Teoría Del Delito

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INTRODUCCIÓN

Los principios que deben regir el derecho penal deben estar en unas normas rectoras,
que sean reconocidas como principios rectores de nuestra legislación penal, por su
fundamental sentido del derecho penal, el cual debe este guiado por normas rectoras y
donde se encuentra preceptos orientados en la legalidad, tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad, que poseen el doble carácter de principios del derecho penal peruano y
elementos del concepto general e institucional de delito.

Zaffaroni explica, que los principios limitadores del derecho penal son el medio por el
cual el derecho penal delimita su función, y son esos principios sobre los cuales debe
erigirse el sistema penal de tal manera que su funcionamiento no sea contradictorio con su
función (previamente delimitada por los principios limitadores mediante una decisión
política). Dicho y aclarado esto, podemos meternos de lleno en el análisis de los principios
limitadores del derecho penal.

Así, siendo el CPP de 2004, un Código acusatorio, procurará la vigencia de principios y


garantías que sean acordes a dicho modelo.

Su importancia radica en que constituyen límites y encauzan el ejercicio del poder


punitivo del Estado (ius puniendi), a fin de garantizar los derechos del imputado.

Los principios constituyen las bases ideológicas y el fundamento político jurídico del
modelo procesal que inspira un determinado ordenamiento; son fuentes de interpretación
en caso de vacíos normativos.

Y el desconocimiento de los principios, puede traer como consecuencia: inocentes


detenidos preventivamente por plazos excesivos, condenas injustas, recomendaciones y
sanciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, deslegitimación del sistema
y de sus operadores y en términos económicos, todo ello representa un considerable gasto
para el Estado.
PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL

El poder penal del Estado se ejerce de acuerdo a determinados límites. Estos límites se
expresan en principios que a su vez que legitiman el sistema penal, que limita en la
actuación del Estado. Los principios legitimadores del poder sancionador del Estado son
tanto constitucionales como jurídico-penales. Su legitimación extrínseca proviene de la
Constitución y los tratados internacionales. Su legitimación intrínseca se basa en una serie
de principios.
El Estado, cuando promulga (criminalización primaria) y cuando aplica (criminalización
secundaria) determinadas normas penales, tiene que mantenerse dentro del marco de
estos principios garantistas. Estos principios se clasifican en límites materiales o garantías
penales y límites formales o garantías procesales.
Existen principios que se encuentran expresamente señalados en el título preliminar del
código penal y otros que son producto de la aplicación político-criminal de la ley penal
1. EL PRINCIPIO DE SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN:

