Mejorando Nuestra Convivencia en La Familia PDF
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MÓDULO 3
Mejorando nuestra
convivencia en la familia
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Mejorando nuestra
convivencia en la familia
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PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
Lenín Moreno Garcés
ISBN: En trámite
Índice 3
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Objetivo general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Objetivos específicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Ideas fuerza de la unidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Desarrollo del taller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
4. La mediación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Material recomendado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Herramientas de facilitación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
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Mejorando nuestra
convivencia en la familia
Introducción
La educación tiene un rol fundamental para socializar y transmitir los principios de convivencia, comunicación y
resolución saludable de conflictos que son esenciales para la construcción de una sociedad libre de violencia,
especialmente cuando se desarrolla en las familias, la escuela y la comunidad que son espacios centrales para
la vida en sociedad.
En este marco, la Constitución de 2008 establece que el Estado ecuatoriano garantizará la seguridad humana
a través de políticas públicas y acciones interinstitucionales que aseguren la convivencia pacífica de las
personas, promuevan una cultura de paz, así como la prevención de las formas de violencia y discriminación
(Art. 393). Esta política pública parte del reconocimiento de los derechos de todas las personas e implica la
consolidación de planes, programas y proyectos para la igualdad, equidad y justicia como mecanismos para
superar la exclusión y fomentar la convivencia social (Plan Toda una Vida, 2017).
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De esta manera, el Ministerio de Inclusión Económica y Social promueve lugares de encuentro con las familias
y la comunidad, reconociendo sus diferencias y diversidades, lo que constituye un elemento esencial para
lograr cohesión social, desarrollar actitudes de pertenencia y respeto, fomentar la asociatividad y legitimar
espacios de integración y convivencia familiar, en el marco del respeto de los derechos humanos y la dignidad
de todas las personas.
Para el desarrollo de esta política pública es necesario dotarnos de herramientas y aprendizajes participativos
que nos permitan fortalecer la convivencia familiar, mediante el uso de la palabra, el diálogo, la inclusión y
el reconocimiento de las “otras personas” para llegar a acuerdos y consensos con nuestros seres queridos,
conjunto de capacidades que contribuyen al desarrollo de una sociedad más incluyente, equitativa y pacífica,
donde todas y todos podamos vivir juntos.
Objetivo general
Prácticar la capacidad de empatía, comunicación asertiva y resolución saludable de conflictos por parte de las
familias y usuarios de los servicios del MIES para el mejoramiento de la calidad de vida y corresponsabilidad
en los hogares.
Objetivos específicos
• Desarrollar con los integrantes de las familias actividades que fortalezcan las relaciones sociales basadas
en la empatía y en valores familiares para potenciar interacciones libres de violencia.
• Incentivar en las familias la práctica de la comunicación asertiva y la escucha activa como mecanismos que
contribuyan al entendimiento mutuo, incluyente y participativo.
• Resolver saludablemente los conflictos familiares mediante el diálogo, la cooperación y construcción de
acuerdos que sean justos y equitativos.
• Una familia centrada en demostrar cariño, apoyo y afecto a todos sus integrantes genera ambientes de
acogida, estimulación y protección.
• La convivencia familiar nos permite vivir juntos, generando espacios de inclusión y respeto.
• Conversar las diferencias para ponerse de acuerdo es una manera positiva de construir espacios y com-
promisos consensuados para la convivencia con nuestros seres queridos.
• La convivencia familiar se fortalece con una comunicación asertiva, cooperación y resolución saludable de
conflictos.
• La resolución saludable de conflictos es una forma corresponsable de llegar a acuerdos y permite una
democratización del poder al interior de las familias.
Para iniciar este proceso de sensibilización y reflexión sobre la convivencia familiar, a continuación se de-
sarrollará una dinámica sobre el valor de la empatía y la importancia del reconocimieto de las diferencias y
diversidades de las personas como elementos fundamentales para la vida en sociedad.
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ACTIVIDAD
Nombre de la actividad
1 Mejorando nuestra convivencia en la familia
REFLEXIÓN COLECT
Ejercicio lúdico para pe
y dialogar sobre los va
familiares.
nsar
lores
IVA
7
1. Materiales requeridos
Proyector (en caso de tener acceso), impresión del cuento Isabelle Carrier
o reproductor de audio (puede ser utilizado el celular).
Papelotes.
Marcadores de colores.
Esferos.
2. Desarrollo
a. La persona facilitadora reproducirá el cortometraje “La olla de Lorenzo”, si no cuenta con proyector leerá
el cuento1 (anexo No. 1) o reproducirá el audio.
b. Luego de presentar el cortometraje, leer o reproducir el cuento, la persona facilitadora realizará las siguien-
tes preguntas:
• ¿Qué reflexión nos deja la historia de Lorenzo?
• ¿Por qué Lorenzo decide esconderse? ¿Qué representa la olla en esta historia?
• ¿Qué permitió que las personas lograran ver las cualidades de Lorenzo?
• ¿Cuál es el papel que juegan las “personas maravillosas” en este cortometraje / cuento? ¿Qué valor o
valores permiten actuar de esta manera?
d. Un integrante de cada grupo explicará el valor familiar escogido y su importancia para la convivencia familiar.
1 El cuento es una obra de Isabelle Carrier denominado “El cazo de Lorenzo”, que fue publicado en 2010 por la Editorial Juventud. Se realizó una adaptación
del lenguaje para el contexto latinoamericano. Su lectura y difusión es recomendada por la Confederación Española de Organizaciones en favor de las
Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS).
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Esta convivencia encierra un conjunto de prácticas y valores que son compartidos en nuestras familias, los
cuales promueven relaciones intrafamiliares basadas en la tolerancia, la comunicación y el apoyo mutuo.
Debido a que los valores son aquellos principios o convicciones profundas que orientan nuestra conducta, se
pueden identificar valores que ayudan al desarrollo de un ambiente familiar armónico. A continuación obser-
vemos algunos de ellos.
!
Recuerda qué
Valores
que fortalecen la
Convivencia Familiar
RESPETO
TOLERANCIA Es el reconocimient
s,
Es el respeto a las idea s consideración y aten o,
ción
creencias o prácticas de es
lo se le tiene a las otra que
rent s
demás cuando son dife personas.
a las propias.
