Leccion 3 Derecho Subjetivo
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Leccion 3 Derecho Subjetivo
EL DERECHO SUBJETIVO
1. Concepto.
2. Naturaleza jurídica.
3. Clases de derechos subjetivos.
4. El ejercicio del derecho subjetivo. Límites del ejercicio del derecho subjetivo. El
ejercicio del derecho por medio de representante. Clases de representación. La
representación directa: el poder.
5. La influencia del tiempo en el derecho subjetivo. Cómputo de los plazos. La
prescripción. La caducidad.
1. CONCEPTO
El objeto del derecho subjetivo es la realidad social sobre la que recae el poder
reconocido a la persona. Puede ser la cosa sobre la que recae (caso del
derecho de propiedad), los propios bienes de la personalidad (el honor, la
intimidad…) o, también, el comportamiento que debe realizar quien tiene el
deber jurídico correlativo a ese derecho, como veremos.
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b) Objeto: es la realidad social sobre la que recae el derecho
subjetivo. Pueden ser cosas o servicios, a través de los que la
persona satisface sus necesidades.
c) Contenido: Es el poder o conjunto de facultades que el Derecho
reconoce al titular sobre el objeto del derecho subjetivo.
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derecho subjetivo se realiza mediante el ejercicio de una acción ante los
Tribunales a través de la cual se reclama que se salvaguarde y garantice el
derecho que ha sido lesionado. Por ejemplo, si el deudor no paga su deuda, el
acreedor puede exigir judicialmente a través de una acción de reclamación el
pago de esta; si alguien usurpa la propiedad ajena, el propietario puede obligar
al perturbador a que cese en la misma, etc.
2. NATURALEZA JURÍDICA
Han sido múltiples las teorías que han intentado explicar la naturaleza del derecho subjetivo.
Las más importantes son las siguientes:
2. Teoría del interés. Defendida por IHERING, dice que el derecho subjetivo es un interés
jurídicamente protegido.
Los derechos absolutos son aquellos que se pueden hacer valer frente a
todos. El sujeto pasivo está, por tanto, indeterminado, existe un deber de
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respeto de toda la comunidad en general. Es el caso de los derechos reales.
Los derechos reales son aquellos derechos subjetivos que vinculan a la
persona con las cosas o bienes cuya titularidad ostenta, otorgan a su titular un
poder sobre las mismas, suponen, en suma, un derecho de aprovechamiento
sobre ellas (la acepción "real" deriva del latín (res, rei, que significa, cosa). Por
ejemplo, la propiedad es un derecho real que somete una cosa al poder del
propietario. En la relación propietario-cosa no se contemplan deberes para
ninguna persona concreta, sino un deber de respeto para todos: toda persona
debe abstenerse de interferir en la propiedad ajena.
Los derechos relativos, por el contrario, son aquellos que sólo se pueden
hacer valer frente a una persona determinada. Es el supuesto de la relación
obligatoria: en ésta existe un vínculo jurídico entre una persona, el acreedor,
que puede exigir una determinada conducta a otra, el deudor. Las obligaciones,
también llamadas derechos de crédito, o derechos de obligación, producen
relaciones entre persona y persona: una puede exigir una conducta a otra (a
diferencia de los derechos reales, que como vimos, solo vincular a las personas
las cosas que les pertenecen) y, en consecuencia, sólo se pueden hacer valer
frente al obligado, frente al deudor. Por ejemplo, en la compraventa la relación
jurídica existe sólo entre el comprador y el vendedor: uno debe entregar la cosa
y el otro pagar el precio, pero el comprador sólo puede pedir la entrega de la
cosa al vendedor, a ningún otro sujeto, y correlativamente, el vendedor solo
puede exigir el pago del precio al comprador, a nadie más.
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caso, la transmisión se hace para cuando fallezca el sujeto titular del derecho
subjetivo (la persona deja en testamento la casa a su hijo: la transmisión tendrá
lugar cuando el testador muera).
La transmisibilidad de los derechos es la regla general en nuestro
ordenamiento jurídico (art. 1112 Cc).
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4. EL EJERCICIO DEL DERECHO SUBJETIVO
a) La ley.
El primer límite que encuentra el derecho subjetivo es el derivado de la
propia ley. La ley concede a la persona un ámbito de poder, pero, al mismo
tiempo, puede limitar su ejercicio. El ejemplo más paradigmático es el de las
normas urbanísticas. Si una persona es propietaria de un solar, no puede
construir como quiera, sino que, por el contrario, debe necesariamente
cumplir las normas del plan de urbanismo que le exigirá construir, por
ejemplo, una vivienda unifamiliar, en vez de un edificio, u oficinas, en vez de
viviendas, etc.
b) La buena fe.
