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ALZHEIMER

CELESTE AYELÉN CASIANO SÁEZ


¿QUÉ ES EL ALZHEIMER?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y la
capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo las tareas más sencillas. En la
mayoría de las personas con esta enfermedad, los síntomas aparecen por primera vez más tarde
en la vida.

EPIDEMIOLOGÍA

Se cree que en todo el mundo hay 46,8 millones de personas que viven con la enfermedad de
Alzheimer u otras demencias. Para el 2030, si no se dan descubrimientos novedosos, veremos un
aumento, alcanzando casi los 74,7 millones.

ETIOLOGÍA

La enfermedad de Alzheimer familiar de inicio temprano la causa cualquiera de una serie de


mutaciones de un solo gen en los cromosomas 21, 14 y 1. Cada una de estas mutaciones hace
que se formen proteínas anormales. Las mutaciones en el cromosoma 21 causan la formación de
una proteína precursora amiloidea anormal.

HISTORIA

Historia del Alzheimer: 1906, Alois Alzheimer y Auguste Deter


El médico y científico alemán Alois Alzheimer, en 1906, presentó en un congreso el caso de la
sra. Auguste Deter, una paciente de 50 años a la que su marido había llevado al hospital tras
haber detectado cambios en su comportamiento. Esos primeros síntomas serían, más
adelante, reconocidos como la enfermedad que llevaría su nombre.
El reconocimiento del Alzheimer como enfermedad
Allá por los años 50, se consideraba el Alzheimer una enfermedad propia de la mediana edad.
Cuando esta se manifestaba en edades avanzadas, se consideraba demencia senil.
No fue hasta los años 70 cuando los científicos empezaron a identificar el Alzheimer como
causa de demencia frecuente en personas mayores. A pesar de eso, la pérdida de memoria se
consideraba parte del proceso de envejecimiento.
Las proteínas beta-amiloide y tau, a investigación
Tal y como ha evolucionado la historia del Alzheimer y su investigación, hoy sabemos que la
acumulación de las proteínas beta-amiloide y tau en forma de depósitos o placas son las que
provocan la degeneración y la muerte de las neuronas en un cerebro con Alzheimer.
Las investigaciones con respecto al origen de estas proteínas aumentaron a partir de los años
80, cuando los científicos comenzaron a interesarse por su relación con el desarrollo de la
enfermedad.
Más adelante, en los años 90, se identificaron los genes relacionados: el de la proteína
precursora de beta-amiloide (APP) y los que se comportan como factores de riesgo (APOE).
Técnicas de imagen para el diagnóstico y la investigación del Alzheimer
A partir del año 2000 se produjo un avance importante en las técnicas de imagen para el
diagnóstico y la investigación del Alzheimer, generalizándose el uso de técnicas de imagen por
resonancia magnética. Y en 2004 se presentó el primer radiotrazador para visualizar placas de
beta-amiloide a través de tomografía por emisión de positrones (PET).
HISTORIA DEL ALZHEIMER
Ya en 2010 se definió la fase preclínica en la enfermedad de Alzheimer, una etapa silenciosa
de larga duración, que precede en 15 o 20 años a la manifestación de los síntomas de la
misma, y que ha abierto la puerta a la investigación de su detección precoz y prevención. Un
ejemplo es el Estudio Alfa, impulsado por la Fundación Pasqual Maragall, para conocer mejor
el inicio y desarrollo de la enfermedad y los biomarcadores y factores de riesgo que podrían
incidir en su desarrollo.
En la historia del Alzheimer más reciente descubrimos uno de los últimos hitos para la
investigación de esta enfermedad que se dio en 2014. En Estados Unidos diseñaron el primer
ensayo clínico para la prevención, el Estudio A4, con el objetivo de evaluar si la disminución
de proteína amiloide retrasa la pérdida de memoria asociada.
En 2015 nació el Consorcio EPAD, una de las iniciativas más importantes del mundo para la
investigación de la prevención del Alzheimer. En ella participan 36 instituciones europeas,
desde laboratorios farmacéuticos y asociaciones de afectados hasta universidades y centros de
investigación, entre ellos la Fundación Pasqual Maragall, para testar nuevos tratamientos que
incidan en las fases iniciales del Alzheimer para evitar o retrasar la aparición de sus síntomas.
CUADRO CLÍNICO