La convivencia es la
capacidad de vivir
juntos, entre todos los
integrantes de nuestra
familia.
AD EMPATÍA
SOLIDARID paldo a la Es fundamental para el Es la capacidad de
n y res
es la adhesió otros familiares, desarrollo de un persona de colocars una
causa de los apoyo mutuo. ambiente familiar e en el
lugar de la otra.
involucra el armónico, incluyente y
estimulante.
¿Qué otros valores consideras que son fundamentales para la convivencia familiar? ¿Cuáles son los más
frecuentes en tu familia? ¿Piensas que se puede fortalecer alguno de éstos en tu hogar? ¿Cómo lo harías?
Ahora bien, entendiendo que la convivencia no es una condición social previamente establecida, sino que
aprendemos a convivir, revisaremos a continuación algunos elementos que estimulan y favorecen la integra-
ción familiar.
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1.1 Promover la equidad, justicia y reconocimiento de “las otras personas” en nuestras familias
En la medida en que respetamos y comprendemos al “otro”, reconocemos la diferencia como una oportuni-
dad para vivir y compartir entre todos los integrantes de la familia (Yudkin, 2017). Ahora bien, en el entorno
familiar podemos evidenciar diferencias en relación al sexo (mujeres - hombres), la edad (niñas, niños, adoles-
centes, adultos, personas adultas mayores), la condición de discapacidad, entre otros, motivo por el cual es de
vital importancia aprender, desde el mismo entorno familiar, que la diversidad nos enriquece como sociedad y
que no es admisible convertir la diferencia en desigualdad social.
Esta situación permite la inclusión y participación activa de todas y todos en las actividades y decisiones del grupo
familiar, proceso de involucramiento que va unido al sentimiento de pertenencia, así como al respeto de sus derechos
y dignidad como personas, situación que impulsa a colaborar desde actitudes constructivas y cooperativas.
Relacionado con lo anterior, se encuentran también los cuidados que se brindan mutuamente los integrantes
de la familia, los cuales son indispensables para un crecimiento integral, convivencia plena y libre de violencia.
Las prácticas de cuidado hacen referencia a las tareas y relaciones ligadas a la atención y asistencia en el
desarrollo y bienestar de otros individuos, como lo son:
• Alimentación
• Higiene RECURSOS AFECTIVOS
• Salud • Cariño
• Educación • Amor • Sentido del deber
• Recreación • Preocupación • Responsabilidad
por el otro
RECURSOS SOCIALES
RECURSOS MATERIALES
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En este marco, las prácticas de cuidado y autocuidado favorecen la convivencia y el tejido familiar debido a
que implican tanto la atención y asistencia a las personas que lo requieren como la promoción de la autono-
mía e independencia personal, lo que contribuye a generar bienestar y calidad de vida, motivo por el cual es
fundamental consolidar las capacidades de cuidado y autocuidado en nuestras familias.
La familia es el mejor ambiente para la estimulación, el respeto, el cuidado y la convivencia en sociedad. Una
familia centrada en “demostrar cariño, en dar apoyo, donde hay más estímulos que castigos, produce un ambiente
en el que sus integrantes se sienten cómodos y acogidos, lo que favorece la integración y convivencia familiar”
(UNICEF, 2010: 21). De igual forma, el desarrollo de relaciones basadas en el buen trato, la ternura y la expresión
de afecto <sentirse querido y brindar cariño> estimulan tanto emocional como socialmente a los integrantes de
la familia y son fundamentales para generar un ambiente de respeto, seguridad y empoderamiento.
Un punto clave en este proceso consiste en desarrollar, de manera permanente, un reconocimiento y valora-
ción de los logros, avances y aprendizajes durante todo el ciclo de vida.
“Me
“Sé siento muy a
que estás gusto compartiendo
esforzándote”. contigo”.
“Gracias por mantener
el espacio limpio”.
“Recuerda que te
“Estamos muy queremos y cuentas
orgullosos de lo que con nosotros”.
has logrado”. “La comida que hicimos
“Cuidaste muy bien a estuvo deliciosa”.
tus hermanos”.
2 En el presente módulo se han utilizado aportes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (2010, 2003, 2003), del Instituto Complutense de
Mediación y Gestión de Conflictos (2010, 2010b), así como de la Ley de Arbitraje y Mediación del Ecuador (2006), entre otros.
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En este sentido ¿Cómo te sientes cuando recibes un reconocimiento por parte de un familiar? ¿Cuál fue la
última vez que expresaste con afecto lo bien que la pasaste con alguien de tu familia? Recuerda que las perso-
nas que se sienten queridas y apreciadas son más seguras de sí mismas. Por tal motivo, NO te abstengas de:
• Estimular a tus familiares cuando se esfuerzan, hacen bien las cosas o alcanzan una meta.
• Tratar a las personas como deseas ser tratada. En este sentido ¿Cómo deseas ser tratado en todo mo-
mento? ¿Qué estás haciendo para lograrlo?
La integración familiar también se fortalece cuando aseguramos momentos y tiempo de calidad para com-
partir actividades con los distintos miembros de la familia, espacios donde cada uno puede sentirse contento
y acogido, por ejemplo:
Comer
Compartir en Pasear
comunidad
COLISEO
o Artistas
Teatr
o Artistas
Teatr
Conversar
Eventos culturales
Reunirse
Jugar
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Para que este tiempo sea de calidad es importante evitar distracciones y aprovecharlo para compartir e inte-
ractuar con los seres queridos. ¿Cuáles son las actividades que más disfrutas en familia? ¿Cuáles te gustaría
hacer con mayor frecuencia? ¿Cómo puedes organizarte para asegurar estos espacios?
1.3. Acordar normas y límites en la convivencia familiar con respeto, ejemplo y cariño
Para una buena convivencia es fundamental establecer colectivamente las normas que orientan la interacción
familiar, puesto que son una guía de lo que está o no permitido en el hogar. Recuerda que es mejor “tener
pocas normas, pero claras, que se cumplan y siempre con el acuerdo entre las personas adultas responsables”
(UNICEF, 2010: 34).
