Sábado, Santo, Delicia

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“Sábado: Santo, Delicia, Glorioso de Jehová”

Un mensaje práctico sobre el sábado.


(Autor: Pastor Miguel Ángel Ramos Jiménez)

Introducción
- Saludo:
Dios está aquí, a nuestro alrededor hay ángeles que han venido a unirse a
nosotros en adoración a nuestro Padre celestial y yo estoy gozoso de presentar,
ante los hijos consentidos de Dios, el mensaje de hoy.
- Planteamiento:
Quiero iniciar realizando un pequeño ejercicio para responder tres preguntas: ¿A
quién debo de adorar? ¿Cuáles son las razones por las que he de adorar? ¿Cómo
debo adorar?, si crees que debemos adorar a Dios levanta la mano muy en alto,
muy bien, avancemos, si crees que las razones por la que hay que adorar a Dios
es porque nos creó y nos redimió ponte en pie y di amén, excelente respuesta, no
hay duda alguna de que aquí hay verdaderos adoradores; por último, si estás
seguro de las formas en cómo debemos adorar a Dios en el sábado ponte en pie
si está bien calentar la comida en sábado… en verdad no espero que alguien se
levante, solo quiero demostrar que nuestra fe es firme y estamos convencidos de
que el sábado es el día para adorar a Dios pues es el monumento de la creación y
recordatorio de su obra redentora, pero cuando nos adentramos a formas y
maneras cada quien tiene su propio y personal punto de vista.
- Frase transicional:
Compartiré, en este corto tema, tres lineamientos bíblicos que nos ayudarán a
tomar decisiones sabias respecto al hacer del día sábado con el fin último: que el
sábado se convierta en un día santificante (1), de gozo (2), glorioso para nuestro
buen Dios (3).

Cuerpo
La sierva del Señor, su mensajera, advierte muy claramente en el primer libro de
Testimonios Selectos, capítulo 32:

“No quedarán sellados todos los que profesan guardar el sábado. Muchos
de los que enseñan la verdad a otros no recibirán el sello de Dios en sus
frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro,
comprendieron todos los puntos de nuestra fe, pero sus obras no
correspondieron a su conocimiento. Los que tan familiarizados estuvieron
con las profecías y los tesoros de la divina sabiduría, debieron obrar según
su fe. Estaban obligados a influir en sus casas de suerte que, por el ejemplo
de una bien ordenada familia, hubiesen presentado al mundo la eficacia de
la verdad en el corazón humano.” I TS. Página 187.

Obvio es que no basta con conocer los principios que giran torno al sábado sino obrar de
acuerdo con la verdad e influir en nuestros hogares para ensalzarla.
I. El sábado santo.
El cuarto mandamiento, registrado en Éxodo 20:8-11, inicia con una frase muy
peculiar y única, ajena a cualquier otro mandamiento: “Acuérdate del día de reposo
para santificarlo” hay una dependencia directa entre la santificación del sábado y la
palabra “acuérdate”.
Toda línea aérea pide que sus pasajeros se presenten con anticipación a la hora de
salida del vuelo, y todas tienen una política: si no te presentas a tiempo y el avión
despega no hay reembolso, se pierde el vuelo. ¿Quién, en sano juicio, se olvidaría de la
hora de salida, del transporte al aeropuerto, del boleto, de la identificación o de preparar
la maleta y toda documentación con anticipación?
Si para un vuelo, que no te podrá llevar más lejos que al otro lado del mundo, te
preparas y anticipas; ¡Cuánto más necesitamos prepararnos y anticiparnos, acordarnos,
del sábado que nos llevará a nuestro hogar celestial!
Recomiendo personalmente que iniciemos la preparación para recibir el día sábado
desde el primer día, visualicemos cómo queremos que el siguiente sábado sea, donde
queremos estar, con qué ropa, que comida comeremos, que actividades realizaremos, de
ser posible, hagamos un horario, no para encuadrar nuestro sábado a una lista de
actividades sino para prepararnos con anticipación a cualquier imprevisto, para que, aún
si algo ha de faltar, nada pueda violar la santidad del sábado.
Pero, ¿Bastará con acordarse todos los días que el sábado se acerca? Leamos la
orden que Dios nos da en el libro de levíticos, capítulo 19, versículos 2 y 3:

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis,


porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. Cada uno temerá a su madre y a
su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios”. Lev
19:2-3 RV1960

