La Revolución Francesa
La Revolución Francesa
La Revolución Francesa
Índice
1 Antecedentes ideológicos
2 Causas
2.1 Estados Generales de 1789
3 La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)
3.1 Toma de la Bastilla
3.2 El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
3.3 Pérdida de poder de la Iglesia
3.4 Composición de la Asamblea
3.5 Camino a la constitución
3.6 Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes
4 La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-1792)
4.1 Guerra de Austria y Prusia contra Francia
4.2 La «segunda Revolución»: Primera República francesa
5 La Convención (1792-1795)
5.1 Ejecución del rey y Primera Coalición contra Francia
5.2 El reinado del Terror
6 El Directorio (1795-1799)
6.1 Napoleón y la toma del poder
7 El Consulado (1799-1804)
8 La bandera francesa y los símbolos de la Revolución
9 La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
10 Las mujeres y la Revolución francesa
11 Véase también
12 Notas y referencias
13 Fuentes
14 Bibliografía complementaria
15 Enlaces externos
Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del siglo xviii, filósofos, politólogos, científicos y
economistas, denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los
enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del derecho divino de los reyes.
La filosofía de la Ilustración ha desempeñado pues un rol significativo en el giro
que tomaron estos eventos históricos pero su influencia debe relatarse de modo más
matizado: acordarle demasiada importancia a los preceptos filosóficos nacidos
durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de fidelidad
historiográfica.
Causas
Artículo principal: Causas de la Revolución francesa
El otro gran lastre para la economía fue la deuda estatal. Las visiones
tradicionales de la Revolución francesa a menudo atribuyen la crisis financiera de
la década de 1780 a los grandes gastos de la guerra anglo-francesa de 1778-1783,
pero los estudios económicos modernos muestran que esto es incorrecto. En 1788, la
relación entre la deuda y la renta nacional bruta en Francia era del 55,6 %, en
comparación con el 181,8 % en Gran Bretaña. Aunque los costos de los préstamos en
Francia eran más elevados, el porcentaje de los ingresos fiscales dedicados al pago
de intereses era aproximadamente el mismo en ambos países.10
Sin embargo, estos impuestos los pagaban predominantemente los pobres de las zonas
urbanas y rurales, y los parlamentos regionales que controlaban la política
financiera bloquearon los intentos de repartir la carga de manera más equitativa.
El impasse resultante frente a la angustia económica generalizada llevó a la
convocatoria de los Estados Generales, que se radicalizaron por la lucha por el
control de las finanzas públicas. Sin embargo, ni el nivel de la deuda estatal
francesa en 1788, ni su historia previa, pueden considerarse una explicación del
estallido de la revolución en 1789.11
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros
del Tercer Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a
escribir una constitución. Sectores de la aristocracia confiaban en que estos
Estados Generales pudieran servir para recuperar parte del poder perdido, pero el
contexto social ya no era el mismo que en 1614. Ahora existía una élite burguesa
que tenía una serie de reivindicaciones e intereses que chocaban frontalmente con
los de la nobleza (y también con los del pueblo, cosa que se demostraría en los
años siguientes).
Toma de la Bastilla
Artículo principal: Toma de la Bastilla
El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles
conservadores al igual que la de su hermano, el conde D'Artois, despidió al
ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte
del pueblo de París interpretó esta medida como un autogolpe de la realeza, y se
lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron
neutrales, pero otros se unieron al pueblo.
Composición de la Asamblea
Camino a la constitución
La Asamblea Nacional Constituyente no era solo un órgano legislativo, sino la
encargada de redactar una nueva constitución. Algunos, como Necker, favorecían la
creación de una asamblea bicameral en donde el Senado sería escogido por la Corona
entre los miembros propuestos por el pueblo. Los nobles, por su parte, favorecían
un Senado compuesto por miembros de la nobleza elegidos por los propios nobles.
Prevaleció, sin embargo, la tesis liberal de que la Asamblea tendría una sola
Cámara, quedando el rey sólo con el poder de veto, pudiendo posponer la ejecución
de una ley, pero no su total eliminación.
El movimiento de los monárquicos para bloquear este sistema fue desmontado por el
pueblo de París, compuesto fundamentalmente por mujeres (llamadas despectivamente
«las Furias»), que marcharon el 5 de octubre de 1789 sobre Versalles. Tras varios
incidentes, el rey y su familia se vieron obligados a abandonar Versalles y se
trasladaron al palacio de las Tullerías en París.
