Bolilla 6
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Bolilla 6
La extinción del régimen de comunidad de ganancias significa que todos los bienes que los
esposos adquieran en el futuro serán personales de cada uno de ellos.
La comunidad de ganancias se disuelve únicamente por las causales reguladas en la ley y estas
no pueden ser modificadas.
Causales
c) El divorcio
Cabe aclarar que antes del nuevo ccc, se debía diferenciar entre el divorcio vincular que
extinguía todo tipo de régimen patrimonial-matrimonial, y la separación personal que disolvía
la sociedad conyugal, pasando a regir el sistema de separación de bienes pero con la
posibilidad de que la sociedad conyugal se reconstruya si los consortes se reconciliaban.
Hoy día, el código simplifico y clarifico este precepto, en el artículo se habla del divorcio que
pone fin al vínculo matrimonial y así a todo régimen que dependa de él (la posibilidad de
solicitar la separación personal ha sido suprimida).
La extinción de la comunidad se produce con efecto retroactivo al día de la notificación de la
demanda o de la petición conjunta de los cónyuges. Al igual que en el supuesto de anulación
de matrimonio putativo, si con anterioridad al divorcio medió entre los consortes una
separación de hecho, los efectos de la sentencia se retrotraen al día de esa separación. Esta
nueva solución, por tanto, acarrea los efectos de la sentencia de disolución al día de la
interrupción de la vida en común, con la alternativa de no aplicar tal posibilidad de haber
mediado fraude o abuso del derecho.
477.- La separación judicial de bienes puede ser solicitada por uno de los cónyuges:
a) si la mala administración del otro le acarrea el peligro de perder su eventual derecho sobre
los bienes gananciales;
b) si se declara el concurso preventivo o la quiebra del otro cónyuge;
c) si los cónyuges están separados de hecho sin voluntad de unirse;
d) si por incapacidad o excusa de uno de los cónyuges, se designa curador del otro aun
tercero.
Indivisión postcomunitaria
Como ya se dijo, el código derogado no regulaba las normas que debían regir esta indivisión,
ergo, se generaban distintas controversias con relación a quien administraba y como se
resolvía el pasivo.
Un sector de la doctrina, la mayor parte de ella, entendía que la administración en esta etapa,
debía ser ejercida conjuntamente. Con una excepción respecto a la administración conjunta
relativa a los establecimientos comerciales industriales o agropecuarios de uno de los
esposos, otorgando en estos supuestos la administración a aquel consorte que la haya
ejercido exclusivamente en virtud de su titularidad única y de su mayor idoneidad.
Otro sector opino que la administración estaba a cargo del cónyuge que hasta entonces era el
titular de la gestión y ambos debían rendir cuentas.
Zannoni por su parte, distinguía según cual había sido la causal de por la cual se había disuelto
la sociedad conyugal. Si había sido por alguna causal de extinción de la comunidad que
todavía tenía en vida a los esposos no se modificaba el régimen de gestión separada. Pero si
se daba por la muerde uno o ambos cónyuges, esta indivisión coexistía con la comunidad
hereditaria y por tanto era necesario una administración y gestión conjunta, si surgen
controversias, serian dirimidas por el juez.
Régimen actual. En principio, el primer avance es que se haya legislado sobre este tópico
expresamente.
481° - Extinguido el régimen por muerte de uno de los cónyuges, o producido el fallecimiento,
mientras subsiste la indivisión postcomunitaría se aplican las reglas de la indivisión
hereditaria. Si se extingue en vida de ambos cónyuges, la indivisión se rige por los artículos
siguientes de esta Sección.
483° - En caso de que se vean afectados sus intereses, los partícipes pueden solicitar, además
de las medidas que prevean los procedimientos locales, las siguientes:
a) la autorización para realizar por sí solo un acto para el que sería necesario el
consentimiento del otro, si la negativa es injustificada;
b) su designación o la de un tercero como administrador de la masa del otro; su desempeño
se rige por las facultades y obligaciones de la administración de la herencia.