Entendido en general dentro del conjunto de normas (reglas o principios) que conforman
el Derecho u Ordenamiento Jurídico, respecto a las cuales la Constitución tiene la máxima
jerarquía, y por ello una norma de rango inferior no puede oponerse en ningún caso a la
Constitución. Ello implica, obviamente, reconocer la fuerza normativa de la Constitución; a
la vez que la ley y la norma reglamentaria deben ajustarse formal y materialmente a la
Constitución. En tal sentido, cualquier vulneración a la Constitución provoca la invalidez de
la norma inferior. Asimismo, se habla de una supremacía objetiva, que significa que la
Constitución preside el ordenamiento jurídico de la Nación (Art. 51); y de una supremacía
subjetiva, en el sentido de que ningún acto de los poderes públicos o de los particulares
puede vulnerar la Constitución (artículos 38º y 45º). Finalmente, este principio determina
que las disposiciones contenidas en la Constitución sean exigibles a través de los procesos
constitucionales (acciones de garantía).
2. PRINCIPIO DE INDUBIO PRO REO:
Básica para el mantenimiento de la progresión de los Derechos Humanos y establecida
como garantía de la dignidad de las personas detenidas, acusadas y sentenciadas. Este
principio establece que en el caso de alguna duda sobre la aplicación de una norma en el
caso concreto; la norma que debe ser utilizada es la que mayores beneficios, o menores
penas le otorgue al reo.
Cuando haya dudas se aplicará la norma que beneficie al reo de acuerdo a esta norma,
el principio in dubio pro reo se podrá aplicar tanto a normas de carácter sustantivo como
aquellas de carácter adjetivo. De esta forma, tanto las normas del Código Procesal Penal
como las del propio Código Penal y las leyes especiales en materia penal pueden ser objeto
de aplicación de este principio en juicio. Definitivamente, es uno de los principios básicos
del Derecho Penal y por ende los jueces penales están en la obligación de aplicar este
principio en el momento en que se encuentren en una disyuntiva sobre la norma aplicable
a un caso concreto.
3. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA:
Principios básicos del Derecho Penal y establece que toda persona será considerada
como inocente hasta que se demuestre lo contrario en juicio a través de una sentencia
definitivamente firme. De esta forma, cualquier persona que esté siendo enjuiciada
penalmente deberá ser tratada y poseer los mismos derechos y garantías que cualquier
otra, sin discriminación alguna.
4. PRINCIPIO DE LEGALIDAD:
El principio de legalidad representa una garantía de libertad personal, política y
jurídica de los ciudadanos que limita el poder penal estatal. Este principio es un
importante postulado del Estado de derecho de von Feuerbach, que se expresa en la
fórmula del nullum crimen, nulla poena sine lege. Esto se entiende como «no hay delito
ni pena sin una ley», y se expresa en nuestra legislación en que «nadie será procesado
ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible; ni
sancionado con pena no prevista en la ley» (art. 2, num. 24, inc. d, Constitución); en
este mismo sentido, el artículo II del Título Preliminar del código penal.
Manifestaciones del principio de legalidad
La doctrina penal acepta cuatros formas de manifestación del principio de legalidad.
a. La reserva de la ley (lex scripta): La mencionada reserva de ley señala que únicamente
existen delitos con sus respectivas penas si están escritos, expresos y son claros en la ley.
b. La taxatividad de la ley (lex certa): El principio de legalidad impone al derecho penal y a
sus operadores jurídicos conocer y entender los bienes jurídicos protegidos, su clasificación,
presupuestos y criterios que configuran el delito; además, constituye un mecanismo
socializador que permite al ciudadano saber qué conductas debe evitar realizar y las
consecuencias que ten-dría en el ámbito jurídico su realización.
c. La prohibición de retroactividad (lex praevia): Establecida en el artículo 2 inciso 24 literal
d) de la Constitución Política, refiere que ladeterminación de la conducta delictiva y de la
pena respectiva debe ser previa a larealización de la conducta.
Como consecuencia, las leyes penales no pueden aplicarse retroactivamente para
castigar como delito una conducta anterior a la entrada en vigencia de la ley penalo para
imponer una pena no prevista en dicha ley con anterioridad a la realizacióndel delito
d. La prohibición de analogía (lex stricta): Señalado en el artículo 139 inciso 9 de nuestra
Constitución y el artículo III del Título Preliminar del Código Penal, el principio de legalidad
no solo tiene relevancia en elámbito legislativo, sino que alcanza también a la actividad
interpretativa de los jue-ces para otorgar una pena a alguien que haya realizado un delito,
impidiendo recurrir a la analogía para sancionar una conducta.

5. PRINCIPIO DE LESIVIDAD:
El principio de lesividad exige que el bien jurídico tutelado sea lesionado o puesto en
peligro para que intervenga el derecho penal (art. IV, TP, CP). En nuestro derecho penal
este principio sigue siendo dominante, a pesar de los propósitos de dar prioridad a la
infracción a la norma como criterio rector de la protección penal.
Los bienes jurídicos son los valores fundamentales y predominantes de toda sociedad
que protege los derechos humanos. Su fuente principal son los principios constitucionales,
y buscan evitar la arbitrariedad que puede originar el uso desmedido del poder penal en la
vida, la salud, el medio ambiente, etc.
6. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD:

