LC Apocalipsis JR
LC Apocalipsis JR
LC Apocalipsis JR
Copilado por:
Jaime Restrepo M.
EL ANCLA
DEL EVANGELIO
Hebreos 6:19 – “La cual tenemos como segura y rme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo”
El Ancla del Evangelio es un proyecto de varios años el cual no forma parte de ninguna organización
religiosa en particular, sino que es el esfuerzo individual de un cristiano cuyo deseo es poner a disposición de
todos los interesados material bíblico de buena calidad para el estudio, edificación, y preparación de todo
aquel que este procurando “... con diligencia presentarse a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
El Ancla del Evangelio abarca no solo material impreso (en formato digital – PDF) disponible en su página
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de autor a fin de que este siervo de Dios pueda continuar con su labor en el servicio en el Reino de nuestro
Señor y Salvador Cristo Jesús.
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Jaime Restrepo M.
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apokalupsis - ἀποκάλυψις
TABLA DE CONTENIDO
Capítulo 1
Cristo Entre Los Candeleros ........................................................................................................... 1
Capítulo 2
Cartas a las Siete Iglesias de Asia - Introducción a las Cartas ........................................................ 28
Capítulo 3
Cartas a las Siete Iglesias de Asia - Continuación .......................................................................... 59
Capítulo 4
La Escena del Trono ........................................................................................................................ 81
Capítulo 5
El León, el Cordero y el Libro ......................................................................................................... 96
Capítulo 6
La Apertura de los Primeros Seis Sellos ......................................................................................... 108
Capítulo 7
Un Interludio ................................................................................................................................... 123
Capítulo 8
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas ........................................................................ 134
Capítulo 9
El Principio de los Ayes .................................................................................................................. 143
Capítulo 10
Visiones Intermedias: El Anuncio de la Retribución ..................................................................... 151
Capítulo 11
La Visión Continúa - La Medisión del Templo y los Dos Testigos ................................................. 156
Capítulo 12
La Mujer y el Dragón ...................................................................................................................... 165
Capítulo 13
Las Dos Bestias ............................................................................................................................... 174
Capítulo 14
El Juicio Justo ................................................................................................................................. 184
Capítulo 15
Las Siete Copas de Ira ..................................................................................................................... 194
Capítulo 16
Las Copas de Ira Son Derramadas ................................................................................................... 204
i
Capítulo 17
La Infamia y Caída de Babilonia .................................................................................................... 214
Capítulo 18
La Caída de Babilonia - La Ramera ................................................................................................ 229
Capítulo 19
Los Santos se Regocijan ................................................................................................................. 238
Capítulo 20
El Reinado de Cristo y el Destino Final de Todos ........................................................................... 249
Capítulo 21
La Gloria Eterna .............................................................................................................................. 280
Capítulo 22
La Nueva Jerusalén - Continuación ................................................................................................ 295
Apéndices
1. Los Números de Apocalipsis ....................................................................................................... 310
2. El Todopoderoso ......................................................................................................................... 317
3. El Nuevo Nombre ....................................................................................................................... 321
4. Las Arpas de Apocalipsis ............................................................................................................ 327
5. Los Angeles de las Iglesias .......................................................................................................... 332
6. La Desposada, la Esposa del Cordero ......................................................................................... 333
Jaime Restrepo M.
[email protected] -- www.elancladelevangelio.org
ii
Apocalipsis – Capítulo 1 1
CAPITULO 1 Anotaciones
Cristo Entre Los Candeleros
LO SOBRESCRITO
v.1-3
v. 1 – “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus sier-
vos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su
ángel a su siervo Juan”.
Puede ser levantada la pregunta, ¿Es de Jesucristo esta revelación o una reve-
lación en la que Cristo es ambos, el recipiente y el dador? Aunque los eruditos
difieren en la respuesta, la frase siguiente, “que Dios le dio para manifestar a sus
siervos”, indica que esta es una revelación divina dada a Cristo como el recipiente
del mensaje, la cual El a su vez da a Sus siervos; esta es una revelación que Jesús
hace. Es Jesucristo quien hace esta “revelación”, quien descubre el velo para que
salgan a la luz los hechos y verdades que permanecerían ocultas hasta el final si
Dios no las revelara.
– Que Dios le dio – hace de Dios (el Padre) la fuente final y autor de la reve-
lación. A través del evangelio de Juan, Jesús afirma que lo que hacía y enseñaba
era del Padre (Juan 5:19; 6:38; 7:14-17; 8:28; 12:48-50; 14:23-24, etc.). Todo el
plan eterno de Dios se originó en Su mente, fue llevado a cabo por Cristo y fue
revelado por el Espíritu Santo (1 Cor. 2:6-10; Ef. 1:9-10, etc.); esta fase final de
la revelación también es de Dios. Esta revelación fue dada a Cristo “para mani-
festar a sus siervos”. Las cosas por venir debían hacerse conocer a los siervos
de Dios—los redimidos. La revelación fue encomendada a ellos para custodia y
para su consuelo y estímulo.
2 Apocalipsis – Capítulo 1
– Las cosas que deben suceder pronto – refuta claramente la visión futurista
de que Juan estaba escribiendo acerca de cosas que ocurrirían inmediatamente
antes de la segunda venida de Jesús.
El contexto general empieza en Ap. 1:1, donde Juan aclaró que el Apocalipsis
es acerca de “las cosas que deben suceder pronto”. La mayoría de las personas
no creen que los eventos que Juan describió en Apocalipsis ocurrirían “dentro de
poco”. Parecen pensar que Juan escribió acerca de cosas que ocurrirían cientos
de años en el futuro, tal como la Primera Guerra Mundial, la Segunda, o la Terce-
ra, que muchos teorizan que es el Armagedón. Pero debemos guardar en mente
que Juan dijo, en el principio del libro, que hablaría acerca de cosas que deben
suceder pronto.
La palabra “pronto” – en tachei (ἐν τάχει, G5034), lit., en, o con, velocidad.4
El Nuevo Testamento Comunidad Taizé vierte esta versión del versículo 1 como:
“...lo que ha de suceder en breve...” La misma palabra es traducida “pronto” en
Hechos 12:7 (Reina-Valera) (“...levántate en seguida...” Nuevo Testamento Co-
munidad de Taizé; “...levántate, rápido...” La Biblia Latinoamericana; “...levántate
aprisa...” Biblia de Jerusalén). El ángel del Señor no quiso decir que Pedro podía
tomarse unos pocos miles de años en levantarse. La palabra es usada nuevamente
en Hechos 22:18 (“prontamente”); Hechos 25:4; Rom. 16:20 (“en breve”) y 1 Tim.
3:14 (“ir pronto”).
El libro fue escrito para el uso inmediato, para el estímulo y consolación de los
Cristianos en el primer siglo. El libro debe, por tanto, ser estudiado a la luz del
fondo histórico de ese día. Tal es la característica de todos los libros de profecía.
De igual manera, en Ap. 1:3, Juan dijo, “y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca”. El tiempo estaba cerca durante el primer siglo.
Al final del libro, en Ap. 22:6, Juan dijo que había hablado acerca de las “cosas
que deben suceder pronto”. También, en Ap. 22:10, dijo la misma cosa:
“Esto es una revelación de las cosas que deben suceder presto. La natura-
leza del reino de Dios es tal que no puede sufrir una derrota: parecía que iba a
sufrirla cuando Juan estaba en la isla de Patmos, a menos que Dios interviniera
prestamente; y este mensaje dice que Dios vendría prestamente a libertar a su
pueblo.
Juan es muy específico acerca del enmarco del tiempo para las profecías que
hizo en este texto divino. (1) Apocalipsis 1:1, “... las cosas que deben suceder
pronto ...” (2) Apocalipsis 1:3, “porque el tiempo está cerca”. (3) Apocalipsis
22:6, “... las cosas que deben suceder pronto”, (4) Apocalipsis 22:7, “¡He aquí,
vengo pronto!”, (5) Apocalipsis 22:20, “Ciertamente vengo en breve”, y finalmente
(6) Apocalipsis 22:10, “No selles las palabras de la profecía de este libro ...”. En
no menos de 5 lugares Juan nos permite saber que las profecías de este libro son
pertinentes a su día, y que pronto pasarían.
“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del
fin ... Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin”.
Otro ejemplo es Daniel 8:1, donde encontramos que Daniel recibió una visión
en el año tercero del reinado del rey Belsasar el cual fue en el 550 A.C. Con
respecto a la visión el Señor le dijo a Daniel “... y tú guarda la visión, porque es
para MUCHOS DIAS” (Dan. 8:26). [La Biblia de las Américas vierte este pasaje
así: “... pero tú, guarda en secreto la visión, porque se refiere a muchos días aún
lejanos”, jr.]. Si simplemente podemos determinar cuál fue el cumplimiento de
la visión y cuándo ocurrió, entonces sabremos lo que los MUCHOS DIAS” son
4 Apocalipsis – Capítulo 1
para el Señor. En Dan. 8:13-14, Daniel escucha que es hecha la pregunta, “¿Hasta
Anotaciones cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora ...”
y la respuesta fue “hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario
será purificado”.
Por tanto, cuando sustraemos 164 A.C. (cuando se cumplió) de 550 A.C. (cuando
fue hecha), encontramos que los “muchos días aún lejanos” son iguales a 386 años.
Cuando Dios dice el tiempo llama los 386 años “muchos días aún lejanos”. Por
tanto, puesto que esto era muy lejano en el futuro, Daniel debe sellar la profecía
(Dan. 12:9; cfr. v.4).
Compare esto con Juan a quien se le dijo, “No selles las palabras de la profecía
de este libro, PORQUE EL TIEMPO ESTA CERCA” (Ap. 22:10). Tenemos ahora
una comparación directa entre los “muchos días” como opuesto a “el tiempo está
cerca”, y entre “sellar la profecía” y “no sellar la profecía”. Por la definición
divina de las profecías del libro del Apocalipsis tiene que pasar mucho tiempo
antes del fin del mundo y el retorno del Señor.
El Contexto del Tema
Debemos guardar en mente que los Cristianos en la última parte del primer siglo
fueron menospreciados, desechados. La persecución contra ellos fue intensa y
extensa. William Barclay escribió:
“En la época en que se escribió el Apocalipsis el culto al emperador era la
única religión que cubría la totalidad del imperio romano. Fue a causa de
la negativa de los cristianos a aceptar sus exigencias que se empezó a perse-
guirlos y se los asesinó en grandes cantidades. La esencia de este culto era
que el emperador reinante, en cuanto encarnación del espíritu de Roma, era
divino. Una vez por año todas las personas que vivían en el Imperio debían
comparecer ante los magistrados para quemar una pizca de incienso ante
el busto del emperador y decir: “César es el Señor” (es Dios)...Negarse a
quemar esa pizca de incienso y negarse a decir “César es el Señor” no era
un acto de irreligiosidad, sino un gesto subversivo, de deslealtad política. Si
alguien se negaba a celebrar una vez por año esta ceremonia tan sencilla, los
romanos no lo consideraban ateo, sino un ciudadano desleal y potencialmente
rebelde. Es por eso que los romanos trataban con gran severidad a los que
se negaban a decir “César es el Señor.” Y ningún cristiano hubiera podido
ser persuadido de otorgar ese título, el de “Señor”, a otro que a Cristo. Para
el cristiano — y este era el centro y esencia de su credo — Jesucristo, y
solamente Jesucristo, era el Señor.”
Cfr. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento,
17 Tomos en 1, p. 1104
Apocalipsis – Capítulo 1 5
¿Quién estaba encargada de obligar esta adoración a la “Primera Bestia” (Ap.
13:12,1-8)? La “Otra Bestia” (13:11-17). ¿Quién es esta “Otra Bestia”? Ray Anotaciones
Summers da el siguiente comentario:
En los capítulos 1-11, Juan dio el punto de vista físico de la batalla entre la
iglesia y sus enemigos. En los capítulos 12-22 Juan dio el punto de vista espiri-
tual de la misma batalla. Estos capítulos muestran que la batalla entre la iglesia
y sus enemigos era exactamente otra en la guerra perpetua entre Cristo y Satanás.
Estos últimos capítulos revelan dos grupos de combatientes en esta gran con-
tienda entre Cristo y Satanás: El capítulo 12 introduce a los líderes de los grupos,
Cristo (el Cordero) y el Dragón, a quien Cristo identifica como Satanás. El capí-
tulo 13 introduce a otros dos miembros del grupo de Satanás, la bestia del mar y
la bestia de la tierra. La bestia del mar corresponde con la descripción de Daniel
(en Daniel 7) de la cuarta bestia, o Roma. Daniel 7 y Apocalipsis 13 están tan
fuertemente encadenados que no podemos entender Apocalipsis sin el antecedente
previo en Daniel.
En Apocalipsis 14, Cristo nos introduce a los otros miembros de su equipo en este
gran conflicto, los 144.000 de pie con El. Estos cristianos fieles no participarían
en la adoración de un hombre. El capítulo 16 introduce más miembros del equipo
de Satanás, los reyes de la tierra. Estos reyes estaban en alianza con Roma para
obligar la adoración de César y perseguir a los cristianos. Finalmente, el capítulo
17 introduce al último de los miembros del equipo de Satanás, la ciudad que era
una ramera. A menudo las rameras representan ciudades en la Biblia: Nínive
(Nah. 3:1-4) era una ramera de religión. Tiro (Isa. 23:15-17) era una ramera de
comercio, y Babilonia (Isa. 47:5-15) era una ramera de placer. Si uno toma una
fecha del pre-70 D.C. para el Apocalipsis, entenderá que la ramera era Jerusalén.
Si se suscribe la fecha tardía (95-96 D.C.), ciertamente entenderá que la ramera
es Roma.
Después que Cristo introdujo a todos los miembros del equipo de Satanás, el resto
del Apocalipsis describe su destrucción en el orden inverso en que los introdujo.
De esta manera, el capítulo 18 describe la destrucción de la ramera y el capítulo 19
da la destrucción de la bestia de la tierra y la bestia del mar. El siguiente capítulo,
el tema de nuestro estudio ahora, retrata la destrucción del dragón. Finalmente,
los capítulos 21-22 muestran el destino de los miembros victoriosos del equipo
6 Apocalipsis – Capítulo 1
de Cristo.
Anotaciones
Colocado en el contexto todo el libro, Apocalipsis 20 tiene que ver con la des-
trucción de Satanás. Inherente a eso, es mencionado el reinado de 1000 años de
alguien con Cristo en alguna parte. No obstante, esa mención imprevista (tres
versículos) no es el tema del capítulo. ¡El tema del capítulo es la destrucción de
Satanás!
“Y la Declaró”
Para el apóstol Juan todas las maravillas o milagros eran “señales”; él usó la
palabra repetidamente en su Evangelio. El lector debe interpretar las señales y
determinar el mensaje divino que se quería decir a las personas a quienes fue
dirigido, y el significado para nosotros hoy día. La palabra “señal” aparece siete
veces en el libro y es una de veintinueve palabras que Juan usa siete veces en el
Apocalipsis.
Todos los apóstoles habían recibido el Espíritu Santo quien los guió a toda la
verdad (Jn. 14:16-17; 15:26-27; 16:13). Juan también fue lleno del Espíritu en
Pentecostés (Hch. 2:4) y recibió revelaciones por medio del Espíritu Santo (Efe.
3:5). Sin embargo, cuando un ángel dirigió a Juan en estas visiones, se sobrecogió
y postró a los pies del ángel queriendo adorarlo (19:10; 22:8). El ángel rehusó la
adoración de Juan identificándose a sí mismo como un consiervo de los profetas
y de aquellos que retenían el testimonio de Jesús.
¿Quién era este ángel? El pasaje no lo identifica. Quizás era Miguel o Gabriel.
Miguel es mencionado específicamente en el Apocalipsis como el ángel que peleó
contra el dragón (12:7). Miguel parece ser también el ángel del conflicto en otros
pasajes donde es mencionado (cfr. Dan. 10:13,21; 12:1; Judas 9). Gabriel no es
mencionado en el Apocalipsis, sin embargo es interesante notar que fue él quien se
apareció a Daniel para darle sabiduría y entendimiento con respecto a las profe-
cías del fin de la nación de Israel y Jerusalén (Dan. 8:16; 9:21; cfr. Luc. 1:19,26).
Con toda seguridad el ángel que dio a Juan el Apocalipsis pudo haber sido algún
otro. Sin embargo, en vista de que se identificó a sí mismo como consiervo de
los profetas (22:9; cfr. 22:6; 19:10), y su obra de mostrar las cosas que deben
suceder pronto, probablemente Gabriel se ajusta mejor el propósito demandado
por el libro. Su parte en la revelación del mensaje a Daniel acerca del fin de la
nación Judía ciertamente lo coloca en una luz favorable.
v. 3 – Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía,
y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.
Es Profecía
Jesús dijo, “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras
de la profecía de este libro” (22:7). El ángel dijo a Juan, “... porque el testimonio
de Jesús es el espíritu de la profecía” (19:10).
Algunas de esas cosas sucederían después de estas (1:19; 4:1). Iban a suceder
pronto (1:1; 22:6).
8 Apocalipsis – Capítulo 1
“La profecía de Juan es primordialmente la revelación de Jesucristo, no la
Anotaciones revelación de futuros acontecimientos. No se debe divorciar la Persona de la
profecía, porque sin la Persona no podría haber cumplimiento de la profecía».
Esta Persona se presenta, al comienzo mismo del libro (1:10-18), en gloria
majestuosa” — “Lo que la iglesia precisa hoy es una nueva percepción de
Cristo y de su gloria. Necesitamos verlo alto y sublime (cf. Is. 6:1)” — “Ningún
creyente debería estudiar la profecía meramente para satisfacer su curiosidad.
Cuando Daniel y Juan recibieron de Dios la revelación del futuro, cayeron
como muertos (Dn. 10:7-10; Ap. 1:17) ¡Quedaron abrumados! Necesitamos
acercarnos a este libro como admiradores y adoradores, no como estudiantes
académicos”.11
“18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este
libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que
están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro
de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa
ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Ap. 22:18-19).
A menos que uno este positivamente seguro de que la Biblia apoya sus conclu-
siones, será lo bastante sabio en dejar este libro en paz.
– A las siete iglesias – nos introduce al primer uso del siete simbólico, un
número que aparecerá de alguna manera cincuenta y cuatro veces en el libro.
No debe ser concluido que habían solamente siete iglesias en toda la provincia,
porque allí también estaban Troas, Colosas, Hierópolis, y posiblemente otras.
Siete es el número “perfecto”, simbolizando la calidad de completo, y estos siete
son seleccionados por el Señor como congregaciones que poseían las cualidades
caracterizando a varias congregaciones a través de la historia. Las combinaciones
de estas condiciones están presentes hoy día en cada iglesia del Señor.
– Gracia y paz a vosotros – es un saludo típico de las cartas del Nuevo Testa-
mento. Es encontrado en todas las cartas de Pablo (con una leve variación en 1 y
2 de Timoteo) y en ambas cartas por parte de Pedro. Juan la usa en 2 Juan. Fue
por gracia, el favor inmerecido de Dios, que aquellos de las iglesias habían sido
redimidos; y fue por el mismo favor que ahora eran siervos de Dios destinados a
ganar la corona de victoria. “Paz” indica “lo espiritualizado, la forma Cristiana de
prosperidad; seguridad, salud; salvación [cuyas ideas están] asociada con la palabra
desde su uso mas temprano ... ninguna duda ... adornado ... por la conciencia de la
paz de la reconciliación existente con Dios” (Hastings, IV, Pág. 160). Mas que un
intercambio amistoso, incluye el bienestar positivo y la seguridad general. Esta paz,
un don de Cristo (Juan 14:27; 20:21), sigue a las provisiones de la gracia divina.
– del que es y que era y que ha de venir – señala claramente al Padre eterno.
Lenski piensa que este nombre divino no reproduce la traducción de la Septuaginta
del Hebreo Yahweh, el “Yo soy” de Exodo 3:14 (Pág. 39), mientras que Pieters dice
que es una amplificación del nombre dado por Dios a Moisés en esa ocasión (Pág.
81). Pieters lo traduce, “El Ser, el Era, el Venidero” (ibíd), mientras que Lenski lo
tendría “El Uno que Es, el Uno que Era y el Uno que Viene”. El artículo definido
(ho) precede a cada uno de los sustantivos, “el era, el es, el viene”. No obstante,
en la traducción del Griego, es claro que el nombre tenía la intención de designar
la eternidad del Padre. “Tal título del Padre Eterno se sostiene aptamente entre
las primeras palabras de un libro que revela el presente a la luz del pasado y del
futuro” (Swete, Pág. 5).
– y de los siete espíritus – (véase también 3:1; 4:5; 5:6) equilibra las “siete
iglesias”, y es otro uso del siete simbólico. También están delante del trono (1:4).
El número 7 es usado nuevamente para describir la perfección del Espíritu Santo,
a quien Jesús llamó “el Espíritu de verdad”, “el Consolador”, quien revelaría toda
la verdad (Jn. 15:26; 16:13).
Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espíritu Santo; hay un Espíritu como
hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). El siete debería ser pensado simbólica-
mente y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan la perfección séptuple, lo
completo y universalidad de la obra del Espíritu Santo. Es dudoso que Juan se esté
refiriendo a la descripción de Isaías del Espíritu que sería enviado sobre el Mesías,
porque allí el profeta describe al Espíritu de Jehová en tres coplas descriptivas,
haciendo seis características en lugar de siete (Isa. 11:2).
Como profeta es el “testigo fiel”. El vino al mundo para que diera testimonio
a la verdad (Juan 18:37); y Juan dijo, “Y lo que vio y oyó, esto testifica” (Juan
3:32). En confirmación de esto, Jesús declaró, “... mi testimonio es verdadero ...”
(Juan 8:14). El era el testigo fiel delante de las personas a medida que les enseñó,
delante de los Judíos quienes lo acusaron falsamente, y delante de Pilato cuando
lo enjuició. Su testimonio con respecto al ser y carácter de Dios, con respecto al
propósito y plan redentor de Dios, y con respecto a la verdad de Dios está completo.
El texto de Heb. 2:14 dice, “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne
y sangre, él también participó de lo mismo ...” Para poder morir por los hombres,
Dios tuvo que tomar de la naturaleza humana. Y para esto tuvo que nacer de mujer
(Jn. 1:14; Gál. 4:4; Flp. 2:6-8).
El texto en Hebreos continúa diciendo: “... para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. Para hacer ineficaz, o
inactivo. El diablo (diablos, equivalente a la palabra hebrea, Satanás, quiere decir
“calumniador, acusador” véase Ap. 12:10) todavía por el pecado trae la muerte al
hombre pecador, pero Cristo en su muerte hizo ineficaz la obra del diablo porque
ahora por Cristo seremos resucitados de la muerte y viviremos para siempre. El
diablo tuvo el poder de traer la muerte física sobre la raza humana por medio de
Apocalipsis – Capítulo 1 11
tentar a Adán y Eva a pecar. Todo hombre está pues destinado a la muerte física
(Heb. 9:27). La muerte espiritual (la “segunda muerte” -- Ap. 2:11; 20:6) vendrá Anotaciones
sobre todo pecador que muere fuera de Cristo o que no es cristiano fiel. La muerte
de Cristo quita al diablo este “imperio de la muerte”, o lo hace ineficaz o inactivo,
porque el pecador que obedece a Cristo y es fiel hasta la muerte (Ap. 2:10), será
resucitado de la muerte física y escapará la segunda muerte, la espiritual.
La doxología sigue: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre”. Su amor, demostrado en Su muerte sacrificial, procuró nuestra redención.
La R.V. se lee, “y nos lavó de nuestros pecados”, pero “libertó” de la B.A., es
preferible. Siendo libertados del pecado que los alejó y separó de Dios, los redi-
midos ahora son libertados de la condenación y poder del pecado, manteniendo la
comunión con Dios mientras caminan en la luz y se guardan limpios del pecado
por medio de la sangre de Cristo (1 Juan 1:5-7).
v. 6 – Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio
por los siglos de los siglos. Amén.
Siendo libertados de los pecados y traídos a la comunión con el Padre, los re-
dimidos se convierten ahora en el reino de Dios, la nueva Israel espiritual. Como
Israel fue liberada de la esclavitud Egipcia y se convirtió en un nuevo reino y
sacerdotes para Dios (Ex. 19:5-6), de la misma manera los redimidos, libertados
de la esclavitud del pecado por la sangre de Cristo, se convirtieron en una nueva
nación (reino) bajo Cristo. Basado en la evidencia de los últimos manuscritos,
la palabra “reino” es preferible a “reyes”. Colectivamente, los redimidos son
un reino; individualmente, son sacerdotes. El reino de la profecía del Antiguo
Testamento y de la predicación de Jesús era ahora una realidad. Juan estaba en el
reino (1:9), aquellos comprados con la sangre son el reino (5:10), y los santos en
Colosas habían sido “trasladados al reino” (Col. 1:13). Antes que ser establecido
en la segunda venida de Cristo, el reino será entregado a Dios en ese tiempo (1
Cor. 15:24).
– por los siglos de los siglos – Tal como se profetizó por los profetas Cristo
tiene ahora este reino, gloria y dominio; estos son Suyos “por los siglos de los
siglos”. Al final de la dispensación actual El entregará el reino (la dignidad real)
a Dios el Padre, y El mismo se sujetará al Padre (1 Cor. 15:24-28). Pero en alguna
forma no revelada a nosotros Su dominio (imperio) continuará aún en la eternidad.
En “por los siglos de los siglos”, puede ser observado que aion (Esp. eón)
describe una era, un período de tiempo, o un período de tiempo indefinido, siem-
pre aparece en Apocalipsis en el doble plural (eis tous aionas ton aionon). “Esta
combinación del doble plural parece ser peculiar al Nuevo Testamento” (Thayer), e
indica duración sin fin o sin límite. Esta frase del doble plural aparece doce veces
en el Apocalipsis con el artículo y una vez sin este (14:11). Es usada del dominio
[imperio] de Cristo (1:6) y de su actual vida sin fin (1:18). Aparece cinco veces en
las doxologías, cuatro de Dios (4:9-10; 7:12; 11:15) y una vez de Dios y del Cordero
(5:13; y aunque aparece en la R.V. en 5:14, es omitido en la B.A.). Es identificada
con Dios en el juramento de un ángel (10:6) y con El en las copas de Su ira (15:7).
La frase describe el humo del tormento de aquellos que adoran a la bestia y a su
imagen (14:11, artículo omitido), el humo de la destrucción de Babilonia (19:3), y
el humo del tormento del diablo y su ayudante (20:10). Finalmente, es usado del
reinado eterno de los santos más allá del juicio (22:5) en contraste con el reinado
de mil años (20:4). “Amén” expresa certeza, y era usado “para adoptar como de
uno lo que ya ha sido dicho” (Hastings, III. Pág. 53).
v. 7 – He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasa-
ron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
– Y todo ojo le verá – Solamente el apóstol Juan usó Zacarías 12:10 para
describir la acción de los Judíos contra Jehová al clavar a Su Hijo en la cruz (Juan
19:37). Ese crimen atroz aún está delante de los ojos del apóstol a medida que
Apocalipsis – Capítulo 1 13
escribe el Apocalipsis; aquellos que lo traspasaron lo verán como también todos
los que lo han crucificado de nuevo, o que lo han perseguido por medio de perse- Anotaciones
guir a Su iglesia (véase Hechos 9:4; 1 Cor. 15:9). Toda rodilla se doblará y toda
lengua lo confesará como Señor (Fil. 2:10-11); para aquellos que lo rechazaron,
la confesión será para la gloria de Dios y para su propia condenación.
– Sí, amén – combina una palabra Griega, traducida “que así sea”, con su
equivalente Hebreo, “Amén”, el cual da un doble respaldo al pronunciamiento.
EL SELLO
¿Quién dice estas palabras, el Padre o Jesucristo? Para algunos es difícil deter-
minar si el que habla es el Padre Eterno o el Cristo glorificado. Igualmente los
comentaristas están casi divididos entre las dos interpretaciones; no obstante, la
evidencia favorece al Padre que habla. A medida que habla, estará dando el sello de
aprobación a la autenticidad del Apocalipsis y personalmente respalda el mensaje
como originándose con El. Declara Su integridad y luego afirma Su eternidad
y Todo Su poder como el que lo gobierna todo. El es completo, eterno, y todo
poderoso; por tanto, lo que está siendo hecho a través del Hijo es de y desde El.
En la LBLA el vs. 8 está vertido de esta manera: “Yo soy el Alfa y la Omega
—dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
El v. 8 dice lit.: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y el
que era y el que viene, el Todopoderoso”.16
Creo que esta es la recta interpretación, por las siguientes razones: (a) “Yo soy
el Alfa y la Omega” es frase que se atribuye siempre al Padre (cf. Ap. 21:6;
22:13 y comp. con Is. 41:4), aunque lo de “el principio y el fin” está bien
atestiguado en el v. 17 con referencia a Cristo; (b) “el Señor Dios” (gr. kúrios
14 Apocalipsis – Capítulo 1
ho theós) es la versión lit. del hebr. Yahwéh Elohím, que siempre designa al
Anotaciones Padre (cf. Ap. 4:8; 11:17; 15:3); (c) “el que es y el que era y el que viene” es
precisamente la frase descriptiva del Padre en 1:4, lo mismo que en 4:8; (d)
“el Todopoderoso” se aplica invariablemente al Padre en los otros 9 lugares
en que el gr. Pantokrátor ocurre en el N.T., (2 Cor. 6:18; Ap. 4:8; 11:17; 15:3;
16:7, 14; 19:6, 15 y 21:22).18
Parte Uno:
Cristo en Medio de las Iglesias (1:9—3:22)
La Aparición de Cristo a Juan (1:9-20)
El Encargo a Juan de Que Escriba la Visión en un Libro
v. 9-11
Juan “estaba en la isla llamada Patmos”, una isla rocosa y no atractiva locali-
zada cerca de ciento doce kilómetros al sureste de Efeso, cerca de sesenta y cuatro
kilómetros de Mileto, y treinta y ocho kilómetros de la costa de Asia Menor. La
Apocalipsis – Capítulo 1 15
isla tiene dieciséis kilómetros de largo, y en su punto más ancho, 9.6 kilómetros
transversalmente. El mar casi la adelgaza en un lugar, formando un puerto. Mo- Anotaciones
ffat, ateniéndose a Plinio (Historia Naturalis IV, 12, 23), dice que las autoridades
Romanas algunas veces desterraron criminales a esta isla. Eusebio, ateniéndose a
las tradiciones de su día, dice que Juan fue condenado al exilio en Patmos durante
el reinado de Domiciano (H. E., III, Cap. 18).
A no ser que haya bases sin descubrir para aceptar la primera interpretación,
esta puede ser eliminada a causa de la insignificancia y ubicación de la isla. El
cuidado de Juan por identificar a Patmos como una isla indica que no era tan bien
conocida como otros lugares del Nuevo Testamento específicamente identificados.
A la tercera posición le falta alguna evidencia real para sustentarla, por tanto, es
rechazada.
(1) Juan se identifica a sí mismo con los santos a quienes les está escribiendo
como un participante en la tribulación. Esto explica lo de su exilio, en vista
de que el exilio era una parte de la tribulación.
Parece claro que Juan estaba en Patmos por la misma causa que las almas de
los decapitados estaban debajo del altar (6:9) y que las almas victoriosas estaban
sobre los tronos (20:4). La tribulación era la causa para todos tres. (3) Finalmente,
hay la evidencia de la tradición de los escritos primitivos que Juan fue castigado
con el exilio como parte de la tribulación (véase la introducción y el apéndice).
“… que cada amigo de Cristo guarde el día del Señor como una fes-
tividad, el día de resurrección, el rey y jefe de todos los días [de la
semana]”.19
Justino Mártir (110–165 D.C), escribiendo acerca del día en que los santos se
reunían para adorar, lo identifica como:
“... El día llamado del sol (el domingo) se tiene una reunión de todos
los que viven en las ciudades o en los campos, y en ella se leen, según
el tiempo lo permite, los Recuerdos de los apóstoles o las Escrituras de
los profetas ... Y celebramos esta reunión común de todos en el día del
sol, por ser el día primero en el que Dios, transformando las tinieblas y
la materia, hizo el mundo, y también el día en el que nuestro salvador
Jesucristo resucitó de entre los muertos ...”20
Tertuliano (145–220 D.C) identifica “el día del Señor” como “cada octavo día”:
“Otros, con mayor preocupación por las buenas maneras, debe confe-
sarse, suponen que el sol es el dios de los cristianos, porque es un hecho
bien conocido que nosotros oramos al oriente o porque hacemos del
domingo un día de fiesta”.25
Salmo 118:22-24 “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser
cabeza del ángulo. De parte de Jehováes esto, y es cosa maravillosa a nuestros
ojos. ESTE es EL DIA QUE HIZO JEHOVA...”
En la parábola de la Viña en Mateo 21, Jesús dijo cómo los labradores malvados,
apedrearon y mataron a los siervos, y finalmente, cuando el Señor de la Viña envió
a su HIJO, “Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y LE MATARON”. Luego,
Jesús preguntó: “Cuando venga, pues, el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos
labradores? Le dijeron: A los malos destruirásin misericordia, y arrendará su viña
a otros labradores...” LUEGO, JESUS CITA la profecía de David en el Salmo 118:
“¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha
venido a ser cabeza del ángulo...”
Marcos 16:9 “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día
de la semana...” Lucas 24:17 “El primer día de la semana, muy de mañana,
vinieron al sepulcro...y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando,
no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”. Luego dos ángeles se les aparecieron y
dijeron: “¿Por québuscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que
ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, dici-
endo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres
pecadores, y que se crucificado, y resucite al tercer día”. Luego, en el versículo
13 leemos donde dos de ellos iban el “MISMO DIA” (el primer día de la semana)
a una aldea llamada Emaús, y Jesús caminaba con ellos, y uno de ellos explicó
“cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia
de muerte, y le crucificaron...además de todo esto, hoy (el primer día) es ya EL
TERCER DIA que esto ha acontecido” (v.2021). Por tanto, HOY el primer día
de la semana es el TERCER DIA desde su crucifixión, y es, por consiguiente,
el día de Su resurrección.
(6) El DIA DEL SEÑOR el 1er día de la semana es un memorial de la RES-
URRECCION del Señor de la muerte.
(3) Cristo “INSTITUYO” la CENA DEL SEÑOR para ser comida en Su Reino,
la IGLESIA Lucas 22:30.
(4) La iglesia se reunía PARA comer la CENA DEL SEÑOR en el DIA DEL
SEÑOR, el primer día de la semana.
Hechos 20:7 “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir
el pan, Pablo les enseñaba...” (“Partir el pan” es la comunión del cuerpo de
Cristo 1 Cor. 10:16). Pablo reprendió a la iglesia en Corinto porque cuando
se reunían no era “para comer la Cena del Señor” (1 Cor. 11:18,20); y del
capítulo 16:2 aprendemos que esta reunión era “el primer día de la semana”.
(5) La Cena del Señor fue INSTITUIDA el Jueves en la noche, PERO Cristo
mandó a NO participar de ella “...hasta aquel día en que lo beba nuevo con vo-
sotros en el reino de mi Padre” (Mateo 26:29). Después que el reino vino, el único
registro que tenemos de la Cena del Señor siendo observada es en el 1er día de la
semana. Hechos 20:7; 1 Cor. 11:18-20 y 1 Cor. 16:2.
(6) Cristo mandó a los apóstoles a enseñar a la iglesia a “...guardar todas las
cosas que os he mandado...” (Mateo 28:20). Por tanto, fue acorde al mandamiento
de Cristo que la iglesia observaba la Cena del Señor en el Día del Señor.
(7) CONCLUSION:
“Y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”. Por qué la voz se oyó
detrás de Juan no está revelado; un paralelo a esto es relatado por Ezequiel, quien
Apocalipsis – Capítulo 1 19
escuchó detrás de él, “una gran voz de estruendo” (Ez. 3:12). La revelación de
Jehová de la ley en el Sinaí había sido introducida con el sonido de trompeta muy Anotaciones
fuerte (Ex. 19:16,20). La voz que Juan oyó era como una trompeta, significando
que era fuerte y clara; la Deidad estaba a punto de hablar y revelar. A través de
la historia musical la trompeta ha sido usada para fanfarria, para un anuncio o
para llamar la atención. Los Romanos usaron la trompeta extensivamente para
estos propósitos. Los eruditos están divididos en sus visiones en cuanto a si la
voz era la de Cristo o la de Su ángel. A causa de lo que es dicho en el versículo 1,
“y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”, algunos han
concluido que la voz que Juan oyó era la de ese ángel. Pero a causa de quien él
vio cuando se volvió para mirar y puesto que fue Jesús quien le habló más tarde
(v.17-20), otros contienden que era la voz de Jesús. Era probablemente el ángel
que atrajo la atención de Juan y habló eso que sigue en el versículo 11. Pero Jesús
es definidamente el que habla en los versículos 17-20.
Las siete iglesias (véase vs. 4) representan simbolicamente todas las iglesias
del Señor.
Note la conexión tan estrecha entre el capítulo 1 y los dos capítulos siguientes.
En el capítulo 1 vemos la visión del Cristo. Los dos capítulos siguientes revelan al
mismo Cristo y aun le describen en términos casi idénticos a los que se encuentran
en el capítulo 1. Con el fin de aclarar este punto coloquemos estas dos descripciones
en columnas paralelas:
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus 2:8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmir-
pies. Y él puso su diestra sobre mí, di- na: El primero y el postrero, el que estuvo
ciéndome: No temas; yo soy el primero muerto y vivió, dice esto.
y el último;
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he
aquí que vivo por los siglos de los siglos,
amén. Y tengo las llaves de la muerte y
del Hades.
2:12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérga-
16 Y tenía en su diestra siete estrellas; de mo: El que tiene la espada aguda de dos
su boca salía una espada aguda de dos filos dice esto.
filos; y su rostro era como el sol cuando
respladece con fuerza.
2:18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira:
14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos El Hijo de Dios, el que tiene ojos como
como blanca lana, como nieve; sus ojos llama de fuego, y pies semejantes al
como llama de fuego; bronce bruñido, dice esto.
15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas.
3:1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El
4 Juan, a las siete iglesias que están en que tiene los siete espíritus de Dios, y las
Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus
y que era y que ha de venir, y de los siete obras, que tienes nombre de que vives, y
espíritus que están delante de su trono; estás muerto.
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su
boca salía una espada aguda de dos fi-
los; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza.
3:7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia:
5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogé- Esto dice el Santo, el Verdadero, el que
nito de los muertos, y el soberano de los tiene la llave de David, el que abre y nin-
reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos guno cierra, y cierra y ninguno abre.
lavó de nuestros pecados con su sangre,
18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he 3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Lao-
aquí que vivo por los siglos de los siglos. dicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de
Dios, dice esto.
Cuando Juan notó la fuente de la voz que le hablaba, vio siete candeleros de oro
(candelabros, LBLA). El profeta Zacarías usó imágenes similares a las que empleó
Juan en Apocalipsis. En la visión de Zacarías, el candelero representaba la luz de
la presencia de Dios en su templo (Zacarías 4:1-13). El Señor identificó los siete
candeleros de oro como representantes de las siete iglesias (1:20). A medida que
los candeleros emiten luz, la iglesia debe dispensar la luz de Dios y así manifestar
la comunión de Dios que brilla en su pueblo (Mat. 5:16; Fil. 2:15; Ef. 5:8).
Es semejante al Hijo del Hombre, un título que aparece ochenta y dos veces en
los Evangelios, una vez en Hechos y dos veces en el libro de Apocalipsis (1:13;
14:14). Destaca su humanidad y carácter mesiánico. Debido a que vino en la carne,
puede comprender las necesidades del hombre y acudir en su ayuda cuando es
tentado (Heb. 2:14-18).
– vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con
un cinto de oro – El sacerdote levita vestía una túnica larga y suelta (Éxodo 28:4;
39:29). De la misma manera, esta prenda simboliza a alguien cuyo carácter es santo
y justo, y cuya posición es la de sumo sacerdote (Heb. 7:26). La faja que aseguraba
la prenda alrededor de su cuerpo era de oro, el atavío de alguien de rango alto y
real. Ferrell Jenkins concluyó que “la figura de Juan representa a Jesús como un
mensajero divino, y ciertamente como un sacerdote” (88).
Su vestimenta es indicativa del alto rango y oficio, una marca oriental de dig-
nidad. Al considerar la vestimenta del sumo sacerdote del Antiguo Pacto (Éxodo
28:39), uno no puede encontrar indicios de sacerdocio en la vestimenta que la
describe. Los siete ángeles de 15:6 están dispuestos de manera similar, lo que
indica el alto rango de su posición.
v. 14 – Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;
sus ojos como llama de fuego.
– Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve –
Lo que Juan vio fue más que una cabeza ordinaria de cabello gris. Vio uno cuya
cabeza y cabellos estaban radiantes, brillando como la nieve reluciente a la luz
del sol. Esto sugiere su pureza divina y quizás también su sabiduría y dignidad
(1 Ped. 1:21-22).
– sus ojos como llama de fuego – Sus ojos eran brillantes, agudos y penetrantes.
Su visión no estaba limitada como la de los hombres que solo ven el exterior, sino
que es capaz de saber en qué consiste uno en mente y carácter (2:18; 19:12; Heb.
4:13). Le agrada el bien y se indigna del mal que contempla.
Sus ojos eran una llama de fuego que penetraba y quemaba profundamente en
22 Apocalipsis – Capítulo 1
el corazón y el alma de cada congregación y miembro de la misma, discerniendo
Anotaciones los pensamientos y las intenciones de cada uno. Estos ojos pueden brillar con
el fuego de la ira y la justa indignación como en los días de Su carne (Marcos
3:5); pero también pueden resplandecer de amor (Marcos 10:21), tierna piedad y
compasión (Lucas 22:61). Los ojos ardientes también pueden expresar la energía
feroz e incansable de Dios.
La diestra sugiere poder y fortaleza majestuosa (Sal. 110:1; Heb. 1:3-4). Estas
estrellas son como joyas ensartadas, que yacen sobre Su mano (para una discusión
del significado simbólico de las estrellas, véase el vers. 20). Cualquier cosa que
simbolicen las estrellas, están bajo Su protección y control.
Por fuera de Apocalipsis rhomphaia aparece solamente una vez (Luc. 2:35),
donde la espada es usada metaforicamente como un instrumento de angustia. En
Apocalipsis siempre es usada figurativamente. Aparece dos veces en juicio contra
la iglesia (2:12, 16) y dos veces en juicio contra el mundo (19:15, 21). Una vez
se refiere a los santos decapitados, muertos por sus enemigos con una espada de
estas (6:8).
v. 17 – Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí,
diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último.
– Cuando le vi, caí como muerto a sus pies – Juan cayó a los pies de Cristo
con reverencia y asombro. Se había vuelto para ver una voz que en sí misma era
abrumadora, y lo que realmente vio fue este magnífico ser. Que cayera muerto de
temblor y miedo es comprensible.
v. 18 – Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de
los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
– Y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos – Desde
el día en que vino al mundo la muerte siempre había estado delante de El, y había
sido especialmente anunciado por Su bautismo, que en cumplimiento de toda
justicia finalmente iría a la cruz. Ahora que El había sido ofrecido una vez en la
muerte, y habiendo probado Su reclamo de ser “la vida” por Su resurrección de la
muerte, la muerte no tendría más dominio sobre El (Rom. 6:9). Ahora esta vivo,
no muere mas; porque está determinado que los hombres mueran una sola vez
(Heb. 6:26-27), y esto El lo había hecho.
Hades es el equivalente del Hebreo Seol. Las dos palabras son usadas en los
dos testamentos para designar la morada de los muertos; literalmente, Hades
significa “lo invisible”.
2. Algunos sugieren que el Hades se vació cuando Jesús ascendió al cielo des-
pués de Su resurrección y, por lo tanto, hoy está desocupado. Tal punto de
vista es difícil de armonizar con este enunciado (hecho décadas después de
la Ascensión), y con 20:13-14, donde se indica que ni la muerte ni el Hades
serán vaciados hasta el Día del Juicio. Note entonces: El Hades será vaciado
en el Último Día.
v. 19 – Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser des-
pués de estas.
Aunque puede haber una duda sobre quién es el orador en el versículo 11, no
hay duda de quién habla aquí: es “el primero y el último, y el Viviente”, el Cristo
glorificado. Lo que se dice en el versículo 11 está aquí reforzado por la autoridad de
Aquel que conquistó la muerte y ahora gobierna. “Las cosas que has visto” serían
las cosas que Juan había visto hasta este punto. “Y las cosas que son”, señala las
condiciones y el estado de las iglesias (cap. 2, 3); y “as que han de ser después de
estas”, miran hacia lo que seguiría a estas condiciones (capítulos 4 y siguientes).
Sin embargo, esta interpretación no puede sostenerse demasiado estrictamente,
porque las cosas reveladas en las siete cartas se mezclan y también señalan las
cosas que iban a suceder. Juan debía escribir lo que había visto, lo que era en ese
momento y lo que sucedería.
Sin embargo, el hecho de que Jesús revela aquí algo — hace conocer un misterio
— existe una gran diversidad de opiniones en cuanto a quién o qué son los siete
ángeles. La palabra aster (estrella) es usada literal y figurativamente las diez veces
que aparece en el resto del Nuevo Testamento. En Apocalipsis es usada simbó-
licamente cada vez que aparece. Una palabra emparentada, astron, se encuentra
cuatro veces en el Nuevo Testamento, nunca es usada por Juan. Una breve mirada
a los ángeles generalmente puede ayudar a nuestro entendimiento de los ángeles
como simbolizados por las estrellas. En el Antiguo Pacto, Hageo habla de él mismo
como “enviado” (R.V.), “mensajero” (B.A.) (Heb., ángel, Hag. 1:13); Malaquías
habla del sacerdote como “mensajero [Heb., angel] es de Jehová” (Mal. 2:7), y
del precursor del Mesías, Juan el Bautista, como el “mensajero” del Señor (angel,
Mal. 3:1; cfr. Mat. 11:10). En esto ejemplos la palabra es usada para describir
hombres. En el libro de Daniel los persas y los judíos tenían su “príncipe”, siendo
el príncipe judío Miguel, un ángel (Dan. 10:13,21; cfr. Judas 9). El escritor de
Hebreos dice que el Señor hace Sus ángeles “espíritus” y “a sus ministros llama
de fuego” (Heb. 1:6-7), y que en su naturaleza ellos son “espíritus ministrado-
res” (Heb. 1:14). En los Evangelios, Hechos, y Epístolas hay ángeles del Señor
(celestiales), ángeles del diablo, y mensajeros humanos, quienes son siervos ya
sea de Dios o de Satanás. En Apocalipsis “ángel”, o “ángeles” es usado setenta
y seis veces: se refieren a siervos celestiales del Señor que le ministran (sesenta y
dos veces), ángeles de la iglesia (ocho veces), Miguel y sus ángeles (una vez), el
dragón y sus ángeles (una vez), él ángel del abismo (una vez), de las aguas (una
vez), del fuego (una vez), y de los espíritus (una vez).
En este punto nuestro interés es identificar los ángeles de las iglesias. Varias
explicaciones han sido ofrecidas, varias de las cuales aquí están resumidas: Los
ángeles son:
Esta última tiene fuerte evidencia de apoyo. En vista de que los candeleros son
las iglesias — los suministradores de luz — observados externamente, las estrellas
bien pueden representar la vida interna o el espíritu de las congregaciones a las
que se dirigió Jesús. Esta posición parece estar confirmada por la cartas mismas;
Jesús dirigió cada carta al “ángel de la iglesia ...”, y concluye con la exhortación,
“El que tiene oído, oíga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. A quienquiera que
se dirigió debe oir; los ángeles son a quiénes se dirigió; las iglesias deben oir. Se
sigue que los ángeles son esa parte de la iglesia a quiénes se dirigieron la cual debe
oir; esto sería el espíritu o vida activa de las iglesias. (Ver apéndice 5).
___________________________
Anotaciones al Pie
1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., ver ‘manifestación’, vol. 2, p. 366.
2. William Barclay. Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, editorial clie, 2006, p. 1107.
3. Francisco Lacueva, Apocalipsis – Los Eventos del Porvenir Según el Texto Bíblico, editorial clie,
2001, p. 7.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 256.
5. William Barclay, Ibid, p. 1108.
6. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Publicaciones, 1979, pp. 137-138.
7. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 387.
8. Ray Summers, Ibid, p. 138.
9. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 250.
10. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 250.
11. Francisco Lacueva, Ibid, 9.
12. Ray Summers, Ibid, p. 139.
13. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 295.
14. Ray Summers, Ibid, p. 176-177.
15. Francisco Lacueva, Ibid, p. 30.
16. Francisco Lacueva, Ibid, p. 29.
17. Bill H. Reeves, Notas Sobre Apocalipsis, p. 6.
18. Francisco Lacueva, Ibid, p. 29.
19. Epístola de Ignacio a los Magnesios, The Ante-Nicene Fathers, vol. 1, p. 62-63. (E-Sword - Vol.
1, 1.04.03 - par. 4).
20. Justino Martir, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 1, Cap. 67, p. 185-186, (E.Sword - Vol. 1, 1.07.04
- Cap. 67). Los Padres de la Iglesia, Jose Vives, p. 81-82.
21. La Enseñanza de los Apóstoles, Los Padres Apostólicos, editorial CLIE, J.B. Lightfoot, Sección 14,
Pág. 295).
22. Clemente de Alejandaría, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 2, Libro 7, cap. 12, sec. 79-80, (E.Sword,
Vol. 2, 2.05.46 - Stromata, Book 7, cap.11-14, sec. 79-80).
23. Tertuliano, “Sobre la Idolatría”, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 3, Cap. 14, p. 123, (E.Sword - Vol.
3, 3.01-05 - “Sobre la Idolatría” - cap. 14, sec. 71).
24. Tertuliano, Apología, The Ante-Nicene Fathers, Vol. 3, Cap. 16, p. 123, (E.Sword - Vol. 3, 3.01-
02 - Apología - cap. 16, sec. 21).
25. The Ante-Nicene Fathers, vol. 3, p. 123.
26. Constitución de los Doce Apóstoles VII, p. 423.
27. Ibid, p. 471.
28. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 72.
29. W.E. Vine, Ibid, vol. 2, p. 72.
30. William Barclay, Ibid, p. 1113-14.
31. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 22.
28 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
Anotaciones CAPITULO 2
Cartas a las Siete Iglesias de Asia (2:1—3:29)
Introducción a las Cartas
Quizás se ha escrito y hablado más sobre las cartas a las siete iglesias de Asia
que sobre cualquier otra sección de Apocalipsis. Se han escrito libros completos
únicamente sobre estas cartas y las ciudades donde estaban situadas las iglesias.
Estas cartas fueron escritas a iglesias reales ubicadas en siete grandes ciudades de
Asia que, comenzando con Éfeso, siguen un patrón geográfico en el sentido de las
agujas del reloj. En el momento en que se escribió Apocalipsis, había más de siete
iglesias en Asia, porque ciertamente las iglesias de Colosas, Hierápolis y Troas se
mencionan como congregaciones activas. “Siete” es el número apocalíptico para
describir lo completo o perfecto. Por lo tanto, “las siete iglesias” representan a la
iglesia como un todo, el cuerpo completo de Cristo universalmente.
Estas fueron cartas verdaderas dictadas por el Señor, sin embargo, todos los que
lean el resto de este libro deben leer estas cartas personales. Por lo tanto, forman
una composición literaria y no fueron cartas destinadas a enviarse por separado a
cada iglesia. Por esa razón, deben considerarse juntas como un solo mensaje para
el pueblo de Dios dondequiera que se encuentren.
El único mensaje subyacente que se encuentra en cada carta es que todos los
que permanezcan leales y fieles a Cristo serán vindicados y saldrán victoriosos.
Es notable lo vivas y relevantes que son estas cartas para nuestro propio tiempo,
más de 2000 años después. Encontramos estas mismas actitudes repetidas en cada
generación porque la naturaleza humana no cambia. Por lo tanto, debemos estudiar
estas amonestaciones y aplicar las mismas advertencias que si nos hubieran sido
escritas: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice” (2:7a; 2:11a; 2:17a, etc.).
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 29
Debemos enfatizar que estas iglesias no representan siete denominaciones
religiosas diferentes, ni esto de ninguna manera da aprobación a un mundo reli- Anotaciones
gioso dividido que enseña doctrinas diferentes y conflictivas. De hecho, dentro
del alcance de estas cartas, el Señor condena ciertas doctrinas como “las cuales
yo también aborrezco” (2:6, 15). Si las trivialidades de los predicadores modernos
fueran ciertas de que “no importa lo que uno crea”, entonces no se habría dicho
nada en contra de la doctrina de los nicolaítas, de Balaam, de Jezabel, etc. Pero
el Señor reprendió el espíritu de compromiso en el primer siglo que también se
puede encontrar en los círculos religiosos de hoy en día.
Al leer las cartas a las siete iglesias, uno queda impresionado por la ausencia
total de cualquier organización colectiva de las congregaciones. No existe ninguna
forma de supervisión jerárquica, ni por parte de un individuo ni de un colegio de
individuos. Cada congregación es una unidad separada completamente indepen-
diente de todas las demás. No hay indicios de compañerismo congregacional o de
instrucción para que una iglesia se retire de otra debido a condiciones inmorales;
tampoco hay ninguna instrucción para las personas fieles de que se aparten de los
miembros infieles y formen una nueva congregación. El mandamiento del Señor
es cambiar la condición pecaminosa antes de que un poco de levadura leude toda
la masa (1 Cor. 5:6) y se quite el candelero. Puede que haya llegado el momento
en que los fieles tuvieron que retirarse y empezar de nuevo, pero sobre este punto
el texto guarda silencio. Cristo es la Cabeza; Se dirige a cada iglesia individual-
mente. Estaban unidos por una fe, una vida espiritual y un objetivo comunes, y
no por una unión ecuménica o por una jerarquía eclesiástica. Cada iglesia debía
leer lo que se decía a las demás, y cada oyente debía prestar atención al total que
se decía. El principio que regulaba a uno regulaba a todos.
De la evidencia interna de las cartas parece haber habido cinco amenazas dis-
tintivas a la vida espiritual de las iglesias en Asia:
El Señor luego se dirige a las siete iglesias, pero en cada carta se dan diferentes
detalles sobre Cristo. Cuando estos se combinan en uno, hacen una presentación
impresionante de Aquel que lidera a la hueste de santos en la victoria sobre los
ejércitos de Satanás. Por lo tanto, ahora se brindan comentarios sobre estos detalles
para que puedan verse juntos.
vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.
Que estaba muerto y vivió (2:8). Los malvados lo mataron, pero la tumba no
pudo contenerlo (1 Cor. 15:3-4).
El que tiene la espada aguda de dos filos (2:12). La palabra de Dios es como
una espada de dos filos (Hebreos 4:12) que convierte a los pobres de espíritu y
juzga a los que rechazan las palabras de Cristo (Juan 12:48).
El que tiene ojos como llama de fuego (2:18). Con una visión penetrante
sondea todas las cosas. No desconoce la hipocresía o el encubrimiento (Heb. 4:13).
El que tiene los siete espíritus (3:1). Posee la plenitud del Espíritu Santo (Juan
3:34).
Y las siete estrellas (3:1). Dado que las siete estrellas son los ángeles de las
iglesias (1:20), la idea es que el Señor tiene autoridad sobre el destino de las igle-
sias (Efesios 1: 22-23).
El testigo fiel y verdadero (3:14). Dado que vino de Dios, es competente para
testificar la verdad (Juan 8:14-18).
(1) Al ángel de la iglesia (2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14). Dado que la palabra
“ángel” también se puede traducir como “mensajero”, quizás esto se refiere a los
ancianos, evangelistas, profetas y maestros inspirados, o cualquier persona que
esté enseñando e influyendo en la iglesia. Algunos comentaristas han sugerido que
el ángel simboliza el espíritu predominante de la iglesia, la personificación de su
carácter, temperamento y conducta. Cualquiera que sea el significado, el hecho
obvio es que el Señor estaba directamente preocupado por cada iglesia y estaba
animando a sus miembros a ser fieles. Cristo está en medio de los candeleros; está
cerca y dispuesto a ayudar.
(2) Yo conozco tus obras (2:2, 9, 13, 19; 3:1, 8, 15). El Señor es omnisciente
(Hebreos 4:13). Podemos engañar a los hombres, pero nadie se burla de Dios
(Gálatas 6:7-8). El Día del Juicio será totalmente justo y el hombre no podrá equi-
vocarse porque el Señor nos verá como realmente somos. Seremos juzgados por
nuestras obras y no habrá encubrimientos (2 Cor. 5:10). Si bien esta omnisciencia
del Señor debería aterrorizar al hipócrita, el mismo hecho reconforta a todos los
fieles cuyas obras los siguen cuando entran en el reposo eterno (14:13).
(3) Al que venciere (2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). La palabra traducida “vence”
(nikao) se usa diecisiete veces en Apocalipsis y también significa “conquistar para
obtener la victoria”. Caird describe consistentemente las “promesas de recompen-
sa” finales de cada carta como promesas al “Conquistador”. El que vence no es
el que ha dominado a los enemigos terrenales, sino el que ha permanecido fiel a
Cristo hasta el final. Es un “Conquistador” debido a las recompensas eternas que
Dios ha prometido. La victoria en Cristo no se ve con el ojo material, sino que
es una realidad eterna que solo se ve con el ojo de la fe (2 Cor. 4: 6-18). “... las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de manifestarse” (Rom. 8:18). Cuando estas recompensas eternas se
ven juntas como una, describen una herencia asombrosa. ¿No pensaría usted que
es un “Conquistador” que ha sido recompensado con todas estas cosas?
– Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de
Dios (2:7).
– 10 ... y yo te daré la corona de la vida. 11 ... no sufrirá daño de la segunda
muerte (2:10-11).
– Daré a comer del maná escondido (2:17).
32 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
– Le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el
Anotaciones cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe (2:17).
– Le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro (2:26-27).
– Le daré la estrella de la mañana (2:28).
– Vestido con vestiduras blancas (3:5).
– No borraré su nombre del libro de la vida (3:5).
– Confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles (3:5).
– Lo haré columna en el templo de mi Dios (3:12).
– Escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios,
... y mi nombre nuevo (3:12).
– Le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he
sentado con mi Padre en su trono (3:21).
(4) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13,
22). El Señor no fuerza su voluntad sobre los hombres. Uno debe tomar su propia
decisión, pero si es sabio y está verdaderamente interesado en conocer el camino
de la salvación, prestará atención al mensaje de estas cartas. Aunque las siete car-
tas están dirigidas a las iglesias, es obvio que el juicio del Señor será únicamente
sobre las personas (Rom. 14:12; Mat. 25:31-46). Sardis era una iglesia “muerta”,
sin embargo, había “unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus
vestiduras” (3:4). Cualquiera que sea la condición espiritual de la congregación de
la que uno es miembro, el Señor juzgará a cada individuo por sus propias obras.
Ciertamente, importa con quién tienen comunión los cristianos individuales. Uno
nunca debe estar dispuesto a comprometer la verdad al alinearse con una iglesia
que es infiel, porque al hacerlo, habrá “manchado” su vestidura (Rom. 14:23). Lo
que es obvio, sin embargo, es que en algunas congregaciones que están “muertas”
en su conjunto, puede haber algunos que todavía se mantengan firmes en favor
del Señor.
A medida que la historia se repite, es necesario “tener oído para oír”. Las cartas
a las siete iglesias de Asia continúan siendo relevantes ya que las condiciones de
las iglesias del primer siglo se duplican en todas las generaciones. Recuerde que
Cristo está siempre en medio de sus candeleros.
vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.
Él sostiene las siete estrellas en Su mano derecha. Eso es decir que Cristo
sostiene en Su mano las Iglesias. La palabra para sostener es kratein,
que es una palabra fuerte. Quiere decir que Cristo tiene completo con-
trol sobre la Iglesia. Si la Iglesia se somete a ese control, nunca errará;
y más que eso: nuestra seguridad está en el hecho de que estamos en
la mano de Cristo. “No perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi
mano” (Jn. 10:28 ).
Hay otro punto aquí que solo surge en griego. Kratein se construye
normalmente con el genitivo (el caso que normalmente expresamos en
español con la preposición de). Porque cuando sostenemos una cosa,
rara vez la sostenemos en su totalidad; más bien es parte de ella. Cuando
kratein va seguido del acusativo, quiere decir que se sostiene la totalidad
del objeto. Aquí kratein va con el acusativo, y quiere decir que Cristo
tiene en Su mano la totalidad de las siete estrellas, lo que quiere decir
la totalidad de la Iglesia.2
La antigua Éfeso era la cuarta ciudad más grande del mundo romano con una
población de aproximadamente 250.000. La ciudad se encontraba en una amplia
ensenada en la desembocadura del río Cayster en el suroeste de la Turquía moder-
na. Tenía un puerto natural fortuitamente protegido del mar Egeo por una cadena
de colinas al oeste. En la época romana fue el puerto marítimo más importante
de Asia Menor.
Éfeso disfrutó del título de “Metrópolis Suprema de Asia” porque era una ciudad
donde todas las clases de personas se reunían, vivían y comerciaban. Su impor-
tancia comercial se vio reforzada por el hecho de que allí convergían tres grandes
rutas comerciales interprovinciales. Éfeso también fue políticamente importante
porque era una “ciudad libre”, sin haber sufrido nunca la indignidad de las tropas
romanas acuarteladas obligatoriamente en ella. De hecho, los romanos concedieron
a Éfeso el derecho a un autogobierno limitado. Barclay afirma que la ciudad se
convirtió en la sede de importantes juicios, ya que el gobernador romano juzgaba
casos allí con regularidad.
En este tercer viaje de predicación, Pablo pasó entre dos y tres años en la ciudad
trabajando día y noche para establecer la iglesia allí (Hechos 20:31). Demetrio,
el platero, testificó de la influencia de la predicación de Pablo cuando dijo que
se sintió en casi toda Asia (Hechos 19:26). Las iglesias de Colosas, Hierápolis y
Laodicea fueron probablemente el fruto de su trabajo en Éfeso. Pablo dejó a Timo-
teo en esa ciudad en dos ocasiones para corregir a ciertos falsos maestros (1 Tim.
1:3ss.). La tradición dice que después de la muerte de Pablo, la ciudad se convirtió
en el hogar de Juan durante muchos años. La carta de Pablo a los Efesios elogia
la fe y el amor de los santos allí, y generalmente la carta de Jesús a la iglesia en
Efeso es laudatoria. La iglesia fue elogiada por su sólida fe y obras ortodoxas; su
única crítica fue de un amor menguante. Ese amor, sin embargo, podría revivir;
¡no estaba muerto! La carta especial era parte de todo el libro (1:11) y debía haber
sido leída por todos. “Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha,
el que anda en medio de los siete candeleros de oro”. Esta auto-designación del
Señor es de 1:12, 16, 20. Su mano derecha que sostiene las estrellas indica Su
poder para determinar el destino de cada uno; “en medio” retrata Su presencia
entre todas las iglesias.
Elogio de lo bueno:
– Y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen
ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos – Esta iglesia mantuvo
la doctrina correcta. Aquí está la primera indicación de que estas siete iglesias de
Asia no eran siete denominaciones que enseñaban doctrinas en conflicto que el
Señor aprobó. En cambio, esta iglesia probó la predicación e identificó a los que
eran falsos (1 Juan 4:1). Los detalles de la doctrina que están enseñando estos falsos
apóstoles no se revelan. Colín Hemer sugiere que las dificultades de la época bien
pueden haber atraído a maestros judaístas o antinomianos, quienes podrían ofrecer
a la iglesia una alternativa tentadora frente a la persecución.5
Una ciudad tan prominente como Éfeso, ubicada en una vía mundial, estaba
destinada a recibir su parte de falsos maestros, incluso hombres que afirmaban ser
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 35
apóstoles. En una época en la que nos enorgullecemos de la tolerancia y el com-
promiso, esta actitud puede parecer intolerante. Fanático, no; intolerante, sí, pero Anotaciones
una intolerancia recomendada por el Señor. Las iglesias harían bien hoy en seguir
ese curso con sus maestros y líderes intelectualmente orientados que pervierten
la verdad y hacen afirmaciones jactanciosas de su propia sabiduría humana. Juan
aprobó la práctica de probar todos los espíritus (1 Juan 4:1). La prueba de un apóstol
sería su habilidad o incapacidad para realizar milagros, que eran las credenciales
del apostolado (2 Corintios 12:12).
vs. 3 – Y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por
amor de mi nombre, y no has desmayado.
– Y has tenido paciencia – Elogiada anteriormente (v. 2), significa que per-
severaron bajo pruebas y dificultades, permanecieron firmes bajo la tensión y el
estrés del trabajo para el Señor, y fueron inquebrantables en su oposición vigorosa
a los falsos maestros. Estas múltiples pruebas y dificultades prueban la fe que de-
sarrolla la perseverancia, y la perseverancia conduce a la perfección y la plenitud
(Santiago 1:2-4).
Queja:
vs. 4 – Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
A pesar de los siete elogios enumerados anteriormente, hay una cosa que debe
corregirse; deben revivir el primer amor que les quedaba. Aunque el Señor solo
tuvo una crítica, cualquier punto que no sea la perfección que Dios exige a su
pueblo debe ser superado y corregido. El amor todavía estaba allí, como se de-
muestra en las cosas recomendadas; pero faltaba el “primer amor”. No se nos dice
específicamente cuál fue ese primer amor.
Puede haber sido uno o una combinación de todos estos. Quizás esta pérdida
de una devoción ardiente temprana pueda explicarse por el hecho de que la con-
gregación estaba ahora en la segunda o tercera generación de su existencia. Este
36 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
es siempre un período peligroso en la vida de una iglesia. En ese momento, el
Anotaciones fuego juvenil del descubrimiento y el entusiasmo de una gloriosa anticipación de
esperanzas futuras comienzan a disminuir con demasiada frecuencia.
– Recuerda, por tanto, de dónde has caído – Aquellos que enseñan la doctrina
de “una vez salvo, siempre salvo” deben considerar cuidadosamente las adverten-
cias que Cristo dio a las siete iglesias en estas cartas. Los cristianos pueden pecar
hasta el punto de perderse. Pueden dejar de creer, confiar y seguir fielmente al Señor,
y así darle la espalda (Heb. 3:12-14, 19; 4:1, 11). La palanca del arrepentimiento es
la memoria (Sal. 137:5-6; Lucas 15:17-21). Uno necesita recordar cómo se sintió
cuando obedeció el evangelio y emocionarse nuevamente con el gozo del perdón.
Recuerde esos pecados del pasado; qué pecados se cometieron contra Dios, y qué
Dios ha hecho por gracia para perdonar. Esto marcará la diferencia.
– Y arrepiéntete – La tristeza según Dios conduce al verdadero arrepentimien-
to (2 Cor. 7:10). Al cambiar primero de opinión, el verdadero arrepentimiento se
manifestaría en acción (1 Juan 1:9). Así, con tres amonestaciones: “recuerda,
arrepiéntete y vuelve”, se les exhortó a cambiar de vida.
Lo mismo ocurre con las congregaciones de hoy. El arrepentimiento es un cambio
de mentalidad o voluntad cuando la voluntad humana se somete a la voluntad de
Dios. Llega un momento en la vida de cada iglesia en el que debe hacer un nuevo
inventario de toda su vida y disposición, recordando de nuevo el día en que montó
sobre alas como las águilas, corrió sin cansancio, caminó sin desmayarse y renovó
su espíritu. fortaleza en el Señor (Isa. 40:31). Este cambio de voluntad exige acción:
“Y haz las primeras obras”. La forma de reavivar el amor es mediante la acción,
obedeciendo a Dios en amor.
– Y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu can-
delero de su lugar, si no te hubieres arrepentido – Las primeras obras fueron las
que realizaron en devoción a Dios poco después de haber obedecido al evangelio.
Los nuevos conversos sienten entusiasmo por enseñar a todos los que los rodean,
por eso el Señor quiere que regresen a este tipo de celo incondicional. Se supone
que los candeleros dispensan luz, pero cuando no lo hacen se convierten en un
adorno inútil y ya no tienen derecho a existir. En la era electrónica actual, las velas
son solo ornamentales, pero en aquellos tiempos eran una necesidad. Asimismo,
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 37
la iglesia debe cumplir su misión como “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim.
3:15), pero si ha perdido el verdadero amor por esta misión, se vuelve improduc- Anotaciones
tiva. Si la luz del evangelio ya no brilla en la iglesia, Cristo quitará el candelero,
lo que indica que lo rechaza debido a su condición espiritual.
Esta venida contra la iglesia no sería una ira repentina; sería la remoción (kineo)
del candelabro en el que la iglesia sería descontinuada.
Quitaré – kineo (κινέω, G2795), ... figuradamente, de interrumpir la
existencia de una iglesia.6
El propósito o lugar del candelero era sostener y dispensar luz, pero sin la moti-
vación del amor verdadero, falla en su propósito y por lo tanto ya no tiene derecho
a existir. Se repite una demanda de arrepentimiento; el veredicto es, “Arrepiéntanse
o sean q uitados”.
El Sr. Ray Summers dice en su comentario:
vs. 6 – Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo
también aborrezco.
Se sabe poco acerca de los nicolaítas, pero ellos enseñaron una “doctrina” que
el Señor “aborreció” (véanse las notas en 2:15).
Existen varias tradiciones y se han sugerido numerosas teorías con respecto
a su origen y doctrinas, pero estas no se han establecido de manera fáctica. Los
nicolaítas eran probablemente una secta de los gnósticos, pero la historia guarda
silencio en cuanto a su origen real, doctrinas peculiares y destino final después del
Apocalipsis. Sabemos que florecieron en Éfeso y Pérgamo.
Los herejes que encontramos aquí son los nicolaítas. Sólo se los nombra,
no se los define. Nos los encontramos otra vez en Pérgamo (versículo
15), donde se los relaciona muy estrechamente con los “que mantienen
la enseñanza de Balaam,” que a su vez se relaciona con comer cosas
sacrificadas a los ídolos y con la inmoralidad (versículo 14). Nos encon-
tramos con exactamente el mismo problema en Tiatira, donde la malvada
Jezabel se dice que hace que los cristianos practiquen la inmoralidad y
coman cosas sacrificadas a los ídolos. Podemos fijarnos en primer lugar
en que este peligro no procede de fuera de la iglesia, sino de su interior.
Estos herejes pretendían que no estaban destruyendo el Cristianismo,
sino presentándolo en una versión mejorada.8
Es mérito de los efesios que mantuvieran bajo control a estos falsos maestros.
Los cristianos deben probar cualquier enseñanza por la palabra de Dios (1 Juan
4:1) y exponer a todos los que enseñan cosas contrarias a la doctrina de Cristo (2
Juan 9-11; Romanos 16:17-18; Tito 3:10-11).
Promesa de recompensa e invitación a oír:
vs. 7 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que ven-
ciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
– El que tiene oído, oiga – Este mandamiento de escuchar se repite en cada
una de las siete cartas. Este encargo recuerda las palabras de Jesús: “El que tiene
oídos para oír, oiga”, repetidas después de explicar que Juan el Bautista era Elías
38 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
(Mat. 11:15), y después de relatar la parábola del sembrador (Mat. 13:9; Marcos
Anotaciones 4:9; Lucas 8:8), y siguiendo la interpretación de la parábola de la cizaña (Mateo
13:43), y después de la parábola de las lámparas (Marcos 4:23), y después decla-
rando las exigentes demandas del discipulado (Lucas 14:35). Escuchar requiere un
oído para las verdades espirituales; algunos tienen tal oído (Mat. 13:16), mientras
que los oídos de otros se han embotado (Mat. 13:15). La audiencia es personal e
individual, implica la aceptación y el cumplimiento de lo que se dice. Cada uno
debe escuchar lo que el Espíritu le dijo a todas las iglesias. Aunque Cristo es el
orador, el Espíritu en Juan revela y registra el mensaje.
