Lesiones Quísticas Cerebrales No Neoplásicas. Claves Y Pistas para Su Diagnóstico Diferencial

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 16

 

LESIONES QUÍSTICAS CEREBRALES NO NEOPLÁSICAS.


CLAVES Y PISTAS PARA SU DIAGNÓSTICO
DIFERENCIAL.
Tipo: Presentación Electrónica Educativa
Mercedes Leal Cala, Marta Gallego Riol, Sara Lojo Lendoiro, Eduardo Herrero
Autores:
Carretero, Raquel Esteban Saiz, Berta Pinto Vargas

Objetivos Docentes

Mostrar las principales características radiológicas y anatómicas de las lesiones quísticas no neoplásicas
cerebrales para facilitar su reconocimiento y diagnóstico tanto en tomografía computarizada (TC) como
en resonancia magnética (RM).
 

Revisión del tema

Las lesiones de aspecto quístico son hallazgos muy frecuentes en los estudios cerebrales, tanto en TC
(tomografía computarizada) como en RM (resonancia magnética). Algunos de ellos pueden ser
significativos, y muchos otros son hallazgos incidentales. Aunque existen neoplasias quísticas y otras
neoplasias sólidas con componentes quísticos intratumorales, queremos presentar únicamente las no
neoplásicas (incluyendo las de origen parasitario).
En muchas ocasiones, resulta difícil considerar ante qué tipo de lesión quística nos encontramos y su
diagnóstico diferencial. Tanto la etiología como la anatomía patológica y la significación clínica son
variables, lo que supone un problema a la hora de clasificar y estudiar estas lesiones.
Las características radiológicas, la edad del paciente y fundamentalmente la localización de dichas
lesiones, serán la clave para el diagnóstico radiológico.
Para ello, cuando nos encontremos ante este tipo de lesiones habrá que determinar en primer lugar si es
intra o extraaxial y posteriormente si se localiza a nivel infra o supratentorial. Si la lesión es extraaxial,
será importante saber si se encuentra en línea media o no. En el caso de que sea intraaxial, habrá que
determinar si es intraparequimatosa o intraventricular. Con estas referencias (aunque algunas lesiones
pueden aparecer en más de una localización,) y sus características radiológicas tanto en TC como en las
diferentes secuencias de RM,  podremos orientar nuestro diagnóstico diferencial.
Atendiendo al algoritmo que acabamos de exponer, podemos incluir en nuestro diagnóstico diferencial
las siguiente lesiones quísticas según la localización.

Página 1 de 16
Lesiones quísticas extraaxiales supratentoriales.
Preferencia por la línea media

• Quistes pineales: son lesiones quísticas únicas que se localizan en el interior de la glándula pineal.
Aunque presentan generalmente un tamaño menor al centímetro, en ocasiones pueden ser de
mayor tamaño y ocasionar una hidrocefalia cerebral.  Suelen presentarse ligeramente hiperintensas
en T1 y T2, sin suprimir completamente en secuencias FLAIR. Pueden presentar realce en anillo o
nodular con contraste (Fig. 1). Su principal diagnóstico diferencial es con el pineocitoma
(neoplasia benigna), siendo imposible su diferenciación por imagen.
• Quistes de la hendidura de Rathke: son fundamentalmente intraselares, aunque la mayoría de ellos
tiene una extensión supraselar. Suelen presentarse como lesiones que no realzan pero que
presentan un nódulo intraquístico que es hiperintenso en T1 e hipointenso en T2, y que tampoco
realza con contraste, lo que es patognomónico (Fig. 2, Fig. 3). Su principal diagnóstico diferencial
es con el craneofaringioma (que se presenta como un nódulo que realza y que tiene
calcificaciones).
• Quistes dermoides: son muy poco frecuentes.  Se localizan en línea media selar, paraselar o en las
regiones frotonasales. Pueden aumentar de tamaño por secreciones glandulares y descamación
epitelial pudiendo ocasionar meningitis química en caso de ruptura. Suelen presentar placas
calcificadas en su pared y debido a su contenido graso se presentan hipodensos en TC y en las
secuencias de RM se comportan hiperintensos en T1 con una intensidad variada en T2,
generalmente hiperintensa (Fig. 4, Fig. 5, Fig. 6, Fig. 7). Su diagnóstico diferencial se establece
fundamentalmente con los lipomas (su señal grasa es más homogénea en todas las secuencias) y
los teratomas (se suelen localizar en la región pineal)
• Quistes aracnoideos supraselares (los quistes aracnoideos se exponen a continuación en su
localización más habitual)

