Estoy Preparado para La Guerra Espiritual

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ESTOY PREPARADO PARA LA

¿Guerra?
ESPIRITUAL

Jaime Mirón

¿Estoy preparado para la guerra espiritual?


Copyright © 2000 por Jaime Mirón
Citas bíblicas tomadas de la Nueva Versión Internacional © 1999 por la Sociedad Bíblica
Internacional, a menos que se indique otra cosa.
BD: “Dios Habla Hoy” © 1994 Sociedades Bíblicas Unidas
BLA: “Biblia de las Américas” © 1986 The Lockman Foundation
RV: “Reina Valera” © 1960

Dedicatoria
A mi querida esposa Abigaíl, sin cuya ayuda, persistencia,
oración, crítica constructiva y palabras de ánimo yo nunca
hubiera terminado este libro. Ella encarna las enseñanzas que
trato en estas páginas, porque ama al Señor y ama su Palabra.
Jaime Mirón

Contenido
Introducción

Primera parte:
Conociendo al enemigo
1. Descubriendo el campo de batalla
2. Los límites del poder satánico
3. La trampas del diablo
4. Cómo identificar a Satanás
5. ¿Le estoy abriendo la puerta al diablo?

Segunda parte:
Resistiendo al enemigo
6. Preparándome para resistir al enemigo
7. ¿Tengo puesta la armadura para la batalla?
8. La clave para resistir a Satanás

Tercera parte:
Preguntando sobre el enemigo
9. ¿Puedo yo atar a Satanás?
10. ¿Qué de los demonios territoriales?
11. ¿Heredé mis pecados de mis padres?
12. ¿Es el hipnotismo una puerta para Satanás?
13. ¿En qué se diferencia la meditación bíblica de la meditación oriental? .
14. ¿A qué apunta la acupuntura?
15. ¿Cómo se explican los ovnis?
16. ¿Son peligrosas las artes marciales?

Conclusión: Los resultados asombrosos de resistir al diablo

Introducción

E l diablo es una presencia real en cada momento de la vida. Los horóscopos están en
los mejores diarios y revistas del continente; se practica el vudú en por lo menos diez países
latinos; algunas películas son cada vez más satánicas; hay culto abierto al diablo; hay una
invasión de las religiones orientales. Además pensemos en la nueva era, la meditación
trascendental, las artes marciales, el hipnotismo, gente que busca su destino acudiendo a
adivinos o confiando en las cartas o en hierbas mágicas. Las supersticiones abundan, y
pareciera que más gente cree en maldiciones que en la bendición de Dios. Hasta existe un
renovado interés en los ovnis. Estos son sólo algunos ejemplos de la audacia del diablo en
el mundo.1
Considere con cuidado esta carta que recibí recientemente de Colombia:

«Te cuento que al país han llegado muchas prácticas orientales y de la nueva
era, buscando paz, relajación, etc. La gente prefiere lo nuevo sin saber a
ciencia cierta qué cosas ocultas hay detrás de estas experiencias, y eligen eso
en vez de escuchar la Palabra. Son cosas que se disfrazan de relajaciones
sonoras, de música, de contacto, pero ocultan reencarnación, hedonismo,
buscando estados alterados de conciencia, ensueños y el descubrimiento del
umbral, con rituales míticos de antaño según culturas del lejano oriente
entremezcladas con lo de nuestros aborígenes y prácticas africanas, profecías
mayas. En fin, es el enlace de creencias, queriendo decir que para llegar a
Dios todos los caminos son válidos; se busca la autorrealización; se busca el
concepto de los siete niveles de perfeccionamiento del ser elevado, que
llevan a la creencia de la reencarnación. Hoy en día muchas empresas llevan

1
Para una descripción de la diferencia entre meditación oriental y meditación bíblica, véase el
capítulo 13. El capítulo 16 contesta la pregunta de si las artes marciales son necesariamente del
diablo. El capítulo 12 trata la cuestión de si el cristiano debe practicar el hipnotismo. El capítulo 15
cubre el fascinante tema de los ovnis.
a cabo estas prácticas con sus empleados. En fin, necesitamos estar velando
y proclamar la Palabra, para cumplir la obra que el Señor nos ha
encomendado».

Resistan al diablo, y él huirá de ustedes

¿Pero qué del creyente en Jesucristo? ¿Queda el cristiano exento de las maniobras
satánicas? Por supuesto que no.
Hay una guerra espiritual que se libra, una guerra en los deseos, en los pensamientos, en
el corazón; una batalla que no se ve en la televisión ni en las páginas de revistas ni
periódicos y casi no se menciona en nuestras iglesias. Es una lucha más sutil, no un
conflicto abierto sino una guerrilla, no tan espectacular pero mucho más insidiosa. La
importancia de este tema se advierte en la vida de numerosos siervos del Señor en todo el
continente. Nunca en la historia de la Iglesia en Latinoamérica hemos vistos tantas
conversiones a Cristo, y tampoco hemos visto tantos fracasos espirituales por parte de los
líderes. Cuando el enemigo estima que está perdiendo en uno de los frentes, ataca por otro
lado. Los ataques son ingeniosos, hechos a medida para cada persona, pero como veremos,
son ataques que se pueden resistir. La Biblia afirma:

Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.


(Stg. 4:7)
La triste verdad, sin embargo, es que a menudo y para su delicia, en vez de encontrar un
blanco preparado para la batalla, el enemigo descubre que hay un terreno fértil, idóneo e
ideal para sus maquinaciones. Halla a algunos cristianos inconstantes, corriendo detrás de
cada viento de doctrina que sopla; encuentra a otros buscando algo mágico que les dará «la
victoria»; descubre a otros amargados o directamente en pecado.
Últimamente se han publicado varios libros sobre el tema de la guerra espiritual a fin de
ayudar al cuerpo de Cristo a ganar la batalla contra Satanás. La gran mayoría de estos
escritos hablan sobre cómo asaltar los bastiones de Satanás y cómo la Iglesia de Cristo
puede derribar las fortalezas celestiales. Sin embargo, en la guerra espiritual hay poco
material sobre cómo prepararse, mantenerse firme y andar en victoria diaria sobre el diablo.
Este libro se dirige, precisamente, a esa guerra un poco dejada de lado. Consideraremos
lo que dicen los escritores bíblicos acerca de cómo prepararse para esta confrontación que
no terminará hasta que estemos en el cielo. Es hora de que los cristianos nos vistamos con
toda la armadura de Dios, que nos preparemos para la batalla, que militemos con las
poderosas armas divinas.
Al entrar en el tema hagamos la pregunta, ¿estoy preparado para la guerra espiritual?
Primera Parte:
Conociendo al enemigo

Capítulo uno

Descubriendo el campo de batalla

Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar


(1 Pedro 5:8)

— ¿P or qué vuelvo a caer en pecado aunque los hermanos han echado los demonios
fuera de mí?
—Me preguntó un joven colombiano después de una conferencia.
—¿Cuáles otros consejos te dieron—le pregunté.
—Sacaron los pecados generacionales, pero las escenas impuras en mi mente
continúan.
Es sólo un ejemplo de las preguntas que recibo a diario sobre el tema de la Guerra
Espiritual. La gran mayoría están buscando desesperadamente una salida a algo que
consideran las garras del diablo. Consideremos la siguiente historia.
Los padres de Laura son espiritistas, por lo tanto ella creció en un ambiente de tinieblas.
Tan entregados a las cosas satánicas eran sus padres, que casi no pasaban tiempo con sus
hijos y los fines de semana los dedicaban a la enseñanza de cosas diabólicas. Después de 25
años de matrimonio la madre de Laura se divorció del padre para poder dedicarse tiempo
completo a tales enseñanzas.
Laura no sólo carecía de modelos sanos en la casa paterna, sino que además ella y sus
hermanos tuvieron que soportar actividades, prácticas y personas entregadas al satanismo.
Hoy Laura es cristiana, esposa de un hombre consagrado al Señor y madre de cuatro hijos.
¿Qué es lo que provocó un cambio tan radical? Laura se empapó de los consejos de tres
autores del Nuevo Testamento que estudiaremos en este libro: Pablo, Santiago y Pedro. No
fue fácil y tampoco sucedió de la noche a la mañana pero hoy Laura y su marido son pilares
en su iglesia y enseñan a otros el camino de libertad.
La Biblia caracteriza la vida cristiana como una batalla (2 Ti. 4:7; He. 11:34) y describe
al diablo como adversario (1 P. 5:8 RV) y enemigo (Mt. 13:39). No podemos entender la
vida en su totalidad sin tener en cuenta que existe un mundo de maldad invisible a nuestros
ojos pero real. Nunca seremos los hombres y mujeres espirituales que desearíamos ser, si
no vemos, evaluamos y entendemos la vida como Pablo la describe en Efesios 6:10–20.
El apóstol sintetiza su descripción de la vida en una sola palabra: lucha (Ef. 6:12). La
vida, según Pablo, es un conflicto, una lucha contra fuerzas opositoras. Este pasaje indica,
como veremos más abajo, que la ferocidad de la lucha es fluctuante. Implica que no todos
los días son tan feroces como otros. El mensaje es claro: tenemos que prepararnos para el
día malo (Ef. 6:13).
Existen tres tendencias en contra de esta definición divina de la vida humana:
1. Asignarle al diablo demasiado poder y demasiado crédito. Tan seria y
común es esta práctica, que hemos dedicado el capítulo 2 a hablar de los
límites del enemigo.
2. Vivir como si mis enemigos fueran de carne y hueso. Por ejemplo, es
común llegar a la conclusión de que el enemigo es el gobierno, la empresa,
mi suegra, u otra cosa o persona. Pablo insiste en que nuestra lucha no es
contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra
potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales
malignas en las regiones celestiales (Ef. 6:12).
3. Descartar por completo la guerra espiritual, o relegarla a la condición
de cuento de hadas. Es lo que hacen muchas personas, pero es notable que
la mayoría de las religiones del mundo no solamente creen en el diablo sino
que tienen ritos para alejar a los espíritus malos. Es lo que hacen los
animistas, que creen que los espíritus malos «animan» a todas las cosas; los
budistas, que emplean toda clase de ritos para que los espíritus malos no se
les acerquen; los musulmanes, que creen en Alá pero también creen en el
diablo.1

Un hombre santo es un arma poderosa en las manos de Dios.

La Biblia afirma que existen dos adversarios más para el cristiano: la carne y el mundo.
La tesis de este libro es que nuestro enemigo, el diablo, busca oportunidades para tentar,
dividir, hacer fracasar y desviar al cristiano empleando sus aliados la carne y el mundo.2 De

1
Durante el peregrinaje anual a la Meca en abril de 1998, murieron 150 musulmanes en una
estampida durante su peregrinaje llamado hadj. Sucedió cuando los participantes comenzaron a
arrojarse hacia un lugar en el desierto cerca de Mina donde los devotos tiran piedras a pilares que
simbolizan a Satanás.
2
Recomendamos el libro¿Quién ganará esta guerra?por Luis Palau (Editorial Unilit) para entender
mejor cómo combatir contra la carne. ElNuevo diccionario de la Biblia publicado por Editorial Unilit
en página 203 define la carne como «todo aquello que en el hombre, aun en el creyente, intenta
operar en una esfera independiente de la confianza en Dios y opuesta a su voluntad. Es lo que
lleva al hombre a querer regirse por sus instintos y pensamientos, lo cual afecta sus sentimientos,
actitudes, deseos, motivaciones, intenciones y pasiones. Así, se establece una contraposición entre
los tres (el diablo, la carne y el mundo) Dios en la Biblia primordialmente se centra en la
batalla con la carne –el corazón humano y su vulnerabilidad al pecado.
Es notable cómo Pablo vincula el mundo y el diablo en Efesios 2:1–2: En otro tiempo
ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme
a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el
espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.
De igual manera podemos ver al diablo y la carne vinculados en varios pasajes como:
Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y
diabólica (Stg. 3:15). Si el cristiano dejara de amar al mundo y crucificara la carne, el
diablo no encontraría tanto terreno fértil para sus maquinaciones. El interés primordial del
enemigo es atacar a fin de derrotar al cristiano. El creyente representa una amenaza para la
solidaridad del reino de las tinieblas. Podríamos imaginar el cambio en este mundo si
diariamente cada cristiano se vistiera de toda la armadura de Dios y resistiera a Satanás
venciendo a las tentaciones y a sus aliados: el mundo y la carne. Como dijo Roberto
Murray M’Cheyne:3 «De acuerdo a tu santidad así será tu éxito... Un hombre santo es un
arma poderosa en las manos de Dios».
Por otro lado, una vez que admitimos que estamos en batalla contra fuerzas opositoras,
podemos valernos de la promesa de Santiago de que el diablo huirá del cristiano si éste
resiste (4:7). Todo verdadero creyente en Cristo desea resistir al diablo. Sin embargo, sería
difícil creer la promesa de que huirá si le asignamos demasiado poder a Satanás. Esta
promesa de Santiago no será útil si estimamos que el enemigo es de carne y hueso. No nos
valdremos de esta promesa si rebajamos al diablo a la categoría de una fábula.
Es válido preguntar: ¿Cómo me preparo para la guerra espiritual? ¿Qué hago para
resistir? ¿Estoy resistiendo cuando los hermanos en la iglesia me imponen sus manos o me
ungen con aceite? ¿Acaso la guerra espiritual consiste en atar al hombre fuerte?4 ¿Estoy
resistiendo al repetir ciertas frases como «la sangre de Cristo» o «en el nombre de Cristo»?
Resistir ¿es algo que ocurre en un momento, o más bien es un estilo de vida que requiere
preparación espiritual? Para contestar estas inquietudes y llegar a conclusiones acertadas,
es preciso satisfacer una de las leyes fundamentales de la ciencia de la interpretación
bíblica:5 estudiar el contexto del versículo o pasaje bíblico.6

carne y Espíritu.El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne (Gá.
5:17 RV)». La NVI la traducenaturaleza pecaminosa. Es posible que por no entender la potencia y
dominio de la carne, muchos se le atribuyen tanto a Satanás.
3
Pastor escocés conocido por su humildad, santidad, compasión, vida devocional intachable,
predicación sencilla y amor a la Biblia. Murió en 1842 a la edad de sólo 29 años, pero su corta
existencia tuvo una tremenda y duradera impresión en la sociedad.
4
Para una explicación de esta frase, véase el capítulo 9.
5
Conocida como la hermaneútica.
6
Para un correcto entendimiento de la Palabra de Dios, es importante interpretar cada pasaje o
versículo de la Biblia a la luz del contexto. El «contexto» se refiere al pasaje anterior y posterior al
texto, siempre tomando en cuenta a quiénes fue escrito y cuál era la situación en que se
encontraban los destinatarios.
Las dos veces que hallamos el concepto de «resistir al diablo» en la Biblia, se encuentra
en un contexto más amplio que el mero resistir, e incluye tanto preparación como
seguimiento. En Efesios 6:10–20, el texto clásico que instruye al guerrero cristiano en
cuanto a su armadura divina, Pablo insiste en que el creyente necesita preparación espiritual
antes de comenzar la lucha para poder estar firme contra las insidias [trampas] del diablo
(6:11 BLA); resistir en el día malo (6:13 BLA, RV), apagar todas las flechas encendidas
del maligno (6:16). Los tres grandes escritores (Pablo, Pedro y Santiago) experimentados
en la lucha contra Satanás declaran que resistir es un proceso que no sucede sin los debidos
preparativos espirituales. Por lo tanto estudiaremos los contextos de 1 Pedro 5:7; Santiago
4:6 y Efesios 6:10–18 para saber cómo equiparnos para poder resistir en el día malo.
El soldado precisa: saber dónde está el campo de batalla; conocer a su enemigo; saber
cuáles son las armas que tiene a su disposición; conocer las tácticas de cómo combatir y
entrenarse.

Capítulo dos

Los límites del poder satánico

El que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo


(1 Juan 4:4)

U no de los aspectos impresionantes de la Segunda Guerra Mundial fue cómo los


altos mandos militares analizaban la personalidad de sus contrincantes. El famoso mariscal
alemán Edwin Rommel estudiaba tanto al mariscal inglés Montgomery como al general
norteamericano Patton. El propósito era ganar ventaja y pronosticar los movimientos y
reacciones de sus enemigos. Es parte de la estrategia ya sea en la guerra, los deportes o el
ajedrez. Hay que conocer al adversario.

Cuidado con la fuente de información


Recientemente una encuesta en Inglaterra demostró que más británicos creen en la
existencia del diablo que en el mismo Dios. Gran cantidad de personas no sólo afirman que
Satanás existe sino que también creen haber experimentado sus artimañas y por lo tanto
alegan saber cómo actúa. Este «conocimiento» de Satanás por medio de experiencias no es
y nunca será totalmente certero porque Satanás es el padre de la mentira (Jn. 8:44).
El único lugar, reitero, el ÚNICO lugar confiable para conocer la verdad sobre nuestro
adversario es la Palabra de Dios. Por lo tanto, quedan excluidas como fuentes de
información fidedignas las leyendas, la tradición, las películas, los programas de televisión,
las visiones, las «conversaciones» con demonios y aun las experiencias personales. Por más
interesantes que sean, las experiencias personales no son totalmente confiables. Una de las
tácticas que ayudó a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial fue la difusión de
información falsa. Los alemanes hicieron planes basados en información errónea y esto los
distrajo de la verdadera batalla. Malgastaron mucho esfuerzo con poco provecho.

El único lugar confiable para conocer la verdad sobre nuestro


adversario es la Palabra de Dios

Meses antes de que se realice una cruzada evangelística con nuestro equipo, viajo a la
ciudad para dictar un curso titulado «El consejero bíblico». En cierto país conocí a un joven
pastor que ministraba en forma especial a gente dominada por el pecado de la
homosexualidad. Poco tiempo antes había pasado por el lugar un predicador de renombre
enseñando que la homosexualidad siempre es producto de posesión demoníaca. El pastor
local, cuyo corazón ansiaba librar a quienes estaban atrapados en este pecado, le llevó al
predicador visitante a un joven recién convertido que todavía luchaba con tentaciones
sexuales con personas de su mismo sexo. Después de una oración, el predicador lo declaró
sano y liberado. Meses más tarde, volví a ese país para la cruzada y le pregunté al pastor
sobre el joven en cuestión. Me dijo que no solamente no se había librado de la atracción
que sentía por los hombres, sino que además había retrocedido en su discipulado debido a
la esperanza —falsa, por cierto— de librarse de una vez y para siempre de sus tentaciones
homosexuales. Estoy seguro de que el predicador, sincero por cierto, no sólo cree que
liberó a este joven del homosexualismo sino que además da testimonio público del
«exorcismo» realizado. Esta clase de testimonio hace creer al oyente que ésa es la manera
de librar a una persona de las garras del pecado. Las experiencias y testimonios no son las
fuentes de información más acertada sobre el enemigo.
Tampoco podemos confiar en los mismos demonios como fuente de información. Ellos
son mentirosos como parte de su naturaleza. Es notable que a menudo lo que los demonios
dicen apoya lo que el exorcista sospecha. En un caso en Brasil, un pastor le preguntó al
demonio sobre sus actividades y éste respondió: «he estado en esa iglesia, divirtiéndome»,
confirmando así las sospechas del pastor de que algunas actividades de aquella iglesia están
inspiradas por los demonios.
Además, cuando comparamos nuestras experiencias con las de otros, llegamos a la
conclusión de que los demonios expresan cosas contradictorias y dicen lo mínimo
indispensable para que la gente abandone el verdadero campo de batalla y luche una guerra
ficticia.
En otro caso, un pastor llevó a una mujer que había cometido adulterio a un exorcista
cuya especialidad era discernir maldiciones generacionales y por ende demonios.1 No es de
sorprenderse que la información recibida del demonio fue que había entrado en ella en

1
Para una explicación de las maldiciones generacionales, véase capítulo 11.
1941, varios años antes de su nacimiento, confirmando así la presunción de que había
heredado un demonio.
Si usamos la Biblia como fuente de información, no nos desviaremos ni confiaremos en
las experiencias, ni en las mentiras del diablo, ni estaremos engañados por nuestros propios
prejuicios. Es increíble cómo, en las conversaciones con los demonios, descubren lo que
buscan, algo que confirma sus prejuicios; o peor todavía, una señal que los lleva a
comenzar una nueva iglesia. Lo que sucede es que cada uno termina imponiendo su
experiencia como si fuera norma para todos: «que es importante hablar con los demonios»;
«que no hay que hablar con ellos»; «que cada demonio tiene su propio nombre y
personalidad»; «que no saldrán de una persona a menos que uno los nombre
individualmente»; «que existe una fórmula para que salgan»; «que es importante gritar»;
etc.
En una visita a cierto país, me presentaron a una mujer con múltiples problemas.
Durante las sesiones de consejo, entre otras manifestaciones la mujer gritaba, lloraba e
incluso intentó atacarnos. «Echamos fuera» varios demonios y mientras salía cada uno, ella
vomitaba. Ahora bien, sería fácil establecer esa experiencia como norma e insistir en que,
para probar que en verdad los demonios han salido, la víctima tiene que vomitar. No
solamente fue la única vez que nos pasó, sino que años más tarde y después de intercambiar
varias cartas con ella y ver que todavía no anda con Cristo, he llegado a dudar de que su
problema fuera en verdad posesión demoníaca. Creo que tenía profunda raíz de amargura
que había invadido todo su ser, algo de lo cual ella se tiene que arrepentir.
Cuento lo anterior solamente para dejar en claro que la Biblia contiene todo lo que
necesitamos saber sobre cómo obra Satanás. Cuando la Biblia guarda silencio, nosotros
también debemos guardar silencio:

Lo secreto le pertenece al SEÑOR nuestro Dios, pero lo revelado nos


pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que
obedezcamos todas las palabras de esta ley.
(Dt. 29:29)
Saquemos conclusiones de la Biblia, no de las experiencias. Pablo les recuerda a los
corintios que no ignoramos sus artimañas [de Satanás] (2 Co. 2:11, malas intenciones VP,
maquinaciones RV).
Dos expertos en este tema ofrecen una conclusión idónea para esta sección:

«Parece haber en muchos de los que están en ministerios de liberación una


suposición escondida de que, en realidad, los que realmente derrotan a
Satanás son quienes lo conocen mejor. Por eso se ofrecen detalladas
especulaciones acerca de la organización y las características de los
demonios, y las formas en que se relacionan con los gobiernos humanos y
con la vida de las personas. También se llevan a cabo elaboradas prácticas
para atar a los poderes demoníacos.
No obstante, cuando leemos la Biblia, nos impresiona la ausencia total
de este tipo de especulaciones y prácticas. La Palabra de Dios [nos] anima a
permanecer firmes y a resistirnos a las fuerzas engañosas de las tinieblas; no
a [...] atarlas.»2

Primera información falsa sobre Satanás: No existe


En Efesios 6 Pablo insiste en que estamos en una guerra donde no luchamos contra
poderes humanos sino contra fuerzas del mal, fuerzas inteligentes y organizadas. Una de las
artimañas ingeniosas de Satanás es convencernos de que no existe. Otra ridícula es
presentarse con cola y cuernos.3
Cuando yo era seminarista, uno de mis profesores, por convicción teológica creía que
no es necesario señalar al diablo como posible factor contribuyente a los problemas
humanos.4 Ciertos filósofos y psicólogos tampoco creen en su existencia y lo relegan a la
imaginación fértil de los indoctos. Cuando estuvimos con una cruzada evangelística en el
norte de Brasil, llegó la BBC de Londres a fin de filmar entrevistas para un programa
especial llamado Por qué los evangélicos están creciendo en Latinoamérica. Cuando el
programa fue trasmitido, hubo intentos obvios de desacreditar el movimiento evangélico
presentándolo como fanatismo financiado por intereses norteamericanos. Es notable cómo
los productores del programa optaron por pasar un tiempo desmedido mostrando
exorcismos de una secta falsa como ejemplo de manipuleo de las masas. Era evidente que
la gente de la BBC no cree en la existencia del diablo. El consejero y escritor David
Powlison advierte:

«No dar mayor importancia a la guerra espiritual o demitificarla por lo


general crea un pernicioso “efecto dominó”. La oración y la adoración se
vuelven formas vacías. Poco se necesita el poder y la ayuda de Dios y poco
se espera de ellos. El pecado se convierte en una psicopatología o bien en
una falta de adaptación social. La Biblia se transforma en un objeto remoto;
y no es la voz del Dios viviente. El evangelismo se considera algo casi
vergonzoso; la muerte del yo se ve como un fanatismo desagradable. La vida
normal se vuelve, bueno, normal: empleo y desempleo, casamiento y

2
Carolyn Denise Baker y Frank D. Macchia, Teología sistemática, una perspectiva pentecostal,
editado por Stanley M. Horton (Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1994), p. 210.
3
Durante la Edad Media, cuando la gente en su gran mayoría era analfabeta, la Iglesia empleaba el
arte dramático para enseñar religión. En las representaciones la virtud siempre triunfaba sobre la
maldad. Buscaban una manera de presentar a Satanás para que el siervo más ignorante pudiera
reconocerlo. Es así como entraron en escena los cuernos y la cola.
4
Esta creencia proviene de la convicción de que ya estamos en el milenio, y según Apocalipsis 20:2
durante el milenio Satanás estará atado. Es interesante notar que últimamente, con el incremento
de maldad en la tierra, este profesor está cambiando su posición.
divorcio, salud y enfermedad, economía y política, demasiado tránsito y
pronósticos del tiempo.»5

Primera información correcta: Satanás existe


Satanás está a la cabeza de un reino poderoso que se opone al reino de Dios (Lc. 11:18).
Ese reino consiste en un vasto número de seres espirituales conocidos como sus ángeles
(Mt. 25:41). A Satanás mismo se lo conoce como el que gobierna las tinieblas (Ef. 2:2), y
como tal dirige a los seres malignos para que cumplan su voluntad. Pablo caracteriza el
conflicto como una lucha contra poderes, contra autoridades, contra potestades que
dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones
celestiales (Ef. 6:12).
Pablo también describe al diablo como el dios de este mundo (2 Co. 4:4), bajo cuyo
poder el sistema conocido como el mundo funciona según los principios satánicos (Col.
1:13). Finalmente el apóstol Juan indica que el mundo entero está bajo el control del diablo
en forma activa o bien de una manera pasiva (1 Jn. 5:19).

Segunda información falsa: Darle a Satanás un lugar que no


merece
Igualmente peligroso es asignarle a Satanás un lugar, poder o autoridad mayor del que
realmente posee. Si él nos puede convencer de que goza de un nivel jerárquico que rivaliza
con Dios, empezamos a dudar del poder de Dios para guardarnos de caer en las tentaciones
del tentador. Cuando le damos a Satanás un lugar extrabíblico (cualquiera que sea),
estaremos buscando soluciones que también son extrabíblicas. Existen iglesias que hablan
más del diablo que de Aquel que lo derrotó en la cruz, y no es de sorprenderse que la gente
llegue a la conclusión de que el cristiano no puede resistir a Satanás sin la ayuda de un
especialista.
A continuación doy un ejemplo de cómo una iglesia puede desviarse dando demasiado
lugar al diablo. Un día el diácono de una iglesia me llamó para contarme lo que pasaba en
su congregación, aparentemente una congregación evangélica con sólida doctrina bíblica.
El liderazgo había asistido a un retiro donde la enseñanza fue que casi todos los problemas
del ser humano tienen su raíz en la posesión demoníaca. Empezaron a enseñar a la iglesia
este concepto. Ahora bien, la esposa del pastor principal sufría de un problema físico que
según los médicos era incurable. Los líderes de la iglesia, basándose en la enseñanza del
retiro, llegaron a la conclusión de que ella tenía un demonio, e intentaron echarlo fuera. La
mujer siguió las indicaciones de los ancianos y por fe dejó de tomar los remedios que le
había recetado el médico, pero luego de este incidente no fue curada, es decir «el demonio
no salió». Después de varios intentos de expulsar al demonio los líderes llegaron a otra
conclusión: ella debía de tener un pecado escondido, por eso el demonio no había salido.
Pasaron meses, y el liderazgo de la iglesia se dejaba guiar cada vez más por esta nueva
enseñanza. Finalmente expulsaron a la esposa del pastor y la declararon «muerta». Ella
5
David Powlison, Power Encounters: Reclaiming Spiritual Warfare (Enfrentamiento de poderes:
reconquistando la guerra espiritual)(Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 1995, p. 24.
sigue con tanta vida como usted y yo, pero una vez que estuvo «muerta», su esposo (el
pastor) se casó de nuevo con una profetisa que había aparecido en escena.
Hoy la mujer vive con unos compasivos hermanos de otra iglesia que la rescataron de la
situación. El pastor se casó legalmente con la profetisa (él siendo «viudo»), y la mayoría de
los verdaderos creyentes han salido de la iglesia, dejando a un grupo que «adoran» a su
líder y adoran sus doctrinas. Para colmo el pastor y el copastor declararon ser los dos
testigos de Apocalipsis 11.
Ahora la iglesia ha sido denunciada por la alianza de pastores de la ciudad como una
secta falsa. Es una historia de nuestros días que está ocurriendo cada vez con más
frecuencia, e ilustra el peligro que existe cuando se asigna a Satanás y a sus demonios más
poder del que realmente tienen. Lo triste del ejemplo es que sin duda el adversario estuvo
activo en la falsa doctrina, en la división de la iglesia, en la llegada de la profetisa, y en
desmantelar a una familia. Pero nadie se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde, y nadie
dio los pasos bíblicos necesarios para resistir al diablo. En este incidente también hubo
pecados generados por la carne que abrieron campo para el enemigo.