– Al que venciere – es el tercer dicho que se encuentra en las siete cartas (véase
pp. 26-27). En las tres primeras cartas, esta exhortación sigue a “el que tiene oído
para oír”, y en las cuatro últimas precede a la frase.
– Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso
de Dios – es una recompensa prometida al vencedor, al conquistador. Lo que el
hombre perdió por el pecado en el Jardín del Edén, donde aparentemente el fruto
del árbol de la vida significaba plenitud de vida e inmunidad a la muerte (Génesis
3:12-24), comer del árbol de la vida es símbolo de la vida eterna. El primer hogar
del hombre estaba en el Edén, pero cuando Adán pecó, fue alejado del árbol de la
vida, para que no comiera y “viviera para siempre” (Génesis 3:22-24).
Esta carta, aunque la más corta de las siete, contiene uno de los mensajes más
alentadores. Dos de las siete cartas no contienen queja ni reproche: ésta y la carta
a Filadelfia.
Viajando hacia el norte desde Éfeso, 56 kilometros (35 millas) por la costa del
mar Egeo, se llega a Esmirna con su magnífico puerto. Esta fue una de las ciuda-
des más grandes de la región; de hecho, luchó con Éfeso por el título de “Primera
ciudad de Asia”. Ambas eran ciudades prósperas, cada una de las cuales poseía
un comercio marítimo activo que las convertía en prósperos centros de comercio.
Esmirna estaba ubicada en un golfo bastante largo que poseía dos puertos exce-
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 39
lentes, uno pequeño y el otro mucho más grande. Solo era superada por Éfeso en
exportaciones y, al igual que su ciudad hermana, era el término de una carretera Anotaciones
desde el este. Conocida especialmente por su belleza, la ciudad estaba rodeada de
colinas y arboledas, y contenía calles bien pavimentadas que conducían a templos
y edificios señoriales. Su acrópolis (lugar fortificado en la parte más alta de las
ciudades griegas de la antigüedad) en el monte Pagas daba la apariencia de una
corona, que se convirtió en el símbolo de la ciudad. Esmirna se alió con Roma
a principios del período de la conquista romana y, como resultado, disfrutó de
una carrera de prosperidad casi ininterrumpida. Como expresión de su fidelidad
a Roma, la ciudad erigió un santuario a Roma, la diosa romana, en el 195 a. C.
En reconocimiento a su larga y establecida lealtad, Roma aprobó Esmirna en el
año 26 d.C. como el sitio para la construcción de un templo en honor a Tiberio,
el César romano. Esmirna ganó a otras diez ciudades asiáticas que competían por
la aprobación. Por tanto, con toda naturalidad, Esmirna se convirtió en un centro
de adoración al emperador.
Si era inevitable que Éfeso ocupara el primer lugar en la lista de las Siete
Iglesias, era igualmente natural que Esmirna, su gran rival, ocupara el
segundo. De todas las ciudades de Asia, Esmirna era la más encantado-
ra. Se la llamaba el adorno de Asia, la corona de Asia y la flor de Asia.
Debido a que Esmirna afirmó ser la primera y no toleraría ningún rival, Jesús se
presenta con la designación: “El primero y el postrero, ... dice esto” (cf. 1:17ss.).
Su primacía debe ser reconocida universalmente; Esmirna tendría que revisar todas
sus ambiciosas afirmaciones.
– el que estuvo muerto y vivió, dice esto – La victoria del Señor sobre la muerte
y su posición actual deberían inspirar confianza dentro de una iglesia que estaba
a punto de sufrir encarcelamiento y tribulación hasta la muerte.
Su historia no tenía poco que ver con la belleza de Esmirna, porque era
una de las pocas ciudades del mundo planificadas a propósito. Se había
fundado como una colonia griega allá por el año 1,000 a C. Alrededor
40 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
del año 600 a C. le había sobrevenido una desgracia, porque los lidios
Anotaciones la habían asaltado por el Este y destruido. Quedó prácticamente con-
vertida en una serie de aldehuelas durante cuatrocientos años, hasta que
la reedificó Lisímaco como un conjunto bien planificado. Se construyó
con calles amplias y rectas. Estrabón habla de la belleza de sus calles,
la excelencia de su pavimentación y los grandes bloques rectangulares
de su construcción. La más famosa de sus calles era la Calle del Oro,
que empezaba en el templo de Zeus y acababa en el templo de Cibeles.
Daba la vuelta al pie de la colina del Pago; y, si los edificios que coro-
naban el Pago eran la corona de Esmirna, la calle del Oro era el collar
que rodeaba el cuello de la colina.
Esmirna era un lugar para los héroes espirituales del Señor Jesucristo. ¿Trate
de imaginarse viviendo en una ciudad donde cada año se requería que todas las
personas juraran lealtad al deificado “Señor César”? Sería grande la tentación de
inclinarse ante las autoridades civiles manteniendo la reserva mental de que hay
un solo Señor espiritual, Jesucristo.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 41
A esta iglesia de Esmirna se la llamaba rica, aunque según los estándares hu-
manos se encontraban en la pobreza. Sufrieron pérdidas materiales porque no se Anotaciones
inclinarían ante un falso señor, pero eran ricos porque conocían su necesidad de
Dios. Según el verdadero estándar de riqueza, tenían una “corona de vida” como
herencia. Eran ricos en lo que más contaba, cosas que no perecían con la muerte
física (Juan 6:27; Lucas 12:15-21; Mateo 6:19-21; 16:26).
La pobreza de estos santos encomiables, contra quienes el Señor no criticó, pro-
venía sin duda de dos fuentes: (1) provenían de la clase más pobre, y (2) su lealtad a
Cristo los pondría en conflicto directo con el paganismo de esta ciudad pagana. Pero
su pobreza fue compensada por una riqueza mucho mayor que la plata y el oro; eran
ricos en fe y favor con Dios y en todas las bendiciones de gloria concomitantes que
pertenecen a la ciudadanía celestial. Su tesoro estaba en el cielo (Mateo 6:20), que
son las verdaderas riquezas de la vida (Lucas 16:11) que el mundo no puede tocar.
En cada oportunidad, los judíos que vivían en Esmirna hostigaban a los cristianos
incitando a las autoridades provinciales en su contra. La verdad pronunciada en
esta carta es que estos eran judíos en la carne solamente y no judíos verdaderos
espiritualmente. Por nacimiento y religión, eran judíos por fuera, pero no por
dentro. Los discípulos de Cristo son el verdadero “Israel de Dios” (Gálatas 6:16).
La membresía en la familia del pacto de Dios ya no es por un nacimiento carnal,
sino que aquellos que nacen de nuevo del agua y el espíritu son la familia espiritual
del pacto de Dios (Juan 3:3-5; Romanos 2:28-29; Filipenses 3:3).
-- sino sinagoga de Satanás -- La palabra “sinagoga” pertenecía a los judíos
y se usa en el Nuevo Testamento del lugar de reunión para la adoración (con una
excepción especial cuando Lucas habla de la desintegración de la sinagoga o asam-
blea, Hechos 13:43). En contraste, la palabra “iglesia” pertenecía a los cristianos.
Sólo una vez se usa “sinagoga” para los cristianos, y en ese caso se refiere a su
lugar de reunión y no a ellos como un cuerpo del pueblo de Dios (Santiago 2: 2).
La blasfemia, las injurias y las burlas hacia los cristianos por parte de los judíos
fue obra de Satanás a través de sus emisarios.
Estos judíos no se estaban reuniendo para servir a Dios; pero por su blasfemia
contra Dios, realmente adoraban a Satanás. En sentido figurado, se habían con-
vertido en el lugar de reunión para el servicio de Satanás. La tradición dice que
en Esmirna los judíos informaron con entusiasmo a los romanos dónde podían
encontrar cristianos para perseguirlos.
Fue en Esmirna donde Policarpo, un discípulo del apóstol Juan, fue ejecutado.
Queja: Ninguna.
Consejo, Advertencia y Exhortación:
vs. 10 – No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a
algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación
por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
-- No temas en nada lo que vas a padecer -- Se insta a los santos a que alivien
sus temores y no se retiren de la tribulación, la blasfemia de los judíos y la pobreza
que les sobreviene. Porque el que murió, ahora está vivo y puede dar la victoria
sobre todos los obstáculos, incluso la muerte. “Lo que vas a padecer” indica que
la iglesia estaba entrando en un largo período de persecución romana, que estaba
siendo introducido por Domiciano y se extendería hasta los días de Constantino
(313 D.C.). La tribulación sería severa, pero se amonesta a los cristianos de Es-
mirna a no temer lo que se les imponga. Como observó Lenski, es fácil escribir
sobre estos asuntos sentado en un agradable estudio, rodeado de comodidades
modernas y circunstancias favorables de la vida, pero otra cosa sería practicar esta
advertencia frente al sufrimiento y la amenaza de muerte.
Pablo lo llama “una corona incorruptible” (1 Cor. 9:15), “la corona de justicia”
(2 Tim. 4:6-8), Santiago, “la corona de la vida” (Santiago 1:12), y Pedro , “la
corona de gloria que no se desvanece” (1 Pedro 5: 4). La corona aquí prometida
por el Salvador resume e incluye todos estos. En el Nuevo Testamento se usan dos
palabras para corona; stephanos aparece en todas las referencias excepto en tres;
en estos diadema se usa del Dragón, la Bestia y Cristo (Ap. 12:3; 13:1; 19:12),
que simboliza el gobierno o la realeza sobre un reino en particular. La corona
(stephanos) fue usada por los vencedores atléticos y militares, por el populacho
durante las temporadas festivas y por la novia en ocasiones nupciales; fue así la
corona festiva o de la victoria. Los eruditos difieren en cuanto a si la corona en
este caso debe considerarse una diadema, una corona de la realeza o una corona
de la victoria. Trench y otros creen que es una corona real ofrecida por el Señor,
ya que reinamos con él. Otros creen que es la corona de la victoria. Un estudio de
la palabra tal como se usa en todo el Nuevo Testamento lleva a la conclusión de
que es la corona festiva de la victoria, dada al santo en honor de su triunfo sobre
la tribulación y la muerte.
La esperanza que tenemos de la herencia prometida por Dios a los fieles debe
producir en nosotros “gozo inefable” (1 Ped. 1:3-9).
vs. 11 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que
venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.
Solo hay dos alternativas, la corona de la vida, la vida eterna, o la segunda muer-
44 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
te. Más tarde, Juan especifica la “muerte segunda” tres veces: sobre el vencedor
Anotaciones no tiene poder (20:6); se define como el lago de fuego (20:14) y el destino de los
malvados (21:8). Es el equivalente del fuego del Gehena, usado por el Señor para
describir el final más allá del juicio de todos los que viven en rebelión contra Él
y Su Padre. Compare con el versículo 7.
Todos los hombres experimentarán la “primera muerte” (es decir, física, Heb.
9:27). Pero aquellos que se aparten del Señor sufrirán separación eterna (es decir,
muerte espiritual) en un lugar descrito como “un lago de fuego” (Apocalipsis
20:14-15; 21:8). Esta es la segunda muerte. Aquellos que superen persecucio-
nes y pruebas, que no nieguen a Jesús como Señor y permanezcan fieles hasta la
muerte, no temerán ni la primera muerte ni la “segunda muerte”. De hecho, son
los “vencedores”.
Sobre “la espada de dos filos”, véanse los comentarios en 1:16. La espada, re-
conocida por los romanos como símbolo de autoridad y juicio, pertenece a Cristo
y no a Roma.
Elogio de lo bueno:
vs. 13 – Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás;
pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas
mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
Vivir en un lugar así sin duda irritaría el espíritu de los cristianos y provocaría
el deseo de huir de una ciudad así donde reina Satanás. Pero a los cristianos no se
les dijo que dejaran una situación o que se aislaran de este centro de influencia de
Satanás. El Señor los animó: “Quédense allí. ¡Permanezcan y peleen!” Todavía
podrían brillar como una luz en medio de la oscuridad. Todo el mundo tiene que
tomar una decisión. O comprometa la fe y se mezcla con el mal, o enfrenta el
ridículo de la mayoría como tonto, fanático y demasiado radical acerca de la fe.
Los que se mantienen firmes por el Señor saben aquello por lo que viven, y en
lo que tienen esperanza cuando mueren, por eso poseen un ancla de fuerza para
perseverar contra toda oposición. Los santos fieles de Pérgamo evidentemente
tenían la esperanza del cielo en su corazón.
“Pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe”, es un fuerte elogio para una
iglesia en medio de semejante entorno, porque la oposición parece rodear Su nom-
bre. Los cristianos habían estado dispuestos a sufrir por ello y se habían aferrado
al nombre del “Señor Cristo”, negándose a confesar “Señor César”, incluso ante la
amenaza de muerte. El nombre representa todo lo que Jesús es: su deidad, autoridad
y señorío sobre todo el universo de Dios. “Mi fe” sería la suma de la doctrina que
Él reveló “la fe una vez dada” (Judas 3; cf. Col. 1:22 y sig.). La iglesia no negó el
nombre o la fe de Jesús, “ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue
muerto entre vosotros, donde mora Satanás”.
Nada más se sabe de Antipas, este amado mártir del Señor, que lo que aquí se
dice. Había sido fiel a lo que había visto y oído acerca de Cristo Jesús y fiel al
nombre y a la fe. Es dudoso que él fuera el único que había sufrido la muerte por
la fe en este momento, porque “incluso en los días” mira hacia atrás a un período
anterior a los escritos de Juan. Probablemente sea el primero de una lista de már-
tires que sufrieron por el nombre.
El relato inspirado de Juan dice que fue condenado a muerte como mártir. Una
leyenda tardía dice que Antipas murió asado lentamente en un toro de bronce.
¡Imagínese cómo debió haber sufrido al ser asado lentamente hasta morir!16a
Queja:
vs. 14 – Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen
la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de
Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
– Pero tengo unas pocas cosas contra ti – Introduce lo que es condenado por el
Señor. “Pocas cosas” se opone a los grandes elogios. Sin duda, lo que está a punto
de presentar son una pequeña minoría de la iglesia; pero conociendo el peligro de
incluso un poco de levadura, esta condición no puede tolerarse.
1. Que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel. Le enseñó
a Balac a lanzar una piedra de tropiezo ante los hijos de Israel. “Tropiezo”, de
skandalon (σκάνδαλον, G4625), indica la parte de una trampa en la que se coloca
el cebo, que cuando se mueve hace que la trampa salte y atrape a la víctima.
Así, por su consejo, Balaam tendió una trampa ante los hijos de Israel, causando
la muerte de muchos. Estuvieran o no conscientes de ello, algunos en la iglesia
de Pérgamo estaban tendiendo una trampa que eventualmente atraparía a toda la
iglesia si no se corregía. El compromiso es siempre una trampa mortal para los
santos en Cristo.
2. Comer cosas sacrificadas a los ídolos – Fue Balaam quien le enseñó a Balac
a inducir a Israel a comer el sacrificio en reconocimiento a un ídolo (Núm. 25:2-4).
Implica no simplemente comer carne como lo discutió Pablo (1 Cor. 8-10), sino
la participación real en la adoración idólatra misma, haciendo de alguna excusa
comprometedora una práctica completamente insostenible.
vs. 15 – Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que
yo aborrezco.
Aunque algunos eruditos eminentes sostienen que Balaam y los Nicolaítas son
idénticos, la introducción de Juan de los Nicolaítas con “también” argumenta hasta
ahora dos grupos separados. Es posible que hayan tenido mucho en común, pero
parecen haber sido dos partidos distintos. Se sabe tan poco acerca de los nicolaítas
y su doctrina que es difícil concluir algo con certeza. La iglesia de Éfeso odiaba
las obras de los nicolaítas; la iglesia de Pérgamo había adoptado una posición
comprometedora con respecto a su enseñanza. Solo unos pocos en Pérgamo
aceptaron esta enseñanza, mientras que, si los seguidores de Jezabel eran de esta
secta, la iglesia en Tiatira fue muy influenciada por ella. Aceptar las enseñanzas
de Balaam o de los Nicolaítas sería tan inútil como intentar servir a Cristo y a la
Roma pagana al mismo tiempo.
El Señor elogió a Éfeso por oponerse a “la doctrina de los nicolaítas” (2:6), y aquí
nuevamente declara que aborrece esta doctrina. Lo que los nicolaítas enseñaron no
se identifica completamente en este texto, pero se ha hecho un fuerte argumento a
favor del gnosticismo. Esta herejía afirmaba que lo que hacía la carne era inmaterial
y no afectaba al espíritu. Obviamente, la doctrina de los nicolaítas fomentaba el
compromiso espiritual en pos de una mayor seguridad material. Cualquiera que se
sintiera intimidado por la persecución era animado a aceptar las demandas de la
religión imperial. Era una filosofía que enseñaba que podían mantener una reserva
mental de fe en Cristo sin ser tan fanáticos como para negarse a participar en el
culto imperial. Al igual que con el pensamiento de muchos predicadores de hoy
en día, evidentemente también se enseñó la idea del antinomianismo. Razonaron
que unas pocas concesiones, un pequeño compromiso por el estricto cumplimiento
de la ley de Dios, no pondrían en peligro su salvación.
El pueblo del Señor siempre ha tenido que distinguir las doctrinas enseñadas
por el diablo de la doctrina de Cristo. El Señor insiste en la obediencia sin alterar
su voluntad (Gálatas 1:6-8; Mateo 7:21-23). Al igual que con los efesios, debemos
tomar la decisión de “aborrecer” la falsa doctrina, porque no podemos servir a dos
amos (Mat. 6:24). No se puede vivir en una cultura saturada de sexo y autoindul-
gencia y mantener un espíritu de compromiso. Intentar que tanto Cristo como el
mundo vivan en la misma persona no es más posible que mezclar aceite y agua.
vs. 17 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
– El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias – Todo el mundo
tiene un oído, de hecho, dos. Pero no se refiere simplemente al oído físico. Aque-
llos que rehúsan escuchar cuando el Señor habla se autocondenan (Mat. 13:15).
– Al que venciere, daré a comer del maná escondido – (Ver Apéndice 2).
Está “escondido” como lo estuvo la enseñanza de Jesús a los doce con respecto
a Su muerte y resurrección (Luc. 18:34), y como estuvieron escondidas de los ojos
de los judíos las cosas que pertenecen a la paz (Luc. 19:42) pero que fueron vistas y
entendidas más tarde por todos los que tuvieron ojos para ver. De igual manera los
tesoros de la sabiduría están escondidos en Jesús (Col. 2:3), pero revelados en la
verdad y para ser encontrados por aquellos que los busquen. También, nuestra vida
está “escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3), que será dada a conocer plenamente
cuando El sea manifestado (1 Jn. 3:2). “Escondido” del mundo pero manifestado
a los creyentes aún aquí mismo en la tierra, y especialmente en la venida.
Aún así, el santo que venza y coma del verdadero pan, el maná escondido de
los comprometidos con el mundo (cfr. Ap. 2:14), aquellos triunfadores que vencen
la tentación de participar en las fiestas paganas y de comer los alimentos sacrifi-
cados a los ídolos, recibirán su alimento del mismo Señor. La gracia de Cristo y
todos los gloriosos frutos de ella serán su alimento invisible, espiritual y oculto,
ha gustado del don celestial, de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero (Heb. 6:4-5). Reciben el pan que viene del cielo (Jn. 6:51). De esta
manera tiene un aperitivo de la plenitud de la vida eterna que será suya a medida
que coma del árbol de la vida en el huerto de Dios (Ap. 22:2).
Así como divinamente fue proporcionado lo necesario para remediar las nece-
sidades que Israel padecía en el desierto, así también el Señor proporcionará lo
necesario para satisfacer las necesidades de quienes tienen fe en él. El Señor les
dará del maná escondido; del alimento espiritual que el mundo no puede entender.
Figurativamente esta frase significa como Dios suplirá toda necesidad espiritual.
1. La piedrecita blanca se le daba al hombre que por alguna causa había sido
sometido a un proceso judicial y absuelto justamente. Este hombre podría
haber llevado consigo dicha piedrecita como prueba de que ya estaba ex-
cento del cargo de haber cometido el delito que se le imputaba.20
“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”
En griego hay dos palabras para nuevo. Está néos, que quiere decir
nuevo en cuanto al tiempo. Una cosa puede ser néos, y sin embargo
ser igual que otras muchas. Por otra parte está kainós, que es nuevo no
sólo en cuanto al tiempo sino también en cuanto a la cualidad; no se
conocía nada igual antes. Así nos encontramos en Apocalipsis la nueva
Jerusalén (3:12); el cántico nuevo (5:9); los nuevos cielos y la nueva
Tierra (21:1); y Dios hace todas las cosas nuevas (21:5). Con esto en
mente se sugieren dos nuevas líneas de pensamiento.25
“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”
Esta es la más larga de las siete cartas, pero como comenta Hemer, está escrita
a la menos conocida, menos importante y menos notable de las siete ciudades
nombradas. Tiatira, ubicada a unos sesenta kilómetros al sureste de Pérgamo, se
estableció originalmente como un puesto de avanzada militar. Los estudiantes
de la Biblia están familiarizados con su nombre debido a la conversión de Lidia,
“vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira” (Hechos 16:11-15). No sabemos
nada sobre el comienzo de la iglesia allí, si Lidia regresó y ayudó a enseñar a otros,
o si Pablo ayudó a proclamar el evangelio mientras vivía en Éfeso (Hechos 19:10).
Los ojos llameantes tienen que representar dos cosas: la ira ardiente contra
el pecado, y la terrible penetración de esa mirada que despoja de los disfraces y
penetra hasta lo más íntimo de la persona.
Elogio de lo bueno:
vs. 19 – Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus
obras postreras son más que las primeras.
– Y que tus obras postreras son más que las primeras – Habían progresado
porque el Señor describió sus últimas obras como más que las primeras.
Queja:
vs. 20 – Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,
que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas
sacrificadas a los ídolos.
Después de leer el versículo anterior, uno pensaría que la iglesia de Tiatira era
sobresaliente, que seguramente no tendría fallas. Pero ese no era el caso. La iglesia
de Tiatira tuvo problemas porque toleraba a esa mujer Jezabel. El nombre Jezabel
recuerda a la esposa del rey Acab, quien lo incitó a la iniquidad (1 Reyes 21:25).
Qué decepción, que fuera necesario estropear un elogio tan excelente con una
dura palabra de condena. La primera pregunta que enfrentamos es: ¿Era la “mujer
Jezabel” un individuo o un nombre dado por el Señor a un segmento de la iglesia
que tendía a desviar a todo el cuerpo tras la idolatría, como lo hizo la Jezabel
de la antigüedad? Una segunda pregunta es: ¿Se identificó su enseñanza con los
Nicolaítas o Balaam, o fue un tercer tipo de error que se infiltró en las iglesias?
En respuesta a la primera pregunta, aunque cualquiera de las dos es posible, es
más probable que hubiera en la iglesia de Tiatira una mujer de gran capacidad de
liderazgo por quien la gente estaba siendo influenciada en gran medida. El proto-
54 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
tipo que le dio nombre fue la hija de Etbaal, rey de los sidonios, quien llevó a su
Anotaciones esposo Acab a servir a Baal (1 Reyes 16:31). Ella cortó a los profetas de Jehová
(1 Reyes 18:4) y alentó la idolatría al alimentar a los profetas de Baal y Asera (1
Reyes 18:19). Sus pecados fueron resumidos como “las fornicaciones y hechice-
rías” de Jezabel (2 Reyes 9:22).
Evidentemente, comer carne sacrificada a los ídolos era un gran problema social
para los cristianos de esa época. Si uno fuera miembro de un gremio comercial,
se lo alentaría especialmente a participar o, de lo contrario, se lo discriminaría.
Negarse a participar en estas fiestas a menudo significaba que un hombre perdería
su trabajo, su oficio y se convertiría en un paria. Por lo tanto, además de la ame-
naza de muerte si no cumplían con el culto al emperador impuesto por el Estado,
enfrentaron la tentación de sus pares de disfrutar de los placeres del mundo o de
lo contrario perderían sus ingresos y posición social.
Una diferencia entre Pérgamo y Tiatira parece ser que Tiatira toleraba a Jezabel.
Le dieron una aprobación tácita a ella y a sus actos. En Pérgamo se dijo simple-
mente que había algunos que “retenían” esta doctrina; quizás el resto reprendió su
error. Pero en Tiatira no hay indicio de que alguien pudiera oponerse. Una iglesia
fiel ejercerá disciplina. No reprender a las personas que defienden la falsa doctri-
na o que viven en relaciones impías es lo mismo que “tolerarlas”. La paz nunca
debe buscarse a expensas de la verdad. Una iglesia que alberga la impiedad tiene
una mente secular y un barniz espiritual que compromete la Fe. Los que “aman”
también “se apartarán” de cualquier hermano que ande desordenadamente, para
que sea llevado al arrepentimiento (2 Tes. 3:6; 1 Cor. 5).
El tiempo dado para arrepentirse, que debe reconocerse como una oportunidad
para la salvación, se toma con demasiada frecuencia como indiferencia de parte
de Dios. “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón
de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. ” (Eclesias-
tés 8:11). Rechazar la oferta de gracia de Dios y el llamado al arrepentimiento es
menospreciar “benignidad, paciencia y longanimidad” destinadas a llevar a uno
al arrepentimiento (Rom. 2:4).
Todos cosechan lo que siembran (Gálatas 6:7-8). Aquellos que fornican con ella
también se unirán a ella para sufrir el castigo. Su lecho de placer se convertirá en
su lecho de dolor. Quienes “adulteran” con ella es una referencia a la infidelidad
espiritual. Se habla de la idolatría como prostitución y adulterio (Ezequiel 23;
Jeremías 9:2-3). Unirse a las prácticas pecaminosas del mundo es una violación
del vínculo espiritual entre Dios y sus fieles adoradores.
vs. 23 – Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el
que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
Su descendencia espiritual, los que habían sido engendrados por ella, sucum-
biendo a su influencia y practicando plenamente lo que ella enseñó, perecerían de
alguna manera señalada por el Señor. Estos “hijos” serían distintos de aquellos
que habían sido influenciados pero que no se habían rendido por completo a sus
artimañas; estos otros podrían arrepentirse. Ahora tenemos (1) Jezabel, la fuente
del problema, (2) sus hijos que habían sido completamente sometidos a su ense-
ñanza y (3) sus víctimas que habían sido influenciadas, pero que aún podían ser
redimidas. Estos últimos serían arrojados en la cama de la tribulación, pero no
serían “heridos de muerte” como ella y sus hijos.
El Señor busca más que las acciones externas. Ve los motivos de la mente y el
corazón. Él sabe cuando nuestro pecado se comete por debilidad de la carne o es
un acto de rebelión contra su voluntad. Él conoce el grado de nuestra responsabi-
lidad en función de nuestras oportunidades y habilidades. Él sabe cuando nuestras
excusas son débiles. Él sabe si nos comparamos por lo que otros hacen o por el
estándar de su palabra. Su juicio es justo y seguro (2 Cor. 5:10; Rom. 2:6; 14: 10-12).
vs. 24 – Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen
esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás,
yo os digo: No os impondré otra carga.
Las profundidades de Satanás, como las llamaban los herejes, parece referirse
a los pecados que se animaba a los cristianos a experimentar. Estos herejes des-
preciaban a los santos que se abstuvieron de fornicar y comer en las fiestas de los
ídolos, con el razonamiento de que la experiencia de darse el gusto era una señal
de fortaleza espiritual. Esta filosofía contaminada es defendida hoy por quienes
piensan que para conocer el mundo hay que sumergirse en el mundo. El Señor
conocía la carga sobre ellos de aferrarse a una vida recta, especialmente cuando
otros que profesaban ser cristianos alentaban la impiedad.
Ellos ya tenían la verdad del evangelio y, por lo tanto, sabían cómo mantenerse
firmes contra Jezabel.
El Señor no se refiere a Su venida final, pero como en las otras cinco cartas, Él
habla de una venida para ayudar a la iglesia o para juzgarla (véase 2:5, 16; 3:3,
11, 20).
vs. 26 – Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad
sobre las naciones.
– Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin – El Señor se está diri-
giendo a aquellos que superan la amenaza de Jezabel y guardan Sus obras haciendo
lo que Él ha mandado.
vs. 27 – Y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero;
como yo también la he recibido de mi Padre.
Este versículo está claramente asociado con el Salmo 2, donde el Padre levantó
al Hijo para que se sentara en el trono por nombramiento divino (vv. 6-7). Al Hijo
le fueron dadas las naciones (gentiles) como herencia sobre la cual gobernaría con
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 57
vara de hierro, aplastándolos y destruyéndolos a su discreción (vv. 8-9; ver también
Sal. 110:5-6; Isa. 11:4; Miqueas 5:15; Apocalipsis 1:5; 12:5; 19:15). Ahora, para Anotaciones
el que vence y guarda sus obras, el Señor comparte ese gobierno consigo mismo.
Esto es evidente por garantías tales como “ellos [los comprados de la tierra con
su sangre] reinan sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10); y, “los que reciben la
abundancia de la gracia y del don de la justicia, reinan en vida por medio de uno,
Jesucristo” (Rom. 5:17). Tanto Cristo como los cristianos se sientan y reinan, y lo
harán hasta que el último enemigo, la muerte, sea destruido. Cristo ahora se sienta
a la diestra de Dios donde se sentará hasta que sus enemigos sean puestos debajo
de sus pies (Heb. 1:3, 13). El último enemigo en ser abolido es la muerte (1 Cor.
15:25-26). Por lo tanto, su sentarse y reinar son coextensivos: como está sentado
ahora, reina ahora. El asentamiento y el reinado de los cristianos es paralelo al
de Cristo. Han sido levantados y hechos para sentarse con Cristo (Efesios 2:6), y
reinan con Él en vida sobre la tierra (Rom. 5:17; Ap. 5:9-10). Por lo tanto, su sede
y su reinado son igualmente coextensivos. El reinado no es un “reinado milenial”
del futuro, sino un reinado ahora cuando el vencedor participa del poder de Cristo
que recibió del Padre (Mateo 28:18; Efesios 1:20-23), y por ese poder el mal de
las naciones (gentiles) es aplastado por la verdad. Es una regla espiritual a través
del triunfo del Evangelio y la causa de Cristo sobre todas las fuerzas.
Por el contrario, Cristo pastoreará a los que sirvan fielmente en su reino. Así
como la estrella del amanecer señala el comienzo de la luz al amanecer de un
nuevo día, a los santos fieles se les promete la mañana de la victoria a través de
Cristo cuando termine la noche oscura de la persecución y la tentación (22:16).
vs. 29 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
1. Henry Barcley Swete, The Apocalypse of St. John. Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans,
1908.
2. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1115.
3. Emil G. Kraeling, Bible Atlas. New Yokr: Rand McNaley y Co., 1965, p. 447.
4. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1115.
5. Colin J. Hemer, The Letters to the Seven Churches of Asia in Their Local Setting.
Sheffield, England: Sheffield Academic Press, 1986.
6. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, ‘conmover’, pág. 301.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 152.
8. William Barclay, Ibid, p. 1117.
9. William Barclay, Ibid, p. 1118.
10. William Barclay, Ibid, p. 1120
11. William Barclay, Ibid, p. 1118.
12. William Barclay, Lettters to the Seven Churches of Asia, London: SCM Press LTD.,
1957, p. 33-34.
58 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
13. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1119.
Anotaciones 14. William Barclay, Ibid, 1119.
15. William Barclay, Ibid, p. 1121.
16. William Barclay, Ibid, p. 1121.
16a. El toro de Falaris es un instrumento de tortura cuyo nombre se atribuye a Falaris,
tirano de Acragas, Sicilia, que murió en el año 554 a. C. Los ajusticiados se introducían en
el interior de una estatua de bronce hueca con forma de toro. La estatua se colocaba encima
de una hoguera, con lo que la temperatura del interior aumentaba como en un horno. Los
alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura
mugía. La leyenda cuenta que su diseñador, Perilo, murió al ser introducido en su propia
creación por los subordinados de Falaris cuando le presentó el instrumento.
17. James Hastings, Dictionary of the New Testament, 4 vols. Grand Rapids: Baker Book
House (reprint), 1973, IV. p. 167.
18. W.E. Vine, Ibid, vol. 4, p. 191.
19. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
20. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
21. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
22. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
23. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
24. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
25. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
26. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
27. William Barclay, Ibid, 17 tomos en 1, p. 1124.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 59
CAPITULO 3 Anotaciones
vs. 1 – Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus
de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre
de que vives, y estás muerto.
Sardis era una ciudad que confiaba en su seguridad. Situada en una estrecha
cresta de roca que sobresale del monte Tmolo, esta ciudad parecía una fortaleza
inexpugnable. Excepto por el que entraba por el sur, los otros tres lados de esta
meseta estaban delimitados por una roca montañosa lisa y aparentemente impo-
sible de escalar que se elevaba perpendicularmente a 457 metros sobre la llanura.
Sin embargo, esta ubicación llevó eventualmente a un exceso de confianza con
respecto a su seguridad. El historiador griego Herodoto relató cómo el rey persa,
Ciro, capturó Sardis en 549 a. C. (Herodoto 1.84). Ofreció una recompensa a sus
tropas a cualquier hombre que encontrara la manera de penetrar lo que parecía ser
una montaña incontrolable. Uno de sus hombres observó que un soldado lidio en la
muralla de arriba dejó caer accidentalmente su casco por la ladera de la montaña. El
soldado de Lidia se abrió camino con cuidado por una grieta estrecha para recuperar
su casco y volvió a subir. Esa noche, el observador soldado persa condujo a un
grupo de hombres por los acantilados por el camino que había marcado meticulo-
samente en su memoria. Encontraron las almenas completamente desprotegidas
porque el rey de Lidia nunca pensó que alguien pudiera encontrar un camino por
la ladera de los escarpados acantilados. Sardis se sentía completamente segura y
protegida, pero esa noche la ciudad cayó ante el enemigo.
La roca sobre la que estaba construida Sardes era friable, más como un
paquete de barro seco que como una roca. La naturaleza de la roca hacía
que se le formaran grietas. Cierto soldado persa llamado Hyeroeades
vio a un soldado de Sardes al que se le había cáído el yelmo de las al-
menas que bajaba por un sendero del precipicio a buscarlo. Hyeroeades
supuso que habría una griega de la roca por la que alguien que fuera
ágil podría escalar. Aquella misma noche guió a un pelotón de soldados
persas por la grieta de la roca. Cuando llegaron a las fortificaciones se
60 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
las encontraron totalmente indefensas.
Anotaciones
Los de Sardes se consideraban demasiado a salvo para tener que montar
la guardia; y así fue como cayó Sardes. Una ciudad con una historia así
sabía lo que le quería decir el Cristo Resucitado cuando dijo: “¡Velad!”2
Aproximadamente 330 años después (218 a.c.), Antíoco el Grande tomó la ciu-
dad de la misma manera; así, la ciudad había sido sorprendida dos veces y tomada
como “un ladrón en la noche”.
Cuando se escribieron las siete cartas, Sardis era una ciudad con pasado
pero sin futuro. Swete dice: “La iglesia quizás no encontró en Sardis
ningún peligro especial para su lugar; pero la atmósfera de una antigua
ciudad pagana, cargada de la tradición inmoral de ocho siglos, era des-
favorable para el crecimiento de su vida espiritual”.4
James Strahan resume las similitudes entre la iglesia y la ciudad en cuatro de-
talles, todos los cuales ayudan a entender la carta: (1) Cada uno tenía un nombre
de que vivía, pero estaba muerto. (2) Cada uno no cumplió ninguna de sus obras;
ambos prometerían pero no ejecutarían. (3) Con cada uno se veía, o se sorprendía
como por un ladrón; A Sardis la habían pillado durmiendo la siesta cada vez que
la tomaban. (4) Se da a entender que las vestiduras de la iglesia habían sido con-
taminadas con inmoralidad, por lo que la ciudad era conocida.5
– El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas – En 1:4 los
siete espíritus están ante el trono (ver comentarios) donde están listos para llevar
a cabo la misión divina; aquí Jesús tiene los siete espíritus, listos para actuar como
Él lo dirija. Los siete espíritus representan la plenitud de los dones del Espíritu y
de Su presencia.
vs. 1 – ... Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
La iglesia de Sardis tenía el nombre de que estaba viva, pero de hecho estaba
muerta. El “nombre” indica la reputación de la iglesia y la estima en que se la
tiene desde fuera.
Cuando Juan le escribió esta carta, Sardes era una ciudad rica pero dege-
nerada. Hasta la antes gran ciudadela ya no era más que un monumento
antiguo en la cima de la colina. Era una ciudad sin vida y sin espíritu. Sus
habitantes eran blandos, los descendientes de aquellos que perdieron la
ciudad en dos ocasiones porque eran demasiado perezosos para estar de
guardia. En esa atmósfera deprimente también la iglesia cristiana había
perdido su vitalidad y era un cuerpo muerto más que una iglesia viva.6
Esta iglesia tiene la reputación de estar viva, pero el Señor la ve como realmente
es: muerta. Aparentemente esta iglesia, como la de Éfeso, había comenzado con
entusiasmo y un celo ardiente por Cristo y la verdad, pero ahora estaba muriendo
de “podredumbre seca” (Lenski), un deterioro interno. Así como la viuda que se
entrega a los placeres “mientras vive está muerta” (1 Tim. 5:6), así esta iglesia
se había hundido en la inactividad espiritual, posiblemente al nivel del mundo,
mientras aún mantenía una impresión externa de amor y piedad. Esto describe
muchas iglesias de hoy que tienen una reputación de solidez y actividad, pero por
dentro están decayendo y muriendo.
El mundo tiene estándares superficiales que pueden dar a una iglesia la reputación
de estar viva: una gran cantidad de miembros, un edificio elaborado, capacidad
financiera, miembros influyentes, un predicador dinámico, una adoración impre-
sionante y quizás incluso la “forma” correcta de doctrina. Aunque ninguno de estos
es necesariamente incorrecto, tampoco son por sí mismos indicadores de vida.
– y afirma las otras cosas que están para morir – . Pero incluso las “otras
cosas”, ya sean obras o personas, deben establecerse firmemente. Había todavía
un grado suficiente de fe y características de una iglesia para reconocerla como
de Cristo; no todo estaba perdido, aunque la iglesia se encontraba en un terreno
peligroso. Aún quedaba un destello de vida que podía avivarse hasta convertirse
en llamas: y aunque el fuego se había enfriado a unos pocos carbones que se
estaban convirtiendo rápidamente en cenizas, mientras existiera ese destello de
luz, había esperanza. De manera similar, Pablo había instado a la iglesia en Éfeso
a “despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará
Cristo” (Efesios 5:14).
– Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus ves-
tiduras – En la iglesia que estaba ubicadad en Sardis había unos pocos miembros
dignos de alabanza.
El juicio será sobre las personas, no sobre las congregaciones. Aunque estas
cartas están escritas a iglesias, note que el Señor nos observa uno por uno. En
algunas iglesias fuertes puede haber algunos miembros infieles. Sin embargo, en
las iglesias que están “muertas”, el Señor sabe si hay o no unas pocas personas
... que no han manchado sus vestiduras. En Sardis había algunos que no habían
ensuciado sus vestiduras comprometiéndose con el mal. Estos individuos defendían
la justicia a pesar de que el Señor describe a la iglesia como una unidad como
muerta espiritualmente. Los santos trabajan juntos en las congregaciones locales,
pero en el día final del juicio el Señor recompensará a todos individualmente.
A los que hayan sido fieles se les hace una triple promesa:
Debido a que estaba ubicada en una ruta comercial principal de oeste a este, la
ciudad se convirtió en un importante y rico centro comercial. Los alrededores de la
ciudad eran especialmente propicios para el cultivo de la vid, lo que la hizo famosa
por sus excelentes vinos. Esto dio prominencia a Dioniso, el dios griego de la vid
y del vino, y lo convirtió en el principal culto pagano de la ciudad. Filadelfia tenía
tantos templos y festivales para las deidades paganas que a menudo se la llamaba
“Pequeña Atenas”.3 Sin embargo, la oposición a la iglesia y los cristianos provi-
no de judíos ricos que tenían una hermosa sinagoga en la ciudad y que parecían
haber florecido allí. No hay evidencia sólida de que los santos fueran perseguidos
abiertamente por los judíos, pero se opusieron a ellos de todas las formas posibles.
Junto con otras once ciudades de la zona, Filadelfia fue destruida por el terrible
terremoto del 17 d.C. y, al igual que Sardis, fue reconstruida con la ayuda de Tiberio
con fondos del tesoro nacional. En agradecimiento por esta ayuda, el nombre de
la ciudad fue cambiado a Neocesarea (la nueva ciudad del César). Más tarde, bajo
Vespaciano, su nombre se cambió de nuevo a Flavia, pero ninguno de los dos llamó
la atención de la gente. Durante varios años, la gente estuvo aterrorizada por los
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 65
continuos temblores que asolaron el área, y debido a este temor, gran parte de la
población vivía en chozas en el campo adyacente fuera de la ciudad. Anotaciones
– Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre
y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre –
Queja: Ninguna.
– a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten – Estos judíos
son los que eran sólo en la carne, pero no son el “Israel de Dios” (Gálatas 6:16;
Romanos 2:28-29). Dicen que son judíos y dicen ser la nación de Dios. Aunque
físicamente judíos, su disposición a rechazar a Jesús como el Mesías y perseguir
a sus seguidores, los convirtió espiritualmente en la sinagoga de Satanás, el lugar
de reunión del mal. Calumnian el nombre de Cristo en la tierra, pero en el Juicio
Final doblarán sus rodillas ante él como Señor y reconocerán que su pueblo son
los siervos legítimos de Dios (Fil. 2:10-11).
Mientras que los judíos los odiaban, en esta victoria “reconocerán que yo te
he amado”.
Explica Robertson:
vs. 11 – He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome
tu corona.
– para que ninguno tome tu corona – (la corona de la vida, 2:10). El pen-
samiento no se preocupa por la ganancia del receptor, sino por la pérdida del
perdedor. Cualquier individuo que se vuelva descuidado, complaciente, satisfecho
de sí mismo, demasiado confiado o que descuide la oportunidad y el deber puede
perder la corona. No hay críticas contra esta iglesia, pero sí la advertencia de que
una posición tan exaltada puede convertirse en la causa misma del tropiezo; “así
que, el que piensa que está firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12). Perder la
corona es perder la vida eterna. La doctrina de que un hijo redimido de Dios no
puede obrar de tal modo que se pierda está aquí claramente negado.
En cada una de las siete cartas a medida que el escritor llega al final, cambia
de dirigirse a la iglesia colectivamente a dirigirse al individuo. Así que aquí, al
individuo que vence se le promete una recompensa; la victoria y la recompensa
son personales.
1. Mientras uno esté en la carne, puede perder su corona (v. 11); puede salir del
templo si así lo desea.
En el templo eterno de Dios, los temerosos no harán esto porque entonces habrá
seguridad y protección (Apocalipsis 7:15; 21:3-4).
Pero aún hay más reflejos de la historia de Filadelfia en esta carta. Cuando
el gran terremoto la devastó, Tiberio fue tan generoso con Filadelfia como
lo había sido con Sardes. En agradecimiento cambió su nombre por el
de Neocesarea -la nueva ciudad del César. En tiempos de Vespasiano
Filadelfia mostró su agradecimiento otra vez cambiándose de nombre
por el de Flavia, porque el patronímico del emperador era Flavio. Es
verdad que ninguno de estos nuevos nombres duró gran cosa, y se le
restauró el de “Filadelfia”. Pero los de Filadelfia sabían muy bien lo que
era recibir “un nombre nuevo”.10
No se escribirían tres nombres diferentes, sino un nombre que tendría las tres
características. Tener este nuevo nombre estampado en uno era una indicación de
a quién pertenecía (Éxodo 28:36-38). Él es el hijo de Dios (14:1), cuya morada
está en la ciudad de Dios (Hebreos 12:22; Apocalipsis 21:2). Al final, habitará en la
morada eterna donde el Señor hará “todas las cosas nuevas” (21:3-5). La escritura
de este nombre es en sí misma simbólica y denota de manera majestuosa que la
victoria pertenece a Dios. (Ver Apéndice 2).
vs. 13 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Esto es todo lo que sabemos de esta buena iglesia. Las Escrituras guardan si-
lencio en cuanto a su origen y lugar entre las iglesias. Se destaca como una de las
dos que no mereció censura ni condena. Era una iglesia (1) con oportunidad, (2)
de victoria, (3) que se mantuvo a salvo, (4) que alcanzó lo buscado por David, un
lugar permanente en el templo de Dios (Sal.27:4) , y (5) a cuyos miembros fieles
se les dio el nombre que pertenece a Dios, Su ciudad y Su Cristo. ¡Verdaderamente,
esta era una iglesia gloriosa!
(1) Como centro bancario de Asia Menor, se guardaba mucho oro en los bancos
de Laodicea.
El Señor describió la condición de esta iglesia como “tibia”, quizás una alusión a
la temperatura del agua. La mayor debilidad de la ciudad fue la falta de una fuente
de agua adecuada. Hemer escribe que los depósitos minerales en los restos de su
sistema de acueductos dan evidencia a la teoría de que el agua provenía de las
fuentes termales del sur. Si es así, el agua habría estado tibia, incluso después de
correr varios kilómetros. Por el contrario, a solo unas millas de distancia, Colosas
tenía un buen suministro de agua fría refrescante, y Hierápolis apreciaba su agua
termal que ayudaba a administrar la curación a los enfermos. Con toda su prospe-
ridad, Laodicea solo podía proporcionar agua tibia. Asimismo, la iglesia no ofreció
ni refrigerio al cansado ni sanidad a los espiritualmente enfermos. Se había vuelto
ineficaz debido a su incapacidad para producir fruto espiritual.
Jesús había sido presentado como “el testigo fiel” (ver comentarios, 1:5), y como
“el testigo fiel y verdadero” Su testimonio es absolutamente digno de confianza.
Como crítico supremo y legítimo de la iglesia y absolutamente digno de confian-
za, se deben prestar atención a sus críticas y advertencias. En Él se cumple en el
más alto sentido todo lo que perteneció a un testigo, de lo cual, según Trench, son
necesarias tres cosas: (1) Debe tener conocimiento de primera mano de aquello
de lo que testifica y debe haber visto con sus propios ojos aquello de lo que da fe;
(2) Debe ser competente para reproducir y relatar esto a otros; y (3) Debe estar
74 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
dispuesto a dar a conocer esto con fidelidad y veracidad (Ramsay, Seven Churches,
Anotaciones p. 256). Jesús cumple completamente estos requisitos esenciales.
Ciertamente, en cada uno de estos casos, el texto Griego dice arche, una palabra
nombrada en el Diccionario Expositivo de Palabras del N.T por W.E. Vine como
teniendo una variedad de significados tal como “principio, dominio, gobernante,
magistrado, poder, principado”.14 La Biblia de la Torre del Vigía traduce el plural
de la misma palabra como “funcionarios del gobierno” en Lucas 12:11. Es la
raíz de nuestras palabras arzobispo, arquitecto, y a otras palabras refiriéndose a
alguien que es el jefe sobre otros. De esta manera, la Nueva Versión Internacional
en Apocalipsis 3:14 dice que Cristo es “soberano de la creación de Dios”. Por
tanto, no hay base para afirmar que Ap. 3:14 hace a Jesucristo un ser creado.15
El argumento principal presentado por el folleto de los TJ para tomar «el principio
de la creación» en el sentido de «primera creación» es que Juan (el autor del Libro
del Apocalipsis) siempre usa arche con «... el significado común de ‘principio’»
– dicen en su folleto ¿Debería Creer Usted en la Trinidad?:
“... No sería correcto interpretar que ‘principio’ [griego: arkjé] significa que Jesús
fue el ‘principiador’ de la creación divina. Juan, en sus escritos bíblicos, usa varias
formas de la palabra griega arkjé más de 20 veces, y siempre tiene el significado
común de ‘principio’. Sí, Jesús fue creado por Dios como el principio de la crea-
ción invisible de Dios”.16
Esta línea de razonamiento tiene mucho mérito, y es posible que «soberano» sea
el correcto significado de arche en Apocalipsis 3:14. No obstante, no es cierto,
como también es posible que arche signifique «origen» o «primera causa».
Otro punto a tener en cuenta es la forma como la TNM vierte el pasaje así:
“... Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el
principio de la creación por Dios”.
«De Dios»
–του θεου–
“... el Cordero de Dios ...” – Jn. 1:29
“... este es el Hijo de Dios ...” – Jn. 1:34
“... el Cordero de Dios ...” – Jn. 1:36
«Por Dios»
–υπο του θεου–
–απο του θεου–
Hch. 2:22 – “... varón aprobado por Dios ...”
Ap. 12:6 – “... tiene lugar preparado por Dios ...”
Queja:
vs. 15 – Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente!
Caliente, zestos (de zeo) ocurre solo aquí y significa hervir, ser caliente, ferviente.
Se dice que Apolos era “de espíritu fervoroso [zeo]” (Hechos 18:25), y en un uso
similar de la palabra Pablo insta a los santos romanos a ser “fervientes [zeo] en
espíritu sirviendo al Señor” (Rom. 12:11); la iglesia de Laodicea no estaba fría ni
ferviente. Cuando el Señor dice “Ojalá fueras frío o caliente”, no expresa un deseo,
sino un profundo pesar por esta condición (Trench). Jesús no está diciendo que
deseaba que tuvieran frío porque nunca habían caído bajo el poder del evangelio,
sino que, por el contrario, está dando énfasis a su tibieza. Sin embargo, es cierto
que una persona que una vez ha probado y experimentado el bien y luego se ha
vuelto indiferente a él, es difícil de recuperar (cf. Hebreos 6:4-6; 2 Pedro 2:20).
Pero incluso si ser frío significaba abiertamente antagonismo y oposición a Él y Su
obra, este versículo indica que al menos creer es algo en lo que hay que ser sincero.
El agua tibia está bien para bañarse, pero nadie la bebe con regularidad, ya que
se prefiere caliente o fría. Se podría concluir que ser tibio espiritualmente es más
deseable que ser frío. Pero no es asi. El individuo que tiene frío conoce su abyecta
pobreza espiritual y es más probable que haga cambios y se vuelva hacia la obe-
diencia. Mientras que la persona tibia se encuentra en una condición peligrosa,
porque está satisfecho de sí mismo y considera que no tiene “necesidad de nada”
(v.17). No se da cuenta de la gravedad de su estado, por lo que no se puede hacer
mucho con él. Concerniente a los que se han apartado, el escritor hebreo registra
este pensamiento: “Es imposible para los que una vez fueron iluminados ... si se
apartan, renovarlos nuevamente para arrepentimiento” (Heb. 6: 4-6). Son insensi-
bles en los sentimientos, creyendo que han escuchado tanto de la palabra de Dios
que se ha vuelto pasada de moda. Tales descarriados se vuelven tan indeseables
como un “perro que vuelve a su vómito” (2 Ped. 2:20-22).
vs. 16 - Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Aquí la palabra se usa metafóricamente para expresar una condición que produjo
náuseas. Una bebida fría o caliente puede refrescar; pero un líquido tibio, insípido,
tibio sólo produce náuseas y vómitos. Cuando Israel entró para poseer la tierra de
los cananeos, Jehová advirtió al pueblo que no la contaminen, sino que guarden
la ley, “que la tierra no los vomite a ustedes también ... como vomitó a la nación
que estaba antes que ustedes”. (Levítico 18:28; 20:22). La amenaza del Señor a
los laodicenos es aún más seria que la de Israel; porque es el Señor, no la tierra,
quien los vomita en Su aborrecimiento de su condición, separándolos de Él como
las naciones habían sido separadas de su tierra para siempre.
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 77
Aunque hay muchas descripciones bíblicas de las emociones de Dios, ¡esta
es la única referencia en las Escrituras a que Cristo quiere vomitar a alguien de Anotaciones
su boca! Dios está “arrepentido” por el pecado del hombre (Génesis 6:6), y está
“celoso” de que el hombre sirva a otro dios (Éxodo 20:5; 34:14). Tiene una “ira
feroz” contra los que le sirven con hipocresía (Jeremías 4:8). Sin embargo, “Dios es
amor” (1 Juan 4:8, 16), y se regocija cuando un pecador se vuelve hacia él (Lucas
15:7, 10, 20-24). Expulsar a uno de su boca describe gráficamente cuán repulsivo
se ha vuelto el que ha abandonado su compra por el sacrificio del único Hijo de
Dios. Así como el agua tibia es nauseabunda para beber, la figura aquí es la de
alguien cuya fe se ha extinguido hasta que sólo queda una intolerable tibieza. Por
el contrario, todos los que recuerdan sinceramente la cruz de Cristo son “celosos
de buenas obras” (Tito 2:14).
Entre las declaraciones más tristes de la carta sigue las palabras, tú dices. A
sus propios ojos se imaginaban a sí mismos como creyentes fervientes, por eso se
encomiaban a sí mismos. Habiéndose vuelto complacientes con su condición espi-
ritual, estaban ciegos tanto a lo que son como a lo que sus obras proclaman sobre
ellos. Como muchos cristianos modernos que hacen lo suficiente para mantener
sus nombres en la lista de la iglesia, probablemente se habrían sentido insultados
si alguien más los hubiera acusado de ser tibios y desagradables ante el Señor.
Pero el hecho de que no estén comprometidos ni involucrados en la obra de Cristo
hizo que el Señor estuviera listo para vomitarlos.
La descripción del Señor del estado espiritual de la iglesia es seguida por una
ferviente exhortación: “Yo te aconsejo” -el consejo de un amigo- “que de mí
compres oro”, indica que este oro sólo puede provenir del Señor, porque todas
las riquezas espirituales son de arriba, lo que compensaría su pobreza espiritual.
Las verdaderas riquezas son espirituales; la fe probada por el fuego, probada en el
crisol de las pruebas y hallada genuina (1 Pedro 1:7), y los “tesoros de sabiduría y
conocimiento”, como un cofre de joyas, se encuentran sólo en Él (Colosenses 2:3).
Pero para obtenerlos uno debe disponer de aquello a lo que ha puesto un valor falso
en esta vida, su propia autosuficiencia, y tener estas verdaderas riquezas de Él (cf.
Mat. 13:44-46). También se insta a los laodicenos a comprar vestiduras blancas para
vestirse, para que no se manifieste la vergüenza de su desnudez espiritual. El blanco
es el símbolo de la santidad (véanse los comentarios, 2:17; 3:4), y posiblemente se
use aquí en contraste con las prendas de color negro brillante por las que se destacó
a Laodicea. Así como el oro, así también las vestiduras blancas solo pueden ser
provistas por Cristo. Sin el traje de boda, que según la parábola del banquete de
bodas parece haber sido provisto por el rey, el invitado presuntuoso que no tenía
puesto fue expulsado (Mat. 22:1 ss.). “Comprar” se usa metafóricamente, porque
nadie puede literalmente tener salvación, justicia o vestiduras blancas.
vs. 19 – Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arre-
piéntete.
Aquí hay una imagen del Señor buscando ser admitido en la vida de esta igle-
sia espiritualmente indiferente de la que había sido excluido. El llamado expresa
su esfuerzo a través de la Palabra para ser admitido. Llamar no es una cosa y su
voz otra; esto queda claro a partir de lo que sigue. “Si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”. El Salvador nunca fuerza la
admisión, sino que busca la entrada mediante la disposición voluntaria del indi-
viduo. Su esfuerzo y la necesaria disposición y acción de los santos es un claro
testimonio de la libertad de la voluntad humana para elegir o rechazar la llamada
divina. Cuando llama, se identifica a sí mismo para que no haya ningún malen-
tendido en cuanto a quién busca la entrada. Escuchar su voz es más que oír un
sonido; es entender el mensaje y reconocer al Invitado que entraría. En el camino
Cartas a las Siete Iglesias de Asia 79
a Damasco, los compañeros de Pablo oyeron “el sonido” (marginal, Hechos 9:7),
pero “no oyeron la voz” (Hechos 22:9), es decir, no entendieron el mensaje; Pablo Anotaciones
escuchó y entendió. Escuchar y abrir la puerta es prestar atención a la Palabra de
Cristo y aceptar su entrada en el corazón. “Cenar” es cenar con Él en comunión
espiritual y compañerismo, lo que para los orientales significaba confianza y afecto
cercanos. Cenar con Él ahora es un anticipo de la gloria que se compartirá con Él
en el hogar eterno. El Señor llama hoy mientras busca ser admitido en el corazón y
en la vida. A los que rechacen al Divino llegará el momento en que llamarán, pero
será demasiado tarde; la respuesta definitiva será: “No sé de dónde sois; apartaos
de mí, todos los hacedores de iniquidad” (Lucas 13:25-27).
El Señor está a la puerta de todos los corazones y busca entrar para proporcionar
perdón y la promesa de vida eterna (Mateo 11:28-30). Pero llegará el momento en
que cesarán las llamadas y será demasiado tarde para responder.
vs. 21 – Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como
yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Aquellos que sirven al Señor con firmeza tienen el privilegio de gobernar con él.
Aquí no se ven dos tronos, como especulan algunos teóricos. El trono de Dios es el
trono de Cristo; se llama el trono del Padre porque se lo dio a Cristo. Cristo ahora está
sentado a la diestra de Dios (Hechos 2:34-35; Efesios 1:20; Hebreos 1:1-3). La Biblia
dice que también fue levantado para sentarse en el trono de David (Hechos 2:30), así
como David reinó en el trono del Señor (véase 1 Crón. 29:23; 1 Reyes 2:12). Los
santos reinan en su reino con él en esta vida. Sin embargo, este reino no cesa con la
muerte física, porque el Señor concederá a sus santos un reino eterno en el reino ce-
lestial y eterno (2 Tim. 4:18; 2 Ped. 1:11; Apo. 7:15-17; 22:3). “11 Palabra fiel es esta:
Si somos muertos con él, también viviremos con él; 12 Si sufrimos, también rei-
naremos con él; Si le negáremos, él también nos negará” (2 Tim. 2:11-12).
vs. 22 – El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
________________________
Anotaciones al Pie
1. W.M. Ramsey, The Letters ot the Seven Churches of Asia. Grand Rapids: Baker
Book House, 1963.
2. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1129.
80 Cartas a las Siete Iglesias de Asia
3. James Hastings, Dictionary of the New Testament. 4 vols. Grand Rapids: Baker
Anotaciones Book House, 1973.
4. William Barclay, Ibid, p. 1129.
5. William Barclay, Ibid, p. 1130.
6. Epistola de San Ignacio a los Filadelfianos, 6; Los Padres Apostólicos, J.B. Lightfoot,
p. 195.
7. A.T. Roberson, Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, 6 Tomos en 1, p. 730.
8. William Barclay, Ibid, p. 1131.
9. William Barclay, Ibid, p. 1129.
10. William Barclay, Ibid, p. 1129.
11. William Barclay, Ibid, p. 1131.
12. Ibid, p. 1131.
13. Ibid, p. 1132.
14. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., Vol. 3, Pág. 240.
15. J.W. Answered Verse by Verse - David A. Reed, Págs. 103-104.
16. ¿Debería Creer Usted en la Trinidad?, Pág. 14, Par. 4.
El Trono 81
CAPITULO 4 Anotaciones
Esta visión de la escena del gran trono celestial (capítulos 4 y 5) presenta las
dos secciones principales del libro (capítulos 4-11 y 12-21). Dios en el trono entre
criaturas vivientes exaltadas y los redimidos es la figura central del capítulo 4. El
Hijo como el León de la tribu de Judá, la raíz de David y un Cordero inmolado
pero vivo es la figura central del capítulo 5. Solo El es digno de tomar el libro
sellado de la mano derecha de Dios, desatar los sellos y llevar a cabo el propósito
de Dios hasta su consumación. En medio de las alabanzas de los seres celestiales,
los redimidos y toda la creación, Él toma Su lugar a la diestra de Dios, el Todopo-
deroso. Mientras el santo contempla esta maravillosa escena y capta su espíritu,
está preparado para enfrentar persecuciones, tribulaciones e incluso la muerte si
es necesario. Se fortalece en la seguridad de que el gran Dios y Su Hijo victorioso
gobiernan en todos los ámbitos de la creación y que a través de ellos puede salir
victorioso en cualquier circunstancia y en cualquier conflicto terrenal. Por tanto,
que el diablo y sus fuerzas carguen contra la ciudadela de Sión asalto tras asalto.
El santo fiel, en su fe y en la fuerza del Señor, no tiene nada que temer, ¡porque
en última instancia, la victoria es suya!
vs. 1 – Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera
voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré
las cosas que sucederán después de estas.
– dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de es-
tas – Obviamente, los santos a quienes Juan estaba escribiendo estaban ansiosos
por saber si el reino de Dios podría resistir esta amenaza del gobierno imperial
de Roma. De hecho, estos eventos ya habían comenzado a suceder porque Juan
estaba experimentando tribulación mientras escribía (1: 9). Sin embargo, la visión
expuesta en los capítulos cuatro y cinco es de majestad, poder, autoridad divina
y control total de todo lo que ha de ser. No es una visión de persecución, sufri-
miento y muerte, sino de gran paz y gozo. El hombre puede escribir la historia
solo después de que ocurren los eventos, pero Dios predice la historia antes de
que ocurra (Rom. 4:17b; Isa. 42:9). Antes de que se libere la batalla, Dios sabe
que se logrará la victoria (Sal. 46). Desde este punto de vista, Jesús animó a sus
discípulos: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido
daros el reino” (Lucas 12:32). “... En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Pero aunque los diferentes objetos vistos por Juan no existen en aquella forma
material y física, sin embargo, expresan una importante verdad espiritual. Enseñan
una sola lección principal. No nos confundamos tratando de interpretar los detalles.
No tratemos de hallar un «significado más profundo» pues no existe. Repetimos:
Los capítulos 4 y 5 enseñan una sola lección principal. Hay una sola imagen y
una sola lección.
Bajo la influencia e inspiración del Espíritu Santo, Juan tuvo esta visión del
El Trono 83
trono de Dios (vea las notas en 1:10). Lo que Juan experimentó no fue simple-
mente un sueño o una invención de su propia imaginación, sino una revelación de Anotaciones
Jesucristo. El trono de Dios es significativo en Apocalipsis, ya que se menciona
diecisiete veces en este capítulo y en el siguiente y al menos cuarenta veces en
todo el libro. Su trono significa el poder, el gobierno y el dominio infinito de Dios
sobre su creación (1 Reyes 22:19).
6
A A A
A A
A 5 A
A 4 A
3
A 2 A
1
A
COR
DER
O P A
A A
A A
A A
A A
A A A
Explicación:
Es un solo cuadro. Enseña una lección principal. El círculo que está en el centro
representa el trono, al cual se asciende por medio de las escaleras. En el centro
del trono está sentado el Padre [P] (Ap. 4:2).
Note también las siete lámparas y el mar de vidrio delante del trono (4:5-6). El
Cordero está de pie entre el trono y los seres vivientes de una parte y los veinticuatro
ancianos de la otra (5:6). Pero el Cordero no se quedó allí. Se acercó al trono (5:7)
y está sentado en el trono junto al Padre (22:1). ¡El trono gobierna sobre todas las
cosas! ¡Tomemos a pecho esta lección!
Estos capítulos no nos dan meramente una imagen del cielo, sino también
describen el universo entero desde el aspecto del cielo. El propósito de esta visión
es el de enseñarnos por medio de un hermoso simbolismo que todas las cosas son
gobernadas por el que está sentado en el trono. «Todas las cosas» (4:11) debe in-
84 El Trono
cluir nuestras pruebas y tribulaciones. Ésta es la lección. Por esto, la descripción
Anotaciones del trono antecede a la predicción simbólica de las pruebas y tribulaciones que
la iglesia tiene que experimentar aquí en la tierra, las cuales se describen en el
capítulo 6. En conexión con la lectura del Apocalipsis 4 y 5, estudie con cuidado
el diagrama de esta visión y nuestra explicación.
vs. 3 – Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y
de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la
esmeralda.
los cuales de alguna manera están conectados con el gran trono central, el asiento
del dominio y todo poder de Dios.
Estos están “alrededor” del trono,, indicando una posición más allá del arco
iris (vs. 3). Antes de intentar identificar a los venticuatro ancianos, debería ser
observado que ellos están vestidos de ropas blancas y llevan coronas de oro.
Están vestidos con ropas blancas que significan que sus pecados están cubiertos
y que han sido purificados por la sangre de Cristo. En Apocalipsis, el blanco es el
color de la santidad y la pureza, y es también el color celestial. Describe la cabeza
y cabello de Cristo (1:14), la vestimenta llevada por los ancianos (4:4), el caballo
en el que Cristo sale a conquistar (6:2), la nube (14:14), un segundo caballo en el
que El monta seguido por los ejércitos celestiales vestido de lino blanco montados
en caballos blancos (19:11,14), y el trono del juicio (20:11). Los santos caminan
con El en vestiduras blancas (3:4-5,18), y los mártires son ataviados con vesti-
duras blancas (6:11), como aquellos que salen de la gran tribulación (7:9,13-14).
Solamente a aquellos ataviados con “la hermosura de la santidad” (Sal. 110:3) les
es permitido adorar en la presencia divina.
– con coronas de oro en sus cabezas – Llevan en la cabeza coronas de oro que
simbolizan su reinado en victoria sobre los enemigos de Dios.
Las coronas de oro son las coronas de la victoria. Pablo la llama la “corona
incorruptible” (1 Cor. 9:25), “la corona de justicia” (2 Tim. 4:8), Santiago, “la
corona de vida” (Stg. 1:12), y Pedro, “la corona incorruptible de gloria” (1 Ped.
5:4). La corona aquí prometida por el Salvador recapitula e incluye todas estas.
En el Nuevo Pacto, las actividades de los doce apóstoles, y los doce tronos en
los que ellos se sentaron, juzgando a las doce tribus de Israel, están dando predo-
minio. Junto con estos usos significantes del número doce, Jesús fue encontrado
enseñando en el templo a la edad de doce años (Lucas 2:42), las doce cestas de
pedazos que se recogieron (Lucas 9:17), y Santiago dirigió su epístola a las doce
tribus de la dispersión (Stg. 1:1).
En el Apocalipsis, doce mil de cada una de las doce tribus son enumerados para
un total de ciento cuarenta y cuatro mil. La radiante mujer tiene sobre su cabeza
una corona de doce estrellas (12:1).
En los capítulos 21 y 22, la ciudad celestial tiene doce puertas, las cuales son
doce perlas inscritas con los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel,
guardadas por doce ángeles (21:12,21). Los doce cimientos de la ciudad, y sobre
ellos los nombres de los doce apóstoles (21:14,19 y Sig.). Ellos sirven juntos como
parte de la Santa ciudad – la Nueva Jerusalén – dentro de la cual se encuentra el
trono del Dios y del Cordero (21:1-5, 22:1-3). De esta manera, es razonado que
los 24 ancianos representan el total combinado de los dos doces. El primero, los
doce patriarcas sobre los que la Israel física fue edificada, y el segundo, los doce
apóstoles sobre los que reposa la Israel espiritual.
Aquellos del Antiguo Pacto recibieron la herencia a través de Cristo (Heb. 9:15),
como también ocurre con los Judíos y Gentiles a través de Cristo (Efe. 2:16), y “...
para que no fuesen ellos [los fieles bajo el Antiguo Pacto] perfeccionados aparte
de nosotros [los Cristianos]” (Heb. 11:40). Todos son redimidos, perfeccionados,
y reciben la herencia en y a través de Cristo.
El Trono 87
Las Siete Lámparas de Fuego Anotaciones
Apocalipsis 4:5
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían
siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.
“Los siete espíritus” (véase también 3:1; 4:5; 5:6) se equilibra con las “siete
iglesias”, y es otro uso del simbólico siete. También están delante del trono (1:4).
El número 7 es usado nuevamente para describir la perfección del Espíritu Santo,
a quien Jesús llamó “el Espíritu de verdad”, “el Consolador”, quien revelaría toda
la verdad (Jn. 15:26; 16:13).
Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espíritu Santo; hay un Espíritu como
hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). El siete debería ser pensado simbólica-
mente y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan la perfección séptuple, lo
completo y universalidad de la obra del Espíritu Santo. Es dudoso que Juan se esté
refiriendo a la descripción de Isaías del Espíritu que sería enviado sobre el Mesías,
porque allí el profeta describe al Espíritu de Jehová en tres coplas descriptivas,
haciendo seis características en lugar de siete (Isa. 11:2).
COR
DER
O P En este punto del Apocalipsis, este mar de vidrio está
delante el trono. Más tarde, Juan relata que “ya no hay mar”
(21:1). Quizás la diferencia es que lo que Juan ve ahora son
eventos que ocurren antes del juicio final, pero después del
20:11-15 describe una escena celestial en la que Dios morará
con todos los santos (21:3). Sin embargo, en este punto de la visión el mar de cristal
claro como el cristal representa a Dios en su trascendencia, separado de su pueblo.
Delante del Lugar Santo en el templo judío estaba colocado el mar de bronce de
Salomón (1 Rey. 7:23-51; 2 Cr. 4:2-22) en el que los sacerdotes se lavaban antes
de entrar al templo. Esto era requerido antes de que pudieran llevar a cabo sus
servicios en el altar (2 Cr. 4:6).
Nótese que el mar está “delante” del trono, no bajo este como si el trono reposara
sobre él. Ese mar al estar delante del trono hacía que éste fuera inaccesible. Esto
es símbolo de la transcendencia de Dios. Así como el verdadero mar separaba
a Juan de las iglesias a las cuales estaba escribiendo, así también por el mar de
cristal el Dios trascendente quedaba separado de su pueblo.
En Apocalipsis 21:1 se nos dice que “el mar ya no existe” y que los hombres
estarán en directo compañerismo con Dios. Cuando el orden actual haya desapa-
recido y los santos estén en casa con Dios, el mar no existirá más (21:1); porque
seremos como El (1 Jn. 3:2).
RDE
RO P
Los cuatro seres vivientes. Estas son seres compuestos. CO
Figura de piedra
en forma de un co-
losal humano con
alas-cabeza de león
a la entrada del pa-
lacio del rey Asirio
Asurbanipal II. Fi-
guras compuestas
tales como esta
fueron comunes en
muchos períodos.
90 El Trono
delante del trono sobre el cual brilla en la reflexión la gloria resplandeciente del
Anotaciones jaspe y la cornalina, símbolo de Aquel que se sienta en el trono. Muchas han
sido las explicaciones y variadas de este símbolo; algunas de ellas son bastante
fantásticas. Nótese que el mar está “delante” del trono, no debajo de este como
si el trono reposara bajo este.
Servicio
Velocidad
Rapidez
Inteligencia Fortaleza
4:7 – “El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante
a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a
un águila volando”.
Una razón por la que muchos leen el Apocalipsis con confusión y miedo es que
cuando contemplan una escena como esta, la leen literalmente y permiten que
la imaginación se vuelva loca. Sin embargo, antes de hacer esto, el lector debe
recordar que Juan escribió principalmente en signos y símbolos que tienen un
significado lógico. A veces, Juan le dice al lector lo que significan los símbolos,
pero la mayoría de las veces el lector debe buscar en el Antiguo Testamento para
encontrar símbolos similares donde se dé una explicación. Eso es cierto aquí. El
símbolo de cuatro criaturas vivientes alrededor del trono de Dios también se en-
cuentra en Ezequiel 1:5, 10, 18, donde las criaturas vivientes se identifican como
“querubines” (Ezequiel 10:20).