El artículo 7.1 Cc señala que “Los derechos deberán ejercitarse conforme a
las exigencias de la buena fe”. El término “buena fe” alude a una medida de
conducta que se estima socialmente adecuada y denota una lealtad en el
ejercicio de los derechos para los demás.
El titular de un derecho puede, en principio, ejercitarlo en toda la extensión
de su contenido. Sin embargo, la Ley prevé que su ejercicio debe realizarse
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de forma leal y recta, conforme a lo que se espera de un uso adecuado y
normal del derecho.
Establece el artículo citado que “La ley no ampara el abuso del derecho ni el ejercicio
antisocial del mismo. Todo acto u omisión que, por la intención de su autor, por su objeto o
por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los límites normales
del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la correspondiente
indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que impidan la
persistencia en el abuso”.
DÍEZ PICAZO Y GULLÓN distinguen los dos incisos del artículo 7.2 Cc. En el primero
declara que «la ley no ampara el abuso del derecho ni el ejercicio antisocial del mismo». En
el segundo, el abuso del derecho que produce daño a tercero genera una obligación de
indemnizar y legitima para solicitar las medidas judiciales o administrativas que impidan la
persistencia en el abuso. Parece así que el daño a tercero no es requisito esencial de la
figura del abuso, sino un supuesto específico dentro del ámbito del abuso del derecho.
Por tanto, son los elementos del abuso del derecho los siguientes:
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- Indemnización al perjudicado.
- Adopción de las medidas judiciales o administrativas que impidan la
persistencia en el abuso.
La jurisprudencia subraya que para apreciar el abuso del derecho deben concurrir, bien causas
objetivas, como es la anormalidad en el ejercicio del derecho, esto es, el ejercicio del derecho
en contra de la finalidad para la cual es concedido por el ordenamiento jurídico, un ejercicio
antisocial, bien causas subjetivas, como es el ejercicio del derecho con la intención de
perjudicar a otro o sin tener interés legítimo. En ambos casos, se aprecia un matiz restrictivo en
el precepto al exigir que el acto “sobrepase manifiestamente los límites normales del ejercicio
de un derecho”, que, en cualquier caso, su apreciación cae bajo el arbitrio judicial.
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la comunidad y al portero de la finca, siendo de tener en cuenta que el rellano de la
escalera en que se realizaron las obras, una vez adquirido por la Comunidad el estudio
que tenía su entrada por él e incorporado a la vivienda del portero, tal rellano, se repite,
sólo serviría de acceso a la vivienda citada pues aunque por el mismo se accedía
también al cuarto de máquinas, a éste no pueden entrar y hacer uso de él
indiscriminadamente los vecinos los cuales, por razones de seguridad, debe estar
prohibida la entrada en la mencionada sala de máquinas; por ello volver a la situación
original no reporta provecho alguno a los demandantes que justifique su pretensión".
La persona puede actuar en el mundo jurídico por sí misma, o bien, por medio
de otra, que será su representante. En el tráfico jurídico es muy frecuente la
representación. A través de la misma, una persona, llamada representado,
confiere a otra, el representante, el poder de actuar en su nombre, de tal forma
que se estime que quien ha actuado es el propio representado. De esta forma
se salvan muchos obstáculos físicos –en vez de ir a Barcelona a celebrar un
negocio jurídico, confiero mi representación a otro para que lo celebre en mi
nombre, o bien, puedo nombrar una pluralidad de representantes que actúen
en mi nombre en diversas ciudades al mismo tiempo, con lo que mi capacidad
de actuación se multiplica-; y, también, técnicos y jurídicos –se puede, así,
nombrar representante a una persona más apta que uno mismo para tomar
decisiones-.
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− La representación tiene, todavía, una nota más: el representante adopta
su propia decisión. No es un mero emisario o mensajero de la voluntad
del representado, sino que decide en el negocio, si bien dentro de los
límites que le impone el representado. Así, en nuestro ejemplo, si Luis
encarga al tercero la venta del inmueble, habría representación si puede
adoptar decisiones relevantes para concertar la venta dentro de las
directrices del mandante. Pero, en cambio, no habría representación, si
Luis tiene ultimada la venta, precio, condiciones, garantías, etc., y se
limita a enviar un mensajero que traslade su decisión final al comprador.
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con quien contrata conoce la existencia de la representación y la
persona que está detrás de ella.
Se han formulado muchas teorías para explicar los efectos propios de la representación
directa. Las principales son dos: 1ª Teoría de la ficción: defendida por SAVIGNY, que considera
que es el representado el que obra, sirviéndose del representante como mero instrumento. 2º
Teoría de la representación: fue defendida por IHERING y es la más seguida en la actualidad,
sostiene que el negocio es concluido por el representante, si bien los efectos se producen en el
representado en virtud del poder de representación y de la ley.
