Más Allá de La Crisis. Horizontes Desde Una Perspectiva Descolonial
Más Allá de La Crisis. Horizontes Desde Una Perspectiva Descolonial
Más Allá de La Crisis. Horizontes Desde Una Perspectiva Descolonial
RESUMEN
En este artículo se argumenta sobre las reflexiones de Aníbal Quijano que han estado orientadas a la
elaboración de una nueva manera de plantear los problemas de América Latina. Desde las diversas
cuestiones que se busca explorar a lo largo de su extensa producción teórica, se examina tres debates
medulares que han estado en el centro de sus preocupaciones y que resultan fundamentales para dar
cuenta de las formas de organización y de las posibilidades de transformación del orden social actual.
En primer lugar, la noción de patrón de poder; en segundo lugar, la naturaleza de la crisis del patrón
de poder colonial/moderno; y, en tercer lugar, las tendencias hacia la descolonialidad del poder y las
opciones históricas del futuro.
Palabras clave: Aníbal Quijano, patrón de poder colonial/moderno, crisis raigal, descolonialidad del
poder.
Discursos Del Sur, n.° 3, enero/junio 2019, pp. 77-94 | DOI: http://dx.doi.org/10.15381/dds.v0i3.16318
78 | Discursos Del Sur / César Germaná
A
níbal Quijano es un pensador respetado y querido en América Latina.
Su pensamiento creativo y riguroso ha posibilitado ampliar nuestro
conocimiento sobre el mundo en el que vivimos. Ha tenido la osadía
intelectual necesaria para ir en contra del hegemónico pensamiento so-
cial eurocéntrico. Desde la periferia del patrón de poder colonial/moderno,
ha planteado las categorías más apropiadas para ser capaces de asumir una
mirada propia sobre la realidad histórico-social. Para comprometerse con este
desafío, “es indispensable liberar nuestra retina histórica de la prisión euro-
centrista y re-conocer nuestra experiencia histórica” (Quijano, 2007, p. 353).
Esa ha sido la tarea que se propuso y llevó adelante en su extensa obra, teórica
y práctica.
Desde sus primeros trabajos, las reflexiones de Aníbal Quijano tienen
como punto de partida la constatación de la profunda crisis del pensamiento
científico-social; crisis que se hizo evidente hacia fines de la década de 1960
e inicios de la década de 1970. Consideraba que los principios sobre los que
se construyeron históricamente las ciencias sociales, en Europa en el siglo
XIX, constituían el principal obstáculo intelectual para comprender el mundo
actual. A esta situación la denominó “crisis de paradigmas” (Quijano, 1990a).
En el caso de América Latina esta crisis tiene características específicas y dio
lugar a una “crisis de problemática”. Esta crisis se encuentra vinculada, en lo
fundamental, con el hecho de que las preguntas que se le hacen a la realidad
histórico-social latinoamericana no son ya intelectual y políticamente signi-
ficativas. Para Quijano (1990a, pp. 13-14), “ya no ayudan satisfactoriamente
a describir el significado de lo que percibimos y mucho menos a descubrir y
hacer inteligibles las zonas no inmediatamente perceptibles de la realidad”.
Las cuestiones que habían dominado el debate, después de la Segunda Guerra
Mundial en la región, las habían impuesto la perspectiva del dualismo es-
tructural —tanto en su versión de la teoría de la modernización, basada en el
estructural-funcionalismo, como en la del “materialismo histórico”, la ver-
sión más influyente del marxismo positivista— y la del empirismo (Quijano,
1990b). Esa problemática, a todas luces, era insuficiente para comprender las
profundas transformaciones que se estaban produciendo en América Latina y
en el mundo, por lo era necesario establecer nuevas cuestiones en el debate,
es decir, “la reconstitución de una problemática latinoamericana” (Quijano,
1990b, p. 18). Esta alternativa al pensamiento social eurocéntrico se cimen-
taría sobre nuevos principios epistemológicos de un conocimiento social
emergente.
Más allá de la crisis. Horizontes desde una perspectiva descolonial / Discursos Del Sur | 79
Pero ese nuevo modo de conocimiento, que se llamará después la ciencia y que
al comienzo parece algo también propiamente europeo, tiene un fundamento que
es también una paradoja en sí misma, el radical dualismo cartesiano, que separa
razón y naturaleza, porque la razón es un don divino y tiene carácter divino, el
cuerpo y el resto son naturaleza y no tiene carácter divino. Ese dualismo car-
tesiano prolonga y desarrolla, aunque la seculariza como filosofía, la teología
cristiana medieval que separa alma y cuerpo. Y eso parece un gran adelanto, de
hecho esto se convierte en la base misma de la llamada racionalidad moderna.
