Farmacéuticos Comunitarios

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Farm Comunitarios 2015 Mar 30;7(1):20-31. doi: 10.5672/FC.2173-


9218.(2015/Vol7).001.04

Guía clínica para el manejo


de la faringoamigdalitis
aguda del adulto
Introducción
La faringoamigdalitis aguda (FAA) es una de las
infecciones respiratorias más frecuentes en nuestro
medio. La FAA representa una causa no despreciable
de absentismo laboral, de hasta 6,5 días de media de
baja laboral por episodio (1,2). Es también una de las
razones más frecuentes por las que se prescribe un
antibiótico en nuestro país, con una tasa aproximada
de prescripción del 80%. A pesar de ello, la causa más
frecuente de etiología bacteriana, la producida por
Streptoccus pyogenes o estreptococo β-hemolítico del
grupo A (EBHGA) causa el 20%-30% de todas las
faringoamigdalitis en niños y el 5-15% en adultos (2,3).

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta


el médico de Atención Primaria ante la FAA es el de
poder realizar un diagnóstico diferencial etiológico de
sospecha en función del cual poder instaurar el
tratamiento más adecuado. La prescripción antibiótica
ante una FAA es, en general, exagerada ya que la
mayoría de los casos obedece a una causa viral. El
uso excesivo de antibióticos conlleva la posibilidad de
producir efectos secundarios en el paciente, la
selección de resistencias y el consiguiente aumento en
el gasto sanitario (4-7).

En la práctica habitual, el diagnóstico se realiza en


base a criterios clínicos (fiebre, exudado amigdalar,
adenopatia cervical anterior y ausencia de tos), que
tienen una baja sensibilidad para predecir infeccion por
EBHGA (49-74%), por lo que la indicación de la
prescripción antibiótica aumenta al haber un gran
número de falsos positivos (8).

Para el diagnóstico de la FAA la prueba de referencia


es el cultivo de exudado amigdalar, cuya sensibilidad y
especificidad son muy elevadas (90-95% y >95%
respectivamente) (9). El periodo de tiempo necesario
para realizar la lectura del cultivo constituye la principal
limitación para su uso diagnóstico habitual. Es por ello
que se han desarrollado técnicas inmunológicas
rápidas de sencilla utilización y de bajo coste, que
permiten en unos minutos poder detectar antígeno
estreptocócico (10). La mayoria de estos tests tiene
actualmente una alta especificidad (>95%), pero su
sensibilidad es de aproximadamente el 80%, con un
rango que oscila entre el 60% y el 98%, aunque varía
según marcas comerciales y según síntomas y signos
del paciente (11). En cuanto al tratamiento el EBHGA
continua siendo 100% sensible a penicilina y éste debe
seguir siendo el tratamiento de elección (12).

Etiología
Varios virus y bacterias pueden causar FAA en el
paciente inmunocompetente. Entre los virus, los
adenovirus son de los más prevalentes. Otros virus
implicados son rinovirus, enterovirus, virus influenza A
y B, virus parainfluenza, virus respiratorio sincitial,
coronavirus, metapneumovirus humano, virus de
Epstein-Barr, virus del herpes simple, citomegalovirus y
el virus de la inmunodeficiencia humana tipo 1 (VIH-1).

Las causas bacterianas más frecuentes son EBHGA,


que causa hasta el 30% de los casos en población
infantil, pero es menos frecuente en los adultos. Es
habitual la existencia de portadores asintomáticos,
principalmente entre los niños. Otras bacterias
implicadas en la FAA en nuestro medio son
Streptococcus dysgalactiae subsp, equisimilis
(estreptococos β-hemolíticos de los grupos C y G).
Más raramente, la FAA puede estar causada por
Fusobacterium necrophorum, Borrelia vincentii,
Arcanobacterium haemolyticum, Neisseria
gonorrhoeae (en adolescentes y adultos que practican
sexo oral-genital), Mycoplasma pneumoniae (causa
además bronquitis aguda o infección respiratoria
superior) y Chlamydophila pneumoniae (13,14).

