Independencia de México

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Independencia de México

Para otros usos de este término, véase Independencia de México (desambiguación).


La independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto con las
armas, que puso fin al dominio español en la mayor parte de los territorios de Nueva España y dio
inicio al Primer Imperio Mexicano. La pérdida de esta posesión tuvo una importancia decisiva para
la economía del Imperio Español, ya que los ingresos mexicanos representaban el ochenta por
ciento del total de los caudales americanos al final del periodo colonial.2 La guerra por la
independencia mexicana inició el día 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército
Trigarante a la Ciudad de México, el día 27 de septiembre de 1821.
El movimiento de la independencia de México tiene como marco la Ilustración y las revoluciones
liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar
acerca de la ideas de soberanía popular y las relaciones entre la España peninsular y el resto
del imperio. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a
los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar
entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis
política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando
VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su
hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José
de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe
de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva
España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del
ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos
participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a
punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de
septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo
de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas según el estado militar de
la insurgencia, pues los sucesivos líderes fueron derrotados, capturados y puestos en prisión o
ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía popular pero se
reconocía a Fernando VII como rey de España y sus colonias, luego los líderes asumieron después
posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la
esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar
el Congreso de Anáhuac, que proclamó la independencia del trono de España, disuelta para
siempre jamás, y se atribuyó toda la soberanía y un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos,
el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, solo quedaban algunos núcleos
rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
En 1820, otra revolución de carácter liberal en España a partir del pronunciamiento de Riego, para
someter el gobierno despótico de Fernando VII y restablecer la Constitución de Cádiz. Al ver
afectados sus intereses, los criollos decidieron apoyar una monarquía independiente en Nueva
España, para lo cual buscaron el apoyo de la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el
brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero.
Se proclamó el Plan de Iguala que convocó a la reunión de todas las facciones insurgentes y contó
con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Una tímida y desacertada reacción del
virrey Apodaca provocó la desbandada militar y determinó el cambio de postura de las élites
novohispanas que hasta entonces habían respaldado el dominio español. Finalmente, la
independencia de México se consumó y se declaró independiente el 27 de septiembre de 1821.
De esta forma, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía
independiente que, tras una revolución, dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos
internos y la separación de América Central.
Después de acabar con la resistencia de la fortaleza de San Juan de Ulúa, Veracruz, entre otros
episodios de los intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en 1829,
España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando
VII.

Antecedentes[editar]
Situación económica y social del virreinato de Nueva España[editar]
La sociedad novohispana estaba dividida en varios estratos, cuya posición estaba condicionada por
cuestiones de orden económico, cultural y político. Una de ellas era su papel respecto a la
posesión de los bienes económicos. Había un grupo muy pequeño de personas que controlaban la
mayor parte de la riqueza, mientras que la gran parte de la población era pobre. Los pueblos
indígenas debían pagar un tributo al gobierno y estaban sujetos a un régimen de autoridad que,
por ambiguo, provocaba numerosas confrontaciones entre españoles, criollos y mestizos. Muchos
de estos enfrentamientos tenían relación con cuestiones agrarias, como por ejemplo la tenencia
de la tierra y el control del agua.3 A lo largo de los tres siglos de dominio español hubo varios
estallidos sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de los pericúes de 1734 a 1737 en
Vieja California,4 la rebelión de 1761 de los mayas, encabezada por Jacinto Canek5 y las rebeliones
de los seris y los pimas en Sonora a lo largo de todo el siglo XVIII.6
Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema de
"castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes,
encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos.
El mestizaje entre español, indígenas y africanos dio como resultado un número de grupos cuya
posición estaba determinada por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba
a mantener la supremacía de la sangre española, y aunque nunca tuvo base legal, no siendo más
que una nomenclatura aceptada, reflejó la división y la exclusión existente en la Nueva España,
donde los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.7
El pilar de la economía del virreinato de Nueva España era la minería, particularmente la
explotación de oro y plata. Durante el siglo XVIII la producción minera vivió una de sus mejores
épocas. Como resultado, la producción de oro y plata se triplicó en el período de 1740 a 1803.8 La
bonanza era tan grande, que la mina llamada La Valenciana, en el estado de Guanajuato, llegó a
ser considerada la operación minera de plata más importante del mundo. Al finalizar el siglo XVIII,
Nueva España producía más de 2 500 000 de marcos de plata, y sus principales regiones mineras
eran Guanajuato, Zacatecas y el norte de la intendencia de México.9 La importancia de la minería
para la economía novohispana era tal que Carlos III reconoció al Cuerpo de Minería de Nueva
España en 1776; un poco más tarde, permitió el establecimiento del Real Tribunal de Minería, así
como también del Colegio de Minería.
El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas,
particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia
de Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato. Dado
que la exportación de plata y oro constituía el nodo de la economía novohispana, en torno a esta
actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes peninsulares, pero
que también permitió la ascensión de un poderoso grupo criollo. Este grupo estaba concentrado
en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza fundamental en la
circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de los consulados
respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo.10
La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con
las reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la
administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en
Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata
ejercido por los comerciantes y por la propia política financiera de la metrópoli.11 Una parte
importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas reales,
repartiéndose entre distintas corporaciones de acuerdo con los arreglos antiguos entre la Corona y
estos grupos.12 Ciertamente, la reforma afectó los intereses de las clases más privilegiadas. Al
establecerse además el libre comercio entre el virreinato, creció el poder económico y político de
los criollos y los mestizos que comenzaron a ocupar también más espacios en la administración
virreinal.13
En las últimas décadas del siglo XVIII, Nueva España estaba en bancarrota a causa de la expoliación
de sus finanzas por parte de la metrópoli.14 Paradójicamente, fueron los miembros de la élite
económica —muy golpeada por la política económica de la monarquía— los que apoyaron el golpe
de Estado contra el virrey José de Iturrigaray en 1808, cuando el Ayuntamiento de México intentó
ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.15
Patriotismo criollo en Nueva España y expulsión de los jesuitas[editar]
La segunda mitad del siglo XVIII fue escenario de un movimiento de reivindicación patriótica por
parte de los criollos en la Nueva España.n. 2 Este fenómeno es una respuesta al dominio peninsular
en la vida del virreinato, tanto en el campo económico, como en el político, el social y el cultural.
Los protagonistas de este movimiento eran miembros del pequeño grupo de personas que tenía
acceso a la educación. En la sociedad novohispana esto era posible solo a través de los
establecimientos eclesiásticos, pues la Iglesia era la única institución que prestaba este servicio.
Por lo tanto, este grupo estaba integrado notablemente por religiosos.
El nacionalismo criollo de Nueva España ensalzó al virreinato frente a las afirmaciones de los
peninsulares por las que se pretendía justificar el dominio español en las tierras americanas. La
pugna ideológica entre España y América no era nueva, tiene su origen en la Conquista misma. La
diferencia a aquellos primeros contactos de los hechos que tuvieron lugar durante el siglo XVIII es
que son los criollos los que toman la defensa de la tierra de la que son nativos. Al hacerlo,
reivindican un pasado del que se proclaman herederos por el hecho de compartir el espacio,
aunque la civilización mesoamericana no es antecedente directo de la sociedad novohispana del
XVIII ni son indígenas los que defienden con orgullo su historia y su territorio ancestral.
Varios de los representantes del nacionalismo criollo novohispano eran miembros de la Compañía
de Jesús. En el siglo XVIII esta congregación desempeñaba una importante labor en la
evangelización de los indígenas del norte del virreinato.n. 3 A la par de esta obra, produjeron un
conjunto de documentos que dan cuenta de pueblos que hoy se encuentran extintos. La
importancia de la Compañía en la vida de Nueva España radicaba en su gran actividad a favor de la
cultura, tanto a través de la educación como en la producción y difusión del conocimiento.n. 4 Esta
actividad le permitió establecer una red de relaciones que involucró a la Compañía en otras
esferas, especialmente con miembros de la élite agrícola, comercial y minera.16
A la salida de los jesuitas, fueron sus pupilos los que retomaron el impulso renovador de la
Compañía. Entre ellos se puede señalar al astrólogo Antonio de León y Gama, al físico José
Mariano Mociño, al filósofo Benito Díaz de Gamarra y al enciclopedista José Antonio Alzate.17 Un
importante número de personas adheridas a la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País eran
familiares, alumnos o patrocinadores de miembros de la Compañía. Esta corporación adquiere
importancia en la historia novohispana porque ayudó a conservar el espíritu renovador de los
jesuitas y favoreció la difusión de la Ilustración en Nueva España. A través de los miembros de este
grupo, los jesuitas pudieron mantener contacto con el país del que fueron desterrados y
eventualmente pudieron volver cuando la colonia accedió a su independencia.18
El estilo de trabajo de la Compañía de Jesús puso en alerta a varios gobiernos europeos, tanto por
su apoyo al papado como por su actividad intelectual y las alianzas que habían establecido. Los
jesuitas fueron expulsados de varios territorios durante la segunda mitad del siglo XVIII, incluyendo
los dominios españoles por la Pragmática Sanción de 1767.n. 5 Esto no solo implicó la salida de
miembros extranjeros de la congregación, sino el destierro de numerosos criollos. Algunos autores
opinan que la expulsión de los jesuitas es la primera afrenta de los monarcas españoles hacia sus
súbditos americanos.19
Algunos de los jesuitas desterrados habían sido figuras centrales de ese movimiento intelectual
que reivindicó a Nueva España frente a su metrópoli y que llegó, incluso, a proponer la necesidad
de emancipar a la colonia. Uno de ellos fue Francisco Xavier Clavijero, que tuvo que publicar
su Historia antigua de México en Italia y en el idioma de ese país. En esa obra Clavijero emprende
una amplia defensa de América frente a Europa, comenzando por las cuestiones naturalesn. 6 y
concluyendo con la reafirmación de todos los americanos a través de la reivindicación del pasado
indígena.n. 7 En este movimiento, Clavijero como otros criollos novohispanos rechaza que sus
declaraciones estén influidas por otra "pasión o interés […] que el amor a la verdad y el celo por la
humanidad" y asume decididamente la defensa de los indígenas, con los que no tiene lazos
consanguíneos "ni podemos esperar de su miseria ninguna recompensa".20 La aparición de
la Historia antigua de México puso a los intelectuales de Nueva España ante un pasado tan
glorioso como el de la Antigüedad europea que favoreció el arraigo del sentimiento patriótico y
también las reivindicaciones de igualdad de derechos entre españoles peninsulares y españoles
americanos.21
Las consecuencias de la expulsión de la Compañía de Jesús no se circunscribieron únicamente a
cuestiones ideológicas. En varios puntos de Nueva España hubo manifestaciones de rechazo a esta
medida tomada por la Corona. El virrey Carlos Francisco de Croix envió a José Gálvez con
quinientos soldados a contener la oposición en ciudades como Guanajuato, San Luis de la
Paz, Pátzcuaro, Uruapan, Valladolid y San Luis Potosí. En Guanajuato fueron decapitados los
promotores de la oposición.22
Revoluciones liberales: Francia y los Estados Unidos[editar]
Sin duda, dos movimientos marcaron la historia del final del siglo XVIII. Uno fue la Revolución
francesa, y el otro, la independencia de Estados Unidos. Tanto una como la otra tenían su sustento
en las ideas de la Ilustración. A su triunfo, las revoluciones en Francia y los Estados Unidos
proclamaron la igualdad de los hombres ante la ley y dieron amplias libertades a los ciudadanos;
una categoría que nacía precisamente con el iluminismo francés. 23 Desde luego, estas ideas no
eran del todo desconocidas en las colonias españolas. Se sabe, por ejemplo, que el cura Miguel
Hidalgo era simpatizante de la Ilustración, y que muchos de aquellos que participaron en la Guerra
de Independencia de México conocían con mayor o menor profundidad las ideas del liberalismo.
España durante la ocupación francesa[editar]
Fernando VII, rey de España. Cuando los franceses obligaron a la familia real española a ceder sus
derechos al trono de la península en favor de los Bonaparte, en varias ciudades de América se
establecieron Juntas provisionales que gobernaban en nombre del soberano español. En Nueva
España, la Junta de México fue suprimida por los españoles el 15 de septiembre de 1808.
Véase también: España durante la ocupación francesa
Este factor fue determinante, pues el clero español sabía que si Napoleón tomaba el poder en
España, al tener una ideología diferente al catolicismo, perdería el poder sobre el pueblo; por esta
razón, el cura Miguel Hidalgo y Costilla junto con el padre José María Morelos y Pavón se
convencieron de iniciar la lucha armada. De ese modo, el poder de Napoleón no afectaría
directamente al clero de la Nueva España.n. 8
La invasión de Portugal por parte de las tropas de Napoleón en 1807 obligó la huida de la Casa de
Braganza a Brasil. En España, este suceso había provocado la división de la familia real española.
Instigado por Manuel Godoy, el príncipe de Asturias había planeado un complot para destituir a
sus padres de la corona. 23Finalmente, logró que Carlos IV abdicara en su favor el 19 de
marzo de 1808. Tal suceso no complació en nada a Bonaparte, que intentó forzar a Carlos IV a
declarar nula su abdicación. Aunque Fernando VII intentó formar un gobierno propio y organizar
España, Napoleón le condujo con engaños a Bayona, donde el 5 de mayo de 1808 lo forzó
a ceder la corona a su padre, para que luego este la entregara al francés.
Los dominios españoles en América ante la ocupación de la metrópoli[editar]
Véase también: Guerras de independencia hispanoamericanas
Aunque aparentemente no hubo ningún cambio en la organización y los vínculos entre España y
sus dominios ultramarinos en América, en realidad en cada una de las colonias había una discusión
sobre quién era el verdadero soberano de las tierras americanas. El problema era que,
nominalmente, la soberanía de los dominios españoles radicaba en el titular de la Corona de
España. No había una claridad sobre la posición que se debía guardar ante la ocupación extranjera
de la metrópoli. Para algunos, la opción era reconocer al gobierno francés de ocupación. Para
otros, la soberanía radicaba en Fernando VII, y por lo tanto, no estaban dispuestos a reconocer a
Bonaparte como soberano. Y había un tercer grupo, influido por las ideas de la Ilustración y la
reciente independencia de Estados Unidos, para quienes la opción era la separación de las
colonias de su metrópoli. Estas facciones estaban formadas sobre todo por los miembros de las
clases altas y medias, es decir, por españoles peninsulares, criollos y algunos mestizos —muy
pocos— que habían llegado a ocupar algún cargo en la estructura de poder colonial.
En varias ciudades americanas se formaron Juntas de Gobierno, cuyo propósito fue conservar la
soberanía en sustitución del legítimo rey de España y hasta que Fernando VII fuera reinstalado en
el trono, entre ellas la Junta de Montevideo en 1808, la Junta Tuitiva de La Paz en 1809, o la Junta
de Quito en 1809.24 Casi todas ellas tenían su origen en la estructura municipal, una de las
instituciones de gobierno más arraigadas en el mundo hispánico, y casi todas fueron dominadas
por criollos ilustrados pues en su gran mayoría los españoles peninsulares se oponían a la
formación de gobiernos soberanos.25
Crisis política de Nueva España en 1808-1810[editar]
Crisis política de 1808[editar]
La noticia del Motín de Aranjuez (18 y 19 de marzo) llegó a Ciudad de México el 8 de junio de
1808.2627 El virrey José de Iturrigaray, elegido por intervención del primer ministro Manuel Godoy,
se mostró consternado por los sucesosn. 9 y por el apoyo de los españoles peninsulares residentes
en Nueva España al partido fernandista.n. 10 No obstante, ordenó los preparativos para realizar la
jura y proclamación de Fernando VII como soberano de España e Indias. El 23 de junio los
novohispanos tuvieron conocimiento del levantamiento del 2 de mayo en la metrópoli y, vía
la Gaceta de Madrid, el 14 de julio estuvieron al tanto de las abdicaciones de Bayona y el
nombramiento de Joachim Murat como lugarteniente general del reino.28 29 El virrey se reunió con
los miembros de la Real Audiencia y acordaron guardar secreto de sus preocupaciones y cabildeos,
en cambio dieron a conocer la abdicación de Fernando VII a través de La Gaceta de México el 16
de julio.
La situación en la metrópoli supuso una situación inédita que puso a discusión en quién radicaba la
soberanía de los territorios bajo el dominio español. El estado de excepción originado por la
abdicación de Fernando VII y la ocupación francesa dividió en dos partidos a la élite de Nueva
España. Para algunos —en su mayoría españoles peninsulares cuyo portavoz era la Real Audiencia
de México— el poder en Nueva España seguía radicando en el rey Fernando VII, aunque
momentáneamente se encontrara ausente. De aquí que la estructura social y política del
virreinato debía seguir inmutable y subordinada a la Corona española. Algunas de las figuras más
representativas de esta postura fueron el inquisidor Bernardo Prado y Obejero y Ciriaco González
Carvajal.n. 11 Para los otros —en su mayoría criollos representados por el Ayuntamiento de
México— la situación era más compleja porque para ellos la naturaleza del vínculo entre España y
Nueva España estaba encarnada en el rey, pero en su ausencia eran los pueblos a través de sus
autoridades quienes debían ejercerla. En medio de la crisis política, los simpatizantes de esta
última postura encontraron una oportunidad para reformar el régimen virreinal. Son
representantes de este grupo el síndico Francisco Primo de Verdad y Ramos, el auditor de guerra
José Antonio de Cristo y el regidor Francisco Azcárate y Lezama. Todos ellos fueron apoyados por
el fraile mercedario Melchor de Talamantes.30
El 19 de julio de 1808 los miembros del Ayuntamiento propusieron al virrey Iturrigaray la creación
de una Junta de Gobierno que ejercería la soberanía en Nueva España. De acuerdo con la
propuesta, la junta sería autónoma respecto a aquellas que estaban formándose en España y
estaría en vigencia mientras no se restituyera en el trono a Fernando VII o uno de sus herederos
de la Casa de Borbón. El Ayuntamiento planteó la posibilidad de nombrar gobernador y capitán
general a Iturrigaray, como medida para defender la integridad del territorio ante una eventual
invasión de los franceses.3132 El virrey acogió con beneplácito la propuesta, pues creía amenazada
su posición tras la caída de su benefactor, sin embargo la Real Audiencia ratificó su postura con la
excepción del oidor dominicano Jacobo de Villaurrutia —único miembro criollo de la Audiencia—,
quien secundó inicialmente las propuestas e incluso propuso un congreso menos numeroso,
representado por corporaciones civiles, eclesiásticas y militares.33 De esta forma, para el Acuerdo,
se invitó a participar a los ayuntamientos de Xalapa, Puebla, y Querétaro, debatiendo de esta
forma la manera en que debía proceder la colonia. El 28 de julio llegaron nuevas noticias de
España: se conoció el levantamiento general de los habitantes de la península y de los
establecimientos de juntas de gobierno en nombre de Fernando VII.34
El virrey José de Iturrigaray convocó a una junta para el 9 de agosto, a la que asistieron los
representantes civiles, militares y eclesiásticos, hasta sumar ochenta y dos participantes. El fin de
la junta fue debatir la situación.35 A excepción de Villaurrutia, los miembros de la Audiencia
asistieron bajo protesta pues consideraban que había que seguir las indicaciones de la Junta de
Sevilla. Por lo tanto, calificaron de innecesaria la reunión convocada por el virrey.36 El
Ayuntamiento de México recibió el apoyo de los ayuntamientos de Xalapa y Veracruz, de
hacendados de esas regiones, así como de algunos gobernadores de las parcialidades de
indios. Primo de Verdad y Azcárate propusieron que, en ausencia del monarca, la soberanía de la
colonia debería quedar en manos del pueblo.n. 12 el cual estaría representado por los diversos
ayuntamientos, así como con los diputados de cabildos seculares y eclesiásticos. De esta forma la
soberanía estaría delegada en un congreso.n. 13
El Ayuntamiento de México apelaba a las Leyes de Partida para justificar la existencia de una junta
que ejerciera la soberanía en ausencia del rey.n. 14 Con algunas excepciones, como Primo de
Verdad o Talamantes, los integrantes del Ayuntamiento y sus simpatizantes eran más bien
conservadores. Al apoyar el establecimiento de la junta no pensaban en la representación popular,
sino en la instalación de un gobierno formado por autoridades reconocidas y representantes de los
cabildos municipales.37 La opción del Ayuntamiento no contemplaba la separación de España, sin
embargo, el bando opuesto entendió lo contrario. Para ellos, el establecimiento de la Junta de
México era una amenaza contra la permanencia del sistema colonial del que eran beneficiarios. El
reconocimiento de la Junta soberana implicaba la renuncia a la hegemonía económica y política de
los españoles peninsulares durante tres siglos. Los peninsulares fundaron sus ideas en las Leyes de
Indias aduciendo que era el virrey quien debía conservar la autoridad y sus acciones deberían ser
consultadas con el Acuerdo.36
La tesis de la soberanía de los pueblos anatematizada por el inquisidor Prado y Obejero con el
apoyo del oidor Guillermo Aguirre.n. 13 La discusión entre los bandos fue acalorada y no logró
conciliar posturas. Iturrigaray ironizó sobre la posibilidad de reconocer al duque de Berg, con la
negativa unánime de los presentes. Al apoyar la postura del Ayuntamiento, el virrey se distanció
de los partidarios de la Audiencia. Como conclusión de la reunión del 9 de agosto se acordó que las
autoridades establecidas en Nueva España seguirían vigentes, en tanto que el virreinato no
reconocería otras que no fueran las instituidas por Fernando VII o por "quienes tuviesen sus
poderes legítimos".38
El 13 de agosto de 1808 se realizó la jura a Fernando VII en un acto público. Para atraerse la
simpatía de los habitantes, Iturrigaray envió cartas a las juntas de Sevilla, Valencia y Zaragoza para
informar sobre las resoluciones acordadas en México.39 Los dictámenes de la junta del 9 de agosto
fueron rechazados por los intendentes Juan Antonio Riaño (Guanajuato) y Manuel de
Flon (Puebla), así como por la Audiencia de Guadalajara. Estos declararon nulas las decisiones
tomadas en México y se declararon adherentes a las juntas de España. Asimismo, el Ayuntamiento
de Querétaro —conformado en su mayoría por europeos— decidió retractarse del apoyo inicial
ofrecido.40 El día 27 de agosto, la Inquisición de México publicó un edicto, declarando "heréticas y
sediciosas" las proposiciones que atacaban a la autoridad divina de los reyes y que proponían la
"herejía de la soberanía del pueblo".41
El 31 de agosto se celebró una nueva reunión. Los miembros de la Audiencia aprovecharon para
secundar a los comisionados de la Junta de Sevilla que habían llegado a la capital novohispana. De
esta manera manifestaron su rechazo a la resolución del 9 de agosto y tacharon de inepto a
Iturrigaray. Respaldado por una carta de la Junta de Asturias, el virrey convocó una nueva reunión
para el 1° de septiembre, donde expuso que ninguna de las juntas formadas en España reconocía
la soberanía de las otras. Después de una votación, la Junta de México volvió a desconocer a la de
Sevilla.42 Iturrigaray notificó por carta a las juntas españolas la postura de los novohispanos, y
procedió a solicitar a los ayuntamientos del virreinato el envío de representantes a la capital. Para
apoyar a la metrópoli, el virrey ordenó embarcar catorce y medio millones de pesos del Tesoro, y
cien mil pesos adicionales para ayudar a la Junta de Sevilla.43
El 9 de septiembre se celebró una última junta general que solo sirvió para irritar los ánimos y
aumentar el antagonismo entre criollos y europeos. Durante los días siguientes corrieron la Nueva
España unos rumores difamatorios hacia la persona del virrey.n. 15 Los peninsulares, respaldados
por los comisionados de la Junta de Sevilla, decidieron deponer al virrey.
Encabezados por Gabriel de Yermo, los enemigos de Iturrigaray se sublevaron el 15 de septiembre
de 1808. El palacio virreinal fue asaltado por un contingente de trescientos hombres y al mismo
tiempo fueron aprehendidos Primo de Verdad, Cristo, Azcárate y el fraile Talamantes.44 El virrey y
su familia fueron conducidos a Cádiz para enfrentar un proceso judicial. Villaurrutia fue excluido
en su calidad de oidor. Pedro de Garibay fue nombrado virrey sustituto de Nueva España, cargo
que ocupó hasta mayo de 1809 siguiendo siempre la línea dictada por la Audiencia de México. El 4
de octubre de 1808, Primo de Verdad murió de forma extraña en la cárcel del Arzobispado.44 El 9
de mayo de 1809, Talamantes murió de fiebre amarilla en la cárcel de San Juan de Ulúa.45 Después
de un breve tiempo en prisión, Antonio de Cristo fue destituido de la Auditoría de Guerra.
Azcárate fue encarcelado en el convento de Betlemitas, lugar en donde permaneció preso hasta
diciembre de 1811.46
La Real Audiencia de México informó a la Junta de Sevilla acerca de los acontecimientos,
argumentando que el "pueblo enardecido" había sido el responsable del derrocamiento del virrey.
El nuevo gobierno virreinal envió cartas a la Suprema Junta de Sevilla reconociendo su soberanía.47
A diferencia de lo que sucedió en otros virreinatos, el golpe de Estado en Nueva España impidió
que se estableciera una junta local.48
La cuestión de la soberanía durante 1809[editar]
José Bonaparte fue designado monarca de España por su hermano, y en julio de 1808 llamó a los
virreinatos de América y a las capitanías generales de Cuba y Guatemala a enviar seis
representantes para trabajar en el Estatuto de Bayona. Los americanos declinaron la invitación.49
Tras ser derrotados en Bailén los franceses se retiraron temporalmente de Madrid. Su ausencia
permitió que las múltiples juntas soberanas en la península acordaran formar la Junta Suprema
Central el 25 de septiembre en Aranjuez. Por cuestiones de seguridad, la Junta se trasladó luego
a Sevilla, Cádiz y a la isla de León. El apoyo económico brindado por Nueva España fue empleado
para reorganizar al ejército español en su lucha contra el Imperio napoleónico.50
La Junta Suprema Central emitió un decreto el 22 de enero de 1809 por el que reconoció a los
dominios americanos como parte integrante de la monarquía con derecho a representación en el
órgano. Para ello se pidió elegir un representante de cada virreinato y capitanía general.n. 16 La
elección se realizó por sorteo e involucraba a los ayuntamientos y al Real Acuerdo. En contraste,
cada provincia de la península tenía derecho a un diputado, de modo que hubo treinta y seis o
más vocales por España y solo nueve para toda América.51 Los americanos protestaron por la
representación desproporcionada. Los criollos novohispanos con ideas autonomistas perdieron la
esperanza de obtener resultados favorables para su causa en la metrópoli.52
En enero de 1809 apareció en varias ciudades importantes del virreinato una proclama que pedía
la instalación de un gobierno autónomo en Nueva España que defendiera a Fernando VII y la
religión. El autor del documento fue Julián de Castillejos, participante de las tertulias literarias con
el marqués de San Juan de Rayas. Cuando se les interrogó, negaron toda responsabilidad. Los
oficiales reales los dejaron ir, pero los mantuvieron bajo estrecha vigilancia.53
Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII, envió una carta a los novohispanos en
marzo de 1809. En ella proponía a su hijo Pedro I de Brasil como regente de Nueva España. El
virrey Garibay y los oidores de la Audiencia pensaron que se trataba de una argucia de Napoleón, y
evadieron la solicitud. En una comunicación posterior, Carlota de Borbón solo exhortaba a la
defensa de los dominios españoles y agradecía las acciones realizadas en septiembre de 1808 en la
capital virreinal. En los días sucesivos, Garibay ordenó aprehender a cualquier sospechoso de
sedición. Entre ellos se encontraron el fraile Sugasti, el platero José Luis Rodríguez Alconedo —
supuesto labrador de la corona de Iturrigaray— el escribano Peimbert, Antonio Calleja y el cura
Palacios. El 19 de julio de 1809 Francisco Javier de Lizana y Beaumont asumió el cargo de virrey
por nombramiento de la Junta de Sevilla, que sustituyó al anciano Pedro de Garibay.5455
La decisión de reconocer a la Junta de Sevilla no satisfizo a todos los novohispanos. En Valladolid
(actualmente Morelia) la elección del representante de Michoacán profundizó las divisiones entre
criollos y peninsulares. A partir de septiembre de 1809 los criollos —con José Mariano
Michelena y José María García Obeso a la cabeza— comenzaron a organizarse de manera
clandestina para nombrar una junta soberana.n. 17 Los conjurados, además de haber obtenido
seguidores en otras ciudades de El Bajío, buscaron apoyo de indígenas y castas, a los que
prometieron la abolición de tributos. El levantamiento armado debía iniciar el 21 de
diciembre de 1809,56 pero el sacerdote de la catedral de Morelia, Francisco de la Concha, notificó
los planes a las autoridades. En consecuencia fueron aprehendidos casi cuarenta sospechosos.5758
Carlos María de Bustamante se desempeñó como defensor de los presos, y argumentó que "el día
que se ahorque el primer insurgente, España tendría que perder la esperanza de conservar
América". El virrey Lizana y Beaumont, interesado en conciliar a americanos y europeos, optó por
otorgarles la libertad pero los peninsulares, que nunca habían simpatizado con el nombramiento
del virrey, reprocharon esta decisión, incrementando aún más su animadversión. Mientras tanto,
en España los franceses seguían avanzando en su campaña por la península.59
Convocatoria a las Cortes de Cádiz[editar]
La Junta Suprema Central decidió disolverse el 29 de enero de 1810 para formar el Consejo de
Regencia de España e Indias con cinco de sus miembros. El propósito de este nuevo órgano era
convocar a las Cortes de Cádiz. Solo un americano formó parte de la Regencia, el
tlaxcalteca Miguel de Lardizábal y Uribe; el resto de los integrantes de la Junta fue relevado de sus
obligaciones, incluyendo los representantes americanos que ni siquiera habían llegado de
ultramar.60 Al conocerse esta noticia en Ciudad de México, se juró obediencia y fidelidad al órgano
al que se reconoció la misma autoridad que a Fernando VII.61 El 14 de febrero de 1810 los
representantes americanos fueron invitados a participar en la redacción de una nueva
constitución, que prometía cambios para criollos y mestizos.n. 1862
Mientras se celebraban elecciones para diputados en América, fueron nombrados treinta
diputados suplentes radicados en la península para representar a las provincias ultramarinas, de
los cuales siete eran novohispanos.63 Tras las elecciones, recibieron nombramiento como
diputados a las cortes diecisiete representantes por Nueva España.n. 19 En tanto, después de
conocer sobre el asedio de Cádiz y el avance de los franceses en España, se establecieron en
América nuevas juntas autónomas, en abril se formó la Junta de Caracas; en mayo, la de Buenos
Aires; en julio, la de Bogotá; y en septiembre, la de Chile.
Por esos días, la Audiencia de México solicitó a la Regencia la destitución del virrey Lizana. El
ejercicio del gobierno novohispano recayó en la Audiencia desde mayo de 1810 hasta la llegada
de Francisco Xavier Venegas, nuevo virrey.64 En consonancia con los sucesos en otras partes de
América, una nueva conspiración estaba en marcha en Nueva España.65 Aunque en todo el reino
se efectuaban las elecciones de los diputados que habrían de asistir a las Cortes de Cádiz, los
criollos novohispanos estaban resentidos por el derrocamiento de Iturrigaray que habían planeado
los españoles peninsulares o gachupines.66
Uno de los diputados electos para asistir a las Cortes de Cádiz, fue José Eduardo de Cárdenas,
diputado por Tabasco, quien el 24 de julio de 1811 presentó ante el pleno, una memoria
titulada Exposición de motivos de la guerra de independencia,6768 en la que protestaba contra las
autoridades virreinales por la situación de marginación y pobreza en que se encontraban los
indígenas y mestizos novohispanos, y mostraba las posibles soluciones. Entre sus revolucionarias
propuestas estaban: la organización de la enseñanza gratuita, sin ninguna distinción de clases
sociales y sin la exclusión de los indios; crear sociedades agrícolas de producción; otorgar libertad
de comercio; creación de ayuntamientos por elección popular; y división del gobierno en tres
poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.6768

