Revolucion Francesa

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Revolucion francesa

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La Revolución francesa (en francés, Révolution française) fue un conflicto social y político, con
diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a
otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el
Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en
1789 y finalizó con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Si bien después de que la Primera República cayó tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte,
la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló entre república, imperio y monarquía
constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del
absolutismo en el país,2 y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones
por las masas populares, se convirtió en la fuerza política dominante. La revolución socavó las
bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó
con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.

Según la historiografía clásica, la Revolución Francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea al


sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos
horizontes políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las
revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.3

Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas,
denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron
a minar las bases del derecho divino de los reyes. La filosofía de la Ilustración ha
desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos históricos pero su
influencia debe relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada importancia a los
preceptos filosóficos nacidos durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de
fidelidad historiográfica.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban
en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece
Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia
de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico
para el inicio de la revolución en Francia.

Causas
Artículo principal: Causas de la Revolución francesa

El Tercer Estado cargando al Primer y al Segundo Estado.


Los historiadores generalmente ven las causas subyacentes de la Revolución Francesa como
impulsadas por el fracaso del Antiguo Régimen para responder a la creciente desigualdad
social y económica. El rápido crecimiento de la población y las restricciones causadas por la
incapacidad de financiar adecuadamente la deuda pública, dieron lugar a una depresión
económica, desempleo y altos precios de los alimentos.4 Combinado con un sistema fiscal
regresivo y la resistencia a la reforma de la élite gobernante, el resultado fue una crisis
que Luis XVI no pudo manejar.56
Bajo Luis XIV, la corte de Versalles se había convertido en el centro de la cultura, la moda y el
poder político. Las mejoras en la educación y la alfabetización a lo largo del siglo XVIII
significaron audiencias más grandes para los periódicos y revistas, con logias masónicas,
cafeterías y clubes de lectura que proporcionaron áreas donde la gente podía debatir y discutir
ideas. El surgimiento de esta llamada "esfera pública" llevó a París a reemplazar
a Versalles como centro cultural e intelectual, dejando a la Corte aislada y con menos
capacidad de influir en la opinión. 7 8
Además de estos cambios sociales, la población francesa creció de 18 millones en 1700 a 26
millones en 1789, convirtiéndose en el estado más poblado de Europa; París tenía más de
600.000 habitantes, de los cuales aproximadamente un tercio estaban desempleados o no
tenían trabajo regular. Los métodos agrícolas ineficientes significaban que los agricultores
nacionales no podían mantener estos números, mientras que las redes de transporte
primitivas dificultaban el mantenimiento de los suministros incluso cuando había suficientes.
Como resultado, los precios de los alimentos aumentaron en un 65 % entre 1770 y 1790, pero
los salarios reales aumentaron solo en un 22 %.9 La escasez de alimentos fue particularmente
perjudicial para el régimen, ya que muchos atribuyeron los aumentos de precios a la
incapacidad del gobierno para evitar la especulación. En la primavera de 1789, una mala
cosecha seguida de un invierno severo había creado un campesinado rural sin nada que
vender y un proletariado urbano cuyo poder adquisitivo se había derrumbado.
El otro gran lastre para la economía fue la deuda estatal. Las visiones tradicionales de la
Revolución Francesa a menudo atribuyen la crisis financiera de la década de 1780 a los
grandes gastos de la guerra anglo-francesa de 1778-1783, pero los estudios económicos
modernos muestran que esto es incorrecto. En 1788, la relación entre la deuda y la renta
nacional bruta en Francia era del 55,6 %, en comparación con el 181,8 % en Gran Bretaña.
Aunque los costos de los préstamos en Francia eran más elevados, el porcentaje de los
ingresos fiscales dedicados al pago de intereses era aproximadamente el mismo en ambos
países.10
Sin embargo, estos impuestos los pagaban predominantemente los pobres de las zonas
urbanas y rurales, y los parlamentos regionales que controlaban la política financiera
bloquearon los intentos de repartir la carga de manera más equitativa. El impasse resultante
frente a la angustia económica generalizada llevó a la convocatoria de los Estados Generales,
que se radicalizaron por la lucha por el control de las finanzas públicas. Sin embargo, ni el
nivel de la deuda estatal francesa en 1788, ni su historia previa, pueden considerarse una
explicación del estallido de la revolución en 1789. 11
Aunque Luis no fue indiferente a la crisis, cuando se enfrentó a la oposición, tendió a
retroceder. La Corte se convirtió en el blanco de la ira popular, especialmente la reina María
Antonieta, que fue vista como una espía austríaca derrochadora, y acusada de la destitución
de ministros "progresistas" como Jacques Necker. Para sus oponentes, las ideas de la
Ilustración sobre la igualdad y la democracia proporcionaron un marco intelectual para abordar
estos problemas, mientras que la Revolución estadounidense fue vista como una confirmación
de su aplicación práctica.12

Estados Generales de 1789


Artículo principal: Estados Generales de 1789
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos
estaban separados a la hora de deliberar, y tenían solo un voto por estamento. La
convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía la
creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la
asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea
de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados
Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político, particularmente por la
determinación del sistema de votación. El Parlamento de París propuso que se mantuviera el
sistema de votación que se había usado en 1614, si bien los magistrados no estaban muy
seguros acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Sí se sabía, en cambio, que en
dicha asamblea habían estado representados (con el mismo número de miembros y con un
solo voto) el clero (Primer Estado), la nobleza (Segundo Estado) y el resto de la población
(Tercer Estado, principalmente la burguesía y el campesinado). Inmediatamente, un grupo de
liberales parisinos denominado «Comité de los Treinta», compuesto principalmente por gente
de la nobleza, comenzó a protestar y agitar, reclamando que se duplicara el número de
asambleístas con derecho a voto del Tercer Estado (es decir, los «Comunes»). El gobierno
aceptó esta propuesta, pero dejó a la Asamblea la labor de determinar el derecho de voto.
Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros del Tercer
Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a escribir una
constitución. Sectores de la aristocracia confiaban en que estos Estados Generales pudieran
servir para recuperar parte del poder perdido, pero el contexto social ya no era el mismo que
en 1614. Ahora existía una élite burguesa que tenía una serie de reivindicaciones e intereses
que chocaban frontalmente con los de la nobleza (y también con los del pueblo, cosa que se
demostraría en los años siguientes).

La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)


Artículo principal: Asamblea Nacional Constituyente

El Juramento del Juego de Pelota, obra de Jacques-Louis David.

Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles el 5 de


mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los miembros
del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de
mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como
únicos integrantes de la Asamblea Nacional: esta no representaría a las clases pudientes sino
al pueblo en sí. Si bien invitaron a los miembros del Primer y Segundo Estado a participar en
esta asamblea, dejaron en claro sus intenciones de proceder incluso sin esta participación.
La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde esta se estaba reuniendo. Los
asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la aristocracia acostumbraba a jugar el
juego de la pelota, conocido como jeu de paume. Allí es donde procedieron con lo que se
conoce como el Juramento del Juego de la Pelota el 20 de junio de 1789, prometiendo no
separarse hasta tanto dieran a Francia una nueva constitución. La mayoría de los
representantes del bajo clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47 miembros de
la nobleza. Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron por vencidos, y por
esa fecha el rey mandó reunir grandes contingentes de tropas militares que comenzaron a
llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras
ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma Asamblea Nacional Constituyente.

Toma de la Bastilla
Artículo principal: Toma de la Bastilla

El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores
al igual que la de su hermano, el conde D'Artois, despidió al ministro Necker y ordenó la
reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de París interpretó esta
medida como un autogolpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de
los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo.
El 14 de julio, el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor
de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del
absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI,
pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los
insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el marqués Bernard de Launay. Si
bien solo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo
lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando al ayuntamiento, la multitud
acusó al alcalde Jacques de Flesselles de traición, quien recibió un balazo que lo mató. Su
cabeza fue cortada y exhibida en la ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la
costumbre de pasear en una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común
durante la Revolución.

El Gran Miedo y la abolición del feudalismo


Véase también: Gran Miedo

La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose


nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional
Constituyente. La insurrección motivada por el descontento popular siguió extendiéndose por
toda Francia. En las áreas rurales, para protestar contra los privilegios señoriales, se llevaron
a cabo actos de quema de títulos sobre servidumbres, derechos feudales y propiedad
de tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta insurrección agraria se conoce
como la Grande Peur (el Gran Miedo).
La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente, actuando detrás de
los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición
del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, instaurando la igualdad ante el
impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y el
clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien la
implantación del nuevo modelo no se hizo efectiva hasta 1793. El rey, junto con sus
seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de
la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y aceptó
la escarapela tricolor.
Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo que
tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país,
algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones
europeas a respaldar al rey. Estos fueron conocidos como los émigrés (emigrados).
Pérdida de poder de la Iglesia
La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica, que pasó a depender del Estado.
En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer impuestos sobre las cosechas, se
eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron sus bienes. Bajo el Antiguo
Régimen, la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó una legislación
que convirtió al clero en empleados del Estado. Estos fueron unos años de dura represión
para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia.
El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron
normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905,
cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El
viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica, fue anulado por Billaud-Varenne, en
favor de un «calendario republicano» y una nueva era, que establecía como primer día el 22
de septiembre de 1792.

Composición de la Asamblea

Honore Gabriel Riqueti, conde de Mirabeau (1749-1791).

Véanse también: Izquierda  y  Derecha.

Maximilien Robespierre (1758-1794), líder revolucionario francés.


En una Asamblea que se quería plural y cuyo propósito era la redacción de una constitución
democrática, los 1200 constituyentes representaban las diversas tendencias políticas del
momento.

 La derecha representaba a las antiguas clases privilegiadas. Sus oradores más brillantes
eran el aristócrata Cazalès, en representación de la nobleza, y el abad Jean-Sifrein Maury,
en representación del alto clero. Se oponían sistemáticamente a todo tipo de reformas y
buscaban más sembrar la discordia que proponer medidas. 13

 En torno al antiguo ministro Jacques Necker se constituyó un partido moderado, poco


numeroso, que abogaba por el establecimiento de un régimen parecido al británico: Jean-
Joseph Mounier, el conde de Lally-Tollendal, el conde de Clermont-Tonnerre y el conde de
Vyrieu, formaron un grupo denominado «demócratas realistas».[cita  requerida] Se les llamó más
tarde «partido monárquico».13

 El resto (y mayoría) de la Asamblea conformaba lo que se llamaba el «partido de la


nación». En él se dibujaban dos grandes tendencias, sin que ninguna tuviera
homogeneidad ideológica. Mirabeau, Lafayette y Bailly representaban la alta burguesía,
mientras que el triunvirato compuesto por Barnave, Duport y Lameth encabezaba los que
defendían las clases más populares; los tres procedían del Club Breton y eran portavoces
de las sociedades populares y de los clubes. Representaban la franja más izquierdista de
la Asamblea, dado que aún no se manifestaban los grupos radicales que iban a aparecer
más adelante.13
En ese primer periodo constituyente, los líderes indiscutibles de la Asamblea eran Mirabeau y
el abad Sieyès.13
El 27 de agosto de 1789, la Asamblea publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano inspirándose en parte en la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos y estableciendo el principio de libertad, igualdad y fraternidad. Dicha declaración
establecía una declaración de principios que serían la base ineludible de la futura
Constitución.

Camino a la constitución
La Asamblea Nacional Constituyente no era sólo un órgano legislativo, sino la encargada de
redactar una nueva constitución. Algunos, como Necker, favorecían la creación de una
asamblea bicameral en donde el Senado sería escogido por la Corona entre los miembros
propuestos por el pueblo. Los nobles, por su parte, favorecían un Senado compuesto por
miembros de la nobleza elegidos por los propios nobles. Prevaleció, sin embargo, la tesis
liberal de que la Asamblea tendría una sola Cámara, quedando el rey sólo con el poder de
veto, pudiendo posponer la ejecución de una ley, pero no su total eliminación.
El movimiento de los monárquicos para bloquear este sistema fue desmontado por el pueblo
de París, compuesto fundamentalmente por mujeres (llamadas despectivamente «las
Furias»), que marcharon el 5 de octubre de 1789 sobre Versalles. Tras varios incidentes,
el rey y su familia se vieron obligados a abandonar Versalles y se trasladaron al palacio de las
Tullerías en París.

Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes


Artículos principales: Fiesta de la Federación (Francia)  y  Fuga de Varennes.

El período comprendido entre octubre de 1789 y la primavera de 1791 suele considerarse de


relativa tranquilidad, cuando se promulgaron algunas de las reformas legislativas más
importantes. Aunque ciertamente es cierto, muchas áreas provinciales experimentaron
conflictos sobre la fuente de autoridad legítima, donde los oficiales del Antiguo
Régimen habían sido barridos, pero aún no se habían establecido nuevas estructuras. Esto
fue menos obvio en París, ya que la formación de la Guardia Nacional la convirtió en la ciudad
mejor vigilada de Europa, pero el creciente desorden en las provincias inevitablemente afectó
a los miembros de la Asamblea.14
La Revolución provocó un cambio masivo de poder de la Iglesia Católica al Estado; aunque se
ha cuestionado el alcance de las creencias religiosas, la eliminación de la tolerancia hacia las
minorías religiosas que significaba que en 1789 eran francesas también significaba ser
católicas.15 La iglesia era el terrateniente individual más grande de Francia, controlando casi el
10 % de todas las propiedades y los diezmos recaudados, efectivamente un impuesto del
10 % sobre la renta, recaudado de los campesinos en forma de cultivos. A cambio,
proporcionó un nivel mínimo de apoyo social.16 Los decretos de agosto abolieron los diezmos,
y el 2 de noviembre la Asamblea confiscó todas las propiedades de la iglesia, cuyo valor se
utilizó para respaldar un nuevo papel moneda conocido como assignats. A cambio, el Estado
asumió responsabilidades como pagar al clero y cuidar a los pobres, los enfermos y los
huérfanos. El 13 de febrero de 1790, se disolvieron las órdenes religiosas y los monasterios,
mientras se animaba a los monjes y monjas a volver a la vida privada. La Constitución Civil del
Clero del 12 de julio de 1790 los convirtió en empleados del Estado, además de establecer
tarifas de pago y un sistema para elegir sacerdotes y obispos. El papa Pío VI y muchos
católicos franceses se opusieron a esto porque negaba la autoridad del papa sobre la Iglesia
francesa. En octubre, treinta obispos redactaron una declaración denunciando la ley, lo que
avivó aún más la oposición.1718
Cuando se requirió que el clero jurara lealtad a la Constitución Civil en noviembre de 1790,
menos del 24 % lo hizo; el resultado fue un cisma con los que se negaron, el "clero que no
jura" o el "clero refractario". Esto endureció la resistencia popular contra la injerencia del
Estado, especialmente en áreas tradicionalmente católicas como Normandía, Bretaña y
Vendée, donde sólo unos pocos sacerdotes prestaron juramento y la población civil se volvió
contra la revolución. La negativa generalizada dio lugar a nuevas leyes contra el clero,
muchos de los cuales fueron obligados a exiliarse, deportados o ejecutados. 19
A principios de 1791, la Asamblea consideró introducir una legislación contra los franceses
que emigraron durante la Revolución (émigrés). Se pretendía coartar la libertad de salir del
país para fomentar desde el extranjero la creación de ejércitos contrarrevolucionarios, y evitar
la fuga de capitales. Mirabeau se opuso rotundamente a esto. Sin embargo, el 2 de marzo de
1791 Mirabeau falleció, y la Asamblea adoptó esta medida draconiana.
El 20 de junio de 1791, Luis XVI, opuesto al curso que iba tomando la Revolución, huyó junto
con su familia de las Tullerías. Sin embargo, al día siguiente cometió la imprudencia de
dejarse ver; fue arrestado en Varennes por un oficial del pueblo y devuelto a París escoltado
por la guardia. A su regreso a París, el pueblo se mantuvo en silencio y, tanto él como su
esposa, María Antonieta, sus dos hijos (María Teresa y Luis-Carlos, futuro Luis XVII) y su
hermana (Madame Elizabeth) permanecieron bajo custodia.
Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el rey Luis XVI con el epígrafe: «Luis XVI rey de los
franceses». El reverso lleva un haz de lictor con un gorro frigio, símbolos de la Revolución, y la
inscripción «la nación, la ley, el rey».

