Tupac Amaru
Tupac Amaru
Tupac Amaru
Infancia y juventud[editar]
José Gabriel Condorcanqui Noguera (en quechua kuntorkanki, "tú eres un Cóndor")9 nació
el 19 de marzo de 1738 en la localidad de Surimana, provincia de Canas (Cuzco - Perú).
Fue hijo de Miguel Condorcanqui Usquiconsa y Carmen Rosa Noguera Valenzuela.10 Su
padre fue curaca de tres pueblos en el distrito de
Tinta: Surimana, Pampamarca y Tungasuca, cargo que heredó José Gabriel. 9
Durante su infancia vivió en Surimana, pero acompañaba a su padre en sus viajes a lo
largo del distrito y más lejos mientras este cumplía sus deberes como curaca y ejercía su
oficio de mercader. Estas expediciones continuaron cuando José Gabriel se hizo mayor de
edad y asumió el puesto y la profesión de su padre. 11
Su educación inicial quedó a cargo de los padres López de Sosa y Rodríguez. Por su
condición de indígena noble estudió en el prestigioso colegio San Francisco de
Borja del Cuzco, dirigida por la orden de los jesuitas para los hijos de los curacas.11
Posteriormente, estudió en la Universidad de San Marcos.12 Obtuvo una esmerada
educación, habiendo enviado España a sus mejores profesores al Nuevo Mundo, donde
aprendió la doctrina revolucionaria y antiabsolutista propia de la Escuela de Salamanca,
que dice que el depositario real del poder, que siempre emana de Dios, era el pueblo y no
el Rey, y que el primero tenía derecho a la revolución, incluso al tiranicidio, si el segundo
no ejercía el gobierno del reino en beneficio del pueblo. Dominaba
el quechua, castellano y latín, destacando entre sus lecturas los Comentarios
Reales del Inca Garcilaso de la Vega, las Siete Partidas de Alfonso X de Castilla,
las Sagradas Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y
clandestinamente textos de Voltaire y Rousseau, en aquella época censurados.
El 25 de mayo de 1758, contrajo matrimonio con Micaela Bastidas Puyucahua con quien
tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando (todos apellidados Condorcanqui Bastidas);
seis años después de su matrimonio fue nombrado curaca de los territorios que le
correspondían por elemental herencia. Condorcanqui fijó su residencia en la ciudad del
Cuzco, desde donde viajaba constantemente para controlar el funcionamiento de sus
tierras.
Como curaca, José Gabriel mantenía derechos sobre la tierra. También tenía intereses en
la pequeña minería y campos de coca en Carabaya, al sur, y poseía varias casas y una
pequeña hacienda.11 Heredó 350 mulas de su padre, las que usaba para trabajar el
circuito Cuzco-Alto Perú, la ruta de comercio que ligaba Lima y Cuzco con las sumamente
importantes minas de Potosí. Las personas lo reverenciaban por su herencia inca y, de
acuerdo con muchos, por sus educadas maneras y su disposición a defender al campesino
pobre.11
Debido a sus prósperas actividades económicas, empezó a sufrir la presión de las
autoridades españolas quienes lo sometían al pago de prebendas, en especial por presión
de los arrieros que vivían en la región de la cuenca del Río de la Plata, quienes intentaban
tener el monopolio del tránsito de mineral por el Alto Perú.
A finales de la década de 1770, la apertura de Buenos Aires al comercio del Alto Perú
acabó con el monopolio comercial de Lima y significó una mayor competencia para los
productores del Cuzco que vendían sus mercancías en Potosí y tenían que competir con
las de Buenos Aires e, incluso, los de España. Por otro lado, la extendida sobreproducción
a lo largo de los Andes empujó los precios a la baja. Mas aún, en los años 1778 y 1779, un
clima extremadamente frío dañó las cosechas y dificultó los viajes. En 1780, Túpac Amaru,
quien también experimentó esta crisis, tenía considerables recursos pero, del mismo
modo, numerosas deudas. También fue testigo del malestar económico y oyó hablar de él
a diferentes autores, desde mercaderes al borde de la bancarrota hasta comunidades que
no podían solventar la creciente carga fiscal.13
Condorcanqui vivía la situación típica de los curacas: tenía que mediar entre el corregidor y
los indígenas a su cargo. Sin embargo, se vio afectado, como el resto de la población, por
el establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas, lo que perjudicó fuertemente su
negocio de mulas que transportaban mercadería entre el Perú y el Río de la Plata. Realizó
reclamos sobre estos temas pidiendo también que los indígenas fueran liberados del
trabajo obligatorio en las minas, reclamos dirigidos por las vías regulares a las autoridades
coloniales en Tinta, Cuzco y después en Lima, obteniendo negativas o indiferencia.