De igual forma, se debe tener en cuenta que tanto la falta de límites como el exceso de éstos puede llegar a
ser perjudicial para la interacción familiar, por lo que es preciso buscar un equilibrio que permita establecer y
cumplir las normas de convivencia, así como también la generación de espacio para la autonomía y toma de
decisiones de los integrantes de la familia, de acuerdo con su edad y responsabilidades. Los límites pueden
ser flexibles para adaptarse a situaciones especiales y se van adecuando a los diferentes ciclos de vida.
En síntesis, las normas de convivencia facilitan la interacción familiar y al ser establecidas con respeto y cariño
producen seguridad y confianza en las personas. Además, permiten educar con el ejemplo, promoviendo
una cultura de paz en nuestras familias.
Por otra parte, uno de los elementos fundamentales para la convivencia armónica es la comunicación familiar
asertiva que tiene como base las capacidades de diálogo y escucha activa. A continuación, realizaremos una
actividad lúdica sobre este tipo de comunicación y su relación con el trabajo colaborativo en las familias.
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Ministerio de Inclusión Económica y Social • Escuela de Familias
Actividad SENSIBILIZACIÓN
Ejercicio lúdico para
practicar la comunicac
ión
asertiva en las familias
Nombre de la actividad
La familia cruza el río…
Duración: 30 minutos.
1. Materiales requeridos
Papelotes, cinta masking.
2. Desarrollo
a. La persona facilitadora solicitará a los participantes que se reunan en grupos de 6 integrantes, quienes
conformarán una familia que deberá cruzar un río que se encuentra crecido y donde además hay coco-
drilos hambrientos. Debido a que el puente está dañado deberán pasarlo solamente con la ayuda de tres
rocas (papelotes – papeles) de diferentes tamaños.
b. Indicaciones:
I. La persona facilitadora señalará las dos orillas del río con cinta masking. Este río debe ser lo suficiente-
mente ancho para que sea difícil cruzarlo por el grupo sólo con la ayuda de las rocas en las que deben
dar los pasos. Luego, entregará tres papeles con forma de rocas que tendrán las siguientes dimensio-
nes: un papelote; medio papelote y un cuarto de papelote.
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II. La persona facilitadora explicará a los participantes que toda la familia deberá pasar el río como un solo
equipo. Nadie puede tocar el agua (suelo), por eso deben usar las rocas (papeles) para cruzar. Debido
a que el río estaғ lleno de cocodrilos, si alguien pisa el agua con el pie, no podráғ usarlo maғs; si alguien
pierde el equilibrio y toca el agua con la mano, los cocodrilos se la comeraғn y el participante tendraғ que
ponerla detraғs de la espalda; si alguien sale completamente de la roca, todo el equipo debe volver a la
orilla y empezar de nuevo.
III. Las rocas (papeles) deben estar en contacto con un participante todo el tiempo, en caso de
que no sea asiғ seraғn arrastrados por la corriente, debiendo comenzar de nuevo el ejercicio.
La persona facilitadora brindará a cada grupo 5 minutos antes de iniciar la actividad para que entre
todos dialoguen y elaboren una estrategia. Es importante que todos compartan sus ideas, se escuchen
y se organicen para decidir cuál es la mejor estrategia antes de iniciar.
Luego, informará a los participantes que el tiempo de la actividad es de 15 minutos. Al finalizar, se reconocerá
el trabajo de todos los grupos con un fuerte aplauso.
c. Posteriormente, se realizará una reflexión sobre el ejercicio. La persona facilitadora abrirá el espacio para
iniciar el diálogo entre los participantes con las siguientes preguntas:
· ¿Cómo se sintieron al realizar la actividad?
· ¿Cuál fue la estrategia de cada grupo?
· ¿Cómo fue la comunicación entre los integrantes de cada equipo?
· ¿Por qué creen que a pesar de tener los mismos materiales se obtuvieron resultados diferentes?
· Si surgió algún tipo de discusión o malentendido ¿Cómo lo resolvieron?
· ¿Qué elementos ayudaron a la comunicación entre los integrantes y cuáles lo dificultaron?
· A partir de esta experiencia ¿Qué entenderíamos como comunicación asertiva?
d. Al finalizar la reflexión, la persona facilitadora recuperará los puntos en común que señaló cada equipo y hará
énfasis en los componentes de la comunicación asertiva que contribuyen a fortalecer la convivencia familiar.
Sensibilizar sobre la importancia de la comunicación asertiva y el trabajo colaborativo como elementos que
permiten una buena interacción social y familiar.
Nota:
i Durante todo el ejercicio es importante que el facilitador incentive la participación e inclusión de
todos los integrantes de la familia, en especial niñas y niños, personas adultas mayores y personas
con discapacidad, lo que permita que sus propuestas sean escuchadas y tomadas en cuenta.
Esta forma de comunicación contiene dos elementos centrales: Una comunicación asertiva y una escucha
activa, que se encuentran orientadas al intercambio de ideas y al entendimiento mutuo.
En todo momento estamos comunicando: en lo que hacemos, decimos o dejamos de hacer, ya sea por medio
de palabras (lo que decimos o escribimos), como también a través de actitudes, gestos, sonrisas o miradas.
Es decir, utilizamos tanto nuestra expresión verbal como no verbal.
La comunicación es efectiva cuando nuestro mensaje es coherente tanto en la expresión verbal como en la
no verbal, de manera que lo que deseamos transmitir a otra persona pueda ser comprendido en el mismo
sentido que nosotros le dimos3 (UNICEF, 2003b). Por otra parte, la asertividad se entiende como la habilidad
de expresar nuestras opiniones y sentimientos, sean o no agradables para otras personas, de forma clara y
directa, sin ser hostiles ni sentirnos culpables por hacerlo.
En el marco de la convivencia familiar, la comunicacioғn asertiva permite manifestar de manera clara y respe-
tuosa las necesidades e intereses comunes, exponer las posiciones y motivaciones, así como buscar la com-
prensión mutua. Motivo por el cual es importante tener en cuenta que cuando se muestra empatía, respeto y
no se juzga, las personas se animan a continuar hablando y se sienten mejor expresando sus pensamientos
y sentimientos.
De esta manera, la comunicación asertiva mejora la calidad de las relaciones e interacciones que
realizamos en nuestra familia.
