¿Cómo Se Configura La Concertación en El Delito de Colusión?

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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE

DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 258-2022


DE LA REPÚBLICA LA LIBERTAD

Principio de confianza, infundada casación respecto de la condena,


pena y reparación civil
1. El principio de confianza se erige como uno de los baremos de
exclusión de la justiciabilidad de las causas penales, luego posible de
invocar incluso desde los albores del encausamiento punitivo como
el caso de la excepción de improcedencia de acción; sin embargo,
posee baremos jurisprudenciales de aplicación indispensables, entre
otros, la pluralidad de agentes, codelincuencia u organización
criminal; o bien roles comunes de relación social o comunitaria, en
la postulación del suceso ilícito por parte de la fiscalía.
2. Los argumentos de casación admitidos al recurrente, devienen
en infundados, porque su vinculación con los hechos del proceso se
manifiesta por su condición de alcalde, en la que su deber de garante
se circunscribía al control y supervisión del desempeño funcionarial
de los funcionarios de menor rango en perspectiva de la defensa de
los intereses de la municipalidad a su cargo, no resultando oponible
la aplicación del principio de confianza a su favor, dada la existencia
de pruebas que acreditan infracción de normas legales e
interpretación jurisprudencial que condiciona su responsabilidad
penal. La alegada inobservancia de garantías constitucionales de
carácter procesal no se manifiesta en forma alguna, sus alegatos
tienen marcada incidencia en la valoración de la prueba que
determinó la condena impuesta.
3. Respecto al recurso de casación impuesto por el Ministerio
Publico, resulta infundada debido a que la determinación de la pena
concreta en aplicación del sistema por tercios, no correspondía por
tratarse de hechos anteriores a su vigencia; del mismo modo
acontece con el cuestionamiento a la suspensión de la pena porque la
prohibición establecida por Ley 30304 empezó a tener vigencia en
fecha posterior a los hechos. En lo que atañe a la forma de pago de
la reparación civil, el Ministerio Publico carece de legitimidad para
impugnar, dado que el Estado a través de la procuraduría
correspondiente se constituyó en parte civil, no habiendo
impugnado este extremo de la sentencia. El recurso igualmente
deviene en infundado.

SENTENCIA DE CASACIÓN

Sala Penal Permanente


Casación 258-2022/La Libertad

Lima, nueve de mayo de dos mil veintitrés

VISTOS: los recursos de casación


interpuestos por la defensa de CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO (foja 1239)
y la representante del MINISTERIO PÚBLICO (foja 1276) contra la sentencia
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de vista del catorce de diciembre de dos mil veintiuno (foja 1178), expedida
por la Primera Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La
Libertad, que resolvió: a) Confirmar la sentencia [Resolución número 46, del seis de
abril de dos mil veintiuno, foja 878] que condena CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO

y José Andrés Santa Cruz Brenes como autores y Juan Carlos Fernández
Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda y Alexis Giovanni Larriviere Castro como
cómplices primarios del delito de colusión desleal, en agravio de la
Municipalidad Distrital de Víctor Larco; b) Revocar la sentencia en el
extremo que impone a CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José Andrés
Santa Cruz Brenes a cinco años de pena privativa de libertad, reformando
este extremo les impone cuatro años y seis meses de pena privativa de
libertad para cada uno; c) Revocar la sentencia que impone a Juan Carlos
Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda y Alexis Giovanni Larriviere
Castro, cuatro años y seis meses de pena privativa de libertad; reformando
este extremo se les impone cuatro años de pena privativa de libertad,
suspendida en su ejecución por el periodo de tres años sujeto a reglas de
conducta; d) Confirmar la pena de inhabilitación impuesta a todos los
condenados; e) Confirmar la sentencia apelada, en el extremo que fija la
reparación civil en la suma de S/ 1 627 687,93 (un millón seiscientos veintisiete mil
seiscientos ochenta y siete, y noventa y tres céntimos de sol), a favor de la entidad
agraviada; y reformándose en la forma de pago, se ordena que la suma de
S/ 1 373 731, 62 (un millón trescientos setenta y tres mil setecientos treinta y uno, y

sesenta y dos céntimos de sol) sea cancelada por el tercero civilmente


responsable Empresa Edicas S.A.C. Contratistas Generales, y la suma de
S/ 253 956,31 (doscientos cincuenta y tres mil y novecientos cincuenta y seis soles y

treinta y uno céntimos de sol) sea pagado en forma solidaria entre los
condenados y el tercero civilmente responsable, en el plazo de un año; con
lo demás que contiene.
Intervino como ponente el señor juez supremo LUJÁN TÚPEZ.
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FUNDAMENTOS DE HECHO

§I. Del procedimiento en primera y segunda instancia


Primero. Acusación fiscal. Por escrito de fecha de recepción nueve de junio
de dos mil quince, integrado y subsanado por escritos de fecha uno de febrero
y tres de mayo de dos mil dieciocho (fojas 01, 32 y 45 del cuaderno expediente judicial)
el Ministerio Público formuló requerimiento de acusación contra: a) CARLOS
ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO, b) José Andrés Santa Cruz Brenes, c) Tomás
Carrasco Cáceres, d) Juan Carlos Fernández Aliaga, e) Juan Simón Ruidías
Ojeda, f) Alexis Giovanni Larriviere Castro, g) Enrique Ángel Castillo
Vargas, por los delitos de colusión, previsto en el artículo 384 del Código
Penal1 en agravio del Estado.
En lo que respecta al recurrente CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO, el
Ministerio Publico le atribuye la condición de autor, por lo que solicita que se
le imponga cinco años de pena privativa de libertad, tres años de
inhabilitación para ejercer cargo público; más el pago solidario de la suma de
S/ 1 511 104,78 (un millón quinientos once mil ciento cuatro soles y setenta y ocho

céntimos de sol), por concepto de reparación civil.

Segundo. Sentencia de primera instancia. Por sentencia contenida en la


Resolución número 46, del seis de abril de dos mil veintiuno (foja 878), el
Octavo Juzgado Penal Unipersonal Especializado en delitos de Corrupción
de funcionarios de la Corte Superior Justicia de La Libertad, resolvió:
2.1. Condenar a CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José Andrés Santa Cruz Brenes como
autores y Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda y Alexis Giovanni
Larriviere Castro como cómplices primarios del delito de colusión desleal, en agravio de la
Municipalidad Distrital de Víctor Larco; imponiendo a los dos primeros, cinco años de pena
privativa de libertad, a los tres últimos, cuatro años y seis meses de pena privativa de
libertad. E inhabilitación para todos ellos, por tres años para las actividades previstas en los
numerales 1 y 2 del artículo 36 del Código Penal,

1Conforme a la modificatoria establecida por el artículo 2 de la Ley 26713, vigente al tiempo


de los hechos.
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2.3. Fundada la pretensión civil, la que se fija en la suma de S/ 1 627 687,93 (un millón
seiscientos veintisiete mil seiscientos ochenta y siete, y noventa y tres céntimos de sol),
por concepto de reparación civil, que deberá ser pagada solidariamente por los
sentenciados y el tercero civilmente responsable Empresa Edicas S.A.C. Contratistas
Generales, en el plazo de seis meses; con lo demás que contiene.

Tercero. Recurso de apelación. Esta sentencia fue objeto de recurso de


apelación, entre otros coprocesados, por el recurrente Carlos Vásquez a
través de su defensa técnica (foja 989), cuya pretensión impugnatoria es la
revocatoria de la sentencia y se le absuelva de la condena y de la reparación
civil impuesta. El recurso fue concedido por Resolución número 49 de
veinticuatro de mayo de dos mil veintiuno (foja 1094).

Cuarto. Sentencia de vista. Verificada la audiencia de control de apelación


(fojas 1168 y 1171 del cuaderno de debate), no se incorporó, actuó ni oralizó medio
probatorio alguno; la defensa del procesado recurrente y el Ministerio
Público presentaron sus respectivos alegatos finales, el recurrente ejercicio su
derecho de defensa material.
En ese sentido, la Primera Sala Superior Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia de La Libertad, a través de la sentencia de vista
contenida en la Resolución número 60, del catorce de diciembre de dos mil
veintiuno (foja 1178), resolvió:
4.1. Confirmar la sentencia que condena a CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José Andrés
Santa Cruz Brenes como autores y Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda
y Alexis Giovanni Larriviere Castro como cómplices primarios del delito de colusión desleal,
en agravio de la Municipalidad Distrital de Víctor Larco;
4.2. Revocar la sentencia en el extremo que impone a CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José
Andrés Santa Cruz Brenes a cinco años de pena privativa de libertad, reformando este
extremo le impuso cuatro años y seis meses de pena privativa de libertad para cada uno.
4.3. Revocar la sentencia que impone a Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda
y Alexis Giovanni Larriviere Castro, cuatro años y seis meses de pena privativa de libertad;
reformando este extremo les impuso cuatro años de pena privativa de libertad, suspendida en
su ejecución por el periodo de tres años sujeto a reglas de conducta.
4.4. Confirmar la pena de inhabilitación impuesta a todos los condenados.
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4.5. Confirmar la sentencia apelada, en el extremo que establece la reparación civil en la suma de
S/ 1 627 687,93 (un millón seiscientos veintisiete mil seiscientos ochenta y siete, y
noventa y tres céntimos de sol), a favor de la entidad agraviada; reformándose la forma
de pago, se ordena que la suma de S/ 1 373 731, 62 (un millón trescientos setenta y tres
mil setecientos treinta y uno, y sesenta y dos céntimos de sol) sea cancelada por el
tercero civilmente responsable Empresa Edicas S.A.C. Contratistas Generales, y la suma
de S/ 253 956,31 (doscientos cincuenta y tres mil y novecientos cincuenta y seis soles y
treinta y uno céntimos de sol) sea pagado en forma solidaria entre los condenados y el
tercero civilmente responsable, en el plazo de un año; con lo demás que contiene.