Inicio de la guerra (1810-1811)[editar]


La etapa de inicio de la Guerra de Independencia de México corresponde al levantamiento popular
encabezado por Miguel Hidalgo y Costilla. Descubiertos por los españoles, los conspiradores de
Querétaro no tuvieron otra alternativa que ir a las armas en una fecha anticipada a la planeada
originalmente. Los miembros de la conspiración se hallaban sin una base de apoyo en ese
momento, por lo que Hidalgo tuvo que convocar al pueblo de Dolores a sublevarse en contra de
las autoridades españolas el 16 de septiembre de 1810. Los insurgentes avanzaron rápidamente
hacia las principales ciudades del Bajío y luego hacia la capital de Nueva España, pero en las
inmediaciones de Ciudad de México retrocedieron por orden de Hidalgo. Los siguientes
encuentros entre los insurgentes y el ejército español —llamado realista— fueron casi todos
ganados por estos últimos. Los desencuentros entre Hidalgo e Ignacio Allende, que estaban a la
cabeza de la insurgencia, aumentaron después de las derrotas.
Los sublevados tuvieron que huir hacia el norte, donde esperaban encontrar el apoyo de las
provincias de esa región que también se habían lanzado a las armas. Los líderes de la insurgencia
fueron capturados en Acatita de Baján (Coahuila). Una vez arrestados fueron enviados
a Chihuahua. En esta ciudad fueron fusilados Hidalgo, Jiménez, Allende y Aldama, cuyas cabezas
fueron enviadas a Guanajuato para que fueran expuestas en las esquinas de la alhóndiga de
Granaditas.
La conspiración de Querétaro y el Grito de Dolores[editar]
Véanse también: Conspiración de Querétaro y Grito de Dolores.
Ignacio Allende y Mariano Abasolo estuvieron entre los simpatizantes de los conjurados de
Valladolid. Cuando esta fue descubierta, organizaron una nueva conspiración que tuvo su sede
definitiva en Querétaro. Las reuniones se realizaban de manera clandestina en casa del
corregidor, Miguel Domínguez. Allende estaba al frente de los conjurados, entre quienes se
encontraban el propio corregidor, Miguel Hidalgo y Costilla, Juan Aldama y Josefa Ortizn. 20 El grupo
de conjurados buscaría en primera instancia la destitución de los españoles en puestos de
gobierno, apoyados por un levantamiento que iniciaría el 1 de octubre.66
La conspiración fue denunciada el 9 de septiembre por José Mariano Galván. Otras denuncias
llegaron a oídos del comandante Ignacio García Rebolledo, que dispuso el cateo a la casa y la
aprehensión de los hermanos González. Josefa Ortiz envió como mensajero a Ignacio Pérez para
avisar a los conspiradores en San Miguel el Grande, después fue presa en compañía de su marido y
otros conspiradores.69
El aviso de la Corregidora llegó a Juan Aldama, y fue él quien lo llevó hasta Dolores el 16 de
septiembre. Con ayuda de presos que liberaron de la cárcel, los insurgentes capturaron al
delegado Rincón y se dirigieron al atrio de la parroquia del pueblo. En ese lugar, Hidalgo convocó a
los asistentes a levantarse contra el mal gobierno,70 en un acto que es conocido como Grito de
Dolores y se considera el inicio de la guerra por la independencia mexicana.n. 21 Al paso de los días
algunos de los presos de Querétaro fueron puestos en libertad, aunque otros sufrieron el
destierro.n. 22
Campaña de Hidalgo[editar]
A partir de Dolores, el movimiento encabezado por Hidalgo se movió por varios puntos del Bajío,
una de la más prósperas regiones de Nueva España. El número de tropas es desconocido.
En Atotonilco tomaron el estandarte de la Virgen de Guadalupe, que es considerado emblema del
movimiento.71
En las poblaciones del oriente de Guanajuato se unieron al contingente mineros y peones de
haciendas aledañas, mal armados y entrenados. Cuando llegaron a Celaya el 21 de
septiembre de 1810, los insurgentes podrían haber sumado veinte mil hombres. Celaya fue
saqueada por los insurgentes, aunque Aldama y otros soldados de carrera intentaron inútilmente
contener a la masa. Tras este episodio, Hidalgo fue proclamado "Capitán General de América" por
encima de Allende, que tuvo el rango de teniente general.7273 Después de apoderarse
de Salamanca, Irapuato y Silao; el ejército insurgente llegó a Guanajuato el 28 de septiembre.74 A
pesar de las simpatías que despertó inicialmente, el movimiento de Hidalgo fue mal visto por las
clases medias y altas, pues los líderes eran incapaces de contener a su tropa. Por el mismo motivo
comenzaron a hacerse más visibles las diferencias entre Allende e Hidalgo.n. 23
El apoyo a los insurgentes en Guanajuato era evidente. El intendente Riaño se parapetó con su
tropa en la alhóndiga de Granaditas —uno de los edificios más fuertes de la ciudad— y envió
cartas solicitando apoyo militar al virrey Venegas, a la Real Audiencia de Guadalajara y a Félix
María Calleja, jefe de las tropas realistas de San Luis. La ayuda no llegó. Por su lado Hidalgo,
antiguo amigo de Riaño, solicitó la capitulación del intendente, pero este se negó y fue uno de los
primeros en morir.75 Después que «el Pípila» incendió la puerta principal, Hidalgo y los insurgentes
tomaron la alhóndiga.76 La ciudad fue saqueada nuevamente, hasta que Hidalgo emitió condena a
muerte para los responsables.77

Insurgente armado con una lanza. Acuarela de Theubet de Beauchamp. Este tipo de combatiente
debió ser muy numeroso en el contingente de Hidalgo.
En respuesta al avance de los insurgentes, el virrey Venegas publicó un bando ofreciendo una
recompensa de diez mil pesos por las cabezas de los líderes de la insurrección.78 Félix María
Calleja y Roque Abarca se pusieron en marcha para cercar la rebelión. Por su parte, el obispo de
Michoacán Manuel Abad y Queipo publicó un edicto de excomunión contra Hidalgo y sus
seguidores.78 El 13 de octubre de 1810, Bernardo Prado y Obejero ratificó la excomunión y la hizo
extensiva a todo aquel que aprobase la sedición, recibiese proclamas, ayudase a los insurgentes o
que mantuviese comunicación con ellos.79
Hidalgo inició el avance por otras ciudades del Bajío el 8 de octubre de 1810. A su paso se sumaron
más personas y llegó a tener reclutados hasta sesenta mil hombres.80 Los insurgentes se dirigieron
a Valladolid (Michoacán) y en Acámbaro apresaron a Diego García Conde, enviado a defender la
capital michoacana. Agustín de Iturbide contaba con sesenta hombres para defender Valladolid
pero, teniendo noticia del número de los insurgentes, rechazó el ofrecimiento de Hidalgo para
unirse a la tropa y abandonó la ciudad, seguido por el obispo Abad y Queipo. Valladolid fue
tomada pacíficamente el 17 de octubre.8182 El aumento del número y desorden del ejército
provocaron algunos roces entre Hidalgo y los militares de carrera. En Acámbaro, Hidalgo recibió el
grado de Generalísimo de América y Allende, de Capitán General.n. 2483
Los insurgentes avanzaron hacia el valle de México. Para hacer frente a la rebelión, el
destacamento de Torcuato Trujillo realizó reconocimientos en el área de Ixtlahuaca, pero ante el
avance del numeroso ejército de Hidalgo, decidió reforzar a Mendívil en Lerma y el puente
de Atengo. Los rebeldes avanzaron por Santiago Tianguistenco.84 El 30 de octubre de 1810 los
insurgentes derrotaron a los españoles en el monte de las Cruces, gracias a la estrategia
de Abasolo, Jiménez y Allende.85 Al terminar la batalla, los insurgentes se apoderaron de armas y
municiones del ejército realista, cuyos remanentes —incluyendo a Iturbide— huyeron a Ciudad de
México.86 Al día siguiente Jiménez y Abasolo fueron enviados a una negociación fallida con el
virrey, que se negó a capitular ante la inminente llegada de refuerzos.85 Hidalgo optó por volver a
Valladolid, decisión que tensó más la relación con Allende y provocó la deserción de la mitad de la
tropa.87
En el camino a Valladolid, los realistas comandados por Félix María Calleja atacaron a los
insurgentes en Aculco. La derrota de estos últimos debilitó al contingente por las deserciones, la
toma de prisioneros y la pérdida de armamento.8889 Tras la batalla, los realistas saquearon la
población.90 Por su parte los insurgentes se dividieron en dos contingentes, Allende marchó con la
mayoría a Guanajuato y el resto siguió a Hidalgo hacia Valladolid. Teniendo en cuenta la situación,
los insurgentes se dividieron y el grueso de las tropas se volvió —con Allende a la cabeza— rumbo
a Guanajuato; mientras apenas un puñado regresó con Hidalgo a Valladolid. Allí, el Generalísimo
obtuvo el apoyo financiero de la Iglesia y nuevas adhesiones.
Hidalgo se dirigió hacia Guadalajara y no a Guanajuato, como había acordado con Allende. La
relación entre ambos se debilitó aún más, pues Allende pensaba que Hidalgo se estaba dejando
llevar por la plebe y había olvidado a Fernando VII.91 En Guanajuato, Allende fue derrotado por
Calleja y Flon.92 Algunos habitantes de la ciudad asesinaron a ciento treinta y ocho españoles
presos ante la inminente llegada de los realistas, que habían amenazado con pena de muerte a
quien hubiera apoyado a los insurgentes. Este acto desencadenó una matanza ordenada por
Calleja, que se complementó con el ajusticiamiento de los sospechosos de sedición.93 Allende
pudo escapar de la masacre y se reunió en San Luis Potosí con Abasolo y Aldama. Más tarde todos
ellos se reunirían con Hidalgo.94
Mientras tanto Hidalgo seguía en Guadalajara. La intención de Hidalgo era conformar un órgano
de gobierno. Con tal propósito nombró a Ignacio López Rayón como ministro de Estado y a José
María Chico como ministro de Justicia. Como jefe de este órgano, Hidalgo dispuso la abolición de
la esclavitud en el territorio de Nueva España el 6 de diciembre de 1810.95 Además envió
a Pascasio Ortiz de Letona como ministro plenipotenciario ante el Congreso de los Estados
Unidos para buscar una alianza militar y económica.96 En Guadalajara los españoles estaban
conspirando para entregar la ciudad al ejército de Calleja. Sin juicio de por medio,97 Hidalgo
ordenó la ejecución de los sospechosos en el cerro de la Bateas con la desaprobación airada de
Allende y Aldama.9892
Ante la inminente llegada de las tropas realistas de Calleja y de José de la Cruz, se celebró una
junta de guerra.99 Allende e Hidalgo propusieron estrategias distintas, pero la decisión final fue de
Hidalgo, quien dispuso que Ruperto Mier saliera a detener a las tropas de José de la Cruz. Sin
embargo Mier fue derrotado en Urepetiro por el regimiento de Pedro Celestino Negrete.100 Los
insurgentes fortificaron el puente de Calderón y allí se encontraron con el contingente realista al
mando de Manuel de Flon y Félix María Calleja. Después de seis horas de combate, los insurgentes
terminaron huyendo del lugar y Guadalajara fue ganada por los realistas.10199 Los insurgentes se
movilizaron a Aguascalientes. En Pabellón, Hidalgo fue relevado como Generalísimo y Allende
condujo a la tropa rumbo al norte para unirse con José Mariano Jiménez que tomó Saltillo después
de ganar la Batalla de Aguanueva.99 La idea era conseguir el apoyo de las provincias
septentrionales de la Nueva España y, posteriormente, de Estados Unidos.102 103 104
Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de la insurgencia y volvió con una parte de la tropa a
Michoacán, acompañado por José María Liceaga.105 Los otros líderes y el resto de la tropa siguió el
camino hacia el norte, y en su paso por Monclova se encontraron por primera vez con Ignacio
Elizondo, que había sido simpatizante de la insurgencia. Como resultado fue capturado de Pedro
de Aranda.106 El 21 de marzo de 1811 fueron presos en Acatita de Baján (Coahuila) Hidalgo,
Allende, Aldama y Jiménez junto con otros miembros más de la insurgencia.n. 25 Los presos fueron
fusilados en Monclova, y Chihuahua. Las cabezas de Hidalgo, Aldama, Allende y Jiménez fueron
colgadas en las cuatro esquinas de la alhóndiga de Granaditas, permaneciendo a la vista de los
habitantes hasta 1821.107
Otros focos insurgentes[editar]
El movimiento independentista iniciado en Dolores el 15 de septiembre de 1810 fue secundado en
otras partes de Nueva España. A principios de noviembre de 1810, José Antonio Torres logró
imponerse sobre la poca resistencia que ofrecieron las fuerzas virreinales en La Barca y en
la Batalla de Zacoalco.108 Con una fuerza de veinte mil hombres entró a la ciudad de Guadalajara el
11 de noviembre.109 Casi de inmediato José María Mercado fue comisionado para tomar las plazas
de Tepic y San Blas, objetivos que logró sin disparar un solo tiro el 28 de noviembre y el 1 de
diciembre respectivamente. Para diciembre de 1810 se había fortalecido en una parte importante
de Nueva Galicia110 111
Los simpatizantes de la insurgencia habían tomado varias ciudades importantes antes de terminar
1810. Rafael Iriarte controlaba León, Aguascalientes y Zacatecas. Luis de Herrera y Juan
Villerías ocupaban San Luis Potosí. En Toluca y Zitácuaro estaba Benedicto López. José María
Morelos comenzaba su campaña en el sur de Michoacán y México; mientras Miguel Sánchez
y Julián Villagrán controlaban el valle del Mezquital al norte de la intendencia de México.88 Las
provincias norteñas como Texas, Coahuila y Nuevo León también se habían sumado a la causa
insurgente.103 José María González Hermosillo inició la rebelión con la Batalla de Real del
Rosario en las Provincias Internas de Occidente y José María Sáenz de Ontiveros en Durango,
además se efectuaron diversos levantamientos espontáneos dirigidos por sacerdotes y rancheros
en muchas partes del virreinato.112
La persecución contra los líderes regionales fue tan dura como la que se dirigió contra las
principales cabezas de la insurgencia. En enero de 1811, José María Mercado —que operaba en
Nueva Galicia— fue derrotado en Maninalco y probablemente se suicidó, pues su cadáver se
encontró en el fondo de un barranco al día siguiente. Algunos líderes resistieron la persecución
por poco tiempo, como José Antonio Torres, que fue derrotado por Antonio López Merino el 4 de
abril de 1812 y ahorcado el 23 de mayo después de un juicio sumario. Otros resistieron y se
convirtieron en protagonistas de los sucesos de los años siguientes, como Villagrán y Morelos.
Características del movimiento insurgente de 1810-1811[editar]
Entre 1785 y 1786, en Nueva España se había producido una de las crisis agrícolas más grandes de
su historia, provocando una hambruna en la que murieron cerca de 300 000 personas. Entre 1808
y 1809 una grave sequía en El Bajío había reducido las cosechas, por consiguiente los alimentos
habían cuadruplicado sus precios. Por otra parte, las guerras en Europa habían provocado escasez
y desempleo.113 Ante esta situación los campesinos vieron en Hidalgo a un líder que podría
conducirlos a una vida mejor. Fue así que los insurgentes lograron conseguir adeptos
rápidamente.114 Contaba además con los refuerzos que pudieran proveerle Allende y Mariano
Abasolo, oficiales del Regimiento de Dragones de la Reina en San Miguel el Grande.115

Segunda etapa: Organización (1811-1815)[editar]


