Mitos y Leyendas de La Costa 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

LOS DIOSES

Sobre la extensa playa de arena, un grupo de pescadores arrodillados ante el océano le entregaban plegarias, culto,
idolatría. Eran los habitantes de la costa en el Perú antiguo que rendían respeto al dios del mar, a la Mama Cocha o madre
mar como la conocían, porque de sus aguas conseguían su sustento.

En aquellos lejanos tiempos, el hombre entendía que el mundo estaba poblado de dioses todopoderosos. Distinguía a la
deidad en los montes y en los frutos de la tierra, en el fuego, en las piedras preciosas, en los animales de su entorno como
el cóndor, el jaguar, la serpiente, la lechuza, los monos, entre tantos otros. Todo su ambiente correspondía a una distinta
y particular.

Cada lugar tenía sus propias divinidades, sus leyendas, sus ideologías que manaban de su flora, de su fauna, de su
territorio. Así los hombres del litoral se postraban ante el mar y los andinos ante el cóndor que mora en las alturas de la
cordillera.
Igualmente, de aquella muchedumbre de dioses, representados en los frutos de la tierra, en los animales, en las piedras y
en las aguas del mar, los antiguos peruanos tenían la creencia, y les guardaban fidelidad en tres espíritus divinos e
inmortales: Kon y Pachacámac, venerados en la costa y Wirakocha, en los Andes.

EL DIOS DE LAS SIETE VIRTUDES


En tiempos muy antiguos indicaban los tampus en sus cánticos, cuando el mundo estaba deshabitado, el hombre aún no
vivía en la Pachamama, no existía la vegetación con sus frutos ni aves voladoras por los cielos. Solo existían en las remotas
profundidades, extraños seres de los que nunca alguien se enteró de su existencia, hasta que se habló de un dios
anónimo que conservaba siete virtudes. Esa divinidad cierta vez decidió darle al mundo su bendición para que la Tierra no
se más infecunda ni doliente.

El dios ignoto que los tampus declinaron dar su nombre fue la primera divinidad de los hombres y su creación dio inicio a
todo cuanto existe en el mundo: a su abundancia la convirtió en mar, a su regocijo en luz, a su soledad en montaña, a su
nostalgia en manantial, a sus dolencias en truenos y rayos, su congoja fue la lluvia, a su angustia la convirtió en árbol y
brotó el sollozo en los sauces, y a su felicidad finalmente la convirtió en hombre.

Aquellos hombres que en un inicio residían en la escondida hondonada no conocían de su origen, se enteraron por medio
del Pashuro de que la forma ideal de dominar al tiempo era compitiendo por la existencia.

Sin dejarse vencer por la mala fortuna, porque no hay desdicha que no sea padecimiento, y el dolor es revelación de
muerte y toda muerte es reproche, exclamó el Pashuro.

De esta manera surgió el trabajo. Así el trabajo hizo al hombre un ser pleno y humano, con capacidad para sentir, amar,
aborrecer. Sus novedosas virtudes dieron inicio a su reflexión que fue como el colle, flor que sirve de follaje, pero no para
todos, pues no todos debían complacerse de las tres virtudes humanas, porque la divinidad desconocida así lo quiso.

Un día este dios dijo:


Las labores serán resultado de todas las virtudes, del trabajo dependerá el hombre y del hombre dependerá la naturaleza,
que transformará porque es su continuación.
Solo de esta manera se supo que aquella divinidad era el dios Ichimay, deidad de los frutos. Los quechuas nombraron
Chinchaysuyo a sus tierras y cuentan que el dios Ichimay fue sometido por el dios Pachacámac, enterrándolo en el más
completo olvido, por eso los tampus optaban por no señalarlo ni ofrecerle pleitesía para que no renazca entre los
hombres el sentimiento deshonrado con vista de odio.

Así nos enteramos de las 7 virtudes generosas del dios Ichimay que dio nacimiento al mundo.

KON WARPA, EL REY QUE SE CREYÓ DIOS


Kon Warpa, magnífico rey de las alturas, en los tiempos de su palpitante ancianidad sentía acercarse sus últimos días. En
la plenitud de su reinado, todo lo pretendió suyo, hasta ser el señor del tiempo y nadie intentó ir contra su carácter y
mando, menos aún enfrentar sus ideales que eran precepto de ley.
Quien desobedecía a esta divinidad eran sancionado rectamente, por eso todos los adoraban como rey y como dios de las
alturas.
Nadie imaginó nunca que en su declive mortal el tiempo le fuera esquivo a su voluntad y, para impedir que esto se diera a
conocer, resolvió hallar el sagrado manantial de la eternidad que los ichmas decían saber de buena tinta. Después de
tanta exploración terminó concluyendo que todo era en vano, y fue así como conoció el lamento de la tristeza, quedando
resignado a esperar lo inexorable: la muerte. Solo eso debía hacer.
Durante se reinado, Kon Warpa fue un feroz tirano que nunca supo perdonar, por eso no permitía que alguien osara
míralo de frente, era un delito mayúsculo si ello acontecía, pues a un ser terrenal no le está permitido ver a alguna
divinidad.