Segunda información correcta: Satanás tiene límites de


autoridad y poder
Siendo un ser creado, el diablo tiene limitaciones. A fin de conocer a nuestro enemigo,
será necesario estudiar tanto sus capacidades como sus incapacidades. Comenzamos con lo
que no puede hacer.
Antes de dar por sentado que su autoridad y poder casi alcanzan el nivel divino (vea Ez.
28:15), hay que entender que el diablo fue juzgado en la cruz: ...[Dios] desarmó a los
poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su
desfile triunfal (Col. 2:15).
En consecuencia, es importante recordar que Satanás es nuestro enemigo (1 P. 5:8). Es
cierto que es más poderoso que nosotros, pero es menos poderoso que Cristo quien vive en
el creyente (Gá. 2:20). Satanás es un espíritu creado, invisible, que no posee los atributos de
Dios aunque intenta imitarlos. Uno de los propósitos de la encarnación de Cristo fue,
precisamente, destruir las obras del diablo (1 Jn. 3:8).
En todo estudio de la batalla contra Satanás debemos tomar en cuenta las cartas del
apóstol Juan. Por ejemplo en 1 Juan 5:18 el apóstol afirma: Sabemos que el que ha nacido
de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega
a tocarlo. Satanás no tiene la autoridad ni el poder para tocar al verdadero creyente.
En este versículo el apóstol comienza con un concepto que es clave en toda la epístola:
el verdadero creyente no peca como norma de vida. Es un hecho contundente que el
cristiano sabe (griego: oida)6 intuitivamente, sin que nadie le enseñe. Hay cierto
conocimiento revelado por el Espíritu Santo que acompaña a la salvación, cosas que
sabemos cuando recibimos a Cristo. Parte de este conocimiento es que el verdadero

6
En contraste conginosko, conocer por experiencia.
cristiano no practica el pecado como norma de vida.7 Según Juan, ¡no existe ni una sola
persona que haya nacido de Dios y viva una vida caracterizada por el pecado! En forma
inmediata Juan explica por qué el creyente no vive siempre derrotado por el pecado:
...Jesucristo...lo protege. «Proteger» significa vigilar a un preso como en Mateo 27:36 y 54.
Cristo nos vigila y nos protege para que el diablo (el maligno) no nos pueda tocar.8
El siguiente paso es identificar el lo de no llega a tocarlo. Resulta claro que se trata de
«el que ha nacido de Dios», es decir cada verdadero cristiano. Pero ¿qué significa que el
diablo no puede «tocar» al creyente? ¿No hay una guerra espiritual en la vida del cristiano?
Una vez más recurrimos al sentido del griego original. «Tocar» quiere decir «atar». Es la
palabra más fuerte en el griego para expresar «tocar - japto»,9 y da la idea de sobar o palpar
con el fin de aplicar presión. NO se refiere a la mera experiencia de tocar a un individuo
como en 1 Juan 1:1, donde el apóstol emplea otra palabra que da la idea de tocar
ligeramente o tocar la superficie.
El diablo es el maligno, y como veremos hay mucho que puede hacer. Sin embargo, no
puede adherirse al creyente, sujetarlo, atarlo, ni tomar control o ser su dueño porque Cristo
guarda a sus hijos (Jn. 17:12–15; 2 Ts. 3:3; Jud. 1 y 24). El tiempo presente del verbo tocar
habla de algo invariable. La inhabilidad del diablo para tocar al creyente (japto) es
constante. Como si eso no bastara, el no de no llega a tocarlo es absoluto y expresa la total
imposibilidad del diablo de agarrarse del creyente, no porque no desee hacerlo sino porque
no puede.
Además, es posible resistir a Satanás (Stg. 4:7–8) y vencerlo (Ap. 12:11). Su destino
está sellado. El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser
expulsado (Jn. 12:31). El fuego eterno, según Cristo, está preparado para el diablo y sus
ángeles (Mt. 25:41). Finalmente el último libro de la Biblia afirma que:
...el diablo... será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán
sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos
(Ap. 20:10)
Por lo tanto podemos afirmar que:
1) Satanás no es omnipresente.10 Puede estar en un solo lugar a la vez. La
omnipresencia es un atributo reservado sólo para Dios. Por ejemplo, debido

7
Hasta muchos inconversos saben cómo ha de vivir el cristiano. Prueba de ello es la pregunta que
se escucha a menudo ¿y tú te llamas cristiano cuando vives de esta manera?
8
Satanás es conocido como el maligno en Mt. 5:37; 13:19 y 38; Jn. 17:15 y probablemente Mt.
6:13.
9
Veamos varios usos del griego japto en la Biblia: Jn. 20:17 no me retengas (VP) o no me agarres
(BLA). 1 Co. 7:1 No tocar mujer (BLA) es decir No casarse (VP). 2 Co. 6:17 No toquen nada impuro;
Gn. 20:6 cuando el rey Abimelec quiso tomar a Sara para que fuera su mujer, Dios habló en un
sueño al rey: ...yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras (LXX).
10
Omnipresente: estar presente en todas partes al mismo tiempo con la totalidad de su ser.
a esta limitación del enemigo, es posible que la mayoría de nosotros nunca
hayamos tenido un contacto personal con el diablo. Los únicos personajes
bíblicos, según la Palabra de Dios, que se enfrentaron personalmente con
Satanás son: Eva (Gn. 3:1); David (1 Cr. 21:1); Jesús (Mt. 4); Pedro (Mt.
16:23; Lc. 22:31); Ananías (Hch. 5:3); Pablo (2 Co. 12:7; 1 Ts. 2:18); Judas
(Jn. 13:27); el arcángel Miguel (Jud. 9). En cambio, Cristo es accesible
instantáneamente a todos los que invocan su nombre (Ro. 10:13), y es
poderoso para ayudarlos en cualquier parte del mundo (He. 4:16; 7:25).
Recordemos que el único ser omnipresente es Dios mismo.
2) Satanás no es omnisciente.11 Por más inteligente que sea, el conocimiento
de Satanás es limitado. El apóstol Juan nos recuerda:
Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas,
porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo
[Satanás].
(1 Jn. 4:4)
Satanás posee mucho conocimiento, sabe más que cualquier ser humano, pero no es
omnisciente. Ahora bien, todo ser humano posee una habilidad innata para deducir ciertas
cosas, incluyendo lo que (tal vez) está dentro del corazón o la mente de otra persona. Parte
del genio de la psicología moderna es su intento de conocer los motivos guardados en
lugares secretos de la mente humana. A veces los psicólogos tienen razón y otras veces
están totalmente equivocados, y otras tantas ni ellos mismos saben la diferencia. Todo
intento (aun de los psicólogos más sabios) por penetrar la mente sigue siendo una conjetura,
porque ningún ser humano tiene la habilidad de leer la mente de otro. Es por los gestos, las
expresiones, las miradas, etc., que podemos deducir los pensamientos. Por ejemplo, muchos
esposos después de años de matrimonio y por conocerse íntimamente, saben más o menos
lo que el otro está pensando sin que éste diga ni una sola palabra.
Los demonios poseen los mismos recursos, pero siendo espíritus son más inteligentes
que nosotros. Sin embargo, ellos siempre están adivinando, porque ni los demonios ni el
diablo mismo pueden leer la mente del ser humano.
Note lo que la Biblia dice acerca de Dios: SEÑOR, tú me examinas, tú me conoces. Sabes
cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis
trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la
palabra a la lengua cuando tú, SEÑOR, ya la sabes toda (Sal. 139:1–4). En la Biblia no
encontramos una descripción similar de Satanás. Es muy inteligente, es organizado, cuenta
con miles de demonios para cumplir sus propósitos, y de alguna manera tiene acceso a la
mente del hombre, pero en ninguna parte la Biblia insinúa que puede leer los pensamientos.
Es más bien la Palabra de Dios que penetra y discierne lo que está en el corazón del ser
humano (He. 4:12).
Además, Satanás tampoco conoce el futuro. Al ser humano le fascina predecir el futuro.
Cada año abundan las profecías y pronósticos, tanto cristianos como seculares. El concepto
de que el hombre busque el conocimiento del futuro al margen de Dios es una idea antigua

11
Omnisciente: saber todas las cosas reales y posibles sin tener que esforzarse.
que comenzó con los primeros seres humanos: ...Dios sabe muy bien que, cuando coman de
ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios (Gn. 3:5).
Hace varios años me invitaron a predicar en una iglesia. Mi esposa y yo nos
hospedamos en casa de uno de los diáconos, un hombre casado, con un hijo y dos hijas.
Durante la semana, cada noche regresábamos a la casa para tomar café y conversar. Al
tercer día entramos en confianza y la familia comenzó a contarnos sobre una profetisa que
practicaba la magia blanca12 y predecía eventos del futuro que, aparentemente, se
cumplían.13 La familia empezó a regir su vida de acuerdo a las predicciones de aquella
profetisa. Me aseguraron que ella era una verdadera cristiana y que, aunque no asistía a
ninguna iglesia, leía la Biblia y oraba. De las muchas profecías que nos contaron, les
comparto sólo una. El prometido de la hija menor de la familia era soldado y se encontraba
en acción en plena guerra. Puesto que la profetisa predijo «no le pasará nada», la familia
dejó de orar por él. Mi esposa y yo salimos de aquella conferencia preocupados, pero por
ser tan jóvenes en ese entonces no nos atrevimos a hacer nada. Años más tarde en Bolivia
me encontré con el pastor. Le pregunté por la familia que habíamos conocido y en forma
especial por el novio de la hija. Me explicó con palabras cortantes que el joven había
muerto por la explosión de una granada, y que tuvieron que disciplinar y luego expulsar a
toda la familia por herejes. «Hoy» siguió el pastor, «forman parte de una secta extremista.
Han dejado totalmente la verdad del evangelio».
Satanás intenta convencernos de que conoce el futuro, pero no es así. Es inteligente,
sabe interpretar ciertas señales, pero nunca deja de ser lo que meramente intuye o adivina.
Sólo Dios conoce el futuro.
3) Satanás no es omnipotente.14 Hay un solo todopoderoso, el verdadero Dios
(Gn. 17:1; Ap. 19:6). Recordemos que Satanás es un enemigo ya juzgado y
derrotado (Gn. 3:15; Jn. 12:31; 14:30; 16:11; Col. 2:14–15; 1 Jn. 4:4; 5:19;
Ap. 12:9; 20:2, 10) y aun el abundante poder que ejercita siempre está bajo
el poderío divino de Dios (Job 1:12). Mientras estamos en la tierra siempre

12
ACENA (Academia Europea de Naturopatía) explica que la magia blanca «es la destinada para
hacer el bien, a beneficiar al operador o brujo, o a otra persona». Es el uso de encantaciones y
hechizos para beneficiar a la gente.
13
Algunos eventos eran difíciles de comprobar, como por ejemplo «si tu hijo no vende su moto se
accidentará». Al mismo tiempo es importante saber que aun en el caso de que se cumpla una
profecía, no significa que el profeta sea genuino: Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o
visionario, y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice:
“Vayamos y rendir culto a otros dioses”, dioses que no has conocido, no prestes atención a las
palabras de ese profeta o visionario. El SEÑOR tu Dios te estará probando para saber si lo amas con
todo el corazón y con toda el alma. Solamente al SEÑOR tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple
sus mandamientos, y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él. Condenarás a muerte a ese profeta o
visionario por haberte aconsejado rebelarte contra el SEÑOR tu Dios…(Dt. 13:1–5).
14
Omnipotente: todopoderoso y capaz de hacer cualquier cosa consecuente con su propia
naturaleza.
habrá una lucha con Satanás (Ef. 6:10–18), pero el omnipotente Dios por
medio de Jesucristo ha quebrado su poder.

Capítulo tres

Las trampas del diablo

...para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus


artimañas
(2 Corintios 2:11)

D urante el conflicto del golfo pérsico el mundo entero experimentó una guerra de
primera mano. Día tras día por televisión veíamos las bombas teledirigidas, los misiles y las
interminables entrevistas con los protagonistas. Pero antes de ir a la batalla, el ejército de
los aliados ya tenía su plan de batalla, su modus operandi. Lo que vimos, entonces, fue el
cumplimiento de un plan trazado por las mejores mentes militares de nuestra época. En
nuestra batalla espiritual, Pablo explica que nuestro adversario también tiene sus estrategias
conocidas como asechanzas (Ef. 4:14 y 6:11 RV) y artimañas (2 Co. 2:11).Asechanza1 es
una estrategia que emplea engaños, fraudes y todo tipo de maldad. Su definición técnica es
«el manejo de un tema de manera ordenada». Entonces, las asechanzas del diablo están bien
organizadas, bien pensadas, y siempre con el fin de engañar y seducirnos a hacer el mal
usando métodos clandestinos y perversos.

La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar
a Dios por esfuerzo propio

Artimaña tiene que ver con la intención del corazón. Pablo nos explica que es posible
conocer cuál es el plan de batalla de Satanás y cuáles son sus intenciones. No debemos
entrar en la pelea sin estar al tanto de la estrategia y de las intenciones de nuestro enemigo.
La Biblia, nuestra fuente de información fidedigna, nos brinda riqueza de información

1
Esta palabra en el griego esmethodeía, de donde proviene el término «metodología». En el
Nuevo Testamento sólo aparece en Ef. 4:14 y 6:11.
sobre el enemigo para que estemos sobre aviso y alerta (1 P. 5:7–8) a fin de que no nos
gane ventaja.
En los próximos capítulos examinaremos los nombres del diablo, varias maneras en que
el ser humano facilita su trabajo, y cómo Satanás gana ventaja sobre nosotros en la guerra
espiritual. Primero veremos otras de sus actividades y malas obras.

Crear religiones falsas –idolatría


A la ciudad de Corinto se la reconocía como centro de libertinaje e idolatría. Estaba
llena de templos paganos donde rendían culto a Afrodita, la diosa del sexo. Pablo escribe la
carta de 1 Corintios con instrucciones sobre varias cuestiones, incluyendo la relación entre
la idolatría y los demonios:
...lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, no a Dios; y no
quiero que seáis partícipes con los demonios
(1 Co. 10:20 LBLA)
Satanás ha estado presente desde el comienzo mismo de la primera religión falsa.
La religión falsa es cualquier intento, por más sincero que sea, de llegar a Dios por
esfuerzo propio.2 Lo advertimos en la historia de Caín y Abel. Caín intentó agradar a Dios
por esfuerzo propio, mientras que Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín,
un sacrificio por la fe (He. 11:4).
El designio del maligno es desviar el corazón humano de la adoración al verdadero
Dios. A causa del pecado el hombre tiene un sentir innato de que existe una distancia entre
él y Dios. El diablo se aprovecha de este hecho e insta al hombre a procurar cerrar la brecha
con sus propias obras. El resultado es la idolatría. El diablo sabe que mientras que el ser
humano rinda culto a otros dioses, no puede adorar al verdadero Dios. Cuando otra cosa
toma el lugar de Dios en la vida, el corazón está dividido y el diablo está contento.
Para ser un objeto de adoración, un ídolo no tiene que ser, necesariamente, una estatua
hecha de madera u otro material. Bien puede ser una religión (o creencias) que hace sentir
bien a la persona o está de acuerdo con un estilo de vida anhelado. Incluso es posible
colocar a un ser querido en el lugar reservado para Dios en la vida. De modo que un ídolo
es cualquier persona, cosa, movimiento, adicción o ideología a que uno acude para recibir
respuestas a las preguntas básicas de la vida: la paz, la felicidad, el sentido de la vida o mi
valor como persona. En fin, es algo que toma el lugar de Dios en mi vida.

Impedir la obra de Dios


Pablo fundó la iglesia de Tesalónica durante su segundo viaje misionero (Hch. 17). Por
motivos que nos resultan desconocidos, tuvo que abreviar su visita a Tesalónica pero
mandó a Timoteo en su lugar (1 Ts. 3:1–3). Timoteo volvió con un informe que incluía la
noticia de que algunos se sentían tentados a volver a los vicios paganos (4:1–18). A raíz de
la persecución que sufrían y la ausencia del apóstol, algunos pusieron en tela de juicio los

2
Otra definición de religión falsa es el intento humano de apaciguar la ira de Dios.
motivos y el carácter de Pablo. El apóstol escribe para asegurar a los creyentes que él
anhelaba visitarlos: Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté
ir—, pero Satanás nos lo impidió (1 Ts. 2:18). No sabemos los métodos del enemigo que
obstaculizaron la ida de Pablo a Tesalónica. Pero es importante notar que Satanás sólo lo
impidió; no lo imposibilitó de manera total. Pablo buscó alternativas, envió a Timoteo para
que ministrara a los cristianos en Tesalónica. Luego les ministró por medio de las dos cartas
que conocemos como 1 y 2 Tesalonicenses.
En 1975 nos invitaron a celebrar una cruzada de tres semanas en un país
centroamericano. Era el proyecto más ambicioso que nuestro equipo evangelístico había
intentado hasta aquel entonces. Antes que se hubiera perfeccionado el sistema de satélites,
el plan era enviar los mensajes evangelísticos a la emisora radial HCJB en Quito para
retransmitirlos por onda corta a todo el continente. Habíamos contratado emisoras en casi
todos los países de habla hispana para tomar la señal de HCJB y, en vivo y en directo,
emitirla localmente.
¡Nunca experimentamos tanta resistencia! Fue la primera vez que yo pude «sentir» la
maldad en un lugar. Era difícil de explicar, pero todos coincidíamos. Menciono sólo
algunas de las maneras en que Satanás intentó impedir el proyecto: El hijo de uno de los
técnicos de HCJB en Quito fue atropellado brutalmente por un auto en Quito. Falleció mi
suegra. Llegaron noticias de que la hermana de nuestro maestro de ceremonias tenía cáncer.
Un hombre que había llegado de México especialmente para ayudar durante la cruzada, fue
enviado de regreso a su casa por deshonestidad. Se descubrió que dos miembros del comité
ejecutivo de la cruzada estaban viviendo en adulterio. Hubo varias enfermedades,
accidentes y persecución local. Después de la cruzada un grupo evangélico no dejó de
atacarnos por tratar de testificarle al presidente del país.
Satanás hizo todo lo posible para frenar la predicación del evangelio y muchos
sufrieron; sin embargo, Dios prevaleció y hubo gran bendición.
Cuando decidimos escribir este libro, mi esposa y yo apartamos una semana para
dedicarla al primer borrador. Un amigo nos prestó una cabaña a fin de que hubiera
tranquilidad para poder concentrarnos en el material. Una semana antes de salir mi esposa
se enfermó y no mejoraba. Dos días antes de salir caí con un resfrío terrible. Previamente
había preparado varias partes del libro y las había grabado en un disquete. Cuando llegamos
a la cabaña para iniciar el trabajo, la computadora no podía leer los archivos. Hasta el día
de hoy no hay una explicación. Además, el programa de la computadora no reconocía la
impresora (tampoco hay explicación). Durante la semana surgieron varios problemas
urgentes en la oficina los cuales ocuparon mucho de mi tiempo y energía por teléfono.
Cuando regresé, el administrador de nuestro equipo evangelístico me dijo que hacía años
que no había experimentado una semana con tantas crisis.
Está clara la lección: Cuando uno está trabajando para extender el reino de Dios, debe
prepararse para resistir ataques satánicos. ¿Cómo prepararse? ¿Es algo mágico? No, sino
que hay que seguir el consejo de Santiago, Pablo y Pedro en los pasajes explicados más
abajo. En nuestro caso, hicimos lo mismo que Pablo: el Señor nos dio otras vías para
cumplir su voluntad y terminar este libro.

Perseguir al pueblo de Dios


A la iglesia en Esmirna, conocida como la iglesia perseguida, el apóstol Juan dice: Te
advierto que a algunos de ustedes el diablo los meterá en la cárcel para ponerlos a
prueba(Ap. 2:10).3 Para impedir la extensión del reino de Dios, Satanás usará los reinos
humanos para perseguir a los creyentes fieles. Es notable, sin embargo, que aun en tales
circunstancias, Dios es soberano. En el caso de los creyentes en Esmirna, Dios no prohibió
la encarcelación sino que explicó el propósito —ponerlos a prueba— y los instruyó para
actuar: Sé fiel hasta la muerte (2:10).
Todo estudio del tema de Satanás tendría que incluir el libro de Job. Una vez más Dios
tenía un propósito al permitir que la vida del siervo de Jehová fuera entregada en manos de
Satanás. El propósito era vindicar el carácter de Dios ante las acusaciones del diablo.
Para el creyente es imperioso saber que: 1) Satanás perseguirá al pueblo de Dios. 2) Sin
embargo, todo lo que hace está bajo la soberanía y permiso de Dios. 3) Aun así Dios tiene
sus propósitos eternos al permitir las aflicciones. 4) El creyente es responsable ante Dios de
responder bíblica y espiritualmente frente a las asechanzas del enemigo.

Obrar para quitar la palabra sembrada en el corazón


En la parábola del sembrador (Mt. 13:1–9; 18–23) el Señor Jesús explica cómo será la
predicación del evangelio. En el versículo 19 encontramos que el mismo Satanás perturbará
la vida de algunos para que no reciban la semilla del evangelio: Cuando alguien oye la
palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en
su corazón (Mt. 13:19). El poder invisible detrás de toda incredulidad es nuestro enemigo.
Para poder descubrir cómo el enemigo efectúa su obra debemos volver al texto bíblico.
Es notable que la palabra cayó junto al camino, un lugar pisoteado por los peatones. El
problema no tiene que ver con el mensaje ni con el sembrador sino con la tierra. Da la idea
de que el terreno se ha hecho duro y resistente, lo cual facilita el trabajo de las aves.
El príncipe de este mundo emplea varios agentes para endurecer los corazones y así
asegurar que la palabra no penetre. Para los hindúes son los millones y millones de dioses a
quienes rinden culto. Es fácil y común que un hindú reciba a Cristo como uno de muchos
caminos pero no como el único (Jn. 14:6). Para el budista es el temor a los espíritus malos.
Para el moro es Alá porque, según el musulmán, Jesús es simplemente un profeta
respetado. Para el intelectual hay una variedad de filosofías que provocan su imaginación:
el racionalismo, el ateísmo, el marxismo, el humanismo, la nueva era, etc. Para otros lo que
ha endurecido el corazón es un desengaño del pasado o una mala experiencia con el
verdadero cristianismo.

Obrar para hacer ciegos a los inconversos


El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz
del glorioso evangelio de Cristo (2 Co. 4:4). Satanás emplea a los falsos maestros para
promover inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1) y contradecir la clara

3
Además, bajo ciertas circunstancias, la iglesia entrega a un pecador no arrepentido a Satanás (1
Co. 5) para que éste efectúe sus ataques sin la protección, ayuda y consolación de la iglesia. El
propósito es que se arrepienta y que su espíritu sea salvo (v. 5).
enseñanza de la Biblia. Se puede resumir la diversidad de doctrinas erróneas de esta
manera: Satanás hace que la gente crea que son suficientemente buenos e irán al cielo por
sus buenas obras.
Además cuenta con la ayuda de sus aliados: la carne y el mundo. Para cegar la mente de
los inconversos el diablo emplea las dudas, el prejuicio, la terquedad, el amor al mundo, el
amor al pecado, el temor de lo que pensaría la familia y mil cosas más.
Quienes siguen al diablo activamente o bien de una manera pasiva, lo han hecho su
dios. Nadie puede servir a dos maestros. La Biblia resume la obra de Satanás diciendo que
actúa de tres maneras: ciega la mente (2 Co. 4:4), embota la mente (2 Co. 3:14), arrebata la
semilla (Mt. 13:19).

Tener influencia en la vida de los seres humanos con


designios malignos
Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón,
para que traicionara a Jesús (Jn. 13:2). La Biblia relata por lo menos cinco ejemplos de
cómo los espíritus malos influyen en la vida de los seres humanos: 1) El espíritu maligno
de parte de Dios4 se apoderó de Saúl (1 S. 18:10; 16:14). Como resultado, el rey fue
atormentado y desvariaba en medio de la casa y arrojó una lanza a fin de matar a David. 2)
Satanás incitó a David a que hiciera el censo de Israel (1 Cr. 21:1; 2 S. 24:1). El resultado
fue que murieron 70.000 personas a causa del pecado de David.5
3) Un espíritu malo indujo al rey Acab a pelear en Ramot de Galaad (1 R. 22:19–23). La
consecuencia fue que el rey tomó parte en una batalla que no debería haber peleado, y
murió. 4) Judas, que tenía historia de ser ladrón (Jn. 12:6), obedeció las influencias
satánicas y entregó al Señor Jesús (Jn 13:27; Mt. 26:47–48). 5) Finalmente, Ananías, con
una mezcla de deseo de poder y avaricia cedió a los ataques satánicos en (Hechos 5:3). El
resultado fue que tanto él como su esposa perdieron sus vidas.

4
Hay todo tipo de explicaciones de cómo este espíritu malo pudiera venir de Dios. Hasta algunos
han acusado a Dios de emplear a Satanás a hacer su trabajo sucio. Probablemente la mejor
manera de entender el pasaje, tomando en cuenta que Dios es soberano, es que el espíritu es de
Dios en el sentido de que Él tiene un plan divino en permitir que el espíritu atacara a Saúl.
5
2 Samuel 24:1 relata que fue Dios quien incitó a David mientras que 1 Crónicas 21:1 dice que
Satanás incitó al rey. Es probable que el corazón de David en ese momento estaba lejos de Dios,
como lo estaba en el caso de Betsabé. El enemigo se aprovechó de la oportunidad para instigar el
censo que hasta Joab sabía que traería severas consecuencias: ¿Por qué ha de hacer algo que
traiga la desgracia sobre Israel? (1 Cr. 21:3). Del relato en 2 Samuel 24 sabemos que se había
encendido la ira del Señor contra el pueblo de Israel y buscaba la oportunidad de castigar a Israel
por sus pecados. En el caso de Job usó la acción del enemigo para vindicar su carácter y en este
caso la usó para sancionar a su pueblo. Es evidente que Dios no es el autor de la maldad (Stg.
1:13–15), pero al mismo tiempo permitió que Satanás tentara a David y usó esa tentación para sus
propósitos divinos (Ex. 4:21; 1 S. 2:25; 1 R. 22:20–23; Job 1:12; Ez. 14:9; Hch. 4:27–28). Satanás es
una criatura subyugada a la soberanía de Dios.
Entrar en ciertos individuos y controlarlos
Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él (Jn. 13:27; Lc. 22:3). En el
caso de Judas, se habla de un paso más allá de la influencia de Satanás. El enemigo entró en
él y Judas no solamente entregó al Señor sino que además se suicidó.
La Biblia explica que hay ataques directos e indirectos de Satanás en contra del ser
humano. Lo que comúnmente llamamos «estar endemoniado» es el ataque directo. En mis
archivos tengo libros, manuales y cuestionarios que se han escrito para averiguar cómo
entran los demonios en una persona. Sin embargo, no existe en la Biblia ni una sola pista
sobre cómo entran los espíritus malos en el ser humano. Mi conclusión es que para resistir a
Satanás no es necesario tener tal información, sino la Biblia, la Palabra revelada de Dios,
nos lo hubiera dicho. Muchos han especulado diciendo que el contacto con Satanás (la
brujería, la astrología, los juegos satánicos, la magia negra, la magia blanca, la idolatría,
etc.) son las causas de que una persona esté endemoniada. Sin embargo, es interesante notar
que el pueblo judío vivía siempre en medio de todo eso y más todavía, pero ni una vez se
sugiere en la Biblia que esa fue la causa de sus problemas o de posesión por parte de los
demonios o que la solución fuera echar fuera a los demonios. La verdad es que no se sabe
cómo entran los demonios en ciertos individuos.
Pasando al Nuevo Testamento, la frase «posesión demoníaca» no se encuentra en el
griego original. La encontramos por primera vez en los escritos del historiador Flavio
Josefo en el segundo siglo. Nuestra frase posesión demoníaca es una derivación de tres
palabras del Nuevo Testamento: Daimonion exon (16 veces) y significa a alguien que tiene
un demonio con las resultantes secuelas físicas y emocionales. Daimonizomai (13 veces) es
un verbo que significa estar demonizado. Conlleva la idea de control y dominio sobre la
víctima. Ojlouménous, empleado una sola vez en Hechos 5:16, atormentadas por espíritus
malignos. Esta última palabra también se encuentra en la literatura secular en el primer
siglo, donde hace énfasis sobre el tormento producido por un espíritu maligno.
De una manera que la Biblia no explica totalmente, un espíritu maligno entra en un
individuo y controla las facultades y el cuerpo en contra de su voluntad a fin de
atormentarlo. Pareciera que la característica principal es una nueva personalidad en la
víctima donde el demonio emplea al individuo como vehículo para sus propios
pensamientos, palabras y acciones.
Por un momento consideremos los síntomas de la posesión demoníaca. En primer lugar
encontramos varios efectos en el cuerpo, tales como ceguera (Mt. 12:22–29), mudez (Mt.
9:32); incapacitación (Lc. 13:11–16). No debemos ser dogmáticos, pero es posible que si un
médico pudiera examinar a las víctimas de la posesión demoníaca, no podría encontrar una
causa orgánica.
Además los demonios a veces se encuentran en episodios sobrenaturales. Por ejemplo
en Marcos 1:24 el demonio conoce la identidad de Jesús. Es notable que el demonio echó
su víctima al suelo. Advertimos en Mateo 8:28–34 que el perjudicado poseía una fuerza
sobrenatural y rompió las cadenas. Aparentemente la muchacha en Hechos 16:16 tenía
cierta habilidad psíquica.
El demonio causa comportamiento antisocial. En los relatos de la Biblia encontramos
personas corriendo desnudas, gritando o lastimándose a sí mismas. Luego hay
manifestaciones en la vida mental y emocional, como por ejemplo depresión o
enfermedades mentales. Al jovencito en Mateo 17:15 se lo llama lunático (RV). Algunas
versiones traducen epiléptico, ya que, tanto aquí como en Marcos 9:17–18, los síntomas
son semejantes a los de la epilepsia.6 El resultado del ministerio de Jesús cuando echa fuera
los demonios es alivio del que ha sido sanado, paz, la restauración de habilidades mentales
o físicas. Los endemoniados no son culpables de las aflicciones. Algo realmente
significativo es que la posesión demoníaca siempre está ligada a manifestaciones físicas y
mentales y no al pecado. Es decir que nadie está esclavizado moralmente (en pecado)
debido a la presencia de uno o más demonios. Por lo tanto, la solución para el problema del
pecado, según la Biblia, no es echar fuera un demonio. El remedio es, más bien, el
arrepentimiento, la confesión de pecados y la fe en Dios.
Las veces que en el NT la posesión demoníaca aparece vinculada con el pecado, el
acusador está equivocado. En Mateo 11:18 los fariseos acusaron a Juan el Bautista de tener
un demonio en vista de su «fanatismo» (véase Lc. 7:33). Acusaron al mismo Jesús de
blasfemia, alegando que echaba fuera los demonios por el príncipe de los demonios y que
tenía un espíritu inmundo (Mr. 3:20–30; Jn 7:20; 8:48–52; 10:20).
En Apocalipsis 9:20–21 se condena a quienes adoran a los demonios, hacen culto a los
ídolos y practican la hechicería. En el mismo capítulo se explica por qué: no se
arrepintieron de sus malas obras. Es también notable que Pablo explica que la hechicería
es obra de la carne (Gá. 5:20).
Sin embargo, ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? no es un manual de cómo
echar fuera los demonios sino sobre cómo resistir a Satanás y sus aliados y presentar la
guerra espiritual como un estilo de vida.

Ser autor de señales y prodigios mentirosos


(2 Ts. 2:9–11)
No sabemos los límites del poder del diablo para hacer señales y prodigios falsos, pero
las manifestaciones serán suficientemente milagrosas como para hacer que el mundo entero
un día adore al anticristo como si fuera Dios (Ap. 13:8).

6
Es notable que la Iglesia Católica reconoce cuatro características de un endemoniado: 1)
Conocimiento de un idioma desconocido a la víctima; 2) conocimiento de cosas secretas; 3)
demostración de fuerza sobrenatural; 4) una aversión a las cosas de Dios.
Capítulo cuatro

Cómo identificar a Satanás

Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el


principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no
hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es
mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!
(Juan 8:44)

E n la Biblia el nombre de un individuo era de suma importancia. Hablaba del


carácter y algunas veces de los sueños de sus padres. Los apóstoles cambiaron el nombre de
José de Chipre a Bernabé (hijo de consolación), para así reflejar el carácter y ministerio de
este siervo de Dios (Hch. 4:36). El nombre Jesucristo revela mucho acerca del hombre que
murió en la cruz. Jesús significa Salvador, y es el nombre personal o humano del Señor.
Cristo es su nombre oficial, traducción griega de la palabra hebraica Mesías, que significa
ungido. Lo mismo sucede con el enemigo. La Biblia emplea varios nombres que revelan no
solamente el carácter del diablo sino también sus propósitos y obras. Estudiaremos sus
nombres uno por uno.

