Conflicto Social y Derecho
Conflicto Social y Derecho
Conflicto Social y Derecho
En los últimos 10 años se presenta en nuestro país un tipo de conflicto frecuente. No es armado pero puede ser violento,
no busca destruir el sistema político pero cuestiona el funcionamiento del Estado o del mercado. Nos referimos al
conflicto social.
Veamos algunos datos de conflictos sociales en el Perú, según el sistema de monitoreo de la Defensoría del Pueblo:
Cuando se comenzó a registrar los conflictos en 2004, la cifra llegaba a 93 casos al año. Diez años después, esta cifra
llega a 276. Desde el 2007 hasta la fecha, los conflictos socioambientales representan la mayoría de casos registrados
mes a mes. Actualmente, son más del 60%”. En el caso de los conflictos en etapa de diálogo, cabe mencionar que la
mitad de ellos ha sido antecedido por hechos de violencia.
Un conflicto social es un proceso complejo en el que sectores de la sociedad, el Estado o las empresas perciben que sus
objetivos, intereses, valores o necesidades son contradictorios. Estamos pues ante demandas de numerosas personas
que se sienten amenazadas o perjudicadas por la contaminación de un río, la mala prestación de un servicio público, la
afectación a sus derechos laborales u otros motivos, y que se movilizan para buscar explicaciones sobre lo ocurrido y
encontrar soluciones.
Pero ¡cuidado!, el conflicto debe ser adecuadamente canalizado para evitar que surja la violencia.
Cada conflicto tiene por lo menos tres elementos que lo componen: los actores, los problemas y el proceso. Los actores
son aquellos cuyos intereses están directamente enfrentados. De un lado, están los que plantean las demandas y, del
otro, los presuntos responsables de los problemas. También son actores quienes colaboran con la solución a los
problemas. La Defensoría del Pueblo, por ejemplo.
Los problemas se dan porque al principio no hay una misma perspectiva, cada quien habla desde sus intereses o sus
creencias. Pero si se hace un buen análisis y se socializa la información se puede avanzar hacia ideas cada vez más
compartidas. El proceso es la manera cómo discurre el conflicto, su dinámica. Puede haber protestas públicas o medidas
de fuerza que buscan presionar en favor de sus objetivos; puede haber procesos de diálogo guiados por reglas aceptadas
por las partes o reuniones precarias y poco confiables; puede contarse con un facilitador o mediador o negociarse de
manera directa. Está claro que los procesos que están más cerca de alcanzar soluciones son aquellos que tienen
legitimidad, son colaborativos y eficaces.
Los conflictos sociales revelan un malestar y una posible falla en el funcionamiento del Estado o del mercado. Pero hay
que asumirlos como oportunidades para comprender realidades diversas y resolver problemas complejos. Una sociedad
democrática debe escuchar atentamente las voces que reclaman algo. De por medio están los derechos, la
gobernabilidad democrática, el desarrollo y la cultura de diálogo y paz.
http://www.defensoria.gob.pe/blog/que-es-un-conflicto-social/
La asignatura aborda las explicaciones del conflicto social presentes en la teoría sociológica. Algunas preguntas, como las
que siguen, orientan el curso: ¿qué es el conflicto social? ¿Por qué existen conflictos sociales? ¿Cuáles son las formas de
análisis sociológico sobre el tema? ¿Qué tipos de conflictos sociales existen? ¿Con qué criterios se clasifican?¿Los
conflictos tienden a confluir o a fragmentarse?¿Quiénes participan de los mismos? ¿Qué implicancias tiene el conflicto
social para las sociedades donde ocurre? ¿Qué relaciones existen entre conflicto y orden social? ¿Y entre conflicto y
cambio social? ¿Qué articulaciones conceptuales existen entre conflicto social, dominación y poder? ¿Qué vínculos
pueden establecerse entre conflicto social y reforma social?¿Y con respecto a la democracia? ¿Cuál es el hilo entre
conflicto y revolución social?
