Viernes Santo
Viernes Santo
Viernes Santo
Palabra de Dios.
Hermanos:
Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne
que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de
nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de
compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a
las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado.
Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de
obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.
El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes
gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue
escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios,
aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa
obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa
de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
¿A quien buscan?
C. Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había
en ese lugar una huerta y allí entró con ellos. Judas, el traidor, también
conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con
frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados
y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos,
llegó allí con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que
le iba a suceder, se adelantó y les preguntó:
+ «¿A quién buscan?»
C. Le respondieron:
S.«A Jesús, el Nazareno.»
C. El les dijo:
+ «Soy yo.»
C. Judas, el que lo entregaba estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo:
«Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó
nuevamente:
+ «¿A quién buscan?»
C. Le dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Jesús repitió:
+ «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos
se vayan.»
C. Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: «No he perdido a
ninguno de los que me confiaste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba
una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole
la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco. Jesús dijo a Simón
Pedro:
+ «Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el
Padre ?»
Todo se ha cumplido