Unidad 2 Actividad 2 Eucaristía-Confirmación.
Unidad 2 Actividad 2 Eucaristía-Confirmación.
Unidad 2 Actividad 2 Eucaristía-Confirmación.
TRABAJO PRÁCTICO:
“Confirmación y Eucaristía”
Alumnos:
AGUILAR, Federico. Mat. 63097
Carrera: Psicología
SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
https://youtu.be/dPim6saJ6io
https://youtu.be/35VWOT0YtM4
SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
https://es.catholic.net/op/articulos/6794/cat/737/vivir-correctamente-la-santa-
misa.html
Actividad
Responder
• · Recibimos una fuerza especial del Espíritu Santo, tal como la recibieron los apóstoles el
día de Pentecostés, que nos permite defender y difundir nuestra fe con mayor fuerza y ser
verdaderos testigos de Cristo.
• · Nos une profundamente con Dios, con Cristo y con la Iglesia.
• · Imprime en el alma un carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal.
• · Arraiga más profundamente la filiación divina
• · Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo que son:
o - Sabiduría, que nos comunica el gusto por las cosas de Dios. Por medio de él
vamos gustando de todo lo relacionado con Dios.
o - Inteligencia, que nos comunica el conocimiento profundo de las verdades de fe, es
decir, la capacidad para entender las cosas de Dios.
o - Ciencia, que nos enseña la recta apreciación de las cosas terrenales, entender las
cosas de la tierra tal y cómo son.
o - Consejo, nos ayuda para formar un juicio sensato, acerca de las cosas prácticas de
la vida cristiana.
o - Fortaleza, nos da fuerzas para trabajar con alegría por Cristo, haciendo siempre el
bien a los demás, tal como Él lo hizo.
o - Piedad, que nos relaciona con Dios como Padre, ya que Él es el ser más perfecto
que existe en el universo y es nuestro Creador y nos ayuda a aceptar la autoridad
que tienen algunos sobre nosotros.
o - Temor de Dios, nos lleva a tener miedo de ofender a Dios, por amor a Él y por lo
tanto, a tratar de no pecar para no alejarnos de Él.
• · Nos une con un vínculo mayor a la Iglesia.
• · Aumenta la gracia santificante.
• · Se recibe la gracia sacramental propia que es la fortaleza.
• · Imprime carácter, la marca espiritual indeleble, que nos marca con el Espíritu de Cristo.
Es un sumergirse de manera más profunda en la comunidad cristiana.
Este es el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos:
en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, “tomó el
pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio” (cf Lc 24, 13-35).
La Homilía, momento muy importante para la vida práctica de los fieles; no se puede omitir
en domingos y días festivos. En la lectura de la Sagrada Escritura, habla Dios; en la
Homilía, habla la Iglesia, depositaria de la Revelación, con la asistencia del Espíritu Santo
para que se interprete rectamente la Escritura. Hay que escuchar con una actitud activa lo
que la Iglesia quiere decir por medio del sacerdote, no hay que juzgarlo. La Homilía es una
catequesis, no debe hablarse de otros temas que no sean referentes a la fe y a la salvación.
Si no hay homilía, debe haber un silencio meditativo después del Evangelio. El Obispo
predica sentado con báculo y mitra.
La Oración de los fieles: Todas estas oraciones son de petición. Los fieles ofrecen sus
peticiones al Señor. Pueden ser hechas por los fieles. Su finalidad es pedir a Dios por las
necesidades de la Iglesia:
La preparación de las Ofrendas: Se llevan las ofrendas al altar, lo más conveniente es que
los fieles las lleven. Estas son el vino y el pan. Se recoge la limosna, la cual es también una
ofrenda. El sacerdote prepara el altar, extiende el corporal, si tiene copón lo destapa. El
sacerdote recibe las ofrendas del pueblo. Con las ofrendas, la asamblea no sólo ofrece lo
material, sino que simboliza la entrega del cristiano, su total disponibilidad a lo que Dios le
tiene señalado. Se entregan los dones que Dios ha dado a cada quien, todo se pone a su
disposición.
Ofrecimiento del pan y del vino: El pan y el vino se ofrecen por separado. El vino es
preparado por el sacerdote que le añade unas gotas de agua diciendo: “Que así como el
agua se mezcla con el vino, participemos de la divinidad de Aquél, que quiso compartir
nuestra humanidad”. Existe un simbolismo entre el pan y el trabajo, además de que, en el
pan hay muchos granos de trigo. Y como dice San Pablo: “Porque el pan es uno, somos
muchos un sólo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan” (1 Cor 10, 17). El vino
se obtiene de la vid, machacando y pisando, símbolo de dolor, de sufrimiento y se ofrece
para convertirlo en la Sangre de Cristo por un deseo de expiación. Con el pan y el vino se
ofrece el trabajo, el descanso, las alegrías, las contrariedades; pero sobre todo, el deseo de
que Dios acepte a cada quien con sus miserias, y los transforme con su Gracia hasta
asemejarlos a su Hijo.
El lavatorio de manos: Con este gesto el sacerdote, una vez más, expresa su deseo de
purificación y limpieza interior. Esta acción indica que se debe estar puro de todo pecado,
lava las manos para purificarlas. El sacerdote dice: “Lava del todo mi delito, Señor, limpia
mi pecado”.
Oración sobre las ofrendas: El sacerdote abre los brazos y dice: ”Orad hermanos...”,
recordando a los fieles que también ellos ofrecen junto con él, el sacrificio, que no deben ni
pueden quedar al margen. se lee la oración de las ofrendas que expresan a Dios, de modo
oficial, los sentimientos y deseos de los fieles, de la Iglesia en relación a las ofrendas,
suplicando que las reciba y después de santificarlas, conceda los bienes espirituales que
emanan del sacrificio.
El sacerdote eleva primero el pan diciendo las palabras de la Consagración, hace una
genuflexión, eleva el vino diciendo las palabras correspondientes y vuelve a hacer una
genuflexión. La Consagración es el punto central de la Misa, la parte más importante,
porque se vuelve a celebrar el sacrificio incruento de la Cruz. Al terminar el sacerdote dice:
“Este es el misterio de nuestra fe”, como invitación a los fieles a que se adhieran
conscientemente al misterio de la Iglesia. En esta parte se pide por los vivos, por los santos,
se conmemoran a los difuntos y el sacerdote hace su petición personal. El rito de la
consagración termina con las palabras: “Por Él, con Él y en Él, al Padre en unidad con
el Espíritu Santo, todo honor y toda Gloria por los siglos de los siglos”, es la glorificación
de la Trinidad (doxología). Si se analiza éste es el objeto de la creación: la Gloria de Dios
La Eucaristía es banquete: ¡Vengan y coman! Es Pan que baja del cielo y da vida al mundo.
La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote
consagra.