La llamada etapa de organización de la guerra independentista de México comprende los sucesos
bélicos y políticos ocurridos entre el momento en que Ignacio López Rayón fue nombrado jefe de
las fuerzas insurgentes en Saltillo el 16 de marzo de 1811 —poco antes de que Hidalgo, Allende,
Aldama, Jiménez y otros jefes insurgentes fueran presos y ejecutados en el norte de México— y
antes del fusilamiento de José María Morelos y Pavón en Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.
Durante esta época, el movimiento independentista no solo realizó acciones bélicas, sino que se
dotó a sí mismo de una estructura y un cuerpo jurídico. Durante este período cobra importancia el
posicionamiento ideológico de la causa insurgente.
Composición social del movimiento[editar]
El movimiento insurgente fue respaldado por las clases bajas, especialmente campesinos. Los
hombres se juntaban en grandes turbas armados con hondas, flechas, lanzas, palos y piedras. Se
reunían espontánea y transitoriamente con los jefes insurgentes para oponerse al ejército virreinal
y ocasionalmente surgía un líder entre ellos. En las batallas llegaron a
participar comanches y lipanes,116 al igual que los esclavos negros. Solamente los esclavos de
algunas haciendas siguieron fieles a sus amos. Aquellos que poseían caballos, generalmente
miembros de las castas, arengaban a los indígenas labradores para unirse al movimiento un poco
mejor armados. Casi la totalidad de las fuerzas bajo el mando de Ignacio López Rayón eran indios
flecheros de El Bajío, las de José María Morelos estaban compuestas por negros y mulatos del sur
que eran peones de haciendas, algunas veces soldados del ejército virreinal que habían sido
vencidos y miles de campesinos apenas armados los cuales eran de gran ayuda en los trances
difíciles. A medida que avanzó el movimiento, la clase media de las ciudades comenzó a simpatizar
con los insurgentes; las ideas de la revolución se fueron propagando en el ambiente urbano entre
los letrados,117 destacando, entre otros, Joaquín Fernández de Lizardi y Carlos María de
Bustamante en México, así como fray Servando Teresa de Mier en Londres.118
Marcha de López Rayón hacia el sur[editar]
Ignacio López Rayón había sido uno de los secretarios de Estado nombrados por Miguel
Hidalgo cuando este intentó organizar un gobierno insurgente durante su breve estancia
en Guadalajara entre noviembre de 1810 y enero de 1811. Algunos documentos suscritos por
Hidalgo en ese sitio y en momentos anteriores de la revolución fueron redactados por el propio
López Rayón,n. 26 por lo que se presume que tenía cierta influencia sobre Miguel Hidalgo. El 5 de
marzo de 1811, López Rayón recibió el cargo de jefe supremo de la insurgencia y la instrucción de
volver al sur mientras Hidalgo, Allende y otros seguían su marcha rumbo a Texas.
Los tres mil quinientos hombres que formaban el remanente de la insurgencia marcharon
hacia Michoacán bajo el mando de López Rayón y otros jefes.n. 27 Durante el traslado se
enfrentaron a los realistas, a quienes derrotaron en Puerto de Piñones y en Zacatecas.119
Rayón y Liceaga determinaron que era necesario instaurar un Congreso o Junta conforme a los
planes originales que se tenían en 1808 de gobernar de forma autónoma a nombre de Fernando
VII, mientras el monarca fuese prisionero en Francia. Enviaron una carta dirigida a Calleja
expresando estos objetivos, la cual fue entregada por José María Rayón. Aunque les ofreció el
indulto, Calleja negó la posibilidad de entrar en negociaciones con los insurgentes para reconocer
dicha junta.120 Rayón partió hacia Aguascalientes, fue perseguido por el general Miguel Emparán,
quien le propinó una derrota en la Batalla del Maguey el 2 de mayo de 1811. No obstante, Rayón
pudo escapar hacia La Piedad y Zamora. Al llegar Calleja a la ciudad de Zacatecas, donde se había
quedado al mando de mil hombres Víctor Rosales. este se acogió al indulto ofrecido. De cualquier
forma, Calleja mandó fusilar a trece insurgentes y un año más tarde Rosales se reintegró a la
rebelión.
Rayón inició una guerra de guerrillas distribuyendo a José Antonio Torres en Pátzcuaro y Uruapan,
al padre Navarrete en Zacapu, a Mariano Caneiga en Parindicuaro, a Manuel Muñiz en Tacámbaro,
a Luna en Acámbaro y Jerécuaro, mientras él se instaló los primeros días de junio en Zitácuaro,
donde contó con el apoyo de Benedicto López.121 El 22 de junio, el comandante español Miguel
Emparán, al mando de dos mil hombres, atacó Zitácuaro, pero fue derrotado y los Insurgentes
retuvieron la plaza.122
Otros levantamientos y confrontaciones[editar]
Durante febrero de 1811, fue derrotado en Sinaloa José María González Hermosillo por Alejo
García Conde en la Batalla de San Ignacio de Piaxtla. En los primeros días de mayo en la zona
de Matehuala, el insurgente Juan Villerías fue derrotado por Joaquín de Arredondo y Cayetano
Quintero, muriendo el 13 de mayo.123 Arredondo continuó su avance tomando la plaza de Tula el
22 de mayo, derrotando a Mateo Acuña, quien junto con otros insurgentes fue pasado por armas.
El 21 de junio, las fuerzas virreinales tomaron Matehuala.124
El 12 de julio, los insurgentes José Calixto Martínez y Moreno, Ignacio Sandoval, Miguel
Gallaga fueron derrotados en la Batalla de Llanos de Santa Juana, aunque lograron tomar Colima el
16 de julio de 1811. Fuerzas virreinales al mando de Rosendo Porlier recuperaron las plazas
de Sayula, Zacoalco y Zapotlán el Grande,125 para después reunirse en Zapotiltic con el coronel
español Manuel del Río. El cura de Matehuala, José Francisco Álvarez, con la ayuda de Pedro
Celestino Negrete, venció a los insurgentes en Colotlán, causándoles más de mil quinientas bajas.
El pueblo de La Barca fue severamente castigado por Negrete, debido a que la población ayudó a
escapar a Miguel Gallaga y al padre Ramos.126 En la zona de El Bajío, Albino García mantuvo la
guerrilla insurgente en Pénjamo, Valle de Santiago y Yuriria, fue perseguido sin éxito por el
teniente coronel Miguel del Campo, pero sufrió una fuerte derrota cerca de Celaya. A mediados de
junio en San Luis de la Paz, los insurgentes comandados por José Antonio Verde fueron derrotados
por el capitán Antonio Linares,127 en la misma localidad el 10 de julio el jefe insurgente José de la
Luz Gutiérrez, al mando de cuatro mil hombres, fue derrotado por el capitán Guizarnotegui.128
De finales de julio a mediados de agosto, la revolución insurgente volvió a encenderse en
Aguascalientes y Zacatecas. Cuando los virreinales fusilaron a los rebeldes Nájera y Flores Alatorre
en Aguascalientes, la plaza fue tomada por el cura Ramos, Oropesa, Ochoa y Hermosilla, obligando
al subdelegado Felipe Álvarez y al cura Terán a salir de la ciudad, quienes habían ejercido un breve
gobierno despótico. El 25 de agosto, Calleja envió al coronel García Conde y al teniente José López
a reprimir el nuevo brote revolucionario, después de ofrecer resistencia, los insurgentes se
dispersaron en Nochistlán.128 El 21 de agosto, el coronel español Manuel del Río tomó la plaza de
Colima, causando setecientas bajas a los insurgentes comandados por Gallaga, Sandoval y
Cadenas. Veinte días más tarde, los Insurgentes fueron nuevamente derrotados en Colotitlan,
muriendo durante el combate trescientos hombres. En Tomatlán, Gallaga a quien se le hizo
responsable de la derrota, fue herido gravemente por un soldado de Sandoval. Poco después fue
llevado frente a la parroquia, donde le dispararon nuevamente, muriendo en el acto.129
Las primeras campañas en el sur[editar]
En la región de Tierra Caliente, desde finales de septiembre de 1810 existieron brotes de
rebeliones. Los líderes más notables fueron Ávila y Ruvalcaba, pero estos fueron vencidos por José
Acha, quien era administrador de las haciendas de Gabriel de Yermo. Ruvalcaba murió en los
encuentros, el virrey designó a José Antonio Andrade y poco después a Nicolás Cosío para
defender la zona contra nuevos levantamientos.130 En octubre de 1810 —después de haberse
entrevistado con Hidalgo en el pueblo de Charo— José María Morelos inició su campaña
en Carácuaro con solo veinticinco hombres. Fue incrementando paulatinamente su ejército, pero
la estrategia militar de Morelos fue diferente a la de Hidalgo: su ejército nunca superó más de seis
mil hombres, los cuales eran disciplinados y tenían armamento adecuado. Después de avanzar
por Petatlán, a su campaña se unieron Juan José, Pablo y Hermenegildo Galeana en Técpan. Su
marcha continuó por Atoyac y Coyuca llegando al puerto de Acapulco, lugar que infructuosamente
intentó tomar por asalto a finales de 1810.131 Poco
después, Calixto, Leonardo, Máximo, Miguel, Víctor y Nicolás Bravo se le unieron en Chichihualco,
así como Vicente Guerrero durante la Batalla de El Veladero.132 En enero de 1811 derrotaron al
capitán español Juan Francisco París en la Batalla de Tres Palos.
Entre febrero y abril, en esta zona, los insurgentes contaban con dos mil quinientos hombres, los
cuales fueron distribuidos en Sabana, el Aguacatillo, Veladero y las Cruces. Debido a que Cosío no
pudo derrotarlos, el virrey lo sustituyó por Juan Antonio Fuentes, pero también fue arrollado a
principios de mayo cuando Morelos decidió abandonar el asedio de Acapulco para avanzar
hacia Chilpancingo.133 En las plazas de Chichihualco, Chilpancingo y Tixtla las fuerzas virreinales
fueron derrotadas.134 Fuentes persiguió a Morelos, pero fue derrotado nuevamente en Chilapa,
añadiéndose la plaza a las dominadas por los Insurgentes.135
Conspiraciones en Ciudad de México[editar]
En abril de 1811, la captura de los iniciadores de la rebelión fue recibida con tristeza por sus
simpatizantes. Un conato de complot contra el virrey, dirigido por Manuel Lazarín y su
esposa Mariana Rodríguez del Toro, fue descubierto cuando el padre Camargo violó el secreto de
confesión del conspirador José María Gallardo, siendo encarcelados algunos de los participantes.
Las noticias de las victorias parciales de los insurgentes dieron un nuevo aliento a sus seguidores.
En casa de Antonio Rodríguez Dongo se celebraron juntas en donde participaron frailes agustinos,
militares de bajo cargo, abogados y un prófugo de la cárcel, pero fueron delatados el 2 de agosto
de 1811. En consecuencia, fueron sentenciados a muerte Antonio Ferrer, Ignacio Cataño, José
María Ayala, Antonio Rodríguez Dongo, Félix Pineda y José María González, siendo liquidados de
manera pública el 29 del mismo mes. El resto fue condenado a prisión. Los religiosos Juan N.
Castro, Vicente Negreiros y Manuel Resendi fueron degradados y exiliados a La Habana. Estas
sentencias y ejecuciones acrecentaron la división entre los habitantes de Nueva España.136
La administración del virrey Venegas siguió enviando dinero a la Península ibérica para apoyar la
defensa contra Napoleón, menguando los recursos de la propia colonia. A causa de la revolución,
la minería suspendió labores y entró en un proceso de decadencia. La agricultura fue en gran parte
abandonada cuando los campesinos se unieron al movimiento armado.137
López Rayón y la Junta de Zitácuaro[editar]
En Zitácuaro, el 19 de agosto de 1811,138 Ignacio López Rayón convocó a la formación de
la Suprema Junta Nacional Americana "para la conservación de los derechos de Fernando VII,
defensa de la santa religión e indemnización y libertad de la oprimida Patria", la cual "organizaría
los ejércitos, protegería la justa causa y libertaría a la patria de la opresión y yugo que había
sufrido por espacio de tres siglos". El propio Ignacio López Rayón presidió la junta, José María
Liceaga y José Sixto Verduzco fueron nombrados vocales. Para la difusión de las determinaciones
tomadas en la Junta se contó con la ayuda de Andrés Quintana Roo y José María Cos, quien
suministró una prensa para imprimir el periódico El Ilustrador Americano, que difundía las ideas
autonomistas.139
La Junta de Zitácuaro no difería en sus propósitos de aquellas establecidas en otras partes de
América; para quienes la existencia de estos concejos estaba justificada en la conservación de la
soberanía en nombre del destronado rey de España hasta que no volviera a ocupar la titularidad
de la Corona. La Junta de Zitácuaro reunió sobre todo a la élite criolla del centro de México. Contó
con el apoyo de Morelos, jefe de la insurgencia en la sierra Madre del Sur. Casi de inmediato,
Calleja giró órdenes para no reconocer ni obedecer a la junta de los insurgentes, dando a conocer
a la vez la existencia de la Cortes de Cádiz, las cuales eran las únicas que deberían ser
obedecidas.140
Durante la vigencia de la junta se redactaron los Elementos Constitucionales, el primer proyecto de
constitución nacional; se hizo el primer cuño de monedas propiamente mexicanas; así como los
primeros intentos por lograr el reconocimiento de la comunidad internacional a través del envío
de un embajador a Estados Unidos: Francisco Antonio de Peredo y Pereyra.141
Las fuerzas virreinales continuaron acechando a los insurgentes que se encontraban bajo los
mandos de Albino García en Guanajuato, Manuel Villalongín en Michoacán, así como a José María
Correa, Julián Villagrán y Francisco Villagrán en Villa del Carbón y Calpulalpan.142 En sus intentos
por legitimarse frente a los jefes regionales y ganar prestigio ante el ejército realista, la Junta de
Zitácuaro, o mejor dicho, López Rayón —en su cargo de ministro universal de la nación, y en otras
palabras, jefe de la Junta— emprendió una serie de campañas militares que no le rindieron los
dividendos esperados: Juan Francisco Osorno fue designado a los Llanos de Apan y Mariano
Aldama a la Sierra Gorda, pero ambos fueron vencidos por el coronel español Ciriaco del Llano.143
En la Nueva España, algunos terratenientes y empresarios apoyaron la rebelión proporcionando
recursos económicos y abastecimiento. En Ciudad de México y algunas otras ciudades, un grupo
clandestino conocido como Los Guadalupes apoyó a la Junta proporcionando a los insurgentes
información de las actividades realistas, a este grupo perteneció Leona Vicario esposa de Andrés
Quintana Roo, además de ser la primera mujer periodista en México, también perteneció a este
grupo Don José Mariano de Sardaneta y Llorente, Marqués de San Juan de Rayas un noble cuyos
recursos serían de gran beneficio a la causa. 144 López Rayón fue incapaz de impedir que la Junta
fuera expulsada de su ubicación original por Calleja, quien resultó vencedor de la Batalla de
Zitácuaro en los primeros días de 1812.145
Sitio de Cuautla[editar]
Morelos continuó su avance desde Chilapa y envió a Valerio Trujano hacia Silacayoapan. Además,
el cura de Carácuaro dividió su ejército en tres columnas. Una, al frente de Miguel Bravo, avanzó
a Oaxaca por Huitzuco. En su camino hacia el sureste, Bravo tomó Acatlán y Huajuapan. Otro
brazo, al mando de Hermenegildo Galeana volvió a Taxco. El tercer grupo insurgente, encabezado
personalmente por Morelos, tomó la plaza de Chiautla, venciendo a Mateo Musitu. El 10 de
diciembre entró a Izúcar, actualmente Izúcar de Matamoros, donde se le unió Mariano
Matamoros. El 17 de diciembre en El Calvario, juntos derrotaron a fuerzas virreinales comandadas
por Soto Maceda, quien fue herido de muerte durante el combate.146 Los primeros días de
1812, Rosendo Porlier partió desde Toluca con destino a Tenancingo, logró vencer a las fuerzas
insurgentes comandadas por Hermenegildo Galeana y José María Oviedo en la Batalla de
Tecualoya.147 Oviedo murió en el combate, pero el 22 de enero Morelos reforzó a sus compañeros
logrando vencer a Porlier en la Batalla de Tenancingo. Morelos finalmente no avanzó hacia Puebla
de los Ángeles, pero siguiendo al occidente, el 9 de febrero de 1812 conquistó la villa
de Cuautla para la causa insurgente.148
Durante el mes de enero de 1812, los batallones realistas Asturias y Loveras así como el
regimiento América, comandado por el birgadier Juan José de Olazaba, desembarcaron en el
puerto de Veracruz para ponerse a las órdenes del virrey, quien había solicitado la ayuda a España
para luchar contra la insurrección.149 En febrero, Félix María Calleja —la mejor espada de Nueva
España, como le habían apodado merced a sus múltiples victorias frente a los insurgentes— fue
comisionado por el virrey Venegas para que terminara de una vez por todas con el ejército de
Morelos. Desde luego que Calleja esperaba vencer con facilidad a los insurgentes, sobre todo
estando en ventaja numérica y siendo los rebeldes un puñado de guerrilleros sin instrucción
militar —o al menos, esto era lo que pensaba el futuro virrey de la Nueva España—.150 De esta
forma inició el Sitio de Cuautla; misma suerte estaban padeciendo el padre José María Sánchez de
la Vega y Vicente Guerrero, pero en la Batalla de Izúcar, bajo el asedio de los realistas Ciriaco del
Llano y José Antonio Andrade.151
Durante este tiempo, López Rayón y la Junta se habían trasladado a Toluca.152 Albino
García atacó Guanajuato en donde fue rechazado, pero logró tomar la plaza de Irapuato,
obligando al brigadier García Conde a retroceder hasta Celaya, aunque este después tomó la plaza
de San Miguel el Grande para dar paso libre al camino que dirigía a San Luis. Manuel Mier y
Terán se unió a la causa insurgente en Sultepec, comenzando a fundir cañones. En el mismo lugar
el doctor Cos continuó distribuyendo El Ilustrador Americano.153 Nuevas rebeliones brotaron
en Nueva Galicia pero fueron reprimidas por Pedro Celestino Negrete, José de la Cruz y Manuel
Pastor,154 el 23 de mayo, José Antonio Torres fue capturado y sentenciado a la horca, su cadáver
fue descuartizado, la cabeza permaneció en Guadalajara y los cuatro miembros enviados a
diferentes localidades.155 Las plazas de Córdoba, Orizaba y Xalapa se emanciparon, en estos
levantamientos comenzó a destacar Guadalupe Victoria.156
En Cuautla, después de setenta y dos días de sitio y combates, ninguno de los bandos fue capaz de
imponerse. Los realistas habían fracasado también en el intento de recuperar Izúcar, pero el 2 de
mayo pudieron romper el sitio de Cuautla, evacuándola para evitar una masacre de civiles. En la
defensa final de esa plaza (que actualmente pertenece al estado de Morelos) participaron también
los propios habitantes de la villa, destacándose un grupo de niños llamados Los Emulantes. Este
batallón infantil insurgente fue encabezado por el hijo natural del cura Morelos, Juan
Nepomuceno Almonte, y formaba parte de este Narciso Mendoza, más conocido en la historia de
México como el Niño Artillero. Durante las acciones militares del sitio murió el hijo del antiguo
intendente de Guanajuato, Gil Riaño, y fue capturado Leonardo Bravo, a quien se le trasladó a
Ciudad de México, donde fue ejecutado meses más tarde usando el garrote vil.157 Habiendo
desalojado Cuautla, las tropas de Morelos se dispersaron hacia el oriente, rumbo a Izúcar y
Chiautla.
Plan de Paz y Guerra, Los Guadalupes[editar]
Artículo principal: Los Guadalupes
Después de la batalla de Tenancingo, Rosendo Porlier, con ayuda del coronel realista Joaquín del
Castillo y Bustamante, obligó a Ignacio López Rayón a abandonar Toluca. Después de confrontarse
nuevamente en la Batalla de Tenango se estableció en Tlalpujahua. A pesar de los esfuerzos
realizados por los insurgentes José María Correa y Epitacio Sánchez para defender su posición, el
contingente realista logró penetrar, a mediados de junio, hasta Sultepec.158 Durante estas fechas
el Plan de Paz y Guerra de José María Cos había sido enviado al virrey Venegas. El documento
enumeraba las atrocidades cometidas por los jefes realistas y condenaba el sistema de muerte y
exterminio que se había adoptado. La propuesta de paz explicaba los principios naturales y legales
en que se había fundado el movimiento insurgente, reiteraba que la soberanía debería residir en la
masa de la nación y que tanto España como América eran parte integrantes de la monarquía
sujetas al mismo rey pero iguales entre sí, sin dependencia o subordinación respecto una de la
otra. En resumen, se proponía formar un congreso nacional independiente de España que
representase a Fernando VII. La propuesta de guerra proponía que se observase el derecho de
gentes para reducir la barbarie que se había alcanzado, pues la lucha armada, al fin y al cabo, era
entre hermanos y conciudadanos, por lo tanto no debería ser más cruel que una guerra entre
naciones extranjeras.159
El virrey Venegas no contestó el oficio de Cos, sino que lo mandó quemar junto con otros
documentos que fueron obtenidos en Sultepec.160 Entre dichos documentos se descubrió
correspondencia de Los Guadalupes, por lo que fueron hechos prisioneros en la capital los
abogados Falcón y Garcés, Benito Guerra, José Ignacio Espinosa, Juan Guzmán, el doctor Díaz y
María Peimbert.161 El 5 de junio, en el Valle de Santiago, Agustín de Iturbide logró capturar a los
insurgentes comandados por Albino García, mandó fusilar a todos rebeldes, excepto a Albino y a
su hermano Francisco, quienes fueron trasladados a Celaya. El 8 de junio, el brigadier García
Conde ordenó la ejecución de los hermanos, la cabeza de Albino fue colocada en la calle de San
Juan de Dios, y su mano fue enviada a Salamanca. Por otra parte, Iturbide fue ascendido a teniente
coronel.162
Campaña en Puebla[editar]
Nuevas rebeliones insurgentes dirigidas por Juan Nepomuceno Rosáins, Máximo Machorro, Camilo
Suárez y Vicente Gómez se iniciaron en Chalchicomula, Huamantla, Atlixco, Tepeaca y Tehuacán,
las cuales fueron combatidas por el brigadier realista Olázabal. Estas fuerzas insurgentes siguieron
combatiendo en la zona de Acultzingo.163 Mientras tanto, en Yautepec, Gabriel Armijo liquidó a
Francisco Ayala,164 y Valerio Trujano fue atacado desde el 5 de abril durante el sitio de
Huajuapan por el general realista José María de Régules Villasante. El 4 de julio, Hermenegildo
Galeana logró derrotar a José María Añorve en la Batalla de Zitlala. Morelos fue informado de la
situación en la que se encontraba Trujano, de inmediato acudió al lugar logrando romper el sitio el
24 de julio, el cual tuvo una duración mayor a cien días.165 A finales de septiembre las fuerzas de
Morelos prosiguieron su avance hacia Tepeaca y Tehuacán.
Trujano fue atacado y derrotado por el capitán realista Saturnino Samaniego en el rancho de la
Virgen en las inmediaciones de Tepeaca. El insurgente, que había resistido el largo sitio de
Huajuapan, murió el 7 de octubre.166 El 28 de octubre, Morelos logró con éxito la Toma de Orizaba,
provocando la huida del coronel José Antonio Andrade, pero abandonó el lugar el 31 de octubre al
saber que un contingente dirigido por el coronel Luis de Águila se aproximaba a la ciudad.167
Morelos concentró sus fuerzas en Tehuacán, contando con cinco mil hombres y cuarenta cañones
bajo los mandos de Mariano Matamoros, los tres Galeanas, Miguel y Víctor Bravo, Guadalupe
Victoria, Vicente Guerrero, y Manuel Mier y Terán. Juntos marcharon hacia Oaxaca el 10 de
noviembre de 1812.168
Toma de Oaxaca[editar]
Artículo principal: Toma de Oaxaca (1812)
El 25 de noviembre, Morelos y su ejército ocuparon la ciudad de Oaxaca, la cual era defendida por
el teniente general Antonio González Saravia y José María de Régules Villasante,169 quienes
después de la derrota fueron capturados y fusilados. En la ciudad se instituyó un gobierno
autónomo y José María Murguía fue nombrado intendente. Se fundó el periódico Correo
Americano del Sur, cuya redacción inicial estuvo a cargo del cura José Manuel de Herrera.170 El
gobierno insurgente de la ciudad de Oaxaca duró de 1812 hasta 1814, cuando fue recuperada la
población por el ejército realista. Fue la primera y única vez en que Morelos pudo tomar el control
de una ciudad importante. Fue en esta plaza donde Morelos recibió los Elementos
constitucionales redactados por Ignacio López Rayón.
Morelos fue nombrado el cuarto vocal de la Junta de Zitácuaro, pero se deslindó finalmente de la
tesis fernandista, mediante una carta en la que solicitó "que se le quitara la máscara a la
independencia, porque ya todos sabían la suerte de Fernando VII".172
Mientras tanto, Nicolás Bravo se situó en el Puente del Rey sobre la carretera
de Veracruz a Xalapa, entorpeciendo el tráfico de los realistas y secuestrando recursos
materiales.173 Ramón López Rayón venció en Jerécuaro a José Mariano Ferrer. Los vocales de la
Junta actuaron cada uno por su cuenta en distintas regiones: José Sixto Verduzco, que permaneció
en la zona de Michoacán en Uruapán, Pátzcuaro y Tancítaro, fue perseguido constantemente
por Pedro Celestino Negrete y Luis Quintanar; Ignacio López Rayón se trasladó a la intendencia de
México, realizó operaciones militares en Ixmiquilpan y se reunió en Huichapan con Julián
Villagrán para saber los pormenores de las actividades que este había realizado en San Juan del
Río y Zimapán; José María Liceaga, quien se internó en el territorio de Guanajuato, fue perseguido
por Agustín de Iturbide en Yuriria, y al ser derrotado, tuvo que trasladarse al Valle de
Santiago para reclutar gente en compañía de José María Cos. Los vocales reclamaron cada uno
para sí la jefatura de la Junta, entraron en una discusión que finalmente condujo a la
desaparición de facto de este órgano de gobierno hacia la primera mitad de 1813. Fue el doctor
Cos quien trató de reconciliarlos.174
Constitución de Cádiz[editar]
Después de largos y acalorados debates, en marzo de 1812 se proclamó en Cádiz la Constitución
política de la monarquía española.175 Al inicio de las reuniones participaron 104 diputados, de los
cuales 30 eran de territorios ultramarinos.176 Después, este número se incrementó a 300, siendo
63 los americanos. La composición de las Cortes se constituyó con una tercera parte de
eclesiásticos, una sexta parte de nobles y el resto profesionistas de clase media. Durante la
primera sesión Diego Muñoz Torrero declaró que la soberanía nacional residía en el Congreso de
los representantes de España,177 desde este momento se comprobó que existían dos partidos:
los liberales y los serviles.178 Entre los representantes serviles de Nueva España se
encontraban Antonio Joaquín Pérez —quien sería obispo de Puebla—, Salvador Sanmartín —quien
tendría a su cargo la mitra de Chiapas—, y José Cayetano Foncerrada y Ulibarrí —quien fue
canónigo de la Catedral y miembro de la Real Audiencia de México—; con al excepción de Juan
José Guereña, que se movía entre ambos partidos, el resto de los diputados novohispanos eran
básicamente liberales, entre ellos destacaron Miguel Ramos Arizpe, José Miguel Guridi y
Alcocer y José Ignacio Beye de Cisneros.179
Los diputados americanos impugnaron la representación desigual que existía en las Cortes. Se
estimaba que la población de España era de diez millones de habitantes mientras que América
estaba habitada por dieciséis millones. No obstante, los diputados españoles excedían en la
proporción de 3 a 1 a sus iguales americanos.180 Se propuso contar con un diputado por cada
cincuenta mil habitantes, pero esta medida inclinaría la balanza a favor de los americanos en una
proporción de 3 a 2, por lo tanto, los españoles se opusieron argumentando que no deberían
contar las castas: si bien los pueblos originarios eran considerados con los mismos derechos que
los españoles, no era así para quienes fueran originarios o descendientes del continente africano.