MEMORIA
Todas las personas tienen lagunas mentales por momentos, pero la pérdida de la memoria asociada
con la enfermedad de Alzheimer persiste y empeora. Con el tiempo, la pérdida de la memoria afecta
la capacidad de la persona para desenvolverse en el trabajo y en casa.
Las personas con enfermedad de Alzheimer podrían pasar por las siguientes situaciones:
Repetir afirmaciones y preguntas una y otra vez.
Olvidar conversaciones, citas médicas o eventos.
Extraviar artículos y, a menudo, ponerlos en lugares en los que no tiene sentido hacerlo.
Perderse en lugares que solían conocer bien.
Con el tiempo, olvidar los nombres de familiares y de objetos de uso cotidiano.
Tener problemas para encontrar el nombre adecuado de objetos, para expresar pensamientos o
para participar en conversaciones.

PENSAMIENTO Y RAZONAMIENTO
La enfermedad de Alzheimer dificulta concentrarse y pensar, en especial sobre conceptos abstractos,
como los números.
Hacer más de una tarea a la vez resulta especialmente difícil. Gestionar la economía, poner al día las
cuentas y pagar las facturas a tiempo puede ser complicado. A la larga, es posible que una persona
con la enfermedad de Alzheimer no sea capaz de reconocer ni manejar los números.

HACER VALORACIONES Y TOMAR DECISIONES


La enfermedad de Alzheimer provoca un deterioro en la capacidad de tomar decisiones y juicios
razonables en situaciones cotidianas. Por ejemplo, la persona puede tomar malas decisiones en
ámbitos sociales o usar ropa que no es adecuada para las condiciones climáticas. Puede que a algunos
les resulte más difícil responder a los problemas cotidianos. Por ejemplo, es posible que la persona no
sepa manipular alimentos que se están cocinando en una hornalla ni tomar decisiones al conducir un
vehículo.

PLANIFICAR Y REALIZAR ACTIVIDADES FAMILIARES

Las actividades rutinarias que requieren completar pasos en orden se convierten en un problema. Esto
puede incluir planear y elaborar una comida, o jugar un juego favorito. Con el tiempo, las personas
con enfermedad de Alzheimer avanzada se olvidan de cómo hacer tareas básicas, como vestirse y
bañarse.

CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD Y EN LA CONDUCTA


Los cambios que la enfermedad de Alzheimer produce en el cerebro pueden afectar el estado de
ánimo y el comportamiento. Los problemas pueden incluir lo siguiente:
Depresión, pérdida de interés por actividades, aislamiento social, cambios del estado de ánimo,
desconfianza de otras personas, ira o agresividad, cambios en los hábitos de sueño, desorientación,
desinhibición y delirios, como creer que le han robado algo.
DIAGNÓSTICO
Para diagnosticar demencia por enfermedad de Alzheimer, el médico de cabecera, un médico
capacitado en afecciones cerebrales (neurólogo) o un médico capacitado para tratar a adultos
mayores (geriatra) revisarán tus síntomas, tus antecedentes médicos y los medicamentos que has
tomado, y entrevistarán a alguien que te conozca bien, como un familiar o amigo cercano. El médico
también te hará un examen físico y varias pruebas.
Durante la cita, el médico evaluará lo siguiente:
Si presentas deterioro de las habilidades de memoria y razonamiento (cognitivas)
Si presentas cambios de conducta o personalidad
El grado de deterioro de la memoria o el razonamiento, o cambios en ellos
La manera en la que los problemas de razonamiento afectan tu capacidad de desenvolverte en la
vida diaria
La causa de tus síntomas
Los médicos pueden solicitar otros análisis de laboratorio o pruebas por imágenes del cerebro, o
indicarte un análisis detallado de la memoria. Estas pruebas les pueden brindar a los médicos
información útil para el diagnóstico, como el descarte de otras afecciones que causan síntomas
similares.

