Jacques Rancière
Jacques Rancière
Jacques Rancière
EL DESACUERDO
Realiza un análisis y critica de los conceptos de la política y de la filosofía política. Así para él la política es entendida como un
desacuerdo: este, como una determinada situación del habla, dice que no es desconocimiento, ni malentendido sino son los casos
en que los interlocutores entienden y no entienden lo mismo en las mismas palabras. La lógica del desacuerdo es propia de la
racionalidad política, en donde la discusión de un argumento remite al litigio (lucha) sobre el objeto de la discusión y sobre la
calidad de quienes hacen del el objeto. No refiere a las palabras sino a la situación misma de quienes hablan, de quienes son
escuchados, de quienes constituyen la comunidad. Es el conflicto que funda un orden social o político.
En este sentido de entender la política critica a la filosofía política en tanto planeta la siguiente hipótesis: “Lo que se denomina
filosofía política bien podría ser el conjunto de las operaciones del pensamiento mediante las cuales la filosofía trata de terminar
con la política, de suprimir un escándalo del pensamiento propio del ejercicio de la política. En sí mismo, este escándalo teórico no
es más que la racionalidad del desacuerdo. Lo que hace de la política un objeto escandaloso es que se trata de la actividad que
tiene como racionalidad propia la racionalidad del desacuerdo… Esta operación por la cual, la filosofía expulsa de si el desacuerdo,
se identifica entonces naturalmente con el proyecto de hacer verdaderamente política, de realizar la verdadera esencia de aquello
de que habla la política.
La filosofía no se convierte en política porque la política es algo importante que necesite su intervención. Lo hace porque zanjar la
situación de racionalidad de la política, es una condición para definir lo propio de la filosofía” En este sentido R.
pone de manifiesto que el termino de filosofía política es de por si contradictorio. Hay una incompatibilidad ya que la filosofía
busca coherencia, establecer verdades, sin rupturas. En cambio la política se basa en la lógica del desacuerdo. Lo que se planteó
como filosofía política solo trato de esconder esta lógica de la política del desacuerdo. Cuando la filosofía intenta pensar a la
política y hacer filosofía política, esconde el fundamento de la política. (El desacuerdo) no se puede estable una coherencia un
vínculo de ideas o un fundamento.
El comienzo de la política
R. Hace una interpretación de Aristóteles donde se define la naturaleza política del hombre. En él se diferencia al hombre, del
resto de los animales en que éstos solo tienen voz como medio para indicar el dolor o el placer. Los hombres, en cambio , tienen la
palabra (logos) que les permite “manifestar lo útil y nocivo, y por consiguiente, lo justo y lo injusto”. Así, Aristóteles pueda afirmar
que el hombre tiene una naturaleza política.
R:“El destino supremamente de lo político del hombre queda atestiguado por un indicio: la posesión del logos (de la palabra que
manifiesta, diferente a la voz que solo indica). Pero esta palabra que manifiesta, en lo público, no se le da a todos los hombres,
sino que en el conflicto del desacuerdo, en la política, en donde se determinan quienes la tienen.
Para Platón como para Aristóteles, lo justo de la cuidad es un estado en que lo útil, no tiene por correlato nada nocivo. (La buena
distribución de las ventajas supone la eliminación previa de la distorsión), pero R. afirma que “La justica como principio de
comunidad no existe aún donde la única ocupación es impedir que los individuos que viven juntos se provoquen daños recíprocos
y reestablecer, donde se los causen el equilibrio de la ganancias y los prejuicios. (Si se tratase solamente de distribuir ventajas y
desventajas, utilidades y pérdidas, todo se reduciría a una administración de los recursos, a un acuerdo entre parte) Solo comienza
donde el quid es lo que los ciudadanos poseen en común. La justica política es el orden que determina la distribución de lo común
La política comienza precisamente donde dejan de equilibrarse pérdidas y ganancias, donde la tarea consiste en repartir las
partes de lo común.