Se estimó que en el continente americano alrededor de seis millones de personas de las castas
tenían ascendencia africana, de esta forma el número de diputados se equilibraría para la
representación de España y América en proporción 1 a 1.181 Los diputados americanos se
reagruparon para enumerar once propuestas entre las que destacaban: representación igualitaria,
libertad de cultivo, libertad de comercio, abolición de esclavitud, abolición de estancos, concesión
de derechos iguales para americanos, indios y mestizos para poder ocupar cargos civiles,
eclesiásticos y militares, reconocimiento de las juntas locales, y creación de mayor número de
diputaciones provinciales. Pocas de las propuestas fueron aprobadas. El "partido americano" tuvo
oposición de la mayor parte de los diputados europeos que consideraban las propuestas
revolucionarias, pero especialmente de los peninsulares residentes en América, a tal grado que la
representación del Consulado de México mandó un manifiesto para ser leído en sesión pública. El
documento declaraba que antes de la llegada de los españoles a América, los indios habían sido
bestias anárquicas y salvajes, y que todo seguía igual, por tanto tres millones de indios de Nueva
España eran incapaces de gobernars
Por añadidura se pidió que los Consulados de México, Veracruz y Guadalajara nombrasen, cada
uno, dos diputados, de esta forma la casi totalidad de población de peninsulares residentes en
Nueva España —que se estimaba en medio millón de habitantes—, estaría convenientemente
representada. Ultrajados por los insultos, los diputados americanos pretendieron abandonar las
Cortes, pero el presidente lo impidió y el debate quedó suspendido, consensuándose finalmente el
artículo 1° de la Constitución, el cual daba la posibilidad a las castas de ascendencia africana
aspirar a obtener la ciudadanía española.184 Al respecto de la libertad de comercio, los miembros
de los consulados de México y los comerciantes de Cádiz también se opusieron, contaron con la
ayuda de Juan López Cancelada quien desde su periódico El Telégrafo Americano criticó la postura
de los americanos publicando un folleto titulado Ruina de Nueva España si se declara el comercio
libre con los extranjeros. Desde este periódico, López Cancelada y los miembros del Consulado de
México —que habían sido protagonistas del golpe de Estado de 1808—, también criticaron la
actuación del ex virrey José de Iturrigaray, pero las inquinas fueron replicadas por el diputado
Guridi y Alcocer en el periódico El Censor y desde Londres por Servando Teresa de Mier en la
publicación llamada El Español.185 En cuanto al tema de la esclavitud, Guridi y Alcocer propuso
su abolición, pero los diputados pertenecientes a las regiones esclavistas del Mar
Caribe, Venezuela, la zona costeña de Nueva Granada y Perú se opusieron inflexiblemente; el
diputado español Agustín de Argüelles respaldó al diputado novohispano sugiriendo que al menos
se terminara con el tráfico de esclavos. A pesar de los alegatos, las Cortes consideraron la
conveniencia política de mantener la esclavitud.186
El 30 de septiembre de 1812, la nueva Carta Magna fue leída y jurada por los miembros de la Real
Audiencia de México y por el virrey Francisco Xavier Venegas en la Plaza Mayor de Ciudad de
México, llamándose en lo sucesivo Plaza de la Constitución.187 Con el nuevo régimen
constitucional, los virreinatos fueron abolidos, en consecuencia Venegas se convirtió en el jefe
político superior. Además se permitió la libertad de prensa. Mediante este derecho, Joaquín
Fernández de Lizardi en el periódico El Pensador Mexicano y Carlos María de Bustamante en El
Jugetillo criticaron los abusos de la administración virreinal.188 Dos meses más tarde, Venegas
suspendió el artículo constitucional que permitía la libertad de prensa. Fernández de Lizardi fue
encarcelado durante breve tiempo, Bustamante huyó a Zacatlán para reunirse con los insurgentes,
poco después se trasladó a Oaxaca y siguió escribiendo para el Correo Americano del Sur.189 La
decisión de Venegas fue severamente criticada por los diputados americanos en Cádiz. A fines de
febrero de 1813 se recibió un bando enviado desde España, en él se le pedía a Venegas
presentarse en la Península ibérica para apoyar la campaña militar contra los franceses y se
nombraba como su sucesor a Félix María Calleja.190
Sitio de Acapulco[editar]
El 9 de febrero de 1813, Morelos salió de Oaxaca rumbo al puerto de Acapulco, llegando a El
Veladero el 29 de marzo. El lugar era defendido por el realista Pedro Antonio Vélez, quien
sucumbió a los ataques, perdiendo la ciudad el 12 de abril. Se refugió en el Fuerte de San Diego,
cuyo sitio se extendió durante cuatro meses hasta que capituló el 20 de agosto. De esta suerte, la
comunicación marítima con Filipinas por el océano Pacífico quedó bajo control de los
insurgentes.191 Por su parte, Mariano Matamoros logró posicionarse con éxito en el Istmo de
Tehuantepec, con el triunfo de la Batalla de La Chincúa, en la que logró rechazar fuerzas realistas
que incursionaron desde Chiapas, provincia que durante esa época pertenecía a la Capitanía
General de Guatemala.192
Durante el tiempo del sitio de Acapulco, José Sixto Verduzco atacó infructuosamente Valladolid —
la cual estaba fuertemente resguardada por los realistas—, fue perseguido y derrotado por el
capitán Pedro Antonelli en Puruándiro. Ignacio López Rayón se reunió con Verduzco
en Pátzcuaro para reclamarle esta imprudente acción militar, pero un contingente realista forzó a
los insurgentes a separarse, obligando a Verduzco a replegarse hacia Ario y a Rayón
hacia Puruarán. Adicionalmente José María Liceaga fue derrotado en Celaya por Manuel Gómez
Pedraza. Las desavenencias entre los vocales de la Junta de Zitácuaro se incrementaron, pues
reclamaron interferencias entre sus jurisdicciones.193 Durante mayo de 1813, en la capital, Leona
Vicario —integrante de Los Guadalupes— se escapó de la ciudad para reunirse con Andrés
Quintana Roo en Tlalpujahua;194 en Salvatierra, Agustín de Iturbide derrotó a Ramón López Rayón;
en Huichapan,195 Julián Villagrán y su hijo "el Chito" fueron capturados y liquidados por las fuerzas
comandadas por el capitán Pedro Monsalve.196
Una vez que asumió el cargo de jefe político superior, Calleja juró el cumplimiento de la
Constitución. Nuevas elecciones para las representaciones de diputados a las Cortes de Cádiz se
habían realizado en Nueva España, resultando ganadores para todos los escaños los criollos, pero
la administración virreinal negó la entrega de viáticos aduciendo falta de liquidez en el erario. Por
tal motivo, solo viajaron tres de los catorce diputados electos a España.197 El visitador eclesiástico
de Querétaro, José Mariano Beristáin, denunció a Calleja que Josefa Ortiz de
Domínguez continuaba realizando proselitismo a favor de la causa de los insurgentes, en
consecuencia fue arrestada y trasladada al convento de Santa Teresa en México.198
Morelos y el Congreso de Chilpancingo[editar]
Congreso de Chilpancingo[editar]
Debido a las diferencias que se habían suscitado entre Liceaga, Verduzco y Rayón, Morelos
convocó en junio de 1813 un congreso que se instaló en Chilpancingo durante el mes de
septiembre. Para tal objetivo se nombraron diputados a Ignacio López Rayón por Guadalajara,
a José Sixto Verduzco por Michoacán, a José María Liceaga por Guanajuato, a Andrés Quintana
Roo por Puebla, a Carlos María de Bustamante por México, a José María Cos por Veracruz, a José
María Murguía por Oaxaca, a José Manuel de Herrera por Técpan, y como secretarios a Cornelio
Ortiz de Zárate y Carlos Enríquez del Castillo.199 El 14 de septiembre se dio inicio a la primera
sesión del Congreso de Chilpancingo —cuyo nombre oficial fue Congreso de Anáhuac—, donde
Morelos hizo leer a su secretario Juan Nepomuceno Rosáins los Sentimientos de la Nación.200 Este
documento declaraba la independencia de la nación, la soberanía popular, la religión católica
como única, la supresión de obvenciones, la división de poderes, la igualdad ante la ley, la
abolición de las castas, la abolición de la esclavitud, la eliminación de la tortura, e instituía la
celebración del 12 de diciembre para la Virgen de Guadalupe y el 16 de septiembre para
conmemorar el inicio de la guerra de independencia proclamado por Miguel Hidalgo.
«Que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía,
y que así se sancione dando al mundo las razones».
Primer punto de los Sentimientos de la Nación.
Al día siguiente, Morelos fue nombrado generalísimo de las fuerzas insurgentes y titular del poder
ejecutivo. Sería llamado alteza, pero rechazó este título adoptando el de siervo de la Nación.201
En contraste con la posición de la Junta de Zitácuaro, la cual fue disuelta, el Congreso de
Chilpancingo se dio a la tarea de definir jurídicamente las razones por las cuales la América
mexicana debía ser libre de España. Este fue un punto de discordia con López Rayón quien
manifestó no estar de acuerdo con el primer punto mencionado en los Sentimientos de la Nación,
pues defendía que la tesis que había abrazado el movimiento autonomista de 1808, debería seguir
subsistiendo, es decir, América era dependiente del rey de España, pero no de la nación española,
por tanto, la independencia buscada no era con respecto a la Corona, sino del "gobierno ilegítimo"
que se había reunido en Cádiz.202
Declaración de Independencia de América Septentrional[editar]
Durante el congreso se pronunciaron otros discursos políticos de mayor o menor importancia,
pero el 6 de noviembre de 1813, día de la clausura, se leyó el Acta Solemne de la Declaración de
Independencia de la América Septentrional, la cual fue redactada por Carlos María de Bustamante
y Andrés Quintana Roo. En ella, ya no se aceptaba la soberanía de Fernando VII y se postulaba de
forma radical la separación de la autoridad española: "queda rota para siempre jamás y disuelta la
dependencia del trono español".203
Mientras los insurgentes se reunían en el Congreso de Chilpancingo, el abad Manuel Abad y
Queipo advirtió a Calleja que Morelos era, sin disputa, el alma y el tronco de toda la insurrección,
indicó que en la junta que habían convocado los insurgentes en Chilpancingo seguramente se le
iba a elevar a jefe supremo independiente de toda autoridad, que ya poseía el sur de la Nueva
España desde Zacatula a Tehuantepec, por lo tanto, no se le debería dar más tiempo para
organizar su ejército.204
En noviembre de 1813 los miembros de la Audiencia de México propusieron que "se suspendiera
la Constitución mientras durasen circunstancias tan revolucionarias y turbulentas, y que se
revistiese a Calleja de las facultades necesarias y se observase la ley de Indias, que lo autorizaba
para extrañar de esos dominios a los que conviniese al servicio de Dios, paz y quietud pública,
adoptándose el sistema de rigor, único que para casos semejantes enseñaba la historia de las
naciones". De esta manera, la Carta de Cádiz no logró ser vigorizada en el territorio de la Nueva
España.205
Batalla de las Lomas de Santa María[editar]
Una vez que se abasteció de artillería del Fuerte de San Diego en Acapulco, Morelos planificó
tomar la ciudad de Valladolid con la idea de situar en esa ciudad el Congreso, para posteriormente
avanzar desde ahí hacia Guanajuato, Guadalajara y San Luis. Miguel y Víctor Bravo fueron
designados para proteger a los miembros del Congreso. El 7 de noviembre, saliendo de
Chilpancingo, Morelos, los Galeana, Nicolás Bravo y Matamoros avanzaron
hacia Cutzamala, Carácuaro, Tacámbaro, Tiripetío y Undameo. Las fuerzas insurgentes formadas
por cinco mil seiscientos hombres contaban con treinta cañones.206 Para esta operación Morelos
solicitó a Ramón López Rayón y Rafael López Rayón incorporarse cada uno con mil hombres, desde
Tlalpujahua y San Miguel el Grande, respectivamente. Valladolid estaba resguardada por Domingo
Landázuri con un regimiento de ochocientos hombres. Cuando Calleja se enteró del avance de las
fuerzas insurgentes, envió a Ciriaco del Llano con dos mil hombres desde Ixtlahuaca y a Agustín de
Iturbide con mil hombres desde Acámbaro para reforzar la defensa de la ciudad. En su marcha
confrontaron el 21 de diciembre a los Rayón en Jerécuaro, a quienes derrotaron. El 23 de
diciembre, Galeana y Bravo asediaron la capital michoacana pero fueron repelidos.207 La noche
siguiente, el campamento principal de los insurgentes fue sorpresivamente atacado por las fuerzas
de Iturbide y Del Llano dando inicio a la Batalla de las Lomas de Santa María; el padre Navarrete, al
mando de su división acudió al lugar para apoyar el inesperado ataque. Los realistas se retiraron y
las tropas insurgentes confundidas continuaron combatiendo entre sí, diezmándose. La derrota
infligida por los realistas frustró los planes de Morelos y marcó el inicio del ocaso de sus
campañas.208
Perseguidos por las tropas de Iturbide, el resto de los hombres de Morelos marcharon
hacia Puruarán. Mariano Matamoros fue designado para la defensa de la plaza. El 5 de enero de
1814, los realistas, decididos a terminar con el ejército insurgente, lograron la victoria en la batalla
de Puruarán.209 Matamoros fue capturado y trasladado a Morelia, a pesar de que Morelos trató de
negociar su vida a cambio de doscientos prisioneros españoles, Calleja ordenó su fusilamiento, el
cual se llevó a cabo el 3 de febrero.210 Morelos se dirigió a Coyuca (hoy de Catalán) y a Ajuchitlán,
en donde nombró a Rosáins como su segundo jefe militar. El 19 de febrero, el coronel Gabriel de
Armijo —quien había abatido poco días antes a Víctor Bravo en Mezcala— propinó un fuerte golpe
en Chichihualco a las fuerzas de Rosáins, quien logró escapar.211 El 29 de marzo, la ciudad de
Oaxaca fue retomada por los realistas bajo las órdenes de coronel Melchor Álvarez, al mando de
un ejército de 2000 hombres, entre los que se encontraba el batallón de Saboya.212 Todas estas
derrotas fueron criticadas por Ignacio López Rayón, quien culpó a Rosáins por su incapacidad
estratégica. A partir de entonces los dos comandantes insurgentes se enemistaron. López Rayón
marchó a Zongolica y Rosáins a Jamapa, fueron acechados por el coronel realista Francisco Hevia
desde Orizaba. El 15 de marzo, Miguel Bravo fue capturado en Chila por el coronel Félix de la
Madrid, se le trasladó a Puebla y fue ejecutado ahí un mes después.213 Morelos, Pablo y
Hermenegildo Galeana viajaron al Fuerte de San Diego con el objetivo de desmantelar la artillería
e inutilizar los cañones de grueso calibre, fueron perseguidos por Gabriel de Armijo quien los forzó
a huir el 11 de abril. Una escaramuza en Pie de la Cuesta con el coronel insurgente Juan Álvarez,
permitió a los Galeana y Morelos salir del puerto,214 de cualquier forma, el avance de Armijo llegó
hasta El Veladero consolidando la posición el 6 de mayo.
En la provincia de México, el insurgente José Francisco Osorno derrotó al teniente José del Toro
logrando atacar Tulancingo y burlando a las fuerzas virreinales por los Llanos de Apan.215 En
contraste, Ramón López Rayón y Epitacio Sánchez, después de la derrota de Puruarán, debieron
refugiarse en la sierra de Zitácuaro; y Benedicto López tuvo que escapar a Zacapu al ser asediado
por el coronel realista José Antonio Andrade.216 El 25 de junio, el teniente coronel Fernández de
Avilés venció a Hermenegildo Galeana en las cercanías de Coyuca (hoy de Benítez). Galeana fue
herido de muerte por el soldado Joaquín León y su cabeza fue colocada en una ceiba en la plaza
del pueblo.217
Las desavenencias entre los insurgentes fueron incrementándose. Ignacio López Rayón, después
de ser derrotado en Omealco, en lugar de unirse a Rosáins prefirió dirigirse a Zacatlán para
construir cañones con la ayuda del platero Alconedo, pero los hermanos Mier y Terán lo
abandonaron en Tecamachalco.218 A finales de mayo, Rosáins se dirigió a la carretera
de Xalapa a Orizaba, en donde José Antonio Martínez se había posicionado para cobrar peaje a las
caravanas realistas, debido a que este último era fiel a López Rayón, Rosáins decidió liquidarlo
para después designar a Juan Pablo Anaya y Guadalupe Victoria como encargados de la misma
zona.219 El 20 de junio desembarcó en Nautla el general francés Jean Joseph Amable Humbert,
quien dijo venir en representación de los Estados Unidos para apoyar a los insurgentes. López
Rayón, entusiasmado, informó al Congreso de Anáhuac, pero Rosáins se le adelantó, designando a
Anaya la misión de embarcarse junto con el francés hacia Nueva Orleans. En ese lugar se preparó
una expedición con la ayuda de José Álvarez de Toledo y Dubois, pero esta nunca se llevó a cabo al
ser impedida por órdenes del presidente James Madison. Las disensiones y los enfrentamientos
armados entre López Rayón y Rosáins aumentaron por dicho incidente. En Silacayoapan, en un
enfrentamiento entre José Herrera —quien era fiel a López Rayón— y Ramón Sesma —que era fiel
a Rosáins— fue detenido por Manuel Mier y Terán, quien logró reconciliarlos para hacer frente al
coronel realista Melchor Álvarez. Los insurgentes rechazaron con éxito el ataque, tomando las
localidades de Teposcolula, Tlaxiaco y Yanhuitlán. Mientras tanto, los miembros del Congreso de
Anáhuac fueron forzados a escapar de Uruapan por el realista Pedro Celestino Negrete, para así
situarse en Apatzingán.220
Restauración absolutista en España[editar]
Las Cortes españolas sesionaron del 1 de octubre de 1813 al 10 de mayo de 1814. Por diversas
razones —como había ocurrido en Nueva España con los diputados—, de los ciento cuarenta y
nueve diputados americanos que deberían presentarse, solamente sesenta y cinco estuvieron
presentes, de los cuales, cuarenta y dos eran suplentes.221 Durante ese periodo los invasores
franceses fueron desalojados de España. Para enero de 1814, las Cortes y la Regencia se habían
trasladado a Madrid. En febrero de 1814, el rey Fernando VII "el Deseado" firmó el Tratado de
Valençay, por el cual consiguió recuperar su libertad. Antes de regresar a España, el rey ordenó
al duque de San Carlos entrevistarse con la Regencia.222 Las Cortes le informaron que habían
decretado que solo después de que el rey jurase la Constitución se le reconocería como soberano
legítimo de España, de esta forma "el Deseado" emprendió su regreso. Pero un grupo de sesenta y
nueve diputados del "partido de los serviles" prepararon un documento conocido como
el Manifiesto de los persas; entre ellos, se encontraban los novohispanos Antonio Joaquín
Pérez, Salvador Sanmartín y José Cayetano Foncerrada. Por medio del manifiesto,
los persas solicitaron al rey no aceptar la Constitución.223 Por añadidura el capitán general de
Valencia Francisco Javier de Elío ofreció a Fernando VII el apoyo de su regimiento para abolir las
Cortes. Después de meditarlo, "el Deseado" decidió restablecer el absolutismo y el 4 de mayo
firmó un decreto por el cual se anulaba la Constitución y las leyes que se habían expedido durante
su ausencia: "como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del
tiempo".224 El ejército persiguió a los liberales, algunos como Vicente Rocafuerte huyeron a
Francia, otros como Agustín Argüelles, Miguel Ramos Arizpe y el general Juan O'Donojú fueron
encarcelados. Se estima que la cantidad de prisioneros o exiliados fue de doce mil liberales.225
En Ciudad de México, las primeras noticias del regreso de Fernando VII se recibieron el 13 de junio
de 1814, pero no fue sino hasta el 7 de agosto cuando se conocieron los pormenores de las
determinaciones de "el Deseado". La Inquisición fue reinstalada, fue nombrado Manuel Flores
como inquisidor y José Tirado como fiscal.226 Diez días más tarde, Calleja publicó un bando por el
que se prohibía bajo severas penas, contradecir directa o indirectamente los derechos y
prerrogativas del trono. Los comerciantes de México y Veracruz que eran amantes de la
Constitución recibieron con desagrado las noticias. Los insurgentes, incluyendo a Ignacio López
Rayón, a pesar de los reveses que habían sufrido, reafirmaron su resolución de continuar la lucha
armada.227
Constitución de Apatzingán[editar]
En contraste, el 15 de junio de 1814 el Congreso de Anáhuac terminó de redactar el Decreto
Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, conocido como la Constitución de
Apatzingán. Fue proclamada el 22 de octubre y estaba dividida en dos títulos: principios o
elementos constitucionales y forma de gobierno, la cual se sustentó en tres poderes: Ejecutivo,
Legislativo y Judicial. Fueron tres miembros en los que recayó el Poder Ejecutivo: José María
Liceaga, José María Cos y José María Morelos. A pesar de que a este último se le había retirado del
cargo político en 1813, nuevamente se le confirió el puesto, pero esta vez, para ejercerlo de forma
compartida. Sin embargo, el decreto constitucional impedía a los miembros del Ejecutivo mandar
tropas y solamente podían ejercer acción militar bajo circunstancias extraordinarias y con el
correspondiente permiso del Congreso. De esta forma, el siervo de la nación entró en un período
de aletargamiento militar.228
Después de la promulgación de la Constitución de Apatzingán, Vicente Guerrero fue designado
para emprender nuevamente la campaña en Oaxaca, aunque al principio no fue reconocido por
Ramón Sesma que se encontraba en Silacoayoapan y era fiel a Rosáins. El Congreso de Anáhuac
envió a Francisco Arróyave para sustituir a este último, pero lejos de obedecer las órdenes,
Rosáins lo mandó fusilar bajo el cargo de traición el 21 de diciembre de 1814 en un paraje del
cerro Colorado conocido con el mote de la Palma del Terror.229 Por otra parte, el insurgente Víctor
Rosales logró apoderarse de un cuantioso botín en el mineral de Pinos de Zacatecas.230 A finales de
noviembre de 1814, el realista Ciriaco del Llano fue derrotado por Ramón López Rayón y Epitacio
Sánchez en Maravatío, pero casi al mismo tiempo Agustín de Iturbide venció y liquidó a Manuel
Villalongín en Puruándiro. Con la finalidad de prevenir cualquier desembarque de armas destinado
a los insurgentes, la costa de Nautla fue asegurada por el coronel realista Manuel González de la
Vega.231
En marzo de 1815, Iturbide y Del Llano unieron sus fuerzas para atacar el cerro del Cóporo, el cual
estaba resguardado por Ignacio y Ramón López Rayón, el ataque dirigido por los tenientes
realistas Vicente Filisola, Juan José Codallos, Pablo Obregón y Ramón de la Madrid fue repelido.232
Ese mismo mes, el coronel realista Márquez Donayo sorprendió a Rosáins, Sesma, y Mier y Terán
en Soltepec. Tras la frustración de la derrota, Rosáins mandó realizar nuevos fusilamientos, pero
sus excesos provocaron que sus compañeros desconocieran su mando militar.233 En julio de 1815,
después de una derrota de los insurgentes en Jilotepec, Epitacio Sánchez se acogió al indulto del
gobierno virreinal.234 El 27 de julio, en Jamapa, Rosáins fue perseguido y vencido por los propios
insurgentes; una vez capturado se le remitió al Congreso de Anáhuac, pero se logró fugar en las
inmediaciones de Chalco y solicitó el indulto realista, el cual le fue concedido por el virrey Calleja
en octubre de 1815.235 En respuesta a las peticiones que realizaron los comerciante de Cádiz a
Fernando VII, un contingente de dos mil realistas, al mando del brigadier Fernando Miyares y
Mancebo, desembarcó en Veracruz. Entre agosto y septiembre, Miyares comenzó su campaña en
contra de Guadalupe Victoria en Puente del Rey así como contra Manuel Mier y Terán en las
cumbres de Acultzingo.236
Captura y muerte de Morelos[editar]
Después de su retirada del cerro del Cóporo, Iturbide incursionó sin éxito en Michoacán en busca
de los miembros del Congreso de Anáhuac. Al retirarse pasó por Pátzcuaro, en donde aprehendió
a Bernardo Abarca y lo mandó fusilar en Tzintzuntzan. Para vengar la muerte de este último, el
doctor José María Cos tomó las armas, uniéndose a los grupos insurgentes de Vargas y Carvajal, sin
embargo violaba el artículo constitucional que prohibía a los miembros del Ejecutivo realizar estas
acciones.237 El Congreso lo conminó a regresar a su puesto, pero lejos de obedecer, el doctor Cos
publicó en Zacapu un manifiesto expresando su inconformidad al respecto de las políticas
adoptadas por dicho organismo, entre ellas la de que sus miembros no habían sido elegidos de
forma popular y que estos buscaban ayuda militar en el extranjero comprometiendo la religión y la
honra nacional. Por otra parte declaró que los congresistas habían maniatado a los jefes militares
insurgentes, cuestionando a cada paso sus acciones. En consecuencia el Congreso ordenó a José
María Morelos arrestarlo, Cos fue sentenciado a muerte por su desacato, pero sobre la base de
sus méritos y a solicitud de José María Izazaga, se le conmutó la pena a prisión perpetua.238 "Los
hombres de leyes y los hombres de armas no llegaron a entenderse. Las divergencias que se
dieron entre el poder legislativo y el ejecutivo se acentuaron con el paso del tiempo".239
En Puruarán, el 14 de julio de 1815, Morelos dirigió una carta al presidente de Estados
Unidos, James Madison, solicitándole el reconocimiento de la independencia y el beneplácito para
el recibimiento de un embajador enviado por los insurgentes:
Los miembros del Congreso consideraron que no se encontraban seguros en Michoacán debido al
asedio que sufrían constantemente. Adicionalmente esperaban recibir noticias de José Manuel de
Herrera, quien había sido enviado a los Estados Unidos como ministro plenipotenciario. Por estas
razones decidieron trasladarse a Tehuacán. A manera de previsión política, nombraron un Junta
Subalterna de Gobierno para ejercer acción en las provincias occidentales de Texas. El 29 de
septiembre de 1815, el Congreso salió de Uruapan. Morelos planeó la protección de la expedición,
dispuso que Nicolás Bravo se situara en Huetamo, Vargas en Tenancingo, Guerrero en Temalaca, y
designó a José María Lobato como escolta del Congreso.240 Al enterarse de este traslado, Calleja
designó al teniente coronel Manuel de la Concha para interceptar la caravana. El 5 de noviembre
en una avanzada, Morelos, Lobato y Bravo enfrentaron a las fuerzas realistas en la Batalla de
Temalaca. Los congresistas pudieron evadirse del lugar, pero durante la acción Morelos fue
aprehendido por el ex insurgente Matías Carrasco. Nicolás Bravo se puso al frente del resto de la
tropa pero los diputados le quitaron el mando militar. Manuel Mier y Terán tomó la decisión de
disolver el Congreso bajo los mismos argumentos que había empleado el doctor Cos.241 Esta
decisión solamente fue apoyada con reservas por Francisco Osorno, quien se encontraba en Apan.
Nicolás Bravo —enfadado por la determinación— se dirigió a Veracruz, Guadalupe Victoria se
trasladó a Ajuchitlán y Vicente Guerrero a Acatlán.242
Morelos fue llevado a Ciudad de México. El 27 de noviembre el tribunal de la Inquisición lo
declaró "hereje formal negativo, fautor de herejes, perseguidor y perturbador de los santos
sacramentos, cismático, lascivo, hipócrita, enemigo irreconciliable del cristianismo, traidor a Dios,
al Rey y al Papa". El obispo de Oaxaca, Antonio Bergosa y Jordán, realizó la degradación
canónica.243 Por órdenes del virrey Calleja, el 22 de diciembre de 1815, Morelos fue fusilado
en San Cristóbal Ecatepec.244