Para responder estos y otros interrogantes, proponemos cuatro conjuntos de lecturas. En primer término los autores y
cuadros políticos que desarrollaron la teoría de la lucha de clases: Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao TseTung,
Gramsci, entre otros. En esta sección se estudian el concepto de clase social, la periodización de la lucha de clases, la
constitución de fuerzas sociales, el partido político, la dualidad de poderes y la autonomía en el proceso de constitución
de las clases.
Un segundo conjunto de lecturas nos aproxima a los fenómenos contenciosos bajo la óptica de los clásicos de la
sociología (Saint Simon, Comte, Spencer, Durkheim, Weber, Simmel, Veblen, Sombart y la escuela de Chicago) y del
pensamiento político moderno (el socialismo de cátedra alemán, Hobbes, Rousseau, Montesquieu, Locke).
Un tercer grupo pertenecen a los/as sociólogos/as que teorizaron sobre el conflicto social a mediados del siglo XX:
Coser,Dahrendorf, Rex, Collins y Bernard, quienes discutieron las relaciones entre conflicto y sistema social; la
subjetivización del conflicto y la funcionalidad del mismo.
Un cuarto cuerpo de textos son aquellos escritos por los autores consagrados al estudio de la acción colectiva y los
movimientos sociales. Por un lado la llamada “escuela norteamericana”, representada por Tilly, Tarrow, McAdam; que
se ocuparon de estas cuestiones a partir de nociones como la movilización de recursos o la estructura de oportunidades
políticas. Por otra, los teóricos de la “corriente europea”, como Touraine, Melucci o Paramio, quienes analizaron estos
fenómenos desde la cuestión de las identidades sociales.
En los trabajos prácticos se analizan algunos procesos concretos de conflictividad social, de Argentina u otras latitudes, a
partir de los autores vistos en teórico y/o algunos textos específicos.
http://sociologia.sociales.uba.ar/2017/06/21/teorias-del-conflicto-social/
EL CONFLICTO SOCIAL
El hombre solitario no tiene conflictos, es apenas un ser biológico como los demás animales. En cambio, el ser humano
es el hombre como integrante de un grupo social, preocupado de sus relaciones con los demás humanos, de los valores
que comparten y de los que discrepan, de la opinión que se tiene de nosotros, pues a los humanos nos gusta que nos
quieran y nos respeten, aunque algunos prefieren que los teman.
Por: Raúl León Fernández*.*Abogado de la Universidad Libre de Colombia 17 de junio de 1997, 05:00 am
Un pensador español ha dicho que: una sociedad sin conflictos no sería una sociedad humana sino un cementerio o un
museo de cera. De esta manera queremos significar que la política no es causa del conflicto sino su consecuencia. La
política es el intento de que el conflicto social no resulte tan destructivo, como que los humanos no tenemos la virtud de
ponernos automáticamente de acuerdo, sino que los hacemos mediante la convención como decían los romanos, o la
concertación como se dice ahora.
La condición humana asume una actitud política mediante la cual busca el acuerdo con los demás, concibe y ejecuta la
organización y la coordinación entre mucho de lo que afecta a todos.
Dicho de otra forma, en asuntos de política no se trata únicamente de mi vida sino de nuestras vidas, de mi relación
pacífica y ojalá cordial con muchas otras vidas. Y no se trata de resolver el presente inaplazable sino también la
proyección de lo que habrá de ser el mañana , ese mañana en el que -al decir de Savater- quizás yo ya no esté, pero en el
que aún vivirán los que yo quiero y donde aún puede durar lo que yo he amado .
La política es, entonces, el más importante medio para dar respuestas al ineludible conflicto social, concibiendo y
renovando formas de gobernar, eligiendo y relevando gobernantes, que juegan su papel siguiendo esta o aquella
concepción: la sentada por el príncipe de Maquiavelo, según la cual El fin justifica los medios, o la otra pregonada por el
filósofo francés Albert Camus: En política solo los medios pueden justificar el fin.