El diablo
Diablo significa acusador o calumniador (Mt. 4:1; 13:39; 25:41). Este nombre señala
algo importante acerca de su estrategia. Las acusaciones son su primera estrategia para
mantener al creyente lejos de Dios.
1) Acusa al hombre frente a Dios (Ap. 12:10). Para investigar esta parte de su
estrategia es vital leer Job 1:6–12 y 2:1–6, donde encontramos al diablo rodeando la tierra
buscando a quién devorar (1 P. 5:8). El argumento satánico es sencillo; hablando a Dios
dijo: «Por supuesto que una persona como Job te sirve porque le has dado todo en
abundancia, pero si quitaras la mayoría de lo que tiene, dejaría de servirte». 1 Satanás acusó
a Job ante Dios, y así consiguió autoridad sobre sus bienes materiales y su familia. La
estrategia de Satanás es explorar hasta encontrar debilidades en los seres humanos, y
entonces aprovecharse de ellas. En el caso de Job, Satanás llegó a la conclusión de que el
punto vulnerable era sus vastas posesiones y su querida familia, por quien siempre oraba

1
Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! (Job
1:11).
(Job 1:5). Sin embargo, Satanás estaba equivocado, pues a pesar del consejo de sus amigos
y la áspera reacción de su esposa, Job siguió fiel a Dios.2
No sabemos cuántas veces nuestros nombres han aparecido ante Dios como personas
que se volverían contra Él si tan sólo.... Tenemos un adversario que tiene buena idea de
nuestras debilidades y sabe cuándo pedir permiso para incursionar allí. Sin embargo, Dios
insiste en que el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo (1 Jn.
4:4), y no dará permiso para que Satanás nos tiente más de lo que podemos resistir (1 Co.
10:13).
En Zacarías 3:1–4 encontramos al diablo acusando al sumo sacerdote Josué de ser un
pecador indigno para ministrar. El adversario sabe que si el sumo sacerdote es indigno,
entonces no existe esperanza para el pueblo. En lenguaje simbólico pero sumamente
significativo, Jehová mismo reprende a Satanás y le asegura que los pecados de este
hombre de Dios le fueron perdonados.3 Dios mismo, con la sangre de su Hijo (1 Jn. 1:7),
reprende al diablo cuando éste acusa al hombre por su estado pecaminoso. En efecto, lo que
Dios le dice al acusador es que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo
Jesús (Ro. 8:1 RV).
Recordemos cuando el diablo se presentó ante Dios pidiendo permiso para poner a
prueba la fidelidad de Simón Pedro (Lc. 22:31).4 No debemos esperar menos para nosotros.
Todo cristiano es representante del reino de Dios y debe esperar que Satanás lo acuse ante
Dios.
2) Acusa a Dios ante los hombres. Satanás es hábil para tergiversar los dichos, los
hechos y la persona de Dios frente al hombre. El primer ejemplo lo hallamos en el jardín
del Edén: ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese
árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal
(Gn. 3:4–5).
Solamente Satanás con toda su astucia puede tomar los atributos divinos (la justicia, la
fidelidad, la bondad, su inmenso amor, etc.) y presentarlos fraudulentamente ante los seres
humanos. Los modifica lo suficiente para que el incauto quede embaucado de tal forma que
ya no sabe si puede confiar en Dios enteramente. Es tan sutil el cambio, que muy pocos lo
notarán.
Usted quizá pregunte: ¿cómo lo hace Satanás? La Biblia no contesta directamente la
pregunta. Sabemos que el enemigo indujo a David a desobedecer a Dios haciendo un censo
del pueblo de Israel (1 Cr. 21:1). No explica cómo lo hizo, pero en otros pasajes de la
Biblia resulta evidente que era posible vencer la tentación y no pecar contra Dios. En Mateo
4:3 Satanás se acercó a Jesús para tentarlo. Eva fue engañada por la astucia de la serpiente
(Gn. 3:1–6). Pablo temía que los tesalonicenses fueran inducidos al pecado por el tentador
2
El SEÑOR ha dado; el SEÑOR ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del SEÑOR!(Job 1:21).He aquí,
aunque él me matare, en él esperaré(Job 13:15 RV).
3
Así que el ángel les dijo a los que estaban allí, dispuestos a servirle: «¡Quítenle las ropas sucias!»
Y a Josué le dijo: «Como puedes ver, ya te he librado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas
espléndidas»(Zac. 3:4).
4
En Lucas 22:31 la forma del griego es plural, «zarandearlos». El plural nos muestra que el diablo
pidió permiso para cribar (sacudir) a todos los apóstoles y no solamente a Pedro. Sabiendo que
Pedro iba a negarlo públicamente, Jesús le aseguró que oraría por él.
(1 Ts. 3:5). Queda claro que Satanás es astuto y puede inducir, atacar y tentar, pero al
margen de ciertos ejemplos ya dados la Biblia, nuestra autoridad, no indica cómo lo hace.
Si la Biblia no especifica cómo es porque no es necesario saberlo. A mi criterio, en vez de
hacer una pesquisa que nos lleve a especulaciones y medios no bíblicos, es preferible
centrarnos en cómo no caer en las trampas del diablo y cómo no darle cabida en nuestras
vidas.
Otra pregunta que surge es: ¿tiene Satanás la habilidad de implantar pensamientos que
son contrarios a la Palabra de Dios, incluso en la mente de los creyentes? Entre los teólogos
las opiniones están divididas. Quienes creen que el diablo no posee acceso a la mente
humana, opinan que Satanás y sus demonios nos oprimen externamente a fin de cambiar
nuestros pensamientos, pero que no introduce los pensamientos.
Admito que una conclusión definitiva es difícil, pero doy mi perspectiva tomando en
cuenta una de las finalidades de este libro: no exagerar ni subestimar el rol del diablo en
nuestras vidas. Es mi opinión —basada en la Escritura— de alguna manera Satanás sí tiene
entrada a nuestras mentes. Es más fácil sostener que tiene entrada a las mentes de los
inconversos. Por ejemplo en Job 1:12–17 el enemigo estuvo detrás de las acciones de los
sabeanos y los caldeos. En 1 Reyes 22:19–23 hallamos a un espíritu, es decir un agente de
Satanás enviado por Dios a fin de seducir (v. 20) a Acab y a los falsos profetas. Sin
embargo, es más problemático en el caso de los creyentes. No obstante, podríamos estudiar
pasajes como 1 Crónicas 21:1 donde la Biblia insiste en que Satanás incitó a David a pecar.
Los dardos encendidos de Efesios 6:16 parecen ser dudas sembradas por el diablo.
Sin embargo la Biblia no dice cuál es la frecuencia de tales pensamientos y nos advierte
en contra de atribuir al diablo todos los pensamientos que contradicen a las Escrituras (Stg.
1:13–15). Tampoco es nuestra intención descartar la innegable posibilidad de que Satanás
también emplee circunstancias externas para seducir al creyente a cambiar su manera de
pensar.
En los siguientes ejemplos (todos verídicos), note cómo el acusador tuerce la obra de
Dios, la Palabra de Dios o tergiversa la imagen que una persona tiene de Dios.
El diablo emplea el trasfondo de la persona y le dice: «No existe perdón para ese
pecado». «Dios está enojado contigo». «Después de todo lo que hiciste, tú no eres digno».
«Dios no tiene interés en ti; eres insignificante».
También utiliza falsa enseñanza y da preponderancia al razonamiento humano: «Tienes
que ser digno de acercarte a Dios». «Dios no te dejaría sufrir; tiene que haber un pecado
escondido en tu vida». «Tú tienes derecho a mucho más de lo que Dios te ha dado».
Refiriéndose a una relación adúltera: «Dios es un Dios de amor; no te privará de este
hombre». Quizá el peor de todos: «No puedes confiar en Dios. Él no te escucha».
De una u otra manera, Satanás tuerce la Palabra, la persona de Dios o el proceder de
Dios para acusarlo frente al hombre. Su meta es que el cristiano pierda su confianza en
Dios y llegue a conclusiones equivocadas acerca del cuidado, perdón o salvación de Dios.
De esa manera el ser humano vivirá confundido, frustrado, justificando su pecado o
intentando purgar su propio pecado.
Por supuesto el antídoto para las representaciones falsas de Satanás es la irrebatible
verdad. Hay perdón en la sangre de Cristo (Sal. 32; 51; 103; 1 Jn. 1:7, 9). El enojo justo de
Dios cayó sobre su Hijo Jesucristo en la cruz del Calvario, donde se efectuó la
reconciliación entre el hombre y Dios (2 Co. 5:17–20). Es cierto que no soy digno, pero
también es cierto que Cristo es digno y Dios me ve a través de su Hijo (Ro. 5:1; 8:1). Un
sabio maestro de la Palabra de Dios expresó: «Cada vez que Satanás me recuerda mi
pasado, yo le recuerdo su futuro».

El tentador
La Biblia también presenta a Satanás como el tentador. Por eso, cuando ya no pude
soportarlo más, mandé a Timoteo a indagar acerca de su fe, no fuera que el tentador los
hubiera inducido a hacer lo malo y que nuestro trabajo hubiera sido en vano (1 Ts. 3:5).5
El propósito de la tentación es seducir a la persona al pecado. Para poder hacerlo, el diablo
tiene que presentar el pecado como un deleite. No nos engañemos; el pecado bien puede
tener sus partes deseables. Moisés prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar
de los efímeros placeres del pecado (He. 11:25). Sin embargo, Satanás nunca muestra las
consecuencias del pecado. La Biblia, en cambio, claramente enseña: No se engañen: de
Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra (Gá. 6:7).

Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia
pasión.
Santiago 1:14

A estas alturas, es propio preguntar si el diablo está directamente detrás de todas las
tentaciones. La respuesta es un rotundo no. Como hemos indicado, el cristiano tiene tres
enemigos, los tres igualmente peligrosos: el diablo, el mundo y la carne. En el jardín del
Edén el ser humano no había pecado todavía,6 es decir que no sufría las tentaciones de la
naturaleza pecaminosa (la carne), pero no obstante sí estuvo presente el tentador.
La Biblia indica que durante el milenio el diablo estará atado, totalmente fuera de
circulación (Ap. 20:2). Sin la presencia del diablo, con Cristo reinando corporalmente y con
la influencia del mundo disminuida, el milenio será un tiempo de paz y tranquilidad. Sin
embargo, el ser humano todavía tendrá su naturaleza pecaminosa en estado latente. Tan
peligrosa y dañina es la carne (aun sin los otros dos enemigos, el mundo y Satanás) que al
terminar los mil años de paz sobre la tierra el diablo, suelto otra vez, podrá reunir a gran
número de rebeldes para la batalla final (Ap. 20:7–8). David Powlison bien dice: «La Biblia
habla muchas veces acerca de nuestra responsabilidad sin mencionar al diablo, pero nunca
habla del diablo sin mencionar nuestra responsabilidad».7
Uno llega a una clara conclusión: aun sin el diablo, el ser humano luchará con la
tentación. Santiago lo resume bien: Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me
tienta.» Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo
lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen

5
Véase también Mt. 4:3 y 1 Co. 7:5.
6
En el estado que los teólogos denominan inocencia.
7
David Powlison,op. cit., p. 104.
(Stg. 1:13–14). Conviene citar las palabras de Carolyn Baker y Frank Macchia: «Aquellos
que convierten toda tentación o prueba en una batalla directa con el diablo, necesitan
mirarse en el espejo para descubrir quién es en realidad su peor enemigo».8
Es preciso señalar que a pesar de la fuente de tentación, siempre existe la posibilidad de
victoria para el creyente: Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al
género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo
que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida
a fin de que puedan resistir (1 Co. 10:13; véase 2 P. 2:9).
En América Latina existe la creencia (que no encontraremos en ninguna declaración
doctrinal ni libro de teología) de que las tentaciones de Satanás son irresistibles. Abundan
frases como «Satanás se apoderó de mí y caí en pecado». La idea y actitud equivocada que
resulta de tal argumento es: «Si puedo culpar al diablo, el pecado resultante no es
responsabilidad mía». ¡No, mil veces no! Es factible que Satanás sea la fuente de la
tentación pero no del pecado. ¡Siempre es posible resistir al diablo, siempre es posible
vencer la tentación! Pero, como veremos más abajo, el diablo busca los momentos exactos
para tentar a una persona, aprovechando el poder de la carne y la atracción del mundo.
Cuando salió a la luz el pecado secreto de uno de los más conocidos predicadores cuyos
programas de televisión se difundían por todo el continente latinoamericano, muchos
quedamos atónitos. Los periodistas lo acusaron de engaño, y posiblemente miles de
personas retrocedieron en su vida cristiana. Años más tarde, es interesante analizar cómo el
mundo, la carne, y probablemente el diablo obraron en conjunto para tumbar a uno de los
líderes del movimiento evangélico a nivel mundial. El mundo, con su énfasis en todo lo
externo, se identifica claramente en el campo de la televisión. Siempre tiene que ser más
grandioso, más moderno, extenderse a más lugares, requerir más equipo, etc. Todo eso
precisa más dinero, lo cual lleva a la tentación de emplear ciertos métodos no totalmente
éticos para levantar el dinero necesario a fin de sostener el ministerio. Es una tentación real
para todos los que tienen un ministerio público. Rogelio Nonini cita un solo ejemplo de un
ministerio que falsea los datos para conseguir recursos. «Mi hermana contestaba las cartas
que recibían en un programa [de radio]... Un día leyó en una publicación en la cual
promocionaban el programa, que se recibían miles de cartas de toda Latinoamérica
solicitando consejos y felicitándolos por el programa. La realidad era que sólo llegaban seis
o siete cartas por mes. Cuando mi hermana les preguntó por qué publicaban esa mentira, le
contestaron que si decían la verdad no les darían más dinero.»9
Podemos advertir también el lugar de la carne. Desde su juventud el predicador a quien
hicimos referencia había tenido una debilidad, un deseo no controlado por el Espíritu Santo:
la pornografía. El mundo con la fama que ofrece, la carne con su debilidad, y el diablo
aprovechándose de los dos, creó una situación peligrosa y explosiva.
Es notable que este predicador le echó la culpa al diablo, como si no hubiera sido su
propia culpa. ¿Cuál hubiera sido la solución? ¿No entrar nunca en los medios masivos? No
necesariamente. Él mismo comprobó la eficacia de los medios de comunicación con sus
impactantes programas que fueron de bendición para miles en todo el continente.

8
Carolyn Denise Baker y Frank D. Macchia,op. cit., p. 209.
9
Rogelio Nonini,Conducta ministerial(Buenos Aires: Roberto Grancharoff e Hijos, 1995), p. 108.
El consejo práctico del pastor Eros Pasquini es muy apropiado para todo cristiano a fin
de no doblegarse ante la presión del mundo y frente a la tentación sexual:10
(a) Nunca subestime la importancia de la relación física con su esposa. Tenga usted
20 años ó 50, recuerde que la Biblia nos dice textualmente: «Alégrate con la mujer de tu
juventud» (Pr. 5:18 RV). En el siguiente versículo, el texto dice claramente «... sus caricias
te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre». Me he encontrado con
muchos colegas que creen en el engaño de Satanás de que es posible mantener una relación
sana con Dios y no estar bien con su esposa.
(b) No trabaje hasta el punto de estar exhausto. Si el fútbol fuese nuestra ilustración,
seríamos el jugador que juega en todas las posiciones: de golero a centro-delantero. Hay
cierto sentimiento de «imprescindibilidad» que nos mueve, quizá por causa del sentido de
urgencia ministerial. Sea cual fuere el motivo, el cansancio físico nos deja emocionalmente
carentes.
(c) Tenga sumo cuidado con el tipo de cosas que permite entrar en su mente. Lo que
entra en su mente, va a acabar saliendo: ¿Cuántas horas por día usted pasa frente al
televisor? ¿Y los videos, ya tan comunes en los hogares de casi toda América Latina? ¿Se
deja atraer por literatura sexual explícita? Debemos ser sinceros y reconocer que nuestro
viejo hombre está pronto a «resucitar» al menor incentivo que haya. Trate de terminar su
día con la Palabra, en oración. Comience su día con la Palabra, en oración. Es maravilloso
el resultado que eso produce en nuestra mente: ella queda más alerta ante los peligros, el
Espíritu de Dios consigue nuestra atención con mayor facilidad, y pasamos nuestros días en
el verdadero regocijo del Señor. No olvide la advertencia de Proverbios 4:23: Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (RV).
(d) Asuma una posición de compromiso con Dios. Es increíble que Daniel haya tenido
entre 14 y 16 años cuando «propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la
comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dn. 1:8 RV). Todos conocemos el ejemplo de
vida que fue Daniel. En Esd. 7:10 leemos que Esdras había preparado su corazón para
inquirir la ley de JEHOVÁ y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y
decretos (RV). Fue otro ejemplo de un hombre íntegro.
(e) Asóciese a un grupo donde pueda «rendir cuentas». No nos gusta contar nuestras
cosas íntimas, pero si cada uno de nosotros tuviera 2 ó 3 hermanos comprometidos con el
Señor que quisieran incentivarse mutuamente, eso puede ser de ayuda inestimable para
mantenerse puro. Mi consejo es reunirse periódicamente (semanal o quincenalmente).
Adopten preguntas francas y honestas, como por ejemplo: ¿Has pasado tiempo en la
Palabra y en oración? ¿Tuviste alguna actitud de codicia o de flirteo? ¿Estuviste expuesto a
material sexualmente explícito, que no glorifica a Dios? ¿Te mantuviste irreprensible en
asuntos financieros? ¿Permitiste que alguna circunstancia en tu vida te robara la alegría del
Señor?
(f) No se contente con nada menos que una vida llena del Espíritu. Cuanto más
tiempo pasemos con el Señor, más habremos de querer agradarle. Y cuanto más tratemos y
no lo logremos por nuestras propias fuerzas, más seremos incentivados –por Él mismo– a
buscar el control completo del Espíritu Santo.
Si el predicador del ejemplo hubiera seguido esta disciplina bíblica desde el principio
de su ministerio, el pecado de la codicia no se habría arraigado en su vida. Sin embargo,

10
Eros Pasquini, «Manteniendo la pureza». Apuntes Pastorales, Vol. XIII, N3.
este hombre no estaba bajo la autoridad de nadie, y aun cuando la denominación intentó
ayudarlo, no quiso sujetarse a esa disciplina. Quizá lo más triste son algunas de sus
explicaciones de por qué no se sujetó a la disciplina prescrita por su grupo: «Dios me está
usando». «Se suspendería un gran movimiento de Dios». «Dios me dijo que debo seguir
adelante». Cuando hay mucho dinero, fama y poder de por medio existe la tentación de
menospreciar los claros principios bíblicos.

Padre de mentiras
Después de estudiar todos los pasajes que tienen que ver con el diablo, llegué a la
conclusión de que Satanás pasa gran parte de su tiempo fabricando engaños y mentiras. Él
[diablo] fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no
hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es
mentiroso y el padre de la mentira (Jn. 8:44 BLA). Apocalipsis 12:9 explica que él engaña
al mundo entero. Satanás será atado por mil años para que no engañe más a las naciones
(Ap. 20:3); y al terminar los mil años como primera actividad saldrá para engañar a las
naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 20:8).
Quizá la manera principal de engañar a la gente sea con falsa doctrina y falsas
religiones. El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán
la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1). Según el
sociólogo Alberto Barrientos,11 los dos peligros más grandes para la creciente iglesia en
América Latina son nominalismo y falsa doctrina. La falsa doctrina más peligrosa no es
importada de Norteamérica sino nacida dentro de la iglesia evangélica latinoamericana. El
crecimiento de sectas falsas y doctrina falsa es asombroso.12 Pablo bien pudiera haber
escrito desde el contexto de América Latina: Tales individuos son falsos apóstoles, obreros
estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás
mismo se disfraza de ángel de luz (2 Co. 11:13–14).
Es por ese motivo que Pedro insiste que estemos alerta (1 P. 5:8).

León rugiente
Es fascinante estudiar los hábitos de los leones en Africa. Los animales viejos con sus
voces profundas rugen mientras las hembras jóvenes se esconden cerca de sus víctimas. Al
potente rugido, los antílopes, ya atemorizados, empiezan a correr y son fácilmente
atrapados por los leones escondidos en el forraje.
Un amigo mío preguntó a un africano qué debería hacer si llegara a enfrentarse a un
león rugiente. Su respuesta bien puede ser de la Biblia: Mantenerse firme, mirarlo
directamente a los ojos, no exhibir ningún temor. Generalmente, frente a una persona
inconmovible, el león retrocederá por cuenta propia. Aun si el animal asalta, el consejo es
mantenerse firme con el cuchillo preparado. Cuando el león ataca, brinca exponiendo sus

11
Extraído de una ponencia no publicada en la IV Asamblea de CONELA (19 de octubre de 1994).
12
Para estudiar más acerca de las características de las sectas, véase el libroIglesia o sectapor este
autor, publicado por Editorial Unilit.
partes más vulnerables y uno puede matarlo clavando el cuchillo en el estómago. Según
este africano, lo peor, es huir porque así uno firma su propia orden de ejecución.
Es algo que está aconteciendo con mucha frecuencia en nuestras iglesias. El diablo ruge
y nosotros corremos tras cada doctrina o viento que sopla, provocando confusión, desorden
y divisiones. Frente al enemigo, el mandato de Pablo es mantenerse firmes (Ef. 6:14) con la
espada del Espíritu preparada.
Mientras por un lado la Biblia nos instruye a mantenernos firmes (Ef. 6:14), muchos se
asustan al contemplar un enfrentamiento con el león rugiente (1 P. 5:8). Podemos ver cómo
los animistas13 y los budistas temen a los espíritus malos. Esta creencia ha entrado en
muchas formas en la iglesia evangélica en América Latina. Todo tipo de ritos que antes
pertenecían sólo a los animistas ya forman parte de cultos evangélicos. Me refiero, por
ejemplo, a echar el jugo o vino de la cena del Señor en los ríos para quitar maldiciones de
generaciones pasadas o de ritos paganos; tirar desde avionetas pañuelos «ungidos» para
correr los demonios de una ciudad; ungir teléfonos con aceite para sacar las maldiciones de
las conversaciones de gente inconversa; ungir las ventanas de las casas a fin de que no
entren las maldiciones (o los demonios); enseñar que los demonios emplean grafito escrito
(inscripciones en paredes u otros lugares) en las paredes de una vecindad para controlar ese
sector de la ciudad; advertir que los demonios entran en una casa donde hay objetos
religiosos paganos. Todo esto es animismo, no cristianismo, y nos desvía de la batalla
verdadera contra el león rugiente.

Otras designaciones
1. El ángel del abismo (Ap. 9:11) cuyo nombre en hebreo es Abadón y en
griego es Apolión y significa «destructor».
2. Beelzebú, príncipe de los demonios (Mt. 10:25; 12:24; Mr. 3:22; Lc.
11:15, 18, 19). Príncipe de los demonios explica que Satanás encabeza un
ejército de soldados malignos que cumplen sus deseos. Beelzebú es una
transliteración de un nombre hebreo o arameo que quiere decir «señor de las
moscas» o más probable «señor del cielo».
3. El maligno o El malo (RV) (Mt. 13:19, 38; 1 Jn. 5:18–19).
4. El enemigo (Mt. 13:39).
5. Asesino (Jn. 8:44). Es notable que en este versículo Satanás es llamado
tanto mentiroso como asesino. En contraste Jesús es la verdad y la vida (Jn.
14:6).
6. Príncipe de este mundo. Príncipe de la potestad del aire. Dios de este
mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4; Ef. 2:2 RV; 1 Jn. 4:4; 5:19).
Jesús no niega que Satanás tenga poder sobre el mundo actual, pero indica
que nosotros, los seguidores de Jesús, no somos de este mundo (Jn. 15:19;
17:14).
7. Belial (2 Co. 6:15 RV). Belial es un nombre derivado de un vocablo hebreo
que significa maldad (1 S. 25:25). En el Antiguo Testamento fue una palabra
aplicada a personas tan viles, tan depravadas y disolutas que no temían ni a

13
Creencia de que los espíritus habitan en árboles, piedras y otros objetos de la naturaleza.
Dios ni a los hombres (Dt. 13:13; Jue. 19:22; 1 S. 2:12). Es un nombre
apropiado para Satanás.
8. Nuestro adversario (1 P. 5:8 RV).
9. El dragón (Ap. 12:3, 7, 9; 20:2). El dragón (un animal mitológico) poseía
dos características que lo hacían eficaz en la lucha: un poder monstruoso y
espantoso, y una excelente vista.14 Estas características hacen hincapié en
dos designios de nuestro enemigo: atemorizarnos y buscar oportunidades (1
P. 5:8).
10. Satanás El nombre Satanás significa adversario, oponente de Dios y de su
pueblo. (Algunos de los versículos que mencionan a Satanás son: 1 Cr. 21:1;
Job 1–2; Zac. 3:1–2; Mt. 4:10; 12:26; 16:23; Lc. 10:18; 22:3; Hch. 5:3;
26:18; 1 Co. 5:5; 7:5; 2 Co. 2:11; 11:14; 12:7; 1 Ts. 2:18; 1 Ti. 1:20; 5:15;
Ap. 12:9; 20:7.)
11. Serpiente (Gn. 3:1–4; 2 Co. 11:3; Ap. 12:9; 20:2). La serpiente ha sido y es
todavía símbolo de la maldad. Los comentarios de Oswald Sandars nos
ayudan a entender este aspecto de Satanás:
«Aquel a quien posteriormente se identificó como diablo apareció en primer lugar en
las páginas de la Biblia con el siguiente nombre, en Génesis 3:1: “Pero la serpiente era
astuta, más que todos los animales del campo.”
La palabra hebrea utilizada para serpiente, nachash, podría significar “sisear o brillar”,
por lo que podría presentar a Satanás como “el resplandeciente, el brillante”. Esto podría
explicar el hecho de que a Eva no le repugnase su aproximación. En el mundo de la
antigüedad, así como en nuestro moderno y sofisticado mundo, se consideraba la serpiente
como un objeto de culto. Fuera cual fuere la naturaleza de la criatura poseída por el diablo,
era tan atractiva, y su aproximación tan natural, que no produjo ni temor ni sospecha en
Eva; y así logró su caída de una manera más sencilla.»15

Capítulo cinco

¿Le estoy abriendo la puerta al diablo?

...para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus


artimañas
(2 Corintios 2:11)

14
La palabra griegadrákonliteralmente significa mirar o contemplar.
15
J. Oswald Sanders, Satanás no es un mito (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1996), p. 28.
H ay varias maneras en que Satanás busca ganar ventajas sobre los santos usando los
propios deseos carnales como soberbia, ansiedad, falta de dominio propio, falta de
preparación espiritual (como veremos en las siguientes páginas). Sin embargo, el Nuevo
Testamento hace hincapié en cinco que son especialmente peligrosos: la falta de perdón, el
enojo, la ansiedad, los chismes y los deseos de la carne. Estamos seguros de que esta lista
no es exhaustiva y que hay varias subclases. Sin embargo siempre conviene prestar
atención en lo que la Biblia dice. Allí es cuando individualmente o en forma grupal somos
terreno fértil para el diablo y sus maquinaciones.

El cristiano que conoce la verdad de Dios y las mañas del diablo no


estará desprevenido.

Es bastante evidente en 2 Corintios 2:11 que las artimañas de Satanás están basadas, en
parte, en nuestra ignorancia. Si estuviéramos alerta no haríamos cosas que le dan ocasiones
de ganar terreno. Por otro lado, el cristiano que conoce la verdad de Dios y las mañas del
diablo no estará desprevenido.
Es notable que en los pasajes que estamos exponiendo en este libro, tanto Pablo como
Pedro y Santiago tratan al creyente como responsable ante Dios por sus pecados. Y como
responsable, el cristiano es llamado a poner en práctica los sencillos principios que ellos
exponen. El lector notará que el NT enfatiza cómo, en el poder del Espíritu Santo, el
guerrero cristiano puede vivir para la gloria de Dios.

Falta de perdón
En 2 Corintios 2:5–11 un miembro de la iglesia de Corinto había pecado.1 Siguiendo las
indicaciones de Pablo, los líderes lo pusieron bajo disciplina. La sanción logró el efecto
deseado y el hombre se arrepintió. Era el momento para perdonarlo y restaurarlo a plena
comunión en la congregación. Sin embargo, había resistencia de parte de muchos de los
miembros que rehusaban perdonarlo.
De este contexto, es posible extraer tres actitudes que Satanás bien podría aprovechar
para su propia causa. 1) Falta de perdón. Pablo, reconociendo que la falta de perdón daría
lugar a Satanás para dividir, insiste en que perdonen al hermano. El espíritu no perdonador
es algo suficientemente serio en sí mismo, pero tal actitud a la larga se convierte en
resentimiento, rencor y amargura. 2) Falta de compasión. El pecador ya arrepentido no
encontró los brazos perdonadores de sus hermanos en Cristo. No querían consolarlo (v. 7)
y el hombre estaba a punto de ser consumido por su tristeza. Los corintios se habían vuelto
duros de corazón a pesar de lo que dice la Palabra de Dios en pasajes como Efesios 4:32 y 1
Pedro 3:8–9. 3) Falta de sumisión a la decisión del liderazgo. Uno de los propósitos de
Pablo era averiguar si los corintios estaban dispuestos a sujetarse a sus instrucciones (v. 9).

1
Muchos estudiosos opinan que se trata del pecado sexual descrito en 1 Co. 5.
La crítica y falta de respeto a los líderes de la iglesia local son algunas de las principales
maneras en que damos campo libre a Satanás. La Escritura del NT insiste en que los
feligreses asumamos una actitud de sumisión a nuestros líderes (He. 13:17; 1 P. 5:5).
Estas tres actitudes mencionadas son comunes y obran en conjunto para dar lugar a
Satanás y así dividir una iglesia.

Permitir que el sol se ponga sobre el enojo


Otro ejemplo donde abrimos una brecha para el diablo es el enojo pecaminoso. Si se
enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al
diablo(Ef. 4:26–27). Uno se acuesta enojado y se levanta resentido; y se acuesta resentido,
y se levanta amargado. La amargura nunca se queda en casa; siempre busca amistades y
termina contaminado a muchos (He. 12:15).2 ¡Qué manera de dar oportunidad al diablo
para dividir amistades y hasta iglesias aprovechando la autocompasión y los sentimientos
lastimados! Proverbios explica cómo el enojo abre campo al enemigo. El necio pierde el
control (Pr. 12:16; 29:11); el que se enoja comete locuras (14:17); el enojo enaltece la
necedad (14:29 RV); echa leña al fuego (15:1); provoca contiendas (15:18; 30:33); infecta a
los amigos (22:24–25); provoca peleas (29:22); no produce la vida justa que Dios quiere
(Stg. 1:20).

La ansiedad
Otro sitio donde encontramos la misma advertencia de no dar lugar a Satanás es 1 Pedro
5:7–8. En este contexto la puerta abierta para el diablo es la ansiedad y el afán. Nunca
estaremos sobrios RV y alerta NVI si estamos hundiéndonos en los afanes.

Chismosas y entrometidas
Pablo explica que el adversario se aprovecha cuando ¡las mujeres están desocupadas!
Para entender cómo, es necesario estudiar el contexto de 1 Timoteo 5:11–14. El apóstol
distingue entre la viuda que en verdad es viuda (v. 5 RV) y las viudas más jóvenes (v. 11).
El primer grupo tiene dos opciones: depender de los hijos o nietos o (si no los tuviera)
figurar en la lista de las viudas sostenidas por la iglesia. Para permanecer en «la lista» (v. 9)
era necesario tener más de 60 años, haber sido fiel a su esposo, y ser reconocida por sus
buenas obras.
Las viudas más jóvenes no se incluían en dicha lista. Era posible, debido a la angustia
de la viudez, que una viuda joven hiciera votos apresurados (véase Pr. 6:1–5) de no casarse
de nuevo y consagrarse al servicio de Dios. En efecto, así estaría permitiendo que el Señor
tome el lugar del esposo (véase Is. 54:4–5).
Ahora bien, parte del ministerio de las viudas «en verdad» era ir de casa en casa
visitando a los santos. Pablo explica que después de poco tiempo la viuda joven se podía
dar cuenta de que deseaba casarse de nuevo. Es más, por no tener suficiente que hacer y

2
Para más información sobre este pecado tan común véase el libro de bolsillo titulado La
amargura, el pecado más contagioso por este autor, publicado por Editorial Unilit
debido a los deseos de casarse, terminaban siendo una maldición en vez de una bendición a
la iglesia y al nombre de Cristo: ociosas, chismosas y entrometidas (1 Ti. 5:13).
La solución paulina para las viudas jóvenes es que se casen de nuevo, que tengan hijos
y que gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia (v. 14
RV). Es importante entender claramente la palabra gobiernen. Está formada por dos
interesantes palabras griegas. La primera es oiko, que significa casa, y la otra es despoteo,
que significa «señor o dueño». ¡Tiene que ser una persona que en verdad maneja los
asuntos domésticos!
Las inferencias son claras. Cuando una mujer no gobierna su casa, el enemigo3 se
aprovecha. Posteriormente, no empleando bien su tiempo en la casa (no
siendooikodespoteo), el apóstol sostiene que se convierten en chismosas y entrometidas, y
que el enemigo se aprovecha.
El antídoto bíblico es que las mujeres manejen bien sus casas.