R: entiende a la política de un modo diferente al de las teorías clásicas y que la entienden como contrato, como consenso o como
defensa de los derechos. A diferencia de estas teorías, la política no tiene un fundamento ni natural ni sobrenatural, sino en un
acto que constituye al mismo tiempo al sujeto y al escenario en el que se producen las relaciones.
El desacuerdo que da lugar a la política se genera por el daño, por la distorsión en el reparto de las ventajas y las desventajas.
Para que exista filosofía política se tiene que ordenar de alguna manera a la política (lo que no se podría, por tener la lógica del
desacuerdo), por lo que este orden de por si es erróneo porque oculta lo fundamental de la política.
La libertad, para R, no es una propiedad positiva determinable, como es la riqueza o la virtud, sino la pura facticidad de haber
nacido en una polis donde se ha abolido la esclavitud por deudas y donde todos los ciudadanos participan de los asuntos comunes.
Además, la libertad tampoco es exclusiva o propia del demos. Las gentes del demos son libres como también lo son las otras
partes (los que poseen riqueza o virtud). Se cuenta como virtud común. Genera un efecto de igualdad que expresa o evidencia la
contingencia de un orden es decir que la desigualdad es construida.
La cuenta errónea de la democracia que, en última instancia, no es más que la cuenta errónea fundamentadora de la política.” Las
manifestaciones de desigualdad del pueblo consigo mismo no son más que las monedas sueltas de una cuenta errónea
fundamental. La distorsión no es la desigualdad, es algo más profundo. Es que se afirma que no hay parte de los que no tienen
parte. La política existe cunado el orden natural de la dominación es interrumpido por la institución de una parte de los que no
tienen parte.
El fundamento de la política, en efecto, es la ausencia de fundamento, la pura contingencia de todo orden social. Hay política
porque ningún orden social se funda en la naturaleza, ninguna ley divina ordenan las sociedades humanas. Libertad que viene a
actualizar la igualdad última, sobre la que descansa todo orden social.
Antes que el logos que discute sobre lo útil y lo nocivo, está el logos que ordena y que da derecho a ordenar. Pero este logos
primordial esta corroído por una contradicción primordial. Hay orden en la sociedad por que unos mandan y otros obedecen.
Pero para obedecer una orden se requiere: comprender la orden y comprender que hay que obseder la orden. Y para eso ya es
preciso ser igual a quien nos manda. Es esta igualdad la que carcome todo orden natural. Lo que queda es que el orden social es
devuelto por ello a su contingencia ultima. En última instancia, la desigualdad solo es posible por la igualdad. Hay política
cunado la lógica supuestamente natural de la dominación es atravesada por el efecto de esta igualdad. (no siempre hay
política). El supuesto de igualdad de cualquiera contra cualquiera, esto es, la eficacia paradójica de la pura contingencia de todo
orden. Quien dijo esto fue Hobbes con la guerra de todos contra todos.
Hay política cunando la contingencia igualitaria interrumpe como “libertad” del pueblo el orden natural de las dominaciones,
cunado esta interrupción produce un dispositivo especifico; una divisiones de la sociedad en partes que no son verdaderas
partes; la institución de una parte que se iguala a todo en nombre de una propiedad que no le es propia, y de un común que es
la comunidad de un litigio. Es caracterizada por su contingencia y universalidad.
Difiere con la concepción marxista, para R, las clases no se determinan por la división entre los propietarios y los no-propietarios,
sino por la denuncia del cómputo erróneo y por la lucha que instaura el litigio. “Hay política -y no simplemente dominación-
porque hay un cómputo erróneo en las partes del todo”, ya que el todo (lo común) está en las partes y una parte se identifica con
el todo. Rancière sostiene que la política se diferencia del conflicto de intereses, ya que éste se define por partes que son
contables, mientras que en la política está en juego el principio de contabilidad como tal. “Hay política cuando hay una parte de
los que no tienen parte, una parte o un partido de los pobres. No hay política simplemente porque los pobres se opongan a los
ricos”, sino cuando es reconocida una parte de los sin parte.