Tercera etapa: Resistencia, guerra de guerrillas (1815-1820)[editar]


Tras la muerte de Morelos, los grupos insurgentes lucharon de manera aislada; aproximadamente
veinte mil rebeldes continuaron en pie de lucha.245 Las fuerzas más disciplinadas de los insurgentes
se encontraban distribuidas de la siguiente manera: Manuel Mier y Terán en Tehuacán, Guadalupe
Victoria en Puente de Rey, José Francisco Osorno en Zacatlán y los llanos de Apan, cada uno de
ellos contaba con dos mil hombres; los hermanos Ignacio y Ramón López Rayón operaban con
setecientos hombres en el cerro del Cóporo; en el sur Nicolás Bravo, Julián de Ávila y Pablo
Galeana comandaban ochocientos hombres; mientras que Vicente Guerrero en la Sierra Madre del
Sur, Ramón Sesma en Silacayoapan y Juan del Carmen en la zona de la Mixteca baja contaban con
quinientos; en la Lago de Chapala persistían ochocientos hombres bajo los mandos de José
Santana, Encarnación Rosas y del padre Marcos Castellanos; en Michoacán, Manuel Muñiz, Garza
y Correa contaban con cuatro mil hombres; el presbítero José Antonio Torres (homónimo del
insurgente que había tomado Guadalajara en 1810 y muerto en 1811) tenía reclutados
ochocientos hombres en El Bajío; Víctor Rosales operó en Zacatecas con trescientos hombres.246
Por añadidura comenzaron a destacar Pedro Moreno, que se estableció en el cerro del Sombrero
cerca de León, Patricio López en Santa Gertrudis, José Antonio Couto en las Cumbres de Maltrata,
el doctor Ignacio Couto en el cerro Palmillas, Melchor Múzquiz en Monte Blanco, José María
Villapinto en Boquilla de Piedras, y Pedro Ascencio junto con el cura José Manuel Izquierdo en el
Cerro Goleta.245
Durante esta etapa, el caudillo español Francisco Xavier Mina, de ideología liberal, organizó desde
los Estados Unidos una expedición con trescientos hombres para apoyar la lucha de los
independentistas, pues su objetivo personal era luchar contra el régimen absolutista de Fernando
VII. Mina era un navarro que había luchado en su país y puesto en práctica la guerrilla en la región
de los Pirineos en contra del absolutismo de la Corona española, huido a Francia y después a
Inglaterra, donde conoció a Servando Teresa de Mier. Fue el fraile dominico quien lo entusiasmó
respecto de la lucha por la emancipación de la Nueva España. Finalmente viajó a los Estados
Unidos, desde donde se había embarcado para combatir del lado de los insurgentes novohispanos,
entrando al país por la costa de Tampico.
Mientras los efectivos insurgentes habían disminuido considerablemente, en ese estado de cosas,
las fuerzas realistas superaban los cuarenta mil efectivos. En la División de México el propio
virrey Félix María Calleja contaba con dos mil seiscientos hombres; el coronel Manuel de la Concha
en Apan tenía mil quinientos diez, el coronel Alejandro Álvarez de Güitán en la sección
de Huejutla ciento cincuenta y uno; el brigadier Ciriaco del Llano en el Ejército del Sur contaba con
seis mil seiscientos noventa y nueve; el mariscal de campo José Dávila en la División
de Veracruz tenía seis mil cuatrocientos ochenta y dos; para la defensa de convoyes, el coronel
Francisco Hevia contaba con novecientos sesenta y ocho; el coronel Cosme de Urquiola en la Isla
del Carmen tenía trescientos treinta y nueve; el coronel José Gabriel de Armijo en la División
de Acapulco contaba con dos mil seiscientos cincuenta y un efectivos; en Toluca, el teniente
coronel Nicolás Gutiérrez tenía doscientos ochenta y dos; en Ixtlahuaca el coronel Matías Martín y
Aguirre, setecientos ochenta y siete; en Tula, el coronel Cristóbal Ordóñez, ochocientos ochenta y
ocho; en Querétaro, el brigadier Ignacio García Rebollo, novecientos noventa y uno; el Ejército del
Norte comandado por el coronel José Castro, tres mil ochocientos tres; el Ejército de Reserva del
mariscal de campo José de la Cruz contaba con tres mil trescientos sesenta y tres; la División de las
Provincias Internas de Oriente al mando del brigadier Joaquín Arredondo, tres mil novecientos
ochenta y siete; la División de las Provincias Internas de Occidente al mando de mariscal de campo
Bonavia, doscientos setenta y nueve; en la Antigua California, el capitán Argüello contaba con
ciento nueve y en Nueva California el teniente coronel Pablo Sola tenía tres mil seiscientos cinco
hombres. A esta fuerza, se debía agregar un número de realistas indeterminado que se
encontraban en pueblos pequeños.247
Junta de Jaujilla[editar]
La Junta Subalterna de Gobierno —formada por el general Manuel Muñiz, el abogado Ayala,
Dionisio Rojas, José Pagola y Felipe Carvajal— se estableció en Taretan. En febrero de 1816, el
general insurgente Juan Pablo Anaya, siguiendo el ejemplo de Mier y Terán, sorprendió a los
miembros en la hacienda de Santa Efigenia, reduciéndolos a prisión. Este hecho indignó a los jefes
insurgentes que se encontraban en la zona. El comandante José María Vargas arrestó a Anaya y a
sus seguidores, pero antes de ser pasados por armas lograron escapar. Vargas formó una nueva
Junta Gubernativa en Uruapán, siendo encabezada por él mismo en compañía de Remigio
Yarza, Víctor Rosales, el presbítero José Antonio Torres, José María Izazaga, Manuel Amador y José
de San Martín.
Juan Pablo Anaya se reunió con Ignacio López Rayón y lo convenció de no reconocer a esta junta.
Vargas y San Martín viajaron para negociar con el antiguo presidente de la Junta de Zitácuaro. A
pesar de que Rayón nunca reconoció a esta junta, se renombraron a sus integrantes. La Junta de
Jaujilla —la cual se conoció con este nombre porque se instaló en el fuerte de Jaujilla, en las
ciénagas de Zacapu— quedó conformada con Ignacio Ayala, Mariano Tercero, José Pagola,
Mariano Sánchez Arriola, Pedro Villaseñor y José de San Martín, como secretario del Despacho de
Guerra fue nombrado Francisco Lojero y como secretario de Hacienda, Antonio Vallejo.248 Durante
esta reorganización el doctor José María Cos recobró su libertad, volvió con López Rayón, pero no
permaneció en el Cóporo, optando por acogerse al indulto que Félix María Calleja había ofrecido a
todos los rebeldes durante la captura de Morelos. Cos vivió en Pátzcuaro hasta 1819, fecha en la
que falleció.249
Últimas campañas realistas ordenadas por Calleja en 1816[editar]
En los llanos de Apan, de febrero a abril de 1816, el coronel realista Manuel de la Concha
confrontó a los insurgentes dirigidos por Francisco Osorno. A pesar de la victoria que este último
obtuvo sobre su subalterno Juan Rafols el 18 de abril, tres días más tarde el propio De la Concha
infligió una fuerte derrota a los rebeldes, quienes fueron perseguidos por Anastasio Bustamante.
Osorno pudo escapar pero muchos de sus subalternos se rindieron y se acogieron al indulto,
incorporándose a las filas realistas.250
En Huauchinango, el insurgente Mariano Guerrero se rindió ante el capitán Francisco de las
Piedras, mientras que Alejandro Álvarez de Güitián venció a un pequeño grupo de
independentistas que se habían fortificado en Tlaxcalantongo. En Huichapan, el sargento mayor
Casasola persiguió a los hermanos Rafael y José Manuel Villagrán —últimos familiares de Julián—.
Una vez vencidos, se acogieron al indulto.251 Manuel Mier y Terán dio órdenes de fortificar el cerro
de Santa Gertrudis dejando a cargo a Francisco Miranda, el lugar fue asediado sin éxito por
Saturnino Samaniego pues a la defensa del sitio se unió Juan Mier y Terán.252 En Pénjamo, Agustín
de Iturbide logró dispersar a las fuerzas comandadas por el presbítero José Antonio Torres;
enseguida, Pedro Monsalve continuó la persecución de los insurgentes llegando hasta Comanja
pero en ese lugar fue rechazado por Pedro Moreno.253 En el sur, el comandante Pío María Ruiz fue
obligado a replegarse en Huetamo por Vicente Guerrero.254
En julio de 1816, Manuel Mier y Terán realizó una malograda expedición a Coatzacoalcos con la
finalidad de ser abastecido de cuatro mil fusiles por el aventurero estadounidense William Davis
Morrison. El 1 de septiembre, fue sorprendido en Playa Vicente por el comandante realista Pedro
Garrido y aunque Mier y Terán pudo retirarse, Morrison cayó preso y más tarde fue fusilado. En su
ruta de retirada, la expedición insurgente fue nuevamente atacada el 10 de septiembre
en Tlacotalpan por el comandante Juan Bautista Topete, Mier y Terán logró la victoria logrando
escapar a Tehuacán, lugar al que llegó el día 22 del mismo mes.255 Pocos días antes, Juan Mier y
Terán había sido derrotado por el comandante realista Antonio Núñez Castro en Coxcatlán. Los
sobrevivientes de este grupo de insurgentes pudieron reunirse con las fuerzas de Patricio López en
la Sierra de Oaxaca. Durante el mes de agosto, Manuel de la Concha ordenó a Anastasio
Bustamante realizar una campaña de persecución en los Llanos de Apan, la cual fue un éxito, pues
obligó a Francisco Osorno a abandonar la zona, restableciendo la seguridad de los caminos para
los convoyes realistas. Osorno huyó a Tehuacán para reunirse con las fuerzas de Mier y Terán.256
Juan Ruiz de Apodaca es nombrado virrey de Nueva España[editar]
En los primeros días de septiembre, el teniente general Juan Ruiz de Apodaca desembarcó en
Veracruz para sustituir a Félix María Calleja como virrey de Nueva España. Su caravana fue atacada
en Perote por el insurgente Antonio Vázquez Aldana, pero gracias a la intervención oportuna del
coronel Márquez Donayo, Apodaca logró llegar a Ciudad de México el día 20 de septiembre. Un
mes más tarde, Calleja se dirigió a Veracruz escoltado por Márquez Donayo. A su regreso a España,
Fernando VII le otorgó el título de Conde de Calderón como premio a su desempeño. Años más
tarde, sería nombrado jefe de un ejército destinado a la reconquista de Nueva España, pero el
propósito de ese ejército nunca se llevó a cabo. Vivió sus últimos años como capitán general
en Valencia.257 La política del nuevo virrey Apodaca fue más indulgente, prohibió el fusilamiento
de prisioneros insurgentes con el objeto de lograr la pacificación por medios más humanitarios y
promovió aún más los indultos.258
El 7 de noviembre se lograron aún tres victorias realistas: José Morán pudo dispersar un avance de
las fuerzas insurgentes comandadas por Francisco Osorno, y Mier y Terán en las inmediaciones
de San Andrés Chalchicomula, varios subalternos se acogieron al indulto. Cerca de Actalán, Vicente
Guerrero sufrió una derrota en contra de Saturnino Samaniego durante la Batalla de Cañada de
Los Naranjos.259 Melchor Múzquiz fue vencido y capturado en Monte Blanco por el coronel
Márquez Donayo. Hacia finales del mismo mes, Carlos María Llorente realizó una campaña
en Túxpam y Huauchinango, extinguiendo las aduanas que había establecido Guadalupe Victoria;
en este regimiento realista comenzó a destacar Antonio López de Santa Anna. Desde La Antigua, el
teniente coronel José Rincón incursionó a Boquilla de Piedras, capturando el pequeño puerto que
era un punto de comunicación para acopio de armas de los independentistas. Durante la defensa
del lugar murió el insurgente José María Villapinto.260
Capitulaciones e indultos[editar]
A finales del noviembre de 1816, José María Vargas —quien había formado la Junta Gubernativa
de Uruapan— se acogió al indulto, entregando el fuerte de Carrizalillo al teniente coronel Luis
Quintar. Pocos días después Fermín Urtiz hizo lo mismo con la fortificación de San Miguel
Curistarán.261 En diciembre, Antonio Linares sostuvo escaramuzas con Ignacio López Rayón y Juan
Pablo Anaya en Pátzcuaro; cuatro meses antes, la isla de Janitzio había sido ocupada por un
destacamento realista al mando de Agustín Aguirre. El 7 del mismo mes, las fuerzas insurgentes de
Rafael López Rayón fueron destrozadas en Tancítaro por Pedro Celestino Negrete.261
Durante cuatro años, un grupo de insurgentes —bajo los mandos de José Santana, Encarnación
Rosas y del cura Marcos Castellanos— resistieron en la isla de Mezcala del Lago de Chapala el
constante asedio ordenado por José de la Cruz. Desde 1812, varios realistas como Pedro C.
Negrete, Rosendo Porlier, Ángel Linares, José Navarro, José Antonio Serrato, José María Narváez,
Manuel Pastor o Marcelino Croquer fracasaron en el intento de tomar este reducto. Los rebeldes
incursionaban furtivamente durante las noches hacia las costas del lago, obteniendo víveres y
armamento —el cual era enviado por José María Vargas—, llegando a atacar poblaciones
como Ocotlán. Durante sus correrías secuestraron la falúa Fernando en su trono, convirtiéndose
este suceso en una afrenta para los sitiadores. Cuando la balanza de los triunfos comenzó a
inclinarse a favor de los realistas, De la Cruz mandó talar las costas del lago y dispuso ocho mil
hombres para fortalecer el bloqueo a la isla. Fue hasta el 25 de noviembre de 1816 que se negoció
la capitulación e indulto. No se sabe de la suerte de Encarnación Rosas, aunque probablemente
murió durante algún asalto; a José Santana se le designó la gobernación de la misma isla y murió
en 1852; el cura Marcos Castellanos regresó a Ajijic, en donde murió en 1826. Al momento de la
capitulación las fuerzas insurgentes contaban con ochocientos hombres y diecisiete cañones.262
Matías Martín de Aguirre y Pío María Ruiz incrementaron la campaña contra el cerro del Cóporo,
ordenando quemar todas las sementeras a la redonda, al igual que los pueblos de Púcuaro, Santa
Catarina Ocurio y Encarnación.263 Sin recibir auxilio alguno durante dos meses, Ramón López
Rayón convocó a una junta con sus subalternos. Después de discutirlo presentaron su capitulación
y aceptación al indulto el 2 de enero de 1817. Cinco días más tarde los realistas tomaron posesión
del lugar en donde encontraron treinta piezas de artillería, trescientos cincuenta soldados y más
de mil civiles que se habían refugiado bajo el amparo de los insurgentes.264
Una triple ofensiva realista —organizada desde Teotitlán por el coronel Manuel de Obeso, desde la
Mixteca por los comandantes Félix de la Madrid y Saturnino Samaniego, así como desde Puebla
por el coronel Francisco Hevia— se dirigió hacia Tepexi de la Seda, Tehuacán y Cerro Colorado
para atacar a los hermanos Juan y Joaquín Mier y Terán, así como a Francisco Osorno.265 Después
de diecinueve días de combate en diversos frentes, el 21 de enero de 1817 Manuel Mier y
Terán capituló y se acogió al indulto ante el capitán Bracho.266 De igual forma Francisco Osorno se
rindió ante el mayor Juan Ráfols el 11 de febrero en San Andrés Chalchicomula. Casi al mismo
tiempo el insurgente Manuel Pérez fue hecho prisionero al abandonar el fuerte de Santa
Gertrudis, Ramón Sesma capituló el fuerte de San Esteban y el brigadier realista Melchor
Álvarez venció a los insurgentes Miguel Martínez y José María Sánchez en Silacoayapan.267 El 8 de
marzo, Carlos María de Bustamante se indultó en Veracruz y fue sometido a prisión en San Juan de
Ulúa durante algún tiempo. Entre el 4 y 10 de marzo el coronel Ordóñez tomó en Guanajuato la
meseta conocida como Mesa de los Caballos, la cual era defendida por el cura Carmona
y Encarnación Ortiz. El 20 de mayo, en el rancho de la Campana, cerca de Tacámbaro, fuerzas
realistas de Miguel Barragán sorprendieron a un grupo insurgente; durante este combate
murió Víctor Rosales, irónicamente la operación fue guiada por el exinsurgente y vocal de la Junta
de Jaujilla, Manuel Muñiz, quien se había indultado pocos días antes.268
Por otra parte, Vicente Guerrero fue sitiado por las fuerzas de Gabriel Armijo en Xonacatlán
durante treinta días, pudo romper el sitio, pero durante la acción murió Juan del Carmen.
Guerrero se marchó a Veracruz para conseguir armas con Guadalupe Victoria, quien había sido
forzado a dejar Nautla y retroceder a Misantla.269 El presbítero José Antonio Torres pudo
fortalecerse en el cerro de San Gregorio cerca de Pénjamo realizando sus operaciones militares
coordinadas con Pedro Moreno que se resguardó en el cerro del Sombrero en la serranía de
Comanja.270 El 9 de febrero, Ignacio López Rayón —quien no había reconocido la autoridad de la
Junta de Jaujilla— fue arrestado por Nicolás Bravo, el antiguo presidente de la Junta de Zitácuaro
fue trasladado a Patambo.271 Esta era la situación en Nueva España al final del primer tercio de
1817.
Expedición de Francisco Xavier Mina[editar]
Francisco Xavier Mina era un estudiante de jurisprudencia en Zaragoza durante la Invasión
francesa a España. Empuñó las armas como voluntario de los ejércitos de la derecha y centro en su
lugar de nacimiento. Luchando contra los invasores fue hecho prisionero y trasladado a Francia en
1810.272 Al regresar a su patria, en 1814, quedó consternado con la determinación de Fernando
VII de abolir la Constitución gaditana y de las órdenes de aprehensión que se habían girado en
contra de los políticos y pensadores de ideología liberal. Manuel de Lardizábal y Uribe le ofreció un
puesto de mando en Nueva España para luchar contra los insurgentes, pero lo rechazó indignado
pensando que la causa de los americanos era la misma que la de los españoles europeos. Se unió a
su tío Francisco Espoz y Mina para luchar a favor de la restauración de la Constitución, pero al
fracasar tuvo que exiliarse en Londres, huyendo por Francia.273 En 1815 fue convencido
por Servando Teresa de Mier de luchar contra el absolutismo, apoyando la independencia de las
colonias americanas. De esta forma, zarpó el 15 de mayo de 1816 del puerto de Liverpool en
compañía de oficiales españoles, italianos e ingleses.274 Antes de llegar a Nueva España, la
expedición buscó recursos en Nueva Orleans, Galveston, Saint Thomas y Haití. En los
buques Cleopatra, Neptuno y Congreso mexicano, desembarcó en Soto la Marina el 15 de abril de
1817.275 Construyó una guarnición en el mismo lugar, estableció una imprenta y publicó un
manifiesto que explicaba los motivos de su expedición.276
Campaña militar de Mina[editar]
Cien soldados realistas se unieron a las filas del Ejército Auxiliador de la República Mexicana, pero
la noticia del desembarco —el cual ya se esperaba— llegó a la capital. De inmediato, los ejércitos
realistas se pusieron en marcha para confrontar a los recién llegados. Al mismo tiempo, desde
Veracruz, zarparon la fragata Sabina y las goletas Belona y Prosperina al mando del comandante
Francisco de Berenger. Los barcos de la expedición de Mina se encontraban abandonados, no
obstante lo cual fueron incendiados y destruidos por órdenes de Berenger.278
Mina por su parte dejó cien hombres —entre ellos a Servando Teresa de Mier y al mando del
mayor José Sardá— para proteger la plaza y se internó tierra adentro con trescientos ocho
hombres para unirse con los ejércitos insurgentes el 24 de mayo de 1817. Sostuvo el primer
combate contra fuerzas realistas, dirigidas por el capitán Villaseñor, en la Batalla del Valle de
Maíz el 8 de junio.279 Siete días más tarde pudo repeler el ataque de una fuerza superior dirigida
por Benito Armiñán en la Batalla de Peotillos.280 El 23 de junio, llegó al fuerte del Sombrero para
reunirse con Pedro Moreno.281 Mientras tanto, el brigadier Joaquín de Arredondo forzó a la
pequeña guarnición insurgente a capitular durante el Sitio de Soto la Marina el 15 de junio. Sardá y
los soldados fueron encarcelados en San Juan de Ulúa para después ser exiliados a España. Teresa
de Mier fue trasladado a la Fortaleza de San Carlos de Perote y después a las cárceles de la
Inquisición, lugar en donde estuvo preso hasta 1820.282
El 28 de junio, sumando poco más de quinientos hombres, las fuerzas combinadas de Mina y
Moreno lograron derrotar al capitán Cristóbal Ordóñez en la Batalla de Los Arrastraderos,283 pero
fueron sitiados en el Fuerte del Sombrero por el mariscal de campo Pascual Liñán desde el 1 al 20
de agosto. Durante el sitio, Mina pudo salir para buscar pertrechos y el presbítero José Antonio
Torres intentó auxiliarlos con una fuerza de cien hombres, pero fue repelido en Silao por el mayor
Juan Ráfols. Pedro Moreno y Juan Davis Bradburn lograron escapar, siendo perseguidos
por Anastasio Bustamante. Las bajas de los insurgentes sumaron más de cuatrocientos cincuenta
efectivos.284
Mina organizó a un pequeño grupo de hombres en el Fuerte de Los Remedios y salió de ahí para
continuar su campaña por El Bajío. El 3 de septiembre, realizó la toma de la hacienda del
Bizcocho en San Diego de la Unión; después se dirigió a San Luis de la Paz y Valle de Santiago para
seguir aumentando el número su ejército. Fue perseguido nuevamente por Anastasio Bustamante,
a quien tuvo que confrontar en la hacienda de La Caja. Mientras tanto, Pascual Liñán, con una
fuerza de seis mil hombres, comenzó el sitio del Fuerte de Los Remedios, el cual fue defendido
por José Antonio Torres al mando de mil quinientos hombres.285 Mina solicitó ayuda a la Junta de
Jaujilla y presentó un plan para ayudar a escapar a los hombres de Torres que se encontraban
sitiados; la estratagema consistía en atacar la ciudad de Guanajuato para así distraer la atención
del ejército de Liñán. Sin embargo, el 27 de octubre, los hombres de Mina fueron atacados por el
regimiento del teniente coronel José María Nova en la hacienda del Venadito. Durante el combate
murió Pedro Moreno, Mina fue capturado y puesto a disposición del coronel Orratia. Por órdenes
de Pascual Liñán, el 11 de noviembre de 1817, Xavier Mina fue fusilado en el cerro del Bellaco a la
vista de los defensores del Fuerte de Los Remedios. Por esta victoria realista, el virrey Apodaca
recibió el título de Conde de Venadito.286
Los insurgentes resistieron el sitio durante cuatro meses. El 1 de enero de 1818 intentaron la fuga
pero fueron sorprendidos y derrotados, muriendo el capitán Crocker, el doctor Hennessey, el
guerrillero Cruz Arroyo, Manuel Muñiz —quien había abandonado su indulto para unirse a la
campaña de Mina— y el coronel Diego Novoa. El presbítero José Antonio Torres logró escapar.287
Por el bando de los vencedores, Pascual Liñán recibió la Orden de Isabel la Católica, Anastasio
Bustamante fue promovido a coronel, Miguel Béistegui a teniente coronel y Pedro Celestino
Negrete a mariscal de campo.288
Situación en otras áreas durante 1817[editar]
Los jefes insurgentes siguieron operando de forma independiente. En Orizaba, Ignacio Couto fue
rechazado por el coronel José Ruiz durante los primeros meses de 1817, su grupo de setenta y
cinco hombres fue obligado a replegarse a Palmillas en donde fue sitiado durante todo el mes de
julio por el coronel Santa Marina. Los insurgentes intentaron escapar pero fueron capturados y
fusilados en Huatusco y Orizaba. Couto fue llevado a Puebla para ser ejecutado, pero logró evadir
la prisión con la ayuda José Manuel de Herrera; sin embargo, no regresó a las armas debido a que
a él, y a su hermano José Antonio, se les concedió el indulto meses más tarde. Adicionalmente, las
guerrillas de Nautla, comandadas por Serafín Olarte, fueron derrotadas por completo por Carlos
María Llorente.289 Al caer estas posiciones, Guadalupe Victoria, en lugar de indultarse, prefirió
refugiarse en la zona de Jamapa y no volvió a aparecer en escena hasta 1821.290 Durante mayo y
junio, Benedicto López pudo rechazar en Maravatío los asedios del mayor Pío María Ruiz, mientras
que Nicolás Bravo reconstruyó la fortaleza del cerro del Cóporo logrando derrotar el 1 de
septiembre al coronel Ignacio Mora en la Batalla del Cerro de Cóporo.271 La fortaleza fue sitiada en
noviembre por el comandante Márquez Donayo; Bendicto López intentó romper la línea sitiadora
para llevar alimentos y pertrechos, pero el 29 de noviembre fue liquidado por los realistas. Ramón
López Rayón, que ya se encontraba indultado, indicó a Márquez Donayo los sitios vulnerables de la
fortificación, de tal suerte que el lugar fue tomado el 1 de diciembre, aunque Bravo logró
escapar.291
Vicente Guerrero se fortaleció en Politla y Ajuchitlán, logrando rechazar los ataques de Gabriel de
Armijo. En la costa del Pacífico los insurgentes Isidoro Montes de Oca y Francisco Mongoy hicieron
lo mismo con las fuerzas realistas comandadas por José Joaquín de Herrera y José Aguilera. En
cambio, el 17 de octubre, el padre José Manuel Izquierdo y Pablo Ocampo sucumbieron ante los
ataques de los coroneles Marrón y Manuel Gómez Pedraza en Alahuistlán; solamente Ocampo
logró escapar. El 10 de diciembre, en las cercanías de Huetamo, un grupo de realistas dirigidos por
el ex insurgente José Antonio de la Cueva y por el cura José Felipe Salazar se disfrazaron de
insurgentes para así capturar a José Sixto Verduzco, y al día siguiente a Ignacio López Rayón.292
Nicolás Bravo intentó realizar el rescate, pero de igual forma fue capturado por los hombres de
Gabriel de Armijo el 22 de diciembre en el rancho de los Dolores en la Sierra Sur.293
Resistencia de Guerrero[editar]
Vicente Guerrero se unió a las tropas de José María Morelos en El Veladero desde 1811. Por ende
estuvo supeditado a la Junta de Zitácuaro y al Congreso de Chilpancingo, juró la Constitución de
Apatizingán, reconoció la autoridad de la Junta de Jaujilla y las que posteriormente se formaron en
la ranchería de Zárate y en la hacienda de las Balsas, reconociendo de esta forma la legalidad y
continuidad insurgente. Hasta 1814 su papel fue secundario, pero después de las derrotas de
Valladolid y Puruarán fue comisionado por Morelos para mantener la revolución en el sur, área
cuya geografía conocía muy bien por sus actividades como arriero y comerciante anteriores al
estallido de la lucha armada.
En 1816, rechazó el indulto ofrecido por el virrey Apodaca y prefirió mantenerse en pie de lucha.
Participó en un sinnúmero de acciones militares, a veces favorables y a veces desfavorables, las
cuales tuvieron lugar en La Mixteca, en la Costa Chica, en la Costa Grande, a lo largo de la zona del
río Mezcala y en Tierra Caliente. Sus perseguidores más importantes fueron los comandantes
realistas Félix de la Madrid y Gabriel de Armijo.294
Sitio al Fuerte de Jaujilla[editar]
Desde el 15 de diciembre de 1817, el coronel Matías Martín de Aguirre y el coronel José Barradas
iniciaron con una fuerza de mil hombres el sitio al Fuerte de Jaujilla, donde la defensa estuvo a
cargo del coronel insurgente Antonio López de Lara y de los capitanes Christie y Devers. Los
vocales de la Junta de Jaujilla, Antonio Cumplido, Ignacio Ayala, el canónigo José de San Martín, así
como los secretarios Francisco Lojero y Antonio Vallejo, huyeron del sitio para establecerse en la
ranchería de Zárate en el partido de Turicato, aunque Ayala prefirió dimitir y su lugar fue ocupado
por Pedro Villaseñor.295 El 3 de febrero, el presbítero José Antonio Torres levantó una fuerza de
trescientos hombres en Pénjamo para ayudar a romper el sitio, pero su ataque fue rechazado. Por
la intercepción de un correo, los miembros de la Junta de Zárate fueron sorprendidos el 18 de
febrero pero lograron huir, con excepción de José de San Martín, quien fue aprehendido y
encarcelado por tres años. Finalmente, después de casi tres meses de sitio, los insurgentes del
Fuerte de Jaujilla capitularon el 6 de marzo de 1818.296
Los miembros de la Junta de Gobierno se reorganizaron en la ranchería de Zárate en Huetamo;
esta vez fue conformada por José Pagola, Mariano Sánchez Arriola y Pedro Villaseñor,
decidiéndose relevar del mando al presbítero José Antonio Torres debido a que por causas
desconocidas había pasado por armas a su segundo, Lucas Flores, y a Remigio Yarza, quien fuera
firmante de la Constitución de Apatzingán. En su lugar fue nombrado el coronel Juan Arago, militar
que había llegado en la expedición de Xavier Mina. Torres se negó a reconocer la autoridad de la
Junta de Zárate, prefiriendo unirse a los coroneles Encarnación y Francisco Ortiz, con quienes logró
reunir mil quinientos hombres, pero fueron derrotados por el coronel realista Anastasio
Bustamante el 28 de abril de 1818.297 Tras la derrota, Torres se unió con Miguel Borja y con un
pequeño grupo de trescientos hombres reconoció como única autoridad a Ignacio Ayala, pero su
fuerza fue perseguida y dispersada por el coronel Márquez Donayo. Torres fue abandonado por la
mayor parte de sus seguidores y finalmente murió durante una riña con un subalterno. Entretanto,
la Junta de Gobierno fue nuevamente sorprendida el 10 de junio, siendo capturados y fusilados
por el capitán realista Tomás Díaz, José Pagola y el secretario José Bermeo. Sánchez Arriola y
Villaseñor huyeron a la hacienda de las Balsas, en donde se establecieron bajo la protección de
Vicente Guerrero. Mariano Ruiz de Castañeda fue nombrado vocal de la nueva Junta.298
Vicente Guerrero como general en jefe de las tropas del sur[editar]
Constituida la nueva Junta del Balsas, la cual se hizo llamar Superior Gobierno Republicano, se
ratificó el nombramiento de Vicente Guerrero como general en jefe del Ejército del Sur. Con esta
investidura, el caudillo se dedicó a reclutar nuevas fuerzas y reorganizar a las existentes para
construir un fuerte en el cerro de Santiago, al que se llamó Fuerte de Barrabás. El 1 de abril de
1818, debido a una traición, Guerrero fue atacado por Gabriel de Armijo en el campamento de San
Gregorio. El general insurgente fue perseguido hasta Zacatula,299 en donde los capitanes Isidoro
Montes de Oca, Pablo Galeana y Pedro Mongoy, al mando de trescientos hombres, confrontaron a
los realistas. El combate se mantuvo durante varios días y sin ninguna victoria definida, Armijo se
trasladó a Teloloapan y los insurgentes hacia Coahuayutla.
El 15 de septiembre de 1818, Armijo realizó una nueva ofensiva pero fue derrotado en la Batalla
de El Tamo. Con esta victoria y las armas capturadas, Guerrero incrementó su fuerza de
ochocientos a mil ochocientos hombres. Quince días más tarde, cerca de Zirándaro, se desarrolló
la Batalla de Cerro de Barrabás y nuevamente la victoria fue para los insurgentes, quienes lograron
capturar cuatrocientos fusiles más. Con un mayor ejército, Guerrero emprendió la reconquista
de Tierra Caliente, fortificándose en Huetamo, Cutzamala, Tlachapa, y la hacienda de
Cuauhlotitlán, en donde también provocó fuertes bajas a los realistas. Durante estas campañas
comenzó a destacar el insurgente Pedro Ascencio Alquisiras.300
Capitulaciones insurgentes durante 1818[editar]
En Nueva Galicia, el insurgente Gordiano Guzmán —quien se había unido a la causa desde 1811
en Sayula— realizó una serie de ataques en las áreas de Tecalitlán y Tuxpan, pero fue abatido a
mediados de noviembre por el coronel Rafael Cevallos en un punto conocido como Piedras de
Lumbre. En la misma provincia, la Junta de Balsas nombró al coronel Santiago González como
comandante militar de la zona oriental, quien fue perseguido por el teniente coronel
Hermenegildo Revuelta, quien logró hacerlo huir a Silao en el mes de septiembre. Durante el curso
de 1818, otros jefes insurgentes se indultaron, entre ellos Vicente Vargas y el padre Melgarejo en
Toluca, Inclán en Xochimilco e incluso Rafael Villagrán —quien había vuelto a tomar las armas
durante el tiempo de la expedición de Xavier Mina— en Huichapan. En el área de Veracruz —a
pesar de que Guadalupe Victoria se encontraba refugiado— existieron algunos levantamientos por
parte de los indígenas de Coxquihui, quienes atacaron Xalapa, y de algunos otros grupos
insurgentes que atacaron La Antigua. Para contrarrestar estos brotes, Apodaca ordenó a Ciriaco
del Llano y al coronel José Barradas realizar campañas militares para reducir las fortificaciones de
la zona.301
Campañas realistas durante 1819[editar]
En enero de 1819 el virrey Apodaca destituyó del mando de la provincia de Veracruz al mariscal de
campo José Dávila, nombrando en su lugar a Pascual de Liñán. Durante el mismo mes, en la zona
de Jamapa, varios oficiales insurgentes se acogieron al indulto. El 2 de febrero, Liñán otorgó la
libertad a Carlos María de Bustamante.302 En Nueva Galicia, Hermengildo Revuelta continuó
persiguiendo a los pequeños grupos indepedentistas que quedaban en la zona. Durante el mes de
marzo, en la cañadas de Huango, Vicente Lara, con una fuerza de mil quinientos hombres, logró
vencer a un grupo de cien insurgentes que eran dirigidos por el coronel Juan Davis Bradburn. Este
pudo escapar para unirse a Vicente Guerrero. Poco después de esta derrota se indultaron Mariano
Tercero —quien a la sazón era vocal de la Junta Gubernativa— y Juan Pablo Anaya. En el mes de
julio lo mismo hicieron Juan Arago y Pablo Erdozaín. En El Bajío, el regimiento de Anastasio
Bustamante logró la captura del guerrillero Andrés Delgado "el Giro", quien murió en manos del
alférez Castillo el 3 de julio en las cercanías de Santa Cruz; su cabeza fue exhibida en Salamanca.303
En la Sierra Gorda aún continuaban resistiendo al regimiento del realista Casanova un pequeño
grupo de insurgentes bajo los mandos del coronel Miguel Borja y del doctor José Antonio Magos.
El virrey Apodaca envió para reducir a este grupo al brigadier Melchor Álvarez, quien se hizo
acompañar de algunos ex insurgentes que conocían la zona y que previamente se habían
indultado. De esta forma, durante el mes de junio fue capturado y fusilado el guerrillero
Guadalupe González en el llano de Montenegro; casi de inmediato el doctor Magos solicitó el
indulto. Borja resistió hasta el 28 de diciembre, fue vencido en San Miguel el Grande y se le llevó
a Querétaro, lugar en donde se le otorgó el indulto.304
Vicente Guerrero llevó la guerra con Gabriel de Armijo hasta Chilapa, pero durante sus combates,
la Junta fue sorprendida en las Balsas y en consecuencia Mariano Sánchez Arriola fue capturado y
fusilado. Así fue como desapareció el único centro directivo de la revolución. Pedro Ascencio se
fortaleció en Tlatlaya, mientras que Guerrero hizo lo propio en Coahuayutla. A mediados de junio
se integró a las fuerzas realistas de la zona el teniente coronel José Antonio de Echávarri, quien
logró capturar el Fuerte de Barrabás. Nuevas ofensivas de los realistas Pío María Ruiz y Barragán
forzaron a Guerrero a cruzar el río Balsas hacia Michoacán, siendo vencido el 5 de noviembre en
la Batalla de Agua Zarca. Tras la derrota, el caudillo insurgente cruzó nuevamente el río, pero esta
vez, en dirección hacia la Sierra Sur.304

