aguiar
y Soler, r,|a teoría de la "causalidad adecuada' superpone la cuestión de la
(causalidad' con la de la "culpabilidad". Impera así el criterio de la "previsibilidad'.
Ello i no. obstante, lo de "previsible", entendido según Krjes, ha de apreciarse i«
abstracto, ¡con sentido de objetividad: ha de diputarse "previsible" todo resultado
vinculado con el acto ¡iícito, que haya de tenerse por probable y normal, de acuerdo
con elcurso natural y ordinario de [as cosas y según las enseñanzas que nos depara ¡j
|a experiencia de la vida.
•«•
ACTOS JURÍDICOS
1. Definición. Caracterización
Para que el acto jurídico sea válido y produzca la plenitud de los efectos
previstos de antemano por la ley, es indispensable que concurran una serie de
requisitos. Habremos de referimos a' los de carácter general, a los que han de
sumarse los de carácter especial exigidos para cada acto jurídico en particular.
Observaremos este método: al tratar de los requisitos generales, distinguiremos
entre condiciones de-validez relativas al sujeto, al objeto y a la forma. Repárese,
pues, en que he hablado indistintamente de requisitos o de condiciones, vale decir,
el concepto es igual, Idéntico: requisito o condición.
a. Relativos al sujeto
Las condiciones generales de validez son dos: la capacidad y la voluntariedad.
Respecto de capacidad, el art. 1040 del Código Civil nos dice: "El acto jurídico para
ser válido, debe ser otorgado por persona capaz de cambiar el estado de su derecho"
De manera de que si alguno de los intervinlentes en el acto jurídico es incapaz,
el acto jurídico estará viciado de nulidad. Este art, 1040, que sienta la premisa, trae
a continuación, en losarts. 1041,1042, 1043 y 1045, los corolarios.
No basta que la persona que otorgue el acto jurídico sea capaz; el acto jurídico
es, por definición, un acto voluntario, por ende, debe ser obrado con discernimiento,
intención y libertad: deben concurrir ios tres elementos integrantes de la trinidad
gug_cp.Qdiciona.la_ypJunt.ariedad de jos actos _ „/1J
b. Rííatívus al objeto
Habremos de referirnos con particular interés al art. 953 del Código Civil;!el.
que regula todo lo pertinente at ambiente indispensable de licitud en que debe
desenvolverse el acto Jurídico, esta disposición dice: "El objeto de los aqtos jurfdjcos
deben ser cosas que estén en el comercio, o que por un motivo jKfpeqlal no se
hubiese, prohibido que sean objeto de.algún acto jurídico, o hechos que poisean
imposibles,.Ilícitos, contrarios a las buenas costumbres o prohibidos ppr Jas leyes
i 'i-i-Z
222 Manual da Derecha Civil
o que se.opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que periudiquen
los derechos de- un tercero. Los actos jurídicos que no sean conformes a esta
disposición, son nulos como si no tuviesen objeto".
Ser5 menester que apreciemos las acepciones quéTiene el vocablo "objeto",
referido al acto jurídico o negocio jurídico, y a tenor del transcripto art. 953.
Objeto serán las cosas, los bienes, o si se quiere, las prestaciones que han de
tomarse obligatorias como consecuencia del acto jurídico unilateral o bilateral que
tiene validen V que produce los efectos previstos de antemano por la ley. También
hablamos de objeto cuando nos referimos al fin que las partes persiguen con e!
acto jurídico: y desde este punto de vista, este objeto, identificado con el concepto
de fin, puede ser Ifcito, conforme a la ley, a la conciencia jurídica; o ilícito, contrario
a la ley y a la conciencia jurídica.
Atengámonos a la primera acepción de objeto, esto es: cosas, bienes y
prestaciones a ¡as que se refiere el acto jurídico.
Empeñemos nuestro esfuerzo en señalar con criterio didáctico los caracteres
quedebe reunir; habremos de atenernos al tentó literal del art; 953, y asimismo a
todo cuanto va implícito, o está ya comentado en la extensa nota al citado artículo.
Diremos entonces que el objeto del acto jurídico debe, reunir estas características:
I) determinabilidad; 2) posibilidad; 3) idoneidad; 4) licitud.
1) Determinabilidad; Entendamos que el objeto del acto jurídico debe estar
determinado con exactitud o precisión, o bien debe ser determinable. Así, pues,
no se daría nunca el requisito de la determinabilidad que tiene por objeto una
prestación de dar, si se dijese: "e! deudor se obliga a dar cien animales"; por el
contrario, sí se daría el requisito de la determinabilidad, si al fijarse el contenido de
la prestación, sé dijese: *el deudor está obligado a entregar este caballo*, o
"cincuenta caballos percherones de 2 a 3 años". El objeto debe estar determinado
individualmente o genéricamente, o bien, según su número, peso o medida.
Si no se da el requisito de la determinabilidad, debemos entender que el aao
jurídico carece de objeto.
2) Posibilidad: El objeto del acto jurídico ha de ser natural y jurídicamente
•* posible. Para ilustrar demos ejemplos de imposibilidad, ya natural, ya jurídica. Sería
-, un caso de objeto naturalmente imposible si se dijese que el deudor se obliga a
atravesar el océano a nado, o a tocar el cielo con la mano, o a entregarle al acreedor
) mil toneladas de radium,
i Objeto jurídicamente imposible: fulano se obliga a transferir en propiedad
Una callé, uria plaza, esto es, cosas que hacen parte del dominio público del Estado
) y que, por ende, son absolutamente inalienables. Otro ejemplo: "A" se compromete
N a adquirir en propiedad lo que ya le pertenece en propiedad, lo que ya es suyo.
Cuando el objeto del acto jurídico es imposible, ya naturalmente, ya jurídicamente
} imposible, es como si faltara el objeto, y no podra haber acto jurídico válido. '
• 3) Idoneidad; La cosa que constituye el contenido de la prestación objeto del
J acto jurídico1 ha de ser apta para constituir el objeto de ese acto jurídico; así pues,
\ las cosas no fungiblés no podrán ser objeto del contrato de mutuo; y por él contrarifa.
Actos Jurídicas 223
las;cosas fungióles no podrán ser objeto del contrato.de locación ni. del de
comodato. Las cosas muebles no podrán constituir el objeto-detcontrato real de
hipoteca; y por el contrario, las cosas inmuebles no podrán constituir el objeto del
contrato real de prenda.
4] Licitud: Nos dice el art. 953 entre otras cosas 'hechos que no sean imposibles,
ilícitos, contrarios.a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes...'.
Cuando nos referimos al requisito de la licitud, entenderemos que falta si
concurre una expresa prohibición de la ley, como el caso de la herencia futura o de
Jos derechos hereditarios eventuales, que nunca pueden ser él objeto de una
convención o de un contrato. Así lo establece el art. 1175 de!'Código Civil
(concordante: art. 848). Además, en materia accesión de défeífiós^d&h derecho de
usufructo, rigen otras prohibiciones; v.gr.: arts. U49^53;,:'2M%^íi;í#: *•
' ''' Además, para que se satisfaga integralmente -eHréqílíáliSSIejifí.lIcitud, la
prestación que constituye el objeto del acto jurídico ñiih^"-p^ara:áercbhtrarid a-
\as buenas costumbres, a la conciencia jurídica, a los legltirh's iÁíerWemi'^n terceto, a la
ÍWertad de las acciones adela conciencia,... :"' *%$* í &.:
-• con- Jéste tema, quiero
Antes dé concluir • encarecer^lá~- irnMfí&riGlá!que
' ^ ^ ^ q u e t i e tiene
n e e el
l
ya transcripto y comentado art. 953, proposición jurídica (H c'KníéKlrJ £6, " fecundo,
de la que la jurisprudencia tantas veces echó manó para corregií ¡ invenciones
leoninas,
I —_.-__ injustas,
':_:....„. repudiadas
ll_J por la 1 conciencia
¡ il.jurídica;
l...fjf_. y] rtiás/aírl/Korniaquecon
íl-J&S&'jHil cor
un esfuerzo que no obligase a rebasar el ámbito del Código CivIJ; pi|3ff nábéf llegádc b
hasta a consagrar, en precedentes jurisprudenciales, como alguna vezjha ocurrido,
la recepción de figuras jurídicas novísimas, unlversalmente yifuMaá|^c6ftiyjéi
negocio lesivo o la lesión subjetiva, el abuso del derecho, etíétfeítjjij.' [' * " ""'
1. Noción
4Pm
228 Manual de Derecho Civil
Un pasaje de la antedicha nota al art. 558, nos dice: "La distinción entre el
modo y la condición puede reducirse a lo siguiente: la condición es suspensiva pero
no coercitiva. El modo es coercitivo, pero no suspensivo. Así el modo no impide la
adquisición del derecho, y no expone al peligro de una pérdida total. El goce del
derecho se obtiene dando caución, y sin ejecutar el acto. SI el acto se hace
imposible, la imposibilidad no trae ningún perjuicio, por lo tanto, la distinción en-
tre estas dos'formas, tiene una gran importancia. Siempre debe buscarse para fijar
sí es la una o la .otra, la Intención verdadera del disponente. Si ¡a intención es
dudosa, el modo, como restricción menor, debe admitirse con preferencia a la
condición". Del pasaje transcripto trasciende que el cargo o modo es una
contraprestación impuesta a quien recibe un beneficio, provecho o ventaja,
mediante una disposición gratuita, ya una donación por acto entre vivos, ya un
legado. Ven cuanto es una obligación impuesta al beneficiario, donatario o legatario,
tiene carácter coercitivo y puede exigirse su cumplimiento. Destaca también el pasaje
recordado, que en la práctica cabe la posibilidad de confundir una modalidad con la
otra, y se nos dice: en casq de duda debemos atenernos al principio que el Código
Civil adopta como suprema norma orientadora en materia de obligaciones, esto es,
habrá de estarse, a lo que resulte menos oneroso, a lo que no exponga a una
pérdida total, habremos de entender en caso de duda que hay cargo y no condición.
Sin embargo, esta conclusión, que está sancionada por la última cláusula del art.
558. e! que dice: "En caso de duda se juzgará que no Importa una condición' [contrarío
sensu entenderemos que es cargo o modo), resulta contradicha por lo preceptuado
por el Código en materia de donaciones con cargo, ya que en caso de incumpli-
miento de los cargos, él donante, tendrá derecho a demandar la revocación de la
donación. Cuanto digo está contenido en el art..1849: "Cuando el donatario ha sido
constituido en mora respecto a la efecución de los cargos o condiciones Impuestas
a la donación, el donante tiene acción para pedir la revocación de la donación*.
áSífr
m
I. Distintas clasificaciones
-} .•
(2| AmásqeQrgaz, Alfredo, en HccHos y actos o negocios jurídicos. Bs. As., 1963, Zavaila, n
80-8], es digno de mención el trábalo de la doctora Méndez Costa, Josefa, "Actos de la
administración y actos de dlsposlción"'en Revista dtl Notario, N°7N. mayo-|unlode'1970,
ps. 715-716'. La autora ensaya un criterio mixto, económico-jurídico,respectode inmuebles,
y nos presenta esta clasificación:" 1) bien de uso no consumible si está destinado a habitació
del dueño (capital, por oposición a renta); 2) bien de capital lucrativo ¡¡¡o si. mediante un
arrert4arin|3nrü, repaga una ganancia a su titular: 3) bien de capital productivo ¡¡jo si en él e
instalada una fábrica;';!) jjlen de capital lucrativo circulante si su titular lo destina a la venta
otlener úiia ganancia 'Úm~dú;¡Ón: el acto jurídico será de disposición en los ira primeros
casos, por eicóntrárió.'sé'rá dé administración si corresponde clasificar el bien como capital
• lucrativo circulante". "•- '•• -•'••-•¿•- '• •
V;--
:l.poder
¡••ré
234 Manual de Derecha Civil
También hay diferencias fundamentales en cuanto a la capacidad requerida
para uno y otro caso. Será capacidad suficiente para ser nuncio, la capacidad natu-
ral para cumplir la función de transmitir la voluntad de otro, la voluntad ajena, ya
que el nuncio es un mero transmisor de la voluntad de otro, y no se requiere para
ello, capacidad para efectuar negocios jurídicos.
Para ser representante, en cambio, será necesario tener la capacidad
requerida para el negocio |urídico de que se trata, ya que es el representante
quien lo prepara y lo concluye.
La verdadera importancia de la diferencia se da en las consecuencias de orden
práctico que se producen-, según se trate de un ñutido o de un representante. •
ftU,
Actos jurídicas 237
. Antes de seguir adelante, quiero caracterizar esta distinción elemental: sucesor
a titulo universal y a título singular. Para ello remitimos al Título Preliminar del Libro
IV art. 3263: "El sucesor universal, es aquel a quien pasa todo; o una parte alícuota
del patrimonio de otra persona".
Aclaremos: como ya hemos anticipado, lo que'recibe el heredero es el
patrimonio, en cuanto constituye una universalidad jurídica, un todo ideal; o bien
recibe la totalidad, o una parte alícuota o Indivisa.
"Sucesor singular, es aquel al cual se transmite un objeto particular que sale
de los bienes de otra persona".
Aclaremos: sucesor singular es aquel a quien se transmiten todos los
derechos que el causante tenfa sobre una cosa o sobre un bien, o sobre cosas
o bienes cualesquiera.
Respecto de interpretación de los actos jurídicos cabría tan sólo recordar una
sola y única norma, la del art. 1198. Esta disposición ha sido enteramente réelaborada
por la ley 17.7 i l. Se ha reformado la primera parte de lo que era el antiguo artículo,
y se le ha Incorporado un eirtenso agregado que contiene lo que se llama la teoría
de la "imprevisión". El art. 1198 nos dice: "Los contratos deben celebrarse,
interpretarse y e]ecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las
partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión".
Fuera de esta norma no hallamos en el Código Civil otras dedicadas a la
Interpretación de los contratos. Ello no obstante, no debemos dar por Ignorado lo
que dispone el Código de Comercio, en su art. 217, y particularmente en su ex-
tenso art. 218, dedicado a formular reglaspara la Interpretación de las cláusulas de
los contratos comerciales. El art. 217 del Código de Comercio nos dice: "Las!palabras
de los contratos y convenciones deben entenderse en el sentido que les da el uso
general, aunque el obligado pretenda que las ha entendido de otro modo".
Esta disposición nos dice lo que es claro, obvio: ha de estarse a la objetividad
-del-lenguaje-o-a-lo-que-significan-las palabras de acuerdo-con-el-común-de-las -
gentes, y no al sentido que cada uno subjetivamente quiera darles o infundirles.
Prevalece entonces el sentido objetivo de las expresiones por encima del sentido
subjetivo que cada cual pueda darle a una expresión.
El art. 218 tre
interpretativas para
o para interpretarlos. El primero de los incisos nos dice: "Habiendo amblgü^a^en;;^^:;;^1
las palabras, debe buscarse más bien la intención común de las partesquetéiíVriticl*Q,'Ílíií'í^;;!
literal de los.términos : • ;. ^ M t o f e * ! * ^ 1 - '
238 Manual de Derecho Civil
Inc. 2o: 'Us cláusulas equivocase ambiguas deben interpretarse por medio
de los términos claros y precisos empleados en otra parte de! mismo escrito,
cuidando de darles, no tanto el significado que en general les pudiera convenir,
cuanto el que corresponda por el contexto general".
Habrá de echarse titano de las expresiones claras y precisas por encima de
aquellas que resulten defectuosas, equívocas, ambiguas, y ha de estarse al contexto
general del contrato-
•El ínc. 3o dispone: "Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del Uno de los
cuales resultaría la validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero',
\fole decir, el intérprete en ese caso hará que prevalezca ia validez.de] contrato
y no ia nulidad. Y agrega el mismo inciso: "si ambos dieran igualmente validez ai
acto, deben tomarse en el sentido que más convenga a la naturaleza de los
contratos, y a las reglas de la equidad'.
. Las reglas de ia equidad y de la buena fe siempre han de prevalecer en las relaciones
contractuales, tal cual lo prescribe el recordado art. 1198 del Código Civil.
Inc. 4o: "Los hechos de los contrayentes (léase contratantes en lugar de
contrayentes) subsiguientes al contrato, que tengan relación con lo que se discute,
serán la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo de celebrar el contrato".
De manera que nada importan las palabras frente a los hechos ya consumados,
los que asumen valor decisivo para Interpretarlo que fue la intención de las partes.
Inc. 5o: "Los actos de los comerciantes nunca se presumen gratuitos".
La presunción de onerosidad es la que siempre prevalece en materia de derecho
mercantil. Explicado es innecesario. Ya sabemos lo que mueve al comerciante, aun
cuando obre lícitamente, el espíritu de lucro, el obtener una ganancia, un provecho, el
que nunca será reprobable si no es desmedido, exorbitante.
Inc. 6Q: "El uso y práctica generalmente observados en el comercio en casos
de igual naturaleza, y especialmente la costumbre del lugar donde debe ejecutarse
el contrato prevalecerán sobre cualquier inteligencia en contrario que se pretenda
dar a las palabras".
En materia comercial, los usos y costumbres, particularmente los vigentes en
el lugar del cumplimiento del contrato, tienen fuerza de ley, fuerza de norma jurídica.
"Recordemos, por otra parte, que el art. 17 del Código Civil reformado por la
ley ¡ 7.711, ha abierto la puerta a aquel dogma rígido, inexorable, y al mismo tiempo
característico e inconfundible del sistema del derecho escrito o ley codif¡cada,que
dice que sólo la ley constituye fuente de derecho, La reforma ha acogido e! principio
de la eficacia jurídica de la costumbre, en casos'no reglados por ley esto es, lo que
se llama, también en doctrina, la costumbre preter legm.
Inc. 7o: "En los casos dudosos, que no puedan resolverse según las bases
establecidas, las cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor del
deudor, o sea eri el sentido de liberación",
Esta.es una norma universal que tiene aplicación tanto en derecho comercial,
cuanto en derecho' civil: Siempre habrá de estarse en caso de duda a lo que resulte
menos gravoso o menos oneroso para el deudor: favor debitoris.
• ••" '"•'V.ÜÍÍÍy.
ACTOS JURÍDICOS ;
J
^ 8 1 !
•oí i,a»a.-tSA'ci<lnfrtf&i-VHA
Hemos tratado este tema de.una manera sumamente general, vaga^táñ'sólofe^V^
242 Manual do Derecho Civil
Paraformularconclusiones más claras y precisas, más orientadoras, que nos
puedan llevar a tomar conciencia del problema, habremos de partir
indispensablemente de una distinción, dentro de los actos jurídicos en general.
Desde luego, jarhás podemos pretender formular una clasificación estrictamente
científica, tan sólo vamos a formular un distingo meramente orientador. Tenemos
_J así: los actos jurídicos entre vivos, de entre los cuales resplandece la figura
inconfundible del contrato, que es el instrumento jurídico que regula todo e! tráfico
jurídico, el intercambio jurídico de cosas, bienes, prestaciones; y al hablar del contrato
nos referimos a la declaración de voluntad que le sirve de impulso inicial, a la oferta,
y en general, a toda declaración de voluntad por la que el declarante se obliga ante
otro u otros, o ante el público en general. Aquf, pues, la regla será la teoría de la
voluntad; pero con las salvedades ya señaladas, siempre que las exigencias del tráfico
jurídico y la necesidad de proteger a terceros de buena fe no impongan la teoría dé
la declaración, como los casos ya recordados de error inexcusable, dolo recíproco,
simulación, reserva mental. Dentro de esta categoría de actos, declaraciones de
voluntad obligatorias, cabe recordar la llamada 'teoría de la responsabilidad*.
4. La teoría de la responsabilidad
Esta materia está estructurada por el Código Civil en los Caps! 1, II y III del
Título I de la'Sección II del Libro II.
Dentro del conjunto de normas que trae al respecto el Código, esto es,
disposiciones querigenlo tocante a los vicios de la voluntad, debo formular este
distingo: disposiciones de carácter general que regulan los efectos de esos vicios
respecto de los actos volunta ríos en general; y disposiciones de carácter especial,
que regulan los efectos jurídicos de esos vicios respecto de. los aqtos jurídicos en
particular. Cuando tratemos de cada uno de los vicios de la voluntad, asaber: error -
o Ignorancia, dolo, violencia, habremos de'destacarcuáfésstfh Indisposiciones
de carácter general aplicables a !c¡s actos voluntarios en general; y cuáles las
aplicables á los actos jurídicos en'especial.
• • !'-'•'
• •• HP! ••'
1. Los vicios dé la voluntad referidos a los actos voluntarios éh
general y a los actos Jurídicos " ' ¡. ' ' "
1 ji M w ^ T
Z46 Manual de Derecho Civil
conclusiones que no son acordes con la lucidez de su pensamiento que se manifiesta
con tanta elocuencia en múltiples y variados problemas jurídicos.
La verdad es que, proyectado el problema dentro del derecho contemporáneo,
las cosas cambian. No negaremos que el Código Civil, influido por las viejas escuelas,
puede haber sido sin^duda alguna desacertado en | a regulación jurídica de esta
cuestión. Ello no obstante, cabe aclarar las cosas y hay posibilidad de hacerlo.
No hay duda de que tiene pleno imperio el principio error inris noca, vale decir, el
error de derecho perjudica. Lo que quiere decir: el error de derecho es inexcusable.
• Indaguemos dentro del Código Civil. Wnos al Título Preliminar, "De ¡as leyes",
y ubiquémonos en el art. 20, que dice: 'La ignorancia de las leyes no sirve de
excusa, si la excepción no está expresamente autorizada por ¡a ley'.
Remitimos ahora a otra disposición afín: art. 923, ubicado en el Capítulo 1,
Título I, Sección I!, Libro II: "La ignorancia de las leyes, o el error de.derecho en
ningún'caso im¡íedirá los efectos legales de los actos lícitos, ni excusará la
responsabilidad por los actos ilícitos'.
Cotejemos el art. 20 con el 923. Advertimos a! pronto la diferencia. El art. 20
nos habla de excepciones; por el contrario, el art. 923, nos dice terminantemente:
la ignorancia de las leyes o el error de derecho, en ningún caso impedirá los efectos
legales de los actos lícitos ni excusará la responsabilidad por los actos ilícitos. Está
de más advertir que el artículo últimamente citado, el 923, está construido en
términos absolutos, desde el momento que dice *en ningún caso", vale decir, no
cabe la posibilidad de'pensar en excepciones. Así entendido, y a la luz que nos
depara la extensa nota que lo ilustra, diremos que, efectivamente, el artículo
mencionado tiene el carácter de una norma absoluta en cuanto habremos He
entender que lo que se quiere decir es esto: nadie, so pretexto de ignorancia, podrá
en ningún casó, impedir la fuerza obligatoria de la ley o eludir las sanciones o
responsabilidades que la ley nos impone en razón de nuestros propios actos.
Si discernimos, comprenderemos que el art. 923 formula una verdad de
perogrullo. Bien es cierto que es un enunciado fundamental del orden jurídico, el
que dice que nadie puede, so pretexto de Ignorancia, eludir la fuerza obligatoria de
la ley. ¿Qué es lo que está de por medio? El principio de la obligatoriedad de la ley.
Es así corno no habría orden jurídico, sino caos jurídico, si a cada uno le fuese
permitido aducir la ignorancia de la ley para eludir las consecuencias que dimanan
de sus prescripciones, para impedir su fuerza obligatoria, para sustraerse a las
responsabilidades', sanciones y obligaciones que la ley impone. Por eso nos dice el
art. 923, qu¿"la ignorancia de la ley en ningún caso impedirá,fosefectos legales de
los actos lícitos; nl'éxcluirá la responsabilidad por los actos ilícitos'. Aquí se for-
mula un postulado de orden público que responde al inexcusable principio de la
Actps [tirldicos 247
obligatoriedad de la ley, proclamado enfáticamente en el art. I o del Código Civil.
Así es como justificamos que se diga en ningún caso, y cuando quien aduzca la ignorancia
o error de derecho, sólo pretenda sustraerse al imperio de la ley. Tanto es asf quela extensa
nota al art. 923, a la que ya me he referido, recuerda la síntesis de! pensamiento de
dos Juristas franceses que han tratado especialmente el tema: Pochonnet y
Bressolles. En este pasa¡e donde se reproducen las conclusiones fundamentales
de estos autores franceses, se dice (cito a Pochonnet, en primer término): "Eí erwr
de derecho no excusa jamás, no puede tener el efecto de hacer declarar como no sucedida una
obligaáón perfecta, según las leyes, ni hacer renacer un término legalmente vencido. En los casos
siguientes, por.efemplo, no es admisible la alegación del error de derecho:-yo He cometido un
delito, y para disculparme me exapciono con mi ignorancia de la ley penal Heredero legitimo, he
aceptado una sucesión pura y simplemente, y pido ser librado de mi aceptación parque ¡añoraba
que el heredero fuese obligado a pagar las deudas de la sucesión ultra vireS'Keféditatfc (esto es.
mas allá de las posibilidades de la herencia). Yo demando la resolución de un contrato de venta,
porque siendo el vendedor, ignoraba que la ley me imponía la obligación de saneamiento. Eí
sentido de la máxima error iuris nocet es bien cidro-, al que quiere sustraerse a la aplicación de
una ley de policía, al que pretende escapar de las consecuencias legales de unactojurtdico regular
y válido, al que procura salvarse de un término vencido, alegando su ignorancia del derecho, le
oponemos la regla error furis nocet". '•
Al mismo tiempo, Bressolles, reproducido en sus conclusiones fundamentales
en la antedicha nota al art. 923, nos dice: 'Regla I"; la ignorancia detl'a ley no puede
servir de excusa siempre que es invocada para sustraerse a obligaciones que impone, o a las penas
que produce contra sus infracciones.
"Regla 2a: cuando por el contrario, esta ignorancia es invocada con objeto de
aprovecharse de los derechos que la ley concede o protege, puede servir de base a
una demanda de restitución". ; j¡-
Después de lo expuesto acaso cabría pensar que este art. 923 debería haber
figurado en lugar del art. 20, en el Título Preliminar "De.las leyes", en cuanto sanciona
un postulado fundamental que concierne al orden jurídico, esto es, la obligatoriedad
de la ley„y por ende, su consecuencia: la Inexorabilidad de su ignorancia cuando
esa ignorancia sea alegada para sustraerse al Imperio de la ley.
K&.
Actos jurídicos 249
que correspondan al tiempo de su posesión, si fueron recibidos por él, cuando ya
era poseedor de mala fe'.
El análisis de las disposiciones a que acabamos de referimos nos pone en
evidencia que el criterio del Código Civil para regular lo tocante a la buena fe en
materia de posesión, percepción de frutos, prescripción para adquirir, puede
'fundarse en un error de hecho, pero no en un error de derecho.'
Diremos, por lo tanto, que el art. 3428, tal cual lo señala el más experto
• conocedor del Código, ilustre jurista argentino, primer comentador de nuestro
Códfgo, Usandro Segovia, consagra una verdadera inconsecuencia si se lo coteja
con las normas correlativas, que regulan !o tocante a la buena fe.
Así como hay una norma que dice error iuns nocet, vale decir, el error dé derecho
perjudica, se le contrapone otra que dice, error ¡acii non nocet, el error de hecho no
perjudica. Ahora bien, cuando afirmamos eso tan sólo formulamos una norma ge-
neral, como si dijéramos; se admite la excusabllidad del error de hecho, no asf la
excusabilidad del error de derecho. Para que el error de hecho sea excusable, será
indispensable que se den las condiciones previstas en el art. 929; "El error de hecho no
perjudica, cuando ha habido razón para errar, pero no podrá alegarse cuando la
ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable'.
Acaso se torna un poco difícil explicar esto que dice la disposición: "El error
de hecho es excusable cuando ha habido razón para errar". No nos extendamos en
digresiones sobre este tema, y concretémonos a formular una conclusión: el
juzgador, iluminado por el sentido común, entenderá que ha habido razón para
errar cuando atento a todas las circunstancias particulares del casó dé que se
trata, el error se torna explicable, justificable, o, por.lo menos, diría el juzgador, se
entiende que el que Incurrió en error o padeció de ignorancia, lo fue sin culpa
alguna a él imputable..De ahí que la segunda parte de la norma nos diga (refirmando
el concepto precedente): "y siempre que la Ignorancia de! verdadero estado de las
cosas no se deba a una negligencia culpable'.
Para discernir sobre si hubo o no negligencia culpable, o, si se quiere, descuido
-u-o m is ion-cuf pablemos-atendremos-a-(a-norma tan celebrada-por-l a-doctrina-
nacional, que condene el Código Civil en el art. 512: "La culpa del deudor en el
cumplimiento dé la obligación consiste en la omisión de aquellas diligencias que.
exigiere la naturaleza de la obligación, y que correspondiesen a las circunstancias.-
de las personas, del tiempo y del lugar". •_ ;:|V.
Si nos ceñimos a esta norma, el juzgador habrá de apreciar in concreto lacondúcta^
de quien incurrió en error, padeció de ignorancia, a fin de llegar a la conclusión cle'slí
ese error o esa ignorancia están o no están justificados jurídicamente.
. ese error será excusable; si no lo están, el error será inexcusable
r f i l S f »
I
j.
Actos jurídicos 251
circunstancias dé! casóse demuestre que sin el error, el acto no se habría celebrado,
o cuando la calidad de la cosa, lo accesorio de ella, o cualquier otra circunstancia
tuviesen e! carácter expreso de una condición",
c Entre ios casos de error esencial especialmente previstos por el Código Civil
está el error in ¡pía negotio, lo que también llamamos el error que recae sobre la
\ propia naturaleza del acto, art. 924: "El error sobre la naturaleza del acto jurídico
anula todo lo contenido en él'.
Cifiéndonos al dato ilustrativo que nos depara la nota a este artículo, diremos:
Se da el caso de error m ipsanegotio cuando, v.gr.: yo te doy en préstamo mi Código
Civil para que estudies en él, y tú lo recibes en la creencia de que te lo doy en
donación. Falta el consentimiento sobre la verdadera naturaleza del contrato, por
ende, no. hay contrato o, como decía Savigny, se da el caso de error obstativo, el
que excluye el consentimiento. Yo entiendo darte en comodato y tu entiendes
recibir en donación.
El art: 925 se refiere al error sobre la persona: "Es también error esencial y anula
el acto jurídico, elrelativoa la persona, con la cual se forma la relación de derecho'.
