Admissibility Guide Spa
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criterios de admisibilidad
Se invita a aquellos editores u organizaciones que deseen traducir y/o reproducir total o
parcialmente esta publicación en forma impresa o electrónica a contactar con
[email protected] para obtener información sobre el procedimiento de autorización.
Si desean saber qué traducciones de las Guías de jurisprudencia hay en curso, consulte la
sección Traducciones pendientes.
La presente Guía se redactó originalmente en inglés. Se actualiza regularmente, siendo la más reciente de 31
de agosto de 2022. Puede ser objeto de revisión editorial.
La Guía de admisibilidad y las Guías sobre jurisprudenciapueden descargarse desde www.echr.coe.int (Case-
law – Case-law analysis – Admissibility guides). Para actualizaciones de las publicaciones siga la cuenta de
twitter del Tribunal en https://twitter.com/ECHR_CEDH.
Esta traducción se publica por acuerdo con el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
y es responsabilidad exclusiva de del Ministerio de Justicia.
© Consejo de Europa/Tribunal Europeo de Derechos Humanos, 2022
ÍNDICE
Introducción .................................................................................................. 8
A. Demanda individual ................................................................................................................... 10
1. Objeto de la disposición ....................................................................................................... 10
2. Categorías de demandantes ................................................................................................ 10
a. Persona física ................................................................................................................. 10
b. Persona jurídica ............................................................................................................. 10
c. Grupo de particulares ..................................................................................................... 12
3. Condición de víctima ............................................................................................................ 12
a. Noción de “víctima” ........................................................................................................ 12
b. Víctima directa................................................................................................................ 12
c. Víctima indirecta ............................................................................................................. 13
d. Víctimas potenciales y actio popularis .......................................................................... 16
e. Pérdida de la condición de víctima ................................................................................ 17
f. Fallecimiento del demandante........................................................................................ 20
4. Representación .................................................................................................................... 21
B. Libre ejercicio del derecho de demanda individual ................................................................... 23
1. Principios y ejemplos ........................................................................................................... 23
2. Obligaciones del Estado demandado .................................................................................. 25
a. Regla 39 del Reglamento del Tribunal ........................................................................... 25
b. Determinación de los hechos ........................................................................................ 26
c. Indagaciones .................................................................................................................. 27
Aviso al lector
La presente Guía Práctica forma parte de la serie de Guías sobre el Convenio publicadas por el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante, "el Tribunal", "el Tribunal Europeo" o "el
Tribunal de Estrasburgo") para informar a los profesionales del Derecho, y en particular a los
abogados que puedan llegar a representar a los demandantes ante el Tribunal, sobre los requisitos
de admisibilidad de las demandas individuales. La presente Guía tiene por objeto presentar una
imagen más clara y detallada de los requisitos de admisibilidad con el fin, por una parte, de reducir
en lo posible el número de demandas que no tienen posibilidad de ser objeto de una decisión sobre
el fondo y, por otra, de garantizar que las demandas que merecen ser examinadas en cuanto al
fondo superen el test de admisibilidad.
Por lo tanto, esta guía no pretende ser exhaustiva y se concentrará en los supuestos más frecuentes.
La jurisprudencia citada ha sido seleccionada entre las sentencias y decisiones más importantes,
relevantes y/o recientes.*
Las sentencias del Tribunal no sólo sirven para resolver los casos que se le plantean, sino que, de
forma más general, dilucidan, salvaguardan y desarrollan las normas instituidas por el Convenio,
contribuyendo así a que los Estados respeten los compromisos asumidos por ellos como Partes
Contratantes (Ireland v. Reino Unido , § 154, de 18 de enero de 1978, Serie A nº 25, y, más
recientemente, Jeronovičs v. Letonia [GS], nº 44898/10, § 109, de 5 de julio de 2016.
El objetivo del sistema establecido por el Convenio es, por tanto, determinar cuestiones de orden
público de interés general, elevando así los estándares de protección de los derechos humanos y
extendiendo la jurisprudencia sobre derechos humanos al colectivo de Estados del Convenio
(Konstantin Markin c. Rusia [GS], § 89, nº 30078/06, TEDH 2012). De hecho, el Tribunal ha destacado
el papel del Convenio como "instrumento constitucional de orden público europeo" en el ámbito de
los derechos humanos (Bosphorus Hava Yolları Turizm ve Ticaret Anonim Şirketi c. Irlanda [GS], nº
45036/98, § 156, ECHR 2005-VI) y más recientemente, N.D. y N.T. c.España [GS], nº 8675/15 y
8697/15, § 110, de 13 de febrero de 2020).
El Protocolo 15 del Convenio introdujo recientemente el principio de subsidiariedad en el preámbulo
del Convenio. Dicho principio “impone una responsabilidad compartida entre los Estados
Contratantes y el Tribunal” en relación con la protección de los derechos humanos, y las autoridades
nacionales y los tribunales deben interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico de forma que
garantice la plena efectividad de los derechos y libertades definidos en el Convenio y sus Protocolos
(Grzęda c. Polonia [GS], § 324).
La presente Guía contiene referencias a las palabras clave de cada artículo citado en el Convenio y
sus Protocolos adicionales. Las cuestiones jurídicas tratadas en cada caso se resumen en una lista de
palabras clave [en inglés], escogidas a partir de un tesauro de términos extraídos (en la mayoría de
los casos) directamente del texto del Convenio y sus Protocolos
La base de datos HUDOC de jurisprudencia del Tribunal permite realizar búsquedas por palabras
clave. La búsqueda con estas palabras clave permite encontrar un grupo de documentos con un
contenido jurídico similar (el análisis y las conclusiones del Tribunal en cada caso se resumen a
través de las palabras clave). Las palabras clave de los casos individuales se pueden encontrar
haciendo clic en la etiqueta Detalles del caso en HUDOC. Para más información sobre la base de
datos HUDOC y las palabras clave, consulte el manual de usuario de HUDOC.
* La jurisprudencia citada puede estar en una o en ambas lenguas oficiales (inglés y francés) del Tribunal y de
la Comisión Europea de Derechos Humanos. Salvo indicación en contrario, todas las referencias lo son a una
sentencia sobre el fondo dictada por una Sala del Tribunal. La abreviatura "(dec.)" indica que la cita es de una
decisión del Tribunal y "[GS]" que sde trata de un caso de Gran Sala. Las sentencias de Sala que no eran
definitivas en el momento de la publicación de esta actualización se señalan con un asterisco (*).
Introducción
1. El sistema de protección de los derechos y las libertades fundamentales plasmados en el
Convenio europeo para la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales
(“el Convenio”) se basa en el principio de subsidiariedad. La importancia de este principio se ha
reafirmado con la adopción y entrada en vigor del Protocolo 15 del Convenio, que ha introducido
una referencia explícita al mismo en el Preámbulo del Convenio. Incumbe en primer lugar a los
Estados parte del Convenio garantizar su aplicación; el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (“el
Tribunal”) debe intervenir únicamente cuando los Estados hayan incumplido sus obligaciones.
La labor de supervisión de Estrasburgo se inicia principalmente a través de demandas individuales,
que pueden ser presentadas ante el Tribunal por cualquier persona física o jurídica no
gubernamental dentro de la jurisdicción de un Estado Parte del Convenio. Por lo tanto, el número de
demandantes potenciales es muy amplio: además de los ochocientos millones de habitantes de la
gran Europa y de los nacionales de terceros países que residen por ella o se encuentran en tránsito,
hay millones de asociaciones, fundaciones, partidos políticos, empresas, etc. (por no hablar de
aquellas personas que, como consecuencia de actos extraterritoriales cometidos por los Estados
Parte del Convenio fuera de sus respectivos territorios, se encuentran sujetas a su jurisdicción).
Desde hace varios años, y por varios motivos, el Tribunal está inundado de demandas individuales
(64,100 estaban pendientes a 31 de enero de 2021). No obstante, la inmensa mayoría de estas
demandas son inadmitidas sin ser examinadas en cuanto al fondo por no cumplir uno de los criterios
de admisibilidad establecidos por el Convenio. Por ejemplo, en 2020, de las 39.190 demandas
resueltas por el Tribunal, 37.289 fueron declaradas inadmisibles o archivadas. Esta situación es
doblemente frustrante. En primer lugar, dado que el Tribunal debe responder a cada demanda, se ve
impedido de tratar en plazos razonables los casos que merecen ser examinados en cuanto al fondo,
sin que el público obtenga ningún beneficio real. En segundo lugar, las demandas de decenas de
miles de demandantes son inevitablemente rechazadas.
2. Los Estados Partes del Convenio, así como el Tribunal y su Secretaría, han buscado
constantemente formas de abordar este problema y garantizar una administración de justicia eficaz.
Una de las medidas más visibles ha sido la adopción del Protocolo nº 14 del Convenio. Éste prevé,
entre otras cosas, que las demandas manifiestamente inadmisibles sean tratadas por un juez único
asistido por ponentes extrajudiciales, en lugar de por un comité de tres jueces. Este instrumento,
que entró en vigor el 1 de junio de 2010, también introdujo un nuevo criterio de admisibilidad ligado
al grado de perjuicio sufrido por el demandante, destinado a desincentivar las demandas de quienes
no hayan sufrido un perjuicio significativo.
El 19 de febrero de 2010, representantes de los cuarenta y siete Estados miembros del Consejo de
Europa, todos ellos vinculados por el Convenio, se reunieron en Interlaken (Suiza) para debatir sobre
el futuro del Tribunal y, en particular, sobre la acumulación de asuntos resultante del gran número
de demandas inadmisibles. En una declaración solemne, reafirmaron el papel esencial del Tribunal
en el sistema europeo de protección de los derechos y libertades fundamentales, y se
comprometieron a reforzar su eficacia preservando el principio de demanda individual.
La necesidad de garantizar la viabilidad del mecanismo del Convenio a corto, medio y largo plazo se
acentuó todavía más en las declaraciones adoptadas en las conferencias de seguimiento de Esmirna,
Brighton, Bruselas y Copenhague celebradas en 2011, y en 2012, 2015 y 2018 respectivamente. La
Conferencia de Brighton condujo a la adopción del Protocolo nº 15 del Convenio, que, además de
introducir una referencia al principio de subsidiariedad y a la doctrina del margen de apreciación en
el preámbulo del Convenio, reduce de seis a cuatro meses el plazo en el que debe presentarse una
demanda ante el Tribunal tras una resolución nacional k.
1. No todos los criterios de admisibilidad establecidos en el artículo 35 del Convenio son aplicables a las
demandas interestatales presentadas en virtud del artículo 33 del Convenio (véase Slovenia v. Croatia [GS]
(dec.), §§ 40-44). Las demandas interestatales exigen un enfoque diferente en cuanto a la admisibilidad.
2. Para tener una visión clara de los diferentes procedimientos por los que el tribunal examina una demanda,
véase la página “Case processing” De la página web del Tribunal (www.echr.coe.int – El Tribunal –
Funcionamiento del Tribunal), y en concreto, el diagrama de flujo “Life of an application”.
A. Demanda individual
1. Objeto de la disposición
6. El artículo 34, que garantiza el derecho de demanda individual, otorga a los individuos un
verdadero derecho a emprender acciones legales a nivel internacional. También es una de las
garantías fundamentales de la eficacia del sistema del Convenio, uno de los "componentes clave de
la maquinaria" de protección de los derechos humanos (Mamatkulov y Askarov c. Turquía [GS],
§§ 100 y 122; Loizidou c. Turquía (excepciones preliminares), § 70).
7. En tanto que instrumento vivo, el Convenio debe ser interpretado a la luz de las condiciones de
vida actuales. La jurisprudencia consolidada también es de aplicación a las disposiciones procesales
del artículo 34 (ibid., § 71).
8. Para poder ampararse en el artículo 34 del Convenio, un demandante debe cumplir dos
condiciones: pertenecer a una de las categorías de demandantes mencionada en el artículo 34 y
poder demostrar que es víctima de una violación del Convenio (Vallianatos y otros c. Grecia [GS],
§ 47).
2. Categorías de demandantes
a. Persona física
9. Cualquier persona podrá invocar la protección del Convenio contra un Estado Parte cuando la
alegada violación haya tenido lugar dentro de la jurisdicción del Estado en cuestión, de conformidad
con el artículo 1 del Convenio (Van der Tang c. España, § 53), independientemente de su
nacionalidad, lugar de residencia, estado civil, situación o capacidad jurídica. En el caso de una
madre privada de la patria potestad, véase Scozzari y Giunta c. Italia [GS], § 138; en el caso de un
menor, véase A. c. Reino Unido; en el caso de una persona sin capacidad jurídica que carezca del
consentimiento de su tutor, véase Zehentner c. Austria, §§ 39 et seq.
10. Las demandas sólo pueden ser presentadas por personas vivas o en su nombre; una persona
fallecida no puede presentar una demanda (Aizpurua Ortiz y otros c. España, § 30; Dvořáček y
Dvořáčková c. Eslovaquia, § 41).
b. Persona jurídica
11. Una persona jurídica que alegue ser víctima de una violación por parte de un Estado miembro
de los derechos enunciados en el Convenio y sus Protocolos sólo está legitimada ante el Tribunal si
es una "organización no gubernamental" en el sentido del artículo 34 del Convenio.
12. El término “organizaciones gubernamentales”, por oposición a v"organizaciones no
gubernamentales" en el sentido del artículo 34, se aplica no sólo a los órganos centrales del Estado,
c. Grupo de particulares
16. Una demanda podrá ser presentada por un grupo de particulares. Sin embargo, ni las
autoridades locales ni ningún otro organismo gubernamental podrán presentar demandas por
medio de los individuos que los conforman o representan, respecto a actos sancionables por el
Estado al que están adscritos y en cuyo nombre ejercen la autoridad pública (Demirbaş y otros c.
Turquía (dec.)). Por el contrario, un grupo de diputados de un parlamento regional puede ser
considerado como un "grupo de particulares" (en lugar de una organización gubernamental) cuando
se quejan de la suspensión de la sesión plenaria del Parlamento de una comunidad autónoma. En tal
caso, los derechos y libertades invocados por los demandantes les afectan individualmente y no son
atribuibles al Parlamento como institución (Forcadell i Lluis y otros c. España (dec.)).
3. Condición de víctima
17. El Tribunal ha sostenido de forma sistemática que el Convenio no prevé la incoación de una
actio popularis y que, en general, su tarea no consiste en revisar in abstracto la legislación y práctica
pertinentes, si no en establecer si la forma en que aquellas se aplicaron o afectaron al demandante
dio lugar a una violación del Convenio (por ejemplo, Roman Zakharov c. Rusia [GS], § 164).
a. Noción de “víctima”
18. El término "víctima", en el contexto del artículo 34 del Convenio, denota la persona o personas
directa o indirectamente afectadas por la presunta violación. Por lo tanto, el artículo 34 se refiere no
sólo a la víctima o víctimas directas de la presunta violación, sino también a cualquier víctima
indirecta a quien la violación le cause un perjuicio o que tenga un interés válido y personal en que se
ponga fin a aquella (Vallianatos y otros c. Grecia [GS], § 47). La noción de "víctima" se interpreta de
forma autónoma y con independencia de las normas internas, como las relativas al interés o a la
capacidad de obrar (Gorraiz Lizarraga y otros c. España, § 35), aunque el Tribunal deba tener en
cuenta el hecho de que un demandante haya sido parte en el procedimiento interno (Aksu c. Turquía
[GS], § 52; Micallef c. Malta [GS], § 48; Bursa Barosu Başkanliği y otros c. Turquía, §§ 109-117). No
implica la existencia de un perjuicio (Brumărescu c. Romanía [GS], § 50), por lo que un acto con
efectos jurídicos temporales puede ser suficiente (Monnat c. Suiza, § 33).
19. La interpretación del término “víctima” es susceptible de evolucionar a la vista de las
condiciones de la sociedad contemporánea y debe aplicarse sin excesivo formalismo (ibid., §§ 30-33;
Gorraiz Lizarraga y otros c. España, § 38; Stukus y otros c. Polonia, § 35; Ziętal c. Polonia, §§ 54-59).
El Tribunal ha sostenido que la cuestión de la condición de víctima puede estar vinculada al fondo
del asunto (Siliadin c. Francia, § 63; Hirsi Jamaa y otros c. Italia [GS], § 111). El Tribunal puede
examinar de oficio la cuestión de la condición de víctima y del locus standi, ya que se trata de una
materia que afecta a su competencia (Buzadji c. la República de Moldavia [GS], § 70; Satakunnan
Markkinapörssi Oy and Satamedia Oy c. Finlandia [GS], § 93; Unifaun Theatre Productions Limited y
otros c. Malta, §§ 63-66; Jakovljević c. Serbia (dec.), § 29).
20. La distribución de la carga de la prueba está intrínsecamente ligada a la especificidad de los
hechos, a la naturaleza de la alegación formulada y al derecho del Convenio en juego (N.D. y N.T. c.
España [GS], §§ 83-88).
b. Víctima directa
21. Para poder presentar una demanda de conformidad con el artículo 34, un demandante debe
poder demostrar que se ha visto "directamente afectado" por la medida denunciada (Tănase c.
Moldavia [GS], § 104; Burden c. Reino Unido [GS], § 33; Lambert y otros c. Francia [GS], § 89). Lo
anterior resulta indispensable para poner en marcha el mecanismo de protección del Convenio
(Hristozov y otros c. Bulgaria, § 73), aunque dicho criterio no debe aplicarse de forma estricta,
mecánica o poco flexible durante todo el procedimiento (Micallef c. Malta [GS], § 45; Karner
c. Austria, § 25; Aksu c. Turquía [GS], § 51). Por ejemplo, una persona no puede denunciar la
violación de sus derechos en un procedimiento en el que no ha sido parte (Centro Europa 7 S.r.l. y Di
Stefano c. Italia [GS], § 92). No obstante, en Margulev c. Rusia, el Tribunal consideró que el
demandante era víctima directa de un procedimiento por difamación, aunque sólo fue admitido
como tercero en dicho procedimiento. Dado que el derecho interno concedía la condición de tercero
en los procedimientos siempre que "la sentencia pueda afectar a los derechos y obligaciones de un
tercero frente al demandante o al demandado", el Tribunal consideró que los tribunales nacionales
habían aceptado tácitamente que los derechos del demandante podían verse afectados por el
resultado del procedimiento de difamación (§ 36). En Mukhin c. Rusia, el Tribunal reconoció que el
jefe de redacción de un periódico podía reclamar ser víctima de las decisiones de los tribunales
internos que despojaron a dicho periódico de su condición de medio de comunicación y anularon el
documento que certificaba su registro (§§ 158-160). Además, en circunstancias concretas, las
víctimas directas que no tomaron parte en los procedimientos internos fueron aceptadas como
demandantes ante el Tribunal (Beizaras y Levickas c. Lituania, §§ 78-81). En consecuencia, la
legitimación en los procedimientos internos no es decisiva por cuanto el sistema del Convenio
interpreta de forma autónoma la noción de “víctima” (véase, por ejemplo, Kalfagiannis y Pospert c.
Grecia (dec.), §§ 44-48, en relación con el director financiero de un servicio público de radiodifusión
cuya condición de víctima fue aceptada por los tribunales internos pero no por el Tribunal).
22. Asimismo, de conformidad con la práctica del Tribunal y con el artículo 34 del Convenio, las
demandas sólo pueden presentarse por, o en nombre de, personas vivas (Centre for Legal Resources
on behalf of Valentin Câmpeanu c. Rumanía [GS], § 96). No obstante, pueden surgir circunstancias
particulares en el caso de víctimas de presuntas violaciones de los artículos 2, 3 y 8 por parte de las
autoridades nacionales. Así, se han declarado admisibles las demandas presentadas por particulares
o asociaciones en nombre de la(s) víctima(s), incluso en ausencia de poder de representación válido
(§§ 103-114).3
c. Víctima indirecta
23. Si la presunta víctima de una violación ha fallecido antes de la presentación de la demanda,
podría permitirse que la persona con la legitimidad requerida como pariente directo presente una
demanda que plantee quejas relacionadas con la muerte o la desaparición de su familiar (Varnava y
otros c. Turquía [GS], § 112). Ello se debe a la situación particular que rige la naturaleza de la
violación alegada y a las consideraciones respecto a la aplicación efectiva de una de las disposiciones
de mayor importancia del sistema del Convenio (Fairfield c. Reino Unido (dec.)).
24. En estos casos, el Tribunal ha aceptado que los familiares directos, como pueden ser los padres,
de una persona por cuya muerte o desaparición se hace supuestamente responsable al Estado,
puedan reclamar por sí mismos ser víctimas indirectas de la presunta violación del artículo 2, no
siendo relevante la cuestión de si son herederos legales del fallecido (Van Colle c. Reino Unido, § 86;
Tsalikidis y otros c. Grecia, § 64; Kotilainen y otros c. Finlandia, §§ 51-52).
25. Los parientes directos pueden asimismo presentar otras quejas, como las previstas en los
artículos 3 y 5 del Convenio en nombre de los familiares fallecidos o desaparecidos, siempre que la
presunta violación esté estrechamente relacionada con la muerte o desaparición que dan lugar a las
situaciones previstas en el artículo 2. Por ejemplo, véase Khayrullina c. Rusia, §§ 91-92 y §§ 100-107,
en relación con la legitimación de los familiares para presentar una queja en virtud de los artículos
5.1 y 5.5. Idéntico razonamiento podría aplicarse a una queja en virtud del artículo 6 en caso de que
una persona hubiera fallecido durante el proceso penal instruido en su contra y el fallecimiento se
quejas (Micallef c. Malta [GS], §§ 46 y 50; véase igualmente Biç y otros c. Turquía (dec.), §§ 22-23;
Akbay y otros c. Alemania, §§ 76, 86-88).
30. La participación del demandante en los procedimientos internos ha sido considerada sólo uno
de los varios criterios pertinentes (Nölkenbockhoff c. Alemania, § 33; Micallef c. Malta [GS],
§§ 48-49; Polanco Torres y Movilla Polanco c. España, § 31; Grădinar c. Moldavia, §§ 98-99; véase
igualmente Kaburov c. Bulgaria (dec.), §§ 57-58, donde el Tribunal consideró que, en un caso relativo
a la transmisibilidad del artículo 3 del Convenio, el demandante, a falta de un interés moral en el
resultado del procedimiento o de otra razón imperiosa, no podía ser considerado víctima por el
mero hecho de que el derecho interno le permitiera intervenir en el procedimiento de
responsabilidad civil como heredero del Sr. Kaburov; véase también Nassau Verzekering
Maatschappij N.V. c. Países Bajos (dec.) donde el Tribunal rechazó la pretensión de la empresa
demandante de tener la condición de víctima por haber adquirido un derecho del Convenio
mediante una escritura de cesión).
31. Por lo general, el Tribunal tiene en cuenta los criterios anteriores de forma acumulativa y lleva a
cabo su evaluación sobre si los parientes directos tienen legitimación para presentar una demanda
teniendo en cuenta las circunstancias del caso en su conjunto (Akbay y otros c. Alemania, §§ 77 y
89).