El mal testimonio de los líderes de la iglesia


Refiriéndose a los ancianos (los líderes) de la Iglesia, Pablo estipula: Se requiere
además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no caiga en
descrédito y en la trampa del diablo (1 Ti. 3:7).
Hace años los de afuera (los inconversos) tenían a los cristianos bíblicos en alta estima.
Sin embargo, debido a la caída de muchos líderes, esa apreciación se ha tornado en
deshonra haciendo que el evangelismo personal sea cada vez más difícil. Los líderes de la
obra del Señor deben gozar entre los no cristianos de una buena reputación (BLA). La
palabra buena (kalos – griego) comprende tanto el carácter interno como el externo, es
decir es algo interior que se ve en el comportamiento y que da como resultado una buena
reputación. La palabra traducida hablan bien [reputación (BLA), testimonio (RV)] es
marturomai, de donde deriva la palabra «mártir». El sentido aquí es una buena reputación
atestiguada por conocidos fuera del pueblo de Dios. De manera que entre sus vecinos y en
la sociedad en general, el líder de la iglesia debe ser conocido por su bondad, generosidad,
amor, honestidad e integridad. Es posible que muchos no estén de acuerdo con sus
creencias, y según Juan 3:19–21 es aun probable que ocasione cierto antagonismo en el
mundo no cristiano, pero debe gozar de la reputación de ser un hombre de carácter, de
integridad.
El mal testimonio de un líder lo hacer caer en descrédito. ¿Cuáles son las actitudes y
acciones que causan que un anciano caiga en descrédito? Por supuesto la inmoralidad
encabeza la lista, pero no es la única. Puede ser el trato a la familia, el manejo de dinero, no
cumplir su palabra, y hasta la manera de conducir el auto. Que nunca tengamos que
soportar lo que yo escuché acerca de un líder en un país sudamericano: «Es una persona en
la iglesia, y otra fuera de ella». Hablando acerca de Israel Pablo afirmó: Por causa de

3
Otros intérpretes opinan que enemigo se refiere a oponentes humanos del evangelio que siempre
buscan oportunidades para calumniar a los creyentes. Creo que el contexto y es que algunas ya se
han descarriado para seguir a Satanás(v. 15) favorece la interpretación de que el enemigo es el
diablo. Sin embargo, siempre es posible que las críticas del enemigo puedan tomar la forma de
opositores humanos.
ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles (Ro. 2:24 véase Fil. 2:15; Col.
4:5).
El mal testimonio del líder le hace caer en la trampa del diablo. Si Satanás puede
provocar la caída de un cristiano, atrapa al cristiano. Si provoca la caída de un líder, trae
deshonra a toda la Iglesia.
En nuestra asociación evangelística tenemos varias normas no escritas por el motivo
descrito más arriba. Por ejemplo, nunca estamos a solas con una persona del sexo opuesto
que no sea nuestro propio cónyuge. Nos han acusado de ser de «la vieja ola, anticuados y
cuadrados» pero en más de 35 años de ministerio nunca hemos tenido un fracaso sexual en
nuestra asociación. ¿Por qué? No queremos caer en las astutas trampas del enemigo y así
desacreditar el nombre de Dios entre los inconversos.

Proveyendo para los deseos de la carne


Uno de los apetitos humanos más fuertes es el sexual. Pablo garantiza que durante
etapas de vulnerabilidad Satanás tentará al creyente. Por eso exhorta al casado: No se
nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a
la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en
tentación de Satanás, por falta de dominio propio (1 Co. 7:5). No es por demás que el
apóstol advierte: No proveáis para los deseos de la carne (Ro. 13:14 RV); Huyan de la
inmoralidad sexual (1 Co. 6:18); Huye de las malas pasiones de la juventud (2 Ti. 2:22).
Debido a que este tema ha sido piedra de tropiezo de tantos siervos y siervas del Señor,
vale la pena considerarlo. En primer lugar, como hemos indicado más arriba, el enemigo
busca momentos cuando el creyente es vulnerable, es decir con las «defensas bajas».
Observe cómo el rey David fue imprudente, y le facilitó las cosas a Satanás: ...era la época
en que los reyes salían de campaña, David... se quedó en Jerusalén. Una tarde, al
levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio... (2 S. 11:1–2).
En lugar de estar en la campaña, David estaba en el palacio, aprovechándose de la tranquila
posición del reino consolidado –época de sus mayores conquistas. David no era un joven
inexperto –tenía cerca de 50 años. Su mente no estaba ocupada ni en los asuntos del Señor
ni en cuestiones de estado. En medio de aquella ociosidad, David toma su siesta, despierta,
y va a pasearse en la azotea del palacio, como quien no tiene nada que hacer... Satanás
sabía que tenía las «defensas bajas» y al ver a la bella Betsabé que se estaba bañando, esto
pasó a ser para el rey algo provocador pero no irresistible. El problema es que una vez que
proveemos para los deseos de la naturaleza pecaminosa cada uno es tentado cuando sus
propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido,
engendra el pecado (Stg. 1:14–15).
Los siguientes pasos son bien conocidos y como asegura un amigo mío «así violó cada
uno de los diez mandamientos»: (a) David manda a preguntar quién es la mujer. (b) Toma
ventaja de su autoridad como rey, y manda a buscarla. Satisface su codicia sexual, y la
mujer vuelve a su casa. (c) David se sumerge más hondamente en su pecado y manda a
llamar a su esposo Urías, uno de sus hombres valientes (1 Cr. 11:41), pensando que éste
llegaría de la guerra ardiendo de deseos de poseer a su mujer. Sin embargo, Urías rehusa ir
a verla, porque era hombre íntegro y no quería privilegios, aun cuando fueran extendidos
por el rey y estuvieran acompañados de soborno (2 S. 11:8). (d) David, entonces, embriaga
a Urías, pensando que el soldado cedería y el adulterio de David quedaría encubierto. Ni así
Urías vuelve a casa. (e) El pecado de David llega a su grado máximo de complicación:
manda colocar a Urías en la línea del frente de batalla para que muera. (f) Y cuando David
se entera de que Urías murió, deja que la viuda llore por él, y luego la manda a buscar,
como otro de sus trofeos. Y todo comenzó con un descuido de David.
¿Consecuencias? (a) la criatura nacida del adulterio murió; (b) Absalón, hijo rebelde de
David, cohabitó con las concubinas de su padre a la vista de todo el pueblo; (c) la serie de
muertes en la casa de David se desencadenó cuando Absalón mató a su medio hermano
Amnón; y (d) Salomón, a pesar de ser sabio y bendecido por Dios, siguiendo el ejemplo de
su padre, tomó muchas mujeres y acabó siguiendo a otros dioses.
Pero ¿cuál es el objeto del enemigo? Por supuesto seducir al creyente a pecar,
presentándole una tentación que pareciera irresistible en el momento oportuno.
Consideremos las cosas desde otro ángulo. Satanás sabe, además, que el ser humano
posee la capacidad de adquirir hábitos fácilmente. Un hábito es un movimiento,
pensamiento o reacción, hecha vez tras vez, hasta que a uno se le pega. Una vez adquiridos,
ciertos hábitos pecaminosos son difíciles de romper. Es así con la codicia. Note lo que
relata 2 Pedro 2:14: Tienen el corazón habituado a la codicia (RV). El diablo conoce bien
tanto el corazón del ser humano como lo que las Escrituras dicen acerca de él. El enemigo
sabe que el sexo no es como otras tentaciones sino que pide más y más para satisfacerlo. La
meta de Satanás es inducirnos a formar hábitos que nos alejen de Dios, e inducirnos a dudar
del poder de Dios para ayudarnos a vivir en victoria.
Hemos visto tanto hombres como mujeres bajar la guardia (proveer para los deseos de
la carne) en las siguientes maneras:
1) Ausencias prolongadas. En cada país donde ministramos la Palabra de Dios, por lo
menos una dama acude a nosotros con el mismo problema. El esposo se ha mudado a otra
ciudad o a otro país por razones económicas, alegando que una vez establecido la llamaría.
Pero el hombre llega a la ciudad o al otro país, se encuentra solo, conoce a otras mujeres
solas, y «por h o por b» forma otro hogar. A veces hasta deja a una familia entera en el
campo o en su país natal. Las ausencias prolongadas no son de Dios y dan lugar a Satanás.
Todo lo contrario, es seguirle a Satanás el juego.
2) La pornografía. Para mostrar cómo la pornografía puede dominar a una persona, a
continuación haré varias citas de un artículo escrito por un pastor que pasó diez años
enredado en la pornografía.
«Recuerdo la noche en que experimenté por primera vez el apetito carnal. Fue durante
un viaje lejos de mi hogar».
Está en una situación vulnerable, fuera de casa y solo.
«Para ser un cristiano eficaz tenía que experimentar la vida en su totalidad, ¿verdad?
¿Acaso Jesús mismo no comía con pecadores y prostitutas? Yo podía ir como un
observador, en el mundo pero no del mundo. Los razonamientos se apilaban para
fundamentar mis deseos, y en diez minutos estaba en un taxi rumbo a la ‘zona roja’ de la
ciudad. Quizás Dios se presentaría, borraría mis deseos y me convencería de que yo estaba
equivocado. Incluso se lo pregunté tímidamente. ¡No hubo respuesta!»
Este pastor empieza ahora a justificar su pecado.
«Dos horas después, salí del bar con una sensación extraña, una excitación intensa y
sorprendido de que en realidad no me había pasado nada. En pocas horas, uno se da cuenta
de que en cierto sentido todo cambió, pero por otro lado todo sigue igual. Por un tiempo, y
como resultado del sentimiento de culpa, me limité a ver películas y revistas pornográficas.
Durante más de diez años estuve en una guerra sin tregua.»
Desde aquella primera noche ya se había vuelto un hábito porque no se arrepintió.
Seguramente el diablo estaba feliz porque este hombre era un pastor, un conferencista, un
líder del pueblo de Dios.
«No hay otra experiencia que tenga esa fuerza salvaje», explicó el pastor. Es más que
seguro que a esas alturas, el conferencista llega a la conclusión de que no existe victoria
para él. Continúa y sus tristes palabras demuestran que está atrapado, que hay una guerra
civil en su corazón. Comienza a hablar a los lectores. «Muchos de ustedes saben lo que es
caminar con la mirada a la altura del pecho, hojear con ansias la revista Time en busca de
una fotografía sexy, desear que hubiera cadenas en las habitaciones de los hoteles para no
salir, a no ser que haya películas pornográficas en el cuarto. También saben lo que es
revolcarse en la culpa de esa obsesión y orar llorando con toda la fe que uno pueda reunir
para que Dios nos libere.
»Aprendí rápidamente que la codicia sexual va en una sola dirección: hacia abajo. Uno
no puede volver a un nivel menor y estar satisfecho. Una revista estremece, una película
excita, un show en vivo inflama la sangre...Experimenté la naturaleza insaciable del sexo lo
suficiente como para sentirme aterrado. La codicia sexual no satisface; incita a más....»4
En 1 Corintios 7:1–7 Pablo advierte que nuestro enemigo se aprovecha de la falta de
dominio propio en el campo sexual. En forma especial, debido a que la pornografía está
cada vez más accesible, se hace imprescindible mantener la guardia recordando la
experiencia de este pastor: ¡La codicia es insaciable!
3) Falta de sabiduría. La tercera manera que Satanás puede usar para inducirnos a
tropezar en el campo sexual es la falta de sabiduría y sentido común. A pesar de ser hijos de
Dios, seguimos violando los más elementales principios bíblicos, como por ejemplo no
proveer para los deseos de la carne (Ro. 13:14).
Una mujer había recibido a Cristo en una cruzada evangelística de nuestro equipo. Al
año siguiente volvimos a ese país para celebrar más reuniones y ella me vino a ver. Cuando
se hizo cristiana estaba en una relación adúltera. Rompió con ese hombre y volvió a su
esposo. Unos meses más tarde la llamó este otro hombre y le dijo: —Necesito verte, te
quiero.
En vez de aplicar Romanos 13:14; 1 Corintios 6:14 y 2 Timoteo 2:22 y decir «lo
nuestro ha terminado», ella acordó que iría a verlo. Acto seguido se arrodilló, rogó a Dios
que la guardara en su hora de tentación, y salió al encuentro. No es sorprendente que el
resultado fuera un nuevo acto de adulterio. Peor todavía su acusación fue: —Dios me falló,
ya no puedo confiar en Él.
Si nosotros nunca proveyéramos para los deseos de la carne, si siempre huyéramos de la
fornicación y de las pasiones juveniles, el diablo no encontraría terreno fértil para sus
tentaciones. Sin embargo, muchos (incluyendo líderes de la obra) seguimos poniéndonos en
el lugar del peligro. ¿Cuándo empezaremos a valernos de la sabiduría práctica que la Biblia
nos proporciona en abundancia?
En un país sudamericano un hombre «profetizó» que Dios había llamado a cierta mujer
para ser la representante nacional de un reconocido ministerio. Ella comenzó a hacerse
ilusiones para ser escogida, aceptó el nombramiento y comenzó a trabajar con el grupo y en
forma especial con uno de los integrantes. Pasaron mucho tiempo a solas y en pocos meses
cometieron adulterio.

4
Anonimo, "La codicia sexual: La guerra interior",Apuntes Pastorales,Vol. XIII, N3.
Una vez más vemos cómo el uso de sabiduría bíblica los hubiera guardado de semejante
tragedia. En primer lugar, la Biblia indica que no debemos despreciar las profecías (1 Ts.
5:20) pero sí someterlas a prueba (1 Ts. 5:21; 1 Jn. 4:1). La palabra griega traducida
someterlos a prueba en 1 Tesalonicenses 5:21, significa probar a fin de averiguar si es
aceptable o no. ¡Nadie lo hizo!
Además la Biblia nos da una línea de autoridad que esta mujer debería haber seguido
para tomar la determinación de aceptar el cargo. Su esposo es su cabeza (Col. 3:18; Ef.
5:23). A pesar de lo que dijera la profecía, ella no sólo tenía que consultar con su marido
sino esperar la decisión de éste como cabeza de la familia. ¡No lo hizo!
En tercer lugar, aun en el caso de que el esposo hubiera estado de acuerdo, la sabiduría
dicta que ella (junto con su esposo) debería haber acudido a los líderes espirituales de su
iglesia local para que confirmaran el llamado de Dios sobre su vida (Hch. 13:1; 1 P. 5:1–5;
He. 13:17). ¡Tampoco lo hicieron!
Finalmente, cuando algunos vieron que la relación entre la mujer y el integrante del
ministerio estaba tomando un carácter demasiado íntimo, pudieron haber hecho algo (Gá.
6:1). Debido a que «no querían frenar la obra del Espíritu Santo», no lo hicieron.
¿Qué mejor ejemplo potencial que el reflejado por la falta de sabiduría en el ministerio
de la consejería? Muchos siervos del Señor han sido atrapados tratando de ayudar a una
persona del sexo opuesto. El ministerio de la consejería es un campo minado. Hablemos
con claridad: Es peligroso aconsejar a una persona del sexo opuesto porque abre la puerta a
los deseos carnales y al león rugiente. Existe el riesgo de enamorarse de una mujer que pide
consejos –o de un hombre, según el caso.
La esposa de un pastor que conozco estaba atravesando por una etapa difícil; ser esposa
de un pastor no era lo que ella esperaba; no sabía cómo actuar. Estaba deprimida. Llamaron
a otro pastor para que la aconsejara, y así lo hizo. Después de algún tiempo se enamoraron.
Estoy convencido de que el proceso de solucionar problemas es parte de lo que se hace
en el matrimonio. Cuando dos personas están resolviendo conflictos, se están abriendo,
están profundizando su relación. Es lógico que se admiren, se vayan conociendo mejor, y
comience una amistad íntima. Combinando este principio con el énfasis de hoy en las
relaciones sexuales, terminamos con una situación explosiva y peligrosa. Es campo fértil
para el tentador.
Cuando se está orientando a una mujer que tiene problemas matrimoniales, el consejero
parece el esposo perfecto, padre y amante perfecto; y ella imagina que él es todo lo que le
falta en su vida. Es más, el consejero como siervo de Dios siente simpatía por la mujer y se
le cruza por la mente que él mismo podría contentarla si sólo tuviera la oportunidad. Es un
momento oportuno para el «destructor» cuyo objetivo, sin duda, es destruir los matrimonios
de los líderes cristianos.
¿Cómo, entonces, se puede guardar el corazón no dando lugar al enemigo y además
continuando el ministerio de consejería bíblica?
a) Que las mujeres aconsejen a las mujeres y que los varones aconsejen a los varones.
Es hora de entrenar a mujeres santas, reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni
adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes (Tit. 2:3) para
orientar a las mujeres con problemas.
b) Que el cristiano tenga la seguridad de estar aconsejando con la Biblia. Cuando la
base es la Escritura no es necesario pasar tantas horas para resolver los problemas. El padre
de mentiras tuerce el carácter de Dios, la Palabra de Dios y los hechos de Dios. Lo que el
aconsejado necesita es conocer y aceptar la verdad de Dios.
c) Valerse de grupos de apoyo para solucionar problemas. La Biblia indica que parte del
ministerio de la iglesia es orientarnos, aconsejarnos, animarnos, exhortarnos, amonestarnos
unos a otros (Ro. 15:1, 14; Gá. 6:2; He. 10:24–25). El tentador sabe que la verdadera
comunión cristiana es un antídoto para sus maquinaciones.
d) Que cada consejero forme parte de un grupo que se reúna semanalmente y allí dé
razón de sus acciones. La idea es cortar por lo sano cualquier problema antes que tenga la
oportunidad de florecer y dar lugar a Satanás.1

1
Mirón, J. (2001). ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? (22–68). Miami, Florida: Editorial
Unilit.
Segunda Parte:
Resistiendo al enemigo

Capítulo seis

Preparándome para resistir al enemigo

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a
su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de
ustedes. Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el
diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo,
manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo
están soportando la misma clase de sufrimientos
(1 Pedro 5:6–9)

L a meta de todo comandante es declarar que su ejército es «apto para la batalla», lo


cual significa que está preparado para pelear contra el enemigo. Es durante la batalla que se
demuestra si esto es cierto o no. Por eso se invierten semanas y meses en todo tipo de
maniobras militares y prácticas para llegar al punto de preparación y espiritualmente
hablando es la manera de convertir la guerra espiritual en estilo de vida. El apóstol Pedro
señala seis marcas y Santiago agrega otro de todo soldado «apto para la batalla» espiritual.

Humillarse
El apóstol comienza con algo básico pero esencial para todo cristiano en la lucha
espiritual: humillarnos bajo la mano poderosa de Dios.1

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en
el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.

1
Note que Santiago también resalta la imperiosa necesidad de la humildad en la guerra espiritual:
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará(4:10).
Geraldo era diácono en su iglesia, empresario, y a los ojos de los demás exitoso en sus
negocios, en la iglesia y en su familia. Un día hizo una mala inversión financiera y perdió
todo. Cuando su esposa me llamó, Geraldo tenía dos armas de fuego y no podía decidir cuál
usar para quitarse la vida. Durante las siguientes semanas tuvimos varias conversaciones
muy reveladoras. En su vida Geraldo nunca había fracasado: ni en los deportes ni en los
negocios ni en su familia. ¡Siempre triunfador! El diablo, esperando el momento oportuno,
sabía que había, por lo menos, una grieta en la amardura de Geraldo, su talón de Aquiles: el
orgullo. Su repentina caída tomó a todos por sorpresa. No estuvo preparado para el día
malo (Ef. 6:13). Me confesó que se había sentido tan confiado en sí mismo y en sus propias
habilidades, que no había visto la necesidad del poder de Dios en su vida.
La soberbia fue precisamente la causante de la caída de Satanás. Según Ezequiel 28:11–
19, quien hoy es conocido como nuestro enemigo, fue creado lleno de sabiduría y perfecto
en hermosura. Los versículos 14–15 explican que Lucero andaba en el monte santo, y hasta
tanto cometió su pecado, fue perfecto en todos sus caminos. En Isaías 14:12–15 las
escalofriantes palabras del profeta explican de qué manera la soberbia torció el corazón de
Lucero. Su afán era llegar a ser igual a Dios: Decías en tu corazón: «Subiré hasta los
cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el
extremo norte, en el monte de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré
semejante al Altísimo». No es de sorprenderse que Dios aborrezca a los arrogantes (Pr.
16:5; véase 6:17).
Es notable que la bienaventuranza que constituye la base de las demás es pobres en
espíritu (Mt. 5:3). En la sociedad griega del primer siglo, la humildad conllevaba
únicamente un sentido negativo. Fue el cristianismo que la elevó hasta convertirla en un
atributo admirado por el ser humano.
Orgullo implica exceso de estima propia, y el resultado es ponerse por encima de otro.2
La humildad, en cambio, es ser consciente de la absoluta necesidad y dependencia de Dios.
Jesús encarnó la humildad cuando se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la
muerte, ¡y muerte de cruz! (Fil. 2:8).
El mandato humíllense tanto en 1 Pedro 5:6 como en Santiago 4:10 en el original griego
está en voz pasiva, no activa.3 En efecto, Pedro afirma: «Permite que las circunstancias te
humillen». Geraldo no dejó que las circunstancias (su fracaso financiero) lo humillaran y,
consecuentemente, el diablo encontró terreno fértil. Pablo, en cambio, sí permitió que una

2
Note las consecuencias del orgullo: Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso (Pr.
16:18).... al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré (Sal. 101:5).Dios se opone a los
orgullosos(Stg. 4:6). Hablando de las cualidades de un líder de la iglesia local, Pablo explica que no
debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación
en que cayó el diablo(1 Ti. 3:6).
3
En la voz pasiva el sujeto de la oración recibe la acción del verbo, mientras que en la voz activa el
sujeto realiza la acción del verbo. Literalmente, entonces, el mandato podría traducirse: sean
humillados,o bien estén humillados.
«espina» clavada en su cuerpo (2 Co. 12:7) lo humillara e hiciera la obra de perfeccionar el
poder divino en la debilidad (v.8).4
De modo que el primer preparativo en la guerra interna contra el enemigo es dejar que
las circunstancias produzcan una dependencia total de Dios. La autodependencia es
satánica; el egocentrismo es la delicia del diablo; la soberbia es su jardín. Satanás odia la
humildad, no encuentra entrada en el «pobre de espíritu», y huye del que depende de Dios.

Deshacerse de la ansiedad
El próximo paso en la batalla espiritual es echar toda nuestra ansiedad sobre Cristo (1 P.
5:7). Ansiedad incluye cualquier deseo que tenga el potencial de provocar disturbios
emocionales y/o mentales. Pedro aclara que hemos de «depositar» toda nuestra ansiedad
sobre el Señor pues la ansiedad da lugar a Satanás. Es como depositar dinero en el banco
con la certeza de que estará seguro en la caja fuerte. Con Jesús las ansiedades están en
buenas manos, porque Él se compadece de los sufrimientos (He. 4:15); dispone todas las
cosas para el bien del que ama al Señor (Ro. 8:28); consuela en medio del sufrimiento (2
Co. 1:4); emplea las pruebas para darnos constancia en la vida (Stg. 1:1–5); nos regala
abundante misericordia y gracia en la hora de necesidad (He. 4:16); es decir, Él cuida de
nosotros (1 P. 5:7).
Es notable que Pedro incluye todas las ansiedades, tanto grandes como pequeñas.
Algunas personas acuden a Cristo sólo con las grandes preocupaciones, pensando que
Cristo no tiene interés en las de menos importancia. Otras recurren a Dios sólo con las
pequeñas, imaginando que de alguna manera Cristo no puede hacerse cargo de las grandes,
las cuales entonces «yo mismo tengo que llevar». 5 La ansiedad, pues, es otra manera de
depender de uno mismo en vez de depender de Dios; la ansiedad también es otra manera de
dar lugar al diablo.

Practicar el dominio propio


El tercer paso en la etapa de preparación es el dominio propio (1 P. 5:8; sed sobrios
RV). En el primer siglo se utilizaba esta palabra para exhortar a los bebedores a volver a
autodominarse y a pensar con lucidez cuando la bebida había enturbiado la mente. Sed
sobrios es una exhortación a mantener la mente clara y no permitir que nada ni nadie
estorbe la habilidad de pensar con claridad.
Cada vez que en el Nuevo Testamento aparece la exhortación a practicar el dominio
propio (mantenerse bajo control, ser sobrios), el contexto es un peligro repentino. Si el
creyente no se mantiene «sobrio», el diablo se aprovecha e intenta producir estragos en la fe

4
Muchos eruditos opinan que la espina clavada en el cuerpo fue una enfermedad de los ojos que
sufrió Pablo (Gá. 4:13–15; 6:11). Sin embargo, es probable que el Espíritu Santo no nos haya
revelado con exactitud el tipo de sufrimiento a fin de que pudiera aplicarse plenamente a todas las
espinas que nos abofetean como cristianos.
5
Véase Mateo 11:28–30 y Lucas 12:6–7.
usando como medios el sufrimiento (1 P. 1:13; 4:7), la falsa doctrina (2 Ti. 4:5) y la
ansiedad (1 P. 5:7).
Ser sobrio es vivir una vida caracterizada por el dominio propio, tanto en
comportamiento como en actitudes y palabras. Para entender mejor la frase dominio propio
es necesario considerar el antónimo: por un lado la indulgencia y por el otro el desenfreno
religioso. Según Pedro, la persona llena del Espíritu Santo se distingue por el control propio
y la mente clara. En cambio, cualquier experiencia que se caracteriza por falta de dominio
propio sea debido a la droga, el alcohol o aun a una experiencia religiosa, en vez de
contribuir en la batalla espiritual hace todo lo contrario.

Mantenerse alerta
Además de mantener la mente clara, el mandato es mantenerse alerta o velar (RV). Es
la misma palabra que encontramos en Mateo 26:41 cuando Cristo exhortó a sus discípulos:
Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. Tan importante es velar que Jesús
advierte a sus discípulos que si no lo hacen es posible que la tentación les gane ventaja.
Mantenerse alerta es un término militar que significa «conservarse apto para el combate».
Como hemos indicado, los jefes militares pasan meses y aun años preparando a sus
ejércitos para estar preparados en el momento que estalle la guerra. Como vigilancia,
durante la noche el ejército mantiene varias guardias. Se llaman «vigilias» precisamente
porque los soldados tienen que mantenerse en alerta, debido al peligro inminente del ataque
del enemigo.
Pedro nos está exhortando como cristianos a mantenernos siempre alerta y preparados
espiritualmente para la batalla, a fin de que la tentación (enviada por el tentador) no nos
venza. Muchos cristianos caen frente a las asechanzas del diablo por la falta de preparación
espiritual. ¡Es una batalla! Que nos encuentre alerta y preparados.
En el ministerio de consejería vemos una vez más la necesidad de mantenernos alerta.
Durante este ministerio tan vital hemos visto que muchos siervos y siervas del Señor no se
mantienen sobrios ni velan. Un gran amigo mío, pastor, consejero y excelente expositor de
la Palabra de Dios, no había establecido tal norma. «Mi matrimonio es fuerte, yo soy fuerte,
Dios es fuerte», decía mi amigo. Por costumbre orientaba a mujeres a solas y a puertas
cerradas. No es por demás que Pedro nos exhorta que seamos sobrios y estemos alerta.
Nuestro adversario busca oportunidades, circunstancias que nunca encontraría si nos
mantuviéramos siempre sobre aviso.
El diablo sabe cuándo atacar. Para mi amigo, ocurrió cuando sus problemas personales
se fueron amontonando. Su hija adolescente, la niña de sus ojos, les anunció que estaba
embarazada. Por estar tan ocupados en el ministerio, gradualmente él y su esposa se habían
distanciado el uno del otro, hasta que terminaron en una seria riña. Además, la iglesia
estaba pasando por tiempos difíciles. Eran circunstancias idóneas para el león rugiente. Con
los problemas de la hija y la esposa todavía no resueltos, llegó a pedir consejos una mujer
joven con problemas matrimoniales. «Mi esposo no me entiende, me trata mal, no me toma
en cuenta» lloraba la muchacha. Después de unas pocas sesiones de consejos, cometieron
adulterio. Luego, arrepentido, mi amigo exclamó: «Creí que nunca me podría suceder
semejante cosa». Él no estaba preparado para la batalla, no se mantenía alerta.
Pablo estaba por subir a Jerusalén sabiendo que después de su salida entrarían lobos
feroces que procurarían acabar con el rebaño; el apóstol advierte a los líderes de la iglesia
de Éfeso: Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades
para arrastrar a los discípulos que los sigan (Hch. 20:29–30). En ese contexto el apóstol
exhorta a los ancianos de la iglesia de Éfeso que estén alerta (Hch. 20:31). Es común que
los líderes de la iglesia, en vez de velar y estar alerta, dejen entrar cualquier enseñanza y
doctrina. Parte de la labor de los líderes es proteger a la congregación y a sí mismos de toda
falsa doctrina. ¿Quién está detrás de la falsa doctrina? Por supuesto, el enemigo.

Sujetarse a Dios
Así que sométanse a Dios...(Santiago 4:7). Cuando yo era joven, el predicador de
nuestra iglesia muchas veces nos exhortaba a sujetarnos a Dios. Sin embargo nunca
mencionó que tal exhortación era parte del contexto de resistir al diablo ni que formaba
parte de la guerra espiritual. Hemos visto que tanto la humildad como estar preparado
espiritualmente son pasos imprescindibles para asegurar la victoria sobre el enemigo. Ahora
estudiaremos algo que todo cristiano quiere hacer pero pocos practican para resistir al
diablo.
En contraste con lo que descubrimos acerca de «humíllense», este mandato de sujetarse
a Dios se encuentra en el griego en voz activa6 no pasiva. Es algo que nosotros mismos
tenemos que iniciar. La palabra griega jupotasso quiere decir «ponerse bajo la autoridad de
otro». Es la misma palabra que se encuentra en Efesios 5:21, 22, 24 donde se hace
referencia a las relaciones matrimoniales.
El profundo sentido de esta expresión humíllense delante del Señor gira en torno a la
palabra «Señor» (kurios) humíllense delante del kurios... (4:10). Nadie puede servir a dos
kurios (Mt. 6:24). Kurios significa señor, dueño, amo, alguien con autoridad y con derecho
de ejercer tal autoridad.7 Sujetarse a Dios es aceptar la santa voluntad de Dios en vez de
imponer la mía y luego pedir que Dios la bendiga: Escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy
o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y
ganaremos dinero.» ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana... Más bien,
deberían decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (Stg. 4:13–15).
Sujetarse es la actitud del corazón que acepta la providencia de Dios como lo mejor para mi
vida. Como cristianos ya estamos bajo la autoridad de Dios; de modo que es cuestión de si
aceptamos o no tal autoridad en todas las circunstancias.
Hay una práctica común que me produce inquietud: demandar que Dios haga algo (¿qué
nos obedezca?). Mi esposa estuvo presente cuando una dama, sincera por cierto, demandó
que Dios atara a Satanás en la vida de su esposo inconverso. En ninguna parte de la Biblia
encontramos el concepto de demandar de Dios sino de sujetarnos al Señor.
Vez tras vez la imagen que se presenta en la Biblia es de un enemigo. Ese enemigo
busca a quien devorar y pide permiso de un Dios soberano para efectuar sus
maquinaciones. Como veremos, parte del armamento del cristiano es la oración en el
Espíritu que está siempre sujeto a la voluntad de Dios. Cuando Satanás pidió permiso para
zarandear a los discípulos (Lc. 22:31), Jesús no negó el permiso sino que oró pidiendo que
la fe de ellos no fallara (v. 32).

6
El sujeto realiza la acción del verbo.
7
Véase Mt. 12:8; Lc. 6:46 y Ro. 10:9.
Cristo hizo su parte en la cruz para derrotar a Satanás, y ahora ofrece recursos para
vencer al enemigo. El creyente asume la responsabilidad de valerse de las armas que Dios
provee para la batalla. Por cierto una importante es la actitud de estar sujeto a Dios.