Ciertamente sería apropiado que alrededor del trono de Dios aparecieran queru-
bines, representados en otras partes de las Escrituras como una orden muy superior
El Trono 91
de ángeles que ejecutan la voluntad de Dios y se les asigna la tarea de guardar las
cosas santas. Por ejemplo, se colocaron querubines en el jardín del Edén (Génesis Anotaciones
3:24), y se colocó una representación de querubines en los dos extremos del arca
del pacto de modo que sus alas cubrieran el propiciatorio (Éxodo 25:18-22).
4:8 – “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por
dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo,
santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”.
1. El serafín de Isaías tiene seis alas (6:2); el querubín de Ezequiel tiene cuatro
(1:6; 10:21); el ser viviente de Juan tiene seis (4:8) como el serafín de Isaías.
2. El querubín de Ezequiel tiene cuatro caras cada uno (1:6; 10:4); los seres
vivientes de Juan tienen una cara cada uno.
6. Uno de estos seres vivientes da a los siete ángeles las siete copas de la ira
de Dios (15:7).
7. Están entre aquellos que elogian el juicio de Dios contra la gran ramera,
diciendo, “¡Amén! ¡Aleluya!” (19:4).
De todo esto puede ser concluido que representan las fuerzas espirituales de Dios
usadas para llevar a cabo Sus propósitos divinos, o son una orden especial de seres
celestiales, probablemente de un orden muy superior y los más cercanos al trono,
que sirven a la majestuosa voluntad de Dios. (Esta última visión es la preferida).
Cada uno de estos «seres vivientes» está de pie a un lado del trono, y en medio
de las escaleras que conducen al trono, de modo que hay un «ser viviente» para
cada lado del trono y los cuatro rodean el trono (Consulte el diagrama). Estos cuatro
92 El Trono
«seres vivientes» que están listos a prestar servicio a Dios en cualquiera de las
Anotaciones cuatro direcciones, es decir, en cualquier parte del universo, representan a todos
los «seres vivientes», así como los veinticuatro ancianos redimidos representan
el ejército entero de los redimidos. Pero, ¿quiénes son estos «seres vivientes»?
Para poder responder esta pregunta debemos tener presente que hay una cone-
xión muy estrecha entre esta visión entera del trono y los capítulos uno y diez de
Ezequiel. Sugerimos al lector que estudie con cuidado estos capítulos. Nótense
los siguientes parecidos sorprendentes:
1. En ambos casos estos seres son llamados «seres vivientes» (cfr. Ez. 1:5; Ap.
4:6).
3. En ambos casos se compara la figura de sus rostros al rostro del hombre, del
león, del buey y del águila (cfr. Ez. 1:10; Ap. 4:6).
4. En ambos están estrechamente asociados con el trono (cfr. Ez. 1:26; Ap. 4:6).
5. En ambos casos fuego se mueve de un lado a otro entre los «seres vivientes»
(cfr. Ez. 1:13; Ap. 4:5).
6. En ambos casos se dice que estos «seres vivientes» están llenos de ojos (cfr.
Ez. 1:18; 1:21; 10:12; Ap. 4:8).
7. En ambos casos hay un arco iris alrededor del trono con el cual los «seres
vivientes» están asociados (cfr. Ez. 1:28; Ap. 4:3).
No obstante, Ezequiel 10:20 nos dice claramente que estos «seres vivientes»
son los querubines. Por tanto, creemos que aquí en el Apocalipsis también estos
«seres vivientes» son los querubines. Son ángeles de un orden superior, de uno
de los más superiores. Esta conclusión es enteramente razonable. Los querubines
guardan las cosas santas de Dios (Gn. 3:24; Éx. 25:20). Por tanto, aquí en esta
visión es enteramente normal y natural encontrarlos muy cerca del trono. Además,
los vemos aquí en el lugar santísimo celestial, precisamente donde esperamos
verlos (Éx. 25:20).
Esta conclusión se corrobora aún más por la descripción dada de estos «seres
vivientes». Se les describe como semejantes al león en su fortaleza, al becerro
en su capacidad para servir, al ser humano en su inteligencia -note usted también
sus muchos ojos, indicando su penetración intelectual- y al águila en su presteza,
siempre listos a obedecer los mandamientos de Dios y a prestar servicio. Ahora
merece atención el hecho de que las características de fortaleza, servicio, inteli-
gencia y presteza se atribuyen siempre a los ángeles (véanse Sal. 103:20, 21; Heb.
1:14; Dn. 9:21; Lc. 12:8; 15:10; etc.).
“El Todopoderoso”, aparece solamente una vez en las epístolas (2 Cor. 6:18) y
nueve veces en Apocalipsis, refiriéndose siempre a Dios el Padre (1:8; 4:8; 11:17;
15:3; 16:7,14; 19:6,15; 21:22). Esta conclusión es sustentada por su uso en 1:4 y
en 19:15 y en 21:22 donde se refiere categóricamente al Padre a diferencia del Hijo.
Una aplicación consistente demanda que esto sea adscrito (atribuido) aquí al
Padre. Jesucristo es el que muestra la visión a Juan en el vs.1, e incuestionable-
mente es el que habla en el vs.17 donde es llamado “el primero y el último”.
Jesucristo comparte los atributos de deidad y además es referido como “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Ap. 22:13). Sin
embargo, en este caso el que habla parece ser Dios el Padre (1:8).
En 19:4 Juan nos dice que los veinticuatro ancianos y los cuatro seres
vivientes “se postraron en tierra y adoraron a Dios que estaba sentando en
su trono”, y en el vs. 6 Juan oye la voz de una gran multitud decir al que esta
sentado en el trono: “¡Aleluya, porque el Señor Dios Todopoderoso reina!” .
2. Es el rey de los siglos (15:3 – VM). Según esta versión a la mano (RV-60),
Dios se llama “Rey de los santos”. “Rey de los siglos”, dice la Versión Mo-
derna, y “Rey de las naciones” la Versión Hispano-americana. La variación
se debe a la cuestión de manuscritos. En vista de lo que dice el versículo
siguiente (el 4, “todas las naciones vendrán”), y de Jer. 10:7, parece más
preferible la frase “Rey de las naciones”. Dios era el Rey del imperio romano
en el tiempo de Juan, como es el Rey de todas las naciones.
5. Usa a Su Hijo para pisar el lagar del vino de Su furor e ira (19:15).
6. Los cuatro seres vivientes cantan de esta absoluta y total soberanía (4:8).
“El que era, el que es, y el que ha de venir” (vs.8), indica Su eternidad – “al
que vive por los siglos de los siglos” (v.9). Dios siempre ha existido, porque no
tiene principio. Él es el que existe ahora, y siempre lo será (Éxodo 3:14). Él es
eterno (Isaías 57:15).
Estos cuatro lo alababan por Su infinita sanidad, por Su total y absoluta sobe-
ranía, poder y gobierno, y Su ser eterno.
vs. 9 – Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de
gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos.
Aquellos que rinden gloria, honor y agradecimiento al Padre son los más cercanos
a él, y saben si es genuino o no. Los hombres a veces pueden engañar a otros por
un período de tiempo, pero aquellos que caminan más cerca con otro eventualmen-
te sabrán si hay algún encubrimiento. Estos que son del orden más alto de seres
celestiales están alabando al Padre porque conocen su verdadera naturaleza. No
se puede ocultar el hecho de que él es todo lo que dice ser en verdad y santidad.
vs. 10 – Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en
el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas
delante del trono, diciendo.
Los representantes del pueblo del pacto de Dios se unen a los querubines que
rodean el trono para adorar y alabar a Dios. Estos veinticuatro ancianos arrojaron
sus coronas ante el trono como símbolo de total reverencia y homenaje a Aquel
que hizo posible que fueran honrados con la corona de la victoria (4:4). No fue
por su poder, sino por la gracia de Dios que les dio la victoria sobre el pecado y
la muerte y los poderes del infierno. Estos victoriosos comprenden el significado
total de tal favor y amor que ha capacitado al hombre para vencer a Satanás y sus
ángeles.
Dos veces se dice que Él vive “por los siglos de los siglos” (v. 9-19), enfatizando
la eternidad de Dios, que contrastaría con todas las deidades paganas. Estas em-
piezan con sus creadores humanos y perecen con los pueblos que los adoraban. La
declaración de Jehová, “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no
hay Dios” (Isaías 44: 6), está verificada. El canto de los seres vivientes que proclama
la santidad, la omnipotencia y la eternidad de Dios evoca entre los veinticuatro
ancianos el canto de la creación; porque el Dios eterno que provee la salvación
es el Creador de todas las cosas y solo Él puede brindar tal beneficio a lo creado.
Todas las criaturas, animadas e inanimadas, que han sido creadas son producto
de la voluntad de Dios. Antes de que nacieran como realidades, fueron planeados en
la mente divina y surgieron como expresiones de Su voluntad; “Porque él mandó,
y fueron creados” (Sal. 148:5). Cuando uno estudia cualquier fase del universo
creado, piensa en los pensamientos de Dios después de Él. Al escribir sobre la glo-
riosa oración, Isaías pregunta: “¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó
enseñándole?” (Isaías 40:13). La respuesta obvia es: Nadie. Así como la creación
expresa la voluntad de Dios y es un producto de sus propios planes, así la reden-
ción está de acuerdo con el consejo de su voluntad y de su plan formulado antes
de los siglos. Por lo tanto, cualquier forma de adoración a las criaturas es idolatría.
1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 4, pág. 189.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 333.
3. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 439.
4. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 2, pág. 295.
5. Flavio Josefo, Antigüedades de los Judíos, Tomo 2, Libro 8, Cap. 3, Secs. 5-7, págs.
79-80.
6. G.B. Caird, The Revelation of St. John The Divine.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, pág. 178.
Referencias
Anotaciones CAPITULO 5
El León - Cordero - Y El Libro
El Cordero Redentor (5:1-14)
4 ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? (5:1-
3 4)
2
1
vs. 1 – Y vi en la mano derecha del que estaba sentado
COR
DER
O P en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado
con siete sellos.
Los sellos. Los sellos fueron usados en el mundo antiguo para autenticar do-
cumentos, para mostrar su genuinidad. Muchos documentos de pápiros han sido
descubiertos con el sello intacto. Algunos de los pápiros Elefantinos escritos por
una colonia Judía en Elefantina, Egipto, en el siglo 5° A.C. tiene sellos. El docu-
mento de un papiro encontrado en el Wadi Daliyeh cerca a Jericó tiene siete sellos
aún en su lugar. Una fotografía está publicada en Biblical Archaeology Review,
Sept./Oct., 1987, 63.
Juan vio un libro en la mano derecha de Dios (vs.1a). El libro estaba sellado
con siete sellos (vs.1b). El libro dice lo que va a suceder en la tierra. Podríamos
llamarlo el “título de” para la tierra.
La idea principal en estos capítulos es mostrar que Dios está en control de todas
las cosas en el universo (cfr. Sal. 99:1), y la dignidad (mérito) del Cordero.
vs. 5 – Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu
de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Este descendiente de Judá tan esperado, que poseería la fuerza del león, lleva-
ría el cetro del dominio sobre los pueblos y hablaría paz o traería descanso a los
hombres, ahora había llegado:
– la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos
– También El es la “Raíz de David”, lo cual cumple la promesa que Dios hizo a
David (2 Sam. 7:11-14), confirmado como un pacto por juramento (Sal. 89:3-4),
y mantenido vivo a través de los profetas (Isa. 11:1-10; cfr. Rom. 15:12).
Jesús era tanto de la Raíz de David como de su descendencia (22:16). Como raíz
98 El León - Cordero y el Libro
de David, Cristo es la fuente de David. Jesús preguntó a los fariseos: “42 diciendo:
Anotaciones ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 El les dijo:
¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi
Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? ” (Mateo 22:42-45). Los
judíos no podían responder porque su entendimiento del Mesías no comprendía a
un Cristo que era tanto Dios como hombre.
Como descendiente de David (Romanos 1:3-4), Jesús; del linaje de David rei-
naría marcando el comienzo de una era de paz predicha en la profecía (Isaías 11:1,
10; cf. Rom. 15:12). A David, el gran rey de Israel, se le prometió que a través de
su descendencia uno se sentaría en su trono y sería establecido para siempre (2
Sam. 7:12-13, 16). El profeta Jeremías también predijo que el Señor levantaría a
David un renuevo justo que ejecutaría juicio y justicia en la tierra (Jer. 23:5-6).
Jesús de Nazaret cumplió con estos requisitos. Pedro verificó que fue levantado
para sentarse en el trono de David, siendo hecho Señor y Cristo (Hechos 2:30, 36).
vs. 6 – Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en
medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete
cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda
la tierra.
A Juan se le había dicho que el León de Judá, la raíz de David, había vencido y
era digno de tomar el libro y desatar sus sellos. Cuando miró en medio del trono
y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos vio “un Cordero como
inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos” (vss. 5-6), quien tomó el libro de
la mano derecha del que está sentado en el trono (vs. 7).
Juan mira para ver un León, el símbolo de majestad y poder; pero en cambio,
ve un Cordero que, aunque había sido inmolado, ahora estaba de pie y vivo. Esto
introduce el aspecto de sacrificio y redención de Aquel a quien Juan vio. Había
vencido para abrir el libro no por el poder del poder real, sino por el sacrificio a
El León - Cordero y el Libro 99
través del amor. Con esto había derrotado a sus enemigos y había vencido al mundo
(Juan 16:33), y con esto sus súbditos ahora deben conquistar. Anotaciones
El término “Cordero” es usado de Cristo no menos de 28 veces en Apocalipsis,
y tiene dos características vitales:
Arnion (cordero), usado por Juan en Revelación, presenta a Cristo sobre la base
de Su sacrificio y especialmente en Su majestuosidad, dignidad, honor, autoridad
y poder adquiridos.7 En nuestro pensamiento, somos propensos a magnificar las
verdaderas características de un cordero viéndolo como una criatura dócil, inocen-
te, dócil, sumisa e indefensa. Sin embargo, el uso que hace Juan de “el Cordero
de Dios” parece enfatizar el sacrificio del Cordero, aunque reconoce estas otras
cualidades. El que gobierna como “el León de la tribu de Judá” obtuvo ese derecho
mediante el sacrificio, y los que gobiernan con Él ahora deben obtener su derecho
a gobernar con Él de la misma manera.
Cree que todas estas imagenes pueden estar presentes “consciente o subsconcien-
temente” en la mente del escritor del Nuevo Testamento cuando usa el término.5
En su obra sobre Los Nombres y Títulos de Jesús, Sabourin habla del “cordero”
como un “título soteriológico y sacrificial”. Ve una alusión evidente al Exodo,
diciendo que “el contexto del Exodo está siempre presente” cuando es usado el
término.
Se paró en medio del trono por haber sido inmolado (degollado, 5:6). Como
el Cordero, es digno de recibir alabanza (5:12) y de abrir los sellos (6:1). Él es
capaz de una gran ira, ante la cual sus enemigos se acobardan de terror (6:16). Los
redimidos le atribuyen su salvación (7:9-10), porque habían lavado sus ropas en
su sangre y las habían hecho blancas (7:14), habían vencido por su sangre (12:11),
y ahora tenían sus nombres. en Su libro de la vida (13:8). Estos tienen el nombre
del Cordero en la frente (14:1), lo siguen a dondequiera que vaya (14:4), cantan
Su cántico (15:3), obtienen la victoria en la guerra a través de Su victoria (17:14)
y comparten en su cena de bodas (19:7, 9).
“Tenia siete cuernos”. “Cuerno” fue utilizado metafóricamente por los hebreos
El León - Cordero y el Libro 101
para el poder; proféticamente, “cuerno” describió la fuerza de los hijos de José entre
las tribus de Israel (Deut. 33:17), y la del rey de Jehová (1 Sam. 2:10). Sedequías, Anotaciones
el falso profeta, simbolizaba el poder con cuernos de hierro que usaba como para
empujar al enemigo (2 Crón. 18:10), y los salmistas y profetas usaron el término
repetidamente para expresar la idea de poder. Los siete cuernos del Cordero sim-
bolizan la plenitud y perfección de Su poder, porque “Toda autoridad [poder] me
ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).
-- los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra -- Los
“siete ojos” (que son “los siete espíritus”) que “recorren toda la tierra” (“enviados
por toda la tierrra”) simbolizan la perfección de la vigilancia de Dios sobre su
propósito y la ejecución de su plan (cfr. 2 Crón. 16:9; Prov. 15:3).
En 4:5 los siete Espíritus están ante el trono como antorchas encendidas, mien-
tras que aquí tienen una misión que llevar a toda la tierra. La obra del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo está unida como una para que lo que cada uno logra esté
en perfecta armonía con el otro (Juan 17:20-21). Por lo tanto, se describe al Espí-
ritu Santo, a quien se llama “el Espíritu de verdad”, como enviado a toda la tierra
(Juan 16:13). Antes de que Jesús ascendiera al Padre, prometió a los apóstoles que
el Espíritu Santo estaría con ellos dando testimonio y revelando la verdad (Juan
15:26; 16:13). A través de la palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, el
evangelio de Jesús se envía a todo el mundo (Marcos 16:15-16). Jesucristo conoce
el corazón de los hombres y juzgará a cada uno por la forma en que responda al
evangelio. Aquellos que la rechazan quedarán malditos (Juan 12:48; 2 Tes. 1:7-9).
vs. 7 – Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en
el trono.
El Hijo de Dios está calificado para llevar adelante el propósito y plan de Dios el
Padre. Es él quien “descendió del cielo, no para hacer su voluntad, sino la voluntad
del que lo envió” (Juan 6:38).
vs. 8 – Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinti-
cuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de
oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
Durante siglos, este misterio había estado escondido en Dios (Efesios 3:9), y
sólo él lo conocía. Las autoridades y potestades (seres espirituales) no entendían
lo que Dios estaba haciendo, pero ahora estaban aprendiendo a través del cum-
plimiento y revelación de ese propósito en Cristo y la iglesia (Efesios 3:10). Los
aa
ángeles habían deseado mirarlo (1 Pedro 1:12); A los profetas se les había dado
vislumbres de lo que incluía, pero se dieron cuenta de que el plan no se estaba
revelando en su época, sino que se cumpliría y se daría a conocer más tarde (1
Pedro 1:10ss.). Cristo había proporcionado ahora el sacrificio aceptable, derrotó
a Satanás, venció el pecado y la muerte y cumplió el propósito de Dios. ¡Ahora
estaba en condiciones de tomar el propósito o plan de Dios de Su mano, enviar el
Espíritu Santo para revelar esta verdad, y Él mismo llevaría a cabo el propósito
hasta su culminación final. Este epígrafe del “libro” está en armonía con todo el
Nuevo Testamento y está confirmado por el resto de Apocalipsis.
Así como las copas de oro son simbólicas, también lo son las arpas que tocan.
Representan elogios musicales. El cielo es real, pero es un reino espiritual, no
material. En la visión de Juan, estos ciudadanos del cielo estaban dedicados a
cantar alabanzas; Asimismo, los súbditos del reino de Dios en la tierra deberían
hacer lo mismo (Efesios 5:19; Col. 3:16).
-- y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación -- Ser comprado por su sangre equivale a librarnos “de nuestros
pecados por su sangre” (1:5). Estos comprados para Dios eran representativos de
todos los pueblos, siendo de “todo linaje”, clan o compañía unidos por parentesco,
“y lengua”, es decir, de un idioma común (cf. Hechos 2:4, 6 con los versículos
8, 11) , “y pueblo”, de la misma raza o linaje, “y nación”, asociados o viviendo
juntos, de la misma naturaleza o género. Esta combinación aparece numerosas
veces en Apocalipsis, cumpliendo la profecía de Daniel (7:13ss.). Se utiliza para
expresar la universalidad de la provisión de Cristo para la redención mediante Su
sangre y Su reino.
vs. 10 – y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
Ame
sobre la tierra.
-- y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes -- Dado que los
comprados con la sangre de Cristo fueron comprados “para Dios”, es decir, para
Él, ahora pertenecen a Él. Debido a que aquellos que le pertenecen a Él por este
precio de compra fueron “hechos para nuestro Dios reyes y sacerdotes”, se dedu-
ce que estos son ahora el reino de Dios. Anteriormente, Juan había dicho que los
liberados de sus pecados por Su sangre eran hechos un reino, para ser sacerdotes
para Dios (1:5ss.), Y se había identificado con los santos que sufrían “en el reino”
(1:9). Este es el reino que Dios establecería en los días del cuarto imperio mundial
(Dan. 2:44), y que fue dado a Cristo cuando ascendió triunfalmente a Dios. Era
un reino en el que “todos los pueblos, naciones y lenguas debían servirle” (Dan.
7:13ss.). Las profecías de Daniel encuentran su cumplimiento en este reino de
personas redimidas por Cristo. Si el pueblo es sacerdotes ahora, ahora es un reino,
“un reino y sacerdotes” (1:6; 5:10). Pedro dice de los redimidos por la sangre del
Cordero que son “un sacerdocio santo” apartado para Él, “un sacerdocio real”
relacionado con el rey, y “una nación santa”, un pueblo para la posesión de Dios
(1 Pedro 1:19; 2: 5, 9). La misión de este nuevo sacerdocio de pueblo redimido es
“ofrecer sacrificios espirituales” y “manifestar las excelencias” de Dios que los
llamó (cf. Heb. 13:15-16).
104 El León - Cordero y el Libro
Los redimidos se convierten en un reino. Los cristianos son reyes y sacerdotes al
Anotaciones mismo tiempo. La descripción de los redimidos por la sangre de Cristo une ambas
posiciones. Entonces, si uno es sacerdote, también está en el reino de Cristo, y
viceversa. Los cristianos, como un “sacerdocio santo”, sirven con Cristo, que es
su sumo sacerdote (1 Ped. 2:5, 9), y reinan con el Rey de reyes en su reino (véanse
las notas en 1:5-6).
Este reino existe actualmente, no es un trono futuro por establecer. Tanto Juan
como Pablo hablaron de estar en ese reino como un hecho presente en el primer siglo
(1: 9; Colosenses 1:13-14). Eran ciudadanos del reino que Dios prometió establecer
en los días del cuarto imperio mundial (Dan. 2:40, 44). Cristo se convirtió en su
rey cuando ascendió a lo alto (Efesios 1:20-23), y “todos los pueblos, naciones
y lenguas deberían servirle” (Dan. 7:13-14). Las profecías de Daniel se cumplen
en este reino de personas redimidas por Cristo. Dios nunca prometió otro reino.
Daniel profetizó que Dios establecería su reino en el tiempo del imperio romano
(2:44; 7:13-27). A este mismo reino se hace referencia en este pasaje. No es nada
menos que la iglesia de Cristo, establecida en el año 33 d. de J.C.
Así como Cristo reina ahora, también los redimidos están dotados de poder
real para gobernar con él sobre la tierra en este momento. Estos que son salvos
por gracia fueron levantados para sentarse con Él en este reino espiritual (Efesios
2:5ss.), Y por medio de esta abundancia de gracia y el don de la justicia ellos “reinan
en vida” por medio de El (Rom. 5:17). Se ve un paralelo entre el Israel redimido
a quien Dios trajo al Sinaí y dijo: “Vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y
gente santa” (Éxodo 19: 6), y estos redimidos en Cristo que son hechos “reyes y
sacerdotes”, “una nación santa”. En resumen, estos comprados por la sangre de
Cristo se convierten en un reino y sacerdotes, y reinan sobre la tierra, ejerciendo
el poder real con Él.
Todos los redimidos por su sangre reinan sobre la tierra. Cristo reina ahora como
“el soberano de los reyes de la tierra” (1:5). Él tiene “toda la autoridad” (Mateo
28:18), por lo tanto, a través de su palabra, los cristianos reinan con él. Liberados
de la esclavitud del pecado, todos los que “recibieron abundancia de gracia y del
don de la justicia, reinarán en vida por uno, Jesucristo” (Rom. 5:17). Los creyen-
tes no solo tienen el perdón de los pecados, sino que también por ser firmes en la
fe tienen poder para resistir al diablo (Heb. 2:14-15; 1 Ped. 5:9; Stg. 4:7). Por lo
tanto, tanto en la vida como en la muerte, los cristianos son “más que vencedores
por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).
vs. 11 – Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres
vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones.
vs. 12 – que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar
el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
El sacrificio de Cristo no hizo provisión para los ángeles caídos (Heb. 2:16),
y los santos ángeles no lo necesitan; Al actuar como espíritus ministradores que
prestan servicio por los redimidos (Heb. 1:14), desean examinar el gran plan de
la redención (Efesios 3:10; 1 Pedro 1:12). Como colaboradores de hombres como
Juan y sus hermanos (Apocalipsis 19:10; 22:9), se unen para alabar al Cordero que
es digno en virtud de Su victoria en el conflicto y el sacrificio.
En 4:11, donde Dios como Creador recibe una triple atribución de alabanza, y
en 7:11, donde es séptuple, la articulación definida aparece antes de cada atributo
específico. Pero en este caso en el que los ángeles alaban al Cordero, solo hay un
artículo que comienza la lista de siete. Al explicar esto, Alford sugiere: “Debemos
considerarlos como si formaran una sola palabra”.
El pasaje recuerda al Salmo 148 en el que se invoca a toda la creación para alabar
a su Señor. La alabanza que ahora se ofrece es a Dios el Creador y al Cordero, el
Redentor, “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. Toda la creación comienza donde
la hueste angelical había terminado, con “la bendición”. La creación expresa un
atributo cuádruple de alabanza, cada uno precedido por un artículo definido que
indica que la totalidad de las cuatro perfecciones pertenecen a Dios y al Cordero,
porque la creación y la redención son una obra conjunta. “Poder” - “dominio”
[LBLA] (kratos, ver comentario, 1:6) se agrega a la bendición, el honor y la gloria
y pertenece a ambos, porque el Cordero ahora se sienta en el trono del Padre y por
medio de Él el Padre ahora gobierna. El dominio se usa para expresar poder activo
en el dominio del universo. La creación de todo reconoce estos atributos totales de
su Creador y Redentor, y alaba con alegría al trono por ejercer el gobierno soberano
en el universo. Esta alabanza y dominio serán eternos en la Deidad.
vs. 14 – Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos
se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
Después de cada atribución de alabanza del resto del universo, estos cuatro seres
vivientes dicen: Amén, mientras los ancianos se postran y adoran.
Este celestial “Amén, -así sea-” de los cuatro seres vivientes ofrece una rotunda
seguridad de que todo estará bien para aquellos que sirven al Señor. Esta visión
del trono prepararía al pueblo de Dios para el sufrimiento y la muerte. Lo hace
mostrándoles la majestad celestial que les da seguridad de que la victoria finalmente
será de ellos a través del Cordero que murió por ellos. La “paciencia y la fe de los
santos” vendría al saber que el Señor de señores los está guiando (13:10; 14:12).
Los políticos y economistas están ocupados con los acontecimientos mundiales
actuales, pero su falta de preocupación por el libro de Dios en el que se encuentra
el significado real de la historia, así como el del futuro, los deja sin la paz y la
comprensión espiritual que poseen los santos de Dios. (Juan 14:27-29).
_____________________
Anotaciones al Pie
1. Isbon T. Beckwith, The Apocalypse of John. New York: The Macmillan, Co., 1919. Reprinted, Grand
Rapids: Baker Book House, 1967; pag. 315.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 331.
El León - Cordero y el Libro 107
3. Joachim Jeremias, “amnos, aren, arnion”, Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard
Kittel, trans. and ed. Geofrey W. Bromiley (Gran Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1964), I. 341. Anotaciones
4. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, pág. 332.
5. W.E. Vine, Ibid, p. 322.
6. Franz Delitzch, Commentary on Isaiah (Gran Rapids, William B. Eerdmans, reprint, 1950). II, 323.
7. W.E. Vine, Ibid, p. 322.
8. Richardson, pág. 226.
9. Sabourin, ps. 161,164.
10. W.E. Vine, Ibid, Vol. 2, pp. 249-250.
Referencias
(5) Uno debe estar siempre consciente de que está interpretando visiones. Como
ilustración de este principio, considere una visión de Ezequiel. En él, Ezequiel vio
un carro-trono donde cada una de las ruedas se describe como una “rueda dentro
de una rueda”, lo que permite que el carro se mueva en cualquiera de las cuatro
direcciones sin girar (Ezequiel 1:16 y sig.). En el mundo físico esto es imposible,
porque ningún vehículo puede existir sin un eje que se extienda de un juego de
ruedas al otro, y un eje sería imposible con una rueda dentro de una rueda. En una
visión, sin embargo, esto es claramente posible. De manera similar, el estudiante
no necesita intentar determinar cómo se podría abrir un sello y revelar el contenido
de un libro, luego abra otro sello y repita el proceso a través de los siete sellos.
En el ámbito físico tal vez no sea posible, pero en una visión lo es. A medida que
cada sello se rompe, un aspecto del contenido del libro se muestra ante nosotros
en acción.
vs. 1 – Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro
seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira.
No se identifica qué criatura viviente escuchó Juan primero; pero como las tres
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 109
siguientes se especifican como “el segundo”, “el tercero” y “el cuarto”, se puede
inferir que Juan los escuchó en el orden de su presentación en 4:7. La voz de la Anotaciones
criatura “como de trueno” puede significar la introducción de una revelación de
Dios (cf. Éxodo 19:16, 19), o puede indicar que alguna forma de juicio divino
está a punto de salir (cf. 8:5). Sin embargo, lo más probable es que simplemente
indique una voz poderosa capaz de ser escuchada en todos los ámbitos (véase
14:2). Su grito es “Ven”; el agregado “y mira” (RV60) es rechazado por casi todos
los eruditos bíblicos.
Pero, ¿a quién se dirige la criatura? ¿Está hablando con Juan, diciéndole que se
acerque más? Si el “y mira” no pertenece al texto, no está llamando a Juan; porque
Juan ya estaba en posición de ver y escuchar todo lo que le sería revelado (4:1).
Tampoco lo es el clamor a Cristo para que pueda venir y llevar a cabo Su obra,
porque ya está cumpliendo Su misión como Cordero e Hijo de David al abrir los
sellos. La llamada atronadora es para que el jinete y el caballo se presenten en su
misión simbólica, revelando así una parte de todo el drama panorámico. Esto es
cierto para cada caballo y jinete a continuación.
vss. 3-4 – 3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía:
Ven y mira. 4 Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de
quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.
Jesús les dijo claramente a sus discípulos que serían perseguidos, entregados y
ejecutados por su causa, y que los miembros de sus propias familias liderarían tal
oposición (Mat. 10:21). Continuó diciendo: “No penséis que he venido a enviar
paz a la tierra; no he venido a enviar paz, sino espada” (Mat. 10:34). Donde quiera
que la palabra de Dios haga una entrada, le seguirá la espada de la persecusión,
“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución” (2 Tim. 3:12). Al jinete de este caballo le fue dado poder para quitar
de la tierra la paz, una referencia a la persecución religiosa de aquellos que siguen
a Cristo. El diablo se asegura que los cristianos tengan problemas para que sea
probada su fe. El hace todo lo que pueda para desanimar a los santos de manera
que dejen de seguir a Cristo.
Jesús continuó mostrando que el evangelio haría que los miembros de una
familia se enfrentaran entre sí, pero que cada individuo debe cargar con su propia
cruz y perder su vida por causa del Maestro si es necesario (Mateo 10:35-39).
Así, la persecución que seguiría a la predicación del evangelio se adapta mejor al
simbólico jinete del caballo rojo.
Aquí está el registro histórico: los judíos se habían opuesto a Cristo y al evangelio
y perseguían a los santos; Nerón había bañado a Roma en su sangre; Domiciano
estaba comenzando una persecución que tenía a todo el mundo sumergido en su
sufrimiento antes de que Constantino emitiera su edicto de tolerancia más de dos-
cientos años después. La persecución de alguna forma siempre ha sido el destino
de los hijos fieles de Dios.
“... y que se matasen unos a otros ...” indica la matanza de hombres por sus
semejantes. La palabra “matar” (sphatto), usada aquí y también en referencia al
Cordero inmolado en sacrificio (ver comentarios, 5:6) y a las almas debajo del altar
que habían sido inmoladas por la Palabra de Dios y el testimonio que tenían (6:9),
confirma la posición tomada anteriormente. La espada (machaíra) era la espada
corta de la infantería romana, como la que usó Pedro para cortarle la oreja al sier-
vo del sumo sacerdote (Juan 18:10ss.). Machaíra fue la palabra usada por Jesús
para indicar la espada que enviaría (Mat. 10:34). En la Septuaginta es la palabra
traducida como “cuchillo” en la ofrenda de Isaac por Abraham (Gn. 22:6, 10).
Por lo tanto, la “gran espada” que se le dio al jinete era una espada o cuchillo de
matanza con el que masacraba a los hombres en sacrificio; era “grande” (o “larga”,
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 111
megas) debido a la medida en que se usaría. Esta clase de espada simbolizaba la
persecución, la violencia y la disensiones que destruyen la paz. Anotaciones
Una palabra diferente (rhomphaia) es encontrada en 6:8 pra describir una espada
larga y pesada usada en la guerra. Los primeros cristianos vivieron y respiraron
los fuegos de la persecución. Estos santos piadosos fueron mutilados por los
animales salvajes en las arenas, quemados vivos en estacas, clavados en cruces,
o arrojados a fozos de aceite hirviendo.
vs. 5 – Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y
mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza
en la mano.
Este caballo era negro (cfr. Zac. 6:1-8). El negro simboliza tristeza, estrés,
desesperación, necesidad, hambre, etc.; en el no hay luz. Aún en nuestros días el
negro es un símbolo de luto y angustia (cfr. Jer. 4:28).
El jinete del caballo negro, por tanto, simboliza el dolor, la aflicción y el due-
lo, la suerte de los santos perseguidos que siguió a la predicación del evangelio.
El dolor resultaría de la escasez de alimentos, simbolizado por la balanza en la
mano del jinete y comer por peso (explicado a continuación, v. 6). Antiguamente
se decía que cuando Jehová “quebrantare el sustento del pan en Jerusalén”, el
pueblo comía pan por peso y bebía agua por medida “y con espanto” (Ezequiel
4:16). Ezequiel recibió instrucciones de simbolizar esto en su propio consumo de
alimentos por peso y bebiendo agua por medida (v.10-11). Como la balanza en la
mano del jinete indica un período de escasez, el negro indica el dolor y la aflicción
que acompañan a ese momento.
El diablo usa más de una forma de persecución. Algunas veces puede venir
en la forma de una amenaza de muerte (13:15), pero otras veces puede aparecer
solamente como dificultad economica (13:17).
El jinete de este caballo tenía una balanza en la mano con la cual medir las
mercancías, las necesidades alimenticias básicas, al racionarlas.
vs. 6 – Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos
libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes
el aceite y el vino.
La voz en medio del trono pedía precios exorbitantes para el trigo y la cebada,
el alimento básico.
¿Qué podría significar todo esto? Creemos que este caballo y jinete representan
los poderes de la fuerza romana para conquistar enemigos rebeldes. Ciertamente,
el resultado de la guerra es la escasez. No se siembran cultivos ni se cosechan
cosechas. Las tiendas de alimentos se destruyen y se desarrolla la necesidad ge-
neral. Entonces, este sello parece simbolizar las fuerzas necesarias para producir
tal necesidad como estaba presente en el mundo en el momento en que Cristo fue
coronado Rey. Cabe señalar además que el procedimiento para conquistar ciudades
resistentes era rodearlas y bloquear todo el tráfico entrante y saliente. Esto creó
una condición de extrema necesidad que fue seguida por precios extremadamente
altos para los pocos suministros que quedaban. El resultado final fue una hambru-
na masiva y solo sobrevivieron los ricos. Tal fue el fin al que se redujo Jerusalén
durante el asedio del 70 d.C. como lo describió Josefo.
La desesperación de los revolvedores crecía con el hambre, y cada día se
acrecentaban más. No había trigo alguno, pero los facciosos entraban por fuerza
en las casas y todo lo buscaban y escudriñaban; si hallaban algo, azotaban a los
que lo negaban, y si no encontraban nada, también los atormentaban, como si lo
tuviesen escondido secretamente. Por argumento y señal para deducir si tenían
algo escondido, era ver los cuerpos de los miserables, pensando que no faltaba qué
comer a los que veían físicamente bien. Los enfermos por inhalación eran perdo-
nados, pues parecía irrazonable matar a los que luego habían de morir de hambre.
Muchos de los ricos daban secretamente todos sus bienes por una medida de trigo,
y los que no lo eran tanto, los trocaban por una medida de orden de cebada, luego
encerrados dentro en la parte más secreta de sus casas, comían escondidamente
los cereales podridos sin cocerlos; otros amasaban el pan, según la necesidad y el
miedo les permitía. En ninguna parte se ponía la mesa para comer, sacaban del
fuego las viandas, y mal cocidas las tomaban y se las comían.2
.... El hambre mataba y estragaba más gente que los enemigos; ... en tiempos
de hambre se menosprecia. De esta manera tan extrema estaban, que se quitaban
los unos a los otros lo que comían de la boca, las mujeres a los maridos, los hijos a
los padres, y lo que peor y parecía más miserable, era ver muriéndose de hambre
los hijos entre sus brazos y las madres quitar de la boca de sus hijos la comida, no
por eso se avergonzaban de tomarles las últimas gotas de sangre con que habían
de vivir. Pero no era cosa fácil esconder los alimentos, pues no faltaba luego quien
sabía los que comían y los sediciosos se las hurtaban. Si veían cerrrada alguna
casa, este era indicio de que los que estaban dentro tenían comida, y rompiendo
las puertas se entraban y casi les sacaban los bocados medio mascados de la boca,
ahogándolos por ellos.3
Luego, se dio un decreto para que el aceite y el vino no fueran dañados, es decir,
no había escasez común debido a la sequía o calamidades similares.
vs. 7-8 – 7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que
decía: Ven y mira. 8 Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía
por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta
parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las
fieras de la tierra.
La palabra chloros significa, “un color verde muy palido, el color de la hierba
que crece”.4 Es simbolo de la enfermedad y la muerte.
“... y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada,
con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.
La “potestad dada” indica que Cristo, quien gobierna con toda autoridad en todos
los reinos, permitió que este jinete funcionara, pero no más allá del límite de Su
permiso. De alguna manera, el Señor usa el servicio del jinete para llevar a cabo
y lograr el propósito divino que está encuadernado en el libro sellado.
“La cuarta parte de la tierra” incluye una esfera de operación más grande que
la del jinete del caballo negro, pero una porción menor del total. Los medios de
matar del jinete son cuatro: (1) Mata “con la espada” (rhomphaia), la gran espada
tracia, que se distingue de la espada de matanza o sacrificio del versículo 4 (ver
comentarios, también 1:16). En cada caso en que se nombra esta espada (rhom-
phaia) a lo largo del resto de Apocalipsis, identifica la espada de dos filos que
sale de la boca del Cordero y con la que hace la guerra (1:16; 2:12, 16; 19:15, 21).
Creo que la espada con la que mata el jinete Muerte, simboliza la guerra carnal o
militar, introducida aquí por primera vez. El Señor permite, incluso usa la espada
de las naciones para ejecutar juicio sobre la tierra. (2) Mata “con el hambre”, que
a menudo azotaba a los países en esos días, cobrando su precio. El hambre es un
compañero de la guerra y, por lo general, sigue a los estragos de la guerra. (3)
Mata “con mortandad”, que probablemente significa “pestilencia”, ya que aquí está
estrechamente relacionado con el hambre. Jesús asoció los dos cuando habló de las
calamidades que vendrían contra Jerusalén (Lucas 21:11). Esta interpretación se
ajusta mejor al panorama, ya que la muerte se personifica como matar por medio
de instrumentos. La peste va de la mano con el hambre, ya que ambos siguen a la
destrucción de la guerra. (4) Él mata “con las fieras de la tierra”, haciendo que los
cuatro correspondan a los cuatro dolorosos juicios de Dios en Ezequiel (5:16-17;
14:21). El juicio simbolizado por este jinete es contra el mundo de las personas
no regeneradas, pero en tales juicios los cristianos necesariamente deben sufrir
con el resto.
114 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
Al resumir las visiones de estos cuatro sellos y su significado, llegamos a la
Anotaciones conclusión de que representan (1) la salida de Cristo en el evangelio, o el plan de
la palabra de redención tal como lo simboliza el libro sellado; (2) la persecución
de los santos que siguió a la predicación de la verdad, que puso en conflicto a los
santos y al mundo; (3) la discriminación en el trabajo y los negocios que se sumaba
al sufrimiento de los cristianos; y (4) los juicios que cayeron sobre la sociedad
como resultado del rechazo pagano del mensaje divino.
vs. 9 – Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían
sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.
Debajo de este altar, en la base del altar de los holocaustos en la que se recogía
el resto de la sangre de las víctimas, despues de rociar con ella los cuernos del
altar (cfr. Lev. 4:7), vio Juan las almas (gr. psuchas – almas desencarnadas, no
personas, puesto que no han vuelto aún a la vida – cfr. 20:4, 5) de los que habían
sido muertos (‘degollados’).
Las almas bajo el altar representan la vida después de la muerte. Eran almas
indicando que su vida terrenal había terminado. Aquí hay que observar que Juan
no ve los cuerpos de los que mueren en el Señor, sino sus almas. Pudo verlas
porque él estaba “en el Espíritu” (4:2)
Las “almas” (psuchas) que Juan vio debajo del altar eran las vidas de aquellos
que habían sido sacrificados por Cristo. Jesús dio “su vida [psuchen] en rescate
por muchos” (Mateo 20:28); y los santos “menospreciaron sus vidas [psuchen]
hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11). Estos debajo del altar eran los que habían
entregado su propia vida en sacrificio por la Palabra de Dios y el testimonio que
tenían. Quizás estos son algunos de los que habían sido muertos por la persecu-
ción bajo el segundo sello (6:4). Habían sido muertos lo cual nos dice que fueron
martirizados por la causa que adoptaron.
Fueron sacrificados por la misma razón que Juan estaba en Patmos (cf. 1:9). El
concepto de sacrificio se confirma aún más con la palabra “inmolado”, que se usa
en el versículo 4 y en Jesús (5:6, 9), que fueron sacrificados. Fueron asesinados
“por” (día), a causa o en razón de la Palabra de Dios que habían aceptado y creí-
do, y que era la base de su fe y esperanza; y “por” (día) el testimonio que tenían,
es decir, el testimonio de esa fe confesada en palabra y en vida. Más tarde, Juan
señala que una de las razones de su superación fue “por causa [día] de la palabra
y por el testimonio” y que menospreciaron sus vidas hasta la muerte (12:11, ver
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 115
comentarios). Al aferrarse a la Palabra de Dios y al testimonio de su fe en ella
y en Él, habían sido ofrecidos en el altar del sacrificio a Su causa. Pablo usó un Anotaciones
lenguaje similar para hablar de su disposición para ser ofrecido en sacrificio por
los santos y por la causa de Cristo (Fil. 2:17; 1 Tim. 4:6).
vs. 10 – Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y ver-
dadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?
El clamor de las almas es prueba de que la esencia espiritual del hombre (alma/
espíritu) se mantiene en un estado consciente después de abandonar el cuerpo. La
doctrina materialista del “alma durmiendo” (enseñada por los Testigos de Jehová y
los Adventistas del Séptimo Día) niega que después de la muerte haya conciencia.
Sin embargo, en esta visión Juan ve a las personas que están muertas físicamente,
pero vivas espiritualmente.
Ahora, estas almas están clamando por venganza sobre aquellos que los ma-
taron. Surge la pregunte: ¿cómo podemos armonizar este clamor de juicio y
venganza con la oración de Cristo por sus enemigos (Luc. 23:34), y con la oración
de Esteban: “... no les tomes en cuenta este pecado ...” (Hch. 7:60). Comenta al
respecto Ray Summers:
Algunos críticos han dicho que está actitud no es cristiana, y por lo mismo han
pretendido eliminar del canon del Nuevo Testamento el libro de Apocalipsis: estos
críticos pasan por alto el hecho de que la ira contra el pecado es una parte esencial
de la justicia de Dios. Por otra parte, podemos declarar que lo que se dice en este
versículo (6:10) es una manifestación de que existe la necesidad moral de que
haya un juicio. Dios no podría ser un Dios justo si permitiera que esos pecados e
iniquidades permaneciesen sin castigo. La principal razón para que Dios juzgara
al Imperio Romano era que éste perseguía al pueblo de Dios. La única actitud no
cristiana que se puede entre ver en esto es la impaciencia de los mártires; y tal ac-
titud que parece no ser cristiana suele apoderarse de casi todos los seres humanos.
Los santos mártires sabían que el juicio vendría; pero no entendían por qué Dios
se tardaba tanto en realizarlo.7
El clamor de las almas debajo del altar es “grande” por el número representado
y la importancia de su causa y súplica. “Hasta cuándo” sugiere que este no fue
el comienzo de la lucha, sino que había continuado durante algún tiempo, desde
la persecución judía en Jerusalén, pasando por la de Nerón, y ahora la persecución
en los días de Domiciano. Sin embargo, a lo largo de la primera sección del libro,
el apóstol se preocupa por los principios y condiciones generales para todos los
tiempos. Las bestias que se opusieron a los santos y les dieron muerte no se pre-
sentan hasta el capítulo 13, aunque esta lucha definitivamente está ante él. ¿Cuándo
terminaría? La pregunta no tiene respuesta.
Esta angustiosa súplica, ¿Hasta cuándo?, revela el anhelo de los santos por el
día en que la majestad y santidad, la soberanía y la justicia de Dios se revelarían
públicamente. La palabra venganza sugiere la idea de un castigo justo, una re-
compensa por las malas acciones (19:2). Esto es diferente de la “venganza”, que
es represalia, ojo por ojo y diente por diente.
La pregunta es, ¿cuánto tiempo pasará antes de que Él juzgue (krino), deter-
mine y pronuncie un juicio a su favor, en su nombre, en oposición a aquellos que
los habían matado? ¿Cuánto tiempo antes de que Él vengue (ekdikeo) su muerte,
vea que ellos obtengan justicia contra sus oponentes? Están clamando por el jui-
cio justo que les corresponde. “En los que moran en la tierra” son los terrestres
no regenerados o los habitantes de la tierra (ver comentarios, 3:10) que fueron
responsables de la muerte de los santos. La sangre sin venganza clama desde la
tierra (Génesis 4:10), porque la expiación debe ser hecha y la cobertura provista
por la sangre de los asesinos (Núm.35:33; vea también Job 16:18; Isa.26: 21; Ez.
24: 7). Los santos claman por justicia porque cuando Dios llamó a las naciones
paganas, prometió a su propio pueblo diciendo: “Alabad, naciones, a su pueblo,
porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos,
y hará expiación por la tierra de su pueblo” (Deut. 32:43). Las almas sacrificadas
claman a Dios para que cumpla Su promesa.
vs. 11 – Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía
un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus
hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
La vestidura blanca (estola) que se les dio a cada uno era una prenda larga y
fluida del victorioso color celestial, símbolo de la justicia, el gozo, la gloria, la
pureza y la victoria.
Las palabras “un poco de tiempo” (chronon mikron) son las mismas que usó
Jesús cuando dijo: “Aún un poquito estoy con vosotros” (Juan 7:33), y “Aún un
poquito es la luz entre vosotros “(Juan 12:35). Pero, ¿cuánto tiempo es un “poco”
de tiempo? ¿Poco comparado con qué? Es un período de tiempo comparado con
otro período de tiempo; no el tiempo comparado con la eternidad, porque no se
puede hacer tal comparación. El poco tiempo de su espera parece ser paralelo al
tiempo de Satanás en gran ira, “sabiendo que tiene poco tiempo” (12:12). El “corto
tiempo” de Satanás termina cuando es derrotado y atado (20:1-3, ver comentarios),
momento en el cual el “poco tiempo” de los santos termina y son levantados victo-
riosamente para sentarse en tronos y reinar por mil años (ver comentarios, 20:4-7).
Por lo tanto, aquellos mártires debían saber que el juicio estaba en proceso de
organización.
“... sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como
ellos”, incluyen tanto a los que estaban dispuestos a ser muertos pero escaparon,
como a los que fueron muertos. Ambos han cumplido su curso de fidelidad. Juan
La Apertura de los Primeros Seis Sellos 117
además los distinguió cuando escribe de aquellos (1) “que habían sido decapitados
para el testimonio de Jesús”, y (2) “los que no adoraban a la bestia ni a su imagen” Anotaciones
(20: 4). Los fieles que estuvieron dispuestos a morir pero no fueron ejecutados
reciben la misma recompensa que los que sufrieron el martirio.
Quienes opinan que en este pasaje se trata de un juicio temporal, para sostener
su opinión se refieren al hecho evidente de que en el Apocalipsis no se alude al
juicio final sino hasta 20:11-15. Estas personas se niegan a admitir que lo que está
dicho en 6:12-17 se refiere al juicio final, porque:
2. Quiénes opinan que aquí se trata del juicio final pasan por alto el hecho
de que esto es una visión y que está presentada en un símbolo, y admiten que
esto se realizará literalmente. Esto es una verdad a medias. Los futuristas
con culpables de esto; pero hay otros comentaristas que sostienen que esto
simboliza el juicio final, y, sin embargo, no le dan una interpretación literal.
3. Los que opinan que el pasaje que estamos discutiendo se refiere al juicio
final, ponen a éste en un lugar que no es el que le corresponde en el plan
general de las cosas que trata el Apocalipsis. Esto es cierto si la teoría de la
recapitulación es errónea. Pero si estas visiones son representaciones de las
cosas que van a suceder, siendo cada visión completa en sí misma aunque
vaya creciendo en intensidad, entonces quienes opinan que estos versículos
se refieren al juicio final, han coloca a éste en el lugar que le corresponde.
Otros opinantes sostienen que lo que se dice en este pasaje (6:12-17) es simbólico
del juicio final. Se adhieren a la susodicha teoría de la recapitulación, y esto es la
secuencia natura. Estos intérpretes no se adhieren a la idea de que estas cosas
118 La Apertura de los Primeros Seis Sellos
tendrán un cumplimiento literal. Los acontecimientos representados en este pasaje
Anotaciones eran asuntos tomados de las cosas que los cristianos de esos tiempos conocían muy
bien, y servían para mostrar que finalmente serían derrotados los enemigos de la
causa cristiana. Los proponentes de esta teoría aluden a la declaración: Porque el
gran día de la ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?, como una indicación de
que se refiere al último juicio.9
Cada uno de los grupos opinantes tienen tan buenos argumentos en este asunto,
que es difícil aceptar lo que dicen unos y rechazar lo que dicen otros. Pero hay
una poderosa sospecha de que esto no representa el juicio final, sino calamidades
naturales usadas como instrumentos de juicio en los asuntos temporales de los
hombres.
Cuando estas fuerzas —la conquista, la guerra, el hambre, la peste, las calami-
dades naturales— se enfurecen: ¿Quién podrá sostenerse en pie? Esta pregunta
se contesta en el capítulo 7, el cual describe un estado celestial eterno (7:9-17).
Los seis sellos ofrecen una descripción general de Dios, trabajando con la hu-
manidad desde el tiempo de Cristo hasta el juicio final. Aunque la mayor parte de
Apocalipsis revela eventos que estaban, al menos en los días de Juan, “cerca” (1:
3), es dentro del contexto de asegurar a los santos acerca de su futuro para que se
les dé una breve visión del juicio final y el destino de los redimidos. El destino
eterno de los santos fieles se amplía en los capítulos 21-22.
vs. 12 – Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto;
y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre.
Es evidente que la apertura de este sello trae un juicio a la vista. Muchos expo-
sitores están seguros de que este es el juicio final que tendrá lugar cuando el Señor
regrese. Pero la siguiente evidencia muestra que el juicio aquí descrito no es el gran
y juicio final, sino un juicio contra cualquier poder mundial impío que perseguía
a los santos. Los santos debajo del altar habían clamado por una venganza de su
causa y se les había dicho que esperaran un poco. Y ahora al abrir este sello Dios
da seguridad de que El vengará su causa mediante un juicio sobre aquellos que
infligieron la muerte de los santos.
Las declaraciones en 13:10 acerca de los cuerpos celestiales (estrellas ... sol
... luna) ya no funcionando pueden describir figurativamente el punto de
cambio total de la estructura política del Cercano Oriente. Lo mismo sería
verdad de los cielos estremeciéndose y la tierra moviéndose (v.13), figuras
de lenguaje sugiriendo todo lo que abarca la destrucción.10
vs. 13 – Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja
caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
En los escritos de los profetas más antiguos, los gobernantes habían sido repre-
sentados por estrellas (Núm. 24:17; Isa. 14:12; Dan. 8:10); sin embargo, la caída
de las estrellas en este caso solo continúa la imagen de destrucción y desolación
total descrita en el versículo 12. La metáfora probablemente proviene de lluvias de
meteoritos que a menudo invaden nuestra atmósfera terrestre. Los higos (olunthos)
descritos son una especie de higo verde “que crece durante el invierno, pero no
llega a la madurez, pero se cae en la primavera” (Thayer). En este caso, los higos
caen en una lluvia, como por un viento fuerte.
Cuando se lee un pergamino, se enrolla; así que cuando una nación llega a su
fin, su cielo se enrolla, ya no es visible. Isaías había dicho de las naciones paga-
nas cuando había llegado el fin de su tiempo: “Y todo el ejército de los cielos se
disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como
se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera” (Isa. 34:4). Su cielo
pasaría, porque las naciones y su mundo dejarían de existir.
Aunque la Escritura describe una nación haciendo caer la fortuna de otra na-
ción, sabemos que Dios está detrás de todo esto. Dios está en los cielos, pero
“Su palabra” encuentra su camino en la tierra a través del terror de otros reinos.
Nuevamente, descripciones de los sucesos en los cielos forman el telón de fondo
para una convulsión nacional en la descripción del fin de una era política.
4
Todo el ejército de los cielos se consumirá,
y los cielos se enrollarán como un pergamino;
también todos sus ejércitos se marchitarán
como se marchita la hoja de la vid,
o como se marchita la de la higuera.
5
Porque mi espada está embriagada en el cielo,
he aquí, descenderá para hacer juicio sobre Edom
y sobre el pueblo que yo he dedicado a la destrucción.
(Isaías 34:4-5 – LBLA)
vs. 15 – Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los po-
derosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas
de los montes.
Todas las clases, hombres de todos los grados y posiciones sociales, aparecen.
Los primeros en la línea de grandeza son los reyes de la tierra, los gobernantes
de los reinos o provincias de la humanidad no regenerada. Estos son seguidos
por “los grandes” (megistan), hombres principales o nobles (traducidos como
“señores” de los nobles de Herodes [Marcos 6:21] pero “grandes” aquí y en Apo-
calipsis 18:23). Los “capitanes” eran los tribunos o jefes militares (chiliarchos),
comandantes de mil hombres. Los “ricos”, los ricos de la tierra; los “poderosos”,
hombres de fuerza o poder en diversas posiciones de la vida; y todo “siervo”, un
esclavo, uno propiedad de otro; y todo “hombre libre” se llenará de terror cuando
llegue el juicio. Atraídos por una calamidad común, buscan refugio y se esconden
en las cuevas y rocas de las montañas.
vs. 16 – Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos
del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero.
Aquí hay más evidencia de que este no es el juicio final, sino el juicio de un
reino en el tiempo; porque cuando el Señor venga, será “en un momento, en un
abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52), “como un ladrón; en el cual [día] el cielo
pasará ... el la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas “(2 Pedro 3:10);
en la venida del Señor no habrá tiempo para buscar un escondite. Además, esta
descripción de hombres que buscan refugio en las cuevas y rocas y piden que
las montañas caigan sobre ellas, ocurre tres veces en la historia anterior; en cada
caso se refiere a una calamidad nacional. Oseas usó este lenguaje para describir
la destrucción de Samaria por parte de los asirios (Oseas 10:8); Isaías lo usó para
profetizar la caída de Jerusalén a manos de Babilonia (Isaías 2:19); y Jesús dijo
que esto mismo ocurriría cuando los romanos llegaran a Jerusalén (Lucas 23:30).
¡Está claro que el uso de tales símbolos en la apertura del sexto sello apunta al
juicio de una potencia mundial perseguidora. Más adelante en Apocalipsis se
revelará que el Imperio Romano sufrió tal calamidad. Mediante el juicio divino,
Dios reivindicará la causa de sus santos.
vs. 17 – Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?.
Muchas son las referencias modernas a “los cuatro jinetes” de este pasaje, pero
pocos entienden que declaran legítimamente la soberanía de Dios. Deja que los
jinetes cabalguen. El los controla. Los limita. Y los detiene cuando han cumplido
su propósito. Los medios modernos no le dicen al mundo esta verdad. Anuncian
las tragedias de la guerra, el hambre y las enfermedades. Informan de las injusticias
de la humanidad, pero los medios de comunicación no informan que el Cordero de
Dios es Rey de toda la tierra. El mundo busca sabiduría en sus estadistas, curación
en el descubrimiento de sus científicos y victoria en la estrategia de sus generales.
Pero el creyente sabe de otra manera. Tiene conocimiento de los verdaderos poderes
que gobiernan el mundo. Aunque el libro de Apocalipsis es un mensaje de temor
para los malos, también brinda consuelo y gran consuelo a los justos.
_____________________
Anotaciones al Pie
1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 2, pág. 316.
2. Flavio Josefo, Las Guerras de los Judíos, editorial CLIE, Libro 5, Capítulo 10, sec. 2, p. 287.
3. Fablio Jofefo, Ibid, sec. 3, p. 287.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 90.
5. Baker’s Dic. of the Bible, p. 38.
6. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, p. 81.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 190.
8. Harry Boer, The Book of Revelation, Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co, 1979.
9. Ray Summers, Ibid, pp.191-193.
10. John A. Martin, “Isaías”, The Bible Knowledge Commentary, 1509.
11. Allen Ross, “Génesis”, The Bible Knowledge Commentary: Old Testament, eds. John F. Walvoord
y Roy B. Zuck (Wheaton, IL: Victor Books, 1985), 87.
12. Allen Roos, Creación y Bendición: Una Guía Para el Estudio y Exposición del Génesis (Gran Rapids,
MI: Baker Book House, 1988), 600.
13. Henry M. Morris, The Genesis Record (Gran Rapids, MI: Baker Book House, 1976), 537.
Referencias
CAPITULO 7 Anotaciones
Un Interludio
Cuando se abrieron los sellos, los jinetes salieron a sus misiones; desde debajo de
un altar se oyó a las almas clamar por la venganza del sacrificio que habían hecho;
en respuesta a su clamor vino el juicio. Cuando su mundo terminó estrellándose
a su alrededor, se vio a los habitantes de la tierra acobardados ante el Cordero,
buscando un lugar para esconderse de Su ira. El lector espera sin aliento a que se
rompa el séptimo sello para poder ver el resultado final de este drama del propósito
divino de Dios. Con el juicio de la tierra descrito y la pregunta formulada, “¿Quién
podrá sostenerse en pie?” (6:17), el lector desea saber si los santos de la tierra
pueden estar de pie y qué les sucede a los que están debajo del altar.
Sin embargo, hay un interludio entre la apertura del sexto y séptimo sello. Du-
rante este interludio, Juan tiene una visión de dos partes que responde a nuestras
preguntas sobre los santos en la tierra y los que están debajo del altar. Los santos
de la tierra son sellados para Dios y los que han muerto por él están ante su trono
alabándolo en gloria. En estas dos escenas, Dios asegura a sus santos que vela por
cada uno llevando una cuenta exacta. En la antigüedad, El había asegurado a su
pueblo señalando a las huestes del cielo y declarando que los sacaba por número,
llamando a cada uno por su nombre, y que a todos ellos no les faltaba uno (Isaías
40:26). De la misma manera asegura a sus santos sufrientes que está consciente de
cada uno, ya sea que viva en la tierra o haya muerto en la fe. No falta ninguno ahora.
vs. 1 – Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de
la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento
alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
No parece haber duda de que aquí hay una restricción de esas fuerzas destructi-
vas que traen juicio sobre el hombre. “Después de esto” indica que la revelación
del sexto sello está completa. Cada fase de la nueva visión, el sellamiento de los
elegidos y la escena celestial que sigue, es introducida por esta frase. El juicio
está restringido por una razón conocida solamente por Dios. Los cuatro ángeles
no son ángeles inicuos que controlan las fuerzas del mal, sino que son siervos de
Dios que cumplen con sus deberes asignados (véase el vs. 2).
Dios habla del mal que va de nación en nación como una “grande tempestad”
Jer. 25:32). La tempestad o los vientos de Dios se describen como vientos disper-
santes, vientos destructores y vientos de agitación.
Estos vientos están controlados por Dios completamente. Cuándo, dónde y cómo
afligen a la tierra estará de acuerdo con su justa venganza. Este juicio está a punto
de tener lugar, “porque ha llegado el gran día de su ira” (6:17).
vs. 2 – Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello
del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado
el poder de hacer daño a la tierra y al mar.
El “Dios vivo” y Su sello (sobre “Dios vivo” ver 4:9ss. Y sobre “sello” ver 5:1)
está en contraste con la bestia y su marca a quien se le tenía que dar vida (13:16).
(c) Certificación. Los monarcas orientales tenían sus sellos especiales con los
que marcar y salvaguardar sus posesiones y validar documentos legales. Faraón
le dio su anillo de sello a José (Génesis 41:42), y Asuero, el rey de Persia, le dio
su anillo a Amán (Ester 3:10), pero luego lo recuperó y se lo dio a Mardoqueo
(Ester 8:2).
Un Interludio 125
Todos estos significados son verdaderos para los cristianos que están bajo la
protección de Dios, comprados por la sangre de Cristo y certificados por el Espíritu Anotaciones
como hijos de Dios (Efesios 1:13; Rom. 8:16).
Este ángel en la visión de Juan vendría con el sello de Dios en su mano para ac-
tuar en Su nombre y sellar a los que son Suyos. El ángel clamó a los cuatro ángeles
cuyo poder era “dañar la tierra y al mar”, que se refrenaran de ejercer ese poder.
Ezequiel fue testigo de una visión similar en la que el Señor envió a uno de sus
querubines a través de Jerusalén para poner una marca en la frente de los hombres
que suspiraban y lloraban por todas las abominaciones cometidas en medio de
ellos (Ezequiel 9:1-11). En los días de aquel profeta, los que tenían la marca se
salvaron de la ira.
Este capítulo habla de la protección que recibirá el pueblo de Dios cuando aflija
al mundo con sus juicios. Antes de que se desaten los cuatro vientos diseñados
para dañar la tierra y el mar, un ángel clama para contener los vientos hasta que
el sello de Dios se coloca en la frente de los creyentes.
En su clamor a los cuatro ángeles que detenían los cuatro vientos, el ángel
declaró que la función de los vientos era “hacer daño”. Pero cuál era el daño, ya
sea el juicio del sexto sello o algún otro, no caería hasta que los siervos (siervos
o esclavos) de Dios fueran sellados. No puede suceder nada que contrarreste el
propósito de Dios; sin Su control, ninguna brisa puede hacer temblar las hojas de
los árboles; ningún pajarillo “caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre” (LBLA);
y “pues aun vuestros cabellos están todos contados” (Mateo 10:29 y sig.). Dios ve,
conoce y controla todas las fuerzas del universo y no permitirá que nada obstaculice
el sellamiento de sus elegidos para sí mismo. Este sellamiento de Sus siervos nos
lleva al corazón de esta primera fase de la visión.
Existe esta diferencia: en la visión de Ezequiel, los fieles recibieron “una señal”
en la frente, mientras que en la visión de Juan los siervos recibieron “un sello”.
En cualquier caso, los que pertenecían a Jehová recibieron una señal visible que
los distinguía de todos. Sellado “en sus frentes” sugiere un lugar más conspicuo,
visible para todos. Todo el que contemple al siervo lo reconocerá como pertene-
ciente a Dios (cf. 2 Tim. 2, 19). Se debe observar que los sellados están en la tierra
y, aunque sellados para Dios y, por lo tanto, preservados contra la destrucción, no
se libran de la persecución, porque esto continuaría plagando al pueblo de Dios
hasta que la victoria se obtenga por completo en el hogar eterno.
Algunos estudiantes de la Biblia piensan que los ciento cuarenta y cuatro mil
simbolizan a los judíos redimidos, mientras que la “gran multitud” (v. 9) representa
a los gentiles redimidos. Con base en esta suposición de que los ciento cuarenta
y cuatro mil eran judíos de las doce tribus, se hace un argumento para la fecha
temprana de Apocalipsis, que debe haber sido escrito antes de la destrucción de
Jerusalén, 70 D.C. El argumento sostiene que estos judíos “por naturaleza” son
de las tribus históricas, por lo que la identidad tribal aún era posible, lo que im-
plica que la nación judía todavía existía y ocupaba su propia tierra. Por lo tanto,
el sellamiento debe haber tenido lugar antes de la destrucción de Jerusalén. El
argumento además sostiene que los cuatro vientos contra los cuales fueron sellados
alcanzarían toda la tierra de Judea.2
Sin embargo, como el número era simbólico, también lo eran las tribus; por lo
tanto, representaron el número total de redimidos en la tierra, el Israel espiritual.
También los vientos eran “de la tierra” (v. 1). y era “la tierra” la que iba a ser heri-
da, no Judea. La visión es más inclusiva y de mayor alcance de lo que permite la
teoría de las fechas tempranas. Por varias razones, la opinión de que estos sellados
son judíos físicos es incorrecta:
2. Estos sellados están sobre la tierra; la “gran multitud” son aquellos que
son victoriosos y están ante el trono celestial (9ss.).
3. Los vientos son refrenados hasta que “los siervos de nuestro Dios hayan
sido sellados”. Juan no está hablando de un segmento en particular, porque
no debería haber habido segmentos (2 Cor. 5:17; Gál. 3:28; Ef. 2:14-17),
pero todos son siervos de Dios.
4. Satanás pone una marca en la frente de sus súbditos (13:l6ss; 14:9; 16:2;
19:20; 20:4), y parece razonable suponer que Dios sellaría a todos sus
súbditos para sí mismo, no solo a algunos de ellos.
5. “Es costumbre del Vidente realzar y espiritualizar todos los nombres ju-
díos. El templo, el Tabernáculo, el Altar, el Monte Sión y Jerusalén son
para él la personificación de ideas más profundas que las que literalmente
transmiten”.3
De este principio de uso se sigue que Juan usa “cada tribu de los hijos de Is-
rael” en un sentido más allá del de Israel literal o carnal. Eso es compatible con
las Escrituras. Pablo dice: “porque no todos los que descienden de Israel son is-
raelitas” (Rom. 9:6); “15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la
incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta
regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6:15-16). Así,
la nueva criatura o creación del versículo 15 es el Israel de Dios del versículo 16.
La verdadera circuncisión es la del corazón, no la de la carne (Rom. 2:28ss.), que
caracteriza a los “que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús,
no teniendo confianza en la carne” (Fil. 3:3). Dado que no hay distinción entre
judíos y gentiles, está claro que Juan está escribiendo sobre todos los cristianos,
y no solo sobre los judíos.
Los ciento cuarenta y cuatro mil que están sellados para Dios probablemente
representan a la iglesia fiel activa en la tierra en cualquier momento, llamada por
Un Interludio 127
algunos expositores “la iglesia militante en la tierra”. En circunstancias y esce-
narios completamente diferentes, el mismo grupo se presenta nuevamente en el Anotaciones
capítulo 14.
Este es un texto favorito de los Testigos de Jehová, una secta que afirma que a
un número literal de 144.000, y solo a ellos, se les dará un cuerpo espiritual para
que puedan vivir en el cielo eternamente. Todas las demás personas justas, afirman,
son parte de una “gran multitud” distinta y diferente (7:9) que vivirá en un cuerpo
físico perfeccionado en una tierra material renovada.
1. ¿Son solamente judíos literales los que están bajo la protección de Dios?
3. Y si estos son judíos, ¿cómo será uno capaz de identificar de cuál tribu
proviene, en vista de que las genealogías se perdieron hace mucho
tiempo?
4. ¿Y por qué las tribus de Dan y Efraín fueron dejadas por fuera?
Si, por otro lado, este pasaje debe entenderse en el estilo normal de los escritos
apocalípticos, estos problemas se resuelven. El número 144.000 es simbólico, al
igual que las tribus. Como se muestra arriba, el número 144,000 representa a todo
el pueblo de Dios (2 Tim. 2:19). El hecho de que se especifiquen doce tribus de
Israel significa que él está hablando del pueblo del pacto de Dios. La iglesia, de
hecho, se conoce como las “doce tribus” (Mateo 19:28; Lucas 22:30; Santiago
1:1). Por lo tanto, estas personas descritas aquí no son judíos carnales literales,
sino que comprenden el “Israel de Dios” espiritual (Gál. 6:16; Rom. 2:28-29).
Véanse también las notas sobre 2:9.
vs. 9 – Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía
contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del
trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en
las manos.
Juan presenta esta segunda fase de la visión como presentó la primera (v.1). Esta
no era una nueva visión, sino la contraparte de los versículos 1-8. Hasta este punto,
las escenas celestiales han revelado el trono y al que está sentado en él, el Cordero,
los siete espíritus, los seres vivientes, los ancianos y una gran multitud de ángeles.
Las palabras, después de esto, indican que Juan ahora ve a los siervos de Dios
en una posición diferente, es decir, en un estado celestial triunfante posterior ante
el trono. Evidentemente, ya no necesitan la protección de Dios en la tierra. Los
144.000 ahora se ven en un estado futuro una vez que son redimidos de la tierra
(14:1-5). La gran multitud también incluiría las almas de aquellos en 6:9-11 y
20:4, así como los salvos de todas las edades. Esta es una visión de gran aliento,
porque representa a aquellos que han salido de “la gran tribulación, y han lavado
sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero” (7:14).
vs. 9b – “La cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y
lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero”.
Ahora, por primera vez, aparece una multitud de entre la familia de la tierra.
Este grupo se describe como “una gran multitud,la cual nadie podía contar”, pero
que Dios puede contar. Solo El conoce a los que son Suyos y a los que siguen
fieles hasta la muerte.
Es significativo que nadie haya podido contar a las personas que componían
esta gran multitud. Cada nación y lengua estaban representadas, todas redimidas
por la sangre del Cordero (5:9). El evangelio se ha difundido por todo el mundo y
una gran multitud ha respondido en obediencia y fe confiada (Marcos 16:15-16;
Mateo 28:19; 1 Timoteo 2:4, 6; Tit. 2:11-14).
Las vestiduras blancas, el color celestial, indican pureza, porque estos santos
han sido purificados y santificados, lo que les permite estar ante el trono en tal
proximidad a Dios y al Cordero. Las “palmas en sus manos” se suman al espíritu
festivo de la ocasión que recuerda a la Fiesta de los Tabernáculos, la más alegre
de todas las fiestas judías. Esta fiesta ocurría en el otoño del año, después de que
se había recogido la cosecha y había llegado el fruto de los árboles y las vides.
Seguía a la expiación anual cuando se hacía el sacrificio por los pecados (Lev.
23:26-32, 39-44). El primer día de esta semana festiva, la gente debía tomar las
ramas de palmeras y ramas de otros árboles, y “os regocijaréis delante de Jehová
vuestro Dios por siete días” (Lev. 23:40). Cuando Jesús entró en Jerusalén en lo
que se conoce como Su “entrada triunfal”, en un estado de ánimo alegre y festivo,
Un Interludio 129
la gente tomó “ramas de las palmeras y salieron a recibirle, y clamaban: Hosanna:
Bendito el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel “(Juan 12:13). Estos Anotaciones
usos de las ramas de palma indican ocasiones festivas. La explicación que sigue
(vss. 13-17) indica que esta escena celestial es gozosa al que habían apuntado
todas esas ocasiones del pasado.