Para ilustrar sobre esta segunda hipótesis de error esencial acaso no habría
comentario más elocuente que el contenido en la nota a! art. 925 que reproduce
literalmente a Savigny. Ahí se destaca que el error sobre la persona én cuanto
invalida el negocio no es una norma de excepción que tenga aplicación únicamente
en los casos en que lo tocante a la persona es esencial y decisivo, como en la
institución de heredero, de legatario, como en la donación entre vivos, como en el
matrimonio, como en la obligación intuitu personae,, donde yo quiero confiarle al
célebre artista la confección del retrato, y por error menciono a otro que no es él.
interprétese que la norma es de carácter genera! y no sólo abarca esos casos, sino
todo otro en que la consideración relativa a la identidad física de la persona o a sus
cualidades, tenga importancia. Puede tenerla no tan sólo en los casos mencionados,
sino en contratos como la locación, donde de ninguna manera será Indiferente
para el locador la persona del locatario, si se repara en su obligación de pagar el
alquiler y de conservar la cosa erí buen estado; en el préstamo de ninguna manera
será indiferente para el prestamista la persona del prestatario, ya que la solvencia
de éste es un asumo de capital importancia. Asimismo, en la compra y venta, la
persona del vendedor nunca podrá ser indiferente, en atención a su responsabilidad
por evicción y saneamiento. De tal suerte, conforme a la doctrina que sirve de1
inspiración al art. 925, lo relativo al error en la persona, ya a su identidad física, ya
a sus cualidades, es norma de aplicación general, salvo las excepciones que resultan |
de la propia naturaleza del negocio, o que están establecidas de antemano'por la'
ley. En ei caso del que compra mercancías a dinero de contado, poco le importa la
persona del vendedor. Casos de excepción expresamente contemplados por la ley,
art. 3184: "El error acerca de la identidad personal de! uno o del otro Contratante,
o a causa de la sustancia, calidad o cantidad de la cosa depositadatirió'IrlyafidáVI; !|,
contrato. El depositario sin embargo, habiendo padecido error respecí6:á;l&perRW::fá
• • Í I 1 É
m\ Manual de.Derecfio Civil
sorja del depositante, • descubriendo que la guarda de la cosa depositada le causa
alggn peligroj¡podrá restituir inmediatamente el depósito".
i Refirámonos al error iíi arpare como suele decirse, esto es, el error que recae
isatjre.el'Objeto. La materia está regulada en el art. 927 del Código Civil, que afirma:
,*Anúlaitambién, el acto; el error respecto al objeto sobre que versare, habiéndose
fiórjtratadoúha cosa individualmente diversa de aquélla sobre la cual se quería
corjtratar, o¡sobre una cosa de diversa especie, o sobre una diversa cantidad,
extensión oísiima, o sobre un diverso hecho".
•.i Ilustremos con ejemplos sobre este error, que suele darse en los Casos en
que, el contra'ED se celebra entre ausentes.
. W ofrece en venta esta casa ubicada en la ciudad de Córdoba, en la calle
Obispo.Trejo'V'Sanabria; número 242; "B", destinatario de la oferta, acepta en la
creencia de'que es otra casa distinta- Aquí el error recae sobre la cosa considerada
en su propia individualidad.
Cosa deidiversa especie: *A" ofreceen venta tantas toneladas de trigo; "B'
• acepta en la creencia de que no es trigo sino lino. Aquí el error recae sobre una
distjnta clase o calidad de cosa o sobre una cosa de distinta'especie.
La empresa de mudanzas "Villalonga", por error, pfrece trasladarme todo mi
moblaje a Villa María,- yo entiendo que no es a Villa María, sino al lugar donde
realmente quiero trasladar mi moblaje, esto es, Bell Ville. Aquí el error versa sobre
un diverso hecho.
Además,, tenemos el error sobre una distinta cantidad, extensión o suma.
Cantidad: "A" ofrece en venta a "B", cien kilogramos de maíz, "B" acepta en la creencia
de que son mi! y no cien: error sobre una distinta cantidad.
JHítens$n: "A" ofrece en venta a "B" cien hectáreas de terreno ubicadas en el
departa mentó, Río Cuarto; "B* acepta en la creencia de que son quinientas y no
e una distinta extensión.
ce a "B" en vejita una cosa por la suma de seis millones de
pea •en;la creencia que no son seis sino cinco millones.
¡tamos atención, en la doctrina de Savlgny" expuesta en la
¡j^fé'rnps cómo este autor entra a formular distinciones respecto
ijMjcaníidad, extensión, o suma; tales distingos los elabora sobre
irjtps delderecho compilado: 'Si la equivocaáón ess&osobre la cantidad,
jiifJmtratospor correspondencia, o esta cantidad es.el.único.obietodei contr
o $£$ fSfef^GHqfií'^iíiP'ííi, reciproca -en el primer caso-, se considera como verdadero objeto d
conttajt '^cant^m^nór^rífue efectivamente hay acuerdo respecto a ella-, en el segundo ca
precisó.;! '^tmm^ky^md^Áa^^ntidaádudosa ka creído que era más graflde, o menor que la
^e^i^^ai^e^^^^itsi.^fíi^uaido.iiria más grande, el contrato es válido por la
cantidadn^nor,^hMW^^m^m^ conimu>
'•
Rara poder.'llúStr|f||refe9rderac?sJos ya ¡mencionados fragmentos del derecho
de [ustinlano, que.sír¿ei)'|^|f|fe]^órárjéstaKÍistlnción que formula Savlgny, y que
está sugerida en lainóía"ipl¡pjtlí§^?,5í«!iíf*ífí «¿i*.-
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- v' 'i^l :
•i-U
Actos jurídicos 253
1
E\ primer caso: la cantidad constituye el único objeto del contrato. Remito ateLe
parágrafo 4, Digesto, Libro 45, Título I, "De Verb. obliga tío ni bus': "Si estipulando yo
diez tú me respondieras veinte, es sabido que no se contralo obligación sino por los
dio. Ypor el contrario, si preguntando yo por veinte, tú respondieras diá, no se habrá
contraído la obligación sino por los diez; porque aunque debe ser congruente la
suma es, sin embargo, evidentísimo que en los veinte están comprendidos los diez".
'< La segunda hipótesis va ilustrada por este otro fragmento: Ley 52, Digesto, "De
locatl", Ubro 19, Título II: "Si yo te diera en arrendamiento un fundo en diez, pero tú
creyeras que lo tomabas arrendado en cinco, no se hace nada, Pero si yo hubiese
entendido qué lo daba en arrendamiento por menos cantidad, y tú que lo tomabas
arrendado por más, ciertamente el arrendamiento no será de más cuanto yo creía".
Esta doctrina, que está en la nota al art. 927, inspirada fielmente en el
pensamiento de Savigny, elaborada sobre la base, como acabamos de señalarlo,
de dos fragmentos del derecho ¡ustinianeo, es ajena al texto.legal.
El texto legal, en cuanto única norma vigente, ignora todos estos distingos.
El art. 927 equipara el error sobre las distintas cantidad, extensión o suma, al error
spbre el objeto. Daremos como pauta interpretativa la siguiente: en todos los casos
. en que el error sobre la distinta cantidad, extensión o suma sea de tal entidad que
frustre el legítimo interés de uno de los contratantes, el error habrá de invalidar el
negocio. Al mismo tiempo, cabe recordar que ésta es una norma general; y están
las disposiciones de carácter especial, referidas a la distinta extensión o superficie.
Tenemos las del Título de la compra y venta, arts. 1345 y 1346. El I345,dicet "SI la
venta del Inmueble se ha hecho con indicación de la superficie que contiene,
fijándose el precio por la medida, el vendedor debe dar la cantidad indicada. Si
resultare una superficie mayor, el comprador tiene derecho a tomar el exceso,
abonando su valor al precio estipulado. Si resultare menor, tiene derecho a que se
le devuélvala parte proporcional al precio. En ambos casos,:si el exceso o la
diferencia fuese de un vigésimo del área total designada por el vendedor, puede el
comprador dejar sin efecto el contrato". •
El art. 1346, por su parte, establece: "En todos los demás casos, la expresión
de la medida no da lugar a suplemento de precio a favor del vendedor por el exceso
del área, ni a su disminución respecto del comprador por resultar menor el área,
sino cuando la diferencia entre el área real y la expresada en el contrato, fuese de
un-vigéslmo, con relación al área-total-de la cosa vendida'. ;
A:tenor de estas disposiciones en materia de compra y'venta de tierra con
indicación de la superficie, la solución del caso está sujeta alímperio de tales
reglas, que son de carácter especial. En materia de legados, donde el legatario
adqulerea título gratuito, tenemos las normas de los arts, 3760 y'3765 El 3760 i
nos dice: "El legado de cosa fungible, cuya cantidad no se determine de algurw (
modo, es de ningún valor. Si se lega la cosa fungible, señalando1 el lugar en que ha _"• c ^
de encontrarse, se deberá la cantidad que allí se encuentre al tiempo de la muerte 'i ,ti-
del testador, si él no ha designado la cantidad; y si la ha designado, hasta [a cantidad (
254 . . Manual de Derecho Civil
designada en el testamento- Si la cantidad existente fuese menor.que la designada,
sólo se deberá la existente, y si no existe allí cantidad alguna de la co"sa fungible,
nada se deberá".
El 3765. nos dice: "En caso de duda sobre la mayor o menor cantidad de lo
que ha sido legado, o sobre el mayor o menor valor, se debe juzgar que es la menor
o de menor valor".
El criterio que trasciende de la última disposición sustancialmente gratuita,
donde el beneficiario no hace otra cosa que recoger un provecho, sin comprometer
a cambio de ello sacrificio económico alguno, se explica de suyo.
Seguimos con los otros casos de error esencial, reglados por el Código Civil, y
contenidos en una sola disposición, el art. 926: "El error sobre la causa principal del
acto, o sobre la cualidad déla cosa que se ha tenido en mira, vicia la manifestación
de la voluntad, y deja sin efecto lo que en.el acto se hubiere dispuesto".
Ceñidos a la literalidad del texto, cabe distinguir dos hipótesis:
1) el error que recae sobre la causa principal del acto;
2) • elquerecaesobrelacualldadquesetuvoenmira.loqueinvariableménte,
en doctrina,, particularmente en doctrina francesa, se llama también
error sobre la cualidad sustancial de la cosa o, simplemente, error sobre la
sustancia.
Para.dar'una idea, una información sobre lo que son cada una de estas
hipótesis: ¿qué es la causa principal del acto, qué es la cualidad sustancial?,
remitimos a !a nota al art. 926, la que dice textualmente: "¿Cómo se distinguirá,
pregunta Marcada, la causa principal del acto, las calidades principales o
sustanciales de la cosa, de las causas accidentales y de las calidades puramente
accesorias?. La línea de demarcación- es indispensable. Nosotros entendemos,
agrega, por causa principal del acto, el motivo, el objeto que nos propusimos en él acto,
haciéndolo conocer a la otra parte; y porcualidad sustancial de [a cosa, toda cualidad
que no siendo susceptible de más o menos, coloca a! objeto en tal especie o en' tal
otra especie, según qué esta calidad existe o no existe. Así, si he querido adquirir
un cuadro de Rafael y se me da una copia, hay un error en la causa principal del
acto y en la calidad principal de [a cosa. Si mi voluntad era conocida por el que
debía darme ekuadro, y él también se engañaba sobre la copia que me entregaba,
hay un error de hecho que anula la expresión de la voluntad de ambos, porque era
implícita ¡a condición si el cuadro era de Rafael. Pero si el que me entregaba el cuadro,
conociendo mi voluntad, sabía que no era de Rafael, no hay error verdaderamente,
sino dolo, superior en susefectos al error, y yo puedo revocar el acto como hecho
por dolo: Pero si el que me da el cuadro me declara francamente que no conoce el
autor, y sin embargo lo acepto, es claro que no podré anular el acto por mi error. El
Código de Prusia define de la.manera siguiente lo que debe entenderse por sustancia
de una cosa, o por calidades'sustanciales: "Todas las partes y todas las propiedades
de una cosa, sin las cuales esta cosa cesaríá'de ser lo que ella representa, o de
concurrir al fin para el cual es destinada, forman la sustancia de la cosa. No hay
Actos Jurídicas 255
cambio en la sustancia de una cosa, aun cuando alguna de sus partes fuese cambiada,
si la cosa queda la misma, y no se encuentra ni aniquilada ni impropia a su destino'.
. Parafraseando lo que acaba de leerse, entenderemos que se da en llamar causa
principal del acto a la verdadera razón determinante que movió a contratar, en la
medida que esta razón haya trascendido a través de la declaración de voluntad del
proponente y, al mismo tiempo, haya sido conocida por el destinatario de la oferta.
En estricto concepto, no es otra cosa la causa principal del acto de que aquf.se nos
habla, que el motivo determinante de la voluntad en cuanto ese motivo, por voluntad
expresa o implícita, convirtióse en verdadera causa determinante del Consentimiento.
Para.irradiar luz sobre el concepto de sustancia nada masa propósito :querecordar
la luminosa definición que expone el eminente Demolombe, reproducida, en nota al
art. 2807, donde se define e¡ derecho real de usufructo. El ya mencionado art. 2807,
nos dice: "El usufructo es el derecho real de usar y gozar de una cosa, cuya^ropiedad
pertenece a otro, con tal que no se altere su sustancia*. El pasaje donde Demolombe
explana este concepto dice asf: "Para los jurisconsultos, la sustancia^,el conjunto
de las cualidades esenciales constitutivas de los cuerpos, de esas cualidades que
hacen que las cosas tengan una cierta forhia y un cierto nombre:,que adquieran
bajo esa forma y bajo ese nombre una especie de personificación- que pertenezcan
bajo ese nombre y bajo esa forma a un género determinado que sedesigna por un
sustantivo característico/como una casa, un reloj ; y que sean, en fin, bajo esa
forma y bajo ese nombré, especialmente propias a llenar tal o cual destino, a hacer
tal o cual servicio en el orden de las necesidades del hombre".
Recordando a Savigny, en su carácter de comentarista del derecho romanoi
el ejemplo paradigma era éste: los metales preciosos, el ora y la plata, ya que por el
valor que representan, por lo que constituyen dentro del tráfico universal, antes,
ahora y después, de suyo son algo así como una especie determinada de mercancía,
por eso sedaba el error sobre la cualidad sustancial cuando "A" entendía comprar
los candelabros de oro y recibía candelabros de bronce. Otro ejemplo era el caso
de que "A' entendía comprar el esclavo varón Tlcio, y por error se le entregaba la
esclava mujer Marta, El esclavo, concebido por el antiguo criterio romano, si era
varón tenía un destino: las labores rurales; por el contrario, la mu|er tenía otro
destino: las labores :o quehaceres domésticos. De manera que el yerro en el sexo
constituía también un error sobre la cualidad sustancial de la cosa, esto es, la
cualidad falsamente supuesta hacía que la cosa dejase de pertenecer al género de
cosas a que se entendía que pertenecía.
Para concluir con este punto,- comprendamos que el art. 926 disocla lo que en el
Esboco de Freitas es una sola y única hipótesis, art. 1859, ínc. 4o: 'El que venare sobrt la
cualidad sustancial de ¡a cosa, sí la consideración de esa cualidad hubiese sido la causa prínc
acto'. De manera que en el precedente no hay dos hipótesis, sino una solay única: es el1
error sobre la' cualidad tenida en mira, o sobre la cualidad sustancial de la cosa; en:
cuanto esta cualidad ha sido la causa principal del acto o el motivo determinante deja;'
voluntad, y siempre que haya trascendido y haya sido conocida por la otra parte, " '-••<
266 Manual de Derecho CMI
Entendamos, pues, que, el art. 926, disocla en dos hipótesis, io que es una
sola eriiFreitas: i
a
I hipótesis: error sobre la causa principal del acto;
' 2a hipótesis.- ertor sobre la cualidad sustancia/ de la cosa.
7. El error accidental
Remito a lo ya dicho al respecto, y al art 928 del Código Civil. De ahfse sigue
que el error accidental no invalida el negocio jurídico.
Nos vamos a referir al dolo como vicio de la voluntad.. Entiendo que es Indis-
pensable aclarar de antemano las distintas acepciones del vocablo dolo, concebido
con estrictez tecnológica, vale decir, no hablamos nosotros del dolo como podría
hablar cualquier profano o indocto. Sí a una persona del vulgo se le pregunta qué
~v es dolo, contesta: toda conducta aviesa o todo acto de mala fe, o todo obrar que
f', revele propósitos inconfesables, etcétera..
Ceñidos al rigor tecnológico, comenzaremos por analizar el "dolo elemento
"__ subjetivo constitutivo de culpabilidad", y dentro de este concepto, tenemos el
dolo en el incumplimiento contractual, en cuanto hace responsable al deudor por
todos los daños y perjuicios que ese incumplimiento irrogare.
Art. 508; "Ei deudor, es responsable ai acreedor de los daños e intereses que
a éste resultaren por dolo suyo en el cumplimiento de la obligación". .
Disposición concordante con el art. 52], donde se agrava la responsabilidad
del'deud&r por los daños, en atención a su conducta dolosa; ello no obstante, aquf
cabe íuna salvedad: el art. 521, de acuerdo con la reforma introducida por la ley
17.71 l,*)yá;rtp;,habla de inejecución dolosa, sino que ha sustituido esa expresión por
está otra:'inejecución maliciosa, como contrapuesta a inejecución simplemente culposa.
' Dentro del mismo concepto, vale decir, el dolo factor subjetivo constitutivo
de culpabilidad, está el dolo delictivo, caracterizado en el art. 1072 del Código
_avll,.quejips.dioe;-lEl:acto ilícito ejecutado a sabiendas-y-eon-lntención de dañar
la personao los derechos de otro, se.llama en este Código delito".
DejaniPSi-aparteíelidoIo en cuanto es elemento sub|etivo constitutivo de
culpabilidad^paráireférlrnos'muy especialmente al dolo como vicio de la voluntad,
al dolo en cuantoilnterviene^en la formación del acto Jurídico; al dolo en cuanto ha
. de equiparárselo alerrof^pará distinguirle del error, diremos que el dolo VICIO de ¡a
voluntad es el errortprodeado:\p'gr¡oposición a! error propiamente dicho, que es el
error espontáneo:HD,;.qasua[^E^dp|o.;ívtc¡o de-I a .voluntad, el que interviene en la
formación del negocfRljLiffdicoii'^t^íáracterizado en el art. 931 del Código Civil,
Actos jurídicos 257
donde sustancialmente se reproduce la clásica definición de Labeón (Digesto, Libro
IV Tít. III, "del dolo malo", Ley I, parágrafo 2o), recordada en la nota. ..
Ait. 931: "Acción dolosa para conseguir la e|ecuclón de un acto, és toda
aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia
o maquinación que se emplee con ese fin".
Repárese que el art. 931 caracteriza la acción dolosa. Entenderemos, a tenor
de otra disposición, el art. 933, que la omisión dolosa causa los mismos efectos
que la acción dolosa cuando el acto no se hubiera efectuado sin la reticencia u
ocultación dolosa. Cuando nos referimos al dolo vicio de la voluntad, estamos
caracterizando lo que invariablemente se llamaba y se llama "el dolo malo"; y tanto
la acción dolosa o dolo positivo, cuanto la omisión dqlosa, ó dolo negativo. He
hablado del "dolo malo", de! dolo propiamente dicho, vicio de la voluntad; pero
hay lo que también suele llamarse el "dolo bueno". Si nos preguntáramos qué es el
dolo bueno, contestaríamos con el viejo concepto romano: la astucia en genera!,
mayormente si se maquinaba alguna cosa contra el enemigo o el ladrón (véase
Dlgesto, IV 3. Ley 1,§3),
Para que el dolo haya de invalidar el negocio ¡urfdico será imprescindible que
concurran todas las circunstancias previstas en.el art, 932 del Código Civil; a saber:
1 ] Que el dolo haya sido grave;
2) Que haya sido la causa determinante de la acción;
3) Que haya ocasionado un daño importante;
4) Que no haya habido dolo.por ambas partes.
Para juzgar de la gravedad del dolo habrá de adoptarse un criterio concreto,
que al mismo tiempo que consulte todo el cúmulo de circunstancias que rodean el
caso, destaque, poruña parte, la índole de las maniobras o estratagemas empleadas
para inducir a engaño, y por la otra, la posición de quien se dice engañado y alega
en su defensa el dolo para demandar la nulidad del acto jurídico.
Repásese en que no bastará con que cualquiera aduzca, según expresión del
vulgo nuestro, un mero "cuento del tío", que lo ha envuelto, le ha producido engaño
y le ha hecho hacer lo que no debía en perjuicio de sus Intereses. Para que se
considere que el engaño que se aduce es explicable o está justificado, sera-indis-
pensable además de la sola entidad de las estratagemas y ardides empleados, que
no haya un descuido Imputable a quien alegue el dolo en su defensa. De manera
pues que, indefectiblemente, tendremos que echar mano también del criterio de
valoracióFTdéla culpa expuesto en el "célebre artículo^12"dél Código Civil. Hábrár — ~ ,
de juzgarse de acuerdo con las condiciones personales del.que dice habérsido';. -¡¡
engañado: el ambiente en que actúa, su Ilustración, su edad, su sexo, su.;:... i:--..
desenvoltura, su experiencia en el mundo de los negocios, etcétera. ; . ^ , í j-V
Todos los que sean víctimas del "cuento del tío", y- qüévpe^iléfiJj^^S.?'.
í "
Temor fundado
• Habrá deentenderse que no basta un vano temor, sino un temor explicable,
que tjenga algún asidero, que de suyo nos déjela impresión de que el intimidado se
ha Visto perturbado, alterado en tal manera en si¡ ánimo como para ceder en
perjuicio de sus propios intereses, frente a la coacción' moral o a las amenazas
injustas. En la: apreciación del temor fundado habrán de juzgarse todas las
condiciones particulares del caso, relativas ala persona del Intimidado. Es distinta
., la arijenaza que oprime el ánimo de.una persona de corta edad, o bien de ¿ma de
.,.; edad/madura^ó' sin experiencia alguna en el mundo de los negocios, o de gran
experiencia y desenvoltura; o una persona del sexo femenino, o del sexo masculino;
o ilustraba, o ignorante, etcétera. La apreciación será inconcreto.
1
Un maÜnniinente y grave en su persona, libertad, honra o bienes o de su cónyuge,
descendientes o ascendientes legítimos o ilegftimostAquf él Código entiende que
la estrechez deLvínculo que concurre en el caso de los esposos o délos ascendientes
o'descendientes, viene como a identificarse con la influencia que puede tener la
<f-<ii-
Actos jurídicos 261
En el lenguaje del hombre común llamamos temor reverencial al.impulso
espontáneo de docilidad a que se adapta toda persona respecto de otra que es su
superior jerárquico, o por sumisiónfilial,o inspirada en otro vínculo intimo: eso no
puede ser por sf solo causal de invalidación del acto jurídico, por intimidación o
miedo. Estamos hablando de lo que es normal, razonable o correcto, según el
sentido común. Cabe.pues, la posibilidad si se quiere excepcional, pero que algunas
veces se ha dado, de que por influencia del temor reverencial se haga hacer lo que
la persona no habría hecho; es decir el temor reverencial asumiría caracteres tales
que se convertiría en una causal de intimidación, miedo o temor que podría llevar
a la invalidación del acto jurídico.
x n
ACTOS JURÍDICOS
(Continuación)
I. Definición. Caracterización
Fieles al método expositivo que venimos observando desde hace tantos años,
hemos de remitir a Ferrara, eminente autor italiano que produjo en su oportunidad
un libro ya clásico sobre simulación de los negocios jurídicos, del cual hay una
traducción muy conocida de la Revista Española de Derecho Privado. Este libro
tiene difusión universal. Orientados por el pensamiento de Ferrara comenzaremos
por definirse! negocio simulado. Bien es verdad que no reproducimos textualmente
la definición de Ferrara; ello no obstante daremos una definición que desde el punto
de vista didáctico es, en mi parecer, satisfactoria, y sobre todo, sirve de andamiaje
para estructurar todo un método expositivo en esta materia de la simulación.
Diremos, pues, que la£¡rnu]ación, o si se quiere el negocio jurídico simulado.
es 'una declaración de un contenido de voluntad no real emitida conscientemente
y dé común acuerdo entre parteTpara producir con fines dé engaño la apariencia
de un acto que no existe oque es distinto del que las partes efectuaron'.
(1) Anteproyecto Bibibnl (Tft. III. "De los- efectos generales de la obligación"; Cap. til "De |a
revocación de los actos del deudor ; libro II, Secc. I, Parte I); Proyecto de Reformas (Tft. I,
:.- 5r>el efecto de las obligaciones"; Cap. N, "De la revocación de IQS actos del deudor"; libro II,
,(,-;^cc. I). Anteproyecto Uambtas (Ubro IV Secc. I, Tft. I. Cap. V "De la Impugnación de bs
..jj^íftps del deudor:, arts. 878 y B82).
I
M .tV i
* _ _ _ .
Actos Jurídicos 271
imposibilidad de hecho de que puedan otorgar y firmar el contra documento. Se
dice también que puede prescindirse de él cuando concurre la imposibilidad moral,
como en el caso de que medie entre partes una vinculación muy estrecha que
explique la falta de disposición para otorgar el contradocumento, como enel caso
del vínculo matrimonial, o del parentesco muy próximo, o la amistad íntima. A su
vez: quede aclarado que cuando se quiera probar una conducta antijurídica, dolosa,
serán idóneos todos los medios de prueba admitidos en derecho.
Ahora bien, si concurren razones para justificar, con carácter de.regla ge-
neral, la exigencia del contradocumento, opinamos que la reforma, con el último
agregado Incorporado-al art. 960,.ha privado a esta exigencia del
contradocumento de todo valor de principio. Lo único que llama la atención es
la redacción empleada; dice así el agregado al art. 960: "Sólo podrá prescindirse
del contra documento para admitir la acción, si mediaran circunstancias que
hagan inequívoca la existencia de la simulación".
El "sólo podrá prescindirse..." encarece la exigencia de! contradocumento
como medio de prueba; ello no obstante no se explica que al mismo tiempo se
consienta en qué circunstancias cualesquiera puedan aducirse para dar por existente
la simulación, con carácter inequívoco, lo cual es como concluir afirmando también
que se pueda aportar toda clase de prueba: testimonia!, indiclaria o présuhclonal,
para probar la simulación. Reitéralo: el agregado al art. 960 le ha quitado al
contradocumento el valor de principio como exigencia probatoria, en la simulación
entre partes. Las más de las veces, desde luego, habrá contradocumento; pero aun
cuando no lo haya, siempre podrá hacerse lugar a la demanda de simulación, cuando
concurran ai juicioantecedentes y elementos probatorioTque hagan 'inequívoca'
la~existencTa de la simulación.
AríóTapreguntémonos: ¿qué es el contradocumento? Contestaremos
recordándolo a Ferrara, que el contradocumento, extrínsecamente, es una constancia
escrita, es un Instrumento privado; e intrínsecamente, es el reconocimiento con fines
probatorios de la existencia de la simulación.
Aquí cabe formular una aclaración: por influjo del pensamiento francés
invariablemente, cuando se habla del contradocumento, se lo suele contraponer a
eso que se llama el "acto aparente". De esa manera se produce una disociación en
el negocio jurídico simulado; y tendríamos, por una parte, lo que llamamos el negocio
aparente, el que está a la vista, el que todos conocemos; y por otro lado, el negocio
secreto, oculto, que lo contradice, que lo revoca, anula o deja sin efecto. Reparemos•' \'
en que esta disociación es racionalmente inadmisible; nunca podemos hablar déi fj*
un acto oculto, secreto que deje sin efecto lo que para las partes no existe, lo que es' . 1.« í
una mentira, una ficción: un engaño. De manera que cuando hablamos'cíe! 'y'-Mú
contra documento pensamos que no es un acto oculto, secreto, que' feyó¿¡úé'.o'jfrAMÍ]
dé]esiñ"éfecto el acto aparente, sino simplemente es (¡reconocimiento con fi^éjbmóñoV^'^i
áeTÓeJhtencia de la simulación, ' THS^MSJH^^
— i ÍMSÍÜSMSSSÍH
272 Manual de Derecho Civil
Efectos del contradocumento
El art. 99ó del Código Civil nos habla del contradocumento, nos dice: "El
contenido~dé~un instrumento público puede ser modificado o quedar sin efecto
alguno por un contra-instrumento publico • privado que los interesados otorguen;
pero el contradocumento privado no tendrá ningún efecto contra los sucesores a
título singular, ni tampoco lo tendrá la contra-escritura publica, si su contenido no
está anotado en la escritura matriz, ven la copia porja cual hubiese obrado el tercero*.
Prescindimos, pues, de la hipótesis harto difícil, si no Imposible de imaginar,
como es la contra-escritura pública anotada marginal mente, o la constancia pública
anotada marginalmente en la escritura; y tengamos presente lo que ocurre
invariablemente: el instrumento privado, contradocumento propiamente dicho,
donde consta el reconocimiento de la simulación. Aquí se rinde culto a eso que la
doctrina contemporánea llama la "teoría de la apariencias*. Me refiero a los efectos del
contradocumento: sólo los tendrá entre las partes o sucesores a título universal' llamados
también 'herederos"; pero no será, oponible a los sucesores a titulo singular.
fóra justificar ese principio, la nota al art. 996, nos dice: "El contradocumento
es un acto destinado a quedar secreto, que modifica las disposiciones de un acto
ostensible. En presencia de estas dos disposiciones contrarias, la una verdadera
' pero ignorada, la otra falsa pero la única'conocida, la ley debe declarar que los
• efectos del acto ostensible podrán siempre ser invocados por los sucesores
' ' singulares. Cuando yo he comprado la casa de Pablo, y reconozco por un acto que
* queda reservado, que la venta ha sido fingida, esta declaración no podrá tener
' " ningún efecto contra mis sucesores singulares en aquella casa; y si deslealmente la
' vendo o la hipoteco, el que hubiese adquirido de mf, conservaría a pesar del
"" contradocumento, el derecho que habría adquirido como sí mi dominio aparente en la
cosa hubiese stttb positivo".
Recordemos asimismo que cuando hablábamos del problema de la teoría de
la voluntad y la teoría de la declaración, entendíamos que en este caso de la
simulación se da una de las importantes concesiones qué la teoría de la vdluntad
debe hacerle a la teoría de la declaración,.por la necesidad ineludible de dispensar
amparo jurídico a los terceros de buena fe adquirentes de derechos de los que
carecían sus autores.
Además, el art. 9.96 y su nota concuerda con lo dispuesto en el i 194, que nos
dice: 'Ei Instrumento privado que alterase lo que se hubiere convenido en un
— instrumento-pú5Tico,-noproducirierecto contra-tercero1: — —
Reitero esta aclaración ya formulada- en el lenguaje de la propia ley, a cada
momento se hace la contraposición entre el negocio aparente, ostensible, y negocio
oculto o secreto, como si hubiese una disociación. Tal disociación no puede
concebírsela. El negocio, simulad o es una entidad conceptual única, indivisible,
que no se puede fraccionar de ninguna manera. Los simuladores mienten,•"engañan;
pero también para resguardarse en su respectiva posición jurídica, se otorgan
reciprocamente ei contradpcumento, el que contiene el reconocimiento con fines~
probatorios, y para perpetua.memoria, de la simulación. No podría nunca entenderse
Actos jurídicos 273
que el contradocumento sea otro acto distinto, destinado a revocar o anular o
dejar sin efecto el acto aparente u ostensible, por cuanto el sentido común nos dice
que nunca puede dejarse sin efecto lo que nunca ha existido.