Quinto. Recursos de casación. Ante lo decidido en la sentencia de vista,


otro sentenciado2, la defensa técnica del recurrente Carlos Vásquez y la
representante del Ministerio Público, interponen individualmente recurso
de casación excepcional (fojas 1239 y 1276 respectivamente del cuaderno de debate),
previsto en el numeral 4 del artículo 427 del Código Procesal Penal.
5.1. Respecto del recurrente Carlos Enrique Vásquez Llamo, teniendo
como pretensión impugnatoria principal: la revocatoria de la condena
y su consecuente absolución; y como pretensión impugnatoria
alternativa: la nulidad de la sentencia de vista y que se ordene nuevo
juicio oral; vincula su recurso a las causales de casación basadas en la
inobservancia de garantías constitucionales de orden procesal,
indebida aplicación de la ley penal y que la sentencia se ha emitido
con motivación incompleta e insuficiente, previstas en los numerales
1, 3 y 4 del artículo 429 del Código Procesal Penal.
5.2. Respecto del recurso interpuesto por la representante del
Ministerio Público, tiene como pretensión impugnatoria que se case
la sentencia de vista y sin reenvío, se confirme la sentencia de
primera instancia en cuanto a la pena impuesta a todos los
sentenciados y en cuanto al pago de la reparación civil; indica que la

2Es de precisar que el sentenciado Alexis Giovanni Larriviere Castro, también interpuso recurso
de casación contra la sentencia de vista, que fue declarado inadmisible en el auto de calificación
del recurso de fecha 03 de noviembre de 2022 (foja 310 del cuaderno supremo).
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casación planteada se vincula con la causal que describe el numeral 4


del artículo 429 del Código Procesal Penal.
Ambos recursos fueron admitidos por Resolución número 61 de fecha
dieciocho de enero de dos mil veintidós (foja 1281).

§II. Trámite del recurso de casación


Sexto. Recibido formalmente el expediente, mediante decreto del catorce de
marzo de dos mil veintidós (foja 303 del cuaderno formado en sede suprema), se corrió
traslado a las partes procesales por el término de ley. Culminada esta etapa,
por Resolución del treinta de septiembre de dos mil veintidós (foja 308 del

cuaderno supremo) se señaló fecha para la calificación del recurso impugnatorio.


Así, mediante auto de calificación del tres de noviembre de dos mil veintidós
(foja 310 del cuaderno supremo), se declaró bien concedidos los recursos de casación
interpuestos por Carlos Enrique Vásquez Llamo y el representante del
Ministerio Público, respecto del primero sólo por la causal que describe el
numeral 3, y del segundo respecto de los numerales 1, 2 y 3, ambos del
artículo 429 del Código Procesal Penal.

Séptimo. Notificadas las partes con la resolución que antecede conforme al


cargo de notificación (fojas 326 y 327 del cuaderno supremo), por Resolución del diez
de marzo de dos mil veintitrés (fojas 329 del cuaderno supremo), se señaló la
realización de la audiencia de casación para el doce de abril de dos mil
veintitrés, la cual se realizó mediante el aplicativo Google Hangouts Meet. Una
vez culminada, se produjo la deliberación de la causa en sesión secreta, en
virtud de la cual, tras la votación respectiva, el estado de la causa es el de
expedir sentencia, cuya lectura se fijó para el cinco de mayo de dos mil
veintitrés con las partes que asistan, conforme con el artículo 431, numeral 4,
del Código Procesal Penal.

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§III. Fundamentos de la admisión del recurso de casación


Octavo. El Colegiado Supremo determinó el acceso casacional en los
recursos admitidos, delimitando las razones de la admisión en los numerales
5.4 (respecto del recurrente Carlos Vásquez) y 5.5 (respecto del representante del Ministerio

Público), los mismos que aquí se reproducen:


8.1. Respecto al recurrente CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO, se advertiría que el soporte
de la aprobación del inicio al procedimiento de resolución de contrato habría sido el acta
de verificación de obra, del tres de junio de dos mil diez, realizada por los miembros del
comité, así como el Informe n.° 462-2010 del tres de junio de dos mil diez; también se
verifica que el recurrente invocó la Casación n.° 86-2021/Lima del veintidós de
noviembre de dos mil veintiuno, que abonaría a la aplicación de dicho principio en el caso
que nos ocupa; por lo que, habiendo cumplido con la fundamentación exigible en el
recurso de casación, resulta necesario determinar si, en el presente caso, opera la
aplicación del principio de confianza y, en consecuencia, si existió una indebida
aplicación del artículo 384 del Código Penal.
8.2. Respecto al cuestionamiento de la determinación de la pena formulado por el
MINISTERIO PÚBLICO, verificamos que, en efecto, aun cuando no fue planteado en
apelación, ni fue objeto de debate, existió una disminución de la pena impuesta a los
procesados por parte del Tribunal de Apelación; por ende, dado que el presente caso,
conforme ha señalado el recurrente, constituiría un precedente negativo de cómo
vendrían resolviendo las diferentes Cortes Superiores del país, es necesario admitir el
recurso de casación para evaluar la eventual transgresión del principio de limitación
recursal, la inobservancia de lo previsto en la norma procesal contenida en el numeral 2,
literal b, del artículo 425 del Código Procesal Penal y la indebida aplicación del artículo
57 del Código Penal, así como para determinar los límites de la potestad de revocatoria;
esto es, admitir a trámite por los numerales 1, 2 y 3 del artículo 429 del Código Procesal
Penal.

§IV. Contexto factual de la casación


Noveno. Para ubicarse en el contexto factual que da origen a la controversia
materia de grado, cabe señalar que el Ministerio Público sustenta
fácticamente su acusación contra el recurrente Carlos Vásquez y demás
coprocesados como coautores y cómplices respectivamente del delito de

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colusión de la que se desprende un contexto fáctico genérico y una


imputación especifica:

9.1 Contexto genérico. La Fiscalía formuló acusación, por escritos


recepcionados el nueve de junio de dos mil quince, uno de febrero y tres
de mayo de dos mil dieciocho (fojas 01, 32 y 45 del cuaderno expediente judicial)

contra CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José Andrés Santa Cruz


Brenes, como autores, y contra Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan
Simón Ruidías Ojeda, Enrique Ángel Castillo Vargas y Alexis Giovanni
Larriviere Castro como cómplices primarios del delito contra la
administración pública en la modalidad de colusión, en agravio de la
Municipalidad Distrital de Víctor Larco Herrera, solicitando la
imposición de cinco años de pena privativa de libertad para cada uno,
tres años de inhabilitación, y el pago en el que se incluye al tercero
civilmente responsable Edicas S.A.C. Contratistas Genérales de la suma
S/. 1 511 104,78 soles, en forma solidaria por concepto de reparación
civil, por los siguientes hechos:
9.1.1 En el Informe Especial n.° 702-2012-CG/ORTR-EE se advirtieron irregularidades
referidas a la ilegal “Resolución de contrato de ejecución de obra por caso fortuito”, que generó
perjuicio económico de S/ 1’527 687,93 a la Municipalidad Distrital de Víctor Larco-
Trujillo-La Libertad.
9.1.2 El origen del proyecto se dio a raíz de que el muro de contención existente, ubicado en
el Malecón Colón, colapsó al fuerte oleaje y maretazos ocurridos en el mes de agosto del año
dos mil nueve, por lo que, mediante Acuerdo de Concejo n.° 022-2009-MDVLH de treinta
de setiembre del dos mil nueve, se declaró en situación de emergencia el litoral del distrito de
Víctor Larco Herrera, exonerándose del proceso de selección a la elaboración del perfil,
expediente técnico y ejecución de la obra.
9.1.3 El acuerdo mencionado se sustentó en el informe n.° 943-2009-DODU/MDVLH del
dieciocho de setiembre de dos mil nueve, elaborado por el ingeniero Hernán David
Velásquez Cabrera, director de Obras y Desarrollo Urbano, quien opinó que la defensa de la
erosión costera deberá orientarse a la construcción de un muro de contención del tipo
enrocado, con las características técnicas que garanticen la estabilidad; y en el informe n°
1077-2009-AJ-MDVLH, emitido por el asesor Jurídico, Enrique Ángel Castillo Vargas,
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quien opinó sobre la procedencia de la situación de emergencia y utilizó como sustento el


aviso de Capitanía n.° 063-09 de nueve de setiembre de dos mil nueve, emitido por la
DICAPI, y los avisos especiales n.° 50 y n.°51 de diecinueve de setiembre de dos mil nueve
de la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, que daban
cuenta de la presencia de oleajes anómalos de moderada a fuerte intensidad.
9.1.4 La obra tenía como finalidad afrontar los oleajes que se presentaban de manera
periódica en el litoral del distrito de Víctor Larco, por ello, el perfil de inversión pública
señaló como objetivo la protección efectiva y segura de los pobladores, para cuando se
produzcan los maretazos y crecidas del mar, mismos que ocasionan deterioro de las
viviendas contiguas a la ribera costera; razón por la cual anteriormente se había construido
un muro de contención, el que a la fecha se encontraba deteriorado, debido a la intensidad de
los fuertes oleajes.
9.1.5 Por ello, la entidad encargada, procedió a la contratación directa del contratista Edicas
S.A.C Contratistas Generales para la elaboración del expediente técnico y la ejecución de la
obra “Mejoramiento del muro de contención entre la calle José Pardo en Buenos Aires Norte y la calle
Mariscal Nieto en Buenos Aires Sur-I Etapa-distrito de Víctor Larco Herrera-Trujillo-La
Libertad”, para lo cual entregó el perfil específico para esa obra. Posteriormente, mediante
Resolución General n.° 027-2010-GM-MDDLH del ocho de febrero del dos mil diez, se
aprobó el expediente técnico elaborado por la mencionada contratista, el cual fue diseñado
para ejecutar una obra que solucione o afronte la presencia periódica de oleajes anómalos en
el litoral del distrito de Víctor Larco Herrera. La ejecución de la obra se inició el veinte de
febrero de dos mil diez, luego de que la Municipalidad hizo la entrega del adelanto directo al
contratista citado, el diecinueve de febrero de dos mil diez y se concluyó el veinte de abril del
mismo año, dentro del plazo de ejecución previsto en el contrato.
9.1.6 El diecinueve de mayo de dos mil diez, el Comité de Recepción de Obra, conformado
por los ingenieros Juan Carlos Fernández Aliaga (director de Obras y Desarrollo Urbano)
Juan Simón Ruidías Ojeda (jefe de la Unidad de obras, Estudios y Proyectos de
Infraestructura); y Alexis Giovanni Larriviere Castro (supervisor de la obra), acusados, se
constituyeron al lugar de ejecución de la obra y realizaron observaciones de tipo estructural
como: ligeros asentamientos en aproximadamente diecisiete Geocolchones; que el chateo
efectuado en los Geocolchones no es el adecuado, al presentar algunas caras angulosas que
deberán ser corregidas a paño abierto y; cortes en las mallas de los Geocolchones; así como,
falta de limpieza en parte de la obra.
9.1.7 La contratista disponía de seis días para levantar las observaciones, cuyo cómputo
vencía el día veintinueve de mayo del dos mil diez, mediante el documento s/n de veintiséis
de mayo de dos mil diez, el representante de la contratista solicitó al imputado CARLOS