El ancla estabilizadora del alma es la esperanza (Heb. 6:19). Cuando los hombres
no tienen esperanza de vida después de la muerte, se quedan sin saber que hacer
en este mundo sin propósito y enfrentan la muerte sin paz. Toda persona viva debe
comportarse de tal manera que pueda unirse al coro celestial. Es espiritualmente
fatal apartarse de la salvación que Dios ha provisto.
vss. 11-12 – 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los
ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante
del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro
Dios por los siglos de los siglos. Amén.
De las siete palabras de alabanza que se usan aquí y en 5:12, seis son iguales,
aunque no aparecen en el mismo orden. En este cántico de alabanza aparece
“acción de gracias” en lugar de “riquezas”, probablemente denotando acción de
gracias por las riquezas que Él proporciona. (Para el significado de cada una de
las siete palabras, vea los comentarios, 5:12). En la alabanza ofrecida por la hueste
angelical en 5:12, solo aparece un artículo definido al principio de la lista. Aquí,
sin embargo, el artículo aparece antes de cada una de las atribuciones, haciendo
cada una distinta, como en 4:11. La alabanza de los ángeles a Dios no excluye al
Cordero, ni mucho menos fue incluido en su Amén a la alabanza que le ofreció la
multitud. (Sobre la frase “por los siglos de los siglos”, véase 1:6).
vs. 13 – Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están ves-
tidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
¿Estaba Juan testificando las cosas acerca de las personas del pasado, del pre-
sente, o estaban incluidas también en la visión las personas del futuro? Se le pidió
a Juan que las identificara.
130 Un Interludio
Desde que fue introducida la multitud (v. 9), esta pregunta hecha por uno de
Anotaciones los ancianos sin duda ha estado en la mente del lector y también en la de Juan:
“¿Quiénes son y de dónde han venido?” Esto centra la atención en su identidad
y si están en el cielo o en la tierra. Parece apropiado que un anciano, uno que
representa a los redimidos, haga y responda la pregunta; también era un anciano
que había acudido en ayuda de Juan antes (5:5). Las túnicas blancas con las que
se visten los santos en la multitud (v.9) pueden haber llevado a la sospecha de que
de alguna manera estos están relacionados con los que están debajo del altar en
la apertura del quinto sello (6: 9-11). Esta pregunta no era retórica; se preguntó si
podía ser respondida.
vs. 14 – Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han sali-
do de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la
sangre del Cordero.
vs. 14a – Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han
salido de la gran tribulación.
La respuesta de Juan fue con el mayor respeto; “señor mío – LBLA” (kurios,
diferente de despotes, 6:10), es equivalente a “señor” o “amo”. En otras partes de
Apocalipsis, kurios se usa para referirse a Dios y Cristo (excepto 17:14 y 19:16,
donde Cristo es el Señor de los “señores” humanos).
Pero, ¿qué es esta gran tribulación de la que han salido? Se pueden considerar
varias respuestas. Los expositores han ofrecido explicaciones conflictivas de la
respuesta del anciano.
1. Algunos identifican esta como “la gran tribulación” que condujo en el 70 D.C.
que aconteció a las personas en Jerusalén al tiempo de su destrucción (Mat.
24:21, 29). Sin embargo, esa tribulación ya había ocurrido unos veinte o
treinta años antes de que Juan escribiera, y se dice que estos santos “salieron”
de la tribulación como si continuara en ese momento.
Esos santos están ahora más allá de esta vida, ante el trono de Dios, ha-
biendo obtenido la victoria. La noticia de tal victoria ofreció una tremenda
seguridad y aliento a hombres y mujeres que enfrentan pruebas y muerte,
y también anima a todos los que enfrentan pruebas similares de fe. La gran
persecución de este pasaje se limitó así al período romano que abarca 249
años de conflicto entre cristianos y romanos. Se prefiere esta visión, ya que
está en armonía con el tema del libro.
3. Los premilenarios identifican “la gran tribulación” como aún por ocurrir en
el futuro, un período de siete años al final de la actual dispensación y antes
del reino de Cristo de 1.000 años en la tierra. Que “la gran tribulación” de
la que se habla aquí tendrá lugar al final de la actual dispensación, entre lo
que llaman “el rapto” y “la revelación” de Jesús. En ese momento, según la
teoría, los santos son arrebatados para la cena de las bodas del Cordero. Esta
idea o suposición no tiene fundamento en las Escrituras.
Un Interludio 131
4. Una cuarta visión, que para este escritor es la correcta, no limita la tribulación
a un período de tiempo específico. En la visión de Juan, la “gran multitud” Anotaciones
(7:9) incluye a los salvos de todas las épocas, la suma de todo el pueblo de
Dios que continúa fiel hasta la muerte. De igual manera, la “gran tribulación”
representa todos los períodos de tiempo, porque nunca la tribulación ha estado
totalmente ausente de la iglesia. El apóstol Pablo dijo, “... Es necesario que
a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14:22).
La palabra “muchas” esparce una gran multitud de tribulaciones, no solamente
una. Jesús profetizó a Sus discípulos que sufrirían tribulación (Jn. 16:33).
Los santos han seguido pasando por tribulaciones, porque “... todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Tim.
3:12). Lenski identifica la frase, “los que han salido” (RV-60), como traducida
de un participio presente sin referencia al tiempo. Por lo tanto, otra traducción
precisa es, “Estos son los que vienen de la gran tribulación” (LBLA, BTX).
vs. 14b – y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero.
Plantea otra pregunta: ¿Son estos mártires que con su muerte lavaron sus vesti-
duras en su sangre? Probablemente este no es el pensamiento, porque sus ropas no
fueron lavadas con su propia sangre derramada en el martirio, sino con la sangre
del Cordero. Se habían revestido “del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24; cf. Col. 3:10).
La redención del cristiano comienza y termina “en la sangre del Cordero”. Por
su sangre, el santo es “liberado de sus pecados” (1:5), comprado (5:9-10; 1 Pedro
1:18ss.), Perdonado de pecados (Mateo 26:28), mantenido limpio mientras camina.
a la luz de la verdad divina (1 Juan 1:7), y es capaz de vencer (12:11). Si el santo
debe elegir entre la vida en Cristo y la muerte por la fe, no debe amar su vida
“hasta la muerte” (12:11). “Han lavado” está activo; los santos no fueron pasivos.
Habían confesado su fe en Cristo (Rom. 10:8-10), se habían arrepentido de sus
pecados (Hechos 17:30ss.) Y habían sido bautizados en Su muerte (Rom. 6:3ss.)
para la remisión de sus pecados ( Hch 2:38). Sus pecados habían sido lavados en
Su sangre (Hechos 22:16); habían hecho suya la redención en su sangre.
Todos los pecados han sido quitados; el perdón a través de su sangre ha hecho
que el pueblo del Señor sea digno de recibir vestiduras blancas, lo que indica su
estado de justificación ante Dios (Efesios 1:7). Ray Summers dijo acertadamente:
El ‘Cordero redentor’ ha llegado a ser ‘el Pastor providente’ que los cuidará y los
guiará a las fuentes de la vida; y Dios quitará de ellos todo sufrimiento.6
En la primera fase de la visión (vss. 1-8) los santos fueron sellados para protec-
ción; en esta segunda fase salen victoriosos del conflicto. Esta gran multitud incluye
a los que están debajo del altar, los mártires de Cristo (6: 9-11) y todos los que son
vencedores por medio de Cristo. También incluye a todos los que se mantuvieron
firmes desde el principio, los que fueron “firmes hasta el fin” (Heb. 3:14).
vs. 15 – Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su
Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su Tabernáculo sobre ellos.
“Por eso” – “A causa de esto” (i.e., porque han lavado sus ropas y las han em-
blanquecido en la sangre del Cordero), estos santos están delante el trono, donde
se regocijan y sirven a Dios ofreciendo alabanzas (véase el vs.10). Está claro en
las Escrituras que al morir el santo fiel va directamente a la presencia de Dios para
estar con Cristo. Sin embargo, no se encuentra en su estado final de gloria, porque
132 Un Interludio
esto ocurre más allá del juicio final (cap. 21).
Anotaciones
Pablo indica que el estado o lugar del cristiano después de la muerte es con
Cristo cuando dice: “6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre
tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor … 8 pero confiamos,
y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” (2 Cor. 5:6, 8).
Hablando de las ventajas de la vida y la muerte, Pablo también escribió: “Porque
de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con
Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Fil. 1:23). Y escribiendo sobre el regreso del
Señor y la resurrección de los santos, dijo: “Porque si creemos que Jesús murió
y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (1 Tes.
4:14). Debemos notar que Cristo no puede traerlos con Él si no están con Él antes
de que Él venga. Además, mientras Esteban era apedreado hasta la muerte, clamó:
“Señor Jesús, recibe mí espíritu” (Hch. 7:59). Se deduce que los que duermen en
Jesús están ahora con él delante de su trono, y que cuando él venga, serán traídos
con él para unirse con el cuerpo resucitado y luego entrarán en la gloria final del
hogar eterno.
¿Vale la pena servir al Señor Jesucristo? Mientras que los malvados buscan
esconderse de la ira del Cordero (6:16), en contraste, los creyentes están ante el
trono sirviéndole día y noche en su templo espiritual (11:19), lo que sugiere un
servicio continuo.
Y El, Dios que se sienta encima del trono, “extenderá su tabernáculo sobre
ellos”, es decir, los abrigará para que puedan morar seguros bajo Su protección.
vss. 16-17 – 16 y no tendrán hambre, ni tendrán sed, ni caerá más sobre ellos el
sol, ni calor alguno, 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pasto-
reará, y los guiará a fuentes de aguas de vida, y Dios mismo enjugará toda lágrima
de sus ojos.
Las bendiciones de las que se habla aquí se abordan negativamente, pero las
bendiciones positivas siguen en el versículo 17. Los santos que han pasado por
la gran tribulación en la que sufrieron persecución, discriminación y las diversas
pruebas del cuarto sello están ahora más allá de todo esto. El hambre y la sed, esos
dolores feroces por la falta de comida y bebida, ya no son suyos. El sol, cuya luz
es tan esencial para la vida pero cuyos rayos profundamente penetrantes pueden
ampollar y arder, ya no “incidirá sobre ellos”. Y el calor, probablemente el viento
feroz y ardiente (cf. Mateo 20:12; Santiago 1:11), no los afectará más. Todos estos
tormentos se olvidan en la alegría de la victoria.
Un Interludio 133
Harry Boer extrajo de esta visión un significado significativo para hoy cuando
escribió: Anotaciones
En toda la preocupación por la seguridad que nos rodea, hay una forma de seguridad
de la que se oye poco. Es la seguridad de nuestra relación con Dios. Sin embargo,
es el mayor de todos los valores, porque solo él es un valor que continuará y lo
que protege es lo mejor y más profundo de la vida ”. Jesús dijo: “¿De qué le sirve
a un hombre si gana el mundo entero pero pierde su propia alma?” Una y otra
vez la Biblia nos advierte que busquemos las cosas de mayor valor y las hagamos
nuestro mayor interés. Por lo tanto, primero debemos buscar el reino de Dios y su
justicia, y todas estas otras cosas encontrarán su lugar apropiado.8
Hay excelentes eruditos que creen que esta última sección (vss. 9-17) describe
la vida victoriosa de los santos sellados (vss.1-8) aquí en la tierra. Estos eruditos
ven en esta gran multitud a la iglesia a lo largo de todo el tiempo alabando victo-
riosamente a Dios, lavando sus vestiduras en la sangre del Cordero y sirviéndole en
Su templo, la iglesia, con un servicio ininterrumpido. Ven el cuidado protector de
Dios y la dirección y el consejo del Cordero, mientras Dios consuela a los santos
en todas sus aflicciones y el Cordero satisface todas sus necesidades espirituales.
Aunque estos principios son verdaderos y se enseñan en las Escrituras, la inter-
pretación establecida más arriba tiene un apoyo más sólido y está en armonía con
el tema del libro.
_____________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 8
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
El Séptimo Sello: Oración y Respuesta
vss. 1-5
vs. 1 – “Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por
media hora”.
Juan continúa con la visión que vio en el libro de los siete sellos. El sexto sello
había revelado un juicio aterrador (6:12-17) y terminó con la pregunta: “¿Quién
podrá sostenerse en pie?” (6:17). Otra visión siguió entre el sexto y el séptimo
sello respondiendo a esta pregunta y al hacerlo, se describió el destino de los santos.
Ahora se reanuda la apertura de los sellos que había sido interrumpida por el
interludio del capítulo 7. Este interludio reveló mediante imágenes el sellamiento
para Dios de aquellos en la tierra y aseguró a los santos en la tierra el bienestar de
los mártires que habían muerto en la fe. Hasta ahora se han escuchado las voces y
los truenos que procedían del trono de Dios (4: 5), los cánticos de los seres vivientes
(4:8) los ancianos (4:11) los ángeles (5:12) y todas las cosas creadas. (5:13), el
clamor de los que están debajo del altar (6:10), el clamor de la multitud delante
del trono (7:10) y la respuesta de los ángeles (7: 12). En contraste con el constante
canto de cánticos y clamores de alabanza que han llenado la corte del cielo, ahora
hay un silencio solemne e inspirador que trae un aire de expectación compartido
con seres tenebrosos. La tensión es del tipo que se apodera de uno mientras espera
algún evento singular, ya sea honor o calamidad. La apertura de los sellos alcanza
ahora un clímax; pero ¿será este clímax el glorioso reposo sabático de la promesa
y de la esperanza (Heb. 4:9), o es el preludio para el juicio?
Dejemos que el lector tenga en cuenta que el libro es una revelación del destino
de la iglesia en el mundo y el destino del mundo en su oposición a la iglesia. El
clímax es el juicio y la revelación del poder invencible del arma secreta del cris-
tiano: la respuesta divina a la oración de fe. El Padre vela por los suyos; escucha
sus peticiones y responde con acción. Como en la antigüedad, cuando Su pueblo
fue amenazado con la invasión y destrucción por el gran poder pagano de ese
día, Babilonia, la respuesta del Señor fue: “Jehová está en su santo templo; calle
delante de él toda la tierra” (Hab. 2:20). Desde ese templo aseguró a su pueblo
que vendría con poder para traerles la salvación y juzgar al enemigo (Hab. 3). Y
ahora, desde el punto de vista del cielo, se revela lo que está por suceder, y todo
el cielo está en silencio con un silencio de muerte.
vs. 2 – “Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron
siete trompetas”.
El séptimo sello marcó el comienzo de otra serie de siete, esta vez siete trompe-
tas. En realidad, las trompetas no siguen cronológicamente a los sellos; en cambio,
corren paralelas a parte de la escena que se representa en los primeros seis sellos.
(Ver notas en 6:1-2). Mientras que los primeros seis sellos brindan una descripción
general del período que comienza con la venida de Cristo y termina con el juicio
final, las trompetas son más limitadas en el tiempo.
vs. 3 – “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de
oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos,
sobre el altar de oro que estaba delante del trono”.
El altar de la presente visión está ante el trono celestial, el asiento del poder,
dominio y gobierno divinos de Dios. El ángel está delante de él o inclinado sobre
él. El incensario era un plato o sartén de oro sobre el cual se colocaban brasas
de fuego del altar, y sobre estas brasas se quemaban granos de incienso sobre las
brasas para producir un olor dulce delante del Señor (cf. Levítico 10:1; 16:12-13).
Al ángel se le dio una gran cantidad de incienso para agregar a las oraciones de
todos los santos. El ángel no actúa como mediador entre el hombre y Dios a través
del cual oran los santos, sino que en la visión asume el lugar del sacerdote de la
Antigua Alianza que quemó el incienso; simplemente aparece como un sirviente.
En el orden de adoración hebreo, el incienso se había asociado con la oración (ver
comentarios, 5 8). A las oraciones de “todos los santos”, no sólo a las oraciones de
los mártires (6:9ss.), Se agregó “mucho incienso”, que parece ser la petición de
intercesión o respaldo del Señor Jesús, quien intercede por los santos (ver Lucas
22:31-34; Rom. 8:34; Heb. 7:25), y quien enseñó a los discípulos a preguntar en
Su nombre (Juan 16:23, 24, 26).
Dos veces al día, los sacerdotes quemaban incienso en el altar del templo mientras
la gente estaba afuera orando (Lucas 1:8-10). Esta escena que precede al sonido
de la primera trompeta simboliza las oraciones de los santos que ascienden como
incienso hacia Dios (Sal. 141:2; Ap. 5:8).
vs. 4 – “Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso
con las oraciones de los santos”.
136 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
William Hendriksen sugiere que el incienso que se le da al ángel representa la
Anotaciones intercesión de nuestro Salvador en el cielo a favor de su iglesia perseguida en la
tierra1 (Rom. 8:34; Heb. 7:25). Dios escucha continuamente las oraciones de su
pueblo (Exodo 2:23-24; 1 Ped. 3:12). ¡Qué seguridad para los santos! Algunos
lectores de Apocalipsis se concentran en el fuego, los terremotos y otros eventos
espantosos. Los que conocen al Señor leen el mismo libro y encuentran consuelo,
paz y esperanza gozosa. La diferencia en lo que uno encuentra en Apocalipsis
generalmente está determinada por la calidad de vida que se vive y cuánto tiempo
se dedica a la oración (Lucas 18:1-8; Heb. 9:3-6).
vs. 5 – “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó
a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”.
El mismo incensario que ofrecía el incienso a Dios se llena con fuego tomado
del altar. Cuando este golpea la tierra, provoca truenos, relámpagos y un terre-
moto, todos simbólicos de la respuesta de Dios. Dios ha escuchado las fervientes
peticiones de su pueblo afligido y luchador y se hará justicia.
En la visión, las oraciones de los santos en la tierra, clamando que sean vengados,
ahora llegan delante del Padre. Él responde a su clamor arrojando el fuego de su
justo juicio sobre el mundo de los impíos. Como en tantos casos en Apocalipsis,
“la tierra” significa el reino de los no regenerados en contraste con el reino del
pueblo comprado por sangre de Dios. Los truenos, las voces y los relámpagos
se introdujeron anteriormente como saliendo del trono (4:5, ver comentarios). A
estos (que expresan el poder divino, la majestad y la gloria de Dios) se agrega “y
un terremoto”.
El fuego del altar resume los juicios de las trompetas en barbecho. Dado que las
oraciones “de todos los santos” (v.3) fueron delante del trono, es evidente que los
juicios no pueden ser localizados o hechos para encajar en un momento y evento
específico; son los juicios de Dios contra los malvados en respuesta a las oraciones
de su pueblo en cualquier momento. Es cierto que esto también incluye juicios
contra el Imperio Romano. Los acontecimientos que hacen temblar la tierra siguen
en barbecho mientras suenan las trompetas.
El terremoto era una figura familiar del Antiguo Testamento que se usaba para
describir el juicio de Jehová contra los poderes paganos y los enemigos de su
pueblo. Contra los que quieren humillar a Judá, el Señor dice: “Por Jehová de los
ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbelli-
no y tempestad, y llama de fuego consumidor” (Isa. 29:6). Joel dice que cuando
Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén para juzgar a las naciones,
“temblarán los cielos y la tierra” (Joel 3:16). Así que ahora, cuando las oraciones
de los siervos de Jehová llegan ante Su trono, Él responde con el fuego del juicio
sobre el mundo de los inicuos.
vs. 6 – “Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a
tocarlas”.
Las siete trompetas en la visión que tenemos ante nosotros simbolizan juicios
parciales sobre los inicuos, y sirven como advertencias de juicios mayores por
venir. Si estas advertencias no son atendidas, la espada de la destrucción vendrá y
destruirá a los malvados. Las trompetas de advertencia al mundo también sirven
para llamar al pueblo de Dios a una santa convocación a medida que se acercan
más y más a Él. La trompeta se usa en otras partes del Nuevo Testamento como
símbolo de marcar el comienzo de la resurrección y el gran día del juicio (1 Cor.
15:52; 1 Tes. 4:16). Los ángeles tienen las trompetas en sus labios y están listos
para tocar cuando se les dé la orden.
Como se discutió anteriormente en 6:1, las tres series de sietes siguen un patrón
uniforme con los primeros cuatro siendo iguales, seguidos por dos y luego el final.
Las primeras cuatro trompetas afectan áreas de la naturaleza, mientras que las dos
siguientes pronuncian ayes sobre la humanidad. Este mismo patrón se sigue con
las siete copas de ira (16:1-21).
Estas calamidades naturales recuerdan las plagas sobre Egipto: granizo (Exodo
9:23-25); agua en sangre (Exodo 7:20-21); oscuridad (Exodo 10:21-23); y langostas
(Exodo 10:4-15). Sin embargo, las señales de las trompetas no deben considerarse
como una predicción de eventos literales. Todos los que hacen esto no están de
acuerdo en sus aplicaciones a eventos históricos. Dado que el Apocalipsis está
escrito en señales y símbolos, las trompetas evidentemente representan los juicios
de advertencia de Dios enviados sobre los inicuos. Lo que se está describiendo es
que el Dios de gracia siempre da suficiente tiempo para que cualquiera se arrepienta
antes de imponer el castigo.
Estas primeras cuatro trompetas afectan la naturaleza: tierra, mar, agua dulce
y cuerpos celestes. Cada uno destruye una tercera parte de la tierra que afecta.
Más tarde vendrá un juicio completo y final con las copas de la ira, pero con las
trompetas el juicio es solo parcial, lo que significa que son llamadas de advertencia
al arrepentimiento. La misericordia es aún más grande que el juicio, ya que un
Dios paciente extiende cada oportunidad para que los hombres regresen a Dios.
138 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
vs. 7 – “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados
Anotaciones con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se
quemó, y se quemó toda la hierba verde”.
Al igual que con los siete sellos, las trompetas se dividen en dos divisiones de
cuatro y tres. Cuando se tocan las primeros cuatro, se ven afectados varios aspectos
del mundo físico o natural; y al son de las tres últimas, la vida física y espiritual de
los hombres está involucrada. Las primeras cuatro trompetas están estrechamente
relacionadas; las últimas tres son más independientes entre sí. En los juicios que
siguen al sonido de las trompetas, se pueden discernir muchos rasgos similares a
las plagas egipcias, pero con mayor intensidad.
La quema de una tercera parte de la tierra y los árboles y toda la hierba parece
indicar sufrimiento y destrucción entre los habitantes de la tierra, el mundo de los
no regenerados en el que opera la sede de las potencias mundiales. “Una tercera
parte” sugiere una gran parte, pero no una destrucción total; la vida aún es posible.
Dios creó la buena tierra para el beneficio y uso del hombre, y de ella se sostiene
su vida. Pero el hombre ha abusado de la tierra y ahora está afectada por el peca-
do; se ha convertido en un desperdicio parcial y en su enemigo. Este principio es
expresado una y otra vez por los profetas del Antiguo Testamento (por ejemplo,
Jer. 7:20; Sof. 1:2 y sig. Nah. 1:6, et al.). El juicio es contra los malvados y sobre
el ámbito en el que los no regenerados encuentran su vida y sus objetos de ado-
ración. Viviendo solo para lo material y lo físico, la suya es una vida pasada en
rebelión contra Dios y lo espiritual. Con la destrucción de aquello por lo que vive
el hombre, su orgullo se humilla.
El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas 139
La Segunda Trompeta: Anotaciones
Una Tercera Parte del Mar se Convierte en Sangre
vss. 8-9
vs. 8 – “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en
fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre”.
Lo que parecía una enorme montaña en llamas, tal vez como una erupción
volcánica, fue arrojado al mar y una tercera parte se convirtió en sangre. Así, las
terribles calamidades que afectan al mar ahora se agregan para ayudar a pintar el
cuadro de la advertencia de Dios de que el hombre realmente está indefenso ante
el Omnipotente.
El juicio es de mucho mayor alcance que la plaga en Egipto en la que las aguas
se convirtieron en sangre (Exodo 7:14-21); y la adición del mar a la escena hace
que esta plaga sea más severa que la que siguió al sonido de la primera trompeta.
En el primero, la sangre se mezcló con el fuego y el granizo; en esto, un tercio del
mar se convierte en sangre.
vs. 9 – “Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y
la tercera parte de las naves fue destruida”.
Un tercio de las criaturas marinas muere y un tercio de los barcos son destrui-
dos. No se menciona específicamente a los hombres, pero probablemente estén
incluidos en el sufrimiento. La visión indica juicio sobre una sociedad mundana
cuando su centro de poder es derribado y su economía cae con él. Ir más allá de
esta amplia aplicación designando una ciudad en particular es imprudente, aunque
este patrón se ajusta tanto a Roma como a todo el imperio cuando cayeron. La
descripción revela una condición general de corrupción y sus consecuencias, que
podría involucrar a cualquier sociedad.
No todas, sino sólo una tercera parte de las criaturas murieron y una porción
idéntica de barcos fue destruida. Los que queden deben ser llevados al arrepenti-
miento con temor y temblor.
La Tercera Trompeta:
Una Tercera Parte de los Ríos y Fuentes de Aguas se Vuelven Venenosas
vss. 10-11
vs. 10 – “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella,
140 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las
Anotaciones fuentes de las aguas”.
Cuando el tercer ángel toca la trompeta, “una gran estrella, ardiendo como una
antorcha”, cae sobre un tercio de las aguas interiores. Los meteoritos solitarios de
gran tamaño a menudo invaden la atmósfera con un brillo inusual, visto incluso
durante el día. Fragmentos o porciones de estos “visitantes del espacio exterior” a
veces llegan a la tierra y no se queman en la atmósfera. Una interpretación de lo que
Juan vio se ayuda al mirar la descripción de Isaías de la caída del rey de Babilonia,
“Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,
tú que debilitabas a las naciones” (Isa. 14:12). El profeta describió además a este
jactancioso que busca subir al cielo, exaltar su trono por encima de las estrellas
de Dios y hacerse como el Altísimo, “el varón que hacía temblar la tierra” (Isa.
14:13-17). Cualquiera que busque una altura tan exaltada está a punto de caer, y
como una antorcha que arde con fuerza, causará estragos entre los hombres. Sin
embargo, será extinguido.
En contraste con las siete lámparas ante el trono que iluminan y consuelan (Ap.
4:5), esta antorcha encendida trae amargura y aflicción a la sociedad. “Y el nombre
de la estrella es Ajenjo”, una planta amarga mencionada varias veces en el Antiguo
Testamento, generalmente en relación con las consecuencias de la idolatría. Dios
advirtió al pueblo de Israel que su conversión a los ídolos produciría el fruto del
ajenjo (Deut. 29:18); porque como castigo divino alimentaría a los idólatras de
su pueblo con ajenjo y les daría a beber agua hiel (Jer. 9:15); los profetas que los
llevarían a la idolatría compartirían el mismo destino (Jer. 23:15). En su infidelidad
a Dios, los jueces idólatras en Israel se apartaron de Él y sirvieron a los ídolos,
pervirtieron los principios del justo juicio, convirtieron “en ajenjo el juicio, y
la justicia la echáis por tierra” (Amós 5:7; 6:12). El ajenjo y la hiel simbolizan
acertadamente la calamidad, el dolor y la amargura de la vida. La caída de esta
estrella, Ajenjo, hizo que un tercio de las aguas interiores se convirtieran en ajenjo,
es decir, cargadas de angustia, dolor y muerte.
vs. 12 – “El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y
la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese
la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo
de la noche”.
En todo el Antiguo Testamento, la luz del sol, la luna y las estrellas significa
salvación, bienestar, felicidad, verdad, sabiduría y gozo. El oscurecimiento de los
astros es una señal de muy mal augurio para la humanidad. Todo se está volviendo
contra los malvados. El desvanecimiento de la luz al quitar estos cuerpos celestes
simboliza el juicio de Dios (Isa. 13:10; Joel 3:15; Amós 8:9).
Como Egipto se sumió en las tinieblas bajo la novena plaga, cuando el cuarto
ángel toca la trompeta, el sol, la luna y las estrellas se vieron afectados de modo
que la luz del día y la noche se oscurecieron durante una tercera parte del tiempo.
La imagen de los cuerpos celestes oscurecidos era familiar para los cristianos del
primer siglo que entendieron su uso en la profecía como una advertencia para
aquellos que no sirven al Señor (Joel 2:10; 3:15; Amós 5:8, 20; Miq. 3:6).
vs. 13 – “Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran
voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trom-
peta que están para sonar los tres ángeles!”.
Los siguientes tres toques de trompeta se presentan como tres ayes que caerán
sobre los habitantes de la tierra que no son cristianos. Juan ve y oye un águila
que vuela en medio del cielo, donde es visible para todos, porque el mensaje es
142 El Séptimo Sello y las Primeras Cuatro Trompetas
para toda la tierra. La RV-60 usa la palabra “ángel”, pero según la mayoría de las
Anotaciones autoridades “águila”, como en LBLA, es la correcta.
El original, según los mss. más antiguos, dice: “Y vi y oí un águila” (gr. aetou,
no angelou = angel - en la RV60).
El águila es presentada en lo más alto de los cielos (v.13a) para que su voz pueda
ser oída por todo el mundo.
Los tres ayes (v.13b) corresponden a las tres plagas siguientes, que serán todavía
peores que las cuatro primeras. Dichos ayes afectan a los que moran en la tierra,
fraseología bien conocida para describir a la humanidad rebelde, impenitente hasta
el último momento (cfr. 9:20-21). ¡Temblemos ante el tremendo juicio de Dios
contra los rebeldes! ¡No pensemos que nosotros no necesitamos arrepentirnos
(cfr. Luc. 13:3, 5)!
___________________
Anotaciones al Pie
CAPITULO 9 Anotaciones
vs. 1 – “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a
la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo”.
Juan vio la estrella donde había caído, no “la vio caer” como en la RV60. En
8:10, Juan contempló una estrella que caía del cielo, pero ahora ve una estrella que
“había caído” (LBLA). Una estrella generalmente simboliza a una gran persona de
alta posición (ver comentarios, 8:10); aquí, sin embargo, parece no representar a
un individuo humano en particular, sino a Satanás. Este punto de vista es apoyado
por la declaración de Jesus, “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lu-
cas 10:18), y sirve como preludio o introducción al escenario en 12:7-12, donde
el gran dragón es arrojado a la tierra. Esta estrella aparece como la antítesis de
“la estrella brillante de la mañana” (22:16), y de Aquel que tiene las llaves de la
muerte y del Hades (1:18). El terrible infortunio que esta estrella desata sobre la
tierra podría ser obra nada menos que del diablo, y esto confirma la opinión de que
la estrella representa a Satanás. Lenski disiente de este punto de vista, afirmando
que la estrella es simplemente una personificación del juicio que proviene de Dios.
Dado que la llave, un símbolo de poder (ver comentarios, 1:18), “le fue dada”,
está implícito que a Satanás se le permitió abrir el pozo del abismo, ejerciendo solo
el grado de poder que Dios le permitió; más allá de eso, no puede operar (véase
Job 1:12; 2:6). “El pozo del abismo” apunta a la región infernal a la cual fueron
consignados los demonios (Lucas 8:31); de allí también salía el humo de donde
procedían las langostas. El abismo, del cual surgió el espíritu de persecución (11:7;
17:8), era gobernado por “el Destructor” (v. 11), y en él fue arrojado Satanás cuan-
do finalmente fue atado (20:1, 3). El abismo no debe confundirse con la Gehena
(infierno), que será el último presagio del diablo, sus ángeles y los malvados de
la tierra que le han servido (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10, 14-15). El abismo
significa la actual morada del diablo y sus demonios.
vs. 2 – “Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un
gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo”.
Desde la abertura del abismo se elevaba un humo nocivo que oscureció el sol y
contaminó el aire. El uso de la palabra como (el humo era como el humo de un gran
horno) indica la cualidad simbólica de la visión. Fue el humo y no las langostas
lo que llenó el aire. La luz de la verdad que dirige la vida de los hombres y los
guía por el camino correcto, dando paz al alma, está oscurecida por los engaños
desatados por Satanás. Esta oscuridad es el velo por el cual “el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:3-4). El
“dios de este siglo” es Satanás, “el príncipe de la potestad del aire”, que gobierna
144 El Principio de los Ayes
sobre “este mundo” y pervierte el espíritu que obra “en los hijos de desobedien-
Anotaciones cia” (Efesios 2:2), quien “camina según el curso de este mundo” en una atmósfera
completamente contaminada por el humo que sale del pozo.
vs. 3 – “Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como
tienen poder los escorpiones de la tierra”.
Las langostas se mencionan por primera vez en Éxodo cuando Dios dijo que las
llevaría a juicio sobre la tierra de Faraón debido a su rebelión contra Dios (Éxodo
10:4-20; Salmos 105:34ss). A Su propio pueblo le dijo que si se apartaban de Él y
cometían pecado, Él traería el terrible azote sobre su tierra para destruirla (Deut.
28:38; 1 Reyes 8:35, 37; 2 Crónicas 7:13s). Una gran invasión de langostas ocurrió
en los días de Joel cuando Jehová trajo sobre la tierra Su “gran ejército” como
un medio para traer al pueblo de regreso a Él (Joel 1, 2). La misma atmósfera de
engaño y desilusión que se desata sobre la tierra trae sus langostas de destrucción.
El pecado genera sus propios medios de devastación, ruina y perdición.
Estas no eran langostas ordinarias, porque “se les dio poder, como tienen
poder los escorpiones de la tierra”. Los escorpiones se mencionan en el Antiguo
Testamento como moradores especialmente en el desierto del Sinaí (Deut. 8:15),
y como símbolo de la gente entre quienes Ezequiel habitaba en Caldea (Ezequiel
2:6). Roboam habló en sentido figurado cuando dijo a la gente: “Yo os castigaré
con escorpiones” (1 Reyes 12:11), indicando un trato más severo que el empleado
por Salomón su padre.
vs. 5 – “Les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco
meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre”.
El diablo y sus agentes no tienen un poder ilimitado incluso sobre los hombres
malvados, sino que están restringidos dentro de los límites circunscritos por Dios.
Estas langostas parecidas a escorpiones no pueden matar ni siquiera a aquellos que
no tienen el sello de Dios en la frente, aunque se les da el poder de atormentar.
La destrucción final de los impíos está retenida en la mano y la voluntad de Dios;
sólo Él determina el juicio final de naciones, sociedades e individuos. Como se
mencionó anteriormente, la picadura de escorpión rara vez es fatal, pero produce
un dolor agudo.
Sobre sus cabezas descansaban “como coronas de oro”. Este es el único lugar
en el Libro de Apocalipsis donde la corona de la victoria (stephanos) se usa para
cualquier otro que no sea Cristo y los santos; e incluso en este caso, estas no son
coronas de victoria permanente o de oro genuino, sino “como coronas de oro”.
La victoria de la maldad es solo una imitación de la genuina; nunca es duradera
ni verdadera. La aterradora aparición de las langostas y su aplastante conquista
no durarán para siempre. Sus rostros humanos indican inteligencia y muestran
que estas terribles inflicciones fueron provocadas por una humanidad engañada
y cuya voluntad inteligente se rebela contra Dios. Sus facultades espirituales han
sido empañadas por la nube de falsedad espiritual, astucia y engaño desatado en
la tierra por el maligno.
vs. 8 – “Tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones”.
Esta explicación es más satisfactoria que las explicaciones dadas por la mayoría
de los escritores. Probablemente sea más seguro considerar este punto como un
detalle de la imagen general de terror y tormento que intentar una explicación
específica. Los “dientes de leones” de las langostas siguen la descripción de Joel
del ejército de langostas que Dios trajo sobre la tierra: “sus dientes son dientes
de león, y sus muelas, muelas de león” (Joel 1:6). Por estos devora y destruye.
vs. 9 – “Tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como
el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla”.
Estas langostas parecen invencibles con sus corazas de hierro. Y el ruido que
venía de ellos era como una gran multitud de carros de muchos caballos corriendo
a la batalla; Seguramente era un ruido abrumador.
En la descripción general de las langostas, este es un buen lugar para hacer una
pausa y tomar nota de algunas de las cosas que se dicen de ellas entre los versí-
culos siete y diez. El uso de semejante con el que Juan comienza y concluye la
descripción, diciendo, “el aspecto de las langostas era semejante a caballos” (v. 7),
y “tienen colas como de escorpiones” (v. 10), enfatiza el significado simbólico de
lo que está viendo. Al describir con más detalle las langostas, usa como (hos) seis
veces, “como coronas de oro”, “como caras humanas”, “como cabello de mujer”,
“dientes como de leones”, “corazas como corazas de hierro” y “como el estruendo
de muchos carros”. Todo esto se suma al significado simbólico de la visión. El
carácter y la similitud de las langostas, introducido en el versículo 3 y ampliado
en el versículo 5, donde se presenta el “tormento” tres veces repetido, se expone
ahora con más detalle. El cuerpo de la langosta terminaba en una cola alargada
como la cola de un escorpión, conteniendo su aguijón con poder para herir pero
no para matar a los hombres. Los “cinco meses” (véanse los comentarios, vers. 5)
parecen ser reemplazados para dar énfasis, indicando el tiempo de tormento y no
el tiempo de vida de las langostas o escorpiones.
vs. 11 – “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en
hebreo es Abadón, y en griego, Apolión”.
¿Es este “ángel” el mismo Satanás, que gobierna y dirige este ejército infer-
nal de langostas? ¿O este ángel-rey existe solo en la visión como la esencia del
engaño que guía a los escorpiones langostas mientras atormentan? ¿Es él uno de
los principales ángeles malos de Satanás, o hay otro significado que está oculto a
nuestra vista? Los eruditos están divididos sobre el tema.
Al revisar el libro, encontramos que cada iglesia tenía su ángel, el altar tenía su
ángel que lanzaba fuego sobre la tierra, estaba el ángel de las aguas, y así sucesi-
vamente, con aquí un paralelo en el ángel sobre el abismo. Pero probablemente
importa poco si pensamos en el ángel como representante de un espíritu o como
el mismo Satanás. Satanás, simbolizado como un gran dragón rojo que tiene siete
diademas (coronas de la realeza) sobre sus siete cabezas (12: 3), se presenta así go-
bernando el reino que está en guerra con Dios y Su propósito. Como la encarnación
y la fuente de todo lo que es malvado y como el que trae tormento y destrucción
a los hombres malvados y al hermoso mundo de Dios, Satanás gobierna sobre las
fuerzas representadas por las langostas. (Para “abismo”, véanse los comentarios,
versos 1-2.)
vs. 12 – “El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto”.
Aunque el águila que volaba en medio del cielo anunció primero los tres ayes
por venir (8:13), estas palabras sobre los dos ayes por venir son de Juan.
Podemos preguntarnos qué significa este primer ay, con su humo como un
gran horno y la aparición de terribles langostas y su rey. Se han dado numerosas
respuestas y explicaciones a esta pregunta. Parece que tenemos ante nosotros un
cuadro vívido de decadencia moral y espiritual que atormenta las almas de los
hombres. El tormento no mata, pero permanece por un período definido. El pecado
es responsable de traer esta decadencia al mundo, detrás de la cual está Satanás
con su diabólico propósito de destruir.
Después de que la cuarta trompeta sonó, un águila había advertido de los tres
ayes que seguirían (8:13). El primer ay ya está terminado; vienen dos más con el
toque de la sexta y séptima trompeta.
vs. 13 – “El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos
del altar de oro que estaba delante de Dios”.
La voz se puede interpretar solamente como una respuesta a las oraciones ofre-
cidas como incienso (8:3-5).
vs. 14 – “Diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro
ángeles que están atados junto al gran río Eufrates”.
En los tiempos del Antiguo Testamento, el Eufrates era el lugar de donde los
grandes poderes mundiales de Asiria, Babilonia y Persia reunieron grandes ejércitos
y luego esparcieron su dominio devastador sobre el mundo. Lenski sugiere que
el gran río Eufrates no representa un río o lugar geográfico, sino que somboliza la
fuente del dominio mundial.
El Señor es “el soberano de los reyes de la tierra” (1:5). Tiene autoridad sobre
los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates, y mantendrá su domi-
nio incitando a los enemigos a luchar contra los romanos (16:12). Las invasiones
externas de los Partos surgieron de la región del Éufrates y estaban de acuerdo
con el propósito de Dios de provocar la caída del Imperio.
El Principio de los Ayes 149
vs. 15 – “Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la
hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres”. Anotaciones
Estos cuatro ángeles estaban perpetuamente listos para el momento en que, en
el plan de Dios, los enviaría a matar a una tercera parte de toda la humanidad.
El número del ejército era de 200 millones. Si alguna vez una caballería tan
grande marchara en procesión militar, Ray Summers comenta:
Con esta cantidad de soldados de caballería en una formación bien organizada se
tendría esto: ¡Un ejército de caballería de poco más de ciento cincuenta y siete
kilómetros de longitud por casi dos kilómetros de anchura!3
vs. 17 – “Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas
de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas
de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre”.
Se llama la atención sobre las bocas de los caballos que matan por las mismas
agencias horribles que se describen como en el infierno. Sus cabezas parecen
cabezas de leones de las que brota fuego, humo y azufre. Un león representa
fuerza y poder, mientras que los tres elementos, fuego, humo y azufre, ilustran la
abrumadora y devastadora destrucción ejercida por este poder.
vs. 18 – “Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por
el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca”.
Al igual que las primeras cuatro trompetas que afectaron a los elementos de la
naturaleza, solo un tercio de la humanidad se vio afectada. Estas trompetas eran
advertencias, no el juicio final y completo; por tanto, sólo una tercera parte de
los hombres fue asesinada, dejando atrás al resto que se niega a arrepentirse de la
inmoralidad y la idolatría.
vs. 19 – “Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque
sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban”.
vs. 20 – “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun
150 El Principio de los Ayes
así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios,
Anotaciones y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no
pueden ver, ni oír, ni andar”.
Estas se encuentran entre las líneas más tristes de todo el libro de Apocalipsis.
Dios envía sus juicios sobre los malvados, pero este objetivo es apartar a los
hombres de su pecado. El amor está detrás de estas advertencias, porque Dios
desea que nadie perezca (2 Ped. 3:9). Estos se envían para demostrar la seriedad
de rechazar a Dios. Qué triste es cuando los hombres que ven el poder de Dios
permanecen tan recalcitrantes en espíritu que no se arrepienten.
Durante la guerra, se dice que cuando están en gran peligro, los hombres más
inmorales oran con todo su corazón. Pero una vez fuera de las trincheras y a salvo,
regresan a sus caminos pecaminosos.
Winters escribe sobre el efecto del pecado en las personas que se niegan a
arrepentirse:
Ven a diario lo que les hace a los demás (e incluso a ellos mismos), en
cosas como la adicción a las drogas, el alcoholismo, hogares destruidos,
vidas destrozadas, encarcelamiento e incluso la pena capital, y sin em-
bargo, continúan abrazando a esta serpiente mortal contra sus pechos,
recibiendo en sus corazones y mentes un flujo constante de su veneno.
Aunque tanto la naturaleza como la revelación les enseñan que deben
segar lo que siembran (Gálatas 6:7-8), se engañan a sí mismos pensando
que de alguna manera pueden sembrar para la carne y segar del Espíritu,
que pueden pecar sin ser juzgados como pecadores. ¿Cómo puede el
diablo cegar tanto los ojos de los seres racionales? ¿Por qué no verán
que Dios ha decretado inalterablemente que todos deben arrepentirse
o perecer (Lc. 13:3, 5), que deben volverse a Dios o sufrir el tormento
que resulta del pecado? Uno simplemente no puede vivir una vida de
pecado y morir la muerte de los justos. Y antes de que uno pueda ser justo
ante Dios, debe tener el cáncer del pecado removido de su alma por la
sangre del Cordero. Y antes de que pueda hacerlo, debe arrepentirse (o
volverse) de sus caminos pecaminosos y arrojarse, por sumisión absoluta
al plan divino del Señor, a la gracia y misericordia del Dios que lo hizo.4
___________________
Anotaciones al Pie
1. Lenski, R. C. H. Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1957, p. 288.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 1, p. 212.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 211.
4. Howard Winters, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Christian, 1989, p. 119.
El Angel con el Librito 151
CAPITULO 10 Anotaciones
Entre la apertura del sexto y séptimo sello (véase capítulo 7), el Espíritu hace
una pausa para revelar dos visiones importantes que darían seguridad a los santos
oprimidos. Primero que todo, antes de que los vientos de la tierra fueran desatados,
los siervos de Dios fueron sellados delante de El. Esto fue seguido por una visión
de una multitud de santos victoriosos que habían salido de la tribulación y que ahora
estaban delante del trono, alabando a Dios y regocijándose en su redención. Por
estas dos visiones a los fieles aún vivos se les asegura que en medio de las pruebas
y las persecusiones la iglesia no es olvidada. La apertura del séptimo sello revela
las oraciones de los santos siendo presentadas delante del trono, lo cual genera la
liberación de los juicios de las trompetas sobre el mundo de los impíos.
vs. 1 – “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el
arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas
de fuego”.
El capítulo 5:2 presentó a un “ángel fuerte” que preguntó si alguien era digno
de desatar los sellos del libro que sostenía la diestra del Padre. Juan ve a otro ángel
poderoso que quizás sea del mismo rango o clase (cf. 18:21).
Este ángel es distinguido de los siete ángeles de las trompetas y de los cuatro
que estaban atados en el Eufrates (9:14). La similitud de la descripción de este
ángel a la descripción de Jesús en el capítulo uno ha llevado a algunos a concluir
que este ángel es Jesús. Allí se dijo del Señor, “su rostro era como el sol” (1:16),
y “sus pies semejantes al bronce bruñido” (1:15), y que “viene en las nubes”
(1:7). Aquellos que justifican esta conclusión apelan a la semejanza del arco iris
alrededor del trono (4:3), y el arco iris sobre la cabeza del ángel. Sin embargo, la
similitud no prueba la identidad.
La descripción completa indica que fue enviado en una misión muy especial y
que su trabajo fue de una importancia poco habitual. Esto se indica por su “arreglo
con una nube”. Esto indica que el ángel que tenemos ante nosotros viene vestido
con un atuendo que sugiera que posee autoridad divina y que viene con una misión
divina relacionada con el juicio.
La aparición del ángel con el arco iris como un halo sobre su cabeza, su rostro
como el sol y sus pies como columnas de fuego indican la estrecha relación del
ángel con Dios y Cristo y la importancia de su misión. Como ángel, es un ministro
de Cristo, como su mensajero; no es el Cristo mismo.
152 El Angel con el Librito
vs. 2 – “Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar,
Anotaciones y el izquierdo sobre la tierra”.
Tenía un librito abierto en la mano. Este libro no es el mismo que había sido
sellado con los siete sellos (cap. 5). Este pequeño libro ya estaba abierto y apa-
rentemente presenta solo un aspecto del propósito de Dios, mientras que el libro
sellado presentaba una descripción general de la obra completa de Dios con el
hombre en la tierra comenzando con la venida de Cristo y su contenido solo podía
ser conocido por el Cordero que había vencido.
El ángel plantó su pie derecho sobre el mar y su pie izquierdo sobre la tierra, lo
que significa que tenía un mensaje para todo el mundo, pertenecía a todo el mundo
no regenerado, la gran masa de la sociedad. Incluía tanto proclamar el evangelio
como enviar juicio.
vs. 3 – “Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete
truenos emitieron sus voces”.
vs. 4 – “Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir;
pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han
dicho, y no las escribas”.
No se sabe lo que vio Juan cuando los siete truenos hablaron porque al apóstol
se le ordenó no escribir sobre ellos. En cambio, le dijeron que sellara esas cosas.
Todo lo que se sabe acerca de ellos es que hay otras fuerzas disponibles para los
juicios de Dios que no están registradas para la posteridad. No es necesario conocer
todos los detalles de la obra de Dios (Deut. 29:29). Nunca sabremos cuál fue el
mensaje o las palabras. Todo lo que se necesita es la seguridad de que Dios escucha
las súplicas de los justos y vuelve su rostro contra los inicuos (1 Ped. 3:10-16).
vs. 5-6 – “5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su
mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo
y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las
cosas que están en él, que el tiempo no sería más”.
A la luz del contexto general, i. e., las oraciones de los santos (8:3-5), las trom-
petas de los juicios que siguieron (8:7-9:21), y el resto de la visión y el sonido de
la séptima trompeta (10:8-11:19), parece mejor interpretar que el ángel dice que
no habrá más demora antes del cumplimiento del propósito divino con respecto a
la suerte de la iglesia en la tierra.
vs. 7 – “Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience
a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus
siervos los profetas”.
El Angel con el Librito 153
En la interpretación de este versículo hay una continuación del problema
presentado anteriormente (v.6): ¿Este versículo está hablando del fin de los tiem- Anotaciones
pos y el punto de entrada a la eternidad, o se trata del final de la demora para el
cumplimiento del propósito divino con respecto a la iglesia? Estas palabras del
ángel se dividen en tres secciones: (1) los días de la voz del séptimo ángel; (2) la
consumación del misterio; y (3) las buenas nuevas que anunció por medio de sus
siervos los profetas.
La opinión de que este pasaje no está hablando del fin final de los tiempos está
respaldada por la introducción del ángel del toque de la séptima trompeta, que
llevaría a cabo el tercer ay (11:14-15). Después de la visión de la medición del
templo y la misión victoriosa de los dos testigos (11:1-13) se dice: “El segundo
ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto” (11:14).
“viene pronto” – tachu (ταχύ, G5035), en breve, i.e. sin demora, pronto
o súbitamente (por sorpresa), o prestamente:—de prisa, en breve.1
El tercer ay vendría pronto, pero el fin de los tiempos no llegaría pronto, de una
vez o sin demora; de hecho, después de mil novecientos años todavía no ha llegado.
Por tanto, lo que iba a ser sin demora era algo más que el fin de los tiempos;
por tanto, debe haber sido la culminación del misterio.
Lo que está a punto de ser revelado es cómo Dios derribará esta fuerza persegui-
dora de Roma y así establecerá firmemente su reino como el único que permanecerá
para siempre. Aproximadamente seiscientos años antes del nacimiento de Cristo, el
Señor instruyó a Daniel que profetizara que su reino sería establecido en los días
del cuarto reino – el Imperio Romano (Dan. 2:40, 44-45). Esto se cumplió cuando
Cristo se levantó de la tumba y ascendió a la diestra de Dios (Marcos 1:14-15;
9:1; Dan. 7:13-14; Efesios 1:20-23; Hechos 2:30, 33-36). El reino de Dios sería
diferente a las naciones terrenales que inexorablemente se levantan y caen. El
reino de Dios es espiritual y permanecerá para siempre (Juan 18:36; Dan. 2:44).
Daniel no solo profetizó acerca de la naturaleza del reino de Dios y cuándo se
establecería, sino que también predijo cómo el cuarto imperio se opondría al reino
154 El Angel con el Librito
de Dios (Dan. 7:15-28). El Imperio Romano, dirigido por gobernantes malvados
Anotaciones tanto en Roma como en las provincias principales, haría la guerra a los santos, pero
no prevalecería. En cambio, “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y
poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre” (Dan. 7:18; cf. Dan.
7:22, 27). El Apocalipsis revela el cumplimiento de esta profecía y explica cómo
debe terminarse este misterio de Dios.
vs. 8 – “La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el
librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre
la tierra”.
Una vez más Juan oye la voz del cielo que le había dicho que sellara y no es-
cribiera las cosas pronunciadas por los siete truenos (v.4).
En ninguno de los casos se revela al hablante, pero la voz que antes le había
dicho a Juan lo que no debía hacer ahora le dice lo que debe hacer. Por tercera
vez, Juan enfatiza la postura del ángel, un pie en el mar y otro en la tierra (v. 2,
5), enfatizando así la amplitud de su mensaje. Aún no se ha revelado el contenido
de este pequeño rollo que estaba abierto en la mano del anglo; esto está reservado
para los versículos 9-11.
El mensaje del librito sin duda coincide con lo que hasta ahora se le ha dado
a Juan, pero amplía los detalles de lo que está por ocurrir. Todas las visiones se
centran en un tema subyacente de Apocalipsis perfectamente resumido en las
palabras del séptimo ángel y las grandes voces en el cielo: “Los reinos del mundo
han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los
siglos” (11:15). Aunque puede haber malentendidos sobre algunos de los signos
de este libro o su aplicación a detalles específicos, el gran mensaje subyacente del
ángel no debe ser malinterpretado por ningún lector atento.
A Juan se le dijo que se “comiera” el librito, lo que significaba que debía dominar
completamente su contenido (Sal. 119:103).
vs. 10 – “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce
en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”.
vs. 11 – “Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pue-
blos, naciones, lenguas y reyes”.
Las palabras otra vez indica una promesa a Juan de que no moriría en Patmos,
El Angel con el Librito 155
sino que volvería a la obra en la cual había estado involucrado antes de su destierro.
Quizás también se incluye el hecho de que el mensaje que “comió” del librito es Anotaciones
el que estaría entregando. La esencia de ese pequeño libro está contenida en las
visiones restantes del Apocalipsis.
___________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 11
La Visión Continúa
vs. 1 – “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se
me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él”.
Algunos concluyen que el versículo dos hace referencia al templo literal que una
La Visión Continúa 157
vez dominó a Jerusalén en Judea. Sobre esa premisa se afirma que Apocalipsis no
pudo haberse escrito en el año 95 d.C. porque el templo literal había sido destruido Anotaciones
veinticinco años antes. Sin embargo, este razonamiento es tenso e inconsistente con
una interpretación que entiende que el Apocalipsis está escrito en signos y símbolos.
Si se entiende que el templo es literal, ¿cómo podría posiblemente medirlo Juan,
mientras estaba en Patmos? Además, ¿no exigiría la coherencia que la caña, los dos
testigos y los mil doscientos sesenta días se entendieran igualmente como literal?
Por otro lado, si uno entiende que el templo es parte de una visión, entonces la
caña, los dos testigos y los mil doscientos sesenta días son todos simbólicos, así
como el templo. Esta interpretación es consistente con el texto, y especialmente,
en vista del hecho de que la “ciudad santa” simboliza la iglesia en 21:2. Dado que
el templo y la ciudad santa parecen referirse a uno y lo mismo en 11:1-2, cualquier
interpretación que se dé para una será verdadera para la otra. Si se entiende que
la ciudad santa es un símbolo de la iglesia, entonces el templo también representa
simbólicamente a la iglesia. Tanto el templo como la ciudad santa deben tomarse
literalmente o ambos deben tomarse simbólicamente.
vs. 2a – “Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas,
porque ha sido entregado a los gentiles ...”
Antes de intentar una explicación del patio (atrio), sería bueno notar que el
tabernáculo antiguo con su santuario tenía un patio (Éxodo 27:9), mientras que
el templo de Salomón (Hierón) tenía un atrio “interior” (1 Reyes 6:36), un patio
exterior o “mayor” (1 Reyes 7:12), un “patio para los sacerdotes” (2 Crón. 4:9),
y un “patio superior” (Jer. 36:10). El templo de Herodes también contenía varios
atrios; el gran atrio exterior fue eventualmente conocido como “el atrio de los
gentiles” porque estaba abierto a todos. Sin embargo, más allá de cierto punto, el
gentil no se atrevió a aventurarse, porque el castigo era la muerte. El santuario en
la visión de Juan tenía solo un patio, que no estaba medido, es decir, protegido o
separado del común. Fue dejado fuera, o literalmente “expulsado” (de ekballo). La
palabra ekballó significaba echar fuera por la fuerza y así fue utilizada por Jesús
(Mat. 22:13; 25:30), por Pablo (Gá. 4:30) y por Juan (2 Juan 10); también puede
significar dejar fuera de consideración o desestimar, como se usa aquí. Este patio,
excluido o expulsado del cuidado protector de Dios, había sido entregado a las
naciones: los gentiles o paganos.
Recuerde que esta es una visión que Juan ve en la que el templo terrenal y la
Jerusalén terrenal representan algo más. Jerusalén, que es la ciudad santa, difícil-
mente podría representar otra cosa que el pueblo de Dios (21:2). De hecho, la iglesia
en otros lugares se llama “la Jerusalén celestial” (Heb. 12:22-23). Se describe el
hecho de que la iglesia será pisoteada (hollada), es decir, se librará persecución
contra ella (ver notas sobre 10:7-8).
Vistos desde una perspectiva diferente, los siervos de Dios estaban preocupados
por su destino durante el tiempo que la ciudad está siendo pisoteada. ¿Es su causa
desesperada? ¿Serán callados y desterrados de la tierra? Se dan dos declaraciones
para describirlos durante este mismo período de tiempo: (1) los dos testigos ...
profetizarán “mil doscientos sesenta días” (11:3), lo que equivale a cuarenta y dos
meses (42 x 30 = 1260). Y, (2) por el mismo período de tiempo la mujer huye al
desierto a un lugar preparado por Dios (12:6). También se dice de ella que sería
alimentada por “un tiempo, y tiempos y medio tiempo”. Si uno cuenta el “tiempo”
como un año, los “tiempos” como dos años, entonces el total es igual a tres años
y medio (12:14). Todos estos términos son comparables en duración (42 meses
= 1260 días = 3 1/2 años) y significan un período de tiempo que es la mitad del
número siete. Dado que en estilo apocalíptico el número siete es el número divino
completo y perfecto, la mitad de esto representa un período de tiempo indefinido
roto. Durante este período finito de tiempo se predica el evangelio, pero se libra una
persecución severa contra la iglesia. Sin embargo, los santos no serán desterrados
de la tierra; en cambio, serán alimentados por Dios.
vs. 3 – “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta
días, vestidos de cilicio”.
Un análisis de los símbolos apunta a la conclusión de que los dos testigos repre-
sentan el testimonio del evangelio durante el período romano. (1) El número “dos”
significa testimonio competente. La boca de dos testigos era el número esencial
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento para confirmar el testimonio
(Deut. 17:6; 19:15; Núm. 35:30; Heb. 10:28; 1 Tim. 5:19). Jesús envió a los se-
tenta en parejas, de dos en dos (Lucas 10:1). (2) La función de los dos testigos era
profetizar y anunciar la palabra de Dios (Marcos 16:15). (3) Se les llama los dos
olivos (v. 4), una fuente de aceite que mantiene encendida la luz en los candeleros
que antes se definieron como iglesias (1:20). (4) Los dos testigos tenían poder para
realizar milagros, el medio de confirmar que su mensaje era inspirado (Marcos
16:20). (5) Su enemigo se opuso a la verdad y la justicia (Mateo 10:22-25).
El hecho de que los dos testigos representen el número total de evangelistas que
salen a predicar el evangelio parece ser consistente con el contexto. El testimonio
que dan es revelado por inspiración del Espíritu Santo y fue dicho primero por los
apóstoles (Juan 15:26-27). Los dos testigos están vestidos de cilicio, una prenda
que se usa en tiempos de duelo, porque lamentaron el rechazo de Cristo por el
mundo y las obras de los hombres malvados que pisotean la ciudad santa de Dios.
vs. 4 – “Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie
delante del Dios de la tierra”.
Los candeleros sostienen la luz y los olivos dan aceite a las lámparas. Aunque
los discípulos están bajo una persecución severa, el Señor apoyará y sostendrá a los
160 La Visión Continúa
que resplandecen como luces “en medio de una generación torcida y perversa” (Fil.
Anotaciones 2:15). En una visión similar, a Zorobabel se le aseguró que Dios lograría su propó-
sito no por la fuerza o el poder de los hombres, sino por su Espíritu (Zacarías 4:6).
vs. 5 – “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus
enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera”.
El fuego que salió de la boca de los dos testigos puede significar el evangelio
que predicaron, porque es “el poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16-17).
La palabra de Cristo que ellos hablaron es la norma por la cual los hombres serán
juzgado (Juan 12:48). Como el fuego que separa el oro puro del impuro, el evan-
gelio purifica los corazones de los hombres que obedecen (1 Ped. 1:22) o separa a
los que rechazan la gracia del Señor y por lo tanto se juzgan a sí mismos indignos
de la vida eterna (Hechos 13:46). Todos los que rechazan el evangelio sufrirán la
venganza del Señor (2 Tes. 1:7-8).
vs. 6 – “Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días
de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para
herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”.
Estos dos testigos proclamarían el mensaje de Dios con poder y fuerza, “confir-
mando la palabra con las señales que la siguen” (Marcos 16:20). Las figuras utili-
zadas aquí simbolizan el poder de Dios para proteger a los testigos, asegurándoles
el éxito en sus esfuerzos. en medio de toda oposición, su testimonio no sería en
vano, porque ciertamente la palabra del Señor no volvería vacía (Isaías 55:10-11).
Las alusiones provienen de historias de fieles profetas antiguos, como Moisés, que
convirtió el agua en sangre (Éxodo 7:20), Elías cuya oración cerró los cielos para
que no lloviera (1 Reyes 17:1; 18:1-45), y los tres amigos de Daniel que se salva-
ron del fuego que mató a los hombres del rey que los arrojó en ella (Dan. 3:22).
vs. 7 – “Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo
hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”.
Nadie podrá detener a los testigos de Dios antes de que se complete su misión.
Ellos terminarán la obra que el Señor comisionó antes de ascender al cielo cuan-
do envió a sus apóstoles a predicar el evangelio a todo el mundo, a toda criatura
(Marcos 16:15-16). Dentro de un período de treinta años después de la resurrec-
ción de Cristo, el evangelio se había extendido a “todo el mundo” (Col. 1:6) y a
“toda criatura” (Col. 1:23). Estos dos testigos habían dado un testimonio claro,
confirmado con milagros, de que su mensaje venía de Dios. Sin embargo, en este
punto de la visión parece que han fallado porque la bestia del abismo los mata en
la ciudad. Con la muerte de estos testigos, la verdad parece abolida.
Esta es la primera referencia a la bestia que se describirá en el capítulo 13
como recibiendo poder y gran autoridad de Satanás (13:2). Como veremos en ese
contexto, la bestia representa al Imperio Romano, un imperio gobernante mundial
que hizo la guerra contra los santos (13:7).
vs. 9 – “Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres
por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados”.
El desprecio que la gente de esta ciudad tenía por la verdad proclamada por los
mártires se manifiesta en el tratamiento de sus cadáveres. Los dejan a la mirada
abierta del mundo y no permitirán que sean enterrados como para proclamar la
aparente derrota de su causa. Tres días y medio, la mitad de siete, representa un
período de tiempo corto y roto. La autoridad humana parece reinar inquietando a
quienes dicen la verdad. Pero su exaltación es relativamente breve.
Un gran gozo llena a los terrestres que se regocijan por la desaparición de los
profetas. ¡El mundo tiene una fiesta! Los regalos se intercambian entre los no
regenerados mientras celebran el hecho de que ya no tendrán que escuchar un
mensaje que atormentaba sus conciencias (Juan 3:19-21).
vs. 11 – “Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida
enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que
los vieron”.
Los enemigos pueden pisotear la ciudad santa durante un breve período, pero
no pueden destruir la verdad. El gozo de los malvados por la aparente muerte
de estos dos profetas no duró mucho porque después de “tres días y medio” (un
período corto y quebrantado), el espíritu de vida de Dios los resucitó. La causa de
Cristo no será erradicada por Satanás (He. 12:28; Dan. 2:44). Incluso sus enemigos
reconocieron que solo por el poder divino podrían volver a la vida, por lo que un
gran temor vence a los que son testigos del poder de Dios mientras sostiene su
reino en la tierra.
vs. 12 – “Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron
al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron”.
vs. 13 – “En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad
se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres ...”
Cuando los profetas ascendieron al cielo, ocurrió un fuerte terremoto que mató a
siete mil hombres, lo que equivale al diez por ciento de la ciudad. La décima parte
no era toda la ciudad, lo que sugiere que el juicio es solo parcial; pero consumirá
162 La Visión Continúa
el número total o completo que Dios se propone matar que está simbolizado por el
Anotaciones número siete mil. El terremoto quizás represente las diversas revueltas provocadas
por los poderes políticos que asolaron a Roma. Isaías pintó un cuadro vívido de la
soberanía de Dios sobre el mundo cuando profetizó: “19 Será quebrantada del todo
la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra con-
movida. 20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se
agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará” (Isa. 24:19-20).
“... y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo”. Durante
tiempos de circunstancias aterradoras o peligro inminente, los hombres tienden a
volverse a Dios. Como dice el conocido refrán, “No hay ateos en las trincheras”. La
triste verdad es que después de que algunos abandonan las trincheras y se sienten
seguros y protegidos, se olvidan de Dios. El paganismo estaba tan arraigado que
el honor que muchos le daban al Dios del cielo era superficial.
Esta declaración se refiere al grito del águila que dijo: “¡Ay, ay, ay de los que
moran en la tierra!” (8:13). Los dos primeros ayes fueron descritos en la quinta
y sexta trompeta, y ahora ha llegado el momento de tocar la séptima trompeta.
Esta declaración sirve como una transición entre el segundo y tercer ay. Debe
recordarse que cuando los ayes fueron introducidos por el grito de un águila, se dijo:
“¡Ay, ay, ay de los que habitan en la tierra!” (8:13). En respuesta a las oraciones
de los santos, se derramó fuego sobre la tierra (8:3-5) y se tocaron las trompetas,
trayendo juicios sobre la tierra. Los juicios contra la tierra aseguran a los santos
que el mal será derrotado y la verdad saldrá victoriosa. Si la interpretación de
10:7 y 11:1-13 es correcta, el tercer ay no marca el comienzo del juicio final, sino
que señala la finalización del misterio de Dios que fue buscado y buscado por los
profetas. Esta conclusión está respaldada además por la palabra “viene pronto”
(tachu), que significa “sin demora, rápidamente”.
La palabra “viene pronto” es definida por los léxicos como:
“viene pronto” – tachu (ταχύ, G5035), en breve, i.e. sin demora, pronto
o súbitamente (por sorpresa), o prestamente:—de prisa, en breve.1
No se revela si las voces son las de los ángeles o las de los cuatro seres vivientes.
Sin embargo, debido a la relación entre los seres vivientes y los ancianos en escenas
pasadas y debido a la respuesta de los ancianos en el cántico que sigue (vv. 16-18),
se puede inferir que las voces pertenecen a los seres vivientes. Su canción es una
de victoria para el Señor y Su Cristo. La batalla había sido dura, pero se ganó la
victoria. El usurpador del poder sobre la creación de Dios fue ahora derribado, y
el poder de gobernar está en la mano de Dios donde le corresponde por derecho.
La victoria de Cristo y sus testigos logró la derrota del mundo y sus poderes. Este
conflicto será el tema principal de la siguiente sección de la profecía. El toque
de la séptima trompeta sirve como preludio de lo que sigue, como la apertura del
séptimo sello sirvió como preludio para el sonido de las trompetas. Esta victoria
y el gobierno completo de Dios se llevó a cabo mediante la victoria de Su causa
(vv. 1-13).
Los paganos se levantaron en su ira, pero la ira de Dios ha llegado (v. 18), y él
se vengará de todos los que se opusieron a sus santos. El conflicto se describirá
con mayor detalle en visiones futuras, pero la iglesia está segura de cuál será el
resultado final. Los santos serán recompensados, mientras que aquellos que hayan
tratado de extinguir el reino de Dios de la tierra serán aplastados y destruidos.
En favor de los santos, los muertos en pecado (véase Efesios 2:1, 5; 5:14; Colo-
senses 2:13) son juzgados. Los profetas que habían esperado y predicho la venida
164 La Visión Continúa
del Rey y Su reino prometido ahora tienen su recompensa al ver cumplidas sus
Anotaciones profecías. Estos han tenido una parte en el gran plan de Dios, que era un misterio
hasta que llegó el reino y se reveló su naturaleza y rey (ver comentarios, 10:7).
Tanto entre judíos como entre gentiles, pequeños y grandes, los santos ven triun-
fante su causa. Con los profetas y santos recompensados, ha llegado el momento
de destruir al destructor de la tierra. Destruir (diaphtherió) no significa extinguir
o llevar a la extinción, sino “cambiar para peor, corromper” (Thayer), como las
polillas corrompen las vestiduras (Lucas 12:33), como las malas disposiciones
corrompen las mentes (1 Tim. 6:5), o como el tiempo hace que el hombre exterior
perezca (la misma palabra, II Cor. 4:16). “Destruir” se usa aquí para referirse a los
hombres liderados por Apolión el destructor (ver comentarios, 9:11), que habitan
y destruyen la tierra.
Cuando suena esta séptima trompeta, Dios promete a su pueblo que, pase lo que
pase, él está presente y mantendrá su pacto con ellos. Como esta sección comenzó
con la puerta abierta en el cielo para revelar el trono que gobierna el universo (4:1),
ahora termina con el templo en el cielo abierto para que todos puedan contemplar
el arca del pacto de Dios que reposaba allí.
Pero el velo se había rasgado, y el Señor Jesús nos había abierto el camino al
Lugar Santísimo (Heb. 10:20). La puerta de su santo templo estaba ahora abierta
para que se pudiera ver el arca del pacto de Dios. Dios le estaba dando seguridad a
su pueblo de que cualquier cosa que venga, él guardaría su pacto con ellos, porque
está siempre delante de él. Una gran actividad sigue al sonido de esta trompeta;
La artillería celestial de Dios ya está activa. Todo esto anticipa lo que vendrá en
la próxima sección (capítulos 12-22) a medida que las profecías del librito que se
le había dado a Juan se desarrollan y cumplen.
A veces, puede parecer que el enemigo tiene la ventaja y gana, pero Dios está
siempre presente para fortalecer a su pueblo contra los enemigos de la justicia.
___________________
Anotaciones al Pie
CAPITULO 12 Anotaciones
La Mujer y el Dragón
En este punto, es importante que el lector comprenda la estructura general
del libro de Apocalipsis. Está escrito en un patrón de recapitulación. Primero se
revela el resultado, luego se repiten las escenas para dar información adicional
que explique por qué se alcanza cierto resultado. Los periódicos suelen utilizar
este formulario. Los titulares revelan las secuelas de los eventos, luego el artículo
recapitula los detalles que muestran cómo se determinó ese final. Para comprender
el Apocalipsis, se debe leer sin vincular cada capítulo en orden cronológico. En
cambio, debe leerse con el entendimiento de que el espectáculo recapitula visiones
anteriores, profundizando así la percepción.
Por ejemplo, el lector podría cerrar el Apocalipsis después de los primeros once
capítulos y estar seguro del resultado. Se han presentado los personajes: la bestia
contra los testigos de Dios. Se han anunciado los ganadores: Cristo y sus santos.
Sin embargo, quedan varias preguntas sin respuesta. ¿Cuáles son las razones
subyacentes de esta hostilidad hacia la iglesia y la persecución de los santos? ¿De
dónde viene el poder que motiva a los perseguidores? Desde el punto de vista de la
tierra, el conflicto es entre Roma y la iglesia. Pero las visiones restantes mostrarán
que detrás de escena la lucha en realidad se origina en el cielo. La batalla es entre
Dios y Satanás, la justicia contra el mal.
Los primeros once capítulos de Apocalipsis han anunciado a Cristo como Aquel
que controla el destino del mundo. Camina en medio de las iglesias, completamente
consciente de sus obras y sus luchas. Tiene la autoridad para llevar a cabo el plan
de Dios revelado en el libro sellado con siete sellos. Cuando se abre ese libro,
resume los tratos de Dios con los habitantes de la tierra desde el período en que
se predicó el evangelio hasta el momento del juicio final. El séptimo sello, que
contiene las siete trompetas, resume con mayor detalle la obra de Dios al llamar a
los hombres al arrepentimiento. Estas trompetas revelan una serie de advertencias
a los incrédulos para que se arrepientan, porque el Señor siempre le da al hombre
la oportunidad de cambiar antes de ejecutar el juicio. Entonces aparece un librito
que contiene aún más imágenes sobre este juicio sobre los hombres. En el capítulo
once se da un breve resumen de ese librito, pero en los últimos once capítulos de
Apocalipsis se desarrolla una explicación completa de cómo y por qué se alcanza
ese resultado.
“Apareció en el cielo una gran señal” – Juan ve una señal amenazante y pe-
ligrosa que explica el conflicto en la tierra desde el punto de vista del cielo. Esta
visión presenta a una mujer, su hijo varón, Miguel, el gran dragón rojo, la bestia
y el falso profeta.