•i
6. Ejercicio de la acción de simulación por terceros. La prueba
stiftwZ$$t&Mfr
274 Manual de Derecho Civil
7. Efecto de la declaración de simulación
Remitimos .a cuanto ya está dicho y comentado. Del art. 996, su nota ilustrativa
y el correlativo, el art. 1194, trasciende la doctrina acorde con el pensamiento
jurídico universal, el que consulta el valor supremo de la seguridad jurídica: los
terceros de buena fe, adquirentes de derechos que no pertenecían a su causante^
el quelan sólo ostentaba un título fingid oTestóñsiempré amparados por la ley. Por
oírá~p3rte, tal péTTsarnTento adquiere la jerarquía de principio general, a través del
agregado al art. 1051, ordenado por la ley 17.711.
II. EL FRAUDE_
fe! >*.•
m. 2.,Remedio jurídico contra el fraude: la accción revocatoria.
'% Fundamento Jurídico de la acción revocatoria respecto
del deudor y del tercero que haya de tolerarla
El remedio jurídico contra el fraude es la llamada facción pauliana", según
tradición seculárTen homenaje al pretoTPaüIoT que fue quien la instituyó; también
se la llama "acción revocatoria". .* !
m
276 Manual-de Derecha Civil
¡ . Gemidos a un orden expositivo, habremos de darla razón que justifica la proce-
dencia de la acción respecto del deudor y respecto del tercero que haya de tolerarla.
Respecto del deudor, el fundamento jurídico de la acción revocatoria estriba
en ese principio tan difundido, de vigencia universal, unánimemente proclamado
por la doctrina y que se concreta en este solo enunciado: ia responsabilidad
patrimonial ¡del deudor. Todos los bienes del deudor, en su totali3ad, de manera
in^egrmJnádaiiDdistinta, están afecta'dosengarantTaciel crédito o de lo~s~créditós.
En estos términos suele anunciarse el principio de la garantía que, mirada respecto
del'deudor,llamamos también responsabilidad patrimonial. Recalcamos lo que ya
hemos anticipado, e! deudor en cuanto tal, no sólo está en estado de
constreñimiento moral, precisado'a cumplir, a pagafTslno qüé~iambién está en
estado.de sujeción patrimonial, responde con todo ío~que~tieñ£ ' ~~
Respecto del tercero, para discernir el fundamento deTaacclón revocatoria
se toma indispensable una distinción: el acto fraudulento celebrado por el deudor
puede haber sido a título oneroso o a título gratuito.
• cuando el acto fraudulento celebrado por el deudor ha sido a título oneroso, la
acción revocatbna solo será prpcegeñle^sTse^ae.l toHaiíHWJraudijropiamente dicho,
estoes, no sólo el ánimo del deudor de defraudar a sus acreedores, sinoJaj:ornpllcldad .
del tercero que contrata con el "deudor. Estesolo puede quedar obligado frente a los"
acreedores, en razón de su coparticipación en el delito de fraude; sólo puede quedar
obligado ex.-méefiáo o ex-delito, en razón de su mala fe, de su conducta dolosa.
Si el acto celebrado por el deudor es a título gratuito, ya no importa la mala
fe del ^ercéfoj basta tan sólo aducir e¡ principióle I enriquecimiento sin causa. La
d^ctnna^explljza invariablemente el fundamento de laacción, en este caso echa'ndo
manó de los conocidos adagios: certa de áamno vitando, certa de lucro captando. Estamos
frente a un tercero que sólo pretende conservar un provecho, un beneficio,
ufia_ven!i3fa económica, a expeñsasüel derecho de los acreedores que han de
verse perjudicados, burlados en susjegítimas pretensiones. La ley optara
entonces por los~"5ereedores, quienes sólo quieren? medlantela utilización de
la acción revocatoria, reparar el perjuicio^
1
•• .íA'^MteW»--
278 Manual de Derecha Civil
pueden, demandar la revocación de la;renuncia que se ha hecho en perjuicio de
ellos, a fin de hacerse autorizar para ejercer los derechos sucesorios de renunciante
hasta la concurrencia de lo que les es debido".
La nota a este artículo dice: "Este es un corolario del principio sentado en
otra parte del Código, que los acreedores pueden ejercer los derechos y acciones
del deudor, y para esto no es necesario que la renuncia haya sido hecha con intención
fraudulenta de. parte del llamado a la sucesión, porque no se trata de un acto a
título oneroso, pues que la renuncia supone una abdicación gratuita de la herencia;
basta qué los acreedores sufran un perjuicio. Así, es indispensable qué él crédito
del demandante sea de una fecha anteriora la renuncia, y qilé los bienes del.deudor:
sean insuficientes para satisfacer la deuda. Loscoherederos del renunciante pueden
sin duda; oponerse a la acción de los acreedores satisfaciendo los créditos del
heredero7. Y agrega al final la nota: "Cuando los acreedores'h'an acep'tado'en. lugar
de! heredero, la renuncia se anula sólo a beneficio de ellos; respecto al heredero,
subsiste siempre, porqué respecto dé él és irrevocable. Así, cuando los créditos no
absorben la porción de los bienes qué habría tenido en la sucesión líquida el heredero
renunciante, lo quequeda no pertenece ni al heredero, que por larenunciaha perdido
todos sus derechos, ni a los acreedores que no pueden ejercer derechos mas allá de
lo que les es debido. Los otros herederos aprovechan sólo el excedente'.
De manera, pues, que la renuncia a derechos de contenido patrimonia[oije_
obsta a que Ingresen bienes y valores que Kan de acrecentar el habeTdel deudor,
a'ürfestas renunciad, puecteTfsWobietodeTálíccIón revocatoria^
¡id
Actos jurídicos 279
Civil, las que también suelen llamarse en doctrina "condiciones generales para la
procedencia de la acción'; a saber
1) Que el deudor se halle en estado de insolvencia. Este estado sé presume
desde que se encuentra fallido.'Tengamos presente que la "Ihstilvéricia"
es un estado económico que se caracteriza por el desequilibrio que se
advierte en el patrimonio del deudor, vale decir, el "debe* supera el
"haber". Las deudas sumadas en su conjunto son máTqüe los bienes y
valores que hay en el patrimonio. Tal desequilibrio écctrTómrco frústrala
posibilidad de que los acreedores puedan satisfacerse. El deudor no por"
serlo deja de gozar de la libre.disposlclón de todo lo que tiene; pero, en
cuanto deudor, le incumbe el deber de mantenerse en estado de solvencia,
en situación de poder hacer frente a las deudas que gravan su patrimonio.
Cuando hay declaración judicial de falencia o de concurso civil sé pre-
sume el estado de insolvencia del deudor.
2) Cme_je|_per¡u¡cio a_los_ acreedores resulte del acto mismo del deudor o
que, antes yase hallase insolvente. \&le decir, a tenor 3é este inciso
en tenderemosque es indispensable que el acto que se ataque mediante
la acción revocatoria, haya causado el estado-de Insolvencia de! deudor,
o por lo menos, si ese estado de insolvenciava existía, hava contribuido
a acentuarlo, a agravarlo!
3] QuTel crédito en virtuTBel cual se Intentalaacción, sea de una fecha
anterior aFacto del deudor.
Tengamos presente que la acción revocatoria no es una mera acción
conservatoria. Tiene una marcada semejanza con un procedimiento de ejecución
Indirecta. Es indispensable que el bien que sale del patrimonio haya formado parte
de£a^rvo"ctiarTdÓ~se~constltuy6 la obligaciórywque de lo contrario, sj"gl crédito
es posteriora! acto, ese bien no era parte inteerañté"cTe la garantía"!
El art. 963 trae una excepción: "Exceptúanse de la condición tercera del
artículo anterior, las enajenaciones hechas por el que ha cometido un crimen,
aunque consumadas antes del delito, si fuesen ejecutadas para salvar la
responsabilidad del acto, las cuales pueden ser revocadas por los que tengan
derecho a ser indemnizados de los daños y perjuicios que les irrogue el crimen".
Esta excepción, en cuanto taL'ha de ser entendida.restrictivamente. Com-
partimos, pues, al respecto, la opinión de Salvat, quien considera que, aparte [a
hipótesis muy especial contemplada en el antedicho art. 563, no cabrá la. posibilidad
del ejercicio de la acción revocatoria cuando el crédito sea" de fecha posterior al
acto que se quiere hacer revocar. No adherimos al pensamiento general de los
tratadistas franceses que extiendenla"excepción al caso de personas que enajenan
sus bienes en víspera de entregarse a operaciones comerciales de resultado riesgoso
y que pueden traer pérdidas considerables, que hasta lleven a la bancarrota. Claro
está que la exigencia impuesta por el Inc. 3o del art. 972 no regirá para, el ejercicio
de la acción de simulación, la que mira a restablecer la verdad sobre.ehestadp'
280 Manual ds Derecho Civil
patrimonial del- deudor,' y que procederá siempre que mediante la maniobra de la
simulación se quieran conculcar derechos de terceros.
. Además ¡de estas condiciones generales que en su conjunto configuran el
eventosi tjawflfj Considerada la hipótesis del acto' a título oneroso, debe concurrir
terñEJgme|jc miinotfrjmrfi^elementoesencialmente caracterizante del fraude
paüjja.RQ prÓ: jámente dicho. El art. 968, nos dice: 'SI la acción de los acreedores
e £ d j r j ^ s g tra un acto del deudora título oneroso, es preciso para la revocación
;¿deudor,haya querido por ese medio "defraudar a sus acreedores, y
que|e[ te.CCer^kion el cual ha contratado, haya sido cómplice en el fraude".
7$jane{¡rijpj fraudi presupone el ánimo del deudor de defraudar a los acreedores y
e| aGt^cjg'q^lusj^n, ia complicidad del tercero, la coparticipación delictiva. Ahora bien,
cuapfittse traü jie ?ánirno', ¡a |ey obvia las dificultades recurriendo a las presunciones.
^ íllí¿kw¿!i!@SSlic?: "El ánimo del deudor de defraudara sus acreedores por actos que
lesjsWvPenu i piales, se presume por su estado delasplyencia...".
;
; i X B^j||i| nplemerite que el deudor tengan conciencia y conocimiento de su
~~'*"--—*J~ ü'.iñsoly'encja, para que de ahí se deduzca el ánimo de defraudar a
fó|erjyT!gnester que acometamos toda una tarea de introspección
Jjfepfep^p.írltu c'e' d e u d ° r a ^in c'e averiguar si abrigaba o no el
Jjéaja Jtís acreedores; tal ánimo se induce del so!o_conocimiento
¿
~'"\¿¡g'su'estado de insolvencia. Faltaría el áñimo^e^fraugafTgi
Tdeudor respecto de su estado de inso|vgncia, hipótesis
El punto está especialmente reglado en el art. 970, que dispone: "Si la per-
sona a favor de la cual el deudor hubiese otorgado un actoperjudicialTsüs"
acreedores, hubiere transmitido a otrolos derechos que de él hubiese adguiarjg.
1 a acción de los acreedores sólo será admisible, cuando la transmisión de"los
derechos se haya verificado poTun título gratuito. Si fuese por título oneroso, sóio
en el caso que el adquirente núblese sido cómpíjcejrel'fra'ügéT
Es necesario de|ar bien aclarado este punto. Utilizaremos el método de que
se sirve Salvat, para explicar la disposición transcripta:
a) una primera transmisión del deudor, a "A", primer adquirente;
b) una segunda transmisión de "A", primer adquirente, a "B", segundo adquirente.
Las cuatro situaciones con que Salvat compendia el contenido de la
disposición, son éstas:
I. a) Primera transmisión a título oneroso-,
b) Segunda transmisión a titulo oneroso.
En ese caso, y poniendo en juego las exigencias que condicionan la
procedencia déla acción, diremos que se requiere; \) ú.evtntus damni, 2) el ánimo
del deudor de defraudar a los acreedores, y asimismo la complicidad del primer
adquirente, "A", y del segundo adquirente, "B".
II. a) Primera transmisión a título gratuito;
b) Segunda transmisión a título gratuito.
En este caso diremos que se requiere tan sólo el perjuicio, el eventus damtú,
caracterizado, como ya lo sabemos, a través de los tres incisos del art. 9ó2.
II!. a) Primera transmisión del deudor al adquirente "A", o primer adquirente, a
título oneroso;
b) Segunda transmisión de W a "B", segundo adquirente a título gratuito.
Aquí se requerirá, a demás; deliren tus damnirú ánimo detdeudor de perjudicar
a sus acreedores y la complicidad del primer adquirente.
IV a) Primera transmisión del deudor a "A", primer adquirente, a título gratuito-..
b) Segunda transmisión de 'A' a "B", segunda adquirente, a .título oneroso
Aquí, entendemos, siguiendo a Salvat. que se requiere a más del eventus damm
el fraude .respecto del deudor y la complicidad o mala fe del segundo admírente
Necesariamente creemos que debe concurrir el fraude respecto de! deudor porque
de otra manera no podríamos concebir el conatiumjrauái. , 4
¡
282 Manual de Derecho Civil
7. Efectos de la revocación
He dicho y lo reitero, para destacarlo, que esta acción que llamamos acción
revocatoria, llamada según tradición secular "acción páuliana", cqastituye una
defensa_que ge concede a los acreedores, tan sólo en el carácter de tales y_napor
ningún otro concepto", vale decir, e£üña dejgngajnherente al derecho de crédito.
Esta afirmación tiene plena corroboración a través de los arts. 965 y 966. Art^SóS;
'La revocación efe los actos del deujgx¿glliáioipiPJlüDCÍada pn el ¡ntt»rfo Hejot
acreedores que la huPieserTpedidory hasta eUmporte de sus créditos".
Artj)66: T I tej^ejoa^quien hubiesen pasado los bienesdel deudor, puede
hace£_cgsar la acciónetelos acreedores, satfsfacier^eíc^dito de los-jue-se.
hubiesen presentado, o dando fianzas suficientes sobreel pago íntegro de los
crédíto^sjjosjaienes del deudor nóalcanzaron a satisfacerlos".
Del tenor a^arr^yóS, se'entenderá corilüerza de evidencia que la revocación
obtenida judicialmente aprovecha, única y exclusivamente, al acreedor o acreedores
demandantes La disposición contempfa la acción revocatoria civil, la que de suyo es
individual, vale decir, puede haber.deh acreedores, mas si uno solo de ellos veló
por la defensa de sus derechos y promovió la acción páuliana, obtenida la revocación
por sentencia judicial, tan sólo le aprovecha en la medida de su interés, en la medida
en qué su derecho de crédito haya sido conculcado. Ahora bien, sí se trata de la
ejecución colectiva, como ocurre en el caso dé quiebra, o de concurso civil de un
deudor no comerciante, en ese caso puede ser el síndico, representante de la masa
de acreedores, el que demande la revocación, y en esa hipótesis la acción no es
individual sino colectiva y obtenida la revocación en juicio, ella aprovecha por
Igual a todos los acreedores del deudor fallido o concursado, ya que el síndico
representa precisamente a la masa, a todos.
El art, 966, para robustecer más aún el carácter que tiene esa defensa inherente
al derechooe crédito, nos dice que el tercero a quien hubiesen pasado los bienes
del deudor, puede hacer cesar la acción de los acreedores satisfaciendo el crédito
de los que se hubiesen presentado o dando fianza suficiente del pago íntegro de
sus créditos, si los bienes del deudor no alcanzaron a satisfacerlos. Obsérvese
cómo eljer'cero queadquirió del deudor quedará libre de las consecuencias de la
ac^ónTévwatoTia^sTdesinteresa a loTacreedores per)u3icadoTéñ susjerechosTo
bjen^sTcóricierta arreglo con ellos y éstos aceptan garantías personales o reales
que los pongan a resguardo.
' Por otra~parte, entiendo -y así lo he sostenido siempre- que ejjraude no
GpjTsrjürj¿eJ^n_Ean^tg_coricgpto técnico, un casojje_mj|jja¿jino un caso_de
inoponib'üida'd, o slrñplemente un caso"cte ineficacia. El acto que adolece de fraude es
plenarn^nteváff3o~eñtre partes, y auruespecto de herreros, con la sola salvedad
de que sólo esjnopo'nibk o ineficaz en cuanto a los acreedores, y tan sólo..e_n la
medida en que haya conculcado el derecho de crédito. Esta afirmación tiene plena
corroboración en los ya mencionados arts. 965 y 966.
Actos jurídicos 283
Mucho se ha discutido en la doctrina con respecto a la naturaleza de la acción
pauliana o acción revocatoria. Hasta hay una vieja disputa respecto de si era una
acción rea!, b una acción personal. El concepto acaso unánime que acoge la doctrina
moderna y contemporánea; es de que es una acción personal. Ahora bien, no es una
acción de nulidad, como hemosdicho; es una acción de una naturaleza muy particu-
lar, suiaenens. que puede ser o individual, como lo es en los términos del art. 965, o
puede ser colectiva, como lo es en el caso de falencia o concurso civil, donde la"
acción es promovida por el síndico, representante de la masa de acreedores.
El art. 971 nos dice cuáles son los efectos de la revocación, respecto de los
terceros que adquirieron inmuebles del deudor en, fraude de sus acreedores:
'Revocada el acto fraudulento del deudor, si hubiere_jiabidp_enajenación de
propiedades, éstas deben volverse por el que las.adquirió, cómplice en el fraude,
con todos susfrutos como poseedor de malale^l "" ~
De manera que este tercero, adquirente a título oneroso y a la vez de mala fe
y cómpjic^jjddeudor, obligado at-delito ante los acreedores, respecto de su
obllgación derestitucJo'n,está en la misma situación en que lo está^un poseedor
de malafe. Serán aplicables todas las disposiciones que el Código Civil trae en el
lugar pertinente, art. 2422 v_sjguientes.
Puede ocurrir que el que hubiere adquirido de mala fe las cosas enajenadas en
fraude de los acreedores, esté personalmente obligado ante los acreedores a
indemnizarlos, a resarcirlos en su integridad, si se diere el caso de que la cosa hubiere
pasado a un adquirente de buena fe. o bien cuando se hubiere perdido. En esos
casos los acreedores nunca podrán satisfacerse, de modo que tan sólo se mantiene
intacta la acción por responsabilidad personal del tercero que adquirió de mala fe,
cómplice en el fraude. Esta situación es la contemplada especialmente enel art.
972, el .que dice: *E1 quehublere adquirido de mala fe las cosas enajenadas en
fraude de los acreedores, deberá indemnizara éstos de los daños y pen'uicios. cuando
la'cosllíul^rei^sa^o^ljrridquirente de buena fe, o cuando se hubiere perdido".
Para concluir lo relativo a los efectos de la revocación, consideramos
brevfsimamente el caso de las relaciones entre el deudor y el adquirente, del acto
judicialmente revocado. Habremos de entender, en entera coincidencia con
Uambías. y renovando nuestra opinión anterior, que en las relaciones entre el deudor
y el adquirente, el acto Impugnado es enteramente eñcaz. PojJoJajtoTeTacTquirerTfe'
despojado del inmueble por efecto déTa ejecución llevada adelante por el acreedor
queejercé la accíógreyocatoria, puede recia maLcoptra su autor él Importe utilizado
para satisfacer el ggdjiadSjagjjéL Pensamos que el fundamento de esta obligación
no es la garantía de evicción, por cuanto ella es improcedente, cuando el adquirente.
conoce el riesgo que amenaza al derecho que adquiere (art. 2106) O no funciona en
los actos gratuitos (art. 2145). En verdad, creemos que se trata-tal cuello afirma
Uambías- del derecho al reembolso que tiene el que ha pagado una deuda ajena
(arg. del art. 727], pues la solución no puede diferir del caso en que el adquirente ,
desinteresa al acreedor para conservar el bien adquirido. De cualquier modáMas
c
- ' • »• ¡ifí||
284 Manual de Derecho Civil
discusión/tal cual se lo señala de modo unánime, es puramente teórica, ya que la
insolvencia del deudor toma .ilusoria la posibilidad rjg que el adquirente pueda
obtener el reintegro de lo pagado al acreedor (Llambías, Parte General, 2a edición,
19ó~4, t: ll,~n° 1862-e, Asimismo, remitímoTpara ilustrar a las opiniones de otros
autores, Sálvat, Rarte General, 10a edición. ! 950-51.1.11, n° 2497; Borda, Parte
General,:3a edición. 1959, t. II, n° 1228. Y sobre todo, es de señalar la opinión
priginal, aun cuando muy bien elaborada, de Luis Moisset de Espanés, vertida en
un folleto publicado en 1968, ba¡o el título Relaciones entre el adquirente que soporta una
acción revocatoria y el enajenante fraudulento).
iiÍ;£X LESIÓN
ík
Actos Jurídicos • 2B7
El segundo término de la fórmula requiere un mayor análisis. En cuanto a la
"ligereza", recordaremos algunos antecedentes. En el Tercer Congreso Nacional.de
Derecho Civil, reunido en Córdoba en octubre de 1961 -donde este tema dio lugar
a un memorable debate y demandó, por otra parte, unlaborloso trabajo en el seno
de las comisiones— la Fórmula eliminó el segundo término: el vocablo 'ligereza*. No
pocos entendieron que esta palabra, discernida de acuerdo con la acepción que
tiene en nuestro lenguaje común, coincidente con el lenguaje jurídico, no es ajena
al concepto de acción u omisión culposa. Y así, parafraseando lo que dice el
Diccionario de la Academia, diremos que incurre en ligereza el que produce un acto
irreflexivo, no suficientemente meditado7el"qüe~no pone la dosis Imprescindible
de ponderación, de cautela, de manera que -entendido el vocablo en su acepción
idiomátka corriente- no escapa al concepto de culp_a. Parafraseando el art. 1111
del Código Civil, entenderemos que el qué en alguna medida estuvo incurso en
culpa, no puede demandar amparo jurídico, ni protección para sus intereses. Por
eso se eliminó el término "ligereza".
Queda; pues, tan sólo reservado para los eruditos, que han penetfando dentro
de Una indagación prolija e ilustrada, en la significación genuina del vocablo en las
fórmulas suizas, germánicas, el privilegio de descifrar lo que se ha querido significar. Y
ellos nos dicen que con "ligereza" se quiere significar'insuficiencia mental*, "disminución
de las facultades". Recordaré al respecto un precedente legislativo extranjero digno de
mención. El novísimo Código Ovil portugués de 1967, en su art. 282, reemplaza la,
palabra "ligereza", por la locución "deficiencia psíquicaj, la que, sin duda, es adecuada
para evocar el concepto que se quiere significar. Por otra parte, es sabido que por
imperio de la ley 17.711, este caso de "disminución de las facultades mentales", configura
' una de las hipótesis en que el sujeto se hace acreedora la protección civil, mediante el
régimen llamado de la 'inhabilitación" (art. ;l 52 bis). _
Personalmente opto por la fórmula más sobria empleada por el Tercer
Congreso Nacional de Derecho Civil, que se contrajo a decir simplemente:
"necesidad, penuria o inexperiencia".
En cuanto a 'inexperiencia", según él lenguaje común, entenderemos que es^
la falta de advertimientos o enseñanzas que nos depara la práctica, el uso, o tan
sóio el cotidiano vivir. La caracterización de este término, "inexperiencia", ha de
configurarse ante los hechos cuando las circunstancias del caso concreto lleven a
apreciar una situación de "inferioridad' notoria,_JjTOCu|tabLe, en materlade r _M
Información, cultura y desenvolvimiento. ! i-ñii
No puedo callar mi apreciación crítica respecto del segundo apartado dejla^fetrn
fórmula: 'Se presume, salvo prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de «ofa&g^
desproporción de las prestaciones". " j ¡hmjfr
Así, pues, se produce -por Imperio de presunción inris tantum- la Inversión qe(j¿Jjp¡
la prueba. Entiendo que dicha presunción altera la genuina significación doctrlná|J||M
de la lesión subjetiva, ya que en esta figura, tal cual he procurado caracterizaran jií|i
tiene siempre preeminencia el elemento subjetivo, precisado por la situadonEaté$|J||
Jt L i . í »
288 Man Jal do Derecho Civil
manifiesta infer!oridad,de uno de los contratantes, en la medida en que es explotada
y aprovechada ¡nicuarrjente¡por el otro.Se.presume el dolo, la mala fe, la conducta
orientada a^explotar la situación de inferioridad de la otra parte. De ese modo,
pareciera que bastara|SÍn más la sola desproporción entre las prestaciones. Por
otro lado, hay inconsecuencia en presumir el dolo, porque la lesión-está aquí
legislada como agrupándosela [unto con los vicios de ia voluntad, a saber: error, dolo
y violencia. Y.ya sabemos que quienes aduzcan en su defensa el error, el dolo o la
violencia, tendrán que;produclr la prueba de esos vicios. En cambio, en este caso
se.invierten los términog. Se pjesumeJajnalaJe,, el -ánimo de explotar o de.
aprovecharse del otro contratante.
Tampoco pooTTa^éjárdesTñalar mi apreciación crítica respecto del lapso de
prescripción: cinco.años. Es inusitadamente extenso, prolongado. Si se quiere,
Inconciliable con !o que es un pensamiento que sirvió de inspiración, respecto de
plazos de prescripción, a la ley 17.7! 1: abreviarlos. No me explico cómo se ha
podido establecer un término tan amplio. Al mismo tiempo, hay otra inconsecuencia.
Agrupada la lesión como causa de nulidad, juntamente con los vicios de la voluntad,
debería' regir el mismo plazo querigepara los casos de nulidad por vicios de la
voluntad, es'toesTdosaños |art. 4030del Código Ovil). '• ^
K M * *
Ife'íijJfji: •
$ & ! •-.;.
¡i-1
ACTOS JURÍDICOS
(Continuación)
J
2. Fundamento de la forma
La lectura del art. 974 acaso diera a entender que afeita de exigencia legal, la
que se^exceortonaTrlge^prinriDÍo de la libertaddefoññaTvale decir, las partes
pue3eñ~en los negocios jurídicos adoptar las formas o solemnidades que I es pía zea.
Actos jurídicas 293
El articulo dispone textualmente: "Cuando por este Código, o por las leyes especiales
no'se designe forma para algún acto jurídico, los interesados pueden usar de las
forfnas que juzgaren convenientes".
i Explico más aún: de primera intención acaso entenderíamos que la-libertad
de forma es la regla y la exigencia formales la excepción. O si se quiere, el Código
Civil no serla formalista, sino que se adheriría al criterio de la libertad de formas. Tal
conclusión parecería estar contradicha dentro de los actos jurídicos entre vivos
por. la extensa enumeración que contiene el art. 1184 del Código a través de sus
once incisos. Podría afirmarse que el análisis detenido de este artículo nos lleva a
la conclusión contraria, vale decir, las más de las veces la ley impone una forma,
aun cuando pueda no ser forma adsokmnilalem, aun en esos casos en que no
estemos ante la presencia de lo que se llama acto solemne, la verdad es que
trasciende de esa enumeración que más son las veces que hay que observarla"
forma, particularmente la forma escrita, que las veces que nohav forma impuesta
p"or la ley Y agreguemos a esto todo logug^alaje„a|j3erechg_de familia y al derecho
sucesorio, donde prevalece manifiestamente el concepto de la forma. Tenemos,
así. en el derecfiode familia, el paradigma: el matrimonio, y todos los actos conexos,
como la legitimación, el reconocimiento de lafiliación,-y el otro paradigma en el
derecho sucesorio, el testamento, las formas ordinarias de testar, que son solemnes
per se, por antonomasia, tal cual lo es el matrimonio.
Si reparamos en cuanto ven irnos afirmando habría que invertir los términos
que trascienden del art. 974, y manifestar: la regla es la forma, y la excepción es la
libertad de formas.
1. Concepto
Recordemos que el art. 979 trae una larga enumeración de los instrumentos
públicos, a través de diez Incisos:
Dentro de esa enumeración destaquemos que elinc. i" se refiere a la .categoría
de instrumento público más importante, más trascendente, como lo es la escritura'
pública, vale decir, el Instrumento público que acredita la existencia de un sinnúmero
de actos jurídicos. Seré por demás sobrio en este tema, y si hay alguna curiosidad
por lo que dice cada uno de estos Incisos, remito a Uambfas o a Salvat.
3. Condiciones de validez
a. idoneidad
Quiero advertir que voy a sustituir la palabra capacidad, que es empleada,
invariablemente" en doctrina, por la palabra idoneidad. Lo hago deliberadamente,
con un propósito didáctico, para Impedir que haya confusiones y se vaya a pensar
que, cuando hablamos de la capacidad del oficial público, estamos hablando de la
capacidad civil, de derecho o de hecho; por eso decimos idoneidad, en lugar de
capacidad.
En primer lugar, para que se dé el requisito de la idoneidad, es Indispensable
que el que se dice oficial público goce de una investidura otorgada por un
nombramiento emanado de autoridad competente, según la Constitución o la iey.
tiegundo: que el oficial obre en ejerclcioefectivo de su Investidura, vale decir, que
esté en posesión de sus funciones. Tercero; que no concurra ninguna inhabilidad
legal prescripta por alguna disposición expresa del Código Civil.
Respecto de que el oficial público debe obrar en ejercicio efectivo de sus
funciones, nos dice el art. 983: 'Los actos que autorizase un oficial publico
suspendido, destituido o reemplazado después que se le haya hecho saber la
suspensión, destitución o reemplazo, serán de ningún valor, pero son válidos |os
actos anteriores a la noticia déla cesación de sus funciones".
Pe manera que la validez del acto que otorga el oficial público depende
de la circunstancia de que esté en ejercicio de sus funciones, que no haya
cesado en el desempeño de sus tareas. Para entender que há cesado es indíP"
pensable la notificación oficial.
Acias jurídicos 295
1 <
U ** ' íiiS Respectó de que no debe concurrir ninguna prohibición o inhabilidad legal,
..-
¡Sí nos dice el árt' 985[*5or^é~ñ~ingu"n valor los actos autorizados por un funcionario
,¡jít X publico en'ásuntoen que él o sus parientes dentro del cuarto arado fuesen
J M ^ffersonalmente-interesados; pero si los interesados lo fueren sólo por tener parte
i, J* g*fln sociedades anónimas, o ser gerentes o directores de ellas, el acto será válido".
r•
$??#%*
flctos.juríriicos 299
^^i^í^ÉiíéstUdíóf por_su análisis, son precisamente las escrituras públicas, a través de las
§£fó$£01cha\es£u&ia constancia documentada de modo auténtico de toda la infinidad de
l ^ i ^ p á c t o s ¿rieflocios jurídicos que se celebran en~la vida cotidiana. No sólo actos
^í^í^ritréy^vós; sino también disposiciones de última vóluntaaT ~ ~~
^s.ujjue^gregar que en la actualidad asistimos a.