Los estreptococos causantes de FAA mantienen hasta


la fecha sensibilidad a las penicilinas y a otros
antibióticos β-lactámicos, a pesar del uso masivo de
éstos. No se ha descrito ninguna cepa resistente a la
penicilina y las concentraciones mínimas inhibitorias de
penicilina G no han variado significativamente en los
últimos 90 años. Los macrólidos y las lincosamidas
(clindamicina) son considerados el tratamiento de
elección en pacientes alérgicos o con sospecha de
alergia a β-lactámicos. En los últimos años la
resistencia a esos grupos ha aumentado en distintas
partes del mundo, incluyendo España. Sin embargo,
este problema no afecta de la misma manera a todos;
mientras que los macrólidos de 14 átomos
(eritromicina, claritromicina) y 15 átomos (azitromicina)
presentan cifras de resistencia del 10-30%, los de 16
átomos (midecamicina, josamicina) y las lincosamidas
se mantienen por debajo del 7% de resistencia (15). En
cada zona debe conocerse y actualizarse la
prevalencia de resistencia a macrólidos-lincosamidas,
para tener disponibles alternativas a las penicilinas.

Epidemiología
La infección aguda de la mucosa y tejido orofaríngeo
constituye una de las causas principales de las
consultas en Atención Primaria (50% de los motivos de
consulta por infección respiratoria alta) e incluso en los
servicios de urgencias tanto hospitalarios como
extrahospitalarios. Muchas de ellas tienen un carácter
autolimitado y el uso de antibióticos en estos casos no
estaría indicado.

En la práctica médica diaria preocupa de forma


especial aquellas que se encuentran producidas por el
EBHGA (1,2). Es muy poco frecuente antes de los 3
años, tiene un pico de máxima incidencia entre los 5 y
15 años, para descender posteriormente entre un 5 y
un 23% en los adultos jóvenes y ser finalmente muy
poco frecuente en mayores de 50 años (16).

En lo referente a su presentación, la mayor incidencia


de todas ellas suele ser en las estaciones de invierno y
primavera. Existen algunas excepciones como podrían
ser las causadas por rinovirus u otros virus que
producen infecciones respiratorias de vías altas que
predominan durante el final de la primavera o incluso al
principio del verano como ocurre con las causadas por
las del grupo de los adenovirus.

El mecanismo de transmisión suele producirse por vía


respiratoria a través de las pequeñas gotas de saliva
que se expelen al toser, estornudar o simplemente
hablar desde una persona infectada a un huésped
susceptible. También en algunos casos se han descrito
brotes transmitidos por contaminación de alimentos o
el agua, como también es posible su propagación a
través de las manos. Es posible contagiarse una
faringoamigdalitis estreptocócica a través de tocar las
llagas de las infecciones por EBHGA en la piel. Por el
contrario, la transmisión por fómites no parece
desempeñar un papel importante en la transmisión de
estos microorganismos causantes de la FAA (17,18).

Como factores de riesgo destacan los antecedentes


familiares, las condiciones de hacinamiento familiar y la
contaminación ambiental que incluye el tabaquismo
crónico. Todos los grupos poblacionales están
igualmente expuestos independientemente de su nivel
socioeconómico o profesión.

En el caso de un paciente adulto, la incidencia de


presentación es bastante más baja, pero también
puede ser una causa frecuente de consulta en
Atención Primaria, fundamentalmente aquellas que son
de naturaleza viral. Si la causa es el EBHGA suele
condicionar absentismo laboral que puede alcanzar
hasta los seis días de baja por cada episodio.

Clínica
La mayor parte de las FAA son de origen viral y
ocurren en el contexto de un cuadro catarral. Suelen
presentarse en forma de brotes epidémicos y se
acompañan de síntomas virales como la congestión
nasal, febrícula, tos, disfonía, cefalea, o mialgias. La
FAA bacteriana cursa con un cuadro brusco de fiebre
alta con escalofríos, odinofagia y disfagia importantes,
pero sin síntomas virales generales. En la tabla 1 se
reflejan las principales diferencias clínicas entre la
etiología viral y bacteriana. En la tabla 2 se describen
los principales síntomas y signos que sugieren una
etiología específica en la FAA.

