4 Pasos para Prevenir La Violencia Basada en Genero 17 19

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CUATRO PASOS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA BASADA EN GÉNERO // 17

Marco Conceptual

El problema es que nuestra cultura se erigió a partir de lo que se


denomina heteronormatividad. Esto, en palabras de Faur y Grim-
son (2016: 251) alude a que determinada

“matriz heterosexual se erigió en ideal regulador del ero-


tismo, y a partir de ese modelo se clasificaron los cuerpos,
se pautaron los vínculos afectivos permitidos, y se definió
de qué manera obtener placer. Las primeras prohibicio-
nes establecían que sólo podían vincularse sexualmente
varones con mujeres y en el marco de una relación
monogámica.”

La moral heterosexual caló en las subjetividades y en las institu-


ciones durante siglos. Con ella, la condena a la diversidad sexual
y de género llegaron a implicar sanciones que fueron de la
persecución al encarcelamiento, pasando por la internación en
hospitales psiquiátricos (Faur y Grimson, 2016).

Es así que la comunidad LGBTTI ha sido perseguida y sigue pade-


ciendo discriminación, estigma y violencias basadas en su género.
Entonces, la violencia basada en género incluye a la violencia
contra las mujeres pero también debe incorporar estas otras
violencias.

Enfoque de interseccionalidad
Cuando ampliamos el lente para comprender la VBG, vemos que
ésta se intersecta con distintos factores de discriminación como
la raza, la clase, la etnia, la condición de discapacidad, la edad,
la orientación sexual y la identidad de género. El enfoque de
interseccionalidad permite visibilizar que algunas personas sufren
simultáneamente múltiples formas de opresión, producto de la
“intersección” entre distintos factores como el género, la raza, la
etnia, la clase social, entre muchos otros. Este enfoque ofrece un
marco desde el cual “mirar” las experiencias de violencia, discri-
minación y otros tipos de opresión -en toda su complejidad- para
poder darles una respuesta adecuada a las necesidades de las
personas.
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Marco Conceptual

El concepto de interseccionalidad proporciona una clave


para comprender que en algunos grupos poblacionales
se superponen distintos tipos de discriminación.
Comprender la VBG en toda su complejidad para poder
prevenirla, requiere hacer visible la manera en la que se
experimentan estas “intersecciones” (por ejemplo, entre
clase, género y pertenencia étnico racial, entre otras).

La dificultad de advertir las múltiples discriminaciones es parte de


una cultura que ha naturalizado privilegios y jerarquías. El sociólo-
go norteamericano Michael Kimmel cuenta una anécdota en la
cual escuchó a dos mujeres conversando. Una era blanca, la otra,
negra. La última le preguntaba a la primera qué veía cuando se
miraba en el espejo por la mañana. La mujer de piel blanca res-
pondía: “veo una mujer”. La mujer de piel negra anotaba: “Ese es
el problema: cuando yo me miro al espejo, veo una mujer negra.
Para ti la raza es invisible, porque así funcionan los privilegios”.
Kimmel acota: “A partir de esa conversación me convertí en un
hombre blanco de clase media. Me di cuenta de que la raza, la
clase y el género también tenían que ver conmigo (...) la invisibili-
dad es consecuencia del poder y el privilegio” (Kimmel, 2000: 7).

Desde una perspectiva interseccional, la invitación es a agudizar


la mirada respecto de la particularidad con la que estas violencias
se manifiestan sobre las personas con discapacidad, indígenas,
afrodescendientes, personas que viven con VIH, y colectivos
LGBTTI. En cada caso, poder nombrar las múltiples violencias que
existen y pensarlas de forma integral permite comprender mejor la
problemática y realizar intervenciones más efectivas. Desde este
enfoque, la intersección entre las diferentes formas de opresión
no consiste en una simple sumatoria sino en una combinación
que vuelve cada experiencia diferente y única y que, por tanto,
debe comprenderse como tal, de manera situada.
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Marco Conceptual

Normas sociales y violencia de


género
A esta altura, es necesario recuperar muchos de los conceptos
que fuimos desarrollando para vincularlos. Si la violencia que nos
ocupa está basada en el género y las relaciones de género se
construyen a partir de normas y modelos de conducta que natu-
ralizan desigualdades de poder, la asociación entre las normas
sociales de género y la VBG es parte estructural del problema.
Reconocer esta vinculación, “desnaturalizarla” es el primer paso
para prevenir la VBG. Detengámonos en esta cuestión.

¿Qué son las normas sociales?


Una norma social es una creencia colectiva sobre qué es “lo
típico” de un grupo poblacional o sobre qué es “apropiado”
(The Equality Institute, 2017). Hay normas sociales descriptivas (por
ejemplo: “es normal que los varones golpeen a las mujeres”); y
normas prescriptivas (por ejemplo: “si no quiere que la violen, ella
no debería vestirse así”).

Las formas en las que pensamos y reproducimos los mandatos


de género derivan en que, a veces, las violencias no se perciban
como tales. También, por los mismos motivos, no se les cree a las
víctimas, e incluso se las responsabiliza por lo que les pasa (median-
te frases como “ella lo provocó”, “tenía la falda muy corta”, etc.).
También reproducen lógicas de ocultamiento o de justificación,
condenando a las víctimas en lugar de identificar las conductas
violentas por parte de los agresores (Faur y Grimson, 2016).

Las normas sociales varían entre culturas y también se transforman


con el tiempo. Por ejemplo, hay sociedades en las que se espera
que las mujeres sean obedientes y que no desafíen a los varones.
Si se acomodan a esta norma, se las califica como “buenas hijas”,
“buenas esposas”, “buenas alumnas”, etc., si no, pueden ser cas-
tigadas física, sexual o psicológicamente.

Conocer las ideas que circulan en una sociedad respecto de los


temas de género y violencia es importante porque allí se arraigan
–y se justifican- las acciones violentas.

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