EL PODER
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a) Concepto
Nos encontramos aquí, con dos negocios superpuestos que son distintos: un
poder y un mandato. El primero es unilateral por que se perfecciona por su
simple otorgamiento y en nada obliga al representante. El segundo es un
contrato de mandato, que requiere la aceptación del mandatario –
representante-.
b) Capacidad
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puede vender bienes inmuebles, puede ser nombrado representante de una
persona que sí pueda venderlo.
d) Forma
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e) Actuación del apoderado
Para que una persona actúe en nombre de otro es necesario que le haya
otorgado su representación a través del poder y, además, actúe dentro de los
límites señalados en el mismo. Por ejemplo, si Luis concede un poder a Paco
para alquilar una casa, Paco no puede comprarla ya que se extralimitaría en las
facultades concedidas.
Así, señala el artículo 1259 Cc que “El contrato celebrado a nombre de otro por
quien no tenga su autorización o representación legal será nulo, a no ser que lo
ratifique la persona a cuyo nombre se otorgue antes de ser revocado por la otra
parte contratante”. En el mismo sentido, el artículo 1727 Cc respecto del
contrato de mandato, señala que “En lo que el mandatario se haya excedido,
no queda obligado el mandante sino cuando lo ratifica expresa o tácitamente”.
Esto es, el negocio se considera nulo pero puede ser ratificado. Es decir, el
negocio que, en principio, no produce efectos por carecer la persona de
facultades representativas, puede ser subsanado por una declaración de
voluntad del poderdante de aceptación de dicho negocio, lo ratifica y se
considera como realizado con plena representación. Siempre y cuando la
ratificación, como señala el Código civil, se produzca antes de ser el negocio
revocado por la otra parte contratante.
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5. LA INFLUENCIA DEL TIEMPO EN EL DERECHO SUBJETIVO
Son dos las cuestiones principales que plantea: el cómputo de los plazos para
el ejercicio de los derechos y la extinción del mismo derecho por el mero
transcurso del tiempo.
La ley suele fijar un plazo para el ejercicio de los derechos. Por ejemplo, el art.
1490 Cc establece que el comprador tiene un plazo de 6 meses para reclamar
al vendedor los vicios ocultos que tuviera la cosa vendida, desde su entrega.
La existencia de plazos para el ejercicio de los derechos obliga a establecer
unas reglas para su cómputo.
Cabe distinguir, por tanto, dos supuestos: plazos señalados por días y plazos
señalados por meses o años.
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1. Plazos señalados por días.
Tal y como señala el art. 5.1 Cc, el día inicial del cómputo (dies a quo) queda
excluido del plazo y se empieza a contar desde el día siguiente. Sin embargo,
debemos tener en cuenta que el propio precepto señala “siempre que no se
establezca otra cosa”, luego existen excepciones. Así, se puede incluir el día
inicial en el cómputo por disposición de la ley, como, por ejemplo, el artículo
240 Cc señala que, en el cómputo para la mayoría de edad se incluye completo
el día del nacimiento, y también los particulares podrían pactar apartarse de la
regla general del art. 5.1 Código civil.
El día final del cómputo (dies ad quem) se incluye completo en el plazo, lo que
significa que terminará a las 24 h. de ese último día.
En el ámbito procesal, los artículos 130 LEC y 182 y ss LOPJ señalan que son días inhábiles a efectos
procesales los sábados y domingos, y los días 24 y 31 de diciembre, los días de fiesta nacional y los
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Jefatura de Tráfico nos da 7 días para recurrir una multa, debemos descontar el
sábado, el domingo y festivos para calcular el último día para presentar el
recurso; así, si recibimos la notificación de la infracción de tráfico un jueves,
empezaremos a computar el plazo el viernes, primer día, excluimos el sábado y
el domingo y continuamos con el cómputo el lunes, por tanto, el último día para
recurrir la multa terminaría el lunes de la siguiente semana).
Por ejemplo, en el artículo 612 Código Civil que señala que “El propietario de
animales amansados podrá reclamarlos dentro de veinte días, a contar desde
su ocupación por otro. Pasado este término, pertenecerán al que los haya
cogido y conservado”, al ser un plazo civil, no se descuentan los días inhábiles.
O, en el artículo 1524 Cc reconoce el plazo de 9 días, contados desde la
inscripción en el Registro de la Propiedad de la venta de una parte de un bien
inmueble que pertenece a varias personas en copropiedad, para que el
copropietario utilice el derecho de retracto legal para subrogarse en la posición
del adquirente. Es un plazo civil y, por tanto, se cuentan los 9 días a partir del
día siguiente de la inscripción en el Registro sin descontar ningún día.