^^ífclS'ifííí.'^ílSbe^Rreear a.una
una novedad
nove' que ha cobrado
m m
^^-i-w^írjíirgnincációri habitual, frecuente; como lo son las escrituras "actas", aquellas
^^¡v'í'dorldéjse llama a un escribano para que levante un acta y deje constancia del
a^j^'-ésfatiq de ias.cosas o de hechos o circunstancias cualesquiera. Ejemplo: el edificio
^^ife¡;:coKti^ó,;atn1í6 presenta una grieta que su sola observación llama la atención,
ÉM|^^séiitá , , r áítiiismo tiempo un peligro, unriesgosoquiero tomar medidas, llamo
^^;(:|^ajurj;e5cr¡8árío para que levante un "acta' y deje constancia de la existencia de la
' ^ M M e i ^ a í ©trcí'éjérnplb: quiero acreditar la comparecencia de una persona a un lugar
^MyW^erí'frníríaddíllevd un escribano que levante un "acta" que acredite que tal per-
P^lgas.sonB: estaba presente en ese lugar.
i ^ I f l C o n t i h i t í d . Requisitos
¿
-M:i. .. ^ . , „ _ . ..
en s"ár hechas porescrroanos públicas o por otros funcionarlos autorizados
• Jap :;> lepara^ejercer las mismas funciones, cómo ser un juez de paz, o pueden hacerlo
ife|ii'Í'>tam"biéh'funcionarios diplorríSticos en determinadas circunstancias.
'Í^S"£;Í'-•^Íl'Í;'"tiSoh'requisitos generales de laséscrituras públicas: ' " '
••*..*&!•.
IV INSTRUMENTOS PRIVADOS
1. Concepto
(U De los artículos recordados, pasaje transcripto y demás consideraciones, cabría dar una
definición de firma,;y propondríamos ésta: "Esel trazo manuscrito esencialmente pecullariy
de uso habitual, él que, no obstante no reproducir siempre los caracteres alfabéticos del
nombre y de ser ilegible las más de las veces, constituye el testimonio Indeleble que da fe dé
que lo manifestado por el signatario, bha sido Voluntariamente, es toes, cori discernimiento,
Intención y libertad" (art, 897, segunda parte).
)
Actos Jurídicos 303
tendrá por reconocido el documento. Como ya sabemos, las más de las veces la
firma es ilegible y consiste en una rúbrica donde apenas distinguimos iniciales de
apellidos o de nombres: pero si eso constituye el modo habitual y constante de la
persona para dar su conformidad a las declaraciones de voluntad que expresa, eso
Será firma. Mas por el contrario, sí usa solamente iniciales que no son constitutivas
de sus firmas, eso no es firma.
El requisito de la firma ha planteado estos problemas: ¿qué es el simple escrito
privado que en lugar de firma lleva al pie la impresión dígito-pulgar, porque lo
otorga un sujeto analfabeto?
Hay dos apreciaciones en doctrina respecto de esto; una cerrada, intransigente
y ceñida al texto literal del art. 10! 2, que niega todo valor de instrumento privado a
un simple escrito que sólo lleva impresión dígitos-pulgar. Se dice como argumento
decisivo: si la persona que otorga ese instrumento es un analfabeto y. por serlo no
puede firmar, cómo va a ser instrumento privado, si como analfabeta no puede
tener conciencia alguna de! contenido del instrumento, porque nói'sab ílíjerniescribir.
Hay otra apreciación más amplia,' más liberal, más cÓht^mp&^iádoraf acaso
más adecuada a la realidad del tráfico jurídico o a la realidad ¿lela M ^ cotidiana, y
es la que entiende que: sobre la base de una disposición legal, él álríM 190, Inc. 2o
del Código Civil, todo instrumento privado, todo escrita. prí^dPjiitqdo escrito
emanado de particulares constituye un medio de prueba, esté(Jíioíésté firmado.
De manera que, siguiéndolo a Uambías; debernos distinguirehljíeíajjinstrumento
privado genérico, latosensu-, y b) instrumento privado especfricó,'striao.sensu. Tanto
el uno como el otro constituyen medios de prueba por Imperio' delfárt., 1190, inc.
2°, que nos dice: "Los contratos se prusban por el modo que dispongan los códigos de
procedimientos de las Provináas Federadas... _, ¿ •
... 2] Por instrumentos particulares firmados o no firmados",, ::'• ¡.
El único instrumento que es Instrumento privado propiamente .dicho, es tan-
sólo ef'que tiene la firma de los otorgantes. Pensemos el cásoüdé&r a_ceslón de
derechos, la_quebajo ppna de nulidad debe celebrarse por escritrjjmgginemos que
se ha escogido el instrumento privado: en ese caso el instrumento «privado sólo
valdrá, o será instrumento privado, si lleva la firma de las partes, de lo'contrarió, no.
Refiero me ai art. 1454, el que dice: "Toda cesión debe ser fjecWpor escrito,
bajo pena de nulidad, cualquiera que sea el valor del derecho c&iisip;'!}í aunque él
nn rrinste
no conste c\p Instrumentopúblico
de instrumento nfíhliroonprivado".
nrtvaHrV i V...|1¡|K i¡ •'.']•
•'• , i , '•
-De manera que si la cesión consta en instrumentó privado,'fiara tjii^'&te Ijéá*
válido debe llevar indefectiblemente la firma. Queda MÍaValío^úe;!!^ •
escrito particular b'privado emanado de una persona c^^s^lt^y'é'üfi'i^e^p^^n'1"^3^^'
aun cuando no esté firmado o sólo lleve la Imprésíóh dígito-piÁlár'p^eWáWaT (S<
persona analfabeta. I,: •'• ;' ?¡jps>#
Nos falta considerar otro punto: la firma a ruega'erí-Ib'sjji .._..._..
privados. Hay también al respecto dos apreclaciohes-abé(ilh'ár|as,Í|ll3ifííi
niega todo valora la firma a ruego en los Instrumentos pr¡yádóá!!é^fa'[és^pj|
dominante en doctrina nacional.
" M É f t l
i
Caso de excepción
Erar~T0~2, nos dice: 'La disposición del artículo anterior puede dejarse sin.
aplicaci6n"ci~¡ñdo una de las partes, antes de la redacción del acto, o en el momento-
de la redacción, llenare completamente las obligaciones que el acto le Impusiere/U.:.;*?
:,!•>.;!
~En este caso entenderíamos que el contrato dejó ya de ser bilateral^ arajf >|/
convertirse en unilateral, por cuanto tan sólo una de las partes es la que queda < É)n¿: ¡Ir-
la obligación pendiente, desde que la otra ya la cumplió en su Integridad.{ÍI¡VÍ;
•: t W
308 Manual de Derecho Civil
Ahora-bien, preiguntémonos: ¿cuál es la sanción queja leyjmpone en caso de
inobseiyaMjá derestje requisito formatgue és~el ejemplar múltiple? La respuesta
sél^naJ^neTí^clajjro^gtonajielIñstmme'ñto privado, o si_se qljiere, lajnvalidez o
nÜll3aarde!instn¡meñto, porque^TcTreírne el r¿qu¡iÍÍo~exigído por ¡ey. BieñesverdaeT
quéTíoTíayíilspoiidóíque explícitamente lo diga así; pero no obstante no haberla,
de la sola lectura de los arts. i 024 y ] 025, trasciende Indirectamente, mas de modo
Inequívoco,; de modo. Indubitable, que la inobseryancía_dei requisito del ejemplar
mú|tlple_agarrg_a la invalidez o la ineficadTdeüñsmjrrieT^
esas disposiciones, arts, 1024 y ] 025. se refieren a ¡os modos como se purga el vicio
de la inobservancia del requisito formal del ejemplar múltiple, de donde trasciende
con fuerza.(jfe evidencia que la sanción no es otra que la ineficacia o la invalidez.
Oportunamente recordaremos que en este caso la nulidad está establecida
de un modís jpdirecto, y no de un modo directo; pero está establecida por imperio
de la ley, vÉ¡|é decir, trasciende con fuerza indubitable, inequívoca, can absoluta
certidumtíré, que la ley impone como sanción la ineficacia o invalidez del
instrumen¿cfprivado. Recalco: refj^romeaja ineficacia o invalidgzjgjjristrumento
privado, y QO_aJaj>ulidad o Invalidez deT^cTÓTñstr^mentjgoTporque para que la
invaTid^^'o,nulidad del lnstrumgnt5~privado acarree la HuTIcTácT defacto
instrumentado, es Indispensable que eTlicTcrír^Twñelvradc^ que.
adélriáX^rm^um^ñto respectivo sea nulo, "entonces también será nulo eTacto
instrumentado, árt. 1034*^erCSdTÍoT¡vil, último supuesto: '^ToTüáñSo dependiese
para su validez iTia]orma instrumental y fuesen nulos los respectivos instrumentos".
Pongamos el ejemplo: la cesión de derechos, arLj 454: 'Toda ces¡ón_debe
ser hecha p£rescrito^ajo_perg_de nulidad, cualquiera que_sea el valor del derecho
ceHIHo. y aülíq^ie^no^in^te^mstrumerñopúblicopprivado^
sr^e^tá~po7éscoger ellñstruiñenjo püy^dqcom51o7rrIa para celebrarun
contratode cesión, entendamos qug si ¿Mnstrumentojirívado es ineficaz, inválido",
PoTTñobsei^nclá^elTe^uTgitoBgeTemplar d¿bTe^^úÍrJpleT^sTñuTj5ád acarreará
en
t^rnHieTyla ¡rtifafiaegoliüTiclá^ílgac^ _g 5te ca_so- ^ u r i a c t o
solemne y jjgpencj^para su valideFdeTTvlilídgFdepBi^^ consta!
D.ecfaflues que los arts. l'OT4 y 1025 nos hablan de los modos como se purga
el vicio de la inobservancia del ejemplar múltiple.
6. La fecha cierta
£&& •
w a t
ACTOS JURÍDICOS
(Continuación)
l. Concepto. Caracterización
& ¡-•í:
Comenzaremos con una definición: diremos que la nulidad es la sanción de'
invalidez prescripta por la ley por adolecer el acto jurídico de un defecto constitutivo.'•• '-
.!' Comienza diciendo la definición: 'la nulidad es la sanción de invalidez"
Recordemos que la sanción constituye la reacción del ordenamiento jurídico frente
a la violación de sus preceptos. En la sanción de invalidez resplandece la finalidad
I reparadora. No concebímos la idea de reparación sin la restitución de-las cosas a
Su estado anterior. Reparar significa deshacer lo que está mal hecho o dejar sin
efecto loque está hecho en contra de la ley; y, precisamente, con la nulidad, sanción
I dé invalidez, se procura restituir las cosas a su estado anterior, restablecer el estado
jurídico preexistente, suprimir, aniquilar^ destruir los efectos jurídicos que el acto
estaba destinado a producir. Obsérvese cómo la nulidad, sanción de invalidez,
tiende, ante todas las cosas, a reparar, a'restitulr las cosas a su estado anterior.
En cuanto sanción de invalidez, la nulidad está establecida por la ley, vale
decir, dimana de la ley porque sólo la ley puede prescribir sanciones; por eso nuestra
definición dice que la nulidad es la sanción de Invalidez "prescripta por la ley". Agrega S'
la definición; "por adolecer el acto jurídico de un defecto constitutivo". Entendamos de
conformidad con el lenguaje del sentido común: defecto significa tanto como falta
o carencia de algún atributo o cualidad que una cosa naturalmente, normalmente,
debe tener; v.gr.: cuando hablamos de la persona en cuanto ente orgánico, decimos
que adolece de un defecto si le falta un brazo, o una pierna, o un ojo; vale decir,¡
decimos que padece un defecto si carece de algo que naturalmente debe"ténén;
También este concepto elaborado por la ciencia jurídica: y que representaiunaÉálj
*M
0- lifí
-312 Manual de Derecho Civil
abstracción jurídica, el llamado acto Jurídico o negocio jurídico, está
condicionado por un cúmulo de requisitos indispensables para que pueda tener
plena eficiencia jurídica, plena validez; faltará esa eficiencia jurídica o se frustrará
ésa validez, si el acto carece de algunos de tales requisitos, esto es, st adolece
de un defecto constitutivo. De manera que la causa determinante de la nulidad
o sanción de invalidez, no es otra que la violación de la ley, vale decir, la falta o
carencia de algunos de los requisitos que condicionan la validez del acto.
Recordemos que esos requisitos de validez, de carácter general, pueden estar
referidos al sujeto, al objeto o a la forma.
Es asf como [a causa determinante de la nulidad es interna, orgánica,
congénlta, consustancial al acto, convive en el-acto mismo. No es otra cosa que la
violación de la ley, esto es, la inobservancia de alguno de los requisitos
Indispensables que por imperio de la ley debe reunir el acto o negocio jurídico.
Contrapongamos este concepto de nulidad o invalidez a otras varias figuras de
ineficacia, donde una relación jurídica nacida de un negocio jurídico regular y válido,
también se frustra, se destruye o aniquila, también deja de producir efectos,- más ello
habrá de ocurrir en virtud de una causa, no interna, sino extema y superveniente.
I) La resolución de un contrato bilateral. Llámase contrato bilateral a aquel,
que luego que está concluido genera obligaciones recíprocas para ambas partes.
En virtud de lo que se llama el pacto comisorio, la parte que ha cumplido totalmente
las pbj/gaciones a su cargo, en virtud de ese pacto comisorio, implícito, o bien
expresa, puede apartarse del contrato, puede resolverlo, dejarlo sin efecto, como
si no hubiese producido ninguna clase de consecuencias jurídicas. Esta materia de
la resolución por pacto comisorio de un contrato bilateral, está reglada en el art,
UP3-y e| nuevo art. 1204,
Tenemqs también la resolución optativa a que se refiere el art. 1202: "Si se hubier
dado una señal para asegurar el contrato o su cumplimiento, quien la dio puede
arrepentirse del contrato, o puede dejar de cumplirlo perdiendo la señal. Puede
tarnrjíén. arrepentirse el que Ja recibió; y en tal caso debe devolver la señal con otro
• tarito desti valor. SI el contrato se cumpliera, la señal debe devolverse en el estado
;
erj,c¡ije se. encuentre. Si ella fuere de la misma especie que lo que por el contrato
'déb.í^;darse, la señal se tendrá como parte de la prestación; pero no si ella fuere de
diferente _espercle. o si la obligación fuese de hacer o de no hacer".
•• .La.disposición contempla el caso en que ha habido 'arras* o señal.para.
gararitlzar^eLcumplImiento-del-contrato; ytanto el que láTdio cuanto el que las
recibió, puede arrepentirse; si quien las dio se arrepintiere, perderá las "arras' o
señal; y si quiemlas recibió se arrepintiere, deberá restituir su importe más otra
suma-doble o equivalente al doblé de lo recibido.
• 2) El distráete. EJ caso está previsto en el art. 1200 del Código Civil: "Las partes
pueden por mutuo consentimiento extinguir las obligaciones creadas por los contratos,
y retirar los derechos reales que se hubiesen transferido; y pueden también por mutuo
consentimiento revocar los contratos, por las causas que la ley autoriza".
Actos jurídicos 313
Advirtamos que el distráete es lo que también suele llamarse la rescisión bila-
teral. Puede darse el caso de rescisión unilateral cuando ocurra el incumplimiento,
o si se quiere, la violación de las cláusulas contractuales.
En materia dé locación se da la rescisión unilateral en el caso del.art. 1602: •
"Si el locatario no obstante la prohibición impuesta en el contrato de no poder
subarrendar, substituye a otro en el uso o goce de la cosa, puede el locador hacer
cesar ese uso o goce con indemnización del daño causado, o demandar la rescisión
del contrato, con indemnización de pérdidas e Intereses".
Es decir, el locador puede pedir que el contrato quede sin efecto para lo futuro.
3] Asimismo, tenemos lafigurade la revocación, donde caben distinguir dos
aspectos: la revocación ad íibitum, esto es, unilateral, la que'pende tan sólo de la
declaración de voluntad de una persona, como en el caso de la retractación de la
•$# o
Si**-' i i oferta (art. 1150), o del mandato (art. 1963,inc. I ), odel testamento (art. 3631).
Tenemos en cambio la otra modalidad: la revocación fundada en causa legal, como la
ÍY$ # : hipótesis de la revocación de las donaciones por incumplimiento de los cargos
,1 r Impuestos al donatario (art. 1849), o bien la facultad de revocar la. donación por
Ingratitud del donatario (art. 1858), o la revocación de la donación por supemacencia
• f ^ í . ; de hijos, en el caso de que en el contrato de donación el donante estipulare la
i, '-su: facultad de revocar la donación, si nacieren hijos (art. 1868).
4) Por otra parte, se nos da la figura de la disolución. Asi, pues, en materia de
sociedad, ésta concluye o se disuelve sí los socios son dos, y fallece uno de ellos
llar (art. 1758), asimismo la sociedad se acaba, se disuelve, si se extingue el capital
ÍVilrt' J social (art. 1771). Si hablamos de disolución, refirámonos al paradigma que es el
Í'S'-Ú ', caso del matrimonio: si falleciera alguno de los cónyuges, el matrimonio se disuelve,
art. 219, del Código Civil, concordante conel art. 81 de la ley 2393.
Repárese cómo la nulidad, acción de invalidez, cuya causa anida en el acto mismo,
es interna, orgánica, congénita, consustancial al acto, se contrapone a estas varias
figuras de ineficacia cómo lo son la resolución, la revocación, la rescisión, lá disolución,
A su vez, debemos referimos a otra figura que ha elaborado la doctrina
contemporánea, que es la inoponibilidad, que no ha de confundírsela con la nulidad.
Recordamos a Llambías, quien dice con cabal exactitud que la nulidad
constituye un estado objetivo del negocio. De esa manera hay manifiesta impropiedad
cuando decimos nulidad en el caso del fraude pauliano, como ya lo hemos advertido
en otra oportunidad. En tal hipótesis el acto produce la plenltud.de sus efectos
" ehtre'partes y respecto"de~térceros; pero conestasalvedadrsiempre seié'inoponible"
,a los acreedoras en la medida en que conculque sus derechos. Tal afirmación tiene
la más plena corrobo ración, en los arts. 965 y 966, a los que ya nos hemos referido.
De manera pues que una cosa es inoponibilidad y otra nulidad.
Recordemos también el caso de la simulación: de conformidad con el art.
996y.su nota respectiva, concordante con el art. 1194, el contradocumento que,
como ya sabemos, es la constancia documental donde consta el reconocimiento
confines probatorios de la existencia de la simulación, es inoponible a los terceros,,
adquirentes de buena fe. ¡.-. :.• ',*.•'-•'
314 Manual'de Derecho Civil
El art: 1037 nos dice: "Los jueces no pueden declarar otras nulidades de los
actos jurídicos que ias que en este Código se establecen'.
Debo recordar que en doctrina francesa, donde no se fia trabajado sobre la
base de un verdadero régimen-jurídico de las nulidades, tiene carta de ciudadanía
la distinción entre nulidades expresas y nulidades tácitas. La doctrina francesa ha
partido de esta premisa: no hay nulidad sin texto, y si no la hay. por fuerza de las
cosas, la doctrina y la jurisprudencia han llegado en no pocos casos, mediante
argumentos jurídicos, a la sanción de nulidad. Esto representa la categoría de las
nulidades tácitas del derecho francés, Vale decir, mediante recursos interpretativos,
mediante el auxilio de la hermenéutica jurídica se puede llegar a la sanción de
invalidez, aun "cuando elia no esté establecida por la ley.
Debemos prevenimos contra esta distinción, no tiene vigencia en el derecho
argentino, a pesar de que pueda tenerla en el derecho francés..Nosotros tenemos
estructurado todo Un régimen integral de lá nulidad de los actos jurídicos, en los
Títulos VI y VII. Sección II. Libro II del Código Civil, a partir del art. 1037 y hasta el
1065, inclusive. Ahora bien, hay autores y de nombradía, como lo es Líambías, que
nos hablan de lá clasificación en nulidades expresas y nulidades virtuales, o bien
implícitas o ilícitas. Para sostener la vigencia de esta clasificación en nuestro derecho,
argumentan sobre la base del texto literal del art. 1037, donde al reproducir a Freitas
se lo ha hecho integralmente, mas con esta salvedad: el adverbio "expresamente",
que estaba en Freitas, no lo está en el art. 1037 del Código Civil; entonces, afirma
Líambías en su argumentación, quiere decir que además de las-nulidades expresas
están las nulidades tácitas.
. Nosotros reafirmamos nuestra posición, no queremos hablarde nulidades
tácitas, porque esta categoría no puede tener vigencia dentro del derecho argentino;
hablemos de nulidades ex/mas, ceñidos al texto del art. 1037, y entendamos que
cuando decimos en el derecho argentino que la nulidad es expresa, sólo queremos
decir que debe emanar de la ley en términos indubitables, inequívocos, porque
como lo hemos anticipado, la nulidad, en cuanto es sanción, debe estar impuesta
de antemano por la ley; de modo que cuando sostenemos que hay tan sólo nulidades
expresas queremos significar que, por recursos interpretativos, por vía de la
interpretación extensiva o analógica, no podemos llegar a la sanción de nulidad.
No hay otras nulidades que las que resultan indubitables inequívocamente de los
textos legales, ora esté la nulidad establecida en términos explícitos e
intergiversabas y de modo especial; ora lo esté en términos amplios, genéricos,
indirectos, etcétera.
Así, pues, hay distintos modos de establecer la nulidad.. La nulidad puede
estar establecida en términos explícitos, directos, categóricos, cpmq cuando nos
dice el art. 1005 del Código Civil; "Es nula la escritura que.no se halle en la pagina,
del protocolo donde según el orden cronológico debía ser hecha".
Actos jurídicos 315
O cuando nos dice el artículo precedente: "Son nulas las escrituras que no tuvjeren
ia designación del tiempo y lugar en que fuesen hechas, el nombre de Jos otorgantes,-,
la firma de las partes, la firma a ruego de ellas cuando no saben o no pueden escribir y
la firmadeiosdostestigosdelactocuandosupresenciafueserequerida"....- • - -•>•
Estos son los modos directos de invalidación; pero también, hay modos
indirectos. Asf, de un modo amplio, genérico, indetenr)inado.'e]arthl8:del<TítiulQ
Preliminar, "De las leyes", nos dice: "Los actos prohibidos por. las ¡leyesl'samde
ningún valor, si la ley no designa otro efecto para el cas&deicontrayéníiórv".
Algo más todavía: hay casos muy particulares donde*'afo estableej3íséíilfia
exigencia que condiciona la validez de un acto o de un instrumento,' no SSSiiíi'éique
la inobservancia acarree la nulidad; pero, no obstante no;decírsélórd¿nde"idébMéra
dedr!o¡ con todo no hay otra sanción que lá-invalidez.cta nulidad! Es.éL*'4ás6.tde
que ya hemos hablado anteriormente, el del requisito del-doble;é¡ertplapirtípuesta
por el art. 1021 del Código Civil. Ahí nada se dice de Jamulldad5 In$'truméAtanor,
inobservancia del requisito formal del ejemplar múltiple; ¡ello'ño foBstalífes''¡dé-la
sola lectura de: los arts-1024 y 1025, trasciende con^ fuerza- de eVj^ériéla^üeiet
instrumento.es inválido, ineficaz, nulo; si carece de ese requisitQ'fdrm'áltnefjemos
allí otro modo de invalidación. " • n."••:'' r MEsí-w-rioO. 'JV-'
Tengamos presente que si decimos que no hay Cn el'derecholaf'gentihb1 frías
nulidades que las expresas, de ninguna marera se debe entender otratcós'a-.'ciué no
sea ésta: la nulidad en cuánto sanción, debe dimanar de láley de rnddó^ifídübita^
ble, sin que importe para nada cómo esté estableclda,'cómo¡ésÉ'éícoñságfá"da';
cómo se disponga la invalidación del acto; sin que interese ¡que estÉJ'Sst'ábié :idá
de un modo directo o de un modo indirecto, pero indubiíabLeiXúahdóJdécihlos
nosotros que la nulidad es expresa, ceñidos al texto del!'arc.1'110J7!iyiálii,égirñén
jurídico del derecho argentino en esta materia, no se ctea,¡amSsíqU'e'estárrltís<b'a|&
el imperio de ese dogma |urfdlco que rige en mater¡a¡penal;íanun$adb'íéñ!estos
términos: nuílum crimen, nulla poena ¡ine \eqt, no, no es eso; simplérkéhté-dé't-irno's
que la nulidad es expresa, porque en cuanto es una sancióri tiene '¿iÜepróveñif'de
la ley. No puede llegarse a la sanción de invalidez por recursos-interpretativos,i por
la vía de la interpretación amplia, extensiva o analógica.. • •- • >-• r,-:i '••Fir.-Tr.-r, •':•
iti* .v- h -
, M
316 Manual de Derecho Civil
morigerada, es lo que invariablemente se llama anulabilidaá o acto anulable, o nulidad
dependiente de sentencia, o bien nulidad relativa.
Si quisiéramos ilustrar sobre este concepto de la clasificación única, donde
sólo se destacan dos categorías, nada más apropiado que remitir a la ley de
matrimonio civil, 2393, la que en sus arts. 84 y 85, refiriéndose a la invalidez matri-
monial, sólo distingue entre matrimonios absolutamente nulos y matrimonios anuladles
o de nulidad relativa.
Acudiendo, entre tantos, a los códigos más recientes, el Código Italiano de
1942, el portugués de 1967, ahí sólo vamos a encontrar a dos categorfas: nulidad y
anula&ilidad. Si vamos al derecho alemán también vamos a encontrar tan sólo dos
categorías: nulidad o impugnaBilidad, o bien acto nulo y acto impugnable. La diferencia
que hay entre la categoría acto impugnable del derecho alemán con la de anulable de
todo el resto del derecho continental, es ésta: en el caso de la impugnabllldad no
habrá de deducirse una acción de nulidad para impugnar el acto, sino que basta
simplemente que la parte a la que le asiste el derecho de Impugnar, declare ante el
]uez competente su voluntad dé impugnar el acto; y el ¡uez después de examinar la
Impugnación, llegará 3 acogerla o a rechazarla; si la acoge, el acto se convierte en
nulo .Con todo, a pesar de esta particular modalidad del derecho alemán, no hay
más categorías en todo el derecho contemporáneo que dos: nulidad y anulabilidad.
Cabe referirse, con fines ilustrativos, a la categoría del acto inexistente [non
avenu), de linaje francés, y que ha tenido y sigue teniendo tanta repercusión en
materia de invalidez matrimonial dentro de la doctrina y jurisprudencia nacionales.
Recordaremos al respecto que la categoría del matrimonio inexistente ha tenido
acogida en el Código Civil portugués de 1967, arts, 1628-1630. Ahora bien: en el
código menfiionado sólo se distingue entre matrimonio inexistente y matrimonio
anulable. La llamada inexistencia pareciera confundirse con la 'nulidad*.
Es de advertir que en derecho francés la categoría del matrimonio Inexistente,
elaborada sobre la base de! texto literal del art. 146 del Código Napoleón, habda
caído en el olvido, si ha de estarse a la enmienda introducida en el art. 184 del
Código Civil francés, por la ley del 19 de febrero de 1933. Tal afirmación resulta
plenamente corroborada por el Avant-Projet de Code Civil, presenté a M. !e Garde
des Sceaux, Ministre de la Justice par la Commission de Reforme du Code Civil.
Premiere partie. Uvre preliminaire. Uvre premier. "Des personnes physiques et de
la_familie„Recueil S¡rey,-París,-l955,-ps^97W03r-255-2ó2'y 2ó3 (arts. 270r305"y
310). Además, la tendencia a eliminar de raíz la categoría de la Inexistencia, no sólo
se muestra aquf, y deimodo resuelto, sino que asimismo, se advierte en los trábalos
preparatorios, y respecta de los actos jurídicos en general: travuux de la Commission
~deRe¡Qm\ed\iCodeCivil,af\o 1947-1948, ps. 69, [31 y 132. La posición de los autores
del "Avant Projet" es más que decidida y firme en cuanto procura eliminar la categoría
del matrimonio juejcisteníe. En primer lugar, proponen la modificación del texto del
art. 146, para despojarlo.de su.factura enfática, perentoria, poco técnica, y que ha
servido de argumento central para construir la teoría del matrimonio Inexistente.
Actas jurídicos 317
En (segundo lugar, proponen también declarar de modo explícito que en las dos
.hipótesis ya clásicas, identidad de sexo y consentimiento falto de ia (orna solemne y
•autentica, el matrimonio será "absolutamente nulo'. En tercer lugar, en caso de
de ecto.de consentimiento, atento a su afinidad con el caso de ios vicios de error,
do o y violencia, se aconseja declarar que el matrimonio será anulable.
Hemos predicado siempre nuestro franco desacuerdo con la teoría del acto
jurídico "inexistente", como categoría diferenciada de la nulidad y de la anulabiiidad.
La refutación de la teoría del acto Inexistente nos lleva de primera intención a
recalcar una noción medular. El acto jurídico es una pura abstracción; es un concepto
científico elaborado por el pensamiento jurídico; y que en última síntesis representa
Wqmfiguraáón normativa que necesariamente ha de adoptar ta voluntad unilateral o
bilateral para que pueda asumir valor Institucional, para que pueda gozarde eficiencia
jurídica. SI ello es así, todo cuanto atañe a la constitución anormal del acto jurídico,
cualquiera fuese el defecto y por grave que lo fuese, cae irremisiblemente dentro del
. concepto de invalidez, de nulidad, dentro de la frustración de los efectos por fuerza
de sanción. Este razonamiento correcto nos dice que es incomprensible la dualidad
que sirve de premisa a la concepción del acto inexistente.
Entienden algunos autores que el acto jurídico pende de un do ble .supuesto.
Uasupuesto de hecho, natural, empírico o real, que plantea esté dilema': el ser o
noser, la existencia o la inexistencia. Un supuesto normativo, institucional, que
plantea este otro dilema: validez o nulidad. Si fallare alguno de los elementos del
supuesto de hecho, estaríamos en presencia del acto inexistente, del no ser, de la
misma nada; por el contrario, si faltare algún elemento del supuesto normativo,
estaríamos frente al acto inválido, viciado de nulidad. De ahí que se concluya
afirmando que la inexistencia es tan sólo una categoríaraaonaí;en cambio, la nulidad
es una categoría jurfdlco-legal. Tal disociación es inadmisible; analizada con algún
detenimiento, a. la luz de la sana crítica y de la lógica jurídica, se muestra
manifiestamente desacertada y artificiosa.
