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apokalupsis ἀποκάλυψις

Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la


profecía y guardan las cosas que están escritas en ella,
porque el tiempo está cerca.
Apocalipsis 1:3

Copilado por:
Jaime Restrepo M.
EL ANCLA
DEL EVANGELIO
Hebreos 6:19 – “La cual tenemos como segura y rme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo”

El Ancla del Evangelio es un proyecto de varios años el cual no forma parte de ninguna organización
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avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).

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Su hermano y servidor,

Jaime Restrepo M.
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“Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual,


¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”
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apokalupsis - ἀποκάλυψις
TABLA DE CONTENIDO
Capítulo 1
Cristo Entre Los Candeleros ........................................................................................................... 1

Capítulo 2
Cartas a las Siete Iglesias de Asia - Introducción a las Cartas ........................................................ 28

Capítulo 3
Cartas a las Siete Iglesias de Asia - Continuación .......................................................................... 59

Capítulo 4
La Escena del Trono ........................................................................................................................ 81

Capítulo 5
El León, el Cordero y el Libro ......................................................................................................... 96

Capítulo 6
La Apertura de los Primeros Seis Sellos ......................................................................................... 108

Capítulo 7
Un Interludio ................................................................................................................................... 123

Capítulo 8
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas ........................................................................ 134

Capítulo 9
El Principio de los Ayes .................................................................................................................. 143

Capítulo 10
Visiones Intermedias: El Anuncio de la Retribución ..................................................................... 151

Capítulo 11
La Visión Continúa - La Medisión del Templo y los Dos Testigos ................................................. 156

Capítulo 12
La Mujer y el Dragón ...................................................................................................................... 165

Capítulo 13
Las Dos Bestias ............................................................................................................................... 174

Capítulo 14
El Juicio Justo ................................................................................................................................. 184

Capítulo 15
Las Siete Copas de Ira ..................................................................................................................... 194

Capítulo 16
Las Copas de Ira Son Derramadas ................................................................................................... 204

i
Capítulo 17
La Infamia y Caída de Babilonia .................................................................................................... 214
Capítulo 18
La Caída de Babilonia - La Ramera ................................................................................................ 229
Capítulo 19
Los Santos se Regocijan ................................................................................................................. 238
Capítulo 20
El Reinado de Cristo y el Destino Final de Todos ........................................................................... 249
Capítulo 21
La Gloria Eterna .............................................................................................................................. 280
Capítulo 22
La Nueva Jerusalén - Continuación ................................................................................................ 295
Apéndices
1. Los Números de Apocalipsis ....................................................................................................... 310
2. El Todopoderoso ......................................................................................................................... 317
3. El Nuevo Nombre ....................................................................................................................... 321
4. Las Arpas de Apocalipsis ............................................................................................................ 327
5. Los Angeles de las Iglesias .......................................................................................................... 332
6. La Desposada, la Esposa del Cordero ......................................................................................... 333

Jaime Restrepo M.
[email protected] -- www.elancladelevangelio.org
ii
Apocalipsis – Capítulo 1 1
CAPITULO 1 Anotaciones
Cristo Entre Los Candeleros
LO SOBRESCRITO
v.1-3

v. 1 – “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus sier-
vos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su
ángel a su siervo Juan”.

– La Revelación de Jesucristo – es el título que Juan da su libro. Revelación,


una traducción de apokalupsis, significa un descubrir, remover la cubierta de algo.
apokalupsis (ἀποκάλυψις, G602), lit: desvelamiento, descubrimiento (apo,
de, desde; kalupto, esconder, cubrir). Denota una revelación o manifestación
(en castellano, apocalipsis).1
La palabra griega para Revelación es apokálypsis, que tiene una larga historia.
(i) Apokálypsis se compone de dos partes. Apo quiere decir lejos de, y kálypsis
es un velo. Apokálypsis quiere decir, por tanto, desvelar, revelar. No era en un
principio una palabra religiosa; quería decir sencillamente el descubrimiento
de cualquier hecho.2

Apocalipsis es un vocablo griego (apokálupsis), que significa «revelación»,


donde el prefijo re- no indica «volver a velar», sino «remover el velo» = «des-
velar», para dejar a la vista de todos algo que estaba cubierto por ese «velo».
Aunque en la Biblia hay muchos pasajes apocalípticos, el Apocalipsis lo es
en su totalidad, como lo muestra su comienzo: «Revelación de Jesucristo, que
Dios le dio…» (1:1).3

Aunque la palabra aparece dieciocho veces en el resto del Nuevo Testamento,


donde es usado para describir las cosas divinas hasta aquí desconocidas pero ahora
siendo reveladas por el Espíritu Santo (1 Cor. 2:10), y describir el entendimiento
de los santos (Ef. 1:17), aparece solamente aquí en el Libro del Apocalipsis.

Puede ser levantada la pregunta, ¿Es de Jesucristo esta revelación o una reve-
lación en la que Cristo es ambos, el recipiente y el dador? Aunque los eruditos
difieren en la respuesta, la frase siguiente, “que Dios le dio para manifestar a sus
siervos”, indica que esta es una revelación divina dada a Cristo como el recipiente
del mensaje, la cual El a su vez da a Sus siervos; esta es una revelación que Jesús
hace. Es Jesucristo quien hace esta “revelación”, quien descubre el velo para que
salgan a la luz los hechos y verdades que permanecerían ocultas hasta el final si
Dios no las revelara.

El libro también es una revelación de Jesucristo en Su gloria presente, gobierno


y ejecución del juicio. El es también el objeto de gran parte del libro, pero aquí
no se indica eso. En este libro, Jesucristo descubre las luchas que la iglesia estaba
destinada a pasar y su triunfo y victoria final bajo Cristo.

– Que Dios le dio – hace de Dios (el Padre) la fuente final y autor de la reve-
lación. A través del evangelio de Juan, Jesús afirma que lo que hacía y enseñaba
era del Padre (Juan 5:19; 6:38; 7:14-17; 8:28; 12:48-50; 14:23-24, etc.). Todo el
plan eterno de Dios se originó en Su mente, fue llevado a cabo por Cristo y fue
revelado por el Espíritu Santo (1 Cor. 2:6-10; Ef. 1:9-10, etc.); esta fase final de
la revelación también es de Dios. Esta revelación fue dada a Cristo “para mani-
festar a sus siervos”. Las cosas por venir debían hacerse conocer a los siervos
de Dios—los redimidos. La revelación fue encomendada a ellos para custodia y
para su consuelo y estímulo.
2 Apocalipsis – Capítulo 1

Anotaciones El Contexto de Tiempo


Las Cosas Que Deben Suceder Pronto (1:1)

– Las cosas que deben suceder pronto – refuta claramente la visión futurista
de que Juan estaba escribiendo acerca de cosas que ocurrirían inmediatamente
antes de la segunda venida de Jesús.

El contexto general empieza en Ap. 1:1, donde Juan aclaró que el Apocalipsis
es acerca de “las cosas que deben suceder pronto”. La mayoría de las personas
no creen que los eventos que Juan describió en Apocalipsis ocurrirían “dentro de
poco”. Parecen pensar que Juan escribió acerca de cosas que ocurrirían cientos
de años en el futuro, tal como la Primera Guerra Mundial, la Segunda, o la Terce-
ra, que muchos teorizan que es el Armagedón. Pero debemos guardar en mente
que Juan dijo, en el principio del libro, que hablaría acerca de cosas que deben
suceder pronto.

El está escribiendo de las cosas en el futuro cercano—las crisis a través de las


cuales los santos pronto iban a pasar. Afirmó repetidamente esta inminencia de
las cosas por venir, diciendo: “porque el tiempo está cerca” (v.3), “las cosas
que deben suceder pronto” (22:6), y nuevamente “porque el tiempo está cerca”
(22:10). La Revelación empieza y cierra con una seguridad de la proximidad de
las cosas por venir, aún cuando el libro trata con el juicio final y el nuevo orden
de las cosas más allá del juicio, lo cual estaba en el futuro distante y aún están por
venir (20:11; 21:8); pero la mayor porción de la revelación pertenecía a las cosas
que estaban cerca, a los eventos pronto a sucederse.

Si estas cosas eran para suceder pronto, entonces el libro de Apocalipsis no


está hablando de eventos que sucederían siglos o milenios después de que este
fue registrado.

La palabra “pronto” – en tachei (ἐν τάχει, G5034), lit., en, o con, velocidad.4

El Nuevo Testamento Comunidad Taizé vierte esta versión del versículo 1 como:
“...lo que ha de suceder en breve...” La misma palabra es traducida “pronto” en
Hechos 12:7 (Reina-Valera) (“...levántate en seguida...” Nuevo Testamento Co-
munidad de Taizé; “...levántate, rápido...” La Biblia Latinoamericana; “...levántate
aprisa...” Biblia de Jerusalén). El ángel del Señor no quiso decir que Pedro podía
tomarse unos pocos miles de años en levantarse. La palabra es usada nuevamente
en Hechos 22:18 (“prontamente”); Hechos 25:4; Rom. 16:20 (“en breve”) y 1 Tim.
3:14 (“ir pronto”).

El versículo 3 declara, “...porque el tiempo está cerca.” Esto significa que el


tiempo del cumplimiento estaba cercano.

El libro fue escrito para el uso inmediato, para el estímulo y consolación de los
Cristianos en el primer siglo. El libro debe, por tanto, ser estudiado a la luz del
fondo histórico de ese día. Tal es la característica de todos los libros de profecía.

De igual manera, en Ap. 1:3, Juan dijo, “y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca”. El tiempo estaba cerca durante el primer siglo.

Al final del libro, en Ap. 22:6, Juan dijo que había hablado acerca de las “cosas
que deben suceder pronto”. También, en Ap. 22:10, dijo la misma cosa:

“Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el


tiempo está cerca”.

Comentarios Sobre las “Cosas Que Deben Suceder Pronto”


“Notemos ahora el contenido de la Revelación que viene a Juan. Es la Re-
velación de «las cosas que deben suceder próximamente» (Apocalipsis 1:1).
Apocalipsis – Capítulo 1 3
Hay aquí dos palabras importantes. Está la palabra deben. La Historia no es un
mero azar; tiene un propósito. Y está la palabra próximamente. Aquí tenemos la Anotaciones
prueba de que es totalmente equivocado usar el Apocalipsis como una especie
de horario misterioso de lo que fuera a ocurrir miles de años después. Según
lo ve Juan, las cosas de que trata están para desarrollarse inmediatamente. El
Apocalipsis debe interpretarse sobre el trasfondo de su propio tiempo”.5

“Esto es una revelación de las cosas que deben suceder presto. La natura-
leza del reino de Dios es tal que no puede sufrir una derrota: parecía que iba a
sufrirla cuando Juan estaba en la isla de Patmos, a menos que Dios interviniera
prestamente; y este mensaje dice que Dios vendría prestamente a libertar a su
pueblo.

Ya se ha discutido la construcción gramatical griega en conexión con el


método futurista de interpretar este libro; y es conveniente que aquí hagamos
un breve repaso de este asunto. El verbo traducido ‘deben’ o ‘han de’ o ‘es
necesario’, es un verbo impersonal que indica que una necesidad moral está
implícita: la naturaleza del caso es tal, que las cosas reveladas aquí deben
suceder presto. El tiempo aoristo del infinitivo ‘suceder’ agrega a la verdad la
idea de que es necesaria la acción inmediata. La frase prepositiva traducida
‘presto’, o ‘pronto’ significa exactamente lo que quieren decir ‘presto’, ‘pronto’
‘en breve’. Si Juan hubiera dicho: ‘dos mil o tres mil años’, los cristianos
habrían pensado que sería demasiado tarde: que las cosas reveladas en este
libro debían suceder presto, o la causa estaría perdida, porque Domiciano podría
extirpar por completo el cristianismo. Por lo tanto, fracasa cualquier intento
que se haga para que esta frase prepositiva sólo signifique ‘ciertamente’; pues
si esto hubiera significado no habría proporcionado ningún alivio a las iglesias
que estaban en aquellas condiciones aflictivas. Las iglesias necesitaban la
seguridad de que recibirían ayuda en ese mismo tiempo en que les hacía falta;
no en algún milenio del distante e incierto futuro”.6

Juan es muy específico acerca del enmarco del tiempo para las profecías que
hizo en este texto divino. (1) Apocalipsis 1:1, “... las cosas que deben suceder
pronto ...” (2) Apocalipsis 1:3, “porque el tiempo está cerca”. (3) Apocalipsis
22:6, “... las cosas que deben suceder pronto”, (4) Apocalipsis 22:7, “¡He aquí,
vengo pronto!”, (5) Apocalipsis 22:20, “Ciertamente vengo en breve”, y finalmente
(6) Apocalipsis 22:10, “No selles las palabras de la profecía de este libro ...”. En
no menos de 5 lugares Juan nos permite saber que las profecías de este libro son
pertinentes a su día, y que pronto pasarían.

Estas declaraciones de tiempo en Apocalipsis 22 son aún más obvias cuando


son comparadas con el lenguaje contrastante con respecto a la profecía de Daniel.
Por ejemplo, en Dan. 12:4,9, Daniel, quien había hablado acerca de la persecución
de los cristianos por parte del imperio romano (Dan. 7:19-21), escuchó al Señor
decir (alrededor del 500 A.C.):

“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del
fin ... Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin”.

Dios selló las profecías de Daniel porque su cumplimiento estaba lejos en el


futuro (en ese caso, casi 600 años). Sin embargo, en Apocalipsis 22, Cristo le dijo
a Juan que no sellara sus profecías porque el tiempo estaba cerca. No obstante, la
mayoría de las personas observan incorrectamente las declaraciones en Apocalipsis
20 como no cumplidas, casi 2000 años después que Juan las pronunciara.

Otro ejemplo es Daniel 8:1, donde encontramos que Daniel recibió una visión
en el año tercero del reinado del rey Belsasar el cual fue en el 550 A.C. Con
respecto a la visión el Señor le dijo a Daniel “... y tú guarda la visión, porque es
para MUCHOS DIAS” (Dan. 8:26). [La Biblia de las Américas vierte este pasaje
así: “... pero tú, guarda en secreto la visión, porque se refiere a muchos días aún
lejanos”, jr.]. Si simplemente podemos determinar cuál fue el cumplimiento de
la visión y cuándo ocurrió, entonces sabremos lo que los MUCHOS DIAS” son
4 Apocalipsis – Capítulo 1
para el Señor. En Dan. 8:13-14, Daniel escucha que es hecha la pregunta, “¿Hasta
Anotaciones cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora ...”
y la respuesta fue “hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario
será purificado”.

El tema de la visión es primero, el avance de Alejandro el Grande, su victoria


sobre el imperio Persa y finalmente su destrucción. Sus generales se dividieron el
imperio y de uno de aquellos imperios surgiría un cuerno pequeño. Este cuerno
pequeño sería Antíoco IV. Haría una gran persecución contra el pueblo de Dios
y contaminaría el templo lo cual haría cesar el sacrificio. Este es el tema de 8:13.
Luego le es dicho a Daniel en el v.14 que los sacrificios serán restaurados. Para
que ocurra esta restauración, debe estar precedida por una purificación. Esta purifi-
cación es un evento histórico que ocurrió cerca del 164 A.C. y llamada Hanukkah.
Conmemora la victoria de Judas Macabeo sobre el imperio Seléucida y la limpieza
y dedicación del templo y altar contaminado.

¿Todo esto qué nos muestra? Siga estos puntos cuidadosamente:

(1) La profecía fue hecha en el 550 A.C.


(2) Fue cumplida en el 164 A.C.
(3) A Daniel se le dijo que el cumplimiento era “muchos días aún lejanos”.

Por tanto, cuando sustraemos 164 A.C. (cuando se cumplió) de 550 A.C. (cuando
fue hecha), encontramos que los “muchos días aún lejanos” son iguales a 386 años.
Cuando Dios dice el tiempo llama los 386 años “muchos días aún lejanos”. Por
tanto, puesto que esto era muy lejano en el futuro, Daniel debe sellar la profecía
(Dan. 12:9; cfr. v.4).

Compare esto con Juan a quien se le dijo, “No selles las palabras de la profecía
de este libro, PORQUE EL TIEMPO ESTA CERCA” (Ap. 22:10). Tenemos ahora
una comparación directa entre los “muchos días” como opuesto a “el tiempo está
cerca”, y entre “sellar la profecía” y “no sellar la profecía”. Por la definición
divina de las profecías del libro del Apocalipsis tiene que pasar mucho tiempo
antes del fin del mundo y el retorno del Señor.
El Contexto del Tema

Debemos guardar en mente que los Cristianos en la última parte del primer siglo
fueron menospreciados, desechados. La persecución contra ellos fue intensa y
extensa. William Barclay escribió:
“En la época en que se escribió el Apocalipsis el culto al emperador era la
única religión que cubría la totalidad del imperio romano. Fue a causa de
la negativa de los cristianos a aceptar sus exigencias que se empezó a perse-
guirlos y se los asesinó en grandes cantidades. La esencia de este culto era
que el emperador reinante, en cuanto encarnación del espíritu de Roma, era
divino. Una vez por año todas las personas que vivían en el Imperio debían
comparecer ante los magistrados para quemar una pizca de incienso ante
el busto del emperador y decir: “César es el Señor” (es Dios)...Negarse a
quemar esa pizca de incienso y negarse a decir “César es el Señor” no era
un acto de irreligiosidad, sino un gesto subversivo, de deslealtad política. Si
alguien se negaba a celebrar una vez por año esta ceremonia tan sencilla, los
romanos no lo consideraban ateo, sino un ciudadano desleal y potencialmente
rebelde. Es por eso que los romanos trataban con gran severidad a los que
se negaban a decir “César es el Señor.” Y ningún cristiano hubiera podido
ser persuadido de otorgar ese título, el de “Señor”, a otro que a Cristo. Para
el cristiano — y este era el centro y esencia de su credo — Jesucristo, y
solamente Jesucristo, era el Señor.”
Cfr. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento,
17 Tomos en 1, p. 1104
Apocalipsis – Capítulo 1 5
¿Quién estaba encargada de obligar esta adoración a la “Primera Bestia” (Ap.
13:12,1-8)? La “Otra Bestia” (13:11-17). ¿Quién es esta “Otra Bestia”? Ray Anotaciones
Summers da el siguiente comentario:

“La segunda bestia: Esta es símbolo de una comisión encargada de hacer


forzoso el culto al emperador romano, 13:11-17 ... El trabajo de la segunda
bestia consistía en hacer obligatoria la adoración al emperador. Parece que
por todas estas características la segunda bestia queda identificada como la
“Commune”o como el “Concilio” establecido en Asia Menor para forzar
a la gente a que practicara la religión del estado. Esta organización era un
cuerpo oficial que tenía a su cargo el sostenimiento de la religión oficial y
una parte de su deber era obligar a toda la gente a rendir homenaje a la ima-
gen del emperador ... la segunda bestia, la cual quedó identificada como la
organización llamada Concilio Romano, ... era así para hacer obligatoria la
adoración al emperador y para castigar a todas las personas que se negaran
a tomar parte en las ceremonias de religión del estado ...”
Ray Summers, Digno es el Cordero,
Una Interpretación del Libro del Apocalipsis, p. 234-237.

El libro del Apocalipsis fue escrito en un tiempo de persecución de la iglesia


por los judíos y el imperio romano, la cuarta bestia de la profecía de Daniel. Da-
niel escribió acerca de este conflicto quinientos años antes de que ocurriera. Juan
escribió acerca de este desde su seno.

En los capítulos 1-11, Juan dio el punto de vista físico de la batalla entre la
iglesia y sus enemigos. En los capítulos 12-22 Juan dio el punto de vista espiri-
tual de la misma batalla. Estos capítulos muestran que la batalla entre la iglesia
y sus enemigos era exactamente otra en la guerra perpetua entre Cristo y Satanás.

Estos últimos capítulos revelan dos grupos de combatientes en esta gran con-
tienda entre Cristo y Satanás: El capítulo 12 introduce a los líderes de los grupos,
Cristo (el Cordero) y el Dragón, a quien Cristo identifica como Satanás. El capí-
tulo 13 introduce a otros dos miembros del grupo de Satanás, la bestia del mar y
la bestia de la tierra. La bestia del mar corresponde con la descripción de Daniel
(en Daniel 7) de la cuarta bestia, o Roma. Daniel 7 y Apocalipsis 13 están tan
fuertemente encadenados que no podemos entender Apocalipsis sin el antecedente
previo en Daniel.

La bestia de la tierra, que recibió su poder de Roma, era de naturaleza religiosa.


Era la parte del imperio romano que obligaba la adoración a César. En vista de
que los cristianos no participarían en esta práctica, fueron perseguidos.

En Apocalipsis 14, Cristo nos introduce a los otros miembros de su equipo en este
gran conflicto, los 144.000 de pie con El. Estos cristianos fieles no participarían
en la adoración de un hombre. El capítulo 16 introduce más miembros del equipo
de Satanás, los reyes de la tierra. Estos reyes estaban en alianza con Roma para
obligar la adoración de César y perseguir a los cristianos. Finalmente, el capítulo
17 introduce al último de los miembros del equipo de Satanás, la ciudad que era
una ramera. A menudo las rameras representan ciudades en la Biblia: Nínive
(Nah. 3:1-4) era una ramera de religión. Tiro (Isa. 23:15-17) era una ramera de
comercio, y Babilonia (Isa. 47:5-15) era una ramera de placer. Si uno toma una
fecha del pre-70 D.C. para el Apocalipsis, entenderá que la ramera era Jerusalén.
Si se suscribe la fecha tardía (95-96 D.C.), ciertamente entenderá que la ramera
es Roma.

Después que Cristo introdujo a todos los miembros del equipo de Satanás, el resto
del Apocalipsis describe su destrucción en el orden inverso en que los introdujo.
De esta manera, el capítulo 18 describe la destrucción de la ramera y el capítulo 19
da la destrucción de la bestia de la tierra y la bestia del mar. El siguiente capítulo,
el tema de nuestro estudio ahora, retrata la destrucción del dragón. Finalmente,
los capítulos 21-22 muestran el destino de los miembros victoriosos del equipo
6 Apocalipsis – Capítulo 1
de Cristo.
Anotaciones
Colocado en el contexto todo el libro, Apocalipsis 20 tiene que ver con la des-
trucción de Satanás. Inherente a eso, es mencionado el reinado de 1000 años de
alguien con Cristo en alguna parte. No obstante, esa mención imprevista (tres
versículos) no es el tema del capítulo. ¡El tema del capítulo es la destrucción de
Satanás!

“Y la Declaró”

– Y la declaró – “Declaró” — semaino (σημαίνω, G4591), dar una señal,


indicar (sema, señal: cf. semeion, señal, en SEÑAL), dar a entender.7 Significa
que la revelación debía ser entregada como expresada por señales (semeian).
La palabra traducida declaró quiere decir: mostrar por signos. Al hacer esta
explicación comenzamos a entrar en la consideración de la naturaleza del libro.
Es una revelación (es el hecho de quitar el velo) del mensaje de Dios, por medio
de signos (símbolos). Esto debe recordarse y tenerse presente siempre, si es que
se quiere conocer la verdad del libro. Llegamos a conocer su mensaje, no por
entender literalmente sus palabras, sino por la interpretación de los símbolos;
pues es un libro divino de cuadros e imágenes.8

Para el apóstol Juan todas las maravillas o milagros eran “señales”; él usó la
palabra repetidamente en su Evangelio. El lector debe interpretar las señales y
determinar el mensaje divino que se quería decir a las personas a quienes fue
dirigido, y el significado para nosotros hoy día. La palabra “señal” aparece siete
veces en el libro y es una de veintinueve palabras que Juan usa siete veces en el
Apocalipsis.

“Por Medio de Su Angel”

– Enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan – (cfr. 22:6,16). A di-


ferencia de los otros libros del Nuevo Testamento, el Apocalipsis fue revelado por
un ángel. Significa el mensajero celestial inmediato de Jesús a “su siervo Juan”.

Todos los apóstoles habían recibido el Espíritu Santo quien los guió a toda la
verdad (Jn. 14:16-17; 15:26-27; 16:13). Juan también fue lleno del Espíritu en
Pentecostés (Hch. 2:4) y recibió revelaciones por medio del Espíritu Santo (Efe.
3:5). Sin embargo, cuando un ángel dirigió a Juan en estas visiones, se sobrecogió
y postró a los pies del ángel queriendo adorarlo (19:10; 22:8). El ángel rehusó la
adoración de Juan identificándose a sí mismo como un consiervo de los profetas
y de aquellos que retenían el testimonio de Jesús.
¿Quién era este ángel? El pasaje no lo identifica. Quizás era Miguel o Gabriel.
Miguel es mencionado específicamente en el Apocalipsis como el ángel que peleó
contra el dragón (12:7). Miguel parece ser también el ángel del conflicto en otros
pasajes donde es mencionado (cfr. Dan. 10:13,21; 12:1; Judas 9). Gabriel no es
mencionado en el Apocalipsis, sin embargo es interesante notar que fue él quien se
apareció a Daniel para darle sabiduría y entendimiento con respecto a las profe-
cías del fin de la nación de Israel y Jerusalén (Dan. 8:16; 9:21; cfr. Luc. 1:19,26).
Con toda seguridad el ángel que dio a Juan el Apocalipsis pudo haber sido algún
otro. Sin embargo, en vista de que se identificó a sí mismo como consiervo de
los profetas (22:9; cfr. 22:6; 19:10), y su obra de mostrar las cosas que deben
suceder pronto, probablemente Gabriel se ajusta mejor el propósito demandado
por el libro. Su parte en la revelación del mensaje a Daniel acerca del fin de la
nación Judía ciertamente lo coloca en una luz favorable.

– a su siervo Juan – “Su siervo” identifica a Juan como un consiervo con el


resto de los siervos de Dios.

v. 2 – Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesu-


Apocalipsis – Capítulo 1 7
cristo, y de todas las cosas que has visto.
Anotaciones
Juan afirma aquí que el cumplió su misión por medio de dar el testimonio de lo
que le fue encargado. “La palabra de Dios” en este caso se refiere no a su tes-
timonio pasado de la verdad expuesto en sus Evangelios y cartas, sino “de todas
las cosas que has visto”, señalando de esta manera eso que Dios y Cristo estaban
ahora dándole, en visión y en palabra. Estas cosas que él vio debían hacerse co-
nocer cuando fueran leídas en las iglesias. En el pasado la Palabra de Dios había
revelado y llamado a la acción (Juan 1:1-5); aquí también revela y llama a una
acción responsable por parte de los siervos.

v. 3 – Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía,
y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

– Bienaventurado – eso es, feliz o afortunado, es usado aquí la primera de las


siete veces que Juan usa la palabra en este libro (1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6;
22:7,14).

– el que lee – se refiere a un lector en las asambleas públicas. “El”, el lector,


es singular, mientras “los que oyen” es plural. Aparentemente Juan proporcionó
solamente una copia del libro (v.11) el cual debía ser leído públicamente en cada
congregación. La lectura pública de las Escrituras en las asambleas era una práctica
adoptada de las reuniones en las sinagogas judías (cfr. Lucas 4:16). Sin duda pocos
de los Cristianos primitivos podían leer bien, y cada congregación probablemente
seleccionó al mejor lector, quien se consideraría afortunado o feliz de tener este
privilegio. De igual manera es pronunciada una bendición sobre aquellos que
oyen la Palabra leída. Oir abarca más que meramente escuchar lo que está siendo
dicho; envuelve oir con el propósito de hacer. Jesús dijo, “Si sabéis estas cosas,
bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:17); y Santiago había declarado
el principio sencillamente, “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Stg. 1:22). La bendición reposa en
aceptar y hacer eso que uno oye.

Es Profecía

– Las palabras de esta profecía – identifica el mensaje como inspirado, una


revelación de Dios a través del Espíritu, porque el profeta debía ser una boca de
Dios un maestro inspirado (véase Ef. 3:5; 2 Ped. 1:21).

Jesús dijo, “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras
de la profecía de este libro” (22:7). El ángel dijo a Juan, “... porque el testimonio
de Jesús es el espíritu de la profecía” (19:10).

Profecía – profeteia (προφητεία, G4394), significa la proclamación de la mente


y consejo de Dios.9
“Aunque mucha parte de la profecía del AT era puramente predictiva, véase,
p.ej., Miq. 5:2, y cf. Jn. 11:51 , la profecía no es necesariamente, y ni siquiera
primariamente, predicción. Es la declaración de aquello que no puede ser co-
nocido por medios naturales (Mat. 26:68), es la proclamación de la voluntad de
Dios, tanto si es con referencia al pasado como al presente o al futuro, véanse
Gén. 20:7 ; Dt. 18:18; Ap. 10:11; 11:3”.10

Alguna profecía, aunque no toda, profetiza la historia futura. Jesús instruyó a


Juan: “Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después
de estas” (1:19). La profecía contenía las cosas del pasado, del presente, y del
futuro en el tiempo revelado.

Algunas de esas cosas sucederían después de estas (1:19; 4:1). Iban a suceder
pronto (1:1; 22:6).
8 Apocalipsis – Capítulo 1
“La profecía de Juan es primordialmente la revelación de Jesucristo, no la
Anotaciones revelación de futuros acontecimientos. No se debe divorciar la Persona de la
profecía, porque sin la Persona no podría haber cumplimiento de la profecía».
Esta Persona se presenta, al comienzo mismo del libro (1:10-18), en gloria
majestuosa” — “Lo que la iglesia precisa hoy es una nueva percepción de
Cristo y de su gloria. Necesitamos verlo alto y sublime (cf. Is. 6:1)” — “Ningún
creyente debería estudiar la profecía meramente para satisfacer su curiosidad.
Cuando Daniel y Juan recibieron de Dios la revelación del futuro, cayeron
como muertos (Dn. 10:7-10; Ap. 1:17) ¡Quedaron abrumados! Necesitamos
acercarnos a este libro como admiradores y adoradores, no como estudiantes
académicos”.11

Patio de Recreo Para los Especuladores

La naturaleza profética del Apocalipsis se ha convertido en patio de recreo para


los especuladores. Existen miles de libros especulando su significado, y muchas
doctrinas falsas se basan en estas falsas teorías. Todos hemos escuchado discu-
siones asombrosamente interesantes sobre la Marca de la Bestia, la Batalla del
Armagedón, el Reino Milenial de Cristo, los 144.000, la Gran Ramera, y otras.
La historia cambia con cada exponente. Conociendo la naturaleza del libro y del
hombre, Dios advirtió al hombre para que no cayera en esta trampa. Está escrito:

“18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este
libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que
están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro
de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa
ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Ap. 22:18-19).

A menos que uno este positivamente seguro de que la Biblia apoya sus conclu-
siones, será lo bastante sabio en dejar este libro en paz.

Usualmente la especulación resulta en contradicción. Abundan las teorías que


contradicen el resto de la Biblia. La teoría del Premilenarismo, basada princi-
palmente en Apocalipsis 20, contradice casi todo libro de la Biblia. Aunque los
hermanos generalmente han buscado ser cuidadosos en su exégesis del libro, bus-
cando el armonizarlo con el resto de la Biblia, muchos puntos de vista diferentes
están involucrados. Todos los estudios del libro deberían estar acompañados del
temor y la reverencia hacia el Señor que lo ha revelado, y también de la oración
constante (Stg. 1:5-6). La intención de Dios era que el libro fuera leído, entendido
y guardado (1:3).

– Y guardan las cosas en ella escritas – confirma la conclusión de arriba de


que oir envuelve guardar, permanecer en, y hacer eso que es revelado.
– Porque el tiempo está cerca – proporciona una fuerte motivación para la
obediencia en guardar las cosas oídas, porque las cosas a ser reveladas—los ayes,
los temores, las batallas, y la esperanza—estaban en el cercano futuro.

Porque el tiempo está cerca, es una reafirmación de la verdad de que el men-


saje es una revelación de los eventos que van a ocurrir presto; una revelación:
como si se quitara un velo de sobre dichos acontecimientos. Eso no quiere decir
que cada detalle mencionando en el libro va a tener un cumplimiento inmediato;
pues a Juan no le fue revelado el intervalo de tiempo que transcurriría entre el
comienzo del auxilio que recibirían los cristianos, y su final consumación; y
ni Juan ni los otros cristianos necesitaban saberlo. Lo que necesitaban era la
seguridad de que pronto recibirían ese auxilio y de que de ellos sería la completa
y final victoria. Esto es exactamente lo que se les dio: la seguridad.12
Apocalipsis – Capítulo 1 9
LA SALUTACION
v. 4-7 Anotaciones
v. 4 – Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que
es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono.

El escritor no necesitó introducción adicional o designación de identificación,


porque como “Juan” él era bien conocido como el apóstol que había trabajado
entre las iglesias de Asia por muchos años. Asia era la provincia occidental de la
moderna Asia Menor, la más rica de todas las provincias Romanas.

– A las siete iglesias – nos introduce al primer uso del siete simbólico, un
número que aparecerá de alguna manera cincuenta y cuatro veces en el libro.
No debe ser concluido que habían solamente siete iglesias en toda la provincia,
porque allí también estaban Troas, Colosas, Hierópolis, y posiblemente otras.
Siete es el número “perfecto”, simbolizando la calidad de completo, y estos siete
son seleccionados por el Señor como congregaciones que poseían las cualidades
caracterizando a varias congregaciones a través de la historia. Las combinaciones
de estas condiciones están presentes hoy día en cada iglesia del Señor.

– Gracia y paz a vosotros – es un saludo típico de las cartas del Nuevo Testa-
mento. Es encontrado en todas las cartas de Pablo (con una leve variación en 1 y
2 de Timoteo) y en ambas cartas por parte de Pedro. Juan la usa en 2 Juan. Fue
por gracia, el favor inmerecido de Dios, que aquellos de las iglesias habían sido
redimidos; y fue por el mismo favor que ahora eran siervos de Dios destinados a
ganar la corona de victoria. “Paz” indica “lo espiritualizado, la forma Cristiana de
prosperidad; seguridad, salud; salvación [cuyas ideas están] asociada con la palabra
desde su uso mas temprano ... ninguna duda ... adornado ... por la conciencia de la
paz de la reconciliación existente con Dios” (Hastings, IV, Pág. 160). Mas que un
intercambio amistoso, incluye el bienestar positivo y la seguridad general. Esta paz,
un don de Cristo (Juan 14:27; 20:21), sigue a las provisiones de la gracia divina.

– del que es y que era y que ha de venir – señala claramente al Padre eterno.
Lenski piensa que este nombre divino no reproduce la traducción de la Septuaginta
del Hebreo Yahweh, el “Yo soy” de Exodo 3:14 (Pág. 39), mientras que Pieters dice
que es una amplificación del nombre dado por Dios a Moisés en esa ocasión (Pág.
81). Pieters lo traduce, “El Ser, el Era, el Venidero” (ibíd), mientras que Lenski lo
tendría “El Uno que Es, el Uno que Era y el Uno que Viene”. El artículo definido
(ho) precede a cada uno de los sustantivos, “el era, el es, el viene”. No obstante,
en la traducción del Griego, es claro que el nombre tenía la intención de designar
la eternidad del Padre. “Tal título del Padre Eterno se sostiene aptamente entre
las primeras palabras de un libro que revela el presente a la luz del pasado y del
futuro” (Swete, Pág. 5).

– y de los siete espíritus – (véase también 3:1; 4:5; 5:6) equilibra las “siete
iglesias”, y es otro uso del siete simbólico. También están delante del trono (1:4).
El número 7 es usado nuevamente para describir la perfección del Espíritu Santo,
a quien Jesús llamó “el Espíritu de verdad”, “el Consolador”, quien revelaría toda
la verdad (Jn. 15:26; 16:13).

Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espíritu Santo; hay un Espíritu como
hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). El siete debería ser pensado simbólica-
mente y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan la perfección séptuple, lo
completo y universalidad de la obra del Espíritu Santo. Es dudoso que Juan se esté
refiriendo a la descripción de Isaías del Espíritu que sería enviado sobre el Mesías,
porque allí el profeta describe al Espíritu de Jehová en tres coplas descriptivas,
haciendo seis características en lugar de siete (Isa. 11:2).

Probablemente la referencia de Zacarías al “siete” es más al punto. Describe


siete ojos sobre la piedra puesta delante de Josué el sumo sacerdote (Zac. 3:9,1), y
10 Apocalipsis – Capítulo 1
los siete ojos que se regocijarían al finalizar el templo por el Espíritu de Jehová, que
Anotaciones “son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra” (Zac. 4:6,10). La perfección,
lo completo, y la universalidad de la obra del Espíritu parece ser el significado
simbólico del “siete”. Los siete espíritus son descritos como delante del trono del
Señor, siempre listos a llevar a cabo Su propósito y voluntad.

– que están delante de su trono – En el capítulo 4:1-3 se nos describe quién


es el que está sentado en ese trono (el Padre). En 4:5 se dice que “... delante del
trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.

La palabra traducida “lámpara” es traducida más correctamente “antorcha”,


como en Juan 18:3 – lampas (λαμπάς, G2985) denota antorcha.13

En vista de que la obra del Espíritu Santo es la de iluminación de la verdad (Jn.


16:13), las lámparas de fuego ardiendo ofrecen una descripción gráfica de esta
misión (cfr. Sal. 119:105).

Las lámparas dan luz, y el 7 es el número perfecto. Los siete Espíritus


representan a Dios en su esencia espiritual perfecta. Por lo tanto, aquí
puede estar simbolizada la perfecta operación del Espíritu Santo en su
obra de iluminar y revelar a los hombres las cosas de Dios, como una
prueba de la soberanía de Dios.14

v. 5 – Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano


de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre.

– Y de Jesucristo – completa el concepto trino de la Deidad. La gracia y la paz


vienen de los tres o por los tres, puesto que todos participan en la redención por
gracia y proveen la paz que sigue. El Cristo es mencionado de último porque el
Libro del Apocalipsis trata particularmente con Su lugar y gloria. Es presentado
en una triple posición ejecutiva de profeta, sacerdote y rey.

Como profeta es el “testigo fiel”. El vino al mundo para que diera testimonio
a la verdad (Juan 18:37); y Juan dijo, “Y lo que vio y oyó, esto testifica” (Juan
3:32). En confirmación de esto, Jesús declaró, “... mi testimonio es verdadero ...”
(Juan 8:14). El era el testigo fiel delante de las personas a medida que les enseñó,
delante de los Judíos quienes lo acusaron falsamente, y delante de Pilato cuando
lo enjuició. Su testimonio con respecto al ser y carácter de Dios, con respecto al
propósito y plan redentor de Dios, y con respecto a la verdad de Dios está completo.

– El primogénito de los muertos – apunta a Su resurrección, a un nacimiento


de un seno terrenal que lo contuvo por unas pocas horas (cfr. Col. 1:18). En otro
pasaje El es las “primicias de los que durmieron” (1 Cor. 15:20). En su triunfo
sobre la muerte trajo el “... destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio
de la muerte, esto es, al diablo”, y con eso fue capaz de librar a todos los que por
el temor de la muerte habían estado sujetos a servidumbre (Heb. 2:14-15).

El texto de Heb. 2:14 dice, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne
y sangre, él también participó de lo mismo ...” Para poder morir por los hombres,
Dios tuvo que tomar de la naturaleza humana. Y para esto tuvo que nacer de mujer
(Jn. 1:14; Gál. 4:4; Flp. 2:6-8).

El texto en Hebreos continúa diciendo: “... para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. Para hacer ineficaz, o
inactivo. El diablo (diablos, equivalente a la palabra hebrea, Satanás, quiere decir
“calumniador, acusador” véase Ap. 12:10) todavía por el pecado trae la muerte al
hombre pecador, pero Cristo en su muerte hizo ineficaz la obra del diablo porque
ahora por Cristo seremos resucitados de la muerte y viviremos para siempre. El
diablo tuvo el poder de traer la muerte física sobre la raza humana por medio de
Apocalipsis – Capítulo 1 11
tentar a Adán y Eva a pecar. Todo hombre está pues destinado a la muerte física
(Heb. 9:27). La muerte espiritual (la “segunda muerte” -- Ap. 2:11; 20:6) vendrá Anotaciones
sobre todo pecador que muere fuera de Cristo o que no es cristiano fiel. La muerte
de Cristo quita al diablo este “imperio de la muerte”, o lo hace ineficaz o inactivo,
porque el pecador que obedece a Cristo y es fiel hasta la muerte (Ap. 2:10), será
resucitado de la muerte física y escapará la segunda muerte, la espiritual.

En Su tentación, sacrificio, y victoria se calificó a Sí mismo para convertirse en


fiel y sumo sacerdote por nosotros delante de Dios (Heb. 2:16-18).

De la victoria sobre la muerte ascendió a la diestra de Dios donde se convirtió


en “el soberano de los reyes de la tierra”. Los gobernadores Romanos que lo
habían crucificado eran ahora sus súbditos. Estos gobernadores de la tierra son
los reyes del mundo no regenerado; ellos no son los subyugadores de Su reino
espiritual. De esta manera Dios cumplió su promesa, “Yo también le pondré por
primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra” (Sal. 89:27). ¡Que conso-
lación sería para los santos sufrientes saber que su rey es soberano sobre sus per-
seguidores! Su fidelidad a la verdad, Su victoria sobre la muerte, y Su exaltación
a la posición más alta de los potentados de la tierra garantizaría la propia victoria
de ellos. Alford cita a DeWette como diciendo, “Eso que el tentador le mostró a
Jesús, Mat. 4:8, sobre la condición de que lo adorara, El lo ha obtenido ahora por
medio de Su humillación hasta la muerte: o sea, la victoria sobre el mundo. Juan
16:33” (Alford, Pág. 550).

La doxología sigue: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre”. Su amor, demostrado en Su muerte sacrificial, procuró nuestra redención.
La R.V. se lee, “y nos lavó de nuestros pecados”, pero “libertó” de la B.A., es
preferible. Siendo libertados del pecado que los alejó y separó de Dios, los redi-
midos ahora son libertados de la condenación y poder del pecado, manteniendo la
comunión con Dios mientras caminan en la luz y se guardan limpios del pecado
por medio de la sangre de Cristo (1 Juan 1:5-7).

v. 6 – Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio
por los siglos de los siglos. Amén.

Siendo libertados de los pecados y traídos a la comunión con el Padre, los re-
dimidos se convierten ahora en el reino de Dios, la nueva Israel espiritual. Como
Israel fue liberada de la esclavitud Egipcia y se convirtió en un nuevo reino y
sacerdotes para Dios (Ex. 19:5-6), de la misma manera los redimidos, libertados
de la esclavitud del pecado por la sangre de Cristo, se convirtieron en una nueva
nación (reino) bajo Cristo. Basado en la evidencia de los últimos manuscritos,
la palabra “reino” es preferible a “reyes”. Colectivamente, los redimidos son
un reino; individualmente, son sacerdotes. El reino de la profecía del Antiguo
Testamento y de la predicación de Jesús era ahora una realidad. Juan estaba en el
reino (1:9), aquellos comprados con la sangre son el reino (5:10), y los santos en
Colosas habían sido “trasladados al reino” (Col. 1:13). Antes que ser establecido
en la segunda venida de Cristo, el reino será entregado a Dios en ese tiempo (1
Cor. 15:24).

Este reino espiritual compuesto de sacerdotes sirviendo y glorificando al Padre


de Cristo se coloca en contraste con el reino de César el cual era de la tierra. A
medida que el tema del Apocalipsis es desarrollado, el conflicto entre los dos se
resalta. Los reyes de los dos mundos se habían reunido en el salón de Pilato para
determinar el asunto de la verdad y la falsedad (Juan 18); de la misma manera
ahora los dos reinos se deben encontrar en una batalla decisiva sobre los mismos
principios. Como individuo, la función del sacerdote es la de ofrecer sacrificios
espirituales a Dios (1 Ped. 2:5), sacrificios de alabanza, el fruto de labios (Heb.
13:15), habiendo presentado primero su cuerpo como un sacrificio vivo, santo y
agradable a El (Rom. 12:1).
12 Apocalipsis – Capítulo 1
– Gloria – lleva la idea básica de resplandor, brillantez y esplendor. Esta tiene
Anotaciones dos significados principales, “(1) honra, alabanza, buena reputación; (2) esa que
por la admiración provocativa trae honra o renombre” (Hastings, III, Pág. 451).
Estas ideas caracterizan la palabra cuando se aplicó a Dios o Cristo: a Cristo sea
este esplendor, honra, alabanza, admiración, y renombre debido a lo tal.

– imperio– En el Nuevo Testamento la palabra “imperio” (de kratos) es tra-


ducida “fortaleza”, “poder”, excepto en las varias doxologías donde es traducida
“dominio” (1 Ped. 4:11; 5:11; Judas 25; Ap. 1:6; 5:13; cfr. B.A.), significando
soberanía o gobierno. Cristo recibiendo el reino y la gloria y el imperio (dominio)
cumple la visión de Daniel en la que, observándolo desde el punto de vista celes-
tial, el profeta vio a uno semejante a un hijo de hombre viniendo en las nubes del
cielo y siendo traído ante el Anciano de Días donde “le fue dado dominio, gloria
y reino” (Dan. 7:13-14).

– por los siglos de los siglos – Tal como se profetizó por los profetas Cristo
tiene ahora este reino, gloria y dominio; estos son Suyos “por los siglos de los
siglos”. Al final de la dispensación actual El entregará el reino (la dignidad real)
a Dios el Padre, y El mismo se sujetará al Padre (1 Cor. 15:24-28). Pero en alguna
forma no revelada a nosotros Su dominio (imperio) continuará aún en la eternidad.

En “por los siglos de los siglos”, puede ser observado que aion (Esp. eón)
describe una era, un período de tiempo, o un período de tiempo indefinido, siem-
pre aparece en Apocalipsis en el doble plural (eis tous aionas ton aionon). “Esta
combinación del doble plural parece ser peculiar al Nuevo Testamento” (Thayer), e
indica duración sin fin o sin límite. Esta frase del doble plural aparece doce veces
en el Apocalipsis con el artículo y una vez sin este (14:11). Es usada del dominio
[imperio] de Cristo (1:6) y de su actual vida sin fin (1:18). Aparece cinco veces en
las doxologías, cuatro de Dios (4:9-10; 7:12; 11:15) y una vez de Dios y del Cordero
(5:13; y aunque aparece en la R.V. en 5:14, es omitido en la B.A.). Es identificada
con Dios en el juramento de un ángel (10:6) y con El en las copas de Su ira (15:7).
La frase describe el humo del tormento de aquellos que adoran a la bestia y a su
imagen (14:11, artículo omitido), el humo de la destrucción de Babilonia (19:3), y
el humo del tormento del diablo y su ayudante (20:10). Finalmente, es usado del
reinado eterno de los santos más allá del juicio (22:5) en contraste con el reinado
de mil años (20:4). “Amén” expresa certeza, y era usado “para adoptar como de
uno lo que ya ha sido dicho” (Hastings, III. Pág. 53).

v. 7 – He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasa-
ron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

– He aquí – enfoca la atención en lo que sigue.


– Que viene con las nubes – apunta a Su venida para juzgar y ejecutar. Aunque
este pasaje incluye Su segunda venida (cfr. Hch. 1:10-11) y el gran juicio de esa
hora, también incluye la idea de Su venida en las nubes en todos los juicios antes
de ese gran evento. La idea de venir en las nubes o en una nube también fue usada
para describir la venida de Jehová contra Egipto (Isa. 19:1; Ez. 30:3; 32:7), y el
juicio contra su propio pueblo (Ez. 34:12). Jesús prometió que vendría “en las
nubes del cielo” en juicio contra Jerusalén (Mat. 24:24-30; Mr. 13:24-30). De la
misma manera ahora El vendría contra los Romanos, y finalmente vendrá para
juzgar a todos. Lo dijo repetidamente, “vengo pronto” (2:16; 3:11; 22:7,12,20),
indicando que un tiempo preparado para el juicio El vendrá a juzgar las fuerzas del
mal y a defender a Su pueblo (14:14-20). La expresión “que viene con las nubes”
apunta a la venida y juicio final pero también incluye todas Sus venidas contra Sus
enemigos antes de ese tiempo, porque todo juicio ha sido dado al Hijo (Juan 5:22).

– Y todo ojo le verá – Solamente el apóstol Juan usó Zacarías 12:10 para
describir la acción de los Judíos contra Jehová al clavar a Su Hijo en la cruz (Juan
19:37). Ese crimen atroz aún está delante de los ojos del apóstol a medida que
Apocalipsis – Capítulo 1 13
escribe el Apocalipsis; aquellos que lo traspasaron lo verán como también todos
los que lo han crucificado de nuevo, o que lo han perseguido por medio de perse- Anotaciones
guir a Su iglesia (véase Hechos 9:4; 1 Cor. 15:9). Toda rodilla se doblará y toda
lengua lo confesará como Señor (Fil. 2:10-11); para aquellos que lo rechazaron,
la confesión será para la gloria de Dios y para su propia condenación.

– Y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él – incluyendo


Judíos, Romanos, y Griegos quienes participaron en Su rechazo y crucifixión,
poniéndose de pie en oposición a Su causa; todos ellos harán lamentación por El.
“Lamentación” indica el sacudir la cabeza o el pecho en lamento, sugiriendo una
condición de profunda falta de esperanza.

– Sí, amén – combina una palabra Griega, traducida “que así sea”, con su
equivalente Hebreo, “Amén”, el cual da un doble respaldo al pronunciamiento.

EL SELLO

v. 8 – Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que


era y que ha de venir, el Todopoderoso.

La salutación e introducción llega a un clímax con el sello, “Yo soy el Alfa y


la Omega”. Estas son la primera y última letra del alfabeto Griego, indicando la
plenitud y calidad de completo de Dios, todo lo que el abarca.

– Dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso –


(Ver Apéndice 2).

pantokrator (παντοκράτωρ, G3841), todopoderoso, o gobernante de


todo (pas, todo; krateo, sostener, o tener fuerza). Se emplea solo de
Dios.13

el todo gobernante, i.e. Dios (como soberano absoluto y universal):-


Todopoderoso.14
La frase “el que es y el que era y el que viene” ha sido ya estudiada en el v. 4.
Aquí se añade “el Todopoderoso” (gr. ho pantokrátor), título que indica el
imperio y la soberanía (gr. krátos) absolutos de Dios sobre todo lo creado (cf.
Is. 6:3; Os. 12:6; Am. 3:13). El título designa directamente al Padre, aunque en
11:15-18 la glorificación se dirige conjuntamente al Padre y al Hijo.15

¿Quién dice estas palabras, el Padre o Jesucristo? Para algunos es difícil deter-
minar si el que habla es el Padre Eterno o el Cristo glorificado. Igualmente los
comentaristas están casi divididos entre las dos interpretaciones; no obstante, la
evidencia favorece al Padre que habla. A medida que habla, estará dando el sello de
aprobación a la autenticidad del Apocalipsis y personalmente respalda el mensaje
como originándose con El. Declara Su integridad y luego afirma Su eternidad
y Todo Su poder como el que lo gobierna todo. El es completo, eterno, y todo
poderoso; por tanto, lo que está siendo hecho a través del Hijo es de y desde El.

En la LBLA el vs. 8 está vertido de esta manera: “Yo soy el Alfa y la Omega
—dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
El v. 8 dice lit.: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y el
que era y el que viene, el Todopoderoso”.16

Algunos manuscritos incluyen la palabra “Dios” después de “Señor”, indicando


así que este versículo se refiere a Dios el Padre.17

Creo que esta es la recta interpretación, por las siguientes razones: (a) “Yo soy
el Alfa y la Omega” es frase que se atribuye siempre al Padre (cf. Ap. 21:6;
22:13 y comp. con Is. 41:4), aunque lo de “el principio y el fin” está bien
atestiguado en el v. 17 con referencia a Cristo; (b) “el Señor Dios” (gr. kúrios
14 Apocalipsis – Capítulo 1
ho theós) es la versión lit. del hebr. Yahwéh Elohím, que siempre designa al
Anotaciones Padre (cf. Ap. 4:8; 11:17; 15:3); (c) “el que es y el que era y el que viene” es
precisamente la frase descriptiva del Padre en 1:4, lo mismo que en 4:8; (d)
“el Todopoderoso” se aplica invariablemente al Padre en los otros 9 lugares
en que el gr. Pantokrátor ocurre en el N.T., (2 Cor. 6:18; Ap. 4:8; 11:17; 15:3;
16:7, 14; 19:6, 15 y 21:22).18

Es solamente el Padre quien habla, solamente aquí y en 21:5 y Sigs. (Véase


comentarios más amplios en 4:8).

Parte Uno:
Cristo en Medio de las Iglesias (1:9—3:22)
La Aparición de Cristo a Juan (1:9-20)
El Encargo a Juan de Que Escriba la Visión en un Libro
v. 9-11

v. 9 – Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el


reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa
de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

Juan se introduce a sí mismo por nombre por tercera vez. Se identifica a sí


mismo con aquellos a quienes les escribe y afirma una dignidad real por medio de
llamarse a sí mismo “vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación,
en el reino y en la paciencia de Jesucristo”. En su relación con Cristo era un
siervo, pero en su relación con los santos era un hermano. “Y copartícipe” indica
un participante con alguien en algo. Aquí el escritor participa con sus hermanos
“en la tribulación, en el reino y en la paciencia” de Jesucristo. Tribulación
(thlipsis) es “una presión conjunta (como de las uvas), comprimiendo o apretan-
do” (I.S.B.E.), en consecuencia, una trituración como la de las uvas o molimiento
como el del trigo. Jesús había advertido a Sus discípulos que lo tal sería su suerte
cuando dijo, “... En el mundo tendréis tribulación”; luego añadió una confianza
confortante, “pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). El apóstol
Pablo había urgido a los santos a ser fieles, asegurándoles que “es necesario que
a través de muchas tribulaciones entréis en el reino de Dios” (Hechos 14:22).
La tribulación ha sido la suerte de la iglesia desde su inicio, pero ahora estaba
desgajando a los santos con una intensidad en aumento que cubriría un período de
mas de doscientos años (véase la introducción y al antecedente histórico). Juan
era un participante con ellos, lo cual significa que había un vínculo de simpatía
entre él y todos los Cristianos.
– En el reino – (véase bajo v.6). Aquí está el punto focal entre la tribulación
y la paciencia. A través de muchas tribulaciones entrarían a las bendiciones más
plenas y ricas del reino, pero estas bendiciones se convertirían en suyas a través
de la paciencia.

– Paciencia – es resistencia constante, a través de la cual uno obtiene la perfec-


ción en la fe (Santiago 1:4). Tal constancia es urgida constantemente en las cartas
del Nuevo Testamento, como cuando Pablo vincula las dos palabras urgiendo a
los romanos a ser “sufridos en la tribulación” (Rom. 12:12).

– De Jesucristo – [“en Jesucristo” – B.A.]. Estas tres, tribulación, reino y


paciencia, eran todas en y por El. Aquellos fuera de El estaban eximidos de la
tribulación, porque no estaban en el reino. Aquellos en El estaban en el reino y eran
perseguidos; eran ellos quienes debían encontrar el poder para continuar constan-
tes. Si el reino no existía ya para el tiempo de este escrito, esta declaración lleva
poco si algún significado. En el uso del nombre humano “Jesús”, Juan relacionó
las víctimas perseguidas con El en Su vida y pruebas terrenales.

Juan “estaba en la isla llamada Patmos”, una isla rocosa y no atractiva locali-
zada cerca de ciento doce kilómetros al sureste de Efeso, cerca de sesenta y cuatro
kilómetros de Mileto, y treinta y ocho kilómetros de la costa de Asia Menor. La
Apocalipsis – Capítulo 1 15
isla tiene dieciséis kilómetros de largo, y en su punto más ancho, 9.6 kilómetros
transversalmente. El mar casi la adelgaza en un lugar, formando un puerto. Mo- Anotaciones
ffat, ateniéndose a Plinio (Historia Naturalis IV, 12, 23), dice que las autoridades
Romanas algunas veces desterraron criminales a esta isla. Eusebio, ateniéndose a
las tradiciones de su día, dice que Juan fue condenado al exilio en Patmos durante
el reinado de Domiciano (H. E., III, Cap. 18).

– Por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo – La de-


claración es simplemente una, pero es difícil saber lo que Juan quiere decir. Tres
visiones son sostenidas: (1) El estaba en Patmos para predicar a las personas en un
esfuerzo evangelístico; (2) Estaba allí como prisionero a causa de su predicación y
el testimonio que había mostrado en Asia; (3) Esta allí con el propósito específico
de recibir la revelación que le estaba siendo dada.

A no ser que haya bases sin descubrir para aceptar la primera interpretación,
esta puede ser eliminada a causa de la insignificancia y ubicación de la isla. El
cuidado de Juan por identificar a Patmos como una isla indica que no era tan bien
conocida como otros lugares del Nuevo Testamento específicamente identificados.
A la tercera posición le falta alguna evidencia real para sustentarla, por tanto, es
rechazada.

Tres argumentos son sugeridos en beneficio de la segunda visión:

(1) Juan se identifica a sí mismo con los santos a quienes les está escribiendo
como un participante en la tribulación. Esto explica lo de su exilio, en vista
de que el exilio era una parte de la tribulación.

(2) El lenguaje paralelo en el uso de la frase “la palabra de Dios y el testimonio


de Jesucristo” en 6:9 y 20:4, aunque en contextos diferentes, confirma la
visión de que Juan estaba en Patmos por la misma causa sufrida por estos
santos.

Parece claro que Juan estaba en Patmos por la misma causa que las almas de
los decapitados estaban debajo del altar (6:9) y que las almas victoriosas estaban
sobre los tronos (20:4). La tribulación era la causa para todos tres. (3) Finalmente,
hay la evidencia de la tradición de los escritos primitivos que Juan fue castigado
con el exilio como parte de la tribulación (véase la introducción y el apéndice).

v. 10 – Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran


voz como de trompeta.

– Yo estaba en el Espíritu – no quiere decir que Juan estaba en un espíritu de


adoración o meditación o bajo el encanto de un éxtasis autoimpuesto, sino que él
estaba bajo el poder o control del Espíritu divino. Un paralelo a la experiencia
de Juan es encontrada en Ezequiel (Ez. 3:12,14; 8:3; 11:24; 37:1; 43:5) donde por
el Espíritu al profeta le fueron mostradas cosas maravillosas por Dios. De esta
manera, ahora a través del Espíritu Juan vio y oyó las cosas registradas en los
capítulos 1-3. La segunda vez que Juan afirma el mismo control por el Espíritu
es cuando le es mostrada la inspiradora visión del cielo y los maravillosos eventos
que la siguieron (4:1-2).

– En el día del Señor – aparece solamente aquí en el Nuevo Testamento, cla-


ramente se refiere al primer día de la semana. El Señor había sido resucitado en
ese día (cfr. Lucas 24:1,13,21,46), el Espíritu Santo vino en el primer día (Hechos
2:1); el festival judío Shavuot (Pentecostés) siempre caía el primer día de la semana
(Lev. 23:15-16). En vista de que la iglesia empezó en Pentecostés, el primer día
era el cumpleaños de la iglesia. La iglesia primitiva se reunía ese día para comer
la cena del Señor (Hch. 20:7), y a los creyentes les fue enseñado a apartar de sus
medios en ese día para el sostenimiento de otros (1 Cor. 16:1-2). “El día del Señor”
no debe ser confundido con “el día de Jehová” – [o también “el día del Señor“],
16 Apocalipsis – Capítulo 1
usado en ambos testamentos. Esta última expresión siempre se refiere a un día
Anotaciones de juicio y retribución; “el día del Señor”, indica el primer día de la semana. El
siguiente uso de Kuriakos puede ayudar a explicar el punto de Juan: Kuriakos,
“perteneciente al Señor, del Señor” (A. & G.), es usado solamente aquí, Kuriake
hemera, “Día del Señor”, y en 1 Corintios 11:20, Kuriakon deipnon, “Cena del
Señor”. El día era el día del Señor, la cena era la cena del Señor. La cena del
Señor debía ser observada el primer día de la semana (Hechos 20:7). Ciertamente
la cena del Señor debía ser observada el día del Señor, y si es así, se debe seguir
que el día del Señor era el primer día de la semana. El Señor proveyó este nuevo
nombre para un nuevo día en el que un nuevo servicio religioso sería observado.

Los Padres Ante-Nicenos quienes escribieron después de Juan siguieron un


patrón consistente al considerar como idénticos “el primer día”, “el día del Señor”,
el “día de la resurrección”, y el día de reunión, el Domingo.

Ignacio de Antioquía en su carta a los Magnesianos (30–107 D.C) escribe:

“… que cada amigo de Cristo guarde el día del Señor como una fes-
tividad, el día de resurrección, el rey y jefe de todos los días [de la
semana]”.19

Justino Mártir (110–165 D.C), escribiendo acerca del día en que los santos se
reunían para adorar, lo identifica como:

“... El día llamado del sol (el domingo) se tiene una reunión de todos
los que viven en las ciudades o en los campos, y en ella se leen, según
el tiempo lo permite, los Recuerdos de los apóstoles o las Escrituras de
los profetas ... Y celebramos esta reunión común de todos en el día del
sol, por ser el día primero en el que Dios, transformando las tinieblas y
la materia, hizo el mundo, y también el día en el que nuestro salvador
Jesucristo resucitó de entre los muertos ...”20

La Didajé o Enseñanza de los Apóstoles (120–190 D.C):

“Y en el día del Señor congregaos y partid el pan y dad gracias, ...”21

Clemente de Alejandría (153–217 D.C), escribiendo contra los gnósticos, iden-


tifica el día del Señor con el día de la resurrección, diciendo:

“Un verdadero cristiano, de acuerdo con lo ordenado en el evangelio,


observa el día del Señor echando fuera todos los malos pensamientos
y dedicándose a todo lo bueno, honrando la resurrección del Señor, la
cual tomó lugar en ese día”.22

Tertuliano (145–220 D.C) identifica “el día del Señor” como “cada octavo día”:

“... ustedes tienen un día festivo cada ocho días”.23

“Solemnizamos el día después del sábado en contraste con los que


llaman día de reposo a este día y en él se dedican a holgar y a comer,
apartándose de las antiguas costumbres judías, de las cuales ellos son
ahora muy ignorantes”.24

“Otros, con mayor preocupación por las buenas maneras, debe confe-
sarse, suponen que el sol es el dios de los cristianos, porque es un hecho
bien conocido que nosotros oramos al oriente o porque hacemos del
domingo un día de fiesta”.25

Constitución de los Doce Apóstoles (250–325 D.C):


Apocalipsis – Capítulo 1 17
“Y en el día de la resurrección de nuestro Señor, que es el día del Señor,
reúnanse más diligentemente”.26 Anotaciones
“En el día de la resurrección del Señor, eso es, el día del Señor, reúnanse
ustedes mismos, sin falta”.27

EL DIA DEL SEÑOR

(1) El DIA DEL SEÑOR es la piedra rechazada que se convirtió en la PRIN-


CIPAL PIEDRA del ángulo.

Salmo 118:22­-24 ­“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser
cabeza del ángulo. De parte de Jehováes esto, y es cosa maravillosa a nuestros
ojos. ESTE es EL DIA QUE HIZO JEHOVA...”

(2) Cristo dijo que el “HIJO” es la piedra desechada (Mateo 21:33­-43).

En la parábola de la Viña en Mateo 21, Jesús dijo cómo los labradores malvados,
apedrearon y mataron a los siervos, y finalmente, cuando el Señor de la Viña envió
a su HIJO, “Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y LE MATARON”. Luego,
Jesús preguntó: “Cuando venga, pues, el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos
labradores? Le dijeron: A los malos destruirásin misericordia, y arrendará su viña
a otros labradores...” LUEGO, JESUS CITA la profecía de David en el Salmo 118:
“¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha
venido a ser cabeza del ángulo...”

(3) El HIJO fue hecho la CABEZA el día en que resucitó de la muerte.

Efesios 1:19­-23 ­“...según la operación del poder de su fuerza, la cual operó


en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándose a su diestra en los lugares
celestiales,...y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia...”

(4) El fue RESUCITADO de la MUERTE el 1er DIA DE LA SEMANA.

Marcos 16:9 ­“Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día
de la semana...” Lucas 24:1­7 ­“El primer día de la semana, muy de mañana,
vinieron al sepulcro...y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando,
no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”. Luego dos ángeles se les aparecieron y
dijeron: “¿Por québuscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que
ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, dici-
endo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres
pecadores, y que se crucificado, y resucite al tercer día”. Luego, en el versículo
13 leemos donde dos de ellos iban el “MISMO DIA” (el primer día de la semana)
a una aldea llamada Emaús, y Jesús caminaba con ellos, y uno de ellos explicó
“cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia
de muerte, y le crucificaron...además de todo esto, hoy (el primer día) es ya EL
TERCER DIA que esto ha acontecido” (v.20­21). Por tanto, HOY ­­el primer día
de la semana ­­es el TERCER DIA desde su crucifixión, y es, por consiguiente,
el día de Su resurrección.

(5) Por tanto, el 1er DIA DE LA SEMANA es el DIA DE LA RESURRECCION,


y el DIA DE LA RESURRECCION ¡¡¡es el DIA DEL SEÑOR!!!

David dijo: “ESTE es el día que hizo Jehová” (Salmo 118:24).

(6) El DIA DEL SEÑOR ­­el 1er día de la semana ­­es un memorial de la RES-
URRECCION del Señor de la muerte.

David dijo: “...nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24).


18 Apocalipsis – Capítulo 1
LA CENA DEL SEÑOR
Anotaciones
(1) Cristo instituyó la CENA DEL SEÑOR como un memorial de Su MUERTE
y SEGUNDA VENIDA.

Mateo 26:26 ­“...esto es mi cuerpo...esto es mi sangre del nuevo pacto, que


por muchos se derrama para remisión de los pecados”. 1 Cor. 11:26 ­“Así, pues,
todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga”.

(2) KURIAKOS (del Señor) ­­“perteneciendo al Señor” (Thayer, Pág. 365).

KURIAKOS es una palabra especial que tuvo su origen en la Biblia y es


usada en la Biblia para referirse SOLAMENTE a la CENA DEL SEÑOR
y al DIA DEL SEÑOR.

(3) Cristo “INSTITUYO” la CENA DEL SEÑOR para ser comida en Su Reino,
la IGLESIA ­­Lucas 22:30.

(4) La iglesia se reunía PARA comer la CENA DEL SEÑOR en el DIA DEL
SEÑOR, el primer día de la semana.

Hechos 20:7 ­“El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir
el pan, Pablo les enseñaba...” (“Partir el pan” es la comunión del cuerpo de
Cristo ­­1 Cor. 10:16). Pablo reprendió a la iglesia en Corinto porque cuando
se reunían no era “para comer la Cena del Señor” (1 Cor. 11:18,20); y del
capítulo 16:2 aprendemos que esta reunión era “el primer día de la semana”.

(5) La Cena del Señor fue INSTITUIDA el Jueves en la noche, PERO Cristo
mandó a NO participar de ella “...hasta aquel día en que lo beba nuevo con vo-
sotros en el reino de mi Padre” (Mateo 26:29). Después que el reino vino, el único
registro que tenemos de la Cena del Señor siendo observada es en el 1er día de la
semana. Hechos 20:7; 1 Cor. 11:18­-20 y 1 Cor. 16:2.

(6) Cristo mandó a los apóstoles a enseñar a la iglesia a “...guardar todas las
cosas que os he mandado...” (Mateo 28:20). Por tanto, fue acorde al mandamiento
de Cristo que la iglesia observaba la Cena del Señor en el Día del Señor.

(7) CONCLUSION:

(a) Hemos aprendido:

1. La CENA DEL SEÑOR es un memorial de la MUERTE Y SEGUNDA


VENIDA de Cristo.
2. El DIA DEL SEÑOR es un memorial de la RESURRECCION de Cristo.
3. La CENA DEL SEÑOR debe ser observada en el DIA DEL SEÑOR.

(b) Memoriales: TRES COSAS PARA RECORDAR

1. La MUERTE de Cristo por mis pecados. Yo soy culpable. El pagó.


2. La RESURRECCION de Cristo de la muerte, ­­el evento más grande
en toda la historia, y por esta, la VICTORIA sobre la muerte y Satanás.
3. La SEGUNDA VENIDA de Cristo ­­el cumplimiento de nuestra ES-
PERANZA. 1 Pedro 1:3­9.

(c) ¡¡¡EL DIA DEL SEÑOR ES EL UNICO DIA SANTO EN EL NUEVO


TESTAMENTO RATIFICADO POR LA SANGRE DE CRISTO!!!

“Y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”. Por qué la voz se oyó
detrás de Juan no está revelado; un paralelo a esto es relatado por Ezequiel, quien
Apocalipsis – Capítulo 1 19
escuchó detrás de él, “una gran voz de estruendo” (Ez. 3:12). La revelación de
Jehová de la ley en el Sinaí había sido introducida con el sonido de trompeta muy Anotaciones
fuerte (Ex. 19:16,20). La voz que Juan oyó era como una trompeta, significando
que era fuerte y clara; la Deidad estaba a punto de hablar y revelar. A través de
la historia musical la trompeta ha sido usada para fanfarria, para un anuncio o
para llamar la atención. Los Romanos usaron la trompeta extensivamente para
estos propósitos. Los eruditos están divididos en sus visiones en cuanto a si la
voz era la de Cristo o la de Su ángel. A causa de lo que es dicho en el versículo 1,
“y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”, algunos han
concluido que la voz que Juan oyó era la de ese ángel. Pero a causa de quien él
vio cuando se volvió para mirar y puesto que fue Jesús quien le habló más tarde
(v.17-20), otros contienden que era la voz de Jesús. Era probablemente el ángel
que atrajo la atención de Juan y habló eso que sigue en el versículo 11. Pero Jesús
es definidamente el que habla en los versículos 17-20.

v. 11 – Que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe


en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso,
Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Juan debe escribir lo que ve y lo que oye. Probablemente escribió en un


rollo de papiro. Parece probable que Juan escribió en el momento en que estaba
recibiendo la revelación y no un tiempo después. Aparentemente hizo solo una
copia la cual debía ser leída en cada congregación. Aunque probablemente cada
iglesia hizo su propia copia personal, esto no es declarado.

Las siete iglesias (véase vs. 4) representan simbolicamente todas las iglesias
del Señor.

La frase “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último” y “en Asia”,


encontradas en la versión Reina-Valera 1960, está omitida de la Biblia de las Amé-
ricas, en la Versión Moderna, Hispano-amerciana, etc.; porque no hay suficiente
evidencia textual para incluirlas. Pero sabemos que la voz que oyó Juan era la de
Cristo (versículo 13). Si, según algunos manuscritos, no dijo Cristo que él es el
Alfa y la Omega, como se dice de Dios el Padre en el versículo 8, seguramente
declara la misma verdad en el versículo 17, al decir que es el primero y el último.
Cada ciudad será discutida brevemente tal como son introducidas en los capítulos
dos y tres.

LA VISION: LA MAJESTAD Y GLORIA DE CRISTO


vss. 12-16

Note la conexión tan estrecha entre el capítulo 1 y los dos capítulos siguientes.
En el capítulo 1 vemos la visión del Cristo. Los dos capítulos siguientes revelan al
mismo Cristo y aun le describen en términos casi idénticos a los que se encuentran
en el capítulo 1. Con el fin de aclarar este punto coloquemos estas dos descripciones
en columnas paralelas:

De esta manera, la primera sección, capítulos 1–3, revela al Cristo morando en


la iglesia representado por el símbolismo de los siete candeleros de oro, y cami-
nando entre ellos como el Hijo del Hombre. La iglesia revela la luz del cielo a un
mundo que yace en tinieblas.
Descripcion de Cristo en Descripción de Cristo en los
el Capítulo 1: Capítulos 2-3:
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su 2:1 Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El
boca salía una espada aguda de dos filos; que tiene las siete estrellas en su diestra,
y su rostro era como el sol cuando res- el que anda en medio de los siete cande-
plandece en su fuerza. leros de oro, dice esto:
13 y en medio de los siete candeleros, a uno
semejante al Hijo del Hombre, vestido de
20 Apocalipsis – Capítulo 1
una ropa que llegaba hasta los pies, y
Anotaciones ceñido por el pecho con un cinto de oro.

17 Cuando le vi, caí como muerto a sus 2:8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmir-
pies. Y él puso su diestra sobre mí, di- na: El primero y el postrero, el que estuvo
ciéndome: No temas; yo soy el primero muerto y vivió, dice esto.
y el último;
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he
aquí que vivo por los siglos de los siglos,
amén. Y tengo las llaves de la muerte y
del Hades.
2:12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérga-
16 Y tenía en su diestra siete estrellas; de mo: El que tiene la espada aguda de dos
su boca salía una espada aguda de dos filos dice esto.
filos; y su rostro era como el sol cuando
respladece con fuerza.
2:18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira:
14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos El Hijo de Dios, el que tiene ojos como
como blanca lana, como nieve; sus ojos llama de fuego, y pies semejantes al
como llama de fuego; bronce bruñido, dice esto.
15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas.
3:1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El
4 Juan, a las siete iglesias que están en que tiene los siete espíritus de Dios, y las
Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus
y que era y que ha de venir, y de los siete obras, que tienes nombre de que vives, y
espíritus que están delante de su trono; estás muerto.
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su
boca salía una espada aguda de dos fi-
los; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza.
3:7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:
5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogé- Esto dice el Santo, el Verdadero, el que
nito de los muertos, y el soberano de los tiene la llave de David, el que abre y nin-
reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos guno cierra, y cierra y ninguno abre.
lavó de nuestros pecados con su sangre,
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he 3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Lao-
aquí que vivo por los siglos de los siglos. dicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de
Dios, dice esto.

Cristo Aparece en Medio de las Siete Iglesias


(1:12-20)

v. 12 – Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete


candeleros de oro.

Cuando Juan notó la fuente de la voz que le hablaba, vio siete candeleros de oro
(candelabros, LBLA). El profeta Zacarías usó imágenes similares a las que empleó
Juan en Apocalipsis. En la visión de Zacarías, el candelero representaba la luz de
la presencia de Dios en su templo (Zacarías 4:1-13). El Señor identificó los siete
candeleros de oro como representantes de las siete iglesias (1:20). A medida que
los candeleros emiten luz, la iglesia debe dispensar la luz de Dios y así manifestar
la comunión de Dios que brilla en su pueblo (Mat. 5:16; Fil. 2:15; Ef. 5:8).

El propósito del candelero es sostener y proporcionar luz; si no da luz, su


propósito desaparece. De la misma manera, cuando una congregación falla en su
misión de proporcionar luz espiritual, será removida.

v. 13 – Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,


vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto
de oro.
Apocalipsis – Capítulo 1 21
– Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre
– Juan ve a Cristo en medio de sus iglesias. Cuando los hombres sugieren que una Anotaciones
solución a la división religiosa moderna sería “simplemente predicar a Cristo, pero
no predicar a la iglesia”, la visión de Juan ilustra que esto es imposible. Predicar
acerca de Cristo es predicar acerca de su amor por la iglesia (Efesios 5:25), su
liderazgo sobre la iglesia (Efesios 1:22) y su preocupación por la iglesia para que
esté libre de hipocresía y falsa doctrina. (2: 6, 15-16, 20-21).

Los candeleros formaban un círculo, con el Cristo glorificado en el centro. Las


iglesias son inseparables de su Cabeza; Él se mueve entre ellos como su rey y sumo
sacerdote, contemplando y conociendo cada faceta de su vida y conducta, dando
consejo y liderazgo en tiempos de necesidad y consuelo en la aflicción. Él sostiene
todas las cosas y en Él se adhieren todas las cosas (Heb. 1: 3; Col. 1:17). Él es la
fuerza controladora y el poder sustentador de todas las congregaciones. “Vestido
con una prenda de payaso hasta el pie y ceñido en los pechos con un cinto de oro”,

Es semejante al Hijo del Hombre, un título que aparece ochenta y dos veces en
los Evangelios, una vez en Hechos y dos veces en el libro de Apocalipsis (1:13;
14:14). Destaca su humanidad y carácter mesiánico. Debido a que vino en la carne,
puede comprender las necesidades del hombre y acudir en su ayuda cuando es
tentado (Heb. 2:14-18).

– vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con
un cinto de oro – El sacerdote levita vestía una túnica larga y suelta (Éxodo 28:4;
39:29). De la misma manera, esta prenda simboliza a alguien cuyo carácter es santo
y justo, y cuya posición es la de sumo sacerdote (Heb. 7:26). La faja que aseguraba
la prenda alrededor de su cuerpo era de oro, el atavío de alguien de rango alto y
real. Ferrell Jenkins concluyó que “la figura de Juan representa a Jesús como un
mensajero divino, y ciertamente como un sacerdote” (88).

Su vestimenta es indicativa del alto rango y oficio, una marca oriental de dig-
nidad. Al considerar la vestimenta del sumo sacerdote del Antiguo Pacto (Éxodo
28:39), uno no puede encontrar indicios de sacerdocio en la vestimenta que la
describe. Los siete ángeles de 15:6 están dispuestos de manera similar, lo que
indica el alto rango de su posición.

v. 14 – Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;
sus ojos como llama de fuego.

– Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve –
Lo que Juan vio fue más que una cabeza ordinaria de cabello gris. Vio uno cuya
cabeza y cabellos estaban radiantes, brillando como la nieve reluciente a la luz
del sol. Esto sugiere su pureza divina y quizás también su sabiduría y dignidad
(1 Ped. 1:21-22).

Uno piensa inmediatamente en la descripción de Daniel del Anciano de Días,


pero hay una diferencia significativa. En la visión de Daniel, se describe al Anciano
de Días con vestiduras “blancas como la nieve, y los cabellos de su cabeza como
lana pura” (Dan. 7: 9); mientras que en este pasaje se describe al Cristo glorificado
con la cabeza y el cabello blancos como la lana o la nieve. Dado que Juan describe
la lana como blanca, el apóstol relaciona la que se describe aquí con el Anciano
de Días. La lana blanca significa la pureza y santidad con que está coronada la
cabeza del Señor, y no necesariamente indica Su antigüedad o eternidad, aunque
esto podría ser un significado secundario.

– sus ojos como llama de fuego – Sus ojos eran brillantes, agudos y penetrantes.
Su visión no estaba limitada como la de los hombres que solo ven el exterior, sino
que es capaz de saber en qué consiste uno en mente y carácter (2:18; 19:12; Heb.
4:13). Le agrada el bien y se indigna del mal que contempla.

Sus ojos eran una llama de fuego que penetraba y quemaba profundamente en
22 Apocalipsis – Capítulo 1
el corazón y el alma de cada congregación y miembro de la misma, discerniendo
Anotaciones los pensamientos y las intenciones de cada uno. Estos ojos pueden brillar con
el fuego de la ira y la justa indignación como en los días de Su carne (Marcos
3:5); pero también pueden resplandecer de amor (Marcos 10:21), tierna piedad y
compasión (Lucas 22:61). Los ojos ardientes también pueden expresar la energía
feroz e incansable de Dios.

v. 15 – y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno;


y su voz como estruendo de muchas aguas.

– y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno –

La palabra para “bronce bruñido” (chalkolibano) se usa en el Nuevo Testamento


solo aquí y en 2:18. Se desconoce el metal exacto, pero se cree que es una mezcla
de metales similar al latón o bronce (Swete). Con respecto a la palabra misma,
Swete dice: “La expresión se debe en última instancia a Ezequiel 1:7, donde el
hebreo es traducido de manera similar por la LXX”. (Ver también Dan. 10: 6).
Aunque el metal puede estar indeterminado, la lección es clara. Cuando el Señor
viene en juicio con los pies resplandecientes como si estuvieran ardiendo en un
horno, resplandecientes como si todavía estuvieran en el crisol, Él es capaz de pisar
bajo los pies y convertir en cenizas todo lo que Sus pies tocan. El pasaje es una
reminiscencia de la promesa de Dios hecha a sus santos, “Hollaréis a los malos,
los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies” (Mal. 4:3).

– y su voz como estruendo de muchas aguas – refleja el pensamiento de


Ezequiel 1:24; 43:2 y Daniel 10 6. Su voz ruge como la voz de los rompientes
del océano que explotan en la orilla rocosa, con el terror de las olas rompiendo en
una tormenta, o como la catarata atronadora del poderoso Niágara mientras sus
aguas ruedan implacablemente, poderosas, fuertes, resueltas. Este parece ser el
significado aquí y en 14:2 y 19:6. Por otro lado, esa misma voz puede ser suave y
tierna, hablando “palabras reconfortantes” (Zac. 1:13), incluso como una madre
consolando a sus pequeños (Isa. 66:17); “Hablará paz a sus hijos” (Sal. 85:8).

Simboliza el poder, la autoridad y la determinación que Jesús tiene sobre los


pueblos y las naciones.

v. 16 – Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de


dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

– Tenía en su diestra siete estrellas – Las siete estrellas se identifican como


los ángeles de las siete iglesias en 1:20, quizás refiriéndose a los mensajeros de
las iglesias. Estos podrían ser ancianos, evangelistas o simplemente los líderes
influyentes que eran en gran parte responsables de la condición de la iglesia. Mu-
chos expositores sugieren que estos ángeles representan el espíritu predominante
en la iglesia local. Juan vio estas estrellas en su mano derecha, lo que denota su
protección, seguridad y control del destino de las iglesias (Efesios 1:22).

La diestra sugiere poder y fortaleza majestuosa (Sal. 110:1; Heb. 1:3-4). Estas
estrellas son como joyas ensartadas, que yacen sobre Su mano (para una discusión
del significado simbólico de las estrellas, véase el vers. 20). Cualquier cosa que
simbolicen las estrellas, están bajo Su protección y control.

– de su boca salía una espada aguda de fos filos – La rhomphai, se ha dicho


que era de origen Tracia, era más larga y pesada que la machaira, la espada corta
llevada generalmente por los soldados romanos.

espada – rhomphaia (ῥομφαία G4501), palabra de origen algo dudoso,


denotaba un arma tracia de gran tamaño, no estando claro si se trataba
de una espada o de una lanza, pero por lo general más larga que la ma-
chaira. Se usa: (a) literalmente (Ap. 6:8); (b) metafóricamente, como
Apocalipsis – Capítulo 1 23
instrumento de angustia (Luc. 2:35); de juicio (Ap. 1:16; Ap. 2:12, 2:16;
19:15, 19:21), probablemente figura de las declaraciones judiciales del Anotaciones
Señor.28

espada – machaira (μάχαιρα, G3162) , espada corta o daga; distinta


de la rhomphaia (p.ej., Mat. 26:47, 26:51-52 y pasajes paralelos; Luc.
21:24; 22:38), posiblemente, cuchillo (Field, Notes on the Translation
of the NT).29

Por fuera de Apocalipsis rhomphaia aparece solamente una vez (Luc. 2:35),
donde la espada es usada metaforicamente como un instrumento de angustia. En
Apocalipsis siempre es usada figurativamente. Aparece dos veces en juicio contra
la iglesia (2:12, 16) y dos veces en juicio contra el mundo (19:15, 21). Una vez
se refiere a los santos decapitados, muertos por sus enemigos con una espada de
estas (6:8).

La “espada aguda de dos filos” encuentra su equivalente en “la vara de su boca”


y “el espíritu de sus labios” en Isaías (11:4); pero esta no es la palabra del evangelio
invitando a los hombres a la salvación, aunque la palabra total habla de esta como
una espada de dos filos que juzga, discierne, y condena (Heb. 4:12).

En el pasaje ante nosotros la “espada de dos filos” sale de su boca e indica la


disposición del Señor para juzgar y luchar, para declarar y hacer la guerra.

William Barclay dice sobre la espada:

La espada a la que se hace referencia no era larga y estrecha como la de


un esgrimidor, sino corta, con la forma de la lengua, que se usaba en el
combate cuerpo a cuerpo. De nuevo vemos que el vidente ha acudido
aquí y allá al Antiguo Testamento para encontrar la figura. Isaías decía
de Dios: “Herirá la tierra con la vara de Su boca” Isa. 11:4); y de Su
Siervo: «Puso mi boca como espada afilada” (Isa. 49:2). Este símbolo
nos habla de la cualidad penetrante de la Palabra de Dios. Si la escucha-
mos, no habrá escudo de autodecepción que la pueda resistir; desnuda
nuestros propios engaños y nuestros pecados, y nos conduce al perdón.
“La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que ninguna espada
de doble filo: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y
los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien,
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a Quien
tenemos que dar cuenta» (Heb. 4:12s).30

– y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza – Después


de describir estos detalles de vestimenta, faja, cabeza y cabello, ojos, pies y voz,
Juan considera que su apariencia total es tan deslumbrante como el sol sin nubes
en toda su fuerza. Mirar directamente todo su rostro era abrumador como mirar
directamente al sol al mediodía. Cristo es descubierto en esplendor y majestad
celestiales (Heb. 1:3). Tal Señor, que es tan glorioso en poder, debería desafiar
la desobediencia del hombre y avergonzar toda inclinación a seguir su propia
sabiduría.

v. 17 – Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último.

– Cuando le vi, caí como muerto a sus pies – Juan cayó a los pies de Cristo
con reverencia y asombro. Se había vuelto para ver una voz que en sí misma era
abrumadora, y lo que realmente vio fue este magnífico ser. Que cayera muerto de
temblor y miedo es comprensible.

– Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero


24 Apocalipsis – Capítulo 1
y el último – Juan fue consolado por Cristo cuando puso su mano derecha sobre
Anotaciones él y dijo: No temas. El día del juicio seguramente será uno de gran emoción. Mu-
chos estarán allí con miedo y temblor deseando no tener que enfrentarse al Señor
a quien habían rechazado. Por otro lado, el juicio será un día de gozo y consuelo
para quienes le han servido fielmente. Es posible que escuchen palabras similares
a las que escuchó Juan: “No temas. Cristo es el que te amó, murió por ti, es el
príncipe de los reyes de la tierra, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el
conquistador de los reinos de los hombres”.

La expresión “primero y último” se encuentra tres veces en Isaías y tres veces


en Apocalipsis. Al asegurarle a Judá su absoluta divinidad, mediante la cual pudo
expulsar a sus enemigos y redimir a su pueblo, Jehová había dicho: “Yo soy el
primero y el último” (Isaías 41:4; 44:6; 48:12). Y ahora el Cristo glorificado usa
la misma expresión de sí mismo tres veces, identificándose así con el poder y la
eternidad del Dios eterno (1:17; 2: 8; 22:13).

El primero y el último identifica a Jesús como poseedor de los atributos divinos


del poder omnipotente y la eternidad del Dios eterno. Él es el primero porque antes
de él no hay Dios; por último, porque después de él no habrá otro. Primero, porque
él es la causa del origen; por último, porque él es el juez y el fin.

v. 18 – Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de
los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

– Y el que vivo – continua el pensamiento del vs.17. Jesús se apropia aquí de


otro título divino. En el Antiguo Pacto, “el Dios viviente” y “Jehová vive” aparecen
repetidamente para describir al Supremo que levanta Su mano y dice: “Vivo yo
para siempre” (Deut. 32:40). Se tomaron juramentos delante de Él como juraría
el pueblo, “Vive Jehová” (Jer. 5:2; cf. Mate. 26:63). Asimismo, en el Nuevo Tes-
tamento, el Padre es “el Dios vivo” (por ejemplo, Mateo 16:16), que no es Dios
de muertos, sino de vivos (Lucas 20:38). Jesús se identificó a sí mismo como “la
vida” (Juan 14:6), teniendo esta misma vida en Él mismo (Juan 5:26), y Juan afirmó
que esta vida en Él es la luz de los hombres (Juan 1: 4).

– Y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos – Desde
el día en que vino al mundo la muerte siempre había estado delante de El, y había
sido especialmente anunciado por Su bautismo, que en cumplimiento de toda
justicia finalmente iría a la cruz. Ahora que El había sido ofrecido una vez en la
muerte, y habiendo probado Su reclamo de ser “la vida” por Su resurrección de la
muerte, la muerte no tendría más dominio sobre El (Rom. 6:9). Ahora esta vivo,
no muere mas; porque está determinado que los hombres mueran una sola vez
(Heb. 6:26-27), y esto El lo había hecho.

La palabra llave o llaves nunca es usada literalmente en el Nuevo Testamento


sino que siempre es usada de manera figurada o simbólica, como “las llaves del
reino de los cielos” (Mat. 16:19) o la “llave del conocimiento” (Luc. 11:52). Es
usada cuatro veces en el Apocalipsis, dos veces de Cristo (1:18; 3:7), y dos veces
de los ángeles quienes tienen la llave del abismo (9:1; 20:1). La “llave” o “llaves”
como usadas en el Nuevo Testamento implica poder y autoridad, ya sea inherente
o delegada por uno a otro. Cada vez que la llave es reclamada o usada, implica
el ejercicio de poder .... En este caso “llaves” es plural, indicando Su poder sobe
la muerte y el Hades.

Hades es el equivalente del Hebreo Seol. Las dos palabras son usadas en los
dos testamentos para designar la morada de los muertos; literalmente, Hades
significa “lo invisible”.

La muerte reclama el cuerpo, el cual retorna al polvo, y el Hades reclama el


espíritu, el cual, después de la muerte, está en el mundo de lo invisible. Los dos,
la muerte y el Hades, están juntos en 6:8, donde el Hades personificada como
Apocalipsis – Capítulo 1 25
siguiendo a la muerte; ambas se rinden ante la aparición de Cristo, y ambas son
arrojadas al lago de fuego en el juicio final (20:13-14; véase comentarios 6:8). Anotaciones
Jesús afirma aquí Su poder sobre ambas, cuando hable la palabra, tanto la muerte
como el mundo de lo invisible entregaran a sus prisioneros (Jn. 5:28-29; para una
discusión de la derrrota de Satanás por parte de Cristo véase los comentarios bajo
12:6-12).

Uno de los oráculos emocionantes del libro de Apocalipsis es la declaración de


Cristo de que Él es el que vive. Anunció: “y estuve muerto; mas he aquí que vivo por
los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (v. 18).
La alusión obviamente es a su resurrección de entre los muertos. Esa resurrección
le dio la autoridad (llaves) para finalmente abrir tanto la muerte como el Hades.

Aquí hay dos pensamientos cruciales:

1. La muerte y el Hades no son lo mismo. La muerte reclama el cuerpo humano;


el Hades es la morada del alma. Por tanto, en este pasaje se hace una distin-
ción entre cuerpo y alma. Dibuja un círculo alrededor de la conjunción “y”
y resalta lo siguiente: Diferentes estados / distinción entre cuerpo y alma.

2. Algunos sugieren que el Hades se vació cuando Jesús ascendió al cielo des-
pués de Su resurrección y, por lo tanto, hoy está desocupado. Tal punto de
vista es difícil de armonizar con este enunciado (hecho décadas después de
la Ascensión), y con 20:13-14, donde se indica que ni la muerte ni el Hades
serán vaciados hasta el Día del Juicio. Note entonces: El Hades será vaciado
en el Último Día.

v. 19 – Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser des-
pués de estas.

Aunque puede haber una duda sobre quién es el orador en el versículo 11, no
hay duda de quién habla aquí: es “el primero y el último, y el Viviente”, el Cristo
glorificado. Lo que se dice en el versículo 11 está aquí reforzado por la autoridad de
Aquel que conquistó la muerte y ahora gobierna. “Las cosas que has visto” serían
las cosas que Juan había visto hasta este punto. “Y las cosas que son”, señala las
condiciones y el estado de las iglesias (cap. 2, 3); y “as que han de ser después de
estas”, miran hacia lo que seguiría a estas condiciones (capítulos 4 y siguientes).
Sin embargo, esta interpretación no puede sostenerse demasiado estrictamente,
porque las cosas reveladas en las siete cartas se mezclan y también señalan las
cosas que iban a suceder. Juan debía escribir lo que había visto, lo que era en ese
momento y lo que sucedería.

v. 20 – El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los


siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y
los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

El escritor vuelve a lo que se había introducido en los versículos 12 y 16. “Mis-


terio” (musterion) significa:

musterion (μυστήριον, G3466) , primariamente aquello que es cono-


cido de los mustes , los iniciados (de mueo, iniciar en los misterios);
cf. Flp. 4:12 , mueomai: “he aprendido el secreto” (RVR77 ). En el NT
denota no lo que es misterioso, como sucede con el término castellano,
sino aquello que, estando más allá de la posibilidad de ser conocido por
medios naturales, solo puede llegarse a saber por revelación divina, y se
hace saber de una manera y en un tiempo señalados por Dios, y Solo a
aquellos que están iluminados por su Espíritu. En su sentido ordinario,
un misterio significa conocimiento retenido; su significado bíblico es
verdad revelada. De ahí que los términos especialmente asociados con
este tema sean “dado a conocer”, “revelado”, “declarado”, “dispensa-
ción”, etc. La definición dada arriba puede tener su mejor ilustración con
26 Apocalipsis – Capítulo 1
el siguiente pasaje: “el misterio que había estado oculto desde los siglos
Anotaciones y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos” (Col. 1:26).31

En el Nuevo Testamento, la palabra misterio describe el propósito y plan de Dios


para la redención humana, formulado en Su propia mente según el consejo de Su
voluntad, que Él mismo guardó de cerca y que el hombre no conoció ni compren-
dió hasta que el Señor lo reveló y lo dio a conocer. La palabra es usada una vez
por Jesús con respecto al reino (Mateo 13:11; Marcos 4:11; Lucas 8:10), y veinte
veces por Pablo, especialmente en Romanos, I Corintios, Efesios y Colosenses.
El apóstol de los gentiles usó la palabra para enseñar que el propósito de Dios,
desconocido por el hombre hasta que fue cumplido en Cristo y la Iglesia, ahora
fue revelado por el Espíritu Santo a través de los apóstoles y profetas, agentes de
Dios especialmente seleccionados. Juan usa la palabra cuatro veces: una vez en
este pasaje refiriéndose a las estrellas en Su mano derecha y los candeleros, una
vez refiriéndose al “... misterio de Dios ... como él lo anunció a sus siervos los
profetas” (10:7 ), y dos veces de la ramera y la bestia que la llevó (17:5, 7). La
palabra no implica la idea de “lo misterioso”, lo que el hombre no puede enten-
der, sino que se refiere a lo que sólo puede entenderse cuando el significado es
revelado a los iniciados por el Espíritu Santo a través de los apóstoles y profetas.
Juan y aquellos a quienes les estaba escribiendo estaban a punto de ser iniciados
en la comprensión de algo que de otra manera no podrían saber.

Sin embargo, el hecho de que Jesús revela aquí algo — hace conocer un misterio
— existe una gran diversidad de opiniones en cuanto a quién o qué son los siete
ángeles. La palabra aster (estrella) es usada literal y figurativamente las diez veces
que aparece en el resto del Nuevo Testamento. En Apocalipsis es usada simbó-
licamente cada vez que aparece. Una palabra emparentada, astron, se encuentra
cuatro veces en el Nuevo Testamento, nunca es usada por Juan. Una breve mirada
a los ángeles generalmente puede ayudar a nuestro entendimiento de los ángeles
como simbolizados por las estrellas. En el Antiguo Pacto, Hageo habla de él mismo
como “enviado” (R.V.), “mensajero” (B.A.) (Heb., ángel, Hag. 1:13); Malaquías
habla del sacerdote como “mensajero [Heb., angel] es de Jehová” (Mal. 2:7), y
del precursor del Mesías, Juan el Bautista, como el “mensajero” del Señor (angel,
Mal. 3:1; cfr. Mat. 11:10). En esto ejemplos la palabra es usada para describir
hombres. En el libro de Daniel los persas y los judíos tenían su “príncipe”, siendo
el príncipe judío Miguel, un ángel (Dan. 10:13,21; cfr. Judas 9). El escritor de
Hebreos dice que el Señor hace Sus ángeles “espíritus” y “a sus ministros llama
de fuego” (Heb. 1:6-7), y que en su naturaleza ellos son “espíritus ministrado-
res” (Heb. 1:14). En los Evangelios, Hechos, y Epístolas hay ángeles del Señor
(celestiales), ángeles del diablo, y mensajeros humanos, quienes son siervos ya
sea de Dios o de Satanás. En Apocalipsis “ángel”, o “ángeles” es usado setenta
y seis veces: se refieren a siervos celestiales del Señor que le ministran (sesenta y
dos veces), ángeles de la iglesia (ocho veces), Miguel y sus ángeles (una vez), el
dragón y sus ángeles (una vez), él ángel del abismo (una vez), de las aguas (una
vez), del fuego (una vez), y de los espíritus (una vez).

En este punto nuestro interés es identificar los ángeles de las iglesias. Varias
explicaciones han sido ofrecidas, varias de las cuales aquí están resumidas: Los
ángeles son:

1. los hombres enviados a Juan para inquirir de su estado (Scofield).

2. Angeles que representan y son responsables por el estado espiritual de la


iglesia (Mauro, Moffatt).

3. El pastor principal, el obispo, o todo el presbiterio de cada iglesia (Barnes,


Ellicott, Hendriksen, Hinds, Lenski, Sumer, Tenney, Trench).

4. Los poderes, el carácter, la historia y vida de la iglesia (Ramsay).

5. La contraparte celestial de las iglesias, la contraparte espiritual de los indi-


Apocalipsis – Capítulo 1 27
viduos humanos (Alford, Caird).
Anotaciones
6. La representación simbólica en la que la vida activa de la iglesia (como dis-
tinguida de la pasiva) encuentra la expresión (Milligan, Roberson).

7. El carácter espiritual, el estado interno o el espíritu prevaleciente de la iglesia


misma (Barclay, Erdman, Pieters, Plummer, Swete, Wallace).

Esta última tiene fuerte evidencia de apoyo. En vista de que los candeleros son
las iglesias — los suministradores de luz — observados externamente, las estrellas
bien pueden representar la vida interna o el espíritu de las congregaciones a las
que se dirigió Jesús. Esta posición parece estar confirmada por la cartas mismas;
Jesús dirigió cada carta al “ángel de la iglesia ...”, y concluye con la exhortación,
“El que tiene oído, oíga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. A quienquiera que
se dirigió debe oir; los ángeles son a quiénes se dirigió; las iglesias deben oir. Se
sigue que los ángeles son esa parte de la iglesia a quiénes se dirigieron la cual debe
oir; esto sería el espíritu o vida activa de las iglesias. (Ver apéndice 5).

Muchos de los símbolos que se encuentran en Apocalipsis no se explican es-


pecíficamente, pero el Señor nos dice que las siete estrellas son los ángeles de
las iglesias (ver comentarios en 1:16). Los siete candeleros son las siete iglesias
(véanse los comentarios sobre 1:4, 12). Estas siete iglesias juntas representan a
la iglesia en general. El Señor está constantemente en medio de ellos (1:13); él
conoce sus obras y se preocupa por cada uno sin importar el tiempo o el lugar. Eso
era cierto cuando Juan escribió esto hace casi dos mil años; todavía es cierto hoy.

___________________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., ver ‘manifestación’, vol. 2, p. 366.
2. William Barclay. Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, editorial clie, 2006, p. 1107.
3. Francisco Lacueva, Apocalipsis – Los Eventos del Porvenir Según el Texto Bíblico, editorial clie,
2001, p. 7.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 256.
5. William Barclay, Ibid, p. 1108.
6. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Publicaciones, 1979, pp. 137-138.
7. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 387.
8. Ray Summers, Ibid, p. 138.
9. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 250.
10. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 250.
11. Francisco Lacueva, Ibid, 9.
12. Ray Summers, Ibid, p. 139.
13. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 295.
14. Ray Summers, Ibid, p. 176-177.
15. Francisco Lacueva, Ibid, p. 30.
16. Francisco Lacueva, Ibid, p. 29.
17. Bill H. Reeves, Notas Sobre Apocalipsis, p. 6.
18. Francisco Lacueva, Ibid, p. 29.
19. Epístola de Ignacio a los Magnesios, The Ante-Nicene Fathers, vol. 1, p. 62-63. (E-Sword - Vol.
1, 1.04.03 - par. 4).
20. Justino Martir, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 1, Cap. 67, p. 185-186, (E.Sword - Vol. 1, 1.07.04
- Cap. 67). Los Padres de la Iglesia, Jose Vives, p. 81-82.
21. La Enseñanza de los Apóstoles, Los Padres Apostólicos, editorial CLIE, J.B. Lightfoot, Sección 14,
Pág. 295).
22. Clemente de Alejandaría, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 2, Libro 7, cap. 12, sec. 79-80, (E.Sword,
Vol. 2, 2.05.46 - Stromata, Book 7, cap.11-14, sec. 79-80).
23. Tertuliano, “Sobre la Idolatría”, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 3, Cap. 14, p. 123, (E.Sword - Vol.
3, 3.01-05 - “Sobre la Idolatría” - cap. 14, sec. 71).
24. Tertuliano, Apología, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 3, Cap. 16, p. 123, (E.Sword - Vol. 3, 3.01-
02 - Apología - cap. 16, sec. 21).
25. The Ante-Nicene Fathers, vol. 3, p. 123.
26. Constitución de los Doce Apóstoles VII, p. 423.
27. Ibid, p. 471.
28. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 72.
29. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 72.
30. William Barclay, Ibid, p. 1113-14.
31. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 22.
28 Cartas a las Siete Iglesias de Asia

Anotaciones CAPITULO 2
Cartas a las Siete Iglesias de Asia (2:1—3:29)
Introducción a las Cartas

Quizás se ha escrito y hablado más sobre las cartas a las siete iglesias de Asia
que sobre cualquier otra sección de Apocalipsis. Se han escrito libros completos
únicamente sobre estas cartas y las ciudades donde estaban situadas las iglesias.

Estas cartas fueron escritas a iglesias reales ubicadas en siete grandes ciudades de
Asia que, comenzando con Éfeso, siguen un patrón geográfico en el sentido de las
agujas del reloj. En el momento en que se escribió Apocalipsis, había más de siete
iglesias en Asia, porque ciertamente las iglesias de Colosas, Hierápolis y Troas se
mencionan como congregaciones activas. “Siete” es el número apocalíptico para
describir lo completo o perfecto. Por lo tanto, “las siete iglesias” representan a la
iglesia como un todo, el cuerpo completo de Cristo universalmente.

Se sigue un patrón general en cada una de las cartas:

(1) La carta comienza con un saludo a la iglesia en particular a la que se dirige.

(2) El saludo va seguido de una autodescripción del autor divino en la que


Él usa una o más de las descripciones que se encuentran en el capítulo
uno (sin embargo, hay una excepción: la autodescripción de la iglesia en
Filadelfia no se encuentra en el capítulo uno). En conjunto, estas descrip-
ciones forman una imagen total del hablante, así como la descripción de
las siete iglesias revela un concepto completo de la iglesia.

(3) El Señor alaba lo que se puede elogiar en la iglesia particular a la que se


dirige; solo la iglesia de Laodicea no tiene nada que aprobar.

(4) El orador condena lo que está mal o es contrario a Su estándar para la


iglesia. Dos iglesias, Esmirna y Filadelfia, no tienen nada que condenar.
Las cuatro restantes, Éfeso, Pérgamo, Tiatira y Sardis, contienen una
mezcla de lo encomiable y lo condenable.

(5) A continuación se presentan advertencias y amenazas.

(6) El orador da consejo, exhortaciones a la fidelidad y advertencias.

(7) Promesas de bendiciones o recompensas, y una invitación final a escu-


char. Este esquema no siempre se sigue de manera absoluta, pero cubre
el patrón general.

Estas fueron cartas verdaderas dictadas por el Señor, sin embargo, todos los que
lean el resto de este libro deben leer estas cartas personales. Por lo tanto, forman
una composición literaria y no fueron cartas destinadas a enviarse por separado a
cada iglesia. Por esa razón, deben considerarse juntas como un solo mensaje para
el pueblo de Dios dondequiera que se encuentren.

El único mensaje subyacente que se encuentra en cada carta es que todos los
que permanezcan leales y fieles a Cristo serán vindicados y saldrán victoriosos.
Es notable lo vivas y relevantes que son estas cartas para nuestro propio tiempo,
más de 2000 años después. Encontramos estas mismas actitudes repetidas en cada
generación porque la naturaleza humana no cambia. Por lo tanto, debemos estudiar
estas amonestaciones y aplicar las mismas advertencias que si nos hubieran sido
escritas: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice” (2:7a; 2:11a; 2:17a, etc.).
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 29
Debemos enfatizar que estas iglesias no representan siete denominaciones
religiosas diferentes, ni esto de ninguna manera da aprobación a un mundo reli- Anotaciones
gioso dividido que enseña doctrinas diferentes y conflictivas. De hecho, dentro
del alcance de estas cartas, el Señor condena ciertas doctrinas como “las cuales
yo también aborrezco” (2:6, 15). Si las trivialidades de los predicadores modernos
fueran ciertas de que “no importa lo que uno crea”, entonces no se habría dicho
nada en contra de la doctrina de los nicolaítas, de Balaam, de Jezabel, etc. Pero
el Señor reprendió el espíritu de compromiso en el primer siglo que también se
puede encontrar en los círculos religiosos de hoy en día.

Cuanto más sabemos sobre el entorno histórico y los antecedentes de cada


ciudad, más cobran vida las letras. Es fascinante darse cuenta de cómo cada carta
contiene exhortaciones extraídas directamente de sus respectivas ciudades. Las
diversas condiciones en las diferentes localidades afectaron a las iglesias, y el
Señor, que estaba familiarizado con estas condiciones, se basó en cada situación
particular para entregar un mensaje relevante para todos los tiempos. En palabras
de H.B. Swete,

El libro parte de una situación histórica bien definida, a la que se hace


referencia nuevamente al final, y las visiones intermedias que forman el
cuerpo de la obra no pueden, bajo ninguna teoría razonable, disociarse
de su marco histórico. La profecía surge de circunstancias locales y
contemporáneas; es, al menos en primera instancia, la respuesta del
Espíritu a los temores y peligros de los cristianos asiáticos hacia fines
del siglo primero. De ahí que todo lo que pueda arrojar luz sobre el Asia
de 70-100 d.C., y sobre la vida cristiana en Asia durante ese período, es
de primordial importancia para el estudioso del Apocalipsis, no solo en
vista de las alusiones locales en cc.ii-iii. , sino que ayuda a determinar
el objetivo y la deriva de toda la obra (págs. ccxviiccxviii).1

Al leer las cartas a las siete iglesias, uno queda impresionado por la ausencia
total de cualquier organización colectiva de las congregaciones. No existe ninguna
forma de supervisión jerárquica, ni por parte de un individuo ni de un colegio de
individuos. Cada congregación es una unidad separada completamente indepen-
diente de todas las demás. No hay indicios de compañerismo congregacional o de
instrucción para que una iglesia se retire de otra debido a condiciones inmorales;
tampoco hay ninguna instrucción para las personas fieles de que se aparten de los
miembros infieles y formen una nueva congregación. El mandamiento del Señor
es cambiar la condición pecaminosa antes de que un poco de levadura leude toda
la masa (1 Cor. 5:6) y se quite el candelero. Puede que haya llegado el momento
en que los fieles tuvieron que retirarse y empezar de nuevo, pero sobre este punto
el texto guarda silencio. Cristo es la Cabeza; Se dirige a cada iglesia individual-
mente. Estaban unidos por una fe, una vida espiritual y un objetivo comunes, y
no por una unión ecuménica o por una jerarquía eclesiástica. Cada iglesia debía
leer lo que se decía a las demás, y cada oyente debía prestar atención al total que
se decía. El principio que regulaba a uno regulaba a todos.

De la evidencia interna de las cartas parece haber habido cinco amenazas dis-
tintivas a la vida espiritual de las iglesias en Asia:

(1) El paganismo en general y el culto al emperador en particular.

(2) El acoso judío.

(3) La tentación del materialismo y la anarquía bajo la forma de la doctrina de


los Nicolaítas, Balaam y Jezabel, cualquiera de las cuales llevaría a transigir.

(4) Pérdida de celo o cansancio espiritual amoroso; y

(5) Tibieza, indiferencia o indecisión. Sucumbir a cualquiera de estos sería


30 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
fatal para la vida espiritual de las iglesias y extinguiría la luz sostenida
Anotaciones por el candelero.

Mira al Que Escribe

Al analizar las lecciones significativas contenidas en estas cartas, la autoridad y


el poder de Cristo se hacen evidentes. Se nos presenta por primera vez en 1:11-20
como “el Alfa y la Omega, el primero y el último” (1:11), el que está en medio de
los siete candeleros de oro. Cuando Juan se volvió para ver la voz del que hablaba
(1:12), lo que vio lo abrumó tanto que cayó a sus pies como muerto. Entonces se
le dijo: “17 ... No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve
muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves
de la muerte y del Hades. 19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las
que han de ser después de estas”.

El Señor luego se dirige a las siete iglesias, pero en cada carta se dan diferentes
detalles sobre Cristo. Cuando estos se combinan en uno, hacen una presentación
impresionante de Aquel que lidera a la hueste de santos en la victoria sobre los
ejércitos de Satanás. Por lo tanto, ahora se brindan comentarios sobre estos detalles
para que puedan verse juntos.

vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.

No se requiere ninguna especulación para determinar “El misterio de las siete


estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete
estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto,
son las siete iglesias” (1:20). Cristo está entre las iglesias. Él sabe lo que está
sucediendo, tanto lo bueno como lo malo, las pruebas y el sufrimiento. Él no está
en un lugar muy distante, despreocupado, sino que está constantemente interesado
y ofrece amonestación y ayuda (Heb. 4:14-16).

El primero y el postrero (2:8). Siempre lo ha sido y siempre lo será (Juan


1:1-3; 8: 56-58). El es eterno.

Que estaba muerto y vivió (2:8). Los malvados lo mataron, pero la tumba no
pudo contenerlo (1 Cor. 15:3-4).

El que tiene la espada aguda de dos filos (2:12). La palabra de Dios es como
una espada de dos filos (Hebreos 4:12) que convierte a los pobres de espíritu y
juzga a los que rechazan las palabras de Cristo (Juan 12:48).

El Hijo de Dios (2:18). Esta es una afirmación directa de la divinidad (Juan


5:17-18).

El que tiene ojos como llama de fuego (2:18). Con una visión penetrante
sondea todas las cosas. No desconoce la hipocresía o el encubrimiento (Heb. 4:13).

Sus pies semejantes al bronce bruñido (2:18). Él no cambia, porque se man-


tiene firme con fuerza y resistencia (Heb. 13:8).

El que tiene los siete espíritus (3:1). Posee la plenitud del Espíritu Santo (Juan
3:34).

Y las siete estrellas (3:1). Dado que las siete estrellas son los ángeles de las
iglesias (1:20), la idea es que el Señor tiene autoridad sobre el destino de las igle-
sias (Efesios 1: 22-23).

El Santo, el Verdadero (3:7). Como el divino Hijo de Dios, Cristo es “santo”


(1 Ped 1:15-16); como hijo del hombre, es “santo” como quien vivió en la carne
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 31
pura y sin mancha (Heb. 7:26). Él es “verdadero” porque ofrece genuinamente la
certeza confiada de la vida eterna (1 Juan 5:20). Anotaciones
El que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre (3:7). Esta frase se cita
de Isaías 22:22, donde Eliaquim, el fiel mayordomo de Ezequías, recibió una llave
del palacio. Nadie podía entrar a ver al rey a menos que Eliaquim lo permitiera.
Cristo tiene toda la autoridad tanto en el cielo como en la tierra (Mat. 28:18). Nadie
puede acercarse al Padre si no es a través de él (Juan 14:6). También se sigue que
ningún hombre o grupo de hombres tiene derecho a cambiar sus leyes. Todo lo
nuevo no es verdad; todo lo que es verdad no es nuevo.

El Amén (3:14). Jesús es la personificación y afirmación de la verdad, el “así


sea” de Dios (Juan 7:28-29).

El testigo fiel y verdadero (3:14). Dado que vino de Dios, es competente para
testificar la verdad (Juan 8:14-18).

El principio de la creación de Dios (3:14). Esto no significa que es la primera


persona o cosa creada por Dios, sino que es la fuente o la causa originaria (arche);
es el agente activo de Dios por quien todas las cosas fueron creadas (Juan 1:1-3,
10); Colosenses 1:16-17; Hebreos 1:2).

Cuatro Declaraciones Comunes Para Todas las Siete Cartas

(1) Al ángel de la iglesia (2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14). Dado que la palabra
“ángel” también se puede traducir como “mensajero”, quizás esto se refiere a los
ancianos, evangelistas, profetas y maestros inspirados, o cualquier persona que
esté enseñando e influyendo en la iglesia. Algunos comentaristas han sugerido que
el ángel simboliza el espíritu predominante de la iglesia, la personificación de su
carácter, temperamento y conducta. Cualquiera que sea el significado, el hecho
obvio es que el Señor estaba directamente preocupado por cada iglesia y estaba
animando a sus miembros a ser fieles. Cristo está en medio de los candeleros; está
cerca y dispuesto a ayudar.

(2) Yo conozco tus obras (2:2, 9, 13, 19; 3:1, 8, 15). El Señor es omnisciente
(Hebreos 4:13). Podemos engañar a los hombres, pero nadie se burla de Dios
(Gálatas 6:7-8). El Día del Juicio será totalmente justo y el hombre no podrá equi-
vocarse porque el Señor nos verá como realmente somos. Seremos juzgados por
nuestras obras y no habrá encubrimientos (2 Cor. 5:10). Si bien esta omnisciencia
del Señor debería aterrorizar al hipócrita, el mismo hecho reconforta a todos los
fieles cuyas obras los siguen cuando entran en el reposo eterno (14:13).

(3) Al que venciere (2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). La palabra traducida “vence”
(nikao) se usa diecisiete veces en Apocalipsis y también significa “conquistar para
obtener la victoria”. Caird describe consistentemente las “promesas de recompen-
sa” finales de cada carta como promesas al “Conquistador”. El que vence no es
el que ha dominado a los enemigos terrenales, sino el que ha permanecido fiel a
Cristo hasta el final. Es un “Conquistador” debido a las recompensas eternas que
Dios ha prometido. La victoria en Cristo no se ve con el ojo material, sino que
es una realidad eterna que solo se ve con el ojo de la fe (2 Cor. 4: 6-18). “... las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de manifestarse” (Rom. 8:18). Cuando estas recompensas eternas se
ven juntas como una, describen una herencia asombrosa. ¿No pensaría usted que
es un “Conquistador” que ha sido recompensado con todas estas cosas?

– Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de
Dios (2:7).
– 10 ... y yo te daré la corona de la vida. 11 ... no sufrirá daño de la segunda
muerte (2:10-11).
– Daré a comer del maná escondido (2:17).
32 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
– Le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el
Anotaciones cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe (2:17).
– Le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro (2:26-27).
– Le daré la estrella de la mañana (2:28).
– Vestido con vestiduras blancas (3:5).
– No borraré su nombre del libro de la vida (3:5).
– Confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (3:5).
– Lo haré columna en el templo de mi Dios (3:12).
– Escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios,
... y mi nombre nuevo (3:12).
– Le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he
sentado con mi Padre en su trono (3:21).

Muchas de estas promesas se repiten en los versículos finales del Apocalipsis,


donde se describe la visión de los santos redimidos (cf. 22:1-5).

(4) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13,
22). El Señor no fuerza su voluntad sobre los hombres. Uno debe tomar su propia
decisión, pero si es sabio y está verdaderamente interesado en conocer el camino
de la salvación, prestará atención al mensaje de estas cartas. Aunque las siete car-
tas están dirigidas a las iglesias, es obvio que el juicio del Señor será únicamente
sobre las personas (Rom. 14:12; Mat. 25:31-46). Sardis era una iglesia “muerta”,
sin embargo, había “unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus
vestiduras” (3:4). Cualquiera que sea la condición espiritual de la congregación de
la que uno es miembro, el Señor juzgará a cada individuo por sus propias obras.
Ciertamente, importa con quién tienen comunión los cristianos individuales. Uno
nunca debe estar dispuesto a comprometer la verdad al alinearse con una iglesia
que es infiel, porque al hacerlo, habrá “manchado” su vestidura (Rom. 14:23). Lo
que es obvio, sin embargo, es que en algunas congregaciones que están “muertas”
en su conjunto, puede haber algunos que todavía se mantengan firmes en favor
del Señor.

A medida que la historia se repite, es necesario “tener oído para oír”. Las cartas
a las siete iglesias de Asia continúan siendo relevantes ya que las condiciones de
las iglesias del primer siglo se duplican en todas las generaciones. Recuerde que
Cristo está siempre en medio de sus candeleros.

Es interesante y valioso señalar que cada iglesia adquirió características de la


ciudad en la que estaba ubicada, tendencia de los cuerpos religiosos y congrega-
ciones desde entonces. La iglesia primitiva absorbió gradualmente el espíritu de
Roma y poco a poco fue modelando su organización según la del imperio. Este
espíritu y organización es claramente visible en la Iglesia Católica Romana. Tam-
bién se detecta influencia nacional en las iglesias luteranas y calvinistas que se
originaron en la Europa medieval. Estados Unidos dio a luz a un nuevo espíritu en
la religión, una búsqueda más independiente de la verdad y una disposición para
debatir principios considerados vitales. Pero a medida que el espíritu estadouni-
dense ha cambiado en sus ideales políticos y puntos de vista sociales, se puede
detectar un cambio paralelo en los cuerpos religiosos estadounidenses. El trabajo
social y el énfasis han llegado a dominar las iglesias estadounidenses, mientras
que la atención a la doctrina y la convicción en asuntos de fe ha disminuido. Un
colapso general de la moral nacional se refleja en las iglesias de todo el mundo.
Las tendencias y debilidades observadas y condenadas en la iglesia primitiva se
están repitiendo hoy, y el Apocalipsis debería servir como una advertencia a la
iglesia de hoy en contra de adaptarse al mundo.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 33
Carta a la Iglesia en Éfeso: Anotaciones
“La luna de miel ha terminado” (2:1-7)
Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.

Los símbolos de siete estrellas y siete candeleros de oro se presentan en 1:16,


20 cuando Juan describió por primera vez al Señor que le habló. Jesús tiene el
destino de la iglesia en sus manos, y como alguien que camina entre ellos, sabe lo
que está haciendo cada iglesia y se preocupa por su bienestar espiritual.

Él sostiene las siete estrellas en Su mano derecha. Eso es decir que Cristo
sostiene en Su mano las Iglesias. La palabra para sostener es kratein,
que es una palabra fuerte. Quiere decir que Cristo tiene completo con-
trol sobre la Iglesia. Si la Iglesia se somete a ese control, nunca errará;
y más que eso: nuestra seguridad está en el hecho de que estamos en
la mano de Cristo. “No perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi
mano” (Jn. 10:28 ).

Hay otro punto aquí que solo surge en griego. Kratein se construye
normalmente con el genitivo (el caso que normalmente expresamos en
español con la preposición de). Porque cuando sostenemos una cosa,
rara vez la sostenemos en su totalidad; más bien es parte de ella. Cuando
kratein va seguido del acusativo, quiere decir que se sostiene la totalidad
del objeto. Aquí kratein va con el acusativo, y quiere decir que Cristo
tiene en Su mano la totalidad de las siete estrellas, lo que quiere decir
la totalidad de la Iglesia.2

La antigua Éfeso era la cuarta ciudad más grande del mundo romano con una
población de aproximadamente 250.000. La ciudad se encontraba en una amplia
ensenada en la desembocadura del río Cayster en el suroeste de la Turquía moder-
na. Tenía un puerto natural fortuitamente protegido del mar Egeo por una cadena
de colinas al oeste. En la época romana fue el puerto marítimo más importante
de Asia Menor.

Éfeso derivó su grandeza de dos fuentes, el comercio y la religión. Era la princi-


pal ciudad comercial de la provincia y el centro del culto a la diosa madre de Asia
occidental. La diosa era conocida por los griegos como Artemisa y por los romanos
como Diana. Éfeso contaba con un teatro con capacidad para 24.500 personas y
el gran templo de Diana, que era una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Después de años de investigación arqueológica, las ruinas del templo fueron
descubiertas en 1877 por J. T. Wood. La plataforma sobre la que se encontraba el
templo era de 418 por 239 pies, y el templo en sí tenía 342 por 163 pies y tenía
más de cien columnas que sostenían su techo.3

Éfeso disfrutó del título de “Metrópolis Suprema de Asia” porque era una ciudad
donde todas las clases de personas se reunían, vivían y comerciaban. Su impor-
tancia comercial se vio reforzada por el hecho de que allí convergían tres grandes
rutas comerciales interprovinciales. Éfeso también fue políticamente importante
porque era una “ciudad libre”, sin haber sufrido nunca la indignidad de las tropas
romanas acuarteladas obligatoriamente en ella. De hecho, los romanos concedieron
a Éfeso el derecho a un autogobierno limitado. Barclay afirma que la ciudad se
convirtió en la sede de importantes juicios, ya que el gobernador romano juzgaba
casos allí con regularidad.

Era una ciudad judicial. Los gobernadores Romanos pasaban revista


periódicamente por las provincias; y en algunas ciudades y pueblos
especialmente escogidos se establecían tribunales para juzgar los casos
34 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
más importantes. 4
Anotaciones
Cuarenta años antes de escribir Apocalipsis, Pablo había pasado de dos a tres
años predicando el evangelio en Éfeso y sus alrededores. Primero había visitado
esta metrópoli brevemente en su camino a Jerusalén después de su segundo viaje
de predicación (Hechos 18:18-21). Regresó en su tercer viaje y permaneció más
tiempo que en cualquier otra ciudad visitada en sus viajes de predicación (Hechos
19:10; 20:31).

En este tercer viaje de predicación, Pablo pasó entre dos y tres años en la ciudad
trabajando día y noche para establecer la iglesia allí (Hechos 20:31). Demetrio,
el platero, testificó de la influencia de la predicación de Pablo cuando dijo que
se sintió en casi toda Asia (Hechos 19:26). Las iglesias de Colosas, Hierápolis y
Laodicea fueron probablemente el fruto de su trabajo en Éfeso. Pablo dejó a Timo-
teo en esa ciudad en dos ocasiones para corregir a ciertos falsos maestros (1 Tim.
1:3ss.). La tradición dice que después de la muerte de Pablo, la ciudad se convirtió
en el hogar de Juan durante muchos años. La carta de Pablo a los Efesios elogia
la fe y el amor de los santos allí, y generalmente la carta de Jesús a la iglesia en
Efeso es laudatoria. La iglesia fue elogiada por su sólida fe y obras ortodoxas; su
única crítica fue de un amor menguante. Ese amor, sin embargo, podría revivir;
¡no estaba muerto! La carta especial era parte de todo el libro (1:11) y debía haber
sido leída por todos. “Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha,
el que anda en medio de los siete candeleros de oro”. Esta auto-designación del
Señor es de 1:12, 16, 20. Su mano derecha que sostiene las estrellas indica Su
poder para determinar el destino de cada uno; “en medio” retrata Su presencia
entre todas las iglesias.

Mientras estaba en Éfeso, el evangelio se proclamó en toda Asia (19:10). La


iglesia allí había sido fuerte como se evidencia al leer la carta que Pablo les escribió
alrededor del año 62 d.C., cuatro o cinco años después de su partida. Cuando uno
lee el libro de Efesios, no hay indicio de condenación o reprensión del error. Más
bien, Pablo dijo que no dejó de dar gracias por ellos al escuchar de su fe y amor
(Efesios 1:16). Por esta razón, la condición actual descrita en esta carta da peso a
la opinión de que Apocalipsis fue escrito alrededor del año 95 d.C., lo cual sería
tiempo suficiente para que una iglesia dejara su “primer amor”.

Elogio de lo bueno:

vs. 2 – Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes


soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son,
y los has hallado mentirosos.
– Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia – Esta era una igle-
sia cuyos miembros trabajaban en obras de las que fácilmente podrían haberse
cansado. Con paciencia, no se dieron por vencidos cuando las cosas iban mal o
cuando alguien los criticaba, se burlaba o ridiculizaba. Aguantaron, perseveraron
incluso a costa del dolor y en tiempos de gran dificultad.

– Y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen
ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos – Esta iglesia mantuvo
la doctrina correcta. Aquí está la primera indicación de que estas siete iglesias de
Asia no eran siete denominaciones que enseñaban doctrinas en conflicto que el
Señor aprobó. En cambio, esta iglesia probó la predicación e identificó a los que
eran falsos (1 Juan 4:1). Los detalles de la doctrina que están enseñando estos falsos
apóstoles no se revelan. Colín Hemer sugiere que las dificultades de la época bien
pueden haber atraído a maestros judaístas o antinomianos, quienes podrían ofrecer
a la iglesia una alternativa tentadora frente a la persecución.5

Una ciudad tan prominente como Éfeso, ubicada en una vía mundial, estaba
destinada a recibir su parte de falsos maestros, incluso hombres que afirmaban ser
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 35
apóstoles. En una época en la que nos enorgullecemos de la tolerancia y el com-
promiso, esta actitud puede parecer intolerante. Fanático, no; intolerante, sí, pero Anotaciones
una intolerancia recomendada por el Señor. Las iglesias harían bien hoy en seguir
ese curso con sus maestros y líderes intelectualmente orientados que pervierten
la verdad y hacen afirmaciones jactanciosas de su propia sabiduría humana. Juan
aprobó la práctica de probar todos los espíritus (1 Juan 4:1). La prueba de un apóstol
sería su habilidad o incapacidad para realizar milagros, que eran las credenciales
del apostolado (2 Corintios 12:12).

vs. 3 – Y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por
amor de mi nombre, y no has desmayado.

– Y has tenido paciencia – Elogiada anteriormente (v. 2), significa que per-
severaron bajo pruebas y dificultades, permanecieron firmes bajo la tensión y el
estrés del trabajo para el Señor, y fueron inquebrantables en su oposición vigorosa
a los falsos maestros. Estas múltiples pruebas y dificultades prueban la fe que de-
sarrolla la perseverancia, y la perseverancia conduce a la perfección y la plenitud
(Santiago 1:2-4).

– Y has trabajado arduamente por amor de mi nombre – El aguantar por


amor a Su nombre y por Su gloria hace que el soportar las pruebas y las dificulta-
des de la fe sea encomiable. No era una paciencia egoísta la que buscaba la gloria
de los hombres.

– Y no has desmayado – Un rasgo de la naturaleza humana es la tendencia a


rendirse bajo el trabajo duro y las presiones externas. Cuán a menudo, en los años
que avanzan de la vida, los hombres y mujeres que antes eran diligentes en servir al
Señor se retiran de la obra del Señor con la súplica: “Llevé la carga en mis años de
juventud; ahora estoy pasando la obra a los de vigor y fuerza de esa edad”. ¿Pero
hay alguna vez un momento para cansarse, para retirarse y dejar que otros carguen
con el peso de la batalla y carguen con la carga que debería ser mía? ¡No nunca!

Excepto por la población judía, la ciudad de Éfeso estaba entregada a la idolatría.


Era el sitio del templo de la diosa Diana (Artemisa), a quien Demetrio proclamó,
“venera toda Asia” (Hechos 19:27). Los cristianos se habían puesto de pie cuando
la situación era difícil. En medio de severas dificultades, no habían dejado de adorar
al Señor. En este punto de su carta, el elogio del Señor es tan resplandeciente que
no se podría imaginar nada incorrecto. Sin embargo, el Señor se preocupa tanto
por el corazón del hombre como por su forma de adoración y servicio.

Queja:
vs. 4 – Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

A pesar de los siete elogios enumerados anteriormente, hay una cosa que debe
corregirse; deben revivir el primer amor que les quedaba. Aunque el Señor solo
tuvo una crítica, cualquier punto que no sea la perfección que Dios exige a su
pueblo debe ser superado y corregido. El amor todavía estaba allí, como se de-
muestra en las cosas recomendadas; pero faltaba el “primer amor”. No se nos dice
específicamente cuál fue ese primer amor.

¿Fue el amor demostrado en la quema de libros de magia y el poderoso creci-


miento de la Palabra del Señor (Hechos 19:19-20)? ¿Fue amor tal como se había
manifestado hacia Pablo en su dolor por haberlos dejado (Hechos 20:36-38)? ¿O
fue el amor mostrado el uno por el otro en los primeros años de la iglesia, que les
recomendó en su carta? La epístola de Pablo a los Efesios fue escrita alrededor del
62-63 d.C., y en ese momento agradeció a Dios por su fidelidad (Efesios 1:15-16).

Puede haber sido uno o una combinación de todos estos. Quizás esta pérdida
de una devoción ardiente temprana pueda explicarse por el hecho de que la con-
gregación estaba ahora en la segunda o tercera generación de su existencia. Este
36 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
es siempre un período peligroso en la vida de una iglesia. En ese momento, el
Anotaciones fuego juvenil del descubrimiento y el entusiasmo de una gloriosa anticipación de
esperanzas futuras comienzan a disminuir con demasiada frecuencia.

En el momento de esta carta en Apocalipsis, las condiciones en la iglesia habían


cambiado. Ahora, más de treinta años después, el Señor los reprendió por haber
dejado su primer amor. En forma, esta todavía era una “iglesia sólida” que se de-
fendía de la falsa doctrina, pero el fuego se había apagado. Servir a Dios es más
que la adherencia a la rutina tradicional mecánica.

Como muchos cristianos modernos de segunda generación que se han con-


vertido en miembros de la iglesia sólo porque sus padres eran miembros, Éfeso
quizás también albergaba a algunos “miembros heredados” que carecían del celo
que viene a través de una conversión sincera. No se puede heredar la fe. Si uno
no se da cuenta de su propia necesidad del perdón de los pecados, el regalo de la
salvación se dará por sentado. El Señor no tiene nietos, y aquellos que afirman ser
parte de la iglesia de Cristo porque sus padres eran miembros nunca han entendido
la verdadera conversión a Cristo. Por otro lado, una actitud de complacencia no
es cierta para todos los cristianos de segunda generación, ya que muchos se han
convertido sinceramente y están agradecidos con sus padres por haberles enseñado
acerca de Cristo (2 Tim. 3:15). La conversión debe estar dentro del corazón de cada
individuo y no algo que se les haya transmitido, ¡incluso de los padres más fieles!

Consejo, Advertencia y Exhortación:


vs. 5 – Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las pri-
meras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si
no te hubieres arrepentido.

– Recuerda, por tanto, de dónde has caído – Aquellos que enseñan la doctrina
de “una vez salvo, siempre salvo” deben considerar cuidadosamente las adverten-
cias que Cristo dio a las siete iglesias en estas cartas. Los cristianos pueden pecar
hasta el punto de perderse. Pueden dejar de creer, confiar y seguir fielmente al Señor,
y así darle la espalda (Heb. 3:12-14, 19; 4:1, 11). La palanca del arrepentimiento es
la memoria (Sal. 137:5-6; Lucas 15:17-21). Uno necesita recordar cómo se sintió
cuando obedeció el evangelio y emocionarse nuevamente con el gozo del perdón.
Recuerde esos pecados del pasado; qué pecados se cometieron contra Dios, y qué
Dios ha hecho por gracia para perdonar. Esto marcará la diferencia.
– Y arrepiéntete – La tristeza según Dios conduce al verdadero arrepentimien-
to (2 Cor. 7:10). Al cambiar primero de opinión, el verdadero arrepentimiento se
manifestaría en acción (1 Juan 1:9). Así, con tres amonestaciones: “recuerda,
arrepiéntete y vuelve”, se les exhortó a cambiar de vida.
Lo mismo ocurre con las congregaciones de hoy. El arrepentimiento es un cambio
de mentalidad o voluntad cuando la voluntad humana se somete a la voluntad de
Dios. Llega un momento en la vida de cada iglesia en el que debe hacer un nuevo
inventario de toda su vida y disposición, recordando de nuevo el día en que montó
sobre alas como las águilas, corrió sin cansancio, caminó sin desmayarse y renovó
su espíritu. fortaleza en el Señor (Isa. 40:31). Este cambio de voluntad exige acción:
“Y haz las primeras obras”. La forma de reavivar el amor es mediante la acción,
obedeciendo a Dios en amor.

– Y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu can-
delero de su lugar, si no te hubieres arrepentido – Las primeras obras fueron las
que realizaron en devoción a Dios poco después de haber obedecido al evangelio.
Los nuevos conversos sienten entusiasmo por enseñar a todos los que los rodean,
por eso el Señor quiere que regresen a este tipo de celo incondicional. Se supone
que los candeleros dispensan luz, pero cuando no lo hacen se convierten en un
adorno inútil y ya no tienen derecho a existir. En la era electrónica actual, las velas
son solo ornamentales, pero en aquellos tiempos eran una necesidad. Asimismo,
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 37
la iglesia debe cumplir su misión como “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim.
3:15), pero si ha perdido el verdadero amor por esta misión, se vuelve improduc- Anotaciones
tiva. Si la luz del evangelio ya no brilla en la iglesia, Cristo quitará el candelero,
lo que indica que lo rechaza debido a su condición espiritual.
Esta venida contra la iglesia no sería una ira repentina; sería la remoción (kineo)
del candelabro en el que la iglesia sería descontinuada.
Quitaré – kineo (κινέω, G2795), ... figuradamente, de interrumpir la
existencia de una iglesia.6
El propósito o lugar del candelero era sostener y dispensar luz, pero sin la moti-
vación del amor verdadero, falla en su propósito y por lo tanto ya no tiene derecho
a existir. Se repite una demanda de arrepentimiento; el veredicto es, “Arrepiéntanse
o sean q uitados”.
El Sr. Ray Summers dice en su comentario:

Cristo advierte a la iglesia que si no vuelve a ese primer estado, está


perdiendo su derecho a existir como iglesia, y la amenaza con quitar su
candelero del lugar en que está. El candelero es la iglesia (1:20), y no
tiene derecho a existir si no va a realizar los propósitos que Cristo tiene.
¡Esta amonestación es muy fuerte para cualquier iglesia!7

vs. 6 – Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo
también aborrezco.
Se sabe poco acerca de los nicolaítas, pero ellos enseñaron una “doctrina” que
el Señor “aborreció” (véanse las notas en 2:15).
Existen varias tradiciones y se han sugerido numerosas teorías con respecto
a su origen y doctrinas, pero estas no se han establecido de manera fáctica. Los
nicolaítas eran probablemente una secta de los gnósticos, pero la historia guarda
silencio en cuanto a su origen real, doctrinas peculiares y destino final después del
Apocalipsis. Sabemos que florecieron en Éfeso y Pérgamo.
Los herejes que encontramos aquí son los nicolaítas. Sólo se los nombra,
no se los define. Nos los encontramos otra vez en Pérgamo (versículo
15), donde se los relaciona muy estrechamente con los “que mantienen
la enseñanza de Balaam,” que a su vez se relaciona con comer cosas
sacrificadas a los ídolos y con la inmoralidad (versículo 14). Nos encon-
tramos con exactamente el mismo problema en Tiatira, donde la malvada
Jezabel se dice que hace que los cristianos practiquen la inmoralidad y
coman cosas sacrificadas a los ídolos. Podemos fijarnos en primer lugar
en que este peligro no procede de fuera de la iglesia, sino de su interior.
Estos herejes pretendían que no estaban destruyendo el Cristianismo,
sino presentándolo en una versión mejorada.8
Es mérito de los efesios que mantuvieran bajo control a estos falsos maestros.
Los cristianos deben probar cualquier enseñanza por la palabra de Dios (1 Juan
4:1) y exponer a todos los que enseñan cosas contrarias a la doctrina de Cristo (2
Juan 9-11; Romanos 16:17-18; Tito 3:10-11).
Promesa de recompensa e invitación a oír:

vs. 7 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que ven-
ciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
– El que tiene oído, oiga – Este mandamiento de escuchar se repite en cada
una de las siete cartas. Este encargo recuerda las palabras de Jesús: “El que tiene
oídos para oír, oiga”, repetidas después de explicar que Juan el Bautista era Elías
38 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
(Mat. 11:15), y después de relatar la parábola del sembrador (Mat. 13:9; Marcos
Anotaciones 4:9; Lucas 8:8), y siguiendo la interpretación de la parábola de la cizaña (Mateo
13:43), y después de la parábola de las lámparas (Marcos 4:23), y después decla-
rando las exigentes demandas del discipulado (Lucas 14:35). Escuchar requiere un
oído para las verdades espirituales; algunos tienen tal oído (Mat. 13:16), mientras
que los oídos de otros se han embotado (Mat. 13:15). La audiencia es personal e
individual, implica la aceptación y el cumplimiento de lo que se dice. Cada uno
debe escuchar lo que el Espíritu le dijo a todas las iglesias. Aunque Cristo es el
orador, el Espíritu en Juan revela y registra el mensaje.
– Al que venciere – es el tercer dicho que se encuentra en las siete cartas (véase
pp. 26-27). En las tres primeras cartas, esta exhortación sigue a “el que tiene oído
para oír”, y en las cuatro últimas precede a la frase.

– Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso
de Dios – es una recompensa prometida al vencedor, al conquistador. Lo que el
hombre perdió por el pecado en el Jardín del Edén, donde aparentemente el fruto
del árbol de la vida significaba plenitud de vida e inmunidad a la muerte (Génesis
3:12-24), comer del árbol de la vida es símbolo de la vida eterna. El primer hogar
del hombre estaba en el Edén, pero cuando Adán pecó, fue alejado del árbol de la
vida, para que no comiera y “viviera para siempre” (Génesis 3:22-24).

Ahora es restaurado en Cristo al que vence el pecado, que es disfrutar de la


plenitud de vida implícita en la expresión (Ap. 22:2). Juan describe luego el árbol
de la vida como si estuviera en la ciudad celestial (22:2, 14; Heb. 11:16). Paraíso
significa “un jardín de placer”. Jesús se refirió a él como el lugar donde residen los
espíritus de los justos después de la muerte. Jesús lo usó de ese lugar o reino en el
que Él y uno de los malhechores en la cruz estarían después de la muerte (Lucas
23:43). Aquí describe el lugar al que Jesús ha ido a preparar un hogar eterno del
alma para los fieles (Juan 14:6). Pablo lo identificó como “el tercer cielo” al cual
fue arrebatado y donde escuchó palabras inefables que no le era lícito pronunciar
(2 Cor. 12:2, 4). Aquí el Espíritu dice que es el lugar del árbol de la vida, que es la
posesión plena de los santos victoriosos en su estado final redimido (Apocalipsis
22:2). De esto se sigue que el Paraíso es el jardín de la vida donde los redimidos se
unirán a Dios para disfrutar de la plenitud de la vida eterna y la gloria por siempre.
Se cree que la palabra “paraíso” es de origen persa, y denota los parques de los
reyes y nobles persas. La palabra se encuentra varias veces en la Septuaginta, pero
solo tres veces en nuestras traducciones al español. De esto se sigue que el Paraíso
es el jardín de la vida donde los redimidos se unirán a Dios para disfrutar de la
plenitud de la vida eterna y la gloria por siempre.

Carta a la Iglesia en Esmirna:


“La Iglesia Pobre-Rica” (2:8-11)
Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 8 – Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el


que estuvo muerto y vivió, dice esto.

Esta carta, aunque la más corta de las siete, contiene uno de los mensajes más
alentadores. Dos de las siete cartas no contienen queja ni reproche: ésta y la carta
a Filadelfia.

Viajando hacia el norte desde Éfeso, 56 kilometros (35 millas) por la costa del
mar Egeo, se llega a Esmirna con su magnífico puerto. Esta fue una de las ciuda-
des más grandes de la región; de hecho, luchó con Éfeso por el título de “Primera
ciudad de Asia”. Ambas eran ciudades prósperas, cada una de las cuales poseía
un comercio marítimo activo que las convertía en prósperos centros de comercio.

Esmirna estaba ubicada en un golfo bastante largo que poseía dos puertos exce-
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 39
lentes, uno pequeño y el otro mucho más grande. Solo era superada por Éfeso en
exportaciones y, al igual que su ciudad hermana, era el término de una carretera Anotaciones
desde el este. Conocida especialmente por su belleza, la ciudad estaba rodeada de
colinas y arboledas, y contenía calles bien pavimentadas que conducían a templos
y edificios señoriales. Su acrópolis (lugar fortificado en la parte más alta de las
ciudades griegas de la antigüedad) en el monte Pagas daba la apariencia de una
corona, que se convirtió en el símbolo de la ciudad. Esmirna se alió con Roma
a principios del período de la conquista romana y, como resultado, disfrutó de
una carrera de prosperidad casi ininterrumpida. Como expresión de su fidelidad
a Roma, la ciudad erigió un santuario a Roma, la diosa romana, en el 195 a. C.
En reconocimiento a su larga y establecida lealtad, Roma aprobó Esmirna en el
año 26 d.C. como el sitio para la construcción de un templo en honor a Tiberio,
el César romano. Esmirna ganó a otras diez ciudades asiáticas que competían por
la aprobación. Por tanto, con toda naturalidad, Esmirna se convirtió en un centro
de adoración al emperador.

– El primero y el postrero – La ciudad afirmó ser la primera ciudad de Asia:


primera en belleza, primera en literatura, primera en lealtad a Roma.

Barclay escribe con respecto a Esmirna:

Si era inevitable que Éfeso ocupara el primer lugar en la lista de las Siete
Iglesias, era igualmente natural que Esmirna, su gran rival, ocupara el
segundo. De todas las ciudades de Asia, Esmirna era la más encantado-
ra. Se la llamaba el adorno de Asia, la corona de Asia y la flor de Asia.

La situación de la ciudad era igualmente hermosa. Empezaba en el


puerto; atravesaba el estrecho pie de las colinas, y entonces surgía detrás
de la ciudad el Pago, una colina cubierta de templos y nobles edificios
que se describían como “La corona de Esmirna.” Un viajero moderno
lo describe como “una ciudad regia coronada de torres.” Arístides com-
paraba a Esmirna con una gran estatua con los pies en el mar, el cuerpo
en el llano y en las colinas y la cabeza, coronada de grandes edificios,
en el Pago trasero. La llamaba “una flor de belleza tal que ni el sol ni la
tierra le han mostrado jamás a la humanidad nada igual.”9

Debido a que Esmirna afirmó ser la primera y no toleraría ningún rival, Jesús se
presenta con la designación: “El primero y el postrero, ... dice esto” (cf. 1:17ss.).
Su primacía debe ser reconocida universalmente; Esmirna tendría que revisar todas
sus ambiciosas afirmaciones.

Pero para los paganos de Esmirna era una advertencia. Amaban su


ciudad, a la que llamaban “la primera de Asia,” y todos y cada uno de
ellos se esforzaban por ser mejores que sus vecinos. El Cristo Resucitado
dijo: “Yo soy el Primero y el Último.” Aquí está la muerte del orgullo
humano. Al lado de la gloria de Cristo todos los títulos humanos son
hueros, y todas las pretensiones humanas ridículas. Cuando el empe-
rador romano Juliano, el Apóstata, fracasó en su intento de acabar con
el Cristianismo y restaurar los viejos dioses del paganismo, y cuando
llegó a la muerte en el intento, dijo: “El desplazar a Cristo del lugar
supremo no era para mí.”10

– el que estuvo muerto y vivió, dice esto – La victoria del Señor sobre la muerte
y su posición actual deberían inspirar confianza dentro de una iglesia que estaba
a punto de sufrir encarcelamiento y tribulación hasta la muerte.

Nuevamente escribe el Sr. Barclay

Su historia no tenía poco que ver con la belleza de Esmirna, porque era
una de las pocas ciudades del mundo planificadas a propósito. Se había
fundado como una colonia griega allá por el año 1,000 a C. Alrededor
40 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
del año 600 a C. le había sobrevenido una desgracia, porque los lidios
Anotaciones la habían asaltado por el Este y destruido. Quedó prácticamente con-
vertida en una serie de aldehuelas durante cuatrocientos años, hasta que
la reedificó Lisímaco como un conjunto bien planificado. Se construyó
con calles amplias y rectas. Estrabón habla de la belleza de sus calles,
la excelencia de su pavimentación y los grandes bloques rectangulares
de su construcción. La más famosa de sus calles era la Calle del Oro,
que empezaba en el templo de Zeus y acababa en el templo de Cibeles.
Daba la vuelta al pie de la colina del Pago; y, si los edificios que coro-
naban el Pago eran la corona de Esmirna, la calle del Oro era el collar
que rodeaba el cuello de la colina.