Es una orden, punto, no es opcional, pero tiene una razón muy específica tras la
orden: “porque santo soy yo Jehová” si hermanos, es la misma invitación que Cristo
hizo a la trinidad: “Hagamos al hombre… conforme a nuestra semejanza”, el sábado se
santifica cada día al acordarnos que debemos reflejar el carácter de Cristo en nuestras
vidas.
El apóstol Pedro, quien poseía uno de los caracteres más reacios, necios,
tempestivos, el mismo que negó a Jesús, a quien Jesús resucitado busco a orillas del mar
de Galilea con un pescado asado y pan, entendió en su experiencia personal lo que
significa la santificación:

“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais


estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1Pe 1:14-16 RV1960.

Utilizando la misma cita de levíticos el apóstol explica que la santidad es en toda


nuestra manera de vivir y, agregó, sin conformarnos a los deseos que antes teníamos.
Si la santidad es adquirir el carácter de Cristo y también debe permear toda nuestra
manera de vivir, no hay otro refugio más seguro para no fallar en santificar el día
sábado que hacer lo que Cristo hizo en la tierra en su día especial, pues habitó entre
nosotros para que pudiésemos ver su gloria y anhelarla, pedirla y recibirla.
Quiero hacer una pausa y preguntar, ¿Ya habló el Espíritu Santo a tu mente y te
mostró lo que haces correctamente y lo que falta por realizar? Si es así da gloria a Dios
y agradece por su gran bondad, pero acuérdate de la instrucción que has recibido del
Espíritu y actúa, lleva a la acción lo que sea necesario para guardar en santidad el
sábado, pon el sello en tu frente y en tu mano.

II. El sábado delicia.


Mi esposa y yo decidimos en casa no consumir golosinas, si nos invitan a algún
cumpleaños o le regalan algunos dulces a nuestros hijos ellos entregan sus tesoritos a mi
esposa y ella los guarda, en el sábado mi esposa reparte algunos dulces si no hay postre,
así que un día escuche a mi hija preguntar: Mamá, ¿Cuántos días faltan para que sea
sábado? – Me asombré por su fidelidad hasta que la oí decir, - ya quiero un dulce.
Me pregunto, si los dulces estuvieran disponibles todos los días excepto el sábado,
¿Estoy haciendo del sábado, para mi familia, una delicia tal que, con toda seguridad, mi
hija quisiera saber cuántos días faltan para que sea sábado?
El rey David nos regaló joyas bíblicas de las que tomaremos principios claros:

“Dios mío, sólo una cosa te pido, sólo una cosa deseo: déjame vivir en tu
templo todos los días de mi vida, para contemplar tu hermosura y buscarte
en oración.” Salmos 27:4 TLA.

- Contemplar la hermosura de Dios, si tan solo dejásemos de ver al hermano


que predica muy lento, a la hermana que no lee correctamente el misionero, al
bebe que no deja de llorar en la banca de a lado y pusiésemos nuestros ojos en
Dios, ¡Cuánto gozo tendríamos en el sábado! Aunque no olvidemos que las
actividades dentro del templo solamente son unas horas del sábado, para
contemplar la plenitud de la hermosura de Dios tenemos el maravilloso libro de
la naturaleza, desde el inicio del sábado salir a ver el cielo estrellado en la noche
oscura y adorar al que hizo los cielos, la tierra, el mar y todas las cosas que en
ellos hay, hasta la puesta del sol con sus multicolores, el último canto de las aves
y ver el último rayo de sol, con la familia alrededor, promesa que después de
este mundo oscuro volverá a brillar el sol de justicia. ¡Cuánto placer! ¡Qué
delicia sería el sábado!
- Buscar a Dios en oración, enseñemos a nuestros hijos la in-merecida verdad:
Cristo es nuestro amigo y, si orar es el acto de abrir el corazón a Dios como a un
amigo, el sábado es el mejor día para contar a nuestro amigo los deseos del
corazón, las preocupaciones del alma y las necesidades del cuerpo, pero también
para escuchar a nuestro amigo decir: “venid a mí los que están cargados y
cansados que yo los haré descansar”.