Los llamados elementos del supuesto de hecho van fatalmente embebidos
en la norma, que los valora, regula, adecúa. Todos los elementosqué han de concurrir
en el acto jurídico y que en su conjunto integran el faclum {supuesto de hecho), del
que pende la producción de los efectos jurídicos del acto, todos, absolutamente
todos, sin excepción de ninguno, constituyen londilio iuris, exigencias legales,
requisitos del derecho?Porotra parte, ¿córrwriabTáfule contraponerselás^ategoffas
racionales a las jurfdico-legales? ¿Qué son las últimas, pues? ¿Acaso dejan de ser
ideas, conceptos, abstracciones, categorías lógicas, entes de pura razón?
Expreso mi profundo respeto por los autores de indiscutido prestigio
intelectual y científico que sostienen la posición que combato, pero movido por
una convicción incontrastable, concluyo afirmando que el aüo inexistente, concebido
como categoría distinta y diferenciada del acto absolutamente nulo, no go¿a;de> .
legitimidad a ia luz de la lógica Jurídica. Para poner las cosas en su juicio dfgase'quéí^-'4 ]',-
la locución actos inexistentes o jurídicamente inexistentes, es tan sólo una-fórrnülá'llt&fa'ri
318 Manual de Derecho Civil
un recurso de expresión del que se echa mano a menudo para encarecer la gravedad
del defecto.de que adolece el acto jurídico, o bien, el rigor extremo que en ciertos
casos puede asumir la sanción'".
Ubicado dentro del matrimonio, recordaré que el factum o supuesto dt hecho, del
que.pende su regularidad institucional y su plena eficiencia jurídica, está integrado
de varios requisitos jurídIco-legales, a saber: 1) diferencia de sexo; 2) aptitud de
voluntad en cada uno de los contrayentes; 3) consentimiento sano; 4) celebración
solemne y auténtica; 5) edad-nupcial; 6) habilidad jurídica plena para contraerlo m.
(1) Véase, Clasificación de las nulidades de los actos ¡uridicos, del autor, tesis,. Ia de
Asimismo. "'Simplificación del régimen de las nulidades de losados jurídicos",. Boletín del
Instituto dé"Derecho' Civil', 19.59, N™ II," III y N, y "Nulidad e inexistencia", LL, Sección Doctrina
t. i 04,' 1961. :Mérece especial mención la tesis dé que es autor Nieto'Blaiic; Utilidad en les
actos ¡uridicos. Buenos-Alies, Abeledo-Perrot, 1971', ps. 103 a 155.'' •!**;•"
(2) Del autor."Nulidad e Inexistencia", L.L., Sección Doctrina, t. 104; 1961.-
¡así
É
6. Actos nulos o de nulidad manifiesta. Casos. Análisis
El Código Civil enumera los actos nulos o de nulidad manifiesta a partir del
art. 1041, hasta el 1044 inclusive. Cabe señalar que la enumeración reproduce
sustancial mente la contenida en el art. 789 del Esbogo de Freltas.
El art. 1041 nos dice: 'Son nulos los actos Jurídicos otorgados por personas
absolutamente incapaces por su dependencia de una representación.necesaria".
Para mayor abundamiento la nota a este artículo expresa: "Como los menores
impúberes, los dementes y los sordomudos que no saben darse a entender por
escrito" (art. 54). Corresponde Formular una sola observación al texto del art. 1041:
se pecó contra la sobriedad técnica y se dijo al final, 'por su dependencia de una
representación necesaria"; ya sabemos nosotros que todos los incapaces de hecho o
Incapaces propiamente dichos, cuando son tales, están sujetos a representación
necesaria, ya sean incapaces de incapacidad absoluta, como los mencionados en
el art. 54, al cual remite la nota al art. 1041; ya sean incapaces de incapacidad
relativa, como el caso previsto en el art. 55. De manera que con concisión técnica
habría bastado que se dijera; 'Son nufos los ocios jurídicos otorgados por personas
absolutamente incapaces".
El art. 1042 dice: "Son también nulos los actos |urfdicos otorgados por per-
sonas relativamente incapaces en cuanto al acto, o que dependiesen de la
autorización del juez, o de un representante necesario".
Como modelo de incapaz, de incapacidad relativa, tenemos al menor de edad
adulto, el que ya ha cumplido los 14 años, el cual es incapaz, aíieniiuri, está sujeto
~a'potestadmientras slgasiendomenorde edadrynosehaya emancipado o por el-
matrimonio regularmente contraído o bien por habilitación de edad.
Respecto de este sujeto ya conocemos lo que nos dice el art. 55: 'Los menores
adultos sólo tienen capacidad para los actos que las leyes les autorizan otorgar'.
Para todo lo demás será incapaz. .-,>:,•.i ;.»vv:
La disposición que vengo comentando habla también de -incapacidades;
relativas de carácter especial, donde el acto de que se trata depende pa'r^ su validez';
de !a autorización judicial, o bien de la venia de un repre^entanfésrjeqesárió^'i.
quieretóüfónzáeibri'iíitifc'í
Respecto del primer caso, actos para cuya validez se requiere'lá'aufprizadóh'judi^
•I 4 $ $$$$¡8$$
> 322 Manual de Derecho Civil
' cial, recordaremos el del menor emancipado, art. 135 del Código Civil;reformado
) por la ley 17.711. A tenor de esta disposición, el emancipado, no obstante gozar en
general de capacidad civil, necesita de la autorización judicial para efectuar actos
1
de disposición de aquellos bienes adquiridos a título gratuito, esto es, pro-donato.
j pro-herede o pro-legato. Insistimos en que las restricciones a la capacidad civil del
emancipado, llamadas restricciones de carácter relativo, o bien prohibiciones
1
relativas, se han reducido a la mínima expresión. El nuevo art. 135, después de
I declarar que el emancipado goza de capacidad para administrar y disponer, agrega a
continuación que requerirá autorización jurídica para los actos de disposición de los
1
bienes adquiridos a título gratuito, salvo que se trate de un emancipado casado y
. concurra acuerdo de ambos cónyuges,, siempre que uno de ellos sea mayor de edad.
Dentro del régimen del Código Civil, también la mujer casada requería la
autorización para Un sinnúmero de actos; sólo cabe aclarar que por'derogación
expresa del inc. 2a del art. 54 y de sus correlativos, inc. 4o, art. 57 y art. 60, la
incapacidad civil de la mujer casada ha quedado'enteramente abrogada: y habremos
J de recordar que goza de plena capacidad civil, si nos atenemos al nuevo texto del
art. I o de la ley 11.357, que literalmente dispone: "La mujer mayor de edad,
cualquiera sea su estado (soltera, casada, viuda o divorciada), tiene plena capacidad
i civil'. De manera que el art. 1042 carece de toda aplicación práctica en lo que toca
a la mujer casada.
La nota a este artículo, además de mencionara la mujer casada, a los menores
) emancipados, respecto de algunos actos, menciona, asimismo, a los religiosos,
comerciantes fallidos, a los tutores y curadores, respecto de actos determinados.
Tengamos presente que en su oportunidad quedó aclarado que la incapacidad es-
¡ pedal que padece el llamado "religioso profeso" es per se una incapacidad de derecho
y no una incapacidad de hecho, aun cuando Freitas inexplicablemente considere al
religioso profeso como un incapaz de hecho y no de derecho, a punto de que afirma
i que el prior o superior que ejerce la dirección de la comunidad o convento donde
ingresó el religioso profeso, viene a ser el representante necesario de este incapaz;
diríamos, recordando a un eminente jurista argentino, Alfredo Colmo, que esto de
) considerar al religioso profeso incapaz de hecho y de entender que el prior del
convento es su representante necesario, constituye una verdadera "superfetación".
Igual consideración cabe formular respecto del comerciante fallido,
1 particularmente si analizamos su inhabilidad legal para disponer o contratar sobre
los bienes que constituyen la masa de la quiebra; a punto de que lo hemos recordado
-' oportunamente, no pocos consideran que esta Inhabilidad es una consecuencia
l inevitable^del "desapoderamiento", estado jurídico que se produce colno
consecuencia forzosa, ineludible, de la declaración judicial de quiebra o de con-
' curso civil. Claro está, Freitas, también inexplicablemente, entiende que el
) comerciante fallido, en cuanto a la prohibición para contratar; es.un incapazlde
hecho, y no de derecho; y.la representación necesaria estaría ejercida por el síndico,
que es el representante de la masa de acreedores. Y aquí, como dina Colmo, nos
Actos jurídicos 323
•¿¡topamos con otra "superfetaáón". De manera/pues, que si en la nota al art. 1042
^aparecen elreligiosoprofeso, el comerciante fallido, es por influencia de Freitas, quien
al ilustrar la disposición correlativa al art. 1042 (art. 789, inc. 2o, Estoco), también
alude al religioso profeso y al comerciante fallido. Entenderemos nosotros que la
norma del art. 1042 del Código Civil, ¡amas puede tener aplicación para estos casos.
Y para concluir con el art. 1042, tengamos presente que la nota respectiva,
. cuando menciona la necesidad de la autorización judicial respecto de tutoresy
curadores para ciertos actos, desde luego actos de disposición, no está regulando
la invalidez de un acto por causa de Incapacidad; sino que está regulando la invalidez
del acto, en atención a que carece de recaudos indispensables, como es la
autorización judicial requerida para el tutor o para el curador, y asimismo, en menor
medida, para el padre, respecto de ciertos actos de disposición de los bienes
pertenecientes a los pupilos o hijos sujetos a la patria potestad (arts, 297,443,475).
Elart. 1043 nos dice; "Son Igualmente nulos los actos otorgadoS'por perso-
nas, a quienes por este Código se prohfbe el ejercicio del acto de que se tratare*.
Esta disposición está refiriéndose indudablemente a la incapacidad de
derecho; tanto es asi que la nota a este artículo para ilustrar mencTtína el caso del
tutor o el albacea, a quienes se les prohfbe adquirir los bienes que administran, y
muchos otros casos semejantes, vale decir, remite a las prohibiciones para comprar
sancionada por el Código Civil en el art. 136 i.
El art. 1044, en su primera hipótesis nos dice: "Son nulos los actos jurídicos en que
ios agentes hubiesen procedido con simulación o fraude presumido por la ley...".
Respecto de esta hipótesis, recordemos que ya oportunamente, al tratar del
fraude pauliano, quedó aclarado que no se configura la nulidad que constituye un
estado objetivo del acto, como afirma Uambfás, sino que se configura otra modalidad
de ineficacia, lo que se llama inoponibilidad, tanto es asf que a tenor de los arts. 965,
966, el acto obrado en fraude de los acreedores produce la plenitud de sus efectos
entre las partes y aun respecto de terceros, con esta sola salvedad: será inoponibk a
los acreedores en la medida en que conculque sus derechos y tan sólo en esa medida,
en lo demás, el acto conservará la plenitud de sus efectos. Es por eso por lo que la
reforma general al Código Civil, al reelaborar la primera'cláusula del art. 954, con
acierto y dentro de lo que es un propósito de depuración técnica, elimina el fraude;
mas esa sola enmienda no corrige todo el sistema, aquf en el art. 1044, primera
hipótesis, nos encontramos con que la simulación y el fraude, en cuanto' están-¡).¡;
presumidos por la ley, constituyen causales cié invalidez o de nulidad. A fin 'déi'fl
ilustrar,remitiremosá los casos de simulación-o fraude presumidos por la ley. "i i;||
Tenemos así el art. 1297, que prescribe; "Repútase simulado y iraudtfleñfoS-jP
cualquier arrendamiento que hubiese 'hechorel maridó después de la dernaníiá|f|
puesta por la mujer sobre la separación de bienes, si no fuese con consentiría1^*5'*
de ella, o con autorización judicial. Repútase también simulado y fraudulenta
recibo anticipado de rentas o alquileres". ¡ • '•• . -at
Además, es del caso recordar el art. 1575 del Títuloj'De la [oCaciónjdeíc
el que trae siete incisos. En todos los casos se entenderá que eljpágbíaael;
324; Manual de Derecho Civil
no'fue-de buena fe, aunque alegue el locatario la cláusula del contrato por la cual
se obliga'a'hacerlo. A travéside los mencionados Incisos, se instituye la presunción
dentóla fe', defraude. ! ' • ' • -
' También tenemos el art. 3604 del Código, reformado por la ley 17.711, Este
articúlennos'dice: "Si el testador ha entregado por contrato, en plena propiedad,
algunos; bienes a uno tíe los herederos forzosos, cuando sea con cargo de una
rentáí vitalicia'o con reserva de usufructo, el valor de los bienes será imputado í.|
sobjé'-Ja-porÉiÓn disponible del testador, y el excedente será traído a la-masa-de la
suces¡ón:"'Es'ta imputación y esta colación no podrán ser demandadas por los
herederos forzosos qué hubiesen consentido en la enajenación, y en ningún caso
porilbs que rió tengan'designada por la ley una porción legítima*.
• Entiéndase pues^que por imperio de esta disposición legal, todo acto de
transmisión de inmuebles que el padre hiciere a uno de sus hijos, heredero forzoso,
cuahdó' lo séa'con cargo de renta vitalicia o con reserva de usufructo, se presume,
iuHfol-Heiúre, que es una donación, un anticipo de herencia, exento del régimen de
la colációri^de manera que el valor de esos bienes será imputado a la porción
disponible del 'testador, y si hubiese excedente, éste será traído a ia masa y repartido
en'porciones ¡guales entre todos ios coherederos.
'' Tendríamos también el caso de la presunción inris el de iure de interposición
"*"' de persona de que nos habla el art. 374 i y su nota respectiva: "Toda disposición a
'" ' beneficio dé un incapaz es de ningún valor, ya se disfrace bajo la forma de un
contrato oneroso, o ya se haga bajo el nombre de personas interpuestas. Son
. r" rép&tadgs^pf rsonas interpuestas el padre y la madre, los hijos y descendientes, y
el cónyuge dé la persona incapaz. El fraude a la ley puede probarse por todo
género de prueba".
Y la nota nos dice, entre otras cosas, "se puede disfrazar un legado a beneficio
de un incapaz de dos maneras, o por interposición de una persona, o por un contrato
simulado. El disfraz por interposición de personas se hace por fideicomiso tácito,
encargando yerbalmente entregar el objeto de la liberalidad a una persona incapaz.
La ley,crea cjertas presunciones de derecho que hacen suponer que hay
interposición de personas. Las afecciones que unen a los ascendientes con los
descendientes, ai esposo con la esposa, hacen que sus intereses sean comunes, y por
esto la ley.presume que lo que se ha dado al esposo o esposa, aípadre y a los descendiente
de'ima'persana incapaz;~se |uzga dado'aI incapaz mismo".
Entenderemos que el art. 3741 instituye la presunción iuris et de iure de
interposición de persona, cuando la institución, hereditaria o el legado favorezca a
un asceri4knte¿desmdiet\te, o.bien esposo oesposa de quien es incapaz para recibtr.por
testamentciitincapacidades contenidas en los arts. 3664,368ó, 3736, 3739, 3740).
Para terminar con la,hipótesis de presunción de fraude,' remito a la nueva ley
de concursos, 19.551, la que velando por la depuración técnica de las normas
legales, cambia las expresiones usadas por la antigua ley de quiebras, arts. 109-
110-11 I: ya no se dice que losados del deudor obrados en el período de sospecha.
I
&i¡\'
El art. 1045 enumera los actos anulables. Tengamos presente que el art.
•I 045 reproduce sustancial mente el 790 del Esboco de Freitas. La'primera hipótesis
es esta: *Son anulables los actos jurídicos, cuando sus agentes obraren ion unajncapacidad
accidental, como si por cualquier causa se ¡tallasen privados de su razón...".
Consideremos brevemente esta hipótesis: aquí se habla de "incapacidad ac-
cidental", acaso cupiera formular una objeción de carácter exclusivamente técnico,
porque en materia de incapacidad propiamente dicha, esto es, incapacidad de
hecho, incapacidad de obrar, no cabe este distingo de incapacidad accidental; las
personas son desde el punto de vista de su capacidad de obrar: o plenamente
capaces, o bien incapaces, y quienes son tales pueden ser; absolutamente incapaces
o relativamente incapaces. De modo que la literatura jurídica no nos da cuenta'dé
la existencia de esta categoría de "incapacidad accidental", con la cual el autor del
Código Civil quiere referirse a quien es incapaz en R1 hecho, de un modo incierto y
donde es Imprescindible producir prueba en el caso concreto para demostrar,su,;'.':
ineptitud; en este caso, la falta de discernimiento o del uso de razón. Acaso habría -r-J V.- '•
I
1 !
f
Por.oposición al art. 1047, el art. 1048 nos dice cuáles son los caracteres de
la nulidad relativa. Nunca el ¡uez podrá declararla de oficio; tampoco.podrá el
Ministerio Público alegarla en el solo nombre de la ley; sólo podrá aducirla en Juicio
aquél en cuyo provecho está instituida para protección de sua propios intereses,
La nulidad relativa es sanable, vale decir, confirmadle y prescriptible (art..í 058). ..
1
. ' Actas jurídicos ¡-••' 331
¡del-artf'1050¡ que infunde efecto retroactivo a toda-sentencia de nulidad, Por
.-eso dijeque si nos ubicábamos dentro de la situación creada por ia declaración
judicial de nulidad, el distingo entre lo nulo ylo anulable carece de toda entidad;
sólo cabe mantener el distingo en un plano puramente teórico, vale decir, antes
de que recaiga sentencia de nulidad.
(• 'lii >•
332. Manual-de Derecho Civil
percibidos hasta eí día de la demanda. Aclaremos que aquí se nos habla de intereses
poj] una:parte.y de cosas productivas de frutos; y ya sabemos nosotros Que dentro
de una estricta tecnología jurídica hay frutos naturales, industriales y civiles. Natu-
rales,.nos dice el Código Civil: las producciones espontáneas de la naturaleza; In-
dustriales: aquellos que obtiene el hombre con el cultivo de la tierra. v.gr.: las
cos.echas; y civiles: todas las rentas que produce la cosa, v.gr.: el interés que reditúa
el dinero dado en préstamo o el alquiler que reditúa la casa dada en locación. Aquí
se habla de frutos y de intereses y simultáneamente de cosas productivas de frutos,
y, precisamente, el dinero es un fruto, fruto civil. Aquí se advertirá que me limito
sirripLerEieqtq:a señalar |P que puede mostrarse como una manifestación de descuido
en.e| lenguaje del estilQitécnico; habría bastado decir: si las prestaciones recíprocas
corjsisígn en la entrega de cosas productivas de frutos, se produce la compensación
de (os frutos percibidos hasta el día de la demanda. Recordamos asimismo que la
propiedad¡de.¡los frutos se adquiere, luego que han sido percibidos si son frutos
civi|es/.4nter,gges. o renta que reditúa ]a cosa; o desde que han sido separados o
alza,dos,'Sl'Son .frutos naturales o industriales (art. 24251-
. «viSUrí-i-J 0^ 4 ' d'ce: "SI de dos objetos que forman la materia del acto bilateral,
;
und so¡g,c|e;eJlos consiste en uña suma de dinero, o en una cosa productiva de
'.fcutpg;;|a,regtítocIón de los intereses o de los frutos debe hacerse desde el día en
' que lasurna.de,dinero fue pagada, o fue entregada'la cosa productiva de frutos".
.El art..1055, nos dice: "Si la obligación tiene por objeto cosas fungióles no
'.habrá lugar a la restitución de las que hubiesen sido consumidas de buena fe".
>& sabemos que cosas fungibles son aquellas donde cada Individuo de la
especie es Igual a otro de la misma especie y pueden ser sustituidas las unas por
las otras en Igual cantidad y de Igual calidad. Caso típico: el dinero, que además de
fungible es consumible.
u .
I
anali
jurídico, ncS1 toparnos con especies dónde indefectiblemente se da la nulidad del
acto en cóanroíafr'porque se ha violado una prohibición de la ley. Reparemos con
todo, que, frente'¿i la^ prohibición de la ley. el acto respectivo que la infringe o la
viola, no sMnpfe carecerá de todo valor. En esos términos se expide el art, i 8 del
Código Civil-., Lgs actos prohibidos por las leyes son de ningún valor, si la ley no
designa otro"efecto para el caso de contravención".
Pareciera gue dentro de lo que sería una actitud crítica, la teoría de la
conversión no tiene entre, nosotros, en.estricto concepto, entidad científica; se
trata simplerriente de la regulación que la ley |e da a los actos jurídicos que contrarían
disposiciones! legales; no siempre dispone su plena frustración, sino que, en algunos
casos, le atnrjúyegt.ros efectos jurídicos. ,
2. legislación ¡comparada
(31 Respecto déla llamada teoría de la conversión de los negocios jurídicos, remito al estudio
de Méndez Costa, María Josefa, "La conversión del negocio jurídico Inválido en el derecho
civil argentino", en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Naclonaldel Litoral'
Santa Fe, 3' época (1171, 1968, ps. 63-91. Spota, A. G„ Tratado de datáis avil Parte Genera!
"Hechos y.actos jurídicos", Buenos Aires, 1957, t. I, vol. 3?, no. 1.9-51 p 753 ,Asimismo
Fernándei. Pedro Silva. "Conversión de los negocios jurídicos', en Ánalis de ^Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, cuarta época, vol Mí 1961-63'no 3
Véase también tesis del autor: Clasificación de las nulidades de los actos'¡úrídaes Universidad
Córdoba;.939, no. 38, p. 95yss.. •• >.; y iHjfe1 i j
1 v-l, I
338 Manual de Derecho Civil
convalidar el acto. Nadie habrá de imaginar el acto jurídico de confirmación sin animas
confimandi, sin que ese acto esté presidido por la Intención de convalidar un acto viciado
de nulidad, o sujeto s una acción de nulidad; De manera, pues, que la confirmación,
que es un acto jurídico) además de ser un acto voluntario, un acto lícito, tiene un fin
jurídico inmediato, tiene una causa, ¡amas puede dejar de tenerla: es la intención de
parte de quién confirma de convalidar el acto viciado de nulidad. La nota al art. 1059,
para acentuar más la caracterización de esta figura, que se llama confirmación, la hace
contraponer a otrasfigurastales cómo la ratificación y la novación.
2. Requisitos
El aiti'1060 nos dice: "Los actos nulos o anulables no pueden ser confirmados
por las partes qu'e>tengan derecho a demandar o alegar la nulidad, antes de haber
cesado la incapacidad b .vicio de que ella provenía, y no concurriendo ninguna otra
que pueda'produciría nulidad del acto de confirmación".
El acto de ¡confirmación es uh acto ]urídico al que deben concurrir todas las
condiciones generales indispensables para la validez de todo acto jurídico, ta! cual
Actos jurídicos
lo.'tilce la disposición yá transcripta en su última parte; y además de-élloííse^S,'
indispensable que el vicio de que adolecía el acto, y que lo ha tomada*n.UlóíiJ'
•ahulablé, haya ya desaparecido, v.gr.: si el acto estaba vidado de nuÜdádí'p'ÓrqÚ'e'
una de las partes era incapaz, esa-parte incapaz, a la que la ley ampara instituyendo.
'en su provecho la acción de nulidad, tendrá que dejar de ser incapaz, corwertirse
en persona- capaz. En el caso de los vicios de la voluntad, v.gr.: la Intimidación'; será
indispensable que haya cesado para que pueda haber confirmación*'val ida-" Eñ
resolución: todo vicio que haya invalidado el acto tiene que haber desaparecido
para que se dé la confirmación válida. Al mismo tiempo, repitamaslo¡qUé'¡/a[está
;dicho: ia confirmación requerirá siempre el a«imus cpnfimandii la declsló'fVa'é-íSárté
del que confirma de convalidar el acto. •• :'*.»!;»*¡gf
•••:sr'?itr!)¡;l
,':í i. Hl
3«tO Manual de Derecho Civil
nulidad del,acto instrumentado; y asimismo, para que la nulidad instrumental acarree
la nulidad del acto instrumentado, es Imprescindible que el acto instrumentado
sea solemne y dependa, para su validez, de la. validez del Instrumento. La
confirmación, es obvjo, no sólo no es formal, sino que también puede ser tácita.
El art. 1062, nos dice: "La forma del Instrumento de confirmación debe ser la
misma, y don las mismas solemnidades que estén exclusivamente establecidas
para el acto que se confirma'.
Esta disposición también requiere su explicación.
Imaginemos ei caso de la nulidad instrumental, el caso de la transmisión en
propiedad de un inmueble por escritura pública, y esa escritura pública es nula, no
figura en el Libro de Registro p en el Protocolo del escribano, o bien, tal cual lo
previene el art. 1005, no se halla en la página del protocolo donde según el orden
cronológico debfa ser hecha: esa escritura es nula.. ¿Tendremos que celebrar otra
escritura pública que haga referencia a la anterior, y que al mismo tiempo supla el
defecto formal de que adolecía aquélla? Contestamos categóricamente que no, ya
que se trata de nulidad absoluta, y por ende, inconfirmable. Sólo queda este remedio:
una nueva escritura en debida forma, y sin referencia alguna a la anterior. Para
ilustrar sobre la hipótesis prevista en el art. 1062, pongamos otro ejemplo: el
contrato de compra y venta celebrado por escritura pública, con el ciento por
ciento de exigencias formales que impone la ley, pero ha concurrido un vicio de la
vojuntad: error, intimidación, dolo. La víctima del vicio es quien tiene derecho a
confirmar el acto: o podrá alegar la nulidad o bien, implícita mente, podrá renunciar
al derecho de alegarla confirmando el acto; y si se decide a producir la declaración
expresa de confirmación, no podrá servirse de un instrumento privado sino de una
nueva escritura pública, donde consten todos los requisitos del art. 1061: la sustancia
del acto, el vicio de que adolecía, y la manifestación de la intención de confirmarlo.
Pero nunca vamos a imaginamos que el art. 1062 se refiere a la confirmación de
una escritura nula o anulable por defectos formales, porque en ese caso la nulidad
es absoluta y por ende, inconfimable.
4, Confirmación tácita
•i
5. Efectos *
El art. 10Ó4, nos dice: "La confirmación, sea expresa o tácita, no exige el *i
concurso de la parte a cuyo favor se hace". . ^
Acaso omití decir cuando hablábamos de ia confirmación, lo que era claro, £
evidente: ya decíamos que la confirmación entraña una renuncia, una especie o _
clase de renuncia, lleva implícita la renuncia al derecho'de alegar la nulidad en ^
juicio, y en cuanto es una renuncia, la confirmación es un aclo jurídico unilateral, que s
perfecciona por la sola voluntad de una persona. Eso es lo que nos quiere significar
el art. 1664 cuando nos dice que "no exige el concurso de la parte a cuyo favor se hace
Art. 1065: "La confirmación tiene efectoretroactivoal dfa en que tuvo lugar f
el acto entre vivos, o al día del fallecimiento del disponente en los act&s de última
voluntad. Este efecto retroactivo no'perjudicará los derechos de terceros". ™
De manera pues que, convalidado el acto por la confirmación, habrá de A
reputárselo válido ab-initio, vale decir, desde el d(a en que tuvo lugar si fue un acto
entre vivos, o desde el día del fallecimiento del dlsponente én el caso de testa- ™
mentó. Ahora bien, ia cláusula final trae una salvedad: 'este efecto retroactivo no
perjudicará los derechos de terceros". Para explicar la salvedad, remitimos a la nota al a
1065, donde transcribiendo a Aubry y Rau, se nos dice: "Así, por ejemplo, cuando ™
una persona ha confirmado en la mayor edad, la venta de un inmueble hecha en la
mí noridadrestaconfirmaciónTia tiene efecto respecto de unsegundoadquirente—: ^-
al cual el que era menor hubiese traspasado la propiedad del inmueble siendo ™
mayor y antes de la confirmación de la primera venta". £
Quisiera hacer notar que el ejemplo que trae la nota, que es claro, se refiere •-
al caso de un menor de edad adulto, incapaz para contratar, que contrata cuando.. ; ™
no puede hacerlo. Nosotros tenemos que dar el diagnóstico de este acto jurídico. ;•".••:.,,. ¡A
y nos preguntaremos: ¿este acto es nulo o anulabltl, y contesta remos,desacuerdo V-,. ~. ',1
con el régimen del Código Civil, este acto es nulo, salvo que se nós~preséñi:asela¿,"'';*}.)•': ';W
dificultad de hecho de la verificación de la edad, cosa rara por lo excepción al/pero & •^'•;\-; m
1 ••.-fL--¿:iiV¡'ty6?-v*,i?-hy-r
342 • • Manual de Derecho Civil
imaginemos que no, que está la prueba Idónea de la partida que acredita que es
menor de edad, aun cuando se haya hecho pasar por mayor, etcétera. Este es un
acto nulo. ¿Pero este acto es de nulidad absoluta o de nulidad relativa? De nulidad
relativa; aquí la nulidad sólo mira a dispensarle amparo jurídico al menor, al incapaz.
Repárese que el ejemplo está tomado de los autores franceses Aubry y Rau, y ellos,
aparte de la categoría de acto inexistente, consideran que hay tan sólo actos nulos
y anulables. Lo nulo identificado con lá nulidad absoluta y lo anulaBk identificado
con la nulidad relativa.
Nosotros tenemos el galimatías de lo nulo, que no obstante ser nulo ab-initio,
.nulo de pleno derecho, con todo puede ser dé nulicjad relativa, esto es, puede ser
convalidado por confirmación o por el transcurso del tiempo; y a su vez, lo anuíable,
que siempre será válido mientras no sea anulado por sentencia, no obstante ello,
puede ser de nulidad absoluta, es decir, mconfirmabte e imprescriptible.
• Un i versal mente no hay más distingos que éste; actos nulos o de nulidad
absoluta, la nulidad más grave, donde la sanción cobra la mayor intensidad o fuerza;
y actos anulables o de nulidad relativa, la nulidad menos grave, donde la sanción
es de una intensidad menor.
íMZs'
%'&
• • f e
ACTOS ILÍCITOS
:•¥•
Ef elemento subjetivo •.