Kon Warpa era el más vigoroso y sanguinario de los animales. Se hizo sentir cuando se enteró de que las chinchillas eran
les más felices de la Tierra por ser los animales con la piel más delicada y apreciada.

En este mundo no hay más privilegio que el que yo poseo, dijo irascible Kon Warpa y decretó que se aniquile a todas las
chinchillas.
Cóndores contra las pobres chinchillas, mientras que las torcazas en vuelo veloz fueron a poner en aviso a las
predestinadas pedestres de las colinas. Fue por ellas que las chinchillas se enteraron de su injusta pena.

Challcha, el viejo chinchilla, agradeció la advertencia que le permitiría impedir la aniquilación que pendía sobre ellos, sin
darse cuenta de que justo en ese momento los feroces cóndores ya cercaban las colinas en emboscada para emprender la
sanguinaria matanza de la que solo algunas chinchillas pudieron escapar, mientras que las torcazas desaparecían sin
rumbo por entre los densos pinares, río abajo, donde hallaron la paz en medio de los productos del dios Ichimay.

Kon Warpa en su agonía sentía aparecer la muerte y el recuerdo de sus bajezas hacía más agudo e hiriente su dolencia. Su
giro de remordimiento y grandesa pena fue su dictamen. El mal empapado por su voluntad era el mal sembrado en su
alma vengativa y desdichada, por los que le entraba pánico al saber que las ansias de vivir eran inútiles. Su plumífero
cuerpo se disipaba lenta e irreparablemente, como cuando cae el sol sin que nadie pueda contenerlo. Cuando aún le
subsistía el último aliento de vida, percibió que ya no podía efectuarse su ley, sino la ley de la naturaleza que liquidó su
infausta vida de opresor.

WA-QON
Había una vez una viejecita a quien llamaban Saloma. Ella tenía un nieto, Cornelio, y una nieta llamada Escolástica. Ellos
vivían en Huayputo pastando animales.
Cierta vez la abuelita los mandó a pastar ganado a Huayopampa, y cuando llegaron a esa llanura se pusieron a jugar. De
repente vieron rodar de las alturas a Wa – Qon. Levantaba polvaredas y el ruido era ensordecedor. Aterrados corrieron
donde su abuela.

¡Abuela, abuelita, ahí viene el W – Qon persiguiéndonos! Gritaban los niños. Doña Saloma los escondió detrás de dos
montículos, uno de guano y otro de maíz.
El Wa-Qon llegó, ¿dónde está mis pequeños Wilkas?, corriendo se fueron a Huaros, le dijo la anciana. Pero baila primero,
señor Wa – Qon.

Entonces la viejita Saloma lo hizo danzar. Mientras así bailaba, el nieto que permanecía escondido se asomó con temor
para ver si Wa- Qon tenía colmillos retorcidos y unos cuernos enormes como decía la gente que tenía este dios terrorífico.
Cuando se cansó de bailar fue a Huaros. Al llegar los pueblerinos le ofrecían ofrendas para que Wa- Qon no los devorara.
Las mujeres tenían que entregarle madejas de lana para que parchara su ropa haraposa que de tanto rodar por las
montañas estaba en hilachas. Así, dicen, se evitaban las sequías.

HUACATEPEC Y NINAÑAHUI

En el pueblo de Shánoc hace mucho tiempo, vivían dos titanes muy poderosos,

PACHACAMAC

LA TRANSFORMACIÓN DE PACHACAMÁC

DE LOS GIGANTES QUE HUBO EN AQUELLA REGIÓN, Y LA MUERTE DE ELLOS

CUANDO LOS CÓNDORES Y GALLINAZOS PERDIERON LAS GARRAS

CUANDO LURÍN ERA EL VALLE DE LOS SAUCES

LEYENDA DEL RÍO HABLADOR

LEYENDA DEL HUEREQUEQUE

EL SOL

COLLASGÓN
MITO DE LA MISHA DE LOS 7 COLORES, LAS AGUAS BRAVAS, LA SERPIENTE DE PLATA Y LA VOZ DEL SOL

LA IRA DEL KON

NAYLAMP, EL CAUDILLO QUE VINO DEL NORTE

LA LEYEBDA DEL GALLO ENCANTADO, LA CAMPANA DE ORO Y EL CERRO QUE ARDE

MITO DEL ORIGEN DEL MOCHICA Y EL ALGARROBO

EL MITO DE LAS ESTRELLAS Y DE LOS HOMBRES

HISTORIA DEL MITO CELESTE

MOLLEP, EL BRUJO DE PACASMAYO

LEYENDA DE LA PRINCESA ACA FALA Y LA ESTRELLA DE MAR

LEYENDA DE LA IGUANA

EL SEÑOR DEL CASCO EMPLUMADO

HUAICÁN, LA CASA DE LA COMIDA

EL MITO DEL CURACA LACGAUYA

LEYENDA DE LA HUACA PINTADA DE ÍLLIMO

LEYENDA DEL ZORRO

LEYENDA DEL ALCATRAZ

EL APOSENTO DEL TESORO DEL INCA

LEYENDA DE QAWAY

LA LEYENDA DE LA HUACA DEL SOL

LA ÚLTIMA ORDENANZA DEL INCA

También podría gustarte