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ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO, en su condición de alcalde, la resolución del Contrato,


precisando lo siguiente: […] 2. Que, debido a la braveza del mar y a los fuertes maretazos
suscitados por la fuerza de la naturaleza, suceso que es de conocimiento público y que ha conllevado al
colapso de los muros de contención de concreto ciclópeo existentes, resulta innecesario e imposible
cumplir y levantar las observaciones precisadas por el comité de recepción, bajo riesgo inclusive de
poner en peligro la integridad física del personal empleado para dicho fin; 3. Por tanto, nos
encontramos frente a un hecho inimputable, previsible e irresistible a la voluntad de las partes, por lo
que, invoco la resolución del contrato por ser imposible su cumplimiento; adjuntando, como sustento
de lo solicitado un archivo digital CD, conteniendo el registro fotográfico y visual de hechos
ocurridos por los fuertes maretazos, y el aviso de Capitanía n° 042-10 del 23 de mayo de
2010.
9.1.8 Sin embargo, el contratista no probó que se produjeron eventos extraordinarios,
imprevisibles e irresistibles, para que se configure un supuesto de caso fortuito que impidiera
el cumplimiento del contrato, puesto que los oleajes anómalos, de moderada a fuerte
intensidad, ocurridos en las zonas costeras del litoral que se señalan en el acotado aviso de
capitanía, se producen con mayor o menor frecuencia, en cierta época del año; por lo que, sus
efectos eran completamente previsibles, más aún, tratándose de una obra de protección
costera cuya finalidad consiste en soportar ese tipo de actos de la naturaleza. Del mismo
modo, porque en el mes de abril de dos mil diez, la empresa contratista venía ejecutando la
obra sin evidenciarse problemas, conforme se desprende del cuaderno de obra, la cantidad de
horas 43 e intensidad de dichos oleajes 1.07m, fue mayor a los del mes de mayo de dos mil
diez, 0 horas y 0.70m, en que se solicitó la resolución del contrato. Aunado a ello, la
Municipalidad no objetó tal omisión, ni realizó consulta a la Dirección General de Capitanías
y Guardacostas-DICAPI a fin de que se informe si los oleajes anómalos, efectivamente se
encontraban fuera del orden natural de las cosas y, por ende, constituían eventos
extraordinarios, previsibles e irresistibles, para ser considerados como caso fortuito.
9.1.9 Frente a ello, en lugar de proceder a denegar el pedido de la Contratista y exigirle el
cumplimiento contractual en cuanto a culminar el levantamiento de observaciones, la
Municipalidad dispuso que el Comité de Recepción realice una visita de verificación. El
Comité se constituyó en la obra el tres de junio de dos mil diez, y suscribió el acta de
verificación de obra en la que se indicó el colapso del muro de contención de concreto
ciclópeo comprendido entre las progresivas 0+20 a 0+303; y, que los maretazos en la zona
impiden la realización de algún tipo de trabajo, recomendando el inicio del procedimiento de
resolución de contrato, por caso fortuito.
9.1.10 En seguida, mediante informe n.° 462-2010-DODU/MDVLH de tres de junio de dos
mil diez el acusado Juan Carlos Fernández Aliaga, remitió el expediente con los recaudos

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documentarios a fin de que se resuelva el contrato, asimismo, mediante informe legal n.°
597-2010-AJ-MDVLH de ocho de junio de dos mil diez el asesor jurídico Enrique Ángel
Castillo Vargas, opina que se resuelva el contrato, sin responsabilidad para las partes, por
encontrarse frente a un caso fortuito, resolviéndose este a través de la Resolución Gerencial
n.° 135-2010-GM-MDVLH de ocho de junio de dos mil diez, emitida por el acusado José
Andrés Santa Cruz Brenes, Gerente Municipal; teniendo como sustento los informes citados.
9.1.11 Al no ser recibida la obra por parte de la Municipalidad, era el contratista quien debía
soportar los eventuales riesgos de pérdida, destrucción o deterioro de la misma; sin embargo,
al resolver injustificadamente el contrato, se liberó al contratista de tal responsabilidad; por
ello, al destruirse la obra, de manera paulatina, se debe considerar como perjuicio económico
el monto invertido en ella S/ 1 373 731,62 (un millón trescientos setenta y tres setecientos
treinta y uno soles con sesenta y dos céntimos), correspondiente a los desembolsos
efectuados al contratista por causas atribuibles por la ejecución de la obra. Lo que
correspondía, era resolver el contrato por causas atribuibles al contratista y ejecutar la
garantía de fiel cumplimiento, a través de la carta fianza N” 011-280-9800037914-53 del
veintiséis de noviembre de dos mil nueve, por S/ 153 956,31 (ciento cincuenta y tres mil
novecientos cincuenta y seis soles con treinta y un céntimos).

9.2 Imputación especifica. La Fiscalía atribuye al recurrente Carlos


Enrique Vásquez Llamo de incurrir en el delito de colusión desleal,
previsto en el artículo 384 del Código Penal3 que en su calidad de
alcalde de la Municipalidad Distrital de Víctor Larco haber defraudado
al Estado al concertar con Tomás Carrasco Cáceres representante de la
empresa Edicas S.A.C. Contratistas Generales, en la ejecución de la obra
“Mejoramiento del muro de contención entre la calle José Pardo en Buenos
Aires Norte y la calle Mariscal Nieto en Buenos Aires Sur-I Etapa-distrito de
Víctor Larco Herrera-Trujillo-La Libertad”, el inicio del procedimiento de
resolución de contrato de obra por caso fortuito, al disponer que el
Comité de Recepción realice una “visita de verificación” en la obra, a
pesar que dicho Comité ya había realizado una inspección en la misma
para efectos de su recepción en la que había efectuado observaciones que

3Conforme a la modificatoria establecida por el artículo 2 de la Ley 26713, vigente al tiempo


de los hechos.
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no fueron levantadas por el contratista; cuando lo que correspondía era


exigir el cumplimiento del contrato o en su defecto la resolución del
mismo pero por causas atribuibles a la contratista.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

§V. Respecto del delito de colusión


Décimo. Para determinar si se ha presentado una inaplicación de la ley
penal que tipifica el delito de colusión previsto en el artículo 384 del
Código Penal, a partir de una indebida aplicación del principio de
confianza, se tiene en cuenta que:
10.1 El delito de colusión, previsto en el artículo 384 del Código Penal,
bajo la vigencia de la Ley n.° 26713, aplicable a los hechos,
establecía lo siguiente: El funcionario o servidor público que en los contratos,
suministros, licitaciones, concurso de precios, subastas o cualquier otra operación semejante en la
que intervenga por razón de su cargo o comisión especial defrauda al Estado o entidad u
organismo del Estado, según ley, concertándose con los interesados en los convenios, ajustes,
liquidaciones o suministros será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de quince años.
El elemento concertación, lo constituye el acuerdo colusorio entre
los funcionarios y los interesados, que no necesariamente deriva de
la existencia explícita acreditada o expresa documentaria de “pactos
ilícitos, componendas o arreglos”, “acuerdo clandestino entre dos o más
partes para lograr un fin ilícito” o “acuerdo subrepticiamente realizado”,
sino de factores objetivos tales como una inadecuada contratación
pública o la simulación, proyección, ejecución, liquidación o culminación
de dicha contratación pública, esto es, dando una apariencia de
cumplimiento u omitiendo los requisitos legales. Factores objetivos
que jurisprudencialmente se admiten para construir la prueba
indiciaria en este tipo de delito, y que deben merecer una respuesta

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DE JUSTICIA CASACIÓN N.° 258-2022
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del órgano jurisdiccional, si son postulados por el titular de la acción


penal4.
10.2 Por otro lado, el delito de colusión desleal es un delito especial
propio que exige, como requisito típico para poder ser autor del
delito, tener la calidad de funcionario o servidor público. Esta
exigencia típica debe concretarse, con el hecho que dicho funcionario
o servidor público debe haber intervenido por razón de su cargo en
alguna etapa de las modalidades de adquisición o contratación
pública de bienes, obras o servicios, concesiones o cualquier otra
operación a cargo del Estado. Esta exigencia típica se explica en el
hecho que el delito de colusión desleal está configurado como un
delito de infracción del deber, por lo que es imprescindible que el
funcionario o servidor público cuente con el deber de resguardar los
intereses en la contratación, concesión u operaciones cuestionadas5;
o bien en general, que perteneciendo a la entidad donde se realiza la
operación contractual, tenga algún tipo de poder de decisión
respecto de la operación, contrato o concesión observada.

§V. Respecto de los delitos de infracción del deber.


Undécimo. Se conceptúa a los delitos de infracción del deber como
aquellas conductas en las cuales la autoría se ve caracterizada por el hecho
de alguien que abusa o descuida el deber general de función que surge de
su rol social de tutelar siempre y privilegiadamente el interés público del
Estado a quien sirve, así como el deber funcional especial que adquiere por
el específico servicio público que presta, y de ese modo, infringiendo
cualquiera de ellos, ocasiona una puesta en peligro o lesión típica de
determinados bienes jurídicos. En concreto, son conductas en las cuales el

4 SALA PENAL TRANSITORIA. Ejecutoria de fecha dieciséis de diciembre de dos mil veintidós,

recaída en el Recurso de Nulidad n.° 1788-2019/Ancash, noveno y décimo considerando.


5 GARCÍA CAVERO, Percy (2015) Derecho Penal Económico. Parte Especial Vol. II. 2° edición.

Lima: Instituto Pacifico, pp. 1098 y 1099.


