Discursos 3° Sec
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"Hace más ruido un hombre gritando que cien mil hombres callados"
José de San Martín
Buenos días estimado jurado, señoras y señores e invitados que nos acompañan. El día de hoy he venido hasta
este podio para traerles un mensaje muy importante que nos afecta a todos y cada uno de nosotros: el
derecho a la libre expresión.
El derecho a la libre expresión es uno de los muchos derechos que nos respaldan. Este es, sin duda, uno de los
más especiales ya que es esencial para la lucha pro-respeto y la promoción de los derechos humanos.
Cierto día escuché una historia acerca de un hombre sabio que tuvo la ocurrencia de expresar su opinión
acerca del gobierno. Lamentablemente, nuestra historia termina con una horca y un verdugo. ¿Por qué?
Porque el peor temor de la tiranía y el mal gobierno es un poder mayor, el de nuestra voz. Por ende podemos
afirmar que tenemos un escudo, un arma, que nos da seguridad y nos protege contra esa corrupción, contra
ese gobierno tirano, que se entierra como una espina sobre la llaga y crece como la mala hierba. Es hora de
levantar la voz y decirle a todos esos tiranos ¡ALTO!¡No nos silenciarán más! Porque el silenciar a su pueblo no
es mas que activar una bomba de tiempo y uno se puede acostumbrar al tic tac pero si algo sé, es que algún
día, después del tac vendrá el boom.
En la actualidad enfrentamos un gran problema con respecto a este tema, pues a pesar de estar vigente
nuestra libertad de expresión, los mismos que antes nos callaron hoy han dado un nuevo giro a su estrategia,
en vez de silenciarnos a la fuerza nos han hecho demeritar la libertad de expresión dándole una importancia
mínima, hemos llegado a un punto en el que la gente pierde sus principios básicos para opinar, nos hemos
sumido en la ignorancia, nuestra cultura ha ido decreciendo con una rapidez que asusta. Porque, ¿cómo
podemos externar lo que nos aqueja, si no sabemos nuestro padecer? La información es un poder y es nuestra
obligación externar el conocimiento que se nos ha conferido, por que como se dice “Un gran poder conlleva
una gran responsabilidad“.
No debemos dejarnos llevar por lo que oímos o por lo que “se dice “; en cambio debemos investigar y buscar
la opción que nos favorezca mas a todos.
LA EDUCACIÓN QUE REALMENTE IMPORTA
David Vega
“La verdadera educación, lo mismo de la juventud que de todas las demás edades de la vida, no consiste en
reprender, sino en hacer constantemente lo que se diría a los demás al reprenderlos.”
Platón
Buenos días, señoras y señores del jurado, autoridades académicas aquí presentes, y demás invitados a esta
justa de las ideas.
Hoy he decidido romper el silencio. Hoy he decidido gritar muchas cosas de las que llevo dentro. Hoy he
decidido gritar a los cuatro vientos, ¡Basta ya! Basta ya de engaños, de corrupción, de faltas a la integridad.
¿Qué pasa hoy en día con la educación? Claro que hay que valorar las clases de la escuela: matemáticas,
español y ciencias... Pero, ¿y qué hay con lo demás? ¿Qué hay con aquella educación que más importa, la que
forma personas? ¿Qué hay con eso que sólo podemos aprender mediante el ejemplo?
Hoy he decidido romper el silencio, y protestar. Sí, yo protesto, protesto ante todos ustedes, los adultos por
esa imagen que han puesto a nosotros los jóvenes. ¿Quién de ustedes no se ha expresado o pensado más de
una vez, caracterizándonos como apáticos, irresponsables o rebeldes?
¡Mentira! Si algo caracteriza a la juventud de hoy es su desbordante energía. Un joven quiere y debe probar
sus fuerzas, salir adelante, abrirse camino en la obscuridad del mundo que le ha tocado vivir.
Pero, ¿dónde está el ejemplo que nos dan, para apartar las tinieblas de nuestro camino? ¿Saben ya de lo que
estoy hablando? ¿Quién sabe hoy en día lo que es la educación, la integridad? ¿Quién puede mostrarnos cómo
vivir bien? ¿En qué escuela dan clases para ser una mejor persona?
¿Apáticos nosotros? ¿Y qué nos han enseñado ustedes cuando se quedan como si nada ante la corrupción, la
violencia y la pobreza que afectan nuestro mundo? ¿Irresponsables? ¿Qué nos enseñan ustedes cuando faltan
a sus deberes como padres, como esposos, como ciudadanos? ¿Rebeldes? ¿Y cuando ustedes se rebelan
contra las reglas y las leyes más sencillas, porque así parece que conviene?
Los adultos nos dicen que hay que ser honestos, que hay que tratar a todos como nos gusta que nos traten,
que hay que respetar los valores de la familia y atesorar la amistad. Pero luego los vemos traicionando esos
mismos valores cuando se trata de buscar provecho para sí mismos. Los vemos violar las reglas, hacer trampa
y hacerse de la vista gorda. ¿Lo niegan? ¿Cuántas veces les han dicho a sus hijos que no deben mentir? ¿Y
cuántas otras los han incitado a hacerlo? “Dile al señor que eres más chico para que nos salga barato el
boleto.” “Diremos que te enfermaste para que podamos irnos de viaje.” Con esta forma de hacer las cosas,
¿qué clase de personas esperan formar?
LA RESPONSABILIDAD DE LOS JÓVENES EN LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA.
Alondra de la Rosa
¿Derecho? Se ve y se lee a menudo en los medios que muchos jóvenes dejan la escuela. Pero no lo
vean en la tele; salgan a la calle y cuenten cuántos jóvenes ven de 19, 15, 12 hasta de 10 años que
trabajan. Estamos acostumbrados a ignorar estas realidades incómodas, pero aunque sea por un
día, salgan y cuenten a los muchachos y jovencitas que deberían estar en la escuela, pero no están
ahí, y yo les digo que no van a poder sacar cuentas. ¿Saben por qué? Porque son incontables.
Ahora imaginen cuántos jóvenes que trabajan hay Mérida, en el estado, en el país. Dense cuenta:
¡es una realidad!
No es como el niño pequeño que teme a un monstruo que vio en la tele, pero que tiene a su mamá
para decirle que no existe. ¡Este monstruo en real! ¡Y sólo un necio vendrá a decirles que no existe!
La mayoría de los niños que entran a la primaria no llegan ni a la prepa. ¿Por qué?
Hay varias razones para esto. Una de ellas es jóvenes que prefieren trabajar, que a la primera oferta
de trabajo van tras ella como un perro a un hueso. Ellos son jóvenes que ya quieren ganar su dinero
(y gastarlo como ellos quieran), crecer y ser independientes. “¡Qué irresponsables!”, pensarán
ustedes “¡Qué ingenuos!”.
Pero en esto no toda la culpa se dirige a ellos. ¿Cómo convences a un adolescente que pase los
siguientes 10 años de su vida sentado en un aula, cuando podría empezar a ganar dinero ahora?
¿Cómo lo convences de que esa espera vale la pena cuando muchos profesionistas con carrera y
título están desempleados o subempleados? ¿Cómo lo apartas de la tentación de vivir sólo el aquí y
el ahora, cuando en un país con crisis y violencia el mañana es incierto? ¿Cómo los convencemos
de volver a la escuela, cuando muchas de ellas tienen mala infraestructura, maestros mal
remunerados y programas mal hechos?