Durante la indivisión postcomunitaria uno de los cónyuges puede pretender realizar actos que
tiendan a disminuir la integridad de los bienes que deberán ser divididos. Por tal motivo, cada
cónyuge podrá solicitar medidas provisionales sobre los bienes y, además, obtener la
autorización judicial para realizar actos que requieran el asentimiento conyugal, o bien,
requerir su nombramiento o el de un tercero como administrador de la masa del otro.
Responsabilidad por deudas. Dispone el 486° del nuevo plexo sobre el pasivo:
En las relaciones con terceros acreedores, durante la indivisión postcomunitaria se aplican las
normas de los arts. 461,462 y 467 sin perjuicio del derecho de éstos de subrogarse en los
derechos de su deudor para solicitar la partición de la masa común.
El nuevo CCC recepta la postura que distingue la causa por la cual se extinguió la comunidad.
Se ha visto también que cuando la disolución se produce por la muerte o la ausencia con
presunción de fallecimiento se aplican las normas de la indivisión hereditaria. En cambio, para
las restantes causales se regula tanto la administración como el pasivo.
En relación con la remisión que se hace a los tres artículos mencionados, de ello se extrae:
- En principio la responsabilidad es separada, vale decir que cada esposo responde por
las deudas que contrajo con todos sus bienes propios y gananciales.
- La responsabilidad continua siendo solidaria por aquellas deudas que se han contraído
por cualquiera de los cónyuges, para solventar las necesidades ordinarias del hogar, el
sostenimiento o la educación de los hijos comunes y de uno solo de ellos mientras
sean menores de edad, estén afectados con una discapacidad o capacidad restringida
y convivan con los esposos.
- Por los gastos de conservación y reparación de bienes gananciales responde el
cónyuge que contrajo la deuda con todos sus bienes y el otro solo con sus bienes
gananciales.
487.- La disolución del régimen no puede perjudicar los derechos de los acreedores anteriores
sobre la integralidad del patrimonio de su deudor.
Esto quiere decir que, los derechos de los acreedores anteriores a la extinción del régimen no
pueden resultar vulnerados durante la indivisión postcomunitaria ni por el proceso de
liquidación y partición debiendo procurarse que se mantenga la integralidad del patrimonio
de su deudor.
484° - Cada copartícipe puede usar y disfrutar de los bienes indivisos conforme a su destino,
en la medida compatible con el derecho del otro. Si no hay acuerdo, el ejercicio de este
derecho es regulado por el juez. El uso y goce excluyente sobre toda la cosa en medida mayor
o calidad distinta a la convenida, solo da derecho a indemnizar al copartícipe a partir de la
oposición fehaciente, y en beneficio del oponente.
Entonces, el derecho de uso y goce que tiene sobre los bienes indivisos cada copartícipe tiene
que ser compatibilizado con los derechos del otro y en caso de conflicto la cuestión debe ser
resuelta en forma judicial. Ahora bien, cuando uno de los partícipes excluya al otro del uso y
goce de determinados bienes indivisos debe indemnizar al otro partícipe a partir de que éste
hubiera formulado su oposición. En tanto uno de ellos no manifieste su voluntad en contrario,
se presume que el partícipe que hace uso de un bien indiviso en mayor medida de la que
corresponde a su porción cuenta con la conformidad del otro.
Para saber quién debe solventar las deudas que gravan el inmueble hay que distinguir si se ha
fijado o no canon locativo y si existen hijos menores o incapaces. Si el cónyuge que aprovecha
con exclusividad el inmueble no abona ningún monto por este aprovechamiento, deberá
pagar las deudas que lo gravan, haya o no hijos menores o incapaces.
Distinto es el supuesto en que el beneficiario exclusivo fue condenado a sufragar una cantidad
por ese uso y habitan en el inmueble hijos menores o incapaces a quienes el esposo privado
de su goce debe alimentos, en cuyo caso los impuestos servicios y expensas deben ser
asumidos por mitades –jurisprudencia-.