Aquí tenemos un hecho interesante y significativo que muestra el


cuidado y el conocimiento con que Juan establece sus cartas del Cristo
Resucitado. Al Cristo Resucitado se le llama «El Que murió y volvió a
la vida.» Ese era un eco de la experiencia de la misma Esmirna.11

Se desconoce el origen de la iglesia en esta ciudad; esta es la única mención de


la ciudad o iglesia en el Nuevo Testamento (1:11; 2:8).
Elogio de lo bueno:

vs. 9 – Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y


la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
-- Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)
-- Más tarde, cuando el culto al emperador se hizo obligatorio durante el reinado
de Domiciano (81-96 d.C.), se pidió a cada ciudadano que quemara una pizca de
incienso en el altar del santuario a la divinidad de César. Una vez hecho esto, se
le entregaba un certificado para garantizar que había cumplido con este deber.
Barclay afirma,

Una cosa está clara. La quema de esta pizca de incienso obviamente no


era una prueba de la ortodoxia religiosa del hombre; fue una prueba de
su lealtad política. De hecho, el gobierno romano fue extremadamente
tolerante. Una vez que un hombre había hecho su sacrificio y recibido
su certificado, podía adorar a cualquier dios o diosa que eligiera, siem-
pre que la adoración no entrara en conflicto con la decencia y el orden
públicos. Pero si se negaba a quemar una pizca de incienso, su negativa
lo tildaba automáticamente de ciudadano desleal y descontento. Con un
Imperio del tamaño del Imperio Romano, ningún gobierno podía permi-
tirse el lujo de tener ciudadanos descontentos que pudieran convertirse
en focos de disturbios. Por lo tanto, cualquier hombre que rehusara
quemar su pizca de incienso era convertido por su misma negativa en
un proscrito.12
Los cristianos que no comprometían su fe, ni siquiera de manera formal, eran
susceptibles de persecución. En medio de la riqueza, el orgullo y el paganismo, los
santos de Cristo en Esmirna permanecieron fieles. No llamarían “Señor” a ningún
hombre, un nombre que solo reservaron para Jesucristo. Por su postura intransigen-
te, se arriesgaron al castigo en cualquier momento. Aunque la persecución no fue
continua, la amenaza de ello siempre estuvo presente. Evidentemente, en Pérgamo,
Tiatira y otras ciudades muchos cristianos se debilitaron, pero la iglesia de Esmirna
se mantuvo como una a la que el Señor podía alabar.

Esmirna era un lugar para los héroes espirituales del Señor Jesucristo. ¿Trate
de imaginarse viviendo en una ciudad donde cada año se requería que todas las
personas juraran lealtad al deificado “Señor César”? Sería grande la tentación de
inclinarse ante las autoridades civiles manteniendo la reserva mental de que hay
un solo Señor espiritual, Jesucristo.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 41
A esta iglesia de Esmirna se la llamaba rica, aunque según los estándares hu-
manos se encontraban en la pobreza. Sufrieron pérdidas materiales porque no se Anotaciones
inclinarían ante un falso señor, pero eran ricos porque conocían su necesidad de
Dios. Según el verdadero estándar de riqueza, tenían una “corona de vida” como
herencia. Eran ricos en lo que más contaba, cosas que no perecían con la muerte
física (Juan 6:27; Lucas 12:15-21; Mateo 6:19-21; 16:26).
La pobreza de estos santos encomiables, contra quienes el Señor no criticó, pro-
venía sin duda de dos fuentes: (1) provenían de la clase más pobre, y (2) su lealtad a
Cristo los pondría en conflicto directo con el paganismo de esta ciudad pagana. Pero
su pobreza fue compensada por una riqueza mucho mayor que la plata y el oro; eran
ricos en fe y favor con Dios y en todas las bendiciones de gloria concomitantes que
pertenecen a la ciudadanía celestial. Su tesoro estaba en el cielo (Mateo 6:20), que
son las verdaderas riquezas de la vida (Lucas 16:11) que el mundo no puede tocar.

-- y la blasfemia de los que se dicen ser judíos -- Los judíos rechazaron a


Dios por su tolerancia al culto al César y calumniaron el nombre de Cristo, el
Hijo de Dios.
Barclay escribió que los judíos de Esmirna comprometieron su fe al estar dis-
puestos a quemar incienso a César. En secreto profesaban creer en un solo Dios,
pero apaciguarían hipócritamente a las autoridades civiles sometiéndose al requi-
sito. Esta acción era en sí misma una blasfemia, y aunque se llamaban a sí mismos
“judíos” (que servían a Dios), en realidad eran la sinagoga de Satanás. Como los
cristianos no harían lo que hicieron los judíos, constantemente se les tachaba de
traidores a Roma.

En cada oportunidad, los judíos que vivían en Esmirna hostigaban a los cristianos
incitando a las autoridades provinciales en su contra. La verdad pronunciada en
esta carta es que estos eran judíos en la carne solamente y no judíos verdaderos
espiritualmente. Por nacimiento y religión, eran judíos por fuera, pero no por
dentro. Los discípulos de Cristo son el verdadero “Israel de Dios” (Gálatas 6:16).
La membresía en la familia del pacto de Dios ya no es por un nacimiento carnal,
sino que aquellos que nacen de nuevo del agua y el espíritu son la familia espiritual
del pacto de Dios (Juan 3:3-5; Romanos 2:28-29; Filipenses 3:3).
-- sino sinagoga de Satanás -- La palabra “sinagoga” pertenecía a los judíos
y se usa en el Nuevo Testamento del lugar de reunión para la adoración (con una
excepción especial cuando Lucas habla de la desintegración de la sinagoga o asam-
blea, Hechos 13:43). En contraste, la palabra “iglesia” pertenecía a los cristianos.
Sólo una vez se usa “sinagoga” para los cristianos, y en ese caso se refiere a su
lugar de reunión y no a ellos como un cuerpo del pueblo de Dios (Santiago 2: 2).
La blasfemia, las injurias y las burlas hacia los cristianos por parte de los judíos
fue obra de Satanás a través de sus emisarios.

Estos judíos no se estaban reuniendo para servir a Dios; pero por su blasfemia
contra Dios, realmente adoraban a Satanás. En sentido figurado, se habían con-
vertido en el lugar de reunión para el servicio de Satanás. La tradición dice que
en Esmirna los judíos informaron con entusiasmo a los romanos dónde podían
encontrar cristianos para perseguirlos.

Los instigadores de la persecución fueron los judíos. Una y otra vez


vemos en Hechos que los judíos influían en las autoridades en contra
de los predicadores cristianos. Así sucedió en Antioquía (Hch. 13:50 );
Iconio (Hch. 14:2; 14:5 ); Listra (Hch. 14:19 ), y Tesalónica (Hch. 17:5 ).

La historia de lo que sucedió en Antioquía nos muestra cómo consi-


guieron los judíos a menudo influir en las autoridades para que tomaran
medidas contra los cristianos (Hch. 13:50 ). En los alrededores de la
sinagoga se reunían muchos “temerosos de Dios,” es decir, gentiles
que no estaban dispuestos a llegar a la decisión de hacerse prosélitos y
42 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
adoptar totalmente el judaísmo sometiéndose a la circuncisión, pero que
Anotaciones se sentían atraídos por la pureza de la ética judía en comparación con la
vida pagana. Especialmente las mujeres eran atraídas al judaísmo por
estas razones. A menudo se trataba de mujeres de la aristocracia, esposas
de magistrados y de gobernadores, y era a través de ellas cómo los judíos
llegaban a las autoridades y las inducían a perseguir a los cristianos.13

Fue en Esmirna donde Policarpo, un discípulo del apóstol Juan, fue ejecutado.

Barclay afirma que Policarpo, a la edad de 86 años, fue quemado en la hoguera


un día de reposo. Aunque el sábado era un día en el que se suponía que los judíos
no debían trabajar, los judíos de Esmirna se deleitaban en recoger los troncos para
el fuego. La declaración de Policarpo en ese momento se ha citado a menudo:
El procónsul le dio a escoger entre maldecir el nombre de Cristo y ofre-
cer sacrificio al César, o morir. «Ochenta y seis años Le he servido -le
contestó Policarpo-, y Él no me ha hecho nunca ningún mal. ¿Cómo voy
a blasfemar de mi Rey Que me salvó?» El procónsul le amenazó con la
hoguera, y Policarpo replicó: “Tú me amenazas con un fuego que arde
sólo un momento y se sofoca en seguida, porque no conoces el fuego que
les espera a los malvados en el juicio por venir y en el castigo eterno.
¿A qué esperas? ¡Venga, haz lo que quieras conmigo!» ... Así es que le
dejaron atado pero sin apretarle en las llamas, y Policarpo hizo su gran
oración: Señor Dios Todopoderoso, Padre de Tu amado y bendito Hijo
Jesucristo, por medio de Quien hemos recibido pleno conocimiento de
Ti, Dios de los ángeles y poderes, y de toda la creación, y de toda la
familia de los rectos que viven ante Ti, yo Te bendigo por concederme
este día y hora el poder participar, entre el número de los mártires, del
cáliz de Tu Cristo.14

Entonces Policarpo murió, y los judíos ayudaron en su muerte.

Queja: Ninguna.
Consejo, Advertencia y Exhortación:
vs. 10 – No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a
algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación
por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

-- No temas en nada lo que vas a padecer -- Se insta a los santos a que alivien
sus temores y no se retiren de la tribulación, la blasfemia de los judíos y la pobreza
que les sobreviene. Porque el que murió, ahora está vivo y puede dar la victoria
sobre todos los obstáculos, incluso la muerte. “Lo que vas a padecer” indica que
la iglesia estaba entrando en un largo período de persecución romana, que estaba
siendo introducido por Domiciano y se extendería hasta los días de Constantino
(313 D.C.). La tribulación sería severa, pero se amonesta a los cristianos de Es-
mirna a no temer lo que se les imponga. Como observó Lenski, es fácil escribir
sobre estos asuntos sentado en un agradable estudio, rodeado de comodidades
modernas y circunstancias favorables de la vida, pero otra cosa sería practicar esta
advertencia frente al sufrimiento y la amenaza de muerte.

-- He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel -- El verdadero


enemigo, el diablo, acusa a los hermanos (12:9-10), los zarandea como trigo (Lucas
22:31), oprime con el sufrimiento físico (Hechos 10:38), y como león rugiente
busca a quien devorar. (1 Pedro 5:8). Él es el archienemigo de Dios y del hombre,
pero está destinado en última instancia a ser arrojado al lago de fuego (20:10).
A través de ciertos judíos, meditaría sobre la población pagana para echar a los
santos en prisión. “Cárcel” aquí se entiende mejor como una palabra general para
arresto, juicio, multa, exilio o muerte, cualquiera que sea su suerte.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 43
-- Para que seáis probados -- El Señor sabía de sus problemas, pero no prometió
eliminarlos. Dijo que ayudaría a los santos a soportar y superar estas pruebas (2 Anotaciones
Cor. 12:7-10). A Esmirna se le dijo que debían soportar más sufrimiento.

No se refiere a un juicio legal, sino a la prueba de su fe al máximo o a la tenta-


ción de Satanás a pecar al negar al Señor bajo prueba. Aunque el uso general de la
palabra que se usa aquí (peirazo), prueba o prueba, se usa con mayor frecuencia
para tentar a pecar, hay excepciones importantes (Juan 6: 6; Hechos 16:7 [ensa-
yado]; 2 Cor. 13:5 ; Hebreos 11:17, 37; Apocalipsis 2:2; 3:10). La palabra que
generalmente se usa para “probar” o “probar” es peirasmos. Ambos se usan en
3:10. Los eruditos difieren sobre la forma en que se usa la palabra aquí. La idea de
probar la fe es preferible, porque cuando la fe es probada, el momento del diablo
para tentar a uno a negar al Señor está cerca.

-- y tendréis tribulación por diez días -- No es un período de tiempo literal ni


una referencia a diez grandes persecuciones por parte de los emperadores romanos.
Más bien, el Señor habla de un período completo y total, que puede ser largo o
corto, que llegaría a su fin.

El punto principal es que esta prueba llegaría a su fin; no sería permanente. En


el mundo libre moderno es difícil caminar en los zapatos de aquellos que reci-
bieron por primera vez esta carta de aliento porque pocos sufren ahora el tipo de
persecución que soportaron los primeros cristianos (Mat. 10:21-25).

-- Sé fiel hasta la muerte -- Es una exhortación a aferrarse a la fe y no negar


al Señor, hasta el punto de morir lejos la fe. El Señor no está diciendo “hasta que
mueras”, aunque esto es obligatorio; pero Él está diciendo que aceptes la muerte
en lugar de retractarte. Puede que los cristianos de hoy en día no sean llamados a
morir lejos de la fe, pero deben tener el espíritu de voluntad para morir.

Promesa de recompensa e invitación a oír:

-- y yo te daré la corona de la vida -- Si su fe era leal hasta el punto de la


muerte, el Señor prometió una corona eterna en honor de su triunfo sobre la tri-
bulación y la muerte.

Pablo lo llama “una corona incorruptible” (1 Cor. 9:15), “la corona de justicia”
(2 Tim. 4:6-8), Santiago, “la corona de la vida” (Santiago 1:12), y Pedro , “la
corona de gloria que no se desvanece” (1 Pedro 5: 4). La corona aquí prometida
por el Salvador resume e incluye todos estos. En el Nuevo Testamento se usan dos
palabras para corona; stephanos aparece en todas las referencias excepto en tres;
en estos diadema se usa del Dragón, la Bestia y Cristo (Ap. 12:3; 13:1; 19:12),
que simboliza el gobierno o la realeza sobre un reino en particular. La corona
(stephanos) fue usada por los vencedores atléticos y militares, por el populacho
durante las temporadas festivas y por la novia en ocasiones nupciales; fue así la
corona festiva o de la victoria. Los eruditos difieren en cuanto a si la corona en
este caso debe considerarse una diadema, una corona de la realeza o una corona
de la victoria. Trench y otros creen que es una corona real ofrecida por el Señor,
ya que reinamos con él. Otros creen que es la corona de la victoria. Un estudio de
la palabra tal como se usa en todo el Nuevo Testamento lleva a la conclusión de
que es la corona festiva de la victoria, dada al santo en honor de su triunfo sobre
la tribulación y la muerte.

La esperanza que tenemos de la herencia prometida por Dios a los fieles debe
producir en nosotros “gozo inefable” (1 Ped. 1:3-9).

vs. 11 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que
venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

Solo hay dos alternativas, la corona de la vida, la vida eterna, o la segunda muer-
44 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
te. Más tarde, Juan especifica la “muerte segunda” tres veces: sobre el vencedor
Anotaciones no tiene poder (20:6); se define como el lago de fuego (20:14) y el destino de los
malvados (21:8). Es el equivalente del fuego del Gehena, usado por el Señor para
describir el final más allá del juicio de todos los que viven en rebelión contra Él
y Su Padre. Compare con el versículo 7.

Todos los hombres experimentarán la “primera muerte” (es decir, física, Heb.
9:27). Pero aquellos que se aparten del Señor sufrirán separación eterna (es decir,
muerte espiritual) en un lugar descrito como “un lago de fuego” (Apocalipsis
20:14-15; 21:8). Esta es la segunda muerte. Aquellos que superen persecucio-
nes y pruebas, que no nieguen a Jesús como Señor y permanezcan fieles hasta la
muerte, no temerán ni la primera muerte ni la “segunda muerte”. De hecho, son
los “vencedores”.

Carta a la Iglesia en Pérgamo:


“Fiel en medio de la maldad” (2:12-17)
Saludo y autodesignación de Cristo:
vs. 12 – Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada
aguda de dos filos dice esto.

Pérgamo estaba en la ubicación más al norte de estas siete iglesias. El camino


a Pérgamo sigue la línea costera del Mar Egeo al norte de Esmirna a unas cua-
renta millas y luego gira tierra adentro en dirección noreste por otras diez millas.
Políticamente, la ciudad era importante ya que servía como capital oficial de Asia
Menor. Plinio, quien se desempeñó como gobernador de esa provincia, dijo que
Pérgamo era “la ciudad más ilustre de Asia”.

En 190 a. C., con la ayuda romana, los habitantes de Pérgamo expulsaron de la


ciudad a Antíoco III, rey de Siria; a su muerte, en 133 a. C., el rey Atalo III legó
Pérgamo y todo su reino a los romanos. Pérgamo se convirtió en la ciudad real de
Asia y fue la capital política de la provincia durante más de dos siglos. Hermosos
edificios estatales adornaban la acrópolis de Pérgamo, una ciudad que contaba con
una biblioteca de doscientos mil volúmenes, la más grande fuera de Alejandría
en Egipto. La ciudad dio su nombre al “pergamino” (pergamena), un material de
escritura hecho con pieles de varios animales y desarrollado por los pergaminenses
cuando ya no pudieron obtener papiros de Egipto.

Dice William Barclay en su comentario:


Es interesante advertir que la palabra pergamino se deriva de Pérgamo.
En el mundo antiguo se llamaba hé pergaméné jarta, la hoja pergamina,
nombre que tiene una historia interesante. Durante muchos siglos, los
antiguos rollos, los antepasados de los libros, se escribían en papiros,
hojas hechas de la médula de unos juncos grandes que crecían en las
orillas del Nilo. Se extraía la médula, se cortaba en tiras, se prensaba
y suavizaba, y así se obtenía un producto parecido al papel de estraza,
que era lo que se usaba universalmente para escribir. En el siglo III a C.,
un rey de Pérgamo llamado Eumenes estaba muy interesado en hacer la
biblioteca realmente extraordinaria. Con este fin persuadió a Aristófanes
de Bizancio, que era el bibliotecario de Alejandría, para que se viniera
a la de Pérgamo. Tolomeo de Egipto, furioso, metió rápidamente en la
cárcel a Aristófanes y sometió a embargo las exportaciones de papiros
a Pérgamo. Ante esa situación, los eruditos de Pérgamo inventaron el
pergamino o vitela, que se hace de piel de animales, especialmente de
oveja y cabra, suavizada y pulimentada. De hecho el pergamino es muy
superior al papiro para conservar la escritura y, aunque no inmediata-
mente, llegó por último a desplazar al papiro.15
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 45
Ya en el 29 a. C. c. un templo dedicado a Roma y Augusto fue erigido en la
ciudad como el primero y, hasta ahora, el único templo del culto imperial en toda Anotaciones
Asia. Fue seguido por un segundo templo a Trajano y un tercero a Severus. La
ciudad tenía la distinción de ser nombrada tres veces guardiana del templo de la
religión estatal, antes de que el honor fuera transferido a Éfeso. Además del culto
imperial, estaban las deidades patronas de la ciudad, Zeus y Atenea de origen y
carácter griego, y Dioniso y Esculapio (a veces escrito Asclapio), ambos de origen
asiático. Esculapio, honrado como el dios de la medicina y la curación, era ado-
rado bajo el emblema de una serpiente y tenía un gran templo en las afueras de la
ciudad dedicado a su honor. Una parte de las extensas ruinas que se muestran al
viajero hoy en día se conoce como “el hospital”.

Pérgamo estaba especialmente conectada con el culto de Asclepio -para


los latinos Esculapio-, hasta tal punto que se le conocía como “el dios
pergamino.” Cuando Galeno estaba mencionando invocaciones popu-
lares, dijo que la gente juraba corrientemente por Artemisa de Éfeso, o
por Apolo de Delfos, o por Asclepio de Pérgamo. Asclepio era el dios
de la sanidad, y sus templos eran la versión primitiva de los hospitales
en el mundo antiguo. La gente acudía en manadas a Pérgamo en busca
de alivio para sus males.16

La religión era de gran importancia en Pérgamo. Las siete ciudades mencionadas


en estas cartas eran completamente paganas, pero Pérgamo fue la peor. Se hizo
conocida como una ciudad de templos dedicados al culto sensual. Aquí se adoraba
a varias deidades protectoras: Zeus, Atenea y Dioniso. Especialmente aborrecible
para los cristianos era el templo construido en honor de Esculapio, el dios de la
curación, cuyo emblema era el de una serpiente, un símbolo para los cristianos
de la serpiente del Edén. Quizás lo más importante que afectó a la iglesia fue
que Pérgamo era el centro del culto imperial. En el 29 a. C. el primer templo fue
aprobado para ser construido en Asia en honor al divino Augusto y la diosa Roma.
El establecimiento de este templo y el desarrollo del culto imperial dieron lugar
a la imposición de la lealtad de la ciudad al “Señor César”. Dado que esta ciudad
era un centro legal para el distrito, la prueba de la lealtad política basada en el
culto al emperador fue fácilmente activada por todos los funcionarios provinciales
dispuestos a hacerlo.

El cristianismo en Pérgamo se enfrentó a tres tipos distintos de religión pagana:


la asiática popular, la griega culta y la romana oficial. El culto oficial romano o al
emperador era mucho más político que religioso, y en la época de Domiciano se
convirtió en una prueba de lealtad al estado.17

Sobre “la espada de dos filos”, véanse los comentarios en 1:16. La espada, re-
conocida por los romanos como símbolo de autoridad y juicio, pertenece a Cristo
y no a Roma.

Elogio de lo bueno:

vs. 13 – Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás;
pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas
mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.

– Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás – El


Señor dijo que Pérgamo es donde está el trono de Satanás. Satanás no tenía un
trono literal allí, sino que la frase significa que Pérgamo se había convertido en
la ciudadela de la actividad de Satanás. Dado que Satanás es espíritu y no carne y
hueso, se entiende que su trono es figurativo, lo que implica que la influencia de
Satanás controlaba a las personas que vivían allí. Quizás coincide con el hecho
de que el culto al emperador estaba imponiendo la persecución contra aquellos
que se negaban a inclinarse ante “el Señor César”. La causa de Satanás se celebró
con honor en Pérgamo, por lo que se había establecido como rey en su trono en
esta ciudad.
46 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
Así como Él conoce las obras de la iglesia en Éfeso y la tribulación de la iglesia
Anotaciones en Esmirna, el Señor conoce las condiciones opresivas bajo las cuales la iglesia
en Pérgamo tiene que vivir y los obstáculos que enfrenta. Él anima a todos a tener
buen ánimo, porque Él, no Roma, empuña la espada. El significado del “trono de
Satanás” y su ubicación en Pérgamo se comprende mejor si se considera que fue
la capital política de la provincia y la sede de las deidades paganas y el culto al
emperador. Todos estos elementos se combinaron para producir una atmósfera
satánica pesada y opresiva que merece el título que el Señor le otorga. No está
claro si la designación se derivó de que era la capital política y el centro del culto
al emperador, o del culto fanático de Esculapio, o del martirio de Antipas, o una
combinación de todos ellos. Probablemente una combinación de todos estos fue
la causa real, predominando el culto al emperador. En Esmirna, la persecución
provino principalmente de los judíos, pero aquí fue impulsada por una fuente
imperial y pagana.

Vivir en un lugar así sin duda irritaría el espíritu de los cristianos y provocaría
el deseo de huir de una ciudad así donde reina Satanás. Pero a los cristianos no se
les dijo que dejaran una situación o que se aislaran de este centro de influencia de
Satanás. El Señor los animó: “Quédense allí. ¡Permanezcan y peleen!” Todavía
podrían brillar como una luz en medio de la oscuridad. Todo el mundo tiene que
tomar una decisión. O comprometa la fe y se mezcla con el mal, o enfrenta el
ridículo de la mayoría como tonto, fanático y demasiado radical acerca de la fe.
Los que se mantienen firmes por el Señor saben aquello por lo que viven, y en
lo que tienen esperanza cuando mueren, por eso poseen un ancla de fuerza para
perseverar contra toda oposición. Los santos fieles de Pérgamo evidentemente
tenían la esperanza del cielo en su corazón.

– pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe – Es bien sabido que Do-


miciano insistió en que se le llamara dominus et deus, título que corresponde al
que se le da a Jesús en la confesión de Tomás, “Señor mío y Dios mío” (Juan 20:
28). Los cristianos de Pérgamo tuvieron que elegir a quién honrarían como señor.

“Pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe”, es un fuerte elogio para una
iglesia en medio de semejante entorno, porque la oposición parece rodear Su nom-
bre. Los cristianos habían estado dispuestos a sufrir por ello y se habían aferrado
al nombre del “Señor Cristo”, negándose a confesar “Señor César”, incluso ante la
amenaza de muerte. El nombre representa todo lo que Jesús es: su deidad, autoridad
y señorío sobre todo el universo de Dios. “Mi fe” sería la suma de la doctrina que
Él reveló “la fe una vez dada” (Judas 3; cf. Col. 1:22 y sig.). La iglesia no negó el
nombre o la fe de Jesús, “ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue
muerto entre vosotros, donde mora Satanás”.

Nada más se sabe de Antipas, este amado mártir del Señor, que lo que aquí se
dice. Había sido fiel a lo que había visto y oído acerca de Cristo Jesús y fiel al
nombre y a la fe. Es dudoso que él fuera el único que había sufrido la muerte por
la fe en este momento, porque “incluso en los días” mira hacia atrás a un período
anterior a los escritos de Juan. Probablemente sea el primero de una lista de már-
tires que sufrieron por el nombre.

El relato inspirado de Juan dice que fue condenado a muerte como mártir. Una
leyenda tardía dice que Antipas murió asado lentamente en un toro de bronce.
¡Imagínese cómo debió haber sufrido al ser asado lentamente hasta morir!16a

W.M. Ramsey comentó que Antipas no fue el único cristiano ejecutado en


Pérgamo, pero su nombre se conserva solo como el primero de una larga serie de
mártires. En 17:6, la ramera se describe como “ebria de la sangre de los santos”,
una descripción que coincide con los hechos. Que el nombre de Antipas sea re-
presentativo de una lista se parece mucho al estilo del Apocalipsis.

“Entre vosotros” sugiere que él era un miembro de la congregación allí,


Cartas a las Siete Iglesias de Asia 47
aunque es posible que viviera en otro lugar y fue llevado a Pérgamo para ser
juzgado, donde fue fácilmente aceptado por la iglesia de Pérgamo que lo apoyó. Anotaciones
Probablemente su muerte fue a manos de los magistrados, pero pudo haber sido
por un bribón sin ley, porque había oposición popular a los cristianos y odio por
el nombre. “Donde habita Satanás” sería la expresión más apropiada para el lugar
de una oposición tan fuerte.

Ramsey comparó además el sufrimiento que tuvo lugar en Esmirna y Pérga-


mo. En Esmirna, la persecución procedió principalmente de sus conciudadanos,
especialmente los judíos. Pero la persecución en Pérgamo fue promulgada por
perseguidores estatales. Los cristianos fueron juzgados en el tribunal provincial
local y se enfrentaron a la opción de ajustarse a la religión del Estado o recibir
una sentencia de muerte inmediata. Los prisioneros fueron llevados de casi todas
partes de Asia a Pérgamo para ser juzgados. Allí fueron juzgados y condenados
muchos mártires que no eran residentes de la ciudad.

Queja:
vs. 14 – Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen
la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de
Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.

– Pero tengo unas pocas cosas contra ti – Introduce lo que es condenado por el
Señor. “Pocas cosas” se opone a los grandes elogios. Sin duda, lo que está a punto
de presentar son una pequeña minoría de la iglesia; pero conociendo el peligro de
incluso un poco de levadura, esta condición no puede tolerarse.

– que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, – La iglesia de


Pérgamo tenía fallas que debían corregirse. Algunos se aferraron a la doctrina
de Balaam y de los Nicolaítas. Aunque Balaam aparece aquí como un nombre
simbólico, históricamente fue el profeta que Balac, el rey de Moab, contrató para
detener el progreso de Israel mientras viajaban hacia la tierra prometida (Núm.
22-24; 2 Ped. 2:15-16). Cada vez que abría la boca para maldecir a Israel, el Señor
hacía que pronunciara solo bendiciones. Fue Balaam quien le enseñó a Balac a
inducir a Israel a comer el sacrificio en reconocimiento a un ídolo (Núm. 25:2-4)
y a cometer fornicación (Núm. 25:1, 6; 31:16).

Las enseñanzas de Balaam se resumen en tres títulos:

1. Que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel. Le enseñó
a Balac a lanzar una piedra de tropiezo ante los hijos de Israel. “Tropiezo”, de
skandalon (σκάνδαλον, G4625), indica la parte de una trampa en la que se coloca
el cebo, que cuando se mueve hace que la trampa salte y atrape a la víctima.

Era originalmente el nombre de la parte de una trampa en la que se pone


el cebo; de ahí, el mismo lazo o trampa.18

Así, por su consejo, Balaam tendió una trampa ante los hijos de Israel, causando
la muerte de muchos. Estuvieran o no conscientes de ello, algunos en la iglesia
de Pérgamo estaban tendiendo una trampa que eventualmente atraparía a toda la
iglesia si no se corregía. El compromiso es siempre una trampa mortal para los
santos en Cristo.

2. Comer cosas sacrificadas a los ídolos – Fue Balaam quien le enseñó a Balac
a inducir a Israel a comer el sacrificio en reconocimiento a un ídolo (Núm. 25:2-4).
Implica no simplemente comer carne como lo discutió Pablo (1 Cor. 8-10), sino
la participación real en la adoración idólatra misma, haciendo de alguna excusa
comprometedora una práctica completamente insostenible.

3. Y cometer fornicación – Fue Balaam quien le enseñó a Balac a a cometer


48 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
fornicación (Núm. 25:1, 6; 31:16). Describe lo que a menudo era parte de la
Anotaciones ceremonia pagana. Aunque “fornicación” se refiere con frecuencia a la idolatría,
aquí probablemente se refiera al acto en sí.

– a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación – Eran


actos definitivamente asociados con la idolatría (Hechos 15:20, 29; 1 Cor. 10).
Estos falsos maestros animaron a los cristianos a asistir a las fiestas celebradas
en celebración de un ídolo y a abrazar a las prostitutas del templo para obtener la
aprobación de sus vecinos paganos.

Aquellos que siguieron las enseñanzas de Balaam y se comprometieron con


la idolatría ganarían el favor de la sociedad pagana demostrando a sus vecinos
paganos que no eran extremistas fanáticos. Seguir la doctrina en la práctica sería
un compromiso muy alto, obteniendo algún favor o recompensa del mundo, como
lo había hecho Balaam (2 Pedro 2:15; Judas 6). Pero hubiera sido fatal para la
iglesia que esto no hubiera sido reprendido ni corregido. No hay ningún punto en
el que la iglesia pueda tolerar el compromiso o hacer un guiño al pecado cuando
el nombre y la fe del Señor Jesús están involucrados.

vs. 15 – Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que
yo aborrezco.

Aunque algunos eruditos eminentes sostienen que Balaam y los Nicolaítas son
idénticos, la introducción de Juan de los Nicolaítas con “también” argumenta hasta
ahora dos grupos separados. Es posible que hayan tenido mucho en común, pero
parecen haber sido dos partidos distintos. Se sabe tan poco acerca de los nicolaítas
y su doctrina que es difícil concluir algo con certeza. La iglesia de Éfeso odiaba
las obras de los nicolaítas; la iglesia de Pérgamo había adoptado una posición
comprometedora con respecto a su enseñanza. Solo unos pocos en Pérgamo
aceptaron esta enseñanza, mientras que, si los seguidores de Jezabel eran de esta
secta, la iglesia en Tiatira fue muy influenciada por ella. Aceptar las enseñanzas
de Balaam o de los Nicolaítas sería tan inútil como intentar servir a Cristo y a la
Roma pagana al mismo tiempo.

El Señor elogió a Éfeso por oponerse a “la doctrina de los nicolaítas” (2:6), y aquí
nuevamente declara que aborrece esta doctrina. Lo que los nicolaítas enseñaron no
se identifica completamente en este texto, pero se ha hecho un fuerte argumento a
favor del gnosticismo. Esta herejía afirmaba que lo que hacía la carne era inmaterial
y no afectaba al espíritu. Obviamente, la doctrina de los nicolaítas fomentaba el
compromiso espiritual en pos de una mayor seguridad material. Cualquiera que se
sintiera intimidado por la persecución era animado a aceptar las demandas de la
religión imperial. Era una filosofía que enseñaba que podían mantener una reserva
mental de fe en Cristo sin ser tan fanáticos como para negarse a participar en el
culto imperial. Al igual que con el pensamiento de muchos predicadores de hoy
en día, evidentemente también se enseñó la idea del antinomianismo. Razonaron
que unas pocas concesiones, un pequeño compromiso por el estricto cumplimiento
de la ley de Dios, no pondrían en peligro su salvación.

El pueblo del Señor siempre ha tenido que distinguir las doctrinas enseñadas
por el diablo de la doctrina de Cristo. El Señor insiste en la obediencia sin alterar
su voluntad (Gálatas 1:6-8; Mateo 7:21-23). Al igual que con los efesios, debemos
tomar la decisión de “aborrecer” la falsa doctrina, porque no podemos servir a dos
amos (Mat. 6:24). No se puede vivir en una cultura saturada de sexo y autoindul-
gencia y mantener un espíritu de compromiso. Intentar que tanto Cristo como el
mundo vivan en la misma persona no es más posible que mezclar aceite y agua.

Consejo, Advertencia y Exhortación:


vs. 16 – Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra
ellos con la espada de mi boca.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 49
El mensaje es obvio: aunque confiesan a Cristo de palabra, lo estaban negando
por cómo vivían. El Señor les exhorta a que se arrepientan (2 Cor. 7:10). Tenga Anotaciones
la seguridad de que todo será juzgado y su palabra, como una espada, separará a
los fieles de los hipócritas (Juan 12:48; Heb. 4:12).

Jesús no puede tolerar el pecado de compromiso dentro de Su iglesia, de ahí


el mandamiento, “Arrepientete, o si no”. El mandamiento es para toda la iglesia.
Aquellos que se someten a las seductoras enseñanzas de Balaam deben arrepentirse
del pecado mismo, mientras que la iglesia debe arrepentirse de su actitud laxa hacia
el espíritu transigente y tomar una posición firme contra él. La iglesia no puede
permitirse el lujo de tolerar tal disposición como la manifiestan estos pocos. Una
disposición comprometida es una debilidad de la generación actual, y los frutos se
ven en todas partes. La alternativa no es agradable de anticipar. La pronta venida
del Señor será para hacer la guerra contra la iglesia ejecutando juicio contra los
hijos de Dios infieles y comprometedores. Tal venida se había introducido en 1:8,
y la espada en 1:16 y 2:12. Así como Balaam había sido asesinado por la espada
de aquellos a quienes buscaba maldecir (Núm. 31:8), éstos serían ejecutados por
Aquel a quien harían una maldición reduciendo Su enseñanza al estado de filosofía
o religión carnal. El juicio fue completo, ni los nicolaítas ni los balaamitas dejaron
atrás documentos o instituciones.

Promesa de recompensa e invitación a oír:

vs. 17 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

– El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias – Todo el mundo
tiene un oído, de hecho, dos. Pero no se refiere simplemente al oído físico. Aque-
llos que rehúsan escuchar cuando el Señor habla se autocondenan (Mat. 13:15).

En este pasaje son prometidas dos bendiciones:

– Al que venciere, daré a comer del maná escondido – (Ver Apéndice 2).

El derecho a comer del maná escondido – El “maná escondido” del Señor es


puesto en contraste a las cosas sacrificadas a los ídolos (vs.14). En este maná hay
una alusión inequívoca al maná dado a los hijos de Israel en el desierto, una vasija
de lo cual se guardó delante de Jehová como memorial para sus descendientes (Ex.
16:31,33; Heb. 9:4). Guardado ya sea dentro o delante del arca del pacto (cfr. Ex.
16:33, 1 Rey. 8:9; Heb. 9:4), estaba escondido de la vista.
No puede haber duda con respecto a la identidad de este maná, Jesús se des-
cribió a Sí mismo como siendo el maná escondido (Cristo en toda su plenitud, Jn.
6:33,35); el verdadero maná que desciende del cielo, y que comer de ese pan es
para vida (Jn. 6:32-33,35,40,48-51,53,58).
32
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan
del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan
de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo … 35 Jesús les
dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que
en mí cree, no tendrá sed jamás … 40 Y esta es la voluntad del que me ha
enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo
le resucitaré en el día postrero … 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres
comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende
del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que
descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y
el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo … 53
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo
del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros … 58 Este es el
50 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y
Anotaciones murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Está “escondido” como lo estuvo la enseñanza de Jesús a los doce con respecto
a Su muerte y resurrección (Luc. 18:34), y como estuvieron escondidas de los ojos
de los judíos las cosas que pertenecen a la paz (Luc. 19:42) pero que fueron vistas y
entendidas más tarde por todos los que tuvieron ojos para ver. De igual manera los
tesoros de la sabiduría están escondidos en Jesús (Col. 2:3), pero revelados en la
verdad y para ser encontrados por aquellos que los busquen. También, nuestra vida
está “escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3), que será dada a conocer plenamente
cuando El sea manifestado (1 Jn. 3:2). “Escondido” del mundo pero manifestado
a los creyentes aún aquí mismo en la tierra, y especialmente en la venida.

Aún así, el santo que venza y coma del verdadero pan, el maná escondido de
los comprometidos con el mundo (cfr. Ap. 2:14), aquellos triunfadores que vencen
la tentación de participar en las fiestas paganas y de comer los alimentos sacrifi-
cados a los ídolos, recibirán su alimento del mismo Señor. La gracia de Cristo y
todos los gloriosos frutos de ella serán su alimento invisible, espiritual y oculto,
ha gustado del don celestial, de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero (Heb. 6:4-5). Reciben el pan que viene del cielo (Jn. 6:51). De esta
manera tiene un aperitivo de la plenitud de la vida eterna que será suya a medida
que coma del árbol de la vida en el huerto de Dios (Ap. 22:2).

Vemos de esta manera que los vencedores o creyentes tienen el privilegio de


comer de este maná. Los no vencedores o incrédulos no tienen este privilegio y
no pueden ser participantes.

Así como divinamente fue proporcionado lo necesario para remediar las nece-
sidades que Israel padecía en el desierto, así también el Señor proporcionará lo
necesario para satisfacer las necesidades de quienes tienen fe en él. El Señor les
dará del maná escondido; del alimento espiritual que el mundo no puede entender.
Figurativamente esta frase significa como Dios suplirá toda necesidad espiritual.

En cuanto a la segunda promesa dice el Señor,

– y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita escrito un nombre nuevo


– ¿Qué simboliza esta declaración? Pérgamo explotaba las canteras de piedra
blanca y usaba ésta como producto comercial. Además se acostumbraba a usar un
pedacito de esta clase de piedra con un nombre grabado, con diferentes propósitos
o significados, y tal vez el Señor hizo referencia a uno de los cuatro siguientes:19

1. La piedrecita blanca se le daba al hombre que por alguna causa había sido
sometido a un proceso judicial y absuelto justamente. Este hombre podría
haber llevado consigo dicha piedrecita como prueba de que ya estaba ex-
cento del cargo de haber cometido el delito que se le imputaba.20

2. La piedrecita blanca se le daba al hombre que había sido liberado de la


esclavitud y declarado ciudadano de la provincia donde vivía. Este hombre
llevaba consigo la piedrecita como una prueba de su ciudadanía.21

3. La piedrecita blanca se le daba al triunfador en un evento deportivo o en


cualquiera competencia, como prueba de que había triunfado sobre sus
opositores.22

4. La piedrecita se le daba al guerrero que, victorioso, regresaba de la batalla


después de derrotar a su enemigo.23

Es evidente que en el pasaje que estamos estudiando se hace la aplicación de


uno cualquiera o de todos estos cuatro usos de la piedrecita blanca. La promesa
pudo haberse referido a uno de esos usos, y también pudo haber sido alguna otra
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 51
cosa que entendían los cristianos que vivían en Pérgamo. La promesa era sagrada
para los cristianos, y tenía por finalidad hacer que ellos aumentarán sus esfuerzos Anotaciones
por ser fieles.24

“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”

En griego hay dos palabras para nuevo. Está néos, que quiere decir
nuevo en cuanto al tiempo. Una cosa puede ser néos, y sin embargo
ser igual que otras muchas. Por otra parte está kainós, que es nuevo no
sólo en cuanto al tiempo sino también en cuanto a la cualidad; no se
conocía nada igual antes. Así nos encontramos en Apocalipsis la nueva
Jerusalén (3:12); el cántico nuevo (5:9); los nuevos cielos y la nueva
Tierra (21:1); y Dios hace todas las cosas nuevas (21:5). Con esto en
mente se sugieren dos nuevas líneas de pensamiento.25

“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”

En cuanto al nombre nuevo, una de las características del Antiguo


Testamento es que se les daba a las personas un nombre nuevo para
marcar una nueva condición. Así Abram se convierte en Abraham cuando
se le hace la gran promesa de que va a ser el padre de muchas naciones,
y cuando adquiere, por así decirlo, una nueva posición en el plan de
Dios para la humanidad Gen. 17:5 ). De la misma manera, después de la
lucha en Peniel, Jacob se convierte en Israel, que quiere decir Príncipe
de Dios, porque había prevalecido frente a Dios (Gen. 32:28 ). Isaías oyó
a Dios prometerle a la nación de Israel: «Entonces verán las naciones
tu justicia y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo
que la boca del Señor te pondrá» (Isa. 62:2 ).

Esta costumbre de poner un nombre nuevo para definir una nueva


identidad también se conocía en el mundo pagano. El nombre del primero
de los emperadores Romanos fue Octavio; pero cuando pasó a ser em-
perador se le dio el nombre de Augusto para mostrar su nueva dignidad.

Había un curioso paralelo en la vida campesina de Palestina. Cuando


una persona estaba muy enferma y en peligro de muerte, se le ponía el
nombre de alguien que hubiera vivido una larga y santa vida, como si
eso le comunicara una nueva personalidad sobre la que la enfermedad
no tuviera poder.

Sobre esta base de interpretación, Cristo promete una nueva identidad


a los que le son fieles.
Esto es atractivo. Sugiere que la piedrecita blanca quiere decir que
Jesucristo le da a la persona que le es leal un nuevo ser, y que el nuevo
nombre quiere decir una nueva posición de gloria en la que entrará el que
haya sido fiel a Cristo cuando termine esta vida y empiece la por venir.26

– el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe – Solamente el Señor y el


individuo que lo recibe lo conoce, sabe de su verdadero estado delante de Dios.
Usted puede tener el honor de asociarse con numerosas personas en la tierra que
afirman ser y se llaman a sí mismos Cristianos, pero solamente Dios y el individuo
saben con certeza si es acepto delante de Dios. El Señor conoce los que son suyos
(2 Tim. 2:19), y usted puede saber si es de El (1 Jn. 2:3-5, 9; 5:12-13; 18-20).
Este conocimiento no viene a través de sentimientos, experiencias, testimonios,
opiniones o aún a través del testimonio de cualquier otro individuo. Viene a través
de la aseveración de la Palabra de Dios. “3 Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no
guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Jn. 2:3-4).
52 Cartas a las Siete Iglesias de Asia

Anotaciones Carta a la Iglesia en Tiatira:


“Comprometida con el Mal” (2:18-29)
Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 18 – Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene


ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:

Esta es la más larga de las siete cartas, pero como comenta Hemer, está escrita
a la menos conocida, menos importante y menos notable de las siete ciudades
nombradas. Tiatira, ubicada a unos sesenta kilómetros al sureste de Pérgamo, se
estableció originalmente como un puesto de avanzada militar. Los estudiantes
de la Biblia están familiarizados con su nombre debido a la conversión de Lidia,
“vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira” (Hechos 16:11-15). No sabemos
nada sobre el comienzo de la iglesia allí, si Lidia regresó y ayudó a enseñar a otros,
o si Pablo ayudó a proclamar el evangelio mientras vivía en Éfeso (Hechos 19:10).

Muchos comentaristas han visto la relevancia de los gremios comerciales locales


como un trasfondo para ayudar a comprender esta carta. En Tiatira, el sustento de
un cristiano se vio afectado por los problemas relacionados con la membresía del
gremio. Se celebraban fiestas patrocinadas por los gremios, en las que se servía
carne consagrada a un ídolo y donde eran habituales los ritos inmorales de fertili-
dad. Es posible que los cristianos de Tiatira hayan sido presionados para adaptarse
a su entorno. Aquí, como en Éfeso y Pérgamo, la mayor tentación del cristiano
fue el incentivo a ajustarse al paganismo en lugar del judaísmo. El poder ejercido
por estos gremios comerciales era de temer porque era a través de ellos que los
ciudadanos de Tiatira ganaban su sustento diario.

Entonces, ¿cuál era el problema de Tiatira? Sabemos menos acerca de


Tiatira que acerca de ninguna otra de las siete ciudades, y por tanto
tenemos serias dificultades para reconstruir la situación. Lo único que
sabemos es que era un gran centro comercial, especialmente de la
industria del tinte, y del comercio de artículos de lana. Era de Tiatira
de donde procedía Lidia, la vendedora de púrpura (Hch. 16:14 ). Por
las inscripciones que se han descubierto sabemos que tenía un montón
de gremios comerciales. Estos eran asociaciones de ayuda mutua y de
diversiones para los que se dedicaban a ciertos negocios. Había gremios
de trabajadores de la lana, la piel, el lino y el bronce, fabricantes de
ropa exterior, tintoreros, alfareros, panaderos y traficantes de esclavos.

Aquí nos parece que estaba el problema de la iglesia de Tiatira. El negarse


a formar parte de uno de esos gremios sería comparable a mantenerse
fuera de los sindicatos de nuestros días. Querría decir renunciar a todas
las perspectivas de existencia comercial. ¿Por qué se había de negar
un cristiano a formar parte de uno de esos gremios? En todos ellos
se celebraban comidas de socios. Estas se celebrarían muchas veces
en un templo; y aunque no fuera así, de todas maneras empezarían y
terminarían con un sacrificio a los dioses, y la carne que se comiera se
habría ofrecido antes a los ídolos. Además, sucedía a menudo que estas
comidas gremiales se convertían en borracheras y orgías. ¿Le estaba
permitido a un cristiano participar de tales reuniones?27

– El Hijo de Dios – El título “Hijo de Dios” aparece sólo aquí en Apocalipsis;


de manera similar, sin embargo, el vencedor se relaciona con Dios como Su hijo
(21:7). Este título es un resumen de la descripción total de Jesús en el capítulo
uno, al cual puede haber una referencia en 1:6. Los otros dos aspectos de Su au-
todesignación son del 1:14 y sig. (ver comentarios sobre este pasaje).

– El que tiene ojos como llama de fuego – Penetrando y ardiendo profundamen-


te en el corazón y alma de cada congregación y miembro de la misma, discerniendo
los pensamientos e intenciones de cada uno. Estos ojos pueden destellar con el
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 53
fuego de la ira e indignación justa como en los días de Su carne (Mr. 3:5); pero
también pueden brillar con amor (Mr. 10:21), piedad, y compasión (Luc. 22:61). Anotaciones
Los ojos de fuego también pueden expresar la energía de Dios fiera e incansable.

Los ojos llameantes tienen que representar dos cosas: la ira ardiente contra
el pecado, y la terrible penetración de esa mirada que despoja de los disfraces y
penetra hasta lo más íntimo de la persona.

– Y pies semejantes al bronce bruñido – La palabra chalkolibano que se


encuentra solo aquí y en 1:15, sin duda fue comprendida y utilizada por los
caldereros de la ciudad, aunque su significado exacto ya no está claro. Los ojos
del Hijo de Dios destellan de indignación al penetrar con penetrante perspicacia
en la corrupción de la falsa enseñanza de la profetisa; Sus pies están listos para
pisotear y reducir a cenizas a todos los que ceden a sus seducciones. Un mensaje
que empieza así no es precisamente un tranquilizante.

Elogio de lo bueno:

vs. 19 – Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus
obras postreras son más que las primeras.

Jesús conoce la fidelidad de la iglesia en las obras. Este es un elogio sobresa-


liente, porque el amor es la esencia del cristianismo (Mateo 22:37-40). Amar a
Dios significa que uno guarda sus mandamientos (1 Juan 5: 3; Juan 14:15; 15:14).
Amar a nuestros hermanos también implica servicio (1 Juan 3:17-18; 4:20-21),
una disposición humilde para ministrar como una efusión de amor y fe (Gálatas 5:
6; Juan 13:4-17). La fe une al hombre con su Hacedor y se perfecciona mediante
la obediencia (Rom. 10:17; Sant. 2:14-24). La paciencia (perseverancia, LBLA)
describió sus esfuerzos constantes y firmes en seguir al Señor, incluso en medio
de pruebas y desilusiones (Rom. 5: 3-5; Sant. 1:2-4; Heb. 10:35-39 ). Además,
estaban aumentando en estatura espiritual. No se habían limitado a resistir.

– Y que tus obras postreras son más que las primeras – Habían progresado
porque el Señor describió sus últimas obras como más que las primeras.

Éfeso había dejado que su primer amor se desvaneciera y que languideciera,


mientras que Tiatira había mantenido su amor encendido. Esta llama de amor
continuamente encendida y fe duradera había llevado al aumento de las obras.
Incluso hoy, tal amor y fe mantendrán a la iglesia activa en sus obras para el Señor.

Queja:
vs. 20 – Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,
que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas
sacrificadas a los ídolos.

Después de leer el versículo anterior, uno pensaría que la iglesia de Tiatira era
sobresaliente, que seguramente no tendría fallas. Pero ese no era el caso. La iglesia
de Tiatira tuvo problemas porque toleraba a esa mujer Jezabel. El nombre Jezabel
recuerda a la esposa del rey Acab, quien lo incitó a la iniquidad (1 Reyes 21:25).

Qué decepción, que fuera necesario estropear un elogio tan excelente con una
dura palabra de condena. La primera pregunta que enfrentamos es: ¿Era la “mujer
Jezabel” un individuo o un nombre dado por el Señor a un segmento de la iglesia
que tendía a desviar a todo el cuerpo tras la idolatría, como lo hizo la Jezabel
de la antigüedad? Una segunda pregunta es: ¿Se identificó su enseñanza con los
Nicolaítas o Balaam, o fue un tercer tipo de error que se infiltró en las iglesias?
En respuesta a la primera pregunta, aunque cualquiera de las dos es posible, es
más probable que hubiera en la iglesia de Tiatira una mujer de gran capacidad de
liderazgo por quien la gente estaba siendo influenciada en gran medida. El proto-
54 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
tipo que le dio nombre fue la hija de Etbaal, rey de los sidonios, quien llevó a su
Anotaciones esposo Acab a servir a Baal (1 Reyes 16:31). Ella cortó a los profetas de Jehová
(1 Reyes 18:4) y alentó la idolatría al alimentar a los profetas de Baal y Asera (1
Reyes 18:19). Sus pecados fueron resumidos como “las fornicaciones y hechice-
rías” de Jezabel (2 Reyes 9:22).

En el contexto actual, este nombre se usa en sentido figurado como el de “Ba-


laam” para describir a aquellos que solo pensaban en sus deseos codiciosos y egoís-
tas. Presumiblemente, una mujer influyente designada como Jezabel enseñaba que
un cristiano podía unirse a un gremio y participar en sus fiestas sin comprometer
su fe. Según su pensamiento, fue iniciado en una “sabiduría superior”. Aunque
sabía que el ídolo no era nada, Jezabel razonó que el cristiano no podía ser conta-
minado por algo que no existía. Por eso enseñó y sedujo a los cristianos a cometer
fornicación y comer cosas sacrificadas a los ídolos. Esta doctrina era similar a la
descrita como la doctrina de Balaam (véanse las notas en 2:14). La participación
de los cristianos en estos asuntos también se analiza en 1 Corintios 6, 8 y 10.

Evidentemente, comer carne sacrificada a los ídolos era un gran problema social
para los cristianos de esa época. Si uno fuera miembro de un gremio comercial,
se lo alentaría especialmente a participar o, de lo contrario, se lo discriminaría.
Negarse a participar en estas fiestas a menudo significaba que un hombre perdería
su trabajo, su oficio y se convertiría en un paria. Por lo tanto, además de la ame-
naza de muerte si no cumplían con el culto al emperador impuesto por el Estado,
enfrentaron la tentación de sus pares de disfrutar de los placeres del mundo o de
lo contrario perderían sus ingresos y posición social.

Una diferencia entre Pérgamo y Tiatira parece ser que Tiatira toleraba a Jezabel.
Le dieron una aprobación tácita a ella y a sus actos. En Pérgamo se dijo simple-
mente que había algunos que “retenían” esta doctrina; quizás el resto reprendió su
error. Pero en Tiatira no hay indicio de que alguien pudiera oponerse. Una iglesia
fiel ejercerá disciplina. No reprender a las personas que defienden la falsa doctri-
na o que viven en relaciones impías es lo mismo que “tolerarlas”. La paz nunca
debe buscarse a expensas de la verdad. Una iglesia que alberga la impiedad tiene
una mente secular y un barniz espiritual que compromete la Fe. Los que “aman”
también “se apartarán” de cualquier hermano que ande desordenadamente, para
que sea llevado al arrepentimiento (2 Tes. 3:6; 1 Cor. 5).

vs. 21 – Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse


de su fornicación.

– Y le he dado tiempo para que se arrepienta – El Señor nos da tiempo para


arrepentirnos (2 Ped. 3:9). Es triste cuando una iglesia basa su doctrina en lo que
piensa la mayoría. Cuando las denominaciones se reúnen en sínodos y convenciones
para votar sobre sus doctrinas, se han vuelto como los Nicolaítas que aparente-
mente dejaron que la influencia mundana estableciera el estándar (Fil. 2:15-16; 2
Cor. 6:14-18). Los miembros mundanos entre las iglesias necesitan la presencia
constante de otros que “regarduyen, rependen, exhortan” (2 Tim. 4:2).

El tiempo dado para arrepentirse, que debe reconocerse como una oportunidad
para la salvación, se toma con demasiada frecuencia como indiferencia de parte
de Dios. “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón
de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. ” (Eclesias-
tés 8:11). Rechazar la oferta de gracia de Dios y el llamado al arrepentimiento es
menospreciar “benignidad, paciencia y longanimidad” destinadas a llevar a uno
al arrepentimiento (Rom. 2:4).

– Pero no quiere arrepentirse – no quería cambiar. El arrepentimiento, un


cambio de mentalidad, está sujeto a la voluntad del individuo. Esta Jezabel no fue
la última en seguir tal patrón.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 55
Consejo, Advertencia y Exhortación:
Anotaciones
vs. 22 – He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella
adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

Todos cosechan lo que siembran (Gálatas 6:7-8). Aquellos que fornican con ella
también se unirán a ella para sufrir el castigo. Su lecho de placer se convertirá en
su lecho de dolor. Quienes “adulteran” con ella es una referencia a la infidelidad
espiritual. Se habla de la idolatría como prostitución y adulterio (Ezequiel 23;
Jeremías 9:2-3). Unirse a las prácticas pecaminosas del mundo es una violación
del vínculo espiritual entre Dios y sus fieles adoradores.

Sin embargo, todavía hay oportunidad de escapar: el arrojar en la cama de la


tribulación es condicional, “si no se arrepienten de las obras de ella”. Las obras
tenían su origen en la enseñanza de Jezabel, pero la iglesia había compartido la
enseñanza o no se había opuesto a ella; en cualquier caso, a menos que se arre-
pintieran, compartirían el juicio inevitable.

vs. 23 – Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el
que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

Su descendencia espiritual, los que habían sido engendrados por ella, sucum-
biendo a su influencia y practicando plenamente lo que ella enseñó, perecerían de
alguna manera señalada por el Señor. Estos “hijos” serían distintos de aquellos
que habían sido influenciados pero que no se habían rendido por completo a sus
artimañas; estos otros podrían arrepentirse. Ahora tenemos (1) Jezabel, la fuente
del problema, (2) sus hijos que habían sido completamente sometidos a su ense-
ñanza y (3) sus víctimas que habían sido influenciadas, pero que aún podían ser
redimidas. Estos últimos serían arrojados en la cama de la tribulación, pero no
serían “heridos de muerte” como ella y sus hijos.

El Señor busca más que las acciones externas. Ve los motivos de la mente y el
corazón. Él sabe cuando nuestro pecado se comete por debilidad de la carne o es
un acto de rebelión contra su voluntad. Él conoce el grado de nuestra responsabi-
lidad en función de nuestras oportunidades y habilidades. Él sabe cuando nuestras
excusas son débiles. Él sabe si nos comparamos por lo que otros hacen o por el
estándar de su palabra. Su juicio es justo y seguro (2 Cor. 5:10; Rom. 2:6; 14: 10-12).

A través de la experiencia de esta iglesia, todo cristiano debe darse cuenta de


las consecuencias de tal comportamiento comprometido. La lección está lejos de
todos los tiempos. El pecado no puede ser perdonado ni tolerado el compromiso
sin las terribles consecuencias de tal disposición. Porque Jesús, que tiene ojos
como llama de fuego, busca debajo de la superficie y ve cada disposición secreta.

vs. 24 – Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen
esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás,
yo os digo: No os impondré otra carga.

Las profundidades de Satanás, como las llamaban los herejes, parece referirse
a los pecados que se animaba a los cristianos a experimentar. Estos herejes des-
preciaban a los santos que se abstuvieron de fornicar y comer en las fiestas de los
ídolos, con el razonamiento de que la experiencia de darse el gusto era una señal
de fortaleza espiritual. Esta filosofía contaminada es defendida hoy por quienes
piensan que para conocer el mundo hay que sumergirse en el mundo. El Señor
conocía la carga sobre ellos de aferrarse a una vida recta, especialmente cuando
otros que profesaban ser cristianos alentaban la impiedad.

¿Llama el Señor su enseñanza “las profundidades de Satanás”, o la secta misma


habla de estas cosas como tales? El Señor reconoce su enseñanza por lo que es: de
Satanás. Él había llamado a ciertos judíos “sinagoga de Satanás” (2:9), la adoración
56 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
al emperador como el trono de Satanás (2:13), y ahora acusa a las enseñanzas de
Anotaciones Jezabel y sus seguidores de ser “las profundidades de Satanás”. Es probable, aunque
no definitivo, que se tratara de una secta de los gnósticos, porque “profundidad”
y “profundo” eran las palabras favoritas de ellos. Aparentemente, la secta enseñó
que para conocer y encontrar la doctrina y la vida satánica, uno debe saber por
experiencia lo que son, porque la experiencia no afectaría el espíritu sino solo la
carne. Pedro había advertido de antemano contra tales maestros y su enseñanza
cuando dijo: “Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscen-
cias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que
viven en error” (2 Pedro 2:18; cf.también Judas 16). Sin embargo, nadie tiene que
asesinar para saber qué es, o cometer fornicación para entenderlo.

– No os impondré otra carga – que de carácter moral y guardando la fe. Esta


frase recuerda a la carta apostólica redactada en Jerusalén y enviada a las iglesias
en las que parecía bueno “no imponerles [a los cristianos gentiles] una carga ma-
yor que estas cosas necesarias”, abstenerse de las prácticas paganas de idolatría
e inmoralidad. (Hechos 15:28-29). El Señor nunca impone a nadie una exigencia
espiritual mayor que la que está a su alcance.

vs. 25 – Pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

Ellos ya tenían la verdad del evangelio y, por lo tanto, sabían cómo mantenerse
firmes contra Jezabel.

– hasta que yo venga – Esta referencia a su venida es probablemente su juicio


sobre Jezabel y sus seguidores, en lugar de la segunda venida de Cristo y el fin
del mundo.

El Señor no se refiere a Su venida final, pero como en las otras cinco cartas, Él
habla de una venida para ayudar a la iglesia o para juzgarla (véase 2:5, 16; 3:3,
11, 20).

Promesa de recompensa e invitación a oír:

vs. 26 – Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad
sobre las naciones.

– Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin – El Señor se está diri-
giendo a aquellos que superan la amenaza de Jezabel y guardan Sus obras haciendo
lo que Él ha mandado.

Mediante su sangre, los hombres son perdonados de sus pecados y reinan en


su reino sobre la tierra (Ap. 5:9-10; Rom. 5:17). Tienen poder sobre las naciones
por el hecho de que las naciones no pueden controlar sus propios destinos. Las
naciones malvadas pueden matar el cuerpo de un santo, pero no pueden matar su
alma (Mat. 10:28).

– yo le daré autoridad sobre las naciones – Esta declaración, continúa en el


v. 27, se basa en Salm 2:8-9. Esta recompensa también busca la victoria final de
Cristo con sus santos sobre todos los enemigos de la verdad. Los hombres malos
son los que sufrirán la “muerte segunda” (Apocalipsis 20:14-15; 21:8). Los que
“reinan” son los que obtienen la victoria, levantándose para vivir para siempre
con el Señor.

vs. 27 – Y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero;
como yo también la he recibido de mi Padre.

Este versículo está claramente asociado con el Salmo 2, donde el Padre levantó
al Hijo para que se sentara en el trono por nombramiento divino (vv. 6-7). Al Hijo
le fueron dadas las naciones (gentiles) como herencia sobre la cual gobernaría con
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 57
vara de hierro, aplastándolos y destruyéndolos a su discreción (vv. 8-9; ver también
Sal. 110:5-6; Isa. 11:4; Miqueas 5:15; Apocalipsis 1:5; 12:5; 19:15). Ahora, para Anotaciones
el que vence y guarda sus obras, el Señor comparte ese gobierno consigo mismo.
Esto es evidente por garantías tales como “ellos [los comprados de la tierra con
su sangre] reinan sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10); y, “los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia, reinan en vida por medio de uno,
Jesucristo” (Rom. 5:17). Tanto Cristo como los cristianos se sientan y reinan, y lo
harán hasta que el último enemigo, la muerte, sea destruido. Cristo ahora se sienta
a la diestra de Dios donde se sentará hasta que sus enemigos sean puestos debajo
de sus pies (Heb. 1:3, 13). El último enemigo en ser abolido es la muerte (1 Cor.
15:25-26). Por lo tanto, su sentarse y reinar son coextensivos: como está sentado
ahora, reina ahora. El asentamiento y el reinado de los cristianos es paralelo al
de Cristo. Han sido levantados y hechos para sentarse con Cristo (Efesios 2:6), y
reinan con Él en vida sobre la tierra (Rom. 5:17; Ap. 5:9-10). Por lo tanto, su sede
y su reinado son igualmente coextensivos. El reinado no es un “reinado milenial”
del futuro, sino un reinado ahora cuando el vencedor participa del poder de Cristo
que recibió del Padre (Mateo 28:18; Efesios 1:20-23), y por ese poder el mal de
las naciones (gentiles) es aplastado por la verdad. Es una regla espiritual a través
del triunfo del Evangelio y la causa de Cristo sobre todas las fuerzas.

Habiendo recibido su autoridad del Padre, Cristo vencerá absoluta e invencible-


mente a los impíos como quien gobierna con fuerza. Las naciones de los hombres
que resistan la voluntad del Señor serán hechas pedazos como una vasija de barro
que se hace añicos cuando el alfarero la golpea con su vara.

vs. 28 – Y le daré la estrella de la mañana.

Por el contrario, Cristo pastoreará a los que sirvan fielmente en su reino. Así
como la estrella del amanecer señala el comienzo de la luz al amanecer de un
nuevo día, a los santos fieles se les promete la mañana de la victoria a través de
Cristo cuando termine la noche oscura de la persecución y la tentación (22:16).

Jesús se identifica a Sí mismo como “la estrella resplandeciente de la mañana”


(Apocalipsis 22:16), y seguramente es Él quien cumplió la profecía mencionada
anteriormente. En estas promesas, el vencedor gobierna con Él sobre los paganos,
compartiendo con Su realeza y disfrutando de la seguridad del amanecer y de un
nuevo día, porque la noche pasará.

vs. 29 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Jesús dio esta exhortación repetidamente mientras estuvo en la tierra (Mat.


11:15; 13:9, 43).
________________________
Anotaciones al Pie

1. Henry Barcley Swete, The Apocalypse of St. John. Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans,
1908.
2. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1115.
3. Emil G. Kraeling, Bible Atlas. New Yokr: Rand McNaley y Co., 1965, p. 447.
4. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1115.
5. Colin J. Hemer, The Letters to the Seven Churches of Asia in Their Local Setting.
Sheffield, England: Sheffield Academic Press, 1986.
6. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, ‘conmover’, pág. 301.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 152.
8. William Barclay, Ibid, p. 1117.
9. William Barclay, Ibid, p. 1118.
10. William Barclay, Ibid, p. 1120
11. William Barclay, Ibid, p. 1118.
12. William Barclay, Lettters to the Seven Churches of Asia, London: SCM Press LTD.,
1957, p. 33-34.
58 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
13. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1119.
Anotaciones 14. William Barclay, Ibid, 1119.
15. William Barclay, Ibid, p. 1121.
16. William Barclay, Ibid, p. 1121.
16a. El toro de Falaris es un instrumento de tortura cuyo nombre se atribuye a Falaris,
tirano de Acragas, Sicilia, que murió en el año 554 a. C. Los ajusticiados se introducían en
el interior de una estatua de bronce hueca con forma de toro. La estatua se colocaba encima
de una hoguera, con lo que la temperatura del interior aumentaba como en un horno. Los
alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura
mugía. La leyenda cuenta que su diseñador, Perilo, murió al ser introducido en su propia
creación por los subordinados de Falaris cuando le presentó el instrumento.
17. James Hastings, Dictionary of the New Testament, 4 vols. Grand Rapids: Baker Book
House (reprint), 1973, IV. p. 167.
18. W.E. Vine, Ibid, vol. 4, p. 191.
19. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
20. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
21. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
22. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
23. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
24. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
25. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
26. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
27. William Barclay, Ibid, 17 tomos en 1, p. 1124.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 59

CAPITULO 3 Anotaciones

Carta a la Iglesia en Sardis


“La Iglesia de los Muertos Vivientes” (3:1-6)

Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus
de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre
de que vives, y estás muerto.

– Escribe al ángel de la iglesia en Sardis – Si uno estuviera recorriendo cada


una de estas siete ciudades, comenzando con Éfeso y viajando en el sentido de
las agujas del reloj a través de Asia, dejaría Tiatira y viajaría al sureste unos 48
kilometros (30 millas) hasta Sardis. En ese lugar se unen cinco carreteras impor-
tantes, lo que lo convierte en uno de los grandes centros comerciales del mundo.
Ramsey comentó que

“Sardis fue una de las grandes ciudades de la historia primitiva: desde


el punto de vista griego fue durante mucho tiempo la más grande de
todas las ciudades”.1

Sardis es mejor recordada como el lugar de nacimiento del dinero moderno


porque aquí se acuñaron las primeras monedas. Sin embargo, la ciudad de Sardis
también era conocida por sus placeres y su espíritu amante del lujo. Cuanto más
rica se volvía la ciudad, más decadentes se volvían sus ciudadanos.

Sardis era una ciudad que confiaba en su seguridad. Situada en una estrecha
cresta de roca que sobresale del monte Tmolo, esta ciudad parecía una fortaleza
inexpugnable. Excepto por el que entraba por el sur, los otros tres lados de esta
meseta estaban delimitados por una roca montañosa lisa y aparentemente impo-
sible de escalar que se elevaba perpendicularmente a 457 metros sobre la llanura.
Sin embargo, esta ubicación llevó eventualmente a un exceso de confianza con
respecto a su seguridad. El historiador griego Herodoto relató cómo el rey persa,
Ciro, capturó Sardis en 549 a. C. (Herodoto 1.84). Ofreció una recompensa a sus
tropas a cualquier hombre que encontrara la manera de penetrar lo que parecía ser
una montaña incontrolable. Uno de sus hombres observó que un soldado lidio en la
muralla de arriba dejó caer accidentalmente su casco por la ladera de la montaña. El
soldado de Lidia se abrió camino con cuidado por una grieta estrecha para recuperar
su casco y volvió a subir. Esa noche, el observador soldado persa condujo a un
grupo de hombres por los acantilados por el camino que había marcado meticulo-
samente en su memoria. Encontraron las almenas completamente desprotegidas
porque el rey de Lidia nunca pensó que alguien pudiera encontrar un camino por
la ladera de los escarpados acantilados. Sardis se sentía completamente segura y
protegida, pero esa noche la ciudad cayó ante el enemigo.

Ciro inició el asedio de Sardes, esperó catorce días, y entonces ofreció


una recompensa especial al que descubriera una entrada en la ciudad.

La roca sobre la que estaba construida Sardes era friable, más como un
paquete de barro seco que como una roca. La naturaleza de la roca hacía
que se le formaran grietas. Cierto soldado persa llamado Hyeroeades
vio a un soldado de Sardes al que se le había cáído el yelmo de las al-
menas que bajaba por un sendero del precipicio a buscarlo. Hyeroeades
supuso que habría una griega de la roca por la que alguien que fuera
ágil podría escalar. Aquella misma noche guió a un pelotón de soldados
persas por la grieta de la roca. Cuando llegaron a las fortificaciones se
60 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
las encontraron totalmente indefensas.
Anotaciones
Los de Sardes se consideraban demasiado a salvo para tener que montar
la guardia; y así fue como cayó Sardes. Una ciudad con una historia así
sabía lo que le quería decir el Cristo Resucitado cuando dijo: “¡Velad!”2

Aproximadamente 330 años después (218 a.c.), Antíoco el Grande tomó la ciu-
dad de la misma manera; así, la ciudad había sido sorprendida dos veces y tomada
como “un ladrón en la noche”.

Antíoco, que se hizo con el mando de la región en la que estaba Sardes,


estaba en guerra con un rival que se llamaba Aqueo, que buscó refugio
en Sardes. Antíoco sitió la ciudad durante todo un año; entonces un
soldado llamado Lagoras repitió la hazaña de Hyeroeades. Por la noche,
con una banda de valientes, escaló los escarpados riscos. Los de Sardes
habían olvidado la lección; no había nadie de guardia, y Sardes cayó
otra vez por no ser vigilante.3

La deidad patrona de la ciudad era Cibeles, una diosa de la naturaleza, pero


había altares y santuarios para otras deidades adoradas por la gente. Esta ciudad
junto con otras once fue destruida por un terrible terremoto en el 17 a. C. Fue
reconstruida con la ayuda del emperador Tiberio, de Roma, quien contribuyó en
gran medida con el tesoro nacional y también remitió impuestos durante cinco
años (Tácito, Anales 2, 4, 7).

Cuando se escribieron las siete cartas, Sardis era una ciudad con pasado
pero sin futuro. Swete dice: “La iglesia quizás no encontró en Sardis
ningún peligro especial para su lugar; pero la atmósfera de una antigua
ciudad pagana, cargada de la tradición inmoral de ocho siglos, era des-
favorable para el crecimiento de su vida espiritual”.4

James Strahan resume las similitudes entre la iglesia y la ciudad en cuatro de-
talles, todos los cuales ayudan a entender la carta: (1) Cada uno tenía un nombre
de que vivía, pero estaba muerto. (2) Cada uno no cumplió ninguna de sus obras;
ambos prometerían pero no ejecutarían. (3) Con cada uno se veía, o se sorprendía
como por un ladrón; A Sardis la habían pillado durmiendo la siesta cada vez que
la tomaban. (4) Se da a entender que las vestiduras de la iglesia habían sido con-
taminadas con inmoralidad, por lo que la ciudad era conocida.5

La iglesia de esta ciudad no parece haber estado plagada de adoración al empe-


rador; tampoco fue perturbada por los judíos o los nicolaítas, aunque la influencia
nicolaíta pudo haber estado presente. Sólo esta iglesia y la de Laodicea parecen
no haber tenido enemigos externos o internos que combatir, ¡pero ambas tenían
situaciones internas a superar. Como se establece en la condenación del versículo
1, el mayor obstáculo que tuvo esta congregación fue la influencia y el carácter de
su historia reformulada en su gente. Vista externamente, la iglesia parecía pacífica
y aceptable, posiblemente una iglesia modelo, pero desde el punto de vista del
Señor estaba espiritualmente muerta.

– El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas – En 1:4 los
siete espíritus están ante el trono (ver comentarios) donde están listos para llevar
a cabo la misión divina; aquí Jesús tiene los siete espíritus, listos para actuar como
Él lo dirija. Los siete espíritus representan la plenitud de los dones del Espíritu y
de Su presencia.

Las “siete estrellas” están en Su mano (ver comentarios, 1:20). El es el que


tiene las siete estrellas, que representan las siete iglesias y sus ángeles. Si, como
se sugiere, las estrellas representan el espíritu o la vida interior de las iglesias,
entonces el Espíritu Santo, el poder dinamizador, impartidor de vida y director
de Dios, tiene la capacidad de revivir esta iglesia “muerta” si está dispuesta. Él
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 61
es capaz de traer a esta iglesia del presente estado de muerte a un estado de vida
plena y completa. Anotaciones
Queja:

vs. 1 – ... Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

La iglesia de Sardis tenía el nombre de que estaba viva, pero de hecho estaba
muerta. El “nombre” indica la reputación de la iglesia y la estima en que se la
tiene desde fuera.

Cuando Juan le escribió esta carta, Sardes era una ciudad rica pero dege-
nerada. Hasta la antes gran ciudadela ya no era más que un monumento
antiguo en la cima de la colina. Era una ciudad sin vida y sin espíritu. Sus
habitantes eran blandos, los descendientes de aquellos que perdieron la
ciudad en dos ocasiones porque eran demasiado perezosos para estar de
guardia. En esa atmósfera deprimente también la iglesia cristiana había
perdido su vitalidad y era un cuerpo muerto más que una iglesia viva.6

Esta iglesia tiene la reputación de estar viva, pero el Señor la ve como realmente
es: muerta. Aparentemente esta iglesia, como la de Éfeso, había comenzado con
entusiasmo y un celo ardiente por Cristo y la verdad, pero ahora estaba muriendo
de “podredumbre seca” (Lenski), un deterioro interno. Así como la viuda que se
entrega a los placeres “mientras vive está muerta” (1 Tim. 5:6), así esta iglesia
se había hundido en la inactividad espiritual, posiblemente al nivel del mundo,
mientras aún mantenía una impresión externa de amor y piedad. Esto describe
muchas iglesias de hoy que tienen una reputación de solidez y actividad, pero por
dentro están decayendo y muriendo.

No se sabe nada sobre el establecimiento de la iglesia allí; quizás fue mientras


Pablo vivió en Éfeso cuando se fundó (Hechos 19:10). Esta carta indica que es-
taba en paz, completamente libre de herejías desde adentro o persecución desde
afuera, pero era una iglesia de muerte en vida. Su nombre o reputación ocultaba su
verdadera condición espiritual. Si uno se vuelve letárgico acerca de la enseñanza
del Evangelio, sus vecinos no se ofenderán. Y si se mezcla con el mundo secular
para que su vida no se distinga como diferente de otras, no sufrirá la ira de la
persecución. Sin embargo, este tipo de paz no es lo que trae el evangelio (Mateo
10:34-36). “Reputación” es lo que otros dicen de ti, pero “carácter” es lo que uno
realmente es. Esta iglesia poseía una buena reputación, pero el Señor conocía su
verdadero carácter.

Consejo, Advertencia y Exhortación:


vs. 2 – Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he
hallado tus obras perfectas delante de Dios.

– Sé vigilante – Sin duda, el trasfondo histórico de la ciudad estaba a la vista


cuando el Señor extendió este consejo.

La exhortación “sé vigilante” debería haber tocado una fibra sensible en el


corazón de todos los cristianos de Sardis, porque su ciudad había caído dos veces
por negligencia y descuido (véase el versículo 1 más arriba). También la constante
vigilancia había sido una exhortación urgente del Maestro: “ Velad, pues, porque
no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:42ss .; Lucas 12:39-40).
La vigilancia eterna es el baluarte de la fe y la seguridad de los santos.

A diferencia de algunas de las otras ciudades a las que se dirigió el Señor, la


historia no registra nada sobre la fuerte aplicación del culto al César en Sardis. De
hecho, en esta carta no se hace referencia a ningún peligro físico para los cristianos.
Los santos de Sardis no solo disfrutaban de la ausencia de persecución, sino que
62 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
también probablemente la prosperidad era de ellos. Además, la sensación de segu-
Anotaciones ridad que impregnaba esta ciudad debió extenderse a la iglesia misma. Por tanto, la
advertencia para la iglesia de Sardis es: Sé vigilante. El destino de la iglesia bien
podría ser paralelo a la historia militar de esta ciudad complaciente. Lo que al ojo
humano parecía ser una ventaja (es decir, paz y prosperidad) pronto se convirtió
en su maldición, ya que fomentó una actitud con la que el Señor estaba disgustado.

El mundo tiene estándares superficiales que pueden dar a una iglesia la reputación
de estar viva: una gran cantidad de miembros, un edificio elaborado, capacidad
financiera, miembros influyentes, un predicador dinámico, una adoración impre-
sionante y quizás incluso la “forma” correcta de doctrina. Aunque ninguno de estos
es necesariamente incorrecto, tampoco son por sí mismos indicadores de vida.

– y afirma las otras cosas que están para morir – . Pero incluso las “otras
cosas”, ya sean obras o personas, deben establecerse firmemente. Había todavía
un grado suficiente de fe y características de una iglesia para reconocerla como
de Cristo; no todo estaba perdido, aunque la iglesia se encontraba en un terreno
peligroso. Aún quedaba un destello de vida que podía avivarse hasta convertirse
en llamas: y aunque el fuego se había enfriado a unos pocos carbones que se
estaban convirtiendo rápidamente en cenizas, mientras existiera ese destello de
luz, había esperanza. De manera similar, Pablo había instado a la iglesia en Éfeso
a “despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará
Cristo” (Efesios 5:14).

– porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios – El Señor mira


el corazón, no simplemente la apariencia exterior (1 Sam. 16:7). Pueden existir dos
tipos de iglesias pacíficas: (1) Descansar después de haber conquistado muchas
pruebas, o (2) Una paz nacida del letargo y provocada por el descuido y el exceso
de confianza. Sardis era de estos últimos, algo así como un cementerio pacífico
y bien organizado donde solo reina la muerte. El Señor instó a la iglesia en Sar-
dis a fortalecer los restos de verdad, fe y amor que podrían haber sobrevivido al
abandono y la inactividad.

vs. 3 – Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete.


Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

– Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete


– El Señor advierte a la iglesia que sufrirá un desastre a menos que recuerde el
verdadero contenido de la religión como lo había recibido, y a menos que retorne
a esos primeros principios y los practique.

En esta breve carta se exponen cinco amonestaciones: mantente alerta (1 Ped.


5:8); fortalece lo que queda (1 Cor. 15:58); recuerda (Lucas 15:17-21); retén (2 Tim.
1:13) y arrepiéntase (Hechos 8:22). Al recordar el gran sacrificio que Dios hizo al
dar a su Hijo, se desarrollará la motivación adecuada para cumplir con todas estas
amonestaciones. Pero cuando los corazones se satisfacen y se enorgullecen, es casi
imposible lograr que se sientan impulsados a admitir sus pecados y arrepentirse.

– Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora


vendré sobre ti – Esta amonestación de “velar” o “vigilar” tiene un significado
especial para Sardis . Así como la ciudad una vez fue tomada por sorpresa y con-
quistada por su falso sentido de seguridad, el Señor advierte que vendrá en un
momento en que los santos no lo esperan y los juzgará (1 Tesalonicenses 5:1-3).
Una iglesia está en peligro de muerte: (1) cuando comienza a adorar su propio
pasado, viviendo de sus recuerdos en lugar de aceptar el desafío de ascender a
nuevas mesetas (Fil. 3:14-15); (2) cuando muestra más preocupación por la forma
correcta que por la vida espiritual (1 Cor. 13:1-3); o (3) cuando se pone énfasis
en lo material en lugar de lo espiritual (Col. 3:1-4). Los hermanos deben prestar
atención a estas advertencias inspiradas y permanecer siempre vigilantes.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 63
Elogio de lo bueno:
Anotaciones
vs. 4 – Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus
vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

– Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus ves-
tiduras – En la iglesia que estaba ubicadad en Sardis había unos pocos miembros
dignos de alabanza.

El juicio será sobre las personas, no sobre las congregaciones. Aunque estas
cartas están escritas a iglesias, note que el Señor nos observa uno por uno. En
algunas iglesias fuertes puede haber algunos miembros infieles. Sin embargo, en
las iglesias que están “muertas”, el Señor sabe si hay o no unas pocas personas
... que no han manchado sus vestiduras. En Sardis había algunos que no habían
ensuciado sus vestiduras comprometiéndose con el mal. Estos individuos defendían
la justicia a pesar de que el Señor describe a la iglesia como una unidad como
muerta espiritualmente. Los santos trabajan juntos en las congregaciones locales,
pero en el día final del juicio el Señor recompensará a todos individualmente.

– y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas – Eran dignas


debido a su firme negativa a comprometer la fe. Andar de blanco puede referirse
a la costumbre romana de que el día del triunfo militar “una cabalgata de nobles,
todos de blanco” marchaba por las calles de Roma. ¡Qué mayor honor será marchar
en el desfile final de la gran victoria con el Señor!
Promesa de recompensa e invitación a oír:

vss. 5-6 – 5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su


nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante
de sus ángeles. 6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A los que hayan sido fieles se les hace una triple promesa:

– El que venciere será vestido de vestiduras blancas – (Cfr. 7:13-14).

En el mundo antiguo las vestiduras blancas representaban la victoria.


Cuando se celebraba un triunfo romano, todos los ciudadanos se vestían
de blanco; la ciudad misma se decía que era urbs candida, que estaba
de blanco. Las vestiduras blancas puede que representen la recompensa
de los que hayan obtenido la victoria.7

– Y no borraré su nombre del libro de la vida – Aquellos que continúen fieles


tendrán sus nombres en el libro de la vida del Cordero.

En el mundo antiguo los reyes guardaban un registro de sus ciudadanos.


Cuando uno cometía un crimen contra el estado, o cuando moría, se ta-
chaba su nombre de ese registro. El que el nombre de uno fuera escrito
en el Libro de la Vida era que le contaran entre los fieles ciudadanos
del Reino de Dios.8

La idea de un registro divino se remonta al encuentro de Moisés con Dios en


el monte Sinaí (Éxodo 32:32-33). Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testa-
mento se hace referencia a un “libro” que contiene los nombres de todos los que
pertenecen a Dios (Sal. 69:28; Dan. 12:1; Lucas 10:20; Fil. 4:3; Heb. 12:22-23;
Apocalipsis 13:8; 17:8; 20:12, 15; 21:27).

– Y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles – Jesús


prometió que al que le confiese delante de los hombres, Él le confesaría delante
de Su Padre; y al que lo niegue, Él también le negaría delante de Su Padre (Mat.
10:32-23; Luc. 12:8-9). Jesucristo es eternamente fiel con la persona que le es fiel.
64 Cartas a las Siete Iglesias de Asia

Anotaciones Carta a la Iglesia en Filadelfia


“Una Puerta Abierta” (3:7-13)
Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 7 – Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero,


el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.

– Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia – Filadelfia estaba ubicada en el


río Cogamus, un afluente del Hermus, a 45 kilometros (28 millas) al sureste de
Sardis. La ciudad recibió su nombre de su fundador, el rey Atalo II Filadelfo, de
Pérgamo (159-138 a. C.), quien fue un gran admirador de su hermano y predece-
sor, Eumenes II. Por este afecto, el rey llamó a la ciudad Filadelfia, que significa
“hermano amoroso” o “hermano amante”. La ciudad fue fundada principalmente
para difundir la civilización y la cultura griega hacia el este y, por lo tanto, desde
sus inicios fue un centro “misionero”. Aunque la ciudad tuvo éxito en el avance
de varios aspectos de la cultura y el idioma griegos(hasta el punto que la lengua
lidia dejó de hablarse y el griego se convirtió en el idioma del país), no hay indi-
cios de que el espíritu griego haya reemplazado a el de Anatolia (Ramsay, Seven
Churches).1

Filadelfia era la más joven de las siete ciudades. La habían fundado


unos colonizadores de Pérgamo en el reinado de Atalo II, que reinó en
Pérgamo de 159 a 138 a C. Filádelfos quiere decir en griego el que ama
a su hermano. Tal era el amor que Atálo le tenía a su hermano Eumenes
que se llamó Filadelfo, y de él tomó su nombre la ciudad.

Fue fundada con un propósito especial. Estaba situada en la con-


fluencia de las fronteras de Misia, Lidia y Frigia. Pero no fue para
ser una ciudad guarnición para lo que fue fundada, porque no había
muchos peligros en la zona, sino con la intención deliberada de que
fuera misionera de la cultura y lengua griega hacia Lidia y Frigia; y tan
bien cumplió su misión que hacia el año 19 d C. los lidios ya habían
olvidado su propio lenguaje y les faltaba poco para ser griegos. Ramsay
dice que Filadelfia era “el centro de difusión de la lengua y de las letras
griegas en una tierra pacífica y por medios pacíficos.” Eso es lo que el
Cristo Resucitado quiere decir cuando habla de la puerta abierta que les
presenta a los cristianos filadelfos. Tres siglos antes se le había dado a
Filadelfia una puerta abierta para que extendiera las ideas griegas en las
tierras de más allá, y ahora se le presentaba otra oportunidad misionera
todavía más gloriosa: la de llevar el Mensaje del amor de Jesucristo a
los que no lo conocían.2

Debido a que estaba ubicada en una ruta comercial principal de oeste a este, la
ciudad se convirtió en un importante y rico centro comercial. Los alrededores de la
ciudad eran especialmente propicios para el cultivo de la vid, lo que la hizo famosa
por sus excelentes vinos. Esto dio prominencia a Dioniso, el dios griego de la vid
y del vino, y lo convirtió en el principal culto pagano de la ciudad. Filadelfia tenía
tantos templos y festivales para las deidades paganas que a menudo se la llamaba
“Pequeña Atenas”.3 Sin embargo, la oposición a la iglesia y los cristianos provi-
no de judíos ricos que tenían una hermosa sinagoga en la ciudad y que parecían
haber florecido allí. No hay evidencia sólida de que los santos fueran perseguidos
abiertamente por los judíos, pero se opusieron a ellos de todas las formas posibles.

Junto con otras once ciudades de la zona, Filadelfia fue destruida por el terrible
terremoto del 17 d.C. y, al igual que Sardis, fue reconstruida con la ayuda de Tiberio
con fondos del tesoro nacional. En agradecimiento por esta ayuda, el nombre de
la ciudad fue cambiado a Neocesarea (la nueva ciudad del César). Más tarde, bajo
Vespaciano, su nombre se cambió de nuevo a Flavia, pero ninguno de los dos llamó
la atención de la gente. Durante varios años, la gente estuvo aterrorizada por los
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 65
continuos temblores que asolaron el área, y debido a este temor, gran parte de la
población vivía en chozas en el campo adyacente fuera de la ciudad. Anotaciones
– Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre
y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre –

La autodenominación introductoria de Jesús se puso en contraste con las si-


tuaciones que se encuentran en la ciudad. Como “el santo” (ho hagios), Jesús
se identificó con la santidad absoluta de Dios, quien a lo largo del Antiguo Pacto
afirmó repetidamente que Él es el Santo y que todo lo que le pertenece es santo.
En Cristo se expone el ideal exigido por Dios de separación absoluta de lo profano
y pecaminoso. “El verdadero” (ho alethínos), “verdadero, confiable, genuino,
real” (A. & G.), se usa para declarar un atributo del Señor en oposición a “los
que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten”(v. 9). En oposición a las
afirmaciones judías, Jesús es el verdadero, el real, el Mesías genuino en quien se
realiza la consumación total de la promesa y la expectativa en los profetas judíos.
Esta palabra “verdadero” (alethínos), una de las favoritas de Juan, es usada por
él veintidós de las veintisiete veces que aparece en el Nuevo Testamento. En sus
escritos Jesús es la “luz verdadera” (Jn. 1:9), “el verdadero pan” (Jn. 6:32), “la
vid verdadera” (Jn. 15:1), “el verdadero Dios” (1 Jn. 5:20) y “el testigo fiel y
verdadero” (Ap 3:14).

Tener “la llave de David” lo identifica con el gobierno y el trono prometidos


a la simiente de David. “Llave” es un símbolo que implica poder y autoridad. La
“llave de la simiente de David. La” llave “de la casa de David” fue puesta sobre
el hombro de Eliaquim, a quien se le confió ciertos poderes gubernamentales para
abrir y cerrar (Isa. 22:22). Estos poderes le fueron confiados a quien era un an-
ti-tipo de Cristo, pero a Cristo pertenecen por derecho. Porque sobre sus hombros
pertenece el gobierno que pertenecía al “trono de David” y su “reino” (Isa. 9:6, 7),
que le fue dado como “el Hijo del Altísimo” para “reinar sobre el casa de Jacob
para siempre “(Lucas 1:32ss.).

Es el Que tiene la llave de David, el Que abre de manera que nadie


puede cerrar, y cierra de manera que nadie puede abrir. Notemos en
primer lugar que la llave es el símbolo de la autoridad. Aquí tenemos
la descripción de Jesucristo como el Que tiene la autoridad definitiva
que nadie puede poner en duda.

Tras esto se encuentra una historia del Antiguo Testamento. Ezequías


tenía un mayordomo fiel que se llamaba Eliaquim, que estaba a cargo de
toda su casa, y que era el único que podía dar acceso a la presencia del
rey. Isaías oyó decir a Dios acerca de este mayordomo fiel: “Y pondré
la llave de la casa de David sobre su hombro: él abrirá y nadie cerrará,
cerrará y nadie abrirá” (Isa. 22:22 ). Esto era lo que Juan tenía en mente.
Jesús es el único que tiene autoridad para admitir a la nueva Jerusalén,
la nueva Ciudad de David.4

Jesús ahora reclama este poder y gobierno supremo. La “llave”, en singular,


incluye Su gobierno total en todos los ámbitos: en el cielo y en la tierra (Mat.
28:18), sobre “ángeles y autoridades y potestades” (1 Pedro 3:22), sobre la iglesia
(Ef. 1:20-22), sobre los reyes de la tierra (Apocalipsis 1:5), y sobre la muerte y
el Hades (Apocalipsis 1:18). Esto golpea la base de todas las afirmaciones judías
en sentido contrario (y todas las afirmaciones milenarias de hoy). Los judíos de
esa época pueden haber reclamado el poder de cerrar las puertas de la sinagoga
a todos los que confesaban el nombre de Cristo y declarar los términos por los
cuales todos eran admitidos en el redil; pero es Jesús quien abre lo que nadie puede
cerrar y quien cierra lo que nadie puede abrir. El camino al cielo es abierto por
Aquel que es “el santo, el verdadero”, y la puerta está cerrada para todos los que
Él determina indignos o fuera del Camino.
66 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
Elogio de lo bueno:
Anotaciones
vs. 8 – Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta,
la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi
palabra, y no has negado mi nombre.

– Yo conozco tus obras – La iglesia de Filadelfia se para con Esmirna como si


no tuviera ninguna condena en su contra. El hecho de que el Señor conozca nues-
tras obras es aleccionador. Aunque los malos pensamientos y las malas acciones
pueden ocultarse a otros hombres, no pueden ocultarse a Dios (Sal. 139:1-12).
A la inversa, también es un hecho alentador darse cuenta de que otros pueden
considerarnos insignificantes y sin importancia, pero el Señor sabe incluso lo que
hace la “viuda pobre” (Marcos 12:41-44; 2 Ti. 2:19).

– he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede


cerrar – ¿Qué significa aquí eso de una puerta abierta? La palabra “puerta” (thura)
se usa literalmente solo en Hechos; de lo contrario, su uso es metafórico. Puede
ser la puerta de la oportunidad misionera.

Una “puerta de la fe se había abierto a los gentiles (Hechos 14:27); a Pablo se


le abrió” una puerta grande y eficaz “en Éfeso (1 Cor. 16:9), una puerta para el
evangelio en Troas (2 Cor. 2:12). Pablo pidió las oraciones de la iglesia en Colosas
por una puerta abierta para la Palabra en su obra en otros lugares (Colosenses 4:3).
En estos casos, la puerta indica una oportunidad, una apertura a través de la cual
se podría lograr una meta. De la misma manera, Jesús había abierto una puerta de
oportunidad en Filadelfia que nadie podía cerrar. Así como la ciudad había sido
construida en los límites de Misia, Lidia y Frigia como una puerta abierta para
la expansión de la civilización griega, ahora el Señor había abierto una puerta de
evangelismo a la iglesia en esa ciudad. Su posición le dio una oportunidad y un
desafío especiales. Nadie podría cerrar esa puerta, porque Aquel que tenía la llave
del poder la había declarado abierta.

El sentido es especialmente apropiado para Filadelfia. Ya hemos visto


que era una ciudad fronteriza, situada en la confluencia de Lidia, Misia
y Frigia, y había sido fundada para que fuera misionera de la lengua
y cultura griega hacia los pueblos bárbaros de más allá. Estaba en la
carretera del correo imperial, que salía de la costa en Tróade, llegaba a
Filadelfia vía Pérgamo, Tiatira y Sardes, y se unía con la gran carretera
que iba hacia Frigia. Los ejércitos del césar iban por esa carretera; las
caravanas comerciales también; y ahora se les abría a los misioneros
cristianos.5

Es significativo que Filadelfia se construyera con el propósito de difundir el


helenismo hacia el este. Es interesante notar cómo las circunstancias históricas en
cada una de las siete ciudades afectaron las advertencias y exhortaciones dadas a las
diferentes iglesias. Así como la palabra “velad” era significativa para la iglesia en
Sardis, una ciudad que había sido tomada debido a un falso sentido de seguridad,
la iglesia a su vez estaba muerta debido a una actitud similar (3:2). En esta carta, el
Señor le habló a la iglesia en Filadelfia, una ciudad misionera, de una puerta abierta,
una gran oportunidad para difundir el evangelio (2 Cor. 2:12; 1 Cor. 16: 9; Hechos
14:27; Col. 4:3). A medida que el Señor crea oportunidades, los cristianos tienen
la responsabilidad de usarlas para su gloria (Mateo 25:14-30). Muchas iglesias
con ubicaciones estratégicas están en contacto constante con los perdidos. Otras
tienen medios financieros enviar evangelistas a varios lugares. Cualquiera que sea
la ubicación de uno o la circunstancia única de uno, todos deben trabajar juntos
para tender la mano con fe y amor genuinos para ganar a los perdidos para Cristo.

A continuación se exponen tres cualidades que posee la iglesia que le permitirían


aprovechar la oportunidad.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 67
– porque aunque tienes poca fuerza – Aunque tenía poca fuerza, sin embargo
había guardado la palabra del Señor y no había renunciado a él. La palabra poca no Anotaciones
parece indicar ineptitud espiritual, porque el Señor no abre la puerta para aquellos
que solo desean pasar cojeando. En cambio, esto parece indicar que la iglesia en
Filadelfia tenía poco poder y recursos desde un punto de vista material. Quizás eran
pocos en número, o existía pobreza entre los miembros, o faltaba protagonismo
social. Pero la ausencia de estos atributos materiales que los hombres consideran
importantes no impidió que los santos permanecieran fieles, mantuvieran su palabra
y continuamente confesaran su nombre. El Señor puede usar todo lo que tenemos y
multiplicar nuestra eficacia “mucho más abundantemente de todo lo que pidamos
o entendamos” (Efesios 3:20; 2 Corintios 9:8-11).

Tanto si nos consideramos en posesión de “poca fuerza” como si no, todos


podemos prestar servicio al Señor. Tener un solo talento no da excusa para ente-
rrar ese talento (Mat. 25:14-30). Nuestra responsabilidad es aprovechar todas las
oportunidades que se nos brinden. Aunque las habilidades individuales varían,
todos pueden hacer algo. Todos los cristianos debemos hacer lo que podamos
para enseñar a los perdidos (Mat. 9:37-38; 2 Tim. 2:2). Algunos pueden apoyar
económicamente a otros que predican (Fil. 1:4; 4:17), mientras que otros pueden
brindar hospitalidad (1 Ped. 4:8-9; Heb. 13:1-2; Hechos 16:15), o ministrar a los
necesitados (Romanos 12:13; Hechos 9:36, 39). Habilidades utilizadas, aumentan;
habilidades no utilizadas, disminuyen.

– Has guardado mi palabra – Bajo alguna prueba de fe no registrada, la igle-


sia había guardado Su Palabra, manteniéndose firme, siendo “veraz” como lo era
su Señor. El guardar Su Palabra es una prueba de amor para Él y Su Padre (Juan
14:23ss.), Mientras que negar Su Palabra es rechazarlo, y rechazarlo es rechazar
a Su Padre (Lucas 10:16).

– y no has negado mi nombre – Así como la Palabra debe estar en el corazón


y ser guardada por la obediencia, así el nombre debe ser reverenciado y confesado
siempre (Romanos 10:8-10; Filipenses 2:9-11). Negar Su nombre bajo la presión
de fuerzas externas es apartarse; es crucificar a Cristo de nuevo (Heb. 6:6). Los
santos de Filadelfia se habían mantenido firmes.

Queja: Ninguna.

Consejo, Advertencia y Exhortación:


vs. 9 – He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a
tus pies, y reconozcan que yo te he amado.
– He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás – (Véanse los comentarios
sobre 2:9).

– a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten – Estos judíos
son los que eran sólo en la carne, pero no son el “Israel de Dios” (Gálatas 6:16;
Romanos 2:28-29). Dicen que son judíos y dicen ser la nación de Dios. Aunque
físicamente judíos, su disposición a rechazar a Jesús como el Mesías y perseguir
a sus seguidores, los convirtió espiritualmente en la sinagoga de Satanás, el lugar
de reunión del mal. Calumnian el nombre de Cristo en la tierra, pero en el Juicio
Final doblarán sus rodillas ante él como Señor y reconocerán que su pueblo son
los siervos legítimos de Dios (Fil. 2:10-11).

El verdadero judío era uno interiormente, que había sido circuncidado en el


corazón, en el espíritu, cuya alabanza era de Dios (Rom. 2: 28ss.). Era un cristiano
que adoraba por el Espíritu de Dios, se gloriaba en Cristo Jesús y no tenía confianza
en la carne (Fil. 3:3). Los judíos en la carne se jactaban de ser el verdadero Israel,
el pueblo de Dios. Los que abandonaron este redil por Cristo fueron considerados
traidores y desertores dignos de muerte. El odio feroz de los judíos hacia los cris-
68 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
tianos los convirtió en un antónimo del nombre de Filadelfia. Como los judíos de
Anotaciones Esmirna, eran una sinagoga de Satanás, y su pretensión de superioridad espiritual
era una mentira. En Jesucristo, “el santo, el verdadero”, el portador de “la llave
de David”, se realizó el verdadero Mesías y el Israel de Dios; si estos judíos estu-
vieran dispuestos a escuchar, aprender y ver en Él el cumplimiento de sus propios
profetas, se convertirían en lo que afirmaban falsamente.

– he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo


te he amado – Las promesas del Señor de hacer que los judíos vengan y adoren
delante de ellos plantea una pregunta. ¿Dice esto que mediante la providencia de
Dios y la predicación fiel del evangelio por parte de la iglesia, los judíos se con-
vertirían a Cristo? ¿O la promesa será cumplida por aquellos de la sinagoga de
Satanás que lleguen a reconocer el verdadero poder de la iglesia pero no obedezcan
a la verdad? Los eruditos están divididos sobre la respuesta; la construcción de la
declaración hace que sea posible.

En vista de la disposición y el espíritu de los judíos y los continuos endureci-


miento de sus corazones a medida que la iglesia pasó a estar compuesta de gentiles,
esto último parece el más probable. En ese momento, muchos judíos que aceptaron
la fe, en realidad aceptaron su propio concepto de lo que debería haber sido y se
convirtieron en judaizantes, esforzándose por combinar la ley y la fe. Dentro de
los veinte años desde el momento de esta carta, Ignacio (30-107 d.C.) escribió
a los habitantes de Filadelfia advirtiéndoles en términos enérgicos que tuvieran
cuidado con tales maestros:

Pero si alguno propone el Judaísmo entre vosotros no le escuchéis,


porque es mejor escuchar el Cristianismo de uno que es circuncidado
que escuchar el Judaísmo de uno que es incircunciso. Pero si tanto el
uno como el otro nos hablan de Jesucristo, yo los tengo como lápidas
de cementerio y tumbas de muertos, en las cuales están escritos sólo
los nombre de los hombres.6

Mientras que los judíos los odiaban, en esta victoria “reconocerán que yo te
he amado”.

vs. 10 – Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te


guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar
a los que moran sobre la tierra.

– Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia – “La palabra de mi


paciencia” no es la palabra que exhorta o manda a ser firmes, sino la paciencia de
Cristo, “la paciencia que me pertenece” (Moffatt), la que se manifiesta en Cristo (cf.
2 Tes. 3:5); la propia perseverancia de Cristo a partir de la cual surgió Su Palabra.

– yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el


mundo entero [la tierra habitada], para probar a los que moran sobre la tie-
rra – Así como los santos de Filadelfia han guardado la palabra de Su paciencia,
así Cristo los guardará (tereo, protegerá) de la hora de la prueba. “Hora” se usa
aquí para una temporada, un período de prueba. La prueba que iba a sobrevenir
en toda la tierra habitada (‘el mundo entero’), era para poner a prueba a “los que
moran sobre la tierra”.

La palabra tierra (ge) aparece 81 veces en el transcurso del libro y se usa de


numerosas formas. Se utiliza con frecuencia como metonimia en el ámbito o
mundo de los hombres no regenerados. Este uso será señalado en varios lugares
donde los redimidos se distinguen de “los que moran en la tierra”, los terrestres
o moradores de la tierra.

Explica Robertson:

Sobre el mundo entero – La tierra habitada ... no la tierra física, sino el


Cartas a las Siete Iglesias de Asia 69
mundo de los hombres, como se explica en la siguiente cláusula ... Que
moran sobre la tierra.7 Anotaciones
La iglesia tendrá sus pruebas que probarán la fe, pero se mantendrá alejada de
las pruebas que afectarían a los terrestres, al mundo de los no regenerados. Los
del mundo, los que están en conflicto con Cristo y Su iglesia, serán, en este caso,
los que serán juzgados.

El hecho de que la antigua iglesia de Filadelfia estuviera involucrada sugiere


que él no estaba hablando de la futura venida de Cristo. Tampoco parece lógico
que se esté refiriendo a la caída de Jerusalén sobre la que rumian tan a menudo los
defensores de la fecha temprana de Apocalipsis. Históricamente, las iglesias de
Asia no se vieron afectadas en absoluto por la destrucción de Jerusalén. Pero varios
césares romanos hicieron cumplir una prueba mundial y exigieron ser honrados
como deidad. El Señor aquí promete proteger a los santos a través de la batalla
entre los ejércitos de Satanás y las huestes del Señor. Una lucha universal en el
v. 10 es otra razón más para aceptar que la fecha de la escritura de Apocalipsis es
sobre AD. 95-96.
Promesa de recompensa e invitación a oír:

vs. 11 – He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome
tu corona.

– He aquí, yo vengo pronto – La venida final o “segunda venida” no está a la


vista; hasta ahora, aunque repite “vengo pronto” tres veces en el Capítulo 22 (vv.
7, 12, 20), también dice de las cosas escritas en el libro, “deben suceder pronto”
(22:6) y “el tiempo está cerca” (22:10). Los escritores del Nuevo Testamento no
creyeron ni enseñaron que el Señor iba a regresar de inmediato, como a veces lo
acusan los escritores modernos, pero enseñaron claramente que Su venida final
no estaba “cerca” (2 Tes. 2:1-3). Cuando viniera, vendría como ladrón, sin previo
aviso (3:3); pero cuando fuera necesario, vendría pronto. Hay venidas constantes
y continuas del Señor para ayudar a su pueblo y juzgar al mundo opresor.

– retén lo que tienes – Que es la puerta abierta, Su Palabra, un poco de poder,


perseverancia y una promesa de seguridad del Señor. Retenga cada uno de estos;
retén lo que tienes. La promesa de mantenerlos a salvo (v. 10) implica e impone
firmeza continua por parte de los santos.

– para que ninguno tome tu corona – (la corona de la vida, 2:10). El pen-
samiento no se preocupa por la ganancia del receptor, sino por la pérdida del
perdedor. Cualquier individuo que se vuelva descuidado, complaciente, satisfecho
de sí mismo, demasiado confiado o que descuide la oportunidad y el deber puede
perder la corona. No hay críticas contra esta iglesia, pero sí la advertencia de que
una posición tan exaltada puede convertirse en la causa misma del tropiezo; “así
que, el que piensa que está firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12). Perder la
corona es perder la vida eterna. La doctrina de que un hijo redimido de Dios no
puede obrar de tal modo que se pierda está aquí claramente negado.

vs. 12 – Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca


más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la
ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y
mi nombre nuevo.

En cada una de las siete cartas a medida que el escritor llega al final, cambia
de dirigirse a la iglesia colectivamente a dirigirse al individuo. Así que aquí, al
individuo que vence se le promete una recompensa; la victoria y la recompensa
son personales.

– Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios – En la anti-


güedad, cuando fallecía una persona que había prestado un servicio excepcional,
70 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
se inscribía un pilar en su honor con su nombre en el templo de su dios. De manera
Anotaciones similar, al santo fiel se le dará una posición permanente e importante en el templo
del único Dios verdadero (Sal. 27:4).

En las ciudades de Asia Menor, y en Filadelfia, cuando moría un sa-


cerdote después de una larga vida de fidelidad, se le honraba erigiendo
un nuevo pilar en el templo en que hubiera servido e inscribiendo su
nombre y el de su padre en él. Así es que esto podría referirse al honor
permanente que confiere Cristo a Sus fieles servidores.8

Hacer de uno columna enfatiza el pensamiento de permanencia en lugar de


apoyo, como lo indica la seguridad, “y no saldrá más de allí”. Si se pretende
más que esto, debe determinarse por el significado de “templo”: el templo (naos,
santuario) puede ser la iglesia (1 Cor. 3:16; 2 Cor. 6:16; Ef. 2:21), o puede ser el
cielo, el santuario de Dios. Sobre este punto existen diferencias de opinión. Si es
la iglesia, entonces como columna uno da estabilidad y apoyo a la iglesia con su
carácter y vida; esto estaría relacionado con el pensamiento de permanencia. Hay
dos argumentos en contra de este punto de vista:

1. Mientras uno esté en la carne, puede perder su corona (v. 11); puede salir del
templo si así lo desea.

2. La palabra templo (naos) se usa dieciséis veces en Apocalipsis, y excepto en


11:1, 2, donde es casi seguro que se usa para referirse a la iglesia, siempre
se refiere al templo celestial, a menos que este pasaje sea otra excepción.

– y nunca más saldrá de allí – Parece deducirse que la promesa es de per-


manencia en el templo celestial de Dios, donde ni los terremotos ni la violencia
pueden destruir o echar fuera. El dicho de Juan: “No vi en ella templo” (21:22),
no invalida la conclusión anterior, porque todo el cielo es un templo eterno y el
que vence tiene un lugar permanente en él.

Barclay observa que debido a la ubicación de Filadelfia, cuando ocurrían los


temblores del terremoto, sus ciudadanos huían asustados al campo abierto.

Sucede a menudo que cuando se produce un gran terremoto la gente lo


asume con coraje y dominio propio, pero el que se sucedan temblores
de tierra menores causa un verdadero pánico. Eso era lo que sucedía en
Filadelfia. Estrabón describe la escena. Los temblores se habían con-
vertido en un suceso cotidiano. Aparecían grietas amenazadoras en las
paredes de las casas. Un día aparecía en ruinas una parte de la ciudad,
y otro otra. La mayor parte de la población vivía fuera de la ciudad, en
chalés, y tenía miedo de ir al centro por si se le caía encima una pared.
Se tenía por locos a los que seguían viviendo en la ciudad; se pasaban
la vida apuntalando los edificios quebradizos, y huyendo de cuando en
cuando a los espacios abiertos para ponerse a salvo. Estos día terribles
no se olvidaban nunca en Filadelfia, y sus habitantes siempre estaban
esperando inconscientemente los terribles temblores del suelo, dis-
puestos a salir corriendo para salvar la vida. Los vecinos de Filadelfia
sabían muy bien que su seguridad dependía de la promesa de que “ya
no tendrían que salir más”.9

En el templo eterno de Dios, los temerosos no harán esto porque entonces habrá
seguridad y protección (Apocalipsis 7:15; 21:3-4).

– y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi


Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre
nuevo – Cada individuo debía tener inscrito en él un nombre triple que denotaría
posesión y relación:
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 71
1. El nombre de Dios el Padre, a quien el individuo ahora pertenecería de ma-
nera permanente y fija. Sin embargo, otros que están sobre la tierra, la iglesia Anotaciones
militante, también están sellados a Él (7:2; 9:4; 14:1).

2. El nombre de la Nueva Jerusalén identifica a la santa victoriosa como ciu-


dadana de la ciudad celestial, preparada como una novia adornada para su
esposo (21:2). La vieja Jerusalén había sido destruida por más de veinte años,
la nueva (kainos, nueva en especie) es la ciudad del verdadero Israel. Con su
nombre escrito en él, el conquistador tiene derecho a entrar por las puertas
de la ciudad (22:14). Esta ciudad contrasta con “la gran ciudad”, el símbolo
del mundo (11:8, ver comentarios).

Pero aún hay más reflejos de la historia de Filadelfia en esta carta. Cuando
el gran terremoto la devastó, Tiberio fue tan generoso con Filadelfia como
lo había sido con Sardes. En agradecimiento cambió su nombre por el
de Neocesarea -la nueva ciudad del César. En tiempos de Vespasiano
Filadelfia mostró su agradecimiento otra vez cambiándose de nombre
por el de Flavia, porque el patronímico del emperador era Flavio. Es
verdad que ninguno de estos nuevos nombres duró gran cosa, y se le
restauró el de “Filadelfia”. Pero los de Filadelfia sabían muy bien lo que
era recibir “un nombre nuevo”.10

3. El propio nombre nuevo de Cristo, igualmente nuevo en especie, “un nombre


escrito que ninguno conocía sino él mismo” (19:12), identifica al vencedor
como participante de la gloria que es de Cristo. Este nombre resume todo lo
que Él es, incluso más allá de lo que es conocido o comprensible para nosotros
mientras estamos en la carne. “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste,
entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:4);
y “sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es” (1 Juan 3:2). El cristiano participa de la victoria de
Cristo, usa Su propio nombre nuevo y entra en una relación eterna con Él
como Su esposa, para permanecer con Él para siempre.

No se escribirían tres nombres diferentes, sino un nombre que tendría las tres
características. Tener este nuevo nombre estampado en uno era una indicación de
a quién pertenecía (Éxodo 28:36-38). Él es el hijo de Dios (14:1), cuya morada
está en la ciudad de Dios (Hebreos 12:22; Apocalipsis 21:2). Al final, habitará en la
morada eterna donde el Señor hará “todas las cosas nuevas” (21:3-5). La escritura
de este nombre es en sí misma simbólica y denota de manera majestuosa que la
victoria pertenece a Dios. (Ver Apéndice 2).

vs. 13 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Esto es todo lo que sabemos de esta buena iglesia. Las Escrituras guardan si-
lencio en cuanto a su origen y lugar entre las iglesias. Se destaca como una de las
dos que no mereció censura ni condena. Era una iglesia (1) con oportunidad, (2)
de victoria, (3) que se mantuvo a salvo, (4) que alcanzó lo buscado por David, un
lugar permanente en el templo de Dios (Sal.27:4) , y (5) a cuyos miembros fieles
se les dio el nombre que pertenece a Dios, Su ciudad y Su Cristo. ¡Verdaderamente,
esta era una iglesia gloriosa!

Carta a la Iglesia en Laodicea


“Tibia” (3:14-22)
Saludo y autodesignación de Cristo:

vs. 14 – Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo


fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
72 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
Como las dos cartas a la iglesia de Esmirna y Filadelfia, la epístola a Laodicea
Anotaciones es única, aunque por una razón diferente. Mientras que no se encontró ninguna
queja en ninguna de las cartas a Esmirna o Filadelfia, no se encuentra ningún
elogio en la carta a Laodicea.

La ciudad fue fundada por Antíoco II de Siria, un rey seléucida (261-246 a.


C.), quien la nombró en honor a su esposa, Laodiké. Originalmente construida
como una fuerte guarnición en la ruta comercial estratégica del este, Laodicea
se convirtió en un centro de la cultura helénica, alcanzando su punto máximo de
importancia y riqueza cuando Asia se convirtió en provincia romana en 190 a.c.
El culto religioso autóctono era el de Men Karou, identificado como Zeus por los
helenistas de la ciudad. Laodicea también fue un centro de adoración imperial,
recibiendo el codiciado reconocimiento de la custodia del templo.

El antiguo viajero viajaría desde Filadelfia a unas cuarenta millas al sureste


hasta Laodicea, ubicada en el valle de Lycus en el suroeste de Frigia, en el cruce
de dos importantes rutas comerciales imperiales. En la época romana, Laodicea se
convirtió en la ciudad más rica de Frigia. La ciudad era tan próspera que cuando un
terremoto la devastó en AD. 60 durante el reinado de Nerón, los funcionarios de
la ciudad rechazaron la ayuda financiera de Roma. Tácito, el historiador romano,
infirió que era inusual que una ciudad fuera lo suficientemente rica como para
reconstruirse a sí misma (Los Anales de Tácito, 14.27.1).

Era un gran centro banquero y financiero. Cuando Cicerón hizo un viaje


por Asia Menor, fue en Laodicea donde hizo efectivas sus cartas de
crédito. Era una de las ciudades más opulentas del mundo. El año 61 d
C. la devastó un terremoto; pero sus ciudadanos eran tan ricos e inde-
pendientes que rehusaron recibir ninguna ayuda del gobierno romano,
y reconstruyeron su ciudad con sus propios recursos. Tácito escribe: “
Una de las más famosas ciudades de Asia, Laodicea, fue arrasada ese
mismo año por un terremoto, y se recuperó por sus propios medios sin
ninguna ayuda nuestra» (Tácito, Anales 14:27). No nos sorprende que
Laodicea presumiera de ser rica y haber amasado riquezas y no tener
necesidad de nada. Era tan opulenta que no necesitaba ni a Dios.11

Este sentimiento de autosuficiencia puede haber impregnado a la iglesia. Vivían


en una ciudad que se había negado abiertamente a la ayuda romana y se había
rehecho con orgullosa independencia para reconstruirse. Contra este trasfondo de
abundancia jactanciosa, la iglesia floreciente estuvo expuesta a las normas de su
entorno y, por lo tanto, espiritualmente, se sintió autosuficiente y no vio la nece-
sidad de los beneficios que Cristo pudiera otorgar.
Hubo tres razones importantes que hicieron de Laodicea una historia de éxito
materialmente. Esto es aquello a lo que el Señor evidentemente se refirió en 3:18:

(1) Como centro bancario de Asia Menor, se guardaba mucho oro en los bancos
de Laodicea.

(2) Su industria de la confección era mundialmente famosa. En el campo cir-


cundante se criaban ovejas de lana negra con un hermoso material brillante,
oscuro o de color cuervo.

Era un gran centro de confección de ropa. Las ovejas que pastaban


en los alrededores de Laodicea eran famosas por su lana suave, viole-
ta-negra, lustrosa. Producía ropa exterior barata en grandes cantidades,
especialmente una túnica que se llamaba la trimita, hasta tal punto que
a veces se llamaba a Laodicea Trimitaria. Laodicea estaba tan orgullosa
de la ropa que fabricaba que no se daba cuenta de que estaba desnuda
a los ojos de Dios.12
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 73
(3) Una famosa escuela médica también tenía su hogar en Laodicea. Uno de los
medicamentos especialmente notables que se produjeron allí fue una tableta Anotaciones
conocida como “polvo de Frigia”, que se exportaba a todo el mundo como
remedio para los ojos débiles y enfermos.

Era un centro médico muy considerable. A veinte kilómetros al Oeste,


entre Laodicea y la Puerta de Frigia, se encontraba el templo del dios
cario Menón. En un tiempo, aquel templo había sido el centro social,
administrativo y comercial de toda la zona. Hasta menos de cien años
antes, grandes mercados tenían lugar regularmente en sus terrenos.
En particular, el templo era el centro de una escuela de medicina que
luego se trasladó a la misma Laodicea. Sus médicos eran tan famosos
que los nombres de algunos de ellos, como Zeuxis y Alejandro Filalete,
figuran en las monedas de Laodicea.

Esta escuela de medicina era famosa en todo el mundo principalmente


por dos cosas: el ungüento para los oídos y el colirio para los ojos.
Nuestras biblias españolas no necesitan traducir esta última palabra,
porque nos ha pasado directamente del griego, kollyrion, a través
del latín y de la Vulgata, y que quería decir originalmente panecillo.
Esta palabra surgió de la famosa tefra frigia, polvo de Frigia, que
se exportaba a todo el mundo en tabletas solidificadas que tenían la
forma de panecillos. Laodicea estaba tan orgullosa de sus habilidades
médicas en el cuidado de los ojos que no reconocía que estaba ciega
espiritualmente.13

Se desconoce el origen de la iglesia en Laodicea. Se asume, sin embargo, de la


declaración de Lucas, “Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos
los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús”
(Hechos 19:10), que la iglesia tuvo su comienzo durante la estadía de Pablo en
Éfeso. Es posible que Epafras haya sido el primero en predicar allí, ya que era de
la cercana Colosas (Colosenses 1:7; 4: 12 y siguientes).

No se sabe mucho más acerca de la iglesia en Laodicea aparte de lo que está


escrito aquí. La iglesia se nombra en Colosenses 4, donde el apóstol habló de Epa-
fras, “el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo” (v. 12), y además dice: “Porque
de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están
en Laodicea, y los que están en Hierápolis” (Col. 4:13). Parece que Pablo escribió
una carta a la iglesia en Laodicea (Col. 4:16), pero la carta se ha perdido, a menos
que la carta de Efeso sea la mencionada.

El Señor describió la condición de esta iglesia como “tibia”, quizás una alusión a
la temperatura del agua. La mayor debilidad de la ciudad fue la falta de una fuente
de agua adecuada. Hemer escribe que los depósitos minerales en los restos de su
sistema de acueductos dan evidencia a la teoría de que el agua provenía de las
fuentes termales del sur. Si es así, el agua habría estado tibia, incluso después de
correr varios kilómetros. Por el contrario, a solo unas millas de distancia, Colosas
tenía un buen suministro de agua fría refrescante, y Hierápolis apreciaba su agua
termal que ayudaba a administrar la curación a los enfermos. Con toda su prospe-
ridad, Laodicea solo podía proporcionar agua tibia. Asimismo, la iglesia no ofreció
ni refrigerio al cansado ni sanidad a los espiritualmente enfermos. Se había vuelto
ineficaz debido a su incapacidad para producir fruto espiritual.

Jesús había sido presentado como “el testigo fiel” (ver comentarios, 1:5), y como
“el testigo fiel y verdadero” Su testimonio es absolutamente digno de confianza.
Como crítico supremo y legítimo de la iglesia y absolutamente digno de confian-
za, se deben prestar atención a sus críticas y advertencias. En Él se cumple en el
más alto sentido todo lo que perteneció a un testigo, de lo cual, según Trench, son
necesarias tres cosas: (1) Debe tener conocimiento de primera mano de aquello
de lo que testifica y debe haber visto con sus propios ojos aquello de lo que da fe;
(2) Debe ser competente para reproducir y relatar esto a otros; y (3) Debe estar
74 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
dispuesto a dar a conocer esto con fidelidad y veracidad (Ramsay, Seven Churches,
Anotaciones p. 256). Jesús cumple completamente estos requisitos esenciales.

La redacción de la frase, “el principio de la creación de Dios”, permite dos


interpretaciones: (1) en el sentido pasivo, Cristo es un ser creado, el primero de la
creación de Dios; y (2) en el sentido activo, Cristo es la fuente de todos los seres y
cosas creadas, el agente activo de Dios en la creación. La Escritura atestigua clara-
mente que este último es el verdadero significado. En el principio, Dios creó, pero
la Palabra era el medio, “dijo Dios” (Génesis 1:1-3), que involucraba Su Palabra.
Este Verbo estaba con Dios en el principio, y era Dios, es decir, deidad, por medio
de quien fueron hechas todas las cosas que han sido hechas (Juan 1:1-3). “En el
mundo estaba, y el mundo por él fue hecho” (Juan 1:10). Esto también lo atestigua
Pablo, quien también afirmó que en Él fueron creadas todas las cosas y que Él es
antes que todas las cosas (Colosenses 1:15-17). Si todas las cosas creadas fueron
hechas por Él y Él es antes que todas las cosas, entonces se sigue que Cristo no
podría haber sido al mismo tiempo el Creador y el creado. Si se acepta la idea de
que Cristo fue creado y, sin embargo, se afirma que Él es el Creador, ¡entonces Él
se creó a sí mismo! Esto reduce a un absurdo la idea de haber sido creado. Dios
es el diseñador y creador de todas las cosas en el sentido de que se originaron en
Su mente y son expresiones de Su voluntad (4:11), pero Cristo es coeterno con
el Padre y es el agente activo de todo lo creado. En el libro del Apocalipsis, el
Hijo se identifica con el Padre como igual en deidad y eternidad, porque “todo lo
creado” en todos los reinos de la creación lo alaba como digno de bendición para
siempre (5:13).

Este versículo es uno de los favoritos de los Testigos de Jehová, en su intento


por “probar” que Jesucristo es un simple ser creado, el primer ángel que Dios
hizo. “¡Mire!” dicen ellos. “Jesús es ‘el principio de la creación’”. Pero debieran
ser cuidadosos. Le dirán que Dios el Padre es el orador en Ap. 21:6 y 22:13, no
obstante, en ambos versículos se llama a sí mismo “el principio”. Por tanto, “el
principio” debe significar algo mas que la primera cosa creada.

Ciertamente, en cada uno de estos casos, el texto Griego dice arche, una palabra
nombrada en el Diccionario Expositivo de Palabras del N.T por W.E. Vine como
teniendo una variedad de significados tal como “principio, dominio, gobernante,
magistrado, poder, principado”.14 La Biblia de la Torre del Vigía traduce el plural
de la misma palabra como “funcionarios del gobierno” en Lucas 12:11. Es la
raíz de nuestras palabras arzobispo, arquitecto, y a otras palabras refiriéndose a
alguien que es el jefe sobre otros. De esta manera, la Nueva Versión Internacional
en Apocalipsis 3:14 dice que Cristo es “soberano de la creación de Dios”. Por
tanto, no hay base para afirmar que Ap. 3:14 hace a Jesucristo un ser creado.15

El argumento principal presentado por el folleto de los TJ para tomar «el principio
de la creación» en el sentido de «primera creación» es que Juan (el autor del Libro
del Apocalipsis) siempre usa arche con «... el significado común de ‘principio’»
– dicen en su folleto ¿Debería Creer Usted en la Trinidad?:
“... No sería correcto interpretar que ‘principio’ [griego: arkjé] significa que Jesús
fue el ‘principiador’ de la creación divina. Juan, en sus escritos bíblicos, usa varias
formas de la palabra griega arkjé más de 20 veces, y siempre tiene el significado
común de ‘principio’. Sí, Jesús fue creado por Dios como el principio de la crea-
ción invisible de Dios”.16

No obstante, si por «principio» uno entiende «primera cosa», esto no es así.


En realidad, tiene este significado solamente una vez en los escritos de Juan (Juan
2:11). En otras partes en el evangelio y las cartas de Juan siempre se refiere a un
punto de inicio en el tiempo (Juan 1:1-2; 6:64; 8:25,44; 15:27; 16:4; 1 Juan 1:1;
2:7,13,14,24; 3:8,11; 2 Juan 5,6), no la primera cosa en una serie. En efecto, en
el Libro de Apocalipsis, arche es usado solamente otras tres veces, y siempre de
Dios como «el principio y el fin» (Ap. 1:8; 21:6; 22:13). No obstante, los Testigos
negarán con razón que Dios sea la primera cosa en una serie de otras cosas.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 75
De esta manera, es al menos posible, si no probable, que Apocalipsis 3:14 no usa
«principio» en el sentido de «primera cosa». Por tanto, debemos considerar dos Anotaciones
interpretaciones alternadas, ambas de las cuales son consistentes con la Trinidad.

Primero, pudiera ser que en Apocalipsis 3:14 arche significa «gobernante» o


«primero sobre» la creación. El argumento para esta visión es sencillamente uno.
Pareciera que en cualquier otra parte en el Nuevo Testamento donde la palabra
arche es usada de una persona, casi siempre se refiere a un gobernante de alguna
clase. (Las únicas excepciones son los tres usos en Apocalipsis de la expresión «el
principio y el fin» para Dios). En particular, la forma plural archai frecuentemente
aparece en el Nuevo Testamento y es traducida usualmente «principados» o los
similares (Lucas 12:11; Rom. 8:38; Efe. 3:10; 6:12; Col. 1:16; 2:15; Tito 3:1). Dos
veces es usado en singular para significar «gobierno» o «dominio» (Luc. 20:20;
Judas 6). Tres veces aparece en la expresión «todo dominio» o «todo principado»
(1 Cor. 15:24; Efe. 1:21; Col. 2:10).

Además, en Colosenses 1:18, el único otro lugar en el Nuevo Testamento donde


Cristo es llamado arche, donde usualmente es traducido «principio», el significado
de «soberano» es prácticamente cierto. Esto es por lo que el plural archai aparece
tres veces en ese contexto (1:16; 2:10,15) con el significado «soberano» y en vista
de que Colosenses 1:18 («el arche, el primogénito de los muertos») es claramente
paralelo a Apocalipsis 1:5 («el primogénito de los muertos, y el archon [soberano]
de los reyes de la tierra»).

Esta línea de razonamiento tiene mucho mérito, y es posible que «soberano» sea
el correcto significado de arche en Apocalipsis 3:14. No obstante, no es cierto,
como también es posible que arche signifique «origen» o «primera causa».

La palabra Griega arche pudo, en el primer siglo Griego, llevar el significado


de primera «causa» u «origen» o «fuente», cuando se usó en relación al universo
o la creación. Aunque este uso no parece estar claramente encontrado en alguna
otra parte en el Nuevo Testamento, en el Libro de Apocalipsis arche aparece para
ser usado con este significado en todas las otras tres apariciones de la palabra en
ese libro. En estos tres versículos, Dios es llamado «el principio y el fin» (1:8;
21:6; 22:13). La mejor interpretación de esta expresión pareciera ser que Dios es
el iniciador y consumador de la creación — que él es su primera causa y su meta
final. Por tanto, es razonable pensar que el mismo uso es encontrado en 3:14.

En respuesta a esta línea de razonamiento, pudiera ser contestado que el hecho


de que Jesús no es llamado aquí «el fin» también como «el principio» sugiere que
la palabra está siendo usada con un matiz diferente. Esta observación no desa-
prueba la interpretación de «primera causa», pero indica que lo tal no es la única
interpretación posible.

En resumen, arche en Apocalipsis 3:14 pudiera significar ya sea «soberano»


o «primera causa». El significado de «primera cosa creada» es la interpretación
menos probable, si el contexto y el uso de arche en el Nuevo Testamento con
referencia a las personas son tomados en consideración. Ciertamente Apocalipsis
3:14 no puede ser usado para probar que Cristo es creado.

Otro punto a tener en cuenta es la forma como la TNM vierte el pasaje así:

“... Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el
principio de la creación por Dios”.

Como es la costumbre de los TJ, siempre añaden palabras que no existen en el


original para que se acomode a sus doctrinas ajenas a la Palabra de Dios. El texto
Griego tiene el caso genitivo, tou Theou, el cual significa de Dios y no por Dios.
Para que fuera de esta última forma –“por Dios”– habría requerido la preposición
upo Theou. Por tanto, el pasaje no enseña que Cristo fue creado por Dios, sino
más bien que El es el origen o la fuente primaria de la creación de Dios. Podemos
76 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
hacer una pequeña comparación de esto con algunos pasajes.
Anotaciones

«De Dios»
–του θεου–
“... el Cordero de Dios ...” – Jn. 1:29
“... este es el Hijo de Dios ...” – Jn. 1:34
“... el Cordero de Dios ...” – Jn. 1:36

«Por Dios»
–υπο του θεου–
–απο του θεου–
Hch. 2:22 – “... varón aprobado por Dios ...”
Ap. 12:6 – “... tiene lugar preparado por Dios ...”

Elogio de lo bueno: Nada.

Queja:
vs. 15 – Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente!

Caliente, zestos (de zeo) ocurre solo aquí y significa hervir, ser caliente, ferviente.
Se dice que Apolos era “de espíritu fervoroso [zeo]” (Hechos 18:25), y en un uso
similar de la palabra Pablo insta a los santos romanos a ser “fervientes [zeo] en
espíritu sirviendo al Señor” (Rom. 12:11); la iglesia de Laodicea no estaba fría ni
ferviente. Cuando el Señor dice “Ojalá fueras frío o caliente”, no expresa un deseo,
sino un profundo pesar por esta condición (Trench). Jesús no está diciendo que
deseaba que tuvieran frío porque nunca habían caído bajo el poder del evangelio,
sino que, por el contrario, está dando énfasis a su tibieza. Sin embargo, es cierto
que una persona que una vez ha probado y experimentado el bien y luego se ha
vuelto indiferente a él, es difícil de recuperar (cf. Hebreos 6:4-6; 2 Pedro 2:20).
Pero incluso si ser frío significaba abiertamente antagonismo y oposición a Él y Su
obra, este versículo indica que al menos creer es algo en lo que hay que ser sincero.

El agua tibia está bien para bañarse, pero nadie la bebe con regularidad, ya que
se prefiere caliente o fría. Se podría concluir que ser tibio espiritualmente es más
deseable que ser frío. Pero no es asi. El individuo que tiene frío conoce su abyecta
pobreza espiritual y es más probable que haga cambios y se vuelva hacia la obe-
diencia. Mientras que la persona tibia se encuentra en una condición peligrosa,
porque está satisfecho de sí mismo y considera que no tiene “necesidad de nada”
(v.17). No se da cuenta de la gravedad de su estado, por lo que no se puede hacer
mucho con él. Concerniente a los que se han apartado, el escritor hebreo registra
este pensamiento: “Es imposible para los que una vez fueron iluminados ... si se
apartan, renovarlos nuevamente para arrepentimiento” (Heb. 6: 4-6). Son insensi-
bles en los sentimientos, creyendo que han escuchado tanto de la palabra de Dios
que se ha vuelto pasada de moda. Tales descarriados se vuelven tan indeseables
como un “perro que vuelve a su vómito” (2 Ped. 2:20-22).

vs. 16 - Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Aquí la palabra se usa metafóricamente para expresar una condición que produjo
náuseas. Una bebida fría o caliente puede refrescar; pero un líquido tibio, insípido,
tibio sólo produce náuseas y vómitos. Cuando Israel entró para poseer la tierra de
los cananeos, Jehová advirtió al pueblo que no la contaminen, sino que guarden
la ley, “que la tierra no los vomite a ustedes también ... como vomitó a la nación
que estaba antes que ustedes”. (Levítico 18:28; 20:22). La amenaza del Señor a
los laodicenos es aún más seria que la de Israel; porque es el Señor, no la tierra,
quien los vomita en Su aborrecimiento de su condición, separándolos de Él como
las naciones habían sido separadas de su tierra para siempre.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 77
Aunque hay muchas descripciones bíblicas de las emociones de Dios, ¡esta
es la única referencia en las Escrituras a que Cristo quiere vomitar a alguien de Anotaciones
su boca! Dios está “arrepentido” por el pecado del hombre (Génesis 6:6), y está
“celoso” de que el hombre sirva a otro dios (Éxodo 20:5; 34:14). Tiene una “ira
feroz” contra los que le sirven con hipocresía (Jeremías 4:8). Sin embargo, “Dios es
amor” (1 Juan 4:8, 16), y se regocija cuando un pecador se vuelve hacia él (Lucas
15:7, 10, 20-24). Expulsar a uno de su boca describe gráficamente cuán repulsivo
se ha vuelto el que ha abandonado su compra por el sacrificio del único Hijo de
Dios. Así como el agua tibia es nauseabunda para beber, la figura aquí es la de
alguien cuya fe se ha extinguido hasta que sólo queda una intolerable tibieza. Por
el contrario, todos los que recuerdan sinceramente la cruz de Cristo son “celosos
de buenas obras” (Tito 2:14).

vs. 17 - Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa


tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego
y desnudo.

Cinco adjetivos describen diferentes aspectos de su lamentable estado. Son


desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Lo peor de todo es que no
saben que se encuentran en una pobreza espiritual abyecta, porque se jactan de
ser ricos. Los cristianos se adormecen cuando confían en la prosperidad material,
el lujo exterior y la salud física (Lucas 8:13-14). No se puede hacer nada con los
tibios, porque están satisfechos. Se enorgullecen de ser autosuficientes, pero de-
sarrollan una falsa estimación de sí mismos pensando que son “tan buena gente”
que la herencia del cielo está asegurada. La falsa doctrina no era su problema; de
hecho, nada está condenado con respecto a la enseñanza de los laodicenos. En
cambio, su problema era simplemente un énfasis excesivo en las cosas del “ahora”
en lugar del “después”. En resumen, confiaban en riquezas totalmente imaginarias
y no estaban ardiendo por el Señor.

Aquí está la causa y la consecuencia de su tibieza; esta iglesia, engañada en su


autosuficiencia, estaba cosechando los frutos de la cosecha. No es necesario concluir
que toda la congregación estaba compuesta por personas ricas, aunque sin duda
había personas adineradas entre ellos. Pudo haber estado compuesto por un grupo
engreído de “clase media” que se había empapado tanto del espíritu de su ciudad
que se habían vuelto totalmente complacientes. No había ninguna necesidad real
de Dios; estaban satisfechos.

Entre las declaraciones más tristes de la carta sigue las palabras, tú dices. A
sus propios ojos se imaginaban a sí mismos como creyentes fervientes, por eso se
encomiaban a sí mismos. Habiéndose vuelto complacientes con su condición espi-
ritual, estaban ciegos tanto a lo que son como a lo que sus obras proclaman sobre
ellos. Como muchos cristianos modernos que hacen lo suficiente para mantener
sus nombres en la lista de la iglesia, probablemente se habrían sentido insultados
si alguien más los hubiera acusado de ser tibios y desagradables ante el Señor.
Pero el hecho de que no estén comprometidos ni involucrados en la obra de Cristo
hizo que el Señor estuviera listo para vomitarlos.

La seguridad material de su entorno afectó a esta iglesia. Cuando el éxito se


mide por las riquezas materiales, es fácil verse estorbado por las cosas terrenales,
lo que permite que la obra del Señor sea la mendicidad. Los cristianos que luchan
por encima de todo para ser ricos abandonarán al Señor cuando la religión interfiera
con su trabajo. Son como el necio que se concentró en acumular tesoros en esta
tierra (Lucas 12:15-21). Algunos pueden considerarlos fieles, y caminar por la vida
satisfechos, elogiándose a sí mismos por lo excelentes que son, pero el Señor los
medirá según cuál es su verdadera prioridad en la vida (Mat.6:33; 1 Tim. 6:9-10).

Consejo, Advertencia y Exhortación:


vs. 18 – Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para
78 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza
Anotaciones de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

La descripción del Señor del estado espiritual de la iglesia es seguida por una
ferviente exhortación: “Yo te aconsejo” -el consejo de un amigo- “que de mí
compres oro”, indica que este oro sólo puede provenir del Señor, porque todas
las riquezas espirituales son de arriba, lo que compensaría su pobreza espiritual.
Las verdaderas riquezas son espirituales; la fe probada por el fuego, probada en el
crisol de las pruebas y hallada genuina (1 Pedro 1:7), y los “tesoros de sabiduría y
conocimiento”, como un cofre de joyas, se encuentran sólo en Él (Colosenses 2:3).
Pero para obtenerlos uno debe disponer de aquello a lo que ha puesto un valor falso
en esta vida, su propia autosuficiencia, y tener estas verdaderas riquezas de Él (cf.
Mat. 13:44-46). También se insta a los laodicenos a comprar vestiduras blancas para
vestirse, para que no se manifieste la vergüenza de su desnudez espiritual. El blanco
es el símbolo de la santidad (véanse los comentarios, 2:17; 3:4), y posiblemente se
use aquí en contraste con las prendas de color negro brillante por las que se destacó
a Laodicea. Así como el oro, así también las vestiduras blancas solo pueden ser
provistas por Cristo. Sin el traje de boda, que según la parábola del banquete de
bodas parece haber sido provisto por el rey, el invitado presuntuoso que no tenía
puesto fue expulsado (Mat. 22:1 ss.). “Comprar” se usa metafóricamente, porque
nadie puede literalmente tener salvación, justicia o vestiduras blancas.

La exhortación a comprar estos artículos significa hacer todo lo necesario para


que sean de su propiedad. La salvación, o las bendiciones que la acompañan, no
se pueden comprar con dinero, pero a través de la fe obediente, todos pueden
comprar el regalo provisto por la gracia de Dios (Isaías 55:1; Tito 2:12-14). En
este consejo hay referencias sutiles a algunas de las cosas de las que se enorgulle-
cían en Laodicea. La ciudad era bien conocida por su oro, pero eran “pobres” y
necesitaban acumular tesoros de verdadera riqueza (Mat. 6:19-21; 1 Tim. 6:6-8).
Laodicea era famosa por su industria de la ropa, pero estaban “desnudos” espiri-
tualmente y necesitaban en cambio las vestiduras blancas y puras preparadas para
el cielo. Laodicea era mundialmente famosa por su ungüento para los ojos, pero
estos santos eran “ciegos” y necesitaban conocimiento espiritual.

vs. 19 – Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arre-
piéntete.

La reprimenda a veces se considera un acto desconsiderado. Pero el Señor cas-


tiga a los que ama a fin de prepararlos para participar de su santidad (Heb. 12:5-
10). Los sabios recibirán corrección y serán celosos y se arrepentirán (Prov. 9:8),
restableciendo una relación con el Señor sobre la base de un “corazón contrito y
humillado” (Sal. 51:17). El celo y el arrepentimiento son los factores naturales.
Flujo de un corazón enteramente entregado al Señor (Sal. 9:1; 119:10, 58).

Promesa de recompensa e invitación a oír:

vs. 20 – He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la


puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Aquí hay una imagen del Señor buscando ser admitido en la vida de esta igle-
sia espiritualmente indiferente de la que había sido excluido. El llamado expresa
su esfuerzo a través de la Palabra para ser admitido. Llamar no es una cosa y su
voz otra; esto queda claro a partir de lo que sigue. “Si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”. El Salvador nunca fuerza la
admisión, sino que busca la entrada mediante la disposición voluntaria del indi-
viduo. Su esfuerzo y la necesaria disposición y acción de los santos es un claro
testimonio de la libertad de la voluntad humana para elegir o rechazar la llamada
divina. Cuando llama, se identifica a sí mismo para que no haya ningún malen-
tendido en cuanto a quién busca la entrada. Escuchar su voz es más que oír un
sonido; es entender el mensaje y reconocer al Invitado que entraría. En el camino
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 79
a Damasco, los compañeros de Pablo oyeron “el sonido” (marginal, Hechos 9:7),
pero “no oyeron la voz” (Hechos 22:9), es decir, no entendieron el mensaje; Pablo Anotaciones
escuchó y entendió. Escuchar y abrir la puerta es prestar atención a la Palabra de
Cristo y aceptar su entrada en el corazón. “Cenar” es cenar con Él en comunión
espiritual y compañerismo, lo que para los orientales significaba confianza y afecto
cercanos. Cenar con Él ahora es un anticipo de la gloria que se compartirá con Él
en el hogar eterno. El Señor llama hoy mientras busca ser admitido en el corazón y
en la vida. A los que rechacen al Divino llegará el momento en que llamarán, pero
será demasiado tarde; la respuesta definitiva será: “No sé de dónde sois; apartaos
de mí, todos los hacedores de iniquidad” (Lucas 13:25-27).

El Señor está a la puerta de todos los corazones y busca entrar para proporcionar
perdón y la promesa de vida eterna (Mateo 11:28-30). Pero llegará el momento en
que cesarán las llamadas y será demasiado tarde para responder.

vs. 21 – Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como
yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

Como en las otras seis cartas, la promesa de recompensa es para el vencedor.


La victoria de Cristo fue la cruz a través de la cual venció al mundo ((Juan 16:33),
derribó el poder de Satanás sobre el pecado y la muerte (Hebreos 2:14) y llevó
cautivo la cautividad; es decir, llevó cautivo lo que durante tanto tiempo había
mantenido al hombre en su poder cautivo (Efesios 4:8). Ahora está sentado a la
diestra de la majestad en las alturas (Heb. 1:3), en Su propio trono (Heb. 1:8ss.),
Que es el trono de Dios (Heb. 12:2). Los redimidos se sientan con Él en este rei-
no espiritual (Efesios 2:6), reinando con Él en vida (Rom. 5:17; Ap. 5:9ss., Ver
comentarios 2:26s.). Al que vence se le promete un lugar con Él en este trono de
Su Padre y de Él mismo. Pablo le aseguró a Timoteo que mientras morímos con
Él, viviremos con Él, y mientras perseveremos, también reinaremos con Él (2
Tim. 2:1 ss.). La similitud entre la declaración de Jesús aquí y la de Pablo en la
carta a Timoteo plantea la pregunta de si están hablando de un presente sentado y
reinado o del reinado eterno en el cielo (22:5). Parece que cada uno está hablando
de nuestro presente sentado y reinando con Él. Los fieles comparten con Él en esta
vida y Su victoria sobre el pecado y en Su reino en justicia, y también participarán
en el reino por los siglos de los siglos en la eternidad (22: 5).

Aquellos que sirven al Señor con firmeza tienen el privilegio de gobernar con él.
Aquí no se ven dos tronos, como especulan algunos teóricos. El trono de Dios es el
trono de Cristo; se llama el trono del Padre porque se lo dio a Cristo. Cristo ahora está
sentado a la diestra de Dios (Hechos 2:34-35; Efesios 1:20; Hebreos 1:1-3). La Biblia
dice que también fue levantado para sentarse en el trono de David (Hechos 2:30), así
como David reinó en el trono del Señor (véase 1 Crón. 29:23; 1 Reyes 2:12). Los
santos reinan en su reino con él en esta vida. Sin embargo, este reino no cesa con la
muerte física, porque el Señor concederá a sus santos un reino eterno en el reino ce-
lestial y eterno (2 Tim. 4:18; 2 Ped. 1:11; Apo. 7:15-17; 22:3). “11 Palabra fiel es esta:
Si somos muertos con él, también viviremos con él; 12 Si sufrimos, también rei-
naremos con él; Si le negáremos, él también nos negará” (2 Tim. 2:11-12).

vs. 22 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Aunque la promesa de esta carta es para la iglesia en Laodicea, es todo incluyente.


Todos los que vencen reinan con Él al compartir su vida, sufrimiento y victoria.

________________________
Anotaciones al Pie

1. W.M. Ramsey, The Letters ot the Seven Churches of Asia. Grand Rapids: Baker
Book House, 1963.
2. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1129.
80 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
3. James Hastings, Dictionary of the New Testament. 4 vols. Grand Rapids: Baker
Anotaciones Book House, 1973.
4. William Barclay, Ibid, p. 1129.
5. William Barclay, Ibid, p. 1130.
6. Epistola de San Ignacio a los Filadelfianos, 6; Los Padres Apostólicos, J.B. Lightfoot,
p. 195.
7. A.T. Roberson, Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, 6 Tomos en 1, p. 730.
8. William Barclay, Ibid, p. 1131.
9. William Barclay, Ibid, p. 1129.
10. William Barclay, Ibid, p. 1129.
11. William Barclay, Ibid, p. 1131.
12. Ibid, p. 1131.
13. Ibid, p. 1132.
14. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., Vol. 3, Pág. 240.
15. J.W. Answered Verse by Verse - David A. Reed, Págs. 103-104.
16. ¿Debería Creer Usted en la Trinidad?, Pág. 14, Par. 4.
El Trono 81

CAPITULO 4 Anotaciones

La Escena del Trono


En el capítulo uno se reveló el alcance del ministerio de Cristo y su gloria pre-
sente. Como Rey y Sacerdote, tiene el destino de las iglesias en Su mano mientras
camina entre las congregaciones. También se presentó el conflicto que involucra
la tribulación, que Juan compartió con los santos. Después de esta presentación
de Jesús, Juan estuvo con Él entre las iglesias contemplando sus condiciones,
problemas y posibilidades de victoria a través de su Señor (capítulos 2 y 3). Juan
escuchó y escribió las palabras de elogio, condenación, advertencia y promesa
de recompensa del Salvador para aquellos que vencieran. Aunque expresado de
diversas formas, la recompensa es la victoria sobre el enemigo ahora y la vida
eterna en el más allá. En las cartas, el conflicto de la iglesia con las fuerzas del
mal dentro y fuera y los motivos de la victoria final de los fieles se establecieron
claramente. La pregunta ahora es: ¿Cuál será el destino de los enemigos de Dios
y de su pueblo? Los siguientes capítulos hablan de la ferocidad del conflicto y el
resultado final.