“la institución de la política es idéntica a la institución de la lucha de clases”. “La política es la institución del litigio entre clases
que no lo son verdaderamente”. El litigio que funda la política introduce una inconmensurabilidad en el orden aceptado de la
distribución social. Dicha inconmensurabilidad se deriva de que un sector de la comunidad no tiene unidad de medida, no tiene
parte propia con su virtud correspondiente, porque no se puede medir lo que no tiene parte.
R: observa que ya existen distintas respuestas a la pregunta por la esencia de la política en las teorías contemporáneas. Por un
lado, tanto las respuestas del liberalismo económico como las del marxismo, suponen que la política consiste en el ordenamiento
de los recursos. (La política se confunde con la administración) La función de la política sería para estos, servir de medio para que
los recursos producidos por una sociedad se distribuyan en la forma más justa posible (acuerdo para determinar que se hace con
los bienes).
Por otro lado, la perspectiva del liberalismo político que sostiene que la política no tiene que ver con la distribución de los recursos
sino con el ejercicio de las libertades. Los recursos se distribuyen en proporción a las propiedades o en relación con las fuerzas o
las capacidades productivas que tiene cada quién. Desde esta perspectiva, si alguien dedica determinado tiempo de trabajo a la
producción de ciertos bienes, se considera que ellos le pertenecen naturalmente. La distribución de los recursos se hace de forma
natural por el trabajo, la producción y el régimen de propiedad. El problema de la política sería, entonces, cuáles son los derechos
o libertades que todos debieran respetar y hasta dónde puede ir un poder con su fuerza en contra o a favor de esos derechos y de
esas libertades. En esta perspectiva la política se confunde con la dominación
El desacuerdo, tiene que ver con la universalidad. Hay desacuerdo respecto a qué es lo común, quiénes constituyen la sociedad,
cuál es la lógica que posibilita la comprensión del mundo común, cuál es el lenguaje que permite la comunicación, la acción y la
evaluación de los sujetos sociales y cómo se determinan los derechos de cada quien. La política plantea no solamente el lugar de
las piezas en el tablero sino también el orden mismo del tablero, el escenario de la interlocución. R: lo que constituye a la
comunidad no es el acuerdo sino el desacuerdo. Es a partir de ese conflicto o litigio que se puede constituir una comunidad
política.
R: la política es la instauración de un desacuerdo, que no tiene que ver con la administración de los recursos ni con los derechos y
libertades, sino que tiene que ver con las partes de una sociedad. No se trata de las partes ‘naturales’ sino de unas partes que
deben ser siempre redefinidas de acuerdo con las condiciones que hacen a una sociedad históricamente determinada. Cuando hay
una parte en la sociedad que no es reconocida como parte y actúa y habla para demandar reconocimiento, entonces, se instaura
la política. Ésta, en consecuencia, surge siempre como una fractura en el orden social establecido.
En el corazón de la política hay una doble distorsión: sobre la relación entre la capacidad del ser parlante sin propiedad y la
capacidad política. Doble sentido del logos, como palabra y como cuenta, es el lugar en donde se juega ese conflicto. La política es
el conflicto acerca de la existencia de un escenario común, la existencia y la calidad de quienes están en él. Hay política porque
quienes no tienen derecho a ser contados como seres parlantes se hacen contar entre estos e instituyen una comunidad por el
hecho de poner en común una distorsión, la contradicción de dos mundos alojados en uno solo: el mundo en el que son y aquel en
que no son.
Cuando ya están determinados los lugares o las partes en la comunidad, no hay política sino policía. Policía entonces es el orden
de los cuerpos que definen las decisiones entre los modos de hacer, de ser y de decir. Orden de lo visible y lo decible. Una
forma establecida, un conjunto de instituciones, como se distribuyen los lugares de cada quien.
La política no tiene objetos o cuestiones que le sean propios, su único principio la igualdad, no le es propio y en sí mismo no tiene
nada político. Todo lo que aquella hace en darle una actualidad en la forma de casos, inscribir, en la forma de litigio, la verificación
de la igualdad en el corazón del orden policial. La política actúa sobre la policía, cuestiona en lugar que da el orden policial, hay
una desidentificación, el rechazo a la identidad que designa el orden policial.
