Antologia
Antologia
Antologia
1
El enigma de la muerte
Ahora bien, si hay que aprender a morir es porque hay falsas formas de morir. Y
éstas se deben a las falsas formas de vivir, sin autenticidad ni autonomía, sin
tomar conciencia ni responsabilidad del quehacer cotidiano y dejando elegir a los
demás por uno mismo. También, porque un morir no aprendido significa renunciar
a pensar sobre aquello que le confiere dignidad al hombre. Por eso, vale
preguntar: qué significa la muerte para el hombre. Y lo primero que salta a la vista
con la muerte de una persona es que el individuo se halla desamparado, arrojado
a su insignificante singularidad, expuesto a la soledad y aislamiento. Por ello,
puede decirse que solamente el hombre muere, solamente él tiene conciencia del
tiempo, del valor de su existencia individual y de la angustia frente al final total.
Hans Urs von Balthasar dividió la reflexión sobre la muerte en tres periodos: el
mítico-mágico de las fábulas y religiones, el teórico-científico de la medicina y el
existencial de la filosófica. Según él, desde la filosofía existencial vale preguntar
qué significa morir, cuando con Epicuro puede decirse que no hay una experiencia
de la muerte o, en todo caso, que ésta no es comunicable por el moribundo a
nadie más. Hay evidentemente un aspecto fisiológico del morir, como del vivir, que
puede describirse copiosamente o reducirse a decir que hubo un paro de las
funciones metabólicas, respiratorias, cardiacas o cerebrales. Pero al hablar de la
muerte humana no se está simplemente refiriendo a lo que ocurre biológicamente,
porque en el vivir humano no se trata de manifestar ciertos signos vitales, sino de
vivir bien o vivir con bienestar y dignidad. Por ello es posible mantener con vida el
2
cuerpo de manera artificial y afirmar con verdad que la persona ha muerto, porque
lo que constituye la vida del ser humano no son los procesos biológicos, sino
aquello que los desborda. Por lo mismo, la discusión sobre la eutanasia no es un
asunto médico o biológico, sino netamente filosófico.
3
en el momento y lugar preciso), a si el enfermo mantuvo su decisión expresada en
el documento hasta el último instante de su vida; se refieren también a los
conflictos en la relación médico/paciente, a si las voluntades anticipadas del
enfermo liberan o no de responsabilidad al médico, a si el médico tiene el deber de
tomar en cuenta sólo la voluntad del paciente o tiene derecho a actuar según sus
propias convicciones, a si todo lo técnicamente posible es éticamente correcto y,
por ello, si en todo momento el paciente es eso y no más, alguien desposeído de
su autonomía (o capacidad de elegir) desde el momento en que ingresa a una
institución médica, donde se ejerce la llamada medicina paternalista que asume el
valor absoluto del conocimiento médico y la ignorancia supina del enfermo. Y, por
último, tampoco se puede soslayar los costos de las prácticas terapéuticas y las
limitaciones económicas de la medicina pública.
Por el lado de las dificultades teóricas están problemas como la discusión sobre
los presupuestos asumidos en la práctica de la eutanasia, como la disponibilidad
de la vida, el dilema entre el valor de la vida y el de la libertad personal, el conflicto
entre los valores personales y los intereses sociales (incluso dentro de una
sociedad liberal), y, finalmente, el concepto mismo de persona.
4
porque es seguro que nunca recobrarán la salud. En pocos países (como
Holanda, Bélgica, Suiza y Canadá) se acepta el suicidio asistido, mientras que la
eutanasia (voluntaria, pasiva e indirecta) es la más aceptada actualmente en el
mundo, incluso por la Iglesia católica (v., documento de la conferencia
episcopal “Sembradores de esperanza …”), quien recomienda atender la solicitud
del enfermo, en caso de encontrarse en una situación crítica e irrecuperable, para
que no se le mantenga con vida a través de tratamientos desproporcionados o
extraordinarios (si bien prohíbe la eutanasia activa, voluntaria, directa).
5
directamente, a petición del enfermo, provocando la muerte. Entonces, la
eutanasia voluntaria y directa es primordialmente la que está sujeta a discusión.
Sin embargo, propongo que la diferencia entre ambas no es suficiente y, por tanto,
la responsabilidad moral es la misma en ambos casos.
La intuición moral del sentido común declara que “matar es malo” y “dejar morir,
bueno (o menos malo)”, lo que revela que el problema consiste en la imputabilidad
de la responsabilidad: en la eutanasia directa se cree que hay responsabilidad,
mientras que en la indirecta no, porque la intención es mitigar el dolor o
sufrimiento. Sin embargo, la doctora H. Kuhse (Eutanasia, 1995) sostiene que
“provocar la muerte no es distinto a no evitar una muerte previsible”, y considera
inadmisible la distinción entre eutanasia activa y pasiva debido a los denominados
actos de doble efecto. Los actos de doble efecto son aquellos con dos efectos
distintos (y con certeza conocidos), pero donde solamente uno de ellos es
deseado. Un caso de acción de doble efecto sería precisamente suministrar una
dosis de morfina para mitigar el dolor pero que tiene también como efecto la
muerte del enfermo, o desconectar a un enfermo de la máquina respiratoria
para evitar prolongar el sufrimiento, lo que tiene también como consecuencia la
muerte. En ambos casos —se dice— se tiene una intención distinta a provocar la
6
muerte. La doctora H. Kuhse se pregunta: ¿tiene sentido sentirse exculpado por
no desear la muerte de un enfermo sufriente al desconectarlo del respirador o
inyectarle morfina, pero con conocimiento cierto de que eso le provocará
irremediablemente la muerte? ¿Cuál es la diferencia con inyectarle un veneno,
cuando en ambos casos se sabe con certeza cuál será el desenlace? ¿Se puede
con sentido no-desear y no-responsabilizase de un efecto a sabiendas que éste se
producirá con seguridad?