32. Además de su condición de "víctimas indirectas", los miembros de la familia también pueden ser
"víctimas directas" de un trato contrario al artículo 3 del Convenio por el sufrimiento resultante de
las graves violaciones de los derechos humanos que afectan a sus familiares (véanse los criterios
pertinentes en Janowiec y otros c. Rusia [GS], §§ 177-181, y Selami y otros c. la Antigua República
Yugoslava de Macedonia, §§ 54-56).
33. En algunas circunstancias, los familiares directos pueden reclamar ser víctimas indirectas de una
violación que afecte directamente a un pariente vivo. Por ejemplo, una madre puede reclamar la
condición de víctima indirecta respecto a una supuesta discriminación que afecta a su hija
discapacitada, en la medida en que, además de los cuidados proporcionados, había incoado el
procedimiento interno en su calidad de tutora de su hija, quien no disponía de capacidad para
discernir (Belli y Arquier-Martinez c. Suiza, § 97).
34. En cuanto a las denuncias de empresas (Agrotexim y otros c. Grecia, §§ 64-71), el Tribunal ha
declarado que una persona no puede denunciar la violación de sus derechos en un procedimiento en
el que no es parte, aunque sea accionista y/o administrador de una empresa que sí es parte en el
procedimiento (Centro Europa 7 S.r.l. y Di Stefano c. Italia [GS], §§ 92-93).
Cuando se trata de demandas interpuestas por los accionistas de una sociedad (especialmente en
virtud del artículo 1 del Protocolo 1), el Tribunal ha considerado crucial distinguir entre las quejas
presentadas por los accionistas, sobre las medidas que afectan a sus derechos como accionistas, y
las relativas a los actos que afectan a las empresas de las que son accionistas (Agrotexim y otros c.
Grecia, §§ 65-66; Albert y otros c. Hungría [GS], § 122). En el primer grupo, los propios accionistas
pueden ser considerados víctimas en el sentido del artículo 34 del Convenio (véase Olczak c. Polonia
(dec.), §§ 57-62; Albert y otros c. Hungría [GS], §§ 126-134, y cualquier referencia allí citada; Project-
Trade d.o.o. c. Croacia, §§ 44-47; Papachela y Amazon S.A. c. Grecia, §§ 37-41). En el último grupo, el
principio general es que los accionistas no pueden considerarse víctimas, en el sentido del artículo
34 del Convenio, de los actos y medidas que afectan a sus empresas. El Tribunal ha reconocido que
este principio puede matizarse justificadamente en dos tipos de situaciones: en primer lugar, cuando
la sociedad y sus accionistas están tan estrechamente identificados/relacionados entre sí que resulta
artificioso distinguir entre ambos (véase, por ejemplo, Ankarcrona v. Suecia (dec.)) y, en segundo
lugar, si existen “circunstancias excepcionales” que lo justifiquen (Albert y otros c. Hungría [GS], §§
124, 135-145). A este respecto, ignorar la personalidad jurídica de una sociedad sólo puede
justificarse en "circunstancias excepcionales", en particular cuando se demuestre claramente la
imposibilidad de que la sociedad interponga la queja ante el Tribunal en su propio nombre. Para que
los demandantes puedan convencer al Tribunal de que, en un asunto que afecta a la sociedad, su
actuación en calidad de accionistas está justificada por tales motivos, deberán aportar motivos
sólidos y convincentes que demuestren que a la sociedad le resulta práctica o efectivamente
imposible acudir al Tribunal a través de los órganos establecidos en sus estatutos y que, por lo tanto,
se les debería permitir tramitar la demanda en nombre de la sociedad (ibid., §§ 138-145, y las
referencias allí citadas; para la aplicación de dichos principios véase §§ 159-165).
Respecto a la condición de "víctima" de las empresas demandantes y/o de sus directivos,
respectivamente, cuando se trata de autorizaciones de vigilancia encubierta que no han sido
formalmente dirigidas contra dichas empresas, véase Liblik y otros c. Estonia, §§ 111-112.
35. Respecto a las organizaciones no gubernamentales, el Tribunal no otorga la condición de
"víctima" a aquellas asociaciones cuyos intereses no están en juego, aunque los intereses de sus
miembros -o de algunos de ellos- puedan estarlo. Además, la condición de "víctima" no se confiere a
las ONG incluso si dichas asociaciones se han constituido con el único fin de defender los derechos
de las presuntas víctimas (Nencheva y otros c. Bulgaria, § 90 y § 93 y cualquier referencia allí citada;
véase asimismo Kalfagiannis y Pospert c. Grecia (dec.), §§ 49-51, en relación con una federación de
sindicatos que representaba a los empleados de medios de comunicación; Yusufeli İlçesini
Güzelleştirme Yaşatma Kültür Varlıklarını Koruma Derneği c. Turquía (dec.), §§ 42-44, respecto a una
organización no gubernamental creada con el fin de defender a los residentes de una zona en la que
se estaba construyendo una presa, y Genderdoc-M y M.D. c. la República de Moldavia, §§ 25-26, en
relación con una organización no gubernamental que representaba los intereses de las personas
LGBT. Véase, por el contrario, AsDAC c. la República de Moldavia, §§ 21-37, relativa a una
organización no gubernamental creada para la gestión colectiva de los derechos de propiedad
intelectual de sus miembros y su condición de víctima en relación con una queja del artículo 1 del
Protocolo 1, y Communauté genevoise d’action syndicale (CGAS) c. Suiza, §§ 36-42, en relación con
una organización no gubernamental establecida para defender los intereses de los trabajadores, en
particular en la esfera de la libertad sindical, respecto a las quejas del artículo 11). No obstante, cabe
señalar que, en determinadas circunstancias, las ONG (en lugar de los demandantes) podrán
participar en los procedimientos internos defendiendo los intereses de aquellos. Esto no priva a los
demandantes, que no han participado en los procedimientos internos, de su condición de víctimas
(Gorraiz Lizarraga y otros c. España, §§ 37-39; Centre of Societies for Krishna Consciousness in Russia
y Frolov c. Rusia, § 30; respecto a la interacción entre la condición de víctima con arreglo al artículo
34 y el agotamiento de los recursos internos de acuerdo con el artículo 35.1 véase Beizaras y
Levickas c. Lituania, §§ 78-81; Thibaut c. Francia (dec.), §§ 26-31).
37. Para poder alegar su condición de víctima en una situación de este tipo, el demandante debe
presentar pruebas razonables y convincentes de la probabilidad de que se produzca una violación
que le afecte personalmente; no es insuficiente con una mera sospecha o conjetura (Senator Lines
GmbH c. 15 Estados Miembros de la Unión Europea (dec.) [GS]; Shortall y otros c. Irlanda (dec.)).
Respecto a la inexistencia de una orden de expulsión formal, véase Vijayanathan y Pusparajah c.
Francia, § 46; para las presuntas consecuencias de un informe parlamentario, véase Fédération
chrétienne des témoins de Jéhovah de France c. Francia (dec.); para las presuntas consecuencias de
una resolución judicial sobre un tercero en coma, véase Rossi y otros c. Italia (dec.); para las
presuntas consecuencias de medidas antidopaje para asociaciones deportivas y profesionales del
deporte, véase National federation of Sportspersons’ Associations and unions (FNASS) y otros c.
Francia, §§ 91-103.
38. Un demandante no puede alegar ser víctima en un asunto en el que es responsable en parte de
la presunta violación (Paşa y Erkan Erol c. Turquía).
39. El Tribunal también ha subrayado que el Convenio no prevé la interposición de una actio
popularis para la interpretación de los derechos que contiene ni permite a los particulares quejarse
sobre una disposición de derecho interno simplemente porque consideran, sin haber sido
directamente afectados por ella, que puede contravenir el Convenio (Aksu c. Turquía [GS], § 50;
Burden c. Reino Unido [GS], § 33; Dimitras y otros c. Grecia (dec.), §§ 28-32; Cordella y otros c. Italia,
§ 100; Kalfagiannis y Pospert c. Grecia (dec.), § 46). Por ejemplo, los residentes que no han
participado en los procedimientos internos y solicitan que se anulen decisiones administrativas, o las
asociaciones a las que los tribunales internos no han concedido locus standi no pueden alegar ser
víctimas de una presunta violación del derecho a que se ejecuten decisiones judiciales en virtud del
artículo 6.1 (Bursa Barosu Başkanliği y otros c. Turquía, §§ 114-116, sobre un asunto
medioambiental; compárese con Beizaras y Levickas c. Lituania, § 80). Cuando un demandante alega
una violación del derecho al respeto de su vida privada y familiar debido a las restricciones legales
impuestas en las visitas de sus familiares o de terceros, para afirmar que es una víctima de la
supuesta violación debe demostrar al menos: a) que tiene parientes o terceros con los que
realmente desea e intenta mantener el contacto durante su detención; y b) que ha utilizado su
derecho a las visitas con la frecuencia permitida por la legislación nacional (Chernenko y otros c.
Rusia (dec.), § 45). En el ámbito del artículo 10 del Convenio, el mero hecho de que a un
demandante ya no se le permitiese ver o escuchar los programas emitidos anteriormente por el
servicio público de radiodifusión clausurado por el Gobierno, no fue suficiente para establecer su
condición de víctima con respecto al derecho a recibir información (Kalfagiannis y Pospert c. Grecia
(dec.), §§ 46-47).
40. Sin embargo, una persona puede alegar que una ley viola sus derechos, en ausencia de una
medida individual de aplicación, si se le exige que modifique su conducta o se arriesga a ser
procesado o si es miembro de un colectivo que corre el riesgo de verse directamente afectado por la
normativa (Tănase c. Moldavia [GS], § 104; Michaud c. Francia, §§ 51-52; Sejdić y Finci c. Bosnia y
Herzegovina [GS], § 28).
42. La cuestión de si una persona puede seguir reclamando ser víctima de una presunta violación
del Convenio esencialmente implica un examen a posteriori de su situación por parte del Tribunal
(ibid., § 82).
43. Una decisión o medida favorable al demandante, en principio, no es suficiente para privarle de
su condición de "víctima" a los efectos del artículo 34 del Convenio, a menos que las autoridades
nacionales la hayan reconocido, expresa o materialmente, y ofrecido posteriormente una reparación
por la violación del Convenio (Scordino c. Italia (no. 1) [GS], § 180; Gäfgen c. Alemania [GS], § 115;
Nada c. Suiza [GS], § 128; Blyudik c. Rusia, §§ 49-50; Dimo Dimov y otros c. Bulgaria, §§ 51-56; Roth
c. Alemania, §§ 75-81). Únicamente cuando se cumplan dichas condiciones, el carácter subsidiario
del mecanismo de protección del Convenio impide el examen de una demanda (Jensen y Rasmussen
c. Dinamarca (dec.); Albayrak c. Turquía, § 32; Selahattin Demirtaş c. Turquía (no. 2) [GS], §§ 217-
223).
44. El demandante seguirá siendo una víctima si las autoridades no reconocen, ni expresa ni
materialmente, que se ha producido una violación de sus derechos (Albayrak c. Turquía, § 33; Jensen
c. Dinamarca (dec.)) incluso si éste ha sido indemnizado (Centro Europa 7 S.r.l. y Di Stefano c. Italia
[GS], § 88).
45. Además, la reparación concedida debe ser adecuada y suficiente, lo que dependerá de todas las
circunstancias del caso con especial atención a la naturaleza de la violación del Convenio en cuestión
(Gäfgen c. Alemania [GS], § 116; Bivolaru c. Rumanía (no. 2), § 170).
46. Por ejemplo, en casos de maltrato deliberado por parte de agentes del Estado violando el
artículo 3, el Tribunal ha considerado en repetidas ocasiones que son necesarias dos medidas para
proporcionar una reparación suficiente. En primer lugar, las autoridades del Estado deben haber
llevado a cabo una investigación exhaustiva y eficaz que pueda conducir a identificar y castigar a los
responsables. En segundo lugar, se requiere la concesión de una indemnización al demandante
cuando proceda o, al menos, la posibilidad de solicitar y obtener una indemnización por los daños
sufridos por el demandante como consecuencia del maltrato (Gäfgen c. Alemania [GS], §§ 116-118).
47. En los casos de maltrato intencionado por parte de agentes del Estado, la infracción del artículo 3
no puede subsanarse únicamente mediante la concesión de una indemnización a la víctima (ibid., §
119; Shmorgunov y otros c. Ucrania, §§ 397-401. Estos principios no sólo son aplicables a los casos
de maltrato por parte de oficiales del Estado, sino también a los casos de maltrato infligido por
particulares (Beganović c. Croacia, § 56; Škorjanec c. Croacia, § 47). En concreto, en asuntos sobre
violencia doméstica y/o de género, el reconocimiento de una violación puede implicar la necesidad
de llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre la respuesta de las fuerzas del orden y su
inacción, que puede haber estado basada en discriminación de género, a la vista de las quejas de la
víctima (A. y B. c. Georgia,, § 44).
48. Si los tribunales nacionales ofrecen una reparación adecuada y suficiente por una supuesta
violación del artículo 3 (condiciones de detención) a los demandantes que ya no están detenidos,
éstos pierden su condición de víctimas. Esto ocurre, por ejemplo, cuando las autoridades nacionales
han compensado las malas condiciones de detención en las que se encontraban los demandantes
mediante una reducción específica y cuantificable de sus condenas, que ha llevado a su puesta en
libertad anticipada (Dîrjan y Ștefan c. Rumanía (dec.), §§ 23-34).
No obstante, si los tribunales nacionales indemnizan a las personas que permanecen detenidas, la
indemnización no les permite obtener una reparación directa y adecuada de sus derechos en virtud
del artículo 3, es decir, el cese o la mejora de sus condiciones de detención (J.M.B. y otros c. Francia,
§§ 167-169).
49. Si se ha reconocido expresamente una violación del artículo 5 .1 a nivel nacional, lo que abre la
posibilidad de que el demandante reclame una indemnización en un procedimiento separado y
obtenga una indemnización adecuada, se puede esperar razonablemente que el demandante se
dirija a los tribunales nacionales para obtener una indemnización, en lugar de dirigirse al Tribunal
para solicitar la confirmación de la ilegalidad de su detención, que ya había sido reconocida (Al Husin
c. Bosnia y Herzegovina (nº 2), §§ 89-90; respecto al reconocimiento de la ilegalidad de la detención
en el contexto de un procedimiento disciplinario contra los jueces que habían autorizado la
detención de los demandantes y el pago de la indemnización concedida en un procedimiento civil
separado, véase Dubovtsev y otros c. Ucrania, §§ 57-66). Por lo que respecta al artículo 5.5, un
demandante podría perder su condición de víctima cuando las autoridades nacionales conceden una
reparación reduciendo la pena impuesta al demandante de forma expresa y cuantificable en lugar de
concederle un incentivo económico (Porchet c. Suiza (dec.), §§ 14-26). La reducción de una condena
también puede ser relevante para eliminar la condición de víctima respecto a la duración de una
detención preventiva en violación del artículo 5.3 (ibid, § 20; Ščensnovičius c. Lituania, §§ 88-93;
comparar y contrastar con Malkov c. Estonia, §§ 40-41).
50. Asimismo, una persona no puede alegar ser víctima de una violación de su derecho a un juicio
justo en virtud del artículo 6 del Convenio que, según ella, tuvo lugar en el curso de un
procedimiento en el que fue absuelta o que fue sobreseído (Sakhnovskiy c. Rusia [GS], § 77; Oleksy c.
Polonia (dec.); Koç y Tambaş c. Turquía (dec.); Bouglame c. Bélgica (dec.)), a excepción de la queja
relativa a la duración del procedimiento en cuestión (Osmanov y Husseinov c. Bulgaria (dec.)). Por el
contrario, en el caso de quejas en relación con el artículo 10, una absolución puede no ser relevante
para privarle de la condición de víctima (Döner y otros c. Turquía, § 89).
Si un demandante es finalmente condenado en un procedimiento por la vulneración del artículo 6 y,
por tanto, adquiere la condición de víctima, corresponde entonces al Estado proporcionarle una
reparación adecuada y suficiente con respecto a esa denuncia en tiempo y forma. A continuación, el
Tribunal evaluará si los procedimientos posteriores privaron al demandante de la condición de
víctima dado que la reparación proporcionada fue suficiente (Webster c. Reino Unido (dec.) y
cualquier referencia allí citada).
La imposición de una sentencia más leve por parte de un tribunal penal nacional a causa de la
excesiva duración del proceso puede suponer un reconocimiento adecuado y una reparación
suficiente de las dilaciones sufridas en dicho proceso (artículo 6.1), siempre que la reducción sea
expresa y cuantificable (Chiarello c. Alemania, §§ 54-59). La atenuación de una condena también
puede ser relevante para eliminar la condición de víctima respecto a la duración de a detención
preventiva en violación del artículo 5.3 (Ščensnovičius c. Lituania, §§ 88-93; comparar y contrastar
con Malkov c. Estonia, §§ 40-41). La condición de víctima, en lo que respecta al derecho a un juicio
justo, no puede perderse cuando una sentencia fue favorable en otro procedimiento sobre una
cuestión diferente a la alegada por el interesado (Sine Tsaggarakis A.E.E. c. Grecia, §§ 27-31).
51. En otros casos, el hecho de que una persona siga siendo víctima puede depender también de la
cuantía de la indemnización concedida por los tribunales nacionales o, al menos, de la posibilidad de
solicitar y obtener una indemnización por los daños sufridos, teniendo en cuenta los hechos sobre
los que se queja ante el Tribunal y la eficacia (incluida la rapidez) del recurso que permita obtener
dicha indemnización (Normann c. Dinamarca (dec.); Scordino c. Italia (no. 1) [GS], § 202; véase
también Jensen y Rasmussen c. Dinamarca (dec.); Kurić y otros c. Eslovenia [GS], § 262; J.B. y otros c.
Hungría (dec.), § 59). Respecto a la adecuada indemnización concedida a una asociación que
representa a varios individuos, véase Društvo za varstvo upnikov c. Eslovenia (dec.), §§ 48-64. El
reconocimiento expreso a nivel interno de una violación del derecho de un demandante a un juicio
justo, dentro de un plazo razonable en el marco de un proceso penal, puede no ser suficiente para
eliminar su condición de víctima en ausencia de una indemnización o reducción de la condena
(Tempel c. República Checa, §§ 77-83). Por el contrario, en el caso de un abogado cuyo privilegio
abogado-cliente se infringió por haberse interceptado su conversación telefónica y obligarle a
comparecer como testigo en el juicio de su cliente, se consideró que un reconocimiento implícito de
la violación mediante la exclusión de las respectivas pruebas del expediente junto con la posibilidad,
para dicho abogado, de solicitar una indemnización presentando una demanda civil, era suficiente
para privarle ee su condición de víctima en relación con el artículo 8 del Convenio (Mateuț
c. Rumanía (dec.), §§ 33-39).
52. Un demandante que ha sido obligado, debido a factores medioambientales adversos, a
abandonar su domicilio y posteriormente comprar otra casa con sus propios fondos, no deja de ser
una víctima en relación con una supuesta violación de su derecho al respeto de su vida privada y de
su domicilio con arreglo al Artículo 8 del Convenio (Yevgeniy Dmitriyev c. Rusia, §§ 37-38).
53. Para otras situaciones concretas, véase Marshall y otros c. Malta, §§ 33-34, 46-47 (artículo 6);
Arat c. Turquía, § 47 (artículo 6); Constantinescu c. Rumanía, §§ 40-44 (artículos 6 y 10); Guisset c.
Francia, §§ 66-70 (artículo 6); Chevrol c. Francia, §§ 30 et seq. (artículo 6); Kerman c. Turquía, § 106
(artículo 6); Moskovets c. Rusia, § 50 (artículo 5); Bivolaru c. Rumanía (no. 2), §§ 168-175; Y.Y. e Y.Y.
c. Rusia, § 51, (artículo 8); X e Y c. Rumanía, §§ 109-114 (artículo 8); Wikimedia Foundation, Inc.
c. Turquía (dec.), §§ 47-51, (artículo 10); Kemal Çetin c. Turquía, § 33 (artículo 11); Moon c. Francia,
§§ 29 et seq. (artículo 1 del Protocolo 1); D.J. y A.-K.R. c. Rumanía (dec.), §§ 77 et seq. (artículo 2 del
Protocolo 4); y Sergey Zolotukhin c. Rusia [GS], § 115 (artículo 4 del Protocolo 7); Dalban c. Rumanía
[GS], § 44 (artículo 10); Güneş c. Turquía (dec.) (artículo 10); Çölgeçen y otros c. Turquía, §§ 39-40
(artículo 2 del Protocolo 1).
54. La declaración de insolvencia de una persona jurídica durante el procedimiento con arreglo al
Convenio no le priva necesariamente de su condición de víctima (Satakunnan Markkinapörssi Oy y
Satamedia Oy c. Finlandia [GS], § 94). Idéntico criterio se aplica a una sociedad que ha dejado de
existir y cuyos únicos accionistas han manifestado su interés en continuar la demanda en su nombre
(Euromak Metal Doo c. la Antigua República Yugoslava de Macedonia, §§ 32-33, relativa a un litigio
fiscal en virtud del Artículo 1 del Protocolo 1; véase asimismo Schweizerische Radio- und
Fernsehgesellschaft and publisuisse SA c. Suiza, § 43, sobre una empresa que cesó su actividad tras
haber presentado su demanda ante el Tribunal y cuya actividad fue asumida por otra empresa que
deseaba proseguir el procedimiento).
55. Se podrá archivar un caso si el demandante deja de tener la condición de víctima o locus standi.
En lo que respecta a la resolución del caso a nivel nacional tras la decisión de admisibilidad, véase
Ohlen c. Dinamarca (archivo); en lo que respecta a un acuerdo de transferencia de derechos que
fueron objeto de una demanda que está siendo examinada por el Tribunal, véase Dimitrescu c.
Rumanía, §§ 33-34.
56. El Tribunal también examinará si el caso debe ser archivado por uno o más motivos de los
establecidos en el artículo 37 del Convenio, a la luz de los acontecimientos ocurridos con
posterioridad a la presentación de la demanda, independientemente de que el demandante pueda
seguir reclamando su condición de "víctima" (Pisano c. Italia (archivo) [GS], § 39), o incluso con
independencia de que pueda seguir reclamando su condición de víctima. Para la evolución de la
situción tras la decisión de inhibirse a favor de la Gran Sala, véase El Majjaoui y Stichting Touba
Moskee c. Países Bajos (archivo) [GS], §§ 28-35; después de que la demanda fuese declarada
admisible, véase Shevanova c. Letonia (archivo) [GS], §§ 44 et seq.; y tras la sentencia de Sala, véase
Sisojeva y otros c. Letonia (archivo) [GS], § 96.