3 Esto implica la capacidad de superar algunos nudos de la comunicación como los malentendidos, la descalificación o la sobrevaloración del criterio propio.
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Escuchar activamente significa disponer nuestra mente y cuerpo para prestar atencioғn a lo que nos están di-
ciendo. Implica dejar de hacer otras cosas y escuchar al otro, hacieғndole saber con nuestros gestos o palabras
que estamos atentos a lo que nos quiere decir. De esta manera, saber escuchar es también valorar y respetar
a la otra persona, es una forma de hacerle sentir que es una persona importante y que sus sentimientos son
valorados por nosotros.
La escucha empática nos permite tomar un tiempo para buscar captar sus sentimientos, opiniones, valores
y necesidades. Es una forma de escuchar atentamente sin enjuiciar lo que la otra persona nos está diciendo.
La empatía significa ponerse en el lugar del otro, lo que nos ayudaraғ a responder de forma adecuada a sus
necesidades (UNICEF, 2003).
Por otra parte, se puede comunicar lo que sentimos de forma clara y sincera, sin ofender, maltratar o desca-
lificar a las otras personas. Cuando descalificamos estamos utilizando una estrategia que genera intimidación
e inseguridad y, por lo general, se orienta a imponer la propia visión sobre un tema sin aceptar que las otras
personas también pueden tener argumentos o posiciones que son válidas.
Es más difícil solucionar los problemas cuando utilizamos la descalificación, la crítica destructiva,
los mensajes dobles o incongruentes. Si cambiamos el lenguaje podemos cambiar el escenario
de la discusión y, tal vez, el resultado (Instituto Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos,
2010: 16).
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Por el contrario, cuando estimulamos a las personas generamos confianza y fortalecemos su autoestima, lo
que es fundamental para sentirse capaz, valorado y valioso. Tener confianza consigo mismo y actuar con se-
guridad frente a los demás, se convierte en un factor poderoso a la hora de comunicarse y resolver de manera
asertiva los conflictos.
Por medio de la comunicación asertiva también se puede establecer con cariño y sin faltar el respeto las
normas de convivencia familiar.
! Recuerda que…
Por otra parte, uno de los principales elementos que favorecen la convivencia dentro del hogar es la capacidad
de resolver pacífica y creativamente los conflictos que se presentan en las diferentes etapas de la vida familiar
(UNICEF, 2003).
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DIÁLOGO Y COOPERACIÓN
Ejercicio lúdico para trabajar la
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Nombre de la actividad
Buscando las soluciones...
Duración: 45 minutos
1. Materiales requeridos
Papelotes.
Marcadores de colores.
Esferos.
2. Desarrollo
a. La persona facilitadora solicitará a los participantes dividirse en grupos de 6 personas. Luego, pedirá a
un representante de cada grupo que, al azar, saque una (1) de las seis (6) tarjetas (ver anexo 2) que se
encuentran guardadas en una funda o en una caja, en la que se hará referencia a una situación familiar
cotidiana.
b. A partir de la situación familiar evidenciada en la tarjeta, cada grupo comenzará a discutir y anotar en un
papelote qué características tendría esta relación cuando se presenta un conflicto, que es: 1. Procesado de
manera saludable (intensidad leve); 2. Procesado de manera no saludable (intensidad media); 3. Procesa-
do de manera muy negativa (intensidad alta). Para este ejercicio se utilizará la siguiente matriz:
c. En la segunda parte del ejercicio, la persona facilitadora solicitará a cada grupo retomar el conflicto cuando es “pro-
cesado de manera negativa” (que corresponde al segundo caso de la matriz anterior), a partir del cual se identifica-
rán tres (3) posibles soluciones al conflicto que sean justas y equitativas. Para su desarrollo, la persona facilitadora
entregará un papelote donde se realizarán las siguientes acciones:
Paso 1 Paso 2
1. -
2. -
3.
- Posteriormente, en plenaria cada grupo expondrá el caso analizado y las soluciones encontradas.
- Se reflexionará sobre la experiencia del ejercicio y la importancia de identificar varias salidas a un mismo pro-
blema.
Esto es así debido a que los conflictos son parte de nuestra vida cotidiana y se originan en situaciones propias
de la convivencia e interacción social, de manera que nuestra trayectoria personal y familiar se desenvuelve
en el marco de un conjunto de conflictos por resolver, los cuales se convierten en oportunidades permanentes
para crecer y aprender.
“En la familia es normal que haya desavenencias y diferencias, sobre todo cuando las familias
pasan por momentos de crisis, en el sentido de que se produzcan cambios que requieran la
adaptación a nuevas realidades. Eso pasa por ejemplo cuando nace el primer hijo o hija, cuando
las hijas y los hijos se hacen mayores y se van de casa, provocando lo que se conoce como el
“síndrome del nido vacío”; cuando un abuelo o abuela se incorporan al mismo domicilio donde
reside la familia; cuando alguien de la familia enferma y se hace dependiente; cuando se pro-
duce algún fallecimiento, etc. En todos esos casos, se producen cambios que rompen la rutina
familiar, de modo que hay que acostumbrarse a que entren nuevos miembros o a prescindir
de ellos o a nuevas situaciones que nos desestabilizan” (Instituto Complutense de Mediación y
Gestión de Conflictos, 2010b: 17).
De esta manera, se evidencia que los conflictos en las familias hacen parte de nuesta vida cotidiana, motivo
por el cual es fundamental tener en cuenta que resolverlos de manera saludable fortalece la estructura familiar,
incrementa la cohesión y el sentimiento de pertenencia.
Los conflictos se entienden como aquellas situaciones en las que dos o más personas perciben o tienen posi-
ciones, valores, intereses, aspiraciones o necesidades contrapuestas (Jares, 2004). No obstante, el sólo hecho
de pensar distinto no genera un conflicto, sino que este surge cuando frente a un asunto cada una de las partes
considera tener la razoғn, lo que genera una situación de contraposición o pugna de ideas (UNICEF, 2003).
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Actualmente, se concibe que los conflictos no solo son inevitables, sino que
además NO deben interpretarse, por sí mismos, como algo negativo. De
hecho, los conflictos tienen aspectos que son positivos:
• Contribuyen a conocer y practicar nuevos modos de responder a los
problemas y construir mejores relaciones sociales.