Además, adopta el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su antepasado Túpac Amaru I,
el último Inca de Vilcabamba, buscando que se le reconociera su linaje real inca por lo cual
siguió por años un proceso judicial en la Real Audiencia de Lima, por el reconocimiento del
título de marqués de Santiago de Oropesa a la muerte de la última titular María de la
Almudena Enríquez de Cabrera y Almansa en el año 1741.
Captura y ejecución[editar]
Su hijo menor, Fernando, gritó al ser testigo de la agonía de su padre. 23 En palabras del
geógrafo y viajero inglés Clements R. Markham, quien visitó el Perú numerosas veces a
mediados del siglo XIX, Fernando:
Lanzó un grito desgarrador, grito que por muchos años repercutió en el corazón de todos los
concurrentes, acrecentado su odio contra los opresores. Fue este grito la sentencia de muerte de la
dominación española en la América del Sur.
Clement Markham
Tras su muerte, el cuerpo de Túpac Amaru fue despedazado; su cabeza fue colocada en
una lanza exhibida en Cuzco y Tinta, sus brazos en Tungasuca y Carabaya, y sus piernas
en Livitaca (actual provincia de Chumbivilcas) y en Santa Rosa (actual provincia de
Melgar, Puno). De igual forma despedazaron los cuerpos de su familia y seguidores, y los
enviaron a otros pueblos y ciudades. Todo ello descrito en el documento
español Distribución de los cuerpos, o sus partes, de los nueve reos principales de la
rebelión, ajusticiados en la plaza de Cuzco, el 18 de mayo de 1781.
Los científicos que han estudiado este intento de desmembramiento concluyeron que por
la contextura física y resistencia de Túpac Amaru II no hubiera sido posible descuartizarlo
de esa manera, sin embargo probablemente si le dislocaron brazos y piernas junto con
la pelvis. Se teoriza que, aunque hubiera sobrevivido a esta ejecución, hubiera quedado
prácticamente inválido.[cita requerida]
A pesar de la ejecución de Túpac Amaru II y de su familia, el gobierno virreinal no logró
sofocar la rebelión, que continuó acaudillada por su primo, Diego Cristóbal Túpac Amaru,
al tiempo que se extendía por el Alto Perú y la región de Jujuy. Asimismo, se comenzó a
evidenciar contra los criollos mala voluntad de parte de la Corona Española, especialmente
por la Causa de Oruro, y también por la demanda entablada contra Juan José Segovia,
nacido en Lima y el coronel Ignacio Flores, nacido en Quito, quien había ejercido como
presidente de la Real Audiencia de Charcas y había sido Gobernador Intendente de La
Plata (Chuquisaca o Charcas, actual Sucre).
Descendientes[editar]
Túpac Amaru II y su esposa, Micaela Bastidas, tuvieron 3 hijos legítimos: El mayor de
ellos, Hipólito Túpac Amaru, fue un destacado comandante del ejército de su padre y lo
acompañó durante varias campañas hasta que fue capturado y ejecutado junto con su
familia en la plaza mayor del Cuzco. No se tiene información de si tuvo esposa o cuantos
hijos tuvieron, de ser este el caso.
Mariano Túpac Amaru, el segundo hijo de Túpac Amaru II, fue indultado por los españoles
luego que su tío, Diego Cristóbal Túpac Amaru, quien asumió el liderazgo de la rebelión,
firmara un acuerdo de paz con los realistas. Mariano recibió, como salario, una pensión de
600 pesos y pudo volver a las tierras de su familia. Tuvo conflictos con las autoridades
virreinales por relacionarse con María Nieves Paita, de Sicuani. Las autoridades,
específicamente el corregidor Salcedo, la consideraban una zamba y una prostituta,
además de dar a entender que no deseaban que el clan Tupac Amaru se reprodujera. 25
Por lo que Paita, quien se encontraba embarazada, presumiblemente de Mariano, fue
arrestada y recluida en el convento de Santa Catalina del Cuzco, de donde fue liberada por
Mariano y ocho cómplices el 19 de septiembre de 1782. Se desconoce el destino de María
Paita o de su embarazo.25 Posteriormente, tras una conjura donde se vio involucrado su
tío, Mariano fue capturado y desterrado a España muriendo en las costas de Brasil en
1784.26
El menor de los hijos de Túpac Amaru, Fernando, al ser un niño de 10 años, no fue
ejecutado, pero se le obligó a presenciar el suplicio y muerte de toda su familia y a pasar
por debajo de la horca de los ejecutados, para luego ser desterrado a África con órdenes
de prisión perpetua, si bien el virrey Agustín de Jáuregui sugirió que no fuera enviado a
África sino a España por temor a que alguna potencia enemiga lo rescatara. Frente a las
costas de Peniche, Portugal, el navío zozobró, pero Fernando logró sobrevivir y fue llevado
a Cádiz, siendo encarcelado en dicha ciudad. Se presume que falleció en España en 1798,
víctima de una orden reservada.