Clásicamente, se han clasificado las FAA de origen


viral como FAA rojas y las bacterianas como FAA
blancas, en base a la presencia o no de exudado. Sin
embargo, los hallazgos clínicos muchas veces se
superponen (8). Así, hasta un 65% de FAA viral cursan
con exudado faríngeo y un 30% de las bacterianas
pueden cursar sin exudado.

Complicaciones de la faringoamigdalitis aguda


Complicaciones supurativas

Ocurren por afectación de las estructuras contiguas a


la infección, o por extensión de la infección a las zonas
de drenaje. De entre ellas destacan el flemón y el
absceso periamigdalino, el absceso retrofaríngeo, la
otitis media aguda, la sinusitis, la mastoiditis y la
adenitis cervical supurativa. Más excepcionales son la
tromboflebitis de la vena yugular interna (síndrome de
Lemierre), la fascitis necrotizante, la meningitis o los
abscesos metastásicos por diseminación hemática.

Las complicaciones supurativas pueden aparecer en


un 1-2% de las FAA bacterianas sin tratamiento o
tratadas con un antibiótico inadecuado o mal
cumplimentado (18). Diversos estudios publicados en
los últimos tres años ponen de manifiesto que otros
gérmenes distintos del EBHGA pueden causar estas
complicaciones mucho más frecuentemente que el
EBHGA, como por ejemplo, el causado por S.
anginosus (19). También se discute actualmente sobre
el posible rol de Fusobacterium en estas
complicaciones (20).

Algunas publicaciones han sugerido que el descenso


en la prescripción de antibióticos para infecciones
respiratorias altas podría estar asociado a un
incremento de las complicaciones. Sin embargo, estos
estudios no han podido determinar si este incremento
era más frecuente en el grupo no tratado que en el
grupo tratado (21-23). Petersen et al. describieron que
con el uso de antibióticos el riesgo de complicaciones
supuradas durante el primer mes tras el diagnóstico
disminuía significativamente, siendo el número de
episodios necesarios que deberían tratarse para
prevenir una complicación seria de más de 4.000
casos (24). Little et al. analizaron prospectivamente los
factores predictivos de complicaciones supurativas tras
FAA (25). Las complicaciones incluían amigdalitis,
absceso periamigdalino, otitis media, sinusitis,
impétigo, así como la necesidad de nueva consulta por
falta de resolución de síntomas durante el mes
siguiente al diagnóstico. La presencia de
complicaciones supurativas fue del 1,3% de los
pacientes, con independencia de si habían sido
tratados con antibióticos de forma inmediata, por
prescripción diferida, o no habían sido tratados. Sin
embargo, dos terceras partes de las complicaciones se
presentaron con mayor frecuencia en pacientes con 0
a 2 criterios de Centor (25). Un 14,2% requirieron una
nueva consulta. La inflamación amigdalar severa y el
dolor ótico severo fueron factores independientes de
riesgo de complicación.

Desde el punto de vista clínico, deberíamos sospechar


la posibilidad de una complicación cuando la evolución
clínica no sigue un curso satisfactorio. La aparición de
dolor intenso de predominio unilateral, con disfagia y
trismus de intensidad variable debe hacer pensar en
una celulitis o absceso periamigdalino. La exploración
muestra en estos casos un abombamiento del paladar
blando y desplazamiento de la amígdala hacia la línea
media. La infección en estos casos suele ser
polimicrobiana y requerirá en la mayoría de pacientes
el drenaje quirúrgico. Excepcionalmente el absceso
puede extenderse a los espacios cervicales profundos
y más raramente originar una fascitis necrotizante (26)
o una tromboflebitis de la vena yugular interna.