4. Representación
60. En el caso de que los demandantes opten por estar representados en virtud de la Regla 36.1 del
Reglamento del Tribunal, en lugar de presentar ellos mismos la demanda, el artículo 45.3 les exige
que presenten un poder de representación por escrito y debidamente firmado. Es imprescindible
que los representantes demuestren que han recibido instrucciones concretas y explícitas de la
presunta víctima en el sentido del artículo 34 en cuyo nombre pretenden actuar ante el Tribunal
(Post c. Países Bajos (dec.); Centre for Legal Resources on behalf of Valentin Câmpeanu c. Rumanía
[GS], § 102 – véase también Oliyevskyy c. Ucrania (dec.), §§ 16-22 y V.M. y otros c. Bélgica (archivo)
[GS], §§ 32-41, en la que los demandantes no mantuvieron contacto con su representante, y
compárese con N.D. y N.T. c. España [GS], §§ 69-79, y las referencias allí contenidas, en la que el
representante permaneció en contacto con ambos demandantes por teléfono y WhatsApp, y la
existencia de circunstancias especiales relativas al respeto de los derechos humanos tal y como se
definen en el Convenio y en sus Protocolos que exigen que el Tribunal continúe el examen de la
demanda (artículo 37.1 in fine)). Sobre la validez de una autorización para actuar, véase Aliev
c. Georgia, §§ 44-49; sobre la veracidad de una demanda, véase Velikova c. Bulgaria, §§ 48-52.
61. Como regla general, los padres representan a sus hijos menores ante el Tribunal. La legitimación
como progenitor natural basta para otorgarle el poder de representación necesario para demandar
ante el Tribunal en nombre del menor con el fin de proteger también los intereses de este, incluso -
o, de hecho, en especial- si el progenitor entra en conflicto con las autoridades y critica sus
decisiones y su comportamiento por falta de coherencia con los derechos garantizados por el
Convenio (Iosub Caras c. Rumanía, § 21). En cualquier caso, el criterio clave en relación con las
cuestiones del locus standi es el riesgo de que no se pongan en su conocimiento los intereses de los
menores y se les deniegue la protección efectiva de sus derechos en virtud del Convenio (Strand
Lobben y otros c. Noruega [GS], § 157). En los asuntos derivados de disputas entre los progenitores,
en principio el progenitor con derecho a la custodia y, por tanto, responsable de salvaguardar los
intereses del menor, está legitimado para actuar en su nombre (Hromadka y Hromadkova c. Rusia,
nº 22909/10, § 119, de 11 de diciembre de 2014; Y.Y. e Y.Y.c. Rusia, § 43). No obstante, la situación
puede cambiar si el Tribunal identifica intereses en conflicto entre los padres y el menor en el caso
que se le presenta, por ejemplo, si se ha producido un grave abandono del niño por parte de los
padres (Strand Lobben y otros c. Noruega [GS], § 158, y E.M. y otros c. Noruega, §§ 64-65; comparar
y contrastar con Pedersen y otros c. Noruega , § 45).
65. En el asunto L.R. c. Macedonia del Norte (examinado con arreglo al artículo 3), el demandante
tenía un tutor legal que podría haber proporcionado a la asociación el poder necesario para
representar al demandante ante el Tribunal. Sin embargo, el tutor del demandante fue acusado de
incumplir su responsabilidad de proteger los intereses del demandante tanto ante las autoridades
nacionales como ante el Tribunal. En consecuencia, no cabía esperar que la persona que
supuestamente participó en la presunta negligencia general del demandante con la violación de sus
derechos en virtud del artículo 3 presentara una queja por estos motivos ante el Tribunal (§ 50). Por
otra parte, la asociación que representaba al demandante le visitó poco después de que se hiciera
público su caso, se puso en contacto con diversas autoridades sobre su situación, presentó sin
demora la denuncia penal ante el fiscal y continuó con el asunto, llevándolo hasta las más altas
instancias fiscales. En consecuencia, el Tribunal aceptó excepcionalmente la legitimación de la
asociación para actuar en nombre del demandante (§§ 51-53).
66. En el asunto Association Innocence en Danger y Association Enfance et Partage c. Francia
(examinado con arreglo al artículo 3 y el artículo 13 puesto en relación con el artículo 3), el Tribunal
aceptó la legitimación de dos asociaciones de protección de la infancia para actuar en nombre de
una niña que falleció como consecuencia de los malos tratos infligidos por sus padres (§§ 119-131).
La existencia de herederos o representantes legales conocidos de la niña (sus padres condenados
por malos tratos, tres hermanos. una hermana y una tía) no impidió al Tribunal conceder la
legitimación a las asociaciones demandantes, en vista de las circunstancias excepcionales del caso.
67. Por el contrario, en el asunto Bulgarian Helsinki Committee c. Bulgaria (dec.), el Tribunal no
aceptó la condición de víctima de la asociación demandante que actuaba en nombre de los menores
fallecidos en centros para menores con discapacidad intelectual porque la asociación demandante
nunca tuvo contacto con los menores antes de su muerte y no contó con legitimación formal en el
procedimiento interno (§ 59); vése también, Nencheva y otros c. Bulgaria, § 93, en el que el Tribunal
no aceptó la condición de víctima de la asociación demandante que actuaba en nombre de las
víctimas directas, señalando que no había llevado el caso ante los tribunales internos y también que
los hechos denunciados no tenían ninguna repercusión en sus actividades, ya que la asociación pudo
seguir trabajando en la consecución de sus objetivos.
68. Ninguna disposición del Convenio permite a un tercero interviniente representar a otra persona
ante el Tribunal (Lambert y otros c. Francia [GS], § 110).
1. Principios y ejemplos
69. El derecho de demanda ante el Tribunal es absoluto y no admite restricción. Este principio
conlleva la libertad de comunicarse con las instituciones del Convenio (para la correspondencia
durante la detención, véase Peers c. Grecia, § 84; Kornakovs c. Letonia, §§ 157 et seq.). Al respecto,
véase también el Acuerdo Europeo de 1996 relativo a las personas que participan en los
procedimientos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (CETS nº 161).
70. Las autoridades nacionales se abstendrán de ejercer cualquier forma de presión sobre los
demandantes para que retiren o modifiquen sus quejas. Según el Tribunal, las presiones pueden
adoptar la forma de coacciones directas y actos flagrantes de intimidación con respecto a los
demandantes o posibles demandantes, sus familias o sus representantes legales, pero también actos
o contactos indirectos indebidos (Mamatkulov y Askarov c. Turquía [GS], § 102). El Tribunal examina
el efecto disuasorio sobre el ejercicio del derecho de petición individual (Colibaba c. Moldovia, § 68).
El incumplimiento por parte del Gobierno demandado de su obligación procesal conforme al artículo
34 no requiere necesariamente que la supuesta injerencia haya restringido realmente el ejercicio del
derecho de petición individual, o haya tenido un impacto apreciable sobre aquel. Se aplicarán las
obligaciones procesales previstas en los artículos 34 y 38 del Convenio con independencia del
resultado final del procedimiento, y de forma que se evite cualquier efecto disuasorio real o
potencial sobre los demandantes o sus representantes (Mehmet Ali Ayhan y otros c. Turquía, § 41).
71. En algunas circunstancias, el Tribunal puede plantear de oficio la cuestión de si el demandante
ha sufrido algún tipo de intimidación que ha supuesto un obstáculo para el ejercicio efectivo de su
derecho de petición individual. (Lopata c. Rusia, § 147).
72. Se tendrá en cuenta la vulnerabilidad del demandante y el riesgo de que las autoridades puedan
influir en él (Iambor c. Rumanía (no. 1), § 212). Los demandantes pueden ser especialmente
vulnerables si están en prisión preventiva y se han impuesto restricciones al contacto con su familia
o con el mundo exterior (Cotleţ c. Rumanía, § 71).
73. Algunos ejemplos relevantes:
sobre investigaciones realizadas por parte de las autoridades en relación con la demanda:
Akdivar y otros c. Turquía, § 105; Tanrıkulu c. Turquía [GS], § 131;
amenazas de procesos penales contra el abogado del demandante: Kurt c. Turquía,
§§ 159-65; denuncia de las autoridades contra el abogado en el procedimiento interno:
McShane c. Reino Unido, § 151; medidas disciplinarias y de otro tipo contra los abogados
del demandante: Khodorkovskiy y Lebedev c. Rusia, §§ 929-33;
interrogatorio policial del abogado del demandante en relación con la firma del poder de
representación (M.H. y otros c. Croacia, §§ 62, 64, y §§ 325-336); interrogatorio policial de
la demandante y del traductor sobre la reclamación de satisfacción equitativa; Fedotova c.
Rusia, §§ 49-51; sobre una investigación ordenada por el representante del Gobierno:
Ryabov c. Rusia, §§ 53-65;
imposibilidad de que el abogado y el médico del demandante puedan reunirse: Boicenco c.
Moldavia, §§ 158-59;
medidas para limitar los contactos de un demandante con su representante: Shtukaturov c.
Rusia, § 140, en el que la prohibición de recibir visitas de un abogado, así como de
mantener conversaciones telefónicas o intercambiar correspondencia, se consideró
incompatible con las obligaciones del Estado demandado en virtud del artículo 34, y
Zakharkin c. Rusia, §§ 157-60, en el que se limitó el contacto del demandante con su
representante ante el Tribunal porque el representante en cuestión no ejercía
profesionalmente como abogado ni pertenecía a ningún colegio de abogados;
asunto en el que º º qsdlas cartas remitidas por los representantes legales a los
demandantes detenidos, conteniendo formularios de autorización que debían
cumplimentar con el fin de presentar y finalizar su demanda ante el Tribunal, fueron
interceptadas: Mehmet Ali Ayhan y otros c. Turquía, §§ 39-45 y cualquier referencia allí
citada;
incumplimiento de la confidencialidad de las conversaciones entre el demandante y su
abogado en una sala de reuniones: Oferta Plus SRL c. Moldavia, § 156;
amenazas por parte de las autoridades penitenciarias: Petra c. Rumanía, § 44;
negativa de las autoridades penitenciarias para remitir una demanda al Tribunal por no
haber agotado los recursos internos: Nurmagomedov c. Rusia, § 61;
presiones a un testigo en un caso ante el Tribunal sobre las condiciones de la detención:
Novinskiy c. Rusia, §§ 119 et seq.;
comentarios disuasorios por parte de las autoridades penitenciarias, así como omisiones y
retrasos injustificados en suministrar al preso material de escritura para mantener
correspondencia y la documentación necesaria para presentar una demanda ante el
Tribunal: Gagiu c. Rumanía, §§ 94 et seq.;
negativa de las autoridades para proporcionar a un demandante encarcelado copia de los
documentos necesarios para presentar una demanda ante el Tribunal: Naydyon c. Ucrania,
§ 68; Vasiliy Ivashchenko c. Ucrania, §§ 107-10;
pérdida por parte de las autoridades penitenciarias de documentos imprescindibles
relacionados con la demanda presentada por el preso ante el Tribunal: Buldakov c. Rusia,
§§ 48-50;
intimidación y presiones por parte de las autoridades hacia un demandante en relación con
la demanda presentada ante el Tribunal: Lopata c. Rusia, §§ 154-60;
74. Las circunstancias del caso pueden hacer que la presunta injerencia en el derecho de demanda
individual sea menos grave (Sisojeva y otros c. Letonia (archivo) [GS], §§ 118 et seq.). Véase también
Holland c. Suecia (dec.), en el que el Tribunal consideró que la destrucción de las grabaciones de un
juicio oral, de acuerdo con la legislación sueca, antes de que expirase el plazo de seis meses para
presentar una demanda ante el Tribunal, no impidió al demandante el ejercicio efectivo de su
derecho de petición; Farcaş c. Rumanía (dec.), en el que el Tribunal consideró que la presunta
imposibilidad del demandante discapacitado físico para agotar los recursos internos por falta de
instalaciones especiales que le permitieran acceder a los servicios públicos, no le impidió ejercer de
manera efectiva su derecho de petición; Yepishin c. Rusia, §§ 73-77, en el que el Tribunal consideró
que la negativa de la administración penitenciaria a pagar los gastos de envío de las cartas enviadas
por los presos al Tribunal, no impidió al demandante ejercer de manera efectiva su derecho de
petición; Yam c. Reino Unido, §§ 79-83, en el que el Tribunal consideró que la decisión de las
autoridades nacionales de no divulgar datos in camera porque el Tribunal no lo había solicitado, no
impidió al demandante ejercer de manera efectiva su derecho de petición, ya que se había llevado a
cabo un estudio independiente adecuado de la causa alegada para mantener permanentemente la
confidencialidad.
la información en su poder sin dar una explicación satisfactoria, no sólo puede dar lugar a deducir
injerencias sobre el fundamento de las alegaciones del demandante, sino que también puede
repercutir negativamente en el nivel de cumplimiento por parte del Estado demandado de sus
obligaciones con arreglo al artículo 38 del Convenio (ibid., § 254; Imakayeva c. Rusia, § 200;
Janowiec y otros c. Rusia [GS], § 202).
81. La obligación de aportar las pruebas solicitadas por el Tribunal es vinculante para el Gobierno
demandado desde que se formula dicha solicitud, ya sea mediante la comunicación inicial de una
demanda al Gobierno o en una fase posterior del procedimiento (ibid., § 203; Enukidze y Girgvliani
c. Georgia, § 295; Bekirski c. Bulgaria, §§ 111-13). Es un requisito fundamental que la documentación
solicitada se remita en su totalidad, a petición del Tribunal, y que se justifique adecuadamente
cualquier omisión (Janowiec y otros c. Rusia [GS], § 203). Además, cualquier documentación
solicitada debe remitirse con prontitud, y siempre dentro del plazo fijado por el Tribunal, ya que un
retraso sustancial e inexplicable puede conducir al Tribunal a considerar poco convincentes las
explicaciones del Estado demandado (ibid.).
82. El Tribunal ya ha declarado con anterioridad que el incumplimiento por parte del Gobierno
demandado de los requisitos del artículo 38 en aquellos casos en los que no facilitó explicación
alguna para negarse a presentar la documentación solicitada (véase, por ejemplo, Maslova y
Nalbandov c. Rusia, §§ 128-29) o remitió una copia incompleta o distorsionada al tiempo que se
negaba a presentar el documento original para su comprobación por el Tribunal (véase, por ejemplo,
Trubnikov c. Rusia, §§ 50-57).
83. Si el Gobierno aduce motivos de confidencialidad o seguridad para no remitir la documentación
solicitada, el Tribunal deberá asegurarse de que existen motivos razonables y sólidos para considerar
dicha documentación como secreta o confidencial (Janowiec y otros c. Rusia [GS], § 205). En relación
con la falta de revelación de un informe clasificado al Tribunal: ibid., §§ 207 et seq.; Nolan y K. c.
Rusia, §§ 56 et seq.
En cuanto a la relación entre los artículos 34 y 38, véase Bazorkina c. Rusia, §§ 170 et seq. y 175. El
artículo 34, al estar concebido para garantizar el funcionamiento efectivo del derecho de demanda
individual, es una especie de lex generalis, mientras que el artículo 38 exige más específicamente a
los Estados que cooperen con el Tribunal.
c. Indagaciones
84. El Estado demandado deberá asimismo cooperar en las indagaciones (artículo 38), ya que le
corresponde proporcionar las “facilidades necesarias” para proceder al examen efectivo de las
demandas (Çakıcı c. Turquía [GS], § 76). Obstaculizar una misión de investigación supone una
violación del artículo 38 (Shamayev y otros c. Georgia y Rusia, § 504).
85. Como indica el propio texto del artículo 35, este requisito se basa en las normas generalmente
reconocidas del derecho internacional. La obligación de agotar los recursos internos forma parte del
derecho internacional consuetudinario, reconocido como tal en la jurisprudencia de la Corte
Internacional de Justicia (véase por ejemplo, el asunto Interhandel (Suiza c. Estados Unidos),
sentencia de 21 de marzo de 1959). Se encuentra asimismo en otros tratados internacionales de
derechos humanos: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 41(1)(c)) y su
Protocolo Facultativo (artículos 2 y 5(2)(b)); la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(artículo 46); y la Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (artículos 50 y 56(5)). El
Tribunal Europeo de Derechos Humanos observó en De Wilde, Ooms y Versyp c. Bélgica que el
Estado puede renunciar al beneficio de la norma de agotar los recursos internos, existiendo una
práctica internacional consolidada al respecto (§ 55).
86. El Tribunal pretende ser subsidiario de los sistemas nacionales de salvaguarda de los derechos
humanos y es conveniente que los tribunales nacionales tengan la oportunidad de determinar
inicialmente las cuestiones relativas a la compatibilidad del derecho interno con el Convenio (A, B y C
c. Irlanda [GS], § 142). No obstante, si posteriormente se presenta una demanda ante Estrasburgo, el
Tribunal debe contar con las opiniones de los tribunales nacionales por estar en contacto directo y
continuo con las fuerzas vivas de sus países (Burden c. Reino Unido [GS], § 42).
87. El artículo 35.1 afecta únicamente a los recursos internos; no exige el agotamiento de los
recursos en el marco de las organizaciones internacionales. Por el contrario, si el demandante
somete el caso a otro procedimiento de investigación o acuerdo internacional, la demanda puede
ser rechazada en virtud del artículo 35.2.(b) del Convenio (véase el punto I.E.). No obstante, el
principio de subsidiariedad puede exigir que se agoten los recursos internos en el marco de los
cuales se requiere una decisión prejudicial del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
(Laurus Invest Hungary KFT y otros c. Hungría (dec.), § 42, en el que una decisión prejudicial del TJUE
orientó a los tribunales nacionales sobre los criterios que debían aplicarse en un caso pendiente
sobre una supuesta violación de los derechos del artículo 1 del Protocolo 1 ). Corresponde al
Tribunal determinar si un organismo concreto tiene carácter nacional o internacional teniendo en
cuenta todos los factores pertinentes, incluidos el carácter jurídico, instrumento fundacional, ámbito
de competencia, posición - en su caso- dentro de un sistema jurídico existente y financiación (Jeličić
c. Bosnia y Herzegovina (dec.); Peraldi c. Francia (dec.)) (véase el punto I.E.).
1. Finalidad de la norma
88. El objetivo que persigue la regla de agotamiento es ofrecer a las autoridades nacionales,
principalmente a los tribunales, la oportunidad de prevenir o corregir las supuestas violaciones del
Convenio (véase el resumen de los principios en Gherghina c. Rumanía (dec.) [GS], §§ 84-89; Mocanu
y otros c. Rumanía [GS], §§ 221 et seq.; Vučković y otros c. Serbia (objeción preliminar) [GS], §§ 69-
77, y otras referencias allí citadas). Se basa en la premisa, recogida en el artículo 13, de que el
ordenamiento jurídico interno proporcionará un recurso efectivo para las violaciones de los
derechos del Convenio. Este es un aspecto importante del carácter subsidiario del mecanismo del
Convenio (Selmouni c. Francia [GS], § 74; Kudła c. Polonia [GS], § 152; Andrášik y otros c. Eslovaquia
(dec.)). Se aplica independientemente de que las disposiciones del Convenio se hayan incorporado al
ordenamiento jurídico interno (Eberhard y M. c. Eslovenia). La regla del agotamiento de los recursos
internos es una parte indispensable en el funcionamiento del sistema de protección en virtud del
Convenio y un principio básico (Demopoulos y otros c. Turquía (dec.) [GS], §§ 69 y 97, Vučković y
otros c. Serbia (objeción preliminar) [GS], §§ 69-77 y otras referencias allí citadas, en especial Akdivar
y otros c. Turquía).
La determinación de si un procedimiento interno supone un recurso efectivo en el sentido del
artículo 35.1, que un demandante debe agotar y que, por tanto, debe ser tenido en cuenta a efectos
del plazo de cuatro meses, depende de una serie de factores, especialmente de la queja del
demandante, del alcance de las obligaciones del Estado en virtud de la disposición concreta del
Convenio, de los recursos disponibles en el Estado demandado y de las circunstancias específicas del
caso (Lopes de Sousa Fernandes c. Portugal [GS], § 134; véase asimismo Kozacıoğlu c. Turquía [GS],
§ 40 y D.H. y otros c. República Checa [GS], § 116).
2. Aplicación de la norma
a. Flexibilidad
89. La regla del agotamiento puede describirse como un formalismo antes que como una norma
inalterable. La Comisión y el Tribunal han insistido con frecuencia en la necesidad de aplicar la regla
con cierto grado de flexibilidad y sin excesivo formalismo, dado el contexto de protección de los
derechos humanos (Ringeisen c. Austria, § 89; Lehtinen c. Finlandia (dec.); Gherghina c. Rumanía
(dec.) [GS], § 87). Por ejemplo, el Tribunal admite que la última etapa de los recursos internos se
alcance tras la presentación de la demanda pero antes de que se haya resuelto en cuanto a su
admisibilidad (Molla Sali c. Grecia [GS], § 90).
La regla del agotamiento no es absoluta ni puede aplicarse automáticamente (Kozacıoğlu c. Turquía
[GS], § 40). Por ejemplo, el Tribunal decidió que sería excesivamente formalista exigir que los
demandantes hicieran uso de un recurso que ni siquiera el más alto tribunal del país les había
obligado a utilizar (D.H. y otros c. República Checa [GS], §§ 116-18). El Tribunal tuvo en cuenta en un
caso los ajustados plazos establecidos para que los demandantes remitiesen su respuesta,
destacando la “premura” con la que habían tenido que presentar sus alegaciones (Financial Times
Ltd y otros c. Reino Unido, §§ 43-44). No obstante, utilizar los recursos disponibles de acuerdo con el
procedimiento interno y cumplir con las formalidades establecidas en la legislación interna son
especialmente importantes cuando están en juego criterios de claridad y seguridad jurídica
(Saghinadze y otros v. Georgia, §§ 83-84).
90. Si bien en principio sería posible aceptar un litigio de interés público por parte de una ONG,
previsto explícitamente por la normativa interna como un medio para defender los intereses de un
colectivo más amplio, como forma de agotar los recursos internos, el litigio de interés público no
puede exonerar a un demandante individual de iniciar su propio procedimiento interno si dicho
litigio no se corresponde exactamente tanto con su situación individual como con sus quejas (Kósa c.
Hungría (dec.), §§ 55-63, en relación con una supuesta discriminación contra niños romaníes). En
Beizaras y Levickas c. Lituania, §§ 78-81, el Tribunal consideró que una organización no
gubernamental, a pesar de no ser demandante ante el Tribunal de Estrasburgo, podía actuar como
representante de los intereses de los demandantes en el proceso penal interno ya que la ONG se
creó para que aquellos que habían sufrido discriminación pudieran ser defendidos incluso ante los
tribunales. El Tribunal también tuvo en cuenta que la representación de los intereses de los
demandantes por parte de la ONG ante la fiscalía y los tribunales internos (dos instancias) nunca se
cuestionó ni impugnó (véase asimismo Gorraiz Lizarraga y otros c. España, §§ 37-39).
e. Existencia e idoneidad
95. Los demandantes están únicamente obligados a agotar aquellos recursos internos que estén
disponibles, en la teoría y en la práctica, en el momento oportuno y que puedan Incoarse
directamente –es decir, recursos que sean accesibles, capaces de proporcionar reparación en cuanto
a las quejas y que ofrezcan expectativas razonables de prosperar (Sejdovic c. Italia [GS], § 46; Paksas
c. Lituania [GS], § 75; véase asimismo la valoración adicional del Tribunal en S.A.S. c. Francia [GS],
§ 61, respecto a las expectativas razonables de éxito de un recurso de casación basado en el artículo
9 del Convenio).