• Se convierten en un desafío interesante de crecimiento y comprensión
de la otra persona y de sí mismo.
• Pueden ser origen de cambios personales y sociales.
Ahora bien, es importante reconocer que frente a una misma situación es usual que las personas presenten
distintos intereses, deseos y decisiones, puesto que la diversidad de experiencias e historias de vida de cada
uno explican las diferentes formas de ser, pensar, resolver sus dificultades o satisfacer sus necesidades (UNI-
CEF, 2003). Por lo tanto, los conflictos no son, en sí mismos, ni buenos ni malos, sino que la forma como los
percibimos y asumimos tienen que ver con el modo como habitualmente los gestionamos.
En las familias se identifica el conflicto con pensar u opinar diferente y se asocia a sentimientos
muy íntimos: a tensiones, acusaciones, falta de disposición a escuchar, a comprometerse, falta
de acuerdo. En este sentido, para lograr una convivencia sana dentro del hogar es de vital
importancia conocer estrategias creativas de resolución de conflicto y, antes que todo, saber
identificar cuáles son las situaciones conflictivas (UNICEF, 2003: 5).
Para la resolución de un conflicto familiar es relevante la búsqueda de consensos que permitan soluciones jus-
tas y equitativas en donde las distintas partes se sientan beneficiadas. En la mayoría de las ocasiones, incluso
en situaciones muy complicadas, la cooperación familiar es la mejor salida.
El hecho de que todos ganen en una situación conflictiva “implica buscar la mejor solución para todos,
buscar soluciones pensando en las necesidades de todas las partes. Y eso, no lo puede hacer uno sólo. De
ahí la colaboración” (Instituto Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos, 2010: 19). De manera
que la inclusión, participación y cooperación facilitan que las tensiones entre las personas se resuelvan
pacificamente.
DIALOGAR
• Hablar y escuchar de forma activa y empática.
• Comunicar lo que se piensa de manera clara y sincera, sin maltratar ni ofender.
• Buscar comprender a la otra persona y ser comprendidos.
INDAGAR
• Entender y definir claramente el conflicto, identificando las necesidades e intereses
comunes.
• Ser empáticos – colocarse en los pies de la otra persona.
• ¿Qué quieres? ¿Qué quiero? ¿Qué necesitas? ¿Qué necesito?
COOPERAR
• Trabajar juntos para elegir la opción que mejor sirva para todas las partes implicadas.
• Cuando las personas participan y se involucran en las soluciones de sus conflictos,
el compromiso en el acuerdo es más fuerte y duradero.
• Por lo general, las personas ceden y ganan un poco.
!
Recuerda
De esta manera, podemos generar espacios donde las personas implicadas en un conflicto puedan hablar con
calma, sin agresiones, donde se analicen todas las posibilidades de solución y se puedan consensuar cuál o
cuales son las más convenientes, justas y equitativas, de manera que todos los implicados se comprometan
con el acuerdo alcanzado.
Asimismo, debemos tener en cuenta que los procesos de negociación y consenso tienen lugar en el momento
que “las personas inmersas en una disputa han reconocido su existencia (del conflicto), han acordado la nece-
sidad de resolverlo, y se comprometen activamente en un proceso cuya finalidad será solucionar la situación”
(Instituto Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos, 2010b: 20).
Practicar es una buena manera de encontrar formas alternativas de solución de conflictos sin lastimar a otras
personas ni las relaciones que se han construido con ellas. Si somos persistentes es probable que poco a
poco se transforme en una forma habitual de responder a este tipo de situaciones.
Una vez que las personas han experimentado una solución pacífica de los conflictos, aumenta la probabilidad
de que alcancen nuevas soluciones constructivas en futuras situaciones, motivo por el cual es pertinente su
implementación en nuestra sociedad para un desarrollo integral de las personas y la configuración de una
sociedad libre de violencia.
¿Por qué es tan importante excluir el uso de la violencia física, psicológica o sexual en
nuestras relaciones intrafamiliares?
- Es una manera negativa de enfrentar los conflictos, en donde se imponen las ideas y los
deseos de la persona que posee mayor poder (fuerza, edad, dinero, etc.), por sobre el que tiene
menos poder. Esta forma de relación genera daño físico y/o psicológico.
- Es una vulneración a los derechos y la dignidad de las personas, por lo tanto, constituye un
delito y es un comportamiento inaceptable.
- Ningún ser humano debe ser maltratado ni golpeado. La violencia genera miedo, rabia y frustración.
- Si no se detienen las primeras conductas violentas, estas se vuelven más frecuentes, intensas y
peligrosas, llegando a convertirse en una forma de relación social, de manera que genera más
violencia y empeora los problemas. Además, al presentarse en las familias puede reproducir
generacionalmente el ciclo de violencia.
Por otra parte, debemos saber que cuando estamos en medio de un conflicto y se nos dificulta resolverlo, por
ejemplo, cuando estamos muy enfadados, no logramos comunicamos adecuadamente y el conflicto se inten-
sifica, aún tenemos una oportunidad para resolverlo de forma positiva: la mediación, que es una herramienta
alternativa de resolución de conflictos.
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4. La mediación
La mediación tiene un importante potencial transformador de las personas y del clima de convivencia, refuerza
la autoestima e implica un aprendizaje y cooperación. En este punto participa la persona mediadora, quien
nos ofrece la posibilidad de apoyarnos a desbloquear la situación de conflicto, facilitando la búsqueda de
soluciones. De esta manera, es alguien externo al conflicto que actúa de manera imparcial para construir un
ambiente adecuado para la interacción.
Las personas que toman la decisión de iniciar un proceso de mediación son conscientes de que necesitan
conseguir soluciones para poder resolver sus dificultades, pero también saben que, en esta ocasión, necesitan
ayuda para que ellos mismos puedan llegar a los acuerdos.
De igual forma, la mediación parte de la premisa de que cada familia conoce las razones por las que han llegado a la
situación de conflicto y que cada uno de los integrantes debe poner de su parte para superar esta situación.
De esta manera, lo fundamental es enfrentar los conflictos y resolverlos de forma saludable y pacífica,
sin usar la violencia. Es decir, centrándose en su solución por medio de herramientas y habilidades como el
diálogo, la negociación y la búsqueda de consensos.