Complicaciones no supurativas

Destaca la fiebre reumática aguda y la


glomerulonefritis post-estreptocócica, que ocurre tras
un periodo de latencia de unas semanas. La fiebre
reumática es muy poco frecuente en los países
desarrollados, con una incidencia anual inferior a 1
caso por cada 100.000 habitantes (18), pero se
mantiene como la principal causa de enfermedad
cardíaca adquirida en niños de países en desarrollo
(14).

Diagnóstico
Con la evidencia disponible en la actualidad, el médico
de Atención Primaria debe identificar principalmente la
infección por EBHGA, ya que estos casos deben
tratarse con antibióticos.

Manifestaciones clínicas

El diagnóstico acostumbra a ser clínico en nuestro


país. Los hallazgos clínicos que suelen acompañar a la
FAA causada por EBHGA son dolor de garganta, a
menudo con aparición brusca, fiebre, dolor de cabeza,
náuseas, vómitos y dolor abdominal, inflamación y/o
presencia de exudado amigdalar y adenopatías
cervicales dolorosas, sin tos. Sin embargo, ninguno de
estos signos y síntomas es específico de la FAA por
EBHGA, ya que los criterios clínicos tienen poca
validez para discernir la causa estreptocócica del resto
de causas.

Escalas de predicción

Diversos estudios han evaluado escalas de predicción


clínicas que aumentan las probabilidades de infección
causada por EBHGA. La más conocida es la de
Centor, que usa cuatro criterios: fiebre, exudado o
hipertrofia faringoamigdalar, adenopatías
laterocervicales dolorosas y ausencia de tos, en la que
se suma un punto por cada uno de los criterios
presentes, oscilando la puntuación global de 0 a 4 (27).
Se han elaborado otras escalas pronósticas, como las
de McIsaac y, últimamente, la FeverPAIN creada por
investigadores británicos. No obstante, la más utilizada
y sencilla a la vez es la de Centor y es la que debe
recomendarse.

Los pacientes con ninguno o sólo uno de estos criterios


presentan un riesgo muy bajo de infección por EBHGA
y, por tanto, no necesitan de ningún abordaje ni
diagnóstico ni terapéutico. Las guías de práctica clínica
más influyentes, tales como la de la Infectious
Diseases Society of America o la del National Institute
for Health and Clinical Excellence (NICE), así lo
recomiendan (11,28).

La mayoría de
expertos opinan
que no pueden
usarse estas
escalas de
puntuación
clínica sin una
evaluación
adicional para el
diagnóstico de la
FAA por EBHGA
porque los
médicos suelen
sobreestimar la
probabilidad de
infección por esta
causa (11). Esto
está apoyado por
dos estudios que
mostraron que
los pacientes con
cuatro criterios presentan entre el 39 y el 57% de
probabilidades de presentar un cultivo faríngeo positivo
para EBHGA (tabla 3). Los porcentajes más altos se
hallan en estudios efectuados en niños de 5 a 14 años
y los más bajos, en mayores de 15 años. Por tanto, el
uso de estas escalas no es suficiente para conocer con
exactitud si un paciente presenta una FAA causada por
EBHGA o no. De hecho, la sensibilidad del juicio clínico
oscila entre el 49 y 74% y la especificidad entre el 58 y
76% (8). Además, los médicos de Atención Primaria
evalúan los distintos criterios de Centor de manera
diferente; así, en España, los médicos dan mucho más
peso al exudado faringoamigdalar en una FAA, ya que
prescriben antibióticos 28 veces más si este signo está
presente que a los otros 3 criterios (menos de 5 veces
más si estos criterios se presentan) (29).