TRATAMIENTO
Cuando una persona tiene Alzheimer, el tratamiento de la enfermedad va encaminado a paliar los
síntomas de la misma, al no tener una cura definitiva. Se trata en primer lugar de mantener lo
máximo posible las capacidades mentales, evitando la desconexión con el entorno e incrementando
la autonomía. Para ello también se pretende estimular las relaciones sociales, la salud, y la propia
autoestima.
Para conseguir todo ello, hay una serie de medidas tanto farmacológicas como no farmacológicas:

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

Puede ir encaminado a estabilizar la enfermedad (tratando de interferir en los procesos bioquímicos


que provocan la muerte neuronal), al tratamiento de los síntomas cognitivos (tratando de mejorar el
estado cognitivo de la persona) o al tratamiento de los síntomas conductuales (como la ansiedad, la
depresión, las alucinaciones y los delirios).
Necesitamos ser conscientes, ante todo, de la importancia de una comunicación clara y constante con
el médico. Debemos indicarle previamente todos los síntomas y otra medicación que esté tomando.
También es importante mantenerle informado de la evolución: si hay problemas en la toma de los
medicamentos, si hay algún efecto secundario o algún síntoma que no estuviera previamente, etc.

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO
Durante toda nuestra vida, nuestro cerebro tiene capacidad para cambiar y adaptarse a nuevas
conductas y experiencias. A esto le llamamos neuroplasticidad. Si bien nuestro cerebro va perdiendo
capacidad de plasticidad neuronal según llega a la fase grave del Alzheimer, una persona que durante
su vida ha ejercitado su cerebro para adaptarse a los cambios y encontrar formas alternativas de
realizar las mismas tareas cognitivas ha desarrollado lo que llamamos reserva cognitiva.
Es por ello que tareas como la estimulación cognitiva o la creación de rutinas puede ayudar a la
persona a adaptarse a los problemas que la pérdida de neuronas que esta enfermedad provoca
puedan causarle.
Entre las estrategias que podemos tener en cuenta, en una primera fase de la enfermedad se ha
encontrado útil la psicoterapia, con el objetivo de tratar la pérdida de control y los sentimientos de
ansiedad, depresión y para mejorar la autoestima.
También pueden resultar útiles otras técnicas como la terapia de orientación a la realidad, una técnica
encaminada a fomentar la orientación espacio temporal a través de agendas, calendarios, etc.
Otras técnicas, como la reminiscencia, pretenden ayudar a recordar etapas de la vida a través, por
ejemplo, de la realización de cuadernos que contengan hechos, fotos, etc., organizada por etapas e
incluyendo diferentes ámbitos como amistades, familia o trabajo.
PRONOSTICO
En promedio, una persona con Alzheimer vive de cuatro a ocho años después del diagnóstico, pero
puede vivir hasta 20 años, dependiendo de otros factores. Los cambios en el cerebro relacionados con
el Alzheimer comienzan años antes de que aparezcan los signos de la enfermedad.