7
Para finalizar, permítanme recordar las palabras de la filósofa española Adela
Cortina, quien ha propuesto que, si bien la eutanasia activa no puede ser
entendida como un bien en sí mismo, sí puede considerarse como una práctica
recomendable cuando la vida tiene un valor inferior a la muerte. En ese caso, se
considera la eutanasia como una excepción a la regla que dice: provocar la
muerte de una persona es algo inaceptable (Garibay, 2020)
8
La pobreza crónica en América Latina y el Caribe»
En los últimos años se han llevado a cabo todo tipo de estudios internacionales
dedicados a analizar la pobreza crónica y sus efectos. Al margen de variables
estadísticas, no cabe duda que su mayor problema es la desesperanza que
provoca en las personas afectadas, quienes se ven obligadas a subsistir con ella.
Este componente tiene una capacidad de transmisión intergeneracional,
incrementando en intensidad de acuerdo a las dificultades e impedimentos que se
presentan en el ámbito de la salud y educación.
Los niños y niñas que crecen en este contexto, donde hay una carencia de
recursos materiales y emocionales, encuentran serias dificultades para prosperar
en el futuro. Sus familias enfrentan todo tipo de limitaciones y obstáculos,
quedando privadas de sus derechos básicos e interfiriendo con su desarrollo físico
e intelectual.
9
Por otro lado, cuando se habla de la pobreza como problema generalizado dentro
de un país, existen variables mucho más complejas. Las nuevas tecnologías y su
implementación en la sociedad son una parte esencial en este aspecto, pues
favorecen la producción de artículos de consumo y uso cotidiano de una manera
más rápida y eficiente. Aquí también se encuentran los avances científicos en el
ámbito de la medicina, que permiten ofrecer una mejor calidad de vida a los
grupos menos favorecidos, ya sea mediante el desarrollo de vitaminas o
alternativas nutricionales.
10
El grafiti es un arte
Por su parte, existen opiniones que consideran que esta forma de arte debe ser
tipificada como delito. Alfonso Martínez Alcázar (2006), diputado panista, añadió
que la expresión denominada grafiti no debe ser considerado arte cuando aquellos
jóvenes –artistas o no- reincidan en prácticas vandálicas o a los que afecten el
patrimonio de particulares, así como el que afecte los monumentos y edificios
públicos.
11
En lo que respecta a la aceptación de tal arte en la sociedad, Gonzo (2015, párr.
#5), conocido como el mejor grafitero de Houston, menciona que “el grafiti es un
arte que se ha hecho menos, dado que es callejero y se le ha atribuido de forma
errónea un carácter de ilegalidad.” Mencionó que en los Estados Unidos de
América se abrió el primer museo acerca del grafiti y arte callejero, hecho que es
un gran avance, ya que permite que más personas puedan cambiar su mentalidad
y concepto del mismo.
No obstante, Leandri (2012, p. #3) opina que “el grafiti es el grado cero de
violencia, el más pequeño vandalismo posible”, y que pretender aceptar el grafiti
sin su esencia de ilegalidad es no entender una de sus causas básicas de
producción.
El siguiente punto a tratar es la relación existente entre el grafiti y el crecimiento de
la violencia. En el 2005, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, aseguró que
cuando se logra una recomposición social en un barrio, delegación, colonia o
municipio, disminuyen los índices de violencia y de intranquilidad. Tal es el
ejemplo del barrio de Palmitas en Pachuca, el cual contaba con un alto grado de
inseguridad que ha ido en descenso por el macro mural realizado en dicha zona
(Noticiero Televisa,2015).
Mientras tanto, otros aseguran que este tipo de arte ocasiona miedo en los
residentes. Según encuestas realizadas por la Secretaría de Turismo en México
en el 2014, el grafiti disminuye la sensación de seguridad de los ciudadanos,
además de ocasionar que las propiedades se desvaloricen y se reduzca el
crecimiento del turismo.
El tema que se aborda en este ensayo cobra particular importancia en función del
número creciente de personas que practican esta forma de expresión. Con base
en los argumentos y contraargumentos expuestos es posible corroborar la tesis de
que el grafiti es un arte. Actualmente organizaciones como Graffity Artpro (2014,
párr. #4) han venido informando sobre el impacto que está generando esta
corriente artística en la sociedad. En resumen, el grafiti por naturaleza un arte, un
fenómeno simultáneo de creación y destrucción. ( Zavala Villafuerte & Ledon
Hurtado, 2015)
12
Bibliografía
Zavala Villafuerte, A., & Ledon Hurtado, C. (18 de Noviembre de 2015). Porafolio.
Obtenido de Portafolio: https://portafolioevap.weebly.com/ensayos/el-grafiti-
es-un-arte
Garibay, G. J. (25 de Febrero de 2020). revistas.juridicas.unam.mx. Obtenido de
revistas.juridicas.unam.mx:
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos/article/
view/14389/15551
Injoque, J. (19 de julio de 2017). ensayoscortos.com. Obtenido de
ensayoscortos.com: https://ensayoscortos.com/ensayo-sobre-pobreza/
13