Sábado, Santo, Delicia
Sábado, Santo, Delicia
Sábado, Santo, Delicia
Introducción
- Saludo:
Dios está aquí, a nuestro alrededor hay ángeles que han venido a unirse a
nosotros en adoración a nuestro Padre celestial y yo estoy gozoso de presentar,
ante los hijos consentidos de Dios, el mensaje de hoy.
- Planteamiento:
Quiero iniciar realizando un pequeño ejercicio para responder tres preguntas: ¿A
quién debo de adorar? ¿Cuáles son las razones por las que he de adorar? ¿Cómo
debo adorar?, si crees que debemos adorar a Dios levanta la mano muy en alto,
muy bien, avancemos, si crees que las razones por la que hay que adorar a Dios
es porque nos creó y nos redimió ponte en pie y di amén, excelente respuesta, no
hay duda alguna de que aquí hay verdaderos adoradores; por último, si estás
seguro de las formas en cómo debemos adorar a Dios en el sábado ponte en pie
si está bien calentar la comida en sábado… en verdad no espero que alguien se
levante, solo quiero demostrar que nuestra fe es firme y estamos convencidos de
que el sábado es el día para adorar a Dios pues es el monumento de la creación y
recordatorio de su obra redentora, pero cuando nos adentramos a formas y
maneras cada quien tiene su propio y personal punto de vista.
- Frase transicional:
Compartiré, en este corto tema, tres lineamientos bíblicos que nos ayudarán a
tomar decisiones sabias respecto al hacer del día sábado con el fin último: que el
sábado se convierta en un día santificante (1), de gozo (2), glorioso para nuestro
buen Dios (3).
Cuerpo
La sierva del Señor, su mensajera, advierte muy claramente en el primer libro de
Testimonios Selectos, capítulo 32:
“No quedarán sellados todos los que profesan guardar el sábado. Muchos
de los que enseñan la verdad a otros no recibirán el sello de Dios en sus
frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro,
comprendieron todos los puntos de nuestra fe, pero sus obras no
correspondieron a su conocimiento. Los que tan familiarizados estuvieron
con las profecías y los tesoros de la divina sabiduría, debieron obrar según
su fe. Estaban obligados a influir en sus casas de suerte que, por el ejemplo
de una bien ordenada familia, hubiesen presentado al mundo la eficacia de
la verdad en el corazón humano.” I TS. Página 187.
Obvio es que no basta con conocer los principios que giran torno al sábado sino obrar de
acuerdo con la verdad e influir en nuestros hogares para ensalzarla.
I. El sábado santo.
El cuarto mandamiento, registrado en Éxodo 20:8-11, inicia con una frase muy
peculiar y única, ajena a cualquier otro mandamiento: “Acuérdate del día de reposo
para santificarlo” hay una dependencia directa entre la santificación del sábado y la
palabra “acuérdate”.
Toda línea aérea pide que sus pasajeros se presenten con anticipación a la hora de
salida del vuelo, y todas tienen una política: si no te presentas a tiempo y el avión
despega no hay reembolso, se pierde el vuelo. ¿Quién, en sano juicio, se olvidaría de la
hora de salida, del transporte al aeropuerto, del boleto, de la identificación o de preparar
la maleta y toda documentación con anticipación?
Si para un vuelo, que no te podrá llevar más lejos que al otro lado del mundo, te
preparas y anticipas; ¡Cuánto más necesitamos prepararnos y anticiparnos, acordarnos,
del sábado que nos llevará a nuestro hogar celestial!
Recomiendo personalmente que iniciemos la preparación para recibir el día sábado
desde el primer día, visualicemos cómo queremos que el siguiente sábado sea, donde
queremos estar, con qué ropa, que comida comeremos, que actividades realizaremos, de
ser posible, hagamos un horario, no para encuadrar nuestro sábado a una lista de
actividades sino para prepararnos con anticipación a cualquier imprevisto, para que, aún
si algo ha de faltar, nada pueda violar la santidad del sábado.
Pero, ¿Bastará con acordarse todos los días que el sábado se acerca? Leamos la
orden que Dios nos da en el libro de levíticos, capítulo 19, versículos 2 y 3:
Es una orden, punto, no es opcional, pero tiene una razón muy específica tras la
orden: “porque santo soy yo Jehová” si hermanos, es la misma invitación que Cristo
hizo a la trinidad: “Hagamos al hombre… conforme a nuestra semejanza”, el sábado se
santifica cada día al acordarnos que debemos reflejar el carácter de Cristo en nuestras
vidas.
El apóstol Pedro, quien poseía uno de los caracteres más reacios, necios,
tempestivos, el mismo que negó a Jesús, a quien Jesús resucitado busco a orillas del mar
de Galilea con un pescado asado y pan, entendió en su experiencia personal lo que
significa la santificación:
“Dios mío, sólo una cosa te pido, sólo una cosa deseo: déjame vivir en tu
templo todos los días de mi vida, para contemplar tu hermosura y buscarte
en oración.” Salmos 27:4 TLA.
“Deseo con toda el alma estar en los patios de tu templo; ¡me muero por
llegar a ellos! Tú eres el Dios de la vida, por eso te canto alegre con todas
las fuerzas de mi corazón.” Salmos 84:2 TLA.
- Canta, canta y vuelve a cantar. Canta mejor que cualquier otro día, más fuerte,
más firme, más del corazón, más desde el alma, canta e invita a otros a cantar,
no por obligación, sino sin palabras, que al escuchar tu canto tu esposo o esposa
quiera unirse, que tus hijos se contagien con tu canto, el infiel que se encuentre
contigo en la calle sea movido a la adoración solamente al ver el gozo de tu
canto, hermanos que participan dirigiendo los himnos o cantando especiales, no
se preocupen que la nota salga en tono, preocúpense que la nota salga del
corazón, “canta alegre con todas las fuerzas de tu corazón”.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo
5:16 RV1960
Conclusión.
Iglesia de Cristo, ¿Y si lo hiciéramos a la manera de Dios?
Iglesia, fortalécete en la verdad, fundamenta tu fe en Cristo, crece en el
conocimiento de Dios, de su carácter y de su amor, nunca jamás te atrevas a despreciar
el sábado, ámalo, santifícalo, gózate en el sábado, retrae tu pie de hacer tu voluntad y
hazlo glorioso a la vista de Jehová.
Éste sábado mira a Cristo, siempre mira al Cristo, Señor del sábado, cada
sábado, todos los sábados, hasta la eternidad.
Llamado.
Si nuestros hogares no disfrutan todavía de esta experiencia de amor al Creador
durante el día sábado, hoy es el momento cuando debemos tomar la experiencia
santificadora como enteramente nuestra; debe ser la experiencia de nuestros hogares, de
nuestras familias. Con la presencia maravillosa de Jesús el día sábado será de verdadera
delicia espiritual. Al observar el sábado conforme al mandamiento encontraremos el
secreto de la verdadera adoración en la cual se encuentra gozo en una íntima relación
con Dios.
Quizá usted está dudando en este momento, y preguntándose: ¿Qué debo hacer
con todo esto? No dude más, sino con pasos alegres y confiados, entre en este precioso
reposo.
¿Quiénes aceptarán el mensaje y se comprometerán a guardar el sábado como es
debido? Si quieren decir como el profeta Isaías “heme aquí”, ven al frente, hoy quiero
hacer una oración por cada uno de ustedes. Ven, oremos.