Lectura de Control de 30 de Octubre
Lectura de Control de 30 de Octubre
Lectura de Control de 30 de Octubre
TEORÍA
Y REALIDAD
CONSTITUCIONAL
N.o 25 1o semestre 2010
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ISSN 1139-5583
02510
9 771139 558007
SUMARIO
I. Introducción.
II. El camino hacia la aprobación de la Hu-
man Rights Act.
III. Los rasgos definitorios de la Human
Rights Act: ¿una declaración de dere-
chos?
IV. Conclusión.
I. INTRODUCCIÓN
2 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, Penguin Books,
England, 2000, pág. 29.
3 Idem, pág. 5.
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4 LESTER, A.: «The Constitution: Decline and Renewal», The Changing Constitution, ed. Jeffrey
Jowell and Dan Oliver (2A ed.), Clarendon Press, Oxford, 1989, págs. 345 y 436.
5 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., pág. 29 [la
traducción es nuestra].
6 Idem, pág. 20 y BRADLEY, A.W.: «The sovereignty of Parliament- in Perpetuity?», The
Changing Constitution, cit., pág. 44. El Reino Unido ratificó el Convenio en el año 1951 y el Con-
venio entró en vigor dos años más tarde.
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11 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., pág. 5.
12 Klug explica cómo esta visión era habitual en época de Margaret Thatcher y cómo dicha
concepción todavía pesa en la política británica; de ahí la insistencia de aquéllos que sí han adop-
tado la retórica de los derechos fundamentales de mencionar, cada vez que hablan de los dere-
chos, que éstos son sólo una cara de la moneda, y que la otra son las responsabilidades. KLUG,
F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., págs. 13, 50 y 51.
13 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., pág. 34,
quien sitúa la base de la teoría en el famoso jurista A.V. Dicey y su Law of the Constitution.
14 Idem, pág. 35 y BRADLEY. A.W.: «The sovereignty of Parliament- in Perpetuity?», en The
Changing Constitution, cit., pág. 43.
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15 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit. págs. 31 y
36. Francesca Klug nos dice que muchos ciudadanos británicos desconocen absolutamente que
esta sea la situación en el Derecho inglés y pone el ejemplo de la señora McLeod, quien descu-
brió, para su sorpresa, que a pesar de que su marido, separado de ella, sus hijos, el abogado del
primero y la policía entraron en su casa sin su permiso para recoger algunos muebles, como par-
te del acuerdo de separación, tres días antes de que la señora McLeod debiera legalmente en-
tregar la propiedad, la acción de allanamiento (trespass) en el ordenamiento inglés sólo le per-
mitía actuar en los tribunales contra los primeros, pero no contra la policía, pues el Derecho
inglés no contenía un derecho a la intimidad en sentido amplio (right to privacy) que le prote-
giera y sólo le ofrecía remedios frente a los demás implicados. Finalmente la señora McLeod tuvo
que esperar nueve años para que el TEDH le diera la razón y declarase vulnerado su derecho a
la vida privada y familiar del artículo 8 del Convenio [McLeod v. UK (1998), 27 EHRR 493, citado
por Klug]. Es un sistema, el inglés, de acciones y remedios.
16 Idem, pág. 37. Señala Klug que está muy bien que el Parlamento incremente los derechos
protegidos por una declaración de derechos, pero que por lo limitado del lenguaje que usan las
leyes y porque se adaptan peor a los nuevos desarrollos de aquéllos, nunca pueden sustituir a
una declaración de derechos.
17 LESTER, A.: «The Constitution: Decline and Renewal», The Changing Constitution, cit.,
págs. 345 y 368. Así se deduce también del libro de KLUG, Values for a Godless Age. The Story of
the UK’s New Bill of Rights, cit., o, por ejemplo, de sus comentarios en la página 7. Vid. también,
BOGDANOR, V.: The New British Constitution, Hart Publishing, Oxford and Portland, Oregon,
2009, pág. 57.
18 LESTER, A.: «The Constitution: Decline and Renewal», The Changing Constitution, cit.,
págs. 345, 368 y 369.
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24 «Bringing rights Home: Labour’s Plan to Incorporate the European Convention on Human
Rights into United Kigdom Law» (documento elaborado por JACK STRAW y PAUL BOATENG).
25 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., pág. 62.