Sin embargo, antes de describir el conflicto que ya estaba comenzando y que


se intensificaría, Dios aparta la cortina del cielo y da a Juan, y a través de él a sus
santos perseguidos, una visión del trono y la majestuosa corte del Gobernante de el
universo. Que el lector de Apocalipsis tenga siempre presente que lo que ve Juan
es una visión en la que los símbolos son imágenes de ideas. En el resto del Nuevo
Testamento, la verdad se imparte a la mente, pero en Apocalipsis se comunica a
los ojos. La verdad que había sido predicada y escrita por apóstoles, profetas y
evangelistas ahora se enfatiza en la acción pictórica.

Esta visión de la escena del gran trono celestial (capítulos 4 y 5) presenta las
dos secciones principales del libro (capítulos 4-11 y 12-21). Dios en el trono entre
criaturas vivientes exaltadas y los redimidos es la figura central del capítulo 4. El
Hijo como el León de la tribu de Judá, la raíz de David y un Cordero inmolado
pero vivo es la figura central del capítulo 5. Solo El es digno de tomar el libro
sellado de la mano derecha de Dios, desatar los sellos y llevar a cabo el propósito
de Dios hasta su consumación. En medio de las alabanzas de los seres celestiales,
los redimidos y toda la creación, Él toma Su lugar a la diestra de Dios, el Todopo-
deroso. Mientras el santo contempla esta maravillosa escena y capta su espíritu,
está preparado para enfrentar persecuciones, tribulaciones e incluso la muerte si
es necesario. Se fortalece en la seguridad de que el gran Dios y Su Hijo victorioso
gobiernan en todos los ámbitos de la creación y que a través de ellos puede salir
victorioso en cualquier circunstancia y en cualquier conflicto terrenal. Por tanto,
que el diablo y sus fuerzas carguen contra la ciudadela de Sión asalto tras asalto.
El santo fiel, en su fe y en la fuerza del Señor, no tiene nada que temer, ¡porque
en última instancia, la victoria es suya!

Parte 2: Dios es Soberano Sobre Toda la Tierra


4:1—11:19
La Visión del Trono del Dios Todopoderoso
4:1–5:14
Dios Reina en Su Trono
Apocalipsis 4:1-6

vs. 1 – Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera
voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré
las cosas que sucederán después de estas.

– Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo – Después


82 El Trono
de que Juan terminó de escribir el mensaje del Señor a las siete iglesias, se le
Anotaciones muestra el trono del cielo a través de una puerta abierta. Los capítulos cuatro y
cinco presentan la soberanía de Dios que está en su trono y cuyo gobierno justo es
vindicado por la obra de Cristo. Aunque a veces parezca que los inicuos gobiernan,
todas las cosas están realmente controladas por Dios. Esta verdad fue confirmada
durante el reinado de Ezequías cuando el ángel del Señor mató a 185.000 asirios
en el momento en que Senaquerib trató de tomar Jerusalén (2 Crón. 32:7-8, 21-22;
Isa. 37:36). El libro de Apocalipsis refleja la misma seguridad de que el Señor es
omnipotente, un mensaje diseñado para preparar a los seguidores de Cristo para
las pruebas a las que serían sometidos. Por lo tanto, un comienzo apropiado de
las escenas del juicio que aún no se han descrito es esta gloriosa visión del Dios
reinante y el Cordero redentor. Los corazones deben emocionarse al recordar el
poder omnipotente de Dios y cómo las huestes celestiales lo consideran digno de
alabanza, honor y gloria.

– y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo – Con el


toque de clarín de una trompeta (Éxodo 19:16, 19), se llamó a Juan para que vi-
niera a ver desde el punto de vista del cielo las cosas que sucederían en la tierra.

– dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de es-
tas – Obviamente, los santos a quienes Juan estaba escribiendo estaban ansiosos
por saber si el reino de Dios podría resistir esta amenaza del gobierno imperial
de Roma. De hecho, estos eventos ya habían comenzado a suceder porque Juan
estaba experimentando tribulación mientras escribía (1: 9). Sin embargo, la visión
expuesta en los capítulos cuatro y cinco es de majestad, poder, autoridad divina
y control total de todo lo que ha de ser. No es una visión de persecución, sufri-
miento y muerte, sino de gran paz y gozo. El hombre puede escribir la historia
solo después de que ocurren los eventos, pero Dios predice la historia antes de
que ocurra (Rom. 4:17b; Isa. 42:9). Antes de que se libere la batalla, Dios sabe
que se logrará la victoria (Sal. 46). Desde este punto de vista, Jesús animó a sus
discípulos: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido
daros el reino” (Lucas 12:32). “... En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Producto de la condición de simplemente ver una visión, el alma de Juan entra


ahora en el más alto estado extático de «estar en el Espíritu» (4:2). Seguramente, lo
que el apóstol está por ver es también una visión. Si lo que él ve no es una visión,
entonces tenemos que imaginar que en el cielo hay un trono material, que alrededor
del trono hay veinticuatro tronos literales y físicos, y que el Cordero literal tiene
siete cuernos y siete ojos. Esto, por supuesto, es absurdo. ¡Juan ve una visión! Es
una continuación de «la puerta abierta en el cielo» (4:1). Pero ésta es más que una
visión, es decir el vidente entra ahora en un estado extático más avanzado, a saber,
el de «estar en el Espíritu» (vs. 2). Cuando una persona está «en el Espíritu» y
estando en ese estado ve una visión, hay una suspensión del contacto consciente
con el ambiente físico. Juan ya no ve con los ojos físicos; ya no oye con los oídos
físicos. Su alma es removida de todos los objetos que le rodean y se concentra
fijamente en las cosas que le son mostradas en la visión. Es “llevado” a la región
del trono (cfr. 17:3), es decir, a la región del trono tal como aparece en la visión.

Pero aunque los diferentes objetos vistos por Juan no existen en aquella forma
material y física, sin embargo, expresan una importante verdad espiritual. Enseñan
una sola lección principal. No nos confundamos tratando de interpretar los detalles.
No tratemos de hallar un «significado más profundo» pues no existe. Repetimos:
Los capítulos 4 y 5 enseñan una sola lección principal. Hay una sola imagen y
una sola lección.

vs. 2 – Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en


el cielo, y en el trono, uno sentado.

Bajo la influencia e inspiración del Espíritu Santo, Juan tuvo esta visión del
El Trono 83
trono de Dios (vea las notas en 1:10). Lo que Juan experimentó no fue simple-
mente un sueño o una invención de su propia imaginación, sino una revelación de Anotaciones
Jesucristo. El trono de Dios es significativo en Apocalipsis, ya que se menciona
diecisiete veces en este capítulo y en el siguiente y al menos cuarenta veces en
todo el libro. Su trono significa el poder, el gobierno y el dominio infinito de Dios
sobre su creación (1 Reyes 22:19).

Diagrama de la visión descrita en Apocalipsis 4 y 5:


El universo gobernado por el trono

6
A A A
A A
A 5 A
A 4 A
3
A 2 A
1
A
COR
DER
O P A
A A
A A
A A
A A
A A A

Explicación:

Es un solo cuadro. Enseña una lección principal. El círculo que está en el centro
representa el trono, al cual se asciende por medio de las escaleras. En el centro
del trono está sentado el Padre [P] (Ap. 4:2).

• El círculo señalado con el número 1 representa el diamante blanco res-


plandeciente (4:3).
• El círculo 2 la cornalina (4:3).
• El círculo número 3 representa el arco iris semejante en su aspecto a la
esmeralda (4:3).
• El círculo número 4 representa los cuatro seres vivientes o querubines (4:6).
• Los veinticuatro tronos con sus ancianos son representados por el círculo
número 5 (4:4).
• El círculo número 6 representa a «muchos ángeles» (5:11).
• El círculo número 7 representa todas las demás criaturas en el universo
entero (5:13).

Note también las siete lámparas y el mar de vidrio delante del trono (4:5-6). El
Cordero está de pie entre el trono y los seres vivientes de una parte y los veinticuatro
ancianos de la otra (5:6). Pero el Cordero no se quedó allí. Se acercó al trono (5:7)
y está sentado en el trono junto al Padre (22:1). ¡El trono gobierna sobre todas las
cosas! ¡Tomemos a pecho esta lección!

Estos capítulos no nos dan meramente una imagen del cielo, sino también
describen el universo entero desde el aspecto del cielo. El propósito de esta visión
es el de enseñarnos por medio de un hermoso simbolismo que todas las cosas son
gobernadas por el que está sentado en el trono. «Todas las cosas» (4:11) debe in-
84 El Trono
cluir nuestras pruebas y tribulaciones. Ésta es la lección. Por esto, la descripción
Anotaciones del trono antecede a la predicción simbólica de las pruebas y tribulaciones que
la iglesia tiene que experimentar aquí en la tierra, las cuales se describen en el
capítulo 6. En conexión con la lectura del Apocalipsis 4 y 5, estudie con cuidado
el diagrama de esta visión y nuestra explicación.

vs. 3 – Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y
de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la
esmeralda.

– Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe – La


majestad gloriosa y el juicio justo se unen a través de la imagen de estas joyas
para representar los atributos divinos de Dios. Dios es espíritu (Juan 4:24), por
lo tanto, la refulgencia o resplandor de Dios se describe como jaspe, una piedra
preciosa que se describe en 21:11 como “diáfana como el cristal”. Evidentemente,
esto representa su perfecta santidad y justicia. La aparición de Dios en la visión
de Juan resplandeció como una piedra de cornalina (‘sardio’ - LBLA), una piedra
de color rojo. A Dios se le describe como “fuego consumidor” (He. 12:29), que
retrata su justicia en juicios divinos al vengar la maldad. “Justicia y juicio son el
cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro” (Sal. 89:14;
ver también 97:4).

– y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esme-


ralda – El arco iris fue puesto en el cielo por Dios después del diluvio como un
recordatorio de que nunca más destruiría el mundo con agua (Génesis 9:12-17),
y así se convirtió en un símbolo de esperanza y misericordia. Alrededor del trono
de Dios brillaba un halo como un arco iris esmeralda.

Veinticuatro Tronos y las Coronas


Apocalipsis 4:4

“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos


a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en
sus cabezas.”
A A A
– Y alrededor del trono había veinti- A A
cuatro tronos – ¿Por qué hay veinticua- A 5 A
tro asientos alrededor del trono? Nueva- A 4 A
mente debe discernirse el uso apocalíptico 3
de los números. Quizás la respuesta más A 2 A
lógica es que dado que “doce” es un 1
símbolo del “pueblo de Dios”, cuando se A
DER
O P A
combinan las doce tribus de Israel con los COR

que siguieron a Cristo como lo enseñaron A A


los doce apóstoles, se obtiene el número A
veinticuatro, que representa la suma del A
pueblo del pacto de Dios. A A
A A
Veinticuatro “tronos” – thronos A A A
(θρόνος, G2362), trono, asiento de autoridad. La palabra indica poder o gobierno,
1

los cuales de alguna manera están conectados con el gran trono central, el asiento
del dominio y todo poder de Dios.

Estos están “alrededor” del trono,, indicando una posición más allá del arco
iris (vs. 3). Antes de intentar identificar a los venticuatro ancianos, debería ser
observado que ellos están vestidos de ropas blancas y llevan coronas de oro.

– y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas


blanca – En un círculo alrededor del trono central y sentados sobre veinticuatro
El Trono 85
tronos, estaban los líderes del pueblo del pacto de Dios, tanto del Israel carnal
como espiritual (21:12, 14). Cuando Juan ve a Dios en su trono en su gran poder, Anotaciones
los representantes de su pueblo lo rodean.

Están vestidos con ropas blancas que significan que sus pecados están cubiertos
y que han sido purificados por la sangre de Cristo. En Apocalipsis, el blanco es el
color de la santidad y la pureza, y es también el color celestial. Describe la cabeza
y cabello de Cristo (1:14), la vestimenta llevada por los ancianos (4:4), el caballo
en el que Cristo sale a conquistar (6:2), la nube (14:14), un segundo caballo en el
que El monta seguido por los ejércitos celestiales vestido de lino blanco montados
en caballos blancos (19:11,14), y el trono del juicio (20:11). Los santos caminan
con El en vestiduras blancas (3:4-5,18), y los mártires son ataviados con vesti-
duras blancas (6:11), como aquellos que salen de la gran tribulación (7:9,13-14).
Solamente a aquellos ataviados con “la hermosura de la santidad” (Sal. 110:3) les
es permitido adorar en la presencia divina.

Ropas blancas (símbolo de pureza o victoria). Las vestiduras son prometidas


a los fieles (Ap. 3:4-5).

– con coronas de oro en sus cabezas – Llevan en la cabeza coronas de oro que
simbolizan su reinado en victoria sobre los enemigos de Dios.

Coronas de oro – Griego: stefanos = corona de una persona inferior al rey,


la corona de victoria (2:10; 3:11; 4:4,10; 6:2; 9:7; 12:1; 14:14). Contrastada con
diadema (Griego: diadema) = la corona de un rey, la cual correctamente pertenece
a Jesús (“muchas diademas” — 19:12), y es usurpada por el dragón (12:3) y la
bestia del mar (13:1).

Las coronas de oro son las coronas de la victoria. Pablo la llama la “corona
incorruptible” (1 Cor. 9:25), “la corona de justicia” (2 Tim. 4:8), Santiago, “la
corona de vida” (Stg. 1:12), y Pedro, “la corona incorruptible de gloria” (1 Ped.
5:4). La corona aquí prometida por el Salvador recapitula e incluye todas estas.

En el Nuevo Testamento son usadas dos palabras para corona:

stefanos (στέφανος, G4735) – denota la corona del vencedor, el símbolo


del triunfo en los juegos, o en algún concurso similar.2

Stefanos aparece en todas las referencias anteriores. Estos ancianos tenían


sobre sus cabezas coronas de oro. La corona aquí no es la diadema, la corona de
la realeza, sino la stefanos en el Griego, la corona de la victoria.

En las siguientes tres referencias se menciona la diadema usada por el Dragón,


la Bestia, y Cristo (Ap. 12:3; 13:1; 19:12):

diadema (διάδημα, G1238), se deriva de diadeo, atar alrededor. Era el


ornato regio para la cabeza y se usaba especialmente de la banda azul
marcada con blanco, usada para ligar el turbante o la tiara de los reyes
de Persia. Fue adoptada por Alejandro Magno y por sus sucesores. Entre
los griegos y romanos era la marca distintiva de condición regia.3

La corona (stefanos) era llevada por el vencedor en los juegos o en el campo


militar, por el populacho durante la temporada de fiestas, y por la novia en las
ceremonias nupciales; era de esta manera la corona de la festividad o la victoria.
El Nuevo Testamento lleva a la conclusión de que esta es la corona de la fiesta
de victoria, dada al santo en honor de su triunfo sobre la tribulación y la muerte.

Pero ¿quiénes son estos veinticuatro ancianos? Los veinticuatro ancianos


posiblemente representan la totalidad del pueblo de Dios bajo el Antiguo y Nuevo
Pacto. Los nombres de las doce tribus (cfr. los doce patriarcas, Hch. 7:8) y los
86 El Trono
doce apóstoles están inscritos en las puertas y los cimientos de la santa ciudad (Ap.
Anotaciones 21:12-14). Estos 24 ancianos son mencionados doce veces y es usado solamente
con respecto a los ancianos en Apocalipsis (4:4,10; 5:5-6,8,11,14; 7:11,13; 11:16;
14:3; 19:4).

El número veinticuatro sugiere una combinación de los doce patriarcas de las


doce tribus de Israel y los doce apóstoles, representando de esta manera a los
redimidos de ambos pactos ahora unidos a través de Cristo.

En el Antiguo Pacto los doce hijos de Jacob se convirtieron en los padres de


las doce tribus de Israel. Luego hubo las doce preciosas piedras del pectoral del
sumo sacerdote, representando las doce tribus (Ex. 28:15-21). Las doce tortas de
la proposición estaban en el lugar santo del tabernáculo (Lev. 24:5). A la dedica-
ción del altar del tabernáculo, doce príncipes traían ofrendas. Entre estos estaban
doce platos de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro. En esta dedica-
ción los animales para el holocausto eran doce becerros; doce carneros, doce los
corderos, doce machos cabríos (Núm. 7:78-87). Más tarde, el mar de bronce de
Salomón descansaba sobre doce bueyes (1 Reyes 7:25). Doce leones esculpidos
permanecían «allí sobre las seis gradas, de un lado y del otro» del trono del rey
(1 Reyes 10:20). Esto es únicamente un muestreo; una y otra vez el número doce
es usado en relación al pueblo, la adoración, y las familias de la antigua nación.

En el Nuevo Pacto, las actividades de los doce apóstoles, y los doce tronos en
los que ellos se sentaron, juzgando a las doce tribus de Israel, están dando predo-
minio. Junto con estos usos significantes del número doce, Jesús fue encontrado
enseñando en el templo a la edad de doce años (Lucas 2:42), las doce cestas de
pedazos que se recogieron (Lucas 9:17), y Santiago dirigió su epístola a las doce
tribus de la dispersión (Stg. 1:1).

En el Apocalipsis, doce mil de cada una de las doce tribus son enumerados para
un total de ciento cuarenta y cuatro mil. La radiante mujer tiene sobre su cabeza
una corona de doce estrellas (12:1).

En los capítulos 21 y 22, la ciudad celestial tiene doce puertas, las cuales son
doce perlas inscritas con los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel,
guardadas por doce ángeles (21:12,21). Los doce cimientos de la ciudad, y sobre
ellos los nombres de los doce apóstoles (21:14,19 y Sig.). Ellos sirven juntos como
parte de la Santa ciudad – la Nueva Jerusalén – dentro de la cual se encuentra el
trono del Dios y del Cordero (21:1-5, 22:1-3). De esta manera, es razonado que
los 24 ancianos representan el total combinado de los dos doces. El primero, los
doce patriarcas sobre los que la Israel física fue edificada, y el segundo, los doce
apóstoles sobre los que reposa la Israel espiritual.

La ciudad misma es retratada como un cuadrado midiendo doce mil estadios;


la longitud, la altura y la anchura. El muro alrededor de la ciudad es ciento cua-
renta y cuatro codos, un múltiplo del doce veces doce (21:16-17). Como número
simbólico, así sugerido arriba, parece señalar una idea religiosa o espiritual.

En el pensamiento religioso Hebreo el doce era importante porque este número


representaba al “pueblo de Dios”. En el Antiguo Testamento hubieron doce pa-
triarcas, y de esta manera las doce tribus de Israel constituían la nación de Dios,
y en el Nuevo Testamento los doce apóstoles eran los embajadores de Cristo para
los ciudadanos de Su reino.

Aquellos del Antiguo Pacto recibieron la herencia a través de Cristo (Heb. 9:15),
como también ocurre con los Judíos y Gentiles a través de Cristo (Efe. 2:16), y “...
para que no fuesen ellos [los fieles bajo el Antiguo Pacto] perfeccionados aparte
de nosotros [los Cristianos]” (Heb. 11:40). Todos son redimidos, perfeccionados,
y reciben la herencia en y a través de Cristo.
El Trono 87
Las Siete Lámparas de Fuego Anotaciones
Apocalipsis 4:5

“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían
siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.

– Y del trono salían relámpagos y truenos y voces – 4


Cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir los Diez 3
Mandamientos, la señal de la presencia omnipotente y el 2
1
poder de Dios se manifestó mediante sonidos y visiones
abrumadoras similares, de modo que los hijos de Israel se
COR
DER
O P
estremecieron (Éxodo 19:16).

– y delante del trono ardían siete lámparas de fuego,


las cuales son los siete espíritus de Dios – La palabra
traducida “lámpara” es traducida más correctamente “an-
torcha”, como en Juan 18:3 – lampas (λαμπάς, G2985)
denota antorcha.4

“Los siete espíritus” (véase también 3:1; 4:5; 5:6) se equilibra con las “siete
iglesias”, y es otro uso del simbólico siete. También están delante del trono (1:4).
El número 7 es usado nuevamente para describir la perfección del Espíritu Santo,
a quien Jesús llamó “el Espíritu de verdad”, “el Consolador”, quien revelaría toda
la verdad (Jn. 15:26; 16:13).

El Espíritu Santo, una personalidad divina de la Deidad (Hechos 5:3-4), tam-


bién está ante el trono (véanse las notas en 1:4). Jesús se refirió al Espíritu Santo
como “otro Consolador” (Juan 14:16) a quien el Padre enviaría para enseñar a los
apóstoles todas las cosas y recordarles todas las cosas que Jesús dijo (Juan 14:26).
El Espíritu Santo testificaría de Cristo (Juan 15:26) y convencería al mundo del
pecado, de la justicia y del juicio venidero (Juan 16:8-11). Que el Espíritu Santo
es una persona individual de la Deidad, distinta del Padre o del Hijo, se verifica
en que él mismo puede “oír” y “hablar” (Juan 16:13). Como Cristo, él está en
perfecta armonía con el Padre para que sean “uno”, unidos en propósito y obra
(Juan 17: 20-21).

En vista de que la obra del Espíritu Santo es la de iluminación de la verdad (Jn.


16:13), las lámparas de fuego ardiendo ofrecen una descripción gráfica de esta
misión. Las lámparas dan luz, y el 7 es el número perfecto. Por lo tanto, aquí puede
estar simbolizada la perfecta operación del Espíritu Santo en su obra de iluminar y
revelar a los hombres la cosas de Dios, como una prueba de la soberanía de Dios.

Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espíritu Santo; hay un Espíritu como
hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). El siete debería ser pensado simbólica-
mente y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan la perfección séptuple, lo
completo y universalidad de la obra del Espíritu Santo. Es dudoso que Juan se esté
refiriendo a la descripción de Isaías del Espíritu que sería enviado sobre el Mesías,
porque allí el profeta describe al Espíritu de Jehová en tres coplas descriptivas,
haciendo seis características en lugar de siete (Isa. 11:2).

Probablemente la referencia de Zacarías al “siete” es más al punto. Describe


siete ojos sobre la piedra puesta delante de Josué el sumo sacerdote (Zac. 3:9,1), y
los siete ojos que se regocijarían al finalizar el templo por el Espíritu de Jehová, que
“son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra” (Zac. 4:6,10). La perfección,
lo completo, y la universalidad de la obra del Espíritu parece ser el significado
simbólico del “siete”. Los siete espíritus son descritos como delante del trono del
Señor, siempre listos a llevar a cabo Su propósito y voluntad.
88 El Trono

Anotaciones El Mar de Vidrio


Apocalipsis 4:6a

“Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al


cristal”.
1

COR
DER
O P En este punto del Apocalipsis, este mar de vidrio está
delante el trono. Más tarde, Juan relata que “ya no hay mar”
(21:1). Quizás la diferencia es que lo que Juan ve ahora son
eventos que ocurren antes del juicio final, pero después del
20:11-15 describe una escena celestial en la que Dios morará
con todos los santos (21:3). Sin embargo, en este punto de la visión el mar de cristal
claro como el cristal representa a Dios en su trascendencia, separado de su pueblo.

Esta escena majestuosa es realzada por la descripción de un mar de vidrio delante


del trono en el que se refleja la brillantes de la gloria chispeante de la piedra de
jaspe y de cornalina, simbólico del que está sentado en el trono (vs. 3). Muchas y
variadas han sido las explicaciones de este símbolo; algunas de ellas son bastante
fantasiosas.

Delante del Lugar Santo en el templo judío estaba colocado el mar de bronce de
Salomón (1 Rey. 7:23-51; 2 Cr. 4:2-22) en el que los sacerdotes se lavaban antes
de entrar al templo. Esto era requerido antes de que pudieran llevar a cabo sus
servicios en el altar (2 Cr. 4:6).

También fundió Salomón un “mar de bronce”, con la figura de un


hemisferio. Este artefacto metálico fué llamado mar por su tamaño,
porque la jofaina tenía diez codos de diámetro y una palma de espesor.
La parte central descansaba sobre una columna corta que tenía diez es-
pirales alrededor y un codo de diámetro. Alrededor había doce bueyes
que miraban a los cuatro vientos, tres en cada dirección, y tenían la parte
posterior deprimida para que reposara sobre ellas el hemisferio, que
estaba también deprimido hacia adentro. El mar tenía una capacidad de
tres mil batos ... Después de llenar de agua las fuentes y el mar, señaló
el mar para el lavado de las manos y los pies de los sacerdotes, cuando
entraban al Templo y debían subir al altar, y las fuentes para lavar las
entrañas y las patas de los animales que serían ofrecidos en holocausto.5

“Como un mar transparente semejante al cristal” (LBLA). El mar de vidrio


de Juan se compara al mar de bronce de Salomón. Además, así como el atrio del
tabernáculo terrenal tenía su fuente o “mar”, así también aquí Juan ve un mar, el
cual está delante del trono.

El proceso de refinación del vidrio transparente había sido desarrollado en el


tiempo de vida de Juan y es usado aquí evidentemente para describir el proceso de
limpieza necesario antes de acercarse al trono de Dios (cfr. 15:2). Este mar es de
vidrio semejante al cristal, indicando el poder santificador. Debemos considerarlo
como si estuviese lleno, simbólicamente, de la sangre purificadora de Cristo, el Hijo,
en la cual los santos han “lavado sus vestiduras, y las han emblanquecido” (7:14).

Nótese que el mar está “delante” del trono, no bajo este como si el trono reposara
sobre él. Ese mar al estar delante del trono hacía que éste fuera inaccesible. Esto
es símbolo de la transcendencia de Dios. Así como el verdadero mar separaba
a Juan de las iglesias a las cuales estaba escribiendo, así también por el mar de
cristal el Dios trascendente quedaba separado de su pueblo.

Lenski presenta un argumento interesante para su representación de la provi-


dencia de Dios, transparente y lúcida, clara como el cristal. Sin embargo, parece
más probable que el mar de vidrio delante del trono indica la transcendencia de
El Trono 89
Dios y marca la diferencia entre la criatura y el Creador, entre el creyente y Dios,
esta diferencia siempre existirá en el tiempo, y el acercarse de los santos a Dios Anotaciones
y a Su trono debe ser llevado a cabo a medida que se pasa por fuego antes de que
uno pueda cantar el cántico de victoria (15:2-3).

En Apocalipsis 21:1 se nos dice que “el mar ya no existe” y que los hombres
estarán en directo compañerismo con Dios. Cuando el orden actual haya desapa-
recido y los santos estén en casa con Dios, el mar no existirá más (21:1); porque
seremos como El (1 Jn. 3:2).

De manera parecida los perseguidos cristianos habían estado separados de Dios;


pero esta separación no duraría siempre.

Los Cuatro Seres Vivientes


Apo 4:6 – Y delante del trono había como un mar de 4
vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor 3
del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante 2
y detrás. 1

RDE
RO P
Los cuatro seres vivientes. Estas son seres compuestos. CO

Estudie la visión apocalíptica de Ezequiel (Eze. 1:5-10;


10:14). Cada uno de los seres que él vio tenían cuatro ros-
tros — hombre, león, becerro, águila. Esto era “idéntico
con la gran piedra de los espíritus guardianes de los palacios Asirios — toros con
cabezas humanas, pechos de leones y alas de águilas” (André Parrot, Nínive, 89).
Estudie la fotografía en esta página. Los seres de Apocalipsis son semejantes a
un LEON = fortaleza; BECERRO = servicio; HOMBRE = inteligencia; AGUILA
VOLANDO = velocidad, rapidez. Hoy día usamos símbolos para representar
ciertas características: el oso Ruso, el águila Americana, el Tío Sam, la estatua
de la libertad. El servicio postal de U.S. usa un águila para representar la rapidez
el correo expreso. Las cuatro criaturas vivientes constantemente alaban a Dios.
Este es el cántico de la Eternidad y la Omnipotencia (4:8).

Esta escena majestuosa es realzada por la descripción de un mar de vidrio

Figura de piedra
en forma de un co-
losal humano con
alas-cabeza de león
a la entrada del pa-
lacio del rey Asirio
Asurbanipal II. Fi-
guras compuestas
tales como esta
fueron comunes en
muchos períodos.
90 El Trono
delante del trono sobre el cual brilla en la reflexión la gloria resplandeciente del
Anotaciones jaspe y la cornalina, símbolo de Aquel que se sienta en el trono. Muchas han
sido las explicaciones y variadas de este símbolo; algunas de ellas son bastante
fantásticas. Nótese que el mar está “delante” del trono, no debajo de este como
si el trono reposara bajo este.

Estos seres vivientes son distinguidos de los ángeles (5:11) y de “todo lo


creado” (5:13ss). Estando “llenos de ojos delante y detrás” indica la capacidad
para ver en toda dirección, manteniendo de esta manera una total percepción de
la creación de Dios, nada se escapa a su mirada.

Es seguro asumir que en la visión de Juan ellos representan todo el


cosmos creado de los cielos y la tierra.6

La otra interpretación enseña que aquellos seres vivientes representan la


cuádruple división de la vida animal, de modo que todos los seres vivientes
creados por Dios están adorándolo. Según esta interpretación el león
representa la vida animal salvaje, el becerro representa la vida animal
doméstica, el hombre representa la vida humana, y el águila representa
la vida de las aves. A todos los seres vivientes se les presenta en actitud
de vigilancia u observación para adorar y reverenciar constantemente a
Dios; así mismo se presenta a toda la creación —el hombre, la bestia,
y el ave— como si la hubiera glorificado con él, haciendo esto como
parte de su soberanía.7

Los Cuatro Seres Vivientes (4:7-8)

Servicio

Velocidad
Rapidez
Inteligencia Fortaleza

4:7 – “El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante
a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a
un águila volando”.

Una razón por la que muchos leen el Apocalipsis con confusión y miedo es que
cuando contemplan una escena como esta, la leen literalmente y permiten que
la imaginación se vuelva loca. Sin embargo, antes de hacer esto, el lector debe
recordar que Juan escribió principalmente en signos y símbolos que tienen un
significado lógico. A veces, Juan le dice al lector lo que significan los símbolos,
pero la mayoría de las veces el lector debe buscar en el Antiguo Testamento para
encontrar símbolos similares donde se dé una explicación. Eso es cierto aquí. El
símbolo de cuatro criaturas vivientes alrededor del trono de Dios también se en-
cuentra en Ezequiel 1:5, 10, 18, donde las criaturas vivientes se identifican como
“querubines” (Ezequiel 10:20).

Ciertamente sería apropiado que alrededor del trono de Dios aparecieran queru-
bines, representados en otras partes de las Escrituras como una orden muy superior
El Trono 91
de ángeles que ejecutan la voluntad de Dios y se les asigna la tarea de guardar las
cosas santas. Por ejemplo, se colocaron querubines en el jardín del Edén (Génesis Anotaciones
3:24), y se colocó una representación de querubines en los dos extremos del arca
del pacto de modo que sus alas cubrieran el propiciatorio (Éxodo 25:18-22).

Los seres de Apocalipsis son semejantes a un LEON = fortaleza; BECERRO =


servicio; HOMBRE = inteligencia; AGUILA VOLANDO = velocidad, rapidez.

El león, a veces llamado el rey de la selva, representa la fuerza. El becerro


(“buey”), entre los animales domesticados, es una bestia de servicio paciente y
resistencia. El hombre significa inteligencia, razón y sabiduría. Un águila, el prín-
cipe de los cielos, quizás represente una visión penetrante y rapidez. Estos seres
vivientes son siervos especiales de Dios: fuertes, rápidos, inteligentes y siempre
vigilantes. Los más altos de las huestes celestiales sirven al Padre.

4:8 – “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por
dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo,
santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”.

Un estudio del “serafín” de Isaías (6:2-3) y el “querubín” de Ezequiel (Caps.


1 y 10) será útil, aunque no decisivo, en la interpretación de los seres vivientes de
Juan, porque el uso de Juan de figuras y símbolos es independiente.

1. El serafín de Isaías tiene seis alas (6:2); el querubín de Ezequiel tiene cuatro
(1:6; 10:21); el ser viviente de Juan tiene seis (4:8) como el serafín de Isaías.

2. El querubín de Ezequiel tiene cuatro caras cada uno (1:6; 10:4); los seres
vivientes de Juan tienen una cara cada uno.

3. El serafín de Isaías adora y alaba al que está sentado en el trono (6:1-3). El


querubín de Ezequiel sale como carbón de fuego, como hachón encendido
(1:13) para llevar a cabo la voluntad divina en la ejecución del juicio, prove-
yendo los carbones encendidos para ser esparcidos sobre la ciudad (10:2).

4. Los seres vivos de Juan alaban a Dios día y noche (4:8).

5. Marcan el comienzo de los cuatro caballos (6:1-8).

6. Uno de estos seres vivientes da a los siete ángeles las siete copas de la ira
de Dios (15:7).

7. Están entre aquellos que elogian el juicio de Dios contra la gran ramera,
diciendo, “¡Amén! ¡Aleluya!” (19:4).

De todo esto puede ser concluido que representan las fuerzas espirituales de Dios
usadas para llevar a cabo Sus propósitos divinos, o son una orden especial de seres
celestiales, probablemente de un orden muy superior y los más cercanos al trono,
que sirven a la majestuosa voluntad de Dios. (Esta última visión es la preferida).

Puesto que participan de Su santidad, de esa manera participan de Su juicio


contra el pecado. Estando “llenos de ojos delante y detrás” (4:6), “alrededor y por
dentro” (4:8), los cuatro ven no solo todo lo externo sino también todo lo que está
dentro de ellos mismos. Los hombres y las criaturas terrenales deben descansar
para sobrevivir, estos seres vivientes “no cesaban día y noche” (4:8). Mantienen
una vigilancia constante sobre toda la creación de Dios. Su canto es uno de ala-
banza al Padre eterno, cuyos atributos son absolutos.

Cada uno de estos «seres vivientes» está de pie a un lado del trono, y en medio
de las escaleras que conducen al trono, de modo que hay un «ser viviente» para
cada lado del trono y los cuatro rodean el trono (Consulte el diagrama). Estos cuatro
92 El Trono
«seres vivientes» que están listos a prestar servicio a Dios en cualquiera de las
Anotaciones cuatro direcciones, es decir, en cualquier parte del universo, representan a todos
los «seres vivientes», así como los veinticuatro ancianos redimidos representan
el ejército entero de los redimidos. Pero, ¿quiénes son estos «seres vivientes»?

Para poder responder esta pregunta debemos tener presente que hay una cone-
xión muy estrecha entre esta visión entera del trono y los capítulos uno y diez de
Ezequiel. Sugerimos al lector que estudie con cuidado estos capítulos. Nótense
los siguientes parecidos sorprendentes:

1. En ambos casos estos seres son llamados «seres vivientes» (cfr. Ez. 1:5; Ap.
4:6).

2. En ambos casos el número simbólico es el mismo, a saber, cuatro (cfr. Ez.


1:5; Ap. 4:6).

3. En ambos casos se compara la figura de sus rostros al rostro del hombre, del
león, del buey y del águila (cfr. Ez. 1:10; Ap. 4:6).

4. En ambos están estrechamente asociados con el trono (cfr. Ez. 1:26; Ap. 4:6).

5. En ambos casos fuego se mueve de un lado a otro entre los «seres vivientes»
(cfr. Ez. 1:13; Ap. 4:5).

6. En ambos casos se dice que estos «seres vivientes» están llenos de ojos (cfr.
Ez. 1:18; 1:21; 10:12; Ap. 4:8).

7. En ambos casos hay un arco iris alrededor del trono con el cual los «seres
vivientes» están asociados (cfr. Ez. 1:28; Ap. 4:3).

Las pocas diferencias menores en la descripción de los «seres vivientes» no deben


sorprendernos. En realidad debemos esperarlas, porque concuerdan perfectamente
con el propósito preciso que cada autor tiene presente.

No obstante, Ezequiel 10:20 nos dice claramente que estos «seres vivientes»
son los querubines. Por tanto, creemos que aquí en el Apocalipsis también estos
«seres vivientes» son los querubines. Son ángeles de un orden superior, de uno
de los más superiores. Esta conclusión es enteramente razonable. Los querubines
guardan las cosas santas de Dios (Gn. 3:24; Éx. 25:20). Por tanto, aquí en esta
visión es enteramente normal y natural encontrarlos muy cerca del trono. Además,
los vemos aquí en el lugar santísimo celestial, precisamente donde esperamos
verlos (Éx. 25:20).

Observe también que la canción de estos «seres vivientes» es la canción de


los ángeles. En Isaías los serafines la cantan (Is. 6:1-4). Entonces, ¿no pueden los
querubines también cantarla?

Esta conclusión se corrobora aún más por la descripción dada de estos «seres
vivientes». Se les describe como semejantes al león en su fortaleza, al becerro
en su capacidad para servir, al ser humano en su inteligencia -note usted también
sus muchos ojos, indicando su penetración intelectual- y al águila en su presteza,
siempre listos a obedecer los mandamientos de Dios y a prestar servicio. Ahora
merece atención el hecho de que las características de fortaleza, servicio, inteli-
gencia y presteza se atribuyen siempre a los ángeles (véanse Sal. 103:20, 21; Heb.
1:14; Dn. 9:21; Lc. 12:8; 15:10; etc.).

No creemos que haya un significado más profundo respecto a estos querubines.


No creemos que ellos representen a toda criatura. Cuando el vidente quiere aludir
a toda criatura, lo hace en lenguaje muy claro (Ap. 5:13).
El Trono 93
Luego los ancianos alaban a Dios con el cántico de la Creación (4:11). Todos
los hombres deberían alabar a Dios como el creador (cfr. Rom. 1:18-23). Anotaciones
La frase “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”, probablemente
no incluya el concepto de la “trinidad”, sino que indica más bien el uso del divino
tres veces santo para expresar la santidad perfecta y absoluta de Dios.

“El Todopoderoso”, aparece solamente una vez en las epístolas (2 Cor. 6:18) y
nueve veces en Apocalipsis, refiriéndose siempre a Dios el Padre (1:8; 4:8; 11:17;
15:3; 16:7,14; 19:6,15; 21:22). Esta conclusión es sustentada por su uso en 1:4 y
en 19:15 y en 21:22 donde se refiere categóricamente al Padre a diferencia del Hijo.

Una aplicación consistente demanda que esto sea adscrito (atribuido) aquí al
Padre. Jesucristo es el que muestra la visión a Juan en el vs.1, e incuestionable-
mente es el que habla en el vs.17 donde es llamado “el primero y el último”.

Jesucristo comparte los atributos de deidad y además es referido como “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Ap. 22:13). Sin
embargo, en este caso el que habla parece ser Dios el Padre (1:8).

Como el Todopoderoso ejerce soberanía sobre Su creación, tiene todo el poder, y


es el gobernante de todo, el proveedor de todas las cosas espirituales y materiales.

1. El reina supremo (11:17; 19:6). Son dadas gracias a Dios, el Todopoderoso


de parte de los 24 ancianos que están sentados en sus tronos (11:16-17; cfr.
4:4), a quien ahora se dirigen como “el que eres y que eras y que has de venir”
(vs.16b; cfr. 1:8; 4:8).

En 19:4 Juan nos dice que los veinticuatro ancianos y los cuatro seres
vivientes “se postraron en tierra y adoraron a Dios que estaba sentando en
su trono”, y en el vs. 6 Juan oye la voz de una gran multitud decir al que esta
sentado en el trono: “¡Aleluya, porque el Señor Dios Todopoderoso reina!” .

2. Es el rey de los siglos (15:3 – VM). Según esta versión a la mano (RV-60),
Dios se llama “Rey de los santos”. “Rey de los siglos”, dice la Versión Mo-
derna, y “Rey de las naciones” la Versión Hispano-americana. La variación
se debe a la cuestión de manuscritos. En vista de lo que dice el versículo
siguiente (el 4, “todas las naciones vendrán”), y de Jer. 10:7, parece más
preferible la frase “Rey de las naciones”. Dios era el Rey del imperio romano
en el tiempo de Juan, como es el Rey de todas las naciones.

3. Ejecuta juicios (16:7).


4. Hace guerra contra las fuerzas del mal en el día que ha determinado (16:14).

5. Usa a Su Hijo para pisar el lagar del vino de Su furor e ira (19:15).

6. Los cuatro seres vivientes cantan de esta absoluta y total soberanía (4:8).

“El que era, el que es, y el que ha de venir” (vs.8), indica Su eternidad – “al
que vive por los siglos de los siglos” (v.9). Dios siempre ha existido, porque no
tiene principio. Él es el que existe ahora, y siempre lo será (Éxodo 3:14). Él es
eterno (Isaías 57:15).

Estos cuatro lo alababan por Su infinita sanidad, por Su total y absoluta sobe-
ranía, poder y gobierno, y Su ser eterno.

Esta designación – “El Todopoderoso” – le pertenece sólo a El (al Padre), porque


es descrito aquí (1:8) y en otros pasajes como el supremo, el final, la autoridad
en la Deidad. Jesucristo reina y gobierna con toda autoridad a la diestra de este
Todopoderoso (Mat. 28:18; Efe. 1:20-23; Ap. 5:7) “Porque todas las cosas las
94 El Trono
sujetó debajo de sus pies ...” (1 Cor. 15:27). Cuando llegue el fin de todas las
Anotaciones cosas, Cristo entregará “24 ... el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido
todo dominio, toda autoridad y potencia. 28 ... entonces también el Hijo mismo
se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”
(1 Cor. 15:24,28).

El Cántico de la Creación (4:9-11)

vs. 9 – Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de
gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos.

El dar la gloria, honra y acción de gracias al Todopoderoso por parte de los


seres vivientes se convierte en una señal para los 24 ancianos, los redimidos de
Dios (véase comentarios, v. 4), al postrarse ante Él en adoración y adoración. Al
arrojar sus coronas ante Él, los redimidos reconocen que Él es la fuente o causa
de su salvación y victoria.

Aquellos que rinden gloria, honor y agradecimiento al Padre son los más cercanos
a él, y saben si es genuino o no. Los hombres a veces pueden engañar a otros por
un período de tiempo, pero aquellos que caminan más cerca con otro eventualmen-
te sabrán si hay algún encubrimiento. Estos que son del orden más alto de seres
celestiales están alabando al Padre porque conocen su verdadera naturaleza. No
se puede ocultar el hecho de que él es todo lo que dice ser en verdad y santidad.

vs. 10 – Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en
el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas
delante del trono, diciendo.

Los representantes del pueblo del pacto de Dios se unen a los querubines que
rodean el trono para adorar y alabar a Dios. Estos veinticuatro ancianos arrojaron
sus coronas ante el trono como símbolo de total reverencia y homenaje a Aquel
que hizo posible que fueran honrados con la corona de la victoria (4:4). No fue
por su poder, sino por la gracia de Dios que les dio la victoria sobre el pecado y
la muerte y los poderes del infierno. Estos victoriosos comprenden el significado
total de tal favor y amor que ha capacitado al hombre para vencer a Satanás y sus
ángeles.

Dos veces se dice que Él vive “por los siglos de los siglos” (v. 9-19), enfatizando
la eternidad de Dios, que contrastaría con todas las deidades paganas. Estas em-
piezan con sus creadores humanos y perecen con los pueblos que los adoraban. La
declaración de Jehová, “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no
hay Dios” (Isaías 44: 6), está verificada. El canto de los seres vivientes que proclama
la santidad, la omnipotencia y la eternidad de Dios evoca entre los veinticuatro
ancianos el canto de la creación; porque el Dios eterno que provee la salvación
es el Creador de todas las cosas y solo Él puede brindar tal beneficio a lo creado.

vs. 11 – Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú


creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Todas las criaturas, animadas e inanimadas, que han sido creadas son producto
de la voluntad de Dios. Antes de que nacieran como realidades, fueron planeados en
la mente divina y surgieron como expresiones de Su voluntad; “Porque él mandó,
y fueron creados” (Sal. 148:5). Cuando uno estudia cualquier fase del universo
creado, piensa en los pensamientos de Dios después de Él. Al escribir sobre la glo-
riosa oración, Isaías pregunta: “¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó
enseñándole?” (Isaías 40:13). La respuesta obvia es: Nadie. Así como la creación
expresa la voluntad de Dios y es un producto de sus propios planes, así la reden-
ción está de acuerdo con el consejo de su voluntad y de su plan formulado antes
de los siglos. Por lo tanto, cualquier forma de adoración a las criaturas es idolatría.

El Señor Dios Todopoderoso es digno. Él es soberano, y en él vivimos, nos


El Trono 95
movemos y tenemos nuestro ser (Hechos 17:28). Dios está completamente a cargo
de este mundo. La escena actual prepara el escenario para lo que aún no se ha Anotaciones
revelado. Aunque el César romano parezca tener el poder de prepararse para ser
adorado, es solo un hombre mortal que caerá cuando se oponga al Dios Todopode-
roso. No importa cuán poderoso o rico sea un hombre, no es nada en comparación
con Dios. ¡Ten coraje! Dios es el creador y tiene el control. Es digno de nuestra
humilde sumisión a él.
________________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 4, pág. 189.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 333.
3. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 439.
4. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 2, pág. 295.
5. Flavio Josefo, Antigüedades de los Judíos, Tomo 2, Libro 8, Cap. 3, Secs. 5-7, págs.
79-80.
6. G.B. Caird, The Revelation of St. John The Divine.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, pág. 178.

Referencias

1. Ferrell Jenkins, Studies in the Book of Revelation, págs. 16-17.


2. Homer Hailey, Revelation – Introduction and Commentary, pgs.169-171.
3. William Hendriksen, Más Que Vencedores, págs. 88-90.
4. Robert Harkrider, The Book of Revelation, págs. 65-66.
5. Arthur M. Ogden, The Avening of the Apostle & Prophets, págs. 175, 177-178.
96 El León - Cordero y el Libro

Anotaciones CAPITULO 5
El León - Cordero - Y El Libro
El Cordero Redentor (5:1-14)
4 ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? (5:1-
3 4)
2
1
vs. 1 – Y vi en la mano derecha del que estaba sentado
COR
DER
O P en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado
con siete sellos.

Juan continúa describiendo la visión del trono celestial.


Se ha representado a Dios en su soberanía y todopoder.
Ahora la escena cambia para revelar cómo se llevará a
cabo la voluntad de Dios. ¿Quién es digno de ejecutar su
propósito eterno y de vindicar sus justos juicios divinos? Juan notó un libro en la
mano derecha del Padre. Los libros no estaban encuadernados entonces en forma
moderna. Lo que Juan vio probablemente fue un “pergamino”, un “volumen”
que pudo haber sido enrollado en dos varillas de madera cilíndricas, una usada
para subir lo que el otro desenrolló. Este libro está tan lleno de escritura que se
desborda, por así decirlo, al reverso.

– sellado con siete sellos– Como se señaló anteriormente, en todo Apocalipsis


el número siete simboliza lo perfecto, es un número divino completo. Todo lo que
esté escrito en este libro contiene la voluntad absoluta de Dios. La plenitud del
libro y la guarda de los siete sellos denotan la plenitud de la revelación. El libro
contenía la totalidad de “los misterios del reino de los cielos” (Mateo 13:11). A
medida que se rompe cada sello, el contenido se establece simbólicamente por los
eventos que tienen lugar. Mediante la intervención del Cordero, se ensombrece
la obra de Dios en este mundo. La mente de los mortales es incapaz de conocer
los propósitos eternos de Dios sin la revelación de él (1 Cor. 2:9-13). Aunque el
hombre no puede sondear todos los caminos de Dios, lo que se revela a medida
que se desdobla cada parte del rollo sirve de estímulo a los que estaban sufriendo
tribulaciones, para que no sucumban a la tentación de la desesperación.

Los sellos. Los sellos fueron usados en el mundo antiguo para autenticar do-
cumentos, para mostrar su genuinidad. Muchos documentos de pápiros han sido
descubiertos con el sello intacto. Algunos de los pápiros Elefantinos escritos por
una colonia Judía en Elefantina, Egipto, en el siglo 5° A.C. tiene sellos. El docu-
mento de un papiro encontrado en el Wadi Daliyeh cerca a Jericó tiene siete sellos
aún en su lugar. Una fotografía está publicada en Biblical Archaeology Review,
Sept./Oct., 1987, 63.

vs. 2 – Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de


abrir el libro y desatar sus sellos?

– ¿Quién es digno?” – “¿Quién es digno?” literalmente, “de peso suficiente”,


i. e., de carácter moral y capacidad para abrir el libro. “Digno” (axios) aparece
siete veces en Apocalipsis, seis en un buen sentido, como aquí (3:4; 4:11; 5:2, 4,
9, 12), y una vez en sentido negativo (16:6). Soltar los sellos sería romperlos, lo
que permitiría abrir el libro y dar a conocer su contenido.

¿Quién está calificado y es digno de comprender y divulgar su contenido? Ob-


viamente, hacer esto significaba más que simplemente tomar algún objeto para
romper los sellos. Implicaba más que simplemente desenrollar el pergamino o,
por así decirlo, abrir el libro.

vs. 3 – Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir


El León - Cordero y el Libro 97
el libro, ni aun mirarlo.
Anotaciones
Dado que el libro abarca la perfecta voluntad de Dios, su plan de cosas por ve-
nir, ¿quién es digno de llevar a cabo sus propósitos? ¿Quién es fuerte y capaz de
ejecutar su voluntad divina? Nadie en el cielo puede hacerlo. Ninguno de los que
viven en la tierra puede hacerlo. Ninguno de los que han muerto puede hacerlo.
Nadie respondió a esta llamada del ángel poderoso. No se pudo encontrar nadie
que pudiera abrir el libro, extraer y luego ejecutar su contenido.

vs. 4 – Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir


el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

Juan se entristeció no tanto porque no fuera capaz de aprender el contenido del


rollo, sino porque sin un gobernante digno los planes de Dios no se cumplirían.
Quizás sintió que abrir este libro llevaría a cabo las cosas que Dios se propuso que
ocurrieran en el futuro. Pero si no se pudieran abrir los sellos del libro, ¿significaría
esto que Satanás y sus malvados aliados permanecerían en control?

El León de la Tribu de Judá, la Raíz de David


Apocalipsis 5:5-7

El León-Cordero es digno de tomar el libro

Juan vio un libro en la mano derecha de Dios (vs.1a). El libro estaba sellado
con siete sellos (vs.1b). El libro dice lo que va a suceder en la tierra. Podríamos
llamarlo el “título de” para la tierra.

La idea principal en estos capítulos es mostrar que Dios está en control de todas
las cosas en el universo (cfr. Sal. 99:1), y la dignidad (mérito) del Cordero.

vs. 5 – Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu
de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

– Y uno de los ancianos me dijo: No llores – Juan lamentó la idea de que


el plan de Dios no se pudiera hacer cumplir, uno de los veinticuatro ancianos lo
consoló (4:4).

– He aquí el León de la tribu de Judá – ¡Prestese atención! Aquí está el León,


uno de fuerza, especialmente este prometido por la tribu de Judá.
Esta frase se remonta al tiempo en que Jacob bendijo a sus hijos y dijo de Judá:
9
Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se
echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará? 10 No será
quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que
venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. (Gén. 49:9-10).

Este descendiente de Judá tan esperado, que poseería la fuerza del león, lleva-
ría el cetro del dominio sobre los pueblos y hablaría paz o traería descanso a los
hombres, ahora había llegado:

Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la


cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. (Heb. 7:14).

– la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos
– También El es la “Raíz de David”, lo cual cumple la promesa que Dios hizo a
David (2 Sam. 7:11-14), confirmado como un pacto por juramento (Sal. 89:3-4),
y mantenido vivo a través de los profetas (Isa. 11:1-10; cfr. Rom. 15:12).

Jesús era tanto de la Raíz de David como de su descendencia (22:16). Como raíz
98 El León - Cordero y el Libro
de David, Cristo es la fuente de David. Jesús preguntó a los fariseos: “42 diciendo:
Anotaciones ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 El les dijo:
¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi
Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? ” (Mateo 22:42-45). Los
judíos no podían responder porque su entendimiento del Mesías no comprendía a
un Cristo que era tanto Dios como hombre.

Como descendiente de David (Romanos 1:3-4), Jesús; del linaje de David rei-
naría marcando el comienzo de una era de paz predicha en la profecía (Isaías 11:1,
10; cf. Rom. 15:12). A David, el gran rey de Israel, se le prometió que a través de
su descendencia uno se sentaría en su trono y sería establecido para siempre (2
Sam. 7:12-13, 16). El profeta Jeremías también predijo que el Señor levantaría a
David un renuevo justo que ejecutaría juicio y justicia en la tierra (Jer. 23:5-6).
Jesús de Nazaret cumplió con estos requisitos. Pedro verificó que fue levantado
para sentarse en el trono de David, siendo hecho Señor y Cristo (Hechos 2:30, 36).

Como la raíz de Isaí, la simiente de David, ha vencido, conquistado, prevalecido


y se ha hecho digno de desatar los sellos, abrir el libro y dar a conocer y llevar a
cabo su contenido. En su conflicto con Satanás, el Cordero lo venció (véanse los
comentarios, 12:7-10), y en el conflicto y a través de la cruz le arrebató las llaves
de la muerte y del Hades (1:17 y sig.), Y se sentó a la diestra de Dios, “hecho
tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos” (Heb.
1:3ss.); “de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por
estrado de sus pies” (Heb. 10:13). En esta victoria ha asegurado la redención del
mundo. Por tanto, sólo él es digno de abrir el libro.

vs. 6 – Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en
medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete
cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda
la tierra.

– “Y miré, y vi” – Indica una nueva fase de la visión, como en 4:1.

– En medio – Apunta a la posición más cercana al Dios Eterno.

– un Cordero – El Cordero es el centro de la creación y la redención; Tiene el


primer lugar entre las criaturas vivientes, los ancianos y la creación. Dios había
resumido todas las cosas en Él, es decir, había reunido todas las cosas bajo una
sola cabeza en el Hijo (Efesios 1:9), “para que en todo tenga la preeminencia”
(Colosenses 1:15-18).

A Juan se le había dicho que el León de Judá, la raíz de David, había vencido y
era digno de tomar el libro y desatar sus sellos. Cuando miró en medio del trono
y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos vio “un Cordero como
inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos” (vss. 5-6), quien tomó el libro de
la mano derecha del que está sentado en el trono (vs. 7).

Ésta es una maravillosa representación de Cristo, que es a la vez León y Cor-


dero. ¿Cómo podía alguien con tan poca fuerza como un cordero llevar a cabo el
propósito de Dios en la tierra, especialmente un cordero que parecía haber sido
sacrificado? Jesucristo voluntariamente permitió que lo mataran para ser el sacri-
ficio por los pecados del mundo. Al hacerlo, logró la victoria final. Isaías había
profetizado que sería sacrificado por nuestros pecados como un cordero (Isaías 53:
7). Juan el Bautista se refirió a él como “el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo” (Juan 1:29).

Juan mira para ver un León, el símbolo de majestad y poder; pero en cambio,
ve un Cordero que, aunque había sido inmolado, ahora estaba de pie y vivo. Esto
introduce el aspecto de sacrificio y redención de Aquel a quien Juan vio. Había
vencido para abrir el libro no por el poder del poder real, sino por el sacrificio a
El León - Cordero y el Libro 99
través del amor. Con esto había derrotado a sus enemigos y había vencido al mundo
(Juan 16:33), y con esto sus súbditos ahora deben conquistar. Anotaciones
El término “Cordero” es usado de Cristo no menos de 28 veces en Apocalipsis,
y tiene dos características vitales:

1. Cristo es el cordero sacrificial y


2. Es el cordero conquistador.

Nunca es presentado de esta forma excepto en la escena majestuosa alrededor


del trono.

Como objeto de la adoración ofrecida por las huestes del cielo y de la


tierra, cap. 4-5; como revelador de los destinos de los siglos, cap. 5-6;
como uno entronizado, delante de quien y a quien el redimido rinde la
alabanza de su salvación, 7:9ss; como controlador del libro de la vida,
13:8; como Señor de las huestes en el monte de Sion, 14:1; como ven-
cedor sobre las huestes del Anticristo, 17:14; como esposo de la iglesia
glorificada, 19:7; como templo y luz de la nueva Jerusalén, 21:22-23;
como partícipe en el trono de Dios, 22:1, -- Cristo es llamado el Cordero.1

En el Nuevo Testamento aparecen tres palabras que se traducen como “cor-


dero”. Aren se usa una vez (Lucas 10:3); amnos, cuatro veces (Juan 1:29, 36;
Hechos 8:32; 1 Pedro 1:19); y arnion, una vez en el evangelio de Juan (21:15), y
veintinueve veces en Apocalipsis; veintiocho veces se refiere a Jesús y una vez a
la bestia terrestre que “tenía dos cuernos como un cordero” (13:11).

El término arnion (ἀρνίον, G721)2 (‘manso cordero’ - ‘corderito’) aparece so-


lamente en Jer. 11:19; 50:45; y Sal. 114:4,6, en la LXX. Jeremías Joachim señala
“el hecho de que el arnion también es descrito como ‘inmolado’ (Ap. 5:6; cfr.
5:9,12; 13:8) muestra que no podemos separar las declaraciones del Apocalipsis
de lo que el NT dice acerca de Jesús como el Cordero sacrificial [esta es la palabra
amnos (ἀμνός, G286)],3 (cfr. Jn. 1:29).

El contraste entre arnion y amnos no recae en el carácter diminutivo


del primero en comparación con el segundo. Como ya se ha señalado
bajo el Nº 2, arnion perdió su fuerza de diminutivo. El contraste reside
en la manera en que Cristo es presentado en los dos respectos. El uso de
amnos señala directamente al hecho, a la naturaleza, y al carácter de su
sacrificio; arnion (solo en Apocalipsis) le presenta, ciertamente, en el
terreno de su sacrificio, pero en su majestad, dignidad, honor, autoridad
y poder adquiridos.

En la LXX , se usa arnion en el Sal. 114:4, Sal. 114:6; en Jer_11:19 , con


el adjetivo akakos , inocente; en Jer. 27:45 : «corderos». No hay nada
en estos pasajes que sugiera un contraste entre un cordero en el sentido
general del término y su diminutivo; el contraste es entre corderos y
ovejas. En otras secciones de la LXX amnos se usa en general alrededor
de 100 veces en relación con los corderos para el sacrificio.4

El Sr. Vine, dice que amnos señala directamente al hecho, a la naturaleza, y al


carácter de su sacrificio.5

Delitzsch, comentando sobre Isa. 53:7 dice:

“Todas las referencias en el Nuevo Testamento al Cordero de Dios (con


el cual se entrelazan las correspondientes alusiones a la pascua) surgen
de este pasaje en el libro de Isaías”.6

La referencia de Juan el Bautista al “Cordero de Dios” (amnos) tiene en mente


a Isaías o las ofrendas de sacrificio de la ley (Juan 1:29, 36). Felipe explicó que
100 El León - Cordero y el Libro
el pasaje de Isaías señala el sacrificio de Jesús por los pecados (Hechos 8:32), y
Anotaciones Pedro escribió sobre la sangre de Jesús como la de un cordero (amnos) sin defecto
(1 Pedro 1:19), en el que claramente dice: tenga en mente las palabras de Isaías
(véase Isaías 52:3; 53).

Arnion (cordero), usado por Juan en Revelación, presenta a Cristo sobre la base
de Su sacrificio y especialmente en Su majestuosidad, dignidad, honor, autoridad
y poder adquiridos.7 En nuestro pensamiento, somos propensos a magnificar las
verdaderas características de un cordero viéndolo como una criatura dócil, inocen-
te, dócil, sumisa e indefensa. Sin embargo, el uso que hace Juan de “el Cordero
de Dios” parece enfatizar el sacrificio del Cordero, aunque reconoce estas otras
cualidades. El que gobierna como “el León de la tribu de Judá” obtuvo ese derecho
mediante el sacrificio, y los que gobiernan con Él ahora deben obtener su derecho
a gobernar con Él de la misma manera.

En el Antiguo Testamento la figura de un cordero es usada para simbolizar


muchas cosas. Richardson menciona las siguientes:8

1. Inocencia (Jer. 11:19; cfr. Isa. 11:6).


2. Sufrimiento sin quejarse (Isa. 57:3).
3. El holocausto dado como un presente para Dios (Gén. 22:8).
4. El memorial de la liberación de Egipto (Ex. 12:3,11,14).
5. Un sacrificio expiatorio.

Cree que todas estas imagenes pueden estar presentes “consciente o subsconcien-
temente” en la mente del escritor del Nuevo Testamento cuando usa el término.5

En su obra sobre Los Nombres y Títulos de Jesús, Sabourin habla del “cordero”
como un “título soteriológico y sacrificial”. Ve una alusión evidente al Exodo,
diciendo que “el contexto del Exodo está siempre presente” cuando es usado el
término.

Como los hebreos fueron redimidos o libertados de la tierra de pecado


y esclavitud (Ex. 20:2; Dt. 5:6) que era Egipto, así los discípulos de
Cristo, marcados con la sangre del Cordero (Ap. 14:1), son redimidos,
comprados de entre los de la tierra (Ap. 14:3) o el “mundo” joanino de
la rebelión contra Dios, y ganados para Dios (cfr. Efe. 1:14; 1 Ped. 2:9).9

Se paró en medio del trono por haber sido inmolado (degollado, 5:6). Como
el Cordero, es digno de recibir alabanza (5:12) y de abrir los sellos (6:1). Él es
capaz de una gran ira, ante la cual sus enemigos se acobardan de terror (6:16). Los
redimidos le atribuyen su salvación (7:9-10), porque habían lavado sus ropas en
su sangre y las habían hecho blancas (7:14), habían vencido por su sangre (12:11),
y ahora tenían sus nombres. en Su libro de la vida (13:8). Estos tienen el nombre
del Cordero en la frente (14:1), lo siguen a dondequiera que vaya (14:4), cantan
Su cántico (15:3), obtienen la victoria en la guerra a través de Su victoria (17:14)
y comparten en su cena de bodas (19:7, 9).

En la escena final, Dios y el Cordero son el templo (21:22), el Cordero es la


lámpara (21:23), y el Señor Dios y el Cordero comparten el trono juntos (22:1-3).

“Como inmolado” (5:6) da más credibilidad a la idea de sacrificio, al igual


que “estar de pie” a la idea de victoria. La visión enfatiza la victoria a través del
sacrificio. La palabra sfazo (inmolado “especialmente de víctimas para el sacri-
ficio”,10 aparece ocho veces en Apocalipsis, siete veces con referencia a Cristo o
de los muertos por El y Su causa, y una vez de un aparente asesinato (13:3). El
uso de la palabra confirma la definición anterior de su significado sacrificial (ver
además de este pasaje v. 9, 12; 6: 4, 9; 13: 8; 18:24).

“Tenia siete cuernos”. “Cuerno” fue utilizado metafóricamente por los hebreos
El León - Cordero y el Libro 101
para el poder; proféticamente, “cuerno” describió la fuerza de los hijos de José entre
las tribus de Israel (Deut. 33:17), y la del rey de Jehová (1 Sam. 2:10). Sedequías, Anotaciones
el falso profeta, simbolizaba el poder con cuernos de hierro que usaba como para
empujar al enemigo (2 Crón. 18:10), y los salmistas y profetas usaron el término
repetidamente para expresar la idea de poder. Los siete cuernos del Cordero sim-
bolizan la plenitud y perfección de Su poder, porque “Toda autoridad [poder] me
ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).

-- y siete ojos -- simboliza el conocimiento completo y perfecto, la omnisciencia,


porque “en él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento”
(Colosenses 2:3). Este pensamiento se expresa en las palabras de Hanani, el pro-
feta que dijo: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar
su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crón.16:9).
Zacarías dijo de la piedra puesta delante de Josué: “sobre esta única piedra hay
siete ojos” (Zac. 3:9), “Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la
tierra” (Zac. 4:10).

-- los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra -- Los
“siete ojos” (que son “los siete espíritus”) que “recorren toda la tierra” (“enviados
por toda la tierrra”) simbolizan la perfección de la vigilancia de Dios sobre su
propósito y la ejecución de su plan (cfr. 2 Crón. 16:9; Prov. 15:3).

En 4:5 los siete Espíritus están ante el trono como antorchas encendidas, mien-
tras que aquí tienen una misión que llevar a toda la tierra. La obra del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo está unida como una para que lo que cada uno logra esté
en perfecta armonía con el otro (Juan 17:20-21). Por lo tanto, se describe al Espí-
ritu Santo, a quien se llama “el Espíritu de verdad”, como enviado a toda la tierra
(Juan 16:13). Antes de que Jesús ascendiera al Padre, prometió a los apóstoles que
el Espíritu Santo estaría con ellos dando testimonio y revelando la verdad (Juan
15:26; 16:13). A través de la palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, el
evangelio de Jesús se envía a todo el mundo (Marcos 16:15-16). Jesucristo conoce
el corazón de los hombres y juzgará a cada uno por la forma en que responda al
evangelio. Aquellos que la rechazan quedarán malditos (Juan 12:48; 2 Tes. 1:7-9).

vs. 7 – Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en
el trono.

Solo a través de símbolos en una visión, un cordero podría tomar un libro de la


mano de alguien y desatar sus sellos. El Cordero, habiendo vencido y demostrán-
dose digno de todas las formas posibles, ahora toma de la mano de Dios el libro
cuyo contenido Él ejecutará, revelando y ejecutando el plan de la redención. Esto
no fue algo que se hizo mientras Juan observaba, sino que tuvo lugar en Su ascen-
sión, cuando el Salvador se sentó a la diestra de Dios y se le dio toda autoridad en
el cielo y en la tierra (Mateo 28:18), “... y a él están sujetos ángeles, autoridades
y potestades” (1 Pedro 3:21 ss).

El Hijo de Dios está calificado para llevar adelante el propósito y plan de Dios el
Padre. Es él quien “descendió del cielo, no para hacer su voluntad, sino la voluntad
del que lo envió” (Juan 6:38).

El Cántico de Redención (5:8-10)

vs. 8 – Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinti-
cuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.

-- Y cuando hubo tomado el libro -- Ahora es un momento apropiado para


identificar el libro, porque claramente es un símbolo. ¿Qué simboliza? Juan dijo
que el libro estaba escrito por dentro y por fuera (5:1a), lo que indica plenitud e
integridad, y que estaba “sellado con siete sellos” (5:1b), lo que significa que fue
102 El León - Cordero y el Libro
como se propuso originalmente en la mente de Dios. Su contenido no se ha dado a
Anotaciones conocer ni se ha alterado. El Cordero que había vencido fue el único que se consi-
deró digno de abrir los sellos y revelar el contenido del libro. La evidencia indica
que el libro simboliza el propósito eterno de Dios para la salvación del hombre,
el gran plan de redención. Este plan fue formulado en la mente de Dios y era un
misterio, algo desconocido u oculto, hasta que se revelara. Dios se propuso o planeó
que esta salvación, que existía como un misterio, se presentara y se diera a conocer
en la plenitud de los tiempos (Efesios 1:9-10). Fue “conforme al propósito del que
hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11), “conforme
al propósito eterno que hizo [Dios] en Cristo Jesús nuestro Señor” (Efe. 3:11).

Durante siglos, este misterio había estado escondido en Dios (Efesios 3:9), y
sólo él lo conocía. Las autoridades y potestades (seres espirituales) no entendían
lo que Dios estaba haciendo, pero ahora estaban aprendiendo a través del cum-
plimiento y revelación de ese propósito en Cristo y la iglesia (Efesios 3:10). Los
aa

ángeles habían deseado mirarlo (1 Pedro 1:12); A los profetas se les había dado
vislumbres de lo que incluía, pero se dieron cuenta de que el plan no se estaba
revelando en su época, sino que se cumpliría y se daría a conocer más tarde (1
Pedro 1:10ss.). Cristo había proporcionado ahora el sacrificio aceptable, derrotó
a Satanás, venció el pecado y la muerte y cumplió el propósito de Dios. ¡Ahora
estaba en condiciones de tomar el propósito o plan de Dios de Su mano, enviar el
Espíritu Santo para revelar esta verdad, y Él mismo llevaría a cabo el propósito
hasta su culminación final. Este epígrafe del “libro” está en armonía con todo el
Nuevo Testamento y está confirmado por el resto de Apocalipsis.

-- los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante


del Cordero, todos tenían arpas -- Cuando el Cordero tomó el libro de la diestra
de Dios, los cuatro seres vivientes y los ancianos se postraron ante Él en adoración
y alabanza, “teniendo cada uno un arpa”.

El arpa o la lira simbolizaba la alabanza; él y el salterio o viola eran los princi-


pales instrumentos de la adoración del Antiguo Pacto. Los instrumentos de Mee-
hanieal no se usaron en el culto de la iglesia del Nuevo Testamento; la “melodía”
fue producida con el corazón, que es el único instrumento autorizado por Dios
(Efesios 5:19). Pablo se refiere al arpa, la flauta y la trompeta para ilustrar un punto,
pero no hace ninguna referencia a su uso en la adoración (1 Cor. 14ss.). Juan oyó a
los redimidos que estaban con Cristo, a los ciento cuarenta y cuatro mil cantando,
cuya voz era “como la voz de los arpistas tocando sus arpas” (14:2); y vio a los
que salieron victoriosos de la bestia y su imagen, “con las arpas de Dios” (15:2).
Cualesquiera que fueran estas arpas, Dios las había provisto y eran adecuadas para
la alabanza celestial. En contraste, Juan señala que la voz de todos los instrumentos
de alabanza o festividades sociales no se oiría más en la caída Babilonia (18:22).
-- y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos --
El incienso y la oración están asociados en el Antiguo Pacto: David oró: “Suba
mi oración delante de ti como el incienso” (Sal. 141:2), y mientras se quemaba
incienso dentro del santuario, las oraciones se ofrecían fuera (Lucas 1:10). La
misma combinación de incienso y oración se encuentra en 8:3-4. Ni el arpa literal
ni la quema de incienso literal eran parte de la adoración del Nuevo Testamento,
pero en la visión simbolizan la alabanza y la oración de los santos.

Así como las copas de oro son simbólicas, también lo son las arpas que tocan.
Representan elogios musicales. El cielo es real, pero es un reino espiritual, no
material. En la visión de Juan, estos ciudadanos del cielo estaban dedicados a
cantar alabanzas; Asimismo, los súbditos del reino de Dios en la tierra deberían
hacer lo mismo (Efesios 5:19; Col. 3:16).

vs. 9 – Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y


de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido
para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.
El León - Cordero y el Libro 103
-- Y cantaban un nuevo cántico -- Los cantores son los cuatro seres vivien-
tes y los veinticuatro ancianos (v. 8) que cantan el cántico nuevo, el cántico de Anotaciones
redención o de la nueva creación espiritual. El cántico es nuevo (kainos) debido
a su contenido (véase también 14:3). Un “cántico nuevo” es “uno que, como con-
secuencia de algunos nuevos hechos poderosos [o hechos] de Dios, proviene de
un nuevo impulso de gratitud en el corazón”. El término aparece con frecuencia
en los Salmos; y con la llegada de la salvación a través del siervo de Jehová, Isaías
quería que todos cantaran “a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de
la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores
de ellas” (Isa. 42:10).

Cántico (oda) ocurre en el Nuevo Testamento solo en la alabanza de Dios y Cristo


(Efesios 5:19; Col. 3:16; Apocalipsis 5: 9; 14:3 [dos vees]; y 15:3 [dos veces]).

-- diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú


fuiste inmolado, y con tu sangre -- El cántico que escucha Juan es un nuevo tipo
de cántico porque habla de la redención espiritual del hombre que el Cordero ha
hecho posible. “Cantad a Jehová un cántico nuevo, porque El ha hecho maravillas”
(Sal. 98:1; cf. Sal. 33:3; 40:3; 96:1; Isa. 42:10-13). (El cántico “Digno eres” se
basa en este texto.) ¿Qué hace que Cristo sea digno? La respuesta: (1) Él nos ha
redimido para Dios. Nos devolvió a la comunión con Dios. (2) Por tu sangre. Él
no nos compró con oro y plata u otras cosas que los hombres consideran precio-
sas en este mundo. Él pagó la deuda de la muerte que todos los pecadores deben
justamente (Ezequiel 18:20; Rom. 6:23; 1 Pedro 1:18-19).

-- y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación -- Ser comprado por su sangre equivale a librarnos “de nuestros
pecados por su sangre” (1:5). Estos comprados para Dios eran representativos de
todos los pueblos, siendo de “todo linaje”, clan o compañía unidos por parentesco,
“y lengua”, es decir, de un idioma común (cf. Hechos 2:4, 6 con los versículos
8, 11) , “y pueblo”, de la misma raza o linaje, “y nación”, asociados o viviendo
juntos, de la misma naturaleza o género. Esta combinación aparece numerosas
veces en Apocalipsis, cumpliendo la profecía de Daniel (7:13ss.). Se utiliza para
expresar la universalidad de la provisión de Cristo para la redención mediante Su
sangre y Su reino.

La redención hecha posible por la sangre de Cristo tiene un alcance ilimitado.


No importa dónde nació uno o de qué raza es, Jesús murió por todos (Marcos
16:15-16; 1 Tim. 2:4-6).

vs. 10 – y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
Ame

sobre la tierra.

-- y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes -- Dado que los
comprados con la sangre de Cristo fueron comprados “para Dios”, es decir, para
Él, ahora pertenecen a Él. Debido a que aquellos que le pertenecen a Él por este
precio de compra fueron “hechos para nuestro Dios reyes y sacerdotes”, se dedu-
ce que estos son ahora el reino de Dios. Anteriormente, Juan había dicho que los
liberados de sus pecados por Su sangre eran hechos un reino, para ser sacerdotes
para Dios (1:5ss.), Y se había identificado con los santos que sufrían “en el reino”
(1:9). Este es el reino que Dios establecería en los días del cuarto imperio mundial
(Dan. 2:44), y que fue dado a Cristo cuando ascendió triunfalmente a Dios. Era
un reino en el que “todos los pueblos, naciones y lenguas debían servirle” (Dan.
7:13ss.). Las profecías de Daniel encuentran su cumplimiento en este reino de
personas redimidas por Cristo. Si el pueblo es sacerdotes ahora, ahora es un reino,
“un reino y sacerdotes” (1:6; 5:10). Pedro dice de los redimidos por la sangre del
Cordero que son “un sacerdocio santo” apartado para Él, “un sacerdocio real”
relacionado con el rey, y “una nación santa”, un pueblo para la posesión de Dios
(1 Pedro 1:19; 2: 5, 9). La misión de este nuevo sacerdocio de pueblo redimido es
“ofrecer sacrificios espirituales” y “manifestar las excelencias” de Dios que los
llamó (cf. Heb. 13:15-16).
104 El León - Cordero y el Libro
Los redimidos se convierten en un reino. Los cristianos son reyes y sacerdotes al
Anotaciones mismo tiempo. La descripción de los redimidos por la sangre de Cristo une ambas
posiciones. Entonces, si uno es sacerdote, también está en el reino de Cristo, y
viceversa. Los cristianos, como un “sacerdocio santo”, sirven con Cristo, que es
su sumo sacerdote (1 Ped. 2:5, 9), y reinan con el Rey de reyes en su reino (véanse
las notas en 1:5-6).

Este reino existe actualmente, no es un trono futuro por establecer. Tanto Juan
como Pablo hablaron de estar en ese reino como un hecho presente en el primer siglo
(1: 9; Colosenses 1:13-14). Eran ciudadanos del reino que Dios prometió establecer
en los días del cuarto imperio mundial (Dan. 2:40, 44). Cristo se convirtió en su
rey cuando ascendió a lo alto (Efesios 1:20-23), y “todos los pueblos, naciones
y lenguas deberían servirle” (Dan. 7:13-14). Las profecías de Daniel se cumplen
en este reino de personas redimidas por Cristo. Dios nunca prometió otro reino.

-- y reinaremos sobre la tierra -- Según el reconocido y aceptado texto griego


de Westcott y Hort, el verbo en esta frase es basileuousin, que es el tiempo presente,
tercera persona plural: ellos reinan.

Daniel profetizó que Dios establecería su reino en el tiempo del imperio romano
(2:44; 7:13-27). A este mismo reino se hace referencia en este pasaje. No es nada
menos que la iglesia de Cristo, establecida en el año 33 d. de J.C.

Así como Cristo reina ahora, también los redimidos están dotados de poder
real para gobernar con él sobre la tierra en este momento. Estos que son salvos
por gracia fueron levantados para sentarse con Él en este reino espiritual (Efesios
2:5ss.), Y por medio de esta abundancia de gracia y el don de la justicia ellos “reinan
en vida” por medio de El (Rom. 5:17). Se ve un paralelo entre el Israel redimido
a quien Dios trajo al Sinaí y dijo: “Vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y
gente santa” (Éxodo 19: 6), y estos redimidos en Cristo que son hechos “reyes y
sacerdotes”, “una nación santa”. En resumen, estos comprados por la sangre de
Cristo se convierten en un reino y sacerdotes, y reinan sobre la tierra, ejerciendo
el poder real con Él.

La doctrina premilenaria de un reinado materialista futuro de Cristo en la tierra


es invención de los hombres.

Todos los redimidos por su sangre reinan sobre la tierra. Cristo reina ahora como
“el soberano de los reyes de la tierra” (1:5). Él tiene “toda la autoridad” (Mateo
28:18), por lo tanto, a través de su palabra, los cristianos reinan con él. Liberados
de la esclavitud del pecado, todos los que “recibieron abundancia de gracia y del
don de la justicia, reinarán en vida por uno, Jesucristo” (Rom. 5:17). Los creyen-
tes no solo tienen el perdón de los pecados, sino que también por ser firmes en la
fe tienen poder para resistir al diablo (Heb. 2:14-15; 1 Ped. 5:9; Stg. 4:7). Por lo
tanto, tanto en la vida como en la muerte, los cristianos son “más que vencedores
por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).

El Coro Celestial Da Alabanza (5:11-14)

vs. 11 – Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres
vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones.

Es difícil para nosotros, criaturas ligadas a la tierra, pensar sin conceptos de


espacio, por lo tanto, somos propensos a colocar a las criaturas o seres de nuestros
pensamientos e imaginación en relaciones espaciales. Aunque en el reino celestial
esta relación espacial puede ser cierta o no, se suele representar al Cordero como
el más cercano al ocupante del trono, las criaturas vivientes a continuación y los
redimidos por estos. Más allá de este grupo y rodeando el trono está el gran grupo
de “muchos ángeles” que asisten a Aquel que gobierna sobre todos. Millones de
millones es un número indefinidamente grande, que representa una cantidad ex-
El León - Cordero y el Libro 105
presada por el escritor de Hebreos como “muchos millares [innumerables]” (Heb.
12:22; cf. Sal. 68:17; Dan. 7:10). Anotaciones
Imagínese un coro de cien millones de ángeles más miles y miles que se unen
cantando y alabando. Los números son figurativos, no literales, y describen “mu-
chos millares”, un número incalculable. ¡Qué pensamiento tan abrumador! Juan
escucha que el número de cantantes aumenta mientras toda la creación, en un
crescendo masivo, grita alabanzas a Dios y al Cordero.

vs. 12 – que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar
el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

El sacrificio de Cristo no hizo provisión para los ángeles caídos (Heb. 2:16),
y los santos ángeles no lo necesitan; Al actuar como espíritus ministradores que
prestan servicio por los redimidos (Heb. 1:14), desean examinar el gran plan de
la redención (Efesios 3:10; 1 Pedro 1:12). Como colaboradores de hombres como
Juan y sus hermanos (Apocalipsis 19:10; 22:9), se unen para alabar al Cordero que
es digno en virtud de Su victoria en el conflicto y el sacrificio.

En 4:11, donde Dios como Creador recibe una triple atribución de alabanza, y
en 7:11, donde es séptuple, la articulación definida aparece antes de cada atributo
específico. Pero en este caso en el que los ángeles alaban al Cordero, solo hay un
artículo que comienza la lista de siete. Al explicar esto, Alford sugiere: “Debemos
considerarlos como si formaran una sola palabra”.

En esta séptuple adscripción al Cordero no hay repetición; cada unoaexpresa


una cualidad peculiar a sí mismo. Este coro celestial reconoce que el Hijo de Dios
sin pecado, que fue inmolado por los pecados que otros cometieron, es digno de
recibir (1) “el poder” (dunamis), poder infinito o divino, poder para gobernar igual
al de Dios (1 Cor. 1:24); (2) “las riquezas” (ploutos), “riqueza o abundancia”,
riquezas en la plenitud de Su creación y Divinidad (Col. 1:16-17; 2:9; 2 Cor. 8:9,
riquezas “inescrutables” (Efe. 3:8) del cual Él puede proveer completamente para
la vida abundante (Juan 10:10); (3) “la sabiduría” (sophia), conocimiento de la
verdadera naturaleza de las cosas en virtud del conocimiento de sus causas y con-
secuencias subyacentes. Todos los tesoros de la verdadera sabiduría se resumen en
Cristo (1 Cor. 1:24; Col. 2: 3); (4) “la fortaleza” (íschus), expresa la idea de fuerza
o poder (Efesios 6:10; Lucas 11:22), “el atributo por el cual ese poder (dunamis)
se pone en acción” (Pulpit Commentary); (5) “la honra” (time), alto respeto del
valor que se le da a uno, mérito, preciosidad (Hebreos 2:9; Filipenses 2:11); (6)
“la gloria” (doxa), “resplandor, esplendor, resplandor” (A. y G.) - el esplendor de
esa luz inaccesible en la que Dios habita (1 Tim. 6:16; Jn. 1:14) es ahora Suyo (ver
comentarios, 1:6); (7) “la alabanza” (eulogia), la palabra se usa a menudo como
bendición, para desear felicidad, honor, obediencia y respeto por alguien (Marcos
11:9-10; Rom. 15:29). La adscripción séptuple está completa como una unidad.

vs. 13 – Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de


la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está
sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.

Más allá de la innumerable hueste de ángeles, ahora se revela un círculo más


amplio que incluye toda la creación, animada e inanimada, todas las cosas creadas
en cada reino. Estos se unen en una atronadora aclamación de alabanza al Creador
y Redentor. No se dice que Juan vio toda la creación, sino que escuchó la alabanza
de la creación al mezclarse con la de las criaturas del cielo y la tierra, los espíritus
debajo de la tierra (véase vs. 3) y todas las cosas en el mar. En este caso, “el mar”
debe tomarse literalmente, como en el cielo, la tierra y el Hades; se presenta aquí
por primera vez. Sus criaturas están incluidas en la alabanza total; “en el mar”
probablemente significa cerca de la superficie, aunque “todas las cosas que hay
en ella” incluye todo lo que hay debajo.
106 El León - Cordero y el Libro
Aquí se expresa una ferviente efusión de todo el universo en todas sus partes y
Anotaciones con todas sus criaturas. En himnos agradecidos reconocen la adoración, el amor
y la alabanza por la soberanía de Dios y por todo lo que ha hecho por medio del
Cordero.

El pasaje recuerda al Salmo 148 en el que se invoca a toda la creación para alabar
a su Señor. La alabanza que ahora se ofrece es a Dios el Creador y al Cordero, el
Redentor, “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. Toda la creación comienza donde
la hueste angelical había terminado, con “la bendición”. La creación expresa un
atributo cuádruple de alabanza, cada uno precedido por un artículo definido que
indica que la totalidad de las cuatro perfecciones pertenecen a Dios y al Cordero,
porque la creación y la redención son una obra conjunta. “Poder” - “dominio”
[LBLA] (kratos, ver comentario, 1:6) se agrega a la bendición, el honor y la gloria
y pertenece a ambos, porque el Cordero ahora se sienta en el trono del Padre y por
medio de Él el Padre ahora gobierna. El dominio se usa para expresar poder activo
en el dominio del universo. La creación de todo reconoce estos atributos totales de
su Creador y Redentor, y alaba con alegría al trono por ejercer el gobierno soberano
en el universo. Esta alabanza y dominio serán eternos en la Deidad.

vs. 14 – Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos
se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Después de cada atribución de alabanza del resto del universo, estos cuatro seres
vivientes dicen: Amén, mientras los ancianos se postran y adoran.

La única palabra que se puede agregar a lo que se ha visto y dicho es Amén,


¡así sea! Los redimidos se postran y adoran, rindiendo homenaje debido a Dios y
su Cordero. Ahora se ha ofrecido alabanza total y completa a la Deidad suprema:
el trono gobierna.

Este celestial “Amén, -así sea-” de los cuatro seres vivientes ofrece una rotunda
seguridad de que todo estará bien para aquellos que sirven al Señor. Esta visión
del trono prepararía al pueblo de Dios para el sufrimiento y la muerte. Lo hace
mostrándoles la majestad celestial que les da seguridad de que la victoria finalmente
será de ellos a través del Cordero que murió por ellos. La “paciencia y la fe de los
santos” vendría al saber que el Señor de señores los está guiando (13:10; 14:12).
Los políticos y economistas están ocupados con los acontecimientos mundiales
actuales, pero su falta de preocupación por el libro de Dios en el que se encuentra
el significado real de la historia, así como el del futuro, los deja sin la paz y la
comprensión espiritual que poseen los santos de Dios. (Juan 14:27-29).

Al ofrecer alabanzas y rendir homenaje digno de la infinita Deidad a Dios en Su


trono, el cuarteto de los seres vivientes cantan el canto de Su absoluta perfección:
Santo, Todopoderoso, Eterno. El coro de ancianos lo alaba en el cántico de la
creación, porque por su voluntad “existen y fueron creados”. Un conjunto formado
por el cuarteto y el coro de ancianos se unen en un cántico de alabanza al Cordero
como el Redentor que compró hombres para Dios por Su sangre, demostrándose
digno de tomar y abrir el libro. La miríada de ángeles se une a los adoradores
celestiales con su cántico séptuple de alabanza al Cordero. La creación de todo
luego dosifica la serie de canciones con un conmovedor himno de alabanza a Dios
y al Cordero. El sonido se apaga con el cordial amén del cuarteto como un gran
final a la majestuosa escena.

_____________________
Anotaciones al Pie

1. Isbon T. Beckwith, The Apocalypse of John. New York: The Macmillan, Co., 1919. Reprinted, Grand
Rapids: Baker Book House, 1967; pag. 315.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 331.
El León - Cordero y el Libro 107
3. Joachim Jeremias, “amnos, aren, arnion”, Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard
Kittel, trans. and ed. Geofrey W. Bromiley (Gran Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1964), I. 341. Anotaciones
4. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 332.
5. W.E. Vine, Ibid, p. 322.
6. Franz Delitzch, Commentary on Isaiah (Gran Rapids, William B. Eerdmans, reprint, 1950). II, 323.
7. W.E. Vine, Ibid, p. 322.
8. Richardson, pág. 226.
9. Sabourin, ps. 161,164.
10. W.E. Vine, Ibid, Vol. 2, pp. 249-250.

Referencias

1. Homer Hailey, Revelation – An Introduction and Commentary, pág. 99.


2. Robert Harkrider, The Book of Revelation, pág. 4,65.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, págs. 176-177.
108 La Apertura de los Primeros Seis Sellos

Anotaciones La Apertura de los Primeros Seis Sellos


Capítulo 6
El Libro Sellado con Siete Sellos (6:1–8:5)

La apertura de los sellos en el capítulo 6 marca el comienzo de la ejecución del


Cordero del gran tema del libro sellado; este tema continúa en el capítulo veintiuno.
Se deben enfatizar varios puntos al entrar en esta fase de la revelación de Juan:

(l) Si nuestra interpretación del libro sellado simbólico es correcta, que es


el propósito eterno de Dios para la redención del hombre, es decir, Su plan de
redención, entonces cuando el Cordero comienza a abrir los sellos, somos intro-
ducidos a Su cumplimiento de ese propósito. El Mesías tan esperado ha llegado,
y las palabras de los profetas y la esperanza de Israel se han cumplido en él. Ha
sido completamente victorioso sobre todos los enemigos; y ahora la obra de la
redención del mundo, el gobierno sobre toda la creación y la destrucción final de
todos los enemigos que le resisten a Él y la verdad espiritual están en Su mano.
Todo lo que veamos en las visiones venideras pertenecerá a ese propósito eterno
y al lugar del Cordero en él.

(2) Como se rompen los sellos y se desenrolla el pergamino, su contenido no se


revela en palabras sino en símbolos. Dios revela su propósito en un simbolismo
vívido y conmovedor: de repente aparecen caballos y jinetes, cruzan el escenario
sin decir una palabra y se desvanecen en la distancia; voces claman desde debajo
de un altar; y una gran conmoción en el mundo y la sociedad se muestra ante
nuestros ojos.

(3) Ninguna persona en la visión se identifica como un personaje vivo; no se


define ningún evento histórico específico; y no se registra ningún punto definido
en el tiempo que permita al lector construir su interpretación en torno a cualquiera
de ellos. Uno debe confiar en la seguridad de Juan, recibida de una fuente divina,
de que escribe sobre “las cosas que deben suceder pronto” (1:1), el período general
del comienzo de la iglesia.

(4) Frente a símbolos e imágenes simbólicas, el lector se enfrenta a la tarea de


aprender e interpretar su significado. En una obra de esta naturaleza hay muchas
interpretaciones; por lo tanto, un comentarista debe presentar conclusiones sin
dogmatismo pero con la confianza de que su presentación es el punto de vista más
exacto que puede determinar la falible sabiduría humana.

(5) Uno debe estar siempre consciente de que está interpretando visiones. Como
ilustración de este principio, considere una visión de Ezequiel. En él, Ezequiel vio
un carro-trono donde cada una de las ruedas se describe como una “rueda dentro
de una rueda”, lo que permite que el carro se mueva en cualquiera de las cuatro
direcciones sin girar (Ezequiel 1:16 y sig.). En el mundo físico esto es imposible,
porque ningún vehículo puede existir sin un eje que se extienda de un juego de
ruedas al otro, y un eje sería imposible con una rueda dentro de una rueda. En una
visión, sin embargo, esto es claramente posible. De manera similar, el estudiante
no necesita intentar determinar cómo se podría abrir un sello y revelar el contenido
de un libro, luego abra otro sello y repita el proceso a través de los siete sellos.
En el ámbito físico tal vez no sea posible, pero en una visión lo es. A medida que
cada sello se rompe, un aspecto del contenido del libro se muestra ante nosotros
en acción.

El Primer Sello: El Caballo Blanco (6:1-2)

vs. 1 – Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro
seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira.

No se identifica qué criatura viviente escuchó Juan primero; pero como las tres
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 109
siguientes se especifican como “el segundo”, “el tercero” y “el cuarto”, se puede
inferir que Juan los escuchó en el orden de su presentación en 4:7. La voz de la Anotaciones
criatura “como de trueno” puede significar la introducción de una revelación de
Dios (cf. Éxodo 19:16, 19), o puede indicar que alguna forma de juicio divino
está a punto de salir (cf. 8:5). Sin embargo, lo más probable es que simplemente
indique una voz poderosa capaz de ser escuchada en todos los ámbitos (véase
14:2). Su grito es “Ven”; el agregado “y mira” (RV60) es rechazado por casi todos
los eruditos bíblicos.

Pero, ¿a quién se dirige la criatura? ¿Está hablando con Juan, diciéndole que se
acerque más? Si el “y mira” no pertenece al texto, no está llamando a Juan; porque
Juan ya estaba en posición de ver y escuchar todo lo que le sería revelado (4:1).
Tampoco lo es el clamor a Cristo para que pueda venir y llevar a cabo Su obra,
porque ya está cumpliendo Su misión como Cordero e Hijo de David al abrir los
sellos. La llamada atronadora es para que el jinete y el caballo se presenten en su
misión simbólica, revelando así una parte de todo el drama panorámico. Esto es
cierto para cada caballo y jinete a continuación.

vs. 2 – Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco;


y le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer.

Muchos expositores interpretan que el jinete del caballo blanco representa el


militarismo victorioso, ya sea el militarismo en general, o el parto o el romano
en particular. Pero tal punto de vista parece no estar en armonía con el carácter
y el propósito del Apocalipsis. Es evidente que la visión indica una conquista de
algún tipo, porque el jinete salió portando un arco, “venciendo y para vencer”.
Pero, ¿cuál es la naturaleza de su conquista?

A lo largo del Antiguo Pacto, el caballo, a menudo asociado con el carro de


guerra, era un símbolo de batalla, fuerza y velocidad. El elogio de Job al caballo
describe su majestad y valentía en la batalla (Job 39:19-25); Jeremías describe al
caballo en el sitio como “más ligeros ... que las águilas” (Jer. 4:13), y Habacuc
dice que los caballos son “más ligeros que leopardos y más feroces que lobos
nocturnos” (Hab. 1:8). Zacarías describe caballos de varios colores: rojo, alazán
(moteado) y blanco, cuyos jinetes patrullan la tierra (Zac. 1:8, 10). Más tarde ve
caballos rojos, negros, blancos y rucios tirando de carros con jinetes, simbolizan-
do a aquellos que salen en misiones para Jehová que apaciguan Su Espíritu (Zac.
6:1-8). Proféticamente hablando, el Señor dijo que usaría a Judá como su “caballo
de honor en la batalla” (Zacarías 10:3). Dado que el blanco es el color celestial e
indica santidad (ver comentarios, 2:17), el jinete del caballo blanco simboliza una
misión celestial de conquista.

El jinete lleva un arco, un arma de la antigüedad, usada durante los tiempos


bíblicos para la caza (Gén. 27:3) y también en la conquista y la guerra (Gén. 48:22;
1 Crón. 5:18). David usa esta idea metafóricamente, diciendo que Dios “armado
tiene su arco, y lo ha preparado” contra sus enemigos (Sal. 7:12). En el salmo de
Habacuc, se describe a Jehová cabalgando sobre Sus caballos, sobre Sus “carros de
victoria” cuando viene a rescatar a Su pueblo y trillar las naciones. En el conflicto,
“se descubrió enteramente tu arco”, es decir, se lo sacó de su vaina o cubierta y se
lo preparó para usarlo en la guerra (Hab. 3:8-13). En un salmo mesiánico se dice
del Rey: “Tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en
el corazón de los enemigos del rey” (Sal. 45:5).

La corona que se le dio al jinete fue el stephanos, la corona de la victoria, que


indica la victoria en el conflicto a medida que avanzaba “venciendo y para vencer”.
A partir de estos usos simbólicos de caballos, arcos y flechas, es evidente que esta
es una imagen del Cristo victorioso llevando a cabo el contenido del libro hasta
ahora sellado. Aunque El puede guiar a las almas de la tierra en la consecución
del propósito de Dios, El avanza aquí no con fuerza militar o guerra, sino en el
evangelio para conquistar las almas de los hombres de acuerdo con el plan de Dios.
110 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
Pablo dijo de Cristo: “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que
Anotaciones estabáis lejos, y a los que estaban cerca” (Efesios 2:17). Vino y predicó a gentiles
y judíos, no solo en persona, sino en el evangelio revelado por el Espíritu Santo
y predicado por los apóstoles.

El Segundo Sello: El Caballo Bermejo


vss. 3-4

vss. 3-4 – 3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía:
Ven y mira. 4 Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de
quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.

Generalmente, los comentaristas bíblicos están de acuerdo en que el bermejo


(rojo), el color de la sangre, indica guerra y derramamiento de sangre. Una vez
más, sin embargo, la naturaleza de la guerra aquí simbolizada debe ser determi-
nada. Aquellos que sostienen la opinión de que el jinete del caballo blanco indica
victorioso o triunfador militar, ven en el jinete del caballo bermejo la carnicería
y la matanza, el resultado del poder militar y la guerra. Si es cierto que el primer
jinete representa militarismo, esto seguiría. Pero no sería una interpretación co-
rrecta si el jinete del primer caballo simboliza la salida de Cristo en el evangelio,
o la salida de la Palabra de Dios y la conquista por Su reino, de acuerdo con Su
propósito divino.

Jesús les dijo claramente a sus discípulos que serían perseguidos, entregados y
ejecutados por su causa, y que los miembros de sus propias familias liderarían tal
oposición (Mat. 10:21). Continuó diciendo: “No penséis que he venido a enviar
paz a la tierra; no he venido a enviar paz, sino espada” (Mat. 10:34). Donde quiera
que la palabra de Dios haga una entrada, le seguirá la espada de la persecusión,
“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución” (2 Tim. 3:12). Al jinete de este caballo le fue dado poder para quitar
de la tierra la paz, una referencia a la persecución religiosa de aquellos que siguen
a Cristo. El diablo se asegura que los cristianos tengan problemas para que sea
probada su fe. El hace todo lo que pueda para desanimar a los santos de manera
que dejen de seguir a Cristo.

Jesús continuó mostrando que el evangelio haría que los miembros de una
familia se enfrentaran entre sí, pero que cada individuo debe cargar con su propia
cruz y perder su vida por causa del Maestro si es necesario (Mateo 10:35-39).
Así, la persecución que seguiría a la predicación del evangelio se adapta mejor al
simbólico jinete del caballo rojo.

Aquí está el registro histórico: los judíos se habían opuesto a Cristo y al evangelio
y perseguían a los santos; Nerón había bañado a Roma en su sangre; Domiciano
estaba comenzando una persecución que tenía a todo el mundo sumergido en su
sufrimiento antes de que Constantino emitiera su edicto de tolerancia más de dos-
cientos años después. La persecución de alguna forma siempre ha sido el destino
de los hijos fieles de Dios.

“... y que se matasen unos a otros ...” indica la matanza de hombres por sus
semejantes. La palabra “matar” (sphatto), usada aquí y también en referencia al
Cordero inmolado en sacrificio (ver comentarios, 5:6) y a las almas debajo del altar
que habían sido inmoladas por la Palabra de Dios y el testimonio que tenían (6:9),
confirma la posición tomada anteriormente. La espada (machaíra) era la espada
corta de la infantería romana, como la que usó Pedro para cortarle la oreja al sier-
vo del sumo sacerdote (Juan 18:10ss.). Machaíra fue la palabra usada por Jesús
para indicar la espada que enviaría (Mat. 10:34). En la Septuaginta es la palabra
traducida como “cuchillo” en la ofrenda de Isaac por Abraham (Gn. 22:6, 10).

Por lo tanto, la “gran espada” que se le dio al jinete era una espada o cuchillo de
matanza con el que masacraba a los hombres en sacrificio; era “grande” (o “larga”,
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 111
megas) debido a la medida en que se usaría. Esta clase de espada simbolizaba la
persecución, la violencia y la disensiones que destruyen la paz. Anotaciones
Una palabra diferente (rhomphaia) es encontrada en 6:8 pra describir una espada
larga y pesada usada en la guerra. Los primeros cristianos vivieron y respiraron
los fuegos de la persecución. Estos santos piadosos fueron mutilados por los
animales salvajes en las arenas, quemados vivos en estacas, clavados en cruces,
o arrojados a fozos de aceite hirviendo.

El Tercer Sello: El Caballo Negro


vss. 5-6

vs. 5 – Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y
mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza
en la mano.

Este caballo era negro (cfr. Zac. 6:1-8). El negro simboliza tristeza, estrés,
desesperación, necesidad, hambre, etc.; en el no hay luz. Aún en nuestros días el
negro es un símbolo de luto y angustia (cfr. Jer. 4:28).

La oscuridad describe el cielo triste vestido de cilicio cuando Jehová extiende


Su mano en reprensión (Isaías 50:3). Cuando la tierra está desolada, la tierra se
lamenta y los cielos se oscurecen (Jer. 4:28). En medio de la sequía, las personas
deprimidas expresan su dolor sentándose de negro (Jer. 14:2). En el juicio descrito
en la apertura del quinto sello, el sol se volvió negro como cilicio de cabello (6:12).

El jinete del caballo negro, por tanto, simboliza el dolor, la aflicción y el due-
lo, la suerte de los santos perseguidos que siguió a la predicación del evangelio.
El dolor resultaría de la escasez de alimentos, simbolizado por la balanza en la
mano del jinete y comer por peso (explicado a continuación, v. 6). Antiguamente
se decía que cuando Jehová “quebrantare el sustento del pan en Jerusalén”, el
pueblo comía pan por peso y bebía agua por medida “y con espanto” (Ezequiel
4:16). Ezequiel recibió instrucciones de simbolizar esto en su propio consumo de
alimentos por peso y bebiendo agua por medida (v.10-11). Como la balanza en la
mano del jinete indica un período de escasez, el negro indica el dolor y la aflicción
que acompañan a ese momento.

El diablo usa más de una forma de persecución. Algunas veces puede venir
en la forma de una amenaza de muerte (13:15), pero otras veces puede aparecer
solamente como dificultad economica (13:17).

El jinete de este caballo tenía una balanza en la mano con la cual medir las
mercancías, las necesidades alimenticias básicas, al racionarlas.

vs. 6 – Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos
libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes
el aceite y el vino.

No se identifica la fuente de la voz, pero el hecho de que provenga de entre los


cuatro seres vivientes implica que expresa el sentimiento de los cuatro.

La voz en medio del trono pedía precios exorbitantes para el trigo y la cebada,
el alimento básico.

La “libra” (choinix) “medida de áridos de algo menos de un litro, alrededor de


‘la cantidad que mantendría a una persona de apetito moderado durante un día’”.1

El “denario” (denarían) al que sólo se hace referencia en este versículo y en los


Evangelios, era la moneda romana más importante que circulaba por todo el imperio
(Hastings, 11. 199). Valía entre diecisiete y veinte centavos, que aparentemente
112 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
era el salario diario de un trabajador común durante el ministerio de Cristo (Mat.
Anotaciones 20:2). Dado que la cebada tenía menos valor que el trigo, se vendía por un tercio
de la cantidad, y esta tarifa más pobre permitió que más personas sobrevivieran.
Si el denario era el salario de un día y sólo podía comprar lo suficiente para el
trabajador, había escasez y sufrimiento para la familia. El denario era el salario
de un día y sería un precio extremadamente alto a pagar por dos libras de trigo o
seis libras de cebada.

El cristiano que se negó a comprometer su conciencia manteniendo la mem-


bresía en un gremio pagano, como en Tiatira (2:18ss.), o se inclinó ante la ima-
gen del emperador en adoración, como en Pérgamo (2:12ss.), o se lesionó en su
ocupación por la influencia judía, como en Esmirna (2:8ss.), tendría dificultades
para encontrar un trabajo que le permitiera ganarse la vida. Como los artículos
de lujo no sufrieron daños, parece que el jinete del caballo negro simboliza las
dificultades y el sufrimiento a través del prejuicio contra los cristianos. El precio
del discipulado puede significar discriminación por parte del mundo, pérdida de
ganancias debido a la convicción o dificultad con el mundo para competir donde
la corrupción reina con tanta frecuencia.

¿Qué podría significar todo esto? Creemos que este caballo y jinete representan
los poderes de la fuerza romana para conquistar enemigos rebeldes. Ciertamente,
el resultado de la guerra es la escasez. No se siembran cultivos ni se cosechan
cosechas. Las tiendas de alimentos se destruyen y se desarrolla la necesidad ge-
neral. Entonces, este sello parece simbolizar las fuerzas necesarias para producir
tal necesidad como estaba presente en el mundo en el momento en que Cristo fue
coronado Rey. Cabe señalar además que el procedimiento para conquistar ciudades
resistentes era rodearlas y bloquear todo el tráfico entrante y saliente. Esto creó
una condición de extrema necesidad que fue seguida por precios extremadamente
altos para los pocos suministros que quedaban. El resultado final fue una hambru-
na masiva y solo sobrevivieron los ricos. Tal fue el fin al que se redujo Jerusalén
durante el asedio del 70 d.C. como lo describió Josefo.
La desesperación de los revolvedores crecía con el hambre, y cada día se
acrecentaban más. No había trigo alguno, pero los facciosos entraban por fuerza
en las casas y todo lo buscaban y escudriñaban; si hallaban algo, azotaban a los
que lo negaban, y si no encontraban nada, también los atormentaban, como si lo
tuviesen escondido secretamente. Por argumento y señal para deducir si tenían
algo escondido, era ver los cuerpos de los miserables, pensando que no faltaba qué
comer a los que veían físicamente bien. Los enfermos por inhalación eran perdo-
nados, pues parecía irrazonable matar a los que luego habían de morir de hambre.
Muchos de los ricos daban secretamente todos sus bienes por una medida de trigo,
y los que no lo eran tanto, los trocaban por una medida de orden de cebada, luego
encerrados dentro en la parte más secreta de sus casas, comían escondidamente
los cereales podridos sin cocerlos; otros amasaban el pan, según la necesidad y el
miedo les permitía. En ninguna parte se ponía la mesa para comer, sacaban del
fuego las viandas, y mal cocidas las tomaban y se las comían.2

.... El hambre mataba y estragaba más gente que los enemigos; ... en tiempos
de hambre se menosprecia. De esta manera tan extrema estaban, que se quitaban
los unos a los otros lo que comían de la boca, las mujeres a los maridos, los hijos a
los padres, y lo que peor y parecía más miserable, era ver muriéndose de hambre
los hijos entre sus brazos y las madres quitar de la boca de sus hijos la comida, no
por eso se avergonzaban de tomarles las últimas gotas de sangre con que habían
de vivir. Pero no era cosa fácil esconder los alimentos, pues no faltaba luego quien
sabía los que comían y los sediciosos se las hurtaban. Si veían cerrrada alguna
casa, este era indicio de que los que estaban dentro tenían comida, y rompiendo
las puertas se entraban y casi les sacaban los bocados medio mascados de la boca,
ahogándolos por ellos.3

Luego, se dio un decreto para que el aceite y el vino no fueran dañados, es decir,
no había escasez común debido a la sequía o calamidades similares.

El trigo, la cebada, el aceite y el vino eran los alimentos básicos de la época,


La Apertura de los Primeros Seis Sellos 113
siendo el vino y el aceite los platos más lujosos. Con un salario tan escaso, uno sólo
podría ganarse la vida y le resultaría imposible permitirse ninguno de estos lujos. Anotaciones
El Cuarto Sello: El Caballo Amarillo
vss. 7-8

vs. 7-8 – 7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que
decía: Ven y mira. 8 Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía
por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta
parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las
fieras de la tierra.

El color amarillo (chloros) era de un tono indefinido. La palabra aparece cuatro


veces en el Nuevo Testamento. Tres veces se traduce “verde”, dos veces como
“hierba verde” (Marcos 6:39; Apocalipsis 8:7), una vez como “verde alguna” (9:4),
y en este caso se traduce “amarillo”. La palabra podría usarse para describir un
color azulado opaco o plomizo, o un tono ceniciento como el color de una persona
enferma o muerta.

La palabra chloros significa, “un color verde muy palido, el color de la hierba
que crece”.4 Es simbolo de la enfermedad y la muerte.

El jinete de este caballo personificaba la muerte, mientras que el Hades, el reino


invisible de los espíritus, lo seguía. No se nos dice cómo viajaba el Hades, ya sea a
caballo o al trote a pie. Estuvo y está siempre presente con la muerte para recoger
su parte del botín. Cada vez que se menciona el Hades en Apocalipsis, se asocia
con la muerte. Cristo tiene las llaves de la muerte y el Hades (1:18) — aquí, como
jinete y asistente, los dos están trabajando juntos (6:8) – pero al final la muerte y
el Hades entregan los muertos que están en ellos (20:13), y ambos son arrojados
al lago de fuego (20:14).

“... y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada,
con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.

La “potestad dada” indica que Cristo, quien gobierna con toda autoridad en todos
los reinos, permitió que este jinete funcionara, pero no más allá del límite de Su
permiso. De alguna manera, el Señor usa el servicio del jinete para llevar a cabo
y lograr el propósito divino que está encuadernado en el libro sellado.

“La cuarta parte de la tierra” incluye una esfera de operación más grande que
la del jinete del caballo negro, pero una porción menor del total. Los medios de
matar del jinete son cuatro: (1) Mata “con la espada” (rhomphaia), la gran espada
tracia, que se distingue de la espada de matanza o sacrificio del versículo 4 (ver
comentarios, también 1:16). En cada caso en que se nombra esta espada (rhom-
phaia) a lo largo del resto de Apocalipsis, identifica la espada de dos filos que
sale de la boca del Cordero y con la que hace la guerra (1:16; 2:12, 16; 19:15, 21).
Creo que la espada con la que mata el jinete Muerte, simboliza la guerra carnal o
militar, introducida aquí por primera vez. El Señor permite, incluso usa la espada
de las naciones para ejecutar juicio sobre la tierra. (2) Mata “con el hambre”, que
a menudo azotaba a los países en esos días, cobrando su precio. El hambre es un
compañero de la guerra y, por lo general, sigue a los estragos de la guerra. (3)
Mata “con mortandad”, que probablemente significa “pestilencia”, ya que aquí está
estrechamente relacionado con el hambre. Jesús asoció los dos cuando habló de las
calamidades que vendrían contra Jerusalén (Lucas 21:11). Esta interpretación se
ajusta mejor al panorama, ya que la muerte se personifica como matar por medio
de instrumentos. La peste va de la mano con el hambre, ya que ambos siguen a la
destrucción de la guerra. (4) Él mata “con las fieras de la tierra”, haciendo que los
cuatro correspondan a los cuatro dolorosos juicios de Dios en Ezequiel (5:16-17;
14:21). El juicio simbolizado por este jinete es contra el mundo de las personas
no regeneradas, pero en tales juicios los cristianos necesariamente deben sufrir
con el resto.
114 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
Al resumir las visiones de estos cuatro sellos y su significado, llegamos a la
Anotaciones conclusión de que representan (1) la salida de Cristo en el evangelio, o el plan de
la palabra de redención tal como lo simboliza el libro sellado; (2) la persecución
de los santos que siguió a la predicación de la verdad, que puso en conflicto a los
santos y al mundo; (3) la discriminación en el trabajo y los negocios que se sumaba
al sufrimiento de los cristianos; y (4) los juicios que cayeron sobre la sociedad
como resultado del rechazo pagano del mensaje divino.

El Quinto Sello: Los Santos Martirizados


vss. 9-11

vs. 9 – Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían
sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.

Estaban bajo el altar, simbolizando el sacrificio de sus vidas por la palabra de


Dios y por el testimonio que tenían.

El término hebreo para “altar” en el Antiguo Pacto proviene de una palabra


que significa “lugar para el sacrificio de sangre”, que se deriva de una palabra que
significa “masacrar o matar a una víctima”;5 el término del Nuevo Testamento para
altar es Thusiasterion:
thusiasterion (θυσιαστήριον, G2379) – se deriva de thusiazo, sacrificar. Por ello
denota un altar para el sacrificio de víctimas, aunque se usaba este nombre también
del altar del incienso.6

Excepto en este caso y en 16:7, donde el altar se refiere a aquello en que se


ofreció el sacrificio, la palabra se aplica al altar del incienso delante de Dios (8:3,
5; 9:13; 11:1; 14:18). En la ley se decía que la vida “está en la sangre” (Lev. 17:11,
14; Deut. 12:23) y que la sangre de los sacrificios se derramaría “al pie” del altar
(Lev. 4:7, 18, 30, et al.). Por lo tanto, cuando se derramó la sangre, fue la vida la
que se ofreció.

Debajo de este altar, en la base del altar de los holocaustos en la que se recogía
el resto de la sangre de las víctimas, despues de rociar con ella los cuernos del
altar (cfr. Lev. 4:7), vio Juan las almas (gr. psuchas – almas desencarnadas, no
personas, puesto que no han vuelto aún a la vida – cfr. 20:4, 5) de los que habían
sido muertos (‘degollados’).

Las almas bajo el altar representan la vida después de la muerte. Eran almas
indicando que su vida terrenal había terminado. Aquí hay que observar que Juan
no ve los cuerpos de los que mueren en el Señor, sino sus almas. Pudo verlas
porque él estaba “en el Espíritu” (4:2)

Las “almas” (psuchas) que Juan vio debajo del altar eran las vidas de aquellos
que habían sido sacrificados por Cristo. Jesús dio “su vida [psuchen] en rescate
por muchos” (Mateo 20:28); y los santos “menospreciaron sus vidas [psuchen]
hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11). Estos debajo del altar eran los que habían
entregado su propia vida en sacrificio por la Palabra de Dios y el testimonio que
tenían. Quizás estos son algunos de los que habían sido muertos por la persecu-
ción bajo el segundo sello (6:4). Habían sido muertos lo cual nos dice que fueron
martirizados por la causa que adoptaron.

Fueron sacrificados por la misma razón que Juan estaba en Patmos (cf. 1:9). El
concepto de sacrificio se confirma aún más con la palabra “inmolado”, que se usa
en el versículo 4 y en Jesús (5:6, 9), que fueron sacrificados. Fueron asesinados
“por” (día), a causa o en razón de la Palabra de Dios que habían aceptado y creí-
do, y que era la base de su fe y esperanza; y “por” (día) el testimonio que tenían,
es decir, el testimonio de esa fe confesada en palabra y en vida. Más tarde, Juan
señala que una de las razones de su superación fue “por causa [día] de la palabra
y por el testimonio” y que menospreciaron sus vidas hasta la muerte (12:11, ver
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 115
comentarios). Al aferrarse a la Palabra de Dios y al testimonio de su fe en ella
y en Él, habían sido ofrecidos en el altar del sacrificio a Su causa. Pablo usó un Anotaciones
lenguaje similar para hablar de su disposición para ser ofrecido en sacrificio por
los santos y por la causa de Cristo (Fil. 2:17; 1 Tim. 4:6).

vs. 10 – Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y ver-
dadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?

El clamor de las almas es prueba de que la esencia espiritual del hombre (alma/
espíritu) se mantiene en un estado consciente después de abandonar el cuerpo. La
doctrina materialista del “alma durmiendo” (enseñada por los Testigos de Jehová y
los Adventistas del Séptimo Día) niega que después de la muerte haya conciencia.
Sin embargo, en esta visión Juan ve a las personas que están muertas físicamente,
pero vivas espiritualmente.

Ahora, estas almas están clamando por venganza sobre aquellos que los ma-
taron. Surge la pregunte: ¿cómo podemos armonizar este clamor de juicio y
venganza con la oración de Cristo por sus enemigos (Luc. 23:34), y con la oración
de Esteban: “... no les tomes en cuenta este pecado ...” (Hch. 7:60). Comenta al
respecto Ray Summers:
Algunos críticos han dicho que está actitud no es cristiana, y por lo mismo han
pretendido eliminar del canon del Nuevo Testamento el libro de Apocalipsis: estos
críticos pasan por alto el hecho de que la ira contra el pecado es una parte esencial
de la justicia de Dios. Por otra parte, podemos declarar que lo que se dice en este
versículo (6:10) es una manifestación de que existe la necesidad moral de que
haya un juicio. Dios no podría ser un Dios justo si permitiera que esos pecados e
iniquidades permaneciesen sin castigo. La principal razón para que Dios juzgara
al Imperio Romano era que éste perseguía al pueblo de Dios. La única actitud no
cristiana que se puede entre ver en esto es la impaciencia de los mártires; y tal ac-
titud que parece no ser cristiana suele apoderarse de casi todos los seres humanos.
Los santos mártires sabían que el juicio vendría; pero no entendían por qué Dios
se tardaba tanto en realizarlo.7

El clamor de las almas debajo del altar es “grande” por el número representado
y la importancia de su causa y súplica. “Hasta cuándo” sugiere que este no fue
el comienzo de la lucha, sino que había continuado durante algún tiempo, desde
la persecución judía en Jerusalén, pasando por la de Nerón, y ahora la persecución
en los días de Domiciano. Sin embargo, a lo largo de la primera sección del libro,
el apóstol se preocupa por los principios y condiciones generales para todos los
tiempos. Las bestias que se opusieron a los santos y les dieron muerte no se pre-
sentan hasta el capítulo 13, aunque esta lucha definitivamente está ante él. ¿Cuándo
terminaría? La pregunta no tiene respuesta.

Esta angustiosa súplica, ¿Hasta cuándo?, revela el anhelo de los santos por el
día en que la majestad y santidad, la soberanía y la justicia de Dios se revelarían
públicamente. La palabra venganza sugiere la idea de un castigo justo, una re-
compensa por las malas acciones (19:2). Esto es diferente de la “venganza”, que
es represalia, ojo por ojo y diente por diente.

Como escribió Harry Boer:


La verdad es un círculo del que la humanidad, incluso en su mayor rebelión contra
Dios, no puede escapar. Dentro de ese círculo, el hombre puede resistir, oponerse y
negar la verdad, pero nunca podrá escapar del círculo. No puede destruir la verdad.
No puede romper su poder. Siempre, al final de su lucha, chocará y será roto por
el anillo de hierro que rodea su vida. Puede morir victorioso en el mal; su muerte
simplemente lo presenta a un tribunal superior de sentencia. Al final, como dijo
Jesús, no podemos hacer nada contra la verdad, sino solo por la verdad. Dios hace
que hasta la ira de los hombres lo alabe. Atrapa a los sabios en su sabiduría. Este
es el misterio del poder y los juicios de Dios que rodean a su pueblo en esta vida
y lo llevan al fin a descansar en la vida venidera.8
116 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
Este clamor había estado en los labios de los santos que sufrían o perseguidos
Anotaciones a través de los siglos; por lo general se dejaba sin respuesta, la respuesta era que
Jehová decidiera (Sal. 6:3; 13:2ss; 35:17; 74:9ss; 79:5; 80: 4; 89:46; 90:13; 94:3;
Isa. 6:11 [que Dios respondió]; Jeremías 47:6; Hab. 1:2; Zac. 1:12). La palabra
“Señor” (despotes) aparece sólo esta vez en Revelación. Como siervos (doulois,
siervos) de Jesús (1:1), los santos lo reconocerían como el Amo de la vida y el
destino (Para “santo y verdadero”, ver comentarios, 3:7.)

El clamor no es por venganza, sino por una reivindicación de su muerte y la


causa por la que habían muerto. Este clamor no resulta incompatible con el espíritu
cristiano, si tomamos en cuenta que el cristiano sabe muy bien que la venganza
sólo pertenece a Dios (Heb. 10:30), y estas almas transfieren la venganza a Dios.

La pregunta es, ¿cuánto tiempo pasará antes de que Él juzgue (krino), deter-
mine y pronuncie un juicio a su favor, en su nombre, en oposición a aquellos que
los habían matado? ¿Cuánto tiempo antes de que Él vengue (ekdikeo) su muerte,
vea que ellos obtengan justicia contra sus oponentes? Están clamando por el jui-
cio justo que les corresponde. “En los que moran en la tierra” son los terrestres
no regenerados o los habitantes de la tierra (ver comentarios, 3:10) que fueron
responsables de la muerte de los santos. La sangre sin venganza clama desde la
tierra (Génesis 4:10), porque la expiación debe ser hecha y la cobertura provista
por la sangre de los asesinos (Núm.35:33; vea también Job 16:18; Isa.26: 21; Ez.
24: 7). Los santos claman por justicia porque cuando Dios llamó a las naciones
paganas, prometió a su propio pueblo diciendo: “Alabad, naciones, a su pueblo,
porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos,
y hará expiación por la tierra de su pueblo” (Deut. 32:43). Las almas sacrificadas
claman a Dios para que cumpla Su promesa.

vs. 11 – Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía
un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus
hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

La vestidura blanca (estola) que se les dio a cada uno era una prenda larga y
fluida del victorioso color celestial, símbolo de la justicia, el gozo, la gloria, la
pureza y la victoria.

Los santos habían ganado la batalla y ahora descansaban, pero no estaban en


el estado final de gloria; este no sería de ellos hasta después del juicio. Primero
tenían que descansar “un poco de tiempo” durante el período de persecución y
tribulación por el que pasaba la iglesia. El orador tiene en mente la lucha presente
más que el tiempo total hasta el fin y la venida del Señor. Sus compañeros de
escrutinio, que todavía estaban en la lucha, también deben cumplir con su lucha,
tal como lo habían hecho ellos.

Las palabras “un poco de tiempo” (chronon mikron) son las mismas que usó
Jesús cuando dijo: “Aún un poquito estoy con vosotros” (Juan 7:33), y “Aún un
poquito es la luz entre vosotros “(Juan 12:35). Pero, ¿cuánto tiempo es un “poco”
de tiempo? ¿Poco comparado con qué? Es un período de tiempo comparado con
otro período de tiempo; no el tiempo comparado con la eternidad, porque no se
puede hacer tal comparación. El poco tiempo de su espera parece ser paralelo al
tiempo de Satanás en gran ira, “sabiendo que tiene poco tiempo” (12:12). El “corto
tiempo” de Satanás termina cuando es derrotado y atado (20:1-3, ver comentarios),
momento en el cual el “poco tiempo” de los santos termina y son levantados victo-
riosamente para sentarse en tronos y reinar por mil años (ver comentarios, 20:4-7).

Por lo tanto, aquellos mártires debían saber que el juicio estaba en proceso de
organización.

“... sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como
ellos”, incluyen tanto a los que estaban dispuestos a ser muertos pero escaparon,
como a los que fueron muertos. Ambos han cumplido su curso de fidelidad. Juan
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 117
además los distinguió cuando escribe de aquellos (1) “que habían sido decapitados
para el testimonio de Jesús”, y (2) “los que no adoraban a la bestia ni a su imagen” Anotaciones
(20: 4). Los fieles que estuvieron dispuestos a morir pero no fueron ejecutados
reciben la misma recompensa que los que sufrieron el martirio.

El Sexto Sello: Un Gran Terremoto y el Juicio


vss. 12-17

vss. 12-14 –Estos son cambios simbólicos, escritos en estilo apocalíptico, y


no necesariamente corresponden a eventos históricos. De hecho, los escritores
del Antiguo Testamento frecuentemente usaban símbolos de la tierra temblando
y cuerpos celestes cambiando de apariencia para significar un gran día del Señor
en juicio contra la maldad (Joel 2:10; Isa. 13:10; Jer. 4: 23-24; Mat. 24:29). Lo
que está simbolizado es que ocurrirán cosas aparentemente imposibles de suce-
der. Aquellas cosas en las que el hombre se siente seguro se pondrán patas arriba
cuando el Señor venga en su gran poder de juicio.

¿Han aparecido ya estos signos y símbolos? ¿O tendrán lugar en el futuro?


Los expositores están divididos en cuanto a si esta escena de juicio representa el
juicio final que termina este mundo (20:11-15) o la caída de la potencia mundial
perseguidora que se revela definitivamente más adelante en Apocalipsis (19:19-
21). Se da buena evidencia para ambas interpretaciones.

Ray Summers, dice:


Hay dos opiniones en cuanto a lo simbolizado por esto. Unos opinantes sostienen
que esto no representa el juicio final, sino únicamente un juicio temporal manifestado
en los castigos que se infligen mediante las calamidades natu­rales; y dicen que
el terremoto es un caso representativo de las calamidades naturales, pues como
tales sacudimientos terrestres eran frecuentes en Asia Menor, los cristianos de esta
región podrí­an entender lo que se querí­a decir con este mensaje apocalí­ptico ...

Quienes opinan que en este pasaje se trata de un juicio temporal, para sostener
su opinión se refieren al hecho evi­dente de que en el Apocalipsis no se alude al
juicio final sino hasta 20:11-15. Estas personas se niegan a admitir que lo que está
dicho en 6:12-17 se refiere al juicio final, porque:

1. Al opinar que se trata de un juicio temporal no tienen en cuenta el uso


que los escritores del Antiguo Testamento hicieron de esta idea referente al
juicio; pues en Joel 2:10, Jeremías 4:23, 24, 28 e Isaías 13:9, 10 tal idea del
juicio, expresada por medio de calami­dades naturales, fue usada en relación
con asuntos na­cionales y temporales. Pero no debemos olvidar, como parece
que lo olvidan estos señores, que una de las principales características del
Apocalipsis es el uso del lenguaje del Antiguo Testamento con el significado
que se le da en el Nuevo Testamento. Este hecho debilita la opinión que
estamos considerando.

2. Quiénes opinan que aquí se trata del juicio final pasan por alto el hecho
de que esto es una visión y que está presentada en un símbolo, y admiten que
esto se realizará literalmente. Esto es una verdad a medias. Los futuristas
con culpables de esto; pero hay otros comentaristas que sostienen que esto
simboliza el juicio final, y, sin embargo, no le dan una interpretación literal.

3. Los que opinan que el pasaje que estamos discutiendo se refiere al juicio
final, ponen a éste en un lugar que no es el que le corresponde en el plan
general de las cosas que trata el Apocalipsis. Esto es cierto si la teoría de la
recapitulación es errónea. Pero si estas visiones son representaciones de las
cosas que van a suceder, siendo cada visión completa en sí misma aunque
vaya creciendo en intensidad, entonces quienes opinan que estos versículos
se refieren al juicio final, han coloca a éste en el lugar que le corresponde.

Otros opinantes sostienen que lo que se dice en este pasaje (6:12-17) es simbólico
del juicio final. Se adhieren a la susodicha teoría de la recapitulación, y esto es la
secuencia natura. Estos intérpretes no se adhieren a la idea de que estas cosas
118 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
tendrán un cumplimiento literal. Los acontecimientos representados en este pasaje
Anotaciones eran asuntos tomados de las cosas que los cristianos de esos tiempos conocían muy
bien, y servían para mostrar que finalmente serían derrotados los enemigos de la
causa cristiana. Los proponentes de esta teoría aluden a la declaración: Porque el
gran día de la ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?, como una indicación de
que se refiere al último juicio.9

Cada uno de los grupos opinantes tienen tan buenos argumentos en este asunto,
que es difícil aceptar lo que dicen unos y rechazar lo que dicen otros. Pero hay
una poderosa sospecha de que esto no representa el juicio final, sino calamidades
naturales usadas como instrumentos de juicio en los asuntos temporales de los
hombres.

Cuando estas fuerzas —la conquista, la guerra, el hambre, la peste, las calami-
dades naturales— se enfurecen: ¿Quién podrá sostenerse en pie? Esta pregunta
se contesta en el capítulo 7, el cual describe un estado celestial eterno (7:9-17).

Los seis sellos ofrecen una descripción general de Dios, trabajando con la hu-
manidad desde el tiempo de Cristo hasta el juicio final. Aunque la mayor parte de
Apocalipsis revela eventos que estaban, al menos en los días de Juan, “cerca” (1:
3), es dentro del contexto de asegurar a los santos acerca de su futuro para que se
les dé una breve visión del juicio final y el destino de los redimidos. El destino
eterno de los santos fieles se amplía en los capítulos 21-22.

vs. 12 – Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto;
y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre.

Es evidente que la apertura de este sello trae un juicio a la vista. Muchos expo-
sitores están seguros de que este es el juicio final que tendrá lugar cuando el Señor
regrese. Pero la siguiente evidencia muestra que el juicio aquí descrito no es el gran
y juicio final, sino un juicio contra cualquier poder mundial impío que perseguía
a los santos. Los santos debajo del altar habían clamado por una venganza de su
causa y se les había dicho que esperaran un poco. Y ahora al abrir este sello Dios
da seguridad de que El vengará su causa mediante un juicio sobre aquellos que
infligieron la muerte de los santos.

El Señor describe un mundo que se derrumba, acontecimientos que estreme-


cen la tierra sin luz que los guíe y la oscuridad envuelve a la gente malvada. El
Espíritu en el vidente se basa en gran medida en las imágenes y descripciones del
Antiguo Testamento de los juicios finales traídos sobre las naciones paganas que
habían buscado la destrucción del pueblo de Dios. Isaías había usado estos mismos
símbolos con respecto a la antigua Babilonia: “10 Por lo cual las estrellas de los
cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no
dará su resplandor ... 13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá
de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de
su ira” (Isa. 13:10, 13; cf. también 29:6). “Visto de oscuridad los cielos, y hago
como cilicio su cubierta” (Isa. 50:3; cf. Jeremías 4:23 y sig., 28). Joel también
describió un juicio futuro contra Jerusalén: “El sol se convertirá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová” (Joel 2:31).
Jesús usó estas mismas figuras de las calamidades de la naturaleza para describir
la destrucción venidera de Jerusalén por los romanos (Mat. 24:29ss.).

“Luces Fuera” Para Babilonia.

Isaías escribió que “el día de Jehová viene”, y cuando venga,

Las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se


oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.
(Isaías 13:9-10)

Esta es una descripción de un juicio localizado de un poder mundial que existió


La Apertura de los Primeros Seis Sellos 119
hace mucho tiempo. ¿A quién levantó Dios para juzgar a Babilonia? “He aquí
que yo despierto contra ellos a los medos” (13:17a). Esto prueba que la Babilonia Anotaciones
de hace mucho tiempo es el objeto de juicio. El día de “asolación” que vino “del
Todopoderoso” (13:6) es descrito con expresiones gráficas: “Toda mano se debi-
litará” (13:7); “desfallecerá todo corazón de hombre” (13:7); “tendrán dolores
como mujer en parto” (13:8). Cuando el día de Jehová venga, será “terrible, y
de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad” (13:9). Aún
el erudito dispensacional John Martin interpreta Isaías en una forma no literal:

Las declaraciones en 13:10 acerca de los cuerpos celestiales (estrellas ... sol
... luna) ya no funcionando pueden describir figurativamente el punto de
cambio total de la estructura política del Cercano Oriente. Lo mismo sería
verdad de los cielos estremeciéndose y la tierra moviéndose (v.13), figuras
de lenguaje sugiriendo todo lo que abarca la destrucción.10

Luces Fuera” Para Egipto.

La destrucción de Faraón y Egipto es descrita de una manera similar. No es


coincidencial que se diga de Jerusalén que es “Egipto” en Apocalipsis 11:8. En
Egipto y en Jerusalén el pueblo fiel de Dios fue perseguido. La Jerusalén del primer
siglo buscó matar a aquellos que enseñaban que Jesús era el redentor prometido.
7
Y cuando te haya extinguido,
cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas;
el sol cubriré con nublado,
y la luna no hará resplandecer su luz.
8
Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti,
y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor.
(Ezequiel 32:7-8)

El conquistador de Egipto fue Babilonia (32:11). Este lenguaje es análogo a las


palabras que Jesús usó en Mateo 24:29. Si la profecía no es “literal” (usando el
sentido moderno de la palabra) para Babilonia y Egipto, entonces no deberíamos
esperar que sea “literal” para Jerusalén (Mateo 24), y que no sea literal aquí en el
sexto sello de Apocalipsis 6.

Visto a la luz de descripciones de juicios anteriores, el cuadro que tenemos


ante nosotros describe el derramamiento de sangre y la oscuridad total y el fin del
mundo en consideración. Sin embargo, este no es el fin último al que miramos; el
objetivo es la destrucción del poder responsable de la muerte de los santos. El poder
responsable fue el Imperio Romano, pero esto no se revela hasta el capítulo 13.

vs. 13 – Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja
caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

En los escritos de los profetas más antiguos, los gobernantes habían sido repre-
sentados por estrellas (Núm. 24:17; Isa. 14:12; Dan. 8:10); sin embargo, la caída
de las estrellas en este caso solo continúa la imagen de destrucción y desolación
total descrita en el versículo 12. La metáfora probablemente proviene de lluvias de
meteoritos que a menudo invaden nuestra atmósfera terrestre. Los higos (olunthos)
descritos son una especie de higo verde “que crece durante el invierno, pero no
llega a la madurez, pero se cae en la primavera” (Thayer). En este caso, los higos
caen en una lluvia, como por un viento fuerte.

Las Estrellas Comparadas a los Símbolos del Gobierno Civil

¿Dónde encontramos en las Escrituras naciones comparadas a cuerpos celes-


tiales? Como con todo estudio de la Biblia, es mejor empezar por el principio.
El primer capítulo de Génesis nos da a una pista en cuanto a por qué la Biblia
compara el sol, la luna, y las estrellas a los gobernantes y sus reinos: Es dicho del
120 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
sol (“la lumbrera mayor”) y la luna (“la lumbrera menor”) que “señorean el día”
Anotaciones y “la noche” (Gén. 1:16). ¿Podemos encontrar ejemplos del sol y la luna siendo
usados como símbolos de gobierno? En un sueño José vio “... y he aquí que el
sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí” (Gén. 37:9). El sol, la luna, y
las estrellas representaban al padre, madre y hermanos de José. José siendo so-
lamente de “diecisiete años” (37:2), estaba bajo el gobierno de su padre, madre,
y hermanos mayores. En realidad, ellos señoreaban sobre José. Al oir acerca del
sueño de José, Jacob le preguntó, “... ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso
vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?” (37:10).
El padre de José y sus hermanos entendieron inmediatamente el significado de las
imágenes en su sueño. No estaban esperando que el sol, la luna, y las estrellas
se postraran ante José.

Las estrellas son usadas como símbolos de gobernadores terrenales y estados en


otros lugares en las Escrituras. Jueces 5:19-20 es un buen ejemplo. En el versícu-
lo 19 leemos que “entonces pelearon los reyes”. En el versículo 20 leemos que
“desde los cielos pelearon las estrellas”. Ambos versículos están describiendo
el mismo evento en términos de paralelismo hebreo. Las estrellas son símbolos
de reyes y sus ejércitos. Las estrellas como las vemos en el espacio no estaban
peleando desde el cielo. Aún los comentaristas bíblicos que insisten en interpretar
la Biblia literalmente no son siempre coherentes. Considere cómo interpretan el
fenómeno estelar los siguientes literalistas:

° “En las culturas antiguas estos símbolos astronómicos representaban a


gobernantes”.11
° “El segundo sueño involucraba imágenes celestiales – el sol, la luna, y las
estrellas siendo reconocidas fácilmente por su significado de autoridad”.12
° “Casi los mismos símbolos aparecieron en las visiones del apóstol Juan
(Ap. 12:1), probablemente representando nuevamente a Israel y las doce
tribus”.13

vs. 14 – Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo


monte y toda isla se removió de su lugar. .

Cuando se lee un pergamino, se enrolla; así que cuando una nación llega a su
fin, su cielo se enrolla, ya no es visible. Isaías había dicho de las naciones paga-
nas cuando había llegado el fin de su tiempo: “Y todo el ejército de los cielos se
disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como
se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera” (Isa. 34:4). Su cielo
pasaría, porque las naciones y su mundo dejarían de existir.

“Luces Fuera” Para Edom.

Aunque la Escritura describe una nación haciendo caer la fortuna de otra na-
ción, sabemos que Dios está detrás de todo esto. Dios está en los cielos, pero
“Su palabra” encuentra su camino en la tierra a través del terror de otros reinos.
Nuevamente, descripciones de los sucesos en los cielos forman el telón de fondo
para una convulsión nacional en la descripción del fin de una era política.
4
Todo el ejército de los cielos se consumirá,
y los cielos se enrollarán como un pergamino;
también todos sus ejércitos se marchitarán
como se marchita la hoja de la vid,
o como se marchita la de la higuera.
5
Porque mi espada está embriagada en el cielo,
he aquí, descenderá para hacer juicio sobre Edom
y sobre el pueblo que yo he dedicado a la destrucción.
(Isaías 34:4-5 – LBLA)

Dios no descendió físicamente para administrar juicio sobre Edom. Pero el


La Apertura de los Primeros Seis Sellos 121
texto declara que Su espada “descenderá para hacer juicio sobre Edom”. ¿Des-
cendió una espada del cielo? Probablemente no. ¿El ejército de los cielos “se Anotaciones
consumió”? ¿Se “enrollaron” los cielos “como un pergamino”? Claro que no
en términos literales. Nuevamente, tal lenguaje es simplemente una descripción
del juicio nacional de Edom.

Las montañas, símbolos de permanencia y fuerza y los mismos cimientos de la


tierra, fueron removidos. Las islas eran símbolos para los pueblos antiguos de las
tierras más remotas y las porciones más remotas de la tierra, o de las posesiones
de una nación. Con la caída de Tiro, la gran potencia comercial de su período, las
islas temblarían (Ezequiel 26:15, 18; 27:35). Todos ellos indican e ilustran la caída
y el fallecimiento de una gran potencia nacional cuando es juzgada por Jehová.

vs. 15 – Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los po-
derosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas
de los montes.

Todas las clases, hombres de todos los grados y posiciones sociales, aparecen.
Los primeros en la línea de grandeza son los reyes de la tierra, los gobernantes
de los reinos o provincias de la humanidad no regenerada. Estos son seguidos
por “los grandes” (megistan), hombres principales o nobles (traducidos como
“señores” de los nobles de Herodes [Marcos 6:21] pero “grandes” aquí y en Apo-
calipsis 18:23). Los “capitanes” eran los tribunos o jefes militares (chiliarchos),
comandantes de mil hombres. Los “ricos”, los ricos de la tierra; los “poderosos”,
hombres de fuerza o poder en diversas posiciones de la vida; y todo “siervo”, un
esclavo, uno propiedad de otro; y todo “hombre libre” se llenará de terror cuando
llegue el juicio. Atraídos por una calamidad común, buscan refugio y se esconden
en las cuevas y rocas de las montañas.

vs. 16 – Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos
del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero.

Aquí hay más evidencia de que este no es el juicio final, sino el juicio de un
reino en el tiempo; porque cuando el Señor venga, será “en un momento, en un
abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52), “como un ladrón; en el cual [día] el cielo
pasará ... el la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas “(2 Pedro 3:10);
en la venida del Señor no habrá tiempo para buscar un escondite. Además, esta
descripción de hombres que buscan refugio en las cuevas y rocas y piden que
las montañas caigan sobre ellas, ocurre tres veces en la historia anterior; en cada
caso se refiere a una calamidad nacional. Oseas usó este lenguaje para describir
la destrucción de Samaria por parte de los asirios (Oseas 10:8); Isaías lo usó para
profetizar la caída de Jerusalén a manos de Babilonia (Isaías 2:19); y Jesús dijo
que esto mismo ocurriría cuando los romanos llegaran a Jerusalén (Lucas 23:30).
¡Está claro que el uso de tales símbolos en la apertura del sexto sello apunta al
juicio de una potencia mundial perseguidora. Más adelante en Apocalipsis se
revelará que el Imperio Romano sufrió tal calamidad. Mediante el juicio divino,
Dios reivindicará la causa de sus santos.

vs. 17 – Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?.

Esta pregunta aleccionadora implica la respuesta, “nadie”. Sin embargo, en la


siguiente escena (Cap. 7), el Señor revela que habrá una gran multitud de los que
estarán de pie. Son los que han tomado la decisión en esta vida de servir a Dios
fielmente.

Isaías había descrito el “día de Jehová” como “... terrible, y de indignación y


ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores”
(Isa. 13:9; ver también Joel 2:11, 31; Sof. 1:14, 15, et al.). Ahora que el Cordero
ha tomado el libro -el propósito de Dios- de la mano del Padre y ha sido delegado
para llevar a cabo el plan, es “el gran día de su ira” - de Dios y del Cordero. “¿Y
122 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
quién podrá sostenerse en pie?” Nahum hizo la misma pregunta cuando el juicio
Anotaciones inminente de Jehová estaba a punto de caer sobre Nínive: “¿y quién quedará en pie
en el ardor de su enojo?” (Nah. 1:6). Nadie pudo quedar en pie en ninguno de los
casos. Recordemos que el día El juicio contra los enemigos de Dios y los verdugos
de la tierra es también un día de liberación para el pueblo de Dios.

Si los hombres de hoy estuvieran convencidos de la verdad del mensaje de esta


escena, estarían ansiosos por saber qué se debe hacer para salvarse. La tentación del
secularismo perdería su atractivo y el cielo se volvería dulce para el pensamiento.

Muchas son las referencias modernas a “los cuatro jinetes” de este pasaje, pero
pocos entienden que declaran legítimamente la soberanía de Dios. Deja que los
jinetes cabalguen. El los controla. Los limita. Y los detiene cuando han cumplido
su propósito. Los medios modernos no le dicen al mundo esta verdad. Anuncian
las tragedias de la guerra, el hambre y las enfermedades. Informan de las injusticias
de la humanidad, pero los medios de comunicación no informan que el Cordero de
Dios es Rey de toda la tierra. El mundo busca sabiduría en sus estadistas, curación
en el descubrimiento de sus científicos y victoria en la estrategia de sus generales.
Pero el creyente sabe de otra manera. Tiene conocimiento de los verdaderos poderes
que gobiernan el mundo. Aunque el libro de Apocalipsis es un mensaje de temor
para los malos, también brinda consuelo y gran consuelo a los justos.

_____________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 2, pág. 316.
2. Flavio Josefo, Las Guerras de los Judíos, editorial CLIE, Libro 5, Capítulo 10, sec. 2, p. 287.
3. Fablio Jofefo, Ibid, sec. 3, p. 287.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 90.
5. Baker’s Dic. of the Bible, p. 38.
6. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 81.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 190.
8. Harry Boer, The Book of Revelation, Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co, 1979.
9. Ray Summers, Ibid, pp.191-193.
10. John A. Martin, “Isaías”, The Bible Knowledge Commentary, 1509.
11. Allen Ross, “Génesis”, The Bible Knowledge Commentary: Old Testament, eds. John F. Walvoord
y Roy B. Zuck (Wheaton, IL: Victor Books, 1985), 87.
12. Allen Roos, Creación y Bendición: Una Guía Para el Estudio y Exposición del Génesis (Gran Rapids,
MI: Baker Book House, 1988), 600.
13. Henry M. Morris, The Genesis Record (Gran Rapids, MI: Baker Book House, 1976), 537.

Referencias

1. Homer Hailey, Revelation – An Introduction and Commentary, pág. 99.


2. Robert Harkrider, The Book of Revelation, pág. 4,65.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, págs. 176-177.
Un Interludio 123

CAPITULO 7 Anotaciones
Un Interludio

Cuando se abrieron los sellos, los jinetes salieron a sus misiones; desde debajo de
un altar se oyó a las almas clamar por la venganza del sacrificio que habían hecho;
en respuesta a su clamor vino el juicio. Cuando su mundo terminó estrellándose
a su alrededor, se vio a los habitantes de la tierra acobardados ante el Cordero,
buscando un lugar para esconderse de Su ira. El lector espera sin aliento a que se
rompa el séptimo sello para poder ver el resultado final de este drama del propósito
divino de Dios. Con el juicio de la tierra descrito y la pregunta formulada, “¿Quién
podrá sostenerse en pie?” (6:17), el lector desea saber si los santos de la tierra
pueden estar de pie y qué les sucede a los que están debajo del altar.

Sin embargo, hay un interludio entre la apertura del sexto y séptimo sello. Du-
rante este interludio, Juan tiene una visión de dos partes que responde a nuestras
preguntas sobre los santos en la tierra y los que están debajo del altar. Los santos
de la tierra son sellados para Dios y los que han muerto por él están ante su trono
alabándolo en gloria. En estas dos escenas, Dios asegura a sus santos que vela por
cada uno llevando una cuenta exacta. En la antigüedad, El había asegurado a su
pueblo señalando a las huestes del cielo y declarando que los sacaba por número,
llamando a cada uno por su nombre, y que a todos ellos no les faltaba uno (Isaías
40:26). De la misma manera asegura a sus santos sufrientes que está consciente de
cada uno, ya sea que viva en la tierra o haya muerto en la fe. No falta ninguno ahora.

Sellando los 144.000


vss. 1-8

vs. 1 – Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de
la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento
alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.

No parece haber duda de que aquí hay una restricción de esas fuerzas destructi-
vas que traen juicio sobre el hombre. “Después de esto” indica que la revelación
del sexto sello está completa. Cada fase de la nueva visión, el sellamiento de los
elegidos y la escena celestial que sigue, es introducida por esta frase. El juicio
está restringido por una razón conocida solamente por Dios. Los cuatro ángeles
no son ángeles inicuos que controlan las fuerzas del mal, sino que son siervos de
Dios que cumplen con sus deberes asignados (véase el vs. 2).

“Los cuatro ángulos de la tierra” es un término acomodativo que se usa en


las Escrituras para designar las cuatro direcciones, toda la superficie de la tierra.
Isaías usó la frase para referirse a la reunión de Jehová de los dispersos de Israel y
Judá “de los cuatro confines de la tierra” (11:12), que simplemente significa “de lo
postrero de la tierra” (24:16). Jesús habla de la misma reunión como “de los cuatro
vientos, de un extremo del cielo hasta el otro” (Mat. 24:31), de todas las áreas de
donde habían sido esparcidos. Además, al final de los mil años, Gog y Magog se
reúnen en los cuatro ángulos (rincones) de la tierra (20:8).

Dios habla del mal que va de nación en nación como una “grande tempestad”
Jer. 25:32). La tempestad o los vientos de Dios se describen como vientos disper-
santes, vientos destructores y vientos de agitación.

Viento es un símbolo en el Antiguo Testamento del poder de Dios para destruir.


Los cuatro vientos esparcidos se indican como Él dice: “Traeré sobre Elam los
cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré [al pueblo de Elam]
a todos estos vientos” (Jer. 49:36). Dios dijo que traería contra Babilonia “un
viento destruidor” (Jer. 51:1); mientras que sobre el gran mar romperían los cua-
tro vientos de la agitación social de los cuales saldrían cuatro grandes imperios
124 Un Interludio
mundiales (Dan. 7:2ss.). Estos cuatro vientos salen de estar delante del Señor de
Anotaciones toda la tierra (Zac. 6:5). Los vientos pueden ser fuertes o suaves, una maldición
o una bendición; pero cualesquiera que sean, se mantienen restringidos hasta que
Dios decide liberarlos. Los juicios están bajo su control.