“Una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza
una corona de doce estrellas” – Esta mujer está majestuosamente vestida de luz,
lo que significa la gloria y la pureza que emana de ella. A lo largo de las Escrituras,
la “luz” representa la justicia, el carácter de Dios (1 Juan 1:5-7). Esta mujer apare-
ce en un esplendor celestial con la luna como estrado de sus pies, el sol como su
manto y doce estrellas forman su corona de victoria (stephanos). Los intérpretes
futuristas que insisten en que el Apocalipsis debe entenderse literalmente tienen
un problema enorme con esta escena. Es imposible vestir a una mujer con el sol,
la luna y doce estrellas. Pero si esto se entiende en sentido figurado, entonces estos
cuerpos celestes que gobiernan el día y la noche simbolizan su posición exaltada
en el orden de las cosas de Dios.
No hay duda de quién es este gran dragón rojo, porque 12:9 declara especí-
ficamente que él es esa “serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás”. Su
descripción es aterradora de imaginar. Siete cabezas significan plenitud de inte-
ligencia, porque el diablo obra con mentiras, sutileza y astucia (Juan 8:44; 2 Cor.
11:3; Ef. 4:14). Diez cuernos señalan su gran poder mientras ejerce una soberanía
completa sobre las tinieblas de este mundo (Efesios 6:12; Colosenses 1:13; Judas
6). Siete coronas (diademata) retratan su posición de realeza en el reino del mal.
Tiene gran autoridad. La palabra griega para coronas (diadema) aparece tres veces
en Apocalipsis para designar el tocado real de los monarcas (12:3; 13:1; 19:12).
En todas las demás referencias del Nuevo Testamento traducidas como “corona”
se usa una palabra griega diferente (stephanos). El stephanos era la corona festiva
de la victoria, y es significativo que Satanás nunca use ese tipo de corona, porque
no gana victorias permanentes.
vs. 4 – “Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a
fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”.
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra” – No debemos subestimar la asombrosa y poderosa fuerza y ha-
bilidad de Satanás (Ef. 6:10; 1 Ped. 5: 8). Con su cola arrastró una tercera parte de
las estrellas en el cielo y las arrojó sobre la tierra. El poder de Satanás se manifiesta
así en el hecho de que ha inducido a pecar a muchos ángeles (2 Ped. 2:4; Judas
6). Esta escena amenazadora lleva al lector a preguntarse si una mujer indefensa
y su hijo pequeño tienen alguna esperanza de supervivencia.
“Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese” – El dragón ocupó su lugar frente
a la mujer. A través de los siglos, Satanás hizo muchos intentos de acabar con la
prometida “simiente de mujer” (Génesis 3:15). El Antiguo Testamento registra
varias narraciones en la historia de la nación israelita cuando Satanás los tentó a
alejarse de Dios. Aunque hubo muchos casos en que la mayoría en Israel rechazó
los caminos del Señor, siempre existió un remanente que lo sirvió persistentemente.
A medida que se acercaba el cierre de la era del Antiguo Testamento, Satanás no
había logrado destruir a la familia elegida de la que vendría la simiente espiritual.
El Nuevo Testamento comienza con el relato del esfuerzo de Satanás por devorar
al hijo varón en su nacimiento. Herodes trató de matar a Jesús asesinando a todos
los niños varones de dos años o menos (Mat. 2:16). Durante su ministerio personal,
los judíos incrédulos hicieron varios intentos de dar muerte a Cristo, pero ninguno
168 La Mujer y el Dragón
pudo tener éxito hasta que él “acabara la obra” que Dios le dio para realizar en la
Anotaciones tierra (Juan 17:4). Finalmente, en la crucifixión de Jesús, Satanás pareció triunfar,
pero en cambio, él mismo fue derrotado (Hebreos 2:14-15).
El Hijo Varón
12:5-6
vs. 5 – “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”.
“Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones” – Este versículo describe todo el período de la vida de Cristo en la
tierra. Esta expresión enfatiza que vino en la forma de un hombre viril que haría
la guerra contra sus enemigos y, como se profetizó, gobernaría las naciones con
poder y fuerza (19:15; Sal. 2:9). La vara de hierro señala el hecho de que su go-
bierno debía ser firme, no tiránico, sino que él tenía autoridad absoluta (Efesios
1:20-23). El destino de todas las naciones está en manos de aquel que es el testigo
fiel, el “soberano de los reyes de la tierra” (1:5).
vs. 6 – “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para
que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”.
Guerra en el Cielo
12:7-12
vs. 7 – “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles”.
La Mujer y el Dragón 169
El espectáculo apocalíptico se desplaza de la tierra al cielo mientras el diablo
dirige en vano sus fuerzas para destruir al Cristo. A Miguel se le llama “arcángel” Anotaciones
(Judas 9), “uno de los principales príncipes” (Dan. 10:13), “el príncipe de Israel”
(Dan. 10:21) y “el gran príncipe” (Dan. 12:1). Él defendió a Israel contra sus
enemigos, Persia y Grecia, y luchó con el diablo por el cuerpo de Moisés. Este
líder de las huestes celestiales ahora lucha contra el dragón a la muerte de Cristo
(véase el v. 12).
Cabe señalar que esta no es una imagen de la batalla que el Salvador libró contra
Satanás. Cristo es despojado de su deidad por aquellos que lo convierten en el ángel
creado Miguel y asumen que esto es una referencia al Hijo de Dios. El escritor de
Hebreos defiende la deidad de Cristo de una manera que afirma que nunca tuvo la
forma de un ángel (Heb. 1:5-8). Miguel era el líder del ejército de santos ángeles
que Dios usó para derrotar al ejército de Satanás en su intento celestial de destruir
a Cristo. El efecto de esta batalla es que el propósito y plan de Dios en Cristo se
cumplen plenamente (Efesios 3:10-11).
“Ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” – Hasta ese momento, Satanás
y sus ángeles tenían poder en el cielo para acusar a los hombres ante Dios, pero
ahora ya no puede mantener a los hombres en la servidumbre de la muerte (Heb.
2:14-15). Los hombres ahora pueden ser justificados ante Dios mediante la sangre
de Cristo. G.B. Caird sugiere que en términos legales Satanás ha sido inhabilitado;
su lugar ante Dios como el abogado acusador contra los justos ya no puede existir
porque sus acusaciones contra el pueblo de Dios han demostrado ser falsas.
Las palabras de Albertus Pieters sirven como una cautelosa repetición al inter-
pretar esta visión de la guerra en el cielo (vv. 7-9):
Establezcamos firmemente en nuestros corazones, y manténganse firmes en él, que
el Apocalipsis es un libro de caricaturas espirituales, las imágenes en ningún caso
deben confundirse con la realidad, sin importar cuán vívidamente dibujadas. Como
ya se señaló, el resto de este capítulo, relativo a la Mujer Radiante, el Dragón Escar-
lata y sus aventuras, es claramente visto por todos los intérpretes como simbólico,
aunque no están de acuerdo en lo que se simboliza. ¿No es, entonces, introducir
confusión en la interpretación de suponer que el apóstol cambia repentinamente
del simbolismo a la realidad cuando habla de la guerra en el cielo?3
No pensemos en una guerra real en el cielo, sino en tal guerra vista en la visión,
destinada a enseñar una gran verdad espiritual. En el conflicto, Satanás es derrotado
y arrojado de su prepotente control sobre los hombres. Algunos han pensado que la
escena se remonta a una guerra primigenia en la que Satanás y sus ángeles fueron
arrojados del cielo y encarcelados en mazmorras de oscuridad, pero esto no está
de acuerdo con el contexto o la consecuencia de los versículos 10-12.
vs. 9 – “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él”.
“Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” – Las
imágenes apocalípticas vuelven a la tierra. El papel del diablo como adversario
continúa, pero en virtud de la muerte de Cristo, sus acusaciones contra los justos no
tendrán éxito. Esta no es la historia del origen del diablo, porque él había existido
mucho antes del nacimiento de Cristo y de los eventos revelados aquí. Esta visión
describe el clímax entre las fuerzas de la justicia y el mal, como se demostró en
la batalla celestial que tuvo lugar con la muerte de Cristo.
vs. 10 – “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque
ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche”.
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la sal-
vación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo”. La
muerte, sepultura y resurrección de Cristo lograron tres cosas:
vs. 12 – “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los mo-
radores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran
ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.
“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos”. Los ángeles celes-
tiales y todos los santos que salieron de la gran tribulación (6:9-11; 7:14) celebran
debido a la derrota de Satanás. Pero espere, hay una advertencia para aquellos que
aún permanecen en la tierra.
La Mujer es Sustentada
12:13-17
vs. 13 – “Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió
a la mujer que había dado a luz al hijo varón”.
vs. 14 – “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase
de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo,
y tiempos, y la mitad de un tiempo”.
“Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de
delante de la serpiente al desierto, a su lugar”. Dios le dijo al pueblo de Israel
que los había llevado en alas de águila desde Egipto al desierto (Éxodo 19:4). Este
pasaje sugiere que le dará un refugio similar a la iglesia. El desierto contrasta con
“la gran ciudad” que es “Sodoma y Egipto” (11:8). Físicamente, los cristianos
viven en el mundo, pero no pertenecen a él (Juan 17:11, 16). Su verdadero hogar
y refugio seguro está en Dios, quien los ayudará a “remontarse con alas de águila”
(Isa. 40:31; Sal. 46:1-3). La mujer, que representa a los que representan a Dios,
será protegida espiritualmente por Dios, para que puedan resistir al diablo (Sant.
4:7; 1 Ped. 5:8-9). El resto de la semilla puede sufrir persecución física, pero al
final serán “más que vencedores” (Rom. 8:35-39).
Daniel predijo este período cuando profetizó que el gobernante del cuarto reino
haría guerra contra los santos por un “tiempo, tiempos y la división del tiempo”
(Dan. 7:21, 25). A Juan se le revela el cumplimiento de la profecía de Daniel. Se
está predicando el evangelio del reino de Dios, pero los destinatarios están bajo
una severa persecución por parte del Imperio Romano. Sin embargo, la promesa
asegurada a lo largo de Apocalipsis es que Dios sustentará a su pueblo durante el
tiempo de prueba.
vs. 15 – “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para
que fuese arrastrada por el río”.
vs. 16 – “Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el
río que el dragón había echado de su boca”.
173 La Mujer y el Dragón
La palabra tierra representa al resto de los habitantes del mundo en contraste
Anotaciones con la iglesia. La tierra acudió al rescate de la mujer al desviar la atención de
Roma mediante levantamientos políticos, guerras locales y otros conflictos entre
reinos subordinados del imperio. En medio de estos eventos, la divina providencia
protegió por completo, sostuvo y liberó a la mujer en el día de la persecución.
___________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 13
Las Dos Bestias
Al fallar en su esfuerzo por destruir al hijo varón y a la mujer, el dragón fue
arrojado a la tierra donde reunió a dos aliados a través de los cuales busca derro-
tar y destruir el propósito, el pueblo y el gobierno de Dios. Estos dos ayudantes
de Satanás se revelan en este capítulo: una bestia salvaje (thrion) del mar y otra
de la tierra. Los capítulos doce y trece proporcionan la clave para comprender la
segunda parte (capítulos 12-22), y una interpretación cuidadosa aquí es de suma
importancia para una comprensión general del libro.
“Me paré sobre la arena del mar” – En esta visión, se muestra a Juan en qué
forma Satanás luchará contra los “moradores de la tierra” (12:12). El diablo no
vendrá con un traje rojo con una horquilla, sino que usará agentes que harán que
el mundo se maraville y lo alabe. Las traducciones varían en cuanto a si Juan o el
dragón estaban de pie en la playa de arena. La RV-60 traduce el verso, “Me paré
sobre la arena del mar” conectando esa frase con 12:17. No hay forma de deter-
minar con absoluta certeza la visión correcta, y de cualquier forma el significado
de la visión sigue siendo el mismo.
“Y vi subir del mar una bestia” – Emergiendo del mar hay una bestia que
posee muchas de las mismas características que el gran dragón escarlata porque
obviamente es un agente de Satanás (12:3). Esta bestia se eleva del mar, lo que
recuerda la visión de Daniel en la que vio algunas grandes bestias que subían del
mar (Dan. 7:2-3). El “mar” representaba en esa profecía a toda la sociedad humana
(cfr. Ap. 17:1, 15), de la que surgieron cuatro imperios mundiales simbolizados en
la visión de Daniel como bestias. La bestia de Juan también es un imperio mundial
que surge del mar de la humanidad.
“Que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas”
– Tanto el dragón como la bestia marina tenían siete cabezas, lo que significa ple-
nitud de vida e inteligencia. Los diez cuernos indican un gran poder (17:12). La
diferencia entre los dos es que la bestia tenía coronas sobre diez cuernos, mientras
que el dragón tenía siete coronas sobre sus siete cabezas. No se revela nada para
determinar por qué existe esta variación. En cualquier caso, las coronas (diademata)
retratan la idea de realeza y gran autoridad. (Ver nota sobre diademata en 12:3).
Se describe que la bestia tiene “diez cuernos”, que simbolizan la plenitud del
poder, y “siete cabezas”, que indican la plenitud de la inteligencia y la sabiduría.
“Y en sus cuernos diez diademas” (para una discusión de “diademas”, ver co-
mentarios, 12:3), indicando el gobierno en el reino que él representa. También se
describió que el dragón tenía siete cabezas y diez cuernos, pero las diademas están
sobre sus cabezas y aquí están sobre los cuernos de la bestia. La similitud de los
dos indica que esta bestia es completamente satánica — posee las características
y cualidades del diablo.
vs. 2 – Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso,
y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande
autoridad.
La autoridad del estado ha sido ordenada por Dios (Rom. 13:1-7), pero cuando
las personas que componen el estado dejan de adorar a Dios, entonces el estado
se entrega al enemigo. Aunque la bestia del mar no tenía poder propio, Satanás le
dio poder y autoridad virtualmente ilimitados para trabajar como su aliado. Note
la similitud entre la apariencia de la bestia y su mentor, el gran dragón.
vs. 3 –Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.
Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada – En los días de Juan, la bestia estaba incorporada en la forma del Imperio
Romano, pero a lo largo de toda la historia la bestia había estado incorporada en
antiguos reinos de los hombres que Satanás utilizó como su instrumento en opo-
sición al reino de Dios. Por lo tanto, otras unidades de poder están simbolizadas
176 Las Dos Bestias
por las siete cabezas de la bestia. Una cabeza había sido herida de muerte, pero
Anotaciones como tenía “siete cabezas” no le quitaron la vida. Las “siete cabezas” representan,
como una unidad, el poder y la autoridad de la bestia. La bestia no podía morir
por una herida mortal; sólo el Cordero cuando venga en su poder puede vencer a
la bestia (19:20).
Que fue inmolado desde el principio del mundo – El texto de la LBLA dice:
“desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue inmo-
lado.”. Los estudiosos están divididos acerca de lo que se modifica con la frase
“desde la fundación del mundo”. ¿Fue Cristo muerto? ¿O que los nombres escritos
en el libro de la vida fueron los muertos? Cualquiera de las dos traducciones es
posible y ambos significados son válidos.
De manera similar, los nombres de los santos podrían haber sido escritos en el
libro de la vida desde la fundación del mundo por la presciencia de Dios. Estas
Escrituras no significan que, como individuos, las personas fueron seleccionadas
antes de la creación del mundo, como tampoco Cristo fue inmolado físicamente
en ese momento. Tampoco está diciendo que los habitantes de la tierra estaban
destinados únicamente por elección de Dios, y no por la propia, a adorar a la bestia.
Cada individuo posee la libertad de elegir si sirve a Dios oa Satanás (Jos. 24:15).
“Predestinar” simplemente significa determinar o decretar de antemano. El plan
que Dios decretó de antemano era que en Cristo habría “todas las bendiciones
espirituales” (Efesios 1:3). Dios eligió a Cristo para ser el medio de salvación; así,
desde el punto de vista del cielo, por medio de Cristo los hombres se convierten
en el pueblo elegido de Dios. Desde el punto de vista de la tierra, el hombre que
es a imagen de Dios, tiene la voluntad de tomar decisiones. Por lo tanto, él decide
si cree o no en Cristo y, por lo tanto, será salvo por los medios elegidos por Dios.
Esta bestia terrestre representa la religión falsa; de hecho, en todas las demás
referencias a ella se le conoce como “el falso profeta” (16:13; 19:20; 20:10). Cua-
tro características lo identifican claramente: (1) “dos cuernos semejantes a los de
un cordero” (apariencia religiosa); (2) “hablaba como un dragón” (un agente de
Satanás); (3) “ejercía todo el poder de la primera bestia” (respaldado por el poder
político); (4) “hizo que la tierra adorara a la primera bestia” (representa la religión
pagana falsa que adoraba a César como dios).
El papel del falso profeta era inducir a los hombres a adorar a la primera bestia.
Para lograr este fin, se le permitió hacer grandes maravillas. El diablo tiene el poder
de realizar “prodigios mentirosos” (2 Tes. 2:9-12; Mat. 24:24), y los hombres fueron
engañados por los aparentes milagros que pudo realizar. Cualesquiera que sean
las señales que Dios permite que Satanás realice, nunca son de la misma calidad
que las que realizan los siervos de Dios. Esta diferencia se establece claramente
cuando las hechicerías de Simón se ven en contraste con las señales de testimonio
realizadas por Felipe (Hechos 8:5-13). En el sentido bíblico, un auténtico milagro
es un acto observable producido directamente por Dios con medios distintos a
las leyes físicas de la naturaleza. Si Satanás pudiera hacer lo mismo, no habría
forma de determinar el verdadero mensaje de Dios a partir de las palabras falsas
del diablo. Cualquier señal que Satanás haya intentado duplicar sólo ha sido falsa,
como demostró Moisés ante Faraón (Éxodo 7:10-12).
vs. 14 – Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha per-
mitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que
le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
El falso profeta usa señales para engañar a los incautos. Satanás usa todo tipo
de artimañas mentirosas para engañar a los impíos (2 Tim. 3:13; 2 Cor. 11:14-15).
Cualesquiera que sean los poderes sobrenaturales que exhiba el diablo, el poder
de Dios es mayor, de lo contrario, ¿cómo pudo Cristo haber atado al maligno
(Mateo 12:29)?
Esta bestia hace que se mate a los que no le den culto. Esa era, de hecho,
la ley. Si un cristiano rehusaba ofrecer al emperador ese acto de culto,
se le condenaba a muerte. La pena de muerte no siempre se llevaba a
cabo; …8
vs. 16 – Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y escla-
vos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente.
vs. 17 – Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca
o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Aquí hay sabiduría – Esta frase anuncia la conclusión de las cosas desde el
punto de vista del cielo. Como la amonestación en el versículo 9, si alguien qui-
siera saber quién ganaría esta batalla espiritual, que escuche. Es una llamada al
discernimiento.
Una de las principales afirmaciones para aquellos que ven el Apocalipsis escrito
en el 65-68 d.C. es la interpretación del 666 como una referencia criptográfica a
Nerón. El método críptico asigna un equivalente numérico a las letras del alfabeto.
La suma se obtiene sumando el valor asignado a cada una de las letras con las que
se escribe un nombre. Se argumenta que cuando Neró(n) César se transcribe en
letras hebreas el valor numérico es igual a 666. Lo que generalmente no se da a
conocer es que esta solución nos pide que calculemos una transliteración hebrea
(dada una ortografía defectuosa) de la forma griega de un Nombre latino. El libro
de Apocalipsis fue escrito en griego, entonces, ¿por qué debería haber un cambio
al hebreo para resolver este acertijo? Además, aunque este análisis es interesante,
encuentra las mismas objeciones que otros pasajes numéricos que reciben inter-
pretaciones literales en Apocalipsis, como la identidad de los 144.000 y el reinado
de 1000 años. ¿Todos los números deben entenderse simbólica o literalmente, y
hay justificación para alternar entre los dos?
Lo que prueba demasiado no prueba nada. Los muchos nombres que equivalen
a 666 muestran que la fecha neroniana no se establece apelando a ese famoso
número. Una hermenéutica consistente aplica todos los números en Apocalipsis
simbólicamente. El número seis es un número sustituto del hombre, así como el
número siete representa exclusivamente a Dios. En cualquier ocasión en la que el
hombre esté en conflicto con Dios, el hombre fracasará. Por lo tanto, la “sabidu-
ría” a la que se hace referencia en este texto es que todos los que estén con Dios
ganarán, ¡pero los poseedores de la marca de la bestia verán fracaso tras fracaso
tras fracaso!
Todas las aplicaciones premilenarias modernas del 666 no habrían tenido ningún
significado para los santos del primer siglo que necesitaban aliento. No se sen-
tirían reconfortados por los eventos de un mundo 2000 años después de su vida.
Querían saber acerca de las cosas que deben “suceder pronto” (1:3; 22:6). Por lo
tanto, de acuerdo con el estilo de escritura apocalíptico, el número 666 representa
Las Dos Bestias 183
la autoridad de la bestia más que el código secreto de un gobernante malvado en
particular. La lección principal es que la bestia fallará. “Seis”, el número humano, Anotaciones
es menos que “siete”, el número divino perfecto. Así, la triple repetición de seis
eleva el reino de los hombres a alturas impías en contraste con la triple repetición de
“santo” (Isa. 6:3). Aunque la bestia es inteligente y poderosa, la “sabiduría” enseña
que la bestia llegará al “fracaso tras fracaso tras fracaso” (666). Cada individuo
debe elegir tener el sello de Dios en su frente (7:3) o la marca de la bestia. No se
puede servir a dos señores (Mat. 6:24; 12:30). El libro de Apocalipsis proporciona
la sabiduría para saber cuál elegir.
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Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 14
El Juicio Justo
De la visión de la cruel opresión de las dos bestias salvajes respaldadas por el
dragón (capítulo 13), la escena cambia a una de victoria triunfante y juicio justo.
La transición es de la tierra y las inestables arenas de la orilla del mar al monte
Sion y la permanencia de la piedra sobre la que se había construido la iglesia.
Como es característico de todo el libro, estas visiones pasan de la opresión y la
persecución a la victoria y el juicio y viceversa. Los ayudantes en los que Satanás
confía son las dos bestias que simbolizan la fuerza y la religión falsa, que oprimen
y blasfeman. En contraste, los dos aliados de los que Dios depende para la victoria
son el Cordero triunfante y Sus seguidores, y Sus justos juicios.
El capítulo 14 está dividido en tres secciones, cada una de las cuales comienza
con la frase “miré, vi, miré” (vss. 1, 6, 14). La primera escena presenta al Cordero
y sus santos victoriosos en el monte Sion. La segunda sección da a conocer los
mensajes de tres ángeles y una voz del cielo que llaman a la acción, advierten y
consuelan. La tercera parte revela la recolección divina de los justos y un juicio
del mundo: cosecha y vendimia.
A Juan se le muestran visiones del Cristo triunfante de pie con los redimidos
en la gloriosa cumbre del monte Sion, símbolo de la Jerusalén celestial, la mora-
da de Dios. Sion literal, la elevación más alta de Jerusalén, fue originalmente la
ciudadela de los jebuseos. David conquistó Sion y reinó allí durante treinta y tres
años (2 Sam. 5:7; 1 Crón. 11:5). Más tarde, simbólicamente representó el lugar de
refugio y fortaleza porque la morada de Dios estaba allí (Sal. 9:11; 20:2; 48:2-3).
Las profecías mesiánicas a menudo hablaban de Sión como el “monte santo” sobre
el cual Dios pondría a su rey (Sal. 2:6; Zac. 9:9). Desde Sion, el Señor reinaría a
través del dominio restaurado de David (Miq. 4:7ss .; Sal. 110:2). “De Sion saldrá
la ley, de Jerusalén la palabra de Jehová” Isa. 2:3; Mic. 4:2). Todo aquel que invo-
care el nombre del Señor, hallará liberación en Sion (Joel 2:32). “Y los redimidos
de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isa. 35:10).
Los escritores del Nuevo Testamento citaron muchas profecías sobre Sion y
las aplicaron a la Jerusalén celestial. La entrada triunfal de Jesús en la ciudad de
Jerusalén cuando la multitud lo elogió como rey se identifica como un cumpli-
miento de la profecía (Mateo 21:4-5; Juan 12:15-16). Jesucristo es la piedra an-
gular colocada en Sion como fundamento, asegurando a los santos una seguridad
permanente (Rom. 9:33; 1 Ped. 2:6). Él es el Libertador que apartará la impiedad
El Juicio Justo 185
de Jacob (Rom. 11:26). El escritor de Hebreos describe la gloriosa posición de
los cristianos cuando dice: “22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la Anotaciones
ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de
ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos,
a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”
(Hebreos 12:22-24). Mientras están en la tierra, los cristianos vienen al monte Sión
solo en el sentido de estar en un reino espiritual que aún no ha sido entregado al
Padre. Su ciudadanía está en el cielo (Fil. 3:20); sin embargo, todavía buscan esa
“ciudad permanente” (Heb. 13:14). La visión que ve Juan es la ciudad celestial
del monte de Sion a la que vienen los santos que han sido redimidos de la tierra.
vs. 2 – Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido
de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
vs. 3 – Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro
seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos
ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
Cantan una nueva canción, posible gracias a su nueva experiencia. Nadie puede
aprender esta canción excepto aquellos que han sido comprados por la sangre de
Cristo y redimidos de la tierra. Llegará el momento en que todos los santos serán
redimidos de la tierra y vendrán al monte Sion y al Cordero.
vs. 4 – Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes.
Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos
de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes – Es-
tos son los que se mantienen puros de la fornicación espiritual del culto pagano.
Permanecieron espiritualmente castos y no se volvieron infieles a Cristo (2 Cor.
11:2; Ef. 5:27). Si este número es literal, entonces también se sigue que no solo
deben ser judíos (7:5-8) sino también célibes, una conclusión que la mayoría de
los literalistas no aceptarían. Sin embargo, si este número se entiende en sentido
figurado, representa el número total de santos en la tierra en el momento de la
persecución romana y que finalmente fueron redimidos de la tierra. Sin embargo,
en un momento dado, el Señor conoce a todos los suyos en la tierra, y ellos también
pueden sentirse cómodos en estas visiones.
Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va – No solo se
niegan a inclinarse ante el César, sino que mantienen la fidelidad de la fe al obe-
decer los mandamientos del Señor (Mateo 7:21-23; Heb. 5:8-9; 1 Ped. 2:21-23;
Rey. 22:14).
Estos fueron redimidos de entre los hombres – Dios los compró con la sangre
186 El Juicio Justo
de Jesucristo. (Vea las notas en 1:5-6 y 5:9.)
Anotaciones
Como primicias para Dios y para el Cordero – Esto no significa que fueran
un grupo selecto en el cielo; sino que eran un grupo selecto en comparación con
todos los demás de la humanidad. Se dieron a sí mismos en forma de ofrenda de
sacrificio como primicias para Dios. Estos santos eran absolutamente leales al
Señor, separándose de los enredos de este mundo para ser sacrificios vivos para
Dios (Romanos 12:1-2; Ver también Lucas 9:23-26; Gálatas 2:20).
vs. 5 – Y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del
trono de Dios.
vs. 6 – Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno
para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
vs. 7 – Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de
su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
fuentes de las aguas.
vs. 8 – Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciu-
dad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
“El tiempo aoristo del verbo griego que se usa en este pasaje es un
‘aoristo constativo’, por medio del cual se considera que ocurrió en un
momento, súbitamente. En los pensamientos y en los propósitos de
Dios la caída de Roma es tan segura, que se habla de ella como si ya
hubiera acontecido”.2
Porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su for-
nicación – En 17:2 la gran ramera se asoció con los reyes de la tierra e hizo que
los habitantes de la tierra “se embriagaran con el vino de su fornicación”. Se hace
alusión a la antigua Babilonia cuya copa de oro “embriagó a toda la tierra; de su
vino bebieron los pueblos” (Jer. 51:7). Al seducir al mundo con sus prácticas co-
rruptas, Roma era como una prostituta. El vino del furor apunta al derramamiento
de la ira de Dios como se explica completamente en Romanos 1:18-31. Las na-
ciones que se unieron a sus placeres también “beberán del vino de la ira de Dios”
(14:10; 16:19). Dado que el “vino de su fornicación” provoca la “ira de Dios”, se
188 El Juicio Justo
mencionan juntos en una frase, el vino del furor de su fornicación.
Anotaciones
El Tercer Angel: La Destrucción de Aquellos que Adoran a la Bestia
(14:9-11)
vs. 9 – Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la
bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano.
vs. 10 – El también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro
en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos
ángeles y del Cordero.
El también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en
el cáliz de su ira – La ira de Dios a menudo se describe en el Antiguo Testamento
como una copa de vino (Job 21:20; Sal. 75:8; Isa. 51:17; Jer. 25:15-38). Vaciado
puro se refiere a la práctica común de diluir el vino con agua. La ira de Dios se
derramará con toda su fuerza.
Y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del
Cordero – Los santos ángeles y el Cordero son testigos de esta retribución divi-
na sobre los malvados. Los santos fieles habían sufrido la burla pública, y ahora
sus opresores experimentarán vergüenza ante una asamblea de espectadores más
augusta. El amargo resultado de adorar a la bestia será experimentar la copa de su
ira sin mezclar. La figura de fuego y azufre es el mismo juicio que Dios derramó
sobre la antigua Sodoma y Gomorra (Génesis 19:28; Lucas 17:29). El debate sobre
si se trata de un castigo simbólico o literal por venir, no debería alentar un ligero
rechazo de este juicio. La intención obvia de esta proclamación es advertir a los
hombres de las terribles consecuencias de rechazar a Dios. Incluso si las palabras
“fuego y azufre” son simbólicas, representan el castigo por el pecado que es más
desagradable y terrible.
Los materialistas religiosos como los Testigos de Jehová y los Adventistas del
Séptimo Día hablan del “infierno” como sólo la tumba. Niegan que el castigo
divino sea infinito. Este contexto habla de un tormento que está en curso, no de la
aniquilación del alma. De hecho, la Biblia habla del juicio eterno de Dios contra el
pecado como peor que la muerte (Mat. 10:28). Si todo lo que ocurre en la muerte es
el cese total de la conciencia, ¿cómo podría el rechazo de Cristo traer un “castigo
mayor” que ser apedreado hasta la muerte (Heb. 10:26-31)? Jesús habló muchas
veces de que los impíos serán arrojados a un lugar de tormento donde habrá “llanto
y crujir de dientes” (Lucas 16:19-31; Mateo 22:13; 25:30).
Los que intentan minimizar estas horribles descripciones del castigo eterno
suelen preguntar: “¿Cómo puede un Dios amoroso arrojar a alguien a un lago de
fuego y azufre?” Pero este enfoque juega con la emoción y el razonamiento del
hombre que se basa en su propia experiencia superficial. Antes de que alguien se
atreva a redefinir las consecuencias de la ira de Dios, ¡debería explicar por qué un
Dios de amor permitiría que su Hijo unigénito muriera en la cruel cruz del Calvario!
El hombre no está en condiciones de evaluar la naturaleza atroz del pecado ni de
determinar cuál podría ser su justo castigo (Isaías 53:4-6).
vs. 11 – Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen
reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que
reciba la marca de su nombre.
El Juicio Justo 189
El humo del tormento de tales hombres asciende por edades intemporales, y no
hay respiro, ni de día ni de noche. Este tormento es tan duradero como el tormento Anotaciones
que sufirá Satanás (14:11; 20:10; Mateo 25:41, 46; Marcos 9:43-48). En los co-
mentarios sobre 13:17 se planteó la pregunta: “¿Por qué alguien estaría dispuesto
a sufrir este tipo de privaciones, incluso hasta el punto de ser asesinado?” Cual-
quiera que pueda considerar que esa elección es una tontería debería responder
a una pregunta alternativa en vista de este texto: “¿Por qué elegiría alguien una
vida que signifique un tormento definitivo para siempre sin esperanza de alivio?”
vs. 12 – Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos
de Dios y la fe de Jesús.
Jesús prometió a sus discípulos: “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”
(Lucas 21:19), y dijo a los fieles de Filadelfia: “Por cuanto has guardado la palabra
de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir
sobre el mundo entero” (3:10). El dragón se había ido para hacer la guerra contra
los “que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”
(12:17). La paciencia (constancia) de los santos fue aceptar la muerte o el cauti-
verio por su fe (13:10). La perseverancia se desarrolla al enfrentar fielmente las
pruebas que vienen debido a la relación de uno con Cristo y el evangelio (Santiago
1:2-4; Rom. 5:3). La oposición de la bestia al exigir la adoración de la imagen
del emperador supuso la prueba de fe que obró en la paciencia, ya que los santos
guardaron los mandamientos de Dios y la fe que tiene a Jesús como su objeto.
Estas palabras de aliento y seguridad a los santos son del Señor, no de Juan. El
mensaje es: En la altura de los fines últimos, sed firmes.
Se anima a los santos que entendieron la victoria final del pueblo de Dios y la
ira eterna de Dios contra sus enemigos a perseverar frente a la persecución. Su
sufrimiento es temporal, mientras que sus torturadores agonizarán eternamente.
Los hijos de Dios deben tener presente constantemente a dónde van – al descanso
prometido. Si bien los cristianos disfrutan de las bendiciones en esta vida, hay
cosas más importantes en el más allá (Marcos 10:29-30).
Los tres mensajes anteriores fueron entregados por ángeles; la voz que ahora se
escucha es de origen celestial no revelado. En el mensaje del primer ángel se pidió
a la tierra que escuchara el evangelio y la advertencia del juicio. En el segundo, se
decretó el fracaso de Babilonia como si ya se hubiera cumplido; Sería una locura,
por tanto, confiar en la ciudad-mundo. El tercer ángel expuso las consecuencias
que sufrirían aquellos que prolongarían su vida en la tierra adorando a la bestia y
su imagen. Esta vida podría extenderse por algunos años, pero una segunda muerte
la aguardaba en el juicio divino. A continuación, la voz del cielo revela el destino
de aquellos que se niegan a quemar el incienso que exige el imperio: su vida te-
rrena puede terminar por la fuerza, pero la vida real continúa en la gloria más allá.
La voz le pide a Juan que escriba. El mensaje del cielo tiene la forma de una
bienaventuranza, una de las siete que aparecen en el libro (cf. nota, 1:3). Felices
son los muertos “que mueren en el Señor”, es decir, en una relación adecuada
con el Señor. Estos serían exaltados en un gozo celestial; dichosamente completo
incluso en la muerte. Estos son los que guardan los mandamientos de Dios y la fe
de Jesús (v. 12). Pablo aseguró a los santos de Corinto que los que habían dormido
“en Jesús” no habían perecido, sino que resucitarían en Cristo (1 Cor. 15:20-23);
e igualmente aseguró a los hermanos de Tesalónica que los santos que dormían
en Cristo serían resucitados en su venida (1 Tesalonicenses 4:13-18). A Juan le
190 El Juicio Justo
había sido revelado que los mártires debajo del altar estaban descansando (6:9-11),
Anotaciones y que los que salían de la gran tribulación estaban ante el trono sirviendo a Dios
día y noche (7:9-17). Ahora el Señor agrega una palabra adicional de esperanza
y seguridad para los futuros sufridores “de aquí en adelante”. Inmediatamente,
el mensaje se dirigió a los mártires en contraste con aquellos que no confesaban
su fe en Jesús. Pero la seguridad no se limita a los contemporáneos de Juan, sino
que incluye a todos los santos fieles de todas las épocas que necesitan consuelo,
quien han visto a sus hermanos y hermanas leales en Cristo siendo enterrados
para que descansen.
La frase, “Sí, dice el Espíritu”, identifica el mensaje como proveniente del Espí-
ritu Santo, no del espíritu de Juan. No está claro si la voz que se escucha desde el
cielo es la del Espíritu, o si es la voz de alguien que anuncia lo que dice el Espíritu.
El descanso prometido a los santos es de sus trabajos presentes y pasados que están
dejando atrás. Pero no es así con sus obras en el Señor; estas van con ellos como
testimonio de su fe. Estos continúan viviendo en las vidas y memorias de los que
quedaron atrás, así como para elogiar a los fieles en el juicio (Mat. 25:34-40). A
la luz de esta esperanza, Pablo exhortó a los santos a abundar siempre “en la obra
del Señor, sabiendo que vuestro trabajo no es en vano en el Señor” (1 Cor. 15:58).
Summers commenta:
vs. 14 – Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado seme-
jante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano
una hoz aguda.
Esta sección es introducida con la misma frase como lo fueron las dos prime-
ras (“después miré” – v.1; “vi” – v. 6), indicando un aspecto fresco de la visión.
Aparecen tres ángeles más, haciendo un total de seis en esta serie de visiones.
Miré, y aquí una nube blanca – Las Escrituras hablan de nubes brillantes,
nubes espesas, una nube oscura, una nube ligera y una gran nube, pero esta es
El Juicio Justo 191
la única referencia a una nube blanca y, por lo tanto, debe tener un significado
especial. El blanco es el símbolo de pureza y santidad (ver comentarios, 1:14); Anotaciones
por lo tanto, todo lo que simboliza la nube está asociado con estos dos atributos.
Las nubes a menudo simbolizan el juicio o la aparición del juicio. Jehová vino en
juicio contra Egipto, cabalgando “sobre una ligera nube” (Isa. 19:1), y Él “subirá
como nube” contra la malvada Jerusalén (Jer. 4:5, 13). Jesús vendría contra Je-
rusalén “sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30; 26:64;
así Marcos y Lucas), y Juan describe sus venidas en juicio como “con las nubes”
(ver comentarios, 1:7). Por lo tanto, algún aspecto del juicio está simbolizado en
la nube blanca. Su naturaleza se señalará a continuación.
Y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en
la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda – En vista de 1:7 y
Daniel 7:13, el que estaba sentado sobre la nube es Cristo.
Aquel “Como un hijo de hombre” que vino al Anciano de Días para recibir el
reino y el dominio y la gloria (Dan. 7:13ss.), Ahora lleva a cabo Su obra en ese
reino, ejerciendo un juicio acorde con el dominio y gloria que recibió.
Pero ahora, en lugar de un arco, tiene en la mano una hoz aguda, un instrumento
de cosecha. Excepto por su aparición en Marcos 4:29, la hoz se menciona solo en
este capítulo, donde aparece siete veces.
vs. 15 – Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado
sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la
mies de la tierra está madura.
Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz – El hecho de que el
ángel sale del templo clamando a gran voz, revela que actúa como el mensajero
de la voluntad de Dios.
Anotaciones Los Angeles Quinto y Sexto: El Tiempo Para Segar a los Impíos Ha Llegado
(14:17-20)
vs. 17 – Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una
hoz aguda.
Y aunque este ángel (un quinto ángel) lleva una hoz aguda, al igual que el Hijo
del Hombre, tampoco Cristo debe ser identificado como un ángel. Los ángeles
son ministros de Dios, mensajeros de la voluntad divina, mientras que Cristo es
Rey y Juez.
En este contexto, el juicio no ocurre en el tiempo del fin, sino en la hora en que
Dios derribará la mística Babilonia (14:7-8). Solo en el sentido de que el tiempo
del juicio de Dios se repite en la historia, estas palabras pueden aplicarse a otros
períodos de tiempo. El “día” u “hora” del juicio a menudo se refería a eventos
históricos específicos: contra Judá (Joel 2); contra Jerusalén (Mat. 26:64); y ahora
contra Roma.
vs. 18 – Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a
gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los
racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.
Este sexto ángel de la visión sale del altar y tiene poder sobre el fuego. Hasta
ahora se han introducido dos altares en las visiones: (1) el altar de los holocaus-
tos, bajo el cual descansaban las almas de los mártires (6:9-11), y (2) el altar del
incienso delante de Dios, sobre el cual se ofrecen las oraciones de los santos. De
este segundo altar un ángel tomó fuego y lo arrojó sobre la tierra, indicando un
juicio de Dios sobre el mundo impío en respuesta a las oraciones de los santos
(8:3-5). La expresión “ángel que tiene poder sobre el fuego” se refiere al segundo
altar desde el cual el ángel había arrojado fuego sobre la tierra. Por tanto, se le
identifica con el juicio. Él es quien le dice al ángel que lleva la hoz aguda que
meta la hoz “y recoja los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están
completamente maduras”.
Ahora aparecen dos ángeles más, que emanan del templo y también del altar.
El Señor tiene el control y sin duda está dirigiendo a estos ángeles que son sim-
plemente mensajeros y ministros de Dios que llevan a cabo su voluntad. El ángel
del altar tenía poder sobre el fuego, mientras que el ángel del templo metía una
hoz afilada, segando la vid porque sus uvas estaban completamente maduras. Esto
indica que la maldad fue completa, y por eso el juicio de Dios contra ellos fue
justo (Gén. 15:16; Deut. 9:4-5).
El quinto ángel obedece la orden y mete su hoz. La vid de la tierra contrasta con
la vid verdadera que es Cristo (Juan 15:1-8). Aquellos que dejan a Dios fuera de
sus vidas y pensamientos con el tiempo deben experimentar el lagar de la ira de
Jehová (ver 19:15ss.). Todo fruto de la rebelión del hombre y del pecado contra
Él debe ser pisoteado.
vs. 20 – Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta
los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios (321 kilómetros).
Es difícil ver esta imagen como la representación del juicio final de Dios sobre
los malvados terrenales. Sin embargo, admitir que representa la destrucción de la
persecución romana de los santos no descarta que esta escena sea un pronóstico
del horrible tormento eterno, la morada del juicio inicuo todavía futuro.
___________________
Anotaciones al Pie
1. Howard Winter, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Crhristian, 1989, p. 172.
2. Ray Summers, Digno es el Cordero, pp. 239.
3. Ray Summers, Ibid, p. 240.
4. Homer Hailey, Revelation, An Introduction And Commentary, pp. 316.
194 Las Siete Copas de Ira
Anotaciones CAPITULO 15
Las Siete Copas de Ira
15:1—16:21
Los últimos tres capítulos exhiben las razones espirituales detrás de la lucha
entre la iglesia y sus perseguidores. Satanás fue identificado como el gran dragón
escarlata que dio poder a dos aliados, la gran bestia marina y el falso profeta.
Habiendo fracasado en un conflicto directo con Dios, Satanás intentó destruir el
reino de Dios que quedaba en la tierra. Entonces se representó un destello de la
iglesia en su estado celestial, redimida de la tierra y victoriosa. En contraste, los
aliados y seguidores de Satanás fueron arrojados al gran lagar de la ira de Dios.
La visión actual amplía ese juicio y revela su intensidad. Desde este punto hasta
el final del libro, todos los participantes son presentados paso a paso: (1) la ira
de Dios se derrama con las siete copas, revelada en los capítulos 15 y 16; (2) la
destrucción de la gran Babilonia se describe en los capítulos 17 y 18; (3) se alaba
a Cristo quien lideró la victoria en la batalla del gran día del Dios Todopoderoso,
registrado en los capítulos 19 y 20:1-10; y (4) en conclusión, el juicio final y la
belleza del cielo nuevo y la tierra nueva se describen en 20:11-15 y los capítulos
21 y 22:1-5.
Los relatos del toque de las trompetas (capítulos 8, 9) y las copas de ira de-
rramadas sobre el mundo impío tienen similitudes subyacentes, pero también
hay diferencias marcadas. Las trompetas afectan solo a un tercio de la sociedad;
pero las copas de la ira indican la plenitud o la totalidad del juicio. Las trompetas
advierten a los moradores de la tierra, que al mismo tiempo atraen al pueblo de
Dios a una santa cercanía a Él. Por otro lado, las copas de ira traen el juicio final.
Si proclamar las buenas nuevas de la redención no hace que los hombres teman
ante Dios, y si los juicios parciales no los desvían del humanismo y el materialis-
mo al arrepentimiento, entonces esa sociedad no regenerada pierde su derecho a
continuar. Una destrucción por juicio es inevitable y justa.
La apertura del séptimo sello llevó a las siete trompetas (8:1-2). Después de que
sonaron las primeras cuatro trompetas, un águila que volaba en medio del cielo
gritó: “¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra!” (8:13). Los dos primeros ayes
fueron la quinta trompeta (9:1, 12) y la sexta trompeta (9:13; 11:14). Luego hubo
un interludio con el librito y los dos testigos (10; 11 1-13). El tercer ay se revela
cuando suena la séptima trompeta dando paso a las siete copas de la ira (11:15).
Sin embargo, cuando suena y antes de que se derramen los juicios finales, el inter-
ludio de los capítulos 12, 13 y 14 explica cómo Dios es “justo” (15:3) y cómo sus
juicios son “verdaderos y justos” (16:7). ). El escenario ya está listo y ha llegado
el momento de las escenas finales del Apocalipsis.
Estas se llaman las últimas plagas porque en ellas está la consumación de los
juicios de Dios contra los enemigos de sus santos. La ira de Dios ahora ha alcan-
zado su medida máxima.
vs. 2 – Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que
habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número
de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían
alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de
su nombre, en pie sobre el mar de vidrio – Solo Dios puede revelar el futuro
antes de que ocurra (Isa. 42:9; 46:10; Rom. 4:17b), y esta escena es otra de varias
en el Apocalipsis donde se le muestra a Juan el destino futuro de los santos fieles.
Juan ve a los redimidos de la tierra que habían ganado la victoria sobre la bestia,
su imagen, marca y número de su nombre. Están parados sobre un mar de vidrio.
Este mar se representa por primera vez en 4:6 donde simboliza la trascendencia
de Dios a quien los hombres no pueden acercarse. No está claro por qué se agrega
aquí la descripción, mezclada con fuego. Tal vez solo tenga la intención de real-
zar el esplendor de la escena. O puede simbolizar las pruebas que los santos han
soportado (1 Ped. 1:7). En cualquier caso, los cristianos redimidos de la tierra son
representados como una asamblea victoriosa que canta alabanzas a Dios en su
presencia, de pie sobre el mar de vidrio.
Hay cuatro pasajes en el apocalipsis de Juan que mencionan las arpas, arpistas, o
tocando arpas (5:8; 14:2; 15:2; 18:22), pero el último puede ser eliminado de la con-
sideración en vista de que se refiere solamente a un uso secular del arpa. Los otros
tres pasajes citados pueden ser resumidos como sigue:
(1) 5:8 — La escena es el trono de Dios en el cielo rodeado por los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos cada uno teniendo un arpa y copas de oro llenas
de incienso. Ellos se postran delante del Cordero y le cantan un cántico nuevo.
(2) 14:2 — Juan oye la voz del cielo como el sonido de muchas aguas, trueno, y
arpistas tocando sus arpas.
Las Siete Copas de Ira 197
(3) 15:2 — Juan ve a los victoriosos de pie sobre un mar de vidrio mezclado con
fuego, sosteniendo las arpas de Dios. Anotaciones
Una Examinación Concienzuda
Primero, en realidad ninguno de estos tres pasajes dice lo que los instrumentalistas
dicen que dice, que las arpas eran tocadas en el cielo. Dos de los tres pasajes (5:8;
15:2) sencillamente dicen que los protagonistas tenían (o sostenían) arpas. No dicen
que las tocaban. Francamente, este escritor no se opondrá a que los instrumentalistas
hagan con sus instrumentos en los servicios exactamente lo que estos pasajes dicen
que fue hecho con las arpas. Si los instrumentalistas quieren venir a los servicios con
pesados pianos y órganos, este escritor no ofrecerá la mas leve objeción, con tal que
se sienten calladamente sosteniéndolos. Esto es todo lo que estos dos pasajes dicen
que los protagonistas hicieron con sus arpas. (Por supuesto, uno naturalmente podría
preguntar por qué ellos tenían arpas si no las tocaron, pero este punto será atendido
más tarde).
También, Juan no dice que la voz que oyó era realmente el sonido de arpas siendo
tocadas, sino que era como tal sonido. Fallar en apreciar esta distinción es fallar en
entender una figura literaria básica indicada por el término Griego «hos» (Español,
«como», o «así») y conocida como un «símil». Un «símil» es simplemente «expresar
algo que guarda cierta semejanza con otra cosa»3. Los dos elementos de un símil no
son idénticos sino similares en algunos respectos. Por ejemplo, cuando Jesús dice
que vendrá «como» («hos») ladrón (Ap. 16:15), no quiere decir que él es realmente
un ladrón sino que la naturaleza inesperada y repentina de Su venida será como la
de una ladrón. Por tanto, si Juan dice que la voz es «como» de arpistas que tocaban
sus arpas, con eso implica que esto no es arpistas tocando sus arpas. (Debiera ser
notado que Juan estaba lo bastante cerca para ver a los ciento cuarenta y cuatro mil
en el cielo; tan cerca, en realidad, que parece que pudo ver el escrito en sus frentes.
Por tanto, si la «voz» que escuchó saliendo de ellos hubiera observado que eran sus
arpistas tocando sus arpas, clara y sencillamente habría identificado la «voz» como tal
y no un sonido tan incierto como la fuente de la «voz» por medio de usar el término
«hos»). De esta manera, ninguno de los pasajes aducidos en apoyo del instrumento
en la adoración habla realmente de arpas siendo tocadas en la adoración. Por tanto,
el caso puede reposar aquí.
Las siguientes son algunas de las versiones y otras en paráfrasis que lo omiten:
Reina-Valera 1909 -- “Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas,
y como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que
tañían con sus arpas.”
Nueva Biblia Española (NBE) -- “Oí también un fragor que bajaba del cielo,
parecido al estruendo del océano y al estampido de un trueno fuerte: era el
son de citaristas que tocaban sus cítaras delante del trono.”
Nuevo Testamento de Pablo Beson (NT PB) -- “Y oí una voz del cielo como
voz de grandes aguas y como voz de fuerte trueno, y la voz que oí de tañe-
deros de cítaras que tañían con sus cítaras.”
No obstante, un segundo punto que puede ser hecho es que, aún si fuera concedido
que estos pasajes prueban el arpa tocada en la adoración, ellos relatan que fue hecho
en el cielo y no que esto debe ser hecho en la iglesia. A menos que uno esté deseando
aceptar la poca envidiable premisa de que todo lo que es aceptado en el cielo debe ser
aceptado en la iglesia en la tierra, no puede concluir que el uso de música instrumental
en la adoración del cielo autoriza su uso en la adoración de la iglesia en la tierra. La
realidad es que hay un número de cosas que son, o serán aceptadas en el cielo que
no son aceptables, o aún posibles, en la iglesia en la tierra. Por ejemplo, la relación
marital no existirá en el cielo (Mat. 22:30; Comp. Ap. 14:4). ¿Puede uno argumentar
que los Cristianos deberían ser célibes? Los bebés entrarán al cielo. ¿Significa esto
que la iglesia en la tierra puede practicar el bautismo de bebés y la membresía de
bebés? El trono de Dios está en el cielo (Ap. 4:2). ¿Puede uno argumentar de esta
manera como lo hacen los premilenarios, que el trono de Dios puede ser establecido
en la tierra? Ha habido ejércitos y guerra en el cielo (Ap. 11:7; 19:11-16). ¿Puede
entonces la iglesia, crear un ejército para pelear batallas físicas en el nombre de Cristo?
Es dicho que en el cielo hay un templo, un altar, y la quema de incienso (Ap. 5:8; 6:9;
15:5), pero ¿significa esto que la iglesia en la tierra puede tener tales cosas? Además,
Cristo ministra como sumo sacerdote en el cielo, pero El no puede hacerlo así en la
tierra (Heb. 8:4). La iglesia sobre la tierra tiene hombres de carne y sangre, pero este
no será el caso en el cielo (1 Cor. 15:50). Los hombres en la tierra no pueden ver el
rostro de Dios (Ex. 33:20), pero lo harán en el cielo (Ap. 22:4). La experiencia celes-
tial será completamente diferente de la experiencia terrenal (Ap. 21:4). El cielo y la
tierra son dos mundos completamente diferentes. Lo que pudiera estar presente en el
primero podría no estar presente en el segundo. Si es la voluntad de Dios incluir la
música instrumental en la adoración del cielo, es Su prerrogativa hacerlo así, pero El
aún no ha dicho nada autorizando su presencia en la adoración de la iglesia en la tierra.
Las prácticas de los seres en el cielo no sirve mas como modelo de autoridad para las
actividades de la iglesia en la tierra que lo que hacen las prácticas de los Israelitas en
y alrededor del Tabernáculo del Antiguo Testamento. Es como si los Cristianos en la
Las Siete Copas de Ira 199
tierra están en un país extranjero (Fil. 3:20; Heb. 11:13) y, de esta manera, no pueden
comprometerse en tales actividades que pudieran ser permitidas en su tierra nativa. Anotaciones
Tercero, aún si uno pudiera probar que los redimidos en el cielo tocan arpas que
acompañan su cántico de adoración y que lo tal sirve como autorización para la música
instrumental en la adoración de la iglesia sobre la tierra, aún tendría que probar que
las «arpas» son literales. Que el Apocalipsis de Juan, y particularmente, los pasajes
bajo consideración, son altamente simbólicos es algo que aún el mas ardiente instru-
mentalista tendrá que admitir. Aún una lectura cuidadosa casual de los textos hará esto
claro. ¿Habrá en el cielo una quema de incienso literal, el Monte de Sion, Cordero,
muchas aguas, truenos, ciento cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes con escritos
en sus frentes y el mar de vidrio mezclado con fuego? Si uno no está deseando dar a
esto una interpretación literal, en el nombre de la consistencia, ¿cómo es que él puede
justificablemente redimir un artículo de tal contexto figurativo y darle una interpretación
literal? Si los instrumentalistas pueden argumentar por y usar el instrumento sobre la
base de la referencia a las arpas en estos pasajes, ¿por qué no incluyen en su doctrina
y práctica las otras cosas mencionadas en los mismos pasajes? ¿Por que no quemar
incienso, instalar una caída de agua, simular el trueno, y adorar en el Monte de Sion en
un edificio con un mar de vidrio mezclado con fuego y los adoradores limitados a ciento
cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes? Por supuesto, esto es admitidamente
absurdo, pero no mas de lo que pueden dar a las arpas una interpretación literal. Uno
no puede dar una interpretación literal a un pasaje admitidamente figurativo.
Esto introduce la pregunta que fue postergada al principio; es decir, por qué las arpas
aún son mencionadas. Son mencionadas porque, como las otras cosas, connotan una
idea o cualidad abstracta. No tienen realidad concreta. Porqué, un pasaje aún da una
interpretación figurativa a algunos elementos mencionados junto con las arpas (Ap.
5:8), indicando de esta manera como debe ser interpretado el elemento en el pasaje. Las
copas de oro llenas de incienso son dichas que son (eso es, representan) las oraciones
de los santos. Si este es el caso que las copas no son literales sino que simbolizan una
idea, ¿por qué no debería ser verdad de los elementos que preceden inmediatamente
a las copas? Ciertamente, es el caso que las copas simbolizan el gozo y la alabanza.
Las arpas invariablemente tienen esta connotación en la Biblia (Sal. 137:1-3; Isa.
24:8; Ap. 18:22). De esta manera, las arpas de Apocalipsis sencillamente simbolizan
el gozo y la alabanza de los redimidos, y nada más allá de esto puede ser construido
de su mención en contexto figurativo.
En resumen, pudiera probarse útil colocar las contorsiones exegéticas en las que
los instrumentalistas han torcido estos pasajes de Apocalipsis en una forma sencilla y
cápsular de manera que lo que han hechos con ellos pueda ser visto fácilmente (pero
solamente ellos pueden tragárselo). (1) Contienden por el uso de instrumentos de pa-
sajes que realmente no dicen que los instrumentos fueron tocados. (2) Contienden por
una práctica en la tierra que admitidamente no ocurre en la tierra. (3) Contienden por
un uso literal de instrumentos de pasajes que no los usan literalmente. (4) Contienden
que las arpas son tocadas en estos pasajes y luego tocan cualquier y todo instrumento
pero no un arpa. (5) Contienden por el uso de instrumentos de pasajes que indican
que todo adorador tenía uno y luego limitan su uso en sus servicios a solamente uno,
o a unos pocos, adoradores. ¿No es extraño que algunas personas hagan una cantidad
de «arpista tocando sus arpas» sobre un texto de prueba y sin embargo se la ingenien
para que se haga solamente una cosa?5
Así como el siervo de Dios Moisés liberó a su pueblo de una nación opresiva,
así el hijo de Dios, el Cordero, redimió a un pueblo de la esclavitud espiritual (cf.
Hebreos 3:5ss). Uno conquistado y liberado del enemigo de la esclavitud física y
la tiranía; el otro conquistó el mundo y la muerte, librándolo del poder de Satanás.
Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos – Algunos piensan
que un Dios amoroso no tiene espíritu de venganza. Dios es amor; pero Dios
también es justo. La muerte de Cristo, para salvar a los hombres que merecían
la muerte, fue para “que él sea justo” (Rom. 3:23-26). Él da toda oportunidad de
arrepentimiento (2 Ped. 3:9), pero la justicia exige el castigo de los malvados o
de lo contrario haría acepción de personas. La ira de Dios, como se describe en
Apocalipsis, se derrama con justicia contra los impíos (Rom. 1:18).
Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te ado-
rarán, porque tus juicios se han manifestado – Todas las naciones adorarán a
Dios, cuya santidad y gloria algún día serán reconocidas incluso por sus enemigos
(Sal. 86:9; Jer. 10:7).
Todas las naciones vendrán y adorarán ante Dios (cf. Sal. 86:9) después de
reconocer el fracaso de la bestia y la religión que defiende y contemplar el triunfo
de la causa de Dios. Llegará el tiempo en que “toda rodilla se doblará” y “toda
lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre” (Fil.
2:10-11). El juicio convencerá a todos los impíos de su maldad (Judas 15). Habrá
llanto y lamentos en el juicio después de que los hombres reconozcan su necedad
de apartarse de Dios (Mat. 16:26).
Después de estas cosas miré – “Después de estas cosas” aparece siete veces
en el libro, y cada vez introduce un punto nuevo y enfático (véase 4:1).
La palabra griega para templo (naos) se usa para describir el edificio que con-
tenía el Lugar Santo y el Lugar Santísimo donde Dios está presente. Se habría
utilizado una palabra diferente (hieron) si hubiera incluido todo el edificio con
sus diversos patios.
Su visión no fue del antiguo templo de Salomon ni del templo construido por
Herodes, que estaba en Jerusalén antes del año 70 d. C. “El tabernáculo [ tienda]
del testimonio” erigido por Moisés (Núm. 1:50; 9:15; 10:11; 17:7; 18:2) se llamaba
así porque dentro del Lugar Santísimo descansaba el arca del pacto que contenía
las tablas de la ley, llamado “el testimonio”, que Dios dio a Israel (Éxodo 25:21).
Anteriormente, Juan había visto el santuario abierto para revelar el arca del pacto,
la sede de las leyes justas de Dios (11:19); ahora se abrió para que los ángeles del
juicio contra aquellos que lo rechazaron a Él y su ley pudieran salir.
Los siete ángeles salieron del lugar santísimo del templo, de la presencia de Dios.
vs. 6 – y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos
de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
Los siete ángeles presentados en el versículo 1 aparecen ahora llevando las siete
plagas que se derramarán sobre la tierra. Estas plagas de juicio provienen de la
misma santidad de Dios, porque “la justicia y el derecho son el fundamento de su
202 Las Siete Copas de Ira
trono” (Sal. 97: 2). Los siete están vestidos por igual. Los que salieron portando
Anotaciones las siete copas tenían alrededor del pecho un cinto de oro como el que llevaba el
Cristo glorificado (1:13 ver comentarios). Estos cintos de oro parecen no identi-
ficar su trabajo como sacerdotal, sino significar que eran ángeles de alto rango,
confiados con una obligación solemne.
vs. 7 – Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de
oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
Uno de los seres vivientes (ver notas en 4:6-8) entregó a los ángeles las siete
copas de oro llenas de la ira de Dios.
No se revela cuál (y por qué solo uno) de los cuatro seres vivientes fue comi-
sionado para dar las copas de la ira a los siete ángeles. Tampoco se indica cómo
salieron del santuario con las siete plagas (vv. 1, 5), y luego se les dieron las siete
plagas. La palabra griega para copa (phiale), es decir, vasija ancha poco profunda
o platillo profundo, aparece solo en el Apocalipsis (doce veces) y debe distinguirse
de la copa (14:10), que es exclusivamente una vasija para beber.
El cuenco es similar a algunos de los vasos usados en los sacrificios y rituales
del Antiguo Testamento. Los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos
tenían “copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (5:8)
ofrecidas a Dios. Luego, estos siete ángeles salen de la presencia divina con las
copas de ira y esperan la instrucción de Dios para vaciarlas. Lenski ha observado
bien que los siete sellos revelan, las siete trompetas anuncian y advierten, y las
siete copas se ejecutan.9
Estos juicios divinos son la expresión de la ira plena de Dios contra aquellos que
siguen a la bestia y su imagen y reciben su marca (14:9-11). Solo en Apocalipsis
aparece la expresión, copas llenas de la ira de Dios. Oseas 5:10 habla de la ira
de Dios “derramada”, y Romanos 9:22 se refiere a vasos defectuosos. En ningún
otro lugar se encuentra esta imagen de palabras. Visualice recipientes en forma
de cuenco que podrían deshacerse de estas plagas con una fuerza abrumadora y
un efecto desastroso. De hecho, es algo terrible “caer en las manos del Dios vivo”
(Heb. 10:29, 31).
Dios está presente en toda su gloria y poder para ejecutar su juicio sobre el falso
profeta, la bestia y todos los demás que llevan su marca. Nadie que esté maduro
para el juicio puede entrar al santuario porque el tiempo del arrepentimiento ha
pasado. Dios es paciente y le da al hombre la oportunidad de arrepentirse; pero
una vez que llegue la hora del juicio, será demasiado tarde para llamar, porque la
puerta a la seguridad se cerrará (Mat. 25:10-13).
___________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones
CAPITULO 16
Las Copas de Ira Son Derramadas
Ciertas similitudes entre los toques de trompeta y los tazones de la ira, com-
parables a algunas de las plagas sobre Egipto, se señalarán en la discusión del
derramamiento de los tazones individuales. Es evidente que aquí hay juicios finales
sobre ciertas fuerzas espirituales, políticas y morales; pero es muy difícil asignar
un significado definido a los tazones específicos. Uno no puede permitirse el lujo
de ser dogmático; sólo puede presentar lo que interpreta como el mensaje de Dios.
Albertus Pieters admite con franqueza:
Antes de seguir leyendo, consulte los comentarios en 6:1 sobre las tres series
de sietes. Existen similitudes entre las siete trompetas y las siete copas de la ira.
(1) Cada uno se divide en grupos de cuatro, dos y uno. (2) Cada uno está dirigido
contra los mismos objetos. (3) Las trompetas fueron parciales y afectaron solo a
un tercio; mientras que las copas de la ira son más intensas y completas, tocando
todo el objeto. La razón de esta diferencia es que los juicios de las trompetas fue-
ron llamados al arrepentimiento (9:20-21), mientras que los juicios de las copas
son visitaciones de castigo. Lenski señaló que los siete sellos “revelan”, las siete
trompetas “anuncian” y “advierten”, y las siete copas “ejecutan”.4
En el intervalo entre las siete trompetas y las siete copas de la ira, a Juan se le
han mostrado varias visiones que explican el conflicto espiritual en la tierra. Se
le ha dado la seguridad de que Dios se preocupa y, en su buena providencia, toda
la iglesia será sustentada mientras esté en la tierra antes de ser recompensada
eternamente después de la muerte. Ahora ha llegado el momento del clímax del
Apocalipsis. El juicio final de Dios contra un agente inicuo de Satanás está a punto
de ser revelado.
Homer Hailey nos recuerda que esta no es una visión del juicio final de todo el
mundo, sino solo contra los enemigos de Dios que prevalecen en los días de Juan.
vs. 2 – Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera
maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que
adoraban su imagen.
Las primeras siete copas se derramarán sobre los mismos objetos de la natu-
raleza que las primeras cuatro trompetas. Mientras que los árboles y la hierba
de la tierra fueron quemados por la primera trompeta, afectando a la humanidad
indirectamente, este primer tazón afectó directamente a las personas. Una llaga
repugnante, fea, dolorosa y repugnante se apoderó de todos los que tenían la marca
de la bestia y adoraban su imagen.
La Segunda Copa:
El Mar Se Convierte En Sangre
16:3
vs. 3 – El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en
sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.
El agua es uno de los requisitos básicos del hombre, por lo que si se contamina,
la vida está en peligro. La sangre de un hombre muerto se coagula y se pudre,
por lo tanto, todo ser vivo en contacto con este mar de sangre muere.
La Tercera Copa:
Los Ríos y las Fuentes de las Aguas se Convierten en Sangre
16:4-7
vs. 4 – El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las
aguas, y se convirtieron en sangre.
Tanto el agua dulce como el agua salada apestaban a muerte cuando se con-
vertían en sangre. Nuevamente, note que la tercera trompeta y esta tercera plaga
tienen características similares.
vs. 5 – Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres
y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.
vs. 6 – Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también
tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.
vs. 7 – También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios
Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.
El hombre mortal que cuestiona a un Dios que muestra tal venganza solo ne-
cesita recordar el gran precio de la redención, el Hijo unigénito de Dios (Rom.
5:6-11). El hombre no puede ver la terrible naturaleza del pecado como Dios, pero
la evidencia de su amor, misericordia y justicia se ve claramente (ver Romanos
1:18-20). Sus obras son “verdaderas y justas” (19:2; 15:3-4).
Las Copas de Ira Son Derramadas 207
La Cuarta Copa: Anotaciones
El Sol Quema a los Hombres
16:8-9
vs. 8 – El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar
a los hombres con fuego.
Los hombres estaban quemados por un gran calor. Imagínese un mundo sin
agua lleno de sangre y ahora calentado por un sol abrasador. Al igual que con la
cuarta trompeta, un cuerpo celestial se ve afectado.
Esta es una declaración triste. Estaban tan pervertidos que en lugar de arrepen-
tirse, blasfemaron contra Dios, una escena similar a la descrita después de que
sonaron las trompetas (9:20-21). Los hombres a menudo se endurecen, incluso
como Faraón, cuando Dios llama a la gente a arrepentirse (Éxodo 9:13-17, 34-35).
Winters ilustró esta condición cuando escribió:
La Quinta Copa:
Tinieblas Sobre el Reino de la Bestia
16:10-11
vs. 10 – El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino
se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas.
En esta quinta copa los hombres comienzan a segar las terribles consecuencias
del pecado (Prov. 13:15). El asiento de la bestia es su trono, el dominio sobre el
cual tiene autoridad. La oscuridad a menudo representa el mal en la Biblia, y dado
que Satanás le ha dado a la bestia su poder, asiento y autoridad, la influencia de
Satanás impregna el reino (13:2). Cuando sonó la quinta trompeta, salió humo del
abismo provocando tinieblas, y del humo salieron langostas con el aguijón de un
escorpión que atormentaban tanto a los hombres que buscaban morir (ver notas en
9:1-11). De manera similar, con la quinta copa los hombres se mordieron la lengua
con gran angustia de dolor, pero se negaron a apartarse de su pecado.
vs. 11 – Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras,
y no se arrepintieron de sus obras.
Al igual que la sexta trompeta (véanse las notas en 9:13-19), la sexta copa
representa el camino preparado para el ejército desde el área del Éufrates. Este
ejército en la mano de Dios cumplirá su propósito de poner de rodillas a la Roma
pagana. Después de ser debilitado desde adentro por desastres naturales y deca-
dencia moral, el Imperio Romano no pudo mantener su defensa contra invasores
externos como los partos del este.
vs. 14 – Pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes
de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios
Todopoderoso.
Las Copas de Ira Son Derramadas 209
La única descripción de esta batalla se encuentra en 19:19-21.
Anotaciones
Estos tres espíritus diabólicos usan señales engañosas para persuadir a los reyes
de la tierra de que se unan a Roma. Para reclutar seguidores, Satanás debe usar
propaganda falsa para engañar a la gente. A través de Roma usó un sistema que
parecía ser una causa justa, es decir, a través de un sistema de religión. Pero el
culto al César era un vano sistema de religión y estaba destinado al fracaso en su
conflicto con el único Dios verdadero.
El ejército de Satanás que se reúne para esta batalla decisiva parece ser poderoso
e invencible. Por tanto, el Señor exhorta a los santos a que no se dejen engañar o
extraviar por las apariencias. La venida del Señor siempre es sin anunciar, ya sea
en su venida final o para un juicio específico como ese contra Roma. Él advierte
a los santos que estén siempre alerta, no sea que sean sorprendidos desprevenidos
en un momento inesperado (1 Tes. 5:1-3). Sus vestimentas representan el tipo de
vida que vivieron, como lo indican las declaraciones hechas a las iglesias de Sardis
y Laodicea (3:4, 18). Los verdaderos seguidores de Cristo se comportarán “como
es digno del evangelio de Cristo” (Fil. 1:27).
Por la forma en que algunos hablan de la “batalla del Armagedón”, uno pensaría
que a menudo se menciona en la Biblia. No es así. La palabra “Armagedón” se
encuentra únicamente aquí. Los resultados de la batalla se describen en 19:19-21,
210 Las Copas de Ira Son Derramadas
pero en ningún otro lugar se encuentra este tema en el Nuevo Testamento.
Anotaciones
Armagedón – Literalmente significa “colina de Meguido” y se deriva de un
lugar real ubicado en el Valle de Jezreel. En realidad, no hay un “cerro” o “monte”
literal de Meguido. El Antiguo Testamento habla de los pueblos de Meguido (Jos.
17:11; Jueces 1:27), las aguas de Meguido (Jueces 5:19) y el valle de Meguido (2
Crón. 35:22; Zacarías 12:11), pero no se menciona ningún monte de Meguido. Me-
guido es una llanura ubicada entre el Mar de Galilea y el Mar Mediterráneo. Dado
que no existe un sitio geográfico conocido conocido como Monte Meguido, esto
debería darnos más que un leve indicio de que la batalla no es una batalla literal.
Meguido había sido un lugar estratégico en la historia del pueblo de Dios. Allí
se libraron varias batallas antiguas famosas. Normalmente es el campo de batalla
entre las fuerzas del bien y del mal. En Meguido, Barac y Débora derrocaron a
los reyes de Canaán (Jueces 5:19); Gedeón derrotó a los madianitas (Jueces 6:33);
Saúl fue derrotado por los filisteos (1 Sam. 31:8); Ocozías murió por las flechas
de Jehú (2 Reyes 9:27); y Faraón-Necao derrocó a Josías (2 Reyes 23:29-30).
La “gran voz” que salió “del templo del cielo, del trono”, como lo hizo la voz
del versículo 1, no se identifica. Pero salir del trono dentro del santuario indica
que es de Dios o de Cristo.
El mensaje es: “Hecho está”. La serie de plagas ahora está completa; La ira
de Dios expresada en juicios justos ahora ha estallado como una bomba atómica
sobre el mundo de los hombres impíos y malvados.
Pero Babilonia no cae sola, porque las ciudades satélites que ella había hecho
“beber del vino del furor de su fornicación” (14:8), también caen. La escena muestra
el colapso de la ciudad-mundo pagana y sus hijas, cuya descripción sigue (capítulos
17, 18). Dios le da ahora “el cáliz del vino del ardor de su ira”. Como Dios había
prometido que daría esta copa a los adoradores de la bestia y su imagen (14:10,
ver comentarios), ahora también se la da a Babilonia.
La ira de Dios se derrama con tal fiereza que no queda lugar para refugio.