El principio de culpabilidad o la responsabilidad penal permite que una persona solo sea
responsable por los actos cometidos, excluyendo toda forma de responsabilidad objetiva
(versare in re illicita), así como la posibilidad de responder por la conducta de terceros (art.
VII, TP, CP). Según este principio, la pena solo puede fundamentarse si se comprueba que
el hecho puede serle reprochable al acusado.
El dolo o culpa es la manifestación del principio de culpabilidad. En este sentido, se
admite la responsabilidad penal a través de estructuras dolosas o imprudentes, y se excluye
la imputación por resultados imprevisibles.
7. PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN:
Conforme a este principio, el Juez que haya de sentenciar en el proceso judicial penal,
debe ser el mismo que haya presenciado el debate y la promoción y evacuación de las
pruebas introducidas por las partes. De esta forma, no solo es necesario mantener a un
mismo Juez durante el lapso de tiempo que dure un proceso penal; sino que también es
necesario que esta presencia sea ininterrumpida, puesto que el Juez debe escuchar todos
los argumentos dados en juicio.
Este es uno de los principios básicos del Derecho Penal más importantes, puesto que la
presencia del Juez es necesaria en los procesos judiciales, y fundamental en los procesos
orales como el proceso penal. Si se tramita un acto sin la presencia del Juez, puede
considerarse viciado por no haber sido escuchado por él mismo y como una causal de
nulidad o reposición de la causa, dependiendo de la gravedad en el caso en concreto.
8. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD:
El principio de proporcionalidad o prohibición de exceso señala que la pena ha de ser
proporcionada a la gravedad del hecho, tanto por su jerarquía respecto del bien jurídico
afectado como por la intensidad del ataque al mismo bien. Este importante principio de
limitación al poder penal prescribe que la pena no puede sobrepasar la responsabilidad por
el hecho (art. VIII, TP, CP).
Cuando la pena resulte claramente desproporcionada a la gravedad del hecho, el juez
debe evitarla o reducir sus efectos, aunque esté prevista en la ley.
9. PRINCIPIO DE INTEGRACIÓN:
El principio de integración establece que la ley penal se debe interpretar de conformidad
con la Constitución política y con las normas y principios sobre derechos humanos y
prevención del delito reconocido en los tratados de los cuales el Perú es parte, en especial
aquello sobre derecho internacional de los derechos humanos y derecho internacional
humanitario. Asimismo, debe ser conforme con la jurisprudencia de tribunales
internacionales cuya jurisdicción esté reconocida por el Estado peruano.
10. PRINCIPIO DE RACIONALIDAD Y HUMANIDAD DE LAS PENAS:
El principio de racionalidad y humanidad de las penas o principio de proscripción de la
crueldad rechaza toda sanción penal cruel que resulte inhumana para el sujeto. Este
principio establece la búsqueda de una pena humanitaria tendente a resocializar al penado
y prevenir el delito, respetando los derechos humanos.
En todo caso, el juez, ante una pena cruel, inhumana o degradante aplicable a un
caso concreto, está en la obligación de evitarla o reducir sus efectos, aunque se encuentre
prevista en la ley de manera expresa.
11. PRINCIPIO NE BIS IN ÍDEM:
El principio ne bis in ídem constituye una garantía material y procesal que impide que
una persona sea sancionada y procesada dos o más veces por un mismo hecho o delito,
tanto en la jurisdicción penal como en la administrativa. El código penal nacional reconoce este
principio en el artículo 90 del código penal cuando afirma que “nadie puede ser perseguido por
segunda vez en razón de un hecho punible sobre el cual se falló definitivamente”.
Este principio busca evitar una doble reacción del poder penal frente a un mismo hecho,
en el ordenamiento punitivo u otros, de manera que se evite la doble sanción, que significa
un exceso punitivo del Estado.
Para invocar la vulneración del principio del ne bis in ídem es un requisito indispensable
que haya una triple identidad entre sujeto, hecho y fundamento.
12. PRINCIPIO DE ORALIDAD:
Por último, entre los principios básicos del Derecho Penal tenemos al principio de
oralidad. De acuerdo a este principio, los juicios penales serán de carácter oral, y solo se
apreciarán las pruebas incorporadas en las audiencias orales.
La oralidad implica que toda la actividad procesal del debate, es decir, la producción de
las pruebas, las instancias y alegaciones de las partes, y las decisiones de mero trámite del
tribunal, se cumplirán de viva voz. Ello potencia además “interactivamente” las virtudes
individuales y combinadas de la publicidad, la inmediación, el contradictorio y la identidad
física del juzgador, integrándolas en una unidad de funcionamiento en la realidad, que sólo
puede separarse conceptualmente.
De esta forma, podrá existir una eficacia real en el ejercicio del poder de acusar, una
efectiva posibilidad de contradicción y control recíproco de las actividades de la contraparte,
una adecuada defensa, entre otros. Podemos decir entonces que el principio de oralidad
es el medio a través del cual se cumplen otros principios procesales generales del Derecho
Penal, como la contradicción, la concentración, la publicidad.
13. PRINCIPIO DE PROTECCIÓN A LA VÍCTIMA:

