Uso Excesivo de Tecnología

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USO EXCESIVO DE LA TECNOLOGÍA, UN PELIGRO PARA LOS NIÑOS Y

ADOLESCENTES

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son un fenómeno


relativamente reciente que ha generado importantes cambios en nuestra sociedad y sin
dudas han contribuido a mejorar la calidad de vida de las personas ya que proporcionan
herramientas que facilitan el acceso a la información de forma inmediata, permiten
interactuar con personas en lugares remotos, favorecen el desarrollo de actividades
académicas y laborales, pero sobre todo son una fuente de inagotable entretenimiento.

Su uso cotidiano ha hecho que se le considere algo habitual y no es extraño que se


dediquen varias horas al día a revisar las redes sociales, los videojuegos o ver películas y
series de televisión, sin embargo, esta dedicación no es exclusiva de los adultos, también
está presente en los niños y adolescentes. Si bien el uso de tecnologías digitales por parte
de los niños y adolescentes constituye una herramienta que les permite adquirir nuevos
conocimientos, potenciar la creatividad, mejorar la comunicación y estimular la
investigación, su uso excesivo podría plantear algunos riesgos.

No es extraño oír que los menores pasan demasiado tiempo “pegados al celular” o al
“Facebook” haciendo uso inadecuado e incluso adictivo de las TIC, aunque no hay
referencias claras de lo que se considera un buen uso o control de los dispositivos
tecnológicos. Este tema es objeto de debate por parte de muchos padres de familia que
tienen mensajes contradictorios: por una parte, creen que es conveniente limitar el tiempo
de uso de los dispositivos móviles a sus hijos, y, por otra parte, que no debe considerarse
inconveniente que sus hijos pasen largas horas usando estos dispositivos si lo importante
es que estén entretenidos en casa y no en la calle.

Es por ello por lo que surge el cuestionamiento: ¿los adultos no son conscientes de los
riesgos que enfrentan sus hijos al no controlar el uso excesivo de las TIC, Mientras los
debates continúan un tema está claro: el uso desmedido de las tecnologías de la
información compromete el desarrollo mental y físico de los niños y adolescentes, además
de estar expuestos a los riesgos del mundo digital especialmente sin supervisión.
Algunas de las consecuencias de pasar demasiado tiempo al frente de un dispositivo
electrónico son los desórdenes alimenticios, sedentarismo y exceso de peso. Así lo muestra
la Tercera Encuesta Nacional de Colombia (ENSIN) presentada en 2017, cuyo objetivo es
analizar la situación alimentaria y nutricional de la población colombiana y servir como
referente en la planeación de estrategias para la seguridad alimentaria y nutricional en el
país, evidencia que:

Para los menores de 5 a 12 años el tiempo excesivo frente a pantallas, dedicado a


actividades sedentarias como ver televisión o jugar con videojuegos, afecta a siete
de cada diez escolares de áreas urbanas frente a cinco de cada diez en zonas
rurales. El problema es más marcado entre la población con mayores ingresos,
afectando a ocho de cada diez menores. Para el caso de los menores de 13 a 17
años, la encuesta también evidenció que ocho de cada diez adolescentes
permanecen más de dos horas frente a una pantalla, en especial los que viven en
áreas urbanas y aquellos con ingresos medios y alto donde el índice de obesidad es
del 17,9% (ENSIN, 2015).