Este mecanismo intelectual, desde nuestra perspectiva actual, de origen místico
y de carácter metafísico, pasa a ser el fundamento mismo de la “racionalidad
científica” y “moderna”.
duraría más de cinco siglos. Este patrón de poder mundial tiene como funda-
mento la colonialidad,1 porque no solo se trató de una colonización econó-
mico-política, sino que estuvo atravesado por la idea de “raza”, de acuerdo
con la cual se establece la dominación y la clasificación social mundial de la
población. Las relaciones de poder que se establecen entre lo europeo y lo
no europeo sobre la base de la “raza”, presentada como diferencias biológi-
cas entre los seres humanos que hacen a unos superiores —los conquistado-
res— y a otros inferiores —los colonizados—. La colonialidad ha producido
la transmutación de las condiciones de dominación —un hecho social— en
jerarquías biológicas; esto es, en relaciones raciales. Lo que fue producto de
la dominación colonial se ha mantenido como colonialidad cuando las áreas
colonizadas logran su autonomía jurídico-política; así se fueron reproducien-
do las relaciones “raciales” de superioridad/inferioridad como la base sobre
la que se sostienen las actuales estructuras del patrón de poder mundial. En
el mundo de las relaciones intersubjetivas y en las prácticas sociales, la colo-
nialidad implica, como señala Quijano (1993, p. 169), que “los no-europeos
tienen una estructura biológica no solamente diferente de la de los europeos;
sino, sobre todo, perteneciente a un tipo o a un nivel ‘inferior’”.
Con la colonialidad del poder, las relaciones de explotación, dominación
y conflicto se “racializan”; esto es, las relaciones de poder se naturalizan en la
medida en que los dominantes se autodefinen como superiores y consideran
inferiores a los dominados. Más aún, y este es el efecto más perverso de esas
relaciones coloniales de dominación, los propios dominados se convierten en
cómplices de su propia dominación al aceptar como legítima la supuesta su-
perioridad biológica de los conquistadores. La colonialidad del poder, en este
sentido, se convertirá en la forma de dominación más eficiente tanto en los
aspectos materiales como intersubjetivos de la existencia social.
La otra cara de este patrón mundial de poder actualmente vigente es la
modernidad que se presenta como la cara ilustrada y es considerada como
el proceso de creciente racionalización de los diferentes órdenes de la vida
social. Quijano la considera como el vasto conjunto de cambios que se dieron
en la totalidad del mundo bajo la hegemonía europea, a partir del siglo XVI, y
que significó la creciente racionalización de la existencia social, en el sentido
1 Aníbal Quijano introdujo el concepto de colonialidad del poder en Quijano (1991). Posteriormente lo
desarrolló en varios otros textos: Quijano y Wallerstein (1992), Quijano (1993, 2000a, 2000b, 2000c,
2001, 2003, 2004, 2007 y 2009). Para un debate fructífero sobre este concepto, véase los siguientes textos:
Mignolo (2003) y Escobar (2003).
Más allá de la crisis. Horizontes desde una perspectiva descolonial / Discursos Del Sur | 83
2 Es muy significativo tener en cuenta la continuidad de esta tesis con la fecunda intuición de José Carlos
Mariátegui planteada en una respuesta a una encuesta de la revista Variedades: “El descubrimiento de
América es el principio de la modernidad: la más grande y fructuosa de las cruzadas. Todo el pensamiento
de la modernidad está influido por este acontecimiento” (Mariátegui, 1994, p. 1397).
84 | Discursos Del Sur / César Germaná
Tercero, la colonialidad de las relaciones entre los géneros: “En todo el mun-
do colonial, las normas y los patrones formal-ideales de comportamiento se-
xual de los géneros y en consecuencia los patrones de organización familiar
de los ‘europeos’ fueron directamente fundados en la clasificación ‘racial’”
(Quijano, 2000a, p. 377).
Cuarto, el eurocentrismo impuesto en el entero patrón de poder colonial/
moderno como la única forma legítima de racionalidad, en particular la forma
de producir conocimientos. Es la geocultura del patrón de poder colonial/mo-
derno que ha buscado garantizar su permanente reproducción. Esta estructura
del saber desde sus orígenes excluyó tanto a las poblaciones que fueron colo-
nizadas consideradas humanamente inferiores como a sus maneras de conocer
y a sus saberes en virtud de la hegemonía de la epistemología eurocéntrica.
Para Quijano, el eurocentrismo es la estructura de saber que ha buscado ga-
rantizar el mantenimiento del patrón de poder colonial/moderno. Corresponde
a una manera específica de percibir y ordenar el mundo natural y social. Es
la expresión, en el mundo de las relaciones intersubjetivas, de la colonialidad
del poder. Es una perspectiva que se caracteriza por la hegemonía europea en
la manera de producir conocimientos. La especifica teniendo en cuenta los
siguientes rasgos:
En esta perspectiva, se puede señalar al menos los tres aspectos más significa-
tivos de la crisis raigal del patrón de poder colonial/moderno.
En primer lugar, la crisis del capitalismo y su modelo de desarrollo debido
a su incapacidad para resolver los problemas que genera la acumulación ince-
sante de capital, tanto por la creciente miseria de las masas explotadas como
por la agudización de la crisis climática, el “vector ecológico”.