Según el periodista Antonio Vergara Collazos, el noble polaco Sebastián de Berzeviczy se
casó con la noble indígena Umina Atahualpa teniendo una hija llamada Umina de
Berzeviczy Atahualpa, quien contrajo matrimonio con uno de los miembros de la familia de
Túpac Amaru teniendo con él un hijo llamado Antonio Túpac Amaru de Berzeviczy, sobrino
de Túpac Amaru II. Tras la rebelión, Antonio Túpac Amaru de Berzeviczy huyó a Polonia
donde fue adoptado por Waclaw Benesz de Berzeviczy adoptando su apellido. Uno de los
descendientes de Antonio fue Andrzej Benesz, político polaco y veterano en la Segunda
Guerra Mundial.27
Algunas corrientes de revisionismo histórico apelan que, como nunca se presento como
“Marqués de Oropesa”, sino como “Rey Inca”, “Inca”, “Señor”, “Duque de la Superlativa” y
“Gobernador”, es una posibilidad valida de que quisa no le intereso litigarlo, siendo los
criollos y españoles quienes se dirigían a él como “Marqués de Alcañices”, “Duque” e
incluso “Virrey”, así como apelar a los títulos de “Marqués de Alcañices”, “Marqués de
Oropesa” y “Duque de Oropesa” para referirse a su hermano Diego Cristóbal Túpac
Amaru y a su hijo Andrés Túpac Amaru.42 Pese a ello, la mayoría de historiadores asumen
la existencia de aquel documento de litigio en algún momento y que es probable que el
marquesado lo solicitó en 1776-1777, ya que su litigio, para legitimarse como descendiente
del soberano Túpac Amaru y proclamarse "Inca-Rey del Perú", era el primer requisito para
fundamentarse y convencer ante el pueblo sus supuestos derechos, para entonces
tambien legitimar su intento de revolución.
“Que somos varios los criollos y españoles que existimos en la buena compañía del Señor
Gobernador Don Andrés Túpac Amaru Inca, Marqués de Alcañices, hijo primogénito del Señor
Gobernador Túpac Amaru, cuya benignidad lo había despachado a remediar varios excesos y
atropellamientos , que habían padecido muchos criollos vecinos”.
Cap. Juan Figueredo, 1781
Sin embargo, José Gabriel Túpac Amaru no estaba registrado en el Ayllu Real de los
Incas, sino en el Ayllu Calca, y según él, su ascendencia incaica se remontaba al
soberano Felipe Túpac Amaru por vía matrilineal. Su cargo hereditario de cacique no
estaba ratificado ante las autoridades superiores. dado su enemistad constante con los
corregidores de su región, así como por sus relaciones pésimas con los Electores Incas
del Cuzco, pues estos lo veían como un advenedizo e impostor que se pretendía
autocoronarse como inca al no poder ganar legalmente dicha controversia. 38 Por lo que
todo indica que cualquier reclamo a dicha herencia hubiera sido ilegítima. Además,
tampoco contaba con el capital suficiente para viajar a Europa y costearse todo el proceso
de la probanza (aunque se sabe que estaba ahorrando para ir a una audiencia con el
Rey Carlos III de España, para entrevistarse y hablarle de la situación de los indios del
Perú). Además, por motivos políticos, era poco probable que la Corona le concediera tal
título a alguien que no pudiesen supervisar o controlar. Con todos esos requisitos y
restricciones era imposible que la Corona le concediera tal título nobiliario a José Gabriel
Túpac Amaru o a cualquier otro pretendiente de la época. Por ultimo, el argumento de
Condorcanqui de que era un descendiente del ultimo príncipe de Vilcabamba, Felipe
Túpac Amaru, era cuestionado en su época debido a que la obra del Inca Garcilaso sobre
la Historia del Perú afirmaba que no dejo descendientes, y que los parientes que tuvo se
mudaron a España como marqueses de Alcañices.43 Haciendo improbable que háyase
ganado el juicio sobre su ascendencia real y tornándose en una de las causas principales
de porque se rebelo Condorcanqui tras un atentado a sus intereses personales
de cacique de clase alta con aspiraciones frustradas para unirse a la alta sociedad colonial
cusqueña.3844
La rebelión general del Alto y Bajo Perú en 1780, fue encabezada por José Gabriel
Condorcanqui con el objetivo de liberar a sus compatriotas de las pesadas cargas a las
que estaban obligados por las autoridades españolas desde hacía casi tres siglos, aunque
agravadas en la década anterior por las reformas borbónicas: mitas, repartimiento de
efectos, tributos, alcabalas y otros derechos; trabajos en corregimientos y
obrajes; diezmos y primicias eclesiásticas, y la eliminación de las divisiones en castas.