Mantenerse firmes en la fe
Resistan al diablo y él huirá de ustedes (Stg. 4:7). Tanto Santiago como Pedro exhortan
al creyente a resistir al diablo. Pedro nos explica una parte importante: manteniéndose
firmes en la fe (1 P. 5:9). Se refiere a la posición que el soldado bajo el fuego enemigo
adopta en la batalla. Es una guerra defensiva donde uno mantiene su posición firme a pesar
de la ferocidad de la batalla.
Para comprender este concepto resulta útil observar a los gigantes jugadores de fútbol
americano que actúan en la línea ofensiva. Para que su mariscal del campo tenga tiempo
suficiente para lanzar la pelota, adoptan una posición defensiva. Es un término militar que
indica mantenerse imperturbables e inconmovibles en lo que uno sabe es la verdad acerca
de Dios y Jesucristo.
De esta sencilla frase resistan al diablo manteniéndose firmes en la fe, se puede sacar
ciertas conclusiones. La primera es que en cierta manera el creyente no ha de tomar la
ofensiva contra Satanás. El apóstol Pedro al hablar de los falsos maestros explica: Esto [el
castigo] les espera sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza
humana y desprecian la autoridad del Señor. ¡Atrevidos y arrogantes que son! No tienen
reparo en insultar a los seres celestiales, mientras que los ángeles, a pesar de superarlos
en fuerza y en poder, no pronuncian contra tales seres ninguna acusación insultante en la
presencia del Señor (2 P. 2:10–11). Es notable lo que hizo el arcángel Miguel cuando
contendió con el diablo sobre el cuerpo de Moisés: ...no se atrevió a pronunciar contra él
[Satanás] un juicio de maldición, sino que dijo: «¡qué el Señor te reprenda!» (Jud. 9; véase
Zac. 3:2).8
Queda la pregunta: ¿Hay ocasiones cuando el cristiano tiene que entrar en el territorio
de Satanás y darle batalla? Por su puesto que hay una guerra ofensiva contra el enemigo.
Se llama el evangelismo (Mt. 28:18–20). Es notorio que la única vez que encontramos a
Satanás caer del cielo como un rayo (Lc. 10:18) es durante la predicación de las buenas
nuevas. «Satanás y su reino caían ante la predicación del evangelio. Caen como un rayo, es
decir, súbita e irrevocablemente. El diablo cae del cielo cuando cae del trono que ocupa en
el corazón de los hombres. Cristo conocía de antemano que, dondequiera fuese recibido el
reino de los cielos, caería el reino de Satanás.»9
Jesús mismo declara que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella [la Iglesia]
(Mt. 16:18 RV). La mejor manera de entender esta frase es que la Iglesia seguirá su avance
a través de la historia. No será infalible ni sin defectos pero jamás desaparecerá. Dicho de

8
Según la tradición judía narrada en el libro apócrifo La asunción de Moisés, cuando Moisés murió,
el arcángel Miguel vino para llevarse su cuerpo. Por su lado el diablo trató de reclamarlo para sí
mismo basándose en dos pretextos: 1) Moisés era un asesino (Ex. 2:11–12); 2) él mismo, es decir
el diablo, era el señor de la materia y por lo tanto el cuerpo de Moisés le pertenecía a él.
9
Matthew Henry,Comentario Exegético Devocional a Toda la Biblia, Marcos y Lucas (Barcelona:
Editorial Clie, 1983), p. 322.
otra manera no será posible detener la ofensiva espiritual de la predicación del evangelio.
Es precisamente durante el avance de la iglesia cuando el creyente más necesita de la
armadura de Dios. Es cuando la postura defensiva —manteniéndose firmes en la fe— y la
ofensiva se toman de la mano.
En segundo lugar, no se permiten tratados de paz con el diablo. En esta guerra, el
destino del adversario ya está establecido (Ap. 20:10) y el cristiano no ha de hacer arreglos
con el enemigo. Un ejemplo de un tratado de paz es cuando un creyente a sabiendas se casa
con un inconverso con la disculpa de: «Él [o ella según el caso] es mucho mejor que los
creyentes que conozco». Peor todavía es alegar que el Señor dirige a un cristiano a casarse
con el inconverso.
Pablo no permite tales alianzas: No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en
común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?
¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un
incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos
templo del Dios viviente... (2 Co. 6:14–16). Salomón nunca llegó a lo que pudo haber sido
porque entró en alianzas con el faraón, rey de Egipto, casándose con su hija (1 R. 3:1).
Existen otras maneras de pactar alianzas con el diablo, por ejemplo la filosofía tan
insidiosa que alega que el fin (animar a los creyentes) justifica los medios (exagerar las
estadísticas). Como hemos visto antes, el diablo es mentiroso desde el principio y padre de
mentiras, y emplearía cualquier método con tal de que el pueblo de Dios se valga de la
mentira.
Por otra parte, hay creyentes que entran en la magia blanca, o no salen de casa sin
consultar con el horóscopo, o prenden velas, o juegan con la huija,10 o corren detrás de
falsos profetas, o practican el yoga. Todos son alianzas con el diablo las cuales debilitan
nuestra fe.

Su situación no es única
Pedro agrega una nota que quizá nos sorprenda en el proceso de resistir al diablo. Él
revela que sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase
de sufrimientos (1 P. 5:9) ayuda en la lucha contra Satanás y el desánimo. Pablo emplea el
mismo razonamiento para animarnos en relación a la tentación, ustedes no han sufrido
ninguna tentación que no sea común al género humano... (1 Co. 10:13).
Cuando alguien está bajo ataque, padeciendo física, mental o económicamente, nos da
ánimo saber que nuestro caso no es único, que otros no solamente han pasado por la misma
prueba sino que además la han soportado con gozo. De igual manera el escritor de Hebreos
emplea todos los ejemplos dados en el capítulo 11 para convencer a sus lectores de que no
retrocedan en su vida cristiana.
El mundo ha descubierto este principio bíblico. Prueba de ello son las tantas personas
que se agrupan de acuerdo al problema que desean vencer. De estos grupos afines, el más

10
Es un tablero que se usa para comunicarse con espíritus. El nombre huija (a veces ouija) se
deriva de dos palabras foráneas que significan «sí». La primera francesa (oui) y la otra alemana
(ja). La empresa Parker Brothers lo vende como un juego pero, a nuestro juicio, pertenece al
mundo del espiritismo.
famoso es Alcohólicos Anónimos (A.A.). Uno de los objetivos principales es que cada
miembro anime a los demás integrantes a mantenerse fiel. Parte de la dinámica es
comprender lo mucho que ayuda saber que el caso de alguien no es único y que otros están
pasando por el mismo sufrimiento. En el momento en que una persona piensa que su
circunstancia es única, pierde esperanza. Recuerdo un incidente de este tipo durante una de
nuestras cruzadas en Uruguay. Una dama de la alta sociedad acudió al centro de consultas
buscando consejo. Su problema era que uno de sus hijos vivía con la novia sin estar casado
con ella. Llorando, la mujer nos contó una triste historia. Cuando comenzamos a leer la
Biblia y a dirigirla a la fuente de consuelo y solución, nos miró con cara de duda. Ella
pensaba que su caso era único y que por lo tanto no había pasaje bíblico que la pudiera
ayudar. Su caso no era exclusivo. Muchos más han pasado por la misma experiencia, y
tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras flaquezas porque fue
tentado en todo como nosotros, pero sin pecado (He. 4:15).
Sin embargo el ejemplo del mundo es deficiente porque el cristiano sabe que el
soberano Dios es quien permite que tales cosas sucedan y es el mismo Dios que da los
recursos para vivir en victoria. Es algo que no sabe ni puede saber el inconverso.

El lugar de la sangre de Cristo


Una de las maneras más frecuentes de contender con Satanás es rogar por «la sangre de
Cristo» como si fuera algo mágico. La percepción es que la mera mención de las palabras
dichas por un creyente debe hacer correr al diablo. Para entender la importancia y el
significado de la sangre de Cristo es necesario estudiar varios pasajes de la Biblia.
Todos los sacrificios del AT se tenían que repetir vez tras vez y fueron figuras o
sombras –copias de lo que iba a ser permanente (He. 8:5). El sacrificio de Cristo en la cruz
fue una sola vez y para siempre (He. 9:12) y ...purificará nuestra conciencia de las obras
que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente (He. 9:14). La sangre de
Cristo nos limpia de todo pecado (1 Jn. 1:7; Ap. 1:5; 7:14). Es un glorioso hecho, una vez
para siempre. No es necesario ni posible repetirlo. ¡Es válido para todos en cualquier época
de la historia!
Ahora bien, estudiemos Apocalipsis 12:11: Y ellos le han vencido [a Satanás] por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron
sus vidas hasta la muerte (RV). Este versículo se encuentra en el contexto de las
acusaciones del diablo. Cuando Satanás los acusó, alegando que Dios estaba enojando y
que les había dado la espalda y no los amaba; la gente mencionada por el apóstol Juan en
Apocalipsis 12 vencieron sus misiles por la sangre de Cristo. El gran teólogo inglés J.
Oswald Sanders explica bien:

«La frase "la sangre del Cordero" no es ninguna clase de hechizo, ni un


ritual que añadimos a nuestros mensajes u oraciones para dar testimonio de
nuestra ortodoxia o para asegurarnos resultados sobrenaturales. No es una
fórmula para ser susurrada crédulamente ni una parrafada de palabras
místicas. Es la expresión de una fe inteligente, activa y vital en Cristo, el
Cordero de Dios, que al derramar su sangre hirió la cabeza de Satanás y lo
derrotó por completo».11

Apoyándose en un profundo entendimiento del libro de Hebreos, Sanders continúa


explicando el versículo:

«Fijémonos en que la preposición por [por medio de la sangre del cordero]


que aparece en esta frase significa “a causa de”. Como consecuencia de
haber quebrantado Jesús el poder del pecado y de Satanás a través del
derramamiento de su sangre, aquellos que estamos unidos en Él podemos
participar de su victoria. Ahora debemos mirar a Satanás como a alguien ya
vencido y proclamar la victoria de Cristo sobre él como propia. Satanás no
cuenta con ninguna arma con la que pueda responder a la sangre de
Cristo».12

Pasemos ahora al otro elemento en la victoria: el mensaje del cual dieron testimonio. El
apóstol Juan dice que para vencer al diablo tanto valor tiene la sangre de Cristo como la
palabra de su testimonio. A pesar de todo lo que les pasaba, mantenían sus testimonios
firmes en el Señor.
La gente admira a Cristo hasta que se le presenta como Hijo de Dios y el ÚNICO
camino al cielo. Hasta ese momento los budistas lo admiran; los musulmanes lo consideran
como un gran profeta; los de la teología liberal lo elogian como un gran ejemplo a seguir.
Sin embargo, cuando Jesucristo es presentado como el único hijo de Dios, el único camino
a Dios, que no existen otros dioses, entonces el encanto anterior se convierte en desprecio
tanto para Cristo como para sus seguidores. El punto de partida es la cruz. Si no habláramos
de la cruz y de lo que ella significa, no habría tantos conflictos con otras religiones y no
tendríamos problemas. Pero la Biblia dice que la cruz es una locura para los que se pierden
(1 Co. 1:18).
Pablo declara que la cruz es una ofensa (escándalo, BLA) (Gá. 5:11). Note que cuando
uno es perseguido es a causa de la cruz de Cristo (Gá. 6:12) por los enemigos de la cruz
(Fil. 3:18). La persecución instigada por el enemigo, como la descrita en Apocalipsis 12,
prueba el nivel del compromiso que tenemos con el Señor. Si morimos con él, también
viviremos con él; Si resistimos, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos
negará; Si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo (2 Ti.
2:11–13). Como creyentes podemos evitar persecución si vivimos sin normas absolutas en
la vida, sin la cruz, sin decir que Cristo es el único camino y por ende sin la palabra del
testimonio.
Es importante notar que aun en el primer siglo algunos creyentes hicieron todo lo
posible para evitar la persecución: Los que tratan de obligarlos a ustedes a circuncidarse lo
hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar ser perseguidos por causa de la
cruz de Cristo (Gá. 6:12; véase 2 Ti. 1:8; Lc. 6:26; 9:26).

11
J. Oswald Sanders,Op. cit., p. 122.
12
Ibid.
Durante el tiempo del Imperio Romano, los gobernadores deseaban unificar el imperio.
La mejor manera era tener una sola religión principal. La solución era deificar a César. Para
que todo el imperio lo adorara y así unir a todos los que estaban bajo su gobierno,
edificaron templos en todo el imperio. La nueva religión tenía pocos requisitos: Una vez al
año los ciudadanos debían quemar incienso y declarar una sola frase «César es señor». Una
vez que la persona hubiera cumplido se le entregaba un certificado (libellus) que les daba
permiso para adorar cualquier dios, aun al Dios verdadero. El problema es que los
cristianos declaraban algo diferente y exclusivo: «Jesús es Señor».
Podemos imaginar las intensas batallas interiores no tan diferentes de historias que
hemos escuchado últimamente de nuestros hermanos que viven en diferentes partes del
mundo. «¿Qué hago? Tengo que proveer para mi familia. Es posible que pierda mi empleo
o que termine en la cárcel, o peor todavía que pierda mi vida. Es poca cosa decir que César
es señor. No lo voy a decir con sinceridad. Me dará la libertad de servir al verdadero
Señor.» Es la clase de dilema que enfrentaron los creyentes de Apocalipsis 12. Ellos sabían
que detrás del dictamen del gobierno secular estaba Satanás y que no era «poca cosa»
declarar que César era señor; era una verdadera batalla espiritual. Ellos se vistieron de toda
la armadura de Dios y vencieron por lo que Cristo hizo en la cruz y por haber mantenido su
testimonio.
Hoy nos tenemos que enfrentar con situaciones similares, tales como:
Niégalo y mantendrás tu popularidad. Durante su último año de la secundaria, mi hijo
Joel junto con otros cinco estudiantes cristianos de varias iglesias, decidieron declararse
abiertamente cristianos y testificar tanto a sus maestros y profesores como a sus
compañeros. Para poder hacerlo tenían que decidir hacerlo a pesar de las consecuencias en
cuanto a la popularidad que gozaban. Mantuvieron su testimonio y vimos resultados
extraordinarios no solamente en la escuela sino sobre todo en las vidas de los mismos
cristianos.
Niégalo y mantendrás tu empleo. Cuando vivíamos en México un empresario,
convertido en nuestros estudios bíblicos tuvo que enfrentar el primer dilema que produjo su
nueva vida en Cristo. Durante la convención anual de su empresa, se esperaba que él
contratara prostitutas para los vendedores. Se mantuvo firme en su testimonio y perdió su
empleo.
Existen todo tipo de situaciones donde el creyente tiene que vencer con la palabra de su
testimonio, a veces como el ejemplo en Apocalipsis menospreciaron sus vidas hasta la
muerte.
Capítulo siete

¿Tengo puesta la armadura para la batalla?

Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las
artimañas del diablo
(Efesios 6:11)

A esta altura no somos ignorantes de las artimañas del enemigo y entendemos


nuestra responsabilidad de prepararnos para la lucha. Es hora, pues, como soldados que
somos, de colocarnos nuestra armadura e ir a la batalla. Pablo, en Efesios 6, describe esta
batalla como una lucha contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan
este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales
(Ef. 6:12).
Dios nos ha dado una armadura completa para estar firmes frente a las asechanzas del
diablo. Entonces, la solución al problema del ataque satánico radica en presentarnos
vestidos con esta armadura para apagar todos los dardos encendidos del maligno. Es
imprescindible, pues, que estudiemos cuidadosamente las diferentes partes de la armadura
que se detallan en Efesios 6:10–18:
Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la
armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas de diablo.
Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes,
contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas,
contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo
tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos
con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados
con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo
esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas
encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento,
con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por
todos los santos.

Puesto que la carne es un aliado del diablo, terminaremos derrotados.


En este intrigante pasaje encontramos dos divisiones en la armadura de Dios marcadas
por los tiempos de los verbos griegos. La primera división cubre las primeras tres piezas y
la segunda las últimas tres. El tiempo verbal que hallamos en los versículos 14–15 indica
que las tres primeras armas del creyente son algo ya hecho por el Señor Jesús, una
descripción de quién es Cristo y lo que hizo para el creyente. Son las diferentes obras de
Cristo lo que el soldado debe recordar durante la batalla espiritual contra las huestes del
mal. Es, en efecto, el terreno firme sobre el cual nos paramos y que forma la base para
nuestra defensa. Pablo explica: ...revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen
por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa (Ro. 13:14). A Timoteo el apóstol
agrega: ...fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús (2 Ti. 2:1).
El cristiano no debe entrar en la batalla sin vestirse de Cristo. Hay una fuerte tendencia
de luchar con el enemigo de nuestras almas en nuestro propio poder, es decir en la carne.
Puesto que la carne es un aliado del diablo, terminaremos derrotados.
Muchos comentaristas estiman que las primeras tres piezas del armamento reflejan más
bien cosas éticas, es decir, prácticas que el cristiano debe seguir: hablar la verdad; vivir en
justicia; tener paz o como sugiere la traducción de la NVI, calzados con la disposición de
proclamar el evangelio de la paz. Por supuesto que el seguidor de Cristo es una persona
que procura hacer justicia y paz, que no debe mentir y que ha de predicar el evangelio de
paz. Pero según mi criterio, no es esto lo que Pablo tiene en vista en este pasaje.

Ceñidos con el cinturón de la verdad


En el versículo 14 Pablo comienza explicando que la primera arma del creyente es
Cristo nuestra verdad. La túnica era un vestido que iba desde el cuello hasta la mitad del
muslo, colocado sobre la ropa interior, y sujetado con un cinto. Los soldados ceñían sus
lomos en preparación para una guerra. Nuestro enemigo es un mentiroso. ¡Es el padre de la
mentira! (Jn. 8:44). Como hemos visto, uno de sus caprichos es tergiversar la verdad
haciéndonos dudar de la bondad, amor y veracidad de Dios. En plena guerra siempre hay
mucha confusión. En ese momento es imprescindible recordar que Cristo es nuestra verdad
(Jn. 14:6; 2 Co. 11:10; 1 Ti. 2:7).
Luis Palau cuenta la historia de una persona que entró en la batalla sin el cinturón de la
verdad:
«En una de las principales ciudades de los Estados Unidos, después de un almuerzo un
anciano se acercó a mí, caminando lentamente, luchando a cada paso con sus piernas
impedidas. Se presentó. Era un profesor universitario retirado de setenta y siete años de
edad, que fue candidato al Premio Nobel de química. Le pregunté:
—¿Tiene vida eterna o todavía está en la búsqueda?
—Mi esposa irá al cielo y yo al infierno —me respondió.
«Qué interesante», pensé. «Eso no fue lo que le pregunté.»
—Profesor, ¿por qué dice que se va al infierno?
—Cuando era muchacho, tenía fe y luego la perdí —contestó—. Ahora ya es demasiado
tarde.
—Profesor, nunca es demasiado tarde. Además, usted vino para hablar conmigo porque
desea saber, ¿verdad?
—Sí, quiero saber —respondió.
—¿Cuándo perdió la fe?
—En la universidad. Me la quitaron en la universidad y he estado cuarenta años sin fe.»
Obviamente nadie había quitado su fe, pero la habían socavado. Había sido fácil
convencerlo de que no hay un Dios porque en ese entonces no estaba seguro de que Jesús
era la verdad. La evolución tomó el lugar de Dios. El resto de la historia es interesante.
— Dios nunca me recibirá de nuevo —dijo el profesor.
—No es así. Él sí lo recibirá de nuevo —replicó Luis.
—No, no lo hará.... No puede.
—Profesor, ¿por qué dice eso?
—Sucede que soy muy indigno. Soy muy indigno...
—Profesor, tiene razón. Usted es indigno. Pero yo también lo soy, al igual que el resto
de la humanidad.
Era Semana Santa, así que le dije:
—¿Por qué cree usted que celebramos el viernes santo? Por la cruz, profesor. En la cruz
Dios se ocupó de nuestras culpas y de nuestros pecados y los enterró para siempre.
Profesor, usted quiere ser perdonado, ¿no es así?
—Sí —respondió.
—Profesor, Dios puede quitar sus culpas, aun las de esos cuarenta años. Mire lo que
dice en la Biblia: Y nunca más me acordaré de tus pecados y maldades (Hebreos 10:17).
—¡Qué hermoso!
—¿Está listo para que Dios lo reciba otra vez?
—Sí —contestó.
Puse la mano sobre el hombro de este distinguido caballero y oré con él. Temblaba
mientras le abría su corazón a Jesús.
Unas semanas más tarde, hablé con el matrimonio por teléfono. Me agradecieron por
haberle señalado a él el camino a la vida eterna a través de Jesucristo.
—Ahora los dos estamos seguros de que tenemos vida eterna.1
Ahora el profesor está ceñido con el cinturón de la verdad de Cristo.
No podemos esperar que Satanás huya de nosotros sin primero establecer quién es la
verdad. La Biblia afirma que Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (He. 13:8).
No cambia. Sus promesas son inalterables. Su Palabra es verdad (Jn. 17:17). Eva no había
establecido este principio en su vida y como resultado fue engañada por la serpiente (1 Ti.
2:14). Sin descansar plenamente en Cristo nuestra verdad, no estaremos totalmente
protegidos de las acusaciones, dudas, tentaciones, y otros dardos de fuego del diablo.

Protegidos por la coraza de justicia


Pablo afirma en el mismo versículo 14, que después de la verdad tenemos que vestirnos
con la coraza de justicia. La coraza más común que empleaban los romanos era de metal y
cubría el torso; comenzaba con la nuca y terminaba en la parte superior del muslo. Protegía
los órganos vitales del cuerpo, especialmente el corazón. En el pensamiento hebreo el
corazón es el centro mismo del ser humano, el sitio de la mente, la voluntad y las

1
Luis Palau,Dios es relevante(Miami: Editorial Vida, 1999) pp. 56–57.
emociones.2 La coraza de justicia defiende el motor del creyente y todo lo que contribuye a
la toma de decisiones.
Sin esta coraza, cuando estamos bajo ataque satánico nos sentimos indignos de la
presencia de Dios o llevamos una pesada culpa. Es sin duda una táctica común que usa
Satanás para derrotar al creyente. «Dios está lejos de mí. Soy un fracasado. Dios no tiene
interés en mi vida», piensa el cristiano. Esto es un ataque directamente al fundamento de mi
justicia, o sea, mi posición en Cristo. Por eso Dios nos dio la coraza de justicia, que es el
Señor Jesucristo; Él es quien protege nuestra vida con su poder. Así que es imperioso
recordar que no mantenemos nuestra posición en Cristo por esfuerzo humano. Nos
rendimos totalmente a Cristo cuando lo aceptamos como Señor y Salvador. Podemos acudir
a Cristo por su justicia en la cruz, no por nuestro propio mérito.
Estudiemos por un momento la vida del apóstol Pablo. Si alguien tenía motivo para
desanimarse y darse por vencido, fue él. De baja estatura, sin atracción física para
impresionar a la gente, incluso hay sugerencias de que quizá fuera repugnante para algunos.
Por haber sido un perseguidor brutal de los del Camino (creyentes), su pasado le seguía
y casi le costó la vida. Además algunos le recordaban que no había sido uno de los doce
apóstoles originales (1 Co. 9:2). Veían su llamado con cierto recelo, insinuando que tal vez
no fuera un verdadero apóstol. Cuando escribió a la iglesia en Corinto y luego a Éfeso, se
llamó a sí mismo el menor de todos los santos y el más pequeño de los apóstoles (1 Co.
15:9; Ef. 3:8). ¡Qué motivos para desanimarse! ¡Qué puerta abierta para que Satanás
pudiera atacarlo y decir!: «¿Para qué luchas? Trabajas como loco fabricando tiendas de
campaña y tratando de predicar el evangelio. Nadie te hace caso. Date por vencido, Dios no
te ha escuchado». Pero ¿cómo contesta Pablo? Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y
la gracia que él me concedió no fue infructuosa (1 Co. 15:10). Pablo estaba usando la
coraza de justicia. Decía: «No me mantengo por mi propia justicia sino por la justicia de
Cristo».

Calzados con... el evangelio de la paz


Mi hijo Joel es futbolista. Parece mentira pero tiene tres diferentes pares de botines para
los tres diferentes tipos de cancha: pasto mojado, pasto seco y pasto artificial. Me dijo que
es muy posible que el resultado del partido dependa de la elección de los zapatos. En el
versículo 15, Pablo explica que el guerrero tiene que calzarse con el evangelio de la paz. No
se debe ir a la batalla sin buenas botas o zapatos porque son los pies los que nos llevan a la
lucha. Los soldados romanos (seguramente los ha visto representados en películas) llevaban
semi-botas, con una suela gruesa con tiras de cuero para atarlas al pie. Abajo, la bota tenía
clavos para poder pararse firme en la lucha cuerpo a cuerpo.
Cristo es nuestra paz con Dios, quien nos da firmeza en la batalla. La paz espiritual
tiene dos aspectos. Primeramente, la «paz con Dios» que viene cuando uno recibe a Cristo
por medio de la fe (Ro. 5:1, Col. 1:20). Antes de la salvación, existe enemistad entre el
hombre y Dios (2 Co. 5:18), pero esta situación se arregla cuando uno es justificado (puesto
en una relación correcta con Dios) por medio de la fe en Cristo.
El creyente también puede gozar de «la paz de Dios» que «sobrepasa todo
entendimiento» (Fil. 4:7). Generalmente la paz se define en los siguientes términos:
2
Alfonzo Lockward, ed.,Nuevo diccionario de la Biblia(Miami: Editorial Unilit, 1999) p. 245.
tranquilidad, sosiego o descanso del alma. La paz (la tranquilidad del alma) de Dios es obra
del Espíritu Santo en la vida del cristiano (Gá. 5:22) y también ayuda a guardar el corazón y
la mente del cristiano (Fil. 4:7).
Sin embargo, hay quienes tienen la paz con Dios (han recibido a Cristo) pero no
disfrutan de la paz de Dios. La razón más frecuente es que hay pecado en su vida y la
conciencia los está atormentando. Pero hay también otras razones —incluyendo, como
veremos más abajo, ataques del enemigo— y para entender la raíz de éstas, tenemos que
ver el contraste que hace Jesús entre la verdadera paz espiritual que Cristo da, y la paz del
mundo (Jn. 14:27).
La paz del mundo se centra en las circunstancias o depende de ellas, mientras que la paz
que Cristo da, se centra en la reconciliación que tenemos con Dios por medio de la obra
redentora de Cristo y depende de Él en el hecho de que Cristo está en control de la vida y
que uno puede confiar en Él plenamente. Las circunstancias cambian pero Cristo nunca
cambia. Ahora bien, si pongo mi esperanza y mi seguridad en las circunstancias, cuando
éstas cambian o se derrumban, la paz también desaparece. Por otro lado, la paz que resulta
de poner mi esperanza en alguien inmutable, me mantiene firme (He. 6:18–19).
Entonces, desde el principio de la batalla cada creyente ha de preguntarse: ¿De dónde
deriva mi paz y mi seguridad? ¿De las circunstancias o de mi Salvador? Porque tarde o
temprano Dios nos pondrá en una situación que nos revelará en qué o quién hemos
colocado nuestra esperanza. Pedro lo llama el fuego de la prueba (1 P. 4:12). De modo que
parte de la solución al problema de los ataques del diablo es reconocer quién nos mantiene
firmes.
Estamos ya preparados para considerar las próximas tres armas que el creyente tiene a
su disposición. La forma del griego cambia en el verso 16, y va de algo que Cristo es para
el cristiano a algo de lo que el creyente tiene que apropiarse.

Tomen el escudo de la fe:


Sobre todo hemos de tomar el escudo de la fe (v. 16). Es sorprendente que Pablo indica
que el escudo de la fe es lo único que necesitamos para apagar todas las flechas
encendidas del maligno. El ejército romano empleaba dos clases de escudos. El primero, el
clásico, que vemos en casi todas las películas relacionadas con la era romana, presenta al
soldado con la espada en una mano y en la otra un escudo pequeño y redondeado. Sin
embargo, la palabra en el griego aquí habla de otra clase de escudo, uno más grande y
rectangular. Era de madera de 1 metro 22 centímetros por 80 centímetros.3 cubierto de
cuero remojado en agua (para apagar las flechas encendidas) o de metal (para desviar los
dardos). Los soldados formaban una fila larga, hombro a hombro y avanzaban paso a paso
hacia el enemigo. Detrás venían los demás soldados con sus espadas y los escudos
redondos. La primera fila extinguía los dardos encendidos del enemigo, permitiendo que los
demás soldados entraran en combate cuerpo a cuerpo.
Detengámonos un momento para recordar cómo funcionan las maquinaciones (dardos)
de Satanás. No todos los pensamientos negativos, depresiones, pleitos, amargura, etc., son
obra directa de Satanás, porque muchos tienen su origen en nosotros mismos, de nuestra
propia lujuria y pasiones (Stg. 4:1–2; 1:12–18). Asimismo Satanás está buscando una
3
Es decir 4 por 2.5 pies.
puerta abierta, como dijimos antes, y la encuentra en personas ya desanimadas, amargadas,
enojadas, cínicas, o donde hay rencor, pleitos, falta de perdón, etc. (2 Co. 2:11; Ef. 4:26). El
diablo se aprovecha una puerta que ya una persona abrió y se mete para empeorar cada caso
y convencernos de que no hay esperanza. Una vez más no ignoramos sus artimañas (2 Co.
2:11 RV).
También es posible que Satanás ataque directamente a una mente santa. Por ejemplo, en
momentos de tranquilidad o aun cuando estamos orando, quizá pasen por la mente
pensamientos sucios o que tienen que ver con la muerte, el suicidio o el asesinato; o tal vez
aparezcan dudas sobre la salvación, las cuales estorban la relación que tenemos con el
Salvador. Algunas personas ni siquiera pueden orar o escuchar una predicación porque el
ataque es muy fuerte. Es hora de tomar el escudo de la fe.
Satanás también usa los fracasos del pasado para derrotar al creyente en el presente.
Cristo perdona y borra el pasado para dar vida en el presente (2 Co. 5:17–21; Col. 2:13–
15), pero Satanás quiere recordar las caídas del pasado para que el creyente las reviva vez
tras vez. Satanás susurra: Dios nunca te va a perdonar; lo que hiciste es demasiado
terrible.
Después de todo lo antedicho, creo que por lo menos podemos afirmar que hay dos
características básicas de estas «flechas» satánicas en la mente:
1) Parecen surgir de los propios pensamientos. «¿Cómo puedo yo siendo creyente en
Cristo tener un pensamiento así? ¿Soy un verdadero creyente?». Con esta confusión el
creyente intenta reprimir dichos pensamientos y sojuzgar al subconsciente, en vez de
conquistarlo por medio de la armadura de Dios. ¡Ojo! Satanás nunca es culpable de mi
pecado personal. Es responsable de proveerme la oportunidad de pecar, es decir la
tentación, pero yo soy responsable de responder de una manera bíblica frente a la tentación.
2) Atacan nuestra posición en Cristo, insinuando que Cristo no es el Salvador, o al
menos que no tiene interés en mi vida. Frente a tal ataque, uno tiene que utilizar el escudo
de la fe.
No es el escudo de la «creencia», como si conocer la verdad fuera suficiente, sino es el
escudo de la fe. La fe cristiana es conocer y experimentar al verdadero Dios. La fe es actuar
de acuerdo con la creencia, pero no es sólo la creencia.
Sin embargo, para confiar en Dios uno tiene que entender quién es Dios. La fe de
algunos ha naufragado debido a que no han creído en el Dios de la Biblia sino en un dios
creado por la cultura, por su propia mente o por una secta.
Pablo tampoco habla de «fe en la fe» como si la fe fuera algo mágico, sino que habla fe
en el todopoderoso, soberano, trino Dios. La fe es entender que los ataques vienen de
Satanás, pero que mi posición en Cristo está segura por la muerte del Salvador en la cruz
por mí porque con su resurrección venció el pecado y la muerte; y fe además es negar y
rechazar (Lc. 9:23) el falso sentido de culpa, dirigiendo los pensamientos a Dios en oración.
Tampoco es el escudo de la «experiencia», como si pudiéramos emplear nuestra
experiencia para apagar los dardos encendidos del diablo. El expositor D. Martin Lloyd-
Jones explica:

«El diablo causa confusión indecible en esta cuestión tan central. La esencia
de la posición cristiana es la experiencia: la experiencia de Dios y con Dios.
Sin embargo si mi experiencia no me conduce al conocimiento del Padre y
de su Hijo, no tiene valor. Hay sectas que pueden liberarte de cosas que te
derrotan, sectas que pueden darte felicidad. La psicoterapia también puede
hacer eso, y también pueden hacerlo otros medios y factores, hasta una
cirugía de cerebro. Debemos tener una manera de probarla [experiencia]. Si
la experiencia no es una experiencia del Dios viviente a través de su Hijo
que vino para vivir, para morir y resucitar a fin de poder dar esa experiencia;
si no es por medio del Espíritu Santo, no es una verdadera experiencia
cristiana.
El diablo viene y con su astucia nos engaña. Un hombre me dice: “Tuve una
experiencia. Mi vida ha cambiado. Me ha sucedido algo maravillo”. Yo le
digo que es excelente que sea un hombre mejor de lo que era antes, pero le
pido que me diga por qué es un hombre mejor.»4

Hay otro aspecto que es de suma importancia. Somos vulnerables en lo que se refiere a
nuestra experiencia (la salud, los sentimientos o el estado de ánimo) porque es algo
subjetivo. Tal vez no me siento bien; entonces el diablo me induce a llegar a la conclusión
de que no estoy bien. Significa que me estoy rigiendo por los sentimientos y no tengo una
base objetiva.
Por otro lado, cuando él ataca nuestra doctrina, está atacando no a nuestra experiencia
que puede o no estar basada en una verdad, sino ataca la verdad de la Palabra de Dios —
algo objetivo— que se puede comparar con la Escritura encomendada una vez por todas a
los santos (Judas 3). Sin embargo, un creyente sin bases en la verdad de la Palabra no sabe
qué hacer con las emociones trastornadas. Muchas veces en vez de alzar el escudo de la fe,
entra en diálogo consigo mismo, o peor todavía con el enemigo. Éste trata de convencernos
(o convencerle al diablo) de que realmente somos gente buena y así componer las
emociones. El fin de esta clase de diálogo es frustración, o peor todavía depresión.
La Biblia siempre nos da buenas nuevas: Él es escudo a los que en él esperan (Pr. 30:5
RV). Por otro lado, en el momento en que el creyente deja de confiar en Dios, baja su
escudo.
Hace tiempo mi esposa llamó a una amiga por teléfono, pero no la pudo encontrar a
pesar de haber hecho el intento varias veces. Después de diez días contestó una voz muy
débil; era su amiga. Había pasado más de una semana en un hospital después de haber
sufrido un quebranto emocional. Ella junto con su esposo habían sido mentores nuestros y
siempre los habíamos considerado espiritualmente maduros. El esposo, un amante del
evangelismo personal, se había enamorado de una muchacha en la fábrica donde trabajaba
como carpintero. La relación nunca salió de la esfera de los deseos y las pasiones; sin
embargo, un día él se lo confesó a su esposa. Ella no pudo enfrentar la situación y terminó
en el hospital. Dejó su escudo en el ropero.
Años más tarde, ya recuperada, cuando la asaltan las flechas encendidas del maligno,
ella corre a medicamentos y, peor todavía, aconseja a otros a que hagan lo mismo. En una
conversación personal ella explicó sus razones: —Es absurdo pensar que la fe puede vencer
los problemas serios.
Ella no se ha valido del escudo que Dios le ha dado para ser usado durante los tiempos
de ataque. Sigue en la iglesia, sigue asistiendo a estudios bíblicos; sin embargo, cuando hay

4
D. Martin Lloyd-Jones,The Christian Warfare. An Exposition of Ephesians 6:10–13 (Grand Rapids,
Michigan: Baker Book House, 1976), p. 197.
una batalla espiritual recurre a otros armamentos. ¿Quién es el que vence al mundo sino el
que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn. 5:5).
Uno emplea el escudo de la fe cuando aplica constantemente a su vida lo que sabe es la
verdad acerca de Dios.