Ya desde 1973, Quijano percibía los aspectos medulares de la “naturaleza
actual de la crisis del capitalismo”. Apoyándose en los análisis de Marx, en
los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política 1857-
1858, identificaba el núcleo del derrumbe de toda la economía del valor por la
caída de la tasa de ganancia del capital a consecuencia de su propio proceso de
sobreacumulación, proceso que empieza desde inicios de la década de 1970.
Considera que el desarrollo de las fuerzas productivas, basadas en el desarro-
llo científico y tecnológico, incrementan la calidad y cantidad de los medios
técnicos de producción reduciendo el papel del trabajo vivo; la máquina y no
el trabajo es la fuerza valorizadora. Por lo tanto, el tiempo de trabajo cesa de
ser el principio determinante de las relaciones de producción capitalista. Este
proceso Quijano lo explica en el siguiente texto:
Y, sobre esa base, el capitalismo colonial/global practica una conducta cada vez
más feroz y predatoria, que termina poniendo en riesgo no solamente la sobrevi-
vencia de la especie entera en el planeta, sino la continuidad y la reproducción de
las condiciones de vida, de toda vida, en la Tierra. Bajo su imposición, hoy es-
tamos matándonos entre nosotros y destruyendo nuestro común hogar (Quijano,
2014, p. 855).
3 Quijano lo conceptualiza de la siguiente manera: “Nadie podría hoy negar que unos pocos de los modernos
Estados-nación —el Grupo de los 7, ahora de 8 con la tardía y subordinada incorporación de Rusia— más
fuertes, varios de ellos sedes centrales de los modernos imperios coloniales y todos ellos del imperialismo
capitalista durante el siglo XX, forman ahora en su conjunto un genuino bloque imperial mundial. Primero,
porque sus decisiones son impuestas sobre el conjunto de los demás países y sobre los centros neurálgicos
de las relaciones económicas, políticas y culturales del mundo. Segundo, porque lo hacen sin haber sido
elegidos, o siquiera designados, por los demás Estados del mundo, de los cuales no son por lo tanto repre-
sentantes, ni, en consecuencia, tienen que consultarlos para sus decisiones. Son virtualmente una autoridad
pública mundial, aunque no un efectivo Estado mundial.
Ese bloque imperial mundial no está constituido solo por los Estados-nación mundialmente hegemónicos.
Se trata, más bien, de la configuración de una suerte de trama institucional imperial formada por tales Es-
tados-nación, las entidades intergubernamentales de control y ejercicio de la violencia, como la OTAN, las
entidades intergubernamentales y privadas de control del flujo mundial de capital, financiero en especial
(Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Club de París, Banco Interamericano de Desarrollo, en-
tre las principales), y las grandes corporaciones globales. Esa trama institucional constituye ya, de hecho,
una suerte de Gobierno mundial invisible” (Quijano, 2001).
Más allá de la crisis. Horizontes desde una perspectiva descolonial / Discursos Del Sur | 89
4 “La socialización del poder político consiste en la redistribución del poder político entre los productores
organizados, y a través de sus organismos directamente incorporados a su vida cotidiana, de modo que
ellos puedan ejercer el control inmediato y directo de ese poder” (Quijano, 1981, p. 39).
Más allá de la crisis. Horizontes desde una perspectiva descolonial / Discursos Del Sur | 91
blos originarios. Una característica específica de este debate fue tener como
punto de partida el examen de estas prácticas emancipadoras que están levan-
tando un horizonte histórico de sentido alternativo:
Bien vivir, para ser una realización histórica efectiva, no puede ser sino un com-
plejo de prácticas sociales orientadas a la producción y a la reproducción demo-
cráticas de una sociedad democrática, un otro modo de existencia social, con
su propio y específico horizonte histórico de sentido, radicalmente alternativos
a la colonialidad global del poder y a la colonialidad/modernidad/eurocentrada
(Quijano, 2014, p. 847).
5 “El pasado incaico —escribió Mariátegui en el artículo “La tradición nacional”— ha entrado en nuestra
historia, reivindicado no por los tradicionalistas sino por los revolucionarios. En esto consiste la derrota
del colonialismo […]. La revolución ha reivindicado nuestra más antigua tradición” (Mariátegui, 1994, t.
I, p. 326).
6 En los sistemas dinámicos, como sostiene Ilya Prigogine (2001, p. 32), “los sistemas caóticos son un
ejemplo extremo de sistema inestable: en ellos las trayectorias correspondientes a las condiciones iniciales
tan vecinas como se quiera divergen de manera exponencial en el curso del tiempo. Entonces hablamos de
‘sensibilidad a las condiciones iniciales’, y lo ilustramos con la conocida parábola del ‘efecto mariposa’
que dice que el aleteo de una mariposa en la cuenca amazónica puede afectar el clima de Estados Unidos”.
92 | Discursos Del Sur / César Germaná
Bibliografía