La persona facilitadora pedirá a los participantes que cirren los ojos y que internamente piensen
cuál es su compromiso personal, familiar o comunitario para cultivar una convivencia saludable y
armónica en sus familias.
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En este sentido, a continuación se realizará una breve referencia sobre varios elementos que son específicos
de la convivencia con niñas y niños, personas adultas mayores y personas con discapacidad.
Una buena convivencia familiar es esencial para el desarrollo integral y formación de las niñas y niños. Así,
por ejemplo, los reconocimientos y felicitaciones son buenas estrategias para estimular que las niñas y niños
adquieran hábitos y conductas para una convivencia armónica. Además, la expresión de sentimientos y la
sensación de querer y ser querido por sus familiares les produce bienestar emocional. En este sentido:
!
“Los niños y niñas cuyas familias son
cariñosas y estimuladoras tienen más Recuerda
posibilidades de desarrollarse sanos y
“La forma en que nos relacionamos con
felices; las expresiones de afecto y formas
nuestros hijos influye poderosamente en
adecuadas de comportamiento en la
familia promueven un clima emocional la forma en que él o ella va construyendo
positivo y los prepara mejor para el futuro” su imagen y autoestima. Un niño necesita
(UNICEF, 2010: 20). sentirse escuchado con atención,
acogido en sus penas, y satisfecho
en sus necesidades, especialmente
Escuchar en forma activa y ser empáticos por quienes son las personas adultas
con los hijos desde que ellos son muy chi- más importantes para ellos. Esto los
cos es una buena forma de sembrar con- hace sentirse seguros y confiados para
fianza, de ese modo es más probable que
expresar sus sentimientos y necesidades”
se atrevan a contar sus cosas y recurrir a
sus padres cuando necesitan ayuda. Los (UNICEF, 2003b: 19).
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frutos de esta confianza pueden facilitar la relación entre padres e hijos durante la adolescencia, período en
que las dificultades de comunicacón tienden a ser mayores.
Por otra parte, poner normas y límites claros y firmes conlleva beneficios para nuestras niñas y niños puesto
que les ayuda a vivir en sociedad y los protege de los riesgos debido a que aprenden a distinguir los peligros,
razón por la cual es necesario inculcarlos con amor, afecto, respeto y sobre todo con el ejemplo.
! Recuerda
“Los adultos (madres, padres, abuelos, etc.) tienen la responsabilidad de poner normas
y límites a sus niños y niñas para protegerlos y ayudarlos a convivir en sociedad. Deben
ponerse de acuerdo en las normas y límites, sin desautorizarse frente a los niños y niñas.
Si hay normas y límites establecidos de antemano, es más fácil enfrentar adecuadamente
el comportamiento de ellos y se evitarán reacciones inadecuadas como gritos, insultos o
golpes” (UNICEF, 2010: 33).
Cuando se ponen límites también es importante explicar el por qué de ellos, así como generar espacios, de
acuerdo con su edad, para que vayan tomando decisiones y responsabilidades.
De esta manera, se evidencia que en el entorno familiar es donde las personas viven un “proceso de desa-
rrollo físico y mental hasta llegar a ser autónomos, a la vez que los padres asumen la función de transmitirle
sus valores y costumbres y prepararle para integrarse en las pautas culturales y sociales vigentes” (Instituto
Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos, 2010b: 17). En este sentido, es importante tener en
cuenta que tanto el exceso como la falta de nomas y limites familiares puden llegar a ser perjudiaciales, por lo
que cada familia debe buscar el equilibrio entre las normas de convivencia y los espacios para que las niñas y
niños, de acuerdo con su edad, puedan tomar decisiones y ejercitar su autonomía.
Recuerda educar en el buen trato y la resolución pacífica de conflictos, puesto que si la niña o el niño “ve que
los adultos que lo rodean resuelven sus conflictos de manera constructiva y pacífica, él o ella también desa-
rrollará este tipo de estrategia para enfrentar sus problemas” (UNICEF, 2010: 27), de manera que enseñar
con el ejemplo tiene un impacto muy positivo en la convivencia familiar y social.
¿Por qué es tan importante excluir el uso del castigo físico y psicológico hacia niñas y niños?
- Los niños maltratados muestran mayor agresividad en las relaciones con sus pares, y tienden a
vivir como amenazantes las situaciones de acercamiento, lo que los hace estar a la defensiva en
forma permanente. Otros niños pueden reaccionar al maltrato poniéndose muy retraídos, aislán-
dose de la gente.
- El maltrato infantil se ha asociado también con limitaciones en el desarrollo cognitivo, con trastornos
del aprendizaje, repitencia y deserción. Además, cuando un niño o niña es agredido física o psicoló-
gicamente se le está enseñando que esa es una manera válida de resolver conflictos, la que luego
aplicarán en el resto de sus espacios de desarrollo (escuela, amigos, etc.).
- Los niños que viven maltrato presentan en mayor medida una baja autoestima, carecen de con-
fianza en sí mismos, tienen perspectivas de futuro inciertas y frecuentes manifestaciones de tristeza
e infelicidad.
- Los niños que viven situaciones de maltrato tienen un daño importante en el vínculo con sus padres
(agresores), lo que los predispone a desconfiar de otros adultos que los rodean, y a limitar sus po-
sibilidades de exploración del mundo externo (UNICEF, 2003: 10).
Sin duda, el estado anímico es determinante en la calidad de vida de todo ser humano. Cuando una persona
adulta mayor convive más tiempo con su familia, se siente mejor, ríe más y sus defensas se fortalecen.
Convivir con una persona adulta mayor es vincularse y participar en sus actividades diarias respetando la
necesidad y ritmo individual, es brindarle ayuda para que desarrolle sus actividades cotidianas siempre que
la requiera. Para que la convivencia funcione las familias deben tener una buena dosis de paciencia y com-
prender sus condiciones de vida y su situación actual de salud física y emocional. Todas las personas somos
diferentes; por ello, cada una de las situaciones también serán únicas y todos afrontarán desafíos distintos, por
tanto hay que procurar acciones integrales4.
4 Permite que la persona siga siendo independiente y responsable de su autocuidado físico, emocional, mental, espiritual y recreativo, manteniendo un
equilibrio que le permitirá mantenerse saludable y vital dentro del entorno social (Cafam, 2017).