El 3 de septiembre de 1791, fue aprobada la primera constitución de la historia de Francia.


Una nueva organización judicial dio características temporales a todos los magistrados y total
independencia de la Corona. Al rey sólo le quedó el Poder Ejecutivo y el derecho de vetar las
leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. La Asamblea, por su parte, eliminó todas las
barreras comerciales y suprimió las antiguas corporaciones mercantiles y los gremios; en
adelante, los individuos que quisieran desarrollar prácticas comerciales necesitarían una
licencia, y se abolió el derecho a la huelga.
Aun cuando existía una fuerte corriente política que favorecía la monarquía constitucional, al
final venció la tesis de mantener al rey como una figura decorativa. Jacques Pierre
Brissot introdujo una petición insistiendo en que, a los ojos del pueblo, Luis XVI había sido
depuesto por el hecho de su huida. Una inmensa multitud se congregó en el Campo de
Marte para firmar dicha petición. Georges-Jacques Danton y Camille Desmoulins pronunciaron
discursos exaltados. La Asamblea pidió a las autoridades municipales guardar el orden. Bajo
el mando de Lafayette, la Guardia Nacional se enfrentó a la multitud. Al principio, tras recibir
una oleada de piedras, los soldados respondieron disparando al aire; dado que la multitud no
cedía, Lafayette ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando más de cincuenta muertos.
Tras esta masacre, las autoridades cerraron varios clubes políticos, así como varios periódicos
radicales, como el que editaba Jean-Paul Marat. Danton se fugó a Inglaterra y Desmoulins y
Marat permanecieron escondidos.
Mientras tanto, la Asamblea había redactado la Constitución y el rey había sido mantenido en
custodia, aceptándola. El rey pronunció un discurso ante la Asamblea, que fue acogido con un
fuerte aplauso. La Asamblea Nacional Constituyente cesó en sus funciones el 29 de
septiembre de 1791.

La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía


(1791-1792)
Georges-Jacques Danton.

El calendario republicano.
Toma del palacio de las Tullerías en 1793.

Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía constitucional. El rey


tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto y la
potestad de elegir a sus ministros.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. La componían
264 diputados situados a la derecha: feuillants (dirigidos por Barnave, Duport y Lameth),
y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban 345
diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda 136
diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban al
pueblo llano parisino a través de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, y con
Marat y Hebert como portavoces. Pese a su importancia social y el apoyo popular y de la
pequeña burguesía, en la Asamblea era escasa la influencia de la izquierda, pues la
Asamblea estaba dominada por las ideas políticas que representaban los girondinos. Mientras
los jacobinos tenían detrás a la gran masa de la pequeña burguesía, los cordeliers contaban
con el apoyo del pueblo llano, a través de las secciones parisienses.
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los partidos políticos. El
más célebre de entre estos fue el partido de los jacobinos, dominado por Robespierre. A la
izquierda de este partido se encontraban los cordeliers, quienes defendían el sufragio
universal masculino (derecho de todos los hombres al voto a partir de una determinada edad).
Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de la República. Estaban
dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges-Jacques Danton, representando siempre al pueblo
más humilde. El grupo de ideas más moderadas era el de los girondinos, que defendían
el sufragio censitario y propugnaban una monarquía constitucional descentralizada. También
se encontraban aquellos que formaban parte de «el Pantano», o «el Llano», como eran
llamados aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por las proposiciones que más
les convenían, ya vinieran de los jacobinos o de los girondinos.
En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado una ley que
amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que exigía al clero prestar
juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo fueron los que llevaron más
adelante a la crisis constitucional.

Guerra de Austria y Prusia contra Francia


Artículo principal: Primera Coalición

Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a invadir


la Francia revolucionaria, lo que hizo que el pueblo francés se convirtiera en un ejército
nacional, dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por toda Europa.
Durante la guerra, la libertad de expresión permitió que el pueblo manifestase su hostilidad
hacia la reina María Antonieta (llamada la Austriaca por ser hija de un emperador de aquel
país y Madame Déficit por el gasto que había representado al Estado, que no era mayor que
la mayoría de los cortesanos) y contra Luis XVI, que casi siempre se negaba a firmar leyes
propuestas por la Asamblea Legislativa.
La «segunda Revolución»: Primera República francesa
El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el palacio de las Tullerías, y la Asamblea
Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó convocando
elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo parlamento que
recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia, así
como la amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se planteaba así entre una
monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en una democracia republicana, y
las monarquías europeas absolutas. El nuevo Parlamento elegido ese año abolió
la monarquía y proclamó la república. Creó también un nuevo calendario, según el cual el
año 1792 se convertiría en el año 1 de su nueva era.
El gobierno pasó a depender de la Comuna Insurreccional. La Comuna envió grupos de
sicarios a las prisiones, asesinando a 1400 personas, y cuando pidió a otras ciudades de
Francia que hicieran lo mismo, la Asamblea no opuso resistencia. Esta situación persistió
hasta el 20 de septiembre de 1792, en que se creó un nuevo cuerpo legislativo denominado
Convención, que de hecho se convirtió en el nuevo gobierno de Francia.

La Convención (1792-1795)
Artículo principal: Convención Nacional

Ejecución del rey Luis XVI.

El poder legislativo de la nueva República estuvo a cargo de la Convención Nacional, mientras


que el poder ejecutivo recayó sobre el Comité de Salvación Pública.

Ejecución del rey y Primera Coalición contra Francia


Véase también: Primera Coalición

En el manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron con invadir


Francia si la población se resistía al restablecimiento de la monarquía. Esto ocasionó que Luis
XVI fuera visto como conspirador con los enemigos de Francia. El 17 de enero de 1793, la
Convención condenó al rey a muerte por una pequeña mayoría, acusándolo de «conspiración
contra la libertad pública y la seguridad general del Estado». El 21 de enero el rey fue
ejecutado públicamente en la guillotina, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra
con otros países europeos. La reina María Antonieta, nacida en Austria y hermana del
emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo año, iniciándose así una revolución en
Austria para sustituir a la reina. Esto provocó la ruptura de toda relación entre ambos países.

El reinado del Terror


Artículo principal: El Terror
La guillotina, que fue el instrumento de ejecución de entre 35 000 a 40 000 personas durante la época
del terror.

9 de Thermidor, la caída de Robespierre.

Masacres de septiembre.

Guerra de la Vendée.

El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792), todas las tropas
francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia) derrotaron por
primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo cual señalaba el inicio de las llamadas guerras
revolucionarias francesas.
Sin embargo, la situación económica seguía empeorando, lo cual dio origen a revueltas de las
clases más pobres. Los llamados sans-culottes expresaban su descontento por el hecho de
que la Revolución francesa no solo no estaba satisfaciendo los intereses de las clases bajas,
sino que incluso algunas medidas liberales causaban un enorme perjuicio a estas (libertad de
precios, libertad de contratación, Ley Le Chapelier, etcétera). Al mismo tiempo se comenzaron
a gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de Francia. En la Vandea, un
levantamiento popular fue especialmente significativo: campesinos y aldeanos se alzaron por
el rey y las tradiciones católicas, provocando la llamada guerra de Vandea, reprimida tan
eficaz y cruentamente por las autoridades revolucionarias parisinas que se ha llegado a
calificar de genocidio. Por otra parte, la guerra exterior amenazaba con destruir la Revolución
y la república. Todo ello motivó la trama de un golpe de Estado por parte de los jacobinos,
quienes buscaron el favor popular en contra de los girondinos. La alianza de los jacobinos con
los sans-culottes se convirtió de hecho en el centro del gobierno.
Los jacobinos llevarían en su política algunas de las reivindicaciones de los sans-culottes y las
clases bajas, pero no todas sus reivindicaciones serían aceptadas, y jamás se cuestionó
la propiedad privada. Los jacobinos no pusieron nunca en duda el orden liberal, pero sí
llevaron a cabo una democratización del mismo, pese a la represión que desataron contra los
opositores políticos (tanto conservadores como radicales).

Charlotte Corday tras asesinar a Marat, obra de Paul Baudry.

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y
una nueva constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal. El Comité de
Salvación Pública cayó bajo el mando de Maximilien Robespierre y los jacobinos desataron lo
que se denominó el Reinado del Terror (1793-1794). No menos de 10 000 personas
fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. La menor
sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona acusaciones que
eventualmente la llevarían a la guillotina. El cálculo total de víctimas varía, pero se cree que
pudieron ser hasta 40 000 los que fueron víctimas del Terror.
En 1794, Robespierre[cita  requerida] procedió a ejecutar a ultrarradicales y a jacobinos
moderados.202122 Su popularidad, sin embargo, comenzó a erosionarse. El 27 de julio de 1794,
ocurrió otra revuelta popular[cita  requerida] contra Robespierre, apoyada por los moderados que
veían peligroso el trayecto de la Revolución, cada vez más exaltada. El pueblo, por otro lado,
se rebela contra la condición burguesa de Robespierre que, revolucionario antes, ahora
persigue a Verlet, Leclerc y Roux.[cita  requerida] Los miembros de la Convención lograron
convencer al Pantano, y derrocar y ejecutar a Robespierre junto con otros líderes del Comité
de Salvación Pública.

El Directorio (1795-1799)
Artículo principal: Directorio (Francia)

Napoleón liderando a sus tropas en la batalla del puente de Arcole.

La Convención aprobó una nueva constitución el 17 de agosto de 1795, ratificada el 26 de


septiembre en un plebiscito. La nueva Constitución, llamada Constitución del Año III, confería
el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados directores. El poder
legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos
(250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución suprimió el sufragio
universal masculino y restableció el sufragio censitario.

Napoleón y la toma del poder

Napoleón Bonaparte, primer cónsul.

La nueva Constitución encontró la oposición de grupos monárquicos y jacobinos. Hubo


diferentes revueltas que fueron reprimidas por el ejército, todo lo cual motivó que el
general Napoleón Bonaparte, retornado de su campaña en Egipto, diera el 9 de
noviembre de 1799 un golpe de Estado (18 de Brumario), instalando el Consulado.

El Consulado (1799-1804)
Artículo principal: Consulado (Francia)

La Constitución del Año VIII, redactada por Pierre Daunou y promulgada el 25 de


diciembre de 1799, estableció un régimen autoritario que concentraba el poder en manos de
Napoleón Bonaparte, para supuestamente salvar la república de una posible restauración
monárquica. Contrariamente a las constituciones anteriores, no incluía ninguna declaración
sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos. El poder ejecutivo recaía en tres
cónsules: el primer cónsul, designado por la misma Constitución, era Napoleón Bonaparte, y
los otros dos solo tenían un poder consultivo. En 1802, Napoleón impuso la aprobación de
un senadoconsulto, que lo convirtió en cónsul vitalicio, con derecho a designar su sucesor.
El cargo de cónsules lo ostentaron Napoleón Bonaparte, Sieyès y Ducos temporalmente hasta
el 12 de diciembre de 1799. Posteriormente, Sieyés y Ducos fueron reemplazados por Jean
Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun, quienes siguieron en el cargo
hasta el 18 de mayo de 1804 (28 de floreal del año XII), cuando un
nuevo senadoconsulto proclamó el Primer Imperio y la extinción de la Primera República,
cerrando con esto el capítulo histórico de la Revolución francesa.

La bandera francesa y los símbolos de la Revolución

Escarapela tricolor.

Los colores azul, blanco y rojo eran ya frecuentes en diversos pabellones, uniformes y
banderas de Francia antes del siglo XVIII. El azul y el rojo eran los colores de la villa de París
desde el siglo XIV,23 y el blanco era en aquella época el color del reino de Francia, y por
extensión de la monarquía borbónica.
Cuando Luis XVI visitó a la recién creada Guardia Nacional en el Ayuntamiento de París el 17
de julio de 1790, aparece por primera vez la escarapela tricolor, ofrecida al Rey por el
comandante de la Guardia, el marqués de La Fayette. Unía la escarapela de la Guardia
Nacional que llevaba los colores de la capital, con el color blanco del reino. No fue sin
embargo hasta el 20 de marzo de 1790 que la Asamblea Nacional mencionó en un decreto los
tres colores como "colores de la nación: azul, rojo y blanco". 24 Pero la escarapela no era aún
un símbolo nacional, y el primer emblema nacional como tal fue la bandera diseñada para la
popa de los buques de guerra, adoptada por decreto de la Asamblea Nacional el 24 de
octubre de 1790. Constaba de una pequeña bandera roja, blanca y azul en la esquina superior
izquierda de una bandera blanca. Esta bandera fue modificada posteriormente por
la Convención republicana el 15 de febrero de 1794, a petición de los marineros de la marina
nacional que exigieron que se redujera la predominancia del blanco que simbolizaba todavía
la monarquía.25 La bandera adoptó entonces su diseño definitivo, y se cambió el orden de los
colores para colocar el azul cerca del mástil y el rojo al viento por motivos cromáticos, según
los consejos del pintor Louis David.
Otro símbolo de la Revolución francesa es el gorro frigio (también llamado gorro de la
libertad), llevado en particular por los Sans-culottes. Aparece también en los Escudos
Nacionales de Francia, Haití, Cuba, El
Salvador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Paraguay y Argentina.
El himno «La Marsellesa», con letra y música de Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la
guarnición de Estrasburgo, se popularizó a tal punto que el 14 de julio de 1795 fue
declarado himno nacional de Francia; originalmente se llamaba «Chant de guerre pour l'armée
du Rhin» («Canto de guerra para el ejército del Rin»), pero cuando los voluntarios del general
François Mireur que salieron de Marsella entraron a París el 30 de julio de 1792 cantando
dicho himno como canción de marcha, los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y
bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
El lema Liberté, égalité, fraternité («Libertad, igualdad, fraternidad»), que procede del lema no
oficial de la Revolución de 1789 Liberté, égalité ou la mort («Libertad, igualdad o la muerte»),
fue adoptado oficialmente después de la Revolución de 1848 por la Segunda República
Francesa.

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La Marsellesa, himno nacional de Francia desde 1795.