Ese fluir de gobernantes que por sus buenas obras se les admiran y se les quiere, y la presencia de aquellos otros que
ejercen su autoridad haciéndose temer, nos lleva a darle la razón al pensador que definió la política como el conjunto de
motivos que tienen las personas para obedecer y para sublevarse.
Pero, la política es, ante todo, el buen ejercicio de la autoridad. Como dijera Hobbes,...los hombres no derivan placer
alguno (antes bien, considerable pesar) de estar juntos allí donde no hay poder capaz de imponer respeto a todos ellos...
En tal condición no hay lugar para la industria, porque el fruto de la misma es inseguro. Y por consiguiente tampoco
cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los bienes que pueden ser importados por mar, ni construcción
confortable... ni artes, ni letras, ni sociedad, lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y
para el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta... .
La política es como el oxígeno del cuerpo social. No todos los políticos son corruptos, como creen algunos. Y dejarán de
serlo, o no llegarán a los estratos gubernamentales si la mayoría de los ciudadanos cumplen su rol político, tan
importante como el presente y el futuro que marca nuestras vidas. Max Weber dijo: solo existen dos pecados en
política: no defender ninguna causa y no tener el sentimiento de su responsabilidad.
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-703347
DERECHO Y CONFLICTO
El método más antiguo para la gestión y solución de los conflictos, es y ha sido el derecho. Para entender la relación que
existe entre el Derecho y el conflicto, utilizare la definición del sociólogo Julien Freund sobre conflicto:
“El conflicto consiste en un enfrentamiento o choque intencional entre dos seres o grupos de la misma especie que
manifiestan los unos hacia los otros una intención hostil, generalmente acerca de un derecho, y que, para mantener,
afirmar o restablecer el derecho, tratan de romper la resistencia del otro, usando eventualmente la violencia, la que
podría llevar al aniquilamiento físico del otro”.[1]
En esta definición identificamos dos elementos: la intencionalidad del conflicto y su relación con un derecho. Freund
hace referencia a esto dos elementos que a mi consideración son fundamentales para el desarrollo de cualquier
conflicto. En cualquier conflicto que analicemos veremos siempre estos dos elementos: una voluntad de decide
conflictuar con otra y un conjunto de argumentos o racionalizaciones de por qué se conflictua.
Es importante resaltar que la Teoría del Conflicto, en cualquiera de sus desarrollos, tiene en su base una antropología o
visión de la conflictividad humana y que ésta tiene a su vez una psicología o comprensión de los mecanismos
psicológicos que le permiten a los seres humanos justificar sus acciones.
Volviendo al tema del derecho como mecanismo de solución de controversias, encontramos que éste, pretende a través
de un sistema de normas disuadir a las personas para evitar conductas que son consideradas como prohibidas y ayudar
con esto a los miembros de una comunidad a conducirse de cierto modo, que es a su vez considerado como deseable.
Ciertamente no todos los conflictos están regulados por la normativa de las comunidades, dado que se entiende que hay
regiones de la vida humana que deben quedar fuera de éstas y que quedan en manos de sus miembros. Cuando algún
conflicto o tipo de conflictos se extiende hasta el punto que la comunidad reclama su regulación, se busca una nueva
regla a través de los mecanismos establecidos para ello. Remo Entelman define esta situación, clasificando las conductas
posibles entre conductas prohibidas y conductas permitidas. Esta idea, nos lleva a considerar que en un conflicto
cualquiera, los contendientes tienden a buscar cuál de los dos tiene la razón y si no hay acuerdo posible, dejan que el
sistema de normas lo defina. El problema es que el derecho define quién tiene la razón a partir de la creación de un
binomio cerrado: alguien tiene la razón y por lo tanto es titular de derecho y el otro no tiene la razón y por lo tanto está
obligado.
Las posibilidades que los contendientes tienen, se reducen a:
2. Nadie tiene la razón y por lo tanto son libres. Para ambos es igualmente permitido o legítimo estar en conflicto con el
otro.