Métodos microbiológicos

El cultivo faríngeo es la prueba de referencia para


conocer la etiología de la infección. Su principal
desventaja es el tiempo que se tarda en obtener
resultados. Al mismo tiempo, es muy probable que la
etiología por anaerobios se haya infraestimado hasta
ahora ya que su identificación requiere de unas
condiciones de cultivo anaerobias estrictas que
muchos laboratorios de microbiología no disponen. En
los años 80 se desarrollaron pruebas de detección
antigénica rápida del EBHGA (Strep A), en muestras
faríngeas tomadas con torunda. Estas técnicas
presentan la ventaja de la disponibilidad del resultado
en el mismo momento de la consulta. Se basan en la
extracción del antígeno de carbohidratos del EBHGA a
partir de los microorganismos obtenidos del exudado
faríngeo. Son de sencilla aplicación en la consulta
médica, debiéndose recoger la muestra con la ayuda
de un depresor, inmovilizando la lengua y se realiza la
toma del área amigdalar y faringe posterior, así como
de cualquier zona inflamada o ulcerada. Es
fundamental evitar rozar la torunda con la úvula,
mucosa bucal, labios o lengua, tanto antes como
después de la toma (30). Los hisopos son depositados
en cubetas a las que se añade un reactivo que
contiene anticuerpos antiestreptocócicos.

La validez depende de la técnica de recogida de la


muestra (pueden darse resultados falsos negativos
cuando se obtiene poco material), área donde se
recoge (ofrece mejor rendimiento cuando se recoge de
amígdalas y/o pared posterior de la faringe),
procedimiento y condiciones del cultivo, probabilidad
de infección estreptocócica (algunos autores han
comprobado un sesgo de espectro, de forma que la
sensibilidad del Strep A aumenta cuanto mayor es el
número de criterios de Centor que presenta un
paciente), presencia de otros gérmenes en la faringe
(pueden darse resultados falsos positivos si la faringe
presenta un crecimiento importante de Staphylococcus
aureus), uso de pruebas más allá de la fecha de
caducidad y marca comercial. Otro aspecto a
considerar es que la positividad del Strep A no
distingue infección aguda de estado de portador,
aspecto que tampoco hace el cultivo. Los porcentajes
de portadores asintomáticos puede llegar al 20%, pero
su prevalencia en adultos no llega al 5% (31).

Se ha visto que los médicos que usan pruebas de


detección antigénica rápidas prescriben menos
antibióticos en la FAA que aquellos que no las utilizan
(32). Sin embargo, aunque el valor predictivo negativo
es muy elevado, un ensayo clínico reciente demostró
que los médicos españoles prescribieron antibióticos
en un poco más del 30% de los casos con Strep A
negativo (30). Esto puede ser debido a la costumbre de
prescribir sistemáticamente antibióticos en pacientes
que presentan al menos dos criterios de Centor.

Las pruebas de detección antigénica rápida empleadas


para el diagnóstico etiológico de la FAA son específicas
para el EBHGA y no descartan otras etiologías, como
las producidas por S. dysgalactiae y S. anginosus,
cuyas manifestaciones clínicas son similares. Estas
pruebas ofrecen la ventaja de diagnosticar la FAA
estreptocócica en unos pocos minutos, con una
especificidad asociada mayor del 95% cuando se
utilizan en pacientes con dos o más criterios de Centor
(11). No obstante, aparte de que estas pruebas no
sirven para descartar otras causas distintas del
EBHGA, en un estudio reciente se observó que
tampoco evitan la aparición de complicaciones cuando
sus resultados son falsos negativos (33). Por todo ello,
es necesario seguir investigando nuevas pruebas de
diagnóstico rápido más fiables que ayuden al médico
de Atención Primaria a poder tomar de forma más clara
la decisión de tratar o no tratar la FAA con antibióticos
(34).

Diagnóstico recomendado

La prueba de diagnóstico rápido a utilizar actualmente


en Atención Primaria es el Strep A, su uso se
recomienda únicamente en los casos en que se
sospeche de una probable infección estreptocócica.

En los pacientes con ningún o un criterio de Centor las


recomendaciones de los expertos y las guías de
práctica clínica coinciden en que no hay que utilizar
ningún test ni tratar con antibióticos.

En pacientes con dos criterios de Centor la situación es


indeterminada y en la actualidad la guía NICE
considera en este grupo la prescripción diferida de
antibióticos (28). En un estudio publicado
recientemente, Little et al. observaron que los
pacientes asignados a la prescripción diferida de
antibióticos consumieron menos de la mitad de
antibióticos y refrecuentaron un 40% menos que
aquellos que fueron tratados de forma inmediata con
antibióticos (35).