Tomen el casco de la salvación


Los soldados romanos llevaban cascos hechos de metal o bien de cuero. El casco
protegía la cabeza del guerrero tanto de las flechas como de los golpes de una espada. La
intención del atacante era partir la cabeza en dos con la espada. Un buen casco protegía el
cráneo de ese destino letal.
En el versículo 17, Dios provee el casco de la salvación para proteger la mente, la cual
tiene la habilidad de pensar, concentrarse y razonar. No hay protección en el mundo para la
mente, pero para el creyente existe el casco de la salvación. Compare este versículo con 1
Tesalonicenses 5:8, donde Pablo amplía la misma verdad con más detalles, explicando que
estamos protegidos por el casco de la esperanza de la salvación. La esperanza del cristiano
es el tiempo futuro de la salvación. El apóstol no está mirando o hacia atrás sino al futuro.
Pablo desea que nos demos cuenta de que a pesar de toda la confusión que hay en el
mundo, Jesús está llevando a cabo su plan, y todo está bajo su control. Un día todo se va a
acabar y el creyente estará en la gloria (Ro. 8:29–30; 2 Ts. 2:14). Juan explica que todo el
que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro (1 Jn. 3:3).
Entonces, el casco de la salvación (puestos los ojos en Jesús –He. 12:2) enderezará
nuestros pensamientos en esta hora de la historia, un tiempo tan alborotado y confuso y nos
protegerá del dios de este mundo (2 Co. 4:4).

Tomen... la espada del Espíritu


La siguiente parte del armamento mencionada en el versículo 17 es la espada del
Espíritu, que es la Palabra de Dios. Es la arma ofensiva en la armadura del cristiano. La
forma del griego indica que la espada es un puñal especialmente apto para el combate
personal.
Es notable que Pablo emplea la palabra jrema en vez de logos (como en Juan 17:17)
para describir aquí la Palabra de Dios. Jrema es la palabra hablada y aplicada. El erudito
W. E. Vine explica: «El significado de jrema, en su distinción de logos, queda
ejemplificado en la instrucción a tomar la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios
(Ef. 6:17); aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino al pasaje individual de
las Escrituras que el Espíritu trae a nuestra memoria para su utilización en tiempo de
necesidad, siendo el prerrequisito de ellos la lectura habitual y memorización de las
Escrituras».5
Jesús usó la espada del Espíritu tres veces en Mateo 4:1–11 para combatir las
tentaciones del diablo. Tomar la espada del Espíritu es valerse de pasajes de la Biblia
aplicables a la situación cuando se está bajo ataque satánico (He. 4:12; 2 Ti. 3:16–17). Por

5
W. A. Vine,Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo
(Nashville: Editorial Caribe, 1999) p. 624.
eso el salmista dice: ¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu
palabra. En mi corazón atesoro tus dicho para no pecar contra ti (Sal. 119:9, 11). La
Palabra de Dios es la espada del Espíritu, porque es el Espíritu Santo quien reaviva los
pasajes necesarios en la memoria del creyente. Pero hay que tomar en cuenta que el Espíritu
Santo no puede traer a la mente lo que no está en la memoria. La evidente conclusión es
que ¡hay que estudiar la Biblia!
En Mateo 4 Jesús respondió al diablo diciendo: Escrito está. La Palabra de Dios es una
herramienta divina dada por Dios para refutar al enemigo. Si el guerrero cristiano no la
emplea en plena guerra, pronto estará fuera de combate.

Oren en el Espíritu en todo momento


Finalmente, Pablo subraya la importancia de la oración en la batalla espiritual. Revela
que los pasos anteriores deben darse en oración: oren... en todo momento (v. 18). La Biblia
nos exhorta a perseverar en la oración y agrega: orando con peticiones y ruegos. La oración
«es la atmósfera en la que vive y lucha el soldado».6
Este pequeño versículo está repleto de lecciones para el soldado cristiano.
1) La oración es una de las armas con que luchamos. En uno de los pasajes más
citados en los últimos tiempos Pablo insiste que, aunque vivimos en el mundo, no libramos
batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que
tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que
se levanta contra el conocimiento de Dios... (2 Co. 10:3–5). En este pasaje el apóstol no
específica cuáles son las armas pero estamos seguros de que tiene en mente la armadura de
Dios y del contexto del Nuevo Testamento podemos incorporar por lo menos las siguientes:
el amor (1 Juan 3:11–24; 4:18; Mt. 5:44; 1 Co. 13:4–8); el Espíritu Santo (Hch. 1:8; Jn.
14:26; Ro. 8:16, 26; Gá. 5:16); la unidad del cuerpo de Cristo (Sal. 133; Ef. 4:3–13; Jn.
17:20–26); y por supuesto la oración (Ro. 12:12; Fil. 4:6; Col. 4:2; Stg. 5:15). Varios
teólogos adjuntan la debilidad (2 Co. 12:7–10) como una de las armas poderosas del
creyente. Es paradójico afirmar que cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Co. 12:10).
Nos ayuda a recordar que es Dios quien nos hace más que vencedores, y no nosotros (Ro.
8:37) en la batalla contra Satanás. En el momento en que imagino que yo puedo efectuar la
obra, me estoy poniendo en el lugar que le corresponde a Dios, lo cual es blasfemia.
Estas armas son poderosas para derribar fortalezas que Pablo define como argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. En el contexto de 2 Corintios
son las enseñanzas espurias de los falos maestros. Uno puede ver cómo estas armas son
poderosas para destruir las intrusiones de los agentes del enemigo.
2) La oración debe ser continua: oren en todo momento. No existe una situación en
que no se pueda orar. Esta exhortación implica el reconocimiento continuo de la presencia
de Dios.
3) Debemos emplear varias clases de oración: con toda oración. Hay varios
elementos que forman parte de la oración.
a) La gratitud.

6
William MacDonald,El mandamiento olvidado. Sed santos (Grand Rapids, Michigan: Portavoz,
1998), p. 35.
La gratitud es reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios, no porque
seamos merecedores de ello sino por su amor y misericordia (Col. 1:3, 12; 2
Co. 2:14).
b) La confesión.
Cuando hayamos pecado, la solución es confesar el pecado directamente a Dios
(1 Jn. 1:9; Lc. 18:13; Pr. 28:13; Sal. 32:5; 51).
c) La intercesión.
Es orar por otras personas que tienen necesidad. Debemos orar en forma
específica para poder saber cuando Dios contesta la oración (He. 13:18; Col.
1:3; 2 Co. 9:14; 1 Ti. 1:2–3).
d) La alabanza.
Esta palabra significa glorificar a Dios (Lc. 1:64; 18:43; Hch. 2:47; 3:8–9;
16:25; He. 13:15).
e) La petición.
Se refiere a las necesidades que tenemos (Sal. 6:9; Ro. 10:1; 2 Co. 1:11; 9:14;
Fil. 1:4, 19).
4) Las oraciones tienen que ser «en el Espíritu» es decir, conforme a la voluntad del
Espíritu Santo. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos
qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios
(Ro. 8:26–27).
5) Debe haber persistencia en la oración: manténganse alerta y perseveren en
oración.
6) Las oraciones deben incluir a los demás cristianos porque todos somos soldados:
por todos los santos. Nuestras oraciones no han de limitarse.
Capítulo ocho

La clave para resistir a Satanás

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes


(Santiago 4:8)

U no de los factores fundamentales en la batalla contra el diablo es uno de los más


descuidados por un lado, y más obstaculizados por el otro: el de acercarse a Dios. Es uno de
los más descuidados porque todos estamos muy ocupados y acercarse a Dios requiere
tiempo, disciplina y esfuerzo. Es uno de los más obstaculizados porque el mismo Satanás se
aprovecha de nuestra propia naturaliza pecaminosa y nos hace sentir lejos de Dios. Es más,
a veces la tradición, la cultura y aun nuestra propia doctrina trabajan en contra. Sin
embargo sigue siendo evidente que, no será posible tener victoria en la guerra espiritual sin
acercarse a Dios constantemente. Tomemos el ejemplo de los destinatarios de la carta a los
Hebreos. Su trasfondo histórico/cultural ejemplifica varias de las barreras que muchos de
nosotros tenemos que enfrentar al procurar acercarnos a Dios.
Los hebreos siempre habían recibido la enseñanza (de la tradición, de sus padres y de la
ley) de permanecer lejos de Dios. Había una sola persona que podía entrar en la presencia
divina, el sumo sacerdote, y lo hacía una vez al año yendo al lugar santísimo. Según la
tradición, ataban una soga alrededor de su pie para que si moría adentro fuera posible
sacarlo sin la necesidad de entrar. Además, Moisés tuvo que poner límites alrededor del
monte santo para que la gente no pasara: cualquiera que lo toque será condenado a muerte
(Éx. 19:12). Con el arca del pacto sucedía algo similar. Dios mató a 50.070 hombres porque
habían mirado dentro del arca de Jehová (1 S. 6:19). Uza perdió su vida cuando quiso
sostener el arca (2 S. 6:6–7). El mensaje no podía ser más claro: Quedarse lejos de Dios.
Los destinatarios del libro a los Hebreos crecieron con ese trasfondo. Sin embargo,
reflejando la realidad del nuevo pacto, la exhortación es ...acerquémonos confiadamente al
trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el
momento que más la necesitemos (He. 4:16; véase He. 10:22).
Uno de los abusos corregidos por la reforma de la Iglesia del siglo XVI fue el concepto
del sacerdocio. Antes la autoridad residía en el sacerdote y por ende el feligrés debía acudir
a él —no directamente a Dios— para recibir perdón, indulgencias, contestaciones, sanidad,
etc. La Reforma volvió a hacer hincapié en que cada creyente es sacerdote, con sus
correspondientes privilegios y responsabilidades.
Siempre ha existido confusión sobre la naturaleza de la iglesia y el rol de los creyentes.
El apóstol Pedro era singularmente idóneo para hablar sobre estos temas. A él le habían
sido dadas las llaves del reino de Dios cuya función era abrir el camino de la salvación a los
gentiles (Mt. 16:18). Consideremos brevemente lo que Pedro enseña sobre la iglesia en 1
Pedro 2:4–10.
El apóstol comienza hablando acerca de la naturaleza o carácter de la iglesia. Al
acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas... De este modo llegan a ser un
sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de
Jesucristo (1 Pedro 2:4–5). Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel
que los llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 P. 2:9).
La Iglesia es una casa espiritual formada por piedras vivas. Es algo inmaterial. Dios no
construye con ladrillos y acero sino con piedras vivas, es decir gente. Usted y yo somos la
Iglesia. Dios...no vive en templos construidos por hombres (Hch. 17:24). Él vive en los
corazones de su pueblo. Las implicaciones son muchas: El edificio de la iglesia no es «la
iglesia»; los verdaderos cristianos forman la iglesia. El santuario no es un lugar en el
templo (edificio); el santuario es el corazón de cada cristiano (1 Co. 3:16; 6:19).
De igual importancia es saber que somos un sacerdocio santo (1 P. 2:5) o real
sacerdocio (9). El sacerdote tiene acceso directo a la presencia de Dios. En el Antiguo
Testamento era una clase especial, descendientes de Aarón. La palabra proviene de
«vicario» (puente). El sacerdote llevaba las peticiones de la gente a Dios. Él tenía derecho a
acercarse a Dios. Constituía una especie de puente entre el pueblo y Dios.
Sin embargo, con la muerte de Cristo el velo (de separación) se rasgó en dos, de arriba
abajo (Mt. 27:51), abriendo así el camino de acceso directo a Dios para cada creyente. En la
Iglesia de Cristo bajo el nuevo pacto los sacerdotes no son una clase especial. Cada
creyente es un sacerdote. Todos tenemos acceso directo a la presencia de Dios.

Es hora de que el pueblo de Dios madure y se valga de sus privilegios


como sacerdocio santo.

Por medio de la muerte de Jesucristo todo cristiano tiene acceso directo a la presencia
de Dios. No necesitamos a un cura, un pastor, un misionero, un evangelista o un predicador
itinerante que interceda por nosotros. Es hora de que el pueblo de Dios madure y se valga
de sus privilegios como sacerdocio santo. Nunca tendremos victoria sobre el diablo sin
acercarnos a Dios a diario. Es parte inseparable de la guerra espiritual. Cuando andamos
cerca de Dios, Satanás nunca logrará sus propósitos finales en nuestra vida.
Acercarse a Dios no significa una mera reforma externa o moral. Jesús mismo en Lucas
11:24–26 advierte que la reforma moral nunca es suficiente; es necesario acercarse
verdaderamente a Dios: Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares
áridos buscando un descanso. Y al no encontrarlo, dice: «Volveré a mi casa, de donde
salí.» Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. Luego va y trae otros siete espíritus
más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona
resulta peor que el inicial. Los comentarios de Matthew Henry sobre este pasaje son dignos
de repetir:
«Éstos [los siete demonios más malvados] entran sin ninguna dificultad ni oposición.
La naturaleza aborrece el vacío; cuando el corazón humano parece estar reformado, como
una casa bien barrida y en orden, está pidiendo un inquilino; si el demonio se marcha, debe
ser habitada por el Espíritu Santo; porque, de lo contrario, el diablo volverá con mayor
poder. No hay peor tragedia que la reincidencia en el pecado (v. 2 P. 2:20–22). Por eso, la
hipocresía es el camino real hacia la apostasía: “Y el estado final de aquel hombre viene a
ser peor que el primero.” Las formas exteriores no se pueden guardar por tiempo
indefinido. La hora de la “prueba” es la que “prueba” la falsa condición del hipócrita
temporal y oportunista (v. Mt. 13:20–21; Mr. 4:16–17). El estado final de tales personas es
siempre peor que el primero, tanto en cuanto al pecado como al castigo. Por eso, los
apóstatas suelen ser los peores hombres, puesto que su conciencia está cauterizada,
insensible a las llamadas de la gracia, y su corazón está más endurecido en el pecado. En el
día del gran Juicio recibirán mayor condenación.»1
El escritor Asdrúbal Ríos pregunta cómo se puede aplicar el pasaje a la actual
generación en Latinoamérica.
«Se multiplican hoy las religiones, los credos y otras filosofías como cientificismo,
misticismo, humanismo, meditación trascendental, la nueva era, e incontables sectas que
sostienen falsas doctrinas. En base a ello algunas personas logran mejoras o reformas,
superan ciertos vicios, realizan un poco de limpieza social –es decir barren la casa. Pero
luego caen en cosas peores –no sólo viciosas sino también idolátricas y satánicas como
brujerías, culto al diablo, etc....»2
Luego Ríos llega a una conclusión: «La lección de este pasaje deja ver que no valen
mucho meras reformas religiosas, a menos que haya un cambio radical en iglesias e
individuos, un cambio producido mediante una genuina conversión por el poder de la
Palabra de Dios. Simples mejoras circunstanciales sólo producen un alivio temporal, y el
mal luego se torna peor...»3
Uno de los grandes misterios del cristianismo es sentir de tiempo en tiempo, que Dios
está lejos, no nos escucha y nos ha dado la espalda, cuando en realidad está cerca: Así que
acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la
gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos (He. 4:16). Existe un sentir
innato de que no soy digno de acercarme a Dios. Todas las religiones en el mundo son
intentos de apaciguar la ira de Dios y de acercarse a Dios. Cuando Pablo visitó a los

1
Matthew Henry, Comentario Exegético Devocional a toda la Biblia, Marcos y Lucas (Barcelona:
Editorial Clie, 1983), p. 351. Varios escritores han intentado extraer lecciones sobre los demonios
de este pasaje. Un buen ejemplo es Conociendo a su enemigo por Juan D. Lopes (Viña del Mar,
Chile: Fraternidad de Impresores, 1999). Antes de procurar sacar instrucciones sobre el proceder
de los demonios, es imperioso entender que a) la Escritura dice poco acerca de las peculiaridades
y costumbres de los demonios y sería arriesgado especular, b) en este pasaje el Señor no está
dando un discurso sobre la demonología sino acerca de hipócritas o como explica Mateo 12:45
esta generación malvada simbolizada por el hombre poseído por un demonio, c) es una parábola y
la parábola cumple su función cuando enseña una lección moral. Es muy probable que el concepto
de que los demonios se retiraban a lugares desiertos y solitarios una vez sacados de los hombres
fuera una opinión aceptada dentro de la tradición moral de los judíos.
2
Asdrúbal Ríos, Comentario Bíblico del Continente Nuevo, San Mateo (Miami: Editorial Unilit,
1994), p. 157.
3
Ibid
filósofos en Atenas dijo: ...en verdad, él [Dios] no está lejos de ninguno de nosotros (Hch.
17:27).
A pesar de los sentimientos que podamos tener, Santiago, en el pasaje que estamos
estudiando, nos da un mandato: acercarnos a Dios. Algo tan sencillo y tan práctico es una
importante herramienta para derrotar a Satanás nuestras vidas y en la de todo creyente.
Durante una cruzada evangelística me invitaron a un programa televisivo de entrevistas.
Duró 45 minutos, y me hicieron preguntas sobre cómo emplear la Biblia en el ministerio de
aconsejar. Después los teléfonos empezaron a sonar. Los directores del canal pidieron que
yo hablase con cada uno de los que llamaban. En ese rato me di cuenta de la cantidad de
cristianos que piensan que Dios está lejos, o que mis oraciones particulares son más
eficaces que las de ellos. Persona tras persona quería que yo orara por sus niños, sus
cónyuges o sus situaciones personales. Cuando les pregunté si ellos mismos no habían
estado orando por esas peticiones, escuché una serie de respuestas tristes. Uno alegó que
Dios no escuchaba sus oraciones. Otro pensaba que yo tenía una unción especial. Otro
presentía que sólo los «siervos de Dios» tienen acceso directo a la presencia de Dios. Todo
esto es parte de la doctrina anterior a la reforma protestante, cuando se enseñaba que el
feligrés tenía que acudir al sacerdote para recibir algo que no tenía. Es hora de que el
pueblo de Dios se acerque a su Dios con confianza (He. 4:16).
Usted preguntará: ¿cómo me acerco a Dios? El contexto del versículo de Santiago da
parte de la contestación: Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la
Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.» Así que
sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes... ¡Pecadores, límpiense las
manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! Reconozcan sus miserias, lloren y
laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría en tristeza. Humíllense delante
del Señor, y él los exaltará (Stg. 4:8–10). Santiago indica que para algunos es posible
que el primer paso sea humillarse delante del Señor, arrepentirse y recibir el perdón de
Dios.
Para otros acercarse a Dios requiere un intenso deseo seguido por una disciplina diaria
como ilustra David en Salmos 88:13 Yo, SEÑOR, te ruego que me ayudes; por la mañana
busco tu presencia en oración. Salmos 63:1: Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco
intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y
sedienta.2

2
Mirón, J. (2001). ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? (69–108). Miami, Florida: Editorial
Unilit.
Tercera Parte:
Preguntando sobre el enemigo

Capítulo nueve

¿Puedo yo atar a Satanás?

¿Q ué de la práctica popular de, en oración, atar a los espíritus inmundos a fin de


hacer impotentes a las fuerzas demoníacas, atándolas para que Dios (y nosotros) pueda
obrar sin estorbo y así evitar calamidades y enfermedades, convertir a los seres queridos,
cambiar para Cristo ciudades, provincias y aun naciones?
Es común escuchar de los labios de un creyente sincero: «Atamos a Satanás y a sus
aliados para que no tengan nada que ver con esta reunión». A veces tales oraciones son
simplemente sinónimas de la oración de Jesús: líbranos del maligno (Mt. 6:13) en tal casos
son buenas y bíblicas. Sin embargo, es más común escuchar oraciones que representan todo
un conjunto de ideas, filosofías y doctrinas popularizadas en varios libros y manuales.
Incluso un misiólogo alega que se puede atar a los demonios en otros países y así hacer
evangelismo.1
Si al atar a Satanás por medio de nuestras oraciones se pudiera efectuar todo esto,
deberíamos ponerlo en práctica lo más pronto y lo más frecuentemente posible. Por otro
lado, una vez que los demonios han sido atados, nadie puede explicar quiénes los sueltan de
nuevo.
El pasaje empleado para apoyar esta práctica es Mateo 12:29: ¿O cómo puede entrar
alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero no lo
ate? Sólo entonces podrá robar su casa (véase Mr. 3:27 y Lc. 11:22). Otros agregan Mateo
16:19: Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra quedará desatado en el cielo (véase Mt. 18:18).
Antes de estudiar el contexto de este asombroso pasaje sobre el poder de nuestro
Salvador, veremos a qué extremo ha llegado la doctrina de atar a los demonios. Un pastor
relata la historia de una muchacha recién llegada a la congregación. El grupo juvenil, como

1
William Pickering, “Spiritual Warfare” (capítulo traducido al inglés del original portugués del libro
Las siete estrategias misioneras de Cristo, Sao Paulo, 1987), p. 42
era su costumbre, salió a comer después del culto vespertino. Cuando el pastor observó que
la nueva muchacha sólo ordenó una ensalada le preguntó por qué. Ella explicó que en la
iglesia que asistía antes, ella y sus amigos con frecuencia iban a restaurantes. Después de
comer «ataban a los demonios de las calorías» para no engordar. Pero, cosa curiosa, ella
seguía aumentando de peso. Este ejemplo nos hace sonreír pero no es un caso aislado. Hay
personas sinceras que insisten en que atar a los demonios en el cónyuge es una manera de
resolver conflictos maritales. Conozco el caso de una pareja que cada vez que reñía uno
ataba a los demonios del otro: el demonio de enojo, mentira, rencor, etc. En otro caso un
sincero hermano con problemas financieros reprendió y ató «el espíritu de deuda». De
manera que este es un tema con muchas secuelas.
El renombrado pastor y escritor Ray Stedman, hablando de este tema exclamó:

«Después de ser pastor durante cuarenta años, puedo afirmar sin


equivocarme que la causa más común de debilidad espiritual de un cristiano
(o de una iglesia) es el no reconocer a la carne en su disfraz de celo
religioso. Como Pedro blandiendo su espada en Getsemaní, el cristiano
carnal cree que está haciendo la voluntad de Dios y está librando batallas
para Dios.

Tal vez una de las expresiones más comunes de este celo equivocado sea la
práctica de “atar a Satanás” antes de intentar cualquier ministerio cristiano.
La Palabra de Dios no ofrece justificación para esta práctica. Ningún apóstol
utilizó este método, y no hay versículos bíblicos que le ordenen al cristiano
practicar esto. Es una actuación extrabíblica que surge por el deseo de la
carne de parecer consagrada y llena de poder en el servicio de Dios. A los
cristianos se les ordena que resistan al diablo, pero nunca que lo aten. Uno
resiste al diablo vistiéndose con toda la armadura de Dios, tal como lo
describe Pablo en Efesios 6.»2

Ninguno desea que Satanás tenga rienda suelta en nuestras vidas, en la iglesia o aun en
el mundo. Por lo tanto hemos invertido mucho tiempo y energía a fin de estorbar las
actividades del dios de este mundo. Sin embargo, siempre conviene hacer la pregunta: ¿Lo
que estamos haciendo goza de apoyo bíblico? ¿Está de acuerdo con la sana doctrina? Si no
tiene apoyo bíblico, ciertamente hará más daño que bien porque desviará a la gente de la
verdadera batalla espiritual haciéndole creer que el enemigo no tendrá acceso porque está
sujeto a nuestras plegarias.
Estudiemos más a fondo el pasaje donde se encuentra la frase atar a Satanás, Mateo
12:22–37.
Como siempre, la mejor manera de comprender una porción de la Biblia es hacer un
cuidadoso estudio del contexto. Para obedecer esta ley de la hermaneútica es ventajoso
preguntar: ¿Qué es lo que entendieron los oyentes o (en el caso de las epístolas) los

2
Binding Satan (Atando a Satanás), 30 julio de 1996, archivos de Elaine Stedman, Palo Alto,
California.
destinatarios? Para hacerlo uno debe estudiar el conjunto de circunstancias que acompañan
al versículo 29 de Mateo 12.
La escena presenta otra confrontación entre Jesús y sus acusadores, los fariseos. Jesús
ya había demostrado su autoridad sobre los espíritus malignos al sanar a varias personas y
echar fuera demonios (Mt. 12:22; Mr. 1:34; 3:11–12). Después de las demostraciones de su
poder quedó una pregunta espinosa en la mente de los líderes religiosos: ¿De dónde había
recibido Jesús el poder y la autoridad para hacer semejantes milagros? Había sólo dos
posibles réplicas: Jesús echó fuera los demonios por el poder de Dios o por el poder de
Beelzebú (Mt. 12:24).
Los fariseos y los escribas sin duda se escandalizaron porque Jesús comió con
pecadores (Mr. 2:13–17) y violó la interpretación que tenían ellos del sábado (Mr. 2:23–
3:6), y seguramente también estuvieron celosos de la popularidad del Señor entre el pueblo
judío. Por eso les fue imposible confesar que Dios era la fuente de las obras de Jesús. Para
hacerlo tenían que contradecir sus creencias más queridas. La única conclusión para ellos
era que Jesús hacía los milagros por el poder del diablo.
En Mateo 12:25–30 el Maestro demuestra tres motivos por los cuales esta acusación es
absurda. En primer lugar, echar fuera los demonios por el poder del diablo no aprueba el
examen de la lógica porque todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda
ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. Si Satanás expulsa a
Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su
reino? (Mt. 12:25–26). Con excepción de Dios mismo, Satanás es el ser más inteligente y
nunca desplegaría sus fuerzas para pelear contra sí mismo y así asegurar su derrota. Eso era
ilógico, y hasta los más apegados al legalismo judío tendrían que admitir que Jesús tenía
razón. El fin de Satanás es controlar a las personas, no librarlas de él mismo.
En segundo lugar, no solamente fue ilógica esa acusación sino que además los fariseos
terminaron juzgando y condenando a sus propios exorcistas. En el primer siglo había
exorcistas judíos (seguidores de ustedes, v. 27) que supuestamente echaban demonios y
sanaban a la gente.3 El propósito de Jesús no era cuestionar si tales exorcismos eran
verdaderos. Su propósito fue señalar a quienes lo acusaban que debían aplicar esa misma
pauta a sus hermanos judíos exorcistas. Resulta obvio que los religiosos no querían declarar
que los exorcistas judíos actuaban con el poder del diablo. Todo lo contrario, los fariseos
aprobaron los «exorcismos» realizados por sus seguidores justamente porque éstos
guardaban las leyes predilectas de ellos. Al mismo tiempo, condenaron al Señor a pesar de
que Él verdaderamente sanaba y echaba a los demonios ya que Jesús había «violado» las
leyes favoritas de ellos.
Como era su costumbre, Jesús les «devolvió la pelota» a sus acusadores cuando dijo:
Por eso ellos mismos [los exorcistas judíos] los juzgarán a ustedes (v. 27). Si los fariseos
contestaban que los judíos echaban demonios por el poder de Dios, socavaría la denuncia
que ellos habían hecho a Jesús porque tendrían que admitir que Jesús también había
actuado por el poder divino. Por otro lado, si decían que el poder de los exorcistas judíos
venía de Satanás, se autocondenarían. Estaban en un verdadero dilema e imagino que se
produjo un silencio embarazoso.

3
Véase Hechos 19:13–16. En literatura extrabíblica hay historias de exorcistas judíos itinerantes
que empleaban magia y encantamientos.
...la única persona que puede superar al diablo es uno más fuerte...

La tercera razón de que la acusación era falsa es que, de acuerdo al contexto, la única
persona que puede superar al diablo es uno más fuerte, el Mesías. Para ilustrar su poder
sobre el reino de las tinieblas Jesús les ofrece una parábola: ¿O cómo puede entrar alguien
en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero no lo ate?
Sólo entonces podrá robar su casa (Mt. 12:29).
El hombre fuerte es Satanás (1 Jn. 4:4). La casa es la esfera donde opera el pecado, es
decir, este mundo, pues él es el dios de este mundo (2 Co. 4:4; 1 Jn. 5:19). Sus bienes son
aquellos sobre los cuales ejerce control. Jesús, hecho hombre, ata al diablo en el sentido de
vencerlo o dominarlo (1 Jn. 3:8) y quitarle sus posesiones, librando a los esclavizados.
Lucas echa luz sobre el pasaje en su relato del suceso: Pero si lo ataca otro más fuerte que
él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín (Lc. 11:22). En el griego
original la palabra aquí traducida vence es nikao, que significa «tener victoria, vencer o
conquistar». La misma palabra aparece varias veces en 1 Juan 5:4–5: porque todo el que ha
nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién
es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
El objetivo era convencer a los fariseos de que el reino de Dios había llegado en la
forma del Mesías (Mt. 12:28). La única persona que puede conquistar a Satanás no es
ninguno de los exorcistas judíos sino el Mesías porque es el único más poderoso (1 Jn. 4:4).
En esencia Jesús está diciendo: «Les he mostrado en la tentación (Mt. 4), en los exorcismos
y finalmente en la cruz (Col. 2:15) que he vencido (atado) a Satanás. La única conclusión es
que soy el Mesías».
Es imperioso entender la profundidad de la obra de Cristo en la cruz. Toda la
humanidad quedó sujeta a esclavitud a través del temor a la muerte (He. 2:15). La muerte
es la paga del pecado (Ro. 6:23). La primera mentira de la serpiente fue convencer a Eva de
que podía pecar y no morir. Romanos 5:12 explica que el pecado y la muerte pasaron a
todos los seres humanos debido al pecado original, por lo tanto estamos en servidumbre a
Satanás, el hombre fuerte. Cristo ató a ese hombre fuerte y lo despojó de sus bienes con su
muerte vicaria en la cruz. No podemos expresarlo mejor que el escritor de Hebreos: Por
tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para
anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte –es decir, al diablo–, y
librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la
vida (He. 2:14–15).
Para resumir, es imprescindible entender lo que Cristo hizo cuando murió en la cruz.
Pablo explica: Ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en
unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos
pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola
en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en
público al exhibirlos en su desfile triunfal (Col. 2:13–15).
Ahora, librados por la fe de la muerte espiritual y eterna, podemos vivir en victoria por
el poder de Dios. Así que no es necesario ni posible atar a Satanás con nuestros ruegos
puesto que Cristo ya lo ha hecho.
Con relación a las palabras atar y desatar de Mateo 16:19 y 18:18, la gran mayoría de
los estudiosos opinan que estos dos pasajes no se refieren a prohibir las obras del diablo.4
Los verbos atar y desatar son la traducción de los verbos griegos que se utilizaban para
hablar de las decisiones de los maestros judíos y los intérpretes de la ley, cuando decidían si
determinada acción estaba prohibida (atar) o permitida (desatar). En primer lugar, tomemos
el pasaje de Mateo 18:18 que está dentro del contexto de la disciplina de la iglesia. Dios da
a la iglesia autoridad espiritual para aplicar principios bíblicos en los casos de pecado en la
iglesia. Dios ratifica en el cielo la decisión tomada por la iglesia aquí en la tierra de atar y
desatar, prohibir o permitir que continúe en la congregación.
Pasamos a Mateo 16:19, donde Cristo entrega a Pedro las llaves del reino. El reino se
describe como una casa, y las llaves son el símbolo de autoridad. Quienes tienen las llaves
abren o cierran las puertas, para que la gente entre o salga. El regalo de las llaves fue dado a
los discípulos como un todo, y a nosotros hoy en día (18:18). Pedro y los demás apóstoles
(y nosotros) recibieron la misión de mostrar con autoridad cuál es el único y verdadero
camino de salvación. Asdrúbal Ríos bien dice:

«Por disposición divina tendrían una facultad declaratoria, así como los
sacerdotes en el A.T. declaraban con autoridad escrituraria quiénes
quedaban limpios de lepra. El sacerdote no limpiaba por sí mismo al
leproso, sino que después de guiarse por las instrucciones de las Escrituras y
constara a la luz de ellas la realización de la limpieza, declaraba sano al
paciente. Así Pedro y los demás apóstoles, al ver que en un creyente se
daban el arrepentimiento y los frutos de la fe en Cristo señalados en la
Escritura, podrían declarar salvo al individuo. Asimismo, tendrán la especial
potestad de atar, es decir prohibir algunas cosas... Se trata de prohibir y
permitir según las pautas del mensaje del evangelio y la luz del Espíritu
Santo. Así como los primeros maestros y guías de la iglesia naciente, con su
autoridad para administrar y ejercer disciplina decidieron las cuestiones del
día con respecto a ella, también la iglesia de hoy y en todo tiempo tiene
autoridad de arreglar sus negocios, admitir y excluir miembros, sancionar o
censurar una práctica o doctrina –todo en conformidad con las enseñanzas
de las Escrituras y la autoridad que Cristo ha otorgado (comp. Is. 22:22).»5

Demos gracias a Dios porque su Hijo Jesucristo con su muerte vicaria en la cruz venció
al enemigo de nuestras almas y nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir en victoria
en nuestra vida diaria.