Cuarta etapa: Consumación (1820-1821)[editar]


Se estima que habían muerto más de un millón de personas en Nueva España después de más de
diez años de lucha. Es decir, una sexta parte de la población de la Nueva España había sido
aniquilada durante la guerra. Los gastos de guerra, por otro lado, tanto en España como en
América, llevaron al reino a la bancarrota.305 Las minas, muchas de ellas abandonadas, redujeron
su producción a una tercera parte de los niveles que se tenían antes de 1810. La producción de las
haciendas, de igual forma, fue mermada por falta de mano de obra. Como efecto secundario, la
Iglesia dejó de recibir los diezmos habituales. La metrópoli española siguió imponiendo
restricciones económicas y solicitando el envío de recursos para coadyuvar a su propia crisis. Los
miembros del ejército virreinal estaban descontentos por los bajos sueldos y porque existía una
abierta preferencia hacia las tropas expedicionarias que habían llegado de España desde 1812.306
En España, la revolución iniciada por Rafael de Riego dio inicio al Trienio Liberal y de esta forma se
restauró la vigencia de la Constitución de Cádiz.307 Fueron impuestas medidas anticlericales para
restar poder a la Iglesia, entre ellas la expulsión de los jesuitas, la abolición de diezmo y de
la Inquisición. Cuando la élite de Nueva España vio afectados sus intereses intentó rechazar la
forma de gobierno liberal. Una serie de reuniones, encabezadas por el canónigo Matías de
Monteagudo, tuvieron lugar en el oratorio de San Felipe Neri y fueron conocidas bajo el nombre
de Conspiración de la Profesa. Sus miembros vieron en Agustín de Iturbide al jefe militar capaz de
dar un giro a la lucha de Independencia, la cual en lugar de tener el matiz popular que habían
abanderado Hidalgo y Morelos, se convirtió en un proyecto de la oligarquía novohispana que
deseaba devolver a Fernando VII su poder absoluto.308
Campañas contra los insurgentes en 1820[editar]
Para principios de 1820, aún continuaron existiendo focos de insurrección latentes en diversos
puntos de Nueva España. En Nueva Galicia, Guanajuato y Michoacán persistieron los ataques
de Gordiano Guzmán, Francisco y Encarnación Ortiz, y de los hermanos Bedoya.309 En el sur, Pedro
Ascencio continuó siendo perseguido sin éxito por Juan Rafols, quien después de ser derrotado
recibió refuerzos de las tropas de Toluca, Querétaro y Celaya. De cualquier forma, Ascencio, con
ayuda del presbítero José Manuel Izquierdo, logró nuevas victorias en abril y mayo, siendo la más
significativa la que tuvo lugar en Cerromel. Manuel de la Concha aprehendió a Nicolás Izquierdo —
padre del insurgente—, el realista amenazó a José Manuel con la vida de su padre si no se sometía
al indulto y ante la negativa giró la orden de fusilamiento. Por su parte, Vicente Guerrero, con la
ayuda de José María Lobato, continuó atacando a las tropas de Gabriel de Armijo, impidiendo que
este pudiese plantear una verdadera ofensiva.310 Durante la época de lluvia las tropas insurgentes
de Ascencio y Guerrero atacaron simultáneamente al capitán realista, quien prefirió renunciar a su
puesto en el mes de noviembre.311
La Constitución española restaurada[editar]
El rey nombró una Junta Provisional Consultiva y los políticos y pensadores liberales fueron
excarcelados. Se programaron elecciones a las nuevas Cortes, las cuales iniciarían sus sesiones en
el mes de julio.314 Se enviaron instrucciones a los virreinatos y capitanías para que se publicara el
decreto real por el cual se restauraba la Constitución. Con conocimiento de la demora que
llevarían las elecciones en las colonias, la Junta Provisional escogió treinta suplentes para
representar al Nuevo Mundo. Los diputados americanos, muchos de ellos recién liberados,
protestaron la decisión exigiendo una mayor número de representantes, amenazando además, de
no participar en la elección de suplentes. La Junta no accedió a la petición y fue Miguel Ramos
Arizpe quien los convenció de que era mejor opción tener pocos diputados que ninguno.315 Los
primeros diputados de Nueva España fueron el propio Miguel Ramos Arizpe, José Mariano
Michelena, José María Couto, Manuel Cortázar, Francisco Fagoaga, José María Montoya y Juan de
Dios Cañedo.316 Cuando las Cortes se reunieron, nuevamente se formuló la "cuestión americana",
que demandaba mayor representación, libre comercio y abolición de monopolios; adicionalmente,
se insistió en establecer un mayor número de diputaciones provinciales.317
La conspiración de La Profesa[editar]
Artículo principal: Conspiración de La Profesa
Las primeras noticias del triunfo de la revolución liberal llegaron al puerto de Veracruz el 26 de
abril de 1820. Los criollos de ideología liberal recibieron estas noticias con entusiasmo, al igual que
los miembros del Consulado de Veracruz, quienes deseaban volver a instalar el libre comercio en
la Nueva España. Tres días después se recibió la noticia en la Ciudad de México, pero los españoles
de ideas absolutistas, conformados por la clase aristócrata y el alto clero, reaccionaron de distinta
manera. El canónigo Matías de Monteagudo lideró una serie de reuniones secretas conocidas con
el nombre de Conspiración de La Profesa. A ellas asistieron el regente de la Real Audiencia de
México, Miguel Bataller, el fiscal de la Inquisición, José Tirado, el obispo de Puebla Antonio Joaquín
Pérez, Juan José Espinosa de los Monteros, miembros del Consulado de México, y otros más que
habían sido partícipes del golpe de Estado de 1808. El propio virrey Apodaca tenía conocimiento
de estas reuniones.308
En primera instancia los conspiradores pretendieron evadir o aplazar la jura de la Constitución,
pero debido a que esta fue ampliamente aceptada por los comerciantes de Veracruz con el apoyo
de tropas españolas, Apodaca hizo lo propio el 31 de mayo de 1820. A pesar de que se convocó a
un Real Acuerdo, y la Carta Magna fue jurada por los oidores, así como por las altas autoridades
religiosas, los conspiradores no se dieron por vencidos. Buscaron un jefe militar para poder llevar a
cabo su último plan, el cual consistía en proclamar la independencia de Nueva España para
establecer una monarquía dirigida por un infante de España. Fue Matías de Monteagudo quien
recomendó al nuevo jefe político superior, Juan Ruiz de Apodaca, nombrar a Agustín de
Iturbide como comandante de los ejércitos del sur.318 Apodaca accedió a la propuesta y el día 15
de noviembre de 1820, Iturbide aceptó el puesto solicitando el grado de brigadier y la asignación
del regimiento de Celaya el cual había comandado con anterioridad.319
Para la Iglesia la situación se agravó ya que se abolió la Inquisición, la Compañía de Jesús fue
suprimida por segunda ocasión y se anunció la desaparición de las órdenes monásticas, la venta de
bienes eclesiásticos, así como la reducción de diezmos. Por una parte, el grupo de los
persas temieron represalias por haber apoyado el golpe absolutista de Fernando VII,306 por otra
parte, los insurgentes que se encontraban en prisión fueron liberados: Nicolás Bravo, Ignacio
López Rayón, Manuel Mier y Terán, José Sixto Verduzco, Francisco Osorno y muchos otros.320
Abrazo de Acatempan[editar]
El 16 de noviembre de 1820, Agustín de Iturbide salió de Ciudad de México para comenzar la
campaña contra los insurgentes del sur,319 Pedro Ascencio tenía sus campamentos en Tlatlaya y la
Goleta, mientras que las fuerzas de Vicente Guerrero se encontraban diseminadas en Ajuchitlán y
las montañas de la Coronilla.321 Las fuerzas realistas se encontraban al norte
en Zacualpan, Cuernavaca y Cuautla; al poniente, bajo el mando del coronel Juan Rafols,
en Tejupilco, Sultepec y Temascaltepec; al oriente, bajo el mando del teniente coronel Miota,
en Ometepec, Tlapa y la Mixteca Alta; el curso del río Mezcala estaba vigilado por el teniente
coronel Juan Isidro Marrón; el resto de las tropas que había comandado Gabriel de Armijo, se
encontraban bajo el mando de José Antonio de
Echávarri en Acapulco, Tixtla, Chilapa y Teloloapan.321 Iturbide se estableció en este último lugar
para esperar al regimiento de Celaya, el cual llegó el 17 de diciembre comandado por Francisco
Quintanilla, con los oficiales subalternos Valentín Canalizo y Miguel Arroyo.322 Iturbide reveló a los
capitanes Quintanilla, Manuel Díaz de la Madrid y José María González. El proyecto que tenía
pensado consistía en derrotar rápidamente a los insurgentes para después realizar la proclama del
que se llamaría Plan de Iguala. Para realizar con celeridad sus intenciones, solicitó al virrey la
ayuda del cuerpo de caballería de Frontera, incrementando su tropa a dos mil quinientos
efectivos.323 Durante estos días el coronel Juan Davis Bradburn abandonó a los insurgentes para
unirse a las fuerzas de Iturbide. Este militar, que había llegado en la expedición de Xavier Mina,
había rehusado obedecer las órdenes de fusilar a un grupo de realistas; al conocer la causa de su
deserción, Iturbide no dudó en aceptarlo. El 22 de diciembre dio inicio la campaña contra las
tropas de los insurgentes.324
El 28 de diciembre Pedro Ascencio, con un grupo de ochocientos hombres, sorprendió la
retaguardia del contingente de Iturbide en las inmediaciones de Tlatlaya. En consecuencia
murieron ciento ocho soldados realistas y entre ellos, el capitán José María González. Quintanilla,
Iturbide y el resto del ejército realista se replegaron a Teloloapan.324 El 2 de enero de 1821, el
propio Vicente Guerrero con cuatrocientos hombres, venció a una columna subalterna mandada
por Carlos Moya en la Batalla de Zapotepec, cerca de Chilpancingo. Al evaluar estas dos derrotas,
Iturbide concluyó que los insurgentes conocían muy bien el terreno y que vencerlos le llevaría más
tiempo del que tenía planeado. Por tal motivo cambió su estrategia y escribió una carta a Guerrero
el 10 de enero. La misiva, además de ofrecerle el indulto, notificaba que los exinsurgentes en
Ciudad de México ya habían sido liberados y que los diputados novohispanos habían viajado a
España para pedir muchos de los deseos por los que habían luchado los insurgentes, entre ellos
que todos los hijos del país sin distinción alguna fuesen considerados ciudadanos, y que el rey o un
infante de España gobernase la colonia. De tal suerte, Iturbide pidió a Guerrero que le enviase
a Nicolás Catalán, o alguna otra persona de su confianza, para poder explicarle los pormenores
necesarios con la finalidad de sellar un pacto de paz.325
Guerrero que ya había rechazado una oferta de indulto con anterioridad, tomó con cautela la
propuesta de Iturbide y le respondió en una carta fechada el 20 de enero, que había percibido
ciertas ideas de liberalismo. Explicó bajo su punto de vista, cómo los americanos se habían
levantado en armas durante la cautividad de Fernando VII en contra de los peninsulares para no
subyugarse al designio de las Juntas españolas. Expresó la inconformidad por las negativas que el
virrey Juan Ruiz de Apodaca había dado a las propuestas de los jefes insurgentes, así como la
decepción que sintieron cuando se enteraron del trato inequitativo y de falta de representación en
las Cortes de Cádiz, así como de las negativas que se habían dado a las peticiones de los diputados
americanos. Guerrero dejó en claro que no albergaba esperanzas con el nuevo viaje de los
diputados americanos, le mencionó a Iturbide que si este luchaba por los intereses de la nación
militaría bajo sus órdenes, pero puntualizó que no aceptaba el indulto, el cual consideraba
degradante, y que no pensaba abrazar el partido del rey.326
Antes de que Iturbide recibiera esta carta, el 25 de enero, Pedro Ascencio atacó a las fuerza del
coronel Rafols en Totomaloya, obligando a los realistas a replegarse hacia Sultepec. El 27 de enero,
el coronel realista Francisco Antonio Berdejo, con una fuerza de trescientos hombres, fue vencido
por los hombres de Vicente Guerrero en el Espinazo del Diablo, cerca de Chichihualco.326 El 4 de
febrero, desde Tepecuacuilco, Iturbide escribió una segunda carta a Guerrero en la que le propuso
reunirse cerca de Chilpancingo para sellar un pacto de paz, enviando a Antonio Mier y Villagómez
como su emisario.327 Finalmente el 10 de febrero, de acuerdo a Lorenzo de Zavala, se efectuó una
reunión en Acatempan en donde Guerrero e Iturbide, respaldados por sus tropas, se reunieron,
conversaron y se abrazaron para sellar la paz. De acuerdo a Lucas Alamán, fue José Figueroa el
comisionado por los insurgentes para reunirse con el comandante realista.328 A partir de ese
momento, las fuerzas militares de Guerrero de tres mil quinientos hombres —incluyendo a los
hombres de Ascencio—, se pusieron a las órdenes de Iturbide. Este último envió a Apodaca la
noticia el 18 de febrero, quien la recibió con júbilo sin sospechar el desenlace.329
Plan de Iguala[editar]
Una vez que Iturbide logró establecer la paz con los insurgentes, comenzó su campaña epistolar.
Envió una carta a Juan José Espinosa de los Monteros con el borrador del plan. Con la finalidad de
ganar más adeptos, mandó emisarios para explicar sus intenciones a los comandantes
realistas Pedro Celestino Negrete, Anastasio Bustamante y Luis Cortazar. Se reunió personalmente
en Sultepec con el teniente coronel Miguel Torres. El compadre de Iturbide, Juan Gómez
Navarrete, informó a los diputados, que se encontraban en Veracruz a punto de zarpar hacia
España, el plan que se iba a proclamar. La mayor parte de ellos recibió con desconfianza la
noticia.330
El 24 de febrero de 1821, Iturbide proclamó el Plan de Iguala el cual se fundamentó en tres
garantías: religión católica como única aceptada, unión de todos los habitantes,
e independencia de la Nueva España.331 El documento constaba de veinticuatro artículos que
sintetizaban las aspiraciones autonomistas e independentistas de todos los sectores de la sociedad
novohispana. Se proponía la creación de una junta, lo cual había deseado Primo de Verdad desde
1808; la abolición de la esclavitud y defensa de la religión católica, lo cual había
proclamado Hidalgo en 1810; se establecía que todos los habitantes sin distinción serían
considerados ciudadanos, lo cual había proclamado Morelos en 1813; se proclamaba un régimen
constitucional, por lo cual luchó Mina en 1817; se buscaba la unión y la paz para terminar con el
derramamiento de sangre, lo cual, después de una década de luchas fratricidas, deseaba toda la
población; se ratificaban los privilegios y los fueros del clero, lo cual deseaba la Iglesia; y se darían
reconocimientos de grado así como recompensas a los militares, lo cual deseaban los miembros
del ejército; se pretendía establecer un régimen monárquico moderado constitucional adecuado a
la entidad cuyo trono sería ofrecido al propio Fernando VII, o bien a alguno de los infantes de
España, lo cual dejaba la puerta abierta a los que insistían en las ideas absolutistas. Se creó
el Ejército Trigarante conformado inicialmente por el ejército Insurgente y por las tropas realistas
que se encontraban bajo el mando de Iturbide, quien asumió el puesto de jefe máximo.332
El Plan de Iguala fue enviado al jefe político superior Apodaca, al arzobispo Pedro de Fonte y a
otros funcionarios de la Nueva España. En una carta particular, Iturbide le pidió a Apodaca presidir
la Junta Gubernativa que se contemplaba en el plan, le dijo que no creía que Fernando VII hubiese
jurado voluntariamente la Constitución de Cádiz y que si el monarca o su familia accedían a
gobernar Nueva España, se podría redactar una constitución moderada la cual permitiría
reintegrar las preeminencias de las que habían sido despojados los miembros de la Iglesia.333 Pero
la respuesta del jefe político superior no fue la esperada, el día 3 de marzo, Apodaca publicó un
bando exhortando a todos los habitantes a no leer los planes seductores de Iturbide, los cuales
eran contrarios a la Constitución que se había jurado en mayo. Esta postura fue secundada por
el Ayuntamiento de México. Los absolutistas que habían participado en la Conspiración de La
Profesa, vieron que el Plan de Iguala trastornaba sus planes originales, pues estos tan solo
consistían en proclamar la independencia de la colonia para erigir un trono al monarca absoluto o
a alguno de los infantes de España.334 El 14 de marzo, Apodaca declaró a Iturbide fuera de la
protección de la ley, ofreció un indulto general a quienes hubiesen jurado el Plan de Iguala,
siempre y cuando reiterasen su juramento de fidelidad a la Constitución y al rey.335 Al mismo
tiempo, mandó formar el Ejército del Sur con una tropa de cinco mil hombres inicialmente bajo el
mando del mariscal de campo Pascual de Liñán y del brigadier Javier de Gabriel. El coronel José
Gabriel de Armijo fue llamado para ser nuevamente comandante general del Sur, se unieron
el batallón de Castilla del coronel Francisco Hevia, el batallón del Infante Carlos, parte de la
caballería del regimiento del Príncipe y parte de la tropa comandada por el coronel Juan Ráfols que
se encontraba en Tejupilco.336
Campaña del Ejército Trigarante[editar]
El 16 de marzo, Iturbide envió dos cartas con copias del Plan de Iguala a España. La primera fue
dirigida al rey Fernando VII a quien invitó para gobernar al reino de la América septentrional o
Imperio Mexicano. La segunda fue dirigida a los diputados de las Cortes españolas a quienes pidió
aceptar de forma pacífica la independencia de la Nueva España, advirtiéndoles que tenía un
ejército disciplinado listo para defender esta causa.337
Antes de que el Ejército Trigarante (religión, unión e independencia) iniciara su campaña, las
tropas realistas se encontraban comandadas por el coronel Samaniego en La Mixteca; el coronel
Manuel de Obeso en Oaxaca; el coronel Zarzosa en San Luis Potosí; el batallón
Extremadura en Puebla; el brigadier Joaquín Arredondo en las Provincias Internas de Oriente; el
mariscal de campo Alejo García Conde en las Provincias Internas de Occidente; su hermano, el
brigadier Diego García Conde con ayuda del coronel Rafael Bracho en Durango; el mariscal de
campo José de la Cruz en Nueva Galicia; el brigadier Pedro Celestino Negrete en Colima;
el batallón Navarra en Zacatecas; el teniente coronel Manuel Rodríguez de Cela con la ayuda de
Miguel Barragán en Michoacán; el brigadier Domingo Estanislao Luaces con la ayuda de José María
Novoa en Querétaro y la Sierra Gorda; el coronel Francisco Hevia en Córdoba; el capitán de
fragata Juan Bautista Topete cubriendo la costa de sotavento en Alvarado, Tlacotalpan y la sierra
de Tuxtepec; el capitán Antonio López de Santa Anna cubriendo la costa de barlovento; el capitán
Carlos María Llorente en Tampico y la Huasteca potosina; el coronel José María Calderón
en Xalapa; el capitán Juan Horbegoso en Veracruz; y el coronel Agustín de la Viña en Perote.336
Durante el mes de marzo y los primeros días de abril de 1821, las reacciones fueron diversas.
Acogieron y proclamaron con entusiasmo el Plan de Iguala, el capitán Horbegoso en Veracruz; el
subalterno Celso de Iruela en Perote;338 José Joaquín de Herrera quien avanzó a Tepeyehualco y
San Juan de los Llanos; Luis Cortázar en los Amoles quien se desplazó
a Salvatierra, Pénjamo y Valle de Santiago; Anastasio Bustamante quien se dirigió a Guanajuato,
lugar en donde ordenó descolgar de la Alhóndiga de Granaditas los cráneos
de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez para darles sepultura. Después logró reunir un ejército de
seis mil hombres en Salamanca, Irapuato, Silao, León y San Miguel el Grande;339 el sargento mayor
Juan Domínguez en Apatzingán; el teniente coronel Miguel Barragán en Ario; así como Vicente
Filisola y Juan José Codallos en Tusantla.340 El plan fue rechazado por Vicente Marmolejo
en Cuernavaca, Tomás Cajigal en Taxco, Martín Almela en Tixtla, José María Armijo y José de
Ubiella en Iguala, todos ellos que se encontraban bajo las órdenes de Iturbide, pero defeccionaron
para unirse a las tropas realistas.338 Por otra parte, Antonio Linares no aceptó el plan en Celaya y
se dirigió a Querétaro; Agustín de la Viña se pertrechó en la Fortaleza de San Carlos de Perote,341 al
igual que el coronel Quintanar en Valladolid.340
Las primeras acciones militares tuvieron lugar cuando el cura de Xalapa, José Martínez, obligó al
coronel José Rincón a retroceder hacia Orizaba en busca de la ayuda de Antonio López de Santa
Anna. El 25 de marzo, el ex insurgente Francisco de Miranda en combinación con José Joaquín de
Herrera lograron la capitulación de Santa Anna y Rincón, quienes a partir de ese momento juraron
el Plan de Iguala. Herrera entró a la ciudad de Córdoba el 1 de abril forzando la capitulación del
comandante realista Alcocer. El ex insurgente Nicolás Bravo comenzó su campaña
en Chilpancingo, Tixtla, Chilapa de Álvarez e Izúcar.341 Juan Álvarez comenzó el sitio
de Acapulco; Vicente Guerrero, José Antonio Echávarri fueron asignados para confrontar a las
fuerzas realistas de Pascual de Liñán;339 mientras tanto, Iturbide cruzó la Tierra Caliente en
dirección a Cutzamala en donde se le unió el ex insurgente Ramón López Rayón a quien le destinó
fortalecer nuevamente el cerro del Cóporo en Zitácuaro. En el mes de abril, la comitiva de Iturbide
llegó a Acámbaro para reunirse con Bustamante, Cortázar y Joaquín Parres,342 a partir de lo cual el
ex insurgente Epitacio Sánchez fue su escolta. En El Bajío, los insurgentes Francisco Ortiz,
Encarnación Oriz, Miguel Borja, José Durán, y algunos otros más que todavía se encontraban
levantados en armas, se unieron al Ejército Trigarante.343
El Ejército del Sur dirigido por Márquez Donayo y Gabriel de Armijo se dirigió a Zacualpan para
confrontar sin éxito a las fuerzas insurgentes dirigidas por Pedro Ascencio y el padre José Manuel
Izquierdo,344 los días 9 y 10 de abril en la sierra de Sultepec. El día 14 de abril, el capitán realista
Ignacio Inclán proclamó el Plan de Iguala en Lerma atacando la retaguardia del Ejército del Sur, sin
embargo fue capturado por el capitán Jorge Henríquez en las cercanías de Toluca. José Joaquín
Herrera inició su avance hacia Puebla; con la finalidad de detenerlo, el general Ciriaco del
Llano ordenó al teniente coronel Zarzosa salir a su encuentro, pero gran parte de la tropa realista
desertó para unirse a los trigarantes en la cañada de Ixtapa y al ver disminuido su ejército, Zarzosa
regresó a Puebla. En contraparte Herrera con un mayor contingente se logró posicionar
en Chalchicomula y Tepeaca.
El coronel Francisco Hevia persiguió a las fuerzas de Nicolás Bravo, pero cuando este paso
por Atlixco se le unieron Francisco Osorno y otros ex insurgentes que habían luchado en los Llanos
de Apan y juntos se dirigieron a Huejotzingo. Creyendo que Bravo y Osorno realizarían un ataque a
la ciudad de Puebla, Hevia regresó a Izúcar para preparar la defensa, pero Bravo se dirigió
a Huamantla, lugar en donde se le unió el capitán Francisco Miranda Palacios.345 Cuando Hevia
y Ciriaco del Llano se enteraron que Herrera se encontraba en Tepeaca, marcharon con una fuerza
de mil cuatrocientos soldados para sitiarlo; Bravo acudió al mismo lugar con cuatrocientos
hombres para ayudar a Herrera, pero después de tres días de combate, el 26 de abril, los
trigarantes abandonaron la plaza. Bravo se dirigió a los Llanos de Apan y Herrera regresó a
Córdoba.346
El 25 de abril, Antonio López de Santa Anna proclamó la independencia en Alvarado, permitiendo
al capitán realista Juan Bautista Topete retirarse con algunos de sus hombres hacia Veracruz. El 15
de mayo, Francisco Hevia comenzó el asalto a Córdoba; al día siguiente de iniciado el combate
murió en acción, sucediéndolo en el mando el teniente coronel Blas del Castillo y Luna, quien pudo
penetrar a la ciudad pero fue repelido. El 18 de mayo, Santa Anna con una fuerza de quinientos
cincuenta hombres llegó al emplazamiento para auxiliar a los sitiados,347 y dos días después, los
sitiadores huyeron a Orizaba para unirse con el coronel realista Samaniego, quien al evaluar la
situación decidió replegarse a Puebla. Días más tarde, Santa Anna y Joaquín Leña atacaron por
sorpresa la ciudad de Xalapa; después de seis horas de combate, el capitán Juan Horbegoso pidió
la capitulación.348 El 20 de abril, tras haber estado escondido, Guadalupe Victoria se unió al
movimiento trigarante publicando una proclama; las guerrillas de la costa se volvieron a levantar
en armas, de tal suerte que el fuerte de La Antigua fue abandonado por los realistas. El Puente del
Rey fue tomado por los independentistas, y los indígenas de Coxquihui tomaron las armas en
la región Huasteca en contra el ejército de Carlos María Llorente. Para finales de mayo toda la
provincia de Veracruz, exceptuando la capital, se había pronunciado a favor de la
independencia.349
El 1 de mayo, Iturbide se encontraba en León, desde ahí envió una misiva a José de la Cruz para
negociar su adhesión al movimiento independentista. El 8 de mayo, en las cercanías
de Yurécuaro se entrevistaron ambos personajes, convinieron un armisticio provisional e Iturbide
pidió a De la Cruz convencer a Apodaca para aceptar el Plan de Iguala. Terminada la reunión el jefe
máximo del Trigarante se dirigió a Huaniqueo y De la Cruz regresó a Guadalajara. Conforme a lo
convenido envió a un mensajero a la capital, pero Apodaca rechazó enérgicamente la
propuesta.350 La localidad de Huniqueo era defendida por mil seiscientos realistas bajo el mando
del coronel Luis Quintanar, quien inicialmente se negó a rendirse, sin embargo una numerosa
fuerza trigarante que crecía día a día se fue instalando tanto en los alrededores de Huniqueo como
de Valladolid. Aunado a esta situación parte de la tropa realista desertó para unirse a los
trigarantes. El 19 de mayo ambas ciudades fueron capituladas por Luis Quintanar y Manuel
Rodríguez de Cela, la rendición fue pacífica, sin dispararse un solo tiro.351 En contraste, el
doctor José Antonio Magos que había proclamado el Plan de Iguala en Ixmiquilpan sufrió una