26 Idem, págs. 63-64.
27 TONY BLAIR: Rights brought home: the Human Rights Bill, presented to Parliament by the
Secretary of State for the Home Department, by command of her majesty, October 1997.
28 FENWICK, H., PHILLIPSON, G., AND MASTERMAN, R.: Judicial Reasoning under the UK
Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007, pag.1.
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29 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., págs. 7 y
31. LORD STEYN, «Deference: A Tangled Story» [2005] Public Law pág. 346, citado por LEIGH, I.:
«Concluding Remarks», en Judicial Reasoning Under the Human Rights Act, ed. by Helen Fenwick,
Gavin Phillipson and Roger Masterman, Cambridge University Press, 2007.
30 KLUG, F.: idem.
31 BOGDANOR, V.: The New British Constitution, cit., pág. 60.
32 LADY HALE, en Campbell v. MGN, (57 [2004] 2 WLR 1232; [2004] 2 AC 457) citado por
PHILLIPSON, G.: «Clarity postponed: horizontal effect after Campbell», en FENWICK, H., PHILLIP-
SON G., AND MASTERMAN, R: Judicial Reasoning Under the Human Rights Act, Cambridge Uni-
versity Press, 2007, pág. 157.
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33 No conviene dejarse engañar por la retórica de algunos políticos, que desde hace tiempo
hablan de la necesidad de introducir una declaración de derechos «puramente» británica en este
país. En muchos casos, lejos de perseguir una mayor protección de los derechos fundamentales
en el Reino Unido, tales declaraciones persiguen retroceder en el camino recorrido y restringir la
protección ofrecida, bajo el disfraz de que la nueva realidad no ha hecho más que erosionar las
viejas libertades británicas. El Convenio, que siempre se ha considerado un acuerdo de mínimos
entre los diversos países signatarios, para algunos políticos británicos parece ser un techo de-
masiado alto. Vid., por ejemplo, el artículo de The Guardian del 28 de febrero de 2009, sobre las
declaraciones del líder del Partido Conservador, David Cameron (y del liberal Nick Clegg) titula-
do: «Cameron pledges Bill to restore british freedoms» (en www.guardian.co.uk), o el discurso de
Cameron en el Centre for Policy Studies de Londres, el 26 de junio de 2006 (recogido por The
Guardian bajo el título: «Cameron promises UK Bill of Rights to replace Human Rights Act»).
34 Sobre las nuevas formas de argumentación, sirva como ejemplo lo dicho por KAVANAGH,
A. en: «Choosing between sections 3 and 4 of the Human Rights Act 1998: judicial reasoning after
Gaidhan v. Mendoza», en Helen Fenwick, Gavin Phillipson and Roger Masterman, Judicial Rea-
soning Under the Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007, págs. 114 y ss.
35 LADY HALE en el caso «Campbell» (dicta): «The 1998 Act does not create any new action
between private persons. But if there is a relevant cause of action applicable, the court, as a public
authority must act compatibly with both parties’ Convention rights. In a case such as this, the
relevant vehicle will usually be the action of breach of confidence, as Lord Woolf held in A v. B
plc., para. 4» [[2004] 2 WLR 1232], [énfasis añadido]; Citado por Gavin Phillipson en: «Clarity post-
poned: horizontal effect after Campbell», ed. Helen Fenwick, Gavin Phillipson and Roger Mas-
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terman, Judicial Reasoning Under the Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007,
págs. 157-158. No todos los jueces opinan igual o son igual de contundentes que Lady Hale,
como señala el propio Phillipson en el artículo mencionado (págs. 157-167).
El caso Campbell se refiere a la información dada por determinada revista del corazón de que
la modelo había sido drogadicta y estaba sometiéndose a un tratamiento de desintoxicación en
Narcóticos anónimos y a las fotos publicadas, tomadas fuera de la clínica, en la que aparecía la
modelo junto a otras personas que seguían el tratamiento.
36 FENWICK, H., PHILLIPSON, G. and MASTERMAN, R: Judicial Reasoning Under the Hu-
man Rights Act, Cambridge University Press, 2007, pág. 18.
37 Vid. PHILLIP, G.: «The common law, privacy and the Convention» en ed. Helen Fenwick,
Gavin Phillipson and Roger Masterman, Judicial Reasoning Under the Human Rights Act, Cam-
bridge University Press, 2007, págs. 215 y ss, y del mismo autor, en la misma obra, «Clarity post-
poned: horizontal effect after Campbell», págs. 156-158.