La tendencia a usar las TIC se da en todas las edades, los estilos de vida se han ido
modificando a lo largo del tiempo, pero a partir de la evolución de la tecnología y su basta
difusión, las personas las han estado incorporando en su vida cotidiana volviéndose hasta
cierto punto indispensables. Sin embargo, esta interpretación puede tener efectos negativos
en el desarrollo y funcionamiento de los niños, observándose en algunos casos deterioros
cognitivos a temprana edad. La Academia Americana de Pediatría, por ejemplo, alerta
sobre el riesgo del uso de esos aparatos en bebés y niños, según lo reporta en sus guías
publicadas a finales del año 2013, expresando que “los niños no deberían permanecer
delante de una pantalla más de dos horas al día y, en el caso de los menores de dos años,
este tiempo debe ser inexistente” (Academia Americana de Pediatría, 2013, pág. 1)

Estas recomendaciones se basan en que el niño que ocupa su tiempo en medios


audiovisuales, dedica menos tiempo a interactuar con sus padres y amigos, lo que puede
afectar su desarrollo. Así mismo Desmurguet (2012) investigador del INSERM (Instituto
Nacional de Salud e Investigación Médica) en Francia, analiza ampliamente los efectos de
la exposición a pantallas en niños y adolescentes afirma que “Durante los últimos años, el
tiempo empleado frente a varias pantallas, incluyendo televisión, videojuegos, smartphones
y ordenadores, se ha incrementado dramáticamente, tiene un fuerte impacto negativo en el
desarrollo cognitivo de niños y adolescentes. Las áreas afectadas incluyen, en particular,
resultados académicos, lenguaje, atención, sueño y agresividad” (p.1).

El autor plantea que este problema debe ser considerado como un problema importante de
salud pública. No obstante, algunos expertos señalan que los niños y adolescentes
aprenden construyendo su propio conocimiento descubriendo continuamente cosas
nuevas. Con base en esta premisa, parece correcto facilitar el uso de las tecnologías,
porque retarían a los niños a desarrollar su propio proceso de aprendizaje y la suposición
de que el tiempo que se pasa frente a un dispositivo electrónico perjudicará otras
actividades consideradas más valiosas como: la socialización en persona, la lectura de
libros o el ejercicio puede ser simplista o incluso inexacta. Son los lugares donde se produce
la interacción los que han cambiado en el contexto digital, sobre este particular Albero
(2002) señala que:

Contrariamente a lo que podría parecer, Internet no está alterando los principios de


socialización de los niños y adolescentes, sino que amplía algunas de las formas en
que esta ocurre. Tampoco está modificando los procesos de aprendizaje. Los
jóvenes han integrado Internet a su cotidianidad a partir de los parámetros culturales
ya existentes y que marcan sus intereses como grupo, su relación con las
tecnologías de la comunicación y su actitud respecto a los contenidos escolares
(p.7).

La transformación en las dinámicas sociales que ha experimentado el país desde el siglo


pasado ha generado la vinculación laboral de las mujeres para generar recursos fuera del
hogar. En muchos casos esto significa una menor atención de las actividades de los
menores en casa, los cuales se ven compensados por sus padres en la adquisición de
productos tecnológicos, como una forma de resarcir su ausencia, fomentando así la “cultura
de la habitación”1, donde los menores pueden permanecer largas horas visualizando todo
tipo de contenido sin supervisión.

1 Cultura de la habitación: “son uno de los escenarios donde se construye la identidad personal y social de los
adolescentes, el lugar físico o virtual en el cual se abren al mundo o se encierran en sí mismos” (Feixa, 2006).
Los recursos de la tecnología al interior de los hogares apoyan la hipótesis de que la familia
juega un papel muy importante en la generación de una determinada cultura frente a las
TIC. Por encima de la censura y la vigilancia casi siempre imperfecta de los adultos, las
mejores armas para proteger a los niños en los peligros del internet son la educación y la
información, pero realmente ¿Qué tan atentos están los adultos de las páginas de internet
que consultan sus hijos?, el reciente estudio del Ministerio de las Tecnologías de la
información y las Comunicaciones (MinTIC) titulado “Uso y apropiación de las TIC en
Colombia” revela que:

El 76% de los jóvenes entre los 12 y 17 años tiene teléfono móvil propio con voz y
datos, el 64% de los encuestados no acompaña a los menores que están bajo su
responsabilidad en el tiempo que navegan en internet y el 66% de los adultos
desconocen los sitios que frecuentan los menores y las conversaciones que tienen
con amigos y desconocidos a través de las diferentes redes sociales que frecuentan
(MinTic, 2015).