Bandera de Francia.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano
Artículo principal: Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

Véase también: Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana


Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Uno de los acontecimientos con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales
inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e
individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos,
el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se proclamaron
solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados Unidos (Declaración de Derechos
de Virginia en 1776 y Constitución de los Estados Unidos en 1787), la revolución de los
derechos humanos es un fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las
declaraciones tanto del siglo XIX como del siglo XX.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de
fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a los
derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto atemporal,
único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal, a lo que hay
que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto
en Francia como en Europa y el mundo occidental en su conjunto.
La declaración sin embargo excluyó a las mujeres en su consideración de ciudadanas y se
olvidó de las mujeres en su proyecto igualitario. Dos años más tarde de la redacción de
la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano la activista política Olympe de
Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793), que se
convierte en uno de los primeros documentos históricos que plantea la equiparación jurídica y
legal de las mujeres en relación a los varones.26

Las mujeres y la Revolución francesa


Artículo principal: Las mujeres en la Revolución francesa
Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana y
precursora del feminismo

Las mujeres ocuparon las calles durante las semanas precedentes a la insurrección y tuvieron
un papel protagonista en el inicio de la Revolución. El 5 de octubre de 1789 fueron ellas
quienes iniciaron la marcha hacia Versalles a buscar al rey. Sin embargo, cuando las
asociaciones revolucionarias dirigen el alzamiento las mujeres quedan excluidas del pueblo
deliberante, del pueblo armado —la Guardia Nacional—, de los comités locales y de las
asociaciones políticas.
Al no poder participar en las asambleas políticas toman la palabra en las tribunas abiertas al
público y crean los clubes femeninos en los que leen y debaten las leyes y los periódicos.
Entre los más reconocidos estaba la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de
la Verdad (1791-1792), fundada por Etta Palm, en el que se reclamaba educación para las
niñas pobres, divorcio y derechos políticos.
Entre las revolucionarias más destacadas se encontraba la dramaturga y activista política,
considerada precursora del feminismo, Olympe de Gouges, la cual escribió la Declaración de
los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793), reivindicando la equiparación de derechos
entre hombres y mujeres. Olympe de Gouges se enfrentó a Robespierre y publicó la
carta Pronostic de Monsieur Robespierre pour un animale amphibie,27 que la llevó a ser
acusada de intrigas sediciosas. Fue juzgada, condenada a muerte y guillotinada. 28
El 30 de septiembre de 1793, se prohibieron los clubes femeninos. En 1794, se insistió en la
prohibición de la presencia femenina en cualquier actividad política, y en mayo de 1795 la
Convención prohibió a las mujeres asistir a las asambleas política ordenando que se retiraran
a sus domicilios bajo orden de arresto si no cumplían lo prescrito. 29 Finalmente el Código
Napoleónico aprobado en 1804 consagró la derrota femenina en la lucha por
la igualdad, libertad y fraternidad que la revolución significó para los varones. 30
Guerra de Independencia de los
Estados Unidos
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La guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que


enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra
el Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1781, finalizando con la derrota
británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.
Durante la guerra, Francia ayudó a los revolucionarios estadounidenses con
tropas terrestres comandadas por Rochambeau y por el Marqués de La Fayette y
por flotas bajo el comando de marinos como Guichen, de
Grasse y d'Estaing. España, por su parte, contribuyó inicialmente y de forma
clandestina con la Revolución, desde la primavera y verano de 1776, gracias
a Luis de Unzaga y Amézaga, luego de su cuñado Bernardo de Gálvez y de forma
abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante las armas y los suministros
proporcionados por los navíos del comerciante Diego de Gardoqui, familiar del
gobernador Unzaga, y abriendo un frente en el flanco sur.
Las colonias británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el
primer sistema político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación,
los Estados Unidos de América, incorporando las nuevas ideas revolucionarias
que propugnaban la igualdad y la libertad. Esta sociedad colonial se formó a partir
de oleadas de colonos inmigrados y no existían en ella los rasgos característicos
del rígido sistema estamental europeo.
En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se
había organizado un sistema esclavista (con unos 500.000 esclavos negros) que
explotaban plantaciones de tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población
estaba compuesta por grandes y pequeños propietarios, así como esclavos.
Los antecedentes a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos se
remontan a la rivalidad franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias de
la guerra de los Siete Años, que terminó en 1763.
El 10 de febrero de ese año, el Tratado de París puso fin al imperio colonial
francés en América del Norte y consolidó a Inglaterra como la potencia
hegemónica. En oposición solo tenía a España, que controlaba Nueva Orleans, la
ciudad más importante, con unos 10.000 habitantes. Respecto a Francia, la
pérdida territorial no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los
derechos pesqueros en Terranova y la población católica francófona recibiría un
trato de respeto. Por otro lado, en la zona del Caribe las pérdidas podían ser
compensadas, pues la colonia principal francesa Saint-Domingue (La Española)
con capital en Puerto Príncipe, producía la mitad del azúcar consumido en todo el
mundo y su comercio con África y las Antillas estaba en pleno apogeo.
Respecto a los colonos estadounidenses, la guerra modificó radicalmente el
panorama anterior. Los francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos
de los colonos estadounidenses de las trece colonias, recibieron un trato
respetuoso por parte de las autoridades británicas, que se confirmó en 1774
cuando se dotó a Canadá de un estatuto particular dentro de las colonias
estadounidenses, llevándose sus fronteras hasta la confluencia del Ohio y
el Misisipi. Asimismo su población conservó un derecho civil propio y la Iglesia
católica fuw reconocida. Todos estos movimientos fueron mal aceptados por la
población de las Trece colonias.
La causa inmediata de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a
los colonos, pues estos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no
tenían los medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían
marginados y no representados.

Índice

 1Contexto
 2La guerra de independencia
o 2.1Los primeros combates
o 2.2La batalla de Saratoga
o 2.3La ayuda extranjera y el final de la guerra
 3Tratado de Paz
 4La nueva constitución
 5Véase también
 6Notas
 7Referencias
o 7.1Notas
o 7.2Bibliografía
 8Enlaces externos

Contexto[editar]
Artículo principal: Revolución de las Trece Colonias

Gran Bretaña obtuvo el triunfo parcial sobre Francia en la Guerra de los Siete


Años (1756-1763) recibiendo gran ayuda económica y militar de las colonias, al
igual que estas de la metrópoli, aunque dicha colaboración no les fue
recompensada. Las medidas represivas del gobierno inglés (producidas tras
sublevaciones como el Motín del Té de Boston y las sanciones de las Actas
Intolerables) provocaron el inicio de la guerra de independencia.
El descontento se extendió por las Trece Colonias y se organizó una
manifestación en Boston en contra de los impuestos que debían pagar por
artículos indispensables como el papel, el vidrio o la pintura. En esta manifestación
no hubo ningún altercado y el gobierno inglés hizo oídos sordos a las peticiones
de los colonos, pero estos no iban a consentir que la situación continuara así, con
lo que se reunieron junto con varios miembros de otras poblaciones para urdir una
acción más propagandística que la manifestación. En 1773 los colonos se
reunieron en Boston. De Gran Bretaña llegaban tres naves cargadas de cajas que
contenían té. Varios miembros de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y
fueron nadando hasta alcanzar los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus
tripulantes y tiraron la mercancía por la borda. Fue la primera acción contra la
represión de impuestos, lo que intranquilizó a los británicos.
En 1774 se reunió por primera vez el Congreso de los colonos en contra de la
servidumbre a Londres y a favor de una patria independiente, el Primer Congreso
Continental. Ya se discuten unas hipotéticas leyes. Pese al clima de enemistad
contra los británicos metropolitanos en las colonias, todavía había algunos colonos
que apoyaban al rey inglés Jorge III, siendo llamados kings friends (cerca de
500.000 leales, alrededor del 19% de la población de las trece colonias).

La guerra de independencia[editar]
Los primeros combates[editar]
El 19 de abril del año 1775, soldados británicos salieron de Boston para impedir la
rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos
últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se
enfrentaron a 70 milicianos. Nadie sabe quién abrió fuego y dio comienzo de este
modo la guerra de independencia. Los británicos tomaron Lexington y Concord,
pero en su regreso hacia Boston fueron hostigados por cientos de voluntarios
de Massachusetts, Lexington y Concord. Se producen las primeras bajas de la
contienda, ocho soldados colonos. Para junio, 10 000 soldados coloniales sitiaron
Boston.
En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Filadelfia y
empezó a asumir las funciones de gobierno nacional. Nombró catorce generales,
autorizó la invasión de Canadá y organizó un ejército de campaña bajo el mando
de George Washington, un hacendado virginiano y veterano de la guerra franco-
india. Consciente de que las colonias sureñas desconfiaban del fanatismo de
Massachusetts, John Adams presionó para que se eligiera a este coronel de la
milicia virginiana, que tenía cuarenta y tres años, como comandante en jefe. Fue
una elección inspirada. Washington, que asistía al Congreso de uniforme, tenía el
aspecto adecuado: era alto y sereno, con un digno aire militar que inspiraba
confianza. Como dijo un congresista: «No era un tipo que actuara alocadamente,
que despotricara y jurara, sino un hombtre sobrio, firme y calmado».
Se empezaron a reclutar soldados de entre todas las partes de las colonias.
Muchos de ellos eran agricultores o cazadores, bravucones y poco entrenados en
el combate. En las primeras luchas contra los británicos, George Washington llegó
a decir: «hemos reclutado un ejército de generales, no obedecen a nadie».
Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. En junio de 1775 ambos
ejércitos se encontraron en Bunker Hill, frente a Boston. Los rebeldes se habían
atrincherado en la colina y, pese a que los británicos asaltaron las posiciones
continentales con violencia, los colonos consiguieron aguantar el ataque durante
bastante tiempo; cuando los últimos asaltantes logran llegar a la cima, las bajas
británicas son de 800 soldados. Es una victoria pírrica para los británicos. Los
insurgentes, además, hicieron circular su versión de los hechos, que no era otra
sino que se habían retirado simplemente por la falta de munición y no por el
empuje de los casacas rojas. Después de dejar la colina Bunker Hill, los colonos
se centraron en fortificar la otra colina, Dorchester Heights, lo que consiguieron
gracias a los cañones que capturaron en el fuerte Ticonderoga, y que trajo en una
compleja operación desde allí el joven coronel Henry Knox (esta operación de
transporte se conoce como «noble tren de artillería»). El general británico William
Howe, al ver esta fortificación, decidió rendirse y evacuar la ciudad de Boston el 17
de marzo de 1776 (día de la evacuación). Desde 1770 el gobernador de
Luisiana, Luis de Unzaga y Amézaga tenía conocimiento de los sucesos en
Boston y las restantes colonias inglesas, desde finales de 1775 y en especial en la
primavera y verano de 1776 Luis de Unzaga y Amézaga ayudó a los colonos
norteamericanos con mercancías, atendiendo peticiones como las provenientes de
Patrick Henry o el general Charles Lee, Unzaga facilitó desde Nueva Orleans
toneladas de pólvora, harina, medicamentos, apoyo económico, apoyo militar y
apoyo de armas en varias embarcaciones río arriba, pasando por San Luis y
llegndo hasta Fort Pitt (Pittsburg) a través del río Ohio; gracias a ello, Washington
logró sus primeras victorias.
El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió que: «estas Colonias Unidas
son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos». El 4 de
julio de 1776 se reunieron 56 congresistas estadounidenses para aprobar
la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que Thomas
Jefferson redactó con la ayuda de otros ciudadanos de Virginia. Se imprimió papel
moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. En el
congreso se encontraban cuatro de las principales figuras de la
independencia: George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y John
Adams. De los 56 congresistas, 14 murieron durante la guerra. Benjamin Franklin
se convierte en el primer embajador y jefe de los servicios secretos.
La unidad se extendió entonces por las Trece Colonias para luchar contra los
británicos. La declaración presentó una defensa pública de la guerra de
Independencia, incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés Jorge
III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba la independencia,
proclamando que todos los hombres nacen iguales y poseen ciertos derechos
inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que los
gobiernos pueden gobernar solo con el consentimiento de los gobernados; que
cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del
pueblo. Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke, y ocupa
un lugar prominente en la tradición política anglosajona.
Estos hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba
simplemente a una revuelta local de Nueva Inglaterra. Pronto se asumió que
el Reino Unido estaba envuelto en una guerra, y no en una simple rebelión, por lo
que se adoptaron decisiones de política militar dieciochesca convencional,
consistente en maniobras y batallas entre ejércitos organizados.
Este cambio de estrategia forzó a los británicos a evacuar Boston en marzo
de 1776 y transferir sus principales fuerzas a Nueva York, cuya población se
presumía más favorable a la Corona, con un puerto más amplio y una posición
central. En consecuencia, en el verano de 1776, sir William Howe, que sustituyó
a Gage como comandante en jefe del ejército británico en Norteamérica, llegó al
puerto de Nueva York con una fuerza de más de treinta mil hombres. Howe tenía
intención de aislar Nueva Inglaterra de los otros rebeldes y derrotar al ejército de
Washington en una batalla decisiva. Iba a pasar los dos años siguientes tratando
de llevar a cabo este plan.

Tropas alemanas que sirvieron con los británicos, llamadas «hessianos» o «Hessians» en inglés (C.
Ziegler, tras Conrad Gessner, 1799).

Según todas las apariencias, un enfrentamiento militar parecía muy ventajoso para
Gran Bretaña, una de las potencias mundiales más poderosas, con una población
de unos once millones, frente a los dos millones y medio de colonos, un quinto de
los cuales eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y
casi la mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los
nacientes Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada;
en 1778, llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en
Norteamérica, a los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios
alemanes durante la contienda.
Para enfrentarse a ese poder militar, los rebeldes tenían que empezar de la nada.
El Ejército Continental contaba con menos de cinco mil efectivos permanentes,
complementados por unidades de las milicias estatales de diferentes tamaños. En
la mayoría de los casos estaban mandados por oficiales inexpertos y no
profesionales. George Washington, el comandante en jefe, por ejemplo, solo había
sido coronel de regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en
combate. No sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había
dirigido un asedio a una posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido
de las capas medias de la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y
zapateros en coroneles, como exclamó, asombrado, un oficial francés. Es más,
«sucede con frecuencia que los colonos preguntan a los oficiales franceses qué
oficio tienen en Francia». No es de extrañar, pues, que la mayoría de los oficiales
británicos pensara que el ejército insurgente no era «más que una banda
despreciable de vagabundos, desertores y ladrones» incapaces de rivalizar con
los casacas rojas de Su Majestad. Un general británico llegó a alardear que con
mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de Norteamérica y castrar a todos
los hombres, en parte por la fuerza y en parte con un poco de persuasión».
Sin embargo, estos contrastes eran engañosos, porque las desventajas británicas
eran inmensas desde el principio del conflicto. Gran Bretaña tenía que conducir la
guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil kilómetros de distancia, con los
consiguientes problemas de comunicaciones y logística; incluso alimentar
adecuadamente era un problema casi insalvable. Al mismo tiempo, tenía que
hacer una guerra absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera librado
en el siglo XVIII. La propia Norteamérica era inconquistable. La enorme extensión
del territorio hacía que las maniobras y operaciones convencionales fueran
difíciles y engorrosas. El carácter local y fragmentario de la autoridad en
Norteamérica inhibía cualquier acción decisiva por parte de los británicos. No
había ningún centro neurálgico con cuya captura se pudiera lograr aplastar la
rebelión. Los generales británicos acabaron por decidir que su principal objetivo
debía ser enfrentarse al ejército de Washington en una batalla, pero, como dijo el
comandante en jefe británico, no sabían como hacerlo, «ya que el enemigo se
mueve con mucha más celeridad de la que nosotros somos capaces».
Uno de los principales problemas para los colonos era la baja calidad de sus
mosquetes, ya anticuados y que solo podían disparar a pocos metros para obtener
precisión. Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz, que fue el
fusil modelo Pennsylvania, de gran precisión desde más de 80 metros. Los
colonos en estos primeros combates lucharon en forma de guerrillas.