Democracia y Consenso: R. analiza a la democracia actual, denominadora como pos democracia, como una democracia
consensual, un estado idílico de la política, que triunfó por sobre de los regímenes totalitarios.
Este régimen se legitima con la idea de que garantiza en un mismo movimiento las formas políticas de la justica y las formas
económicas de producción dela riqueza, de armonización de interés y de optimización de las ganancias para todos. Se plantea
como practica de lo político, como dispositivos institucionales de la soberanía del pueblo. Este esquema de legitimación choca con
una paradoja: esta debería conducir a la rehabilitación de la democracia formal, a fortalecimiento del apego de los dispositivos
institucionales de la soberanía del pueblo y principalmente a las formas de control parlamentario. Sin embargo esto no ocurrió.
La victoria de la democracia llamada formal se acompaña por una sensible desafección con respecto a sus formas.
Para R. la democracia no es un régimen parlamentario o un Estado de Derecho. Sino que es el modo de subjetivación de la política.
Democracia es el nombre de una interrupción singular del orden establecido (policía). Un dispositivo ternario, singular de
subjetivación que se resume en 3 aspectos: 1. Una esfera especifica de apariencia del pueblo (un visible que modifica el régimen
de lo visible) 2. Si hay actores específicos, colectivos que desplazan las identificaciones en términos de partes del estado o de la
sociedad (parte de los in parte) 3. Si hay un litigio dirigido sobre la cuenta misma de estas partes, que pone en juego la oposición
de dos lógicas: a lógica de distribución policial de los lugares y la lógica de la política del trato igualitario. , exigencia de poner en
común algo que estaba negado.
Por esto la democracia no es un régimen o un modo de vida social. Es la institución de la política misma, el sistema de las formas
de subjetivación por las cuales resulta cuestionado, devuelto a su contingencia todo orden de la distribución de los cuerpos. Una
RUPTURA DE EL ODEN ESTABELCIDO, QUE CONFRONTA LA LOGICA DE LA IGUALDAD A LA DEL ORDEN POLICIAL.
Por lo que la pos democracia contradice a la verdadera democracia anqué se presente como ella, en cuanto borra o esconde al
litigio, y presenta una idónea correlaciona, una adecuación total entre las formas del Estado y el estado de las relaciones sociales.
Aparece así la democracia consensual, donde hay un acuerdo razonable de los individuos y los grupos sociales, en donde se
presupone que las partes ya están dadas, la comunidad constituida y la cuenta de su palabra es idéntica a su ejecución lingüística.
Por lo que es conceso presupone la desaparición del litigio, de la cuenta errona, es la desaparición de la política. Se presenta como
un mundo en el que todo se ve, en donde el pueblo nunca es impar. Siempre está al mismo tipo toralmente presenta y totalmente
ausente. Atrapado en una estructura de lo visible. A la apariencia general opone un régimen homogéneo de lo visible. El pueblo es
igual a la suma de sus partes, la suma de sus opiniones es igual a la suma de las partes que lo constituyen. Cada uno en su lugar.
Desde ese momento para R. nada puede suceder con el nombre de pueblo. El interlocutor democrático para R. era un personaje
inédito, constituido para hacer ver el litigio y constituir sus partes. El interlocutor de la posdemocracia se identifica con la parte
existente de la sociedad que la problematización implica en la solución. La identidad de la democracia y el estado es un régimen
de identidad de la comunidad consigo mismo para hacer que desvanezca la política. Legitima al orden policial.
Este régimen consensual, trasforma a la política en policía. Plantea que todos estamos siendo contados, con igualdad jurídica,
igualdad ante la ley. Por lo que no hay que discutir el litigio de las partes sino hay discusiones legítimas en las que se llegan a
consenso entre las partes. Incluye también la definición del excluido. Nos plantea un ese sistema como el único posible y esconde
su contingencia.