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La convivencia muestra la vertiente social5 de un ser humano. Antes que estar bien con los demás, es indis-
pensable que la persona que realiza cuidados se encuentre bien con ella misma, cuidar de sí y sentirse bien;
de lo contrario, resultará muy difícil disfrutar de las relaciones sociales y la convivencia con los demás,
cuando alguien no está bien consigo mismo, sufre al tener que estar con los demás. A continuación presen-
tamos una serie de aspectos a tener en cuenta:
• Duerma: La persona que cuida debe dormir lo suficiente para garantizar un buen estado de ánimo y
salud. Aproveche cuando la persona adulta mayor duerme, para dormir usted también.
• Haga ejercicio: La persona que cuida debe ejercitarse para mantenerse en buenas condiciones físicas,
disminuir la tensión, mejorar el sueño, subir el ánimo y prevenir lesiones por el esfuerzo físico. A continua-
ción alguna sugerencias de ejercicios:
Evite el aislamiento
• Evite aislarse totalmente de sus círculos sociales.
• Mantenga las relaciones sociales gratificantes que le proporcionen diversión, entretenimiento, compren-
sión y apoyo emocional.
Entreténgase
• Es muy importante recrearse, procure divertirse, leer, ir al cine, pintar, o realizar otra actividad que le guste.
• La risa, el amor y la alegría son fundamentales para mantener una buena salud.
• Evite el alcohol para animarse.
Salga de casa
• Busque alguien que le ayude a cuidar a la persona adulta mayor y reserve tiempo para salir, para hacer
otras actividades y liberar la mente.
• Si no es posible, pase un rato con usted misma en otra habitación de la casa, relájese, escuche música
agradable, complazca un capricho: postre, helado, etc.
Este es mi espacio en
donde encuentro calma Siempre encuentro la
fortaleza para continuar Permito que la paz se
instale dentro de mí
2.- Tome aire, repita mentalmente la frase elegida mientras expulsa el aire pausadamente
3.- Repita varias veces:
¿Cómo mantener una buena convivencia con una persona adulta mayor?
1. Intimidad: Las personas adultas mayores tienen pudor como cualquiera de nosotros. Respetar su
intimidad es respetarlos como personas.
2. Cultura: Tienen hábitos característicos, culturales, que le significan identidad. Debemos respetarles
sus costumbres como por ejemplo, ir a misa, escuchar su tipo de música, gustar de su programa de
televisión, tener estampitas en su mesa de luz, etc. No respetar su cultura personal es una forma de
violencia y maltrato.
3 Participación: La pertenencia debe ser participativa, es decir, activa. No es solamente un estar con
los otros sino un ser con los otros. Sentir que hay algo que aún puedo hacer, compartir, es de
importancia fundamental para la persona mayor. Permitirle espacios para aprender algo nuevo, con-
tinuar desarrollando intereses o hobbies, asumir trabajos que pueda realizar, actividades domésticas,
responsabilidades cotidianas, también promueve calidad de vida.
5 Escucha: Las personas adultas mayores tienen muchas cosas para dar. Experiencia acreditada en
tantos años de vida, cuentan con historias que dan testimonio de la historia familiar, la tradición.
Necesitan transmitirlo y la familia necesita recibirlo.
6 Ser mayor significa seguir siendo: Por sumar años uno no deja de ser el que es. Es decir, si una
señora ha sido muy coqueta toda su vida, por ser mayor, no deja de serlo. Aún cuando esté en
cama, en un geriátrico o en silla de ruedas, sigamos permitiéndole maquillarse, arreglarse el cabello,
regalémosle aros, aretes etc. Siguen siendo las mismas mujeres y hombres que fueron siempre. Ni
los años ni la enfermedad significan que “han dejado de ser lo que son”, y aún cuando su imagen
ha cambiado, son en esencia las mismas personas.
8 Compartirlo todo: El mito expresa que: la convivencia con ancianos es difícil, cuando la realidad es
que toda convivencia es compleja. Una de las claves para lograrlo es compartirlo todo, es decir, lo
que hay y lo que se carece. Cuando en un vínculo uno está muy bien a costa de que el otro esté muy
mal, no sirve. Busquemos una situación que aporte sentido para todos, la mejor situación posible.
La mejor, no menos, posible, no más. Dejar de vivir mi vida para cuidarlo a papá o mamá, no sirve
ni para uno ni para el otro.
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El Estado ecuatoriano ha promovido diferentes programas y servicios con el objetivo de brindar una atención
integral a las personas con discapacidad, su inclusión en las diversas actividades sociales y comunitarias y la
promoción de la corresponsabilidad por parte de las familias en la atención y cuidados necesarios para mejorar
su calidad de vida y fomentar una convivencia familiar saludable.
Al tener en cuenta que las personas con discapacidad hacen parte de poblaciones vulnerables de la sociedad,
la familia constituye una de las redes de apoyo más importantes y fundamentales en su desarrollo físico, emo-
cional e intelectual. De acuerdo con el Informe Mundial sobre la Discapacidad, elaborado por la Organización
Mundial de la Salud, las personas con discapacidad y sus familias pueden: “Ayudar a otras personas con dis-
capacidad mediante el apoyo entre pares, formación, información y asesoramiento, promover los derechos de
las personas con discapacidad dentro de sus comunidades locales, participar en campañas de sensibilización
y foros” (OMS, 2011), en los cuales se podrá definir las prioridades para incidir en las políticas públicas de
los gobiernos nacionales, quienes deben incluir en sus agendas la promoción de la salud, la comodidad y la
dignidad de las personas con discapacidad.
En este contexto, la convivencia familiar con una persona con discapacidad, implica fortalecer valores como: la
empatía, el respeto, la solidaridad, el diálogo, el compromiso, la gratitud, el cariño, la tolerancia, el sentido del
humor, entre otras, para enfrentar las dificultades que se presenten en la vida cotidiana, frente a las cuales “las
familias se sobreponen, enriquecen, maduran, se vuelven más fuertes y hasta mejoran problemáticas previas
presentes en su seno” familiar (Núñez, 2003, Citado por Ortega, Torres, Garrido y Reyas, 2006).