Si quisiéramos ser un poco más sobrios en nuestra exposición, diríamos: el
elemento subjetivo se compendia en la culpabilidad, donde va implícita la
imputabilidad moral del acto, porque no concebiremos la culpabilidad como
Invariablemente se dice en derecho penal, asimismo en el derecho civil '
contemporáneo, sin que antes se dé la imputabilidad moral del acto. De •manera^;
que en el elemento subjetivo, hablamos de una sola cosa: culpabilidad,péjó'aiíf:va":.;
ínsita, la imputabilidad moral del acto, lo que también se llama Ja í.^ápaci'daci'fc
delictiva", o capacidad de injuria, o bien la capacidad de imputadóñí'cSmo^dice'laC/
m
I"' '$%&$$$%
•• ,-.' V'i£<*í<vyr'í!.,",:*t'v.
t
El daño ;
i Además, para que tengamos un acto ilícito que configure una fuente de
obligaciones civiles, es Imprescindible un resultado; los delitos puramente formales
del orden penal no dejarán de ser actos ilícitos para el orden civil, aun cuando no
) le importen, aun cuando sean indiferentes y no generen obligaciones civiles. Para
, que el acto-ilícito genere obligaciones civiles, a más del elemento objetivo y del
elemento subjetivo, es imprescindible el resultado, la consecuencia: el daño causado
) Por eso el art. 1067 dice; "No habrá acto ilícito punible para los efectos de este.
Código, si no hubiese daño causado, u otro acto exterior que lo pueda causar..".
Repárese cómo esta fórmula empleada por el art. 10ó7, encarece el sentido
¡ de la objetividad de lo ilícito, porque esta expresión nos lleva a distinguir entre lo
ilícito, lo contrario a derecho, en su sola apreciación objetiva; y la punibilidad,
diríamos, expresión impropia en el derecho civil, porque en el derecho civil no
) tenemos un sistema punitivo, represivo, que Imponga sanciones privativas de la
libertad o sanciones aflictivas; en el orden civil, fundamentalmente, tenemos un
' régimen reparador, pero no represivo, aun cuando no pocas veces asome en las
) disposiciones del orden civil el propósito retributivo, es decir la necesidad de
imponer sanciones privativas de derechos civiles, derlos que se habría gozado si
J no se hubiese incurrido en la violación de la ley.
I: .f ñihá m M
' 1- ' .
I
Aun cuando se ha señalado que la teoría del abuso del derecho es una
concepción que anida en el pensamiento Jurídico contemporáneo, con cierta
vigencia ecuménica, no se olvide que ya tiene antecedentes de vieja raigambre. Es
así como en el curso de la Edad Medfa se desarrolló la teoría de los actos de
emulación. A través de esta construcción elaborada por los Glosadores y
Posglosadores se llegó a la reprobación categórica de todo acto que en ejercicio
del derecho no llevase.otra finalidad que no fuese la de causar daño al vecino. Se
hablaba así del animus emukmdi, esto quiere decir tanto como dolo, malicia, proceder
avieso, donde asoma un sólo propósito: perjudicar al vecino. En esa construcción
se planteaba esta dificultad: la relativa a la prueba del animus simulandi, el ánimo de
perjudicar. Es obvio que para probar ese ánimo era imprescindible penetrar en el
recinto íntimo de la propia conciencia y escrutarle, averiguar, indagar si se quiso o
no se quiso causar daño. Para eludir esta dificultad, la construcción elaborada por
los Glosadores y-Posglosadores creó todo un sistema de presunciones a través de
las cuales se inducía el ánimo de perjudicar, el animus nccendi o animas emuiandi. Así,
pues, en general, tal cual veremos a continuación, se consideraba que el solo acto
en servicio de un derecho obrado por el titular que no trajese consigo ninguna
utilidad manifiesta para él y que, por el contrario, redundase en perjuicio del vecino,
bastaba sin más para inducir el ánimo de perjudicar o animus nocendi.
Tampoco olvidaremos, dentro del rigor de las viejas fórmulas romanas, aquel
luminoso pasaje del jurisconsulto Galus, vertido en las Instituías, el que nos dice:
Mate enim nosotro iure uti nonúebemus (I, 53). Si tradujéramos esta sentencia, diríamos:
"Nadie puede adusar de su derecho'. Y Galus pronunció esta sentencia para justificar la
reprobación de ¡osac-tos de-crueldad-de los señores-contra sus esclavos o contra
los esclavos en general. Al mismo tiempo nos decía: este principio justifica también
que se prive al pródigo de la administración de sus bienes.
Si esto fuera poco en cuanto a antecedentes históricos, recordemos una ley
romana que no es precisamente la citada en nota al art. 2514 del Código Civil aun
cuando guarde semejanza con ella. Esta ley romana es el Fragmento 1 §12 Digesto
Libro 39, Título ili, y dice textualmente, según la traducción de GarcíaJdel Corral ^
"Finalmente escribe Marcelo, que ninguna acción ni aun la de dolo se puede ejercitar'
contra el que cavando en lo suyo desvió la fuente del vecino, y verdad eraren te no f
J
i _ *-r *
350 Manual de Derecho Civil
debe tenerla éste si aquél no lo hizo con ánimo de perjudicar al vecino, sino para
mejorar su propio campo*. De este pasaje del derecho compilado, interpretado
contrario sensit, trasciende que el vecino perjudicado gozaba de la actio dolí, cuando
el propietario contiguo había cavado en su propio fundo sin otro propósito que ei
de causar daño, y sin que obtuviese ningún provecho.
Esta conclusión coincide con la que trasciende de la ilustrativa nota al art.
2514 del Código Civil, donde también se nos habla de una ley romana que no es la
que he citado, sino otra (Ley 24. § 12, Digesto, Libro 39, Título 2), y donde se afirma
que no será responsable el propietario cuando cavando en su propio fundo hubiese
desviado ios manantiales que nutren el pozo del propietario contiguo. Y aquí se
agrega: "a ia ley romana se le añade un aditamento notable: 'fueras ende, si este
que lo quisiere facer, non lo hubiese menester, mas se moviese maliciosamente
por facer mal a otro". Tengamos presente que este agregado a la ley romana,
calificado de notable por el autor del Código Civil en pasaje en nota al art. 2514,
está comentado por la Glosa de don Gregorio López, escoliasta de las Leyes de
Partidas. Al mismo tiempo, don Gregorio López se inspira en Paulo de Castro, uno
de los Posglosadores que construyeron la teoría de los actos de emulación. Si ha
de estarse a la construcción definitiva que estos Posglosadores elaboraron y que
Gregorio López acogió después en su Glosa a las Leyes de Partidas, entenderemos
que el propietario que cavando en lo suyo desvió los manantiales que nutrían el
poso del vecino, será responsable si lo hizo sin utilidad apreciable alguna para su
propio fundo, y en perjuicio de su vecino.
Me parece, pues, que hemos recordado antecedentes suficientes para
justificar nuestra afirmación: en la- época contemporánea se habla inusitadamente
de la teoría del abuso del derecho; y en el medioevo, y aun según vestigios del
derecho romano definitivamente evolucionado, asomaba ya el propósito claro de
reprobación de todo acto que en ejercicio del derecho estuviese ante todas las
cosas dirigido a perjudicar a terceros. Para mayor abundamiento, recordaremos los
preceptos pertinentes del lanártckt prusiano, contenidos en los arts. 3ó y 37 de la
Parte 1, Título VI, art, 36: "El que ejerciere su derecho dentro de los límites
correspondientes," no está obligado a resarcir el daño que a consecuencia de ello
se ocasionare a otro". Art. 37: "Pero deberá resarcirlo cuando de las circunstancias
resultare de manera inequívoca que. entre las varias formas de ejercer su derecho,
optó por la que fuere perjudicial a otro, con la intención de dañarlo".
La doctrina
En doctrina se ha planteado este problema; ¿cuál ha de ser la fórmula que
sancione la reprobación del ejercicio abusivo del derecho?
Se advierten distintos criterios. En primer lugar, un criterio subjetivo, el que
coincide enteramente con Ib ya expresado respecto de la vieja teoría de los actos
de emulación. Ese criterio subjetivo revela tres modalidades:
1) El ejercicio abusivo del derecho consistirá en todo ejercicio donde el
titular deliberadamente está movido por el ánimo de causar daño al
tercero. No se trata de otra cosa que de la reprobación del dolo. Los
Glosadores y Posglosadores, ya lo hemos señalado, hablaban del inris
.emuiandi; vale decir, del acto cumplido en ejercicio del derecho tan sólo
con malicia, con mala fe, con la intención de causar daño.
2) Dentro de esta corriente tenemos una segunda modalidad la que se da
de modo muy particular en la doctrina francesada cual entiende que la
sola culpa sin más, aun sin llegar al dolo, constituye el abuso del derecho
o ejercicio'abusivo de los derechos, si ha de estarse a la norma funda-
mental del art. 1382 del Código Napoleón. .;
3)' La tercera modalidad, parafraseando las conclusiones de los Glosadores
y Posglosadores respecto de los actos de-emulación, entiende que se
configurará e! abuso del derecho cada vez que el titular en ejercicio dé su
Manual úe Derecho Civil
m
!í ¡ifeíjlntj'ng' haga, nada que le traiga provecho y, en cambio, redunde en
•nuido^ up tercera. En definitiva, en.esta tercera modalidad, !o señajan
<^l^ísf i^Pr^PS*^ a u t o r e s nacionales, volvemos a la primera modalidad, esto es,
.\]^$fell)li'éprpb^c[ó.ndel dolo o del anirtiusnocendi, porque si el acto cumplido
'•' i:ÍI¿m°í^íl if ^ r "'^ ¡ 9 c ' e ' d e r eCfl0 n o acarrea utilidad práctica alguna para el
'•f.L'iiiiwCjf Eírjojiaijiente, y redunda en perjuicio de un tercero, quiere decir que
i .¿•í.ükéf! ¡tular obró con ánimo de perjudicar.
^¡O^ro^er terio que. asoma en la doctrina es el llamado criterio objetivo. Dentro
de jjste.£r(ter } objetlyp está la fórmula prestigiada por un eminente jurista francés
corjtempor^n ;o.iSalei|)es, y acogida por el Código Civil del Soviet, y asimismo por
todo? tgs•,<:<£(} gozque lo siguen en su orientación ideológica, los de las Repúblicas
Socialistas, ÍJI, e están hajo la égida del Soviet. Ahfse habla en Ja apreciación objetiva
deljconceptó: de^ue es ilegítimo todo ejercicio del derecho que contrarié el fin
ecqnómjcols ?,P¡3l.del derecho. A esta fórmula de neto sentido objetivo se le hace
esta pbserva'GjÓri fundamental: los derechos subjetivos son prerrogativas de que
está iny.estigÉJila persona para la satisfacción de necesidades ineludibles que miran
a su apropio ¿Íes en volvimiento Integral dentro de la comunidad y con miras al bien
comúri..Es!:$¡$e! fin económico-social rebasa, pues, la finalidad genuina de lo que
es :d.ejecfiQ subjetivo.
• .'En otr^ apreciación de lo que es concepto objetivo de la caracterización del
abuso del derecho, están los consabidos estándares'jurídicos: se lo reputará abusivo
cuando exceda los límites que imponen la buena fe, las buenas costumbres, y se
agrega también la moral. V dentro de este criterio de orientación objetiva en la
caracterización del concepto, jamás podríamos omitir el pensamiento de un
eminente Jurista, que tanto ha escrito sobre este punto y tanta influencia ha ejercido
en la doctrina contemporánea, reflérome a losserand, en sus conocidos trabajos,
entre los cuales cabe destacar ese libro célebre intitulado De la relatividad de tos
derechas subjetivos, donde asoma el propósito finalista, vale decir, el fin en virtud del
cual el derecho subjetivo que ha sido reconocido a la persona constituye el criterio
que habrá de regularle en su uso, en su ejercicio. Por manera que toda vez que ese
uso contraríe el fin tenido en miras por la ley, al reconocer el derecho subjetivo,
estaremos ante un ejercicio irregular y, por ende, anormal, abusivo, Ilegítimo,
reprobado por la conciencia jurídica.
Esto de si el Código Civil argentino acogía o no acogía la teoría del abuso del
derecho fue invariablemente materia opinable, donde los pareceres estaban en
discrepancia; no obstante lo cual, acaso ya lo hemos anticipado, se muestra
manifiesta, ostensible; Ja influencia del pensamiento liberal del siglo XIX con ese
preconcepto de la exaltación romántica de la Idea de libertad individual. Nos
Actos ¡Helias 353
topamos así con el antiguo art. 1071 del Código Civil, el que nos decía; "El ejercicio
de; un derecho propio, o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir
colmo ilícito ningún acto".
. De manera que a través de esta proposición se sanciona con rigor inexorable
Ja ilegitimidad de todo acto cumplido en ejercicio del derecho, o diríase, la
justificación ob]etiva de todo acto que entrañe uso o ejercicio del derecho.
Agregaríamos: el acto en tal caso será legítimo, lícito, aun cuando redunde en
perjuicio de un tercero. Se recoge de ese modo el viejo axioma romano, que nos
dice Nuííus videtur dolo ¡acere, qui suo iure uliiur, vale decir, no se considera que obra
con doio nadie que usa su derecho.
Si el art. 1071 era insuficiente para entender que en el Código Civil no tenía
cabida la teoría del abuso del derecho, recordaríamos disposiciones afines que
reciben la misma inspiración ideológica; entre otras, el art. 2513 del Código
(reformado por la ley 17.711), el que en un propósito nial entendido, si se le
juzga desde el punto de vista técnico-jurfdico, procura describir el contenido
del derecho de propiedad; 'Es inherente a la propiedad, el derecho de poseer
la cosa, de disponer o de servirse de ella, de usarla y gozarla según la voluntad
del propietario. El puede desnaturalizarla, degradaría o destruiría; tiene el derecho
de accesión, de reivindicación, de constituir sobre ella derechos reales, de
percibir todos sus frutos, prohibir que otro se sirva de ella, o perciba sus frutos;
y de disponer de ella por actos entré vivos'.
En esta proposición, desde luego objetable desde el punto de vista técnico,
entre otras tantas cosas se nos dice que ei derechohabiente, el propietario, puede
no sólo usar, gozar y disponer de la cosa, sino al mismo tiempo, desnaturalizarla,
degradaría o destruiría. La nota a este artículo, recordando el pensamiento de un
ilustre ¡urisconsuito francés, el príncipe de la escuela de los exegétas franceses,
Demolombe, nos dice que esto de 'desnaturalizar, degradar o destruir la cosa que nos
pertenece en propiedad", no constituye, un uso correcto del derecho de propiedad;
ello no obstante, se agrega:"... las restricciones traerían más inconvenientes aue ventajas,
y si el gobierno se constituyese en ¡uez del abuso, no tardarla en'constituirse en juez del us
y de esa manera desaparecería toda idea de libertad u de propiedad'. Se invoca la autoridad
de un filósofo; y quiero señalar esto: tal pasaje de la nota es reproducción
textual de un pasaje de Demolombe, quien dice también "un filósofo", y se
refiere.a-un-fisiócrata.irlandés.lThomás.Raynal),-y-lojnenciona entre paréntesis
sin dar cita de obra alguna, ni de pasaje o página. .'•
Por si esto fuera poco, para entender que el Código Civil no acoge la teoría ...
del abuso del derecho, recordemos lo que dice e¡ art. 2514 (reformado por'.la ley •.:"'•]
17.711): "El ejercicio de estas facultades no puede serle restringido porque.tu vi era?; - -;v¿" ••
por resultado privara untercero de alguna ventaja, comodidad o place^o'tfaerlé ••'."'.•.'. •';;;•;
algunos inconvenientes, con tal que no ataque su derecho de propieda'd"^:^!||^j^^>; •'-
' Es fácil observar cómo a través de esa disposición, tal cual ya lo sefial|^^os*;fíí^Ü:;
el que obra en ejercicio de su propio derecho, o bien de su derecho-'dé prbp^á'j-ij^ikJ^&i
1
•&&&&m¿h^
354 Manual da Derecho Civil
no será nunca responsable de los perjuicios que pueda causar a sus vecinos o a los
terceros, siempre que se mueva dentrode los límites de su derecho. De ahí que
pensemos, como lo han entendido tantos autores, que el Código ponía una valla,
un obstáculo muy serio, para acoger la'teoría del abuso del deredho.
En la nota al art. 2514, se mienta la recordada ley romana de aquél que cavando
en su propio fundo había desviado las fuentes o manantiales que nutrían el fundo
del propietario contiguo; y al mentar esta ley, se agrega, la Ley de Partida reproduce
la ley romana con un notable aditamento, es ese al que ya me he referido: "fueras
ende, si este que lo quisiere facer, non ío hubiese menester, mas se moviese
maliciosamente por facer mal a otro".
No obstante la conclusión que pueda extraerse del análisis dei Código Civil,
tengamos presente que la jurisprudencia de nuestros tribunales desde una fecha
que se remonta a treinta años atrás, o a un poco menos, había acogido en no
pocos fallos el principio del abuso del derecho.
' ' Esta materia no dejó de despertar una gran preocupación en la doctrina
nacional, la que se pone de relieve a través de todos los antecedentes que ensayan
uña revisión o una renovación del régimen instituido por el Código.
Córdoba fue siempre sede de los congresos de derecho civil, a punto de que
hubo cuatro, y a modo de un. fruto del Tercer Congreso, se instituyeron las Jornadas
de Derecho Civil con carácter permanente, las que habrían de celebrarse cada dos
años en las distintas facultades de derecho de las universidades estatales,
j En el primer Congreso de Derecho Civil, de 1927, por iniciativa de un gran
¡ maestro, qué al morir legó su nombre a nuestro Instituto, se propuso como fórmula
la siguiente: un simple agregado al art. 1071, el que al final y después de una coma,
i habría de decir: *salvo que el derecho se ejercitare sin utilidad o beneficio para el
titular y en perjuicio dé otro'.
En el Segundo Congreso Nacional de Derecho Civil, reunido también en
I Córdoba, en 1937, donde tuvo intervención decisiva en la elaboración de la
fórmula e| doctor Pedro León, se recomendó la siguiente proposición: 'El que
en ejercicio de su derecho causare un daño a otro debe repararlo si obró con
»
' dolo o con. culpa y excedió los límites fijados por la buena fe o por el fin en
• vista del cual ese derecho le fue'conferido". Esta fórmula tiene por precedentes
inmed¡atos,',el Código de las Obligaciones de Polonia (el viejo Código), art. 135;
) el Proyecto Franco-Italiano de las Obligaciones y Contratos, en el art. 74, y
asimismo-el art¡..l'185 del Código venezolano.
. -v.'El;Proyecto de Reformas de [936 entendió que la-sola eliminación del art.
) 1071' era-sufiqiehté: para que ya pudiese tomar arraigo dentro del derecho civil
j argentino la.teorfodei abuso del derecho. Ello no obstante no sin razón se entendió
que no' bastatía;!á(fsola eliminación de esta norma sino que era indispensable la
) sanción'de'uná-fórmula legislativa que en términos expresos repróbase el ejercicio
, abusivo de Ips'derechos;'. <" .
Actos ilícitos 355
¡.i:. La Constitución de 1949 sanciona el principio en el art. 35. Ya sabemos
,que esta Constitución fue derogada posteriormente, en el año 1957, por la
Convención Constituyente convocada y organizada por el gobierno de facto
Inaugurado después de setiembre de Í955. El art. 35 de esa Constitución, al
que me remito, decía: "Los derechos y garantías reconocidos en esta
Constitución no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio,
pero tampoco amparan a ningún habitante de la Nación en perjuicio, detrimento
o menoscabo de otro. Los abusos de estos derechos que perjudiquen a la
comunidad o que lleven a cualquier forma de explotación del hombre por el
hombre, configuran delitos que serán castigadps por las leyes".
El Anteproyecto Uambfas, de 1954, art. 235, nos dice: "La ley no tolera el
abuso del derecho. Se entenderá abusivo el ejercicio de un derecho, cuando
contraríe las exigencias de la buena fe o los fines de su reconocimiento.
"El ejercicio de los derechos que por su propia naturaleza o por una disposición
lega!, deben reputarse discrecionales, sólo será abusivo cuando tenga por fin
exclusivo el perjuicio ajeno. * .
"El daño proveniente del abuso será indemniza ble".
I I. Inmutabilidad
)
Actos Ilícitos 359
;
***! Decíamos, pues, que ante todas las cosas el sujeto debe ser imputable. Si
domamos en cuenta la edad, ya sabemos que, por imperio del art. 921 del Código
'Glvil, sólo serán imputables-los menores de edad que hayan cumplido ya los diez
iaños; por el contrario, los menores de 10 años son tnimputabíes, y al mismo tiempo,
por imperio de la misma disposición, concordante con el art. 1076, quien comete
el acto ilícito debe obrar en la plenitud de sus facultades intelectuales, con plena
•conciencia del acto y de las consecuencias de su obrar. En general, habremos de
entender que falta la imputabilidad del agente cuando éste obra bajo el influjo de
cualquier manifestación morbosa o de otra fndole que lo prive de la comprensión
•cabal de sus acciones y de las consecuencias de su obrar. Dado el requisito
imprescindible de la Imputabilidad moral del agente, viene lo otro: la imputabilidad
moral del resultado, esto es, del daño.
* Cuando decimos "la imputabilidad mora! del resultado", hablamos stricto sensu
,. Üé la culpabilidad, de lo que también en derecho civil se llama "culpa lato sensu", la
: ( ¿jue comprende el dolo y la culpa propiamente dicha', o bien "culpa o negligencia",
:
i diríamos, a tenor de la expresión empleada por el Código en el art. 1067, in fine,
•concordante con el art. 1109.
Í •
Dolo
• V •' Entenderemos que el dolo se configura cuando el agente causa daño,
queriéndolo causar. Tal noción viene como a Identificarse con los términos
'empleados por el art, 1072, el que al definir el delito, nos dice; "El acto ilícito
ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la persona o los derechos de otro".
• '{-• Cabe recordar al respecto que en doctrina se advierten distintos criterios
para caracterizar el dolo.
' I • No habremos de adentramos en las cavilaciones a que ha dado lugar la
apreciación conceptual del dolo en materia penal, donde juega un papel tan
importante. Contraídos en nuestra síntesis a lo que más Interesa, recordaremos,
én primer lugar, el concepto más difundido, el que coincidiría con la literalidad del
texto del art. 1072, entendidos sus términos de acuerdo con el lenguaje común;
vale decir, para que se configure el dolo no basta la sola conciencia que se tenga
del daño que haya de causarse, sino que se requiere algo más: el deseo de causarlo
ó el ánimo de perjudicar (un/mus nocendi). Asoma en doctrina otro concepto, al que
adhiere Aguiar, entre otros (t. II, no. 41, ps. 258 a 262), bajo el Influjo de la teoría de
la "representación" expuesta por Franz von Liszt [Tratado de derecho penal, traducción
Castellana de la 20a edición alemana por Luis Jiménez de Azúa, Madrid, 1927, t. II,
$ 39, ps. 397 a 404). La sola conciencia que el agente tenga del daño qué haya de
causar, eso, sin más, configura el dolo, concurra o no concurra el deseo de,causarlp.
360 Manual ¡Se Derecho Civil
o el,ánlrnoide¡perjudicar. Nos dice Agufan "cuando el agente de! acto ilícito tiene po
sqguro alie se.produará unresultado dado, como si sa trata de las consecuencias inme
los aqtosjart. 901), <?' dolóse (lama directo; pero si el autor sólo se.representó el resulta
posi5Je,.pM& no üegófi lo conclusión de que no sobrevendría, habrá siempre dolo, elq
caso reábeM denominación de dolo eventual".
Bien es verdad que a tenor del art. 1072 hay dolo delictivo cuando hay un
daño causado "a sabiendas y con intención'. Ello no obstante, tai cual lo afirma
Aguiar.y.lo.-hemos sostenido Invariablemente, la palabra intención, en cuanto Inte-
gra la. fórmula .trina que condiciona la voluntariedad de los actos, ha de entendérsela
con la significación que tiene en el Código Civil, bajo la inspiración de Freitas: no
slgniflcaiprpposito; deseo o ánimo, como en el lenguaje común; tampoco, causa
final del acto;.significa conocimiento respecto del acto de que se trata, esto es,
conciencia p_¡ena del estado de tas cosas y de sus consecuencias como paso indispen
que habrernos de adoptar, antes de decidirnos a obrar.
Por óljra parte, si referimos el dolo al incumplimiento contractual, adheriremos
,a| pensamiento dominante en doctrina '", salvo raras excepciones: se configura
con e| si£|í .¡!ngürnp¡¡miento voluntario deliberado, ex profeso; e! deudor no cumple,
iporgue ¡\p gu¡er^¡:lá:prgstación a que estaba obligado y que podía y debía cumplir.
Slüjera :a,^ñEgri¿eriegue debe concurrir la intención de causar daño (ánimo de
perjudicar);,; nos.toparfamos, tal cual afirma Uambfas, con 'la prueba diabólica, por la
• dificultad extrema de su producción"0I. Elio no obstante, la reforma introducida al art.
<.- 521 del Código Civil, y ordenada por ley (7.711, trae consigo una verdadera
perturbación conceptual. Borda, enteramente compenetrado del proceso de
-. elaboracjtSn de. Ja Ley de Reformas, aclara que el cambio de la expresión
•incumpIjMeptp.d.ploso* por 'inejecución maliciosa", ha sido deliberado. Afirma,
a cqntjnu'a$ón,ípjje no ha de confundirse el 'dolo" con la "malicia"; y agrega que
. éstaes,uri.flp(iíi/<7. calificado, por alguna de las .siguientes circunstancias: a) intención
propósttp) fígpjfjígrjiíi daño; b) indiferencia del incumplidor ante las consecuencias dañ
muy probable, -y previsiblemente surgirán al acreedor del incumplimiento". La opin
doctpr Bord.a,1en sustancia, considera que en materia contractual,ha de Irse a la
equiparación o, nivelación entre culpa y dolo; y la responsabilidad del deudor se
dará, dentrcjjde. los,límites previstos en el art. 520, vale decir, comprenderá,
únlcarrjent^les^dafips-que "fueren consecuencia inmediata y necesaria de la falta
. Ü. •• ••"j,^lM!ij. •>••
(1) Véanse 'entye piros, iiprnb'as, 'Estudio de la Reforma del Cúdlgo Civil". JA, 0s, As., 1969. p.
l32yss.;Garr¡do1R,j<A/idorno, L., Relama al Código Civil, 2*ed, Bs. As: 1971, comentario
art. 521, pg. m - l i V ', ' '
[2) Uarnbías, db. y'lug. cits:.
Actos Ilícitos 361
de cumplimiento de la obligación". De suerte que la previsión del nuevo-art.
521 -se afirma- tan sólo tendría aplicación en casos excepcionales: ilustra su
pensamiento con el célebre ejemplo del toro enfermo que contagia al resto de
la hacienda del comprador y produce una mortandad; si el vendedor conocfa la
enfermedad contagiosa que padecía el toro, habría de configurarse la "malicia",
y entonces la responsabilidad del vendedor se agravarla y extenderla a las
consecuencias mediatas, tal cual lo dispone el ya mencionado art. 521 (véase,
Borda, 'Responsabilidad contractual", E.D., N° 2327, 29/12/69, t. 29). .
. El pensamiento del autor mencionado va más allá: afirma -no podría ser
de otro modo- que, respecto de la responsabilidad extracontractual es clara la
distinción entre dolo y culpa; ello no obstante, entiende que tal distinción no
tiene ya vigencia de acuerdo con la ¡urisprudencia, la que sostiene el principio
de la reparación Integral. Acaso se olvida que una nueva disposición, él agregado
al art. 1069, ordenado por ley 17.711, mantiene la distinción en términos
categóricos: el juez, al fijar la cuantía de la indemnización, podrá atenuarla si
1 fuere equitativo. Empero, tal facultad será Inaplicable si el daño fuere inrjput'
''.['• able al dolo del responsable.
En conclusión: tanto en la responsabilidad contractual como en la
eüracontractual, ha de distinguirse entre dolo y culpa, a los fines de graduar la
responsabilidad del deudor (arts. 520, 52 i y agregado ai 1069). Si se entiende que
la "malicia" es un concepto diferenciado del "dolo", nos toparíamos con esta triple
distinción falta de todo asidero y sin precedente alguno de doctrina o de legislación
comparada que pueda justificarla: "malicia", "dolo" y "culpa".
í
i¿ íí Cabe tan sólo reparar en que para el doctor Borda; cuya opinión es minoritaria,
; Í¡ el "dolo contractual" no resulta de la sola voluntad de no cumplir, sino que ha de
> agregársele el "ánimo de perjudicar". Cabría, por último, aconsejar se sustituya el
atributa "maliciosa" empleado en el actual art. 521, por el de "dolosa"; de ese
modo habría uniformidad plena en cuanto al modo de expresar el mismo concepto,
lo cual -es obvio señalarlo- constituye una exigencia Imperiosa dé una correcta
técnica legislativa [arts. 506, 507. 1067, agregado al 1069).
Culpa .._
Respecto de la culpa, para caracterizarla, echaremos mano de la definición
que nos da Enneccerus y diremos que "hay culpa cuando se omite la diligencia
requerida por el tráfico, la que si se hubiera observado, habría evitado un resultado contrario
•jt a derecho que no se quiso'.
¡V si quisiéramos caracterizar la culpa, a tenor de los preceptos del Código
Civil, art. 901 y siguientes, y asimismo art. 514, diríamos que "la culpa es la
imprevisión de un' resultado dañoso previsible que pudo preverse y evitarse SÍ se
hubiese obrado con la diligencia requerida por las circunstancias" J t •**
I
1. Concepto amplio
Noción. Elementos
La expresión daño patrimonial se contrapone a la otra especie: "daño no
patrimonial', esto es, daño o agravio moral,-
Si quisiéramos caracterizar el daño patrimonial, remitiríamos al art. 1068,
que nos dice: "Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio suscepti-
' ble dé apreciación pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o posesión,
o indirectamente por el mal hechoa su persona o á sus derechos o facultades".
""- " aüiéro'déstacar que dentro del concepto que encierra la disposición
transcripta precedentemente, la idea esencial está dada por la locución "susceptible
de aprsdácién pecuniaria", de suerte, pues que el daño patrimonial, ya de un modo
directo, "yá'dé Un modo indirecto, de una o de otra manera. Indefectiblemente,
debe traducirse en una pérdida económica, en una disminución patrimonial, enun
deterioro apreciáblé en dinero. Los propios términos empleados en el art. 1068
Actos Ilícitos 363
íiári-^entender que él daño patrimonial puede ser directo o indirecto. Es directo
íüáridó los bienes conculcados son los bienes materiales que integran el patrimonio
V -"propiamente dicho; es indirecto cuando los bienes conculcados son los bienes
-idéales inherentes a la propia persona, pero que tienen indefectiblemente una
^ r - Repercusión patrimonial que se traduce en una disminución o pérdida apreciable
erí'dinero. Imaginemos el caso del que imprudentemente es atropellado en su
automóvil por otro locomotor que va a exceso de velocidad, y a consecuencia del
^ l-íi: <• choque, su automóvil sufre desperfectos considerables, y al mismo tiempo el que
lo conducta sufre también lesiones graves. En uno y otro caso se configura el daño
patrimonial. En el primer caso, vale decir, cuando se trata de la evaluación de los
desperfectos que ha sufrido la cosa, estamos frente al daño patrimonial directo. Cuando'
evaluamos los gastos de Internación, asistencia, curación, rehabilitación del que
padeció el trauma, estamos frente al daño patrimonial indirecto. Repttolo: en uno y
í; otro caso se configura el daño patrimonial, porque ya directa, ya Indirectamente,
hay una pérdida o disminución apreciable en dinero, aun cuando en el primer caso
:l0S'blenes conculcados sean los bienes materiales que integran el patrimonio; y en
el segundo, lo son los bienes ideales que son. parte constitutiva de lí'integridad
i..- iffsica de la persona. !
f•-: Si nos atenemos a la primera parte del art. 1069 del Código Civil, entenderemos
5 ique-el daño patrimonial abarca dos cosas distintas. La disposición a que me he
referido, dice textualmente: *El daño comprende no sólo el perjuicio efectivamente
sufrido, sino también la ganancia de que fUe privado el damnificado por el acto
l-ii •ilícito, y que en este Código se designa por las palabras pérdidas e intereses".
