Este documento pide repetidamente a Dios que otorgue la fe para mover montañas, citando ejemplos bíblicos de personas que demostraron una gran fe a pesar de las dificultades, como David, María, Abraham, el buen ladrón y muchos otros. La fe se describe como la capacidad de creer en lo imposible y confiar en Dios a pesar de las circunstancias.
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Este documento pide repetidamente a Dios que otorgue la fe para mover montañas, citando ejemplos bíblicos de personas que demostraron una gran fe a pesar de las dificultades, como David, María, Abraham, el buen ladrón y muchos otros. La fe se describe como la capacidad de creer en lo imposible y confiar en Dios a pesar de las circunstancias.
Este documento pide repetidamente a Dios que otorgue la fe para mover montañas, citando ejemplos bíblicos de personas que demostraron una gran fe a pesar de las dificultades, como David, María, Abraham, el buen ladrón y muchos otros. La fe se describe como la capacidad de creer en lo imposible y confiar en Dios a pesar de las circunstancias.
Este documento pide repetidamente a Dios que otorgue la fe para mover montañas, citando ejemplos bíblicos de personas que demostraron una gran fe a pesar de las dificultades, como David, María, Abraham, el buen ladrón y muchos otros. La fe se describe como la capacidad de creer en lo imposible y confiar en Dios a pesar de las circunstancias.
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Señor, dame la Fe que mueve montañas, Dame el
granito de mostaza que hoy necesita
mi vida.
Dame la Fe de rey David que se atrevió a lanzar una simple piedra con la confianza que podría derrotar a todo un Goliat.
Señor, Dame la Fe de la virgen María, que creyó lo imposible: que pudieras hacerla madre De Dios.
Señor, dame la fe de Abraham , que, aunque anciano y sin fuerzas, salió de su tierra y emprendió un largo viaje por un sueño.
Dame la fe del niño pequeño, que reposa tranquilo en los brazos de su madre.
¡Dame la fe que mueve montañas!
Señor dame la fe De San Pedro, que a pesar de sus pecados y cobardías creyó que podrías convertirlo en pescador de hombres y en cabeza de tu iglesia
Dame la fe de Santo Tomas, que tuvo la valentía de dudar de ti y el atrevimiento de pedir tocar tus llagas…
Señor, Dame la fe del Apostol San Juan, que a penas te ve en la orilla Del Mar de Galilea preparando un desayuno con pan y pescados, te reconoció en ese gesto sencillo y no espero grandes señales o milagros.
Dame la Fe de la mujer enferma con hemorragias de Sangre, que arriesgó su propia vida al acercarse a ti, desobedeciendo la ley tan restrictiva que su enfermedad le imponía.
Dame la Fe Señor, de aquel leproso que se puso de rodillas y te pidió lo curaras…
Señor, ¡Dame la fe que mueve montañas!
Dame la Fe del buen ladrón, que, en el peor momento de su existencia, creyó con todas sus fuerzas que tú podrías cambiar el final de su vida en algo mucho más bello.
Dame la Fe del profeta Elías, que, aunque se siente morir en el desierto, acepto comer de un pan misterioso y recupero su energía.
Dame la fe del paralitico, que a penas escucha tu palabra diciendo: “ toma tu camilla y vete a tu casa”, confío en ti, confió en tu palabra y se puso de pie y salió de su postración.
Dame, Señor la Fe de viuda de sarepta que aunque el profeta le pide que le cocine un pan con la única harina que tenia para ella y su hijo, esta viuda pobre y desprotegida acepta y se arriesga, provocando así que tú le múltiples y sobre.
Dame la fe de Naamán el sirio, que, aunque le pareció absurdo y sin sentido el bañarse 7 veces en un riachuelo para quedarse sano, obedeció la petición del profeta gracias y aceptó la insistencia de su esclavo.
¡Señor, Dame la fe que mueve montañas!
Dame la fe del sembrador que esparce la semilla y cree en el viento, en el agua, en el sol, en la tierra…cree en la capacidad de misma semilla para dar fruto a su tiempo.
Dame la fe de las vírgenes prudentes, dame la fe de estas mujeres precavidas, conscientes de la necesidad de recargar su aceite, de pagar el precio por el mismo, porque intuían que la espera podría ser larga.
Señor dame la fe del buen samaritano, que detiene su camino ante el herido, porque sabe que tú eres el dueño del tiempo y de la historia.
Dame la fe de aquel hombre que recibe los talentos y sale a hacerlos crecer, sale a desarrollarlos, porque confía en sus potencialidades y en que tú no te equivocas al darle a cada uno según su capacidad.
¡Señor, Dame la fe que mueve montañas!
Dame la fe de María Magdalena, que corre sola al sepulcro, cuando todavía es de noche y el peligro acecha...porque de alguna sabe sin saber, que puede volver a verte.
Dame la fe los peregrinos de Emaús que se dejan enseñar por un desconocido en el camino y luego te reconocen al partir el pan.
Dame la fe de los discípulos que enviaste de dos en dos, sin pan ni alforja, sin dinero y sin nada para el camino. Ellos sabían que de alguna manera Tú les proveerías de todo lo necesario para su vida.
Dame la fe de la mujer que entregó toda su herencia, toda su dote, en esa libra de perfume de nardo puro derramado en tus pies. Ella sabe que tú eres su riqueza, su única seguridad y que todo lo demás va y viene.
¡Señor, dame la Fe que mueve montañas!
Dame, Señor, la fe del aquel muchacho que te entregó lo único que tenia: sus 5 panes y sus dos peses, porque sabía que en tus manos todo se multiplica y todo se reparte entre todos.
Dame la fe de San Mateo, que, ante tu llamada, no tiene reparos en dejar hasta su puesto de trabajo, cuando este no se adecua a tus mandamientos.
Dame la fe de la mujer que va a dar a luz y no se deja amedrentar por los dolores del parto, sino que lucha y pelea hasta que se despliega la vida que llevaba dentro.
Dame la fe de la mujer samaritana que se olvida de su cántaro porque ha encontrado el agua viva que estaba dentro de ella y sale a comunicarlo a todos.
Dame la fe del apóstol San Pablo, que, aunque la vida le tira del caballo, aún en el suelo, acoge tu voz y tu llamado.
¡Dame la fe que mueve montañas!
Dame la fe de San José, que advierte el peligro a tiempo y tiene el valor de ser emigrante huyendo a Egipto, para proteger al niño Jesús y a la Virgen María.
Dame la fe de la virgen María, que se mantiene al pie de la cruz, porque sigue confiando en que para ti nada hay imposible.
Dame la fe de tu Iglesia, Señor, que vive con la certeza absoluta que bastan solo dos o más que se reúnan en tu nombre para que tu estés en medio de nosotros
Dame la fe de tu Iglesia señor, que sabe que tu cuerpo es verdadera comida y tu sangre es verdadera bebida, capaz de dar la vida eterna,