El 20 de junio de 1791, Luis XVI, opuesto al curso que iba tomando la Revolución,
huyó junto con su familia de las Tullerías. Sin embargo, al día siguiente cometió
la imprudencia de dejarse ver; fue arrestado en Varennes por un oficial del pueblo
y devuelto a París escoltado por la guardia. A su regreso a París, el pueblo se
mantuvo en silencio y, tanto él como su esposa, María Antonieta, sus dos hijos
(María Teresa y Luis-Carlos, futuro Luis XVII) y su hermana (Madame Elizabeth)
permanecieron bajo custodia.
Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el rey Luis XVI con el epígrafe:
«Luis XVI rey de los franceses». El reverso lleva un haz de lictor con un gorro
frigio, símbolos de la Revolución, y la inscripción «la nación, la ley, el rey».
El 3 de septiembre de 1791, fue aprobada la primera constitución de la historia de
Francia. Una nueva organización judicial dio características temporales a todos los
magistrados y total independencia de la Corona. Al rey sólo le quedó el Poder
Ejecutivo y el derecho de vetar las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. La
Asamblea, por su parte, eliminó todas las barreras comerciales y suprimió las
antiguas corporaciones mercantiles y los gremios; en adelante, los individuos que
quisieran desarrollar prácticas comerciales necesitarían una licencia, y se abolió
el derecho a la huelga.
Aun cuando existía una fuerte corriente política que favorecía la monarquía
constitucional, al final venció la tesis de mantener al rey como una figura
decorativa. Jacques Pierre Brissot introdujo una petición insistiendo en que, a los
ojos del pueblo, Luis XVI había sido depuesto por el hecho de su huida. Una inmensa
multitud se congregó en el Campo de Marte para firmar dicha petición. Georges-
Jacques Danton y Camille Desmoulins pronunciaron discursos exaltados. La Asamblea
pidió a las autoridades municipales guardar el orden. Bajo el mando de Lafayette,
la Guardia Nacional se enfrentó a la multitud. Al principio, tras recibir una
oleada de piedras, los soldados respondieron disparando al aire; dado que la
multitud no cedía, Lafayette ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando más
de cincuenta muertos.
Tras esta masacre, las autoridades cerraron varios clubes políticos, así como
varios periódicos radicales, como el que editaba Jean-Paul Marat. Danton se fugó a
Inglaterra y Desmoulins y Marat permanecieron escondidos.
Georges-Jacques Danton.
El calendario republicano.
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los partidos
políticos. El más célebre de entre estos fue el partido de los jacobinos, dominado
por Robespierre. A la izquierda de este partido se encontraban los cordeliers,
quienes defendían el sufragio universal masculino (derecho de todos los hombres al
voto a partir de una determinada edad). Los cordeliers querían la eliminación de la
monarquía e instauración de la República. Estaban dirigidos por Jean-Paul Marat y
Georges-Jacques Danton, representando siempre al pueblo más humilde. El grupo de
ideas más moderadas era el de los girondinos, que defendían el sufragio censitario
y propugnaban una monarquía constitucional descentralizada. También se encontraban
aquellos que formaban parte de «el Pantano», o «el Llano», como eran llamados
aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por las proposiciones que más
les convenían, ya vinieran de los jacobinos o de los girondinos.
En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado una ley
que amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que exigía al clero
prestar juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo fueron los que
llevaron más adelante a la crisis constitucional.
La Convención (1792-1795)
Artículo principal: Convención Nacional
Masacres de septiembre.
Guerra de la Vendée.
El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792), todas
las tropas francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda
Francia) derrotaron por primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo cual
señalaba el inicio de las llamadas guerras revolucionarias francesas.
El Directorio (1795-1799)
Artículo principal: Directorio (Francia)
El Consulado (1799-1804)
Artículo principal: Consulado (Francia)
La Constitución del Año VIII, redactada por Pierre Daunou y promulgada el 25 de
diciembre de 1799, estableció un régimen autoritario que concentraba el poder en
manos de Napoleón Bonaparte, para supuestamente salvar la república de una posible
restauración monárquica. Contrariamente a las constituciones anteriores, no incluía
ninguna declaración sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos. El poder
ejecutivo recaía en tres cónsules: el primer cónsul, designado por la misma
Constitución, era Napoleón Bonaparte, y los otros dos solo tenían un poder
consultivo. En 1802, Napoleón impuso la aprobación de un senadoconsulto, que lo
convirtió en cónsul vitalicio, con derecho a designar su sucesor.
Escarapela tricolor.
Los colores azul, blanco y rojo eran ya frecuentes en diversos pabellones,
uniformes y banderas de Francia antes del siglo xviii. El azul y el rojo eran los
colores de la villa de París desde el siglo xiv,23 y el blanco era en aquella época
el color del reino de Francia, y por extensión de la monarquía borbónica.