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autor por no cumplir con las exigencias impuestas por su rol social
especial, lesiona o pone en peligro un bien jurídico protegido representado
por principios y deberes funcionales6.
Es de precisar que la autoría en los delitos catalogados de infracción de
deber recae en todas las personas que ejercitan función pública, ya en otra
ocasión la jurisprudencia suprema7 ha señalado al respecto:
Vigesimotercero (…) Desde la perspectiva jurídica, se distingue dos acepciones en el
derecho administrativo y en el derecho penal, en las cuales al término funcionario se
adiciona la calidad de público; en ese sentido, se tiene:
23.1. Desde la perspectiva del derecho administrativo, el artículo 4 de la Ley Marco
del Empleo Público n.o 28175, define al funcionario público como: “El que desarrolla
funciones de preeminencia política, reconocida por norma expresa, que representan al
Estado o a un sector de la población, desarrollan políticas del Estado y/o dirigen organismos
o entidades públicas”. La mencionada norma agrega que el funcionario público puede
ser (a) de elección popular directa y universal o confianza política originaria; (b) de
nombramiento y remoción regulados; y (c) de libre nombramiento y remoción.
23.2. Tanto la Convención de Mérida8 como la Convención de Caracas9 han
establecido que la función pública es toda actividad temporal o permanente,
remunerada u honoraria realizada por una persona natural en nombre del Estado o
al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles jerárquicos.
Y, “funcionario público”, “oficial gubernamental” o “servidor público” es cualquier
funcionario o empleado del Estado o de sus entidades, incluidos los que han sido
seleccionados, designados o electos para desempeñar actividades o funciones en
nombre del Estado o al servicio del Estado, en todos sus niveles jerárquicos.
23.3. Desde la perspectiva del derecho penal, el artículo 425 del Código Penal refiere
como funcionario y servidor público (a) los que están comprendidos en la carrera
administrativa; (b) los que desempeñan cargos políticos o de confianza, incluso si
emanan de elección popular; (c) todo aquel que, independientemente del régimen
laboral en que se encuentre, mantiene vínculo laboral o contractual de cualquier
naturaleza con entidades u organismos del Estado, incluidas las empresas del Estado
o sociedades de economía mixta comprendidas en la actividad empresarial del Estado,
y que en virtud de ello ejerce funciones en dichas entidades u organismos; (d)
los administradores y depositarios de caudales embargados o depositados por
autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares; (e) los miembros de las
Fuerzas Armadas y Policía Nacional; f) los designados, elegidos o proclamados, por
autoridad competente, para desempeñar actividades o funciones en nombre o al

6 SALINAS SICCHA, Ramiro, El bien jurídico en los delitos de infracción del deber. Extracto del
artículo publicado en revista Actualidad Penal, marzo 2023, n.° 105, Instituto Pacifico, pp. 167-
168.
7 SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL

PERÚ, Casación n.° 1095-2021/Nacional de fecha veintisiete de marzo de dos mil veintitrés,
fundamentos jurídicos citados.
8 Convención de las Naciones Unidas que entró en vigor el catorce de diciembre de dos mil cinco, al

reunir las 30 ratificaciones requeridas. Fue ratificada por el Perú por Resolución Legislativa n.o 28357,
del seis de octubre de dos mil cuatro.
9 Convención Interamericana Contra La Corrupción que el Perú ha suscrito, fue aprobada por

Resolución Legislativa n.o 27757, del veinticuatro de marzo de mil novecientos noventa y seis, y
ratificada por Decreto Supremo n.o 1297, de Relaciones Exteriores, del veintiuno marzo de mil
novecientos noventa y siete.
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servicio del Estado o sus entidades; y (g) los demás indicados por la Constitución
Política y la ley.
[…]
Vigesimoquinto. (…) una antigua discusión de la filosofía del derecho de comienzos
del siglo XX, entre los profesores Maurice Hauriou y Georg Jellinek, precisamente
para establecer quiénes formaban parte o no del contingente al servicio del Estado.
Para el profesor francés Maurice Hauriou todo funcionario y solo el funcionario
produce siempre actos administrativos y provisión del servicio público para satisfacer
necesidades públicas (normativismo formalista publicista)10; en cambio, para el
profesor alemán Georg Jellinek el Estado está formado por todos, incluso por la
sociedad civil, en algunos casos esta provee el servicio público —por régimen de
subsidiaridad estatal o por principio de colaboración o contribución civil—; ergo, en el
caso del funcionario o servidor estatal, ni todo acto suyo es provisión del servicio
público (no lo será dormir, satisfacer necesidades personales, etcétera) ni solo el
personal de carrera al servicio del Estado produce actos administrativos o provisión
del servicio público. De tal manera, que el particular civil puede tener la función
equivalente y ser considerado por ello funcionario o servidor público proveedor,
cuando la función que realiza es provisión del servicio estatal, emisión de actos
administrativos o satisfacción de necesidades públicas (positivismo funcionalista)11.
Esta última teoría es la que se impuso en el derecho constitucional y, por
concomitancia, fue asumida por el derecho administrativo, lo que inspiró el sistema
normativo peruano12 e internacional13. Vale decir, la función pública no sigue al
órgano —no depende de quién la ejercite— (publicismo de Hauriou), sino que la
función pública sigue al acto, luego dependerá de qué se haga, para quién se haga y a
nombre de quién se haga (funcionalismo de Jellinek).
Vigesimosexto. Así pues, en el caso de los integrantes del servicio que forman parte
del organigrama público, no existe mayor dificultad en reconocerlos como propium
officialis, el servicio público es inherente a la carrera administrativa de la que forman
parte y, dado que poseen deberes y funciones específicas, son susceptibles de ser
reconocidos como funcionario o servidor público. De otro lado, cuando se trata de
personas naturales o jurídicas civiles o privadas, no basta con mirar que existe un
vínculo contractual para considerarlos como agentes al servicio del Estado, (…) si
bien la relación contractual puede ser cualquiera para vincularlo con la
administración pública, sólo la función que realice permitirá saber si se trata de un
alienum officialis o un alter officialis, o un simple proveedor de bienes o servicios, vale
decir un extraneus.

10 HAURIOU, Maurice (2010). Principes de droit public [Principios de derecho público], Paris : Dalloz.

ISBN 978-2-247-09009-9, pp. 3, 12, 150 a 164, passim.


11 JELLINEK, Georg (2012). Teoría general del Estado, traductor Fernando de los Ríos, México D.F.:

Fondo de Cultura Económica de España. ISBN 9789681659509, pp. 323 a 352.


12 Artículo 425 del Código Penal, en particular la última parte del inciso 3: “que en virtud de ello

ejerce funciones en dichas entidades u organismos”; el artículo I, del Título Preliminar, del Texto
Único Ordenado de la Ley del Procedimiento Administrativo General-Ley n.o 27444, según la
vigente norma del Decreto Supremo n.o 004-2019-JUS, en especial el numeral 8) que prescribe: “Las
personas jurídicas bajo el régimen privado que prestan servicios públicos o ejercen función administrativa, en
virtud de concesión, delegación o autorización del Estado, conforme a la normativa de la materia. Los
procedimientos que tramitan las personas jurídicas mencionadas en el párrafo anterior se rigen por lo dispuesto
en la presente Ley, en lo que fuera aplicable de acuerdo a su naturaleza privada”. Y artículo 4 de la Ley
Marco del Empleo Público n.o 28175, como se resaltó ut supra.
13 Artículo I de la Convención de Caracas o Convención interamericana contra la corrupción; y el

artículo 2 de la Convención de Mérida o Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción.


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La noción, del intraneus como agente del delito de infracción del deber,
también, ha sido referida antes en el Acuerdo Plenario n.° 3-2016/CJ-
11614, que en su fundamento octavo fundamento jurídico, al dejar sentado
que:
…En efecto, actualmente, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia, se reconoce
que existen tipos legales que se configuran y forman sólo a partir de la infracción de
un deber especial que corresponde al ámbito de competencia del autor intraneus, lo
cual es una característica intrínseca de los delitos cometidos por los funcionarios y
servidores públicos. Por tanto, el autor de estos delitos no puede ser cualquier
persona, sino sólo aquel funcionario o servidor público que tiene un estatus especial y
mantiene una vinculación exclusiva con el injusto desde la plataforma del deber que
ostenta. Y es la infracción de dicho deber lo que lo convierte en autor, con
independencia del dominio de la situación fáctica que, para esta clase de delitos
funcionariales, no adquiere trascendencia jurídica. Fundamentalmente, porque el
hecho punible está construido por la posición o estatus en relación al deber estatal
que sólo incumbe al funcionario, cual es conducirse correctamente con lealtad y
probidad en el ejercicio de su deber positivo para con los bienes que se encuentran
bajo su ámbito de competencia.
Cabe precisar que los delitos de infracción de deber son la mayoría de
delitos que se tipifican en nuestro Código Penal con el título de “delitos
contra la administración pública”.

Duodécimo. Desde esta línea enunciativa, es la tesis de infracción al deber


y no la técnica del dominio del hecho, lo que marca la pauta para
determinar si la conducta atribuida tiene contenido penal; desde esta
perspectiva existen deberes positivos15, que obligan un actuar de parte del
agente al servicio del Estado, en ese caso, la infracción a ese deber puede
desplegar una conducta omisiva, un “no hacer” o “no cumplir” el deber a que
está obligado; también deberes negativos16, que prohíben o impide al
agente al servicio del Estado actuar o hacer un determinado acto, en ese
caso, la infracción a este tipo de deberes es comisiva, puesto que para

14 SALAS PENALES DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ,


Acuerdo Plenario n.° 3-2016/CJ-116 de fecha doce de junio de dos mil diecisiete, parte
pertinente del fundamento jurídico 8°.
15
Por ejemplo, el deber de controlar o supervisar los procedimientos bajo su dominio; o el
deber de motivar los actos administrativos que expida, o el deber de privilegiar siempre en
todos los casos el interés público.
16
Por ejemplo, la prohibición de cobrar tasas administrativas no reguladas o la prohibición de
ausentarse injustificadamente, del lugar de trabajo.
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incumplir la prohibición o el impedimento, el intraneus tendrá que


desplegar un hacer. Y, por último, existen deberes mixtos17, que exigen al
agente al servicio del Estado tanto un hacer como un no hacer, en este
caso, la infracción a este particular tipo de deberes será al mismo tiempo
comisivo por omisión.
Por tanto, el “concertar” como verbo rector del delito de colusión puede
manifestarse por la infracción del deber, que como se dijo puede ser un
deber activo, un deber no activo o un deber mixto, lo que engendra la
comisión, la omisión o la comisión de omisión en la infracción de deber,
suficiente, según el caso, para defraudar al Estado, dependiendo de la
prueba o indicio que así lo acredite. Desde esta perspectiva incluso, todo
aquel que contribuya a que el sujeto obligado, agente al servicio del
Estado, infrinja sus deberes, será extraneus o persona ajena al servicio
infringido que contribuye en ello y si lo hace se convierte en cómplice.
Nótese que tal contribución también puede provenir de un agente del
servicio público o intraneus, se insiste, será la función o acto realizado (u
omitido), lo que determine la responsabilidad o no del procesado.