Buscaba la creación de un reino independiente de España, gobernado por una monarquía
hereditaria incaica, a través de la creación de un ejército y una administración propias,
introduciendo una tributación única a todos los súbditos, libertad de comercio y trabajo.
Con las masas, el Inca iba a comunicarse usando un lenguaje simbólico, de raigambre
mesiánica. Ese lenguaje se manifestaba en el uso de instrumentos musicales
tradicionales, en el uso de banderas, insignias y vestimentas incaicas, así como del
apelativo Inca, que poseía implicaciones mesiánicas (vinculadas al mito de Inkarri), por
cuanto el Inca no se mostraba solamente como rey y soberano legítimo, sino también
como redentor, restaurador del mundo, salvador de los indígenas, esperándose de él un
comportamiento milagroso. Se le otorgaban rasgos divinos o prodigiosos.
Al respecto, las palabras de Túpac Amaru II a su compañero de lucha, Bernardo
Sucacagua, afirmando que las personas que murieran siéndole fieles tendrían su
recompensa, sugieren que aquel se veía a sí mismo, en principio, como redentor. El
obispo del Cuzco afirmó que Túpac Amaru II, había persuadido a los indios de que los que
muriesen en su servicio resucitarían al tercer día. Sahuaraura Tito Atauchi afirmó que los
indígenas se arrojaban a pelear en las batallas sin temor y ciegamente, pero aun estando
mal heridos no querían invocar el nombre de Jesús, ni confesarse. Ello se debería a que
Túpac Amaru II les había dicho que el que no dijese Jesús resucitaría al tercer día, y los
que lo invocaban, no. Igualmente se presentaba el modelo peruano, que preveía
la resurrección al quinto día.
El sistema de creencias indígenas aceptaba a Túpac Amaru como dios, redentor y
liberador de los oprimidos, vale decir como una figura equivalente a la de Jesucristo. El
Inca reforzaba esta creencia, al afirmar que los españoles habían impedido a los indígenas
el acceso al dios verdadero, siendo él mismo quien designaría personas que les
enseñaran la verdad.
El mito de Inkarri, al imaginar el regreso de un Inca para enderezar el mundo injusto, era
un símbolo unificador poderoso usado para unificar poblaciones indígenas divididas por la
geografía y las fronteras étnicas. Pero también era un símbolo divisionista, cuando no se
reunían todas las condiciones necesarias para gobernar; tal el caso de José Gabriel
Condorcanqui o Túpac Amaru II, al que muchos nobles incaicos consideraron un
"advenedizo fraudulento", más que un verdadero redentor, aunque él se reivindicara como
descendiente del último Incas de Vilcabamba, Felipe Túpac Amaru, o Túpac Amaru I.
Para la mayoría de los rebeldes peruanos, la fuente de sus creencias acerca del fin de la
dominación española estaba en la concepción que tenían del futuro, por la cual, el Inca
que regresa pone término a la dominación española y devuelve el orden al mundo.
Igualmente, la muerte del Inca implicaba una destrucción del orden, del principio regente
del mundo. La muerte de Túpac Amaru, al ser la muerte de un Inca, era la muerte de un
hombre que reunía la tierra, el cielo y los elementos; era la muerte del hijo del sol. 45
Reconocimiento[editar]
La fama de Túpac Amaru II se extendió a tal punto que los indígenas sublevados en los
llanos de Casanare, en la región de Nueva Granada, lo reconocieron como "Rey de
América".[cita requerida]
Movimientos posteriores invocaron el nombre de Túpac Amaru II para obtener el apoyo de
los indígenas, caso entre otros de Felipe Velasco Túpac Amaru Inca o Felipe Velasco
Túpac Inca Yupanqui, quien pretendió levantarse en Huarochirí (Lima) en 1783. La
rebelión de Túpac Amaru II marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia de
Perú.
Esta gran rebelión produce una fuerte influencia sobre la Conspiración de los tres
Antonios, indicios descubiertos en Chile el 1 de enero de 1781, en pleno desarrollo de la
insurrección. Los conspiradores se animaron a actuar gracias a las noticias de los avances
de Túpac Amaru II en el Virreinato del Perú.
Siglos XX y XXI[editar]