Frutos y rentas.
El 485.- Los frutos y rentas de los bienes indivisos acrecen a la indivisión. El copropietario que
los percibe debe rendición de cuentas, y el que tiene el uso o goce exclusivo de alguno de los
bienes indivisos debe una compensación a la masa desde que el otro la solicita.
Aquel de los esposos que los percibe debe rendir cuentas. En el supuesto de que uno de los
cónyuges tuviere el uso y goce exclusivo, debe compensar a la masa por esta exclusividad de
disfrute desde que el otro lo solicite.
Liquidación
Una vez producida la extinción de la comunidad, a partir de las causales señaladas en el CCC -
475°- se concreta la expectativa de los cónyuges o de los herederos respecto de los bienes
gananciales formados durante la vigencia de dicho régimen y existentes a la disolución.
La liquidación de la comunidad, tiene por objeto concluir los negocios pendientes, o fijar su
valor a los fines de la partición, pagar el pasivo conyugal a favor de terceros y ajustar las
cuentas entre los cónyuges o con sus sucesores, para establecer el saldo activo de las masas
comunes y proveer luego a su distribución entre lo coparticipes. Así, cabe indicar que para
arribar a la adjudicación de las porciones gananciales de cada esposo, en su caso, deviene
necesaria la realización de una serie de acciones tendientes a la obtención de dichas cuotas
partibles. A ese conjunto de acciones se las denomina liquidación de la comunidad.
Comprende los trámites, operaciones y actos destinados a establecer los saldos líquidos de
cada masa de gananciales, para realizar luego la partición. De manera que abarca los actos
relativos al inventario de bienes gananciales, a la determinación y pago de deudas de cada
cónyuge ante terceros, a la dilucidación del carácter ganancial o propio de algunos bienes, a la
determinación de las recompensas que adeuden entre si las masas gananciales y las masas
propias y también a la estimación del valor de los bienes en común.
Por otra parte, cabe precisar que la liquidación puede resultar innecesaria en tanto el haber
este constituido exclusivamente por dinero en efectivo ahorrado en vigencia de la comunidad
–sin que existan deudas ni recompensas-, caso en el cual la suma de dinero se podrá distribuir
por partes iguales –por aplicación del principio de división por mitades del 498°- o como los
cónyuges lo acuerden, según el convenio que ellos realicen.
Tampoco será necesaria la liquidación cuando los cónyuges carezcan de bienes al momento
de la disolución.
En el caso de no existir bienes gananciales y si los cónyuges están de acuerdo con la
determinación de los bienes a dividir y su valor, pueden lograr la liquidación si acuerdan como
distribuir los bienes entre ellos.
Finalmente, una vez llevadas adelante todas estas operaciones, es procedente la partición
efectiva de los bienes y su atribución a cada uno de los cónyuges como propietarios exclusivos
de los mismos.
Privada
Las operaciones enunciadas pueden efectuarse en forma privada, ello siempre y cuando las
partes acuerden respecto de las diversas temáticas que abarca la liquidación.
A partir de dicha liquidación, se podrá arribar, luego a una partición también de este tipo si
convienen la forma de adjudicación en el instrumento que acuerden los cónyuges, sea este
una escritura de partición extrajudicial o el instrumento privado que crean conveniente.
En caso de efectuarse adjudicación de bienes inmuebles, el acto de partición deberá realizarse
en escritura pública por lo normado en el 1017°.
Además los cónyuges podrían en su demanda de divorcio acordar la liquidación y partición de
los bienes de la comunidad por este tipo de instrumento público, aunque ella no se integre
con bienes inmuebles.
Los requisitos que establece el código para que se de este tipo de liquidación-partición por
acto privado –o mixto- es que las personas sean mayores de edad, presentes y plenamente
capaces y siempre que no exista oposición de terceros interesados. Así lo estipula el 2369°.
