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Laura María Restrepo Palomino - 20213289

Jóvenes y las consecuencias de su uso de Internet

Internet, plataforma en la que se comparte contenido de todo tipo y en gran cantidad,


se ha convertido en necesario, y hasta vital, para sus millones de usuarios. Y, ¿quiénes son
estos usuarios? Basta con decir que simplemente son cualquier grupo de personas con acceso
a una conectividad. Pero esa no es la verdadera cuestión, la pregunta es: ¿quiénes son sus
más activos usuarios? La respuesta es sencilla, las consecuencias, no: los jóvenes
(aproximadamente “93% de los adolescentes entre las edades 12-17 están en línea”) (Pew
Research Center, 2012)1. Y ¿qué implica esto? Los jóvenes, quienes son los mayores usuarios
de internet, no tendrían criterios informados y pertinentes en el futuro gracias a su constante
uso de las redes y alta confianza en ellas, al navegar en un espacio que debilita su desarrollo
cognitivo.

Es pertinente empezar este tema al dejar claro un punto bastante importante: la


navegación en internet, más bien, lo que implica ella. Navegar en internet "exige una forma
intensiva de multitarea [que] va en detrimento de nuestra capacidad mental" (Serrano-
Puche, 2014)2. Es decir, la gran cantidad de información que es manejada en cuestión de
segundos es un riesgo para el desarrollo cognitivo de sus usuarios. Se podría argumentar que
manejar una alta cantidad de información puede, de hecho, mejorar el desarrollo cognitivo,
puesto que Internet facilita la obtención de datos y contenido en tanto tiempo (instantáneo) y
precio (generalmente gratis). Así, cualquier usuario puede expandir su conocimiento en
cualquier área de manera eficaz. Sin embargo, cantidad no es sinónimo de calidad, por lo
que, a pesar de estar expuesto a una gran cantidad de información, también se está expuesto
a una gran cantidad de desinformación, pues no todas las fuentes de consulta son confiables,
y aquellas que sí lo son no son tan accesibles. Por lo tanto, no solo se pone en riesgo el
desarrollo cognitivo por parte del detrimento de la capacidad mental, sino también por el lado
de la saturación del cerebro de información falsa.

Ahora, con lo anterior en mente, es oportuno mencionar al objeto de estudio, los


jóvenes, mejor dicho, adolescentes, en este escenario, debido a que durante los 12 y 18 años
de vida de una persona ocurre el crecimiento cognitivo. Es en esta etapa cuando se desarrollan
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las habilidades para pensar de manera compleja y se forman los diferentes puntos de vista
que ellos tienen sobre el mundo (Stanford Children's Health, s.f.)3. Este desarrollo es
impulsado por la información que reciben sobre distintos tópicos y fenómenos sociales, ya
sea en la escuela o en la red. Y el problema radica en esta última, puesto que la capacidad
multitarea que es exigida por Internet pone en peligro el desarrollo cognitivo. ¿Por qué?
Principalmente, esto se da, más que todo, por dos ámbitos: concentración y profundización.
En el caso del primero, la concentración de los jóvenes es desincentivada por el bombardeado
de contenido de diversos temas que reciben en un lapso muy corto. Si cada segundo están
recibiendo nueva información, no podrán realmente ahondar en un tema específico, lo que
lleva al segundo ámbito, la profundización, puesto que, al no presentarse, no existiría un
verdadero entendimiento de la información recibida. Y esto es preocupante considerando que
los adolescentes pasan más de un tercio de un día conectados a la red (Wallace, 2015)4, casi
el mismo tiempo que pasan en la escuela. Esto quiere decir que gran parte de la información
que moldea sus puntos de vista es obtenida de Internet, y ni siquiera la están recibiendo o
entendiendo por completo, de manera que sus opiniones no estarían alcanzando su verdadero
potencial intelectual.

Además, como si lo expuesto previamente no fuera suficiente, según un estudio


realizado por el especialista en comunicación digital Óscar Toloza, a los adolescentes no les
interesa "buscar temas académicos que requieran investigación, prefieren consultas rápidas
en Google y Wikipedia" (2016)5. Es decir, gracias a la preferencia que tienen por navegar
rápidamente en la web, los jóvenes intercambian seguridad por ahorro de tiempo, o sea,
prefieren obtener una respuesta rápida que una segura. Y las consecuencias de ello es que los
adolescentes serían más susceptibles a encontrarse con información falsa, que tomarían como
cierta. Y, puesto que sus opiniones y puntos de vista están siendo formados durante esta
época de sus vidas, las razones por las que se inclinan por ellos también lo están. Estas
opiniones tendrían un carácter débil, lo cual se verá reflejado cuando pretendan
argumentarlas, pues estarán basadas en información posiblemente falsa, no del todo
entendida y/o informada.
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Como cierre, resulta adecuado y necesario mencionar un factor que puede jugar en
contra de lo analizado: la fluctuación de las estadísticas. Es preciso mencionar que, en donde
se encuentra la fortaleza de este texto, se encuentra también su mayor debilidad: los
resultados arrojados por los estudios realizados son bastantes generales y susceptibles,
aunque no de una manera tan perceptible, al menos en un futuro cercano, a cambios. Estos
resultados pueden variar de acuerdo con distintos fenómenos que se den en el momento, de
manera que, lo que resulta obvio o predecible ahora, puede no serlo en el futuro. Los jóvenes
pueden cambiar sus preferencias en Internet en cualquier momento e iniciar así una cadena
de distintos análisis sobre lo que estas preferencias conllevarían. Por esta razón, cabe resaltar
que este texto busca proponer una situación hipotética en la que, si las estadísticas siguen
arrojando los mismos resultados, se llegaría a una situación bastante plausible, que es que los
jóvenes sean la población más expuesta a un debilitamiento de su desarrollo cognitivo al ser
los mayores usuarios de Internet. Es por esto que, si no hay un cambio en la manera en que
navegan la red, en el futuro los adolescentes resultarían teniendo opiniones y criterios
desinformados y débiles.

Referencias bibliográficas:

1. Teen Internet Use Graphic. (2012). Recuperado de


https://www.pewresearch.org/millennials/teen-internet-use-graphic/

2. Serrano-Puche, J. (2014). Hacia una “comunicación slow”: el hábito de la desconexión


digital periódica como elemento de alfabetización mediática. Trípodos, (34), 201-214.
Recuperado de
http://www.tripodos.com/index.php/Factat_Comunicacio_Blanquerna/article/view/172/261

3. Cognitive Development in the Teen Years. Recuperado de


https://www.stanfordchildrens.org/en/topic/default?id=cognitive-development-90-P01594
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4. Wallace, K. (2015). Los adolescentes pasan 9 horas al día usando los medios, según
informe. Recuperado de https://cnnespanol.cnn.com/2015/11/03/los-adolescentes-pasan-9-
horas-al-dia-usando-los-medios-segun-informe/

5. Tendencias de los jóvenes en internet. (2016). Recuperado de


https://www.vanguardia.com/entretenimiento/jovenes/tendencias-de-los-jovenes-en-
internet-KDVL353548

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