No preferencia por la línea media

• Quistes aracnoideos: hasta el 50 % se localizan en la fosa craneal media y en la región anterior de


lóbulos temporales. No comunican con el sistema ventricular pero pueden desplazar y deformar el
tejido cerebral adyacente. Presentan el mismo comportamiento que el LCR (líquido
céfalo-raquídeo) en todas las secuencias de RM y no realzan tras la administración de contraste
(Fig. 8). Su principal diagnóstico diferencial son los quistes epidermoides, que se establece
basándose en las secuencias FLAIR y difusión (el epidermoide no suprime completamente en
FLAIR y restringe en difusión).
• Quistes epidermoides: fundamentalmente en el ángulo pontocerebeloso (son las tercera masa más
frecuente en esta localización tras el Schwannoma y meningioma). Pueden presentarse en el
interior del IV ventrículo y en las regiones selares y paraselares, pero no generarían supresión de
señal  en secuencias FLAIR y suelen tener algún componente restrictivo en la difusión. Pueden
presentar calcificación en el 10-25% de los casos. No realzan con contraste generalmente. En TC
se observan hipodensos y sin realce tras contraste (Fig. 9). Su principal diagnóstico diferencial son
los quistes aracnoideos, pero estos últimos se comportan exactamente como el LCR y además no
invaden estructuras vasculares ni nerviosas como sí lo hacen los epidermoides.
• Neurocisticercosis: los quistes ocasionados por esta patología infecciosa suelen localizarse en el
espacio subaracnoideo (fundamentalmente en las cisternas basales), en los hemisferios cerebrales,
y en el IV ventrículo. Sus características por imagen varían según el estadio de la infección,
comportándose en primer lugar (fase vesicular) como lo haría el LCR en secuencias de RM y en
TC. En esta fase, las lesiones quísticas pueden contener un nódulo mural que correspondería a la
larva viable. Posteriormente (fase degenerativa) aparece edema  perilesional y realce tras contraste
y el contenido del quiste se observa hiperintenso en RM frente al LCR. Por último (fase
cicatricial), persiste el realce y el edema pero la pared se calcifica. Se muestra isointenso en T1 e

Página 2 de 16
iso/hipointenso en T2. En el estado residual queda completamente calcificado y sin realce
periférico. Suelen haber lesiones en varios estadios a la vez.

Lesiones quísticas extraaxiales infratentoriales


De línea media

• Quistes neuroentéricos: suelen localizarse en el canal espinal. Los intracraneales suelen estar en
línea media en fosa posterior, en la cisterna cerebrobulbar. Se observan según su contenido
proteináceo de iso a ligeramente hiperintensos en T1 comparados con el LCR, e hiperintensos en
T2 y FLAIR. No muestra realce con contraste.
• Quistes aracnoideos (explicados previamente) (Fig. 10, Fig. 11)

Sin preferencia por la línea media (ambos se han expuesto anteriormente en sus localizaciones
preferentes)

• Quistes epidermoides
• Quistes aracnoideos

 
Lesiones quísticas intraaxiales supratentoriales
Parenquimatosos

• Espacios de Virchow- Robin: se consideran variantes de la normalidad. Fundamentalmente


localizados en los ganglios basales o mesencéfalo y sin comunicación con el espacio
subaracnoideo. Suelen estar agrupados y se comportan igual al LCR, sin realce con contraste y sin
alteración del parénquima adyacente; lo que nos permite su diagnóstico diferencial con las lesiones
lacunares isquémicas crónicas con las que pueden confundirse. Aunque no es frecuente que midan
más de 5 mm, pueden llegar a ser bastante grandes (Fig. 12, Fig. 13).
• Quistes porencefálicos:  son los terceros más frecuentes.  Están, gneralmente, en comunicación
con el sistema ventricular, pudiendo ser córtico o subcorticales y uni o bilaterales y se suelen
localizar en territorios irrigados por arterias cerebrales. Se deben a destrucción encefálica de
etiología diversa, bien isquémica, traumática, infecciosa…y aunque se comportan como el LCR
suelen presentar un halo hiperintenso alrededor en secuencias T2 y FLAIR, por la presencia de
gliosis adyacente (Fig. 15).
• Quistes neurogliales: suelen localizarse en los lóbulos frontales y suelen ser únicos, no agrupados
como los espacios de Virchow-Robin. Se comportan exactamente igual al LCR y no realzan con
contraste.
• Quistes parasitarios (neurocisticercosis y otros como el quiste hidatídico que suele ser únicos y de
gran tamaño, localizados fundamentalmente en el territorio de la ACM.  En TC presentan
calcificaciones y pueden contener vesículas hijas).