“La tierra”, “el mar” y “los árboles” pueden interpretarse simbólicamente: la


tierra significa el mundo de los no regenerados como en otros pasajes, el mar simbo-
liza la sociedad en agitación e inestabilidad, y los árboles representan a los grandes
hombres de tierra. O bien, estos pueden simbolizar el completo control y uso de
Dios sobre Su creación. Nada puede impedir el cumplimiento de Su propósito.
Cualquiera de los dos puntos de vista es posible, pero el último es probablemente
más adecuado al contexto. Todos los vientos, ya sean tempestades o céfiros, son
controlados por el majestuoso poder de Dios, y nada se agita dentro del reino de
Su creación sin Su permiso o dirección. Los árboles probablemente se mencionan
por su utilidad para el hombre y su susceptibilidad a la destrucción por tormentas.

Estos vientos están controlados por Dios completamente. Cuándo, dónde y cómo
afligen a la tierra estará de acuerdo con su justa venganza. Este juicio está a punto
de tener lugar, “porque ha llegado el gran día de su ira” (6:17).

vs. 2 – Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello
del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado
el poder de hacer daño a la tierra y al mar.

“Otro [allos] indica una distinción numeral de objetos de un carácter similar”,1


por tanto, este ángel se identifica con los cuatro (v.1) como ángeles del mismo
carácter. “De donde sale el sol” apunta a las direcciones de la luz de la mañana,
lo que sugiere que este ángel trae un mensaje de alegría y aliento. Cuando Jeho-
vá salió de Jerusalén, antes del 586 a. C. entregando la ciudad a la destrucción,
partió hacia el oriente de la ciudad (Ezequiel 11:23); y cuando Su gloria regresó,
vino “del oriente” (Ezequiel 43:2). La gloria de Dios ahora está apareciendo en la
misma dirección que envía a su ángel para preservar y dar seguridad a sus santos.

El “Dios vivo” y Su sello (sobre “Dios vivo” ver 4:9ss. Y sobre “sello” ver 5:1)
está en contraste con la bestia y su marca a quien se le tenía que dar vida (13:16).

Un sello bíblico indica varias cosas:

(a) Protección contra la manipulación. Para garantizar la seguridad, Darío usó


su sello y el de sus señores para sellar la piedra colocada en la boca del foso del
león en el que fue arrojado Daniel (Dan. 6:17). De una manera sorprendentemente
similar, los guardias sellaron la tumba en la que fue depositado el cuerpo de Jesús
(Mateo 27:66).

(b) Propiedad. La niña sulamita le dijo a su amado: “Ponme como un sello


sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo”, porque ella le pertenecía a él
solamente y él a ella (Cantar de los Cantares 8:6). Pablo escribe sobre el sella-
miento de los apóstoles cuando se les dio “las arras del Espíritu” (2 Cor. 1:22), y
sobre los cristianos sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Ef. 1:13; 4:30).
Jesús usa esta expresión al hablar de sí mismo y de su obra, “porque a este es a
quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello” (Juan 6:27 – LBLA). Por los po-
deres sobrenaturales que posee, Dios había puesto su sello de certificación sobre
él como su Cristo. Pablo dice: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo
este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo
aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Tim. 2:19).

(c) Certificación. Los monarcas orientales tenían sus sellos especiales con los
que marcar y salvaguardar sus posesiones y validar documentos legales. Faraón
le dio su anillo de sello a José (Génesis 41:42), y Asuero, el rey de Persia, le dio
su anillo a Amán (Ester 3:10), pero luego lo recuperó y se lo dio a Mardoqueo
(Ester 8:2).
Un Interludio 125
Todos estos significados son verdaderos para los cristianos que están bajo la
protección de Dios, comprados por la sangre de Cristo y certificados por el Espíritu Anotaciones
como hijos de Dios (Efesios 1:13; Rom. 8:16).

Este ángel en la visión de Juan vendría con el sello de Dios en su mano para ac-
tuar en Su nombre y sellar a los que son Suyos. El ángel clamó a los cuatro ángeles
cuyo poder era “dañar la tierra y al mar”, que se refrenaran de ejercer ese poder.

Ezequiel fue testigo de una visión similar en la que el Señor envió a uno de sus
querubines a través de Jerusalén para poner una marca en la frente de los hombres
que suspiraban y lloraban por todas las abominaciones cometidas en medio de
ellos (Ezequiel 9:1-11). En los días de aquel profeta, los que tenían la marca se
salvaron de la ira.

Este capítulo habla de la protección que recibirá el pueblo de Dios cuando aflija
al mundo con sus juicios. Antes de que se desaten los cuatro vientos diseñados
para dañar la tierra y el mar, un ángel clama para contener los vientos hasta que
el sello de Dios se coloca en la frente de los creyentes.

vs. 3 – Diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta


que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

En su clamor a los cuatro ángeles que detenían los cuatro vientos, el ángel
declaró que la función de los vientos era “hacer daño”. Pero cuál era el daño, ya
sea el juicio del sexto sello o algún otro, no caería hasta que los siervos (siervos
o esclavos) de Dios fueran sellados. No puede suceder nada que contrarreste el
propósito de Dios; sin Su control, ninguna brisa puede hacer temblar las hojas de
los árboles; ningún pajarillo “caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre” (LBLA);
y “pues aun vuestros cabellos están todos contados” (Mateo 10:29 y sig.). Dios ve,
conoce y controla todas las fuerzas del universo y no permitirá que nada obstaculice
el sellamiento de sus elegidos para sí mismo. Este sellamiento de Sus siervos nos
lleva al corazón de esta primera fase de la visión.

La escena recuerda la visión de Ezequiel antes de que la destrucción se desatara


en Jerusalén (586 a.c.). El antiguo profeta vio a seis varones acercándose al altar,
cada uno con un arma de matanza en la mano. En medio de los seis había un va-
rón vestido de lino y con un tintero a su lado. Este séptimo varón debía pasar por
Jerusalén, y poner “una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a
causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (vs. 4); en otras
palabras, los que se preocupan por las cosas de Dios. Los seis iban a pasar por
la ciudad matando sin piedad ni misericordia a todos los malvados de la ciudad;
“pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis
por mi santuario” (vs. 6) (Ezequiel 9:1-8).

Existe esta diferencia: en la visión de Ezequiel, los fieles recibieron “una señal”
en la frente, mientras que en la visión de Juan los siervos recibieron “un sello”.
En cualquier caso, los que pertenecían a Jehová recibieron una señal visible que
los distinguía de todos. Sellado “en sus frentes” sugiere un lugar más conspicuo,
visible para todos. Todo el que contemple al siervo lo reconocerá como pertene-
ciente a Dios (cf. 2 Tim. 2, 19). Se debe observar que los sellados están en la tierra
y, aunque sellados para Dios y, por lo tanto, preservados contra la destrucción, no
se libran de la persecución, porque esto continuaría plagando al pueblo de Dios
hasta que la victoria se obtenga por completo en el hogar eterno.

vs. 4 – Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de


todas las tribus de los hijos de Israel.

Juan no presenció el sellamiento, pero escuchó el número. La suma, ciento


cuarenta y cuatro mil, no designa una cantidad numérica literal, sino que es una
cifra simbólica. La opinión más razonable es que doce, el número religioso (ver
126 Un Interludio
Introducción, “Números”) multiplicado por sí mismo y luego por mil, lo que in-
Anotaciones dica plenitud o integridad, representa el número total de santos en la tierra en un
momento dado. Estos se distinguen de los miembros de la iglesia victoriosa en el
cielo ante el trono.

Algunos estudiantes de la Biblia piensan que los ciento cuarenta y cuatro mil
simbolizan a los judíos redimidos, mientras que la “gran multitud” (v. 9) representa
a los gentiles redimidos. Con base en esta suposición de que los ciento cuarenta
y cuatro mil eran judíos de las doce tribus, se hace un argumento para la fecha
temprana de Apocalipsis, que debe haber sido escrito antes de la destrucción de
Jerusalén, 70 D.C. El argumento sostiene que estos judíos “por naturaleza” son
de las tribus históricas, por lo que la identidad tribal aún era posible, lo que im-
plica que la nación judía todavía existía y ocupaba su propia tierra. Por lo tanto,
el sellamiento debe haber tenido lugar antes de la destrucción de Jerusalén. El
argumento además sostiene que los cuatro vientos contra los cuales fueron sellados
alcanzarían toda la tierra de Judea.2

Sin embargo, como el número era simbólico, también lo eran las tribus; por lo
tanto, representaron el número total de redimidos en la tierra, el Israel espiritual.
También los vientos eran “de la tierra” (v. 1). y era “la tierra” la que iba a ser heri-
da, no Judea. La visión es más inclusiva y de mayor alcance de lo que permite la
teoría de las fechas tempranas. Por varias razones, la opinión de que estos sellados
son judíos físicos es incorrecta:

1. En Apocalipsis no se hace distinción entre judíos y gentiles en Cristo;


todos son sus siervos, comprados con su sangre y hechos para él un reino
y sacerdotes.

2. Estos sellados están sobre la tierra; la “gran multitud” son aquellos que
son victoriosos y están ante el trono celestial (9ss.).

3. Los vientos son refrenados hasta que “los siervos de nuestro Dios hayan
sido sellados”. Juan no está hablando de un segmento en particular, porque
no debería haber habido segmentos (2 Cor. 5:17; Gál. 3:28; Ef. 2:14-17),
pero todos son siervos de Dios.

4. Satanás pone una marca en la frente de sus súbditos (13:l6ss; 14:9; 16:2;
19:20; 20:4), y parece razonable suponer que Dios sellaría a todos sus
súbditos para sí mismo, no solo a algunos de ellos.

5. “Es costumbre del Vidente realzar y espiritualizar todos los nombres ju-
díos. El templo, el Tabernáculo, el Altar, el Monte Sión y Jerusalén son
para él la personificación de ideas más profundas que las que literalmente
transmiten”.3

De este principio de uso se sigue que Juan usa “cada tribu de los hijos de Is-
rael” en un sentido más allá del de Israel literal o carnal. Eso es compatible con
las Escrituras. Pablo dice: “porque no todos los que descienden de Israel son is-
raelitas” (Rom. 9:6); “15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la
incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta
regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6:15-16). Así,
la nueva criatura o creación del versículo 15 es el Israel de Dios del versículo 16.
La verdadera circuncisión es la del corazón, no la de la carne (Rom. 2:28ss.), que
caracteriza a los “que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús,
no teniendo confianza en la carne” (Fil. 3:3). Dado que no hay distinción entre
judíos y gentiles, está claro que Juan está escribiendo sobre todos los cristianos,
y no solo sobre los judíos.

Los ciento cuarenta y cuatro mil que están sellados para Dios probablemente
representan a la iglesia fiel activa en la tierra en cualquier momento, llamada por
Un Interludio 127
algunos expositores “la iglesia militante en la tierra”. En circunstancias y esce-
narios completamente diferentes, el mismo grupo se presenta nuevamente en el Anotaciones
capítulo 14.

Este es un texto favorito de los Testigos de Jehová, una secta que afirma que a
un número literal de 144.000, y solo a ellos, se les dará un cuerpo espiritual para
que puedan vivir en el cielo eternamente. Todas las demás personas justas, afirman,
son parte de una “gran multitud” distinta y diferente (7:9) que vivirá en un cuerpo
físico perfeccionado en una tierra material renovada.

Otros teoristas, como el intérprete futurista Hal Lindsey, afirma:


Después que los cristianos sean trasladados [raptados - jr], Dios se va a revelar en
forma especial a 144.000 judíos, los cuales creerán con toda su alma que Jesús es el
Mesías. Estos van a ser 144.000 evangelizadores judíos de primera clase, los cuales
no descansarán de su labor. La tierra nunca habrá visto un período de evangelis-
mo como ese. Estos judíos van a tratar de redimir el tiempo que perdieron. Van a
lograr el mayor número de convertidos de toda la historia. En Apocalipsis 7:9-14
leemos que ellos van a ganar tantas almas para Cristo que no se podrán contar.4

La enseñanza de los Testigos de Jehová trae varios problemas interpretativos


muy serios. La escena que Juan ve localiza a los 144.000 en “la tierra” (7:3), pero
la gran multitud están “delante del trono” y sirven a Dios en su “templo” que está
en el cielo (7:15; 11:19). De hecho, la gran multitud están en la misma ubicación
en la que estarán los 144.000 después de haber sido redimidos de entre los de la
tierra (14:3). Los Testigos de Jehová tienen las ubicaciones de los dos grupos al
revés cuando dicen que la gran multitud está en tierra y que los 144.000 están en
el cielo.

Las interpretaciones futuristas también tienen problemas similares. Si el texto


debe ser entendido literalmente:

1. ¿Son solamente judíos literales los que están bajo la protección de Dios?

2. ¿Deber ser hombres que nunca se casaron (14:4)?

3. Y si estos son judíos, ¿cómo será uno capaz de identificar de cuál tribu
proviene, en vista de que las genealogías se perdieron hace mucho
tiempo?

4. ¿Y por qué las tribus de Dan y Efraín fueron dejadas por fuera?

Si, por otro lado, este pasaje debe entenderse en el estilo normal de los escritos
apocalípticos, estos problemas se resuelven. El número 144.000 es simbólico, al
igual que las tribus. Como se muestra arriba, el número 144,000 representa a todo
el pueblo de Dios (2 Tim. 2:19). El hecho de que se especifiquen doce tribus de
Israel significa que él está hablando del pueblo del pacto de Dios. La iglesia, de
hecho, se conoce como las “doce tribus” (Mateo 19:28; Lucas 22:30; Santiago
1:1). Por lo tanto, estas personas descritas aquí no son judíos carnales literales,
sino que comprenden el “Israel de Dios” espiritual (Gál. 6:16; Rom. 2:28-29).
Véanse también las notas sobre 2:9.

Dado que la imagen es simbólica, no es esencial que expliquemos por qué se


incluyen algunas tribus y se omiten otras, pero se pueden ofrecer explicaciones
plausibles de por qué se omitieron Dan y Efraín. Dado que José estaba formado
por dos tribus, Efraín y Manasés, uno se pregunta por qué se enumeran José y
Manasés y no Efraín. Una explicación lógica es que Efraín llevó a Israel a la ido-
latría a través de Jeroboam (1 Reyes 11:26; 12:25-33), y Dan dejó su herencia y
se mudó al norte, a Lais, donde se estableció y practicó la idolatría (Jueces 18).
Por tanto, ninguno de ellos se presentó como representantes leales del pueblo del
pacto de Dios.
128 Un Interludio

Anotaciones La Multitud Victoriosa


vss. 9-17

vs. 9 – Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía
contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del
trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en
las manos.

vs. 9a – “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud”.

Juan presenta esta segunda fase de la visión como presentó la primera (v.1). Esta
no era una nueva visión, sino la contraparte de los versículos 1-8. Hasta este punto,
las escenas celestiales han revelado el trono y al que está sentado en él, el Cordero,
los siete espíritus, los seres vivientes, los ancianos y una gran multitud de ángeles.

Las palabras, después de esto, indican que Juan ahora ve a los siervos de Dios
en una posición diferente, es decir, en un estado celestial triunfante posterior ante
el trono. Evidentemente, ya no necesitan la protección de Dios en la tierra. Los
144.000 ahora se ven en un estado futuro una vez que son redimidos de la tierra
(14:1-5). La gran multitud también incluiría las almas de aquellos en 6:9-11 y
20:4, así como los salvos de todas las edades. Esta es una visión de gran aliento,
porque representa a aquellos que han salido de “la gran tribulación, y han lavado
sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero” (7:14).

vs. 9b – “La cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y
lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero”.

Ahora, por primera vez, aparece una multitud de entre la familia de la tierra.
Este grupo se describe como “una gran multitud,la cual nadie podía contar”, pero
que Dios puede contar. Solo El conoce a los que son Suyos y a los que siguen
fieles hasta la muerte.

Es significativo que nadie haya podido contar a las personas que componían
esta gran multitud. Cada nación y lengua estaban representadas, todas redimidas
por la sangre del Cordero (5:9). El evangelio se ha difundido por todo el mundo y
una gran multitud ha respondido en obediencia y fe confiada (Marcos 16:15-16;
Mateo 28:19; 1 Timoteo 2:4, 6; Tit. 2:11-14).

Aquellos en la tierra que están sellados a Dios son numerados simbólicamente


como ciento cuarenta y cuatro mil, y los que finalmente son victoriosos son sim-
bólicamente innumerables como una gran multitud que ningún hombre puede
contar. El número de ambos grupos sólo lo conoce Dios. La multitud victoriosa
representa toda la raza y la tribu de la gente; la gente de la multitud proviene de
los cuatro puntos cardinales de la tierra (ver comentarios, 5:9; véase también 11:9;
13:7; 14:6; 17:15). Estos están “ante el trono y ante el Cordero”, en una posición
más cercana que cualquiera ocupada hasta ahora.

vs. 9c – “vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”.

Las vestiduras blancas, el color celestial, indican pureza, porque estos santos
han sido purificados y santificados, lo que les permite estar ante el trono en tal
proximidad a Dios y al Cordero. Las “palmas en sus manos” se suman al espíritu
festivo de la ocasión que recuerda a la Fiesta de los Tabernáculos, la más alegre
de todas las fiestas judías. Esta fiesta ocurría en el otoño del año, después de que
se había recogido la cosecha y había llegado el fruto de los árboles y las vides.
Seguía a la expiación anual cuando se hacía el sacrificio por los pecados (Lev.
23:26-32, 39-44). El primer día de esta semana festiva, la gente debía tomar las
ramas de palmeras y ramas de otros árboles, y “os regocijaréis delante de Jehová
vuestro Dios por siete días” (Lev. 23:40). Cuando Jesús entró en Jerusalén en lo
que se conoce como Su “entrada triunfal”, en un estado de ánimo alegre y festivo,
Un Interludio 129
la gente tomó “ramas de las palmeras y salieron a recibirle, y clamaban: Hosanna:
Bendito el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel “(Juan 12:13). Estos Anotaciones
usos de las ramas de palma indican ocasiones festivas. La explicación que sigue
(vss. 13-17) indica que esta escena celestial es gozosa al que habían apuntado
todas esas ocasiones del pasado.

vs. 10 – Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios


que está sentado en el trono, y al Cordero.

El ancla estabilizadora del alma es la esperanza (Heb. 6:19). Cuando los hombres
no tienen esperanza de vida después de la muerte, se quedan sin saber que hacer
en este mundo sin propósito y enfrentan la muerte sin paz. Toda persona viva debe
comportarse de tal manera que pueda unirse al coro celestial. Es espiritualmente
fatal apartarse de la salvación que Dios ha provisto.

En lugar de traducir sotéria como “salvación”, Caird5 lo traduce como “victoria”


(cfr. NBE, Kadosh), diciendo que la multitud está celebrando su paso triunfal a
través de la persecución, porque los santos habían sido liberados desde hace mucho
tiempo de sus pecados. Aunque la victoria entra en su gozo, es mejor dejar que la
palabra transmita su significado habitual de salvación. Están alabando a Dios y
al Cordero. por su salvación total, que comenzó con la redención a través de Su
sangre, y continuó con la ayuda divina a través de las persecuciones y pruebas
hasta el momento presente de triunfo. Pedro había querido decir la redención
completa cuando dijo que los santos fueron redimidos por la sangre de Cristo (1
Pedro 1:19), y recibirían “el fin [objetivo) de vuestra fe, la salvación de vuestras
almas” (1 Pedro 1:9). Debido a que habían recibido la redención total de sus almas,
los santos en la multitud ahora alababan a Dios y al Cordero.

vss. 11-12 – 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los
ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante
del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro
Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Esta escena celestial es reminiscente de la visión anterior retratada en el capítulo


cuatro donde la hueste celestial cantó un cántico de alabanza y adoración a Dios
sentado en el trono y al Cordero (4:9-11; 5: 9-14). ¡El cielo es un lugar de alabanza!

Su “Amén” expresó su aprobación y respaldo a la alabanza ofrecida por la gran


multitud (v.10). Como en la escena del trono (5:12) donde los ángeles habían
ofrecido su séptuple atribución de alabanza al Cordero, aquí ofrecen una séptuple
atribución de adoración y alabanza a Dios. Al hablar de Él como “nuestro Dios”,
los ángeles se identifican con los redimidos como pertenecientes a Él.

De las siete palabras de alabanza que se usan aquí y en 5:12, seis son iguales,
aunque no aparecen en el mismo orden. En este cántico de alabanza aparece
“acción de gracias” en lugar de “riquezas”, probablemente denotando acción de
gracias por las riquezas que Él proporciona. (Para el significado de cada una de
las siete palabras, vea los comentarios, 5:12). En la alabanza ofrecida por la hueste
angelical en 5:12, solo aparece un artículo definido al principio de la lista. Aquí,
sin embargo, el artículo aparece antes de cada una de las atribuciones, haciendo
cada una distinta, como en 4:11. La alabanza de los ángeles a Dios no excluye al
Cordero, ni mucho menos fue incluido en su Amén a la alabanza que le ofreció la
multitud. (Sobre la frase “por los siglos de los siglos”, véase 1:6).

vs. 13 – Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están ves-
tidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

¿Estaba Juan testificando las cosas acerca de las personas del pasado, del pre-
sente, o estaban incluidas también en la visión las personas del futuro? Se le pidió
a Juan que las identificara.
130 Un Interludio
Desde que fue introducida la multitud (v. 9), esta pregunta hecha por uno de
Anotaciones los ancianos sin duda ha estado en la mente del lector y también en la de Juan:
“¿Quiénes son y de dónde han venido?” Esto centra la atención en su identidad
y si están en el cielo o en la tierra. Parece apropiado que un anciano, uno que
representa a los redimidos, haga y responda la pregunta; también era un anciano
que había acudido en ayuda de Juan antes (5:5). Las túnicas blancas con las que
se visten los santos en la multitud (v.9) pueden haber llevado a la sospecha de que
de alguna manera estos están relacionados con los que están debajo del altar en
la apertura del quinto sello (6: 9-11). Esta pregunta no era retórica; se preguntó si
podía ser respondida.

vs. 14 – Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han sali-
do de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la
sangre del Cordero.

vs. 14a – Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han
salido de la gran tribulación.

La respuesta de Juan fue con el mayor respeto; “señor mío – LBLA” (kurios,
diferente de despotes, 6:10), es equivalente a “señor” o “amo”. En otras partes de
Apocalipsis, kurios se usa para referirse a Dios y Cristo (excepto 17:14 y 19:16,
donde Cristo es el Señor de los “señores” humanos).

“Tú lo sabes” – es tanto una confesión de la ignorancia de Juan como una


solicitud de información. La respuesta del anciano identifica a la multitud como
“los que salen de la gran tribulación”. El tiempo del verbo aquí indica una venida
continua, no una venida pasada o completa como implica la traducción RV-60,
“los que han salido” de la tribulación.

Pero, ¿qué es esta gran tribulación de la que han salido? Se pueden considerar
varias respuestas. Los expositores han ofrecido explicaciones conflictivas de la
respuesta del anciano.

1. Algunos identifican esta como “la gran tribulación” que condujo en el 70 D.C.
que aconteció a las personas en Jerusalén al tiempo de su destrucción (Mat.
24:21, 29). Sin embargo, esa tribulación ya había ocurrido unos veinte o
treinta años antes de que Juan escribiera, y se dice que estos santos “salieron”
de la tribulación como si continuara en ese momento.

2. Otros sostienen la visión de que “la gran tribulación” era la experimentada


por los contemporáneos con Juan durante el período romano. Esta gran
prueba estuvo limitada al período que empezó con la persecución de Nerón
en Roma (64 D.C.) y siguió pasando a Domiciano, Trajano y Diocleciano,
hasta el edicto de Constantino (313 D.C.).

Esos santos están ahora más allá de esta vida, ante el trono de Dios, ha-
biendo obtenido la victoria. La noticia de tal victoria ofreció una tremenda
seguridad y aliento a hombres y mujeres que enfrentan pruebas y muerte,
y también anima a todos los que enfrentan pruebas similares de fe. La gran
persecución de este pasaje se limitó así al período romano que abarca 249
años de conflicto entre cristianos y romanos. Se prefiere esta visión, ya que
está en armonía con el tema del libro.

3. Los premilenarios identifican “la gran tribulación” como aún por ocurrir en
el futuro, un período de siete años al final de la actual dispensación y antes
del reino de Cristo de 1.000 años en la tierra. Que “la gran tribulación” de
la que se habla aquí tendrá lugar al final de la actual dispensación, entre lo
que llaman “el rapto” y “la revelación” de Jesús. En ese momento, según la
teoría, los santos son arrebatados para la cena de las bodas del Cordero. Esta
idea o suposición no tiene fundamento en las Escrituras.
Un Interludio 131
4. Una cuarta visión, que para este escritor es la correcta, no limita la tribulación
a un período de tiempo específico. En la visión de Juan, la “gran multitud” Anotaciones
(7:9) incluye a los salvos de todas las épocas, la suma de todo el pueblo de
Dios que continúa fiel hasta la muerte. De igual manera, la “gran tribulación”
representa todos los períodos de tiempo, porque nunca la tribulación ha estado
totalmente ausente de la iglesia. El apóstol Pablo dijo, “... Es necesario que
a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14:22).
La palabra “muchas” esparce una gran multitud de tribulaciones, no solamente
una. Jesús profetizó a Sus discípulos que sufrirían tribulación (Jn. 16:33).
Los santos han seguido pasando por tribulaciones, porque “... todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Tim.
3:12). Lenski identifica la frase, “los que han salido” (RV-60), como traducida
de un participio presente sin referencia al tiempo. Por lo tanto, otra traducción
precisa es, “Estos son los que vienen de la gran tribulación” (LBLA, BTX).

Los santos estaban pasando por tribulaciones en el momento en que Juan


escribió y han continuado pasando por tribulaciones desde entonces. Esta
posición hace que “la gran tribulación” sea la suma de todas las tribulaciones
desde Pentecostés hasta la venida del Señor.

vs. 14b – y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero.

Plantea otra pregunta: ¿Son estos mártires que con su muerte lavaron sus vesti-
duras en su sangre? Probablemente este no es el pensamiento, porque sus ropas no
fueron lavadas con su propia sangre derramada en el martirio, sino con la sangre
del Cordero. Se habían revestido “del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24; cf. Col. 3:10).

La redención del cristiano comienza y termina “en la sangre del Cordero”. Por
su sangre, el santo es “liberado de sus pecados” (1:5), comprado (5:9-10; 1 Pedro
1:18ss.), Perdonado de pecados (Mateo 26:28), mantenido limpio mientras camina.
a la luz de la verdad divina (1 Juan 1:7), y es capaz de vencer (12:11). Si el santo
debe elegir entre la vida en Cristo y la muerte por la fe, no debe amar su vida
“hasta la muerte” (12:11). “Han lavado” está activo; los santos no fueron pasivos.
Habían confesado su fe en Cristo (Rom. 10:8-10), se habían arrepentido de sus
pecados (Hechos 17:30ss.) Y habían sido bautizados en Su muerte (Rom. 6:3ss.)
para la remisión de sus pecados ( Hch 2:38). Sus pecados habían sido lavados en
Su sangre (Hechos 22:16); habían hecho suya la redención en su sangre.

Todos los pecados han sido quitados; el perdón a través de su sangre ha hecho
que el pueblo del Señor sea digno de recibir vestiduras blancas, lo que indica su
estado de justificación ante Dios (Efesios 1:7). Ray Summers dijo acertadamente:
El ‘Cordero redentor’ ha llegado a ser ‘el Pastor providente’ que los cuidará y los
guiará a las fuentes de la vida; y Dios quitará de ellos todo sufrimiento.6

En la primera fase de la visión (vss. 1-8) los santos fueron sellados para protec-
ción; en esta segunda fase salen victoriosos del conflicto. Esta gran multitud incluye
a los que están debajo del altar, los mártires de Cristo (6: 9-11) y todos los que son
vencedores por medio de Cristo. También incluye a todos los que se mantuvieron
firmes desde el principio, los que fueron “firmes hasta el fin” (Heb. 3:14).

vs. 15 – Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su
Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su Tabernáculo sobre ellos.

“Por eso” – “A causa de esto” (i.e., porque han lavado sus ropas y las han em-
blanquecido en la sangre del Cordero), estos santos están delante el trono, donde
se regocijan y sirven a Dios ofreciendo alabanzas (véase el vs.10). Está claro en
las Escrituras que al morir el santo fiel va directamente a la presencia de Dios para
estar con Cristo. Sin embargo, no se encuentra en su estado final de gloria, porque
132 Un Interludio
esto ocurre más allá del juicio final (cap. 21).
Anotaciones
Pablo indica que el estado o lugar del cristiano después de la muerte es con
Cristo cuando dice: “6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre
tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor … 8 pero confiamos,
y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” (2 Cor. 5:6, 8).
Hablando de las ventajas de la vida y la muerte, Pablo también escribió: “Porque
de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con
Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Fil. 1:23). Y escribiendo sobre el regreso del
Señor y la resurrección de los santos, dijo: “Porque si creemos que Jesús murió
y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (1 Tes.
4:14). Debemos notar que Cristo no puede traerlos con Él si no están con Él antes
de que Él venga. Además, mientras Esteban era apedreado hasta la muerte, clamó:
“Señor Jesús, recibe mí espíritu” (Hch. 7:59). Se deduce que los que duermen en
Jesús están ahora con él delante de su trono, y que cuando él venga, serán traídos
con él para unirse con el cuerpo resucitado y luego entrarán en la gloria final del
hogar eterno.

¿Vale la pena servir al Señor Jesucristo? Mientras que los malvados buscan
esconderse de la ira del Cordero (6:16), en contraste, los creyentes están ante el
trono sirviéndole día y noche en su templo espiritual (11:19), lo que sugiere un
servicio continuo.

Leon Morris afirma que la palabra “templo” (naos) significa propiamente


“santuario”.7 El templo en el que le sirven es el santuario o lugar santo (naos), a
diferencia del templo (hieron) con sus diversas divisiones para hebreos, gentiles
y mujeres.

En vista de la declaración en 21:22 de que no habrá templo en el estado eterno


después del juicio, la idea que se presenta aquí es que el cielo en su totalidad se
considera el santuario en el que todo el pueblo de Dios disfruta de la presencia
inmediata de Dios.

Y El, Dios que se sienta encima del trono, “extenderá su tabernáculo sobre
ellos”, es decir, los abrigará para que puedan morar seguros bajo Su protección.

La RV-60 traduce la última frase de este versículo, “y el que está sentado en el


trono extenderá su tabernáculo sobre ellos”. Como el tabernáculo era una tienda,
la idea es que Dios mismo tabernáculea con ellos, eclipsando a su pueblo con su
propia presencia y protección (Isa. 4:5-6; Eze. 37:27-28).

vss. 16-17 – 16 y no tendrán hambre, ni tendrán sed, ni caerá más sobre ellos el
sol, ni calor alguno, 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pasto-
reará, y los guiará a fuentes de aguas de vida, y Dios mismo enjugará toda lágrima
de sus ojos.

Ya no tendrán hambre ni sed. No experimentarán ningún deseo insatisfecho.


Los santos en gloria experimentan la comunión más dulce, completa e íntima con
Dios y el Cordero. Por tanto, no habrá lágrimas en el cielo (Isa. 25:8). Esta misma
escena se presenta nuevamente después del juicio, describiendo la condición eterna
de los fieles del Señor (21:3-4; 22:1-5).

Las bendiciones de las que se habla aquí se abordan negativamente, pero las
bendiciones positivas siguen en el versículo 17. Los santos que han pasado por
la gran tribulación en la que sufrieron persecución, discriminación y las diversas
pruebas del cuarto sello están ahora más allá de todo esto. El hambre y la sed, esos
dolores feroces por la falta de comida y bebida, ya no son suyos. El sol, cuya luz
es tan esencial para la vida pero cuyos rayos profundamente penetrantes pueden
ampollar y arder, ya no “incidirá sobre ellos”. Y el calor, probablemente el viento
feroz y ardiente (cf. Mateo 20:12; Santiago 1:11), no los afectará más. Todos estos
tormentos se olvidan en la alegría de la victoria.
Un Interludio 133
Harry Boer extrajo de esta visión un significado significativo para hoy cuando
escribió: Anotaciones
En toda la preocupación por la seguridad que nos rodea, hay una forma de seguridad
de la que se oye poco. Es la seguridad de nuestra relación con Dios. Sin embargo,
es el mayor de todos los valores, porque solo él es un valor que continuará y lo
que protege es lo mejor y más profundo de la vida ”. Jesús dijo: “¿De qué le sirve
a un hombre si gana el mundo entero pero pierde su propia alma?” Una y otra
vez la Biblia nos advierte que busquemos las cosas de mayor valor y las hagamos
nuestro mayor interés. Por lo tanto, primero debemos buscar el reino de Dios y su
justicia, y todas estas otras cosas encontrarán su lugar apropiado.8

Hay excelentes eruditos que creen que esta última sección (vss. 9-17) describe
la vida victoriosa de los santos sellados (vss.1-8) aquí en la tierra. Estos eruditos
ven en esta gran multitud a la iglesia a lo largo de todo el tiempo alabando victo-
riosamente a Dios, lavando sus vestiduras en la sangre del Cordero y sirviéndole en
Su templo, la iglesia, con un servicio ininterrumpido. Ven el cuidado protector de
Dios y la dirección y el consejo del Cordero, mientras Dios consuela a los santos
en todas sus aflicciones y el Cordero satisface todas sus necesidades espirituales.
Aunque estos principios son verdaderos y se enseñan en las Escrituras, la inter-
pretación establecida más arriba tiene un apoyo más sólido y está en armonía con
el tema del libro.

_____________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 3, p. 106.


2. McDonald, p. 157.
3. Milligan , p. 118. Para una presentación más completa de este punto de vista, ver Milligan, pp.
117-121.
4. Hal Lindsey, La Agonía del Gran Planeta Tierra, Editorial Vida, 1985, pp. 142-143.
5. C.B. Caird, The Revelation of St. John the Divine. New York: Harper and Row, 1966.
6. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 202.
7. Leon Morris, Tyndale New Testament Commentaries, Revelation. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans
Publishing Co., 1987.
8. Harry R. Boer, The Book of Revelation, Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1979.
134 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas

Anotaciones CAPITULO 8
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
El Séptimo Sello: Oración y Respuesta
vss. 1-5

vs. 1 – “Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por
media hora”.

Juan continúa con la visión que vio en el libro de los siete sellos. El sexto sello
había revelado un juicio aterrador (6:12-17) y terminó con la pregunta: “¿Quién
podrá sostenerse en pie?” (6:17). Otra visión siguió entre el sexto y el séptimo
sello respondiendo a esta pregunta y al hacerlo, se describió el destino de los santos.

Ahora se reanuda la apertura de los sellos que había sido interrumpida por el
interludio del capítulo 7. Este interludio reveló mediante imágenes el sellamiento
para Dios de aquellos en la tierra y aseguró a los santos en la tierra el bienestar de
los mártires que habían muerto en la fe. Hasta ahora se han escuchado las voces y
los truenos que procedían del trono de Dios (4: 5), los cánticos de los seres vivientes
(4:8) los ancianos (4:11) los ángeles (5:12) y todas las cosas creadas. (5:13), el
clamor de los que están debajo del altar (6:10), el clamor de la multitud delante
del trono (7:10) y la respuesta de los ángeles (7: 12). En contraste con el constante
canto de cánticos y clamores de alabanza que han llenado la corte del cielo, ahora
hay un silencio solemne e inspirador que trae un aire de expectación compartido
con seres tenebrosos. La tensión es del tipo que se apodera de uno mientras espera
algún evento singular, ya sea honor o calamidad. La apertura de los sellos alcanza
ahora un clímax; pero ¿será este clímax el glorioso reposo sabático de la promesa
y de la esperanza (Heb. 4:9), o es el preludio para el juicio?

Dejemos que el lector tenga en cuenta que el libro es una revelación del destino
de la iglesia en el mundo y el destino del mundo en su oposición a la iglesia. El
clímax es el juicio y la revelación del poder invencible del arma secreta del cris-
tiano: la respuesta divina a la oración de fe. El Padre vela por los suyos; escucha
sus peticiones y responde con acción. Como en la antigüedad, cuando Su pueblo
fue amenazado con la invasión y destrucción por el gran poder pagano de ese
día, Babilonia, la respuesta del Señor fue: “Jehová está en su santo templo; calle
delante de él toda la tierra” (Hab. 2:20). Desde ese templo aseguró a su pueblo
que vendría con poder para traerles la salvación y juzgar al enemigo (Hab. 3). Y
ahora, desde el punto de vista del cielo, se revela lo que está por suceder, y todo
el cielo está en silencio con un silencio de muerte.

Al abrir el séptimo sello, se produce un silencio dramático que dura alrededor


de media hora. Este interludio en el que no se pronuncia ningún sonido debe ha-
ber sido impresionante. Media hora es normalmente un período de tiempo corto,
pero parece largo cuando uno está esperando. La impresionante pausa centra la
atención en el interés del cielo mientras todos esperan en suspenso sin aliento y
expectación por lo que sigue. La reverencia debe haber llenado el corazón de Juan
en la anticipación de algo asombroso que está por suceder.

vs. 2 – “Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron
siete trompetas”.

El siete no debe tomarse literalmente, sino que representa la integridad. Había


siete espíritus, pero hay un solo Espíritu; siete iglesias, pero una iglesia; siete
cuernos, perfección de poder; siete ojos, perfección y plenitud de percepción; siete
sellos, integridad y perfección del plan de Dios en un libro. Aquí hay siete ángeles
y siete trompetas, que significan unidad, perfección, plenitud e integridad de todo
lo que los ángeles debían hacer y las trompetas debían significar. El artículo defi-
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas 135
nido, “los siete ángeles” por el que se presentan, indica que estos están en alguna
relación especial con Dios, pero no son necesariamente de un orden superior a Anotaciones
otros ángeles que han sido y serán presentados.

El séptimo sello marcó el comienzo de otra serie de siete, esta vez siete trompe-
tas. En realidad, las trompetas no siguen cronológicamente a los sellos; en cambio,
corren paralelas a parte de la escena que se representa en los primeros seis sellos.
(Ver notas en 6:1-2). Mientras que los primeros seis sellos brindan una descripción
general del período que comienza con la venida de Cristo y termina con el juicio
final, las trompetas son más limitadas en el tiempo.

Cada serie de siete proporciona una perspectiva diferente de la obra de Dios


en su trato con la humanidad. Los sellos revelan la respuesta de hombres malva-
dos que rechazan el evangelio de Cristo y persiguen a la iglesia. ¡Las trompetas
revelan la obra de Dios al llamar a los hombres a apartarse del mal. La séptima
trompeta abrirá las copas de la ira que revelan los juicios de Dios contra aquellos
que rehúsan arrepentirse (capítulos 15 y 16). Las trompetas y copas de la ira se
cumplen sobre los perseguidores de la iglesia durante el período romano, ya que
significan algunas de las “cosas que deben suceder pronto” (1:1; 22:6). Aunque
los primeros lectores de este libro fueron testigos del cumplimiento de estos sím-
bolos, el mensaje vivo de Apocalipsis es que cuando las condiciones se repitan en
períodos posteriores de la historia, el Señor tratará con la humanidad de la misma
manera que lo hizo en el pasado.

vs. 3 – “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de
oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos,
sobre el altar de oro que estaba delante del trono”.

El ángel presentado aquí no es el Cristo, ya que en ningún lugar de Apocalipsis


se lo representa como un ángel. La palabra “otro” (allos, otro del mismo tipo)2
identifica a este ángel ya los siete como de un orden común o rango ante Dios
(ver comentarios, 7: 2). El altar en esta escena no es el mismo que el de 6:9 bajo
el cual descansaban las almas de los mártires, del cual el altar de los holocaustos
era el prototipo. Este altar sobre el cual se ofrecía el incienso estaba prefigurado
por el altar de oro delante del velo del tabernáculo y más cercano al propiciatorio
(Exodo 30:6; Heb. 9:3-6).

El altar de la presente visión está ante el trono celestial, el asiento del poder,
dominio y gobierno divinos de Dios. El ángel está delante de él o inclinado sobre
él. El incensario era un plato o sartén de oro sobre el cual se colocaban brasas
de fuego del altar, y sobre estas brasas se quemaban granos de incienso sobre las
brasas para producir un olor dulce delante del Señor (cf. Levítico 10:1; 16:12-13).
Al ángel se le dio una gran cantidad de incienso para agregar a las oraciones de
todos los santos. El ángel no actúa como mediador entre el hombre y Dios a través
del cual oran los santos, sino que en la visión asume el lugar del sacerdote de la
Antigua Alianza que quemó el incienso; simplemente aparece como un sirviente.
En el orden de adoración hebreo, el incienso se había asociado con la oración (ver
comentarios, 5 8). A las oraciones de “todos los santos”, no sólo a las oraciones de
los mártires (6:9ss.), Se agregó “mucho incienso”, que parece ser la petición de
intercesión o respaldo del Señor Jesús, quien intercede por los santos (ver Lucas
22:31-34; Rom. 8:34; Heb. 7:25), y quien enseñó a los discípulos a preguntar en
Su nombre (Juan 16:23, 24, 26).

Dos veces al día, los sacerdotes quemaban incienso en el altar del templo mientras
la gente estaba afuera orando (Lucas 1:8-10). Esta escena que precede al sonido
de la primera trompeta simboliza las oraciones de los santos que ascienden como
incienso hacia Dios (Sal. 141:2; Ap. 5:8).

vs. 4 – “Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso
con las oraciones de los santos”.
136 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
William Hendriksen sugiere que el incienso que se le da al ángel representa la
Anotaciones intercesión de nuestro Salvador en el cielo a favor de su iglesia perseguida en la
tierra1 (Rom. 8:34; Heb. 7:25). Dios escucha continuamente las oraciones de su
pueblo (Exodo 2:23-24; 1 Ped. 3:12). ¡Qué seguridad para los santos! Algunos
lectores de Apocalipsis se concentran en el fuego, los terremotos y otros eventos
espantosos. Los que conocen al Señor leen el mismo libro y encuentran consuelo,
paz y esperanza gozosa. La diferencia en lo que uno encuentra en Apocalipsis
generalmente está determinada por la calidad de vida que se vive y cuánto tiempo
se dedica a la oración (Lucas 18:1-8; Heb. 9:3-6).

vs. 5 – “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó
a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”.

El mismo incensario que ofrecía el incienso a Dios se llena con fuego tomado
del altar. Cuando este golpea la tierra, provoca truenos, relámpagos y un terre-
moto, todos simbólicos de la respuesta de Dios. Dios ha escuchado las fervientes
peticiones de su pueblo afligido y luchador y se hará justicia.

En la visión, las oraciones de los santos en la tierra, clamando que sean vengados,
ahora llegan delante del Padre. Él responde a su clamor arrojando el fuego de su
justo juicio sobre el mundo de los impíos. Como en tantos casos en Apocalipsis,
“la tierra” significa el reino de los no regenerados en contraste con el reino del
pueblo comprado por sangre de Dios. Los truenos, las voces y los relámpagos
se introdujeron anteriormente como saliendo del trono (4:5, ver comentarios). A
estos (que expresan el poder divino, la majestad y la gloria de Dios) se agrega “y
un terremoto”.

El fuego del altar resume los juicios de las trompetas en barbecho. Dado que las
oraciones “de todos los santos” (v.3) fueron delante del trono, es evidente que los
juicios no pueden ser localizados o hechos para encajar en un momento y evento
específico; son los juicios de Dios contra los malvados en respuesta a las oraciones
de su pueblo en cualquier momento. Es cierto que esto también incluye juicios
contra el Imperio Romano. Los acontecimientos que hacen temblar la tierra siguen
en barbecho mientras suenan las trompetas.

El terremoto como expresión de juicio se introdujo en la apertura del sexto


sello) en respuesta al clamor de las almas debajo del altar; Dios pondría fin a los
poderes perseguidores del mundo (ver comentarios, 6:12).

El terremoto era una figura familiar del Antiguo Testamento que se usaba para
describir el juicio de Jehová contra los poderes paganos y los enemigos de su
pueblo. Contra los que quieren humillar a Judá, el Señor dice: “Por Jehová de los
ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbelli-
no y tempestad, y llama de fuego consumidor” (Isa. 29:6). Joel dice que cuando
Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén para juzgar a las naciones,
“temblarán los cielos y la tierra” (Joel 3:16). Así que ahora, cuando las oraciones
de los siervos de Jehová llegan ante Su trono, Él responde con el fuego del juicio
sobre el mundo de los inicuos.

Las Primeras Cuatro Trompetas


vss. 6-12

Una Tercera Parte de la Tierra se Quema (8:6-7)

vs. 6 – “Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a
tocarlas”.

Las trompetas son un símbolo de advertencia e instrucción (Números 10:1-10;


Ezequiel 33:3), y sirven como una forma en que Dios me llama a arrepentirme
(Joel 2:1). Dios siempre advierte primero, porque él es “paciente para con nosotros,
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas 137
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”
(2 Ped. 3:9). Anotaciones
En este punto se reanuda la narración. Las siete trompetas no son una continua-
ción de los sellos; es decir, el séptimo sello no se extiende para incluir las siete
trompetas. Los sellos están completos y la escena del altar sirve como preludio o
introducción a las trompetas. Se puede obtener una comprensión del propósito y
el servicio de las trompetas al estudiar su lugar en el Antiguo Testamento. Moisés
recibió instrucciones de hacer dos trompetas de plata de “obra de martillo” (Núm.
10:2) para ser usadas en ocasiones especiales: un llamado a la asamblea, una pe-
regrinación, una fiesta y la guerra (Núm. 10:1-10). En años posteriores se usaron
trompetas para hacer sonar una alarma para advertir de un peligro inminente (Amós
3:6; Oseas 5:8), implicando juicio (Joel 2:1), o para llamar al pueblo a una santa
convocación (Joel 2:15). Por boca de Ezequiel, Jehová dijo acerca de los deberes
del atalaya: “3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare
al pueblo, 4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y
viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza. 5 El sonido de la
trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere
librará su vida.”(Ezequiel 33:3-5).

Las siete trompetas en la visión que tenemos ante nosotros simbolizan juicios
parciales sobre los inicuos, y sirven como advertencias de juicios mayores por
venir. Si estas advertencias no son atendidas, la espada de la destrucción vendrá y
destruirá a los malvados. Las trompetas de advertencia al mundo también sirven
para llamar al pueblo de Dios a una santa convocación a medida que se acercan
más y más a Él. La trompeta se usa en otras partes del Nuevo Testamento como
símbolo de marcar el comienzo de la resurrección y el gran día del juicio (1 Cor.
15:52; 1 Tes. 4:16). Los ángeles tienen las trompetas en sus labios y están listos
para tocar cuando se les dé la orden.

Como se discutió anteriormente en 6:1, las tres series de sietes siguen un patrón
uniforme con los primeros cuatro siendo iguales, seguidos por dos y luego el final.
Las primeras cuatro trompetas afectan áreas de la naturaleza, mientras que las dos
siguientes pronuncian ayes sobre la humanidad. Este mismo patrón se sigue con
las siete copas de ira (16:1-21).

Estas calamidades naturales recuerdan las plagas sobre Egipto: granizo (Exodo
9:23-25); agua en sangre (Exodo 7:20-21); oscuridad (Exodo 10:21-23); y langostas
(Exodo 10:4-15). Sin embargo, las señales de las trompetas no deben considerarse
como una predicción de eventos literales. Todos los que hacen esto no están de
acuerdo en sus aplicaciones a eventos históricos. Dado que el Apocalipsis está
escrito en señales y símbolos, las trompetas evidentemente representan los juicios
de advertencia de Dios enviados sobre los inicuos. Lo que se está describiendo es
que el Dios de gracia siempre da suficiente tiempo para que cualquiera se arrepienta
antes de imponer el castigo.

Cuando ocurren calamidades naturales en nuestro propio tiempo, deberían servir


como recordatorio de nuestra debilidad e impotencia. Podemos pensar que somos
autosuficientes, pero las tormentas y los desastres naturales nos recuerdan cons-
tantemente que no tenemos el control de nuestro mundo. Cuando los terremotos,
huracanes y tornados perturban el mundo físico, los seres humanos afectados deben
recordar lo suficiente sus limitaciones y debilidades, y acudir al Dios Todopoderoso
que creó y sostiene el universo.

Estas primeras cuatro trompetas afectan la naturaleza: tierra, mar, agua dulce
y cuerpos celestes. Cada uno destruye una tercera parte de la tierra que afecta.
Más tarde vendrá un juicio completo y final con las copas de la ira, pero con las
trompetas el juicio es solo parcial, lo que significa que son llamadas de advertencia
al arrepentimiento. La misericordia es aún más grande que el juicio, ya que un
Dios paciente extiende cada oportunidad para que los hombres regresen a Dios.
138 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
vs. 7 – “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados
Anotaciones con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se
quemó, y se quemó toda la hierba verde”.

Al igual que con los siete sellos, las trompetas se dividen en dos divisiones de
cuatro y tres. Cuando se tocan las primeros cuatro, se ven afectados varios aspectos
del mundo físico o natural; y al son de las tres últimas, la vida física y espiritual de
los hombres está involucrada. Las primeras cuatro trompetas están estrechamente
relacionadas; las últimas tres son más independientes entre sí. En los juicios que
siguen al sonido de las trompetas, se pueden discernir muchos rasgos similares a
las plagas egipcias, pero con mayor intensidad.

Cualquier explicación de estos fenómenos que siguen a los sonidos de trom-


peta es generalmente insatisfactoria, incluso para quien interpreta. Interpretarlos
literalmente y aplicarlos a ciertos lugares y períodos definidos de la historia es
imposible; alegorizarlos conduce a graves dificultades, aunque es claramente
evidente que hubo un significado simbólico en las consecuencias que siguieron a
las trompetas. Ver estos males como calamidades físicas que ocurrieron en todo
el Imperio Romano tampoco es satisfactorio. Sin embargo, se puede concluir con
certeza que estas trompetas representan advertencias de un juicio sobrenatural del
Todopoderoso.

En el Antiguo Testamento se habla del granizo y el fuego como el arsenal de


armas de Dios para usar en el día de la batalla (Job 38:22ss.), En la destrucción
de Sus enemigos (Isa. 30:30ss.), Como instrumentos de juicio contra los rebeldes
(Exodo 9; Isaías 28:2), y contra la falsedad de los idólatras, “granizo barrerá el
refugio de la mentira” (Isaías 28:17). El granizo y el fuego en la visión de Juan
estaban “mezclados con sangre” y fueron “lanzados sobre la tierra”. La sangre
podría representar sangre derramada en medio del granizo y el fuego; pero como
éstos fueron “lanzados sobre la tierra”, parece más razonable concluir que en este
juicio la sangre de los inicuos fue devuelta sobre sus propias cabezas. Desde el
tiempo inmediatamente posterior al diluvio, Dios ha pedido sangre por sangre
(Gén. 9:6); que la sangre sólo puede ser expiada por la sangre del que la derramó
(Núm. 35:33). Cuando Jehová “sale de su lugar para castigar al morador de la
tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre
ella, y no encubrirá ya más a sus muertos” (Isa. 26:21); naciones como Egipto
se convertirían en un desierto desolado “porque derramaron en su tierra sangre
inocente” (Joel 3:19). Además, la venganza de la sangre de los siervos de Dios,
que ha sido derramada sin piedad, debe ser conocida entre las naciones (Sal. 79:
10). Todo esto parece apuntar a un juicio sobre los paganos cuando su sangre cae
sobre sus cabezas.

El granizo y el fuego queman los árboles y la hierba de la tierra. A medida que


se destruye la vegetación, la humanidad se ve afectada.

La quema de una tercera parte de la tierra y los árboles y toda la hierba parece
indicar sufrimiento y destrucción entre los habitantes de la tierra, el mundo de los
no regenerados en el que opera la sede de las potencias mundiales. “Una tercera
parte” sugiere una gran parte, pero no una destrucción total; la vida aún es posible.
Dios creó la buena tierra para el beneficio y uso del hombre, y de ella se sostiene
su vida. Pero el hombre ha abusado de la tierra y ahora está afectada por el peca-
do; se ha convertido en un desperdicio parcial y en su enemigo. Este principio es
expresado una y otra vez por los profetas del Antiguo Testamento (por ejemplo,
Jer. 7:20; Sof. 1:2 y sig. Nah. 1:6, et al.). El juicio es contra los malvados y sobre
el ámbito en el que los no regenerados encuentran su vida y sus objetos de ado-
ración. Viviendo solo para lo material y lo físico, la suya es una vida pasada en
rebelión contra Dios y lo espiritual. Con la destrucción de aquello por lo que vive
el hombre, su orgullo se humilla.
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas 139
La Segunda Trompeta: Anotaciones
Una Tercera Parte del Mar se Convierte en Sangre
vss. 8-9

vs. 8 – “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en
fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre”.

Lo que parecía una enorme montaña en llamas, tal vez como una erupción
volcánica, fue arrojado al mar y una tercera parte se convirtió en sangre. Así, las
terribles calamidades que afectan al mar ahora se agregan para ayudar a pintar el
cuadro de la advertencia de Dios de que el hombre realmente está indefenso ante
el Omnipotente.

Las montañas y el mar se utilizan a menudo en las imágenes de los profetas y


escritores del Antiguo Testamento. El monte Sion, la montaña santa, simboliza la
ciudad de la morada de Dios entre su pueblo (Sal. 48:ls.). Los profetas dicen que
la morada de Dios entre Su pueblo en el nuevo reino espiritual, igualmente, sería
un monte santo (Isa. 2:2-4; 11:9; Miqueas 4:2; Heb. 12:22). Los profetas ocasio-
nalmente hablaron de los grandes poderes paganos como montañas (Isa. 41:15;
64:1; Amós 4:1). La caída de Babilonia, la capital de un poderoso reino mundial,
fue descrita por Jehová a través de Jeremías, “He aquí yo estoy contra ti, oh monte
destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra
ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado” (Jer. 51:25). El
profeta continuó diciendo: “Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus
olas fue cubierta” (51:42).

De tal uso debemos buscar nuestra interpretación de la visión de Juan. Contempla


una escena espectacular, “como una gran montaña ardiendo en fuego fue preci-
pitada en el mar”. Esto simboliza la caída de un poder eminente no identificado
derribado como la Babilonia de antaño; podría ser cualquiera de esas ciudades en
cualquier período de tiempo. El mar, que significa la masa de la humanidad o la
sociedad (ver comentarios, 13:1), se ve muy afectado.

El juicio es de mucho mayor alcance que la plaga en Egipto en la que las aguas
se convirtieron en sangre (Exodo 7:14-21); y la adición del mar a la escena hace
que esta plaga sea más severa que la que siguió al sonido de la primera trompeta.
En el primero, la sangre se mezcló con el fuego y el granizo; en esto, un tercio del
mar se convierte en sangre.

vs. 9 – “Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y
la tercera parte de las naves fue destruida”.

Un tercio de las criaturas marinas muere y un tercio de los barcos son destrui-
dos. No se menciona específicamente a los hombres, pero probablemente estén
incluidos en el sufrimiento. La visión indica juicio sobre una sociedad mundana
cuando su centro de poder es derribado y su economía cae con él. Ir más allá de
esta amplia aplicación designando una ciudad en particular es imprudente, aunque
este patrón se ajusta tanto a Roma como a todo el imperio cuando cayeron. La
descripción revela una condición general de corrupción y sus consecuencias, que
podría involucrar a cualquier sociedad.

No todas, sino sólo una tercera parte de las criaturas murieron y una porción
idéntica de barcos fue destruida. Los que queden deben ser llevados al arrepenti-
miento con temor y temblor.

La Tercera Trompeta:
Una Tercera Parte de los Ríos y Fuentes de Aguas se Vuelven Venenosas
vss. 10-11

vs. 10 – “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella,
140 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las
Anotaciones fuentes de las aguas”.

En la visión general de las trompetas, la primera afecta a la vegetación, la se-


gunda al mar con su vida marina y barcos, y ésta, la tercera, involucra las aguas
interiores y los manantiales. Todas estas trompetas parecen tener un significado más
amplio que describir simples calamidades naturales dentro del Imperio Romano;
de hecho, el Imperio Romano no se ha introducido específicamente.

Cuando el tercer ángel toca la trompeta, “una gran estrella, ardiendo como una
antorcha”, cae sobre un tercio de las aguas interiores. Los meteoritos solitarios de
gran tamaño a menudo invaden la atmósfera con un brillo inusual, visto incluso
durante el día. Fragmentos o porciones de estos “visitantes del espacio exterior” a
veces llegan a la tierra y no se queman en la atmósfera. Una interpretación de lo que
Juan vio se ayuda al mirar la descripción de Isaías de la caída del rey de Babilonia,
“Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,
tú que debilitabas a las naciones” (Isa. 14:12). El profeta describió además a este
jactancioso que busca subir al cielo, exaltar su trono por encima de las estrellas
de Dios y hacerse como el Altísimo, “el varón que hacía temblar la tierra” (Isa.
14:13-17). Cualquiera que busque una altura tan exaltada está a punto de caer, y
como una antorcha que arde con fuerza, causará estragos entre los hombres. Sin
embargo, será extinguido.

La primera trompeta afectó a la vegetación; la segunda afectó al mar; y ahora


una tercera parte de las aguas terrestres se utiliza como instrumento para llevar a
los malvados al arrepentimiento. Una gran estrella que ardía como una antorcha
cayó en las frescas aguas de la tierra.

vs. 11 – “Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se


convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque
se hicieron amargas”.

En contraste con las siete lámparas ante el trono que iluminan y consuelan (Ap.
4:5), esta antorcha encendida trae amargura y aflicción a la sociedad. “Y el nombre
de la estrella es Ajenjo”, una planta amarga mencionada varias veces en el Antiguo
Testamento, generalmente en relación con las consecuencias de la idolatría. Dios
advirtió al pueblo de Israel que su conversión a los ídolos produciría el fruto del
ajenjo (Deut. 29:18); porque como castigo divino alimentaría a los idólatras de
su pueblo con ajenjo y les daría a beber agua hiel (Jer. 9:15); los profetas que los
llevarían a la idolatría compartirían el mismo destino (Jer. 23:15). En su infidelidad
a Dios, los jueces idólatras en Israel se apartaron de Él y sirvieron a los ídolos,
pervirtieron los principios del justo juicio, convirtieron “en ajenjo el juicio, y
la justicia la echáis por tierra” (Amós 5:7; 6:12). El ajenjo y la hiel simbolizan
acertadamente la calamidad, el dolor y la amargura de la vida. La caída de esta
estrella, Ajenjo, hizo que un tercio de las aguas interiores se convirtieran en ajenjo,
es decir, cargadas de angustia, dolor y muerte.

El ajenjo, la estrella de cualquier Babilonia, “ha envenenado con su idolatría


los manantiales de su propia vida”,3 y por lo tanto trae a los hombres amargura y
muerte. El orgullo y la arrogancia, que son parte de la idolatría y la rebelión con-
tra Dios, están destinados a caer, llevando consigo la miseria y el dolor. Cuando
prefiera las aguas amargas de la idolatría a la fuente del agua viva, ellos recibirán
estas aguas amargas con las consecuencias fatales que siguen.

En esta tercera trompeta, el ajenjo en las aguas frescas simboliza la amargura


y el dolor que sufrirán los hombres por sus blasfemias y sus idolatrías. No todos,
sino muchos, murieron porque las aguas se hicieron amargas.
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas 141
La Cuarta Trompeta: Anotaciones
La Tercera Parte del Sol, la Luna, y las Estrellas se Oscurecieron
vs. 12

vs. 12 – “El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y
la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese
la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo
de la noche”.

En todo el Antiguo Testamento, la luz del sol, la luna y las estrellas significa
salvación, bienestar, felicidad, verdad, sabiduría y gozo. El oscurecimiento de los
astros es una señal de muy mal augurio para la humanidad. Todo se está volviendo
contra los malvados. El desvanecimiento de la luz al quitar estos cuerpos celestes
simboliza el juicio de Dios (Isa. 13:10; Joel 3:15; Amós 8:9).

Al describir la decadencia moral y la destrucción física de Jerusalén, el profeta


clamó: “Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no
había en ellos luz” (Jer. 4:23). Y al lamentar la caída de Faraón y Egipto, Ezequiel
dice: “7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus
estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. 8 Haré
entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu
tierra, dice Jehová el Señor” (Ez. 32:7-8).

Estos símbolos de gozo y sabiduría se avergüenzan de la iniquidad de la tierra,


y en la visión un tercio de ellos está herido, lo que indica un juicio parcial desti-
nado a servir como advertencia a los impíos. La palabra de Dios es una lámpara
(Sal. 119:105), que da luz y entendimiento (Sal. 119:130) que es la base de toda
verdadera sabiduría (1 Cor. 2:6-13) ahora resumida en Cristo (Col. 2:3). Por tanto,
parece que la oscuridad en la visión de Juan indica una falta de comprensión y
perspicacia por parte de quienes dirigen los asuntos humanos. En la antigüedad,
Dios quitó la sabiduría de los sabios de Judá (Isa. 29:14) y destruyó a los sabios y
su entendimiento de Edom (Abd. 8; Jer. 49: 7). En esta visión no se indica persona
ni tiempo específico, generalizando su aplicación como lo fueron los tres primeros.
Antes de que la oscuridad total envuelva a cualquier sociedad, Dios hace sonar
una advertencia de triunfo para esa sociedad. Envía juicios menores que marcan el
comienzo de la destrucción de la sociedad a menos que el arrepentimiento cambie
el curso de su destino. Estas cuatro trompetas piden la reforma, no la destrucción
de la humanidad.
“... y sin duda Dios les comunicaba su revelación por medio de cosas que ellos
entendían, y les decía: ‘Yo tengo los medios para destruir a tus enemigos’. Y
usando tales cosas Dios amonestaba a esos enemigos para que se arrepintiesen y
abandonaran todas sus iniquidades”.4

Como Egipto se sumió en las tinieblas bajo la novena plaga, cuando el cuarto
ángel toca la trompeta, el sol, la luna y las estrellas se vieron afectados de modo
que la luz del día y la noche se oscurecieron durante una tercera parte del tiempo.
La imagen de los cuerpos celestes oscurecidos era familiar para los cristianos del
primer siglo que entendieron su uso en la profecía como una advertencia para
aquellos que no sirven al Señor (Joel 2:10; 3:15; Amós 5:8, 20; Miq. 3:6).

Tres Ayes Son Pronunciados Sobre los Habitantes de la Tierra


vs. 13

vs. 13 – “Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran
voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trom-
peta que están para sonar los tres ángeles!”.

Los siguientes tres toques de trompeta se presentan como tres ayes que caerán
sobre los habitantes de la tierra que no son cristianos. Juan ve y oye un águila
que vuela en medio del cielo, donde es visible para todos, porque el mensaje es
142 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
para toda la tierra. La RV-60 usa la palabra “ángel”, pero según la mayoría de las
Anotaciones autoridades “águila”, como en LBLA, es la correcta.

El original, según los mss. más antiguos, dice: “Y vi y oí un águila” (gr. aetou,
no angelou = angel - en la RV60).

Algunos piensan que el objeto de la visión de Juan es un buitre, que es proba-


blemente la idea correcta en Mateo 24:28 y Lucas 17:37, donde aparece la misma
palabra de griega (aetos). Al describir la destrucción de Jerusalén, Jesús habla de
las águilas o buitres reunidos alrededor de un cadáver. Sin embargo, dado que el
águila vuela sola y no en un rebaño como lo hacen los buitres, parece que en Apo-
calipsis 8:13, como en 12:14, es más probable que un águila esté en la visión del
vidente, advirtiendo al mundo de los malvados, y lista para lanzarse sobre su presa.

El águila es presentada en lo más alto de los cielos (v.13a) para que su voz pueda
ser oída por todo el mundo.

El águila se usa a menudo como una señal de desastre. En advertencia contra el


juicio inminente, Oseas clamó: “Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra
la casa de Jehová” (Oseas 8:1). Habacuc describió a los jinetes de los invasores
babilonios diciendo: “vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se
apresuran a devorar” (Hab. 1:8). Los desastres que ahora vendrán sobre la tierra
son anunciados por la voz de esta águila que grita: “¡Ay, ay, ay!”. Esto toma la
forma de una advertencia ominosa en las trompetas que siguen.
“Juan vio y oyó ‘un águila’, un ave de rapiña, y ésta, cuando volaba, decía a gran
voz que las otras trompetas anunciarían la venida de unas calamidades sobre
los habitantes de la tierra. Las cuatro trompetas acabadas de mencionar habían
producido destrucción en la naturaleza, pero ‘lo peor todavía estaba por venir’.
Según la superstición común y corriente en aquel tiempo, el águila era un ave de
mal agüero y presagiaba calamidades que ocurrirían con toda seguridad”.5

Los tres ayes (v.13b) corresponden a las tres plagas siguientes, que serán todavía
peores que las cuatro primeras. Dichos ayes afectan a los que moran en la tierra,
fraseología bien conocida para describir a la humanidad rebelde, impenitente hasta
el último momento (cfr. 9:20-21). ¡Temblemos ante el tremendo juicio de Dios
contra los rebeldes! ¡No pensemos que nosotros no necesitamos arrepentirnos
(cfr. Luc. 13:3, 5)!

Los historiadores coinciden en que tres factores principales contribuyeron a la


desaparición de Roma: la calamidad natural, la podredumbre interna y la invasión
externa. Parece que estas tres áreas están simbolizadas, primero, en los sonidos de
advertencia de las trompetas, y nuevamente, pero de manera más completa, en el
derramamiento de la ira de Dios de las siete copas que aún no han sido reveladas.
Las primeras cuatro trompetas eran imágenes de calamidades naturales utilizadas
por Dios como agente de destrucción. La quinta y sexta trompetas enfatizan el
papel de la humanidad en la caída de Roma, un imperio debilitado por la maldad
interna y vencido finalmente por la invasión externa. En esta pompa, los detalles
simbólicos se utilizan para causar una impresión. Se pierde la lección si se intenta
interpretar un significado para cada parte específica de la visión en lugar de visua-
lizar la escena en su totalidad representando un solo mensaje.

___________________
Anotaciones al Pie

1. William Hendriksen, Más Que Vencedores, pp. 119-120.


2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 3, p. 106.
3. C.B. Caird, The Revelation of St. John the Divine. New York: Harper and Row, 1966, p. 115.
4. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 208.
5. Ray Summers, Ibid, p. 208-209.
El Principio de los Ayes 143

CAPITULO 9 Anotaciones

El Principio de los Ayes


El Primer Ay
vss. 1-12

El estudiante de Apocalipsis debe estar siempre consciente de que comparte


con Juan los signos y símbolos de una visión que Dios le mostró. No ha estado
lidiando con trompetas literales, granizo, fuego, una montaña ardiendo, un mar de
sangre, etc., o ahora con langostas, escorpiones o jinetes reales, sino con símbolos
que transmiten ideas y revelan mensajes de Dios al hombre. Por lo tanto, en la
siguiente visión de los tres males, no necesitamos buscar un momento específico
de la historia en el que terribles acaparamientos de langostas invadan una tierra y
la azoten. Más bien, necesitamos descubrir fuerzas espirituales que actúan en el
mundo de hombres malvados y no regenerados, fuerzas que están simbolizadas
por estos monstruos del reino infernal.

vs. 1 – “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a
la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo”.

Juan vio la estrella donde había caído, no “la vio caer” como en la RV60. En
8:10, Juan contempló una estrella que caía del cielo, pero ahora ve una estrella que
“había caído” (LBLA). Una estrella generalmente simboliza a una gran persona de
alta posición (ver comentarios, 8:10); aquí, sin embargo, parece no representar a
un individuo humano en particular, sino a Satanás. Este punto de vista es apoyado
por la declaración de Jesus, “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lu-
cas 10:18), y sirve como preludio o introducción al escenario en 12:7-12, donde
el gran dragón es arrojado a la tierra. Esta estrella aparece como la antítesis de
“la estrella brillante de la mañana” (22:16), y de Aquel que tiene las llaves de la
muerte y del Hades (1:18). El terrible infortunio que esta estrella desata sobre la
tierra podría ser obra nada menos que del diablo, y esto confirma la opinión de que
la estrella representa a Satanás. Lenski disiente de este punto de vista, afirmando
que la estrella es simplemente una personificación del juicio que proviene de Dios.

Dado que la llave, un símbolo de poder (ver comentarios, 1:18), “le fue dada”,
está implícito que a Satanás se le permitió abrir el pozo del abismo, ejerciendo solo
el grado de poder que Dios le permitió; más allá de eso, no puede operar (véase
Job 1:12; 2:6). “El pozo del abismo” apunta a la región infernal a la cual fueron
consignados los demonios (Lucas 8:31); de allí también salía el humo de donde
procedían las langostas. El abismo, del cual surgió el espíritu de persecución (11:7;
17:8), era gobernado por “el Destructor” (v. 11), y en él fue arrojado Satanás cuan-
do finalmente fue atado (20:1, 3). El abismo no debe confundirse con la Gehena
(infierno), que será el último presagio del diablo, sus ángeles y los malvados de
la tierra que le han servido (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10, 14-15). El abismo
significa la actual morada del diablo y sus demonios.

vs. 2 – “Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un
gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo”.

Desde la abertura del abismo se elevaba un humo nocivo que oscureció el sol y
contaminó el aire. El uso de la palabra como (el humo era como el humo de un gran
horno) indica la cualidad simbólica de la visión. Fue el humo y no las langostas
lo que llenó el aire. La luz de la verdad que dirige la vida de los hombres y los
guía por el camino correcto, dando paz al alma, está oscurecida por los engaños
desatados por Satanás. Esta oscuridad es el velo por el cual “el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:3-4). El
“dios de este siglo” es Satanás, “el príncipe de la potestad del aire”, que gobierna
144 El Principio de los Ayes
sobre “este mundo” y pervierte el espíritu que obra “en los hijos de desobedien-
Anotaciones cia” (Efesios 2:2), quien “camina según el curso de este mundo” en una atmósfera
completamente contaminada por el humo que sale del pozo.

vs. 3 – “Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como
tienen poder los escorpiones de la tierra”.

De este humo nocivo emergen langostas infernales a quienes se les da poder,


cuya naturaleza se describe en los versículos 4-6. Temidos por los hombres, estos
invasores son destructores voraces de la vegetación de la tierra, y Dios los usa
como Su instrumento en un esfuerzo por llevar a los hombres al arrepentimiento.

Las langostas se mencionan por primera vez en Éxodo cuando Dios dijo que las
llevaría a juicio sobre la tierra de Faraón debido a su rebelión contra Dios (Éxodo
10:4-20; Salmos 105:34ss). A Su propio pueblo le dijo que si se apartaban de Él y
cometían pecado, Él traería el terrible azote sobre su tierra para destruirla (Deut.
28:38; 1 Reyes 8:35, 37; 2 Crónicas 7:13s). Una gran invasión de langostas ocurrió
en los días de Joel cuando Jehová trajo sobre la tierra Su “gran ejército” como
un medio para traer al pueblo de regreso a Él (Joel 1, 2). La misma atmósfera de
engaño y desilusión que se desata sobre la tierra trae sus langostas de destrucción.
El pecado genera sus propios medios de devastación, ruina y perdición.

Estas no eran langostas ordinarias, porque “se les dio poder, como tienen
poder los escorpiones de la tierra”. Los escorpiones se mencionan en el Antiguo
Testamento como moradores especialmente en el desierto del Sinaí (Deut. 8:15),
y como símbolo de la gente entre quienes Ezequiel habitaba en Caldea (Ezequiel
2:6). Roboam habló en sentido figurado cuando dijo a la gente: “Yo os castigaré
con escorpiones” (1 Reyes 12:11), indicando un trato más severo que el empleado
por Salomón su padre.

El escorpión, un miembro de la familia de las arañas, tiene un cuerpo alargado


con dos garras en forma de pinza al frente, cuatro pares de patas y una cola que
se curva sobre su cuerpo. Un aguijón en la punta de la cola inyecta un veneno
en su víctima. La picadura rara vez es fatal, pero es muy dolorosa. El escorpión
se menciona en el Nuevo Testamento sólo aquí (vv. 3, 5, 10) y en Lucas (Lucas
10:19; 11:12). Jesús aseguró a sus discípulos, diciendo: “He aquí os doy potestad
de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os
dañará” (Lucas 10:19). Estas serpientes, escorpiones y enemigos simbolizan las
fuerzas del mal espiritual en el mundo que los discípulos vencerían y pisotearían.

vs. 4 – “Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde


alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello
de Dios en sus frentes”.

Una vez más, el escritor aclara la diferencia entre langostas en la naturaleza y


aquellas en una visión; estas últimas no dañan la vegetación ni se alimentan de la
hierba de la tierra, sino que afectan únicamente a los seres humanos. Cuando las
langostas llegaron a Egipto, no dejaron nada verde, ni pasto, hierba ni fruto de los
árboles (Éxodo 10:15). Cuando Dios trajo langostas sobre su tierra y su pueblo,
se dijo: “como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como
desierto asolado” (Joel 2:3); todo estaba desnudo. No así con las langostas de la
visión de Juan: ellas sólo hieren a los hombres, a los que no tienen el sello de
Dios en la frente.

Antes de desatar los vientos de persecución y destrucción sobre la tierra, Dios


había sellado a los suyos a sí mismo, ciento cuarenta y cuatro mil (ver comentarios,
7:4). La distinción que se hace aquí entre los sellados y los no sellados es una
prueba más de que el número ciento cuarenta y cuatro mil representa a los santos
en la tierra en cualquier momento, y no a un grupo especial de personas salvas
en el día final. Así como el pueblo de Dios escapó con certeza (si no todas) de las
plagas de Egipto (Éxodo 8:22; 9:4, 6, 26; 10:23), así ahora los sellados de Dios
El Principio de los Ayes 145
escapan del engaño que tortura a los que rechazan la verdad; porque “el Señor
conoce a los que son suyos” (2 Tim. 2:19), y sabe “cómo librar de la tentación a Anotaciones
los piadosos” (2 Pedro 2: 9).

vs. 5 – “Les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco
meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre”.

El diablo y sus agentes no tienen un poder ilimitado incluso sobre los hombres
malvados, sino que están restringidos dentro de los límites circunscritos por Dios.
Estas langostas parecidas a escorpiones no pueden matar ni siquiera a aquellos que
no tienen el sello de Dios en la frente, aunque se les da el poder de atormentar.
La destrucción final de los impíos está retenida en la mano y la voluntad de Dios;
sólo Él determina el juicio final de naciones, sociedades e individuos. Como se
mencionó anteriormente, la picadura de escorpión rara vez es fatal, pero produce
un dolor agudo.

“Tormento” es de un sustantivo (basanismos) que aparece sólo en Apocalipsis:


dos veces en este pasaje de los moradores de la tierra, una de los que adoran a
la bestia (14:11), y tres veces de la gran ramera (18:7, 10, 15). En cada caso, la
palabra se refiere al tormento mental y espiritual. El verbo (basinizo) fue usado
por el demonio que instó a Jesús a no atormentarlo antes de su tiempo (Marcos
5:7; Lucas 8:28), por Lot cuya alma justa estaba “afligida” (“atormentada”, LBLA,
2 Pedro 2:8), y en el Apocalipsis de estos que fueron atormentados cinco meses
(v.10), de los que recibieron la marca de la bestia (14:9ss.) y de Satanás, la bestia
y el falso profeta que “son atormentados día y noche por los siglos de los siglos”
(20:10). En dos casos adicionales, el verbo se usa para referirse a los dos profetas
que atormentaron a los habitantes de la tierra con su mensaje (11:10) y a la mujer
que sufría (atormentada) por dar a luz a su hijo (12:2).

El significado específico de “cinco meses” representa un período límitado.


Plummer enumera una serie de explicaciones de varios escritores. Hendriksen
piensa que los cinco meses indican un tiempo definido determinado y decretado
por Dios (p. 290); Swete cree que se usa para dar definición a la imagen y señala
lo incompleto de la visita (p. 117). Otros piensan que los cinco meses indican la
vida útil de las langostas; sin embargo, hay poca evidencia de esto. El tormento
duró cinco meses y no se sabe que ningún flagelo de langostas haya durado ese
período de tiempo. Probablemente el número dio precisión, como en la historia
de las cinco vírgenes prudentes y las cinco insensatas (Mateo 25:2) y la parábola
de los cinco talentos (Mateo 25:15). Probablemente también indicó lo incompleto
del ay, ya que las primeras cuatro trompetas indicaron juicios incompletos. El
tormento infligido fue espiritual y mental; no mató, aunque el dolor era intenso y
la perspectiva parecía desesperada.

vs. 6 – “Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán;


y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos”.

Esto retrata vívidamente el tormento de los picados por las langostas-escorpio-


nes: en realidad, se prefiere la muerte a tal tormento. Estos son hombres que han
quitado a Dios de sus vidas y han sido contaminados por el pecado. Esta condición
refleja las palabras de Job, quien preguntó: “20 ¿Por qué se da luz al que sufre, y
vida al amargado de alma; 21 a los que ansían la muerte, pero no llega, y cavan
por ella más que por tesoros; 22 que se alegran sobremanera, y se regocijan cuan-
do encuentran el sepulcro?” (Job 3:20-22, LBLA), y de Jeremías describiendo la
condición que vendrá sobre Jerusalén cuando dijo: “Y escogerá la muerte antes
que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares
adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos” (Jer. 8:3). Las
palabras hacen eco de la condición descrita por Kohelet, quien “alabó a los finados,
los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía”, pareciendo
incluso más que cualquiera, “al que no ha sido aún” (Eclesiastés 4:2-3, LBLA).
La muerte física no es ganancia para los malvados, porque la angustia del alma
no puede ser mitigada por la muerte (cf. el rico en el Hades, Lucas 16:23). Por
146 El Principio de los Ayes
eso no se suicidan.
Anotaciones
vs. 7 – “El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para
la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras
humanas”.

A continuación, se expone una descripción de las langostas, mientras que hasta


este punto se ha hecho hincapié en su función e infligir dolor. Esta descripción
recuerda a la representación de Joel de las langostas invasoras de su época: “4 Su
aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán. 5 Como
estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de
llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la
batalla” (Joel 2:4-5; cf. Joel 1, 2). Estas langostas de la visión de Juan son como
jinetes preparados para la guerra en el campamento de los no regenerados, ya
que representan la propia fuerza destructiva del pecado. El pecado inflige dolor
y culmina en la autodestrucción de aquellos involucrados. El pecador está en
guerra contra sí mismo.

Sobre sus cabezas descansaban “como coronas de oro”. Este es el único lugar
en el Libro de Apocalipsis donde la corona de la victoria (stephanos) se usa para
cualquier otro que no sea Cristo y los santos; e incluso en este caso, estas no son
coronas de victoria permanente o de oro genuino, sino “como coronas de oro”.
La victoria de la maldad es solo una imitación de la genuina; nunca es duradera
ni verdadera. La aterradora aparición de las langostas y su aplastante conquista
no durarán para siempre. Sus rostros humanos indican inteligencia y muestran
que estas terribles inflicciones fueron provocadas por una humanidad engañada
y cuya voluntad inteligente se rebela contra Dios. Sus facultades espirituales han
sido empañadas por la nube de falsedad espiritual, astucia y engaño desatado en
la tierra por el maligno.

vs. 8 – “Tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones”.

El cabello “como cabello de mujer” se suma a la apariencia demoníaca de las


langostas. Y es posible relacionar que el cabello de las mujeres con los rostros
de los hombres identifica el origen del ay con ambos males; sin embargo, esto es
puramente conjetural. Al definir la palabra cabello (thrix), Vine sugiere que en
este caso:
“el cabello largo de los seres espirituales descritos como langostas en Rev_9:8
es una posible indicación de su sometimiento al jefe de ellos, Satanás (cf. 1 Cor.
11:10)”.2

Esta explicación es más satisfactoria que las explicaciones dadas por la mayoría
de los escritores. Probablemente sea más seguro considerar este punto como un
detalle de la imagen general de terror y tormento que intentar una explicación
específica. Los “dientes de leones” de las langostas siguen la descripción de Joel
del ejército de langostas que Dios trajo sobre la tierra: “sus dientes son dientes
de león, y sus muelas, muelas de león” (Joel 1:6). Por estos devora y destruye.

vs. 9 – “Tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como
el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla”.

Estas langostas parecen invencibles con sus corazas de hierro. Y el ruido que
venía de ellos era como una gran multitud de carros de muchos caballos corriendo
a la batalla; Seguramente era un ruido abrumador.

La sustancia espinosa que incrusta la langosta da la apariencia de armamento


militar que usan los caballos en la batalla. Pero los petos que llevaban las lan-
gostas en la visión eran “como corazas de hierro”. Buscaban dar la impresión de
invencibilidad; pero esto también era un engaño.
El Principio de los Ayes 147
Mientras escuchamos el zumbido de estos agentes desde el pozo, recordamos
de nuevo la descripción de Joel de langostas de su día cuando dice: “Como es- Anotaciones
truendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama
de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla”
(Joel 2:5). Si puedes imaginar el sonido de miles, o incluso cientos, de carros re-
tumbando sobre las montañas, tienes la escena descrita por el vidente. El sonido
debería haber infundido terror en los corazones de los malvados, pero los de la
tierra se negaron a prestar atención (cf. v. 21). La guerra espiritual y la destrucción
estaban en medio de ellos, y no lo sabían. En contraste con los habitantes de la
tierra atormentados, los que tenían el sello de Dios en la frente estaban seguros y
no tenían miedo ni terror.

vs. 10 – “Tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas


tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses”.

En la descripción general de las langostas, este es un buen lugar para hacer una
pausa y tomar nota de algunas de las cosas que se dicen de ellas entre los versí-
culos siete y diez. El uso de semejante con el que Juan comienza y concluye la
descripción, diciendo, “el aspecto de las langostas era semejante a caballos” (v. 7),
y “tienen colas como de escorpiones” (v. 10), enfatiza el significado simbólico de
lo que está viendo. Al describir con más detalle las langostas, usa como (hos) seis
veces, “como coronas de oro”, “como caras humanas”, “como cabello de mujer”,
“dientes como de leones”, “corazas como corazas de hierro” y “como el estruendo
de muchos carros”. Todo esto se suma al significado simbólico de la visión. El
carácter y la similitud de las langostas, introducido en el versículo 3 y ampliado
en el versículo 5, donde se presenta el “tormento” tres veces repetido, se expone
ahora con más detalle. El cuerpo de la langosta terminaba en una cola alargada
como la cola de un escorpión, conteniendo su aguijón con poder para herir pero
no para matar a los hombres. Los “cinco meses” (véanse los comentarios, vers. 5)
parecen ser reemplazados para dar énfasis, indicando el tiempo de tormento y no
el tiempo de vida de las langostas o escorpiones.

Simplemente con mirar a estas langostas mientras se acercan, uno quedaría


impresionado por su atractiva apariencia. Sin embargo, la verdad acerca de estos
agentes de Satanás es que trajeron dolor y tristeza. Prometen placer terrenal y
victoria, pero en última instancia, como el pecado, solo traen calamidad. Sus co-
las tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses (véase el vers. 5).

vs. 11 – “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en
hebreo es Abadón, y en griego, Apolión”.

¿Es este “ángel” el mismo Satanás, que gobierna y dirige este ejército infer-
nal de langostas? ¿O este ángel-rey existe solo en la visión como la esencia del
engaño que guía a los escorpiones langostas mientras atormentan? ¿Es él uno de
los principales ángeles malos de Satanás, o hay otro significado que está oculto a
nuestra vista? Los eruditos están divididos sobre el tema.

Al revisar el libro, encontramos que cada iglesia tenía su ángel, el altar tenía su
ángel que lanzaba fuego sobre la tierra, estaba el ángel de las aguas, y así sucesi-
vamente, con aquí un paralelo en el ángel sobre el abismo. Pero probablemente
importa poco si pensamos en el ángel como representante de un espíritu o como
el mismo Satanás. Satanás, simbolizado como un gran dragón rojo que tiene siete
diademas (coronas de la realeza) sobre sus siete cabezas (12: 3), se presenta así go-
bernando el reino que está en guerra con Dios y Su propósito. Como la encarnación
y la fuente de todo lo que es malvado y como el que trae tormento y destrucción
a los hombres malvados y al hermoso mundo de Dios, Satanás gobierna sobre las
fuerzas representadas por las langostas. (Para “abismo”, véanse los comentarios,
versos 1-2.)

Este rey tiene dos nombres, el hebreo, “Abadón”, y el griego, “Apolión”. La


palabra hebrea traducida “Destrucción” o transliterada “Abadón”, se usa en el
148 El Principio de los Ayes
Antiguo Testamento de Destrucción personificada (Job 31:12), de Destrucción en
Anotaciones conexión con Seol (Job 26:6; Prov. 15:11; 27:20 ), de Destrucción y Muerte (Job
28:22), y en asociación con la tumba (Sal. 88:11). El nombre griego Apolión sig-
nifica Destructor; este es el único lugar donde se encuentra cualquiera de los dos
nombres en el Nuevo Testamento. Ambos nombres son apropiados para este que
gobierna la destrucción. Él fue un homicida desde el principio, y el gran mentiroso
y engañador (Juan 8:44) que gobierna mediante el engaño y la falsedad. No se le
podría dar un apelativo más apropiado a alguien como Destrucción y Destructor,
porque eso es lo que es en cualquier idioma.

vs. 12 – “El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto”.

Aunque el águila que volaba en medio del cielo anunció primero los tres ayes
por venir (8:13), estas palabras sobre los dos ayes por venir son de Juan.

Podemos preguntarnos qué significa este primer ay, con su humo como un
gran horno y la aparición de terribles langostas y su rey. Se han dado numerosas
respuestas y explicaciones a esta pregunta. Parece que tenemos ante nosotros un
cuadro vívido de decadencia moral y espiritual que atormenta las almas de los
hombres. El tormento no mata, pero permanece por un período definido. El pecado
es responsable de traer esta decadencia al mundo, detrás de la cual está Satanás
con su diabólico propósito de destruir.

El pecado es desobediencia al gobierno de Dios y está acompañado por el engaño


y el tormento mental o espiritual del cual el hombre no puede escapar por su propia
voluntad o poder. El pecado lleva consigo el veneno de la decadencia moral y la
perdición final, y Satanás es el padre y rey de todos. Esta condición debería servir
como una advertencia de trompeta para el mundo de los hombres no regenerados
para que se vuelvan de Satanás y el pecado y se vuelvan a Dios, pero ¡cuán pocas
veces los hombres escuchan la advertencia!

Después de que la cuarta trompeta sonó, un águila había advertido de los tres
ayes que seguirían (8:13). El primer ay ya está terminado; vienen dos más con el
toque de la sexta y séptima trompeta.

La Sexta Trompeta — El Segundo Ay


Un Ejército Desde el Eufrates
vss. 13-21

vs. 13 – “El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos
del altar de oro que estaba delante de Dios”.

La voz se puede interpretar solamente como una respuesta a las oraciones ofre-
cidas como incienso (8:3-5).

vs. 14 – “Diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro
ángeles que están atados junto al gran río Eufrates”.

En los tiempos del Antiguo Testamento, el Eufrates era el lugar de donde los
grandes poderes mundiales de Asiria, Babilonia y Persia reunieron grandes ejércitos
y luego esparcieron su dominio devastador sobre el mundo. Lenski sugiere que
el gran río Eufrates no representa un río o lugar geográfico, sino que somboliza la
fuente del dominio mundial.

El Señor es “el soberano de los reyes de la tierra” (1:5). Tiene autoridad sobre
los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates, y mantendrá su domi-
nio incitando a los enemigos a luchar contra los romanos (16:12). Las invasiones
externas de los Partos surgieron de la región del Éufrates y estaban de acuerdo
con el propósito de Dios de provocar la caída del Imperio.
El Principio de los Ayes 149
vs. 15 – “Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la
hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres”. Anotaciones
Estos cuatro ángeles estaban perpetuamente listos para el momento en que, en
el plan de Dios, los enviaría a matar a una tercera parte de toda la humanidad.

vs. 16 – “Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones.


Yo oí su número”.

El número del ejército era de 200 millones. Si alguna vez una caballería tan
grande marchara en procesión militar, Ray Summers comenta:
Con esta cantidad de soldados de caballería en una formación bien organizada se
tendría esto: ¡Un ejército de caballería de poco más de ciento cincuenta y siete
kilómetros de longitud por casi dos kilómetros de anchura!3

El literalista no puede encontrar el espacio para colocar un ejército de este


tamaño en el valle de Jezreel para la batalla de Armagedón.

vs. 17 – “Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas
de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas
de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre”.

Se llama la atención sobre las bocas de los caballos que matan por las mismas
agencias horribles que se describen como en el infierno. Sus cabezas parecen
cabezas de leones de las que brota fuego, humo y azufre. Un león representa
fuerza y poder, mientras que los tres elementos, fuego, humo y azufre, ilustran la
abrumadora y devastadora destrucción ejercida por este poder.

vs. 18 – “Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por
el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca”.

Al igual que las primeras cuatro trompetas que afectaron a los elementos de la
naturaleza, solo un tercio de la humanidad se vio afectada. Estas trompetas eran
advertencias, no el juicio final y completo; por tanto, sólo una tercera parte de
los hombres fue asesinada, dejando atrás al resto que se niega a arrepentirse de la
inmoralidad y la idolatría.

vs. 19 – “Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque
sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban”.

La capacidad de matar existía tanto en la boca como en la cola. Las langostas


de la quinta trompeta tenían el aguijón de escorpiones en sus colas, y los caballos
de esta sexta trompeta tienen colas como serpientes. Debe entenderse que este
es un lenguaje simbólico y que todos estos detalles se dan para dramatizar el
espectaculo. Si las trompetas son literales, todavía estamos esperando su sonido,
porque el mundo no ha sido testigo de una correspondencia uno a uno entre la
descripción de cada trompeta y un evento real representado en el mundo natu-
ral. Sin embargo, las trompetas retratan una cultura colapsando sobre sí misma.
Representan la desaparición de las instituciones fundamentales de la sociedad,
como el gobierno, la familia y el comercio. Las invasiones de insectos y ejércitos,
viniendo como fuerzas militares organizadas, sembraron el dolor y la muerte por
todas partes. Representan el gran precio que la violencia impone a la sociedad.
Ya sea interno o externo, este colapso encuentra su causa principal en el rechazo
del hombre al sistema de valores de Dios. Los hombres se traen esta maldición
asesina sobre sí mismos.

¡Ni Aún Así se Arrepintieron!


vss. 20-21

vs. 20 – “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun
150 El Principio de los Ayes
así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios,
Anotaciones y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no
pueden ver, ni oír, ni andar”.

Estas se encuentran entre las líneas más tristes de todo el libro de Apocalipsis.
Dios envía sus juicios sobre los malvados, pero este objetivo es apartar a los
hombres de su pecado. El amor está detrás de estas advertencias, porque Dios
desea que nadie perezca (2 Ped. 3:9). Estos se envían para demostrar la seriedad
de rechazar a Dios. Qué triste es cuando los hombres que ven el poder de Dios
permanecen tan recalcitrantes en espíritu que no se arrepienten.

vs. 21 – “y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de


su fornicación, ni de sus hurtos”.

Durante la guerra, se dice que cuando están en gran peligro, los hombres más
inmorales oran con todo su corazón. Pero una vez fuera de las trincheras y a salvo,
regresan a sus caminos pecaminosos.

Winters escribe sobre el efecto del pecado en las personas que se niegan a
arrepentirse:

Ven a diario lo que les hace a los demás (e incluso a ellos mismos), en
cosas como la adicción a las drogas, el alcoholismo, hogares destruidos,
vidas destrozadas, encarcelamiento e incluso la pena capital, y sin em-
bargo, continúan abrazando a esta serpiente mortal contra sus pechos,
recibiendo en sus corazones y mentes un flujo constante de su veneno.
Aunque tanto la naturaleza como la revelación les enseñan que deben
segar lo que siembran (Gálatas 6:7-8), se engañan a sí mismos pensando
que de alguna manera pueden sembrar para la carne y segar del Espíritu,
que pueden pecar sin ser juzgados como pecadores. ¿Cómo puede el
diablo cegar tanto los ojos de los seres racionales? ¿Por qué no verán
que Dios ha decretado inalterablemente que todos deben arrepentirse
o perecer (Lc. 13:3, 5), que deben volverse a Dios o sufrir el tormento
que resulta del pecado? Uno simplemente no puede vivir una vida de
pecado y morir la muerte de los justos. Y antes de que uno pueda ser justo
ante Dios, debe tener el cáncer del pecado removido de su alma por la
sangre del Cordero. Y antes de que pueda hacerlo, debe arrepentirse (o
volverse) de sus caminos pecaminosos y arrojarse, por sumisión absoluta
al plan divino del Señor, a la gracia y misericordia del Dios que lo hizo.4

Esto completa la visión de Juan de los tres instrumentos simbolizados en Apo-


calipsis como herramientas de Dios para advertir al pueblo del Imperio Romano
que se arrepienta. Aunque era un Imperio fuerte y aparentemente invencible,
estos signos señalaron su caída: (1) calamidades naturales como inundaciones,
terremotos y erupciones volcánicas; (2) podredumbre interna influenciada por una
larga línea de gobernantes corruptos; y (3) invasión externa de enemigos nuevos
y viejos. Todos estos se combinaron para derrocar a un Imperio que se jactaba de
que nunca caería.

___________________
Anotaciones al Pie

1. Lenski, R. C. H. Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1957, p. 288.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, p. 212.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 211.
4. Howard Winters, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Christian, 1989, p. 119.
El Angel con el Librito 151

CAPITULO 10 Anotaciones

Visiones Intermedias: El Anuncio de la Retribución


10:1–11:19

Entre la apertura del sexto y séptimo sello (véase capítulo 7), el Espíritu hace
una pausa para revelar dos visiones importantes que darían seguridad a los santos
oprimidos. Primero que todo, antes de que los vientos de la tierra fueran desatados,
los siervos de Dios fueron sellados delante de El. Esto fue seguido por una visión
de una multitud de santos victoriosos que habían salido de la tribulación y que ahora
estaban delante del trono, alabando a Dios y regocijándose en su redención. Por
estas dos visiones a los fieles aún vivos se les asegura que en medio de las pruebas
y las persecusiones la iglesia no es olvidada. La apertura del séptimo sello revela
las oraciones de los santos siendo presentadas delante del trono, lo cual genera la
liberación de los juicios de las trompetas sobre el mundo de los impíos.

Ahora, en la conclusión del segundo ay – entre el toque de la sexta y séptima


trompeta – hay un interludio que sirve como transición del segundo ay al tercero.
Los santos de Dios no han estado directamente en la visión puesto que sus ora-
ciones fueron presentadas delante de Dios (8:3-5). Esta sección (10:1—11:13) da
seguridad de que el testimonio de la verdad no está silenciado durante el toque de
la trompeta, pero que continúa victoriosamente. Este pasaje también introduce y
abre la profecía futura de Juan de las naciones que perseguirían a los santos y de su
derrotal final por el Cristo victorioso (capítulos 12—20). Luego sigue el toque de
la séptima trompeta que revela la victoria final de la causa de Dios sobre el mundo.

El Angel Con el Librito


10:1-11

vs. 1 – “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el
arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas
de fuego”.

El capítulo 5:2 presentó a un “ángel fuerte” que preguntó si alguien era digno
de desatar los sellos del libro que sostenía la diestra del Padre. Juan ve a otro ángel
poderoso que quizás sea del mismo rango o clase (cf. 18:21).
Este ángel es distinguido de los siete ángeles de las trompetas y de los cuatro
que estaban atados en el Eufrates (9:14). La similitud de la descripción de este
ángel a la descripción de Jesús en el capítulo uno ha llevado a algunos a concluir
que este ángel es Jesús. Allí se dijo del Señor, “su rostro era como el sol” (1:16),
y “sus pies semejantes al bronce bruñido” (1:15), y que “viene en las nubes”
(1:7). Aquellos que justifican esta conclusión apelan a la semejanza del arco iris
alrededor del trono (4:3), y el arco iris sobre la cabeza del ángel. Sin embargo, la
similitud no prueba la identidad.

La descripción completa indica que fue enviado en una misión muy especial y
que su trabajo fue de una importancia poco habitual. Esto se indica por su “arreglo
con una nube”. Esto indica que el ángel que tenemos ante nosotros viene vestido
con un atuendo que sugiera que posee autoridad divina y que viene con una misión
divina relacionada con el juicio.

La aparición del ángel con el arco iris como un halo sobre su cabeza, su rostro
como el sol y sus pies como columnas de fuego indican la estrecha relación del
ángel con Dios y Cristo y la importancia de su misión. Como ángel, es un ministro
de Cristo, como su mensajero; no es el Cristo mismo.
152 El Angel con el Librito
vs. 2 – “Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar,
Anotaciones y el izquierdo sobre la tierra”.

Tenía un librito abierto en la mano. Este libro no es el mismo que había sido
sellado con los siete sellos (cap. 5). Este pequeño libro ya estaba abierto y apa-
rentemente presenta solo un aspecto del propósito de Dios, mientras que el libro
sellado presentaba una descripción general de la obra completa de Dios con el
hombre en la tierra comenzando con la venida de Cristo y su contenido solo podía
ser conocido por el Cordero que había vencido.

El significado del librito se da a conocer más tarde (vv. 9-11).

El ángel plantó su pie derecho sobre el mar y su pie izquierdo sobre la tierra, lo
que significa que tenía un mensaje para todo el mundo, pertenecía a todo el mundo
no regenerado, la gran masa de la sociedad. Incluía tanto proclamar el evangelio
como enviar juicio.

vs. 3 – “Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete
truenos emitieron sus voces”.

“Como ruge un león” enfatiza su poderosa voz y su clamor; se escuchó en toda


la creación. El rugido de un león seguramente llamaría la atención. Los siete
truenos respondieron al grito del ángel con voces propias.

vs. 4 – “Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir;
pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han
dicho, y no las escribas”.

No se sabe lo que vio Juan cuando los siete truenos hablaron porque al apóstol
se le ordenó no escribir sobre ellos. En cambio, le dijeron que sellara esas cosas.
Todo lo que se sabe acerca de ellos es que hay otras fuerzas disponibles para los
juicios de Dios que no están registradas para la posteridad. No es necesario conocer
todos los detalles de la obra de Dios (Deut. 29:29). Nunca sabremos cuál fue el
mensaje o las palabras. Todo lo que se necesita es la seguridad de que Dios escucha
las súplicas de los justos y vuelve su rostro contra los inicuos (1 Ped. 3:10-16).

Es muy probable que el propósito de insertar esto en la revelación asegure a Sus


santos que Dios tiene muchas armas no reveladas en Su arsenal de juicios para ser
usadas a Su discreción; el hombre no puede conocer todos los caminos de Dios.

vs. 5-6 – “5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su
mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo
y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las
cosas que están en él, que el tiempo no sería más”.

El ángel levanta su mano y hace un juramento solemne por la naturaleza eterna


de Dios y su omnipotencia de que no habrá más demora. En lugar de hablar del fin
del mundo, la expresión “que el tiempo no sería más” sugiere que no se detendría
el derramamiento de la ira de Dios. El Señor ya ha enviado advertencias y un lla-
mado al arrepentimiento, pero la gente no cambiaría (9:20-21). Por tanto, no habrá
más demoras; Ha llegado el momento de que se ejecute el juicio de ira de Dios.

A la luz del contexto general, i. e., las oraciones de los santos (8:3-5), las trom-
petas de los juicios que siguieron (8:7-9:21), y el resto de la visión y el sonido de
la séptima trompeta (10:8-11:19), parece mejor interpretar que el ángel dice que
no habrá más demora antes del cumplimiento del propósito divino con respecto a
la suerte de la iglesia en la tierra.

vs. 7 – “Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience
a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus
siervos los profetas”.
El Angel con el Librito 153
En la interpretación de este versículo hay una continuación del problema
presentado anteriormente (v.6): ¿Este versículo está hablando del fin de los tiem- Anotaciones
pos y el punto de entrada a la eternidad, o se trata del final de la demora para el
cumplimiento del propósito divino con respecto a la iglesia? Estas palabras del
ángel se dividen en tres secciones: (1) los días de la voz del séptimo ángel; (2) la
consumación del misterio; y (3) las buenas nuevas que anunció por medio de sus
siervos los profetas.

La opinión de que este pasaje no está hablando del fin final de los tiempos está
respaldada por la introducción del ángel del toque de la séptima trompeta, que
llevaría a cabo el tercer ay (11:14-15). Después de la visión de la medición del
templo y la misión victoriosa de los dos testigos (11:1-13) se dice: “El segundo
ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto” (11:14).

La palabra “viene pronto” es definida por los léxicos como:

“viene pronto” – tachu (ταχύ, G5035), en breve, i.e. sin demora, pronto
o súbitamente (por sorpresa), o prestamente:—de prisa, en breve.1

“rápidamente, sin demora, de una vez”.2

El tercer ay vendría pronto, pero el fin de los tiempos no llegaría pronto, de una
vez o sin demora; de hecho, después de mil novecientos años todavía no ha llegado.

Por tanto, lo que iba a ser sin demora era algo más que el fin de los tiempos;
por tanto, debe haber sido la culminación del misterio.

“El misterio de Dios se consumará”. Un misterio es algo que no se revela. An-


tes de la muerte de Cristo, el plan de redención de Dios se llamaba un “misterio”
porque nadie conocía todos los detalles de cómo un Dios justo podía salvar a los
que merecían morir. Pero ahora su plan de redención ya no es un misterio porque
ha sido revelado (Rom. 15:25-26; Ef. 3:3-7).

Este misterio era el plan de Dios para la redención humana, concebido en su


mente, según el consejo de su voluntad, y resumido en Cristo (Efesios 1 9-11;
3:8-11). Fue revelado por el Espíritu Santo (Efesios 3:1-5; 1 Corintios 2:6-13; 1
Pedro 1:12), dado a conocer a los gentiles (Colosenses 1:26ss; 2:2), y predicado
por los apóstoles a todos los hombres (Efesios 6:19; Colosenses 4:3; 1 Pedro 1:12).
Este misterio era algo que el hombre no podía conocer hasta que fuera revelado.
En el evangelio se predicaba a Cristo, “25 Y al que puede confirmaros según mi
evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se
ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26 pero que ha sido manifestado ahora,
y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno,
se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Rom. 16:25-
26). Este completo cumplimiento del misterio de Dios y su revelación estaba a
punto de terminar.

Cuando el séptimo ángel toque la última trompeta, revelará un misterio dife-


rente de Dios.

Lo que está a punto de ser revelado es cómo Dios derribará esta fuerza persegui-
dora de Roma y así establecerá firmemente su reino como el único que permanecerá
para siempre. Aproximadamente seiscientos años antes del nacimiento de Cristo, el
Señor instruyó a Daniel que profetizara que su reino sería establecido en los días
del cuarto reino – el Imperio Romano (Dan. 2:40, 44-45). Esto se cumplió cuando
Cristo se levantó de la tumba y ascendió a la diestra de Dios (Marcos 1:14-15;
9:1; Dan. 7:13-14; Efesios 1:20-23; Hechos 2:30, 33-36). El reino de Dios sería
diferente a las naciones terrenales que inexorablemente se levantan y caen. El
reino de Dios es espiritual y permanecerá para siempre (Juan 18:36; Dan. 2:44).
Daniel no solo profetizó acerca de la naturaleza del reino de Dios y cuándo se
establecería, sino que también predijo cómo el cuarto imperio se opondría al reino
154 El Angel con el Librito
de Dios (Dan. 7:15-28). El Imperio Romano, dirigido por gobernantes malvados
Anotaciones tanto en Roma como en las provincias principales, haría la guerra a los santos, pero
no prevalecería. En cambio, “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y
poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre” (Dan. 7:18; cf. Dan.
7:22, 27). El Apocalipsis revela el cumplimiento de esta profecía y explica cómo
debe terminarse este misterio de Dios.

Este punto, considerado más a fondo a la luz de 11:15-19, parece establecer


claramente el hecho de que el mensaje de este ángel no miraba hacia el fin de los
tiempos sino hacia la finalización del misterio de Dios, el evangelio, el estable-
cimiento firme de Su reino y poder, y la destrucción de las potencias mundiales.

vs. 8 – “La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el
librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre
la tierra”.

Una vez más Juan oye la voz del cielo que le había dicho que sellara y no es-
cribiera las cosas pronunciadas por los siete truenos (v.4).

En ninguno de los casos se revela al hablante, pero la voz que antes le había
dicho a Juan lo que no debía hacer ahora le dice lo que debe hacer. Por tercera
vez, Juan enfatiza la postura del ángel, un pie en el mar y otro en la tierra (v. 2,
5), enfatizando así la amplitud de su mensaje. Aún no se ha revelado el contenido
de este pequeño rollo que estaba abierto en la mano del anglo; esto está reservado
para los versículos 9-11.

El mensaje del librito sin duda coincide con lo que hasta ahora se le ha dado
a Juan, pero amplía los detalles de lo que está por ocurrir. Todas las visiones se
centran en un tema subyacente de Apocalipsis perfectamente resumido en las
palabras del séptimo ángel y las grandes voces en el cielo: “Los reinos del mundo
han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los
siglos” (11:15). Aunque puede haber malentendidos sobre algunos de los signos
de este libro o su aplicación a detalles específicos, el gran mensaje subyacente del
ángel no debe ser malinterpretado por ningún lector atento.

vs. 9 – “Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y


cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel”.

A Juan se le dijo que se “comiera” el librito, lo que significaba que debía dominar
completamente su contenido (Sal. 119:103).

vs. 10 – “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce
en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”.

Descubrió que era agradable al paladar, pero amargo en el estómago. El gozo


de recibir este mensaje de esperanza de Dios fue dulzura. Sin embargo, cuando
consideró el mensaje igualmente terrible de la persecución en curso, así como el
castigo de los malvados, fue como amargura. Ezequiel usa imágenes similares en
su profecía (Ezequiel 2:8-10; 3:1-3).

La recepción y comprensión de la Palabra de Dios es dulce, pero está cargada


de amargura de espíritu en la condenación de los pecadores y la proclamación
de los juicios de las Escrituras contra los hombres y las naciones, declarando las
consecuencias de la desobediencia, la iniquidad del pecado y el terror y la finalidad
del juicio.

vs. 11 – “Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pue-
blos, naciones, lenguas y reyes”.

Las palabras otra vez indica una promesa a Juan de que no moriría en Patmos,
El Angel con el Librito 155
sino que volvería a la obra en la cual había estado involucrado antes de su destierro.
Quizás también se incluye el hecho de que el mensaje que “comió” del librito es Anotaciones
el que estaría entregando. La esencia de ese pequeño libro está contenida en las
visiones restantes del Apocalipsis.

Las profecías anteriores de Juan (capítulos 1-10) habían sido de esperanza y


seguridad para los santos y de juicio sobre el mundo de los impíos. Hasta este
momento no se han identificado fuerzas específicas del mal. Probablemente la
nueva acusación de profetizar acerca de “pueblos y naciones y lenguas y reyes”
se refiere a las profecías de los capítulos 11-22, la segunda sección del libro. En él
encontraremos que los juicios de poderosos poderes seculares, fuerzas religiosas
e influencias seductoras del mundo, junto con la victoria del pueblo de Dios sobre
todos estos antagonistas, ocupan la atención del vidente con una aplicación más
específica. Creemos que este es el significado de que el vidente se coma el librito
y de su dulzura y amargura. Fue dulce saber que la causa de Dios triunfaría en Sus
santos, pero fue amargo profetizar de su sufrimiento y de los juicios destructivos
que sobrevendrían al mundo inicuo.

___________________
Anotaciones al Pie

1. James Strong, Diccionario de Palabras Griegas, p. 85.


2. J.H. Thayer, Greek English Lexicon of the New Testament, p. 616.
156 La Visión Continúa

Anotaciones CAPITULO 11
La Visión Continúa

La Medición del Templo y los Dos Testigos


11:1-14
Este capítulo es una continuación de la visión en la que se le dijo a Juan que
se comiera el librito (capítulo 10), que fue interpretado como las profecías del
juicio que se hablaría contra el mundo de los impíos (capítulos 11-20). Según esas
profecías, ¿cuál será la suerte de los siervos fieles de Dios durante las grandes
pruebas, calamidades y juicios? Los 144.000 que habían sido contados y sellados
a Dios (7:1-4) ahora se representan como un “templo medido “de adoradores, se-
parados del mundo y bajo protección divina. También existe la seguridad de que
la predicación de la verdad no cesará independientemente de lo que suceda en la
ejecución de los juicios futuros.

El librito que Juan había tomado y comido contenía la revelación de cómo


Dios cumpliría el misterio que había sido declarado a sus profetas. Las visiones
restantes de Apocalipsis dan los detalles de ese libro, pero primero, en este ca-
pítulo se da un breve resumen de esos juicios sobre los hombres inicuos. Daniel
había profetizado que el cuarto reino, el Imperio Romano, haría la guerra contra
los santos de Dios, pero el reino de Dios se mantendría. Por el contrario, el cuarto
reino sería conquistado y caería. Esta idea de la victoria futura fue diseñada para
consolar a la iglesia y animarla a perseverar, aunque a veces parezca que su causa
no tiene esperanza.

Este capítulo ha sido la piedra de toque para los especuladores imaginativos, lo


que ha dado lugar a una miríada de interpretaciones. Si el capítulo estuviera solo,
arrancado de la ayuda brindada por las otras visiones de este libro, el lector que-
daría desconcertado por los símbolos. Una interpretación adecuada del texto tiene
en cuenta constantemente todos los demás signos y visiones anteriores. De hecho,
este capítulo sirve como clave para el tema mismo de Apocalipsis. Los siguientes
tres capítulos dan mayor seguridad a los santos de que los reinos agresivos de los
hombres no lograrán derrocar al pueblo de Dios. El reino de Dios permanecerá
para siempre (11:15; 17:14).

vs. 1 – “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se
me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él”.

A Juan se le dijo que midiera el templo de Dios, un acto que es comparable al


“sellamiento” de los 144.000 (7:3-8). Significa la protección que Dios propor-
cionará a todos bajo su medida (Zac. 2:1-5). Se le ordenó medir el templo, un
símbolo que coincide con la iglesia (Efesios 2:21-22; 1 Corintios 3:16-17). La
palabra griega para templo (naos) se usa para describir el edificio que contenía el
Lugar Santo y el Lugar Santísimo donde Dios está presente. Se habría utilizado
una palabra diferente (hieron) si hubiera incluido todo el edificio con sus diversos
patios. A Juan se le dio una caña semejante a una vara que, como una regla, era
una unidad de medida. La caña representa el estándar divino de la verdad por el
cual deben medirse todos los actos religiosos (Mat. 7:21-23). Por la caña de me-
dir divina de Dios, él pudo identificar al verdadero Israel de Dios. El altar es el
lugar de oración (6:9-11; 8:3-4), y los que adoran en él son cristianos que rinden
adoración aceptable a Dios (1 Ped. 2:5). Solo cuando uno vive según la medida
divina, el estándar de la verdad, experimenta las bendiciones de Dios: su protec-
ción, consuelo y cuidado constante.

Algunos concluyen que el versículo dos hace referencia al templo literal que una
La Visión Continúa 157
vez dominó a Jerusalén en Judea. Sobre esa premisa se afirma que Apocalipsis no
pudo haberse escrito en el año 95 d.C. porque el templo literal había sido destruido Anotaciones
veinticinco años antes. Sin embargo, este razonamiento es tenso e inconsistente con
una interpretación que entiende que el Apocalipsis está escrito en signos y símbolos.
Si se entiende que el templo es literal, ¿cómo podría posiblemente medirlo Juan,
mientras estaba en Patmos? Además, ¿no exigiría la coherencia que la caña, los dos
testigos y los mil doscientos sesenta días se entendieran igualmente como literal?

Por otro lado, si uno entiende que el templo es parte de una visión, entonces la
caña, los dos testigos y los mil doscientos sesenta días son todos simbólicos, así
como el templo. Esta interpretación es consistente con el texto, y especialmente,
en vista del hecho de que la “ciudad santa” simboliza la iglesia en 21:2. Dado que
el templo y la ciudad santa parecen referirse a uno y lo mismo en 11:1-2, cualquier
interpretación que se dé para una será verdadera para la otra. Si se entiende que
la ciudad santa es un símbolo de la iglesia, entonces el templo también representa
simbólicamente a la iglesia. Tanto el templo como la ciudad santa deben tomarse
literalmente o ambos deben tomarse simbólicamente.

En las Epístolas se hace referencia a la iglesia como “el templo [santuario] de


Dios”, el lugar de habitación de Dios entre los hombres (1 Cor. 3:16-17; 2 Cor.
6:16; Ef. 2:21), hecho de piedras vivas (1 Pedro 2:5), redimido con la sangre de
Cristo (1 Pedro 1:18ss.), un sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales a
Dios. En la visión de Juan, el templo es este santuario de Dios, la iglesia, en la que
se encuentran todos los verdaderos adoradores, “que adoran por el Espíritu de Dios,
y se glorían en Cristo Jesús” (Fil. 3:3), adorando en espíritu y en verdad. (Juan
4:23ss.). El altar es el altar de oro sobre el cual se ofrece el incienso de oración y
devoción (8:3). Estos adoradores son la verdadera circuncisión, el Israel de Dios
(Fil. 3:3; Gá. 6:15ss.), Quienes habían sido contados (7:4), y ahora están medidos.

vs. 2a – “Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas,
porque ha sido entregado a los gentiles ...”

Antes de intentar una explicación del patio (atrio), sería bueno notar que el
tabernáculo antiguo con su santuario tenía un patio (Éxodo 27:9), mientras que
el templo de Salomón (Hierón) tenía un atrio “interior” (1 Reyes 6:36), un patio
exterior o “mayor” (1 Reyes 7:12), un “patio para los sacerdotes” (2 Crón. 4:9),
y un “patio superior” (Jer. 36:10). El templo de Herodes también contenía varios
atrios; el gran atrio exterior fue eventualmente conocido como “el atrio de los
gentiles” porque estaba abierto a todos. Sin embargo, más allá de cierto punto, el
gentil no se atrevió a aventurarse, porque el castigo era la muerte. El santuario en
la visión de Juan tenía solo un patio, que no estaba medido, es decir, protegido o
separado del común. Fue dejado fuera, o literalmente “expulsado” (de ekballo). La
palabra ekballó significaba echar fuera por la fuerza y ​​así fue utilizada por Jesús
(Mat. 22:13; 25:30), por Pablo (Gá. 4:30) y por Juan (2 Juan 10); también puede
significar dejar fuera de consideración o desestimar, como se usa aquí. Este patio,
excluido o expulsado del cuidado protector de Dios, había sido entregado a las
naciones: los gentiles o paganos.

Cuando el templo literal estaba en Jerusalén, solo los sacerdotes entraban al


santuario. A Juan se le dice que no mida el patio descubierto fuera del santuario. Se
acepta el templo, pero se rechaza el patio. ¿Por qué? Cuando se aplica la historia
del templo literal al símbolo, se comprende que el patio que está fuera del templo
representa a todos los demás de los verdaderos discípulos del Señor. Los gentiles,
las naciones que no son Israel, representan aquí a todos los que han rechazado el
estándar de autoridad divina de Dios. También se incluyen en el patio exterior a
los cristianos mundanos e indiferentes que pueden parecer hijos de Dios, pero de
hecho no son fieles. Dios no promete protección a aquellos que solo fingen venir
a servirle (Lucas 6:46).

vs. 2b – “... y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”.


158 La Visión Continúa
Esto presenta tres preguntas: ¿Quién o qué simboliza (1) el patio que está fuera,
Anotaciones (2) la ciudad santa y (3) los cuarenta y dos meses? Para la primera de ellas, se
recomiendan dos respuestas:

(a) El templo medido simboliza la vida interior o espiritual de los verdaderos


adoradores que ni Satanás ni sus instrumentos de persecución pueden
alcanzar; esto es medido y protegido por Dios. Pero no ha prometido
proteger la vida física del cuerpo de los cristianos de ser sacrificado y
pisoteado: “En el mundo tendréis tribulación” (Juan 16:33). Este punto
de vista está respaldado por el hecho de que la ciudad santa debe ser
hollada durante cuarenta y dos meses. En el templo medido, el espíritu y
la adoración permanecerán inviolables aunque la iglesia exterior pasará
por los terrores de la tribulación y la muerte.

(b) Un segundo punto de vista es que el templo medido y sus adoradores


representan a los fieles a Dios, los que no han sido tocados por el mundo,
y la corte exterior simboliza a los mundanos o infieles de la iglesia. Este
último grupo incluiría a aquellos en la iglesia que sucumben a la doctrina
de Balaam, Jezabel y los nicolaítas al cortejar el favor del mundo. También
incluiría a los que habían dejado su primer amor, a los tibios e indiferentes
y a los apóstatas que habían dejado al Señor por el paganismo (capítulos
2, 3). Ambos puntos de vista son consistentes con las Escrituras, por lo
que es difícil determinar cuál estaba en la mente del vidente.

Aunque en el Nuevo Testamento se habla dos veces de Jerusalén como “la


ciudad santa” (Mateo 4:5; 27:53), no es la antigua ciudad la que está ante Juan en
la visión. Cuando se habla de la “ciudad santa” en otras partes del Apocalipsis, es
como “la Nueva Jerusalén que desciende del cielo de Dios” (21:2, 10), y como la
ciudad en la que los santos tienen parte (22:19). Una vez Juan la llama la “ciudad
amada”, el campamento de los santos (20:9). Cuando Jerusalén es nombrada en
Apocalipsis, es “la ciudad de mi Dios” (3:12), o la ciudad santa (2:12, 10). Pablo
escribe de la Jerusalén que está arriba como “madre de nosotros” (Gálatas 4:26),
y el escritor de Hebreos dice a los que se dirigen: “Habéis venido al monte Sion, y
a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial” (Heb. 12:22). Por tanto, podemos
concluir que la ciudad santa es nuestra Jerusalén espiritual. La visión indica que
aunque los fieles son contados y medidos, así protegidos por el Señor, sin embargo
la iglesia será despreciada y rechazada por los gentiles y hollada durante cuarenta
y dos meses.

Recuerde que esta es una visión que Juan ve en la que el templo terrenal y la
Jerusalén terrenal representan algo más. Jerusalén, que es la ciudad santa, difícil-
mente podría representar otra cosa que el pueblo de Dios (21:2). De hecho, la iglesia
en otros lugares se llama “la Jerusalén celestial” (Heb. 12:22-23). Se describe el
hecho de que la iglesia será pisoteada (hollada), es decir, se librará persecución
contra ella (ver notas sobre 10:7-8).

Cuarenta y dos meses (y su equivalente) es un número que se menciona con


frecuencia en los dos capítulos siguientes. Es significativo que Daniel use por pri-
mera vez un equivalente a este número, quien predijo este tiempo de persecución
contra los santos (Dan. 7:25). Cuando se nos presenta al agente de Satanás como

1260 días Los testigos profetizan (11:3)


La mujer huye al desierto (12:6)
42 meses Se le da autoridad a la Bestia (13:5)
La santa ciudad es hollada (11:2)
3½ años (Tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo)
Los santos son perseguidos (Dan. 7:25)
La mujer es sustentada (12:14)
La Visión Continúa 159
“una bestia del mar”, se le da poder para continuar “cuarenta y dos meses” (13:1,
5). Entonces, durante cuarenta y dos meses se le dará poder a la bestia para que Anotaciones
funcione, y durante el mismo período de tiempo la ciudad (El pueblo de Dios) es
pisoteado (hollado).

Vistos desde una perspectiva diferente, los siervos de Dios estaban preocupados
por su destino durante el tiempo que la ciudad está siendo pisoteada. ¿Es su causa
desesperada? ¿Serán callados y desterrados de la tierra? Se dan dos declaraciones
para describirlos durante este mismo período de tiempo: (1) los dos testigos ...
profetizarán “mil doscientos sesenta días” (11:3), lo que equivale a cuarenta y dos
meses (42 x 30 = 1260). Y, (2) por el mismo período de tiempo la mujer huye al
desierto a un lugar preparado por Dios (12:6). También se dice de ella que sería
alimentada por “un tiempo, y tiempos y medio tiempo”. Si uno cuenta el “tiempo”
como un año, los “tiempos” como dos años, entonces el total es igual a tres años
y medio (12:14). Todos estos términos son comparables en duración (42 meses
= 1260 días = 3 1/2 años) y significan un período de tiempo que es la mitad del
número siete. Dado que en estilo apocalíptico el número siete es el número divino
completo y perfecto, la mitad de esto representa un período de tiempo indefinido
roto. Durante este período finito de tiempo se predica el evangelio, pero se libra una
persecución severa contra la iglesia. Sin embargo, los santos no serán desterrados
de la tierra; en cambio, serán alimentados por Dios.

Los cuarenta y dos meses de la tercera pregunta indican un período de tiempo


roto, un período de prueba, persecución y opresión.

vs. 3 – “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta
días, vestidos de cilicio”.

A la iglesia se le ha asegurado la protección divina incluso cuando ha sido pi-


soteada por los gentiles durante cuarenta y dos meses. De hecho, la proclamación
de la verdad continuará durante este período y es confirmada por esta visión de los
dos testigos profetizadores. ¿Quienes son? No faltan las respuestas dadas por los
expositores: algunos han llegado a la conclusión de que se trata de Enoc y Elías;
otros han sugerido a Zorobabel y Josué, Elías y Moisés, el Antiguo y el Nuevo
Testamento, o el Espíritu Santo y los apóstoles. En realidad, en este texto no se
revela nada sobre lo cual basar una respuesta dogmática.

Un análisis de los símbolos apunta a la conclusión de que los dos testigos repre-
sentan el testimonio del evangelio durante el período romano. (1) El número “dos”
significa testimonio competente. La boca de dos testigos era el número esencial
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento para confirmar el testimonio
(Deut. 17:6; 19:15; Núm. 35:30; Heb. 10:28; 1 Tim. 5:19). Jesús envió a los se-
tenta en parejas, de dos en dos (Lucas 10:1). (2) La función de los dos testigos era
profetizar y anunciar la palabra de Dios (Marcos 16:15). (3) Se les llama los dos
olivos (v. 4), una fuente de aceite que mantiene encendida la luz en los candeleros
que antes se definieron como iglesias (1:20). (4) Los dos testigos tenían poder para
realizar milagros, el medio de confirmar que su mensaje era inspirado (Marcos
16:20). (5) Su enemigo se opuso a la verdad y la justicia (Mateo 10:22-25).

El hecho de que los dos testigos representen el número total de evangelistas que
salen a predicar el evangelio parece ser consistente con el contexto. El testimonio
que dan es revelado por inspiración del Espíritu Santo y fue dicho primero por los
apóstoles (Juan 15:26-27). Los dos testigos están vestidos de cilicio, una prenda
que se usa en tiempos de duelo, porque lamentaron el rechazo de Cristo por el
mundo y las obras de los hombres malvados que pisotean la ciudad santa de Dios.

vs. 4 – “Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie
delante del Dios de la tierra”.

Los candeleros sostienen la luz y los olivos dan aceite a las lámparas. Aunque
los discípulos están bajo una persecución severa, el Señor apoyará y sostendrá a los
160 La Visión Continúa
que resplandecen como luces “en medio de una generación torcida y perversa” (Fil.
Anotaciones 2:15). En una visión similar, a Zorobabel se le aseguró que Dios lograría su propó-
sito no por la fuerza o el poder de los hombres, sino por su Espíritu (Zacarías 4:6).

vs. 5 – “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus
enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera”.

El fuego que salió de la boca de los dos testigos puede significar el evangelio
que predicaron, porque es “el poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16-17).
La palabra de Cristo que ellos hablaron es la norma por la cual los hombres serán
juzgado (Juan 12:48). Como el fuego que separa el oro puro del impuro, el evan-
gelio purifica los corazones de los hombres que obedecen (1 Ped. 1:22) o separa a
los que rechazan la gracia del Señor y por lo tanto se juzgan a sí mismos indignos
de la vida eterna (Hechos 13:46). Todos los que rechazan el evangelio sufrirán la
venganza del Señor (2 Tes. 1:7-8).

vs. 6 – “Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días
de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para
herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”.

Estos dos testigos proclamarían el mensaje de Dios con poder y fuerza, “confir-
mando la palabra con las señales que la siguen” (Marcos 16:20). Las figuras utili-
zadas aquí simbolizan el poder de Dios para proteger a los testigos, asegurándoles
el éxito en sus esfuerzos. en medio de toda oposición, su testimonio no sería en
vano, porque ciertamente la palabra del Señor no volvería vacía (Isaías 55:10-11).
Las alusiones provienen de historias de fieles profetas antiguos, como Moisés, que
convirtió el agua en sangre (Éxodo 7:20), Elías cuya oración cerró los cielos para
que no lloviera (1 Reyes 17:1; 18:1-45), y los tres amigos de Daniel que se salva-
ron del fuego que mató a los hombres del rey que los arrojó en ella (Dan. 3:22).

vs. 7 – “Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo
hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”.

Nadie podrá detener a los testigos de Dios antes de que se complete su misión.
Ellos terminarán la obra que el Señor comisionó antes de ascender al cielo cuan-
do envió a sus apóstoles a predicar el evangelio a todo el mundo, a toda criatura
(Marcos 16:15-16). Dentro de un período de treinta años después de la resurrec-
ción de Cristo, el evangelio se había extendido a “todo el mundo” (Col. 1:6) y a
“toda criatura” (Col. 1:23). Estos dos testigos habían dado un testimonio claro,
confirmado con milagros, de que su mensaje venía de Dios. Sin embargo, en este
punto de la visión parece que han fallado porque la bestia del abismo los mata en
la ciudad. Con la muerte de estos testigos, la verdad parece abolida.
Esta es la primera referencia a la bestia que se describirá en el capítulo 13
como recibiendo poder y gran autoridad de Satanás (13:2). Como veremos en ese
contexto, la bestia representa al Imperio Romano, un imperio gobernante mundial
que hizo la guerra contra los santos (13:7).

vs. 8 – “Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido


espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado”.

Figurativamente, sus cuerpos fueron expuestos en la plaza de la gran ciudad. ¿A


qué localidad se refiere? Los comentaristas se han dividido sobre el significado.
Aquellos que aplican el punto focal del libro a la caída de Jerusalén en el año 70
d.C. consideran que esta es Jerusalén. Sin embargo, el término “gran ciudad” se
usa varias veces en Apocalipsis donde figurativamente se le llama “Babilonia”
(14:8; 16:19; 17:18; 18:10, 16, 18, 19, 21). En el contexto de Apocalipsis en su
conjunto, encaja mejor con Roma, la capital del imperio que estaba haciendo la
guerra contra los santos (13:7). Así, para el mundo en el que vivía Juan, Roma
era una ciudad que reinaba en el mundo, de hecho una “ gran ciudad” (véanse las
La Visión Continúa 161
notas del cap. 17).
Anotaciones
Aquí se utilizan tres descripciones para describir la decadencia espiritual y el
poder perseguidor de Roma. Referirse a Roma como Sodoma es recordar la repu-
tación universal y eterna de esa ciudad del Antiguo Testamento por su inmoralidad
vil (Gén. 19). Asimismo, la referencia de que Roma era como Egipto recuerda al
Faraón que no conocía al Dios de José y que detuvo al pueblo de Dios en esclavitud
(Éxodo 1:8; 2:23-25). Dado que tanto “Sodoma” como “Egipto” son figurativos,
la última descripción, donde nuestro Señor fue crucificado, también debe ser figu-
rativa. Aunque Jerusalén es la ciudad donde nuestro Señor fue crucificado, decir
que Roma es esa ciudad la arroja en la misma verdad rechazando el molde como
Jerusalén. Roma, la grande ciudad, posee la misma actitud que Jerusalén que dio
muerte al Autor de la verdad.

vs. 9 – “Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres
por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados”.

El desprecio que la gente de esta ciudad tenía por la verdad proclamada por los
mártires se manifiesta en el tratamiento de sus cadáveres. Los dejan a la mirada
abierta del mundo y no permitirán que sean enterrados como para proclamar la
aparente derrota de su causa. Tres días y medio, la mitad de siete, representa un
período de tiempo corto y roto. La autoridad humana parece reinar inquietando a
quienes dicen la verdad. Pero su exaltación es relativamente breve.

vs. 10 – “Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán,


y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado
a los moradores de la tierra”.

Un gran gozo llena a los terrestres que se regocijan por la desaparición de los
profetas. ¡El mundo tiene una fiesta! Los regalos se intercambian entre los no
regenerados mientras celebran el hecho de que ya no tendrán que escuchar un
mensaje que atormentaba sus conciencias (Juan 3:19-21).

vs. 11 – “Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida
enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que
los vieron”.

Los enemigos pueden pisotear la ciudad santa durante un breve período, pero
no pueden destruir la verdad. El gozo de los malvados por la aparente muerte
de estos dos profetas no duró mucho porque después de “tres días y medio” (un
período corto y quebrantado), el espíritu de vida de Dios los resucitó. La causa de
Cristo no será erradicada por Satanás (He. 12:28; Dan. 2:44). Incluso sus enemigos
reconocieron que solo por el poder divino podrían volver a la vida, por lo que un
gran temor vence a los que son testigos del poder de Dios mientras sostiene su
reino en la tierra.

vs. 12 – “Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron
al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron”.

La causa de Cristo ahora está vindicada. La humillación de los testigos había


sido pública, por lo que ahora también su exaltación será vista por todos. El Señor
resucita a los testigos de su reino de tal manera que los enemigos sepan que no
pueden destruirlos de la tierra.

vs. 13 – “En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad
se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres ...”

Cuando los profetas ascendieron al cielo, ocurrió un fuerte terremoto que mató a
siete mil hombres, lo que equivale al diez por ciento de la ciudad. La décima parte
no era toda la ciudad, lo que sugiere que el juicio es solo parcial; pero consumirá
162 La Visión Continúa
el número total o completo que Dios se propone matar que está simbolizado por el
Anotaciones número siete mil. El terremoto quizás represente las diversas revueltas provocadas
por los poderes políticos que asolaron a Roma. Isaías pintó un cuadro vívido de la
soberanía de Dios sobre el mundo cuando profetizó: “19 Será quebrantada del todo
la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra con-
movida. 20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se
agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará” (Isa. 24:19-20).

“... y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo”. Durante
tiempos de circunstancias aterradoras o peligro inminente, los hombres tienden a
volverse a Dios. Como dice el conocido refrán, “No hay ateos en las trincheras”. La
triste verdad es que después de que algunos abandonan las trincheras y se sienten
seguros y protegidos, se olvidan de Dios. El paganismo estaba tan arraigado que
el honor que muchos le daban al Dios del cielo era superficial.

Esta escena muestra en mini-versión la esencia de todo el libro de Apocalip-


sis. Cuando se predique la palabra de Dios, será seguida por persecución. Pero
la causa de Dios será reivindicada en el foro de la retribución divina contra sus
enemigos. Todos los intentos de correlacionar estos signos con eventos históricos
específicos es una tarea imposible y está cargada de especulaciones e imaginación.
Sin embargo, cuando estas señales se correlacionan con el tema de Apocalipsis,
el resto del libro se despliega como una imagen de una iglesia victoriosa. Aunque
los santos estén en medio de la persecución, no perecerán. Dios derrocará a todos
los enemigos. El verdadero Israel espiritual será protegido y preservado por Dios
en los problemas que se avecinan.

vs. 14 – “El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto”.

Esta declaración se refiere al grito del águila que dijo: “¡Ay, ay, ay de los que
moran en la tierra!” (8:13). Los dos primeros ayes fueron descritos en la quinta
y sexta trompeta, y ahora ha llegado el momento de tocar la séptima trompeta.

Esta declaración sirve como una transición entre el segundo y tercer ay. Debe
recordarse que cuando los ayes fueron introducidos por el grito de un águila, se dijo:
“¡Ay, ay, ay de los que habitan en la tierra!” (8:13). En respuesta a las oraciones
de los santos, se derramó fuego sobre la tierra (8:3-5) y se tocaron las trompetas,
trayendo juicios sobre la tierra. Los juicios contra la tierra aseguran a los santos
que el mal será derrotado y la verdad saldrá victoriosa. Si la interpretación de
10:7 y 11:1-13 es correcta, el tercer ay no marca el comienzo del juicio final, sino
que señala la finalización del misterio de Dios que fue buscado y buscado por los
profetas. Esta conclusión está respaldada además por la palabra “viene pronto”
(tachu), que significa “sin demora, rápidamente”.
La palabra “viene pronto” es definida por los léxicos como:

“viene pronto” – tachu (ταχύ, G5035), en breve, i.e. sin demora, pronto
o súbitamente (por sorpresa), o prestamente:—de prisa, en breve.1

“rápidamente, sin demora, de una vez”.2

Véanse los comentarios sobre 10:7.

La Séptima Trompeta: El Tercer Ay,


La Derrota de los Poderes Impíos
11:15-19
vs. 15 – “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo,
que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo;
y él reinará por los siglos de los siglos”.
La Visión Continúa 163
Así como las siete trompetas sonaron cuando se abrió el séptimo sello (8:1, 6),
de la séptima trompeta emergen las siete copas que están llenas de la ira de Dios Anotaciones
(10:7; 15:1). Después de la revelación del séptimo sello hubo un gran silencio
(8:1), pero después de la séptima trompeta hubo grandes voces celestiales (11:15).
Anuncian el clímax del drama de este libro: ¡Cristo reina!

No se revela si las voces son las de los ángeles o las de los cuatro seres vivientes.
Sin embargo, debido a la relación entre los seres vivientes y los ancianos en escenas
pasadas y debido a la respuesta de los ancianos en el cántico que sigue (vv. 16-18),
se puede inferir que las voces pertenecen a los seres vivientes. Su canción es una
de victoria para el Señor y Su Cristo. La batalla había sido dura, pero se ganó la
victoria. El usurpador del poder sobre la creación de Dios fue ahora derribado, y
el poder de gobernar está en la mano de Dios donde le corresponde por derecho.
La victoria de Cristo y sus testigos logró la derrota del mundo y sus poderes. Este
conflicto será el tema principal de la siguiente sección de la profecía. El toque
de la séptima trompeta sirve como preludio de lo que sigue, como la apertura del
séptimo sello sirvió como preludio para el sonido de las trompetas. Esta victoria
y el gobierno completo de Dios se llevó a cabo mediante la victoria de Su causa
(vv. 1-13).

vs. 16 - “Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en


sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios”.

Los veinticuatro ancianos (véase comentarios 4:4) se postran y adoran a Dios


con la cabeza inclinada. ¡Cristo y sus santos ganan! La guerra entre Dios y Satanás,
reflejada en el gran asalto de un mundo rebelde a la iglesia sufriente, es resumida
por los veinticuatro ancianos como si la lucha ya hubiera pasado.

vs. 17 - “diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres


y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado”.

Se dan gracias a Dios, el Todopoderoso (ver comentarios, 4:8), a quien ahora


se le llama “el que eres y que eras” (el “y que has de venir” de la RV60 se omite
en la LBLA, 1:8; 4:8), porque ahora ha venido en la afirmación de su poder y la
asunción de su justo gobierno. Jesús le había asegurado a la iglesia de Filadelfia
que en tiempos de necesidad “vengo pronto” (3:11); Le dijo a la iglesia de Pérgamo
que a menos que los infieles se arrepintieran, él “vendría pronto” para hacer la
guerra contra ellos (2:16). Entre sus palabras finales en el libro estaba la promesa
de que, ya sea en tiempos de necesidad o de juicio, “vendría pronto” (22:7, 12,
20). De estas promesas se puede concluir que el hecho de que Él haya llegado
ahora no es la venida final cuando se produciría el juicio y se impondrían el castigo
y las recompensas eternas. Se había hecho temblar la tierra; las cosas terrenales
habían sido sacudidas para que las inconmovibles permanecieran (Heb. 12:27ss.).
El reino de la profecía era ahora una realización definitiva entre los hombres (Dan.
2:44; 7:13 y sig.), Porque al derrotar a sus enemigos, Dios había tomado su poder
y dominio sobre el mundo.

vs. 18 - “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a


los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que
temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen
la tierra”.

Los paganos se levantaron en su ira, pero la ira de Dios ha llegado (v. 18), y él
se vengará de todos los que se opusieron a sus santos. El conflicto se describirá
con mayor detalle en visiones futuras, pero la iglesia está segura de cuál será el
resultado final. Los santos serán recompensados, mientras que aquellos que hayan
tratado de extinguir el reino de Dios de la tierra serán aplastados y destruidos.

En favor de los santos, los muertos en pecado (véase Efesios 2:1, 5; 5:14; Colo-
senses 2:13) son juzgados. Los profetas que habían esperado y predicho la venida
164 La Visión Continúa
del Rey y Su reino prometido ahora tienen su recompensa al ver cumplidas sus
Anotaciones profecías. Estos han tenido una parte en el gran plan de Dios, que era un misterio
hasta que llegó el reino y se reveló su naturaleza y rey (ver comentarios, 10:7).

Tanto entre judíos como entre gentiles, pequeños y grandes, los santos ven triun-
fante su causa. Con los profetas y santos recompensados, ha llegado el momento
de destruir al destructor de la tierra. Destruir (diaphtherió) no significa extinguir
o llevar a la extinción, sino “cambiar para peor, corromper” (Thayer), como las
polillas corrompen las vestiduras (Lucas 12:33), como las malas disposiciones
corrompen las mentes (1 Tim. 6:5), o como el tiempo hace que el hombre exterior
perezca (la misma palabra, II Cor. 4:16). “Destruir” se usa aquí para referirse a los
hombres liderados por Apolión el destructor (ver comentarios, 9:11), que habitan
y destruyen la tierra.

vs. 19 – “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía


en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.

Cuando suena esta séptima trompeta, Dios promete a su pueblo que, pase lo que
pase, él está presente y mantendrá su pacto con ellos. Como esta sección comenzó
con la puerta abierta en el cielo para revelar el trono que gobierna el universo (4:1),
ahora termina con el templo en el cielo abierto para que todos puedan contemplar
el arca del pacto de Dios que reposaba allí.

Lo que se ve es el arca de su testamento, un símbolo que indica que Dios no


olvidará el pacto con su pueblo. Bajo la dispensación mosaica, el arca del pacto se
guardaba en el Lugar Santísimo, donde el sumo sacerdote entraba solo una vez al
año para presentarse ante Dios (Éxodo 25:22). Juan presencia una escena similar
que representa la presencia de Dios, simbolizada de la misma manera que en todo
el Antiguo Testamento: relámpagos, voces, truenos, terremotos y granizo, fuerzas
abrumadoras para el hombre mortal (Éxodo 19:16, 18). Sin embargo, los cristianos
tienen la osadía de entrar al Lugar Santísimo mediante la sangre de Cristo para
acercarse al Padre (Heb. 10:19-22).

Pero el velo se había rasgado, y el Señor Jesús nos había abierto el camino al
Lugar Santísimo (Heb. 10:20). La puerta de su santo templo estaba ahora abierta
para que se pudiera ver el arca del pacto de Dios. Dios le estaba dando seguridad a
su pueblo de que cualquier cosa que venga, él guardaría su pacto con ellos, porque
está siempre delante de él. Una gran actividad sigue al sonido de esta trompeta;
La artillería celestial de Dios ya está activa. Todo esto anticipa lo que vendrá en
la próxima sección (capítulos 12-22) a medida que las profecías del librito que se
le había dado a Juan se desarrollan y cumplen.
A veces, puede parecer que el enemigo tiene la ventaja y gana, pero Dios está
siempre presente para fortalecer a su pueblo contra los enemigos de la justicia.

___________________
Anotaciones al Pie

1. James Strong, Diccionario de Palabras Griegas, p. 85.


2. J.H. Thayer, Greek English Lexicon of the New Testament, p. 616.
La Mujer y el Dragón 165

CAPITULO 12 Anotaciones

La Mujer y el Dragón
En este punto, es importante que el lector comprenda la estructura general
del libro de Apocalipsis. Está escrito en un patrón de recapitulación. Primero se
revela el resultado, luego se repiten las escenas para dar información adicional
que explique por qué se alcanza cierto resultado. Los periódicos suelen utilizar
este formulario. Los titulares revelan las secuelas de los eventos, luego el artículo
recapitula los detalles que muestran cómo se determinó ese final. Para comprender
el Apocalipsis, se debe leer sin vincular cada capítulo en orden cronológico. En
cambio, debe leerse con el entendimiento de que el espectáculo recapitula visiones
anteriores, profundizando así la percepción.

Por ejemplo, el lector podría cerrar el Apocalipsis después de los primeros once
capítulos y estar seguro del resultado. Se han presentado los personajes: la bestia
contra los testigos de Dios. Se han anunciado los ganadores: Cristo y sus santos.
Sin embargo, quedan varias preguntas sin respuesta. ¿Cuáles son las razones
subyacentes de esta hostilidad hacia la iglesia y la persecución de los santos? ¿De
dónde viene el poder que motiva a los perseguidores? Desde el punto de vista de la
tierra, el conflicto es entre Roma y la iglesia. Pero las visiones restantes mostrarán
que detrás de escena la lucha en realidad se origina en el cielo. La batalla es entre
Dios y Satanás, la justicia contra el mal.

Los primeros once capítulos de Apocalipsis han anunciado a Cristo como Aquel
que controla el destino del mundo. Camina en medio de las iglesias, completamente
consciente de sus obras y sus luchas. Tiene la autoridad para llevar a cabo el plan
de Dios revelado en el libro sellado con siete sellos. Cuando se abre ese libro,
resume los tratos de Dios con los habitantes de la tierra desde el período en que
se predicó el evangelio hasta el momento del juicio final. El séptimo sello, que
contiene las siete trompetas, resume con mayor detalle la obra de Dios al llamar a
los hombres al arrepentimiento. Estas trompetas revelan una serie de advertencias
a los incrédulos para que se arrepientan, porque el Señor siempre le da al hombre
la oportunidad de cambiar antes de ejecutar el juicio. Entonces aparece un librito
que contiene aún más imágenes sobre este juicio sobre los hombres. En el capítulo
once se da un breve resumen de ese librito, pero en los últimos once capítulos de
Apocalipsis se desarrolla una explicación completa de cómo y por qué se alcanza
ese resultado.

Se podría decir que se introduce un nuevo comienzo en 12:1 que explica la


magnitud del conflicto celestial. Los siete copas de la ira no se derraman inme-
diatamente, como cabría esperar, cuando suena la séptima trompeta. Más bien,
se produce otro interludio para explicar quiénes son los personajes y cuáles son
las razones subyacentes del conflicto. Finalmente, los siete ángeles derraman las
copas de la ira. Así, las siete copas, que estaban contenidas en la séptima trompeta,
recapitulan información adicional sobre la ira de Dios contra los impenitentes.

A través de estas revelaciones, el lector se da cuenta del hecho de que todos


los juicios de Dios son justos y rectos. Los santos fieles serán vengados de sus
perseguidores. El poder, el dominio y la intención de Satanás y sus agentes son
terriblemente reales. Pero que los cristianos se animen a saber que el acoso del
diablo a la iglesia no se debe a que esté triunfante, sino a que está desesperado.
Sabe que tiene poco tiempo. Sin duda, los mártires aún deben morir por la fe, pero
la muerte física solo significa que entrarán en el paraíso de Dios. Satanás, la bestia,
el falso profeta y todos los que tengan la marca de la bestia serán arrojados al lago
que arde con fuego y azufre.
166 La Mujer y el Dragón

Anotaciones La Mujer Radiante y Su Hijo Varón


12:1-2
vs. 1 – “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la
luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.

“Apareció en el cielo una gran señal” – Juan ve una señal amenazante y pe-
ligrosa que explica el conflicto en la tierra desde el punto de vista del cielo. Esta
visión presenta a una mujer, su hijo varón, Miguel, el gran dragón rojo, la bestia
y el falso profeta.