derrota el 23 de mayo infligida por el coronel realista José María Novoa;352 y cerca de Tetecala, los
regimientos del capitán Dionisio Boneta y del comandante Cristóbal Húber derrotaron a las fuerzas
de Pedro Ascencio el 3 de junio, durante el combate el ex insurgente murió, su cabeza fue enviada
a Cuernavaca en donde fue exhibida en público por órdenes de Gabriel de Armijo.353
La derrota de Ascencio fue recibida con beneplácito por Apodaca, pero la rendición de Valladolid
lo consternó. Desesperado, publicó un bando por el cual canceló la libertad de imprenta y llamó al
alistamiento forzoso de varones entre dieciséis y cincuenta años de edad. Pero ninguna de estas
medidas impidió que parte de la tropa de la capital desertara y huyera para reunirse con los
trigarantes.354 Entusiasmado por la noticia de la toma de Valladolid, Pedro Celestino
Negrete proclamó la independencia el 13 de junio en San Pedro Tlaquepaque; de inmediato se le
unió el capitán Eduardo Laris que ocupaba el cuartel del Hospicio, a quien respaldó con una tropa
de trigarantes el coronel José Antonio Andrade.355 Laris fue designado para tomar el puerto de San
Blas, el cual capitularía el 25 de julio. Al verse sin protección, José de la Cruz huyó de Guadalajara
para reunirse con la división de Hermenegildo Revuelta, ambos se dirigieron a Zacatecas.356 Tras
una breve escala, continuó su marcha hacia Durango lugar en el que fue bien recibido por el
obispo Juan Francisco Castañiza el 4 de julio; durante la marcha del contingente realista, en Saín
Alto, parte de la tropa arengada por el cabo de batallón José María Borrego defeccionó y regresó a
Zacatecas, proclamando el Plan de Iguala el mismo día. El 6 de julio, Negrete realizó la misma
acción en Aguascalientes, cuya población lo vitoreó.357
La plaza de San Juan del Río, resguardada por mil cien realistas bajo el mando del coronel José
María Novoa, comenzó a ser rodeada por los trigarantes; desde Toluca un batallón dirigido por el
teniente coronel Almela llegó al lugar en su ayuda,357 pero las fuerzas dirigidas por Anastasio
Bustamante, Juan Domínguez Manso y Luis Quintanar —quien se había unido al movimiento
independentista— amedrentaron por su número a las tropas realistas las cuales desertaron en
forma masiva. El 7 de junio, Novoa negoció la capitulación y con solo cuatrocientos fieles se retiró
a la capital.358 En una situación similar, pero con seiscientos cincuenta hombres, se encontraba el
brigadier Luaces en Querétaro. Desde San Luis Potosí partió un contingente de ochocientos
realistas bajo los mandos de los coroneles Bracho y Pedro Pérez de San Julián con la finalidad de
ayudarlo. Nuevamente esta marcha fue rodeada por las tropas de los trigarantes de José Antonio
de Echávarri, Gaspar López, Zenón Fernández, Juan José Codallos, Luis Cortázar y Anastasio
Bustamante; sin mayor alternativa, Bracho y Pérez de San Julián se rindieron a discreción el 22 de
junio en San Luis de la Paz. Poco después, el brigadier realista Torres Valdivia abandonó la ciudad
de San Luis Potosí, la cual fue tomada por los coroneles Zenón Fernández y Gaspar López.359 El 27
de junio el Ejército Trigarante, que rodeaba la ciudad de Querétaro, estaba conformado por diez
mil hombres. Sin mayores esperanzas de apoyo militar, el brigadier Luaces capituló la plaza de
forma pacífica.360 Por otra parte, el 18 de junio la ciudad de Toluca fue defendida por el coronel
Ángel Díaz del Castillo, pero fue derrotado por las fuerzas de Vicente Filisola, Felipe Martínez y del
padre José Manuel Izquierdo; en la batalla murieron trescientos realistas y los sobrevivientes se
replegaron a la capital.361
Desde finales de mayo la Fortaleza de San Carlos de Perote fue sitiada por la undécima división del
Trigarante, dirigida por Antonio López de Santa Anna y defendida por el realista Agustín de la Viña.
El 11 de junio, el coronel Saturnino Samaniego rompió el sitio, obligando a los trigarantes a
retroceder a Xalapa. Santa Anna planeó tomar el puerto de Veracruz; a principios de julio, logró
capturar el baluarte de Santa Bárbara, el baluarte de La Merced y el baluarte de Santa Lucía. Pero
fracasó en su intento simultáneo de asaltar el baluarte de Santiago, la Escuela Práctia de Artillería,
y el cuartel de Fijo que estaba defendido por el teniente coronel José Rincón. Una mala
coordinación de sus hombres, aunada a un fuerte aguacero que mojó la pólvora, dio el triunfo al
brigadier José García Dávila. Las bajas de los trigarantes ascendieron a casi cien hombres.362 Al ver
frustrados sus planes, Santa Anna se dirigió a Córdoba y Orizaba, desde donde ordenó una
expedición a Puente del Rey con el objetivo de cortar las comunicaciones al puerto para evitar un
posible avance de los realistas hacia Xalapa.363
Deposición de Juan Ruiz de Apodaca[editar]
Las derrotas y capitulaciones que se suscitaron durante los primeros cinco meses de la campaña
del Ejército Trigarante fueron una afrenta para los oficiales de los cuerpos expedicionarios
españoles, quienes achacaron estas desgracias a la impericia e ineptitud del jefe político
superior Juan Ruiz de Apodaca. Entre estos oficiales se encontraban el teniente coronel Francisco
Buceli, los capitanes Lara, Carlos María Llorente, Carballo y Miguel Béistegui.364 Durante la noche
del 5 de julio de 1821, los conjurados detuvieron a los coroneles Francisco Javier Llamas y Blas del
Castillo y Luna, tomando así el mando de los regimientos Órdenes militares, Castilla, Infante don
Carlos y dos compañías de Marina. Con este cuerpo de efectivos rodearon el Palacio Virreinal e
irrumpieron en la sala donde se encontraba reunido Apodaca con los altos jefes militares Pascual
de Liñán, Francisco Novella, Juan Sociat y Manuel Espinosa Tello.365 Después de una acalorada
discusión, se determinó que Francisco Novella asumiría el cargo de Apodaca.366 Esta sedición no
fue bien recibida por los miembros de la Junta Provincial de México, no obstante, el
nombramiento fue ratificado el 8 de julio de 1821.367
El avance de los trigarantes continuó, desde finales de abril Nicolás Bravo realizó una campaña
por Zacatlán, y Tulancingo, en donde sorprendió al coronel Manuel de la Concha. El jefe realista
huyó a la capital y Bravo se apoderó del armamento que se encontraba almacenado en Pachuca.367
El 14 de junio, este contingente trigarante, constituido por tres mil efectivos, salió de Tulancingo
con dirección a Puebla. Durante su paso por Tlaxcala se le unieron los exjefes realistas Zarzosa y
Miota con una fuerza de caballería de trescientos cincuenta hombres. Casi al mismo tiempo, José
Joaquín de Herrera llegó a Cholula, en donde se le unió el ex insurgente Manuel Mier y Terán para
dirigir la artillería. La ciudad de Puebla estaba defendida por Ciriaco del Llano, quien tenía como
segundo al coronel José Morán, desplazado en San Martín Texmelucan.368 El día 6 de julio
comenzaron las hostilidades cuando una columna realista intentó confrontar a los trigarantes,
pero esta fue obligada a regresar a la ciudad para resguardarse; Mier y Terán dirigió un cañeo
incesante hacia la ciudad. El día 17 se pactó un armisticio, durante este lapso, el coronel Manuel
de la Concha se aproximó para ayudar a los sitiados, pero su avance fue combatido por Epitacio
Sánchez, Joaquín Ramírez y Sesma, quienes lo obligaron a regresar a la capital.369
Entretanto, Iturbide marchó de Arroyo Zarco hacia Cuernavaca, la cual estaba guarnecida
por Gabriel de Armijo y Cristóbal Húber, pero estos al enterarse del numeroso ejército que se
aproximaba, no hicieron ningún esfuerzo por confrontarlo y se trasladaron de inmediato a Ciudad
de México. El 23 de julio, Iturbide entró en Cuernavaca, en donde dirigió una proclama a los
habitantes:
El jefe máximo del Trigarante prosiguió su camino a Cholula. El día 28 de julio, Ciriaco del Llano
capituló la plaza de Puebla permitiéndose a las tropas expedicionarias españolas dirigirse
a Tehuacán con honores, con goce de sueldo y con instrucciones para embarcarse a La Habana. El
2 de agosto, Iturbide entró triunfalmente en Puebla. Se oyeron algunas voces que lo saludaban
diciendo "¡viva Agustín I!".370 El jefe máximo fue recibido por el obispo Antonio Joaquín Pérez,
quien lo lisonjeó mediante un discurso en el que mencionó el salmo ciento veintitrés: laqueus
contritus est, et nos liberatis sumus (el lazo fue quebrado y nosotros fuimos liberados).371
Las Provincias Internas de Oriente se encontraban bajo el mando del brigadier Joaquín Arredondo.
Cuando los rumores de la proclamación del Plan de Iguala llegaron a mediados de marzo, una
agitación se produjo en los ánimos de la población.372 En junio, Arredondo concentró sus fuerzas
militares en Monterrey y ordenó trasladar al mismo sitio todos los recursos económicos que se
encontraban en Saltillo, pero el tesorero apoyado por los miembros del Ayuntamiento se negó a
obedecer. El brigadier envió al capitán Nicolás del Moral a la plaza para arrestar al tesorero y hacer
cumplir su orden, pero el capitán, lejos de obedecer, optó por proclamar el Plan de Iguala el 1 de
julio en Saltillo. Arredondo comprendió que esta reacción sucedería de igual forma en Monterrey,
por lo que se anticipó, proclamando él mismo el plan en dicha ciudad, pero quienes habían
proclamado el plan en Saltillo se rehusaron a seguir reconociéndolo como autoridad. De tal suerte,
el brigadier se marchó a Tampico para embarcarse hacia La Habana.373
En la provincia de Oaxaca el presbítero y ex insurgente José María Sánchez tomó nuevamente las
armas para adherirse al Plan de Iguala; poco después el teniente coronel Pedro Miguel Monzón se
trasladó al lugar para ayudar a los independentistas. De esta forma, para el 9 de junio el plan había
sido proclamado en Tehuacán y Teotitlán. Diez días más tarde, el capitán realista Antonio de
León decidió unirse a los trigarantes, logrando tomar para la causa las plazas
de Tezontlán y Huajuapan. El 5 de julio, León inició el ataque del Fuerte de San Fernando
en Yanhuitlán, el cual era defendido por el teniente coronel Antonio Aldao. El coronel realista
Manuel de Obeso acudió en su ayuda pero solo logró avanzar hasta Huitzo en donde fue atacado
por León.373 Sin contar con más apoyo, Aldao firmó la capitulación el día 17 de julio entregando su
armamento a los sitiadores. El día 29, con un gran número de indígenas mixtecos, León se dirigió a
Huitzo. Después de disparar tres horas los cañones sobre las posiciones realistas, Obeso se rindió.
El 30 de julio, Antonio de León, el contingente mixteco y la caballería de Francisco Miranda
tomaron de forma pacífica la ciudad de Oaxaca para proclamar la independencia.374
Tratados de Córdoba[editar]
Desde que se reunieron las Cortes en Madrid en 1820, los diputados del Nuevo Mundo intentaron
captar la atención para resolver la "cuestión americana", cuyas propuestas demandaban mayor
representación, abolición de monopolios y libre comercio. La delegación americana era minoría
pues solo estaba conformada por setenta y ocho diputados y, por tanto, la atención de las Cortes
se centró en resolver los problemas internos de la Península ibérica.375 No obstante, durante los
primeros días de 1821, los diputados Miguel Ramos Arizpe y José Mariano Michelena lograron la
aceptación del incremento de seis a catorce diputaciones provinciales para el territorio de Nueva
España, así como la destitución de funcionarios que eran considerados "anticonstitucionales,
brutales y antiamericanos", entre ellos Juan Ruiz de Apodaca y José de la Cruz. De esta forma se
nombró para ejercer el cargo de capitán general y jefe político superior de Nueva España al
general Juan O'Donojú, quien zarparía de Cádiz el 30 de mayo. Antes de partir hacia América,
O'Donojú, Ramos Arizpe y Michelena se reunieron para hablar de los planes de crear regencias,
establecer las diputaciones en todas las intendencias, y reforzar el orden constitucional, logrando
un perfecto entendimiento pues los tres eran liberales y compañeros masones.376
Durante el mes de junio, en las Cortes se debatió la posibilidad de enviar a América un infante de
España para gobernar y lograr la autonomía deseada, pero Fernando VII se opuso al proyecto pues
temía que esta medida podría desembocar en "llevarle a la guillotina". Una propuesta alternativa
fue presentada por José María Couto, la cual pretendía que algunos diputados de la legislatura de
Nueva España también ejercieran sus funciones en el Parlamento español, pero simultáneamente
llegaron las noticias del estallido del movimiento independentista iniciado en febrero y del Plan de
Iguala. En consecuencia, la mayoría de los diputados repudiaron cualquier reestructuración
al Imperio español; la división entre americanos y peninsulares se hizo evidente por lo que se
pospuso el tratar la "cuestión americana" hasta septiembre.377
Después de haber realizado una escala en Puerto Cabello, O'Donojú desembarcó del
navío Asia en San Juan de Ulúa el 3 de agosto. Fue recibido por el brigadier José García Dávila,
quien después de la ceremonia protocolaria acostumbrada le informó que, a excepción de
la Ciudad de México, Veracruz, Durango, Chihuahua, Acapulco y la Fortaleza de San Carlos de
Perote toda la Nueva España había sido liberada del dominio español. El nuevo jefe político
superior realizó una proclama a los habitantes en la cual increpó la precipitación del movimiento
independentista, exponiendo que en las Cortes se debatía la posibilidad de que se concediese la
representación soberana que tanto se anhelaba y pidió que se pusiese a prueba su gobierno y en
caso de que este no llenase las expectativas, se encontraba en la mejor disposición para permitir
que se eligiera otro jefe.378 O´Donojú ordenó un cese a las hostilidades por parte de los realistas, y
envió a dos emisarios con cartas dirigidas a Iturbide para celebrar una reunión.379 El 11 de agosto,
el jefe máximo del Trigarante dio respuesta, señalando a la villa de Córdoba como lugar de la cita.
Por otra parte, se dirigió a Texcoco, desde donde notificó las proclamas de O'Donojú al
mariscal Francisco Novella. Este último solicitó un armisticio y el permiso para enviar dos
comisionados para reunirse con el recién llegado. Iturbide aceptó, pero cuando los enviados
llegaron a Texcoco se les prohibió el paso bajo el pretexto de que las condiciones del armisticio no
habían sido aceptadas por Novella.
En Ciudad de México se concentraron la mayor parte de las tropas realistas; con el regreso de las
divisiones de Gabriel Armijo, Cristóbal Húber, Melchor Álvarez y Manuel de la Concha, el cuerpo
de efectivos era de cinco mil hombres.380 Con un panorama de acción de guerra inminente, parte
de la población civil prefirió emigrar a las pequeñas poblaciones aledañas. Los conventos se
llenaron de mujeres y muchos miembros del ejército realista huyeron por las noches para
incorporarse a los independentistas. Novella distribuyó sus tropas
en Tepeyac, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Coyoacán y el Peñón, en contraparte Luis
Quintanar, Anastasio Bustamante y otros jefes trigarantes rodearon a la ciudad tomando
posiciones en Chalco, Ixtapaluca, Tepotzotlán, Huehuetoca y Cuautitlán. A pesar de que el
armisticio se encontraba plenamente vigente, el 19 de agosto, la proximidad de las tropas realistas
e insurgentes suscitó un tiroteo innecesario que produjo la Batalla de Azcapotzalco, la cual se
prolongó hasta el anochecer.381 No hubo un claro resultado favorable para ninguno de los
beligerantes, ya que durante la refriega murieron doscientos realistas y doscientos trigarantes.
Entre estos últimos se encontraba el ex insurgente Encarnación Ortiz, y cuando sus compañeros se
enteraron de lo ocurrido, por venganza, pasaron por las armas al teniente Vicente Gil, que había
sido hecho prisionero en el campo de batalla. Ambos bandos se retiraron a sus emplazamientos.382
El día 24 de agosto de 1821, después de escuchar misa, O'Donojú e Iturbide firmaron los Tratados
de Córdoba, compuestos por diecisiete artículos en cuyos puntos principales se reconocía la
soberanía e independencia del Imperio Mexicano, el cual sería monárquico constitucional
moderado. Sería llamado a gobernar Fernando VII o algún otro miembro de la casa real y, en caso
de que ninguno de ellos aceptase, las Cortes del Imperio designarían al soberano. Mientras tanto,
de acuerdo a lo estipulado en el Plan de Iguala, se formaría una Junta Provisional Gubernativa.383
En la costa del Golfo de México, Santa Anna ordenó al capitán Juan Nepomuceno Fernández, al
mando de cuatrocientos hombres, ocupar las poblaciones de Acayucan y Coatzacoalcos. Para el 31
de agosto el avance se logró extender con éxito hasta Villahermosa de San Juan
Bautista, Huimanguillo, San Antonio y Cunduacán. Al mismo tiempo el realista Carlos María
Llorente proclamó el Plan de Iguala en Laguna de Tuxpan. El 26 de mismo mes, el mariscal de
campo Alejo García Conde —quien era comandante general de las Provincias Internas de
Occidente— hizo lo mismo en Chihuahua.382 Su hermano, el brigadier Diego García Conde, se
había atrincherado en compañía de José de la Cruz con mil hombres en Durango. La ciudad fue
sitiada por dos mil seiscientos trigarantes bajo el mando de Pedro Celestino Negrete, quien solicitó
su rendición, explicándoles la situación general que reinaba en Nueva España. El 17 de agosto los
realistas solicitaron un armisticio para verificar el curso que tomaban los asuntos en la capital,
pero Negrete ordenó comenzar el asalto el día 22, el cual se prolongó hasta el día 31, cuando los
realistas izaron una bandera blanca en la torre de la catedral. Negrete resultó herido por una bala
en la mandíbula, pero a pesar de ello, él mismo ratificó la capitulación marchando al frente de sus
hombres para tomar la plaza el 6 de septiembre. José de la Cruz se trasladó a Veracruz, en donde
se embarcó con destino a España.384
Junta en Tacubaya[editar]
El 30 de agosto, Francisco Novella recibió en la capital a los comisionados de O'Donojú, los cuales
portaban una copia de los Tratados de Córdoba. El mismo día se convocó una junta general de
guerra a la que asistieron, además de los altos mandos militares, el arzobispo Pedro de Fonte; por
la diputación provincial el doctor José Miguel Guridi y Alcocer y Juan Bautista Lobo; por
el Ayuntamiento de México Juan José Acha y Francisco Manuel Sánchez de Tagle; por el cabildo
eclesiástico los canónigos Bucheli y Matías de Monteagudo; por la Audiencia de México los oidores
Osés y José Yáñez; por el Consulado de México el conde de la Cortina; por Minería Fausto Elhuyar
y José Alegría, así como otras personas de menos importancia. En primera instancia se argumentó
que O'Donojú no tenía facultades para firmar los tratados, y que se le debía requerir para que
explicara personalmente su postura. Para ello se comisionaron al doctor Alcocer y al coronel
Castillo y Luna y al mismo tiempo se solicitó prorrogar el armisticio.385
El 5 de septiembre, con un ejército de dieciséis mil hombres rodeando a la capital, Iturbide montó
su cuartel en Azcapotzalco. A este lugar acudieron a rendirle pleitesía miembros de la aristocracia,
así como los militares Domingo Luaces, Melchor Álvarez, Juan Horbegoso, José Morán, Cela, y
Arana, quienes se incorporaron al Ejército Trigarante recibiendo nombramientos de inmediato
para dirigir el sitio de la capital.386
O'Donojú se entrevistó con los comisionados. Además de requerirle su visita al Palacio Virreinal, se
le pedía reconocer el cargo de jefe político superior a Novella. Ante esta petición O´Donojú se
negó, aludiendo la violenta y criminal destitución de Apodaca. Novella pidió entonces su
reconocimiento como capitán general. Irritado, O'Donojú volvió a negarse a dar tal
reconocimiento, el cual solamente aceptaría si Apodaca era restituido en su cargo. Finalmente
ambas partes accedieron a reunirse el 13 de septiembre en Tacubaya, siempre y cuando Iturbide
estuviese presente. La reunión de los generales O'Donojú y Novella se celebró a puerta cerrada. Al
término de la misma, solo se dio a conocer que el armisticio se prorrogaba por tres días más.387
De vuelta en la capital, el 15 de septiembre, Novella hizo público el reconocimiento de O'Donojú
como nuevo jefe político superior. Se giraron órdenes para liberar de prisión a los simpatizantes de
la independencia, se restableció la libertad de prensa y se permitió el libre tránsito de acceso a la
ciudad. El día 16 de septiembre de 1821 desde Tacubaya, O´Donojú anunció la terminación de la
guerra. Iturbide publicó una proclama invitando a la población a reunirse bajo las banderas de la
libertad para que así participasen de los beneficio de la victoria.388
La Intendencia de Yucatán por su lado, que dependía en lo judicial del virreinato de la Nueva
España, era gobernada por Juan María Echéverri. Este, al enterarse de los movimientos
independentistas de Tabasco, convocó en Mérida a la diputación provincial y al Ayuntamiento a
una reunión para decidir la postura a tomar. De esta forma, el 15 de septiembre se declaró
la independencia de Yucatán y se designaron como emisarios al coronel Juan Rivas Vértiz y al
abogado Francisco Antonio Tarrazo para expresar a Iturbide y O'Donojú el deseo de unirse al
Imperio Mexicano.
Durante la primera quincena de septiembre, la provincia de Chiapas, que pertenecía a la Capitanía
General de Guatemala, declaró así mismo su independencia. El intendente Juan Nepomuceno
Batres juró el Plan de Iguala y sus habitantes manifestaron su interés por incorporarse al Imperio
mexicano.388
El 15 de septiembre de 1821, en la Provincia de Guatemala, Gabino Gaínza convocó una junta con
las autoridades del lugar en la que se decidió proclamar el Plan de Iguala, pero la población se
encontraba a disgusto por la anexión de la Provincia de Ciudad Real de Chiapas, acordada
en Comitán. Si bien se realizó el juramento al Plan, la población manifestó su deseo de
independencia absoluta tanto de España como de México. Casi al mismo tiempo, la Provincia de
San Salvador, la Provincia de Comayagua y la Provincia de Nicaragua y Costa Rica declararon su
independencia y aunque existieron fuertes disidencias entre ellas, se integraron al Imperio
Mexicano.389
Entrada del Ejército Trigarante a Ciudad de México, firma del acta de independencia[editar]
Tacubaya fue la residencia temporal de Iturbide y O'Donojú. Fueron visitados por los miembros de
la diputación provincial, del Ayuntamiento, del cabildo eclesiástico, del Consulado, así como por el
gobernador de la mitra de Michoacán, Manuel de la Bárcena, el oidor José Isidro Yáñez, y el obispo
de Puebla Antonio Joaquín Pérez, quienes aspiraban a formar parte del nuevo gobierno. De esta
forma se escogieron a los treinta y ocho miembros de la Junta Provisional Gubernativa, pero no
fue llamado ninguno de los ex insurgentes para tomar parte. Los días 22 y 25 de septiembre se
efectuaron dos sesiones preparatorias. Del 21 al 24 de septiembre, las tropas expedicionarias de
España abandonaron la capital para establecerse en Texcoco y Toluca, lugares donde
permanecerían hasta organizar su partida y embarque hacia La Habana. El día 24, José Joaquín
Herrera ocupó el Bosque de Chapultepec, el 25 entró a la ciudad Vicente Filisola, y el 26 Juan de
O´Donojú.390
El 27 de septiembre de 1821, la división de Filisola salió de Chapultepec para reunirse con el
grueso de las tropas del Ejército Trigarante en Tacuba. A las diez de la mañana, el jefe máximo
encabezó el desfile de entrada a la capital, avanzando por el Paseo Nuevo hasta la avenida Corpus
Christi, en donde se detuvo en la esquina del convento de San Francisco bajo un arco triunfal. El
alcalde decano José Ignacio Ormachea le entregó las llaves de la ciudad. Desfilaron 16 134
efectivos, de los cuales 7 416 eran infantes, 7 955 dragones de caballería, y 763 artilleros, quienes
transportaban 68 cañones de diferentes calibres.391 Entre sus principales oficiales se
encontraban Agustín de Iturbide, Domingo Estanislao Luaces, Pedro Celestino Negrete, Melchor
Álvarez, Epitacio Sánchez, José Morán, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Anastasio Bustamante,
José Joaquín Parrés, José Antonio de Echávarri, José Joaquín de Herrera, Luis Quintanar, Miguel
Barragán, Vicente Filisola, José Antonio Andrade, Felipe de la Garza, Manuel de Iruela, Antonio
López de Santa Anna, Gaspar López, Mariano Laris, y Juan Zenón Fernández.392 Una vez terminado
el desfile, en la Catedral de México se celebró una misa en la cual se entonó el Te Deum, después
Iturbide dirigió un discurso a la población:393
El 28 de septiembre la Junta Provisional Gubernativa realizó su primera sesión en el salón de
acuerdos del recién nombrado Palacio Imperial.394 Los treinta y ocho miembros se dirigieron a
la Catedral para jurar el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. A las nueve de la noche se llevó
a cabo la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano. La Junta eligió cinco miembros
para formar una Regencia, en la cual recayó el Poder Ejecutivo: Agustín de Iturbide como
presidente y como vocales Manuel de la Bárcena, José Isidro Yáñez, Manuel Velázquez de León, y
Juan de O'Donojú, pero este último murió de pleuresía el 8 de octubre, por lo cual fue sustituido
por el obispo de Puebla Antonio Joaquín Pérez.395
El 9 de octubre, Antonio López de Santa Anna llevó a cabo las acciones militares que lograron la
capitulación del Fortaleza de San Carlos de Perote. El 15 de octubre, Isidoro Montes de
Oca designó al coronel Juan Álvarez para lograr la misma tarea en el Fuerte de San
Diego de Acapulco. El 26 de octubre, el gobernante interino de Veracruz Manuel Rincón se adhirió
al plan de independencia, sustituyó al brigadier José García Dávila, quien prefirió resguardarse en
la fortaleza de San Juan de Ulúa, siendo este el último reducto español que capituló hasta el 18 de
noviembre de 1825.396