Corresponde aclarar que las personas que se casan en la minoría de edad, están obligados a
regir sus relaciones patrimoniales por el régimen de la comunidad ya que el 450° los exceptúa
de hacer donaciones en las convenciones matrimoniales ni ejercer la opción de elección del
régimen patrimonial. Cabe preguntarse si en el caso de los jóvenes menores de edad casados
–que aun continúen siéndolo luego de un año de la vigencia del régimen- podrían pactar la
mutación y convenir el régimen de la separación de bienes. Este supuesto no ha sido previsto
en el texto actual.
Con respecto a la conformidad de los terceros, quedan comprendidos entre ellos los
acreedores de los cónyuges o del cónyuge y demás herederos, en caso de extinción por
muerte. La oposición de los acreedores a partición privada puede expresarse mediante
notificación extrajudicial fehaciente, aunque también podrían entablar incidentes judiciales.
Mixta
Es posible que los consortes o sus herederos realicen acuerdos en instrumentos privados que
luego sean presentados al juez para su homologación, este sistema es la forma de liquidación
mixta. Por lo general, los convenios así celebrados para efectuar la liquidación de la
comunidad, también contiene acuerdo de partición.
En este supuesto los acreedores pueden oponerse a la homologación judicial y solicitar que la
partición transite por vía judicial. La oposición debe ser incoada por incidente respectivo.
Judicial
En caso de no resultar posible el acuerdo entre los cónyuges para determinar la composición
del activo y pasivo ganancial, o la existencia o entidad de las recompensas, la liquidación
deberá ser llevada adelante en un proceso judicial.
Así, en esta, a través del proceso respectivo se deberá resolver cada uno de los aspectos
sometidos a decisión de acuerdo con las características de la composición patrimonial de la
comunidad en cuestión y a los conflictos entre los cónyuges que no logren autocomposición
de su litigio.
Además se hará judicialmente, aquella liquidación y partición privada o mixta que cuente con
oposición de los acreedores.
El avaluo (determinación del valor de los bienes). Más allá del inventario procede la tasación
de los bienes inventariados a fin de obtener los valores a los cuales ascienden los bienes
gananciales a partir.
Para llevar adelante tal tarea, los cónyuges podrán establecer los valores de los bienes de
común acuerdo, designar un tasador –mediante un convenio- o a falta de consenso podrán
solicitar la designación de un tasador judicial. Dicha designación puede ser resuelta en la
misma audiencia en la que se designa el inventariador.
El avaluo deberá hacerse judicialmente, como el inventario también, cuando lo pide uno de
los cónyuges, cuando lo solicita un acreedor y resultare necesario a criterio del juez.
Cuando en el haber ganancial existan fondos de comercio o participaciones en sociedades o
empresas agrícolas, ganaderas, etc. Y los cónyuges mantengan diferencias en cuanto a su
valor, se designaran peritos contables, ingenieros, agrarios a fin de determinar el valor de las
mismas.
Asimismo, una vez puesto de manifiesto en la Sctia. El avaluo de los bienes, el mismo será
aprobado por el juez si no existieren oposiciones. Los coparticipes, sus herederos o acreedores
podrán formular reclamaciones sobre el avaluo, y en tal caso se deberá convocar a audiencia a
los interesados y al perito para que se expidan sobre la cuestión promovida, resolviendo el
juez lo que correspondiere.
Art. 488. Extinguida la comunidad, se procede a su liquidación. A tal fin, se establece la cuenta
de las recompensas que la comunidad debe a cada cónyuge y la que cada uno debe a la
comunidad, según las reglas de los artículos siguientes.
Se evalúa entonces en la etapa de la liquidación la formación del llamado pasivo definitivo que
se obtiene computando, en primer lugar las cargas o deudas comunes exigibles antes de la
partición de los bienes y que deben satisfacerse con imputación al activo. En segundo lugar,
con respecto a las cargas o deudas comunes que hubiesen sido ya pagadas durante la vigencia
de la comunidad, es obvio que si el pago se efectuó con bienes gananciales de cualquiera de
los cónyuges, la obligación quedo consumida.