§VI. El principio de confianza.


Decimotercero. El principio de confianza se erige como uno de los
baremos de exclusión de la justiciabilidad de las causas penales, posible de
invocar incluso desde los albores del encausamiento punitivo como el caso
de la excepción de improcedencia de acción; sin embargo, posee baremos
jurisprudenciales de aplicación indispensables, entre otros, la pluralidad de
agentes, codelincuencia u organización criminal; o bien roles comunes de
relación social o comunitaria, en la postulación del suceso ilícito por parte
de la fiscalía:

17
Por ejemplo, negarse a recibir solicitudes, recursos, declaraciones o informaciones. Si es el
jefe del área de trámite documentario o el titular de la entidad y ordena (un hacer) que no se
reciba (un no hacer) tales documentos.
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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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Tratándose del principio de confianza, como el desarrollo del suceso depende de otras
personas y se trata de una exigencia normativa – presupuesto de aplicación -, se ha de
establecer si se mantiene la confianza del tercero o si ésta decae18.

Decimocuarto. El principio de confianza, sirve para negar un incremento


del peligro inadmisible. Consiste en que quien se comporta debidamente
puede confiar en que otros también lo harán, siempre que no existan
indicios concretos que harán lo contrario, o que la relación funcional, en
puridad de cosas, le exija un comportamiento de mayor diligencia. El
principio de confianza constituye una herramienta propia de la imputación,
pues en nuestra sociedad se toleran determinados riesgos, los cuales hacen
que los costes sean menores comparados a los beneficios que se obtienen.
La complejidad de las relaciones sociales permite que las personas asuman
determinados roles a efectos de no defraudar la expectativa social que
involucra el cumplimiento de estas normas. El principio de confianza se
constituye en un instrumento indispensable para marcar los estadios de lo
socialmente permitido. Las personas que conforman esta sociedad deben
velar porque las normas que las amparan se ejecuten y cumplan a
cabalidad a efectos de no vulnerar el precepto normativo19.

Decimoquinto. Así pues, existen dos dimensiones para entender el


principio de confianza, de un lado, el ámbito sociológico o cívico general,
como principio societario derivado de la buena fe, que debe imperar en
toda relación social, como parte del pactum societatis, que es la base de la
convivencia pacífica y perdurable20, vale decir el principio de confianza

18
SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL
PERÚ, Casación 1307-2019/Corte Suprema, Elvira López Melgarejo de Costa por supuesto
delito de lavado de activos en agravio del Estado, del doce de febrero de dos mil diecinueve,
fundamento quinto; confrontar también GARCÍA CAVERO, Percy (2019) Derecho Penal – Parte
General, 3ra. Edición, Lima: Editorial Ideas 2019, pp. 431 a 435.
19 PÉREZ LÓPEZ, Jorge (2021) Derecho Penal, parte general. Lima: Instituto Pacifico SAC, 1°

edición marzo 2021, pp. 252 y 255.


20 LOEWESTEIN, Karl. (1979) Teoría de la Constitución, Madrid: Ariel, pp. 174 a 175;

ZAGREBELSKY, Gustavo. (2008) El derecho dúctil, Traducción Marina Gascón, 5a. ed., Madrid:
Trotta, pp. 40 – 68.
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legítimo, que hunde sus más profundas raíces en el contrato social mismo,
pues la base fundamental de toda relación que posee vocación de
perdurabilidad, tiene implícita la presunción ineludible que toda actuación
humana es regida por la buena fe, y por tanto quien se mueve de ese
modo, abre incluso su mundo interior premunido por la certidumbre de la
confianza en esa buena fe, que, así como uno actúa en sociedad, actuarán
los demás.
Y de otro lado, el principio de confianza dentro de la tesis penal de la
imputación objetiva, aunque nace vinculado jurisprudencialmente al
tráfico ferroviario, luego se amplificó a otros ámbitos de locomoción. En
la doctrina alemana tuvo sus inicios en la teoría de Richard Honing
(1930), luego reformulada por Claus Roxin (1970) y finalmente asumida
por Ingeborg Puppe (1997), quien la define como:
El individuo debe poder confiar que los otros van a respetar sus deberes de cuidado y
de hecho aligera o relativiza el control de tales deberes, esperando que los demás, que
poseen mayor responsabilidad, hayan actuado debidamente. Por ejemplo: el Gerente o
el Administrador que autoriza el pago al proveedor, cuando observa que el área
usuaria ha brindado conformidad al servicio, sin percatarse que se trata de una
regularización de servicio o de adquisición de bienes21.
Por su parte el profesor Günther Jakobs, señala al respecto:
…cuando el comportamiento de los seres humanos se entrelaza, no forma parte del
rol de ciudadano controlar de manera permanente a todos los demás; de otro modo,
no sería posible la división del trabajo. Existe un principio de confianza, en contextos
de legitimidad, que nos determina a tener fe (humana) en que el otro a mi lado,
cumplirá cabalmente su rol, lo que me permite moverme en el tiempo y en el espacio,
la sociedad avanza y logra su cometido. Así pues, toda persona, en el desarrollo de los
roles sociales que le corresponden, debe llenar las expectativas de comportamiento
social, que de él se derivan, lo cual equivale a decir que cada persona es responsable
de las consecuencias que puedan desprenderse de su actuación defraudadora, esto es,
de su conducta contraria a los parámetros de convivencia social.22

Decimosexto. La jurisprudencia nacional especializada y la


constitucional también han brindado algunos alcances sobre el régimen

21 ABANTO VÁSQUEZ, Manuel Artidoro (2017) El delito de lavado de activos. Análisis crítico,
Lima: Editorial Grijley, p. 61.
22 JAKOBS, Günther (1998), La imputación objetiva en Derecho penal, traducción Cancio Meliá,

3ra. Reimpresión, Bogotá: Universidad Externado de Colombia; Buenos Aires: Editorial Ad


Hoc, p.105.
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que debe ostentar el principio de confianza, a partir de su incardinación en


la admisión de lo que debe ser considerado un acto de buena fe legítima:
… [una aislada conducta no] colma el principio de confianza, ya que, para considerar
confiable a una persona, según máximas de la experiencia, se necesita la observación de
varias conductas o hábitos de una persona durante un lapso de tiempo prolongado,
convicción de fidelidad que no se alcanza solo de la lectura de antecedentes negativos
del arrendatario23.
En el caso de la jurisprudencia Constitucional y Suprema, resulta de
aplicación resaltar el ámbito de la buena fe, que circunda el principio de
confianza:
• TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, STC Expediente 018-2015-PI/TC – Lima, caso el
tercero de buena fe, Ley 30313: Oposición y cancelación registral, del cinco de
marzo de dos mil veinte:
Por lo expuesto, si se considera que el ejercicio de derechos, como la
propiedad, implica también el cumplimiento de deberes, entonces, le
corresponde al propietario el cumplimiento de un deber de diligencia con
relación al registro, haciendo uso de los mecanismos gratuitos que el Estado, a
través de la Sunarp, ha puesto a su disposición para el resguardo de su propiedad
(Fundamento 36). Resaltado adicional.
• SALA CIVIL TRANSITORIA, Casación 3098-2011/Lima, de fecha treinta de julio
de dos mil doce:
…con un mínimo de diligencia tales compradores hubieran podido
constatar que el bien que pretendían adquirir estaba siendo poseído por
terceros con título de propietarios, por tanto, queda claro que en el
presente caso se ha desvirtuado la buena fe de los adquirentes; máxime, si
se tiene en cuenta que debido a la importancia económica de los bienes
inmuebles y los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios la
diligencia ordinaria mínima impone al comprador el deber de verificar el
estado actual del bien que adquiere y principalmente quién o quiénes
detentan la posesión del mismo. (Fundamento 14). Este criterio ha sido
reiterado en la Casación 3187-2013/Cajamarca, de fecha 22 de octubre de
2014, de la misma Sala Suprema (fundamento décimo)
• SALA CIVIL PERMANENTE, Casación 1589-2016/Lima Norte, de fecha nueve de
mayo de dos mil diecisiete, en cuyo fundamento sexto se indicó:
que el recurrente conocía de la posesión de la demandante, siendo que un
comprador diligente no solo intenta conocer quién ocupa el inmueble que
pretende adquirir, sino a título de qué lo ocupan». Así también, la Casación
11620-2016/Junín, de fecha 27 de marzo de 2018, se indicó en su fundamento
6.9 que: «la buena fe no solo se acredita con revisar los antecedentes
regístrales o con obtener anticipadamente al negocio jurídico de compraventa el
certificado de gravamen, sino que exige se tenga que indagar sobre la situación
real del inmueble, por sobre todo si los que lo transfirieron tienen la capacidad
para disponer el derecho, lo cual no ha sucedido en el caso concreto. (Resaltado
adicional).