Reacciones de España[editar]
En las Cortes de Madrid se determinó que los diputados suplentes de América ya no podrían
participar en las nuevas sesiones, pues estos habían sido elegidos solamente para un período. Por
tanto, los legisladores como Miguel Ramos Arizpe y Mariano Michelena fueron excluidos. Las
noticias de la independencia de Nueva España y Guatemala lograron encender la pasión de los
diputados peninsulares, quienes rechazaron la firma de los Tratados de Córdoba. Los diputados
novo-hispanos Lucas Alamán, Juan Gómez de Navarrete y Miguel Puchet expusieron
elocuentemente que si las Cortes no reconocían las exigencias del Nuevo Mundo como legítimas,
España perdería sus reinos americanos. Pero los diputados europeos se negaron a dar concesiones
a los americanos, estos últimos perdieron paulatinamente la esperanza de ver consensuadas sus
peticiones.397 El 13 de febrero de 1822, una vez más las Cortes decidieron por amplia mayoría
posponer la "cuestión americana" hasta las siguientes sesiones regulares. Ningún diputado del
Nuevo Mundo se opuso, puesto que ninguno de ellos permaneció en el Parlamento español.
Habían emprendido el viaje de regreso a sus tierras, convencidos de que solo la independencia
podría darles el gobierno que deseaban. El 30 de junio de 1822, Fernando VII volvió a intentar
infructuosamente recuperar el poder absoluto con la ayuda de su Cuerpo de Guardias Reales. En
abril de 1823, el monarca logró su objetivo con la ayuda de la Santa Alianza, permitiendo el paso
al ejército francés para pisar nuevamente el territorio español, y así conseguir restaurar
el absolutismo. Rafael de Riego fue ahorcado en noviembre de 1823 en la Plaza de la Cebada en
Madrid. En la Península ibérica, se dio inicio al período conocido como Década Ominosa.398
Fueron varios los intentos de reconquista en México por parte de los españoles, el último de los
cuales tuvo lugar en 1829. En esta ocasión, el general Isidro Barradas y el almirante Ángel
Laborde partieron de Cuba con casi cuatro mil soldados y diecinueve embarcaciones.
Desembarcaron el 26 de julio en Cabo Rojo, cerca de Tampico, pero el general Antonio López de
Santa Anna coordinó la defensa y finalmente el 11 de septiembre derrotó a los españoles en
la Batalla de Pueblo Viejo.
Fue hasta el 28 de diciembre de 1836, cuando después de haber realizado negociaciones de paz y
reconciliación, España reconoció la independencia de México. Por parte del gobierno español el
tratado fue firmado por María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII, y José María Calatrava,
mientras que por el gobierno mexicano Miguel Santa María y el presidente interino José Justo
Corro.

México surge a la vida independiente[editar]


Desde el nombramiento de los integrantes de la Junta Provisional Gubernativa fue sintomático
que no se encontrase ninguno de los antiguos líderes insurgentes. Se convocó a la elección de
diputados para el Congreso Constituyente. Esta fue por estamentos, lo que impidió una
representación equitativa de las provincias. No obstante, se logró formar un grupo heterogéneo.
Durante la primera asamblea se disputó la titularidad de la soberanía, la cual asumió el Congreso,
provocándose así un claro distanciamiento con la Regencia, de la cual Iturbide era el titular.399
En el seno del Congreso, sin existir propiamente partidos políticos, se formaron básicamente dos
grupos mayoritarios: los republicanos y los iturbidistas, así como un grupo minoritario que
anhelaba un régimen gobernado por los borbonistas. El 18 de mayo, los iturbidistas —
conformados por el alto clero y miembros del Ejército Imperial— pidieron y obtuvieron la corona
para Agustín I, quien fue coronado el 21 de julio de 1822.
La reducción de impuestos y alcabalas produjo una crisis económica, los sueldos del ejército no
podían ser cubiertos. El Congreso propuso la disminución de las fuerzas armadas. La oposición de
los liberales contra el emperador se exacerbó y una conspiración organizada para establecer la
república fue descubierta. En razón de esto varios diputados fueron arrestados.
Iturbide decidió disolver el Congreso el 31 de octubre, con lo cual el pacto de unión establecido en
el Plan de Iguala se rompió.400 Este despotismo fue increpado por Antonio López de Santa Anna el
6 de diciembre mediante el Plan de Veracruz. A pesar de que Iturbide envió a José Antonio de
Echávarri a reprimir la sublevación, en febrero de 1823 se proclamó el Plan de Casa Mata, al cual
se unieron los antiguos insurgentes Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero. En
solamente siete semanas, las dieciséis diputaciones provinciales, ávidas de obtener mayor
autonomía, se adhirieron al nuevo plan. El 19 de marzo de 1823, el efímero imperio terminó con la
abdicación a la corona y el exilio de Iturbide.401
Se estableció un triunvirato conformado por Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino
Negrete, cuyos suplentes fueron José Mariano de Michelena, Miguel Domínguez y Vicente
Guerrero, dándose así el paso definitivo a la instauración del régimen republicano. La clase política
estuvo integrada por centralistas, cuyos principales promotores eran los miembros de la logia
masónica escocesa y por federalistas, cuyos principales promotores eran los miembros de la logia
masónica yorkina.
El 31 de enero de 1824 se aprobó el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana y el 4 de octubre
la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, en cuya redacción
participaron Miguel Ramos Arizpe, Servando Teresa de Mier, José Miguel Guridi y Alcocer, Carlos
María de Bustamante, Valentín Gómez Farías, Lorenzo de Zavala y Manuel Crescencio Rejón, entre
muchos otros. Ese mismo año, la República mexicana se integró por diecinueve estados (Yucatán
argumentaría más tarde su incorporación como república federada), cinco territorios y un distrito
federal.402

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