Finalmente si la deuda hubiera sido abonada con bienes o valores propios del cónyuge
deudor, este tendrá derecho a exigir que, en la liquidación de la comunidad se le acredite el
valor total, y así lograr mantener incólume el patrimonio propio en el que ese valor subroga
los fondos o bienes que se afectaron al pago de la deuda común. Dicho crédito constituye una
autentica recompensa o compensación que se efectiviza con una imputación a la masa
ganancial que deberá soportar la masa común.
Recompensas.
Son créditos que forman parte de la liquidación de la sociedad conyugal, generados por el
incremento del patrimonio de uno de los esposos a costa de la comunidad o por el aumento
del haber ganancial en detrimento del patrimonio propio de uno de los cónyuges.
Los objetivos que guían la aplicación de la teoría de recompensa son:
- Reconstruir los patrimonios propios de los esposos, cuando se han mezclado entre sí
con el haber conyugal
- Ajustar la incidencia de las deudas y cargas personales de cada cónyuge o de cada
masa ganancial, de modo que, si para desinteresar a los respectivos acreedores se ha
usado de bienes extraños al patrimonio verdaderamente obligado, se proceda a
restituir a la masa injustamente disminuida los valores que se han sustraído
- Resolver los casos de coincidencia de inversiones de distinto origen en la creación,
conservación, mejoramiento y acrecentamiento de un mismo bien.
492° - La prueba del derecho a recompensa incumbe a quien la invoca, y puede ser hecha por
cualquier medio probatorio.
493° - Los bienes que originan recompensas se valúan según su estado al día de la disolución
del régimen y según su valor al tiempo de la liquidación.
La valuación de los bienes que dan origen a las recompensas se realiza de acuerdo a su estado
al día de la disolución y este importe se reajusta al tiempo de la liquidación, quedando sujeto
a la apreciación judicial.
494 ° - Efectuado el balance de las recompensas adeudadas por cada uno de los cónyuges a la
comunidad y por ésta a aquél, el saldo en favor de la comunidad debe colacionarlo a la masa
común, y el saldo en favor del cónyuge le debe ser atribuido a éste sobre la masa común. En
caso de insuficiencia de la masa ganancial, en la partición se atribuye un crédito a un cónyuge
contra el otro.
Queda determinada la forma en que deben ser computadas las recompensas respecto de la
masa de bienes que resulte afectada. Si queda un saldo a favor de la comunidad se
considerará que ese importe integra la masa común y, en el caso inverso, el cónyuge
beneficiado recibirá ese importe de la masa común. Siguiendo con ese mismo criterio, cuando
la masa ganancial no sea suficiente para cancelar la recompensa a favor de uno de los
cónyuges, se le atribuye al acreedor un crédito contra el otro cónyuge.
Partición
496.- Disuelta la comunidad, la partición puede ser solicitada en todo tiempo, excepto
disposición legal en contrario.
Una vez extinguida la comunidad nada obsta para que se requiera la partición. Esto podrá
hacerse en todo tiempo salvo disposición en contrario. Es claro que en forma previa a la
partición deberá cumplirse con el procedimiento de liquidación a fin de determinar la masa de
bienes gananciales que deberá ser dividido entre los cónyuges, ex cónyuges o entre el cónyuge
supérstite y los herederos del otro.
Una vez obtenidos los activos gananciales líquidos de ambos cónyuges, estos se suman a fin
de obtener la masa común. La operación posterior es la división de la masa común por partes
iguales entre los cónyuges o sus herederos, sin consideración al monto de los bienes propios
ni a la contribución de cada uno a la adquisición de gananciales (498°).
502.- Después de la partición, cada uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores por
las deudas contraídas con anterioridad con sus bienes propios y la porción que se le adjudicó
de los gananciales.
504.- En caso de bigamia y buena fe del segundo cónyuge, el primero tiene derecho a la mitad
de los gananciales hasta la disolución de su matrimonio, y el segundo a la mitad de la masa
ganancial formada por él y el bigamo hasta la notificación de la demanda de nulidad.