23
SALA SUPERIOR DE LA LIBERTAD, SSS. Expediente 00054-2021-0-1601-SP-ED-
01/Lambayeque. Resolución 04, del veinte de octubre de dos mil veintiuno, fundamento 40.
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Decimoséptimo. En otro momento, la jurisprudencia penal suprema


(Casación 86-2021-Lima, tercer fundamento jurídico) ha establecido que:
Que la imputación objetiva en los delitos de dominio (como el lavado de activos) requiere,
desde la imputación del comportamiento (valoración de la conducta desde una
perspectiva ex ante): (i) que el agente cree un riesgo penalmente prohibido – no se ha
de estar ante un riesgo permitido, cuya determinación está en función, como referente
objetivo, de las regulaciones sobre la materia en cuestión -; y, además, (ii) que dicho
agente no organizó adecuadamente su ámbito de competencia por el riesgo prohibido
creado.
∞ Específicamente, en materia del «principio de confianza», donde el desarrollo del
suceso histórico depende de la actuación de otras personas, en lo que es relevante
para el presente caso, éste se presenta cuando la persona que actúa a continuación – o
sea, el casacionista Costa López – cumple con sus propios deberes de actuación
ulterior (observa adecuadamente todas las actividades propias de su rol). Un límite
relevante del principio de confianza es cuando resulta evidente la actuación irregular
de uno de los otros intervinientes – en este caso, de Costa Alva– en la actuación
conjunta (es decir, si el casacionista tenía motivos suficientes para suponer el
incumplimiento de los roles de los demás intervinientes en el curso lesivo de bienes
jurídicos24. Es de enfatizar que el principio de confianza es previo al comportamiento
del autor y limita sus deberes de cuidado25.
∞ En consecuencia, cuando un sujeto obra confiado en que los demás actuarán dentro
de los límites del riesgo permitido no cabe imputarle penalmente la conducta –el
riesgo prohibido se ha presentado como consecuencia de haberse cumplido
cabalmente el ordenamiento frente al incumplimiento de otra persona, a quien
también se le exigía normativamente la conducción adecuada de su comportamiento–.
O, como señaló la Corte Suprema de Colombia (radicado 32053/2009), no es posible
atribuirle el resultado típico a una persona si esta ha obrado convencida de que otras
no han incurrido en riesgos jurídicamente desaprobados, a menos que haya tenido
motivos suficientes para suponer lo contrario en función siempre a circunstancias
concretas. La organización de la sociedad actual se basa en el reparto de roles, por lo
que cada individuo tiene asignado uno y conforme a él se espera que se comporte de
un cierto modo en cada evento específico (radicado 27537/2008)26.
∞ Cabe insistir que el principio de confianza se fundamenta en el principio de
autorresponsabilidad, que conduce a una delimitación normativa y objetiva del
ámbito de responsabilidad. Como presupuestos de este principio es que debe existir
un ámbito de responsabilidad ajeno; es decir, que se pueda tomar como referencia el
deber de cuidado de un tercer sujeto penalmente responsable; otro presupuesto que
ha de comprobarse es que el deber de cuidado está fundamentado en una relación
negativa con el riesgo; un tercer presupuesto es que el sujeto no tenga un deber de
cuidado frente a la actuación del tercero; y, un cuarto presupuesto es que no haya
circunstancias en el caso concreto que evidencien el comportamiento incorrecto del

24
GARCÍA CAVERO, Percy (2019) Derecho Penal – Parte General, 3ra. Edición, Lima: Editorial
Ideas 2019, pp. 424 a 433
25
PUPPE, Ingeborg (2006), “División del trabajo y de la responsabilidad en la actuación médica”. En:
Revista InDret 4, octubre, 2006, Barcelona, RI, p.4
26
PELÁEZ MEJÍA, José María (2016) “Configuración del principio de confianza como criterio
negativo de tipicidad objetiva”. En: Revista Prolegómenos – Derechos y Valores, 37, Volumen XIX,
2016-1, Bogotá - Colombia: Universidad Militar Nueva Granada2016, pp. 26 a 27.
- 21 -
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tercero27.
Decimoctavo. A partir, de este marco exegético, es posible concluir que la
aplicación del principio de confianza presenta restricciones, pues existen
supuestos en los que no puede ser invocado, tales como:
a) La confianza queda excluida si la otra persona no tiene la capacidad para ser
responsable o esta dispensada su responsabilidad;
b) tampoco hay lugar para la confianza si la misión de uno de los intervinientes
consiste precisamente en compensar los fallos que eventualmente otros
cometan; y,
c) la confianza también cesa cuando resulta evidente la actuación irregular de
uno de los otros intervinientes en la actuación conjunta28.
De otro lado, se desprende algunos, entre otros, pilares fundamentales
para que pueda regir el principio de confianza:
i. Debe darse en un contexto de división del trabajo (pluralidad lícita de agentes
organizados); o bien, dentro de una relación social plural común estable y
legítima prolongada en el tiempo (la estabilidad y prolongación temporal está
sujeta a probanza de quien la alegue) en contextos de convivencia o relaciones
de reciprocidad e intercambio de costos o beneficios.
ii. En el caso de la división del trabajo, el agente confiado, debe supeditar su
acción al agente confidente, dependiendo de aquella, siempre que las normas o
los cánones, que rigen la organización del trabajo no establezcan especiales
deberes para con la decisión finalmente adoptada. Vale decir, que, para ser
liberatoria de la responsabilidad, en los hechos el agente confiado no debe
haber desplegado mayor acción que tramitar proyectos, acciones o informes; y
en el derecho, no existir deber funcional alguno que le exija desplegar otros
actos más que el mero trámite, [debe añadirse que, en particular queda
excluida cuando existe obligación o deber de controlar o supervisar]. En otras
palabras, el agente confiado, debe haber desplegado una actividad legítima
(implícitamente lícita) y actuado dentro del rol que le corresponde.
iii. Los actos, proyectos o informes antecedentes del confidente, que el agente
27
MARAVER GÓMEZ, Mario (2007) El principio de confianza en Derecho penal, Tesis Doctoral,
Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, abril, 2007, a.742.354, 2007, pp. 453 a 458.
28
GARCÍA CAVERO, Percy (2019) Derecho Penal – Parte General, 3ra. Edición, Lima: Editorial
Ideas 2019, p. 433.
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confiado asume como legítimos, deben ser suficientemente explícitos; y por


supuesto, no ser contrarios a las máximas de la experiencia, a las reglas y
principios de lógica, al conocimiento científico contrastable, al sentido común, a
los principios del ordenamiento jurídico que le compete o a lo notorio.
iv. En contextos fraudulentos o ilícitos, no es de recibo el principio de confianza29.

§VII. El principio de congruencia recursal.


Decimonoveno. El derecho a recurrir, derivado del derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva, se rige a su vez, por preceptos o criterios que
anteponen límites al pronunciamiento en alzada, uno de los cuales —de

aplicación general en materia de impugnación— es el de limitación recursal, el cual


concuerda con el canon del principio dispositivo, referido a la
demarcación del ámbito de la decisión que posee el Tribunal revisor, pues
sólo le está permitido emitir pronunciamiento con relación a la resolución
recurrida, a lo que ha sido objeto de cuestionamiento por quien recurre y
a lo que se pretende. Esto es, la decisión del Tribunal encuentra su límite
en los agravios, la causa de pedir y la pretensión postulados. En otras
palabras, quien conoce la alzada no puede apartarse de los límites fijados
por quien impugna una decisión judicial, pues la audiencia de apelación o
casación no debe ser concebida como un nuevo plenario que soslaya el
auto concesorio que ha limitado su objeto y, en el mismo sentido, el
pronunciamiento que de ella emane, esto es, por lo prefijado en el recurso
y, en su caso, por el impugnante adhesivo, queda proscrito cualquier
examen sorpresivo de agravios. En nuestro ordenamiento jurídico, este
principio se encuentra establecido en el artículo 409, numeral 1, del
mismo cuerpo legal, donde se prevé que “la impugnación confiere al Tribunal
competencia solamente para resolver la materia impugnada, así como para declarar la nulidad
en caso de nulidades absolutas o sustanciales no advertidas por el impugnante”. Esta

29
SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DEL
PERÚ, Casación 810-2016/Puno, del siete de mayo de dos mil diecinueve, fundamento
vigesimotercero.
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norma, como puede advertirse, establece una excepción al principio de


limitación recursal, en cuya circunstancia el Tribunal revisor tiene
expedita la posibilidad de declarar nula la resolución recurrida, siempre
que, superado el test de nulidad, encuentre que la misma es absolutamente
trascedente.

ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO

§VIII. Respecto del recurso de casación del procesado Carlos


Enrique Vásquez Llamo.

Vigésimo. En primer lugar, lo que no ha sido objeto de cuestionamiento


alguno es el perjuicio patrimonial ascendente a la suma de S/ 1 527 687.93
(un millón quinientos veintisiete mil seiscientos ochenta y siete soles, y noventa y tres céntimos de
sol), irrogado a la Municipalidad Distrital de Víctor Larco Herrera, que es
consecuencia de la ejecución de la obra no acabada de “Mejoramiento del Muro
de Contención entre la calle José Pardo con Buenos Aires Norte y la calle Buenos
Aires Sur -I Etapa- distrito de Víctor Larco Herrera – Trujillo – La Libertad”, así
como de la falta control en la ejecución de la garantía correspondiente por
incumplimiento del contrato. Ello se acredita debidamente con las
conclusiones del informe especial n.° 702-2012-CG/ORTR-EE por el
periodo 01 de enero de 2009 a 31 de diciembre de 2010 (obrante en la foja 55 del
Tomo II del cuaderno expediente judicial) elaborado por la Oficina Regional de
Control Trujillo de la Contraloría General de la Republica, el mismo que
tiene calidad de prueba preconstituida que se ciñe al sentido normativo del
numeral 201-A del Código Procesal Penal; con el agregado que se ha
efectuado desembolso de dinero a favor del contratista por dicha obra, no
obstante existir observaciones que impedían la recepción de la obra y que
eran preexistentes al pedido de resolución contractual por caso fortuito que
formuló el contratista.