96. No es necesario hacer uso de recursos discrecionales o extraordinarios, por ejemplo, solicitar a
un tribunal que revise su decisión (Çınar c. Turquía (dec.); Prystavska c. Ucrania (dec.)), o solicitar la
reapertura del procedimiento excepto en circunstancias especiales en las que, por ejemplo y con
arreglo al derecho interno, se determina que dicha solicitud constituye, de hecho, un recurso
efectivo (K.S. y K.S. AG c. Suiza, decisión de la Comisión; Shibendra Dev c. Suecia (dec.), §§ 41-43, 45
y 48), o cuando la anulación de una sentencia que haya adquirido firmeza es el único medio por el
que el Estado demandado puede reparar la situación a través de su propio sistema jurídico (Kiiskinen
y Kovalainen c. Finlandia (dec.); Nikula c. Finlandia (dec.); Dinchev c. Bulgaria (dec.), §§ 27-29). Del
mismo modo, un recurso ante una autoridad superior no constituye un recurso efectivo (Horvat c.
Croacia, § 47; Hartman c. República Checa, § 66); ni tampoco un recurso que no sea directamente
accessible para el demandante, sino que depende de la discrecionalidad de un intermediario (Tănase
c. Moldavia [GS], § 122). En particular, en materia penal un recurso ante un superior será efectivo
sólo si no se trata de un mero recurso por razón de jerarquía y si la persona que lo interpone tiene
un derecho individual a que sea examinado (Aspiotis c. Grecia (dec.), § 52, y, a contrario, Belevitskiy
c. Rusia, §§ 59-60). Una queja ante el Ministerio equivale a una queja por razón de jerarquía y no se
considera un recurso efectivo (Polyakh y otros c. Ucrania, § 135; Milovanović c. Serbia, § 104).
Respecto a la eficacia en el caso en cuestión de un recurso que en principio no ha de ser utilizado
(Ombudsman), véase el razonamiento en Egmez c. Chipre, §§ 66-73. Por último, un recurso interno
que no esté sujeto a plazo alguno y que por tanto pueda crear incertidumbre no se considerará
como un recurso efectivo (Williams c. Reino Unido (dec.) y cualquier referencia allí citada; Nicholas c.
Chipre, §§ 38-39).
97. El hecho de que el artículo 35.1 del Convenio exija una demanda individual ante el Tribunal
Constitucional dependerá en gran medida de las características particulares del régimen jurídico del
Estado demandado y del alcance de la competencia de su Tribunal Constitucional (Uzun c. Turquía
(dec.), §§ 42-71 y cualquier referencia allí citada). Por ello, en un Estado en el que dicha competencia
se limita a revisar la constitucionalidad de las disposiciones jurídicas y su compatibilidad con las
disposiciones de superior validez jurídica, los demandantes deberán recurrir al Tribunal
Constitucional sólo si impugnan una disposición de una ley o reglamento por ser en sí misma
contraria al Convenio (Grišankova y Grišankovs c. Letonia (dec.); Liepājnieks c. Letonia (dec.)). No
obstante, no se considerará un recurso efectivo cuando el demandante se queje simplemente de la
aplicación o interpretación errónea de leyes o reglamentos que no sean inconstitucionales per se
(Smirnov c. Rusia (dec.); Szott-Medyńska y otros c. Polonia (dec.); Petrova c. Letonia, §§ 69-70). En
un Estado federal, el Tribunal puede alcanzar conclusiones diferentes en relación con la respectiva
eficacia de las quejas ante el Tribunal Constitucional federal y ante el Tribunal Constitucional de una
entidad federal (Köhler c. Alemania (dec.), §§ 67-74). El Tribunal también tiene en cuenta si una
demanda individual ante el Tribunal Constitucional ha evolucionado con el tiempo para que se
considere que ofrece el tipo de reparación adecuado respecto a una determinada queja (Riđić y
otros c. Serbia, §§ 68-74, en relación con la falta de ejecución de las sentencias dictadas respecto a
las empresas de titularidad colectiva o estatal) y si dicho recurso, que es efectivo en principio,
también lo sería en la práctica debido a la duración de dicho procedimiento (Story y otros v. Malta,
§§ 82-85, respecto a las quejas sobre condiciones de detención en virtud del artículo 3 del
Convenio). Por ejemplo, el Tribunal consideró que un recurso constitucional era un recurso efectivo
tras la revisión por parte del Tribunal Constitucional en casos recientes de la eficacia de las
investigaciones en virtud de los artículos 2 y 3, tomando la jurisprudencia del Tribunal como base
para su evaluación (Kušić y otros c. Croacia (dec.), §§ 104-105). Además, el Tribunal interpreta el
término “recurso” de forma extensa, por lo que deben agotarse aquellas medidas correctoras que
no son recursos en sentido estricto (Dos Santos Calado y otros c. Portugal, § 91, en relación con una
impugnación presentada ante el comité de tres jueces del Tribunal Constitucional contra la decisión
sucinta en cuestión).
98. Cuando un demandante haya interpuesto un recurso que el Tribunal considere inadecuado, el
tiempo empleado en hacerlo no detendrá el transcurso del plazo de cuatro meses, lo que puede
llevar a que dicha demanda sea rechazada por extemporánea (Rezgui c. Francia (dec.), Prystavska c.
Ucrania (dec.)).
f. Disponibilidad y eficacia
99. Deberá garantizarse suficientemente la existencia de recursos no sólo en teoría sino también en
la práctica. Para determinar si un recurso concreto cumple los criterios de disponibilidad y eficacia,
deberán tenerse en cuenta las circunstancias particulares de cada caso (véase la sección 4 infra). La
posición adoptada por los tribunales nacionales debe estar suficientemente consolidada en el
ordenamiento jurídico interno. Por ello, el Tribunal ha sostenido que el recurso a un tribunal
superior deja de ser "efectivo" como consecuencia de las divergencias en la jurisprudencia de dicho
tribunal en la medida en que dichas divergencias sigan existiendo (Ferreira Alves c. Portugal (nº 6),
§§ 27-29).
100. Por ejemplo, el Tribunal ha sostenido que cuando un demandante se queja de las condiciones
de su detención una vez que esta ha finalizado, debe utilizarse un recurso indemnizatorio disponible
y suficiente –es decir, que ofrezca perspectivas razonables de prosperar- de conformidad con el
artículo 35.1 del Convenio (Lienhardt c. Francia (dec.); Rhazali y otros c. Francia (dec.); Ignats c.
Letonia (dec.); J.M.B. y otros c. Francia, § 163). No obstante, si el demandante continúa detenido en
el momento de interponer la demanda, el recurso debe ser capaz de impedir la presunta situación
de continuidad para que sea efectivo (Torreggiani y otros c. Italia, § 50; Neshkov y otros c. Bulgaria,
§§ 181 y 192-93; Vasilescu c. Bélgica, §§ 70 y 128). Normalmente, antes de presentar sus quejas ante
el Tribunal en relación con las condiciones de detención, en primer lugar los demandantes deben
utilizar de forma adecuada el recurso preventivo disponible y eficaz y después, si procede, el recurso
indemnizatorio correspondiente. No obstante, el Tribunal acepta que puede haber casos en los que
el uso de un recurso preventivo, por otro lado eficaz, sería inútil en vista de la brevedad de la
estancia en un demandante en condiciones inadecuadas de detención, y por tanto, la única opción
viable sería un recurso indemnizatorio que permitiera la posibilidad de obtener una reparación por
la detención pasada en dichas condiciones. Este periodo puede depender de muchos factores
relacionados con el modo de funcionamiento del régimen interno de recursos (Ulemek c. Croacia, §§
84-88). En este contexto, el Tribunal ha contemplado diferentes recursos: véase, por ejemplo,
Petrescu c. Portugal, §§ 81-84, J.M.B. y otros c. Francia, §§ 212-221, y Shmelev y otros c. Rusia (dec.),
§§ 123-131.4
101. Cuando un demandante intenta evitar su expulsión de un Estado Contratante por un supuesto
riesgo de violación de los artículos 2 o 3 en un tercer Estado, un recurso solo es efectivo si tiene
efectos suspensivos (en relación con las quejas del artículo 3 y el artículo 4 del Protocolo 4, véase
M.K. y otros c. Polonia, §§ 142-148, y cualquier referencia allí citada). Por el contrario, cuando un
recurso tiene efectos suspensivos, normalmente se exigirá al demandante que agote dicho recurso.
La revisión judicial, siempre que esté disponible y su solicitud funcione como un impedimento para
la expulsión, debe considerarse como un recurso efectivo que, en principio, los demandantes
deberán agotar antes de presentar una demanda ante el Tribunal o incluso, antes de solicitar
medidas cautelares para aplazar una expulsión con arreglo a la Regla 39 del Reglamento del Tribunal
(NA c. Reino Unido, § 90; A.M. c. Francia, §§ 64 y 79).
102. En el contexto del artículo 5 del Convenio, los recursos preventivos e indemnizatorios son
complementarios. Un recurso que no ofrezca la posibilidad de excarcelación no puede considerarse
un recurso efectivo mientras dure la privación de libertad. No obstante, cuando el demandante
reclame haber sido detenido infringiendo el ordenamiento jurídico interno pero la detención ha
finalizado, una demanda de indemnización que permita reconocer la presunta violación y la
concesión de una indemnización, es en principio un recurso efectivo que debe interponerse si se ha
adecuada en relación con dicha queja (Hambardzumyan c. Armenia, §§ 40-44 y cualquier referencia
allí citada; Zubkov y otros c. Rusia, § 88).
109. En el contexto de un presunto abuso de poder contrario al artículo 1 del Protocolo 1
(demolición forzosa de un edificio por parte de las autoridades municipales) el Tribunal sostuvo que
el procedimiento penal con una reclamación económica equivalía a un remedio efectivo, teniendo
en cuenta la relación directa entre la determinación de la legalidad de la demolición en cuestión y la
posibilidad de reparación económica para los demandantes por la supuesta violación de sus
derechos de propiedad (FINE DOO y otros c. Macedonia del Norte (dec.), § 35).
110. El Tribunal debe tener en cuenta de forma realista no sólo los recursos formales disponibles en
el ordenamiento jurídico interno, si no también el contexto jurídico y político general en el que
operan y las circunstancias personales del demandante (Akdivar y otros c. Turquía, §§ 68-69;
Khashiyev y Akayeva c. Rusia, §§ 116-117; Chiragov y otros c. Armenia [GS], § 119; Sargsyan c.
Azerbajan [GS], §§ 117-119); Communauté genevoise d’action syndicale (CGAS) c. Suiza, §§ 55-59).
Deberá examinar si, en todas las circunstancias del caso, el demandante hizo todo lo que podría
esperarse de forma razonable para agotar los recursos internos (D.H. y otros c. República Checa
[GS], §§ 116-122). Por ejemplo, un demandante no ha agotado los recursos internos si no ha
utilizado el recurso –que evidentemente no se considere
inútil –propuesto por el tribunal nacional que le orientó sobre las medidas concretas que debía
tomar (P. c. Ucrania (dec.), §§ 52-55). En un asunto en el que la ejecución de una sentencia
ordenando el realojamiento urgente se retrasó y se llevó a cabo tras el plazo establecido, una acción
por daños y perjuicios contra el Estado para impugnar la prolongada falta de ejecución de la
sentencia puede considerarse un recurso efectivo aunque se haya ejecutado tras la presentación de
la demanda ante el Tribunal (Bouhamla c. Francia (dec.), §§ 35-44).
111. Cabe señalar que las fronteras, de hecho o de derecho, no suponen per se un obstáculo para el
agotamiento de los recursos internos; por regla general, los demandantes que residen fuera de la
jurisdicción de un Estado contratante no están exentos de agotar los recursos internos en el ámbito
de dicho Estado, a pesar de los inconvenientes prácticos o las comprensibles reticencias personales
(Demopoulos y otros c. Turquía (dec.) [GS], §§ 98 y 101, en relación con los demandantes que no se
sometieron de forma voluntaria a la jurisdicción del Estado demandado).
Imponer una multa basada en el resultado de un recurso cuando no se alega abuso procesal excluye
el recurso de aquellos que deben agotarse (Prencipe c. Mónaco, §§ 95-97).
En situaciones que plantean dudas legítimas respecto a la imparcialidad de un juez en virtud del
artículo 6 del Convenio, puede no ser necesario que un demandante recuse al juez sino que en su
lugar el juez sea apartado del caso cuando el ordenamiento jurídico interno lo requiera (Škrlj c.
Croacia, §§ 43-45 y cualquier referencia allí citada). Si no se dispone de otro recurso porque el
demandante alega una violación del artículo 6.1 del Convenio en base a la falta de imparcialidad de
la autoridad judicial en la última instancia del sistema jurídico interno, el principio de subsidiariedad
podrá exigir a los demandantes una especial diligencia en el cumplimiento de su obligación de agotar
los recursos internos (por ejemplo, solicitar la remoción del juez en cuestión). Lógicamente, estas
consideraciones sólo se aplican si el demandante conocía o podía conocer la composición del
tribunal en cuestión (Croatian Golf Federation c. Croacia, §§ 110-120, y cualquier referencia allí
citada).
Por regla general, el requisito de agotamiento de los recursos internos, incluida la opción de reabrir
el procedimiento, no se aplica a las demandas de satisfacción equitativa planteadas en virtud del
artículo 41 del Convenio (Jalloh c. Alemania [GS], § 129; S.L. y J.L. c. Croacia (satisfacción equitativa),
§ 15).
debería ser capaz de demostrar la eficacia práctica de un recurso con ejemplos de jurisprudencia
interna, el Tribunal reconoce que esto puede ser más difícil en jurisdicciones menores, donde el
número de casos de un tipo específico puede ser inferior al de jurisdicciones con mayor volumen
(Aden Ahmed c. Malta, § 63; M.N. y otros v. San Marino, § 81).
En principio, las decisiones citadas deberían haber sido dictadas antes de interponer la demanda
(Norbert Sikorski c. Polonia, § 115, Dimitar Yanakiev c. Bulgaria (nº 2), §§ 53 y 61), y ser pertinentes
para el caso concreto (Sakhnovskiy c. Rusia [GS], §§ 43-44); véanse sin embargo, los principios
(citados más abajo) en relación con la creación de un nuevo recurso mientras el procedimiento está
pendiente ante el Tribunal.
114. Si el Gobierno argumenta que el demandante podría haber invocado directamente el Convenio
ante la jurisdicción interna, el grado de certeza de dicho recurso deberá poder demostrarse con
ejemplos concretos (Slavgorodski c. Estonia (dec.)). Lo mismo se aplica a un supuesto recurso
basado directamente en determinadas disposiciones generales de la Constitución nacional
(Kornakovs c. Letonia, § 84).
115. El Tribunal ha sido más receptivo a estos argumentos siempre que el legislador nacional ha
incorporado un recurso concreto para abordar la duración excesiva del procedimiento judicial
(Brusco c. Italia (dec.); Slaviček c. Croacia (dec.)). Véase asimismo Scordino c. Italia (nº 1) [GS],
§§ 136-148. Compárese con Merit c. Ucrania, § 65.
116. Una vez que el Gobierno ha cumplido con su obligación de demostrar la existencia de un
recurso adecuado y eficaz a disposición del demandante, le corresponde a este acreditar que:
ha utilizado el recurso (Grässer c. Alemania (dec.)); o
por algún motivo el recurso fue inadecuado e ineficaz en las circunstancias particulares del
caso (Selmouni c. Francia [GS], § 76; Vučković y otros c. Serbia (objeción preliminar) [GS],
§ 77; Gherghina c. Rumanía (dec.) [GS], § 89; Joannou c. Turquía, §§ 86-87 y §§ 94-106) –
por ejemplo, en el caso de una demora excesiva en llevar a cabo una investigación (Radio
France y otros c. Francia (dec.), § 34), o de un recurso normalmente disponible, como un
recurso de casación, pero que a la vista del enfoque adoptado en casos similares resultaba
ineficaz en las circunstancias del caso (Scordino c. Italia (dec.); Pressos Compania Naviera
S.A. y otros c. Bélgica, §§ 26-27), incluso si las decisiones en cuestión eran recientes (Gas y
Dubois c. Francia (dec.)). Esto también ocurre si el demandante no pudo dirigirse
directamente al tribunal correspondiente (Tănase c. Moldavia [GS], § 122). En
determinadas circunstancias puede haber demandantes en situaciones similares que no
han recurrido al tribunal indicado por el Gobierno, sino que están exentos de hacerlo
porque el recurso interno utilizado por otros ha resultado ineficaz en la práctica, y lo habría
sido igualmente en su caso (Vasilkoski y otros c. la Antigua República Yugoslava de
Macedonia, §§ 45-46; Laska y Lika v. Albania, §§ 45-48). No obstante, esto ocurre en casos
muy concretos (compárese Saghinadze y otros v. Georgia, §§ 81-83); o
existían circunstancias especiales que eximían al demandante de cumplir con dicho
requisito (Akdivar y otros c. Turquía, §§ 68-75; Sejdovic c. Italia [GS], § 55; Veriter c.
Francia, § 60).
117. Uno de estos elementos puede estar constituido por la total pasividad de las autoridades
internas ante las graves acusaciones de conducta indebida o de ocasionar daños por parte de
oficiales estatales, por ejemplo, cuando no han investigado ni han ofrecido asistencia. En dichas
circunstancias, puede decirse que la carga de la prueba se desplaza una vez más, de modo que
corresponde al Gobierno demandado demostrar las acciones emprendidas en respuesta a la
magnitud y gravedad de los asuntos denunciados (Demopoulos y otros c. Turquía (dec.) [GS], § 70).
118. Las meras dudas del demandante respecto a la eficacia de un determinado recurso no le exime
de la obligación de interponerlo (Epözdemir c. Turquía (dec.); Milošević c. Países Bajos (dec.);
Pellegriti c. Italia (dec.); MPP Golub c. Ucrania (dec.); Vučković y otros c. Serbia (objeción preliminar )
[GS], §§ 74 y 84; Zihni c. Turquía (dec.), §§ 23 y 29-30, en relación con los temores del demandante
respecto a la imparcialidad de los jueces del Tribunal Constitucional). Por el contrario, al
demandante le interesa dirigirse al tribunal competente para ofrecerle la oportunidad de ampliar los
derechos existentes mediante su potestad de interpretación (Ciupercescu c. Rumanía, § 169). En un
régimen jurídico que proporciona protección constitucional a los derechos fundamentales,
corresponde al individuo afectado comprobar el alcance de dicha protección y permitir que los
tribunales internos amplíen esos derechos mediante su interpretación (A, B y C c. Irlanda [GS],
§ 142; Vučković y otros c. Serbia (objeción preliminar) [GS], § 84). Sin embargo, cuando el recurso
propuesto en realidad no ofrece perspectivas razonables de éxito, por ejemplo a la vista de la
jurisprudencia interna reiterada, el hecho de que el demandante no lo haya utilizado no es un
obstáculo para su admisibilidad (Pressos Compania Naviera S.A. y otros c. Bélgica, § 27; Carson y
otros c. Reino Unido [GS], § 58).
5. Aspectos procesales
119. El requisito de que el demandante agote los recursos internos se determina habitualmente con
referencia a la fecha de presentación de la demanda ante el Tribunal (Baumann c. Francia, § 47), sin
perjuicio de las excepciones que puedan resultar de las circunstancias particulares del caso (véase el
punto 6 infra). En principio, esto se aplica a una solicitud de medidas cautelares en virtud de la Regla
39 del Reglamento del Tribunal, que puede presentarse ante el Tribunal antes de interponer una
demanda formal (A.M. c. Francia, §§ 65 y 68). No obstante, el Tribunal acepta que la última etapa de
dichos recursos pueda alcanzarse poco después de presentar la demanda pero antes de decidir
sobre su admisibilidad (Molla Sali c. Grecia [GS], § 90; Karoussiotis c. Portugal, § 57; Cestaro c. Italia,
§§ 147-148, en el que el demandante presentó su demanda ante el Tribunal relativa al artículo 3 del
Convenio sin esperar a la sentencia del tribunal de casación, que se presentó un año y ocho meses
después; A.M. c. Francia, §§ 66 y 80, en el que la única etapa en la que se podía garantizar una
medida con efectos suspensivos –una demanda de asilo– se alcanzó tras la presentación de la
demanda ante el Tribunal; Selahattin Demirtaş c. Turquía (no. 2) [GS], §§ 193-194).
120. Cuando el Gobierno pretenda alegar la falta de agotamiento deberá hacerlo, en la medida en
que el carácter de dichas alegaciones y las circunstancias lo permitan, en sus observaciones escritas
u orales sobre la admisibilidad de la demanda, aunque puede haber circunstancias excepcionales
que le eximan de dicha obligación (López Ribalda y otros c. España [GS], § 83; Mooren c. Alemania
[GS], § 57-59 y cualquier referencia allí citada; Svinarenko y Slydanev c. Rusia [GS], §§ 79-83; Blokhin
c. Rusia [GS], §§ 96-98; véase asimismo la Regla 55 del Reglamento del Tribunal). En esta fase, si se
ha notificado la demanda al Gobierno demandado y éste no ha planteado la cuestión sobre la falta
de agotamiento, el Tribunal no podrá examinarla de oficio. El Gobierno deberá alegar explícitamente
su inadmisibilidad sobre la base de la falta de agotamiento de los recursos internos (Navalnyy c.
Rusia [GS], §§ 60-61, en el que el Gobierno demandado únicamente mencionó de soslayo al abordar
el fondo del asunto, que el demandante no había impugnado las medidas controvertidas en el
procedimiento interno; Liblik y others c. Estonia, § 114, en el que el Gobierno indicó otros recursos
disponibles para los demandantes pero no planteó una objeción sobre la falta de agotamiento de los
recursos internos). En Strezovski y otros v. North Macedonia, el Tribunal consideró que no se le
impidió al Gobierno plantear la objeción sobre la falta de agotamiento de los recursos internos a
pesar de haber planteado dicha objeción por primera vez en sus observaciones adicionales, teniendo
en cuenta las especiales circunstancias del caso (la adopción por parte del Tribunal Supremo de un
informe jurídico posterior a las primeras observaciones presentadas por el Gobierno sobre la
admisibilidad y el fondo, §§ 33, 35; véase, por el contrario, Khlaifia y otros c. Italia [GS], § 52). El
Tribunal puede reconsiderar una decisión sobre la admisibilidad de una demanda incluso cuando se
esté decidiendo sobre el fondo y con sujeción a la Regla 55 del Reglamento del Tribunal (O’Keeffe c.
Irlanda [GS], § 108; Muršić c. Croacia [GS], § 69; Merabishvili c. Georgia [GS], § 214).
121. No es extraño que una objeción por falta de agotamiento se acumule al fondo, especialmente
en casos sobre obligaciones o garantías procesales (Nicolae Virgiliu Tănase c. Rumanía [GS], § 103),
por ejemplo en demandas relacionadas con:
El aspecto procesal del artículo 2 (Dink c. Turquía, §§ 56-58; Oruk c. Turquía, § 35; Nicolae
Virgiliu Tănase c. Rumanía [GS], §§ 103-104; Vovk y Bogdanov c. Rusia, § 58);
El aspecto procesal del artículo 3 (Husayn (Abu Zubaydah) c. Polonia, § 337; Al Nashiri c.