La estrategia que ha demostrado un mejor cociente


coste-efectividad es la de realizar pruebas antigénicas
rápidas a los pacientes con mayor probabilidad de
infección por EBHGA y tratar en base al resultado, los
casos positivos (36). Desde este punto de vista,la
mejor recomendación para los pacientes con dos o
más criterios de Centor sería realizar técnicas rápidas
de detección de antígenos (Strep A) (figura 1). Esta
recomendación coincide con la última propuesta de la
Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria
(37).

Tratamiento
Objetivos del tratamiento

Son objetivos de tratamiento antibiótico en la


faringoamigdalitis por EBHGA:

Acortar el curso de la enfermedad. El


tratamiento antibiótico ha demostrado ser
efectivo en reducir, aunque de forma muy
marginal, la duración de la sintomatología de la
faringoamigdalitis causada por EBHGA,
concretamente en 16 horas (38). Esta diferencia
es mayor en adolescentes y adultos jóvenes,
puesto que el tratamiento antimicrobiano puede
reducir en dos días la sintomatología en estos
grupos.
Erradicar el germen. Es importante en Atención
Primaria identificar la FAA causada por EBHGA,
ya que los pacientes que la presentan se
benefician del tratamiento antimicrobiano.
Evitar el contagio. El tratamiento antibiótico logra
negativizar el cultivo en las primeras 24 horas en
el 97% de casos, disminuyendo el riesgo de
contagio a otras personas.
Prevenir las complicaciones. En algunos
estudios el tratamiento antibiótico de la FAA
causada por EBHGA ha disminuido la incidencia
de complicaciones supurativas y no supurativas
agudas como la fiebre reumática, aunque este
efecto no se ha observado en todas las
publicaciones.
Mejorar los síntomas. En el paciente con FAA
debemos utilizar fármacos para reducir la
sintomatología principal que es el dolor de
garganta, con la correcta prescripción de
antinflamatorios y/o analgésicos.

En los últimos años se están publicando artículos


sobre posibles beneficios de tratar con antibióticos
otras causas de FAA (20). Existe discusión sobre la
necesidad de tratar la infección causada por otros
estreptococos –hemolíticos, principalmente los grupos
C y G. El tratamiento antibiótico de la FAA por el
estreptococo del grupo C se podría asociar a una ligera
menor duración de síntomas, pero sólo en adultos (un
día menos) (39). Se ha comprobado también que el
estreptococo β-hemolítico del grupo C puede causar
glomerulonefritis y puede incluso causar algunos casos
de fiebre reumática aguda. Más dudas existen sobre el
beneficio del tratamiento antibiótico en la FAA causada
por el estreptococo del grupo G. Otra causa que ha
merecido en los últimos años mucha atención es la
infección por Fusobacterium necrophorum. Sin
embargo, no hay certeza de que la antibioterapia
pueda disminuir la duración de la sintomatología de la
FAA causada por este anaerobio. Como se ha
comentado anteriormente, la necesidad de tratar la
etiología por S. del grupo anginosus tampoco está
clara (19).

Tratamiento antibiótico

Debe administrarse el tratamiento antibacteriano


durante al menos 8 días, aunque preferentemente se
recomienda administrarlo durante 10 días ya que la
mayoría de estudios se han efectuado con esta
duración. En caso de positividad del Strep A debe
recomendarse la utilización de fenoximetilpenicilina o
penicilina V (1.200.000 UI/12 horas por vía oral), ya
que el EBHGA ha sido y sigue siendo sensible a este
antibiótico en todo el mundo (12).