Hay que tener en cuenta que, en el supuesto de que el último día del plazo (civil) sea festivo y,
por tanto, no pueda realizarse un determinado acto, deberá realizarse el día anterior (por
ejemplo, si el banco requiere a un cliente una determinada documentación y le otorga un plazo
de cinco días, y el último día cae en domingo, el cliente deberá entregar la documentación el
viernes o el sábado anterior, porque el lunes el plazo habría pasado).
festivos a efectos laborales en la respectiva Comunidad Autónoma o localidad. También serán inhábiles
los días del mes de agosto.
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2. Plazos señalados por meses o años.
En el caso de los plazos señalados por meses o años, como dice el art. 5.1 Cc,
se computarán “de fecha a fecha”, por tanto, sin exclusión de los días
inhábiles. Este sistema ha sido tradicionalmente seguido por todos los sectores
de nuestro Ordenamiento Jurídico: civil, administrativo y procesal.
Por último, hay que tener en cuenta la regla del art. 5.1 Cc in fine, cuando
señala que, “si en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente a aquel en
que comienza el cómputo, se entenderá que el plazo expira el último día del
mes”. Por ejemplo, un plazo de 3 meses que comience el 30 de noviembre
terminaría el 30 de febrero, como es inexistente, terminaría el 28 de ese mes.
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5.2. LA PRESCRIPCIÓN
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indefinidamente un derecho que no es ejercido por su titular. Se configura, así,
como “una limitación del ejercicio tardío de los derechos en beneficio de la
seguridad jurídica” (STS 10/3/1989).
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Respecto de la dinámica de la prescripción en la realidad práctica, el
interesado debe hacer valer la prescripción frente a la reclamación del
titular del derecho, bien sea judicial, bien sea extrajudicialmente. Los autores
resaltan el carácter de oposición por parte del beneficiario de la prescripción
frente a la reclamación del titular del derecho.
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5.2.3. Requisitos
3º Que transcurran los plazos que marca la ley. El Código establece una
serie de plazos según se trate de derechos subjetivos que recaigan sobre
bienes muebles o inmuebles, o bien, sobre derechos de créditos.
2 Art. 1962 Cc.: Las acciones reales sobre bienes muebles prescriben a los seis años de
pérdida la posesión.
3 Art. 1963 Cc.: Las acciones reales sobre bienes inmuebles prescriben a los treinta años.
4 Art. 1964 Cc.: Las acciones personales que no tengan plazo especial prescriben a los cinco
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También por el transcurso de 5 años prescriben: las pensiones
alimenticias5, el precio de los arrendamientos y la de cualesquiera otros
pagos que deban hacerse por años o en plazos más breves.
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- Las acciones para exigir el pago de honorarios comienzan desde que dejan
de prestarse los respectivos servicios (art. 1967).
- Las acciones para exigir la responsabilidad civil por culpa o negligencia de
que se trata en el artículo 1902, desde que lo supo el agraviado (art. 1968). La
jurisprudencia ha aclarado que el cómputo del plazo comienza cuando se conoce
el daño a indemnizar de manera definitiva. Es el caso de las lesiones derivadas
de accidentes de tráfico, que para poder apreciar el daño sufrido es necesario la
curación de la víctima, así como conocer las secuelas, que generalmente se
saben con la alta médica. En suma, el plazo de prescripción de la acción no
comienza en el momento cronológico del accidente, sino desde que es conocido
el daño definitivo sufrido por la víctima.
- Las acciones que tienen por objeto reclamar el cumplimiento de
obligaciones de capital, con interés o renta, desde el último pago de la renta o de
interés (art. 1970).
- Las acciones para exigir el cumplimiento de obligaciones declaradas por
sentencia, desde que la sentencia quedó firme (art. 1971).
- Las acciones para exigir rendición de cuentas, desde el día en que cesaron
en sus cargos los que debían rendirlas (art. 1972).
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burofax, etc, aunque, por razones obvias, hay que tener en cuenta los
problemas de prueba que se derivan de las vías de reclamación no
fehacientes. Supone la constatación patente de la voluntad del titular del
derecho de conservar su derecho
c) Por cualquier acto de reconocimiento de la deuda por el deudor, en el
caso de que se trate de derechos de crédito (STS de 18-9-1987).
5.3. LA CADUCIDAD
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ejercicio, en la caducidad, en cambio, el derecho se extingue por el transcurso
del plazo señalado para su vida.
No es aplicable, por tanto, las causas de interrupción a las que alude el art.
1973 Cc para la prescripción. La caducidad no se interrumpe por reclamación
extrajudicial del derecho, ni por reconocimiento de la deuda. El plazo corre
inexorablemente mientras no se ejercite la acción judicial que corresponda.
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- Derecho a optar por la nacionalidad española (art. 19 Cc).
- Acciones de filiación (arts. 132 y ss Cc).
- Plazo para protocolizar el testamento ológrafo (art. 689 Cc).
La caducidad convencional
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