“Deseo con toda el alma estar en los patios de tu templo; ¡me muero por
llegar a ellos! Tú eres el Dios de la vida, por eso te canto alegre con todas
las fuerzas de mi corazón.” Salmos 84:2 TLA.
- Canta, canta y vuelve a cantar. Canta mejor que cualquier otro día, más fuerte,
más firme, más del corazón, más desde el alma, canta e invita a otros a cantar,
no por obligación, sino sin palabras, que al escuchar tu canto tu esposo o esposa
quiera unirse, que tus hijos se contagien con tu canto, el infiel que se encuentre
contigo en la calle sea movido a la adoración solamente al ver el gozo de tu
canto, hermanos que participan dirigiendo los himnos o cantando especiales, no
se preocupen que la nota salga en tono, preocúpense que la nota salga del
corazón, “canta alegre con todas las fuerzas de tu corazón”.

III. El sábado glorioso a Jehová.

“Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y


generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador
de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu
voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y
lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad,
ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te
haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de
Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.” Isa 58:12-14
RV1960

El profeta Isaías presenta un precepto muy importante. En la historia adventista,


el capitán Joseph Bates llegó a la conclusión, en la segunda edición de “El séptimo día
sábado, una señal perpetua” (enero 1847) de que, como el Israel verdadero, los
observadores del sábado son herederos de las promesas y las obligaciones de Isaías 58.
Bates señaló que reparar portillos y restaurar calzadas, se refieren a la restauración del
sábado. Si es nuestra obligación restaurar es porque hay algo arruinado, si es nuestra
obligación reparar es porque hay algo quebrantado. La pregunta es lógica: ¿Cómo
puedo restaurar el sábado?, la respuesta llega junto: retrae tu pie de hacer tu voluntad,
llama al día sábado delicia, santidad y glorioso de Jehová. Ya hemos cubierto los
primeros dos lineamientos y el tercero es llamar al sábado glorioso de Jehová.
Pero, este último lineamiento no se cumple en el adorador del sábado, Jesús
mismo explica cómo se cumple:

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo
5:16 RV1960

¿Podrían glorificar mis vecinos a Dios y al sábado cuando me escuchan correr,


discutir y apresurar a mi familia con el fin de llegar al templo a tiempo? ¿Darán gloria a
Dios los necesitados que salen a las banquetas de sus casas esperando un gesto de
aprecio y ven en mi rostro preocupación o enojo y no les saludo ni me atrevo a
pronunciar bendición sobre ellos porque ni los vi? ¿Glorificarán el sábado los que en las
cárceles anhelan perdón y libertad en la gracia de Cristo pero que no saben el
significado de su necesidad pues es más cómodo mi sillón, hamaca o cama? Las
palabras que dirigimos a nuestros hermanos en la iglesia, ¿son de burla, crítica,
acusación o desprecio, o de aliento, perdón, reconciliación, unidad y amor tal que la
gloria sea dada a Cristo, esposo de la iglesia?
Estoy seguro de que el Espíritu ahora ha llenado tu mente y te ha mostrado el
camino que debes seguir para honrar la Voluntad Divina en su sábado, santificándolo,
deleitándote en él y llamándolo glorioso.

Conclusión.
Iglesia de Cristo, ¿Y si lo hiciéramos a la manera de Dios?
Iglesia, fortalécete en la verdad, fundamenta tu fe en Cristo, crece en el
conocimiento de Dios, de su carácter y de su amor, nunca jamás te atrevas a despreciar
el sábado, ámalo, santifícalo, gózate en el sábado, retrae tu pie de hacer tu voluntad y
hazlo glorioso a la vista de Jehová.
Éste sábado mira a Cristo, siempre mira al Cristo, Señor del sábado, cada
sábado, todos los sábados, hasta la eternidad.

Llamado.
Si nuestros hogares no disfrutan todavía de esta experiencia de amor al Creador
durante el día sábado, hoy es el momento cuando debemos tomar la experiencia
santificadora como enteramente nuestra; debe ser la experiencia de nuestros hogares, de
nuestras familias. Con la presencia maravillosa de Jesús el día sábado será de verdadera
delicia espiritual. Al observar el sábado conforme al mandamiento encontraremos el
secreto de la verdadera adoración en la cual se encuentra gozo en una íntima relación
con Dios.
Quizá usted está dudando en este momento, y preguntándose: ¿Qué debo hacer
con todo esto? No dude más, sino con pasos alegres y confiados, entre en este precioso
reposo.
¿Quiénes aceptarán el mensaje y se comprometerán a guardar el sábado como es
debido? Si quieren decir como el profeta Isaías “heme aquí”, ven al frente, hoy quiero
hacer una oración por cada uno de ustedes. Ven, oremos.

Que Dios nos bendiga.

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