Travesía del río Delaware.

George Washington, por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado
estadounidense, la guerra tenía que ser defensiva. «En todas las ocasiones
debemos evitar una acción general -dijo ante el Congreso en septiembre de 1776-
o arriesgar nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual
no deberíamos vernos arrastrados». Aunque nunca actuó como cabecilla
guerrillero y se concentró todo el tiempo en crear un ejército profesional, con el
cual pretendía batir a los británicos en una batalla abierta, en realidad, sus tropas
pasaban buena parte del tiempo librando escaramuzas con el enemigo,
acosándolo y privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible
(guerra de guerrillas). En esas circunstancias, la dependencia de los
estadounidenses de unas fuerzas de la milicia no profesionales y la debilidad de
su ejército organizado los convertían, como dijo un oficial suizo, en más peligrosos
que «si tuvieran un ejército regular». Los británicos no comprendieron nunca a qué
se enfrentaban; esto es, a una verdadera revolución que contaba con un apoyo
generalizado de la población. Por ello, continuamente subestimaron el aguante de
los rebeldes y sobreestimaron la fuerza de los colonos leales a la Corona. Al final,
la independencia acabó significando más para los estadounidenses que la
reconquista o conservación de las Trece Colonias para los británicos.
La batalla de Saratoga[editar]
Artículos principales: Campaña de Saratoga  y  Batalla de Saratoga.

Las cosas empezaron a cambiar en octubre de 1777, cuando un ejército británico


bajo el mando del General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del
estado de Nueva York. Este fue el golpe de gracia y propagandístico que
necesitaban los colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios
(dirigidos por Joseph Brant) a favor de los británicos porque los colonos les
estaban invadiendo sus tierras cada vez más. La expedición estaba mandada por
el general John Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin embargo, fueron
interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca del río Hudson.
Aquí estaban los colonos al mando de Benedict Arnold, Horatio Gates y Daniel
Morgan. Este último comandaba a fusileros vestidos con pieles, muchos de ellos
antiguos cazadores.
El general Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos
llegaron a utilizar hasta 16 000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9 de
septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a
la granja y en los trigales de la misma. Una vez se acercan los mercenarios
alemanes, los fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos,
produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan decenas.
Burgoyne entonces manda otros 600 más, que también caen. Los británicos
retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque sin suministros ni víveres, y consigue
poco tiempo después tomar la granja.
Horatio Gates, aunque hombre pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para
lanzar un ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos
bombardean la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de
los colonos, un general británico, Simon Fraser, ordenó una carga
de caballería totalmente desesperada por lo difícil de la situación. Esta carga fue
rápidamente neutralizada por los hombres de Morgan, que consiguieron acabar
con el general. Este, antes de morir, pidió ser enterrado en el campo de batalla, y
para ello varios soldados británicos se reunieron, lo que llegó a confundir a los
colonos. Creyendo que los enemigos se estaban reorganizando para otro ataque,
empezaron a cañonear la zona en que estaban enterrando a Simon Fraser, y
aunque no dieron en el blanco, sí produjeron que los que se esforzaban en la
faena fueran salpicados por la arena y el polvo. Al final se le pudo enterrar entre
una lluvia de balas de cañón. Este hecho produjo esta frase de un general alemán
llamado Riedesel: «¡qué gran entierro para un gran guerrero!»
La ayuda extranjera y el final de la guerra[editar]
Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y España, que desde 1775
ayudaban clandestinamente a través del gobernador español Luis de Unzaga y
Amézaga casado con la francesa Isabel de Saint Maxent, veían la oportunidad
como una ocasión de oro para lograr la revancha del desastroso Tratado de
París de 1763, con el que concluyó la guerra de los Siete Años. Así, Francia tras
unos meses de cierta vacilación, entró abiertamente en la guerra firmando una
alianza en febrero de 1778 con los colonos. Pese a sus escasas provisiones y
limitado adiestramiento, las tropas coloniales pelearon bien en general, pero
podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido ayuda del erario francés,
de la poderosa marina francesa y de las tropas enviadas por Francia.
Por su parte, España, aunque enseguida ayudó a los rebeldes con dinero, armas y
municiones, se mostró reacia a la intervención directa, debido al temor de una
represalia de los ingleses en sus tierra con un conflicto armado; incluso intentó
realizar una mediación entre las colonias e ingleses . 26 Los objetivos españoles en
América eran expulsar a los británicos tanto del golfo de México como de las
orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de sus asentamientos en la América
Central.27 La ayuda española, en todo caso, fue abundante , y más interesada en
favorecer la independencia de las Trece Colonias.28
Después de 1778, la lucha se trasladó al sur y el conflicto ya había adquirido un
cariz internacional con la entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se
impuso y España declaró la guerra a Inglaterra, pensando incluso en la posibilidad
de invadir Gran Bretaña mediante el concurso de una armada franco-española,
plan que resultó inviable. Para su entrada abierta en el conflicto, el Gobierno
español había firmado el llamado Tratado de Aranjuez, acuerdo secreto con
Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual España conseguía
una serie de concesiones a cambio de unirse a Francia en la guerra. 29 Esta
prometió su ayuda en la recuperación de Menorca, la Mobila, Panzacola, la bahía
de Honduras y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz alguna que
no supusiera la devolución de Gibraltar a España.30 Esto provocó que los
británicos tuvieran que desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a las
colonias.
Los puertos de Tolón y Brest, en Francia, que estaban bloqueados por los
británicos, fueron desbloqueados por la falta de efectivos de la Marina Real
británica. Con los puertos atlánticos abiertos, los franceses pudieron llevar tropas
a América al mando de La Fayette y de Rochambeau, siendo esta ayuda de gran
importancia para los colonos, como se señaló más arriba. Fue decisiva la batalla
del cabo de Santa María (1780) en la que una flota combinada hispano-francesa
capturó un convoy inglés. En total 52 buques, 80 000 mosquetes, 3000 barriles de
pólvora, gran cantidad de provisiones y la ingente suma de 1 000 000 de libras
esterlinas en lingotes y monedas de oro, destinados a mantener las operaciones
militares en las colonias, fueron capturados. Lo que supuso uno de los mayores
desastres navales de la historia del Reino Unido y dejando insostenible su
situación militar.
Más tarde Holanda también se unirá a la coalición formada por España y Francia,
con ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares, aunque a
diferencia de sus aliadas, Holanda no aportó tropas, tan solo provisiones, armas,
vestimenta, divisas y algunos buques de guerra.
En 1781, 8 000 soldados británicos al mando del general Charles
Cornwallis fueron rodeados en Virginia, el último reducto, por una flota francesa y
un ejército combinado franco-estadounidense a las órdenes de George
Washington de 16 000 hombres. Tras el sitio de Yorktown, Cornwallis se rindió, y
el gobierno británico propuso la paz. En la batalla cayeron 156 británicos, 52
franceses y 20 independentistas, siendo los últimos muertos en combate durante
la Guerra de la Independencia.
En los restantes frentes entre 1779 y 1781, España sitió Gibraltar, una vez más
infructuosamente, y lanzó varias campañas contra distintos puntos estratégicos del
golfo de México en manos británicas, la mayor parte coronadas por el éxito
(Pensacola). Por otro lado, una exitosa expedición a Menorca permitió la
recuperación de la isla en febrero de 1782. El Tratado de París o Tratado de
Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y los Estados
Unidos y puso término a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El
hecho de que Gran Bretaña perdiese todas las posesiones en el continente
americano al sur de Canadá y al norte de Florida, hacía imposible un desenlace
militar favorable para los británicos.

Tratado de Paz[editar]
Artículo principal: Tratado de París (1783)

 Reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la nueva


nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este del río Misisipi.
El paralelo 31° se fijaba como frontera sur. Gran Bretaña renunció, asimismo al valle
del Ohio y dio a Estados Unidos plenos poderes sobre la explotación pesquera
de Terranova.

 España mantenía los territorios recuperados de Menorca y la Florida oriental y


occidental. Por otro lado recuperaba las costas de Nicaragua, Honduras (Costa de los
Mosquitos), Campeche y las Islas de la Bahía. Se reconocía la soberanía española
sobre la colonia de Providencia y la británica sobre Bahamas. Sin embargo, Gran
Bretaña conservaba la estratégica posición de Gibraltar (Londres se mostró inflexible,
ya que el control del Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza de la Roca).

 Francia recuperaba la mayoría de sus islas en las Antillas, además de las plazas


del río Senegal en África.

 Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la India) a Gran


Bretaña y a reconocer a los británicos el derecho de navegar libremente por el Índico.

 Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a pesar de que los


estadounidenses trataron de exportar a tierras canadienses su revolución.

 Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.


 La independencia provocó el éxodo de cerca de 65-70 000 lealistas (más del 2 % de
la población de las 13 colonias) que se refugiaron mayoritariamente en Canadá (unos
46 000), dando a Canadá su marcado carácter lealista y probritánico.
En general los logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y
en menor medida para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas
ocasionadas por la casi paralización del comercio con América, un pesado lastre
que gravitaría sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el
triunfo de los rebeldes estadounidenses sobre Gran Bretaña no iba a dejar de
influir en un futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por
distintos caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares
circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran, la
ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial
español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante
las Guerras Napoleónicas.

La nueva constitución[editar]
Véase también: Constitución de los Estados Unidos

Una vez conquistada la independencia resultó muy complicado poner de acuerdo


a todas las antiguas colonias. En 1787, 55 representantes de las antiguas colonias
se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un
único gobierno federal, con un presidente de la república y dos cámaras
legislativas (Cámara de Representantes y Senado). Esta constitución estaba
inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían
los ilustrados franceses y se configuró como la primera carta magna que recogía
los principios del liberalismo político estableciendo un régimen republicano y
democrático. La independencia y democracia estadounidense causó un notable
impacto en la opinión y la política de Europa.

https://enciclopediadehistoria.com/independencia-de-estados-unidos/

Independencia de Estados Unidos


Proceso por el cual las trece colonias atlánticas de América del
Norte se independizaron de Gran Bretaña, en 1776.
Índice 
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¿Qué fue la Independencia de Estados
Unidos?
Se llama Independencia de los Estados Unidos al proceso por el
cual las trece colonias atlánticas de América del Norte se
separaron del Imperio británico, en la segunda mitad del siglo
XVIII.
El conflicto entre la Corona británica y sus colonias
norteamericanas se inició en 1763, al finalizar la guerra de los 7
Años. Para financiar los gastos provocados por la guerra, la
Corona adoptó un conjunto de medidas que afectaron los
intereses de las trece colonias: prohibió el avance de los
colonos hacia las tierras conquistadas a los
franceses (Canadá y la Luisiana), implantó el monopolio
comercial sobre el té y otros productos y estableció
diversos impuestos.
Después de reclamar infructuosamente por la derogación de
estas medidas, los colonos iniciaron un movimiento
independentista, que culminó el 4 de julio de 1776, cuando
el Segundo Congreso Continental, reunido
en Filadelfia, proclamó la independencia de los Estados Unidos.
Esta no fue reconocida por Gran Bretaña, que envío tropas a
América del Norte para recuperar los territorios perdidos.
Así se inició la guerra de la Independencia, durante la cual los
Estados Unidos fueron apoyados por España y Francia, que
buscaban recuperar los territorios perdidos durante la guerra de
los 7 Años.
En 1783, Gran Bretaña admitió su derrota y firmó el Tratado de
París, por el cual reconoció la independencia de los Estados
Unidos.

Rendición de las tropas británicas ante las estadounidenses al


finalizar la batalla de Yorktown, en 1781.

Causas y consecuencias de la
Independencia de Estados Unidos
Causas
Las principales causas de la Independencia de los Estados
Unidos fueron las que se detallan a continuación:

 La guerra de los 7 años (1756-1763), en la que los


colonos norteamericanos participaron en la lucha contras
las posesiones francesas en Canadá y la Luisiana. Los
colonos quedaron decepcionados por la prohibición de
Gran Bretaña de que pudieran ocupar los territorios
arrebatados a los franceses.
 La imposición por parte de Gran Bretaña de impuestos a
las importaciones de diversos productos para que los
colonos solventaran los gastos provocados por la guerra.
 La masacre de Boston, que en 1770 terminó con el
asesinato de varios colonos por tropas británicas. Los
colonos baleados exigían la eliminación de los nuevos
impuestos.
 El cierre del puerto de Boston y la prohibición del
derecho de reunión decretados por los británicos en
1773, luego de que algunos colonos, disfrazados de
indígenas, arrojaron al mar el cargamento de té de varios
barcos. Esos buques pertenecían a la compañía a la que
la Corona otorgó el comercio monopólico de ese producto.
 La negativa del gobierno británico a aceptar el argumento
de los colonos de que no era justo que les impusieran
nuevos impuestos ya que ellos no tenían representantes
en el Parlamento londinense.

Consecuencias
Entre las principales consecuencias de la Independencia de los
Estados Unidos se pueden destacar las siguientes:

 El debilitamiento de Gran Bretaña que, tras la pérdida


de sus colonias norteamericanas, reorientó las bases
geográficas de su Imperio colonial hacia Asia, África y
Oceanía.
 La sanción de la constitución estadounidense de 1787,
que estableció la forma de gobierno republicana,
representativa y federal; y la creación de tres poderes
independientes entre sí: ejecutivo, legislativo y judicial.
 La consagración de derechos elementales, inspirados en
las ideas de la Ilustración: libertad de expresión, de
prensa y de reunión, además del derecho a peticionar a
las autoridades y a la posesión de armas. Pero, ninguno
de esos derechos regía para los esclavos.
 El inicio de un proceso de desarrollo económico que
posibilitó la creación de un poderoso mercado interno y la
expansión territorial hacia el oeste en busca de materias
primas para alimentar el incipiente desarrollo industrial.

 La incidencia de la Independencia de los Estados Unidos


en el desencadenamiento de la Revolución
francesa, debido a la grave crisis económica provocada
en Francia por el apoyo militar dado a los colonos
rebeldes.
 La influencia que los Estados Unidos ejercieron sobre las
colonias hispanoamericanas, al servir
como inspiración y modelo para los criollos que
deseaban terminar con la dominación española en
América.
Principales batallas de la Independencia de
Estados Unidos
Entre las principales batallas de la guerra de la Independencia de
Estados Unidos, se destacan las siguientes:

Nombre Fecha R

Batalla de Trenton 1776 Victoria de E.E.U.U.

Batalla de Long Island 1776 Victoria británica.

Batalla de Princeton 1777 Victoria de E.E.U.U.

Batalla de Saratoga 1777 Victoria de E.E.U.U.

Batalla de Monmouth 1778 Incierto.