“Una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza
una corona de doce estrellas” – Esta mujer está majestuosamente vestida de luz,
lo que significa la gloria y la pureza que emana de ella. A lo largo de las Escrituras,
la “luz” representa la justicia, el carácter de Dios (1 Juan 1:5-7). Esta mujer apare-
ce en un esplendor celestial con la luna como estrado de sus pies, el sol como su
manto y doce estrellas forman su corona de victoria (stephanos). Los intérpretes
futuristas que insisten en que el Apocalipsis debe entenderse literalmente tienen
un problema enorme con esta escena. Es imposible vestir a una mujer con el sol,
la luna y doce estrellas. Pero si esto se entiende en sentido figurado, entonces estos
cuerpos celestes que gobiernan el día y la noche simbolizan su posición exaltada
en el orden de las cosas de Dios.

Inicialmente, la mujer representaba al fiel remanente de Israel de Dios. Des-


pués de dar a luz al hijo varón, llegó a representar al pueblo de Dios, porque sus
hijos son los que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo” (v. 17).

Homer Hailey explica de manera breve y clara:


La mujer parece no ser la nación judía, una opinión que algunos sostienen; tampoco
es la iglesia en su sentido general del Nuevo Testamento, como sugirieron otros;
tampoco podría ser la virgen María, como sostiene un tercer grupo. La nación judía
rechazó al Cristo; la iglesia en su concepto limitado o del Nuevo Testamento es el
producto de Su obra redentora; y convertirla en la virgen María tiene un alcance
demasiado limitado. La mujer puede considerarse mejor como el resto espiritual del
pueblo de Dios que, en fidelidad, había mantenido el pacto con él. Esta posición es
sostenida por Miqueas quien dijo: “Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que
está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás
hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemi-
gos“ (Miqueas 4:10). Entonces, según Miqueas, la nación sería entregada hasta el
momento en que “dé a luz [el remanente, la hija de Sion] la que ha de dar a luz”.
Aquel que dio a luz a la hija de Sion que da a luz debería ser el gobernante en Israel,
el Mesías-Rey, a quien el pueblo esperaba (Miq. 5:2ss.). Asimismo, Isaías identifica
al portador del hijo varón como el remanente espiritual de Sión). , enfatizando el
nacimiento tanto del hijo varón como de la nueva nación que vendría a través de
El (Isa. 66:7ss.). Fue a través de este fiel remanente que nació el hijo varón y dio a
luz la nueva nación espiritual.1

El hecho de que más tarde represente a la iglesia, que después de la muerte


de Cristo sería todo el pueblo de Dios en la tierra, armoniza bien con la idea de
que antes de su nacimiento representa al fiel remanente de Israel. Por medio de
Cristo, los llamados bajo el primer testamento obtuvieron la herencia eterna (Heb.
9:15; 11:40). Dado que los fieles de dispensaciones pasadas serán asimilados con
la iglesia para convertirse en un cuerpo perfecto en Cristo, se sigue que la mujer
radiante representa el cuerpo espiritual colectivo del pueblo de Dios. Ella existe
a lo largo del tiempo. Antes del nacimiento de Cristo, ella simboliza el remanente
fiel de Israel, y después de la muerte de Cristo representa a la iglesia.

vs. 2 – “Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del


alumbramiento”.
La Mujer y el Dragón 167
Habían pasado casi 2000 años desde que Dios le prometió a Abraham que a
través de su simiente todas las familias de la tierra serían bendecidas (Gén. 12:3). Anotaciones
El pueblo leal de Dios clamó en agonía anhelando al Mesías para que fueran
liberados de varios sufrimientos soportados mientras esperaban a su rey ungido.

El Gran Dragón Escarlata


12:3-4
vs. 3 – “También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata,
que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas”.

No hay duda de quién es este gran dragón rojo, porque 12:9 declara especí-
ficamente que él es esa “serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás”. Su
descripción es aterradora de imaginar. Siete cabezas significan plenitud de inte-
ligencia, porque el diablo obra con mentiras, sutileza y astucia (Juan 8:44; 2 Cor.
11:3; Ef. 4:14). Diez cuernos señalan su gran poder mientras ejerce una soberanía
completa sobre las tinieblas de este mundo (Efesios 6:12; Colosenses 1:13; Judas
6). Siete coronas (diademata) retratan su posición de realeza en el reino del mal.
Tiene gran autoridad. La palabra griega para coronas (diadema) aparece tres veces
en Apocalipsis para designar el tocado real de los monarcas (12:3; 13:1; 19:12).
En todas las demás referencias del Nuevo Testamento traducidas como “corona”
se usa una palabra griega diferente (stephanos). El stephanos era la corona festiva
de la victoria, y es significativo que Satanás nunca use ese tipo de corona, porque
no gana victorias permanentes.

Lenski analizó la diferencia entre los dos tipos de coronas:


Observemos que Jesús recibió un stephanos de espinas y luego fue nombrado Rey
de los judíos. Aquí la mujer tiene las doce estrellas como su stephanos, su símbolo
de victoria. “La victoria nuestra permanece” (Lutero), y así, como vencedora, Una
Sancta reinará con Cristo para siempre. El dragón no tiene stephanos, ni siquiera
una corona usurpada de la victoria, sino sólo “diademas”, figuras reales de la realeza
pretendida, símbolos de dominio arrogado.2

vs. 4 – “Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a
fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”.

“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra” – No debemos subestimar la asombrosa y poderosa fuerza y ha-
bilidad de Satanás (Ef. 6:10; 1 Ped. 5: 8). Con su cola arrastró una tercera parte de
las estrellas en el cielo y las arrojó sobre la tierra. El poder de Satanás se manifiesta
así en el hecho de que ha inducido a pecar a muchos ángeles (2 Ped. 2:4; Judas
6). Esta escena amenazadora lleva al lector a preguntarse si una mujer indefensa
y su hijo pequeño tienen alguna esperanza de supervivencia.

“Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese” – El dragón ocupó su lugar frente
a la mujer. A través de los siglos, Satanás hizo muchos intentos de acabar con la
prometida “simiente de mujer” (Génesis 3:15). El Antiguo Testamento registra
varias narraciones en la historia de la nación israelita cuando Satanás los tentó a
alejarse de Dios. Aunque hubo muchos casos en que la mayoría en Israel rechazó
los caminos del Señor, siempre existió un remanente que lo sirvió persistentemente.
A medida que se acercaba el cierre de la era del Antiguo Testamento, Satanás no
había logrado destruir a la familia elegida de la que vendría la simiente espiritual.

El Nuevo Testamento comienza con el relato del esfuerzo de Satanás por devorar
al hijo varón en su nacimiento. Herodes trató de matar a Jesús asesinando a todos
los niños varones de dos años o menos (Mat. 2:16). Durante su ministerio personal,
los judíos incrédulos hicieron varios intentos de dar muerte a Cristo, pero ninguno
168 La Mujer y el Dragón
pudo tener éxito hasta que él “acabara la obra” que Dios le dio para realizar en la
Anotaciones tierra (Juan 17:4). Finalmente, en la crucifixión de Jesús, Satanás pareció triunfar,
pero en cambio, él mismo fue derrotado (Hebreos 2:14-15).

El Hijo Varón
12:5-6
vs. 5 – “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”.

“Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones” – Este versículo describe todo el período de la vida de Cristo en la
tierra. Esta expresión enfatiza que vino en la forma de un hombre viril que haría
la guerra contra sus enemigos y, como se profetizó, gobernaría las naciones con
poder y fuerza (19:15; Sal. 2:9). La vara de hierro señala el hecho de que su go-
bierno debía ser firme, no tiránico, sino que él tenía autoridad absoluta (Efesios
1:20-23). El destino de todas las naciones está en manos de aquel que es el testigo
fiel, el “soberano de los reyes de la tierra” (1:5).

“Y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono” – La muerte de Cristo


trajo dolor a sus discípulos al principio porque parecía que el diablo se había con-
vertido en el vencedor. Sin embargo, su dolor pronto se convirtió en gozo cuando
entendieron que Satanás fue frustrado por sus propios artificios. Lo que el diablo
pretendía que fuera un medio de exterminio se convirtió en el medio de salvación
de Dios. Mediante la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, se hizo posible
la redención por los pecados de la humanidad (1 Cor. 15:14). Y cuando Cristo
ascendió a Dios, comenzó a gobernar sobre todas las naciones (Efesios 1:20-23;
Dan. 7:13-14).

vs. 6 – “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para
que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”.

Esta declaración se desarrolla en los versículos 13-17. Poco después de la


ascensión de Cristo, el objeto de la persecución de Satanás se dirigió a la iglesia,
el pueblo de Dios ahora encarnado en la mujer. El diablo hace “guerra” con el
remanente de su simiente que se define en el versículo 17 como aquellos “que
guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

La iglesia se convierte en el tipo, el “Israel de Dios” (Gálatas 6:16). Uno debe


tener cuidado de ver esta distinción porque la iglesia no dio a luz a Cristo. Cristo
vino de la simiente prometida de Abraham, Israel. Sin embargo, el cuerpo de cre-
yentes comprado por la sangre de Cristo ahora adquiere todas las características
del ante-tipo en un sentido espiritual. Este concepto preciso es lo que los judíos
ortodoxos y partidarios del primer siglo no vieron. Satanás usó su ceguera para
crucificar al hijo varón (el Mesías) y posteriormente dio poder a Roma para per-
seguir a la iglesia en la tierra.

El desierto no connota un desierto inhabitado, sino más bien un refugio es-


piritual especialmente preparado por Dios y deshabitado por enemigos. Dios no
permitiría que el diablo destruyera a la mujer o su descendencia, por lo que ella
permanecería en el desierto 1260 días durante el tiempo de la persecución librada
por la bestia y el falso profeta (11:2-3; 13:5). Estas cosas se amplían en 12:14-17.

Guerra en el Cielo
12:7-12
vs. 7 – “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles”.
La Mujer y el Dragón 169
El espectáculo apocalíptico se desplaza de la tierra al cielo mientras el diablo
dirige en vano sus fuerzas para destruir al Cristo. A Miguel se le llama “arcángel” Anotaciones
(Judas 9), “uno de los principales príncipes” (Dan. 10:13), “el príncipe de Israel”
(Dan. 10:21) y “el gran príncipe” (Dan. 12:1). Él defendió a Israel contra sus
enemigos, Persia y Grecia, y luchó con el diablo por el cuerpo de Moisés. Este
líder de las huestes celestiales ahora lucha contra el dragón a la muerte de Cristo
(véase el v. 12).

Cabe señalar que esta no es una imagen de la batalla que el Salvador libró contra
Satanás. Cristo es despojado de su deidad por aquellos que lo convierten en el ángel
creado Miguel y asumen que esto es una referencia al Hijo de Dios. El escritor de
Hebreos defiende la deidad de Cristo de una manera que afirma que nunca tuvo la
forma de un ángel (Heb. 1:5-8). Miguel era el líder del ejército de santos ángeles
que Dios usó para derrotar al ejército de Satanás en su intento celestial de destruir
a Cristo. El efecto de esta batalla es que el propósito y plan de Dios en Cristo se
cumplen plenamente (Efesios 3:10-11).

vs. 8 – “Pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo”.

“Pero no prevalecieron” – El dragón fue vencido por Miguel y la hueste


celestial. Jesucristo resucitó de entre los muertos, una verdad asombrosamente
confirmada por Pedro: “Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte,
por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hch 2:24ss.). Ya que Cristo
prometió que “las puertas del infierno (hades) no prevalecerán” (Mateo 16:18), se
levantó de entre los muertos para no morir nunca más. Si no se hubiera levantado,
nuestra fe sería en vano y la humanidad no tendría esperanza de vida eterna (1
Corintios 15:17-20).

“Ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” – Hasta ese momento, Satanás
y sus ángeles tenían poder en el cielo para acusar a los hombres ante Dios, pero
ahora ya no puede mantener a los hombres en la servidumbre de la muerte (Heb.
2:14-15). Los hombres ahora pueden ser justificados ante Dios mediante la sangre
de Cristo. G.B. Caird sugiere que en términos legales Satanás ha sido inhabilitado;
su lugar ante Dios como el abogado acusador contra los justos ya no puede existir
porque sus acusaciones contra el pueblo de Dios han demostrado ser falsas.

Las palabras de Albertus Pieters sirven como una cautelosa repetición al inter-
pretar esta visión de la guerra en el cielo (vv. 7-9):
Establezcamos firmemente en nuestros corazones, y manténganse firmes en él, que
el Apocalipsis es un libro de caricaturas espirituales, las imágenes en ningún caso
deben confundirse con la realidad, sin importar cuán vívidamente dibujadas. Como
ya se señaló, el resto de este capítulo, relativo a la Mujer Radiante, el Dragón Escar-
lata y sus aventuras, es claramente visto por todos los intérpretes como simbólico,
aunque no están de acuerdo en lo que se simboliza. ¿No es, entonces, introducir
confusión en la interpretación de suponer que el apóstol cambia repentinamente
del simbolismo a la realidad cuando habla de la guerra en el cielo?3

No pensemos en una guerra real en el cielo, sino en tal guerra vista en la visión,
destinada a enseñar una gran verdad espiritual. En el conflicto, Satanás es derrotado
y arrojado de su prepotente control sobre los hombres. Algunos han pensado que la
escena se remonta a una guerra primigenia en la que Satanás y sus ángeles fueron
arrojados del cielo y encarcelados en mazmorras de oscuridad, pero esto no está
de acuerdo con el contexto o la consecuencia de los versículos 10-12.

vs. 9 – “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él”.

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua” – La historia del


jardín del Edén me viene a la mente en el término, la serpiente antigua (Génesis 3).
La Mujer y el Dragón 170
“Que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” – Su
nombre, el Diablo (diabolos - διάβολος, G1228)4, significa acusador, calumniador, Anotaciones
difamador; debe usarse solo para Satanás y no para los demonios,porque solo hay
un diablo. Su segundo nombre, Satanás (satanas - Σατανα̂ς, G4567)5, lo identifica
como un adversario, uno que se erige como un oponente o un antagonista, un
enemigo (cf. Job 1:6ss.; 2:lss.; Zac. 3:1ss.). Además, se le describe como el enga-
ñador de toda la tierra habitada, porque fue mediante el engaño que el mundo de
la humanidad se hundió en el pecado (1 Tim. 2:14), trabaja mediante el engaño
para seducir al mundo (Juan 8:44), y por lo que desde entonces ha continuado
controlando la humanidad (12:9 ; 20:3, 8, 10).

“Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” – Las
imágenes apocalípticas vuelven a la tierra. El papel del diablo como adversario
continúa, pero en virtud de la muerte de Cristo, sus acusaciones contra los justos no
tendrán éxito. Esta no es la historia del origen del diablo, porque él había existido
mucho antes del nacimiento de Cristo y de los eventos revelados aquí. Esta visión
describe el clímax entre las fuerzas de la justicia y el mal, como se demostró en
la batalla celestial que tuvo lugar con la muerte de Cristo.

vs. 10 – “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque
ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche”.

“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la sal-
vación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo”. La
muerte, sepultura y resurrección de Cristo lograron tres cosas:

(1) Ha venido la salvación (Efesios 1:7; Colosenses 2:15; Hebreos 2:14-15).


(2) El reino de nuestro Dios es comprado por su sangre (1:5-6; 5:9-10; Co-
losenses 1:13-14).
(3) La autoridad de su Cristo está establecida en todo el mundo (Mateo
28:18; Efesios 1:20-23; 1 Pedro 3:22).

“Porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los


acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. El diablo perdió la gran batalla
en su guerra contra Dios. No pudo destruir al niño cuando nació en la tierra; y
finalmente, a su muerte perdió la batalla espiritual en el cielo. No pudo evitar la
resurrección de Cristo. Por tanto, el acusador es expulsado y es menos poderoso
en cualquier confrontación directa con Dios (Rom. 8:33-39).

vs. 11 – “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la


palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

“Y ellos le han vencido”. Vencieron (nikao – νικάω, G3528)6, literalmente,


“vencer, alcanzar la victoria”. ¿Quién venció? Lo hicieron los hermanos, los que
habían sufrido a manos de Satanás. ¿Cómo vencieron? Se dan tres respuestas.

“Por medio de la sangre del Cordero” – (1:5-6; 5:9-10). Dios, mediante su


gracia, proporcionó los medios para el perdón mediante el sacrificio de Cristo (1
Ped. 1:18-19; Ef. 2:8-9). “Purificamos” nuestras almas mediante la obediencia (1
Ped. 1:22-23; Ef. 2:10). A través de la fe uno se sumerge en la muerte de Cristo,
alcanzando así su sangre purificadora (Rom. 6:3-5, 17-18; Hechos 22:16).

“Y de la palabra del testimonio de ellos”. Más que confesar pecados, aunque


es necesario (1 Juan 1:9), su testimonio involucró la confesión sin vergüenza ante
todos, especialmente los funcionarios provinciales romanos, de su creencia de que
Jesucristo es el Hijo de Dios (Lucas 9:26). Este testimonio se reflejó en la vida
que vivieron (Mat. 10:32-33; Rom. 10:9-10). ¿Puede uno imaginarse a alguno de
estos cristianos dispuesto a abandonar la reunión de los santos o siendo indiferente
171 La Mujer y el Dragón
acerca de su esperanza de vida eterna? El cristiano comprometido da testimonio
Anotaciones con sus palabras y acciones de si ama o no al Señor: en el trabajo, entre amigos, el
idioma que habla, su manera de vestir, la compañía que mantiene, los lugares que
frecuenta y el amor que manifiesta. Todas estas cosas testifican cuál es el estado
del corazón. O ama al Señor o es un hipócrita (Gálatas 6:7-8).

“Y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Su testimonio dio testimonio


de su total compromiso y amor por el Señor. No apreciaron la vida a pesar de que
enfrentaron el martirio. Dejaron todo para servir a Cristo, pero ganaron mucho más
de lo que perdieron. Los de mentalidad mundana se comprometerán en nombre del
“sentido común” en un intento de evitar lo que ellos llaman fanatismo. ¿Por qué
elegiría alguien la persecución sobre los placeres de este mundo? Sólo aquellos
que entienden las palabras de Jesús: “El que aborrece su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan 12:25). El
auténtico seguidor de Cristo tiene claramente a la vista sus valores y prioridades.
Por eso Jesús dijo que no temiéramos al hombre, sólo a Dios (Mat. 10:28). Cuando
uno comienza a tomar decisiones en esta vida, debe mirar hacia la eternidad. “¿De
qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su propia alma? ¿O qué
dará el hombre a cambio de su alma?” (Mateo 16:26). Todo el oro y la plata del
mundo, los placeres y las posesiones, los amigos y la familia, ni siquiera comienzan
a compararse con el cielo.

¿Cómo vencieron? Obedecieron el evangelio y vivieron con total compromiso.


Incluso hasta la muerte sirvieron a Cristo.

vs. 12 – “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los mo-
radores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran
ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.

“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos”. Los ángeles celes-
tiales y todos los santos que salieron de la gran tribulación (6:9-11; 7:14) celebran
debido a la derrota de Satanás. Pero espere, hay una advertencia para aquellos que
aún permanecen en la tierra.

“¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido


a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. En contraste con el
regocijo de los cielos, está el “Ay de la tierra y del mar”, porque estos se convierten
en el campo de actividad de Satanás. Si “la tierra” significa el mundo de la gente
no regenerada, y “el mar” significa la masa de la sociedad (ver comentarios, 13:1),
entonces el ay está sobre estas dos representaciones simbólicas del mundo que
deben soportar los efectos de la ira diabólica de Satanás.
Dado que el diablo falló cuando se enfrentó a Dios, ¿qué le queda por hacer?
Quizás pueda destruir el reino de Dios en la tierra luchando contra los santos de
Cristo. Como sabe que su tiempo es limitado, con gran ira persigue a la mujer
y hace la guerra al resto de su simiente. Esto explica la persecución descrita en
Apocalipsis. La verdadera batalla no es simplemente Roma peleando contra la
iglesia; es Satanás oponiéndose a Dios y su pueblo. Si los cristianos pueden en-
tender esta verdad, estarán mejor preparados para luchar en el ejército del Señor,
porque sabrán que la victoria final está asegurada.

La Mujer es Sustentada
12:13-17
vs. 13 – “Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió
a la mujer que había dado a luz al hijo varón”.

Es importante recordar que este antagonismo tiene su origen en el odio de Sa-


tanás por Cristo. Dado que el reino de poder de Satanás se limita a la tierra, trata
de abolir a los que están asociados con su conquistador.
La Mujer y el Dragón 172
Dado que el hijo varón está más allá del poder de ataque de Satanás, el dragón
busca herir al niño persiguiendo a la mujer que lo dio a luz. Esto confirma aún más Anotaciones
la opinión de que la mujer es la Sión espiritual, la suma del pueblo de Dios. Satanás
no llevó su guerra a la nación judía, ni al remanente judío que había mantenido la
fe en Dios bajo el Antiguo Pacto, sino a la nueva Sion espiritual, la iglesia. Jesús
había avertido a sus discípulos de tal persecución hóstil cuando dijo, “Acordaos
de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me
han perseguido, también a vosotros os perseguirán ...” (Jn. 15:20).

La aplicación principal de Apocalipsis se limita al período romano, el tiempo de


gran persecución de la iglesia por parte de la bestia, porque ese conflicto se ajusta
a la descripción de “las cosas que deben suceder pronto” (1:1; 22:6). Sin embargo,
hasta el día de hoy Satanás continúa desanimando a los cristianos para hacer que
abandonen la fe. Uno debe preguntarse constantemente si vive para este mundo
presente o para la maravillosa herencia en el mundo venidero.

vs. 14 – “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase
de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo,
y tiempos, y la mitad de un tiempo”.

“Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de
delante de la serpiente al desierto, a su lugar”. Dios le dijo al pueblo de Israel
que los había llevado en alas de águila desde Egipto al desierto (Éxodo 19:4). Este
pasaje sugiere que le dará un refugio similar a la iglesia. El desierto contrasta con
“la gran ciudad” que es “Sodoma y Egipto” (11:8). Físicamente, los cristianos
viven en el mundo, pero no pertenecen a él (Juan 17:11, 16). Su verdadero hogar
y refugio seguro está en Dios, quien los ayudará a “remontarse con alas de águila”
(Isa. 40:31; Sal. 46:1-3). La mujer, que representa a los que representan a Dios,
será protegida espiritualmente por Dios, para que puedan resistir al diablo (Sant.
4:7; 1 Ped. 5:8-9). El resto de la semilla puede sufrir persecución física, pero al
final serán “más que vencedores” (Rom. 8:35-39).

“Donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”.


Tres años y medio equivalen a 1260 días (vs. 6) y cuarenta y dos meses que ocurren
en otras partes del libro (véanse las notas en 11:2):

– Los dos testigos profetizan 1260 días (11:3);


– La ciudad santa es hollada cuarenta y dos meses (11:2; 13:5)
– La mujer es sustenta por un tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo (12:6, 14).

Daniel predijo este período cuando profetizó que el gobernante del cuarto reino
haría guerra contra los santos por un “tiempo, tiempos y la división del tiempo”
(Dan. 7:21, 25). A Juan se le revela el cumplimiento de la profecía de Daniel. Se
está predicando el evangelio del reino de Dios, pero los destinatarios están bajo
una severa persecución por parte del Imperio Romano. Sin embargo, la promesa
asegurada a lo largo de Apocalipsis es que Dios sustentará a su pueblo durante el
tiempo de prueba.

vs. 15 – “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para
que fuese arrastrada por el río”.

Aunque Satanás expulsó un chorro de agua de su boca como un diluvio, la


tierra la rescató tragándose la corriente. En el Antiguo Testamento, un diluvio
significaba tribulación de hombres impíos que estaban abrumando al pueblo de
Dios (Isa. 8:5-8; Sal. 18:4). Dios puede secar ríos para proteger a sus fieles (Isa.
42:15; 43:2; Sal. 144:7). El diluvio enviado por la serpiente apunta a su esfuerzo
por ahogar a la iglesia en un torrente de persecución romana.

vs. 16 – “Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el
río que el dragón había echado de su boca”.
173 La Mujer y el Dragón
La palabra tierra representa al resto de los habitantes del mundo en contraste
Anotaciones con la iglesia. La tierra acudió al rescate de la mujer al desviar la atención de
Roma mediante levantamientos políticos, guerras locales y otros conflictos entre
reinos subordinados del imperio. En medio de estos eventos, la divina providencia
protegió por completo, sostuvo y liberó a la mujer en el día de la persecución.

vs. 17 – “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer


guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos
de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

Para entonces, la mujer celestial y su descendencia se han convertido en uno.


Cuando la mujer fue presentada por primera vez, ella representaba la fe del Antiguo
Testamento, pero a fines del siglo I y durante la hora de persecución descrita en
Apocalipsis, la mujer se había metamorfoseado y ahora representaba al pueblo de
Cristo. Jesús es “el primogénito entre muchos hermanos” (Rom. 8:29; He. 2:11). El
remanente de su simiente son sus hermanos, la iglesia, personas que obedecieron
fielmente el evangelio y continuaron viviendo por él.

___________________
Anotaciones al Pie

1. Homer Hailey, Revelation, An Introduction And Commentary, pp. 268-269.


2. R.C.H. Lenski, The Interpretation of the Revelation. Minneapolis: Augsburg Publishing House,
1966, p. 365.
3. Albertus Pieters, The Lamb, The Woman and the Dragon. Grand Rapids: The Church Press, 1946,
pp. 172-173.
4. W.E. Vine, Diccionario Exposito de Palabras del N.T., vol. 1, p. 438.
5. Ibid, vol. 4, p. 15.
6. Ibid, vol. 4, p. 241.
174 Las Dos Bestias

Anotaciones CAPITULO 13
Las Dos Bestias
Al fallar en su esfuerzo por destruir al hijo varón y a la mujer, el dragón fue
arrojado a la tierra donde reunió a dos aliados a través de los cuales busca derro-
tar y destruir el propósito, el pueblo y el gobierno de Dios. Estos dos ayudantes
de Satanás se revelan en este capítulo: una bestia salvaje (thrion) del mar y otra
de la tierra. Los capítulos doce y trece proporcionan la clave para comprender la
segunda parte (capítulos 12-22), y una interpretación cuidadosa aquí es de suma
importancia para una comprensión general del libro.

La Bestia Que Sale del Mar (el Poder Político)


13:1-10
vs. 1 – Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía
siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas,
un nombre blasfemo.

“Me paré sobre la arena del mar” – En esta visión, se muestra a Juan en qué
forma Satanás luchará contra los “moradores de la tierra” (12:12). El diablo no
vendrá con un traje rojo con una horquilla, sino que usará agentes que harán que
el mundo se maraville y lo alabe. Las traducciones varían en cuanto a si Juan o el
dragón estaban de pie en la playa de arena. La RV-60 traduce el verso, “Me paré
sobre la arena del mar” conectando esa frase con 12:17. No hay forma de deter-
minar con absoluta certeza la visión correcta, y de cualquier forma el significado
de la visión sigue siendo el mismo.

“Y vi subir del mar una bestia” – Emergiendo del mar hay una bestia que
posee muchas de las mismas características que el gran dragón escarlata porque
obviamente es un agente de Satanás (12:3). Esta bestia se eleva del mar, lo que
recuerda la visión de Daniel en la que vio algunas grandes bestias que subían del
mar (Dan. 7:2-3). El “mar” representaba en esa profecía a toda la sociedad humana
(cfr. Ap. 17:1, 15), de la que surgieron cuatro imperios mundiales simbolizados en
la visión de Daniel como bestias. La bestia de Juan también es un imperio mundial
que surge del mar de la humanidad.

“Que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas”
– Tanto el dragón como la bestia marina tenían siete cabezas, lo que significa ple-
nitud de vida e inteligencia. Los diez cuernos indican un gran poder (17:12). La
diferencia entre los dos es que la bestia tenía coronas sobre diez cuernos, mientras
que el dragón tenía siete coronas sobre sus siete cabezas. No se revela nada para
determinar por qué existe esta variación. En cualquier caso, las coronas (diademata)
retratan la idea de realeza y gran autoridad. (Ver nota sobre diademata en 12:3).

Se describe que la bestia tiene “diez cuernos”, que simbolizan la plenitud del
poder, y “siete cabezas”, que indican la plenitud de la inteligencia y la sabiduría.
“Y en sus cuernos diez diademas” (para una discusión de “diademas”, ver co-
mentarios, 12:3), indicando el gobierno en el reino que él representa. También se
describió que el dragón tenía siete cabezas y diez cuernos, pero las diademas están
sobre sus cabezas y aquí están sobre los cuernos de la bestia. La similitud de los
dos indica que esta bestia es completamente satánica — posee las características
y cualidades del diablo.

“Y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo” – Indica una actitud totalmen-


te irreverente hacia Dios y todo lo que es sagrado. Su inteligencia, sabiduría y
voluntad están dirigidas contra Dios. La arrogación de títulos pertenecientes a la
deidad de los emperadores romanos se aplicaría aquí; su aceptación de la adoración
Las Dos Bestias 175
sería sumamente desagradable para todos los que albergan a Dios y a Cristo en la
reverencia que pertenece a la Deidad divina. Anotaciones
No solo habla con arrogancia contra Dios (13:6), sino que asume títulos sobre
su cabeza que legítimamente pertenecen exclusivamente a Dios. Una vez más, el
lector recuerda la visión de Daniel en la que vio a un enemigo de Dios, descrito
como el “cuerno pequeño” del cuarto reino, que hizo la guerra contra los santos
de Dios (Dan. 7:7-8, 17-27). Vea una explicación de Daniel 7 en el Apéndice IV.

vs. 2 – Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso,
y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande
autoridad.

Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y


su boca como boca de león – Esta bestia premonitoria de la visión de Juan es el
Imperio Romano. Juan ve encarnado en este imperio una combinación de carac-
terísticas de las cuatro bestias de la visión de Daniel. El cuarto imperio mundial
incorporó rasgos de los reinos que lo habían precedido, surgiendo uno tras otro
para gobernar el mundo. En la profecía de Daniel, el cuarto reino era “espantoso
y terrible” que fue precedido por el primero que era “como un león” (7:4); un
segundo que era “semejante a un oso” (7:5); y un tercero “como un leopardo”
(7:6). Homer Hailey concluye:
Aquí hay una simple introducción del Imperio Romano como un instrumento del
poder diabólico y blasfemo, la crueldad y la oposición de Satanás al reino de Dios.
En el poderoso Imperio Romano mundial se combinó el poder desgarrador de
Caldea (el león), la fuerza aplastante de Medo-Persia (el oso) y el carácter veloz y
feroz de Macedonia bajo Alejandro (el leopardo). Esta bestia simbolizaba toda la
oposición anti-Dios por la fuerza que alguna vez podría ser presentada contra el
pueblo de Dios, pero para Juan y los santos a quienes se le escribió definitivamente
personificaban el imperio de su época.1

Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad – Aquí se da


identidad a la fuerza real detrás del gobierno imperial que actuó en contra del
reinado de Dios. En ese momento, Satanás había sido expulsado del cielo, pero
no había perdido su poder para dar autoridad y gloria a los gobernantes terrenales
(Lucas 4:6). Él todavía es “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11),
limitado solo por Dios, quien puede gobernar (Dan. 4:17; Ef. 6:10-18).

Aunque derrotado y abatido, Satanás continúa gobernando en el reino del mal.


Así como Dios le había dado al Cordero Su poder, trono y autoridad para llevar
a cabo Su propósito, Satanás le da a la bestia su poder, trono y autoridad para
hacer su guerra. El gobierno divino tiene su contraparte diabólica en el dragón
y el poder político mal dirigido que sirve como vicegerente del dragón. Esto no
quiere decir que el gobierno civil sea del diablo en su origen, porque es ordenado
por Dios (Rom. 13:1).

La autoridad del estado ha sido ordenada por Dios (Rom. 13:1-7), pero cuando
las personas que componen el estado dejan de adorar a Dios, entonces el estado
se entrega al enemigo. Aunque la bestia del mar no tenía poder propio, Satanás le
dio poder y autoridad virtualmente ilimitados para trabajar como su aliado. Note
la similitud entre la apariencia de la bestia y su mentor, el gran dragón.

vs. 3 –Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.

Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada – En los días de Juan, la bestia estaba incorporada en la forma del Imperio
Romano, pero a lo largo de toda la historia la bestia había estado incorporada en
antiguos reinos de los hombres que Satanás utilizó como su instrumento en opo-
sición al reino de Dios. Por lo tanto, otras unidades de poder están simbolizadas
176 Las Dos Bestias
por las siete cabezas de la bestia. Una cabeza había sido herida de muerte, pero
Anotaciones como tenía “siete cabezas” no le quitaron la vida. Las “siete cabezas” representan,
como una unidad, el poder y la autoridad de la bestia. La bestia no podía morir
por una herida mortal; sólo el Cordero cuando venga en su poder puede vencer a
la bestia (19:20).

Los expositores han dado varias interpretaciones diferentes a la herida mortal.


El punto de vista más antiguo y quizás el más popular refería estas palabras a la
muerte de Nerón. Fue el primer César que expresó oficialmente su furia contra los
cristianos. Después de que Nerón se suicidó en el 68 d.C., la bestia parecía tener
una de sus cabezas como si estuviera herida de muerte. Victorino pensó que esto
se refería a la muerte de Nerón y escribió en su comentario: “Ahora que una de
las cabezas fue, por así decirlo, muerta ... habla de Nerón” (ANF, VII, 358). De
hecho, la persecución contra los cristianos en Roma cesó después de la muerte
de Nerón y no fue revivida hasta finales del reinado de Domiciano (81-96 d.C.).
Bajo Domiciano, la persecución se renovó y continuó durante el reinado de varios
otros emperadores que la siguieron. Tanto Tácito como Suetonio, los primeros
historiadores romanos, escribieron sobre los rumores de que Nerón regresaría.
Definitivamente surgió la expectativa, generalmente llamada el mito de redivivus,
de que reaparecería en una forma resucitada. Aunque Nerón no regresó literalmente,
su espíritu de persecución contra el reino de Dios revivió hacia el 95-96 d.C., y
apareció intermitentemente varias veces más tarde hasta el 313 d.C., la época de
Constantino.

Aunque la explicación anterior armoniza con la historia de las persecuciones


romanas, en nuestra opinión, una interpretación diferente se aplica de manera más
consistente con la descripción inspirada de Juan dada en 17:9-10. En ese caso,
las siete cabezas representan la plenitud de los reinos de los hombres. La herida
mortal se menciona nuevamente en 13:12 y 14, como para indicar que no se limita
a una sola cabeza, sino que se inflige a toda la bestia. Leon Morris está de acuerdo,
Lo que a menudo no notan quienes ven el Imperio como el significado de la bestia
es que no se dice que la cabeza murió y fue restaurada. Más bien fue la bestia la
que sufrió una herida mortal, ubicada en una de sus cabezas, y fue sanada. No hay
ninguna sugerencia de que la cabeza haya sido restaurada.2

El punto es que la herida mortal fue infligida a la bestia como un todo y no


simplemente a un emperador del Imperio Romano. Una “herida mortal” es una
herida que mata, pero esta bestia no puede morir con un golpe tan mortal. Una
de las cabezas de la bestia representaba un imperio en el que se había encarnado.
Cuando un imperio recibe una herida mortal, es derrotado y desaparece, pero la
bestia no es destruida. Simplemente continúa en un imperio sucesivo, otro reino
o entidad política. La herida que mató a un imperio se cura y la bestia continúa en
el poder en otro lugar. Por lo tanto, la bestia no es solo el Imperio Romano, sino
simplemente la última encarnación de un reino mundial gobernado por hombres
impíos.

Y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia – La bestia parece invenci-


ble. Su poder y autoridad hacen que todo el mundo de personas no regeneradas
lo admiren y lo adoren.

vs. 4 –Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a


la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

Mediante la sujeción a las demandas de la bestia, el mundo adora eficazmente al


diablo que le da fuerza y autoridad a la bestia. El mundo tan enamorado del poder
de la bestia es cortejado por la riqueza, la gloria y la influencia mundanas que
proporciona el imperio. A los ojos de la sabiduría mundana, los cristianos parecen
tontos cuando se niegan a adorar al emperador del Imperio Romano.

vs. 5 –También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le


Las Dos Bestias 177
dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Anotaciones
El objetivo de la bestia es Dios y su pueblo. Blasfema, hablando contra Dios
con gran arrogancia. Su poder dura cuarenta y dos meses, un período de tiempo
roto e incompleto (véanse las notas en 11:2 y 12:14).

vs. 6 –Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre,


de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.

En su arrogancia, criticó con valentía a Dios y a su pueblo. Blasfemar contra


Dios es hablar con arrogancia contra su naturaleza y autoridad eternas. El resto de
estos términos son de aposición. Blasfemar contra su nombre es hablar en contra
de todo lo que él es y representa. Blasfemar contra su tabernáculo es hablar con-
tra su morada (21:3), incluida la iglesia en la tierra (Efesios 2:21-22). Blasfemar
contra los que moran en el cielo es difamar a los seres angelicales y al ejército
de siervos fieles que han pasado a recibir su recompensa (7:14-17).

vs. 7 –Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se


le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos – Se le permite


declarar la guerra al pueblo de Dios y vencerlos, pero el tiempo de su poder está
determinado; sólo puede ejercer la autoridad durante “cuarenta y dos meses”. Daniel
predijo que la bestia prevalecería (Dan. 7:21), pero usó el símbolo apocalíptico
de “tiempo y tiempos, y medio tiempo” (Dan. 7:25) que equivale a cuarenta y
dos meses. Al mundo entero le parece que en él está toda autoridad y poder. Solo
aquellos que conocen la verdad desde el punto de vista del cielo pueden entender
que su reinado es solo temporal. (Vea las notas en 11:2 y 12:14.)

También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación – La


extensión de su reinado es mundial. De hecho, el poder político que gobernaba
el mundo en el momento de esta visión solo pudo haber sido el gran imperio de
los romanos.

vs. 8 –Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban


escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio
del mundo.

Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban


escritos en el libro de la vida del Cordero – En esta frase hay una fuerte razón
para confirmar la fecha tardía para la escritura de Apocalipsis. La adoración mundial
de la bestia no ocurrió durante el reinado de Nerón, cuya persecución se limitó
a Roma, sino solo durante el reinado de Domiciano y emperadores posteriores.
Además, bajo Nerón nunca fue cierto que la negativa a adorar la imagen de la
bestia fuera motivo explícito para la muerte (13:15).

Que fue inmolado desde el principio del mundo – El texto de la LBLA dice:
“desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue inmo-
lado.”. Los estudiosos están divididos acerca de lo que se modifica con la frase
“desde la fundación del mundo”. ¿Fue Cristo muerto? ¿O que los nombres escritos
en el libro de la vida fueron los muertos? Cualquiera de las dos traducciones es
posible y ambos significados son válidos.

La palabra principio (katabolé) significa literalmente derribar, por lo tanto, se


refiere a la primera parte de un edificio que se coloca, los cimientos. La palabra
mundo (kosmos) describe un sistema ordenado y, a menudo, se aplica a una época
o dispensación. El tiempo de la creación se refiere aquí. En la presciencia de Dios,
la historia podría contarse antes de que ocurriera, porque él “llama las cosas que no
son, como si fueran” (Rom. 4:17; cf. Isa. 41:21-24; 42:8-9; 44:7; 46:10). Si Dios
desea saber, puede prever nuestra elección incluso antes de que la tomemos. Esto
no requiere, como afirma el calvinista, que Dios cause las decisiones que toman
178 Las Dos Bestias
los hombres. Somos creados a su imagen, poseemos espíritus con libertad de vo-
Anotaciones luntad para elegir entre el bien y el mal (Deut. 30:19-20; Rom. 2:11; 2 Ped. 3:9).

La muerte de Cristo fue por “el determinado consejo y anticipiado conocimiento


de Dios” (Hechos 2:23). Previendo el curso de la historia humana, Dios propuso
un plan mediante el cual el hombre podía optar por aceptar o rechazar la vida
eterna. Él predestinó a Jesucristo para que fuera el medio por el cual los pecados
serían perdonados, así que preordenó el sacrificio de Cristo en la cruz antes de
que ocurriera. Este hecho es un tema recurrente del Nuevo Testamento. Así como
Cristo existió “antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24), la redención de los
hombres por la sangre preciosa de Cristo fue “destinada desde antes de la funda-
ción del mundo” (1 Ped. 1:20). Y su sacrificio no necesita repetirse cada vez que
el hombre ha pecado “desde la fundación del mundo” (Heb. 9:26). Por tanto, en el
sentido de preordenación, Cristo fue inmolado antes de la fundación del mundo.

De manera similar, los nombres de los santos podrían haber sido escritos en el
libro de la vida desde la fundación del mundo por la presciencia de Dios. Estas
Escrituras no significan que, como individuos, las personas fueron seleccionadas
antes de la creación del mundo, como tampoco Cristo fue inmolado físicamente
en ese momento. Tampoco está diciendo que los habitantes de la tierra estaban
destinados únicamente por elección de Dios, y no por la propia, a adorar a la bestia.
Cada individuo posee la libertad de elegir si sirve a Dios oa Satanás (Jos. 24:15).
“Predestinar” simplemente significa determinar o decretar de antemano. El plan
que Dios decretó de antemano era que en Cristo habría “todas las bendiciones
espirituales” (Efesios 1:3). Dios eligió a Cristo para ser el medio de salvación; así,
desde el punto de vista del cielo, por medio de Cristo los hombres se convierten
en el pueblo elegido de Dios. Desde el punto de vista de la tierra, el hombre que
es a imagen de Dios, tiene la voluntad de tomar decisiones. Por lo tanto, él decide
si cree o no en Cristo y, por lo tanto, será salvo por los medios elegidos por Dios.

vs. 9 –Si alguno tiene oído, oiga.

Si alguien desea saber la conclusión de la historia antes de que ocurra, ¡escuche!


Si se está preguntando por qué alguien elegiría servir a Dios cuando la persecu-
ción definitivamente seguiría, entonces preste atención a la respuesta de Juan. El
verdadero éxito no está simbolizado por una “S” mayúscula con una línea trazada
perpendicularmente a través de ella ($). La victoria en esta vida se mide exclusi-
vamente por lo bien que uno se ha preparado para la muerte y el juicio venidero.

vs.10 – Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada,


a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a
espada debe ser muerto – El reinado de este poder político del Imperio Romano
es solo temporal. En el momento actual, los tribunales provinciales pueden estar
imponiendo tribulaciones a los santos de Dios, pero un día las tornas cambiarán.
Los que ahora están en el poder serán ellos mismos castigados. Las autoridades
provinciales ahora pueden blandir la espada contra quien quieran, pero un día
sufrirán la destrucción (Mat. 26:52). Los cristianos conocían por esta enseñanza
la certeza de que todos los que matan a espada serán muertos a su vez.

Aquí está la paciencia y la fe de los santos – El conocimiento de que la bestia


será abatida da a los santos una razón para perseverar. Su fe en el poder de Dios
para vencer los capacitó para perseverar mientras los propósitos de Dios se desa-
rrollaban en la historia del hombre.

La Bestia Que Subía de la Tierra


13:11-18
vs. 11 – Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos seme-
Las Dos Bestias 179
jantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Anotaciones
Después vi otra bestia que subía de la tierra – Juan ve otra bestia, no diferente
en naturaleza sino en forma y función.

Esta bestia terrestre representa la religión falsa; de hecho, en todas las demás
referencias a ella se le conoce como “el falso profeta” (16:13; 19:20; 20:10). Cua-
tro características lo identifican claramente: (1) “dos cuernos semejantes a los de
un cordero” (apariencia religiosa); (2) “hablaba como un dragón” (un agente de
Satanás); (3) “ejercía todo el poder de la primera bestia” (respaldado por el poder
político); (4) “hizo que la tierra adorara a la primera bestia” (representa la religión
pagana falsa que adoraba a César como dios).

Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero – La manifestación de


esta bestia en los días de Juan estaba en la práctica pagana del culto al emperador.
Dos cuernos como de cordero sugieren un sacrificio de adoración.

Los dos cuernos parecidos a los de un cordero simbolizan una apariencia


de religiosidad; recuérdese que el cordero era un símbolo religioso.3

Pero hablaba como dragón – La manifestación de esta bestia en los días de


Juan estaba en la práctica pagana del culto al emperador. Dos cuernos como de
cordero sugieren un sacrificio de adoración, pero esta terrible figura ruge como un
dragón, mostrando que su lengua fue guiada por una falsa doctrina que se origina
con el diablo.

La voz semejante a la de un dragón, emitida por la segunda bestia, indica


que ésta hablaba con la diabólica autoridad de Satanás.4

El cordero simboliza la naturaleza religiosa de la bestia, mientras que


hablando como dragón, indica su doctrina diabólica.5

vs. 12 – Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y


hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida
mortal fue sanada.

Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace


que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia – La visión
que Juan vio tenía un elemento que la descripción de Daniel de los imperios de las
bestias no tenía. La visión de Juan tenía un aspecto religioso en la medida en que
la bestia marina recibía adoración de los hombres. Cuando un imperio se une a las
cualidades divinas, surge la religión estatal, el culto estatal y, en su centro, el ídolo
estatal. El Imperio Romano, con su dios-César, se había convertido precisamente
en este tipo de entidad política. Las dos bestias estaban tan entrelazadas que la
falsa religión de la bestia terrestre estaba respaldada por la autoridad del poder
político de la bestia marina. Deriva su poder del Imperio Romano. Exige por la
fuerza la adoración al emperador.

Este pasaje trata del poder de la segunda bestia, la organización esta-


blecida para imponer el culto al emperador.6

… la segunda bestia queda identificada como la “Commune” o como


el “Concilio” establecido en Asia Menor para forzar a la gente a que
practicara la religión del estado. Esta organización era un cuerpo oficial
que tenía a su cargo el sostenimiento de la religión oficial y una parte
de su deber era obligar a toda la gente a rendir homenaje a la imagen
del emperador.7

Cuya herida mortal fue sanada – Véase el comentario en 13:3.


180 Las Dos Bestias
vs. 13 – También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender
Anotaciones fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.

El papel del falso profeta era inducir a los hombres a adorar a la primera bestia.
Para lograr este fin, se le permitió hacer grandes maravillas. El diablo tiene el poder
de realizar “prodigios mentirosos” (2 Tes. 2:9-12; Mat. 24:24), y los hombres fueron
engañados por los aparentes milagros que pudo realizar. Cualesquiera que sean
las señales que Dios permite que Satanás realice, nunca son de la misma calidad
que las que realizan los siervos de Dios. Esta diferencia se establece claramente
cuando las hechicerías de Simón se ven en contraste con las señales de testimonio
realizadas por Felipe (Hechos 8:5-13). En el sentido bíblico, un auténtico milagro
es un acto observable producido directamente por Dios con medios distintos a
las leyes físicas de la naturaleza. Si Satanás pudiera hacer lo mismo, no habría
forma de determinar el verdadero mensaje de Dios a partir de las palabras falsas
del diablo. Cualquier señal que Satanás haya intentado duplicar sólo ha sido falsa,
como demostró Moisés ante Faraón (Éxodo 7:10-12).

vs. 14 – Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha per-
mitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que
le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

El falso profeta usa señales para engañar a los incautos. Satanás usa todo tipo
de artimañas mentirosas para engañar a los impíos (2 Tim. 3:13; 2 Cor. 11:14-15).
Cualesquiera que sean los poderes sobrenaturales que exhiba el diablo, el poder
de Dios es mayor, de lo contrario, ¿cómo pudo Cristo haber atado al maligno
(Mateo 12:29)?

La segunda bestia instruye al mundo a hacer una estatua en honor a la primera


bestia. En el primer siglo y después, se construyeron templos para glorificar a
los Césares, y mediante el culto a sus emperadores se estableció un sistema que
reivindicaba el dominio espiritual y político sobre los corazones de los hombres.

vs. 15 – Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la


imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.

Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la ima-


gen hablase – Mediante la función de los sacerdotes en los templos paganos y el
requisito de ofrecer sacrificios en los altares, el espíritu del culto al César cobró
vida y se expresó la mente del imperio.

E hiciese matar a todo el que no la adorase – La amenaza de muerte o el


boicot económico al menos (vs. 17), tenían la intención de obligar a los hombres
a inclinarse ante la imagen de la bestia.

Esta bestia hace que se mate a los que no le den culto. Esa era, de hecho,
la ley. Si un cristiano rehusaba ofrecer al emperador ese acto de culto,
se le condenaba a muerte. La pena de muerte no siempre se llevaba a
cabo; …8

vs. 16 – Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y escla-
vos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente.

La totalidad de la sociedad humana estaba bajo amenaza de persecución si no


recibían esta marca. No se puede probar con fuentes confiables y consistentes si
se trataba de un sello de inscripción literal requerido en algunas provincias o sim-
plemente una declaración figurativa de lealtad al Imperio. Robert Mounce afirma:

“Los tatuajes religiosos estaban muy extendidos en el mundo antiguo,


y los devotos de un dios en particular a menudo eran marcados para
indicar su devoción leal ... Otros toman el pasaje como una descripción
apocalíptica de certificados emitidos a aquellos que habían cumplido
Las Dos Bestias 181
con las obligaciones ceremoniales del culto al emperador”.9
Anotaciones
Cualquiera que fuera, la marca expresaba claramente las credenciales de pro-
piedad de alguien que honraba a César como señor. Esta persona adoraba a la
bestia y por lo tanto pertenecía a la bestia. Con toda probabilidad, esta marca no
era visible para el ojo humano más que el “sello de Dios” que, en contraste, se
decía que estaba en la frente de los que seguían a Jesucristo (ver notas en 7:3-4) La
lealtad incondicional a Cristo significaba que los santos de Dios preferirían sufrir
el martirio antes que comprometer su fe honrando a un señor diferente.

vs. 17 – Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca
o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

... pero si un cristiano no tenía la señal de la bestia, no podía comprar


ni vender. Es decir: si uno se negaba a dar culto al emperador, aunque
se le dejara con vida, se le arruinaba económicamente. Sigue siendo
verdad que el mundo sabe ejercer presión sobre los que no acepten sus
estándares. Todavía a menudo una persona tiene que escoger entre el
éxito material y la lealtad a Jesucristo.10

La marca representa el nombre de la bestia o su número, que representaba


simbólicamente la autoridad de este sistema anticristiano.

… La adoración al emperador era una severa prueba que los cristianos


encontraban en cada aspecto de la vida, ya que hasta en los mercados
eran “boicoteados”. Las declaraciones matrimoniales, los testamentos,
los traslados de propiedad, etc., carecían de valor legar si sus documen-
tos no llevaban el sello del emperador; y por causa de esto último, esa
costumbre legal que no tenía ninguna mala intención llegó a tener para
los cristianos un significado religioso repulsivo.11

(iii) En cualquier contrato de compra-venta había una járagma, un


sello con el nombre del emperador y la fecha. Si la señal de la bestia
esta relacionada con esto, quiere decir que los que dan culto a la bestia
aceptan su autoridad. …
(v) Cuando uno había quemado su pizca de incienso en reconocimiento
de la divinidad del césar recibía un certificado en el que se decía que lo
había hecho. La señal de la bestia puede que sea el certificado del culto,
que un cristiano no podía obtener nada más que negando a su Maestro.12

La persecución no siempre tomó la forma de muerte física. Pudo haber sido


solo un asunto monetario en forma de prohibición de empleo, o ser retenido de
posiciones más lucrativas porque uno no se inclinaría ante César. ¿Por qué alguien
estaría dispuesto a sufrir este tipo de privaciones, incluso hasta el punto de morir?
¿Eran fanáticos? ¿Se habían “excedido” en cuanto a su fe? ¿No podrían haberse
comprometido y hallado una manera de apaciguar al “dios de este mundo” mien-
tras simultáneamente servían al “Señor del cielo y de la tierra”? Él responde en el
estilo apocalíptico y sucinto del siguiente verso.

vs. 18 – Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de


la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.

Aquí hay sabiduría – Esta frase anuncia la conclusión de las cosas desde el
punto de vista del cielo. Como la amonestación en el versículo 9, si alguien qui-
siera saber quién ganaría esta batalla espiritual, que escuche. Es una llamada al
discernimiento.

El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número


de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis – La marca de la bestia
o su número ha sido durante siglos un tema muy controvertido. A la etiqueta se
le han asignado infinitas aplicaciones: Nerón César, el Papa católico, Napoleón,
182 Las Dos Bestias
Mussolini, Hitler, Saddam Hussein, o incluso los números utilizados en el sistema
Anotaciones de comercio internacional.

Una de las principales afirmaciones para aquellos que ven el Apocalipsis escrito
en el 65-68 d.C. es la interpretación del 666 como una referencia criptográfica a
Nerón. El método críptico asigna un equivalente numérico a las letras del alfabeto.
La suma se obtiene sumando el valor asignado a cada una de las letras con las que
se escribe un nombre. Se argumenta que cuando Neró(n) César se transcribe en
letras hebreas el valor numérico es igual a 666. Lo que generalmente no se da a
conocer es que esta solución nos pide que calculemos una transliteración hebrea
(dada una ortografía defectuosa) de la forma griega de un Nombre latino. El libro
de Apocalipsis fue escrito en griego, entonces, ¿por qué debería haber un cambio
al hebreo para resolver este acertijo? Además, aunque este análisis es interesante,
encuentra las mismas objeciones que otros pasajes numéricos que reciben inter-
pretaciones literales en Apocalipsis, como la identidad de los 144.000 y el reinado
de 1000 años. ¿Todos los números deben entenderse simbólica o literalmente, y
hay justificación para alternar entre los dos?

Curiosamente, al usar el mismo método criptográfico, varios gobernantes mun-


danos tienen nombres que suman 666. Ray Summers ilustra cómo la escuela del
método histórico continuo aplicó 666 a la apostasía católica romana.

La teoría favorita de los partidarios del método histórico continuo fue


comenzada por Ireneo y se adapta bien a la idea de la apostasía católica
romana sostenida por los adeptos a este método de interpretación. Según
los adictos a este método de interpretar, el prime gobernante romano se
llamaba Latinus, cuyo nombre se deletreaba en griego ... el total es 666.
Según esto la señal de la bestia es la iglesia latina: es decir, el sistema
católico romano que está opuesto al verdadero cristianismo. Al tratar
esta parte según este método de interpretación, aparece otra vez, como
en casos similares anteriores, la misma fatal objeción: ¿Cuál significado
podía tener esta interpretación para los cristianos que vivían en el Asia
Menor en el año 96 d. de J.C.? ¡Pues cierto es que ellos no estaban
siendo molestados de ninguna manera por la Iglesia Católica Romana!
¡Quien los molestaba, y en gran manera, era Domiciano!

En el año de 1941, en la clase del Nuevo Testamento del autor de esta


obra uno de sus alumnos dijo que si se concedían a las letras del alfabeto
inglés unos equivalentes numéricos de la siguiente manera ... H igual a
107, I igual a 108, T igual a 119, L igual a 111, E igual a 104, R igual
a 117; y entonces el total sería: HITLER igual a 666. Sin duda en ese
tiempo mucha gente ha de haber aceptado tan interesante resultado. Des-
afortunadamente aquel estudiante no tuvo buenas razones para explicar
por qué comenzaba su evaluación con 100 en lugar de comenzar con
otro número; y esto llego a ser únicamente otro misterio matemático.13

Lo que prueba demasiado no prueba nada. Los muchos nombres que equivalen
a 666 muestran que la fecha neroniana no se establece apelando a ese famoso
número. Una hermenéutica consistente aplica todos los números en Apocalipsis
simbólicamente. El número seis es un número sustituto del hombre, así como el
número siete representa exclusivamente a Dios. En cualquier ocasión en la que el
hombre esté en conflicto con Dios, el hombre fracasará. Por lo tanto, la “sabidu-
ría” a la que se hace referencia en este texto es que todos los que estén con Dios
ganarán, ¡pero los poseedores de la marca de la bestia verán fracaso tras fracaso
tras fracaso!

Todas las aplicaciones premilenarias modernas del 666 no habrían tenido ningún
significado para los santos del primer siglo que necesitaban aliento. No se sen-
tirían reconfortados por los eventos de un mundo 2000 años después de su vida.
Querían saber acerca de las cosas que deben “suceder pronto” (1:3; 22:6). Por lo
tanto, de acuerdo con el estilo de escritura apocalíptico, el número 666 representa
Las Dos Bestias 183
la autoridad de la bestia más que el código secreto de un gobernante malvado en
particular. La lección principal es que la bestia fallará. “Seis”, el número humano, Anotaciones
es menos que “siete”, el número divino perfecto. Así, la triple repetición de seis
eleva el reino de los hombres a alturas impías en contraste con la triple repetición de
“santo” (Isa. 6:3). Aunque la bestia es inteligente y poderosa, la “sabiduría” enseña
que la bestia llegará al “fracaso tras fracaso tras fracaso” (666). Cada individuo
debe elegir tener el sello de Dios en su frente (7:3) o la marca de la bestia. No se
puede servir a dos señores (Mat. 6:24; 12:30). El libro de Apocalipsis proporciona
la sabiduría para saber cuál elegir.

___________________
Anotaciones al Pie

1. Homer Hailey, Revelation, An Introduction And Commentary, pp. 285.


2. Leon Morris, Tyndale New Testamento Commentaries, Revelation. Gran Rapids: Wm. B. Eerdmans
Publishing Co., 1987, p. 162.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, pp. 235.
4. Ray Summers, Ibid, p. 235.
5. Weldon E. Warnock, Apocalipsis, Un Mensaje Desde Patmos, p. 74.
6. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1162.
7. Ray Summers, Ibid, p. 235.
8. William Barclay, Ibid. p. 1163.
9. Robert H. Mounce, The New International Commentary on the New Testamento, The Book of Re-
velation. Gran Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1988, p. 262.
10. William Barclay, p. 1163.
11. Ray Summers, Ibid, p. 236.
12. William Barclay, p. 1163.
13. Ray Summers, Digno es el Cordero, pp. 232-233.
184 El Juicio Justo

Anotaciones CAPITULO 14
El Juicio Justo
De la visión de la cruel opresión de las dos bestias salvajes respaldadas por el
dragón (capítulo 13), la escena cambia a una de victoria triunfante y juicio justo.
La transición es de la tierra y las inestables arenas de la orilla del mar al monte
Sion y la permanencia de la piedra sobre la que se había construido la iglesia.
Como es característico de todo el libro, estas visiones pasan de la opresión y la
persecución a la victoria y el juicio y viceversa. Los ayudantes en los que Satanás
confía son las dos bestias que simbolizan la fuerza y la religión falsa, que oprimen
y blasfeman. En contraste, los dos aliados de los que Dios depende para la victoria
son el Cordero triunfante y Sus seguidores, y Sus justos juicios.

El capítulo 14 está dividido en tres secciones, cada una de las cuales comienza
con la frase “miré, vi, miré” (vss. 1, 6, 14). La primera escena presenta al Cordero
y sus santos victoriosos en el monte Sion. La segunda sección da a conocer los
mensajes de tres ángeles y una voz del cielo que llaman a la acción, advierten y
consuelan. La tercera parte revela la recolección divina de los justos y un juicio
del mundo: cosecha y vendimia.

El Cordero y los 144.000 Sobre el Monte de Sion


14:1-5
vs. 1 – Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion,
y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre
escrito en la frente.

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion


– Los dos capítulos anteriores fueron una descripción aterradora del futuro inme-
diato con la bestia y el falso profeta al mando. Aunque la duración de su poder fue
limitada, poco se ha revelado para dar optimismo a los santos para el futuro. Juan
ofrece ahora una oportuna palabra de aliento. ¿Cuál será la recompensa máxima
para los santos leales cuando la tribulación terrenal siga su curso? Juan, mirando
hacia el futuro con el anteojo de la inspiración, describe aquí la escena triunfal
de los redimidos. Más allá de las tormentas de la vida terrenal está la luminosa
mañana de la eternidad.

A Juan se le muestran visiones del Cristo triunfante de pie con los redimidos
en la gloriosa cumbre del monte Sion, símbolo de la Jerusalén celestial, la mora-
da de Dios. Sion literal, la elevación más alta de Jerusalén, fue originalmente la
ciudadela de los jebuseos. David conquistó Sion y reinó allí durante treinta y tres
años (2 Sam. 5:7; 1 Crón. 11:5). Más tarde, simbólicamente representó el lugar de
refugio y fortaleza porque la morada de Dios estaba allí (Sal. 9:11; 20:2; 48:2-3).
Las profecías mesiánicas a menudo hablaban de Sión como el “monte santo” sobre
el cual Dios pondría a su rey (Sal. 2:6; Zac. 9:9). Desde Sion, el Señor reinaría a
través del dominio restaurado de David (Miq. 4:7ss .; Sal. 110:2). “De Sion saldrá
la ley, de Jerusalén la palabra de Jehová” Isa. 2:3; Mic. 4:2). Todo aquel que invo-
care el nombre del Señor, hallará liberación en Sion (Joel 2:32). “Y los redimidos
de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isa. 35:10).

Los escritores del Nuevo Testamento citaron muchas profecías sobre Sion y
las aplicaron a la Jerusalén celestial. La entrada triunfal de Jesús en la ciudad de
Jerusalén cuando la multitud lo elogió como rey se identifica como un cumpli-
miento de la profecía (Mateo 21:4-5; Juan 12:15-16). Jesucristo es la piedra an-
gular colocada en Sion como fundamento, asegurando a los santos una seguridad
permanente (Rom. 9:33; 1 Ped. 2:6). Él es el Libertador que apartará la impiedad
El Juicio Justo 185
de Jacob (Rom. 11:26). El escritor de Hebreos describe la gloriosa posición de
los cristianos cuando dice: “22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la Anotaciones
ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de
ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos,
a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”
(Hebreos 12:22-24). Mientras están en la tierra, los cristianos vienen al monte Sión
solo en el sentido de estar en un reino espiritual que aún no ha sido entregado al
Padre. Su ciudadanía está en el cielo (Fil. 3:20); sin embargo, todavía buscan esa
“ciudad permanente” (Heb. 13:14). La visión que ve Juan es la ciudad celestial
del monte de Sion a la que vienen los santos que han sido redimidos de la tierra.

Y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su


Padre escrito en la frente – Estos 144.000 son, sin duda, las mismas personas
mencionadas en 7:3-8, que representan el número total del pueblo de Dios que
todavía vive en la tierra, rodeado de enemigos. Aquí ya no moran en la tierra, sino
que están triunfantes en el monte de Sion celestial. Cuando fueron presentados
en el capítulo siete, cuatro angeles estaban a punto de enviar los vientos del jui-
cio de Dios sobre la tierra. Sin embargo, estos 144.000 fueron “sellados”, lo que
significa que no serían heridos por las plagas que Dios trajo contra los inicuos.
La protección de Dios no le aseguraba a nadie que no sufriera persecución física,
ni siquiera la muerte, como resultado de su fe. Pero el sello de Dios aseguró que
incluso si ocurriera la muerte, solo daría lugar a una morada mejor.

vs. 2 – Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido
de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.

Un maravilloso crescendo de música vino de la gran hueste ahora representada


como en el cielo. Sus voces cantaban como el hermoso y dulce sonido de muchas
arpas. (Vea las notas en 5:8-9).

vs. 3 – Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro
seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos
ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.

Cantan una nueva canción, posible gracias a su nueva experiencia. Nadie puede
aprender esta canción excepto aquellos que han sido comprados por la sangre de
Cristo y redimidos de la tierra. Llegará el momento en que todos los santos serán
redimidos de la tierra y vendrán al monte Sion y al Cordero.

vs. 4 – Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes.
Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos
de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.

Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes – Es-
tos son los que se mantienen puros de la fornicación espiritual del culto pagano.
Permanecieron espiritualmente castos y no se volvieron infieles a Cristo (2 Cor.
11:2; Ef. 5:27). Si este número es literal, entonces también se sigue que no solo
deben ser judíos (7:5-8) sino también célibes, una conclusión que la mayoría de
los literalistas no aceptarían. Sin embargo, si este número se entiende en sentido
figurado, representa el número total de santos en la tierra en el momento de la
persecución romana y que finalmente fueron redimidos de la tierra. Sin embargo,
en un momento dado, el Señor conoce a todos los suyos en la tierra, y ellos también
pueden sentirse cómodos en estas visiones.

Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va – No solo se
niegan a inclinarse ante el César, sino que mantienen la fidelidad de la fe al obe-
decer los mandamientos del Señor (Mateo 7:21-23; Heb. 5:8-9; 1 Ped. 2:21-23;
Rey. 22:14).

Estos fueron redimidos de entre los hombres – Dios los compró con la sangre
186 El Juicio Justo
de Jesucristo. (Vea las notas en 1:5-6 y 5:9.)
Anotaciones
Como primicias para Dios y para el Cordero – Esto no significa que fueran
un grupo selecto en el cielo; sino que eran un grupo selecto en comparación con
todos los demás de la humanidad. Se dieron a sí mismos en forma de ofrenda de
sacrificio como primicias para Dios. Estos santos eran absolutamente leales al
Señor, separándose de los enredos de este mundo para ser sacrificios vivos para
Dios (Romanos 12:1-2; Ver también Lucas 9:23-26; Gálatas 2:20).

vs. 5 – Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del
trono de Dios.

La total veracidad era otra de sus características. Especialmente rechazaron la


mentira de la bestia y el falso profeta y, por lo tanto, se mantuvieron puros de la
influencia de Satanás y sus aliados. Al caminar en la luz, la sangre de Cristo los
limpió del pecado, haciéndolos “irreprensibles” a los ojos de Dios (1 Juan 1:7).

Los Mensajes de los Angeles y Una Voz de Advertencia Desde el Cielo


14:6-13
El Primer Angel: El Evangelio de Salvación (14:6-7)

vs. 6 – Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno
para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.

Una serie de tres proclamaciones angelicales anuncian la caída del centro de


influencia del paganismo y el tormento que espera a quienes adoran a la bestia.
Debido a que la palabra “evangelio” se usa más comúnmente para referirse a las
buenas nuevas de salvación que fueron posibles por la muerte, sepultura y resu-
rrección de Cristo, surge la pregunta de si este es el único mensaje proclamado
por el primer ángel. La palabra “evangelio” proviene de la palabra griega euag-
gelion que literalmente significa “buenas nuevas”. Antes de la muerte, sepultura
y resurrección de Cristo, el mensaje era la buena noticia del inminente reino y el
Mesías. Esto se ve por el uso de la misma palabra griega (euaggelion) a lo largo
de los evangelios sinópticos (Mateo 4:23; 9:35; Marcos 1:1, 14-15; Lucas 4:18;
7:22). Después de que Cristo murió, la misma palabra en contexto se refiere a
decirle a hombres y mujeres qué hacer para ser salvos y ser agregados a la iglesia
de Cristo (1 Cor. 15:14; Marcos 16:15-16).
Esta es la única aparición de la palabra “evangelio” en cualquiera de los escritos
de Juan. Surge la pregunta de si este es el evangelio revelado a lo largo del Nuevo
Testamento que iba a ser predicado a todo el mundo, o un mensaje especial que
se anunciaría justo antes del fin de los tiempos. Sin embargo, es evidente que no
podría ser lo último porque la fe ha sido entregada una vez para siempre a los
santos (Judas 3), para ser predicada a todas las naciones, a toda la creación (Ma-
teo 28:19; Marcos 16:15ss). El tesoro fue depositado en vasijas de barro (2 Cor.
4:7), y si un ángel del cielo predica cualquier otro evangelio, permanece anatema,
dedicado a la destrucción (Gálatas 1:8). Por lo tanto, no es un evangelio especial
o un anuncio del evangelio por un ángel “en los últimos tiempos”, sino que es el
evangelio eterno, el evangelio formulado en la mente de Dios antes del comienzo
de los tiempos, señalado por el profetas y resumidos en Cristo (Romanos 16:25-
27). Las cosas del libro están escritas para las iglesias, para que ellas las lean y las
observen (1:3, 11). Sus advertencias y consuelos se dan a la iglesia para que sean
anunciados y escuchados. La visión de un ángel que proclama el mensaje es un
símbolo de los mensajeros de Dios, Sus santos, que predican el evangelio a todo
el mundo (Mat. 24:14; Col. 1:23).

Este evangelio eterno en particular hablado por el primer ángel es un llamado


para que todo el mundo tema a Dios, no al César (v.7). En su sentido más general,
incluiría palabras de salvación porque todos los que temen a Dios obedecerán su
El Juicio Justo 187
voluntad (Rom. 1:16-17). El propósito de Dios no cambia y su mensaje para todo
el mundo proclama uniformemente tanto la advertencia a los desobedientes como Anotaciones
la bendición a los obedientes.

A toda nación, tribu, lengua y pueblo – Este evangelio eterno también es un


evangelio universal. Ninguna raza está exenta de su promesa de salvación ni de
su promesa de castigo.

vs. 7 – Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de
su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
fuentes de las aguas.

El mensaje del evangelio eterno proclamado por el ángel es reverenciar a Dios,


darle gloria y servir al Creador. La otra parte del mensaje es que la hora de su
juicio ha llegado. La caída del centro de influencia del paganismo era inminente
y había llegado el momento del tormento que aguardaba a los adoradores de la
bestia. El paganismo moralmente en bancarrota podría florecer sólo en un clima
donde Dios no fue glorificado, y donde los hombres se “envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:21ss). Howard
Winters tiene razón cuando dice:

“Ninguna locura es peor en el hombre que la de negar la creación y así


negar al Creador. ¿Puede una casa negar a su constructor? ¿Puede un
libro negar a su autor? ¿Puede un niño negar a sus padres? ¡Sin embargo
el necio niega a su Hacedor!”.

El Segundo Angel: “Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad”


(14:8)

vs. 8 – Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciu-
dad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.

Esta es la primera de las seis veces que se nombra a Babilonia en Apocalipsis


(16:19; 17:5; 18:2, 10, 21). Capítulo 17:5ss. describe a fondo esta ciudad que
gobierna el mundo (ver Apéndice 1). Se hace una alusión a Babilonia, la capital
de un imperio mundial del pasado, para representar a Roma, la sede política de la
época de Juan. Llegaría el momento en que la gloria de la Roma pagana caería,
pero el reino de Dios continuaría en pie. El ángel usa las mismas palabras que
Isaías, quien profetizó la caída de la antigua Babilonia sobre el Éufrates: “Cayó,
cayó Babilonia” (Isa. 21:9). La victoria de Dios sobre sus enemigos es tan segura
que puede anunciarse antes de que se libere la batalla. Aun cuando Isaías profetizó
la destrucción de la Babilonia literal unos doscientos años antes de que ocurriera,
Juan también habla de la caída de Roma, la Babilonia figurativa, de la misma
manera. Ray Summers explica:

“El tiempo aoristo del verbo griego que se usa en este pasaje es un
‘aoristo constativo’, por medio del cual se considera que ocurrió en un
momento, súbitamente. En los pensamientos y en los propósitos de
Dios la caída de Roma es tan segura, que se habla de ella como si ya
hubiera acontecido”.2

Porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su for-
nicación – En 17:2 la gran ramera se asoció con los reyes de la tierra e hizo que
los habitantes de la tierra “se embriagaran con el vino de su fornicación”. Se hace
alusión a la antigua Babilonia cuya copa de oro “embriagó a toda la tierra; de su
vino bebieron los pueblos” (Jer. 51:7). Al seducir al mundo con sus prácticas co-
rruptas, Roma era como una prostituta. El vino del furor apunta al derramamiento
de la ira de Dios como se explica completamente en Romanos 1:18-31. Las na-
ciones que se unieron a sus placeres también “beberán del vino de la ira de Dios”
(14:10; 16:19). Dado que el “vino de su fornicación” provoca la “ira de Dios”, se
188 El Juicio Justo
mencionan juntos en una frase, el vino del furor de su fornicación.
Anotaciones
El Tercer Angel: La Destrucción de Aquellos que Adoran a la Bestia
(14:9-11)

vs. 9 – Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la
bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano.

En 13:15, 17 todos los que no tenían la marca de la bestia sufrieron martirio o


al menos dificultades económicas. Pero este ángel declara un destino mucho peor
que la muerte para todos los que poseen la marca de la bestia. En lenguaje solemne,
el mensaje es que todos los que eligen servir a Satanás deben esperar sufrir las
consecuencias. Uno no puede pecar y esperar salirse con la suya.

vs. 10 – El también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro
en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos
ángeles y del Cordero.

El también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en
el cáliz de su ira – La ira de Dios a menudo se describe en el Antiguo Testamento
como una copa de vino (Job 21:20; Sal. 75:8; Isa. 51:17; Jer. 25:15-38). Vaciado
puro se refiere a la práctica común de diluir el vino con agua. La ira de Dios se
derramará con toda su fuerza.

Y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del
Cordero – Los santos ángeles y el Cordero son testigos de esta retribución divi-
na sobre los malvados. Los santos fieles habían sufrido la burla pública, y ahora
sus opresores experimentarán vergüenza ante una asamblea de espectadores más
augusta. El amargo resultado de adorar a la bestia será experimentar la copa de su
ira sin mezclar. La figura de fuego y azufre es el mismo juicio que Dios derramó
sobre la antigua Sodoma y Gomorra (Génesis 19:28; Lucas 17:29). El debate sobre
si se trata de un castigo simbólico o literal por venir, no debería alentar un ligero
rechazo de este juicio. La intención obvia de esta proclamación es advertir a los
hombres de las terribles consecuencias de rechazar a Dios. Incluso si las palabras
“fuego y azufre” son simbólicas, representan el castigo por el pecado que es más
desagradable y terrible.

Los materialistas religiosos como los Testigos de Jehová y los Adventistas del
Séptimo Día hablan del “infierno” como sólo la tumba. Niegan que el castigo
divino sea infinito. Este contexto habla de un tormento que está en curso, no de la
aniquilación del alma. De hecho, la Biblia habla del juicio eterno de Dios contra el
pecado como peor que la muerte (Mat. 10:28). Si todo lo que ocurre en la muerte es
el cese total de la conciencia, ¿cómo podría el rechazo de Cristo traer un “castigo
mayor” que ser apedreado hasta la muerte (Heb. 10:26-31)? Jesús habló muchas
veces de que los impíos serán arrojados a un lugar de tormento donde habrá “llanto
y crujir de dientes” (Lucas 16:19-31; Mateo 22:13; 25:30).

Los que intentan minimizar estas horribles descripciones del castigo eterno
suelen preguntar: “¿Cómo puede un Dios amoroso arrojar a alguien a un lago de
fuego y azufre?” Pero este enfoque juega con la emoción y el razonamiento del
hombre que se basa en su propia experiencia superficial. Antes de que alguien se
atreva a redefinir las consecuencias de la ira de Dios, ¡debería explicar por qué un
Dios de amor permitiría que su Hijo unigénito muriera en la cruel cruz del Calvario!
El hombre no está en condiciones de evaluar la naturaleza atroz del pecado ni de
determinar cuál podría ser su justo castigo (Isaías 53:4-6).

vs. 11 – Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen
reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que
reciba la marca de su nombre.
El Juicio Justo 189
El humo del tormento de tales hombres asciende por edades intemporales, y no
hay respiro, ni de día ni de noche. Este tormento es tan duradero como el tormento Anotaciones
que sufirá Satanás (14:11; 20:10; Mateo 25:41, 46; Marcos 9:43-48). En los co-
mentarios sobre 13:17 se planteó la pregunta: “¿Por qué alguien estaría dispuesto
a sufrir este tipo de privaciones, incluso hasta el punto de ser asesinado?” Cual-
quiera que pueda considerar que esa elección es una tontería debería responder
a una pregunta alternativa en vista de este texto: “¿Por qué elegiría alguien una
vida que signifique un tormento definitivo para siempre sin esperanza de alivio?”

Bienaventurados los Muertos que Mueren en el Señor


(14:12-13)

vs. 12 – Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos
de Dios y la fe de Jesús.

Jesús prometió a sus discípulos: “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”
(Lucas 21:19), y dijo a los fieles de Filadelfia: “Por cuanto has guardado la palabra
de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir
sobre el mundo entero” (3:10). El dragón se había ido para hacer la guerra contra
los “que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”
(12:17). La paciencia (constancia) de los santos fue aceptar la muerte o el cauti-
verio por su fe (13:10). La perseverancia se desarrolla al enfrentar fielmente las
pruebas que vienen debido a la relación de uno con Cristo y el evangelio (Santiago
1:2-4; Rom. 5:3). La oposición de la bestia al exigir la adoración de la imagen
del emperador supuso la prueba de fe que obró en la paciencia, ya que los santos
guardaron los mandamientos de Dios y la fe que tiene a Jesús como su objeto.
Estas palabras de aliento y seguridad a los santos son del Señor, no de Juan. El
mensaje es: En la altura de los fines últimos, sed firmes.

Se anima a los santos que entendieron la victoria final del pueblo de Dios y la
ira eterna de Dios contra sus enemigos a perseverar frente a la persecución. Su
sufrimiento es temporal, mientras que sus torturadores agonizarán eternamente.
Los hijos de Dios deben tener presente constantemente a dónde van – al descanso
prometido. Si bien los cristianos disfrutan de las bendiciones en esta vida, hay
cosas más importantes en el más allá (Marcos 10:29-30).

vs. 13 – Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de


aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descan-
sarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.

Los tres mensajes anteriores fueron entregados por ángeles; la voz que ahora se
escucha es de origen celestial no revelado. En el mensaje del primer ángel se pidió
a la tierra que escuchara el evangelio y la advertencia del juicio. En el segundo, se
decretó el fracaso de Babilonia como si ya se hubiera cumplido; Sería una locura,
por tanto, confiar en la ciudad-mundo. El tercer ángel expuso las consecuencias
que sufrirían aquellos que prolongarían su vida en la tierra adorando a la bestia y
su imagen. Esta vida podría extenderse por algunos años, pero una segunda muerte
la aguardaba en el juicio divino. A continuación, la voz del cielo revela el destino
de aquellos que se niegan a quemar el incienso que exige el imperio: su vida te-
rrena puede terminar por la fuerza, pero la vida real continúa en la gloria más allá.

La voz le pide a Juan que escriba. El mensaje del cielo tiene la forma de una
bienaventuranza, una de las siete que aparecen en el libro (cf. nota, 1:3). Felices
son los muertos “que mueren en el Señor”, es decir, en una relación adecuada
con el Señor. Estos serían exaltados en un gozo celestial; dichosamente completo
incluso en la muerte. Estos son los que guardan los mandamientos de Dios y la fe
de Jesús (v. 12). Pablo aseguró a los santos de Corinto que los que habían dormido
“en Jesús” no habían perecido, sino que resucitarían en Cristo (1 Cor. 15:20-23);
e igualmente aseguró a los hermanos de Tesalónica que los santos que dormían
en Cristo serían resucitados en su venida (1 Tesalonicenses 4:13-18). A Juan le
190 El Juicio Justo
había sido revelado que los mártires debajo del altar estaban descansando (6:9-11),
Anotaciones y que los que salían de la gran tribulación estaban ante el trono sirviendo a Dios
día y noche (7:9-17). Ahora el Señor agrega una palabra adicional de esperanza
y seguridad para los futuros sufridores “de aquí en adelante”. Inmediatamente,
el mensaje se dirigió a los mártires en contraste con aquellos que no confesaban
su fe en Jesús. Pero la seguridad no se limita a los contemporáneos de Juan, sino
que incluye a todos los santos fieles de todas las épocas que necesitan consuelo,
quien han visto a sus hermanos y hermanas leales en Cristo siendo enterrados
para que descansen.

La frase, “Sí, dice el Espíritu”, identifica el mensaje como proveniente del Espí-
ritu Santo, no del espíritu de Juan. No está claro si la voz que se escucha desde el
cielo es la del Espíritu, o si es la voz de alguien que anuncia lo que dice el Espíritu.
El descanso prometido a los santos es de sus trabajos presentes y pasados que están
dejando atrás. Pero no es así con sus obras en el Señor; estas van con ellos como
testimonio de su fe. Estos continúan viviendo en las vidas y memorias de los que
quedaron atrás, así como para elogiar a los fieles en el juicio (Mat. 25:34-40). A
la luz de esta esperanza, Pablo exhortó a los santos a abundar siempre “en la obra
del Señor, sabiendo que vuestro trabajo no es en vano en el Señor” (1 Cor. 15:58).

Summers commenta:

La palabra griega de la cual se traduce “descansarán” –anapaesontai–


literalmente significa: “se les darán nuevas fuerzas”, o “serán vigoriza-
dos de nuevo”, o “serán renovados”, o “serán vivificados”. La palabra
griega de la cual se traduce “trabajos” –kópon– literalmente significa:
“faenas o labores que se desempeñan bajo condiciones adversas”. Así
pues, de estos cristianos se dice que son vigorizados de nuevo, que
se les darán nuevas fuerzas, etc., después de los arduos trabajos que
afanosamente han desempeñado y de las penalidades que han sufrido.3

El cristiano encuentra en la muerte una entrada a un hogar donde se refresca


después de su labor en este mundo. Esta Escritura habla de manera única de lo
que uno se lleva consigo cuando muere, porque sus obras siguen. Su sufrimiento,
su testimonio a otros acerca de Dios, su autosacrificio; de hecho, todo su registro
de trabajo y labores para Cristo lo acompañarán. Su vida justa será recompensada
fielmente y su servicio a Dios continuará. El cristiano que muere triunfalmente
en el Señor tendrá una entrada amplia y generosa al cielo (2 Ped. 1:5-11) y se
refrescará de las cargas y luchas de la carne.

El Cuarto Angel: Comienza la Siega


(14:14-16)
Los comentaristas generalmente están de acuerdo en que esta visión represen-
ta un juicio de Dios sobre la tierra de alguna medida y manera. ¿Pero cuál es su
naturaleza? ¿Es el juicio final o uno en el tiempo? Y además, ¿describe el pasaje
la recolección de la mies del Señor ahora y el juicio de los malvados al final de
los tiempos, o es una imagen doble de un solo juicio? Los eruditos difieren en sus
puntos de vista sobre este punto.

vs. 14 – Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado seme-
jante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano
una hoz aguda.

Esta sección es introducida con la misma frase como lo fueron las dos prime-
ras (“después miré” – v.1; “vi” – v. 6), indicando un aspecto fresco de la visión.
Aparecen tres ángeles más, haciendo un total de seis en esta serie de visiones.

Miré, y aquí una nube blanca – Las Escrituras hablan de nubes brillantes,
nubes espesas, una nube oscura, una nube ligera y una gran nube, pero esta es
El Juicio Justo 191
la única referencia a una nube blanca y, por lo tanto, debe tener un significado
especial. El blanco es el símbolo de pureza y santidad (ver comentarios, 1:14); Anotaciones
por lo tanto, todo lo que simboliza la nube está asociado con estos dos atributos.
Las nubes a menudo simbolizan el juicio o la aparición del juicio. Jehová vino en
juicio contra Egipto, cabalgando “sobre una ligera nube” (Isa. 19:1), y Él “subirá
como nube” contra la malvada Jerusalén (Jer. 4:5, 13). Jesús vendría contra Je-
rusalén “sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30; 26:64;
así Marcos y Lucas), y Juan describe sus venidas en juicio como “con las nubes”
(ver comentarios, 1:7). Por lo tanto, algún aspecto del juicio está simbolizado en
la nube blanca. Su naturaleza se señalará a continuación.

Y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en
la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda – En vista de 1:7 y
Daniel 7:13, el que estaba sentado sobre la nube es Cristo.

Aquel “Como un hijo de hombre” que vino al Anciano de Días para recibir el
reino y el dominio y la gloria (Dan. 7:13ss.), Ahora lleva a cabo Su obra en ese
reino, ejerciendo un juicio acorde con el dominio y gloria que recibió.

Tiene sobre su cabeza la corona de la victoria (stephanos – ver notas 12:3),


que le fue dada cuando salió montado en un caballo blanco, conquistando y para
vencer (6:1ss.).

Pero ahora, en lugar de un arco, tiene en la mano una hoz aguda, un instrumento
de cosecha. Excepto por su aparición en Marcos 4:29, la hoz se menciona solo en
este capítulo, donde aparece siete veces.

vs. 15 – Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado
sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la
mies de la tierra está madura.

Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz – El hecho de que el
ángel sale del templo clamando a gran voz, revela que actúa como el mensajero
de la voluntad de Dios.

Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la


tierra está madura – Como mensajero de Dios, este ángel anuncia que ha llegado
el momento del juicio justoL, la siega está lista, cuya hora es determinada por la
condición de las plantas.

Esta primera siega parece referirse a la recolección de justos (Mateo 3:12;


9:37-38; Juan 4:35-38). Para ellos, la lucha ha terminado y la causa por la que
sufrieron ahora será reivindicada. Esta siega se distingue de la siguiente en la que
los malvados, representados por los racimos de uvas, son arrojados al lagar de
Dios, como anunciaron los ángeles quinto y sexto.

vs. 16 – Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la


tierra fue segada.

Los símbolos del Antiguo Testamento de la siega y la vendimia representan el


juicio divino (Joel 3:13; Isa. 63:1-6; Jer. 51:33). Cuando se mete la hoz en la siega
de la tierra, el juicio está a punto de comenzar, lo que indica la liberación de los
justos y la derrota de las fuerzas del mal.

El que controla o dirige la siega se describe en las Escrituras como “Señor de


la mies”, que envía obreros al campo (Mateo 9:38; Lucas 10: 2). Estos obreros
pueden ser agentes humanos (Mateo 9:38; Lucas 10:2) o ángeles (Mateo 13:39,
41). La imagen indica claramente que es el Cristo quien pone la hoz; pero una
conclusión sobre la naturaleza de esta siega está reservada para el final del capítulo.
192 El Juicio Justo

Anotaciones Los Angeles Quinto y Sexto: El Tiempo Para Segar a los Impíos Ha Llegado
(14:17-20)

vs. 17 – Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una
hoz aguda.

Y aunque este ángel (un quinto ángel) lleva una hoz aguda, al igual que el Hijo
del Hombre, tampoco Cristo debe ser identificado como un ángel. Los ángeles
son ministros de Dios, mensajeros de la voluntad divina, mientras que Cristo es
Rey y Juez.

En este contexto, el juicio no ocurre en el tiempo del fin, sino en la hora en que
Dios derribará la mística Babilonia (14:7-8). Solo en el sentido de que el tiempo
del juicio de Dios se repite en la historia, estas palabras pueden aplicarse a otros
períodos de tiempo. El “día” u “hora” del juicio a menudo se refería a eventos
históricos específicos: contra Judá (Joel 2); contra Jerusalén (Mat. 26:64); y ahora
contra Roma.

vs. 18 – Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a
gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los
racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.

Este sexto ángel de la visión sale del altar y tiene poder sobre el fuego. Hasta
ahora se han introducido dos altares en las visiones: (1) el altar de los holocaus-
tos, bajo el cual descansaban las almas de los mártires (6:9-11), y (2) el altar del
incienso delante de Dios, sobre el cual se ofrecen las oraciones de los santos. De
este segundo altar un ángel tomó fuego y lo arrojó sobre la tierra, indicando un
juicio de Dios sobre el mundo impío en respuesta a las oraciones de los santos
(8:3-5). La expresión “ángel que tiene poder sobre el fuego” se refiere al segundo
altar desde el cual el ángel había arrojado fuego sobre la tierra. Por tanto, se le
identifica con el juicio. Él es quien le dice al ángel que lleva la hoz aguda que
meta la hoz “y recoja los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están
completamente maduras”.

Ahora aparecen dos ángeles más, que emanan del templo y también del altar.
El Señor tiene el control y sin duda está dirigiendo a estos ángeles que son sim-
plemente mensajeros y ministros de Dios que llevan a cabo su voluntad. El ángel
del altar tenía poder sobre el fuego, mientras que el ángel del templo metía una
hoz afilada, segando la vid porque sus uvas estaban completamente maduras. Esto
indica que la maldad fue completa, y por eso el juicio de Dios contra ellos fue
justo (Gén. 15:16; Deut. 9:4-5).

vs. 19 – Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y


echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

El quinto ángel obedece la orden y mete su hoz. La vid de la tierra contrasta con
la vid verdadera que es Cristo (Juan 15:1-8). Aquellos que dejan a Dios fuera de
sus vidas y pensamientos con el tiempo deben experimentar el lagar de la ira de
Jehová (ver 19:15ss.). Todo fruto de la rebelión del hombre y del pecado contra
Él debe ser pisoteado.

vs. 20 – Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta
los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios (321 kilómetros).

Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad – La ciudad es probablemente la ciu-


dad santa, la Jerusalén espiritual (ver comentarios, 11:2). Como los cuerpos de las
ofrendas por el pecado eran quemados fuera del campamento, y como ofrenda por
el pecado, Jesús “sufrió fuera de la puerta” (Heb. 13:11 ss.); por eso es apropiado
que el mundo que lo rechazó a Él y su salvación sea hollado fuera la ciudad.
El Juicio Justo 193
Y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos
estadios (321 kilómetros) – Esto es muy difícil de explicar. Un futurista tiene Anotaciones
problemas aquí con su literalismo, ya que no hay lugar en el valle de Jezreel para
un río de 321 kilómetros de largo.

El literalismo está descartado por todo el cuadro. Si la antigua Jerusalén física


es la ciudad de la visión y el área de Palestina es el lago, no se puede interpretar
la imagen literalmente porque ese territorio no tiene 321 kilómetros de largo ni
de ancho; además, la baja profundidad de 392 metros bajo el nivel del mar en el
Mar Muerto hace imposible cualquier interpretación literal.

Pero si se entiende que la figura es simbólica, es posible una explicación plau-


sible. Homer Hailey ofrece las siguientes observaciones:

Probablemente, la imagen solo tiene la intención de indicar la magnitud


y la integridad del juicio. Algunos han tratado de explicar el mil seis-
cientos como cuatro, el número mundial, multiplicado por sí mismo,
luego multiplicado por diez por diez, dando la idea de la completitud
terrenal. No tengo mejor sugerencia. La imagen indica la sangrienta
integridad del juicio de Dios sobre los malvados, mientras los jinetes
vadean el mar de sangre que llega hasta los frenos.4

Es difícil ver esta imagen como la representación del juicio final de Dios sobre
los malvados terrenales. Sin embargo, admitir que representa la destrucción de la
persecución romana de los santos no descarta que esta escena sea un pronóstico
del horrible tormento eterno, la morada del juicio inicuo todavía futuro.

Mientras El está recogiendo su propia siega, el juicio de los malvados conti-


nuará en el tiempo. La metáfora del lagar indica esta idea en lugar del juicio final
en Su segunda venida. El hecho de que Jehová pisara el lagar de su ira simbolizó
el juicio contra las naciones paganas de la tierra en ese momento (Isa. 63:1-6;
Joel 3: 2ss.). Además, el juicio contra las naciones, que incluiría a la bestia y los
reyes de la tierra, también se describe como pisar el lagar de Su ira (19:11-16,
ver comentarios). El juicio final contra las huestes de maldad se describe como
destrucción por fuego (Mat. 13:40-42, 50; 25:41; Rey. 14:10; 20:10, 14ss.; 21:8).
Pisar el lagar de la ira de Dios en el tiempo puso fin al Imperio Romano, a sus
reyes provinciales y al paganismo romano. Se pueden repetir juicios similares en
la historia de las naciones, pero la finalidad del juicio contra la bestia y el falso
profeta se describe como que siendo “arrojados vivos al lago de fuego que arde con
fuego y azufre” (19:20). Es más consistente con el uso de las Escrituras considerar
esta visión del juicio (vv. 17-20) como una en la que el Señor usa a Sus agentes
para destruir a los inicuos a su tiempo, mientras que el juicio final que ejecutará
Él mismo será de fuego.

___________________
Anotaciones al Pie

1. Howard Winter, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Crhristian, 1989, p. 172.
2. Ray Summers, Digno es el Cordero, pp. 239.
3. Ray Summers, Ibid, p. 240.
4. Homer Hailey, Revelation, An Introduction And Commentary, pp. 316.
194 Las Siete Copas de Ira

Anotaciones CAPITULO 15
Las Siete Copas de Ira
15:1—16:21
Los últimos tres capítulos exhiben las razones espirituales detrás de la lucha
entre la iglesia y sus perseguidores. Satanás fue identificado como el gran dragón
escarlata que dio poder a dos aliados, la gran bestia marina y el falso profeta.
Habiendo fracasado en un conflicto directo con Dios, Satanás intentó destruir el
reino de Dios que quedaba en la tierra. Entonces se representó un destello de la
iglesia en su estado celestial, redimida de la tierra y victoriosa. En contraste, los
aliados y seguidores de Satanás fueron arrojados al gran lagar de la ira de Dios.

La visión actual amplía ese juicio y revela su intensidad. Desde este punto hasta
el final del libro, todos los participantes son presentados paso a paso: (1) la ira
de Dios se derrama con las siete copas, revelada en los capítulos 15 y 16; (2) la
destrucción de la gran Babilonia se describe en los capítulos 17 y 18; (3) se alaba
a Cristo quien lideró la victoria en la batalla del gran día del Dios Todopoderoso,
registrado en los capítulos 19 y 20:1-10; y (4) en conclusión, el juicio final y la
belleza del cielo nuevo y la tierra nueva se describen en 20:11-15 y los capítulos
21 y 22:1-5.

Los relatos del toque de las trompetas (capítulos 8, 9) y las copas de ira de-
rramadas sobre el mundo impío tienen similitudes subyacentes, pero también
hay diferencias marcadas. Las trompetas afectan solo a un tercio de la sociedad;
pero las copas de la ira indican la plenitud o la totalidad del juicio. Las trompetas
advierten a los moradores de la tierra, que al mismo tiempo atraen al pueblo de
Dios a una santa cercanía a Él. Por otro lado, las copas de ira traen el juicio final.
Si proclamar las buenas nuevas de la redención no hace que los hombres teman
ante Dios, y si los juicios parciales no los desvían del humanismo y el materialis-
mo al arrepentimiento, entonces esa sociedad no regenerada pierde su derecho a
continuar. Una destrucción por juicio es inevitable y justa.

La apertura del séptimo sello llevó a las siete trompetas (8:1-2). Después de que
sonaron las primeras cuatro trompetas, un águila que volaba en medio del cielo
gritó: “¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra!” (8:13). Los dos primeros ayes
fueron la quinta trompeta (9:1, 12) y la sexta trompeta (9:13; 11:14). Luego hubo
un interludio con el librito y los dos testigos (10; 11 1-13). El tercer ay se revela
cuando suena la séptima trompeta dando paso a las siete copas de la ira (11:15).
Sin embargo, cuando suena y antes de que se derramen los juicios finales, el inter-
ludio de los capítulos 12, 13 y 14 explica cómo Dios es “justo” (15:3) y cómo sus
juicios son “verdaderos y justos” (16:7). ). El escenario ya está listo y ha llegado
el momento de las escenas finales del Apocalipsis.

Los Siete Angeles Son Introducidos


Los Redimidos Cantan el Cántico de Moisés y del Cordero
15:1-4
vs. 1 – Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las
siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.

Vi en el cielo otra señal, grande y admirable – Antes de describir las copas


de oro de la ira, Juan contempla la gran compañía de los redimidos cantando el
cántico de victoria. Las visiones que tuvo de los enemigos de Dios, registradas en
los capítulos 12 y 13, fueron sombrías y llenas de desesperación para los santos.
Pero estas visiones de triunfo, en los capítulos 14 y 15, son brillantes y llenas de
esperanza.
Las Siete Copas de Ira 195
Siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se con-
sumaba la ira de Dios – En este versículo se presentan los siete ángeles, pero en Anotaciones
realidad no aparecen en escena hasta más tarde (v. 6). Como en otros casos, no
es necesario tomar siete como un número literal, sino como un símbolo de inte-
gridad, plenitud y finalidad del juicio. Los siete ángeles poseen siete plagas, que
son calamidades públicas o graves aflicciones enviadas por Dios como juicios o
castigos sobre los hombres. Otras plagas habían venido antes como juicios (9:20;
11:6); pero se habla de éstos como los últimos, “porque en ellas se consumaba la
ira de Dios”.

“Consumar” es de teleo, (τελόω, G5055),1 que significa “acabar, llevar a su fin”.


En estos juicios la ira de Dios alcanza su meta.

Estas se llaman las últimas plagas porque en ellas está la consumación de los
juicios de Dios contra los enemigos de sus santos. La ira de Dios ahora ha alcan-
zado su medida máxima.

vs. 2 – Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que
habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número
de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían
alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de
su nombre, en pie sobre el mar de vidrio – Solo Dios puede revelar el futuro
antes de que ocurra (Isa. 42:9; 46:10; Rom. 4:17b), y esta escena es otra de varias
en el Apocalipsis donde se le muestra a Juan el destino futuro de los santos fieles.
Juan ve a los redimidos de la tierra que habían ganado la victoria sobre la bestia,
su imagen, marca y número de su nombre. Están parados sobre un mar de vidrio.
Este mar se representa por primera vez en 4:6 donde simboliza la trascendencia
de Dios a quien los hombres no pueden acercarse. No está claro por qué se agrega
aquí la descripción, mezclada con fuego. Tal vez solo tenga la intención de real-
zar el esplendor de la escena. O puede simbolizar las pruebas que los santos han
soportado (1 Ped. 1:7). En cualquier caso, los cristianos redimidos de la tierra son
representados como una asamblea victoriosa que canta alabanzas a Dios en su
presencia, de pie sobre el mar de vidrio.

Con las arpas de Dios – Tres referencias en Apocalipsis mencionan cantos en el


cielo que suenan como arpas (5:8; 14:2; 15:2). Algunos han usado estas Escrituras
para justificar el uso de música instrumental en la adoración de la iglesia en la
tierra. Varios factores con respecto al contexto en Apocalipsis hacen que sea una
aplicación inapropiada: (1) El lenguaje es simbólico. (2) Los cuatro seres vivientes
y los veinticuatro ancianos eran seres celestiales, no santos en la tierra (5:8); (3)
Tenían copas de oro con incienso, por lo que si tocar el arpa demuestra que el uso
de instrumentos musicales es apropiado, entonces también se requeriría quemar
incienso en la adoración. (4) Si las arpas y sus dueños son literales, entonces solo
144,000 judíos no casados ​​literales pudieron aprender esta canción (14:1-4). (5)
En 15:2, los arpistas estaban parados sobre un mar de vidrio, así que si las arpas
son literales, ¿debería haber también vidrio sobre el que se pueda apoyar la igle-
sia en la tierra? (6) Al igual que el uso del tabernáculo (v. 5) y otras imágenes, el
Antiguo Testamento se usa para representar las realidades espirituales del Nuevo
Testamento. Estos no pretenden ser un renacimiento de las instituciones del An-
tiguo Testamento, sino que se utilizan como meras imágenes. El punto es que la
imagen se distorsiona si hay un intento de alternar entre lo simbólico y lo literal,
o de invertir la escena celestial en un lugar terrenal. Al igual que en 4:1, donde
se representa al Señor hablando “como si fuera una trompeta”, se entiende que es
una señal de cómo Dios entregó un mensaje. Aquí, las arpas, como la trompeta,
son representativas de la manera en que estos redimidos en una escena celestial
están cantando y diciendo, no tocando. Si el mar de vidrio, las copas de incienso
y el número 144.000 son figurados, ¿por qué no también las arpas?
196 Las Siete Copas de Ira
C.S. Lewis escribió:
Anotaciones
Todas las imágenes de las Escrituras (arpas, coronas, oro, etc.) son, por
supuesto, un intento meramente simbólico de expresar lo inexpresable.
Los instrumentos musicales se mencionan porque para muchas personas
(no todas) la música es lo conocido en la vida actual que sugiere con
más fuerza el éxtasis y el infinito. Se mencionan las coronas para suge-
rir el hecho de que aquellos que están unidos con Dios en la eternidad
comparten Su esplendor, poder y gozo. Se menciona el oro para sugerir
la atemporalidad del cielo (el oro no se oxida) y lo precioso que es. Las
personas que toman estos símbolos literalmente también podrían pensar
que cuando Cristo nos dijo que fuéramos como palomas, quiso decir
que debíamos poner huevos.2

Las Arpas de Apocalipsis


El argumento referido y uno de los más sobresalientes en esta controversia es la
contención de que en vista que las arpas estaban supuestamente asociadas con el cán-
tico de los santos en el cielo en el libro de Apocalipsis, la música instrumental puede
entonces acompañar el cántico de adoración de los santos en la tierra. Este argumento
tiene una atracción que los otros no tienen, y por tanto, merece la inmediata atención.
Su fortaleza se encuentra en el hecho de que, de todos los argumentos, este parece
llegar a la mas estrecha incorporación de la actual contención de los proponentes del
instrumento. Juan dice que oye en el cielo las voces de los santos «... de arpistas que
tocaban sus arpas» (Ap. 14:2). ¿No parece esto confirmar la contención esencial de
los instrumentalistas de que los santos (los Cristianos) pueden acompañar su adoración
cantando con un arpa, o algún otro instrumento musical? Por supuesto, para aquellos
que se oponen al instrumento en la adoración y están enseñados en los argumentos de
la cuestión en este punto quisieran entrar precipitadamente con toda clase de atenuantes
(como lo hará brevemente el escritor), pero los mas prudentes, ilustrados, buscadores
de la verdad no son los que están bajo consideración. ¿Cómo reaccionará el instru-
mentalista quien hasta aquí ha sido ignorante por largo tiempo de la cuestión cuando
esté confrontado con este argumento, especialmente si está buscando desesperadamente
alguna justificación para su práctica? Una lectura superficial, no crítica, del texto
mencionado sin duda, parece proveerle con toda la justificación que necesita. Piensa
que aquí están los Cristianos adorando con el instrumento — en el cielo, no menos. El
argumento basado en el uso de David del instrumento puede haberlo contrariado porque
podría fácilmente ser refutado por medio de redargüir que David no era un Cristiano y
no estaba limitado al Nuevo Testamento como un modelo de autoridad en algo mas de
lo que un Cristiano puede recurrir al Antiguo Testamento para justificar sus prácticas.
También puede haber sido contrariado por el argumento basado en el término Griego
Psallo porque parece llevar a una pelea sobre la claridad etérea de los eruditos que
cambian con una agitación de citas que él no se siente educacionalmente equipado
para seguirlas. A lo tal, entonces, las arpas de Apocalipsis pueden ser un «texto de
prueba» como un oasis en el desierto. Es eso exactamente lo que él necesita .... ¿ o no?

Lo Que Dicen los Pasajes

Hay cuatro pasajes en el apocalipsis de Juan que mencionan las arpas, arpistas, o
tocando arpas (5:8; 14:2; 15:2; 18:22), pero el último puede ser eliminado de la con-
sideración en vista de que se refiere solamente a un uso secular del arpa. Los otros
tres pasajes citados pueden ser resumidos como sigue:

(1) 5:8 — La escena es el trono de Dios en el cielo rodeado por los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos cada uno teniendo un arpa y copas de oro llenas
de incienso. Ellos se postran delante del Cordero y le cantan un cántico nuevo.

(2) 14:2 — Juan oye la voz del cielo como el sonido de muchas aguas, trueno, y
arpistas tocando sus arpas.
Las Siete Copas de Ira 197
(3) 15:2 — Juan ve a los victoriosos de pie sobre un mar de vidrio mezclado con
fuego, sosteniendo las arpas de Dios. Anotaciones
Una Examinación Concienzuda

Hay un número de consideraciones que socavan decisivamente el uso instrumen-


talista de los textos antes mencionados como base para su defensa del instrumento en
la adoración.

Primero, en realidad ninguno de estos tres pasajes dice lo que los instrumentalistas
dicen que dice, que las arpas eran tocadas en el cielo. Dos de los tres pasajes (5:8;
15:2) sencillamente dicen que los protagonistas tenían (o sostenían) arpas. No dicen
que las tocaban. Francamente, este escritor no se opondrá a que los instrumentalistas
hagan con sus instrumentos en los servicios exactamente lo que estos pasajes dicen
que fue hecho con las arpas. Si los instrumentalistas quieren venir a los servicios con
pesados pianos y órganos, este escritor no ofrecerá la mas leve objeción, con tal que
se sienten calladamente sosteniéndolos. Esto es todo lo que estos dos pasajes dicen
que los protagonistas hicieron con sus arpas. (Por supuesto, uno naturalmente podría
preguntar por qué ellos tenían arpas si no las tocaron, pero este punto será atendido
más tarde).

El tercer pasaje (14:2) pudiera parecer ser un refugio de este contra-argumento,


pero realmente ni aún dice que las arpas fueron tocadas. Lo que dice es que Juan oyó
una voz, un sonido, el cual dice que sonaba como tres cosas: muchas aguas, trueno y
arpistas que tocaban sus arpas. Con respecto a este asunto primero podría ser dicho que
el texto específicamente dice que él oyó una «voz». Por supuesto, el término Griego
«phone» es, ampliamente definido, «un sonido», y necesariamente no se refiere a una
voz humana. No obstante, en el contexto la voz es claramente identificada como una
voz humana. La voz que Juan oye la identifica en el mismo versículo siguiente como
el cántico de los ciento cuarenta y cuatro mil redimidos de entre los de la tierra (v.3).
(Los instrumentalistas que no están deseando aceptar esta conclusión no ganan nada
con su negativa, porque al hacerlo así se colocan a sí mismos en el dilema de ser inca-
paces de probar cuatro cosas que tendrán que probar para establecer su proposición;
es decir, que habían arpas literales que realmente fueron tocadas, que el toque de las
arpas acompañó, o realmente eran coexistentes con el cántico, que el toque de las arpas
fue hecho con un propósito religioso o de adoración, y que los redimidos eran los que
estaban tocando las arpas). Por tanto, en vista de que la «voz» está cantando, no puede
estar tocando, porque el cántico no puede ser el toque de las arpas.

También, Juan no dice que la voz que oyó era realmente el sonido de arpas siendo
tocadas, sino que era como tal sonido. Fallar en apreciar esta distinción es fallar en
entender una figura literaria básica indicada por el término Griego «hos» (Español,
«como», o «así») y conocida como un «símil». Un «símil» es simplemente «expresar
algo que guarda cierta semejanza con otra cosa»3. Los dos elementos de un símil no
son idénticos sino similares en algunos respectos. Por ejemplo, cuando Jesús dice
que vendrá «como» («hos») ladrón (Ap. 16:15), no quiere decir que él es realmente
un ladrón sino que la naturaleza inesperada y repentina de Su venida será como la
de una ladrón. Por tanto, si Juan dice que la voz es «como» de arpistas que tocaban
sus arpas, con eso implica que esto no es arpistas tocando sus arpas. (Debiera ser
notado que Juan estaba lo bastante cerca para ver a los ciento cuarenta y cuatro mil
en el cielo; tan cerca, en realidad, que parece que pudo ver el escrito en sus frentes.
Por tanto, si la «voz» que escuchó saliendo de ellos hubiera observado que eran sus
arpistas tocando sus arpas, clara y sencillamente habría identificado la «voz» como tal
y no un sonido tan incierto como la fuente de la «voz» por medio de usar el término
«hos»). De esta manera, ninguno de los pasajes aducidos en apoyo del instrumento
en la adoración habla realmente de arpas siendo tocadas en la adoración. Por tanto,
el caso puede reposar aquí.

Es importante aclarar que algunas versiones en Español y otras en paráfrasis no


prestan atención a este importantísimo punto y vierten el pasaje (Ap. 14:2) omitiendo
198 Las Siete Copas de Ira
el símil - “como”, y de esta manera dando pie a una interpretación antojadiza y alejada
Anotaciones del original.

Las siguientes son algunas de las versiones y otras en paráfrasis que lo omiten:

Nueva Reina-Valera 1990 (NRV1990, Adventista) -- “Y oí una voz del cielo


como el estruendo de muchas aguas, como el estampido de un gran trueno.
Sin embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas.”

Nueva Reina-Valera 2000 (NRV2000, Adventista) -- “Y oí una voz del cielo


como ruido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y oí una
voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas.”

Reina-Valera 1909 -- “Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas,
y como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que
tañían con sus arpas.”

Nueva Biblia Española (NBE) -- “Oí también un fragor que bajaba del cielo,
parecido al estruendo del océano y al estampido de un trueno fuerte: era el
son de citaristas que tocaban sus cítaras delante del trono.”

Nuevo Testamento de Pablo Beson (NT PB) -- “Y oí una voz del cielo como
voz de grandes aguas y como voz de fuerte trueno, y la voz que oí de tañe-
deros de cítaras que tañían con sus cítaras.”

Estas versiones omiten el término Griego «hos» (Español, «como», o «así») y


conocida como un «símil». Los manuscritos más antiguos y mejores lo incluyen y
los eruditos modernos y las mayorías de las versiones en Español son unánimes en
retenerlo e incluirlo.4 Fallar en apreciar esta distinción es fallar en entender una figura
literaria básica indicada por el término griego “hos”.

No obstante, un segundo punto que puede ser hecho es que, aún si fuera concedido
que estos pasajes prueban el arpa tocada en la adoración, ellos relatan que fue hecho
en el cielo y no que esto debe ser hecho en la iglesia. A menos que uno esté deseando
aceptar la poca envidiable premisa de que todo lo que es aceptado en el cielo debe ser
aceptado en la iglesia en la tierra, no puede concluir que el uso de música instrumental
en la adoración del cielo autoriza su uso en la adoración de la iglesia en la tierra. La
realidad es que hay un número de cosas que son, o serán aceptadas en el cielo que
no son aceptables, o aún posibles, en la iglesia en la tierra. Por ejemplo, la relación
marital no existirá en el cielo (Mat. 22:30; Comp. Ap. 14:4). ¿Puede uno argumentar
que los Cristianos deberían ser célibes? Los bebés entrarán al cielo. ¿Significa esto
que la iglesia en la tierra puede practicar el bautismo de bebés y la membresía de
bebés? El trono de Dios está en el cielo (Ap. 4:2). ¿Puede uno argumentar de esta
manera como lo hacen los premilenarios, que el trono de Dios puede ser establecido
en la tierra? Ha habido ejércitos y guerra en el cielo (Ap. 11:7; 19:11-16). ¿Puede
entonces la iglesia, crear un ejército para pelear batallas físicas en el nombre de Cristo?
Es dicho que en el cielo hay un templo, un altar, y la quema de incienso (Ap. 5:8; 6:9;
15:5), pero ¿significa esto que la iglesia en la tierra puede tener tales cosas? Además,
Cristo ministra como sumo sacerdote en el cielo, pero El no puede hacerlo así en la
tierra (Heb. 8:4). La iglesia sobre la tierra tiene hombres de carne y sangre, pero este
no será el caso en el cielo (1 Cor. 15:50). Los hombres en la tierra no pueden ver el
rostro de Dios (Ex. 33:20), pero lo harán en el cielo (Ap. 22:4). La experiencia celes-
tial será completamente diferente de la experiencia terrenal (Ap. 21:4). El cielo y la
tierra son dos mundos completamente diferentes. Lo que pudiera estar presente en el
primero podría no estar presente en el segundo. Si es la voluntad de Dios incluir la
música instrumental en la adoración del cielo, es Su prerrogativa hacerlo así, pero El
aún no ha dicho nada autorizando su presencia en la adoración de la iglesia en la tierra.
Las prácticas de los seres en el cielo no sirve mas como modelo de autoridad para las
actividades de la iglesia en la tierra que lo que hacen las prácticas de los Israelitas en
y alrededor del Tabernáculo del Antiguo Testamento. Es como si los Cristianos en la
Las Siete Copas de Ira 199
tierra están en un país extranjero (Fil. 3:20; Heb. 11:13) y, de esta manera, no pueden
comprometerse en tales actividades que pudieran ser permitidas en su tierra nativa. Anotaciones
Tercero, aún si uno pudiera probar que los redimidos en el cielo tocan arpas que
acompañan su cántico de adoración y que lo tal sirve como autorización para la música
instrumental en la adoración de la iglesia sobre la tierra, aún tendría que probar que
las «arpas» son literales. Que el Apocalipsis de Juan, y particularmente, los pasajes
bajo consideración, son altamente simbólicos es algo que aún el mas ardiente instru-
mentalista tendrá que admitir. Aún una lectura cuidadosa casual de los textos hará esto
claro. ¿Habrá en el cielo una quema de incienso literal, el Monte de Sion, Cordero,
muchas aguas, truenos, ciento cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes con escritos
en sus frentes y el mar de vidrio mezclado con fuego? Si uno no está deseando dar a
esto una interpretación literal, en el nombre de la consistencia, ¿cómo es que él puede
justificablemente redimir un artículo de tal contexto figurativo y darle una interpretación
literal? Si los instrumentalistas pueden argumentar por y usar el instrumento sobre la
base de la referencia a las arpas en estos pasajes, ¿por qué no incluyen en su doctrina
y práctica las otras cosas mencionadas en los mismos pasajes? ¿Por que no quemar
incienso, instalar una caída de agua, simular el trueno, y adorar en el Monte de Sion en
un edificio con un mar de vidrio mezclado con fuego y los adoradores limitados a ciento
cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes? Por supuesto, esto es admitidamente
absurdo, pero no mas de lo que pueden dar a las arpas una interpretación literal. Uno
no puede dar una interpretación literal a un pasaje admitidamente figurativo.

Esto introduce la pregunta que fue postergada al principio; es decir, por qué las arpas
aún son mencionadas. Son mencionadas porque, como las otras cosas, connotan una
idea o cualidad abstracta. No tienen realidad concreta. Porqué, un pasaje aún da una
interpretación figurativa a algunos elementos mencionados junto con las arpas (Ap.
5:8), indicando de esta manera como debe ser interpretado el elemento en el pasaje. Las
copas de oro llenas de incienso son dichas que son (eso es, representan) las oraciones
de los santos. Si este es el caso que las copas no son literales sino que simbolizan una
idea, ¿por qué no debería ser verdad de los elementos que preceden inmediatamente
a las copas? Ciertamente, es el caso que las copas simbolizan el gozo y la alabanza.
Las arpas invariablemente tienen esta connotación en la Biblia (Sal. 137:1-3; Isa.
24:8; Ap. 18:22). De esta manera, las arpas de Apocalipsis sencillamente simbolizan
el gozo y la alabanza de los redimidos, y nada más allá de esto puede ser construido
de su mención en contexto figurativo.

No obstante, si el instrumentalista aún insiste que el Apocalipsis habla de tocar arpas


literales, y que lo tal constituye justificación para su inclusión en la adoración de la
iglesia en la tierra, lo que él consigue es sino arpas, y nada mas. Los instrumentalis-
tas hacen explosión por las arpas literales en Apocalipsis, y luego adhieren el piano u
órgano en su adoración sobre esa base. Bueno, los pianos y los órganos no son arpas.
Las arpas autorizarían arpas y nada mas. El Señor nunca ha permitido ser menos
exacto en cumplir Sus mandamientos que lo que ha sido en dictarlos (Comp. Lev.
10:1-3). Si El dijo madera de gofer (Gén. 6:14), ¡no quiso decir Acacia! Si dijo una
vaca alazana (Núm. 19:2), ¡no quiso decir blanca o negra! Si dijo un macho cabrío de
un año (Ex. 12:5), ¡no quiso decir una hembra de dos años! Si dijo pan (Mat. 26:26),
¡no quiso decir carne! En resumidas cuentas, Dios quiere decir exactamente lo que
dice y ¡nada mas! Los hombres no pueden permitirse simplemente aproximarse
a la obediencia de los mandamientos de Dios. Si no han aprendido ese principio
básico, entonces no han comprendido mucho del Antiguo Testamento (Gál. 3:24).
Los hombres no pueden argumentar que las arpas de Apocalipsis justifican cualquier
otro instrumento en la adoración simplemente a causa de alguna similitud entre ellos.
(Incidentalmente, pianos y órganos no son tan similares a las arpas como un pudiera
pensar. Son tan fundamentalmente diferentes que el arpa está clasificada como ins-
trumento de cuerda, el piano como un instrumento de percusión, y el órgano como
un instrumento de viento). Si el arpa justifica el piano, órgano, trompeta, o bombo
sobre la base de alguna similitud entre ellos, por la misma señal el jugo de uva en la
Cena del Señor podría ser reemplazado aceptablemente con jugo de tomate (siendo
ambos jugos de rojo oscuro obtenido de las viñas, etc.). De esta manera, si las arpas
200 Las Siete Copas de Ira
de Apocalipsis justifican el uso de algún instrumento en la adoración de la iglesia,
Anotaciones solamente justificarán las arpas, y no nada que no sea un arpa.

Finalmente, si el instrumentalista ha seguido la argumentación hasta aquí y aún


insiste en que las arpas de Apocalipsis son literales y justifican otro instrumento en la
adoración de la iglesia en la tierra, entonces, para ser consistente, tendrá que insistir
en que cada participante tenga un arpa, o al menos un instrumento de alguna cla-
se. En Apocalipsis cuando son mencionadas las arpas, son siempre mencionadas en
plural, indicando que cada participante tenía una. Nunca es mencionada «un arpa».
En realidad, un pasaje habla de los adoradores «todos tenían arpas» (Ap. 5:8). [«cada
uno tenía un arpa» - Biblia de las Américas]. Si los instrumentalistas insisten en usar
estos pasajes de Apocalipsis como justificación para su práctica, debieran seguirlos
enteramente y tener a cada adorador tocando un instrumento.

En resumen, pudiera probarse útil colocar las contorsiones exegéticas en las que
los instrumentalistas han torcido estos pasajes de Apocalipsis en una forma sencilla y
cápsular de manera que lo que han hechos con ellos pueda ser visto fácilmente (pero
solamente ellos pueden tragárselo). (1) Contienden por el uso de instrumentos de pa-
sajes que realmente no dicen que los instrumentos fueron tocados. (2) Contienden por
una práctica en la tierra que admitidamente no ocurre en la tierra. (3) Contienden por
un uso literal de instrumentos de pasajes que no los usan literalmente. (4) Contienden
que las arpas son tocadas en estos pasajes y luego tocan cualquier y todo instrumento
pero no un arpa. (5) Contienden por el uso de instrumentos de pasajes que indican
que todo adorador tenía uno y luego limitan su uso en sus servicios a solamente uno,
o a unos pocos, adoradores. ¿No es extraño que algunas personas hagan una cantidad
de «arpista tocando sus arpas» sobre un texto de prueba y sin embargo se la ingenien
para que se haga solamente una cosa?5

vs. 3 – Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero,


diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos
y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero –


Moisés y los israelitas cantaron un cántico de victoria después de cruzar el Mar
Rojo cuando Dios los liberó de la mano de los egipcios (Éxodo 15:1). El tema
de la victoria se convierte en la base de la alabanza, ya que los santos redimidos
también cantan, regocijándose porque el Cordero los ha rescatado de la bestia y
del falso profeta.

Así como el siervo de Dios Moisés liberó a su pueblo de una nación opresiva,
así el hijo de Dios, el Cordero, redimió a un pueblo de la esclavitud espiritual (cf.
Hebreos 3:5ss). Uno conquistado y liberado del enemigo de la esclavitud física y
la tiranía; el otro conquistó el mundo y la muerte, librándolo del poder de Satanás.

Diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso


– Estas palabras se encuentran en el Salmo 92:5; 98:1; 145:17, donde se expresan
estos mismos pensamientos.

Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos – Algunos piensan
que un Dios amoroso no tiene espíritu de venganza. Dios es amor; pero Dios
también es justo. La muerte de Cristo, para salvar a los hombres que merecían
la muerte, fue para “que él sea justo” (Rom. 3:23-26). Él da toda oportunidad de
arrepentimiento (2 Ped. 3:9), pero la justicia exige el castigo de los malvados o
de lo contrario haría acepción de personas. La ira de Dios, como se describe en
Apocalipsis, se derrama con justicia contra los impíos (Rom. 1:18).

vs. 4 – ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres


santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se
han manifestado.

¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? – Compare esto con


Las Siete Copas de Ira 201
Éxodo 15:11. En vista del omnipotente poder de Dios, esta pregunta parece retórica;
la respuesta debe ser obvia que todos le temerán. Pero no es así. El mundo estaba Anotaciones
enamorado de la bestia y pensó que no había nadie como ella (13:4). Satanás usó
un imperio mundial gobernante para engañar a los habitantes de la tierra. Incluso
hasta el día de hoy, continúa empleando cualquier cosa que atraiga a la carne para
desviar la atención de los hombres de aprender la verdadera naturaleza de Dios.

Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te ado-
rarán, porque tus juicios se han manifestado – Todas las naciones adorarán a
Dios, cuya santidad y gloria algún día serán reconocidas incluso por sus enemigos
(Sal. 86:9; Jer. 10:7).

Todas las naciones vendrán y adorarán ante Dios (cf. Sal. 86:9) después de
reconocer el fracaso de la bestia y la religión que defiende y contemplar el triunfo
de la causa de Dios. Llegará el tiempo en que “toda rodilla se doblará” y “toda
lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre” (Fil.
2:10-11). El juicio convencerá a todos los impíos de su maldad (Judas 15). Habrá
llanto y lamentos en el juicio después de que los hombres reconozcan su necedad
de apartarse de Dios (Mat. 16:26).

Estas Ultimas Plagas Llenan la Ira de Dios


15:5-8
vs. 5 – Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo
del tabernáculo del testimonio.

Después de estas cosas miré – “Después de estas cosas” aparece siete veces
en el libro, y cada vez introduce un punto nuevo y enfático (véase 4:1).

Y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio


– El templo que Juan vio fue el naos , el Lugar Santísimo en el cielo, que estaba
simbolizado por el santuario interior del tabernáculo.

Leon Morris afirma que la palabra “templo” (naos) significa propiamente


“santuario”.6 El templo en el que le sirven es el santuario o lugar santo (naos), a
diferencia del templo (hieron) con sus diversas divisiones para hebreos, gentiles
y mujeres.

La palabra griega para templo (naos) se usa para describir el edificio que con-
tenía el Lugar Santo y el Lugar Santísimo donde Dios está presente. Se habría
utilizado una palabra diferente (hieron) si hubiera incluido todo el edificio con
sus diversos patios.

Su visión no fue del antiguo templo de Salomon ni del templo construido por
Herodes, que estaba en Jerusalén antes del año 70 d. C. “El tabernáculo [ tienda]
del testimonio” erigido por Moisés (Núm. 1:50; 9:15; 10:11; 17:7; 18:2) se llamaba
así porque dentro del Lugar Santísimo descansaba el arca del pacto que contenía
las tablas de la ley, llamado “el testimonio”, que Dios dio a Israel (Éxodo 25:21).
Anteriormente, Juan había visto el santuario abierto para revelar el arca del pacto,
la sede de las leyes justas de Dios (11:19); ahora se abrió para que los ángeles del
juicio contra aquellos que lo rechazaron a Él y su ley pudieran salir.

Los siete ángeles salieron del lugar santísimo del templo, de la presencia de Dios.

vs. 6 – y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos
de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

Los siete ángeles presentados en el versículo 1 aparecen ahora llevando las siete
plagas que se derramarán sobre la tierra. Estas plagas de juicio provienen de la
misma santidad de Dios, porque “la justicia y el derecho son el fundamento de su
202 Las Siete Copas de Ira
trono” (Sal. 97: 2). Los siete están vestidos por igual. Los que salieron portando
Anotaciones las siete copas tenían alrededor del pecho un cinto de oro como el que llevaba el
Cristo glorificado (1:13 ver comentarios). Estos cintos de oro parecen no identi-
ficar su trabajo como sacerdotal, sino significar que eran ángeles de alto rango,
confiados con una obligación solemne.

Estas prendas representan la justicia y la realeza. Indican su alto rango y santidad.

vs. 7 – Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de
oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

Uno de los seres vivientes (ver notas en 4:6-8) entregó a los ángeles las siete
copas de oro llenas de la ira de Dios.

No se revela cuál (y por qué solo uno) de los cuatro seres vivientes fue comi-
sionado para dar las copas de la ira a los siete ángeles. Tampoco se indica cómo
salieron del santuario con las siete plagas (vv. 1, 5), y luego se les dieron las siete
plagas. La palabra griega para copa (phiale), es decir, vasija ancha poco profunda
o platillo profundo, aparece solo en el Apocalipsis (doce veces) y debe distinguirse
de la copa (14:10), que es exclusivamente una vasija para beber.

fiale (φιάλη, G5357), cf. el término castellano vial, denota un cuenco, y


se traduce “copa” en todas las ocasiones en que aparece en la RV , RVR,
RVR77 ; solo la VM lo traduce en todos los pasajes como “tazón/es”
(Rev. 5:8 ; Rev. 15:7; Rev. 16:1-2, Rev. 16:3-4, Rev. 16:8, Rev. 16:10,
Rev. 16:12, Rev. 16:17; Rev. 17:1; Rev. 21:9), lo cual sugiere la rapidez
con que se pueden vaciar sus contenidos.7

fiale (φιάλη, G5357), taza ancha y de poco fondo.8

El cuenco es similar a algunos de los vasos usados ​​en los sacrificios y rituales
del Antiguo Testamento. Los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos
tenían “copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (5:8)
ofrecidas a Dios. Luego, estos siete ángeles salen de la presencia divina con las
copas de ira y esperan la instrucción de Dios para vaciarlas. Lenski ha observado
bien que los siete sellos revelan, las siete trompetas anuncian y advierten, y las
siete copas se ejecutan.9

Estos juicios divinos son la expresión de la ira plena de Dios contra aquellos que
siguen a la bestia y su imagen y reciben su marca (14:9-11). Solo en Apocalipsis
aparece la expresión, copas llenas de la ira de Dios. Oseas 5:10 habla de la ira
de Dios “derramada”, y Romanos 9:22 se refiere a vasos defectuosos. En ningún
otro lugar se encuentra esta imagen de palabras. Visualice recipientes en forma
de cuenco que podrían deshacerse de estas plagas con una fuerza abrumadora y
un efecto desastroso. De hecho, es algo terrible “caer en las manos del Dios vivo”
(Heb. 10:29, 31).

vs. 8 – Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y


nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas
de los siete ángeles.

El santuario se llenó de humo de la gloria y el poder de Dios. El humo simbo-


lizaba la majestad divina, al igual que el humo estaba presente cuando la santidad
y el poder de Dios se expresaron en otra parte (Éxodo 19:18; 1 Reyes 8:10-11;
Isaías 6:4).

Cuando se erigió el tabernáculo, la gloria de Jehová lo llenó, y Moisés no pudo


entrar en él (Éxodo 40:34ss.). Asimismo, cuando Salomón completó el templo,
la gloria de Jehová llenó la casa, “... los sacerdotes no pudieron permanecer para
ministrar ...” (1 Reyes 8:10ss.). Y así, ahora, hasta que las siete plagas fueran
terminadas, nadie podía entrar al templo. El humo de Su gloria estaba siendo
Las Siete Copas de Ira 203
reivindicado por el humo de Su ira, demostrado en expresiones de Su gran poder.
Swete ha superado bien el significado de este versículo cuando dice: Anotaciones
“Los juicios divinos son impenetrables hasta que hayan pasado; cuando
la última plaga haya cumplido su curso, el humo se desvanecerá y se
verá la visión de Dios”.10

Ninguna intercesión puede cambiar el determinado consejo de Dios; pero cuando


se cumple, entonces podemos ver claramente lo que ahora está oscurecido.

Dios está presente en toda su gloria y poder para ejecutar su juicio sobre el falso
profeta, la bestia y todos los demás que llevan su marca. Nadie que esté maduro
para el juicio puede entrar al santuario porque el tiempo del arrepentimiento ha
pasado. Dios es paciente y le da al hombre la oportunidad de arrepentirse; pero
una vez que llegue la hora del juicio, será demasiado tarde para llamar, porque la
puerta a la seguridad se cerrará (Mat. 25:10-13).

___________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 1, p. 313.


2. C.S. Lewis, The Best of C.S. Lewis. Washington, D.C..: Canon Press, 1973, pp. 509-510.
3. E.W. Bullinger, Diccionario de Figuras de Dicción Usadas en la Biblia (Libros CLIE), Pág. 622.
4. A.T. Robertson en su Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, Obra Completa, 6 Tomos en 1,
El Apocalipsis, pág. 749, dice. “Como de arpistas que tocaban sus arpas (hos kitharoidon kitharizonton en
tais kitharais auton).
Marvin R. Vincent en su Estudio de Palabras en el Nuevo Testamento, Vol. II, El Apocalipsis de Juan,
pág. 533, dice, “La lectura correcta es, (kai he phone hen ehousa hos kitharodon) y la voz que oí (era) como
(la voz) de arpistas.”
5. Gary P. Eubanks, Gospel Anchor, Vol. 7, Pág. 231.
6. Leon Morris, Tyndale New Testament Commentaries, Revelation. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans
Publishing Co., 1987.
7. W.E. Vine, vol. 1, p. 329.
8. James Strong, Diccionario de Palabras Griegas, p. 91.
9. R.C.H. Lenski, Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1975, p. 461.
10. Henry Barclay Swete, Apocalypse of St. John, Grand Rapids: William B. Eerdmans (reprint), 1951, p. 200.
204 Las Copas de Ira Son Derramadas

Anotaciones

CAPITULO 16
Las Copas de Ira Son Derramadas

Antes de que se derramara el contenido de los tazones sobre la tierra, a Juan se


le permitió ver a los santos victoriosos de pie sobre el mar de vidrio y escucharlos
cantar el cántico de triunfo (15:1-3). Esto aseguraría a los santos que Juan estaba
escribiendo sobre su propia victoria. Con esta seguridad y consuelo para los santos
de la tierra, había llegado el momento de que cayeran los juicios. El juicio de Dios
sobre los malvados de la tierra se estableció en los versículos finales del capítulo
14, donde se simbolizó como una vendimia, entonces, ¿por qué se representa el
juicio nuevamente aquí? Parece haber pocas dudas de que tenemos ante nosotros
una repetición de ese juicio en el que Dios revela su intensidad. La presente visión
también revela la finalidad del juicio sobre las fuerzas del mal y el uso completo de
Dios de todas Sus armas en la administración de justicia. No puede haber un juicio
más completo hasta el juicio final, que no se presenta hasta el capítulo 20. En lugar
de pertenecer al fin de los tiempos o a los eventos justo antes del fin, la escena de
este capítulo trata del juicio de Dios contra el dragón, la bestia, la bestia terrestre
y sus asociados. Tales juicios pueden repetirse a intervalos a lo largo de la historia.

Ciertas similitudes entre los toques de trompeta y los tazones de la ira, com-
parables a algunas de las plagas sobre Egipto, se señalarán en la discusión del
derramamiento de los tazones individuales. Es evidente que aquí hay juicios finales
sobre ciertas fuerzas espirituales, políticas y morales; pero es muy difícil asignar
un significado definido a los tazones específicos. Uno no puede permitirse el lujo
de ser dogmático; sólo puede presentar lo que interpreta como el mensaje de Dios.
Albertus Pieters admite con franqueza:

“En general, parece claro que la verdadera interpretación aún no se ha


encontrado, y probablemente no se puede encontrar”.

Pieters señala además que lo que vemos es una:

“vívida dramatización de la lucha que Dios lanza desde el cielo a favor


de Su iglesia”.1

En su excelente comentario, Lenski examina críticamente el significado de cada


cuenco y su acción consecuente, solo para admitir:

“No afirmamos que hayamos logrado comprender todos los símbolos


y haber descubierto completamente las realidades debajo de ellos”.2

Milligan hace una admiración similar, diciendo:

“Ningún intento de determinar el significado especial de los objetos así vi-


sitados por la ira de Dios - la tierra, el mar, los ríos y fuentes de las aguas, y
el sol - ha sido todavía”, o es posible que alguna vez tenga éxito, y el efecto
general por sí solo parece ser importante”.3

Otros hacen confesiones similares, y me apresuro a agregar mi propio nombre


a la lista, sugiriendo con timidez y reserva lo que parecen ser interpretaciones
razonables ya que cada pasaje se considera en su contexto.
Las Copas de Ira Son Derramadas 205
Las Copas Envolviendo la Naturaleza Anotaciones
La Primera Copa:
Una Ulcera Maligna y Pestilencia Sobre la tierra
16:1-2
vs. 1 – Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y de-
rramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

Antes de seguir leyendo, consulte los comentarios en 6:1 sobre las tres series
de sietes. Existen similitudes entre las siete trompetas y las siete copas de la ira.
(1) Cada uno se divide en grupos de cuatro, dos y uno. (2) Cada uno está dirigido
contra los mismos objetos. (3) Las trompetas fueron parciales y afectaron solo a
un tercio; mientras que las copas de la ira son más intensas y completas, tocando
todo el objeto. La razón de esta diferencia es que los juicios de las trompetas fue-
ron llamados al arrepentimiento (9:20-21), mientras que los juicios de las copas
son visitaciones de castigo. Lenski señaló que los siete sellos “revelan”, las siete
trompetas “anuncian” y “advierten”, y las siete copas “ejecutan”.4

En el intervalo entre las siete trompetas y las siete copas de la ira, a Juan se le
han mostrado varias visiones que explican el conflicto espiritual en la tierra. Se
le ha dado la seguridad de que Dios se preocupa y, en su buena providencia, toda
la iglesia será sustentada mientras esté en la tierra antes de ser recompensada
eternamente después de la muerte. Ahora ha llegado el momento del clímax del
Apocalipsis. El juicio final de Dios contra un agente inicuo de Satanás está a punto
de ser revelado.

Homer Hailey nos recuerda que esta no es una visión del juicio final de todo el
mundo, sino solo contra los enemigos de Dios que prevalecen en los días de Juan.

No puede haber un juicio más completo hasta el juicio final, que no se


presenta hasta el capítulo 20. En lugar de pertenecer al fin de los tiempos
o a los eventos justo antes del fin, la escena de este capítulo trata del
juicio de Dios contra el dragón, la bestia, la bestia terrestre y sus asocia-
dos. Tales juicios pueden repetirse a intervalos a lo largo de la historia.5

vs. 2 – Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera
maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que
adoraban su imagen.
Las primeras siete copas se derramarán sobre los mismos objetos de la natu-
raleza que las primeras cuatro trompetas. Mientras que los árboles y la hierba
de la tierra fueron quemados por la primera trompeta, afectando a la humanidad
indirectamente, este primer tazón afectó directamente a las personas. Una llaga
repugnante, fea, dolorosa y repugnante se apoderó de todos los que tenían la marca
de la bestia y adoraban su imagen.

Es notable recordar que tres razones subyacentes llevaron a la caída de Roma:


desastres naturales, decadencia social e invasión externa. Estas tres fuerzas encon-
traron significado en los objetos afectados por las trompetas y ahora repetidos por
los tazones de oro. Roma, disfrutando de su glorioso paganismo, no cayó en un
día. De hecho, en el momento en que Juan vio estas visiones, el imperio no parecía
estar en peligro de caer. La certeza de su caída fue entendida solo por aquellos
iluminados por esta revelación. Dios advirtió primero, luego eventualmente, el
sistema impenitente dios-César fue puesto de rodillas.

Cualquier intento de encontrar en la historia aplicaciones específicas de estos


signos siempre ha encontrado objeciones razonables. En lugar de tratar de identi-
ficar sucesos históricos definidos que encajarían en estas escenas de la ira de Dios
206 Las Copas de Ira Son Derramadas
derramada, el lector debería simplemente aceptar estos en el estilo apocalíptico
Anotaciones como simbólicos. Dios anuló la religión falsa del paganismo que estaba respaldada
por gobernantes corruptos de un imperio mundial. Estas señales se revelan en el
libro de imágenes de Dios, no como eventos específicos de la historia, sino como
escenas en las cuales visualizar el terrible terror de sus juicios.

La Segunda Copa:
El Mar Se Convierte En Sangre
16:3
vs. 3 – El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en
sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.

El agua es uno de los requisitos básicos del hombre, por lo que si se contamina,
la vida está en peligro. La sangre de un hombre muerto se coagula y se pudre,
por lo tanto, todo ser vivo en contacto con este mar de sangre muere.

La Tercera Copa:
Los Ríos y las Fuentes de las Aguas se Convierten en Sangre
16:4-7
vs. 4 – El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las
aguas, y se convirtieron en sangre.

Tanto el agua dulce como el agua salada apestaban a muerte cuando se con-
vertían en sangre. Nuevamente, note que la tercera trompeta y esta tercera plaga
tienen características similares.

vs. 5 – Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres
y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.

Aquellos que no comprenden la misericordia y la paciencia de Dios pueden ver


estas escenas de ira y pensar que Dios es cruel. Pero su juicio es una justa reivin-
dicación contra un imperio que se había embriagado “de la sangre de los mártires
de Jesús” (17:6). Habían hecho correr la sangre de los santos como agua, y ahora
todo lo que pueden encontrar para beber es sangre.

vs. 6 – Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también
tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

Aquellos segarán lo que sembraron. Merecen la ira de Dios por su rechazo de


la verdad y su derramamiento de la sangre de sus portadores (Heb. 10:26-31). Los
santos y profetas indicados aquí son los de la época de Juan, los santos y profetas
del Nuevo Testamento, todos los que fueron mártires de Jesús (17:6; Efesios 3:5).

vs. 7 – También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios
Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

El hombre mortal que cuestiona a un Dios que muestra tal venganza solo ne-
cesita recordar el gran precio de la redención, el Hijo unigénito de Dios (Rom.
5:6-11). El hombre no puede ver la terrible naturaleza del pecado como Dios, pero
la evidencia de su amor, misericordia y justicia se ve claramente (ver Romanos
1:18-20). Sus obras son “verdaderas y justas” (19:2; 15:3-4).
Las Copas de Ira Son Derramadas 207
La Cuarta Copa: Anotaciones
El Sol Quema a los Hombres
16:8-9
vs. 8 – El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar
a los hombres con fuego.

Los hombres estaban quemados por un gran calor. Imagínese un mundo sin
agua lleno de sangre y ahora calentado por un sol abrasador. Al igual que con la
cuarta trompeta, un cuerpo celestial se ve afectado.

vs. 9 – Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre


de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

Esta es una declaración triste. Estaban tan pervertidos que en lugar de arrepen-
tirse, blasfemaron contra Dios, una escena similar a la descrita después de que
sonaron las trompetas (9:20-21). Los hombres a menudo se endurecen, incluso
como Faraón, cuando Dios llama a la gente a arrepentirse (Éxodo 9:13-17, 34-35).
Winters ilustró esta condición cuando escribió:

Esto muestra la profundidad de su degradación. Cuando un criminal


llega al punto en que ataca a su víctima, a sus padres, a la sociedad, a los
tribunales y al sistema penitenciario por sufrir la pena de su crimen en
lugar de verse a sí mismo y a su crimen como responsables, lo calificamos
como un criminal endurecido. Así es aquí: estos hombres son pecadores
empedernidos, tan endurecidos de hecho que el arrepentimiento está
completamente ausente de su pensamiento.6

La Quinta Copa:
Tinieblas Sobre el Reino de la Bestia
16:10-11
vs. 10 – El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino
se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas.

En esta quinta copa los hombres comienzan a segar las terribles consecuencias
del pecado (Prov. 13:15). El asiento de la bestia es su trono, el dominio sobre el
cual tiene autoridad. La oscuridad a menudo representa el mal en la Biblia, y dado
que Satanás le ha dado a la bestia su poder, asiento y autoridad, la influencia de
Satanás impregna el reino (13:2). Cuando sonó la quinta trompeta, salió humo del
abismo provocando tinieblas, y del humo salieron langostas con el aguijón de un
escorpión que atormentaban tanto a los hombres que buscaban morir (ver notas en
9:1-11). De manera similar, con la quinta copa los hombres se mordieron la lengua
con gran angustia de dolor, pero se negaron a apartarse de su pecado.

vs. 11 – Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras,
y no se arrepintieron de sus obras.

En lugar de arrepentirse, su reacción fue la de criticar a Dios a causa de sus


dolores y llagas. La agonía y la desesperación, el vacío y la tristeza de vivir una
vida desenfrenada es grande. Cuando uno comienza este camino, cree que tiene
el control, pero su confianza se basa en las mentiras de Satanás. Roma tuvo su
temporada de placeres pecaminosos, pero la podredumbre interna puso de rodillas
a este gran imperio.
208 Las Copas de Ira Son Derramadas

Anotaciones La Sexta Copa:


Un Ejército es Reunido Desde el Oriente
16:12-16
vs. 12 – El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua
de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.

El río Eufrates se introdujo al tocar la sexta trompeta, pero con un propósito


y una acción diferentes a los de aquí (9:13-19). En primera instancia, los cuatro
ángeles atados al río se habían desatado para que se liberara un ejército infernal.
Pero al derramarse el sexto tazón, las aguas del Éufrates se secan para dar paso a
la llegada de los reyes y sus ejércitos del este. (Para comentarios sobre el Eufrates
como la frontera más al norte del territorio de Israel y el límite entre el este y el
oeste, ver comentarios, 9:14). Este Éufrates aquí no es un lugar físico o geográ-
fico; simboliza una barrera o un elemento disuasorio para la invasión, que ahora
se ha eliminado. ¿Son estos reyes del Cristo naciente y Sus santos, o son fuerzas
antagónicas de destrucción que luchan contra Él? Son las fuerzas reunidas como
enemigas de la causa de Dios, reunidas por los espíritus inmundos, “para la guerra
del gran día de Dios Todopoderoso” (v. 14).

Al igual que la sexta trompeta (véanse las notas en 9:13-19), la sexta copa
representa el camino preparado para el ejército desde el área del Éufrates. Este
ejército en la mano de Dios cumplirá su propósito de poner de rodillas a la Roma
pagana. Después de ser debilitado desde adentro por desastres naturales y deca-
dencia moral, el Imperio Romano no pudo mantener su defensa contra invasores
externos como los partos del este.

Este intermedio está colocado entre el sexto y el séptimo símbolos de esta


visión de las copas, exactamente como en las otras visiones. Cuando la
sexta copa fue derramada quedo preparado el camino para la llegada de
los partos, los cuales eran enemigos de Roma. Lo que se dice en este
pasaje, por supuesto, es símbolo del ejército invasor que sería maneja-
do por Dios en la guerra contra Roma. Cuando los tres aliados de las
fuerzas del mal se dieron cuenta de la posibilidad de que los partos los
atacarían, comprendieron que tenían que reunir a los reyes del mundo
para combatir y derrotar a los mencionados partos.7

vs. 13 – Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca


del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas.
Satanás no caerá sin luchar. Estos espíritus de demonios, que representan a los
enemigos del Señor, lideran el ejército de Satanás en la batalla contra el ejército
del Señor.

Juan ve tres espíritus inmundos a manera de ranas: aparecieron fuera


de las bocas del dragón, de la primera bestia, y de la segunda bestia, la
cual es llamada el falso profeta ... Este párrafo intermedio (16:13-16)
es simbólico: se refiere al diablo, al emperador, y al Concilio: a los
tres haciendo esfuerzos para reunir y animar a sus ejércitos para que
peleen contra las huestes de la justicia. Teniendo en cuenta que las tres
ranas salieron de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la
boca del falso profeta, tal vez simbolizan alguna clase de propaganda
perversa; pues son hijas del diablo, del gobierno ateo, y de la falsa re-
ligión; simbolizan a los verdaderos enemigos de Cristo. La verdadera
religión no tiene peores enemigos y Satanás no tiene mejores aliados
que la propaganda de las falsedades.8

vs. 14 – Pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes
de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios
Todopoderoso.
Las Copas de Ira Son Derramadas 209
La única descripción de esta batalla se encuentra en 19:19-21.
Anotaciones
Estos tres espíritus diabólicos usan señales engañosas para persuadir a los reyes
de la tierra de que se unan a Roma. Para reclutar seguidores, Satanás debe usar
propaganda falsa para engañar a la gente. A través de Roma usó un sistema que
parecía ser una causa justa, es decir, a través de un sistema de religión. Pero el
culto al César era un vano sistema de religión y estaba destinado al fracaso en su
conflicto con el único Dios verdadero.

Se han propuesto muchas teorías sobre la “batalla de Armagedón”. Los premi-


lenialistas ven esto como una batalla literal que aún debe ocurrir poco antes del
reinado terrenal de mil años de Cristo. Visualizan una guerra librada con armas,
tanques, aviones, bombas y misiles modernos. Pero un conflicto literal ignora no
solo el texto de Apocalipsis, sino también pasajes bíblicos sencillos (ver Apéndice
III). La naturaleza intrínseca del Apocalipsis es simbólica. Incluso cuando estos
generales se representan como ranas, el campo de batalla también es figurativo. El
Armagedón es el conflicto espiritual que Satanás y sus aliados libran contra Dios
y sus santos. El reino de Cristo y sus discípulos nunca ha avanzado, ni lo hará
jamás, al participar en una guerra física (Juan 18:36; 2 Corintios 10: 4). La espada
usada por el ejército de Dios es su palabra, la espada del Espíritu (Efesios 6:17).

