Composición de La Imagen

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COMPOSICIÓN DE LA IMAGEN

Es importante antes de comenzar a ver la composición del cuadro cinematográfico o televisivo,


discernir que es encuadrar y que es componer.

Encuadrar: es seleccionar la porción del espacio que vamos a captar con la cámara y que
vamos a grabar.

Componer: es ordenar los distintos elementos que forman parte de la imagen, de manera tal
que resulten lo más agradable posible de acuerdo a nuestros criterios estéticos.

Estos criterios estéticos tienen su origen en los siglos XV y XVI en los cuales tuvo su auge un
movimiento artístico denominado RENACIMIENTO.

En principio, fueron utilizados en la pintura, posteriormente en la fotografía y finalmente


heredados por el cine y la televisión.

Los estudios de genios como Leonardo Da Vinci referidos a la composición de la imagen,


determinaron la importancia del cumplimiento de dos principios:

Unidad: este principio dice que los diversos elementos de la composición deberán dar la
impresión de unidad total, de formar parte de una sola cosa. Esto se logra teniendo un punto
de atracción que acapare el máximo interés y aunque la imagen este compuesta por muchos
elementos, todos ellos deberán tender a una misma finalidad.

Variedad: este principio trata de mostrar el tema principal con la precisa intención de evitar la
monotonía (que haya muchas cosas pero que igual mostrar el tema principal). La primera
norma de variedad será evitar que el sujeto de máximo interés quede al centro del cuadro.
Una especie de instinto visual llevó a los pintores a ciertas zonas preferidas donde debería
quedar el sujeto principal.

Veamos a continuación algunos de los recursos más usados en composición de imagen.


La Ley del Horizonte: indica que en el recuadro fotográfico deben trazarse, imaginariamente y
con una afinidad, tres líneas horizontales de igual anchura, tanto si se está trabajando en
posición horizontal o vertical, y en la gran mayoría de las ocasiones, darle alrededor de dos
bandas a la zona donde se encuentra el motivo principal, y más o menos una banda a la zona
secundaria.

Como referencia general, podemos usar una de las líneas de los tercios, para ubicar sobre esta
el horizonte o bien la línea de la imagen que quisiéramos usar como motivo para dividir la
pantalla, por ejemplo la línea del mar sobre la playa, una avenida, un cerco, la hilera de techos
de edificios etc,etc,etc.

Es importante destacar, que esta regla no solo se aplica cuando está presente el horizonte,
sino en toda imagen que tenga una línea más o menos horizontal que divida a la composición
en dos espacios significativamente diferenciados.
La Ley de los Tercios: Se marcan, imaginariamente, dos líneas equidistantes verticales y dos
horizontales, siendo en torno a alguno de los cuatro puntos donde se cruzan las cuatro líneas,
en donde debe colocarse el motivo que deseamos resaltar dentro de la composición.

La denominada regla de los tercios divide la escena en tres partes, tanto horizontal como
verticalmente. Las líneas que determinan estos tercios se cortan en puntos estéticamente
adecuados para situar el centro de interés, con lo que evitamos que éste al estar situado en el
centro de la imagen, resulte estático.

Esto ocasiona un arreglo ASIMÉTRICO de la imagen, con el polo de


máximo interés visual encontrándose relativamente cerca de alguna de las
cuatro esquinas del recuadro, y el área central de la gráfica ocupada por
elementos secundarios.

LOS PUNTOS FUERTES


Según la división por tercios de una escena, la confluencia de los tercios marca unos puntos
donde se hacen llamativos los objetos, llamados puntos fuertes. Es recomendable hacer
coincidir los objetos principales de una imagen con las zonas en donde se encuentran cada uno
de estos puntos.

Algunos ejemplos de la utilización de la regla de los tercios:


LAS LÍNEAS DIAGONALES

Las LÍNEAS DIAGONALES suelen funcionar muy bien a la hora de dirigir la mirada del
espectador a través de la imagen. Crean puntos de interés cuando se produce una
intersección con otras líneas y generan profundidad en la toma, sugiriendo una perspectiva.

También pueden añadir una sensación de acción, aportando un aspecto más dinámico a lo que
queramos mostrar.

Existen diferentes estudios sobre cómo las personas ven una fotografía o una toma estática, y
muchos de ellos afirman que el modo natural en el que se ve una imagen es trasladando la
vista de izquierda a derecha, partiendo de la parte inferior izquierda a la parte superior
derecha. Por ello, una diagonal que describa ese recorrido será muy útil y natural en las tomas
estáticas y de paisajes.

Por supuesto, no se trata de que dividamos en dos la pantalla a través de esa diagonal.
Podemos buscar formas y patrones en nuestro entorno que describan ese recorrido de un
modo natural.

Otra opción es buscar, en lugar de una línea diagonal que cruce de una esquina a otra del
encuadre, una línea que parta de la zona central de la imagen y vaya a una de las esquinas.
Distintas líneas apuntando en varias direcciones y cortando con otras líneas pueden añadir
dinamismo y acción, pero si el número de líneas es elevado pueden acabar creando confusión
y caos.

Al igual que ocurre con las líneas horizontales y las líneas verticales, una serie de líneas
diagonales repetidas pueden ser en sí mismas el tema principal de la imagen, creando
patrones interesantes.

PROFUNDIDAD DE CAMPO

Es el área por delante y por detrás del objeto o personaje principal que se observa con
nitidez.

Una buena utilización de la Profundidad de campo permite obtener interesantes efectos


estéticos, destacar determinados objetos y difuminar otros para evitar distraer la atención
del espectador.
GRAN PROFUNDIDAD DE CAMPO. Se ven con claridad la mayoría de los objetos de la imagen,
tanto los que están más próximos al objeto principal como los más lejanos.

POCA PROFUNDIDAD DE CAMPO. Sólo se ven con claridad los objetos situados cerca del
objeto principal que se ha querido enfocar.

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