Batalla del Lago Pontchartrain 1779 Victoria hispano esta

Batalla de Kings Mountain 1780 Victoria de E.E.U.U.

Batalla de la bahía de Chesapeake 1781 Victoria franco estad

Batalla de Yorktown 1781 Victoria de E.E.U.U.

Protagonistas de la Independencia de los


Estados Unidos
Entre los principales protagonistas de la Independencia de los
Estados Unidos se encuentran:
 Benjamín Franklin (1706-1790): político, diplomático y
científico estadounidense. Fue el primer embajador
estadounidense en Francia.
 George Washington (1732-1799): considerado el padre
de la patria, fue el comandante en jefe del ejército
continental. Luego de la finalización de la guerra fue
elegido primer presidente de los Estados Unidos.
 John Adams (1735-1826): abogado, diplomático y teórico
político estadounidense. Fue el segundo presidente de los
Estados Unidos, y posteriormente embajador en varios
países europeos.
 Thomas Jefferson (1743–1826): político estadounidense
con grandes habilidades para la oratoria. Redactó el Acta
de la Independencia y fue elegido tercer presidente de los
Estados Unidos.

El 19 de abril. Primer movimiento independentista de Venezuela


 19 Abril, 2018  16346  No Hay Comentarios

https://www.viajesboletin.com/categorias/
principales/de-interes/23812-el-19-de-abril-primer-movimiento-independentista-de-
venezuela/
El 19 de abril de 1810 se inició la lucha por la independencia del dominio español
en Venezuela. La disolución de la Junta Suprema de España y la renuncia Vicente
Emparan, el Capitán General de Venezuela, en un cabildo extraordinario marca el
inicio de la lucha de un movimiento popular del 18 de abril jueves santo y se
consolida el viernes santo 19 de abril. 

La independencia de Venezuela fue el proceso jurídico-político desarrollado entre


1810 y 1830., el cual implicó el reemplazo de la monarquía absoluta por la
república como forma de gobierno en Venezuela.

Se establece entonces una Junta de Gobierno que toma las siguientes iniciativas:
establecer juntas similares en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas,
Barcelona, Trujillo y Mérida. Se crea la Sociedad Patriótica y se envían
representantes diplomáticos a Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Granada
apoyar a Venezuela en esta insurrección

Esto da paso a la formación de la Junta Suprema de Caracas (primera forma de


gobierno autónomo). El 2 de marzo de 1811 se instala el Primer Congreso
Nacional, poniendo fin a la Junta y nombrando un triunvirato por Cristóbal
Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Padrón.

A raíz de todos estos acontecimientos el 5 de julio de 1811, se declara


formalmente su independencia y se procede a la firma del Acta de la Declaración
de Independencia de Venezuela, conformándose así la Primera República.

Gladys Araujo Ruiz

https://histounahblog.wordpress.com/los-movimientos-independentistas-de-la-segunda-decada-
del-siglo-xix/
Los movimientos independentistas de la
segunda década del siglo XIX
Los movimientos independentistas de la segunda década del siglo XIX

INTRODUCION

La crisis del imperio español junto al rechazo de algunos sectores criollos a los intentos centralizadores de los

borbones, propiciaron los movimientos independentistas de la segunda década del siglo XIX en Sudamérica

como en México.

Para Centroamérica faltaba mas de una década para que las condiciones derivaran en su emancipación de

España. Como veremos, nuestra independencia no reviste los caracteres heroicos que el civismo oficial nos

ha inculcado desde la escuela. Fue mas bien una jugada política oportunista de quienes controlaban la

economía y el gobierno del Reino de Guatemala que se oponen de acuerdo en separarse del imperio español

antes que la revolución liberal en España amenace sus intereses.

El carácter improvisado de nuestra independencia quedo plasmado en la anexión al imperio mexicano a poco

mas de tres meses del 15 de septiembre de 1821. Los conflictos internos de dicho imperio hicieron ver a la

clase política centroamericana lo conveniente de seguir con la conexión.

Finalmente el advenimiento de la reforma liberal marca, según el historiador Mario Argueta, el primer intento

serio de modernización del Estado hondureño pos federal.

ANTECEDENTES Y DETONANTES DEL PROCESO EMANCIPADOR.

Emancipación de América latina

Proceso político y militar que, desde 1808 hasta 1826, afectó a la casi totalidad de los territorios americanos

gobernados por España, cuyo resultado fue la separación respecto de ésta de la inmensa mayoría de las

divisiones administrativas de carácter colonial que habían estado bajo el dominio de los monarcas españoles

desde finales del siglo XV y el acceso a la independencia de gran parte de los estados de Latinoamérica.

Las causas de la independencia

Con notable exageración, se han querido ver los antecedentes de la independencia hispanoamericana en las

insurrecciones indígenas del siglo XVIII, como las de los comuneros de Paraguay (1717-1735) y Nueva

Granada (1781) y la de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) en el Perú (1780-1781), o incluso en las

guerras civiles que asolaron el territorio peruano en el siglo XVI. Pero el tema más largamente debatido por

los historiadores ha sido el que se refiere a las posibles causas de la independencia, porque es difícil

determinar y sistematizar los orígenes de un proceso tan dilatado en el tiempo y que afectó a territorios tan

alejados unos de otros y, con frecuencia, tan diferentes. Desde los protagonistas de los acontecimientos y sus

contemporáneos hasta la actualidad, en cada época y por cada autor se han intentado resumir en varias las
causas de la independencia, destacando algún aspecto parcial de acuerdo con la perspectiva histórica del

momento, por lo que el resultado es que hoy disponemos de una extensa relación de posibles motivos

originarios de la más variada naturaleza, y de difícil análisis, cuya simple enumeración resultaría poco

explicativa y hasta cierto punto engañosa. Más importante sería analizar el nivel de generalidad de cada una

de estas causas y situarlas en la perspectiva adecuada, ponderando su importancia relativa respecto a las

demás y en cada uno de los territorios afectados: lo que puede actuar como causa decisiva o tomarse como

característico en México (núcleo esencial del virreinato de Nueva España) resulta secundario en el área del

virreinato de Nueva Granada e insignificante en la del Río de la Plata. Por ello, la determinación genérica de

las causas de la independencia, como modelo teórico, debe remitir siempre al análisis del proceso y de sus

características específicas en cada uno de los territorios.

Desde el siglo XIX, las causas de la independencia se han venido presentando divididas en dos grupos:

causas internas de carácter negativo y causas externas de carácter positivo.

Las causas internas

Pueden ser consideradas como causas internas aquéllas que se originaron en el interior de la sociedad

hispanoamericana como resultado de su propio desarrollo histórico, y se caracterizan por destacar algunos

aspectos negativos de la acción colonizadora española. En general, todos estos posibles motivos fueron

señalados desde los primeros momentos del proceso independentista, a veces por los mismos protagonistas

de los acontecimientos, por lo que suelen tener una intención más justificativa que explicativa. Así, por

ejemplo, cuando se atribuye el deseo de independencia a la corrupción administrativa y la inmoralidad

burocrática por parte de las autoridades españolas, o a la relajación de las costumbres del clero, se trata de

destacar algunos casos, que sin duda fueron tenidos en cuenta por los patriotas, pero a los que no puede

atribuirse un carácter generalizado a toda la administración y a todos los territorios.

En México, también el bajo clero, como muestra la destacada participación de los sacerdotes Miguel Hidalgo y

José María Morelos, colaboró con los revolucionarios y tuvo una participación destacada en la independencia.

Otras posibles causas aducidas reiteradamente, como la crueldad y el despotismo con que eran tratados los

indígenas y las restricciones culturales impuestas por las autoridades españolas, están en abierta

contradicción con algunos datos de la realidad. En los virreinatos del Perú y Nueva Granada, y hasta cierto

punto en el de Nueva España, muchos indígenas militaron en el bando realista, lo que dio a los

enfrentamientos en esos territorios un carácter de verdadera guerra civil. La existencia de universidades en

muchas de las más importantes ciudades hispanoamericanas, así como la formación cultural en las mismas

de los propios caudillos independentistas son otros tantos argumentos en contra de la generalización de las

razones mencionadas, necesitadas de precisiones que alteran considerablemente su interpretación, como

sucede con la rivalidad entre criollos y españoles, con la consiguiente postergación de aquéllos, y el

establecimiento de un régimen de monopolios, gabelas y trabas, que dificultaba el desarrollo de la economía

americana y frenaba el crecimiento de su capacidad productiva.


La legislación española no diferenciaba entre los españoles peninsulares y americanos, por lo que el

problema se planteaba, igual que en España, entre los naturales de una región, provincia o reino que

aspiraban a ocupar los puestos de la administración en su tierra y los que provenían de otras zonas,

ocupaban los cargos y desplazaban a los naturales, generalmente por residir en la corte o tener valedores en

ella. En cuanto al sistema económico, su influencia se vio disminuida por el incumplimiento sistemático de la

normativa, el contrabando y la escasa capacidad industrial de los territorios americanos. Más bien fueron las

medidas económicas de carácter liberal que venían implantándose desde el siglo XVIII las que estimularon en

la burguesía criolla un creciente deseo de libertad mercantil.

Mayor importancia que las mencionadas hasta aquí tuvieron las siguientes causas:

a) La concepción patrimonial del Estado, toda vez que las Indias estaban vinculadas a España a través de la

persona del monarca. Las abdicaciones forzadas de Carlos IV y Fernando VII, en 1808, rompieron la

legitimidad establecida e interrumpieron los vínculos existentes entre la Corona y los territorios

hispanoamericanos, que se vieron en la necesidad de atender a su propio gobierno.

b) La difusión de doctrinas populistas. Desde santo Tomás de Aquino hasta el español Francisco Suárez, la

tradición escolástica había mantenido la teoría de que la soberanía revierte al pueblo cuando falta la figura del

rey. Esta doctrina de la soberanía popular, vigente en España, debió de influir en los independentistas tanto

como las emanadas del pensamiento ilustrado del siglo XVIII.

c) La labor de los jesuitas. Las críticas dirigidas por los miembros de la Compañía de Jesús a la actuación

española en América después de su expulsión de España en 1767, plasmadas en abundantes publicaciones,

tuvieron gran importancia en la generación de un clima de oposición al dominio español entre la burguesía

criolla.

d) Las enseñanzas impartidas por las universidades y el papel desarrollado por las academias literarias, las

sociedades económicas y la masonería. La difusión de ideas liberales y revolucionarias contrarias a la

actuación de España en América ejerció una gran influencia en la formación de algunos de los principales

líderes de la independencia, cuya vinculación con la Logia Lautaro les proporcionó el marco adecuado para la

conspiración.

Las causas externas

Pueden ser consideradas como causas externas aquellas que actuaron sobre el proceso independentista

desde fuera de los dominios imperiales españoles, en especial desde Europa y Estados Unidos. Algunas de

estas causas, como la Declaración de Independencia estadounidense o la Revolución Francesa, cuya

influencia en la historia mundial es evidente, actuaron más como modelos que como causas directas

delproceso. Mayor importancia tuvieron las ideas enciclopedistas y liberales procedentes de Francia, así como

las relaciones de convivencia de muchos de los máximos dirigentes independentistas, como Francisco de

Miranda, José de San Martín, Simón Bolívar, Mariano Moreno, Carlos de Alvear, Bernardo O’Higgins, José

Miguel Carrera Verdugo, Juan Pío de Montúfar y Vicente Rocafuerte, que se encontraron con frecuencia en
Londres, así como los contactos que mantuvieron con los centros políticos de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Ello les permitió equiparse ideológicamente, pero también les proporcionó la posibilidad de contar con apoyos

exteriores y las necesarias fuentes de financiación para sus proyectos.

La independencia de México y Centroamérica

Después de las rebeliones fracasadas de Hidalgo y Morelos y tras el desgraciado fracaso de la fulgurante

expedición de Francisco Xavier Mina (el Mozo) en 1817, fue Vicente Guerrero quien logró mantener la

insurrección en el sur del país. En 1821, Agustín de Iturbide, militar que había combatido en las tropas

realistas, entró en contacto con Guerrero y, el 24 de febrero de ese año, lanzó un manifiesto conocido como el

Plan de Iguala (o de las Tres Garantías), que establecía tres condiciones: la independencia de México, el

mantenimiento del catolicismo y la igualdad de derechos para los españoles y los mexicanos. El 24 de agosto

de ese mismo año, Iturbide y el virrey Juan O’Donojú, que acababa de llegar de España enviado por el

gobierno constitucional, firmaban el Tratado de Córdoba, por el que se declaraba la independencia de México.

En Centroamérica, se produjeron algunos intentos de rebelión a partir de 1811, pero todos ellos terminaron en

fracaso, como los alzamientos del cura José Matías Delgado y Juan Argüello en El Salvador, o la intentona de

1813 en Guatemala. En conjunto, el proceso de independencia en los territorios de la capitanía general de

Guatemala fue menos violento que en otras regiones y también más tardío. En 1822, Iturbide incorporó

Centroamérica al Imperio Mexicano, actuando en contra de los deseos de la mayoría de la población, que

rechazaba tal unión. En 1823, tras la abdicación de Iturbide (que se había coronado emperador como Agustín

I), se crearon las Provincias Unidas del Centro de América, gobernadas inicialmente por un triunvirato

compuesto por Pedro Molina, Villavicencio y Manuel José Arce, quien en 1825 se convirtió en el primer

presidente del recién creado Estado federal, que habría de perdurar hasta 1842.

La coyuntura

Por encima de todas estas posibles causas, la independencia americana se vio favorecida por la coyuntura
política, bélica e ideológica por la que atravesó España. La supresión de la dinastía de Borbón y la invasión de

la península Ibérica por las tropas de Napoleón I Bonaparte, que dieron origen a la guerra de la

Independencia española (1808-1814), posibilitaron la aparición de juntas que se constituyeron en las

principales ciudades americanas. Las juntas empezaron, en general, reconociendo la autoridad real en la

persona de Fernando VII, pero propiciaron el comienzo del proceso independentista. Las Cortes de Cádiz y la

Constitución liberal de 1812 dieron paso al restablecimiento de la autoridad española en la mayoría de las

regiones peninsulares (creación de la Junta Central, en septiembre de 1808) y a la moderación en las

actuaciones de los independentistas más radicales, al abrirse camino las posibilidades de un nuevo régimen

en España que conllevara una nueva organización política, social y económica de los territorios americanos.

Pero la reacción absolutista de 1814, producida por el retorno al trono español de Fernando VII, produjo un

cambio radical en la dirección de los acontecimientos y significó la reanudación de las confrontaciones y la


guerra abierta. El éxito del pronunciamiento liberal de Rafael del Riego en Cabezas de San Juan en 1820,

impidió el embarque de las tropas españolas destinadas a América y, con ello, facilitó a los patriotas

americanos la realización de las últimas campañas militares, que les llevarían al triunfo final y a la

independencia.

De acuerdo con lo anterior, el proceso de independencia puede dividirse en dos grandes fases. La primera,

transcurrida desde 1808 hasta 1814, se caracteriza por la actuación de las juntas que, al igual que en España,

se constituyeron en las ciudades más importantes para tratar de restablecer una legalidad interrumpida por los

sucesos de la península Ibérica. La segunda, que tuvo lugar entre 1814 y 1824, se caracteriza por la guerra

abierta y generalizada entre los patriotas y los realistas, en la casi totalidad de los territorios americanos bajo

dominio español.