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Vigesimoprimero. Respecto a la concurrencia del acuerdo o concertación


colusoria, las sentencias de mérito dejan sentando que este elemento
comienza a manifestarse en el contexto de la declaración de situación de
emergencia del litoral del distrito de Víctor Larco Herrera por Acuerdo del
Concejo n.° 022-2009-MDVLH de fecha treinta de setiembre de dos mil
nueve (foja 504 del expediente judicial), que justificó la celebración del contrato para
la elaboración de un expediente técnico y la ejecución de obra, de fecha
dieciocho de noviembre de dos mil nueve, entre la Municipalidad Distrital de
Víctor Larco Herrera y la empresa contratista Edicas S.A.C. Contratistas
Generales (fojas 499 del expediente judicial) a un costo ascendente a S/ 1 539 563,09
nuevos soles. Aprobado el expediente técnico, se prosiguió con la ejecución
de la obra cuya supervisión al final del plazo –como acto previo a su
recepción– fue objeto de observaciones (acta de foja 3020 del cuaderno expediente

judicial), las mismas que no fueron levantadas y por contrario, derivó a que la
contratista solicitara la resolución del contrato por causa de hecho fortuito,
que de una posterior verificación de la obra (foja 3038 del cuaderno expediente

judicial), conllevó a que mediante Resolución Gerencial n.° 135-2010-GM-


MDVLH de fecha ocho de junio de dos mil diez (foja 3047 del cuaderno expediente
judicial), se aprobara la resolución del contrato de obra, sin responsabilidad de
ninguna de las partes.
21.1 Dado que la colusión es un delito de carácter clandestino, resulta de
difícil probanza la prueba directa, razón por la cual cobra relevancia el
uso de la prueba indirecta o indiciaria para procurarse convicción del
hecho delictivo, por lo que teniendo como hecho base el informe especial
n.° 702-2012-CG/ORTR-EE por el periodo 01 de enero de 2009 a 31
de diciembre de 2010 (obrante en la foja 55 del Tomo II del cuaderno expediente

judicial), elemento de prueba que advirtió lo siguiente: a) la


Administración Municipal resolvió el contrato invocando la causal de
caso fortuito pese a no haberse producido eventos extraordinarios,
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imprevisibles e irresistibles que impidieran la entrega de la obra; b) Las


doce observaciones advertidas en la supervisión de la obra ejecutada,
como acto previo a su recepción, no fueron levantadas dentro del plazo
establecido, por lo que correspondía denegar la recepción y exigirle al
contratista el cumplimiento contractual; por el contrario, la
Municipalidad dispuso que el Comité de Recepción realice una visita de
inspección, que previos informes del área de obras públicas y desarrollo
urbano y del área legal, derivó a la resolución del contrato por caso
fortuito y sin responsabilidad para las partes; c) Al no ser recibida la
obra por la Municipalidad, era el contratista quien debía soportar los
eventuales riesgos de perdida, destrucción o deterioro de la misma;
máxime si fue quien elaboró el expediente técnico previo a la ejecución
de la obra, es decir tenía pleno conocimiento de las características de la
zona donde la obra se desarrolló; d) Si bien durante el tiempo de
ejecución de la obra se produjeron oleajes fuertes; también lo es que en
el tiempo en que se solicitó la resolución de contrato, no se produjeron
oleajes de esa magnitud.
21.2 Del acotado informe de contraloría, que además se encuentra
debidamente circunstanciado y sustentado con prueba documental, deja
entrever que funcionarios de la Municipalidad Distrital de Víctor Larco
Herrera que conformaron el Comité de Recepción de Obra, los asesores
y el gerente municipal que funcionalmente estuvieron vinculados al
proyecto de mejoramiento de la defensa costera, y que dada la calidad
profesional que cada uno de los involucrados ostenta, razonadamente
permite inferir un desempeño que resultó contrario a la idoneidad y celo
profesional en el cumplimiento de sus deberes funcionales hacia la
Municipalidad agraviada y en indebido favorecimiento a la contratista,
lo que demostrativo de una concertación colusoria, y por ende, un

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comportamiento que es lesivo al normal y recto funcionamiento de la


Administración Pública.

Vigesimosegundo. En lo que respecta a la responsabilidad penal atribuida al


recurrente CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO, se tiene que, a partir del
acotado informe de la Contraloría General, se aúna el informe de la Dirección
de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú sobre el nivel
de los oleajes, que dan cuenta de la existencia de los oleajes anómalos, como
una circunstancia recurrente en la zona, lo cual precisamente justificó el
mejoramiento de la defensa costera para la seguridad de los pobladores de la
zona, con la declaratoria de emergencia del litoral del distrito de Víctor Larco
Herrera, en el que intervino no sólo como un mero receptor de informes y
tramitador de visados, basado en la confianza de sus subordinados expertos,
sino que tenía pleno conocimiento que la situación de emergencia declarada y
que él mismo formalizó en el Acuerdo de Concejo 022-2009-MDVLH del
treinta de septiembre de dos mil nueve, traería como consecuencia la
exoneración del proceso de selección, la contratación directa de la contratista
y que el expediente técnico y la obra subsecuente, debería realizarse
precisamente para resguardar a los vecinos de los oleajes anómalas y la
braveza del mar.

Vigesimotercero. Esa fue la razón y no otra, para lo cual se contrató con la


empresa contratista para la elaboración del expediente técnico y
posteriormente la ejecución de la obra; entonces, si ello es así, la posterior
resolución del contrato por caso fortuito promovido por parte de la empresa
contratista que conocedora de la causa fáctica que justificó la celebración del
contrato y autora del expediente técnico, así como el proceder del alcalde
recurrente de acceder al pedido de la contratista sin mayor cuestionamiento,
disponer la realización de la verificación de esa situación, y más disponer –
como se ha señalado en la sentencia como da cuenta la declaración de Enrique Castillo Vargas

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(asesor jurídico)– que la decisión de resolver el contrato se ejecute, no obstante


haberse pagado una alta suma de dinero por una obra que no fue
recepcionada por los defectos de construcción que previamente se advirtieron
y con un argumento que no tiene nada de hecho fortuito; todo ello evidencia
que el recurrente abdicó manifiestamente de su deber de garante de los
intereses de la Municipalidad a su cargo, no obstante tener la obligación legal
en contrario30, y evidenciando actos que van más allá de meros trámites de
confianza en los informe técnicos previos, en particular, porque es del todo
ilógico y contrario al sentido común, que no le sorprenda que una empresa
contratada para elaborar un expediente técnico y ejecutar una obra que
resista el oleaje anómalo y la braveza del mar, luego, sin ningún respaldo
técnico de la Capitanía de Puerto de Salaverry o de la Dirección de
Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, ahora diga que
no puede corregir las observaciones poniendo como escusa un caso fortuito
de oleaje anómalo y la braveza del mar, además no acreditados, pese a que era
el único motivo por el que fue contratada.

Vigesimocuarto. Así las cosas, las instancias de mérito determinaron la


conducta colusoria del recurrente a partir del análisis indiciario de las
pruebas actuadas, denota una conducta proclive a beneficiar a la empresa
contratista que se manifiesta en la falta de control sobre los funcionarios a su
cargo, en el direccionamiento dispuesto tanto hacia el área jurídica, cuanto
hacia el comité de recepción, evidente además por la falta de lógica y sentido
común, de no sorprenderse que pese al dinero invertido, la contratista le diga
que la única razón hidrográfica por la que fue contratada, es un caso fortuito,
pese a que por definición del artículo 1315 del Código Civil, debe tratarse de
30
Tales como el articulo 20 numeral 1 (defensa de los intereses de la municipalidad) de la Ley
27972 (Ley Orgánica de Municipalidades), y que conlleva un deber de vigilancia que no resulta
menoscabada así delegue funciones y competencias en funcionarios de menor jerarquía, tal como lo
establecido en las Casaciones: 1546-2019-Piura (fundamento jurídico 6) y Casación 1563-2019-La
Libertad (fundamento jurídico 7).

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un evento extraordinario, imprevisible e irresistible, y no la única razón por


la que se contrató a la empresa proyectista y ejecutora. Menos aún entendible
si el Aviso de Capitanía de Puerto número 042-10 del veintitrés de mayo de
dos mil diez, da cuenta que no se presentaron eventos de oleaje marinos
imprevisibles, entre el diecinueve al veintitrés de mayo de ese año, en que se
tramitó la solicitud de resolución contractual.
Por las consideraciones precedentes, queda claro que el recurso de casación
en los términos de su planteamiento debe desestimarse, en la medida que no
es oponible el argumento de aplicación del principio de confianza y, en
consecuencia, se configuró el tipo penal de colusión conforme lo describe
el artículo 384 del Código Penal.

§IX. Respecto del recurso de casación del representante del


Ministerio Publico.
Vigesimoquinto. Este Tribunal Supremo considera que en un Estado
Constitucional de Derecho, que propugna que el fin supremo de la sociedad
y el Estado es la persona humana y el respeto a su dignidad, la
determinación judicial de la pena no se agota con un análisis legal tasado de
la pena, sino que debe aplicarse considerando los principios básicos para su
determinación, como son los principios de lesividad, culpabilidad y
proporcionalidad, establecidos en los numerales IV, VII y VIII del Título
Preliminar del Código Penal; ya que la aplicación de dichos principios al
caso específico permitirá una imposición de pena que, vinculando el hecho
punible, el respeto estricto de los límites legales mínimos y máximos de la
pena, la participación del procesado y el bien jurídico afectado, no resulte
tan gravosa que supere la propia gravedad del delito cometido, pero que
tampoco sea tan leve que entrañe una infrapenalización de los delitos, la
precipitación de la pena por debajo de los mínimos legales sin que exista
una causa o habilitación legal o convencional expresa para ello y una

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desvaloración de los bienes jurídicos protegidos. En ese sentido, la


determinación de la pena tiene como sustento normativo, tanto el artículo
VIII del Título Preliminar del Código Penal –que vincula la dosis de la pena con

determinadas características del hecho y vista la proporcionalidad como límite máximo– como
los artículos 45 y 46 del citado código sustantivo. Además, engloba dos
etapas secuenciales marcadamente definidas, la primera denominada
“determinación legal” y la segunda rotulada como “determinación judicial”. En
esta última fase, concierne verificar el juicio ponderativo realizado por el
Colegiado Superior sobre la presencia de circunstancias que haya incidido
en la rebaja de la pena cuestionada.