En caso de intolerancia al tratamiento de elección


puede administrarse amoxicilina 500 mg/12horas (40).
También puede administrarse una cefalosporina de
primera generación, como cefadroxilo 500 mg/12 horas
(40). Si hay alergia confirmada a la penicilina se
aconseja utilizar clindamicina 300 mg/8 horas durante
10 días o un macrólido de 16 átomos como josamicina,
1 g/12 horas durante 10 días puesto que las
resistencias del EBHGA, aunque han disminuido en los
últimos años, siguen siendo mayores frente a los
macrólidos de 14 y 15 átomos que a los de 16 átomos.
En caso de FAA estreptocócica de repetición se puede
administrar la asociación de amoxicilina y ácido
clavulánico 500/125 mg/8 horas durante 10 días (tabla
4).

Tratamiento sintomático

Se recomienda reposo durante el proceso febril, la


toma adecuada de líquidos, evitar irritantes y gárgaras
con agua caliente y sal (41).

Como tratamiento farmacológico no antibiótico, la


reciente guía europea sobre manejo de la FAA
recomienda el uso de analgésicos y antiinflamatorios
(14). Ibuprofeno y diclofenaco son ligeramente más
efectivos que paracetamol para el alivio del dolor de
garganta. Flurbiprofeno, antinflamatorio de acción
local, ha demostrado ser más eficaz que el placebo
para disminuir el dolor de garganta (42,43). En este
sentido, el uso de antiinflamatorios de acción local
puede ser una alternativa para el tratamiento de los
síntomas de dolor de garganta sin fiebre alta. La
evidencia sobre el beneficio de fitoterapia y acupuntura
en la FAA es inconsistente (14). Más dudas hay sobre
el beneficio de los corticoides orales. En una revisión
de 8 ensayos clínicos controlados con placebo, en el
que se incluyeron 743 pacientes se observó que una
pauta corta de corticoides por vía oral o intramuscular
fue más beneficiosa que el placebo para resolver el
dolor de la FAA. Este beneficio fue mayor para los
adultos, aquellos con mayor sintomatología y aquellos
con FAA estreptocócica. No obstante, la calidad de los
estudios fue pobre y la mayoría se llevó a cabo en
servicios de urgencias.

Una variedad de agentes tópicos, administrados en


forma de comprimidos, enjuagues o aerosoles, se han
empleado para aliviar los síntomas de la FAA.
Ambroxol 20 mg ha mostrado una ligera disminución
de síntomas en un metaanálisis publicado
recientemente, pero la calidad de los cinco trabajos
incluido era pobre (42). En una revisión de la Cochrane
Library, el gluconato de zinc ha demostrado reducir
ligeramente el dolor de garganta comparado con
placebo, pero presentó más efectos secundarios, por lo
que tampoco se recomienda en la FAA.

Algunos preparados contienen anestésicos tópicos


como la lidocaína y la benzocaína que producen alivio
del dolor rápido de forma precoz, aunque los trabajos
realizados presentan poca calidad metodológica y se
han utilizado dosis heterogéneas (43,44). No hay
evidencia sobre el uso de caramelos o la miel.

Derivación
Las FAA son diagnosticadas y tratadas
mayoritariamente en el primer nivel asistencial (45). En
determinadas ocasiones nos encontramos con la
presencia de situaciones en las que hay que derivar al
nivel hospitalario, por lo que se hace necesario definir
en qué casos el médico de Atención Primaria optará
por dicha derivación, con la finalidad de solucionar el
problema del paciente, racionalizar los recursos de que
se dispone y ser más eficiente (46).

Debemos diferenciar entre derivación urgente y


diferida.

Derivación urgente

Aquellos casos en los que se precise ingreso,


manipulaciones instrumentales inmediatas o cuando el
proceso pueda comprometer la buena evolución del
paciente (47,48):

1. Faringoamigdalitis aguda

Casos de más de 2 semanas de


duración, con mala evolución.
Casos con gran componente
inflamatorio que, a pesar del
tratamiento, impide la deglución
normal.
Sospecha de faringoamigdalitis
lingual con obstrucción de vía aéreo-
digestiva.
Faringoamigdalitis con sospecha de
infiltración linfomatosa o de cualquier
otro proceso neoplásico.
2. Complicaciones locorregionales (49)

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