Capacitación Maestros 1

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Niños al servicio del Rey

"Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los
cielos” Mateo 19:14
La mayor batalla que se libra en nuestros días es una disputa por los corazones y las mentes de los seres
humanos y el objetivo de este frente de batalla es la niñez en edad escolar.
Nuestro enemigo el diablo ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Los leones tratan de
dispersar a las presas adultas para aislar a las jóvenes. Y una vez aisladas, las atacan. Los niños están
amenazados por leones. Las fieras han fijado sus ojos sobre nuestros niños. Por este motivo es que
debemos realizar una labor organizada, intencionada y exhaustiva rescatando vidas desde la etapa más
importante del ser humano “La niñez”
Es una cuestión de urgencia porque el enemigo se ha ensañado con los niños empujándolos a la miseria, la
desnutrición, la mutilación y la explotación sexual. No hay objetivo más estratégico en la guerra entre el
bien y el mal, entre el Reino de la Oscuridad y el Reino de la Luz. Por causa de la terrible situación que
sufren los niños en el mundo actual es hora de tomar a los niños y a los jóvenes en serio.
En la actualidad vemos como los jóvenes están siendo blanco del enemigo, un constante ataque que
muchas veces no termina bien, pues muchos caen en las drogas, la rebeldía y sucesos penosos que marcan
sus vidas para siempre. Es por eso que resulta tan importante llevar a los niños a tener una verdadera
relación con Dios, una amistad real y genuina que le de bases sólidas para crecer con principios de amor,
misericordia y verdad en el corazón.
Como iglesia necesitamos dar una formación integral para nuestros niños en el área espiritual, emocional
y física también como ministerio infantil debemos darles una formación Cristocéntrica para que puedan
dar frutos, para que honren a nuestro Dios, sirviendo y testificando de su poder en constante crecimiento
en estatura y sabiduría, apartados para el Señor desde su niñez.
Visión:
Deseamos que nuestros niños puedan ser llenos del Espíritu Santo, en constante crecimiento adoren a Dios
en espíritu y verdad.
Que puedan ser discípulos de Cristo, desarrollándose así en el área espiritual, emocional y físicamente
para que sirvan a los que sufren y puedan ser de impacto a nuestra sociedad.
Objetivos:
Que el niño sea un discípulo de Jesús, mediante la instrucción bíblica y el desarrollo de las prácticas
espirituales, las cuales sean reflejadas en su diario vivir.
LOS MAESTROS
Como ejemplo incomparable en esta tierra, tenemos al Señor Jesucristo que fue llamado "maestro"
unas 60 veces en las escrituras (raboni) Mateo 8:19 y Marcos 9:38. Aunque Jesús fue conocido como
sanador de las multitudes, los Evangelios nos relatan en detalle el ministerio principal que él tuvo, fue el
enseñar las cosas de Dios, acercar el Reino de Dios a cada persona que lo oía. A través de las parábolas,
historias, ejemplos y a veces enseñanzas duras y difíciles, Jesús enseñaba a las gentes continuamente en el
Templo, en los campos, por el mar, andando por el camino.
Niños al servicio del Rey
Es interesante notar que uno de los requisitos de un líder en la iglesia es la habilidad de enseñar (1Timoteo
3:2). La Biblia habla también del don o ministerio de la enseñanza (Romanos 12:6 y 7, Efesios 4:11) y les
da lugar
de importancia a los maestros entre los demás ministerios.
A. REQUISITOS DE UN MAESTRO CRISTIANO
- Debe tener una relación personal con Cristo Jesús.
- Debe vivir la vida cristiana en obediencia a la palabra de Dios. No puede vivir en abierto desacuerdo
con los principios bíblicos.
- Debe ser sensible, tierno e interesado en las necesidades de los niños.
- No debe temer el trabajo duro, ya que la enseñanza requiere horas de preparación y estudio, además
del desgaste emocional y espiritual al enseñar.
- Debe ser creativo con ideas originales, y saber buscar ideas de otras fuentes. Debe ser capaz de
adaptar las lecciones a los alumnos con pensamientos nuevos.
- El carácter del maestro influye en la enseñanza.
- Debe ser persona con autoridad. Esa cualidad puede desarrollarse cuando hay una auténtica
convicción de que estamos ocupados en un ministerio espiritual importante.
- Por sobre todas las cosas el maestro debe ser muy paciente para enseñar a los niños y saber que en el
proceso enseñanza - aprendizaje nosotros estamos constantemente aprendiendo. Por este motivo debemos
ser también tolerantes y pacientes con nosotros mismos.

Ser maestro de la palabra de Dios, es el mayor privilegio que se puede gozar. Significa estar
íntimamente vinculado al Maestro por Excelencia, nuestro Señor Jesucristo, ya que gran parte de su
ministerio comprendía la enseñanza. Él delegó poder y autoridad a sus seguidores para que continúen
esa labor.
Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado
será salvo; más el que no creyere, será condenado." Marcos 16:15-16.
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8.
Dios ha puesto sus ojos en los maestros, y ese deseo de enseñar que brota desde lo profundo de su
ser, no es sino un llamado del Señor.
Él necesita de usted para la educación de sus "joyas", los niños y las niñas que el tanto ama. Sus
inmortales vidas representan gran valor. Jesús murió por cada uno de ellos en la cruz. No derramó su
preciosa sangre, en precio de rescate, solamente por los adultos, sino que también lo hizo por los niños.
La vida de un niño se puede comparar a una hoja de papel en blanco. Cada persona que pasa por su
lado, escribe algo en esa hoja.
Al llamarle para ser maestro, Dios dispuso que usted ayuda a otros seres humanos a aprender. No
importa cuán grande o cuán pequeño sea a quien enseñe, siempre estará centrado alrededor de tres
factores:
 El Maestro
 La Lección
 El Alumno
Niños al servicio del Rey

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