4
Tampoco hacen alusión a que Dios otorga a la iglesia la facultad de perdonar pecados y absolver
a los pecadores.
5
Asdrúbal Ríos, op cit, p. 197–198.
Capítulo diez

¿Qué de los demonios territoriales?

D urante una de nuestras cruzadas evangelísticas, la esposa de un joven pastor que


también era una de los consejeros que ministraban fielmente durante la campaña, me
describió la estrategia que estaban por emplear para evangelizar su ciudad, un pueblo a
unos 60 kilómetros de la capital. Ella y su esposo habían llegado pocos meses antes con el
propósito de formar una nueva congregación
—El primer paso —me explicó —es identificar al demonio controlador.
No era la primera vez que oía el concepto de que hay demonios con nombres que
controlan áreas geográficas y se oponen a la obra de Dios en esa zona en particular. Sin
embargo, fue la primera vez que lo había escuchado en el contexto de plantar una iglesia.
—Ya hemos identificado al demonio que controla nuestro pueblo —continuó ella. —Se
llama «apatía». Ahora tenemos que derrumbarlo por medio de la intercesión.1 Luego el
evangelismo será fácil.
Este ejemplo ocurrió hace años, antes que se escribieran numerosos libros que se han
convertido en toda una cátedra sobre el tema. La siguiente anécdota, sin embargo, es
reciente y es resultado de los escritos de varios de los libros y seminarios sobre la
cartografía espiritual. Estábamos en otra cruzada evangelística cuando uno de los
integrantes del comité de oración nos contó que habían identificado varios sitios satánicos.
Para su sorpresa, empleando un mapa y conectando con líneas los sitios en el mapa, se
formaba un pentagrama.2
—Es la manera en que Satanás domina esta ciudad. Tenemos que quebrar este
pentagrama celeste haciendo la guerra espiritual —me explicó este pastor.

1
Para una explicación de esta práctica llamada «la intercesión de nivel estratégico», se puede leer
C. Peter Wagner, Oremos con poder(Nashville: Editorial Caribe, 1998)
2
Desde antes de la era cristiana el símbolo del pentagrama ha estado vinculado con el paganismo.
Actualmente es el símbolo del WICCA, las siglas de un nombre en inglés (Witches International
Coven Council Association). Es una especie de coalición de brujas organizadas. El pentagrama tiene
cinco puntos que, según ellos, están saturados de simbolismo. WICCA explica en sus escritos que
cuando una persona lleva el pentagrama derecho, simboliza la importancia del espíritu por encima
del cuerpo. El punto superior de los cinco es el espíritu. Pero cuando la gente lo lleva (o lo pinta en
la pared) al revés (generalmente los espiritistas), para WICCA simboliza el cuerpo por encima del
espíritu, es decir un desenfreno corporal. Para el propósito de este libro es suficiente entender
que el pentagrama es símbolo del paganismo y el pentagrama al revés representa el ocultismo.
Una parte integra de la estrategia debe ser una oración profunda y
continua.

Hay variaciones del mismo tema que incluyen la cartografía espiritual3 y la unción de
objetos4 para prevenir la entrada de los demonios o echarlos fuera.
Antes de entrar en el tema vale la pena mencionar que efectivamente hay tendencias
pecaminosas por regiones, países y no dudo hasta continentes. Uno llamado al evangelismo
o a plantar iglesias debe no sólo conocerlas, sino tomarlas en cuenta para una estrategia
efectiva. Una parte íntegra de la estrategia debe ser una oración profunda y continua. Uno
de los frutos positivos del movimiento de la cartografía espiritual ha sido la oración
intercesora. Como resultado se han visto como nunca antes, esfuerzos unidos a gran escala
clamando e intercediendo en las calles. Como mencionamos anteriormente, dos de las
armas poderosas del Espíritu son la oración y la unidad; es la Iglesia de Cristo avanzando
hombro a hombro para cumplir su misión aquí en la tierra. En ningún momento es nuestra
intención desanimar a este esfuerzo en contra de la maldad.
Sin embargo queda una pregunta no contestada: ¿hay demonios territoriales, como creía
la esposa del pastor al comienzo de este capítulo y el miembro del comité de oración? En
la literatura que apoya al concepto de demonios territoriales, por regla general, se cita dos
pasajes. El primero se encuentra en Daniel 10:12–20, pero citaremos sólo los versículos 12,
13 y 20: Dice un ángel: No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el
primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En
respuesta a ella estoy aquí. Durante veintiún días el príncipe de Persia se me opuso, así
que acudió en mi ayuda Miguel, uno de los príncipes de primer rango... Y me dijo: «¿Sabes
por qué he venido a verte? Pues porque debo volver a pelear contra el príncipe de Persia.
Y cuando termine de luchar con él, hará su aparición el príncipe de Grecia».
La situación es la siguiente, después de tres semanas de ayuno y oración, un ángel se le
aparece a Daniel para contarle que su oración fue oída desde el primer día, pero el príncipe
de Persia se le opuso durante tres semanas. Hay quienes suponen que se está hablando de
un espíritu territorial, es decir un demonio sobre Persia. Los autores Priest, Cambell y
Mullen refutan este concepto:

«Según evidencia arqueológica disponible, el rey Ciro (quien autorizó la


reconstrucción del templo en Jerusalén) nombró a su hijo Cambiases como
virrey de la región de Babilonia —que incluía el territorio de Israel. Se sabe
que Cambiases no compartía la actitud liberal de su padre hacia las

3
La cartografía espiritual plantea que hay poderes que mantienen a las naciones en incredulidad.
Es responsabilidad de la Iglesia identificar los poderes por nombre. La manera de llegar a
reconocer a estos «capos espirituales» es revelación directa y un estudio detallado de la historia
espiritual del país. Luego hay que clamar área por área a fin de bajar a esos poderes y en su lugar
hay un solo señorío: Jesucristo.
4
Esto suena más como animismo que cristianismo.
religiones extranjeras. Por eso, una posible interpretación de este pasaje es
que el ángel tuvo que luchar por tres semanas con Cambiases para hacerle
cambiar de idea, y permitir que los judíos continuaran con su obra de
reconstrucción. Al fin, Miguel, otro ángel más poderoso, le ayudó al primer
ángel en su trabajo de persuasión.»

«Siguiendo la misma interpretación, el ángel tuvo que regresar para luchar


más con este "príncipe de Persia" y entonces vendría un "príncipe de Grecia"
(Dn. 10:20). Este segundo príncipe sería el conquistador Felipe de
Macedonia, que derrotó al imperio de Persia y se apoderó de Israel. Él
tampoco tuvo una actitud favorable hacia los judíos. En la misma forma, el
"rey del sur" de Daniel 11:5 sería el general de Felipe que, después de la
muerte de éste, se hizo rey de Egipto.»5

Quizá la interpretación más común de este pasaje es que este príncipe de Persia era un
demonio influyente en el gobierno de Babilonia, asignado a batallar en contra de los
intereses judíos. Aun en este caso no se trata de un demonio territorial en el sentido
moderno, sino de un espíritu situado dentro de un gobierno a fin de influenciar a personas.
«Según la teoría moderna, los espíritus territoriales ejercen su poder sobre una región
así como un imán tiene su campo magnético dentro de un espacio.»6
Ciertas personas han citado Apocalipsis 2:12–13 para afirmar que los demonios
territoriales existen: Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo: Esto dice el que tiene la
aguda espada de dos filos: Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Tomar esta
cita literalmente causa más problemas de los que soluciona. Pérgamo era un lugar
insignificante y la pregunta sería: ¿Satanás viviría en un lugar insignificante? Es más,
Satanás tendría que congregarse en Esmirna (2:9) y en Filadelfia (3:9) y enseñar en Tiatira
(2:24).7
En mis viajes he escuchado que, empleando el mapeo espiritual, se ha descubierto que
Satanás vive en Guatemala, en Rusia y en Tennessee. Es más factible que Pérgamo fuera
«un lugar donde era muy prominente la influencia de Satanás y de la maldad porque
Pérgamo era un centro de adoración imperial».8
Es notable que cuando el apóstol Pablo «llegaba a una ciudad pagana, no iba y realizaba
un mapeo, buscando los centros de maldad, ni siquiera iba orando para que se derribasen

5
Robert J. Priest, Thomas Campbell y Bradford A. Muller, “La guerra espiritual o el viejo
animismo”,Apuntes Pastorales, Vol. XIV, Nº 3, pp. 39–40.
6
Ibid, p. 40.
7
Chuck Lowe, "Do Demons Have Zip Codes?" (¿Los demonios tienen códigos postales?),
Christianity Today, 13 de julio 1998, p. 57.
8
Biblia de Estudio Pentecostal, (Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1993) p. 1860.
las fortalezas. Pablo tomaba su espada espiritual y predicaba el evangelio. Su arma contra el
mal era su espada –la Palabra de Dios– y una abierta declaración de la verdad.»9
Mi conclusión es que la Biblia no nos dice si Satanás asigna demonios sobre las
diferentes naciones, y de todas maneras no es necesario saberlo. Somos llamados a
mantenernos firmes en la verdad y a vestirnos de toda la armadura de Dios (Ef. 6:10–18) en
la lucha continua con el diablo.

Capítulo once

¿Heredé mis pecados de mis padres?

H ace tiempo un amigo, pastor de una iglesia, me llamó por teléfono preocupado por
su hijo adoptivo de 10 años. A pesar de la temprana edad de su hijo, tenía un interés
agobiante en el sexo hasta tal punto que intentó persuadir a su hermanita para que
experimente con él. Después de varias consultas, mi amigo llegó a la conclusión de que su
hijo había heredado demonios de sus padres biológicos. La solución, según él, era llevarlo a
un experto para romper con el pecado generacional.
Además vi por televisión a dos pastores dialogando sobre la solución de muchos de los
pecados que nos enredan (He. 12:1 VP). La solución que ofrecían no era lo que yo esperaba
(el arrepentimiento, la confesión de pecados a Dios, y luego un buen discipulado) sino
oraciones para romper con los pecados generacionales. Uno de los pastores declaraba que él
mismo tenía varios pecados (decía «maldiciones») generacionales y al momento de
romperlos la libertad había fluido hasta sus hijos y futuros nietos.
Finalmente, cuando estuve ministrando en una iglesia en un país sudamericano, después
de una reunión juvenil se me acercó un joven desesperado.
—Tengo problemas con mis pensamientos. Constantemente tengo escenas impuras que
pasan por mi mente.
Como yo conocía a su pastor y conocía la iglesia le pregunté si no había buscado ayuda
del cuerpo pastoral.
—Sí —me contestó— Sacaron varios demonios, me hicieron una sanidad interior,
rompieron las maldiciones generacionales y me declararon libre. Pero nada ha cambiado.
Me siguen molestando las escenas impuras.

9
Mike Wakely, "Una mirada crítica a la guerra espiritual en la evangelización”,Apuntes Pastorales,
Vol. XIII,Nº 1, p. 44.
La pregunta es: ¿Existen pecados (o maldiciones) generacionales? El motivo por el cual
uno no puede vencer cierto pecado, ¿es acaso una maldición que vino de los pecados de sus
antepasados? O peor todavía, ¿ha heredado la persona demonios de sus padres?
La primera vez que tuve que enfrentarme con esta doctrina fue en los años 70 cuando
estuvimos en cierto país con una cruzada evangelística. Una parte integral de cada campaña
es Luis Palau Responde un programa de televisión en vivo. Para que este programa
funcione bien, es imperioso tener personas experimentadas para contestar y filtrar las
llamadas de los televidentes. Mi tarea es seleccionar, de entre todos los que llaman, cuáles
mandar a Palau para que él las conteste en el aire. Cuando se hace evidente que Luis está
atendiendo la última llamada del programa, los mismos consejeros tienen libertad para
orientar a quienes siguen llamando.
En la cruzada a la que me refiero, una iglesia había ofrecido a su gente para contestar
los teléfonos afirmando que tenían experiencia en el campo de la consejería. Cuando estaba
por terminar el programa, pude escuchar el diálogo entre el consejero que atendió el
teléfono y la persona que había llamado. Me horroricé cuando vi a varios de los voluntarios
poniendo sus manos sobre el teléfono a fin de «romper las maldiciones». Por revelación
directa (siguiendo la corriente) o por síntomas, determinaron cuáles maldiciones habían
«aterrizado» sobre la gente con problemas. Me explicaron que Dios les había revelado este
sistema por medio de un versículo en Proverbios: Como el gorrión en su vagar, y como la
golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa (26:2 RV). Según ellos, si
su abuelo había contraído (no me explicaron cómo) una maldición y se había casado con
una persona con la misma maldición, éste se transmitía a las siguientes generaciones. Por
esto ellos estaban poniendo sus manos sobre el teléfono, terminando así con las diferentes
maldiciones.
En primer lugar, Proverbios 26:2 está enseñando todo lo contrario de lo que
interpretaron estos queridos hermanos. Lo que Salomón afirma es que no hay que tener
temor, ya que ninguna maldición vendrá sobre los inocentes. No se está tratando el tema de
las siguientes generaciones; esta era una palabra de esperanza para la gente de aquella
época (como lo es también para nosotros), que no debía temer las maldiciones si ellos no
eran culpables.
Años más tarde tomé un curso sobre cómo librar a una persona que está sufriendo a
causa de maldiciones generacionales. El curso se asemejaba mucho a la enseñanza actual
sobre el tema. Parte de lo que voy a decir ahora está tomado de una refutación que mandé a
los que presentaron este curso.
Un autor insiste en que uno de los motivos más comunes para que una persona esté
endemoniada es que heredó el demonio de sus antepasados debido a que ellos estuvieron
involucrados en el ocultismo.1 Basan sus conclusiones en experiencias y citan Éxodo 20:4–
5: No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en
la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen (RV, véase Ex. 34:6–7;
Nm. 14:18; Dt. 5:9–10).
En primer lugar, para aceptar la doctrina de pecados (o maldiciones) generacionales es
necesario creer que el involucramiento en la idolatría y/o el ocultismo obligatoriamente

1
C. Fred Dickason La posesión demoníaca y el cristiano (Miami: Editorial Betania, 1999), p. 172.
lleva a uno a la posesión demoníaca. Como mencionamos más arriba es notable que en la
Biblia nunca encontramos ninguna pista sobre cómo los espíritus malos entran en los
endemoniados. Si la idolatría o el ocultismo fueran la causa principal de posesión
demoníaca, sería lógico esperar que encontraríamos algo en el Antiguo Testamento porque
el pueblo de Israel vivía rodeado de ocultismo e idolatría. Tampoco encontramos
indicaciones de que la solución para el problema del pecado sea echar fuera demonios o
romper las maldiciones. En su lugar hallamos exhortaciones a humillarnos, arrepentirnos,
confesar el pecado, acercarse a Dios, guardar la ley de Dios.

...pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado.

En segundo lugar, volvamos a Éxodo 20 y sigamos con el pasaje ya citado: Por el


contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil
generaciones (Éx. 20:6). En el momento en que uno se convierte al Señor, termina la mala
racha (2 Co. 3:16). La solución es convertirse al Señor, no echar fuera demonios ni cancelar
una maldición.
Tercero, bajo el Antiguo Pacto las palabras me aborrecen y me aman significaban me
rechazan y me obedecen (lealtad a Dios). Los israelitas estaban por entrar en una tierra
llena de idolatría y dioses adorados por toda la familia. Éstas vivían en conjunto, es decir
varias generaciones bajo el mismo techo, pero nunca se extendía más de la tercera o cuarta
generación. Aquellos dentro del pueblo que rechazaban al Dios del pacto, recibirían la ira
de Dios, no solamente ellos sino sus familias. «Los padres deben tomar nota de que sus
pecados, su negligencia espiritual o su descuido en apartarse de toda la impiedad del mundo
puede tener trágicas consecuencias para sus hijos. Los hijos sufren por los pecados de los
padres en el sentido de que por lo general siguen a sus padres a lo largo de la senda de
tentación o indolencia espiritual, adoptando así actitudes y hábitos malvados que los
apartarán de Dios y los llevarán a la destrucción.»2
Tome nota de lo que pasó con Coré en Números 16:31–34 y Acán en Josué 7:24. Es
algo que hizo Jehová directamente a los que le aborrecen (rechazan). Es terrible pensar que
el pecado de la cabeza de la familia podía tener implicaciones para la familia que vivía bajo
su techo. Pero en ninguna manera se está enseñando que hay demonios que pasan de
generación en generación. Y como el contexto promete, Dios es misericordioso hacia
cualquier persona que lo ama. La repercusión del amor a Dios es más amplia que la del
castigo (mil generaciones, a diferencia de tres o cuatro).
Cuarto, como es común hoy día, los israelitas también tenían maneras de disculpar el
pecado. Una de las favoritas era: «no es culpa mía; estoy sufriendo las consecuencias del
pecado de mis antepasados». Es decir que ellos mismos malinterpretaban los mismos
pasajes (o lo hacían adrede, usando dichos pasajes para disculpar su pecado). Tanto Moisés
como Ezequiel tuvieron que corregir sus malos conceptos. No se dará muerte a los padres
por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada
uno morirá por su propio pecado (Dt. 24:16). En los días del profeta Ezequiel, la

2
Biblia de Estudio Pentecostal, op cit, p. 133.
costumbre de echar la culpa a los antepasados era tan común que circulaba un refrán: Los
padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes (Ez. 18:2). El
profeta, fastidiado por esta mala costumbre, exclama: Yo, el SEÑOR omnipotente, juro por
mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel. La persona que peque
morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo (Ez.
18:3–4).
En los siguientes versículos el profeta aplica este principio a tres generaciones. En el
primer caso (versículos 5–9) se trata de un hombre justo cuyo destino es: vivirá (versículo
9). Luego se habla de su hijo desobediente (versículos 10–13). Su destino es: será
condenado a muerte, y de su muerte sólo él será responsable (versículo 13). Después se
toma en cuenta la tercera generación, que a pesar de todo lo que el padre hizo no lo sigue
sino hace justicia (versículos 14–18). Otra vez su destino es: éste no morirá por la maldad
de su padre; de cierto vivirá (versículo 17 RV).
Conociendo la tradición y las creencias de la gente, Ezequiel mismo hace surgir la
pregunta de rigor: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? (versículo 19 RV). El
profeta contesta su propia pregunta y luego repite el principio: Porque el hijo hizo según el
derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma
que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el
pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él
(versículos 19–20 RV). Este capítulo termina dando la solución para el pecado: Por tanto, a
cada uno de ustedes, los israelitas, los juzgaré según su conducta. Lo afirma el SEÑOR
omnipotente. Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les
acarree la ruina. Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí, y
háganse de un corazón y de un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de
Israel? Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el SEÑOR
omnipotente (versículos 30–32).
En quinto lugar cuando se necesita un «experto o mediador» para solucionar el
problema del pecado siempre se enciende una luz roja. Para romper las maldiciones
generacionales se requiere la presencia de alguien que afirme que la maldición es
efectivamente el problema. El mismo experto tiene que estar presente para romper la
maldición heredada de los antepasados.
La Biblia insiste en que somos responsables por nuestros pecados y nos da la solución:
arrepentimiento, confesión de pecados y obediencia en el presente.
Capítulo doce

¿Es hipnotismo una puerta para Satanás?

«La hipnosis es una condición intensificada de trance y sugestión, condición


que se induce en forma deliberada y produce un estado de conciencia
sumamente flexible capaz de manipulación extrema.»1

D espués de cada embarazo, Isabel se encontraba con 6 kilos de más. Después del
cuarto parto ya llevaba 26 kilos de sobra. Por todos los medios intentó bajar de peso pero
no tuvo éxito. Finalmente acudió a un hipnotizador cristiano. Cuando yo leí su
«testimonio», había bajado los 26 kilos, estaba feliz y alababa tanto al hipnotizador como el
hipnotismo.
La primera vez que investigué el tema del hipnotismo fue en 1982, respondiendo la
pregunta de un oyente del programa radial Luis Palau Responde. A continuación cito parte
de aquella respuesta que encontré en los archivos:

La cuestión del hipnotismo es muy discutida en ciertos círculos. Hemos


descubierto a varios consejeros cristianos que lo emplean para ayudar a sus
pacientes a encontrar la causa de sus problemas. Por tal motivo es posible
encontrar a creyentes que alaban la práctica del hipnotismo, y otros que ven
el peligro en su uso. Yo estoy en la última categoría.
Nuestra posición en cuanto al hipnotismo es que el cristiano no debe
practicarlo. El hipnotismo es semejante a la meditación trascendental y al
yoga, donde una persona entrega la voluntad abriéndose al mundo de los
espíritus.
Por medio del hipnotismo, la persona entrega la voluntad a terceros,
mientras que la Biblia dice que debemos entregarnos al Dios vivo (Ro. 12:1–
2) y ser controlados por el Espíritu Santo (Ef. 5:18). Es imposible ser
controlado por el Espíritu Santo en una condición hipnótica. Por lo tanto,
está totalmente fuera de lugar el hipnotismo para el cristiano.

1
John Ankerberg, “What are Hypnosis and Hypnotic regression?”, (¿Qué es hipnotismo e
hipnotismo regresivo?) Artículo del Internet, Http://www.ankerberg.com/anksrch.html, The
Ankerberg Theological Research Institute, 28 de junio 2000.
Para mi sorpresa, esta práctica nuevamente está cobrando fuerzas en el mundo como
técnica terapéutica. Me hizo volver a estudiar el tema, Biblia en mano, y lo que sigue son
mis conclusiones.
El término hipnotismo deriva de la palabra griega jupnos o «sueño». Hasta la última
parte del siglo 19 se consideraba parte del léxico del ocultismo. Incluso, quienes
practicaban el hipnotismo durante la Edad Media fueron considerados brujos.
Tradicionalmente la iglesia evangélica lo ha visto como algo satánico, (me incluyo, como
se puede ver en la respuesta que di en 1982).
Sin embargo, hoy día no es extraño hallar consejeros cristianos que emplean el
hipnotismo como parte de sus terapias para ayudar a clientes que sufren. Y ¿qué de la mujer
que bajó de peso y decenas de personas que de manera similar han recibido ayuda para un
sinnúmero de problemas?
Primero veremos cuatro motivos por los cuales algunos acuden al hipnotismo.
1) Entretenimiento. Mientras estudiaba ese tema descubrí en el Internet a dos
hipnotizadores que se ganan la vida hipnotizando a la gente en clubes nocturnos. Uno alega
que es por pura diversión y que nunca hace daño a los individuos.
El famoso investigador Dr. James Randi ha descubierto que durante los shows varias
personas han simulado los trances y simplemente han cedido a la palabra del hipnotizador a
pesar de la vergüenza que les cause. En otros casos las barbaridades que las personas hacen
bajo la sugerencia del hipnotizador son muy reales.
Sin embargo, según varios expertos no es cierto que no haya efectos posteriores. Varias
personas han sido dañadas después de un trance hipnótico. El famoso escritor alemán Kurt
Koch hace años exclamó: «He oído sobre tantos efectos adversos de la hipnosis, que estoy
en contra».2
2) Obtener información. Durante años los psicólogos y hasta la policía han confiado
en el hipnotismo a fin de resucitar memorias perdidas por un trauma u otros motivos. Sin
embargo, esta práctica ha generado mucha controversia en los últimos 10 años porque se ha
descubierto que bajo el hipnotismo mucha gente «recuerda» cosas que nunca ocurrieron. En
vez de ser una ayuda, ha llegado a ser una espina.Lo que sucede, según los eruditos, es que
bajo el hipnotismo, el mismo hipnotizador puede crear memorias (recomiendo volver a leer
la definición de la hipnosis al comienzo de este capítulo). Sin entrar en la controversia que
rodea el tema de las memorias represivas, conviene prestar oídos a lo que dice un estudioso:
«Cuando sabemos que ha tenido lugar un evento traumático, descubrimos que las víctimas
no reprimen sus experiencias traumáticas. Más bien, sienten que están plagados de
recuerdos recurrentes de la trama...»3 Dicho de otra manera, no hay nada para escarbar.
Además, de acuerdo a Juan 14:26 y 16:13–14 traer cosas a la memoria es obra del Espíritu

2
Kurt Koch, Christian Counseling and the Occult (La consejería cristiana y el ocultismo) (Grand
Rapids, Michigan: Kregel Publications, 1965), p. 95.
3
Paul Simpson, Second Thoughts: Understanding the False Memory Crisis and How It Could Affect
You (Entendiendo la crisis de la falsa memoria y cómo puede afectarlo) citado en Bob y Gretchen
Passantino, Spiritual Warfare and the Myth of Santanic conspiracies and Ritual Abuse (Guerra
espiritual y el mito de conspiraciones satánicas y abuso ritual), Christian Research Jounal, Vol. 21,
Number 4, p. 14.
Santo. Si no lo hace, es probable que tal recuerdo no sea necesario para efectuar el cambio
deseado.
3) Efectuar cambios positivos en la vida de gente con problemas. El hipnotismo ha
sido usado para superar una adicción, cambiar hábitos, sobrevivir un dolor, echar fuera
temores, cambiar gustos o mejorar la vida sexual. Un ejemplo es la mujer que bajó 26 kilos
de peso. El problema es que el sistema empleaba el engaño para efectuar los cambios. La
mujer bajó de peso, no por convicción o por domino propio, lo cual es fruto del Espíritu
Santo, sino porque en el trance el hipnotizador le decretaba que sus comidas favoritas eran
en efecto gusanos, algo que originaba repugnancia a los postres a fin de que no los comiera.
La Biblia advierte: Tengan cuidado que nadie los engañe (Mt. 24:4); No se engañen (Gá.
6:7); No se dejen engañar de ninguna manera (2 Ts. 2:3) y Que nadie se engañe (1 Co.
3:18).

Dios nos ha dado las Escrituras para efectuar cambios.

Para el cristiano el fin nunca justifica los medios. Dios nos ha dado las Escrituras para
efectuar cambios (2 Ti. 3:16–17). El proceso de la santificación se lleva a cabo al quitarse
el ropaje de la vieja naturaleza, y... ser renovados en la actitud de su mente... ponerse el
ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios (Ef. 4:17–32), es decir por medio
de una disciplina bíblica (Tit. 2:11–12). A través de este proceso el creyente aprende a
confiar en Cristo, a obedecer la Biblia, a poner en práctica las lecciones que va
aprendiendo, como el apóstol Pablo resume: más bien, ejercítate en la piedad (1 Ti. 4:7).
4) Relajarse. Finalmente muchos emplean el hipnotismo como una anestesia, es decir
para entrar en otro estado consciente a fin de relajarse u olvidar. Es cierto que el Señor
desea que descansemos, pero descansar es una decisión tomada en un estado consciente
para descansar en la gracia y protección de Dios (Mt. 11:28; Fil. 4:6–8). Olvidar también es
una decisión tomada por la voluntad humana (Fil. 3:13–14).
Queda una inquietud mencionada en mi contestación de 1982: El hipnotismo ¿forma
parte del ocultismo? ¿Existe la posibilidad de abrirse al mundo de los espíritus
sometiéndose a un trance? La Palabra de Dios no menciona el hipnotismo tal cual como lo
conocemos hoy día, puesto que su origen se debe a Franz Mesmer en 1700. Sin embargo, la
Biblia estipula: Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni
practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium
espiritista o consultar a los muertos (Dt. 18:10–11). El hipnotismo ha sido el instrumento
para facilitar varias de las prácticas aquí mencionadas. Es notable que misioneros que
ministran en tribus paganas han notado la similitud entre los trances de los ritos religiosos
paganos con el hipnotismo. Una cosa es segura, la decepción está en su apogeo cuando hay
un estado alterado de conciencia.
Yo personalmente no conozco ningún caso de alguien que después de una sesión haya
experimentado problemas con demonios. Sin embargo, es notable que hasta la Iglesia
Católica se ha pronunciado en su contra. El hipnotismo está dentro de una larga lista de
prácticas que la jerarquía de la Iglesia Católica cree que tienen influencia demoníaca: «En
el hipnotismo, uno entrega por cierto tiempo su propia capacidad de razonar; la voluntad
del hipnotizado depende del hipnotizador y puede haber consecuencias indeseables que
resulten de esta técnica».4
Sin duda habrá problemas cuando se une el hipnotismo con otras prácticas netamente
satánicas como la huija, la práctica de hipnosis regresiva5 o cualquier intento de hacer
contacto con el mundo oculto.
Mi conclusión: el hipnotismo no necesariamente da lugar a Satanás pero
definitivamente, por los motivos explicados más arriba, no es conveniente para el creyente.

Capítulo trece

¿En qué diferencia la meditación bíblica de


la meditación oriental?

Mis queridos hermanos, huyan de la idolatría... cuando ellos ofrecen


sacrificios, lo hacen para los demonios, no para Dios, y no quiero que
ustedes entren en comunión con los demonios. No pueden beber de la copa
del Señor y también de la copa de los demonios; no pueden participar de la
mesa del Señor y también de la mesa de los demonios
(1 Corintios 10:14, 20–21)

L a Meditación Trascendental (M.T.) es una secta de la antigua religión hindú de la India.


El hinduismo1 es producto de la mente oriental y por lo tanto no apela al mundo occidental.

4
Excmo. Sr. Obispo Donaldo W. Montrose, “Guerra espiritual: El ocultismo tiene influencia
demoníaca”, Carta pastoral del Internet, Http://Catholic/church.org/russia-
ive/apologetica/ocultismo.htm, 7 de noviembre 1998.
5
Cuando el terapeuta hace que la persona regrese a la niñez, al vientre de la madre o aun a «vidas
pasadas».
1
Tengo un cuñado que ha ministrado a los hindúes por más de 50 años de modo que le pedí una
definición de hinduismo. A continuación cito lo que me dijo: El hinduismo no tiene fundador ni una
declaración a manera de credo, y por lo tanto es más una forma de vida que una religión
organizada. Su desarrollo tuvo lugar a través de los siglos, absorbiéndolo todo y no eliminando
nada, ni siquiera conceptos contradictorios. Sin embargo, hay una pista que explica de qué se trata
el hinduismo. Toda la realidad se reduce a un solo impulso o fuerza vital impersonal e infinita. Este
espíritu infinito que todo lo invade es lo único que existe. Todo lo demás que uno percibe es
Por esta razón se tuvo que presentar en una nueva forma, para que tuviera aceptación en
esta parte del mundo. El nuevo nombre es precisamente, «Meditación Trascendental».