Polonia, § 343);
El artículo 5 (Margaretić c. Croacia, § 83);
El artículo 6 (Scoppola c. Italia (nº 2) [GS], § 126);
El artículo 8 (A, B y C c. Irlanda [GS], § 155; Konstantinidis c. Grecia, § 31);
El artículo 13 (Sürmeli c. Alemania [GS], § 78; M.S.S. c. Bélgica y Grecia [GS], § 336; J.M.B. y
otros c. Francia, § 176);
El artículo 1 del Protocolo 1 (S.L. y J.L. c. Croacia, § 53; Joannou c. Turquía, § 63).
del procedimiento en particular deberá actuar sin demoras excesivas y proporcionar un nivel
adecuado de reparación (Scordino c. Italia (no. 1) [GS], §§ 195 y 204-207).
123. Si el Tribunal ha encontrado defectos estructurales o generales en la legislación o la práctica
internas, puede solicitar del Estado que examine la situación y, en caso necesario, adopte medidas
efectivas para evitar que se planteen casos de la misma naturaleza ante el Tribunal (Lukenda c.
Eslovenia, § 98). Puede llegar a la conclusión de que el Estado debe modificar las vías de recurso
existentes o añadir otras nuevas para garantizar una reparación realmente efectiva de las
violaciones de los derechos del Convenio (véanse, por ejemplo, las sentencias piloto en Xenides-
Arestis c. Turquía, § 40; y Burdov c. Rusia (nº 2), §§ 42, 129 et seq. y 140). Deberá prestarse especial
atención a la necesidad de garantizar recursos internos efectivos (véase la sentencia piloto en
Vassilios Athanasiou y otros c. Grecia, § 41).
Cuando el Estado demandado ha introducido un nuevo recurso, el Tribunal ha evaluado si dicho
recurso es efectivo (véase, por ejemplo, Robert Lesjak c. Eslovenia, §§ 34-55; Demopoulos y otros c.
Turquía (dec.) [GS], § 87; Xynos c. Grecia, §§ 37 y 40-51; Preda y otros c. Rumanía, §§ 118-133). El
Tribunal lo hace examinando las circunstancias de cada caso; su conclusión sobre si el nuevo marco
legislativo es efectivo o no deberá basarse en su aplicación práctica (Nogolica c. Croacia (dec.);
Rutkowski y otros c. Polonia, §§ 176-186). No obstante, ni la falta de implementación de práctica
judicial o administrativa alguna respecto a la aplicación de dicho marco, ni el riesgo de que los
procedimientos puedan prolongarse considerablemente, puede en sí mismo hacer que el nuevo
recurso sea ineficaz (Nagovitsyn y Nalgiyev c. Rusia (dec.), § 30).
124. Si el Tribunal considera que el nuevo recurso es efectivo significa que este será utilizado por
otros demandantes en casos similares, siempre que la acción no haya prescrito (Grzinčič c. Eslovenia,
§§ 102-110; İçyer c. Turquía (dec.), §§ 74 et seq.; Stella y otros c. Italia (dec.), §§ 65-68; Preda y otros
c. Rumanía, §§ 134-42; Muratovic c. Serbia (dec.), §§ 17-20; Beshiri y otros v. Albania (dec.), §§ 177 y
216-218).
Lo anterior se refiere a los recursos internos disponibles tras la presentación de las demandas. La
evaluación sobre la existencia de circunstancias excepcionales que obliguen a los demandantes a
hacer uso de dicho recurso tendrá en cuenta, en particular, la naturaleza de la nueva legislación
interna y el contexto en el que se introdujo (Fakhretdinov y otros c. Rusia (dec.), § 30). En ese caso,
el Tribunal sostuvo que el recurso interno efectivo implantado tras una sentencia piloto en la que se
ordenó su introducción, debía utilizarse antes de que los demandantes pudieran recurrir ante el
Tribunal.
El Tribunal también ha tenido en cuenta el hecho de que el Estado se enfrentaba a una situación
excepcionalmente difícil y compleja, que implicaba una elección sobre qué obligaciones materiales y
morales debían cumplirse, al tiempo que se refería al amplio margen de apreciación de las
autoridades en situaciones que implicaban un sistema legislativo de gran alcance pero controvertido
por el significativo impacto económico en el conjunto del país (Beshiri y otros c. Albania (dec.), §
194, en relación con un nuevo recurso que trata de la persistente falta de ejecución de decisiones
definitivas concediendo indemnizaciones por propiedades expropiadas durante el régimen
comunista, introducido en respuesta a una sentencia piloto).
El Tribunal ha señalado que está dispuesto a cambiar su criterio en cuanto a la eventual eficacia del
recurso introducido tras una sentencia piloto en caso de que la práctica de las autoridades internas
demuestre a largo plazo que la nueva legislación no se aplica conforme a la sentencia piloto y a las
normas generales del Convenio (Muratovic c. Serbia (dec.), §§ 17-20; Beshiri y otros c. Albania (dec.),
§ 222).
El Tribunal también ha fijado las condiciones de aplicación del artículo 35.1 de acuerdo con la fecha
de la demanda (Fakhretdinov y otros c. Rusia (dec.), §§ 31-33; Nagovitsyn y Nalgiyev c. Rusia (dec.),
§§ 29 et seq. y 40-41).
1. Objetivo de la regla
125. El objetivo principal de la regla de los cuatro meses es preservar la seguridad jurídica
garantizando que aquellos asuntos que plantean cuestiones en el marco del Convenio se examinan
en un plazo razonable, así como evitar que las autoridades y otras personas afectadas se mantengan
en un estado de incertidumbre durante un largo periodo de tiempo (Mocanu y otros c. Rumanía
[GS], § 258; Lopes de Sousa Fernandes c. Portugal [GS], § 129). Permite asimismo que el demandante
potencial disponga de tiempo para considerar si presenta la demanda y, en caso afirmativo, decidir
sobre las quejas y argumentos específicos que va a plantear, facilitando la determinación de los
hechos, ya que con el paso del tiempo cualquier examen equitativo de las cuestiones planteadas
resulta problemático (Ramos Nunes de Carvalho e Sá c. Portugal [GS], §§ 99-101; Sabri Güneş c.
Turquía [GS], § 39).
126. La regla marca el límite temporal de la supervisión ejercida por el Tribunal e indica, tanto a los
particulares como a las autoridades, el plazo más allá del cual dicha supervisión ya no es posible
(Radomilja y otros c. Croacia [GS], § 138). Ello obedece al deseo de las Altas Partes Contratantes de
evitar que las sentencias adoptadas en el pasado sean constantemente cuestionadas, lo que supone
una preocupación legítima por el orden, la estabilidad y la paz (Idalov c. Rusia [GS], § 128; Sabri
Güneş c. Turquía [GS], § 40; Lopes de Sousa Fernandes c. Portugal [GS], § 129).
127. La regla de los cuatro meses es una regla de política pública y el Tribunal es competente para
aplicarla de oficio, incluso si el Gobierno no ha planteado esa objeción (Sabri Güneş c. Turquie [GS],
§ 29 ; § 29; Svinarenko y Slydanev c. Rusia [GS], § 85; Blokhin c. Rusia [GS], § 102; Merabishvili
c. Georgia [GS], § 247; Radomilja y otros c. Croacia [GS], § 138).
128. La regla de los cuatro meses no puede obligar a un demandante a presentar su queja ante el
Tribunal antes de que su situación en relación con el asunto se haya resuelto definitivamente a nivel
interno (Varnava y otros c. Turquía [GS], § 157; Lekić c. Eslovenia [GS], § 65; Chapman c. Bélgica
(dec.), § 34). Para una recopilación de los principios relevantes, véase Svinarenko y Slydanev c. Rusia
[GS], § 86.
129. Antes de la entrada en vigor del Protocolo 15 del Convenio (1 de agosto de 2021) el artículo
35.1 se refería a un plazo de seis meses. El artículo 4 del Protocolo 15 ha modificado el artículo 35.1
para reducir el plazo de seis meses a cuatro5. De acuerdo con las disposiciones transitorias del
Protocolo (artículo 8.3), dicha modificación será aplicable únicamente una vez transcurrido un plazo
de seis meses tras la entrada en vigor del Protocolo (a partir del 1 de febrero de 2022) para permitir
que los posibles demandantes sean plenamente conscientes del nuevo plazo. Además, el nuevo
plazo no tiene efectos retroactivos ya que no se aplica a aquellas demandas respecto de las cuales la
5. El artículo 4 del Protocolo 15: en el artículo 35.1 del Convenio, la expresión “en el plazo de seis meses” se
sustituirá por “en el plazo de cuatro meses”.
sentencia definiva, en el sentido el artículo 35.1 del Convenio, se adoptó antes de la fecha de
entrada en vigor de la nueva regla (véase el Informe explicativo del Protocolo 15, § 22).
Aunque las sentencias y decisiones anteriores al Protocolo 15 mencionadas en esta sección se
refieren al “plazo de seis meses” o “regla de los seis meses”, en la presente Guía dichos términos se
han sustituido por los términos “plazo de cuatro meses” y “regla de los cuatro meses”, con el fin de
reflejar el nuevo plazo establecido en el Convenio. Los principios generales de la jurisprudencia del
Tribunal sobre el funcionamiento de la antigua regla siguen siendo válidos para el funcionamiento
del nuevo plazo (Saakashvili c. Georgia (dec.), § 46).
a. Decisión definitiva
130. El plazo de cuatro meses computa desde que la decisión dictada en el procedimiento de
agotamiento de los recursos internos es definitiva (Paul y Audrey Edwards c. Reino Unido (dec.);
Lekić c. Eslovenia [GS], § 65). El demandante deberá haber utilizado de forma ordinaria los recursos
internos susceptibles de ser efectivos y suficientes (Moreira Barbosa c. Portugal (dec.); O’Keeffe c.
Irlanda [GS], §§ 110-113; véase asimismo Călin y otros c. Rumanía, §§ 59-60 y 62-69, en relación con
un recurso con eficacia transitoria). En caso de que exista únicamente una decisión definitiva se
considerará un único procedimiento a efectos del plazo de cuatro meses, incluso si el asunto se
examina dos veces ante los diferentes niveles de jurisdicción (Satakunnan Markkinapörssi Oy y
Satamedia Oy c. Finlandia [GS], § 93). En caso de que un demandante utilice un recurso
aparentemente existente pero posteriormente tiene conocimiento de determinadas circunstancias
que invalidan dicho recurso, a efectos del artículo 35.1 puede considerarse apropiado considerar el
comienzo del plazo de cuatro meses a partir de la fecha en que el demandante conoció o debió
haber tenido conocimiento de dichas circunstancias (Mocanu y otros c. Rumanía [GS], § 260).
131. El Tribunal no tendrá en cuenta los recursos interpuestos que no satisfagan los requisitos del
artículo 35.1 a efectos de establecer la fecha de la “decisión definitiva” o para calcular el punto de
partida para el cómputo de la regla de los cuatro meses (Jeronovičs c. Letonia [GS], § 75; Alekseyev y
otros c. Rusia, §§ 10-16). Únicamente se tendrán en cuenta los recursos ordinarios y efectivos, ya
que un demandante no puede prolongar el plazo estricto impuesto por el Convenio mediante la
presentación de demandas inapropiadas o erróneas ante organismos o instituciones que no posean
facultad ni competencia para ofrecer una reparación efectiva de la queja en cuestión con arreglo al
Convenio (Lopes de Sousa Fernandes c. Portugal [GS], § 132; Fernie c. Reino Unido (dec.)). No
obstante, en el asunto Červenka c. República Checa, en el que el demandante esperó una decisión
del Tribunal Constitucional a pesar de tener dudas sobre la eficacia del recurso, el Tribunal declaró
que no se debía culpar al demandante por haber intentado agotar dicho recurso (§§ 90 y 113-121).
Asimismo, en Polyakh y otros c. Ucrania, el Tribunal sostuvo que, aunque la duración de los
procedimientos en el caso de los demandantes no había sido “razonable”, violando el artículo 6.1,
no consideró que los demandantes tuvieran que haber sido conscientes de que el recurso en
cuestión era ineficaz (debido a la excesiva demora) como para activar el cómputo del plazo de cuatro
meses en cualquier momento anterior al pronunciamiento de la sentencia definitiva (§§ 213-216).
132. Para determinar si un procedimiento interno constituye un recurso efectivo que el
demandante debe agotar y que por tanto deberá tenerse en cuenta a efectos del plazo de cuatro
meses, hay que tener en cuenta una serie de factores, en particular la reclamación del demandante,
el alcance de las obligaciones del Estado en virtud de la disposición específica del Convenio, los
recursos disponibles en el Estado demandado y las circunstancias concretas del caso. Por ejemplo,
será diferente en asuntos sobre el uso ilegal de la fuerza por parte de agentes del Estado en
comparación con casos sobre negligencia médica (Lopes de Sousa Fernandes c. Portugal [GS], §§
b. Punto de partida
135. La regla de los cuatro meses es independiente y debe ser interpretada y aplicada a los hechos
de cada caso concreto, para garantizar el ejercicio efectivo del derecho de petición individual (Sabri
Güneş c. Turquía [GS], §§ 52 y 55). A modo de ejemplo, el Tribunal ha considerado que sería una
interpretación excesivamente formalista del plazo de cuatro meses exigir a un demandante con dos
reclamaciones conexas que presentara dos demandas en fechas diferentes para tener en cuenta
ciertas normas procesales del derecho interno (Sociedad Anónima del Ucieza c. España, §§ 43-45).
i. Conocimiento de la decisión
136. El plazo de cuatro meses comenzará a computar desde la fecha en que el demandante y/o su
representante tengan conocimiento suficiente de la decisión interna definitiva (Koç y Tosun c.
Turquía (dec.)).
137. Corresponde al Estado que invoca el incumplimiento del plazo de cuatro meses determinar la
fecha en la que el demandante tuvo conocimiento de la decisión interna definitiva (Şahmo c.
Turquía (dec.); Belozorov c. Rusia y Ucrania, §§ 93-97).
v. Situación persistente
143. El concepto de “situación persistente” responde a una realidad que opera mediante
actividades continuadas por parte del Estado para convertir a los demandantes en víctimas. La
situación persistente también puede ser un efecto directo de la legislación que tiene un impacto en
la vida privada del demandante (S.A.S. c. Francia [GS], § 110; Parrillo c. Italia [GS], §§ 109-114). El
hecho de que un suceso tenga consecuencias significativas a lo largo del tiempo no significa que éste
haya producido una “situación persistente” (Iordache c. Rumanía, § 49; Călin y otros c. Rumanía,
§§ 58-60).
144. En el caso de repetición de los mismos hechos, la ausencia de cualquier variación destacada en
las condiciones a las que el demandante ha sido sometido de forma rutinaria genera, en opinión del
Tribunal, una “situación persistente” que hace que todo el periodo denunciado sea competencia del
Tribunal (Fetisov y otros c. Rusia, § 75 y cualquier referencia allí citada, en relación con las
6
. Véanse las notas de prensa publicadas por la Secretaría del Tribunal el 16 de marzo y el 9 de abril de 2020.
momento entre el 16 de marzo y el 15 de junio de 2020. El Tribunal sostuvo que la suspensión del
plazo de seis meses durante la fase más crítica de la pandemia mundial podía considerarse legítimo:
esto era, además, coherente con el principio general de derecho internacional público de force
majeure, así como el de contra non valentem agere nulla currit praescriptio, una máxima jurídica
según la cual las prescripciones no pueden discurrir en contra de aquellos incapaces de actuar. De
ello se desprende que si el plazo mencionado comenzaba a contarse o debía expirar durante el plazo
anteriormente mencionado, la anterior Regla de los seis meses debía considerarse
excepcionalmente suspendida durante tres meses naturales (Saakashvili c. Georgia (dec.), §§ 49-
59).
b. Fecha de envío
153. La fecha de presentación de la demanda es la que figura en el matasellos del formulario de
demanda debidamente cumplimentado remitido por el demandante al Tribunal (Regla 47. 6 (a) del
Reglamento del Tribunal; véase asimismo Abdulrahman c. Países Bajos (dec.); Brežec c. Croacia, § 29;
Vasiliauskas c. Lituania [GS], §§ 115-17; J.L. c. Italia*, §§ 73-74).
154. Sólo circunstancias excepcionales - tales como la imposibilidad de determinar cuándo se ha
enviado la demanda - podrían justificar un criterio diferente: por ejemplo, tomar la fecha del
formulario de demanda o, en su defecto, la fecha de su recepción en la Secretaría del Tribunal como
fecha de presentación (Bulinwar OOD y Hrusanov c. Bulgaria, §§ 30-32).
155. Los demandantes no serán considerados responsables del retraso de cualquier tipo que pueda
afectar a su correspondencia con el Tribunal durante su traslado (Anchugov y Gladkov c. Rusia,
§ 70).
d. Calificación de la reclamación
157. Una demanda se caracteriza por los hechos alegados en ella y no simplemente por los
fundamentos o argumentos jurídicos invocados (Scoppola c. Italia (nº 2) [GS], § 54); Radomilja y
otros c. Croacia [GS], §§ 110-126). En virtud del principio jura novit curia, el Tribunal no está
vinculado por los fundamentos jurídicos alegados por el demandante en el marco del Convenio y sus
Protocolos, y está facultado para decidir sobre la calificación jurídica de los hechos de una demanda,
examinándola con arreglo a los artículos o disposiciones del Convenio distintos de los invocados por
el demandante (Navalnyy c. Rusia [GS], §§ 62-66, donde el Tribunal observó que los elementos de
hecho de las reclamaciones en virtud del artículo 18 estaban presentes en todas las demandas
iniciales, aunque el demandante sólo había invocado esta disposición en dos de ellas, y por tanto
desestimó la objeción del Gobierno de que parte de dicha reclamación se interpuso de forma
extemporánea, es decir, durante el procedimiento ante la Gran Sala). Para presentar una queja e
interrumpir el plazo de cuatro meses es necesario indicar la base fáctica de la reclamación y la
naturaleza de la supuesta violación del Convenio. Los demandantes deben exponer las quejas y
proporcionar información suficiente para permitir al Tribunal determinar la naturaleza y alcance de
la demanda. Las frases ambiguas o las palabras aisladas no bastan para admitir que se ha planteado
una queja concreta (Ilias y Ahmed c. Hungría [GS], §§ 82-85 y cualquier referencia allí citada).
A este respecto, la Regla 47.1 e) y f) del Reglamento del Tribunal establece que todas las demandas
deben contener, entre otros aspectos, una exposición concisa y legible de los hechos y de las
supuestas violaciones del Convenio, así como los argumentos pertinentes. Según la Regla 47.1.f) y
2.a) del Reglamento del Tribunal, a la hora de establecer la naturaleza y el alcance de las quejas
presentadas, no se puede esperar que el Tribunal tenga en cuenta cualquier otra documentación
que no sea la exposición concisa y legible de las supuestas violaciones del Convenio descritas por el
demandante (Rustavi 2 Broadcasting Company Ltd y otros c. Georgia, §§ 244-246).
e. Reclamaciones posteriores
158. Respecto a las reclamaciones no incluidas en la demanda inicial, el cómputo del plazo de cuatro
meses no se interrumpe hasta la fecha en que la reclamación se presenta por primera vez ante el
Tribunal (Allan c. Reino Unido (dec.)).
159. Un demandante puede aclarar o ampliar los hechos presentados inicialmente, pero si tales
acciones equivalen de hecho a plantear quejas nuevas y distintas, estas quejas deberán cumplir los
requisitos de admisibilidad, incluida la regla de los cuatro meses (Radomilja y otros c. Croacia [GS],
§§ 122 y 128-139). Las quejas planteadas tras la expiración del plazo de cuatro meses solo podrán
ser examinadas si realmente no se trata de quejas distintas, sino simplemente de nuevos aspectos o
nuevos argumentos en apoyo de las quejas iniciales planteadas dentro del plazo para ello
(Merabishvili c. Georgia [GS], § 250; Sâmbata Bihor Greco-Catholic Parish c. Rumanía (dec.)).
160. El mero hecho de que el demandante haya invocado el artículo 6 en su demanda no es
suficiente para que se incluya cualquier queja presentada posteriormente en virtud de dicha
disposición cuando no se ha indicado inicialmente la base fáctica de la queja y la naturaleza de la
supuesta violación (Ramos Nunes de Carvalho e Sá c. Portugal [GS], §§ 102-106; Allan c. Reino Unido
(dec.); Adam y otros c. Alemania (dec.)). Asimismo, una reclamación en virtud del artículo 14 deberá
indicar al menos la persona o grupo de personas respecto a las cuales el demandante afirma haber
sido tratado de forma diferente, así como el motivo de la diferencia supuestamente aplicada. El
Tribunal no puede aceptar que el mero hecho de haber incluido una queja en virtud del artículo 14
del Convenio en el formulario de demanda sea suficiente para incluir todas las quejas presentadas
posteriormente en virtud de dicha disposición (Fábián c. Hungría [GS], § 96).
161. La presentación de documentación proveniente de procedimientos internos no es suficiente
para poder incluir cualquier queja posterior basada en dichos procedimientos. Es necesario alguna
indicación, aunque sea breve, de la naturaleza de la supuesta violación del Convenio para poder
incluir una queja y por tanto interrumpir el transcurso del plazo de cuatro meses (Božinovski c. la
Antigua República Yugoslava de Macedonia (dec.)).
5. Situaciones especiales
deficiencias en la investigación inicial (Tsalikidis y otros c. Grecia, § 52, donde transcurrieron más de
cinco años entre dos fases de una investigación penal preliminar).
C. Demanda anónima
1. Demanda anónima
174. Una demanda ante el Tribunal se considera anónima cuando el expediente no contiene ningún
elemento que permita al Tribunal identificar al demandante (“Blondje” c. Países Bajos (dec.)).
Ninguno de los formularios o documentos presentados contiene una mención al nombre del
demandante si no sólo una referencia y un alias y el poder se firma con una “X”: no se ha revelado la
identidad del demandante.
175. El Tribunal ha declarado inadmisible por ser incompatible ratione personae (y no por razones de
anonimato) las demandas presentadas por un colectivo de personas cuyos nombres y/o apellidos, e
incluso a veces su género, tal y como se indica en la demanda, eran diferentes de aquellas que
aparecían en los procedimientos internos, lo que dificultaba excesivamente averiguar su identidad
(Mastilović y otros c. Montenegro, §§ 35-36)
176. Una demanda presentada por una asociación en nombre de personas no identificadas, en la
que la asociación no pretende ser ella misma la víctima si no que denuncia una violación del derecho
al respeto a la vida en nombre de personas no identificadas, convirtiéndose de esta manera en los
demandantes a los que declaraban representar, fue considerada anónima (Federation of French
Medical Trade Unions y National Federation of Nurses c. Francia, decisión de la Comisión).
2. Demanda no anónima
177. El artículo 35.2.a) del Convenio no se aplicará cuando los demandantes hayan presentado
información fáctica y jurídica que permita al Tribunal identificarlos y determinar su relación con los
hechos en cuestión y la queja planteada (Sindicatul Păstorul cel Bun c. Rumanía [GS], § 71).