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el marco del presente trabajo merece la pena resaltar que, según el apartado 3
de este mismo artículo 6 de la Human Rights Act, el concepto de autoridad pú-
blica se refiere a cualquier persona que desempeñe funciones públicas, inclui-
dos los jueces y tribunales ordinarios. En este sentido, este apartado tercero del
artículo 6 ha sido el pilar en el que se han apoyado aquellos que, como Lady
Hale, han defendido que la Human Rights Act tiene efectos horizontales, aun-
que no contenga ninguna disposición expresa al respecto38. Lord Irvine, el Lord
Chancellor, se encuentra entre los que afirman que esta disposición perseguía
precisamente este objetivo, ya que la obligación de los jueces de actuar con-
forme al Convenio les debería llevar a aplicar el common law, de aplicación en
muchas relaciones inter privatos, conforme al Convenio (interpretación con-
forme tal y como se entiende en los sistemas constitucionales europeos).
El reconocimiento por parte de los jueces de los efectos horizontales de
la norma es desigual y fragmentario. No todos los jueces, incluidos los jueces
lores de la House of Lords, reconocen efectos horizontales a la misma y entre
los que los reconocen, no todos lo hacen respecto de cualquier ámbito de las
relaciones entre particulares. Los efectos se han ido desarrollando caso por
caso, pragmáticamente39.
La pregunta que surge en este contexto es la de si la incorporación de los
derechos del Convenio ha supuesto la incorporación también de la jurispru-
dencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y con qué alcance. La
ley, en el artículo 2, dispone que cuando un juez deba resolver un caso en el
que esté implicado un derecho del Convenio, aquél deberá «tomar en consi-
deración» la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (y de
la Comisión) contenida en sus sentencias, así como las decisiones, declara-
ciones u opiniones de éste (art. 2.1 Human Rights Act). Se ha dicho que esto
permitiría a los jueces británicos tomar el Convenio y la jurisprudencia del Tri-
bunal Europeo como un punto de partida más que como un punto de llega-
da y extender el ámbito de protección de los derechos más allá de lo que lo
ha hecho el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ello podría y
debería desatar un diálogo con el Tribunal Europeo que sería fructífero para
ambos, ya que el Reino Unido pasaría por fin de ser un sujeto pasivo del
Convenio (y recibir sentencias en su contra) a ser sujeto activo del mismo y
contribuir a su evolución.
El juez británico está obligado a actuar conforme al Convenio pero no
está obligado a actuar conforme a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
40 KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, Penguin
Books, England, 2000, pág. 21.
41 En un conflicto parecido, la Court of Appeal siguió la jurisprudencia de la House of Lords,
pero dio permiso a las partes para recurrir a esta última, de forma que los lores tuvieran la opor-
tunidad de rectificar su jurisprudencia y adaptarla a la del Tribunal Europeo de Derechos Hu-
manos. FELDMAN, D.: «Institutional Roles and Meanings of ‘compatibility’ under the Human
Rights Act 1998, en FENWICK, H., PHILLIPSON, G., MASTERMAN, R.: Judicial Reasoning Under
the Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007, págs. 106 y 107.
42 Sobre ese posible diálogo y el papel de leader que podría jugar el Reino Unido en el de-
sarrollo de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos vid. MASTERMAN, R.:
«Aspiration or foundation. The status of the Strasbourg Jurisprudence and the ‘Convention rights’
in domestic law», cit., pág. 78.
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43 Vid. MASTERMAN, R.: «Aspiration or foundation. The status of the Strasbourg Jurispru-
dence and the ‘Convention rights’ in domestic law», cit.
44 El principio de soberanía sólo se aplica a las normas emanadas del Parlamento de West-
minster, por lo que se ha introducido para las leyes escocesas un control de convencionalidad
que conlleva la posibilidad de anular las leyes de dicho parlamento escocés [1998 Scotland Act].
El Parlamento de Westminster es el único soberano, la Devolution Act no ha cambiado esto
[KLUG, F.: Values for a Godless Age. The Story of the UK’s New Bill of Rights, cit., pág. 8].