Primera fase. La actuación de las Juntas (1808-1814)

El estudio de los primeros momentos de la lucha por la emancipación respecto del dominio español requiere

un análisis localizado de las diversas áreas de Latinoamérica que se vieron afectadas por el proceso

independentista.

El Río de la Plata

La primera Junta se constituyó en Montevideo el 21 de septiembre de 1808, aunque se mantuvo la autoridad

del virrey. La Banda Oriental de los territorios rioplatenses estuvo dominada desde el principio por la

personalidad de José Gervasio Artigas, quien formó un cuerpo de voluntarios y venció a las tropas realistas en

Las Piedras el 18 de mayo de 1811, pero no pudo ocupar Montevideo debido al acuerdo firmado en

noviembre de ese año entre el virrey Francisco Javier Elío y los representantes de la ciudad de Buenos Aires,

que deseaban controlar todo el virreinato. En esta ciudad, los primeros incidentes se produjeron en el cabildo,

al enfrentarse en enero de 1809 los partidarios de Mariano Moreno, representante de los ganaderos de la

región, con los de Bernardino Rivadavia. Tras rechazar la autoridad del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros el
30 de junio de 1809, se creó una Junta, el 25 de mayo de 1810, dirigida por Cornelio de Saavedra, que

reconoció inicialmente los derechos de Fernando VII.

Dicha Junta envió a José Rondeau a la Banda Oriental y a Manuel Belgrano a Paraguay, para evitar la

secesión de estos territorios, pero Rondeau no tardó en entenderse con Artigas y Belgrano fue derrotado en

Tacuarí el 9 de marzo de 1811. El 14 de mayo siguiente, el triunvirato constituido por Pedro Juan Caballero,

Juan Valeriano Zeballos y José Gaspar Rodríguez de Francia proclamó la independencia de Paraguay

(posteriormente, este último impuso una férrea dictadura y cerró el país a todo contacto con el exterior). En

septiembre del mismo año, un triunvirato, del que Rivadavia era secretario, controló el poder en Buenos Aires

e inició una dura represión contra sus opositores. En Buenos Aires no se aceptaba el dominio de Artigas en la

Banda Oriental ni el de Rodríguez de Francia en Paraguay, pero las rivalidades entre los diferentes líderes

dificultaban la realización de sus propósitos: mientras Buenos Aires defendía la unidad de los territorios que
habían conformado el virreinato del Río de la Plata, las provincias se inclinaban por el federalismo, los

miembros de la Logia Lautaro se oponían a los de la Acción Patriótica y Portugal reclamaba el dominio sobre

parte de lo que se convertiría más tarde en Uruguay. En 1814, Artigas y Rondeau ocuparon Montevideo y

reafirmaron su control sobre la Banda Oriental.

El Alto Perú

El Alto Perú, que pertenecía hasta entonces a la jurisdicción sobre la que establecía su dominio el virreinato

de la Plata, protagonizó los primeros movimientos de carácter independentista. Así, la primera Junta que

rompió abiertamente con las autoridades españolas fue la de Chuquisaca (actual Sucre, en Bolivia), cuando el

25 de mayo de 1809 un triunvirato formado por Bernardo de Monteagudo, Jaime de Zudáñez y por Lemoine

apresó al presidente de la audiencia, García Pizarro. Fue secundada por la Junta de La Paz, que se

constituyó el 16 de julio de 1809 con Pedro Domingo Murillo como presidente, pero que fue reducida pronto

por los realistas al mando del general José Manuel de Goyeneche, quien mandó ejecutar a Murillo el 10 de

enero de 1810. Los dirigentes de la Junta de Buenos Aires enviaron al Alto Perú al general Antonio González

Balcarce, que venció a los realistas en Suipacha el 7 de noviembre de 1810 y obligó a Goyeneche a solicitar

un armisticio. Reanudadas las hostilidades en 1811, Goyeneche venció en la batalla de Guaqui y envió a Juan

Pío de Tristán y Moscoso al Río de la Plata, pero las victorias de José de San Martín en San Lorenzo, el 3 de

febrero de 1813 y de Belgrano en Tucumán (septiembre de 1812) y Salta (febrero de 1813) consolidaron la

independencia rioplatense. Parecido final al de la Junta de La Paz tuvo la que se constituyó en Quito el 10 de

agosto de 1809 con Juan Pío de Montúfar, marqués de Selva Alegre, al frente. Los juntistas pactaron con la

audiencia, pero no lograron el apoyo de Guayaquil, Cuenca y Pasto, por lo que no tardaron en ser reducidos

por los realistas. Una nueva Junta, dirigida por Ruiz del Castillo, se creó el 22 de septiembre de 1809. El 11

de octubre de 1810 se proclamó la independencia de Ecuador, pero en 1812 el virrey del Perú José Fernando

Abascal y Sousa volvió a controlar toda la región, incorporando a su jurisdicción los territorios

correspondientes al Alto Perú, después de haber evitado que se adhirieran al proceso emancipador

rioplatense.

Chile

Tras destituir, el 16 de julio de 1810, al gobernador Francisco Antonio García Carrasco, se concedió la

presidencia a Mateo de Toro y Zambrano, conde de la Conquista, con lo que se mantuvo la apariencia de

fidelidad a la monarquía española, aunque tampoco en Chile tardaron en surgir discrepancias entre los

dirigentes. La Junta de Santiago se constituyó el 18 de septiembre de 1810, con Toro y Zambrano como

primer presidente. Los moderados José Antonio Rojas y Juan Antonio Ovalle, partidarios de mantener los

lazos con España, se impusieron en abril de 1811 a los radicales Bernardo O’Higgins y Juan Martínez de

Rozas. En julio de 1811, llegó el militar chileno José Miguel Carrera Verdugo, que se hizo con el poder
apoyado por O’Higgins y dictó el Reglamento Constitucional de 27 de octubre de 1812, que establecía su

dictadura personal, así como la independencia encubierta de Chile.

México

En el virreinato de Nueva España los comienzos del movimiento independentista tuvieron un marcado

carácter popular, insurreccional y revolucionario. La conspiración iniciada (y fracasada) en Querétaro en 1809

dio paso al levantamiento del sacerdote Miguel Hidalgo en Dolores (actual Dolores Hidalgo, en Guanajuato),

el 16 de septiembre de 1810. Las tropas del virrey Francisco Javier Venegas, a las órdenes del general Félix

María Calleja del Rey, vencieron a los rebeldes en Guanajuato y Puente de Calderón, y ejecutaron a los

principales responsables en 1811. Más amplitud tuvieron los levantamientos en el sur del país, donde los

insurrectos dirigidos por el también sacerdote José María Morelos, tras ocupar Oaxaca y Acapulco,

convocaron el Congreso de Chilpancingo, proclamaron la independencia de México y, en octubre de 1814,

redactaron la Constitución de Apatzingán, primera ley magna de la historia del constitucionalismo mexicano.

La enérgica y sangrienta reacción del virrey Calleja concluyó con la ejecución de Morelos en 1815 y el

restablecimiento de la autoridad real.

Segunda fase. Las grandes campañas militares (1814-1824)

Una vez que se había establecido una incipiente estructura política en los territorios que luchaban por lograr la

independencia de España, surgió la etapa de reacción española que condujo a la verdadera fase bélica del

proceso emancipador, cuyo punto culminante fue el nacimiento o consolidación de los estados

sudamericanos.

La reacción española (1814-1816)

Los realistas volvieron a tomar la iniciativa, a finales de 1814, a partir de las victorias logradas en Maturín y

Urica por José Tomás Rodríguez Boves, al frente de los llaneros del Orinoco. Bolívar tuvo que escapar de

Nueva Granada rumbo al Caribe, donde escribió la llamada Carta de Jamaica, en la que diseñaba el mapa de

las futuras repúblicas independientes de América. En mayo de 1815, las tropas realistas del general Pablo

Morillo entraron en Caracas y éste inició una dura represión.

En Perú, los realistas controlaron la mayor parte del territorio a raíz de las victorias de Joaquín de la Pezuela

en Vilcapugio y Ayohuma en octubre y noviembre de 1813, respectivamente. Y otro tanto puede decirse de

Chile, donde la falta de entendimiento entre Carrera y O’Higgins condujo a la victoria realista de Rancagua, en

octubre de 1814. En 1816, la causa independentista sólo parecía victoriosa en el territorio que habría de

conformar Argentina, donde el Congreso de Tucumán proclamó la independencia de las Provincias Unidas del

Río de la Plata el 9 de julio de ese mismo año.


Las grandes expediciones (1817-1822)

La guerra se generalizó en todas las regiones a partir de 1817. El Congreso de Angostura (reunido a partir de

febrero de 1819) nombró a Bolívar presidente de Venezuela; la victoria de José Antonio Páez sobre Morillo en

Las Queseras del Medio, en abril de ese mismo año, permitió a Bolívar cruzar los Andes, ocupar Tunja,

vencer en las batallas del Pantano de Vargas y Boyacá, el 25 de julio y el 7 de agosto respectivamente, y

entrar en Santafé de Bogotá el 10 de agosto de 1819. En diciembre de ese año se constituyó la República de

la Gran Colombia y Bolívar fue designado presidente. El 24 de junio de 1821, Bolívar obtuvo la victoria de

Carabobo, que garantizó la independencia de Venezuela, en tanto que, en mayo de 1822, Antonio José de

Sucre venció en Pichincha. Bolívar, que en abril de 1822, había obtenido una nueva victoria en Bomboná,

entró en Quito en el mes de junio (liberada para los independentistas por Sucre) y se dirigió a Guayaquil.

En el sur, el general San Martín creó un ejército en Mendoza, cruzó los Andes con dirección a Chile y obtuvo

la victoria de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, con la ayuda de Bernardo O’Higgins. Todavía los realistas

lograron vencer en Talcahuano (octubre de 1817) y Cancha Rayada (marzo de 1818), y estuvieron a punto de

recuperar Santiago, pero la victoria patriota en Maipú (5 de abril de 1818) aseguró la independencia de Chile.

Los éxitos argentinos en Chile no se repitieron en la Banda Oriental, donde las tropas federalistas del litoral

(provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) vencieron a las de Buenos Aires en Cepeda, en 1820,

consolidando la segregación de Uruguay del proceso independentista propiamente argentino. Con el apoyo de

la flota que se encontraba al mando del almirante británico Thomas Alexander Cochrane, San Martín inició la

campaña de Perú, logró ocupar Lima el 9 de julio de 1821 y proclamó la independencia del país el 28 de julio

siguiente. Nombrado ‘protector’ de Perú, convocó un Congreso Constituyente en 1822 y se dirigió a Guayaquil

para entrevistarse con Bolívar.

Las campañas finales (1822-1824)

En la entrevista que tuvo lugar el 26 de julio de 1822 entre Bolívar y San Martín, en Guayaquil, se acordó que

aquél se ocupara de los asuntos de Perú y que San Martín se retirara de la escena política porque no contaba

con el apoyo de la burguesía limeña. Los realistas mandados por Jerónimo Valdés, tras vencer en Torata y

Maquegua, recuperaron Lima en junio de 1823, lo que hizo necesaria la intervención de Sucre y del propio

Bolívar, que en febrero de 1824 asumió la dictadura. Las victorias de Sucre sobre el realista José Canterac en

Junín (en este caso, colaborando con las tropas de Bolívar), el 6 de agosto de 1824, y sobre Valdés y el virrey

José de la Serna e Hinojosa en Ayacucho, el 9 de diciembre siguiente, resultaron decisivas. La ocupación de

El Callao en enero de 1826, último reducto de las tropas realistas mandadas por el gobernador José Ramón

Rodil, y postrer bastión del dominio español en el continente americano, puso fin a la guerra y aseguró

definitivamente la independencia de la mayoría de las colonias hispanas en América.

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venezuela/

Día de la Independencia de la República Bolivariana de


Venezuela
julio 5, 2021

5 de Julio: Día de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela

La independencia de Venezuela fue el proceso jurídico-político desarrollado entre 1810 y


1830 con el fin de romper los lazos que existían entre la Capitanía General de Venezuela y
el Imperio español. También implicó el reemplazo de la monarquía absoluta por la
república como forma de gobierno en Venezuela.

La independencia de Venezuela produjo el conflicto armado conocido como Guerra de


Independencia de Venezuela entre los ejércitos independentista y realista.

El 5 de julio de 1811 se firma el acta de la independencia, ese día es celebrado en Venezuela
como su día nacional. En esa fecha formalmente a través del documento “Acta de declaración
de la independencia”, Venezuela se separa de España. La sociedad patriótica integrada por
Simón Bolívar y Francisco de Miranda fue la pionera en el impulso de la separación de
Venezuela de la corona española.

El periodo histórico entre 1810 y 1830 ha sido dividido por la historiografía venezolana en
cuatro partes: Primera República (1810-1812), Segunda República (1813-1814), Tercera
República (1817-1819) y la Gran Colombia (1819-1830).

Causas
Entre los factores influyentes se destacan el deseo de poder de los grupos sociales criollos que
poseían el estatus social y económico pero no político, el descontento de la población por los
malos manejos y por el alza de los impuestos, la introducción de las ideas del Enciclopedismo,
la Ilustración, la declaración de Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa,
la Revolución haitiana y el reinado de José I de España.