La batalla descrita en este contexto ya se ha librado, y con la caída del culto


paganista al César, el diablo perdió. No se describe la desaparición de Satanás, ni
ha dejado de tentar a los hombres al mal. Los cristianos deben estar siempre alerta
para poder resistir las artimañas del diablo (Efesios 6:10-18). Pero desde los días
del Imperio Romano, Satanás no ha podido usar un reino terrenal para promover
la religión falsa en oposición al reino de Dios. Esto se analizará con más detalle
en el capítulo 20.

Decir que la batalla de Armagedón ya se ha librado no significa que no hayan


continuado ocurriendo enfrentamientos similares entre el mal y la justicia. En la
historia del mundo es claramente evidente un orden recurrente de acontecimientos.
Mediante la predicación del evangelio, las personas se convierten a Cristo. Una
y otra vez Satanás pondrá a prueba su fe a través de la persecución y múltiples
tentaciones. El pueblo de Dios en cada generación del tiempo está sujeto a muchas
pruebas y aflicciones, perseguido por los impíos. Una y otra vez los juicios de
Dios llegan al mundo perseguidor mientras el Señor intenta llevar a los hombres
al arrepentimiento. La guerra más profunda y fundamental entre Dios y Satanás
continuará hasta la segunda venida de Cristo y el Juicio Final. Por lo tanto, la vic-
toria de Cristo sobre el mal es un mensaje vivo, aunque los lectores a quienes se
entregó el Apocalipsis por primera vez entendieron que su aplicación se cumplió
en el fracaso del Imperio Romano y su adoración al dios-César.
vs. 15 – He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda
sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

El ejército de Satanás que se reúne para esta batalla decisiva parece ser poderoso
e invencible. Por tanto, el Señor exhorta a los santos a que no se dejen engañar o
extraviar por las apariencias. La venida del Señor siempre es sin anunciar, ya sea
en su venida final o para un juicio específico como ese contra Roma. Él advierte
a los santos que estén siempre alerta, no sea que sean sorprendidos desprevenidos
en un momento inesperado (1 Tes. 5:1-3). Sus vestimentas representan el tipo de
vida que vivieron, como lo indican las declaraciones hechas a las iglesias de Sardis
y Laodicea (3:4, 18). Los verdaderos seguidores de Cristo se comportarán “como
es digno del evangelio de Cristo” (Fil. 1:27).

vs. 16 – Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

Por la forma en que algunos hablan de la “batalla del Armagedón”, uno pensaría
que a menudo se menciona en la Biblia. No es así. La palabra “Armagedón” se
encuentra únicamente aquí. Los resultados de la batalla se describen en 19:19-21,
210 Las Copas de Ira Son Derramadas
pero en ningún otro lugar se encuentra este tema en el Nuevo Testamento.
Anotaciones
Armagedón – Literalmente significa “colina de Meguido” y se deriva de un
lugar real ubicado en el Valle de Jezreel. En realidad, no hay un “cerro” o “monte”
literal de Meguido. El Antiguo Testamento habla de los pueblos de Meguido (Jos.
17:11; Jueces 1:27), las aguas de Meguido (Jueces 5:19) y el valle de Meguido (2
Crón. 35:22; Zacarías 12:11), pero no se menciona ningún monte de Meguido. Me-
guido es una llanura ubicada entre el Mar de Galilea y el Mar Mediterráneo. Dado
que no existe un sitio geográfico conocido conocido como Monte Meguido, esto
debería darnos más que un leve indicio de que la batalla no es una batalla literal.

Meguido había sido un lugar estratégico en la historia del pueblo de Dios. Allí
se libraron varias batallas antiguas famosas. Normalmente es el campo de batalla
entre las fuerzas del bien y del mal. En Meguido, Barac y Débora derrocaron a
los reyes de Canaán (Jueces 5:19); Gedeón derrotó a los madianitas (Jueces 6:33);
Saúl fue derrotado por los filisteos (1 Sam. 31:8); Ocozías murió por las flechas
de Jehú (2 Reyes 9:27); y Faraón-Necao derrocó a Josías (2 Reyes 23:29-30).

Recuerde que el Apocalipsis está lleno de lenguaje simbólico. Y así, si esta


escena es literal en lugar de figurativa, entonces solo se produce confusión. (1)
Los generales parecerían ranas (16:13). (2) Sería físicamente imposible para un
ejército de 200 millones de jinetes marchar en formación una milla de ancho y 85
millas de largo (9:16). (3) Un gran río de sangre de 200 millas de largo no cabría
en este valle (14:20). Ninguna de estas tres cosas puede tomarse literalmente si el
escenario está en Palestina en el Valle de Jezreel.

En realidad, este lugar descrito en Apocalipsis no tiene ubicación en los mapas


de la tierra ni la batalla es física. La guerra es entre las fuerzas espirituales de la
justicia y el mal, Dios y Satanás. Esta batalla fue peleada y ganada por el Señor
en la completa derrota del Imperio Romano y su paganismo dios-César. El Señor
será el vencedor como se describe en 19:19-21, y su reino de justicia permanecerá
para siempre. La idea central del Apocalipsis es asegurar a los santos de Dios esta
victoria y evitar que sucumban a las presiones del culto al emperador. El libro de
Apocalipsis comienza y termina con la declaración de que se trata de aconteci-
mientos que “deben suceder pronto” (1:1; 22:6), “porque el tiempo está cerca” (1:3;
22:10). Por lo tanto, “la batalla de ese gran día del Dios Todopoderoso” revelada
aquí no es el juicio final en el tiempo del fin. En ese momento, todas las batallas
terrenales se habrán ganado y todos los enemigos habrán sido puestos bajo sus
pies. A partir de entonces será solo la eternidad.

La Séptima Copa: “Hecho Está”


Colapsa la Gran Ciudad
16:17-21
vs. 17 – El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del
templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.

La séptima copa derramada sobre el aire completa simbólicamente la gama de


elementos naturales: tierra, agua, fuego (sol) y aire. Los disturbios que siguen al
derramamiento de esta copa parecen más graves que los anteriores, aunque todos
son temibles y espantosos. Puede haber poca o ninguna duda de que “aire” se usa
simbólicamente; pero ¿cuál es su significado simbólico? La clave de una inter-
pretación se puede encontrar en la carta de Pablo a los Efesios cuando dijo: “En
los cuales anduvisteis [los gentiles] en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad [griego,” poder “] del aire, el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). El príncipe no puede
ser otro que Satanás, “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11), “el
dios de este siglo” (2 Cor. 4:4). Como la quinta copa había sido derramada sobre
el trono de la bestia (Ap. 16:10-11), la cual fue gravemente afectada, y la sexta
abrió el camino para la reunión de las fuerzas de Satanás para la gran guerra, siendo
Las Copas de Ira Son Derramadas 211
convocadas por espíritus demoníacos (Ap. 16:12-14), es razonable concluir que
la séptima copa afectaría toda la esfera de la operación de Satanás. El aire sería Anotaciones
un emblema apropiado de la influencia predominante o el entorno del reino en el
que los malvados viven, se mueven y respiran, siendo dominados por el diablo.
Así, el curso de este mundo, que en sí mismo es malo, una vida de transgresiones
y pecado, gobernado por el príncipe de su poder, controlando a sus súbditos con
un espíritu de rebelión y desobediencia a Dios, ahora está bajo juicio.

La “gran voz” que salió “del templo del cielo, del trono”, como lo hizo la voz
del versículo 1, no se identifica. Pero salir del trono dentro del santuario indica
que es de Dios o de Cristo.

El mensaje es: “Hecho está”. La serie de plagas ahora está completa; La ira
de Dios expresada en juicios justos ahora ha estallado como una bomba atómica
sobre el mundo de los hombres impíos y malvados.

Ahora se ha completado la serie de juicios. Lo que ha ocurrido no es más que


un bosquejo de lo que sigue en la próxima visión.

vs. 18 – Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de


tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han
estado sobre la tierra.

En la escena celestial habían procedido del trono destellos de relámpagos, voces


y truenos (4:5). La apertura de los siete sellos se cerró con “truenos, y voces, y
relámpagos, y un terremoto” (8:5). El toque de las siete trompetas se concluyó con
estas mismas cuatro, a las que se añadió “y grande granizo” (11:19). Y ahora las
siete copas de las siete plagas llegan a su fin con los mismos cuatro elementos, con
una intensidad adicional, porque el terremoto es “un gran terremoto” y el granizo es
“un enorme granizo” (v. 21). Estos indican una severidad creciente en las acciones
de Dios. El terremoto es tan grande, tan poderoso, “cual no lo hubo jamás desde
que los hombres han estado sobre la tierra”. Esta plaga es conmovedora debido
a lo que se ve afectado: el propio reino de Satanás recibe un impacto devastador,
junto con la caída de Babilonia y el imperio sobre el que gobernaba. Dado que
nunca hubo un reino más grande que esta Babilonia actual y el Imperio Romano,
nunca habría habido un terremoto más grande cuando cayó.

Los juicios divinos están simbolizados. Nunca en la historia de la humanidad


ha habido tal terremoto. Pero simbólicamente, el mayor de todos los terremotos
representa el asombroso poder y la presencia de Dios cuando separa la gran ciudad
en tres partes (véanse las notas en 11:8 y 17:18).
vs. 19 – Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las na-
ciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle
el cáliz del vino del ardor de su ira.

La “gran ciudad” ha aparecido varias veces. Inicialmente se introdujo en 11:8


(ver comentarios), donde recibió un juicio parcial en un terremoto en el que murió
una décima parte de los habitantes (11:13). Su condenación fue proclamada más
tarde por la voz del segundo ángel como si ya hubiera caído, porque Dios había
determinado su destrucción (14:8). No está claro qué se entiende por división de la
ciudad en tres partes. Al profetizar de la destrucción de Jerusalén, Ezequiel había
dicho que una tercera parte debería ser quemada, una tercera parte dedicada a la
espada y una tercera parte esparcida al viento (Ezequiel 5:2 ss). Esto indicó la
destrucción total de la ciudad y podría sugerir la triple división de la visión de la
Babilonia de Juan. Lenski cree que la imagen que tenemos ante nosotros indica
un colapso total, ya que las paredes caen hacia afuera a derecha e izquierda, y el
techo al piso. Pero es posible que las tres partes sean las indicadas en un capítulo
posterior donde se amplía la caída de Babilonia (muerte, duelo y hambre: destruc-
ción total [18:8]). Independientemente de lo que se pueda concluir con respecto
212 Las Copas de Ira Son Derramadas
a las “tres partes”, se indica claramente una destrucción total por parte del Señor.
Anotaciones
La división de la gran ciudad apunta a la plenitud de su destrucción; Asimismo,
cayeron ciudades de todas las naciones que estaban aliadas con Roma en oposi-
ción a Dios. Roma fue el centro de la seducción, la capital de todo el reino del
mundo. Cuando se debilita y se divide en tres partes, todo el imperio anticristiano
se desmorona.

Pero Babilonia no cae sola, porque las ciudades satélites que ella había hecho
“beber del vino del furor de su fornicación” (14:8), también caen. La escena muestra
el colapso de la ciudad-mundo pagana y sus hijas, cuya descripción sigue (capítulos
17, 18). Dios le da ahora “el cáliz del vino del ardor de su ira”. Como Dios había
prometido que daría esta copa a los adoradores de la bestia y su imagen (14:10,
ver comentarios), ahora también se la da a Babilonia.

vs. 20 – Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

La ira de Dios se derrama con tal fiereza que no queda lugar para refugio.

Se introdujo una remoción similar de islas en la apertura del sexto sello, donde
“todo monte y toda isla se removió de su lugar” (6:14). En esta plaga sobre Ba-
bilonia, la huida de las islas es paralela a la desaparición de las montañas. Ambos
habían desaparecido, porque el gran terremoto (v. 18) tocó todos los reinos donde
habitan los hombres. Ezequiel describió de manera similar la caída de Tiro cuando
dijo: “Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están
en el mar se espantarán a causa de tu fin” (Ezequiel 26:18). Más tarde, Juan se
basa en el cuadro de Ezequiel cuando describe la caída de Babilonia (capítulo 18).
En la caída de esta gran potencia mundial no habría lugar para refugiarse, porque
todos esos lugares habrán sido eliminados.

vs. 21 – Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso
de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo;
porque su plaga fue sobremanera grande.

No se trataba de un granizo común y corriente, porque cada piedra pesaba


aproximadamente un talento, estimado por los eruditos entre sesenta y cien libras,
aunque probablemente más precisamente entre noventa y noventa y seis libras.
Debido al peso, era suficiente para matar instantáneamente. Este “cayó del cielo”,
indicando su fuente, “sobre los hombres”, el objeto del juicio divino.

El granizo había sido un símbolo de la ira y el juicio divinos desde las plagas
de Egipto, porque la séptima plaga había sido “un granizo muy pesado” sobre
el hombre y la bestia (Éxodo 9:18-26; cf. también Sal. 78:47; 105:32). Jehová
había luchado por Israel en Bet-horón al enviar grandes piedras del cielo sobre
los cananeos (Jos. 10:11). Y en cuanto a aquellos en Jerusalén que hicieron de la
mentira su refugio y bajo la falsedad se ofrecieron a sí mismos, el Señor dijo que
el granizo barrería su refugio de mentiras y que el diluvio inundaría su escondite
(Isaías 28:15-18; cf. también Ez. 38:22). Pero una vez más, el juicio de Dios sobre
la maldad y la idolatría, demostrando que un final debía llegar, no logró cambiar
los corazones endurecidos de los hombres inicuos. En lugar de arrepentirse, “blas-
femaron contra Dios por la plaga de granizo”. Debido a la maldad del hombre, los
juicios de Dios no necesariamente traen arrepentimiento.

Estas plagas no introdujeron el juicio final; porque después de que el granizo


mató a los que mató, quedaron algunos que blasfemaron contra Dios. Los juicios
divinos más severos habían sido ahora derramados sobre hombres malvados e
impíos, tocando todas las fases y reinos de la sociedad y el poder romanos. Solo
el juicio final, que pondrá fin a todos los hombres, las naciones y la maldad, podría
superar en intensidad y finalidad a juicios como estos.

Es imposible correlacionar estas copas de ira con eventos históricos. Estas son
Las Copas de Ira Son Derramadas 213
imágenes simbólicas de juicios sobre los enemigos de Dios. Los profetas judíos
usaron la frase “día del Señor” para referirse a un juicio temporal y nunca al día Anotaciones
final del juicio (Joel 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14). Esta revelación describe una época en
la que la ciudad de Roma enfrentaría un “día del Señor” y caería. Los dos capítulos
siguientes muestran con gran detalle cómo sucedió esto.

___________________
Anotaciones al Pie

1. Albertus Pieters, The Lamb, The Woman and The Dragon. Grand Rapids: The Church Press, 1946.
p. 244 y ss.).
2. R.C.H. Lenski, Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1975, p. 464.
3. William Milligan, The Book of Revelation. New York: A. C. Armstrong and Son, 1889, p. 265.
4. R.C.H. Lenski, Ibid, p. 461.
5. Homer Hailey, Revelation - An Introduction and Commentary, p. 325.
6. Howard Winters, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Christian, 1989, p. 190.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 247-248.
8. Rays Summers, Ibid, pp. 248-249.
214 La Infamia y Caída de Babilonia

Anotaciones CAPITULO 17
La Infamia y Caída de Babilonia
El personaje y la suerte de dos mujeres y dos ciudades ocupan un lugar destacado
en la segunda sección del libro. El capítulo doce comenzó con la presentación de
una mujer vestida con el sol, con la luna debajo de sus pies y una corona de estre-
llas en su frente. Ella dio a luz a un hijo varón, el Cristo, y luego se vio obligada a
huir al desierto, donde fue sustentada y protegida. Tuvo otros hijos, aquellos que
guardaban los mandamientos de Dios y tenían el testimonio de Su Hijo. Ahora se
presenta una segunda mujer —una ramera, lo opuesto directo a la primera— que
se viste con todos los embellecimientos del esplendor terrenal. Tiene en la frente
un nombre que la identifica como la madre de las rameras de la tierra. Cada mujer
se identifica además como una ciudad, esta última como la gran ciudad, Babilo-
nia, que domina a los reyes de la tierra que hacen guerra contra los santos. Se ha
introducido la caída de Babilonia y ahora se amplía la naturaleza de la ciudad y
su completa caída. La primera mujer, vestida de luz, se identifica como “la ciudad
amada” (20:9), la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, “preparada como una novia
ataviada para su marido” (21: 2). Estas dos mujeres, y las ciudades que personifican,
son una antítesis directa entre sí en carácter, posición y destino.

En los comentarios del capítulo doce, la mujer fue identificada como el resto
fiel del pueblo de Dios; ella representaba a todos Sus redimidos — Su iglesia o
pueblo en el sentido más amplio e inclusivo. Al identificar a la ramera, se han
propuesto varias posiciones:

(1) Una opinión es que simboliza la apóstata Jerusalén palestina, la cabeza del
judaísmo hostil.1

(2) Otra opinión es que ella representa a la iglesia apóstata que se desarrolló en
los siglos posteriores a Pentecostés. Algunos eruditos limitan su aplicación a
la iglesia católica romana que se desarrolló hasta su estado actual; otros am-
plían el símbolo para incluir a todos los grupos apóstatas, todos los llamados
“cristianos” infieles. Para aquellos que ocupan la última posición, la figura
describe la parte degenerada de la iglesia de Dios, el mundo en la iglesia.2

(3) Un tercer punto de vista sostenido es que la ramera simboliza la Roma paga-
na, que a su vez representa el mundo de la lujuria, todo lo que es seductor,
tentador y atractivo para los deseos de la carne y la mente (por ejemplo,
Caird, Pieters). Para un excelente resumen de los argumentos hechos para
el segundo y tercer punto de vista, vea Pieters,3 quien acepta la tercera po-
sición. Se prefiere el terer punto de vista sobre los demás.

Satanás tiene tres enfoques mediante los cuales busca destruir la obra y el
pueblo de Dios: (1) Fuerza política o bruta, simbolizada por la bestia del mar; (2)
religión falsa, ya sea paganismo o religión revelada pervertida — apóstatas que
sostienen y enseñan doctrinas falsas — simbolizada por la bestia de la tierra; y (3)
el mundo de la lujuria, todo lo que atrae a la carne o la mente (Efesios 2:3; 1 Juan
2:15-17), representado por la ramera. Contra estos tres la iglesia primitiva libró
una guerra implacable; y contra ellos el santo de hoy debe permanecer inamovible
e intransigente. Puede que hoy en día se use menos fuerza política, pero continúa
operando a través de presiones políticas, económicas o sociales que se ejercen
sobre las acciones del cristiano para apartarlo de Cristo o hacer que niegue la fe.

Esta sección (17:1—19:10) se divide en tres partes:

(1) La ramera y sus artimañas seductoras (cap. 17).

(2) El juicio y la caída de la ramera (cap. 18).


La Infamia y Caída de Babilonia 215
(3) Los aleluyas del cielo por su fracaso, y la victoria de los santos (19:1-10).
Anotaciones
La Ramera Babilónica Identificada

El Juicio de la Mujer Escarlata (17:1—19-21)


La Ramera Que se Sienta Sobre la Bestia
17:1-6
vs. 1 – Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló
conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la
que está sentada sobre muchas aguas.

Es intrascendente cuál de los siete ángeles prestó este servicio; si hubiera teni-
do algún significado, el Señor lo habría revelado. El ángel le mostraría a Juan el
juicio (griego, krima), es decir, el veredicto judicial, la condenación y el castigo
de la ramera.4

krima (κρίμα, G2917) , denota: (a) la sentencia pronunciada, el vere-


dicto, la condena, la decisión resultante de una investigación.5

Este tema ocupa los dos capítulos siguientes.

El juicio de Dios, representado por las siete copas de la ira, fue derramado contra
la bestia, el falso profeta y aquellos que tenían la marca de la bestia y adoraban su
imagen (16:2, 10; 14:9-11). Es importante recordar esto al identificar a la ramera,
porque aquí no se presenta nada que indique un cambio de tema del Imperio Ro-
mano y su paganismo a cualquier otra potencia mundial, presente o futura.

¿Quién es la ramera? Ha habido mucho debate sobre su identidad. ¿La ramera


simboliza la ciudad capital de Roma? ¿O representa a la ciudad de Jerusalén, o
incluso a la Roma papal? Se han ofrecido razones lógicas para cada uno de ellas,
por lo que la respuesta exige un análisis cuidadoso del texto inmediato a la luz del
contexto general del libro en su conjunto.

La Roma Papal no encaja en el contexto general de Apocalipsis porque el lec-


tor está seguro de que se trataba de “las cosas que deben suceder pronto” (1:1, 3;
22:6, 10). La digresión de la autoridad del Señor y el modelo de organización se
ha utilizado definitivamente como una herramienta de Satanás, y los principios
que se encuentran en Apocalipsis sobre la venganza de Dios contra la religión
falsa tienen una aplicación definida. Pero la gran apostasía se desarrolló cuando
la Roma Papal encajaría en un período de la historia mucho más tardío que los
eventos descritos en Apocalipsis. Quien lee este libro siempre debe primero hacer
la pregunta: “¿Qué habría significado este símbolo para los lectores a quienes se
les entregó originalmente?”

A continuación, consideremos si esta ramera representa a Jerusalén. Los ex-


positores que identifican a Jerusalén como la ramera cometen un error al ver esta
ciudad como controlando un dominio mundial todopoderoso. Esta ramera se sienta
sobre muchas aguas (v. 1), que se define en contexto como pueblos, multitudes,
naciones y lenguas (v. 15), señalando así el dominio e influencia mundial de la
mujer. Aunque es cierto que los judíos residían en todas las naciones bajo el cielo,
es un esfuerzo de imaginación concluir que Jerusalén de alguna manera “reinaba”
sobre esas naciones.

Otro error que se comete al ver a Jerusalén como la ramera es ver su caída en
el año 70 d.C. a manos de los romanos para ser el mismo evento que la batalla de
Armagedón. Esa interpretación cambia radicalmente el impulso de las visiones
de Apocalipsis. Aquellos que aceptan esa interpretación están de acuerdo en que
hasta este punto la bestia y el falso profeta representan al Imperio Romano y su
216 La Infamia y Caída de Babilonia
paganismo de culto al César. Están de acuerdo en que Satanás controla este reino
Anotaciones de los hombres y lo está usando para hacer la guerra contra el reino espiritual de
Dios. Entonces, ¿por qué habría una desviación de este tema básico para describir
cómo Dios usó este reino inicuo para destruir una ciudad inicua de Jerusalén? No
solo eso, sino que esta interpretación exige dos batallas: la destrucción de Jerusalén
y luego el fracaso de la bestia y el falso profeta. El lector de Apocalipsis ha sido
preparado para una sola batalla en ese gran día del Dios Todopoderoso. La bestia
(Imperio Romano) y el falso profeta (paganismo) son las entidades que están siendo
derrotadas por Dios en la batalla de Armagedón, no Jerusalén y la economía Judía.

Aquellos expositores que creen que Apocalipsis 17 está hablando de Jerusalén


generalmente basan su razonamiento en Escrituras distintas de Apocalipsis don-
de Dios claramente prometió que los romanos destruirían Jerusalén (Mateo 24;
Lucas capítulos 17 y 21). Luego concluyen que Armagedón es el cumplimiento
de esa profecía. Sin embargo, una exégesis adecuada reconoce que una palabra
o frase utilizada en un contexto no tiene necesariamente la misma definición o
significado en un contexto diferente. En otras palabras, es un gran salto imponer
la verdad que Jesús prometió en Mateo en un contexto diferente que se encuentra
en Apocalipsis 17. Como ilustración, observe cómo la palabra “fe” se usa en dos
contextos diferentes: (a) “Todo lo que es no por fe es pecado “(Rom. 14:23); y
(b) “La fe viene por el oír la palabra de Dios” (Rom. 10:17); por tanto, cualquier
doctrina que no se base en la palabra de Dios es pecado (Gálatas 1:6-8; 2 Juan
9). Sin embargo, es una exégesis impropia combinar la proposición de (a) con (b)
aunque ambas sean verdades. Un estudio del contexto de Romanos 14 revela que
la palabra “fe” no se refiere a la palabra de Dios, sino a la conciencia del hombre.
Por tanto, uno confunde los dos contextos si uno se impone al otro. De la misma
manera, algunos han confundido el contexto de Apocalipsis 17 al imponerle la
verdad de Mateo 24.

Los comentaristas que equiparan a Jerusalén con la ramera se refieren a varias


Escrituras del Antiguo Testamento que identifican tanto a la ciudad misma como
a Israel como una nación en el papel de ramera (Isaías 1:21; Jeremías 2:20; 13:22;
Ezequiel 16 y 23). Pero Jerusalén no fue la única ciudad así descrita. Nínive fue
llamada la “ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos” (Nah. 3:4). Isaías
describió a Tiro como una ciudad que “otra vez fornicará con todos los reinos del
mundo sobre la faz de la tierra” (Isa. 23:17). Y finalmente, Babilonia, la contraparte
histórica de Roma, fue llamada “señora de reinos” (Isa. 47:5-15). Por lo tanto, uno
no puede concluir sobre la base de las referencias del Antiguo Testamento que solo
Jerusalén tenía que ser la ciudad representada en Apocalipsis 17.

De hecho, el contexto de Apocalipsis 14:8-10 ilustra que lo que hace Babilonia,


lo hace la bestia. Sus acciones no están separadas. Ella ejerce el poder de la bestia
y seduce a las naciones para que adoren a la bestia. Jerusalén nunca hizo esto, pero
Roma ciertamente funcionó de esa manera. Roma hizo beber a todas las naciones
del vino del furor de su fornicación. ¿Cómo hizo esto? Este pasaje explica que la
ira es de Dios debido a su fornicación espiritual. ¡Su fornicación fue el acto de
adorar a la bestia! Todas las naciones que fueron influenciadas por ella en este
culto paganista sufrieron la ira de Dios.

La descripción de la ramera sólo se ajusta a la Roma de finales del primer siglo.


Lo que está a punto de ser revelado en los próximos tres capítulos es una amplia-
ción de los juicios finales de Dios resumidos en las siete copas de oro de la ira. La
batalla de “ese gran día del Dios Todopoderoso” se introdujo en 16:12-16, pero
no se describe hasta 19:19-21. Se concedió tanta importancia a la gran ciudad de
Roma, de la que emanaba el culto pagano al dios-César, que dos capítulos describen
su perdición. La desaparición de Roma ya había sido prefigurada en 14:8 y 16:19,
pero ahora esta visión magnifica los eventos ya que el lector debe contemplar a la
ramera asesina que cabalga sobre la bestia blasfema.

– La que está sentada sobre muchas aguas – Se describe a la gran ramera


La Infamia y Caída de Babilonia 217
sentada sobre muchas aguas, que son “pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”
(v. 15; véanse los comentarios, 5:9). Esta metáfora se basa en la descripción de Anotaciones
Jeremías de la posición de la antigua Babilonia, cuando dijo: “Tú, la que moras
entre muchas aguas” (Jer. 51:13). Probablemente el profeta se refirió al río Éufra-
tes, con sus canales, trincheras, diques y marismas que rodean la ciudad, lo que le
da mayor protección y riqueza. Las aguas sobre las que se sienta la ramera de la
visión de Juan son un símbolo de las naciones sobre las que ella gobernaba, que se
interponían entre ella y las naciones invasoras y que aumentaron enormemente su
riqueza. Se la describe además como “Babilonia la grande, la madre de las rameras
y de las abominaciones de la tierra” (v. 5); y como “la gran ciudad que reina sobre
los reyes de la tierra” (v.18).

vs. 2 – Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la
tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.

Ella era la capital del mundo, porque “reina sobre los reyes de la tierra” (v. 18).
Su influencia maligna corrompió a los reyes y habitantes de la tierra. El ser humano
tiende naturalmente a seguir a la mayoría popular, seducida por el brillo del peca-
do. Entonces, cuando Roma estaba en control, incitó a la gente a emborracharse
con las riquezas, el entretenimiento, el poder, la gratificación egocéntrica y toda
religión falsa en su rebelión contra Dios.

– Con la cual han fornicado los reyes de la tierra – Los reyes de la tierra son
los gobernantes del mundo o los grandes que cometieron prostitución política,
económica y religiosa con la ramera por los placeres y recompensas obtenidas
de tales relaciones. Compraron sus favores promoviendo los objetivos de Roma
y cediendo a sus caprichos y adulando sobre ella con halagos y exagerada defe-
rencia. Todas las clases de la sociedad estaban involucradas, tanto los reyes como
“los moradores de la tierra”, los ciudadanos subordinados del mundo que estaban
intoxicados con las concupiscencias que los seducían. “El vino de su fornicación”
se introdujo antes (14:8, ver comentarios).

Durante la época de Juan, Roma era la ciudad más importante que corrompió
a otras en varias ocasiones — política, social, comercial e incluso religiosamen-
te. En momentos específicos desde finales del siglo primero y llegando hasta el
segundo y el tercero, Roma y sus funcionarios provinciales hicieron cumplir la
religión imperial. Este sistema religioso que se presentó al mundo se describe en
13:11-18. De hecho, Roma actuó como una ramera. Ella hizo que los habitantes
de la tierra cometieran fornicación espiritual al adorar a la bestia.
vs. 3 – Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre
una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez
cuernos.

Juan comenzó sus visiones de Jesús entre las iglesias, y su visión del trono en el
cielo y sus maravillas, “en el Espíritu” (1:10; 4:1, ver comentarios). Y ahora “en el
Espíritu” Juan es llevado a un desierto donde contempla a la ramera y su destino.
En esta visión, bajo el poder del Espíritu Santo, fue transportado al desierto. (Para
una experiencia comparable, vea Ezequiel 8:3).

– Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de


blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos – No cabe duda de que esta
bestia es la misma que emergió del mar (13:1). Hay algunas diferencias, pero las
similitudes las eclipsan. Cada uno tiene siete cabezas y diez cuernos. Cada uno tiene
“nombres de blasplemia”; el primero tenía estos nombres en la cabeza, el segundo
está “lleno de nombres de blasfemia”. Los nombres de blasfemia se originaron en
la mente de la bestia, luego impregnaron todo el imperio hasta que se pudrió bajo
la influencia podrida y la blasfemia del culto al emperador. La bestia representa
el imperio mundial romano, descrito como de color escarlata, que sostiene a la
ramera, que está vestida de escarlata (v. 4; 18:16). El escarlata era el símbolo del
lujo y el esplendor, proporcionando una marca de distinción. Asimismo, era un
218 La Infamia y Caída de Babilonia
color de realeza: vistieron a Jesús con un manto escarlata mientras se burlaban de
Anotaciones Él, diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!” (Mateo 27:28ss.). La ramera se viste
así con el esplendor y la realeza del imperio que la sostuvo. Isaías identifica el
escarlata como el color del pecado: “Aunque tus pecados sean como escarlata,
serán blancos como la nieve” (Isaías 1:18). El escarlata del pecado es opuesto al
blanco de la justicia y la pureza.

Existe una estrecha conexión entre la ramera y la bestia. Ella está sentada
sobre la bestia, lo que indica su control de guía. Y la bestia a su vez la sostiene y
la levanta como a una reina (v. 7). Esta descripción de la bestia no deja ninguna
duda de que es la misma que se había introducido en 13:1-8, el Imperio Romano
político. Tenga en cuenta las similitudes en el diagrama.

diagrama

vs. 4 – Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de


piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abomi-
naciones y de la inmundicia de su fornicación.

– Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de


piedras preciosas y de perlas – La ramera se hace lo más atractiva posible, en-
galanándose con todo el esplendor deslumbrante de las riquezas de la tierra. Los
colores púrpura y escarlata son ligeramente diferentes, pero cuando se combinan
representan la realeza, el lujo y el esplendor. La ramera está adornada con oro,
piedras preciosas (joyas) y perlas, todo lo que llama la atención, seduce, impresiona
con una sensación de grandeza seductora. Ella se esfuerza por cubrir el carácter de
su verdadera ramera con el esplendor exterior y la gloria de una reina.

En el versículo 4, la mujer se dice que está vestida de púrpura y escarlata,


y engalanada con toda clase de adornos. Esto es simbólico del lujo de
Roma y de las maneras cortesanas y lujuriosas a que está acostumbrada,
el retrato de una cortesana lujosa, decorada con toda clase de joyas para
seducir a los hombres.6

Tenía riqueza y poder. Estaba vestida de púrpura y escarlata, brillando con oro,
joyas y perlas. Hasta el día de hoy, el mundo se siente atraído por cosas como la
riqueza, el estatus social y el poder político. La ramera también atraía a todas las
personas que consideraban las cosas materiales como de primordial importancia.

– y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmun-


dicia de su fornicación – En su mano tiene una copa de oro, otro símbolo de lujo
y riqueza, de la que uno esperaría una bebida pura y deliciosa. Pero en cambio,
está “lleno de abominaciones, y de la inmundicia de su fornicación”. Esto resume
las cosas detestables de su adoración de ídolos, sus vicios y corrupciones que el
mundo ofrece y por los cuales seduciría a la humanidad. El mundo puede servir su
bebida en una copa de oro, pero lo que ofrece es abominable a los ojos de Dios y
conduce a la degradación y la muerte (Prov. 9:13-18). Contiene todo lo que atrae
la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y el orgullo de la vida, pero tiene como
resultado consecuencias viles y sucias. Aunque Babilonia ofrece la copa al mundo,
a su vez se convierte en una copa de oro en la mano de Dios para enloquecer a las
naciones (Jer. 51:7). Ella sostiene en su mano la copa de su propia autodestrucción
cuando las consecuencias de sus pecados le son devueltas (cf. v. 16).

La mujer se dice que tiene en la mano una copa de oro llena de abo-
minaciones ... se dice de Roma que sostiene una copa de oro en la que
está todo el poder de seducción que ha difundido la inmoralidad por
toda la tierra.7

vs. 5 – Y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRAN-


DE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA
La Infamia y Caída de Babilonia 219
TIERRA.
Anotaciones
El nombre escrito en su frente se refiere a todo lo que la mujer realmente es: ella
es la madre ramera de todas las rameras y abominaciones de la tierra.

La mujer se dice que tiene un nombre en la frente. En Roma, las pros-


titutas de los burdeles públicos llevaban en la frente una cinta en la que
ponían su nombre. Este es otro detalle gráfico del retrato de Roma como
la gran prostituta corruptora de las naciones.8

¿La palabra “misterio” es parte del nombre de la mujer o sugiere un “nombre


misterioso”? Probablemente sea parte del nombre mismo, lo que indica no algo
oculto sino algo dado a conocer; porque cualquier misterio que pudiera haber
envuelto a esta mujer ahora está abiertamente expuesto. Un misterio oculta el
verdadero significado de una cosa a aquellos que miran sólo el sentido literal, pero
es un medio de revelación para aquellos que pueden interpretar correctamente y lo
hacen (ver Mateo 13:11; Marcos 4:11; Lucas 8:10). Muy a menudo la palabra se
usa en el Nuevo Testamento del plan de redención de Dios, escondido hasta que
sea revelado por el Espíritu Santo (vea el uso de Pablo). Por lo tanto, el verdadero
carácter y la identidad de la mujer, que tal vez trató de mantener ocultos, ahora
se revelarán claramente.

Este mismo título indica su impiedad, impureza e inmundicia. Era un misterio,


una maravilla, que producía asombro en quienes la veían. La fornicación espiritual
no se originó en Roma, pero ella era la ciudad “madre” porque es la fuente del mal
y la abominación que corrompió la tierra. Influyó en todos los demás intereses
políticos y económicos carnales de su época. Llevaba este nombre con orgullo.
Robert H. Mounce comentó:

La antigua ciudad mesopotámica de Babilonia se había convertido en la


capital política y religiosa de un imperio mundial, famosa por su lujo y
corrupción moral. Sobre todo fue el gran enemigo del pueblo de Dios.
Para la iglesia primitiva, la ciudad de Roma era una Babilonia contem-
poránea. La designación “Babilonia la grande” (usada consistentemente
en todo Apocalipsis: por ejemplo, 14:8; 16:9; 17:5; 18:2, 10, 21) se re-
monta a Daniel 4:30 y enfatiza, como dice Swete, “la importancia propia
de Nabucodonosor de los gobernantes de Roma en lugar del tamaño
real o la verdadera grandeza de la ciudad” (p. 183). Es un símbolo del
espíritu de impiedad que en todas las épocas aleja a los hombres de la
adoración del Creador. Es la manifestación final del humanismo secular
en su intento de destruir los vestigios restantes de la verdadera religión.
La sociedad liberada de Dios es su peor enemigo.9
La ramera es Babilonia la Grande (14:8; 16:19), que para los lectores de Juan
habría simbolizado a Roma. Pero, como se señaló anteriormente, Roma a su vez
simboliza el mundo de la lujuria y la seducción.

vs. 6 – Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los már-


tires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.

Juan se llenó de asombro total. A la ramera no le importa Dios; ella se opone


constantemente a los caminos de Dios. Se opuso a todos los que se negaban a
participar en las ceremonias de la religión del Estado. Está ebria con la sangre de
los santos, lo que significa que ha matado a muchos siervos de Dios (véanse las
notas en 18:24). Ella está intoxicada con su sangre. Su obsesión por dar muerte a
los santos la tiene descontrolada y la justicia y la sobriedad se extinguen. Juan se
asombró (quedó asombrado) con gran admiración (asombro) al reflexionar sobre
las actividades de este gran ramera que estaba espléndidamente ataviada, adornada
con joyas preciosas, ebria con la sangre de los santos y montada sobre un gran
monstruo (‘y de la bestia que la trae’ – vs. 7).
220 La Infamia y Caída de Babilonia

Anotaciones Explicación del Misterio de la Mujer y la Bestia


17:7-14
La Bestia Sobre la que se Sienta la Ramera

vs. 7 – Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la


mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.

Algo en la expresión del rostro de Juan, o una exclamación de sus labios, llevó
al ángel a preguntar por qué se asombraba por lo que veía. No hubo censura en las
palabras del ángel, porque la visión tenía la intención de tocar una cuerda emocional
en la mente del vidente; además, una parte de la misión del ángel era explicarle
el misterio a Juan. La mujer y la bestia son indivisibles, porque la lujuria cabalga,
controla y gobierna a cualquier bestia política hambrienta, perseguidora y egoísta.
Al mismo tiempo, la bestia apoya a tal ramera.

El ángel (v. 1) comenzó a explicarle a Juan lo que representaban estas señales.

vs. 8 – La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia
que era y no es, y será.

Este y los siguientes tres versículos son quizás el pasaje más difícil de interpretar
de todo el libro. Juan parece ahora identificar a la bestia con el emperador, porque
el imperio está personificado en su emperador. Es la bestia quien autoriza la per-
secución de los santos de cuya sangre se emborrachaba la ramera. En la discusión
sobre la cabeza que recibió el golpe mortal y fue sanada (13: 3, ver comentarios),
se concluyó que Neron había recibido el golpe mortal y su vida revivió en Domi-
ciano. Este pensamiento ahora se amplía.

– La bestia que has visto, era, y no es – La bestia estaba incorporada en los


imperios mundiales y, en los días de Juan, estaba incorporada en el Imperio Ro-
mano. La tierra “se asombrarán”, es decir, los habitantes estaban asombrados por
el hecho de que cada imperio mundial fue simplemente reemplazado por otro en
sucesión. Los reinos de los hombres habían llegado al poder por un tiempo, fueron
derrocados, solo para ser seguidos por otro que también había ido y venido. Este
proceso continuo se describe así como “la bestia que era, y no es, y será”. Alford
escribió:

“La bestia no ha dejado de existir, sino que sólo recibió una herida mortal
que volvió a ser sanada”.10

La causa de Satanás había revivido una vez más en el poder y la fuerza del
Imperio Romano (ver notas en 13:3).

– Y está para subir del abismo e ir a perdición – El abismo es el reino de


donde salieron el humo y las langostas que habían oscurecido el sol y el aire (9:1-
3) y sobre el cual Satanás gobierna (9:11). También de esta fuente surgió la bestia
que hizo la guerra a los testigos y los venció (11:7); y de este reino satánico se
originaron las aflicciones y persecuciones de los santos.

La bestia salió del abismo, un lugar mencionado otras tres veces en Apocalipsis,
y siempre es la habitación de Satanás y sus agentes (9:1-2; 11:7; 20:1-3). Debido
a que los reinos de los hombres ceden al control de Satanás, su destino también
será la perdición. La palabra perdición aparece en Apocalipsis sólo aquí y en el
versículo 11. Significa destrucción o ruina total, pero no aniquilación (véanse las
notas sobre 14:10 y 20:14).

En lugar de un perseguidor “que era y no es”, otro surge del dominio de Satanás
La Infamia y Caída de Babilonia 221
para tomar su lugar. Pero quienquiera que sea, por mucho que permanezca y por
cualquier mal que haga, irá a la perdición. Anotaciones
– E ir a perdición – “Perdición”, apóleía, que aparece en Apocalipsis sólo
aquí y en el versículo 11, significa destrucción o ruina total, pérdida del bienestar.

apoleia (ἀπώλεια, G684) , destrucción, perdición ... perdida del bien-


estar, no del ser.11

– Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos


desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo
la bestia que era y no es, y será – Los habitantes de la tierra, cuyos nombres no
están escritos en el libro de la vida (13:8), se asombrarán por completo cuando
vean que la bestia era (encarnada en la forma de un imperio mundial), y no es (ese
imperio cayó), y será (la bestia es encarnada en un imperio diferente). El poder
de los reinos de los hombres hacen que la humanidad se asombre, especialmente
si los hombres no reconocen el poder más grande y poder de Dios.

Los habitantes de la tierra están asombrados por la vitalidad de la bestia: cómo


puede entrar en el abismo de la destrucción, revivir y salir en otra forma para
continuar su nefasta obra. Pero los santos, cuyos nombres están en el libro de la
vida (ver comentarios, 3:5; 13:8), no se asombran, porque entienden que la bestia
está condenada; la causa de Dios saldrá victoriosa.

vs. 9 – Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete
montes, sobre los cuales se sienta la mujer.

– Esto, para la mente que tenga sabiduría – La mente está compuesta de


facultades para la percepción y la comprensión que, cuando se combinan con
la sabiduría (la capacidad de descubrir el significado subyacente de las cosas)
proporciona la comprensión de la revelación de Juan. Santiago insiste en que si
alguien carece de sabiduría, “pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente
y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Sin embargo, esta sabiduría debe
provenir de la comprensión de la Palabra revelada de Dios (1 Cor. 2:6-8). A tra-
vés de la comprensión del propósito de Dios y sus acciones establecidas en las
Escrituras, uno puede esperar comprender lo que Dios está revelando a través del
ángel a Juan y a nosotros. El ángel dice que le contará a Juan el misterio (v. 7); la
comprensión debe provenir de la comprensión de lo que dice el ángel.

– Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer –

Aunque Roma floreció sobre siete colinas literales, la referencia aquí, de acuerdo
con el simbolismo de Apocalipsis y la explicación que sigue, es a “reyes” (o reinos).

El ángel continúa diciendo: “Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales
se sienta la mujer”. Las siete colinas que bordean el Tíber sobre las que se cons-
truyó Roma habían sido durante mucho tiempo el tema de los poetas y escritores
romanos (para ejemplos, véanse Alford, págs. 109, 110; y Caird, pág. 216). Roma
vendría inmediatamente a la mente de los lectores de Juan. Pero los montes tenían
un significado simbólico: “son siete reyes”. Alford sostiene que en referencia a la
mujer (Roma), son colinas en las que ella se sienta; pero en su referencia a la bestia
son reyes. No deben considerarse como siete reyes individuales o siete formas de
gobierno, sino como un símbolo del poder secular anticristiano.12

vs. 10 – Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha
venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.

¿Qué le dice el ángel a Juan? ¿Se está refiriendo el ángel a los reinos de los
hombres que reinaron como imperios mundiales? ¿O se le muestra a Juan el número
de Césares que gobernaron sucesivamente el Imperio Romano? Si esto último es
222 La Infamia y Caída de Babilonia
así, ¿cuáles deberían incluirse en la lista ya que gobernaron más de ocho Césares?
Anotaciones (Consulte las páginas xlui-lvi sobre la fecha en la Introducción, donde se discute
la pregunta: “¿Quién es el que es en Apocalipsis 17:8-11?”). Todos los expositores
están de acuerdo en que la identidad de los reyes es una señal difícil de analizar.

Para empezar, considere el significado del número siete. A lo largo de Apo-


calipsis, este número constantemente tiene una referencia simbólica a lo que es
completo. Es el número divino perfecto. Dado que siete representa el todo, cinco
es un número incompleto roto. Esto sugiere que del número total de reyes que
han sido y serán, la mayor parte ha venido y se ha ido. Uno es se refiere al poder
reinante actual. El séptimo rey aún está por reinar, y eso solo por un breve tiempo.

A continuación, considere el significado de la palabra reyes. En Daniel 7:17


la palabra “reyes” se refiere a los cuatro “reinos”. Dado que Apocalipsis parece
implicar el cumplimiento de la profecía de Daniel 7, “reinos” es probablemente
la mejor interpretación. Esta bestia (13:1-8) representaba un “reino” y no simple-
mente uno de los Césares.

La dificultad del significado del ángel aquí está indicada por las diversas po-
siciones tomadas por los comentaristas. Aquí hay tres de las más populares, y
podríamos decir, posibles interpretaciones:

(1) William Hendriksen cree que estos son reinos paganos que se han
opuesto al reino y al objetivo de Dios, comenzando con la antigua
Babilonia (Nimrod, Génesis 10:8-11) y continuando a través de Asiria
(Nínive), Neobabilonia (Babilonia), Medo- Persia y Grecia-Macedo-
nia; todos estos perecieron y ya no existen. El sexto, “el [que] es”, se
refiere a Roma. La séptima cabeza es el título colectivo para todos los
gobiernos anticristianos entre la caída de Roma y el imperio final del
Anticristo, que es el octavo en los días anteriores a la segunda venida
de Cristo; todos, sin embargo, van a la perdición (págs. 203-205). La
interpretación de William Milligan es similar, pero comienza con Egipto
en lugar del antiguo imperio babilónico, convirtiendo a Roma en la
sexta cabeza, al igual que Hendriksen. El séptimo son los diez cuernos
que ocuparán el lugar de la séptima cabeza. En el octavo Milligan no
es tan claro, pero indica que en él la bestia alcanza su logro más alto
antes del fin de los tiempos (págs. 284, 285). Parece que el espíritu
que trabajó en estos antiguos reinos alcanza su clímax en Roma. La
dificultad con esta línea de interpretación está en las cabezas séptima y
octava, que no están suficientemente explicadas en esta interpretación.

Tanto William Hendriksen como William Milligan ven a estos reyes como reinos
paganos que se han opuesto a Dios. Al intentar especificar siete reinos literales, no
están de acuerdo sobre qué reino debería encabezar la lista. En consecuencia, caen
en la misma dificultad que otros expositores que creen que el ángel tenía en mente
a emperadores romanos específicos. Todos los que intentan dar una interpretación
literal al número siete difieren en la determinación de qué emperador o qué reino
debe figurar en primer lugar y también cuáles incluir en el grupo de los siete.

(2) Probablemente el punto de vista más popular es que el ángel tenía en


mente a emperadores romanos específicos, cinco de los cuales habían
caído, uno estaba en el trono y otro estaba por venir. Sin embargo,
no hay uniformidad entre quienes sostienen este punto de vista en
cuanto a dónde se debe comenzar a enumerar los emperadores. Foy
Wallace comienza con Julio César, convirtiendo a Nerón en el sexto.
Wallace dice: “Omitiendo con bastante propiedad a los subordinados,
o gobernantes simulados, Domiciano fue el séptimo César”. Pero,
¿Vespasiano, Tito, Otón y Vitelio eran gobernantes simulados? Los
historiadores no los consideran así, porque con Vespasiano comenzó
la familia Flavia; Tito y Domiciano eran sus hijos. Wallace parece
apartarse de la interpretación literal de los seis gobernantes e inter-
La Infamia y Caída de Babilonia 223
pretar lo que sigue como figurativo o simbólico, porque continúa: “El
séptimo rey, o emperador, debe continuar un breve tiempo, es decir, Anotaciones
las persecuciones no terminarían con Nerón. , pero seguiría siendo
procesado en reinados de corta duración de los sucesivos emperado-
res” (págs. 371, 372).
Schaff, Summers, Swete, et al., comienzan a contar con Augusto
César, lo que convierte a Neron en el quinto. Omiten a Galba, Otón
y Vitelio, que eran “usurpadores”, y calculan a Vespasiano como el
sexto, Tito como el séptimo y Domiciano como el octavo. Esto haría
de Domiciano una reencarnación de Nerón, un punto de vista soste-
nido por muchos pensadores antiguos. Según Schaff, esto pondría la
escritura de Apocalipsis a principios del año 70 d.C., bajo Vespasiano.
Pero nada en el reinado de Vespasiano pudo haber llevado al destierro
de Juan a Patmos o su aprehensión de una persecución mundial. Swete
acepta esta lista de emperadores y admite que la visión pertenecería
entonces al reinado de Vespasiano (d. 69-79 d.C.), pero defiende la
fecha del Apocalipsis en el reinado de Domiciano. Ofrece la siguiente
solución al problema: “Es posible que en la visión de la Mujer y la
Bestia él [Juan] se traslade intencionalmente en pensamiento al tiempo
de Vespasiano, interpretando los eventos pasados bajo ​​ la forma de
profecía a la manera de escritores apocalípticos” (p. 22 y sig.). Esto
parece ser una explicación forzada, ya que no hay una razón válida
para tal retrospectiva, transfiriendo a Juan de regreso al reinado de
Vespasiano. Si no fuera por una preponderancia de evidencia para la
fecha de Domiciano (ver Introducción, págs. 26 y siguientes), la fecha
neronea o vespasiana podría ser aceptable; pero ninguno de estos se
ajusta a la evidencia interna o externa.
Por otro lado, si se entiende que el número siete es una representación simbó-
lica de la totalidad, o el número completo, entonces el Imperio Romano no era
más que la encarnación y continuación de varios reinos de hombres que Satanás
influyó para oponerse a Dios. Aunque en el momento de Apocalipsis la bestia
estaba incorporada en el Imperio Romano, en realidad se convierte en un símbolo
genérico para todos los reinos seculares anti-Dios que alguna vez han existido.

(3) Probablemente la mejor solución al problema es adherirse al carácter


simbólico del libro. En repetidas ocasiones, Juan ha utilizado siete
como símbolo de plenitud o perfección, y diez de plenitud de poder.
Las siete iglesias del capítulo 1 no eran literalmente siete congregacio-
nes; representaban a la iglesia en su plenitud (ver comentarios, 1:4).
Lo mismo podría decirse de los siete espíritus, las siete lámparas, etc.
Cuando el libro fue leído a las iglesias, los miembros habrían pensado
en Roma cuando se les habló de la ramera, y en el imperio cuando
se enteraron de la bestia sobre la que se sentó la ramera; en esto su
comprensión sería correcta. Pero el simbolismo se extiende más allá
de esto. La bestia representaba el total de la oposición enérgica anti-
cristiana o antiteísta, y la ramera representaba lo lujurioso, tentador
y seductor: todo lo que atrae a la carne. Los siete reyes, por lo tanto,
eran un número simbólico, que representaba a todos los reyes o reinos,
pasados, presentes y futuros que se opondrían al reino de Dios. Cada
uno de los que vendría seguiría siendo parte de los siete. Aunque los
reinos surgen de los trastornos en el mar de la sociedad, sus gober-
nantes anti-Dios se originan en el abismo, el reino satánico. Cada uno
continúa por un tiempo, luego se pierde, que es el fin de todos los que
se oponen a Dios. Esta tercera vista es preferible.

vs. 11 – La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete,
y va a la perdición.
224 La Infamia y Caída de Babilonia
El texto aquí desconcierta la mente. ¿Cómo podría un “octavo” ser “de entre los
Anotaciones siete”? Una vez más, el lenguaje simbólico se vuelve confuso si se somete a una
aplicación literal. A Juan simplemente se le muestra que en el panorama general
de los reinos de los hombres, este Imperio Romano aparentemente invencible será
destruido. Sin embargo, si el Imperio Romano es el que “es”, ¿qué imperio es
el que “aún no ha venido (v. 10)? La respuesta parece estar en 20:3, 7-8 cuando,
después de que transcurren los mil años, Satanás se suelta brevemente y reúne a
Gog y Magog para rodear el campamento de los santos por última vez. Al final
del tiempo, el reino de Dios será oprimido por el último gran intento de Satanás
de destruir la causa de Dios en la tierra (ver notas en 20:7-8). Dado que la bestia
ha sido encarnada en todos los reinos de los hombres, es el octavo (la suma total
de todos) y es de entre los siete.

vs. 12 – Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido
reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Nuevamente aquí hay un número simbólico, diez es el número de poder. Estos
diez “aún no han recibido reino”, por lo que miran hacia el futuro para su reinado.
Dado que estos reciben su autoridad “con la bestia”, hay dos posibilidades. Es
posible que estos sean los reyes que iban a ser reunidos para la guerra, llamados
por los espíritus demoníacos del dragón, la bestia y el falso profeta (16:14). O
puede ser que simbolicen los poderes futuros totales alineados con la bestia, el
número total de reyes y pequeños reinos que se alían con la oposición mundial a
Cristo. Desde este punto de vista, podrían simbolizar el total de poderes futuros
que se unirían con la oposición mundial al reino de Dios. El período de tiempo de
estos es relativamente corto, “por una hora”, un período que significa brevedad.
Esta frase también aparece tres veces en el siguiente capítulo (18:10, 17, 19).
Como los cuernos indican poder y fuerza, aquí se definen como diez reyes.
Roma gobierna el mundo, y su fuerza se ve reforzada por estos reyes títeres o
vasallos que gobernaban varias provincias.

vs. 13 – Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad


a la bestia.

Tienen un propósito — obedecer a Roma.

Así como los santos deben ser perfeccionados juntos en una sola mente y un
solo espíritu, con una sola alma, esforzándose por la fe del evangelio (1 Corintios
1:10; Filipenses 1:27), esa mente es la mente de Cristo (Filipenses 2:5), por lo
que la bestia y sus asociados son de una sola mente: la mente del dragón. Estos
unánimes dan su poder y autoridad a la bestia en oposición al Cordero.

vs. 14 – Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor


de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.

– Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor


de señores y Rey de reyes – ¿Puede Cristo vencer a enemigos tan poderosos?
Este verso, simple pero profundo, define el tema del Apocalipsis. De hecho, Cris-
to vencerá a todos los enemigos. El reino de Dios permanecerá, pero todos los
fundados por los hombres caerán. Todos los hombres que pueden llevar el título
de “señor” o “rey” están sujetos al único gran “Señor” y “Rey” que es Jesucristo
(1:5; Efesios 1:20-23).

Estos diez reyes que se han subordinado a la bestia, junto con la bestia, pelearán
contra el Cordero y sus fuerzas. Estos reyes han sido llamados a la guerra (16:14),
y cuando reciban su reino (v. 12), pelearán contra el Cordero, pero serán comple-
tamente derrotados (19:19ss.). El dragón ha buscado la destrucción del Cordero
desde el principio (12:4). Sin embargo, todos los oponentes del Cordero están
condenados a ser derrotados, porque cuando el dragón fue derribado (12:7-10)
La Infamia y Caída de Babilonia 225
toda la autoridad y el poder le fueron dados al Cordero (Mateo 28:18), y todas las
cosas fueron sujetas bajo Sus pies (Efesios 1:20-23; 1 Pedro 3:22). Anotaciones
– Y los que están con él son llamados y elegidos y fieles – Aquellos que están
con Cristo son llamados (por el evangelio, 2 Tes. 2:14), escogidos (a través de la
obediencia, Efesios 1:4, 13) y fieles (sin vergüenza con Cristo, Efesios 6:10-18).

Estos habían sido llamados por Dios a través de la invitación del evangelio (Mat.
22:1-13; 2 Tes. 2:14), “escogidos” (de eklektos, “escogidos”) como propios de
Dios (Ef. 1:4); son “los pocos elegidos” (Mat. 22:14). La victoria de los elegidos
fue para los “fieles”, los que “siguen al Cordero por dondequiera que va ... y en sus
bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha” (14:4ss.). Además, vencieron
por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. Menospreacion sus vidas
hasta la muerte (12:11). Eso es lo que significa estar con Él.

Identificación Adicional de la Mujer


Las Aguas, Los Diez Cuernos, y la Mujer
17:15-18
vs. 15 – Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta,
son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.

Tanto la bestia como la ramera reinaban sobre los mismos súbditos (13:7), lo
que confirma firmemente que “Babilonia” es la gran ciudad de Roma que sirvió
como capital del Imperio Romano.

Aunque fue presentada como “sentada sobre muchas aguas” (v. 1), cuando Juan
vio a la ramera, ella estaba sentada sobre la bestia escarlata (v. 3). A continuación,
el ángel explica que las muchas aguas representan el imperio y los muchos grupos
étnicos y nacionalidades sobre los que Roma dominaba (véase 5:9; 13:7). Una de
las principales debilidades de Roma fue su incapacidad para unir a los diversos
pueblos en uno. Roma podía conquistar y controlar por la fuerza, pero no tenía un
poder cohesivo con el cual cimentar a los conquistados en un reino homogéneo.
Esta debilidad le había sido revelada en un sueño a Nabucodonosor, cuando vio
el cuarto gran imperio por venir, el romano, como “42 Y por ser ... en parte de
hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 43
... se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el
otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Dan. 2:42-43).

vs. 16 – Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera,
y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego.
– Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera
– Los diez cuernos —los futuros reyes o reinos que surgirían— que se unirían
a la potencia mundial (ver comentarios, v. 12) odiarían a la ramera. El Imperio
Romano inicialmente se derrumbó desde adentro. Los hombres malvados llenos
de celos, odio y codicia finalmente traerían su propia destrucción. Los reyes títe-
res siempre están celosos de sus amos. Aunque reinaron en unidad con la bestia
(v. 13), buscaron todas las oportunidades para derrocar a la gran ramera a fin de
obtener poder para ellos mismos. Sirvieron por intereses egoístas disfrutando de
los lujos que Roma podía conferir, pero respondieron con una lealtad simbólica
para mantener las ventajas políticas y económicas. Con hipocresía diplomática
pretendían honrarla, mientras que en realidad la despreciaban.

El amor entre hombres o naciones a menudo se ha convertido en un odio tan


intenso como el afecto que reemplazó. Este cambio resultaría en la destrucción
de la ramera; ella sería desolada, despojada de su grandeza y riqueza, su carne
devorada y consumida, y sus restos destruidos por el fuego. Este es un ejemplo de
la autodestrucción del mal. El principio de que el amor se corrompe en lujuria y se
convierte en odio, que a su vez destruye, puede ser ilustrado por las naciones de
226 La Infamia y Caída de Babilonia
hoy. Mientras las naciones puedan obtener lo que quieren unas de otras, seguirán
Anotaciones cometiendo fornicación económica y política. Pero en realidad, las naciones y los
estados odian todo gobierno, que está siendo destruido por la codicia y la lujuria.
Y lo mismo ocurre con los individuos. Primero, seducidos por el mundo, cometen
fornicación con ella. Luego, al darse cuenta de su engaño, odian lo que han hecho,
pero es demasiado tarde: están irrevocablemente perdidos y destruidos.

– y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán


con fuego – Tales metáforas de la desnudez y el canibalismo no son desconocidas
en las Escrituras. Jehová dijo de Nínive: “... y descubriré tus faldas en tu rostro,
y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza” (Nah. 3:5);
Nínive sería asolada sin que nadie llorara su caída. La figura del canibalismo se
expresa vívidamente a través de Miqueas cuando Jehová condenó a los malvados
destructores de su remanente, llamándolos aquellos “2 ... que les quitáis su piel y
su carne de sobre los huesos; 3 que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les
desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como
para el caldero, y como carnes en olla” (Miq. 3:2-3).

Los comentarios de Henry Barclay Swete sobre este versículo son excelentes.

La caída de la Ciudad vendrá de los nuevos poderes destinados a proceder


de los Cuernos y de la Bestia misma, que se volverá contra la Ramera
que ha mantenido durante mucho tiempo. Los cambios repentinos del
amor feroz al odio amargo, bastante familiar en la historia privada (cfr.
por ejemplo, 2 Sam. Xiii, 15), encuentran su paralelo en la historia de
las naciones, y el Vidente prevé que la caída de Roma vendrá de esta
manera. Ya en su memoria la capital había sido dos veces en un año
(69 d. C.) escenario de carnicería y pillaje; y aunque los emperadores
flavios inauguraron una paz que había durado más de treinta años, había
signos ominosos de nuevos problemas; Domiciano no tenía un heredero
evidente y su vida estaba amenazada por conspiraciones; en cualquier
momento, Roma podría ser saqueada de nuevo. Pero San Juan engancha
más allá del final del reinado de Domiciano hacia un futuro que no in-
tenta arreglar. Tiene una visión previa de las fuerzas dentro del Imperio
tomando forma bajo el liderazgo de hombres que, sin la púrpura imperial,
poseerían poderes imperiales y los usarían para la destrucción de Roma.
Su pronóstico fue verificado por la larga serie de desastres sufridos a
manos de Alaric, Genseric, Ricimer, Totiha, los representantes de las
hordas que invadieron Occidente en los siglos 5to y 6to; por no hablar
de los asedios posteriores de sus bárbaros enemigos. Ningún lector de
Decline and Fail puede quedarse sin material que ilustrará y justificará
a la vez la tendencia general de la profecía de San Juan.13

vs. 17 – Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso:


ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras
de Dios.

Preguntar cómo Dios “ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él


quiso” es inútil; esto es conocido sólo por Él. Las Escrituras revelan claramente
que a lo largo de la historia Dios usó a hombres y naciones para llevar a cabo Su
propósito. Podía hacer que una nación luchara dentro de sí misma, como en el
caso de Madián durante el tiempo de Gedeón (Jueces 7:22), y de los filisteos en
los días de Saúl (1 Sam. 14:20). En la batalla de Moab y Ammón contra el monte
Sier, Dios le dio la victoria al rey Josafat sin que el ejército de Judá levantara una
espada (2 Crón. 20:23). El objetivo de Dios al poner en sus corazones (los de los
reyes) el ponerse de acuerdo era que se cumplieran sus palabras de juicio contra
la ramera. No falló una palabra, todo sucedió.

Dios gobierna en los reinos de los hombres (Dan. 4:17, 25, 32), y permite que
estos reyes títeres sirvan a los asuntos de Roma hasta el momento en que él levante
La Infamia y Caída de Babilonia 227
otra nación. Los partos del este, así como las tribus bárbaras del norte, invadieron
y lucharon contra el imperio, sirviendo al propósito de Dios. Anotaciones
Además, vendría el tiempo en que estas provincias participarían en la
obra de destruir a Roma; y por esto Roma tenía un gran temor. En mu-
chas partes del libro de los Hechos de los Apóstoles hay indicaciones
de que Roma sufría ese temor, pues pensaba que cada tumulto y mani-
festación de descontento que se hacía degeneraría en una revolución.14

vs. 18 – Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de
la tierra.

Si queda alguna duda con respecto a la identidad de la mujer, Babilonia, la ra-


mera (vv. 3, 7), esa incertidumbre debería desaparecer ahora. Ella no es la iglesia
apóstata, a pesar de la influencia y el poder que la iglesia apóstata ha ejercido
en diferentes períodos de la historia; ella es Roma, la dueña de las naciones. Sin
embargo, Roma simboliza la ciudad-mundo, imaginada por Isaías, expuesta en un
mundo de desolación espiritual y revelada en su plenitud a Juan (ver comentarios,
11:8). Ella simboliza el mundo de la lujuria, la seducción y los encantos de todo
lo que atrae a la carne.

La iglesia ha tenido dos grandes enemigos y un rival por el afecto que por
derecho le pertenece. Los enemigos que buscaban su destrucción eran la bestia
del mar (es decir, el mundo de poder que aplastaría y pisotearía) y la bestia de la
tierra (es decir, la religión falsa que exigía adoración en su santuario). El rival,
que también era enemigo, es el mundo que trata de seducirla y persuadirla para
que cometa fornicación espiritual.

Solo Roma coincide con esta descripción en los días de Juan. Roma, la ciudad
imperial, fue el centro principal que influyó en el mundo con la lujuria y la seduc-
ción promovidas por Satanás en oposición a Cristo y la iglesia. Por el contrario,
Jerusalén no satisface esta descripción, porque sus gobernantes no eran más que
reyes títeres inferiores. Arthur Ogden describió correctamente la condición de
Israel y Jerusalén al comentar sobre los diez cuernos de la bestia de 17:12-13:

Los diez cuernos de la bestia son parte de la bestia y representan reyes


que no tienen reino propio. Ésta era la naturaleza del procedimiento
romano. Algunos territorios fueron reservados para ser gobernados por
reyes. Estos, a su vez, dieron todo su poder al imperio. En este sentido
gobernaron Herodes el Grande y Herodes Agripa. No eran más que reyes
títeres que bailaban al son del emperador. Tenían un solo deseo; servir
al imperio y a sus emperadores con toda su fuerza y poder.15
Sólo en la historia pasada, como en los días gloriosos de David y Salomón,
Jerusalén fue la gran ciudad de Dios que podía ejercer dominio sobre los reyes
terrenales. Pero a mediados o finales del primer siglo, Jerusalén ya no era la ciudad
de Dios, ni Dios le daba poder a Jerusalén como lo había hecho en el pasado. Ella
se había convertido en un jugador menor entre las naciones. ¡Roma era la ciudad
que reinaba sobre los reyes de la tierra!

_________________
Anotaciones al Pie

1. Foy E. Wallace Jr. The Book of Revelation. Nashville: Foy E. Wallace, Jr. Publications, 1966.
2. Henry Alford, The Greek Testament, 4th ed. 4 vols. London: Rivington’s, 1871. William Milligan,
The Book of Revelation. New York: A.C. Armstrong and Son, 1889. Alfred Plumer, Revelation: Pulpit
Commentary. New York: Funk and Wagnalls, Co., n.d.– et al.
3. Albertus Pieters, The Lamb, The Woman and The Dragon. Grand Rapids: The Church Press, 1946.
pp. 250-261.
4. Arndt & Gingrich, Léxico Griego Inglés del Nuevo Testamento, p. 451.
5. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del NT, vol. 4, p. 38.
6. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1171.
7. William Barclay, Ibid, p. 1171.
228 La Infamia y Caída de Babilonia
8. William Barclay, Ibid, p. 1171.
Anotaciones 9. Robert Mounce, The New International Commentary on the New Testamento, The Book of Revelation.
Grand Rapids; Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1977, pp. 273-274.
10. Henry Alford, Ibid, p. 711.
11. W.E. Vine, Ibid,
12. Henry Alford, Ibid, p. 710.
13. Henry Barclay Swete, The Apocalypse of St. John, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1908, p. 225.
14. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 254.
15. Arthur M. Ogden, The Avenging of the Apostles and Prophets. Somerset, KY: Ogden Publications,
1985, p. 331.
La Caída de Babilonia 229

Anotaciones

CAPITULO 18
La Caída de Babilonia – La Ramera
18:1-24
El Decreto Celestial: “Ha Caído la Gran Babilonia”
18:1-8
vs. 1 – Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la
tierra fue alumbrada con su gloria.

Este ángel, evidentemente poseedor de una gran autoridad, hizo que la tierra
brillara con el esplendor de su presencia.

– Después de esto – No indica un período de horas, semanas o años, sino


simplemente una secuencia en la revelación. La ramera ha sido identificada como
Roma, el símbolo de la lujuria y la seducción (cap. 17). Ahora Dios se prepara
para revelar el colapso total de la ramera, la Babilonia espiritual, la gran ciudad
mundial del orgullo, la lujuria y la corrupción.

– vi a otro ángel descender del cielo con gran poder – Uno de los siete ánge-
les le había mostrado a Juan la ramera en el desierto (cfr. 17:1); ahora otro ángel,
aparentemente no uno de los siete, descendió del cielo con un mensaje especial
del juicio y la destrucción de la ramera. Se describe que el ángel tiene una gran
autoridad, el derecho y el poder para actuar. Debe anunciar la sentencia contra
Babilonia y revelar su ejecución divina.

– y la tierra fue alumbrada con su gloria – En el descenso del ángel, la tierra


se “iluminó con su gloria”, lo que indica su grandeza y la grandeza de su misión.

vs. 2 – Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilo-
nia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y
albergue de toda ave inmunda y aborrecible.

– Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia


– Con una voz “poderosa” o fuerte, correspondiente a la solemnidad, importancia
y magnitud de su mensaje y misión, el ángel anuncia el futuro fracaso de la gran
ciudad-mundo como si ya se hubiera cumplido. Juan no ve ni describe la caída
real, sino que asegura a los santos de su certeza.

La terminología, “ha caído, ha caído la gran Babilonia” no es nueva en las


escrituras inspiradas. En Isaías 21:9, ciento cincuenta años antes de la caída de la
antigua Babilonia, Isaías habló de su caída como si ya hubiera sucedido (véanse
las notas en 14:8; 16:19). ¿Por qué se llamaría a Roma “Babilonia”? Porque ambas
ciudades eran ciudades dominantes en el mundo, capitales de un imperio mundial
y porque ambas ciudades se consideraban seguras e invencibles. Así como la Ba-
bilonia literal de Mesopotamia había sido derribada por el soberano Señor, Roma
también fracasaría.

– Y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmun-


do, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible – En lugar de ser la ciudad
gloriosa que gobernó como dueña de naciones, vestida de esplendor mundano,
seduciendo y seduciendo a los reyes de la tierra, se convertiría en una morada de
demonios (véanse los comentarios, 9:20; 16:14) y una prisión para los demonios.
230 La Caída de Babilonia
espíritus inmundos y aves aborrecibles.
Anotaciones
Un siglo y medio antes de la caída de la antigua Babilonia, Jehová le había dicho
a Isaías mientras el profeta miraba desde su atalaya: “... Cayó, cayó Babilonia; y
todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra” (Isa. 21:9). El derrocamiento
sería como el de Sodoma y Gomorra; nunca sería habitada, sino que se converti-
ría en una morada para las bestias salvajes del desierto, y de criaturas lúgubres,
cabras salvajes, lobos y chacales, que eran símbolos del espíritu de su adoración
de ídolos; sería barrida “con escobas de destrucción” (Isaías 13:19-22; 14:3-23;
cf. Jeremías 50:2). Asimismo, Roma, símbolo de la ciudad mundial de la lujuria,
quedaría desolada; un “albergue”, es decir, un lugar de vigilancia, una prisión para
la detención; inmundo y espantoso, donde morarían los demonios, los espíritus
inmundos y toda ave inmunda y aborrecible. Éstos rondarían los templos de la
idolatría y la gloria caída del mundo. Tal guarida de espíritus inmundos contrasta
con la ciudad santa en la que nada inmundo o abominable entrará (21:27).

Isaías habló de Edom, otra potencia mundial que resistió a Dios, como si fuera
una jaula de toda ave inmunda y aborrecible (Isa. 34:11-15). Como estos antiguos
enemigos de la justicia, Roma es digna de caer, y con su culto pagano al dios-César,
sus templos, una vez gloriosos, se convertirán en la morada de los inmundos y
aborrecibles. Esta no es una profecía literal, sino una imagen verbal para describir
la caída de Roma.

Pero la preocupación de Juan no es solo la ciudad de Roma, sino también la


abolición del sistema pagano que imponía el culto al dios-César. Usó una termi-
nología que recuerda a los profetas que predijeron la destrucción de otros poderes
que se habían convertido en anti-Dios (Ezequiel 28:). El lector enriquecerá su
comprensión leyendo el tratado contra Tiro (Ezequiel 26; 27; 28) y contra la anti-
gua Babilonia (Isaías 13; 14; 21; Jer. 50; 51). La preocupación de Juan es la caída
de un sistema de poder empleado por Satanás para derrocar el reino de Dios. La
ciudad, el imperio y los propósitos de Satanás están tan entrelazados que hablar
de uno es como hablar del otro.

vs. 3 – Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación;
y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han
enriquecido de la potencia de sus deleites.

– Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación
– Para “el vino del furor de su fornicación”, véanse los comentarios, 14:8; 17:2.

– y los reyes de la tierra han fornicado con ella – Babilonia no se conten-


taba con pecar por sí misma, por lo que trajo a otros a compartir el vino de su
fornicación (14:8; 17:2). Las naciones del mundo se han unido a ella, tratando de
capitalizar el poder y el poder imperial, y al hacerlo, han cometido fornicación
espiritual. Se habían vuelto contra el único Dios verdadero del cielo y se habían
adulterado con los ídolos del paganismo. Por lo tanto, llevaban la “marca de la
bestia” sobre sí mismos.

Las naciones de la tierra que siguieron sus caminos lascivos y se rindieron a sus
prácticas seductoras, compartiendo con ella la fornicación política para ganar poder
y prestigio, fueron destruidas por la lujuria apasionada de su juventud. El ángel
ahora explica la fornicación con más detalle. Era una alianza política y económica
impía e idólatra de reyes para obtener ventajas comerciales y comerciales, a través
de la cual se compraban sus placeres.

– y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus de-


leites – Se presentan por primera vez los mercaderes cuya participación se analiza
más adelante (vv. 11, 15). Estos con los grandes de la tierra fueron enriquecidos
por el poder seductor y la influencia que pertenecen a las riquezas, “ministrando
al lujo” y al deseo desenfrenado.
La Caída de Babilonia 231
vs. 4 – Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no
seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. Anotaciones
Una segunda voz emitió este llamado a no tener comunión con la mujer des-
enfrenada para que no compartan el castigo que recibirá. Perseguidos y acosados
como estaban, los cristianos se sintieron tentados a comprometerse con la ramera.
La tentación común a todas las generaciones es hacer lo que sea popular. Los
maestros de las iglesias de Pérgamo y Tiatira incluso animaban a los santos a
“cometer fornicación y comer carne sacrificada a los ídolos” (2:14; 2:20-22). Por
lo tanto, Dios continuamente llama a todos los hombres a “Salir” y ser un pueblo
apartado de los caminos del mal (2 Cor. 6:14-18; Ef. 5:11). No se permita en nuestro
tiempo estar atrapado en Babilonia solo porque la mayoría puede estar tratando
de imitarla (Mateo 7:13-14).

El llamado de la voz que Juan escuchó no fue una instrucción para dejar la ciu-
dad de la Roma física, porque dondequiera que uno va, está en medio de personas
del mundo. Sugerir una Roma física y literal es perder el punto. La exhortación
debe salir de la influencia de la lujuria mundana para que no se participe de los
pecados del mundo y de la carne. Como lo expresó Pablo: “No participéis en las
obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien repréndelas” (Efesios 5:11). Una
separación completa del cristiano de los pecados del mundo y la corrupción en el
mundo por la lujuria es absolutamente esencial si ha de escapar de las plagas que
se derramarán sobre la tierra y sobre la ciudad ramera, Babilonia.

vs. 5 – Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado
de sus maldades.

Dios conoce las obras de los hombres y recompensará a cada uno en consecuencia
(Rom. 2:6-11). Los pecados de Roma se describen amontonados en una pila que
llega al cielo (Jer. 51:9). La condición moral del mundo gentil contemporáneo se
describe en Romanos 1:18-32. Las vidas de los Césares estaban llenas de adulterio,
homosexualidad, asesinatos y avances. Su influencia impía se filtró por todo el
imperio para hacer lo mismo.

La ira de Israel contra Judá “ha llegado hasta el cielo” (2 Crón. 28:9); el juicio
de Babilonia y ha llegado “hasta el cielo” y fue “alzado hasta las nubes” (Jer. 51:9);
y las iniquidades y la culpa de los judíos habían “crecido hasta el cielo” (Esdras
9:6). La iniquidad se acumula sobre la iniquidad hasta que se convierte en un hedor
en las fosas nasales de Dios: llega hasta el cielo. Cuando se llega a este punto,
entonces “la copa del vino del ardor de su ira” (16:19) se entrega en la mano del
ofensor. Uno se pregunta, ¿hasta cuándo los pecados de América llegarán al cielo
y la copa del vino del ardor de su ira se pasará a él?

vs. 6 – Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en
el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble.

La recompensa de Dios será el doble, es decir, la contraparte exacta según sus


obras. Esto no significa el doble de lo que ella es digna, sino que se aplica un juicio
para equilibrar la balanza. Se le daría una recompensa completa al nivel justo, de
la misma clase y en proporción con lo que había derramado.

– Dadle a ella como ella os ha dado – ¿Quién va a “darle a ella como ella os ha
dado”? Seguramente no “mi pueblo”, los santos, porque el Señor les había prohibido
ejecutar tal venganza (Rom. 12:17, 19). Probablemente los llamados para llevar
a cabo la ejecución como represalias son los de 17:16ss., En cuyo corazón Dios
había puesto la disposición para hacer Su mente. Como esta Babilonia espiritual
había dado, así ahora le sería dado a ella. Ella fue responsable de la aflicción y la
destrucción en la tierra; ahora esa misma aflicción y destrucción caería sobre ella.
Como había sembrado, cosecharía. Los santos exiliados en la antigua Babilonia
habían clamado: “Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere
232 La Caída de Babilonia
el pago de lo que tú nos hiciste” (Sal. 137: 8). Jeremías dijo del mismo antiguo
Anotaciones captor: “... porque es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella
como ella hizo” (Jer. 50:15, 29).

– y pagadle doble según sus obras – Aunque había algunos delitos en la ley
del Antiguo Testamento que exigían una doble indemnización (Éxodo 22:4, 7,
9), es dudoso que la exhortación a “pagadle el doble” indique el doble de la pena
que merecía o invocaba el delito. Esta expresión, “el doble”, aparece numerosas
veces en los escritos de los profetas: Isaías dijo de Judá, “que doble ha recibido
de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isa. 40:2); y en su gozo por la
liberación de sus enemigos, se dijo: “En lugar de vuestra doble confusión y de
vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán
doble honra, y tendrán perpetuo gozo” (Isaías 61:7; véase Jeremías 16:18; 17:18;
Zacarías 9:12). La idea expresada por la frase indica un equilibrio de la balanza;
por un lado, castigo acorde con la culpa, y por otro, alegría en proporción a la
vergüenza y la deshonra conmutada. La medida del pecado de Babilonia fue la
medida de su castigo.

– en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble – Lo que


ella había preparado y pasado a otros y por el cual los había embriagado (v. 3),
ahora sería suyo. En la copa del “vino del furor de su fornicación” que había dado
a las naciones, se mezclaría una medida proporcional del “vino del ardor de su ira
[de Dios]” (16:19). Sería un juicio equilibrar la balanza: la iniquidad de un lado
de la balanza y el juicio del otro.

vs. 7 – Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de


tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no
soy viuda, y no veré llanto.

– Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tor-


mento y llanto – Esto confirma el pensamiento indicado en el versículo 6: “Dadle a
ella como ella os ha dado”. El juicio debe ser compatible con el pecado; la balanza
de la justicia está equilibrada. En su arrogancia, la ramera se había glorificado a sí
misma y se había vuelto desenfrenada, viviendo lujosamente de las delicias de la
tierra (v. 3). Jeremías señaló que este había sido el pecado de la antigua Babilonia
que había “pecado contra Jehová” (Jer. 50:14), lo había provocado (v. 24), “porque
contra Jehová se ensoberbeció, contra el Santo de Israel” (v. 29). Ella había opri-
mido al pueblo de Dios (v. 33); Babilonia era “... tierra de ídolos, y se entontecen
con imágenes” (v. 38). ¿No describe esto adecuadamente a Roma, la ramera de
la visión de Juan, el enemigo del pueblo de Dios? Ahora viene la retribución: se
inflige tormento a la que es la causa, y el duelo viene como consecuencia.

– porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y


no veré llanto – A su auto-glorificación y desenfreno, la ramera Babilonia agregó
arrogancia y orgullo. Dijo en su corazón, se jactaba de sí misma: (1) Yo estoy
sentada como una reina, (2) y no soy viuda, y (3) no veré llanto”. En verdad, ella
no era viuda, sino una ramera con muchos amantes ilícitos. Además, se jactaba de
que no vería exactamente lo que Dios dijo que vería. David había cantado hacía
mucho tiempo: “Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos” (2 Sam. 22:28).
Y Salomón había dicho: “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra”
(Prov. 11:2); también, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída
la altivez de espíritu” (16:18); y nuevamente, “La soberbia del hombre le abate;
pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (29:23). La jactancia de la ramera
recuerda la jactancia de la antigua Babilonia que dijo: “7 Dijiste: Para siempre
seré señora; ... 8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada
confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no
quedaré viuda, ni conoceré orfandad” (Isa. 47:7-8). Jehová acusó a Tiro de haber
hecho una jactancia similar, diciendo: “... Por cuanto se enalteció tu corazón, y
dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares
(siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios”
La Caída de Babilonia 233
(Ezequiel 28:2). Cada una de estas jactanciosas rameras de los tiempos antiguos
había sido humillada, quedando en nada de la mano de Jehová; y también lo sería Anotaciones
la Babilonia actual y todo lo que vendría después.

En el lujo y el esplendor altivo, se creía invencible. Ahora recibirá tortura y


miseria por el orgullo con el que se jactaba. La antigua Babilonia dijo estas mis-
mas cosas (Isa. 47:7-11), pero también pasó de reina a viudez. Roma también se
consideraba una reina porque vivía lujosamente con los adornos de la realeza.
Aunque se jactó de su posición dominante y permanencia, ¡qué sorprendida estará!

Las Plagas Sobre la Ramera Vendrán en Un Día


18:8-20
vs. 8 – Por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre,
y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.

– Por lo cual – Introduce la consecuencia de la jactancia de la ramera, que


revela su carácter.

– Por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre
– Debido a su jactancia, estas plagas vendrían repentinamente sobre ella. Aunque
fuerte entre los habitantes de la tierra, será como un debilucho cuando se enfrente
a la fuerza de Dios. Roma no cayó literalmente en un día; el símbolo de un solo
día indica la certeza de su desolación. ¡Su caída ocurrirá! Todo el proceso de la
caída de Roma es tan seguro que se habla de él como un acto momentáneo y como
si ya hubiera ocurrido (18:2).

La descripción de Isaías de Babilonia y su arrogante vanagloria parece estar


todavía en la mente del profeta: “Estas dos cosas te vendrán de repente en un
mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti” (Isa. 47:9; cf.
también Ezequiel sobre Tiro, Eze. 26:16).

Donde antes dominaban la opulencia y la alegría, ahora prevalecerían estos tres


(muerte, llanto y hambre).

– y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga
– El fin llega a la gran ciudad, seguido por el llanto por la muerte y el hambre del
colapso económico, porque “la quemarán con fuego”, completamente destruida
(17:16). La garantía de este fin se basa en el carácter y el poder de Dios, “porque
poderoso es Dios el Señor, que la juzga”. El Dios que puede crear ciertamente
puede controlar, porque incluso “lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”
(1 Cor. 1:25).

Algunos sostienen que aquí no se podía hablar de Roma porque la ciudad no se


quemó por completo después del 95 d.C., ni nunca fue destruida completamente.
Hay que recordar dos cosas: (1) el lenguaje figurado no exige que la ciudad sea
incendiada literalmente; y (2) el poder y la autoridad de la ramera es lo que el Señor
prometió destruir, no los edificios reales de la ciudad misma. En verdad, Roma
nunca fue destruida completamente como ciudad. Ha tenido una historia continua
de más de dos mil quinientos años, y la Roma actual es una ciudad moderna cons-
truida sobre y alrededor de la ciudad antigua. Algunos edificios y monumentos que
eran contemporáneos en el momento en que se escribió el Apocalipsis todavía se
conservan en Roma hoy.

Sin embargo, la magnificencia y el poder de la Roma de la época de Juan se


redujeron a nada. Roma cayó de su posición como la principal ciudad mundial de
comercio y riqueza y como la capital de un imperio mundial cuya vida religiosa
se centraba en el culto pagano al dios-César. En el siglo IV, la capital del imperio
se trasladó de Roma a Constantinopla; las invasiones vinieron de tribus bárbaras
del norte; y finalmente, el imperio dejó de existir después del 476 d.C. El poder y
234 La Caída de Babilonia
la autoridad de Roma fueron completamente destruidos; de hecho, su población
Anotaciones de más de un millón de personas en la época de Juan se redujo a sólo unas 20.000
en la Edad Media. Este declive se produjo como resultado de varios cambios eco-
nómicos, sociales, políticos, migratorios y religiosos. Una aplicación de la ramera
en los capítulos 17 y 18 a Roma significa que su caída fue el cumplimiento de la
promesa de Dios, ¡porque fuerte es el Señor Dios que la juzga!

Lamento de los de la Tierra Sobre Babilonia

vss. 9-10 – 9 Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han
vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo
de su incendio, 10 parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay,
de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!

Los que lamentan la caída de Babilonia se agrupan en tres clases: (1) los reyes de
la tierra (18:9-10); (2) los mercaderes (18:11-16); y (3) los miembros del comercio
marítimo (18:17-19). Todos lloran porque todos bajan con ella.

Con impotencia, miran el humo de ella ardiendo, pero se mantienen a distancia.


No se atreven a acercarse demasiado porque temen el tormento; se consuelan con
lamentos vacíos. Como gran parte del mundo con dolores y lágrimas egoístas,
estos reyes lamentan su propia pérdida, no porque la misma Babilonia haya caído.

Los únicos que se regocijan por su caída son los siervos de Dios (18:20).

Tres veces el apóstol declara que la desolación se llevará a cabo en una hora
(18:10, 17, 19). Como en 17:12, “una hora” indica brevedad y rapidez; en un breve
momento había llegado su juicio.

Este es el mismo período de tiempo que se usa para simbolizar el período en


que los diez reyes reinan con la bestia y hacen la guerra contra el Cordero (17:12-
14). Desde el punto de vista del hombre, la duración de su reinado y su caída final
puede parecer larga; pero desde el punto de vista del cielo, el tiempo es breve en
el plan general de Dios. El mensaje central es que la destrucción es segura y será
completa.

vs. 11 – Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella,


porque ninguno compra más sus mercaderías.

Los mercaderes (introducidos en el v. 3) siguen a los reyes en su lamento;


su motivo de llanto es aún más egoísta que el de los reyes, porque su fuente de
ingresos y riquezas ha desaparecido. “Mercaderes” [emporos (ἔμπορος, G1713)]
indica mayoristas en lugar de minoristas o pequeños comerciantes. “Mercadería”
[gomos (γόμος, G1117)], aparece sólo aquí (vv. 11, 12) y en Hechos 21:3, y en
cada caso se refiere a la carga o cargamento de un barco. Estos comerciantes
se vieron en la situación de tener carga y no tener dónde venderla. Roma era el
centro del comercio; las carreteras de todos los países del mundo condujeron al
gran emporio del comercio en Ostia, el principal puerto marítimo de la ciudad, y
Puteoli, el puerto marítimo de cargamentos de cereales. Sin duda, “los mercaderes
de la tierra” puede extenderse para incluir a todos los que trafican mucho con un
espíritu corrupto o anticristiano.

Los comerciantes llorarían, no porque la amaran, sino porque ya no podrían


sacar provecho de ella. Su dolor se debía al egoísmo porque ya nadie compraba
sus mercancías. El resto del capítulo expone el destino que le espera a esta ciudad
que alguna vez fue gloriosa. Se enumeran no menos de veintinueve productos
básicos, que van desde el oro, el lino fino, la madera perfumada, hasta el ganado,
los esclavos y las almas de los hombres.

vss. 12-14 – 12 mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de


La Caída de Babilonia 235
lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto
de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; 13 y Anotaciones
canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina,
trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres. 14 Los frutos
codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas
te han faltado, y nunca más las hallarás.

Esta lista probablemente no agota todo lo que fue importado y exportado por
Roma, pero esto ilustra suficientemente cómo los comerciantes de la tierra se
enriquecieron con la riqueza de su desenfreno (18:3).

vss. 15-16 – 15 Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa
de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando, 16 y
diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y
de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas!

A continuación, Juan regresa a los mercaderes descritos en el versículo 11. Al


igual que con los reyes, así con los mercaderes: sólo estaban interesados en la
ganancia derivada de su fornicación con la ramera. Estos también se mantuvieron
a distancia, impotentes para salvar y temerosos de intervenir; solo podían llorar
y llorar. Y como sucedió con los reyes, su dolor es egoísta; lloran por su propia
pérdida.

La lamentación de los mercaderes es similar a la de los reyes, pero con esta


diferencia: los reyes la veían tanto como “la gran ciudad” y como “la ciudad
fuerte” (v. 10). Para ellos era inexpugnable, indestructible, destinada a perdurar;
los comerciantes la veían como “la gran ciudad” (v. 16), vestida de esplendor y
reinando en lujo, un mercado continuo para sus mercancías. Su descripción de
Babilonia está en armonía con la descripción en 17:4, confirmando nuevamente la
identidad de los dos. Ella está vestida y “adornada” con todo lo que los mercaderes
tienen para vender (v. 12), y por lo cual se realzó su seducción. Con su caída, su
mercado se ha ido, causando su dolor.

El lamento de los comerciantes porque ya nadie compra su carga, lo que resulta


en la pérdida de puestos de trabajo y estabilidad económica.

vss. 17-18 – 17 Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo
piloto , y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el
mar, se pararon lejos; 18 y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo:
¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?

Se enfatiza nuevamente lo repentino del colapso de Babilonia (v. 10). La plenitud


de esta destrucción, significada por “en una hora”, asombró a los marineros y pilo-
tos que habían traído al puerto cercano de Roma los productos de todo el mundo.

Se introducen varios grupos nuevos: “... Y todos los capitanes, pasajeros y ma-
rineros, y todos los que viven del mar, se pararon a lo lejos” (LBLA).

“Todos los capitanes” describe a los pilotos o jefes de barco, los capitanes de
navegación del barco. A continuación están los que viajan en barcos, ya sea como
pasajeros o los que acompañan su carga. Los marineros, los que operan los barcos,
son la siguiente categoría. Y finalmente, tantos como “trabajan en el mar” describen
a aquellos cuya vida proviene del mar, incluidos los constructores de barcos, los
pescadores o los buzos en busca de perlas. Toda la vida náutica, la industria y el
comercio se ven afectados por la caída de la gran ciudad. Al igual que los reyes
y los comerciantes, estos también ‘se pararon lejos (ver Ezequiel 27:27 para una
descripción similar). En 13:1 el mar es un símbolo para la masa de la sociedad
en general. Pero en este caso, el mar parece ser la vía del comercio por la que se
abastecía a la gran ciudad de los lujos procedentes de todas partes del mundo.
236 La Caída de Babilonia
A medida que el humo de su incendio se elevaba hacia el cielo, dejó un pesado
Anotaciones manto sobre el imperio. Los marineros y capitanes preguntan: “¿Qué ciudad era
semejante a esta gran ciudad? ” No había ninguna que se pudiera comparar con
ella. De la misma manera, la gente se había lamentado por Tiro, diciendo: “¿Quién
como Tiro, como ella, que es silenciada en medio del mar?” (Ezequiel 27:32).

En la opinión de ellos , ninguna ciudad era como esta ciudad; de manera similar,
ninguna destrucción se compararía con su caída. Aunque a los mercaderes del mun-
do realmente no les agradaba Roma, amaban la riqueza obtenida a través de ella.

vs. 19 – Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamen-
tando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en
el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!

La riqueza es el logro más deseado por los adoradores del dios de este mundo.
Los mercaderes del mar se habían enriquecido y, por tanto, ver la destrucción de
un centro de riqueza tan vasto como el de Roma era para ellos la pérdida definitiva.

Como comenta Barclay:

Hay aquí algo casi patético en estos lamentos. En cada caso el lamento
no es por Roma, sino por ellos mismos ...1

“¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se
habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!” — Su
dolor era en verdad egoísta; estaban pensando en sí mismos, no en la destrucción
de Roma.

El comercio en sí mismos no es perverso; es bueno cuando se utiliza para el


bienestar de la humanidad. Sin embargo, cuando se usa para el lujo egoísta y la
gratificación de los deseos carnales, se vuelve injusto, profano y malvado.

vs. 20 – Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas;


porque Dios os ha hecho justicia en ella.

A diferencia de los mundanos que lloran por la muerte de Roma, a los siervos
de Dios se les dice que se regocijen por ella. Dios le ha impuesto la sentencia
que le dictó. En 6:9-11, las almas bajo el altar gritaron: “¿Hasta cuándo?” Se les
aseguró que Dios, en su justicia, castigaría a los perseguidores pecadores con un
juicio justo. Ha llegado el momento de que se regocijen, no porque las almas de
los hombres se hayan perdido, sino porque la causa de la justicia finalmente ha
sido reivindicada.
Los moradores de la tierra se regocijaron por la muerte de los dos testigos
(11:10), pero las cosas ahora han cambiado. Los cielos y los que en ellos habitan
habían sido llamados a regocijarse por la derrota de Satanás, aunque el ay sería
el destino de los moradores de la tierra y el mar (12:12). Ese infortunio sobre la
tierra y el mar ahora se había experimentado y juzgado.

Homer Hailey sugiere: “Esta no es una expresión de júbilo por la caída de una
gran ciudad o pueblo, sino un regocijo por la derrota del mal y la victoria de la
justicia” (369).

Será Como Una Gran Piedra de Molino Arrojada en el Mar


18:21-24
vs. 21 – Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino,
y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la
gran ciudad, y nunca más será hallada.
La Caída de Babilonia 237
Algunos expositores señalan que Roma sigue en pie. Literalmente, esto es
cierto. Pero la Roma perseguidora de los días de Juan no se mantiene. El sistema Anotaciones
dios-César que se opuso al único Dios verdadero del cielo no se encontrará más
en absoluto. Como una Babilonia espiritual que influyó en el mundo a través de su
maldad, Roma cumple esta profecía. ¡Ya no reinará el Señor César ni se impondrá
una religión que los adoraba! La persecución contra el pueblo de Dios ya no está
siendo controlada por esta ciudad capital de maldad. Perdió la gloria de una ciudad
que gobernaba el mundo y nunca más volverá a tener el poder que una vez tuvo.
La Roma arrogante y rebelde de los días de Juan ya no existirá.

vs. 22-23 – 22 Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no


se oirá más en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido
de molino se oirá más en ti. 23 Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de
esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la
tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.

Esta es una imagen gráfica de la decadencia de Roma (ver v. 8). No solo los
reyes, mercaderes y marineros lloraron y lamentaron su caída, lo que una vez
funcionó como la feliz ciudadela de la riqueza y la vida del placer, cesará. Ahora
cesarán las actividades dentro de la ciudad: (1) la alegría de la música y otros
entretenimientos; (2) el trabajo febril de los artesanos; (3) la molienda de molinos
usados en la preparación diaria de alimentos; (4) celebraciones nocturnas; y (5)
bodas. Aquellos que poseían la marca de la bestia ya no podrían disfrutar del estilo
de vida de la rica y poderosa “reina” del mundo.

vs. 24 – Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos


los que han sido muertos en la tierra.

Obviamente, no hay ciudad terrestre de la que se pueda decir que “todos” los
siervos de Dios habían sido asesinados allí. Algunos expositores se han referido
a Mateo 23:34-35 para sugerir que “todos” habían sido asesinados en Jerusalén,
pero ese pasaje habla de un período de tiempo limitado: “desde la sangre del justo
Abel hasta la sangre de Zacarías”. Cuando se escribió Apocalipsis, Roma era la
sede de la que emanaba la ley del imperio. En ella estaba la autoridad para detener
cualquier persecución o promoverla. Por lo tanto, Roma tenía la culpa de permitir
que los cristianos fueran asesinados en todo el imperio, por lo que figurativamente
en ella se encontró la sangre de todos los que han sido muertos en la tierra.

En la primera aparición de “la bestia” en Apocalipsis, fue retratada como el


poder que militó contra los dos testigos de Dios que profetizaron. Él “hará guerra
contra ellos, y los vencerá y los matará” (11:7). Sus cadáveres estarían en la calle
de la “grande ciudad”, Roma (ver notas en 11:8). Esos dos versículos unen a la
bestia y la ciudad de Roma, al igual que las declaraciones de los capítulos 17 y
18. Roma fue responsable de derramar la sangre de los santos de la era del Nuevo
Testamento, los mártires de Jesús, los profetas del Nuevo Testamento y todos los
que fueron muerto sobre la tierra (17:6; 18:20).

_________________
Anotaciones al Pie

1. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1177.


238 Victoria

Anotaciones CAPITULO 19
Los Santos Se Regocijan
19:1-10
Los Cuatro Aleluyas de Victoria
19:1-6
Los primeros diez versículos de este capítulo concluyen el tema de la caída y el
juicio de la ramera (capítulos 17, 18), y deben incluirse como parte de esa sección.
Varias veces Juan ha presentado un evento futuro, luego detalló el evento real
más tarde; por ejemplo, la caída de Babilonia se mencionó por primera vez en el
mensaje de un ángel (14:8), pero ocurrió y se relató después (cap. 18). El cielo y
los santos habían sido exhortados a regocijarse por la caída de la ramera en 18:20,
mientras que el regocijo activo ahora se representa en los grandes estallidos de
aleluyas por el triunfo y la victoria de la justicia y la derrota y destrucción del mal.

vs. 1 – Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:
¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.

– Después de esto – Después de estas cosas se centra la atención en los eventos


que siguieron a la revelación de la ramera y sus artimañas seductoras (capítulo 17)
y el juicio que le sobrevino (capítulo 18).

La palabra Aleluya significa literalmente “alabado sea Jehová”. En ningún otro


lugar se encuentra esta palabra en el Nuevo Testamento; sin embargo, comenzando
con el Salmo 104, muchos de los salmos comienzan y / o terminan con “alabad
al Señor”. Esta escena de júbilo no debería haberse separado del último capítulo,
porque revela un marcado contraste con los reyes, comerciantes y marineros que
lloran la caída de la ramera. Juan escucha la alabanza de Dios que viene del cielo
cuatro veces (19:1, 3, 4, 6).

vs. 2 – Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran
ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre
de sus siervos de la mano de ella.

La gran multitud canta alabanzas declarando los juicios justos y verdaderos


de Dios. Su regocijo no es tanto por el sufrimiento causado sobre sus enemigos
como el gozo del triunfo de la justicia sobre el mal. El Señor reina y es digno
de alabanza. Los santos de la tierra se acercan al Armagedón con certeza serena
porque el Señor puede juzgar y vencer a sus enemigos.

vs. 3 – Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los
siglos.

Esta multitud en el cielo quizás incluía a santos que ya habían sido martirizados
(6:9-11; 7:9). Vestían las túnicas blancas de la victoria y ahora se regocijan y alaban
a Dios. Su futuro en el reino espiritual es la vida eterna, mientras que el futuro de
la bestia y los que la adoraron y su imagen es como humo que se eleva por los
siglos de los siglos, castigo eterno (14:9-11; 20:10; Mat. 25:46).

vs. 4 – Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en


tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!

A la gran multitud se unen los augustos seres celestiales que rodean el trono y
están más cerca de Dios (4:4-11). Se postran ante el Señor en solemne acuerdo
con el coro de alabanza.
Victoria 239
vs. 5 – Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus
siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Anotaciones
La voz es anónima, pero la dirección de la que proviene está claramente iden-
tificada. Emana del trono.

vs. 6 – Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas


aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor
nuestro Dios Todopoderoso reina!

Con un sonido abrumador como las voces de una gran multitud, el rugido de una
gran cascada y el retumbando de un trueno pesado, la voz desde el trono anuncia
la alabanza del Señor soberano. Su omnipotencia se demuestra por el hecho de
que los reinos de los hombres que habían sido empoderados por Satanás no per-
manecerán. Pero el reino de Dios continuará para siempre. La verdad declarada
anteriormente en 11:15 se confirma nuevamente: “Los reinos del mundo han venido
a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.

Han Llegado las Bodas del Cordero


19:7-10
vs. 7 – Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las
bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Los versículos anteriores describen extensamente el juicio de la gran ramera


y su destino final. Ahora, antes de describir la batalla de ese gran día del Dios
Todopoderoso y un vistazo del último día del juicio, Juan anuncia la preparación
de las bodas del Cordero. Antes de que se pueda apreciar por completo, el lector
debe considerar tres aspectos de un antiguo ritual de boda oriental que son distintos
de las costumbres occidentales modernas: (1) la cena de bodas, (2) la novia y (3)
las prendas que usa.

Antes de la cena de bodas, se hace un compromiso público que se consideraba


más vinculante que nuestra costumbre moderna de compromiso. Cuando llega el
momento de consumar el matrimonio el novio, ataviado con su mejor atuendo y
acompañado de sus amigos, forma una procesión y se dirige a la casa de su pro-
metida donde recibe a la novia y luego la lleva a su propia casa (Mat. 25:1-13).
Las festividades habituales duraban siete días o más.
La segunda costumbre a entender es el hecho de que la desposada (comprometi-
da) se consideraba la novia del novio incluso antes de la cena de matrimonio (Deut.
22:23-24). Por ejemplo, María era llamada a la mujer (esposa) de José cuando
estaba comprometida a José antes de que se unieran en unión sexual (Mat. 1:18, 20).

Entre los judíos, el compromiso se consideraba tan vinculante que, si


el matrimonio no se celebraba debido a la fuga del novio o el incum-
plimiento del contrato por su parte, la joven no podía casarse con otro
hombre hasta que fuera liberada. por un debido proceso y una carta de
divorcio (ISBE III: 1997).

Durante el período de los esponsales, el novio paga la dote al padre de la novia y


él se prepara para la cena de bodas cuando finalmente se completará el matrimonio.

La iglesia está actualmente “desposada” con el Señor (2 Cor. 11: 2); por lo
tanto, su relación con Cristo es la de una esposa (Efesios 5:22-33; Rom. 7:4). En
el Antiguo Testamento, la nación de Israel estaba desposada con el Señor (Jere-
mías 2:2, 32), por lo que la relación compartida con él a menudo se denominaba
matrimonio (Isaías 50:1; 54:5-7; Ez. 16). La analogía del Señor con su pueblo de
la era del Nuevo Testamento se expresa en la misma terminología. Por lo tanto, la
iglesia es la esposa de Cristo (Juan 3:29; Rev. 21: 9). Cristo ha pagado la dote por
240 Victoria
la iglesia; compró a su esposa con su propia sangre (Efesios 5:25; Hechos 20:28).
Anotaciones La ocasión real de la unión perfecta con Cristo, la consumación bendita completa
y final de la iglesia con Cristo, está reservada para después del día del juicio final.
Esta gran unión se describe en los capítulos 21 y 22. Durante el período de espon-
sales, la novia debe prepararse vistiéndose con el atavío correcto.

vs. 8 – Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplande-


ciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

La tercera costumbre de la época de Juan a considerar es que la novia debe estar


debidamente adornada. Debe estar vestida con prendas que simbolicen la santidad.
Asimismo, la iglesia no debe tener “mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:27). Jesús enseñó una parábola sobre una
fiesta de bodas en la que ilustró que se expulsaba al que no vestía la ropa adecuada
(Mat. 22:1-13). Aquellos que nunca hayan obedecido al Señor en el bautismo o
que no hayan sido fieles serán excluidos de la fiesta celestial (Lucas 14:15-24).
Sus ropas no son limpias y blancas. El Señor advierte: “Bienaventurado el que
vela, y guarda sus ropas” (16:15).

vs. 9 – Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la


cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

El pueblo del Señor será invitado a la cena del Cordero (3:20). Como para
enfatizar la certeza de esta promesa a un pueblo perseguido, agrega un énfasis
solemne de que estas palabras son verdaderas.

vs. 10 – Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas;


yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora
a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

Con asombro, Juan se postra a los pies del ángel y se le dijo que se levantara y
adorara a Dios (ver 22:8). Si Jesús fue creado como los ángeles, como enseñan
los Testigos de Jehová, entonces no podría ser adorado (5: 8-14). Él no fue creado,
ni ha sido nunca un ángel (Heb. 1:5-8). Jesús es eterno; siempre ha sido y siempre
será (Juan 1:1-2). Y era digno de ser adorado incluso mientras estaba en la tierra
(Juan 9:35-38).

– porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía – La verdad


sobre Jesús y cumplida por él es la esencia (espíritu) de toda la profecía. Entre las
evidencias más fuertes que muestran que la Biblia es verdaderamente la palabra
de Dios revelada y que Jesús es el Hijo de Dios es el cumplimiento de la profecía.
Por esta razón, el hombre debe adorar a Dios, al autor de toda la revelación, y no
al ángel que simplemente interpreta algunas de las visiones.

El Rey-Guerrero: La Derrota de las Dos Bestias


19:11-21
Aunque la ramera ha sido destruida, quedan los dos grandes enemigos de Dios
y el hombre: la bestia y el falso profeta junto con su líder, Satanás. Su destrucción
está ahora al alcance de la mano. Los enemigos de Dios y de su iglesia fueron
introducidos en las visiones en el siguiente orden: Satanás (capítulo 12), la bestia
del mar y la bestia de la tierra (capítulo 13) y la ramera (capítulo 17). Su derrota
y destrucción ahora se revelan en orden inverso: la ramera (cap. 18), la bestia y
el falso profeta (cap. 19), y finalmente, el mismo Satanás (cap. 20). Dado que
todos estuvieron juntos, ahora deben caer juntos. Satanás es el único ser personal
del grupo; las dos bestias y la ramera son personificaciones simbólicas del poder
anti-Dios, la religión falsa y los deseos seductores de la carne, los instrumentos
usados ​​por Satanás en la guerra contra Dios y Su reino. La escena descrita en esta
sección revela al rey guerrero mientras conduce la guerra contra sus enemigos,
involucrándolos en una batalla decisiva. Esta no es una descripción de la “segunda”
Victoria 241
o última venida de Jesús, sino de la guerra victoriosa contra las fuerzas que han
estado en discusión. Anotaciones

El Rey-Guerrero Revelado
Cristo, El Guerrero Victorioso, Montado en un Caballo Blanco
19:11-16
Al principio de sus visiones, Juan vio “una puerta abierta en el cielo” a través de
la cual había sido arrebatado para contemplar la escena celestial (4:1); más tarde
“el templo de Dios fue abierto en el cielo”, para que pudiera contemplar el arca
del pacto de Dios (11:19); después “fue abierto en el cielo el templo del taberná-
culo del testimonio”, de donde salieron los siete ángeles con las siete copas de
la ira (15:5-6). Ahora Juan contempla todo el cielo abierto para que se pueda ver
al rey guerrero y a Su ejército cuando emergen para luchar contra las fuerzas de
Satanás. El jinete del caballo blanco no puede ser otro que Cristo, porque esto se
revela claramente en Su nombre, “Fiel y Verdadero” (ver comentarios, 1:55; 3:14).

vs. 11 – Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo


montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

En su aparición final, Jesús vendrá a juzgar y recompensar, no a hacer la guerra


a sus enemigos. Por lo tanto, el juicio y la batalla en esta visión son contra las
fuerzas enemigas en ese tiempo, no al final de los tiempos.

La batalla de ese gran día del Dios Todopoderoso, presentada por primera vez
en una visión anterior (16:12-16), retrató al ejército de Satanás liderado por tres
espíritus diabólicos que parecían ranas. También del lado del diablo estaba el poder
político de la bestia, la religión pagana del falso profeta y cualquiera que mostrara
la marca de la bestia. Este número incluía a la gente del mundo, reyes, generales,
ricos y pobres, educados y no educados. ¿Cómo puede esperar el pueblo de Dios
ganar esa batalla? Si la victoria se determinara únicamente sobre la base de los
números, entonces la derrota del pueblo de Dios sería segura.

Los santos de Dios, sin embargo, están preparados para entrar en la batalla
porque son dirigidos por uno más poderoso que todas las fuerzas combinadas de
Satanás. Juan ve el cielo abierto y a Cristo sentado sobre un caballo blanco como
el primero de los cuatro jinetes (6:2). El jinete ahora viene en justicia para juzgar
y hacer la guerra. La guerra que hará es una acción justificada contra la bestia y el
falso profeta, un juicio ya declarado como “verdadero y justo” (16:7).

El jinete es conocido por tres nombres, sin dejar ninguna duda de que Jesucristo
encabeza el ejército celestial. Él es el Fiel y Verdadero (1:5; 3:7, 14), el Verbo
de Dios (v.13; Juan 1:1-2, 14), Rey de reyes y Señor de señores (v.16; 17:14).

vs. 12 – Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas dia-
demas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

– Sus ojos eran como llama de fuego – Identifica además al jinete como el
Hijo del hombre (1:14; 2:18). Sus ojos penetrantes eran como una llama de fuego,
de hecho, nada puede ocultarse de su mirada (Heb. 4:13).

– y había en su cabeza muchas diademas – Símbolo de la realeza y gobierno


soberano. Satanás llevaba siete diademas (Ap. 12:3) y la bestia del mar diez (Ap.
13:1), mientras que Jesús usa “muchas”, un gran número, lo que indica la amplitud
ilimitada de Su gobierno.

Mientras que en 6:2 y 14:14 llevaba una corona de la victoria (stephanos), ahora
se le representa con muchas coronas de la realeza (diadema).
242 Victoria
La palabra griega para coronas (diadema) aparece tres veces en Apocalipsis para
Anotaciones designar el tocado real de los monarcas (12:3; 13:1; 19:12). En todas las demás
referencias del Nuevo Testamento traducidas como “corona” se usa una palabra
griega diferente (stephanos). El stephanos era la corona festiva de la victoria, y es
significativo que Satanás nunca use ese tipo de corona, porque no gana victorias
permanentes.

En el Nuevo Testamento son usadas dos palabras para corona:

stefanos (στέφανος, G4735) – denota la corona del vencedor, el símbolo


del triunfo en los juegos, o en algún concurso similar.1

La corona (stefanos) era llevada por el vencedor en los juegos o en el campo


militar, por el populacho durante la temporada de fiestas, y por la novia en las
ceremonias nupciales; era de esta manera la corona de la festividad o la victoria.
El Nuevo Testamento lleva a la conclusión de que esta es la corona de la fiesta
de victoria, dada al santo en honor de su triunfo sobre la tribulación y la muerte.

La corona aquí (19:12) es la diadema, la corona de la realeza. En las siguientes


tres referencias se menciona la diadema usada por el Dragón, la Bestia, y Cristo
(Ap. 12:3; 13:1; 19:12):

diadema (διάδημα, G1238), se deriva de diadeo, atar alrededor. Era el


ornato regio para la cabeza y se usaba especialmente de la banda azul
marcada con blanco, usada para ligar el turbante o la tiara de los reyes
de Persia. Fue adoptada por Alejandro Magno y por sus sucesores. Entre
los griegos y romanos era la marca distintiva de condición regia.1

Lenski analizó la diferencia entre los dos tipos de coronas:


Observemos que Jesús recibió un stephanos de espinas y luego fue nombrado Rey
de los judíos. Aquí la mujer tiene las doce estrellas como su stephanos, su símbolo
de victoria. “La victoria nuestra permanece” (Lutero), y así, como vencedora, Una
Sancta reinará con Cristo para siempre. El dragón no tiene stephanos, ni siquiera
una corona usurpada de la victoria, sino sólo “diademas”, figuras reales de la realeza
pretendida, símbolos de dominio arrogado.3

Es asombroso que el que llevaba una corona de espinas en ridículo sea ahora tan
exaltado. El dragón y la bestia también llevan diademas, pero las suyas son emble-
mas de la realeza usurpada (véanse las notas en 12:3 y 13:1). Están en oposición al
Rey de reyes que en justicia usa muchas diademas porque tiene soberanía universal
y suprema (11:15; Efesios 1:20-23; 1 Tim. 6:15). Su nombre desconocido quizás
signifique que posee características celestiales que están más allá del alcance de
las mentes finitas (Mat. 11:27). Su nombre está sobre todo nombre (Fil. 2:9-11).
La profunda grandeza de Jesús supera nuestra plena comprensión.

– y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo – Mucho


se ha escrito sobre “su nombre escrito, que ninguno conoce sino él mismo”, pero
cualquier esfuerzo por determinar cuál es el nombre es inútil. El nombre de uno
representa todo lo que es, y solo él puede conocer su verdadero yo. Al vencedor
se le da un nuevo nombre, “que nadie conoce sino el que lo recibe” (2:17).

vs. 13 – Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VER-
BO DE DIOS.

– Estaba vestido de una ropa teñida en sangre – El jinete se describe además


como “vestido de una ropa teñida en sangre”. En la LBLA, la vestimenta estaba
“empapada” con sangre, y los críticos textuales están divididos sobre cuál es la
correcta. Probablemente sea preferible “teñida”. Debido a que el pisado del lagar
Victoria 243
por el rey-juez no ocurre hasta el versículo 15, surge la pregunta de si Juan tiene
la intención de dar dos relatos del mismo evento (v. 13 y v. 15). Anotaciones
El punto es que su vestidura está manchada de sangre, ya sea por la sangre
derramada por Cristo en la cruz o por el resultado de haber pisado el lagar de la
ira de Dios.

Ya se ha descrito un juicio sangriento en el que el lagar fue pisado fuera de la


ciudad y la sangre cubrió la tierra (14:20). La escena que se describe aquí de la
prenda teñida en sangre recuerda a aquella en la que Jehová regresaba de Bosra
con Sus vestiduras manchadas de sangre (Isaías 63).

1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste
hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el
que hablo en justicia, grande para salvar.
2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?

En respuesta a la pregunta planteada en el v.2 – ¿Por qué es rojo tu vestido, y


tus ropas como del que ha pisado en lagar? – Jehová respondió:

3 He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los


pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos,
y manché todas mis ropas.
4 Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redi-
midos ha llegado.
5 Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien
sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.
6 Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé
en tierra su sangre. (Cfr. Joel 3:9-13).

Su manto fue salpicado con la sangre de sus enemigos cuando Él pisó el lagar.
Este paralelo lleva a la conclusión de que la sangre rociada sobre el manto del jinete
es la de sus enemigos y no la suya ni la de su propio pueblo que había muerto por
su causa. A pesar del problema planteado sobre la separación de las dos frases,
la explicación basada en Isaías 63 es preferible porque el tema del capítulo es la
guerra y el juicio, no la redención per se.

Otros argumentan que la sangre no pudo ser del lagar de sus enemigos porque la
batalla no terminó hasta el 19:19-21. Sin embargo, muchas escenas en Apocalipsis
muestran eventos como completos incluso antes de que ocurran, y dado que ahora
él viene a juzgar y hacer la guerra, esto puede ser un símbolo de la sangre de sus
enemigos (14:20).
– y su nombre es: EL VERBO DE DIOS – Este nombre solo lo registra Juan.
Su nombre representa más que un título superficial. En su Evangelio, Juan mira
hacia atrás a la encarnación, como “el Verbo” que estaba con Dios en el principio
“se hizo carne” (Juan 1:1, 14); y en su primera epístola, Juan se refiere al Señor
como “el Verbo de vida”, que es para todos en el presente (1 Juan 1:1). En Apo-
calipsis, Juan mira a la destrucción de las fuerzas del mal en ese momento y, en
última instancia, al final de los tiempos. Como “El Verbo de Dios”, Jesús es la
máxima revelación de Dios y de Su voluntad; Él es la garantía de que se logrará
el propósito de Dios.

vs. 14 – Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio,


le seguían en caballos blancos.

Estos no son ejércitos de la tierra, sino del cielo. Uno contradice el texto si
interpreta que esto significa que Cristo usará las armas normales de guerra y los
hombres de la tierra en esta batalla. Estos son ejércitos espirituales en el cielo que
lo siguen en caballos blancos. Ellos también están vestidos con ropas que indican
244 Victoria
pureza y justicia. Quizás estos sean ángeles unidos a los mártires fieles que son los
Anotaciones “llamados y elegidos y fieles” (17:14). Esto no significa que el dragón realmente
haya subido al cielo. Este fue un conflicto en el reino celestial. Jesús gana este
conflicto espiritual, pero todos los que “siguen al Cordero por dondequiera que
va” (14:4) ¡participan de la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal!

La guerra que se va a pelear ahora no es en Su venida final, porque entonces


no habrá guerra; todo habrá terminado. Es la guerra introducida anteriormente,
aunque no descrita (16:4-16). Por tanto, parece que este ejército son los “llamados
y elegidos y fieles” que vence con el rey (17:14). La imagen simboliza un juicio
divino y una guerra espiritual dirigida desde el cielo, dirigida por un rey guerrero
celestial. Es combatido por una hueste de guerreros puros y fieles, cuya ciudadanía
está en el cielo (Fil. 3:20), y cuyos nombres están escritos allí (Lucas 10:20): los
santos fieles de Dios.

vs. 15 – De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y
él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del
Dios Todopoderoso.

– De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones – La
espada aguda que sale de su boca no es la palabra del evangelio por la cual los
hombres se convierten, sino la espada o la palabra de juicio. Esta espada que salió
de Su boca era una descripción característica del Cristo glorificado (1:16; [2: 12]).
Con ella, haría la guerra contra los infieles en la iglesia (2:16), y con un juicio
mucho mayor, heriría a las naciones paganas y su idolatría.

El poder del juicio está en su palabra, que es más cortante que una espada de
dos filos (1:16; 2:12; Heb. 4:12). Si bien su palabra proporciona salvación por
gracia a través de la fe, también anuncia advertencia a los malvados. Aquellos que
rechacen su palabra serán heridos por la condenación prometida contenida en sus
advertencias (Juan 12:48; 2 Tes. 1:8-9). “Con el espíritu de sus labios matará al
impío” (Isa. 11:4).

– y él las regirá con vara de hierro – Los tres — ejércitos, espada y vara —
son de naturaleza punitiva, destruyen por juicio divino, reducen a paja, queman y
se llevan (Dan. 2: 3 5; 7: 9-12).

Todas las naciones están bajo su sujeción y él las gobierna con la fuerza del hie-
rro (1:5; Efesios 1:21-22). Él reina sobre los enemigos con fuerza, cetro de hierro
(2:27; 12: 5; Sal. 2:9; 110:1-7; Isa. 11:1-5). Tiene autoridad absoluta y no se le
puede resistir. La oposición al Mesías trae retribución, mientras que la obediencia
trae una fuerte protección y reivindicación.
– y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso – El
pisar el lagar se ha introducido antes, lo que indica un juicio completo y terrible.
Ejecuta la ira de Dios contra las naciones mientras pisa el lagar (14:19-20). Isaías
63:1-6 y Joel 3:12-14 sirven de base para la interpretación del lagar como un juicio
severo y de la ropa del rey teñida con sangre (v. 13).

Dado que los adoradores de la bestia y su imagen y la ramera Babilonia tendrían


que beber el vino de la ira de Dios (14:10; 16:19), el pisar el lagar de su ira bien
puede simbolizar la preparación de ese vino que deben beber. En cualquier caso,
ya sea que simbolice el juicio mismo o la preparación del vino de su ira que deben
beber, se indica un terrible juicio destructivo. Es el rey guerrero quien juzga, hace
la guerra y pisa el lagar de la ira de Dios el Todopoderoso, indicando Su completa
soberanía en todos los reinos (ver comentarios, 4: 8).

Algunos solo quieren pensar en el dulce y apacible Jesús. Uno nunca debe
trivializar sus cualidades de misericordia, gracia, compasión y bondad. Para su
pueblo es el salvador amable y amoroso, pero para los impíos es un fuerte ven-
gador del mal (Rom. 11:22). Cualquier visión de Dios que elimine su odio por el
Victoria 245
pecado o estropee su venganza divina es una visión pervertida que contradice el
mensaje de Apocalipsis. Anotaciones
vs. 16 – Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Esta vestidura manchada de sangre tiene escritos en ella, quizás en la parte de-
lantera y también en su muslo. Aunque tenía un nombre que nadie conocía excepto
él mismo (v. 12), la escritura en su vestimenta elimina toda duda sobre quién está
liderando la acusación contra el dragón, la bestia y el falso profeta. Su título se ve
claramente porque está en un lugar visible.

El escenario está listo. Se han descrito dos grandes poderes. De hecho, uno
pensaría que en este punto habría una batalla larga y prolongada, pero se revela
todo lo contrario. En lugar de una gran lucha, cuando la batalla realmente ocurre,
se describe en una breve declaración. Cuando el Rey de reyes y el Señor de se-
ñores entre en combate, la guerra terminará pronto. No hay ninguno más grande,
más alto o más poderoso.

La Batalla del Gran Día del Dios Todopodero (cfr. 16:14),


El Armagedón (19:17-21)

El Angel Llama a la Gran Cena de Dios (19:17-18)


vs. 17 – Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, dicien-
do a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran
cena de Dios.

¡Ha llegado la hora de la decisión! En la gran batalla entre la fe y el paganismo,


la victoria del Cordero será completa y definitiva. Un ángel se encuentra “en el
sol”, un lugar acorde con la importancia de su misión, donde todos pueden verlo
y escucharlo claramente. Su fuerte voz clama a todas las aves carroñeras en medio
del cielo para que vengan y se llenen de la cena que Dios provee (para comentarios
sobre “en medio del cielo”, véase 14:6). Imágenes similares de comidas de sacri-
ficio sangrientas ocurren con frecuencia en los profetas del Antiguo Testamento
(véase Isaías 34:6; Jeremías 46:10; Ezequiel 39:17-20). Éste contrasta con la
cena de las bodas del Cordero (v. 9). Interpretar esta escena literalmente es perder
completamente el propósito del libro; la imagen es un vívido retrato simbólico de
la derrota de los enemigos del Cordero. La guerra y la victoria son espirituales,
ya que la derrota llega a las fuerzas espirituales del mal.

Tan cierta es la victoria de Cristo sobre la bestia y el falso profeta, que un ángel
convoca a las aves de rapiña para que vengan a la cena del gran Dios. En el pen-
samiento antiguo, lo peor que le podía pasar a un muerto era que lo desenterraran
y lo dejaran como presa de las aves silvestres (Jeremías 7:33; 16:3-9).

vs. 18 – Para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes,


carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños
y grandes.

Una interpretación literal hace que esta escena sea repulsiva y caníbal. Aquí no
se está considerando una fiesta literal preparada con carne humana. En cambio,
representa cómo Dios triunfará sobre sus enemigos, tanto pequeños como gran-
des (Ezequiel 39:17-22). Una interpretación literal pierde el punto. Esta imagen
muestra la severidad del juicio de Dios contra todos los que rindieron homenaje a
las cosas de este mundo y les permitieron tener prioridad sobre la adoración de su
Creador. Las cenas contrastantes descritas en este capítulo son dignas de mención.
La cena de las bodas del Cordero es para los santos justos victoriosos. La gran
cena de Dios preparada para los buitres está compuesta por todos los impíos que
246 Victoria
conspiraron para dañar la causa del Señor.
Anotaciones
El simbolismo encuentra un paralelo en la visión de Ezequiel de la destrucción
de Gog y Magog por parte de Dios, las fuerzas paganas de la antigüedad, que eran
antagónicas a Dios, Su pueblo y Su propósito (Ezequiel 38-39; para una discusión
más completa, vea los comentarios, 20:7-10). Ezequiel debía llamar “aves de toda
especie” y “toda fiera del campo” al sacrificio de las naciones por parte de Jehová.
En su mesa, éstos debían “comer carne de fuertes y beber sangre” de caballos, de
jinetes fuertes (Ezequiel 39:17-20).

La cena de la visión de Juan se componía de:

1. “Carne de reyes y de capitanes” — Capitanes – quiliarcos (χιλίαρχος, G5506),


denotando un comandantante de 1000 soldados (de quilios, un millar, y arco,
regir.4 Capitán – quiliarcos – denota un comandante sobre mil soldados.

2. “Carnes de fuertes”, los grandes de la tierra (cfr. 6:15; 18:23), y carnes de


caballos y de sus jinetes.

3 “Y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes”.

En esta guerra, el diablo recluta de todos los ámbitos de la vida; tiene algunos
de todos estos de la tierra en su ejército. No hay barreras ni limitaciones excepto la
justicia. No hay término medio; todos están de un lado o del otro en este conflicto.
“El que no está conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”
(Mateo 12:30). Un grupo está destinado a la victoria, el otro a la destrucción en
el lago de fuego.

La Batalla Decisiva y Derrota del Mal (19:19-21)


vs. 19 – Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para
guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.

Aunque todas las poderosas fuerzas del mal vienen a la batalla contra Cristo
y abruman a su ejército, simplemente son superadas. Las grandes guerras mun-
diales han requerido años para pelear y muchos volúmenes para describir, pero
curiosamente, este conflicto no tiene detalles de la guerra real. No hay una batalla
prolongada. No es un concurso. La victoria en Cristo es segura y rápida.

La bestia es la gran potencia mundial pagana de ese día, el Imperio Romano,


que dominaba el mundo y oprimía a los santos (13:1-10). Aliada con el dragón y el
falso profeta, la bestia había convocado a los reyes del mundo para la gran batalla
decisiva de Ar-Magedón (16:13-16). Estos reyes se alinearon con la bestia para
hacer la guerra contra el Cordero y sus seguidores (17:12-14), pero no se describió
ninguna batalla. Por tercera vez estos se revelan con sus ejércitos (plural) para
hacer la guerra contra el rey guerrero y Su ejército (singular), pero nuevamente no
hay batalla; sólo se describe el resultado. Parece claro que ahora hemos llegado a
la batalla real de Ar-Magedón, que se libra para decidir quién es el Rey de reyes:
Cristo, o los césares y los grandes del mundo.

vs. 20 – Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho
delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la
marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos
dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

La batalla aún no está descrita; sólo se anuncian los resultados. El falso profeta
es la bestia que subió de la tierra; está asociado con, respaldado y usado por la
bestia del mar (13:11-18). Las señales se obraron a la vista de la bestia que subió
del mar (13:1), para engañar a los adoradores paganos (13:13ss .; 19:20) y hacer
que sean identificados (marcados) como adoradores del emperador (13: 16ss.; 14:9,
Victoria 247
11; 16:2; 19:20; 20:4) confirman que el falso profeta y la bestia terrestre (13:11) son
lo mismo. Estos “dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde Anotaciones
con azufre”, donde la ramera ya había encontrado su destino, siendo “totalmente
quemados con fuego” (17:16; 18:8, 9, 18; para “azufre, “ver comentarios, 9:17).

Debido a la expresión “lanzados vivos”, algunos escritores han llegado a la


conclusión de que estos dos son literalmente individuos que aparecerán en persona
antes del fin de los tiempos. Pero esto no se sigue necesariamente; porque “ser
lanzados vivos dentro de un lago de fuego” indica que hasta el momento en que
fueron arrojados al lago de azufre y fueron llevados a la destrucción final por su
gran poder y juicio, estas dos fuerzas personificadas de poder político y espiritual
estaban luchando activamente. contra el Cordero. El Imperio Romano y el culto
al emperador respaldado por el poder imperial ahora llegaron a un final definitivo
y completo, para nunca volver a levantarse.

El dragón y sus aliados habían parecido invencibles para el mundo; sin em-
bargo, solo unas pocas palabras resumen lo que sucedió: y la bestia fue apresada.
La bestia y el falso profeta no son rival para el Guerrero Divino. Ambos fueron
apresados y arrojados a un lago de fuego, el lugar de eterna destrucción que se
llama la “muerte segunda” (20:14; 21:8). Mediante milagros mentirosos, el falso
profeta hizo que la mayoría del mundo se maravillara y recibiera una marca que
confirmó su lealtad a la bestia (véanse las notas en 13:13-15). Sin embargo, en el
análisis final, los santos que parecieron tontos cuando rechazaron esa marca, son
los que disfrutan de una victoria abrumadora.

vs. 21 – Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que
montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

– Y los demás – son los reyes y sus huestes de individuos que componen los
ejércitos del versículo 19. Estos están destinados a ser atormentados en el lago de
fuego y azufre (14:9ss.), Pero no son arrojados allí hasta el juicio final (20:15).
Estos fueron muertos por la espada del que estaba sentado sobre el caballo blanco,
por un juicio del Rey.

Los orgullosos y arrogantes ejércitos de la bestia ahora se han reducido a nada.


El reino de Dios que Roma intentó erradicar, sigue en pie. Esta batalla particular
del Armagedón se libró hace siglos. El Imperio Romano que apoyaba el culto
pagano al dios-César fue destruido, por lo que la fuerza perseguidora contra la
iglesia fue derribada.

En principio, otros “Armagedones” han tenido lugar y tal vez aún ocurran en
el futuro porque Satanás continúa librando batalla contra el propósito de Dios.
Satanás no dejó de existir y ha empleado otros métodos para luchar contra el rei-
no de Dios en la tierra. Pero desde la época del Imperio Romano no ha tenido un
dominio mundial que imponga sus políticas.

Se gana la victoria y se completa la derrota de la bestia y su aliado, el falso


profeta. El poder romano y el paganismo que apoyaba ahora están destruidos para
siempre. La visión de Daniel se cumple (Dan. 7:11), y en esta derrota y destrucción
se revela el destino de todos los poderes que deberían surgir para luchar contra
Dios y Su reino. Esta es la garantía de Dios de la victoria para los santos que vi-
vieron entonces y para todos los que vendrían después de ellos, incluso hasta el
fin de los tiempos.

– y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos – completa el simbolismo


de los versículos 17-18. No quedó ni un vestigio de las fuerzas anticristianas; la
destrucción fue completa. La espada de la verdad y el juicio prevaleció sobre la
espada de la fuerza política y la sabiduría humana en la adoración falsa.
248 Victoria
_________________
Anotaciones Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 333.


2. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 439.
3. R.C.H. Lenski, The Interpretation of the Revelation. Minneapolis: Augsburg Publishing House,
1966, p. 365.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 229.
Los Mil Años y el Juicio Final 249

Anotaciones

CAPITULO 20
El Reinado de Cristo y el Destino Final de Todos
20:1—22:5
Los Mil Años y el Juicio Final

LOS MIL AÑOS


20:1-10

Esta sección se compone de siete partes, cada una de las cuales comienza con
“Y vi” (19:11, 17, 19; 20:1, 4, 11; 21:1). En la batalla de Armagedón, la bestia y
el falso profeta fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre (19:19-21).
Con la derrota de estos dos y la destrucción de la ramera, Satanás ha perdido a sus
aliados. Lo que sucede con él y la victoria de los santos es el tema principal de
20:1-10, en lugar de los “mil años”, que generalmente recibe el énfasis.

Apocalipsis 20 ha sido el texto favorito de los especuladores religiosos quizás


más que cualquier otro pasaje de la Biblia. Está lleno de preguntas. ¿Cuándo es la
batalla de Armageddon? ¿Qué significa el reinado de 1000 años? ¿Por qué debe
dejarse suelto a Satanás después de haber sido sellado en el abismo? Cualesquiera
que sean las respuestas que se encuentren, deben ser consistentes con el resto de
la Biblia y en armonía con el tema y propósito de Apocalipsis.

Desde los primeros siglos del cristianismo, este pasaje se ha utilizado como base
para varias teorías del reinado de mil años de Cristo en la tierra. La teoría general,
con variaciones entre las diferentes escuelas, es brevemente esta: Cristo vendrá en
la primera fase de su regreso a la tierra (llamado “el rapto”), y en este momento los
justos muertos serán resucitados, los santos vivos serán cambiados y ambos serán
arrebatados en el aire para encontrarse con el Señor. Luego vendrá la fiesta de las
bodas del Cordero, durante la cual habrá gran tribulación en la tierra. Después de
la boda, Él y la novia, la iglesia, completarán el regreso a la tierra (llamado “la
revelación”) donde Cristo establecerá Su reino, se sentará en el trono de David
y reinará desde Jerusalén durante mil años literales: el milenio. . Según algunos,
los judíos se convertirán y regresarán a Palestina, el culto del Antiguo Testamento
será restaurado (con modificaciones) y habrá en la tierra una vida idealista que
continuará por el período definido de mil años. Al final de este milenio, Satanás
será liberado por un corto tiempo y hará un último y furioso esfuerzo para destruir
al pueblo y la obra del Señor. A esto le seguirá la resurrección de los muertos im-
píos (porque los muertos justos habrán resucitado al comienzo de los mil años).
El juicio ocurrirá y se medirán los destinos eternos del cielo o del infierno.

La teoría debe leer en el pasaje (vv. 1-10) todo lo que dice extraer de él, porque
lo siguiente no se menciona en el texto: (1) la segunda venida de Cristo, (2) una
resurrección corporal, ( 3) un reinado de Cristo en la tierra, (4) el trono literal de
David, (5) Jerusalén de Palestina, (6) la conversión de los judíos, o (7) la iglesia
en la tierra. ¡Una teoría que se basa en un pasaje de la Escritura en el que no se
encuentra ninguno de sus principios doctrinales peculiares, no puede ser verdad!

Brevemente resumido, el pasaje trata del atamiento de Satanás, quien es arrojado


al abismo por mil años durante los cuales no puede engañar a las naciones. Al
final de este tiempo, es desatado por un corto tiempo (vv. 1-3). Se colocan tronos,
y sobre ellos se sientan los mártires con aquellos que mantuvieron la fe durante el
período de opresión por parte de la bestia. Estos reinarán con Cristo durante los
250 Los Mil Años y el Juicio Final
mil años; esta es la primera resurrección (vv. 4-6). Cuando terminan los mil años,
Anotaciones Satanás es liberado de su prisión, reúne nuevos aliados, Gog y Magog, y viene
contra el campamento de los santos; pero fuego desciende del cielo y devora a
estos nuevos ayudantes. La escena se cierra cuando Satanás es arrojado al lago de
fuego donde ya están la bestia y el falso profeta. Su fin definitivo ha llegado (vv.
7-10). A esta escena le sigue el juicio final y el fin de la era presente (vv. 11-15).

Significativamente, los primeros siete versículos de este capítulo son las únicas
Escrituras en toda la Biblia que mencionan un reinado de mil años. Sin embargo,
de este texto se deriva una teoría que ha sido ampliada por sus defensores hasta el
punto de que uno podría pensar que se encuentra en toda la Biblia. Esta teoría del
premilenialismo (también conocida como quiliasmo) enseña que aún no habrá un
futuro reinado de Cristo de mil años en la tierra. (Para una discusión más completa
del premilenialismo, vea el Apéndice III).

Los premilenialistas ignoran muchos detalles que se declaran y embellecen


este texto con muchas suposiciones que no se declaran. Por ejemplo, este texto
no menciona: (1) la segunda venida de Cristo; (2) una resurrección corporal; (3)
un reinado “en la tierra”; (4) el trono literal de David; (5) Jerusalén o Palestina;
(6) “nosotros” en lugar de “ellos” que vivieron y reinaron; y (7) Cristo en la tie-
rra. La sana exégesis no se suma a la palabra de Dios, y quienes lo hagan deben
prestar atención a la advertencia final del Apocalipsis (22:18-19). Es trágico que
uno se desvíe de lo que está escrito al enredarse en especulaciones sobre lo que
no está escrito.

No solo la doctrina del premilenialismo se agrega indiscriminadamente al


texto, sino que la teoría es inconsistente con la enseñanza sencilla de la Biblia.
El reino de Cristo ya ha sido establecido y se le han añadido ciudadanos a través
de su sangre (Rey. 1:5-6, 9; 5:9-10; Col. 1:13-14). Su reinado comenzó cuando
ascendió a la diestra de Dios y ahora es Rey de reyes (Efesios 1:20-23; Hechos
1:9-11; 2:30-36; Rey. 17:14). Su segunda venida será el “fin” (1 Cor. 15:23-26;
Juan 6:44; 5:28-29; Mateo 25:31-46).

La derrota de Satanás es el tema en 20:1-10 y no los mil años. Cualquier inter-


pretación de este capítulo (1) debe haber sido relevante para los destinatarios del
libro de Apocalipsis porque se trataba de cosas “que deben suceder pronto” (1:1;
22:6); (2) debe estar de acuerdo con todas las demás visiones que se encuentran en
el Apocalipsis; y (3) no debe contradecir otros pasajes bíblicos claros y sencillos.
La verdad siempre armoniza con la verdad.

Satanás Es Atado Por Mil Años


20:1-6
vs. 1 – Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una
gran cadena en la mano.

– Vi a un ángel – ¿Quién es el ángel? Muchos piensan inmediatamente que


es Jesús, aunque el texto no lo dice así. Antes que un siervo (como lo son los
ángeles), Apocalipsis describe a Jesús como soberano, el Rey de Reyes, y el Señor
de Señores (19:16). De esta manera, no es una conclusión inevitable en absoluto
que el ángel es Jesús. Puede ser, pero no podemos meramente suponerlo. Sería
una conclusión inescapable si enseñamos esto dogmaticamente.

Aunque algunos escritores identifican este ángel como Cristo; sin embargo, esto
no puede ser correcto, porque en Apocalipsis Cristo nunca aparece como un ángel
(véase comentarios, 10:1). Más bien, los ángeles son Sus siervos, ministrando a
la voluntad divina. Cristo es siempre el Cordero de Dios, el Rey de Reyes, quien
gobierna y juzga desde el trono de Jehová, llevando a cabo el propósito del Padre.

En Apocalipsos 10:1 dice - “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte”. Este
Los Mil Años y el Juicio Final 251
ángel es distinguido de los siete ángeles de las trompetas y de los cuatro que esta-
ban atados junto al Eufrates (9:14). La similitud de la descripción de este ángel a Anotaciones
la descripción de Jesús en el capítulo uno ha llevado a algunos concluir que este
ángel es Jesús. En el capítulo uno se dijo del Señor, “su rostro era como el sol”
(1:16), y “sus pies semejantes al bronce bruñido” (1:15), y “he aquí que viene con
las nubes” (1:7). Aquellos que justifican esta conclusión apelan a la similitud del
arco iris alrededor del trono (4:3), y el arco iris sobre la cabeza del ángel.

Sin embargo, la similitud no prueba la identidad, porque él es identificado como


“otro ángel fuerte” como un ángel del mismo rango o clase como el “ángel fuerte”
de 5:2 y 18:21. Toda la descripción indica que fue enviado a una misión especial
y que su obra era de importancia inusual. Esto está indicado por la declaración
“envuelto en una nube”. De las veinticinco veces que la palabra “nube” (nephele)
aparece en el Nuevo Testamento, en solo tres (Luc. 12:54; 2 Ped. 2:17; Judas 12),
es usada en alguna relación con la deidad o de una apariencia divina, a menudo
en juicio. Esto indica que el ángel delante de nosotros viene envuelto con una
misión divina con relación a juicio.

En Apocalipsis 1:1 se lee que la revelación fue enviada “por medio de su an-
gel a su siervo Juan” (cfr. 22:6,16). A diferencia de los otros libros del Nuevo
Testamento, el Apocalipsis fue revelado por un ángel. Todos los apóstoles habían
recibido el Espíritu Santo quien los guió a toda la verdad (Jn. 14:16-17; 15:26-27;
16:13). Juan también fue lleno del Espíritu en Pentecostés (Hch. 2:4) y recibió
revelaciones por medio del Espíritu Santo (Efe. 3:5). Sin embargo, cuando un
ángel dirigió a Juan en estas visiones, se sobrecogió y postró a los pies del ángel
queriendo adorarlo (19:10; 22:8). El ángel rehusó la adoración de Juan identifi-
cándose a sí mismo como un consiervo de los profetas y de aquellos que retenían
el testimonio de Jesús.

¿Quién era este ángel? El pasaje no lo identifica. Quizás era Miguel o Gabriel.
Miguel es mencionado especificamente en el Apocalipsis como el ángel que peleó
contra el dragón (12:7). Miguel parece ser también el ángel del conflicto en otros
pasajes donde es mencionado (cfr. Dan. 10:13,21; 12:1; Judas 9). Gabriel no es
mencionado en el Apocalipsis, sin embargo es interesante notar que fue él quien se
apareció a Daniel para darle sabiduría y entendimiento con respecto a las profe-
cías del fin de la nación de Israel y Jerusalén (Dan. 8:16; 9:21; cfr. Luc. 1:19,26).
Con toda seguridad el ángel que dio a Juan el Apocalipsis pudo haber sido algún
otro. Sin embargo, en vista de que se identificó a sí mismo como consiervo de
los profetas (22:9; cfr. 22:6; 19:10), y su obra de mostrar las cosas que deben
suceder pronto, probablemente Gabriel se ajusta mejor el propósito demandado
por el libro. Su parte en la revelación del mensaje a Daniel acerca del fin de la
nación Judía ciertamente lo coloca en una luz favorable.

También deberíamos comprender que, en un estudio de todo el libro del Apo-


calipsis, encontramos varios ángeles. Difícilmente alguien supone que alguno
de estos ángeles es Cristo. El ángel es simplemente un mensajero del evangelio.

Por ejemplo, en Ap. 7:1, cuatro ángeles detenían a los cuatro vientos de destruir
a la nación que perseguía a los cristianos. Nadie supone que alguno de estos
ángeles era Cristo. Similarmente, en Ap. 8:2, siete ángeles tocan siete trompetas
y nadie identifica a alguno de estos ángeles como Cristo. De igual manera, Ap.
10:1-2 contiene al ángel con el librito. Alguien podría identificar este ángel como
Cristo, sin embargo, Juan no lo hace así, de esta manera parecería una suposición
con los pocos que intentaran hacerlo dogmaticamente.

El punto no es que sepamos quién era este ángel, lo cual no importa, sino que
no existe razón para pensar que este ángel era Cristo. Aquí estaba un ángel, algún
siervo de Dios, quien vino a la escena con una gran cadena en su mano.

– con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano – Hay que tener
252 Los Mil Años y el Juicio Final
en cuenta que Apocalipsis está escrito principalmente en lenguaje simbólico. Por
Anotaciones ejemplo, la llave y la cadena en la mano del ángel no son literales, de lo contrario,
¿cómo podría usarse algo material en un ser espiritual? La llave significa autoridad
sobre el abismo, y la gran cadena representa su capacidad para limitar el poder
de Satanás confinándolo al abismo.

El ángel de la visión tenía la llave del abismo, del pozo del abismo; y en su
mano estaba una fuerte cadena con la que ata a Satanás. En una visión anterior
Juan vio una estrella caer a la que se le dio la llave del pozo del abismo y el poder
para abrirlo y desatar sobre la tierra el terrible humo del cual salieron el azote de
las langostas (véase 9:1-3). Esa llave está ahora en la mano de este ángel quien
tiene el poder para cerrar y sellar el abismo que había sido abierto.

La llave y la cadena no son literales. Cada una es un símbolo conllevando


ideas como tienen otros símbolos a través de este libro. La llave simboliza poder
para atar (véase 1:18), simboliza la autoridad que el cielo tiene sobre la tierra y
sus moradores. Aun cuando Satanás esté en este mundo, es Dios quien tiene el
control total de toda su creación.

El Nuevo Diccionario Bíblico ilustrado, tiene el siguiente comentario sobre la


palabra “llave”:
En Oriente (Jue_3:25) era una pieza de madera que servía para
levantar o mover la barra que cerraba la puerta por detrás. La llave
no se giraba.
Se ponía en la cintura o, en ocasiones, debido a su gran tamaño,
se cargaba sobre el hombro. Podían medir de 15 a 60 cm. de longitud
(cfr. Isa_22:22).
Simbólicamente se usan de la autoridad de abrir y cerrar. Elia-
quim, en el ya citado pasaje de Isa_22:22, es un tipo del Señor Jesús
tal como aparece en Apo_3:7, que tiene las llaves del Hades y de la
muerte (Apo_1:18). A Pedro le fueron dadas las llaves del reino de
los cielos (Mat_16:19). Cumplió su función abriéndolo a los judíos
(Hch. 2) y a los gentiles (Hch. 10; 14:27) ...
(Nuevo Diccionario Bíblico ilustrado, Vila & Escuain, pág. 693).

El pasaje de Isaías 22:22 dice, “Y pondré la llave de la casa de David sobre


su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá”. Por eso es que
entendemos que el término llave significa “autoridad”.

La cadena simboliza eso con lo que Satanás es atado. La cadena representa el


mismo propósito del evangelio de atar al diablo por engañar a los hombres.

La cadena con la cual Satanás es atado representa la palabra de Dios, enseñada


desde el primero hasta el segundo advenimiento de nuestro Señor.