El principio de protección a la víctima garantiza que los afectados por el delito serán
tratados con respeto a su dignidad y tendrán derecho a la pronta reparación del daño que
hayan sufrido, de manera que reforzarán los mecanismos judiciales y administrativos que
les permitan obtener reparaciones, incluso del Estado cuando el agresor es un funcionario
público.
14. GARANTÍA JURISDICCIONAL:
El principio de garantía jurisdiccional establece que solo el juez competente puede
imponer penas o medidas de seguridad y en la forma establecida en la ley: “Solo el Juez
competente puede imponer penas o medidas de seguridad; y no puede hacerlo sino en la
forma establecida en la ley” (Art. V, TP, CP).
15. GARANTÍA DE EJECUCIÓN:
La garantía de ejecución señala que no puede ejecutarse pena o medida de seguridad
de otra forma que la prescrita por la ley. La ejecución de penas o de medidas de seguridad
es controlada e intervenida judicialmente: «No puede ejecutarse pena alguna en otra forma
que la prescrita por la ley y reglamentos que la desarrollen. En todo caso, la ejecución de
la pena será intervenida judicialmente» (art. VI, TP, CP).
CONCLUSIONES

 El derecho penal a lo largo de la historia ha sido protagonista de las más horrendas


atrocidades cometidas contra la humanidad (por la humanidad). Para poder contener
este mal del cual es capaz el derecho penal, se recurren a los principios limitadores del
derecho penal. Mucho influyo la obra de Cesare Beccaria, De los Delitos y las Penas,
para que estos principios puedan ser desarrollados y luego plasmados en las
legislaciones de la mayoría de las democracias que surgieron después del siglo XVIII.
 De los principios limitadores del derecho penal surgen las garantías establecidas en
nuestra Constitución. Si bien hay principios que no están establecidos como garantías
y hay garantías que no necesariamente vienen de algún principio, se puede decir que
son complementarios y que conforman el sistema de garantías constitucionales en el
proceso penal. A pesar de esto, hay una garantía, la inviolabilidad de la defensa en
juicio de la persona, que es epicentro de diversas controversias. La defensa en juicio
de la víctima va más allá del deber del estado de neutralizar el mal o de proveer justicia,
ya que la defensa también incluye el amparo y el socorro de la víctima proveyéndola de
herramientas para que esta pueda constituirse en una parte importante del proceso
penal.
 Mirándolo desde el punto de vista de la víctima y del imputado (pero más que nada de
la víctima) la confiscación del conflicto penal por parte del estado configura una
violación a esa garantía.

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