Se introdujo una remoción similar de islas en la apertura del sexto sello, donde
“todo monte y toda isla se removió de su lugar” (6:14). En esta plaga sobre Ba-
bilonia, la huida de las islas es paralela a la desaparición de las montañas. Ambos
habían desaparecido, porque el gran terremoto (v. 18) tocó todos los reinos donde
habitan los hombres. Ezequiel describió de manera similar la caída de Tiro cuando
dijo: “Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están
en el mar se espantarán a causa de tu fin” (Ezequiel 26:18). Más tarde, Juan se
basa en el cuadro de Ezequiel cuando describe la caída de Babilonia (capítulo 18).
En la caída de esta gran potencia mundial no habría lugar para refugiarse, porque
todos esos lugares habrán sido eliminados.
vs. 21 – Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso
de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo;
porque su plaga fue sobremanera grande.
El granizo había sido un símbolo de la ira y el juicio divinos desde las plagas
de Egipto, porque la séptima plaga había sido “un granizo muy pesado” sobre
el hombre y la bestia (Éxodo 9:18-26; cf. también Sal. 78:47; 105:32). Jehová
había luchado por Israel en Bet-horón al enviar grandes piedras del cielo sobre
los cananeos (Jos. 10:11). Y en cuanto a aquellos en Jerusalén que hicieron de la
mentira su refugio y bajo la falsedad se ofrecieron a sí mismos, el Señor dijo que
el granizo barrería su refugio de mentiras y que el diluvio inundaría su escondite
(Isaías 28:15-18; cf. también Ez. 38:22). Pero una vez más, el juicio de Dios sobre
la maldad y la idolatría, demostrando que un final debía llegar, no logró cambiar
los corazones endurecidos de los hombres inicuos. En lugar de arrepentirse, “blas-
femaron contra Dios por la plaga de granizo”. Debido a la maldad del hombre, los
juicios de Dios no necesariamente traen arrepentimiento.
Es imposible correlacionar estas copas de ira con eventos históricos. Estas son
Las Copas de Ira Son Derramadas 213
imágenes simbólicas de juicios sobre los enemigos de Dios. Los profetas judíos
usaron la frase “día del Señor” para referirse a un juicio temporal y nunca al día Anotaciones
final del juicio (Joel 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14). Esta revelación describe una época en
la que la ciudad de Roma enfrentaría un “día del Señor” y caería. Los dos capítulos
siguientes muestran con gran detalle cómo sucedió esto.
___________________
Anotaciones al Pie
1. Albertus Pieters, The Lamb, The Woman and The Dragon. Grand Rapids: The Church Press, 1946.
p. 244 y ss.).
2. R.C.H. Lenski, Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1975, p. 464.
3. William Milligan, The Book of Revelation. New York: A. C. Armstrong and Son, 1889, p. 265.
4. R.C.H. Lenski, Ibid, p. 461.
5. Homer Hailey, Revelation - An Introduction and Commentary, p. 325.
6. Howard Winters, Commentary on Revelation, Greenville, S.C.: Carolina Christian, 1989, p. 190.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 247-248.
8. Rays Summers, Ibid, pp. 248-249.
214 La Infamia y Caída de Babilonia
Anotaciones CAPITULO 17
La Infamia y Caída de Babilonia
El personaje y la suerte de dos mujeres y dos ciudades ocupan un lugar destacado
en la segunda sección del libro. El capítulo doce comenzó con la presentación de
una mujer vestida con el sol, con la luna debajo de sus pies y una corona de estre-
llas en su frente. Ella dio a luz a un hijo varón, el Cristo, y luego se vio obligada a
huir al desierto, donde fue sustentada y protegida. Tuvo otros hijos, aquellos que
guardaban los mandamientos de Dios y tenían el testimonio de Su Hijo. Ahora se
presenta una segunda mujer —una ramera, lo opuesto directo a la primera— que
se viste con todos los embellecimientos del esplendor terrenal. Tiene en la frente
un nombre que la identifica como la madre de las rameras de la tierra. Cada mujer
se identifica además como una ciudad, esta última como la gran ciudad, Babilo-
nia, que domina a los reyes de la tierra que hacen guerra contra los santos. Se ha
introducido la caída de Babilonia y ahora se amplía la naturaleza de la ciudad y
su completa caída. La primera mujer, vestida de luz, se identifica como “la ciudad
amada” (20:9), la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, “preparada como una novia
ataviada para su marido” (21: 2). Estas dos mujeres, y las ciudades que personifican,
son una antítesis directa entre sí en carácter, posición y destino.
En los comentarios del capítulo doce, la mujer fue identificada como el resto
fiel del pueblo de Dios; ella representaba a todos Sus redimidos — Su iglesia o
pueblo en el sentido más amplio e inclusivo. Al identificar a la ramera, se han
propuesto varias posiciones:
(1) Una opinión es que simboliza la apóstata Jerusalén palestina, la cabeza del
judaísmo hostil.1
(2) Otra opinión es que ella representa a la iglesia apóstata que se desarrolló en
los siglos posteriores a Pentecostés. Algunos eruditos limitan su aplicación a
la iglesia católica romana que se desarrolló hasta su estado actual; otros am-
plían el símbolo para incluir a todos los grupos apóstatas, todos los llamados
“cristianos” infieles. Para aquellos que ocupan la última posición, la figura
describe la parte degenerada de la iglesia de Dios, el mundo en la iglesia.2
(3) Un tercer punto de vista sostenido es que la ramera simboliza la Roma paga-
na, que a su vez representa el mundo de la lujuria, todo lo que es seductor,
tentador y atractivo para los deseos de la carne y la mente (por ejemplo,
Caird, Pieters). Para un excelente resumen de los argumentos hechos para
el segundo y tercer punto de vista, vea Pieters,3 quien acepta la tercera po-
sición. Se prefiere el terer punto de vista sobre los demás.
Satanás tiene tres enfoques mediante los cuales busca destruir la obra y el
pueblo de Dios: (1) Fuerza política o bruta, simbolizada por la bestia del mar; (2)
religión falsa, ya sea paganismo o religión revelada pervertida — apóstatas que
sostienen y enseñan doctrinas falsas — simbolizada por la bestia de la tierra; y (3)
el mundo de la lujuria, todo lo que atrae a la carne o la mente (Efesios 2:3; 1 Juan
2:15-17), representado por la ramera. Contra estos tres la iglesia primitiva libró
una guerra implacable; y contra ellos el santo de hoy debe permanecer inamovible
e intransigente. Puede que hoy en día se use menos fuerza política, pero continúa
operando a través de presiones políticas, económicas o sociales que se ejercen
sobre las acciones del cristiano para apartarlo de Cristo o hacer que niegue la fe.
Es intrascendente cuál de los siete ángeles prestó este servicio; si hubiera teni-
do algún significado, el Señor lo habría revelado. El ángel le mostraría a Juan el
juicio (griego, krima), es decir, el veredicto judicial, la condenación y el castigo
de la ramera.4
El juicio de Dios, representado por las siete copas de la ira, fue derramado contra
la bestia, el falso profeta y aquellos que tenían la marca de la bestia y adoraban su
imagen (16:2, 10; 14:9-11). Es importante recordar esto al identificar a la ramera,
porque aquí no se presenta nada que indique un cambio de tema del Imperio Ro-
mano y su paganismo a cualquier otra potencia mundial, presente o futura.
Otro error que se comete al ver a Jerusalén como la ramera es ver su caída en
el año 70 d.C. a manos de los romanos para ser el mismo evento que la batalla de
Armagedón. Esa interpretación cambia radicalmente el impulso de las visiones
de Apocalipsis. Aquellos que aceptan esa interpretación están de acuerdo en que
hasta este punto la bestia y el falso profeta representan al Imperio Romano y su
216 La Infamia y Caída de Babilonia
paganismo de culto al César. Están de acuerdo en que Satanás controla este reino
Anotaciones de los hombres y lo está usando para hacer la guerra contra el reino espiritual de
Dios. Entonces, ¿por qué habría una desviación de este tema básico para describir
cómo Dios usó este reino inicuo para destruir una ciudad inicua de Jerusalén? No
solo eso, sino que esta interpretación exige dos batallas: la destrucción de Jerusalén
y luego el fracaso de la bestia y el falso profeta. El lector de Apocalipsis ha sido
preparado para una sola batalla en ese gran día del Dios Todopoderoso. La bestia
(Imperio Romano) y el falso profeta (paganismo) son las entidades que están siendo
derrotadas por Dios en la batalla de Armagedón, no Jerusalén y la economía Judía.
vs. 2 – Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la
tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.
Ella era la capital del mundo, porque “reina sobre los reyes de la tierra” (v. 18).
Su influencia maligna corrompió a los reyes y habitantes de la tierra. El ser humano
tiende naturalmente a seguir a la mayoría popular, seducida por el brillo del peca-
do. Entonces, cuando Roma estaba en control, incitó a la gente a emborracharse
con las riquezas, el entretenimiento, el poder, la gratificación egocéntrica y toda
religión falsa en su rebelión contra Dios.
– Con la cual han fornicado los reyes de la tierra – Los reyes de la tierra son
los gobernantes del mundo o los grandes que cometieron prostitución política,
económica y religiosa con la ramera por los placeres y recompensas obtenidas
de tales relaciones. Compraron sus favores promoviendo los objetivos de Roma
y cediendo a sus caprichos y adulando sobre ella con halagos y exagerada defe-
rencia. Todas las clases de la sociedad estaban involucradas, tanto los reyes como
“los moradores de la tierra”, los ciudadanos subordinados del mundo que estaban
intoxicados con las concupiscencias que los seducían. “El vino de su fornicación”
se introdujo antes (14:8, ver comentarios).
Durante la época de Juan, Roma era la ciudad más importante que corrompió
a otras en varias ocasiones — política, social, comercial e incluso religiosamen-
te. En momentos específicos desde finales del siglo primero y llegando hasta el
segundo y el tercero, Roma y sus funcionarios provinciales hicieron cumplir la
religión imperial. Este sistema religioso que se presentó al mundo se describe en
13:11-18. De hecho, Roma actuó como una ramera. Ella hizo que los habitantes
de la tierra cometieran fornicación espiritual al adorar a la bestia.
vs. 3 – Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre
una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez
cuernos.
Juan comenzó sus visiones de Jesús entre las iglesias, y su visión del trono en el
cielo y sus maravillas, “en el Espíritu” (1:10; 4:1, ver comentarios). Y ahora “en el
Espíritu” Juan es llevado a un desierto donde contempla a la ramera y su destino.
En esta visión, bajo el poder del Espíritu Santo, fue transportado al desierto. (Para
una experiencia comparable, vea Ezequiel 8:3).
Existe una estrecha conexión entre la ramera y la bestia. Ella está sentada
sobre la bestia, lo que indica su control de guía. Y la bestia a su vez la sostiene y
la levanta como a una reina (v. 7). Esta descripción de la bestia no deja ninguna
duda de que es la misma que se había introducido en 13:1-8, el Imperio Romano
político. Tenga en cuenta las similitudes en el diagrama.
diagrama
Tenía riqueza y poder. Estaba vestida de púrpura y escarlata, brillando con oro,
joyas y perlas. Hasta el día de hoy, el mundo se siente atraído por cosas como la
riqueza, el estatus social y el poder político. La ramera también atraía a todas las
personas que consideraban las cosas materiales como de primordial importancia.
La mujer se dice que tiene en la mano una copa de oro llena de abo-
minaciones ... se dice de Roma que sostiene una copa de oro en la que
está todo el poder de seducción que ha difundido la inmoralidad por
toda la tierra.7
Algo en la expresión del rostro de Juan, o una exclamación de sus labios, llevó
al ángel a preguntar por qué se asombraba por lo que veía. No hubo censura en las
palabras del ángel, porque la visión tenía la intención de tocar una cuerda emocional
en la mente del vidente; además, una parte de la misión del ángel era explicarle
el misterio a Juan. La mujer y la bestia son indivisibles, porque la lujuria cabalga,
controla y gobierna a cualquier bestia política hambrienta, perseguidora y egoísta.
Al mismo tiempo, la bestia apoya a tal ramera.
vs. 8 – La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia
que era y no es, y será.
Este y los siguientes tres versículos son quizás el pasaje más difícil de interpretar
de todo el libro. Juan parece ahora identificar a la bestia con el emperador, porque
el imperio está personificado en su emperador. Es la bestia quien autoriza la per-
secución de los santos de cuya sangre se emborrachaba la ramera. En la discusión
sobre la cabeza que recibió el golpe mortal y fue sanada (13: 3, ver comentarios),
se concluyó que Neron había recibido el golpe mortal y su vida revivió en Domi-
ciano. Este pensamiento ahora se amplía.
“La bestia no ha dejado de existir, sino que sólo recibió una herida mortal
que volvió a ser sanada”.10
La causa de Satanás había revivido una vez más en el poder y la fuerza del
Imperio Romano (ver notas en 13:3).
La bestia salió del abismo, un lugar mencionado otras tres veces en Apocalipsis,
y siempre es la habitación de Satanás y sus agentes (9:1-2; 11:7; 20:1-3). Debido
a que los reinos de los hombres ceden al control de Satanás, su destino también
será la perdición. La palabra perdición aparece en Apocalipsis sólo aquí y en el
versículo 11. Significa destrucción o ruina total, pero no aniquilación (véanse las
notas sobre 14:10 y 20:14).
En lugar de un perseguidor “que era y no es”, otro surge del dominio de Satanás
La Infamia y Caída de Babilonia 221
para tomar su lugar. Pero quienquiera que sea, por mucho que permanezca y por
cualquier mal que haga, irá a la perdición. Anotaciones
– E ir a perdición – “Perdición”, apóleía, que aparece en Apocalipsis sólo
aquí y en el versículo 11, significa destrucción o ruina total, pérdida del bienestar.
vs. 9 – Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete
montes, sobre los cuales se sienta la mujer.
– Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer –
Aunque Roma floreció sobre siete colinas literales, la referencia aquí, de acuerdo
con el simbolismo de Apocalipsis y la explicación que sigue, es a “reyes” (o reinos).
El ángel continúa diciendo: “Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales
se sienta la mujer”. Las siete colinas que bordean el Tíber sobre las que se cons-
truyó Roma habían sido durante mucho tiempo el tema de los poetas y escritores
romanos (para ejemplos, véanse Alford, págs. 109, 110; y Caird, pág. 216). Roma
vendría inmediatamente a la mente de los lectores de Juan. Pero los montes tenían
un significado simbólico: “son siete reyes”. Alford sostiene que en referencia a la
mujer (Roma), son colinas en las que ella se sienta; pero en su referencia a la bestia
son reyes. No deben considerarse como siete reyes individuales o siete formas de
gobierno, sino como un símbolo del poder secular anticristiano.12
vs. 10 – Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha
venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
¿Qué le dice el ángel a Juan? ¿Se está refiriendo el ángel a los reinos de los
hombres que reinaron como imperios mundiales? ¿O se le muestra a Juan el número
de Césares que gobernaron sucesivamente el Imperio Romano? Si esto último es
222 La Infamia y Caída de Babilonia
así, ¿cuáles deberían incluirse en la lista ya que gobernaron más de ocho Césares?
Anotaciones (Consulte las páginas xlui-lvi sobre la fecha en la Introducción, donde se discute
la pregunta: “¿Quién es el que es en Apocalipsis 17:8-11?”). Todos los expositores
están de acuerdo en que la identidad de los reyes es una señal difícil de analizar.
La dificultad del significado del ángel aquí está indicada por las diversas po-
siciones tomadas por los comentaristas. Aquí hay tres de las más populares, y
podríamos decir, posibles interpretaciones:
(1) William Hendriksen cree que estos son reinos paganos que se han
opuesto al reino y al objetivo de Dios, comenzando con la antigua
Babilonia (Nimrod, Génesis 10:8-11) y continuando a través de Asiria
(Nínive), Neobabilonia (Babilonia), Medo- Persia y Grecia-Macedo-
nia; todos estos perecieron y ya no existen. El sexto, “el [que] es”, se
refiere a Roma. La séptima cabeza es el título colectivo para todos los
gobiernos anticristianos entre la caída de Roma y el imperio final del
Anticristo, que es el octavo en los días anteriores a la segunda venida
de Cristo; todos, sin embargo, van a la perdición (págs. 203-205). La
interpretación de William Milligan es similar, pero comienza con Egipto
en lugar del antiguo imperio babilónico, convirtiendo a Roma en la
sexta cabeza, al igual que Hendriksen. El séptimo son los diez cuernos
que ocuparán el lugar de la séptima cabeza. En el octavo Milligan no
es tan claro, pero indica que en él la bestia alcanza su logro más alto
antes del fin de los tiempos (págs. 284, 285). Parece que el espíritu
que trabajó en estos antiguos reinos alcanza su clímax en Roma. La
dificultad con esta línea de interpretación está en las cabezas séptima y
octava, que no están suficientemente explicadas en esta interpretación.
Tanto William Hendriksen como William Milligan ven a estos reyes como reinos
paganos que se han opuesto a Dios. Al intentar especificar siete reinos literales, no
están de acuerdo sobre qué reino debería encabezar la lista. En consecuencia, caen
en la misma dificultad que otros expositores que creen que el ángel tenía en mente
a emperadores romanos específicos. Todos los que intentan dar una interpretación
literal al número siete difieren en la determinación de qué emperador o qué reino
debe figurar en primer lugar y también cuáles incluir en el grupo de los siete.
vs. 11 – La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete,
y va a la perdición.
224 La Infamia y Caída de Babilonia
El texto aquí desconcierta la mente. ¿Cómo podría un “octavo” ser “de entre los
Anotaciones siete”? Una vez más, el lenguaje simbólico se vuelve confuso si se somete a una
aplicación literal. A Juan simplemente se le muestra que en el panorama general
de los reinos de los hombres, este Imperio Romano aparentemente invencible será
destruido. Sin embargo, si el Imperio Romano es el que “es”, ¿qué imperio es
el que “aún no ha venido (v. 10)? La respuesta parece estar en 20:3, 7-8 cuando,
después de que transcurren los mil años, Satanás se suelta brevemente y reúne a
Gog y Magog para rodear el campamento de los santos por última vez. Al final
del tiempo, el reino de Dios será oprimido por el último gran intento de Satanás
de destruir la causa de Dios en la tierra (ver notas en 20:7-8). Dado que la bestia
ha sido encarnada en todos los reinos de los hombres, es el octavo (la suma total
de todos) y es de entre los siete.
vs. 12 – Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido
reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Nuevamente aquí hay un número simbólico, diez es el número de poder. Estos
diez “aún no han recibido reino”, por lo que miran hacia el futuro para su reinado.
Dado que estos reciben su autoridad “con la bestia”, hay dos posibilidades. Es
posible que estos sean los reyes que iban a ser reunidos para la guerra, llamados
por los espíritus demoníacos del dragón, la bestia y el falso profeta (16:14). O
puede ser que simbolicen los poderes futuros totales alineados con la bestia, el
número total de reyes y pequeños reinos que se alían con la oposición mundial a
Cristo. Desde este punto de vista, podrían simbolizar el total de poderes futuros
que se unirían con la oposición mundial al reino de Dios. El período de tiempo de
estos es relativamente corto, “por una hora”, un período que significa brevedad.
Esta frase también aparece tres veces en el siguiente capítulo (18:10, 17, 19).
Como los cuernos indican poder y fuerza, aquí se definen como diez reyes.
Roma gobierna el mundo, y su fuerza se ve reforzada por estos reyes títeres o
vasallos que gobernaban varias provincias.
Así como los santos deben ser perfeccionados juntos en una sola mente y un
solo espíritu, con una sola alma, esforzándose por la fe del evangelio (1 Corintios
1:10; Filipenses 1:27), esa mente es la mente de Cristo (Filipenses 2:5), por lo
que la bestia y sus asociados son de una sola mente: la mente del dragón. Estos
unánimes dan su poder y autoridad a la bestia en oposición al Cordero.
Estos diez reyes que se han subordinado a la bestia, junto con la bestia, pelearán
contra el Cordero y sus fuerzas. Estos reyes han sido llamados a la guerra (16:14),
y cuando reciban su reino (v. 12), pelearán contra el Cordero, pero serán comple-
tamente derrotados (19:19ss.). El dragón ha buscado la destrucción del Cordero
desde el principio (12:4). Sin embargo, todos los oponentes del Cordero están
condenados a ser derrotados, porque cuando el dragón fue derribado (12:7-10)
La Infamia y Caída de Babilonia 225
toda la autoridad y el poder le fueron dados al Cordero (Mateo 28:18), y todas las
cosas fueron sujetas bajo Sus pies (Efesios 1:20-23; 1 Pedro 3:22). Anotaciones
– Y los que están con él son llamados y elegidos y fieles – Aquellos que están
con Cristo son llamados (por el evangelio, 2 Tes. 2:14), escogidos (a través de la
obediencia, Efesios 1:4, 13) y fieles (sin vergüenza con Cristo, Efesios 6:10-18).
Estos habían sido llamados por Dios a través de la invitación del evangelio (Mat.
22:1-13; 2 Tes. 2:14), “escogidos” (de eklektos, “escogidos”) como propios de
Dios (Ef. 1:4); son “los pocos elegidos” (Mat. 22:14). La victoria de los elegidos
fue para los “fieles”, los que “siguen al Cordero por dondequiera que va ... y en sus
bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha” (14:4ss.). Además, vencieron
por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. Menospreacion sus vidas
hasta la muerte (12:11). Eso es lo que significa estar con Él.
Tanto la bestia como la ramera reinaban sobre los mismos súbditos (13:7), lo
que confirma firmemente que “Babilonia” es la gran ciudad de Roma que sirvió
como capital del Imperio Romano.
Aunque fue presentada como “sentada sobre muchas aguas” (v. 1), cuando Juan
vio a la ramera, ella estaba sentada sobre la bestia escarlata (v. 3). A continuación,
el ángel explica que las muchas aguas representan el imperio y los muchos grupos
étnicos y nacionalidades sobre los que Roma dominaba (véase 5:9; 13:7). Una de
las principales debilidades de Roma fue su incapacidad para unir a los diversos
pueblos en uno. Roma podía conquistar y controlar por la fuerza, pero no tenía un
poder cohesivo con el cual cimentar a los conquistados en un reino homogéneo.
Esta debilidad le había sido revelada en un sueño a Nabucodonosor, cuando vio
el cuarto gran imperio por venir, el romano, como “42 Y por ser ... en parte de
hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 43
... se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el
otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Dan. 2:42-43).
vs. 16 – Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera,
y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego.
– Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera
– Los diez cuernos —los futuros reyes o reinos que surgirían— que se unirían
a la potencia mundial (ver comentarios, v. 12) odiarían a la ramera. El Imperio
Romano inicialmente se derrumbó desde adentro. Los hombres malvados llenos
de celos, odio y codicia finalmente traerían su propia destrucción. Los reyes títe-
res siempre están celosos de sus amos. Aunque reinaron en unidad con la bestia
(v. 13), buscaron todas las oportunidades para derrocar a la gran ramera a fin de
obtener poder para ellos mismos. Sirvieron por intereses egoístas disfrutando de
los lujos que Roma podía conferir, pero respondieron con una lealtad simbólica
para mantener las ventajas políticas y económicas. Con hipocresía diplomática
pretendían honrarla, mientras que en realidad la despreciaban.
Los comentarios de Henry Barclay Swete sobre este versículo son excelentes.
Dios gobierna en los reinos de los hombres (Dan. 4:17, 25, 32), y permite que
estos reyes títeres sirvan a los asuntos de Roma hasta el momento en que él levante
La Infamia y Caída de Babilonia 227
otra nación. Los partos del este, así como las tribus bárbaras del norte, invadieron
y lucharon contra el imperio, sirviendo al propósito de Dios. Anotaciones
Además, vendría el tiempo en que estas provincias participarían en la
obra de destruir a Roma; y por esto Roma tenía un gran temor. En mu-
chas partes del libro de los Hechos de los Apóstoles hay indicaciones
de que Roma sufría ese temor, pues pensaba que cada tumulto y mani-
festación de descontento que se hacía degeneraría en una revolución.14
vs. 18 – Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de
la tierra.
La iglesia ha tenido dos grandes enemigos y un rival por el afecto que por
derecho le pertenece. Los enemigos que buscaban su destrucción eran la bestia
del mar (es decir, el mundo de poder que aplastaría y pisotearía) y la bestia de la
tierra (es decir, la religión falsa que exigía adoración en su santuario). El rival,
que también era enemigo, es el mundo que trata de seducirla y persuadirla para
que cometa fornicación espiritual.
Solo Roma coincide con esta descripción en los días de Juan. Roma, la ciudad
imperial, fue el centro principal que influyó en el mundo con la lujuria y la seduc-
ción promovidas por Satanás en oposición a Cristo y la iglesia. Por el contrario,
Jerusalén no satisface esta descripción, porque sus gobernantes no eran más que
reyes títeres inferiores. Arthur Ogden describió correctamente la condición de
Israel y Jerusalén al comentar sobre los diez cuernos de la bestia de 17:12-13:
_________________
Anotaciones al Pie
1. Foy E. Wallace Jr. The Book of Revelation. Nashville: Foy E. Wallace, Jr. Publications, 1966.
2. Henry Alford, The Greek Testament, 4th ed. 4 vols. London: Rivington’s, 1871. William Milligan,
The Book of Revelation. New York: A.C. Armstrong and Son, 1889. Alfred Plumer, Revelation: Pulpit
Commentary. New York: Funk and Wagnalls, Co., n.d.– et al.
3. Albertus Pieters, The Lamb, The Woman and The Dragon. Grand Rapids: The Church Press, 1946.
pp. 250-261.
4. Arndt & Gingrich, Léxico Griego Inglés del Nuevo Testamento, p. 451.
5. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del NT, vol. 4, p. 38.
6. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1171.
7. William Barclay, Ibid, p. 1171.
228 La Infamia y Caída de Babilonia
8. William Barclay, Ibid, p. 1171.
Anotaciones 9. Robert Mounce, The New International Commentary on the New Testamento, The Book of Revelation.
Grand Rapids; Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1977, pp. 273-274.
10. Henry Alford, Ibid, p. 711.
11. W.E. Vine, Ibid,
12. Henry Alford, Ibid, p. 710.
13. Henry Barclay Swete, The Apocalypse of St. John, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1908, p. 225.
14. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 254.
15. Arthur M. Ogden, The Avenging of the Apostles and Prophets. Somerset, KY: Ogden Publications,
1985, p. 331.
La Caída de Babilonia 229
Anotaciones
CAPITULO 18
La Caída de Babilonia – La Ramera
18:1-24
El Decreto Celestial: “Ha Caído la Gran Babilonia”
18:1-8
vs. 1 – Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la
tierra fue alumbrada con su gloria.
Este ángel, evidentemente poseedor de una gran autoridad, hizo que la tierra
brillara con el esplendor de su presencia.
– vi a otro ángel descender del cielo con gran poder – Uno de los siete ánge-
les le había mostrado a Juan la ramera en el desierto (cfr. 17:1); ahora otro ángel,
aparentemente no uno de los siete, descendió del cielo con un mensaje especial
del juicio y la destrucción de la ramera. Se describe que el ángel tiene una gran
autoridad, el derecho y el poder para actuar. Debe anunciar la sentencia contra
Babilonia y revelar su ejecución divina.
vs. 2 – Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilo-
nia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y
albergue de toda ave inmunda y aborrecible.
Isaías habló de Edom, otra potencia mundial que resistió a Dios, como si fuera
una jaula de toda ave inmunda y aborrecible (Isa. 34:11-15). Como estos antiguos
enemigos de la justicia, Roma es digna de caer, y con su culto pagano al dios-César,
sus templos, una vez gloriosos, se convertirán en la morada de los inmundos y
aborrecibles. Esta no es una profecía literal, sino una imagen verbal para describir
la caída de Roma.
vs. 3 – Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación;
y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han
enriquecido de la potencia de sus deleites.
– Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación
– Para “el vino del furor de su fornicación”, véanse los comentarios, 14:8; 17:2.
Las naciones de la tierra que siguieron sus caminos lascivos y se rindieron a sus
prácticas seductoras, compartiendo con ella la fornicación política para ganar poder
y prestigio, fueron destruidas por la lujuria apasionada de su juventud. El ángel
ahora explica la fornicación con más detalle. Era una alianza política y económica
impía e idólatra de reyes para obtener ventajas comerciales y comerciales, a través
de la cual se compraban sus placeres.
El llamado de la voz que Juan escuchó no fue una instrucción para dejar la ciu-
dad de la Roma física, porque dondequiera que uno va, está en medio de personas
del mundo. Sugerir una Roma física y literal es perder el punto. La exhortación
debe salir de la influencia de la lujuria mundana para que no se participe de los
pecados del mundo y de la carne. Como lo expresó Pablo: “No participéis en las
obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien repréndelas” (Efesios 5:11). Una
separación completa del cristiano de los pecados del mundo y la corrupción en el
mundo por la lujuria es absolutamente esencial si ha de escapar de las plagas que
se derramarán sobre la tierra y sobre la ciudad ramera, Babilonia.
vs. 5 – Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado
de sus maldades.
Dios conoce las obras de los hombres y recompensará a cada uno en consecuencia
(Rom. 2:6-11). Los pecados de Roma se describen amontonados en una pila que
llega al cielo (Jer. 51:9). La condición moral del mundo gentil contemporáneo se
describe en Romanos 1:18-32. Las vidas de los Césares estaban llenas de adulterio,
homosexualidad, asesinatos y avances. Su influencia impía se filtró por todo el
imperio para hacer lo mismo.
La ira de Israel contra Judá “ha llegado hasta el cielo” (2 Crón. 28:9); el juicio
de Babilonia y ha llegado “hasta el cielo” y fue “alzado hasta las nubes” (Jer. 51:9);
y las iniquidades y la culpa de los judíos habían “crecido hasta el cielo” (Esdras
9:6). La iniquidad se acumula sobre la iniquidad hasta que se convierte en un hedor
en las fosas nasales de Dios: llega hasta el cielo. Cuando se llega a este punto,
entonces “la copa del vino del ardor de su ira” (16:19) se entrega en la mano del
ofensor. Uno se pregunta, ¿hasta cuándo los pecados de América llegarán al cielo
y la copa del vino del ardor de su ira se pasará a él?
vs. 6 – Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en
el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble.
– Dadle a ella como ella os ha dado – ¿Quién va a “darle a ella como ella os ha
dado”? Seguramente no “mi pueblo”, los santos, porque el Señor les había prohibido
ejecutar tal venganza (Rom. 12:17, 19). Probablemente los llamados para llevar
a cabo la ejecución como represalias son los de 17:16ss., En cuyo corazón Dios
había puesto la disposición para hacer Su mente. Como esta Babilonia espiritual
había dado, así ahora le sería dado a ella. Ella fue responsable de la aflicción y la
destrucción en la tierra; ahora esa misma aflicción y destrucción caería sobre ella.
Como había sembrado, cosecharía. Los santos exiliados en la antigua Babilonia
habían clamado: “Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere
232 La Caída de Babilonia
el pago de lo que tú nos hiciste” (Sal. 137: 8). Jeremías dijo del mismo antiguo
Anotaciones captor: “... porque es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella
como ella hizo” (Jer. 50:15, 29).
– y pagadle doble según sus obras – Aunque había algunos delitos en la ley
del Antiguo Testamento que exigían una doble indemnización (Éxodo 22:4, 7,
9), es dudoso que la exhortación a “pagadle el doble” indique el doble de la pena
que merecía o invocaba el delito. Esta expresión, “el doble”, aparece numerosas
veces en los escritos de los profetas: Isaías dijo de Judá, “que doble ha recibido
de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isa. 40:2); y en su gozo por la
liberación de sus enemigos, se dijo: “En lugar de vuestra doble confusión y de
vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán
doble honra, y tendrán perpetuo gozo” (Isaías 61:7; véase Jeremías 16:18; 17:18;
Zacarías 9:12). La idea expresada por la frase indica un equilibrio de la balanza;
por un lado, castigo acorde con la culpa, y por otro, alegría en proporción a la
vergüenza y la deshonra conmutada. La medida del pecado de Babilonia fue la
medida de su castigo.
– Por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre
– Debido a su jactancia, estas plagas vendrían repentinamente sobre ella. Aunque
fuerte entre los habitantes de la tierra, será como un debilucho cuando se enfrente
a la fuerza de Dios. Roma no cayó literalmente en un día; el símbolo de un solo
día indica la certeza de su desolación. ¡Su caída ocurrirá! Todo el proceso de la
caída de Roma es tan seguro que se habla de él como un acto momentáneo y como
si ya hubiera ocurrido (18:2).
– y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga
– El fin llega a la gran ciudad, seguido por el llanto por la muerte y el hambre del
colapso económico, porque “la quemarán con fuego”, completamente destruida
(17:16). La garantía de este fin se basa en el carácter y el poder de Dios, “porque
poderoso es Dios el Señor, que la juzga”. El Dios que puede crear ciertamente
puede controlar, porque incluso “lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”
(1 Cor. 1:25).
vss. 9-10 – 9 Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han
vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo
de su incendio, 10 parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay,
de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!
Los que lamentan la caída de Babilonia se agrupan en tres clases: (1) los reyes de
la tierra (18:9-10); (2) los mercaderes (18:11-16); y (3) los miembros del comercio
marítimo (18:17-19). Todos lloran porque todos bajan con ella.
Los únicos que se regocijan por su caída son los siervos de Dios (18:20).
Tres veces el apóstol declara que la desolación se llevará a cabo en una hora
(18:10, 17, 19). Como en 17:12, “una hora” indica brevedad y rapidez; en un breve
momento había llegado su juicio.
Esta lista probablemente no agota todo lo que fue importado y exportado por
Roma, pero esto ilustra suficientemente cómo los comerciantes de la tierra se
enriquecieron con la riqueza de su desenfreno (18:3).
vss. 15-16 – 15 Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa
de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando, 16 y
diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y
de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas!
vss. 17-18 – 17 Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo
piloto , y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el
mar, se pararon lejos; 18 y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo:
¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?
Se introducen varios grupos nuevos: “... Y todos los capitanes, pasajeros y ma-
rineros, y todos los que viven del mar, se pararon a lo lejos” (LBLA).
“Todos los capitanes” describe a los pilotos o jefes de barco, los capitanes de
navegación del barco. A continuación están los que viajan en barcos, ya sea como
pasajeros o los que acompañan su carga. Los marineros, los que operan los barcos,
son la siguiente categoría. Y finalmente, tantos como “trabajan en el mar” describen
a aquellos cuya vida proviene del mar, incluidos los constructores de barcos, los
pescadores o los buzos en busca de perlas. Toda la vida náutica, la industria y el
comercio se ven afectados por la caída de la gran ciudad. Al igual que los reyes
y los comerciantes, estos también ‘se pararon lejos (ver Ezequiel 27:27 para una
descripción similar). En 13:1 el mar es un símbolo para la masa de la sociedad
en general. Pero en este caso, el mar parece ser la vía del comercio por la que se
abastecía a la gran ciudad de los lujos procedentes de todas partes del mundo.
236 La Caída de Babilonia
A medida que el humo de su incendio se elevaba hacia el cielo, dejó un pesado
Anotaciones manto sobre el imperio. Los marineros y capitanes preguntan: “¿Qué ciudad era
semejante a esta gran ciudad? ” No había ninguna que se pudiera comparar con
ella. De la misma manera, la gente se había lamentado por Tiro, diciendo: “¿Quién
como Tiro, como ella, que es silenciada en medio del mar?” (Ezequiel 27:32).
En la opinión de ellos , ninguna ciudad era como esta ciudad; de manera similar,
ninguna destrucción se compararía con su caída. Aunque a los mercaderes del mun-
do realmente no les agradaba Roma, amaban la riqueza obtenida a través de ella.
vs. 19 – Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamen-
tando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en
el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!
La riqueza es el logro más deseado por los adoradores del dios de este mundo.
Los mercaderes del mar se habían enriquecido y, por tanto, ver la destrucción de
un centro de riqueza tan vasto como el de Roma era para ellos la pérdida definitiva.
Hay aquí algo casi patético en estos lamentos. En cada caso el lamento
no es por Roma, sino por ellos mismos ...1
“¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se
habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!” — Su
dolor era en verdad egoísta; estaban pensando en sí mismos, no en la destrucción
de Roma.
A diferencia de los mundanos que lloran por la muerte de Roma, a los siervos
de Dios se les dice que se regocijen por ella. Dios le ha impuesto la sentencia
que le dictó. En 6:9-11, las almas bajo el altar gritaron: “¿Hasta cuándo?” Se les
aseguró que Dios, en su justicia, castigaría a los perseguidores pecadores con un
juicio justo. Ha llegado el momento de que se regocijen, no porque las almas de
los hombres se hayan perdido, sino porque la causa de la justicia finalmente ha
sido reivindicada.
Los moradores de la tierra se regocijaron por la muerte de los dos testigos
(11:10), pero las cosas ahora han cambiado. Los cielos y los que en ellos habitan
habían sido llamados a regocijarse por la derrota de Satanás, aunque el ay sería
el destino de los moradores de la tierra y el mar (12:12). Ese infortunio sobre la
tierra y el mar ahora se había experimentado y juzgado.
Homer Hailey sugiere: “Esta no es una expresión de júbilo por la caída de una
gran ciudad o pueblo, sino un regocijo por la derrota del mal y la victoria de la
justicia” (369).
Esta es una imagen gráfica de la decadencia de Roma (ver v. 8). No solo los
reyes, mercaderes y marineros lloraron y lamentaron su caída, lo que una vez
funcionó como la feliz ciudadela de la riqueza y la vida del placer, cesará. Ahora
cesarán las actividades dentro de la ciudad: (1) la alegría de la música y otros
entretenimientos; (2) el trabajo febril de los artesanos; (3) la molienda de molinos
usados en la preparación diaria de alimentos; (4) celebraciones nocturnas; y (5)
bodas. Aquellos que poseían la marca de la bestia ya no podrían disfrutar del estilo
de vida de la rica y poderosa “reina” del mundo.
Obviamente, no hay ciudad terrestre de la que se pueda decir que “todos” los
siervos de Dios habían sido asesinados allí. Algunos expositores se han referido
a Mateo 23:34-35 para sugerir que “todos” habían sido asesinados en Jerusalén,
pero ese pasaje habla de un período de tiempo limitado: “desde la sangre del justo
Abel hasta la sangre de Zacarías”. Cuando se escribió Apocalipsis, Roma era la
sede de la que emanaba la ley del imperio. En ella estaba la autoridad para detener
cualquier persecución o promoverla. Por lo tanto, Roma tenía la culpa de permitir
que los cristianos fueran asesinados en todo el imperio, por lo que figurativamente
en ella se encontró la sangre de todos los que han sido muertos en la tierra.
_________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 19
Los Santos Se Regocijan
19:1-10
Los Cuatro Aleluyas de Victoria
19:1-6
Los primeros diez versículos de este capítulo concluyen el tema de la caída y el
juicio de la ramera (capítulos 17, 18), y deben incluirse como parte de esa sección.
Varias veces Juan ha presentado un evento futuro, luego detalló el evento real
más tarde; por ejemplo, la caída de Babilonia se mencionó por primera vez en el
mensaje de un ángel (14:8), pero ocurrió y se relató después (cap. 18). El cielo y
los santos habían sido exhortados a regocijarse por la caída de la ramera en 18:20,
mientras que el regocijo activo ahora se representa en los grandes estallidos de
aleluyas por el triunfo y la victoria de la justicia y la derrota y destrucción del mal.
vs. 1 – Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:
¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.
vs. 2 – Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran
ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre
de sus siervos de la mano de ella.
vs. 3 – Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los
siglos.
Esta multitud en el cielo quizás incluía a santos que ya habían sido martirizados
(6:9-11; 7:9). Vestían las túnicas blancas de la victoria y ahora se regocijan y alaban
a Dios. Su futuro en el reino espiritual es la vida eterna, mientras que el futuro de
la bestia y los que la adoraron y su imagen es como humo que se eleva por los
siglos de los siglos, castigo eterno (14:9-11; 20:10; Mat. 25:46).
A la gran multitud se unen los augustos seres celestiales que rodean el trono y
están más cerca de Dios (4:4-11). Se postran ante el Señor en solemne acuerdo
con el coro de alabanza.
Victoria 239
vs. 5 – Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus
siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Anotaciones
La voz es anónima, pero la dirección de la que proviene está claramente iden-
tificada. Emana del trono.
Con un sonido abrumador como las voces de una gran multitud, el rugido de una
gran cascada y el retumbando de un trueno pesado, la voz desde el trono anuncia
la alabanza del Señor soberano. Su omnipotencia se demuestra por el hecho de
que los reinos de los hombres que habían sido empoderados por Satanás no per-
manecerán. Pero el reino de Dios continuará para siempre. La verdad declarada
anteriormente en 11:15 se confirma nuevamente: “Los reinos del mundo han venido
a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
La iglesia está actualmente “desposada” con el Señor (2 Cor. 11: 2); por lo
tanto, su relación con Cristo es la de una esposa (Efesios 5:22-33; Rom. 7:4). En
el Antiguo Testamento, la nación de Israel estaba desposada con el Señor (Jere-
mías 2:2, 32), por lo que la relación compartida con él a menudo se denominaba
matrimonio (Isaías 50:1; 54:5-7; Ez. 16). La analogía del Señor con su pueblo de
la era del Nuevo Testamento se expresa en la misma terminología. Por lo tanto, la
iglesia es la esposa de Cristo (Juan 3:29; Rev. 21: 9). Cristo ha pagado la dote por
240 Victoria
la iglesia; compró a su esposa con su propia sangre (Efesios 5:25; Hechos 20:28).
Anotaciones La ocasión real de la unión perfecta con Cristo, la consumación bendita completa
y final de la iglesia con Cristo, está reservada para después del día del juicio final.
Esta gran unión se describe en los capítulos 21 y 22. Durante el período de espon-
sales, la novia debe prepararse vistiéndose con el atavío correcto.
El pueblo del Señor será invitado a la cena del Cordero (3:20). Como para
enfatizar la certeza de esta promesa a un pueblo perseguido, agrega un énfasis
solemne de que estas palabras son verdaderas.
Con asombro, Juan se postra a los pies del ángel y se le dijo que se levantara y
adorara a Dios (ver 22:8). Si Jesús fue creado como los ángeles, como enseñan
los Testigos de Jehová, entonces no podría ser adorado (5: 8-14). Él no fue creado,
ni ha sido nunca un ángel (Heb. 1:5-8). Jesús es eterno; siempre ha sido y siempre
será (Juan 1:1-2). Y era digno de ser adorado incluso mientras estaba en la tierra
(Juan 9:35-38).
El Rey-Guerrero Revelado
Cristo, El Guerrero Victorioso, Montado en un Caballo Blanco
19:11-16
Al principio de sus visiones, Juan vio “una puerta abierta en el cielo” a través de
la cual había sido arrebatado para contemplar la escena celestial (4:1); más tarde
“el templo de Dios fue abierto en el cielo”, para que pudiera contemplar el arca
del pacto de Dios (11:19); después “fue abierto en el cielo el templo del taberná-
culo del testimonio”, de donde salieron los siete ángeles con las siete copas de
la ira (15:5-6). Ahora Juan contempla todo el cielo abierto para que se pueda ver
al rey guerrero y a Su ejército cuando emergen para luchar contra las fuerzas de
Satanás. El jinete del caballo blanco no puede ser otro que Cristo, porque esto se
revela claramente en Su nombre, “Fiel y Verdadero” (ver comentarios, 1:55; 3:14).
La batalla de ese gran día del Dios Todopoderoso, presentada por primera vez
en una visión anterior (16:12-16), retrató al ejército de Satanás liderado por tres
espíritus diabólicos que parecían ranas. También del lado del diablo estaba el poder
político de la bestia, la religión pagana del falso profeta y cualquiera que mostrara
la marca de la bestia. Este número incluía a la gente del mundo, reyes, generales,
ricos y pobres, educados y no educados. ¿Cómo puede esperar el pueblo de Dios
ganar esa batalla? Si la victoria se determinara únicamente sobre la base de los
números, entonces la derrota del pueblo de Dios sería segura.
Los santos de Dios, sin embargo, están preparados para entrar en la batalla
porque son dirigidos por uno más poderoso que todas las fuerzas combinadas de
Satanás. Juan ve el cielo abierto y a Cristo sentado sobre un caballo blanco como
el primero de los cuatro jinetes (6:2). El jinete ahora viene en justicia para juzgar
y hacer la guerra. La guerra que hará es una acción justificada contra la bestia y el
falso profeta, un juicio ya declarado como “verdadero y justo” (16:7).
El jinete es conocido por tres nombres, sin dejar ninguna duda de que Jesucristo
encabeza el ejército celestial. Él es el Fiel y Verdadero (1:5; 3:7, 14), el Verbo
de Dios (v.13; Juan 1:1-2, 14), Rey de reyes y Señor de señores (v.16; 17:14).
vs. 12 – Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas dia-
demas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
– Sus ojos eran como llama de fuego – Identifica además al jinete como el
Hijo del hombre (1:14; 2:18). Sus ojos penetrantes eran como una llama de fuego,
de hecho, nada puede ocultarse de su mirada (Heb. 4:13).
Mientras que en 6:2 y 14:14 llevaba una corona de la victoria (stephanos), ahora
se le representa con muchas coronas de la realeza (diadema).
242 Victoria
La palabra griega para coronas (diadema) aparece tres veces en Apocalipsis para
Anotaciones designar el tocado real de los monarcas (12:3; 13:1; 19:12). En todas las demás
referencias del Nuevo Testamento traducidas como “corona” se usa una palabra
griega diferente (stephanos). El stephanos era la corona festiva de la victoria, y es
significativo que Satanás nunca use ese tipo de corona, porque no gana victorias
permanentes.
Es asombroso que el que llevaba una corona de espinas en ridículo sea ahora tan
exaltado. El dragón y la bestia también llevan diademas, pero las suyas son emble-
mas de la realeza usurpada (véanse las notas en 12:3 y 13:1). Están en oposición al
Rey de reyes que en justicia usa muchas diademas porque tiene soberanía universal
y suprema (11:15; Efesios 1:20-23; 1 Tim. 6:15). Su nombre desconocido quizás
signifique que posee características celestiales que están más allá del alcance de
las mentes finitas (Mat. 11:27). Su nombre está sobre todo nombre (Fil. 2:9-11).
La profunda grandeza de Jesús supera nuestra plena comprensión.
vs. 13 – Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VER-
BO DE DIOS.
1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste
hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el
que hablo en justicia, grande para salvar.
2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
Su manto fue salpicado con la sangre de sus enemigos cuando Él pisó el lagar.
Este paralelo lleva a la conclusión de que la sangre rociada sobre el manto del jinete
es la de sus enemigos y no la suya ni la de su propio pueblo que había muerto por
su causa. A pesar del problema planteado sobre la separación de las dos frases,
la explicación basada en Isaías 63 es preferible porque el tema del capítulo es la
guerra y el juicio, no la redención per se.
Otros argumentan que la sangre no pudo ser del lagar de sus enemigos porque la
batalla no terminó hasta el 19:19-21. Sin embargo, muchas escenas en Apocalipsis
muestran eventos como completos incluso antes de que ocurran, y dado que ahora
él viene a juzgar y hacer la guerra, esto puede ser un símbolo de la sangre de sus
enemigos (14:20).
– y su nombre es: EL VERBO DE DIOS – Este nombre solo lo registra Juan.
Su nombre representa más que un título superficial. En su Evangelio, Juan mira
hacia atrás a la encarnación, como “el Verbo” que estaba con Dios en el principio
“se hizo carne” (Juan 1:1, 14); y en su primera epístola, Juan se refiere al Señor
como “el Verbo de vida”, que es para todos en el presente (1 Juan 1:1). En Apo-
calipsis, Juan mira a la destrucción de las fuerzas del mal en ese momento y, en
última instancia, al final de los tiempos. Como “El Verbo de Dios”, Jesús es la
máxima revelación de Dios y de Su voluntad; Él es la garantía de que se logrará
el propósito de Dios.
Estos no son ejércitos de la tierra, sino del cielo. Uno contradice el texto si
interpreta que esto significa que Cristo usará las armas normales de guerra y los
hombres de la tierra en esta batalla. Estos son ejércitos espirituales en el cielo que
lo siguen en caballos blancos. Ellos también están vestidos con ropas que indican
244 Victoria
pureza y justicia. Quizás estos sean ángeles unidos a los mártires fieles que son los
Anotaciones “llamados y elegidos y fieles” (17:14). Esto no significa que el dragón realmente
haya subido al cielo. Este fue un conflicto en el reino celestial. Jesús gana este
conflicto espiritual, pero todos los que “siguen al Cordero por dondequiera que
va” (14:4) ¡participan de la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal!
vs. 15 – De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y
él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del
Dios Todopoderoso.
– De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones – La
espada aguda que sale de su boca no es la palabra del evangelio por la cual los
hombres se convierten, sino la espada o la palabra de juicio. Esta espada que salió
de Su boca era una descripción característica del Cristo glorificado (1:16; [2: 12]).
Con ella, haría la guerra contra los infieles en la iglesia (2:16), y con un juicio
mucho mayor, heriría a las naciones paganas y su idolatría.
El poder del juicio está en su palabra, que es más cortante que una espada de
dos filos (1:16; 2:12; Heb. 4:12). Si bien su palabra proporciona salvación por
gracia a través de la fe, también anuncia advertencia a los malvados. Aquellos que
rechacen su palabra serán heridos por la condenación prometida contenida en sus
advertencias (Juan 12:48; 2 Tes. 1:8-9). “Con el espíritu de sus labios matará al
impío” (Isa. 11:4).
– y él las regirá con vara de hierro – Los tres — ejércitos, espada y vara —
son de naturaleza punitiva, destruyen por juicio divino, reducen a paja, queman y
se llevan (Dan. 2: 3 5; 7: 9-12).
Todas las naciones están bajo su sujeción y él las gobierna con la fuerza del hie-
rro (1:5; Efesios 1:21-22). Él reina sobre los enemigos con fuerza, cetro de hierro
(2:27; 12: 5; Sal. 2:9; 110:1-7; Isa. 11:1-5). Tiene autoridad absoluta y no se le
puede resistir. La oposición al Mesías trae retribución, mientras que la obediencia
trae una fuerte protección y reivindicación.
– y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso – El
pisar el lagar se ha introducido antes, lo que indica un juicio completo y terrible.
Ejecuta la ira de Dios contra las naciones mientras pisa el lagar (14:19-20). Isaías
63:1-6 y Joel 3:12-14 sirven de base para la interpretación del lagar como un juicio
severo y de la ropa del rey teñida con sangre (v. 13).
Algunos solo quieren pensar en el dulce y apacible Jesús. Uno nunca debe
trivializar sus cualidades de misericordia, gracia, compasión y bondad. Para su
pueblo es el salvador amable y amoroso, pero para los impíos es un fuerte ven-
gador del mal (Rom. 11:22). Cualquier visión de Dios que elimine su odio por el
Victoria 245
pecado o estropee su venganza divina es una visión pervertida que contradice el
mensaje de Apocalipsis. Anotaciones
vs. 16 – Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Esta vestidura manchada de sangre tiene escritos en ella, quizás en la parte de-
lantera y también en su muslo. Aunque tenía un nombre que nadie conocía excepto
él mismo (v. 12), la escritura en su vestimenta elimina toda duda sobre quién está
liderando la acusación contra el dragón, la bestia y el falso profeta. Su título se ve
claramente porque está en un lugar visible.
El escenario está listo. Se han descrito dos grandes poderes. De hecho, uno
pensaría que en este punto habría una batalla larga y prolongada, pero se revela
todo lo contrario. En lugar de una gran lucha, cuando la batalla realmente ocurre,
se describe en una breve declaración. Cuando el Rey de reyes y el Señor de se-
ñores entre en combate, la guerra terminará pronto. No hay ninguno más grande,
más alto o más poderoso.
Tan cierta es la victoria de Cristo sobre la bestia y el falso profeta, que un ángel
convoca a las aves de rapiña para que vengan a la cena del gran Dios. En el pen-
samiento antiguo, lo peor que le podía pasar a un muerto era que lo desenterraran
y lo dejaran como presa de las aves silvestres (Jeremías 7:33; 16:3-9).
Una interpretación literal hace que esta escena sea repulsiva y caníbal. Aquí no
se está considerando una fiesta literal preparada con carne humana. En cambio,
representa cómo Dios triunfará sobre sus enemigos, tanto pequeños como gran-
des (Ezequiel 39:17-22). Una interpretación literal pierde el punto. Esta imagen
muestra la severidad del juicio de Dios contra todos los que rindieron homenaje a
las cosas de este mundo y les permitieron tener prioridad sobre la adoración de su
Creador. Las cenas contrastantes descritas en este capítulo son dignas de mención.
La cena de las bodas del Cordero es para los santos justos victoriosos. La gran
cena de Dios preparada para los buitres está compuesta por todos los impíos que
246 Victoria
conspiraron para dañar la causa del Señor.
Anotaciones
El simbolismo encuentra un paralelo en la visión de Ezequiel de la destrucción
de Gog y Magog por parte de Dios, las fuerzas paganas de la antigüedad, que eran
antagónicas a Dios, Su pueblo y Su propósito (Ezequiel 38-39; para una discusión
más completa, vea los comentarios, 20:7-10). Ezequiel debía llamar “aves de toda
especie” y “toda fiera del campo” al sacrificio de las naciones por parte de Jehová.
En su mesa, éstos debían “comer carne de fuertes y beber sangre” de caballos, de
jinetes fuertes (Ezequiel 39:17-20).
En esta guerra, el diablo recluta de todos los ámbitos de la vida; tiene algunos
de todos estos de la tierra en su ejército. No hay barreras ni limitaciones excepto la
justicia. No hay término medio; todos están de un lado o del otro en este conflicto.
“El que no está conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”
(Mateo 12:30). Un grupo está destinado a la victoria, el otro a la destrucción en
el lago de fuego.
Aunque todas las poderosas fuerzas del mal vienen a la batalla contra Cristo
y abruman a su ejército, simplemente son superadas. Las grandes guerras mun-
diales han requerido años para pelear y muchos volúmenes para describir, pero
curiosamente, este conflicto no tiene detalles de la guerra real. No hay una batalla
prolongada. No es un concurso. La victoria en Cristo es segura y rápida.
vs. 20 – Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho
delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la
marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos
dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
La batalla aún no está descrita; sólo se anuncian los resultados. El falso profeta
es la bestia que subió de la tierra; está asociado con, respaldado y usado por la
bestia del mar (13:11-18). Las señales se obraron a la vista de la bestia que subió
del mar (13:1), para engañar a los adoradores paganos (13:13ss .; 19:20) y hacer
que sean identificados (marcados) como adoradores del emperador (13: 16ss.; 14:9,
Victoria 247
11; 16:2; 19:20; 20:4) confirman que el falso profeta y la bestia terrestre (13:11) son
lo mismo. Estos “dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde Anotaciones
con azufre”, donde la ramera ya había encontrado su destino, siendo “totalmente
quemados con fuego” (17:16; 18:8, 9, 18; para “azufre, “ver comentarios, 9:17).
El dragón y sus aliados habían parecido invencibles para el mundo; sin em-
bargo, solo unas pocas palabras resumen lo que sucedió: y la bestia fue apresada.
La bestia y el falso profeta no son rival para el Guerrero Divino. Ambos fueron
apresados y arrojados a un lago de fuego, el lugar de eterna destrucción que se
llama la “muerte segunda” (20:14; 21:8). Mediante milagros mentirosos, el falso
profeta hizo que la mayoría del mundo se maravillara y recibiera una marca que
confirmó su lealtad a la bestia (véanse las notas en 13:13-15). Sin embargo, en el
análisis final, los santos que parecieron tontos cuando rechazaron esa marca, son
los que disfrutan de una victoria abrumadora.
vs. 21 – Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que
montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
– Y los demás – son los reyes y sus huestes de individuos que componen los
ejércitos del versículo 19. Estos están destinados a ser atormentados en el lago de
fuego y azufre (14:9ss.), Pero no son arrojados allí hasta el juicio final (20:15).
Estos fueron muertos por la espada del que estaba sentado sobre el caballo blanco,
por un juicio del Rey.
En principio, otros “Armagedones” han tenido lugar y tal vez aún ocurran en
el futuro porque Satanás continúa librando batalla contra el propósito de Dios.
Satanás no dejó de existir y ha empleado otros métodos para luchar contra el rei-
no de Dios en la tierra. Pero desde la época del Imperio Romano no ha tenido un
dominio mundial que imponga sus políticas.
Anotaciones
CAPITULO 20
El Reinado de Cristo y el Destino Final de Todos
20:1—22:5
Los Mil Años y el Juicio Final
Esta sección se compone de siete partes, cada una de las cuales comienza con
“Y vi” (19:11, 17, 19; 20:1, 4, 11; 21:1). En la batalla de Armagedón, la bestia y
el falso profeta fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre (19:19-21).
Con la derrota de estos dos y la destrucción de la ramera, Satanás ha perdido a sus
aliados. Lo que sucede con él y la victoria de los santos es el tema principal de
20:1-10, en lugar de los “mil años”, que generalmente recibe el énfasis.
Desde los primeros siglos del cristianismo, este pasaje se ha utilizado como base
para varias teorías del reinado de mil años de Cristo en la tierra. La teoría general,
con variaciones entre las diferentes escuelas, es brevemente esta: Cristo vendrá en
la primera fase de su regreso a la tierra (llamado “el rapto”), y en este momento los
justos muertos serán resucitados, los santos vivos serán cambiados y ambos serán
arrebatados en el aire para encontrarse con el Señor. Luego vendrá la fiesta de las
bodas del Cordero, durante la cual habrá gran tribulación en la tierra. Después de
la boda, Él y la novia, la iglesia, completarán el regreso a la tierra (llamado “la
revelación”) donde Cristo establecerá Su reino, se sentará en el trono de David
y reinará desde Jerusalén durante mil años literales: el milenio. . Según algunos,
los judíos se convertirán y regresarán a Palestina, el culto del Antiguo Testamento
será restaurado (con modificaciones) y habrá en la tierra una vida idealista que
continuará por el período definido de mil años. Al final de este milenio, Satanás
será liberado por un corto tiempo y hará un último y furioso esfuerzo para destruir
al pueblo y la obra del Señor. A esto le seguirá la resurrección de los muertos im-
píos (porque los muertos justos habrán resucitado al comienzo de los mil años).
El juicio ocurrirá y se medirán los destinos eternos del cielo o del infierno.
La teoría debe leer en el pasaje (vv. 1-10) todo lo que dice extraer de él, porque
lo siguiente no se menciona en el texto: (1) la segunda venida de Cristo, (2) una
resurrección corporal, ( 3) un reinado de Cristo en la tierra, (4) el trono literal de
David, (5) Jerusalén de Palestina, (6) la conversión de los judíos, o (7) la iglesia
en la tierra. ¡Una teoría que se basa en un pasaje de la Escritura en el que no se
encuentra ninguno de sus principios doctrinales peculiares, no puede ser verdad!
Significativamente, los primeros siete versículos de este capítulo son las únicas
Escrituras en toda la Biblia que mencionan un reinado de mil años. Sin embargo,
de este texto se deriva una teoría que ha sido ampliada por sus defensores hasta el
punto de que uno podría pensar que se encuentra en toda la Biblia. Esta teoría del
premilenialismo (también conocida como quiliasmo) enseña que aún no habrá un
futuro reinado de Cristo de mil años en la tierra. (Para una discusión más completa
del premilenialismo, vea el Apéndice III).
Aunque algunos escritores identifican este ángel como Cristo; sin embargo, esto
no puede ser correcto, porque en Apocalipsis Cristo nunca aparece como un ángel
(véase comentarios, 10:1). Más bien, los ángeles son Sus siervos, ministrando a
la voluntad divina. Cristo es siempre el Cordero de Dios, el Rey de Reyes, quien
gobierna y juzga desde el trono de Jehová, llevando a cabo el propósito del Padre.
En Apocalipsos 10:1 dice - “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte”. Este
Los Mil Años y el Juicio Final 251
ángel es distinguido de los siete ángeles de las trompetas y de los cuatro que esta-
ban atados junto al Eufrates (9:14). La similitud de la descripción de este ángel a Anotaciones
la descripción de Jesús en el capítulo uno ha llevado a algunos concluir que este
ángel es Jesús. En el capítulo uno se dijo del Señor, “su rostro era como el sol”
(1:16), y “sus pies semejantes al bronce bruñido” (1:15), y “he aquí que viene con
las nubes” (1:7). Aquellos que justifican esta conclusión apelan a la similitud del
arco iris alrededor del trono (4:3), y el arco iris sobre la cabeza del ángel.
En Apocalipsis 1:1 se lee que la revelación fue enviada “por medio de su an-
gel a su siervo Juan” (cfr. 22:6,16). A diferencia de los otros libros del Nuevo
Testamento, el Apocalipsis fue revelado por un ángel. Todos los apóstoles habían
recibido el Espíritu Santo quien los guió a toda la verdad (Jn. 14:16-17; 15:26-27;
16:13). Juan también fue lleno del Espíritu en Pentecostés (Hch. 2:4) y recibió
revelaciones por medio del Espíritu Santo (Efe. 3:5). Sin embargo, cuando un
ángel dirigió a Juan en estas visiones, se sobrecogió y postró a los pies del ángel
queriendo adorarlo (19:10; 22:8). El ángel rehusó la adoración de Juan identifi-
cándose a sí mismo como un consiervo de los profetas y de aquellos que retenían
el testimonio de Jesús.
¿Quién era este ángel? El pasaje no lo identifica. Quizás era Miguel o Gabriel.
Miguel es mencionado especificamente en el Apocalipsis como el ángel que peleó
contra el dragón (12:7). Miguel parece ser también el ángel del conflicto en otros
pasajes donde es mencionado (cfr. Dan. 10:13,21; 12:1; Judas 9). Gabriel no es
mencionado en el Apocalipsis, sin embargo es interesante notar que fue él quien se
apareció a Daniel para darle sabiduría y entendimiento con respecto a las profe-
cías del fin de la nación de Israel y Jerusalén (Dan. 8:16; 9:21; cfr. Luc. 1:19,26).
Con toda seguridad el ángel que dio a Juan el Apocalipsis pudo haber sido algún
otro. Sin embargo, en vista de que se identificó a sí mismo como consiervo de
los profetas (22:9; cfr. 22:6; 19:10), y su obra de mostrar las cosas que deben
suceder pronto, probablemente Gabriel se ajusta mejor el propósito demandado
por el libro. Su parte en la revelación del mensaje a Daniel acerca del fin de la
nación Judía ciertamente lo coloca en una luz favorable.
Por ejemplo, en Ap. 7:1, cuatro ángeles detenían a los cuatro vientos de destruir
a la nación que perseguía a los cristianos. Nadie supone que alguno de estos
ángeles era Cristo. Similarmente, en Ap. 8:2, siete ángeles tocan siete trompetas
y nadie identifica a alguno de estos ángeles como Cristo. De igual manera, Ap.
10:1-2 contiene al ángel con el librito. Alguien podría identificar este ángel como
Cristo, sin embargo, Juan no lo hace así, de esta manera parecería una suposición
con los pocos que intentaran hacerlo dogmaticamente.
El punto no es que sepamos quién era este ángel, lo cual no importa, sino que
no existe razón para pensar que este ángel era Cristo. Aquí estaba un ángel, algún
siervo de Dios, quien vino a la escena con una gran cadena en su mano.
– con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano – Hay que tener
252 Los Mil Años y el Juicio Final
en cuenta que Apocalipsis está escrito principalmente en lenguaje simbólico. Por
Anotaciones ejemplo, la llave y la cadena en la mano del ángel no son literales, de lo contrario,
¿cómo podría usarse algo material en un ser espiritual? La llave significa autoridad
sobre el abismo, y la gran cadena representa su capacidad para limitar el poder
de Satanás confinándolo al abismo.
El ángel de la visión tenía la llave del abismo, del pozo del abismo; y en su
mano estaba una fuerte cadena con la que ata a Satanás. En una visión anterior
Juan vio una estrella caer a la que se le dio la llave del pozo del abismo y el poder
para abrirlo y desatar sobre la tierra el terrible humo del cual salieron el azote de
las langostas (véase 9:1-3). Esa llave está ahora en la mano de este ángel quien
tiene el poder para cerrar y sellar el abismo que había sido abierto.
Con la pérdida de sus aliados y la victoria de los santos bajo Cristo, Satanás
es atado; eso es, su poder es severamente restringido. No puede controlar ya más
a las naciones como una vez las controló, ni puede controlar a un hombre contra
su voluntad.
En Apocalipsis 9:1-3, cuando el ángel abre el pozo del Abismo, salen los ayu-
dantes del diablo (llamados langostas en ésta visión).
El Tártaro (Abismo) y el Abadón son dos lugares diferentes, por tanto parece
inevitable que la conclusión sea de que el Tártaro (Abismo) no es lo mismo que
el infierno, y por ésta razón seguimos con lo que ya hemos leído en 2 Pedro 2:4.
Además, es imposible evitar la conclusión de que el Tártaro es preliminarmente
el lugar de confinamiento de los espíritus malvados.
Este pasaje da cuatro títulos al diablo. Los cuatro nombres por los cuales el
gran engañador de todo el mundo como fue llamado en 12:9 son repetidos aquí.
Juan lo llamó dragón a causa de su naturaleza fuerte y feroz. Es llamado serpiente
porque era astuto, engañador, sutil, e hipócrita, quien desde el Edén ha engaña-
do con su astucia (2 Cor. 11:3). Es llamado el Diablo porque ese era su trabajo
como acusador, algunas veces un falso acusador y calumniador de la humanidad.
Finalmente, Juan lo llama Satanás, porque él es nuestro adversario u oponente.
La primera vez que las Escrituras hablan de Satanás atado es durante el minis-
terio terrenal de Jesús cuando echó demonios de las personas que habían estado
poseídas. Al demostrar que su poder era mayor que el de Satanás, Jesús afirmó que
ató al “hombre fuerte” cuando entró en su casa. “28 Pero si yo por el Espíritu de
Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29
Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus
bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa” (Mateo 12:28-29).
Nótese en 1 Jn. 3:8 que uno de los objetivos de Cristo, cuando vino al mundo
la primera vez, era destruir las obras de Satanás:
“... Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”.
“... ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido
contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida
contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta con-
256 Los Mil Años y el Juicio Final
tra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin”.
Anotaciones
De esta manera, al menos al principio en su ministerio, Jesús afirmó que Satanás
tenía un fin. En el versículo siguiente (v.27), Jesús explicó lo que tenía que pasar
antes de que destruyera las obras de Satanás:
Jesús no podía destruir las obras de Satanás hasta que primero atara a Satanás.
Notamos la misma enseñanza en Luc. 11:21-22 donde Jesús dijo:
Por ahora, sólo nótese el uso de Jesús de la palabra “vencer”. Nos ayudará a
apreciar mucho de Apocalipsis 20. También, nótese que Jesús declaró que el botín
no sería repartido hasta que fuera vencido.
El escritor de Hebreos dijo “14 ... para destruir por medio de la muerte al que
tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el
temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos
2:14-15). En su cruz, Jesús “llevó cautiva la cautividad” (Efesios 4:8), y en su
ascensión comenzó a reinar sobre “sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también
en el venidero” (Efesios 1:20-23; ver también Dan. 7:13-14; Col. 2:15). ¿Qué más
se puede someter a su dominio? Dios “sometió todas las cosas bajo de sus pies”
(Efesios 1:22). Los cristianos son perdonados del pecado por medio de Cristo y
pueden resistir a Satanás mientras permanecen “firmes en la fe” (1 Ped. 5:8-9;
Stg. 4:7). La atadura de Satanás por la cruz de Cristo no significa que el pecado
haya dejado de existir, pero sí significa que la esclavitud del pecado y la muerte
se rompió (Heb. 2:15). Todos los hombres deciden por su propia voluntad a qué
señor servirán, ya sea a Cristo o a Satanás (Rom. 6:16-18, 23).
El pasaje que concluye este punto es Col. 2:14-15, donde Pablo resume lo que
Cristo hizo por medio de Su muerte:
“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando
a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz”.
Pablo dijo que en Su muerte, Cristo despojó a Satanás de sus poderes. Cristo
ya había dicho que no podía hacer eso a menos que primero atara a Satanás. Por
tanto, si entiendo cómo lo hizo o no, si Pablo y Cristo estaban en lo correcto,
Jesús ató a Satanás cuando El murió.
¿Qué más puede ser puesto bajo Su gobierno? Dios “ha sometido todas las cosas
Los Mil Años y el Juicio Final 257
bajo sus pies” (Efe. 1:22). Los Cristianos son perdonados del pecado por medio
de Cristo y pueden resistir a Satanás mientras permanezcan “firmes en la fe” (1 Anotaciones
Ped. 5:8-9; Stg. 4:7). El atamiento de Satanás por la cruz de Cristo no significa
que el pecado haya dejado de existir, pero significa que la esclavitud del pecado
y la muerte fueron destruidos (Heb. 2:14-15). Todos los hombres de su propia
voluntad tomarán la decisión de a cuál señor servirán, ya sea a Cristo o a Satanás
(Rom. 6:16-18,23).
Muchos encontrarán esto difícil de creer, exclamando, “¡Pero hay mucho mal
ocurriendo en el mundo! ¿Cómo puede Cristo haber atado a Satanás?” Bueno,
¿todos los enemigos de Cristo en el mundo hoy día prueban que Cristo no ha atado
a Satanás y que Cristo no está reinando? En el Sal. 110:2, una profecía mesiánica,
David profetizó que Cristo “dominaría en medio de sus enemigos”. La presencia
del pecado y de los enemigos de Cristo no interfiere con el reinado de Cristo en
absoluto. Debía ser ese tipo de reinado. Además, en 1 Cor. 15:25, Pablo dijo que
Cristo debe reinar “hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus
pies”. Obviamente, Pablo pensó que los “enemigos” tenían que estar presentes
durante el reinado de Cristo. Por último sobre este punto, en el Sal. 47:8; 93:1;
96;10; 97:1; y Sal. 99:1, el salmista del Antiguo Testamento dijo, no en términos
inciertos, que Dios reinaba. No obstante, Dios tenía Sus enemigos, y el pecado
era desenfrenado y general en este período de tiempo del Antiguo Testamento.
Habiendo dicho que Cristo ató a Satanás cuando murió, repitamos nuevamente
que esto no es lo que Juan enseñó en Ap. 20:2. Como vimos brevemente, los
evangelios explican cómo Cristo ató a Satanás. Apocalipsis explica como los
cristianos ataron a Satanás.
Cuando se ven juntas, estas tres referencias revelan que Satanás está atado por
Cristo en el sentido de que él : (1) No tiene ningún poder para poseer a los santos
con demonios (Mateo 12:28-29); (2) ningún poder para acusar a los redimidos de
ser dignos de la segunda muerte (Heb. 2:14-15); y (3) ningún poder para elevar
a la bestia (reinos del mundo) para engañar a las naciones y unirlas para hacer la
guerra contra Dios y su pueblo (19:19-21; 20:1-7). ¡No puede destruir la iglesia!
– por mil años – El término “1000 años” aparece en este versículo, pero es-
peraremos para discutirlo mas plenamente después de que aparezca dos veces.
vs. 3 – Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no
engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de
esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
Habiendo atado a Satanás, el ángel con la llave del abismo lo arroja al pozo, lo
encierra y pone su sello sobre él. Daniel 6:17 ilustra bien la idea de sellar, cuando
el rey Nabucodonosor selló el foso de los leones con una piedra. El sellamiento
del abismo es recordativo de la tumba de Jesús en Mat. 27:66, la cual los romanos
sellaron para impedir que pudiera ser corrompida y se robaran el cuerpo de Jesús.
Por eso, aquí, el ángel selló a Satanás en este abismo, el cual no era el lago de
fuego (como veremos más tarde) sino que era el dominio de Satanás, su región (o
reino). El abismo era el lugar temido por los demonios, y aparentemente era su
propio lugar de habitación (Luc. 8:31).