Canalizar la energía de las personas con discapacidad a través de actividades que puedan desarrollar en su
hogar y comunidad, permite que ellos aprecien y disfruten de sus propios logros, lo cual aumentará la auto-
estima, mejorará las relaciones con los demás miembros de la familia, potenciará la comunicación asertiva,
mejorando la convivencia, integración y calidad de vida de las familias (Rodríguez, Verdugo y Sánchez, 2008).
Elementos para fortalecer una convivencia familiar saludable con personas con discapacidad:
En primer lugar, es importante señalar que la convivencia familiar con personas con discapacidad, se beneficia
al realizar cambios o adecuaciones en la estructura de la vivienda, por ejemplo, proveer accesos más amplios
en la habitación, el baño y la cocina y si es posible, que éstos estén construidos en la primera planta. A partir
de estos arreglos se fomenta que las personas con discapacidad puedan participar en la mayoría de las acti-
vidades que se realizan en el espacio familiar.
De igual forma, el compartir más tiempo entre los miembros de la familia ayudará a que las personas con
discapacidad puedan dialogar, aportar, participar y ser incluidas en las actividades, fortaleciendo los lazos y
convivencia familiar.
Para que la interacción entre los miembros de una familia sea lo más adecuada posible, es ne-
cesario que el sistema familiar sea capaz de enfrentar las crisis, expresar los afectos, permitir el
crecimiento individual de sus miembros y producir el intercambio o interacción constante entre
ellos, respetándose la autonomía y el espacio del otro, la comunicación deberá ser clara y directa,
las funciones de sus miembros estarán bien establecidas, así como sus responsabilidades, y predo-
minará entonces la flexibilidad del sistema familiar (Ojeda, 1998, citado por Pérez y Parra, 2007).
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• Escuchar activamente
• Expresar las expectativas mutuas
• Ponerse en el lugar de la otra persona
• Apoyar al otro
• Actuar con cariño y respeto
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Actividad de cierre:
Compromisos a nivel personal,
15 minutos
familiar y comunitario
Material recomendado
Ley de Arbitraje y Mediación. Normativa aprobada por el Estado ecuatoriano (2006, modificada en 2009)
que promueve mecanismos alternativos de resolución de conflictos como el arbitraje, la mediación y la me-
diación comunitaria. El artículo 43 de esta normativa define la mediación como “un procedimiento de solución
de conflictos por el cual las partes, asistidas por un tercero neutral llamado mediador, procuran un acuerdo
voluntario, que verse sobre materia transigible, de carácter extrajudicial y definitivo, que ponga fin al conflicto”.
Tiempo de crecer. Guía para la familia - Cómo desarrollar relaciones positivas en la familia. Publi-
cación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, orientada a fortalecer y potenciar la expresión
de sentimientos, comunicación y relaciones interpersonales en las familias que contribuyan al crecimiento y
desarrollo de niñas y niños, en el marco de relaciones familiares positivas y armónicas.
La comunicación en familia. Comunicarnos de forma sana con quienes vivimos diariamente. Publi-
cación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, que analiza el estilo de comunicación familiar,
explora los nudos (dificultades) de la comunicación y promueve estrategias de comunicación efectiva.
Cómo resolver los conflictos familiares. Publicación del Instituto Complutense de Mediación y Gestión de
Conflictos que estudia las especificidades de los conflictos familiares, los identifica como oportunidades para
crecer y fomenta su resolución por medio de la escucha activa, el lenguaje propositivo, la participación, la
manifestación de afecto, la capacidad para cambiar el escenario, entre otros elementos.
La familia diáloga y llega a acuerdos: La mediación familiar. Publicación del Instituto Complutense de
Mediación y Gestión de Conflictos que explica el rol que juega la persona mediadora para contribuir a desblo-
quear una situación de conflicto familiar, facilitando la búsqueda de soluciones.
Glosario
Asertividad: Es la habilidad de expresar nuestras opiniones y sentimientos, sean o no agradables para otras
personas, de forma clara y directa, sin ser hostiles ni sentirnos culpables por hacerlo.
Convivencia: Es llegar a vivir juntos entre distintos sin los riesgos de la violencia y con la expectativa de
aprovechar fértilmente nuestras diferencias. Convivir es acatar reglas comunes, contar con mecanismos cultu-
ralmente arraigados de autorregulación social, respetar las diferencias y acatar reglas para procesarlas.
Equidad de género: Significa que mujeres y hombres, independientemente de sus diferencias biológicas,
tienen derecho a acceder, con justicia e igualdad, al uso, control y beneficios de los bienes y servicios de la
sociedad, así como a tomar decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, cultural y
familiar.
Empatía: Es la capacidad de una persona para ponerse en el lugar del otro, identificarse con él o ella, com-
partir sus sentimientos y circunstancias; comprender las causas que explican sus actitudes y comportamientos.
Respeto: Es el reconocimiento, consideración y atención que se le tiene a las otras personas. Un sujeto
cuando es respetuoso acepta y comprende las maneras de pensar y actuar distintas a las de él o ella. Signi-
fica reconocer que todas las personas son valiosas, que tienen los mismos derechos y que poseen dignidad
humana. El respeto es la base de la convivencia.
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Responsabilidad: Capacidad para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Una persona responsable es capaz de responder y enfrentar con inteligencia, esfuerzo, interés, creatividad y
convencimiento las situaciones que se le presentan en la vida de acuerdo con su edad y actividad.
Solidaridad: Es la adhesión circunstancial a la causa de otros individuos. Somos solidarios cuando nos damos
cuenta de que existen individuos o grupos a los que podemos ayudar y nos preocupamos por esto. Para que
la solidaridad esté completa no es suficiente darse cuenta de que podemos brindar apoyo, sino hacerlo, es
decir, se trata de reconocer las necesidades de los demás y actuar.
Tolerancia: Es el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias
a las propias. Una persona tolerante es capaz de aceptar sin molestias o nerviosismo las actitudes y caracte-
rísticas de otras personas aunque sean diferentes de las suyas, siempre y cuando no le causen un perjuicio o
afecten su bienestar.
Valores: Son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como
personas. Los valores también son entendidos como convicciones profundas de los seres humanos que de-
terminan su manera de ser y orientan su conducta.
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