Vigesimosexto. El Ministerio Público cuestiona que la disminución de la


pena impuesta a los recurrentes en la sentencia de vista, se verificó con una
motivación que no hace mención a los argumentos expuestos por el juez, ni
los errores en que habría incurrido al determinar la pena concreta, precisando
en este punto:
26.1 Remitidos a la sentencia de primera instancia, se aprecia en el
considerando noveno (determinación de la pena) que se estableció la pena
abstracta y su distribución por tercios, conforme al artículo 45-A del
Código Penal, habiéndose establecido que todos los procesados (incluido el
recurrente Carlos Vásquez) carecen de antecedentes penales y que dada su
condición de funcionarios públicos permitieron la materialización del
hecho defraudatorio, por lo que determina que la pena a imponer se
ubica en el tercio inferior de la pena conminada (de tres a siete años), y
dentro de este rango la pena concreta la ubica en cinco años para los
autores y cuatro años y seis meses para los cómplices.
26.2 A su turno, la Sala de Apelaciones oficiosamente aminora la pena de los
procesados a cuatro años y seis meses de pena privativa de libertad
efectiva para los autores y cuatro años de pena privativa de libertad

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suspendida por el periodo de tres años para los cómplices, en razón que
se tratan de agentes primarios.
26.3 No obstante, el razonamiento de ubicación de la pena por tercios del
artículo 45-A del Código Penal, fue incorporado al ordenamiento
jurídico nacional con la promulgación de la Ley 30076 del diecinueve de
agosto de dos mil trece, por lo tanto, si los hechos acaecieron del treinta
de agosto de dos mil nueve al ocho de junio de dos mil diez, en que se
dio por resuelto el contrato, la norma de aplicación de tercios no estaba
vigente. Siendo la pena, un elemento constitutivo de derecho penal
material, que consolida además la finalidad misma del proceso en un
Estado Constitucional de Derecho, su metodología de dosificación debe
regirse por el principio tempus delicti comissi, es decir la reforma de la Ley
30076, sólo puede ser aplicable para los delitos cometidos después de su
entrada en vigencia. Así pues, el pedido fiscal de que se confirme la
sentencia de primera instancia en el extremo de la pena impuesta, que se
basó en la aplicación del sistema de tercios por los agravantes y
atenuantes que trata el artículo 46 del Código Penal, no resulta de
recibo, este extremo solicitado no posee asidero; considerando además,
que la pena impuesta finalmente por el ad quem a todos los sentenciados,
se encuentra dentro del rango punitivo correspondiente al delito de
colusión desleal del artículo 384 del Código Penal, según la
modificatoria de la Ley 26713, por consiguiente no resulta una pena
ilegal ni indebida.

Vigesimoséptimo. En cuanto a la suspensión de la pena efectiva, en el caso


de los sentenciados Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda
y Alexis Giovanni Larriviere Castro según el numeral 1 del artículo 57 del
Código Penal, posee la misma situación jurídica establecida en el fundamento
anterior ut supra, los límites de su imposición se encuentran regidos por el

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principio tempus delicti comissi, puesto que la prohibición de suspender la pena


en el caso de los delitos dolosos previstos en los artículos 384 y 387, recién es
incorporada en nuestro ordenamiento jurídico penal con la promulgación de
la Ley 30304 del veintiocho de febrero de dos mil quince, vale decir, para
todos los ilícitos cometidos después de su vigencia. No concierne al caso que
nos ocupa, luego si el ad quem, decidió imponer una pena de 4 años
suspendida en su ejecución por 3 años, a condición del cumplimiento de
reglas de conducta; es una actuación judicial dentro de los límites legales
establecidos, se aprecia que además se cumplió los requisitos prescritos en el
artículo 57 del Código Penal, según la modificatoria de la Ley 29407, vigente
al tiempo de los hechos. No concurre, en ninguno de los sentenciados con
pena suspendida, la condición de reincidente o habitual.

Vigesimoctavo. En lo que concierne a la reparación civil, exige a este


Tribunal realizar un ejercicio de ponderación, puesto que si bien, se concedió
este apartado impugnatorio al Ministerio Público, no es menos cierto que, de
un lado, la propia Fiscalía Suprema en lo penal (registro 17171-2023) ha
presentado su requerimiento escrito, en el que ha señalado entre otras cosas,
que de acuerdo a la resolución 2 del siete de julio de dos mil catorce, “la
Procuraduría Pública Anticorrupción del Distrito Judicial de La Libertad asumió
la representación judicial de los intereses de la municipalidad distrital de Víctor
Larco (Trujillo); en consecuencia, el Ministerio Público perdió legitimidad,
para el ejercicio de la acción civil derivada del delito, de conformidad con el artículo
11 del Código Procesal Penal” (Sic). Y de otro lado, que mediante resolución 49
del veinticuatro de mayo de dos mil veintiuno (foja 1094), se declaró
inadmisible por extemporáneo el recurso de apelación del Tercero Civil
Responsable, empresa EDICAS SAC Contratistas Generales, por lo tanto, el
extremo de la sentencia de vista (fundamentos 2.30 a 2.31) no tendría forma de
haberse emitido, en contravención al principio de congruencia recursal.

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Vigesimonoveno. En balance de lo acontecido procesalmente, sin mérito


para un pronunciamiento supremo sobre este punto, puesto que la
Procuraduría Pública Anticorrupción del Distrito Judicial de La Libertad, no
impugnó la sentencia de vista, y el Ministerio Público carece de legitimidad
para impugnar ese extremo; así como, advirtiendo una posible causal de
nulidad, de los argumentos 2.30 a 2.31 proferidos en la sentencia de vista
impugnada, es necesario acudir a otros principios para establecer si la
sentencia del ad quem, debe subsistir en ese extremo, o bien, ejercitando el
poder nulificante de este Colegiado Supremo, se deje sin efecto la revocatoria
de la forma de pago de la reparación civil, puesto que es inobjetable que el
monto de la misma no ha sido modificado. En ese sentido, los recursos de
apelación de los sentenciados Carlos Enrique Vásquez Llamo, José Andrés
Santa Cruz Brenes, Juan Simón Ruidías Ojeda y Alexis Giovanni Larriviere
Castro respecto de la condena penal fueron bien concedidos y todos ellos
tuvieron como pretensión impugnatoria, entre otras, la revocatoria por
absolución, entonces, es posible aplicar el principio maius ad minorem, quien
puede lo más con mayor razón puede lo menos, vale decir, si por el principio
de congruencia procesal la Sala Superior Ad quem estaba habilitada para
absolver a los recurrentes, eliminando la causam ex delicto, (daño por el delito)
ello implica también exonerarlos por completo de la condena civil, o de la
responsabilidad damnificatoria que está inclusa dentro del pedido de
absolución. Ergo, si el iudex ad quem, puede absolver y exonerar de la
reparación civil, también podía, como lo hizo modificar la forma de pago. En
consecuencia, habiendo decaído la legitimación del Ministerio Público, sobre
este apartado civil, y no habiendo recurrido el Actor Civil en casación por tal
modificatoria, significa que la decisión del ad quem, si bien contiene un defecto
por haberse pronunciado por un extremo, basado en el recurso del tercero
civil responsable declarado inadmisible, no significa que pueda subsistir pese
al defecto no trascedente, convalidado por la falta de impugnación del
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legitimado para ello, el Actor Civil constituido. Siendo ello así, la nulidad que
podría declararse no es necesaria, no corresponde utilizar la potestad que
posee esta Sala Suprema conforme al artículo 409 numeral 1, parte in fine, del
Código Procesal Penal.

Trigésimo. El numeral 2 del artículo 504 del Código Procesal Penal


establece que quien interpuso un recurso sin éxito deberá pagar por las
costas procesales, las cuales se imponen de oficio, de conformidad con el
numeral 2 del artículo 497 del código adjetivo. En ese sentido, le compete al
recurrente CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO asumir tal obligación
procesal, cuya liquidación estará a cargo de la secretaria de Sala y su
exigencia corresponderá al juez de investigación preparatoria
correspondiente. Por otro lado, el MINISTERIO PÚBLICO, conforme al artículo
499 está exento del pago de costas.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, los integrantes de la Sala Penal Permanente de la


Corte Suprema de Justicia de la República:

I. DECLARARON INFUNDADOS el recurso de casación (foja 1197)

interpuesto por la defensa técnica del procesado CARLOS ENRIQUE


VÁSQUEZ LLAMO, así como de la representante del MINISTERIO
PÚBLICO; contra la sentencia de vista del catorce de diciembre de dos
mil veintiuno (foja 1178), expedida por la Primera Sala de Apelaciones
de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, que resolvió: a)
Confirmar la sentencia [Resolución número 46, del seis de abril de dos mil veintiuno,
foja 878] que condena CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José Andrés
Santa Cruz Brenes como autores y Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan
Simón Ruidías Ojeda y Alexis Giovanni Larriviere Castro como
cómplices primarios del delito de colusión desleal, en agravio de la
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Municipalidad Distrital de Víctor Larco; b) Revocar la sentencia en el


extremo que impone a CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO y José
Andrés Santa Cruz Brenes a cinco años de pena privativa de libertad,
reformando este extremo les impone cuatro años y seis meses de pena
privativa de libertad para cada uno; c) Revocar la sentencia que impone
a Juan Carlos Fernández Aliaga, Juan Simón Ruidías Ojeda y Alexis
Giovanni Larriviere Castro, cuatro años y seis meses de pena privativa
de libertad; reformando este extremo se les impone cuatro años de pena
privativa de libertad, suspendida en su ejecución por el periodo de tres
años sujeto a reglas de conducta; y, d) Confirmar la pena de
inhabilitación impuesta a todos los condenados; no correspondiendo
pronunciarnos por la reforma de pago de la reparación civil, en cuanto
ordena que la suma de S/ 1 373 731, 62 (un millón trescientos setenta
y tres mil setecientos treinta y uno, y sesenta y dos céntimos de sol)
sea cancelada por el tercero civilmente responsable Empresa Edicas
S.A.C. Contratistas Generales, y la suma de S/ 253 956,31
(doscientos cincuenta y tres mil y novecientos cincuenta y seis soles y
treinta y uno céntimos de sol) sea pagado en forma solidaria entre los
sentenciados y el tercero civilmente responsable, en el plazo de un
año. En consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista.
II. IMPUSIERON al recurrente CARLOS ENRIQUE VÁSQUEZ LLAMO el
pago de las costas del recurso, obligación que será liquidada por la
secretaria de esta Sala Penal Suprema y su ejecución le corresponderá
al juez de investigación preparatoria. No corresponde fijar pago de
costas al Ministerio Público, por estar exento de las mismas.
III. DISPUSIERON que la presente sentencia sea leída en audiencia
pública, se notifique a las partes personadas en esta sede suprema y se
publique en la página web del Poder Judicial.

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IV. MANDARON que, cumplidos estos trámites, se remitan las


actuaciones al Tribunal Superior para que proceda conforme a ley, y se
archive el cuadernillo de casación en esta sede suprema. Hágase saber.
Intervino la señora jueza suprema Pacheco Huancas por impedimento del
señor juez supremo Cotrina Miñano.
S. S.
SAN MARTÍN CASTRO

LUJÁN TÚPEZ

SEQUEIROS VARGAS

PACHECO HUANCAS

CARBAJAL CHÁVEZ

MELT/jgma

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