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45 BOGDANOR, V.: The New British Constitution, cit., pág. 60. De las 17 declaraciones de in-
compatibilidad que se produjeron desde la entrada en vigor de la Human Rights Act, en el año
2000, hasta enero de 2009, el Parlamento británico remedió 14 de las incompatibilidades, estaba
analizando cómo remediar dos de las restantes y consultando públicamente qué hacer ante la úni-
ca de las declaraciones que quedaba por remediar.
46 La no incorporación del artículo 13 del Convenio Europeo hace que no exista una obli-
gación de reparar la vulneración del derecho convencional si no existía dicha obligación con-
forme al Derecho inglés. BOGDANOR, V.: The New British Constitution, cit., pág. 61.
47 Vid. GEARTY, C.: Principles of human rights adjudication, Oxford University Press, Oxford
2004, págs. 50 y ss sobre cómo afecta a la distribución de poderes el diferente uso que hagan los
tribunales de ambas cláusulas.
48 Un ejemplo de ello lo tenemos en los casos de Ghaidan v. Mendoza [2004] 3 WLR 113 y
Bellinger v. Bellinger [2003] UKHL 21; [2003] 2 AC 467 (HL). En el primero, la House of Lords con-
sideró que era posible leer una sección de la Ley de Arrendamientos de 1977 [sección 2 (2) del
Esquema 1 de la Rent Act] de forma que aunque literalmente sólo se permitía la subrogación del
marido o de la mujer en el alquiler a la muerte del cónyuge siempre que hubiesen vivido con-
juntamente «como marido y mujer», este derecho pudiera extenderse también a las parejas de he-
cho. En Bellinger en cambio, el mismo Tribunal consideró que era preferible hacer una declara-
ción de incompatibilidad de la Ley por el juicio de política legislativa que suponía modificar la
interpretación de la misma. La Ley [sección 11 (c) del Matrimonial Causes Act 1973], señalaba que
desde el 31 de julio de 1971 el matrimonio sería nulo sólo si las partes contrayentes no eran res-
pectivamente hombre y mujer. En Derecho inglés desde antiguo se había identificado el término
hombre y mujer con el sexo de nacimiento. Esto afectaba evidentemente a los transexuales, que
no podían casarse con alguien que tuviera su mismo sexo de nacimiento, a pesar de que ellos
hubieran cambiado el suyo. Mrs Bellinger era una transexual que había nacido hombre y se ha-
bía convertido legalmente en mujer. Mrs Belllinger quería que los tribunales ingleses declarasen
que su matrimonio, que ya duraba 20 años, era válido y subsistía. Mrs Bellinger no vio reparada
la vulneración de su derecho al matrimonio por los tribunales ingleses (art. 12 del Convenio en
relación con el artículo 8 del mismo), ya que éstos aplicaron la Ley una vez declarada la incom-
patibilidad con el Convenio y deferida la solución de la cuestión al Legislativo.
Vid. KAVANAGH, A.: «Choosing between sections 3 and 4 of the Human Rights Act 1998: ju-
dicial reasoning after ‘Gaidhan v. Mendoza’», en Helen Fenwick, Gavin Phillipson and Roger Mas-
terman, Judicial Reasoning Under the Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007,
págs. 117-128; FELDMAN, D.: «Institutional Roles and Meanings of ‘compatibility’ under the Hu-
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man Rights Act 1998, en Helen Fenwick, Gavin Phillipson and Roger Masterman, Judicial Rea-
soning Under the Human Rights Act, Cambridge University Press, 2007, pág. 108. Sonia Harris-
Short habla de deferencia al Parlamento en una cuestión de políticas públicas sensible [HARRIS-
SHORT, S.: «Family Law and the Human Rights Act 1998: judicial restraint or revolution?», en Helen
Fenwick, Gavin Phillipson and Roger Masterman, Judicial Reasoning Under the Human Rights Act,
Cambridge University Press, 2007, pág. 313]
49 BOGDANOR, V.: The New British Constitution, cit., pág. 60.
50 Sobre la introducción de esta cláusula, GEARTY, C.: Principles of human rights adjudi-
cation, Oxford University Press, Oxford 2004, pág. 49.
51 BOGDANOR, V.: The New British Constitution, cit., pág. 59.
52 Idem, págs. 59 y 60 y BRADLEY, A.W.: «The sovereignty of Parliament- in Perpetuity?», en
The Changing Constitution, cit., pág. 48.