íh De manera que las pérdidas o intereses comprenden dos cosas:
1) El daño emergente o dañopositivo, esto es, la pérdida efectiva que padece
la persona en su patrimonio; y además
2) El lucro cesante, la ganancia frustrada, aquello que el damnificado pudo
percibir y no percibió a consecuencia del acto ilícito, esto es, el daño
! negativo. El uno y el otro en su conjunto constituyen los daños y perjuicios
que también se llaman "daños e intereses", "pérdidas e intereses",
etcétera.
El art. 1069 del Código Civil, contiene un agregado, ordenado por la ley 17.711,
que dice; 'Los jueces, al fijar las indemnizaciones por daños! podrán considerar la
situación patrimonial del deudor, atenuándola si fuere equitativo; pero no será
aplicable esta facultad si el daño fuere Imputable a dolo de!1 responsable".
Reparemos en primer lugar en la manifiesta incorrección sintáctica que se
observa en la proposición agregada al art. 1069. Tal Incorrección-está a la vista: de
sus términos literales resulta que la facultad del juez para atenuar pareciera que se
1i
364 Manualde Derecho CiviJ
refiere, no a las indemnizaciones sino a la situación patrimonial. Es evidente que la
construcción es defectuosa. Prescindamos de esta consideración puramente
tecnológica y destaquemos la significación intrínseca que tiene la nueva proposición
que se incorpora al art. 10Ó9. Recoge una iniciativa que tiene sus precedentes en
varios códigos, comp el suizo, art. 44, el soviético, art. 411, el de ia. República
Popular del Polonia,, art. 440, el de Hungría, art. 339, el Código portugués de 1967,
art. .494. La nueva, proposición confiere facultades al Juez para morigerar,
textualmente se dice, 'atenuar', esto es, disminuir el monto de la indemnización,
atento a la situación patrimonial del deudor, y cuando quien causó el daño tan
sólo, lo causó por culpa; de manera que, tal cual lo señala a continuación ia
proposición ¡agregada^! art. 1069, esa facultad del juez no procederá cuando quien
haya causado eldafiq;haya obrado con dolo, o lo haya causado queriéndolo causar.
Este nueva rconceptó que confiere atribución al juez, considerada la situación
patrimonial del deudor, para morigerar, atenuar el monto de la indemnización, en
caso de que el daño sea tan sólo-resultado de la culpa del responsable, no es otra
cosa que una aplicación práctica de! concepto de equidad. Eljuez está Investido
de atribuciones más que suficientes para moderar equitativamente, adecuadamente,
según el criterio de lo razonable, el monto de la indemnización. Aquí la equidad
actúa como mero crkep® inoderador, mañgerador. Se ha configurado la responsabilidad
civil con la.autoría material del hecho, con la culpabilidad que presupone la
imputabilidadimpral del agente, y asimismo con su resultado, el daño. Mas como el
daño sólo. s¡g caus^.pór culpa, el juez queda facultado para disminuir la
Indemnización, equitativamente, considerando la situación patrimonial del deudor.
I
366 Manual de Derflcho Civil
patrimonial". Recuerdo a propósito que en doctrina no se da este rigor lógico.y
correcto en el método de apreciación de los dos conceptos; pero al no ceñirse a
este rigor metodológico se explica que se incurra también en divagaciones y
digresiones que confunden y desorientan.
De la definición que hemos dado trasciende que el daño moral tiene esta •
característica inconfundible: es inconmensurable, escapa en absoluto a toda medida
o apreciación pecuniaria. El dafio moral no és otra cosa que el sufrimiento, el pesar,
la congoja que oprime el ánimo del ofendido, que sólo vive dentro del recinto
fntimo de la conciencia y que de ninguna manera tiene precio. Por eso es que la
reparación en dinero del daño moral no es, strafo sensu, un resarcimiento, sino una
simple satisfacción Indirecta, diríase, pues, es un sucedáneo. Ya sabemos nosotros
el concepto del vulgo, del profano: "La desgracia siempre es más llevadera dentro
de la holgura". El que en sus padecimientos dispone de medios materiales para
poder distraerse, viajar, etc., podrá al mismo tiempo, sobrellevar con menos peso
su pena, su sufrimiento, su dolor. Es por eso que Pedro León en su célebre
monografía sobre el daño moral, al discernir la naturaleza de [a reparación, dice
que es semi-civil y semi-penal. Semi-civil, en la medida que representa
indirectamente cierta satisfacción deparada al ofendido; y semi-penal, enla medida
en que d dafio moral, pene, es Inconmensurable.
i
Actos Ilícitas 367
"(attí:>- Plantéase también otro problema, el tocante a la prueba: en materia de daño
Ios-jueces sólo podrán ordenar la indemnización de los daños probados en ¡ulcio.
Nos. preguntamos: ¿Cómo habremos de probar el daño moral si representa una
Ofensa que hiere la sensibilidad moral dé la persona y que es de suyo
inconmensurable? El jurista aducirá él expediente para resolver el probléma¡;y-.es
éste: la presunción, Claro está que la presunción no será íurís el de íure, sino que
será íurís tantum. \fele decir, el padre infortunado a quien lé raptaron al hijo Infante'
de 7, 8 ó 10 años, y lo sacrificaron, no tendrá que ir a probar las lágrimas qué Ka
vertido, el padecimiento que oprime su alma, su espíritu. Ahora bien, hemos dicho
/uris. tantum, y no inris et de iiire; el perdulario evadido de la cárcel, de Ushuaiav nó>
podrá venir a decir el dfa de mañana, cuando padezca una agresión, que se le debe-
reparar el agravio moral inferido; en ese caso la presunción, caso excepcional, no
tiene ninguna vigencia.
Antes de terminar con la exposición atañedera a este concepto, quiero
recordar lo. que nos decía el antiguo art. 1078 del Código Civil; esa disposición-,
•hablaba entre otras cosas del agravio moral que el delito hubiese "hecjjp sufriría lai
persona, molestándole en su seguridad persona!, o en el goce de sus bienes^ ¡o,
h|riendo sus afecciones legítimas'. No creo que sobreabunde el recuerdo del ántlguoi
art. 1078. Prevalido de tal caracterización, quiero destacar.iestaddea: el daño o-
.agravio moral, "ofensa", como ya lo he llamado al definirlo, no só]o se da cuando-
Ios-bienes conculcados sean los Inherentes a la propia<persgnar5Ínp que se da
también cuando los bienes conculcados son los materiales que^integran el<
.patrimonio. Vamos a poner un ejemplo: la persona aficionada^ loscanarios flauta,,
tiene su gran colección que representa al mismo tiempo un¡cap¡tal,,piorque.,C:ada.¡
ejemplar, de más está decirlo, vale mucho; un sujeto maligno,, perverso^ ique^tere'ij;
hacer sufrir al aficionado a los canarios flauta, en su ausencia; decide[aniquiláf¡ó5i
a todos. En este caso jamás dejará de haber daño patrimonial, porque, la docena,
de.canarios flauta representa dinero efectivo en cantidad apreciante; a su vez,
tampoco dejará de haber daño moral! ofensa. Tampoco podremos, negar jamás
que la persona padeció en sus afecciones íntimas, *en el goce.de sus bienes". Mírese,
pues, cómo los bienes materiales conculcados, también pueden configurar el daño
moral, además del daño material.
8. Legislación comparada
1. Solución de equidad
3. Derecho comparado
2. Legislación comparada
3. Antecedentes nacionales
1: Delitos y cuasidelitos
*••
Podríamos recordar para ilustrar, la ley aquiliana, con arreglo a la cual no
había más que una categoría: los delitos, y a cada delito correspondía una acción
de estricto derecho.
A través de ese paulatino desarrollo progresista que el derecho pretoriano le
infundió a la evolución del derecho romano, llegó a instituirse la actioin factum. • El
pretor razonaba de esta manera: de este hecho, que según la ley aquilina*-no'és
delito, nace una acción, adió in factum, como si naciese de un delito, titos ex delito; y
por corrupción del lenguaje, se ha formado el vocablo cuasíiíeíito.
La diferencia, entonces, si la referimos a la ley aquiliana, no tiengótró sentido
;
que no sea el que acabamos de señalar.
La verdad es que con el transcurso del tiempo, en la formulacióh tentativa de
las fuentes de las obligaciones, nos encontramos con que figura en1! jj^» Simétrica
el cuasidelito a la par del delito; así como figura también el cuasicori tratóla' la par
del contrato, y en quinto término, las obligaciones éx-lege, es dec rjf'lás hacidas
directamente de la ley. Referida la distinción entre delito y cuasidelto'alí derecho
moderno, y particularmente al Código Civil, advertiremos que la diférencfa^éstSén
el factor subjetivo constitutivo de la culpabilidad. Ya el art. 1067 die'é: *Nü habrá
acto ilícito punible para los efectos dt este Código, |... | sin que a sus agentes se leí ¡finida imputar
dolo, culpa o negligencia". De manera que en el caso del delito tenemdi'e'l áctd Ilícito
doloso; en el del cuasidelito, el acto ilícito simplemente: culposos^EH estricto
concepto, no puede ser otra la diferencia, aun cuando dentro1 de la docffl'r a EraKcesa^L.
hay criterios aislados para contraponer una figura a la otra. Así pues1 íerí slíeasoW **
la responsabilidad por el hecho propio, se habla de - •;!ÍélItbTiÍt ¡ P p í i
responsabilidad por el hecho ajeno, o por el daño causadS p^j¡fa!j¿q¡sás
cuasidelito". También otro criterio aislado nos dice: en efiiasd'del
de una acción ilícita y en el caso del cuasidelito de una omisión ilícití;
376 Manual de Derecho Civil
lo dicho anteriormente: iá diferencia estriba única y exclusivamente en el factor
subjetivo constitutivo de la culpabilidad: én el caso del delito, el agente del acto
. Ilícito causa el daño queriéndolo-causar; y en el caso del cuasidelito, el agente del
acto ilícito causa el daño no queriéndolo causar, aun cuando le sea imputable por
culpa o negligencia. .
El delito está caracterizado en el art.. 1072, el que dice textualmente: "Eí acto
ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la persona o los derechos de otro, se
en este Código delito".
Y el cuasidelito está caracterizado implícitamente en la primera cláusula del
art, 1109, que dice: "Todo el que ejecuta, un hecho, que por su culpa o negligencia ocasiona
daño a otro, está obligado a la reparación del perjuicio. Esta obligación es regida por ¡as
disposiciones relativas a los delitos del derecho civil".
2. Apreciación crítica .
Bien es verdad que el Código Civil trae dos títulos distintos; el uno, el Vlll,
dedicado a los delitos, y el otro, el IX, dedicado a los cuasidelitos, vale decir, a "las
Actos Ilícitos 377
obligaciones que nacen de los actos Ilícitos que no son delitos"; ello no obstante,
tenemos la segunda cláusula del ya recordado art. 1109, el que dice que la obligación
que nace de un cuasidelito, esto es, de un acto ilícito simplemente culposo, es
regida porlas mismas disposiciones aplicables a los delitos del derecho civil. Es
de preguntarse entonces: ¿dónde está, prácticamente, la sustancia del problema?:
eri la obligación de Indemnizar. ¿Esta materia se rige por un derecho diversificado,
distinto, o se rige por un derecho común? Se rige por un derecho común, de
manera que esta'divereificación de la legislación en delitos y en cuasidelitos, o
bien obligaciones que de actos Ilícitos que no son delitos, no se justifica, no se
explica, porque en definitiva, la obligación de Indemnizar nacida del acto ilícito se
rige por las mismas normas, si nos atenemos a la remisión contenida en la ya citada
cláusula segunda de la primera parte del art. 1109.
Legislación comparada. SI echamos un vistazo a los códigos civiles
contemporáneos, habremos de observar cómo al legislar sobre las obligaciones
nacidas de los actos ¡lícitos, se habla en general de acto ilícito y no se distingue
entre delitos y cuasidelitos, cuando se mantenga invariablemente la distinción entre
dolo y culpa,, y el distinto efecto que pueda producir el acto ilícito, según se haya
obrado con dolo, o simplemente sea un acto culposo. "
I. El principio general
2. La teoría de la culpa
4. La culpa de la víctima
El art. 1112 dispone: "Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos
en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las
obligaciones legales que les están'impuestas, son comprendidos en las
disposiciones,¿e este Título".
El artículo transcripto sanciona la responsabilidad civil de los fun-
cionarios públicos cuando a consecuencia de! cumplimiento Irregular de sus
funciones íesu!te algún daño para un tercero. Si nos ubicamos dentro del
cuadro general de los!actos ilícitos, tal cual está estructurado en el sistema del
Código Civil, entenderemos que este caso de ios funcionarios ha de configurar,
ya un delito civil, en los términos del art. 1072, cuando a sabiendas y con
Intención se incurre en ¡a omisión de los deberes legales en ejercicio de la
función y en perjuicio de terceros; o ya un simple cuasidelito, en los términos
de :Ja_primera_cláusula -del -art.-l-l09,-cuando-e!-da ño -sea-consecuencia del
Incumplimiento simplemente culposo de los deberes legales Impuestos a!
funcionario. Quede muy bien aclarado que la disposición que venimos
comentando regula la responsabilidad directa, por el hecho propio, en que
puede estar incurso el funcionario, y nada tiene que ver con la responsabilidad
Indirecta que le incumbe al.Estado, persona jurídica de carácter público, por
los daños causados a terceros por sus funcionarios, empleados, agentes, ma-
teria especialmente reglada en el actual art. 43 de! Código Civil, además de su
correlativo, el art. 111-3.
1
Acabamos de decir que el "podrá ordenar" del art. 29 del Código Penal significa
tanto como-exigir que en el caso concreto se den todas las condiciones
indispensables de carácter jurfdico-procesal para que haya pronunciamiento sobre
* i
390 Manual.de Derecho Civil
Id materia civil. Vale decir, como lo afirma un autor, podrá prdenaren la.sentencia
lo relativo a la indemnización y todo lo que con ella se vincula, si'se dan las
condiciones de derecho.. ¿Cuándo-habrán de darse esas condldones? Remitimos
a la"naturaleza de la acción civil. Hemos dicho que es una acción privada, y en
tanto que lo es, como toda otra acción civil, imprescindiblemente requerirá que
haya instancia de parte interesada. Reiteraremos: en materia civil rige este axioma:
nunca podrá haber sentencia dictada ex. oficio. De manera que es indispensable la
constitución de parte civil dentro del proceso penal. Esto quiere decir tanto como
el particular damnificado tome participación activa en el proceso penal y demande
;
los daños y perjuicios.
Además del axioma ya citado que rige en material civil, rige otro axioma de
derecho constitucional; el que nos dice que impera en términos absolutos el
principio de la inviolabilidad de la defensa en juicio. Si el juez en materia penal se
pronuncia sobre ¡a indemnización y todo lo que a ella se vincula, sin haber oído al
único interesado, al único a quien importa, al particular damnificado, quiere decir
que se ha conculcado ese principio de "la inviolabilidad de la defensa en juicio*.
Tanto es esto así. que un eminente penalista que ha profesado en Córdoba, como
lo es el doctor Sebastián Soler, al afirmar, sin dar fundamentos, que cabría la
posibilidad de un pronunciamiento' de oficio sobre la materia civil, agrega a
continuación: claro que esa sentencia obligará al particular damnificado sí éste
espontánea y voluntariamente la consiente; pero si no la consiente siempre tendrá
expedita la vía civil, mientras no se haya prescripto la acción civil.
Además, todo lo tocante a la jurisdicción y competencia de los jueces dentro
del ámbito local provincial, es materia privativa de la autoridad provincial, de los
códigos de procedimientos penales de cada provincia; de manera que el juez del
fuero provincial nunca podría arrogarse jurisdicción para pronunciarse sobre, la
materia civil, si su ley natural no lo autoriza o no le confiere tal atribución. Este
conflicto, o supuesto conflicto institucional, tampoco tiene ninguna significación
práctica, porque todos los códigos procesales penales, salvo alguna rarísima
excepción, han reproducido el art. 29 del Código Penal. Algo más aún: el Código
Procesal Penal de Córdoba, entre otros, facilita las cosas permitiendo que el par-
ticular damnificado delegue o dé poder al Ministerio Público, para que se constituya
en su nombre en parte civil y demande los daños y perjuicios. En tal caso, lo
recalco, el Ministerio Público no obra como representante de la ley, sino como
simple mandatario del particular damnificado.
De manera, pues, que habiendo constitución.de parte civil, y si por otro lado,
el ¡uez del fuero provincial actúa de conformidad con las atribuciones que le confiere
su ley natural, o se trata de un juez del fuero federal, no habrá obstáculo alguno
para que al dictar sentencia se pronuncie sobre la materia civil y todos los puntbs
conexos, en los términos del art. 29 del Código Penal.
Actos Ilícitos 391
4. Subordinación de la acción civil a la penal-
Decíamos que en el Capítulo IV Título VIH, Sección II, libro II del Código
Civil, se legisla sobre la base de esta hipótesis: que el acto ilícito que causa
daño a un tercero, es al mismo tiempo un delito penal. De esa manera el Código
pone una acendrada preocupación por evitar que pueda producirse el caso,
verdaderamente anormal, de sentencias contradictorias, si una y otra acción
han de sustanciarse separadamente, independientemente, en distintos
procedimientos y ante distintos fueros.
De ahí que el art, 1101. dispone: "Si la acción criminal hubiere prececjido a la
acción civil, o fuere Intentada pendiente ésta, no habrá condenación en el ¡uicio
civil antes de la condenación del acusado en el |uicio criminal, con excepción de
los casos siguientes:
" 1 °) Si hubiere fallecido el acusado antes de ser juzgada la acción criminal,
en cuyo caso la acción civil puede ser intentada o continuada contra los respectivos
herederos; • '
'2°) En caso de ausencia del acusado, en que la acción criml.nai no puede ser
intentada o continuada". i "•' ,
De tal modo, pues, que incoada ya la acción penal o.bieñ in^tentacja estando
pendiente de fallo la acción civil, será indispensable que ef proceso civilice detenga.
O bien será indispensable que aun prosiguiendo la sustanciaci^h del pleito civil, se
llegue al estado de fallo y se esté a la espera del fallo qué hayafcíe'dictarseen el
fuero penal. Nunca podrá dictarse resolución definitiva en el tuero civil, antes de
que se la haya dictado en el fuero penal.
Recordaremos que originariamente el art. 1101 se expresábale otra manera,
tal cual lo destacan los eruditos, cultores del Código CÍvil; sé decía:'"Ño habrá"
delito en el juicio civil antes de ia condenación del acusado en el juicio criminal".
Por si no he sido suficientemente claro, quiero insistir en esto: la
sustanciación del ¡uicio penal no paraliza la sustanctación del juicio civil, sino
que el juicio civil, aun proseguido, tendrá que llegar a estado de [alio, a la espera
del fallo que haya de dictarse en el fuero penal. Esta es la interpretación que
predomina en la jurisprudencia.
La disposición se explica de suyo. Tal cual lo anticipé, quiérese evitar a
toda costa que se produzca un verdadero conflicto, como sería la existencia de
sentencias contradictorias. , í '\
• La regla no es absoluta; trae dos excepciones: • ±<-, ' • <.-'•; •'>-.. s1: -:
a) El caso del fallecimiento del acusado. Deesa rfiafiera.se extingue la acción
"penal del pleno derecho y la acción-civil puede' ;ér proseguida contra los
' herederos del acusado o supuesto réspóhsábií dé! dañ&causad6;!:
• b) La ausencia del acusado. Entendamos que aquí alisenci'á'na de tomársela
• en el sentido de rebeldía o contumacia procesal.'Esñ' quiere decir
,
ausencia, en este caso. " '!; m i " '• " •!:' -!."•
39a Manual de Derecho Civil
5. Cuestiones prejudiciales
!•'•
Actos ¡Helios 393
deben destacarse las opiniones vertidas por Merlin y Toulier. Él primero se ha
pronunciado en sentido favorable y ha afirmado que además de haber identidad
de causa por cuanto el mismo hecho sirve de base a las dos acciones, hay, asimismo,
identidad de objeto, porque ante los ojos de la ley, el objeto fundamental es el
mismo, aunque los fines directos perseguidos en ambos juicios sean diferentes; y
también identidad de partes porque el Ministerio Público representa a'la sociedad
entera, incluso al perjudicado. Toulier, por su lado, ha rechazado con energía las
afirmaciones de Merlin y ha demostrado que no hay Identidad de objeto ní de
partes. De tal manera concluye sosteniendo que ia decisión dada en el fuero crimi-
nal no puede tener ninguna influencia sobre la acción civil.
Frente a estas dos opiniones extremas, está la de Marcadé, quien comparte
el punto de vista de Toulier, en cuanto niega que haya identidad de objeto é identidad
de partes; pero se separa de él en lo que respecta a la conclusión. Esta última
posición es la que ha influido en realidad en el pensamiento del codificador
argentino, como puede apreciarse a través de la nota a los arts. 1102 y 1103, donde
se reproducen párrafos de Marcadé.
No debe hablarse, pues, de Identidad de objeto, ya que se trata de' fines
específicos e inconfundibles: nunca será lo mismo pedir para el delincuente la
aplicación de la pena prefijada en la ley, que reclamar una suma de dinero en
concepto de indemnización por los daños sufridos. Tampoco hay identidad de
partes. No es la misma parte el Ministerio Público, obrando en nombre y
representación de la sociedad y en ejercicio de la acción penal, que el damnificado
actuando por sf, en su interés personal y en ejercicio de una acción privada. No
hay para qué insistir, son conceptos suficientemente claros: la acción penal, en lo
concerniente a su ejercicio, a su naturaleza, al interés que protege y al objeto
específico perseguido, es fundamentalmente diversa a la acción civil.
Recogiendo la refutación formulada a la posición de Merlin,.sostenemos -sin
vacilación- que no existen los requisitos esenciales exigidos por la doctrina uni-
versal y que, en consecuencia, no hay "cosa juzgada", técnicamente hablando.
No obstante lo. dicho, la absolución recaída en el juicio criminal, lo mismo
que la condena, influye, repercute y gravita en lo civil. Y¿a qué se debe este efecto
extraordinario atribuido a la sentencia penal? Debe buscarse el fundamento del
principio._ELcodificador, siguiendo.casi.textualmente.a.Marcadé,-nos,dice-en-la
nota a los arts. 1102 y 1103:"... Pero aunque no hay identidad dé cosa en las dos
demandas, ¿cómo admitir que aquél que juzgado con el mandatario de la sociedad
que el hecho por el cual era acusado no habfa existido nunca, pueda después por
el mismo hecho ser traído a juicio ante los tribunales civiles? ¿Cómo admitir a la
inversa que aquél que después de una defensa hecha con toda libertad y con todas
las garantías que la ley concede ha sido solemnemente condenado como autor de
un delito, pueda después ante un tribunal civil sostener y llegar a establecer
legalmente que el hecho no ha existido o que no le es imputable Esto serfa'un
•J i
i '
' i
394 Manual de Deracha Ovil
escándalo jurídico, contrario a la razón y a la verdad quedebe suponerseen los
¡uicios'concluidos"-
'. .Lo.expuesto no satisface, Lapropianotaalosarts. I I02y ] ] 03 -transcripción
de MarcadéV; diee.que no hay.cosa ¡uígada; pero agrega que negarle a la sentencia
dictada en el juicio criminal, influencia en lo civil, comportaría un escándalo jurídico.
_4 De ese modo,, poco y nada se aclara, •
„ . ;-,TrataremoSí.pqrnuestra parte, de ensayar una explicación más jurídica. El
damnificado goza de un derecho:, puede intervenir en e! juicio criminal para fiscalizar
) la pruebay el procedimiento y para reclamar lareparación del daño sufrido. Si.de
hecho renuncia, si pudiendo. intervenir no interviene, y si la absolución se dictasin
su participación en el proceso, necesariamente debe cargar con las consecuencias
I de, sú actitud: Nadie, sino uno, es responsable del mal que sufre por su propia
culpa: Quodquis ex tulpa suadammmíenlit, non tnitüigilurdamnm sentiré; art. ] l.Il del
1
Código. Civil. Sólo así puede explicarse jurídicamente que la absolución perjudique
'; al.interesado. Nunca podría, por otra parte, perjudicarlo si no pudiese intervenir
en el proceso, si su ausencia de él no fuese voluntaria y espontánea, sino impuesta.
1
Clausurándosele al damnificado las puertas de la instancia criminal, la sentencia
¡ absolutoria jamás conservaría el efecto previsto en el art. 1103, sin que ello
comportase-sí- uii verdadero'escándalo jurídico.
' Analícese, ahora, la situación inversa, la legislada en el art. 1102, correlativo
, de! 1103. Allí la participación directa de la víctima en el juicio criminal es indiferente.
Lacondena siempre le aprovecha y io mismo hubiese recaído sin su intervención o
' con ella; al. mismo tifcmpo, el condenado fue juzgado en condiciones normales,
> respetándose el derecho'de la defensa en juicio y observándose todas las garantías
procesales acordadas por'la ley.
1
Estimamos que el razonamiento hecho es el único capaz, porsí, de aclarar el
I alcance del principio y de facilitarnos la comprensión y el sentido de las
disposiciones contenidas en los arts. 1102 y 1103.
x v n
A C T O S ILÍCITOS
(Continuación)
»•
I. RESPONSABILIDAD INDIRECTA
I. Diversificación de supuestos
3. Principio general
Reiteramos que a partir del art. 1114 al art, 1119 inclusive, tenemos diversos
casos de aplicación de la norma, a través de los cuales, "aclaramos", de ninguna
manera seagota la-fecundidad del principio-porquefuerade esos casos, todo otro
de responsabilidad por daño causado por dependientes, se rige por la norma ge-
neral: primera parte de la primera cláusula del art. 1113.
En estos casos especiales de aplicación del principio, la doctrina
tradicional invariablemente distinguía entre casos donde hay presunción iuris
tantum de culpa respecto del civilmente responsable; y presunción, inris¿l,de
iure, vale decir, presunción absoluta, donde, como acabarnos de'decir cabe
afirmar con más propiedad que hay presunción de causalidad, oí directamente
digamos responsabilidad objetiva. ' * ' '•-* i V
i
398 Manual de Derecho Civil
Ú '•.
M
Actos Ilícitos 399
Para justificar esla responsabilidad, donde es de destacar, repítolo, el concepto
de culpa, se ha hablado en doctrina de la teoría del riesgo creado que,! en estricto
concepto, no sería de aplicación a este caso. Se ha hablado, asimismo, de la oB¡igación
de garantía que es un argumento muy parecido al que acabo, de exponerla' ley,
frente a lanecesidad imprescindible de dispensar un eficiente amparo Jurídico al
tercero damnificado en su pretensión legítima por hacer efectiva la Indemnización
a que tiene derecho* impone la obligación en términos inexcusables al principal,
sin perjuicio de que éste tenga acción de reembolso contra el autormaterialdel
daño, como ya lo dijéramos. También suele decirse, por ende, responsabilidad garantía.
Los casos de responsabilidad objetiva o responsabilidad garantía,, donde
hemos hablado, usando el lenguaje tradicional, de la presunción absoluta de culpa,
están reglados en los arts.'l 118 y 1119. Dice el art. 1118: "Los dueños de hoteles,
casas públicas de hospedaje y de establecimientos públicos de todo-génáro> son
responsables del daño causado por sus agentes o empleados en los efectos de los
que habiten en ellas, o cuando tales efectos desapareciesen, aunque prueben que
• les ha sido imposible impedir e¡ daño*. *"
Agrega el art, 1119: "El artículo anteriores aplicable a los capitanes de buques
y patrones de embarcaciones, respecto del daño causado por la gente.de la
tripulación en los efectos embarcadas, cuando esos efectos se extravían;
*A los agentes de transportes terrestres, respecto del daño o extravío de los
efectos que recibiesen para transportar;
"A los padres de familia, inquilinos de (a casa, en todo o en parte de ella, en
cuanto al daño causado a los que transiten, por cosas arrojadas a la calle, o en
terreno ajeno, o en terreno propio sujeto a servidumbre de tránsito, o. por- cosas
suspendidas o puestas de un modo peligroso, que lleguen a caer; pera no cuando
el terreno fuese propio y no se hallase sujeto a servidumbre de tránsito. Cuando
dos o más son los que habitan la casa, y se ignora la habitación de donde procede,
responderán todos del daño causado. Si se supiere cuál fue el que arrojó la cosa; él
solo será responsable". •>:•
¡k.
Actos ilícitos. 401
dice; "La responsabilidad de los padres cesa cuando el hijo ha sido colocado en un
establecimiento de cualquier clase, y se encuentra de una manera permanente
* bajo la vigilancia y autoridad de otra persona".
i Es fácil explicarse el art. 1115, e! que prevé la hipótesis de que los.deberes de
cuidado y vigilancia hayan sido confiados a la autoridad que tenga a su cargo la
dirección del colegio o Instituto educacional donde hubiese sido colocado el menor.
Y por otra parte, el art. 1116.legisla sobre otra de las circunstancias
eximentes de responsabilidad de los padres por los daños causados por sus
hijos .menores, y nos dice: "Las padres no serán responsables de los daños
causados por los hechos de sus hijos, si probaren que'les. ha sido imposible
Irripedlrlos. Esta imposibilidad no resultará de la mera circunstancia de haber
i sucedido el hecho fuera de su presencia, si apareciese queellos no habfan
tenido una vigilancia activa sobre sus hijos".
Reitero aquf la reflexión formulada anteriormente: la sola circunstancia deque
,' los padres estén ausentes jamás será bastante para excusarlos de responsabilidad.