Juan dijo que Satanás fue sellado de manera que no pudiera engañar más a las
naciones. Estas naciones bien podrían ser las naciones clientes que Roma usó en
el libro del Apocalipsis, puesto que son las naciones mas cercanas en el contexto.
Cuando Cristo destruyó al imperio romano con la adoración de su emperador, las
naciones clientes de Roma no continuaron engañadas por la adoración al emperador.
Por otro lado, este versículo puede asegurarnos que Satanás no puede hacer
que las naciones entren en la misma condición donde las tuvo antes de que Cristo
viniera. Por ejemplo, en Hch. 14:16, Pablo dijo a sus oyentes en Listra que Dios
“en las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios ca-
minos”. Todas ellas habían andado en el campamento del Satanás. Sin embargo,
Los Mil Años y el Juicio Final 259
en Gén. 12:3, Dios no le dijo a Abraham que a través de su simiente (Cristo, Gál.
3:16) todas las naciones de la tierra serían engañadas ¡sino que todas las naciones Anotaciones
serían benditas!
Roma es la bestia que sube del Mar acorde a Ap. 13:1, quien recibe de parte
del dragón (Satanás) su poder y su trono y grande autoridad (13:2; 12:9). La
otra bestia que sube de la tierra (13:11) que también es llamada “el falso profeta”
(19:20), ejerce la autoridad de la primera bestia (13:12) y su trabajo es engañar a
los moradores de la tierra para que adoren a la primera bestia (13:12-14; 19:20).
Satanás engañó a Roma para que peleara contra Cristo y Sus santos, pero es
atado para evitar que engañe a otras naciones como lo hizo con Roma. Cuando
sea desatado por un poco de tiempo, saldrá a engañar a las naciones, como había
engañado a Roma, para un ataque final sobre el pueblo de Dios (cfr. 20:7-9).
– hasta que fuesen cumplidos mil años – Los mil años deben entenderse
como imágenes apocalípticas tal como se han utilizado los números a lo largo de
Apocalipsis (por ejemplo, “siete espíritus”, 1:4; “ciento cuarenta y cuatro mil”,
7:4; etc.). El total de mil es alcanzado por el número diez multiplicado y elevado
al tercer grado, el símbolo apocalíptico de la máxima completitud. Los mil años
simbolizan un período de tiempo completo e ininterrumpido. Ni Satanás ni ninguna
otra fuerza pueden alterar los propósitos de Dios. Su reino “no puede ser movido”
(Heb. 12:28). Cristo nació cuando “vino el cumplimiento del tiempo” (Gálatas
4:4), y regresará en el cumplimiento del tiempo por orden de Dios, no de Satanás.
Antes de que empecemos nuestros comentarios sobre los versículos 4-6, qui-
siéramos notar que estos versículos forman un paréntesis, una declaración expli-
260 Los Mil Años y el Juicio Final
catoria insertada en el texto que gramáticalmente estaría completo sin éste. En
Anotaciones otras palabras, los versículos 4-6 son inherentes al tema del capítulo. El tema del
capítulo es la destrucción de Satanás. En los primeros tres versículos, el ángel ata
a Satanás y lo pone en prisión. Si saltamos al versículo 7 y siguientes para guardar
el contexto, Satanás es liberado de la prisión. Si alguien saltara los versículos 4-6
conseguiría el pensamiento del capítulo, sin embargo, nadie obtendría la teoría
del premilenarismo. ¡A pesar de eso, los hombres han construido todo el sistema
de escatología, teología, y filosofía de la historia más allá de estos tres versículos!
La razón para este paréntesis aquí es obvia para aquellos que han estudiado
seriamente a los profetas del Antiguo Testamento y el Apocalipsis. Muchas veces,
Dios insertó tal sección para suplir consuelo en medio del juicio. Generalmente
ofreció esperanza al fiel. Mientras Dios hablaba de juicio sobre la nación injusta,
aquellos fieles dentro de esa nación podían sentir que también tendrían un juicio
“rociado” sobre ellos. Dios tranquiliza al fiel en estas circunstancias. Por ejem-
plo, en Ezequiel 9 Dios estaba a punto de destruir a Babilonia. Pero antes de que
enviara a los ángeles de la destrucción, envió un ángel para marcar a todos los
fieles. De esta manera, los babilonios no los destruirían tampoco. Dios quería
que el fiel supiera que estaba a salvo.
Isaías y Jeremías también tienen muchos ejemplos donde Dios pausó en medio
de las profecías de un juicio muy riguroso para dar esperanza a los fieles. Este es
el mismo punto hecho en Apocalipsis 7, cuando Dios había marcado a los fieles
de manera que tuviera misericordia de ellos en la destrucción de sus enemigos.
Entonces, en Apocalipsis 20, Dios (en este pasaje entre paréntesis) da esperanza al
fiel. De esta manera, este parágrafo es un tipo de sección “mientras tanto, regreso
con los santos”. ¿Qué hacen los santos martirizados durante el juicio de Satanás?
vs. 4 – Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar;
y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra
de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron
la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Leon Morris señala que Juan “usa ‘trono’ cuarenta y siete veces en total, y con
la excepción el trono de Satanás (2:13) y el de la bestia (13:2; 16:10) todos parecen
estar en el cielo. Eso se ajustaría al pasaje actual”.2 Según todo el libro de Apo-
calipsis, el trono de Cristo y su pueblo está siempre en el cielo. Aquí se considera
que las almas de los santos en el cielo reinaban en exaltación.
El mismo Juan responde a la tercera pregunta. Vio sobre los tronos las almas,
no los cuerpos, de dos grupos:
(1) Las almas de “los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios”. Estos eran mártires que habían ofrecido sus vidas en sa-
crificio. Decapitar (de pelekizo – πελεκίζω, G3990) es una palabra fuerte,
que aparece sólo aquí en el Nuevo Testamento, y significa “cortar con un
hacha” (de pelekus, un hacha), por lo tanto, decapitado con un hacha o
hacha de dos filos.
En la visión de Juan, vio a las almas que estaban sentadas en los tronos, compar-
tiendo el gobierno de la victoria de Cristo durante mil años, el período de tiempo
completo en la mente y el propósito de Dios.
Debemos notar especialmente “a quién” vio Juan ocupando estos tronos, rei-
nando con Cristo por mil años. “Ellos”, y no “nosotros” (un pueblo de tiempos
posteriores), están bajo consideración. Habían sido decapitados por el testimonio
de Jesús; no habían adorado a la bestia ni a su imagen; tampoco habían recibido
la marca de la bestia. La inconsistencia de los premilenialistas es evidente aquí
cuando insisten en una interpretación literal de mil años pero se niegan a insistir en
que todos los que reinan durante este mismo período fueron “decapitados”. Lo que
Juan vio fueron “almas”, no cuerpos físicos, reinando en tronos (6:9-11). Lo que
vio fueron santos difuntos en un reino espiritual y no en la tierra. Los defensores
de una resurrección física y un reinado literal en la tierra de estas almas deben
embellecer el texto con algo que no está allí.
Esto no excluye a todos los fieles que han vivido desde entonces de participar
con Él en su reinado, ya que los santos que participan de Su gracia y don de justicia,
“reinarán en vida por uno solo, Jesucristo” (Rom. 5:17), incluso aquellos compra-
dos con Su sangre que “reinan sobre la tierra” (Ap. 5:9ss. – Biblia de Jerusalén).
Pero estos últimos no son los que se muestran en la visión; no estamos en la foto.
Daniel profetizó que Dios establecería su reino en el tiempo del imperio romano
(2:44; 7:13-27). A este mismo reino se hace referencia en este pasaje. No es nada
menos que la iglesia de Cristo, establecida en el año 33 d. de J.C.
vs. 5 – Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil
años. Esta es la primera resurrección.
– Pero los otros muertos – La NVI hace esta declaración entre paréntesis, lo que
significa que se refiere a personas que no tienen parte en la primera resurrección.
En contraste con los santos descritos en tronos, los otros muertos se refiere a los
malvados siervos de la bestia muertos con la espada de Cristo (19:21). Su causa,
que había sido adelantada a través de la bestia y el falso profeta, no prevalecerá
hasta que se cumplan los mil años. Entonces experimentarán una resurrección
(figurativamente) en el esfuerzo revivido de Satanás como se describe en 20:7-9.
“Los otros muertos” que no han vivido hasta que se cumplan los mil años no
son los muertos que esperan una resurrección corporal. Así como la causa por la
que murieron los mártires está simbolizada por una resurrección, así “los otros”,
los muertos con la espada de Cristo en su guerra a favor de la bestia y el paganismo
(19:21), experimentarán una resurrección de su causa en el esfuerzo revivido de
Satanás que vendrá hacia el fin de los tiempos a través de nuevos aliados, Gog y
Magog (vv. 7-9).
Tres grandes recompensas siguen a este anuncio, una negativa y dos positivas:
(1) “La segunda muerte no tiene potestad sobre éstos”. A la iglesia en Esmirna
el Señor le había escrito: “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda
muerte” (2:11). Esto lleva a la conclusión de que quienes participan en la
primera resurrección son aquellos que vencen, por lo que la segunda muerte
no tiene potestad sobre ellos. La “segunda muerte” es explicada más abajo
como «el lago de fuego» (v.14; 21:8).
(2) “Serán sacerdotes de Dios y de Cristo”. Al principio Juan dijo que Jesús
hizo de los santos “reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (1:6), quienes
“reinan sobre la tierra” (5:10 - Biblia de Jerusalén, jr), a quienes Pedro llama
“real sacerdocio” y “nación santa”, quienes ofrecen sacrificios espirituales
a Dios (1 Pedro 2:5,9). Aunque 5:10 no tiene el mismo enfoque como este
pasaje, evidentemente la función de los santos como sacerdotes continua
en alguna manera de servicio no revelada.
(3) “Reinarán con él mil años”. Esto indica que, como la función sacerdotal,
el reinado que comienza con Cristo aquí continua con la victoria y triunfo
llevado a cabo a través de El. Aparte de reinar con El a través de Su victoria
y triunfo, nada más es conocido acerca del reinado.
«Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho
delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que reci-
bieron la marca de la bestia, y habían adorado a su imagen. Estos dos
fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre»
(19:20).
Ahora, es concedido que estamos tratando con algún lenguaje figurativo aquí.
Pero, es también evidente que el lenguaje está denunciando un punto particular,
el hecho de lo consciente, ¡del castigo eterno! . Para enfatizar esto además, mire
a la parábola del Trigo y la Cizaña, en Mateo 13:37-42. Jesús da aquí su expli-
cación de la parábola, por tanto, no puede haber un mal entendimiento de lo que
esta significa -
«Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del
Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino,
y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo;
la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera
que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin
de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de
su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y
los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.»
¿Cómo podrá haber lloro y crujir de dientes a no ser que hubiera castigo cons-
ciente? Luego en Mateo 25:41 nótese -
Guarde en mente ahora todas las palabras usadas para hablar del castigo del
impío. Toda palabra, toda descripción, todas las declaraciones presentadas en las
Los Mil Años y el Juicio Final 265
Escrituras describen un hecho — el castigo eterno y consciente del impío. Todo
argumento que los Testigos hacen está sin fundamento, dependiendo de la definición Anotaciones
defectuosa de las palabras y del razonamiento aparentemente plausible.
La Primera Resurrección
Apocalipsis 20:5-6
v.5 – Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.
Esta es la primera resurrección.
Mientras los santos justos viven, los otros muertos no viven de nuevo hasta que
los 1000 años terminen. Los otros muertos identifican a los muertos impíos. Ellos
tampoco viven ni reinan con nadie. Permanecen muertos los 1000 años. «Esta es
la primera resurrección», y podríamos también identificarla con la primera muerte.
«Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro
de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de
muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis» (Marcos
12:26-27; Cfr. Lucas 20:34-38).
Dijo nuevamente:
«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente...»
(Juan 11:25-26; cfr.. 8:51; 12:25-26; 14:1-4; 16:16).
¿Quiere decir Jesús que los creyentes no morirán físicamente? ¡Claro que no!
(Cfr. Hebreos 9:27). Sino que quiso decir que la muerte física del justo es nada
más el obscuro velo a través del cual el santo debe pasar para continuar su vida
con Cristo al otro lado (Ap. 14:13). Por lo tanto, Pablo dijo que la ausencia del
cuerpo es estar presente con el Señor (2 Cor. 5:8-9; cfr. Filipenses 1:23; Hebreos
3:14. La primera resurrección, entonces, describe la resurrección del alma del justo
al otro lado de la muerte como alma resucitada en el Paraíso (seno de Abraham)
habiendo ganado la victoria final.
Jesús describió esta resurrección cuando habló del rico y Lázaro (Lucas 16:19-
31). El rico murió y en el hades alzó sus ojos estando en tormentos. Lázaro tam-
bién murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham donde era consolado
(cfr. Diagrama). La descripción que Jesús pintó del mundo hadeano es la visión
del Antiguo Testamento de esta región. A este mundo también fue Jesús cuando
murió (cfr. Hechos 2:23-32), habiéndose ofrecido a sí mismo como sacrificio por
los pecados de aquellos aún tenidos cautivos allí. Ganó la victoria por su propia
resurrección. Luego venció a Satanás en la batalla por el gobierno celestial, y lo
arrojó de su mundo de gobierno sobre la muerte (cfr.. 12:7-11; Hebreos 2:14-15).
Jesús santificó y limpió a toda alma justa en el hades cuando ofreció Su sangre a
Dios como expiación (Hebreos 9:15; cfr.. pág. 273). El sólo controla el mundo
hadeano ahora (1:18). Todos aquellos santos justos limpiados que vivieron antes
de la cruz, también como aquellos redimidos de la tierra desde la cruz, habitan
en el seno de Abraham o paraíso. ¡Viven y reinan con Cristo! Han obtenido la
confiada declaración de que la batalla sobre el pecado ha sido peleada y ganada.
Han vencido, y el cielo será su hogar eterno. No obstante, a través de la gran sima,
los impíos muertos sufren en tormento torturados por la presencia y certeza del
infierno eterno. Desde que el lago de fuego y azufre es la muerte segunda (20:14;
21:8), el tormento de sufrimiento en el hades debe ser considerado como la primera
muerte. Esta empieza con la muerte física. Todos aquellos que no tienen parte en
la primera resurrección permanecerán separados de la vida y de Dios hasta que
los 1000 años se cumplan. Cuando los 1000 años se cumplan, los impíos tendrán
parte en la resurrección (segunda) corporal (1 Cor. 15:12-57; 1 Tes. 4:13-17).
Serán resucitados para vida, o liberados de la esclavitud de su tormento. Ocurrirá
entonces el juicio. El impío será condenado al castigo en el lago de fuego que es
la muerte segunda, mientras que los justos son recompensados con la vida eterna
Los Mil Años y el Juicio Final 267
(Mateo 25:46). Esta explicación es sólida, razonable, Bíblica, y libre de problemas
contextuales. Es también muy gratificante como consoladora y reaseguradora para Anotaciones
los Cristianos luchadores. Hace de cada sacrificio que el Cristiano debe hacer,
aún la muerte a manos de los perseguidores, digna de todo.
Con esta maravillosa descripción del bendito estado de los muertos ante nosotros,
Juan escribe la quinta bienaventuranza del libro. Está llena con motivos e incen-
tivos por la victoria. Aquellos que tienen parte en la primera resurrección
son bienaventurados. Ser resucitado al otro lado de la muerte para vivir y reinar
con Cristo significa que los Cristianos fieles vencieron y obtuvieron la victoria.
Nosotros podemos aún tener parte en la primera resurrección y ser participantes
de las mismas gloriosas bendiciones. La segunda muerte no tiene potestad sobre
aquellos que tienen parte en la primera resurrección. ¡Que consolación! Despertar
victorioso en el paraíso, comprendiendo que hemos ganado la victoria sobre Sata-
nás, el pecado, la muerte, el hades, el infierno, y que el cielo será nuestra morada
eterna, debe ser lo más consolador. «...serán sacerdotes de Dios y de Cristo»
con la seguridad de que ellos allí se sostendrán y nunca caerán, «y reinarán con
él mil años». Literalmente, reinaron los 1000 años. Esta no es una promesa en
la que cada uno de los que tiene parte en la primera resurrección reinará 1000
años, sino de que reinarán con Cristo hasta que este período sea completado. La
consolación, no obstante, es de esta manera recompensadora porque da a cada fiel
hijo de Dios sobre la tierra un incentivo para continuar fiel, y le asegura que todo
sacrificio vale la pena.
Según este pasaje, los mártires que han sufrido tanto por Cristo, están
completamente victoriosos con Cristo. Este mensaje daba consuelo a
los atribulados santos que vivían en Asia Menor: era un mensaje que
les infundía la seguridad del glorioso destino reservado para sus amados
que habían caído bajo el hacha de sus perseguidores.
– y reinarán con él mil años – La causa por la que murieron estos primeros
santos no ha sido en vano. Ellos reinan victoriosamente durante un período de
tiempo completo e ininterrumpido en tronos espirituales. La causa por la que su-
frieron la muerte ha sido reivindicada y el reino de Dios continúa sobre la tierra.
Los reinos de los hombres van y vienen, pero el reino del Señor ha resistido todos
los poderes de Satanás.
Queremos empezar mirando como es que Dios usó el término 1.000 a través de
toda la Biblia. Si no lo hacemos, entonces nosotros y cualquier otro puede enseñar
cualquier cosa que queramos.
Este número simboliza un período largo, indefinido pero completo. Por ejem-
plo, en Dt. 1:10-11, Moisés dijo a los judíos quienes estaban a punto de enviar
los espías a Canaán:
¿Qué quiso decir Moisés cuando dijo, “mil veces más”? ¿Quiso decir que
esperaba que Dios bendijera a Israel exactamente 1000 veces y no 999 veces?
No, quiso decir que Dios los bendeciría espléndidamente (magníficamente). En
otras palabras, no habría comparación de las bendiciones que obtendrían si eran
fieles. El término “mil veces más” NO tiene valor numérico, si así lo fuera no
habría bendición 1.001.
En el Salmo 50:10, Dios dijo, a medida que se comparó a Sí mismo con los
ídolos:
“Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los
collados”.
La Versión Moderna vierte este pasaje así: “Porque mía es toda fiera del bosque,
y los ganados que pacen sobre mil colinas” (cfr. Biblia de las Américas) ¿El punto
era que Dios era el propietario solo del ganado que estaba sobre mil colinas, no de
las 1200; ni de las 800? El término “mil colinas” NO tiene valor numérico. Si
así fuera, ¿qué acerca del ganado sobre la colina mil uno? ¿Ese ganado sobre la
colina mil uno sería del Señor? No, si el salmista usa la expresión “mil colinas”
con respecto a un valor numérico, pero si usa el término para mostrar propiedad
total y completa por parte de Dios, ¡el ganado sobre la colina mil uno ciertamente
es Suyo! Obviamente, Dios es el dueño de todo el mundo (cfr. Sal. 24:1; 1 Cor.
10:26,28).
Los Mil Años y el Juicio Final 269
En Job 9:3, Job dijo:
Anotaciones
“Si quisiere contender con él, no le podrá responder una cosa entre mil”.
¿Era el punto de Job, que si un hombre quisiera ganar un argumento con Dios,
simplemente se asegurara de hacer 1001 argumentos? Si, si al número se le fuera
a dar un valor numérico. Por el contrario, si no se le da un valor numérico, el punto
era que no había comparación entre el conocimiento de Dios y el conocimiento del
hombre; por mas que el ser humano intentara argumentar con Dios, jamás podría
responder una cosa entre mil, o dos mil o tres mil, etc.
En Jos. 23:10, Josué prometió ciertas recompensas a los israelitas si eran fieles
a Dios:
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto
y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta mil
generaciones”.
¿Entonces Dios se olvidará de su pacto con la generación mil uno? No, porque
el término mil no es usado como un valor numérico sino más bien para mostrar
la totalidad y entereza de la benevolencia de Dios. Esta se extiende a toda gene-
ración, sin excluir ninguna.
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como
mil años, y mil años como un día”.
Pedro no está diciendo que Dios no distinga entre un día y mil años, sino que
ni el uno ni el otro afecta Sus propósitos y promesas. Hay certeza en lo que Dios
dice, pase un día o mil años después de que lo diga. Pero no dice que “un día”
(en las Escrituras) equivale a “mil años”.
Esto tampoco tiene valor numérico. ¿Necesitaría la generación mil uno recordar
el pacto de Dios? ¡Claro! El pensamiento aquí es la entereza y universalidad del
pacto de Dios y de todos, aún por mil generaciones se debe recordar esto.
270 Los Mil Años y el Juicio Final
Mil se usa sencillamente para describir un número considerablemente grande.
Anotaciones
¿Qué Significa el Reinado de 1.000 Años
de las Almas de los Decapitados Con Cristo?
Las siguientes dos citas explican lo que es el reinado con Cristo de 1.000 años:
R.C.H. Lenski: “Los 1.000 años cubren todo el período desde 12:2 hasta
20:6, desde la aparición de Satanás como el dragón (12:3) hasta su juicio
final (20:7-10) ... De esta manera, estos 1.000 años se extienden desde la
encarnación y entronización del Hijo (12:5) hasta el lanzamiento final de
Satanás en el infierno (20:10), lo cual es el período entero del Nuevo Tes-
tamento” (La Interpretación de la Revelación de San Juan 564-565).
Como conclusión, podemos decir que los “mil años” representan, pues, toda la
era Cristiana: desde el nacimiento de Jesús hasta su segundo advenimiento para
el juicio final.
Los 1.000 años del reinado de Cristo es una descripción simbólica de su reinado
actual, cubriendo el período de tiempo desde su ascensión al cielo hasta la segunda
venida. Actualmente estamos viviendo en el reinado de Cristo, como está indicado
por declaraciones de Jesús tan claras de Su reinado actual como Mateo 28:18; Hch.
2:36; Efe. 1:20-23; y Tim. 6:15.
A medida que Juan usa el término en Apocalipsis 20, está hablando del atamiento
total y completo de Satanás. Usa el abismo, la cadena, los mil años y el atamiento.
Satanás está totalmente atado en esta figura. Los mil años no se refieren a tiempo
en algo mas de lo que las cadenas se refieren a eslabones o el abismo a un hueco en
la tierra. Una vez que podamos llegar a comprender el hecho de que Satanás esta
atado totalmente hasta el grado máximo entonces podremos definir más adelante
que el atamiento debe ser con respecto a su uso del gobierno Romano. Recuerde
que la bestia del mar de Ap. 13:1-10 es el poder militar del Imperio Romano y que
la bestia de la tierra, también llamada el falso profeta en Ap. 13:11-18 es la falsa
religión de la adoración a César. Estos dos aliados son arrojados al lago de fuego
en Ap. 19:20 y Juan ve a Satanás atado completamente de manera que nunca será
capaz de usar de nuevo a Roma en su guerra contra los santos.
El Desatamiento de Satanás
20:7-10
vs. 7 – Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión.
Los eventos de este período ocurren al final del reinado de mil años de Cristo.
Satanás hará un último gran esfuerzo antes del tiempo del juicio final. Esta sección
es difícil de analizar porque los detalles son breves. Quizás signifique un período
de gran iniquidad justo antes de la segunda venida de Cristo, comparable a los
días de Noé antes del diluvio (Lucas 17:26-27). La duración de este esfuerzo dura
“un poco de tiempo” (20:3).
Aunque fue liberado al final de los mil años, la actitud de Satanás hacia Cristo
y los santos no muestra ningún cambio. Sigue siendo el enemigo empedernido
e implacable de Dios y de su pueblo. Este desatar se introdujo en el versículo 3
Los Mil Años y el Juicio Final 271
y es “por un poco de tiempo”. Como los tres años y medio del triunfo de la bes-
tia habían sido sólo “un corto tiempo” para la obra desenfrenada de Satanás en Anotaciones
comparación con el tiempo de la victoria de los santos (12:12; 13:5; ver v. 3) , así
también el tiempo de su liberación será corto en comparación con el período de
victoria que no se cumplió. Solo podemos sugerir dónde o de qué manera se soltó
a Satanás. Los vencedores en tronos fueron los que vencieron; y los que vencieron
lo hicieron por la sangre del Cordero, reteniendo la palabra de su testimonio y
sin amar su vida hasta la muerte (12:11). Con el espíritu de esta fidelidad, ataron
a Satanás venciéndolo. Cuando tal espíritu y devoción leal a los principios y la
causa de Cristo ya no distinguen al pueblo de Dios, el poder restrictivo desaparece;
Satanás se suelta una vez más.
vs. 8 – y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la
tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales
es como la arena del mar.
El mundo del que Satanás extrae sus nuevas fuerzas es Gog y Magog. Una
interpretación de “Gog y Magog” debe depender de la profecía de Ezequiel, ca-
pítulos 38-39.
Magog fundó a los que se llamaron magogas, pero que los griegos
denominaban escitas.10
“Gog en tierra de Magog”, era el príncipe de los países del norte (38:2-3),
“Mesec” y “Tubal” se cree que son las tribus que vivían en la región de Anatolia
(hoy Turquía), cerca de las cabeceras de los ríos Tigris.
También era el príncipe de los países del oriente, del occidente y del sur (38:5).
Gog tendrá aliados de Oriente (Persia); del sur (Etiopía); del oeste (Fut); y el norte
(Gomer y Togarma).
Gog dirigiría una gran horda con la que invadiría y cubriría la tierra de Israel
(38:6-9). Su mirada estaría puesto en el botín de la tierra para tomarlo para él
(38:10-13). Continuaría incluso “al cabo de los días”, el período mesiánico (38:16),
pero sería completamente destruido, enterrado en la derrota, mientras los pájaros
devorarían los cadáveres de sus fuerzas (cap. 39).
Lejos de ser un conflicto físico, esta batalla será moral y espiritual. El Gog y
Magog de Satanás simbolizan fuerzas y agencias como el ateísmo, el humanismo,
el comunismo, el materialismo, la astrología y todo tipo de religiones falsas y
pervertidas. Gog y Magog también representan fuerzas como la anarquía (rebelión
contra todos los principios y normas de la verdad); corrupción en el gobierno y las
empresas; la inmoralidad con la decadencia del hogar, la falta de afecto y devo-
ción naturales por los niños; sodomía; alcoholismo; y total abandono a una vida
miserable y sórdida de la carne. Satanás usará las normas y prácticas inmorales
y anti-Dios que está usando hoy, pero probablemente en un grado más intenso y
flagrante. Gog y Magog no se reúnen alrededor de una mesa de conferencias y se
ofrecen al diablo en un nefasto pacto; pero, engañados, se sienten atraídos hacia
él como lo fueron los reyes de antaño.
Se hará un último gran intento para abolir la iglesia. No se sabe con certeza cómo
ocurrirá esto, pero tal vez describa un último esfuerzo de Satanás para reunir al
mundo para oponerse a Dios y sustituir el paganismo en el lugar de la verdadera
adoración del Señor.
Aparece seis veces en Hechos, donde se traduce “fortaleza”, que significa cuartel
o cuartel general de los soldados romanos (Hechos 21:34, 37; 22:24; 23:10, 16,
32), una vez como “ejércitos extranjeros” (Heb. 11:34), dos veces con referencia al
campamento de Israel (Heb. 13:11, 13), y una vez en Apocalipsis. El “campamento
de los santos” sería el cuartel o fortaleza del fiel ejército de Dios.
vs. 10 – Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por
los siglos de los siglos.
– Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde
estaban la bestia y el falso profeta – El diablo, el gran engañador del hombre
desde el principio, ahora alcanza su condenación final y su fin eterno. Primero,
fue arrojado a la tierra (12:9), luego al pozo del abismo (20:3), y ahora al lago
de fuego y azufre, su fin último. Su destrucción ha sido gradual, pero desde hace
mucho tiempo determinada en la mente de Dios, porque el lago estaba preparado
para él y los suyos (Mat. 25:41, 46). Ahora comparte la suerte de sus aliados: la
bestia, el falso profeta y la ramera.
Satanás también perderá esta batalla, y esta vez será arrojado al mismo lago de
fuego donde antes habían sido arrojados sus aliados (19:20). Todos los que rechazan
al Señor estarán en este mismo lugar, “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat.
25:41). “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
– y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos – El término
por los siglos de los siglos describe no solo el tiempo que continuará el castigo
(14:11), sino que también se usa para definir la duración del reinado de Dios y
Cristo (4:9; 11:15).
Debe observarse que “serán atormentados día y noche por los siglos de los
siglos”. Tormento (de basanízo – βασανίζω, G928) transmite la idea de tortura,
angustia y dolor intenso de cuerpo y mente.13 El tormento de las langostas “era
como tormento de escorpión cuando hiere al hombre” (9:5); y los que adoraban
a la bestia serían atormentados con fuego y azufre, y el humo de su tormento as-
cendería por los siglos de los siglos (14:10-11). Y ahora el diablo y sus antiguos
ayudantes sufren el tormento del lago de fuego y azufre por los siglos de los siglos.
Hay muchos que cuestionan la duración eterna de este tormento, pero estos
deben explicar la enseñanza bíblica. Jesús dijo que en el juicio se les dirá a los de
su mano izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles ... E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”
(Mat. 25:41, 46). Tanto el castigo como la vida son eternos. En Apocalipsis se dice
de estos dos grupos que los que están delante del trono “le sirven día y noche”
(7:15), y los malvados “no tienen reposo de día ni de noche” (14:11), y los que
con el diablo son atormentados (25:41, 46), un tormento que es “día y noche, por
los siglos de los siglos”. Allí no hay día, porque son las “tinieblas de afuera” (Mat.
22:13; 25:30). Dado que el día es en el cielo y la noche en el infierno, y como un
grupo le sirve día y noche mientras que el otro grupo es atormentado noche y día,
se sigue que la noche dura tanto como el día. Pero como Dios es la luz del día
eterno, el día (y, en consecuencia, la noche) nunca terminará. El período de este
tormento, “por los siglos de los siglos”, es el mismo en duración que el de Dios,
porque Él vive “por los siglos de los siglos” (4:9). Si habrá una aniquilación total
del diablo y los malvados, no se revelará.
Los Mil Años y el Juicio Final 275
Cuando Satanás es arrojado al lago de fuego y azufre, no queda ni un solo
enemigo para oprimir a la iglesia. Las visiones (de Juan) han mostrado lo que les Anotaciones
sucede a los que tienen la marca de la bestia (capítulos 14, 15, 16); a la ramera
Babilonia (capítulos 17, 18); a la bestia y falso profeta (capítulo 19); y finalmente,
al dragón (capítulo 20). De acuerdo con el contexto de estos capítulos, el tema
indiscutible de 20:1-10 no son los mil años, sino la derrota de Satanás.
vs. 11 – Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del
cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
– de delante del cual huyeron la tierra y el cielo – Así como las islas se ha-
bían desvanecido o desaparecido de la presencia divina en el derramamiento de
la séptima copa (16:20), así ahora tanto la tierra como el cielo huyen de Su rostro
como Él parece juzgar, “y ningún lugar se encontró para ellos”. Se ha predi-
cho abundantemente que el cielo y la tierra pasarán. El escritor de Hebreos citó
al salmista que dijo acerca de la tierra y los cielos, “perecerán” como un vestido,
y serán mudados (Heb. 1:11ss.; cf. Sal. 102:25-27). Pedro dijo que los cielos pa-
sarían con gran estruendo, los elementos se disolverían con un calor ferviente, “y
la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas” (2 Pedro 3:10). Juan ve que
esto sucederá en la venida de Cristo en el juicio, mientras pasa el orden actual.
– Y ningún lugar se encontró para ellos – significa que este universo material
ha servido a su propósito y no es de beneficio adicional pues somos arrojados al
nuevo mundo espiritual. Por esta razón serán quemados.
Apocalipsis ha descrito dos grupos de personas en la tierra: los que tienen el sello
de Dios y los que tienen la marca de la bestia. Asimismo, el destino eterno de la
humanidad se divide en dos lugares: la ciudad celestial y el lago de fuego y azufre.
No se dan detalles exactos sobre muchas preguntas que el hombre ha planteado
con respecto a la vida después de la muerte. Lo que Dios ha revelado es suficiente
para asegurar al hombre una resurrección, un juicio y una existencia eterna. Es
suficiente decir que las mentes mortales no podrían comprender una descripción
exacta de la inmortalidad. Por lo tanto, lo que ha sido revelado es adecuado para
advertir al hombre del terror del infierno y para inspirarlo a prepararse para las
maravillosas bellezas del cielo.
vs. 12 – Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juz-
gados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Los libros simbolizan el registro divino de las vidas y los hechos de todos los
que han vivido. Pieters lo ha expresado bien: “Los libros evidentemente representan
la omnisciencia de Dios el juez, a quien nada le es desconocido, y por quien nada
es olvidado”,12 excepto lo que Él quiere olvidar (Heb. 8:12).
– y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida – Se abrió otro libro
que incluía la lista de Dios de los justos de todas las edades, porque este es el libro
de la vida. “El libro de la vida”, o el libro de Dios, se menciona muchas veces en
las Escrituras (Éxodo 32:32ss.; Sal. 69:28; Isa. 4:3; Mal. 3:16; Lucas 10:20; Fil.
4:3; Ap. 3:5; 13:8; 17:8; 21:27). Es la lista de los fieles de Dios en Su ciudad de
Sion, aquellos que fueron redimidos por la sangre del Cordero y han continuado
“firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio” (Col. 1:23).
– y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras – Este no es un juicio de los impíos solamente, “Porque
es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba lo que haya hecho en el cuerpo, según lo que haya hecho, sea
bueno o malo” (2 Cor. 5:10). Cada uno recibe su recompensa o ejecución: “E irán
éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mat. 25:46).
vs. 13 – Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus
obras.
Anotaciones El juicio universal de Dios será imparcial (Ecl. 12:13-14). El mar y la muerte
y el hades, todos cederán sus habitantes. Aunque algunos entienden que la palabra
“mar” es literal, en 13:1 era un símbolo de la masa de la humanidad de la que salió
la bestia. De acuerdo con el resto de Apocalipsis, quizás lo que se quiere decir aquí
es que todos los que alguna vez vivieron en la tierra, la masa de la humanidad,
deben estar ante el trono. Otra explicación es que el mar representa los cuerpos
insepultos, la muerte los enterrados y el hades los espíritus difuntos. Cada uno
entrega lo que tiene en la resurrección. Independientemente de lo que se quiera
decir, el punto es que el juicio es seguro para todos (Hebreos 9:27; Juan 5:28-29;
Romanos 14:11-12).
– y fueron juzgados cada uno según sus obras – Como dice Eclesiastés 12:14,
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea
buena o sea mala”; porque “... todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Este es verdaderamente
un pensamiento aleccionador.
Cada vez que aparece la palabra Hades en el libro, se asocia con la muerte; estos
dos cabalgaron juntos (6:8), y ahora terminan juntos. La muerte, el último enemigo
en ser destruido (1 Cor. 15:26), ahora es arrojada al lago de fuego.
La primera muerte es una separación del cuerpo del espíritu (Stg. 2:26). La
muerte segunda es una separación del espíritu de Dios que sufren todos los que
lo han rechazado (21:8). La segunda muerte, aquí descrita como el lago de fuego,
se introdujo antes: “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (2:11);
los que vencieron participaron en la primera resurrección (20:6). Hasta ahora,
la ramera, la bestia, el falso profeta, Satanás, y ahora la muerte y el Hades, han
llegado a su fin en el lago de fuego.
Solo queda un grupo con el que tratar: los que no se encuentran escritos en el
libro de la vida. Estos serían “los otros” (20:5) que habían luchado con la bestia y
el falso profeta contra el Señor, los que habían sido muertos con la espada de su
boca (19:21), los que se habían reunido en torno a Satanás en su último esfuerzo
por destruir. el campamento de los santos (20:9), y todos los demás que, en su
indiferencia hacia el Señor, no se habían puesto de su parte o se habían apartado
de Él (Heb. 10:26, 31). La derrota de Satanás y sus fuerzas contra Dios y la verdad
es total, completa y definitiva. De esta segunda muerte, Alford escribe: “Así como
hay una segunda vida superior, también hay una segunda y más profunda muerte.
Y como después de esa vida no hay más muerte, así después de esa muerte no
hay más vida”.13
_________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones CAPITULO 21
La Gloria Eterna
Para la mayoría de los creyentes, la siguiente sección del libro, 21:1—22:5,
es una descripción del cielo, el hogar glorioso del alma más allá del juicio. A lo
largo de los siglos, este concepto ha consolado los corazones de millones durante
tiempos de prueba, tragedia y muerte de seres queridos. Hoy (aparte de las visiones
milenarias) se suelen sostener dos visiones con respecto a la visión. Una es que
la ciudad descrita es la iglesia victoriosa como Dios la considera hoy, purificada
y purificada por la tribulación por la que ha pasado. Un segundo punto de vista
es que la visión retrata a la iglesia en casa con Dios en la gloria final más allá del
juicio. Aunque es cierto que la iglesia fiel es gloriosa a los ojos del Señor, y en
esta visión se ven las bendiciones presentes a lo largo de la historia del pueblo de
Dios, sin embargo, después de considerar la evidencia de ambos puntos de vista,
el último parece ser el correcto.
En la serie de visiones que comienza en el capítulo doce, el vidente contempló
el nacimiento del hijo varón; el asalto a la iglesia por parte de los agentes del dra-
gón; las pruebas de la iglesia; el librar la gran guerra; la destrucción de la ciudad
ramera, la bestia y el falso profeta; el conflicto final con Satanás y su destrucción;
el paso del orden actual; el juicio final de la humanidad; y el castigo de los impíos.
A partir de esta disposición de las visiones, es lógico que la siguiente escena en
orden retrate la gloria final de la iglesia cuando llega a descansar con Dios más allá
del tiempo. Este parece ser el diseño de la revelación que tenemos ante nosotros.
El cielo no podría ser más de lo que se revela simbólicamente en esta imagen de
perfecta comunión con Dios, seguridad, seguridad y abundancia en la gloriosa
ciudad descrita por todo lo que es precioso e invaluable.
vs. 1 – Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Los cristianos de todas las épocas se han consolado al leer este retrato de una
morada futura. Si los santos de generaciones posteriores se emocionaron con estas
promesas, cuánto más se regocijan los discípulos que estaban sufriendo una per-
secución severa y necesitaban esperanza en el momento en que Juan escribió. El
trasfondo de Apocalipsis fue para consolar a los primeros cristianos respondiendo
preguntas que seguramente debieron haber estado en sus corazones: “¿Por qué
está ocurriendo esta tribulación? ¿Cuánto tiempo durará? ¿Cuál será el resultado?”
(ver comentarios en 1:1). En este punto del mensaje, “la paciencia de los santos”
se ha fortalecido mediante la seguridad de la victoria sobre la bestia (13:9-10). Y
sus corazones han sido fortalecidos por la promesa, “Bienaventurados los muertos
que mueren en el Señor” (14:12-13). Ahora que el Apocalipsis llega a su fin, se da
una descripción del destino eterno de los justos, una visión de la vida después de la
muerte. Tres símbolos en estos dos últimos capítulos revelan la condición celestial
de los redimidos: comunión con Dios; protección de Dios; y provisiones de Dios.
– Vi un cielo nuevo y una tierra nueva – Un cielo nuevo y una tierra nueva
prometen que este orden de vida actual pasará. Juan no habla de una renovación
de las cosas que ya existen, sino de un nuevo orden que es diferente en su tipo, el
resultado de una transformación completa de todas las cosas.
Isaías en el capítulo 65 anuncia más claramente este paso del antiguo orden y
la institución de uno nuevo. Jehová dice que los problemas anteriores han sido
olvidados, ocultos a sus ojos; no serán recordados, ni vendrán a la mente (vv.
16ss.) - habrán fallecido. En el lugar del Dios antiguo dice: “he aquí que yo crearé
nuevos cielos y nueva tierra”, en los cuales se regocijará Jerusalén y su pueblo
(vss. 17-19). Es evidente por el resto del capítulo que el Señor está hablando del
nuevo orden bajo Cristo en contraste con el antiguo bajo la ley; “No afligirán, ni
harán mal en todo mi santo monte” (v. 25), que es la Sión del gobierno del Mesías
(Isa. 2:2-4). Isaías no estaba escribiendo sobre el cielo nuevo y la tierra nueva de
la visión de Juan, sino sobre la nueva creación y el orden bajo Cristo, la dispensa-
ción actual. Este nuevo orden del nuevo pacto permanecería, y en él permanecería
igualmente la semilla y el nombre; la adoración y la victoria no cesarían (Isaías
66:22-24). El sistema del Nuevo Testamento está compuesto de nuevas criaturas
(2 Cor. 5:17; Gá. 6:15), que involucra una nueva creación divina que es “según
Dios” (Efesios 2:10; 4:24).
Isaías usó esta misma imagen cuando profetizó del nuevo orden que reempla-
zaría la economía mosaica (Isa. 65:17; 66:22). Isaías y Juan no profetizaron sobre
eventos del mismo punto en el tiempo, pero ambos usaron el término “un cielo
nuevo y una tierra nueva” para describir un destino futuro del pueblo de Dios. Isaías
estaba hablando del período de la era de la iglesia, la era del “nuevo” testamento
(Heb. 9:15), mientras que Juan habló del período que sigue a la era de la iglesia.
Desde la posición de Isaías en el tiempo, el pacto del cual Cristo es el mediador
era “nuevo” y contrastaba con el primer pacto que se hizo “viejo” (Heb. 8: 6-13).
La profecía de Juan en esta visión trataba sobre cosas más allá del juicio final
(20:13). Pedro también usó el término “cielos nuevos y tierra nueva” al describir
los eventos que siguen al juicio (2 Ped. 3:7, 13). Desde la posición de Pedro y Juan
en el tiempo, el destino de los redimidos después del juicio final contrasta con
esta era actual de la era de la iglesia. Ambos escribieron sobre la desaparición del
cielo y la tierra actuales (2 Ped. 3:10; Apoc. 20:11). Luego, ambos describieron
la venida de un cielo nuevo y una tierra nueva (2 Ped. 3:13; Apocalipsis 21:1).
Así como el orden actual tiene su ciudad santa, Jerusalén (Gálatas 4:26; Heb.
12:22), así también el cielo nuevo y la tierra nueva tienen una ciudad nueva, santa
y celestial, apropiada para tal creación espiritual.
El pueblo de Dios de todos los períodos de tiempo son los que conforman la
ciudad santa, la nueva Jerusalén (11:2; 21:10; 22:19). El escritor de Hebreos, al
relatar la fe de Abraham y de otros, dijo que deseaban un patria celestial, y por eso
Dios “les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:10, 13-16). Esta ciudad celestial
es también el destino de los cristianos: “22 Sino que os habéis acercado al monte
de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos
millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos
en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
24
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que
la de Abel” (Heb. 12:22-24).
Los santos en la tierra tienen ciudadanía en ese país celestial (Fil. 3:20; Gál.
4:26), y en este sentido “se habían acercado al monte Sión” (véanse las notas sobre
14:1). En otro sentido, aún no han alcanzado la morada eterna que Dios preparó
para Abraham y todos los demás que siguen su ejemplo de fe. “Porque aquí no
tenemos ciudad permanente, sino que buscamos una por venir” (Heb. 13:14).
– descender del cielo, de Dios – El origen de esta santa ciudad es de Dios que
habita en el cielo. Nace de arriba, por lo tanto, la ciudad descendió del cielo en
forma de visión. Juan no ascendió al cielo para verlo, sino que la ciudad celestial
descendió del cielo para que Juan pudiera conocer la semejanza del orden futuro
(3:12). Pedro describió la herencia eterna como “reservada en el cielo para voso-
tros” (1 Ped. 1:4). Si el cielo está reservado en el cielo, ¿no podría el cielo salir
del cielo, especialmente en una visión?
El hecho de que descienda del cielo manifiesta su origen divino, porque “todas
las cosas son de Dios” (2 Cor. 5:18) que pertenecen a lo espiritual y lo eterno.
Esta es la ciudad buscada por los patriarcas de la antiguedad, “la ciudad que tiene
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10), y la cual
buscamos, “porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la
por venir” (Hebreos 13:14). El que vence se relaciona con esta ciudad en su ciu-
dadanía actual (ver comentarios, 3:12). La ciudad se viste de esplendor nupcial,
habiendo sido “dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (21:2). Ella
ahora debe ser presentada al Señor en gloria, sin mancha ni arruga ni tacha ni
nada por el estilo (Efesios 5: 25-27). Su verdadera belleza y gloria se describen a
continuación (vv. 9ss.).
– dispuesta como una esposa ataviada para su marido – Esta ciudad celestial
también está preparada como una novia (19:7-8), vestida de un blanco inmaculado,
una imagen de inocencia, pureza y amor (2 Cor. 11:2; Rom. 7:4; Ef. 5:22-33). Su
adorno y belleza se describen con más detalle en 21:9-27. Mediante la obra trans-
formadora del Espíritu Santo, los hombres y mujeres de la iglesia en la tierra son
santificados y purificados. Sus vidas manifiestan el hermoso fruto del Espíritu (Tito
3:5; Romanos 8:12-17; Gálatas 5:16-26; Efesios 4:20-32). Estas características de
piedad en los cristianos del presente no son más que una sombra o tipo, y apuntan
al antitipo, la ciudad perfecta del futuro.
La Gloria Eterna 283
vs. 3 – Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios
con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo Anotaciones
estará con ellos como su Dios.
El verbo (skenoó) significa morar o permanecer; “el Verbo se hizo carne, y ha-
bitó [tabernáculeo] entre nosotros, y vimos gloria” (Juan 1:14). El tabernáculo del
Antiguo Pacto, construido según el modelo divino y morada de la gloria de Dios
entre el pueblo (Éxodo 40: 16-34) señaló lo nuevo, “que levantó el Señor, y no el
hombre” (Heb. 8:2; 9:11), y donde Dios habita en el espíritu (Efesios 2:21ss). El
desarrollo de la presencia de Dios entre Su pueblo ahora alcanza su cenit cuando
Él habita o hace tabernáculos con ellos en Su comunión celestial.
vs. 4 – Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,
ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Una relación tan perfecta con Dios es tan maravillosa que abruma la imaginación.
La muerte está destruida; nunca más se verá la caída de un ser querido a la tumba
(1 Cor. 15:26). El llanto, o el duelo prolongado, será reemplazado por alegría.
Cesará el clamor que proviene de la persecución y la opresión. El dolor sufrido
por enfermedad, lesión o angustia mental desaparecerá. En total, siete elementos
muestran que las primeras cosas pasaron: el mar, la muerte, el dolor, el llanto,
el dolor, la noche y todo lo que está bajo la maldición de Dios (21:1, 4; 22:3, 5).
vs. 5 – Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas
las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Una vez más, es difícil determinar quién habla, si Dios o Cristo. Podría ser cual-
quiera, porque ambos se sientan en el trono (3:21); y Cristo actúa para el Padre,
cumpliendo Su propósito como se establece en el rollo sellado (5:7). A diferencia
de las cosas que se eliminan, todas las cosas ahora se hacen nuevas.
Dios le ordenó a Juan que registrara las cosas que eran verdaderas y confiables,
porque como el Alfa y la Omega, él es el garante todopoderoso de estas promesas.
Parece que como en 1:8 (ver comentarios) donde Jehová es el hablante, que
también es Él quien habla aquí; sin embargo, uno no puede ser dogmático en este
punto, porque cerca del final del libro Jesús hace la misma afirmación (22:13). El
plan de redención y su revelación se originan y terminan con Dios. Como “principio
y fin”, creó y determina el objetivo y la consecuencia de todas las cosas planeadas
y realizadas. En el Antiguo Testamento, repetidamente afirmó ser la única Deidad,
“el primero y el último”, y que fuera de Él no hay Dios (Isa. 41:4; 43:10; 44:6;
48:12). Esta afirmación se verifica por el cumplimiento y consumación de Su
propósito en Cristo, porque solo un ser infinito podría haber predicho y llevado a
284 La Gloria Eterna
cabo con tanta precisión tal plan. Como Dios a través de Jesús había provisto el
Anotaciones agua espiritual que sustenta la vida en esta dispensación actual, Juan 4:10; 7:37), y
así como el Pastor había guiado a los que salían de la gran tribulación a fuentes de
agua de vida (7:17, ver comentarios), así ahora se da nueva seguridad de que habrá
abundancia del agua de vida en esta relación, porque un gran río fluirá del trono
de Dios y del Cordero (22:1). Nada faltará en la completa plenitud y realización
de todos los deseos espirituales del alma glorificada en el cielo.
Puesto que la obra de salvación está terminada, por eso dice: Hecho está. Solo
quien siempre ha sido y siempre será puede cumplir estas promesas. (Véanse las
notas sobre 1:8, 11, 17; 22:13. El agua de vida es gratuita para todos los que
quieran venir (22:17). La salvación es un don de Dios, pero no obliga a nadie a
beber. Por la fe, el hombre debe elegir recibir los medios de salvación proporcio-
nados por la gracia de Dios.
Aunque la gente ha gastado grandes sumas de dinero para encontrar una fuente
de juventud, Dios la ofrece gratuitamente a todos los que acuden a él. Todas las
cosas buenas que los hombres trabajan en vano para adquirir y retener en este
mundo, serán heredadas por los santos fieles para siempre jamás (Juan 14:1-3;
Romanos 8:18-24; 2 Corintios 4:18-5: 4; Col. 3:1-4).
vs. 7 – El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será
mi hijo.
Recuerde que cada una de las cartas a las siete iglesias en Asia se cerró con
promesas especiales para los vencedores (2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). Emergen
triunfantes sobre todos los aliados de Satanás.
vs. 8 – Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los for-
nicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el
lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Los incrédulos se niegan a aceptar a Cristo como el Hijo de Dios. Esto puede
La Gloria Eterna 285
incluir a aquellos que una vez estuvieron en Cristo, pero que se apartaron de la fe
(Heb. 3:12-14, 19). Es posible que los cobardes e incrédulos no sean inmorales ni Anotaciones
desamparados con sus vecinos, pero se perderán.
Los abominables han contaminado sus corazones con las impurezas del mundo
(1 Cor. 6:9-10). Los “abominables” son aquellos que se vuelven moral o espiri-
tualmente inmundos, que se vuelven aborrecidos; éstos participan de la copa de
las abominaciones de la ramera, “y de la inmundicia de su fornicación” (17:4), que
incluyen todos los vicios antinaturales del paganismo y la idolatría.
Los fornicarios viven para satisfacer los deseos sexuales fuera de los límites
del lecho matrimonial (Heb. 13:4). Este pecado prevaleció sobremanera entre la
gente pagana, como lo es hoy en la sociedad moderna. Fue condenado y advertido
repetidamente en los escritos del Nuevo Testamento (ver Rom. 13:13; I Cor. 5:9ss.;
6:9-11; Gál. 5:19, 21; Ef. 5:3-5; Col. 3: 5 y s.; et al.).
Los hechiceros practican la brujería y las artes mágicas para engañar y obtener
ventajas espirituales y monetarias. Vine dice que la palabra traducida hechicero
(pharmakia – φαρμακός, G5333) “... especialmente aplicado a los usuarios de
drogas, pociones, encantamientos, hechizos”.3
Los idólatras adoran a otros dioses además del Creador del cielo y la tierra.
La idolatría puede adoptar otras formas además de inclinarse ante una imagen de
madera o piedra. Cuando algo reemplaza a Dios en el corazón y la devoción de
uno, es idolatría (Efesios 5:5; Colosenses 3:5).
Todos los mentirosos engañan con la lengua o con las acciones. Estos sufrirán
en el lago que arde con fuego y azufre, la recompensa por sus malas acciones.
(Vea las notas en 20:14-15).
vs. 9 – Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero.
A través del instrumento milagroso del espíritu, Juan fue llevado al mejor punto
de vista posible para contemplar la ciudad santa en su glorificada forma celestial.
No fue transportado corporalmente; en cambio, lo vio todo en una visión (véanse
las notas en 1:10).
La frase precisa, “nueva Jerusalén”, aparece solo dos veces en las Escrituras,
ambas en Apocalipsis (3:12; 21:2). “La ciudad santa” aparece tres veces (11:2; 21:
2; 22:19), y “la ciudad amada” una vez (20:9). Ahora se llama “la ciudad santa de
Jerusalén”, no “grande” como en las versiones DHH, BLS, RV 60, TLA. La “gran
ciudad” se aplica nueve veces a la ciudad ramera de Babilonia, la ciudad mundial
(para las apariciones de la frase, véase 11:8). Una es grande, el tema de la ira de
Dios; el otro es santo y amado, objeto de su favor. Al presentar el nuevo orden
eterno, Juan dijo que vio la ciudad santa, la nueva Jerusalén, “descendiendo del
cielo de Dios” (v. 2). ¿Ve ahora esta visión por segunda vez, o se repite para poder
dar una descripción detallada de la majestuosa visión de la nueva ciudad? Este
último parece ser el punto de vista correcto. El énfasis se basa en dos verdades: la
ciudad es santa y proviene de Dios, es decir, divina en su origen y naturaleza (ver
comentarios, v. 2). Como el evangelio, no es según el hombre, no es de abajo, y
no es humano en ningún aspecto (Gál. 1:11 y sig.). Viene de Dios.
El Exterior de la Ciudad - vss. 11-21
Debe tenerse en cuenta nuevamente que Juan describe visiones y trata con
símbolos. Se ha presentado el gran dragón, una mujer radiante, una gran bestia
con siete cabezas y diez cuernos, otra bestia con dos cuernos y una voz de dragón,
copas de ira, una gran ramera, una batalla decisiva, una resurrección espiritual, mil
años y un lago de fuego. Ninguno de estos debe interpretarse literalmente, pero
representan entidades, fuerzas y conflictos espirituales reales.
El pensamiento enfático aquí es que esta ciudad se vuelve gloriosa por la gloria
La Gloria Eterna 287
de Dios que la llena. La gloria de Dios llenó el tabernáculo en el desierto (Éxodo
40:34), el templo erigido por Salomón (1 Reyes 8:11), y la iglesia, el templo espi- Anotaciones
ritual del Nuevo Testamento, ya que Él lo convierte en Su morada en el Espíritu
(Efesios 2:22; 3:21). Así que ahora, Su gloria en su plenitud llena la santa ciudad.
El jaspe es la misma piedra que representaba a Dios en 4:3. Los eruditos gene-
ralmente han concluido que en Apocalipsis la piedra de jaspe es lo mismo que un
diamante. La belleza y la grandeza de la ciudad reflejan la gloria de Dios. Su luz
brillante es pura y perfecta, porque el Señor Dios da la luz (22:5).
vs. 12 – Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce
ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
En la visión de Juan, las puertas son portales de entrada, identificados con las
doce tribus de Israel y por los cuales cada uno entra a la ciudad. Dado que la ciudad
es la iglesia en su gloria final más allá del juicio, y no la iglesia en el presente,
los ángeles no pueden simbolizar protección; porque no hay enemigos a los que
atacar, todos han sido abolidos. En la medida en que los ángeles mantuvieron un
interés continuo en el desarrollo del plan de redención de Dios (1 Pedro 1:12) y
sirvieron como espíritus ministradores (Hechos 1:14), manteniendo a los fieles
en el camino y sosteniéndolos para que no tropezaran en piedra (Sal. 91:1 ss.), es
probable que estos doce a las puertas simbolicen la obra completa de los siervos
ministradores angelicales.
Doce en estilo apocalíptico representa al pueblo de Dios, por lo que para ellos
la entrada por estas puertas será abundante (2 Ped. 1:11). Los doce ángeles que
guardan las puertas se aseguran de que nadie entre en la ciudad excepto aquellos
que han guardado sus vestiduras (3:4; 16:15; Mat. 22:11-14). La expresión, las
doce tribus de los hijos de Israel, da una confirmación adicional de que todos
los siervos fieles de la era del Antiguo Testamento se unirán a los cristianos del
Nuevo Testamento en la ciudad celestial (Heb. 9:15; 11:10, 13-16).
vs. 13 – Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al oc-
cidente tres puertas.
En el versículo 12, las puertas tenían inscritos los nombres de las doce tribus de
los hijos de Israel; uniéndose ahora a ellos están los nombres de los doce apóstoles.
Aquellos de la era del Nuevo Testamento que entren a la ciudad habrán caminado
por una fe que ha sido edificada sobre los cimientos puestos a través del evangelio
predicado y confirmado por los apóstoles (Efesios 2:19-20; 1 Corintios 3:11).
Los doce cimientos son doce piedras enormes (vv. 19 ss.) que llevan los nombres
de los doce apóstoles. Con puertas que llevan los nombres de las doce tribus y las
piedras de los cimientos que llevan los nombres de los doce apóstoles, las iglesias
del Antiguo y del Nuevo Pacto se unen así en una que lleva a todos los redimidos a
un hogar eterno (véanse los comentarios, 12:1; cfr. también Hebreos 9:15; 11:40).
Es inútil tratar de decidir cuál de los apóstoles se omite en el número, Matías o
Pablo, porque ambos están incluidos. Doce simboliza el número total de apóstoles
que sirven al Cordero, así como doce indica el número total de las tribus de Israel.
Los apóstoles pusieron los cimientos de la iglesia (Efesios 2:20; 1 Corintios 3:10),
llevaron a cabo la Comisión del Creador al predicar el evangelio a todo el mundo
(Marcos 16:1 y sig.; Colosenses 1:23), y se sentaron en doce tronos juzgando a
las doce tribus de Israel con la misma palabra (Mateo 29:18).
vs. 15 – El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la
ciudad, sus puertas y su muro.
La caña (o vara) de oro se usaba para medir, es decir, para asegurar la perfec-
ción de la ciudad (en sus provisiones), sus puertas (medio de entrada) y muro
(seguridad de protección).
Doce mil estadios equivalen a unos 2.160 kilómetros (1.500 millas). Doce es el
número apocalíptico para representar al pueblo de Dios, y mil es una multiplica-
ción que a menudo es el número completo. Si esto fuera literal, posiblemente no
encajaría en Palestina, pues Palestina tiene 241 kilómetros de largo, por 112 de
ancho. Sin embargo, los símbolos apocalípticos pueden cubrir un inmenso tamaño,
perfección y esplendor. No está claro si doce mil estadios se refiere a la suma total
alrededor de la ciudad celestial o a cada uno de los cuatro lados. No importa, por-
que el objetivo de esta asombrosa dimensión es simplemente representar el hecho
de que el cielo será tan enorme que contendrá adecuadamente a todos los salvos.
vs. 18 – El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro,
semejante al vidrio limpio.
La ciudad en sí era de oro puro, pero un oro desconocido para nosotros, porque
290 La Gloria Eterna
también brillaba como un cristal pulido. Es desconcertante que la ciudad fuera
Anotaciones de oro puro como un vidrio transparente, ya que el oro es opaco. Puede que se
esté refiriendo al hecho de que el oro parece tan claro que su brillo transmite la
gloria de Dios como si fuera un vidrio finamente pulido.
William Barclay en su comentario dice al respecto sobre “la ciudad de oro puro”:
La ciudad misma era de oro puro, tan puro que parecía vidrío transpa-
rente. Es posible que Juan esté subrayando aquí una característica de
la Jerusalén terrenal. Josefo describe así el templo de Herodes: “Ahora
bien, la cara exterior del templo por la parte de la fachada no carecía
de nada que pudiera sorprender mentes u ojos humanos; porque estaba
totalmente cubierta con planchas de oro de gran peso, y, a los primeros
rayos del sol naciente reflejaba tan fiero resplandor, que obligaba a los
que querían contemplarlo a desviar la vista, como si estuvieran mirando
al mismo sol. Pero este templo parecía a los extraños, cuando lo veían
desde una distancia considerable, como una montaña cubierta de nieve;
porque, en cuanto a las partes que no estaban cubiertas de oro, eran de
un blanco insuperable” (Josefo: Las Guerras de los Judíos, Tomo 2,
Libro 6, Cap. 6, par. 27, pág. 150).7
vss. 19-20 – 19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda
piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata;
el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito;
el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto;
el duodécimo, amatista.
vs. 21 – Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla.
Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
– Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una
perla – Se dice que en el mundo antiguo las perlas ocupaban el rango más alto
entre todas las joyas preciosas. Cada puerta estaba hecha de una perla enorme,
proporcionando una entrada gloriosa para aquellos que habitarían allí.
El oro, como el del versículo 18, no se parece a ninguno de los que conocemos;
porque es como vidrio transparente, que trasciende la belleza de cualquier metal
conocido en la tierra. Los espectadores de la gran ciudad ramera clamaron al verla
arder: “¿Qué ciudad es como la gran ciudad?” (18:18). En su clase no había nadie
como ella. Y así dirá el que contempla esta ciudad: ¿A qué compararemos una
ciudad así? Es tan incomparable como el Dios de quien proviene. Isaías lanzó el
siguiente desafío a la gente de su época: “¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,
o qué imagen le compondréis?” (Isaías 40:18). No había nadie ni ninguna seme-
janza con quien hacer una comparación. Y entonces Juan podría desafiar a toda
la creación: “¿A qué compararéis esta ciudad? ¿O con qué la compararéis?” La
respuesta es que no hay nada en el universo con lo que pueda compararse.
vs. 23 – La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque
la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
La luz de Dios ahora brilla a través de su palabra (Sal. 119:104-105, 130), pero
en el nuevo orden la luz vendrá de la gloria de la presencia de Dios y del Cordero.
No habrá necesidad del sol ni de su reflector nocturno, la luna.
vs. 24 – Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los
reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
En vista del vs. 27, es obvio que las naciones y reyes de la tierra que caminan a
la luz de esta ciudad consistirán en personas que han sido redimidas por la sangre
del Cordero (5:9; 7:9).
Comenzando en 6:15 y extendiéndose a lo largo del resto del libro, los reyes,
aquellos que están aliados con Satanás y que se oponen al Cordero, finalmente son
destruidos (19:18-21). Pero como se señala en el versículo 3 (ver comentarios), los
“pueblos” y “naciones” de la ciudad santa son aquellos a quienes el Señor llamó,
redimió y hizo suyos de entre todos los grupos de la tierra (5:9; 7:9). Isaías había
dicho: “Y andarán las naciones a tu luz [la luz es el Señor y su gloria], y los reyes
al resplandor de tu nacimiento” (Isa. 60:3; cf. 52:15). Cuando apareció esa luz en
la persona de Jesucristo, acudieron hombres de todas las naciones. Dado que todos
los reinos civiles y reyes políticos han llegado a su fin, no hay nadie que desafíe
o comparta la gloria de Dios; Cualquier gloria que éstos poseyeron o reclamaron,
ahora está puesta a los pies de Aquel que es Todopoderoso.
vs. 25 – Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
En el mismo contexto en el que Isaías señaló que las naciones y los reyes
vendrían a la luz, también dijo: “Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se
cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones,
y conducidos a ti sus reyes” (60:11). Las puertas de la ciudad de Dios bajo Cristo
siempre han estado abiertas para todos los que quieran entrar. Esta admisión y
aceptación de todos los que vendrían revela claramente la misericordia y la gracia
de Dios otorgadas con amor a cualquier persona de cualquier nación. Pero Isaías
continuó: “Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será
asolado” (v. 12). Los que entrarían habían entrado, y los que serían destruidos ahora
habían sido destruidos. El dueño de la casa se había levantado y había cerrado
la puerta (Lucas 13:25); la oportunidad del evangelio ya había pasado. Dado que
ahora todos los enemigos habían sido arrojados al lago de fuego, no había ocasión
de cerrar las puertas, de la forma en que las puertas de la ciudad del mundo se
habían cerrado por la noche. Además, no hay noche en la ciudad celestial; hay un
día eterno, porque Dios y el Cordero son su luz.
No será necesario cerrar las puertas porque no existen enemigos para invadir la
ciudad. Todos han sido arrojados al lago de fuego (19:20; 20:10, 15; 21:8). Mientras
que el cielo tendrá luz continua sin noche, los injustos sufrirán en las “tinieblas de
afuera”, un reino separado de la presencia de Dios (ver notas en 20:14).
Toda la gloria y el honor buscados o logrados por estos redimidos de las nacio-
nes serán traídos a la ciudad. Cuando consideramos lo que está fuera de la ciudad,
reconocemos que toda la gloria y el honor se encuentran en la ciudad espiritual de
Dios; fuera de ella sólo se hallan deshonra y vergüenza.
Los que obedecen la voluntad de Dios son la sal de la tierra. “Sus obras los
siguen” (14:13), por lo que traerán consigo el honor y la gloria de la humanidad.
La Gloria Eterna 293
Serán una prueba de que Dios no ha impuesto al hombre nada que esté más allá
de la capacidad de obedecer. Anotaciones
vs. 27 – No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y
mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Jesús declaró claramente que el hombre debe elegir entre dos caminos (Mat.
7:13-14). Los viajeros por el camino ancho de las prácticas pecaminosas no en-
trarán de ninguna manera por las puertas de esta gloriosa ciudad. Pero aquellos
cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida del Cordero entrarán libremente
(véanse las notas en 3:5). La descripción de Juan presenta una ciudad fuerte, espa-
ciosa, perfecta y hermosa donde los redimidos de Dios habitarán con él en absoluta
comunión. Una interpretación literal hace una injusticia a la escena. Esta imagen
simbólica de una ciudad celestial con un muro, puertas, cimientos, calle, luz y
templo, es la descripción más hermosa y grandiosa que cualquiera pueda imaginar.
l. La cronología de este texto sigue la escena del juicio final en lugar de ocurrir
antes (20: 11-15).
2. Las primeras cosas pasaron (21:4). La tierra y el cielo han huido (20:11), y
Juan vio un cielo nuevo y una tierra nueva (21:1).
3. El beber del agua de vida está ocurriendo mientras otros están en el lago de
fuego, la muerte segunda (21:6-7; 20:15; 21:8).
b. Sirven a Dios día y noche en su templo (7: 14-17) (Su templo está en el
cielo, 11:19).
f. Comerán del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios (2: 7).
i. Reinarán por los siglos de los siglos, mientras que antes del juicio reinaron
mil años (22:5).
_________________
Anotaciones al Pie
Anotaciones
CAPITULO 22
La Nueva Jerusalén, Continuación
La descripción de la ciudad santa que se presenta en el capítulo 21 continúa
hasta los primeros cinco versículos del capítulo 22. Se ha presentado la grandeza
externa de la ciudad y su gloria interna compuesta por aquellos que la habitan. La
bienaventuranza de la vida de esa ciudad ahora se revela.
Es evidente que existe una estrecha relación entre estos versículos y los prime-
ros capítulos del Génesis. En el Edén había un jardín, un río, el árbol de la vida,
la desobediencia del hombre y la separación de estos, una maldición pronunciada
sobre la serpiente, la tierra e indirectamente, sobre el hombre, porque traía muerte
y separación de Dios. En la ciudad de Dios, el eterno Edén de los redimidos, está
el río de agua de vida, el árbol de la vida, la ausencia de maldición y una perfecta
y plena comunión de los redimidos con Dios. Lo que se perdió en el Edén ahora
está completamente restaurado; Se logra el propósito de Dios.
Aunque estos versículos son una continuación del capítulo anterior, la frase
“Después de esto me mostró” indica una ruptura. Con esta misma frase se había
introducido la visión de la esposa del Cordero, la nueva Jerusalén (21:9). Las
expresiones “agua viva” Juan 4:10, 11; 7:38) y “agua de vida” (Ap. 7:17; 21:6;
22:1, 17) son peculiares de los escritos del Nuevo Testamento de Juan. Aunque
difieren ligeramente entre sí en el griego, como se indica en la traducción, ambas
expresiones probablemente tienen el mismo significado. El agua viva que Jesús
le ofreció a la mujer en el pozo de Jacob era de este río que fluía del trono eterno.
Podría plantearse la cuestión de si la frase “agua de vida” significa “agua que posee
poderes vivificantes, agua que restaura, refresca y sostiene la vida”,1 o “agua que
es vida, zoe, la mismísima vida o esencia de vida “, un río entero de ella.2
Los que vivimos en una civilización en la que basta con abrir un grifo
para obtener agua fresca, clara y abundante apenas podemos compren-
der lo preciosa que era el agua en Oriente. En las tierras cálidas y en
los desiertos, el agua era, y es literalmente, la vida. Y el río de la vida
bien puede representar la vida abundante que Dios provee gratis para
Su pueblo.4
296 La Nueva Jerusalén - Continuación
– Resplandeciente como cristal – (krustalos – κρύσταλλος, G2930) cristal de
Anotaciones roca, A. & G., el cristal de roca es cuarzo puro,5 que aparecen sólo aquí y en 4:6,
enfatizan la pureza y la belleza centelleantes del río. A diferencia de los ríos de
la tierra, contaminados y corrompidos por la interferencia satánica, volviéndose
como ajenjo (8:10ss.), Trayendo juicio y muerte (16:4-7), este río es la esencia
de la pureza y la vida.
– Que salía del trono de Dios y del Cordero – La fuente del río se revela
claramente, “que salía del trono de Dios y del Cordero”, la fuente de toda vida;
pero no se hace referencia a su boca, porque no tiene fin. Esta es la primera vez
que aparece la expresión “trono de Dios y del Cordero”. Hasta ahora ha sido, “el
que está sentado en el trono, y el Cordero” (5:13; 6:16; 7:10) y el Cordero “en
medio (o delante) del trono” (5:6 ; 7:17). La idea de una ocupación conjunta del
trono por Dios y el Cordero, sin embargo, ha sido implícita en todo el libro. Jesús
habla de sentarse en su trono y el del Padre (3:21); Juan ve a Jesús “arrebatado
para Dios y para su trono” (12:5); y el vidente contempla a Cristo sentado en el
gran trono blanco del juicio, que ciertamente es el trono de Dios. Como el reino
es de Cristo y de Dios (Efesios 5:5), así también es de ellos el trono.
Una alusión a los primeros capítulos del Génesis es evidente en estos primeros
cinco versículos. En el jardín primitivo del Edén había un árbol de la vida (Gé-
nesis 2:9), un río (Génesis 2:10), la ausencia de pecado (Génesis 3:22-24) y la
presencia de Dios (Génesis 3:8). Asimismo, en el cielo estará la restauración de
estos elementos para sostener perfectamente la vida.
vs. 2 – En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el
árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del
árbol eran para la sanidad de las naciones.
Mounced comenta:
La ubicación exacta del río, la calle y los árboles no está clara. Si la frase
inicial (‘en medio de la calle de la ciudad’) va con el versículo anterior,
entonces el río fluiría por el centro de una amplia avenida. Si se toma con
lo que sigue, entonces la calle y el río probablemente corren uno al lado
del otro, con árboles en el medio. Se han sugerido otras posibilidades,
pero el diseño geográfico específico no es de particular importancia para
comprender el simbolismo del versículo.6
Por mas de 4.000 años de la historia del hombre estuvo perdido, sin Dios y sin
esperanza (Efe. 2:11-12). Luego Dios, quien amaba al mundo (Jn. 3:16), dio a Su
Hijo por nosotros, quien por Su muerte, sepultura y resurrección “...el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (1 Tim. 2:10).
Juan dijo:
11
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al
Hijo de Dios no tiene la vida. 13 Estas cosas os he escrito a vosotros que
creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida
eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. (1 Jn. 5:11-13).
¿Cuándo? ¡Ahora! Tenemos vida eterna ahora en Su Hijo. Jesús dijo: “51 Yo
soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo ...
54
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré
en el día postrero” (Jn. 6:51, 54).
¿Cómo tenemos vida eterna ahora? A través de Su carne que El dio por la vida
del mundo. Nótese: El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero. La humanidad perdida para la humanidad por
el pecado de Adán es ahora restaurada por Jesucristo en Su muerte.
– que produce doce frutos, dando cada mes su fruto – En la visión de Juan,
lo que se perdió en el paraíso de Adán se gana en la ciudad de Dios de Cristo.