El hermano Bill H. Reeves en sus notas sobre Apocalipsis hace el siguiente


comentario:
La cadena es símbolo de refrenamiento o limitación ... ¿Quién dirá que
son literales la llave, el abismo, y la cadena? ¿Dónde es este abismo?
¿Cómo puede el diablo caber en él, si tiene una cola que alcanza las
estrellas (12:4)? Nadie afirma que son literales estas cosas, como
otras muchas en este libro.
... Siendo Satanás espíritu, la única “cadena” que le puede atar es
la Palabra de Dios. Cristo “ató” a Satanás con un “escrito está” (Mat.
4:1-11). Cuando la Palabra de Dios tiene curso libre en el hombre,
puede él protegerse de las maquinaciones del diablo. Cuando el
hombre tiene el derecho de usar esa protección voluntariamente, se
halla “atado” el diablo en la única manera que es consecuente con la
naturaleza del hombre.
... Dado que Satanás es espíritu, y que por eso no le puede atar
ninguna cadena literal, tenemos que buscar alguna cadena espiritual
Los Mil Años y el Juicio Final 253
... ¡La Palabra de Dios restringe a Satanás! El evangelio del Nuevo
Testamento es una gran cadena alrededor de Satanás que hace impo- Anotaciones
sible que él engañe al que escudriña las Sagradas Escrituras. Satanás
le quiere engañar, pero no puede, está atado. Véase Santiago 4:7.
No está atado en el sentido de no poder seguir siendo lo que es
por naturaleza. Véanse 1 Ped. 5:8; 2 Cor. 2:11. Pero la obra de Cristo
en el evangelio le “ha atado”.
(Notas Sobre Apocalipsis, Bill H. Reeves, pág. 68).

Con la pérdida de sus aliados y la victoria de los santos bajo Cristo, Satanás
es atado; eso es, su poder es severamente restringido. No puede controlar ya más
a las naciones como una vez las controló, ni puede controlar a un hombre contra
su voluntad.

El abismo (Gr. abyssos) significa “sin fondo”. En el NT aparece especialmente


en Apocalipsis, donde vemos que el abismo es el lugar donde los poderes satánicos
están encerrados; es la habitación temporal de Satanás y sus ángeles, su castigo
será posteriormente, en el lago de fuego (Ap. 9:1-2; Ap. 20:10). Este abismo es
la morada de los espíritus demoníacos. Era el abismo lo que los demonios temían
más que nada. En la historia del endemoniado gadareno, los demonios pedían a
Jesús que no los mandara al abismo (Luc. 8:31), simboliza la profundidad más
baja de la depravación, la fosa de la cual se origina el mal, la morada del diablo,
sus ángeles y cómplices (9:11; 11:7; 17:8; 20:1-3).

El Abismo y el Tartaro Pueden ser Sinónimos. La forma como la palabra


«Abismo» es usada, parece que es otro nombre del lugar preliminar de confi-
namiento de los espíritus malvados. En Lucas 8:31, donde vemos el caso del
endemoniado gadareno al cual le fueron sacados varios demonios, y estos malos
espíritus se presentan pidiéndole a Dios que los echara al abismo (Griego ABUS-
SON: Abismo). Si el Abismo era preliminarmente un lugar de confinamiento, su
respuesta es fácilmente entendible.

En Apocalipsis 9:1-3, cuando el ángel abre el pozo del Abismo, salen los ayu-
dantes del diablo (llamados langostas en ésta visión).

En Apocalipsis 17:8 la referencia es hecha a la bestia que subía del Abismo, y


quien está destinada para ir a la perdición (el infierno).

En Apocalipsis 20:3, Satanás está representado como siendo arrojado en el


Abismo por 1000 años; después de su encarcelamiento es soltado por un corto
tiempo, y luego, en el v.10, es arrojado al infierno.

Estos pasajes indican que el Abismo es preliminarmente un lugar de confina-


miento de los espíritus malos, y por ésta razón es sinónimo con el Tártaro de la
carta de Pedro.

El Tartaro (el Abismo) no es el Infierno Mismo. En el Antiguo Testamento


ocasionalmente hay ésta obscura exposición de la existencia de un lugar de obs-
curidad y miseria, a saber: ABADDON, traducido «Perdición, destrucción» o
«Abadón» (Ap. 9:11), aquí en Apocalipsis se usa como nombre de Satanás mismo,
el príncipe del abismo. Job 26:6 dice, «El Seol (Hades) está descubierto delante
de él, y el Abadón no tiene cobertura.» En la Biblia de Jerusalén está de ésta
manera - «Ante él, el Seol está al desnudo, la Perdición al descubierto.» (Véase
también la Versión Moderna). En Job 28:22 se lee: «El Abadón (la perdición) y la
muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.» La Biblia de Jerusalén
lo vierte - «La Perdición y la Muerte dicen: De oídas sabemos su renombre.»
(Véase también la Versión Moderna). Job 31:12 habla de: «Porque es fuego que
devoraría hasta el Abadón» (Perdición). La Biblia de Jerusalén lo vierte - «Sería
fuego que devora hasta la Perdición y que consumiría toda mi hacienda.» (Véa-
se también la Versión Moderna). El Salmo 88:11 también habla del Abadón en
estas palabras - «¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el
254 Los Mil Años y el Juicio Final
Abadón?» La Versión Moderna lo vierte así - «¿Será contada en el sepulcro tu
Anotaciones misericordia, o tu verdad en el lugar de destrucción?» Y Proverbios 15:11 declara
que - «El Seol y el Abadón están delante de Jehová...» La Biblia de Jerusalén dice
- «Seol y Perdición están ante Yahveh...» (Véase también la Versión Moderna).

El Nuevo Testamento muestra que Abadón (Griego - APOLEIA) es otro nom-


bre para el Infierno, y que el «Abismo» y el «Abadón» son diferentes lugares.
Recordemos que Abadón del Griego APOLEIA significa, destrucción, perdición.

En Apocalipsis 17:8,11 la referencia es hecha a la bestia que asciende del Abismo


y quien está destinada a ir a la perdición (APOLEIA). En Apocalipsis 19:20 ésta
bestia es representada como siendo arrojada dentro del lago de fuego, y manifies-
tamente este lago de fuego (el Infierno) dentro del cual la bestia es arrojada es la
APOLEIA (Abadón) al cual estaba destinada a ir.

En Apocalipsis 20:3, Satanás es representado como siendo encerrado en el


Abismo por 1000 años; después de su encarcelamiento es soltado otra vez por un
corto tiempo, y luego, en el v.10, es arrojado al «lago de fuego y azufre donde están
la Bestia y el Falso Profeta.» Satanás es también arrojado dentro del APOLEIA
(Abadón), y por ésto aprendemos que el lago de fuego y el Abadón son la misma
cosa. Luego siguiendo la cuenta del juicio general (v.11-13) después de los cuales
«la muerte y el Hades» (v.14-15) (o aquellos detenidos en ella) estaban para ser
arrojados al lago de fuego. Parece indudable que éste «lago de fuego» (Abadón,
APOLEIA) es el Infierno (considerado como el lugar de castigo eterno para el
diablo y sus hombres impíos).

En vista del uso de APOLEIA (Abadón) en el Antiguo Testamento y en el


libro del Apocalipsis, ¿puede que no haya alguna referencia al lugar del castigo
final cuando Jesús dice (Mateo 7:13) - «Espacioso es el camino que lleva a la
perdición» (APOLEIAN)?

Otros versículos donde se habla de APOLEIA como el lugar de castigo final


son: Rom. 9:22; Fil. 3:19; Heb. 10:39; 1 Tim. 6:9; 2 Ped. 2:1-3 y 3:7.

El Tártaro (Abismo) y el Abadón son dos lugares diferentes, por tanto parece
inevitable que la conclusión sea de que el Tártaro (Abismo) no es lo mismo que
el infierno, y por ésta razón seguimos con lo que ya hemos leído en 2 Pedro 2:4.
Además, es imposible evitar la conclusión de que el Tártaro es preliminarmente
el lugar de confinamiento de los espíritus malvados.

vs. 2 – Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y


lo ató por mil años.

Este pasaje da cuatro títulos al diablo. Los cuatro nombres por los cuales el
gran engañador de todo el mundo como fue llamado en 12:9 son repetidos aquí.
Juan lo llamó dragón a causa de su naturaleza fuerte y feroz. Es llamado serpiente
porque era astuto, engañador, sutil, e hipócrita, quien desde el Edén ha engaña-
do con su astucia (2 Cor. 11:3). Es llamado el Diablo porque ese era su trabajo
como acusador, algunas veces un falso acusador y calumniador de la humanidad.
Finalmente, Juan lo llama Satanás, porque él es nuestro adversario u oponente.

En Mateo 16 tenemos la narración cuando Jesús declaró a sus discípulos que


debía padecer por parte de los judíos, morir y resucitar al tercer día, a lo cual Pe-
dro le reconvino, y el Señor le respondió: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!;
me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres” (v.23).

El Sr. Barclay comenta al respecto:

El carácter abrupto y violento de la respuesta de Jesús fue debido sin


Los Mil Años y el Juicio Final 255
duda al hecho de que Pedro estaba sugiriéndole las mismas cosas que
el tentador Le había estado sugiriendo todo el tiempo, las mismas cosas Anotaciones
contra las que Él había cerrado Su corazón. Pedro estaba confrontando
a Jesús con la manera de evitar la Cruz que hasta el fin se Le proponía.

Por eso fue Pedro Satanás. Satanás quiere decir literalmente el


adversario. Por eso era por lo que las ideas de Pedro no eran las de
Dios sino las de los hombres. Satanás es cualquier fuerza que trata de
apartarnos del camino de Dios; Satanás es cualquier influencia que
trata de desviarnos de camino difícil que Dios nos propone; Satanás es
cualquier poder que trata de hacer que los deseos humanos ocupen el
lugar del imperativo divino.1

No es que Pedro se hubiera convertido en la persona de Satanás en ese momento,


o el que el mismo Satanás lo hubiera poseído, sino que con sus palabras del v. 22
– “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor,
ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” – se estaba convirtiendo
en un adversario u oponente al plan de Dios. Por eso Jesús lo llama “Satanás”.

A finales de los 80 cuando el Ayatollah Khomeini gobernó Irán, los norteame-


ricanos se encolerizaron cuando Khomeini llamó a los Estados Unidos un “Gran
Satanás”. Sin embargo, Khomeini usó la palabra correctamente. El no identificó
a norteamerica como el Satanás de la Biblia. Simplemente dijo que norteamerica
era su gran adversario, lo cual era verdad.

La confusión rodea si Satanás ya ha sido atado y, de ser así, cuándo y cómo


fue atado. El hecho de estar atado no indica que ya no pueda hacer ciertas cosas
como siempre lo ha hecho. Todavía busca devorar como un león rugiente (1 Ped.
5:8), pero está limitado. Un león, por ejemplo, que está confinado dentro de un
área cercada aún puede mutilar y destruir a alguien que entre en su reino. Pero no
tiene poder para herir a quien permanece fuera del límite.

La primera vez que las Escrituras hablan de Satanás atado es durante el minis-
terio terrenal de Jesús cuando echó demonios de las personas que habían estado
poseídas. Al demostrar que su poder era mayor que el de Satanás, Jesús afirmó que
ató al “hombre fuerte” cuando entró en su casa. “28 Pero si yo por el Espíritu de
Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29
Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus
bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa” (Mateo 12:28-29).

Nótese en 1 Jn. 3:8 que uno de los objetivos de Cristo, cuando vino al mundo
la primera vez, era destruir las obras de Satanás:
“... Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”.

En la conclusión del ministerio de Jesús en la tierra, la noche antes de que mu-


riera, Jesús creía que había llevado a cabo lo que había venido a hacer. Mientras
le oraba a Su padre, dijo:

“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hi-


ciese” (Jn. 17:4).

En cuanto a si Jesús llevó a cabo la destrucción de las obras de Satanás o no,


recuerde que Jesús dijo varias veces en los evangelios que antes de que pudiera
destruir las obras de Satanás, primero tenía que atarlo. En Mr. 3:23-26, cuando
los fariseos lo acusaron de expulsar demonios por el poder del diablo, El negó
esto diciendo:

“... ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido
contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida
contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta con-
256 Los Mil Años y el Juicio Final
tra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin”.
Anotaciones
De esta manera, al menos al principio en su ministerio, Jesús afirmó que Satanás
tenía un fin. En el versículo siguiente (v.27), Jesús explicó lo que tenía que pasar
antes de que destruyera las obras de Satanás:

“Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes,


si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa”.

Jesús no podía destruir las obras de Satanás hasta que primero atara a Satanás.
Notamos la misma enseñanza en Luc. 11:21-22 donde Jesús dijo:

“Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que


posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas
sus armas en que confiaba, y reparte el botín”.

Por ahora, sólo nótese el uso de Jesús de la palabra “vencer”. Nos ayudará a
apreciar mucho de Apocalipsis 20. También, nótese que Jesús declaró que el botín
no sería repartido hasta que fuera vencido.

La segunda ocasión de la atadura ocurrió en la muerte y resurrección de Jesús.


En Jn. 12:31-33, justo antes de Su muerte, Jesús dijo:

“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será


echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí
mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir”.

Jesús profetizó que, por medio de Su muerte, El arrojaría al príncipe de este


mundo. En la muerte, El entró en la casa del hombre fuerte y lo echó fuera, no
obstante, Jesús ya había enseñado que no podía hacer eso a menos que primera
atara al hombre fuerte.

El escritor de Hebreos dijo “14 ... para destruir por medio de la muerte al que
tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el
temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos
2:14-15). En su cruz, Jesús “llevó cautiva la cautividad” (Efesios 4:8), y en su
ascensión comenzó a reinar sobre “sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también
en el venidero” (Efesios 1:20-23; ver también Dan. 7:13-14; Col. 2:15). ¿Qué más
se puede someter a su dominio? Dios “sometió todas las cosas bajo de sus pies”
(Efesios 1:22). Los cristianos son perdonados del pecado por medio de Cristo y
pueden resistir a Satanás mientras permanecen “firmes en la fe” (1 Ped. 5:8-9;
Stg. 4:7). La atadura de Satanás por la cruz de Cristo no significa que el pecado
haya dejado de existir, pero sí significa que la esclavitud del pecado y la muerte
se rompió (Heb. 2:15). Todos los hombres deciden por su propia voluntad a qué
señor servirán, ya sea a Cristo o a Satanás (Rom. 6:16-18, 23).

El pasaje que concluye este punto es Col. 2:14-15, donde Pablo resume lo que
Cristo hizo por medio de Su muerte:

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando
a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz”.

Pablo dijo que en Su muerte, Cristo despojó a Satanás de sus poderes. Cristo
ya había dicho que no podía hacer eso a menos que primero atara a Satanás. Por
tanto, si entiendo cómo lo hizo o no, si Pablo y Cristo estaban en lo correcto,
Jesús ató a Satanás cuando El murió.

¿Qué más puede ser puesto bajo Su gobierno? Dios “ha sometido todas las cosas
Los Mil Años y el Juicio Final 257
bajo sus pies” (Efe. 1:22). Los Cristianos son perdonados del pecado por medio
de Cristo y pueden resistir a Satanás mientras permanezcan “firmes en la fe” (1 Anotaciones
Ped. 5:8-9; Stg. 4:7). El atamiento de Satanás por la cruz de Cristo no significa
que el pecado haya dejado de existir, pero significa que la esclavitud del pecado
y la muerte fueron destruidos (Heb. 2:14-15). Todos los hombres de su propia
voluntad tomarán la decisión de a cuál señor servirán, ya sea a Cristo o a Satanás
(Rom. 6:16-18,23).

Muchos encontrarán esto difícil de creer, exclamando, “¡Pero hay mucho mal
ocurriendo en el mundo! ¿Cómo puede Cristo haber atado a Satanás?” Bueno,
¿todos los enemigos de Cristo en el mundo hoy día prueban que Cristo no ha atado
a Satanás y que Cristo no está reinando? En el Sal. 110:2, una profecía mesiánica,
David profetizó que Cristo “dominaría en medio de sus enemigos”. La presencia
del pecado y de los enemigos de Cristo no interfiere con el reinado de Cristo en
absoluto. Debía ser ese tipo de reinado. Además, en 1 Cor. 15:25, Pablo dijo que
Cristo debe reinar “hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus
pies”. Obviamente, Pablo pensó que los “enemigos” tenían que estar presentes
durante el reinado de Cristo. Por último sobre este punto, en el Sal. 47:8; 93:1;
96;10; 97:1; y Sal. 99:1, el salmista del Antiguo Testamento dijo, no en términos
inciertos, que Dios reinaba. No obstante, Dios tenía Sus enemigos, y el pecado
era desenfrenado y general en este período de tiempo del Antiguo Testamento.

El término “atar” no implica que Satanás no tenga influencia en absoluto, ni


que no pueda sacudir un músculo. En Ap. 20:7 leemos que Satanás estaba en
prisión. ¿Puede una persona moverse alrededor mientras está en prisión? Claro
que puede. Pablo dijo que un marido y una esposa están atados en matrimonio,
pero no son vegetales, ellos aún pueden ejercer considerable influencia individual.
En Hch. 28:30-31, los romanos ataron a Pablo en prisión (cfr. v.16,20; Efe. 3:1;
4:1; 6:20; 2 Tim. 1:16), sin embargo, él aún enseñaba. Filemón 1 habla acerca
de un esclavo por el nombre de Onésimo a quien Pablo le enseñó mientras estaba
atado (cfr. Flm. 1:1,10).

El término “atar” sencillamente no significa que uno no pueda ejercer alguna


influencia cualquiera que sea, sino simplemente que su actividad e influencia están
restringidas. De esta manera, Cristo ató a Satanás, aún cuando Pedro dijo (1 Ped.
5:8) que Satanás anda alrededor como León rugiente, buscando a quien devorar.
Ha sido enjaulado por Cristo y, no debemos tomar esto de manera despreocupada,
con indiferencia. Si somos engañados y tentados en este campo y somos atraídos
por nuestra concupiscencia y seducidos (Stg. 1:14), él puede destruirnos. Esto no
niega que Cristo destruyó las obras de Satanás desde la crucifixión. Todo cris-
tiano que está en comunión con Dios a través de la sangre de Cristo es una obra
despojada de Satanás. No podría estar en comunión con Dios si Cristo no hubiera
entrado en el mundo de Satanás y lo hubiera atado.

Habiendo dicho que Cristo ató a Satanás cuando murió, repitamos nuevamente
que esto no es lo que Juan enseñó en Ap. 20:2. Como vimos brevemente, los
evangelios explican cómo Cristo ató a Satanás. Apocalipsis explica como los
cristianos ataron a Satanás.

La tercera referencia al atamiento de Satanás se encuentra en este texto de


Apocalipsis. Uno debe tener en cuenta que este relato es una continuación del
capítulo 19 que, por lo tanto, tiene aplicación para un tiempo después de la cruz.
Cuando se armoniza con la cronología de 19:19-21, los eventos del capítulo 20
describen un tiempo posterior al establecimiento de la iglesia y la persecución
sufrida a manos de la bestia y el falso profeta. Satanás falló en abolir la iglesia de
la tierra por medio de la bestia (encarnada como el Imperio Romano) y el falso
profeta (que representaba la adoración del emperador pagano). La habilidad del
diablo para prevalecer contra los santos y destruir la iglesia en la tierra fue sofocada
en la batalla de Armagedón. Un imperio mundial no ha existido desde ese tiempo,
una verdad que concuerda con 11:15: “Los reinos del mundo han venido a ser de
258 Los Mil Años y el Juicio Final
nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. Aunque
Anotaciones Satanás ha seguido usando varios métodos para apartar a los discípulos del Señor,
la iglesia no ha sufrido la severa opresión de un dominio mundial como en los días
del imperio romano. Las palabras de Daniel se han cumplido cuando profetizó
que “los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para
siempre” (Dan. 7:18; cf. Dan. 2:44; 7:18-28).

Cuando se ven juntas, estas tres referencias revelan que Satanás está atado por
Cristo en el sentido de que él : (1) No tiene ningún poder para poseer a los santos
con demonios (Mateo 12:28-29); (2) ningún poder para acusar a los redimidos de
ser dignos de la segunda muerte (Heb. 2:14-15); y (3) ningún poder para elevar
a la bestia (reinos del mundo) para engañar a las naciones y unirlas para hacer la
guerra contra Dios y su pueblo (19:19-21; 20:1-7). ¡No puede destruir la iglesia!

El atamiento de Satanás no lo deja absolutamente indefenso o incapaz de ope-


rar; porque sigue sumamente activo. Anda como león rugiente, buscando a quien
devorar (1 Pedro 5: 8); pero su actividad está limitada, como un perro encadenado
a un alambre entre dos árboles. Solo puede operar dentro de la distancia limitada
entre los árboles y a lo largo de la cadena de lado a lado. En este atamiento, Satanás
está divinamente restringido de restablecer el control sobre las naciones.

– por mil años – El término “1000 años” aparece en este versículo, pero es-
peraremos para discutirlo mas plenamente después de que aparezca dos veces.

vs. 3 – Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no
engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de
esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

– Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no


engañase más a las naciones – En esta escena uno debe recordar que la secuen-
cia está relacionada con la batalla de ese gran día de Dios Todopoderoso (16:14;
19:19-21). El abismo ya ha sido introducido como la morada de Satanás y sus
cohortes (9:1-2, 11; 11:7; 17:8). No es el lugar del castigo final de Satanás. Lo
que se revela en sentido figurado es que la esfera de control de Satanás ha sido
limitada. Aunque Satanás continúa activo durante los mil años, ya no seduce a las
naciones a través de un imperio mundial (la bestia). No puede engañar a otros para
que le den a un emperador (el falso profeta) la adoración que pertenece a Dios.
La idolatría de la adoración al emperador que hizo que el mundo “se maravillara”
ya no existirá (13:34; 17:8).

Habiendo atado a Satanás, el ángel con la llave del abismo lo arroja al pozo, lo
encierra y pone su sello sobre él. Daniel 6:17 ilustra bien la idea de sellar, cuando
el rey Nabucodonosor selló el foso de los leones con una piedra. El sellamiento
del abismo es recordativo de la tumba de Jesús en Mat. 27:66, la cual los romanos
sellaron para impedir que pudiera ser corrompida y se robaran el cuerpo de Jesús.
Por eso, aquí, el ángel selló a Satanás en este abismo, el cual no era el lago de
fuego (como veremos más tarde) sino que era el dominio de Satanás, su región (o
reino). El abismo era el lugar temido por los demonios, y aparentemente era su
propio lugar de habitación (Luc. 8:31).

Juan dijo que Satanás fue sellado de manera que no pudiera engañar más a las
naciones. Estas naciones bien podrían ser las naciones clientes que Roma usó en
el libro del Apocalipsis, puesto que son las naciones mas cercanas en el contexto.
Cuando Cristo destruyó al imperio romano con la adoración de su emperador, las
naciones clientes de Roma no continuaron engañadas por la adoración al emperador.

Por otro lado, este versículo puede asegurarnos que Satanás no puede hacer
que las naciones entren en la misma condición donde las tuvo antes de que Cristo
viniera. Por ejemplo, en Hch. 14:16, Pablo dijo a sus oyentes en Listra que Dios
“en las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios ca-
minos”. Todas ellas habían andado en el campamento del Satanás. Sin embargo,
Los Mil Años y el Juicio Final 259
en Gén. 12:3, Dios no le dijo a Abraham que a través de su simiente (Cristo, Gál.
3:16) todas las naciones de la tierra serían engañadas ¡sino que todas las naciones Anotaciones
serían benditas!

Ahora no le es permitido a todas las naciones andar en sus propios caminos y


Satanás no las controla. Cristo ha despojado a Satanás de sus armas por medio
de Su muerte en la cruz y Satanás nunca conseguirá que todas las naciones entren
en su campamento en la forma que lo hizo antes de la muerte de Cristo. ¡Nunca
mas tendrá imperios que persigan a la iglesia como lo hizo Roma!

Muchos han interpretado este atamiento de Satanás como un encarcelamiento


completo causando la cesación de todo sus poderes. Esto es ignorar el contexto y la
realidad. Satanás aún está vivo y haciendo mucho mal. Su evidencia es abundante
en el mundo. El hecho es, el atamiento de Satanás debe ser considerado como
limitado al propósito específico declarado en el contexto. Es atado para que “no
engañase más a las naciones”.

Roma es la bestia que sube del Mar acorde a Ap. 13:1, quien recibe de parte
del dragón (Satanás) su poder y su trono y grande autoridad (13:2; 12:9). La
otra bestia que sube de la tierra (13:11) que también es llamada “el falso profeta”
(19:20), ejerce la autoridad de la primera bestia (13:12) y su trabajo es engañar a
los moradores de la tierra para que adoren a la primera bestia (13:12-14; 19:20).

Satanás engañó a Roma para que peleara contra Cristo y Sus santos, pero es
atado para evitar que engañe a otras naciones como lo hizo con Roma. Cuando
sea desatado por un poco de tiempo, saldrá a engañar a las naciones, como había
engañado a Roma, para un ataque final sobre el pueblo de Dios (cfr. 20:7-9).

– hasta que fuesen cumplidos mil años – Los mil años deben entenderse
como imágenes apocalípticas tal como se han utilizado los números a lo largo de
Apocalipsis (por ejemplo, “siete espíritus”, 1:4; “ciento cuarenta y cuatro mil”,
7:4; etc.). El total de mil es alcanzado por el número diez multiplicado y elevado
al tercer grado, el símbolo apocalíptico de la máxima completitud. Los mil años
simbolizan un período de tiempo completo e ininterrumpido. Ni Satanás ni ninguna
otra fuerza pueden alterar los propósitos de Dios. Su reino “no puede ser movido”
(Heb. 12:28). Cristo nació cuando “vino el cumplimiento del tiempo” (Gálatas
4:4), y regresará en el cumplimiento del tiempo por orden de Dios, no de Satanás.

Cuando lleguemos al versículo 6 hablaremos en detalle con respecto a los mil


años.

– y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo – Aparente-


mente, al final de los mil años, Satanás recuperará una cierta cantidad de poder
por un corto tiempo (vea las notas en 20:7-10).

El período de este «poco de tiempo» no debe ser confundido con el «poco


tiempo» de 12:12, porque ellos son diferentes períodos; uno es antes y el otro
sigue a los mil años.

La persecución Romana como apoyada por el paganismo ha llegado a un fin;


el diablo es arrojado al abismo, no continua engañando a las naciones como una
vez lo hizo; los santos muertos por la Palabra de Dios son vengados y vindicados
mientras ahora se sientan sobre tronos, reinando con Cristo (v.4-6). Esto lleva a
la conclusión de que los mil años simbolizan ese período de victoria comenzando
con Constantino, cuando la Roma perseguidora terminó, y continuando hasta algún
tiempo antes del retorno del Señor cuando Satanás será suelto de su restricción
actual.

Antes de que empecemos nuestros comentarios sobre los versículos 4-6, qui-
siéramos notar que estos versículos forman un paréntesis, una declaración expli-
260 Los Mil Años y el Juicio Final
catoria insertada en el texto que gramáticalmente estaría completo sin éste. En
Anotaciones otras palabras, los versículos 4-6 son inherentes al tema del capítulo. El tema del
capítulo es la destrucción de Satanás. En los primeros tres versículos, el ángel ata
a Satanás y lo pone en prisión. Si saltamos al versículo 7 y siguientes para guardar
el contexto, Satanás es liberado de la prisión. Si alguien saltara los versículos 4-6
conseguiría el pensamiento del capítulo, sin embargo, nadie obtendría la teoría
del premilenarismo. ¡A pesar de eso, los hombres han construido todo el sistema
de escatología, teología, y filosofía de la historia más allá de estos tres versículos!

La razón para este paréntesis aquí es obvia para aquellos que han estudiado
seriamente a los profetas del Antiguo Testamento y el Apocalipsis. Muchas veces,
Dios insertó tal sección para suplir consuelo en medio del juicio. Generalmente
ofreció esperanza al fiel. Mientras Dios hablaba de juicio sobre la nación injusta,
aquellos fieles dentro de esa nación podían sentir que también tendrían un juicio
“rociado” sobre ellos. Dios tranquiliza al fiel en estas circunstancias. Por ejem-
plo, en Ezequiel 9 Dios estaba a punto de destruir a Babilonia. Pero antes de que
enviara a los ángeles de la destrucción, envió un ángel para marcar a todos los
fieles. De esta manera, los babilonios no los destruirían tampoco. Dios quería
que el fiel supiera que estaba a salvo.

Isaías y Jeremías también tienen muchos ejemplos donde Dios pausó en medio
de las profecías de un juicio muy riguroso para dar esperanza a los fieles. Este es
el mismo punto hecho en Apocalipsis 7, cuando Dios había marcado a los fieles
de manera que tuviera misericordia de ellos en la destrucción de sus enemigos.
Entonces, en Apocalipsis 20, Dios (en este pasaje entre paréntesis) da esperanza al
fiel. De esta manera, este parágrafo es un tipo de sección “mientras tanto, regreso
con los santos”. ¿Qué hacen los santos martirizados durante el juicio de Satanás?

vs. 4 – Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar;
y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra
de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron
la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Leon Morris señala que Juan “usa ‘trono’ cuarenta y siete veces en total, y con
la excepción el trono de Satanás (2:13) y el de la bestia (13:2; 16:10) todos parecen
estar en el cielo. Eso se ajustaría al pasaje actual”.2 Según todo el libro de Apo-
calipsis, el trono de Cristo y su pueblo está siempre en el cielo. Aquí se considera
que las almas de los santos en el cielo reinaban en exaltación.

– Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar


– Varias preguntas nos confrontan aquí: (1) ¿Qué tronos ve el apóstol? (2) ¿Cuál
es el juicio que se les da? (3) ¿Quiénes son estas almas que reinan con él?
En respuesta a la primera, se puede observar que la palabra trono (thronos –
θρόνος, G2362) indica “la sede de la oficina o la silla del estado”, ya sea de un rey
o de un juez; por metonimia se refiere al poder real o realeza, hablando de alguien
que tiene dominio o ejerce autoridad (Vine; Thayer). “Trono” se usa para referirse
a (1) el trono de Dios (Hechos 7:49; Ap. 4:2, et al.), (2) el trono de Cristo (Heb.
1:8ss .; Ap. 3:21), (3) el trono de David en el que Cristo se sienta ahora (Lucas
1:32; Hechos 2:30), (4) tronos de juicio ocupados por los apóstoles en la presente
dispensación (Mateo 19:28; Lucas 22:30) , (5) los tronos de los ancianos (4:4;
11:16), (6) el trono del juicio (20:11), (7) el trono de la gracia (Hebreos 4:16), (8)
el trono de Satanás trono, la sede del paganismo (2:13), (9) el trono del dragón
(13:2), (10) el trono que Satanás dio a la bestia (13: 2), de ahí su trono (16:10),
(11) el trono de príncipes o gobernantes (Lucas 1:52), y (12) los tronos delante de
nosotros en el versículo 4.

En respuesta a la segunda pregunta, el juicio es el dictado contra Satanás en


nombre de los santos. Tal juicio en su nombre se había ejecutado contra la ramera
cuando fue quemada con fuego (18:20). Ahora se ejecuta el juicio contra la bestia
Los Mil Años y el Juicio Final 261
y el falso profeta cuando son arrojados al lago de fuego, y contra el dragón cuando
es arrojado al abismo (cf. Dan. 7: 21ss. Y comentarios, 11:18). Como estos habían Anotaciones
sido enemigos crueles e implacables, perseguidores y seductores de la iglesia,
ahora, en nombre de los santos, se ejecuta juicio contra ellos.

El mismo Juan responde a la tercera pregunta. Vio sobre los tronos las almas,
no los cuerpos, de dos grupos:

(1) Las almas de “los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios”. Estos eran mártires que habían ofrecido sus vidas en sa-
crificio. Decapitar (de pelekizo – πελεκίζω, G3990) es una palabra fuerte,
que aparece sólo aquí en el Nuevo Testamento, y significa “cortar con un
hacha” (de pelekus, un hacha), por lo tanto, decapitado con un hacha o
hacha de dos filos.

(2) El segundo grupo es “los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen,


y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos” (cf. 13:16-
19). De alguna manera, estos habían escapado de la muerte, pero habían
poseído el mismo espíritu que los que habían sido ejecutados. Se negaron
a ceder a las demandas de la bestia, estando dispuestos a morir antes negar
la fe; porque “menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (12:11), sino que
idénticamente se había salvado de ser decapitados.

En la visión de Juan, vio a las almas que estaban sentadas en los tronos, compar-
tiendo el gobierno de la victoria de Cristo durante mil años, el período de tiempo
completo en la mente y el propósito de Dios.

Debemos notar especialmente “a quién” vio Juan ocupando estos tronos, rei-
nando con Cristo por mil años. “Ellos”, y no “nosotros” (un pueblo de tiempos
posteriores), están bajo consideración. Habían sido decapitados por el testimonio
de Jesús; no habían adorado a la bestia ni a su imagen; tampoco habían recibido
la marca de la bestia. La inconsistencia de los premilenialistas es evidente aquí
cuando insisten en una interpretación literal de mil años pero se niegan a insistir en
que todos los que reinan durante este mismo período fueron “decapitados”. Lo que
Juan vio fueron “almas”, no cuerpos físicos, reinando en tronos (6:9-11). Lo que
vio fueron santos difuntos en un reino espiritual y no en la tierra. Los defensores
de una resurrección física y un reinado literal en la tierra de estas almas deben
embellecer el texto con algo que no está allí.

Esto no excluye a todos los fieles que han vivido desde entonces de participar
con Él en su reinado, ya que los santos que participan de Su gracia y don de justicia,
“reinarán en vida por uno solo, Jesucristo” (Rom. 5:17), incluso aquellos compra-
dos con Su sangre que “reinan sobre la tierra” (Ap. 5:9ss. – Biblia de Jerusalén).
Pero estos últimos no son los que se muestran en la visión; no estamos en la foto.

Según el reconocido y aceptado texto griego de Westcott y Hort, el verbo en esta


frase es basileuousin, que es el tiempo presente, tercera persona plural: ellos reinan.

Daniel profetizó que Dios establecería su reino en el tiempo del imperio romano
(2:44; 7:13-27). A este mismo reino se hace referencia en este pasaje. No es nada
menos que la iglesia de Cristo, establecida en el año 33 d. de J.C.

La doctrina premilenaria de un reinado materialista futuro de Cristo en la tierra


es invención de los hombres.

Ray Summers concluyó acertadamente:

Si los versículos 4, 5 y 6 acabados de mencionar hubiesen sido omiti-


dos, nadie hubiera soñado en un reinado literal de Cristo sobre la tierra
durante mil años, es decir, que Cristo establecerá su trono temporal en
262 Los Mil Años y el Juicio Final
Jerusalén y que inaugurará su reinado de mil años como si fuera un
Anotaciones monarca terrenal. Sin embargo, completos sistemas de escatología,
de teología y de filosofía de la historia han sido construidos sobre las
precarias bases que ofrecen estos muy simbólicos versículos.3

vs. 5 – Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil
años. Esta es la primera resurrección.

Parece claro que se equivocan los expositores que encuentran en cualquiera de


estos versículos (vv. 3, 4) una resurrección del cuerpo. La visión retrata la victoria
de los mártires debajo del altar, cuyo “poco de tiempo” (cfr. 6:10-11) ha termi-
nado, cuyo grito ha sido respondido y cuya victoria está simbolizada como una
resurrección y como sentados en tronos. La victoria de Cristo fue manifestada y
ejemplificada en Su resurrección y Su estar sentado en Su trono que se erige como
un símbolo de Su triunfo total. La figura no es nueva; Los profetas del Antiguo
Testamento describieron el triunfo de Judá e Israel sobre la idolatría y el cautiverio
asirio y babilónico como una resurrección, un regreso de los muertos (Isa. 26:19;
Oseas 13:14; Eze. 37:1-14).

– Pero los otros muertos – La NVI hace esta declaración entre paréntesis, lo que
significa que se refiere a personas que no tienen parte en la primera resurrección.
En contraste con los santos descritos en tronos, los otros muertos se refiere a los
malvados siervos de la bestia muertos con la espada de Cristo (19:21). Su causa,
que había sido adelantada a través de la bestia y el falso profeta, no prevalecerá
hasta que se cumplan los mil años. Entonces experimentarán una resurrección
(figurativamente) en el esfuerzo revivido de Satanás como se describe en 20:7-9.

Encontramos un buen comenatrio al respecto por parte de Matthew Henry:

El versículo 5 comienza con un obvio paréntesis, como lo ha hecho la


NVI con muy buen criterio. En efecto, si los del versículo 4 aparecen
ya resucitados, y los demás no vuelven a la vida hasta después de los
mil años, la primera resurrección no puede ser la de los del versículo
5, sino la de los del versículo 4.4

“Los otros muertos” que no han vivido hasta que se cumplan los mil años no
son los muertos que esperan una resurrección corporal. Así como la causa por la
que murieron los mártires está simbolizada por una resurrección, así “los otros”,
los muertos con la espada de Cristo en su guerra a favor de la bestia y el paganismo
(19:21), experimentarán una resurrección de su causa en el esfuerzo revivido de
Satanás que vendrá hacia el fin de los tiempos a través de nuevos aliados, Gog y
Magog (vv. 7-9).

– Esta es la primera resurrección – La victoria de las almas martirizadas es la


primera resurrección. Estos conquistadores ahora reinan con Cristo en el milenio.
Así como la primera parte de este versículo habla de una resurrección figurativa de
la causa de Satanás al final de los mil años, Juan ahora describe una resurrección
figurativa de la causa de Cristo. Apocalipsis se escribió en un momento en que el
plan de Cristo para el hombre estaba a punto de ser aplastado, o eso parecía. En
lugar de que la iglesia sea abolida, resucitará y, en cambio, a sus perseguidores se
les pondrá fin. La primera resurrección no es una resurrección corporal de los
muertos, pero figurativamente describe el triunfo de los santos sobre Satanás. Los
que participaron en este período de lucha serán recompensados ​​con gozo y victoria
(2:7, 10-11). El surgimiento de la causa de Cristo a partir de una aparente derrota
fue un evento comparable al triunfo de Israel sobre la idolatría y el cautiverio
asirio (Isa. 26:19; Oseas 13:14). Asimismo, fue equivalente al regreso de Judá del
cautiverio babilónico, cuando una nación emergió de la muerte en el valle de los
huesos secos a la vida nuevamente como nación (Ezequiel 37:10-14).

vs. 6 – Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La


Los Mil Años y el Juicio Final 263
segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y
de Cristo, y reinarán con él mil años. Anotaciones
Esta es la quinta de las siete “bienaventuranzas” pronunciadas en el libro; la
palabra indica un gozo celestial, siendo felizmente completado. En 14:13, el Señor
pronuncia esta felicidad sobre aquellos que mueren en el Señor (véase comentarios).
Aquí esa completa felicidad es nuevamente pronunciada con la añadida alabanza
de que ellos son santos quienes están ahora completa y finalmente separados del
pecado y su mala suerte circundante. El pronunciamiento “bienaventurado y santo”
es sobre el que tuvo parte en la primera resurrección, la cual ha sido interpretada
como la victoria de la causa y principios a los cuales fue fiel bajo las circunstancias
más angustiosas, aun la muerte.

Tres grandes recompensas siguen a este anuncio, una negativa y dos positivas:

(1) “La segunda muerte no tiene potestad sobre éstos”. A la iglesia en Esmirna
el Señor le había escrito: “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda
muerte” (2:11). Esto lleva a la conclusión de que quienes participan en la
primera resurrección son aquellos que vencen, por lo que la segunda muerte
no tiene potestad sobre ellos. La “segunda muerte” es explicada más abajo
como «el lago de fuego» (v.14; 21:8).

(2) “Serán sacerdotes de Dios y de Cristo”. Al principio Juan dijo que Jesús
hizo de los santos “reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (1:6), quienes
“reinan sobre la tierra” (5:10 - Biblia de Jerusalén, jr), a quienes Pedro llama
“real sacerdocio” y “nación santa”, quienes ofrecen sacrificios espirituales
a Dios (1 Pedro 2:5,9). Aunque 5:10 no tiene el mismo enfoque como este
pasaje, evidentemente la función de los santos como sacerdotes continua
en alguna manera de servicio no revelada.

(3) “Reinarán con él mil años”. Esto indica que, como la función sacerdotal,
el reinado que comienza con Cristo aquí continua con la victoria y triunfo
llevado a cabo a través de El. Aparte de reinar con El a través de Su victoria
y triunfo, nada más es conocido acerca del reinado.

– Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La


segunda muerte no tiene poder sobre ellos – La segunda muerte es en el lago de
fuego eterno (20:14; 21:8). Todos los seres humanos están destinados a experimen-
tar la primera muerte, es decir, física (Heb. 9:27). Sin embargo, solo aquellos que
han rechazado la adoración de Dios sufrirán la segunda muerte. Según se informa,
en el margen de la Biblia de Martín Lutero estaban escritas las palabras: “Nacer
una vez, morir dos veces; nacer dos veces, morir una vez”. ¡Cuan cierto! Aquellos
que son “nacidos de nuevo” (nacimiento espiritual, Juan 3:3-5; 1 Ped. 1:22-23),
morirán una sola vez (muerte física, Heb. 9:27). Pero aquellos que rechazan la
gracia de Dios morirán dos veces (física y espiritual).

La Primera Resurrección y la Muerte Segunda


La Muerte Segunda
La frase es encontrada únicamente en Apocalipsis. Los Testigos insisten que la
aniquilación es todo lo que es enseñado, y que los términos son únicamente sim-
bólicos. Pero, ¿exactamente qué es descrito? Nótese los pasajes de Apocalipsis -

«... el que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (Ap. 2:11).

«Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,


donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos» (20:10).
264 Los Mil Años y el Juicio Final
«Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la
Anotaciones muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego» (20:14-15).

«Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los forni-


carios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (21:8).

«Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho
delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que reci-
bieron la marca de la bestia, y habían adorado a su imagen. Estos dos
fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre»
(19:20).

Ahora, es concedido que estamos tratando con algún lenguaje figurativo aquí.
Pero, es también evidente que el lenguaje está denunciando un punto particular,
el hecho de lo consciente, ¡del castigo eterno! . Para enfatizar esto además, mire
a la parábola del Trigo y la Cizaña, en Mateo 13:37-42. Jesús da aquí su expli-
cación de la parábola, por tanto, no puede haber un mal entendimiento de lo que
esta significa -

«Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del
Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino,
y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo;
la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera
que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin
de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de
su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y
los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.»

¿Cómo podrá haber lloro y crujir de dientes a no ser que hubiera castigo cons-
ciente? Luego en Mateo 25:41 nótese -

«Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos


al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.»

Esta es la muerte segunda como se vio en los pasajes anteriores de Apocalipsis.


Este es el lugar a donde todos los impíos irán. El versículo 46 dice luego que irán
estos al «castigo eterno.»

La “primera muerte” debe ser la muerte física; y la segunda muerte,


que es la que se menciona aquí, es símbolo de una eterna separación, de
un castigo en el lago de fuego. Los mártires a quienes aquí se presenta
triunfantes son bienaventurados porque han pasado la primera muerte
(la física), y la segunda muerte (el hecho de estar separado de Dios
eternamente) no los perjudica en ninguna manera.5

Todos los seres humanos están destinados a experimentar la primera


muerte, que es la muerte física (Heb. 9:27). Sin embargo, solamente
aquellos que han rechazado la adoración a Dios sufrirán la segunda
muerte. Según se reporta, en la margen de la Biblia de Martín Lutero
estaban escritas estas palabras, “Nace una vez, muere dos veces; nace
dos veces, muere una vez” ¡Cuán cierto es esto! Aquellos que “nacen
de nuevo” (el nacer de agua y del Espíritu, Jn. 3:3-5; 1 Ped. 1:22-23),
morirán solamente una vez (la muerte física, Heb. 9:27). Pero aquellos
que rechazan la gracia de Dios morirán dos veces (la muerte física y
la muerte espiritual).6

Guarde en mente ahora todas las palabras usadas para hablar del castigo del
impío. Toda palabra, toda descripción, todas las declaraciones presentadas en las
Los Mil Años y el Juicio Final 265
Escrituras describen un hecho — el castigo eterno y consciente del impío. Todo
argumento que los Testigos hacen está sin fundamento, dependiendo de la definición Anotaciones
defectuosa de las palabras y del razonamiento aparentemente plausible.

La Primera Resurrección
Apocalipsis 20:5-6
v.5 – Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.
Esta es la primera resurrección.

Mientras los santos justos viven, los otros muertos no viven de nuevo hasta que
los 1000 años terminen. Los otros muertos identifican a los muertos impíos. Ellos
tampoco viven ni reinan con nadie. Permanecen muertos los 1000 años. «Esta es
la primera resurrección», y podríamos también identificarla con la primera muerte.

¿Qué está observando Juan, y que es la primera resurrección? Muchas expli-


caciones han sido dadas. La mayoría de ellas están basadas en pura especulación.
Las siguientes posiciones son aquellas desarrolladas mas a menudo:

La resurrección del bautismo. Algunos entienden que la primera resu-


rrección es la resurrección del pecador a la nueva vida en Cristo. Cuando
uno es bautizado, es resucitado para andar en novedad de vida o vida nueva
(Romanos 6:4). Esto es percibido que es la primera resurrección.

Sin embargo, esta explicación es inválida, porque fuerza una contradicción


en la Escritura. Aquellos que tienen parte en la primera resurrección no pue-
den sufrir daño de la muerte segunda (20:6). Si la primera resurrección es la
resurrección que ocurre en el bautismo, uno está asegurado de la salvación
eterna cuando es bautizado y no se puede perder. Esto es enseñar la doctrina
de la imposibilidad de la apostasía, una doctrina refutada en casi toda página
de la palabra de Dios. La resurrección del bautismo para andar en novedad
de vida no puede, por tanto, ser la primera resurrección.

La resurrección de una causa. Algunos imaginan que Juan, en el Apo-


calipsis, observa la muerte de la causa de Cristo y, por tanto, concluyen que
la primera resurrección es la resurrección de esa causa. Esta posición tiene
dos problemas: Primero, la premisa de que el Cristianismo sufre hasta el
grado de la muerte en el Apocalipsis es falsa. Cada vez que los santos son
observados en el Apocalipsis, están vivos, están bien, y regocijándose. His-
tóricamente, el Cristianismo ciertamente prosperó. Por tanto, la posición
es ilógica. Segundo, enseñar que la primera resurrección es la resurrección
de una causa muerta es enseñar nuevamente que la primera resurrección es
el bautismo, porque la causa de Cristianismo no puede ser levantada de los
muertos sin el bautismo. Nuevamente, la doctrina de la imposibilidad de la
apostasía levanta su cabeza y la posición está probada que es falsa. [Si desea
estudiar mas a fondo esta posición puede remitirse a mi libro MATEO 24.
Desde la página 63 hasta la 72 se expone este tema de la primera resurrección
pero mirándola bajo la posición de la resurrección de una causa].

La visión premilenaria. La mayoría de aquellos que especulan sobre


estos versículos sostienen la doctrina del premilenarismo. Enseñan que la
primera resurrección es la resurrección de los santos muertos en la venida de
Cristo. Creen que la primera resurrección precede a los 1000 años del reinado
de Cristo en la tierra desde Jerusalén. Inútil es decirlo, ninguna doctrina del
hombre estuvo jamás desprovista de prueba. Este texto no dice nada acerca
de una resurrección corporal de alguien. Ni menciona la segunda venida
de Cristo, el reinado de los santos en la tierra o el reinado de Cristo en la
tierra. El hecho es, las escrituras en ninguna parte indican que Cristo jamás
colocará su pie en esta tierra de nuevo. Las doctrinas del premilenarismo
son altamente materialistas y llevan una estrecha resemblanza a las doctrinas
de los Judíos quienes rechazaron a Cristo como el Mesías, lo crucificaron, y
luego persiguieron a sus seguidores. No es el propósito de este estudio tratar
266 Los Mil Años y el Juicio Final
con las varias teorías del premilenarismo, o los argumentos que demuestran
Anotaciones que son falaces. Otras obras exponen adecuadamente estos errores. Nuestro
propósito es sacar la verdad del pasaje, y la verdad no apoyará las doctrinas
del premilenarismo.

¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es la primera resurrección? Y, en vista de que hemos


indicado que la primera muerte debe también estar indicada por virtud de que hay
una segunda muerte, ¿cuál es la primera muerte? Primero recordemos acerca de
quienes estamos hablando en este texto, y quien es descrito teniendo parte en la
primera resurrección. Juan ha visto las almas de los santos muertos quien están
viviendo y reinando con Cristo. ¿Ningún pasaje a menudo observa a los justos
muertos como viviendo? Escuche a nuestro Señor:

«Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro
de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de
muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis» (Marcos
12:26-27; Cfr. Lucas 20:34-38).

Dijo nuevamente:

«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente...»
(Juan 11:25-26; cfr.. 8:51; 12:25-26; 14:1-4; 16:16).

¿Quiere decir Jesús que los creyentes no morirán físicamente? ¡Claro que no!
(Cfr. Hebreos 9:27). Sino que quiso decir que la muerte física del justo es nada
más el obscuro velo a través del cual el santo debe pasar para continuar su vida
con Cristo al otro lado (Ap. 14:13). Por lo tanto, Pablo dijo que la ausencia del
cuerpo es estar presente con el Señor (2 Cor. 5:8-9; cfr. Filipenses 1:23; Hebreos
3:14. La primera resurrección, entonces, describe la resurrección del alma del justo
al otro lado de la muerte como alma resucitada en el Paraíso (seno de Abraham)
habiendo ganado la victoria final.

Jesús describió esta resurrección cuando habló del rico y Lázaro (Lucas 16:19-
31). El rico murió y en el hades alzó sus ojos estando en tormentos. Lázaro tam-
bién murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham donde era consolado
(cfr. Diagrama). La descripción que Jesús pintó del mundo hadeano es la visión
del Antiguo Testamento de esta región. A este mundo también fue Jesús cuando
murió (cfr. Hechos 2:23-32), habiéndose ofrecido a sí mismo como sacrificio por
los pecados de aquellos aún tenidos cautivos allí. Ganó la victoria por su propia
resurrección. Luego venció a Satanás en la batalla por el gobierno celestial, y lo
arrojó de su mundo de gobierno sobre la muerte (cfr.. 12:7-11; Hebreos 2:14-15).
Jesús santificó y limpió a toda alma justa en el hades cuando ofreció Su sangre a
Dios como expiación (Hebreos 9:15; cfr.. pág. 273). El sólo controla el mundo
hadeano ahora (1:18). Todos aquellos santos justos limpiados que vivieron antes
de la cruz, también como aquellos redimidos de la tierra desde la cruz, habitan
en el seno de Abraham o paraíso. ¡Viven y reinan con Cristo! Han obtenido la
confiada declaración de que la batalla sobre el pecado ha sido peleada y ganada.
Han vencido, y el cielo será su hogar eterno. No obstante, a través de la gran sima,
los impíos muertos sufren en tormento torturados por la presencia y certeza del
infierno eterno. Desde que el lago de fuego y azufre es la muerte segunda (20:14;
21:8), el tormento de sufrimiento en el hades debe ser considerado como la primera
muerte. Esta empieza con la muerte física. Todos aquellos que no tienen parte en
la primera resurrección permanecerán separados de la vida y de Dios hasta que
los 1000 años se cumplan. Cuando los 1000 años se cumplan, los impíos tendrán
parte en la resurrección (segunda) corporal (1 Cor. 15:12-57; 1 Tes. 4:13-17).
Serán resucitados para vida, o liberados de la esclavitud de su tormento. Ocurrirá
entonces el juicio. El impío será condenado al castigo en el lago de fuego que es
la muerte segunda, mientras que los justos son recompensados con la vida eterna
Los Mil Años y el Juicio Final 267
(Mateo 25:46). Esta explicación es sólida, razonable, Bíblica, y libre de problemas
contextuales. Es también muy gratificante como consoladora y reaseguradora para Anotaciones
los Cristianos luchadores. Hace de cada sacrificio que el Cristiano debe hacer,
aún la muerte a manos de los perseguidores, digna de todo.

v.6 – Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la


segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de
Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Con esta maravillosa descripción del bendito estado de los muertos ante nosotros,
Juan escribe la quinta bienaventuranza del libro. Está llena con motivos e incen-
tivos por la victoria. Aquellos que tienen parte en la primera resurrección
son bienaventurados. Ser resucitado al otro lado de la muerte para vivir y reinar
con Cristo significa que los Cristianos fieles vencieron y obtuvieron la victoria.
Nosotros podemos aún tener parte en la primera resurrección y ser participantes
de las mismas gloriosas bendiciones. La segunda muerte no tiene potestad sobre
aquellos que tienen parte en la primera resurrección. ¡Que consolación! Despertar
victorioso en el paraíso, comprendiendo que hemos ganado la victoria sobre Sata-
nás, el pecado, la muerte, el hades, el infierno, y que el cielo será nuestra morada
eterna, debe ser lo más consolador. «...serán sacerdotes de Dios y de Cristo»
con la seguridad de que ellos allí se sostendrán y nunca caerán, «y reinarán con
él mil años». Literalmente, reinaron los 1000 años. Esta no es una promesa en
la que cada uno de los que tiene parte en la primera resurrección reinará 1000
años, sino de que reinarán con Cristo hasta que este período sea completado. La
consolación, no obstante, es de esta manera recompensadora porque da a cada fiel
hijo de Dios sobre la tierra un incentivo para continuar fiel, y le asegura que todo
sacrificio vale la pena.

La primera resurrección es el traslado del alma desde esta tierra pecaminosa


al hades, más especificamente al paraíso en el seno de Abraham. Es seguida por
la segunda resurrección, al momento de la segunda venida de Cristo, cuando el
cuerpo también será glorificado.

Según este pasaje, los mártires que han sufrido tanto por Cristo, están
completamente victoriosos con Cristo. Este mensaje daba consuelo a
los atribulados santos que vivían en Asia Menor: era un mensaje que
les infundía la seguridad del glorioso destino reservado para sus amados
que habían caído bajo el hacha de sus perseguidores.

A este triunfo de los mártires se le llama la primera resurrección; y


la “segunda resurrección”, que no se menciona pero se sobreentiende,
debe ser la resurrección general de la cual se habla mucho en el Nuevo
Testamento.7

Esta es la primera resurrección. La victoria de las almas martiri-


zadas es la primera resurrección. Estos vencedores ahora reinan con
Cristo en el milenio. Así como la primera parte de este versículo habla
de una resurrección figurativa de la causa de Satanás al final de los
mil años, Juan describe ahora una resurrección figurativa de la cusa de
Cristo. La primera resurrección no es una resurrección física de la
muerte, sino que describe figurativamene el triunfo de los santos sobre
Satanás. Aquellos que tuvieron parte en este período de conflicto serán
recompensados alegre y victoriosamente (2:7,10-11).8

Es claro que se equivocan aquellos expositores que encuentran en


cualquiera de estos versículos (20:3-4) una resurrección del cuerpo.
La visión describe la victoria de los mártires debajo del altar (Cfr. 6:9),
cuyo “poco de tiempo” (6:11) se ha terminado, cuyo clamor (6:10) ha
sido contestado, y cuya victoria es simbolizada como una resurrección
(20:5) y como estando sentados en tronos (20:4).9
268 Los Mil Años y el Juicio Final
– sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo – Todos los cristianos han
Anotaciones sido trasladados al reino y al sacerdocio de Cristo (1:6; 5:9-10) y continuamente
ofrecen sacrificios espirituales a Dios (1 Ped. 2:5, 9).

– y reinarán con él mil años – La causa por la que murieron estos primeros
santos no ha sido en vano. Ellos reinan victoriosamente durante un período de
tiempo completo e ininterrumpido en tronos espirituales. La causa por la que su-
frieron la muerte ha sido reivindicada y el reino de Dios continúa sobre la tierra.
Los reinos de los hombres van y vienen, pero el reino del Señor ha resistido todos
los poderes de Satanás.

Los Mil Años


Finalmente estamos listos para hablar acerca de los 1.000 años. Para pintarnos
un cuadro del atamiento de Satanás Juan usa símbolos para ilustrarlo. (1) Un ángel
prende a Satanás, (2) lo ata con una cadena, (3) lo arroja al abismo, (4) lo encierra
y sella el abismo, (5) usa la llave para encerrarlo (6) y todo esto por mil años.
¡Esta no es la descripción de un atamiento parcial! Juan nos muestra la figura de
un atamiento de Satanás total y completo. El uso de los mil años es el punto
focal de este atamiento. Recuerde, esto no se refiere a tiempo sino a la entereza
del atamiento hecho a Satanás. Los dos aliados de Satanás fueron destruidos en
el 19:20 y ahora Juan trata con el dragón mismo.

Queremos empezar mirando como es que Dios usó el término 1.000 a través de
toda la Biblia. Si no lo hacemos, entonces nosotros y cualquier otro puede enseñar
cualquier cosa que queramos.

Este número simboliza un período largo, indefinido pero completo. Por ejem-
plo, en Dt. 1:10-11, Moisés dijo a los judíos quienes estaban a punto de enviar
los espías a Canaán:

“Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como


las estrellas del cielo en multitud. ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga
mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga como os ha prometido!”

¿Qué quiso decir Moisés cuando dijo, “mil veces más”? ¿Quiso decir que
esperaba que Dios bendijera a Israel exactamente 1000 veces y no 999 veces?
No, quiso decir que Dios los bendeciría espléndidamente (magníficamente). En
otras palabras, no habría comparación de las bendiciones que obtendrían si eran
fieles. El término “mil veces más” NO tiene valor numérico, si así lo fuera no
habría bendición 1.001.

En el Salmo 50:10, Dios dijo, a medida que se comparó a Sí mismo con los
ídolos:

“Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los
collados”.

La Versión Moderna vierte este pasaje así: “Porque mía es toda fiera del bosque,
y los ganados que pacen sobre mil colinas” (cfr. Biblia de las Américas) ¿El punto
era que Dios era el propietario solo del ganado que estaba sobre mil colinas, no de
las 1200; ni de las 800? El término “mil colinas” NO tiene valor numérico. Si
así fuera, ¿qué acerca del ganado sobre la colina mil uno? ¿Ese ganado sobre la
colina mil uno sería del Señor? No, si el salmista usa la expresión “mil colinas”
con respecto a un valor numérico, pero si usa el término para mostrar propiedad
total y completa por parte de Dios, ¡el ganado sobre la colina mil uno ciertamente
es Suyo! Obviamente, Dios es el dueño de todo el mundo (cfr. Sal. 24:1; 1 Cor.
10:26,28).
Los Mil Años y el Juicio Final 269
En Job 9:3, Job dijo:
Anotaciones
“Si quisiere contender con él, no le podrá responder una cosa entre mil”.

¿Era el punto de Job, que si un hombre quisiera ganar un argumento con Dios,
simplemente se asegurara de hacer 1001 argumentos? Si, si al número se le fuera
a dar un valor numérico. Por el contrario, si no se le da un valor numérico, el punto
era que no había comparación entre el conocimiento de Dios y el conocimiento del
hombre; por mas que el ser humano intentara argumentar con Dios, jamás podría
responder una cosa entre mil, o dos mil o tres mil, etc.

En Jos. 23:10, Josué prometió ciertas recompensas a los israelitas si eran fieles
a Dios:

“Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es


quien pelea por vosotros, como él os dijo”.

Si le diéramos el exacto valor numérico a mil, nos encontraríamos con el pro-


blema de que el varón del cual se habla aquí no podría perseguir al 1.001, puesto
que solamente se está hablando de 1.000. El punto era, ¿si Dios estaba de su
lado, cómo les iría? No había comparación de aquellos que estaban con Dios con
aquellos que estaban contra Dios.

En Dt. 7:9, Moisés dijo:

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto
y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta mil
generaciones”.

¿Entonces Dios se olvidará de su pacto con la generación mil uno? No, porque
el término mil no es usado como un valor numérico sino más bien para mostrar
la totalidad y entereza de la benevolencia de Dios. Esta se extiende a toda gene-
ración, sin excluir ninguna.

¿Dios usa de misericordia solamente hasta la generación número mil para


después no usar más de misericordia? Moisés simplemente dijo que no había
comparación en cuanto a cómo Dios guarda Sus promesas y cómo el hombre
guarda las suyas.

En 2 Pedro 3:8 (cfr. Sal. 90:4), leemos:

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como
mil años, y mil años como un día”.

Pedro no está diciendo que Dios no distinga entre un día y mil años, sino que
ni el uno ni el otro afecta Sus propósitos y promesas. Hay certeza en lo que Dios
dice, pase un día o mil años después de que lo diga. Pero no dice que “un día”
(en las Escrituras) equivale a “mil años”.

Encontramos ilustraciones adicionales de este uso de 1000 en el Sal. 84:10; Isa.


30:17. Universalmente, el punto era que no hay comparación entre las alternativas
expuestas.

En 1 Crónicas 16:15 leemos:

“El hace memoria de su pacto perpetuamente, y de la palabra que él mandó


para mil generaciones”.

Esto tampoco tiene valor numérico. ¿Necesitaría la generación mil uno recordar
el pacto de Dios? ¡Claro! El pensamiento aquí es la entereza y universalidad del
pacto de Dios y de todos, aún por mil generaciones se debe recordar esto.
270 Los Mil Años y el Juicio Final
Mil se usa sencillamente para describir un número considerablemente grande.
Anotaciones
¿Qué Significa el Reinado de 1.000 Años
de las Almas de los Decapitados Con Cristo?

Las siguientes dos citas explican lo que es el reinado con Cristo de 1.000 años:

R.C.H. Lenski: “Los 1.000 años cubren todo el período desde 12:2 hasta
20:6, desde la aparición de Satanás como el dragón (12:3) hasta su juicio
final (20:7-10) ... De esta manera, estos 1.000 años se extienden desde la
encarnación y entronización del Hijo (12:5) hasta el lanzamiento final de
Satanás en el infierno (20:10), lo cual es el período entero del Nuevo Tes-
tamento” (La Interpretación de la Revelación de San Juan 564-565).

Anthony Hoekema: “El período, como vimos, se extiende a lo largo de


la dispensación del Nuevo Testamento, desde el momento de la primera
venida de Cristo hasta justo antes de la segunda venida de Cristo” (Anthony
Hoekema, La Biblia y el Futuro 230).

Como conclusión, podemos decir que los “mil años” representan, pues, toda la
era Cristiana: desde el nacimiento de Jesús hasta su segundo advenimiento para
el juicio final.

Los 1.000 años del reinado de Cristo es una descripción simbólica de su reinado
actual, cubriendo el período de tiempo desde su ascensión al cielo hasta la segunda
venida. Actualmente estamos viviendo en el reinado de Cristo, como está indicado
por declaraciones de Jesús tan claras de Su reinado actual como Mateo 28:18; Hch.
2:36; Efe. 1:20-23; y Tim. 6:15.

La figura 1.000 no es literal, es usada figurativamente para referirse a la plenitud


del reinado con Cristo.

A medida que Juan usa el término en Apocalipsis 20, está hablando del atamiento
total y completo de Satanás. Usa el abismo, la cadena, los mil años y el atamiento.
Satanás está totalmente atado en esta figura. Los mil años no se refieren a tiempo
en algo mas de lo que las cadenas se refieren a eslabones o el abismo a un hueco en
la tierra. Una vez que podamos llegar a comprender el hecho de que Satanás esta
atado totalmente hasta el grado máximo entonces podremos definir más adelante
que el atamiento debe ser con respecto a su uso del gobierno Romano. Recuerde
que la bestia del mar de Ap. 13:1-10 es el poder militar del Imperio Romano y que
la bestia de la tierra, también llamada el falso profeta en Ap. 13:11-18 es la falsa
religión de la adoración a César. Estos dos aliados son arrojados al lago de fuego
en Ap. 19:20 y Juan ve a Satanás atado completamente de manera que nunca será
capaz de usar de nuevo a Roma en su guerra contra los santos.

El Desatamiento de Satanás
20:7-10
vs. 7 – Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión.

Los eventos de este período ocurren al final del reinado de mil años de Cristo.
Satanás hará un último gran esfuerzo antes del tiempo del juicio final. Esta sección
es difícil de analizar porque los detalles son breves. Quizás signifique un período
de gran iniquidad justo antes de la segunda venida de Cristo, comparable a los
días de Noé antes del diluvio (Lucas 17:26-27). La duración de este esfuerzo dura
“un poco de tiempo” (20:3).

Aunque fue liberado al final de los mil años, la actitud de Satanás hacia Cristo
y los santos no muestra ningún cambio. Sigue siendo el enemigo empedernido
e implacable de Dios y de su pueblo. Este desatar se introdujo en el versículo 3
Los Mil Años y el Juicio Final 271
y es “por un poco de tiempo”. Como los tres años y medio del triunfo de la bes-
tia habían sido sólo “un corto tiempo” para la obra desenfrenada de Satanás en Anotaciones
comparación con el tiempo de la victoria de los santos (12:12; 13:5; ver v. 3) , así
también el tiempo de su liberación será corto en comparación con el período de
victoria que no se cumplió. Solo podemos sugerir dónde o de qué manera se soltó
a Satanás. Los vencedores en tronos fueron los que vencieron; y los que vencieron
lo hicieron por la sangre del Cordero, reteniendo la palabra de su testimonio y
sin amar su vida hasta la muerte (12:11). Con el espíritu de esta fidelidad, ataron
a Satanás venciéndolo. Cuando tal espíritu y devoción leal a los principios y la
causa de Cristo ya no distinguen al pueblo de Dios, el poder restrictivo desaparece;
Satanás se suelta una vez más.

vs. 8 – y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la
tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales
es como la arena del mar.

– y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la


tierra – Satanás cambia de táctica; ya no trabaja a través de un gran poder impe-
rial, respaldando una forma burda de religión como el culto al emperador. Pero
como había sido desde el principio, el engaño sigue siendo su medio de control:
“Saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra”. Al
no depender más de un gran poder, ahora reúne sus fuerzas de todas las fuentes, de
naciones en todos los rincones de la tierra; el anfitrión es innumerable. Su batalla
puede ser otro Armagedón, una batalla decisiva, pero no es la batalla de 16:14-16;
esa había sido peleado hacía mucho tiempo (19:19-21). Esta es una continuación
de la misma guerra que se ha estado librando a lo largo de los siglos, pero es una
nueva batalla.

– a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los


cuales es como la arena del mar –

El mundo del que Satanás extrae sus nuevas fuerzas es Gog y Magog. Una
interpretación de “Gog y Magog” debe depender de la profecía de Ezequiel, ca-
pítulos 38-39.

La primera gran dificultad es la identificación de estos nombres. “Gog” es el


líder de la tierra de Magog. A su vez, recordemos que Magog junto con Mesec y
Tubal, son mencionados como hijos de Jafet (Gen. 10:2).

Josefo identifica a “Magog” con los escitas.

Magog fundó a los que se llamaron magogas, pero que los griegos
denominaban escitas.10

“Gog en tierra de Magog”, era el príncipe de los países del norte (38:2-3),
“Mesec” y “Tubal” se cree que son las tribus que vivían en la región de Anatolia
(hoy Turquía), cerca de las cabeceras de los ríos Tigris.

También era el príncipe de los países del oriente, del occidente y del sur (38:5).
Gog tendrá aliados de Oriente (Persia); del sur (Etiopía); del oeste (Fut); y el norte
(Gomer y Togarma).

Gog dirigiría una gran horda con la que invadiría y cubriría la tierra de Israel
(38:6-9). Su mirada estaría puesto en el botín de la tierra para tomarlo para él
(38:10-13). Continuaría incluso “al cabo de los días”, el período mesiánico (38:16),
pero sería completamente destruido, enterrado en la derrota, mientras los pájaros
devorarían los cadáveres de sus fuerzas (cap. 39).

Se han construido muchas teorías cuestionables sobre la visión de Gog y Magog


de parte de Juan. Algunos dicen que la escena apunta a una gran batalla física que
272 Los Mil Años y el Juicio Final
se librará en Palestina en una fecha futura con la participación de Rusia, Estados
Anotaciones Unidos y otras naciones. Desafortunadamente para la teoría, Dios a través de
Ezequiel explica quiénes son Gog y Magog. “Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No
eres tú aquel de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de
Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre
ellos? ” (38:17). Dios dijo que había hablado de la venida de Gog, pero ningún
profeta jamás mencióno a Gog o Magog. Sin embargo, los profetas predijeron
una y otra vez acerca de los enemigos paganos que vendrían contra Israel y que
serían derrotados y destruidos por Su mano. Por tanto, llegamos a la conclusión
de que Gog de la tierra de Magog simbolizaba a todos los enemigos paganos del
pueblo de Dios desde la época de los profetas hasta el Imperio Romano, todos
los que buscaban frustrar su propósito y destruir a su rey. El vidente (Juan) ahora
profetiza que hacia el final de los tiempos habrá una horda reunida y dirigida por
Satanás en un último esfuerzo furioso por destruir la iglesia.

Lejos de ser un conflicto físico, esta batalla será moral y espiritual. El Gog y
Magog de Satanás simbolizan fuerzas y agencias como el ateísmo, el humanismo,
el comunismo, el materialismo, la astrología y todo tipo de religiones falsas y
pervertidas. Gog y Magog también representan fuerzas como la anarquía (rebelión
contra todos los principios y normas de la verdad); corrupción en el gobierno y las
empresas; la inmoralidad con la decadencia del hogar, la falta de afecto y devo-
ción naturales por los niños; sodomía; alcoholismo; y total abandono a una vida
miserable y sórdida de la carne. Satanás usará las normas y prácticas inmorales
y anti-Dios que está usando hoy, pero probablemente en un grado más intenso y
flagrante. Gog y Magog no se reúnen alrededor de una mesa de conferencias y se
ofrecen al diablo en un nefasto pacto; pero, engañados, se sienten atraídos hacia
él como lo fueron los reyes de antaño.

Gog y Magog se mencionan en Ezequiel 38 y 39, donde Gog era el rey de la


tierra de Magog y simbólicamente representaba a las fuerzas paganas que luchaban
contra el reino de Dios. Ezequiel escribió sobre una batalla que involucró al reino
físico de Dios, la nación de Israel. Fuerzas malvadas vinieron contra ella, destru-
yeron el templo y los sometieron a servidumbre. Ezequiel les aseguró que Dios
cumpliría su promesa a Abraham y liberaría un remanente fiel del cual nacería el
Salvador. Basado en el uso figurado de Gog y Magog por parte de Ezequiel para
simbolizar a los enemigos que lucharon contra el reino de Dios, Apocalipsis emplea
estos símbolos nuevamente para representar todas las fuerzas paganas espirituales
del mundo que Satanás puede ordenar en un último intento de derrocar el reino
espiritual de Dios. No se pretenden designaciones geográficas específicas, sino
que están implícitos todos los que serán hostiles a la causa de Cristo. Esta batalla
no será un conflicto físico, sino moral y espiritual. El reino de Cristo nunca ha
avanzado, ni lo hará jamás, mediante la participación en una guerra física (Juan
18:36; 2 Corintios 10:4). Por tanto, esta última batalla no será un combate con
armas modernas inventadas por los hombres, sino que será una batalla que pondrá
a prueba la fe de los ciudadanos del reino de Dios. La victoria la ganarán sólo
aquellos que, como Pablo, puedan decir: “He peleado la buena batalla, he acabado
la carrera, he guardado la fe” (2 Tim. 4:7).

vs. 9 – Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de


los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Se hará un último gran intento para abolir la iglesia. No se sabe con certeza cómo
ocurrirá esto, pero tal vez describa un último esfuerzo de Satanás para reunir al
mundo para oponerse a Dios y sustituir el paganismo en el lugar de la verdadera
adoración del Señor.

Si los milenarios tienen razón en su opinión, entonces su milenio termina en


un desastre total. Todo lo que Satanás tiene que hacer es hacer acto de presencia,
y las naciones (cuya identidad no está especificada por los teóricos) se unen a él
en grandes números desde los cuatro rincones de la tierra, listos para enfrentarse
Los Mil Años y el Juicio Final 273
contra “el campamento de los santos” y su amada ciudad.
Anotaciones
– y rodearon el campamento de los santos – La palabra “campamento” (de
parembole – παρεμβολε, G3925) se usa en el Nuevo Testamento como un término
militar.

En el dialecto macedonio era un término militar. En el NT denota la


distribución de tropas en formación militar, “ejércitos” (Heb. 11:34).11

Es una palabra tardía común para designar un campamento militar; en


la LXX se usa de israelitas en el desierto (Ex. 28:14, etc.), en el N.T.
de cuarteles romanos (Hch. 24:34, 37), y para un ejército en orden de
batalla (Heb. 11:34; Ap. 20:9).12

Aparece seis veces en Hechos, donde se traduce “fortaleza”, que significa cuartel
o cuartel general de los soldados romanos (Hechos 21:34, 37; 22:24; 23:10, 16,
32), una vez como “ejércitos extranjeros” (Heb. 11:34), dos veces con referencia al
campamento de Israel (Heb. 13:11, 13), y una vez en Apocalipsis. El “campamento
de los santos” sería el cuartel o fortaleza del fiel ejército de Dios.

– y la ciudad amada – Es la “Jerusalén celestial”, la Sión espiritual, la iglesia


(Hebreos 12:22-23); los dos términos sugieren diferentes aspectos del mismo grupo,
la iglesia del Señor. Estos siguen siendo los objetos de la ira de Satanás. Pero así
como Dios puso fin al Gog de Magog de Ezequiel con Su juicio, también pone fin
a este último enemigo. En cualquier momento y lugar de la batalla y cualquiera
que sea la naturaleza de sus enemigos, la iglesia puede estar segura de que en todas
las edades y en todo momento Dios luchará por los suyos y les dará la victoria.

Si la batalla de Armagedón ya ha ocurrido, ¿podemos esperar que alguna vez


se repita? La respuesta es “sí” en el sentido de que de vez en cuando se levantarán
otros enemigos del reino del Señor para hacer la guerra y ser derrotados (véanse
las notas en 16:14 y 19:21). La palabra de Dios sigue siendo relevante ya que los
principios de justicia que revela dan soluciones a los problemas actuales. Mientras
continúe la historia terrenal, Satanás persistirá en su intento de destruir el reino de
Dios. En su manifestación histórica, Satanás asume ahora una apariencia, luego
otra, pero su carácter básico siempre permanece igual en oposición a Dios.

Aunque desde la época del Imperio Romano Satanás no ha promovido su causa


a través de un gobierno mundial que imponga la adoración falsa pagana, cierta-
mente ha intentado otros medios para alejar a los hombres de Dios. Los exposito-
res de Apocalipsis han sido influenciados a diferentes métodos de interpretación
por algunos de los esfuerzos de Satanás. Por ejemplo, aquellos que interpretan
el Apocalipsis con el método histórico aplican su significado al surgimiento del
catolicismo romano con su Papa. Aunque este no era el mensaje necesario para
consolar a los santos de la época de Juan, el hecho es que Satanás ha usado herejías
dentro de la iglesia para provocar la apostasía (1 Tim. 4:1-3). Por lo tanto, se puede
entender por qué el método histórico de interpretación fue popular después del
período de la Reforma. Por el contrario, los futuristas interpretan el Apocalipsis
como un documento aún por cumplir. Ven que los eventos actuales cumplen la
lucha de Satanás contra Dios. Una vez más, esa interpretación, como la histórica,
no habría animado a los cristianos del primer siglo. Sin embargo, es característi-
co de cada nueva generación de santos pensar que están librando la última gran
batalla. En consecuencia, la oscuridad espiritual que rodea a la generación actual
ha aumentado la popularidad del método de interpretación futurista.

Las evidencias de los aliados de Satanás son abundantes: secularismo, materialis-


mo, ateísmo, astrología, religión falsa, lujurias carnales, cultos a las drogas y todo
tipo de maldad. La iglesia del Señor está siendo atacada por defensores paganos que
toleran toda inmoralidad que el humanismo secular pueda concebir, desde el aborto
y los matrimonios homosexuales hasta la abolición de cualquier fe que aboga por
274 Los Mil Años y el Juicio Final
la confianza en Dios. El ídolo de nuestros días no es un dios-César; en cambio, el
Anotaciones hombre mismo se ha convertido en objeto de adoración. La “generación del yo”
está llena de codicia, avance y la satisfacción de cada lujuria. Incluso las activi-
dades que pueden no ser pecaminosas en sí mismas, como los deportes, las artes
o la industria cinematográfica, se han convertido en el dios adorado por muchos.

El mundo se ha confundido dentro del ámbito de la religión sobre lo que es la


verdad. El humanismo secular no está solo en su avance, ya que está acompañado
por religiones mundiales como el Islam, el Budismo y el Hinduismo. Incluso dentro
de las fronteras de la cristiandad nominal reina la división en el denominacionalis-
mo donde se avanzan doctrinas conflictivas y contradictorias. De hecho, Satanás
parece estar ganando una vez más en su lucha contra la justicia.

vs. 10 – Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por
los siglos de los siglos.

– Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde
estaban la bestia y el falso profeta – El diablo, el gran engañador del hombre
desde el principio, ahora alcanza su condenación final y su fin eterno. Primero,
fue arrojado a la tierra (12:9), luego al pozo del abismo (20:3), y ahora al lago
de fuego y azufre, su fin último. Su destrucción ha sido gradual, pero desde hace
mucho tiempo determinada en la mente de Dios, porque el lago estaba preparado
para él y los suyos (Mat. 25:41, 46). Ahora comparte la suerte de sus aliados: la
bestia, el falso profeta y la ramera.

Satanás también perderá esta batalla, y esta vez será arrojado al mismo lago de
fuego donde antes habían sido arrojados sus aliados (19:20). Todos los que rechazan
al Señor estarán en este mismo lugar, “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat.
25:41). “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).

– y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos – El término
por los siglos de los siglos describe no solo el tiempo que continuará el castigo
(14:11), sino que también se usa para definir la duración del reinado de Dios y
Cristo (4:9; 11:15).

Debe observarse que “serán atormentados día y noche por los siglos de los
siglos”. Tormento (de basanízo – βασανίζω, G928) transmite la idea de tortura,
angustia y dolor intenso de cuerpo y mente.13 El tormento de las langostas “era
como tormento de escorpión cuando hiere al hombre” (9:5); y los que adoraban
a la bestia serían atormentados con fuego y azufre, y el humo de su tormento as-
cendería por los siglos de los siglos (14:10-11). Y ahora el diablo y sus antiguos
ayudantes sufren el tormento del lago de fuego y azufre por los siglos de los siglos.

Hay muchos que cuestionan la duración eterna de este tormento, pero estos
deben explicar la enseñanza bíblica. Jesús dijo que en el juicio se les dirá a los de
su mano izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles ... E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”
(Mat. 25:41, 46). Tanto el castigo como la vida son eternos. En Apocalipsis se dice
de estos dos grupos que los que están delante del trono “le sirven día y noche”
(7:15), y los malvados “no tienen reposo de día ni de noche” (14:11), y los que
con el diablo son atormentados (25:41, 46), un tormento que es “día y noche, por
los siglos de los siglos”. Allí no hay día, porque son las “tinieblas de afuera” (Mat.
22:13; 25:30). Dado que el día es en el cielo y la noche en el infierno, y como un
grupo le sirve día y noche mientras que el otro grupo es atormentado noche y día,
se sigue que la noche dura tanto como el día. Pero como Dios es la luz del día
eterno, el día (y, en consecuencia, la noche) nunca terminará. El período de este
tormento, “por los siglos de los siglos”, es el mismo en duración que el de Dios,
porque Él vive “por los siglos de los siglos” (4:9). Si habrá una aniquilación total
del diablo y los malvados, no se revelará.
Los Mil Años y el Juicio Final 275
Cuando Satanás es arrojado al lago de fuego y azufre, no queda ni un solo
enemigo para oprimir a la iglesia. Las visiones (de Juan) han mostrado lo que les Anotaciones
sucede a los que tienen la marca de la bestia (capítulos 14, 15, 16); a la ramera
Babilonia (capítulos 17, 18); a la bestia y falso profeta (capítulo 19); y finalmente,
al dragón (capítulo 20). De acuerdo con el contexto de estos capítulos, el tema
indiscutible de 20:1-10 no son los mil años, sino la derrota de Satanás.

El Juicio Final Por Parte de Cristo


20:11-15
Hasta ahora en el libro se han descrito varias escenas de juicio, pero ninguna
describió el juicio final. Hubo un juicio de las naciones a favor de los santos (11:18),
uno de los que derramaron la sangre de los santos (16:5), uno de la ramera (18:8;
19:2), y uno de la bestia y el falso profeta (19:11-21); pero todos ellos pertenecían
al período del dominio romano. Juan ahora trae a la vista el juicio final, momento
en el que pasa el orden actual y la resurrección y el juicio de todos los que han
vivido sobre la tierra. Dios juzga a las naciones y las fuerzas de la maldad durante
el tiempo, pero la gente espera este gran juicio final para recibir su recompensa
o sentencia.

A veces se plantea la pregunta de por qué habrá un juicio si el individuo sabe


desde la muerte cuál es su estado y cuál será su destino. Aunque los pensamientos,
palabras y hechos de la vida están abiertos para inspección en el juicio, parece
que la ocasión es principalmente una de recompensas a los justos y castigo a los
malvados (ver comentarios, v. 12).

vs. 11 – Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del
cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.

– Y vi un gran trono blanco – Juan presenta esta parte de su visión como lo


hace en cada fase de la sección con la frase “Y vi”. Ve en visión el gran trono del
juicio. Como trono de Dios, es grande en distinción de todos los otros tronos que
han aparecido anteriormente; los supera a todos. Su color blanco brillante indica
pureza, santidad y justicia que caracterizan todos Sus juicios, porque todos son
irreprensibles (16:7; 19:2).

Ahora se ve el gran tribunal de Cristo. El sistema actual terminará. El cielo y


la tierra que huyeron indica que ya no existirán como los conocemos ahora (2
Ped. 3:10-13). Aunque el tema de Apocalipsis se refiere a “las cosas que deben
suceder pronto” (Ap. 1:1), dentro del contexto de la asignación de los santos de su
destino futuro, se incluye en esta sección final una descripción del destino eterno
del hombre. El juicio final y el establecimiento del orden eterno vendrán en un
tiempo ordenado por Dios, pero ese tiempo aún no ha sido revelado al hombre.

– y al que estaba sentado en él – ¿Juan ve a Dios el Todopoderoso en el trono,


o es Cristo el Cordero? Todos los juicios del libro han sido atribuidos a Dios el
Todopoderoso (16:5, 7; 18:8, 20; 19:2); pero fue el Verbo de Dios, el Rey de reyes
que salió para juzgar y hacer la guerra (19:11). Jesús dijo que el Padre había dado
todo el juicio al Hijo (Juan 5:22, 27), y que era Él quien se sentaría en el trono en
el juicio final (Mateo 25:31ss.). La idea de que Dios juzga y, sin embargo, Cristo
juzga, no debería presentar ningún problema; porque Jesús enseñó que él y el Pa-
dre son uno, uno en la divinidad, el propósito y la obra (Juan 10:30; 14:10). Más
tarde, Pablo enseñó que el juicio de Dios se llevaría a cabo a través de Jesucristo
(Hechos 17:31; Romanos 2:16). El tribunal es “el tribunal de Dios” (Rom. 14:10,
LBLA) y es “el tribunal de Cristo” (2 Cor. 5:10). Cristo se sentó en el trono del
Padre (3:21), que es “el trono de Dios y del Cordero” (22:1). Pablo ofrece la
explicación del juicio de Dios y Cristo cuando dijo: “En el día en que Dios por
Jesucristo juzgará los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio” (Rom.
2:16). Concluimos que es a Cristo a quien Juan vio en el trono ejecutando juicio
en nombre del Padre. Se puede sugerir que así como Cristo salió en un caballo
276 Los Mil Años y el Juicio Final
blanco para vencer (6:2) y para hacer la guerra contra sus enemigos (19:11), así
Anotaciones ahora Él está en el trono blanco para juzgar a todos los hombres.

– de delante del cual huyeron la tierra y el cielo – Así como las islas se ha-
bían desvanecido o desaparecido de la presencia divina en el derramamiento de
la séptima copa (16:20), así ahora tanto la tierra como el cielo huyen de Su rostro
como Él parece juzgar, “y ningún lugar se encontró para ellos”. Se ha predi-
cho abundantemente que el cielo y la tierra pasarán. El escritor de Hebreos citó
al salmista que dijo acerca de la tierra y los cielos, “perecerán” como un vestido,
y serán mudados (Heb. 1:11ss.; cf. Sal. 102:25-27). Pedro dijo que los cielos pa-
sarían con gran estruendo, los elementos se disolverían con un calor ferviente, “y
la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas” (2 Pedro 3:10). Juan ve que
esto sucederá en la venida de Cristo en el juicio, mientras pasa el orden actual.

– Y ningún lugar se encontró para ellos – significa que este universo material
ha servido a su propósito y no es de beneficio adicional pues somos arrojados al
nuevo mundo espiritual. Por esta razón serán quemados.

Apocalipsis ha descrito dos grupos de personas en la tierra: los que tienen el sello
de Dios y los que tienen la marca de la bestia. Asimismo, el destino eterno de la
humanidad se divide en dos lugares: la ciudad celestial y el lago de fuego y azufre.
No se dan detalles exactos sobre muchas preguntas que el hombre ha planteado
con respecto a la vida después de la muerte. Lo que Dios ha revelado es suficiente
para asegurar al hombre una resurrección, un juicio y una existencia eterna. Es
suficiente decir que las mentes mortales no podrían comprender una descripción
exacta de la inmortalidad. Por lo tanto, lo que ha sido revelado es adecuado para
advertir al hombre del terror del infierno y para inspirarlo a prepararse para las
maravillosas bellezas del cielo.

vs. 12 – Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juz-
gados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

– Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios – Esta escena


presupone la resurrección de todos los seres humanos que han vivido y muerto
desde Adán hasta el fin de los tiempos. Jesús aseguró a sus oyentes que “viene la
hora en que todos los que están en sus sepulcros oirán su voz, y saldrán” (Juan 5:
28s.; cf. Hechos 24:15). Las tumbas de las que estos saldrán no se limitan a los
sepulcros excavados en la roca, sino que incluyen todas las tumbas que contienen
el polvo de los muertos, ya sean bóvedas o cajas podridas bajo la tierra. Todos
serán levantados para estar de pie ante este trono de juicio.
Todos serán reunidos ante el Señor para ser juzgados (Rom. 14:12), los muer-
tos, pequeños y grandes, ricos y pobres, reyes y esclavos. El tribunal de Cristo y
el tribunal de Dios son uno y el mismo (2 Cor. 5:10; Rom. 14:10). El Padre y el
Hijo están tan unidos que ser juzgados por uno es ser juzgado por el otro (Hechos
17:30-31; Juan 5:22, 26-30).

Algunos cuestionan que si al morir el hombre va al Tártaro o al Paraíso, ¿cuál es


el propósito del juicio? El día del juicio es el momento en que se declara la senten-
cia; no está diseñado para ser un día para determinar el destino de uno porque eso
ya habrá sido determinado por la vida que uno vivió (Lucas 16:19-31). En el juicio
final, se reconocerá la justicia de Dios. Los impíos serán condenados por sus malas
acciones (Judas 15), y toda rodilla se doblará ante el nombre de Jesús (Fil. 2:9).

– y los libros fueron abiertos – Es una reminiscencia de Daniel 7:10, donde


“los libros [en plural] fueron abiertos” en el juicio de la cuarta gran bestia que fue
juzgada, aplastada y quemada. Esto sugiere que los libros contenían el registro del
carácter y los hechos de la bestia. En comparación con “los libros” que se abrieron
en el juicio de la bestia, estaba “el libro” (singular) en el que se encontraban escri-
tos los que serían libertados (Dan. 12:1). Estos no son libros literales en los que
los ángeles han escrito las acciones, palabras y pensamientos de cada individuo;
Los Mil Años y el Juicio Final 277
porque, como alguien ha dicho, cada uno escribe su propio libro.
Anotaciones
Los libros (plural) en la escena del juicio significan los diferentes estándares por
los cuales todos los vivos serán juzgados (Heb. 1:1; Romanos 2:14; Juan 12:48-49).
Los muertos fueron juzgados por la palabra que Dios dio en cada dispensación y
cómo respondieron a ella (Rom. 2:6-11; 2 Cor. 5:10). Estos probablemente serán
el Antiguo y el Nuevo Testamento, dependiendo de la dispensación en que uno
vivió. La palabra de Dios será el modelo del Juicio (Juan 12:48).

Los libros simbolizan el registro divino de las vidas y los hechos de todos los
que han vivido. Pieters lo ha expresado bien: “Los libros evidentemente representan
la omnisciencia de Dios el juez, a quien nada le es desconocido, y por quien nada
es olvidado”,12 excepto lo que Él quiere olvidar (Heb. 8:12).

– y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida – Se abrió otro libro
que incluía la lista de Dios de los justos de todas las edades, porque este es el libro
de la vida. “El libro de la vida”, o el libro de Dios, se menciona muchas veces en
las Escrituras (Éxodo 32:32ss.; Sal. 69:28; Isa. 4:3; Mal. 3:16; Lucas 10:20; Fil.
4:3; Ap. 3:5; 13:8; 17:8; 21:27). Es la lista de los fieles de Dios en Su ciudad de
Sion, aquellos que fueron redimidos por la sangre del Cordero y han continuado
“firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio” (Col. 1:23).

– y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras – Este no es un juicio de los impíos solamente, “Porque
es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba lo que haya hecho en el cuerpo, según lo que haya hecho, sea
bueno o malo” (2 Cor. 5:10). Cada uno recibe su recompensa o ejecución: “E irán
éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mat. 25:46).

vs. 13 – Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus
obras.

– Y el mar entregó los muertos que había en él – Debido al énfasis judío en


el entierro apropiado de los muertos y el temor a una posible calamidad si esto no
se hacía, algunos han llegado a la conclusión de que Juan habla del mar literal.
Según este punto de vista, el vidente está enfatizando el hecho de que incluso el
mar entrega sus muertos; estos no se pierden de vista de Dios. Sin embargo, para
ser coherente con el plan del libro, el mar debe considerarse simbólicamente. Al
comentar sobre 13:1, se señaló que Juan se refiere al mar tanto literal como figu-
rativamente, pero en 13:1 usa el mar como un símbolo de la masa de la sociedad
humana de la cual surgen trastornos y gobiernos (ver comentarios, 13:1). Esta masa
de la humanidad también debe comparecer ante el juicio con los que han muerto,
porque Jesús fue ordenado por Dios “para ser el Juez de vivos y muertos” (Hechos
10:42; ver también 2 Tim. 4:1; 1 Pedro 4:5). También se incluyen en este grupo
los santos que vivirán cuando Él venga (1 Tes. 4:16 y sig.; 1 Cor. 15: 51 y sig.).

– y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos – Estos


dos han sido los captores de la humanidad desde el principio. La muerte reclama
el cuerpo cuando el espíritu lo abandona (Santiago 2:26), ya sea que el cuerpo se
descomponga en el mar o en la tierra. Hades, “lo invisible”, reclama el espíritu
(Hechos 2:27, 31; véanse los comentarios, 1:18). En la resurrección, el espíritu y
el cuerpo tanto de los impíos como de los justos se reunirán (1 Cor. 15:52ss .; 1
Tes. 4:13ss.; 1 Juan 3:1-3). La naturaleza específica del cuerpo resucitado de los
malvados no se discute en ninguna parte de las Escrituras; simplemente se dice que
todos resucitarán, justos e injustos (Hechos 24:15; Juan 5:28). Entre los malvados
estarán los de Tiro, Sodoma y Nínive (Mat. 11:22, 24; 12:41), quienes aparecerán en
un cuerpo de alguna forma (Mat. 5:29ss.; 10:28; 18:8s.). Cuando Jesús ascendió al
cielo con las llaves de la muerte y el Hades, “llevó cautiva la cautividad” (Efesios
4:8). Lo que había mantenido cautivos a los hombres, incluidos estos dos, ahora
estaba cautivo bajo Su poder.
278 Los Mil Años y el Juicio Final

Anotaciones El juicio universal de Dios será imparcial (Ecl. 12:13-14). El mar y la muerte
y el hades, todos cederán sus habitantes. Aunque algunos entienden que la palabra
“mar” es literal, en 13:1 era un símbolo de la masa de la humanidad de la que salió
la bestia. De acuerdo con el resto de Apocalipsis, quizás lo que se quiere decir aquí
es que todos los que alguna vez vivieron en la tierra, la masa de la humanidad,
deben estar ante el trono. Otra explicación es que el mar representa los cuerpos
insepultos, la muerte los enterrados y el hades los espíritus difuntos. Cada uno
entrega lo que tiene en la resurrección. Independientemente de lo que se quiera
decir, el punto es que el juicio es seguro para todos (Hebreos 9:27; Juan 5:28-29;
Romanos 14:11-12).

– y fueron juzgados cada uno según sus obras – Como dice Eclesiastés 12:14,
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea
buena o sea mala”; porque “... todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Este es verdaderamente
un pensamiento aleccionador.

vs. 14 – Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la


muerte segunda.

Cada vez que aparece la palabra Hades en el libro, se asocia con la muerte; estos
dos cabalgaron juntos (6:8), y ahora terminan juntos. La muerte, el último enemigo
en ser destruido (1 Cor. 15:26), ahora es arrojada al lago de fuego.

La primera muerte es una separación del cuerpo del espíritu (Stg. 2:26). La
muerte segunda es una separación del espíritu de Dios que sufren todos los que
lo han rechazado (21:8). La segunda muerte, aquí descrita como el lago de fuego,
se introdujo antes: “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (2:11);
los que vencieron participaron en la primera resurrección (20:6). Hasta ahora,
la ramera, la bestia, el falso profeta, Satanás, y ahora la muerte y el Hades, han
llegado a su fin en el lago de fuego.

Ellos experimentarán el mismo castigo preparado para el diablo y sus ángeles


(Mateo 25:41; Ap. 20:10). Este castigo se describe como por los siglos de los si-
glos y durará tanto como la vida eterna para los justos (Ap. 14:9-11; Mat. 25:41,
46; Mr. 9:43-48). Los que están delante del trono de Dios le sirven “día y noche”
(7:15), y los malvados “no tienen reposo de día ni de noche” (14:11). El infierno
(gehena) es un lugar de “tinieblas de afuera” (Mat. 10:28; 22:13; 25:30), mientras
que en el cielo “no hay noche” (21:25). Como el día está en el cielo y la noche en
el infierno, uno continúa tanto como el otro.
vs. 15 – Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago
de fuego.

Solo queda un grupo con el que tratar: los que no se encuentran escritos en el
libro de la vida. Estos serían “los otros” (20:5) que habían luchado con la bestia y
el falso profeta contra el Señor, los que habían sido muertos con la espada de su
boca (19:21), los que se habían reunido en torno a Satanás en su último esfuerzo
por destruir. el campamento de los santos (20:9), y todos los demás que, en su
indiferencia hacia el Señor, no se habían puesto de su parte o se habían apartado
de Él (Heb. 10:26, 31). La derrota de Satanás y sus fuerzas contra Dios y la verdad
es total, completa y definitiva. De esta segunda muerte, Alford escribe: “Así como
hay una segunda vida superior, también hay una segunda y más profunda muerte.
Y como después de esa vida no hay más muerte, así después de esa muerte no
hay más vida”.13

Seguramente nadie quiere pasar la eternidad en el infierno, pero la mayoría de


la población mundial lo hará (Mat. 7:13-14). Cada individuo hace la elección,
porque Dios no hace acepción de personas (Rom. 2:11). Él desea que todos los
Los Mil Años y el Juicio Final 279
hombres sean salvos (1 Tim. 2:4, 6), no queriendo que ninguno perezca (2 Ped.
3:9). La siguiente escena retrata el destino de los vencedores, los victoriosos que Anotaciones
han elegido servir a Jesucristo.

_________________
Anotaciones al Pie

1. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos 1, p. 138.


2. Leon Morris, Tyndale New Testament Commentaries, Revelation, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans
Publishing Col, 1987, p. 230.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 269.
4. Matthew Henry, Comentario Bíblico de Matthew Henry, 17 Tomos en 1, p. 1989.
5. Ray Summers, Digno es el Cordero, Una Interpretación del Libro del Apocalipsis, pág. 272.
6. Robert Harkrider, Truth Commentaries, Revelation, págs. 230-231.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, Una Interpretación del Libro del Apocalipsis, pág. 272.
8. Robert Harkrider, Truth Commentaries, Revelation, págs. 230-231.
9. Homer Hailey, Revelation – An Introdution and Commentary, Baker Book House, 1979, pág. 394.
10. Flavio Josefo, Antiguedades de los Judíos, Tomo 1, Libro 1, cap. 6, par. 1, p. 22.
11. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 1, p. 225.
12. A.T. Robertson, Comentario al Texto Griego del N.T., 6 Tomos en 1, p. 760.
13. J.H. Thayer, Greek-English Lexicon of the N.T., p. 96.
280 La Gloria Eterna

Anotaciones CAPITULO 21
La Gloria Eterna
Para la mayoría de los creyentes, la siguiente sección del libro, 21:1—22:5,
es una descripción del cielo, el hogar glorioso del alma más allá del juicio. A lo
largo de los siglos, este concepto ha consolado los corazones de millones durante
tiempos de prueba, tragedia y muerte de seres queridos. Hoy (aparte de las visiones
milenarias) se suelen sostener dos visiones con respecto a la visión. Una es que
la ciudad descrita es la iglesia victoriosa como Dios la considera hoy, purificada
y purificada por la tribulación por la que ha pasado. Un segundo punto de vista
es que la visión retrata a la iglesia en casa con Dios en la gloria final más allá del
juicio. Aunque es cierto que la iglesia fiel es gloriosa a los ojos del Señor, y en
esta visión se ven las bendiciones presentes a lo largo de la historia del pueblo de
Dios, sin embargo, después de considerar la evidencia de ambos puntos de vista,
el último parece ser el correcto.
En la serie de visiones que comienza en el capítulo doce, el vidente contempló
el nacimiento del hijo varón; el asalto a la iglesia por parte de los agentes del dra-
gón; las pruebas de la iglesia; el librar la gran guerra; la destrucción de la ciudad
ramera, la bestia y el falso profeta; el conflicto final con Satanás y su destrucción;
el paso del orden actual; el juicio final de la humanidad; y el castigo de los impíos.
A partir de esta disposición de las visiones, es lógico que la siguiente escena en
orden retrate la gloria final de la iglesia cuando llega a descansar con Dios más allá
del tiempo. Este parece ser el diseño de la revelación que tenemos ante nosotros.
El cielo no podría ser más de lo que se revela simbólicamente en esta imagen de
perfecta comunión con Dios, seguridad, seguridad y abundancia en la gloriosa
ciudad descrita por todo lo que es precioso e invaluable.

La Herencia Eterna del Redimido


“TODAS LAS COSAS NUEVAS”
21:1-8

vs. 1 – Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Los cristianos de todas las épocas se han consolado al leer este retrato de una
morada futura. Si los santos de generaciones posteriores se emocionaron con estas
promesas, cuánto más se regocijan los discípulos que estaban sufriendo una per-
secución severa y necesitaban esperanza en el momento en que Juan escribió. El
trasfondo de Apocalipsis fue para consolar a los primeros cristianos respondiendo
preguntas que seguramente debieron haber estado en sus corazones: “¿Por qué
está ocurriendo esta tribulación? ¿Cuánto tiempo durará? ¿Cuál será el resultado?”
(ver comentarios en 1:1). En este punto del mensaje, “la paciencia de los santos”
se ha fortalecido mediante la seguridad de la victoria sobre la bestia (13:9-10). Y
sus corazones han sido fortalecidos por la promesa, “Bienaventurados los muertos
que mueren en el Señor” (14:12-13). Ahora que el Apocalipsis llega a su fin, se da
una descripción del destino eterno de los justos, una visión de la vida después de la
muerte. Tres símbolos en estos dos últimos capítulos revelan la condición celestial
de los redimidos: comunión con Dios; protección de Dios; y provisiones de Dios.

– Vi un cielo nuevo y una tierra nueva – Un cielo nuevo y una tierra nueva
prometen que este orden de vida actual pasará. Juan no habla de una renovación
de las cosas que ya existen, sino de un nuevo orden que es diferente en su tipo, el
resultado de una transformación completa de todas las cosas.

El concepto de un cielo y una tierra nuevos al paso de uno anterior no es extraño


La Gloria Eterna 281
para los estudiantes de la Biblia. Isaías había descrito la consecuencia de la indigna-
ción de Jehová contra las naciones paganas como el derretimiento de sus montañas Anotaciones
con sangre y el “desmoronamiento” de sus cielos, enrollados como un pergamino,
marchitándose como las hojas de una vid o higuera (Isa. 34:3 y siguientes). La
propia nación de Jehová sufriría un destino similar, porque “... porque los cielos
serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir ...”, lo
que apunta a la desaparición del antiguo sistema nacional judío (Isaías 51:4-6). En
su lugar, Jehová “... extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra,
y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú” (v. 16), lo que apuntaba a la nueva Sión
espiritual bajo el Mesías — la presente dispensación.

Isaías en el capítulo 65 anuncia más claramente este paso del antiguo orden y
la institución de uno nuevo. Jehová dice que los problemas anteriores han sido
olvidados, ocultos a sus ojos; no serán recordados, ni vendrán a la mente (vv.
16ss.) - habrán fallecido. En el lugar del Dios antiguo dice: “he aquí que yo crearé
nuevos cielos y nueva tierra”, en los cuales se regocijará Jerusalén y su pueblo
(vss. 17-19). Es evidente por el resto del capítulo que el Señor está hablando del
nuevo orden bajo Cristo en contraste con el antiguo bajo la ley; “No afligirán, ni
harán mal en todo mi santo monte” (v. 25), que es la Sión del gobierno del Mesías
(Isa. 2:2-4). Isaías no estaba escribiendo sobre el cielo nuevo y la tierra nueva de
la visión de Juan, sino sobre la nueva creación y el orden bajo Cristo, la dispensa-
ción actual. Este nuevo orden del nuevo pacto permanecería, y en él permanecería
igualmente la semilla y el nombre; la adoración y la victoria no cesarían (Isaías
66:22-24). El sistema del Nuevo Testamento está compuesto de nuevas criaturas
(2 Cor. 5:17; Gá. 6:15), que involucra una nueva creación divina que es “según
Dios” (Efesios 2:10; 4:24).

Isaías usó esta misma imagen cuando profetizó del nuevo orden que reempla-
zaría la economía mosaica (Isa. 65:17; 66:22). Isaías y Juan no profetizaron sobre
eventos del mismo punto en el tiempo, pero ambos usaron el término “un cielo
nuevo y una tierra nueva” para describir un destino futuro del pueblo de Dios. Isaías
estaba hablando del período de la era de la iglesia, la era del “nuevo” testamento
(Heb. 9:15), mientras que Juan habló del período que sigue a la era de la iglesia.
Desde la posición de Isaías en el tiempo, el pacto del cual Cristo es el mediador
era “nuevo” y contrastaba con el primer pacto que se hizo “viejo” (Heb. 8: 6-13).

La profecía de Juan en esta visión trataba sobre cosas más allá del juicio final
(20:13). Pedro también usó el término “cielos nuevos y tierra nueva” al describir
los eventos que siguen al juicio (2 Ped. 3:7, 13). Desde la posición de Pedro y Juan
en el tiempo, el destino de los redimidos después del juicio final contrasta con
esta era actual de la era de la iglesia. Ambos escribieron sobre la desaparición del
cielo y la tierra actuales (2 Ped. 3:10; Apoc. 20:11). Luego, ambos describieron
la venida de un cielo nuevo y una tierra nueva (2 Ped. 3:13; Apocalipsis 21:1).

En la aparición del Señor en el juicio, el cielo y la tierra habían huido, lo que


significa el final del orden actual (20:11). En su lugar, Juan ve un nuevo orden
celestial.

– y el mar ya no existía más – No más mar quizás se refiere al mar de vidrio


que antes separaba a Dios de sus siervos (4:6). Este “mar” se quita, permitiendo
así la comunicación directa y la perfecta comunión con Dios. También podría ser
plausible que este mar represente la masa de la humanidad de la cual surgió la bestia
(13:1). En este sentido, las imágenes apocalípticas significarían que las naciones
que han estado eternamente en guerra con Dios y unas con otras “dejarán de ser”.

De acuerdo con la interpretación de “el mar” asumida anteriormente, esta frase


indica la remoción o la desaparición del cuerpo de la sociedad, el gran mar en el
que las agitaciones inquietas de los hombres han arrojado su fango mientras las
naciones se enfurecen contra Dios (ver comentarios 13:1; 20:13; y véase Isaías
57:20).
282 La Gloria Eterna
vs. 2 – Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de
Anotaciones Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

– Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén – Esta “nueva Jerusalén”


es nueva (kainos) en especie, superior a la que la precedió.
Denota nuevo, de aquello que es no acostumbrado, desusado; no nuevo en tiempo,
sino nuevo en forma o cualidad, de diferente naturaleza de aquello con lo que se
contrasta como viejo.1

Así como el orden actual tiene su ciudad santa, Jerusalén (Gálatas 4:26; Heb.
12:22), así también el cielo nuevo y la tierra nueva tienen una ciudad nueva, santa
y celestial, apropiada para tal creación espiritual.

El pueblo de Dios de todos los períodos de tiempo son los que conforman la
ciudad santa, la nueva Jerusalén (11:2; 21:10; 22:19). El escritor de Hebreos, al
relatar la fe de Abraham y de otros, dijo que deseaban un patria celestial, y por eso
Dios “les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:10, 13-16). Esta ciudad celestial
es también el destino de los cristianos: “22 Sino que os habéis acercado al monte
de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos
millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos
en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
24
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que
la de Abel” (Heb. 12:22-24).

Los santos en la tierra tienen ciudadanía en ese país celestial (Fil. 3:20; Gál.
4:26), y en este sentido “se habían acercado al monte Sión” (véanse las notas sobre
14:1). En otro sentido, aún no han alcanzado la morada eterna que Dios preparó
para Abraham y todos los demás que siguen su ejemplo de fe. “Porque aquí no
tenemos ciudad permanente, sino que buscamos una por venir” (Heb. 13:14).

– descender del cielo, de Dios – El origen de esta santa ciudad es de Dios que
habita en el cielo. Nace de arriba, por lo tanto, la ciudad descendió del cielo en
forma de visión. Juan no ascendió al cielo para verlo, sino que la ciudad celestial
descendió del cielo para que Juan pudiera conocer la semejanza del orden futuro
(3:12). Pedro describió la herencia eterna como “reservada en el cielo para voso-
tros” (1 Ped. 1:4). Si el cielo está reservado en el cielo, ¿no podría el cielo salir
del cielo, especialmente en una visión?

El hecho de que descienda del cielo manifiesta su origen divino, porque “todas
las cosas son de Dios” (2 Cor. 5:18) que pertenecen a lo espiritual y lo eterno.
Esta es la ciudad buscada por los patriarcas de la antiguedad, “la ciudad que tiene
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10), y la cual
buscamos, “porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la
por venir” (Hebreos 13:14). El que vence se relaciona con esta ciudad en su ciu-
dadanía actual (ver comentarios, 3:12). La ciudad se viste de esplendor nupcial,
habiendo sido “dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (21:2). Ella
ahora debe ser presentada al Señor en gloria, sin mancha ni arruga ni tacha ni
nada por el estilo (Efesios 5: 25-27). Su verdadera belleza y gloria se describen a
continuación (vv. 9ss.).

– dispuesta como una esposa ataviada para su marido – Esta ciudad celestial
también está preparada como una novia (19:7-8), vestida de un blanco inmaculado,
una imagen de inocencia, pureza y amor (2 Cor. 11:2; Rom. 7:4; Ef. 5:22-33). Su
adorno y belleza se describen con más detalle en 21:9-27. Mediante la obra trans-
formadora del Espíritu Santo, los hombres y mujeres de la iglesia en la tierra son
santificados y purificados. Sus vidas manifiestan el hermoso fruto del Espíritu (Tito
3:5; Romanos 8:12-17; Gálatas 5:16-26; Efesios 4:20-32). Estas características de
piedad en los cristianos del presente no son más que una sombra o tipo, y apuntan
al antitipo, la ciudad perfecta del futuro.
La Gloria Eterna 283
vs. 3 – Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios
con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo Anotaciones
estará con ellos como su Dios.

La voz del trono no se identifica; puede pertenecer al hablante desconocido de


16:17 o 19:5, o puede ser de Cristo o de Dios. Quienquiera que sea el orador, su
voz expresa el mensaje de Dios a los destinatarios. Juan reúne varios símbolos
familiares para los estudiantes de la Biblia. La iglesia es una novia, un santuario,
una familia, un cuerpo de individuos. Dos veces se ha visto el tabernáculo en el
cielo (13:6; 15:5); la palabra skene (σκηνή, G4633) significa una tienda, cabaña,
tabernáculo, se emplea de tiendas utilizadas como morada.2

El verbo (skenoó) significa morar o permanecer; “el Verbo se hizo carne, y ha-
bitó [tabernáculeo] entre nosotros, y vimos gloria” (Juan 1:14). El tabernáculo del
Antiguo Pacto, construido según el modelo divino y morada de la gloria de Dios
entre el pueblo (Éxodo 40: 16-34) señaló lo nuevo, “que levantó el Señor, y no el
hombre” (Heb. 8:2; 9:11), y donde Dios habita en el espíritu (Efesios 2:21ss). El
desarrollo de la presencia de Dios entre Su pueblo ahora alcanza su cenit cuando
Él habita o hace tabernáculos con ellos en Su comunión celestial.

La comunión ininterrumpida y la unión total con Dios caracterizarán el cielo y


la era venidera. Su tabernáculo o morada estará con los hombres de una manera
más personal que nunca antes (Efesios 2:21-22). Cuando el Verbo se hizo carne,
Jesucristo “habitó entre nosotros” (Juan 1:14) sólo temporalmente, pero este ver-
sículo sugiere que Dios permanecerá con su pueblo por toda la eternidad.

vs. 4 – Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,
ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

Una relación tan perfecta con Dios es tan maravillosa que abruma la imaginación.
La muerte está destruida; nunca más se verá la caída de un ser querido a la tumba
(1 Cor. 15:26). El llanto, o el duelo prolongado, será reemplazado por alegría.
Cesará el clamor que proviene de la persecución y la opresión. El dolor sufrido
por enfermedad, lesión o angustia mental desaparecerá. En total, siete elementos
muestran que las primeras cosas pasaron: el mar, la muerte, el dolor, el llanto,
el dolor, la noche y todo lo que está bajo la maldición de Dios (21:1, 4; 22:3, 5).

vs. 5 – Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas
las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Una vez más, es difícil determinar quién habla, si Dios o Cristo. Podría ser cual-
quiera, porque ambos se sientan en el trono (3:21); y Cristo actúa para el Padre,
cumpliendo Su propósito como se establece en el rollo sellado (5:7). A diferencia
de las cosas que se eliminan, todas las cosas ahora se hacen nuevas.

Dios le ordenó a Juan que registrara las cosas que eran verdaderas y confiables,
porque como el Alfa y la Omega, él es el garante todopoderoso de estas promesas.

vs. 6 – Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.


Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

Parece que como en 1:8 (ver comentarios) donde Jehová es el hablante, que
también es Él quien habla aquí; sin embargo, uno no puede ser dogmático en este
punto, porque cerca del final del libro Jesús hace la misma afirmación (22:13). El
plan de redención y su revelación se originan y terminan con Dios. Como “principio
y fin”, creó y determina el objetivo y la consecuencia de todas las cosas planeadas
y realizadas. En el Antiguo Testamento, repetidamente afirmó ser la única Deidad,
“el primero y el último”, y que fuera de Él no hay Dios (Isa. 41:4; 43:10; 44:6;
48:12). Esta afirmación se verifica por el cumplimiento y consumación de Su
propósito en Cristo, porque solo un ser infinito podría haber predicho y llevado a
284 La Gloria Eterna
cabo con tanta precisión tal plan. Como Dios a través de Jesús había provisto el
Anotaciones agua espiritual que sustenta la vida en esta dispensación actual, Juan 4:10; 7:37), y
así como el Pastor había guiado a los que salían de la gran tribulación a fuentes de
agua de vida (7:17, ver comentarios), así ahora se da nueva seguridad de que habrá
abundancia del agua de vida en esta relación, porque un gran río fluirá del trono
de Dios y del Cordero (22:1). Nada faltará en la completa plenitud y realización
de todos los deseos espirituales del alma glorificada en el cielo.

Puesto que la obra de salvación está terminada, por eso dice: Hecho está. Solo
quien siempre ha sido y siempre será puede cumplir estas promesas. (Véanse las
notas sobre 1:8, 11, 17; 22:13. El agua de vida es gratuita para todos los que
quieran venir (22:17). La salvación es un don de Dios, pero no obliga a nadie a
beber. Por la fe, el hombre debe elegir recibir los medios de salvación proporcio-
nados por la gracia de Dios.

Aunque la gente ha gastado grandes sumas de dinero para encontrar una fuente
de juventud, Dios la ofrece gratuitamente a todos los que acuden a él. Todas las
cosas buenas que los hombres trabajan en vano para adquirir y retener en este
mundo, serán heredadas por los santos fieles para siempre jamás (Juan 14:1-3;
Romanos 8:18-24; 2 Corintios 4:18-5: 4; Col. 3:1-4).

vs. 7 – El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será
mi hijo.

Recuerde que cada una de las cartas a las siete iglesias en Asia se cerró con
promesas especiales para los vencedores (2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). Emergen
triunfantes sobre todos los aliados de Satanás.

El santo vencería por la sangre del Cordero, por la palabra de su testimonio y


no amando su vida hasta la muerte (12:11). Ahora bien, a todo el que prevalezca
se le da la seguridad de que heredará estas bendiciones de la nueva tierra. Heredar
(kleronomeo) es “recibir por sorteo; especialmente recibir como herencia; obtener
por derecho de herencia” (Thayer).

Ahora se cumplen aquellas - “preciosas y grandísimas promesas” (2 Ped. 1:4)


por las cuales el cristiano ha sido sostenido en la vida: que “heredará la vida eterna”
(Mat. 19:29), “serán herederos de la salvacion” (Heb. 1:14), y “heredera bendición”
(1 Ped. 3:9). Ahora ha oído al Rey decir: “benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat. 25:34). Junto con
la gloriosa presencia de Dios, las inmunidades contra la muerte, los dolores y las
aflicciones, y la abundancia de agua para refrescar y satisfacer todos los deseos del
alma, Dios agrega: “Y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Aquí está la seguridad
de una relación eterna con Dios, como la de un hijo que recibe la herencia que le
ha sido garantizada (Efesios 1:14).

El Lago de Fuego y Azufre Para el Malvado


21:8

vs. 8 – Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los for-
nicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el
lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

En marcado contraste con la herencia de los justos, el Señor ahora describe el


carácter y el destino de los malvados. Esto sirve de advertencia a los que están
vivos, porque después de la muerte es demasiado tarde para corregir la vida.

Los cobardes se atemorizan ante el inevitable conflicto causado por proclamar


la verdad (Heb. 10:38-39).

Los incrédulos se niegan a aceptar a Cristo como el Hijo de Dios. Esto puede
La Gloria Eterna 285
incluir a aquellos que una vez estuvieron en Cristo, pero que se apartaron de la fe
(Heb. 3:12-14, 19). Es posible que los cobardes e incrédulos no sean inmorales ni Anotaciones
desamparados con sus vecinos, pero se perderán.

Los abominables han contaminado sus corazones con las impurezas del mundo
(1 Cor. 6:9-10). Los “abominables” son aquellos que se vuelven moral o espiri-
tualmente inmundos, que se vuelven aborrecidos; éstos participan de la copa de
las abominaciones de la ramera, “y de la inmundicia de su fornicación” (17:4), que
incluyen todos los vicios antinaturales del paganismo y la idolatría.

Los homicidas han derramado deliberadamente la sangre inocente de otros


(Gálatas 5:19-21). Son aquellos que voluntaria y maliciosamente quitan la vida
ilegalmente. Esta falta de respeto por la vida se ha castigado con la muerte desde
los días de Noé (Génesis 9:6), según la ley (Éxodo 21:12), y bajo la dispensación
actual (Rom. 13:4).

Los fornicarios viven para satisfacer los deseos sexuales fuera de los límites
del lecho matrimonial (Heb. 13:4). Este pecado prevaleció sobremanera entre la
gente pagana, como lo es hoy en la sociedad moderna. Fue condenado y advertido
repetidamente en los escritos del Nuevo Testamento (ver Rom. 13:13; I Cor. 5:9ss.;
6:9-11; Gál. 5:19, 21; Ef. 5:3-5; Col. 3: 5 y s.; et al.).

Los hechiceros practican la brujería y las artes mágicas para engañar y obtener
ventajas espirituales y monetarias. Vine dice que la palabra traducida hechicero
(pharmakia – φαρμακός, G5333) “... especialmente aplicado a los usuarios de
drogas, pociones, encantamientos, hechizos”.3

Los astrólogos y pronosticadores, los vendedores ambulantes de diversos


narcóticos y los falsos maestros que afirman tener poderes milagrosos y, por lo
tanto, ponen a los incautos bajo su control, no son menos hechiceros que los de
la época de Juan.

Los idólatras adoran a otros dioses además del Creador del cielo y la tierra.
La idolatría puede adoptar otras formas además de inclinarse ante una imagen de
madera o piedra. Cuando algo reemplaza a Dios en el corazón y la devoción de
uno, es idolatría (Efesios 5:5; Colosenses 3:5).

Todos los mentirosos engañan con la lengua o con las acciones. Estos sufrirán
en el lago que arde con fuego y azufre, la recompensa por sus malas acciones.
(Vea las notas en 20:14-15).

La Protección de Dios Sobre Su Pueblo


LA NUEVA JERUSALEN
21:9-27

vs. 9 – Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

En contraste con el juicio de la gran ramera (17:1), a Juan se le muestra una


visión de la novia del Cordero, la nueva Jerusalén. La ciudad santa no solo es una
morada de perfecta comunión con Dios, sino que también las siguientes figuras
representan un lugar de perfecta protección.

La discusión sobre la novia del Cordero y Su matrimonio, que se introdujo antes


(19:7ss.), Se reanuda ahora con mayor detalle. No está claro si este es el mismo
ángel que le mostró a Juan el juicio de la gran ramera (17:1), o uno de los seis
restantes La similitud de las dos frases, “Ven acá, y te mostraré la sentencia contra
la gran ramera”, y “Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero”
286 La Gloria Eterna
(ver Apéndice 6), sugiere que era el mismo ángel en cada caso; pero pudo haber
Anotaciones sido de otra manera. El juicio de la ramera y el matrimonio de la novia se presentan
en claro y vívido contraste, como lo han sido los seductores deseos de una y la
belleza y santidad de la otra; cada una ha sido representada por fuertes símbolos.

vs. 10 – Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran


ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.

A través del instrumento milagroso del espíritu, Juan fue llevado al mejor punto
de vista posible para contemplar la ciudad santa en su glorificada forma celestial.
No fue transportado corporalmente; en cambio, lo vio todo en una visión (véanse
las notas en 1:10).

Como cuando el ángel se le apareció a Juan para mostrarle el juicio de la ramera,


Juan escribió “me llevó en espíritu” (17:3, se omitió el artículo definido – BTX),
así nuevamente es llevado “en espíritu” (21:10 - BTX). Pero en lugar de ser trans-
portado a un desierto desolado donde se le mostró una ramera llena de nombres de
blasfemia, lo llevaron a una montaña alta. En una visión anterior, Juan miró para
ver “el León de la tribu de Judá, la raíz de David”, pero en cambio vio “en pie un
Cordero” (5:5ss.). Así que ahora, en lugar de ver a una mujer hermosa vestida con
ropas nupciales como era de esperar, se le muestra “la ciudad santa de Jerusalén,
descendiendo del cielo de parte de Dios”. Como la ramera fue simbolizada por una
gran ciudad, la novia es representada por una ciudad santa. Desde “un monte muy
alto” se le mostró a Ezequiel “como si fuera el marco de una ciudad”, la Jerusalén
espiritual, la iglesia, que había de venir (Ezequiel 40:2). Juan ahora ve esa ciudad,
la iglesia, en su gloria final en casa con Dios y el Cordero.

La frase precisa, “nueva Jerusalén”, aparece solo dos veces en las Escrituras,
ambas en Apocalipsis (3:12; 21:2). “La ciudad santa” aparece tres veces (11:2; 21:
2; 22:19), y “la ciudad amada” una vez (20:9). Ahora se llama “la ciudad santa de
Jerusalén”, no “grande” como en las versiones DHH, BLS, RV 60, TLA. La “gran
ciudad” se aplica nueve veces a la ciudad ramera de Babilonia, la ciudad mundial
(para las apariciones de la frase, véase 11:8). Una es grande, el tema de la ira de
Dios; el otro es santo y amado, objeto de su favor. Al presentar el nuevo orden
eterno, Juan dijo que vio la ciudad santa, la nueva Jerusalén, “descendiendo del
cielo de Dios” (v. 2). ¿Ve ahora esta visión por segunda vez, o se repite para poder
dar una descripción detallada de la majestuosa visión de la nueva ciudad? Este
último parece ser el punto de vista correcto. El énfasis se basa en dos verdades: la
ciudad es santa y proviene de Dios, es decir, divina en su origen y naturaleza (ver
comentarios, v. 2). Como el evangelio, no es según el hombre, no es de abajo, y
no es humano en ningún aspecto (Gál. 1:11 y sig.). Viene de Dios.
El Exterior de la Ciudad - vss. 11-21

Debe tenerse en cuenta nuevamente que Juan describe visiones y trata con
símbolos. Se ha presentado el gran dragón, una mujer radiante, una gran bestia
con siete cabezas y diez cuernos, otra bestia con dos cuernos y una voz de dragón,
copas de ira, una gran ramera, una batalla decisiva, una resurrección espiritual, mil
años y un lago de fuego. Ninguno de estos debe interpretarse literalmente, pero
representan entidades, fuerzas y conflictos espirituales reales.

Así es en este pasaje. Al considerar la descripción de la ciudad santa, hay que


tener en cuenta continuamente que se trata de una visión en la que se presenta un
símbolo majestuoso de una gran realidad espiritual. Literalmente, nunca hubo,
no hay ahora y nunca habrá una ciudad así; pero ciertamente habrá aquello que
simboliza la ciudad, porque Dios lo ha declarado.

vs. 11 – Teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra


preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

El pensamiento enfático aquí es que esta ciudad se vuelve gloriosa por la gloria
La Gloria Eterna 287
de Dios que la llena. La gloria de Dios llenó el tabernáculo en el desierto (Éxodo
40:34), el templo erigido por Salomón (1 Reyes 8:11), y la iglesia, el templo espi- Anotaciones
ritual del Nuevo Testamento, ya que Él lo convierte en Su morada en el Espíritu
(Efesios 2:22; 3:21). Así que ahora, Su gloria en su plenitud llena la santa ciudad.

Su fulgor [foster (φωστήρ, G5458) denota un luminar, una luz, un emisor de


luz],4 que ocurre sólo aquí y en Fil. 2:15; es como un diamante brillante, relucien-
te y destellante con una faceta que refleja y expresa la gloria de Dios. La piedra
de jaspe, la cornalina, una piedra de color rojo rubí, se usaron para describir el
esplendor de Aquel que estaba sentado en el trono (ver comentarios, 4:3).

El jaspe es la misma piedra que representaba a Dios en 4:3. Los eruditos gene-
ralmente han concluido que en Apocalipsis la piedra de jaspe es lo mismo que un
diamante. La belleza y la grandeza de la ciudad reflejan la gloria de Dios. Su luz
brillante es pura y perfecta, porque el Señor Dios da la luz (22:5).

vs. 12 – Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce
ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.

El tema presentado en el versículo 2 ahora se reanuda. En los días de Juan,


ninguna ciudad podría perdurar sin una muralla fuerte que la protegiera. En la
antigüedad los muros se construían alrededor de una ciudad para su protección.
Juan ve un muro grande y alto (cfr. vs. 17), que señala el hecho de que ningún
enemigo invadirá jamás la ciudad.

En esta visión, el muro no es necesario como protección contra el asalto desde el


exterior, porque todos los enemigos ahora están destruidos; pero el muro completa
el cuadro simbólico de absoluta y perfecta seguridad de los que están dentro de
la ciudad y de su completa e inexpugnable comunión con Dios. Aunque el muro
es grande y alto, no se especifica su altura (ver comentarios, verso 17). El muro
tiene puertas o portales (tres en cada uno de los cuatro lados) y grandes torres de
puertas como las que se construían en las murallas de la ciudad de ese día.

En la visión de Juan, las puertas son portales de entrada, identificados con las
doce tribus de Israel y por los cuales cada uno entra a la ciudad. Dado que la ciudad
es la iglesia en su gloria final más allá del juicio, y no la iglesia en el presente,
los ángeles no pueden simbolizar protección; porque no hay enemigos a los que
atacar, todos han sido abolidos. En la medida en que los ángeles mantuvieron un
interés continuo en el desarrollo del plan de redención de Dios (1 Pedro 1:12) y
sirvieron como espíritus ministradores (Hechos 1:14), manteniendo a los fieles
en el camino y sosteniéndolos para que no tropezaran en piedra (Sal. 91:1 ss.), es
probable que estos doce a las puertas simbolicen la obra completa de los siervos
ministradores angelicales.

Doce en estilo apocalíptico representa al pueblo de Dios, por lo que para ellos
la entrada por estas puertas será abundante (2 Ped. 1:11). Los doce ángeles que
guardan las puertas se aseguran de que nadie entre en la ciudad excepto aquellos
que han guardado sus vestiduras (3:4; 16:15; Mat. 22:11-14). La expresión, las
doce tribus de los hijos de Israel, da una confirmación adicional de que todos
los siervos fieles de la era del Antiguo Testamento se unirán a los cristianos del
Nuevo Testamento en la ciudad celestial (Heb. 9:15; 11:10, 13-16).

vs. 13 – Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al oc-
cidente tres puertas.

La entrada a la ciudad estaba disponible desde cuatro direcciones, lo que quizás


indica que habrá gente de todo linaje, lengua, pueblo y nación (véase 5:9; 7:9).
Las puertas de las ciudades antiguas se cerraban por la noche o cada vez que se
acercaba el enemigo. En contraste, la ciudad celestial tiene doce puertas que nunca
se cierran, lo que simboliza una entrada abundante (2 Ped 1:10-11).
288 La Gloria Eterna
vs. 14 – Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce
Anotaciones nombres de los doce apóstoles del Cordero.

En el versículo 12, las puertas tenían inscritos los nombres de las doce tribus de
los hijos de Israel; uniéndose ahora a ellos están los nombres de los doce apóstoles.
Aquellos de la era del Nuevo Testamento que entren a la ciudad habrán caminado
por una fe que ha sido edificada sobre los cimientos puestos a través del evangelio
predicado y confirmado por los apóstoles (Efesios 2:19-20; 1 Corintios 3:11).

Los doce cimientos son doce piedras enormes (vv. 19 ss.) que llevan los nombres
de los doce apóstoles. Con puertas que llevan los nombres de las doce tribus y las
piedras de los cimientos que llevan los nombres de los doce apóstoles, las iglesias
del Antiguo y del Nuevo Pacto se unen así en una que lleva a todos los redimidos a
un hogar eterno (véanse los comentarios, 12:1; cfr. también Hebreos 9:15; 11:40).
Es inútil tratar de decidir cuál de los apóstoles se omite en el número, Matías o
Pablo, porque ambos están incluidos. Doce simboliza el número total de apóstoles
que sirven al Cordero, así como doce indica el número total de las tribus de Israel.
Los apóstoles pusieron los cimientos de la iglesia (Efesios 2:20; 1 Corintios 3:10),
llevaron a cabo la Comisión del Creador al predicar el evangelio a todo el mundo
(Marcos 16:1 y sig.; Colosenses 1:23), y se sentaron en doce tronos juzgando a
las doce tribus de Israel con la misma palabra (Mateo 29:18).

vs. 15 – El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la
ciudad, sus puertas y su muro.

En la visión anterior de Juan de medir el templo, al vidente se le dio una caña


común como una vara y se le dijo que midiera el santuario, su altar y los adoradores.
Esta fue interpretada como la iglesia de la época actual (ver comentarios, 11:1).
Pero la ciudad celestial debe ser medida por un ángel, aparentemente el que había
llamado a Juan para que viera la ciudad santa (vv. 9 ss.). A diferencia de la caña
usada por Juan, esta es de oro, acorde con la majestad y gloria del tabernáculo o
santuario celestial, que se identifica más tarde como el eterno. El ángel medirá la
ciudad, las puertas y el muro.

La caña (o vara) de oro se usaba para medir, es decir, para asegurar la perfec-
ción de la ciudad (en sus provisiones), sus puertas (medio de entrada) y muro
(seguridad de protección).

vs. 16 – La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su


anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura
y la anchura de ella son iguales.

Doce mil estadios equivalen a unos 2.160 kilómetros (1.500 millas). Doce es el
número apocalíptico para representar al pueblo de Dios, y mil es una multiplica-
ción que a menudo es el número completo. Si esto fuera literal, posiblemente no
encajaría en Palestina, pues Palestina tiene 241 kilómetros de largo, por 112 de
ancho. Sin embargo, los símbolos apocalípticos pueden cubrir un inmenso tamaño,
perfección y esplendor. No está claro si doce mil estadios se refiere a la suma total
alrededor de la ciudad celestial o a cada uno de los cuatro lados. No importa, por-
que el objetivo de esta asombrosa dimensión es simplemente representar el hecho
de que el cielo será tan enorme que contendrá adecuadamente a todos los salvos.

Debemos fijarnos en las dimensiones de la ciudad. Cada lado de la ciudad


tiene doce mil estadios. Un estadio equivale a 180 metros; por tanto,
cada lado tenía 2,160 kilómetros, el área de la ciudad era de 4,665,600
kilómetros cuadrados, y el volumen total de la ciudad era de 279,936,000
kilómetros cúbicos. La Jerusalén re-creada de los sueños rabínicos era
ya bastante grande. Se decía que llegaría hasta Damasco y cubriría la
totalidad de Palestina. Paro una ciudad como la Santa Ciudad llegaría casi
desde Londres a Nueva York, y tendría aproximadamente la extensión
del océano Atlántico Norte. No cabe duda que se nos quiere hacer ver
La Gloria Eterna 289
que en la Santa Ciudad cabemos todos. 5
Anotaciones
El tamaño y la forma de la ciudad medida simboliza un lugar santo grande y
maravilloso en el que los sacerdotes fieles de la tierra finalmente entrarán y en el
que ofrecerán un sacrificio eterno de alabanza a su Dios. Bajo el Antiguo Pacto,
solo los sacerdotes podían entrar al lugar santo, y solo el sumo sacerdote podía
entrar al lugar santísimo. En el santuario actual, la iglesia, los sacerdotes de Cristo
sirven en el Lugar Santo, y el Sumo Sacerdote, Cristo Jesús, en el Lugar Santísimo.
Pero en este santuario final los sacerdotes servirán en el Lugar Santísimo siempre
delante de su Dios. El número de la Israel espiritual se contaba por doce, por lo
que ahora el hogar final de estos se mide por doce.

vs. 17 – Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre,


la cual es de ángel.

Se desconoce el significado real del número en comparación con el tamaño


de la ciudad. Se ha discutido mucho sobre la dimensión que esto equivaldría a la
distancia literal. Dado que los números se han utilizado constantemente en Apo-
calipsis de manera figurada, ¿por qué no aquí? Ciento cuarenta y cuatro es doce
multiplicado por sí mismo, y por lo tanto es una forma apocalíptica de indicar la
plena seguridad para el pueblo de Dios que habita dentro de sus confines.

Es bastante sorprendente que las cosas son diferentes cuando se trata de


la muralla. Tiene una altura de 144 codos, es decir, 64,80 metros, una
altura muy considerable, pero no astronómica. La muralla de Babilonia
tenía una altura de 90 metros, y los muros del Pórtico de Salomón del
templo de Herodes, de 54 metros. No hay comparación entre la altura
de la muralla y el tamaño de la ciudad. De nuevo encontramos aquí un
simbolismo interesante. La muralla no puede ser para la defensa, porque
todos los seres hostiles, humanos y espirituales, han desaparecido o han
sido arrojados al lago de fuego. Lo único que se pretende de la muralla
es que delimite el área de la ciudad; y el hecho de que sea relativamente
baja muestra que la delimitación tiene una importancia relativa. Dios
está mucho más interesado en incluir a más personas que en excluirlas.
Y así debe ser Su Iglesia.6

La medida “de hombre, la cual es de ángel”, como se vierte en la NVI creo


que es mucho más entendible, “Midió también la muralla, y tenía sesenta y cinco
metros, según las medidas humanas que el ángel empleaba”; es que es una medida
comprendida por el hombre, de uso común por los hombres, pero en manos de
un ángel.

vs. 18 – El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro,
semejante al vidrio limpio.

Lo que el Señor ha revelado ayuda al lector a visualizar el cielo como el lugar


más hermoso y precioso que se pueda imaginar. No importa si el cielo tendrá o no
estas valiosas joyas, pero los mortales pueden identificarse con este tipo de len-
guaje. Si hubiera descrito el cielo con otra terminología espiritual, los mortales no
podrían comprenderlo (cfr. Jn. 3:12), aunque no podamos comprender cómo será el
cuerpo espiritual, tal como lo declara Juan en 1 Juan 3:2. El infierno se representa
como un fuego ardiente, la imagen más horrible que se pueda imaginar, y el cielo
se describe con valiosas joyas, la imagen más asombrosa que se pueda imaginar.

El esplendor y la gloria de esta descripción exceden con creces los poderes de


la imaginación. Las palabras de Pablo que describen el misterio del evangelio, “...
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que
Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9; cf. Is. 64:4), también podría
decirse de lo que Dios tiene reservado para aquellos que están preparados para ello.

La ciudad en sí era de oro puro, pero un oro desconocido para nosotros, porque
290 La Gloria Eterna
también brillaba como un cristal pulido. Es desconcertante que la ciudad fuera
Anotaciones de oro puro como un vidrio transparente, ya que el oro es opaco. Puede que se
esté refiriendo al hecho de que el oro parece tan claro que su brillo transmite la
gloria de Dios como si fuera un vidrio finamente pulido.

William Barclay en su comentario dice al respecto sobre “la ciudad de oro puro”:

La ciudad misma era de oro puro, tan puro que parecía vidrío transpa-
rente. Es posible que Juan esté subrayando aquí una característica de
la Jerusalén terrenal. Josefo describe así el templo de Herodes: “Ahora
bien, la cara exterior del templo por la parte de la fachada no carecía
de nada que pudiera sorprender mentes u ojos humanos; porque estaba
totalmente cubierta con planchas de oro de gran peso, y, a los primeros
rayos del sol naciente reflejaba tan fiero resplandor, que obligaba a los
que querían contemplarlo a desviar la vista, como si estuvieran mirando
al mismo sol. Pero este templo parecía a los extraños, cuando lo veían
desde una distancia considerable, como una montaña cubierta de nieve;
porque, en cuanto a las partes que no estaban cubiertas de oro, eran de
un blanco insuperable” (Josefo: Las Guerras de los Judíos, Tomo 2,
Libro 6, Cap. 6, par. 27, pág. 150).7

vss. 19-20 – 19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda
piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata;
el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito;
el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto;
el duodécimo, amatista.

Estas preciosas gemas decoran la pared con elementos de sorprendente belleza


y valor eterno. Howard Winters dio las siguientes descripciones de estas joyas,
citando a menudo a Plummer y Barclay.8 Se cree que Jaspe es un diamante. El
zafiro era una piedra azul clara muy apreciada en Egipto y Asiria. La ágata era
“un carbonato verde de cobre que se encuentra en las minas de Calcedonia”. La
esmeralda fue descrita por Plinio como “la más verde de todas las piedras verdes”.
Onice era como “un ónix en el que el blanco estaba roto por capas de rojo y ma-
rrón”. Cornalina era una piedra roja y probablemente poseía varias gradaciones
de color. Según Plinio, fue descubierto por primera vez en Sardis. El crisólito era
“una piedra de color dorado como nuestro topacio o ámbar o un berilo amarillo
o jaspe dorado”. El berilo está estrechamente relacionado con la esmeralda. Está
teñido de amarillo, azul o verde, pero el verde es menos pronunciado que en la
esmeralda. El topacio “no es el topacio moderno, sino una variedad de crisólito ...
de color verde amarillento, predominando este último”. Crisopraso era probable-
mente una variedad de color verde pálido de la esmeralda. Se cree que el jacinto
es lo mismo que el zafiro moderno, una piedra de color azul intenso y transparente.
La amatista “se describe como similar al jacinto, pero más brillante”. Su color
puede haber sido violeta o morado.

Hay muchas incertidumbres en las identidades y colores de varias de estas pie-


dras, ya que los nombres han cambiado a lo largo de los siglos. Pero la exquisita
belleza de una ciudad así con estos cimientos no se pierde; Dios busca impresio-
narnos el esplendor de ser parte de esa gloriosa ciudad.

vs. 21 – Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla.
Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.

– Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una
perla – Se dice que en el mundo antiguo las perlas ocupaban el rango más alto
entre todas las joyas preciosas. Cada puerta estaba hecha de una perla enorme,
proporcionando una entrada gloriosa para aquellos que habitarían allí.

Lo más alucinante de las piedras preciosas de esta descripción es el que


La Gloria Eterna 291
las puertas de la Ciudad de Dios fueran cada una, una gran perla. En
la antigüedad las perlas eran las joyas más valoradas. Toda la vida se Anotaciones
pasaba el mercader buscando la perla de gran precio, y entonces vendía
todo lo que tenía para adquirirla (Mat. 13:46). Las puertas de perla son
un símbolo de una belleza inimaginable y de una riqueza incalculable.9

– Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio – Si


hay una calle o varias, no debe ser motivo de controversia. Como sugiere Hailey,
“las calles que conducen a cada puerta se unen para formar una sola calle”. El oro
de tal pureza que es transparente es desconocido para este mundo, pero tal vez
signifique la luz gloriosa de Dios reflejada por su apariencia brillante (véanse las
notas sobre el v. 18).

El oro, como el del versículo 18, no se parece a ninguno de los que conocemos;
porque es como vidrio transparente, que trasciende la belleza de cualquier metal
conocido en la tierra. Los espectadores de la gran ciudad ramera clamaron al verla
arder: “¿Qué ciudad es como la gran ciudad?” (18:18). En su clase no había nadie
como ella. Y así dirá el que contempla esta ciudad: ¿A qué compararemos una
ciudad así? Es tan incomparable como el Dios de quien proviene. Isaías lanzó el
siguiente desafío a la gente de su época: “¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,
o qué imagen le compondréis?” (Isaías 40:18). No había nadie ni ninguna seme-
janza con quien hacer una comparación. Y entonces Juan podría desafiar a toda
la creación: “¿A qué compararéis esta ciudad? ¿O con qué la compararéis?” La
respuesta es que no hay nada en el universo con lo que pueda compararse.

El Interior de la Ciudad - vss. 22-27

vs. 22 – Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo


de ella, y el Cordero.

Desde el esplendor de su exterior, el vidente dirige la atención a la gloria de


su interior. Toda esta majestuosa ciudad es un gran santuario (naos), que ya se
ha indicado (v. 16). No podría haber otro dentro de él, porque el gran Dios To-
dopoderoso y el Cordero, el sacrificio perpetuo, están allí. La gloria del ser y la
presencia de Dios llena la ciudad. La promesa de 3:12 ahora se ha cumplido por
completo; los que han vencido son adoradores permanentes dentro del santuario
de la presencia divina.

En el Antiguo Testamento, la estructura en la que Dios se manifestaría fue al


principio el tabernáculo, luego el templo de Jerusalén. En el Nuevo Testamento, la
construcción de un edificio es innecesaria porque la iglesia en la tierra es el templo
de Dios (1 Cor. 3:16; Ef. 2:21). Después del juicio final, el santuario es el Señor
Dios Todopoderoso y el Cordero. Los expositores que ven estos versículos que
describen la iglesia en la tierra invierten lo que dice el texto. La iglesia en la tierra
es el templo de Dios, pero este texto dice que en el cielo nuevo y la tierra nueva se
perfeccionará la morada divina para que Dios sea el templo. (Compare 21:22 con
1 Cor. 3:16 y Ef. 2:21-22.) La morada de Dios es todo el cielo. La comunión de
los creyentes con Dios en su presencia permanente será directa y constante. Cuan-
do Juan vio el templo de Dios “abierto en los cielos” (11:19), en realidad estaba
mirando hacia la morada de Dios. No es una contradicción que en este versículo
Juan no viera ningún templo allí, porque ahora ve la morada celestial de Dios en
su totalidad (ver comentarios sobre 7:15).

vs. 23 – La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque
la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

Desde el principio, la residencia de Dios entre su pueblo se ha desarrollado


paso a paso, y cada concepto de su presencia es cada vez mayor. Su gloria, que
los judíos llaman “la Shekinah”, llenó el tabernáculo y el templo. Su gloria está
en la iglesia por Su Espíritu (ver comentarios, v. 11), y ahora esa gloria es plena y
292 La Gloria Eterna
completa cuando Él y el Cordero llenan el nuevo templo. Y como no hay necesidad
Anotaciones de un templo, tampoco hay necesidad de ninguna luz creada, ni el sol ni la luna;
porque la fuente de toda luz, Dios y el Cordero, llena ahora la nueva Jerusalén del
cielo nuevo y la tierra nueva.

La luz de Dios ahora brilla a través de su palabra (Sal. 119:104-105, 130), pero
en el nuevo orden la luz vendrá de la gloria de la presencia de Dios y del Cordero.
No habrá necesidad del sol ni de su reflector nocturno, la luna.

vs. 24 – Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los
reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

En vista del vs. 27, es obvio que las naciones y reyes de la tierra que caminan a
la luz de esta ciudad consistirán en personas que han sido redimidas por la sangre
del Cordero (5:9; 7:9).

Comenzando en 6:15 y extendiéndose a lo largo del resto del libro, los reyes,
aquellos que están aliados con Satanás y que se oponen al Cordero, finalmente son
destruidos (19:18-21). Pero como se señala en el versículo 3 (ver comentarios), los
“pueblos” y “naciones” de la ciudad santa son aquellos a quienes el Señor llamó,
redimió y hizo suyos de entre todos los grupos de la tierra (5:9; 7:9). Isaías había
dicho: “Y andarán las naciones a tu luz [la luz es el Señor y su gloria], y los reyes
al resplandor de tu nacimiento” (Isa. 60:3; cf. 52:15). Cuando apareció esa luz en
la persona de Jesucristo, acudieron hombres de todas las naciones. Dado que todos
los reinos civiles y reyes políticos han llegado a su fin, no hay nadie que desafíe
o comparta la gloria de Dios; Cualquier gloria que éstos poseyeron o reclamaron,
ahora está puesta a los pies de Aquel que es Todopoderoso.

vs. 25 – Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

En el mismo contexto en el que Isaías señaló que las naciones y los reyes
vendrían a la luz, también dijo: “Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se
cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones,
y conducidos a ti sus reyes” (60:11). Las puertas de la ciudad de Dios bajo Cristo
siempre han estado abiertas para todos los que quieran entrar. Esta admisión y
aceptación de todos los que vendrían revela claramente la misericordia y la gracia
de Dios otorgadas con amor a cualquier persona de cualquier nación. Pero Isaías
continuó: “Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será
asolado” (v. 12). Los que entrarían habían entrado, y los que serían destruidos ahora
habían sido destruidos. El dueño de la casa se había levantado y había cerrado
la puerta (Lucas 13:25); la oportunidad del evangelio ya había pasado. Dado que
ahora todos los enemigos habían sido arrojados al lago de fuego, no había ocasión
de cerrar las puertas, de la forma en que las puertas de la ciudad del mundo se
habían cerrado por la noche. Además, no hay noche en la ciudad celestial; hay un
día eterno, porque Dios y el Cordero son su luz.

No será necesario cerrar las puertas porque no existen enemigos para invadir la
ciudad. Todos han sido arrojados al lago de fuego (19:20; 20:10, 15; 21:8). Mientras
que el cielo tendrá luz continua sin noche, los injustos sufrirán en las “tinieblas de
afuera”, un reino separado de la presencia de Dios (ver notas en 20:14).

vs. 26 – Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

Toda la gloria y el honor buscados o logrados por estos redimidos de las nacio-
nes serán traídos a la ciudad. Cuando consideramos lo que está fuera de la ciudad,
reconocemos que toda la gloria y el honor se encuentran en la ciudad espiritual de
Dios; fuera de ella sólo se hallan deshonra y vergüenza.