Antecedentes
A finales del siglo XVIII tienen lugar los primeros conatos independentistas en Venezuela. El
primero de ellos intenta dos veces en 1806 invadir el territorio venezolano por La Vela de Coro,
liderado por el general Francisco de Miranda, con una expedición armada proveniente de Haití.
Sus incursiones terminan en fracasos por la prédica religiosa en su contra y la indiferencia de la
población.
La Conjuración de los Mantuanos fue un movimiento que estalló en Caracas en 1808. Los
mantuanos, quienes constituían el grupo social más poderoso de la sociedad, encabezaron un
intento para constituir una Junta de Gobierno que rigiese los destinos de la Capitanía General
de Venezuela a raíz de la invasión de España por Napoleón.

https://www.cndh.org.mx/noticia/nacimiento-de-simon-bolivar-el-libertador

Nacimiento de Simón Bolívar -


El Libertador
“A Bolívar no se le puede ver por encima del hombro, ni como general,
ni como estadista, ni como escritor, ni como legislador, ni como
tribuno. Bolívar es uno de los más complejos y hermosos especímenes
de Humanidad.”
Rufino Blanco Fombona
Escritor, diplomático y editor venezolano
 
Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783, en
una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana. Sus
padres fueron el coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña
Concepción Palacios Blanco.[1]
Ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles
de Aragua en enero de 1797, del cual había sido coronel años atrás su
propio padre. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a
subteniente, se anotó en su hoja de servicios: Valor: conocido;
aplicación: sobresaliente. Bolívar supo combinar el adiestramiento
práctico en sus deberes militares y el aprendizaje teórico de materias
fundamentales para la formación castrense: matemáticas, dibujo
topográfico, física, etcétera.[2]
Tras la caída de la Primera República de Venezuela (1810-1812) se
exilió en Cartagena, y buscó ayuda de la Nueva Granada para recuperar
su país. En 1813 condujo la llamada Campaña Admirable, su desempeño
fue tal que fue proclamado como El Libertador. A partir de ese momento
lideró el destino de su país en la Segunda República de Venezuela
(1813-1814), hasta la violenta reconquista española. Nuevamente,
Bolívar se dirigió a la Nueva Granada en busca de apoyo. Ahí lideró un
ejército para unificar las provincias de Santa Fe y Tunja; luego se
propuso someter a las fuerzas realistas en Santa Marta, pero fue
derrotado en Cartagena por los patriotas ―le negaron su apoyo y se vio
obligado a huir a Jamaica―. En esta isla continúa expresando sus ideas
y asienta un principio fundamental: la soberanía de los pueblos
independentistas, cuyo sentido y significado debe provenir no de
realidades extranjeras, sino de la propia, la de las personas nacidas en
América.
Entre 1816 y 1819, lanzó una tercera revolución: obtuvo control efectivo
de gran parte del territorio de la actual Colombia. Llamó a esta tercera
etapa Campaña Libertadora de Nueva Granada, y en 1819 cruzó los
Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de
Boyacá[3], consiguiendo finalmente la independencia de la región[4].
Finalmente, en 1821, tras una tregua aseguró la independencia de
Venezuela al derrotar a los españoles en la batalla de Carabobo.[5]
En 1819 había dado a conocer sus principios con un histórico panegírico.
[6] Aquellas ideas acerca de la soberanía y la realidad de los americanos
que esbozara en 1815 en Jamaica, se habían reforzado dentro de él
hasta llegar a su máxima expresión cuando, en Congreso de Angostura,
pronunció el más importante de sus mensajes políticos: el Discurso de
Angostura[7]
Uno de las grandes esperanzas de Bolívar fue la gran confederación de
todas las antiguas colonias españolas de América, cuya inspiración era el
modelo de los Estados Unidos. En esta unión americana, panamericana,
las naciones debían cooperar como socios para un bien común,
integradas y aliadas en nombre de la paz y la solidaridad continental.
Para plantearlo convocó en 1826 al Congreso de Panamá.[8] No logró su
cometido, pero la esperanza no se ha perdido. Por esta razón, es común
referirse como sueño bolivariano a la búsqueda de esta hermandad
latinoamericana.
Simón Bolívar sobresalió entre sus contemporáneos por sus talentos, su
inteligencia, su voluntad y su abnegación. Puso estas cualidades o
íntegramente al servicio de una grande y noble empresa: libertar y
organizar para la vida civil a muchas naciones que hoy ven en él un
principio fundador y un ideal ejemplar. El 17 de diciembre de 1830 murió
―al parecer, de tuberculosis, y tras sobrevivir a un atentado contra su
vida en Bogotá― en su quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa
Marta, Colombia. Sus restos fueron transportados a Venezuela en 1842,
reposan hoy en el Panteón Nacional[9]

http://www.ucv.ve/sobre-la-ucv/bicentenario-de-la-ucv/historia/la-independencia-de-
venezuela.html

La Independencia de Venezuela
Hoy todos los venezolanos reconocemos que la independencia es el proceso más importante de
nuestra historia, por que obtuvimos la libertad que nos permite ejercer nuestro derecho a ser lo
que somos, venezolanos. Para todos los venezolanos el proceso de independencia comprende
nuestra época más gloriosa, por ser el tiempo de grandes hombres, cuyos elevados ideales y
probado valor, hicieron posible la consecución de fastuosas causas que alimentan nuestro orgullo
y sentir patrio.

200 años después todos los venezolanos compartimos esta noción del pasado porque aprendemos
una misma interpretación de los hechos, es decir conocemos una misma historia. En la escuela nos
enseñan que el 19 de abril de 1810 se declaró, y que el 5 de julio de 1811 se firmó, el acta que
sentenció nuestra irrenunciable decisión de ser libres. Asimismo, aprendemos cientos de fechas
compuestas por días, meses y años, de un sin fin de batallas y actos heroicos, librados por un
grupo de excepcionales próceres que lucharon a muerte en una larga y cruenta guerra convertida
en el crisol donde se forjó nuestra libertad. Aprendemos que Francisco de Miranda, Antonio José
de Sucre, José Tadeo Monagas, José Antonio Páez, Santiago Mariño, Manuel Piar, Carlos Soublete,
Rafael Urdaneta, etc., son algunos de nuestros principales héroes. Se nos repite insistentemente
que pelearon por nosotros con gallardía, con honor, con disciplina y gran coraje, todos bajo el
liderazgo de Simón Bolívar, nuestro máximo héroe y padre de la patria, a quien se nos enseña a
venerar y rendir culto.

La manera en que conocemos la independencia, y buena parte de la historia contemporánea del


país, es producto de la forma de enseñarla y utilizarla que se diseñó y se puso en práctica en el
siglo XIX. Esta visión de la independencia está compuesta por una gigantesca producción de libros,
manuales escolares y publicaciones de todo tipo, -algunas escritas por los más destacados
hombres de letras del país-, que se conoce, en su conjunto, como la historiografía patria.

La historia patria representó una feliz síntesis que logró sobreponer a la marcada diversidad social
la aparente solidez de una homogénea y hasta ese entonces desconocida unidad. De este principio
surgió la noción de pueblo, prontamente convertido en el gran protagonista de la lucha por la
independencia. La historia patria cubrió del mismo sentido unitario otros aspectos de la vida
pública, como la economía, la política, la integración territorial y sobre todo, la ideología que
nutrió el proceso. De tal forma la interpretación tradicional parte de la idea de que todos los
venezolanos estaban unidos en favor de una sola causa. Supuesta unanimidad que a la voz de
“todos juntos”, logró imponer la idea de dos bandos enfrentados, unos buenos y otros malos,
amalgamados por el odio, el miedo y el desprestigio del contrario.
Primera República de Venezuela
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Este artículo o sección tiene referencias, pero necesita más para complementar


su verificabilidad.

Este aviso fue puesto el 15 de febrero de 2013.

Primera República de Venezuela


Provincias Unidas de Venezuela
Confederación Americana de Venezuela

Estado desaparecido

1810-1812

Escudo
Bandera
Primera República (arriba), Segunda República (en medio) y Tercera República

(abajo); el color amarillo representa el territorio ocupado por los patriotas, el color

rojo representa el territorio ocupado por los españoles

Coordenadas
10°05′00″N 67°32′00″O

Capital Valencia

Entidad Estado desaparecido

Idioma oficial Español

Moneda Real venezolano

Período histórico Guerra de independencia de


Venezuela

 • 5 de julio Acta de Independencia


de 1810
 • 30 de abril Campaña de Monteverde
de 1812

Forma de gobierno República

Presidente
Cristóbal Mendoza
• 1811-1812
Francisco Espejo
• 1812
Francisco de Miranda
• 1812

Precedido por Sucedido por

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[editar datos en Wikidata]

La Primera República de Venezuela es el nombre con que se conoce al periodo


histórico transcurrido entre los años 1810 y 1812 en la historia de Venezuela. La
primera república tiene su inicio el 19 de abril de 1810 cuando una Junta
Suprema declarada en Caracas destituye al Capitán General Vicente Emparan e
instala un Congreso así como declara la independencia del país el 5 de
julio de 1811. El nombre del país durante este período fue: Confederación
Americana de Venezuela,1 Estados de Venezuela,2 Confederación de
Venezuela,2 Provincias Unidas de Venezuela,3 Estados Unidos de
Venezuela o Confederación Venezolana, y tuvo como capital a la ciudad
de Valencia con motivos de mantenerla como aliada a la pretensión
independentista de Venezuela.
Con la declaración de la independencia y las campañas emprendidas por los
republicanos se inicia la guerra de independencia. La república cae
definitivamente el 25 de julio de 1812 con la capitulación de San Mateo ante el jefe
realista Domingo Monteverde, al haber vencido en su campaña por la reconquista
del país, quién entra en Caracas el 30 del mismo mes.

Índice

 1Antecedentes
 2La Independencia
 3La Guayana
 4Desestabilización de la Primera República
o 4.1Insurrecciones
 5Caída de la Primera República
o 5.1Domingo Monteverde
o 5.2El terremoto de 1812
o 5.3Capitulación de San Mateo : Fin de la República
 6Bandera
 7Bibliografía
 8Referencias
 9Véase también

Antecedentes[editar]
Artículo principal: Junta Suprema de Caracas

El 19 de abril de 1810, el Capitán General de Venezuela, Vicente Emparan es


derrocado pacíficamente, al poco tiempo, se proclama la Suprema Junta
Conservadora de los derechos de Fernando VII en nombre del depuesto
rey Fernando VII. La Junta secuestra y reparte las rentas/ reales (3.000.000
pesos) destinados a la península como ayuda para la guerra contra los franceses.
Se llama a Francisco de Miranda para regir los destinos del país y al poco tiempo,
se inicia el enfrentamiento armado.
Al principio, los bandos se autodenominaron patriotas y realistas. La Junta de
Caracas notifica oficialmente a la Regencia que ha tomado la soberanía de su
provincia, dado el estado de disolución del gobierno de España, que retendría y
usaría ese poder hasta el regreso de Fernando VII o hasta que se formase en
España un gobierno constituido por Cortes convocadas según las leyes, con la
correspondiente representación de los reinos, provincias y ciudades de Indias.
Se formó un ejército para imponer el gobierno a la provincia de Maracaibo y al
departamento de Coro, disidentes de la Junta Suprema de Caracas. Fernando
Miyares fue nombrado Capitán General de Venezuela en papel el 29 de abril de
1810, es reconocido por el Ayuntamiento de Maracaibo el 23 de julio de 1810; el
11 de agosto de 1810 por el Ayuntamiento de Coro y el 7 de marzo de 1811 por el
Ayuntamiento de Guayana.4 Los realistas de Coro derrotaron a los patriotas
caraqueños y la Regencia declara el bloqueo de las costas de Venezuela,
enviando a la fragata Cornelia y a la corbeta Príncipe con siete barcos menores, al
mando del Capitán de Navío José Rodríguez de Arias. Llevaban también auxilio
de dinero y armas para los realistas. Sin embargo, la Junta de Caracas es
reconocida por los holandeses de Curazao, lo que dificulta el bloqueo. Los
realistas entonces acudieron a los corsarios a fin de sabotear la pesca e impedir el
comercio a la república.5

La Independencia[editar]
Artículo principal: Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela

El 5 de julio de 1811 la Junta de Caracas declara la independencia del territorio


Venezolano, al que llama Confederación Americana de Venezuela.1 Firman esta
declaración Juan Antonio Rodríguez Domínguez como Presidente, Luis Ignacio
Mendoza como Vicepresidente y Francisco Isnardi como secretario; y comienza
una persecución de realistas. En los territorios realistas actúan igualmente contra
los patriotas.
Las Provincias Guayana, Coro y Maracaibo permanecieron leales a la corona
española y Barinas, Trujillo, Mérida, Barcelona, Cumaná e isla Margarita se
declararon leales a los independentistas. 67

La Guayana[editar]
Artículo principal: Campaña de Guayana (1811-1812)

Consideración especial mereció la atención de los patriotas la provincia de


Guayana, debido a sus abundantes recursos naturales y posición estratégica del
río Orinoco.8 El 5 de abril de 1811 los realistas obtienen una primera victoria contra
los patriotas al tomar la guarnición de Cabruto, tomando represalias contra la
población civil afecta a la causa independentista. 9
En septiembre, los patriotas contraatacan la Guayana, tomando Santa Cruz,
Soledad, Tabasca y Uracoa. Establecen baterías en las orillas del Orinoco para
hostigar a Angostura,10 a la que someten a fuego artillero durante dos meses,
hasta que, 300 habitantes de las dos ciudades pasan el río en 26 embarcaciones,
y, tras tres horas de combate cuerpo a cuerpo se apoderan de las posiciones y de
la artillería de los realistas, que se baten en retirada.

Desestabilización de la Primera República[editar]


Insurrecciones[editar]
Poco después del 5 de julio de 1811 los ánimos estaban caldeados. Muchos
realistas, caraqueños y canarios, planeaban una conspiración para regresar al
estado anterior al 19 de abril de 1810, en la cual se alzarían varias poblaciones,
entre ellas Valencia, Caracas y Los Teques, con el apoyo de la guarnición
de Puerto Cabello y tropas españolas procedentes de Maracaibo que aún
permanecía realista. Esta conspiración fue delatada ante el congreso y el gobierno
procedió a ejecutar arrestos. Entre tanto, cuando se supo de la denuncia, se
alzaron en Valencia y el 11 de julio se alzaron en Los Teques.11
En Los Teques un grupo de canarios, armados con trabucos, gritaban
furiosamente "viva el rey y muerte a los traidores" ,12 y habían prometido liberar a
los negros que se sumaran a la revuelta. Las autoridades los sofocaron
rápidamente, ayudados por la población armada de sables y cuchillos al que
ningún negro se sumó a la causa realista.
En Valencia el alzamiento triunfaba y se proclamaba a Fernando VII. Los realistas
habían insurreccionado a las castas de la región con promesas de libertad e
igualdad social, se le dio libertad a los negros e igualdad a los pardos que se
sumaron a la revuelta,13 y se le entregó armas al pueblo insurreccionado. Las
promesas hacían eco en la naciente república. El odio cultivado a través de siglos
de los negros, pardos y demás castas hacia los blancos criollos, representantes
del poder y la aristocracia, originó múltiples deserciones tanto en el ejército
patriota como de la esclavitud en las haciendas abultando así las fuerzas
realistas.14

En vista del alzamiento de Valencia el congreso decidió enviar a un numeroso


ejército tras varios días de discusión entre patriotas y realistas. Eligieron al
marqués Francisco Rodríguez del Toro al frente del ejército, muy probablemente
en detrimento de Francisco de Miranda, ya que este era su enemigo. 15 El marqués
fracasó en su intento de recuperar Valencia, por lo cual el congreso se vio
obligado a elegir a Miranda por presión de los extremistas patriotas, quien luego
de tomar el control del ejército, fue víctima de intrigas y contraórdenes del
congreso, pero pudo acabar con la insurrección en Valencia en una acción
resuelta.
La ciudad es declarada capital de la República por el Congreso Nacional el 9 de
enero de 1812, luego de ser sofocada la rebelión. A partir del 15 de febrero
de 1812 la sede de dicho congreso pasa a ser la Casa de La Estrella en Valencia,
trasladándose poco después los otros dos poderes creados por la Constitución de
la época; asegurándose de esta manera el apego de la ciudad y de otras
importantes poblaciones como Puerto Cabello, a los intereses independentistas.