Es preciso que a veces el cristiano haga un alto en su agitada vida para


meditar en las obras de Dios, en su Palabra y en sus mandamientos.

Muchos han insistido en que la Meditación Trascendental no es una religión sino una
ciencia, y que es de gran beneficio para el hombre. Pero la realidad es que se trata de una
rama del hinduismo.
La M.T. se hizo famosa repentinamente por la influencia de Maharishi Mahesh Yogi en
1966, cuando los famosos «Beatles» de Inglaterra empezaron a seguirlo y a meditar. Luego,
otros actores y deportistas famosos imitaron a los Beatles siguiendo a Maharishi, y de esta
manera la Meditación Trascendental atrajo a gente de todo el mundo.
En la filosofía oriental (basada en religiones orientales) existen contradicciones porque
no es como la filosofía bíblica, que muestra lo correcto y lo incorrecto. Conociendo la
diferencia entre estas filosofías, la Meditación Trascendental no pide que el hombre medite
en el nombre de Dios, sino en los «beneficios» que eventualmente ha de recibir: dormir
bien por la noche, estar más despierto y sensible durante el día, gozar de un mundo mejor y
estar en paz con el ser interior. Un mundo progresista y en busca de resultados puede
concebir y aceptar esta apelación, pero la M.T. sigue siendo una secta del hinduismo que a
pesar de la nueva presentación no cambia su esencia.
La M.T. contiene dos elementos básicos: 1) Despertar la sensibilidad del hombre a lo
«superior» (trascendental). 2) Acercar al ser humano a lo trascendental, obteniendo así
(supuestamente) el conocimiento de un ser superior.
Se alega que con 40 minutos diarios de práctica, la persona puede vivir con paz en su
ser. Hay muchos adeptos que alaban la M.T. porque les ha dado cierta bienaventuranza
(felicidad); hay otros que no han recibido absolutamente nada, y hay otros más a quienes
esta filosofía los ha dañado.

ilusión (maya). La salvación es llegar a entender que nosotros y dios tenemos en común una
identidad absoluta. Todos los caminos llevan a ese destino ulterior, pero hay tres caminos en
particular: (1) Jnana Marg, el camino o la senda del conocimiento, un nivel elevado de conciencia.
(2) Karma Marg, el camino de las obras, que se realizan sin esperar recompensa. (3) Bhakti Marg,
el camino de la devoción, que a menudo se expresa repitiendo el nombre divino.Hay también
otros cabos o habas del hinduismo esenciales para esta visión del mundo: la transmigración (pasar
de un país a otro o pasar el alma de un cuerpo a otro) del mundo, la ley de karma, las castas,
dharma, (el deber religioso) y el vegetarianismo.

De una perspectiva cristiana, diría que el punto débil principal del hinduismo es no percibir a Dios
de manera personal, como un Padre celestial amoroso. Sin esta revelación la humanidad no puede
tener la experiencia de la gracia de Dios, el perdón divino ni la bienvenida a la familia de Dios. El
ser humano entonces, vive sin esperanza.
El peligro más grande de la M.T. (aparte de que es idolatría, Éx. 20:3) es la posible
apertura al mundo de los demonios, y por ende al engaño. Se enseña a repetir ciertos
nombres de dioses durante la meditación; la meta es abrirse y extender el estado de lo
consciente a un ser superior. Cuando una persona se «abre», ya con la mente vacía, es
terreno fértil para Satanás (1 P. 5:8).
El cristiano y la Meditación Trascendental no tienen nada en común, y el creyente debe
huir de la idolatría (1 Co. 10:14) y debe resistir al diablo (Stg. 4:7).
Pero ¿esto acaso quiere decir que el cristiano nunca debe meditar? Para dar una
respuesta apropiada a la pregunta sobre la meditación, debemos considerar dos aspectos
claves. En primer lugar, ¿es bíblica la meditación? En segundo lugar, si es bíblica, ¿en qué
se diferencia de la meditación popular que tiene su origen en las religiones orientales
modernas?
La primera mención de meditación se halla en el primer libro de la Biblia, donde
leemos que había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde (Gn. 24:63 RV).
Más adelante Dios habló a Josué y dijo: Recita siempre el libro de la ley y medita en él de
día y de noche... (Jos. 1:8). David y los demás escritores de los Salmos fueron quienes
hicieron más alusiones a la meditación; el salmista declara: Tengo más discernimiento que
todos mis maestros porque medito en tus estatutos (Sal. 119:99; véase también Sal. 1:2;
19:14 RV; 63:6; 77:12; 119:48, 78,148). Por lo tanto llegamos a la conclusión de que la
meditación es en realidad básica y necesaria, siempre y cuando se base en las Escrituras
mismas.
¿Cuál es la diferencia entre la meditación cristiana y las formas de meditación oriental?
Las diferencias principales estriban en el contenido (como ya hemos visto) y en el propósito
de la meditación. Todas las formas orientales hacen hincapié en la necesidad de apartarse
del mundo; hacen énfasis en la pérdida de la personalidad y la individualidad, y en la fusión
con la «mente universal». La meditación oriental es sólo un intento de vaciar la mente en
tanto que la meditación cristiana es un intento de vaciar la mente de todas las cosas extrañas
para entonces llenarla de Dios y de su Palabra.
Los Salmos nos hablan del objeto de nuestra meditación: ...en la ley del SEÑOR se
deleita, y día y noche medita en ella (Sal. 1:2). Pienso en ti toda la noche (Sal. 63:6).
Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas (Sal. 77:12). En tus preceptos
medito... (Sal. 119:15). La meditación bíblica se debe realizar con el corazón y también con
la mente: Mi boca hablará con sabiduría; mi corazón se expresará con inteligencia (Sal.
49:3).
Es preciso que a veces el cristiano haga un alto en su agitada vida para meditar en las
obras de Dios, en su Palabra y en sus mandamientos.
Estoy convencido de que una meditación vacía o una meditación que incluya la
repetición de nombres de dioses falsos, hace que una persona esté abierta al mundo de
Satanás. Por consiguiente, la meditación extrabíblica es verdaderamente peligrosa. Pero la
meditación en Dios y su Palabra es esencial.
Capítulo catorce

¿A qué apunta la acupuntura?

L a acupuntura sigue ganando popularidad junto con otras prácticas médicas


alternativas, es decir que no están de acuerdo necesariamente con la alopatía.1 Para poder
decidir si la acupuntura pertenece al léxico del ocultismo, leí varios libros y artículos
publicados en revistas evangélicas; escribí a un grupo que se dedica a ayudar a los
cristianos a discernir sobre cuestiones de esta naturaleza; me entrevisté con un par de
médicos cristianos que practican la acupuntura aun siendo creyentes, y conseguí un manual
publicado por los mismos acupunturistas.
La acupuntura es una técnica por la cual el practicante inserta largas agujas en lugares
específicos del cuerpo. Los acupunturistas creen que este proceso estimula (cuando son
agujas de oro) o seda (cuando son agujas de plata) el flujo de energía del cuerpo y lo
equilibra.
El sistema de acupuntura comenzó hace siglos en la China. Las creencias asociadas con
la acupuntura vienen del taoísmo.2 Esa religión enseña que todo en el universo depende de
CH’I-la energía vital.
CH’I (algunas veces escrito QI) se basa en la acción recíproca de yin y yang, según
ellos, las fuerzas que fluctúan continuamente produciendo los ritmos del día y la noche; el
verano y el invierno; la actividad y el descanso. Yin representa las fuerzas negativas, por
ejemplo la noche, el invierno, la luna, la hembra y el descanso. Yang representa las fuerzas
positivas, como por ejemplo el día, el verano, el sol, el macho y la actividad.

Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.

1
El nombre técnico de la medicina occidental y tradicional a que la mayoría de nosotros acudimos.
2
Una de las tres religiones importantes de la China. Toma su nombre del principio filosófico de
Lao-tsé, el Tao, es decir lo absoluto, la fuerza o causa primordial de la existencia del universo y la
razón de ser de todas las cosas. El taoísmo tiene una jerarquía sacerdotal y una noción de
metempsicosis (transmigración de las almas de un cuerpo a otro), con una especie de purgatorio y
de infierno. Une el culto de los héroes nacionales y de la naturaleza con prácticas mágicas y
supersticiosas.
La teoría detrás de la acupuntura insiste en que la gente es una con el universo, que da
energía al universo y recibe energía del universo. Ahora bien, se cree que yin y yang
circulan en el cuerpo pasando de órgano a órgano a través de «meridianos», circuitos
invisibles que son distintos de los sistemas corporales normales (el circulatorio, el nervioso
y el linfático). El cuerpo (según ellos) mantiene el equilibrio entre yin y yang, descargando
toda energía sobrante en puntos específicos en los meridianos donde éstos pasan cerca de la
piel, y trasladando tal energía a los lugares deficientes.
Los acupunturistas creen que las enfermedades suceden cuando el flujo de la energía se
desvía y queda fuera de equilibrio. De manera que se introducen las agujas en uno o más
puntos para estimular la energía.
Uno de los médicos con quien hablé me dijo que le fue posible curar, o al menos aliviar,
el sufrimiento de un número impresionante de enfermedades, algo que no hubiera sido
posible utilizando los métodos tradicionales de la medicina moderna.
¿Existen explicaciones científicas del porqué del éxito de este tratamiento en algunos
casos? De acuerdo a los chinos, la CH’I es una fuerza espiritual y no pertenece al mundo
físico, por tal motivo (dicen ellos) no hay ni hace falta buscar argumentos que expliquen
científicamente la acupuntura.
Si existe tal fuerza, el verdadero Dios de la Biblia no ha dado al hombre el poder de
controlarla. Es nuestra opinión que la creencia en tal poder se iguala a la idolatría (Dt.
11:16; 1 Co. 10:14; 1 Jn. 5:21), o peor todavía, es en realidad involucrarse en el mundo del
ocultismo.
Sin embargo, no debemos descontar la posibilidad de que la acupuntura tenga éxito,
pero no por la explicación ya mencionada sino por una que se podría comprobar con la
ciencia moderna pero hasta el momento los científicos no la han descubierto. Hasta el
momento no existe una explicación que satisfaga científicamente. Es uno de los motivos
por el cual el médico con quien hablé dejó de practicar el tratamiento. Pero abundan teorías
de por qué funciona en ciertos casos. La más factible hasta el momento explica que la
acupuntura estimula el cuerpo a producir endorfinas –sustancias químicas naturales en el
cerebro y en la medula espinal que son similares a la morfina y la heroína.
Queda una pregunta importante: ¿Es posible divorciar la acupuntura de su trasfondo
taoísta? Teóricamente supongo que sí. Sin embargo, es notable que la segunda razón por la
cual el médico con quien me entrevisté dejó de practicar la acupuntura, es que se dio cuenta
de que la gran mayoría de los otros practicantes de acupuntura estaban involucrados en
religiones orientales o directamente en el ocultismo.
El tercer motivo por el cual este joven médico abandonó este tratamiento después de
recibir al Señor, tiene que ver con el anterior. La acupuntura funciona mejor (me dijo este
médico) cuando el paciente vacía su mente de todo pensamiento. Sabemos que esto es
peligroso.
Se necesita mucha sabiduría y nuestro consejo es mantenerse alejado de este
tratamiento si el acupuntor cree en el CH’I, tiene una explicación taoísta de sus beneficios,
o desea que el paciente vacíe la mente antes de recibir el tratamiento. La persona que se
somete a un practicante de acupuntura, que pretenda manipular las energías del cuerpo, se
está sometiendo a un ídolo.
Capítulo quince

¿Cómo se explican los ovnis?

E l asunto de los ovnis ha fascinado a muchos en estos últimos días. Es un tema


interesante porque nos muestra la credulidad del hombre en cuanto a su necesidad de
reconocer a un ser supremo. Es decir, quienes aceptan la existencia de los ovnis anhelan
creer en un ser superior. Sienten un vacío espiritual en su ser, pero tratan de llenarlo con un
dios imaginario, no con el Dios verdadero. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron
necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre
mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles (Ro. 1:22–23). Generalmente no
aceptan a un Dios personal, el Todopoderoso creador de los cielos y la tierra. Tampoco
aceptan la Biblia como la revelación del plan y propósito de Dios para el hombre.
Es notable que los ovnis en las películas, en libros o en la TV siempre se relacionan
con seres extraterrestres más inteligentes y más potentes que los seres humanos.
Supuestamente vienen de otros planetas para vigilar el mundo o advertirle de peligros
inminentes. Se dice que algunos vienen con amenazas al mundo por no guardar la paz
espacial. Lo interesante es que los seres extraterrestres y los ovnis no se han declarado
abiertamente ante los gobiernos del mundo, ni se han manifestado potentemente. Es
notable, también, que el hombre siempre sobrevive estas confrontaciones a pesar de las
amenazas, la inteligencia y la potencia de esos seres extraterrestres. Esto muestra que
quienes aceptan los ovnis reconocen que ellos mismos son insuficientes y que hay seres
supremos en el universo. Lamentablemente, rehúsan humillarse delante del Ser supremo,
Dios. Prefieren tratar de sobrevivir sin el Dios todopoderoso.
La explicación de lo que muchos han visto acerca de los ovnis podría ser una de varias:
1. Un truco de alguna persona astuta. Ciertas fotografías que supuestamente
son de ovnis, han resultados ser falsas.
2. Un fenómeno natural en la atmósfera. Esto le sucede a menudo a pilotos
que vuelan a muy alta velocidad o a gran altitud.
3. Un experimento secreto de algún gobierno. Es un hecho que existen naves
espaciales diseñadas y construidas por científicos de algunos países
occidentales. Estas naves tienen la forma de un platillo y funcionan a alta
velocidad.
4. La actividad de seres espirituales (ángeles o demonios) que hacen que
aparezcan ciertas formas celestiales.
5. Simplemente podría ser el producto de la imaginación de una persona
propensa a creer en los inventos de la ciencia-ficción. El hombre cree lo que
quiere creer. Nada hay tan engañoso como el corazón (Jer. 17:9).
La Biblia da por sentado que nosotros somos los únicos seres humanos en todo el
universo. Esto implica que el hombre es una creación muy especial. En Génesis 1:1 la
Biblia dice que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Aquí el Señor
inmediatamente hace la distinción entre todo el universo y la tierra, que iba a ser la
habitación de esta creación tan especial, el ser humano. Además, Génesis 1:26 dice que
Dios hizo al hombre conforme a su imagen y semejanza para que el hombre, bajo la
autoridad de Dios, se enseñorease sobre todo el mundo y toda forma de vida sobre la tierra.
En su plan de redención, el Señor tomó forma humana, se encarnó. Después de su muerte
en la cruz por nuestros pecados, resucitó con ese mismo cuerpo humano. Y por toda la
eternidad Él será el Dios-hombre. Esto implica no sólo que nosotros somos una creación
muy especial, sino también que somos una creación singular en todo el universo. El Señor
Jesucristo se hizo hombre y por toda la eternidad seremos semejantes a Él porque le
veremos como Él es (1 Jn. 3:2). Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que no hay seres
extraterrestres semejantes a los humanos en otros planetas. La Biblia no lo declara y la
lógica no lo permite. Ahora bien, si hay cierta forma de vida en otros planetas, no lo
podemos saber. Hasta la fecha no se ha encontrado evidencia alguna que compruebe que
hay vida en una forma u otra en otros planetas. Es notable que los platillos voladores no
obedecen las leyes físicas, leyes que estableció el Creador.

La Biblia si declara que hay seres extraterrestres.

La Biblia sí declara que hay seres extraterrestres. Estos seres extraterrestres son los
ángeles y los demonios. Porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas en el cielo
y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo
ha sido creado por medio de Él y para Él (Col. 1:16). Aquí San Pablo nos habla acerca de
los ángeles invisibles, los buenos, tanto como sobre los ángeles que cayeron en pecado. Las
palabras tronos, poderes, principados y autoridades implican, como hemos mencionado
más arriba, que hay diferentes rangos entre los ángeles y que están organizados. Porque
nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra
potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en
las regiones celestiales (Ef. 6:12). Aquí, San Pablo habla acerca de los ángeles que cayeron
en pecado, que están bajo la dirección y la autoridad de Satanás, el diablo. Ellos lo siguen y
hacen su voluntad. Satanás y algunos de los demonios, los ángeles malvados, tienen la
libertad de moverse por la esfera terrenal tanto como por la esfera celestial. Y el Señor le
preguntó [a Satanás]:
—¿De donde vienes?
—Vengo de rondar la tierra, y de recorrerla de un extremo a otro —le respondió
Satanás (Job 2:2).
Por lo tanto, algunos de los fenómenos que ocurren en las esferas celestiales y
espirituales se pueden atribuir a los ángeles o a los demonios.
La Biblia no menciona naves espaciales, ovnis o platillos voladores de otros planetas.
Tampoco dice nada sobre seres extraterrestres, aparte de los ángeles que habitan en las
esferas celestiales. El caso que siempre se cita de la Biblia en Ezequiel 1:15 no nos habla de
ovnis. Esta era una visión que el Señor le dio simbólicamente a Ezequiel para revelarle un
mensaje profético que Ezequiel debía comunicar al pueblo. Esta es la forma de
comunicación que el Señor a menudo solía usar en el Antiguo Testamento para revelar al
pueblo un mensaje, su voluntad y sus planes (He. 1:1–2). Además, la Biblia dice que el
mismo Señor dará prodigios en el cielo y en la tierra antes que venga el día grande y
espantoso de Jehová (Jl. 2:30–31). La mayoría de estos prodigios sucederá durante la gran
tribulación que aún está por venir (Ap. 6:1–18:24). Aun Pablo da testimonio de que fue
arrebatado hasta el tercer cielo, al paraíso, donde oyó palabras que no se le daba al hombre
expresar (2 Co. 12:1–4). Claro que hay cosas que no podemos comprender ni imaginar,
pero están preparadas para los que aman a Dios (1 Co. 2:9).

Capítulo dieciséis

¿Son peligrosas las artes marciales?

P
¿ uede un cristiano participar en las artes marciales? Existen varios puntos de vista
en relación con este tema. Por un lado, diferentes estudiosos colocan las artes marciales
directamente en el léxico ocultista. Por otro lado, hay grupos cristianos de artes marciales y
hasta uno que se llama «Karate para Cristo». Por lo tanto, para llegar a una conclusión, se
hace necesario investigar desde tres perspectivas distintas.

Su historia
Las artes marciales vienen de la China, el Japón y Corea, que forman parte del budismo
y el taoísmo. Hay dos niveles de ejercicios en las artes marciales: «los suaves –internos»
(entre ellos t’ai-chi, ch’uan y aikido), y «los duros –externos » (por ejemplo el yudo y el
karate).
Se enseñan las primeras como parte de una filosofía taoísta o budista y es difícil (pero
no imposible) separarlas de la parte práctica. Hacen hincapié en el desarrollo espiritual. Son
maneras físicas de expresar el monismo (o sea una filosofía pagana que pretende explicar
todos los fenómenos cosmológicos refiriéndolos a un solo principio). De manera que la
parte física es una forma de experimentar «la realidad última». A menudo hay que vaciar la
mente de cualquier pensamiento consciente para llegar a ser «uno» con el universo, algo
bastante similar a lo que explicamos sobre la Meditación Transcendental.1 Las artes

1
Véase nuestra advertencia sobre la M.T. en el capítulo 14.
marciales que están vinculadas a una filosofía no bíblica, están en conflicto con el
cristianismo.

Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado


por el Espíritu,sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque
han salido por el mundo muchos falsos profetas.

Por otro lado, los ejercicios duros típicamente se centran en lo físico y tienden a evitar
las partes místicas, aunque no siempre. En este momento tae kwon do, el deporte nacional
de Corea es la más popular de las artes marciales. Existen aproximadamente 25 millones de
practicantes en 140 países. En el oeste al tae kwon do se lo conoce mayormente como un
deporte. En los Estados Unidos hay varios grupos de cristianos que evangelizan rompiendo
ladrillos con manos y pies. Sin embargo, es también común que el maestro de tae kwon do
enseñe una filosofía de vida religiosa oriental.
Conclusión: El cristiano debe evitar las artes marciales suaves y optar por las duras.
Aun en las duras se necesita discernimiento.

Su filosofía
¿Se puede enseñar (y por lo tanto practicar) artes marciales sin que se incluya en ellas la
filosofía de las religiones orientales? Aparentemente en el nivel de ejercicios «duros» (el
kung fu, el karate y el yudo) depende de si el maestro está acoplado a un trasfondo budista
o taoísta. Pero antes de que una persona comience a tomar «clases» de artes marciales o
deje que sus hijos lo hagan, sugiero que se investigue lo siguiente:
1. ¿Qué filosofía de vida enseña? (1 Jn. 4:1–4).
2. ¿Cómo se compara con lo que enseña la Biblia?
3. ¿Cómo comunica su filosofía? ¿Existe la posibilidad de que al comienzo no
se advierta la filosofía monista, budista o taoísta detrás de los «ejercicios»?
4. ¿Cómo sale la persona de las clases? ¿Cómo es el estado de ánimo después?
¿Menos conforme a la imagen de Cristo (Ro. 8:29)? ¿Hay deseos de seguir
estudiando la Palabra de Dios, o la persona se dedica simplemente a
«meditar» sobre la manera de llegar a ser uno con el universo?
5. Sugiero también que informe sobre la experiencia, tanto de los creyentes
como de los inconversos, de quienes han estado involucrados
profundamente en las artes marciales. ¿Qué resultados les han dado en la
vida? ¿Siguen sus vidas en el camino cristiano? ¿Qué en cuanto a su celo por
evangelizar y testificar de Cristo? En el caso de los inconversos, ¿ha visto
un cambio positivo o negativo en su vida?
6. ¿Quién es el maestro? Aún más importante que la diferencia entre los
ejercicios suaves y los duros es la filosofía del maestro. ¿Presenta a las artes
marciales como una actividad física y para defensa propia, o como una
religión y una filosofía de vida?
Su propósito
Tal cual como advertimos en el caso de la M.T. y la acupuntura, es posible dar lugar al
diablo metiéndose en el mundo del taoísmo y el budismo a través de las artes marciales.
Sin embargo, si pudiéramos solucionar todos los problemas de la filosofía no bíblica de las
artes marciales, habría que preguntarse, ¿con qué propósito me estoy metiendo en el karate
o el yudo? ¿Para ejercicio corporal? ¿No hay otros métodos para que me mantenga en buen
estado, por ejemplo, otro deporte, que enseñe un comportamiento menos agresivo?
Por último, ¿estoy amando a mi prójimo al aprender cómo romper su brazo o su nariz?
La Biblia explica: No tengas envidia de los malvados ni ambiciones estar en su compañía,
porque solo piensan en la violencia... (Pr. 24:1–2 BD). Cada uno recoge el fruto de lo que
dice, pero los traidores tienen hambre de violencia (Pr. 13:2 BD). El Señor... odia con toda
su alma a los que aman la violencia (Sal. 11:5 BD).

Conclusión

Los resultados de resistir al diablo

Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe...


(1 Pedro 5:9)

A pesar de la clase de ataque que emplee el adversario (tentación, ataque físico,


doctrina falsa, pensamientos impropios, acusaciones), cuando uno se mantiene firme,
empleando todos los recursos espirituales a su disposición, los escritores bíblicos prometen
los siguientes resultados:

Satanás huirá
Cuando Jesús se mantuvo firme con la espada del Espíritu (escrito está) durante la
tentación registrada en Mateo 4 y Lucas 4, la Biblia afirma: ...[Satanás] lo dejó hasta otra
oportunidad (Lc. 4:13). Aun durante el día malo (Ef. 6:13) por medio del poder interno de
Dios, el creyente puede mantenerse firme confiando que Satanás huirá, no para siempre
sino por temporadas, hasta otra oportunidad. Los eruditos Baker y Macchia afirman: «Si
una persona simplemente resiste al diablo por medio del poder de la gracia de Dios, ¿acaso
el diablo no tendrá que "huir" como el cobarde que es (Santiago 4:7)?»1

El creyente estará firme


Tres veces en Efesios 6 Pablo emplea el concepto de mantenerse firmes o resistir con
firmeza (versículos 11, 13, 14). En el griego significa estar establecido, estar de pie,
mantenerse firme en la batalla.

Dios se acercará al creyente


David aprendió más del carácter de Dios en los tiempos difíciles...

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes (Stg. 4:8). Esta promesa me hace quitar
los zapatos porque estamos pisando terreno santo. Santiago indica que Dios se revela de
manera especial a quienes se acercan a Él durante la batalla espiritual. No hay pasajes
bíblicos que revelen más intimidad que los salmos escritos por David durante tiempos
devastadores, escondido en cuevas, corriendo de un lado a otro. Es obvio que David
aprendió más del carácter de Dios en los tiempos difíciles que en los momentos cuando
todo iba bien. El apóstol Pablo resume este pensamiento cuando relata:
Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una
espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para
que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él
me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la
debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis
debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me
regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades
que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte
(2 Co. 12:7–10).
Después de pasar por los sufrimientos permitidos por Dios pero instigados por Satanás,
Jehová se revela a Job y éste reconoce el poder supremo y la providencia de Dios junto con
su propia incapacidad de comprender los propósitos divinos (Job 42:1–6).

Dios exaltará al creyente a su debido tiempo

1
Carolyn Denise Baker y Frank D. Macchia, op. cit, p. 209.
Tanto Pedro (1 P. 5:6) como Santiago (4:10) nos animan con esta promesa.2 No
sabemos cuándo será el «debido tiempo», pero sabemos que es una promesa y Dios siempre
cumple sus promesas.
Un excelente ejemplo del Antiguo Testamento es José (Gn. 37–45). Vendido por sus
propios hermanos, contado como muerto por su padre, encarcelado por un crimen que no
había cometido, esperaríamos encontrar a una persona desanimada, decepcionada,
deprimida, imaginando que Dios se había olvidado de él. A pesar de la situación José
mantuvo un testimonio íntegro y una firme confianza en Dios. En Génesis 41 vemos el
cumplimiento de la promesa que «él los exalte a su debido tiempo» cuando Dios lo levantó
para que fuera gobernador de Egipto. Pasaron años, pero a su debido tiempo Dios lo exaltó.
Por lo tanto ¡mantengámonos firmes!

Palabras para el índice


Acercarse a Dios 103, 105, 107-108, 128
Acupuntura 141-143, 151
Acusador 42-43, 45-46, 113, 115
Adversario 14-15, 19-20, 26, 33, 44, 55, 59-60, 76, 79, 153
Alerta 34, 51, 53, 57, 59, 71, 75-76, 88, 102
Amargura 22 ,58-59, 94
Angel 24, 28-29, 44, 53-54, 79, 121-122, 146-148
Angel del abismo, el 54
Animismo 54, 120, 122
Ankerberg, John 131
Ansiedad, la 57, 59, 71, 73-74
Apuntes Pastorales 50, 65, 122-123
Armadura de Dios, la 9, 16, 72, 79, 84, 87-88, 95, 100, 113, 123
Arrepentimiento 42, 118, 125, 130
Artes marciales 7, 149-151
Artimañas del diablo 87
Asesino 43, 55, 79
Atar a Satanás 111, 113, 115, 117
Ausencias prolongadas 64
Belial 55
Budismo, el 149, 151
Caer del cielo 79
Carne, la 14-16, 26, 39, 42, 48, 57, 62, 64, 66, 88, 112-113, 116
Cartografía espiritual 120
Casco de la salvación, el 88, 98-99
Chismosas 60
Cinturón de la verdad, el 88-89, 91
Coraza de justicia, la 88, 91-92

2
Véase Pr. 15:33; Lc. 18:14; Fil. 2:9, 10.
Cruz, la 2O, 23, 25-26, 35-36, 43, 47, 66, 68, 73, 78, 81-84, 90, 92, 96, 108, 116, 118-120,
126, 146
Dardos encendidos 46, 87, 94, 96
David 24, 28, 39, 45-46, 48, 62-63, 108,139, 154
Demonios 13, 20-22, 26, 29-30, 34, 40-42, 46, 54, 106, 111-112, 114-115, 119, 121, 123,
125-126, 128-129, 135, 137, 139, 146-148
Demonios territoriales 119, 121-123
Deseos de la carne 57, 62, 64, 66
Día malo, el 14, 17, 72, 88, 153
Diablo, el 7-9, 13-17, 19, 21, 23-29, 33-35, 37, 39, 41-50, 52, 54, 56-61, 63-67, 71, 73, 79-
80, 82-83, 87-89, 91, 94-97, 99-100, 103, 105-108, 113-117, 123, 139, 147, 151, 153,
155
Dickason,C. Fred 127
Dios de este mundo, el 24, 38, 99, 113, 115
Dominio propio 57, 62, 65, 71, 74-75
Dragón, el 55
Enemigo, el 8, 11, 13-17, 19-20, 26, 28, 31, 39-40, 43, 45-46, 48-49, 54-55, 60, 62-65, 68-
69, 71-73, 75-79, 81, 83, 85, 87-89, 93-94, 97, 100-101, 106, 109, 113,118
Enojo, el 47, 57, 59, 112
Escudo de la fe, el 88, 94-98
Espada del Espíritu, la 54, 88, 99-100, 153
Espiritista 13, 120, 135
Evangelio de la paz, el 88-89, 92
Exorcismo 20, 24, 115-116
Extraterrestres 145- 148
Falsa doctrina 26, 53, 74, 76
Falta de sabiduría 65, 67
Firmes en la fe 71, 78-79, 153
Guerra espiritual 8-9, 15-16, 24, 27, 34, 42, 71, 77, 103, 105, 122-123
Henry, Matthew 79, 106
Hinduismo, el 137-138
Hipnosis regresiva 135
Hipnotismo 7, 131-135
Huija, la (véase Ouija, la) 80, 135
Humildad 16, 71-73, 77
Idolatría 34-35, 40, 127-128, 137, 139, 142
Iglesia Católica 41, 135
Job 31, 39, 44, 46, 55, 148, 154-155
Karate, el 149-151
León rugiente 13, 53-54, 67, 71, 76
Lloyd-Jones, D. Martin 97
M.T. 137-139, 150-151
Macchia, Frank 48
Mal testimonio 60-61
Maldiciones (pecados) generacionales 21, 126-127, 130
Maligno, el 17, 27-28, 34, 38-39, 41, 54-55, 87-88, 94, 98, 111, 114
Malo, el 14-15, 17, 39-40,47-48, 54-55, 63, 72, 88, 127, 129, 153
Meditación bíblica 7, 137, 139-140
Meditación trascendental 7, 107, 132
Mundo, el 7, 14-16, 19, 24, 28-29, 33, 38-39, 42, 44, 48-50, 52, 55-56, 61, 64, 71, 80-81,
84,87-88, 93, 98-100, 107, 111, 113, 115-116, 128, 132, 134-135, 137-140, 142-143,
145-147, 150-151
Musulmanes 15, 83
Nonini, Rogelio 50
Nueva era 7, 38, 107
Omnipotente 31, 129
Omnipresente 28-29
Omnisciente 29
Oración 3, 20, 24, 34-35, 51-52, 62, 73, 78, 88, 96, 100-102, 108, 111, 120-121, 123
Orgullo 73, 108
Ouija, la, (véase Huija, la) 80
Ovnis 7, 145-148
Padre de Mentiras 68, 80
Palau, Luis 15, 89, 91, 126, 131
Pasquini, Eros 50
Paz con Dios 93
Paz de Dios 93
Pecados (maldiciones) generacionales 13, 125
Pentagrama, el 120
Perdón 46-47, 57-58, 95, 104, 108, 138
Platillos voladores 147-148
Pornografía, la 50, 64-65
Posesión demoníaca 20, 22, 25, 40-42, 127
Powlison, David 24, 48
Preparación 17, 57, 71, 74-75, 89
Príncipe de la postestad del aire 55
Príncipe de los demonios 42, 54
Prodigios mentirosos 42
Religiones orientales 7, 138-139, 143, 1503

3
Mirón, J. (2001). ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? (109–159). Miami, Florida: Editorial
Unilit.

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