7. Una demanda “anónima” en el sentido del artículo 35.2. a) del Convenio debe diferenciarse de la cuestión
sobre la falta de divulgación pública de la identidad de un demandante como excepción a la norma general de
acceso público a la información en los procedimientos seguidos ante el Tribunal, y de la cuestión sobre la
confidencialidad ante el Tribunal (véanse las Reglas 33 y 47.4 del Reglamento del Tribunal y las Instrucciones
prácticas unidas a aquel).
178. Demandas presentadas con nombres ficticios: individuos que utilizan seudónimos y relatan al
Tribunal que el contexto de un conflicto armado les obliga a no revelar sus nombres reales para
proteger a sus familiares y amigos. El Tribunal no consideró que la demanda fuera anónima ya que
“detrás de las tácticas de ocultación de sus identidades reales por razones comprensibles había
personas reales identificables por una serie significativa de indicios, además de sus nombres” y “la
existencia de un vínculo suficientemente estrecho entre los demandantes y los hechos en cuestión
(Shamayev y otros c. Georgia y Rusia (dec.)); véase asimismo la sentencia en Shamayev y otros,
§ 275.
179. No se han rechazado por anónimas las demandas presentadas por una entidad religiosa o una
asociación con fines religiosos y filosóficos cuya identidad no se revela (artículos 9, 10 y 11 del
Convenio): véase Omkarananda y Divine Light Zentrum c. Suiza, decisión de la Comisión.
D. Esencialmente la misma
180. Se inadmitirá cualquier demanda en virtud del artículo 35.2.b) del Convenio cuando sea
esencialmente igual a un asunto que ya haya sido examinado por el Tribunal o por otro
procedimiento de investigación o acuerdo internacional y no contenga hechos nuevos.
183. El Tribunal examina si las dos demandas presentadas por los demandantes se refieren
esencialmente a las mismas personas, hechos y quejas (Vojnović c. Croacia (dec.), § 28; Verein gegen
Tierfabriken Schweiz (VgT) c. Suiza (no. 2) [GS], § 63; Amarandei y otros c. Rumanía, §§ 106-111;
Leon Madrid c. España, § 44). Con el fin de establecer si una demanda o una queja es esencialmente
la misma en términos del artículo 35.2.b) del Convenio, la queja siempre se califica por los hechos
alegados (Radomilja y otros c. Croacia [GS], § 120).
184. Una demanda interestatal no priva a las demandas individuales de la posibilidad de interponer
o hacer valer sus propias reclamaciones (Varnava y otros c. Turquía [GS], § 118; Shioshvili y otros c.
Rusia, §§ 46-47).
185. Por lo general, una demanda no se ajustará a esta disposición cuando contenga la misma base
fáctica que una demanda anterior. No es suficiente con que un demandante alegue hechos nuevos si
se limita únicamente a apoyar sus anteriores quejas con nuevos argumentos jurídicos (I.J.L. c. Reino
Unido (dec.); Mann c. Reino Unido y Portugal (dec.)), o proporciona información adicional sobre
ordenamiento jurídico interno que no puede modificar los motivos por los que se desestimó su
demanda anterior (X. c. Reino Unido, decisión de la Comisión de 10 de julio 1981). Para que el
Tribunal examine una demanda basada en los mismos hechos que una demanda anterior, el
demandante deberá plantear realmente una nueva reclamación o aportar información nueva que no
haya sido tenido en cuenta con anterioridad por el Tribunal (Kafkaris c. Chipre (dec.), § 68). Los
hechos nuevos deben ser informaciones fácticas novedosas, que podrán incluir cambios
significativos en el derecho interno aplicable (Ekimdzhiev y otros c. Bulgaria, § 255). La evolución
jurisprudencial del Tribunal no es un “hecho nuevo” a efectos del artículo 35.2. b) (Harkins c. Reino
Unido (dec.) [GS], §§ 50 y 55-56).
186. Los órganos del Convenio comprobaron que la demanda o la reclamación no era esencialmente
la misma que una demanda anterior en Nobili Massuero c. Italia (dec.); Riener c. Bulgaria, § 103;
Chappex c. Suiza, decisión de la Comisión; Yurttas c. Turquía, §§ 36-37; Sadak c. Turquía, §§ 32-33;
Amarandei y otros c. Rumanía, §§ 106-112; Tsalikidis y otros c. Grecia, §§ 56-58; Volodina c. Rusia
(nº 2), §§ 37-40; Ekimdzhiev y otros c. Bulgaria, §§ 253-255). Por el contrario, comprobaron que la
demanda o la reclamación era esencialmente la misma en Moldovan y otros c. Rumanía (dec.);
Hokkanen c. Finlandia, decisión de la Comisión; Adesina c. Francia, decisión de la Comisión;
Bernardet c. Francia, decisión de la Comisión; Gennari c. Italia (dec.); Manuel c. Portugal (dec.).
E. Demanda abusiva
1. Definición general
195. El concepto “abusiva” en el sentido del artículo 35.3.a) debe entenderse en su sentido
ordinario según la teoría general del derecho, es decir, el ejercicio de un derecho de forma
perjudicial con un fin distinto para el que fue concebido. En consecuencia, cualquier conducta de un
demandante que sea manifiestamente contraria a la finalidad del derecho de petición previsto en el
Convenio y que impida el buen funcionamiento del Tribunal o el desarrollo adecuado del
procedimiento seguido ante él supone una demanda abusiva (Zhdanov y otros c. Rusia, §§ 79-81 y
cualquier referencia allí citada; Miroļubovs y otros c. Letonia, §§ 62 y 65; S.A.S. c. Francia [GS], § 66;
Bivolaru c. Rumanía, §§ 78-82).
196. El Tribunal ha subrayado que rechazar una demanda por ser abusiva es una medida
excepcional (Miroļubovs y otros c. Letonia, § 62). Aquellos casos en los que el Tribunal ha constatado
que la demanda es abusiva pueden agruparse en cinco categorías típicas: información engañosa; uso
de lenguaje ofensivo; incumplimiento de la obligación de mantener la confidencialidad en los
procedimientos sobre acuerdo amistoso; demanda manifiestamente vejatoria o carente de un
objetivo real; y otros supuestos que no pueden enumerarse de forma exhaustiva (S.A.S. c. Francia
[GS], § 67).
2. Engañar al Tribunal
197. Una demanda se considera abusiva sí se basa deliberadamente en hechos falsos con el fin de
engañar al Tribunal (Varbanov c. Bulgaria, § 36; Gogitidze y otros v. Georgia, § 76). Los ejemplos más
graves y flagrantes de dichos abusos son, en primer lugar, la presentación de una demanda con una
identidad falsa (Drijfhout c. Países Bajos (dec.), §§ 27-29), y en segundo lugar, la remisión al Tribunal
de documentos falsos (Jian c. Rumanía (dec.); Bagheri y Maliki c. Países Bajos (dec.); Poznanski y
otros c. Alemania (dec.); Gogitidze y otros v. Georgia, §§ 77-78). En un caso relativo a una detención
en espera de expulsión, el Tribunal consideró que existía una demanda abusiva cuando el
demandante engañó tanto las autoridades nacionales como al Tribunal sobre su nacionalidad (véase
Bencheref c. Suecia (dec.), § 39). El Tribunal también ha considerado abusiva una demanda cuando el
demandante, ante el Tribunal, ha hecho alegaciones fácticas contrarias a su propia testifical en el
procedimiento interno sobre un punto relevante para el resultado del caso (Povilonis c. Lituania
(dec.), §§ 92-101), o cuando los demandantes han utilizado términos vagos e indefinidos con el fin
de que las circunstancias del caso parecieran similares a las de otro caso en el que el Tribunal había
declarado una violación (Kongresna Narodna Stranka y otros c. Bosnia y Herzegovina (dec.), §§ 13 y
15-19).
198. Este tipo de abuso también puede cometerse por omisión, cuando desde el inicio el
demandante no informa al Tribunal de un elemento esencial para el examen del caso (Kerechashvili
v. Georgia (dec.); Martins Alves c. Portugal (dec.), §§ 12-15; Gross c. Suiza [GS], §§ 35-36; Gevorgyan
y otros c. Armenia (dec.), §§ 31-37; Safaryan c. Armenia (dec.), §§ 24-30; compárese con Al-Nashif c.
Bulgaria, § 89; G.I.E.M. S.R.L. y otros c. Italia [GS], § 174; S.L. y J.L. c. Croacia, § 49; Zličić c. Serbia, §§
55-56). No obstante, la información engañosa deberá referirse al núcleo mismo del caso para que el
Tribunal considere que dicha omisión equivale a un abuso de derecho (Bestry c. Polonia, § 44;
Mitrović c. Serbia, §§ 33-34; Shalyavski y otros c. Bulgaria, § 45; Saakashvili c. Georgia (dec.), §§ 64-
65). Cuando un demandante, incumpliendo la Regla 44C.1 del Reglamento del Tribunal, omite
divulgar información relevante, dependiendo de las circunstancias particulares del caso el Tribunal
podrá concluir lo que considere apropiado, incluso el archivo de la demanda en virtud de cualquiera
de los tres subpárrafos del artículo 37.1 del Convenio (Belošević c. Croacia (dec.), §§ 48-49 y §§ 51-
54, y Şeker c. Turquía (dec.), §§ 19-23).
199. Asimismo, si se producen novedades importantes durante el procedimiento seguido ante el
tribunal y, si a pesar de la obligación expresa impuesta por el Reglamento, el demandante no revela
dicha información al Tribunal, impidiendo de esa manera que éste se pronuncia sobre el caso con
pleno conocimiento de los hechos, su demanda podrá ser rechazada por constituir un abuso de
derecho (Hadrabová y otros c. República Checa (dec.); Predescu c. Rumanía, §§ 25-27; Gross c. Suiza
[GS], §§ 28-37; Dimo Dimov y otros c. Bulgaria, §§ 42-47).
200. Además, el demandante es absolutamente responsable de la conducta de su abogado o
cualquier otra persona que le represente ante el Tribunal. Cualquier omisión por parte del
representante es, en principio, imputable al propio demandante y puede dar lugar a la
desestimación de la demanda por ser abusiva (Bekauri v. Georgia (objeciones preliminares),
§§ 22-25; Migliore y otros c. Italia (dec.); Martins Alves c. Portugal (dec.), §§ 11-13 y 16-17; Gross c.
Suiza [GS], § 33).
201. La intención de engañar al Tribunal debe determinarse siempre con suficiente certeza (Melnik
c. Ucrania, §§ 58-60; Nold c. Alemania, § 87; Miszczyński c. Polonia (dec.); Gross c. Suiza [GS], § 28;
S.L. y J.L. c. Croacia, §§ 48-49; Bagdonavicius y otros c. Rusia, §§ 64-65; Yusufeli İlçesini Güzelleştirme
Yaşatma Kültür Varlıklarını Koruma Derneği c. Turquía (dec.), §§ 29-30). Las partes pueden presentar
alegaciones que sean rechazadas por el Tribunal sin que dichos argumentos controvertidos sean
considerados un abuso de derecho (Hoti c. Croacia), § 92.
202. Incluso cuando la sentencia dictada por el Tribunal sobre el fondo ya sea definitiva y
posteriormente se descubra que el demandante había ocultado un hecho relevante para el examen
de la demanda, el Tribunal podrá reconsiderar su sentencia mediante el procedimiento de revisión
(establecido en la Regla 80 del Reglamento del Tribunal) y desestimar la demanda por abusiva
(Gardean y S.C. Grup 95 SA c. Rumanía (revisión), §§ 12-22; Vidu y otros c. Rumanía (revisión),
§§ 17-30; Petroiu c. Rumanía (revisión), §§ 16-30). La revisión de una sentencia será posible
únicamente si el Gobierno demandado no podía razonablemente conocer el hecho en cuestión en el
momento del examen del caso por parte del Tribunal, y siempre que presente la solicitud de revisión
en un plazo de seis meses tras haber tenido conocimiento del hecho, de conformidad con la regla
80.1 (Grossi y otros c. Italia (revision), §§ 17-24; Vidu y otros c. Rumanía (revisión), §§ 20-23; Petroiu
c. Rumanía (revisión), §§ 19 y 27-28).
3. Lenguaje ofensivo
203. Una demanda será abusiva cuando el demandante, en su correspondencia con el Tribunal,
utilice un lenguaje especialmente en vejatorio, insultante, amenazante o desafiante, ya sea contra el
Gobierno demandado, su Agente, las autoridades del Estado demandado, el propio Tribunal, sus
jueces, su Secretaría o sus miembros (Řehák c. República Checa (dec.); Duringer y otros c. Francia
(dec.); Stamoulakatos c. Reino Unido, decisión de la Comisión). Lo mismo ocurre cuando un
demandante publica declaraciones ofensivas sobre el Tribunal y sus jueces fuera del contexto del
caso pendiente y continúa haciéndolo tras ser advertido de ello (Zhdanov y otros c. Rusia, §§ 82-86).
204. No basta con que el lenguaje del demandante sea meramente mordaz, polémico o sarcástico;
debe sobrepasar “los límites de la crítica habitual, cívica y legítima” para ser considerado abusivo (Di
Salvo c. Italia (dec.), Apinis c. Letonia (dec.); para un ejemplo de contraste, véase Aleksanyan c.
Rusia, §§ 116-118; X y otros c. Bulgaria [GS], § 146). Si a lo largo del procedimiento el demandante
deja de utilizar comentarios ofensivos tras ser advertido formalmente por el Tribunal, los retira
expresamente o, mejor aún, se disculpa, la demanda no será desestimada por abusiva (Chernitsyn c.
Rusia, §§ 25-28).
6. Otros supuestos
213. En ocasiones, las sentencias y decisiones del Tribunal y los asuntos aún pendientes ante él, se
utilizan con fines de discurso político a nivel nacional en los Estados contratantes. Una demanda
inspirada en un deseo de publicidad o propaganda no constituye por ese único motivo una demanda
abusiva (McFeeley y otros c. Reino Unido, decisión de la Comisión, así como Khadzhialiyev y otros c.
Rusia, §§ 66-67). No obstante, puede producirse un abuso si el demandante, motivado por intereses
políticos, concede entrevistas a la prensa o a la televisión mostrando una actitud irresponsable y
frívola hacia los procedimientos pendientes ante el Tribunal (Georgian Labour Party c. Georgia). La
divulgación de información falsa a la prensa de manera que podría ser resultado de un error
cometido de buena fe no se considera una demanda abusiva (Podeschi c. San Marino, § 88, donde el
demandante o sus representantes alegaron erróneamente en público que la demanda ya había sido
admitida por el Tribunal).
214. El Tribunal considero una demanda abusiva cuando el demandante invocó el artículo 8 ante el
Tribunal sobre la base de elementos de prueba obtenidos violando los derechos de terceros del
Convenio. El demandante, en un intento de demostrar que no era el padre de un niño, obtuvo
muestras de ADN por la fuerza, sin consentimiento, siendo como resultado condenado por un
ataque a la integridad física de su ex esposa (Koch c. Polonia (dec.), §§ 31-34).
2. Competencia8
222. La declaración de falta de competencia ratione loci no exime al Tribunal de examinar si los
demandantes se encuentran bajo la “competencia” de uno o más Estados contratantes en el sentido
del Artículo 1 del Convenio (Drozd y Janousek c. Francia y España, § 90). Por tanto, las objeciones de
Öcalan c. Turquía [GS], § 91; Veronica Ciobanu c. la República de Moldavia, §§ 25-26; para
operaciones militares en el extranjero, véase Al-Skeini c. Reino Unido [GS], § 149; Hassan c. Reino
Unido [GS], §§ 76-80; Jaloud c. Países Bajos [GS], §§ 140-152).
En relación con los actos cometidos por tropas de una Fuerza Multinacional autorizada por Naciones
Unidas y la atribución de dichos actos a la responsabilidad del Estado, cuando la organización
internacional no ejerce un control efectivo ni potestad última sobre dicha conducta, véase Al-Jedda
c. Reino Unido [GS], §§ 84-86. Respecto a aquellos actos que tienen lugar en una zona
desmilitarizada de Naciones Unidas, véase Isaak y otros c. Turquía (dec.). Respecto a la fase activa de
hostilidades (bombardeos y ataques de artillería) en el contexto de un conflicto armado
internacional entre dos Estados contratantes, véase Georgia c. Rusia (II) [GS], §§ 125-144.
226. Para aquellos territorios que entran legalmente dentro de la competencia de un Estado
contratante pero no lo están bajo la autoridad/control efectivo de dicho Estado, las demandas
podrán considerarse incompatibles con las disposiciones del Convenio (An y otros c. Chipre, Decisión
de la Comisión), pero deberán tenerse en cuenta las obligaciones positivas del Estado en virtud del
Convenio (Ilaşcu y otros c. Moldavia y Rusia [GS], §§ 312-313 y 333 et seq.; véase asimismo Stephens
c. Chipre, TurquIa y Naciones Unidas (dec.); Azemi c. Serbia (dec.); Ivanţoc y otros c. Moldavia y
Rusia, §§ 105-106; Catan y otros c. la República de Moldavia y Rusia [GS], §§ 109-10; Mozer c. la
República de Moldavia y Rusia [GS], §§ 99-100). Para zonas en conflicto dentro del territorio
internacionalmente reconocido de un Estado contratante sobre las que ningún otro Estado tiene un
control efectivo, véase Sargsyan c. Azerbajan [GS], §§ 139-151. En el caso de una prisión totalmente
controlada por un Estado contratante a la que una entidad municipal que, de facto se encontraba
fuera de su control, le cortó la luz y el agua, véase Pocasovschi y Mihaila c. la República de Moldavia
y Rusia, §§ 43-46. A un Estado no se le permitió alegar una excepción a los principios sobre
competencia cuando instaló tres vallas en su territorio con el fin de impedir la entrada no autorizada
de extranjeros, argumentando que un individuo entraba en su jurisdicción una vez que traspasaba
las tres vallas: no obstante, el Tribunal sostuvo que el Estado ejercía una autoridad efectiva sobre su
territorio fronterizo (N.D. y N.T. c. España [GS], §§ 104-111).
227. Existen excepciones al principio de que la presencia física de un individuo en el territorio de
una de las partes contratantes tiene el efecto de someterlo a la jurisdicción del Estado en cuestión,
por ejemplo, cuando un Estado acoge la sede de una organización internacional contra la que se
dirigen las quejas del demandante. El mero hecho de que un tribunal penal internacional tenga su
sede y resto de instalaciones en Países Bajos no es motivo suficiente para atribuir a ese Estado los
supuestos actos u omisiones del tribunal internacional en relación con la condena del demandante
(Galić c. Países Bajos (dec.); Blagojević c. Países Bajos (dec.); Djokaba Lambi Longa c. Países Bajos
(dec.)). Respecto a demandas contra un Estado demandado que acoge la sede permanente de una
organización internacional, véase Lopez Cifuentes c. España (dec.), §§ 25-26; Klausecker c. Alemania
(dec.), §§ 80-81. Sobre la aceptación de una administración civil internacional en el territorio del
Estado demandado, véase Berić y otros c. Bosnia y Herzegovina (dec.), § 30.
228. La mera participación de un Estado en un procedimiento iniciado en su contra en otro Estado
no supone en sí mismo un ejercicio de competencia extraterritorial (McElhinney c. Irlanda y Reino
Unido (dec.) [GS]; Treska c. Albania e Italia (dec.); Manoilescu y Dobrescu c. Rumanía y Rusia (dec.),
§§ 99-111). No obstante, una vez que una persona interpone una acción civil ante los tribunales de
un Estado, indiscutiblemente existe un “vínculo jurisdiccional” entre esa persona y el Estado, a pesar
de la naturaleza extraterritorial de los hechos alegados como origen de la acción (Markovic y otros c.
Italia [GS], §§ 49-55, relativo al artículo 6 del Convenio; véase asímismo Arlewin c. Suecia, §§ 65-74,
en relación con la competencia de un Estado contratante respecto a un proceso por calumnias
interpuesto en relación con un programa de televisión emitido desde un país extranjero; véase, por
el contrario M. N. y otros c. Bélgica (dec.) [GS], §§ 121-125, respecto a un procedimiento de asilo
iniciado en Bélgica para obtener la autorización de entrada en dicho país y evitar un trato contrario
al artículo 3 del Convenio).
3. Responsabilidad e imputabilidad
231. La compatibilidad ratione personae con el Convenio requiere además que la presunta violación
sea imputable a un Estado Contratante (Gentilhomme, Schaff-Benhadji y Zerouki c. Francia, § 20;
M.A. y otros c. Lituania, § 70). No obstante, en casos recientes se han tenido en cuenta supuestos de
imputabilidad/responsabilidad/atribución sin referirse explícitamente a la compatibilidad ratione
personae (Assanidze c. Georgia [GS], §§ 144 et seq.; Hussein c. Albania y otros 20 Estados
Contratantes (dec.); Isaak y otros c. Turquía (dec.); Stephens c. Malta (no. 1), § 45; Jaloud c. Países
Bajos [GS], §§ 154-155). En Georgia c. Rusia (II) [GS] (fondo), § 162, el Tribunal ha señalado que la
cuestión de si los hechos denunciados son competencia del Estado demandado y comprometen su
responsabilidad son cuestiones distintas, debiendo determinarse estas dos últimas en un examen
sobre el fondo.
232. La responsabilidad de los Estados contratantes por los actos cometidos por particulares,
aunque tradicionalmente ha sido considerado dentro del ámbito de la compatibilidad ratione
personae, podrá depender asimismo de los términos de los derechos individuales del Convenio y del
alcance de las obligaciones positivas vinculadas a esos derechos (véase, por ejemplo, Söderman c.
Suecia [GS], § 78; Aksu c. Turquía [GS], § 59; Siliadin c. Francia, §§ 77-81; Beganović c. Croacia,
§§ 69-71). La responsabilidad del Estado puede verse comprometida en virtud del Convenio como
resultado de la aquiescencia o connivencia de sus autoridades con los actos cometidos por
particulares que violan los derechos del Convenio de otros individuos que entran dentro de su
jurisdicción (Ilaşcu y otros c. Moldavia y Rusia [GS], § 318; véase, por el contrario, Makuchyan y
Minasyan c. Azerbajan y Hungría, §§ 111-120, sobre delitos cometidos en el extranjero por un
funcionario a título particular sin el“reconocimiento” ni la “aprobación” clara e inequívoca por parte
del Estado) o incluso cuando dichos actos se han llevado a cabo por funcionarios extranjeros en su
territorio (El-Masri c. la Antigua República Yugoslava de Macedonia [GS], § 206; Al Nashiri c. Polonia,
§ 452; Nasr y Ghali c. Italia, § 241; Al Nashiri c. Rumanía, §§ 594 y 600-602).
233. La responsabilidad de los Estados por decisiones judiciales sobre litigios entre particulares
puede verse comprometida en base a la existencia de una injerencia con un derecho del Convenio
(Zhidov c. Rusia, §§ 71 y 95, en relación con las órdenes judiciales de demolición de inmuebles
construidos ilegalmente a partir de las solicitudes de empresas privadas que explotan gaseoductos y
oleoductos, en el que el Tribunal consideró que dichas órdenes suponían una injerencia de las
autoridades con el derecho de los demandantes al disfrute pacífico de sus posesiones, desestimando
por tanto la objeción preliminar del Gobierno sobre la incompatibilidad ratione personae).