La conectividad digital ha hecho que los niños y adolescentes sean más accesibles a través
de perfiles de redes sociales sin protección y foros de juegos en línea, lo que permite a los
delincuentes mantenerse anónimos, reduciendo el riesgo de ser identificados y capturados,
ampliar sus redes, aumentar sus ganancias, perseguir a muchas víctimas a la vez y
controlar su paradero. La privacidad de los niños también está en juego y la mayoría de
ellos tienen una conciencia muy limitada de la cantidad de datos personales que están
proyectando en internet, y mucho menos sobre cómo podrían ser utilizados algún día. Un
ejemplo claro de esta realidad es el registrado por Lía Beltrán Valero, corresponsal del
periódico El Espectador, quien da a conocer el testimonio de una menor víctima de acoso
sexual en línea:

Una tarde de septiembre de 2015, Paula recibió una solicitud de amistad en


Facebook de María José. Pocos días antes, había participado en un campamento
mundial de scouts, donde conoció niñas y niños que ahora querían ser sus amigos
en redes sociales. María José parecía una de ellas. Poco tiempo después de
comenzar a chatear por Facebook con María José, las conversaciones migraron a
Snapchat, la aplicación de mensajería para teléfonos móviles donde palabras,
imágenes y videos pueden ser accesibles sólo durante un corto tiempo. “Hubo cosas
que empezaron a parecerme sospechosas. Cuando yo le mandaba fotos, ella
tomaba pantallazos. Yo le decía que no lo hiciera, luego me respondía cualquier
pendejada para justificarse”, me cuenta Paula. Hasta que un día ocurrió lo que para
los ojos de los expertos parece previsible, pero que ella no pudo suponer: María
José le pidió un video en el que pudiera verla mientras se masturbaba. A pesar de
la duda, Paula accedió. “Dejé de hablar con esta persona dos días y entonces me
dijo: ‘le vamos a mandar ese video a tu familia y a tus amigos’. Me asusté mucho,
pensé que se había acabado mi vida, y decidí contarle a mi hermano mayor”,
recuerda, esta vez con su voz entrecortada (Valero, 2019).

Si bien es relativamente fácil identificar algunas formas de riesgo en general, es mucho más
difícil determinar la relación de riesgo entre una actividad en particular y un niño en
particular. Es por ello que la importancia del contexto familiar en la formación de pautas con
respecto al uso de los medios digitales es determinante para que las experiencias de los
menores con el uso de estos dispositivos tengan un efecto más positivo que negativo en su
estilo de vida.

Teniendo en cuenta todo lo anterior es posible concluir que los medios digitales son un
instrumento de desarrollo tanto individual como colectivo y se han introducido de forma
paulatina en el estilo de vida de la sociedad, los jóvenes han nacido en la era digital, pero
eso no significa que sepan hacer un buen uso de lo digital.

Es responsabilidad, principalmente de los padres, facilitar que hagan una incorporación


positiva de la tecnología y un buen uso de la misma, no utilizarlas solo como niñera para
tener a los jóvenes entretenidos, sino tener una actitud proactiva de qué manera se pueden
utilizar. Jugar, aprender, expresarse, comunicar, crear, las oportunidades son infinitas, los
riesgos también, por eso es importante que los adultos conozcan lo bueno que puede
aportar y también que puede dificultar el crecimiento saludable y pleno de los menores para
poner límites, ya que ellos serán los padres y educadores del futuro.
REFERENCIAS

Academia Americana de Pediatría. (24 de 10 de 2013). pág. 1. Recuperado el 10 de 12 de 2019, de


https://pediatrics.aappublications.org/content/early/2013/10/24peds.2013-2656

Albero, M. (2002). Adolescentes e internet. Mitos y verdades de la sociedad de la información. 7.