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trada en vigor de la Human Rights Act, una Constitución flexible. Sin embargo,
muchas veces no ata tanto lo que se puede y no se puede hacer jurídicamen-
te hablando, sino lo que la realidad permite, y es dudoso que tras unos años
de funcionamiento, cualquier Gobierno británico, por contrario que sea a la
norma, pueda volver hacia atrás como si la Human Rights Act y el control de
la actividad de los poderes públicos británicos nunca hubiera existido.
IV. CONCLUSIÓN
El Reino Unido, siempre tan fóbico frente a lo importado del viejo Con-
tinente, ha dado cabida al Derecho constitucional internacional europeo, a tra-
vés de la incorporación del Convenio Europeo de Derechos Humanos como
Derecho interno, y se ha rendido a razonamientos como el de la proporcio-
nalidad ante la injerencia en los derechos de los individuos, o el de la legiti-
midad de los objetivos perseguidos por el Estado para limitar los derechos no
absolutos. Por otro lado, la Human Rights Act, sobre todo por el juego de sus
artículos 3 y 4, ha abierto una espita, si no lo había hecho ya la incorporación
del Reino Unido a la UE, por la que se cuela inevitablemente el Derecho
constitucional europeo (con sus técnicas de argumentación específicas, como
la de la argumentación conforme, y el análisis de la constitucionalidad de las
disposiciones normativas con fuerza de ley).
El impacto de esta norma, no ya sólo en el Reino Unido, sino en el deve-
nir del ordenamiento jurídico internacional europeo, es y será enorme. Europa,
y en este caso, el Reino Unido, han dado un nuevo paso en el acercamiento
de su Derecho Público, que comenzó siendo un simple acercamiento a nivel
internacional y que luego ha ido calando de forma más o menos perceptible
por los intersticios del Derecho interno de los diferentes países del Continente.
Sin duda, después de lo visto, se comprenderá por qué desde el propio Reino
Unido se califica a esta Human Rights Act como el mayor hito en la historia
constitucional del Reino Unido en los últimos 100 años.
* * *
TITLE: The Human Rights Act, a written Bill of Rights as the Continental ones?
ABSTRACT: This article explores the way in which the Human Rights Act was introduced in the
political debate by the Labour Party and how it was passed without much noise despite the fore-
seeable impact that it might have in the British legal system. More than ten years are gone since
then, so it seems the right time to analyze its effects. For the first time, the British judges can carry
out a conventional control of the Acts of Parliament and make a declaration of incompatibility of
these Acts with the European Convention on Human Rights. This declaration of incompatibility
does not affect the validity of the law, but it has clearly modified the way in which the British
judges approach the interpretation of the law. British judges are now adopting constitutional tech-
niques long used in the continental Europe. After the analysis of the Human Rights Act we con-
clude that the British legal system is coming closer to the constitutional systems that have domi-
nated Europe in the last century.
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RESUMEN: Este artículo explora cómo se aprobó la Human Rights Act, a inicitativa del Parti-
do Laborista y sin que el asunto levantara mucha polvareda, a pesar del impacto que la aproba-
ción de dicha Ley tendría, sin duda, en el sistema legal británico. Han pasado más de diez años
desde que la Human Rights Act fuera aprobada por el Parlamento inglés y no es mala fecha para
realizar una valoración de los efectos que ha tenido la norma en el mencionado sistema. Por pri-
mera vez, los jueces británicos pueden llevar a cabo un control de convencionalidad de las leyes
aprobadas por el Parlamento y hacer una declaración de incompatibilidad de dichas leyes con el
Convenio Europeo de Derechos Humanos. La declaración de incompatibilidad no afecta a la va-
lidez de la ley pero sí influye en la forma en la que los jueces británicos se aproximan a la inter-
pretación de las leyes. Los mencionados jueces están recurriendo en mayor medida a técnicas de
interpretación constitucional utilizadas desde hace tiempo en el viejo continente. La Human
Rights Act ha producido un acercamiento evidente entre el sistema británico de Constitución fle-
xible y el europeo de Constitución rígida.
KEY WORDS: British Law. Fundamental Rights. European Convention on Human Rights. Ju-
dicial Review. Constitutional Interpretation. Comon Law. Civil Law.