239. En lo que respecta a la Unión Europea, las demandas contra Estados Miembros individualmente
respecto a su aplicación del derecho europeo no serán necesariamente declaradas inadmisibles por
dicho motivo (Bosphorus Hava Yolları Turizm ve Ticaret Anonim Şirketi c. Irlanda [GS], § 137;
Matthews c. Reino Unido [GS], §§ 26-35).
240. En lo que respecta a demandas interpuestas directamente contra instituciones de la Unión
Europea, que no sean parte del Convenio, hay alguna autoridad más antigua para declararlas
inadmissibles por incompatibilidad ratione personae (Confédération française démocratique du
travail v. the European Communities, decisión de la Comisión; Bosphorus Hava Yolları Turizm ve
Ticaret Anonim Şirketi c. Irlanda [GS], § 152 y cualquier referencia allí citada; Cooperatieve
Producentenorganisatie van de Nederlandse Kokkelvisserij U.A. c. Países Bajos (dec.)).
Esta postura ha sido asimismo adoptada respecto a la Oficina Europea de Patentes (Lenzing AG c.
Alemania, decisión de la Comisión) y otras organizaciones internacionales, como Naciones Unidas
(Stephens c. Chipre, Turquía y Naciones Unidas (dec.)).
241. En cuanto a si la responsabilidad de un Estado puede verse comprometida sobre la base de su
Constitución, que es un anexo a un tratado internacional, véase Sejdić y Finci c. Bosnia y Herzegovina
[GS], § 30.
incompatibilidad ratione loci en relación con las misiones diplomáticas (X. c. Alemania, decisión de la
Comisión de 25 de septiembre de 1965; Al-Skeini c. Reino Unido [GS], § 134; M. c. Dinamarca,
decisión de la Comisión, § 1 y cualquier referencia allí citada; véase, por el contrario, M. N. y otros c.
Bélgica (dec.) [GS], §§ 106 y 117-119) o por actos llevados a cabo a bordo de aviones y barcos
registrados en, o portando la bandera de, dicho Estado (Banković y otros c. Bélgica y otros (dec.)
[GS], § 73; Hirsi Jamaa y otros c. Italia [GS], §§ 77 y 81; Bakanova c. Lituania, § 63).
247. Por último, una declaración sobre la falta de competencia ratione loci no eximirá al Tribunal de
examinar si los demandantes están bajo la jurisdicción de uno o más Estados contratantes a efectos
del artículo 1 del Convenio (Drozd y Janousek c. Francia y España, § 90).
Por tanto, las objeciones sobre que los demandantes no entran dentro de la jurisdicción de un
Estado demandado se plantearán más habitualmente como quejas de que la demanda es
incompatible ratione personae con el Convenio (véanse las alegaciones de los Gobiernos
demandados en Banković y otros c. Bélgica y otros (dec.) [GS], § 35; Ilaşcu y otros c. Moldavia y Rusia
[GS], § 300; Weber y Saravia c. Alemania (dec.)).
2. Casos concretos
248. En relación con las demandas respecto a territorios dependientes, si el Estado Contratante no
ha hecho una declaración con arreglo al artículo 56 extendiendo la aplicación del Convenio al
territorio en cuestión, la demanda será incompatible ratione loci (Gillow c.Reino Unido §§ 60-62; Bui
Van Thanh y otrosc. Reino Unido, decisión de la Comisión; Yonghong c. Portugal (dec.); Chagos
Islanders c. Reino Unido (dec.), §§ 60-76). Por extensión, lo anterior también se aplica a los
Protocolos del Convenio(Quark Fishing Limited c. Reino Unido (dec.)).
No se producirá incompatibilidad cuando el Estado Contratante haya hecho dicha declaración con
arreglo al artículo 56 (Tyrer c. Reino Unido, § 23).
249. Si el territorio dependiente se independentiza, se suspende automáticamente la declaración.
Las demandas posteriores contra el Estado metropolitano se declararán incompatibles ratione
personae (Church of X. c. Reino Unido, decisión de la Comisión).
250. Cuando el territorio dependiente forme parte del territorio metropolitano del Estado
Contratante, el Convenio se aplicará automáticamente al territorio dependiente (Hingitaq 53 y otros
c. Dinamarca (dec.)).
hechos anteriores a la ratificación en la medida en que pueda considerarse que han creado una
situación que se prolongará más allá de dicha fecha o que puedan ser relevantes para entender los
hechos ocurridos a partir de dicha fecha (Hutten-Czapska c. Polonia [GS], §§ 147-153; Kurić y otros c.
Eslovenia [GS], §§ 240-241).
254. El Tribunal está obligado a examinar de oficio y en cualquier fase del procedimiento su
competencia ratione temporis, ya que se trata de una materia que afecta a la jurisdicción del
Tribunal y no de una cuestión de admisibilidad en el sentido estricto del término (Blečić c. Croacia
[GS], § 67; Petrović c. Serbia, § 66; Hoti c. Croacia, § 84 – compare Agrotexim y otros c. Grecia, § 58).
259. Cuando dicho test se aplica a un número de decisiones judiciales antes y después de la fecha
clave, el Tribunal tiene en cuenta la sentencia definitiva que por sí misma viola los derechos del
demandante (la sentencia del Tribunal Supremo que puso fin al arrendamiento del demandante en
Blečić c. Croacia [GS], § 85; o la sentencia del Tribunal de Condado en Mrkić c. Croacia (dec.)), pese a
la existencia de recursos posteriores que únicamente permitieron que subsistiera la injerencia (la
posterior decisión del Tribunal Constitucional confirmando la sentencia del Tribunal Supremo Blečić
c. Croacia [GS], § 85; o ambas decisiones del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional en Mrkić
c. Croacia (dec.)).
El posterior fracaso de los recursos destinados a reparar dicha injerencia no puede situarla en el
ámbito de la competencia temporal del Tribunal (Blečić c. Croacia [GS], §§ 77-79). El Tribunal ha
reiterado que los tribunales nacionales no están obligados a aplicar el Convenio con carácter
retroactivo a las injerencias ocurridas antes de la fecha clave (Varnava y otros c. Turquía [GS], § 130).
260. Algunos ejemplos incluyen:
injerencias ocurridas antes de la fecha clave y resoluciones judiciales definitivas dictadas
tras esa fecha (Meltex Ltd c. Armenia (dec.));
injerencias producidas tras la fecha crítica (Lepojić c. Serbia, § 45; Filipović c. Serbia, § 33);
utilización de pruebas obtenidas como resultado de los malos tratos infligidos antes de la
fecha clave en resoluciones judiciales dictadas tras esa fecha (Harutyunyan c. Armenia,
§ 50);
demanda de anulación del título de propiedad Interpuesta antes de la fecha clave pero que
finalizó posteriormente (Turgut y otros c. Turquía, § 73);
fecha de anulación definitiva del título de propiedad (Fener Rum Patrikliği (Ecumenical
Patriarchy) c. Turquía (dec.)).
261. Véase asimismo:
condena del demandante en rebeldía por los tribunales griegos antes de la declaración de
Grecia en virtud del artículo 25, a pesar de los recursos que finalmente resultaron
infructuosos interpuestos contra la condena tras esa fecha (Stamoulakatos c. Grecia (nº 1),
§ 33);
decision implícita de la Comisión Electoral Central , anterior a la ratificación, por la que se
deniega la solicitud del demandante de firmar una petición sin que se le estampe un sello
en el pasaporte, mientras que el procedimiento incoado por ese motivo se llevó a cabo tras
dicha fecha (Kadiķis c. Letonia (dec.));
despido del demandante de su puesto de trabajo y la acción civil interpuesta por aquel
antes de la ratificación, seguida de la decisión del Tribunal Constitucional tras dicha fecha
(Jovanović c. Croacia (dec.));
Orden ministerial por la que se transfiere la gestión de la empresa de los demandantes a
un consejo nombrado por el Ministro de Economía, privándole así de su derecho a la tutela
judicial efectiva, mientras que la sentencia del Tribunal Supremo, desestimando el recurso
de los demandantes, se dictó tras la fecha clave (Kefalas y otros c. Grecia, § 45);
condena del demandante tras la declaración pertinente en virtud del artículo 46 a causa de
las declaraciones realizadas a los periodistas antes de esa fecha (Zana c. Turquía, § 42);
registro de los locales de la empresa del demandante y la incautación de documentación,
aunque los procedimientos posteriores tuvieron lugar tras la ratificación (Veeber c. Estonia
(nº 1), § 55; véase asimismo Kikots y Kikota c. Letonia (dec.)).
262. No obstante, si el demandante presenta una queja separada sobre la compatibilidad de los
procedimientos posteriores con un artículo del Convenio, el Tribunal podrá declararse competente
ratione temporis con respecto a los recursos en cuestión (recurso de casación ante el Tribunal
Supremo contra la orden del juzgado de primera instancia de poner fin a la producción y distribución
de un periódico en Kerimov c. Azerbajan (dec.); la distribución ilegal de activos bancarios ocurrida
antes de la fecha clave y la reclamación por daños y perjuicios interpuesta tras esa fecha en Kotov c.
Rusia [GS], §§ 68-69).
263. El test y los criterios determinados en Blečić c. Croacia [GS] son de carácter general; deberá
tenerse en cuenta la naturaleza especial de ciertos derechos, como los establecidos en los artículos 2
y 3 del Convenio, al aplicar dichos criterios (Šilih c. Eslovenia [GS], § 147).
3. Situaciones específicas
a. Violaciones continuadas
264. Las instituciones del Convenio han aceptado la extensión de su competencia ratione temporis a
situaciones que implican una violación continuada originada antes de la entrada en vigor del
Convenio pero que persiste tras esa fecha (De Becker c. Bélgica, decisión de la Comisión).
265. El Tribunal ha mantenido este enfoque en varios asuntos sobre el derecho de propiedad:
ocupación ilegal continuada por parte de la marina de terrenos pertenecientes a los
demandantes sin indemnización (Papamichalopoulos y otros c. Grecia, § 40);
denegación de acceso a la propiedad de los demandantes en el Norte de Chipre (Loizidou c.
Turquía (fondo)), §§ 46-47);
falta de pago de la indemnización definitiva por los bienes nacionalizados (Almeida Garrett,
Mascarenhas Falcão y otros c. Portugal, § 43);
imposibilidad continuada de la demandante para recuperar la posesión de su propiedad y
percibir un alquiler adecuado por el arrendamiento de su casa, derivada de la normativa en
vigor antes y tras la ratificación del Protocolo 1 por parte de Polonia (Hutten-Czapska c.
Polonia [GS], §§ 152-153);
falta de ejecución continuada de una decisión interna en favor del demandante contra el
Estado (Krstić c. Serbia, §§ 63-69).
266. Límites: la mera privación de la vivienda o de la propiedad de un individuo es, en principio, un
“acto instantáneo” y no produce una situación continuada de “privación” respecto a los derechos
afectados (Blečić c. Croacia [GS], § 86 y cualquier referencia allí citada). En el caso concreto de la
privación de posesiones posterior a 1945 bajo un régimen anterior, véanse las referencias citadas en
Preussische Treuhy GmbH & Co. KG a.A. c. Polonia (dec.), §§ 55-62.
267. El carácter continuado de una violación también puede establecerse en relación con cualquier
otro artículo del Convenio (para el artículo 2 y la pena de muerte impuesta a los demandantes antes
de la fecha clave, véase Ilaşcu y otros c. Moldavia y Rusia [GS], §§ 406-408; para el artículo 8 y la
falta de regulación de la residencia de personas que fueron “eliminadas” del registro de residentes
permanentes antes de la fecha clave, véase Kurić y otros c. Eslovenia [GS], §§ 240-241; en relación
con el artículo 8 y la imposibilidad de regularizar la condición de residente del demandante, véase
asimismo Hoti c. Croacia, § 84).
competencia del Tribunal, sólo puede aplicarse si el hecho desencadenante tiene una dimensión
mayor que supone una negación de los fundamentos mismos del Convenio (como en los casos de
crímenes graves con arreglo al derecho internacional), pero únicamente a hechos ocurridos tras la
adopción del Convenio, el 4 de noviembre de 1950. Por tanto, una Parte Contratante no puede ser
considerada responsable en virtud del Convenio por no investigar ni siquiera los crímenes más
graves con arreglo al derecho internacional si son anteriores al Convenio (Janowiec y otros c. Rusia
[GS], §§ 149-151, un caso sobre las investigaciones de las masacres de Katyn en 1940, que por lo
tanto quedaron fuera de la competencia ratione temporis del Tribunal; Chong y otros c. Reino Unido
(dec.), § 91, sobre el asesinato de 24 civiles desarmados por parte de soldados británicos en Malasia
en 1948).
por el Tribunal a efectos del artículo 57 del Convenio (Grande Stevens y otros c. Italia, §§ 206 et
seq.). Para una declaración interpretativa considerada inválida, véase Belilos c. Suiza. Para una
reserva respecto a las obligaciones de un tratado internacional anterior, véase Slivenko y otros c.
Letonia (dec.) [GS], §§ 60-61.
284. Además, el Tribunal carece de competencia ratione materiae para examinar si una Parte
Contratante ha cumplido con las obligaciones impuestas por una sentencia del Tribunal. Tanto las
quejas por la falta de ejecución de la sentencia del Tribunal como por la reparación de una violación
ya constatada por el Tribunal quedan fuera de su competencia ratione materiae (Bochan c.
Ucrania(no. 2) [GS], § 34 (con cita de Egmez c. Chipre (dec.)) y 35). El Tribunal no puede admitir
quejas de esta naturaleza sin invadir las competencias del Comité de Ministros del Consejo de
Europa, que supervisa la ejecución de las sentencias en virtud del artículo 46.2 del Convenio. No
obstante, el papel del Comité de Ministros en este ámbito no significa que las medidas adoptadas
por un Estado demandado para reparar una violación constatada por el Tribunal no puedan plantear
una nueva cuestión no resuelta por la sentencia y, como tal, ser objeto de una nueva demanda que
puede ser tramitada por el Tribunal (Verein gegen Tierfabriken Schweiz (VgT) c. Suiza (no. 2) [GS],
§ 62). En otras palabras, el Tribunal puede admitir una queja porque la reapertura de un
procedimiento a nivel nacional por medio de la ejecución de una de sus sentencias haya dado lugar a
una nueva violación del Convenio (ibid.; Lyons y otros c. Reino Unido (dec.)). El Tribunal puede ser
competente para examinar una queja por la negativa de un tribunal nacional para reabrir un
procedimiento civil o penal tras haber constatado el Tribunal, con anterioridad, una violación del
artículo 6, siempre que la queja se refiera a una “cuestión novedosa” no resuelta en la primera
sentencia; por ejemplo, la presunta falta de equidad del procedimiento posterior ante el tribunal
interno correspondiente (Bochan c. Ucrania(no. 2) [GS], §§ 35-39, en el ámbito civil, Moreira Ferreira
c. Portugal (no. 2) [GS], §§ 52-58, en el ámbito penal). Del mismo modo, el Tribunal puede ser
competente para examinar la presunta falta de eficacia de una nueva investigación a raíz de una
sentencia anterior en la que se constató la violación del aspecto procesal del artículo 3 (V.D. c.
Croacia (no. 2), §§ 46-54.
285. Cabe señalar que la gran mayoría de decisiones declarando las demandas inadmisibles por
incompatibilidad ratione materiae se refieren a los límites del ámbito de aplicación de las
disposiciones del Convenio o de sus Protocolos, en particular del artículo 2 del Convenio (derecho a
la vida), artículo 3 (prohibición de la tortura), artículo 4 del Convenio (prohibición de la esclavitud y
del trabajo forzado), artículo 5 del Convenio (derecho a la libertad y a la seguridad), artículo 6 del
Convenio (derecho a un proceso equitativo), artículo 7 (no hay pena sin ley), artículo 8 (derecho al
respeto a la vida privada y familiar; véase por ejemplo Denisov c. Ucrania [GS], § 134), artículo 9
(libertad de pensamiento, conciencia y religión) , artículo 10 (libertad de expresión), artículo 11
(libertad de reunión y de asociación) y el artículo 1 del Protocolo 1 (protección de la propiedad ) y
otras disposiciones. El ámbito de aplicación de dichas disposiciones se examina en la Guía de
Jurisprudencia correspondiente (disponible en el sitio web del Tribunal: www.echr.coe.int -
Jurisprudencia - Análisis jurisprudencial):
Guía sobre el artículo 2 del Convenio;
Guía sobre el artículo 4 del Convenio;
Guía sobre el artículo 5 del Convenio;
Guía sobre el artículo 6 (aspecto civil) del Convenio;
Guía sobre el artículo 6 (aspecto penal) del Convenio;
Guía sobre el artículo 7 del Convenio;
Guía sobre el artículo 8 del Convenio;
Guía sobre el artículo 9 del Convenio;
Guía sobre el artículo 10 del Convenio;
1. Introducción general
286. Incluso cuando una demanda es compatible con el Convenio y se han cumplido todas las
condiciones formales de admisibilidad, el Tribunal puede no obstante declararla inadmisible por
motivos sobre su examen en cuanto al fondo. El motivo más común, con diferencia, es que se
considere que la demanda esté manifiestamente mal fundada. Es cierto que el uso del término
“manifiestamente” en el artículo 35.3. a) puede causar confusión: si se toma literalmente, podría
entenderse que una demanda sólo será declarada inadmisible por este motivo si el lector medio
considera absolutamente obvio que es descabellada y carece de fundamento. No obstante, de la
reiterada y abundante jurisprudencia de las instituciones del Convenio (es decir, del Tribunal y, con
anterioridad al 1 de noviembre de 1998, de la Comisión Europea de Derechos Humanos) se
desprende que dicha expression debe interpretarse de forma más amplia, en función del resultado
final del caso. De hecho, cualquier demanda se considerará “manifiestamente mal fundada” si un
examen preliminar de su objeto no revela apariencia alguna de violación de los derechos
garantizados por el Convenio, con el resultado de que puede declararse inadmisible de entrada sin
proceder a un examen formal del fondo (que normalmente acabaría mediante sentencia).
287. El hecho de que el Tribunal, con el fin de decidir que una demanda carece manifiestamente de
fundamento, en ocasiones requiera invitar a las partes a presentar observaciones y llevar a cabo un
razonamiento más largo y detallado en su decisión, no altera en absoluto el carácter
“manifiestamente “ mal fundado de la demanda (Mentzen c. Letonia (dec.)).
288. La mayoría de las demandas manifiestamente mal fundadas se declaran inadmisibles de plano
por un juez único o por un comité de tres jueces (artículos 27 y 28 del Convenio). No obstante,
algunas quejas de este tipo se examinan por la Sala o incluso, en casos excepcionales, por la Gran
Sala (Gratzinger y Gratzingerova c. República Checa (dec.) [GS], §§ 78-86, respecto al artículo 6 § 1;
Demopoulos y otros c. Turquía (dec.) [GS], §§ 130-138, respecto al artículo 8; Hanan c. Alemania
[GS], § 152, en relación con la presunta falta de independencia de la investigación llevada a cabo en
Alemania).
289. El término “manifiestamente mal fundada” puede aplicarse a la demanda en su conjunto o a
una queja concreta en el contexto más amplio de un asunto . Por ello, en algunos casos, una parte
de la demanda puede ser rechazada por tener carácter de “cuarta instancia”, mientras que el resto
se declara admisible e incluso puede dar lugar a la constatación de una violación del Convenio. Por lo
tanto, es más preciso hablar de “ queja manifiestamente mal fundada”.
290. Para comprender el significado y alcance de la noción “manifiestamente mal fundada”, es
importante recordar que uno de los principios esenciales que sustentan todo el sistema del
2. “Cuarta instancia”11
292. Una categoría concreta de quejas presentadas ante el Tribunal comprende las comúnmente
denominadas quejas de “cuarta instancia”. Este término, que no figura en el texto del Convenio y
que se ha consolidado través de la jurisprudencia de las instituciones del Convenio (Kemmache c.
Francia (no. 3), § 44), es un tanto paradójico ya que destaca aquello que el Tribunal no es: no es un
tribunal de apelación ni un tribunal que pueda anular las sentencias dictadas por los tribunales de
los Estados Parte del Convenio o volver a juzgar los asuntos por ellos conocidos, ni tampoco puede
reconsiderar los casos de la misma manera que un Tribunal Supremo. Por lo tanto, las demandas de
cuarta instancia se derivan de una interpretación errónea por parte de los demandantes en cuanto al
papel del Tribunal y la naturaleza de la maquinaria judicial establecida por el Convenio.
293. A pesar de sus rasgos distintivos, el Convenio sigue siendo un tratado internacional que
obedece a las mismas normas que otros tratados interestatales, en particular las establecidas en la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (Demir y Baykara c. Turquía [GS], § 65). Por
tanto, el Tribunal no puede sobrepasar los límites de las competencias generales delegadas por los
Estados contratantes por propia voluntad. Estos límites están definidos en el artículo 19 del
Convenio, que establece lo siguiente:
“Con el fin de asegurar el respeto de los compromisos que resultan para las Altas Partes Contratantes
del presente Convenio y sus Protocolos, se crea un Tribunal Europeo de Derechos Humanos (...)”.
294. En consecuencia, las competencias del Tribunal se limitan a verificar que los Estados
Contratantes cumplen con los compromisos en materia de derechos humanos asumidos al adherirse
al Convenio (y a sus Protocolos). Además, en defecto de poderes para intervenir directamente en el
ordenamiento jurídico de los Estados Contratantes, el Tribunal debe respetar la autonomía de dichos
ordenamientos. Esto significa que no le corresponde ocuparse de aquellos errores de hecho o de
derecho cometidos supuestamente por un tribunal nacional, salvo que dichos errores puedan haber
vulnerado los derechos y libertades protegidos por el Convenio. El Tribunal no puede valorar por sí
mismo los hechos que han llevado a un tribunal nacional a adoptar una decisión y no otra. De lo
contrario, el Tribunal estaría actuando como un tribunal de tercera o cuarta instancia, lo que
supondría ignorar los límites impuestos a su actuación (García Ruiz c. España [GS], § 28; De
Tommaso c. Italia [GS], § 170).
295. A la vista de cuanto antecede, el Tribunal no puede , por regla general, cuestionar el fallo y las
conclusiones de los tribunales nacionales en lo que respecta a:
La determinación de los hechos del caso;
11. Para obtener más información, véanse las Guías jurisprudenciales sobre aspectos civiles y penales del
artículo 6 del Convenio.
“No podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho sino en tanto en
cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en una sociedad
democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el bienestar económico del
país, la defensa del orden y la prevención de las infracciones penales, la protección de la salud o de la
moral, o la protección de los derechos y las libertades de los demás”.
El artículo 2 del Protocolo 4 (libertad de movimiento) también pertenece a esta categoría, ya que su
tercer párrafo sigue el mismo patrón.
305. Cuando el Tribunal tiene que examinar la injerencia de los poderes públicos en el ejercicio de
uno de los derechos mencionados, analiza siempre la cuestión en tres etapas. Si ha habido
efectivamente una “injerencia” del Estado (y ésta es una cuestión distinta que debe abordarse en
primer lugar, ya que la respuesta no siempre es obvia), el Tribunal trata de responder sucesivamente
a tres preguntas:
¿Fue la injerencia conforme a una “ley” suficientemente accesible y previsible?