Recuperado el 9 de 12 de 2019

Desmurguet, M. (2012). Effects on children´s cognitive delevopment of chronic exposureto


screens. Recuperado el 9 de 12 de 2019, de https://ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22609414

ENSIN. (2015). La tercera encuesta nacional de situaciòn nutricional de Colombia. Bogotà.


Obtenido de https://www.icbf.gov.co>portal>articles>15296

Feixa, C. (2006). Estilos de vida en los niños en la cultura digital. Panorama Social.

MinTic. (Dicienbre de 2015). Proyecto uso y apropiación de las TICs en Colombia. Obtenido de
https://www.mintic.gov.co>portal>articles>15296

Valero, L. B. (23 de septiembre de 2019). A un clic del abuso sexual: la soledad de menores en la
web. El Espectador. Obtenido de https://www.elespectador.com>noticias>nacional>un-
clic-del-abuso-sexual
Las TIC se desarrollan a partir de los avances científicos producidos en los ámbitos de la
informática y las telecomunicaciones. Las TIC son el conjunto de tecnologías que
permiten el acceso, producción, tratamiento y comunicación de información presentada a
través diferentes códigos (texto, imagen, sonido,).

En la actualidad, es mucho más frecuente que las relaciones se establezcan a través


de un dispositivo. Poco a poco, se devalúa la importancia del contacto personal.
 Como el desarrollo cerebral de los niños no está completo, puede deteriorarse por la
exposición excesiva a la tecnología. Es uno de los efectos negativos de la tecnología
más peligrosos para su salud en el futuro.
 Demasiado tiempo de televisión afecta el desarrollo del lenguaje y la creatividad. Ver
televisión es una actividad que no requiere de una respuesta por parte del niño y no
estimula la imaginación. También interviene negativamente con el gusto por la lectura y
crea la “necesidad” de consumir más y más.
 Muchos niños de generaciones recientes no saben cómo divertirse sin un
dispositivo electrónico. Muchos pequeños dejan de jugar al aire libre o de usar
sus juguetes porque no los encuentran interesantes. Esto hace que tengan pocos
pasatiempos e intereses ajenos a la tecnología.
 Déficit de atención: Entre los menores de 2 años puede producirse debido a que E
su único foco de atención está en la pantalla.
 Problemas de aprendizaje: al ser un gran distractora la hora de estudiar.
 Incremento de rabietas: sobre todo en los más pequeños, producto de la
sobreestimulación y en algunas ocasiones a causa del contenido de los videos que
ven.

A pesar de los factores negativos y las desventajas asociados a este tipo de tecnología en
edades tempranas, algunos de los dispositivos tecnológicos impulsan el desarrollo y
aprendizaje de los niños pequeños utilizándolos como recurso de enseñanza y
entretenimiento.
Actualmente, han surgido aparatos como el ipad o tablets que contienen aplicaciones
destinadas a la enseñanza y al desarrollo infantil. Las ventajas de estas aplicaciones es
que muchas de ellas están creadas para leer, jugar, ver videos, etc. De esta manera, un
niño interactúa con un aparato electrónico al mismo tiempo que aprende.
A partir de éste análisis, se pueden observar los aspectos positivos y negativos en ambas
posturas. A simple vista, las dos hipótesis son igualmente válidas. Así como la mayoría de
dispositivos electrónicos afectan física y mentalmente a los niños, hay un porcentaje de
estos aparatos que brindan muchos beneficios, desarrollando nuevas habilidades y
mejorando el aprendizaje por medio de una enseñanza interactiva y funcional. A medida
que la tecnología avanza, se va concibiendo una manera en que mejore la calidad de
enseñanza infantil y cómo volverla más productiva. Con el uso de estas nuevas
tecnologías se está logrando lentamente este objetivo, no obstante, se debe de tener
especial cuidado en no caer en el exceso de su utilización.

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