Jesús prometió a todos los que vencieran que comerían del árbol de la vida en el
paraíso de Dios (2:7). Ahora, en su victoria, esto se lleva a cabo.
Las hojas están incluidas en el símbolo. No solo se debía comer la fruta, sino que
también sus hojas proporcionaban curación, son para la curación de las naciones.
Dios proveyó ese árbol de fruto perenne, de fruto que nunca se acaba,
y de hojas que tienen un poder salutífero. Ahora bien, recordemos que
hay tres cosas indispensables para la conservación de la vida: el agua,
el alimento, y la salud. Este cuadro simboliza que Dios ha provisto para
los suyos todas estas tres cosas. El agua de vida y el fruto perpetuo del
árbol de vida sirven como bebida y alimento, y las hojas con su poder
curativo dan salud. Todo esto, reunido, simboliza el cuidado y sustento
de Dios para su pueblo. Ahora preguntémonos: ¿Cómo puede un hombre
vivir eternamente? La respuesta surge inmediatamente y procede del
trono de Dios y del Cordero: Dios tiene todo lo que se necesita para que
el hombre tenga vida eterna.7
Así como el pecado fue expulsado del jardín original del Edén, la maldición
del pecado con su dolor, enfermedad, tristeza y muerte estará completamente
ausente en el cielo.
– y verán su rostro – Ver a Dios cara a cara, algo que el hombre nunca ha hecho,
será la recompensa de la devoción fiel a Él en esta vida. El anhelo del hombre de
encontrarse con Dios fue expresado primero por Moisés (Éxodo 33:17-23), y luego
por Felipe cuando dijo: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta” (Juan 14:8).
Pero ver el rostro de Dios no es posible mientras el hombre viva en la carne (Juan
1:18; 1 Juan 4:12); sin embargo, este deseo se realizará en el cielo. Se cumplirá la
promesa de que los de corazón limpio verán a Dios (Mat. 5:8).
La Nueva Jerusalén - Continuación 299
Comprenderemos mejor la grandeza de esa promesa si recordamos que al
cristiano se le concede el privilegio que se le negó a Moisés, a quien dijo Dios: Anotaciones
“No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (Ex. 33:20, 23).
Este anhelo ahora se cumple cuando los redimidos contemplan Su rostro. Al-
gunos piensan que el rostro aquí contemplado es el rostro del Cordero y no el del
Padre, pero parece que es el rostro de Dios. Porque Juan había escrito: “Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es” (1 Juan 3:2).
Además, Su nombre debía haber sido escrito sobre el que venciera (Apocalipsis
3:12), y los siervos de Dios debían haber sido sellados en sus frentes (7:3). Por
otro lado, los que estaban de pie en el monte Sion tenían el nombre del Cordero
y de Su Padre escrito en sus frentes (14:1), por lo que lo que está ante la vista del
vidente puede ser indeterminable. A la luz de Juan 14:7-9; 1 Juan 3:1-3, y los pasajes
aludidos, parece que Dios es de quien se habla, porque el Cordero ha redimido a
los santos y los ha traído al Padre. Estos que tienen Su nombre, contemplan Su
rostro y le sirven, están en contraste con los que recibieron la marca de la bestia
(13:16), quienes beberían la copa de la ira de Dios (14:10), y estaban ahora en el
lago de fuego.
vs. 5 – No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz
del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
Juan repite lo que se dijo antes, que no hay necesidad de lámpara o sol (ver
comentarios, 21:23, 25). El pensamiento se ha desarrollado de caminar en medio
de la luz (21:24), a servir en la luz (22:3), y ahora, a reinar en esa luz. El reinado
se extiende ahora desde los mil años con Él durante esta era (véase 20:4), a un
reinado “por los siglos de los siglos”, edades sin fin. Estos reinaron con él sobre
la tierra (5:10) y en vida (Rom. 5:17); pero este reinado no está limitado por el
tiempo. No cesará, después del juicio reinarán con él para siempre en el cielo.
Aquí hay más evidencia de que Apocalipsis 21:1–22:5 se refiere a la gloria eterna,
y no a la era presente.
Quedan por agregar tres cosas: (1) la firma de Dios y el Hijo como testimonio
de la visión, (2) algunas exhortaciones a aquellos a quienes se dirige el libro, y
(3) una ferviente exhortación al Señor que vendrá. En asuntos relacionados con
la vida o la muerte, cada palabra tenía que ser establecida por dos o más testigos
(véase 11:3; ver también Deuteronomio 19:15; Mateo 18:16; 2 Corintios 13:1; 1
Timoteo 5 : 19). La naturaleza y el contenido de toda la visión fue tal que exigió
el testimonio de Dios y de Cristo. Hecho esto, el libro se cierra con un clímax
apropiado y una conclusión a la revelación total de Dios al hombre.
“Que deben suceder pronto” (en breve, en tachei de tacheos, 1:1; 22:6; ver co-
mentarios, 1:1), indica “rápidamente” o con rapidez (Lucas 18: 8), “rápidamente”
(Hechos 12:7; 22:18), “en breve” (Hechos 25:4; Rom. 16:20). La referencia es al
conflicto desarrollado en el libro; por lo tanto, en un breve período de tiempo los
eventos de ese conflicto sucederían.
Si los principales eventos de este libro aún no han ocurrido, estas palabras no
brindan consuelo a las personas a quienes se dirigió hace casi 2000 años.
vs. 7 – ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de
la profecía de este libro.
Algunos han sugerido que la frase, vengo pronto, se refiere a la certeza y rapidez
de su venida más que a un regreso inminente (2:5, 16; 3:11). Tres veces la expre-
sión se encuentra al final del libro (22:7, 12, 20). Los discípulos que recibieron el
Apocalipsis podían estar seguros de la certeza de su cumplimiento. Cristo vendrá
según lo prometido y cumplirá su misión de derrotar a Satanás y sus aliados. Esta
expresión también puede servir como advertencia con respecto a la manera de su
segunda venida para juzgar al mundo (16:15; 1 Tes. 5:1-3; 2 Ped. 3:10). Todos
pueden estar seguros de la certeza de su segunda venida, una manifestación que
será rápida y sin previo aviso. La lección subyacente debe prepararse guardando
los dichos de la profecía de este libro.
¿Pero quién habla? ¿Son estas las palabras de Dios que vendría en la persona de
Cristo, o son las palabras de Jesús, entre paréntesis (Swete) declarando Su pronta
venida? Los comentaristas están divididos sobre la respuesta; probablemente nunca
podamos decidir definitivamente. Sin embargo, sabemos que Dios vino en Cristo
haciendo Su obra redentora (Juan 14:10; 2 Cor. 5:19ss.) Y vendrá en Él con los
ángeles al final de los tiempos (1 Tes. 4:14; Tito 2:13). Por lo tanto, no estaría mal
concluir que Dios es el orador, declarando que en Cristo vendrá rápidamente a
sus santos necesitados. Si es Dios hablando de Su venida en Cristo o si es Cristo
hablando, es cierto que el que viene es Jesús. Él usa la misma palabra (tachu) de
su pronta venida a las iglesias (2:16 [v. 5 en algunos mss.]; 3:11) y en este capítulo
repite la promesa de una pronta venida (vss. 12, 20).
vs. 8 – Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído
y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
vs. 9 – Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus
hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
... nadie sabe por qué respondió como lo hizo. Pero no seamos dema-
siado críticos con Juan; porque cuando una persona nos trae a uno de
nosotros el evangelio glorioso, nos señala al Cordero y nos hace real la
vida y el cielo, somos propensos a darle reverencia más allá de lo que
le corresponde, aunque él es simplemente un hombre y nada más que
un siervo (1 Corintios 3:5). Incluso los ángeles son solo sirvientes con
los profetas y siervos fieles de Dios que guardan o consideran sagrada
Su palabra.8
Juan es muy específico acerca del enmarco del tiempo para las profecías que
hizo en este texto divino. (1) Apocalipsis 1:1, “... las cosas que deben suceder
pronto ...” (2) Apocalipsis 1:3, “porque el tiempo está cerca”. (3) Apocalipsis
22:6, “... las cosas que deben suceder pronto”, (4) Apocalipsis 22:7, “¡He aquí,
vengo pronto!”, (5) Apocalipsis 22:20, “Ciertamente vengo en breve”, y finalmente
(6) Apocalipsis 22:10, “No selles las palabras de la profecía de este libro ...”. En
no menos de 5 lugares Juan nos permite saber que las profecías de este libro son
pertinentes a su día, y que pronto pasarían.
“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del
fin ... Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin”.
Por tanto, cuando sustraemos 164 A.C. (cuando se cumplió) de 550 A.C. (cuando
fue hecha), encontramos que los “muchos días aún lejanos” son iguales a 386 años.
Cuando Dios dice el tiempo llama los 386 años “muchos días aún lejanos”. Por
tanto, puesto que esto era muy lejano en el futuro, Daniel debe sellar la profecía
(Dan. 12:9; cfr. v.4).
Compare esto con Juan a quien se le dijo, “No selles las palabras de la profecía
de este libro, PORQUE EL TIEMPO ESTA CERCA” (Ap. 22:10). Tenemos ahora
una comparación directa entre los “muchos días” como opuesto a “el tiempo está
cerca”, y entre “sellar la profecía” y “no sellar la profecía”. Por la definición
divina de las profecías del libro del Apocalipsis tiene que pasar mucho tiempo
antes del fin del mundo y el retorno del Señor.
Las palabras de la profecía de este libro eran para publicación; por tanto, no
debían ocultarse. Por el contrario, cuando Daniel vio la visión que reveló cosas
sobre el fin de la economía hebrea, se le dijo: “Guarda la visión ... sella el libro”
(Dan. 8:26; 10:14; 12:4, 9). Pasaría un tiempo considerable antes del cumplimiento
de todo lo que vio Daniel. Sin embargo, se le recuerda a Juan que el tiempo está
cerca para el cumplimiento de las visiones que experimentó. Recuerde que en las
palabras iniciales de Apocalipsis se le ordenó a Juan que escribiera estas cosas
en un libro y lo enviara a las siete iglesias de Asia (1:1-3, 11). Aunque el mensaje
de Apocalipsis sobre el juicio final y los destinos eternos de la humanidad aún no
se han cumplido, el libro de hecho consoló a los primeros santos, animándolos
ante la inminente amenaza del culto pagano al dios-César del Imperio Romano.
El cumplimiento de esas profecías continúa brindando consuelo a todos los santos
en cualquier época, porque independientemente de las tácticas que use Satanás, la
victoria siempre estará con el ejército de Cristo.
vs. 11 – El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo
todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifí-
quese todavía.
La Nueva Jerusalén - Continuación 303
Esta declaración no tiene la intención de animar al mal a permanecer en su
curso. Dios nunca fomenta el mal (Sant. 1:13; 2 Ped. 3:9). Pero esto simplemente Anotaciones
reconoce la realidad de que incluso con las advertencias dadas por las trompetas
y las copas de la ira, los impíos llevarán a cabo lo que ha sido predicho. A pesar
de las amenazas y súplicas de Cristo, los enemigos de su pueblo continuarán en
su maldad e inmundicia. Esta declaración también anima a los santos a no vacilar
nunca, porque Dios cumplirá las promesas contenidas en este libro. Después del
juicio, la condición final del hombre permanecerá como se había prometido antes
del juicio. No habrá una segunda oportunidad (Lucas 16:27-31). El que escucha
el mensaje de Dios y permanece injusto y sucio en el pecado, cosechará una con-
secuencia permanente. Por otro lado, el que se arrepienta del pecado y viva con
rectitud y santidad obtendrá la vida eterna.
Cuando Cristo regrese para juzgar al mundo, será justo. El Señor no ha de-
terminado arbitrariamente el destino final de ningún individuo; sin embargo, ha
declarado cuáles serán las recompensas, basadas en la vida que uno elija (Juan
5:28-29). Cada hombre recibirá la recompensa de acuerdo con el trabajo que haya
realizado (Rom. 2:6-11; 2 Cor. 5:10).
vs. 14 – Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol
de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.
La RV-1909 traduce esto de otra manera: “Bienaventurados los que guardan sus
mandamientos, para que tengan derecho a ir al árbol de la vida y puedan entrar
por las puertas de la ciudad”. William Barclay explica:
HOIPLYNONTESTASSTOLAS
HOIPOIUNTESTASENTOLAS
“Los que han lavado sus ropas” es la traducción del texto de los mejo-
res manuscritos, pero es fácil comprender que se pudiera cometer una
La Nueva Jerusalén - Continuación 305
equivocación al copiar esta frase, sustituyéndola por otra más corriente. 11
Anotaciones
El significado es esencialmente el mismo porque los que guardan sus manda-
mientos son los que “lavaron sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero”.
Estos son los que, en la sangre del Cordero, lavan sus vestiduras de la inmundicia
del mundo (cf. v. 11). Por la sangre de Jesús somos libres de nuestros pecados (1:5),
comprados para Dios (5:9), y nuestras vestiduras, o vidas, blanqueadas (7:14). Por
la fe se han arrepentido de sus pecados (Hechos 2:38), han confesado que Jesús es
el Hijo de Dios (Rom. 10:9-10), y han sido sepultados por el bautismo en su muerte
(Rom. 6:3-5; Hechos 22:16). Por la desobediencia del hombre fue expulsado del
Jardín del Edén, y ahora por la obediencia se le concederá al hombre la entrada al
paraíso eterno (Hebreos 5:8-9).
vs. 15 – Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los ho-
micidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
Se hace un contraste entre los que entran en el paraíso eterno de Dios y los que
están excluidos eternamente de la presencia de Dios. Los perros son un término
usado frecuentemente para referirse a aquellos que, como animales, satisfacen
sus deseos sin restricción moral (Deut. 23:17-18). El término también describe a
aquellos que rechazan los caminos de Dios (Sal. 22:16, 20; Fil. 3:2; 2 Ped. 2:22).
¿Quiénes son “los perros” que encabezan aquí la lista? Por supuesto,
no se trata de animales, sino de personas de carácter vil, corrupto. Dice
Bartina:
Son ... los canes, como las bestias que infestaban las poblaciones y
eran odiados de los orientales. Merodeaban por las ciudades, igual
que las personas corruptas y eran echados fuera de las murallas (Dt.
23:18; Mat. 7:6; Mr. 7:27; Fil. 3:2). Son los paganos con todo su
cortejo de vicios, y también los malos cristianos (cf. 2 Ped. 2:22).
En sentido más técnico, son los dedicados a la prostitución sagrada
masculina (Dt. 23:17-18).12
De una raíz que no se usa que significa aullar, o también atacar; perro;
de aquí, (por eufem.) prostituto (hombre):—perro.15
(b) Pero hay otra posibilidad. Hay una frase extraña en Deut. 23:18.
Este versículo dice: «No traerás la paga de una ramera ni el salario
de un perro a la Casa del Señor tu Dios por ningún voto.» La primera
parte es suficientemente clara: prohíbe ofrecer a Dios un dinero que se
ha ganado en la prostitución. Pero el salario de un perro es más difícil
(RV’95: el precio, v. nota). El detalle es que en algunos templos antiguos
había no solamente prostitutas sagradas sino también varones prostitutos
sagrados, y era a estos a los que se llamaba corrientemente perros. Perro
puede designar a una persona totalmente inmoral, y es probable que ese
sea su sentido aquí.16
El resto de esta lista se incluye en 21:8, donde el destino de los desobedientes
es “el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.
vs. 16 – Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las
iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Jesús garantiza la verdad de todo lo que Juan ha visto y oído. La razón de esta
garantía es la siguiente, el libro empieza prometiendo una revelación que ha de dar
Jesucristo (1:1); esta es la confirmación que da Jesús de que la visión procedía de El.
Dado que la revelación fue dada a Jesucristo por el Padre para mostrarla a Sus
siervos por Su ángel (1:1), y dado que Jesús reclamó los mismos atributos eternos
La Nueva Jerusalén - Continuación 307
que el Padre (v.13), Él puede decir que es Él quien envía a su ángel para testificar
estas cosas para (o, sobre) las iglesias. En ninguna parte Juan identifica a la iglesia Anotaciones
de la manera en que lo hace Pablo (Efesios 1:22 y siguientes; Colosenses 1:18, et
al.), Sino que la representa como una mujer vestida de luz (capítulo 12), como una
ciudad gloriosa. , una novia adornada para su esposo (caps. 19, 21, 22), y como
“las iglesias”, que incluyen a todos los hermanos.
... La estrella de la mañana es el heraldo del día que destierra las ti-
nieblas de la noche; ante Cristo huye la noche del pecado y de la muerte.
Sin duda esto despertaría todavía otro recuerdo. Jesús había dicho en
los días de Su carne: «Yo soy la luz del mundo; el que Me sigue no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn. 8:12 ). Cuando el
Cristo Resucitado dijo que era la Estrella de la mañana Se presentaba de
nuevo como la luz del mundo y el disipador de las tinieblas del mundo.17
vs. 17 – Y el Espíritu y la Esposa [‘la novia’ – PDT] dicen: Ven. Y el que oye,
diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente.
El Espíritu Santo ha revelado el mensaje de la verdad de Dios (Juan 16:13),
y la iglesia de Cristo, la novia, es el medio de Dios para difundir este mensaje
de redención. La obra de los apóstoles, evangelistas y otros discípulos se une al
Espíritu Santo cuando se predica la palabra revelada del evangelio. La salvación
que se ofrece a través de este evangelio es para quien quiera; es universal y gra-
tuito (Marcos 16:15-16). La invitación se extiende a “todo linaje, lengua, pueblo y
nación” (5:9). Además, es un mensaje que ofrece refrigerio a las almas sedientas.
Jesús suministra agua viva, como de un “manantial que brota para vida eterna”
(Juan 4:10, 14). Aunque el agua es gratis, el Señor no obliga a nadie a beber. Solo
aquellos que toman el agua a través de una vida de fiel obediencia serán refres-
cados (Stg. 1:22-25).
vs. 18 – Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este
libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro.
vs. 19 – Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
escritas en este libro.
Winters lo dijo bien. “Ya sea que uno destruya las páginas del libro como lo hizo
el rey Joacim (Jer. 36:23), o si simplemente etiqueta ciertos requisitos como no
esenciales (Stg. 2:10), el efecto es el mismo: la palabra de Dios ha sido anulada,
y la religión del hombre sin valor (Mateo 15:3-9; Marcos 7:6-13)”.
A lo largo de los siglos, ha venido como dijo que lo haría, en rápida retribución
(2:5, 16) y en respuesta a las necesidades de sus santos (3:11). En respuesta al
clamor de los santos sufrientes y gozosos, ha respondido con la seguridad de que
cuando llegue el momento de su venida final, vendrá a reunir a sus santos con él y
con su Padre. A esto responde Juan, haciéndose eco del “clamor urgente de todos
los corazones fieles”: Amén: Ven, Señor Jesús.
La respuesta de Juan de que el Señor vendrá pronto se hace eco del anhelo de
la iglesia por ese gran día. Aun así, ven, Señor Jesús. Este es el equivalente de la
palabra aramea transliterada, “Maranata” que se encuentra en la conclusión de la
carta de Pablo a los Corintios (1 Cor. 16:22). Qué final tan maravilloso para un
pueblo cuyo único deseo es agradar al Señor y cuyo deseo primordial es vivir con
él en la eternidad. Es triste que la mayoría de la gente no anhele su llegada. Para
aquellos que no conocen al Señor y no han obedecido el evangelio, su venida
significará castigo (2 Tes. 1:7-9). Para los justos, su venida traerá consuelo y paz
(Fil. 1:21-23 3: 20-21; 1 Tes. 4:16-17; 2 Tim. 4:6-8; 2 Ped. 3:12- 13).
La Nueva Jerusalén - Continuación 309
Ray Summers escribe:
Anotaciones
El versículo 20 declara que el Señor Jesús tenía el propósito e hizo
la promesa de regresar pronto para auxiliar a su pueblo que estaba
sufriendo persecución. Y Juan, como un testimonio de que acepta esa
promesa y como demostración de una actitud de paciencia y confianza,
reverentemente inclina su cabeza y ante sus lectores dice en voz baja
esta oración: AMEN, SEA ASI, VEN, SEÑOR JESUS.19
vs. 21 – La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Estas últimas palabras son una bendición adecuada para este maravilloso libro.
El plan de redención de Dios es por su gracia. Su participación continua en la pro-
tección y preservación de su reino contra los ataques de Satanás es una expresión
de gran favor. Y su promesa de restaurar el árbol de la vida para todos los que
guarden sus mandamientos, es una promesa fundada en la gracia. De hecho, solo
queda una palabra por decir: ¡Amén, así sea!
_________________
Anotaciones al Pie
1. Alfred Plummer, Revelation: Pulpit Commentary. New York: Funk and Wagnalss Co., n.d.; p. 545.
2. R.C.H. Lenski, Interpretation of St. John’s Revelation. Columbus: Wartburg Press, 1957.
3. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 4, p. 255.
4. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 Tomos en 1, p. 1190.
5. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., vol. 1, p. 346.
6. Robert H. Mounce; The New International Commentary on the New Testament, The Book of Reve-
lation. Grand Rapids: Wm. Eerdmans Publishing Co., 1977, pp. 386-387.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 284.
8. Homer Hailey, Commentary on Revelation, p. 427.
9. W.E. Vine, Ibid, vol. 4, p. 161.
10. W.E. Vine, Ibid, ver ‘galardón’, vol. 2, p 143.
11. William Barclay, Ibid, p. 1191.
12. Matthew Henry, Comentario Bíblico, 13 Tomos en 1, p. 1998.
13. Keil & Delitzsch, Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento, Tomo 1, p. 529.
14. James Strong, Diccionario de Palaras Hebreas y Arameas, p. 117.
15. James Strong, Diccionario de Palabras Hebreas y Arameas, p. 60.
16. William Barclay, Ibid, p. 1191-92.
17. William Barclay, Ibid, p. 1192.
18. Ray Summers, Digno es el Cordero, p. 286.
19. Ray Summers, Ibid, p. 286.
310 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones Apéndice 1
Los Números en Apocalipsis
A través de la Biblia los números son usados para indicar una cantidad literal y para
representar una idea. Como el lector fue advertido contra el literalismo en el uso e
interpretación de los símbolos e imágenes en el Apocalipsis, del mismo modo se debe
ejercer cuidado en la interpretación de los números encontrados en el libro. En el
aprendizaje del uso o significado de algo, uno podría decir claramente cuál es su uso, o
podría aprender por medio de observar el uso que de este se hace. Si digo plenamente
que algo es una señal o que eso significa una cierta verdad, no queda ninguna duda
en la mente del lector. Pero si no es declarado específicamente, el sentido simbólico,
si hay una significancia simbólica, debe ser determinado por el uso hecho del objeto
considerado. Es del uso que se hace de las figuras numéricas que debemos determinar
cualquier significancia simbólica. Esto no podría ser totalmente satisfactorio, porque
parece inconclusivo, pero para este escritor no hay otra alternativa. El espacio no
permite un estudio profundo o envolvente del tema.
Los escritos apocalípticos empleaban los números de una manera simbólica. De la
misma manera que en lengüaje de hoy día el número siete puede representar la buena
suerte y el trece la mala, ciertos números también llevaban un significado definido en
la literatura apocalíptica. Los números tres, cuatro siete, diez, y doce aparecen con
regularidad en el Apocalipsis y significan un mensaje diferente al valor literal numérico.
El número más común empleado de esta manera es el número siete. Por ejemplo, en
Ap. 1:4 son mencionadas las “siete iglesias que están en Asia”. Literalmente existieron
siete iglesias en Asia, pero el hecho de que habían más de siete iglesias en Asia en ese
tiempo indica que el escritor está usando el número de una manera simbólica. Por
ejemplo, Hierápolis y Colosas, estaban localizadas en la provincia de Asia (Col. 1:2;
4:13, 15-16), pero no son mencionadas en el grupo al que se dirigió el Apocalipsis.
Otras apariciones del número siete en Apocalipsis son: candeleros (1:12); estrellas
(1:16); ángeles (4:5); espíritus (1:4; 3:1; 4:5); sellos (5:1); cuernos (5:6); ojos (5:6);
trompetas (8:2); truenos (10:3); cabezas (12:3); diademas (12:3); plagas (15:1); copas
(17:1); montes (17:9); reyes (17:10).
Ray Summers ha dado lo que este escritor considera es la explicación más concisa y
fácilmente entendible de la naturaleza esencial de la literatura apocalíptica. Describe
el uso de los números como sigue:
El significado interior de los números era una especie de artificio que siempre había
fascinado a la mente oriental. En aquellos tiempos antiguos, cuando el lenguaje era
primitivo y pobre en vocabulario, algunas veces una palabra hebrea tenía varios signi-
ficados. Bajo tales condiciones, los hombres naturalmente llegaron a usar los números
como nosotros usamos las palabras: los números fueron símbolos de verdades morales
o espirituales. Así, cierto número pudo haber sugerido cierto concepto definido. Los
conceptos surgieron completamente de manera natural mediante ciertas asociaciones
primitivas. Así como el sonido de una palabra dada, por el hábito mucho tiempo
cultivado, atrae la idea correspondiente, así también cierto número, por causa de la
asociación adquirida, atrajo un concepto definido. Tales números llegaron a ser símbolos,
y no pueden ser leídos con la exactitud literal que empleamos cuando interpretamos
fórmulas matemáticas.1
En el Apocalipsis los números tres, cuatro, siete, diez, doce, y los múltiplos de algu-
nos de estos tienen especial significado. A través del libro los siguientes números son
encontrados: un cuarto, un tercio, medio, uno, dos, tres, tres y medio, cuatro, cinco,
seis, siete, (ocho no es encontrado, aunque «octavo,» «noveno,» etc., son encontrados
en una secuencia), diez, doce, cuarenta y dos, ciento cuarenta y cuatro, seiscientos
sesenta seis, mil, mil doscientos, mil seiscientos, siete mil, doce mil, ciento cuarenta
Los Números en Apocalipsis 311
y cuatro mil, un millón, doscientos millones. Los fraccionarios, un cuarto, un tercio, Anotaciones
medio, son usados en un sentido simbólico o figurado para designar una parte menor
del todo bajo discusión.
Uno es usado principalmente para designar “unidad” o eso que es único y solo, o
uno fuera de varios. Este número realmente no es usado en el Apocalipsis, pero se
coloca detrás de varios otros.
Dos podría significar un número definido, como «dos ayes» que salen de un total
de tres (9:12); o podría ser usado como un número simbólico, como «cuarenta y dos
meses» (11:2).
El número tres parece haber tenido especial significado desde los primeros tiempos.
El número tres aparece cientos de veces en la Escritura con referencia a personas y
cosas tanto sagradas como seculares, para el tiempo, y para incidentes o eventos.
Solamente unas pocas de estas referencias serán suficientes.
Tres y medio (11:9, 11) es el siete partido a la mitad y simbolizaba “roto o in-
completo”. Tres términos diferentes son empleados con igual equivalencia: “tiempo,
tiempos, y la mitad de un tiempo” (Dan. 12:7; Ap. 12:14 – 1 + 2 + ½); o “cuarenta y
dos meses” (Ap. 11:2; 13:5); o “1260 días” (Ap. 11:3; 12:6). Cada uno de estos re-
presenta un período de tiempo indefinido, obviamente menos que el período perfecto
o completo sugerido por otros números.
Este número y sus equivalentes son usados varias veces en el Apocalipsis. Cada vez
que el número es usado a través de la Biblia, es usado de juicio, dificultad, y prueba.
Jesús y Santiago hablan de tres años y seis meses (tres años y medio) de sequía en
los días de Elías como un tiempo de no lluvia y una gran hambre sobre toda la tierra
(Lucas 4:25; Stg. 5:17). Aquí el número tres y medio está asociado con preocupación
y dificultad.
Daniel escribe del tiempo cuando la «cuarta bestia» «hablará palabras contra el
Altísimo,» y los santos «serán entregados en su mano (a la bestia) hasta tiempo, y
tiempos, y medio tiempo» (Dan. 7.25). El «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» son
tres y medio, como será señalado dentro de poco. Este era un período de gran opre-
sión para los santos. El profeta más tarde usa la misma expresión como un período
del rompimiento en pedazos del poder del pueblo santo (12:7). Nuevamente el tres
y medio es simbólico de un período de persecución y aflicción. El profeta también
señala la cesación del sacrificio y la ofrenda, otro período de prueba, «a la mitad de
la semana» (9:27), lo cual sería después de tres días y medio. En cada caso el tres y
medio designa un tiempo de persecución, dificultad y calamidad.
«Tres y medio» y los períodos equivalentes son usados varias veces en el Apocalip-
sis, y cada vez están asociados con un período de opresión. Los dos testigos fueron
vencidos y muertos, y sus cuerpos fueron dejados sin sepultar en la plaza por tres días
y medio—durante cuyo tiempo el mundo se regocijó por la muerte de ellos (11:9-10).
Este fue un período de aflicción y humillación. Un período de tres años y medio es
introducido por el vidente en asociación con la persecución, las pruebas, y la opresión.
La ciudad santa sería hollada por cuarenta y dos meses—tres años y medio (11:2). Los
dos testigos profetizarían por mil doscientos sesenta días—el mismo período de tres
años y medio—luego son muertos (11:3,7). Esto, de igual manera, es un período de
oposición. La mujer que dio a luz al hijo varón fue forzada a huir al desierto por mil
doscientos sesenta días—tres años y medio—donde fue cuidada providencialmente
(12:5-6). Este mismo período es referido como «un tiempo, y tiempos, y la mitad de
un tiempo» (12:14), siendo idéntico con los mil doscientos sesenta días del versículo
6. Ambos indican un tiempo de oposición, opresión, y persecución por Satanás. Esto
también derrama luz sobre el uso de Daniel de la expresión, «tiempo, y tiempos, y
medio tiempo,» y lo muestra para significar tres años y medio. La evidencia adicional
para esta conclusión es provista cuando es dicho de la bestia que «se le dio autoridad
para actuar cuarenta y dos meses,» tres años y medio (13:5). Esta es la bestia que
hizo guerra contra los santos y los venció (13:7). Un estudio paralelo de Daniel 7 y
Apocalipsis 7 revela la identidad de la cuarta bestia de Daniel y la bestia de Juan que
sale del mar; ambas representando al Imperio Romano. También, tal estudio señala
que el «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» de Daniel es equivalente a los «cuarenta
y dos meses de Juan;» ambos son tres años y medio. En cada caso donde tres y medio
es usado, es usado de un tiempo de opresión, oposición, prueba, o persecución.
Después de encontrar el número cuatro tan a menudo en los tres libros apocalípticos
del Antiguo Pacto, uno no es sorprendido al encontrar que permanecen sobresalien-
temente en el Apocalipsis. Los cuatro seres vivientes juegan un papel importante a
través del libro. Hay «cuatro ángeles,» «cuatro ángulos de la tierra,» «cuatro vientos
de la tierra» (7:1), cuatro caballos saliendo mientras los primeros cuatro sellos eran
abiertos (6:1-8), y «cuatro cuernos (algunos MSS omiten el cuatro en este pasaje) del
altar de oro» (9:13). El cuatro es usado a menudo con otros números: veinticuatro
ancianos, ciento cuarenta y cuatro codos, y ciento cuarenta y cuatro mil.
En algunos casos el cinco parece haber tenido valor simbólico. Es la mitad de diez,
como en Mateo que hubo cinco vírgenes sabias, y cinco insensatas (Mat. 25:2). Los
«cinco panes» con que Jesús alimento a la multitud (Mat. 16:9), son mencionados por
todos los cuatro escritores de los Evangelios, aparentemente para indicar la pequeña
cantidad. Esto está en conexión con lo que Pablo escribe al hablar de «cinco palabras
con mi entendimiento» (1 Cor. 14:19). En el Apocalipsis Juan parece usar el número
cinco como símbolo de un período corto pero definido, como cuando habla de los
escorpiones que atormentaron a los hombres por cinco meses (9:5,10).
Es el número que representa el “fracaso”. Como siete era el número perfecto sa-
314 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones grado, el seis se queda corto y llegó a significar condenación. El seis está lejos de la
perfección, es número de hombre, es el número de la imperfección o fracaso. De esta
manera, el 6 (la imperfección, más 6 veces 10 (otro número completo o de poder),
más 60 (el producto de 60 x 10) veces 10 = 666, o “completo fracaso”.
Acorde a Apoc. 13:18 es sabiduría entender que el hombre que se opone a Dios se
encontrará con fracaso, Fracaso, FRACASO. En contraste, aquellos que sirven a Dios
tendrán éxito (Apoc. 14:1 y Sig.).
La bestia salvaje tiene nombre, y este nombre es el numero 666. El seis, como
número, se relaciona con los enemigos de Jehová. Un filisteo de los de Refaím era de
tamaño extraordinario, y sus “dedos de las manos y de los pies estaban en cantidades
de seis” (1 Crón. 20:6). El rey Nabucodonosor erigió una estatua de oro de 6 codos
de ancho y 60 codos de alto, para unificar a sus funcionarios políticos en una sola
adoración. Cuando los siervos de Dios rehusaron adorar la imagen de oro, el rey hizo
que fueran arrojados en un horno ardiente (Dan. 3:1-23). El número seis no llega a
siete, que representa lo completo desde el punto de vista de Dios. Por lo tanto, el seis
representa, apropiadamente, imperfección crasa.
El hombre puede tener una aparente sabiduría y fortaleza, pero si se pone a sí mismo
en oposición a Dios, siempre hallará derrota justo cuando parecía que el éxito estaba
a su alcance.
En sus combinaciones del siete, Juan menciona siete iglesias (cuatro veces), siete
espíritus (cuatro veces), siete candeleros (cinco veces), siete estrellas (cinco veces),
siete lámparas de fuego (una vez), siete sellos (dos veces), siete cuernos (una vez),
siete ojos (una vez), siete ángeles (nueve veces), siete trompetas (dos veces), siete
truenos (tres veces), siete mil inmolados (una vez), siete cabezas (cinco veces), siete
coronas (una vez), siete últimas plagas (cuatro veces), siete copas de oro (tres veces,
siete montes (una vez), y siete reyes (una vez). El libro usa el número «siete» cincuenta
y cuatro veces, designando diecisiete grupos de sietes más los siete mil inmolados.
Es digno de notar cómo el número siete es usado en el resto del Nuevo Pacto: «otros
Los Números en Apocalipsis 315
siete espíritus» (Mat. 12:45), «siete panes» (Mat. 15:36), «siete canastas llenas» (Mat. Anotaciones
15:37), «setenta veces siete» (Mat. 18.22), el problema hipotético de los Saduceos de
los «siete hermanos» que, en sucesión de la edad, se casaron con la misma mujer y
murieron (Mat. 22:25-28), siete siervos para ministrar a la mesa en la temprana iglesia
(Hechos 6:3), «siete naciones» (Hch. 13:19), «siete hijos» (Hch. 19:14), y «siete días»
(Hch. 20:6; 21:4,27; 28:14).
El diez aparece muchas veces en ambos pactos, y parece haber sido desde tiem-
pos antiguos un «número simbólico favorito, sugestivo de un redondo total, largo o
pequeño, acorde a las circunstancias»,35 un número completo. Además, su uso en
el Apocalipsis de los «diez reyes,» (Ap. 17:12) «diez cuernos» (Ap. 17:12) y «diez
diademas» (Ap. 13:1), parece indicar la plenitud del poder o gobierno; por tanto, es
el número del poder. Los múltiplos de diez, mil, ciento cuarenta y cuatro mil, y los
números largos indican la plenitud a un grado superlativo o ilimitado.
Una persona con diez dedos en manos y pies tiene el número completo de dos en
manos y pies.
En el Antiguo Pacto los doce hijos de Jacob se convirtieron en los padres de las
doce tribus de Israel. Luego hubo las doce preciosas piedras del pectoral del sumo
sacerdote, representando las doce tribus (Ex. 28:15-21). Las doce tortas de la pro-
posición estaban en el lugar santo del tabernáculo (Lev. 24:5). A la dedicación del
altar del tabernáculo, doce príncipes traían ofrendas. Entre estos estaban doce platos
de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro. En esta dedicación los animales
para el holocausto eran doce becerros; doce carneros, doce los corderos, doce machos
cabríos (Núm. 7:78-87). Más tarde, el mar de bronce de Salomón descansaba sobre
doce bueyes (1 Reyes 7.25). Doce leones esculpidos permanecían «allí sobre las seis
gradas, de un lado y del otro» del trono del rey (1 Reyes 10:20). Esto es únicamente un
muestreo; una y otra vez el número doce es usado en relación al pueblo, la adoración,
y las familias de la antigua nación.
En el Nuevo Pacto, las actividades de los doce apóstoles, y los doce tronos en los
que ellos se sentaron, juzgando a las doce tribus de Israel, están dando predominio.
Junto con estos usos significantes del número doce, Jesús fue encontrado enseñando
en el templo a la edad de doce años (Lucas 2:42), las doce cestas de pedazos que se
recogieron (Lucas 9:17), y Santiago dirigió su epístola a las doce tribus de la disper-
sión (Stg. 1:1).
En el Apocalipsis, doce mil de cada una de las doce tribus son enumerados para
un total de ciento cuarenta y cuatro mil. La radiante mujer tiene sobre su cabeza una
corona de doce estrellas (12:1). La ciudad celestial tiene doce puertas, las cuales son
doce perlas inscritas con los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel, guarda-
das por doce ángeles (21:12,21). Los doce cimientos de la ciudad, y sobre ellos los
nombres de los doce apóstoles (21:14,19 y Sig.). La ciudad misma es retratada como
un cuadrado midiendo doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura. El muro
alrededor de la ciudad es ciento cuarenta y cuatro codos, un múltiplo del doce veces
doce (21:16-17). Como número simbólico, así sugerido arriba, parece señalar una
316 Los Números en Apocalipsis
Anotaciones idea religiosa o espiritual.
Mil - significa todo lo que hay de algo, cfr. Salmo 50:10; 105:8; Dt. 7:9. Un pe-
ríodo completo de tiempo. Este número es el resultado de multiplicar diez (10 x 10
x 10), que es otra forma de confirmar la certeza del cumplimiento (lo completo x lo
completo x lo completo). Nada interferirá o quebrantará este período de tiempo hasta
que la voluntad de Dios lo haga.
Cualquiera sea la interpretación que uno de a este gran libro, debe reconocer su estilo
único en contraste a los otros libros del Nuevo Testamento. El estudiante cuidadoso
no interpretará los números, algunas veces literalmente y otras figurativamente, para
satisfacer a una teoría en particular. Una interpretación correcta seguirá un patrón
consistente mientras analiza el significado de las imágenes y los números revelados
en el Apocalipsis.
__________________________
Anotaciones al Pie
1. Ray Summers, Digno es el Cordero, Una Interpretación del Libro del Apocalipsis, pp. 42-43.
2. William Hendriksen, Más Que Vencedores, p. 154.
Referencias
JR - 1990
[email protected] — www.elancladelevangelio.org — YouTube – El Ancla del evangelio.
El Todopoderoso 317
Apéndice 2 Anotaciones
El Todopoderoso
Apocalipsis 1:8
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era
y que ha de venir, el Todopoderoso.
vs. 4-5 – “4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros,
del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante
de su trono; 5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el
soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados
con su sangre”.
“... del que es y que era y que ha de venir ...” – Claramente se refiere al Padre
eterno.
“ ... y de los siete espíritus que están delante de su trono ...” – (véase también
3:1; 4:5; 5:6). Los “siete espíritus” equilibran las “siete iglesias” (1:12,16,20), y
es otro uso del simbólico siete. Jesús y los apóstoles hablaron siempre del Espí-
ritu Santo, hay un Espíritu como hay un Dios y un Señor (cfr. Efe. 4:4-6). De los
siete se debe pensar simbólica y no literalmente; “los siete espíritus” simbolizan
la perfección séptupla, lo completo e universalidad de la obra del Espíritu.
Como profeta es el “testigo fiel” (vs.5b). Vino al mundo para dar testimonio a
la verdad (Jn. 18:37); y Juan dijo: “Lo que El ha visto y oído, de eso da testimonio
...” (Jn. 3:32 – LBLA). En confirmación de esto, Jesús afirmó, “... mi testimonio
es verdadero ...” (Jn. 8:14). El era el testigo fiel delante del pueblo a medida que
les enseñaba, delante de los judíos cuando fue acusado falsamente por ellos, y
delante de Pilato cuando el proceso judicial en contra Suya.
Todopoderoso
Tenney comenta:
“Si el título transmitió a los oyentes del Apocalipsis la fuerza del original
hebreo, significa ambos, al Dios que creó y sustenta las huestes de la creación
y a Dios cuya suficiencia es inagotable”.4
Dios es descrito como teniendo dominio y control sobre todo – El tiene todas las
cosas en Sus manos. El título es singularmente apropiado, porque cada vez que es
usado en el Apocalipsis se habla de Dios como un guerrero con poder invencible
luchando contra el mal.5
Es difícil determinar si el interlocutor (1:8), es el Padre Eterno o el Cristo glo-
rificado. Los comentaristas están casi que divididos entre las dos interpretaciones;
sin embargo, la evidencia favorece al Padre como el interlocutor.
“El Todopoderoso”, aparece solamente una vez en las epístolas (2 Cor. 6:18) y
nueve veces en Apocalipsis, refiriéndose siempre a Dios el Padre (1:8; 4:8; 11:17;
15:3; 16:7,14; 19:6,15; 21:22). Esta conclusión es sustentada por su uso en 1:4 y
en 19:15 y en 21:22 donde se refiere categóricamente al Padre a diferencia del Hijo.
Una aplicación consistente demanda que esto sea adscrito (atribuido) aquí al
Padre. Jesucristo es el que muestra la visión a Juan en el vs.1, e incuestionable-
mente es el que habla en el vs.17 donde es llamado “el primero y el último”.
Jesucristo comparte los atributos de deidad y además es referido como “Yo soy
el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Ap. 22:13). Sin
embargo, en este caso el que habla parece ser Dios el Padre (1:8).
En 19:4 Juan nos dice que los veinticuatro ancianos y los cuatro seres
vivientes “se postraron en tierra y adoraron a Dios que estaba sentando en
su trono”, y en el vs. 6 Juan oye la voz de una gran multitud decir al que esta
sentado en el trono: “¡Aleluya, porque el Señor Dios Todopoderoso reina!” .
2. Es el rey de los siglos (15:3 – VM). Según esta versión a la mano (RV-60),
Dios se llama “Rey de los santos”. “Rey de los siglos”, dice la Versión Mo-
derna, y “Rey de las naciones” la Versión Hispano-americana. La variación
se debe a la cuestión de manuscritos. En vista de lo que dice el versículo
siguiente (el 4, “todas las naciones vendrán”), y de Jer. 10:7, parece más
preferible la frase “Rey de las naciones”. Dios era el Rey del imperio romano
en el tiempo de Juan, como es el Rey de todas las naciones.
4. Hace guerra contra las fuerzas del mal en el día que ha determinado (16:14).
5. Usa a Su Hijo para pisar el lagar del vino de Su furor e ira (19:15).
6. Los cuatro seres vivientes cantan de esta absoluta y total soberanía (4:8). “El
que era, el que es, y el que ha de venir” (vs.8), indica Su eternidad – “al que vive
por los siglos de los siglos” (v.9). Estos cuatro lo alababan por Su infinita sanidad,
por Su total y absoluta soberanía, poder y gobierno, y Su ser eterno.
_____________________
Anotaciones al Pie
1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T. vol. 4, pág. 163.
2. James Strong, Diccionario Strong de Palabras Griegas del N.T., p. 63.
3. G.B.A. Caird, A Commentary on the Revelation of St. John the Divine. New York:
Harper & Row, Publishers, 1966, p. 19.
4. Merrill C. Tenney, Interpreting Revelation, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Pu-
blishing Co., 1957, p. 173.
5. El término pantokrator también se encuentra en la LXX de Oseas 12:6; Amós 3:13;
5:14, et al.
Referencias
JRM — 12/08/2020
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Youtube – El Ancla del Evangelio
El Nombre Nuevo 321
Apéndice 3 Anotaciones
El Nombre Nuevo
Apocalipsis 2:17
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré
a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita
escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Apocalipsis 3:12
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá
de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi
Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre
nuevo.
La piedrecita representa la persona que la recibe, semejante a las doce tribus de Israel
que eran representadas por doce piedras preciosas en el pectoral del sumo sacerdote (Éx.
28:15-21). Ahora, esta piedrecita es blanca, indicando santidad, hermosura, gloria (Ap.
3:4; 6:2). La piedrecita misma simboliza durabilidad, estabilidad. La piedrecita blanca,
por tanto, señala a una persona libre de culpa, limpia de todo pecado, y permaneciendo
en este estado por siempre jamás. El nombre nuevo escrito en la piedrecita indica a
la persona que recibe la piedrecita. Es simbólico del verdadero carácter interior de la
persona, de su precisa e individual personalidad. Cada uno de los bendecidos tendrá
un conocimiento particular y único de aquella personalidad; un conocimiento dado
solamente al mismo que lo recibe.1
1. Las palabras, «el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe», tienen que sig-
nificar, «el cual ninguno conoce sino aquel que recibe el nombre», no la piedrecita. El
creyente mismo recibe este nombre. Por tanto, tiene que ser su propio nombre nuevo.
Esto armoniza completamente con Apocalipsis 19:12, donde leemos lo siguiente res-
pecto a Cristo: «y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo». El
nombre, entonces, representa a la persona que lo recibe.
2. Si este nombre nuevo indicaba el nombre de Dios o el de Cristo, esto habría sido
sencillamente declarado, como en los otros casos (3:12; 14:1; 22:4).
3. Esta explicación está fundada sobre la firme base de los pasajes paralelos del
Antiguo Testamento. Por ejemplo:
«y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará» (Is. 62:2).
Apocalipsis 2:12,17
Anotaciones 17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que
lo recibe.
El derecho a comer del maná escondido. No puede haber duda con respecto a
la idéntidad de este maná. Jesús se describió a Sí mismo como siendo el maná es-
condido. Dijo:
32
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del
cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios
es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo … 35 Jesús les dijo: Yo soy
el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no
tendrá sed jamás … 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero … 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el
desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que
de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno
comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual
yo daré por la vida del mundo … 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros … 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres
comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.
Vemos de esta manera que los vencedores o creyentes tienen el privilegio de comer
de este maná. Los no vencedores o incrédulos no tienen este privilegio y no pueden
ser participantes.
En cuanto a la segunda promesa dice el Señor, “... le daré una piedrecita blanca, y
en la piedrecita escrito un nombre nuevo ...” ¿Qué simboliza esta declaración? Pér-
gamo explotaba las canteras de piedra blanca y usaba ésta como producto comercial.
Además se acostumbraba a usar un pedacito de esta clase de piedra con un nombre
grabado, con diferentes propósitos o significados, y tal vez el Señor hizo referencia a
uno de los cuatro siguientes:2
1. La piedrecita blanca se le daba al hombre que por alguna causa había sido
sometido a un proceso judicial y absuelto justamente. Este hombre podría
haber llevado consigo dicha piedrecita como prueba de que ya estaba excento
del cargo de haber cometido el delito que se le imputaba.3
2. La piedrecita blanca se le daba al hombre que había sido liberado de la escla-
vitud y declarado ciudadano de la provincia donde vivía. Este hombre llevaba
consigo la piedrecita como una prueba de su ciudadanía.4
“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”
El Nombre Nuevo 323
En griego hay dos palabras para nuevo. Está néos, que quiere decir nuevo Anotaciones
en cuanto al tiempo. Una cosa puede ser néos, y sin embargo ser igual que
otras muchas. Por otra parte está kainós, que es nuevo no sólo en cuanto al
tiempo sino también en cuanto a la cualidad; no se conocía nada igual antes.
Así nos encontramos en Apocalipsis la nueva Jerusalén (3:12); el cántico
nuevo (5:9); los nuevos cielos y la nueva Tierra (21:1); y Dios hace todas
las cosas nuevas (21:5). Con esto en mente se sugieren dos nuevas líneas
de pensamiento.8
“... y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo ... ”
Esta costumbre de poner un nombre nuevo para definir una nueva identi-
dad también se conocía en el mundo pagano. El nombre del primero de los
emperadores Romanos fue Octavio; pero cuando pasó a ser emperador se
le dio el nombre de Augusto para mostrar su nueva dignidad.
Esto es atractivo. Sugiere que la piedrecita blanca quiere decir que Jesu-
cristo le da a la persona que le es leal un nuevo ser, y que el nuevo nombre
quiere decir una nueva posición de gloria en la que entrará el que haya sido
fiel a Cristo cuando termine esta vida y empiece la por venir.9
Apocalipsis 3:7,12
Aquí tenemos una prueba positiva de aquellos que “... entran por las puertas en
la ciudad” (22:14). No son vencedores simplemente porque se bautizaron (Gál.
3:26-27). El bautismo es simplemente un paso que lo pone a uno en el campo de la
superación (Hch. 2:38,41,47). Para ser vencedores, los Cristianos deben vencer las
pruebas que vienen hasta que desarrollen la fuerza para soportar. “2 Hermanos míos,
tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba
de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Stg. 1:2-4; Cfr. 1 Ped. 1:5-7).
“3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”
(Rom. 5:3-4). Como Pablo lo reconoció (Fil. 3:12-14), cada uno debe proseguir hacia
la perfección (madurez) de manera que pueda convertirse en columna en el templo de
Dios para nunca salir de el. Esto, por supuesto, no significa que no podamos infringir
la ley de Dios, porque todos pecamos (1 Jn. 1:8-10). Simplemente significa que para
convertirnos en vencedores no debemos servir más al pecado o no vivir ya más una
vida de pecado (Rom. 6:12-22; 1 Jn. 3:4-10; 5:18-20).
En Apocalipsis el nombre del Padre sobre los santos significa que ellos le pertenecen
(Cfr. 7:3; 14:1; 22:4). El vencedor tiene la seguridad de que es de Dios (Cfr. 1 Jn.
3:9-10, 24; 4:12-16; 5:18-20).
Se puede decir que el creyente recibe el nombre porque lo tiene inscrito sobre su
frente (ese nombre no tenemos por qué especular, porque nadie lo sabe sino el que
lo recibe Ap. 19:12; 2:17). En este sentido es interesante observar que los incrédulos
reciben del diablo una imitación del nombre nuevo. Se dice que ellos «reciben una
marca en sus frentes» (20:4), lo mismo que los creyentes reciben el nombre de Cristo
en sus frentes (14:1), pero aquella «marca» indica a «otra persona», a saber la bestia.
Es la marca de la bestia, la cual se dice que los incrédulos reciben. Asimismo, según
nuestro lenguaje actual (2:17), los creyentes reciben el nombre, es decir, su nombre está
escrito en sus frentes en el sentido explicado en el siguiente párrafo (ese nombre no
tenemos por qué especular, porque nadie lo sabe sino el que lo recibe Ap. 19:12; 2:17).
«Harás además una plancha de oro fino, y grabarás en ella grabadura de sello,
SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la
mitra; por la parte delantera de la mitra estará. y estará sobre la frente de Aarón...»
(Éx. 28:36-38).
_____________________________
Anotaciones al Pie
1. Esta perspectiva (que es muy popular), con algunas variaciones, es defendida por J. P.
Lange, obra citada, p. 120, el cual, sin embargo, considera que la piedra indica absolución; R.
C. H. Lenski, obra citada, p. 113; y por muchos otros.
2. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
3. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
4. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
5. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
6. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
7. Ray Summers, Digno es el Cordero, Casa Bautista de Pubicaciones, p. 158.
8. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
9. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
10. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
11. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., Vol. 1, pág. 269.
12. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
13. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
15. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, 17 tomos en 1.
JR 25/05/2020
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Youtube – El Ancla del Evangelio
Las Arpas de Apocalipsis 327
Apéndice 4 Anotaciones
Hay cuatro pasajes en el apocalipsis de Juan que mencionan las arpas, arpistas, o tocando
arpas (5:8; 14:2; 15:2; 18:22), pero el último puede ser eliminado de la consideración en
vista de que se refiere solamente a un uso secular del arpa. Los otros tres pasajes citados
pueden ser resumidos como sigue:
(1) 5:8 — La escena es el trono de Dios en el cielo rodeado por los cuatro seres vivientes
y los veinticuatro ancianos cada uno teniendo un arpa y copas de oro llenas de incienso.
Ellos se postran delante del Cordero y le cantan un cántico nuevo.
(2) 14:2 — Juan oye la voz del cielo como el sonido de muchas aguas, trueno, y arpistas
tocando sus arpas.
(3) 15:2 — Juan ve a los victoriosos de pie sobre un mar de vidrio mezclado con fuego,
sosteniendo las arpas de Dios.
328 Las Arpas de Apocalipsis
Primero, en realidad ninguno de estos tres pasajes dice lo que los instrumentalistas
dicen que dice, que las arpas eran tocadas en el cielo. Dos de los tres pasajes (5:8; 15:2)
sencillamente dicen que los protagonistas tenían (o sostenían) arpas. No dicen que las
tocaban. Francamente, este escritor no se opondrá a que los instrumentalistas hagan con
sus instrumentos en los servicios exactamente lo que estos pasajes dicen que fue hecho
con las arpas. Si los instrumentalistas quieren venir a los servicios con pesados pianos y
órganos, este escritor no ofrecerá la mas leve objeción, con tal que se sienten calladamente
sosteniéndolos. Esto es todo lo que estos dos pasajes dicen que los protagonistas hicieron
con sus arpas. (Por supuesto, uno naturalmente podría preguntar por qué ellos tenían arpas
si no las tocaron, pero este punto será atendido más tarde).
El tercer pasaje (14:2) pudiera parecer ser un refugio de este contra-argumento, pero
realmente ni aún dice que las arpas fueron tocadas. Lo que dice es que Juan oyó una
voz, un sonido, el cual dice que sonaba como tres cosas: muchas aguas, trueno y arpistas
que tocaban sus arpas. Con respecto a este asunto primero podría ser dicho que el texto
específicamente dice que él oyó una «voz». Por supuesto, el término Griego «phone» es,
ampliamente definido, «un sonido», y necesariamente no se refiere a una voz humana. No
obstante, en el contexto la voz es claramente identificada como una voz humana. La voz
que Juan oye la identifica en el mismo versículo siguiente como el cántico de los ciento
cuarenta y cuatro mil redimidos de entre los de la tierra (v.3). (Los instrumentalistas que
no están deseando aceptar esta conclusión no ganan nada con su negativa, porque al hacerlo
así se colocan a sí mismos en el dilema de ser incapaces de probar cuatro cosas que tendrán
que probar para establecer su proposición; es decir, que habían arpas literales que realmente
fueron tocadas, que el toque de las arpas acompañó, o realmente eran coexistentes con el
cántico, que el toque de las arpas fue hecho con un propósito religioso o de adoración, y que
los redimidos eran los que estaban tocando las arpas). Por tanto, en vista de que la «voz»
está cantando, no puede estar tocando, porque el cántico no puede ser el toque de las arpas.
También, Juan no dice que la voz que oyó era realmente el sonido de arpas siendo tocadas,
sino que era como tal sonido. Fallar en apreciar esta distinción es fallar en entender una
figura literaria básica indicada por el término Griego «hos» (Español, «como», o «así») y
conocida como un «símil». Un «símil» es simplemente «expresar algo que guarda cierta
semejanza con otra cosa»1. Los dos elementos de un símil no son idénticos sino similares
en algunos respectos. Por ejemplo, cuando Jesús dice que vendrá «como» («hos») ladrón
(Ap. 16:15), no quiere decir que él es realmente un ladrón sino que la naturaleza inespe-
rada y repentina de Su venida será como la de una ladrón. Por tanto, si Juan dice que la
voz es «como» de arpistas que tocaban sus arpas, con eso implica que esto no es arpistas
tocando sus arpas. (Debiera ser notado que Juan estaba lo bastante cerca para ver a los
ciento cuarenta y cuatro mil en el cielo; tan cerca, en realidad, que parece que pudo ver
el escrito en sus frentes. Por tanto, si la «voz» que escuchó saliendo de ellos hubiera ob-
servado que eran sus arpistas tocando sus arpas, clara y sencillamente habría identificado
la «voz» como tal y no un sonido tan incierto como la fuente de la «voz» por medio de
usar el término «hos»). De esta manera, ninguno de los pasajes aducidos en apoyo del
instrumento en la adoración habla realmente de arpas siendo tocadas en la adoración. Por
tanto, el caso puede reposar aquí.
Las siguientes son algunas de las versiones y otras en paráfrasis que lo omiten:
Reina-Valera 1909 -- “Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y
como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que tañían
con sus arpas.”
Nueva Biblia Española (NBE) -- “Oí también un fragor que bajaba del cielo,
parecido al estruendo del océano y al estampido de un trueno fuerte: era el son
de citaristas que tocaban sus cítaras delante del trono.”
Nuevo Testamento de Pablo Beson (NT PB) -- “Y oí una voz del cielo como voz
de grandes aguas y como voz de fuerte trueno, y la voz que oí de tañederos de
cítaras que tañían con sus cítaras.”
Estas versiones omiten el término Griego «hos» (Español, «como», o «así») y conocida
como un «símil». Los manuscritos más antiguos y mejores lo incluyen y los eruditos mo-
dernos y las mayorías de las versiones en Español son unánimes en retenerlo e incluirlo.2
Fallar en apreciar esta distinción es fallar en entender una figura literaria básica indicada
por el término griego “hos”.
No obstante, un segundo punto que puede ser hecho es que, aún si fuera concedido que
estos pasajes prueban el arpa tocada en la adoración, ellos relatan que fue hecho en el
cielo y no que esto debe ser hecho en la iglesia. A menos que uno esté deseando aceptar
la poca envidiable premisa de que todo lo que es aceptado en el cielo debe ser aceptado en
la iglesia en la tierra, no puede concluir que el uso de música instrumental en la adoración
del cielo autoriza su uso en la adoración de la iglesia en la tierra. La realidad es que hay un
número de cosas que son, o serán aceptadas en el cielo que no son aceptables, o aún posi-
bles, en la iglesia en la tierra. Por ejemplo, la relación marital no existirá en el cielo (Mat.
22:30; Comp. Ap. 14:4). ¿Puede uno argumentar que los Cristianos deberían ser célibes?
Los bebés entrarán al cielo. ¿Significa esto que la iglesia en la tierra puede practicar el
bautismo de bebés y la membresía de bebés? El trono de Dios está en el cielo (Ap. 4:2).
¿Puede uno argumentar de esta manera como lo hacen los premilenarios, que el trono de
Dios puede ser establecido en la tierra? Ha habido ejércitos y guerra en el cielo (Ap. 11:7;
19:11-16). ¿Puede entonces la iglesia, crear un ejército para pelear batallas físicas en el
nombre de Cristo? Es dicho que en el cielo hay un templo, un altar, y la quema de incienso
(Ap. 5:8; 6:9; 15:5), pero ¿significa esto que la iglesia en la tierra puede tener tales cosas?
Además, Cristo ministra como sumo sacerdote en el cielo, pero El no puede hacerlo así
en la tierra (Heb. 8:4). La iglesia sobre la tierra tiene hombres de carne y sangre, pero
este no será el caso en el cielo (1 Cor. 15:50). Los hombres en la tierra no pueden ver el
rostro de Dios (Ex. 33:20), pero lo harán en el cielo (Ap. 22:4). La experiencia celestial
será completamente diferente de la experiencia terrenal (Ap. 21:4). El cielo y la tierra son
dos mundos completamente diferentes. Lo que pudiera estar presente en el primero podría
no estar presente en el segundo. Si es la voluntad de Dios incluir la música instrumental
en la adoración del cielo, es Su prerrogativa hacerlo así, pero El aún no ha dicho nada
autorizando su presencia en la adoración de la iglesia en la tierra. Las prácticas de los
seres en el cielo no sirve mas como modelo de autoridad para las actividades de la iglesia
en la tierra que lo que hacen las prácticas de los Israelitas en y alrededor del Tabernáculo
del Antiguo Testamento. Es como si los Cristianos en la tierra están en un país extranjero
(Fil. 3:20; Heb. 11:13) y, de esta manera, no pueden comprometerse en tales actividades
que pudieran ser permitidas en su tierra nativa.
Tercero, aún si uno pudiera probar que los redimidos en el cielo tocan arpas que acompa-
ñan su cántico de adoración y que lo tal sirve como autorización para la música instrumental
en la adoración de la iglesia sobre la tierra, aún tendría que probar que las «arpas» son
literales. Que el Apocalipsis de Juan, y particularmente, los pasajes bajo consideración, son
altamente simbólicos es algo que aún el mas ardiente instrumentalista tendrá que admitir.
Aún una lectura cuidadosa casual de los textos hará esto claro. ¿Habrá en el cielo una quema
de incienso literal, el Monte de Sion, Cordero, muchas aguas, truenos, ciento cuarenta y
330 Las Arpas de Apocalipsis
Anotaciones cuatro mil varones Judíos vírgenes con escritos en sus frentes y el mar de vidrio mezclado
con fuego? Si uno no está deseando dar a esto una interpretación literal, en el nombre de
la consistencia, ¿cómo es que él puede justificablemente redimir un artículo de tal contexto
figurativo y darle una interpretación literal? Si los instrumentalistas pueden argumentar por
y usar el instrumento sobre la base de la referencia a las arpas en estos pasajes, ¿por qué
no incluyen en su doctrina y práctica las otras cosas mencionadas en los mismos pasajes?
¿Por que no quemar incienso, instalar una caída de agua, simular el trueno, y adorar en el
Monte de Sion en un edificio con un mar de vidrio mezclado con fuego y los adoradores
limitados a ciento cuarenta y cuatro mil varones Judíos vírgenes? Por supuesto, esto es
admitidamente absurdo, pero no mas de lo que pueden dar a las arpas una interpretación
literal. Uno no puede dar una interpretación literal a un pasaje admitidamente figurativo.
Esto introduce la pregunta que fue postergada al principio; es decir, por qué las arpas
aún son mencionadas. Son mencionadas porque, como las otras cosas, connotan una idea o
cualidad abstracta. No tienen realidad concreta. Porqué, un pasaje aún da una interpretación
figurativa a algunos elementos mencionados junto con las arpas (Ap. 5:8), indicando de
esta manera como debe ser interpretado el elemento en el pasaje. Las copas de oro llenas
de incienso son dichas que son (eso es, representan) las oraciones de los santos. Si este
es el caso que las copas no son literales sino que simbolizan una idea, ¿por qué no debería
ser verdad de los elementos que preceden inmediatamente a las copas? Ciertamente, es el
caso que las copas simbolizan el gozo y la alabanza. Las arpas invariablemente tienen esta
connotación en la Biblia (Sal. 137:1-3; Isa. 24:8; Ap. 18:22). De esta manera, las arpas de
Apocalipsis sencillamente simbolizan el gozo y la alabanza de los redimidos, y nada más
allá de esto puede ser construido de su mención en contexto figurativo.
_________________
1
E.W. Bullinger, Diccionario de Figuras de Dicción Usadas en la Biblia (Libros CLIE), Pág. 622.
2
A.T. Robertson en su Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, Obra Completa, 6 Tomos en 1,
El Apocalipsis, pág. 749, dice. “Como de arpistas que tocaban sus arpas (hos kitharoidon kitharizonton
en tais kitharais auton).
Marvin R. Vincent en su Estudio de Palabras en el Nuevo Testamento, Vol. II, El Apocalipsis de Juan,
pág. 533, dice, “La lectura correcta es, (kai he phone hen ehousa hos kitharodon) y la voz que oí (era)
como (la voz) de arpistas.”
332 Los Angeles de las Iglesias
Anotaciones Apéndice 5
Los Angeles de las Iglesias
Se tienen varios puntos de vista:
b. Trench dice que estos ángeles era los obispos de las iglesias.
c. Estos puntos de vista (a – b) pasan por alto la enseñanza del Nuevo Tes-
tamento con respecto al gobierno de la iglesia local. Cada iglesia tenía
una pluralidad de obispos (ancianos, pastores) (Hch. 14:23; 20:17, 28;
Fil. 1:1; 1 Ped. 5:1-2).
2. Angeles. Swete declara: “... el Apocalipsis usa angelos unas sesenta veces,
excluyendo aquellas en que es seguido por tes ekklesios o ton ekklesion, y
siempre en el sentido técnico de un sobrehumano siendo usado al servicio
de Dios o de Satanás. Por tanto, hay una fuerte presunción de que el aggeloi
ton ekklesion son los ángeles en el sentido en que la palabra es presentada
en otros lugares a través del libro” (22).
4. El espíritu prevaleciente de la iglesia. Mounce dice que esta era “una forma
de personificar el espíritu prevaleciente de la iglesia” (82). Hailey argumenta
que es el “carácter espiritual, el estado interno o el espíritu prevaleciente de la
iglesia misma” (Barclay, Eerdman, Pieters, Plummer, Swete, Wallace)” (116).
b. La carta concluye con una apelación – “El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias”. El ángel es al que se dirige la carta; la iglesia
es la que debe oir. “Resulta que los ángeles son parte de la iglesia a la
que se le indicó que escuchara; este sería el espíritu o vida activa de las
iglesias” (Hailey).
________________________
Notas al Pie
1. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, vol. 1, pág. 100.
2. A.T. Robertson, Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento, 6 Tomos en 1.
Referencias
JR
20/07/2020
[email protected] – www.elancladelevangelio.org
Youtube – El Ancla del Evangelio
La Desposada, la Esposa del Cordero 333
Apéndice 6 Anotaciones
La Desposada, la Esposa del Cordero
Apocalipsis 21:9
Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas
de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada [‘novia’ – LBLA]1, la esposa del Cordero.
BLS – “Después vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas
llenas con las últimas plagas terribles, y me dijo: ‘Acércate; voy a mostrarte
a la novia, la que va a ser la esposa del Cordero’” (Cfr. TLA).
NOVIA muestra el parentesco con Cristo, esto es, una que está desposada
con Cristo. Relación íntima.
Dios habló de los israelitas como habiendo estados casados con El. “Porque tu
marido es tu Hacedor” (Isa. 54:5; cfr. Jer. 3:14).
Pablo habló acerca de la relación marido-mujer. Concluyó, “31 Por esto dejará
el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la
iglesia” (Efe. 5:31-32).
Desde el principio cuando Dios juntó al primer matrimonio, esta unión ha sim-
bolizado en su mente la unión de Cristo y su iglesia, pero hasta ahora (en Efesios)
se revela.
La Versión Vulgata traduce la palabra “misterio” como “sacramento”, y de este
error vino el llamado sacramento de matrimonio. La palabra “sacramento” no es
palabra bíblica; tampoco es bíblico el concepto de “sacramento” (“acto religioso
que tiene por objeto la santificación de una persona”, Larousse).
Además, el matrimonio no es acto o rito eclesiástico. Es para toda la humanidad,
334 La Desposada, la Esposa del Cordero
y tuvo su origen en Edén. Los votos matrimoniales no tienen que ser solemniza-
Anotaciones dos por la iglesia. Es bueno que los hermanos en Cristo acompañen a los novios
durante las bodas, y siempre es apropiado cantar, orar y estudiar textos apropiados
juntos en cualquier ocasión. Pero es importante enseñar que el matrimonio no es
un acto eclesiástico.
Todo el sistema de los sacramentos fue inventado por el clero romano para ejercer
más control sobre sus feligreses, desde el nacimiento hasta la muerte.
Jesús es el novio (Ap. 21:9). “... os he desposado con un solo esposo, para pre-
sentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Cor. 11:2). Los judíos debían morir
“... a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó
de los muertos ...” (Rom. 7:4).
Los maridos en perspectiva buscan una virgen pura, virtuosa. Jesús también
desea una “virgen pura” (2 Cor. 11:2). “Virgen pura” es definida como “... no
consintiendo en actividades sexuales ilícitas, virtuosa ...”.3 Jesús usó el termino
para referirse a toda forma de pureza de vida.
Las personas obedientes son la novia pura, la iglesia. Solamente los obedientes
serán salvos (Heb. 5:9). A las vírgenes que no se prepararon se les dijo, “... no
os conozco” (Mat. 25:12).
Jesús debe ser obedecido. Las esposas deben estar en sujeción al esposo, como
la iglesia está en sujeción a Cristo – “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo,
así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (Efe. 5:24). Jesús es la
cabeza de la iglesia, así como el marido es la cabeza de la familia (Efe. 1:22; 5:23).
El miembro desobediente abandona a Cristo (Ap. 2:4ss).
Los Cristianos están casados con Cristo para llevar fruto en Su nombre (Rom.
7:4). La iglesia no es un lugar para la ociosidad (flojera, holgazanería). Uno debe
hacer las obras de Dios (Jn. 9:4). Buscar el perdido (Mat. 9:38). Persuadir a los
hombres (2 Cor. 5:11).
Dos mujeres ya han sido introducidas: la mujer radiante (cap. 12) y la ramera
(cap. 17). Ahora una tercera es designada la esposa del Cordero. Ella es la mujer
radiante bajo este nuevo símbolo, y su aparición da una nueva razón para rego-
cijarse. Con la remoción de la ramera, el gran enemigo y rival de la iglesia, han
llegado las bodas del cordero; por tanto, lo santos “se gozan y se alegran”. Esta
frase aparece solamente otra vez en la Biblia, con estos regocijándose parece tener
en mente. Cuando Jesús dijo a Sus discípulos de las persecuciones y falsos repro-
ches que vendrían contra ellos, dijo, “Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón
es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de
vosotros” (Mat. 5:12). Estos están entrando en ese gozo y alegría prometido por
su Señor a medida que anticipan el evento venidero. En medio de este regocijo,
el redimido reconoce la fuente de sus bendiciones como el objeto de su alabanza.
“Y démosle gloria” (19:7b), porque fue a través de Su soberanía y control total de
Su universo que ha sigo ganada la victoria por parte de ellos.
La Desposada, la Esposa del Cordero 335
En el Antiguo Testamento la relación de Jehová con Su pueblo es referida como
un matrimonio, o como una relación marido y mujer (Oseas 2; Isa. 50:1; Jer. 2:32; Anotaciones
Ez. 16, etc.). Por tanto, es muy natural que la relación estrecha de Cristo y la iglesia
sea expresada en esta misma analogía sagrada. Sin embargo, el entendimiento de
este pasaje reposa en un entendimiento de la costumbre hebrea del desposorio y
el matrimonio.
María, quién habido sido “desposada con José”, se halló que había concebido
del Espíritu Santo “antes de que se juntasen” (Mat. 1:18); pero se le dijo a José,
“no temas recibir a María tu mujer” (vs.20, 24).
Pablo escribió, “... pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros
como una virgen pura a Cristo” (2 Cor. 11:2); y Cristo se entregó a sí mismo por
la iglesia, de manera que pudiera presentársela “a sí mismo, una iglesia gloriosa”
(Efe. 5:27).
ajustar, unir (de armos, unión, unir; la raíz ar, que significa ajustar, ... Se
usa en la voz media, de casarse o de dar en casamiento.11
_____________________
Anotaciones al Pie
1. LBLA = La Biblia de las Américas, Cfr. BAD, CJ, JER, DHH, BLS, PDT, BLA, NC,
VM, BTX, NVI, TLA.
2. W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del N.T., pgs. 22-23.
3. Webster’s New World Dictionary, p. 248.
4. W.E. Vine, Ibid, vol. 3, p. 278.
5. Strong.
6. Diccionario Tuggy.
7. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.
8. J.H. Thayer, Greek-English Lexicon of the N.T., p. 416.
9. Diccionario Swansson.
10. Arndt & Gingrich, p. 527.
11. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.
12. J.H. Thayer, Ibid, p. 74.
13. W.E. Vine, Ibid, vol. 1, pág. 426.
Referencias
JRM — 16/08/2020
[email protected]
www.elancladelevangelio.org
Youtube – El Ancla del Evangelio