Los que obedecen la voluntad de Dios son la sal de la tierra. “Sus obras los
siguen” (14:13), por lo que traerán consigo el honor y la gloria de la humanidad.
La Gloria Eterna 293
Serán una prueba de que Dios no ha impuesto al hombre nada que esté más allá
de la capacidad de obedecer. Anotaciones
vs. 27 – No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y
mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Tampoco entrará quien haga o practique abominación y mentira, específicamente


un idólatra (ver comentarios, v. 8). Todo lo que sea contrario a la santidad que
Dios exige y todos los que vivan según esa norma estarán fuera. Solo aquellos
que estén escritos en el libro de la vida del Cordero entrarán en la ciudad (ver
comentarios, 20:12).

Jesús declaró claramente que el hombre debe elegir entre dos caminos (Mat.
7:13-14). Los viajeros por el camino ancho de las prácticas pecaminosas no en-
trarán de ninguna manera por las puertas de esta gloriosa ciudad. Pero aquellos
cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida del Cordero entrarán libremente
(véanse las notas en 3:5). La descripción de Juan presenta una ciudad fuerte, espa-
ciosa, perfecta y hermosa donde los redimidos de Dios habitarán con él en absoluta
comunión. Una interpretación literal hace una injusticia a la escena. Esta imagen
simbólica de una ciudad celestial con un muro, puertas, cimientos, calle, luz y
templo, es la descripción más hermosa y grandiosa que cualquiera pueda imaginar.

Nota: Algunos eruditos excelentes ven en esta última sección la iglesia en la


tierra a lo largo de todos los tiempos. Ellos interpretan que “cielo nuevo y tierra
nueva” significan el orden del Nuevo Testamento por el cual los pecadores lavan
sus ropas en la sangre del Cordero y por lo tanto son adornados con ropas blancas
purificadas. Ven el cuidado y el consejo protector de Dios mientras él consuela a los
cristianos en sus aflicciones y satisface todas las necesidades espirituales. Aunque
estas verdades se enseñan en otras partes de las Escrituras, esta interpretación no
coincide con el contexto de Apocalipsis 20-22 por las siguientes razones:

l. La cronología de este texto sigue la escena del juicio final en lugar de ocurrir
antes (20: 11-15).

2. Las primeras cosas pasaron (21:4). La tierra y el cielo han huido (20:11), y
Juan vio un cielo nuevo y una tierra nueva (21:1).

3. El beber del agua de vida está ocurriendo mientras otros están en el lago de
fuego, la muerte segunda (21:6-7; 20:15; 21:8).

4. Las recompensas son comparables a las que se mencionan anteriormente en


el libro como bendiciones después de la muerte. Los fieles:
a. Usan túnicas blancas después de salir de la tribulación (6:11; 7:14).

b. Sirven a Dios día y noche en su templo (7: 14-17) (Su templo está en el
cielo, 11:19).

c. Están en el cielo donde Dios es el templo (21:22). (Note la diferencia: en


la tierra la iglesia es el templo de Dios [1 Cor. 3:16]. Él mora en nosotros
ahora, pero luego moraremos en su presencia.)

d. No experimente hambre, sed ni calor del sol sobre ellos (11:16).

e. El Cordero los alimentará y enjugará todas las lágrimas (11:17).

f. Comerán del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios (2: 7).

g. Se les dará una corona de vida y no sufrirán daño de la segunda muerte


(2: 10-11).
294 La Gloria Eterna
h. Verán el rostro de Dios (22: 4) lo cual no se puede hacer en la tierra (1
Anotaciones Juan 4:12).

i. Reinarán por los siglos de los siglos, mientras que antes del juicio reinaron
mil años (22:5).

El reino de Dios en la tierra también se llama reino de los cielos (Mateo


19:23-24). Ambos términos se aplican porque: (1) se originó en el cielo según el
propósito de Dios (Efesios 3:10-11); (2) sus ciudadanos tienen las características
del cielo (Mat. 5:3-12); y (3) tiene el destino eterno del cielo (Fil. 3:20-21). Por
lo tanto, muchas de las bendiciones eternas que se disfrutarán en el cielo son rea-
lizadas parcialmente por los santos que son bendecidos con todas las bendiciones
espirituales en Cristo mientras aún viven en la tierra (Efesios 1:3). Sin embargo,
aplicar Apocalipsis 21-22 como la descripción de las bendiciones terrenales antes
del juicio final es forzar el texto.

_________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 3, p. 69.


2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 4, p. 109.
3. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 3, p. 189.
4. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 2, p. 140.
5. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1188.
6. William Barclay, Ibid, p. 1188.
7. William Barclay, Ibid, p. 1188.
8. Howard Winters, Commentary on Revelation. Greenville, S.C.: Carolina Christian, 1989, pp. 245-246.
9. William Barclay, Ibid. 1189.
La Nueva Jerusalén - Continuación 295

Anotaciones

CAPITULO 22
La Nueva Jerusalén, Continuación
La descripción de la ciudad santa que se presenta en el capítulo 21 continúa
hasta los primeros cinco versículos del capítulo 22. Se ha presentado la grandeza
externa de la ciudad y su gloria interna compuesta por aquellos que la habitan. La
bienaventuranza de la vida de esa ciudad ahora se revela.

Es evidente que existe una estrecha relación entre estos versículos y los prime-
ros capítulos del Génesis. En el Edén había un jardín, un río, el árbol de la vida,
la desobediencia del hombre y la separación de estos, una maldición pronunciada
sobre la serpiente, la tierra e indirectamente, sobre el hombre, porque traía muerte
y separación de Dios. En la ciudad de Dios, el eterno Edén de los redimidos, está
el río de agua de vida, el árbol de la vida, la ausencia de maldición y una perfecta
y plena comunión de los redimidos con Dios. Lo que se perdió en el Edén ahora
está completamente restaurado; Se logra el propósito de Dios.

Las Provisiones de Dios Para Su Pueblo


“SU VIDA”
22:1-5

vs. 1 – Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como


cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

Aunque estos versículos son una continuación del capítulo anterior, la frase
“Después de esto me mostró” indica una ruptura. Con esta misma frase se había
introducido la visión de la esposa del Cordero, la nueva Jerusalén (21:9). Las
expresiones “agua viva” Juan 4:10, 11; 7:38) y “agua de vida” (Ap. 7:17; 21:6;
22:1, 17) son peculiares de los escritos del Nuevo Testamento de Juan. Aunque
difieren ligeramente entre sí en el griego, como se indica en la traducción, ambas
expresiones probablemente tienen el mismo significado. El agua viva que Jesús
le ofreció a la mujer en el pozo de Jacob era de este río que fluía del trono eterno.
Podría plantearse la cuestión de si la frase “agua de vida” significa “agua que posee
poderes vivificantes, agua que restaura, refresca y sostiene la vida”,1 o “agua que
es vida, zoe, la mismísima vida o esencia de vida “, un río entero de ella.2

zoe (ζωή, G2222) , (castellano, zoo, zoología) se emplea en el NT de


la vida como un principio, vida en el sentido absoluto, vida como la
tiene Dios.3

La respuesta puede eludirnos, pero ciertamente es el río de agua de vida el que


sostiene la vida en su plenitud.

Como el agua es esencial para la vida humana, el símbolo de la vida abundante


en la eternidad es un río puro. Esta agua de vida fluye de la presencia de Dios y
posee poder vivificante.

Los que vivimos en una civilización en la que basta con abrir un grifo
para obtener agua fresca, clara y abundante apenas podemos compren-
der lo preciosa que era el agua en Oriente. En las tierras cálidas y en
los desiertos, el agua era, y es literalmente, la vida. Y el río de la vida
bien puede representar la vida abundante que Dios provee gratis para
Su pueblo.4
296 La Nueva Jerusalén - Continuación
– Resplandeciente como cristal – (krustalos – κρύσταλλος, G2930) cristal de
Anotaciones roca, A. & G., el cristal de roca es cuarzo puro,5 que aparecen sólo aquí y en 4:6,
enfatizan la pureza y la belleza centelleantes del río. A diferencia de los ríos de
la tierra, contaminados y corrompidos por la interferencia satánica, volviéndose
como ajenjo (8:10ss.), Trayendo juicio y muerte (16:4-7), este río es la esencia
de la pureza y la vida.

– Que salía del trono de Dios y del Cordero – La fuente del río se revela
claramente, “que salía del trono de Dios y del Cordero”, la fuente de toda vida;
pero no se hace referencia a su boca, porque no tiene fin. Esta es la primera vez
que aparece la expresión “trono de Dios y del Cordero”. Hasta ahora ha sido, “el
que está sentado en el trono, y el Cordero” (5:13; 6:16; 7:10) y el Cordero “en
medio (o delante) del trono” (5:6 ; 7:17). La idea de una ocupación conjunta del
trono por Dios y el Cordero, sin embargo, ha sido implícita en todo el libro. Jesús
habla de sentarse en su trono y el del Padre (3:21); Juan ve a Jesús “arrebatado
para Dios y para su trono” (12:5); y el vidente contempla a Cristo sentado en el
gran trono blanco del juicio, que ciertamente es el trono de Dios. Como el reino
es de Cristo y de Dios (Efesios 5:5), así también es de ellos el trono.

Una alusión a los primeros capítulos del Génesis es evidente en estos primeros
cinco versículos. En el jardín primitivo del Edén había un árbol de la vida (Gé-
nesis 2:9), un río (Génesis 2:10), la ausencia de pecado (Génesis 3:22-24) y la
presencia de Dios (Génesis 3:8). Asimismo, en el cielo estará la restauración de
estos elementos para sostener perfectamente la vida.

vs. 2 – En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el
árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del
árbol eran para la sanidad de las naciones.

Mounced comenta:

La ubicación exacta del río, la calle y los árboles no está clara. Si la frase
inicial (‘en medio de la calle de la ciudad’) va con el versículo anterior,
entonces el río fluiría por el centro de una amplia avenida. Si se toma con
lo que sigue, entonces la calle y el río probablemente corren uno al lado
del otro, con árboles en el medio. Se han sugerido otras posibilidades,
pero el diseño geográfico específico no es de particular importancia para
comprender el simbolismo del versículo.6

– la calle – Nuevamente, “la calle” se usa colectivamente, representando to-


das las avenidas desde las doce puertas que se extienden a través de la ciudad.
La imagen es difícil de visualizar, pero parece que en medio de las calles, vistas
colectivamente como una sola, el río fluye junto con los árboles en sus orillas.
El árbol de la vida, singular, “y a uno y otro lado del río”, indica que “árbol” se
usa colectivamente, como lo es con la “calle”, para representar todos los árboles
que bordean el río. La visión representa un hermoso parque con calles doradas,
ríos de agua pura y cristalina que lo atraviesan, y riberas y avenidas bordeadas de
árboles para frutos y hojas para curar. Por supuesto, todo el cuadro es simbólico.

– el árbol de la vida – La frase precisa, “árbol de la vida”, que indica la ple-


nitud de la vida, aparece dos veces en Génesis (2:9; 3:22), refiriéndose al árbol
colocado en el Edén que si el hombre comiera de él sería inmortal. Pero cuando
el hombre pecó, el árbol fue quitado, para que no comiera de él y viviera en su
condición pecaminosa para siempre. Qué bendición que fuera removido; porque,
al desaparecer el árbol, la inmortalidad en el pecado se hizo imposible. El hombre
ahora debe encontrar su vida eterna en un árbol diferente, en el que colgaron al
Salvador (Hechos 5:30; 10:39; 13:29; Gálatas 3:13; 1 Pedro 2:24). La frase “árbol
de la vida” aparece tres veces en el libro de Proverbios: se dice que la sabiduría es
un árbol de la vida (3:18), como también lo es el fruto de los justos (11:30; cf.12:
28) y “la lengua apacible” (15:4). Estos tres profundizan la vida moral y espiritual
del individuo. El “árbol de la vida” aparece a menudo en los escritos apocalípticos
La Nueva Jerusalén - Continuación 297
judíos y en la mitología pagana, pero el concepto está distorsionado. Sin embargo,
tales escritos dan testimonio de una fuente divina original de la idea. Anotaciones
Dios proveyó el árbol de la vida para el hombre en el huerto del Edén con todos
los derechos para que Adán y Eva comieran de este (Gén. 2:9). La bendición pro-
vista por este era la inmortalidad (Gén. 3:22). El hombre pudo haber comido de
este y vivir para siempre, pero lo rehusó. En lugar de eso comió del fruto prohíbido
lo cual trajo la muerte en el mundo (Gén. 2:16-17; Rom. 5:12). El hombre fue
expulsado del jardín, de la presencia del Señor y del árbol de la vida. Se perdió
su esperanza de inmortalidad.

Por mas de 4.000 años de la historia del hombre estuvo perdido, sin Dios y sin
esperanza (Efe. 2:11-12). Luego Dios, quien amaba al mundo (Jn. 3:16), dio a Su
Hijo por nosotros, quien por Su muerte, sepultura y resurrección “...el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (1 Tim. 2:10).
Juan dijo:
11
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al
Hijo de Dios no tiene la vida. 13 Estas cosas os he escrito a vosotros que
creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida
eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. (1 Jn. 5:11-13).

¿Cuándo? ¡Ahora! Tenemos vida eterna ahora en Su Hijo. Jesús dijo: “51 Yo
soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo ...
54
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré
en el día postrero” (Jn. 6:51, 54).

¿Cómo tenemos vida eterna ahora? A través de Su carne que El dio por la vida
del mundo. Nótese: El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero. La humanidad perdida para la humanidad por
el pecado de Adán es ahora restaurada por Jesucristo en Su muerte.

Metaforicamente, la cruz sobre la cual murió nuestro salvador y en todo lo que


representa se ha convertido en nuestro árbol de vida.

– que produce doce frutos, dando cada mes su fruto – En la visión de Juan,
lo que se perdió en el paraíso de Adán se gana en la ciudad de Dios de Cristo.
Jesús prometió a todos los que vencieran que comerían del árbol de la vida en el
paraíso de Dios (2:7). Ahora, en su victoria, esto se lleva a cabo.

En lugar de “doce clases de frutas” (LBLA), la lectura marginal de la LBLA


“doce cosechas de frutas” es preferible, lo que sugiere una abundancia constante
y perfecta.

Produce doce cosechas de frutas anualmente. Es decir, la fruta nace regular-


mente todos los meses. Parece que el árbol produce solo un tipo de fruto, el fruto
de la vida, ya que el río fluye con un tipo de agua, el agua de la vida. La vida, la
abundancia de vida, parece ser el tema de esta sección; porque tenemos el libro
de la vida, el río del agua de la vida y el árbol de la vida.

– y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones –

Las hojas están incluidas en el símbolo. No solo se debía comer la fruta, sino que
también sus hojas proporcionaban curación, son para la curación de las naciones.

Todo lo que poseemos de vida, la provisión para la vida y la curación espiritual


de todas las naciones proviene de Dios: Él es la fuente de toda la vida. La visión
revela que la vida que tenemos ahora viene del cielo, y la perfección final del
298 La Nueva Jerusalén - Continuación
propósito de Dios se consuma en el cielo.
Anotaciones
Por lo tanto, estos elementos esenciales para la vida física, el agua, la comida
y la salud, significan que Dios suple abundantemente todas las necesidades de la
vida eterna.

Dios proveyó ese árbol de fruto perenne, de fruto que nunca se acaba,
y de hojas que tienen un poder salutífero. Ahora bien, recordemos que
hay tres cosas indispensables para la conservación de la vida: el agua,
el alimento, y la salud. Este cuadro simboliza que Dios ha provisto para
los suyos todas estas tres cosas. El agua de vida y el fruto perpetuo del
árbol de vida sirven como bebida y alimento, y las hojas con su poder
curativo dan salud. Todo esto, reunido, simboliza el cuidado y sustento
de Dios para su pueblo. Ahora preguntémonos: ¿Cómo puede un hombre
vivir eternamente? La respuesta surge inmediatamente y procede del
trono de Dios y del Cordero: Dios tiene todo lo que se necesita para que
el hombre tenga vida eterna.7

vs. 3 – Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en


ella, y sus siervos le servirán

– Y no habrá más maldición – Nuevamente se nos recuerda el Edén, donde la


maldición se pronunció primero sobre la serpiente (Génesis 3:14), luego sobre la
tierra (v. 17) e indirectamente sobre Adán y Eva (vv. 16-19). Más tarde se colocó
una maldición sobre Caín debido a su pecado de asesinato (Gén. 4:11). Otro fue
puesto sobre todos los que maldijeran a Abraham o a su posteridad a través de
quien vendría la simiente (Génesis 12:3; 27:29). Además, este pronunciamiento fue
trasladado a la ley cuando Dios maldijo a aquellos de su pueblo que desatendieran
y violaran su ley (Deut. 27:15-26; 28: 15-68). En cada caso, la maldición fue el
pronunciamiento judicial de una pena establecida debido a la violación de la ley
divina. En algunos casos, maldecir significaba aborrecer, detestar por completo,
por lo tanto, dedicarse a la destrucción. Bajo el evangelio, la maldición de la ley
fue quitada, porque Cristo se convirtió en maldición para los que estaban bajo ella
(Gálatas 3:13). A la Jerusalén a la que hemos llegado (Heb. 12:22) se prometió:
“Y habitarán en ella y no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en seguridad”
(Zac. 14:11).

Así como el pecado fue expulsado del jardín original del Edén, la maldición
del pecado con su dolor, enfermedad, tristeza y muerte estará completamente
ausente en el cielo.

– y el trono de Dios y del Cordero estará en ella – El trono de Dios y del


Cordero apunta a la ocupación conjunta del trono, como se dio a entender anterior-
mente (3:21; 12:5; 22:1). El Padre y el Hijo actúan en tal unidad que las mentes
mortales no deben dudar de dónde está sentado cada uno (véanse las notas en 20:11).

– Sus siervos le servirán – Muestra que el cielo no será un lugar de indolencia.


Este servicio es del más alto nivel y sin duda brindará el placer más satisfactorio
a cualquiera que tenga el privilegio de servir a Dios.

vs. 4 – y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

– y verán su rostro – Ver a Dios cara a cara, algo que el hombre nunca ha hecho,
será la recompensa de la devoción fiel a Él en esta vida. El anhelo del hombre de
encontrarse con Dios fue expresado primero por Moisés (Éxodo 33:17-23), y luego
por Felipe cuando dijo: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta” (Juan 14:8).
Pero ver el rostro de Dios no es posible mientras el hombre viva en la carne (Juan
1:18; 1 Juan 4:12); sin embargo, este deseo se realizará en el cielo. Se cumplirá la
promesa de que los de corazón limpio verán a Dios (Mat. 5:8).
La Nueva Jerusalén - Continuación 299
Comprenderemos mejor la grandeza de esa promesa si recordamos que al
cristiano se le concede el privilegio que se le negó a Moisés, a quien dijo Dios: Anotaciones
“No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (Ex. 33:20, 23).

Este anhelo ahora se cumple cuando los redimidos contemplan Su rostro. Al-
gunos piensan que el rostro aquí contemplado es el rostro del Cordero y no el del
Padre, pero parece que es el rostro de Dios. Porque Juan había escrito: “Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es” (1 Juan 3:2).

– y su nombre estará en sus frentes – Los habitantes de la ciudad tendrán


el nombre de Dios en sus frentes, lo que será una muestra de que le pertenecen
exclusivamente a Él.

Además, Su nombre debía haber sido escrito sobre el que venciera (Apocalipsis
3:12), y los siervos de Dios debían haber sido sellados en sus frentes (7:3). Por
otro lado, los que estaban de pie en el monte Sion tenían el nombre del Cordero
y de Su Padre escrito en sus frentes (14:1), por lo que lo que está ante la vista del
vidente puede ser indeterminable. A la luz de Juan 14:7-9; 1 Juan 3:1-3, y los pasajes
aludidos, parece que Dios es de quien se habla, porque el Cordero ha redimido a
los santos y los ha traído al Padre. Estos que tienen Su nombre, contemplan Su
rostro y le sirven, están en contraste con los que recibieron la marca de la bestia
(13:16), quienes beberían la copa de la ira de Dios (14:10), y estaban ahora en el
lago de fuego.

vs. 5 – No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz
del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

Juan repite lo que se dijo antes, que no hay necesidad de lámpara o sol (ver
comentarios, 21:23, 25). El pensamiento se ha desarrollado de caminar en medio
de la luz (21:24), a servir en la luz (22:3), y ahora, a reinar en esa luz. El reinado
se extiende ahora desde los mil años con Él durante esta era (véase 20:4), a un
reinado “por los siglos de los siglos”, edades sin fin. Estos reinaron con él sobre
la tierra (5:10) y en vida (Rom. 5:17); pero este reinado no está limitado por el
tiempo. No cesará, después del juicio reinarán con él para siempre en el cielo.
Aquí hay más evidencia de que Apocalipsis 21:1–22:5 se refiere a la gloria eterna,
y no a la era presente.

En estos capítulos finales de Apocalipsis, Dios responde al anhelo del hombre


por conocer la vida futura. Estos símbolos muestran que el cielo es un lugar de
comunión armoniosa, con perfecta protección, provisión y servicio a Dios. Todo
lo que los hombres han buscado en la carne, Dios lo ha prometido a los fieles. La
esperanza de cosas mejores por venir ancla el alma (Heb. 6:19). Por lo tanto, aquí
está la descripción más completa de esa esperanza a la que a menudo se refieren
otros escritores del Nuevo Testamento (Romanos 8:18-25; 1 Corintios 15:19-58;
2 Corintios 4:16–5:4; Hebreos 11:13-16; 1 Pedro 1:3-5). Una de las lecciones más
importantes que se pueden aprender del estudio de Apocalipsis es que el éxito no
se mide por las cosas materiales. Lo que el ojo puede ver y la mano puede sostener
en este mundo no mide la prosperidad. “¿De qué aprovechará el hombre si gana
el mundo entero y pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?”
(Mateo 16:26).

Conclusión: Garantía Final y Advertencias


(22:6-21)

Ha caído el telón sobre la historia y el tiempo; ambos son absorbidos por la


eternidad. La gloria de la visión ha terminado, y Juan queda con el ángel que le
ha mostrado las cosas que pronto sucederán. En el largo conflicto con Satanás y
sus fuerzas, la iglesia ha salido victoriosa, y en la última visión se la vio en casa
300 La Nueva Jerusalén - Continuación
con Dios. Las pruebas se olvidan en el gozo de estar en la presencia del Padre.
Anotaciones Ezequiel, precursor de Juan en visiones apocalípticas divinas, había enfrentado la
tormenta del sufrimiento de Judá en la feroz conquista mundial de Babilonia. Sin
embargo, mientras miraba hacia la tormenta, había visto a Dios en ella, redimiendo
a un remanente. Así también Juan había enfrentado la furia de la larga persecución
de los santos por parte de Roma y había visto a Dios en Su trono dando la victoria
a Sus fieles.

Quedan por agregar tres cosas: (1) la firma de Dios y el Hijo como testimonio
de la visión, (2) algunas exhortaciones a aquellos a quienes se dirige el libro, y
(3) una ferviente exhortación al Señor que vendrá. En asuntos relacionados con
la vida o la muerte, cada palabra tenía que ser establecida por dos o más testigos
(véase 11:3; ver también Deuteronomio 19:15; Mateo 18:16; 2 Corintios 13:1; 1
Timoteo 5 : 19). La naturaleza y el contenido de toda la visión fue tal que exigió
el testimonio de Dios y de Cristo. Hecho esto, el libro se cierra con un clímax
apropiado y una conclusión a la revelación total de Dios al hombre.

vs. 6 – Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de


los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto.

El mensaje es digno de confianza (19:9) y debe suceder pronto. El libro de


Apocalipsis se abre y se cierra con declaraciones de inmediatez, revelando: “las
cosas que deben suceder pronto” (1:1; 22:6), y “el tiempo está cerca” (1:3; 22:10).

“Que deben suceder pronto” (en breve, en tachei de tacheos, 1:1; 22:6; ver co-
mentarios, 1:1), indica “rápidamente” o con rapidez (Lucas 18: 8), “rápidamente”
(Hechos 12:7; 22:18), “en breve” (Hechos 25:4; Rom. 16:20). La referencia es al
conflicto desarrollado en el libro; por lo tanto, en un breve período de tiempo los
eventos de ese conflicto sucederían.

Si los principales eventos de este libro aún no han ocurrido, estas palabras no
brindan consuelo a las personas a quienes se dirigió hace casi 2000 años.

vs. 7 – ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de
la profecía de este libro.

Algunos han sugerido que la frase, vengo pronto, se refiere a la certeza y rapidez
de su venida más que a un regreso inminente (2:5, 16; 3:11). Tres veces la expre-
sión se encuentra al final del libro (22:7, 12, 20). Los discípulos que recibieron el
Apocalipsis podían estar seguros de la certeza de su cumplimiento. Cristo vendrá
según lo prometido y cumplirá su misión de derrotar a Satanás y sus aliados. Esta
expresión también puede servir como advertencia con respecto a la manera de su
segunda venida para juzgar al mundo (16:15; 1 Tes. 5:1-3; 2 Ped. 3:10). Todos
pueden estar seguros de la certeza de su segunda venida, una manifestación que
será rápida y sin previo aviso. La lección subyacente debe prepararse guardando
los dichos de la profecía de este libro.

¿Pero quién habla? ¿Son estas las palabras de Dios que vendría en la persona de
Cristo, o son las palabras de Jesús, entre paréntesis (Swete) declarando Su pronta
venida? Los comentaristas están divididos sobre la respuesta; probablemente nunca
podamos decidir definitivamente. Sin embargo, sabemos que Dios vino en Cristo
haciendo Su obra redentora (Juan 14:10; 2 Cor. 5:19ss.) Y vendrá en Él con los
ángeles al final de los tiempos (1 Tes. 4:14; Tito 2:13). Por lo tanto, no estaría mal
concluir que Dios es el orador, declarando que en Cristo vendrá rápidamente a
sus santos necesitados. Si es Dios hablando de Su venida en Cristo o si es Cristo
hablando, es cierto que el que viene es Jesús. Él usa la misma palabra (tachu) de
su pronta venida a las iglesias (2:16 [v. 5 en algunos mss.]; 3:11) y en este capítulo
repite la promesa de una pronta venida (vss. 12, 20).

Siete bienaventuranzas se intercalan a lo largo de Apocalipsis. Tres son las


La Nueva Jerusalén - Continuación 301
primeras palabras: Bienaventurado el que lee ... los que oyen las palabras de esta
profecía ... y guardan las cosas en ella escritas (1: 3). Las últimas cuatro nos llevan Anotaciones
al capítulo final: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en
el Señor (14:13); el que vela, y guarda sus ropas (16:15); los que son llamados a
la cena de las bodas del Cordero (19:9); y el que tiene parte en la primera resu-
rrección (20:6). Ahora, al final, hay una advertencia similar a la que comenzó el
Apocalipsis: Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro
(22:7) y que obedece sus mandamientos (22:14).

vs. 8 – Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído
y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Juan agrega su testimonio personal a la fuente de estas visiones. No está propor-


cionando información de segunda mano. Cuando Juan cerró su relato del evangelio,
agregó una confirmación similar (Juan 19:35). Para sorpresa del lector, Juan se
postra por segunda vez para adorar al ángel y nuevamente recibe una reprimenda
(19:10). El mayor de los siervos de Dios no debe ser adorado, porque la adoración
está reservada solo para Dios.

vs. 9 – Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus
hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

Homer Hailey comentó sobre este pasaje:

... nadie sabe por qué respondió como lo hizo. Pero no seamos dema-
siado críticos con Juan; porque cuando una persona nos trae a uno de
nosotros el evangelio glorioso, nos señala al Cordero y nos hace real la
vida y el cielo, somos propensos a darle reverencia más allá de lo que
le corresponde, aunque él es simplemente un hombre y nada más que
un siervo (1 Corintios 3:5). Incluso los ángeles son solo sirvientes con
los profetas y siervos fieles de Dios que guardan o consideran sagrada
Su palabra.8

vs. 10 – Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque


el tiempo está cerca.

Juan es muy específico acerca del enmarco del tiempo para las profecías que
hizo en este texto divino. (1) Apocalipsis 1:1, “... las cosas que deben suceder
pronto ...” (2) Apocalipsis 1:3, “porque el tiempo está cerca”. (3) Apocalipsis
22:6, “... las cosas que deben suceder pronto”, (4) Apocalipsis 22:7, “¡He aquí,
vengo pronto!”, (5) Apocalipsis 22:20, “Ciertamente vengo en breve”, y finalmente
(6) Apocalipsis 22:10, “No selles las palabras de la profecía de este libro ...”. En
no menos de 5 lugares Juan nos permite saber que las profecías de este libro son
pertinentes a su día, y que pronto pasarían.

Estas declaraciones de tiempo en Apocalipsis 22 son aún más obvias cuando


son comparadas con el lenguaje contrastante con respecto a la profecía de Daniel.
Por ejemplo, en Dan. 12:4,9, Daniel, quien había hablado acerca de la persecución
de los cristianos por parte del imperio romano (Dan. 7:19-21), escuchó al Señor
decir (alrededor del 500 A.C.):

“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del
fin ... Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin”.

Dios selló las profecías de Daniel porque su cumplimiento estaba lejos en el


futuro (en ese caso, casi 600 años). Sin embargo, en Apocalipsis 22, Cristo le dijo
a Juan que no sellara sus profecías porque el tiempo estaba cerca. No obstante, la
mayoría de las personas observan incorrectamente las declaraciones en Apocalipsis
20 como no cumplidas, casi 2000 años después que Juan las pronunciara.
302 La Nueva Jerusalén - Continuación
Otro ejemplo es Daniel 8:1, donde encontramos que Daniel recibió una visión
Anotaciones en el año tercero del reinado del rey Belsasar el cual fue en el 550 A.C. Con
respecto a la visión el Señor le dijo a Daniel “... y tú guarda la visión, porque es
para MUCHOS DIAS” (Dan. 8:26). [La Biblia de las Américas vierte este pasaje
así: “... pero tú, guarda en secreto la visión, porque se refiere a muchos días aún
lejanos”, jr.]. Si simplemente podemos determinar cuál fue el cumplimiento de
la visión y cuándo ocurrió, entonces sabremos lo que los MUCHOS DIAS” son
para el Señor. En Dan. 8:13-14, Daniel escucha que es hecha la pregunta, “¿Hasta
cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora ...”
y la respuesta fue “hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario
será purificado”.

El tema de la visión es primero, el avance de Alejandro el Grande, su victoria


sobre el imperio Persa y finalmente su destrucción. Sus generales se dividieron el
imperio y de uno de aquellos imperios surgiría un cuerno pequeño. Este cuerno
pequeño sería Antíoco IV. Haría una gran persecución contra el pueblo de Dios
y contaminaría el templo lo cual haría cesar el sacrificio. Este es el tema de 8:13.
Luego le es dicho a Daniel en el v.14 que los sacrificios serán restaurados. Para
que ocurra esta restauración, debe estar precedida por una purificación. Esta purifi-
cación es un evento histórico que ocurrió cerca del 164 A.C. y llamada Hanukkah.
Conmemora la victoria de Judas Macabeo sobre el imperio Seléucida y la limpieza
y dedicación del templo y altar contaminado.

¿Todo esto qué nos muestra? Siga estos puntos cuidadosamente:

(1) La profecía fue hecha en el 550 A.C.


(2) Fue cumplida en el 164 A.C.
(3) A Daniel se le dijo que el cumplimiento era “muchos días aún lejanos”.

Por tanto, cuando sustraemos 164 A.C. (cuando se cumplió) de 550 A.C. (cuando
fue hecha), encontramos que los “muchos días aún lejanos” son iguales a 386 años.
Cuando Dios dice el tiempo llama los 386 años “muchos días aún lejanos”. Por
tanto, puesto que esto era muy lejano en el futuro, Daniel debe sellar la profecía
(Dan. 12:9; cfr. v.4).

Compare esto con Juan a quien se le dijo, “No selles las palabras de la profecía
de este libro, PORQUE EL TIEMPO ESTA CERCA” (Ap. 22:10). Tenemos ahora
una comparación directa entre los “muchos días” como opuesto a “el tiempo está
cerca”, y entre “sellar la profecía” y “no sellar la profecía”. Por la definición
divina de las profecías del libro del Apocalipsis tiene que pasar mucho tiempo
antes del fin del mundo y el retorno del Señor.
Las palabras de la profecía de este libro eran para publicación; por tanto, no
debían ocultarse. Por el contrario, cuando Daniel vio la visión que reveló cosas
sobre el fin de la economía hebrea, se le dijo: “Guarda la visión ... sella el libro”
(Dan. 8:26; 10:14; 12:4, 9). Pasaría un tiempo considerable antes del cumplimiento
de todo lo que vio Daniel. Sin embargo, se le recuerda a Juan que el tiempo está
cerca para el cumplimiento de las visiones que experimentó. Recuerde que en las
palabras iniciales de Apocalipsis se le ordenó a Juan que escribiera estas cosas
en un libro y lo enviara a las siete iglesias de Asia (1:1-3, 11). Aunque el mensaje
de Apocalipsis sobre el juicio final y los destinos eternos de la humanidad aún no
se han cumplido, el libro de hecho consoló a los primeros santos, animándolos
ante la inminente amenaza del culto pagano al dios-César del Imperio Romano.
El cumplimiento de esas profecías continúa brindando consuelo a todos los santos
en cualquier época, porque independientemente de las tácticas que use Satanás, la
victoria siempre estará con el ejército de Cristo.

vs. 11 – El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo
todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifí-
quese todavía.
La Nueva Jerusalén - Continuación 303
Esta declaración no tiene la intención de animar al mal a permanecer en su
curso. Dios nunca fomenta el mal (Sant. 1:13; 2 Ped. 3:9). Pero esto simplemente Anotaciones
reconoce la realidad de que incluso con las advertencias dadas por las trompetas
y las copas de la ira, los impíos llevarán a cabo lo que ha sido predicho. A pesar
de las amenazas y súplicas de Cristo, los enemigos de su pueblo continuarán en
su maldad e inmundicia. Esta declaración también anima a los santos a no vacilar
nunca, porque Dios cumplirá las promesas contenidas en este libro. Después del
juicio, la condición final del hombre permanecerá como se había prometido antes
del juicio. No habrá una segunda oportunidad (Lucas 16:27-31). El que escucha
el mensaje de Dios y permanece injusto y sucio en el pecado, cosechará una con-
secuencia permanente. Por otro lado, el que se arrepienta del pecado y viva con
rectitud y santidad obtendrá la vida eterna.

El hablante del versículo 10 continúa. En el Evangelio de Juan, capítulo 3, el


Maestro dividió al mundo en dos grupos, creyentes e incrédulos (v. 18), los que
aman la luz o las tinieblas (v. 19), y los que continúan haciendo lo malo y los que
“practican la verdad ”(vv. 20ss.). Así que aquí el hablante separa a la sociedad en
dos grupos, los injustos y los inmundos y los justos y santos. Cada individuo elige
la clase en la que se identifica. Las acciones de uno surgen del carácter básico
que desarrolla o crea para sí mismo. Al elegir su curso, persiste en recorrer ese
camino. O practica el pecado, hundiéndose más profundamente en su injusticia y
contaminación moral, o busca la justicia, elevándose cada vez más alto en santidad.

La palabra “todavía” o “siga” – eti (ἔτι, G2089) “indica la permanencia del


carácter, condición y destino de los injustos e inmundos, y de los justos y santos”.9
Pablo resumió el desarrollo del pecado cuando dijo: “Los malos hombres y los
engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Tim. 3:13).
La persona justa y santa desarrollará un carácter permanente, porque en su justicia
está apartado para la santidad. Sigue a su Señor, “el Santo y el Justo” (Hechos 3:14),
yendo a la perfección (Heb. 6:1; 2 Cor. 7:1). Uno crece en gracia y estatura como
cristiano o se hunde más en la dureza y la indiferencia como pecador; no hay que
quedarse quieto. Tenga cuidado el pecador, no sea que cuando “el Maestro se ha
levantado y ha cerrado la puerta”, se encuentre afuera, llamando para entrar, pero
no encontrando ninguna (Lucas 13:25-27). Hay un punto sin retorno (Heb. 6:4-6).

vs. 12 – He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a


cada uno según sea su obra.

Cuando Cristo regrese para juzgar al mundo, será justo. El Señor no ha de-
terminado arbitrariamente el destino final de ningún individuo; sin embargo, ha
declarado cuáles serán las recompensas, basadas en la vida que uno elija (Juan
5:28-29). Cada hombre recibirá la recompensa de acuerdo con el trabajo que haya
realizado (Rom. 2:6-11; 2 Cor. 5:10).

– He aquí yo vengo pronto – La inmediatez y rapidez de la venida del Señor


recibe un énfasis especial en esta sección: “las cosas que deben suceder pronto”
(v. 6), “he aquí, vengo pronto” (v. 7), “porque el tiempo es cerca “(v. 10), y “vengo
pronto”, “vengo en breve” (vv. 12, 20). Dado que el libro no fue sellado, porque
el tiempo estaba cerca, los pasajes no se refieren a la segunda o última venida del
Señor, porque eso no estaba cerca (2 Tes. 2:1ss.).

– Y mi galardón conmigo – “Galardón” – misthos (μισθός, G3408), que sig-


nifica “primariamente salario, paga; y después, en sentido general, recompensa,
galardón”,10 aparece solo dos veces en este libro, aquí y en 11:18, donde se men-
ciona el galardón de los profetas y siervos (ver comentarios). El pago puede ser
por el trabajo realizado (Mateo 20:8; Juan 4:36), el salario retenido (Santiago 5:4),
el dinero pagado por la traición (Hechos 1:18) o por las malas acciones (2 Pedro
2:15). También puede indicar un galardón dado por la calidad moral de una acción,
como una recompensa en el cielo (Mat. 6:2-4, 5-6, 16-18), o una paga por las malas
acciones (2 Pedro 2:13). Las recompensas serán de acuerdo con las promesas del
Señor y de acuerdo con el trabajo, toda la vida del individuo. El presente pasaje
304 La Nueva Jerusalén - Continuación
puede referirse a la paga otorgada a los hombres buenos y malos en cualquier venida
Anotaciones del Señor y también a la paga otorgada a cada uno en Su venida final. Dado que
la paga debe darse según las obras, no debemos abrazar un concepto superficial o
falso de la gracia que desplaza las obras, no sea que alguien resulte falto cuando Él
venga (Mateo 16:27; Marcos 13:34; Romanos 2:6; Apocalipsis 2:23; 20:12 y sigs.).

vs. 13 – Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

Tres frases describen inequívocamente la naturaleza eterna de Cristo, dando


testimonio de su deidad y semejanza con el Padre. Las primeras y últimas letras del
alfabeto griego son Alfa y Omega. En dos aplicaciones anteriores de esta frase, era
un título atribuido al Padre como también lo era la descripción, el principio y el fin
(1:8; 21:6). Ambas frases ahora identifican a Cristo (1:11; 3:14). Él es el principio
(arche), literalmente, la causa originaria, y está apartado de todo el orden creado
(Juan 1:1-3; Colosenses 1:16-17). Jesús es la persona eterna e interminable cuyo
estado de divinidad existió antes de todos y lo será después de todo. La tercera
frase que describe la naturaleza eterna de Cristo también fue utilizada por Isaías
quien atribuyó el primero y el último a Dios, distinguiéndolo de los ídolos hechos
por las manos del hombre (Isaías 41:4; 43:10; 44:6; 48:12). En Apocalipsis, este
título siempre se usa singularmente para identificar a Cristo (1:11, 17; 2:8).

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2: 9), porque


él es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:1-3).
El Hijo no es la misma persona que el Padre, sin embargo, se le describe como
“Dios” (Hebreos 1:8) porque comparte todos los atributos eternos de la deidad
(Juan 1:1-3). Jesucristo, al igual que Dios Padre, posee la naturaleza eterna. No fue
creado como un ángel, como lo enseñan los testigos de Jehová, sino que siempre ha
existido en el pasado y lo será en el futuro. Incluso los judíos entendieron su recla-
mo de deidad y trataron de apedrearlo por ello (Juan 8:57-59; cf. Éxodo 3:13-14).

Aunque Dios el Padre ha reclamado estas tres cualidades para Sí mismo, es


evidente que en este caso es Jesús quien habla. Por la presente se identifica con el
Padre en la plenitud de la divinidad, en el ser eterno y en la autoridad divina. Él
estaba con Dios en el principio (Juan 1: 1), es el comienzo de la creación de Dios
(Apocalipsis 3:14), es aquel por quien todas las cosas creadas fueron producidas
(Colosenses 1:16), y se le ha delegado toda autoridad (Mateo 28:18). Dios propuso
y predeterminó todas las cosas y su destino final, y este propósito es llevado a cabo
por Cristo (Romanos 16:25ss.; Efesios 1:9-11; Juan 5:22).

vs. 14 – Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol
de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.
La RV-1909 traduce esto de otra manera: “Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos, para que tengan derecho a ir al árbol de la vida y puedan entrar
por las puertas de la ciudad”. William Barclay explica:

La versión Reina-Valera tenía, hasta la revisión de 1909, en el versículo


14: Bienaventurados los que guardan Sus mandamientos. En griego, las
dos frases pueden ser bastante parecidas. Los que han lavado sus ropas
es en griego hoi plynontes tás stolás, y los que hacen Sus mandamientos
es hoi poiuntes tas entolás. En los manuscritos más antiguos del Nuevo
Testamento se escribían todas las palabras seguidas y en mayúsculas.
Si ponemos estas dos frases en mayúsculas españolas vemos que son
semejantes:

HOIPLYNONTESTASSTOLAS
HOIPOIUNTESTASENTOLAS

“Los que han lavado sus ropas” es la traducción del texto de los mejo-
res manuscritos, pero es fácil comprender que se pudiera cometer una
La Nueva Jerusalén - Continuación 305
equivocación al copiar esta frase, sustituyéndola por otra más corriente. 11
Anotaciones
El significado es esencialmente el mismo porque los que guardan sus manda-
mientos son los que “lavaron sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero”.
Estos son los que, en la sangre del Cordero, lavan sus vestiduras de la inmundicia
del mundo (cf. v. 11). Por la sangre de Jesús somos libres de nuestros pecados (1:5),
comprados para Dios (5:9), y nuestras vestiduras, o vidas, blanqueadas (7:14). Por
la fe se han arrepentido de sus pecados (Hechos 2:38), han confesado que Jesús es
el Hijo de Dios (Rom. 10:9-10), y han sido sepultados por el bautismo en su muerte
(Rom. 6:3-5; Hechos 22:16). Por la desobediencia del hombre fue expulsado del
Jardín del Edén, y ahora por la obediencia se le concederá al hombre la entrada al
paraíso eterno (Hebreos 5:8-9).

Este versículo habla de aquellos que aceptan el martirio o tienen el espíritu y el


carácter de alguien dispuesto a morir por el Señor (12:11; 20:4). Los tales tienen
“autoridad sobre” el árbol de la vida; tienen derecho a participar de él y poseen
las credenciales que les permiten entrar por las puertas de la ciudad. Se prometió
el árbol de la vida (véase el vers. 2). a los que quieren vencer (2:7) por la sangre
(12:11); por lo tanto, son admitidos en la ciudad eterna.

vs. 15 – Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los ho-
micidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

Se hace un contraste entre los que entran en el paraíso eterno de Dios y los que
están excluidos eternamente de la presencia de Dios. Los perros son un término
usado frecuentemente para referirse a aquellos que, como animales, satisfacen
sus deseos sin restricción moral (Deut. 23:17-18). El término también describe a
aquellos que rechazan los caminos de Dios (Sal. 22:16, 20; Fil. 3:2; 2 Ped. 2:22).

Matthew Henry escribe:

¿Quiénes son “los perros” que encabezan aquí la lista? Por supuesto,
no se trata de animales, sino de personas de carácter vil, corrupto. Dice
Bartina:

Son ... los canes, como las bestias que infestaban las poblaciones y
eran odiados de los orientales. Merodeaban por las ciudades, igual
que las personas corruptas y eran echados fuera de las murallas (Dt.
23:18; Mat. 7:6; Mr. 7:27; Fil. 3:2). Son los paganos con todo su
cortejo de vicios, y también los malos cristianos (cf. 2 Ped. 2:22).
En sentido más técnico, son los dedicados a la prostitución sagrada
masculina (Dt. 23:17-18).12

En Deut. 23:17-18 leemos:


17
No haya ramera de entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre
los hijos de Israel. 18 No traerás la paga de una ramera ni el precio de un
perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación
es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro.

Keil & Delitzsch comentan al respecto:

... Porque abominación es a Yahvé tu Dios tanto lo uno como lo otro


(tanto la prostituta como el perro, no meramente sus deshonrosos juegos).
[La contratación de una prostituta] es la que se pagaba por entregar su
cuerpo. [El precio de un perro] no es el precio que se paga por la venta
de un perro, sino que es una expresión figurativa utilizada para destacar
el kadesh, ... y recibió su nombre por su manera similar a la de los perros
en el que el kadesh masculino se degradaba (véase Ap. 22:15, donde los
inmundos son distintivamente llamados “perros”).13
306 La Nueva Jerusalén - Continuación
Kadesh es el término hebreo para sodomita.
Anotaciones
Kadesh (‫ – ָׁקֵדש‬H6945), una persona (casi) sagrada, i.e. (tec.) devoto
(masculino) (por prostitución) a la idolatría licenciosa:—prostitución
idolátrica, sodomita.14

El término “perro” en Dt. 23:18 es del hebreo kéleb (ֶּ‫ – ֶכלב‬H3611),

De una raíz que no se usa que significa aullar, o también atacar; perro;
de aquí, (por eufem.) prostituto (hombre):—perro.15

Vemos entonces como en Deut. hay una semejanza bastante clara:

No haya ramera = No traeras la paga de una ramera.


Ni haya sodomita = Ni el precio de un perro.

Sobre Ap. 22:15, comenta el Sr. Barclay:

El nuevo término aquí es el de perros, que puede tener dos significados.

(a) El perro era el símbolo de todo lo salvaje y sucio. H. B. Swete


dice: «Nadie que haya observado los perros que pululan por los barrios
de las ciudades orientales se sorprenderá del desprecio y disgusto que su
sola mención produce en la mente de los orientales.» Por eso llamaban
perros los judíos a los gentiles. Hay un dicho rabínico: «Quienquiera
que coma con un idólatra es como si comiera con un perro. ¿Quién es un
perro? El que no está circuncidado.» Andreas sugiere que los perros son
no solo los desvergonzados y los descreídos, sino también los cristianos
que «vuelven al vómito» después del bautismo. Así es que el perro puede
ser un símbolo de todo lo repugnante.

(b) Pero hay otra posibilidad. Hay una frase extraña en Deut. 23:18.
Este versículo dice: «No traerás la paga de una ramera ni el salario
de un perro a la Casa del Señor tu Dios por ningún voto.» La primera
parte es suficientemente clara: prohíbe ofrecer a Dios un dinero que se
ha ganado en la prostitución. Pero el salario de un perro es más difícil
(RV’95: el precio, v. nota). El detalle es que en algunos templos antiguos
había no solamente prostitutas sagradas sino también varones prostitutos
sagrados, y era a estos a los que se llamaba corrientemente perros. Perro
puede designar a una persona totalmente inmoral, y es probable que ese
sea su sentido aquí.16
El resto de esta lista se incluye en 21:8, donde el destino de los desobedientes
es “el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.

vs. 16 – Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las
iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

– Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en


las iglesias – En el versículo 8, Juan dio testimonio personal de que este libro es
digno de confianza, y ahora el Señor mismo lo respalda. El primer versículo de
Apocalipsis afirma que esta era “la revelación de Jesucristo que Dios le dio ... y la
declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (véanse las notas en 1:1).

Jesús garantiza la verdad de todo lo que Juan ha visto y oído. La razón de esta
garantía es la siguiente, el libro empieza prometiendo una revelación que ha de dar
Jesucristo (1:1); esta es la confirmación que da Jesús de que la visión procedía de El.

Dado que la revelación fue dada a Jesucristo por el Padre para mostrarla a Sus
siervos por Su ángel (1:1), y dado que Jesús reclamó los mismos atributos eternos
La Nueva Jerusalén - Continuación 307
que el Padre (v.13), Él puede decir que es Él quien envía a su ángel para testificar
estas cosas para (o, sobre) las iglesias. En ninguna parte Juan identifica a la iglesia Anotaciones
de la manera en que lo hace Pablo (Efesios 1:22 y siguientes; Colosenses 1:18, et
al.), Sino que la representa como una mujer vestida de luz (capítulo 12), como una
ciudad gloriosa. , una novia adornada para su esposo (caps. 19, 21, 22), y como
“las iglesias”, que incluyen a todos los hermanos.

– Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la ma-


ñana – Como la raíz de David, Cristo es la fuente de David, pero como linaje de
David, es descendiente de David. Jesús desconcertó la mente de los judíos cuando
les preguntó: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: El hijo de
David. Él les dijo: ¿Cómo, pues, David en espíritu le llama Señor? Si David lo
llama Señor, ¿cómo es su hijo?” (Mateo 22:42-45). Cómo Cristo podría ser tanto el
Señor como el hijo de David era una pregunta que los judíos no podían responder
(v. 46). Su comprensión del Mesías no comprendía a un Cristo que era tanto Dios
como hombre; quien, como Dios, podría ser el Señor de David, y quien, como
hombre, podría ser el Hijo de David (véanse las notas en 5:5).

Él es la estrella resplandeciente de la mañana, que señala el comienzo de


un nuevo día al amanecer. Al cumplir el propósito y plan de Dios a través de su
nacimiento, vida y muerte, Jesús ilumina una mañana de victoria para todos los
que siguen al Cordero adondequiera que vaya (2:28; 14:4).

El Sr. Barclay hace el siguiente comentario:

“Yo soy la Estrella resplandeciente de la mañana,» dice Jesús. El com-


parar a un hombre con la estrella de la mañana era colocarle muy alto
en la categoría de los héroes ...

... La estrella de la mañana es el heraldo del día que destierra las ti-
nieblas de la noche; ante Cristo huye la noche del pecado y de la muerte.

Sin duda esto despertaría todavía otro recuerdo. Jesús había dicho en
los días de Su carne: «Yo soy la luz del mundo; el que Me sigue no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn. 8:12 ). Cuando el
Cristo Resucitado dijo que era la Estrella de la mañana Se presentaba de
nuevo como la luz del mundo y el disipador de las tinieblas del mundo.17

vs. 17 – Y el Espíritu y la Esposa [‘la novia’ – PDT] dicen: Ven. Y el que oye,
diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente.
El Espíritu Santo ha revelado el mensaje de la verdad de Dios (Juan 16:13),
y la iglesia de Cristo, la novia, es el medio de Dios para difundir este mensaje
de redención. La obra de los apóstoles, evangelistas y otros discípulos se une al
Espíritu Santo cuando se predica la palabra revelada del evangelio. La salvación
que se ofrece a través de este evangelio es para quien quiera; es universal y gra-
tuito (Marcos 16:15-16). La invitación se extiende a “todo linaje, lengua, pueblo y
nación” (5:9). Además, es un mensaje que ofrece refrigerio a las almas sedientas.
Jesús suministra agua viva, como de un “manantial que brota para vida eterna”
(Juan 4:10, 14). Aunque el agua es gratis, el Señor no obliga a nadie a beber. Solo
aquellos que toman el agua a través de una vida de fiel obediencia serán refres-
cados (Stg. 1:22-25).

vs. 18 – Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este
libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro.

Esta amonestación se refiere principalmente al mensaje entregado en Apocalipsis,


pero el principio es verdad para toda la Biblia (Gálatas 1:6-8; Deuteronomio 4:2;
12:32). Esta solemne advertencia contra la manipulación de la palabra de Dios no
308 La Nueva Jerusalén - Continuación
debe tomarse a la ligera.
Anotaciones
Añadir al libro es incurrir en la ira de Dios y recibir las plagas escritas en él:
las de las trompetas, las copas y el lago de fuego.

vs. 19 – Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro.

Winters lo dijo bien. “Ya sea que uno destruya las páginas del libro como lo hizo
el rey Joacim (Jer. 36:23), o si simplemente etiqueta ciertos requisitos como no
esenciales (Stg. 2:10), el efecto es el mismo: la palabra de Dios ha sido anulada,
y la religión del hombre sin valor (Mateo 15:3-9; Marcos 7:6-13)”.

A cualquiera que quite de las palabras de la profecía se le borrará su nombre


del libro de la vida y se le quitará su derecho al árbol de la vida y las bendiciones
de la ciudad eterna.

Las palabras de la profecía son los pensamientos, principios, juicios y mensajes


del libro. El Señor no está hablando de un error honesto en el juicio y la interpre-
tación, aunque esto es serio. Más bien, condena a los presuntuosos y a todos los
que manifiestan una actitud descuidada o frívola hacia la Palabra.

Sobre los vss. 18 y 19 comenta el Sr. Summers:

En los versículos 18 y 19 se hace una amonestación para que el libro


sea protegido, pues en el tiempo de Juan los libros apocalípticos eran
tratados sin mucho cuidado: la gente cortaba la parte que le gustaba
y menospreciaba el resto. Pero este Apocalipsis no es un apocalipsis
ordinario; y por lo mismo, quitarle algo o agregarle algo es incurrir en
un delito que desagrada a Dios y que trae graves consecuencias; y para
segurar la conservación de este libro se pronuncian severas sentencias
contra quienes lo alteren.18

vs. 20 – El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.


Amén; sí, ven, Señor Jesús.

– El que da testimonio de estas cosas dice – Jesús, no Juan, es el verdadero autor


de este libro. Ahora agrega Su última palabra de testimonio, que es en respuesta
al llamado del Espíritu, la esposa y los santos fieles y leales, que dicen: “Ven”.

– Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús – La respuesta


es, “Ciertamente vengo en breve”.

A lo largo de los siglos, ha venido como dijo que lo haría, en rápida retribución
(2:5, 16) y en respuesta a las necesidades de sus santos (3:11). En respuesta al
clamor de los santos sufrientes y gozosos, ha respondido con la seguridad de que
cuando llegue el momento de su venida final, vendrá a reunir a sus santos con él y
con su Padre. A esto responde Juan, haciéndose eco del “clamor urgente de todos
los corazones fieles”: Amén: Ven, Señor Jesús.

La respuesta de Juan de que el Señor vendrá pronto se hace eco del anhelo de
la iglesia por ese gran día. Aun así, ven, Señor Jesús. Este es el equivalente de la
palabra aramea transliterada, “Maranata” que se encuentra en la conclusión de la
carta de Pablo a los Corintios (1 Cor. 16:22). Qué final tan maravilloso para un
pueblo cuyo único deseo es agradar al Señor y cuyo deseo primordial es vivir con
él en la eternidad. Es triste que la mayoría de la gente no anhele su llegada. Para
aquellos que no conocen al Señor y no han obedecido el evangelio, su venida
significará castigo (2 Tes. 1:7-9). Para los justos, su venida traerá consuelo y paz
(Fil. 1:21-23 3: 20-21; 1 Tes. 4:16-17; 2 Tim. 4:6-8; 2 Ped. 3:12- 13).
La Nueva Jerusalén - Continuación 309
Ray Summers escribe:
Anotaciones
El versículo 20 declara que el Señor Jesús tenía el propósito e hizo
la promesa de regresar pronto para auxiliar a su pueblo que estaba
sufriendo persecución. Y Juan, como un testimonio de que acepta esa
promesa y como demostración de una actitud de paciencia y confianza,
reverentemente inclina su cabeza y ante sus lectores dice en voz baja
esta oración: AMEN, SEA ASI, VEN, SEÑOR JESUS.19

vs. 21 – La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Estas últimas palabras son una bendición adecuada para este maravilloso libro.
El plan de redención de Dios es por su gracia. Su participación continua en la pro-
tección y preservación de su reino contra los ataques de Satanás es una expresión
de gran favor. Y su promesa de restaurar el árbol de la vida para todos los que
guarden sus mandamientos, es una promesa fundada en la gracia. De hecho, solo
queda una palabra por decir: ¡Amén, así sea!

_________________
Anotaciones al Pie

1. Alfred Plummer, Revelation: Pulpit Commentary. New York: Funk and Wagnalss Co., n.d.; p. 545.
2. R.C.H. Lenski, Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1957.
3. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 4, p. 255.
4. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1190.
5. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 1, p. 346.
6. Robert H. Mounce; The New International Commentary on the New Testament, The Book of Reve-
lation. Grand Rapids: Wm. Eerdmans Publishing Co., 1977, pp. 386-387.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 284.
8. Homer Hailey, Commentary on Revelation, p. 427.
9. W.E. Vine, Ibid, vol. 4, p. 161.
10. W.E. Vine, Ibid, ver ‘galardón’, vol. 2, p 143.
11. William Barclay, Ibid, p. 1191.
12. Matthew Henry, Comentario Bíblico, 13 Tomos en 1, p. 1998.
13. Keil & Delitzsch, Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento, Tomo 1, p. 529.
14. James Strong, Diccionario de Palaras Hebreas y Arameas, p. 117.
15. James Strong, Diccionario de Palabras Hebreas y Arameas, p. 60.
16. William Barclay, Ibid, p. 1191-92.
17. William Barclay, Ibid, p. 1192.
18. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 286.
19. Ray Summers, Ibid, p. 286.
310 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones Apéndice 1
Los Números en Apocalipsis
A través de la Biblia los números son usados para indicar una cantidad literal y para
representar una idea. Como el lector fue advertido contra el literalismo en el uso e
interpretación de los símbolos e imágenes en el Apocalipsis, del mismo modo se debe
ejercer cuidado en la interpretación de los números encontrados en el libro. En el
aprendizaje del uso o significado de algo, uno podría decir claramente cuál es su uso, o
podría aprender por medio de observar el uso que de este se hace. Si digo plenamente
que algo es una señal o que eso significa una cierta verdad, no queda ninguna duda
en la mente del lector. Pero si no es declarado específicamente, el sentido simbólico,
si hay una significancia simbólica, debe ser determinado por el uso hecho del objeto
considerado. Es del uso que se hace de las figuras numéricas que debemos determinar
cualquier significancia simbólica. Esto no podría ser totalmente satisfactorio, porque
parece inconclusivo, pero para este escritor no hay otra alternativa. El espacio no
permite un estudio profundo o envolvente del tema.
Los escritos apocalípticos empleaban los números de una manera simbólica. De la
misma manera que en lengüaje de hoy día el número siete puede representar la buena
suerte y el trece la mala, ciertos números también llevaban un significado definido en
la literatura apocalíptica. Los números tres, cuatro siete, diez, y doce aparecen con
regularidad en el Apocalipsis y significan un mensaje diferente al valor literal numérico.
El número más común empleado de esta manera es el número siete. Por ejemplo, en
Ap. 1:4 son mencionadas las “siete iglesias que están en Asia”. Literalmente existieron
siete iglesias en Asia, pero el hecho de que habían más de siete iglesias en Asia en ese
tiempo indica que el escritor está usando el número de una manera simbólica. Por
ejemplo, Hierápolis y Colosas, estaban localizadas en la provincia de Asia (Col. 1:2;
4:13, 15-16), pero no son mencionadas en el grupo al que se dirigió el Apocalipsis.
Otras apariciones del número siete en Apocalipsis son: candeleros (1:12); estrellas
(1:16); ángeles (4:5); espíritus (1:4; 3:1; 4:5); sellos (5:1); cuernos (5:6); ojos (5:6);
trompetas (8:2); truenos (10:3); cabezas (12:3); diademas (12:3); plagas (15:1); copas
(17:1); montes (17:9); reyes (17:10).

Ray Summers ha dado lo que este escritor considera es la explicación más concisa y
fácilmente entendible de la naturaleza esencial de la literatura apocalíptica. Describe
el uso de los números como sigue:
El significado interior de los números era una especie de artificio que siempre había
fascinado a la mente oriental. En aquellos tiempos antiguos, cuando el lenguaje era
primitivo y pobre en vocabulario, algunas veces una palabra hebrea tenía varios signi-
ficados. Bajo tales condiciones, los hombres naturalmente llegaron a usar los números
como nosotros usamos las palabras: los números fueron símbolos de verdades morales
o espirituales. Así, cierto número pudo haber sugerido cierto concepto definido. Los
conceptos surgieron completamente de manera natural mediante ciertas asociaciones
primitivas. Así como el sonido de una palabra dada, por el hábito mucho tiempo
cultivado, atrae la idea correspondiente, así también cierto número, por causa de la
asociación adquirida, atrajo un concepto definido. Tales números llegaron a ser símbolos,
y no pueden ser leídos con la exactitud literal que empleamos cuando interpretamos
fórmulas matemáticas.1

En esta introducción trataremos únicamente con los números que ayudaran en un


entendimiento del Apocalipsis.

En el Apocalipsis los números tres, cuatro, siete, diez, doce, y los múltiplos de algu-
nos de estos tienen especial significado. A través del libro los siguientes números son
encontrados: un cuarto, un tercio, medio, uno, dos, tres, tres y medio, cuatro, cinco,
seis, siete, (ocho no es encontrado, aunque «octavo,» «noveno,» etc., son encontrados
en una secuencia), diez, doce, cuarenta y dos, ciento cuarenta y cuatro, seiscientos
sesenta seis, mil, mil doscientos, mil seiscientos, siete mil, doce mil, ciento cuarenta
Los Números en Apocalipsis 311
y cuatro mil, un millón, doscientos millones. Los fraccionarios, un cuarto, un tercio, Anotaciones
medio, son usados en un sentido simbólico o figurado para designar una parte menor
del todo bajo discusión.

Importantes Números Simbólicos en el Apocalipsis

Uno es usado principalmente para designar “unidad” o eso que es único y solo, o
uno fuera de varios. Este número realmente no es usado en el Apocalipsis, pero se
coloca detrás de varios otros.

En otros tiempos es usado simbólicamente, como «una hora.» En su uso simbó-


lico podría representar unidad en un orden, como «estos (los diez) tienen un mismo
propósito» (17:13).

Dos podría significar un número definido, como «dos ayes» que salen de un total
de tres (9:12); o podría ser usado como un número simbólico, como «cuarenta y dos
meses» (11:2).

De su uso en otras porciones de la Escritura, como también en Apocalipsis, dos es


dos veces uno y por tanto parece sugerir fortaleza, valor y energía redoblado y es de
esta manera usado simbólicamente: por ejemplo, «Mejor son dos que uno...Porque
si cayeren, el uno levantará a su compañero...si dos durmieren juntos, se calentarán
mutuamente» (Ec. 4:9-11). La ley requirió el testimonio de dos o más testigos como
mínimo para condenar a uno de un crimen (Dt. 17:6; 19:15; 2 Cor. 13:1). Este prin-
cipio probablemente explica por qué Jesús envió a Sus discípulos «de dos en dos»
(Luc. 10:1). Los testigos que profetizaron en cilicio eran dos en número; estos eran
los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Señor y confirman la
verdad de Dios (Ap. 11:3-4).

El número tres parece haber tenido especial significado desde los primeros tiempos.
El número tres aparece cientos de veces en la Escritura con referencia a personas y
cosas tanto sagradas como seculares, para el tiempo, y para incidentes o eventos.
Solamente unas pocas de estas referencias serán suficientes.

En la creación estuvo Dios, el Espíritu de Dios, y la Palabra de Dios («Dijo Dios,»


Gén. 1:3). Noé tuvo tres hijos, Sem, Cam, y Jafet (Gén. 5:32). Los tres patriarcas
que son considerados, Abraham, Isaac, y Jacob. Daniel tuvo tres amigos Hebreos
que fueron llevados con él a Babilonia y quienes fueron arrojados al horno de fuego
ardiendo (Dan. 3:23). Daniel oraba tres veces al día (Dan. 6:10,13). Ester urgió a los
Judíos a que ayunaran por ella tres días y tres noches (Ester 4:16). Pedro negó al Señor
tres veces (Mat. 26:69 y Sig.), y luego confesó su amor por El tres veces (Juan 21:15-
17). Los tres apóstoles, Pedro, Jacobo, y Juan, estuvieron con Jesús en tres ocasiones
especiales: la resurrección de la hija de Jairo (Luc. 8:48 y Sig.), la transfiguración
(Mat. 17:1 y Sig.), y la noche en Getsemaní, el lugar sagrado de oración (Mat. 26:36
y Sig.). El lienzo que Pedro observó mientras estaba en trance, lleno con toda clase
de criaturas, fue descendido del cielo tres veces (Hch. 10:16). Pablo tres veces rogó al
Señor en beneficio de su aguijón en la carne (2 Cor. 12:8). Jesús soportó tres tentaciones
(Mat. 4) y las avenidas por donde vienen las lujurias de nuestras propias tentaciones
son tres (1 Juan 2:15-17). Las tres personas de la Deidad fueron presentadas cuando
uno de su número fue bautizado (Mat. 3:13-17); los tres están asociados en nombre
en el bautismo de todos los creyentes en vista del dictamen de la gran comisión (Mat.
28:18-20). Una y otra vez el número es usado con referencia al tiempo: tres horas,
tres días, tres semanas, tres años. El uso clásico y más importante del número para
los creyentes es la resurrección de nuestro Señor al tercer día.

Considerando su uso a través de la Escritura, el tres parece haber sido «símbolo de


lo completo y del orden total.» Como toda la entereza y plenitud en lo absoluto es
encontrado en Dios o en la Deidad, es únicamente natural que los hombres llegaran
a pensar de este como el número divino, el número de la deidad. No obstante, este
punto no debería ser presionado más allá de los límites de la Escritura. El número es
312 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones encontrado algunas diez veces en el Apocalipsis, pero no aparece casi tan a menudo
como el cuatro y el siete.

El tres se convirtió en el símbolo de lo “divino” así representado por el Padre, el


Hijo y el Espíritu Santo.

Tres y medio (11:9, 11) es el siete partido a la mitad y simbolizaba “roto o in-
completo”. Tres términos diferentes son empleados con igual equivalencia: “tiempo,
tiempos, y la mitad de un tiempo” (Dan. 12:7; Ap. 12:14 – 1 + 2 + ½); o “cuarenta y
dos meses” (Ap. 11:2; 13:5); o “1260 días” (Ap. 11:3; 12:6). Cada uno de estos re-
presenta un período de tiempo indefinido, obviamente menos que el período perfecto
o completo sugerido por otros números.

Este número y sus equivalentes son usados varias veces en el Apocalipsis. Cada vez
que el número es usado a través de la Biblia, es usado de juicio, dificultad, y prueba.

Jesús y Santiago hablan de tres años y seis meses (tres años y medio) de sequía en
los días de Elías como un tiempo de no lluvia y una gran hambre sobre toda la tierra
(Lucas 4:25; Stg. 5:17). Aquí el número tres y medio está asociado con preocupación
y dificultad.

Daniel escribe del tiempo cuando la «cuarta bestia» «hablará palabras contra el
Altísimo,» y los santos «serán entregados en su mano (a la bestia) hasta tiempo, y
tiempos, y medio tiempo» (Dan. 7.25). El «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» son
tres y medio, como será señalado dentro de poco. Este era un período de gran opre-
sión para los santos. El profeta más tarde usa la misma expresión como un período
del rompimiento en pedazos del poder del pueblo santo (12:7). Nuevamente el tres
y medio es simbólico de un período de persecución y aflicción. El profeta también
señala la cesación del sacrificio y la ofrenda, otro período de prueba, «a la mitad de
la semana» (9:27), lo cual sería después de tres días y medio. En cada caso el tres y
medio designa un tiempo de persecución, dificultad y calamidad.

«Tres y medio» y los períodos equivalentes son usados varias veces en el Apocalip-
sis, y cada vez están asociados con un período de opresión. Los dos testigos fueron
vencidos y muertos, y sus cuerpos fueron dejados sin sepultar en la plaza por tres días
y medio—durante cuyo tiempo el mundo se regocijó por la muerte de ellos (11:9-10).
Este fue un período de aflicción y humillación. Un período de tres años y medio es
introducido por el vidente en asociación con la persecución, las pruebas, y la opresión.
La ciudad santa sería hollada por cuarenta y dos meses—tres años y medio (11:2). Los
dos testigos profetizarían por mil doscientos sesenta días—el mismo período de tres
años y medio—luego son muertos (11:3,7). Esto, de igual manera, es un período de
oposición. La mujer que dio a luz al hijo varón fue forzada a huir al desierto por mil
doscientos sesenta días—tres años y medio—donde fue cuidada providencialmente
(12:5-6). Este mismo período es referido como «un tiempo, y tiempos, y la mitad de
un tiempo» (12:14), siendo idéntico con los mil doscientos sesenta días del versículo
6. Ambos indican un tiempo de oposición, opresión, y persecución por Satanás. Esto
también derrama luz sobre el uso de Daniel de la expresión, «tiempo, y tiempos, y
medio tiempo,» y lo muestra para significar tres años y medio. La evidencia adicional
para esta conclusión es provista cuando es dicho de la bestia que «se le dio autoridad
para actuar cuarenta y dos meses,» tres años y medio (13:5). Esta es la bestia que
hizo guerra contra los santos y los venció (13:7). Un estudio paralelo de Daniel 7 y
Apocalipsis 7 revela la identidad de la cuarta bestia de Daniel y la bestia de Juan que
sale del mar; ambas representando al Imperio Romano. También, tal estudio señala
que el «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» de Daniel es equivalente a los «cuarenta
y dos meses de Juan;» ambos son tres años y medio. En cada caso donde tres y medio
es usado, es usado de un tiempo de opresión, oposición, prueba, o persecución.

Este hecho lleva a la conclusión de que, exactamente como el siete es el número


simbólico de la plenitud, o perfección, o condición de completo, por tanto tres y me-
dio, un siete partido, es el número simbólico para un período de prueba, persecución,
Los Números en Apocalipsis 313
hambre, y opresión. El número es usado en cada caso simbólicamente, no literalmente. Anotaciones
El cuatro es encontrado a menudo a través de la Escritura, en el Antiguo y el Nuevo
Testamento. Amós es el primerísimo de los escritos de los profetas en usar el núme-
ro cuatro en un sentido simbólico. En su profecía contra las seis naciones paganas
circunvecinas con Israel y Judá, y contra estos dos últimos reinos también, empieza
cada mensaje con , «Por tres pecados...y por el cuarto...» (1:3). Mientras tres indica
entereza (calidad de completo), cuatro sugiere que los pecados han ido más allá de la
plenitud de la paciencia de Dios—ellos han extendido la ira sobre ellos. En los escritos
proféticos finales uno lee de «los cuatro confines de la tierra» (Isa. 11:12), y de «los
cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo» (Jer. 49:36; para «cuatro vientos» véase
también Ez. 37:9; Dan. 7.2; 11:4; Zac. 2:6; Mat. 24:3; Marcos 13:27). Daniel, quien
vivió la mayoría de su vida en el reino de Caldea, repetidamente vio reinos y juicios
en series de cuatro. La gran imagen del sueño de Nabucodonosor fue interpretado
representando cuatro sobresalientes reinos del mundo (Dan. 2). En su propio sueño
Daniel vio cuatro vientos que combatían en el gran mar, seguidos por cuatro bestias
terribles que salían del mar. Una de las bestias tenía cuatro alas sobre su espalda y
cuatro cabezas (Cap. 7). Estas representaban los mismos cuatro reinos que fueron
simbolizados en el sueño de Nabucodonosor.

Ezequiel, quien en algunas forma se asemejó a su contemporáneo, Daniel, frecuen-


temente uso el número cuatro: «cuatro seres vivientes,» «cuatro caras,» «cuatro alas,»
«cuatro lados» (1:5-8), «cuatro ruedas» (10:9), «cuatro juicios terribles» (14:21; cfr.
Jer. 15:2-3), y «cuatro vientos» (37:9). Zacarías, asociado con Daniel y Ezequiel como
los escritores apocalípticos del Antiguo Pacto, de igual manera vio muchas series
del cuatro en sus visiones y revelaciones. El vio «cuatro cuernos» (1:18) y «cuatro
carpinteros» (1:20), y habló de los «cuatro vientos de los cielos» (2:6). De en medio
de dos montañas vio salir «cuatro carros» tirados por caballos de «cuatro colores»
(6:1-2). Estos cuatro carros eran los «cuatro espíritus» o vientos (6:5).

Después de encontrar el número cuatro tan a menudo en los tres libros apocalípticos
del Antiguo Pacto, uno no es sorprendido al encontrar que permanecen sobresalien-
temente en el Apocalipsis. Los cuatro seres vivientes juegan un papel importante a
través del libro. Hay «cuatro ángeles,» «cuatro ángulos de la tierra,» «cuatro vientos
de la tierra» (7:1), cuatro caballos saliendo mientras los primeros cuatro sellos eran
abiertos (6:1-8), y «cuatro cuernos (algunos MSS omiten el cuatro en este pasaje) del
altar de oro» (9:13). El cuatro es usado a menudo con otros números: veinticuatro
ancianos, ciento cuarenta y cuatro codos, y ciento cuarenta y cuatro mil.

De su uso a través de la Escritura se vuelve aparente que el «cuatro» es el número


simbólico del mundo o de la creación. El cuatro representaba el “mundo en que los
hombres viven, trabajan y mueren”. A menudo se hace referencia a los cuatro ángulos
de la tierra: norte, sur, oriente, occidente (cfr. Ap. 7:1; 20:8). Una consideración de
los pasajes indicados arriba justifica esta conclusión.

En algunos casos el cinco parece haber tenido valor simbólico. Es la mitad de diez,
como en Mateo que hubo cinco vírgenes sabias, y cinco insensatas (Mat. 25:2). Los
«cinco panes» con que Jesús alimento a la multitud (Mat. 16:9), son mencionados por
todos los cuatro escritores de los Evangelios, aparentemente para indicar la pequeña
cantidad. Esto está en conexión con lo que Pablo escribe al hablar de «cinco palabras
con mi entendimiento» (1 Cor. 14:19). En el Apocalipsis Juan parece usar el número
cinco como símbolo de un período corto pero definido, como cuando habla de los
escorpiones que atormentaron a los hombres por cinco meses (9:5,10).

El número seis es usado únicamente dos veces en el Apocalipsis. Primero, se refie-


re a las alas de los seres vivientes alrededor del trono (4:8), y segundo, es usado por
triplicado, 666, como el número de la bestia (13:18). Las seis alas serían tres pares,
posiblemente usadas para indicar la rapidez con que tronó.

Es el número que representa el “fracaso”. Como siete era el número perfecto sa-
314 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones grado, el seis se queda corto y llegó a significar condenación. El seis está lejos de la
perfección, es número de hombre, es el número de la imperfección o fracaso. De esta
manera, el 6 (la imperfección, más 6 veces 10 (otro número completo o de poder),
más 60 (el producto de 60 x 10) veces 10 = 666, o “completo fracaso”.

William Hendriksen hace el siguiente comentario:


Que recuerde que el número de la bestia es número de humano. Ahora, el ser humano
fue creado en el sexto día. Seis, por lo tanto, no es siete y nunca alcanza a ser siete.
Nunca alcanza la perfección, es decir, no llega nunca a ser siete. Seis significa errar el
blanco o fracasar. Siete significa perfección o victoria. ¡Regocíjate, oh iglesia de Dios!
¡Tuya es la victoria! El número de la bestia es 666, es decir, ¡fracaso tras fracaso tras
fracaso! Es el número de hombre, porque la bestia se gloría en el hombre, por tanto,
¡tiene que fracasar!2

Conforme a Apocalipsis 13:18 es sabiduría entender que el hombre que se oponga


a Dios se encontrará con fracaso, Fracaso, FRACASO.

En la numerología oriental el número “6” indicaba perdición, ruina. El número


“666” indicaba un mal mucho más grande; era el mal intensificado (véase Pieters,
Milliagan, etc.).

Ahora es concluido que el número de la bestia, 666, representa el fracaso completo


y total de todos los sistemas humanos y esfuerzos contrarios hacia Dios y Su Cristo—
todos están sentenciados a la final y completa derrota y fracaso. Esta explicación está
en armonía con el tema y propósito del Apocalipsis.

Acorde a Apoc. 13:18 es sabiduría entender que el hombre que se opone a Dios se
encontrará con fracaso, Fracaso, FRACASO. En contraste, aquellos que sirven a Dios
tendrán éxito (Apoc. 14:1 y Sig.).

La bestia salvaje tiene nombre, y este nombre es el numero 666. El seis, como
número, se relaciona con los enemigos de Jehová. Un filisteo de los de Refaím era de
tamaño extraordinario, y sus “dedos de las manos y de los pies estaban en cantidades
de seis” (1 Crón. 20:6). El rey Nabucodonosor erigió una estatua de oro de 6 codos
de ancho y 60 codos de alto, para unificar a sus funcionarios políticos en una sola
adoración. Cuando los siervos de Dios rehusaron adorar la imagen de oro, el rey hizo
que fueran arrojados en un horno ardiente (Dan. 3:1-23). El número seis no llega a
siete, que representa lo completo desde el punto de vista de Dios. Por lo tanto, el seis
representa, apropiadamente, imperfección crasa.

El hombre puede tener una aparente sabiduría y fortaleza, pero si se pone a sí mismo
en oposición a Dios, siempre hallará derrota justo cuando parecía que el éxito estaba
a su alcance.

Sin cuestionar, el siete es el número más sobresaliente en este libro. El número


aparece veintena de veces en el Antiguo Pacto, a menudo con significado simbólico.
Pero es en el libro del Apocalipsis que resalta más prominentemente, apareciendo
más de veinte veces en este libro que en todos los otros libros del Nuevo Testamento
combinados.

En sus combinaciones del siete, Juan menciona siete iglesias (cuatro veces), siete
espíritus (cuatro veces), siete candeleros (cinco veces), siete estrellas (cinco veces),
siete lámparas de fuego (una vez), siete sellos (dos veces), siete cuernos (una vez),
siete ojos (una vez), siete ángeles (nueve veces), siete trompetas (dos veces), siete
truenos (tres veces), siete mil inmolados (una vez), siete cabezas (cinco veces), siete
coronas (una vez), siete últimas plagas (cuatro veces), siete copas de oro (tres veces,
siete montes (una vez), y siete reyes (una vez). El libro usa el número «siete» cincuenta
y cuatro veces, designando diecisiete grupos de sietes más los siete mil inmolados.

Es digno de notar cómo el número siete es usado en el resto del Nuevo Pacto: «otros
Los Números en Apocalipsis 315
siete espíritus» (Mat. 12:45), «siete panes» (Mat. 15:36), «siete canastas llenas» (Mat. Anotaciones
15:37), «setenta veces siete» (Mat. 18.22), el problema hipotético de los Saduceos de
los «siete hermanos» que, en sucesión de la edad, se casaron con la misma mujer y
murieron (Mat. 22:25-28), siete siervos para ministrar a la mesa en la temprana iglesia
(Hechos 6:3), «siete naciones» (Hch. 13:19), «siete hijos» (Hch. 19:14), y «siete días»
(Hch. 20:6; 21:4,27; 28:14).

De su uso repetido en la Escritura, observamos que casi más allá de cuestionar el


«siete» permanece como el número simbólico de lo completo, perfecto, o el número
divino perfecto. Si es correcto que el tres es el número simbólico de lo divino y el
cuatro el número simbólico del mundo o la creación, entonces una combinación de
estos sería la perfección, entereza, y calidad de completo. Sin embargo, no hay indi-
cación de que la importancia del número siete se derive del tres más la idea del cuatro,
aunque en el Apocalipsis una clara división de algunos de los sietes cae dentro de un
tres más cuatro o un cuatro más el patrón del tres.

El diez aparece muchas veces en ambos pactos, y parece haber sido desde tiem-
pos antiguos un «número simbólico favorito, sugestivo de un redondo total, largo o
pequeño, acorde a las circunstancias»,35 un número completo. Además, su uso en
el Apocalipsis de los «diez reyes,» (Ap. 17:12) «diez cuernos» (Ap. 17:12) y «diez
diademas» (Ap. 13:1), parece indicar la plenitud del poder o gobierno; por tanto, es
el número del poder. Los múltiplos de diez, mil, ciento cuarenta y cuatro mil, y los
números largos indican la plenitud a un grado superlativo o ilimitado.

Una persona con diez dedos en manos y pies tiene el número completo de dos en
manos y pies.

De sus numerosas apariciones en ambos pactos, y su estrecha relación a las personas


formando el fundamento de la economía Hebrea y Cristiana, el doce es pensado que
es el número religioso, llevando la idea o el concepto del símbolo religioso.

En el Antiguo Pacto los doce hijos de Jacob se convirtieron en los padres de las
doce tribus de Israel. Luego hubo las doce preciosas piedras del pectoral del sumo
sacerdote, representando las doce tribus (Ex. 28:15-21). Las doce tortas de la pro-
posición estaban en el lugar santo del tabernáculo (Lev. 24:5). A la dedicación del
altar del tabernáculo, doce príncipes traían ofrendas. Entre estos estaban doce platos
de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro. En esta dedicación los animales
para el holocausto eran doce becerros; doce carneros, doce los corderos, doce machos
cabríos (Núm. 7:78-87). Más tarde, el mar de bronce de Salomón descansaba sobre
doce bueyes (1 Reyes 7.25). Doce leones esculpidos permanecían «allí sobre las seis
gradas, de un lado y del otro» del trono del rey (1 Reyes 10:20). Esto es únicamente un
muestreo; una y otra vez el número doce es usado en relación al pueblo, la adoración,
y las familias de la antigua nación.

En el Nuevo Pacto, las actividades de los doce apóstoles, y los doce tronos en los
que ellos se sentaron, juzgando a las doce tribus de Israel, están dando predominio.
Junto con estos usos significantes del número doce, Jesús fue encontrado enseñando
en el templo a la edad de doce años (Lucas 2:42), las doce cestas de pedazos que se
recogieron (Lucas 9:17), y Santiago dirigió su epístola a las doce tribus de la disper-
sión (Stg. 1:1).

En el Apocalipsis, doce mil de cada una de las doce tribus son enumerados para
un total de ciento cuarenta y cuatro mil. La radiante mujer tiene sobre su cabeza una
corona de doce estrellas (12:1). La ciudad celestial tiene doce puertas, las cuales son
doce perlas inscritas con los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel, guarda-
das por doce ángeles (21:12,21). Los doce cimientos de la ciudad, y sobre ellos los
nombres de los doce apóstoles (21:14,19 y Sig.). La ciudad misma es retratada como
un cuadrado midiendo doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura. El muro
alrededor de la ciudad es ciento cuarenta y cuatro codos, un múltiplo del doce veces
doce (21:16-17). Como número simbólico, así sugerido arriba, parece señalar una
316 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones idea religiosa o espiritual.

En el pensamiento religioso Hebreo el doce era importante porque este número


representaba al “pueblo de Dios”. En el Antiguo Testamento hubieron doce patriarcas,
y de esta manera las doce tribus de Israel constituían la nación de Dios, y en el Nuevo
Testamento los doce apóstoles eran los embajadores de Cristo para los ciudadanos
de Su reino.

Mil - significa todo lo que hay de algo, cfr. Salmo 50:10; 105:8; Dt. 7:9. Un pe-
ríodo completo de tiempo. Este número es el resultado de multiplicar diez (10 x 10
x 10), que es otra forma de confirmar la certeza del cumplimiento (lo completo x lo
completo x lo completo). Nada interferirá o quebrantará este período de tiempo hasta
que la voluntad de Dios lo haga.

Ciento cuarenta y cuatro mil es un múltiplo del número representando lo com-


pleto (10 x 10 x 10 = 1000) y el número representando el pueblo de Dios (12 x 12
= 144). Multiplicando estos juntos se llega a ciento cuarenta y cuatro mil (1000 x
144 = 144.000), significando el número completo del pueblo de Dios de la tierra en
cualquier momento dado.

Cualquiera sea la interpretación que uno de a este gran libro, debe reconocer su estilo
único en contraste a los otros libros del Nuevo Testamento. El estudiante cuidadoso
no interpretará los números, algunas veces literalmente y otras figurativamente, para
satisfacer a una teoría en particular. Una interpretación correcta seguirá un patrón
consistente mientras analiza el significado de las imágenes y los números revelados
en el Apocalipsis.

__________________________
Anotaciones al Pie

1. Ray Summers, Digno es el Cordero, Una Interpretación del Libro del Apocalipsis, pp. 42-43.
2. William Hendriksen, Más Que Vencedores, p. 154.

Referencias

1. Robert Harkrider, The Book of Revelation, págs. 52-56.


2. Homer Hailer, Revelation – An Introduction And Commentary, págs. 41-48.

JR - 1990
[email protected] — www.elancladelevangelio.org — YouTube – El Ancla del evangelio.
El Todopoderoso 317

Apéndice 2 Anotaciones

El Todopoderoso
Apocalipsis 1:8

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era
y que ha de venir, el Todopoderoso.

El saludo e introducción alcanza un clímax con el sello: “Yo soy el Alfa y la


Omega”. Estas son la primera y última letra del alfabeto Griego, indicando la
plenitud e integridad de Dios, Su todo incluido. “... dice el Señor, el que es y que
era y que ha de venir, el Todopoderoso”.

vs. 4-5 – “4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros,
del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante
de su trono; 5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el
soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados
con su sangre”.

“... del que es y que era y que ha de venir ...” – Claramente se refiere al Padre
eterno.

“ ... y de los siete espíritus que están delante de su trono ...” – (véase también
3:1; 4:5; 5:6). Los “siete espíritus” equilibran las “siete iglesias” (1:12,16,20), y
es otro uso del simbólico siete. Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espí-
ritu Santo, hay un Espíritu como hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). De los
siete se debe pensar simbólica y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan
la perfección séptupla, lo completo e universalidad de la obra del Espíritu.

Es dudoso que Juan se esté refiriendo a la descripción de Isaías del Espíritu


el cual reposaría sobre el Mesías, porque allí el profeta describe al Espíritu de
Jehová en tres pares descriptivos, conformando seis características en lugar de
siete (Isa. 11:2).

Probablemente la referencia de Zacarías a “siete” es más al punto. Describe los


siete ojos sobre la piedra puesta delante de Josué el sumo sacerdote (Zac. 3:9), y
los siete ojos que se regocijarían al ver terminado el templo por medio del Espíritu
de Jehová que son “... los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra” (Zac. 4:6,10).

La perfección, lo completo, y la universalidad de la obra del Espíritu parece


ser el significado simbólico del “siete”. Los siete espíritus son descritos como
estando delante del trono del Señor, siempre listos para llevar a cabo Su propósito
y voluntad.

“y de Jesucristo ...” (vs. 5a) – completa el concepto trino de la Deidad. El


Cristo es mencionado de último porque el libro del Apocalipsis trata particular-
mente con Su lugar y gloria. Es presentado en una triple posición ejecutiva de
profeta, sacerdote y rey.

Como profeta es el “testigo fiel” (vs.5b). Vino al mundo para dar testimonio a
la verdad (Jn. 18:37); y Juan dijo: “Lo que El ha visto y oído, de eso da testimonio
...” (Jn. 3:32 – LBLA). En confirmación de esto, Jesús afirmó, “... mi testimonio
es verdadero ...” (Jn. 8:14). El era el testigo fiel delante del pueblo a medida que
les enseñaba, delante de los judíos cuando fue acusado falsamente por ellos, y
delante de Pilato cuando el proceso judicial en contra Suya.

– “el primogénito de los muertos” – (vs.5c). Apunta a Su resurrección, a un


nacimiento del vientre de la tierra que lo retuvo por unas pocas horas (Cfr. Col.
318 El Todopoderoso
1:18). En otro pasaje El es “primicias de los que durmieron” (1 Cor. 15:20). En
Anotaciones su triunfo sobre la muerte destruyó “14 ... por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor
de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb. 2:14-15).
En Su tentación, sacrificio, y victoria se calificó a Sí mismo para convertirse en
misericordioso y fiel sumo sacerdote por nosotros delante de Dios (Heb. 2:16-18).

– “y el soberano de los reyes de la tierra” – (vs.5d). De la victoria sobre la


muerte ascendió a la diestra de Dios para convertirse en “el soberano de los reyes
de la tierra”. Los gobernantes romanos que lo habían crucificado eran ahora sus
súbditos. Estos reyes de la tierra son los reyes de un mundo no regenerado; no
son los súbditos de Su reino espiritual. De esta manera Dios cumplió Su promesa,
“Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra”
(Sal. 89:27).

Todopoderoso

pantokrator (παντοκράτωρ, G3841), todopoderoso, o gobernante de


todo (pas, todo; krateo, sostener, o tener fuerza). Se emplea solo de
Dios.1

el todo gobernante, i.e. Dios (como soberano absoluto y universal):-


Todopoderoso.2

Es una de las varias traducciones de la LXX para YAHWEH SEBAOTH (Señor


de los Ejércitos),3 y evidentemente es una cita de Amós 4:13 –

“Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia


al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa
sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre”.

Tenney comenta:

“Si el título transmitió a los oyentes del Apocalipsis la fuerza del original
hebreo, significa ambos, al Dios que creó y sustenta las huestes de la creación
y a Dios cuya suficiencia es inagotable”.4

Dios es descrito como teniendo dominio y control sobre todo – El tiene todas las
cosas en Sus manos. El título es singularmente apropiado, porque cada vez que es
usado en el Apocalipsis se habla de Dios como un guerrero con poder invencible
luchando contra el mal.5
Es difícil determinar si el interlocutor (1:8), es el Padre Eterno o el Cristo glo-
rificado. Los comentaristas están casi que divididos entre las dos interpretaciones;
sin embargo, la evidencia favorece al Padre como el interlocutor.

Como interlocutor, estaría adjuntando Su sello de aprobación a la autenticidad


del Apocalipsis y avalando (ratificando) el mensaje como originándose con El.
Declara Su integridad y luego afirma Su eternidad y todo Su poder como el go-
bernante de todo.

El es completo, eterno, y todopoderoso; por tanto, lo que está siendo hecho


a través del Hijo es de El y desde El. Sin embargo, el interlocutor puede ser el
Hijo, porque El es la plenitud de la Deidad o Divinidad (Col. 2:9), y comparte los
atributos, la deidad, y la totalidad del Padre (Heb. 1:3).

Si es el Padre quien habla, habla solamente aquí y en 21:5ss.

Leemos en Apocalipsis 4:8 –


El Todopoderoso 319
“Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y
por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Anotaciones
Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que
es, y el que ha de venir”.

La frase “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”, probablemente


no incluya el concepto de la “trinidad”, sino que indica más bien el uso del divino
tres veces santo para expresar la santidad perfecta y absoluta de Dios.

“El Todopoderoso”, aparece solamente una vez en las epístolas (2 Cor. 6:18) y
nueve veces en Apocalipsis, refiriéndose siempre a Dios el Padre (1:8; 4:8; 11:17;
15:3; 16:7,14; 19:6,15; 21:22). Esta conclusión es sustentada por su uso en 1:4 y
en 19:15 y en 21:22 donde se refiere categóricamente al Padre a diferencia del Hijo.

Una aplicación consistente demanda que esto sea adscrito (atribuido) aquí al
Padre. Jesucristo es el que muestra la visión a Juan en el vs.1, e incuestionable-
mente es el que habla en el vs.17 donde es llamado “el primero y el último”.

Jesucristo comparte los atributos de deidad y además es referido como “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Ap. 22:13). Sin
embargo, en este caso el que habla parece ser Dios el Padre (1:8).

Como el Todopoderoso ejerce soberanía sobre Su creación, tiene todo el poder, y


es el gobernante de todo, el proveedor de todas las cosas espirituales y materiales.

1. El reina supremo (11:17; 19:6). Son dadas gracias a Dios, el Todopoderoso


de parte de los 24 ancianos que están sentados en sus tronos (11:16-17; cfr.
4:4), a quien ahora se dirigen como “el que eres y que eras y que has de venir”
(vs.16b; cfr. 1:8; 4:8).

En 19:4 Juan nos dice que los veinticuatro ancianos y los cuatro seres
vivientes “se postraron en tierra y adoraron a Dios que estaba sentando en
su trono”, y en el vs. 6 Juan oye la voz de una gran multitud decir al que esta
sentado en el trono: “¡Aleluya, porque el Señor Dios Todopoderoso reina!” .

2. Es el rey de los siglos (15:3 – VM). Según esta versión a la mano (RV-60),
Dios se llama “Rey de los santos”. “Rey de los siglos”, dice la Versión Mo-
derna, y “Rey de las naciones” la Versión Hispano-americana. La variación
se debe a la cuestión de manuscritos. En vista de lo que dice el versículo
siguiente (el 4, “todas las naciones vendrán”), y de Jer. 10:7, parece más
preferible la frase “Rey de las naciones”. Dios era el Rey del imperio romano
en el tiempo de Juan, como es el Rey de todas las naciones.

3. Ejecuta juicios (16:7).

4. Hace guerra contra las fuerzas del mal en el día que ha determinado (16:14).

5. Usa a Su Hijo para pisar el lagar del vino de Su furor e ira (19:15).

6. Los cuatro seres vivientes cantan de esta absoluta y total soberanía (4:8). “El
que era, el que es, y el que ha de venir” (vs.8), indica Su eternidad – “al que vive
por los siglos de los siglos” (v.9). Estos cuatro lo alababan por Su infinita sanidad,
por Su total y absoluta soberanía, poder y gobierno, y Su ser eterno.

Esta designación – “El Todopoderoso” – le pertenece sólo a El (al Padre), porque


es descrito aquí (1:8) y en otros pasajes como el supremo, el final, la autoridad
en la Deidad. Jesucristo reina y gobierna con toda autoridad a la diestra de este
Todopoderoso (Mat. 28:18; Efe. 1:20-23; Ap. 5:7) “Porque todas las cosas las
sujetó debajo de sus pies ...” (1 Cor. 15:27). Cuando llegue el fin de todas las
cosas, Cristo entregará “24 ... el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido
320 El Todopoderoso
todo dominio, toda autoridad y potencia. 28 ... entonces también el Hijo mismo
Anotaciones se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”
(1 Cor. 15:24,28).

_____________________
Anotaciones al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 4, pág. 163.
2. James Strong, Diccionario Strong de Palabras Griegas del N.T., p. 63.
3. G.B.A. Caird, A Commentary on the Revelation of St. John the Divine. New York:
Harper & Row, Publishers, 1966, p. 19.
4. Merrill C. Tenney, Interpreting Revelation, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pu-
blishing Co., 1957, p. 173.
5. El término pantokrator también se encuentra en la LXX de Oseas 12:6; Amós 3:13;
5:14, et al.

Referencias

1. Homer Hailey, Revelation – An Introduction and Commentary.


2. Robert Harkrider, The Book of Revelation.
3. Arthur M. Ogden, The Avenging of the Apostles & Prophets.
4. Ferrell Jenkins, The Old Testament in the Book of Revelation.

JRM — 12/08/2020

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El Nombre Nuevo 321

Apéndice 3 Anotaciones

El Nombre Nuevo
Apocalipsis 2:17
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré
a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita
escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Apocalipsis 3:12
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá
de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi
Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre
nuevo.

Los comentaristas están muy divididos en sus opiniones respecto al significado de


estas palabras.

La piedrecita representa la persona que la recibe, semejante a las doce tribus de Israel
que eran representadas por doce piedras preciosas en el pectoral del sumo sacerdote (Éx.
28:15-21). Ahora, esta piedrecita es blanca, indicando santidad, hermosura, gloria (Ap.
3:4; 6:2). La piedrecita misma simboliza durabilidad, estabilidad. La piedrecita blanca,
por tanto, señala a una persona libre de culpa, limpia de todo pecado, y permaneciendo
en este estado por siempre jamás. El nombre nuevo escrito en la piedrecita indica a
la persona que recibe la piedrecita. Es simbólico del verdadero carácter interior de la
persona, de su precisa e individual personalidad. Cada uno de los bendecidos tendrá
un conocimiento particular y único de aquella personalidad; un conocimiento dado
solamente al mismo que lo recibe.1

Se pueden presentarlos siguientes argumentos a favor de esta opinión:

1. Las palabras, «el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe», tienen que sig-
nificar, «el cual ninguno conoce sino aquel que recibe el nombre», no la piedrecita. El
creyente mismo recibe este nombre. Por tanto, tiene que ser su propio nombre nuevo.
Esto armoniza completamente con Apocalipsis 19:12, donde leemos lo siguiente res-
pecto a Cristo: «y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo». El
nombre, entonces, representa a la persona que lo recibe.

2. Si este nombre nuevo indicaba el nombre de Dios o el de Cristo, esto habría sido
sencillamente declarado, como en los otros casos (3:12; 14:1; 22:4).

3. Esta explicación está fundada sobre la firme base de los pasajes paralelos del
Antiguo Testamento. Por ejemplo:
«y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará» (Is. 62:2).

«Ya sus siervos llamará por otro nombre» (Is. 65:15).

4. Según las Escrituras el nombre indica el carácter o la posición de la persona que


lo lleva. Por tanto, muy a menudo una persona recibe un nombre nuevo para indicar su
carácter nuevo cuando se cambia. Ahora, en la gloria recibiremos una santidad nueva,
una visión nueva, etc. Por tanto, recibiremos un nombre nuevo.

Apocalipsis 2:12,17

12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de


dos filos dice esto:
322 El Nombre Nuevo

Anotaciones 17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que
lo recibe.

Continuamente, el Señor promete bendiciones al vencedor. En este pasaje son


prometidas dos bendiciones:

El derecho a comer del maná escondido. No puede haber duda con respecto a
la idéntidad de este maná. Jesús se describió a Sí mismo como siendo el maná es-
condido. Dijo:
32
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del
cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios
es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo … 35 Jesús les dijo: Yo soy
el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no
tendrá sed jamás … 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero … 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el
desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que
de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno
comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual
yo daré por la vida del mundo … 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros … 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres
comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Vemos de esta manera que los vencedores o creyentes tienen el privilegio de comer
de este maná. Los no vencedores o incrédulos no tienen este privilegio y no pueden
ser participantes.

En cuanto a la segunda promesa dice el Señor, “... le daré una piedrecita blanca, y
en la piedrecita escrito un nombre nuevo ...” ¿Qué simboliza esta declaración? Pér-
gamo explotaba las canteras de piedra blanca y usaba ésta como producto comercial.
Además se acostumbraba a usar un pedacito de esta clase de piedra con un nombre
grabado, con diferentes propósitos o significados, y tal vez el Señor hizo referencia a
uno de los cuatro siguientes:2

1. La piedrecita blanca se le daba al hombre que por alguna causa había sido
sometido a un proceso judicial y absuelto justamente. Este hombre podría
haber llevado consigo dicha piedrecita como prueba de que ya estaba excento
del cargo de haber cometido el delito que se le imputaba.3
2. La piedrecita blanca se le daba al hombre que había sido liberado de la escla-
vitud y declarado ciudadano de la provincia donde vivía. Este hombre llevaba
consigo la piedrecita como una prueba de su ciudadanía.4

3. La piedrecita blanca se le daba al triunfador en un evento deportivo o en cual-


quiera competencia, como prueba de que había triunfado sobre sus opositores.5

4. La piedrecita se le daba al guerrero que, victorioso, regresaba de la batalla


después de derrotar a su enemigo.6

Es evidente que en el pasaje que estamos estudiando se hace la aplicación de uno


cualquiera o de todos estos cuatro usos de la piedrecita blanca. La promesa pudo
haberse referido a uno de esos usos, y también pudo haber sido alguna otra cosa que
entendían los cristianos que vivían en Pérgamo. La promesa era sagrada para los cris-
tianos, y tenía por finalidad hacer que ellos aumentarán sus esfuerzos por ser fieles.7

“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”
El Nombre Nuevo 323
En griego hay dos palabras para nuevo. Está néos, que quiere decir nuevo Anotaciones
en cuanto al tiempo. Una cosa puede ser néos, y sin embargo ser igual que
otras muchas. Por otra parte está kainós, que es nuevo no sólo en cuanto al
tiempo sino también en cuanto a la cualidad; no se conocía nada igual antes.
Así nos encontramos en Apocalipsis la nueva Jerusalén (3:12); el cántico
nuevo (5:9); los nuevos cielos y la nueva Tierra (21:1); y Dios hace todas
las cosas nuevas (21:5). Con esto en mente se sugieren dos nuevas líneas
de pensamiento.8

“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”

En cuanto al nombre nuevo, una de las características del Antiguo Testa-


mento es que se les daba a las personas un nombre nuevo para marcar una
nueva condición. Así Abram se convierte en Abraham cuando se le hace
la gran promesa de que va a ser el padre de muchas naciones, y cuando
adquiere, por así decirlo, una nueva posición en el plan de Dios para la hu-
manidad Gen. 17:5 ). De la misma manera, después de la lucha en Peniel,
Jacob se convierte en Israel, que quiere decir Príncipe de Dios, porque
había prevalecido frente a Dios (Gen. 32:28 ). Isaías oyó a Dios prometerle
a la nación de Israel: «Entonces verán las naciones tu justicia y todos los
reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo que la boca del Señor te
pondrá» (Isa. 62:2 ).

Esta costumbre de poner un nombre nuevo para definir una nueva identi-
dad también se conocía en el mundo pagano. El nombre del primero de los
emperadores Romanos fue Octavio; pero cuando pasó a ser emperador se
le dio el nombre de Augusto para mostrar su nueva dignidad.

Había un curioso paralelo en la vida campesina de Palestina. Cuando una


persona estaba muy enferma y en peligro de muerte, se le ponía el nombre
de alguien que hubiera vivido una larga y santa vida, como si eso le comu-
nicara una nueva personalidad sobre la que la enfermedad no tuviera poder.

Sobre esta base de interpretación, Cristo promete una nueva identidad a


los que le son fieles.

Esto es atractivo. Sugiere que la piedrecita blanca quiere decir que Jesu-
cristo le da a la persona que le es leal un nuevo ser, y que el nuevo nombre
quiere decir una nueva posición de gloria en la que entrará el que haya sido
fiel a Cristo cuando termine esta vida y empiece la por venir.9

“... el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe ...”


Solamente el Señor y el individuo que lo recibe lo conoce, sabe de su verdadero
estado delante de Dios. Usted puede tener el honor de asociarse con numerosas per-
sonas en la tierra que afirman ser y se llaman a sí mismos Cristianos, pero solamente
Dios y el individuo saben con certeza si es acepto delante de Dios. El Señor conoce
los que son suyos (2 Tim. 2:19), y usted puede saber si es de El (1 Jn. 2:3-5, 9; 5:12-
13; 18-20). Este conocimiento no viene a través de sentimientos, experiencias, tes-
timonios, opiniones o aún a través del testimonio de cualquier otro individuo. Viene
a través de la aseveración de la Palabra de Dios. “3 Y en esto sabemos que nosotros
le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no
guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Jn. 2:3-4).

Apocalipsis 3:7,12

7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero,


el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra,
12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más
saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la
324 El Nombre Nuevo

Anotaciones ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi


Dios, y mi nombre nuevo.

“... yo lo haré columna en el templo de mi Dios”.

En las ciudades de Asia Menor, y en Filadelfia, cuando moría un sacerdote


después de una larga vida de fidelidad, se le honraba erigiendo un nuevo
pilar en el templo en que hubiera servido e inscribiendo su nombre y el de
su padre en él. Así es que esto podría referirse al honor permanente que
confiere Cristo a Sus fieles servidores.10

El templo espiritual de Dios en la tierra es la iglesia (1 Cor. 3:16; Efe. 2:20-22; 1


Ped. 2:5). En Apocalipsis el templo de Dios es identificado como la nueva Jerusalén
(21:3,22; Cfr. Heb. 12:22-24). Columna: “stulos (στυ̂λος, G4769) , columna que
sostiene el peso de un edificio. Se usa: (a) metafóricamente, de aquellos que tienen
responsabilidades en las iglesias, como los ancianos de la iglesia en Jerusalén (Gál.
2:9); ... (b) figuradamente, indicando una posición firme y permanente en el templo
espiritual, celestial, y eterno de Dios”.11 La promesa, entonces, le asegura al vencedor
que él es el fundamento, o columna, apoyando o sosteniendo la estructura.

“... y nunca más saldrá de allí ...”

Aquí tenemos una prueba positiva de aquellos que “... entran por las puertas en
la ciudad” (22:14). No son vencedores simplemente porque se bautizaron (Gál.
3:26-27). El bautismo es simplemente un paso que lo pone a uno en el campo de la
superación (Hch. 2:38,41,47). Para ser vencedores, los Cristianos deben vencer las
pruebas que vienen hasta que desarrollen la fuerza para soportar. “2 Hermanos míos,
tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba
de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Stg. 1:2-4; Cfr. 1 Ped. 1:5-7).
“3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”
(Rom. 5:3-4). Como Pablo lo reconoció (Fil. 3:12-14), cada uno debe proseguir hacia
la perfección (madurez) de manera que pueda convertirse en columna en el templo de
Dios para nunca salir de el. Esto, por supuesto, no significa que no podamos infringir
la ley de Dios, porque todos pecamos (1 Jn. 1:8-10). Simplemente significa que para
convertirnos en vencedores no debemos servir más al pecado o no vivir ya más una
vida de pecado (Rom. 6:12-22; 1 Jn. 3:4-10; 5:18-20).

“... y escribiré sobre él el nombre de mi Dios ...”.

Es posible que haga referencia a la costumbre de marcar con hierro


candente a los esclavos con las iniciales de su amo para mostrar a quién
pertenecían. De la misma manera Dios pondrá Su marca en Sus fieles servi-
dores. Cualquiera que sea la figura aquí, el sentido es que los fieles llevarán
la señal inconfundible de pertenecer a Dios.

Es posible que esto se refiera al Antiguo Testamento. Cuando Dios le


dijo a Moisés la bendición que Aarón y los sacerdotes habían de pronunciar
sobre el pueblo le dijo: «Y pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Israel»
(Num. 6:22-26 , RV 1960). Es otra vez la misma idea; es como si la señal de
pertenecer a Dios estuviera sobre Israel de tal manera que todos los hombres
pudieran saber que era Su pueblo.12

En Apocalipsis el nombre del Padre sobre los santos significa que ellos le pertenecen
(Cfr. 7:3; 14:1; 22:4). El vencedor tiene la seguridad de que es de Dios (Cfr. 1 Jn.
3:9-10, 24; 4:12-16; 5:18-20).

“... y escribiré sobre él ... el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén,


la cual desciende del cielo, de mi Dios, ...”
El Nombre Nuevo 325
El vencedor es un habitante de la nueva Jerusalén. Entró a la ciudad por guardar los Anotaciones
mandamientos de Dios (22:14). Es un ciudadano de la ciudad y nunca más saldrá de
ella porque es un vencedor. Los ciudadanos de la nueva Jerusalén tienen sus nombres
escritos en el libro de la vida (21:9-10, 27). Se sigue entonces, que si uno puede tener
su nombre borrado del libro de la vida, también puede tener su ciudadanía revocada
de la nueva Jerusalén (Cfr. 22:19).

El nombre de la Nueva Jerusalén se escribiría sobre el fiel cristiano. Eso


corresponde a la ciudadanía del fiel cristiano en la ciudad de Dios. Según
Ezequiel, el nombre de la ciudad re-creada de Dios había de ser El Señor
está allí (Ez. 48:35). Los fieles serán ciudadanos de la ciudad en la que
habita la presencia de Dios.13

“... y escribiré sobre él ... mi nombre nuevo”.

Cristo escribirá en Su fiel servidor Su propio nombre nuevo. Los habi-


tantes de Filadelfia conocían eso de cambiar de nombre adquiriendo uno
nuevo. Cuando el año 17 d C. un terrible terremoto devastó su ciudad, y el
emperador Tiberio fue generoso con ellos eximiéndolos de los impuestos
y contribuyendo generosamente a la reconstrucción, en agradecimiento
ellos adoptaron el nombre de Neocaesarea, la Nueva Ciudad del César; y
más tarde, cuando Vespasiano los trató con benevolencia, cambiaron de
nuevo su nombre por el de Flavia, que era el de la familia de Vespasiano.
Jesucristo marcará a Sus fieles servidores con Su nombre nuevo; acerca de
cuál sería ese nombre no tenemos por qué especular, porque nadie lo sabe
(Ap. 19:12 ); pero en el tiempo por venir, cuando Cristo haya conquistado
todo el Universo, Sus fieles servidores llevarán la señal que muestre que Le
pertenecen a Él, y participarán de Su victoria.14

Se puede decir que el creyente recibe el nombre porque lo tiene inscrito sobre su
frente (ese nombre no tenemos por qué especular, porque nadie lo sabe sino el que
lo recibe Ap. 19:12; 2:17). En este sentido es interesante observar que los incrédulos
reciben del diablo una imitación del nombre nuevo. Se dice que ellos «reciben una
marca en sus frentes» (20:4), lo mismo que los creyentes reciben el nombre de Cristo
en sus frentes (14:1), pero aquella «marca» indica a «otra persona», a saber la bestia.
Es la marca de la bestia, la cual se dice que los incrédulos reciben. Asimismo, según
nuestro lenguaje actual (2:17), los creyentes reciben el nombre, es decir, su nombre está
escrito en sus frentes en el sentido explicado en el siguiente párrafo (ese nombre no
tenemos por qué especular, porque nadie lo sabe sino el que lo recibe Ap. 19:12; 2:17).

Mirando el simbolismo del Antiguo Testamento, la cual está incorporada en muchos


pasajes del Apocalipsis, sobre la frente del sumo sacerdote, es decir, para ser exacto,
en la parte frontal de la mitra, estaba escrito un nombre. Era el nombre, no del sumo
sacerdote mismo, sino el de Jehová. Este nombre designaba al sumo sacerdote como
el siervo consagrado de Jehová y como perteneciéndole. Leemos:

«Harás además una plancha de oro fino, y grabarás en ella grabadura de sello,
SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la
mitra; por la parte delantera de la mitra estará. y estará sobre la frente de Aarón...»
(Éx. 28:36-38).

Entonces el significado es el siguiente. Así como en la dispensación antigua el


nombre de Jehová estaba escrito sobre la frente del sumo sacerdote para indicar que
era su siervo especial y consagrado, así también los creyentes, que en el Apocalipsis
son llamados sacerdotes continuamente, tendrán escrito en sus frentes un nombre
nuevo, a saber, que probablemente es el de Cristo (ese nombre no tenemos por qué
especular, porque nadie lo sabe sino el que lo recibe Ap. 19:12; 2:17). No está escrito
este nombre en una plancha de oro fino sino, aun mejor, en una piedra preciosa diá-
fana. Significa que el vencedor pertenece a Cristo, que es su siervo, que se regocija
en su compañerismo y en su nueva gloria y dominio. Reciben su nombre, es decir, su
326 El Nombre Nuevo

Anotaciones nombre nuevo está sobre sus frentes.

_____________________________
Anotaciones al Pie

1. Esta perspectiva (que es muy popular), con algunas variaciones, es defendida por J. P.
Lange, obra citada, p. 120, el cual, sin embargo, considera que la piedra indica absolución; R.
C. H. Lenski, obra citada, p. 113; y por muchos otros.
2. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
4. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
5. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
6. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
8. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
9. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
10. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
11. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., Vol. 1, pág. 269.
12. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
13. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
15. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.

JR 25/05/2020

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Las Arpas de Apocalipsis 327

Apéndice 4 Anotaciones

Las Arpas de Apocalipsis


Entre aquellos asociados en alguna forma con el así llamado «Movimiento de Res-
tauración» el uso de instrumentos mecánicos de música en la adoración ha sido un largo
punto de contención, y los proponentes de la práctica han promovido una gran variedad
de argumentos en su defensa a través los años. No cae dentro de la mira limitada de este
artículo dirigirse a cada uno de tales argumentos desarrollados sino enfocarse particular-
mente en uno de ellos.

El argumento referido y uno de los más sobresalientes en esta controversia es la con-


tención de que en vista que las arpas estaban supuestamente asociadas con el cántico de
los santos en el cielo en el libro de Apocalipsis, la música instrumental puede entonces
acompañar el cántico de adoración de los santos en la tierra. Este argumento tiene una
atracción que los otros no tienen, y por tanto, merece la inmediata atención. Su fortaleza
se encuentra en el hecho de que, de todos los argumentos, este parece llegar a la mas estre-
cha incorporación de la actual contención de los proponentes del instrumento. Juan dice
que oye en el cielo las voces de los santos «... de arpistas que tocaban sus arpas» (Ap.
14:2). ¿No parece esto confirmar la contención esencial de los instrumentalistas de que
los santos (los Cristianos) pueden acompañar su adoración cantando con un arpa, o algún
otro instrumento musical? Por supuesto, para aquellos que se oponen al instrumento en
la adoración y están enseñados en los argumentos de la cuestión en este punto quisieran
entrar precipitadamente con toda clase de atenuantes (como lo hará brevemente el escritor),
pero los mas prudentes, ilustrados, buscadores de la verdad no son los que están bajo con-
sideración. ¿Cómo reaccionará el instrumentalista quien hasta aquí ha sido ignorante por
largo tiempo de la cuestión cuando esté confrontado con este argumento, especialmente si
está buscando desesperadamente alguna justificación para su práctica? Una lectura super-
ficial, no crítica, del texto mencionado sin duda, parece proveerle con toda la justificación
que necesita. Piensa que aquí están los Cristianos adorando con el instrumento — en el
cielo, no menos. El argumento basado en el uso de David del instrumento puede haberlo
contrariado porque podría fácilmente ser refutado por medio de redargüir que David no
era un Cristiano y no estaba limitado al Nuevo Testamento como un modelo de autoridad
en algo mas de lo que un Cristiano puede recurrir al Antiguo Testamento para justificar sus
prácticas. También puede haber sido contrariado por el argumento basado en el término
Griego Psallo porque parece llevar a una pelea sobre la claridad etérea de los eruditos que
cambian con una agitación de citas que él no se siente educacionalmente equipado para
seguirlas. A lo tal, entonces, las arpas de Apocalipsis pueden ser un «texto de prueba»
como un oasis en el desierto. Es eso exactamente lo que él necesita .... ¿ o no?

Lo Que Dicen los Pasajes

Hay cuatro pasajes en el apocalipsis de Juan que mencionan las arpas, arpistas, o tocando
arpas (5:8; 14:2; 15:2; 18:22), pero el último puede ser eliminado de la consideración en
vista de que se refiere solamente a un uso secular del arpa. Los otros tres pasajes citados
pueden ser resumidos como sigue:

(1) 5:8 — La escena es el trono de Dios en el cielo rodeado por los cuatro seres vivientes
y los veinticuatro ancianos cada uno teniendo un arpa y copas de oro llenas de incienso.
Ellos se postran delante del Cordero y le cantan un cántico nuevo.

(2) 14:2 — Juan oye la voz del cielo como el sonido de muchas aguas, trueno, y arpistas
tocando sus arpas.

(3) 15:2 — Juan ve a los victoriosos de pie sobre un mar de vidrio mezclado con fuego,
sosteniendo las arpas de Dios.
328 Las Arpas de Apocalipsis

Anotaciones Una Examinación Concienzuda

Hay un número de consideraciones que socavan decisivamente el uso instrumentalista de


los textos antes mencionados como base para su defensa del instrumento en la adoración.

Primero, en realidad ninguno de estos tres pasajes dice lo que los instrumentalistas
dicen que dice, que las arpas eran tocadas en el cielo. Dos de los tres pasajes (5:8; 15:2)
sencillamente dicen que los protagonistas tenían (o sostenían) arpas. No dicen que las
tocaban. Francamente, este escritor no se opondrá a que los instrumentalistas hagan con
sus instrumentos en los servicios exactamente lo que estos pasajes dicen que fue hecho
con las arpas. Si los instrumentalistas quieren venir a los servicios con pesados pianos y
órganos, este escritor no ofrecerá la mas leve objeción, con tal que se sienten calladamente
sosteniéndolos. Esto es todo lo que estos dos pasajes dicen que los protagonistas hicieron
con sus arpas. (Por supuesto, uno naturalmente podría preguntar por qué ellos tenían arpas
si no las tocaron, pero este punto será atendido más tarde).

El tercer pasaje (14:2) pudiera parecer ser un refugio de este contra-argumento, pero
realmente ni aún dice que las arpas fueron tocadas. Lo que dice es que Juan oyó una
voz, un sonido, el cual dice que sonaba como tres cosas: muchas aguas, trueno y arpistas
que tocaban sus arpas. Con respecto a este asunto primero podría ser dicho que el texto
específicamente dice que él oyó una «voz». Por supuesto, el término Griego «phone» es,
ampliamente definido, «un sonido», y necesariamente no se refiere a una voz humana. No
obstante, en el contexto la voz es claramente identificada como una voz humana. La voz
que Juan oye la identifica en el mismo versículo siguiente como el cántico de los ciento
cuarenta y cuatro mil redimidos de entre los de la tierra (v.3). (Los instrumentalistas que
no están deseando aceptar esta conclusión no ganan nada con su negativa, porque al hacerlo
así se colocan a sí mismos en el dilema de ser incapaces de probar cuatro cosas que tendrán
que probar para establecer su proposición; es decir, que habían arpas literales que realmente
fueron tocadas, que el toque de las arpas acompañó, o realmente eran coexistentes con el
cántico, que el toque de las arpas fue hecho con un propósito religioso o de adoración, y que
los redimidos eran los que estaban tocando las arpas). Por tanto, en vista de que la «voz»
está cantando, no puede estar tocando, porque el cántico no puede ser el toque de las arpas.

También, Juan no dice que la voz que oyó era realmente el sonido de arpas siendo tocadas,
sino que era como tal sonido. Fallar en apreciar esta distinción es fallar en entender una
figura literaria básica indicada por el término Griego «hos» (Español, «como», o «así») y
conocida como un «símil». Un «símil» es simplemente «expresar algo que guarda cierta
semejanza con otra cosa»1. Los dos elementos de un símil no son idénticos sino similares
en algunos respectos. Por ejemplo, cuando Jesús dice que vendrá «como» («hos») ladrón
(Ap. 16:15), no quiere decir que él es realmente un ladrón sino que la naturaleza inespe-
rada y repentina de Su venida será como la de una ladrón. Por tanto, si Juan dice que la
voz es «como» de arpistas que tocaban sus arpas, con eso implica que esto no es arpistas
tocando sus arpas. (Debiera ser notado que Juan estaba lo bastante cerca para ver a los
ciento cuarenta y cuatro mil en el cielo; tan cerca, en realidad, que parece que pudo ver
el escrito en sus frentes. Por tanto, si la «voz» que escuchó saliendo de ellos hubiera ob-
servado que eran sus arpistas tocando sus arpas, clara y sencillamente habría identificado
la «voz» como tal y no un sonido tan incierto como la fuente de la «voz» por medio de
usar el término «hos»). De esta manera, ninguno de los pasajes aducidos en apoyo del
instrumento en la adoración habla realmente de arpas siendo tocadas en la adoración. Por
tanto, el caso puede reposar aquí.

Es importante aclarar que algunas versiones en Español y otras en paráfrasis no prestan


atención a este importantísimo punto y vierten el pasaje (Ap. 14:2) omitiendo el símil -
“como”, y de esta manera dando pie a una interpretación antojadiza y alejada del original.

Las siguientes son algunas de las versiones y otras en paráfrasis que lo omiten:

Nueva Reina-Valera 1990 (NRV1990, Adventista) -- “Y oí una voz del cielo


como el estruendo de muchas aguas, como el estampido de un gran trueno. Sin
embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas.”
Las Arpas de Apocalipsis 329
Nueva Reina-Valera 2000 (NRV2000, Adventista) -- “Y oí una voz del cielo Anotaciones
como ruido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y oí una voz
de tañedores de arpas que tañían con sus arpas.”

Reina-Valera 1909 -- “Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y
como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que tañían
con sus arpas.”

Nueva Biblia Española (NBE) -- “Oí también un fragor que bajaba del cielo,
parecido al estruendo del océano y al estampido de un trueno fuerte: era el son
de citaristas que tocaban sus cítaras delante del trono.”

Nuevo Testamento de Pablo Beson (NT PB) -- “Y oí una voz del cielo como voz
de grandes aguas y como voz de fuerte trueno, y la voz que oí de tañederos de
cítaras que tañían con sus cítaras.”

Estas versiones omiten el término Griego «hos» (Español, «como», o «así») y conocida
como un «símil». Los manuscritos más antiguos y mejores lo incluyen y los eruditos mo-
dernos y las mayorías de las versiones en Español son unánimes en retenerlo e incluirlo.2
Fallar en apreciar esta distinción es fallar en entender una figura literaria básica indicada
por el término griego “hos”.

No obstante, un segundo punto que puede ser hecho es que, aún si fuera concedido que
estos pasajes prueban el arpa tocada en la adoración, ellos relatan que fue hecho en el
cielo y no que esto debe ser hecho en la iglesia. A menos que uno esté deseando aceptar
la poca envidiable premisa de que todo lo que es aceptado en el cielo debe ser aceptado en
la iglesia en la tierra, no puede concluir que el uso de música instrumental en la adoración
del cielo autoriza su uso en la adoración de la iglesia en la tierra. La realidad es que hay un
número de cosas que son, o serán aceptadas en el cielo que no son aceptables, o aún posi-
bles, en la iglesia en la tierra. Por ejemplo, la relación marital no existirá en el cielo (Mat.
22:30; Comp. Ap. 14:4). ¿Puede uno argumentar que los Cristianos deberían ser célibes?
Los bebés entrarán al cielo. ¿Significa esto que la iglesia en la tierra puede practicar el
bautismo de bebés y la membresía de bebés? El trono de Dios está en el cielo (Ap. 4:2).
¿Puede uno argumentar de esta manera como lo hacen los premilenarios, que el trono de
Dios puede ser establecido en la tierra? Ha habido ejércitos y guerra en el cielo (Ap. 11:7;
19:11-16). ¿Puede entonces la iglesia, crear un ejército para pelear batallas físicas en el
nombre de Cristo? Es dicho que en el cielo hay un templo, un altar, y la quema de incienso
(Ap. 5:8; 6:9; 15:5), pero ¿significa esto que la iglesia en la tierra puede tener tales cosas?
Además, Cristo ministra como sumo sacerdote en el cielo, pero El no puede hacerlo así
en la tierra (Heb. 8:4). La iglesia sobre la tierra tiene hombres de carne y sangre, pero
este no será el caso en el cielo (1 Cor. 15:50). Los hombres en la tierra no pueden ver el
rostro de Dios (Ex. 33:20), pero lo harán en el cielo (Ap. 22:4). La experiencia celestial
será completamente diferente de la experiencia terrenal (Ap. 21:4). El cielo y la tierra son
dos mundos completamente diferentes. Lo que pudiera estar presente en el primero podría
no estar presente en el segundo. Si es la voluntad de Dios incluir la música instrumental
en la adoración del cielo, es Su prerrogativa hacerlo así, pero El aún no ha dicho nada
autorizando su presencia en la adoración de la iglesia en la tierra. Las prácticas de los
seres en el cielo no sirve mas como modelo de autoridad para las actividades de la iglesia
en la tierra que lo que hacen las prácticas de los Israelitas en y alrededor del Tabernáculo
del Antiguo Testamento. Es como si los Cristianos en la tierra están en un país extranjero
(Fil. 3:20; Heb. 11:13) y, de esta manera, no pueden comprometerse en tales actividades
que pudieran ser permitidas en su tierra nativa.

Tercero, aún si uno pudiera probar que los redimidos en el cielo tocan arpas que acompa-
ñan su cántico de adoración y que lo tal sirve como autorización para la música instrumental
en la adoración de la iglesia sobre la tierra, aún tendría que probar que las «arpas» son
literales. Que el Apocalipsis de Juan, y particularmente, los pasajes bajo consideración, son
altamente simbólicos es algo que aún el mas ardiente instrumentalista tendrá que admitir.
Aún una lectura cuidadosa casual de los textos hará esto claro. ¿Habrá en el cielo una quema
de incienso literal, el Monte de Sion, Cordero, muchas aguas, truenos, ciento cuarenta y
330 Las Arpas de Apocalipsis

Anotaciones cuatro mil varones Judíos vírgenes con escritos en sus frentes y el mar de vidrio mezclado
con fuego? Si uno no está deseando dar a esto una interpretación literal, en el nombre de
la consistencia, ¿cómo es que él puede justificablemente redimir un artículo de tal contexto
figurativo y darle una interpretación literal? Si los instrumentalistas pueden argumentar por
y usar el instrumento sobre la base de la referencia a las arpas en estos pasajes, ¿por qué
no incluyen en su doctrina y práctica las otras cosas mencionadas en los mismos pasajes?
¿Por que no quemar incienso, instalar una caída de agua, simular el trueno, y adorar en el
Monte de Sion en un edificio con un mar de vidrio mezclado con fuego y los adoradores
limitados a ciento cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes? Por supuesto, esto es
admitidamente absurdo, pero no mas de lo que pueden dar a las arpas una interpretación
literal. Uno no puede dar una interpretación literal a un pasaje admitidamente figurativo.

Esto introduce la pregunta que fue postergada al principio; es decir, por qué las arpas
aún son mencionadas. Son mencionadas porque, como las otras cosas, connotan una idea o
cualidad abstracta. No tienen realidad concreta. Porqué, un pasaje aún da una interpretación
figurativa a algunos elementos mencionados junto con las arpas (Ap. 5:8), indicando de
esta manera como debe ser interpretado el elemento en el pasaje. Las copas de oro llenas
de incienso son dichas que son (eso es, representan) las oraciones de los santos. Si este
es el caso que las copas no son literales sino que simbolizan una idea, ¿por qué no debería
ser verdad de los elementos que preceden inmediatamente a las copas? Ciertamente, es el
caso que las copas simbolizan el gozo y la alabanza. Las arpas invariablemente tienen esta
connotación en la Biblia (Sal. 137:1-3; Isa. 24:8; Ap. 18:22). De esta manera, las arpas de
Apocalipsis sencillamente simbolizan el gozo y la alabanza de los redimidos, y nada más
allá de esto puede ser construido de su mención en contexto figurativo.

No obstante, si el instrumentalista aún insiste que el Apocalipsis habla de tocar arpas


literales, y que lo tal constituye justificación para su inclusión en la adoración de la iglesia
en la tierra, lo que él consigue es sino arpas, y nada mas. Los instrumentalistas hacen
explosión por las arpas literales en Apocalipsis, y luego adhieren el piano u órgano en su
adoración sobre esa base. Bueno, los pianos y los órganos no son arpas. Las arpas autori-
zarían arpas y nada mas. El Señor nunca ha permitido ser menos exacto en cumplir Sus
mandamientos que lo que ha sido en dictarlos (Comp. Lev. 10:1-3). Si El dijo madera
de gofer (Gén. 6:14), ¡no quiso decir Acacia! Si dijo una vaca alazana (Núm. 19:2), ¡no
quiso decir blanca o negra! Si dijo un macho cabrío de un año (Ex. 12:5), ¡no quiso decir
una hembra de dos años! Si dijo pan (Mat. 26:26), ¡no quiso decir carne! En resumidas
cuentas, Dios quiere decir exactamente lo que dice y ¡nada mas! Los hombres no pueden
permitirse simplemente aproximarse a la obediencia de los mandamientos de Dios. Si
no han aprendido ese principio básico, entonces no han comprendido mucho del Antiguo
Testamento (Gál. 3:24). Los hombres no pueden argumentar que las arpas de Apocalipsis
justifican cualquier otro instrumento en la adoración simplemente a causa de alguna simi-
litud entre ellos. (Incidentalmente, pianos y órganos no son tan similares a las arpas como
un pudiera pensar. Son tan fundamentalmente diferentes que el arpa está clasificada como
instrumento de cuerda, el piano como un instrumento de percusión, y el órgano como un
instrumento de viento). Si el arpa justifica el piano, órgano, trompeta, o bombo sobre la
base de alguna similitud entre ellos, por la misma señal el jugo de uva en la Cena del Señor
podría ser reemplazado aceptablemente con jugo de tomate (siendo ambos jugos de rojo
oscuro obtenido de las viñas, etc.). De esta manera, si las arpas de Apocalipsis justifican
el uso de algún instrumento en la adoración de la iglesia, solamente justificarán las arpas,
y no nada que no sea un arpa.

Finalmente, si el instrumentalista ha seguido la argumentación hasta aquí y aún insiste


en que las arpas de Apocalipsis son literales y justifican otro instrumento en la adoración
de la iglesia en la tierra, entonces, para ser consistente, tendrá que insistir en que cada
participante tenga un arpa, o al menos un instrumento de alguna clase. En Apocalipsis
cuando son mencionadas las arpas, son siempre mencionadas en plural, indicando que cada
participante tenía una. Nunca es mencionada «un arpa». En realidad, un pasaje habla de
los adoradores «todos tenían arpas» (Ap. 5:8). [«cada uno tenía un arpa» - Biblia de las
Américas]. Si los instrumentalistas insisten en usar estos pasajes de Apocalipsis como
justificación para su práctica, debieran seguirlos enteramente y tener a cada adorador
tocando un instrumento.
Las Arpas de Apocalipsis 331
En resumen, pudiera probarse útil colocar las contorsiones exegéticas en las que los Anotaciones
instrumentalistas han torcido estos pasajes de Apocalipsis en una forma sencilla y capsular
de manera que lo que han hechos con ellos pueda ser visto fácilmente (pero solamente ellos
pueden tragárselo). (1) Contienden por el uso de instrumentos de pasajes que realmente
no dicen que los instrumentos fueron tocados. (2) Contienden por una práctica en la tierra
que admitidamente no ocurre en la tierra. (3) Contienden por un uso literal de instrumentos
de pasajes que no los usan literalmente. (4) Contienden que las arpas son tocadas en estos
pasajes y luego tocan cualquier y todo instrumento pero no un arpa. (5) Contienden por
el uso de instrumentos de pasajes que indican que todo adorador tenía uno y luego limitan
su uso en sus servicios a solamente uno, o a unos pocos, adoradores. ¿No es extraño que
algunas personas hagan una cantidad de «arpista tocando sus arpas» sobre un texto de
prueba y sin embargo se la ingenien para que se haga solamente una cosa?

(Gospel Anchor, Vol. 7, Pág. 231, Gary P. Eubanks).

_________________
1
E.W. Bullinger, Diccionario de Figuras de Dicción Usadas en la Biblia (Libros CLIE), Pág. 622.
2
A.T. Robertson en su Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, Obra Completa, 6 Tomos en 1,
El Apocalipsis, pág. 749, dice. “Como de arpistas que tocaban sus arpas (hos kitharoidon kitharizonton
en tais kitharais auton).
Marvin R. Vincent en su Estudio de Palabras en el Nuevo Testamento, Vol. II, El Apocalipsis de Juan,
pág. 533, dice, “La lectura correcta es, (kai he phone hen ehousa hos kitharodon) y la voz que oí (era)
como (la voz) de arpistas.”
332 Los Angeles de las Iglesias

Anotaciones Apéndice 5
Los Angeles de las Iglesias
Se tienen varios puntos de vista:

1. Mensajeros Humanos. La palabra angel – angelos (ἄγγελος, G32) en el


Griego significa ‘mensajero (de angelo , entregar un mensaje)’,1 sin ninguna
connotación sobrenatural (cfr. Mat. 11:10, Juan el Bautista). Se pudo referir
a alguno de los mensajeros de la iglesia que había sido enviado a Patmos
para recibir las cartas.

a. Robertson sugiere que el ángel es el pastor de la iglesia.2

b. Trench dice que estos ángeles era los obispos de las iglesias.

c. Estos puntos de vista (a – b) pasan por alto la enseñanza del Nuevo Tes-
tamento con respecto al gobierno de la iglesia local. Cada iglesia tenía
una pluralidad de obispos (ancianos, pastores) (Hch. 14:23; 20:17, 28;
Fil. 1:1; 1 Ped. 5:1-2).

2. Angeles. Swete declara: “... el Apocalipsis usa angelos unas sesenta veces,
excluyendo aquellas en que es seguido por tes ekklesios o ton ekklesion, y
siempre en el sentido técnico de un sobrehumano siendo usado al servicio
de Dios o de Satanás. Por tanto, hay una fuerte presunción de que el aggeloi
ton ekklesion son los ángeles en el sentido en que la palabra es presentada
en otros lugares a través del libro” (22).

3. Los ángeles guardianes de la iglesia (cfr. Dan. 10:13,20-21; Mat. 18:20;


Hch. 12;15).

4. El espíritu prevaleciente de la iglesia. Mounce dice que esta era “una forma
de personificar el espíritu prevaleciente de la iglesia” (82). Hailey argumenta
que es el “carácter espiritual, el estado interno o el espíritu prevaleciente de la
iglesia misma” (Barclay, Eerdman, Pieters, Plummer, Swete, Wallace)” (116).

a. Jesús dirigió la carta al “ángel” de la iglesia.

b. La carta concluye con una apelación – “El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias”. El ángel es al que se dirige la carta; la iglesia
es la que debe oir. “Resulta que los ángeles son parte de la iglesia a la
que se le indicó que escuchara; este sería el espíritu o vida activa de las
iglesias” (Hailey).

5. Ninguna conclusión es totalmente satisfactoria.

________________________
Notas al Pie

1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, vol. 1, pág. 100.
2. A.T. Robertson, Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, 6 Tomos en 1.

Referencias

1. Ferrell Jenkins, Studies in the Book of Revelation, pág. 46. .

JR
20/07/2020
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Youtube – El Ancla del Evangelio
La Desposada, la Esposa del Cordero 333

Apéndice 6 Anotaciones
La Desposada, la Esposa del Cordero
Apocalipsis 21:9

Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas
de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada [‘novia’ – LBLA]1, la esposa del Cordero.

BLS – “Después vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas con las últimas plagas terribles, y me dijo: ‘Acércate; voy a mostrarte
a la novia, la que va a ser la esposa del Cordero’” (Cfr. TLA).

NOVIA muestra el parentesco con Cristo, esto es, una que está desposada
con Cristo. Relación íntima.

Dios habló de los israelitas como habiendo estados casados con El. “Porque tu
marido es tu Hacedor” (Isa. 54:5; cfr. Jer. 3:14).

En Oseas 2:14-17, Dios siendo fiel a Su pacto, no se olvidaría de Israel aunque


ella se había olvidado de El. Prometió liberarla de nuevo de la esclavitud así como
los había sacado de Egipto. Fuera del “valle de Acor” (‘atormentado’ – Josué 7:26),
el desesperó se tornaría en esperanza. Esta demostración de amor y misericordia
más allá del mérito haría que un día el pueblo de Dios lo llamará “Ishí”, i.e, “mi
esposo” (Oseas 2:16 – “Sucederá en aquel día--declara el SEÑOR-- que me lla-
marás Ishí [‘mi esposo’] y no me llamarás más Baalí [‘mi maestro’]”). Una vez
más el parentesco debe ser establecido.

Pablo habló acerca de la relación marido-mujer. Concluyó, “31 Por esto dejará
el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la
iglesia” (Efe. 5:31-32).

Un misterio – musterion (μυστήριον, G3466) – es algo no entendido por los


hombres sin alguna revelación de Dios (compárense 1:9; 3:3, 4, 9).

En el NT denota no lo que es misterioso, como sucede con el término


castellano, sino aquello que, estando más allá de la posibilidad de ser
conocido por medios naturales, solo puede llegarse a saber por revela-
ción divina, y se hace saber de una manera y en un tiempo señalados
por Dios, y Solo a aquellos que están iluminados por su Espíritu. En
su sentido ordinario, un misterio significa conocimiento retenido; su
significado bíblico es verdad revelada. De ahí que los términos espe-
cialmente asociados con este tema sean “dado a conocer”, “revelado”,
“declarado”, “dispensación”, etc. La definición dada arriba puede tener
su mejor ilustración con el siguiente pasaje: “el misterio que había estado
oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a
sus santos” (Col. 1:26).2

Desde el principio cuando Dios juntó al primer matrimonio, esta unión ha sim-
bolizado en su mente la unión de Cristo y su iglesia, pero hasta ahora (en Efesios)
se revela.

La Versión Vulgata traduce la palabra “misterio” como “sacramento”, y de este
error vino el llamado sacramento de matrimonio. La palabra “sacramento” no es
palabra bíblica; tampoco es bíblico el concepto de “sacramento” (“acto religioso
que tiene por objeto la santificación de una persona”, Larousse).

Además, el matrimonio no es acto o rito eclesiástico. Es para toda la humanidad,
334 La Desposada, la Esposa del Cordero
y tuvo su origen en Edén. Los votos matrimoniales no tienen que ser solemniza-
Anotaciones dos por la iglesia. Es bueno que los hermanos en Cristo acompañen a los novios
durante las bodas, y siempre es apropiado cantar, orar y estudiar textos apropiados
juntos en cualquier ocasión. Pero es importante enseñar que el matrimonio no es
un acto eclesiástico.

Todo el sistema de los sacramentos fue inventado por el clero romano para ejercer
más control sobre sus feligreses, desde el nacimiento hasta la muerte.

“2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de


Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido ... 9 ... Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero” (Ap. 21:2,9).

Jesús es el novio (Ap. 21:9). “... os he desposado con un solo esposo, para pre-
sentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Cor. 11:2). Los judíos debían morir
“... a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó
de los muertos ...” (Rom. 7:4).

Los maridos en perspectiva buscan una virgen pura, virtuosa. Jesús también
desea una “virgen pura” (2 Cor. 11:2). “Virgen pura” es definida como “... no
consintiendo en actividades sexuales ilícitas, virtuosa ...”.3 Jesús usó el termino
para referirse a toda forma de pureza de vida.

jagnos (ἁγνός, G53) , puro, libre de contaminación, incontaminado


(de la misma raíz que jagios , santo), se traduce “pura” en 2 Cor. 11:2.4

Las personas obedientes son la novia pura, la iglesia. Solamente los obedientes
serán salvos (Heb. 5:9). A las vírgenes que no se prepararon se les dijo, “... no
os conozco” (Mat. 25:12).

Jesús debe ser obedecido. Las esposas deben estar en sujeción al esposo, como
la iglesia está en sujeción a Cristo – “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo,
así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (Efe. 5:24). Jesús es la
cabeza de la iglesia, así como el marido es la cabeza de la familia (Efe. 1:22; 5:23).
El miembro desobediente abandona a Cristo (Ap. 2:4ss).

Los Cristianos están casados con Cristo para llevar fruto en Su nombre (Rom.
7:4). La iglesia no es un lugar para la ociosidad (flojera, holgazanería). Uno debe
hacer las obras de Dios (Jn. 9:4). Buscar el perdido (Mat. 9:38). Persuadir a los
hombres (2 Cor. 5:11).

La discusión de la novia del Cordero y Su matrimonio, que fue introducida al


principio (19:7ss), es resumida aquí en gran detalle. Así que, vamos entonces a
19:7 donde se nos dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque
han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”.

Dos mujeres ya han sido introducidas: la mujer radiante (cap. 12) y la ramera
(cap. 17). Ahora una tercera es designada la esposa del Cordero. Ella es la mujer
radiante bajo este nuevo símbolo, y su aparición da una nueva razón para rego-
cijarse. Con la remoción de la ramera, el gran enemigo y rival de la iglesia, han
llegado las bodas del cordero; por tanto, lo santos “se gozan y se alegran”. Esta
frase aparece solamente otra vez en la Biblia, con estos regocijándose parece tener
en mente. Cuando Jesús dijo a Sus discípulos de las persecuciones y falsos repro-
ches que vendrían contra ellos, dijo, “Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón
es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de
vosotros” (Mat. 5:12). Estos están entrando en ese gozo y alegría prometido por
su Señor a medida que anticipan el evento venidero. En medio de este regocijo,
el redimido reconoce la fuente de sus bendiciones como el objeto de su alabanza.
“Y démosle gloria” (19:7b), porque fue a través de Su soberanía y control total de
Su universo que ha sigo ganada la victoria por parte de ellos.
La Desposada, la Esposa del Cordero 335
En el Antiguo Testamento la relación de Jehová con Su pueblo es referida como
un matrimonio, o como una relación marido y mujer (Oseas 2; Isa. 50:1; Jer. 2:32; Anotaciones
Ez. 16, etc.). Por tanto, es muy natural que la relación estrecha de Cristo y la iglesia
sea expresada en esta misma analogía sagrada. Sin embargo, el entendimiento de
este pasaje reposa en un entendimiento de la costumbre hebrea del desposorio y
el matrimonio.

María, quién habido sido “desposada con José”, se halló que había concebido
del Espíritu Santo “antes de que se juntasen” (Mat. 1:18); pero se le dijo a José,
“no temas recibir a María tu mujer” (vs.20, 24).

La palabra “desposada” – mnesteuo (μνηστεύω, G3423) – que aparece sola-


mente aquí y en Lucas 1:27; 2:5, significa:

Comprometerse en matrimonio, desposar.5

Estar comprometido, solicitar en matrimonio, estar desposado.6

Cortejar y ganar, desposar o prometer en casamiento. Se usa en la voz pasiva


en Mat. 1:18 ; Luc. 1:27; y 2:5, todos estos pasajes en referencia a la virgen
María, y traducido ‘desposada. La RVR77 da en el margen de Mat. 1:18 la
aclaración ‘comprometida para casarse’.7

Estar prometida en matrimonio, estar desposada.8

Prometer en matrimonio, estar prometida para casamiento, estar desposada,


estar comprometida (según las costumbres culturales antiguas).9

Estar comprometido, comprometerse.10

Desde el punto de vista hebreo estar comprometido o prometido en matrimo-


nio era mucho más sagrado y obligatorio que en nuestra sociedad. Aunque no
se habían juntado, María era llamada la mujer (‘esposa’) de José en su período
de desposada. La costumbre de una fiesta de bodas es expuesta por Jesús en la
parábola del rey quien dio tal fiesta para su hijo (Mat. 22:1-14); el lapso de tiempo
entre los preparativos para las bodas (matrimonio) y la fiesta de bodas misma está
indicado en la parábola de las diez vírgenes (Mat. 25:1-13).

Es revelado claramente en la Biblia que la relación de la iglesia con Cristo es


esa de una esposa (Efe. 5:22ss; Rom. 7:4), pero de la misma manera en que María
estaba desposada con José antes de que se juntarán (Mat. 1:18). Puede ser presen-
tada una objeción a este punto de vista sobre la base de la declaración de Pablo
de que estamos unidos con Cristo “a fin de que llevemos fruto para Dios” (Rom.
7:4). Esta objeción supone que el fruto es la descendencia, lo cual el pasaje no
apoya. Como comenta Whiteside, “El Versículo 6 muestra que el llevar fruto es
realizado al servir a Dios en el régimen del espíritu”. Es el fruto de justicia (cfr.
Rom. 6:20-22; Gál. 5:22).

Pablo escribió, “... pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros
como una virgen pura a Cristo” (2 Cor. 11:2); y Cristo se entregó a sí mismo por
la iglesia, de manera que pudiera presentársela “a sí mismo, una iglesia gloriosa”
(Efe. 5:27).

La palabra “esposa” (19:7; 21:9) – armozo (ἁρμόζω, G718) – significa:

ajustar, unir (de armos, unión, unir; la raíz ar, que significa ajustar, ... Se
usa en la voz media, de casarse o de dar en casamiento.11

unirse,ajustar ... o desposar, dar a uno en matrimonio a cualquiera.12


336 La Desposada, la Esposa del Cordero
En Ap. 21:2, Juan habla de “... dispuesta como una esposa ataviada para su
Anotaciones marido”. En este versículo la palabra esposa es de – numfe (νύμφη, G3565) – :

De donde procede el vocablo castellano ninfa; desposada o joven esposa


(Jn. 3:29 ; Ap. 18:23; 21:2, 21:9; 22:17). Posiblemente se relaciona con
el vocablo latino nubo, velar. A la novia se la adornaba a menudo con
bordados y joyas (véase Ap. 21:2), y era llevada velada desde su hogar
hasta el hogar del novio.13

Por lo que entonces, cuando es observado a la luz de la costumbre hebrea del


matrimonio, la iglesia está ahora desposada o prometida en matrimonio a Cristo
como Su esposa, como lo estuvo María con José, preparándose a sí misma para la
cena de las bodas del Cordero que está por venir (19:9).

_____________________
Anotaciones al Pie

1. LBLA = La Biblia de las Américas, Cfr. BAD, CJ, JER, DHH, BLS, PDT, BLA, NC,
VM, BTX, NVI, TLA.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., pgs. 22-23.
3. Webster’s New World Dictionary, p. 248.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 278.
5. Strong.
6. Diccionario Tuggy.
7. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.
8. J.H. Thayer, Greek-English Lexicon of the N.T., p. 416.
9. Diccionario Swansson.
10. Arndt & Gingrich, p. 527.
11. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.
12. J.H. Thayer, Ibid, p. 74.
13. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.

Referencias

1. Homer Hailey, Revelation – An Introduction and Commentary.

JRM — 16/08/2020

[email protected]
www.elancladelevangelio.org
Youtube – El Ancla del Evangelio

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