Por otra parte, no significa que los padres, como lo he advertido, tengan que.con-
vertirse en guardianes que vigilen y cuiden instante a instante los actos cotidia-
nos del hijo; mas es imprescindible que los padres inculquen a sus hijos la educación
adecuada, que les enseñen temperancia, prudencia, sensibilidad ante la desgracia
ajena, para que asf estén habilitados para actuar con la suficiente sensatez, cordu-
ra y prudencia. En una palabra: lo que nos quiere decir el artículo es que si los
padres no pueden excusarse, será porque ho pusieron el cuidado que debieron
poner en la difícil tarea de educar y gobernar correctay adecuadamente a su hijo.
i _ . . - . . • , . •
El art. 111? nos habla, asimismo, del curador y su responsabilidad por los
daños causados; por.los incapaces su¡etos a su cúratela. El curador puede serlo
tanto de los dementes, o sea, sujetos faltos de discernimiento; y también de los
sordomudos que no saben darse a entender por escrito. Cabe advertir, respecto de
estos últimos, y atento a que el sordomudo, sí no se da la previsión contenida en
el nuevo art. 155, es, en principio, persona con discernimiento, y por ende, imputa-
ble; que concurre, a su vez, de modo convergente, a más de la responsabilidad
indirecta del curador, fundada en la "culpa in vigilando", la directa del propio sordomudo,
regida por la primera cláusula del art. 1109. :
El art.. 1117 también contempla el caso de la responsabilidad de los directores
de colegios por Jos daños causados por sus discípulos que hayan cumplido los
diez años, y la de los maestros artesanos respecto de los aprendices mayores de
diezaños. En este caso hay dos sujetos civilmente responsables: un responsable
directo, el. propio autor material del hecho que causa el daño al tercero, y un
responsable indirecto o reflejo, que es el director del establecimiento educacional
o el maestro artesano. Hay, pues, responsabilidad convergente, por ser el menor
de diezaños cumplidos. ¡
í¿y respecto de los daños producidos por los menores de menos de 10 años,
tendrá el director del colegio o el maestro artesano, responsabilidad? Sin duda que
la habrá, si se da el caso de la delegación de la patria potestad, previsto en el art.
1115. Este caso caería bajo la prescripción del art. 1113, que es un principio ge-
neral que rige en todos los casos no reglados especialmente.
-*
x v r a
A C T O S ILÍCITOS
(Continuación)
Tal cual lo habíamos anticipado, el Capítulo 1, de la Sección II, del Libro 11, a
partir del art. 1124 y siguientes, hasta el art. .1131. inclusive, legisla sobre la
responsabilidad por el daño cansado por los animales. El principio jurídico que
regula esta responsabilidad está formulado en el art. 1124. que nos dice: "El
propietario de un animal, doméstico o feroz, es responsable del daño que causare.
La misma responsabilidad pesa sobre la persona a la cual se hubiere mandado el
animal para servirse de él, salvo su recurso contra el propietario".
Bien es verdad que a tenor de la segunda paite de la disposición transcripta,
ha de responder el simple tenedor del animal que se sirve de él por disposición del
propio dueño; no obstante ello, goza de recurso en contra de! propietario. De
suerte, pues, que en definitiva, siempre el responsable ló será el propietario.
~" SI nos atenemos a todas "las disposiciones contenidas~en~el~lugarya
mencionado/habremos de afirmar qué esta responsabilidad asienta sobre la culpa
presunta deí propietario. Aclaramos que aquí la presunción dé culpa es inris tanlum,
esto es, puede ser argüida por prueba en contrario, o bien admitir la prueba de
descargo, que habrá'de producir en |uiclo el responsable para exonerarse de .la
obligación deindemnizar. Diremos, en conclusión, que aquí hay Inversión'de lá
prueba. Tal afirmación es dé carácter general, no es absoluta; y es así como hay un
caso en que eldueñodel :anima! responde irremisiblemente, -sin quej^quepa '
posibilidad dé exonerarse. Seconflgura entonces la responsabilidad'ob|etlva ^
406 Manual do Derecho Civil
fundada en el riesgo creado, y no la responsabilidad fundada, en el concepto de
culpa. El caso a que me refiero está regulado especialmente en el art. 1129, que
nos, dice: "El daño causado por un animal feroz, de que no se reporta utilidad para
la guarda o servicio de un predio, será siempre imputable al que lo tenga, aunque
no le hubiese sido posible evitar el daño, y aunque el animal se hubiese soltado sin
culpa délos que lo guardaban*.
Fuera de ese caso, el dueño puede exonerarse con la demostración de
algunas de ¡as circunstancias eximentes especialmente previstas en los arts.
1125, I127y 1128. .
2. Circunstancias eximentes
l
Io ) Art. 1125: el dueño se exonerará de responsabilidad si el animal que
causó el daño fue excitado por un tercero. £n tal caso nos preguntamos, ¿quién ha
de responder? Contestaremos: el tercero. ¿Y en virtud de qué norma ha de res-
ponder e,í tercero? En virtud de la primera cláusula del art. 1109, que sanciona, ya
lo sabemos, la responsabilidad directa por el hecho propio, en cuanto nos dice
que iodo el que e¡ecuta un hecho que por su culpa o negligencia ocasiona daño a
otro está obligadb.a repararlo.
2o) Art. 1127: "Si el animal que causó el daño se hubiese soltado o extraviado
Sin culpa de la persona encargada de guardarlo, cesa la responsabilidad del dueño".
Aquí, lo ha dicho muy recientemente Alfredo Orgaz en su libro último, inti-
tulado La culpa, se mantiene en todo surigorel viejo subjetivismo. Es circunstancia
eximente la prueba producida en juicio que lleve a la convicción de que el animal se
soltó o se extravió sin culpa de aquel a quien le estaba confiada la guarda.
3°) El daño se produjo por caso fortuito o de fuerza mayor. Desde hace años
ya, ponemos este ejemplo para recalcar o llamar la atención sobre el concepto
cabal del caso fortuito. Es la contingencia enteramente imprevisible, inevitable,
ineluctable, que rechaza en absoluto toda participación culposa de parte de quien
pudiera ser el presunto responsable. El ejemplo es este: el repartidor panadero de
la villa o ciudad, donde hay calles pavimentadas, donde circula un tránsito
relativamente intenso, sale a repartir su mercancía y en una bocacalle, en una
esquina, el animal se espanta y se desboca a consecuencia del fuerte bodnazo de
un automotor. ¿Hay en ese caso, caso, fortuito? No, porque e¡ animal destinado a
circular por las calles de la villa o ciudad, donde hay ese tránsito debe estar
familiarizado con los ruidos ordinarios que se sienten a menudo,; instante a instante,
momento a momento. Por el contrario, si un día tormentoso, el animal se espanta
y se desboca,.y causa daño, a consecuencia del estampido de un rayo, en-tal
contingencia sf.se habrá configurado el caso fortuito: ése será et acontecimiento
insolitísimo; ineluctable y, al mismo tiempo, enteramente inevitable.
Actos ilícitos ....etúíí.-"
4°) En el mismo art. 1128 tenemos el caso en que el daño quesüfrélítftercé'ro;
por obra de! animal que lo causa es exclusivamente imputable a la culpa.del propio
damnificado. En tal hipótesis, como es obvio, el damnificado carecerá de toda
acción para demandar la reparación del daño. Acaso esté de más^que; lq; di jefa-
especialmente el art. 1128; porque ya está la disposición general* deíjtrojdef restos
Titulo IX, Sección II del Libro 11. art. 1111, que nos dice que - El -hecho1 qdeflÍBleMse
daño a la persona que lo sufre, sino por una falta imputable a ella; ño'íiríiptíhe
responsabilidad alguna*. - -'. if^> •y^-
En Conclusión: .:il¡.^¡M$^||iÍfg:
1) El responsable por el daño causado por uri'ánTm'álílole^M^^^lR'*'
perjuicio de que lo sea también aquel a quien s é l | Í ! ^ 9 t a M ^ ^ ^ m f e
que se sirviera de él, aun cuando éste gocé'dé^r1Jrelu§ffi^oÍ^^,eÍ; :
propietario. ' . ,ÍÍ'fílt'^PWffl^SMí'i
2) La responsabilidad "dél'próplétarlo se hjnda ; en : strctirp^p^^P^^||pt r >
3) Cuando decimos culpa presunta hablamos'tíe Uriá'pÉesl¿ígi^^^^lga|^¡
iurís tantum, esto és, presunción que pUedé s'er'Sfgüitla*
contrario y que, por ende, admite qué el presunto"ré^pohMÜKÍpUeaa^-''
5:
producir en juicio prueba de descargo. '• ;|;;[S^
4) Las circunstancias eximentes de responsabilidad que el dueño1 fiá^de'-'
producir en juicio están contenidas en los arts. f]25,1127 y 112B,íyisbhW.
éstas- •- .,^Í'#'Krt.' ;
I. Que el daño se produjere por la culpa imputable a iiritefce'ro1 qué1 éxciícfll^
animal. / •J"' •; " r| ; /;;;l.fÍ^'f
II. Que el daño se produjere sin culpa ajguna imputable" al '^ardián"roja:íá'!~
persona a quien se !e había confiado el cuidado del animal ': ' '"' * T !iitt ' T
III. Que el daño se produjere por caso fortuito o de fuerza mayor. ';;':.'"
IV Oue el daño se produjere por culpa imputable tan :s'ólo al.'propio
damnificado.
i*
I»..:
•4PS Manual de Darecho Civil
en el art. 1133, ha sido derogada. Lo ha sido también eí art. 1134. SI quisiéramos
•indagar sobre el fundamento de la responsabilidad por el daño causado por
cosas inanimadas dentro del régimen del art. 1133. derogado juntamente con
el^art. 1134 por la ley 17.711, diríamos que del propio texto del art, i 133
trasciende que la responsabilidad se funda en [a culpa presunta del dueño.
Llamamos la atención sobre las dificultades que se presentaban en esta mate-
ria dentro del régimen del Código Civil.
Tentamos por una parte este ya derogado art. 1133 que, como decimos,
instituía una responsabilidad condicionada por la presunción iuris tantum de culpa
"respecto del dueño", ya que el artículo decía: "Cuando de cualquier cosa inanimada
resultare daño a alguno, su dueño responderá de la indemnización, si no prueba
que de su parte no hubo culpa, como en los casos siguientes...'.
Además de ese régimen, teníamos el que resultaba de la última parte de
la primera cláusula del art. 1113: ía responsabilidad del guardián, o de quien no
es dueño, sino mero tenedor o poseedor de la cosa, con derecho o sin él. De
acuerdo con esta disposición, la responsabilidad era objetiva, el guardián
siempre respondía. En resumen;
a) El régimen instituido por la última parte de la primera cláusula del art.
v' í 113: responsabilidad objetiva.
b) El régimen Instituido por el ya derogado art. I ] 33 .responsabilidad subjetiva, o
_'; por culpa presunta del dueño. Este podía exonerarse, si probaba que no había
' ' tenido ninguna culpa de su parte.
Ha ocurrido lo siguiente: se ha derogado el art. 1133, junto con el art. 1134; y
al mismo tiempo, el agregado al art. 1113, Introducido por la ley 17.711, priva de
toda signi fi camión, de toda virtualidad, el enunciado contenido en la última parte de la
primera cláusula del art. 1II3, ya que todo el agregado que se incorpora al art. 1113 del
Código Ovil'por la ley [7.711, regula la responsabilidad del dueño o del guardián, sin
hacer distinción entre uno y otro. De esta manera el problema que antes se suscitaba
con dos regfmenes de responsabilidad distintos, para el caso que el daño fuere
causado por cosas inanimadas, es un asunto que ha quedado aclarado.
Ahora deberemos detenernos en eí estudio del agregado al art, 1113 del
Código Civil. Este requiere un examen cuidado, y al mismo tiempo sereno y
cauteloso. Un análisis donde el espfritu crítico se mueva con un afán constructivo
y procure, aun dentro de las inocultables fallas de la reforma, lograr superarlas.y.
sugerir ía interpretación que resulte ser la más adecuada y razonable.
.„; . El análisis nos exige considerar ios dos supuestos separados por un punto y
(£p,ma. El primero se refiere.a los.á&fios causados,con las cosas-, agregado al art. 1113:
Actos ilícitos 409
"En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián (el uno o el
otro, o ambos a dos, o cada uno por su lado) para eximirse de responsabilidad deberá
demostrar que de su parte no hubo culpa;...".
Acaso es indispensable recalcar los términos empleados. Dice así: *En los
supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián para eximirse de
responsabilidad deberá demostrar que de su parte no hubo culpa". En este asunto
la reforma ha relegado a! olvido una distinción arraigada tiempo ha en el derecho
•francés, en doctrina y en jurisprudencia, y difundida dentro del derecho argentino,
en nuestra doctrina y en nuestra jurisprudencia. Esa distinción es la siguiente: el
hecho del hombre y el hecho de la cosa, o bien, el daño causado por el hecho del
hombre-y el causado por el hecho de la cosa.
Con tal distinción, a pesar de que ella haya tenido y siga teniendo ilustres
detractores, la doctrina y la jurisprudencia, tanto la francesa como la nacional,
habían logrado presentar como hipótesis técnicas muy bien diferenciadas, la
responsabilidad que le incumbe a aquel que por su acción culpable directa e inmediata
causa daño, aun cuando se haya servido de una cosa como instrumento o como
mera prolongación pasiva de tal acción culpable; del otro caso: responsabilidad
por el daño causado por la cosa, donde el daño resulta de la actividad de la cosa
misma, de su mal estado de conservación, del peligro que ella representa, de su
propio automatismo, vale decir, aquí el daño se produce sin que la cosa que lo
causa esté bajo el contralor inmediato del responsable. Por el contrario, en el caso
del hecho del hombre, aunque quien cause el daño utilice una cosa, ésta es
instrumento dócil, fiel, de quien la mane|a, o la tiene en sus manos, y nunca escapa
a su control. Ilustremos con ejemplos: el señor que con imprudencia Imperdonable
le saca el ojo al transeúnte con ¡a punta del paraguas; o el que inexplicablemente
produce un trauma en el cráneo del transeúnte que viene detrás, con el bastón que
lleva revoleando; o el caso del barbero que en una distracción inexcusable, le hace
un tajo al cliente y lo hiere en la yugular; o el cirujano que por impericia deja que
penetre el bisturí más allá de donde debe ir, y produce así una lesión de graves
consecuencias, etcétera. En estos casos, ¿frente a qué hipótesis de la
responsabilidad estamos? Estamos frente a la responsabilidad por el hecho propio,
o responsabilidad directa, reglada por el art. 1109, primera cláusula, donde
universal mente se reconoce que no hay inversión de la prueba y que el damnificado
debe producir en juicio la prueba de la culpa del presunto responsable.
En cambio, en los otros casos donde el daño es causado por la cosa misma:
su mal estado de conservación, su propio' automatismo, o el peligro' qué ella
•representa por su sola índole, etcétera, en ese caso siempre se entendió que había
'inversión de la prueba, o si se quiere, el pensamiento jurídico actual entiende qué
se configura una responsabilidad objetiva o responsabilidad porriesgo.Son ejemplos
;
de esta otra especie: el incendio que se produce por un cortocircuito, consecuencia
/ tíeíun defecto de la instalación eléctrica; o el daño tremendo, incalculables/qué; ,,
produce la explosión de combustible q de material inflamable; o el daño qüe-padecé-i'
41D Manual de Derecho Civil
el transeúnte, porque la maceta mal colocada de adorno en e! balcón, se viene i
abajo y Jo hiere en el cráneo; o el daño que tolera el dueño del automóvil apostado
, en la acera, en condiciones reglamentarlas, porque un gajo del árbol mal podado, a
raíz del viento, cae encima del automotor; el incendio que producen-las\chispas que
despide lá locomotora del ferrocarril; etcétera. En estos últimos casos estemos frente
a lo que se llama daño causado por el. hecho de la cosa.
. Ahora bien: es exacto que a consecuencia de un célebre precedente francés
de la Corte de Casación, el caso "Jand'heur", se llegó a decir que la distinción habla
perdido todo su prestigio, hasta había sido repudiada. Pero si nos atenemos a la
versión clara, diáfana, de los autores franceses Mazeaud y Tune, t. 2—1 (nos. 1231—
1245) parafraseada por nuestros autores, particularmente por Llambfas,
entenderemos que, aclarado, el precedente, en verdad, subsiste intacta, en lo que
tiene de sustancial, la distinción entre el hecho de ¡a cosa y el hecho del hombre. Es así
como la jurisprudencia francesa, en precedentes recientes, nos dice que el caso de
daño producido por el hecho de la cosa se identifica cuando concurre esta doble
circunstancia: 1) la cosa tiene intervención activa en la producción del daño, o bien
en su causa generadora. Al mismo tiempo, ¿cuál es su- comportamiento? Ha
escapado al control material del dueño o guardián. De ninguna manera ha sido un
instrumento dócil, obediente en manos de aquel que la tenía o se servía de ella. 2)
identifica el otro i su puesto, el daño causado por el hecho del hombre, cuando el
daño es estrictamente resultado de la acción culpable inmediata de un agente, de
una persona, que se sirve de la cosa; aquí el comportamiento de la cosa es de
instrumento meramente pasivo, dócil, obediente, sumiso a la acción de quien la
tenía en sus manos o usaba de ella. (Mazeaud y Tune, ob. cit., 2-1, nos. 1210-
1211-1212-12!3-1215 y
En definitiva, entendemos que, no obstante tener ilustres detractores, es
forzoso mantener la distinción entre el hecho del hombre y el hecho de la cosa. Ya
todos estamos enterados dé la grandísima perturbación que ha producido el primer
apartado del agregado al art. ! 113 del Código Civil, por imperio de la ley 17.711,
cuando ha usado la locución: "En los supuestos de daños causados con las cosas'.
Algo más: el caso "[and'heur", en realidad, tuvo una sola Inspiración: el
"fantasma" del automóvil, el que.tanto ha. enturbiado la claridad de los conceptos.
Recordemos al respecto el criterio ya consolidado en la jurisprudencia nacional,
con anterioridad a la reforma. Sí el daño era resultado de la impericia, o de la
acción u omisión culposa del conductor, se configuraba la responsabilidad directa,
por el hecho propio, regida por el art. 1109; en cambio, si el dafto era consecuencia
de un vicio o desperfecto del automóvil, a saber: reventón del neumático, falla de
los frenos,.rotura de la varilla de lá dirección, configurábase, pues, la responsabilidad
por el hecho de la cosa, regida por el art. i 133.
Acaso de modo unánime, sé ha entendido que el primer apartado de! agregado
al art. 1113 deja vacuo, vacío, sin contenido, sin aplicación práctica, el art. 1109,
Ia cláusula, proposición que rige la responsabilidad directa por el hecho propio.
Acias lile I los 411
Razonablemente, Alfredo Orgaítia llegado a la conclusión de que ha sido infortunada
la factura del texto; pero que en estricto concepto se ha querido legislar, en general,
sobre él "daño causado por las cosas' (U culpa. Lemer, Bs. As., 1970, nQ 65).
lí-t- Ahora bien: no olvidemos que hay también casos que entran en la
responsabilidad directa por el.hecho propio y de los que no hemos hecho mérito
todavía. Imaginémonos el caso harto frecuente del que con su vehículo,
imprudentemente, atropella al peatón y le produce heridas mortales. En esta
hipótesis estamos también dentro de este-tipo de responsabilidad, o sea la
responsabilidad directa o por el hecho propio. Peroa esta especie la consideramos
de excepción. Y habrá de ser así, porque ya todos sabemos que son tantos y de tan
fatales consecuencias los daños que produce en la vida contemporánea la actividad
automotriz, que por eso se ha concretado ya, universa I mente, la iniciativa de
dedicarle una regulación jurídica de carácter muy especial, integrada con
instituciones de sentido eminentemente |urfd¡co-soáal, como es la implantación
del seguro obligatorio con el fondo común de garantía.
Es harto difícil concebir el caso en que el daño causado dolosa ocuiposamente
por la persona, puede serlo sin una cosa como medioo instrumento. Es así como
nuestros autores, en actitud crítica decidida, firme, y a! mismo tiempo justificada,
frente al infortunio que representa la, factura del primer apartado del agregado al
art. 1113 del Código Civil, que habla de! supuesto de daños causados con las cosas,
recuerdan la ironía sutil de Rippert, quien nos dice que "si ha de entenderse que se
configura ía responsabilidad directa por el hecho propio con ¡a sola acción del cuerpo del agente
culpable, seria menester imaginar el caso del encontronazo de dos personas habituadas a practicar
ei nudismo integral, ya que dsolo anillo del agresor seria suficiente para infundir más magnitud
a la herida que habría de recibir el damnificado".
Aunque no queramos, retornamos a la distinción entre daño causado por el
hecho del hombre y daño causado por el. hecho de la cosa. Hecho del hombre, hecho de la cosa.
La. distinción tiene, sin duda, verdadero arraigo en la doctrina y jurisprudencia
francesa, y difundióse posteriormente en la doctrina y jurisprudencia argentinas.
Aun cuando reparemos en la incorrección manifiesta que tiene la sola factura de
esa locución "hecho de la cosa", aun cuando reputemos que esa expresión es im-
propia, inadecuada, con todo, entendemos que la distinción se toma un recurso
metodológico imprescindible para deslindar conceptos que no se pueden nunca
confundir; para separar, aislar, tipos diferenciados de responsabilidad extracon-
tractua!, diferenciados umversalmente, y cada uno de ellos sujeto a un régimen
jurídico-procesal distinto. La responsabilidad porellhecho propio, la directa, regida
porelart. 1109, donde el damnificado tiene a su cargo la prueba de la.culpa del pre-
sunto responsable y la responsabilidad indirecta por el daño causado por !a cosa.
Hemos dicho que el análisis de estas disposiciones debe ser constructivo o
debe.esforzarse por ser cuanto más razonable pueda serlo, y¡:es así como
interpretamos que esta primera parte del agregado está sustituyendo eldecogado
art. 1133 y está legislando, engeneral, sobre el régimen de la inversión de la prueba
i
413 Manual de Derecha Civil
para el caso del daño causado por las cosas inanimadas de qué nos-hablaba.el
antieuoart. I133.
Ahora bien: la segunda parte del agregado legisla sobre el daño causado 'por
el nesgo o vicio de la cosa", donde la responsabilidad del dueño o guardián se agrava al
máximo, sin que quepa otra causal de exculpación que la culpa de la propia víctima
o la de un terceropor quien no deba responder. La doctrina suele agregar también
el caso fortuito externo.
• Tendríamos entonces y, dentro de un propósito de síntesis, esta triple
distinción que se tomaindispensable:
Primero:' Responsabilidad directa, por el hecho propio, donde el daño es
causado por la conducta culpable inmediata del agente, ya lo cause con su cuerpo
(hipótesis excepcional), ya lo cause con una cosa, a modo de medio o instrumento
sujeto a su control y gobierno (caso frecuente). Aquí, según la interpretación más
razonable, se mantiene vigente, en su plenitud, la proposición contenida en la
primera cláusula del art. 1109: el damnificado cargará con la prueba de la culpa del
presunto responsable.
Segando: Responsabilidad por el daño causado por las cosas, en general (o
dígase por 'cosas inanimadas", como lo dice la leyenda al Capítulo 11, TfL IX, Sección
III, Libro II). Aquí rige la inversión de la prueba-, agregado al art. 1113, I a parte.
Adviértase que én tal especie la responsabilidad siempre está fundada en la culpa,
lo que invariablemente suele llamarse culpa in custodiendo.
Tercero: Responsabilidad por el daño causado por el "riesgo o vicio de la cosa", la
- que se agrava al máximo, sin que quepa otra causal de exculpación que la culpa de la
propia víctima^ de un tercero por quien el dueño o guardián no deba responder.
Incorporada, aun cuando con una falla técnica inocultable, la teoría del riesgo,
no pocos procuran aplicarla al caso de" los daños provenientes de la conducción
automotriz, atenta su repercusión social. No pocos entienden que para esa hipótesis
és de aplicación la 2a parte'del agregado al art. 1113. (Véanse, entre otros, Orgaz.
Alfredo, U culpa (actos ilícitos), Lerner, Bs. As., 1970, n°65, ps. 176-177; Borda.
Guillermo, La reforma de 1968 al Código Civil, Perrot, Bs. As., 1971, n° 138, ps. 213-
214; Mosset lturraspe;)., ResponsaSílídad por daños, Parte especial, t. II B, nos. 206-
207-208, ps. 31 a 38). Entendemos que se vuelve forzoso distinguir si el daño
resulta déila rnala-cónducción (impericia, descuido, exceso de velocidad, violación
^él¡rsposic[b^esaércód¡go"de Tránsito, cualesqu!era"sean)re! caso estaría regido-
por láílXpárté desagregado al art. 1113. En cambio; si el daño resulta dé un'Vició"
dé; la rosa'1 (reventón1 del neumático, falla de los frenos, rotura de la varilla dé la
dirección,' etc.i;.tendría aplicación la 2S parte del agregado al art. 1113. Es aceptable,
en mi. parecer, la1 interpretación que entiende qüe-la palabrariesgoestá empleada
comó-sinónimo.dé "vicio1'(Consúltese, Trigo Represas; Félix A., Comentario al art.
1113, eh -Examen y crlUca-Úe la reforma del Código Civil; "Obligaciones", Platen5e,
Pláta^ji;?-7>1, t-1; ps. 21-5-220; consúltese también, Ramella, Anteo A., en Reforma al
Gódi'gbipviHLey 1.7.711 ^Ediciones Jurídicas Orbir, ps. 114-122).
:
' Actos ilícitos 413
IB
U teoría áeiriesgo • • " •' * "•="..-.•'.!-!.
El más grave de'todos los problemas que se suscitan-es el relativo 'á"!a
responsabilidad por él riesgo creado. Una consulta a toda la legislación'extranjera
contemporánea, como así también-a la doctrina, lleva a esta corícTusiórV: én'ningúna
parte se ha legislado con carácter general, amplio, sobré la; responsabilidad por el
riesgo creado, así como'"si se quisiese Instituir un sistema' para!elo':al -'de ¡la
responsabilidad por culpa. La verdad es que se ha acogido el'concéptoV'ét'quées
un nuevo ingrediente de la cultura jurídica contemporánea; pero sé ló'-há reglado,
se lo ha regulado, jurídicamente, con carácter especial, dé I imitando'ó procuran do
délimitarsiempresu ámbito de aplicación. Es así, pues, como eri Alemania-tenemos
admitida, a título de excepción, la responsabilidad por riesgo en'no pocos casos
particulares, daños causados por animales (art. 833);'y en;leyés especiales; entre
las que cuentan las relativas a accidentes en la explotación del transporté ferroviario,
en la circulación automotriz y en la aeronavegación. Remitimos'ál:'art'. 2Q50!'dél
• Código italiano, que lleva como leyenda nominativa la siguiente; 'Responsabilidad
por daños causados por actividades riesgosas o.peligrosas". "El"que tuviere a su
cargo alguna empresa o actividad peligrosa por su naturaleza, o por la'índóle de los
medios empleados, y causare daño a tercero, está obligado 'a-indémnlzario sV'no
prueba haber adoptado todas las medidas idóneas para evitar él daño*. "' •-'
Hay otros precedentes, como el art. 404 del Código ruso y el art.-1913 del
' Código mexicano, que son verdaderamente expresivos para'dar la pauta que sirve
de concepto delimltativo de esta responsabilidad por riesgo. Optamos por la fórmula
•del Código italiano. Eso no significa que no pudiéramos- sustituirla--por "la'que
| propone el Anteproyecto Uambías, art. 1091: "Cuando una1 pe rsófia ocasioné daños
j a otra durante el ejercicio de una actividad peligrosa por su naturaleza o por la
I índole de los medios empleados, está obligada al resarcimiento correspondiente,
í aunque no obre ilícitamente, salvo que el perjuicio provenga de la culpa inexcu-
sable de la víctima, o de una causa de fuerza mayor'.
Como pauta interpretativa de lo que es riesgo creado, el IV Congreso Nacional
de Derecho Civil, de 1969, votó esta proposición: "El riesgo creado presupone una
actividad humana que incorpora al medio social una cosa peligrosa por su naturaleza
o por su forma de utilización". Este concepto está inlerido en la fórmula que hemos
sugerido y que sigue sustancial mente la fórmula del Código Civil italiano.
Ahora-bien:-un-autor-italiano,Trimarchi, en una-obraeditada-en.1.961., .Riesgo.
y responsabilidad objetiva, analiza las explicaciones que da el informe ministerial para
precisar el alcance del art. 2050 del Código italiano. En ese informe se procura
¡ ubicar esta responsabilidad como en una situación intermedia entre responsabilidad
por culpa y responsabilidad objetiva. Se reconoce que la culpa siempre |uega como
fundamento de la responsabilidad, aun cuando haya inversión de la prueba y aun
cuando -y esto es lo más importante- se haya ampliado el deber de diligencia i
Ttímarchi, cuando analiza el comentario del informe ministerial lo critica
entiende que no cabe esta situación intermedia. Y nos dice: 'o bien hay conducta
i
414 Manual da Derecho Civil
culpable, o violación de un deber jurídico; o no hay viciación de ningún deber jurídico y, p
ende, no fiai/ conducta culpable". Este autor se inclina por entender que el art. 2050
del Código italiano lleva, sin más y aunque no se quiera, a la responsabilidad objetiva
por el, riesgo creado, • ' •••
Y no quiero dejarde recordar el art. 1913 del Código mexicano, muy semejante
al art. 404 del .Código ruso; porque es sumamente expresivo para caracterizar el
concepto.dei riesgo, és decir, el concepto delimitativo de esta responsabilidad,
que en caso de consagrarse debe ser con carácter excepcional, o muy especial:
"Habrá obligación de reparar el daño cuando una persona-hace uso de mecanismos,
instrumentos, aparatos o sustancias peligrosas por'sf mismas, por la velocidad que
desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente
eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, aunque no obre ilícitamente,
a no ser.que demuestre que ese daño se produjo por culpa 0 negligencia inex-
cusable de la víctima'. - .
Frente a todos estos datos ilustrativos, cabe una sola conclusión: reiterar
nuestra crítica por la falta de meditación y de cautela que ha significado sancionar
así, con tanto descuido, la responsabilidad por riesgo, teniendo todos los
preceden tés que se tienen a mano en la legislación comparada, y teniendo asimismo
en cuenta todo lo que nos dice la doctrina.
,No es que nos opongamos al nuevo concepto, sino que proclamamos la
necesidad impostergable de una revisión para que esa norma quede estructurada
de un modo, correcto, adecuado, razonable, y al mismo tiempo,, que signifique
progreso jundico. No nos vayamos al extremo de crear un instrumento de aplicación
práctica que pueda traer inconvenientes o des ven tajas,, en lugar de ventajas!
BIBLIOGRAFÍA
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