Intraventriculares

• Quistes del plexo coroideo: son los quistes neuroepiteliales más frecuentes (50% de las autopsias).
 Suelen ser asintomáticos. Se localizan fundamentalmente en el atrio de los ventrículos laterales,
con una presentación bilateral y multiquística. En TC, es común la calcificación periférica y una
densidad ligeramente mayor al LCR (Fig. 15). En RM no se comportan exactamente como LCR,
presentándose iso o hiperintensos en T1 e hiperintensos en T2 con respecto al LCR. No suponen
una supresión completa en FLAIR y pueden mostrar una intensidad de señal ligeramente elevada
en estudios de difusión (restringen). Presentan un realce periférico en anillo en secuencias con
gadolinio.
• Quistes ependimarios:  localizados principalmente en los ventrículos laterales o yuxtaventriculares

Página 3 de 16
en área témporo-parietal y lóbulo frontal. Se comportan igual al LCR, sin presentar realce ni
restricción en difusión (Fig. 16, Fig. 17).
• Quistes coloides: localizados fundamentalmente en el  techo del III ventrículo (foramen de
Monro). Tienen alto contenido de mucina y se observan hiperdensos en TC sin contraste, lo que es
casi patognomónico. Debido a su contenido en mucina, en RM, muestran intensidades variadas,
siendo frecuentemente hiperintensos en T1 e isointensos al parénquima cerebral en T2 (Fig. 18,
Fig. 19).
• Neurocisticercosis (previamente expuestos)

Lesiones  quísticas intraaxiales infratentoriales


Son raros. Suelen tratarse de espacios dilatados de Virchow-Robins en los núcleos dentados cerebelosos
o quistes epidermoides intraventriculares.
 Imágenes en esta sección:

Fig. 1: Cortes axiales en secuencias T1, T2 y FLAIR. Se aprecia imagen nodular en región pineal,
ligeramente hiperintensa en T1, hiperintensa en T2 y que no suprime en secuencias FLAIR,
correspondiente a quiste pineal.

Fig. 2: Cortes sagitales en secuencias T1, T2 y T1 con contraste. Se aprecia una lesión nodular, intraselar
con extensión supraselar, hipointensa en T1 e hiperintensa en T2, con pequeño nódulo en su interior y
que no realza con contraste, correspondiente a quiste de la hendidura de Rathke.

Página 4 de 16
Fig. 3: Cortes axiales de TC sin y con contraste, con lesión hipodensa, que no realza correspondiente a
quiste de la hendidura de Rathke. Se corresponde con el paciente de la Fig. 2.

Fig. 4: Cortes axiales de TC sin contraste consecutivos donde se aprecia una lesión hipodensa (de
densidad grasa) en región medial del polo temporal izquierdo, extendiéndose hasta la cisterna
perimesencefálica izquierda. Existen gotas grasas en el espacio subaracnoideo, que sugiere quiste
dermoide roto.

Página 5 de 16
Fig. 5: Cortes axiales de RM en secuencias T2, T1 y SPIR, donde se observa una lesión hiperintensa en
T2 y heterogénea en T1, con zonas hiperintensas compatibles con grasa. Suprime en secuencia SPIR.
Existen gotas grasas en el espacio subaracnoideo. Se corresponde con quiste dermoide roto.

Fig. 6: Cortes axiales de TC sin contraste consecutivos donde se aprecia una lesión hipodensa (de
densidad grasa) en región medial del polo temporal izquierdo, extendiéndose hasta la cisterna
perimesencefálica izquierda. Existen gotas grasas en el espacio subaracnoideo, que sugiere quiste
dermoide roto.

Página 6 de 16
Fig. 7: Cortes consecutivos de RM sagitales T1 y axiales T2, donde se aprecia la lesión heterogénea, de
predominio hiperinteso, correspondiente al quiste dermoide roto de la Fig.6.

Fig. 8: Cortes axiales secuenciales de TC sin contraste donde se muestra una lesión extraaxial, localizada
preferentemente en región anterior del lóbulo temporal derecho y que se corresponde a quiste aracnoideo

Página 7 de 16
Fig. 9: Cortes axiales de RM en T2 e imagen isotrópica, con lesión en ángulo pontocerebeloso derecho
hiperintenso en ambas secuencias y que se trató de un quiste epidermoide.