LAS 7 FASES DEL ALZHEIMER


PRIMERA FASE: ASINTOMÁTICA
La persona es catalogada como sana, ya que no se advierten síntomas propios de las demencias ni del
Alzheimer en particular. Es decir, sus funciones cognitivas se encuentran dentro de la normalidad. Sin
embargo, mediante pruebas diagnósticas a veces ya se pueden detectar los depósitos de proteínas
característicos del Alzheimer.
SEGUNDA FASE: OLVIDOS BENIGNOS E INICIO DE LA PERCEPCIÓN DE DETERIORO COGNITIVO
La persona afectada o sus familiares o amigos más cercanos, observan los primeros indicios de
deterioro cognitivo. Se empiezan a apreciar dificultades para recordar nombres o la ubicación de
objetos que un tiempo atrás no suponían ninguna dificultad. También es frecuente observar cierta
dificultad para expresarse, aunque estos olvidos puntuales no suponen un impedimento relevante en
su interacción con el entorno.
TERCERA FASE: DETERIORO COGNITIVO LEVE
Empiezan a hacerse constantes los síntomas del deterioro cognitivo. La persona afectada y su entorno
cercano se dan cuenta de este hecho de forma evidente, por la repetición de preguntas o la poca
retención de la información que presenta la persona con Alzheimer.
A la creciente dificultad para aprender habilidades nuevas, se suman un frecuente aumento de la
ansiedad y de la capacidad de concentración. En esta etapa, si no antes, es necesario realizar pruebas
que permitan un establecer un diagnóstico y empezar cuanto antes un tratamiento específico.
CUARTA FASE: ETAPA LEVE
En esta fase, se hacen evidentes los síntomas del Alzheimer con relación a la memoria. Por ejemplo,
las personas en esta fase de la enfermedad suelen tener dificultades para recordar hechos recientes y
acontecimientos importantes, y se empiezan a hacer notables los problemas para realizar tareas
rutinarias en su día a día.
Aun teniendo en cuenta las crecientes dificultades con que se van encontrando en su rutina diaria, las
personas que se encuentran en esta fase de la enfermedad, pueden valerse por sí mismas y no
requieren de cuidados continuos. En el ámbito emocional, la persona afectada suele mostrase menos
sensible, hecho que responde generalmente a la negación de su deterioro cognitivo.
QUINTA FASE: MODERADA
La persona que se encuentra en esta fase de la enfermedad, tiene ya grandes dificultades para realizar
las tareas diarias sin ayuda, y su deterioro cognitivo resulta evidente al necesitar el apoyo de terceros
para llevar a cabo tareas aparentemente sencillas. Esta fase se caracteriza por ser la que la persona se
vuelve dependiente. Aquellas personas que vivían solas, pronto necesitarán un soporte continuo.
En esta fase, la persona con Alzheimer ya no es capaz de recordar acontecimientos importantes de su
vida, y es característico que tengan momentos de mayor lucidez seguidos por otros en que les resulta
imposible recordar hechos recientes o pasados. También se sufre un gran declive en lo referente a la
orientación y, especialmente, en el cálculo matemático.
LAS 7 FASES DEL ALZHEIMER
SEXTA FASE: MODERADAMENTE GRAVE
Los recuerdos de la persona se ven muy limitados a acontecimientos antiguos, los cuales se van
esfumando poco a poco. La persona tiene serias dificultades para mantener una conversación corta, y
a menudo deja inacabadas sus frases. Es habitual que no reconozca su entorno, ni a las personas que
le rodean, y necesita ayuda para desplazarse dentro de su propio domicilio y para realizar cualquier
tipo de tarea básica, que deberá ser llevada a cabo en su totalidad por la persona encargada de su
cuidado. En esta etapa de la enfermedad, la persona suele ser incapaz de contar hasta diez.
SÉPTIMA FASE: SEVERA
Aparte del deterioro cognitivo avanzado, la persona también muestra indicios de deterioro físico. La
persona con Alzheimer en esta etapa, es incapaz de pronunciar una frase con sentido, y a menudo, su
vocabulario se reduce a unas pocas palabras. Con el paso del tiempo, se pierden también las
capacidades de caminar de forma independiente, de expresar emociones y finalmente, la capacidad
de sostener la cabeza, hecho que provoca una inmovilidad prácticamente total, y favorece la aparición
de otras muchas complicaciones físicas, como las contracturas o las úlceras de presión.
Este cúmulo de circunstancias, a menudo provocan el fallecimiento de la persona en esta fase por
accidente cerebrovascular, infecciones o neumonías.

PREVENCIÓN

1. Controlar la hipertensión, el colesterol, la obesidad y la


diabetes. Es importante llevar un buen control de los factores de
riesgo vascular con nuestro médico de cabecera.
2. Seguir una dieta mediterránea. Es la base de nuestra cultura
gastronómica y en ella están todos esos alimentos que tan
positivos son para nuestra salud: aceite de oliva virgen extra,
frutos secos, legumbres, verdura, fruta y pescado. Hay que
evitar los alimentos procesados, las grasas saturadas y las carnes
rojas y embutidos en exceso.
3. Hacer ejercicio físico moderado. No es necesario hacer
grandes esfuerzos, pero sí salir todos los días a andar y moverse.
Cualquier actividad adaptada a las características de cada
persona puede ser francamente saludable.
4. Plantear pequeños retos a nuestra mente. Participar en
talleres, cursos, leer o sencillamente resolver crucigramas son
algunos ejemplos de actividades que podemos realizar en
nuestro día a día y que nos ayudarán a mantener activo nuestro
cerebro.
5. Tener una vida social activa. Las relaciones sociales son
excelentes para mantener activas las conexiones neuronales.
Relacionarse y estar en contacto con el entorno familiar y el
círculo de amigos, así como conocer gente nueva, es beneficioso
para nuestro cerebro.
WEBGRAFÍA

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https://konexionalzheimer.com/las-7-fases-del-alzheimer/

https://blog.fpmaragall.org/prevenir-alzheimer

https://blog.fpmaragall.org/historia-del-alzheimer

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