En caso afirmativo,¿perseguía al menos uno de los “fines legítimos” enumerados
exhaustivamente (cuya lista varía ligeramente según el artículo)?
En ese caso,¿era la injerencia “necesaria en una sociedad democrática” para lograr ese fin?
En otras palabras,¿existía una relación de proporcionalidad entre el fin y las restricciones
en cuestión?
306. Sólo si la respuesta a cada una de estas preguntas es afirmativa se considerará que la injerencia
es compatible con el Convenio. En caso contrario, se declarará una violación. Al examinar la tercera
pregunta, el Tribunal debe tener en cuenta el margen de apreciación del Estado, cuyo alcance varía
considerablemente dependiendo de las circunstancias, la naturaleza del derecho protegido y el
carácter de la injerencia (Paradiso y Campanelli c. Italia [GS], §§ 179-182; Mouvement raëlien suisse
c. Suiza [GS], §§ 59-61).
307. El mismo principio se aplica no sólo a los artículos mencionados anteriormente, sino también a
la mayoría de las disposiciones restantes del Convenio, así como a las limitaciones implícitas no
detalladas en el artículo en cuestión. Por ejemplo, el derecho de acceso a jueces y tribunales
garantizado por el artículo 6.1 del Convenio no es absoluto, sino que puede estar sujeto a
limitaciones; éstas se permiten de forma implícita, ya que el derecho de acceso por su propia
naturaleza requiere una regulación por parte del Estado. A este respecto, los Estados Contratantes
gozan de cierto margen de apreciación, aunque la decisión final sobre el cumplimiento de los
requisitos del Convenio corresponde al Tribunal. Este debe estar convencido de que los límites
aplicados no restringen ni reducen el acceso que le queda al individuo de manera que la esencia
misma del derecho se vea perjudicada. Además, un límite al derecho de acceso a jueces y tribunales
no es compatible con el artículo 6.1 si no persigue un fin legítimo y si no existe una relación
razonable de proporcionalidad entre los medios empleados y el fin que se pretende alcanzar (Cudak
c. Lituania [GS], § 55; Al-Dulimi y Montana Management Inc. c. Suiza [GS], § 129).
308. Sí, tras un examen preliminar de la demanda, el Tribunal está convencido de que se cumplen
las condiciones mencionadas anteriormente y de que, en vista de las circunstancias pertinentes del
caso, no existe una falta clara de proporción entre los fines perseguidos por la injerencia del Estado y
los medios empleados, declarará la demanda inadmisible por estar manifiestamente mal fundada.
Los motivos alegados en la decisión de inadmisibilidad en tal caso serán idénticos o similares a
aquellos que el Tribunal adoptaría en una sentencia sobre el fondo que resolviera que no ha habido
violación (Mentzen c. Letonia (dec.)).
violación de la disposición invocada del Convenio. En particular, lo anterior ocurre en dos tipos de
situaciones:
cuando existe una jurisprudencia reiterada y abundante del Tribunal en casos idénticos o
similares, sobre la base de la cual puede concluir que no ha habido violación del Convenio
en el caso planteado (Galev y otros c. Bulgaria (dec.));
cuando, a pesar de que no existen sentencias anteriores que traten directa y
específicamente la cuestión, el Tribunal puede concluir sobre la base de la jurisprudencia
establecida que no hay apariencia de violación del Convenio (Hartung c. Francia (dec.)).
310. En cualquiera de ambas situaciones, al Tribunal se le puede requerir que examine los hechos
del caso y todos los demás elementos fácticos relevantes de forma expresa y detallada (Collins y
Akaziebie c. Suecia (dec.)).
(...)”
313. Además, con arreglo a la Regla 44C.1 del Reglamento del Tribunal:
“Cuando una parte no presente las pruebas o la información requeridas por el TEDH o no revele por
propia iniciativa información pertinente, o cuando demuestre de cualquier otro modo su falta de
colaboración efectiva en el procedimiento, el TEDH podrá inferir de su comportamiento las
conclusiones que estime oportunas”.
314. Cuando no se cumplen las condiciones mencionadas, el Tribunal podrá declarar la demanda
inadmisible por estar manifiestamente mal fundada. En particular, lo anterior puede ocurrir en dos
tipos de situaciones:
cuando el demandante se limita a citar una o varias disposiciones del Convenio sin explicar
de qué manera se han infringido, a menos que resulte evidente de los hechos del caso
(Trofimchuk c. Ucrania (dec.); Baillard c. Francia (dec.));
cuando el demandante omite o se niega a presentar pruebas documentales en apoyo de
sus alegaciones (en particular, resoluciones de los tribunales u otras autoridades
nacionales), a menos que existan circunstancias excepcionales ajenas a su voluntad que se
lo impidan (por ejemplo, si las autoridades penitenciarias se niegan a remitir al Tribunal los
documentos del expediente de un preso) o a no ser que el propio Tribunal disponga lo
contrario.
2. Ámbito
319. El artículo 35.3.b) se compone de dos elementos distintos. En primer lugar, el criterio de
admisibilidad propiamente dicho: el Tribunal podrá declarar inadmisible cualquier demanda
individual cuando el demandante no haya sufrido un perjuicio importante. A continuación, la
cláusula de salvaguarda: el Tribunal no podrá declarar inadmisible una demanda de este tipo cuando
el respeto de los derechos humanos exija su examen en cuanto al fondo. Cuando se cumplen ambas
condiciones respecto al criterio de inadmisibilidad, el Tribunal declarará la demanda inadmisible en
virtud del artículo 35.3.b) y 35.4 del Convenio.
320. Antes de la entrada en vigor del Protocolo 15, no podía rechazarse ningún caso en virtud de
este nuevo criterio si no había sido debidamente examinado por un tribunal interno (véase, por
ejemplo, Varadinov c. Bulgaria, § 25; comparar y contrastar Çelik c. Países Bajos (dec.)). Tras la
entrada en vigor del Protocolo 15 que modifica el Convenio, se eliminó esta segunda cláusula de
salvaguarda12. Sobre la primera aplicación de la nueva redacción del artículo 35.3. b), véase Bartolo
c. Malta (dec.).
321. En Shefer c. Rusia (dec.), el Tribunal señaló que aunque no existe una jerarquía formal entre los
diferentes elementos del artículo 35.3. b), la cuestión sobre el “perjuicio importante” es el núcleo
del nuevo criterio. Por tanto, en la mayoría de los casos se adopta un enfoque jerárquico en el que
cada elemento del nuevo criterio se trata de forma sucesiva (Kiril Zlatkov Nikolov c. Francia; C.P. c.
Reino Unido (dec.); Borg y Vella v. Malta (dec.)). No obstante, en algunos casos el Tribunal también
ha considerado que no es necesario determinar si concurre el primer elemento de este criterio de
admisibilidad (Finger c. Bulgaria; Daniel Faulkner c. Reino Unido; Turturica y Casian c. la República de
Moldavia y Rusia; Varadinov c. Bulgaria, § 25).
12
Artículo 5 del Protocolo 15: “En la letra b del párrafo 3 del artículo 35 del Convenio se suprime la frase “y con
la condición de que no podrá rechazarse por este motivo ningún asunto que no haya sido debidamente
examinado por un tribunal nacional”.
322. El Tribunal es el único competente para interpretar dicho requisito de admisibilidad y decidir
sobre su aplicación. Durante los dos primeros años tras su entrada en vigor, la aplicación del criterio
se reservaba a las Salas y a la Gran Sala (artículo 20.2 del Protocolo 14). Desde el 1 de junio de 2012,
todas las formaciones judiciales del Tribunal han utilizado dicho criterio.
323. El Tribunal puede plantear el nuevo criterio de admisibilidad de oficio (por ejemplo, en los
casos Vasyanovich c. Rusia (dec.); Ionescu c. Rumanía (dec.); Magomedov y others c. Rusia, § 49) o
como respuesta a una objeción planteada por el Gobierno (Gaglione y otros c. Italia). El Tribunal
examina el nuevo criterio antes que el resto de requisitos de admisibilidad (Korolev c. Rusia (dec.);
Rinck c. Francia (dec.); Gaftoniuc c. Rumanía (dec.); Burov c. Moldavia (dec.); Shefer c. Rusia (dec.).
En otros casos, pasa a tratar el nuevo criterio únicamente tras excluir algunos otros (Ionescu c.
Rumanía (dec.); Holub c. República Checa (dec.)).
324. La aplicación del criterio de falta de perjuicio importante no se limita a ningún derecho
particular protegido por el Convenio. No obstante, el Tribunal ha considerado improbable imaginar
una situación en la que una queja en virtud del artículo 3, que no sería inadmisible por ningún otro
motivo y que entraría en el ámbito de aplicación del artículo 3 (lo que significa que cumpliría el test
del nivel mínimo de gravedad), pudiera ser declarada inadmisible porque el demandante no haya
sufrido un perjuicio importante (Y c. Letonia, § 44). Del mismo modo, el Tribunal ha rechazado la
aplicación del nuevo criterio en relación con una queja del artículo 2, destacando que el derecho a la
vida es una de las disposiciones esenciales del Convenio (Makuchyan y Minasyan c. Azerbajan y
Hungary, §§ 72-73). Respecto a las quejas en virtud del artículo 5, el Tribunal ha rechazado hasta el
momento la aplicación del criterio de admisibilidad de la “falta de perjuicio importante” a la vista
del lugar destacado que ocupa el derecho a la libertad en una sociedad democrática (Zelčs c. Letonia,
§ 44 y cualquier referencia allí citada). El Tribunal también ha declarado que en los casos sobre
libertad de pensamiento, conciencia y religión (artículo 9) o libertad de expresión (artículo 10), la
aplicación del criterio de falta de perjuicio importante debe contemplar debidamente la importancia
de estas libertades y está sujeta a un cuidadoso escrutinio por parte del Tribunal (sobre el artículo 9,
véase Stavropoulos y otros c. Grecia, §§ 29-30). En el contexto del artículo 10, dicho escrutinio debe
abarcar elementos tales como la contribución a un debate de interés general y si el caso involucra a
la prensa o a otros medios de comunicación (Margulev c. Rusia, §§ 41-42; Sylka c. Polonia (dec.),
§ 28; Panioglu c. Rumanía, §§ 72-76). Respecto a los casos sobre libertad de reunión y libertad de
asociación (artículo 11) el Tribunal debe prestar la debida atención a la importancia de dichas
libertades en una sociedad democrática y llevar a cabo un examen minucioso (Obote c. Rusia, § 31;
Yordanovi c. Bulgaria, §§ 49-52).
domicilio. Eso fue así a pesar de que el procedimiento interno objeto de la reclamación tenía como
fin recuperar bienes robados por valor de 350 € en el propio apartamento del demandante. Del
mismo modo, en Konstantin Stefanov c. Bulgaria, §§ 46-47,el Tribunal tuvo en cuenta el hecho de
que la multa se refería a una cuestión fundamental para el demandante, como es el respeto de su
posición como abogado en el ejercicio de sus actividades profesionales.
326. Además, al evaluar la importancia subjetiva de la cuestión para la demandante, el Tribunal
puede tener en cuenta el comportamiento de la demandante, como por ejemplo el hecho de haber
permanecido inactiva en los procedimientos judiciales durante un determinado periodo, lo que
demostraría en este caso que el procedimiento podía no haber sido importante para ella (Shefer c.
Rusia (dec.)). En Giusti c. Italia, §§ 22-36,el Tribunal introdujo algunos elementos nuevos para tener
en cuenta a la hora de determinar el umbral mínimo de gravedad que justificase su examen por un
tribunal internacional, es decir, la naturaleza del derecho supuestamente violado, la gravedad de la
violación alegada y/o las eventuales consecuencias de la violación sobre la situación personal del
demandante. Al evaluar las consecuencias, el Tribunal examina, en particular, lo que está en juego o
el resultado del procedimiento interno.
jueza del tribunal administrativo de apelación en Marsella fue relevante para que el Tribunal
considerara que la multa de 135 euros no suponía una cantidad significativa para ella.
340. La primera vez que el Tribunal aplicó el criterio sobre falta de perjuicio importante en un caso
de libertad de expresión fue en el asunto Sylka c. Polonia (dec.), § 35. El caso hacía referencia a un
desafortunado enfrentamiento verbal entre el demandante y un agente de policía, sin más
implicaciones ni connotaciones de interés público que pudieran suscitar auténticas preocupaciones
en virtud del artículo 10 (a diferencia de Eon c. Francia).
unas horas. El Tribunal concluyó que el perjuicio sufrido por las demandantes no podía considerarse
insignificante. Otro ejemplo de la importancia de la libertad personal en relación con el artículo 6 es
Hebat Aslan y Firas Aslan c. Turquía. En este caso, el objeto y el resultado de los recursos tuvieron
una importancia crucial para los demandantes, ya que pretendían obtener una resolución judicial
sobre la legalidad de su detención y en particular el cese de la misma sí se declaraba ilegal. Teniendo
en cuenta la importancia del derecho a la libertad en una sociedad democrática, el Tribunal no podía
concluir que los demandantes no sufrieron un “perjuicio importante” en el ejercicio de su derecho a
participar de forma adecuada en el procedimiento sobre el examen de sus recursos.
346. En Van Velden c. Países Bajos, §§ 33-39, el demandante se quejó en virtud del artículo 5.4 del
Convenio. El Gobierno alegó que el demandante no había sufrido un perjuicio importante, ya que
todo el período de prisión preventiva se había deducido de su pena de prisión. No obstante, el
Tribunal consideró que era una característica del procedimiento penal de numerosas Partes
Contratantes descontar los períodos de detención previos a la condena final y a la eventual pena; el
hecho de que el Tribunal sostenga que en general cualquier daño resultante de la prisión preventiva
se considera ipso facto irrelevante a efectos del Convenio, elimina del ámbito de su examen una
gran parte de las posibles reclamaciones en virtud del artículo 5. En consencuencia, se rechazó la
objeción del Gobierno en base al criterio sobre la falta de perjuicio importante. Otro caso del artículo
5 en el que se rechazó la objeción del Gobierno en base al citado criterio fue Bannikov c. Letonia,
§§ 54-60. En ese caso, el período de prisión preventiva fue de un año, once meses y dieciocho días.
347. Las objeciones del Gobierno también se rechazaron en casos interesantes relacionados con
quejas en virtud de los artículos 8,9, 10 y11, basadas en la falta de perjuicio importante. En Biržietis
c. Lituania, §§ 34-37, el reglamento interno de la prisión prohibía al demandante dejarse crecer la
barba y éste alegó que la prohibición le había provocado daños emocionales. El Tribunal consideró
que el caso planteaba cuestiones sobre la restricción de opciones personales de los presos en cuanto
a la elección de su apariencia, lo que podría ser un principio fundamental importante. En Brazzi c.
Italia, §§ 24-29, un caso sobre registro domiciliario sin consecuencias económicas, el Tribunal tuvo
en cuenta la importancia subjetiva del asunto (el derecho al disfrute pacífico de sus posesiones y de
su hogar), así como lo que estaba objetivamente en juego, es decir, la existencia de una supervisión
judicial efectiva con respecto a un registro, ello en virtud del ordenamiento jurídico interno.En
Cordella y otros c. Italia, §§ 135-139, un caso sobre la supuesta falta de reacción del Estado ante la
contaminación atmosférica provocada por una acería, en detrimento de la salud de la población
circundante, el Tribunal tuvo en cuenta la naturaleza de las quejas presentadas por los demandantes
(con arreglo al artículo 8) y la existencia de estudios científicos que demostraban los efectos
contaminantes de las emisiones de la acería para el medio ambiente y para la salud de los residentes
en las zonas afectadas. En Vartic c. Rumanía (nº 2), §§ 37-41, el demandante se quejó de que, al
negarse a proporcionarle la dieta vegetariana exigida por sus convicciones budistas, las autoridades
penitenciarias vulneraron su derecho a profesar su religión en virtud del artículo 9. El Tribunal
concluyó que el objeto de la queja daba lugar a un principio fundamental importante (véase
asimismo Stavropoulos y otros c. Grecia, §§ 29-30, en relación con un certificado de nacimiento que
revelaba la elección de los padres de no bautizar a su hijo en relación con su derecho a manifestar su
religión en virtud del artículo 9). En Eon c. Francia, § 34, la queja con arreglo al artículo 10, giraba en
torno a si insultar al Jefe del Estado debía seguir siendo un delito. Rechazando la objeción del
Gobierno, el Tribunal concluyó que la cuestión era importante para el demandante desde un punto
de vista subjetivo, y una cuestión de interés público desde un punto de vista objetivo. Otro caso del
artículo 10, Jankovskis c. Lituania, §§ 59-63, se refería al derecho de un preso a recibir información.
Se negó al demandante el acceso a un sitio web que contenía información sobre programas de
estudio y aprendizaje. Dicha información era directamente relevante para el interés del demandante
en adquirir formación, lo que a su vez era relevante para su rehabilitación y posterior integración en
la sociedad. Teniendo en cuenta las consecuencias de dicha injerencia para el demandante, el
Tribunal desestimó la objeción del Gobierno de que el demandante no había sufrido un perjuicio
importante. En Šeks c. Croacia, § 49, donde el demandante se quejó de la negativa de las
La misma redacción se utiliza en el artículo 39.1 como base para asegurar un acuerdo amistoso entre
las partes.
351. Los órganos del Convenio han interpretado sistemáticamente estas disposiciones en el sentido
de que les obligan a continuar el examen de un asunto, a pesar de que las partes hayan llegado a un
acuerdo o de la existencia de cualquier otro motivo para archivarlo. Así, incluso cuando se cumplen
otros criterios para rechazar la queja en virtud del artículo 35.3.b) del Convenio, el respeto de los
derechos humanos podría requerir que el Tribunal examine un caso en cuanto al fondo (Maravić
Markeš c. Croacia, §§ 50-55). En Daniel Faulkner c. Reino Unido, § 27, el Tribunal no consideró
necesario establecer si podía afirmarse que el demandante había sufrido un “perjuicio importante”,
ya que su queja planteaba una cuestión fundamental con arreglo al artículo 5, que justificaba su
examen por parte del Tribunal.
352. Precisamente este enfoque se adoptó en Finger c. Bulgaria, §§ 67-77, en el cual el Tribunal
consideró innecesario establecer si el demandante había sufrido un perjuicio importante porque el
respeto de los derechos humanos requería un examen del caso en cuanto al fondo (en relación con
un posible problema sistémico de duración excesiva de los procedimientos civiles y la supuesta falta
de un recurso efectivo).
353. En Živić c. Serbia, §§ 36-42, el Tribunal consideró asimismo que, incluso suponiendo que el
demandante no hubiera sufrido un perjuicio importante, el caso planteaba cuestiones de interés
general que requerían su examen. Ello se debía a la incoherencia jurisprudencial del tribunal del
distrito en Belgrado en lo que respecta al derecho a un salario justo y a la igualdad de remuneración
por el mismo trabajo, es decir, al abono del mismo aumento salarial concedido a una determinada
categoría de agentes de policía.
354. Asimismo, en Nicoleta Gheorghe c. Rumanía, el Tribunal descartó el nuevo criterio a pesar de la
insignificante cuantía económica en juego (17 euros), ya que la jurisdicción nacional exigía una
decisión de principio sobre el tema (el caso se refería a una cuestión sobre la presunción de
inocencia e igualdad de armas en el proceso penal y fue la primera sentencia tras el cambio de la
legislación nacional). En Juhas Đurić c. Serbia (revisión), el demandante se quejó del pago de
honorarios a un abogado defensor designado por la policía en el curso de una instrucción penal
preliminar. El Tribunal concluyó que las cuestiones denunciadas no podían considerarse triviales o,
en consecuencia, que no merecieran un examen sobre el fondo, ya que estaban relacionadas con el
funcionamiento del sistema judicial penal. Por tanto, se rechazó la objeción del Gobierno basada en
el nuevo criterio de admisibilidad porque el respeto de los derechos humanos exigía un examen
sobre el fondo. En Strezovski y otros v. North Macedonia, el Tribunal rechazó la objeción del
Gobierno porque, entre otras cosas, el caso planteaba cuestiones de relevancia general (12.000
hogares se encontraban en la misma situación que los demandantes) y más de 120 casos similares
estaban pendientes ante el Tribunal (§ 49).
355. Como se señala en el párrafo 39 del Informe explicativo del Protocolo 14, la aplicación del
requisito de admisibilidad debe garantizar que se evite el rechazo de aquellos casos que, a pesar de
su carácter intrascendente, plantean cuestiones graves que afectan a la aplicación o a la
interpretación del Convenio o cuestiones relevantes sobre el derecho interno (Maravić Markeš c.
Croacia, § 51).
356. El Tribunal ha sostenido con anterioridad que el respeto de los derechos humanos no le obliga
a continuar el examen de una demanda cuando, por ejemplo, la ley pertinente ha cambiado y se han
resuelto cuestiones similares en otros casos presentados ante él (Léger c. Francia (archivo) [GS],
§ 51; Rinck c. Francia (dec.); Fedotova c. Rusia). Tampoco cuando se ha derogado la ley pertinente y
la queja ante el Tribunal sólo tiene un interés histórico (Ionescu c. Rumanía (dec.)). Asimismo, el
respeto de los derechos humanos no requiere que el Tribunal examine una demanda cuando tanto
el Tribunal como el Comité de Ministros han abordado la cuestión como un problema sistémico, por
ejemplo, la falta de ejecución de sentencias internas en Rusia (Vasilchenko c. Rusia) o en Rumanía
(Gaftoniuc c. Rumanía (dec.); Savu c. Rumanía (dec.)) o incluso en la República de Moldavia (Burov c.
Moldavia (dec.)) o en Armenia (Guruyan c. Armenia (dec.)). Además, cuando la cuestión se refiere a
la duración del procedimiento en Grecia (Kiousi c. Grecia (dec.)) o en la República Checa (Havelka c.
República Checa (dec.)), el Tribunal ha contado con numerosas ocasiones para abordar la cuestión
en sentencias anteriores. Esto se aplica asímismo con respecto al pronunciamiento público de las
sentencias (Jančev c. la Antigua República Yugoslava de Macedonia (dec.)) o a la oportunidad de
tener conocimiento y comentar las observaciones presentadas o las pruebas aportadas por la otra
parte (Bazelyuk c. Ucrania (dec.)).
—A—
3A.CZ s.r.o. c. República Checa, nº 21835/06, 10 de febrero de 2011
A, B y C c. Irlanda [GS], nº 25579/05, TEDH 2010
A y B c. Croacia, nº 7144/15, 20 de junio de 2019
A. y B. c. Georgia, nº 73975/16, 10 de febrero de 2022
A. c. Reino Unido, 23 de septiembre de 1998, Informes de sentencias y decisiones 1998-VI
A.M. c. Francia, nº 12148/18, 29 de abril de 2019
A.N.H. c. Finlandia (dec.), nº 70773/11, 12 de febrero de 2013
Abdulkhakov c. Rusia, nº 14743/11, 2 de octubre de 2012
Abdulrahman c. Países Bajos (dec.), nº 66994/12, 5 de febrero de 2013
Abramyan y otros c. Rusia (dec.), nos. 38951/13 y 59611/13, 12 de mayo de 2015
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