Página 8 de 16
Fig. 10: Cortes axiales de TC sin contraste donde se aprecia una lesión hipodensa extraxial, en fosa
posterior, que no comunica con el sistema ventricular, sugestivo de quiste aracnoideo.

Fig. 11: Cortes axiales de secuencias de RM en T2 y FLAIR donde se muestra una lesión extraxial con
el mismo comportamiento que el líquido cefalorraquídeo. Se corresponde al quiste aracnoideo de la Fig.
10

Página 9 de 16
Fig. 12: Cortes axiales de TC sin contraste donde se aprecian lesiones redondeadas, agrupadas,
hipodensas, en centros semiovales y región periventricular, sugestivos de espacios de Virchow-Robin.

Página 10 de 16
Fig. 13: Cortes axiales en secuencias T2, FLAIR y difusión donde se observa como las lesiones de la
figura 12 se comportan exactamente como el líquido cefalorraquídeo, sin áreas de gliosis perilesionales.
No restringen a la difusión. Sugieren espacios dilatados de Virchow-Robin.

Fig. 14: Corte sagital y axiales T1, T2 y FLAIR. Se observa lesión temporal hipointensa en T1 y FLAIR
e hiperintensa en T2, en relación a poroencefalia postquirúrgica.

Página 11 de 16
Fig. 15: Se observan lesiones bilaterales hipodensas, con calcificación periférica localizadas en ambos
atrios ventriculares, correspondientes a quistes de plexos coroideos.

Página 12 de 16
Fig. 16: Cortes axiales y coronal de TC sin y con contraste donde se observa una lesión hipodensa
yuxtaventricular derecha que está generando desplazamiento de la línea media y que no realza tras la
administración de contraste.Sugiere quiste ependimario.

Página 13 de 16
Página 14 de 16
Fig. 17: Cortes axiales de secuencias T2, FLAIR, y difusión (isotrópica y mapa ADC), donde se muestra
una lesión yuxtaventricular derecha con la misma intensidad de señal que el líquido cefalorraquídeo y
que no restringe en difusión sugestivo de quiste ependimario

Fig. 18: Cortes axiales de TC, y seceuncias T1 y T2 de RM. En el corte de TC se observa lesión


redondeada hiperdensa en el techo de III ventrículo ocasionando una hidrocefalia. En las secuencias de
resonancia se muestra isointenso en ambas secuencias. Se corresponde a quiste coloide que requirió
drenaje ventricular por hidrocefalia.

Página 15 de 16
Fig. 19: Cortes axiales de TC sin contraste, y secuencias de resonancia en T2 y FLAIR. Se muestra una
lesión redondeada hiperdensa en TC localizada en el III ventrículo correspondiente a quiste coloide. Su
intensidad de señal en las secuencias de resonancia es variada según su contenido.

Conclusiones

Las lesiones quísticas no neoplásicas cerebrales son hallazgos frecuentes en los estudios cerebrales, cuyo
diagnóstico diferencial se basará fundamentalmente en un algoritmo enfocado en su localización y en su
comportamiento radiológico en TC y RM que permita establecer un diagnóstico diferencial.
 

Bibliografía / Referencias

• Osborn AG, Preece MT. Intracranial Cysts: Radiologic-Pathologic Correlation and Imaging
Approach.  Radiology. 2006;239(3):650-664.
• Monica Epelman, MD, Alan Daneman, MD, Susan I. Blaser, MD, Clara Ortiz-Neira, MD, Osnat
Konen, MD, Jose Jarri´n, RDMS, Oscar M. Navarro, MD. Differential Diagnosis of Intracranial
Cystic Lesions at Head US: Correlation with CT and MR Imaging. RadioGraphics 2006;
26:173-196.
• Anne G. Osborn, MD, FACR, Chang Y. Ho, MD, Gregory L. Katzman, MD, MBA, Susan I.
Blaser, MD, FRCPC. Quistes no neoplásicos. En:Osborn AG, Salzman KL, Barkovich AJ. 
Diagnóstico por la imagen. Cerebro. 2ª ed. España: Marbán;2011.p. 624-675.
• Osborn AG. Pineal cyst. In: Diagnostic imaging: brain. Salt Lake City, Utah: Amirsys, 2004;
I-7-26.
• Osborn AG. Choroid plexus cyst. In: Diagnostic imaging: brain. Salt Lake City, Utah: Amirsys,
2004; I-7-30.

Página 16 de 16

También podría gustarte