Caída de la Primera República[editar]


La Primera República tuvo una duración de aproximadamente 1 año de 1811 a
1812. El 8 de febrero de 1812 desembarcó en Coro Domingo de Monteverde quien
releva a Miyares.16 Los realistas, al mando del experimentado oficial, consiguieron
derrotar, en julio de 1812, a las tropas republicanas y hacer prisionero a Francisco
de Miranda.
Domingo Monteverde[editar]
Con la llegada en 1812 de Domingo de Monteverde, España comienza a
restablecer su dominio sobre la provincia a través de las tropas realistas, lo cual
disolvió el congreso recién instalado en Valencia. Este hecho fue aprovechado por
los valencianos partidarios de la Corona para ocultar la acción de Valencia durante
los hechos del 19 de abril de 1810 y así solicitar el establecimiento de la capital
provincial en Valencia,17 alegando la necesidad de alejar las instituciones reales de
la Caracas fiel a los ideales independentistas. De esta forma, nace una profunda
división entre los valencianos que se irá difuminando durante los hechos que
marcaron la Guerra de Independencia, durante la cual la ciudad tomará una firme
posición en las tropas independentistas y convirtiéndose en el escenario de
muchos de los más importantes sucesos de la Independencia. Para neutralizar
esta ofensiva, el gobierno republicano de Caracas había nombrado al general
Francisco de Miranda como comandante en jefe del Ejército, quien estableció el
grueso de sus tropas en Valencia y Puerto Cabello. 18 Camino de Caracas, durante
el denominado proceso de Reconquista, Monteverde fue sumando cada vez más
voluntarios a su ejército, produciendo un repliegue de las fuerzas patriotas, al
mando de Miranda.
El terremoto de 1812[editar]
Artículo principal: Terremoto de Venezuela de 1812

El 26 de marzo de 1812 un terrible terremoto en Venezuela azota al país,


afectando especialmente a las ciudades en manos de los patriotas; Caracas y La
Guaira fueron casi destruidas.19 Puesto que era Jueves Santo, una gran cantidad
de personas se encontraban en las iglesias; por lo que hubo muchos que
quedaron sepultados. También el ejército sufrió bajas. 20 Monteverde aprovecha
este suceso para tomar Cabudare sin dar un solo tiro.
Capitulación de San Mateo : Fin de la República[editar]
Por su lado, Monteverde siguió avanzando, incorporando nuevos combatientes
entre los simpatizantes realistas. El 30 de junio los realistas presos en el castillo
de San Felipe de Puerto Cabello (que estaba comandado por Simón Bolívar), se
sublevan al mando del Alférez Francisco Fernández Vinoni y entregan la plaza a
los realistas.
Las fuerzas patriotas del Generalísimo Francisco de Miranda eran incapaces de
pasar a la ofensiva por las constantes deserciones que se daban en sus fuerzas
situación agravada por el Terremoto del 26 de marzo, además de la impopularidad
de la causa de la independencia en la sociedad venezolana. Miranda intentó
resistir el ataque realista pero la caída de la plaza de Puerto Cabello, la rebelión
de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de los ejércitos
españoles que lo atacaban, Monteverde desde Valencia y Yáñez desde Calabozo,
le hicieron imposible continuar la contienda.
Temiendo una derrota brutal y desesperado, Miranda firmó la capitulación del
ejército patriota el 25 de julio de 1812 en la ciudad de San Mateo marcando el fin
de la Primera República.21 Monteverde entra triunfalmente en Caracas el 30 del
mismo mes restituyendo la Capitanía General de Venezuela.

Bandera[editar]

 Bandera de la Primera República (1811).

Al proclamarse la Primera República y crearse el nuevo Estado independiente


venezolano el 5 de julio de 1811, el Congreso Constituyente se encarga de la
organización del mismo y la creación de sus símbolos. Entre las primeras medidas
tomadas ese día estuvo el nombramiento de una comisión para la asignación de la
bandera y cucarda nacional a los diputados; general Francisco de Miranda,
vicealmirante Lino de Clemente y capitán de artillería José de Sata y Bussy, este
último se ocuparía de la cucarda.
El 9 de julio, la comisión presentó el diseño tricolor ideado por Miranda. Esta
versión en particular tenía sus franjas desiguales: la primera era más ancha que la
segunda, y ésta a su vez era más gruesa que la tercera. La misma fue finalmente
aprobada como Bandera Nacional en la sesión del 14 de julio. Ese día, la bandera
fue izada por primera vez en el Cuartel San Carlos. Luego fue trasladada de
manera triunfal y tremolada en la Plaza Mayor de Caracas, donde se procedió a la
ceremonia de proclamación pública del Acta de la Declaración de Independencia
de Venezuela. Los abanderados fueron José María y Prudencio España, hijos
de José María España.22 Al momento de ser aprobada, sus colores fueron
explicados como simbolizaciones de «las doradas tierras de la América separadas
por el azul de los mares del sanguinario imperio español». 23
En la proclama emitida por el Supremo Poder Ejecutivo el 8 de julio, referente a la
«Independencia de Venezuela», en su párrafo tercero dice: 24

Segunda República de Venezuela


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Este aviso fue puesto el 23 de mayo de 2010.

Segunda República de Venezuela


República de Venezuela

Estado desaparecido

1813-1814

Bandera
Escudo
Mapa de la situación militar de Venezuela para el año 1813, momento para el cual

el país estaba dividido en dos bandos, Patriotas (verde) y Realistas (Rojo).

Coordenadas
10°05′00″N 67°32′00″O

Capital Caracas

Entidad Estado desaparecido

Idioma oficial Español

Moneda Real venezolano

Período histórico Guerra de independencia de


Venezuela

 • 3 de agosto Campaña Admirable


de 1813

 • 11 de diciembre Campaña de Boves


de 1814

Forma de gobierno República

Presidente
• 1813-1814 Simón Bolívar

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La Segunda República de Venezuela es el nombre que recibe el período


histórico de Venezuela que se ubica entre el año 1813 hasta el año 1814. La
Segunda República inicia con la liberación de la ciudad de Cumaná el 3 de
agosto de 1813 por parte de las fuerzas de Santiago Mariño y finaliza con la
derrota patriota en la Quinta Batalla de Maturín del 11 de diciembre de 1814.
Durante la Segunda República, se produjeron las campañas Admirable y
de Oriente, cuyo logro primordial fue el establecimiento de la República.
Durante la Segunda República de Venezuela se produjeron 39 enfrentamientos
bélicos entre patriotas y realistas, gracias al Decreto de Guerra a Muerte emitido
por Simón Bolívar el 15 de junio de 1813 y a la designación de José Tomás
Boves como comandante del Ejército Real de Barlovento. Además, existieron dos
gobiernos paralelos, uno encabezado por Santiago Mariño con sede en Cumaná y,
paralelo a este, uno encabezado por Simón Bolívar con sede en Caracas.

Índice

 1Antecedentes
o 1.1Caída de la Primera República
o 1.2Manifiesto de Cartagena
o 1.3Acta de Chacachacare
 2Campaña de Oriente
o 2.1Toma de Güiria
 3Campaña Admirable
 4Decreto de Guerra a Muerte
 5Campaña de Boves
 6Batalla de la Victoria
 7Migración a Oriente
 8Fin de la Segunda República
 9Territorio
 10Véase también
 11Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Artículos principales: Primera República de Venezuela  y  Manifiesto de Cartagena.

Caída de la Primera República[editar]


La Confederación Americana de Venezuela, que declara su independencia
del Imperio Español a través de la Declaración de Independencia firmada el 5 de
julio de 1811 en Caracas, llega a su fin con la firma de la Capitulación de San
Mateo por Francisco de Miranda en la ciudad homónima el 25 de julio de 1812,
debido a las múltiples derrotas militares que sufrió el bando patriota ante Domingo
Monteverde. Debido a tal acontecimiento, los principales líderes patriotas,
como Simón Bolívar o Santiago Mariño, se ven obligados a abandonar Venezuela,
yendo unos a Trinidad, el grupo que luego firmaría el Acta de Chacachacare y
emprendería la Campaña de Oriente, y otros, como Simón Bolívar, a la Nueva
Granada, que recientemente había declarado su Independencia ante el Imperio
Español. Son estos patriotas los que, en 1813, establecerían la Segunda
República.

5 de julio de 1811, por Juan Lovera (1838)

Manifiesto de Cartagena[editar]
Con la caída de la Primera República ante las fuerzas de Monteverde, Simón
Bolívar parte al exilio, rumbo a Curazao y luego de allí a las Provincias Unidas de
la Nueva Granada, que recientemente había declarado su independencia
de España.
En Cartagena, Bolívar escribe un manifiesto titulado Memoria dirigida a los
ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño, en el que resume de las
causas de la pérdida de la Primera República, la situación en la que se encontraba
la América hispana y expone sus perspectivas para el futuro de la región.
Tras escribir tal documento, Bolívar solicita al congreso de la Nueva Granada su
incorporación al ejército y es ascendido al grado de Brigadier (equivalente
a General de Brigada en la actualidad), siéndole asignada una guarnición con la
que emprendería la Campaña Admirable.
Acta de Chacachacare[editar]
Tras la caída de la Primera República, un grupo de 45 patriotas dirigidos
por Santiago Mariño se exilian en Trinidad, y se reúnen en la hacienda de
Concepción Mariño, la hermana de Santiago Mariño, el 11 de enero de 1813, en
la Isla Chacachacare, para determinar las acciones a tomar para el
establecimiento de Venezuela. En ella, firman un acta, conocida posteriormente
como Acta de Chacachacare, en la que designan a Santiago Mariño como
comandante de una expedición para restablecer la república, tal y como se
establece en el siguiente fragmento de la carta:
...Violada por el jefe español D. Domingo Monteverde la capitulación que celebró
con el ilustre general Miranda, el 25 de julio de 1812; y considerando que las
garantías que se ofrecen en aquel solemne tratado se han convertido en cadalsos,
cárceles, persecuciones y secuestros, que el mismo general Miranda, ha sido
víctima de la perfidia de su adversario; y, en fin, que la sociedad se halla herida de
muerte, cuarenta y cinco emigrados nos hemos reunido en esta hacienda, bajo los
auspicios de su dueña la magnánima señora doña Concepción Mariño, y
congregados en consejo de familia, impulsados por un sentimiento de profundo
patriotismo, resolvemos expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa
patria de la dependencia española y restituirle la dignidad de nación que el tirano
Monteverde y su terremoto le arrebataron. Mutuamente nos empeñamos nuestra
palabra de caballeros de vencer o morir en tan gloriosa empresa; y de este
compromiso ponemos a Dios y a nuestras espadas por testigo. Nombramos jefe
Supremo con plenitud de facultades al coronel Santiago Mariño.
Tras firmar el acta, los expedicionarios parten con rumbo a Güiria con solo
cinco mosquetes, tomándola con éxito y poniendo en fuga al comandante Juan
Gavazo, encargado de defender la plaza, emprendiendo así la Campaña de
Oriente.

Campaña de Oriente[editar]
Artículo principal: Campaña de Oriente

Toma de Güiria[editar]
Las tropas patriotas desembarcan en la madrugada del 14 de enero de 1813 en
la península de Paria para tomar la ciudad de Güiria. Con solo cinco mosquetes y
45 soldados, logran tomar efectivamente la ciudad al día siguiente, el 15 de enero,
poniendo en fuga al comandante realista Juan Gavazo y tomando efectivamente la
ciudad, que contaba con cinco cañones. Santiago Mariño se referiría a este
suceso en una proclama escrita junto a su compañero Juan Bautista Bideau de la
siguiente manera:
...Tuvimos el día 13 la gloria con sólo cinco mosquetes y un puñado de hombres
de tomar 10 cañones y toda Güiria poniendo en vergonzosa fuga a su ex
comandante Gavazo...
Tras este suceso, el corsario Juan Gavazo se refugia en Irapa, de donde es
expulsado el día 15 de enero por las fuerzas patriotas de José Francisco
Bermúdez, empezando así a tener éxito la Campaña de Oriente.

Campaña Admirable[editar]
Artículo principal: Campaña Admirable
El 14 de mayo de 1813, Bolívar entra con sus tropas a la población Venezolana
de La Grita y se enfrenta a una fuerza española en la Batalla de Agua de Obispo,
el 18 de junio de 1813.
La campaña continúa con una serie de escaramuzas entre Bolívar y los realistas
con victorias para Bolívar, quien va aumentando su prestigio y sus tropas.
El 2 de julio de 1813, Bolívar quien ha dividido su ejército en dos, uno rumbo
a Barquisimeto y otro rumbo a Barinas obtiene un resonante triunfo en la Batalla
de Niquitao.
Las posteriores Batallas de Los Horcones y Taguanes, aseguran el camino a
Caracas donde Bolívar entra triunfante del 6 de agosto de 1813.

Decreto de Guerra a Muerte[editar]


Artículo principal: Decreto de Guerra a Muerte

El 15 de junio de 1813 realiza una pausa en la ciudad de Trujillo, donde dicta su


Decreto de Guerra a Muerte donde no ofrece cuartel a cualquier español, canario
o venezolano que apoye a los realistas, este decreto contrasta con la actitud
vacilante y tolerante del gobierno de la Primera República y que según Bolívar en
el Manifiesto de Cartagena fue una de las causas de la pérdida de esta.

Campaña de Boves[editar]
A partir de febrero de 1814 comienzan a producirse enfrentamientos entre grupos
realistas y el ejército patriota. Los grupos realistas eran comandados por José
Tomás Boves, quien levantó a los llaneros aduciendo que Bolívar y los demás iban
a crear una república para los blancos y que el Rey de España Fernando VII había
prometido la libertad de los esclavos.
La Segunda República comenzó entonces su decadencia alternando victorias y
derrotas todas muy costosas para ambos bandos.
La campaña de Boves arrinconó a los patriotas en oriente, a finales de año José
Félix Ribas fue capturado y ejecutado, Girardot en la Batalla de
Bárbula y Ricaurte en la Batalla de San Mateo habían muerto defendiendo sus
plazas, pero era evidente que la segunda república estaba
condenada. Bolívar emigró a Jamaica donde escribió su carta, los demás
emigraron a Trinidad o se quedaron formando focos aislados de
resistencia. Boves murió en la batalla de Urica en diciembre de 1814, la cual fue
de todos modos una victoria para los realistas.

Batalla de la Victoria[editar]
Artículo principal: Batalla de La Victoria

El 12 de febrero de 1814 el general José Félix Ribas debía defender la población


de La Victoria, y tomó como refuerzos a los estudiantes del seminario.
Atrincherados frente a la plaza mayor y en la zona de El Calvario, resistieron a las
fuerzas de Boves durante todo el día, a costa de grandes sacrificios, hasta que
llegó Vicente Campo Elías con refuerzos. Esta acción es recordada en Venezuela
con la conmemoración el 12 de febrero del Día de la Juventud.

Migración a Oriente[editar]
Artículo principal: Emigración a Oriente

Luego de ganar la primera Batalla de Carabobo y a pesar de la victoria en La


Victoria, tras la derrota en la segunda batalla de La Puerta, era inminente la
entrada de las tropas realistas a Caracas, por lo que todos los ciudadanos que
podían caminar tomaron lo que podían llevar y emigraron rumbo a Barcelona
llevados por Bolívar, la marcha de mujeres, ancianos y niños fue muy penosa, y no
fue peor que el destino de los que se quedaron esperando clemencia de Boves,
los cuales fueron ejecutados en masa, los unos por colaborar con los rebeldes, los
otros por permitir que Caracas cayera en sus manos.

Fin de la Segunda República[editar]


La Segunda República comienza a decaer tras los incesantes combates y la
desunión de los núcleos republicanos de Caracas y Cumaná. La Quinta Batalla de
Maturín librada el 11 de diciembre de 1814 y en la cual fueron derrotados los
venezolanos, es considerada el fin de la Segunda República de Venezuela.

Territorio[editar]
La Segunda República estaba compuesta por las provincias
de Mérida, Trujillo, Caracas, Barinas, Barcelona, Cumaná y Margarita. Durante
este período no se tomó la provincia
de Guayana, Maracaibo y Coro permanecieron realistas.

Véase también

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