“La consecuencia más grave de esta situación de un conflicto permitido es que, cuando alguien nos enfrenta con sus
pretensiones que sabemos no obligatorias para nosotros, nuestra inmediata reacción es pensar que no estamos
obligados (jurídicamente). Frente a esa constatación, concluimos en primer lugar que “no estamos en conflicto con él”,
desde que no tiene “derecho” a lo que nos pide. Y en segundo lugar, que no es, por ende, nuestro interlocutor”.[2]
Siendo esto así, nos percatamos que hay una multitud de conflictos que están fuera del rango de lo normado y que por
ello, los seres humanos son libres para conflictuar entre sí.
Si la norma no prevé medios para resolver estos conflictos, ¿qué medios tenemos a disposición para resolverlos? Más
aún, ¿qué pasa si a pesar de estar normado un conflicto, dicha normativa no tiene la suficiente legitimidad para ser
respaldada por los actos de los ciudadanos? Una respuesta parcial, pero atinente, es que debemos buscar métodos
alternativos que nos permitan regular estos conflictos, algo de lo que nos ocuparemos más adelante. En síntesis, muchos
conflictos surgen de la pretensión de actores que creen tener derecho, frente a otros que creen no estar obligados,
pretensiones que son incompatibles, pero permitidas, dado que no son sancionadas por las normas vigentes. En este
ámbito, el derecho como método de resolución de conflictos es insuficiente o poco efectivo. Según Entelman, la Teoría
del Conflicto requiere de una definición lo suficientemente general para tener una región ontológica que permita dar
cuenta de todos los conflictos en todos sus niveles, definición que resulta útil para nuestros propósitos:
“El conflicto, es una especie o clase de relación social en que hay objetivos de distintos miembros de la relación que son
incompatibles entre sí”
Se hace un énfasis particular en el conflicto como dado dentro de una relación social en donde social, puede ser dos,
diez, mil o millones de personas involucradas, lo que agregaría a cada escalón un cambio en sus estructuras, dinámicas y
modos de abordaje. Aquí se señalan sólo los posibles conflictos entre pares, individuo-individuo o institución-institución,
pero como se puede ver, pueden darse otras combinaciones y en cada una de ellas
[4] podemos analizar su estructura, los procesos, los recursos y el tipo de abordaje. Pero también podemos anticipar que
cuanto más se eleva el número de participantes, más se eleva también el nivel de complejidad del conflicto, los factores
intervinientes y especialmente la dinámica de los mismos.
Teniendo en cuenta que el Derecho no puede operar en muchos de los anteriores escenarios y que corresponde a la
sociedad integrar dentro de sus posibilidades los mecanismos alternos de solución de controversias tales como: la
negociación, la mediación, la conciliación y el arbitraje entre otros. Es toda una tarea que desde la academia debemos
promover estas discusiones necesarias para la sociedad en aras de construir comunidades pacíficas, con alta tolerancia y
respeto por el otro; sociedades donde la cultura de paz sea algo que se integre en los valores familiares y comunitarios.
[1] Freund, Julien. (1983). Sociología del conflicto, Madrid: Ediciones del Ejército, pág. 58.
[2] Entelman, Remo. (2009). Teoría de conflictos. Hacia un nuevo paradigma, Barcelona: Gedisa, pág. 56. Aparece aquí la
diferencia entre legalidad y eticidad.
[3] Entelman, R. (2009), pág. 49. El autor parte de que la región más amplia dentro de la cual se inserta el conflicto es la
región de las relaciones sociales y que de ahí se pueden derivar un largo listado de posibilidades, en cuyos extremos se
encuentran las conductas cooperativas y las incompatibles, sean éstas reales o percibidas.
[4] Bastaría con agregar al gráfico dos entradas, un rol intercambiable entre ellos, por ejemplo, demandado (arriba) –
demandante (a la izquierda), o al revés. Así tendríamos una cantidad considerable de situaciones conflictivas. Pero el c
podría no ser entre roles, sino entre recursos o poder relativo.
http://www.uninorte.edu.co/web/jisaza/juan-pablo-isaza-gutierrez/-/blogs/derecho-y-conflictoruce